El amor no llegó a ser un tema muy desarrollado por Antonio Machado, pero el poema a continuación es una de esas pocas, pero felices ocasiones en que el poeta le dedica su intención creadora. En el poema, el amante muestra su pasión y ansiedad ante el misterio del amor. Arde en tus ojos un misterio, virgen esquiva y compañera. No sé si es odio o es amor la lumbre inagotable de tu aliaba negra. Conmigo irás mientras proyecte sombra mi cuerpo y quede a mi sandalia arena. -¿Eres la sed o el agua en mi camino?- Dime, virgen esquiva y compañera. Te puede interesar: Antonio Machado: un repaso por su vida y obra 2. Si me quieres, quiéreme entera, de Dulce María Loynaz El amor no se condiciona. Quien ama debe abrazar la totalidad del ser, el acierto y el error. Amar no es admiración y no hace casa en la buena suerte. El amor se decide o, simplemente, se da. Si me quieres, quiéreme entera, no por zonas de luz o sombra… Si me quieres, quiéreme negra y blanca, y gris, verde, y rubia, y morena… Quiéreme día, quiéreme noche… ¡Y madrugada en la ventana abierta!… Si me quieres, no me recortes: ¡Quiéreme toda… O no me quieras. 3. Madrigal, de Amado Nervo Los ojos del ser amado se revelan como una fuente de vida absoluta para el amante. Otra realidad no importa, más que saberse reconocido en ellos, como un espejo que nos revela nuestra identidad. Por tus ojos verdes yo me perdería, sirena de aquellas que Ulises, sagaz, amaba y temía. Por tus ojos verdes yo me perdería. Por tus ojos verdes en lo que, fugaz, brillar suele, a veces, la melancolía; por tus ojos verdes tan llenos de paz, misteriosos como la esperanza mía; por tus ojos verdes, conjuro eficaz, yo me salvaría. Te puede interesar: Poemas de Amado Nervo que deberías conocer, Poemas de autores mexicanos que debes conocer 4. A veces, de Nicolás Guillén Nicolás Guillén nos recuerda que el amor es simple, es directo, es sincero. Su fuerza nos autoriza a ser cursis, a ser infantiles, a sabernos mortales, si es que de ello brota el amor en el ser amado. A veces tengo ganas de ser cursi para decir: La amo a usted con locura. A veces tengo ganas de ser tonto para gritar: ¡La quiero tanto! A veces tengo ganas de ser niño para llorar acurrucado en su seno. A veces tengo ganas de estar muerto para sentir, bajo la tierra húmeda de mis jugos, que me crece una flor rompiéndome el pecho, una flor, y decir: Esta flor, para usted. 5. Presente simple (Confianza), de Pedro Salinas Para el poeta, el amor pleno solo se conjuga en presente simple. No hay pasado, ni futuro, más que la gracia de la acción amorosa, la vivencia amorosa. Ni recuerdos ni presagios: sólo presente, cantando. Ni silencio, ni palabras: tu voz, sólo, sólo, hablándome. Ni manos ni labios: tan solo dos cuerpos, a lo lejos, separados. Ni luz ni tiniebla, ni ojos ni mirada: visión, la visión del alma. Y por fin, por fin, ni goce ni pena, ni cielo ni tierra, ni arriba ni abajo, ni vida ni muerte, nada sólo el amor, sólo amando.