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Los Secretos Diplomaticos Sobre El Gobierno de Salvador Allende
Los Secretos Diplomaticos Sobre El Gobierno de Salvador Allende
Cubierta
Portada
Créditos
Acerca de Los secretos diplomáticos sobre el gobierno de Salvador
Allende
Quién es Juan Bautista Yofre
Prólogo
Capítulo 1. El embajador argentino Javier Gallac, un personaje clave
El primer síntoma
Esperando el “golpe”
Capítulo 2. La contienda electoral chilena en 1970
Los candidatos
La campaña llega a su fin
Dolores de cabeza y aspirinas
Allende habla como Presidente electo
El rechazo de Lanusse
Capítulo 3. Asegurar la victoria
Los consejos de Fidel
El encuentro con Eduardo Frei
El asesinato del general René Schneider
Capítulo 4. Allende en La Moneda
La fiesta
Una radiografía del momento
La victoria de Carlos Altamirano
El Presidente en Vicuña Mackenna
“Mascando el freno”
Resignación y pesimismo
Capítulo 5. Lanusse asume la presidencia en la Argentina
Una suerte de Vietnam silencioso
“Sílbenlo a Lenin, no a mí”
Crímenes y persecuciones
Coincidencias por el Beagle
Malos augurios
La carpeta “Base” de Lanusse
Capítulo 6. La Embajada Argentina, observadora imparcial
Fisuras en la Democracia Cristiana
Una pregunta recurrente: ¿quién manda en Chile?
La molestia alemana y otro Informe preocupante
Las tertulias chilenas
La mirada negativa del Embajador argentino
Cita en Antofagasta
Los temas escondidos
La (inusitada) mediación argentina entre Washington y Santiago de
Chile
Labbé y el misterioso general Carlos Prats
La mirada del Águila
La sabia administración del silencio
La prolongada visita de Fidel Castro
Capítulo 7. El Chile de los opuestos
Una “derrota transitoria” del gobierno
“Chile está sin un dólar”
La vejación militar a Allende durante la despedida al coronel Labbé
La “pruebita”
El malestar creciente
El Ministro Vuskovic
Contactos en Mendoza
Allende denuncia otra conspiración
El Partido Izquierda Radical se retira del gobierno y de la Unidad
Popular
La lucha por la Universidad de Chile
Una mediación imposible. Expresión de deseos
Capítulo 8. Los desafíos de Allende
Los beneficios de la política de Lanusse y las críticas demócratas a
Nixon
Un “presente griego” para Salvador Allende
La fuga del penal de Rawson
La tensión con Chile y la “picardía” de Gallac
Las vacilaciones de Allende y los hechos de Trelew
El frente interno chileno y Gallac en la mira
La hora de la terapia
Capítulo 9. Un golpe en marcha y los militares en el Gabinete
Radiografía diplomática
Las preocupaciones de Silva Henríquez y la visita de Allende a
Moscú
Relaciones con la Argentina y negociaciones en Washington
Más vehículos argentinos para Chile, un buen negocio para muchos
“Ya tenemos un plan”
Capítulo 10. Hacia las elecciones de marzo
Las presiones militares en el gabinete
La última contienda electoral de la década
Los resultados del 4 de marzo y la equivocación de la Cancillería
argentina
Los porcentajes electorales del Memo “Secreto” Nº 53
El diálogo final en Washington
Críticas del MIR a Allende y la ruptura del diálogo con los Estados
Unidos
La resurrección de Thieme en Mendoza y los viajes de Prats
“La última semana de felicidad de Allende en la tierra”
“Se acabó la joda”
La primavera de Cámpora
El “tancazo” fracasado
Los informes de Kissinger
Las repercusiones en Brasil de la asonada fracasada
Derrumbando muros
Las premoniciones del “delirante” y el papel de las mujeres de los
militares
Agosto, el mes clave
Chile, otra vez sin ruedas
Los interrogantes de la Embajada
Los infaltables cubanos
La violencia en Chile es un lugar común
La Embajada sin brújula
La Armada
Reacciones de rechazo ante el nuevo gabinete
El universo de un Almirante
Capítulo 11. El martes 11 de septiembre
Gabastou informa: un plan largamente elaborado
El golpe en la soledad
La CIA relata el golpe, el Ejército Argentino lo analiza. ¿Qué hizo
Moscú?
Las relaciones de Moscú con Allende
Perón mira a su país y a Chile
La decisión de Perón
El asesinato de José Ignacio Rucci
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PRÓLOGO
Los que se pronuncian son los actores de esa circunstancia histórica y así
están reflejados en cada uno de los informes. No hay ninguna posibilidad de
alterar los textos escritos hace medio siglo; sí se pueden interpretar las
circunstancias vividas con la perspectiva del paso de los años. El libro no
constituye un ensayo. Es una cronología documental de un proceso que sólo
podía terminar como terminó. Mal. En plena Guerra Fría, rodeada por
gobiernos castrenses de origen anticonstitucional, la “Suiza de Sudamérica”
fue conmovida por la tempestad de las consecuencias que generó.
El 16 de septiembre de 1970, según un Memorándum sobre el “Proyecto
Fulbelt”, durante una cumbre de Helms con los principales funcionarios de
la CIA, el jefe de la inteligencia sostuvo que “el Presidente Nixon decidió
que el régimen de Allende en Chile no es aceptable para Estados Unidos”.
Había que evitar a toda costa el efecto contagio, lo mismo que pensaron e
hicieron los soviéticos en tantas oportunidades: Polonia, Hungría, Berlín,
Checoslovaquia, etc.
“La verdad es hija del tiempo” dirán algunos y luego de medio siglo
puede afirmarse que hay ciertos contenidos de esta obra que ya nadie puede
negar, más aún cuando los observadores relataban sus experiencias para un
gobierno que había tirado abajo sus “fronteras ideológicas” para acercarse a
La Moneda. Estoy hablando del gobierno argentino de facto del teniente
general Alejandro Agustín Lanusse. Luego vinieron Héctor J. Cámpora, y
Raúl Lastiri y Juan Domingo Perón.
Hay varios personajes centrales en este relato. Eduardo Frei Montalva fue
uno de ellos. El mismo que dijo luego del derrocamiento de Salvador
Allende: “Cuando un gobierno actúa como lo hizo Allende, el derecho al
levantamiento se convierte en un deber”1. En otra ocasión se preguntaría:
“¿Por qué lo ocurrido en Chile ha producido un impacto tan
desproporcionado a la importancia del país, su población, ubicación y
fuerza? ¿Por qué la reacción de la Unión Soviética ha sido de tal manera
violenta y extremada? ¿Por qué el comunismo mundial ha lanzado esta
campaña para juzgar lo ocurrido en Chile y para atacar a la Democracia
Cristiana? La razón es muy clara. Su caída ha significado un golpe para el
comunismo en el mundo. La combinación de Cuba con Chile, con sus 4.500
kilómetros de costa en el Pacífico y con su influencia intelectual y política
en América Latina era un paso decisivo en el control de este hemisferio. Por
eso su reacción ha sido tan violenta y desproporcionada”.2
Como ocurrió - y había sucedido en varios países latinoamericanos- una
parte importante de la sociedad abrió las puertas de la cristalería a los
elefantes. Los que abrieron las puertas, los dirigentes civiles, imaginaban
que los militares, en un corto lapso, pondrían orden con estudiado rigor y
luego les devolverían el poder constitucional para encarrilar la vida política,
económica y social. Pero los paquidermos no pueden entrar en la cristalería
sin romper sus escaparates. Lo hicieron con inusitada violencia y a los que
imaginaron que era por un corto lapso de tiempo les respondieron que “no
había plazos sino objetivos”. Y en Chile se quedaron diecisiete años. No
olvidemos que en Cuba el castrismo gobierna desde 1959.
El primer desencuentro entre la Junta Militar y la Democracia Cristiana
llegaría a los pocos días del golpe cuando el nuevo gobierno, a través del
Comandante de la Fuerza Aérea, afirmó su voluntad de crear una nueva
Constitución “ágil y moderna”. “No le reconozco a la Junta la autoridad
suficiente para imponer a Chile una constitución política”, respondió
Patricio Aylwin.3
En ese clima de “Guerra Fría” nada de lo que ocurrió fue espontáneo,
todo lo contrario, constituyó el resultado final de un largo proceso de
penetración del Pacto de Varsovia y sus organismos en Chile. Lo observé
reiteradas veces durante mis investigaciones para el libro Fue Cuba4. Aquí
un simple ejemplo: durante mucho tiempo la inteligencia checoslovaca
cumplió las tareas de la inteligencia castrista tras la ruptura de relaciones
diplomáticas con los países de América Latina e informaba al “Centro” de
Praga y desde allí a Moscú (el KGB), La Habana y varios países del bloque
soviético. Los informes que recibía el Ministerio de Relaciones Exteriores
de Chile eran copiados por un espía chileno y tranquilamente saboreados
por sus demandantes. Por ejemplo, todo lo importante que informaba el
embajador Máximo Pacheco desde Moscú era enviado al “adversario” o el
“enemigo” que pretendía posesionarse de Chile. Esto es tan solo una
muestra de lo que copiaba el “topo” en el MRE chileno. Hay mucho más.
