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EQUIPO EDITORIAL
Directora
María Luisa Sobrino Manzanares (USC)
Secretarios
Jesús Ángel Sánchez García (USC) e José Luis Senra Gabriel y Galán (USC)
COMITÉ DE REDACCIÓN
Catalina Cantarellas Camps (Universitat Illes Balears), Manuel Castiñeiras González (Museu Nacional d’Art de Catalunya),
Ángel Luis Hueso Montón (USC), Juan M. Monterroso Montero (USC), Dulce Ocón Alonso (Euskal Herriko Unibertsitatea),
Andrés Rosende Valdés (USC), Jesús Rubio Lapaz (Universidad de Granada), Rocío Sánchez Ameijeiras (USC), Jesús A.
Sánchez García (USC), José L. Senra Gabriel y Galán (USC), María Luisa Sobrino Manzanares (USC), Manuel Enrique
Vázquez Buján (USC), Alfredo Vigo Trasancos (USC) e Carlos Villanueva Abelairas (USC)
COMITÉ CIENTÍFICO
Rosa Alcoy Pedrós (Universitat de Barcelona), Antonio Bonet Correa (Catedrático Emérito, Universidad Complutense de
Madrid), Valeriano Bozal (Universidad Complutense de Madrid), Juan Calatrava Escobar (Universidad de Granada), Maria
Estella Caló Mariani (Università degli Studi di Bari), Emilio Casares Rodicio (Universidad Complutense), Fernando Gabriel
Martín Rodríguez (Universidad de La Laguna), María del Carmen Gómez Muntané (Universitat Autònoma de Barcelona),
Román Gubern (Universitat Autònoma de Barcelona), Serge Guilbault (University of British Columbia), Ramón Gutiérrez
(Consejo de Investigaciones Científicas de Argentina), Henrik Karge (Technische Universität Dresden), Antonio Martín
Moreno (Universidad de Granada), Luis de Moura Sobral (Université de Montreal), John Onians (University of East Anglia),
Valentino Pace (Università degli Studi di Pavia), Carmen Pena López (Universidad Complutense de Madrid), Felipe Pereda
(Universidad Autónoma de Madrid), Francisco Javier Pizarro Gómez (Patrimonio Nacional), Francisco Javier Plaza Santiago
(Universidad de Valladolid), Cinthya Robinson (University of Cornell), Alfonso Rodríguez Gutiérrez de Ceballos (Catedrático
Emérito, Universidad Autónoma de Madrid), Delfín Rodríguez Ruíz (Universidad Complutense de Madrid), Vitor Serrão
(Universidade de Lisboa) e John Williams (University of Pittsburgh)
PATROCINADOR
A edición desta revista é subvencionada pola Excma. Deputación Provincial da Coruña.
7 Presentación
ILMO. SR. PRESIDENTE DA EXCMA. DEPUTACIÓN PROVINCIAL DA CORUÑA
9 Editorial
MARÍA LUISA SOBRINO MANZANARES
TEMA
13 MADELINE CAVINESS
Retomando la iconografía vaginal
39 VÍCTOR MÍNGUEZ
El poder y la farsa. Imágenes grotescas de la realeza
65 ESTRELLA DE DIEGO
Memorias desde el trapecio. Límites, fronteras, afueras
85 LEONARD FOLGARAIT
Por qué tienen importancia en la actualidad los inicios de Chris Burden
COLABORACIÓNS
ESCRITOS SOBRE…
FEITOS E TENDENCIAS
RESEÑAS
289 S. I. Rotroff y R. D. Lamberton, Women in the Athenian Agora, por Pilar Díez del Corral Corredoira
292 M. Shapiro, Romanesque architectural sculpture. The Charles Eliot Norton Lectures, por Ana Hernández
Ferreirós
295 A. Karsten, Bernini. Der Schöpfer des barocken Rom. Leben und Werk, por Carlos Pena Buján
297 M.A. Zanetta, La otra cara de la vanguardia; estudio comparativo de la obra artística de Maruja Mallo,
Angeles Santos y Remedios Varo, por Stephen J. Summerhill
7 Presentation
ILMO. SR. PRESIDENTE DA EXCMA. DEPUTACIÓN PROVINCIAL DA CORUÑA
9 Editorial
MARÍA LUISA SOBRINO MANZANARES
SUBJECT
13 MADELINE CAVINESS
Revisiting vaginal iconography
39 VÍCTOR MÍNGUEZ
Power and farce: Grotesque images of royalty
65 ESTRELLA DE DIEGO
Memories from the trapeze: Limits, frontiers, outskirts
85 LEONARD FOLGARAIT
Why early Chris Burden matters now
ARTICLES
WRITINGS ON…
REVIEWS
289 S. I. Rotroff y R. D. Lamberton, Women in the Athenian Agora, by Pilar Díez del Corral Corredoira
292 M. Shapiro, Romanesque architectural sculpture. The Charles Eliot Norton Lectures, by Ana Hernández
Ferreirós
295 A. Karsten, Bernini. Der Schöpfer des barocken Rom. Leben und Werk, by Carlos Pena Buján
297 M. A. Zanetta, La otra cara de la vanguardia; estudio comparativo de la obra artística de Maruja Mallo,
Angeles Santos y Remedios Varo, by Stephen J. Summerhill
Unha vez máis constitúe un especial acontecemento cultural, tanto no ámbito galego como no
nacional, a saída á rúa dun novo volume da revista QUINTANA, órgano difusor dos traballos inves-
tigadores que desenvolve e fomenta o Departamento de Historia da Arte da Universidade de San-
tiago de Compostela.
Neste sexto número a revista QUINTANA preséntase co tema “Nos límites do posible: transgre-
sión e provocación”. Novamente, baixo esta temática danse cita prestixiosos especialistas nacionais
e estranxeiros que, na primeira parte do volume, profundizan desde ópticas moi diversas en cues-
tións que abranguen un amplo abano cronolóxico. Certamente, o tema abordado nesta ocasión
evita o acomodo no doado e no morno, apostando polo audaz e polo provocativo. Trátase, de feito,
de visións que traspasan os límites da norma e da corrección, movendo ao lector a reflexionar sobre
problemáticas actuais de moi diferente calado. Deste xeito xúntanse o transgresor, o provocativo e
mesmo o irreverente como elementos culturais que teñen formado e seguen a formar parte da
sociedade humana. Ademais disto abórdanse análises complementarias que xiran arredor da muller
como creadora, tendo un especial referente na universal figura da escritora coruñesa Emilia Pardo
Bazán.
Por todo isto constitúe unha verdadeira satisfacción para a Deputación Provincial da Coruña que
teño a honra de presidir, o mantemento do compromiso de apoio cunha revista que xa é un refe-
rente indiscutible no mundo universitario e investigador en xeral. Non cabe dúbida de que, baixo a
dirección que leva adiante a profesora María Luisa Sobrino Manzanares, a revista QUINTANA conti-
nuará medrando e sorprendéndonos gratamente cada ano, sempre coa novidade e variedade temá-
tica que acostuma.
os límite
provocación na ar
esión e pro
os límites do posible: tran
: transgresió
ión na arte
resión e provocación na a
osible: trans
Nos límites do posible:
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Nos límites do posib
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ón e provocac
RETOMANDO LA ICONOGRAFÍA VAGINAL *
Madeline H. Caviness
Tufts University
RESUMEN
La iconografía del sexo femenino que puede rastrearse en época medieval permite realizar un ejercicio de con-
traste y parangón con un gran número de obras contemporáneas generadas por visiones feministas. Ante la más
conocida producción de obras con temática sexual masculina, ya sea de manera explícita como implícita, un gran
número de artistas feministas han especulado con los genitales femeninos como tema central, buscando su yux-
taposición simbólica con la preponderancia de las representaciones fálicas.
ABSTRACT
The iconography of the female sex that can be tracked in the Middle Ages provides a fruitful comparative study
when set against a large number of contemporary works of art created through feminist visions. Given the bet-
ter known production of works with a male sexual focus, whether explicit or implicit, many feminist artists have
experimented with the female genitalia as a central theme, searching for a symbolic juxtaposition against the
preponderance of phallic representations.
Mi trabajo más reciente ha tomado la forma do todavía más lejano. Es en este marco trian-
de una figura triangular con flujo permanente: gular donde sugiero que se lean, dialogada-
para enmarcar mi interrogante acerca de la pro- mente, las imágenes vaginales medievales y
ducción cultural de la Alta Edad Media (el modernas2.
“objeto” medieval es el vértice de mi triángulo), Este marco no permite una yuxtaposición
utilizo teorías críticas contemporáneas y, en oca- sencilla de las obras más recientes y las más
siones, las obras de arte que dan lugar a dichas antiguas, básicamente por la similitud que se
teorías, como contrapuntos del material históri- percibe de género, de tema o de estilo. Por el
co o contextual (los lados convergentes del contrario, en una exposición organizada en Ale-
triángulo)1. Los casos prácticos pueden ejercer mania en 2003, Die ganze moderne Kunst über
presión en las reivindicaciones de verdades uni- den Haufen zu werfen: Franz von Lenbach und
versales, como las derivadas del psicoanálisis o die Kunst heute, se ofreció un presentismo
las del socialismo; el feminismo postmoderno popular a través del cual los cuadros de finales
ha cuestionado las reivindicaciones de verdades del siglo XIX de von Lenbach parecían presagiar
de Freud y Marx, revisando sus teorías para o coincidir con los de muchos artistas contem-
demostrar su contingencia histórica y cultural. Y poráneos. Bajo la firma de “trajes históricos y
los análisis de la teoría crítica en lo referente al retratos de personajes”, los autores yuxtaponen
arte producido en los últimos tiempos proponen de forma incoherente a Matthew Barney, Cre-
nuevas interpretaciones del trabajo de un pasa- master 4: The Loughton Candidate (1994) con
Lavinia as Salome de Franz von Lenbach, él con su cornuda cabeza en el regazo de una virgen
unas grandes orejas de bestia, ella sujetando en dio lugar a imágenes de doble penetración: la
el aire la bandeja con la cabeza de San Juan3. lanza del caballero parece clavarse en su escu-
Como espero aclarar, Matthew Barney está do, que recuerda a una flor, igual que se desflo-
incluido en una larga lista de artistas, en su ra a una virgen (Fig. 2)8. En los escritos de la
mayoría mujeres, que utilizaron sus propios época, la lanza (y la espada) se utilizaban como
cuerpos para luchar contra la cultura falocéntri- eufemismos del pene y las relaciones sexuales
ca. En este artículo propongo realizar un segui- lésbicas se describían como “justas de escudo
miento de algunas de esas acciones con la contra escudo sin lanza” y como a “una mujer
ayuda de varios objetos medievales. en el papel de gallina y otra en el del gallo”
En la década de los setenta, el feminismo (cock)9. En 2005, una estudiante de mi semina-
encontró un punto de apoyo en una controver- rio me contó que el niño de cinco años que cui-
tida cuestión de la producción cultural posme- daba dijo mientras jugaba con sus hermanos
dieval: el malestar de la sociedad con los “mi pene es como una espada”.
genitales, tanto los masculinos como los feme- Jonathan Borofsky pintó numerosas mani-
ninos. El bordado de Bayeux de finales del siglo festaciones satíricas sobre el agresivo poder de
XI puede advertirnos acerca de la probable lon- la industria militar –pero retiró una de estas pin-
gue durée de esta actitud. Las “cualidades” que turas, titulada “Male Agresión Now Playing
debían tener los conquistadores normandos se Everywhere”, de la exposición de 1991 durante
inscriben en símbolos fálicos –lanzas, espadas, la primera guerra del golfo (Tormenta del des-
uniformes ajustados, nucas afeitadas– aunque ierto) porque tenía miedo de que pudiese incitar
también se permiten sementales bien dotados a su destrucción (Fig. 3)10. Todavía encontramos
como atributos hiperviriles4. La virilidad y la un sobrecogedor residuo de poder fálico en las
sexualidad de los genitales humanos sólo las películas, las vallas, el deporte, los videojuegos
dejan ver las personas de origen humilde o los así como en los cohetes y los aviones de com-
anglosajones a punto de ser vencidos (exhibien- bate.
do a hombres humillados bajo Harold el usurpa-
dor y las lascivas parejas que planean, como un La problemática de los genitales femeninos
obsceno grito de guerra, sobre las cabezas de La finalidad que perseguían las artistas femi-
los normandos cuando parten hacia la batalla). nistas de los años setenta y ochenta tenía dos
En la era posmedieval, hubo cierto residuo dubi- vertientes: recuperar sus cuerpos para su propio
tativo en metáforas relativas a los inventos disfrute, sin sentimiento de culpa ni vergüenza
mecánicos: las armas con disparador de sílex y (re)inventar un poder simbólico para sus geni-
que se preparaban con amartillado medio (half tales que pudiese igualar al poder fálico. Una
cock) o en posición de disparo (full cock). Las actitud que hoy en día consideramos una reivin-
cisternas tenían un dispositivo formado por una dicación esencialista, la vulva física como el cen-
válvula (cock) y una bola5. Y, en teoría aunque tro de su poder, principalmente del poder de la
no en su nombre, se ha vuelto a evaluar el gestación y el parto. Pero ¿cómo llamaríamos a
cuchillo de trinchar eléctrico para considerarlo este nivel simbólico? ¿Vulvar? ¿Ginéico? ¿Uteri-
un utensilio de remasculinización6. no? Vaginal es demasiado literal, demasiado
Durante mucho tiempo se consideró a la ligado al discurso médico y Venéreo lo es aún
parte masculina de la humanidad el centro del más. Stokely Carmichael se mofaba de estas
universo, igual que en la representación del aspiraciones con la expresión “el poder del
microcosmos y el macrocosmos astronómicos coño”, que empleaba para designar a las muje-
del tratado médico francés del siglo XIV. Los res afroamericanas que trabajaban con él en el
genitales masculinos están vinculados a Marte y Movimiento por los derechos civiles11.
a Escorpio, a la guerra y a la agresión (Fig. 1)7. Existió una enigmática figura medieval que
La leyenda de los bestiarios medievales sobre el podía ofrecer casi todo lo que deseaban las artis-
unicornio que sólo podía ser atrapado al apoyar tas feministas de los años setenta y ochenta, si
Madeline H. Caviness
Fig. 3. Jonathan Borofsky, Agresión masculina, Serigrafía,
1986. © Jonathan Barofsky.
Fig. 2. Captura del unicornio en el regazo de una virgen. Bes- Fig. 4. Sheela-na-gig, Iglesia de Kilpeck, Herefordshire,
tiario de Rochester. British Library, Londres, Ms Royal 12.F.XIII, mediados siglo XII. Foto: cortesía de Tara E. McLoughlin.
fol. 10 v (detalle).
hubiesen conocido en ese momento la poliva- ción en primer plano de las Sheelas a favor de
lencia y la performatividad: la “Sheela na Gig” un retiro al interior de las cuevas, el lugar origi-
(Fig. 4). Sheela, igual que el nombre genérico nal de los ritos femeninos. Hasta el Vietnam
que utilizan los australianos para designar a las Memorial de Maya Lin –una hendidura negra en
mujeres. Sheela na Gig que resuena en las el Washington Mall– nunca se había enfrentado
hechiceras irlandesas, las brujas en el muro, en con éxito una grieta en la tierra a una estatua
la mujer de San Patricio, en navíos británicos, en elevada o a un obelisco15. La iconografía genital
el pecho y los genitales femeninos... una figura sólo es un subtexto débil, aunque puede expli-
producida en Europa occidental entre los siglos car algunas de las enfurecidas respuestas a este
XI y XV, quizá de raíces muy antiguas (sin duda memorial poco sujeto a la tradición16.
anteriores al cristianismo) y, probablemente, El historicismo evidente podría estar bastan-
con funciones no relacionadas con el cristianis- te desubicado. Entre los numerosos experimen-
mo que continuaron vigentes12. El doble poder tos y manifestaciones de Judy Chicago fue su
de Sheela parece haber sido generador y apo- Goddess Figure Series (1977)17. Muchas mujeres
tropaico. Aparece abyecta: en Kilpeck, en Here- quisieron creer que antes del judaísmo de los
fordshire, su boca desplazada es una vagina
profetas, antes de los dioses griegos, antes del
dentada, su mirada fija cautiva al observador.
cristianismo, antes del Islam –todas ellas religio-
En una inspección más minuciosa, se aprecia
nes dominadas por los hombres– hubo una
que los dientes de la vagina son sus propios
época dorada de diosas y sacerdotisas18. Y quizá
dedos que la abren; pero no se está mastur-
fue así. Pero fuese cual fuese el significado de
bando. Ella es la “gran A” de Lacan que con-
figuras como la “Venus de Willendorf” para los
vierte oportunamente en una “gran O” la
europeos de hace miles de años, hoy en día son
abertura de la mujer, una entrada bien custo-
objetos curiosos para nosotros19. La fecundidad
diada que es la única salida a la vida. Las Shee-
(suponiendo que es a lo que aluden figuras
las están casi siempre situadas por encima del
como esta) es sin duda uno de los temas princi-
espectador, en el tejado de la iglesia, en el
borde, o en la muralla de un castillo. Si estaban pales para muchos observadores modernos y en
en un lugar al que se pudiese llegar, su vulva los últimos tiempos se ha beneficiado enorme-
suele estar gastada por el roce, en ocasiones mente de los avances científicos y sociales; pero
está decorada con piedras. la mayor lucha por los derechos de las mujeres
ahora es el derecho de una mujer a elegir entre
En la mayoría de los casos, no tenemos una
impedir que su propio cuerpo conciba o llevar
idea clara sobre el motivo de su existencia, sus
los óvulos fecundados a término.
intenciones, sus superiores, sus admiradores,
sus creadores o su feminidad. Ese es su poder, El proyecto de los años setenta y ochenta se
confundirnos a todos. Con un decidido anoni- concentraba mayormente en recuperar el cuer-
mato y a menudo difícil de datar, se trata de un po a través de imágenes del parto y de la mas-
artefacto cultural que se empecina en seguir turbación, formando en conjunto un oxímoron
siendo mudo e impersonal. Posee el poder de según los antiguos y nuevos dictados de la Igle-
un arquetipo para inspirar nuevas obras13. La rei- sia Romana que prohíben el juego sexual cuyo
teración sensible y encantadora de Ana Men- fin no sea la procreación (Figs. 6, 8)20. La mens-
dieta, en una cueva en Cuba (a comienzos de truación también se representó en el arte den-
los años ochenta), no aporta una perspectiva tro del proyecto vaginal21. Esta corporrealidad
nueva y significativa del poder vaginal (Fig. 5). radical siempre cuestionó si la exhibición de las
De hecho, Mendieta anula la agresividad de las partes del cuerpo femenino podía reivindicar un
antiguas Sheelas, al reducir la vagina abierta a poder fálico o la libertad de la hegemonía de
una hendidura que flota entre muslos/piernas una mirada única. Es bien sabido que en 1866
ambiguas y priva a la figura de sus amenazantes Gustave Courbet trabajó por encargo de un adi-
ojos y manos, a pesar del nombre de las diosas nerado coleccionista turco en la realización del
precolombinas “Old Mother Blood” (‘La vieja realista El origen del mundo (Fig. 7). Siempre he
madre sangre’)14. Se renuncia incluso a la posi- pensado que hay un matiz de orientalismo en
Madeline H. Caviness
Fig. 5. Ana Mendieta, Sin título (Guanarnca – Primera mujer). Fig. 6. Monica Sjoo, Parto de Dios, 1968. Skellefteå, Suecia.
