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La lógica de las proposiciones es la rama más simple e intuitiva desde la que

comenzar a explorar el mundo de la lógica. Muchos manuales optan por ella como
cimiento de la lógica. Nosotros también lo haremos, siendo conscientes de que es
solo una parte de la lógica matemática que irá aumentando de complejidad, pero
también de posibilidades.
Utilizaremos frases del lenguaje ordinario para facilitar la comprensión, pero debes
saber que no son equivalentes a la formulación lógica. La precisión de los
lenguajes formales depende del uso de signos definidos sin ambigüedades y de
una sintaxis explícita. La lógica cuenta con su propia gramática y sus propios
caracteres que habrá de conocer.
En el lenguaje de la lógica proposicional, las funciones de verdad se representa
mediante conectores lógicos. Gracias a estos podemos construir nuevas
proposiciones a partir de otras.
Los conectores lógicos reciben como argumentos valores de verdad. Así, la nueva
proposición formada por el conector tendrá uno y solo un valor de verdad que
dependerá de los valores de verdad de las proposiciones que la forman y del tipo
de conector que las une. Habrá conectores diádicos (dos argumentos)
y conectores monádicos (un solo argumento).
Representaremos los conectores mediante las llamadas Tablas de Verdad. Cada
fila representa una posible combinación de valores de verdad, o lo que es lo
mismo, las posibles interpretaciones de dos variables proposicionales (pp y qq).
En la última columna aparecerá el valor resultado de la función de verdad.
Se debe puntualizar que los ejemplos que usaré sirven de mero apoyo didáctico.
Los conectores lógicos representan el concepto de función matemática y se deben
solo a ese concepto. Son, por tanto, independientes de las estructuras del
lenguaje.

Negación
Este es un conector monádico, para un solo argumento. La
negación cambia la veracidad o falsedad de un enunciado.
Debe quedar claro que no es lo mismo que la negación
gramatical. Una proposición pp puede ser por ejemplo «No hay
un Balrog en Moria», que es una oración negativa. Es viable y
en caso de que fuera falsa, ¬ p¬p debe ser opuesta e
incompatible, es decir, verdadera («Hay un Balrog en Moria»).
Conjunción
La conjunción, equivalente al castellano «…y…», es
verdadera solo cuando ambas proposiciones son verdaderas.

Disyunción
La disyunción es verdadera siempre y cuando sean
verdaderas alguna de las variables o ambas y
corresponde con nuestra «…o…».

Condicional
El condicional, también llamado implicación, niega la posibilidad de
que la primera variable sea cierta sin que lo sea la segunda.
Corresponde a lo que vulgarmente sería «si…entonces…». Debe
apuntarse que la condicionalidad no es bidireccional: pp no puede
concluirse a partir de qq.

Bicondicional
El bicondicional o condicional recíproco restringe su
valor de verdad o bien cuando ambas variables son
ciertas o cuando ambas son falsas. En lenguaje
ordinario sería «…si y solo sí…». En este caso sí es
bidireccional de forma que (p→q)∧(q→p)
( p→q)∧(q→p). Tanto el bicondicional como el
condicional cumplen el principio de que, dadas unas
premisas verdaderas, la conclusión nunca puede ser falsa, un principio
que será trascendental cuando veamos reglas de inferencia.

Disyunción exclusiva
La disyunción opuesto resulta falsa siempre que los valores de
verdad de las proposiciones coincidan.

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