Este libro digital no intenta ser una reedición de Misión Argentina en
Chile, que escribí en 1999. He tomado algunos pasajes y ampliado con
informaciones que surgieron con el estudio de otros temas, otras
situaciones. Como verán, termina con la posición del presidente Perón y el
envío solidario de un delegado ante la Junta Militar que presidía el general
Augusto Pinochet.
Esperando el “golpe”
Los candidatos
El rechazo de Lanusse
Unos días más tarde, durante la función de gala con motivo de la fiesta
patria chilena, el Comandante en Jefe de la Armada le había confiado a
Gallac que tenía la impresión de “que Allende (se) aplacará o terminará por
romper con los comunistas” (Cable “Secreto” No 571/73, del 20 de
Setiembre de 1970). También le dijo que Allende había conversado con
muchos almirantes y generales “para hacerles saber que no va a hacer
política dentro de las Fuerzas Armadas, y que cuando asuma reunirá (a) los
altos mandos para transmitirles esta teoría”.
Cuando Gallac le preguntó si había hablado con él, éste le contestó que
no, pero que había recibido un mensaje por intermedio de un almirante.
Según el almirante Porta Angulo, “Allende se había comprometido con Frei
a que ‘seguirán habiendo elecciones libres y que si perdiéramos es porque
lo hemos hecho mal y nos vamos’. Frei cree en Allende, a quien conoce de
toda una vida y sabe que no es capaz de engañarle, añadió el jefe naval,
repitiendo palabras del Presidente”. “Si bien parece un tanto optimista
(Porta Angulo) esta futura misión de la Unidad Popular en el poder, creo
también que no debe descartarse placet (sic) del cuadro un tono de vieja
vocación liberal, dada la filiación Masónica del doctor Allende, a la que
perteneció su padre, y su abuelo como Gran Maestre. La Masonería chilena,
sin la misma fuerza y gravitación de hace décadas conserva su vigencia.”
“Cabe agregar - finaliza el texto - que los diarios consignaron la noticia
de la visita del Serenísimo Gran Maestro (René García Valenzuela) a
Salvador Allende, quien retribuyó la misma en el Club de la República
donde fue recibido por la Hermandad Masónica presidida por aquel.
Separadamente también realizaron (una) visita mutua entre Allende y
miembros de la Logia 65 a la cual pertenece.”
23 Embajador de la URSS en Chile durante 1968-1971. Se trata del texto de su “Diario” oficial y
secreto al que accedieron los investigadores del Centro de Estudios Públicos (CEP) con sede en
Santiago de Chile. El texto del informe tiene fecha 14 de octubre de 1970.
CAPÍTULO 4
Allende en La Moneda
La fiesta
En la misma Nota se evalúa que “se duda mucho que el socialismo con la
línea impuesta por Altamirano, obtenga, a esta altura de los acontecimientos
políticos nacionales, el liderazgo de la U.P. desplazando la preeminencia
que mantiene al comunismo, en la combinación de partidos de Gobierno
[…] La derrota de Aniceto Rodríguez y junto con él del socialismo
moderado, augura, según observadores muy experimentados, “una era de
violencia que puede conducir al país, hacia un trágico camino”.
“Mascando el freno”
La situación interna de las Fuerzas Armadas mereció siempre atención
especial por parte de todo el personal de la Embajada. En una conversación
de Gallac con el ex Canciller y ex Embajador de Chile en Buenos Aires,
Conrado Ríos Gallardo, éste sostuvo que “en su condición de Mayor de la
Reserva del Ejército concurre asiduamente a los almuerzos de los días
miércoles en el Círculo Militar”. Que luego de varias semanas de ausencia
por encontrarse fuera de Santiago, había regresado a dichos encuentros y
“para su sorpresa” había encontrado “un ambiente de ‘opinión’ y no de
‘deliberación o conversación’, como es de costumbre”.(35)
El almuerzo se había llevado a cabo el miércoles 23 de febrero, y se
“hallaban presentes en su mesa alrededor de dieciocho militares, algunos en
actividad, como el general Raúl Poblete Vergara, el coronel Sergio
Cadenasso F., y el teniente coronel Goñi”. Varias fueron las expresiones de
preocupación “sobre los hechos que están ocurriendo” que vertieron los
comensales: Poblete Vergara dijo que ‘todos sabemos el sentido de
disciplina y respeto que existe por la autoridad constituida, pero debo decir
que lo que está pasando me produce un efecto deplorable’”. Ríos Gallardo
le adjudicó al coronel Cadenasso la frase ‘estoy cansado de seguir
mascando el freno’. No menos duros fueron los juicios del general de
División (R) Benavente cuando expresó que “deseaba saber hasta cuándo
tendría límite lo que ocurría y, ante el silencio por respuesta, dijo ‘es
necesario ponérselo’”.
La misma cuestión fue analizada en otra oportunidad, dentro de un
contexto más amplio36, aunque no menos contradictorio con la visión
anterior: “La actitud del Presidente Allende con las Fuerzas Armadas
excede cualquier comparación con la observada con sus antecesores...
podría decirse que no sólo las halaga - y encuentra receptividad en sus
gestos - sino que trata de ganarse su confianza y, disipando temores,
acentuar su influencia en un proceso de captación tan rápido como eficaz”.
Luego agrega: “los generales y almirantes están encantados con el
Presidente”.
Gallac explicaba esta contradicción (sobre todo si se compara esta
información con lo tratado durante el diálogo con Ríos Gallardo) de esta
manera: “Allí (con Ríos Gallardo) podría encontrarse un atisbo de
descontento, un comienzo de rebeldía, pero, hasta ahora, son hechos de
proporciones mínimas; más bien podría decirse que se trata de comentarios
forzosos, frente a circunstancias dadas. “Hasta ahora, igualmente, sólo se
advierte entre la oficialidad joven algún tipo de preocupación por la
influencia comunista, por lo que cabe manifestar - a esta fecha - que nada
hace presumir una actitud de oposición militar al Presidente”.
En el plano político, analizaba el papel de la oposición “tan
individualista, tan pequeña y falta de sentido de grandeza, tan sectaria y
agraviante como durante la campaña presidencial, continúa siendo la
relación Partido Nacional – Partido Demócrata Cristiano...(que) separadas
pretenden seguir siendo la alternativa al Comunismo y a la Unidad Popular.
“Es verdad -continuaba- que en las elecciones municipales del primer
domingo de abril los distintos partidos concurrirán separadamente al acto,
pero no es menos cierto que el doctor Allende polariza en este momento la
simpatía general”, y exponía uno de los temores que le expresaba su amigo,
el senador Julio Durán, que si los distintos grupos de la Unidad Popular
“pudiesen alcanzar más del 50 % de la votación (...) estará sellada la suerte
de la democracia en Chile”.
Gallac trataba la “ausencia de figuras de relevantes condiciones político –
populares” en la oposición. “No hay caudillos”, afirmaba. “Nadie atrae a las
masas, hay falta de magnetismo en los dirigentes, todos actúan como
figuras cansadas de un elenco que ha tenido largas y repetidas actuaciones”.
Con aire crítico, una cierta amargura si se quiere, le exponía al Canciller De
Pablo Pardo que “el éxodo de setiembre – octubre37 comprendió a los
ciudadanos de este sector los que tenían algo - o mucho - que defender. No
ha sido ejemplar, por decir lo menos, el comportamiento de quienes
abandonaron su Patria ante el temor. No ha sido una actitud digna, altiva ni
dispuesta, por cierto, al sacrificio (...) No señor Ministro, la llamada derecha
chilena no ha estado a la altura de una clase dirigente, con todo lo que esa
calificación representa como responsabilidad y valentía ante la adversidad”.
Luego establecía una diferencia con la Democracia Cristiana, porque
“existe todavía el nombre de Frei. Su nombre produce la campaña de
desprestigio que algunos grupos de la Unidad Popular se ensañan en
conseguir, sin reparar en escrúpulo alguno, y así vemos en los muros de la
Alameda los “affiches” con el retrato de su hija, Carmen Frei, candidata a
Regidor municipal y, entre uno y otro, pintado a brochazos, “hija de
ladrón”.
Resignación y pesimismo
Crímenes y persecuciones
Malos augurios
Esa noche Gallac cenó a solas con Edward Korry (Nota “Reservada” No
296, del 22 de julio de 1971). “El gobierno norteamericano, me dijo, ha
adoptado una actitud de espera y expectativa, no toma la iniciativa en
nada.... ello ha provocado un evidente desconcierto en las esferas oficiales,
pues no estaba dentro de sus planes tal actitud, por así decir contemplativa,
del gobierno norteamericano”. Korry le explicó que asistía poco y nada a
los actos oficiales y que había ‘suspendido’ totalmente la actividad
diplomática normal, “esto es que no invita ni a moros ni a cristianos a su
Embajada”.
“En opinión del señor Korry, -informaba Gallac - existen algunas
tensiones en el seno de la Unidad Popular, y cree que el Partido Comunista
es el único que saca provecho de la situación, actuando en forma
disciplinada y congruente, estimando que si el doctor Allende llamara a un
plebiscito en el día de mañana, obtendría la mayoría. No obstante, y
enfáticamente, asegura tener la certeza de que el pueblo chileno no sería
jamás sometido a un régimen totalitario, como lo es el cubano, dada su
evolución política y sus sentimientos a favor de la libertad”.