Series rupestres, 1981, roca tallada, Cuba, Cueva del Águila. Museum Anna Nordlander.
Estate of ana mendieta / galerie lelonge. Foto: cortesía de
Raquel Mendieta Harrington.
haber contado quien deseaba exactamente esta noció Lucie-Smith– es que la explicitud de la
pintura de una mujer blanca, haberla ocultado pose exhibidora debe gran parte de su libera-
detrás de unas cortinas y demás. La descripción ción al arte pop-porn de pintores como Tom
de Maxime du Camp citada por Chicago y Wesselmann que creó su serie “Gran desnudo
Lucie-Smith, no sólo resalta un velo verde sino americano” en la década de los sesenta (Fig.
que afirma que la “mujer, a tamaño natural, 10)25. Entonces ¿artistas como Hannah Wilke
vista desde el frente”, no tiene muslos, barriga, simplemente se confabulaban con el deseo
caderas ni pecho (además de la falta real de masculino proporcionando a los espectadores
“pies, piernas... manos, brazos, hombros, cuello heterosexuales lo que deseaban ver, igual que el
y cabeza)22. Aparentemente, sólo se quedó con movimiento del amor libre en los años sesenta y
la impresión de ver un monte púbico que, como que Courbet en la década de 1860? Nuestra
el había planeado, “conmoviese y convulsiona- Sheela no está disponible con tanta facilidad.
se”. Este era el poder de la mirada única mas- El movimiento real hacia el poder fálico
culina, que se confabulaba con un artista femenino se realizó a través de la fragmenta-
masculino que afirmaba haber trabajado “con ción del cuerpo. En mi libro, Visualizing Women
amore” para llevar hasta el orgasmo a una in the Middle Ages: Sight, Spectacle and Scopic
Copelia pintada. El origen del mundo no es un Economy, yuxtapongo algunas obras de Kiki
nacimiento, sino un acoplamiento. Y, por Smith, Francesca Woodman y Judy Chicago,
supuesto, la obra encontró posteriormente el con representaciones medievales de “cuerpos
dueño perfecto en Jacques Lacan, ya que pare- en pedazos”26. Sugerí que la fragmentación
cía confirmar que las mujeres, congeladas en podía devolver los cuerpos femeninos de la eco-
una posición que las vincula con el ámbito de lo nomía de la mirada única y representarlos como
corpóreo, no pueden entrar en el orden simbó- una experiencia de autoeducación27:
lico.
De acuerdo con la teoría de Lacan, antes
El desnudo de Tracey Emin titulado Oh oh
de que nos reconozcamos como seres com-
oh oh oh Yea, de 1997, se reduce a una sensa-
pletos, vemos las partes de nuestro cuerpo y
ción: su propia mano sobre sus labios vaginales
las de los adultos de nuestro entorno en
(Fig. 8)23. Este es un gesto masturbador, no la
imágenes fragmentadas: la unidad ideal del
posición de parto de “Sheela na Gig,” pero
cuerpo sólo se percibe en la fase del espejo,
transmite la impresión de autonomía, incluso de
alrededor de los seis meses28. Lacan asocia-
autoabsorción. Aun así, ¿cómo sabemos que la
ba las “imágenes del cuerpo fragmentado”
modelo no posa para un voyeur, el inevitable
que vuelven a la imaginación del analizando
punto de observación de la obra? ¿Cómo
como “imágenes de castración, mutilación,
devuelve este dibujo la conexión íntima de la
desmembramiento, dislocación, extirpación,
mujer con su propio cuerpo una vez situado en
devoración, estallido del cuerpo” con “los
el espacio performativo de dominio público? No
vectores electivos de las intenciones agresi-
se trata de la presencia imponente de la “Shee-
vas” comentó sobre la prevalencia de dichas
la na Gig” que frustra el deseo sexual y estable-
imágenes en niños de entre dos y cinco
ce el poder del Otro.
años29. También escribió acerca de pacientes
De modo similar, la huella de dolor autobio- que soñaban con la imagen del cuerpo des-
gráfico de los autorretratos de Hannah Wilke hecho en trozos y pedazos (imago du corps
cuando murió de cáncer en 1992 depende de si morcelé)30. Acochado en estos términos, el
el espectador está informado de que ella sacó cuerpo en pedazos suena a pesadilla y pare-
las fotografías, de que su patetismo no fue ce que la madurez trae consigo una percep-
explotado por ningún voyeur fotográfico (hom- ción ‘completa’ de la unidad corpórea.
bre o mujer), de que su cuerpo no fue coloniza-
do (Fig. 9)24. Estas imágenes cuestionan si la No obstante, yo defiendo que la imagen
autorrepresentación proporciona necesariamen- completa, que es integral para la “fase del espe-
te recursos a las mujeres. La ironía –como reco- jo”, no fue bien recibida por las mujeres si esta-
Madeline H. Caviness
puede que algunos artistas utilizasen el autorre-
trato en fragmentos para deserotizar el cuerpo.
Las figuras femeninas parciales de Kiki Smith
ofrecen resistencia a la mirada fija del deseo, sus
texturas así como su desmembramiento que
frustra el principio del placer31.
En una cultura muy diferente, los ilustrado-
res del siglo XIII de la Bible Moralisée de Viena,
y un poco después en la Morgan Picture Bible,
muestran el levita de los Jueces 19 desmem-
brando el cuerpo de su concubina para volver a
codificarlo como un mensaje; ella había muerto
por violaciones múltiples, su cuerpo estaba
sucio, pero los miembros mutilados podían cla-
mar venganza32. Con independencia de los
recursos de autoría de Kiki Smith (si son siquie-
ra perceptibles en el producto final) y el hecho
de que la concubina del levita fue sometida visi-
blemente a una carnicería masculina, el resulta-
do final es bastante similar: los cuerpos
femeninos se eliminan de la economía visual de
Eros. Al hacer este tipo de reivindicación, no me
preocupan necesariamente las continuidades o
las conexiones históricas, no soy una cazadora
de orígenes en la Edad Media, sino que más
bien acepto cierto grado de universalidad en la Fig. 9. Hannah Wilke, 15 de febrero de 1992, de Intra-Venus,
teoría psicoanalítica. 1992-3. Estate of Ana Wilke. Foto: Dennos Cowley, Courtesy
Ronald Feldman Fine Arts, New York. © Donald Goddard.
El proyecto de Judy Chicago de las décadas
de los setenta y los ochenta se concentró en lo
que ella llamaba la “iconografía vaginal” o
“imágenes del coño”. En mi opinión, se trata de
su actuación más acertada, incluso aunque el
proyecto totalizador de la Dinner Party parezca
ahora demasiado decidido33. Ella y sus colabora-
doras inscribieron un poder icónico en algunas
de las placas individuales (Fig. 11). La metáfora
de Chicago para el proceso de creación de esta
iconografía fue “A través de la flor”. Es muy
conocido el repudio de Georgia O’Keefe de la
referencia genital en sus imágenes hiperflorales.
En 1939 escribió: “Una flor es relativamente
pequeña. Todo el mundo tiene muchas asocia- Fig. 10. Tom Wesselmann, Great American Nude No. 87, OR
ciones con una flor, con la idea de las flores. ... Helen, 1966. Colección privada, Zurich. Foto: cortesía de Tho-
[pero no advierten su pequeño tamaño]. Por mas Ammann Fine Art AG.
este motivo me digo a mí misma: voy a pintar lo
que veo, lo que la flor es para mí, pero la voy a
pintar grande y se sorprenderán del tiempo que
les lleva observarla… Bien, he conseguido que
dedicases tiempo a observar lo que yo vi y cuan- acierto de no poner en escena coños parlantes
do destinaste tiempo a observar detenidamente en los Estados Unidos del siglo XX, aunque se
mi flor, todas las asociaciones que tenías con las podían haber reivindicado los fabliaux como un
flores dependían de la mía y escribes sobre mi precedente histórico38.
flor como si yo viese lo que piensas de mi flor y Para la performatividad y los recursos feme-
observas en ella, pero no lo veo” (Fig. 12)34. La ninos tenemos que desplazarnos al carnaval del
placa “Georgia O’Keefe” de Chicago, magnífi- final de la Edad Media. Sólo en las últimas déca-
camente vaginal, parece un comentario justo das los investigadores han recopilado, estudiado
sobre este ofuscamiento (Fig. 11). y publicado un gran número de las denomina-
En 1974, Chicago desarrolló su tema “a tra- das insignias de peregrinos que solían encon-
vés de la flor” en una obra autobiográfica deno- trarse entre el lodo y los posos de las riberas y
minada Female Rejection Drawing, también asentamientos urbanos (Figs. 15, 16)39. Cada
trabajado en litografía. Describió el proceso, con publicación revisa nuestra noción de la práctica
un matiz de repudio, como si no fuese intencio- y la producción medieval. En mi libro Visualizing
nado: “Al intentar ‘pelar’ la estructura que utili- Women presupongo que las poderosas imáge-
cé en mi obra porque sentí que tenía que nes de la vulva aislada no existían en la Edad
‘ocultar’ el contenido real, me he encontrado Media. Descubrí ejemplos que se utilizaron en
creando una forma vaginal. No estaba demasia- el catálogo de la exposición de Londres Carni-
do interesada en dibujar un coño, pero existe un valesque, ya que los amplios catálogos de la
gran espacio entre mis sentimientos como colección de van Beuningen en Cothen (Holan-
mujer y el lenguaje visual de la cultura masculi- da) todavía no estaban disponibles en Estados
Unidos40.
na”35. Al denominar estas formas vaginales
“imágenes neurálgicas centrales” parece enfren- En caso de que se dude de la identidad del
tarse al falocentrismo. núcleo central con forma de vesícula, se puede
comparar con la vulva de la Sheela (Fig. 4) o con
En una obra de cerámica de una sola pieza
una Sheela del siglo XIII más “naturalista” en el
fechada en 1974 buscó lo icónico, aislando algo
gran convento de mujeres, Sainte-Radegonde
similar a una vulva y denominándolo The Cunt
de Poitiers41. La vagina bien resuelta de la bara-
as Temple, Tomb, Cave or Flower (Fig. 13). La
tija de finales del medievo exhibe un sombrero
inscripción alrededor del icono coincide con las y un bastón de peregrino, pero no creo que nos
de las monedas y sellos, dando veracidad a la debamos imaginar si quiera a la esposa de Bath
imagen y al objeto36. Y parece la secuencia de (Cuentos de Canterbury) portando este emble-
denominaciones de una antífona de la Virgen ma por los caminos de los peregrinos (Fig. 15).
María: Regina Coeli, Stella Maris, Genetrix, etc. El broche satiriza la peregrinación. Coincide con
Aun así, lo femenino se ha reducido a lo deco- las críticas clericales de mujeres libertinas que
roso incluso a lo decorativo, al igual que María partían en ese viaje en nombre de la piedad
está privada de su sexualidad. (igual que Chaucer se burló de la Esposa de
Igual que con los desnudos femeninos de Bath). No obstante, al darle la vuelta al orden
cuerpo entero, las nuevas imágenes del coño mundial, se le proporcionan recursos al poder
podrían volver a sexualizarse, pero con el riesgo del coño. Nos reímos con este chocho, no de él.
de volverse obscenas. La adición de vello púbico Forma parte de un discurso en el que los geni-
al libro Delta of Venus de Chicago de 1975 (y en tales son metonimias de un todo, que como
otras páginas, una mano masturbadora, una mínimo se retrotrae a los fabliaux de los siglos
lengua de un amante, etc.) lo encerró a la sec- XII y XIII. En esas historias es bastante común
ción X de la biblioteca de Harvard, por lo que los que los genitales masculinos y femeninos ten-
lectores no pueden sacar el libro del edificio gan una existencia independiente, que hablen y
(Fig. 14)37. Cunt Coloring Book de Tee Corinne actúen separados del resto del cuerpo.
de 1975 quizá se encamina más en la dirección En otra atractiva baratija, tres pollas vertica-
de The Vagina Monologues que dan voz al les actúan como portadoras de una vagina en un
deseo femenino, pero la dramaturga tuvo el desfile blasfemo (Fig. 16). Sus cabezas satirizan
Madeline H. Caviness
Fig. 13. Judy Chicago, El coño como templo, tumba, cueva o
flor. De: Diosas mariposa y otros especímenes © Judy Chica-
go, 1974. Pintura china sobre porcelana en caja rayada de
Fig. 11. Judy Chicago, Georgia O’Keeffe. Plancha de The Din- terciopelo. Colección desconocida. Foto: © Through the Flo-
ner Party. © Judy Chicago, 1979. Pintura china sobre porce- wer Archive.
lana. Brooklyn, NY, The Brooklyn Museum, Donación de la
Elizabeth A. Sackler Foundation. Foto: © Donald Woodman.
Fig. 12. Georgia O’Keeffe (1887-1986). Lirio negro, óleo Fig. 14. Judy Chicago, Flor gigante de invernadero (díptico)
sobre lienzo, 1926. The Metropolitan Museun of Art, Alfred de: Fragmentos del Delta de Venus © Judy Chicago, 2001.
Stieglitz Collection, 1969 (69.278.1). © The Metropolitan Acuarela sobre papel fabriano. Texto de Anaïs Nin. Foto: ©
Museum, Nueva York. Through the Flower Archive.
Madeline H. Caviness
Fig. 18. JoAnn Rothschild, El orgullo de los penes púrpuras, 1991. Aguafuerte, grabado y punta seca. © JoAnn Rothschild.
las de los clérigos tonsurados y personalmente que, con el debido respeto a escritores devotos
defiendo que la vulva debe aludir al culto popu- recientes como Jeffrey Hamburger y Nigel Mor-
lar a las heridas sangrantes de Cristo, dentro de gan, sus heridas sangrantes también se apropia-
la celebración del Corpus Christi que se introdu- ron de esa otra boca donde se origina la vida
jo en el calendario de la Iglesia en el siglo XIV que poseen las mujeres45.
(Fig. 17)42. Estas imágenes populares en las La densidad y polivalencia que percibo en
calles se alejaban de los rigores de la Iglesia o se esta pequeña baratija se liberó al infringir diver-
permitían el martes de Carnaval, cuando esta sos tabúes, no sólo del lenguaje correcto, la des-
fiesta revolucionaba el mundo. Estas schmucks nudez genital y la solemnidad ritual, sino
o conneries se vestían en contextos muy dife- también de la jerarquía de géneros y lo icónico.
rentes –humorísticos y subidos de tono, así No estoy tan segura como Natalie Zemon Davis
como en otros más serios– y es probable que que dichas infracciones reforzasen en última
algunos broches se utilizasen para alejar al instancia el orden social, a diferencia de las
maligno. Puede que este fuese un talismán rela- actuaciones del carnaval, estas baratijas se con-
cionado con la fertilidad. O el símbolo de un
servaban cerca46. Cualquier energía derivada del
burdel.
reto planteado a los tabúes, se disipa de algún
Es frecuente que en la literatura religiosa se modo en la serie demasiado decidida de Chica-
haga referencia a las heridas de Cristo como a go de iconos vaginales, que sacrificó la perfor-
bocas abiertas. Respecto a estas llagas, conside- matividad a favor de la política.
ro que el broche confirma la lectura de Karma
Lochrie de un pasaje de un tratado místico de
finales de la Edad Media para invocar el sexo La problemática de los genitales masculinos
lésbico (boca con boca)43. Como Caroline A la vista de la lucha por los emblemas de
Bynum ha mostrado en su libro Jesus as Mother, los genitales femeninos, quizá se espere que sus
el cuerpo sangrante de Cristo se apropió del homólogos masculinos no planteen tantos pro-
pecho amamantador, la sangre y la leche se blemas. Desde la época romana, más tarde imi-
consideraban una única sustancia en la Edad tada en la Edad Media, existió una iconografía
Media; de ahí que su sangre se utilice para ali- fálica establecida con claridad, igual que en
mentar la fe durante la Eucaristía como si fuese estos fragmentos genitales que vuelan con el
la leche materna44. Ahora parece quedar claro viento47. Los emblemas icónicos eran símbolos
protectores o apotropaicos, como todo un con- el contrario, para algunos artistas masculinos, la
junto de testículos y penes tallados en relieve en lucha consistió en reivindicar sus cuerpos como
la entrada de un campamento militar romano espectáculo erótico, esto es, volver a instalar el
en Gran Bretaña48. En el siglo XVI se utilizaban erotismo de la masculinidad.
