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SCHIAVONE DIEGO GERARDO C/ ESTADO NACIONAL

(ADMINISTRACIÓN FEDERAL DE INGRESOS


PÚBLICOS)
RECURSO DE HECHO

S.C. S.2228, L.XL.-

Procuración General de la Nación

S u p r e m a C o r t e :

- I -
La Cámara Nacional de Apelaciones del Trabajo -Sala
IV- revocó la sentencia de primera instancia que -al hacer
lugar a la demanda de Diego Gerardo Schiavone contra la Admi-
nistración Federal de Ingresos Públicos (Dirección General
Impositiva)- había declarado la nulidad de las resoluciones
720/99 y 795/00 y condenado al pago de una suma de dinero con
intereses en concepto de daño moral (v. fs. 561/564 y su
aclaratoria de fs. 601 de los autos principales, a cuya fo-
liatura corresponderán las siguientes citas).
Para resolver de ese modo, los jueces de la cámara
señalaron, en primer término, que no existía controversia en
cuanto a que la relación entre las partes se rige por el laudo
15/91, en virtud del cual se determinó la aplicación de un
convenio colectivo de trabajo y enfatizaron que, por decisión
expresa del legislador (art. 21, inc. a de la Ley de Contrato
de Trabajo, en adelante LCT), las relaciones entre los em-
pleados y la Administración Pública incluidas en el ámbito de
un convenio colectivo de trabajo no se rigen por las normas
del derecho administrativo, sino por las propias de la Ley de
Contrato de Trabajo y que, por lo tanto, el tema en debate
debe ser resuelto de acuerdo con lo que ésta prescribe.
Desde esa perspectiva, estimaron improcedente el
reclamo del actor de que se declare la nulidad de las deci-
siones de su empleador, por medio de las resoluciones antes
indicadas, porque fueron adoptadas al amparo de la facultad
que le otorga el art. 66 de la LCT de organizar económica y
técnicamente la empresa, explotación o establecimiento y, en
caso de que el trabajador entienda que aquél hizo un ejercicio
abusivo de dicha potestad -es decir, si considera que la

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modificación alteró las bases de la relación en una medida que
no permite su continuación-, entonces debe denunciar el
contrato de trabajo y exigir las indemnizaciones correspon-
dientes (confr. arts. 242 y 245 LCT).
Estimaron que esa situación es la que se produjo en
el sub lite, donde la demandada, en ejercicio de sus faculta-
des, modificó las condiciones laborales, por lo que si el
actor consideraba que aquélla había ejercido en forma irrazo-
nable o abusiva esa atribución debió proceder a considerarse
despedido sin causa (art. 66 LCT), pero como no fue esa su
actitud y mantuvo la relación, por el criterio básico que
establece la LCT, carece de acción para reclamar que se res-
tituyan las condiciones de trabajo.
En tal sentido, recalcó que ello es así "más allá
que las (condiciones laborales modificadas por la demandada)
pudieron traducirse en un ejercicio irrazonable que limita los
derechos del trabajador, en cuyo caso, éste exclusivamente
pudo solicitar que se declare la rescisión contractual".
Los demás rubros que reclamó el actor (salarios
adeudados, diferencias salariales) fueron rechazados por
iguales motivos y, en cuanto a la sanción por daño moral, que
había sido admitido en primera instancia, los jueces conside-
raron que las molestias que le pudieron haber causado al actor
el sumario administrativo en el que estuvo involucrado -que la
demandada adoptó en ejercicio de su facultad de organizar la
empresa e investigar la conductas de sus empleados- fueron
compensadas con la declaración final en la que se hizo mención
a que su conducta no era pasible de reproche disciplinario.

- II -
Disconforme con este pronunciamiento, el actor de-
dujo el recurso extraordinario de fs. 570/599, que fue dene-

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gado (fs. 622). Ante ello, se presenta directamente en queja


ante la Corte.
Sostiene, en sustancial síntesis, que el pronuncia-
miento se aleja de las circunstancias de hecho y de derecho
probadas en autos, conducentes para decidir el proceso, lo que
importa una resolución arbitraria e incompatible con el
adecuado servicio de justicia. Asimismo, resuelve en contra de
normas legales surgidas de pactos y convenciones interna-
cionales.
Dice que la postura procesal asumida por el a quo
frustra los derechos a la carrera administrativa en condicio-
nes de igualdad y el resguardo de la estabilidad en el cargo,
privándolo de la protección judicial, circunstancia que no se
puede admitir desde el punto de vista constitucional, porque
es función de los jueces revisar los actos administrativos y
que, por una desafortunada interpretación del marco legal
vigente, se restringió el acceso a la jurisdicción.
Por último, plantea la inconstitucionalidad del art.
11 inc. c) de la convención colectiva aprobada por el laudo
15/91 y del decreto 618/97.

