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Problematica Del Desarrollo Venezolano Libro
Problematica Del Desarrollo Venezolano Libro
Problemática
del desarrollo venezolano
Código 121
Selección de Lecturas
Sólo para uso Instruccional
Sin valor comercial
Estudios Generales
121
2014 Problemática del desarrollo venezolano: Guía de instrucción
[elaborado por] Leonardo Rodríguez. - - Caracas: UNA,
2014.
42 p. : il. ; 29 cm.
ISBN: 978-980-236-730-6
Estudios generales
Todos los derechos reservados. Prohibida la reproducción total o parcial por cualquier
medio gráfico, audiovisual o computarizado, sin previa autorización escrita.
ISBN 978-980-236-730-6
Registro de Publicaciones de la
Universidad Nacional Abierta
Nº UNA - SL - 2014 - 6077
Selección de lecturas
Sólo para uso instruccional
Sin valor comercial
Compilador:
Prof. Leonardo Rodríguez
Comité Técnico de Diseño Instruccional:
Profa. María Martín
PRESENTACIÓN
7
ÍNDICE
9
Serie Foro al Día. Caracas, Centro de Estudios del Desarrollo /CENDES. Uni-
versidad Central de Venezuela; pp. 27-42.
9. López Maya, Margarita y Lander, Eduardo. (1997). La transformación de una
sociedad petrolera centrista. Desarrollo económico y viabilidad Democrática
en Venezuela. Serie Foro al Día. Caracas. Centro de Estudios de Desarrollo /
CENDES. Universidad Central de Venezuela; pp. 221-240.
V. Razón de futuro
Lecturas
10. Baptista, Asdrúbal. (1997) “En razón del futuro. Líneas maestras de las es-
trategias económicas”. En Serie Foro al Día. Centro de Estudios del Desar-
rollo /CENDES. Caracas. Universidad Central de Venezuela; pp. 43-52.
11. El Estado y la sociedad venezolana. VI plan- fundación Escuela de Gerencia
Social.
10
UNIDAD I
l. INTRODUCCIÓN
Desde hace ya casi dos décadas el problema del desarrollo y del subdesarrollo
económico constituye uno de los más frecuentes e importantes tópicos de discusión en
los principales foros internacionales. Otro tanto viene ocurriendo desde hace algunos
años en los medios académicos, principalmente en los campos de la economía y
de las ciencias sociales. La producción intelectual sobre el tema ha llegado a ser
tan vasta que ya no parece posible siquiera mantenerse al día en la literatura
correspondiente. Podría parecer ocioso entretenerse con una discusión conceptual;
sin embargo, los autores que han prestado atención al tema convienen en que los
conceptos empleados son insatisfactorios.
Destacar, por ejemplo, la pobreza entre todos los aspectos, conduce a una política
de desarrollo que pondrá un acento particular sobre la redistribución internacional e
interna del ingreso. El subdesarrollo concebido como estado o situación estructural e
institucional, lleva a sostener que el subrayado de la política de desarrollo debe ponerse
en el cambio de las estructuras e instituciones que se presume determinan ese estado
o situación. Cuando se destacan como características básicas las potencialidades
desaprovechadas de los recursos humanos y naturales, el acento de la política de
desarrollo se vuelca hacia la educación y la formación de mano de obra calificada, así
como a la aplicación de la tecnología moderna. Cuando en cambio se insiste sobre los
problemas de la dependencia, la política tenderá a modificar las formas tradicionales
de vinculación entre países y al fortalecimiento del sistema nacional.
14
Se comienza, por consiguiente, con una referencia al surgimiento del tema del
desarrollo como un tópico de preponderante actualidad política en la posguerra. Se
continúa luego con un examen de sus antecedentes a través de las nociones de
riqueza, evolución y progreso, propias de la gran expansión de la economía europea
durante los siglos XVIII y XIX bajo el signo del liberalismo. Sigue una apreciación de
los conceptos de industrialización y crecimiento, fruto el primero de los esfuerzos
deliberados de ciertos países para participar en el proceso desencadenado por
la Revolución Industrial; y el segundo, de las políticas destinadas a solucionar los
problemas del desempleo en economías capitalistas maduras. Más adelante se
discuten, desde idéntico punto de vista, las corrientes de pensamiento o enfoques
actuales sobre el concepto de desarrollo. El examen de cada uno de esos conceptos
se realiza desde el ángulo de la realidad histórica concreta que refleja, del pensamiento
económico de la época y del pensamiento social o filosófico correspondiente.
2. LOS ANTECEDENTES
15
la futura organización de las Naciones Unidas, establecida en la Conferencia de San
Francisco, en abril de 1945.
16
reflejaban directamente los principales problemas que había vivido el mundo en los
años anteriores y todas ellas expresaban tareas de envergadura mundial.
Desde luego, el conflicto bélico afectó no sólo los países industrializados sino
también las áreas no-industrializadas de Europa, vastas regiones de África, del Medio
Oriente y de Asia. Por otra parte, la crisis de la economía internacional, que se inició
a partir de la primera guerra mundial, se agravó durante el largo período depresivo
por el que atravesó la economía europea durante la década de 1920 y se propagó,
con graves repercusiones para todo el mundo, a raíz de la gran depresión. Esta
crisis económica produjo una grave desocupación y caída del ingreso en los países
centrales y, en virtud de la contracción del comercio mundial y de la interrupción de los
flujos internacionales de capital, provocó efectos similares en los países proveedores
de materias primas.
17
A raíz de las dificultades ocasionadas a estos países por las limitaciones en
los abastecimientos externos durante ambas guerras mundiales, como consecuencia
de las políticas de control de cambios y de proteccionismo industrial provocadas
por la gran crisis, y debido también a influencias ideológicas, muchos países de
la región se encontraban, a mediados de la década de 1940, en los comienzos de
vigorosos programas de industrialización e inversión en infraestructura, dificultados
severamente por las limitaciones impuestas a la importación de materias primas y
bienes de capital2.
2. Naciones Unidas, Desarrollo económico en países seleccionados: planes, programas y organismos, volumen
I (1947) Y volumen II (1950), Departamento de Asuntos Económicos, Nueva York.
3. La opinión prevaleciente en América Latina se expresó claramente en la resolución adoptada por
la Tercera Conferencia de los Estados Americanos miembros de la Organización Internacional
del Trabajo (ciudad de México, 1946), que en sus considerandos señala “que entre los países de
América Latina es indispensable, para alcanzar niveles de vida más altos, un mejor equilibrio en
las estructuras económicas, el aumento del comercio internacional, y al mismo tiempo una mayor
independencia económica”; y en su parte resolutiva solicita la ayuda de las Naciones Unidas y sus
organismos especializados para que se estudien “los métodos más eficaces para facilitar el proceso
armónico de la industrialización de los países latinoamericanos, indispensable para su bienestar
social”.
18
destinadas a favorecer una acción concertada en la reconstrucción económica de los
países devastados, elevar el nivel de la actividad económica, y mantener y reforzar
las relaciones económicas de estas regiones, tanto entre sí como con los demás
países del mundo.
Como puede apreciarse por estas referencias, son los problemas e inquietudes
que comienzan a manifestarse en los países subdesarrollados −especialmente en los
de América Latina- los que van perfilando la problemática del desarrollo económico
y dando nuevo contenido a ese concepto, que ahora expresa la preocupación que
despierta en ciertos países su dependencia del comercio internacional, en virtud de la
especialización en la exportación de materias primas; refleja también las aspiraciones
de reafirmación de la independencia política y económica de los nuevos países que
4. Naciones Unidas. Report of the Ad Hoc Committee on Proposed Economic Commission for Latín America,
Economic and Social Councíl, Third Year, Sixth Session, Supplement Nº 7, Nueva York, 10 de
diciembre de 1947.
19
han dejado de ser colonias; alude al bajísimo nivel de vida que prevalece en la mayoría
de los países y de la población mundial, y a los violentos desniveles entre éstos y los
de los países industrializados; traduce la convicción de las naciones rezagadas que
el camino para obtener mejores niveles de vida es la industrialización y, en general,
la aplicación de la técnica moderna al esfuerzo productivo y al aprovechamiento
de recursos ociosos; revela el convencimiento de que la aceleración del ritmo de
progreso económico y social requiere cambios en la estructura productiva y un
esfuerzo deliberado de la comunidad nacional e internacional para lograr esos fines.
Hay sin duda una serie de nociones que cumplieron, o cumplen, un papel similar
al que ahora desempeñan las de desarrollo y subdesarrollo, y que no es difícil encontrar
en la evolución del pensamiento económico. Los conceptos de riqueza, evolución,
progreso, industrialización y crecimiento, que corresponden a distintas épocas
históricas, y a la consiguiente evolución del pensamiento económico, expresan sin
duda preocupaciones similares a las que se advierten en la idea de desarrollo. Pero
un análisis comparativo de esos conceptos, examinados desde el punto de vista de la
realidad histórica concreta donde surgieron, de la escuela de pensamiento económico
que integran, y la visión cultural general a que pueden ser asimiladas, permite apreciar
que existen notables diferencias entre esas nociones y el nuevo concepto; además
permite verificar que las escuelas de pensamiento económico correspondientes a
cada una de esas nociones −y las políticas de desarrollo que de ellos se derivan- en
modo alguno se ajustan a la nueva tarea del desarrollo.
b) Conceptos similares
20
J. S. MilI, principal sistematizador del pensamiento clásico, y quien publica su obra
fundamental en 1848, la riqueza es el indicador de la prosperidad o decadencia de las
naciones. Para esta corriente de pensamiento, el concepto de riqueza se refiere en
forma directa al potencial productivo de una comunidad, que se traduciría en “aquel
conjunto máximo de bienes que un país puede obtener, dada la naturaleza de su
suelo, su clima y su situación respecto de otros países”.
Entre los clásicos, esta idea va asociada a una determinada manera de percibir el
funcionamiento de la sociedad, concebida como un conjunto de individuos o unidades
económicas que se comportan según una serie de leyes y principios inmutables, que
definen el funcionamiento del sistema o mecanismo económico. La riqueza es, para
ellos, el producto de una sociedad organizada jurídica e institucionalmente de acuerdo
con la filosofía del derecho natural. Esta concepción está estrechamente relacionada
con la filosofía individualista y liberal del Derecho y del Estado que se difunde durante
el siglo XVllI; basada sobre el sistema de la libre concurrencia económica, sistema que
descansa a su vez sobre los principios de la libertad individual, de la propiedad privada,
de la sucesión privada de los medios materiales de producción (tierra y capital), y de
la libertad de los contratos.5 O dicho con palabras de Hicks: “Los principios liberales,
o no intervencionistas, de los economistas clásicos (Smith, Ricardo), no eran, en
primer lugar, principios económicos; era una aplicación a la economía de principios
cuyo campo de aplicación se suponía mucho más amplio”.6 Esta concepción tiene
su base histórica principalmente en el siglo XVIII, que presencia los comienzos de
la Revolución Industrial, que se manifiesta por una gran multiplicación de pequeños
talleres y empresas, una gradual liberalización del orden económico mediante la
abolición de la servidumbre en las áreas rurales y la destrucción de los gremios
artesanales en la ciudad y las restricciones impuestas a la nobleza y al monarca
absoluto con el surgimiento de cuerpos legislativos representativos de la nueva clase
burguesa en ascenso.
21
y espontánea; de hecho, es un concepto derivado de las teorías evolucionistas
(Lamarck, Lyell y sobre todo Darwin) y coincide en cierto modo con la expansión de la
economía capitalista durante el siglo XIX.
22
Un concepto más reciente, asociado estrechamente a la teoría macroeconómica,
es el de crecimiento. En cierto modo, es similar al concepto de evolución, por lo menos
en lo que se refiere al aspecto de mutación gradual y continua que le es inherente;
también incorpora el de progreso, en el sentido de acentuar la importancia fundamental
de las innovaciones técnicas en el proceso de crecimiento. Sin embargo, como surge
de teorías que tienen su origen en la preocupación por las dificultades que enfrenta el
capitalismo maduro en las décadas de 1920 y 1930, no comparte la visión optimista
de la expansión del capitalismo inherente a las nociones de evolución y progreso,
propias de la escuela neoclásica. La teoría del crecimiento nace, en efecto, de la
preocupación por las crisis y el desempleo, y la aparente tendencia al estancamiento
del sistema capitalista. Tal problemática exige un análisis del comportamiento de
conjunto del sistema económico, como lo hicieron los clásicos, y lleva a destacar la
importancia de la acción deliberada de la política económica para mantener un ritmo
expansivo que asegure la ocupación plena.
23
industrial se consideró incluso sinónimo de desarrollo económico. No es un proceso
que se haya dado necesariamente y en forma espontánea, ni ha sido por lo general
gradual ni armónico; se tradujo de hecho en la expansión acelerada de una parte del
sistema económico y de esa manera impulsó un cambio estructural en dicho sistema.
24
de esa miseria, en los sectores vinculados directa o indirectamente a las actividades
exportadoras o industriales de los países subdesarrollados −prolongaciones, ambas
de la Revolución Industrial en las economías periféricas- algunos grupos sociales
alcanzan niveles de vida similares o más elevados que en los propios países
industriales. Esto se refleja en una aguda desigualdad en la distribución del ingreso
personal, en pequeños islotes sociales y regionales de gran riqueza en medio de
un mar de extrema pobreza; se ha estimado que el ingreso medio del 5 por ciento
de la población de más altos ingresos es 20 veces mayor que el ingreso medio del
50 por ciento de la población de menores ingresos en América Latina9. Lo anterior
revela que la Revolución Industrial produjo efectos pronunciadamente desiguales
no sólo entre los países donde se originó y aquellos a los que se propagó, sino
incluso, en el caso de estos últimos, entre las regiones y los sectores económicos
y sociales vinculados a las economías industriales céntricas y el resto del sistema.
La Revolución Industrial y la naturaleza asimétrica de sus efectos, constituyen con
toda evidencia una de las cuestiones centrales de la temática del subdesarrollo. En
efecto, para llegar a comprenderla en toda su complejidad y consecuencias conviene
efectuar un estudio de la Revolución Industrial, tanto en su fase de gestación y
desarrollo inicial en Inglaterra, entre 1750 y 1850 aproximadamente, como en su fase
de propagación a todas las áreas del mundo; durante esta última se gestaron por
una parte las condiciones que permitieron a otro pequeño grupo de países -Estados
Unidos, Canadá, Australia y Nueva Zelandia- llegar a niveles de vida muy elevados
y a un desarrollo muy avanzado, mientras la gran mayoría, por otra, adquiría la
conformación característica del subdesarrollo10.
9. CEPAL, El desarrollo económico de América Latina en la posguerra, Nueva York, noviembre, 1963, p. 55
y cuadro 54.
10. El análisis pormenorizado del proceso originario de la Revolución Industrial y de su propagación
internacional, con efectos tan disímiles en uno y otro grupo de países, se efectúa en la parte II de
este libro.
25
países; no obstante, la distancia que separa el nivel medio de vida del habitante
latinoamericano de los predominantes en los países avanzados, no parece haberse
reducido, y hasta es posible que se haya distanciado11. Sin embargo, esta comparación,
de suyo significativa, no es la que más interesa.
Los resultados del esfuerzo realizado durante las últimas décadas deben
analizarse a la luz de los problemas que se pretendían superar con el esfuerzo
de desarrollo industrial. La industrialización ha significado, sin lugar a dudas, una
diversificación muy importante de la estructura productiva; sin embargo, no se obtuvo el
efecto esperado de esta diversificación en cuanto a reducir la dependencia externa de
las economías latinoamericanas, y tampoco se logró obtener a través de este cambio
estructural una capacidad de crecimiento autosostenido. El hecho es que durante la
última década, cuando las condiciones del mercado internacional de productos básicos
dejaron de ser favorables a América Latina, las economías de la región han venido
reduciendo su ritmo de crecimiento hasta niveles apenas superiores al crecimiento
de la población. Por otra parte, si bien los niveles medios de vida han experimentado
incrementos sustanciales en muchos países, no es menos cierto que las condiciones
de vida de la gran mayoría de la población continúan siendo extremadamente
precarias. En realidad, el proceso de industrialización no consiguió, directamente ni a
través de sus efectos indirectos, proporcionar niveles de vida razonables para amplios
sectores de la población. Los indicadores de la distribución del ingreso revelan que
no se produjeron cambios importantes, por lo menos durante la última década. Los
índices de las condiciones sociales de la población, por su parte, continúan acusando
deficiencias abismales en materia de nutrición, consumo de manufacturas básicas,
salud, vivienda y educación. La especialización de las economías latinoamericanas
en la exportación de unos pocos productos básicos continúa siendo la característica
fundamental de su comercio exterior.
11. L. J. Zimmennan, Países pobres, países ricos, trad. de Francisco González Aramburu, Siglo XXI
Editores. México, 1966, cap. II.
12. Osvaldo Sunkel, “El trasfondo estructural de los problemas del desarrollo latinoamericano”, en El
Trimestre Económico, México, enero-marzo, 1967, núm. 133.
26
en los periféricos. Se fueron desarrollando así interpretaciones y teorías acerca de la
problemática planteada; por ello es conveniente analizar los enfoques que ahora se
utilizan y las posiciones que se adoptan en materia de política del desarrollo.
3. ENFOQUES ACTUALES
Toda corriente de pensamiento, en efecto, implica una visión del deber ser, una
aspiración, un elemento prospectivo; en suma, una ideología. Y por otra parte llega a
conclusiones por el empleo de determinado método de análisis. Por consiguiente, si
se desea realizar un estudio de los principales enfoques actuales del desarrollo será
necesario examinar dichas posiciones desde un punto de vista ideológico y también
metodológico, indispensable para definir cada posición en cuanto a los objetivos,
metas y aspiraciones que se supone deberá satisfacer el desarrollo; es decir, el
desarrollo concebido en su sentido ideológico o prospectivo. Y para lograrlo deberá
tenerse una perfecta claridad respecto del método analítico a utilizar en el examen
del desarrollo.
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a) El desarrollo como crecimiento
Quienes comparten estas ideas han estado, por lo general, muy influenciados
por las modernas teorías macrodinámicas, corriente anglosajona derivada
fundamentalmente de Keynes, a la que ya se hizo antes referencia y se analiza
detalladamente en la parte III. Este notable economista, que vivió en medio de una
profunda y prolongada depresión económica, una de cuyas manifestaciones era
un desempleo masivo sin precedentes, veía la realidad de su época en función de
la necesidad de superarlo14. Pone el acento, por consiguiente, sobre la influencia
que podría tener una política de gastos públicos compensatorios para poner en
movimiento un sistema económico, algunas de cuyas características principales
eran la desocupación de recursos humanos y la capacidad productiva ociosa. Como
su análisis es a corto plazo, Keynes no considera el efecto de la inversión sobre la
capacidad productiva; por lo demás, el ciclo tenía precisamente como consecuencia
dejar ociosa una considerable proporción de la capacidad productiva instalada. Sin
embargo, cuando se analizan las características del ciclo económico y sus efectos
a largo plazo, el sistema parece presentar una tendencia a ahorrar que excede
los estímulos a invertir, de manera tal que el nivel de gastos tiende a ser inferior al
necesario para obtener un estado de ocupación plena de los factores productivos.
Algunos autores posteriores comenzaron a preocuparse del vínculo que podría existir
entre los estímulos a la inversión, el crecimiento del ingreso y la ocupación. Domar
observó, en efecto, que si las inversiones se mantienen estacionarias, no se agrega
demanda efectiva adicional; en tanto que, simultáneamente, dichas inversiones
generan capacidad productiva adicional, creándose así un desequilibrio entre
demanda y oferta globales. En otras palabras, para que exista una expansión de
la demanda efectiva es indispensable que la inversión de cada período sea mayor
que la del período anterior; sólo un incremento de la inversión genera incrementos
de la demanda efectiva. En cambio, cualquier nivel de inversión, mayor o menor que
en años precedentes, constituye una ampliación de la capacidad productiva15. En
consecuencia, una economía debe mantener una tasa creciente de inversión para
evitar una tendencia al desempleo a largo plazo y debe alcanzar un nivel determinado
para que el crecimiento de la inversión posibilite adiciones de capacidad productiva e
incrementos de la demanda efectiva coincidentes, de tal modo que no se produzcan
presiones inflacionarias o deflacionarias. La preocupación fundamental de la teoría
28
del crecimiento se centra por ello sobre la influencia que tiene la inversión sobre el
crecimiento del ingreso, el equilibrio dinámico y la ocupación.
Numerosos son los autores que adoptan como punto de partida las teorías del
crecimiento para analizar aspectos del desarrollo y casi todos ellos centran su atención
sobre cuestiones relacionadas con la inversión; temas tales como determinar la tasa
de inversión, el financiamiento externo, los criterios de prioridad en la asignación de
recursos, la movilización de los ahorros internos, etc., constituyen la preocupación
fundamental de quienes piensan en el desarrollo como si fuera un problema de
crecimiento.
Por cierto que este tipo de pensamiento tiene una influencia muy decisiva sobre los
modelos que se utilizan para la elaboración de planes en los países subdesarrollados.
Estos planes llaman sistemáticamente la atención sobre la necesidad de incrementar
las inversiones y distribuirlas de cierta manera para lograr un determinado ritmo
de crecimiento del ingreso por habitante. Se destaca la elaboración de proyectes y
programas concebidos como esfuerzo de inversión y de aumento de la producción,
y la obtención de recursos financieros tanto internos como externos para solventar el
mayor nivel de inversión. En estos planes, y en toda la bibliografía vinculada a esta
concepción, prácticamente se ignoran los aspectos relacionados con la productividad
de las inversiones, las condiciones institucionales, sociales, políticas y culturales
que influyen sobre el efecto y el grado de utilización de la capacidad productiva de
los recursos humanos y de los naturales, así como las consecuencias de dichas
inversiones sobre las condiciones de vida de la población, la distribución del ingreso,
la concentración regional de la actividad económica, etcétera.
29
keynesiana. El problema de estos países aparece así reducido casi enteramente al
de una mayor capacidad de acumulación, y su desarrollo quedaría asegurado con la
elevación de las tasas de ahorro e inversión.
Esto implica una posición metodológica similar a la que aparece en las escuelas
clásica y neoclásica, es decir, el mismo tipo de mecanicismo que concibe al sistema
económico en términos de determinadas fuerzas que producen ciertos equilibrios a
través de mercados, que funcionan total o parcialmente en forma libre y permiten que
se efectúen dichos procesos de ajuste. Si surgen razones de tipo institucional, u otras,
que obstaculizan el funcionamiento del mecanismo económico, o que distorsionen
sus efectos, entonces ya no se trataría de un problema económico y por consiguiente
debe ser transferido al ámbito político.
30
subdesarrolladas y han centrado luego su atención con preferencia sobre alguna de
ellas, convirtiéndola en seguida en el pilar de su interpretación del subdesarrollo y en
la base de su estrategia de desarrollo.
31
sentido de los valores, actitudes, instituciones y organizaciones de las sociedades
desarrolladas.
En los autores que siguen estas formas de análisis de los problemas del
desarrollo, se observa, en general, que este proceso es concebido como una sucesión
de etapas que se recorren desde la más primitiva o tradicional a la más desarrollada o
moderna, pasando por varios niveles o estadios intermedios que tienen determinadas
características. Se podría afirmar entonces que la nota común de estos autores en
cuanto a método es, por una parte, la aplicación de esta secuencia descriptiva como
forma de analizar el proceso de desarrollo, y por la otra, el carácter parcial de las
teorías, en el sentido de asignar el carácter de variable causal básica a una de las
características del subdesarrollo. En cuanto al contenido ideológico subyacente en
esta escuela, se trata también, como en el caso anterior, de concebir el desarrollo
de las sociedades subdesarrolladas como el camino hacia el tipo de sociedad que
se concibe, implícita o explícitamente, como ejemplo o ideal: la moderna sociedad
industrial.
Por la misma razón las explicaciones del tipo "sucesión de etapas" −en cada una
de las cuales prevalece una de las características del fenómeno- resultan descriptivas
y sin capacidad analítica para explicar el paso de una etapa a otra, es decir, el proceso
de cambio estructural16.
16. Una buena síntesis del conjunto de teorías que conciben el desarrollo como una etapa o sucesión
de etapas, y que Higgins denomina “teorías del subdesarrollo”, puede encontrarse en B. Higgins,
Economic Development: Principles, Problems and Policies, Norton, Nueva York, 1959, parte 4.
32
rurales, en los servicios sociales. Además fueron considerables las inversiones para
la expansión de los servicios educativos, de salud y vivienda.
17. CEPAL, El desarrollo económico de América Latina en la posguerra, Naciones Unidas. Nueva York, 1963.
33
un conjunto de reformas estructurales, en la función del Estado como orientador,
promotor y planificador, y en una reforma y ampliación sustancial de las modalidades
de financiamiento externo y del comercio internacional. Esta corriente de ideas tuvo
probablemente su culminación política en 1961, en la Carta de Punta del Este y
en la concepción inicial −y nunca realizada- de la Alianza para el Progreso. En esa
ocasión, en efecto, los gobiernos latinoamericanos, dentro de un nuevo esquema de
cooperación internacional multilateral con Estados Unidos, expresaron su decisión
de impulsar y realizar ese conjunto de políticas, utilizando la planificación como
instrumento para plasmarlas en la realidad.
Se ha hecho evidente en los últimos años que los propósitos, tanto internos
como internacionales, planteados en esa ocasión ni siquiera han sido emprendidos, lo
fueron en forma muy superficial y tímida, o cuando se llevaron adelante no brindaron
resultados satisfactorios. Muchos países, incluso, han abandonado explícitamente su
adhesión formal a los postulados entonces afirmados, y parece cada vez más notorio
que las políticas de reforma estructural, así como los esfuerzos de planificación que
habían estado vigentes en América Latina en años recientes pierden impulso y no
logran traducirse en realidades políticas concretas y eficaces.
Por otra parte, todo esto llevó a una posición autocrítica a la propia escuela
estructuralista, la que se plantea tanto al nivel metodológico como al ideológico. Se
comprendió que el estructuralismo no examinaba la realidad latinoamericana como
una totalidad que se explica a sí misma como producto de su evolución histórica, sino
que la contrastaba con los supuestos de los modelos de crecimiento o de las teorías
parciales del subdesarrollo. De hecho, en el análisis que sustentaba la planificación,
la integración económica, las reformas estructurales y las demás proposiciones de la
18. Las implicaciones político-institucionales de algunas de las estrategias del desarrollo más populares
(Nurkse, Rosenteín-Rodan, Hirschman, Lewis) se analizan en W. F. Illchman, y R. C. Bhargava,
“Balanced Thought and Economic Growth”, en Economic Development and Cultural Change, The
University of Chicago Press, University of Chicago, núm. 4, julio de 1966.
34
política de desarrollo, se recaía en el empleo del propio método analítico que, por otro
lado, se criticaba en sus supuestos fundamentales.
35
medio ambiente natural, tecnológico, cultural y social, así como de sus relaciones con
otras unidades políticas y geográficas21.