figuras similares en el fondo de las chimeneas y En una conferencia reciente sobre la desnu-
existen afirmaciones sin confirmar de que se dez de Noé, inventé el término “virilifobia”
encontraron genitales de piedra en algunos (estableciendo un paralelismo con genifobia)
altares cristianos de Inglaterra. De estos ejem- porque la desnudez de los genitales masculinos
plos, es fácil realizar suposiciones sobre el poder adultos ha sido una cuestión claramente proble-
masculino. JoAnn Rothschild, una artista afinca- mática desde, como mínimo, el principio de la
da en Boston, que ha luchado para formar parte Ilustración52. En la historia bíblica, como se afir-
del club masculino de expresionismo abstracto, ma en la Vulgata y en sus derivaciones medie-
recurrió al modo figurativo para parodiar la vales –y como se ha visto aquí en una imagen
dominación masculina en el espíritu de Guerrilla de una Biblia de finales del siglo XIV proceden-
Girls, en el grabado donde figura la inscripción te del norte de Italia–, los genitales del patriarca
“A Pride of Purple Penises” (Un orgullo/manada están descubiertos cuando duerme al sufrir los
de penes púrpuras) (Fig. 18). efectos del vino. Un hijo, Cam, infringe un tabú
La representación del género es compleja. no escrito al observarlo e intentar entre burlas
Lynda Bengalis en su conocido anuncio parece implicar a sus hermanos en su escopofilia. Ellos
cometer la “falocia” común de entender fálico se niegan a mirar y, en cambio, cubren a su
de manera literal e incluso de confirmar la envi- padre con respeto. Cuando se despierta y se
dia del pene (Fig. 19)49. Aun así, la imagen trans- entera de lo que hizo Cam –en una versión se
mite energía de lo burlesco y la inversión, que es afirma que fue Dios quien se lo contó– lo envía
comparable con la del divertido coño en el a África y maldice a sus descendientes. Los artis-
papel de peregrino (Fig. 15). A principios de la tas medievales que representan la escena solían
Edad Media, en el norte de Europa, las flexibles evitar mostrar al espectador lo que había visto
fronteras de género permitieron que algunas Cam; como en la imagen de la Biblia italiana,
niñas se criasen “como hombres”, esto es, Cam, pero no nosotros, dispone de una vista
como figuras de autoridad si no había ningún completa. Su mirada fija no sólo es un enfren-
heredero varón50. Los lectores del siglo XIII reci- tamiento con su padre, sino que es homoeróti-
bían la enseñanza de que la mascarada clandes- ca. Algunos iconoclastas posteriores borraron
tina sólo podía llegar hasta ahí: el Roman de toda la zona de la ingle, como si quisiesen evi-
Silence nos habla de una hija, que no podía tar que Cam viese los genitales de su padre.
seguir desempeñando su papel una vez que Si Norman Bryson tiene razón en su aplica-
estaba desnuda51. El aspecto decisivo (si se me ción de la teoría de Edipo, un voyeur varón de
permite el comentario) era por aquel entonces la desnudez masculina supondría un problema,
la diferencia genital. con independencia de que los sentimientos pre-
Dada la fusión normal de falo/pene de nues- sentes fuesen de homoerotismo u homofobia53.
tra cultura, puede parecer que no había ningu- La virilifobia parece seguir viva y coleando en la
na competición entre la fotografía de Robert era moderna. De hecho, la desnudez masculina
Mapplethorpe de un hombre conocido en la en el arte ha estado mucho más sujeta a la cen-
intimidad como 10½ y el autorretrato de Han- sura que la femenina. Ya en 1686, un grabado
nah Wilke (Figs. 9, 20). No obstante, la desnu- de una famosa estatuilla medieval de bronce
dez masculina es un tema tan complejo como el conocida como Jack of Hilton mostró su miem-
de la femenina, aunque por motivos muy dife- bro hiperviril envuelto en una hoja de parra
rentes. Las mujeres artistas que hemos estado como una dolma, a pesar de que las leyes ingle-
analizando habían luchado para eliminar los ele- sas de obscenidad no se aprobaron hasta
mentos estéticos de sus cuerpos a fin de hacer- 186054. De hecho, la hipervirilidad ya era un
se con recursos en una cultura falocéntrica. Por tema muy cargado de significados en la Edad
Madeline H. Caviness
Fig. 19. Lynda Bengalas, Artforum Advertisement, Nov. 1974, Fig. 21. Las cuatro regiones del cuerpo. Tratado medieval, ca.
Cortesía de la Paula Cooper Gallery. 1350-75. Bibliothèque Nationale de France, París, Ms. Lat.
11229, fol. 25v.
Fig. 20. Contraposición de Mark Stevens (Mr. 10 1/2) de 1976 y Orquídea y hoja en jarrón blanco de 1982, ambas de Robert
Mapplethorpe. Collection Anne and Joel Ehrenkranz, Nueva York y cortesía de Art + Commerce, Nueva York.
Madeline H. Caviness
rales para alcanzar la identidad de género58. ble Touch, ofrece un contexto más amplio:
Los objetos de esta instalación, fabricados con
meticulosidad, (colchonetas de deporte La masculinidad en los tiempos moder-
cubiertas de tapioca, trineos de bloqueo utili- nos, es un ejemplo de prácticas identifica-
zados en entrenamientos de fútbol americano doras que se encuentran en constante
untados con gelatina de petróleo y taquillas de formación y deformación con relación a,
gimnasio destruidas fabricadas con plástico como mínimo, otros tres conjuntos de movi-
miento similar: la feminidad, los regímenes
rosa empleado normalmente para aparatos
sociales y las sexualidades marginales emer-
protésicos) definen la masculinidad en su rela-
gentes. En la masculinidad existe una bús-
ción con los deportes, el sexo y las funciones
queda definitiva de la autodefinición frente
metabólicas. Al utilizar estos objetos como ele-
a lo que no lo es, a menudo llegando a eli-
mentos de su obra, Barney interpreta diversos
minar no sólo a los otros sino a lo propio59.
papeles masculinos en vídeos que él mismo
rueda y exhibe en el propio espacio de la ins- Aquí se encuentra la inversión irónica que
talación … el rito contemporáneo de Barney nosotras, las viejas feministas, no comprendía-
de parodias heroicas de autocreación lo que mos, que alcanzar el equilibrio entre el poder y
busca es imitar, implicándose él mismo inten- el placer en el cuerpo masculino no fue más
cionadamente, en su papel de intérprete mas- fácil que para las mujeres que pretendían dotar
culino, en los propios rituales de la escena de poder a la iconografía vaginal, precisamente
masculina que pretende desenmascarar. porque el cuerpo masculino ya era fálico.
NOTAS on the Middle Ages and Modernity”, After the Conquest”, capítulo 2 de
organizado por Francisco Prado-Vilar, Caviness, Difference ([citado]).
5
* Traducción: INVOCA. Princeton University Society of Fellows Nota del Editor: en el contexto
1 in the Liberal Arts, en abril de 2005. del campo del armamento el término
El concepto se encuentra esque-
matizado en el inicio de mi monogra- Estoy sumamente agradecida por su inglés cock se corresponde con el cas-
fía digital: M. H. Caviness, Reframing invitación en la cual me permitió tellano ‘verga’.
6
Medieval Art: Difference, Margins, hablar dentro de un marco teórico a Ellen Lupton, “Power Tool for
Boundaries (Tufts University, 2001); mi gusto y por la animada discusión, the Dining Room: The Electric Carving
disponible en http://nils.lib.tufts.edu/ sugerencias, y el estímulo de los parti- Knife,” en J. Sanders (ed.), Stud:
Caviness. Corine Schleif y Aly Jordan cipantes, especialmente Kathy Biddick, Architectures of Masculinity (Princeton
organizaron sesiones sobre el tema en Jane Burns, Colum Hourihane, Natas- Architectural Press with the Princeton
el International Congress of Medieval ha Staller y Susan Stewart, entre otros. School of Architecture), New York,
3
Studies, Kalamazoo, mayo de 2006, y G. Finckh / S. v. Baranow-Mehl, 1996, 42-53.
7
varias de las intervenciones están pen- “Die ganze moderne Kunst “uber den S. Kay and M. Rubin, Framing
dientes de publicarse en la nueva Haufen zu werfen: Franz von Lenbach Medieval Bodies (Manchester, Eng-
revista digital Different Visions, inclu- und die Kunst heute”, en Ausstellung land, 1994); M. Camille, The Gothic
yendo un análisis de estos y otros Museum Morsbroich, Leverkusen, Idol: Ideology and Image-Making in
triángulos por Charles G. Nelson. Cologne, 2003, 136-37. Medieval Art, (Cambridge new art his-
2 4
He cortado y revisado esta cola- Here I synopsize part of the tory and criticism), New York, 1989,
boración a partir de una conferencia analysis provided in “Norman Knights, fig. 9.
8
impartida en el simposio titulado: Anglo-Saxon Women, and the “Third M. H. Caviness, “Patron or
“Illuminations: Theoretical Reflections Sex”: The Masculinization of England Matron: A Capetian Bride and a vade
mecum for her Marriage Bed”, en Wall, the Screen, and the Image: The se atan por encima de su cabeza (p.
Studying Medieval Women (N. Part- Vietnam Veterans Memorial”, en Tan- 140).
24
ner, ed.), Cambridge, Mass., 1993, gled Memories, Berkeley, 1997. Chicago, 1999, 145.
17 25
344, fig. 17. A. Jones / L. Cottingham (eds.), Loc. Cit.
9 26
Caviness, “Patron or Matron”, Sexual Politics: Judy Chicago’s “Dinner M. H. Caviness, Visualizing
342, 49, 53, figs. 12, 16, 18.; Etienne Party” in Feminist Art History (Los Women in the Middle Ages: Sight,
de Fougères, Le Livre des Manières, Angeles, CA: UCLA at the Armand Spectacle, and Scopic Economy, ed. R.
ed. R. A. Lodge (Geneva, 1979), versos Hammond Museum of Art and Cultur- M. Karras, The Middle Ages Series,
277-81. La traducción es propia. al Center in association with Universi- Philadelphia, 2001, figs. 66-80.
10 27
N. Felshin, No Laughing Matter ty of California Press), Berkeley, 1996, Cita de Caviness, Visualizing
(New York, 1991). La obra de Borofsky 81. Nancy Spero también se apropió Women, 37.
28
no aparece en el catálogo. En la Tufts de las formas de las Cícladas para su J. Lacan, Écrits: A Selection (A.
Univerity, en 1993, el espectáculo “To the Revolution, 1983” Gadon, Sheridan, ed.) (New York, 1977), 1-7,
estuvo cerca de ser suspendido por Goddess,178. Cheri Gaulke dirigió a 18-19. Un resumen sumamente claro,
otras razones políticas. Para Borofsky Susan Mayberry como Madre-Tierra con una referencia breve a Melanie
ver: Hood Museum of Art, Dartmouth con apariencia de Venus de Willendorf Klein como fuente de la idea de la
College, Subject(s): The Prints and en una pieza de performance “Revela- fragmentación de experiencias infanti-
Multiples of Jonathan Borofsky, 1982- tions of the Flesh” (Los Angeles 1985). les, es el de Toril Moi, Sexual/Textual
1991, exhibition catalogue by James Gadon, Goddess, 31, 32. Politics: Feminist Literary Theory, Lon-
18
Cuno, Hanover, N. H., 1992, 74-75. Gadon, Goddess, 1-107. Ver don, 1985, 99-101.
11 29
N. del E.: Stokely Carmichael también: M. Gimbutas, The Lacan, Écrits: A Selection, 11.
(1941-1998) fue un activista por los Civilization of the Goddess, San Dentro de las costumbres sociales que
derechos de la minoría negra en los Francisco, 1991. Chicago and Lucie- incluye y que están relacionadas con
Estados Unidos durante los años Smith, Women & Art,16-31, ch. 1 estas tendencias, se concentra en la
sesenta. La frase juega con el concep- “The Divine”. “relación entre el hombre y su propio
19
to ‘black power’ contraponiéndolo Frecuentemente introducida en cuerpo“ a través de ritos como “el
con ironía sexista al de ‘pussy power’. las ilustraciones de los manuales de tatuaje, la incision y la circuncisión”
12
B. Freitag, Sheela-Na-Gigs: Historia del Arte, la estatuilla de aunque no sea claro porqué especifica
Unravelling an Enigma (London, New Willendorf se ha hecho un icono de “en las sociedades primitivas“ – y
York, 2004), 52-67 & 68-118. los artistas y escritores que aquí se tra- omite la mutilación genital de la
13
La página web de Tara tan, e.g.: Gadon, Goddess, col. pl. 31; mujer. No piensa en el actual culto a
McLoughlin muestra algunos trabajos Chicago / Lucie-Smith, Women & Art, las reliquias, ni en la circuncisión en los
contemporáneos inspirados por Shee- 20. “avanzados” países occidentales.
20 30
las (http://www.members.tripod.com/ La pintura de Monica Sjoo’s J. Lacan, “Some Reflections on
~taramc/sheelas.html); la línea de estaba en el importante y temprano the Ego”, International Journal of Psy-
coristas de las Sheelas de Kilpeck por espectáculo feminista en la Swiss Cot- choanalysis 34 (1953), 13.
31
Nancy Spero es ingeniosa y alegre: E. tage Library de London, Five Women En relación con la obscenidad:
W. Gadon, The Once and Future God- Artists: Images of Womanpower: M. H. Caviness, “Obscenity and Alter-
dess, A Symbol for our Time (San Fran- Chicago / Lucie-Smith, Women & Art, ity: Images that Shock and Offend
cisco, 1989). 66. Chicago también emprendió una Us/Them, Now/Then?”, en Obscenity:
14
J. Chicago / E. Lucie-Smith, serie de imágenes de nacimiento: Social Control and Artistic Creation in
Women and Art: Contested Territory Gadon, Goddess, 324, fig. 159. the European Middle Ages (J. M.
21
(New York, 1999), 21; Gadon, God- Jones / Cottingham, eds., Sex- Ziolkowski, ed.), (Cultures, Beliefs and
dess, 280-82, fig. 142. Por otra parte, ual Politics: Judy Chicago’s “Dinner Traditions, vol. 4), Leiden, 1998, 156-
siento una conexión personal profun- Party” in Feminist Art History, 23-31. 57.
32
da con la obra de Mendieta y siempre trabajos recogidos en: “Bodily New York, Pierpont Morgan
sentiré su trágica y temprana muerte. Functions: Menstruation, Birth, Library, ms. M. 638, fol. 16v, ilus: Cavi-
15
N. del E.: Con los términos ‘slit’ Maternity”. ness, Visualizing Women, 142-48,
22
(hendidura) y ‘cleft’ (grieta) la autora Chicago / Lucie-Smith, Women figs. 65-66. Existe una importante lit-
hace una referencia sutil a la apertura & Art, 144, ilus. eratura feminista en torno a la mujer
23
vaginal. Finckh / Baranow-Mehl, “Die del levita (concubina/esposa), entre
16
W. J. T. Mitchell, “The Violence ganze moderne Kunst “uber den Hau- ellos: M. Bal, Death & Dissymetry: The
of Public Art: Do the Right Thing”, fen zu werfen: Franz von Lenbach und Politics of Coherence in the Book of
Critical Inquiry 16, no. 4/Summer die Kunst heute”, 139, yuxtapuesto Judges (Chicago, 1988). D. Wolfthal,
(1990): 880-99; M. Sturken, “The con una mujer desnuda cuyas manos “A Hue and a Cry: Medieval Rape
Madeline H. Caviness
N. Z. Davis, Society and culture
Bulletin 75 (1993). M. Meyer, “The A. M. Koldeweij, K. D. (eds.), Heilig en in early modern France: eight essays,
Levite’s Concubine: Imagining the Profaan 2: 1200 Laat-middeleeuwse Stanford, Calif., 1975.
Marginal Woman in Byzantine Socie- Insignes uit openbare en particuliere 47
M. H. Caviness, “A Son’s Gaze
ty”, Studies in Iconography 27 (2006), collecfties, Cothen, 2001. Una exce- on Noah: Case or Cause of Virilipho-
47-76. lente descripción de las interpreta- bia”, Settimane di Studio della Fon-
33
Para las exhibiciones y los ciones en: A. M. Kolddeweij, “Lifting dazione Centro Italiano di Studi
comentarios en torno a esta gran the Veil on Pilgrimage Badges”, en: sull’alto Medioevo 53 (2006), figs. 18,
obra, ver: J. Chicago, The Dinner Pilgrim Explored (J. Stopford, ed.), 19. Koldeweij and Willemsen, eds.,
Party: A Symbol of Our Heritage, Gar- York, 1999, 164-85. Más reciente- Heilig en Profaan, figs. 5, 13.
48
den City, N. Y., 1979; Jones and Cot- mente J. Koldeweij describe los ejem- Caviness, “Obscenity and
tingham, eds., Sexual Politics: Judy plos aquí incluidos como “parodias Alterity”, 165, fig. 25.
49
Chicago’s “Dinner Party” in Feminist eróticas”: “‘Shameles and Naked Jones / Cottingham (eds.), Sex-
Art History; J. Chicago and D. Wood- Images’: Obscene Badges as Parodies ual Politics: Judy Chicago’s “Dinner
man, The dinner party: from creation of Popular Devotion”, en: Art Party” in Feminist Art History, 87.
50
to preservation, London / New York, and Architecture of late medieval pil- C. Clover, “Maiden Warriors
2007. Ahora disfruta de una sede per- grimage in Northern Europe and the and Other Sons,” en Matrons and
manente en el Elizabeth A. Sackler British Isles (S. Blick, & R. Tekippe, ed.), Marginal Women in Medieval Society
Center for Feminist Art, Brooklyn Leiden, 2005, 506-509. (R. R. Edwards / V. Ziegler, ed.), Wood-
40
Museum, Nueva York, del que es con- M. Jones, “The Late-Medieval bridge, Suffolk / Rochester, New York,
servadora Maura Reilly. Dutch Pilgrim Badges”, en Carniva- 1995, 75-87.
34 51
M. R. Witzling, ed., Voicing our lesque (T. Hyman et al., eds.), London, S. C. Akbari, “Nature’s Forge
Visions: Writings by women artists, 2000, 98-101. Recast in the Roman de Silence“, en
41
New York: Universe, 1991, 219. A. Weir / J. Jerman, Images of Literary Aspects of Courtly Culture (D.
35
Witzling (ed.), Voicing our Lust: Sexual Carvings on Medieval Maddox / S. Sturm-Maddox, ed.),
Visions: Writings by women artists, Churches, London, 1986, pl. 59. Cambridge, 1994.
42 52
381-82. M. Rubin, Corpus Christi: The Caviness, “A Son’s Gaze on
36
Ver ilustraciones en: B. B. Eucharist in Late Medieval Culture, Noah”, 98-1026.
53
Rezak, “Women, Seals, and Power in Cambridge / New York, 1991 (reimpr., N. Bryson, “Géricault and
Medieval France, 1150-1350”, en 1994), 181. La fiesta fue declarada ‘Masculinity’”, en Visual culture:
Women and Power in the Middle Ages universal en 1317, pero solo gradual- images and interpretations (N. Bryson
(M. Erler / M. Kowaleski, ed.), Athens, mente fue añadida a los misales de / M. A. Holly / K. P. F. Moxey, ed.),
1988. H. Swarzenski, Monuments of toda Europa. Sin embargo Nicola Hanover, NH, 1993, 233.
54
Romanesque Art: The Art of Church McDonald está convencido de que la Caviness, “Obscenity and
Treasures in North-Western Europe (2ª vulva imita la mandorla de la Virgen Alterity”, 168-69, figs. 30, 31; Cavi-
ed.), London, 1967. en su Asunción, siguiendo la idea de: ness, “A Son’s Gaze on Noah”, 982-
37
J. Chicago / A. Nin, Fragments M. Jones, The Secret Middle Ages, 83, figs. 1, 2.
55
from the Delta of Venus (1ª ed.), New Stroud, 2002, 255. J. Kardon et al., Robert Map-
43 plethorpe: the perfect moment,
York, 2004. K. Lochrie, “Mystical Acts,
38 Philadelphia, Pa., 1990 (3ª ed.), 37,
Jones / Cottingham (eds.), Sex- Queer Tendencies”, en Constructing
ual Politics: Judy Chicago’s “Dinner Medieval Sexuality (K. Lochrie, P. 47.
