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Universidad Autónoma de Baja California, Campus Tijuana

Facultad de Medicina y Psicología

NEUROLOGÍA

Ensayo: Neuralink y sus beneficios para la humanidad a futuro.

Alumno:
Flores Salas Jesús Aarón - 1261965

Grupo:

393

Docente:
Dr. Carlos Delgado Hernández
Los primeros intentos de traducir la actividad neuronal en comandos para controlar
dispositivos externos se realizaron en monos en la década de 1960. Después de eso, durante
1960-1970, la retroalimentación biológica se realizó en monos, para proporcionar un control
voluntario de la tasa de activación de las neuronas corticales.

El término "interfaz cerebro-computadora" apareció solo a principios de la década de


1970. La interfaz cerebro-computadora generalmente se denomina "interfaz cerebro-
máquina" en estudios invasivos. Hoy en día, la investigación y las aplicaciones de la interfaz
cerebro-computadora y la interfaz cerebro-máquina se consideran una de las áreas
interdisciplinarias más interesantes de la ciencia y la tecnología.

En particular, las interfaces cerebro-computadora son muy prometedoras para la


neurorrehabilitación de las discapacidades sensoriales y motoras, neurocomunicación,
exoesqueletos, evaluación del estado cognitivo, etc. Los métodos matemáticos avanzados
para la extracción y clasificación de las características de la actividad neuronal ofrecen
esperanza para el uso futuro de las interfaces cerebro-computadora en la vida cotidiana. Al
mismo tiempo, la falta de técnicas invasivas de neuroimagen eficaces que proporcionen un
registro de actividad neuronal de alta resolución con fines médicos limita la implementación
de la interfaz cerebro-máquina en las clínicas.

En su artículo, Elon Musk y Neuralink han abordado con éxito los principales problemas que
obstaculizan el desarrollo de la próxima generación de interfaz cerebro-computadora invasiva
(o interfaz cerebro-máquina) mediante la introducción de una nueva plataforma integrada que
permite un registro de alta calidad de miles de canales.

Su dispositivo contiene conjuntos de hilos de electrodos flexibles con hasta 3072 electrodos
por conjunto, distribuidos en 96 hilos. Para superar una limitación quirúrgica, los autores han
construido un robot neuroquirúrgico que inserta 6 hilos por minuto con una precisión espacial
micrométrica. Para aumentar la biocompatibilidad, crearon un robot neuroquirúrgico que
implanta sondas de polímero de forma mucho más rápida y segura que los enfoques
quirúrgicos existentes. Al usar esta plataforma en ratas que se mueven libremente, los autores
informan un rendimiento de picos de hasta el 85,5 %.

Una de las aplicaciones más prometedoras de las interfaces cerebro-computadora no


invasivas es la supervisión, el control y el entrenamiento de los estados psicofisiológicos y las
capacidades cognitivas de los seres humanos. En tales estudios, el estado mental del sujeto es
evaluado continuamente por la interfaz pasiva cerebro-computadora. La interfaz pasiva
cerebro-computadora analiza la actividad cerebral actual del usuario sin ningún objetivo de
controlar la generación de comandos y proporciona información sobre las características de la
actividad cerebral real relacionadas con la atención, el estado emocional, la fatiga, etc.

Sin embargo, en el caso de la actividad neuronal espacialmente localizada, las técnicas no


invasivas no pueden reconocer características distintivas de enfermedades neurofisiológicas
en tiempo real y, por lo tanto, es necesario insertar electrodos en regiones específicas del
cerebro. Por ejemplo, para predecir ataques epilépticos, la actividad neuronal debe registrarse
en áreas focales predefinidas del cerebro, donde una manifestación anterior de esta actividad
patológica es más pronunciada y puede detectarse rápidamente en tiempo real.

Recientemente, se propuso un método eficiente para la predicción de la epilepsia basado en la


actividad eléctrica del cerebro. El método permite pronosticar una crisis focal hasta 5
segundos antes de que ocurra. Este tiempo es suficiente para que una interfaz cerebro-
máquina genere una señal adecuada, que suprime la próxima convulsión.