Por otra parte, esta forma de concebir el desarrollo pone el acento en la acción,
en los instrumentos del poder político y en las propias estructuras del poder; y éstas
son, en último término, las que explican la orientación, eficacia, intensidad y naturaleza
de la manipulación social interna y externa de la cultura, los recursos productivos,
la técnica y los grupos sociopolíticos. Desde este punto de vista, se hace resaltar
igualmente la importancia decisiva que adquieren el fortalecimiento y enriquecimiento
de la cultura nacional −otro aspecto de la participación- por su carácter determinante en
relación con la naturaleza de las aspiraciones sociales. Del mismo modo se acentúan
los aspectos relacionados con la capacidad de investigación científica y tecnológica,
por ser elemento determinante −junto con la estructura del poder- de la capacidad de
acción y manipulación tanto interna como de las vinculaciones externas del país. Esta
posición metodológica significa también que el desarrollo es algo que algunos grupos
de la sociedad desean, producto de la acción de agentes sociales y, por consiguiente,
es necesario identificar a quiénes interesa el desarrollo y para qué; así como precisar
a quiénes perjudica y por qué, de manera tal que los grupos sociales que persiguen
la meta del desarrollo puedan precisar sus estrategias de acción.
21. Esta definición constituye una elaboración y ampliación de la utilizada por N. Girvan y O. Jefferson,
“Los ordenamientos institucionales y la integración económica del Caribe y de Latinoamérica”, en
Desarrollo Económico, octubre-diciembre de 1967, Buenos Aires, pp. 329-331
22. H. Myint, “An Interpretation of Economic Backwardness”, en Oxford Economic Papers, núm. 2, junio,
1954, pp. 150-151.
36
Se reconoce, desde luego, que esta posición metodológica tiene un sentido
valorativo o ideológico, es decir, que implica una concepción a priori sobre lo que
debe ser. Tal como se hizo en oportunidad del examen de las diversas escuelas de
pensamiento también en este caso fue necesario precisar el método y la ideología de
quienes conciben el desarrollo como cambio estructural global. Lo novedoso quizá
en esta posición metodológica es justamente que no acepta la neutralidad de las
ciencias sociales, y que afirme, por el contrario, que ésta siempre tiene un sentido
valorativo si aspira a ser ciencia para la acción. Sentado este enfoque, y justamente
para mantener la objetividad científica, fue preciso, y de hecho es la única manera de
llegar a tal objetividad, realizar el esfuerzo de definición precedente para que dicha
postura ideológica quede perfectamente explícita.
Esta concepción difiere, por lo tanto, de las corrientes que conciben el desarrollo
como crecimiento o como sucesión de etapas, y que ponen el acento de la política de
desarrollo, y aun exclusivamente, en los requisitos técnicos de la expansión económica.
Es evidente que una estrategia de cambio social también tiene su expresión y su
lógica estrictamente económica; pero ésta bien puede conducir a que una menor tasa
de crecimiento del producto por habitante signifique más desarrollo que otra tasa de
expansión del ingreso, si esta última no incorpora las aspiraciones, y necesidades ni
beneficia a los grupos en cuyo nombre se pretende realizar el desarrollo. En efecto, en
economías dependientes de exportación de tipo “enclave”, es decir, con una actividad
exportadora de elevada densidad de capital y escasas vinculaciones −o formas
muy especiales de vinculación- con el resto del sistema económico nacional, como
ocurre con ciertas actividades mineras o agrícolas de plantación, puede producirse
el fenómeno del crecimiento sin desarrollo23. Esto significa que el desarrollo debe
medirse en términos de indicadores económicos, sociales y políticos que expresen
la dirección y magnitud del cambio, y que las políticas de desarrollo no deben
formularse en función de los requisitos tecnicoeconómicos de una determinada tasa
de crecimiento postulada a priori, sino de acuerdo con la viabilidad de determinadas
políticas y de los requisitos tecnicoeconómicos de las mismas, de donde resultará
cierta tasa de crecimiento.
23. W. Demás, The Economics of Development in Small Countries, with Special Reference to the Caribbean, Mc
GilI, 1955, pp. 8-10. R. W. Clower, G. Dalton, M. Horwitz, A. A. Walters, Groyth Without Development,
an Economic Survey of Liberia, Northwestern University Press, Evanston, Illinois, 1966, primera parte.
37
Por otra parte, este enfoque implica el uso de un método estructural, histórico y
totalizante, a través del cual se persigue una reinterpretación del proceso de desarrollo
de los países latinoamericanos, partiendo de una caracterización de su estructura
productiva, de la estructura social, y de poder derivada de aquélla; de la influencia de
la estructura social y de poder sobre la política económica y social, y de los cambios en
las estructuras productivas y de poder derivados de las transformaciones que ocurren
en los países centrales y en las vinculaciones entre esos países y los periféricos
38
LECTURA Nº 1.2
1.DESARROLLO Y SUBDESARROLLO
La división del mundo entre un pequeño grupo de países que abarca una
reducida parte de la población mundial, y donde prevalece un elevado nivel de vida,
y la mayoría de los países que abarca a la enorme mayoría de la población mundial
y donde imperan condiciones de vida muy precarias, es un fenómeno relativamente
reciente en la historia de la humanidad.
Hacia 1750, hace apenas dos siglos, la población del mundo vivía aún, y en
su abrumadora mayoría, en condiciones materiales de existencia no caracterizadas
por diferencias fundamentales entre las diversas regiones del mundo. Es sabido
que, con la formación de los modernos imperios mercantiles a partir del siglo XVI
y el consiguiente auge del comercio colonial, en ciertas regiones de Europa se
estuvo operando un importante proceso de acumulación de capitales1. También es
cierto que hacia mediados del siglo XVIII, en vísperas de la era del maquinismo, ya
existían en Inglaterra y Escocia verdaderas economías de mercado. No obstante,
con la excepción de la nobleza, el alto clero y algunos funcionarios y comerciantes
de unas cuantas ciudades y regiones enriquecidas por el auge mercantil, el resto de
la población europea y del mundo en general seguía dependiendo de actividades
agrícolas y vivía a niveles cercanos a los de subsistencia. Esto queda reflejado en los
elevados índices de mortalidad y de natalidad y en el escaso crecimiento demográfico
que registra el período: se estima que entre 1650 y 1750 la población mundial crecía
al 0.3 por ciento anual2. La actividad manufacturera, por su parte, se limitaba a la
producción artesanal de textiles, y en escala reducida a la de productos metálicos.
El transporte se realizaba esencialmente por agua (vías marítima y fluvial) pues no
existían formas económicas de transporte terrestre para bienes de gran volumen y
peso. Prácticamente toda la actividad manufacturera y minera se localizaba junto
a los ríos, y canales puesto que el agua constituía la principal fuente de energía y
transporte. La educación y la cultura estaban restringidas a minorías muy reducidas,
que eran también las únicas que disfrutaban del consumo de bienes de lujo, podían
viajar y por ende tener un conocimiento algo más amplio que la noción restringida
y local que del mundo poseía la mayoría. Aun cuando no sea posible precisar los
niveles de vida predominantes en las distintas regiones y ciudades en la época, los
hechos históricos antes mencionados, conocidos y bien documentados, expresan
1 Henri Pirenne, Historia económica y social de la Edad Media, trad. de Salvador Echavarría y Martí Soler-
Vinyes, México, FCE, 1952, pp. 183-184.
2 Naciones Unidas, The Determinantes and Consequences of Population Trends, Nueva York, 1963.
situaciones que en modo alguno podían generar niveles de vida elevados para las
grandes masas de la población mundial3.
Cien años más tarde, hacia 1850, se advierte un cambio significativo. El ritmo
de crecimiento de la población mundial, se había elevado a 0.9 por ciento durante
el período 1800-1850, especialmente como consecuencia del aumento del ritmo
demográfico de los países europeos en pleno proceso de Revolución Industrial. Por
otra parte, algunos países habían incrementado sus niveles medios de vida en forma
notable, en tanto que otros conservaban los de épocas anteriores. Estados Unidos,
por ejemplo, habría alcanzado un ingreso por habitante (en dólares de 1952-54) de
alrededor de 200 dólares en el año 1832; el Reino Unido habría llegado a esa cifra en
1837; Francia en 1852; Alemania en 1886; e Italia en 1909. En líneas generales podría
decirse que los países que hoy día se denominan industrializados o desarrollados
habrían alcanzado una renta media por habitante entre 150 y 170 dólares en 1850,
mientras que para la misma época los actuales países subdesarrollados habrían
tenido una renta media por habitante de alrededor de 100 dólares4.
3. Para ampliar lo expresado, y con particular referencia a Francia, sobre todo en función de la relación
entre precios y salarios véase Régine Pernoud, Histoire -de la Bourgeoisie en France, Éditions du Seuil,
París, 1960, p. 377.
4. S. Kuznets, Six Lectures on Economic Growth, Glencoe, Free Press, 1959, p.27
5. Véase, por ejemplo, las estimaciones de J. L. Zimmerman, op. cit., 1966.
40
La Revolución Industrial no es, sin embargo, un proceso que pueda explicarse
y comprenderse sólo en términos de países aislados, como Inglaterra, o de regiones
aisladas, como Europa noroccidental. En realidad, se desenvuelve dentro de un
sistema económico y político mundial que vincula aquellos países y regiones entre sí
y con sus respectivas áreas coloniales y países dependientes; dichas vinculaciones
contribuyeron de manera importante al proceso mismo de la Revolución Industrial
a través de la generación y extracción de un excedente, la apertura de mercados y
el aprovechamiento de los recursos naturales y humanos de las áreas periféricas.
Contribuyeron, por otra parte, a adaptar estructural e institucionalmente las economías
y sociedades de las áreas periféricas a las necesidades del proceso de la Revolución
Industrial en los centros.
En el período que sigue, desde mediados del siglo pasado hasta el presente,
la Revolución Industrial da sus frutos más visibles y espectaculares en Europa
noroccidental y Estados Unidos de Norteamérica; y tiene enorme significado para
los países subdesarrollados de hoy por cuanto la enorme expansión de la economía
industrial moderna en los países originarios de la Revolución Industrial va creando,
desde entonces, una economía internacional cada vez más integrada donde
comienzan a participar en forma creciente los países que actualmente se consideran
subdesarrollados.
41
tecnológicos y de factores productivos a los países de la periferia. A medida que
éstos crean o desarrollan actividades productivas de exportación de gran importancia,
que alteran su estructura productiva, conforman las características de su comercio
exterior, influyen sobre la estructura social y política, y determinan, hasta cierto punto,
las políticas económicas y sociales; en esa medida el proceso de desarrollo de los
países industrializados y el proceso de subdesarrollo de los países de la periferia
constituyen elementos de un mismo proceso global. Dicha asociación entre centro
y periferia conformaría de esta manera un mismo proceso con resultados diversos:
por una parte, un grupo de países desarrollados, y por la otra, un grupo de países
subdesarrollados.
42
el período de gestación y triunfo de la Revolución Industrial; lapso que, por comodidad
y para simplificar, podría fijarse en los cien años que corren entre mediados del siglo
XVIII y mediados del XIX. No se trata, desde luego, de hacer aquí un estudio profundo
y exhaustivo del fenómeno de la Revolución Industrial; sobre este período y sobre
este fenómeno hay una abundante y excelente biblíografía6. Interesa destacar, sobre
todo, algunos de los fenómenos básicos que caracterizaron a la Revolución Industrial,
y principalmente los cambios de orden institucional, social y político, así como las
transformaciones técnicas en diversas actividades productivas, que impulsaron al
extraordinario auge y desarrollo del sistema de producción fabril, como exponente
más caracterizado del proceso de evolución de la economía moderna.
6. Puede consultarse entre muchos otros: H. E. Friedlaender y J. Oser, Historia económica de la Europa
moderna, trad. de Florentino M. Torner, México, FCE, 1957, parte I; Frederick L. Nussbaum, A History
of the Economic Institutions of Modern Europe, Nueva York, F. S. Crofts and Co., 1937; G. Renard
y G. Weulersse, Historia económica de la Europa moderna, Buenos Aires, Editorial Argos, 1949; H.
E. Barnes, Historia de la economía del mundo occidental, México, UTEHA, 1955; Paul Mantoux, La
Revolución Industrial en el siglo XVIII, Madrid, Aguilar. 1962; H. L. Beales, The Industrial Revolution,
I750-I850: An Introductory Essay; Nueva York, A. M. Kelly, 1958.
43
agricultura; se introducen en la primera procedimientos científicos de cría, selección,
higiene, sanidad y alimentación más racional del ganado; en cuanto a la agricultura,
se incorporan nuevos sistemas de rotación basados sobre la incorporación de algunos
nuevos cultivos, principalmente tubérculos, que permiten intensificar la producción
agrícola.
44
El transporte terrestre y marítimo estaba limitado, hasta comienzos del siglo XIX,
a bienes de alto valor por unidad de peso y volumen. El, velero metálico constituye
una primera y muy significativa innovación pues permite aumentar decididamente,
la capacidad neta de carga del barco de madera, cuya quilla estaba limitada por el
tamaño de los árboles. Aunque en ciertos países se había desarrollado un importante
sistema de transporte interno gracias a la construcción de una amplia red de canales,
la máquina de vapor revoluciona fundamentalmente el transporte terrestre ya que su
aplicación, al ferrocarril permitió, por vez primera el transporte relativamente barato y
rápido por tierra10. La innovación de la máquina de vapor de combustión interna, que
permite desarrollar mayor energía y ahorrar considerablemente combustible, significa
un nuevo cambio de enorme trascendencia en la navegación marítima. Gracias a
esta revolución en los transportes se hace posible trasladar, entre regiones distantes,
bienes de gran peso y volumen, como alimentos y materias primas; de este modo
surge la posibilidad de ampliar la generación de excedentes en regiones apropiadas
para producir determinados bienes y comerciar, en gran escala, entre regiones
y naciones cercanas y distantes. Este hecho permitirá transformar la Revolución
Industrial inglesa, que posteriormente se repite como fenómeno nacional en otros
países europeos y también en Estados Unidos, en un proceso de expansión hacia
otras áreas y hacia la creación de un sistema económico internacional integrado.
10. Sobre el desarrollo del transporte, consúltese Friedlaender y Oser, op cit., capítulo VIII; Barnes, op.
cit., capítulo XI, y W. Ashworth, Breve historia de la economía internacional I850-I950, trad. de Manuel
Sánchez Sarto y otros, México, Fondo de Cultura Económica, 1958, capítulo II, apartado III.
45
La Revolución Industrial implicó también una transformación de la estructura
de la sociedad; así, por ejemplo, provocó una reorganización del agro, destruyendo,
en forma creciente, la servidumbre y la organización social basada sobre la aldea
campesina, estimulando una fuerte emigración rural hacia los centros urbanos.11
La transformación de la actividad artesanal en manufacturera primero, y en fabril
luego, también ocasionó cambios profundos; éstos significaron, en último término,
la creación, por una parte, de un proletariado urbano remunerado con salarios y
sin acceso a la propiedad personal de los medios de producción y, por la otra, de
un empresario capitalista propietario de los factores productivos cuya función era
precisamente organizar la actividad de la empresa.
46
en toda la historia de la humanidad, y hasta mediados del siglo XVIII, la población
mundial no había logrado superar la cifra de alrededor de 700 millones de personas.
A partir de esa época, que coincide con los albores de la Revolución Industrial, la
población mundial comienza a acelerar su crecimiento y ya no vuelven a observarse,
como en ciertos períodos anteriores de la historia, disminuciones absolutas del
volumen de la población mundial como consecuencia de las grandes hambrunas y
plagas que afectaban seriamente el crecimiento de la población. La revolución en los
medios productivos y en el transporte, que permitió desplazar alimentos de las áreas
excedentarias a las deficitarias, así como descubrimientos científicos en el campo
de la medicina, higiene, etc., permitieron una reducción de la tasa de mortalidad que
produjo un incremento sostenido de la población del mundo. Sin embargo, es preciso
destacar que la fuerte aceleración en el crecimiento poblacional durante el siglo
XIX se observa precisamente en las áreas donde se origina y difunde la Revolución
Industrial, es decir, Europa así como también América del Norte, América Latina y
Oceanía. Sólo en esta centuria la aceleración del ritmo demográfico está determinada
principalmente por la expansión de la población en las áreas subdesarrolladas;
entretanto dicho ritmo de crecimiento se atenúa en los países desarrollados como
consecuencia del descenso de la tasa de natalidad13.
47
partir de. 187415. El elemento tal vez más significativo en esta serie de innovaciones
es el empleo de los barcos de vapor, pues cada uno de ellos podía llevar, como
promedio, tres veces la carga de un barco de vela de igual desplazamiento, y a
una mayor velocidad. El cuadro 4 indica el crecimiento en la capacidad mundial de
transporte marítimo y de las flotas mercantes de las principales potencias marítimas,
así como el proceso de remplazo de la navegación a vela por el barco metálico de
vapor.
CUADRO 1
CARBÓN: PRODUCCIÓN MUNDIALY PRINCIPALES PAÍSES PRODUCTORES,
1890-1960
(Promedios anuales en millones de toneladas métricas)
Estados Total
Año Gran Bretaña Francia Alemania
Unidos mundial
1860-64 16,7 84,9 9,8 15,4 132
1868-69 33 107 14 34 209
1870-74 44 123 15 42 251
1875-79 54 136 17 50 290
1880-84 85 159 20 66 374
1885-89 117 168 22 78 442
1890-94 156 183 26 94 533
1895-99 192 205 31 121 643
1900-04 286 230 33 157 827
1905-09 393 260 36 203 1048
1910-14 474 274 40 247 1232
1915-19 545 247 24 244 1269
1920-24 521 240 34 249 1280
1925-29 548 227 52 316 1488
1930-34 388 223 50 265 1251
1935-39 408 233 47 351 1488
1940-44 555 209 40 444 1821
1945-49 553 201 46 233 1560
FUENTE: W. S. Woytinsky y E. S. Woytinsky, World Population and Production, Trends
and Outlook, Nueva York, The Twentieth Century Fund, 1953, p. 868. Para 1860-64 los datos
provienen de William Ashworth; Breve historia de la economía internacional, I850-I950, trad.
de Manuel Sánchez Sarto y otros, México, Fondo de Cultura Económica, 1958, p. 116.
48
CUADRO 2
ACERO: PRODUCCIÓN MUNDIAL Y PRINCIPALES PAÍSES PRODUCTORES,
1870-1950
(En millones de toneladas métricas)
Total Estados
Año Reino Unido Francia Alemania
mundial a Unidos
1870 0,7 b 0,2 b 0,2
1875 1,9 0,4 0,7 0,2 0,3
1880 4,4 1,3 1,3 0,4 0,7
1885 6,3 1,7 1,9 0,5 1,2
1890 12,4 4,3 3,6 0,7 2,2
1895 16,9 6,2 3,3 0,9 4,0
1900 28,3 10,4 5,0 1,6 6,6
1905 45,2 20,3 5,9 2,3 10,1
1910 60,5 26,5 6,5 3,4 13,7
1913 76,5 31,8 7,8 4,7 18,9
1918 78,6 45,2 9,7 1,8 15,0
1923 78,5 45,7 8,6 5,3 6,3
1928 110,5 52,4 8,7 9,5 14,5
1929 120,5 57,3 9,8 9,7 16,2
1930 95,0 41,4 7,4 9,4 11,5
1931 69,5 26,4 5,3 7,8 8,3
1932 50,7 13,9 5,3 5,6 5,7
1933 68,0 23,6 7,1 6,6 7,6
1935 99,3 34,6 10,0 6,3 16,4
1940 142,0 60,8 13,4 4,4 19,0
1945 112,5 72,3 12,0 1,7 0,3
1950 87,6 16,6 8,7 8,7 12,1
a Excluida China y desde 1945 Manchuria.
b Menos de 100.000 toneladas.
FUENTE: W. S. Woytinsky y E. S.Woytinsky, World Population and Production, Trends
and Outlook, Nueva York, Twentieth Century Fund, 1953, op. Cit., p. 118.
49
CUADRO 3
DESARROLLO FERROVIARIO EN ALGUNOS PAÍSES, 1840-1900
(Millas de vías abiertas al tránsito)
50
CUADRO 4
TONELAJE DE LOS BARCOS DE 100 O MÁS TONELADAS POR PRINCIPALES
PAÍSES, 1886, 1914, 1920
(En miles de toneladas brutas)
16. G. M. Meier y R. E. Baldwin, Desarrollo económico: teoría, historia y política, trad. de Javier Irastorza,
Editorial Aguilar, Madrid, 1964. Friedlaender y Oser, op. cit., p. 374 dicen que: “El volumen de la
inversión exterior inglesa subió de un promedio de unos 8.500 000 dólares en 1875-79 a unos 900
000 000 de dólares en 1910-13. En vísperas de la primera guerra mundial la inversión exterior anual
ascendía aproximadamente a la mitad del ahorro nacional. La inversión exterior total ascendía a
unos veinte mil millones de dólares, o sea, la cuarta parte de la riqueza nacional”.
51
bonos de empresas ferroviarias y de servicios públicos y sólo alrededor de un 25
por ciento en inversiones privadas directas17. Esto significa que una proporción muy
considerable de toda esa gigantesca masa de inversiones extranjeras, realizada por
Gran Bretaña en las áreas donde comenzaban a desarrollarse nuevas actividades de
exportación, se orientó hacia obras de infraestructura y de capital social básico.
También es de gran importancia agregar que más de las dos terceras partes de
estas inversiones extranjeras se dirigieron fundamentalmente hacia Estados Unidos,
Canadá, Australia, Nueva Zelandia y Argentina. Como puede apreciarse el capital
extranjero no fue hacia áreas donde había mano de obra barata y abundante, sino, por
el contrario, a regiones caracterizadas por una bajísima densidad de población, pero
donde existían los recursos agrícolas para el cultivo de productos de clima templado
que requerían la alimentación de la población y el desarrollo industrial europeo. Como
es obvio, el desarrollo donde la mano de obra era extraordinariamente escasa, exigió
también una considerable migración internacional de recursos humanos, es decir, un
aporte complementario a la inversión realizada18.
17. Ragnar Nurkse, “The Problem of Intenational Investment Today in the Light of Nineteent century
experíence”, en The Economic journal, Londres, diciembre, 1954, pp- 744-758.
18. R. Nurkse, op cit.
19. Entre 1861 y 1920, período durante el cual se intensifica el proceso migratorio, su número se elevó a
46 millones. Debe señalarse, sin embargo, que estas cifras son brutas es decir, no se dedujeron en
ellas los emigrantes que posteriormente egresaron a sus países de origen; por consiguiente la cifra
neta es considerablemente menor que la indicada. B. Thomas, Migración internacional y desarrollo
económico, París, UNESCO, 1961.
52
CUADRO 5
PRINCIPALES PAÍSES DE EMIGRACIÓN E INMIGRACIÓN: EMIGRANTES E INMIGRANTES (1861-1920) y POBLACIÓN
TOTAL (1860 y 1920)
(En miles de personas)
País o zona de Emigrantes Población Población País o zona de Inmigrantes Población Población
emigración 1861- 1890 total 1920 b inmigración 1861-1920 1860 total 1920 b
Islas britanicas 7047,5 29100,0 42800,0 Estados Unidos 28593,0 31400,0 105700,0
Alemania 2254,5 38100,0 60800,0 Canadá 5138,0 3100,0 8800,0
Italia 8382,5 25000,0 38000,0 Argentina 4879,0 1,400,0 8500,0
España y Portugal 4985,0 15600,0 d 21300,0 d Brasil 3481,0 … 30600,0
Australia 1823,0 1200,0 5400,0
Nueva Zelandia 1394,0 100,0 1200,0
53
FUENTES: Datos sobre emigrantes: Naciones Unidas, Factores determinantes y consecuencias de las tendencias demográficas,
Nueva York, 1953, p. 106.
Datos sobre inmigrantes: William Ashworth, A Short history of the international economy, 1850-1950, Londres, Longmans, 1952, p.177.
Datos sobre población: G.D.H. Cole, Introducción a la historia económica, México, FCE, 1963, pp. 220 ss.
a Emigración a ultramar procedente de Europa.
b Cifras aproximadas.
c Se incluye migración entre países americanos. Los datos de Australia han sido ajustados para suprimir la migración interna.
d Población de España solamente.
La expansión industrial en Inglaterra y otros países europeos significó no sólo la
transformación rural y la decadencia de ciertas áreas, sino también la incorporación
del resto de las economías europeas y algunas zonas periféricas del continente al
nuevo comercio internacional, provocando así también transformaciones profundas
en su organización rural, con el consiguiente desplazamiento humano. Trátase, en
definitiva, de un traslado de población de los países europeos con una densidad
relativamente mayor de población a las regiones relativamente «vacías» del mundo,
sobre todo aquellos con reducida densidad demográfica, clima templado y amplios
recursos agrícolas. De este proceso migratorio lo esencial fue la redistribución de
los pobladores rurales de Europa hacia regiones donde la productividad por hombre
era muy superior; esto permitió abastecer en forma más económica las demandas
derivadas del proceso de crecimiento demográfico y del aumento de los ingresos
en Europa. En síntesis: Europa traslada hacia áreas de mayor productividad, y de
productividad creciente, el excedente poblacional originado por su industrialización y
transformación rural.
1) permitió alejar de las metrópolis una masa que había quedado sin colocación
dentro de la nueva estructura del empleo, como consecuencia de la redistribución de la
población activa provocada por una nueva estructura productiva incapaz de absorber
un porcentaje muy elevado de habitantes en condiciones de trabajar; 2) en varias
regiones de América Latina, esa inmigración se transformó en la mano de obra de una
actividad productiva destinada al mercado europeo, y bajo el control directo de las
potencias europeas; 3) esas masas de inmigrantes siguieron siendo consumidores,
con una acrecentada capacidad adquisitiva, de numerosos productos de sus países
de origen; 4) buena parte de esa masa, con una capacidad de ahorro aumentada,
enviaba remesas periódicas a sus familiares; 5) un porcentaje significativo de los
inmigrantes regresaron a sus países de origen trasladando consigo los ahorros de
varios lustros
54
ello el crecimiento de sus ciudades, servicios y actividades agrícolas e industriales,
que constituían interesantes oportunidades de trabajo para personas con alguna
calificación técnica o profesíonal21. Por otra parte, los niveles de vida de los países
“vacíos” eran bastante superiores a los de los propios países de origen del flujo
migratorio; según Zímmerman, el ingreso por habitante en 1860 (en dólares de 1953)
se estimó en 430 para Estados Unidos, 280 para Canadá y 450 para Australia; en
Inglaterra, Alemania e Italia dicha cifra era de 260, 160 Y 115 respectivamente. Por
último, un elemento importante es el hecho de que se trataba, en general, de países
y de sociedades que se estaban formando y expandiendo con mucho dinamismo;
esto abría a los inmigrantes posibilidades de ascenso no sólo en lo económico sino
también en lo social, relativamente más fáciles y rápidas que las prevalecientes en
las antiguas sociedades europeas. Con todo, sólo pocos lograron ingresar a la clase
dirigente preexistente.