56
Party” in Feminist Art History, fig. 140. McCracken, J. A. Schultz, ed.), Min- D. Hall, T. Laqueur, H. Posner,
39 Corporal Politics, Cambridge, 1992,
H. J. E. v. Beuningen / A. M. neapolis / London, 1977, 188-95.
44 42-43.
Koldeweij (eds.), Heilig en Profaan: C. W. Bynum, Jesus as Mother:
57
1000 Laat-middeleeuwse Insignes uit Studies in the Spirituality of the High Sanders (ed.), Stud: Architec-
de Collectie H. J. E. van Beuningen, Middle Ages, Publications of the Cen- tures of Masculinity, 21.
58
Cothen, Netherlands, 1993; A. M. ter for Medieval Studies, UCLA, Berke- Sanders (ed.), Stud: Architec-
Koldeweij / A. Willemsen (eds.), Heilig ley, 1982, 147-53. tures of Masculinity, 216-21.
59
en Profaan: Laatmiddeleeuwse 45
N. Morgan, “Longinus and the T. Smith (ed.), In Visible Touch:
insignes in cultuurhistorisch perspec- Wounded Heart”, en Wiener Jahrbuch Modernism and Masculinity, Chicago,
tief, Amsterdam, Van Soeren, 1995; B. für Kunstgeschichte (Köln, Weimar, Universsity of Chicago Press, 1997,
Spencer, Pilgrim souvenirs and secular 1993/1994), 507-18. J. F. Hamburger, 23.
badges (Medieval finds from excava- The Visual and the Visionary: Art and
tions in London, vol. 7), London, Female Spirituality in Late Medieval
1998; T. Hyman et al., Carnivalesque, Germany, New York, 1998, 460-464.
TEXTO ORIXINAL
Madeline H. Caviness
Tufts University
My recent work has been shaped by a triangular figure that is always in flux: In framing my interrogation of
high medieval cultural production (the medieval “object” is the apex of my triangle), I use contemporary critical
theories, and sometimes art works that generate those theories, as counter-points to historical or contextual
material (the converging sides of the triangle)1. Case studies can exert pressure on universal truth claims – such
as those of psychoanalysis, or of socialism; post-modern feminism has questioned the truth-claims of Freud and
Marx, revising their theories to demonstrate their historical and cultural contingency. And the workings of criti-
cal theory in relation to art produced in recent times can suggest new interpretations of work from a more dis-
tant past. It is in this triangular framework that I propose to read medieval and modern vaginal imagery
dialogically2.
My framework does not allow a facile juxtaposition of newer and older works, merely because of some per-
ceived similarity, of genre or subject matter, or style. By contrast, in 2003 an exhibition in Germany, Die ganze
moderne Kunst über den Haufen zu werfen: Franz von Lenbach und die Kunst heute, offered a popular pre-
sentism whereby von Lenbach’s late nineteenth-century paintings are seen to presage or resonate with those of
many contemporary artists. Under the rubric of “historical costuming and character-portraits,” the authors
incongruously juxtapose Matthew Barney, Cremaster 4: The Loughton Candidate (1994) with Franz von
Lenbach's Lavinia as Salome –he with large bestial ears, she holding aloft the platter with St. John' s head3. As
I hope to elucidate, Matthew Barney is among a long list of artists, most of them women, who have used their
own bodies in a struggle against phallocentric culture. I propose to trace some of those moves, with the help of
a few medieval objects.
In the 1970s feminism began to provide a purchase on a vexed issue in post-medieval cultural production:
societal unease with genitalia, male as well as female. The late eleventh-century Bayeux embroidery can alert us
to the probable longue durée of this attitude. The “right stuff” of the conquering Normans is inscribed in phal-
lic signs – spears, swords, tight uniforms, shaved necks – though they are allowed well endowed stallions as
hypervirile attributes4. Human genital virility and sexuality are exhibited only by the low-born, or by the to-be-
defeated Anglo-Saxons (exhibiting men “show up” under the ursurping Harold, and lewd couples hover like an
obscene battle cry over the heads of the Normans as they go out to engage battle). In the post medieval era
there has been some hesitant residue in metaphors concerning mechanical inventions: Flint-lock guns were read-
ied at half cock or full cock. Toilet tanks have a cock and ball device. And in theory though not in name, the
electric carving knife has been transvalued as an implement of remasculinization5.
The male part of humankind has long been considered the center of the universe, as in the representation
of the astronomical microcosm and macrocosm in a fourteenth-century French medical treatise. The man’s gen-
itals are linked to Mars and scorpio, to war and aggression (fig. 1)6. The legend in medieval bestiaries about the
unicorn that could only be caught when it laid its horned head in a virgin’s lap gave rise to images of double
penetration: The knight’s spear appears to stab his shield, that looks like a flower, as the virgin is deflowered (fig.
2)7. In writings of that time, the spear (and sword) are used as euphemisms for the penis, and lesbian love-mak-
ing is described as “jousting shield to shield without a lance” and as “one woman playing the hen the other the
cock”8. In 2005 a student in my seminar told me that the five year old boy she baby-sits for said in play with his
brothers, “My penis is just like a sword”.
Jonathan Borofsky created many satirical statements about the aggressive power of the military industrial
complex – but withdrew one such painting, entitled “Male Aggression Now Playing Everywhere,” from exhibi-
tion in 1991 during the First Oil War (Desert Storm) because he was afraid it would incite iconoclasm (fig. 3)9.
We still encounter an overwhelming residue of phallic power in movies, on bill boards, in sports, in computer
games, as well as in rockets and jet fighters.
Madeline H. Caviness
Feminist artists’ goals in the 70s and 80s were two-fold: to take back their bodies for their own enjoyment,
without shame or guilt, and to (re)invent a symbolic power for their genitalia that could equal phallic power. A
move we now think of as essentialist claimed the physical vulva as the center of this power – above all of the
power of gestation and birthing. But what would we call the symbolic level? Vulvic? Gynic? Uteric? Vaginal is
too literal, too tied to medical discourse, and Venereal even more so. Such aspirations were parodied by Stoke-
ly Carmichael as “pussy power,” his name for the African American women who worked with him in the Civil
Rights Movement.
There was one enigmatic medieval figure that could offer almost everything the feminist artists of the 70s
and 80s wanted, if only they had already known about multivalence and performativity: the “Sheela na Gig”
(fig. 4). Sheela like the Aussie for woman. Sheela na Gig resonating with Irish hags, witches on the wall, St.
Patrick’s wife, British clipper ships, female breasts and genitalia … a figure produced in the hundreds in western
Europe between the eleventh and the fifteenth century, perhaps with very ancient (certainly pre-Christian) roots,
and likely with continuing non-Christian functions10. The double power of the Sheela seems to have been gen-
erative and apotropaic. She is abject: At Kilpeck in Herefordshire, her displaced mouth is a vagina dentata, her
staring eyes captivate the viewer. On closer inspection, her vaginal teeth are her own fingers, stretching open
her vagina; she is not masturbating. She is Lacan’s ‘grand A’ which conveniently translates as ‘big O’ the open-
ing of woman, a well-guarded entrance that is the only exit into life. Sheelas are almost always over the head
of the viewer, on the church roofline, on the edge, or on the castle wall. If she can be reached, her vulva is worn
by touching, sometimes adorned by inserted stones.
Most of all, none of us have a clear purchase on her reason-to-be, her intentions, her patrons, her admirers,
her makers, or her femininity. That is her power – to confound us all. Resolutely anonymous and often undata-
ble, she is a cultural artifact that remains stubbornly mute and impersonal. She has the power of an archetype
to inspire new performances11. Ana Mendieta’s sensitive and charming reiteration, in a cave in Cuba (early
1980s), does not add significant new insights concerning vaginal power (fig. 5). Indeed, Mendieta annuls the
aggression of the ancient Sheelas, by reducing the open vagina to a slit floating between ambiguous thighs/legs,
and deprives the figure of its threatening eyes and hands – this despite the pre-Columbian goddess’s name “Old
Mother Blood”12. Even the in-your face positioning of the Sheelas is renounced in favor of a retreat into the caves
that were the originary site of female cults. It was not until Mia Lin’s “Vietnam Memorial” – a black slit in the
Washington Mall – that a cleft in the earth competed successfully with an elevated statue or with an obelisk.
Genital iconography is only a faint sub-text, though it may explain some of the initial outraged response to this
non-traditional memorial13.
Overt historicism could be quite misplaced. Among the many experiments and moves Judy Chicago made
was her “Goddess Figure Series” (1977)14. Many women wanted to believe that before the Judaism of the
prophets, before the Greek gods, before Christianity, before Islam – all male-dominated religions – there had
been a golden age of goddesses and priestesses15. Perhaps so. But whatever figurines like “Venus of Willendorf”
meant to European peoples thousands of years ago, they are objects of curiosity to us now16. Fecundity (assum-
ing that is what figurines like this one alluded to) is certainly an issue for many modern viewers and has lately
been greatly aided by scientific and social advances, but the greatest struggle for women’s rights is now a
woman’s right to choose whether to prevent her own body conceiving, and whether to carry a fertilized egg to
term.
The project of the 1970s and 80s most often concentrated on taking back the body through images of
birthing, and of masturbation, forming together an oxymoron according to old and new dictums of the Roman
Church that proscribe non-generative sexual play (figs. 6, 8)17. Menstruation was also figured in art as part of the
vaginal project18. Such radical corporeality always questioned whether the display of female bodily parts could
claim either phallic power or freedom from the hegemony of the gaze.
It is well-known that in 1866 Gustave Courbet worked on commission from a wealthy Turkish collector to
make his realist “Origin of the World” (fig. 7). I always think there is a tinge of Orientalism in the telling of exact-
ly who desired this painting of a white woman, keeping it behind curtains and all. The description by Maxime
du Camp quoted by Chicago and Lucie-Smith, not only describes a green veil but claims that the “woman, life-
size, seen from the front,” has no thighs, stomach, hips or chest ( in addition to the actual lack of “the feet, the
legs … the hands, the arms, the shoulders, the neck, and the head”)!19 He apparently retained only the shock
of seeing a pubic bush that, he projected, “moved and convulsed”. Such was the power of the male gaze, col-
luding with a male artist who he says worked “con amore” to bring a painted Copelia to orgasm. The origin of
the world is not a birthing, but a coupling. And of course the painting had the perfect later owner in Jacques
Lacan, since it seems to confirm that women, frozen in a pose that binds them to the realm of the corporeal,
cannot enter the symbolic order.
Tracey Emin’s nude entitled “Oh oh oh oh oh Yea,” dated 1997, is reduced to one sensation – her own hand
on her labia (fig. 8 )20. This is a masturbatory gesture, not the birthing position of “Sheela na Gig,” but it gives
the appearance of autonomy, even self-absorption. Yet, how do we know the model was not performing for a
voyeur, the inevitable viewing position of the work? How does this drawing, once in the performative space of
the public domain, give back a woman’s intimate connection to her own body? This is not the commanding pres-
ence of the “Sheela na Gig” that thwarts sexual desire and instates the power of the Other.
Similarly, inscription of autobiographical pain in Hannah Wilke’s self-photographs as she died of cancer in
1992 depend on the viewer’s knowledge that she took the photographs, that her pathos was not exploited by
some (male or female) photographic voyeur, that her body was not colonized (fig. 9)21. Such images place in
question whether self-representation necessarily give women agency. The irony – as Lucie-Smith acknowledged
-- is that the explicitness of the exhibiting pose owes much of its liberation to the pop-porn art of painters like
Tom Wesselmann who created his “Great American Nude” series in the 1960s (fig. 10)22. So were artists like Han-
nah Wilke merely colluding with male desire by giving heterosexual viewers what they wanted, much as the free
love movement had in the 1960s and as Courbet had in the 1860s? Our Sheela is not so easily available.
The real move toward female phallic power was made through fragmentation of the body.
In my book, Visualizing Women in the Middle Ages: Sight, Spectacle and Scopic Economy, I juxtaposed some
works by Kiki Smith, Francesca Woodman, and Judy Chicago, with medieval representations of “bodies in
bits”23. I suggested that fragmentation could take back women’s bodies from the economy of the gaze, and rep-
resent them as own-ed experience24:
“According to Lacan's account, before we experience ourselves as whole beings we see our body parts, and
those of the adults closest to us, in fragmented views; the ideal unity of the body is perceived only in the mirror
phase, at about six months25. Lacan associated ‘images of the fragmented body’ that return to the analysand's
imagination, such as ‘images of castration, mutilation, dismemberment, dislocation, evisceration, devouring,
bursting open of the body,’ with ‘the elective vectors of aggressive intentions;’ he commented on the prevalence
of such imaginings in children between the ages of two and five26. He also reported patients who had dreams
of ‘the image of the body in bits and pieces (imago du corps morcelé)’27. Couched in these terms, the body-in-
bits sounds nightmarish, and it would seem that maturity brings a ‘wholesome’ perception of corporeal unity”.
Yet I argued that the complete view that is integral to the “mirror phase” was not welcome to women if
they were subjected to an aggressive gaze, and that self-representation in fragments may have been used by
some artists to de-eroticize the body. Kiki Smith’s partial female figures offer resistance to the desiring gaze, their
textures as well as their dismemberment thwarting the pleasure principle28.
In a very different culture, the thirteenth-century illustrators of the Bible Moralisée in Vienna, and in a slight-
ly later Bible Picture Book in the Morgan Library, show the Levite of Judges 19 dismembering the body of his
concubine in order to re-encode it as a message; she had died through being gang-raped, her body was unclean,
but the severed pieces could call for revenge29. Regardless of the authorial agency of Kiki Smith (if it is even per-
ceptible in the end product), and the fact that the Levite’s concubine is visibly subjected to male butchery, the
end result is quite similar: female bodies are removed from the scopic economy of eros. In making this kind of
claim I am not necessarily concerned about historical continuities or connections – I am not source-hunting in
the middle ages, rather I accept some degree of universality in psychoanalytic theory.
Judy Chicago’s project of the 1970s and ’80s concentrated on what she called “vaginal iconography,” or
“cunt images”. In my view it is the most successful of her moves, even if the totalizing project of the Dinner
Party now appears over determined30. She and her co-workers inscribed an iconic power in some of the individ-
ual plates (fig. 11). Chicago’s metaphor for the process of creating this iconography was “Through the flower”.
Georgia O’Keefe’s disavowal of genital reference in her hyperfloral images is well known: In 1939 she wrote: “A
flower is relatively small. Everyone has many associations with a flower--the idea of flowers. ... [but people would
not notice it small] So I said to myself--I'll paint what I see--what the flower is to me but I'll paint it big and they
will be surprised into taking time to look at it ... Well--I made you take time to look at what I saw and when you
took time to really notice my flower you hung all your associations with flowers on my flower and you write
about my flower as if I see what you think and see of my flower--and I don't" (fig. 12)31 Chicago’s superbly vagi-
nal “Georgia O’Keefe Plate” seems a just comment on this obfuscation (fig. 11).
In 1974, Chicago developed her “through the flower” theme in an autobiographical work called Female
Madeline H. Caviness
Rejection Drawing, also worked into a lithograph. She described the process, with a tinge of disavowal, as if it
were unconscious: “In trying to "peel back” the structure I have used in my work because I felt I had to "hide"
the real content, I found myself making a vaginal form. I was not so interested in drawing a cunt but there is a
big gap between my feelings as a woman and the visual language of the male culture”32. By calling these vagi-
nal forms “central core imagery” she seems to confront phallo-centrism.
In her single small ceramic piece of 1974 she reached for the iconic, by isolating something like a vulva, and
naming it The Cunt as Temple, Tomb, Cave or Flower (fig. 13). The inscription around the icon resonates with
coins and seals, authenticating the image and the object33. And it reads like the string of appellates in an
antiphon to the Virgin Mary: Regina Coeli, Stella Maris, Genetrix etc. Yet the feminine has been reduced to the
decorous if not the decorative, just as Mary is deprived of sexuality.
As with the whole-body female nude, the new cunt images could be re-sexualized, but only at the peril of
becoming smut. The addition of pubic hair in Chicago’s Delta of Venus book of 1975 (and on other pages, a
masturbatory hand, a lover’s tongue and so on) has put the book in the slammer, the X-cage of the Harvard
Library – readers may not take the book out of the building (fig. 14)34. Tee Corinne’s Cunt Coloring Book of 1975
perhaps goes more in the direction of the Vagina Monologues that give voice to female desire, but the drama-
tist was wise not to stage talking cunts in the United States of the twentieth century, even though the fabliaux
could have been claimed as a historical antecedent 35.
For female preformativity and agency we have to turn to late medieval carnival. Only in recent decades have
scholars collected, studied and published large numbers of the so-called pilgrim badges that are typically found
in the mud and ooze of river banks and urban settlements (figs. 15, 16)36. Each publication revises our notion of
medieval cultural practice and production -- in my Visualizing Women book I surmised that powerful images of
the isolated vulva did not exist in the middle ages. I discovered the examples used here in the London exhibition
catalogue Carnivalesque, since the extensive catalogues of the van Beuningen Collection in Cothen (Netherland)
were not readily available in the U.S.A.37
In case the identity of the vesica-shaped central core is in doubt, it might be compared with the Sheela’s
vulva (fig. 4), or it with a more “ naturalistic” thirteenth-century Sheela in the great monastic church for women,
Sainte-Radegonde in Poitiers38. The well-turned out cunt on the late medieval trinket sports a pilgrim’s hat and
staff, but I don’t think we should imagine even the Wife of Bath wearing such an emblem on the pilgrim roads
(fig. 15). The brooch lampoons pilgrimage. It resonates with clerical criticisms of loose women setting out on
such adventures in the name of piety (much of course as Chaucer mocked the Wife of Bath). Yet in turning the
world upside down it gives agency to pussy power. We laugh with this twat, not at it. It is part of a discourse of
genitals as metonymies for the whole, which goes at least as far back as the twelfth and thirteenth-century fabli-
aux. In those stories it is quite common for male and female genitals to have an independent existence, talking
and acting apart from the rest of the body.