En el plano económico, el embajador de los Estados Unidos “se refirió a
la actitud que adoptaría su país en relación al monto de la indemnización
que el gobierno chileno deberá acordar a los intereses norteamericanos
afectados por su política en el cobre. Saqué la conclusión - opinaba Gallac -
que los setecientos millones de dólares, cifra que representa la inversión
norteamericana, está fuera de cuestión en la mentalidad de Washington,
pero que estimarían razonable una cifra de alrededor de la mitad. Y que la
falta de un tratamiento equitativo haría que se terminara para Chile en su
país y en otros centros financieros del mundo occidental, el aporte de
capitales o de cualquier ayuda financiera al actual gobierno”.
Su último interlocutor fue el senador Julio Durán. El 22 de julio se reunió
con él y tomó nota mentalmente que Durán, como Frei, sostenían que “el
Presidente no gobierna”, el legislador “confía en los principios
democráticos del doctor Allende y cree que la única esperanza que le queda
a Chile para evitar caer en una dictadura extremista. “Por ello, me dijo, no
he cortado los puentes con él”, concluía Gallac.
Durán le confió que “las Fuerzas Armadas, siempre legalistas, deberían
intervenir si se produce lo que él imagina: el enfrentamiento que tendría
lugar alrededor de fin de año por la escasez de productos alimenticios, que
llevará a las poblaciones humildes que rodean a Santiago, a invadir
virtualmente los sectores residenciales para tratar de apoderarse de lo que
no tienen, impulsadas por el hambre y las necesidades más angustiosas”.
Allende y Lanusse en Salta. El autor detrás de Lanusse
“La crisis política que afecta a los partidos políticos chilenos, tanto de la
oposición como oficialistas, es la primera manifestación del deterioro del
régimen actual, que conduce aceleradamente a sellar el fracaso del gobierno
del señor Allende.”105 Los analistas de la embajada centraban su atención
en la declaración pro marxista de la XXV Convención Radical, uno de los
partidos que conformaban la Unidad Popular: “La implantación de un
socialismo democrático en Chile, está seriamente comprometida por los
propios partidos de la UP que la proclaman. Dijimos ya que los socialistas
se situaron en la línea extrema y como lo manifestamos en informes
anteriores, su propósito es desplazar a su socio el PC en la preeminencia de
la dirección de la UP”.
“Como la confusión política lleva a la anarquía y ésta crece con la crisis
económica, el señor Allende se verá muy pronto enfrentado ante la
dramática situación de tener que romper con la línea marxista – hecho que
dudamos esté ahora en libertad de hacer – y buscar apoyo político en la
Democracia Cristiana, para sostén de su gobierno y de las instituciones
básicas del país. Esta posibilidad, la única que podría salvar al orden
nacional chileno, es también dudosa por la actitud de la DC poco propicia
después del éxito de Valparaíso a facilitarla.”
“El detonante de toda esta incertidumbre, lo constituyen los socialistas,
los miristas y demás grupos de la ultraizquierda que exigen más y más
medidas extremas para que la revolución se consume mediante la violencia,
si es necesario, y fuera del marco de la legalidad […] Es evidente, y el
gobierno no puede ocultarlo ni desmentirlo, que el desabastecimiento crece
diariamente, que la desocupación aumenta, que la inflación es incontenible
y que el descontento se va haciendo presente aún en sectores como el de los
mineros del cobre, cuya huelga inquietó e irritó al gobierno.”
“Socialistas, miristas, vopistas, ultraizquierdistas y comunistas, no
permitirán que el gobierno y el Poder se les vaya de las manos y se lanzarán
a la acción violenta para conservarlo.”
La Nota “S” 357, redactada por el agregado de prensa de la embajada,
Ignacio Gómez Garay, y firmada por el encargado de Negocios, Andrés
Ceustermans (ante la ausencia de Gallac) destacaba también y como un
“hecho grave y muy importante... la completa desinteligencia entre el
Presidente Allende y dirigentes de la Unidad Popular, como Altamirano y
Raúl Ampuero, en la realización del programa revolucionario de la UP.”
Ejemplificaba puntualizando que “Allende se pronuncia por la vía “legal”
y halaga al Ejército en sus discursos, proclamando su integración en actos
de gobierno. Acto seguido los señores Altamirano y Ampuero, en foros
partidistas critican al Ejército y dicen que ‘las Fuerzas Armadas nada tienen
que hacer fuera de sus cuarteles’”. “Allende habla de reconocer una justa
indemnización a las compañías extranjeras que fueron objeto de
expropiaciones (el cobre); en cambio, aquellos sostienen en sus discursos
públicos y declaraciones, que no debe pagarse indemnización alguna,
creándole un clima de perturbación en su política con los Estados Unidos
[…] “El Presidente habla de pluralismo y revolución dentro de la Ley y el
señor Altamirano, en el Foro del Partido Socialista se pronuncia por la ‘vía
rápida’ y por la Cámara Única”.
Para crear más confusión, a estas críticas Allende respondería en marzo
de 1972: “Ustedes saben que el comunismo no existe. No existe en ningún
país del mundo. Ni en la URSS ni en Cuba se ha llegado a la etapa del
comunismo. Jamás hemos dicho que haremos un gobierno marxista o
comunista. El Programa de la Unidad Popular no establece un gobierno
socialista. Mi gobierno es un gobierno popular que abre el camino al
socialismo” (La Prensa, 20 de marzo de 1972).106
En el Informe Económico Mensual “Reservado” de agosto de 1971 se
consigna: “Pese a que la actividad industrial chilena habría experimentado
un crecimiento de casi el 4% durante el primer semestre del año, frente al
período comparativo de 1970, algunas ramas de la producción,
particularmente en la industria de los transportes y de la construcción
muestran una fuerte contracción en sus actividades. Por su parte, la
producción minera y agrícola atraviesa por una coyuntura sumamente débil,
a raíz en el primer caso de problemas tecnológicos, paros y daños
ocasionados por el terremoto de julio y en el sector agrario por la
inestabilidad derivada de la marcha de la reforma agraria. La baja de
producción se traduce en el desabastecimiento creciente de alimentos, pese
a las importantes compras efectuadas en el exterior por el gobierno chileno,
que se estima excederán los 200 millones de dólares en 1971”.107
Mientras, en Chile, en la mañana del lunes 6 de septiembre, el embajador
Gallac visitaba en su oficina al ex presidente Jorge Alessandri y
conversaban durante 45 minutos sobre la situación en Chile.108 El ex
Presidente, transcribiría luego el diplomático, “demostró gran preocupación
por la situación económica de Chile, consecuencia, observó, del desacierto
de la política del Ministro de Economía dado que el doctor Allende no tiene
ni tuvo inclinaciones por estos temas a lo largo de su carrera política. Las
empresas estatales - electricidad, petróleo, ferrocarriles y aceros - están
trabajando con grandes pérdidas, señalando específicamente a la Compañía
de Acero del Pacífico, con 80 millones de dólares en menos de un año”.
Ese mismo día, durante una visita protocolar que Gallac realizara al nuevo
embajador en Santiago de la República Federal de Alemania, Lothar Lahn,
este le comentó que “la actitud alemana no había cambiado”, pero que por
parte de su gobierno había comenzado, necesariamente, un período de
expectativa “ante la falta de satisfacción a los numerosos reclamos que
habían efectuado a raíz de ciertas expropiaciones ejercidas sobre bienes de
ciudadanos alemanes, tomas ilegales e indemnizaciones ciertamente
irrisorias, y la imposibilidad de girar al exterior […] Se suma a esto –
continuó - la profunda molestia del gobierno alemán por la mora en que la
Industria Textil Tomé, actualmente en poder del gobierno, había incurrido
respecto de la transacción de las maquinarias de procedencia alemana con
las que el complejo opera”.
En su informe Gallac consignó que Alemania “asigna gran importancia a
la solución de estos problemas y, del tratamiento de los mismos, dependerá
el curso futuro de las relaciones entre los dos países”. La colectividad
alemana - y de descendientes de alemanes- es en Chile relevante. Además la
tradición prusiana tiene dentro de las filas del Ejército de Chile una notoria
presencia.”
A todo esto, el 4 de setiembre, al cabo de una gira por Perú, Ecuador y
Colombia a Allende se le tributó un gran recibimiento. Algunas de las
declaraciones vertidas por el mandatario durante su gira, fueron objeto de
atención por parte de la diplomacia argentina. Por ejemplo, las realizadas en
Ecuador, donde reiteró la política chilena de no intervención en los asuntos
internos y externos de otros estados. El Secretario de la representación,
Jorge Vázquez, observó entonces que “ésta sana doctrina tiene una
contrapartida para el gobierno de la Unidad Popular, cual es la de renunciar
a aquel otro principio que tiene su Programa, por el que se manifiesta la
intención de apoyar todos los movimientos de liberación en el Continente.
Este carácter ‘mesiánico’ deberá desaparecer como intención en algunos
grupos y partidos que conforman la coalición gubernamental”.109
El escritor norteamericano Mark Twain dijo una vez que “sólo hay dos
fuerzas que pueden llevar luz a todos los rincones del mundo: el Sol desde
los cielos y la Associated Press aquí abajo”. La agencia AP llevaba casi
medio siglo de existencia cuando se fundó su competidora United Press,
nacida en 1907 y fortalecida cincuenta años más tarde con la fusión con
International News Service (INS) que le permitió emerger entonces como la
United Press International (UPI). En Chile, UPI, se estableció en 1924. El
gobierno de la Unidad Popular, descontento por lo que entendía como una
tergiversación de la información que la agencia enviaba acerca del proceso
chileno, resolvió clausurarla. Lo mismo que Juan Domingo Perón en la
Argentina de los años 50. La clausura fue anunciada por el mismo Salvador
Allende el 15 de setiembre y la medida fue revocada el 25, tras ser
destituido su jefe en Santiago, Martín Houseman.
