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Rubén Darío

I. Bibliografía:
Rubén Darío Poeta nicaragüense que jugó un papel decisivo en el movimiento literario
hispanoamericano conocido como Modernismo. Considerado uno de los poetas en
lengua española más importantes de finales del siglo XIX y principios del XX.
Conocido como El príncipe de las letras castellanas, según los expertos, fue el poeta
que mayor influencia ha tenido en el modernismo durante todo el siglo XX dentro de la
lengua hispana.
Rubén Darío, cuyo nombre real era Félix Rubén García Sarmiento, fue un poeta
nicaragüense nacido el 18 de enero de 1867 en Metapa (hoy Ciudad Darío) y fallecido
el 6 de febrero de 1916 en León, Nicaragua.
La niñez de Darío transcurrió en León, donde fue criado por sus tíos abuelos Félix y
Bernarda, a quienes considera sus padres. Rubén apenas tenía contacto con su madre,
que para ese momento residía en Honduras, y casi nunca hablaba con su padre, a
quién llamaba “Tío Manuel”.
Rubén Darío fue un niño prodigio que comenzó a escribir poesía a temprana edad.
Escribió sus primeras poesías a los diez años, publicando su soneto "Una lágrima" en el
“Diario El Termómetro” a los doce. Dos años después se trasladó a Managua, donde
trabajó como secretario en la Biblioteca Nacional. Por entonces, ya era reconocido
como el “poeta-niño”. Se hospedó en casa del doctor Modesto Barrios, quien lo
acompañó a fiestas y tertulias literarias.
Con apenas diecinueve años, en el año 1886 se trasladó a Chile, donde empezó su
carrera como periodista y poeta. Más tarde viajó a Argentina, donde publicó su primer
libro de poemas, "Azul" (1888), que marcó el inicio del modernismo en la literatura
hispanoamericana. A lo largo de su vida, Rubén Darío viajó por Europa y América,
donde tuvo un gran impacto en la poesía de la época.
En París entró en contacto con los poetas parnasianos y simbolistas, abandonando el
provincialismo por una poesía de universalidad y narrando su vida cotidiana a través
de símbolos herméticos.
En Prosas profanas (1896 y 1901), obra simbolista, desarrolló de nuevo el tema del
amor. Formalmente creó una poesía elevada y refinada con muchos elementos
decorativos y resonancias musicales; Cantos de vida y esperanza (1905) es el mejor
ejemplo de ello. El canto errante (1907) es su libro, conceptualmente, más universal.
En 1913 cae en un profundo misticismo retirándose a la isla de Mallorca. Allí empezó a
escribir una novela La isla de oro, que nunca llegó a concluir, en la que analiza el
desastre hacia el que está caminando Europa. También compuso Canto a Argentina y
otros poemas (1914), un libro dedicado a este país en el año de la celebración de su
centenario en el que quiso seguir el modelo del Canto a mí mismo de Walt Whitman.
En 1915 publicó La vida de Rubén Darío, año en que regresó a América.
A las 10 de la noche del 6 de febrero de 1916 murió Darío a los 49 años de edad en
León, la ciudad de su infancia. Frente a su distinguido cadáver de poeta desfilaron
durante cinco días miles de personas.
Rubén Darío fue sepultado en la Catedral de León el 13 de febrero del mismo año, al
pie de la estatua de San Pablo cerca del presbiterio, debajo de un león de concreto,
arena y cal hecho por el escultor granadino Jorge Navas Cordonero. Las honras
fúnebres duraron varios días y fueron dirigidas por el Obispo de León Simeón Pereira y
Castellón y el presidente Adolfo Díaz Recinos
II. Particularidades:
• Léxico
Darío destaca por la renovación del lenguaje poético, visible en el léxico utilizado en
sus poemas. Gran parte del vocabulario poético de Rubén Darío está encaminado a la
creación de efectos exotistas. Destacan campos semánticos que connotan
refinamiento, como el de las flores, el de las piedras preciosas, el de los materiales de
lujo, el de los animales exóticos), o el de la música. Con frecuencia se encuentran en su
obra cultismos procedentes del latín o del griego e incluso neologismos creados por el
propio autor. Recurre con frecuencia a personajes y elementos propios de la mitología
griega y latina y a nombres de lugares exóticos
• Figuras retóricas
Una de las figuras retóricas clave en la obra de Darío es la sinestesia, mediante la cual
se logra asociar sensaciones propias de distintos sentidos: especialmente la vista (la
pintura) y el oído (la música).
En relación con la pintura, hay en la poesía de Darío un gran interés por el color: el
efecto cromático se logra no solo mediante la adjetivación, a menudo inusual (para el
color blanco, por ejemplo, se utilizan adjetivos como "albo", "ebúrneo", "cándido",
"lilial" e incluso "eucarístico"), sino mediante la comparación con objetos de este color.
En el poema "Blasón", por ejemplo, la blancura del cisne se le compara sucesivamente
a la del lino, la rosa blanca, el cordero y el armiño.
• Símbolos
El símbolo más característico de la poesía de Darío es el cisne, identificado con el
Modernismo hasta el punto de que cuando el poeta mexicano Enrique González
Martínez quiso derogar esta estética lo hizo con un poema en el que exhortaba a
"torcerle el cuello al cisne". La presencia del cisne es obsesiva en la obra de Darío,
desde Prosas profanas, donde el autor le dedica los poemas "Blasón" y "El cisne", hasta
Cantos de vida y esperanza, una de cuyas secciones se titula también "Los cisnes". Sin
embargo, se trata de un símbolo ambivalente, que en ocasiones funciona como
emblema de la belleza y otras simboliza al propio poeta.
El cisne no es el único símbolo que aparece en la poesía de Rubén Darío. El centauro,
en poemas como el "Coloquio de los centauros", en Prosas profanas, expresa la
dualidad alma-cuerpo a través de su naturaleza medio humana medio animal. Gran
contenido simbólico tiene también su poesía imágenes espaciales, como los parques y
jardines, imagen de la vida interior del poeta, y la torre, símbolo de su aislamiento en
un mundo hostil. Se han estudiado en su poesía otros muchos símbolos, como el color
azul, la mariposa o el pavo real.
• Métrica
Darío hizo suyo el lema de su admirado Paul Verlaine: "De la musique avant toute
chose". Para él, como para todos los modernistas, la poesía era, ante todo, música. De
ahí que concediese una enorme importancia al ritmo. Su obra supuso una auténtica
revolución en la métrica castellana. Junto a los metros tradicionales basados en el
octosílabo y el endecasílabo, Darío empleó profusamente versos apenas empleados
con anterioridad, o ya en desuso, como el eneasílabo, el dodecasílabo y el alejandrino,
enriqueciendo la poesía en lengua castellana con nuevas posibilidades rítmicas.