On another eye-catching trinket, three up-standing pricks act as bearers to a vagina in a blasphemous parade
(fig. 16). Their heads lampoon those of tonsured clerics, and I have claimed that the vulva must allude to the
popular cult of the bleeding wound of Christ, part of the feast of Corpus Christi that was introduced into the
church calendar in the fourteenth century (fig. 17)39. Such popular imagery in the street escaped the rigors of
the church, or was tolerated at Mardi Gras when carnival turned the world upside down. These schmucks or
conneries could be worn in many different contexts – humorous and bawdy as well as more serious -- some
brooches were probably worn to ward off evil. This one could be a fertility talisman. Or a brothel sign.
Christ’s wounds were often referred to in devotional literature as open mouths. In referencing the wound of
Christ this brooch seems to me to confirm Karma Lochrie’s reading of such a passage in a late medieval mysti-
cal treatise to invoke Lesbian sex (mouth on mouth)40. As Caroline Bynum has shown in her book on Jesus as
Mother, the bleeding body of Christ appropriated the nurturing breast -- blood and milk being viewed as one
substance in the Middle Ages; hence his blood used to nurture the faithful through the Eucharist is like nurtur-
ing milk41. Now it seems clear that, pace recent devotional writers such as Jeffrey Hamburger and Nigel Morgan,
his bleeding wound also appropriated that other life-giving mouth that women have42.
Such density and multivalence as I find in this little trinket were unleashed by infringing multiple taboos – not
only of polite language, genital nudity and ritual solemnity, but also the gender hierarchy, and the iconic. I am less
certain than Natalie Zemon Davis that such infringements ultimately reinforce societal order – unlike carnival per-
formances, these trinkets were kept around43. Any energy that might have derived from challenging the taboo, is
somehow dissipated in Chicago’s over-determined series of vaginal icons, that sacrificed performativity to politics.
Delta of Venus, and Robert Gober in a wallpaper design, use floating genital bits to conjure homosexual as well
Madeline H. Caviness
as heterosexual practices53. In the text for Delta, by porn writer Anaïs Nin this is made explicit – as in the inter-
acting tongues and mouths of some of the images. Yet the female gaze had been so little considered that its
possibility had remained latent in the more public work of Chicago. Gober’s parody of those effete wall papers
that have architectural fragments in fine white line, adds the anus as site of desire.
I return to Matthew Barney, an artist whose work I found unintelligible and somewhat repulsively self-indul-
gent until I worked through the issues in this paper (fig. 22). I had just begun to perceive the nature of his prob-
lem with masculinity when I read this by Joel Sanders in the introduction to a collection entitled Stud54:
“Artist Matthew Barney takes this consideration of masculine performativity as the overcoming of physical
obstacles even further, unveiling masculinity as an overt challenge -- a trial performance under constant pressure
and anxiety. Barney's OTTOshaft, an installation mounted in the concrete parking garage at Documenta IX (Kas-
sel), investigates how the mainstays of masculinity present literal obstacles to the achievement of gender iden-
tity55. This installation's meticulously crafted objects exercise mats covered in tapioca, blocking sleds used in
football training lathered in petroleum jelly, and collapsed gym lockers made of pink plastic typically used for
prosthetic devices) define masculinity in its relation to sports, sex, and metabolic functions. Using these objects
as performance props, Barney enacts a variety of masculine roles for the videos that he both shoots and displays
within the installation space itself. … Barney's contemporary rite of heroic self-fashioning parodies what it seeks
to impersonate, intentionally implicating himself, in his role as male performance artist, in the very rituals of mas-
culine display he aims to unmask”.
Terri Smith, in his edited collection, In Visible Touch, gives a broader context: “Masculinity in modernity, is
an example of identificatory practices which are in constant formation and deformation in relation to at least
three other similarly mobile ensembles: feminity, social regimes, and the emergent marginal sexualities. There is
a definitive searching within masculinity for self-definition against that which is not itself, often to the edge of
obliterating not only its others but itself”56. Here is the ironic inversion that we older feminists did not under-
stand – that balancing power and pleasure in the male body is no easier than it was for the women who sought
an empowering vaginal iconography, precisely because the male body was already phallic.
NOTES tions on the Middle Ages and Moder- Sex”: The Masculinization of England
nity” organized by Francisco Prado- After the Conquest”, chapter 2 of
1
The concept is approximately Vilar, Princeton University Society of Caviness, Difference ([cited]).
5
diagramed at the opening of my e- Fellows in the Liberal Arts, April, 2005. Ellen Lupton, “Power Tool for
book: M. H. Caviness, Reframing I am extremely grateful for his liberat- the Dining Room: The Electric Carving
Medieval Art: Difference, Margins, ing invitation to speak within any the- Knife”, in J. Sanders, ed., Stud: Archi-
Boundaries (Tufts University, 2001 oretical framework, and for the lively tectures of Masculinity (New York:
[cited 2001]); available from discussion, critical feed-back, and Princeton Architectural Press with the
http://nils.lib.tufts.edu/Caviness.. encouragement of participants, espe- Princeton School of Architecture,
Corine Schleif and Aly Jordan organ- cially Kathy Biddick, Jane Burns, 1996), 42-53.
6
ized sessions around the theme at the Colum Hourihane, Natasha Staller, S. Kay and M. Rubin, Framing
International Congress of Medieval and Susan Stewart, among others. Medieval Bodies (Manchester, Eng-
3
Studies, Kalamazoo, May 2006, and G. Finckh and S. v. Baranow- land, 1994).; M. Camille, The Gothic
several of the papers are forthcoming Mehl, “Die ganze moderne Kunst Idol: Ideology and Image-Making in
in the new on-line journal Different “uber den Haufen zu werfen: Franz Medieval Art, (Cambridge new art his-
Visions, including an analysis of this von Lenbach und die Kunst heute”, in tory and criticism) (New York, 1989),
and other triangles by Charles G. Nel- Ausstellung Museum Morsbroich, Lev- fig. 9.
7
son. erkusen (Cologne, 2003), 136-37. M. H. Caviness, “Patron or
2 4
I have cut and revised this paper Here I synopsize part of the Matron: A Capetian Bride and a vade
from one given in a symposium enti- analysis provided in “Norman Knights, mecum for her Marriage Bed”, in
tled “Illuminations: Theoretical Reflec- Anglo-Saxon Women, and the “Third Studying Medieval Women, ed. N.
Partner (Cambridge, MA, 1993), 344, Goddess, 178. Cheri Gaulke directed that the child experiences fragmenta-
fig. 17. Susan Mayberry as Mother Earth in tion, is that of Toril Moi, Sexual/Textu-
8
Caviness, “Patron or Matron”, the guise of the Venus of Willendorf in al Politics: Feminist Literary Theory,
342, 49, 53, figs. 12, 16, 18.; Etienne a performance piece “Revelations of London, 1985, 99-101.
26
de Fougères, Le Livre des Manières, the Flesh” (Los Angeles 1985). Gadon, Lacan, Écrits: A Selection, 11.
ed. R. A. Lodge (Geneva, 1979), vers- Goddess, 31, 32. Among social customs he lists that
15
es 277-81. The translation is my own. Gadon, Goddess, 1-107. See relate to these tendencies, he concen-
9
N. Felshin, No Laughing Matter also M. Gimbutas, The Civilization of trates on the “relation between man
(New York, 1991). The Borofsky does the Goddess (San Francisco, 1991). and his own body” in rites such as
not appear in the catalogue. At Tufts Chicago and Lucie-Smith, Women & “tattooing, incision, and circumcision”
Univerity in 1993 the show was nearly Art, 16-31, ch. 1 “The Divine”. though it is not clear why he specifies
16
cancelled for other political reasons. Frequently illustrated in text- “in primitive societies” – and he omits
For Borofsky, see: Hood Museum of book surveys of art history, the fig- genital mutilation of the female. He
Art, Dartmouth College, Subject(s): urine from Willendorf became an icon does not think of the present day cult
The Prints and Multiples of Jonathan of the artists and writers discussed of relics, nor of circumcision, in
Borofsky, 1982-1991, exhibition cata- here, e.g.: Gadon, Goddess, col. pl. “advanced” western countries.
27
logue by James Cuno, Hanover, N.H., 31, Chicago and Lucie-Smith, Women J. Lacan, “Some Reflections on
1992, 74-75. & Art, 20. the Ego”, International Journal of Psy-
10 17
B. Freitag, Sheela-Na-Gigs: Monica Sjoo’s painting was in choanalysis 34 (1953): 13.
28
Unravelling an Enigma (London, New the important early feminist show at As discussed in relation to
York, 2004), 52-67 & 68-118. the Swiss Cottage Library in London, obscenity: M. H. Caviness, “Obscenity
11
Tara McLoughlin’s web site Five Women Artists: Images of Wom- and Alterity: Images that Shock and
shows some of the contemporary anpower: Chicago and Lucie-Smith, Offend Us/Them, Now/Then?”, in
works inspired by Sheelas Women & Art, 66. Chicago also Obscenity: Social Control and Artistic
(http://www.members.tripod.com/~ta embarked on a series of birthing Creation in the European Middle
ramc/sheelas.html ); a chorus line-up images: Gadon, Goddess, 324, fig. Ages, ed. J. M. Ziolkowski, (Cultures,
of Kilpeck Sheelas by Nancy Spero is 159. Beliefs and Traditions, vol. 4) (Leiden,
18
witty and light-hearted: E. W. Gadon, Jones and Cottingham, eds., 1998), 156-57.
29
The Once and Future Goddess, A Sym- Sexual Politics: Judy Chicago’s “Dinner New York, Pierpont Morgan
bol for our Time (San Francisco, 1989). Party” in Feminist Art History,#23-31. Library, ms. M.638, f. 16v, illus: Cavi-
12
J. Chicago and E. Lucie-Smith, grouped works around “Bodily Func- ness, Visualizing Women,142-48, figs.
Women and Art: Contested Territory tions: Menstruation, Birth, Maternity”. 65-66. There is a substantial feminist
19
(New Yoirk, 1999), 21.; Gadon, God- Chicago and Lucie-Smith, literature on the Levite’s women (con-
dess,280-82, fig. 142. On other Women & Art,144, illus. cubine/wife), including: M. Bal, Death
20
grounds, I do have a deep personal Finckh and Baranow-Mehl, & Dissymetry: The Politics of Coher-
response to the works of Mendieta, “Die ganze moderne Kunst “uber den ence in the Book of Judges (Chicago,
and I will always feel acutely her trag- Haufen zu werfen: Franz von Lenbach 1988). D. Wolfthal, “A Hue and a Cry:
ic early death. und die Kunst heute”, 139, juxta- Medieval Rape Imagery and Its Trans-
13
W. J. T. Mitchell, “The Violence posed with a female nude whose formation”, Art Bulletin 75 (1993). M.
of Public Art: Do the Right Thing,” hands are tied above her head (p. Meyer, “The Levite’s Concubine: Imag-
Critical Inquiry 16, no. 4/Summer 140). ining the Marginal Woman in Byzan-
21
(1990): 880-99.; M. Sturken, “The Chicago, 1999, 145. tine Society”, Studies in Iconography
22
Wall, the Screen, and the Image: The Loc. Cit. 27 (2006): 47-76.
23 30
Vietnam Veterans Memorial”, in Tan- M. H. Caviness, Visualizing For exhibitions and commen-
gled Memories (Berkeley, 1997). Women in the Middle Ages: Sight, tary on this magnum opus, see: J.
14
A. Jones and L. Cottingham, Spectacle, and Scopic Economy, ed. R. Chicago, The Dinner Party: A Symbol
eds., Sexual Politics: Judy Chicago’s M. Karras, The Middle Ages Series of Our Heritage (Garden City, N. Y.,
“Dinner Party” in Feminist Art History (Philadelphia, 2001), figs. 66-80. 1979); Jones and Cottingham, eds.,
24
(Los Angeles, CA: UCLA at the I quote here from Caviness, Sexual Politics: Judy Chicago’s “Dinner
Armand Hammond Museum of Art Visualizing Women, 37. Party” in Feminist Art History; J. Chica-
25
and Cultural Center in association J. Lacan, Écrits: A Selection, go and D. Woodman, The dinner
with University of California Press trans. A. Sheridan (New York, 1977), party: from creation to preservation
Berkeley, 1996), 81. Nancy Spero also 1-7, 18-19. An extremely clear synop- (London; New York, 2007). It now has
appropriated Cycladic forms for her sis, with a fleeting reference to a permanent home at the Elizabeth A.
“To the Revolution, 1983” Gadon, Melanie Klein as the source of the idea Sackler Center for Feminist Art, Brook-
lyn Museum, N.Y., under the curator- ed here as “erotic parodies”: on Noah: Case or Cause of Virilipho-
Madeline H. Caviness
ship of Maura Reilly. “‘Shameles and Naked Images’: bia,” Settimane di Studio della Fon-
31
M. R. Witzling, ed., Voicing our Obscene Badges as Parodies of Popu- dazione Centro Italiano di Studi
Visions: Writings by women artists lar Devotion”, in Art and Architecture sull’alto Medioevo 53 (2006): figs. 18,
(New York: Universe, 1991), 219. of late medieval pilgrimage in North- 19. Koldeweij and Willemsen, eds.,
32
Witzling, ed., Voicing our ern Europe and the British Isles, ed. S. Heilig en Profaan, figs. 5, 13.
45
Visions: Writings by women artists, Blick & R. Tekippe (Leiden, 2005), 506- Caviness, “Obscenity and Alter-
381-82. 509. ity”, 165, fig. 25.
33 37 46
For ample illustrations: B. B. M. Jones, “The Late-Medieval Jones and Cottingham, eds.,
Rezak, “Women, Seals, and Power in Dutch Pilgrim Badges”, in Carniva- Sexual Politics: Judy Chicago’s “Dinner
Medieval France, 1150-1350”, in lesque, ed. T. Hyman, et al. (London, Party” in Feminist Art History, 87.
47
Women and Power in the Middle 2000), 98-101. C. Clover, “Maiden Warriors
38
Ages, ed. M. Erler and M. Kowaleski A. Weir and J. Jerman, Images and Other Sons”, in Matrons and Mar-
(Athens, 1988). H. Swarzenski, Monu- of Lust: Sexual Carvings on Medieval ginal Women in Medieval Society, ed.
ments of Romanesque Art: The Art of Churches (London, 1986), pl. 59. R. R. Edwards and V. Ziegler (wood-
39
Church Treasures in North-Western M. Rubin, Corpus Christi: The bridge, Suffolk, and Rochester NY,
Europe, 2nd ed. (London, 1967). Eucharist in Late Medieval Culture 1995), 75-87.
34 48
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35
Jones and Cottingham, eds., only gradually added to prayer books D. Maddox and S. Sturm-Maddox
Sexual Politics: Judy Chicago’s “Dinner throughout Europe. Nicola McDonald, (Cambridge, England, 1994).
49
Party” in Feminist Art History, fig. 140. however, is thoroughly convinced that Caviness, “A Son’s Gaze on
36
H. J. E. v. Beuningen and A. M. the vulva mimics the mandorla of the Noah”, 98-1026.
50
Koldeweij, eds., Heilig en Profaan: Virgin at her Assumption, following N. Bryson, “Géricault and
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41
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52
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55
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56
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1999), 164-85. Most recently J. Kold- (Stanford, Calif., 1975). 23.
44
eweij describes the examples illustrat- M. H. Caviness, “A Son’s Gaze
Víctor Mínguez
Universitat Jaume I
RESUMEN
En el siglo XVI la aparición de los nuevos Estados, el auge de los tratados políticos y la plenitud del arte Rena-
centista son las circunstancias que dan pie a una nueva iconografía del poder adecuada para representar a los
monarcas de la Edad Moderna. Pero al lado de las imágenes propagandísticas que invaden los espacios públicos
y privados de las ciudades europeas y americanas, y de manera casi subrepticia, empiezan a circular también
representaciones satíricas de la realeza en medallas, dibujos y grabados que, haciendo uso de la transgresión y
de la provocación, contribuirán a demoler durante los siglos siguientes el aparato retórico que envuelve y prote-
ge la institución monárquica. El humor se convertirá en un arma subversiva y eficaz en la incesante guerra de
imágenes.
ABSTRACT
In the XVIth century the emergence of new States, the upsurge in the number of political treaties and the plen-
itude of Renaissance art were circumstances that ushered in a new iconography of power, one that was tailored
in order to represent the monarchs of the Modern Age. Yet at about the same time that these propagandistic
images invaded the public and private spaces of Latin American and European cities, almost surreptitiously so,
there began to circulate satirical portrayals of the royalty in medals, drawings and etchings, representations that
sought to transgress and provoke, and which contributed in the centuries that followed to the collapse of the
rhetorical apparatus surrounding and protecting the institution of monarchy. Humour would become a subver-
sive and effective weapon in the ceaseless war of images.