El ex presidente Frei
Cita en Antofagasta
Por esos días trascendió la posibilidad del pase a retiro del Director de la
Escuela Militar Bernardo O’Higgins, coronel Alberto Labbé.121 Según
informó Gallac “la versión del diario Tribuna atribuye el hecho a una
desinteligencia surgida con el Presidente de la República, a raíz de los
próximos Juegos Olímpicos de las Fuerzas Armadas Latinoamericanas que
deben tener lugar en Brasil (...) en el sentido de poder disponer de los
medios de transporte necesarios para movilizar al equipo chileno”.
El jefe de la misión argentina aclara sin embargo, que durante una
recepción en la Embajada de España le expresaron que Labbé pasaba a
retiro porque “había dispuesto la baja de veinticinco cadetes por profesar
ideología comunista. A ello debe agregarse una situación similar que podría
presentarse, ante la existencia de otro grupo de cadetes de ideología idéntica
a la descripta. Ante lo que dejó expresado, Labbé fue llamado por la
superioridad a fin de explicar las razones de su decisión, ya que el Partido
Comunista es no sólo un partido reconocido legalmente, sino que configura
el nervio motor de la política oficialista. La respuesta de Labbé habría sido
terminante y dirigida a destacar que lo que se ponía en juego era un
problema de confianza en su idoneidad para conducir los destinos de la
Escuela Militar.”
El relato de Gallac agregaba que durante un almuerzo en Vicuña
Mackenna en honor del Ministro de Defensa, Alejandro Ríos Valdivia, a la
que asistieron varios generales, ex cancilleres y ex embajadores de Chile en
la Argentina, el homenajeado “me contestó que lo que había de efectivo era
el pase a retiro de dos generales - por cumplirse el plazo de permanencia en
el Ejército - más el de otros tres, con lo cual se producían cinco vacantes, de
las cuales una sería llenada con el ascenso de Labbé, tercero o cuarto en el
escalafón”.
Sin embargo, durante el trayecto Santiago-Antofagasta con motivo de la
visita del Presidente Lanusse, a Gallac le tocó viajar al lado del comandante
en jefe del Ejército, Carlos Prats González... “y me dio una versión que
discrepa con la del Ministro de Defensa”. Prats “me expresó que la
Comisión de Ascensos (hasta el grado de Coronel) había dictaminado que el
Director de la Escuela no estaba en condiciones de ser promovido,
agregando - con tono que denotaba preocupación - que restaba aún el
recurso ante la Junta de Generales, con cuya intervención “quizá pueda
reverse lo resuelto”.
Finalmente, advertía Gallac, “de producirse el pase a retiro de un oficial
de las calidades de Labbé, se va a derivar un inevitable malestar en los
círculos del Ejército que reconocen en él un profesional de sólido prestigio,
que lo ha hecho acreedor a la popularidad de que goza”.
El general Carlos Prats con Pablo Neruda. Atrás (izq.) Augusto Pinochet
El texto del cable cifrado fue firmado por el embajador Carlos Muñiz y
estando el canciller en Washington se entiende que el destinatario final era
el propio presidente Alejandro Lanusse. Durante el encuentro De Pablo
Pardo hizo valer a su colega estadounidense “la influencia positiva del
gobierno argentino para que el Gobierno de Chile adoptara una posición
moderada en sus relaciones con Estados Unidos. Recordó en ese sentido su
reciente gestión ante Canciller Almeyda para que no introdujera como
elemento principal de debate durante la actual Asamblea (de la) OEA (el)
asunto ITT habiéndose logrado sólo se encararía de modo accidental en
discurso del Jefe de la Delegación Chilena. Recordó asimismo la influencia
ejercida con anterioridad por el Presidente Lanusse ante Presidente Allende
en el mismo propósito moderador y ofreció colaboración eventualidad
futura. Secretario Rogers agradeció expresivamente posición Argentina e
inquirió información sobre distintos aspectos de la posición chilena.”
Mario Santucho, jefe del PRT-ERP, sigue a Castro en las calles de Santiago
Párrafo del Informe N° 7 del 5 de enero de 1972 con un balance del año
1971.
98 Nota “Reservada” Nº 299, del 28 de julio de 1971.
99 Nota Nº 300, del 29 de julio de 1971.
100 Parte Informativo Económico Nº 453/71, del 23 de julio de 1971.
101 Nota “Reservada” Nº 311, del 4 de agosto de 1971.
102 Nota “Secreta” Nº 350, del 20 de agosto de 1971.
103 Torres fue asesinado el 2 de junio de 1976 en Buenos Aires.
104 Nota “Secreta” No 354, del 23 de agosto de 1971.
105 Nota “Secreta” No 357, del 26 de agosto de 1971.
106 Nota Reservada 142 del 27 de marzo de 1972.
107 Informe Económico Mensual “Reservado” No 85, del 23 de Agosto de 1971.
108 Nota “Reservada” No 379, del 7 de setiembre de 1971.
109 Nota “Reservada” No 375, del 9 de setiembre de 1971.
110 Nota “Reservada” No 389, del 13 de setiembre de 1971.
111 Nota “Secreta” No 390, del 16 de setiembre de 1971.
112 Las negrillas corresponden al redactor de la Nota “S”.
113 Nota “Reservada” No 400, del 15 de setiembre de 1971.
114 Nota “Reservada” No 406, del 25 de setiembre de 1971. Comentario sobre la DC que
acompaña la declaración de Frei.
115 Nota “Reservada” No 421, del 6 de octubre de 1971.
116 Nota “reservada” No 427, del 14 de octubre de 1971. Comentario que acompaña la carta
pública de Precht Bañados.
117 La Opinión, Buenos Aires, 10 de octubre de 1971, página 10.
118 La Opinión, Buenos Aires, 8 de octubre de 1971, página 3.
119 Estrategia, Buenos Aires, Nº 12, julio - agosto 1971.
120 SEPA, Chile, Nº 29 del 27 de julio de 1971, página 11.
121 Nota “Reservada” Nº 429, del 14 de octubre de 1971.
122 Nota “Secreta” Nº 454, del 28 de octubre de 1971.
123 Documento liberado por la “Freedom Act”, publicado en Clarín, Buenos Aires, el 21 de
febrero de 1971.
124 Mis memorias, Volumen II, Henry Kissinger, Editorial Atlántida, Buenos Aires 1982, página
313 y subsiguientes.
125 La Nación, Buenos Aires, del 17 de octubre de 1999, “Enfoques”, página 1.
126 La Opinión, Buenos Aires, 11 de setiembre de 1971, página 24.
127 En ese momento miembro del Consejo de Nacional de Seguridad, más tarde primer Secretario
de Estado del presidente Ronald Reagan
128 La Nación, Buenos Aires, Suplemento Enfoques del 17 de octubre de 1999.
129 Nota “Reservada” Nº 1091, Washington, 21 de octubre de 1971.
130 Nota “Secreta” Nº 1172, Washington, 11 de noviembre de 1971.
131 “Foggy Bottom” barrio en el que se encuentra el Departamento de Estado.
132 Fidel, un retrato crítico, Tad Szulc, Ediciones Grijalbo, España 1987.
133 Nota “Reservada” Nº 484, del 16 de noviembre de 1971.
134 Término popular (algo despectivo) con el que se calificaba a los partidarios de la derecha
política.
135 Detalles tomados de Chile 70-73 de Hernán Millas y Emilio Filippi, Zigzag, Chile, 1974.
136 La Opinión, Buenos Aires, 4 de diciembre de 1971, página 24.
137 Linowitz, ex Embajador de los EEUU ante la OEA, fue contratado por el gobierno de Allende,
y la primicia la dio el columnista Jack Anderson en el Washington Post. Años más tarde Linowitz
integraría la “Comisión Trilateral”.
138 “Brasil hablará en Washington como potencia mundial,” Qué pasa, Numero 8. Chile,
diciembre 1971.
CAPÍTULO 7
El Chile de los opuestos
Aprovechando el retorno del ex presidente Frei al país luego de una gira por
los Estados Unidos, el 6 de enero Gallac visitó al ex mandatario.143 Al
preguntarle cómo había encontrado Chile después de su ausencia, Frei le
contestó que ‘por un lado, una industria deshecha, una agricultura en
grandes dificultades y una situación caótica en el cobre’. ‘Caótica’, volvió a
repetir. Frei se refirió a la disminución de la producción en la mina “El
Teniente”, por ejemplo, que de los 113 millones de dólares de beneficio que
había arrojado en el año 70, había pasado a tener un déficit de 10 millones
en el 71. Aludió a la salida en masa de grupos técnicos que no se podían
sustituir de la noche a la mañana. A la persecución y al sectarismo
imperantes en las minas de Chuquicamata, donde los puestos de
supervisores habían sido ocupados por gente totalmente ajena a la mina y
carente de los conocimientos técnicos necesarios, por lo cual los obreros,
ante dificultades que se presentan en la explotación, en las máquinas, etc.,
al pedir instrucciones reciben como única respuesta: “haga como lo hacía
antes”.
