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Querido hijo:

Esto que te escribo más que una carta es un regalo, una reflexión, un recordatorio. Es un regalo
porque te lo doy con todo mi cariño y porque quiero que la guardes siempre. Es una reflexión
porque quiero hacerte pensar en ti, en la vida y en los pasos que das. Es un recordatorio porque
quiero que sepas que estoy aquí para ti, siempre y en todo momento, para apoyarte, para escucharte,
para pedirte perdón y para verte cometer tus propios errores.

En la vida te vas a encontrar con diferentes situaciones, algunas fáciles, otras no tanto. Cuando veas
que algo se convierte en un obstáculo, lucha y sé valiente. Elige lo que creas más correcto y, si te
equivocas, aprende y sigue adelante. Tú eres una persona maravillosa que puede lograr todo lo que
se proponga, solo tienes que decir en voz alta: 'Yo creo en mí'.

Que nunca nadie te diga que no puedes porque no es así. Que nadie te frene ni te haga andar para
atrás. No permitas que nadie reprima tus ganas de volar, de llegar lejos. El límite solo lo pones tú,
porque eres alguien único y muy especial y porque encima de ti solo está el cielo.

Lee esta carta las veces que te haga falta. Léela ahora, cuando seas mayor y también cuando te
sientas feliz o sientas que has perdido el rumbo. Te digo esto porque hay veces que para sentirnos
bien solo tenemos que recordar quiénes somos, creer en nosotros, creer en ti tanto como yo lo hago.

Eres una gran persona, tienes un corazón noble; eres divertido, sabes estar al lado de los tuyos, eres
comprensivo, tiendes tu mano a los demás, les haces sonreír. Eres único, diferente al resto, por eso y
por todas las cualidades maravillosas que te van acompañar toda la vida, debes creer en ti por
encima de todo.

Debes saber que tus metas y sueños se pueden hacer realidad si así te empeñas. Cuando alguien te
diga 'no', no lo veas como un freno, sino como una oportunidad para buscar un nuevo camino. Lo
que debes tener claro es que ese 'no' nunca te lo debes decir a ti mismo.

Tu padre, tu madre y tus hermanos creemos en ti y siempre lo vamos hacer. Y ahora repite esto: 'Yo
creo en mí. Yo puedo', y dilo una y otra vez, las veces que te haga falta, será tu amuleto de la buena
suerte.

Con amor, tu papa Jesús.

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