- III -
Estimo que existe en autos materia federal que jus-
tifica su examen en esta instancia, sin que obste a ello que
las cuestiones debatidas sean de derecho común o de hecho y
prueba pues, si bien tales cuestiones son como regla ajenas a
la vía del art. 14 de la ley 48, lo resuelto sobre temas de
esta índole admite revisión en supuestos excepcionales cuando
el tribunal ha omitido considerar extremos conducentes para la
solución de la causa (Fallos: 310:925 y 328:3649).
La sentencia, en efecto, por las razones que se
mencionan a continuación, carece de un examen razonado de

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planteos decisivos para obtener un pronunciamiento fundado que
ocasiona una grave lesión del derecho de defensa en juicio del
impugnante.

- IV -
La Corte ha declarado que en aras de lograr el buen
servicio debe reconocerse a la Administración una razonable
amplitud de criterio en el ejercicio de sus facultades dis-
crecionales, sin que las decisiones atinentes a la política
administrativa constituyan una materia justiciable, en tanto
las medidas adoptadas no impliquen respecto de los agentes una
descalificación o una medida disciplinaria encubierta (Fallos:
321:703).
Ha expresado también, en el mismo sentido, que es de
esencia de la relación de empleo público la potestad del
empleador de variar las funciones encomendadas en razón de la
concreta necesidad del servicio, siempre que tales modifica-
ciones sean impuestas de modo razonable y no signifiquen la
asignación de tareas impropias de la posición escalafonaria
que corresponde al agente (Fallos: 318:500 y su cita).
Por tal motivo, en lo que se refiere al principio
del ius variandi -que rige tanto en la relación de empleo
público como en la de carácter privado-, en virtud del cual la
forma y la modalidad de la prestación del trabajo si bien
pueden ser modificadas por el empleador, ello no debe importar
un ejercicio irrazonable de tal facultad que ocasione un
perjuicio moral o material al agente, quien, como consecuencia
de aquél, resulta afectado por un "pase" o traslado.
Sobre la base de tales principios considero que
asiste razón al apelante en cuanto sostiene que la sentencia
es arbitraria por haber prescindido de las circunstancias de
hecho y de derecho probadas en autos conducentes para decidir

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el proceso y por privarlo del adecuado acceso a la justicia.


En efecto, a mi juicio, los planteos del apelante
referidos a la violación al derecho a la carrera administra-
tiva en condiciones de igualdad -porque, al disponerse su
traslado se lo privó del cargo superior que ya poseía- y al
resguardo de la estabilidad en el cargo expuestos en el es-
crito inicial (fs. 2/59) y reiterados al contestar el memorial
de la demandada a fs. 514/546 no fueron tratados especí-
ficamente por el a quo, de modo tal que el argumento de la
sentencia en cuanto, por aplicación del art. 66 de la LCT,
sólo cabía la posibilidad de que el actor se diera por despe-
dido ante el cambio de tareas, deviene meramente conjetural,
máxime cuando la demandada no cuestionó la vigencia ni la
aplicación del convenio colectivo aprobado por el laudo 15/91,
al cual el accionante había atribuido el carácter de régimen
especial que consagra la estabilidad propia (confr. doctrina
de Fallos: 310:619).
Ello es así -sostuvo el Tribunal en este último
precedente citado-, porque dentro del plexo normativo aplica-
ble la rescisión del contrato pudo no ser la única alternativa
ante el ejercicio abusivo del ius variandi, desde que aun la
ley que invoca el a quo como sustento de su decisión establece
que, en caso de duda, las situaciones deben resolverse a favor
de la continuidad o subsistencia del contrato (art. 10 de la
LCT).
Más aun cuando en la actualidad la ley 26.088 (pu-
blicada en el B.O. 24-04-2006) sustituyó el texto del art. 66
de la ley 20.744 y agregó que el trabajador frente a tales
circunstancias puede considerarse despedido "o accionar per-
siguiendo el restablecimiento de las condiciones alteradas. En
este último supuesto la acción se substanciará por el pro-
cedimiento sumarísimo, no pudiéndose innovar en las condicio-

-5-
nes y modalidades de trabajo, salvo que éstas sean generales
para el establecimiento o sección, hasta que recaiga sentencia
definitiva".
Habida cuenta de lo expuesto y de la jurisprudencia
del Tribunal que consagra la obligación de la Administración
de respetar la posición escalafonaria del empleado, autori-
zando a aquélla a ejercer el ius variandi en forma tal que no
le cause al empleado perjuicio material ni moral, la admisión
del a quo de que la conducta de la demandada fue irrazonable y
limitativa de los derechos del trabajador (v. fs. 562 vta.
último párrafo), significó admitir -aunque tácitamente- que la
conducta de la Administración fue arbitraria.
Por lo expuesto, opino que corresponde declarar
procedente el recurso extraordinario en este aspecto e inva-
lidar lo decidido, pues media relación directa e inmediata
entre lo resuelto y las garantías constitucionales que se
dicen vulneradas (Fallos: 313:253).