4. CENTRO Y PERIFERIA
55
transporte de bienes que ofrecían serias dificultades de conservación para su traslado
a largas distancia: carne, trigo, bananos, etcétera.
Antes de encarar este análisis, conviene examinar por qué razones atribuye este
enfoque tanta importancia a la repercusión que el comercio exterior y las inversiones
extranjeras tienen sobre la economía periférica. El examen de la Revolución Industrial
señaló las transformaciones de tipo tecnológico y de orden institucional, social, político
y cultural que permitieron incorporar a la producción nuevos recursos productivos,
elevar sustancialmente la productividad y los rendimientos de esos recursos y generar
así excedentes que posibilitaran financiar una expansión creciente de la capacidad
productiva. La Revolución Industrial, entendida como los cambios de diverso orden
que permiten el montaje de este mecanismo de acumulación de recursos y de
elevación en su productividad, se reproduce en forma similar, aunque evidentemente
dentro de contextos y circunstancias diversas, en algunos países que acompañaron,
56
aunque algo rezagados, el proceso de la Revolución Industrial inglesa; así Francia
y Bélgica, posteriormente Alemania y Estados Unidos, y más recientemente Japón
y Unión Soviética. En todos estos casos, la actividad agrícola es una de las fuentes
principales de generación del excedente que permite la expansión de la capacidad
productiva en el sector industrial; ello permitió, por transformaciones técnicas e
institucionales muy profundas, abastecer con alimentos y materias primas, así como
suministrar la mano de obra que exigía el desarrollo industrial en las ciudades. Aportó
también, por lo menos en parte, los recursos financieros que se transfirieron al Estado
o al sector empresarial para impulsar dicho desarrollo.
57
5. TRANSFORMACIONES ESTRUCTURALES EN LA PERIFERIA: 1850-1913
58
ferroviario en América Latina se caractericen, dada su constitución estructural, por un
bajo grado de utilización de la capacidad instalada.
59
incidencia el costo de transporte, lo que representaba, una protección natural; y
también, en circunstancias especiales, como en casos de guerras y crisis mundiales.23
23. En la parte IV. capítulo II, sección 3, párrafo f, se analiza en detalle la “capacidad diversificarte” del
sector exportador.
60
productivo. A comienzos del presente siglo el desarrollo del capitalismo en el Centro
va cambiando de carácter; en virtud de diversos factores, entre los cuales se subraya
la inestabilidad que sufrió la economía capitalista moderna hacia fines del siglo pasado
y durante las primeras décadas del presente, las empresas más dinámicas tendieron
a aglutinarse y a concentrarse en grandes unidades integradas en forma vertical, es
decir, desde la producción de sus materias primas hasta prácticamente la venta de
productos finales en el mercado. Conforme ese proceso de reorganización registrado
en las economías maduras se proyecta sobre el plano internacional, da lugar a la
formación de empresas subsidiarias o filiales en los países subdesarrollados que
incluyen la fase de la producción.
61
exportadores, y en las actividades a ellos relacionadas, significó un aumento de
ingresos para sus propietarios. Cuando la mano de obra era escasa, como por ejemplo
en las explotaciones agropecuarias extensivas de Argentina y Uruguay, los niveles de
salarios se elevaron, pero de todas maneras el grueso del ingreso generado quedó
en manos de los propietarios de los recursos productivos. En ambos casos, cuando
los propietarios eran inversionistas extranjeros, una parte sustancial de los recursos
generados revirtieron al exterior.
Se trataría, por lo tanto, de analizar con más detenimiento factores tales como la
disponibilidad de recursos naturales, tanto en lo que se refiere a su abundancia relativa
como al tipo e índole de los mismos; las características del producto que se convierte
en el principal bien de exportación; la tecnología empleada en el sector exportador y
la demanda de insumos que suscita. En la misma forma, sería preciso investigar los
cambios en la tecnología y formas de organización que introduce en la economía su
apertura hacia el exterior, e igualmente las peculiaridades de la evolución, dinamismo
y variabilidad de la demanda externa. Por otra parte, un conjunto de importantes
factores explicativos se encuentran en las características de la estructura social, del
sistema político y de las formas de apropiación de los recursos naturales anteriores al
desarrollo del sector exportador. Finalmente, desde el punto de vista del dinamismo
de este sistema, habría que investigar cómo se utilizaron los ingresos generados
en el sector exportador, ya sea para destinarlos al consumo, a la inversión en el
propio sector exportador, en otros sectores del sistema económico nacional o incluso
en las economías centrales. La caracterización del proceso de desarrollo en función
del conjunto de factores señalados, y de otros que en determinadas circunstancias
62
conviniera agregar, podría permitir una explicación concreta del proceso ocurrido en
cada una de las economías latinoamericanas24.
24. El ensayo de interpretación del desarrollo latinoamericano que se realiza en la parte IV constituye,
precisamente, un esfuerzo por proyectar el análisis en los sentidos indicados.
63
El análisis concreto del perfil que adquiere la estructura social, como consecuencia
del impacto de la actividad exportadora, depende de los factores particulares que
influyen en cada caso. En otras palabras, el examen concreto de las modificaciones
que ocurren en la estructura productiva, comparado con la situación específica
preexistente, permite captar las transformaciones en cada caso producidas.
Para asegurar la eficacia del modelo de crecimiento hacia afuera debió ser
necesario organizar la sociedad de manera tal que este tipo de desarrollo fuera
posible; esto es, a dicho proceso tuvo que corresponder una política económica
y social favorable al libre acceso a los recursos productivos y a la libertad de las
transacciones internacionales, tanto en lo que se refiere al comercio de productos
como al mercado de factores (capital y recursos humanos). Vale decir, la creación de
una estructura institucional y jurídica que permitiera el desarrollo de las actividades
económicas dentro de un marco capitalista liberal.
64
como de importación, es decir, se limitaba el proteccionismo al mínimo. En cambio,
las relaciones de trabajo y de organización de la producción dentro de la economía
nacional se caracterizaban con frecuencia por formas de asociación no definidas por
el libre contrato y el pago en dinero, sino por instituciones tales como el inquilinaje,
la medianería, la servidumbre y otras, heredadas del período colonial. Esta forma de
organización dual de la sociedad aseguraba, por una parte, la posibilidad de plena
participación en la economía internacional, y por otra, extraer el máximo excedente
de la actividad productiva interna.
65
nueva y creciente trascendencia de las industrias metalúrgica, eléctrica y química que
se expandían sobre todo en Estados Unidos y Alemania. Por otra parte, una creciente
proporción del tráfico internacional de Gran Bretaña comenzó a abandonar el patrón
tradicional de intercambio de productos manufacturados por productos básicos y
materias primas de la periferia, para transformarse en un intercambio de productos
manufacturados entre los países industrializados.
26. Para una exposición más pormenorizada del proceso de crisis en el Centro, véase “El pensamiento
keynesiano” (parte III, capítulo V) y de sus repercusiones en la periferia véase “La crisis del liberalismo
1914-1950” (parte IV, capítulo II, sección 3).
66
una presta a la liquidez requerida para su eficiente funcionamiento. En relación con
el primer factor, cabe hacer notar que en el lapso 1870-1909 las importaciones de
Gran Bretaña alcanzaban al 26 por ciento de su ingreso nacional, en tanto que sus
exportaciones sólo alcanzaban al 20 por ciento; en Estados Unidos durante el período
1944-1953, el coeficiente de importaciones sólo alcanza al 4 por ciento de su ingreso
nacional; en contraste con un 6 por ciento en el coeficiente de exportación. 27 Esta
diferencia fundamental en la naturaleza del comercio exterior de ambas economías
tiene su origen, entre otras cosas, en su distinta dotación de recursos naturales; ésta,
como es bien sabido, es extraordinariamente amplia, diversificada y abundante en
Estados Unidos en contraste con la situación inglesa. Mientras una tercera parte de
las exportaciones norteamericanas son productos básicos sin transformación, éstos
constituían sólo un 12 por ciento, en 1936, de las exportaciones inglesas. Por otra
parte, la importación de alimentos constituía en 1937 un 75 por ciento del consumo
total de estos productos en Gran Bretaña, y en Estados Unidos sólo alcanzaba el 5
por ciento. La diferencia de recursos agrícolas también se advierte en el hecho de que
entre una cuarta y una tercera parte de las exportaciones norteamericanas consiste
precisamente en productos agrícolas. En definitiva interesa señalar que, si bien
Estados Unidos es uno de los países más avanzados, industrializados y desarrollados
del mundo, también es uno de los principales, si no el principal, exportador mundial de
materias primas y productos básicos.28
27. Simon Kuznets, “Quantitative aspects of the economic growth of nations”, en Economic Development
and Cultural Change, Chicago, julio de 1960.
28. Woytinsky y Woytinsky, op. cit., pp. 119-121.
67
básicos, sigue una etapa de crecimiento relativamente lento y de fluctuaciones
violentas en los mercados de dichos productos; su gran inestabilidad durante estas
últimas décadas refleja las circunstancias tan especiales por que atraviesan las
economías centrales durante este período.
68
ingreso de los diversos grupos sociales vinculados al sector exportador; y algunos de
ellos suelen disponer de considerable influencia y poder de presión sobre el aparato
estatal. La caída del ingreso y/o del empleo, en el caso minero, provoca la intervención
del Estado con el propósito de sostener el nivel de ingresos y actividad de los
sectores exportadores, generalmente mediante la adquisición por parte del gobierno
de productos de exportación no colocados. Como esta política de mantenimiento de
niveles de ingreso y de empleo coincide a su vez con una reducción en la disponibilidad
de divisas para importar productos manufacturados, se adoptan una serie de medidas
de restricción de las importaciones que por su parte producen un cambio importante
en la relación de precios entre los bienes nacionales y las manufacturas importadas.
Esto rompe el equilibrio existente que limitaba las posibilidades de la producción
nacional de manufacturas para competir con las importaciones.
Una situación similar se presentó también durante las dos guerras mundiales;
las importaciones quedaron severamente limitadas por dedicarse la industria de
los países desarrollados a la producción bélica y también por falta de capacidad de
transporte que permitiera abastecer normalmente de productos manufacturados a
los países de la periferia. Al mismo tiempo, aumentaron en forma considerable las
exportaciones de estos países, y aun cuando los precios de exportación quedaron
sometidos a control externo, permitió un importante incremento en el ingreso interno.
Y, como en el caso anterior, esta combinación de circunstancias favoreció un aumento
del precio relativo de las manufacturas importadas y, por lo tanto, significó un estímulo
para la producción nacional.30
30. Véase una explicación más detallada en la parte. IV, capítulo II.
69
Desde el punto de vista de la estructura sectorial de la actividad productiva, el
desarrollo industrial significa una transformación importante: tiende a diversificar el
sistema económico por el desarrollo del propio sector manufacturero, por la exigencia
de insumos agrícolas y por la necesidad de ampliar y reorientar la infraestructura;
también el sector estatal debe crecer en forma sustancial y desarrollar nuevas
funciones.
70
una retracción del campesinado hacia economías de subsistencia cuando se trataba
de sectores agrícolas de exportación; en este último caso, el debilitamiento de los
mercados internacionales comprometió también la posición de poder, prácticamente
absoluto que, dentro del modelo de crecimiento hacia afuera, mantenían los grupos
terratenientes ligados a esa economía de exportación. Cuando la actividad era más
bien de origen minero, la crisis del sector exportador, y el desempleo generalizado,
acentuaron y estimularon un proceso de organización obrera que se manifestó en
algunos casos, por ejemplo en Chile, con la formación y creciente importancia de
algunos partidos populares y ciertas organizaciones sindicales. La crisis externa
parece haber provocado también un debilitamiento en los sectores de servicios
relacionados con la actividad del comercio exterior.
71
El proceso de sustitución de importaciones y de industrialización, dadas las
circunstancias antes descritas y las fuerzas políticas y movimientos de opinión que
se acaban de mencionar, ha sido la forma característica del desarrollo de algunas
economías latinoamericanas durante las últimas décadas. Con todo, últimamente
aparecen fenómenos que plantean dudas acerca de la posibilidad de continuar con
el modelo de sustitución de importaciones. No se trata sólo de factores económicos,
sino también de situaciones que comienzan a socavar las bases y alianzas políticas
sobre los que se sustentaba ese modelo.
Si bien es cierto que la expansión industrial, sobre todo en los países más grandes
del área, alcanzó ritmos y dimensiones considerables, no lo es menos que tiende a
agotarse en los últimos años, de modo que el ritmo de desarrollo viene decayendo.
La política redistributiva hace crisis en la medida que la economía no se expande
con rapidez suficiente para atender las crecientes necesidades de los sectores de
ingresos medios y bajos, y también porque estos últimos sectores aumentan en forma
sustancial en términos absolutos.
Por otro lado, el estancamiento del sector rural, de las exportaciones y del
proceso de industrialización durante la última década se tradujo en una disminución
del ritmo de crecimiento del ingreso. En estas condiciones, por consiguiente, se
agudiza la lucha por la distribución del ingreso; de este modo hace crisis la alianza que
existió entre los empresarios, los sectores medios urbanos y los obreros organizados
durante el período de expansión industrial.
Estos hechos tendrán que ser tomados en cuenta para obtener una explicación
satisfactoria de los importantes cambios políticos registrados en los últimos años en
América Latina. En algunos casos se trató de reorganizar las políticas de desarrollo
apoyándose, por una parte, en el sector empresarial, y por la otra, en los sectores
72
populares marginados; a estos últimos se les ofrece principalmente las reformas
estructurales y, sobre todo, la reforma agraria, que también interesa, en principio,
a los grupos industriales. En otros casos se ensayaron alianzas más tradicionales,
mediante las cuales se trata de restablecer el dinamismo del sistema sobre la base de
las exportaciones tradicionales y la incorporación, como exportadores, de los sectores
industriales modernos: trataríase en este caso de una alianza de los empresarios
manufactureros con los terratenientes exportadores tradicionales.
73
LECTURA Nº 1.3
Nuestro país padece una profunda crisis sin precedentes, creo yo, en la historia
contemporánea, porque concurren múltiples factores, contingencias y circunstancias
que la hacen particularmente complicada y de difícil salida; sin embargo, considero
que nuestro país tiene los recursos y tiene la voluntad de salir adelante de esta
coyuntura; desde luego, habría que notar de entrada que hay varias ausencias en
esta situación: la primera ausencia, por supuesto, es la de un Proyecto Nacional de
Recuperación y Desarrollo; recuperación digo, porque hay primero que transitar por el
camino de restablecer y renovar las vertientes de lo que ha venido siendo la economía
venezolana, sin volver al pasado como se dice, pero aprendiendo del pasado que
siempre nos da lecciones útiles para rectificar o ratificar los rumbos, las conductas y
las actitudes.
Hay ausencia de un Proyecto Nacional que debería ser fruto de un gran acuerdo
entre todos los factores, actores y sectores de la vida nacional; deponiendo sus
particulares intereses, sus intransigencias, su particularismo y sectarismo en pro de
lo que no sería exagerado afirmar como la necesidad de salvación del país.
Otra gran ausencia que se nota en la vida del país es precisamente la falta
de concordancia entre las promesas y las realidades; entre lo que se ofrece como
mensaje o como designio o con voluntad, y lo que se realiza como gestión. Creo
que esto ha contribuido notablemente a la crisis de credibilidad, de confianza, que
es uno de los aspectos más inquietantes de la presente situación; hay necesidad de
consistencia en el mensaje, no consistencia teórica ni nominal sino consistencia en
las palabras; no la lógica pura del discurso sino la consistencia real, que el discurso
sea por una parte reflejo de la necesidad y por otra parte voluntad y oportunidad de
realización.
Si hacemos esto, si esto se puede lograr, creo que gran parte del camino a la
superación de la crisis se habrá Podido transitar. En Venezuela en este momento
hablar de desarrollo sería como una especie de impropiedad o de utopía, o de quizás
referimos a alguna lejana aspiración a algo que estuvo en la perspectiva histórica
y que ahora está simplemente en la idea, en la aspiración y en la conciencia de los
venezolanos. Vamos a hablar propiamente de cómo salir de esta turbulencia, cómo
hacer para que este vehículo en que estamos, que es nuestro país, no sea víctima
de la tormenta y pueda superar con éxito esta desviación en la ruta, esta situación
tan comprometida en que nos encontramos, y que más allá de esta turbulencia haya
tiempo claro y rumbo cierto; pero tenemos que salir de la turbulencia, y de eso se trata
precisamente en este tiempo. No es fácil, en verdad, conducir una nave en medio de
la turbulencia, es cuando se pone de manifiesto la pericia, el valor, la firmeza de los
capitanes; es cuando se pone de manifiesto en verdad el dominio de lo que se llama
la conducción de una nave, y estamos en eso, creemos que nuestro capitán de altura,
el Presidente de la República, es un buen capitán, que es adecuado a las dificultades,
y queremos y creemos que puede salir adelante si lo acompañamos en su gestión,
y hay diferentes maneras de acompañarlo, por supuesto: en primer lugar, aportando
iniciativas, ideas, fórmulas para enfrentar los problemas; en segundo lugar, estando
dispuestos a cooperar en la solución de los problemas; hay que estar perfectamente
conscientes de que el país ha entrado en una fase de escasez crítica de recursos; no
de recursos naturales, no de recursos humanos, ni siquiera de recursos financieros,
sino más bien del mejor recurso, que es precisamente la coherencia en las gestiones.
76
del desarrollo. Es particularmente frustrante que cuando los sistemas históricos de
referencia parecen alcanzar su mayor potencialidad padezcan una crisis, en el sentido
de la divergencia entre la capacidad de oferta de los medios materiales de progreso
y la capacidad de absorción de esos medios por los consumidores. Para una mejor
interpretación de este fenómeno hay que hacer referencia a los crecientes índices
de pobreza y exclusión de numerosos grupos humanos, incluso en los países más
adelantados y supuestamente ricos. Puede observarse la paradoja de que el potencial
de trabajo en continuo crecimiento queda en buena parte sin opción de empleo; no
por la liberación utópica de la necesidad de trabajar y de conquistar tiempo para el
disfrute de la abundancia, sino por la insuficiencia de demanda efectiva de fuerza de
trabajo que es un hecho preocupante de la actualidad en todo mundo.
En este mismo orden de ideas y según la praxis histórica, los factores del
desarrollo económico pueden agruparse en tres categorías: los generadores, los
77
coadyuvantes y los impulsores. Entre los primeros figuran: la acumulación de capital,
el empresariado, el Estado, el mercado; entre los segundos: las condiciones naturales,
el régimen institucional, la cultura, la utopía (es decir, la imagen idealizada de una
situación superior a la actual); entre los últimos: el adelanto tecnológico, la educación,
la emulación paradigmática (es decir, el estímulo o el reto que significa una realidad
existente en otro país, que se estima más evolucionado y digno de imitación).
78
La unidad nacional −que es el espacio geopolítico y geoeconómico de referencia,
aun cuando exista la tendencia a la globalización- estará "desarrollada" en el sentido
señalado si en su ámbito económico surgen y se sostienen actividades productoras
de bienes o servicios capaces de crecer en un clima de firme competencia y de
proyectarse al mercado exterior para la conquista de espacios rentables, y si esas
actividades representan el potencial dinámico de crecimiento del país considerado. No
es necesario que sean siempre las mismas actividades las que representen aquella
capacidad, sino que exista la potencialidad de sustitución, o de complementación, de
unas actividades por otras más eficientes o que las previamente existentes tengan
fuerza innovadora para transformar sus productos o sus procedimientos comerciales
para sostenerse en la competencia.
Hay que advertir, con relación a lo anterior, que la unidad nacional en forma aislada
no adquiere, en la economía mundial contemporánea, la potencialidad necesaria para
favorecer el surgimiento, el crecimiento y el éxito de las actividades dinámicas que se
sitúan en su espacio geoeconómico. Las deficiencias e insuficiencias estructurales y
funcionales, que padecen las economías subdesarrolladas, limitan considerablemente
la adquisición de las aptitudes indispensables para propiciar en su seno la gestación,
el nacimiento y el crecimiento de actividades con las características mencionadas. Por
ello, son indispensables dos vías de acción: el propio cambio estructural de la economía
considerada y su participación en conjuntos multinacionales integrados, capaces de
obtener un tratamiento favorable y recíproco de otros conjuntos multinacionales. La
primera vía exige la realización de una voluntad nacional de transformación, sobre la
base de una correlación de fuerzas progresistas, lo que significa una innovación. La
última sitúa nuestro problema en un orden multinacional. Desde luego, las dos vías
son complementarias. En esta perspectiva, las actividades eficientes de cada unidad
nacional deben tener la disposición y la aptitud para incorporarse favorablemente a
conjuntos multinacionales que permitan ampliar el abanico de alternativas a escala
mundial.
79
considerarse también como endógenos en un marco externo significativo. Esta
experiencia permite introducir al análisis del problema el fenómeno de la irradiación
del desarrollo a partir de algún centro dinámico de elevada potencialidad: el caso
de Japón, en la región del Pacífico oriental, es notable al respecto. En este sentido
puede decirse que Estados Unidos no ha actuado hasta el presente como un centro
irradiador de desarrollo para América Latina. Más bien podría señalarse que ese país
ha actuado como un centro absorbente de las posibilidades de desarrollo en esta
región, convirtiéndola en una verdadera periferia.
80
Las estrategias de desarrollo implican un designio colectivo dirigido a la
superación de situaciones consideradas insatisfactorias, insuficientes o inadecuadas,
a la luz de una concepción de progreso, de adelanto, de bienestar, de seguridad
o independencia. Esas estrategias corresponden −o deben hacerlo- a un proyecto
nacional o multinacional e implican una valoración de objetivos y una disposición
de medios e instrumentos para alcanzarlos. En este sentido, la estrategia supone
funciones macroeconómicas que deben ser cumplidas por una autoridad, que no
puede ser otra que el Estado con la participación de la sociedad civil en un régimen
democrático efectivo y exige alguna forma de planificación o de coordinación que
se establece deliberadamente. Existen diferentes modalidades de intervención en el
funcionamiento de la economía, desde la que se caracteriza por ser una intervención
mínima, moderada, para asegurar el "libre" juego de las leyes del mercado, inmanentes
o "naturales", hasta la que consiste en la centralización casi absoluta de las decisiones
económicas en el Estado. Entre una economía liberal de mercado −que es incompatible
con una estrategia deliberada de desarrollo- y una economía socialista centralizada,
se ofrecen diferentes modalidades de intervención estratégica: la economía mixta, la
corporativa, la desarrollista, la socialista descentralizada y otras.
81
de las variables macroeconómicas convencionales, que puede o no conducir a una
transformación fundamental de la economía. En este sentido, es conveniente hablar
de estática comparativa; es decir, de una trayectoria económica ascendente, descrita
a una velocidad más o menos constante, en que las relaciones y proporciones
de los sectores y factores que constituyen la estructura permanecen sin cambios
significativos. El desarrollo económico implica una transformación mediante la cual las
relaciones estructurales, características de la economía, la posición de los elementos
y de los factores del sistema sufren cambios significativos, los cuales conducen a
nuevas situaciones que se consideran mejores o más progresivas que las anteriores
y a una nueva dinámica de las variables. Ello supone, desde luego, un crecimiento
cuantitativo de las magnitudes económicas, pero dentro de una ordenación dinámica.
82
investigación. Ello pasa por una autocrítica profunda de lo investigado, pensado y
actuado en los últimos cuarenta años, durante los cuales los escenarios en que se
formaron las ideas y se formularon y difundieron las propuestas han cambiado muchas
veces y continúan cambiando. Si se quiere llamar a esta coyuntura de necesidad y
de posibilidad una crisis del pensamiento económico social latinoamericano, hay que
admitir el calificativo en su potencialidad; en sus alcances, en su acepción dinámica y
creativa, en su proyección y no como frustración o fracaso.
Hay que agregar una tercera posición, más radical que la que he identificado
como la de transformación, que sostiene la necesidad de un cambio profundo en todos
los órdenes de la vida social; pero fundamentalmente en lo económico. En este modo
de ver las cosas, no hay solución posible bajo las condiciones institucionales vigentes
de la democracia formal y el sistema de relaciones de producción y distribución que se
ha establecido históricamente en nuestros países. Podría caracterizarse esta posición
como neosocialismo, cuyo postulado principal, según interpreto, es la autogestión
comunitaria de los asuntos que interesan a la colectividad, desde la producción de
bienes y servicios hasta la organización administrativa.
83
y actuando en Venezuela, entre ellos a Arturo Uslar Pietri, Héctor Silva Michelena,
Armando Córdova, Tomás Enrique Carrillo Batalla, Héctor Malavé Mata, Gastón Parra
Luzardo, Isbelia Sequera Tamayo, Armando Alareón Femández, Héctor Valecillos,
Ramón Lozada Aldana, Pompeyo Márquez, Francisco Mieres, César Balestrini) de
uno u otro modo ha tenido y tiene como propuesta fundamental esa transformación.
84
UNIDAD II
88
Este último proceso de generalización y predominio de rasgos capitalistas define el
segundo estadio de la fase.
89
1. FORMACION DE CONDICIONES PARA EL DESARROLLO DE LA
ACUMULACION
90
La ampliación del aparato administrativo del Estado abrió nuevas oportunidades
de enriquecimiento por vía del peculado y el tráfico de influencias. Por esta vía también
se fortaleció la clase dominante al desarrollarse la burocracia. Asimismo, el negocio
de bienes raíces urbanos, en el marco de la aceleración del proceso de urbanización
después de la Segunda Guerra Mundial, cobró especial importancia como fuente de
acumulación.
El capital que se fue formando a partir de estas fuentes se orientó hacia los
servicios y hacia la construcción, y en menor grado hacia la actividad industrial. Pero
esta última, si bien no llegó a tener una importancia esencial durante el período,
representó uno de los cambios significativos.
91
y acelerado aumento del circulante durante la década del 50. En ausencia de un
aumento correlativo de la producción de bienes, este hecho tenía que llevar a mi
notable incremento de las importaciones.
Esta multiplicación de los talleres fue uno de los hechos más importantes
del estadio desde el punto de vista de la producción manufacturera. Aunque se
constituyeron algunas industrias modernas, éstas no son indicio suficiente de la
formación de una estructura industrial. Sin embargo, después de la Segunda Guerra
Mundial y fundamentalmente durante la década de 1950, cuando se restablecieron
condiciones propicias para el desenvolvimiento del comercio internacional, fue
posible intensificar las importaciones de bienes de capital, generándose un conjunto
de industrias que constituyó el punto de partida del proceso de industrialización, lo
que fue también factor de la expansión del trabajo asalariado.
92
En segundo lugar, la ampliación del mercado implicó la formación inicial de una
red nacional de distribución que tendió a estrechar los vínculos entre mercados locales
débilmente relacionados. Este proceso se apoyó en el desarrollo de la infraestructura
de vialidad y de comunicaciones, y estimuló la constitución del mercado nacional.
Ya desde el siglo XIX pudo observarse que los precios del café, principal
producto de exportación, eran muy vulnerables a las coyunturas internacionales y a
las manipulaciones del mercado. La gran sequía de los años 1927 y 1928 significó
el endeudamiento y la ruina de muchos productores. Sobre esta situación de crisis
casi permanente incidieron la Gran Depresión (1928-1933) y la Segunda Guerra
Mundial, agravando las condiciones de realización de la actividad agroexportadora.