La primera mitad del siglo XVI resultó ser la Guerra de las dos Rosas entre la casa de Lan-
decisiva para la construcción ideológica y visual caster y la de York ha llevado al trono a la dinas-
de la imagen de las monarquías europeas en la tía Tudor; en España la política unificadora de
Edad Moderna. Por varias razones. En primer Fernando de Aragón e Isabel de Castilla ha con-
lugar estos años van a conocer la aparición y seguido reunir bajo su control la mayor parte de
consolidación de los nuevos Estados que susti- la península Ibérica. Estos tres países avanzan
tuyen los viejos reinos medievales: en Francia ha rápidamente hacia su conversión en Estados
concluido la Guerra de los Cien Años y los Valois Modernos. Una segunda razón tiene que ver
gobiernan un país unido; en Inglaterra el fin de con la aparición de un pequeño y celebérrimo
libro, El Príncipe (Roma, 1532), escrito por el años decisivos para la recién nacida monarquía
secretario florentino Nicolás Maquiavelo. Esta hispánica, integrada en estos momentos en el
obra va a iniciar un profundo debate intelectual imperio, pues coinciden con la exploración, con-
para intentar definir las virtudes y cualidades quista y colonización de América. Años en que
que deben detentar los nuevos gobernantes. se recorre ese ignoto Nuevo Mundo, se con-
Pronto docenas de espejos de Príncipes escritos quistan los reinos de México, Perú y Chile, se
por autores adscritos a muy diversas corrientes fundan cientos de ciudades, se construyen
ideológicas reflexionarán arduamente sobre minas y caminos, se abren universidades, etcé-
esta cuestión. En tercer lugar, y paralelamente a tera. Años en definitiva en que el mundo occi-
los dos procesos anteriores, el arte moderno dental ve doblarse su territorio, crecer su
surgido de la Italia del Renacimiento, puesto al población y multiplicarse sus recursos. Nunca
servicio de la imagen del poder, construye todo como hasta este momento había sido tan nece-
un nuevo sistema iconográfico para representar saria construir y proyectar la imagen de la
a los nuevos monarcas. La imagen del gober- monarquía, una imagen que aglutinara en
nante renacentista se proyecta rápidamente en torno a ella a todos los súbditos y garantizase su
la sociedad: retratos pintados, esculturas urba- lealtad.
nas, monedas y medallas, imágenes incorpora- En la segunda mitad del siglo la nueva ima-
das a las arquitecturas efímeras que invaden gen de los monarcas europeos ya aparece defi-
calles y plazas con motivo de fiestas y espectá- nida claramente, enriquecida ahora por la
culos, grabados y libros, etcétera. Pero junto a militancia religiosa derivada del Concilio de
las efigies pretendidamente veraces de los prín- Trento. Emblemas, jeroglíficos, pinturas, tapices,
cipes encontramos también sus representacio- medallas y esculturas han divulgado la gramáti-
nes simbólicas: la heráldica, la alegoría, la ca de los nuevos retratos de poder, así como
mitología y la emblemática multiplican la pre- determinadas imágenes simbólicas de gran
sencia del monarca en la ciudad y a la vez la éxito comunicativo como el Sol, el león o el
dotan de densos contenidos ideológicos. De águila que aparecerán una y otra vez acompa-
nuevo un libro publicado estos años establece ñando la imagen real o sustituyéndola metafóri-
un punto de partida: el Emblematum libellus, de camente. Durante los siglos siguientes y
Andrea Alciato (Augsburgo, 1531). Si bien partiendo de estos modelos, artistas, poetas,
antes de Alciato la literatura emblemática ya intelectuales, academias, comités o autoridades
existía de la mano de jeroglíficos y divisas, es la al servicio de la imagen áulica ampliarán, super-
aportación de este jurista formado en Bolonia la visarán y controlarán las representaciones artís-
que establece el modelo para cientos de libros ticas de la realeza y el enorme aparato de
de emblemas publicados a continuación en propaganda que le es propio, un aparato que
todas las lenguas europeas. Rápidamente sur- abarca prácticamente todas las esferas de la
gen libros de emblemas de contenido exclusiva- vida social del Antiguo Régimen: las artes plás-
mente político –como los de Saavedra Fajardo o ticas, la música y la literatura, la arquitectura y
Solórzano– donde la imagen y la palabra se el urbanismo, la fiesta y la ceremonia.
combinarán para construir imágenes simbólicas Pero junto a este inmenso despliegue de
del gobernante. imágenes propagandísticas de la monarquía
Todo este amplio y complejo proceso que que invaden las cortes y las ciudades europeas y
tiene lugar en la primera mitad del siglo XVI y en americanas podemos encontrar, aquí y allá, dis-
el que se entremezclan la política, la propagan- persas y secretas, desde el siglo XVI al XIX,
da y el arte coincide en el tiempo con la vida del determinadas imágenes subversivas y transgre-
emperador Carlos V (1500/1558), el héroe del soras que recurriendo al humor, a la provoca-
siglo, a cuyo servicio trabajaron numerosos ción, a la sátira, al erotismo o a la escatología
escritores y artistas empeñados en construir y ofrecen una imagen muy distinta de los reyes
difundir una imagen adecuada del nuevo césar, del absolutismo. Puede ser una medalla acuña-
en la que se combinaban la mitología imperial, da en un país enemigo, o un grabado impreso
la tradición cristiana y la cultura humanista. Son en una imprenta clandestina o unos dibujos que
circulan subrepticiamente. De la misma manera no, a través de autores tan diversos como Juan
Víctor Mínguez
que en el ámbito de la literatura existieron opús- Ruiz, el Arcipreste de Hita, Miguel de Cervantes,
culos, panfletos, pasquines y poemas críticos Luis de Góngora o Francisco de Quevedo.
con la monarquía, también en el universo de las Sin embargo, es en el Renacimiento cuando
imágenes se realizó una contraimagen de la la burla se convierte en categoría artística. De la
imagen oficial. Los intereses que hay detrás de misma manera que, como he recordado, la cul-
estas imágenes grotescas son muy diversos tura humanista conocerá la aparición de los
–aunque siempre se explican políticamente–, y Estados Modernos, de los príncipes políticos, de
abarcan desde una conspiración interna de des- la nueva iconografía áulica, y de los tratados
contentos a una conjura de enemigos externos. sobre teoría política, también es el momento en
Los motivos aparecen disfrazados de razones que la risa pasa a ser una experiencia vital en la
religiosas, morales o ideológicas. Pero aunque sociedad europea. Lo expresa acertadamente
las motivaciones aparentemente sean distintas, José Emilio Burucúa: “Es cosa adquirida y pro-
la intención siempre es la misma: ridiculizar a un bada por la ciencia histórica que los siglos del
determinado monarca, príncipe o emperador Renacimiento fueron una época crucial, por la
mediante una imagen burlesca. densidad y por la multiplicidad de los fenóme-
De igual manera que los pintores naturalis- nos involucrados, en la experiencia europea de
tas del Barroco se distanciaron del ideal rena- la risa (…) la hilaridad renacentista se vio coro-
centista de la belleza clásica al incorporar en sus nada por una forma sublime de lo cómico
lienzos personajes extravagantes como enanos, expresada en una risa sagrada que tuvo dos ver-
lisiados, mujeres barbudas o borrachos, creando tientes: la cristiana, que cultivaron Erasmo,
una estética ridícula que provocaba la risa del Folengo y Rabelais, entre otros, y la metacristia-
que contemplaba la obra1, los artistas –conoci- na, que vislumbró Giordano Bruno”2. Burucúa
dos, anónimos o camuflados con seudónimos– recuerda como, pese a los precedentes clásicos
que realizan estas imágenes grotescas de la en el ámbito de la literatura, los artistas moder-
monarquía, también se sitúan en el extremo nos del siglo XV disponían de muy pocos mode-
opuesto del retrato cortesano oficial. Frente a los plásticos de la Antigüedad a partir de los
las imágenes majestuosas, distantes y elegantes cuales poder construir nuevas imágenes que
de los artistas áulicos, estos autores nos ofrecen indujeran a la risa a aquellos que contemplaran
representaciones caricaturizadas de los monar- la obra de arte.
cas en escenas humorísticas, eróticas o escato- En el siglo XVI surge en Italia una corriente
lógicas. Al no estar sometidos a ninguna pseudo científica que intenta explicar los carac-
censura, puesto que son imágenes prohibidas a teres humanos a través de la fisiognomía. Pinto-
priori y realizadas en la clandestinidad, las com- res como Jerónimo Bosco, Archimboldo o
posiciones se complacen en transgredir muchas Leonardo da Vinci realizarán arquetipos carica-
veces las reglas del buen gusto, mostrándonos turescos3. A finales de siglo surge la caricatura
escenas escabrosas e incluso repugnantes. propiamente dicha en la escuela boloñesa de los
No obstante lo dicho, recordemos que la Carracci. Los estudiantes de la academia realiza-
imagen satírica tiene un precedente clásico, por ban retratos humorísticos. El grabador romano
lo menos en el ámbito de la literatura. La sátira, Pier Leone Ghezzi fue el primero en obtener un
como subgénero lírico, en prosa o verso, surgió beneficio económico al vender las caricaturas
en Grecia, de la mano de autores como Aristó- que realizaba de los visitantes de la ciudad. La
fanes, y se consolidó en Roma, donde destaca- caricatura política, más satírica que humorística,
ron entre otros Catulo, Horacio, Juvenal o nacerá sin embargo ya en el siglo XIX, desta-
Marcial. Usando como armas el humor y el inge- cando las figuras de Thomas Nast, creador de
nio se dejaban en evidencia y se ridiculizaban los símbolos de los partidos estadounidenses
personajes individuales o comportamientos republicano –el elefante– y demócrata –el asno–
sociales. Desde la Antigüedad, la sátira, camu- y Joseph Keppler, fundador y editor del sema-
flada en muy diversos géneros literarios esta nario humorístico Puck. No son caricaturas por
presente en la Edad Media y el mundo moder- lo tanto, las imágenes políticas ironizadas que
vamos a ver a continuación, sino que entrarían antiguos césares fueron glorificados, y el auge
en la categoría de imágenes grotescas. de las colecciones numismáticas vigente en
En la gran plástica barroca, ya sean pinturas Europa desde el siglo XV marcan el punto de
o esculturas, no aparecen caracterizaciones bur- arranque de una moda artística que eclosionará
lescas de la realeza. Las diversas versiones que durante los siglos XVI, XVII y XVIII. Para com-
pinta el flamenco Jacob Jordaens del Rey bebe- prender la importancia cultural y simbólica de la
dor (Museo de Arte Antiguo de Bruselas, Kuns- Histoire dv roy Lovis le Grand hay que conocer
thistoriches Museum de Viena, Ermitage), el origen y desarrollo de las llamadas historias
lienzos en los que aparece un monarca ebrio en metálicas. Ya en 1320 el clérigo de Verona Gio-
medio de una corte soez, vulgar y festiva, son vanni Mansionario ilustra su Historia Imperialis
en realidad una representación carnavalesca con retratos numismáticos de emperadores
que entronca con la pintura de genero realizada romanos. En 1517 se publica en Roma la obra
en los Países Bajos durante los siglos XVI y XVII, de Andrea Fulvio, Illustrium Imagines, la prime-
e iniciada con las kermesse de Pieter Bruegel el ra gran colección de imágenes de personajes
Viejo. Es en el ámbito más humilde del grabado, ilustres. La historia metálica más importante del
del dibujo, de las monedas y de las medallas Renacimiento es Promptuaire de médailles,
donde vamos a encontrar representaciones satí- publicada en 1553 en Lyon en francés, latín e
ricas de las casas reinantes europeas. Pero no italiano, que muestra retratos medallísticos
olvidemos que son la numismática y el arte de la desde Adán hasta Enrique II de Francia. La moda
estampa los soportes que permiten multiplicar de los retratos históricos metálicos llevará a la
la imagen y difundirla fácilmente por doquier. de las narraciones metálicas. La más importante
Por lo tanto una estampa burlona de la monar- fue la del grabador flamenco Jacques de Bie,
quía realizada por mano anónima podía ser que publico en 1636 La France métallique
mucho más destructiva que un lienzo privado donde, junto a los retratos de todos los reyes de
pintado por un artista de prestigio y que des- Francia, los reversos de las medallas, fundamen-
arrollara el mismo tema, si hubiese sido pintado, talmente alegóricos, van desgranando los even-
cosa que no sucedió. tos de la historia del país6.
Las imágenes que veremos a continuación La Petite Académie, comité de la Academia
son apenas unos pocos ejemplos franceses y Francesa creado por Colbert en 1663 para
españoles, pero suficientes para establecer un supervisar la glorificación del monarca7, trabaja-
itinerario elocuente. Quizás el primer caso que ba desde mediados de la década de 1680 en la
vamos a estudiar sea el más revelador, porque elaboración de una historia metálica que ensal-
permite no solo contemplar una imagen grotes- zara a Luis XIV, proyecto impulsado por Louvois,
ca sino también advertir su utilización política. El protector de la Real Academia de Pintura y
jesuita y emblemista Claude François Menestrier Escultura y uno de los máximos promotores de
fue el autor de la Histoire dv roy Lovis le Grand la imagen pública del Rey Sol. La historia metá-
(1689). Es lo que en su época se llamó una his- lica debía narrar los hechos del reinado de Luis
toria metálica: es decir, una recopilación de las XIV a través de todas las medallas acuñadas
medallas que fueron acuñadas durante el reina- para conmemorar los grandes acontecimientos,
do de Luis XIV, clasificadas y comentadas de medallas que debían aparecer grabadas en un
forma que representaran en imágenes y lemas libro, dispuestas cronológicamente y acompa-
el relato de los hechos más destacados de su rei- ñadas de un texto aclaratorio. La Petite Acadé-
nado4. mie no consiguió materializar su propósito hasta
Desde el Renacimiento, las monarquías los inicios del siglo XVIII, adelantándose Menes-
encontraron en las medallas uno de los vehícu- trier en 1689 con su Histoire dv roy Lovis le
los más eficaces para difundir, aprovechando las Grand, par les medailles, que recogía hasta 122
posibilidades que ofrece la imagen multiplicada, medallas conmemorativas, y que despertó las
la fisonomía, la iconografía y las gestas de cada quejas de la Academia por vulnerar su monopo-
rey5. El modelo que impusieron las monedas y lio medallístico sobre la imagen del rey. Parece
las medallas romanas a través de las cuales los ser que la intención de Menestrier fue homena-
Víctor Mínguez
Fig. 1. Medalla de Luis XIV. Claude François Menestrier, Histoire dv
roy Lovis le Grand (1691).
jear al rey en su quincuagésimo cumpleaños8. Luis XIV opuesta a la oficial. En estas monedas
Finalmente, y tras nuevas demoras, la Petite acuñadas por la oposición política en Alemania
Académie consiguió su objetivo en 1702, al edi- y Holanda aparece naturalmente como perso-
tar la historia metálica oficial con el título naje más repetido Luis XIV, pero a diferencia de
Médailles sur les principaux événements de las medallas oficiales no aparece acompañado
Louis le Grand. Esta primera edición incluyó 286 de los miembros de la familia real sino de otros
medallas; la segunda edición, publicada en reyes y gobernantes europeos y africanos, con
1723, 318. Tanto la obra de Menestrier como la el propósito de poner en evidencia los giros polí-
obra de la Academia son crónicas visuales e icó- ticos en las alianzas del rey Sol. Así aparecen el
nicas del reinado de Luis XIV. Ambas tienen el Papa, Solimán III, Jacobo II, el rey de Argel y Gui-
mérito de recopilar y clasificar un abundante llermo III. Los asuntos de las medallas son prin-
material medallístico. Pero además al ser edita- cipalmente dichas alianzas, las derrotas militares
das permitieron divulgar por Europa la imagen y la persecución religiosa que supone en Francia
simbólica del monarca tal como evolucionó a lo la revocación de los edictos de Nantes y de
largo de su reinado. Nimes. Para mostrar estas desgracias se recurre
Pero en 1691 las imprentas subterráneas, a columnas derribadas, escenas de matanzas,
como las califica Peter Burke que ha estudiado presos, ciudades en llamas, flores de lis deshoja-
“el reverso de la medalla” de la imagen de Luis das y el tema mitológico de la caída de Faetón.
XIV, es decir, la imagen no oficial o contraima- La imagen más impactante y osada de todas
gen diseñada por la oposición interior o exterior muestra a Luis XIV vomitando y defecando con
al monarca9, consiguen editar la obra de Menes- ayuda de un argelino y del Papa (Fig. 1).
trier, “en la que se introdujeron solapadamente Las medallas oficiales y las satíricas, publica-
cinco láminas de medallas satíricas”10. En la por- das conjuntamente en la edición de 1691, refle-
tada ya se advierte de la ampliación en una nota jan el doble papel que pueden desempeñar las
del editor que leemos bajo el título: “Augmen- imágenes simbólicas: apologético pero también
tée de 5 Planches”. Son en total quince meda- agresivo. En la guerra de imágenes que libraron
llas cuyo interés radica en mostrar la imagen de las manifestaciones artísticas áulicas en las dis-
Víctor Mínguez
Fig. 4. Sátira contra José Bonaparte. Anónimo, grabado al aguafuerte ilumi-
nado (Museo Municipal de Madrid, 1814).
de sus contemporáneos. El rey héroe vencido por Deseado. El joven rey se beneficia obviamente
el humor es transformado en antihéroe (Fig. 3). de siglos de adhesión y respeto por la institución
Damos un salto en el tiempo y nos traslada- monárquica española. Tras las figuras grandio-
mos a los inicios del siglo XIX. La guerra de Inde- sas del siglo XVI –Carlos V y Felipe II– el pueblo
pendencia que se libra en España desde 1808 español se acostumbró a lo largo de los siglos
contra el invasor francés va a favorecer la apari- XVII y XVIII a depositar sus esperanzas en los
ción de numerosas imágenes grotescas del rey príncipes herederos, en quienes se confió siem-
impuesto por Napoleón, José I. En un contexto pre que regenerarían el país. El espejismo se
bélico y revolucionario circulan por la península repite de nuevo con Fernando VII, y probable-
diversas estampas satíricas que ponen de relieve mente la intensidad de la crisis a que está some-
los pretendidos defectos del monarca francés. tida la monarquía acentúa dicha percepción:
Paralela y coherentemente, se produce un pro- Godoy era el culpable de todo y Fernando VII la
ceso de construcción idealizadora del rey legíti- solución. Y los protagonistas del odio popular
mo, Fernando VII. Se mitifica a un rey durante los años de la guerra son dos: José I, y
imaginado, al que se hace depositario de todas su hermano Napoleón14.
las virtudes y cualidades posibles, sin que su Así por ejemplo un grabado coloreado de
cautividad en Bayona merme en absoluto su mano anónima muestra a José Bonaparte cabal-
prestigio. No deja de ser sorprendente porque gando sobre un pepino alusivo a su nombre. Su
se trata de un rey –a juzgar por sus contempo- nombre es Sátira contra José Bonaparte (Museo
ráneos y por los acontecimientos que protago- Municipal de Madrid, 1814). El pantalón del rey
nizó– de carácter débil y de personalidad esta hecho con naipes, y su casaca con copas de
mezquina y cobarde13. Pero las conspiraciones licor. Sostiene una bandeja con una botella de
contra su padre y la humillación posterior a la vino y dos copas. Frente a él figuran un criado
que le somete el emperador de Francia en vez negro que le ofrece una bota de vino de la que
de poner en evidencia para los súbditos sus pende una medalla, y un simio que le enseña
carencias como rey contribuyen más que nada a una carta de la baraja española: el rey de copas.
agrandar su figura. Fernando se convierte en El Como es obvio la estampa alude a la falsa afi-
ción al vino y al juego de José I. La imagen se caturistas europeos, como por ejemplo el britá-
acompaña de un lema –“Ni es caballo, ni yegua, nico James Gillray, especializado en aguafuertes
ni pollino en el que va montado, que es pepi- iluminados mostrando sátiras políticas15. Vea-
no”–, y de un largo poema (Fig. 4). mos tres ejemplos de imágenes antibonapartis-
Con idéntico titulo encontramos otro graba- tas hispanas, todas también anónimas. El
do al aguafuerte iluminado y anónimo realizado primero es un grabado al aguafuerte iluminado,
el mismo año (Museo Municipal de Madrid). titulado Enigma de las ideas de Napoleón para
Muestra a José Bonaparte dentro de una bote- con la España y es evidentemente una sátira
lla de vino, arrodillado y con las manos en acti- contra el emperador francés (Museo Municipal
tud orante mientras el rojo líquido le llega hasta de Madrid, 1808). A la derecha de la composi-
el cuello. Fuera de la botella aparecen un criado ción aparece un grotesco Napoleón que intenta
negro y tres puttis con alas de mariposa: el pri- vanamente abrazar a Fernando VII en el umbral
mero tañe una guitarra; los demás portan un del Palacio de Bayona. De la cabeza de Napole-
violín, un racimo de uvas y una cartela con la ón brotan diversos hilos que se convierten en su
letra “El amor a la botella es de tu Norte la recorrido en monstruos y ejércitos numerados
estrella”. Además, complementan la lámina un que una leyenda situada en la parte inferior de
lema –“Cada qual tiene su suerte. La tuya es de la estampa permite identificar. Representan los
borracho hasta la muerte”– y un poema de die- distintos acontecimientos trágicos que han des-
embocado en la guerra de Independencia. Una
ciséis versos. Evidentemente esta estampa y la
mano divina que surge de una nube se dispone
anterior tienen un contexto distinto a las imá-
a cortar el manojo de hilos con unas tijeras. La
genes que hemos visto hasta ahora y que segui-
gallardía de Fernando VII contrasta con el ejérci-
remos viendo. Están realizadas cuando José I ya
to de monstruos goyescos que le rodea: Godoy
ha sido expulsado de Madrid y cuando la estre-
es un cerdo flautista, José Bonaparte un murcié-
lla militar de Napoleón declina en Europa. No
lago bebedor, etcétera. En primer término apa-
fueron por lo tanto imágenes clandestinas sino
rece el león que metaforiza la nación española,
que probablemente circularon libremente en
sosteniendo con su garra la corona y el cetro
una Corte entusiasmada con la derrota del
sobre las dos esferas que representan los dos
monarca francés (Fig. 5).
mundos que constituyen el Imperio (Fig. 7).