- V -
Sin embargo, estimo que debe desestimarse el recurso
impetrado en cuanto a los agravios referidos a las indem-
nizaciones por diferencias de salarios y daño moral, al igual
que los planteos para que se declare la inconstitucionalidad
del art. 11, inc. c), de la convención colectiva aprobada por
el laudo 15/91 y el decreto 618/97, pues aun dejando de lado
lo escasamente claro de los argumentos esgrimidos, lo cierto
es que el recurrente no logra poner en evidencia la razón de
sus reproches de tenor constitucional (Fallos: 326:2200).
Por otra parte, cabe recordar -en torno del segundo
planteo mencionado en el párrafo anterior- que la Corte ha
entendido que la declaración de inconstitucionalidad de una
ley o de alguna de sus partes es un acto de suma gravedad

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S.C. S.2228, L.XL.-

Procuración General de la Nación

institucional que debe ser considerado como una ultima ratio


del orden jurídico (Fallos: 326:3024), por lo cual el intere-
sado debe demostrar claramente de qué manera aquellas contra-
rían a la Constitución Nacional, causándole de ese modo un
gravamen y que tal circunstancia ocurre en el caso concreto
(Fallos: 310:211).
Sobre la base de tales conceptos, advierto que los
planteos efectuados por el apelante sobre este aspecto carecen
de la debida fundamentación por estar desprovistos de
sustentos fácticos y jurídicos ciertos y efectivos, pues in-
curre en afirmaciones dogmáticas sin lograr precisar y demos-
trar en forma fehaciente el perjuicio que le originan las
normas que tacha de inconstitucionales (confr. doctrina de
Fallos: 314:407).

- VI -
Por ello, opino que corresponde hacer lugar par-
cialmente a la queja y al recurso extraordinario interpuestos,
en consecuencia, dejar sin efecto la sentencia impugnada por
los motivos expuestos en el acápite IV y devolver los autos al
tribunal de origen a fin de que, por medio de quien
corresponda, proceda a dictar un nuevo fallo con arreglo a lo
expresado y desestimar los planteos mencionados en el acápite
V.

Buenos Aires, 28 de septiembre de 2007.


LAURA M. MONTI
Es Copia

-7-
S. 2228. XLI.
RECURSO DE HECHO
Schiavone, Diego Gerardo c/ Estado Nacional
(Administración Federal de Ingresos
Públicos).

Buenos Aires, 9 de junio de 2009


Vistos los autos: "Recurso de hecho deducido por la ac-
tora en la causa Schiavone, Diego Gerardo c/ Estado Nacional
(Administración Federal de Ingresos Públicos)", para decidir
sobre su procedencia.
Considerando:
Que el recurso extraordinario, cuya denegación dio
origen a la queja en examen, es inadmisible (art. 280 del
Código Procesal Civil y Comercial de la Nación).
Por ello, habiendo dictaminado la señora Procuradora
Fiscal, se desestima la queja. Reintégrese el depósito de fs.
1 por no corresponder (conf. fs. 110). Notifíquese, devuél-
vanse los autos principales y, oportunamente, archívese. RI-
CARDO LUIS LORENZETTI - ELENA I. HIGHTON de NOLASCO - CARLOS
S. FAYT (en disidencia)- ENRIQUE SANTIAGO PETRACCHI - JUAN
CARLOS MAQUEDA - E. RAUL ZAFFARONI - CARMEN M. ARGIBAY.
ES COPIA

DISI-//-

-1-
-2-
S. 2228. XLI.
RECURSO DE HECHO
Schiavone, Diego Gerardo c/ Estado Nacional
(Administración Federal de Ingresos
Públicos).

-//-DENCIA DEL SEÑOR MINISTRO DOCTOR DON CARLOS S. FAYT


Considerando:
11) Que la Sala IV de la Cámara Nacional de Apela-
ciones del Trabajo revocó la sentencia de primera instancia en
cuanto había condenado a la demandada a abonar una indem-
nización por daño moral y declarado la nulidad de las dispo-
siciones n1 720/99 y 795/00, por las que, respectivamente, la
Administración Federal de Ingresos Públicos resolvió dar por
finalizadas las funciones que desempeñaba Schiavone como
Agente Judicial Titular y rechazar el recurso jerárquico de-
ducido en sede administrativa.
Contra tal pronunciamiento, la actora interpuso el
recurso extraordinario que, denegado, motiva la presenta que-
ja.
21) Que para así resolver, el a quo consideró que de