Obras:
• Abrojos (1887): Fue el primer libro de poemas publicado por Rubén Darío. Una
edición tuvo lugar en la imprenta Cervantes, en marzo de 1887.
• Azul (1888): Esta es una de sus obras más importantes y significativas, que reúne
una gran cantidad de poemas y prosas.
• Prosas profanas (1896): Es una de las obras de mayor renombre publicadas por el
escritor nicaragüense. Se desarrolla en un mundo fantioso lleno de princesas, reyes,
caballeros y hadas.
• Cantos de Vida y Esperanza (1905): Esta obra fue publicada en España, y se basa en
la realidad latinoamericana, con una temática más exótica.
• La vida de Rubén Darío (1914): Esta es una autobiografía, que fue escrita por el
mismo Rubén Darío. Es una pieza fundamental para poder entender las obras del autor
y su evolución a través de los años.

III. Obra más famosa


Azul... (1888), considerado el libro inaugural del Modernismo hispanoamericano,
recoge tanto relatos en prosa como poemas, cuya variedad métrica llamó la atención
de la crítica. Presenta ya algunas preocupaciones características de Darío, como la
expresión de su insatisfacción ante la sociedad burguesa (véase, por ejemplo, el relato
"El rey burgués"). En 1890 vio la luz una segunda edición del libro, aumentada con
nuevos textos, entre los cuales una serie de sonetos en alejandrinos.
La originalidad de Azul radica, entre otras cosas, en la atracción de elementos estéticos
y de estilo desde otras literaturas y culturas, especialmente de Francia. Esto permite
que los poemas y cuentos se enriquezcan con un amplio vocabulario y variadas
imágenes, lo que determina un particular estilo del texto. Eduardo de la Barra se refirió
a esta obra de la siguiente manera: "Son, en verdad, estilos y temperamentos muy
diversos, mas nuestro autor de todos ellos tiene rasgos, y no es ninguno de ellos. Ahí
precisamente está su originalidad. Aquellos ingenios diversos, aquellos estilos, todos
aquellos colores y armonías, se aúnan y funden en la paleta del escritor
centroamericano, y producen una nota nueva, una tinta suya, un rayo genial y
distintivo que es el sello del poeta. De aquellos diferentes metales que hierven juntos
en la hornalla de su cerebro, y en que él ha arrojado su propio corazón, al fin se ha
formado el bronce de sus Azules (...) Su originalidad incontestable está en que todo lo
amalgama, lo funde y lo armoniza en un estilo suyo, nervioso, delicado, pintoresco,
lleno de resplandores súbitos y de graciosas sorpresas, de giros inesperados, de
imágenes seductoras, de metáforas atrevidas, de epítetos relevantes y oportunísimos,
y de palabras bizarras, exóticas aun, mas siempre bien sonantes".
Por otra parte, Azul sostiene un planteamiento claro del artista frente a las estructuras
sociales. Todos los elementos transformadores de la sociedad de la época, como por
ejemplo el cosmopolitismo estético y decorativo de las mansiones aristocráticas de ese
período, la secularización que implicaba el acercamiento a nuevas creencias y
mitologías, entre otros; Darío los asimiló y transmutó en Azul. Con esta obra se realizó
artísticamente, incluyendo la realidad que conoció en Chile y que en ese momento
pesó determinantemente en su circunstancia vital.
IV. Críticas u opiniones:
 Mario Vargas Llosa decía que "la poesía de Rubén Darío no sólo expresa
sentimientos de pasión, sino que cambió la configuración poética de toda
América."
 José Enrique Rodó, por su parte, pensaba que "los propósitos de Darío consistían,
no sólo en embellecer el lenguaje, sino en dar un nuevo concepto de lo
hispanoamericano, unidad y totalidad del continente"
 Octavio Paz, el poeta y escritor mexicano, decía que Rubén Darío "inspiró a toda
una generación de escritores con una idea subversiva: la dignidad del español
como lengua literaria, capaz de abarcar todas las experiencias".
 El escritor argentino Alejandro Dolina dice que Darío "fue el principal artífice de la
unidad de la literatura hispanoamericana”.
 Juan Marichal dijo que "Rubén Darío fue el gran renovador en la historia de la
lengua literaria española", debido a su "gran alcance y proyección. Su lenguaje, en
ocasiones excesivamente precioso, se ha hecho modelo a seguir en todos los países
hispanoamericanos".
Así, pues, se puede decir que Darío es un modelo literario con gran influencia en
muchos escritores.

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