Esta, si bien fue la actividad económica fundamental hasta la década de 1920, no
representaba una fuente importante para la reproducción del capital. Por el contrario,
el escaso capital que antes fluía hacia la agricultura tendió ahora a refugiarse en los
bancos, reforzando las disponibilidades para el financiamiento de otras actividades y,
lo que era más grave, se comenzó a advertir un proceso de desinversión.
3. Durante la época de cosecha los productores de café o cacao requerían de importantes contingentes
de jornaleros, los cuales no eran otros que los conuqueros, aparceros, etc. Finalizada La recolección
de los frutos, los jornaleros regresaban a las pequeñas parcelas donde obtenían el sustento durante
el resto del año.
93
Este cambio fue evidente desde finales de la década de 1920, cuando el ritmo
general de la economía comenzó a perder el carácter marcadamente estacional que
tenía mientras estuvo regido por la actividad agroexportadora. Las transacciones
económicas dejaron de depender del éxito o del momento de realización de las
cosechas y se desenvolvían de manera continua a lo largo del año. El desplazamiento
del eje de la dinámica económica desde el aparato productivo agroexportador hacia la
producción de servicios, el comercio y la construcción, fundamentalmente, así como
el fortalecimiento del Estado en su papel de factor de la acumulación, explican que
la crítica situación de la agricultura no arrastrara al conjunto de la economía. Las
crecientes disponibilidades financieras del Estado le permitieron mantener al sector
agrícola en el marco de su situación de crisis crónica, mediante los subsidios, los
cuales comenzaron a concederse a fines de la década de 1920.
94
ante la inversión foránea. Actuó como agente de los inversionistas extranjeros
para la obtención de concesiones, licencias, y créditos, e influyó en decisiones
gubernamentales a fin de crear condiciones óptimas para la inversión.
Aún cuando durante las tres primeras décadas del siglo XX el peonaje se fortaleció
como consecuencia de la concentración de la propiedad de la tierra, comenzaron a
operar a la vez factores que a la larga se tradujeron en su debilitamiento: el creciente
deterioro de las condiciones de vida en el campo como resultado de la crisis global
que afectaba a la agricultura de exportación y, junto a esto, el atractivo de la vida en
las ciudades, donde podía aspirarse a encontrar mejores condiciones de vida y de
trabajo. Sin embargo, el éxodo rural fue moderado hasta comienzos de la década de
1940, cuando comenzaron a operar con mayor fuerza los factores de atracción de la
población trabajadora del campo hacia las zonas urbanas.
95
El fortalecimiento y la creciente homogeneización de la clase dominante, y la
formación del sector obrero, indicaban el comienzo de un profundo proceso de cambio
en el sistema de relaciones sociales de la formación social venezolana.
La vinculación cada vez más estrecha con los países capitalistas estimuló el
desarrollo del Estado, al constituirse éste en receptor-redistribuidor de la renta petrolera.
El crecimiento de los ingresos del Estado por concepto de petróleo se aceleró durante
la década de 1940 sobre la base del aumento tanto en la tasa impositiva como del
volumen de la producción. De esta manera el Estado comenzó a depender cada vez
menos de las rentas no petroleras.
4. El interés nacional designa el conjunto de fines que el gobierno −como estructura política que
representa los intereses dominantes en el conjunto de una nación− señala como deseables.
96
De esta manera se crearon las condiciones para la ulterior función planificadora
del Estado, cuyos antecedentes se aprecian por primera vez en la Constitución de
1947, aunque limitadas a la agricultura, y en la formulación del Plan Preliminar de
Vialidad del mismo año. La clase dominante, a través de los órganos estatales y de
sus propios grupos de presión (en 1942 se fundó FEDECAMARAS, y para mediados
de esa misma década ya funcionaban el Consejo de Economía Nacional y la Cámara
de Industriales), fue determinando los límites de esa intervención.
97
y medidas, moneda, etc.), algunas no llegaron a funcionar plenamente y otras fueron
implementadas sólo parcialmente.
Expresión del proceso de consolidación del Estado nacional liberal fue también
la implementación de vías de participación política como forma de controlar las
demandas de una población cada vez más politizada, que ponía en peligro una paz
social mantenida a fuerza de medidas represivas.
98
de 1930 (aumentó la formalización y legalización de partidos políticos y fortaleció la
CTV, que había sido fundada en 1936). En segundo lugar, los militares, además de
compartir los temores de la clase dominante, habían visto disminuir su participación
en el gobierno de Rómulo Gallegos, aun cuando se consideraban coautores de la
Revolución de Octubre. En tercer lugar, los partidos COPEI y URD todavía débilmente
estructurados, se habían visto marginados de los cuadros gubernamentales por
Acción Democrática, con lo cual sus posibilidades de participación y crecimiento
quedaban bloqueadas. Ante este cuadro sus objetivos coincidieron con los de la clase
dominante y los militares.
Pero esa breve experiencia democrática y la nueva forma que tomó la movilización
popular, a través de partidos de nuevo corte, expresaron el cuestionamiento de las
anteriores formas de movilización política representadas por la contienda caudillista,
en la cual se basó la estructuración de partidos desde la segunda mitad del siglo XIX.
Con esto se había cumplido un cambio importante en cuanto a las formas de lucha
política.
99
los cuales, a pesar de la larga preparación de casi un siglo, el pueblo era todavía
incapaz de ejercer la democracia.
100
y resultaron en un creciente control sobre el paludismo, la tuberculosis y otras
enfermedades infectocontagiosas.
101
La explotación petrolera significó una acción sobre el medio, que si bien estuvo
circunscrita a las áreas de operación de las compañías, se tradujo en un impulso del
proceso de ocupación del territorio, en la medida en que la localización de campos
petroleros en algunas porciones del territorio de precaria ocupación se tradujo en el
surgimiento de nuevos núcleos de población vinculados al campo petrolero. En efecto,
el desarrollo de la actividad petrolera constituyó un importante factor de atracción de
población, registrándose el desarrollo de nuevos núcleos poblados: El Tigre, Cabimas
y Caripito, por ejemplo, y la consolidación de otros. Esta expansión de la ocupación
ocurrió en momentos diferentes en las zonas del territorio afectadas directamente por
la explotación petrolera. En Occidente la explotación adquirió importancia a finales de
la década de 1920; en Oriente esto ocurrió en la de 1930.
102
LECTURA N 2.2
Antes de terminar la primera década del presente siglo, Juan Vicente Gómez ya
había sucedido en la Presidencia de la República al general Cipriano Castro. Continuaba
con aquél la danza de las concesiones petroleras después que el trato preferencial del
gobierno de Castro a las inversiones inglesas había provocado en los últimos años
no pocos recelos y reacciones en el capital norteamericano. El nuevo imperialismo,
con estrategia de renovada conquista, adquirió luego con Gómez los privilegios y las
ventajas económicas que no obtuvo con Cipriano Castro. La explotación del petróleo
durante el nuevo régimen era realizada por capitales monopolistas extranjeros, pero
ya en los primeros años de su desarrollo ocurría un desplazamiento externo de la
dependencia. La subordinación de Venezuela se hizo entonces mayor y más rígida al
desviarse el predominio del capitalismo mundial desde los centros europeos hacia la
metrópoli norteamericana.
104
era una filosofía que no correspondía a la realidad nacional. Era apenas el disfraz que
ocultaba la desnudez política y moral de aquel prolongado despotismo.
1. Exposición del Ministro Gumersindo Torres a la Memoria de Fomento de 1918, Tomo 1, Caracas, p.
XVIII.
105
que en ambos casos se consagraba el dominio directo de la nación sobre el subsuelo.
En 1920 Torres ya tenía elaborado el proyecto de ley petrolera. En él se establecía el
aumento de los impuestos a las compañías de hidrocarburos y se limitaba el número
de hectáreas otorgadas en concesión. Edwin Lieuwen ha interpretado la intención del
ministro Torres y el espíritu de su ley en los términos siguientes:
106
de su mandato. Los proventos del petróleo le permitieron cancelar la deuda3 y formar
su propio ejército.
La clase proletaria se nutría con jornaleros del campo que emigraban a los
centros petroleros y a ciudades donde la construcción de obras públicas demandaba
más mano de obra que la disponible. Ocurría así un cambio en la población activa del
país. Se ha querido atribuir al éxodo campesino la causa del empobrecimiento rural
y la consiguiente declinación de la producción agropecuaria. Salvador de la Plaza
ha disentido de este criterio formulando su crítica a quienes señalan la causa y los
efectos de tales migraciones en defensa del latifundismo.
3. Para 1909 la deuda heredada por Juan Vicente Gómez alcanzaba a Bs. 210.307.281,68. Durante
los primeros quince años de su gestión se reconocieron diversas reclamaciones extranjeras que
sumaban Bs. 22.714.211,59. El monto de ambas, Bs. 233.021.493,27, era la deuda total a cancelar por
Gómez, Ya para el 31 de diciembre de 1923 se había amortizado la cantidad de Bs. 126.843.093,11.
Aquélla se redujo a Bs. 106.178.400,16. Para el 30 de junio de 1924 disminuyó a Bs. 102.586.155,16.
A partir de esta fecha el Estado venezolano había amortizado Bs. 130.435.338,11. (Cfr. Ministerio de
Hacienda, Bosquejo Histórico de la Vida Fiscal de Venezuela, Tipografía Vargas, Caracas, MCMXXIV).
4. Salvador de la Plaza, La Reforma Agraria: Definición de las Fuerzas Democráticas, 1947, s. p.
107
emigraron a las ciudades para dedicarse principalmente a actividades enmarcadas en
el sector terciario (comercio y servicios). Pero no por ello disminuía el latifundismo, sino
que más se acentuaba debido a que la propiedad de la tierra estaba estrechamente
vinculada con la estructura del poder político imperante.
108
bienes manufacturados porque bajaban sus cotizaciones y se tornaba más difícil
el financiamiento de las operaciones comerciales. Los grandes países industriales
-Estados Unidos, Inglaterra- disminuyeron entonces sus importaciones de productos
primarios. A mediados de 1933 el bolívar aumentó su poder adquisitivo, pero el café
se exportó a precios más bajos. A raíz de la reducción del contenido oro del dólar, por
decreto del Presidente Franklin D. Roosevelt en enero de 19345, la paridad del bolívar
con aquella moneda disminuyó de Bs. 5,20 a Bs. 3,066. Esta situación determinó
en muy breve lapso una contracción del tipo de cambio. Desde fines de 1933 hasta
mediados de 1934 la cotización del dólar bajó de Bs. 3,99 a Bs. 3,20. La relación
cambiaria entre el bolívar y el dólar reflejaba, a través de la balanza internacional de
pagos, la dicotomía o la dualidad estructural entre la economía tradicional venezolana
y la industria petrolera establecida en el país.
5. He aquí algunos fragmentos del decreto del Presidente Roosevelt, de enero de 1934: “Por cuanto
juzgo, mediante investigación, que el comercio exterior de los Estados Unidos se halla perjudicado a
causa de la depreciación en el valor de las monedas de otros Gobiernos en relación con el presente
valor nominal del oro y que una emergencia económica requiere una expansión del crédito; y
……..
Por cuanto juzgo por mis investigaciones que, a fin de estabilizar los precios domésticos y proteger
el comercio exterior contra el efecto perjudicial de la depreciación de las monedas extranjeras, es
necesario fijar el precio del dólar de oro a 15-5-21 gramos con nueve décimos de fineza.
……..
En testimonio de lo cual, he firmado aquí y hecho fijar el sello de los Estados Unidos.
Dado en la ciudad de Washington, a las 3 y 10 de la tarde, tiempo normal, el día 31 de enero, en el
año de Nuestro Señor, mil novecientos treinta y cuatro, y ciento cincuenta y ocho de la Independencia
de los Estados Unidos”. (Fdo.) Franklin D. Roosevelt.
6. El 31 de enero de 1934 el contenido oro del dólar disminuyó a 0,88867 gramos, aproximadamente el
60 por ciento de su contenido anterior, como límite máximo fijado en el decreto presidencial de esa
fecha. El contenido oro del bolívar, determinado oficialmente en la Ley de Monedas de 24 de junio de
1918, era para enero de 1934 de 0,290323 gramos. En consecuencia, la paridad metálica de ambos
signos resultaba de Bs. 3,06 por dólar.
109
originaba, en tal forma, grandes desequilibrios en el sistema económico del país. Tal
contradicción, a juicio de José Antonio Mayobre, tenía su origen:
Una solución artificial a este problema tuvo lugar el 28 de agosto de 1934 con
la celebración −entre el gobierno nacional, las compañías petroleras y los bancos
establecidos en Caracas− del Convenio de Cambio conocido comúnmente como
Convenio Tinoco8.” Mediante tal acuerdo las empresas explotadoras de hidrocarburos
se comprometían a vender directamente a los bancos comerciales las divisas
petroleras al cambio de Bs. 3,90. Los institutos bancarios, al mismo tiempo, se
responsabilizaban a no comprar dólares por debajo del tipo de Bs. 3,90 y a venderlos
al público a Bs. 3,93. Las divisas que a Bs. 3,90 no fueran absorbidas por el mercado
debían, según convención de las partes, ser vendidas al gobierno nacional por los
consorcios petroleros al tipo de paridad-oro de Bs. 3,06 establecido de acuerdo con
la Ley de Monedas de 24 de junio de 19189. Las divisas adquiridas por el gobierno al
tipo de importación del oro (gold point) no podían ser colocadas en el mercado, sino
destinadas al pago, a la par, de la importación de monedas acuñadas, con el objeto
de aumentar las reservas áureas del país.
110
manteniendo sus operaciones cambiarias según las cotizaciones corrientes del
mercado. El acuerdo siguió vigente con la Standard Oil Company, la Venezuelan Gulf
y la Royal Dutch Shell, con el compromiso de tales empresas de no colocar sus
divisas sino a una tasa de cambio de Bs. 3,90 y vender al gobierno nacional al tipo
de importación-oro los dólares que no fueran absorbidos por el mercado a Bs. 3,90.
111
Millones de
bolívares
Años
1936 … … … … … … … 21,11
1937 … … … … … … … 20,96
1938 … … … … … … … 22,40
1939 … … … … … … … 18,38
1940 … … … … … … … 16,51
1941 … … … … … … … 16,75
1942 … … … … … … … 0,82
Total … … … … … … … 116,93
112
sino que se impone por la lógica. Además, existe también en otros
países, que se encuentran, respecto de su estructura económica, en
situación parecida a la de Venezuela, por ejemplo, Chile y Bolivia51.10
10. Hermann Max, “Las Bases Teóricas de la Política Monetaria”, Revista del Ministerio de Fomento, Nº 18,
p. 112.
11. Cuando el Banco Central inició sus operaciones, únicamente disponía de $0,42 millones que le
fueron transferidos por la Oficina Nacional de Centralización de Cambios. Del estudio realizado
entonces resultó que, en contrapartida de ese saldo, el comercio nacional debía entonces a sus
proveedores extranjeros más de $36,7 millones” (Memoria del Banco Central de Venezuela, Caracas,
1945, p. XXIV).
113
restricciones que la economía de guerra había impuesto al movimiento y ritmo de
las importaciones se tradujeron en un aumento de la capacidad de pago exterior.
Ya la economía se encontraba interiormente en condiciones de poder financiar
las exigencias de una industrialización orgánica incipiente. El aumento del poder
adquisitivo a nivel de las masas consumidoras garantizaba, por irradiación fiscal de
los ingresos petroleros, una demanda efectiva capaz de absorber la oferta de origen
industrial.
La prórroga de las concesiones productivas por un tiempo tan largo como incierto
invalidaba cualquier decisión nacional que proclamara la reposesión del petróleo por
vía de derecho. Durante la vigencia de las concesiones convertidas al nuevo estatuto
legal de los hidrocarburos resultaba difícil o casi imposible la opción de rescate
nacionalista del petróleo. En otros términos: el régimen de concesiones adaptado a
la Ley de 1943 reafirmaba la desnacionalización de los hidrocarburos venezolanos
durante un amplio lapso, ya que la producción petrolera había de realizarse en
sujeción a una ley específica que confería a las empresas concesionarias extranjeras
privilegios de explotación sobre un recurso nacional irrenovable, sin que la nación
pudiera, durante su vigencia, modificar la estructura de los sujetos de derecho. En la
alternativa de que el Estado resolviera ejercer su dominio directo en la explotación
del petróleo, aquel régimen de concesiones resultaba oclusivo y contraproducente. El
poder de los consorcios petroleros −asentado en los mecanismos de dominación que
el capital monopolista internacional había logrado establecer en Venezuela- tomaba
efectivamente nugatoria la potestad del Estado sobre aquel recurso.
114
A fines de 1945, con el ascenso de Rómulo Betancourt a la Presidencia de la
República, no precisamente por la vía del sufragio, fue concebida la política petrolera
de tal manera que Acción Democrática, partido gubernamental, se empecinaba en
clasificada de "enérgica y nacionalista". En aquellos años −cuando la ideología del
poder se emparentaba con una incipiente promoción populista- el petróleo era en
realidad el mejor combustible político del jacobinismo. Una gestión gubernativa como
aquélla, con pocos auspicios y proyectos de alcance estructural, se inauguraba
con algunas realizaciones reformistas improvisadas con la tolerancia del capital
extranjero. Las declaraciones oficiales a menudo revelaban la materia petrolera
como el principal ingrediente de una ficción nacionalista. El gobierno, en efecto, se
había comprometido en mantener vigente la Ley de Hidrocarburos de 1943 porque
no pretendía "expropiar los intereses dedicados a la industria del petróleo". Para
abolir lo que llamaba la "subasta del subsuelo" adoptó entonces la política de "no
más concesiones a particulares". Así parecía establecer un límite a la voracidad de
los consorcios explotadores. Pero con ello el gobierno de Betancourt −tildado de
revolucionario sin haber insinuado la revolución- se rebelaba más contra la política
petrolera del régimen depuesto que contra el comportamiento de las compañías
concesionarias extranjeras. Si ofreció mantener en vigencia la Ley de 1943 y reconoció
las concesiones otorgadas conforme a ella, fue porque quiso asegurar la estabilidad
de la industria del petróleo. Esta, que mucho hacía por desnacionalizar cada vez más
la riqueza subyacente, era considerada oficialmente como venezolana y al servicio
de los intereses nacionales. Esa vez, J. P. Pérez Alfonzo, Ministro de Fomento del
gobierno de Betancourt, consignó en documento público sus propias convicciones al
respecto:
Esta opinión, con doble sentido apologético, constituye por sí sola un comentario
elocuente del criterio que orientaba la política petrolera de aquel régimen. Se trataba
entonces de justificar una razón de Estado no sin atribuir calidades inmerecidas
a lesivos intereses extranacionales. No hay en el juicio transcrito, aparte de un
discernimiento demasiado formal, más que una manera novedosa de considerar
12. Juan Pablo Pérez Alfonzo, “Introducción” a la Memoria del Ministerio de Fomento correspondiente al
año 1947, p. XIII, (Subrayado nuestro).
115
venezolanas a un conjunto de empresas extranjeras que “actuando al margen del
derecho −como antes afirmara el propio Pérez Alfonzo en nombre de su parcialidad
política− han realizado utilidades ilegítimas ocasionando daños cuya reparación no
puede ser borrada por una simple disposición de una Ley”54.13Sólo en contrasentido
irreparable pudo el citado Ministro considerar inmaterial la circunstancia de que el
capital de esas compañías proviniese de inversiones foráneas.
13. Juan Pablo Pérez Alfonzo, “Voto Salvado con Motivo de la Aprobación de la Ley de Hidrocarburos de
1943”, Material de Lectura sobre Política Petrolera y CVP; p. 5.
116
moneda de provisión suntuaria. Uslar Pietri afirmaba en esos años que el petróleo era
utilizado para construir una nación artificial e ilusoria:
Era la suya una visión que parecía atribulada ante las calamidades de un
crecimiento impropio y deformado. El minotauro, en su opinión, le achicaba sustancias
al bolívar, le mermaba fuerzas a la economía, mientras su deformidad se hipertrofiaba
porque más se transformaba toda la realidad en petróleo. La solución de Uslar consistía
en "incorporar el petróleo a nuestra vida y no nuestra vida al petróleo", lo que en
sentido afirmativo significaba tanto como "convertir la riqueza transitoria del petróleo
117
en riqueza permanente de la nación".5615Pensaba que el recurso del subsuelo debía
emplearse en la fecundación económica del suelo. Había entonces que acabar con
la dicotomía de las dos Venezuela. Sus juicios no carecían de perspicacia, aunque
tampoco de cierta omisión intencionada. Declaraba esa vez que la “acción colectiva”
de los venezolanos debía encaminarse de una a otra Venezuela, sin siquiera insinuar
que una burguesía parasitaria del petróleo −bien colocada en el poder político de
la república− medraba con la ajena expoliación del recurso. Había, como dijo, que
“sembrar el petróleo”. Pero cuando reiteraba este lema lo hacía sin decir que para
lograr la realidad que se quería era necesario modificar esa otra construida por el
poder del capitalismo de rapiña. Parecía creer en la terapéutica del petróleo contra el
morbo del petróleo sin explicar que el mal no estaba en el recurso explotado, sino en el
comportamiento depredador de quienes lo explotaban, en la simulación y connivencia
de la clase usufructuaria, en la actitud del Estado que aquello consentía.
118
bolívares por otorgamiento de nuevas concesiones. Fueron ésos los años de un auge
artificial que sólo prodigaba lucros espurios a la oligarquía y enriquecimientos ilícitos
a quienes constituían la élite del régimen.
119
UNIDAD III
Las medidas de devaluación del bolívar adoptadas por el gobierno de, Rómulo
Betancourt en los años 1960 y 1961 −con el objeto de aliviar la crítica situación
fiscal del país- ocasionaron colateralmente mayores desventajas de la nación frente
a la industria de hidrocarburos. La devaluación del signo monetario en un 35,5%
respecto al cambio anterior de 3,35 bolívares por dólar, originó en esa industria una
revaluación del activo inmovilizado que fue estimada en un nivel promedio del 50%.
Una vez más las compañías petroleras se colocaron al margen de las disposiciones
gubernamentales. En principio aquella revaluación no fue reconocida oficialmente
por el Estado venezolano, pero el gobierno nacional, en evidente demostración de
59. Información del Ministerio de Minas e Hidrocarburos publicada en el diario El Nacional de Caracas, el
19 de octubre de 1962, p. 22.
60. La reforma cambiaria no causó alteración del poder adquisitivo externo de la industria de
hidrocarburos, ya que las compañías del ramo generalmente pagan sus importaciones de equipos
y maquinarias con dólares que no son adquiridos en el mercado venezolano de cambio, sino que
se originan de las ventas exteriores de crudos y derivados. Por otra parte, como ni el mismo valor
de retorno de las exportaciones petroleras no fue afectado por las medidas monetarias, las nuevas
disposiciones cambiarias afectaron únicamente el poder adquisitivo externo del bolívar en el sector
importador no petrolero del país.
124
productivas y comerciales que derivaban sin quebrantar sus estrechas relaciones de
dependencia financiera y tecnológica con el exterior La sustitución de importaciones
no ocurría como proceso tendiente a conferir independencia a la economía venezolana
con respecto al poder de la dominación externa, sino como prolongación subsidiaria
de la industrialización en gran escala que se localizaba en los países capitalistas
dominantes. El mismo proceso carecía de autenticidad nacional, ya que realmente
se basaba, en una industrialización importadora o periférica que comportábase
como consumidora de productos extranjeros: proceso industrial con financiamiento
predominantemente foráneo y poca participación de factores nacionales, protegido
además por restricciones arancelarias que eliminaban en gran parte la competencia
externa y otorgaban privilegios de monopolio a su función productiva. Esta modalidad
del crecimiento “hacia adentro” ha estado inscrita en el modelo de una nueva
dependencia.
125
Por una interpretación menos objetiva que convencional se ha dado a la
generalidad de las rentas fiscales derivadas de la industria extractiva el carácter de
impuestos. Desde un punto de vista jurídico tales ingresos provienen del dominio
fiscal de la nación venezolana. Sin embargo, a la luz de un enfoque económico
real, bien puede afirmarse que esas mismas rentas se derivan de la liquidación
de un activo nacional irrenovable, del consumo de un patrimonio perecedero y no
recuperable. Este criterio, sustentado por Salvador de la Plaza, D. F. Maza Zavala y T.
E. Carrillo Batalla, debió ser justamente aplicado en la evaluación del rendimiento de
la renta fiscal petrolera y su incidencia en el crecimiento económico del país, más en
la práctica se obvió su utilización. En efecto, no han sido aprovechados racionalmente
los ingresos que ha percibido el Estado venezolano de la explotación del petróleo.
126
fiscal venezolano, en lo relacionado con la vigilancia de las actividades gravables,
coadyuva también al desfinanciamiento nacional. Como en éste no se incluye −
debiéndose incluir− la deserción tributaria del sector petrolero, puede luego afirmarse
que el empobrecimiento real de la nación es obviamente superior al expresado
estadísticamente.
127
Tres son, a nuestro juicio, las razones de esta conducta fiscal del Estado
venezolano.
128
vida de las masas populares. En este enfrentamiento ocurre un despojo sordo y
despiadado, todo un mecanismo de sustracción que mantiene la clase privilegiada
sobre la proletaria mediante la especulación, el absolutismo del dinero y la tiranía de
los precios. En este cuadro de conflictos latentes, el Estado venezolano, obediente
a los intereses de la clase opulenta, exhibe su servidumbre y legaliza la usurpación
social con la aceptación del descomedimiento de los precios. En tal forma se aplica un
gravamen a los desposeídos y se otorga un subsidio a los poderosos. Esto significa
que el Estado actúa sobre la base del desamparo legal de las mayorías nacionales.
Así el costo de la violencia fiscal no sólo deprime el nivel social de subsistencia sino
que torna problemático el curso de la economía a largo plazo.
129
Los consorcios petroleros, que en sus programas confieren importancia
fundamental a la ubicación geográfica de los centros productores, siempre han
considerado a Venezuela como fuente activa y de reserva para la provisión del
hemisferio occidental en tiempos de paz o de conflagración. Por eso demandaban
un sistema de contratación que les garantizara el desarrollo ininterrumpido de
sus actividades a largo plazo. Como el gobierno daba por cancelada la política de
concesiones y aún no había sancionado una fórmula sustitutiva de la misma, las
compañías, ávidas de nuevos privilegios, apelaban a arbitrios de presión económica
y fiscal tendientes a desalentar la razón de no otorgar facultades de explotación
reputadas como anacrónicas y enajenantes. Las restricciones petroleras, entre
tales arbitrios, eran impuestas con el objeto de ocasionar merma fiscal a la nación
mediante el descenso de los ingresos por exportaciones de hidrocarburos. Las
empresas del ramo adoptaban en tal sentido posiciones dobles: intervenían en el
movimiento de opinión nacional que propugnaba un trato exterior no discriminatorio
para el petróleo del país61,4a la vez que inventaban un clima de incertidumbre en
torno a la participación de los hidrocarburos venezolanos en el mercado mundial,
no sin urdir presiones internas y externas contra la medida gubernamental aprobada
en materia petrolera con carácter irreversible. El resultado parecía conocido de
antemano. El gobierno nacional, sin una política que redujera la dependencia fiscal
respecto a la industria petrolera, soportaba las consecuencias del despilfarro en
que él mismo incurría con la liquidación improductiva de la renta del subsuelo. La
declinación relativa de los ingresos provenientes del sector extractivo exportador
parecía agravar la insuficiencia de recursos fiscales disponibles. El gobierno, que por
virtud de sus más connotados preceptores había previsto la “fórmula de asociación”
con las empresas concesionarias, convino luego en otorgar derechos de explotación
bajo régimen de contratos de servicio.