“Iguales deficiencias se notaban también en la Corporación Acero del
Pacífico, donde de un beneficio de 8 ó 9 millones que había dejado en 1970
la compañía explotadora, ahora pasaban en el 71 a pérdidas de 3 ó 4
millones de dólares. Citó también el caso de un ingeniero que estaba al
frente de la explotación y que ahora ha sido reemplazado por 14 ciudadanos
de la Unidad Popular, para significar la falta de capacitación técnica y el
encarecimiento de los costos de producción.”
“No sé”, agregó con pesadumbre, “cómo vamos a salir de esta situación
económica y el tiempo que tardaremos en recuperar el país, que es débil, y
donde los errores se pagan caros”, le dijo Eduardo Frei a Gallac. “No somos
como Ustedes que tienen una gran riqueza y que pueden soportar más
fácilmente los momentos desfavorables de su actividad económica”.
La “pruebita”
El malestar creciente
El Ministro Vuskovic
Contactos en Mendoza
139 Nota “Reservada” Nº 9, del 6 de enero de 1972. La nota fue redactada por el Agregado de
Prensa, Ignacio Gómez Garay.
140 Nota “Reservada” Nº 33, del 20 de enero de 1972.
141 Nota Nº 48, del 27 de enero de 1972.
142 Nota Nº 50, del 27 de enero de 1972.
143 Nota “Secreta” Nº 12, del 6 de enero de 1971.
144 Nota “Secreta” Nº 42, del 25 de enero de 1972.
145 Semanario “SEPA” Nº 52, Chile, semana del 4 al 10 de enero de 1972.
146 Nota “Reservada” Nº 176, del 12 de abril de 1972.
147 El estado y los problemas tácticos en el gobierno de Allende, Joan Garcés, Siglo XXI, Buenos
Aires 1974, página 79.
148 Nota “Reservada” Nº 23, del 12 de enero de 1972.
149 Nota “Reservada” Nº 27, del 13 de enero de 1972.
150 Nota “Reservada” Nº 52, del 27 de enero de 1972
151 Parte Informativo Nº 103/72, del 6 de marzo de 1972.
152 Nota “Reservada” Nº 108, del 9 de marzo de 1972.
153 Nota “Reservada” Nº 116, del 14 de marzo de 1972.
154 Nota “Reservada” Nº 116, del 14 de marzo de 1972.
155 Parte Informativo 124/72, del 16 de marzo de 1972.
156 De destacada actividad en las negociaciones del Beagle de los años 1977/8, y hermano del
pensador demócrata cristiano Claudio Orrego Vicuña, columnista de la ya desaparecida revista Hoy.
157 Kerensky, dirigente ruso acusado de haberle abierto las puertas a los bolcheviques que
instauran la tiranía soviética.
158 En 1976 gobernador de Mendoza con el gobierno de facto de Jorge Videla.
159 Detenido por un corto lapso, acusado de ser uno de los inspiradores del golpe contra Lanusse
en octubre de 1971. Ya fallecido, fue “maestro” de muchos dirigentes políticos argentinos.
160 Los dos últimos asesinados escasos años más tarde por la guerrilla de izquierda argentina.
161 Confesiones de un testigo privilegiado de aquellas épocas que prefirió conservar el anonimato.
162 Recibió el nombre de “Marcha de la Democracia”.
163 Cable “Secreto” Nº 339/340, del 13 de abril de 1972.
164 La Opinión, Buenos Aires, 20 de abril de 1972, página 3.
165 Folleto Editado en Chile, Monjitas 580, página 9/12.
166 Cable “Secreto” Nº 338, del 12 de abril de 1972.
167 Nota “Secreta” Nº 181, del 13 de abril de 1972.
168 Misma Nota Nº 181.
169 Nota “Reservada” Nº 210, del 3 de mayo de 1972.
170 Víctor Jara, un canto truncado, Joan Jara, Ediciones B, S.A., Barcelona, España 1999, página
263.
171 Nota “Reservada” Nº 221, del 3 de mayo de 1972.
172 Foggy Bottom es la estación del Metro que está en las cercanías del edificio del Departamento
de Estado.
173 En ese momento miembro del Consejo de Nacional de Seguridad, más tarde primer Secretario
de Estado del presidente Ronald Reagan
174 La Nación, Buenos Aires, Suplemento Enfoques del 17 de octubre de 1999.
175 Puede destacarse que Alejandro Orfila fue uno de los pocos.
176 Mis memorias, Henry Kissinger, Buenos Aires, Editorial Atlántida, 1982, página 326/7.
CAPÍTULO 8
Los desafíos de Allende
A esta altura del año 1972, el gobierno de Allende enfrentaba tres desafíos
que pondrían a prueba su popularidad y fuerza en los próximos sesenta días:
la elección de nuevas autoridades en la Federación de Estudiantes de Chile,
FECH. La compulsa en la Universidad Técnica del Estado, y los comicios
legislativos complementarios convocados a raíz del fallecimiento, el 6 de
mayo, del diputado comunista Cipriano Pontigo, un campesino de la
provincia norteña de Coquimbo.
Unos 45.000 jóvenes estaban en condiciones de votar en la FECH y más
de 46.000, entre docentes, estudiantes y funcionarios en la Universidad
Técnica del Estado.
La FECH había sido tradicionalmente un bastión de la izquierda, pero
después del triunfo de Edgardo Boeninger sobre Felipe Herrera nadie estaba
en condiciones de asegurarlo. En esos momentos la presidencia de la
Federación de Estudiantes estaba ocupada por el comunista Ricardo Rojas
que debería competir con el demócrata cristiano Carlos Latorre. En caso de
que Rojas no se presentara, el candidato alternativo de la izquierda no sería
otro que Radomiro Tomic (h), que había abandonado el partido de su padre
para integrarse al Movimiento de Izquierda Cristiana, un aliado de la
Unidad Popular.
En la Universidad Técnica la rectoría estaba ocupada por el militante
comunista Enrique Kirschberg. En los comicios participarían 36.000
estudiantes, 2.200 funcionarios y 8.500 académicos. Por su parte, los
comicios complementarios en Coquimbo - con fecha a designar entre julio y
agosto - se anticiparían en apenas ocho meses a las elecciones
parlamentarias generales de marzo de 1973, en las que se renovarían 150
escaños de la Cámara de Diputados y 50 en la de Senadores.
Desde que Allende había llegado al poder se habían realizado cuatro
elecciones complementarias y de ellas, tres habían sido ganadas por la
oposición. Los tres desafíos constituían un buen “test” y podían incidir en
gran medida en el futuro del proceso chileno.
Desde que los diez prófugos argentinos (los 6 que escaparon más el
comando que tomó el avión) fueron alojados en la Dirección de
Investigaciones el martes 15 de agosto, hasta que abandonaron Chile rumbo
a La Habana el día 26, los acontecimientos principales se desarrollaron de
la siguiente manera:
- “En medios diplomáticos, políticos y jurídicos se considera improbable
que el gobierno chileno devuelva a la Argentina a los 10 captores del avión
de Austral que aterrizó en Santiago de Chile.”189 La nota de La Opinión
(que por aquel entonces mantenía excelentes contactos con la Presidencia
de la Nación), confirmaba que los seis que escaparon del penal de Rawson
habían sido condenados por delitos contemplados en el Código Penal,
“aparte de otras figuras incorporadas más recientemente a la jurisprudencia
argentina, vinculadas con la subversión”, y recordaba que cuando asumió
Allende, uno de sus primeros actos fue indultar a los “jóvenes idealistas”
del Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR) que habían cometido
delitos comunes con propósitos políticos”. También establecía que el
excelente nivel de las relaciones entre los dos países “es uno de los puntos
clave de la política exterior de Salvador Allende”. “Un fluido trato con la
Argentina - su interlocutor natural - garantiza a Chile que no quedará
aislado del contexto latinoamericano”, opinaba el autor de la nota.
- Si se seguían los pasos naturales del Tratado de Extradición de 1933, la
Justicia argentina debía enviar a Chile, junto con el pedido de extradición,
las sentencias o acusaciones pronunciadas contra cada uno de los prófugos,
lo mismo que sus antecedentes para ser considerados.190
- El 18 de agosto, el canciller Clodomiro Almeyda informaba al
periodismo que el oficio presentado por la Argentina sería enviado a la
Corte Suprema para que resolviera. Mientras tanto, manifestantes del MIR
rodeaban el lugar de detención del comando guerrillero y legisladores de la
Unidad Popular, un sector del periodismo y otras figuras reclamaban la
liberación del grupo. El “frente interno” comenzaba a presionar.
- El 19 de agosto, Carlos Altamirano, Secretario General del Partido
Socialista visitó a los detenidos y les expresó su ‘solidaridad
revolucionaria’.
- Miguel Enríquez, jefe del MIR, declaraba que “en el seno del gobierno
chileno no está categóricamente tomada la decisión de entregar a los
revolucionarios argentinos a la Corte Suprema de Justicia”. En lo que atañe
al MIR, años más tarde, uno de sus dirigentes más importantes, Andrés
Pascal Allende, sobrino del Presidente, relataría a la periodista argentina
María Seoane (una ex subversiva)191 que “teníamos una relación estrecha
con Allende que venía de antes (...) nuestro vínculo con el gobierno chileno
era exclusivamente con él”. Luego agregó: “Enríquez, Bautista Van
Schowen, Luciano Cruz y yo nos reuníamos periódicamente con Allende en
El Cañaveral, su otra casa que compartía con su secretaria Miriam Ortega
(la residencia oficial era la de Tomás Moro) y en uno de esos encuentros le
pedimos que les diera asilo. Pero para él era francamente difícil porque
buscaba una relación estable con la Argentina”.