acuerdo con lo establecido en el art. 2°, inc. a, de la Ley de


Contrato de Trabajo, las relaciones de índole laboral entre
los empleados y la Administración Pública Nacional,
comprendidas dentro de un convenio colectivo de trabajo Ccomo
ocurre en la especie con el Laudo 15/91C, quedaban excluidas
de la aplicación de las normas del derecho administrativo, por
lo que la cuestión debía ser resuelta de conformidad con lo
dispuesto por la ley citada. Asimismo, sostuvo que la garantía
constitucional establecida en el art. 14 bis referente a la
estabilidad de los empleados públicos no era aplicable al caso
ya que el actor no había sido objeto de un despido.
31) Que, sentado ello, afirmó que no resultaba pro-
cedente la pretensión de que se declare la nulidad de las
disposiciones cuestionadas ya que, según el art. 64 de la Ley
de Contrato de Trabajo, el empleador tenía la facultad de
organizar "económica y técnicamente la empresa, explotación o
establecimiento". Agregó que si en el ejercicio de esa facul-

-3-
tad se lesionaba algún derecho del que gozaba un trabajador,
éste tenía la posibilidad de denunciar el contrato (art. 242
de la LCT) y percibir las indemnizaciones previstas en la
norma (art. 245 y cc. de la LCT). Apuntó CentoncesC que si el
actuar de la administración había resultado "irrazonable" o
"abusivo", el empleado debía considerarse despedido sin causa
(art. 66 de la LCT). Por otra parte, rechazó el reclamo del
pago de ciertas diferencias salariales y de la indemnización
por daño moral.
41) Que los agravios relativos al vicio de arbitra-
riedad suscitan cuestión federal suficiente para habilitar la
vía extraordinaria pues la sentencia no constituye derivación
razonada del derecho vigente con referencia a las circunstan-
cias concretas de la causa, lo que conduce a su descalifica-
ción como acto judicial válido.
51) Que ello es así pues la cámara consideró que el
único derecho que le asistía al actor era el de considerarse
despedido sin justa causa Cante el alegado ejercicio abusivo
del ius variandiC y demandar, en consecuencia, la indemniza-
ción prevista en la Ley de Contrato de Trabajo para tales
supuestos, sin advertir que el régimen laboral específico que
vinculaba a las partes, esto es, el Laudo 15/91, preveía que
todo agente permanente tenía derecho "a conservar el empleo,
la jerarquía y el nivel alcanzados" (conf. art. 11 del Esta-
tuto). Tal precepto constituía una cuestión de evidente rele-
vancia para determinar de qué modo podía el actor defenderse
ante la alegada retrogradación en el cargo; máxime cuando el
vínculo que unía a aquél con la Administración Nacional de
Ingresos Públicos era de empleo público, y por consiguiente le
asistía el derecho a la estabilidad consagrado en el art. 14
bis de la Constitución Nacional, el que, como ha señalado esta
Corte, se integra con el derecho a la carrera (conf. causas

-4-
S. 2228. XLI.
RECURSO DE HECHO
Schiavone, Diego Gerardo c/ Estado Nacional
(Administración Federal de Ingresos
Públicos).

AMadorrán@ (Fallos: 330:1989, considerando 51) y R.129.XXXVII


"Ruiz, Emilio David c/ D.G.I. s/ despido", de fecha 15 de mayo
de 2007).
61) Que en atención al modo como se resuelve, deviene
innecesario examinar los agravios dirigidos a cuestionar el
rechazo del reclamo por diferencias salariales. Por su parte,
el remedio federal es inadmisible, por cuanto se impugna en él
el rechazo de la indemnización por daño moral, por carecer en
este aspecto de suficiente fundamentación.
71) Que, en tales condiciones, y sin que lo expresado
implique abrir juicio sobre el acierto de los argumentos por
medio de los cuales el demandante pretende demostrar la
retrogradación que invoca, corresponde dejar sin efecto el
fallo de cámara por existir relación directa e inmediata entre
lo resuelto y la garantía constitucional de la defensa en
juicio (art. 14 de la Constitución Nacional).
Por ello y habiendo dictaminado la señora Procuradora
Fiscal de la Nación, se hace lugar a la queja y al recurso
extraordinario y se deja sin efecto la sentencia apelada con
el alcance indicado. Devuélvase el depósito de fs. 1 por no
corresponder (conf. fs. 110). Vuelvan los autos al tribunal de
origen a fin de que, por medio de quien corresponda, se dicte
un nuevo fallo con arreglo al presente. Agréguese la queja al
principal, notifíquese y remítase. CARLOS S. FAYT.
ES COPIA

Recurso de hecho deducido por Diego Gerardo Schiavone, actor en autos, por propio
derecho.
Tribunal de origen: Sala IV de la Cámara Nacional de Apelaciones del Trabajo.
Tribunales que intervinieron con anterioridad: Juzgado Nacional de Primera Instan-
cia del Trabajo n° 44.

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