61. Por iniciativa de la Asociación Pro-Venezuela se constituyó esa vez el llamado “Frente Pro-Defensa
del Petróleo Venezolano”, una “empresa de unidad” entre organismos de intereses contradictorios.
A tal efecto se logró reunir a la Federación de Cámaras y Asociaciones de Comercio y Producción
(FEDECAMARAS) con la Confederación de Trabajadores de Venezuela (CTV), a la Cámara
Venezolana de la Industria del Petróleo con la Federación de Trabajadores Petroleros, en la tarea de
defender “nuestro petróleo” frente a las restricciones impuestas por el gobierno norteamericano.
130
Concesiones de Hidrocarburos. Las empresas pretextaron inconstitucionalidad del
Artículo 1º de la citada Ley en virtud de que, a su juicio, esa disposición se refiere
a bienes distintos de las tierras y obras permanentes destinadas a la explotación
del petróleo, que son los únicos bienes, todos inmuebles por su naturaleza, que de
acuerdo con el Artículo 103 de la Constitución Nacional y los artículos 80 y 81 de la
Ley de Hidrocarburos deben pasar a la nación sin indemnización alguna, cuando
dicho artículo 1º impone al concesionario nuevas cargas en materia de reversión que
no constituyeron condiciones legales previas al otorgamiento de la concesión. Las
compañías denunciaron igualmente que la ley de reversión extiende este derecho a
los bienes destinados o afectos a las concesiones de manufactura o refinación y de
transporte, sobre los cuales ni la Constitución ni la Ley de Hidrocarburos vigentes
contienen disposiciones que sirvan de fundamento a dicha reversión.
131
tal derecho, se inspiran en el criterio de que con el vencimiento de las concesiones
lo que revierte no sólo afecta a la parcela que se explota junto a los bienes y obras
ubicados en ella, sino a todo el activo fijo de la industria petrolera −incluyendo bienes
corporales e incorporales− requerido en el mantenimiento de las actividades de la
misma industria conforme a los términos de integración económica y tecnológica que
exige la explotación y comercialización de los hidrocarburos. Carecería de sentido
referirse a la reversibilidad de esos bienes con arreglo al concepto de su ubicación
limitada exclusivamente a las parcelas de explotación. Las concesionarias podrían,
de acuerdo con ese concepto, desmembrar y desmantelar el activo operacional
situado fuera de dichas áreas sin que existiese prescripción legal que lo impidiese. La
reversión se tornaría en tal forma nugatoria puesto que, así entendida, ocurriría como
proceso desintegrado y desarticulado de una industria que es definida como unitaria
e indivisible.
132
legislación petrolera y particularmente la gran falla que ha existido en
torno la definición de los bienes sujetos a reversión. En ese clima se
ha procedido con rapidez a elaborar este Proyecto que obviamente va
mucho más allá de su fin estricto y limitado de definir qué bienes están
sujetos a la reversión y cómo se va a operar esta reversión.625
Ante el criterio casi unánime del Senado, Uslar, quien entonces personificaba
la razón disidente, hizo resueltamente tales advertencias. Adujo, con desenfado
y sin demostraciones terminantes, que la nación no estaba aún en capacidad de
asumir la explotación directa de sus hidrocarburos. En eso coincidía con la opinión
difundida por los estamentos traductores de la oligarquía del petróleo. En ningún
debate sobre la materia ha dejado de expresar su desacuerdo con toda sanción que
establezca fronteras entre el poder público y el poder de las corporaciones petroleras.
Su palabra, con elocuencia que recorre los fueros de la sabiduría burguesa, jamás
se ha sumado a la contienda por el rescate del patrimonio enajenado. No ha habido
certidumbre en sus razones para auspiciar el futuro del país sin la tutela extranjera
de los hidrocarburos. Entre tanto la Venezuela verdadera y la Venezuela fingida se
alojan actualmente en realidades cada vez más conflictivas. Ahora, cuando existe la
decisión de cerrarle las fauces al “minotauro”, Uslar Pietri, provisto de una inteligencia
que le permite ubicar su razón en punto de compromiso, cubre con sus disentimientos
el significado de la alternativa petrolera del país.
62. Cfr. Arturo Uslar Pietri, Intervención en el Senado de la República el 19 de julio de 1971, Diario de
Debates del Senado, Tomo I, Vol. I, marzo-julio de 1971, p. 567.
133
de los hidrocarburos. En este sentido es necesario diseñar y conducir una política que
realice activamente la nacionalización en términos perentorios o en la medida que
transcurre el período previsto para el inicio de las primeras reversiones.
63. Héctor Malavé Mata, “Contra el Fatalismo de la Enajenación Petrolera”, Punto Negro, Nº 3, Caracas,
15 de octubre de 1971, pp. 10-11.
134
convencionales, las organizaciones de estirpe proletaria deben entender que en tal
caso se trata del empleo de lemas que no encarnan en la subversión de la praxis
social.
135
los primeros nueve meses de ese año (equivalente a 164.000 barriles diarios) en
comparación con el año 1972. El excedente de los ingresos petroleros percibidos
por la nación en 1973 se derivó en parte de una mayor extracción de petróleo frente
a las crecientes exigencias de los mercados internacionales, con lo cual parecía
restablecerse peligrosamente la alternativa de elegir mayores ingresos inmediatos
a costa de una mayor producción de hidrocarburos. De tal manera el excedente de
la renta fiscal petrolera era sobrestimado en una proporción similar al aumento de la
producción con fines comerciales. Al aceptar el concepto de superávit en términos de
ingresos adicionales por exportaciones rígidas, no debió incluirse en tales ingresos la
participación tributaria proveniente de niveles mayores de producción.
Otro aspecto del sistema de precios vigente es el relacionado no con los ingresos
de exportación en valores establecidos, sino con la renta neta imponible que es
declarada por las propias empresas concesionarias. En este sentido la estimación del
superávit anunciado pudo no ser congruente con la realidad. El comportamiento de las
compañías operadoras extranjeras no puede desvincularse del estatuto de reversión
petrolera sancionado por el gobierno venezolano para ratificar y precisar los términos
legales que rigen el vencimiento de las concesiones de hidrocarburos en el país. La
ley de la materia, promulgada en julio de 1971, ha originado algunas expectativas en
la industria del ramo que debemos suponer incluidas en la estrategia de sus propias
actividades industriales y comerciales durante el período 1971-1983. Desde la fecha
de su promulgación, la Ley de Bienes Afectos a Reversión en las Concesiones de
136
Hidrocarburos ha estimulado la actitud de las empresas concesionarias a reorientar
los parámetros internos de sus operaciones productivas y contables, con fines de
redimir anticipadamente los capitales invertidos en los bienes y activos instrumentales
afectos a las concesiones revertibles. Existen fundados indicios de que los consorcios
petroleros, en previsión de los efectos legales de la reversión, han introducido
modificaciones en los cálculos de depreciación, amortización y agotamiento de los
bienes susceptibles de revertir. Tales indicios, únicamente verificables por rigurosos
procedimientos de auditoría fiscal, parecen significar que las compañías tienden a
acrecentar irregularmente sus reservas de capital por los mencionados conceptos,
para así rescatar con amplia anticipación las inversiones realizadas en pagos de
concesiones, actividades de exploración e instalaciones industriales, recurriendo
alternativamente a la aceleración y el aumento desproporcionado del proceso de
redención de los capitales aplicados en sus actividades integradas. De tal manera
se registra una hipertrofia artificial de los costos operacionales que ocasiona una
contracción del ingreso neto imponible con la consiguiente disminución del Impuesto
sobre la Renta causado. En la declaración del titular de Hacienda sobre el superávit
fiscal estimado en base al aumento de los ingresos petroleros, no parece deducirse
el monto de la filtración financiera ocasionada por esa práctica de evasión tributaria.
137
LECTURA Nº 3.2
Ahora bien, el proceso que se puso en marcha como resultado de las actividades
emprendidas por el capital internacional, encontró un medio propicio para su desarrollo
en las condiciones que de manera directa o indirecta habían sido generadas por la
extracción petrolera. Esto equivale a decir que el capital internacional había construido
su propio ámbito de reproducción al favorecer el desarrollo de un Estado con poder
financiero creciente, de una clase dominante enriquecida en el comercio importador y
de una fuerza de trabajo asalariada. Estos que fueron los elementos más importantes
desarrollados en el primer estadio, se erigieron en factores que hicieron viable y
aceleraron el desarrollo de las formas avanzadas de la producción capitalista en el
segundo estadio.
140
ese capital local concurrió rápidamente hacia la industria y los servidos, asociándose
a la inversión extranjera o desarrollando él mismo algunos renglones. El capital
local contribuyó, así, al crecimiento y la diversificación de la economía, y, generando
bienes y servicios que estaban en muchos casos fuera del interés del inversionista
extranjero, hizo posible el avance de la industria; tal ha sido, por ejemplo, su papel en
la producción de algunos bienes intermedios.
La masa trabajadora, absorbida por el nuevo aparato productivo, tuvo una rápida
metamorfosis que culminó con su definición como proletariado. Pero si bien es cierto
que la alta dinamicidad de proceso económico confirió a esa transición un ritmo muy
acelerado, el efectivo control social logrado por la clase dominante permitió bloquear
las potenciales consecuencias que, en términos de lucha de clases, pudiera tener la
cristalización del proletariado. Ese control se ha manifestado de manera primordial
en la capacidad para manipular las condiciones de desarrollo del proletariado,
encauzando sus expresiones políticas dentro de un marco de acatamiento del orden
social.
141
un autoritarismo que bloqueaba la lucha de clases, impidiendo globalmente el juego
político, y una democracia que hacia compatibles la formas de ejercicio del poder
con los principios de libertad de la actividad económica, pero que podría permitir
la ampliación de fisuras potencialmente peligrosas para el orden social. Esto, que
constituyó un auténtico dilema para la clase dominante y algunos importantes sectores
de poder, como las Fuerzas Armadas, en la década de 1960, parece haber tenido
una salida exitosa en la estructuración de un sistema democrático autoritario con un
hipertrofiado Poder Ejecutivo que interpreta y maneja la legalidad a su propio arbitrio
en todo aquello que concierne al mantenimiento del orden social.
1. NIVEL ECONOMICO
142
problemática esencial del primer estadio de la fase, y que .maduró en los años que
sucedieron a la Segunda Guerra Mundial con el auspicio de condiciones favorables en
el marco internacional. Cabe recalcar aquí que si bien el capital internacional dominó
el aparato industrial muy tempranamente, el desarrollo industrial fue un proyecto de
la burguesía local y no un objetivo formulado por la burguesía internacional, la cual
aprovechó el cuadro de condiciones ya maduras, y las ventajas adicionales que se
derivaban de la implementación del proyecto, −como la política proteccionista que
comenzó a instrumentarse− para instalar su propia industria, lo cual, a satisfacción de
la burguesía venezolana, hizo muy acelerada la primera fase industrial.
143
fue utilizada en la industria y los servicios, en donde encontró elevadas tasas de
ganancia.
144
El resultado fue que el sector industrial, que era visto como vía para generar
una dinámica de crecimiento sustentada por factores internos y controlada desde el
interior, terminó igualmente sometido al control del capital internacional y éste adquirió
un dominio más generalizado sobre la economía venezolana.
145
Ahora bien, el papel del Estado no se había quedado en el nivel de facilitador de
la economía privada mediante una política financiera y medidas proteccionistas, sino
que se había hecho sentir de manera directa en el plano de la inversión. En efecto,
el Estado asumió progresivamente el desarrollo de las industrias básicas mediante
la creación de empresas que no atraían el capital privado, tanto por la magnitud de
las inversiones requeridas como porque no eran remuneradoras a corto plazo. Es
decir, el alto poder financiero del Estado venezolano terminaba convirtiéndolo en un
Estado empresario que mediante un complejo de industrias básicas fundamentaba la
viabilidad de la industria privada. Las expresiones más sofisticadas de ello son, sin
duda alguna, la hidroenergética, la siderúrgica y la petroquímica. Más recientemente
esta característica se ha complementado con la política de nacionalización del
petróleo y el hierro y cuyos resultados, como ya se advirtió, difícilmente podrían ser
evaluados aquí.
En conjunto puede decirse que la estrategia definida desde los años sesenta hasta
nuestros días se fundamenta en el reconocimiento de que la economía venezolana
tiene una excesiva dependencia del petróleo, cuya dinámica no puede ser controlada
interiormente, y de que las posibilidades de lograr un crecimiento autosostenido
sólo se abrirían mediante el desarrollo de la industria. La industrialización permitiría
generar un foco dinámico interno que conduciría al desarrollo autosostenido, y el
crecimiento económico, generado cada vez más en factores creados y controlados
en el interior de Venezuela, produciría tanto una menor dependencia de la economía
en su conjunto respecto al petróleo, como una mayor autonomía para manipular los
factores de producción y organizar la economía sobre bases más confiables. Así fue
planteado en los tres primeros Planes de la Nación (1960-64, 1963-66 y 1965-68).
146
del proceso industrial. Naturalmente, en términos de la acumulación no había sino
una salida, y la opción «expansión con competencia» fue aceptada pero con nuevas
formas de protección, que compensaran las incomodidades de la competencia. Esta
situación se notó con claridad durante el período de negociaciones para el ingreso de
Venezuela en el Pacto Andino.
A pesar del énfasis puesto en la política exterior entre 1969 y 1974, los esfuerzos
realizados no lograron ampliar el mercado externo en un grado suficiente como para
permitir el crecimiento óptimo de la industria. Esto obedeció en gran parte, al carácter
competitivo que tenía (y sigue teniendo) el producto potencialmente exportable,
tanto con el de los grandes monopolios internacionales como con el de los países
latinoamericanos, en los cuales se buscó obtener nuevos mercados. La concurrencia
abierta al mercado monopolista internacional presentó efectivamente, serias
dificultades para un país que da sus primeros pasos en la producción industrial y la
alternativa de integrarse con países de semejante grado de desarrollo (particularmente
de América Latina) implicaba una programación industrial conjunta que redujera el
carácter competitivo, desarrollara la complementariedad y permitiera un intercambio
progresivamente más intenso. Esta condición, aunque había sido señalada como uno
de los puntos básicos por los miembros del Pacto Andino, sólo podía lograrse en un
plazo más o menos largo durante el cual las dificultades de la industria continuarían
operando. De esta manera, si bien no se cerraron las perspectivas del mercado
externo, las posibilidades de que él pudiera apoyar un crecimiento satisfactorio de la
industria quedaron aplazadas y se intentó reconsiderar las posibilidades del mercado
interno.
147
En la economía venezolana se perciben ciertas tendencias recientes que
dificultan la reproducción del capital; de manera especial el desarrollo del capital,
la regresión del ingreso y la capacidad empleadora decreciente de la industria han
terminado por disminuir las posibilidades de consumo interno como estímulo a la
industria, la cual ha disminuido su ritmo de crecimiento. Tales tendencias parecen
dibujar un cuadro típico de una crisis de realización, y a mediano plazo, podrían
comprometer los fines perseguidos por la estrategia diseñada desde 1960.
148
Hasta finales de la década de 1940 la clase dominante se mantuvo concentrada
en la actividad comercial importadora. La expresión política más destacable de ello
fue la renovación de la apertura librecambista. Pero, en conjunto, la clase fue más
que simplemente comerciante. Ella, en estricto sentido, tenía una complejidad que
resumía la que a su vez iba adquiriendo el aparato productivo. El declive de los
terratenientes fue acompañado por el predominio creciente de este conjunto social
no muy claramente definido, para el cual la actividad comercial constituía la fuente
básica de acumulación.
Ahora bien, puesto que el proceso en el cual esa clase se definió como burguesía
estaba determinado por el capital internacional, la burguesía local fue quedando
enganchada en una dinámica en la cual fue identificándose progresivamente con la
burguesía internacional, y fue adquiriendo los rasgos monopolistas. De esa manera la
diferenciación entre fracciones de la burguesía, en función de las ramas de actividad
económica, no permite explicar la dinámica de la clase dominante.
Un fortalecimiento todavía mayor del poder financiero del fisco nacional, desde
1973, ha abierto posibilidades para que la burguesía refuerce su manejo de los
mecanismos del Estado y para que se produzca una reordenación de su alianza con
la burguesía internacional.
149
controlar los instrumentos de formulación de políticas, la burguesía venezolana queda
en posibilidad de autopromoverse, gobernándose a sí misma en un contexto en el
cual la estructura gubernamental es el más alto nivel gerencial de la empresa privada.
150
años cincuenta tuvo una significación restringida a las zonas urbanas y de extracción
petrolera, constituye hoy día, sin lugar a dudas, la forma básica de la fuerza de trabajo
en Venezuela.
3. NIVEL JURIDICO-POLITICO
La potencia financiera del Fisco ha dado al Estado venezolano una muy elevada
capacidad de atenuación de la lucha de clases. En tanto se ha mantenido el ingreso
fiscal, el gasto público ha servido para conjurar tensiones potencialmente engendrables
por algunas de las tendencias de la economía. La importante capacidad empleadora
del sector público ha contrarrestado medianamente la tendencia decreciente del
empleo en la economía privada, particularmente en la industria. La utilización de
importantes recursos en el desarrollo de los organismos de bienestar (educación,
salubridad y servicios en general), conjuntamente con una política de control de
precios y abastecimiento de los renglones de primera necesidad (en especial de
alimentos), mediante subsidios, permiten pensar que el Estado venezolano utiliza su
151
poder económico para asumir parte del costo de reproducción de la fuerza de trabajo
y con ello ha contribuido a evitar el surgimiento de importantes tensiones sociales.
Al mismo tiempo, el incremento del poder represivo del aparato armado garantiza la
permanencia del orden no sólo frente a las amenazas armadas locales, sino también
respecto a quienes, dentro de la propia legalidad, auspicien una conciencia divergente.
152
El resultado que tuvieron los intentos de movilización popular inspirados en
la experiencia cubana, es testimonio de la capacidad de control que logró la clase
dominante sobre la sociedad. En esa coyuntura (1.958-1963) se reveló que en el
trasfondo de la sociedad venezolana existían factores críticos muy considerables,
y que la burguesía venezolana había experimentado un avance tan notorio que le
permitía manejarse en un cuadro conflictivo, potencialmente explosivo, sin perder el
control de la situación y aún salir con su poder fortalecido. La burguesía venezolana fue
la gran ganadora, no sólo porque continuó siendo el eje organizativo de la sociedad,
sino porque mediante manipulaciones políticas e ideológicas logró convertir su interés
en el interés colectivo.
4. NIVEL IDEOLOGICO
Resaltar lo que une y rechazar como antinacional lo que separa, ha sido la gran
consigna mediante la cual se ha pretendido esconder la realidad contradictoria de la
sociedad.
153
Al presentarse el régimen democrático como conquista mediante la cual
se puede realizar el interés colectivo, y como resultado de una voluntad nacional
expresada a través de los mecanismos políticos de la democracia (en particular las
elecciones), se da legitimidad al sistema, comprometiendo a todos los miembros de
la sociedad en el proyecto nacional burgués.
La eficiencia del aparato ideológico no podía ser, sin embargo, suficiente para
mantener la paz social. La cualidad capitalista de la sociedad niega la unidad armónica
postulada por la ideología dominante y, por encima de cualquier sofisticado mensaje
ideológico, la acumulación se revela en la realidad como factor de desigualdad y
contradicción. La democracia, voceada como medio para la realización del interés
colectivo, ha tenido que operar otros mecanismos que apuntalan un sistema en el
cual la realidad contradice principios claves de la conciencia nacional construida
y extendida por el aparato ideológico. De aquí que el mensaje ideológico se haya
conjugado con la represión y la utilización de la riqueza fiscal como medios para
conjurar el desarrollo de la lucha de clases.
154
encuentra en las propias contradicciones del capital y en las formas que asume la
reproducción en Venezuela, una limitación fundamental.
155
Las ingentes ganancias obtenidas del petróleo en los últimos tres años, y las
disponibilidades de capital en los medios privados del país, han dado lugar a un
nuevo ingrediente en las relaciones venezolanas con los países latinoamericanos.
Se trata de la colocación de inversiones públicas y privadas, a manera de créditos
y de instalación de empresas. La perspectiva parece ser la de estimular este tipo
de inversiones, que ya comienzan a adquirir alguna importancia en algunos países
del Caribe y Centroamérica. No está claro todavía cuál será el efecto de esto, pero
su fortalecimiento podría abrir nuevas perspectivas al capital venezolano y ofrecería
posibilidades de manipulación política.
No obstante, parece claro que ninguna de estas vías será suficiente para
garantizar el arribo al crecimiento autosostenido en particular y a la “sociedad
desarrollada” en general, y que sólo a través de un nuevo esquema de relaciones
internacionales y de una transformación de los rasgos fundamentales de la economía
venezolana actual, se podrán lograr esos fines.
Esta perspectiva, apreciable en los intentos por erigirse en líder de los países
subdesarrollados (particularmente en América Latina), ha comenzado a despertar
serios temores, en el mundo subdesarrollado, particularmente en el Caribe −
potencial área de influencia. En todo caso la posibilidad de realización del proyecto
de “sociedad desarrollada” dependerá del desenvolvimiento de las relaciones de
poder en el sistema internacional. Particularmente, dependerá de la compatibilidad
del interés venezolano con el de las grandes potencias en el sistema internacional
−especialmente el norteamericano− y del resultado de las disputas por el liderato en
el llamado Tercer Mundo y en América Latina.
156
UNIDAD IV
Introducción
Cuadro Nº 1
REFORMA COMERCIAL AMERICA LATINA
En ese sentido, las ideas sobre política comercial que presentamos, conciernen
a puntos altamente relevantes en la discusión internacional sobre tal política. Algunos
de los que planteamos, han estado, en cierto grado, ausentes en las concepciones
y actuaciones de los ejecutores de política en Venezuela; así como en general del
ámbito oficial y privado (Ortiz, 1992). Albergamos la esperanza de que haya cambios
de importancia en el nuevo período gubernamental que se ha iniciado en 1994.
160
En primer lugar, está suficientemente claro a estas alturas, que si bien era
necesario acometer la apertura comercial en los países latinoamericanos, ésta se
ha dado en un contexto de pérdida de autonomía en la elaboración de la política
comercial. Ello se ha debido en parte a que la siempre referida globalización ha hecho
inevitable una “convergencia de políticas” que soslaya las necesidades de grupos de
naciones o de un país en particular. En cualquier caso, la pérdida de autonomía ha
hecho que en muchos países latinoamericanos que las líneas de las políticas hayan
estado previamente trazadas y sean bastante homogéneas.
(…)
1. Sobre este punto es bastante amplia la literatura. Es llamativa, sin embargo, la atención que le
prestan Krugman y Obstfeld en Economía Internacional.
2. Es interesante ver Política comercial y equidad: Benavente, Scwindrowski y West
161
los recursos para los distintos sectores productivos que pudiera permitir ubicar algún
mejoramiento en grupos importantes de la población10.3
3. Un marco de análisis bastante completo para el caso venezolano en estos asuntos es el trabajo de
Valecillos. El reajuste neoliberal en Venezuela.
4. En cuanto a las relaciones protección/bienestar existen, por supuesto, las líneas de análisis que
interrelacionan curvas de indiferencia, transformación y precios, aspecto que no ha sido abarcado
en este trabajo.
162
Cuadro Nº3
VENEZUELA. REFORMA COMERCIAL. PROGRAMACION INICIAL
Restricciones
Año Impuesto máximo Tramos
máximas
80% (B de C) No
1989/junio 25%
50% (BI y MP) Especificados
1990/marzo 50% 5 15%
1991/marzo 40% 4 5% (sept. 1990)
1992/marzo 30% 3 5%
1993/marzo* 20% 2 5%
*Se adelantó para 1992
Por otra parte, y en lo que referente a una serie de aspectos dinámicos altamente
relevantes resaltados en la teoría (Corden, por ejemplo) como son los relativos a
los gustos de los consumidores, disposición al trabajo, incorporación tecnológica,
aprovechamiento de señales del mercado diversas; así como a la posibilidad de
armar en cuanto a estos últimos líneas acertadas de política, está bastante claro que
no se han presentado mayores avances.
163
señalada; pero también en razón de los pocos avances logrados en el área tecnológica
(innovación) y en la industrial (reconversión).
Son tales ausencias, insuficiencias e imprecisiones las que han determinado que
no se haya desarrollado un proceso de “destrucción creadora” al estilo schumpeteriano
o un mejor aprovechamiento de la apertura/protección para el desarrollo de la
competitividad. En el caso particular de las exportaciones no tradicionales, hay que
destacar que su evolución ha tenido variadas determinaciones; pero indudablemente
que se han alcanzado y se están obteniendo desarrollos de interés en su magnitud
y composición, que ameritan que tal área se aborde como una tarea nacional (Ortiz,
1994) (ver Cuadro Nº 4).
Cuadro Nº 4
VENEZUELA. EXPORTACIONES NO TRADICIONALES 19986/1993
(Millones US$)
164
mejor asignación de recursos. De cualquier manera, es significativo para nosotros
que hace falta una conjunción más activa por parte del sector público y privado para
impedir que el proceso se estanque.
4. Consideración final
6. En este trabajo no hemos diferenciado entre apertura y liberalización. En ciertos desarrollos (Damill y
Keifman, 1992) se hace tal diferencia, dependiendo de si el proceso es liderado por las exportaciones
o las importaciones, respectivamente.
7. En el caso de México se inició a partir de 1985, y paralelo a la apertura comercial, un proceso de
desmantelamiento gradual de la política industrial. En la actualidad mexicana existen variaciones en
cuanto a la pertinencia de esta última posición. Es bueno destacar, de todas maneras que, antes
del año referido y durante un largo período, la nación azteca había hecho uso de programas de
promoción industrial dirigidos a la sustitución de importaciones en “sectores estratégicos” -a veces
asociados con la promoción de exportaciones (Agosin y Ffrench-Davis, 1993).
8. Se entiende que cuando estos países (sobre todo Corea y Taiwan) iniciaron en grande su crecimiento
hacia afuera (años sesenta), las condiciones internacionales eran distintas a las actuales. Por otra
parte, hoy en día, son numerosos los países que tratan de ejecutar una estrategia similar.