“No quería abrir otro frente de conflicto: ya tenía bastante con los
norteamericanos y la derecha. Él no los iba a devolver, pero no podía
dejarlos en Chile (...) Salvador tenía aprecio por Santucho. Si bien él tenía
su visión socialista, e impulsaba el cambio revolucionario, concebía un
camino para Chile propio: una revolución con empanadas y vino tinto. No
estaba de acuerdo con la lucha armada, pero aceptaba que en otros países
ése pudiera ser el camino. El final de su testimonio lo dice todo: ‘Hay que
recordar que él fue el presidente de la OLAS 192 en La Habana cuando era
presidente del senado chileno. El otro elemento fue el apoyo que le dio al
Che (Ernesto Guevara); incluso su hija Beatriz, que se suicidó en Cuba en
1977, formaba parte de los grupos de apoyo al ELN (Ejército de Liberación
Nacional) en Chile”.
Los fugados instalados en un PTI (Preparación Tropas Insurgentes) de
Cuba
La hora de la terapia
177 Datos tomados de la nota del periodista Aníbal Walfisch, La Opinión, 11 de mayo de 1972,
página 13.
178 La Opinión, Buenos Aires, 14 de mayo, página 4.
179 Allende, cronología, Eduardo Valle, Fondo de Cultura Económica, México, 1974.
* Pedro Vuskovic fue nombrado vicepresidente de CORFO y vicepresidente del recién creado
Consejo Económico con rango de Secretario de Estado.
180 SEPA, Chile, semana del 15 al 21 de agosto de 1972, página 10.
181 Puro Chile, del 4 de agosto de 1972, página 9.
182 Las Últimas Noticias, 4 de agosto de 1972, página 21.
183 Las Últimas Noticias, 9 de agosto de 1972, página 24.
184 Más tarde Del Canto pasó a desempeñarse como Secretario General de Gobierno y Jaime
Suárez Bastidas pasó a Interior, quedando Almeyda solamente como Canciller. La Nación, Chile, del
4 de agosto de 1972, página 2.
185 La Opinión, 21 de junio de 1972, página 1.
186 El Mercurio, Chile, del 6 de agosto de 1972, página 31.
187 Testimonios de antiguos colaboradores en Santiago de Chile al autor.
188 Testimonio del Embajador Gustavo Figueroa al autor.
189 La Opinión, Buenos Aires, 18 de agosto de 1972, página 1.
190 En la misma edición, página 11, se informa que el día anterior había sido abatido Carlos Raúl
Capuano Martínez, de 23 años, implicado en el secuestro y muerte del ex presidente Pedro E.
Aramburu. Pertenecía a Montoneros.
191 Todo o nada, María Seoane, Editorial Planeta, Buenos Aires 1991, páginas 193, 194 y
siguientes.
192 OLAS: Organización Latinoamericana de Solidaridad, creada a principio de los 60 en La
Habana, Cuba, uno de cuyos objetivos era coordinar a los diferentes grupos guerrilleros de América
Latina.
193 Nota “Secreta” Nº 424, del 28 de agosto de 1972. En ella se analiza todo el proceso que
conduce a los guerrilleros a La Habana. El subrayado pertenece al autor del informe diplomático.
194 Semanario Confirmado, del 5 de setiembre de 1972, página 13. El semanario era otro de los
medios que mantenían una aceitada comunicación con la Presidencia de la Nación.
195 La Opinión, Buenos Aires, 2 de setiembre de 1972, página 2. Para evitar susceptibilidades no
hago mención de las notas emitidas por las agencias norteamericanas.
196 El Consejo de Televisión Nacional acordó suspender las emisiones del programa “A Tres
Bandas” el 30 de agosto de 1972.
197 Barrio Alto: se denomina así al sector de Santiago habitado por los sectores de mayores
recursos.
198 Nota 441 del 5 de setiembre de 1972.
199 Nota “Reservada” Nº 447, del 9 de setiembre de 1972
200 Discurso pronunciado ante sus partidarios en el Estadio Chile el 5 de septiembre de 1972
201 Opinión de Enrique Jorge Ros, Jefe del Departamento América Latina, en respuesta a la Nota
99/72 del Cdo. en Jefe de la Armada, con fecha 29 de agosto de 1972.
CAPÍTULO 9
Un golpe en marcha y los militares en el
Gabinete
Tras la muerte del Arzobispo de Santiago, cardenal José María Caro, dos
figuras se perfilaban para sucederlo. Uno, monseñor Alfredo Silva
Santiago, Arzobispo de Concepción y rector de la Universidad Católica. El
otro, monseñor Manuel Larraín Errázuriz, obispo de Talca, entre cuyos
pergaminos se contaba - además de pertenecer a una de las familias más
tradicionales de Chile -, ser fundador del CELAM y asesor de la Acción
Católica.
Sorpresivamente, el Papa Juan XXIII designó al salesiano Raúl Silva
Henríquez206, obispo de Valparaíso desde 1959. Polémico para algunos,
otros consideran que fue un Buen Pastor para los históricos momentos que
le tocaría vivir a la iglesia chilena, Silva Henríquez jamás se calló, habló
durante la presidencia de Eduardo Frei, también lo hizo con Salvador
Allende y habló más aún cuando a éste lo derrocó un golpe militar.
202 Mis Memorias, Volumen II, Editorial Atlántida, Buenos Aires 1982, página 331.
203 Nota “Reservada” 532, del 21 de octubre de 1972.
204 A requerimiento del Memorándum Nº 179 de la DGP.
205 En el prólogo del libro El Ladrillo, Bases de la política económica del gobierno militar, CEP,
1992. Prólogo de Sergio De Castro quien explica así lo ocurrido: “Emilio Sanfuentes Vergara nos
hizo ver la necesidad de reeditar los análisis del año 1969 a la luz de tantos acontecimientos
ocurridos y vividos en los años inmediatamente posteriores”.
206 El Cardenal Silva Henríquez falleció en abril de 1999.
207 Nota “Reservada” Nº 407, del 28 de noviembre de 1972.
208 El Embajador de Chile ante la Santa Sede durante el gobierno de Allende fue René Rojas
Galdamés. En 1973 asumió como Embajador ante Argentina, luego ocupó igual cargo en España y en
noviembre de 1980 fue designado Ministro de Relaciones Exteriores por el entonces Presidente
Augusto Pinochet.
209 “Las relaciones futuras entre Argel y Chile serán de amistad revolucionaria porque tenemos
enemigos comunes”, dijo Allende a Boumedienne (Ver Memorias II, Henry Kissinger, página 331).
Era una frase ambigua que podía analizarse de diferentes formas, pero Kissinger la interpretó como
antinorteamericana.
210 Mis memorias, Volumen II, Henry Kissinger, Editorial Atlántida, Buenos Aires 1982, página
331.
211 Nota Nº 390 de la Embajada Argentina en Moscú, del 1 de diciembre de 1972.
212 Mis memorias, Kissinger, página 331.
213 La Opinión, Buenos Aires, del 9 de diciembre de 1972, página 3.
214 Conversación con el autor el 24 de setiembre de 1999.
215 Herman Brady: en esa época era el Director de la Academia de Guerra
216 Nota “Reservada” 20 de la Embajada Argentina en Moscú, del 15 de enero de 1973.
217 La Opinión, Buenos Aires, del 14 de diciembre de 1972, página 2.
218 La Nación, Buenos Aires, “La semana política” del domingo 17 de diciembre de 1972.
219 Clarín, Buenos Aires, del martes 19 de diciembre de 1972, página 17.
220 Departamento de América Latina Nº 26, del 17 de enero de 1973.
221 Carta del Presidente del Banco Central de Chile, Alfonso Inostroza C., del 17 de enero de
1973, al Presidente del Banco Central de la República Argentina, Jorge Bermúdez.
222 Los economistas y el Presidente Pinochet, Arturo Fontaine Aldunate, Editorial Zig-Zag, Chile
1988.
CAPÍTULO 10
Hacia las elecciones de marzo
Orlando Sáenz
Muchos años más tarde, el general (R) Nikolai Leonov, que fue
Vicedirector del Comité de Seguridad del Estado (KGB) de la Unión
Soviética entre 1983 y enero de 1991, el segundo cargo más importante
dentro de la estructura del KGB y anteriormente Vicedirector del
Departamento de Análisis e Información del KGB (1973-1982) y
Vicedirector del Departamento de América Latina del KGB (1968-1972,
siendo intérprete de Mikoyan, Nikita Jrushchov y Breznev con Fidel y Raúl
Castro, Ernesto Guevara y otros), dijo el 22 de septiembre de 1998, durante
una charla en el Centro de Estudios Públicos de Chile, que “Allende solicitó
al gobierno soviético un crédito para comprarle armamento pesado. Moscú
aceptó, el crédito duró algún tiempo, pero en el invierno de 1973, cuando
los barcos estaban en camino, asesinaron al edecán naval del Presidente,
Arturo Araya Peeters, causando una reacción negativa. Se dio la orden a los
barcos de cambiar el rumbo y desembarcar el armamento en otras partes”
(¿en Perú?), el cual consistía en “envíos del Ejército ruso, no de la
inteligencia, en forma de tanques, artillería por un valor de cien millones de
dólares de la época.”