Más interesante por estar realizado en el
Otro grabado iluminado denominado Napo-
año en el que se inicia la guerra es otro graba-
león (Museo Municipal de Madrid, 1814) mues-
do al aguafuerte titulado asimismo Sátira contra
tra la efigie del corso de perfil. Su conocido
José Bonaparte (Museo Municipal de Madrid, gorro militar es en realidad un águila cuyas
1808). En él aparece José embriagado en su garras se ciernen sobre numerosos cadáveres
despacho, sentado sobre un tonel convertido en desnudos que ocupan su rostro; su ojo, una
butaca y abrazando otra barrica. Le acompaña moneda; del cuello rojo de su casaca manan
la siguiente frase: “El Rey de Copas en el Des- cinco ríos europeos –el Vístula, el Oder, el Elba,
pacho trabajando para la felicidad de España”. el Veser y el Rhin–; una mano con un brazalete
Sobre esta composición aparece otra que mues- donde podemos leer “Inglaterra” tira de una
tra de nuevo al rey José, jugando a las cartas y telaraña con el correspondiente arácnido ubica-
bebiendo con su secretario. El primero cubre su da en el pecho del emperador. La mano lleva
vestido con vasos de vino; el segundo con par- además varios anillos con las iniciales R (Rusia),
tes de guerra. Les rodea la siguiente letra: A (Austria), P (Prusia) y S (Suecia) (Fig. 8). En esta
“Querer por fuerza Reynar; Quanto me haze ocasión se trata de una imagen de alcance con-
Padezer! No hay cosa como Bever Dormir bien y tinental. A partir de un retrato de Heinrich Dah-
descansar” (Fig. 6). ling hecho del natural en 1806 y grabado por F.
Como es lógico, los dibujantes satíricos Aunold al año siguiente, en 1814 J.M. Voltz rea-
españoles también dedicaron su genio al empe- lizó esta composición que aludía a la derrota de
rador de los franceses, al que vituperarían hasta Napoleón en la batalla de Leipzig. Ese mismo
la saciedad, y que ya había sido objetivo de cari- año la cabeza de corso fue reproducida con
Víctor Mínguez
Fig. 5. Sátira contra José Bonaparte. Anónimo, grabado al Fig. 7. Enigma de las ideas de Napoleón para con la España.
aguafuerte iluminado (Museo Municipal de Madrid, 1814). Anónimo, grabado al aguafuerte iluminado (Museo Munici-
pal de Madrid, 1808).
Fig. 9. Napoleón trabajando…, Anónimo, grabado al agua- Fig. 10. Luis Felipe como el gigante Gargantúa, Honoré-Vic-
fuerte (Archivo General de Indias, 1809). torin Daumier, litografía, 1832.
ligeras variaciones en Inglaterra, Rusia, Holanda, tica de la realidad social del país. Una de estas
Italia, Francia y España. En España hubo versio- caricaturas mostraba a Luis Felipe como el
nes en castellano y catalán16. gigante Gargantúa o Pantagruel –personaje cre-
Un tercer aguafuerte –este sin colorear–, ado por el médico y humanista François Rabelais
realizado en 1809 en México a partir de un ori- en 1532 y caracterizado por su voraz apetito–,
ginal peninsular, muestra a Napoleón trabajan- devorando los impuestos que sus ministros
do en un despacho de campaña, mientras habían recaudado entre el pueblo (Fig. 10). Esta
desde una colina denominada “Cumbre de la imagen le supuso en 1832 una condena de seis
generosidad” un patriota defeca sobre el texto meses en la prisión de Sainte Pélagie. En 1835
que el emperador está escribiendo. A la izquier- Luis Felipe implantó la censura de prensa, que
da y sobre otra colina llamada “Cumbre de la acabó obligando a cerrar La Caricature, y deter-
sagacidad” un militar inglés contempla con un minó que Daumier se dedicara a partir de ese
telescopio un campamento militar. El texto prin- momento a la sátira doméstica y costumbrista.
cipal del grabado dice: “Napoleón trabajando Sólo volverá a la crítica política con la revolución
para la regeneracion de España, la qual repre- de 1848.
sentada en un patriota le paga agradecida el Hace pocos años, en 1986, la Biblioteca
beneficio” (Fig. 9)17. Nacional de Madrid adquirió una serie de
Honoré-Victorin Daumier (1808-1879) fue ochenta y nueve acuarelas desconocidas hasta
uno de los primeros artistas en ser encarcelado el momento, que según el editor que las sacó a
en el siglo de las revoluciones por realizar una la luz en el año 1996, no tiene “parangón cono-
imagen satírica de la realeza. Por encima de la cido en el mundo; ni en la Francia de los revolu-
indudable calidad de sus pinturas y esculturas, cionarios libertinos, ni en el Japón de la crítica
Daumier es conocido sobre todo como caricatu- cruda y galante”18. Es un producto del ambien-
rista. Tras la revolución parisina de 1830 y el te revolucionario madrileño de 1868, cuando se
triunfo de la burguesía, la llegada al poder de proclama la “Gloriosa” y de los meses siguien-
Luis Felipe I de Orleáns como rey de Francia tes, y en ellas se caricaturiza la vida sexual de la
coincide con el auge de la litografía en la ilus- depuesta reina Isabel II. La serie aparece firma-
tración de la prensa. El republicano Charles Phi- da por el seudónimo SEM, y se ha atribuido a un
lipon edita ese mismo año el periódico satírico círculo de escritores y dibujantes entre los que
La Caricature, y dos años después, Le Charivari. se encontrarían probablemente Gustavo Adolfo
Para ambos periódicos Daumier realizó cientos Bécquer, su hermano Valeriano Bécquer, Fran-
de caricaturas en las que trazó una imagen crí- cisco Ortego, Augusto Ferrán, Manuel del Pala-
Víctor Mínguez
Fig. 11. Acuarela nº 10, SEM, 1868. Fig. 12. Acuarela nº 66, SEM, 1868.
cio, Daniel Perea y Eusebio Blasco. Aunque son desnudo primer ministro Luis González Bravo.
imágenes que se ceban en una reina destrona- Dice la letra: “Sentada está en su poltrona con
da no dejan de ser excepcionales por su crude- chulo, cetro y corona” (Fig. 11). La número 17
za erótica, y podemos relacionarlas con las que muestra a la reina sentada en el trono, desnuda
durante la revolución francesa se editaron para y coronada, penetrada por su amante Marfori.
condenar los supuestos entretenimientos sexua- Tras él espera su turno en plena erección Gon-
les de la corte de María Antonieta. Además, en zález Bravo. También aparecen Francisco de
el campo de la ilustración erótica la influencia Asís, semicubierto de una capa de armiño, cor-
de la escuela francesa es insoslayable, en una nudo y masturbándose, el padre Claret y Sor
España en la que el género es muy escaso. Las Patrocinio. En este caso la letra no puede ser
obscenas acuarelas muestran a la reina Isabel más demoledora: “Real taller de construccion
practicando el sexo, sola, acompañada o en de príncipes. Se admiten operarios”. La número
orgía. Los otros personajes son su marido Fran- 26 muestra a la reina Isabel masturbándose
cisco de Asís, su hijo Alfonso, su hija Isabel, sus frente a un espejo (carece de letra). La número
amantes –Carlos Marfori–, políticos –Narváez, 37 se inspira en un lienzo de Tiziano, Venus y un
González Bravo, Prim, Napoleón III…–, el padre organista (Museo del Prado): muestra a Gonzá-
Antonio María Claret –confesor de la reina–, la lez Bravo tocando el piano para la reina que per-
monja milagrera sor Patrocinio, y en ocasiones manece desnuda y coronada en una cama
figuras alegóricas –España, Francia, la Democra- doselada. La letra: “La Venus del … género
cia o la Libertad. Todos participan en escenas humano”. La número 44 muestra la alegoría de
libertinas de sorprendente y variada lujuria, la Democracia derribando el trono de Isabel II.
desde la sodomía y el lesbianismo hasta el bes- Esta aparece arrodillada y con las manos juntas,
tialismo. y a su alrededor se hallan ministros, amantes y
Fijémonos en alguna de las imágenes, que consejeros intentando vanamente sostener el
como si fueran emblemas barrocos se acompa- trono. Destacan en esta acuarela dos elemen-
ñan de pequeñas letras a manera de lemas. La tos: el futuro Alfonso XII, todavía niño, arrojado
acuarela número 10 muestra sentado en el desde el trono por los aires, y los símbolos
trono y bajo dosel al amante de la reina, Carlos regios –coronas y cetros– por el suelo. La letra:
Marfori, primero panadero y luego gobernador “No hay plazo que no se cumpla, ò el convida-
de Madrid e intendente real. Sobre sus piernas do rojo”. La número 55 muestra a la reina y su
aparece sentada la reina, desnuda y coronada, amante Marfori practicando el sexo en el trono
que a la vez tiene cogido por su sexo al también mientras el cetro y la corona descansan en el
suelo sobre una almohada. Dice la letra: “Repo- de monarcas controvertidos como Enrique VIII
sándose de las fatigas del gobierno”. Muy simi- de Inglaterra o Maria Antonieta de Francia, o de
lar es la número 66, que muestra de nuevo a los gobernantes exóticos como Saladino o Cleopa-
amantes abrazados, ahora en el lecho. Les tra. Tanto Hollywood como las cinematografías
acompañan en esta ocasión González Bravo y nacionales europeas construyen hagiografías
Francisco de Asís, ambos desnudos, el primero mitificadoras e inverosímiles de cartón piedra.
caracterizado de mariposa y el segundo de Hasta cierto punto es comprensible dado que el
Cupido haciendo sonar un violón. La letra: cine es un arte que requiere una gran inversión
“Entre tanto el camastron cogido estaba al vio- económica y que busca desesperadamente el
lon” (Fig. 12). Veamos finalmente la número 71, éxito popular, y por ello soslaya la siempre peli-
un retrato en la pared de Francisco de Asís cor- grosa crítica política. Incluso directores de cine
nudo, señalado por una multitud de manos. comprometidos con la izquierda, como el sovié-
Dice la letra: tico Serguei Eisenstein o el francés Jean Renoir,
ofrecen en sus películas una imagen respetuosa
sino complaciente de la realeza19.
“Vuestra noble faz empaña
La única película de las primeras décadas del
El ñublo del deshonor,
siglo XX que enlaza con las imágenes grotescas
Desfaced presto esa niebla, que hemos visto hasta ahora y que igual que
Cortaos los cuernos, Señor: aquellas supone una feroz crítica del poder es
Que el mundo entero os señala, “El Gran Dictador”, de Charles Chaplin (U.S.A.,
La Europa os llama cabron, 1940), primera película hablada de este director
Y “Cabron” repite el eco y última en la que aparece el personaje del
vagabundo Charlot, ahora transmutado en
En todo el pueblo español”.
judío. Es cierto que los protagonistas a los que
se dirige la sátira no son reyes sino dictadores
Los nuevos géneros artísticos que surgen en fascistas, pero es que precisamente es el fascis-
el siglo XIX y principios del XX como la fotogra- mo quien se ha adueñado de Europa en los
fía o el cine no abordarán la sátira de la realeza, años treinta del siglo XX y quien la gobierna con
pese a tratarse de medios de gran proyección puño de hierro. El valor de Chaplin al rodar esta
social. No deja de ser una paradoja, pues no se película en Estados Unidos es similar al de
desarrollan en el Antiguo Régimen, por lo Romeyn de Hooghe cuando en la segunda
menos si nos centramos en Europa y Norteamé- mitad del siglo XVII grababa estampas satíricas
rica, sino en una sociedad posrevolucionaria de Luis XIV desde Holanda. Aun enmascarando
liberal en la que la libertad de prensa y de opi- levemente a los dictadores debido a la presión
nión está reconocida. La fotografía se convierte diplomática ejercida desde Alemania e Italia, la
durante el siglo XIX y buena parte del XX en un imagen de Hitler y Mussolini en “El Gran Dicta-
mero testimonio documental, limitándose a dor” es transparente, feroz y despiadada, y tre-
retratar a los integrantes de las realezas europe- mendamente arriesgada dada la coyuntura
as en imágenes oficiales, carentes de cualquier política del momento –cuando se rueda la pelí-
espíritu crítico. Por su parte el cine, producido cula Estados Unidos aun apostaba por la neu-
en gran medida en una república democrática tralidad ante el conflicto bélico europeo. La
como son los Estados Unidos, ignora a las casas secuencia muda en la que el alter ego de Hitler,
reinantes contemporáneas del viejo continente. Hynkel, aparece en su despacho bailando con
Solo el género histórico incorpora episodios pro- un globo terráqueo poniendo en evidencia su
tagonizados por monarcas del pasado, o inclu- megalomanía es de una elocuencia sorprenden-
so biografías completas de éstos. Pero esta te (Fig. 13). Lo único que diferencia esta imagen
mirada pseudo histórica sobre la realeza pretéri- de las estampas de Romeyn de Hooghe es su
ta es siempre idealizadora, siendo igual que se movimiento visual. La fuerza satírica de la ima-
trate de un rey o una reina admirados como gen cómica rodada por Chaplin es descomunal.
Ricardo Corazón de León o Isabel I de Inglaterra, Prueba de ello es el hecho de que la película
Víctor Mínguez
Fig. 13. “El Gran Dictador”, Charles Chaplin (U.S.A., 1940). Fig. 14. “La noche de Varennes”, Ettore Scola (Italia-Francia,
1982).
Fig. 15. “Un estudio histórico”, frontispicio de The Paris Sketchbook, de Titmarsh del novelista
satírico William Thackeray (1840, British Library).
pueblo hubiera contemplado al huido monarca capa y zapatos con tacón; bajo la figura pode-
no acobardado y disfrazado de mayordomo sino mos leer “Rex”. La segunda figura nos muestra
en toda su majestad. La pregunta no es ociosa, a Luis anciano, calvo y barrigón, y el lema
porque efectivamente después de varios siglos “Ludovicus”. Finalmente la tercera figura mues-
de propaganda visual el rey es ante todo apa- tra la metamorfosis que se produce cuando Luis
riencia: “De haber viajado el rey con ese traje, aparece vistiendo las ropas regias que exhibía el
quien sabe, si lo hubieran detenido”, exclama maniquí. El tercer lema, “Ludovicus Rex”, dela-
Restif de la Bretonne. Como corroborando a ta como es la imagen lo que convierte a Luis en
priori esta frase en una escena anterior una monarca (Fig. 15). La frase de Thackeray que
campesina protesta al ser criticada por no haber acompañaba al grabado dejaba clara la inten-
reconocido al rey fugado en la calesa: “no era el ción del artista: “Enseguida se ve que la majes-
rey, no llevaba su capa roja”. tad es efecto de la peluca, los zapatos de tacón
Esta lección ya quedó perfectamente retra- alto y el manto … Así hacen los barberos y
tada en una ilustración titulada “Un estudio his- zapateros los dioses que veneramos”.
tórico”, frontispicio de The Paris Sketchbook, de Por lo tanto un rey desnudo o grotesco es
Titmarsh del novelista satírico William Thackeray menos rey. Las imágenes satíricas cumplen su
(1840, British Library), publicada por Peter propósito desde el Renacimiento y a lo largo de
Burke20. En este conocido grabado se ven tres los siglos, al desacralizar a la realeza y mostrar
figuras sucesivas. En la primera aparece un groseramente sus rasgos, defectos y hábitos
maniquí con la indumentaria de Luis XIV tal más humanos. El artefacto retórico que envuel-
como aparecía en el cuadro de Hyacinthe ve a la realeza queda desarticulado de esta
Rigaud (Museo del Louvre): peluca, medias, manera mediante el humor.
Víctor Mínguez
16
lles et Inscriptions. Ascensión Aguerri Martínez,
1 8
A. Morel d’Arleux, “La risa al Peter Burke, La fabricación de ficha 5.1.7 del catálogo La alianza de
servicio de lo “ridículo”: el ejemplo de Luis XIV, Nerea, Madrid, 1995, p. 194. dos monarquías: Wellington en Espa-
9
Velázquez”, Atrio. Revista de Historia Id., p. 129 y ss. ña, Fundación Hispano-Británica,
10
del Arte, nº 10/11 (2005), pp. 65-76. Id., p. 140. Madrid, 1988, p. 394.
2 11 17
José Emilio Burucúa, La imagen Los Austrias. Grabados de la Ha sido publicado en Ramón
y la risa. Las Pathosformeln de lo cómi- Biblioteca Nacional, Biblioteca Nacio- Gutiérrez y Rodrigo Gutiérrez Viñua-
co en el grabado europeo de la nal, España, 1993, p. 349. les, América y España, imágenes para
12
modernidad temprana, Periférica, J. H. Elliot, El Conde Duque de una historia. Independencias e identi-
Cáceres, 2007, p. 23. Olivares, Crítica, Barcelona, 1990, p. dad 1805-1925, Fundación Mapfre,
3
Id., p. 67. 601. Madrid, 2006, p. 55.