165
a algunos el concepto, se ha protegido a las industrias nacientes16.9Por otro, que la
protección puede usarse para desarrollar la competitividad. Y finalmente, que puede
combinarse adecuadamente la promoción de exportaciones con la sustitución de
importaciones, atendiendo las señales de mercado, los niveles de precios y de la
protección; así como las conveniencias para los consumidores y los productores,
según sean las medidas a tomar17.10
9. Es interesante resaltar que aun algunos que técnicamente se orientan por líneas distintas a la
protección a las industrias nacientes, terminan concluyendo que “... no es posible afirmar de forma
general que la protección de la industria naciente es inequívocamente beneficiosa o dañina” (Lerena,
1993).
10. En distintos análisis se evidencia que el otorgamiento de incentivos por parte del Estado coreano ha
sido bastante intenso en el caso de las industrias nacientes. Así por ejemplo, se facilitó la creación
de monopolios temporales en las áreas industriales estimuladas, a cambio de metas de exportación
particulares. Analizando los resultados de tales casos se puede evidenciar cómo los elementos que
señalamos se cumplen.
166
a que el cerrarse totalmente al comercio internacional no lleva a buenos resultados;
pero la apertura no es garantía de que estos últimos se conseguirán (Tugores, 1994).
Cuadro Nº 5
APERTURA POR PAIS
(Importaciones + Exportaciones/PIB) (Precios 1980)
Antes de la Después de
País reforma la reforma
Argentina* (1987-1991) 38,57 54,32
Bolivia (1985-1991) 57,51 83,97
Brasil (1987-1992) 21,17 25,27
Colombia (1984-1992) 28,23 32,66
Chile (1984-1991) 44,96 56,34
Ecuador (1989-1992) 48,73 50,84
México (1985-1990) 22,63 34,31
Perú (1988-1992) 30,37 41,58
Uruguay (1987-1992) 38,04 45,10
Venezuela (1989-1991) 49,25 53,29
*Los años señalados son el anterior y el posterior a la reforma.
167
Comentarios a la Ponencia “Consideraciones sobre Política Comercial,
Bienestar y Cambio Estructural”
Víctor Fajardo Cortez
Profesor e Investigador del Área de
Desarrollo Económico del CENDES
Comentario 1
Sobre esta discusión hay varias preguntas relevantes que están en el ambiente
de todo el debate nacional y que van a definir sin duda el destino de los venezolanos
para las próximas décadas. Se trata de responder cuánto mercado, cuánto Estado,
cuánta protección, cuánto libre comercio, cuánto crecimiento, cuánto impuesto, cuánta
distribución y cuál estructura.
Implica también, sin duda, una connotación política, que es lo que el Dr. Maza
Zavala señalaba como una estrategia nacional supeditada a acuerdos entre los
factores, agentes, instituciones, que participan en la sociedad venezolana. Y por último,
implica también una postura ideológica, porque sin duda se trata de una búsqueda, de
168
una utopía, de una aspiración frente a la cual hay que tomar un esquema de valores,
hay que hacer juicios y hay que seleccionar rutas hacia las cuales dirigirse.
169
Marchar sólo sobre ese lado de la exigencia que tiene el proceso de desarrollo,
conduciría irremediablemente a no resolver el problema de la pobreza sino a muy
largo plazo. Este resultado es extremadamente delicado e insostenible en una
democracia, porque tenemos problemas inmediatos, urgentes, en los cuales ese
proceso de ganancia y competitividad se haría en corto plazo inviable desde el punto
de vista social y desde el punto de vista político.
170
Desde el punto de vista conceptual, hay los dos instrumentos claves de
la apertura externa: la política comercial, en donde hay un aspecto de carácter
arancelario establecido a través del sistema de precios que son los aranceles, más
los instrumentos paraarancelarios o cuantitativos que son las prohibiciones y el
establecimiento de cuotas. El otro aspecto clave en la apertura externa es la política
cambiaria.
Pero hay una diferencia clave en la cual yo creo que Eduardo no hace suficiente
énfasis, aunque toca básicamente el significado de la política comercial y el bienestar,
y es que no son neutros los efectos sociales de estos dos instrumentos. La política
cambiaria, cuando hay devaluación de la moneda, permite un nivel de protección
sobre todo el aparato productivo nacional; particularmente sobre el sector transable
que son los bienes y servicios que se pueden comercializar con el resto del mundo;
es decir, cuando devaluamos se protegen todas las actividades económicas, lo
cual no ocurre con los instrumentos de la política comercial. El arancel es el único
instrumento que, en términos de precios, permite ser discriminador y específico en
la decisión de cuáles actividades económicas abrir y cuáles proteger. Esta diferencia
es clave porque cuando utilizamos el instrumento cambiario, estamos utilizando
un instrumento de protección y de promoción indiscriminado; cuando utilizamos el
171
instrumento comercial arancelario, estamos señalando y seleccionando sectores. Si
no hubiesen costos sociales en esto no habría mayor problema; pero hay tremendos
costos sociales cuando se utiliza el instrumento cambiario como política de promoción
de exportaciones y como política de protección hacia algunos sectores. Si estamos
en un régimen de mercado y estamos abiertos a los flujos de capitales con el resto
del mundo, y tenemos mecanismos flexibles en el campo monetario y financiero, con
tasas de interés que se modifican según los niveles de las tasas internacionales; si
tenemos un mercado de bienes y servicios donde los precios se ajustan también con
cierta flexibilidad, y si tenemos también niveles de flexibilidad en el campo cambiario,
entonces todos estos mecanismos de flexibilización conducirían a modificaciones
alcistas de precios en cada mercado cuando se produce una devaluación de la
moneda. Sin embargo, debe cumplirse una condición básica para que la devaluación
tenga un efecto real sobre los precios relativos, para poder obtener lo que finalmente
se busca, más competitividad, y es que la inflación que genera la devaluación de la
moneda, por la vía de costos, debe ser menor que el nivel de devaluación adoptado.
Es decir, si devaluamos en 100%, la inflación interna debería ser menor al 100% para
que haya una ganancia de competitividad de los bienes y servicios transables.
172
que existía para esa fecha, la cual estaba por el orden de Bs 38 por dólar. En efecto,
en el año 89, en marzo, cuando se tomó la decisión y se llevó a 36,80 la tasa de
cambio libre, se produjo una maxidevaluación del orden del 150% de la tasa oficial.
173
encontramos, entonces, en un período de protecciones muy elevadas, vía mercado
cambiario, que mantiene intactas las ineficiencias empresariales y productivas, con
las cuales podemos coexistir, pero sobre la base de deterioros crecientes en el
salario real, que harán a la larga inviable esta estrategia de crecimiento porque no es
sostenible sociopolíticamente en democracia.
Me parece, en conclusión, que hay que revisar y dejar muy claro que la propuesta
a futuro es ir bajando en términos reales la tasa de cambio e ir recuperando el
instrumental arancelario, con el fin de ir seleccionando y buscando la especialización
más adecuada que debe tener la economía venezolana, según la dotación de recursos
y según las ventajas competitivas y las que se puedan construir basadas en esa
dotación de recursos y en la experiencia que tiene la economía en todos los sectores
en los cuales tiene alta competitividad.
Comentario 2
Rafael E. Solórzano
ULA-Academia de Mérida.
174
Para el caso venezolano, los elementos centrales considerados en la ponencia
como responsables del insuficiente desempeño de la apertura comercial son la
pérdida de autonomía nacional que involucran dichas políticas; la ausencia de
eficaces incentivos a la actividad de exportación no tradicional, a través de los cuales
se hubiese podido permitir una reversión de los tradicionales sesgos antiexportadores
presentes en la economía venezolana; la naturaleza indiscriminada y no selectiva
asumida por el proceso de apertura y, la aparentemente irreconciliable antinomia
establecida por los planificadores nacionales entre las alternativas de la promoción
de exportaciones privadas no petroleras y de la sustitución de importaciones como
opciones orientadoras del crecimiento económico nacional.
175
del país, representa un ejemplo ilustrativo de la manera como el establecimiento de
interrelaciones comerciales asimétrica y no recíproca, puede inducir efectos contrarios
a los originalmente planificados.
Como tantas veces se ha dicho, la apertura comercial del sector agrícola, aun
cuando formulada para promover la modernización del sector y mejorar sus niveles
operacionales de eficiencia, más bien ha contribuido de manera considerable a la
situación de agudo deterioro que exhiben los más importantes indicadores económicos
de dicho sector −actividad productiva, empleo, inversión, etc.−; lo cual se atribuye
al hecho de que tal proceso, al promover una indiscriminada liberación arancelaria
de los bienes agrícolas importables, ha empeorado las condiciones internas de
competitividad de los productores nacionales con relación a los respectivos bienes
sustitutivos de aquellos productos. Ello se ha debido a que al mismo tiempo que se
han liberado aranceles y restricciones no arancelarias que pesaban sobre el sector,
y se han eliminado parcial o totalmente los subsidios directos a la producción de
algunos de dichos bienes, o indirectos a sus principales insumos, se ha permitido
la importación casi libre de gravamen de bienes agrícolas procedentes de países
en los cuales la agricultura es más eficiente desde el punto de vista de niveles de
productividad y de costos y en donde, la producción agrícola, en general, disfruta de
elevados niveles de protección arancelaria, mientras que la de bienes agrícolas para
la exportación recibe importantes subsidios directos y tratamientos preferenciales que
los hacen aún más competitivos internacionalmente.
II
176
creación de tal infraestructura, han sido ejecutados en la forma exigida para fortalecer
el sector exportador no petrolero; así como tampoco se han producido las decisiones
de, tipo institucional previstas para darle apoyo financiero: creación del Banco de
Comercio Exterior y apertura del sector financiero y bancario.
Por otra parte, para una economía en proceso de apertura, con alta inflación con
relación al resto del mundo, la adopción de esquemas cambiarios como los utilizados
por Venezuela en años recientes (ajuste alcista periódico de la tasa de cambio para
compensar diferenciales de inflación interna y externa, mediante una especie de
mecanismo de crawllng-peg no anunciado) constituye el método apropiado para
poder propiciar la reducción de la protección arancelaria y a la vez minimizar los
efectos recesivos internos que sobre la producción y el empleo pudiese producir la
liberación comercial (Mussa, 1987; Bruno, 1988).
177
establecida como una condición indispensable para el logro de aquellas metas; siendo
las sucesivas depreciaciones cambiarias ocurridas a partir de la maxidevaluación
adoptada al inicio del proceso, el instrumento utilizado por el Banco Central para la
búsqueda del cumplimiento de dicha condición, pudiendo demostrarse que ello ha
sido un importante elemento de creación de sesgos proexportación.
III
178
Dado un cierto nivel de la tasa de cambio en el mercado, la devaluación, en mayor
o menor grado, según la economía sea de alta o de baja inflación con respecto a
los estándares internacionales, exige a su vez hacer consistentes todas las demás
políticas macroeconómicas −monetarias, fiscales, financieras, crediticias, salariales y
de ingresos− con dicho esquema cambiario.
179
Bibliografía
180
LECTURA Nº 4.2
Edgardo Lander
Sociólogo UCV. Doctorado Harvad
University. Director Escuela
de Sociología UCV.
Introducción
1. Véase Asdrúbal Baptista; “Tiempos de mengua. Los años finales de una estructura económica” en:
Pedro Cunill Grau y otros, Venezuela Contemporánea, Caracas, Fundación Eugenio Mendoza, 1989,
pp. 105-156 y Bemard Mommer, “Análisis estructural de la economía petrolera: Venezuela 1989”,
Cuadernos del CENDES, Nº 22: 229-260.
Así pues, la crisis de la sociedad venezolana ya lleva más de una década. Es una
crisis global puesto que se deriva de la incapacidad de seguir funcionando exitosamente
dentro del proyecto sociopolítico modernizador, sustentado en la renta petrolera, que
estuvo en vigencia la mayor parte del siglo XX. Pero si bien es cierto que desde la
década del ochenta se ha dado, con altibajos, un amplio proceso de cuestionamiento
y debate en la sociedad política y civil en torno a los cambios necesarios, y se han
desarrollado algunas iniciativas gubernamentales para la construcción de un nuevo
proyecto sociopolítico para Venezuela, hasta la fecha las nuevas directrices de ese
proyecto, así como sus actores hegemónicos, permanecen inciertos. Principalmente,
en lo que se refiere a las propuestas que orientarán la economía, hasta ahora las
políticas no han reunido el consenso necesario, ni arrojado resultados satisfactorios
que les hayan permitido obtener el predominio político para ensayarse en forma
sostenida. De allí que para la sociedad venezolana sigue abierto el curso futuro que
tomará tanto su modelo de desarrollo como su modelo de hegemonía.
Con relación a la orientación analítica, aquí nos hemos orientado por algunas
conceptualizaciones de origen gramsciano, elaboradas por Juan Carlos Portantiero
en “Notas sobre crisis y producción hegemónica” y por Laclau y Mouffe en: Hegemony
and Socialist Strategy. Towards a Radical Democratic Poliucs2. Con el nombre de
hegemonía se alude a un tipo de relación política que se da en las sociedades modernas,
mediante el cual un actor o una alianza de actores alcanza predominio político. La
práctica hegemónica lleva a los actores a la formulación, siempre concebida ésta
como proceso, de una “estructura significativa” que les proporciona un diagnóstico o
interpretación de la realidad, objetivos para cambiarla y estrategias para alcanzar esos
objetivos. A esto llamamos proyecto sociopolítico. Todo proyecto articula un “modelo
de desarrollo”, es decir, un conjunto de actividades e instituciones dirigidas a darle
2. El trabajo de Portantiero se publicó en: Juan Carlos Portantiero, Los usos de Gramsci, México, Editorial
Folios, 1981: 147-176. El trabajo de Laclau y Mouffe: Londres, Thetford Press LId., 1985.
182
una específica orientación a “lo económico” y un “modelo de hegemonía”, un orden
simbólico e institucional que regula las relaciones entre los actores, constituyendo las
bases de legitimidad del Estado3.
Con referencia a las premisas, aquí se parte de al menos dos que no serán
desarrolladas. La primera es que el proceso modernizador venezolano que se ha
agotado, orientado por un Estado rico en virtud de la cuantiosa “renta petrolera”, logró
no pocos éxitos en sus objetivos de transformar una sociedad semifeudal en una
moderna. Sin que neguemos que sus objetivos más caros: el crecimiento económico
autosostenido y la equidad y el bienestar social de las mayorías, no se cumplieron,
las magnitudes fiscales de las que gozó el Estado venezolano le permitieron, entre
otras cosas, crear las condiciones que posibilitaron una integración del territorio y
del mercado interno; una estratificación social moderna, con una significativa clase
media en comparación con los estándares de América Latina; y una cultura bastante
homogénea a lo largo del territorio y de la estructura social, con patrones de consumo
de país desarrollado, que hicieron de este ensayo uno de los modelos “desarrollístas”
más exitosos de la región. Antes del desenvolvimiento de este modelo, Venezuela fue
uno de los países más pobres de la América del Sur. Es sobre los objetivos, logros y
fracasos de ese modelo que la población y muchos actores evalúan las propuestas
que han de enrumbar el modelo de desarrollo venezolano del futuro. En segundo
lugar, esa misma capacidad material del Estado, aunque no sólo ella, contribuyó
a sostener un proceso de consolidación de la democracia política en Venezuela
desde finales de los años cincuenta. Esta democracia, si bien en los últimos años ha
sufrido un acelerado proceso de deslegitimación, hasta ahora no se ha interrumpido;
proveyendo instituciones y hábitos políticos que obligan a los actores al ejercicio de
una práctica hegemónica para adelantar un nuevo proyecto sociopolítico.
3. Para un desarrollo mayor ver: Margarita López Maya, Luis Gómez Calcaño y Thais Maingon, De
Punto Fijo al Pacto Social. Desarrollo II hegemonía en Venezuela (1958-1985), Caracas, Fondo Editorial Acta
Científica Venezolana, 1989: 19-23.
183
Estas iniciativas fueron, sin embargo, infructuosas. Durante el Gobierno del
Dr. Herrera Campíns, el surgimiento de un segundo auge de los precios petroleros
(1980-1981) determinó un altísimo grado de separación entre las intenciones
declaradas y las políticas aplicadas, dándose en general un pérdida de rumbo en la
política económica. Durante los primeros años, en algunos aspectos de la actividad
económica, se aplicaron políticas de orientación neoliberal y luego, al producirse el
segundo boom petrolero, volvió a predominar la orientación tradicional de aupar,
mediante el gasto público proveniente de la renta petrolera, dicha actividad4 .
184
Cuadro Nº 1
SINTESIS DE LOS PRINCIPALES INDICADORES MACROECONOMICOS (1)
8. “En su origen, las medidas de ajuste macroeconómico del FMI no fueron diseñadas para llevar
a cabo cambios estructurales, ni siquiera se proponían lograr el crecimiento sostenido. Ambos
propósitos fueron añadidos de última hora cuando empezó la moda monetarista y los organismos
internacionales se convirtieron en entes supranacionales para regular las economías de los países
con problemas. Su verdadero propósito fue siempre el de lograr saldos positivos en la balanza
de pagos de los países miembros del sistema, que para eso se había creado el FMI. ( ... ) En su
verdadera esencia las políticas de ajuste buscan garantizar que el país deudor logre la solvencia
necesaria para pagar sus deudas, y desde esta perspectiva son indiscutiblemente eficaces” Enzo
Del Búfalo, “La política de ajuste y el cambio estructural” en Nueva Economía, pp. 147-148.
185
El programa de ajuste macroeconómico se resume fundamentalmente en la
Carta de Intención9 firmada por el Gobierno de Pérez con el FMI en Washington,
el 28 de febrero de 1989, justo en momentos en que las urbes venezolanas eran
conmocionadas por el “sacudón” o “caracazo”. Los contenidos principales de estas
políticas fueron:
1. Restricción del gasto fiscal.
2. Restricción de los niveles salariales.
3. Unificación del régimen cambiario. Paridad única y flotante.
4. Tasas de interés flexibles, aumento urgente de los niveles de las tasas de
interés reguladas. Eliminación de los créditos a tasas preferenciales para
la agricultura. Establecimiento de las tasas de interés por el mercado tan
pronto como fuera posible.
5. Reducción de los controles de precios.
6. Posposición de programas de inversión de baja prioridad.
7. Reducción de los subsidios.
8. Introducción de un impuesto sobre la venta.
9. Ajuste de las tarifas de los bienes y servicios provistos por empresas
estatales, incluyendo los precios de los productos petroleros en el mercado
interno.
10. Reforma en el régimen comercial, incluyendo la eliminación de la mayor
parte de las exenciones en las tarifas y liberalización de las importaciones.
11. Levantamiento a las restricciones de las transacciones internacionales,
incluyendo la inversión extranjera y la repatriación de dividendos.
Estas medidas se tomaron de acuerdo con exigencias previas que habían sido
formuladas por el FMI y no fueron sometidas a la consulta del Congreso Nacional, ni
conocidas por la opinión pública sino después de haber sido firmada La Carta.
9. República de Venezuela, Ministerio de Hacienda, Carta de Intención [subscrita entre el Gobierno Nacional
y el Fondo Monetario Internacional], Caracas, 28 de febrero de 1989.
186
Estado con excesivas tareas a un Estado concentrado en el bienestar social; de una
política social inefectiva a una política social focalizada; y de un sistema centralizado
y discrecional a un sistema participativo y transparente.
10. Víctor Fajardo y Miguel Lacabana, “Programa de ajuste y reestructuración del mercado de trabajo.
Venezuela 1989-1993” en: Héctor Lucena (editor), II Congreso Americano de Relaciones de Trabajo,
Valencia, Facultad de Ciencias Económicas y Sociales, Universidad de Carabobo, 1993:105.
11. Gustavo García, “Consideraciones generales acerca de la cuestión fiscal”, en Asociación Venezuela, sociedad y
economía…, Op cit., pp. 156-157
187
económica. En consecuencia, el gasto fiscal se financió en esa época con el más
regresivo de los impuestos, la inflación (véase Cuadro Nº 1).
12. Miguel Ignacio Purroy y Ramón Espinasa, “Balance 1991. Perspectivas 1992”, SIC, Nº 541, enero-febrero
1992:8-13.
188
de una diferencia neta de US$ 9.145 millones entre estas dos cifras, para el año 1992
el monto total de la deuda había aumentado en US$ 518,8 millones en comparación
con lo que se debía en 1988 13.
189
en un 25,7%, quedando a un nivel menor que el correspondiente al año 198919. Entre
1989 y 1991 las exportaciones privadas disminuyeron en un 9%20. Una tendencia
levemente descendente se mantuvo también en 1992.
I.3. El impacto social del ajuste: redistribución regresiva del ingreso, pobreza y
marginalización
A pesar de que uno de los objetivos declarados en el VIII Plan de la Nación fue
mejorar la profunda desigualdad existente en la distribución del ingreso y la riqueza
en el país, la política de ajuste ha significado un acelerado proceso de concentración
del ingreso. De acuerdo al estudio sistemático más reciente sobre la distribución
del ingreso en Venezuela, en el período anterior a la aplicación de las reformas
económicas, entre los años 1984 y 1988, la distribución del ingreso en el país presentó
pequeñas variaciones22. En la distribución porcentual del ingreso proveniente del
trabajo, la participación del primer decil (ingresos más bajos) se redujo de 2,8% a
2,3%, mientras que para el décimo decil (ingresos más altos), la participación se redujo
de 35% a 30,3%. La distribución del ingreso entre los sectores más pobres (cuatro
deciles inferiores), los sectores medios (cuatro deciles siguientes) y los sectores más
ricos de la población (dos decíles superiores) se mantuvo con pocas variaciones. Sin
embargo, en los tres años entre 1988 y 1991, esto es, en los tres años de aplicación
del paquete, se produjo una violenta concentración del ingreso. La tendencia a la
disminución de la participación en el ingreso del decil más pobre de la población se
preservó, reduciéndose de un nivel de 2,3% en el año 1988 a 1,8% en el año 1991.
Para el 10% más rico de la población ocurrió un salto en sentido contrario. En sólo
190
tres años, su participación en la distribución porcentual del ingreso proveniente del
trabajo subió de 30,3% a 43%. En consecuencia, mientras que en el año 1988 la
relación entre el ingreso proveniente del trabajo del 10 % más pobre de la población y
el 10% más rico era de 1 a 13,2, en el año 1991 se elevó a una relación de 1 a 23,9.
Por otra parte, las cifras más recientes disponibles sobre el problema de la
pobreza, basadas en el método de la línea de la pobreza25, señalan un marcado
incremento de la misma. Con base en esta metodología, Agroplan ha calculado que
los niveles de pobreza entre el año 1984 y el año 1988 ya venían en aumento: entre
esos años, la pobreza extrema se elevó de 11% a 14% y la pobreza total de 36%
a 46%. Pero en 1989 la pobreza extrema saltó a 30% y para 1991 se ubicaba en
un 34%. La pobreza total aumentó de 46% en el año 1988 a 68% en el año 199126.
A pesar de los esfuerzos por reorientar las prioridades de la política social hacia
los subsidios monetarios directos y demás formas de asistencia dirigidos en forma
focalizada hacia los sectores más vulnerables y más directamente afectados por las
políticas de ajuste; estas políticas sólo han compensado parcialmente el deterioro de
23 Véase: “Análisis estratégicos de los entes públicos” y “Objetivos del programa de regionalización del
sector público” en CORDIPLAN, Ob. cit., s/p.
24 Héctor Valecillos, El reajuste neoliberal en Venezuela, Caracas, Monte Avila Editores, 1992:206.
25 La metodología de la línea de la pobreza se basa en la relación entre el ingreso y el costo de la
canasta mínima de bienes y servicios y/o el costo de la canasta de alimentos. Cuando el ingreso
no alcanza para cubrir el costo de la canasta de alimentos, se habla de pobreza crítica o extrema.
Cuando el ingreso no alcanza para la canasta mínima de bienes y servicios (o según otros para
el doble de la canasta de alimentos), se habla de pobreza. Armando Martel, “Las metodologías
de estimación de la pobreza en Venezuela”, Taller sobre las metodologías de la pobreza en Venezuela,
Caracas, COPRE-ILDIS (mimeo), febrero, 1993.
26 Gustavo Márquez introduce algunos correctivos a esta metodología y encuentra niveles tanto de
pobreza como de pobreza crítica significativamente inferiores, pero en todo caso muy superior a los
existentes en el país hace diez años. Ver: “Pobreza y políticas sociales en Venezuela”, Simposio IESA-
CORPOVEN: Los pobres: la mayoría desaprovechada, Caracas, (mimeo), noviembre de 1992, Tabla 3.
191
los niveles de vida de la población en situaciones de pobreza y de pobreza crítíca27.
Agroplan estima que si se toma en cuenta el impacto de los programas sociales, en
el año 1991 la pobreza total bajaría del 68% al 64% y la pobreza extrema de 34% a
27%28.
27. Los principales programas han sido: beca alimentaría, beca láctea; bono de cereales, útiles y
uniformes escolares; vaso de leche, programa alimentario materno infantil, merienda escolar y
comedores escolares. Se ha calculado que en el año 1991, estas transferencias directas llegaron
a representar un 29, 1 % de los ingresos mensuales de la población de más bajos ingresos, que
abarca un 56% del total de las familias del país. Véase: Cristina Mateo y Carlos Padrón, “Sobre los
efectos de la política económica y social: análisis de indicadores relevantes”, Boletín de indicadores
Socioeconómicos, Nº 8, Instituto de Investigaciones Económicas y Sociales, Facultad de Economía,
Universidad Centra! de Venezuela, 1993, [en prensa], Cuadro 8. Se han desarrollado o ampliado,
además, programas destinados al empleo o la seguridad social: apoyo a la economía popular,
seguro de paro forzoso, beca salario para jóvenes egresados de INCE. Se ha aumentado muy
significativamente la cobertura de los hogares de cuidado diario, creando una nueva modalidad, los
multihogares, y ampliado la cobertura de los preescolares.
28. Armando Martel, Ob. cit., p. 8.
29. Gustavo Márquez, Ob. cit., Cuadro 2, p. 11.
30. OCEI, Encuesta de seguimiento del consumo de alimentos 1989-1991, Caracas, Publicaciones OCEI,
1992.
31. Encuesta Social ENSO 91.
32. Véase: Luis Gómez Calcaño y Margarita López Maya, El tejido de Penélope. La reforma del Estado en
Venezuela, Caracas, Ediciones CENDES-APUCV-IPP, 1990:82-89.
192
cumplir su mandato. En el aspecto de la reforma económica, como ya se señaló, la
COPRE no pudo formular una propuesta consensual, lo cual, a la vez de poner de
relieve el principal escollo que confrontaba la sociedad para su readecuación a los
nuevos requerimientos internos y externos, incidiría en la imposición sin consenso de
las propuestas económicas del presidente Pérez, con las consecuencias económicas
y sociales ya desarrolladas.