Los graves acontecimientos que se vivían en Chile, las tensiones internas
en la Unidad Popular y la negativa presidencial a tomar ciertas severas
medidas que los rusos aconsejaron al mandatario chileno “persuadieron al
gobierno soviético de que cualquier ayuda suya sería un parche, porque la
llanta ya estaba reventada.”
A las 12.30 del 9 de mayo de 1973, el embajador Gallac entraba al
despacho presidencial en La Moneda. El diplomático traía un mensaje del
presidente electo de la Argentina, Héctor Cámpora, invitando a Allende a
participar de las ceremonias de asunción del mando que se iban a realizar el
25 de mayo. Según La Prensa de Santiago, el Presidente no aceptó
inmediatamente aunque Gallac declaró que “el Presidente se mostró muy
complacido y agradecido, comprometiéndose a intercambiar ideas con el
canciller Almeyda para adoptar una decisión al respecto (...) ya que deben
estudiarse algunos asuntos protocolares”.
El 10, La Opinión de Buenos Aires, informaba que la delegación de los
Estados Unidos a las ceremonias del traspaso del poder estaría presidida por
el Secretario de Estado, William P. Rogers y, entre otros, el secretario de
Asuntos Económicos del Departamento de Estado, William Casey, quien
años más tarde sería el jefe de la Agencia Central de Inteligencia (CIA),
durante la gestión de Ronald Reagan. Hasta ese momento habían
confirmado su presencia los mandatarios de Cuba, Bolivia y Uruguay. La
presencia de Allende en los actos de Buenos Aires estaba condicionada por
los obstáculos que debía sortear en su país. El 21, inauguró el nuevo
Congreso (del que Frei era titular del Senado) y en esas horas, su embajador
y amigo en Buenos Aires, Ramón Huidobro, comunico que llegaría el 23 de
mayo.
Allende fue la primera figura relevante. Llegó a Buenos Aires para las
fiestas del 25. Al pie de la escalerilla lo esperaba Alejandro Agustín
Lanusse quien primero lo saludó militarmente y luego se abrazaron. Ese
miércoles 23 en Ezeiza grupos de estudiantes y simpatizantes gritaban:
“Vamos a hacer América Latina, sin momios ni gorilas”. Cuando los
periodistas lo abordaron, Allende parecía incómodo y sólo atinó a
responder: “Después que salude al presidente Lanusse. No puedo romper el
protocolo”. Allende sorprendió a los “revolucionarios” cuando invitó a
Lanusse a la residencia de la calle Tagle donde se alojaba para conversar
amigablemente durante media hora. Antes de entrar a la residencia, el
canciller argentino MacLoughlin le dijo a Eduardo Airaldi, su secretario
privado, que lo acompañara porque “seguramente va a escuchar algo
interesante”. En medio de una charla amena dentro del gran salón de la
embajada, desde afuera se escuchaban los cánticos y gritos de los
muchachos de la Juventud Peronista. También se oían los insultos a
Lanusse.
En un momento, mostrando su molestia, Allende le dijo a Lanusse:
“Estos que están afuera finalmente le van a provocar la caída a
Cámpora”.249 No sería la primera vez que Allende se dirigiría críticamente
hacia la Juventud Peronista. El 25 de mayo, luego del juramento de
Cámpora, y estando ya en el balcón de la Casa de Gobierno, el diplomático
argentino Ernesto Garzón Valdés le señaló a los jóvenes revolucionarios que
lo ovacionaban. “Mire Presidente, son como un tigre”. La respuesta del
mandatario chileno no pudo ser más clara: “Sí, tiene razón. Ahora, hay que
tener cuidado porque cuando uno se monta en un tigre no sabe a dónde lo
conduce”.250
Los días que Salvador Isabelino del Sagrado Corazón de Jesús Allende
Gossens pasó en Buenos Aires constituyeron ‘la última semana de felicidad
en la tierra’, según relataría años más tarde Ramón Huidobro
Domínguez.251 En Buenos Aires se vivían horas de revancha y el odio
vagaba por las calles de la ciudad. Los “iluminados”, aquellos que habían
descubierto la “revolución” de un día para otro; los que proclamaban “la
patria socialista”, los que intentaban mirarse en los espejos de Cuba y Chile,
no entendían - o despreciaban - los moderados mensajes de reparación que
el “viejo” (Perón) enviaba desde Madrid.
La primavera de Cámpora
El “tancazo” fracasado
Dos días más tarde (viernes 29 de junio) menos de una docena de tanques
del Regimiento Blindado 2 y cerca de 40 efectivos, al mando del teniente
coronel Roberto Souper Onfray, salían a la calle. Los ciudadanos pensaron
que se trataba de un desfile o de un acto de desagravio a su Comandante en
Jefe. Los efectivos pasaron por la Alameda, enfilaron después por Mac Iver
y llegaron a la casa de gobierno por Moneda. A las 9.01 empezaron a
dispararle a La Moneda y al Ministerio de Defensa. Allende se encontraba
en esos momentos en su residencia de Tomás Moro, y allí se concentraron
los dirigentes de la Unidad Popular. Contaban con pocas y confusas noticias
por lo que, pensando que el ataque formaba parte de un plan más amplio, el
Presidente se dirigió al pueblo por radio solicitándoles que salieran de sus
casas “con armas o lo que tengan”. Poco a poco y merced a las
informaciones que fueron llegando, provenientes de los comandos de las
Fuerzas Armadas, quedó claro que la intentona era limitada y fácilmente
reducible. Los partidos de la oposición también se alarmaron y los
demócrata cristianos se reunieron en la casa de Bernardo Leighton en la
calle Martín de Zamora, mientras los del Partido Nacional hacían lo propio
en lo de Jorge Alessandri.
El presidente de la DC, senador Patricio Aylwin, se comunicó
telefónicamente con Allende, quien le informó que pensaba decretar el
Estado de Sitio, pero el jefe opositor rechazó la propuesta. El Estado de
Sitio sería aplicado por un gabinete que no ofrecía ninguna garantía: su
titular estaba acusado constitucionalmente, dos de los ministros destituidos
y otro suspendido. Los nacionales, que compartían el mismo criterio,
decidieron no darle ninguna facultad al Ejecutivo. Mientras los
conciliábulos se sucedían, Prats, junto con el general Pinochet, depusieron a
los amotinados. El saldo fue de siete muertos, todos pertenecientes a las
filas del Ejército, además de varios civiles y una treintena de heridos y
contusos.
La Moneda mostraba en su exterior e interior las huellas del bombardeo.
La Cancillería, por ejemplo, perdió parcialmente su sistema de claves y en
un momento llegó a tener interrumpida su comunicación con los Estados
Unidos. De esa jornada el periodismo dejó un testimonio tan dramático
como profesional. Un camarógrafo que trabajaba para la televisión sueca,
Leonardo “Lenny” Henriksen 260 estaba filmando los incidentes y cuando
enfocó a uno de los sublevados éste le disparó. El periodista cayó herido de
muerte, pero su máquina continuó registrando las imágenes de sus
victimarios.
Para el gobierno existía “un estado de conmoción y subversión” al que
había que poner fin con medidas drásticas. Responsabilizaba a la
organización Patria y Libertad (algunos de sus dirigentes se asilaron en la
embajada ecuatoriana y otros pasaron a la clandestinidad) y al Partido
Nacional sin distinciones. Al mismo tiempo el rechazo al Estado de Sitio
por la Democracia Cristiana dejó momentáneamente suspendida cualquier
posibilidad de diálogo.
Los informes de Kissinger
Esa misma noche, Henry Kissinger informaba a Nixon que “Todo indica
que el intento de golpe fue un hecho aislado y un esfuerzo pobremente
coordinado”.261 Mientras tanto, volvía a reflotarse la idea de que Allende
estuviera apoyado por un gabinete militar, una suerte de “bordaberrización a
la chilena”. Prats, en sus apuntes sostiene que en el gobierno no había
“unidad” y que “el Partido Socialista, el MIR y otros grupos no dejan de
insistir en que ha llegado el momento de lanzarse a la lucha, al
enfrentamiento para liquidar al régimen capitalista, destruir los órganos
‘burgueses’ de poder e implantar el poder popular, la dictadura de los
trabajadores”.
También en Washington se analizaba la alternativa de un gabinete militar
para Chile. Una Nota “Secreta” de la Embajada de la Argentina en los
Estados Unidos262, firmada por el encargado de Negocios, Diego Felipe
Medús (con la colaboración del Secretario Víctor E. Beaugé) afirmaba que
en la capital norteamericana se estimaba que “la participación de las FF.AA.
en el gabinete chileno estaría sujeta a condiciones más rígidas que en la
oportunidad anterior. Esta vez, los militares exigirían que el Presidente
Allende altere drásticamente algunas de las medidas del gobierno a fin de
detener el proceso de ‘socialización’”. ‘Con respecto a la situación
económica, considérase que el éxito de la política de redistribución de la
renta en que se halla empeñado el gobierno afectará cada vez más al sector
de la clase media, con el resultado probable de que se intensifique la
polarización que está caracterizando al electorado chileno’.