Estas interfaces cerebro-máquina deberían implicar la estimulación cerebral (eléctrica,


magnética, optogenética, etc) para interrumpir o incluso prevenir ataques epilépticos. La
estimulación se puede administrar al cerebro en forma de circuito abierto o de circuito
cerrado. En el primer caso, no es necesario monitorear la actividad cerebral actual, ya que la
estimulación se activa manualmente o de acuerdo con un protocolo de estimulación
predefinido.

Otro tipo de dinámica cerebral asociada con fuentes corticales espacialmente localizadas es
una actividad neuronal relacionada con el motor. Este problema tiene un impacto social
significativo. Hoy en día, la mayoría de las interfaces cerebro-computadora y las interfaces
cerebro-máquina están diseñadas para pacientes con trastornos motores graves. La interfaz
cerebro-computadora permite que una persona discapacitada controle sillas de ruedas,
exoesqueletos y manipuladores robóticos generando comandos a través de cambios
voluntarios de actividad cerebral en la corteza motora inducidos por imágenes motoras.

Por ejemplo, estas interfaces cerebro-computadora se utilizan para controlar un cursor o una
silla de ruedas en dos dimensiones con la intención de mover la mano izquierda o
derecha. Sin embargo, el rendimiento de tales interfaces cerebro-computadora no invasivas
para el control del movimiento está limitado por una pequeña cantidad de comandos. Los
estudios en animales, principalmente monos, han demostrado la eficacia del registro invasivo
de la actividad de las neuronas corticales para crear una interfaz cerebro-máquina efectiva
para controlar movimientos más complejos.

Cabe señalar que el uso de interfaces cerebro-máquina invasivas permite a los pacientes con
tetraplejía realizar tareas de alcance y agarre con un manipulador de brazo robótico. Al
mismo tiempo, la implementación de la interfaz cerebro-máquina en humanos todavía no se
emplea en la práctica clínica debido a las dificultades quirúrgicas y los problemas de
biocompatibilidad.

Otra posible aplicación clínica de la interfaz cerebro-máquina podría ser la restauración de


conexiones neuronales, perdidas debido a enfermedades degenerativas, como la enfermedad
de Alzheimer, o la sustitución de neuronas muertas por neuronas artificiales. Actualmente se
están realizando estudios exhaustivos que cubren muchos aspectos de este problema.

En resumen, la nueva neurointerfaz de Elon Musk y Neurolink tiene todas las posibilidades
de convertirse en un verdadero paso adelante hacia la próxima generación de interfaces
cerebro-máquina para aplicaciones clínicas y de investigación.
Las interfaces invasivas pueden ayudar a las personas discapacitadas a controlar dispositivos
externos y comunicarse con otras personas. Se cree que las futuras tecnologías de la
comunicación se basarán en interfaces cerebro-computadora que leerán las señales del
cerebro y las traducirán en mensajes, que luego se enviarán a dispositivos móviles u
otros. Además, las interfaces cerebro-máquina invasivas permitirán una comunicación directa
entre las personas a través de sus pensamientos.
Referencias:

Pisarchik, A. N., Maksimenko, V. A., & Hramov, A. E. (2019). From novel technology to
novel applications: Comment on “an integrated brain-machine interface platform with
thousands of channels” by Elon musk and neuralink. Journal of Medical Internet
Research, 21(10), e16356. https://doi.org/10.2196/16356

Musk, E., & Neuralink. (2019). An integrated brain-machine interface platform with
thousands of channels. Journal of Medical Internet Research, 21(10), e16194.
https://doi.org/10.2196/16194

Frolov, N. S., Grubov, V. V., Maksimenko, V. A., Lüttjohann, A., Makarov, V. V., Pavlov,
A. N., Sitnikova, E., Pisarchik, A. N., Kurths, J., & Hramov, A. E. (2019). Statistical
properties and predictability of extreme epileptic events. Scientific Reports, 9(1), 7243.
https://doi.org/10.1038/s41598-019-43619-3

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