Las reformas políticas, de las cuales nos ocuparemos en esta parte, han implicado
cambios en el Estado y el sistema político venezolanos. Ellas abrieron los espacios
intermedios de la mediación política a actores alternativos a aquellos del bipartídísmo
tradicional y han investido a los poderes regionales de una legitimidad hasta entonces
prácticamente inexistente. Han fortalecido así mismo el poder local y mejorado, aunque
en grado menor, la imagen del Poder Judicial. Estas transformaciones contribuyeron
de manera importante a sostener la institucionalidad democrática durante los años
de 1992 y 1993, cuando hubo momentos particularmente agudos de la grave crisis
política.
33 Para un seguimiento exhaustivo del proceso de formulación y aprobación de las propuestas políticas
y administrativas de la COPRE durante el período presidencial del Dr. Lusinchi y el primer año del
presidente Pérez, véase: Idem.
193
a) Mediante la Ley sobre Elección y Remoción de Gobernadores de Estado,
y la Ley sobre el Período de los Poderes Públicos de los Estados, se sustituyó el
sistema de designación por parte del Presidente de la República de los gobernadores.
En su lugar, se estableció la elección universal, directa y secreta de quienes ocupan
este cargo. Los electores serán quienes se encuentren en el registro electoral del
respectivo estado y el período de gestión de los gobernadores se fijó en tres años;
permitiéndose la reelección para el período inmediato siguiente y/o transcurridos dos
períodos contados a partir de su última elección34.
d) La Ley Orgánica de Sufragio ha sido modificada dos veces entre 1992 y 1993,
al calor de las crecientes presiones de actores sociales y políticos por ensanchar el
criterio de la uninominalidad en la escogencia de los legisladores en los tres niveles
del Poder Legislativo. Actualmente se encuentra en vigencia un sistema que combina
la unínominalidad y el sistema de representación proporcional en los tres niveles,
siendo la uninominalidad del 66,6% en el nivel local (concejales) y del 50% en los
34 Véase el texto de estas leyes en: Allan Brewer Carías, Leyes para la descentralización política de la
Federación, Caracas, Editorial Jurídica Venezolana, 1990:273 y ss.
35 Para el texto de la Ley Orgánica de Transferencia…, véase ibídem y para los reglamentos a ella, así como un
breve análisis: Iris Parra de García, “La reforma del Estado en Venezuela”, Cuestiones Políticas, Nº11, 1993:149-
153 y 155-166.
36 Ley de Reforma Parcial de la Ley Orgánica de Régimen Municipal, Caracas, Ediciones del Concejo Municipal,
1989.
194
otros dos niveles (miembros del Congreso Nacional y Asambleas Legislativas de los
estados)37.
II.2. Una evaluación del impacto de algunas reformas políticas durante la crisis
política de los años 1992 y 1993
Pero cuando las reformas probaron ser claves fue durante las situaciones más
dramáticas de la crisis política venezolana en los años de 1989, 1992 y 1993, donde
actuaron como un oportuno salvavidas para mantener a flote el sistema político.
195
al gobierno nacional y las políticas económicas que éste venía implementando. El
presidente Pérez, respaldado por su partido AD, había sido electo un año antes con
el voto mayoritario en diecinueve de los veinte estados del país. En estas primeras
elecciones de gobernadores, los candidatos por AD perdían nueve estados, la
mayoría de ellos estratégicos, como es el caso de las gobernaciones de Miranda,
Carabobo y Aragua en el centro (junto con el Distrito Federal, principales asientos de
las industrias manufactureras), la del Zulia (donde se ubica el grueso de la industria
petrolera) y la del estado Bolívar (asiento de la CVG y de las industrias básicas del
hierro, hidroelectricidad y aluminio). Tanto el voto de oposición como la abstención
electoral, la cual alcanzó la cifra de 54,85%, actuaron como mecanismo de desahogo
del descontento político y del malestar social reinante, enviando un mensaje claro
pero no escuchado por los actores hegemónicos39.
Sin duda, esta no fue la única variable que determinó los resultados electorales
de ese año. El atractivo de un liderazgo emergente de carácter local o regional, como
fueron, por ejemplo, los triunfos de Carlos Tablante del partido MAS en el estado
Aragua, y el de Andrés Velásquez del partido La Causa R en el estado Bolívar, señala la
complejidad de teclas que comenzaron a tocar las reformas. Sin embargo, en aquellos
estados en los cuales el electorado no contó con un liderazgo emergente alternativo,
manifestó su repudio al gobierno y sus políticas recurriendo al expediente tradicional
de votar por la opción en la oposición del bipartidismo. Las victorias del partido COPEI
en seis estados, viniendo de recibir un año antes una derrota catastrófica al ganar en
un sólo estado, refuerzan esta interpretación40.
39 Para un análisis de las elecciones de 1988 y 1989 véase entre otros: José Enrique Molina, El sistema
electoral venezolano y sus consecuencias políticas, Valencia, Vadell Hermanos, 1991; Thais Maingon y
Heinz Sonntag, Las elecciones en Venezuela en 1988 y 1989: del ejercicio del rito democrático a la protesta
silenciosa, Caracas, CENDES (mimeo), 1990 y José Vicente Carrasquero y Friedrich Welsh, “Las
elecciones regionales y municipales de 1989”, Cuestiones Políticas, N2 8, 1991: 155-178.
40 Solamente uno de los candidatos de COPEI podría llenar, y sólo parcialmente entonces, las
características de un líder regional. Ese era el Dr. Oswaldo Álvarez Paz, quien ganó la gobernación
del estado Zulia.
41 Esta Ley de Inversiones fue introducida al Congreso Nacional para su aprobación con los criterios
tradicionales con que leyes de crédito público se concebían: todas las inversiones se harían a través
de organismos del poder central, ministerios y corporaciones de desarrollo; sólo considerándose
algunas a través del Distrito Federal, cuyo gobernador no era electo, sino que seguía siendo
designado por el Presidente de la República. Cinco meses después de haber sido introducida, el
Ejecutivo seguía sin poder hacerla aprobar, por falta de consenso con los partidos de oposición,
aliados con los gobernadores. Convino entonces en una nueva propuesta de ley, con los recursos
desagregados por estados y la realización de los proyectos y programas en coordinación con
196
Esta y otras tensiones entre el Ejecutivo Nacional y los regionales a lo largo
de estos años, junto con el hecho de que muchos gobernadores eran de oposición,
reforzaron en la población una percepción diferenciadora entre los gobernadores y el
Ejecutivo Nacional. También contribuyó a esa diferenciación la escasa concertación
de la cual hizo gala el Gobierno del presidente Pérez. Fue en este contexto que
se dieron los golpes de Estado fracasados de 1992, resaltando los gobernadores
durante los hechos su independencia del gobierno nacional.
los gobernadores. Véase: Margarita López Maya, “Tensiones sociopolíticas del proceso de
descentralización”, Cuadernos del CENDES, N2 17/18, abril-diciembre, 1991:247-268.
42 Esta información y la que sigue se encuentra desarrollada y fundamentada en: Margarita López
Maya, “Alcances y límites de la reforma del Estado en un contexto de crisis: el caso venezolano”.
Ponencia presentada en el Latin American Studies Association XVIII Congress, Atlanta, marzo 10-12,
1994.
197
Álvarez Paz, quien estuvo secuestrado por cerca de doce horas, fue extremadamente
comedido al referirse a los rebeldes; lo mismo que el gobernador de Carabobo, Salas
Römer, quien incluso se ofreció para escuchar los planteamientos de los alzados. El
gobernador de Aragua, acusado por AD de estar comprometido con la conspiración, y
el gobernador Velásquez de La Causa R, todos se movieron al unísono para respaldar
la democracia al mismo tiempo que criticaban al gobierno nacional.
43. Para un desarrollo de esta idea véase: Margarita López Maya: “El ascenso en Venezuela de la Causa
R”, ponencia presentada en el evento Inequality and New Forms of Popular Representation Conference,
Nueva York, Universidad de Columbia, marzo 3-5, 1994.
198
El análisis que hemos venido haciendo pareciera señalar desfases en el tiempo
y diferencias en el grado de profundidad entre la crisis del modelo de desarrollo
“petrolero-rentista” y la crisis del modelo hegemónico.
Una segunda consecuencia, fue que contribuyó a llevar al borde del colapso
las instituciones democráticas. En efecto, el modelo de hegemonía articulado al viejo
199
modelo de desarrollo, si bien también en un largo proceso de declive desde finales
del primer Gobierno del Sr. Pérez (1974-1979), pareció entrar en crisis sólo a partir de
1989, después de que, desde el Estado, el segundo Gobierno del presidente Pérez
buscara implementar el programa de ajuste y reestructuración económica al margen
de cualquier práctica de concertación. Con el “sacudón” de 1989 se revelaron con
toda crudeza los serios límites y el deterioro de los pactos constitutivos del modelo
hegemónico anterior. Fundamentalmente, los grandes partidos políticos, AD y
socialcristiano COPEI, actores centrales de dichos pactos, así como las organizaciones
sindicales afines a ellos representadas en la CTV, ya eran incapaces de cumplir con
su mediación entre sociedad y Estado. Estas deficiencias se prolongaron a lo largo
de los años siguientes, produciendo un vacío institucional que aceleró la erosión del
sistema político al promover demandas y salidas fuera de los espacios democráticos.
En este orden de ideas, los sucesos del 27 de febrero de 1989 y los días
siguientes, fueron el inicio de una ininterrumpida protesta popular, que rebasó toda
capacidad de manejo del Estado y del sistema político tradicional, salvo la derivada
de los cuerpos represivos del Estado, con una creciente violación de los derechos
humanos de la población44. Fue en este contexto que irrumpieron los militares en
dos intentos fallidos por hacerse del poder para sustituir el proyecto socio-político
propugnado por el presidente Pérez y su equipo de gobierno. Los golpes fallidos de
1992 constituyeron un paradójico camino de retorno a la legitimidad democrática,
pues fue gracias a ellos que se desencadenó un acelerado proceso de debilitamiento
del piso político del gobierno y de emergencia de actores y acciones que impulsarían
cambios significativos en el sistema político venezolano. Con estos cambios se
encontró una solución institucional, cuando el 20 de mayo de 1993 el presidente
Pérez fue suspendido de su cargo por el Congreso Nacional, luego, que la Corte
Suprema encontrara motivos para su enjuiciamiento por peculado y malversación de
fondos de la partida secreta45.
44 Según un informe del Americas Watch de 1993, en los tres años del Gobierno de Pérez se produjeron
más de 5.000 protestas callejeras, de las cuales 2.000 devinieron violentas. Véase: Arturo Peraza,
“El eclipse de los derechos humanos”, SIC, Nº 560, diciembre 1993:454. Las cifras de la Policía
Metropolitana son menores pero igualmente dramáticas: 2.056 manifestaciones, 408 de las cuales
desembocaron en violencia. Véase: El Diario de Caracas, 2-2-1994. Por otra parte, la inseguridad
personal adquirió niveles impresionantes: en los primeros años se reseñaban de 12 a 15 muertes
violentas por semana; en 1993 se alcanzaron cifras de hasta 40 y 45.
45 Finalizada la redacción de este trabajo, llegó a nuestras manos la versión inédita de un trabajo
de Juan Carlos Rey: La crisis de legitimidad en Venezuela y el enjuiciamiento y remoción de Carlos Andrés
Pérez de la Presidencia de la República, Caracas, [1993] con un mayor desarrollo sobre esta coyuntura,
pero que comparte mucho de los planteamientos aquí expuestos. Con una interpretación contraria,
también hemos tenido acceso al libro del primer Ministro de Fomento del Gobierno del Sr. Pérez,
Moisés Naím, Paper Tigers & Minotaurs. The Politics of Venezuela’s Economics Reforms, Washington, The
Carnegie Endowment for International Peace, 1993.
200
momentos una mayoría de la ciudadanía, mayoría bastante estrecha pero mayoría, ha
optado por una orientación de la relación entre Estado y economía distinta a aquélla
ensayada durante el gobierno del expresidente Pérez.
201
El crecimiento de estas nuevas fuerzas políticas parece haberse dado a partir
de ser percibidas por parte del electorado como organizaciones que garantizaban por
lo menos dos cosas: honestidad y distanciamiento del paquete del Gobierno del Sr.
Pérez.
El rechazo al paquete del Sr. Pérez debe verse también acarreando otras
consecuencias en el campo de los actores. El expediente por el cual el Sr. Pérez
fue separado de su cargo, peculado y malversación de fondos del tesoro público,
junto a las informaciones que en los meses siguientes circularon sobre los niveles
de enriquecimiento, tanto personales del Presidente como de sus allegados,
informaciones que parecieron confirmarse y aun potenciarse con la bancarrota del
Banco Latino en enero de 1994 −el segundo banco del país, uno de cuyos accionistas
mayores fue designado presidente del Banco Central de Venezuela durante la gestión
de Pérez−, parece estar identificando en la memoria colectiva del venezolano el “Gran
Viraje” con una corrupción incluso superior al modelo de desarrollo anterior. Así las
cosas, la pérdida de credibilidad de actores identificados con propuestas similares a
ésta es considerable.
46 Para profundizar en las concepciones del Grupo Roraima véase: Proposición al país: Proyecto Roraima,
Caracas, Publicaciones del Grupo Roraima, 1985 y Más y mejor democracia, Caracas, Publicaciones
del Grupo Roraima, 1987.
202
para reubicarlo como una industria que podría ser líder de dichas actividades47. Estas
ideas apenas comienzan a concretarse en políticas gubernamentales, de modo que
es imposible prever su forma definitiva, ni sus resultados.
47 Para los planteamientos del Dr. Caldera y de grupos allegados a su candidatura en 1993 ver:
“Respuestas al reto: Rafael Caldera”, encartado en: Economía Hoy, 5-11-1993, y Asociación Venezuela,
sociedad y economía, Ob. cit. Para los planteamientos de La Causa R: La Causa R, Proyecto político para
una nueva Venezuela. Documento Base, Caracas, 1993.
48 Para los comicios regionales y locales de 1992, la abstención promedio fue aproximadamente del
50%; registrándose una disminución respecto a las elecciones de 1989. En las elecciones nacionales
de 1993 ésta se ubicó en un 39,8%, saltando 21 puntos con relación al 19% de las elecciones de
1988. Véanse, del Consejo Supremo Electoral, las publicaciones correspondientes.
203
disminución continua tanto de la sindicalización como de la representatividad de este
actor49.
Es de destacar, que el vacío dejado por la CTV constituye uno de los grandes
obstáculos para impulsar un modelo de desarrollo que tome en cuenta los intereses
del sector trabajador en particular, y de los sectores populares en general. Como
contraparte de la CTV, se ha movido desde hace ya algunos años el “nuevo
sindicalismo” liderizado por el Sindicato de Sidor (SUTISS), de cuyo seno ha crecido
una dirigencia que hoy en día hegemoniza en el partido La Causa R; la cual, desde
diciembre de 1993, tiene una cuota de poder apreciable en el Congreso Nacional. En
los próximos años habrá de determinarse el grado de participación de este actor en
la construcción de un proyecto para la Venezuela del futuro, así como su grado de
vinculación con el sector netamente obrero.
Así como hay algunos elementos muy claros y básicos en los mensajes que
envía la Iglesia Católica para la formulación de un proyecto consensual, otro actor que
ha sido protagónico en estos años, las Fuerzas Armadas, no se ha presentado como
un bloque cohesionado, siendo sus mensajes más bien heterogéneos y confusos.
Como ya se ha señalado, el vacío de mediaciones y el bloqueo de las salidas
institucionales motivó a sectores militares a irrumpir en el espacio sociopolítico50.
Desde 1992, la presencia de éstos ha sido permanente y la amenaza de interrupción
de la vida institucional algo que los venezolanos han esperado casi diariamente. Estas
actuaciones de los militares han revelado una fractura a lo largo del estamento militar,
con la consiguiente ruptura de la cadena de mando. Por un lado, un grupo ubicado
predominantemente en los cuadros medios y bajos de la jerarquía militar participó
en los dos intentos fallidos de golpe de Estado, portando los esbozos de un proyecto
popular y nacionalista de poco desarrollo conceptual. Por otro lado, en resguardo a
la vieja política y los fueros en ella obtenidos, algunos cuadros altos parecieron más
de una vez dispuestos a acabar con la democracia para aparentemente preservar el
paquete del presidente Pérez. Contenidos ambos peligros y, relegitimado al menos por
49. Consuelo Iranzo, “La política de reconversión y el sector laboral”, Cuadernos del CENDES, Nº 17/18,
abril-diciembre 1991:70 y ss.
50. Existe alguna literatura especializada que señala que, en momentos de emergencia institucional
en América Latina, existe un conjunto de expectativas que propician la emergencia de las Fuerzas
Armadas en el espacio político. Véase: Alfred Stepan, The Military in Politics, Princeton, Princeton University
Press, 1971. Este tema fue retornado por Douglas Chalmers en: Las dimensiones internacionales de las
instituciones políticas latinoamericanas: un enfoque de política internacionalizada, Nueva York, versión
castellana inédita (mimeo), 1992.
204
un tiempo el sistema político en diciembre de 1993, el presidente Caldera ha iniciado
una etapa de pacificación y recomposición del sector militar51. Uno de los desafíos de
la transición será curar las heridas de dicho actor y volverlo a sus cuarteles, no sin
antes construir las bases para unas nuevas reglas de juego en sus relaciones con el
mundo civil y político.
51. Los aspectos más visibles de esta política, en los 45 días que van de gobierno, han sido la sustitución
del Ministro de la Defensa y el Alto Mando Militar, cuyos miembros pasaron a retiro; la libertad y
reincorporación a las Fuerzas Armadas de aquellos militares con grados de responsabilidad menor
en las asonadas y el sobreseimiento de la causa y pase a retiro de la mayoría de los principales
cabecillas de los dos golpes. El Teniente Coronel Hugo Chávez, considerado el principal artífice del
golpe del 4 de febrero, salió en libertad el 26 de marzo de 1994.
52. Véase entre otros: Barbara Stalling, “International Influence on Economic Policy: Debt, Stabilization and
Structural Reform” en: Stephan Haggard y Robert R. Kaufrnan, The Politics of Economic Adjustment, Princeton,
Princeton University Press, 1992:41-88.
205
La conducta seguida por el gobierno y Estado venezolanos en el inicio de la
crisis fue concebir la transformación necesaria como un proceso que debía acometer
simultáneamente las reformas económicas y políticas. Los esfuerzos de la COPRE,
entre 1984 y 1987, por construir una “reforma integral” fueron claramente en esa
dirección. Sin embargo, la creciente percepción del disenso en torno a las propuestas
económicas, en contraste con la construcción de consensos en tornos a las reformas
políticas, llevaron a una importante diferenciación entre ambos aspectos. Entre 1988
y 1989, se lograba la aprobación de leyes para desencadenar procesos de cambios
en las reglas del juego político, mientras que por esa fecha, en virtud de una segunda
inflexión de la crisis económica, se implantaba un conjunto de medidas económicas
sin consenso ni asidero en la realidad histórica del país.
Las reformas políticas, fruto del debate y la práctica hegemónica, han dado
resultados positivos; contribuyendo al sostenimiento del orden democrático. El
sistema político recuperó credibilidad al abrirse los espacios locales y regionales
a la participación más directa de los ciudadanos. Igualmente, la descentralización
ha sacudido los niveles intermedios de las organizaciones políticas, debilitando el
extremo verticalismo de sus estructuras y promoviendo un relevo en el liderazgo. Así
mismo, las reformas han permitido una mayor notoriedad nacional de organizaciones
partidistas distintas a AD y COPEI, con lo cual las instituciones adquieren una mayor
flexibilidad ante la crisis.
Si bien estos logros han permitido que el derrumbe del Gobierno del presidente
Pérez, con el consiguiente vacío de poder que se generó, no haya desembocado
en una interrupción de la democracia; la crisis venezolana sigue sin resolución. Las
instituciones requieren de un proyecto hegemónico que pueda sacar a la sociedad de
la crisis económica y reorientarla hacia la paz y el bienestar de sus ciudadanos, sin
los cuales la estabilidad política no puede enraizarse.
206
UNIDAD V
Tiene este tiempo la noble misión de echar las bases para los próximos años
del país: para los próximos años y para las próximas décadas. Este tiempo de tantos
presagios, que nos pertenece y por el que habremos de rendir cuentas.
La tarea que nos toca cumplir es cerrar ese ciclo de una vez por todas. Y mucho
más importante todavía, despertar las potencialidades que el futuro encierra.
Tiempo, pues, del más claro deslinde entre el pasado y el porvenir. Y, por lo
tanto, tiempo para otros deslindes que resultan ser esenciales.
Aquel primer intento de deslinde, puede bien decirse, la práctica de las cosas
económicas pronto lo dirimió. Las palabras que se citan a continuación, de un ilustre
venezolano en ejercicio de gobierno, dan fiel testimonio del sentido inequívoco de
aquellos tiempos originarios: “Resulta absolutamente bizantino ponerse a discutir
sobre la conveniencia de que el Estado intervenga o no en la vida económica. El
hecho es que el Estado interviene y está interviniendo en nuestra vida económica,
porque nuestra vida económica no es sino un reflejo de la riqueza del Estado”.
Luego de 1958, y sin que deba extrañar que haya sido en medio de las
debilidades fiscales con las que se inicia el proceso democrático venezolano, toma
lugar un poderoso esfuerzo deslindante. Cabría aquí decir que a pesar de que las
condiciones económicas eran de alguna gravedad, y que el ambiente se prestaba
para una discusión sustantiva y autónoma de la cuestión, su contenido termina por ser
superficial. La delimitación entre lo público y lo privado en la sociedad venezolana, que
tenía su propia razón de ser, además de su indubitable fundamento en la realidad de
las cosas económicas, sólo había llegado a plantearse por la vía de argumentaciones
que resultaban ser ajenas.
El fortalecimiento del poder del Estado, al que lleva el súbito aumento del ingreso
petrolero después de 1974, acallará naturalmente cualquier discusión de fondo por
algunos años. Pero el silencio es breve, porque a la postre el auge termina por ser
circunstancial aunque de hondísimas consecuencias.
210
Crecimiento económico y pobreza colectiva: la paradoja de Venezuela
211
Esta segunda dimensión del crecimiento, que para todos nuestros fines significa
la equidad, la solidaridad y la justicia económica, conforma un tema de central y
primordial importancia en la estrategia de los próximos años.
Así, pues, cuando se aluda a la justicia en esta plataforma de acción para los
años venideros, no se tendrá sólo en la mente el sistema de arreglos por los cuales se
dirimen las controversias y los conflictos. Sino muy en particular, y especialmente, la
justicia se referirá al importante aspecto económico según el cual todos los hombres
y mujeres de esta tierra venezolana tienen el irrecusable derecho a hacerse parte de
los frutos del crecimiento económico.
Se impone, por lo tanto, para el país, una doble gran tarea. Por un lado,
asegurar los flujos de inversión. Sin inversión, valga repetirlo, no hay manera de que
la economía crezca, y que crezca a su vez el nivel de vida de la gente. O como antes
se ha dicho, la conjunción del crecimiento de la actividad económica y del crecimiento
en los salarios reales es inseparable de la presencia continua y masiva de flujos de
inversión en maquinarias y equipos, en tecnología y en conocimiento.
212
En estas circunstancias, y ante la evidencia incontrovertible de que el crecimiento
económico no ha sido el resultado de corrientes proporcionales de inversión, ni de
inversión pública ni menos de inversión privada, se abre una primera dimensión a la
cual debe ahora volcarse toda la atención.
A lo largo de los últimos diez y siete años la inversión privada ha sido declinante.
Ahora bien, durante estos años se han ensayado las más diversas políticas
económicas. Se tuvo un tiempo de fuertes subsidios. Se tuvo un tiempo de muy bajas
tasas de interés, al punto de que las tasas pasivas eran negativas en términos reales.
Se tuvo un tiempo de altos niveles de protección. Se tuvo un tiempo de mínima presión
impositiva. Se tuvo un tiempo de controles cambiarios, grandemente beneficiosos
para la adquisición de maquinarias y equipos. En suma, virtualmente se ha ensayado
todo lo que en la superficie valla el esfuerzo considerar.
Y por si hiciera falta, también se ha tenido un tiempo con sentidos del todo
opuestos en la dirección del curso de estas políticas económicas. Y bien, ¿qué ha
sucedido, que al final de cuentas los resultados fundamentales en nada han cambiado?
Estos espacios, valga decir, la propiedad estatal con pleno significado económico
en Venezuela, es menester dividirlos entre aquellos que son del ámbito petrolero y los
no petroleros en general.
El ámbito petrolero
213
Ahora bien, aquí debe hacerse una distinción. Por un lado, el petróleo es una
fuente de ingreso para el Estado, que es el propietario del recurso natural. Ese
ingreso, para usar un vocablo científico no siempre bien entendido, es una renta.
Esta primera cara, la que bien se conoce y que es la que se tiene en mente cuando
se habla en Venezuela del petróleo, es un claro asunto del pasado, del pasado que a
toda costa debemos acabar de enterrar. Porque, entre otras cosas, es la gran piedra
de tranca del proceso social para que pueda conseguirse definitivamente el claro y
necesario deslinde entre lo público y lo privado. Por lo demás, si fuera útil disponer
de alguna referencia cuantitativa, ha de saberse que dicho ingreso, que en promedio
llegó a constituir un monto de alrededor de un tercio del PBI, es hoy sólo una fracción
de apenas significación estadística. Y no hay base alguna sobre la cual inventar una
febril conjetura de que tal condición de relativa insignificancia habrá de cambiar de
modo apreciable en lo venidero.
Esta segunda cara es el futuro. Para diferenciarla con entera nitidez de la antes
mencionada, que es la cara rentística y caduca, habrá de llamársela la dimensión
productiva del petróleo. La estrategia económica de los años próximos descansa en
una gran medida en sus potencialidades.
Ahora bien, al darle primacía a esta segunda cara productiva, todo se transforma.
Así es como se inaugura el porvenir de Venezuela. Para empezar, lo estatal de por sí
se achica y reduce, que no por necesidad lo público mismo. Se precisa con urgencia
de masivas inversiones, que no será el Estado el que las haga todas. Se requiere
el concurso de complejas tecnologías, que no será el Estado quien las facilite. Se
necesitan destrezas y habilidades gerenciales, que no será el Estado quien las preste,
214
Venezuela es un inmenso potencial de riqueza, que la Corporación Venezolana de
Guayana, en su importante misión económica y civilizatoria a lo largo de los años,
terminó por descubrir y fortalecer en toda su significación. Ahora vienen para la CVG
nuevos tiempos, como también vienen para la nación entera. Aquel inmenso espacio,
reservado al Estado por razones que sólo se hacen inteligibles si se les contempla a
la luz del decurso histórico del país, debe abrirse también sin limitaciones a la acción
privada. Con la necesaria prudencia que impone la certidumbre de que está en juego
el destino del país, allí habrán de darse pasos prontos, firmes y consistentes.
Se ha dicho que sin inversión, y valga repetirlo, sin la masiva y continua inversión
privada, no se tendrá un crecimiento económico sostenido y estable, que permita y
asegure la posibilidad de un aumento proporcional en los salarios reales de la gente,
que son su básico sustento económico. Por lo que se dijo antes, en ello se juega nada
menos que la viabilidad política del progreso económico mismo.