Desde Washington se tenía la “impresión de que seguirá acentuándose el
conflicto entre los poderes ejecutivo y legislativo. También se menciona
que algunos sectores de la Unidad Popular postulan el reemplazo de todo el
gabinete por un equipo enteramente militar y al mismo tiempo la disolución
del parlamento. El Partido Comunista, que hasta el presente ha jugado un
rol de elemento moderador dentro de la coalición oficial, habría decidido en
principio modificar su actitud e intensificar sus ataques a lo que considera
dos instituciones burguesas por excelencia: la Suprema Corte y el
Congreso”.
Derrumbando muros
Con el paso de los años, los estudiosos del pasado lograron acceder a
ciertos archivos documentales y a determinados testimonios, que si bien
confirmaron lo que se presumía también arrojaron luz sobre determinadas
visiones o posturas erróneas que han circundado las miradas sobre
determinados personajes y su papel en los años de la Guerra Fría en el
continente latinoamericano. Más específicamente sobre el “Caso Chile”.
Un primer aporte es la denominada “Acta Rivera” que relata un
encuentro entre varios directivos de la SOFOFA con el presidente del
Senado, Eduardo Frei Montalva, el viernes 6 de julio de 1973, a las 18.30
horas. Luego de una espera, se le expresó al ex presidente de Chile “la
inquietud por el giro que habían tomado los acontecimientos a raíz del
‘tanquetazo’ del viernes 29 de junio, que había originado una toma masiva
de industrias”.. “Se le dijo a Frei que el país estaba desintegrándose y que si
no se adoptaban urgentes medidas rectificatorias fatalmente se caería en una
cruenta dictadura marxista, a la cubana”.
Seguidamente, el Acta expresa: “Frei oyó en silencio, cabizbajo. Se le
veía abrumado. Se paró de su sillón, abrió una caja de plata y ofreció
cigarros ‘Partagas’ a los asistentes. Luego se sentó arrellanándose, y en
forma pausada y solemne dijo que agradecía la visita, pero que estaba
convencido de que nada se sacaba con acudir a los parlamentarios y a las
directivas políticas contrarias a la Unidad Popular, ya que la situación era
tan crítica que los había sobrepasado.
Allende, desde una óptica oficialista, había logrado sortear la crisis “más
grave de todas aquellas cuantas ha debido enfrentar. Las conversaciones con
los transportistas parecen a punto de llegar a feliz término y, por otra parte,
las Fuerzas Armadas le han respondido; en la actual coyuntura los dos
extremos señalados son vitales. Sin embargo, tiene aún por delante, en esta
etapa, los muy serios escollos de índole material (falta de vehículos, de
repuestos o de medios económicos como para obtenerlos, elementos
indispensables para un arreglo satisfactorio con los transportistas, sin contar
todo aquello de que semana a semana se viene dejando constancia, y que
tiene origen en una fuerte oposición política y en el contrapeso que
representa el descontento del sector mayoritario de la opinión pública”.
A pesar del “feliz término” de las negociaciones entre el gobierno de la
Unidad Popular y los huelguistas que vaticinaba Del Carril, los daños
provocados a la Economía de Chile a través de más de treinta días de paro
habían sido muy severos. Basta observar el informe elaborado por la
Oficina de Planificación Nacional, ODEPLAN, dependiente del gobierno,
para establecer la magnitud del perjuicio. “La producción industrial habrá
de caer sustancialmente como consecuencia del desabastecimiento de
insumos; paralelamente habrá una menor producción agropecuaria y
avícola. En materia de salud han quedado sin distribuir 2 millones de kilos
de leche; disminuyó en un 40 % la distribución de medicamentos que
depende del Servicio Nacional de Salud, habiendo disminuido también en
forma importante, la producción de algodón y gasa, generando serias
dificultades en centros hospitalarios y asistenciales.” “La producción y
distribución de combustibles también se ha visto seriamente afectada como
consecuencia del paro, a lo que se agrega un mayor consumo por el
invierno y porque la paralización de algunas plantas hidroeloéctricas como
consecuencia de atentados ha obligado a poner en funcionamiento plantas
térmicas.”
Finalmente brindaba las siguientes cifras: Pérdida de 3.000 hectáreas de
remolachas (aproximadamente 350.000 toneladas de azúcar). Pérdida de
350.000 pollos, 10.000 ovejas y 500 vacunos como consecuencia de la falta
de alimentos. Pérdida de 50.000 hectáreas de siembra por falta de
combustible. En un 40 % disminuyó el abastecimiento de productos del mar
en Santiago. 299
El universo de un Almirante
Primera junta militar: Leigh, Pinochet, Toribio Merino y Mendoza (de izq.
a der.)
El golpe en la soledad
El martes 11, Buenos Aires se conmovió desde temprano pero no por las
informaciones del golpe en Santiago, que recién se conocerían horas antes
del mediodía. Aquella mañana, la noticia era la solicitada que el ERP 22 de
Agosto314 había obligado a publicar en primera plana al matutino Clarín.
La organización pretendía de ese modo dirigirse al “pueblo” y dar a conocer
su posición frente a las elecciones presidenciales del 23 de setiembre.
Utilizando un doble y tramposo lenguaje, criticaba a grandes y pequeños
sectores del gobierno peronista, pero a la vez convocaba “al pueblo a votar
la fórmula Perón-Perón y a defender el contenido popular de este voto,
organizándose en cada fábrica, en cada taller, en cada barrio, en cada
Universidad”. Rápidos con las armas pero con poco olfato político, los
integrantes del ERP 22 al referirse a la compañera de fórmula de Juan
Domingo Perón, su esposa Isabel, opinaban que su designación revestía un
carácter “secundario frente a la necesidad de que todo el pueblo agote una
experiencia y dé una lucha que lo acerque a una conciencia socialista”.
Para garantizar la publicación de las solicitadas, los guerrilleros habían
secuestrado - y posteriormente liberado - al apoderado general del diario,
Bernardo Sofovich. La segunda solicitada, aparecía en la página 17 y estaba
dedicada a “los patriotas caídos en Trelew”, el 22 de agosto del año
anterior. Allí se preguntaban si “¿Los legisladores votados por el pueblo
vacilan ante la posibilidad de sentar a los marinos y generales en el
banquillo de los acusados?”. La página 2 de esa misma edición informaba
que el Presidente Salvador Allende no había respondido al pedido de
renuncia formulado el día anterior por la Democracia Cristiana, luego de
una reunión de su mesa directiva con los dirigentes provinciales de todo el
país.
En Buenos Aires, la noche del Martes 11, los vecinos de la avenida
Callao vieron como miles de jóvenes, convocados por las Juventudes
Políticas Argentinas (una organización en la que convivía un amplio arco
ideológico), marchaban hacia la avenida del Libertador, en dirección a la
calle Tagle, residencia del embajador de Chile. Varios de los manifestantes
marchaban encapuchados. Las Juventudes habían previamente comunicado
que el golpe chileno era “parte del ‘Operativo Cono Sur’, trazado por los
monopolios para detener el avance incontenible de la lucha antimperialista
en esta parte del continente y está enfilado, en definitiva, también contra
nuestro país”. El mismo Ricardo Balbín, candidato presidencial y líder del
radicalismo, llegó a afirmar ante la Cámara Argentina de Anunciantes que
había que mantenerse alerta porque “no somos una isla.”
El miércoles 12, La Opinión (que no se publicaba los lunes) resumía en
un título que la Junta Militar chilena informaba que Chile tenía un nuevo
gobierno. El reconocimiento argentino demoró una semana en concretarse y
cuando finalmente ocurrió, fue hecho “formalmente” a través de una
comunicación.
La decisión de Perón
El domingo 23 de septiembre se realizaron las elecciones nacionales que
arrojaron el contundente resultado de siete millones y medios de votos para
la fórmula oficialista, consagrando a Perón como presidente por tercera vez
en la historia. El 62,7 por ciento de los electores optaron por la formula
Perón-Perón, un trece por ciento más que en la elección de Cámpora, en
tanto el radicalismo obtenía 2.905.719 votos.
El Acta N° 8, contiene en cuatro páginas todos los temas tratados ese día
entre la mañana y las 19,15 horas. En su amplio contenido hay algunos
ítems que llaman la atención y que fueron considerados entre los miembros
de la junta con la participación individual de cada uno de los miembros del
gabinete presidencial. El punto 6° se refiere a la presentación de
credenciales del embajador de Uruguay, el jueves 27 a las 11,30 horas “en
la Escuela Militar, recibiéndolo sólo el Presidente de la Junta”. En el 9° se
afirma que “el Ministro de Minería informa que ha recibido muchos
ofrecimientos de inversión de capitales, incluida la Anaconda”, la poderosa
mina de cobre que había sido nacionalizada por Allende.
El punto 12° informa sobre materias que el Ministro Secretario General
de Gobierno, general Pedro Ewing Hodar, debió considerar. Entre otras los
funerales del poeta Pablo Neruda y dice textualmente: “Se acuerda hacerse
representar por un Edecán y respetar integralmente lo que señala el
Reglamento de Servicio de Guarnición”. A renglón seguido se habla de la
disolución de los partidos políticos y a continuación se dice: “Presencia de
un representante oficial de Perón en Chile que trae ayuda material y el
respaldo argentino a la Junta.”