La segunda gran tarea que nos corresponde cumplir, así, tiene que ver con el
dimensionamiento del Estado. Venezuela tiene un Estado inmenso, inmensamente
grande en un cierto sentido, aunque al mismo tiempo, y en otro sentido no menos
fundamental, sea pequeño, ineficaz e insuficiente. Estos términos de referencia
habrán de cambiarse radicalmente. Sin ninguna duda, ésta constituye una de las más
importantes y complejas tareas que habrán de acometerse pronto. Esto es, aquello
en que el Estado es grande: la cuantía de su fuerza de trabajo, habrá de hacerse más
215
pequeño; y en aquello que hoy es pequeño, a saber, el volumen de su gasto, habrá
de hacerse más grande y eficaz.
Son otros los tiempos y otras las instituciones. Y si hubiera, por causa de la
brevedad, que compendiar en una sola frase el sentido económico de estos nuevos
tiempos, bien podría decirse que el Estado ha dejado de ser, desde el punto de vista
de sus ciudadanos, el distribuidor, entre ellos, de un ingreso propio, para convertirse,
por vía de la soberanía impositiva que lo acompaña, en un captador de los ingresos
de unos para dirigirlos como gasto eficaz en beneficio de otros.
Son muchos los resultados que de este decisivo hecho se desprenden. Uno
de ellos, en particular, encierra dramáticas exigencias puesto que envuelve las más
significativas consecuencias. No es otro que el dimensionamiento del Estado para
adaptarlo a los propósitos de asegurar la equidad en el crecimiento económico. Lo
cual pasa por la difícil tarea de reducir, paulatinamente desde luego para que sea
viable en todo sentido, el tamaño de la fuerza laboral que trabaja para el Estado.
Pues bien, si han de abrirse los espacios económicos que el Estado posee, al
tiempo que se dimensiona el tamaño del mismo, y todo ello en aras de sentar unas
bases firmes y perdurables para el desarrollo equitativo de la sociedad venezolana,
ha de encontrarse por fuerza de la necesidad un puente entre esas dos tareas. Dicho
puente, por su misma naturaleza, habrá de construirse sobre una decisión de inmensa
trascendencia para el Estado. Y no puede ser de otro carácter esa decisión, puesto
que de ella depende el futuro de este país, de esta sociedad, de esta nación y de sus
gentes.
216
entregue a los trabajadores del Estado que opten por dejar sus cargos para buscar
un mejor destino por sus propios medios o en puestos de trabajo privados. Es decir,
un 10 por ciento de la mejor propiedad estatal se le entregará a los trabajadores
del Estado, de modo de facilitar su transferencia desde el empleo que actualmente
ocupan a otras posibilidades de empleo y de remuneración.
217
Transferencia de propiedad y delimitación entre lo público y lo privado
En quinto término, se hará por primera vez posible la más inequívoca delimitación
entre lo que son los intereses del Estado, en cuanto agente político de la nación, y
los intereses propios de los ciudadanos, privados y públicos. Roto el abismo que
separa al Estado de los individuos, puesto que la riqueza de aquél no dependía de
la acción o de la voluntad de éstos, ahora se abre el espacio para unas relaciones
verdaderamente modernas de recíproca dependencia.
Desde luego, esta tarea de abrir los espacios económicos estatales al unísono
que se dimensiona el Estado, envuelve profundas reformas. Por su obvia significación,
aquella que le concierne al petróleo tiene una natural primacía, y por ello demandará
una especial atención.
La reforma petrolera
218
aquel momento eran compañías extranjeras. Mientras que del otro lado se encontraba
el Estado venezolano, soberano además de propietario de un recurso valioso en el
comercio mundial.
Una vez que esa maximización se produce, y que sobre el Estado recae ya
no sólo la condición de propietario del recurso, sino también la de ser inversionista,
innovador tecnológico, buscador de mercados y aprovisionador de gerencia y dirección,
las útiles consecuencias de aquella separación tan nítida, clara y eficaz desde un
punto de vista político, económico, legal e institucional, dejan de tener sentido. Al fin y
al cabo, sobre el Estado, en su condición de tal, recaen ahora las dos misiones que la
reforma de 1943 distinguió con tanto éxito. Resulta pues evidente la necesidad de un
nuevo marco de cosas si lo aquí planteado ha de llevarse a la práctica.
Pues bien, aquella separación tan exitosa, sin duda, que se hacía en provecho
del Estado, tiene por fuerza que replantearse. En suma, ya no puede ser simplemente
el propósito del marco legal e institucional maximizar la renta para el Estado propietario,
dejando como un mero residuo lo que es el ingreso debido a la inversión misma. En
el pasado, y por decirlo en términos rigurosos, la primacía en la distribución de los
frutos del negocio correspondía a lo que se ha llamado antes la renta del propietario,
con mengua de la participación del capital, es decir, del beneficio empresarial. En
adelante, es menester colocar en paridad de circunstancias ambos ingresos, puesto
que al futuro de la nación venezolana le importan por igual tanto aquella renta fiscal
que es contrapartida del recurso natural, como el ingreso debido a la inversión.
Se trata, pues, de una profunda reforma conceptual, que tiene desde luego
inmensas consecuencias en la práctica.
En primer término, la materia del principio básico. Para hacer clara la idea que
se desea expresar, es útil transcribir el inicio del Artículo 5º del texto legal que regula
219
la nacionalización. Allí se lee: “En casos especiales y si es conveniente para el interés
público, el Ejecutivo Nacional podrá acordar alianzas o negocios conjuntos”.
Se trata, dentro de un esquema que por fuerza deberá ser flexible, aunque nunca
arbitrario ni discrecional, de definir lo que desde antaño se ha llamado “la participación
razonable” del capital en el negocio petrolero, es decir, aquella participación que
permita al capital productor obtener un beneficio normal.
Para tal fin hay que delimitar claramente el problema. La contrapartida del valor
del recurso mismo es un fenómeno, según las condiciones del mercado, presente
en la fase de extracción del recurso natural, mas no en la refinación y en las demás
actividades procesadoras del recurso. De manera que para estas últimas actividades
deberá establecerse un tratamiento impositivo similar al de cualquier otra actividad
productiva.
220
impuestos especiales relacionados con el nivel de rentabilidad del activo fijo neto,
de manera de garantizar la captación de aquella contrapartida del valor del recurso
mismo que pertenece a la nación. El beneficio resultante podrá entonces crecer con el
aumento de la productividad y de la eficiencia, así como con los mayores volúmenes
y precios.
221
El principio aquí envuelto, por supuesto, tiene que ver con el precio de los
hidrocarburos, donde la diferencia entre el mercado externo y el interno es sólo la
presencia de la renta en el primer caso, y su ausencia en el segundo. Pero de la
decisión del Estado-propietario, que es económicamente sana y provechosa, de no
cobrar renta ni a los consumidores ni a los productores nacionales, no puede seguirse
que el precio interno que se fije vaya contra la industria como industria.
Esto último, como resulta obvio, será un poderoso incentivo productivo, de cara
a asegurar posiciones ventajosas para los productores nacionales en el mercado
mundial.
222
LECTURA Nº 5.2
Relación Estado-Nación.
Nación
La Nación es un colectivo histórico aglutinado por diversos elementos
constitutivos como lo son: territoriales, lingüísticos, étnicos, con un proyecto histórico.
224
En un primer momento las naciones fueron expresiones de la pertenencia a un origen
común, y que se han concretado en una entidad política.
1 Líneas Generales del Plan de Desarrollo Económico y Social de la Nación 2001 - 2007
225
PRESENTACIÓN
A) Preguntas integradas
Presentación
Esta visión comprensiva del concepto y forma del Estado, pasa necesariamente
por conocer cómo se conformaron históricamente los Estado-Nación, y comprender
el valor de la soberanía de los pueblos en ese proceso y en la interacción del Estado-
Nación con el sistema internacional.
226
doctrinarias que definen al Estado. Según la evolución y fundamentos del derecho
constitucional, a lo largo de los últimos doscientos cincuenta años, el Estado es ante
todo una entidad jurídica creadora de Derecho, y es lo que ha denominado como:
Estado de Derecho. A partir de este reconocimiento, han surgido otras categorías
que definen al Estado, y que han tenido distinta naturaleza y finalidades en términos
ideológico-doctrinario, sociopolíticos, y constitucionales; las denominaciones
convencionales más aceptadas son: Estado Liberal, Estado Social, y Estado
Democrático.
227
1. ¿CÓMO SE CONFORMARON HISTÓRICAMENTE LOS ESTADOS / NACIÓN?
228
El pueblo o población, es una expresión que puede ser confusa en su significado.
En sus orígenes, la Revolución Francesa denominó pueblo al tercer estado, aquellos
que no eran aristócratas ni privilegiados. Poco después, la Constitución de los Estados
Unidos lo invocaba para declarar el pacto político que dio origen al nuevo Estado o
República. Más tarde se definirá al pueblo como titular de la soberanía y finalmente,
la teoría marxista considerará al pueblo como la clase trabajadora.
En buena parte de los desarrollos acerca del tema, los términos pueblo y nación
se confunden al definirlo como el grupo humano que comparte un idioma, historia
y culturas comunes y está organizado como Estado. El catedrático español Luis
Sánchez Agesta define al pueblo como el conjunto de individuos que participan en la
comunidad política organizada.
229
el geo-territorio, el modo de producción, etc.). La sociedad puede concebirse como
“el sistema de todos los sistemas sociales (pasados, presentes y futuros) que dirige y
regula por sí mismo la evolución social” (Haberrnas, J:1975)12
230
BIBLIOGRAFíA:
CUEVA, Mario de la (1994). La idea del Estado. México. Fondo de Cultura Económica.
BOBBIO, Norberto; MATEUCCI, Nicola (1981). Diccionario de Ciencia Política.
México, Fondo de Cultura Económica.
SÁNCHEZ AGESTA, Luis. (1979). Principios de Teoría Política. Madrid, España. Edit.
Nacional.
DEUTSCH, Karl. (1976). Política y Gobierno. México, Fondo de Cultura Económica.
KELSEN, Hans. (1981). Teoría pura del Derecho. Buenos Aires, Argentina. Edit.
Universitaria de Buenos Aires.
WERZ, Nikolaus. (1995). Pensamiento Sociopolítico de América Latina. Caracas,
Edit. Nueva Sociedad.
231
En síntesis, el orden internacional surgido de la Paz de Westfalia desplazó a
la organización medieval y a la visión de una sociedad universal de la cristiandad.
En su lugar consagró una sociedad internacional de Estados-Naciones soberanos,
formalmente iguales y con capacidad de recurrir al uso de la fuerza en caso de defensa
legítima o invocando la justa causa para la guerra. Este orden internacional sobrevivirá
hasta 1945 tras el término de la Segunda Guerra Mundial, con el establecimiento de
la Organización de las Naciones Unidas (ONU) en la Conferencia de San Francisco,
celebrada en los Estados Unidos.
232
política, ante agendas internacionales y situaciones cuyas regulaciones y control
internacional escapan a sus solas decisiones, por ejemplo, el deterioro del medio
ambiente. También, se observan otros procesos de integración económica que
avanzan hacia la unidad política, como son los casos de la Unión Europea (UE),
ya ritmo más lento, la Comunidad Andina de Naciones (CAN) y el MERCOSUR en
nuestro continente.
BIBLIOGRAFÍA:
HELD, David. (1997) La democracia y el orden global. Del Estado moderno al gobierno
cosmopolita. Barcelona, España. Edit. Paidos.
COLLIARD, Claude Albert. (1978). Instituciones de Relaciones Internacionales.
México. Fondo de Cultura Económica.
MONETA, Carlos J. El proceso de globalización: percepciones y desarrollo. En Las
Reglas del juego. América Latina, globalización y regionalismo. Edit. Corregidor.
TORO, Fermín: Formación, mediatización y degradación de la soberanía de Venezuela
1830-1998, Gráficas Franco, Caracas. julio 1999.
233
A su vez, el Estado moderno evolucionó en el tiempo en varias direcciones: una
de ellas, el Estado Liberal, esta forma consolidó el ascenso político de la burguesía y
del capitalismo industrial en lo económico, al tiempo que significó la reacción frente a
los absolutismos monárquicos. En el campo de las ideas el racionalismo, el utilitarismo
y el iusnaturalismo fundamentaron doctrinariamente al Estado Liberal e impulsaron
los procesos de la Revolución Francesa, la Independencia Norteamericana y la
Revolución Industrial Inglesa.
En tercer lugar, la autoridad de la Ley que establece como principio que los
actos del Estado deben ser jurídicos y derivan su efectividad de la ley, en tanto esta
es expresión de la razón. La Leyes sancionada por el órgano legislativo (Congreso,
Parlamento o Asamblea) dado su carácter e interés general.
Por último, el principio de la jerarquía de las normas en función del cual, una
norma es válida por su relación con otra de superior jerarquía, de la cual se deriva y a
la que se subordina. Así sucesivamente las normas se crean por otras normas, de las
que derivan su validez. En la cúspide de la pirámide normativa la norma fundamental
es la Constitución, la cual según la dogmática jurídica del liberalismo se deriva la
validez de las normas restantes que integran el orden jurídico.
234
intentos por sortear la crisis, lejos de apuntalar los fundamentos liberales del Estado
de Derecho lo socavaron aún más.
235
pero introduce una variante respecto del modelo clásico liberal, ya que la separación
funcional de poderes es sustituida por funciones compartidas. En el Estado Social,
se fortalece y gana autonomía la administración pública central como poder, y los
partidos y organizaciones sociales como instancias de representación de intereses
de la sociedad.
El Estado Democrático
El Estado Democrático es el marco de un sistema político que respeta principios
fundamentales, como son: la separación de los poderes públicos, la elección de
representantes y gobernantes, y cualquier otra expresión que determine la voluntad
popular. Considera la existencia de mecanismos válidos que reconocen y garantizan
la expresión de la voluntad popular.
El Estado Social
Es un enunciado que permite establecer la vinculación de las acciones
gubernamentales con los derechos sociales reconocidos formalmente en la
Constitución y en los tratados internacionales.
El Estado Social es un concepto jurídico-político que define un tipo de Estado
cuya “... función característica (...) es producir la integración dentro de la actual
sociedad industrial, con su pluralidad de grupos e intereses antagónicos reduciendo
los conflictos sociales a contactos sociales” (García-Pelayo, 1983).
El Estado de Derecho
Es una forma política, de Estado, cuyo poder y actividad están limitados por
el Derecho. La expresión Derecho expresa un orden jurídico racional basado en un
236
régimen de derechos fundamentales (libertades individuales, propiedad privada,
seguridad jurídica, etc.), la división de poderes y la autoridad de la ley como principios
jurídicos que lo configuran. Estos se completan con otros de carácter derivado de
los anteriores. A saber: la reserva legal, la irretroactividad de la ley, la independencia
de los jueces en la aplicación de justicia, la jerarquía de las normas dentro del orden
jurídico, la legalidad de los actos administrativos y la justicia constitucional.
El Estado de Derecho, es un principio institucional que establece la sujeción de
todas las actuaciones de los organismos públicos al marco constitucional y legal de
un país, y la regulación de sus relaciones con la sociedad.
El Estado de Justicia
Se corresponde con el enfoque de justicia, el reconocimiento de los derechos
económicos, sociales y culturales; y la existencia de un aparato de administración de
justicia que responda a las necesidades de control jurisdiccional de las actuaciones
de los poderes públicos y de los ciudadanos; y a la efectiva defensa y protección de
los derechas humanos, mediante la actuación legítima de jueces y magistrados de la
República.
BIBLIOGRAFÍA:
GARCíA PELAYO. Manuel (1977). Las transformaciones del Estado contemporáneo.
Madrid, España. Alianza Editorial
GARCíA PELAYO, Manuel. (1999). Derecho Constitucional Comparado. España.
Alianza Editorial
COMBELLAS, Ricardo. (1982). Estado de Derecho. Crisis y Renovación. Caracas.
Edit. Jurídica Venezolana.
237
utiliza indistintamente como bien común, bien colectivo o bien general. Veamos
brevemente algunos de esos esfuerzos.
Por su parte J.J. Rosseau distinguía entre la voluntad de todos que consiste en
la sumatoria de las voluntades particulares o interés privado y la voluntad general
que encarna el bien común y es relativa al Estado como persona moral cuyo propósito
último es la unión de sus integrantes. Es evidente el entrecruzamiento entre los
términos y hasta la equiparación entre ellos, según la orientación seguida por cada
pensador.
Una segunda orientación parte del interés como móvil de la acción política. Un
buen exponente de ella es A. Bentley, quien sostenía que el proceso político consiste
en la contraposición de intereses entre grupos, incluido el Estado como reflejo de los
intereses sectoriales influyentes. Este autor niega la posibilidad de un interés general
o común a todos, toda vez, ello implicaría que actuaran todos unidos sin excepción.
238
En su forma contemporánea, esta línea de pensamiento se entrelaza con las
escuelas de la geopolítica y su visión del Estado como un organismo viviente cuyo
interés último es su sobrevivencia. Y más reciente, las formulaciones acerca del
interés nacional encarnado por el Estado, como expresión política organizada de una
comunidad nacional que posee lazos históricos y tiene un proyecto histórico común.
La elaboración más acabada de este pensamiento fue la Doctrina de la Seguridad
Nacional, que fuera adoptada en buena parte de los Estados latinoamericanos en la
década de los años sesenta y setenta del siglo XX.
239
al ciudadano, limitando de manera sistemática autonomías individuales, para hacer
realizable el propósito de bienestar y asistencia. Un ejemplo de este punto de tensión
entre ambos modelos es el enfoque acerca del derecho de propiedad y el interés
público. Mientras en el modelo liberal debe haber la menor interferencia posible con
su ejercicio y limitación; en el social, aquella puede ser regulada en las condiciones
que establezca la Ley y siempre que tenga por fin último el interés del colectivo social.
BIBLIOGRAFíA
ROSSEAU, J.J. El Contrato Social. Bogotá, Colombia.
Locke, Jhon. (1976). Ensayo sobre el Gobierno Civil. Madrid, España. Edic. Aguilar.
BOBBIO, Norberto y MATEUCCI, Nicola. Diccionario de Política. México. Siglo XXI
Edit.
SÁNCHEZ AGESTA, LUIS. (1979). Principios de Teoría Política. Madrid, España.
Edit. Nacional.
HIRSCH WEBER, Wolfgang (1972). La Política como Conflicto de Intereses. Madrid,
España. Edit. Tecnos.
SORIANO DE GARCIA PELAYO, Graciela; NJAIM, Humberto. (1996) Lo Público y
lo Privado. Redefinición de los Ámbitos del Estado y de la Sociedad. Caracas,
Venezuela. Fundación Manuel García Pelayo.
ARBOS, Xavier; GINER. Salvador. (1996). La Gobernabilidad, Ciudadanía y
Democracia en la encrucijada mundial. Madrid, España. Siglo XXI Edit.
BOBBIO, Norberto. (1994). Estado, Gobierno y Sociedad. México, Fondo de Cultura
Económica.
240
5. ¿CUÁLES SON LAS PARTICULARIDADES DE LA CONFORMACIÓN DE LAS
INSTITUCIONES DEL ESTADO EN LA CONSTITUCIÓN DE 1999?
241
En la práctica constitucional contemporánea apunta Manuel García Pelayo,
la tendencia del Estado Federal ha sido a concentrar poderes en desmedro de la
autonomía de los Estados.
●● El Estado Federal significa tanto una forma de división del poder político
funcional, como territorial. Así se desprende del artículo 159, el cual declara que
los Estados (regionales o provincias) son entidades autónomas, con personalidad
jurídica plena, iguales y obligados a mantener la integridad territorial, soberanía
e independencia nacional y hacer cumplir el orden jurídico de la nación. Hay
materias reservadas a la sola competencia del Poder Federal o Nacional; tal
es el caso de la conducción y celebración de tratados internacionales con
otros Estados. Pero otras son competencia de los Estados que lo integran,
como por ejemplo: dictar su propia Constitución y la administración de sus
bienes y recursos propios. En nuestra Constitución la definición del ámbito
de competencias se recoge en los artículos 156 que enumera taxativamente
aquellas exclusivas del Poder Nacional. El artículo 164 establece por su parte,
las propias de los Estados. Y el artículo 178, fija las atribuciones del Poder
Municipal. En otras materias hay concurrencia y coordinación entre ambos
poderes. La Constitución en su artículo 165 establece al respecto que las
materias de este carácter serán reguladas por leyes base, dictadas por el
Poder Nacional y leyes de desarrollo por los Estados. También se determinan
áreas de competencia flexible o competencias residuales para uno u otro. Así
en el artículo 164 in comento, el ordinal 11 define que es competencia de los
Estados, todo lo que no corresponda de acuerdo con la Constitución, al Poder
Nacional o los Municipios.
242
la competencia autónoma de los Estados. En efecto, el artículo 164, ordinal
1º señala que es atribución estadal dictar su Constitución para organizar los
poderes públicos de conformidad con la Constitución Nacional.
BIBLIOGRAFÍA
GACETA OFICIAL DE LA REPUBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA Constitución
de la República Bolivariana de Venezuela. Nº 36860 de fecha, 30 de diciembre
de 1999.
MACIVER, Robert M. (1966). Teoría del Gobierno. Madrid. Edit. Tecnos.
GARCIA PELAYO, Manuel. (1999) Derecho constitucional comparado. Madrid.
Alianza Edit.
SÁNCHEZ AGESTA, Luis. (1979) Principios de Teoría Política. Madrid. Edit. Nacional.
243
6. ¿CÓMO VISUALIZA EL ROL DEL ESTADO / NACIÓN VENEZOLANO EN
LA ARTICULACIÓN DEL PAÍS EN EL SISTEMA MUNDIAL? / 8. ¿CUÁLES
RIESGOS SE VISUALIZAN POR LA DEFENSA DE LA SOBERANÍA EN
RELACIÓN A CONFLICTOS INTERNACIONALES?
Para la década de los ochenta, se calculaba según Wolfgang Hein que el número
de las organizaciones no gubernamentales creció de 730 a 6000 aproximadamente.
Esto da una idea de la magnitud del fenómeno que lleva consigo la complejidad
institucional creciente del sistema internacional. Vale la pena dar como ejemplo el
impacto internacional de la Conferencia Mundial sobre el Ambiente celebrada en
Río de Janeiro, y la multitud de organizaciones sociales de todas partes del mundo
que allí se reunieron. Otro tanto podría decirse de los movimientos y protestas anti-
globalizadoras escenificadas en ocasión de las reuniones celebradas por las grandes
potencias para tratar temas relativos al sistema económico-financiero mundial.
244
variable, los económicos) y el impulso a la libre competencia y al mercado como
sistema económico.
BIBLIOGRAFÍA
245
7. ¿CUÁL ES LA RELACIÓN ESTADO / NACIÓN Y SOBERANÍA?
246
y Estado dando forma a una religión oficial serán elementos de la mayor importancia
para ese propósito.
247
de la pérdida de mercados por la Primera Guerra Mundial y luego, la Gran Depresión
de los años 30.
BIBLIOGRAFíA
GALEANO, Eduardo. (1982). Las Venas Abiertas de América Latina. México. Siglo
XXI edit.
248
9. ¿CÓMO SE EXPRESA LA PARTICIPACIÓN EN LA CONCEPCIÓN DEL
ESTADO PRESENTE EN NUESTRA CONSTITUCIÓN?
249
La Constitución de 1961 consagra derechos civiles, políticos y algunos
económicos y sociales, propios de un Estado Social. La Constitución de la República
Bolivariana de Venezuela de 1999 profundizó el esquema de democracia participativa,
y el reconocimiento de derechos humanos en una forma más amplia, e incorporando
otros derechos (ambientales, culturales, morales, etc.).
• El protagonismo popular
250
de converger para construir un proyecto nacional, incorporar al intercambio de ideas
las diversas visiones.
Ahora bien, la referencia a “lo público” nos remite al espacio de relación entre
el Estado y la sociedad. Con respecto al ejercicio de la función pública es necesario
destacar la necesidad de contar con el esfuerzo colectivo de las diversas fuerzas
sociales, para poder responder a demandas y necesidades del colectivo de modo más
eficaz y eficiente. Con sentido del momento histórico que vive Venezuela, el interés
público y la participación, así como la gestión pública y la corresponsabilidad, se
expresan como proceso que debe involucrar a la ciudadanía desde las instancias de
definición de políticas públicas, así como en su seguimiento y ejecución, en condiciones
251
de cooperación, cogestión y contraloría, entre otros mecanismos a desarrollar (ver
ítems 2 y 5 del eje conceptual Función Pública y Participación). Sobre estas bases es
posible propiciar la confluencia de visiones para la construcción y orientación de un
nuevo proyecto nacional, que incorpore las visiones de diversos actores sociales, y lo
haga capaz de contener a las fuerzas desintegradoras, incrementando la capacidad
del sistema político de manejar los escenarios de conflicto, y construir gobernabilidad.
252
La participación política por otra aparece expresada en las instancias donde la
ciudadanía organizada aborda la discusión de los grandes temas de interés nacional y
desarrolla su capacidad de negociación con entes del Estado y los Poderes Públicos.
253
12. ¿QUÉ ROLES ASIGNA LA CONSTITUCIÓN A LA PARTICIPACIÓN
CIUDADANA Y CUÁLES SON LOS MÁS RELEVANTES A EFECTO DE LA
CONSOLIDACIÓN DEL PROYECTO NACIONAL?
A partir del artículo 6, hay que tener presente una referencia indirecta a la
representación en los elementos donde se establece el carácter de lo “electivo” y
“mandatos revocables” como criterios de la democracia representativa establecidos
en el marco constitucional.
254
Esta norma es un aporte novedoso en la CRBV mediante el reconocimiento
expreso del derecho a participar, como expresión de la participación política, acogiendo
en esta materia el criterio de los tratados internacionales sobre los derechos humanos,
partiendo del ejercicio de la ciudadanía, vínculo político que se establece entre una
persona y el Estado, que le permite participar en el sistema político (artículo 39).
La participación se relaciona con los tres momentos que caracterizan toda gestión
pública, es decir, la formación, ejecución y control de las decisiones emanadas de las
instituciones o los funcionarios públicos, cumpliendo atribuciones legales y acatando
el principio de la legalidad, conforme a lo previsto en la Constitución (artículos 137 y
274).
BIBLIOGRAFÍA.
255
Delgado H., José Gregorio. La Constitución participativa: una herramienta para el
ejercicio de la ciudadanía. (Mimeografiado). Valencia, Venezuela. 2003.
256
●● Genera condiciones para aprovechar el concurso de los actores sociales en
la gestión directa de procesos productivos o de administración de servicios
públicos, sin que signifique la renuncia por parte del Estado a responsabilidades
inherentes a su función reguladora.
257
Al respecto, podemos citar a Javier Divar (1985), quien sostiene que la cogestión
se presenta como camino hacia la autogestión, entendida por las doctrinas sobre
participación como la apropiación de los medios de producción por los trabajadores.
Más aún, las cooperativas de trabajadores serán el orden de base de la futura
autogestión.
BIBLIOGRAFíA
258