4 13 18
He estudiado este libro en “La La bibliografía sobre Fernando Los borbones en pelota. Origi-
Histoire dv roy Lovis le Grand de C.F. VII es abundante. Hace pocos años nales, textos y litografías de Gustavo
Menestrier. Una emblemata política”, Rafael Sánchez Montero publicó dos Adolfo Bécquer, Valeriano Bécquer,
en Rafael Zafra y José Javier Azanza libros importantes: Fernando VII. Su Francisco Ortego y otros artistas y
(eds.), Emblemata Áurea, Akal, reinado y su imagen, Ayer, Madrid, escritores, edición a cargo de Robert
Madrid, 2000, pp. 305-324. 2001 y Fernando VII, Espasa, Madrid, Pageard, Lee Fontanella y María Dolo-
5
Roy Strong, Arte y poder, Alian- 2003. res Cabra Loredo, Compañía Literaria,
14
za, Madrid, 1984, p. 36. Víctor Mínguez, “Fernando VII. Madrid, 1996. Hay una edición ante-
6
Sobre el origen de las historias Un rey imaginado para una nación rior del año 1991 a cargo de la edito-
ilustradas con monedas y medallas inventada”, en Jaime E. Rodríguez O. rial El Museo Universal.
19
veánse los trabajos de Francis Haskell (coord.), Revolución, independencia y Véase del primero “Alexander
“Los primeros numismáticos” y las nuevas naciones de América, Fun- Nevski” (U.R.S.S., 1938) o “Iván el
“Retratos del pasado”, incluidos en su dación Mapfre Tavera, Madrid, 2005, Terrible” (U.R.S.S., 1944), y del segun-
libro La Historia y sus imágenes. El arte pp. 193-213. do “La Marsellesa” (Francia, 1937).
15 20
y la interpretación del pasado, Alianza, Véase por ejemplo su caricatu- Peter Burke, op. cit., p 122.
Madrid, 1994. ra del Desfile de la coronación de
7
En 1696 se independizará de la Napoleón, 1805 (Henry E. Huntington
Academia Francesa, adoptando el Library and Art Gallery. San Marino,
RESUMEN
La transgresión fue un componente esencial en el inicio y consolidación del arte contemporáneo, o sea, del arte
de vanguardia. La superación de las normas que hasta entonces habían regido la creación artística dieron paso
a una libertad que con el paso del tiempo fue haciéndose cada vez más amplia, de manera que ser transgresor
resultó cada vez más difícil. Sin embargo, la tendencia a sustituir la representación por lo real en no pocos cre-
adores de los últimos años parece haber recuperado una cierta capacidad transgresora del arte.
ABSTRACT
Transgression was an essential component in the inception and consolidation of contemporary art, otherwise
known as the art of the avant-garde. The breaking of the norms that had governed artistic creation until that
time gave way to a freedom that would become more and more expansive with the passage of time, so much
so that the act of transgression became increasingly difficult. However, the recent tendency of more than a few
artists to replace representation with what is real seems to have restored a certain transgressive character to art.
este último: los dadaístas, introdujeron la trans- se que los actos dadaístas más radicales –sólo
gresión por primera vez dentro del marco de las provocación, renuncia a cualquier propuesta
vanguardias, no ya del arte académico. Como con valor discursivo y formal– constituyen una
es conocida, la actitud nihilista de aquéllos les excepción en la historia de la creación, ya que es
condujo a llevar a cabo actos intensamente pro- ciertamente extraño que de uno y otro modo
vocadores en muchos casos –por ejemplo crear formas y contenidos se hallen ausentes, aún
pánico en la platea de un teatro al penetrar en existiendo una voluntad provocadora.
la misma disparando con una pistola al aire, Por otra parte la provocación es con fre-
como hiciera Arthur Cravan– que introdujeron cuencia más un sentimiento que brota en el
el comportamiento en la creación artística. Si espectador como consecuencia de una posición
aludo a la conversión de la actitudes en obra de doctrinal rígida que se siente atacada que un
arte es porque la mayoría de quienes han enfa- acto de voluntad del creador. Naturalmente
tizado ese aspecto transgresor del arte han este último sabe que la crítica de determinadas
hecho uso, como una herencia dadaísta, de conductas, valores o hechos pueden irritar a
estrategias vinculadas a otros medios de expre- quienes los sienten como significados incues-
sión –por ejemplo el body art, el happening o la tionables. Recordemos, por señalar un ejemplo
performance presentan no pocos elementos en los márgenes cronológicos a los que me
cercanos a las artes escénicas–, aunque también vengo refiriendo, la turbulenta y agresiva
el uso de materiales extraartísticos, algo genera- recepción que tuvieron las dos obras cinemato-
lizado sobre todo desde los años sesenta, ha gráficas surrealistas de Luis Buñuel: Un chien
servido para elaborar discursos transgresores. andalou (1929) y L’âge d’or (1930). No pode-
Convengamos, por tanto, en que fueron los mos pensar que el gran cineasta aragonés reali-
dadaístas quienes elevaron la transgresión a la zó ambos films con el objetivo primordial de
categoría de arte, tanto en su vertiente objetual provocar las iras de las conciencias burguesas,
como antiobjetual. Si actitudes como la de Cra- como pensaron los escandalizados por aquellas
van se inscriben en la segunda, los ready mades obras, pues su verdadera y cumplida intención
duchampianos dan paso a la primera. Pero tam- era desenmascarar las conductas hipócritas, y
bién la provocación se convirtió en aquellas pri- aplicar al mismo tiempo las teoría freudianas
meras acciones dadaístas en el verdadero sobre el deseo reprimido en el sujeto social. En
objetivo, incorporándolo de manera implícita en general las obras consideradas provocadoras
el marco de la creación artística. Era, por utilizar han sido las que de una manera central o cola-
la clásica definición de Giulio Carlo Argan, la teral han abordado aspectos de orden ideológi-
pars destruens que se convertiría en pars cons- co y religioso que amplios sectores tienen por
truens con los ready mades duchampianos y el incontrovertibles; o sexuales, argumento aún
resto de los objetos elaborados por los propios tabú no sólo en numerosas culturas demasiado
dadaístas con posterioridad1. La provocación es ancladas en el pasado sino incluso en muchos
un acto que expresa rechazo ante una situación individuos que se han formado y viven en las
e impotencia para transformarla. Es lo que sen- sociedades modernas. De ahí que de vez en
tían los dadaístas durante y tras los aconteci- cuando la exhibición de determinadas obras
mientos dramáticos generados por la Primera continúe provocando iras. Por ejemplo las que
Guerra Mundial. De manera que el modo de suscitaran la obra fotográfica Piss Christ (1987)
exteriorizar la desesperación que les producían de Andres Serrano, el film de Jean-Luc Godard
aquellos hechos fue la pura provocación, aun- Je vous salue, Maria (1985), o las fotografías de
que también subyacía el convencimiento del desnudos de Robert Mapplethorpe, por señalar
falso significado del arte, de su separación de la sólo algunas. En tales ocasiones el objetivo de
realidad, de su puesta al servicio de valores los ofendidos, no pocas veces logrado, ha sido
morales obsoletos. La estricta provocación era la aplicación de la censura.
por tanto una forma de mostrar el rechazo a Aunque en una parte considerable del ima-
todo el arte producido hasta aquellos momen- ginario social permanece la idea de que muchos
tos, incluido el de las vanguardias. Podría decir- artistas reducen a la provocación el objetivo de
sus obras, hace mucho tiempo que dicha acti- sobre todo como producto del progresivo aban-
forma continuada convertirían la realidad en primera intervención de este tipo data de 1994:
acción artística. Gina Pane en Cuerpo presente Lavatio Corporis (fragmentos) y fue elaborada
(1975) se cortaba la piel de su pie con una dentro del grupo SEMEFO y presentada en el
cuchilla, Vito Acconci se masturbaba en Semi- Museo Carrillo Gil de México DF. Se trataba de
llero (1972), o Chris Burden se hacía disparar en una serie de piezas formadas por estructuras de
el brazo en Pieza de disparo (1971). Tras la rela- madera que soportaban animales muertos, cuya
tiva crisis de las prácticas conceptuales y perfor- descomposición provocaba olores pestilentes.
máticas de los años ochenta, los años De modo que el arte hacía suya la realidad. Es
finiseculares contemplarán un reverdecimiento cierto que artistas de tendencias anteriores
de aquéllas. Algunos artistas jóvenes que inicia- habían hecho lo propio. Por ejemplo, los del
ban su andadura creativa en esos momentos se arte povera recurrieron con frecuencia a las
decantaron por trabajos que reactivaban aquel plantas (Giuseppe Penone), e incluso a los ani-
“arte comprometido” de los años sesenta y males (Jannis Kounellis). Ahora bien, estos últi-
setenta, retomando asimismo estrategias de la mos siempre emplearon animales y plantas
performance y, sobre todo, incrementando al vivos, al margen de la neutralidad visual y
máximo la presencia de la realidad. Entre los semántica de los mismos. Por el contrario los
numerosos artistas que confirman esta hipóte- cadáveres evocan de inmediato sentimientos de
sis, aludiré a tres bien representativos: Teresa angustia y dolor, además de que la sensación
Margolles, Santiago Sierra y Javier Núñez placentera de los olores vegetales aquí se torna
Gasco. Naturalmente las circunstancias econó- en asco. Aunque estamos acostumbrados a
micas del mundo de hoy son bien diferentes a consumir permanentes y elevadas dosis de
las que existían en el periodo final de la guerra muerte a través de la televisión, tanto a través
fría. De manera que estos artistas ponen en evi- de los informativos como de las películas y
dencia las desigualdades, la violencia, la pobre- series, las contemplamos con un cierto distan-
za en el marco de la sociedad globalizada. ciamiento, casi como algo ficticio que nos per-
Comencemos por Teresa Margolles (Figs. 1 y mite mantenernos alejados de la sensación de
2), mexicana, nacida en 1963 en Culiacán, Sina- angustia, pero al enfrentarnos con su materiali-
loa, y cuya formación y profesión iniciales se dad, con los cadáveres o los restos de éstos,
hallan muy alejadas del territorio artístico en el desaparece ese muro invisible que nos protege
que acabaría desembocando a partir de 1994, y entonces comienza a corroernos un senti-
ya que se diplomó en medicina forense, for- miento de malestar del que sólo podemos
mando parte después del Servicio médico foren- librarnos escapando del lugar donde se hallan
se de México DF. Por entonces fundó el grupo aquellas evidencias de muerte.
SEMEFO con el que exploró las transformacio- En sus trabajos posteriores la artista no ha
nes del cuerpo una vez devenido cadáver hecho sino acentuar esas presencias turbadoras.
mediante la manipulación y utilización de algu- En Entierro (1999), todavía firmado con SEME-
na de sus partes en sus proposiciones artísticas. FO, un bloque prismático de hormigón, que
Teresa Margolles se fotografiaba en sus Auto- supuestamente contenía un feto, se situaba en
rretratos (1998) acompañada de cadáveres de el centro de una sala. Se trataba por tanto de
personas no identificadas. Pero no será la foto- una auténtica pieza minimalista convertida en
grafía el medio utilizado habitualmente por ella; tumba; una subversión de aquella tendencia
al contrario resulta excepcional y, con toda escultórica, pues un componente dorsal de la
seguridad, su obra no habría tenido tanta reper- misma era su absoluta neutralidad semántica,
cusión de haber continuado en esa dirección, su radical cosalidad por utilizar una expresión de
porque el carácter radical de sus propuestas Simón Marchán6; una actitud que también
viene dado por el empleo de materias extraar- constituye los cimientos del trabajo de Santiago
tísticas que no sólo reafirman la realidad, que Sierra. En otras obras como En el aire (2003) y
son realidad, sino que además remiten siempre Aire Llorado (2004) la artista utiliza agua de
a la muerte, como los restos humanos o los flui- lavar los cuerpos en la morgue de Ciudad de
dos que han estado en contacto con ellos. La México que, vaporizada en el primer caso y con-
espectador. Es lo que Francisco Javier San Mar- objetos de corte minimalista: Ocho personas
tín ha llamado “performance laboral”9. remuneradas para permanecer en el interior de
Seguramente nadie como Santiago Sierra ha cajas de cartón (Guatemala, 1999), Tres perso-
llevado a cabo una perversión tan demoledora nas remuneradas para permanecer en el interior
del minimalismo. A ello ha contribuido su inicial de tres cajas durante una fiesta (Bienal de La
condición de escultor fascinado por aquella Habana, 2002), o Tres cubos de 100 cm de lado
obra. En un primer momento su “revisión” cada uno movidos 700 cm (Kunsthalle Sankt
minimalista se dirigió, como en tantos otros Gallen, Suiza, 2002). En primer lugar los objetos
artistas, a quebrar la pureza de esas estructuras pierden su pureza –por ejemplo, las cajas de
primarias, es decir a modificarlas formalmente. cartón están selladas con cintas que muestras
Pero de inmediato comenzó a rechazar ese imperfecciones– y sobre todo alteran la pulcri-
carácter formal al considerar de manera implíci- tud semántica. Incluso aprovecha las maneras
ta que apuntalaban la estricta condición mer- compositivas del minimalismo: la repetición,
cantil del objeto artístico. Fue entonces cuando para insuflarles sentido crítico social: “Su seriali-
inició la contratación de trabajadores cuyas dad (o su redundancia en términos informati-
labores casi siempre estaban relacionadas con vos)”, ha escrito Juan Antonio Ramírez,
“constituye un signo lingüístico del modo como vería obligado a decir: “Lo que respiras es lo
Fig. 6. J. Nuñez Gasco, Microchip (Telemadrid - Madrid Directo), 2002. Video 6’18’’.
ver la solidaridad social. Como cualquier otra que se establecía horario laboral y salario. El
empresa anunció en diversos diarios la apertura proyecto continúa en la actualidad y prepara,
de entrevistas para quienes estuviesen interesa- como cualquier empresa, su expansión interna-
dos en dicho trabajo. De los presentados se eli- cional. A la crítica de la pobreza se une por
gieron tres candidatos que fueron convocados tanto, como en Santiago Sierra, la de las condi-
para recibir formación sobre el modo de ejercer ciones laborales: precariedad, bajos salarios,
la mendicidad. Una vez finalizado cada candi- condiciones de trabajo abusivas. Pero de nuevo
dato firmó un contrato laboral temporal en el se hace mediante la sustitución de la represen-
tación por la realidad, ya que Misérias Ilimita- internet la tentativa tendrá mayores probabili-
Estrella de Diego
Universidad Complutense de Madrid
RESUMEN
Relaciones de la performance con la estructura del espectáculo, con la historia de las “aberraciones” del cuerpo
físico y su puesta en cuestión del canon y uso del cuerpo por parte de las mujeres artistas –como fórmula narra-
tiva capaz de poner en entredicho las viejas relaciones de poder con la construcción de la mirada también. Afi-
nidades entre foto y performance y análisis del carácter secuencial de toda performance, atrapada en una
serialidad fotográfica. Uso de la performance en algunas propuestas autobiográficas de las últimas décadas y
revisión del concepto “autobiografía” en un momento de revisión del sujeto. Nuevas relaciones del espectador
en esas nuevas fórmulas espaciales.
Palabras clave: orígenes de la performance, estudios de género, freakery , autobiografía, espectador occidental
ABSTRACT
Relationships between performance and the structure of the spectacle, the history of the aberrations of the body
and its questioning of norms, and the use of the body by female artists as a narrative formula capable of rais-
ing doubts about the old relationships between power and the construction of the critical eye also. Affinities
between the photograph and performance and the analysis of the sequential nature of all performance, trapped
in a photographic seriality. The use of performance in certain autobiographical offerings of recent decades and
the reexamination of the concept of the “autobiography” at a time when the subject is being re-examined. The
new relationships of the spectator in these new spatial formulae.
género siempre en tránsito y la película de dividirse en dos4. Se trata de dos sujetos hetero-
Estrella de Diego
Browning, cuyo director reflexiona sobre lo géneos –contradictorios casi– que no han convi-
pasajero de lo “normal”. Se trata de un límite vido ni en el tiempo ni en el espacio y que, por
que implica los propios límites de la representa- lo tanto, se anulan y se niegan uno a otro y nie-
ción, tal vez porque revisar lo consensuado gan sobre todo al supuesto “verdadero” prota-
involucra sin remedio a la mirada y sus estrate- gonista de esa historia de vida cuyo relato se ha
gias de organización del mundo, las que rigen el emprendido. Sólo en el espacio narrativo son
sistema lógico –y por lo tanto visual– de Occi- capaces de convivir los dos sujetos. Aunque, al
dente. tiempo, ese espacio narrativo de desdoblamien-
Parece claro a lo largo de las páginas de tos y disimulos sirve de camuflaje al autor, hace
Orlando que imponen una acuciante maniobra las veces del lugar donde es posible perder el
de travestimiento al lector, quien renuncia a su rostro –que equivale a librarse de la identidad,
identidad en favor de los papeles que la narra- consenso a su vez. Como en un sueño, la cara
ción va dejando vacantes, un poco como ocurre que reconoceríamos como nuestra ha desapare-
frente a la pantalla de cine. La estructura narra- cido, porque cada proyecto autobiográfico
tiva, implacable, no deja opción: la autora, el implica la ausencia de los que somos ahora; de
narrador y el lector se funden y se escinden, se los que estamos siendo mientras escribimos –o
intercambian, se trasladan; se disfrazan y, al dis- leemos.
frazarse e igual que sucede en el caso del/la pro- Si en el autorretrato, e igual que sucede con
tagonista de la novela, pierden un poco su los actores del Kabuki, la cara, máscara, pasa a
esencia, pues la “esencia” no es estática. Muy ser ocultamiento del sujeto único e individuali-
al contrario. Se escurre. Resbala. A lo largo de zado, territorio para la representación de la vida
las páginas jamás se está a salvo. Una presencia de los que quisimos ser o hubiéramos podido
inesperada persigue durante la lectura: el anun- ser, en la autobiografía ese sujeto dividido
cio de nosotros mismos va pisándonos los talo- reconduce a una organización narrrativa que-
nes, presencia necesaria entre unas líneas en las brada, secuencial, igual que ocurre en Orlando.
cuales la autoría está, si no vacante, por lo El autorretrato reenvía, así, a un desplazamien-
menos fracturada de manera drástica. to –el sujeto convertido en sujeto “ejemplar”– y
Ahí radica la diferencia abismal de Orlando la autobiografía a una omisión –el sujeto des-
respecto a sus antecedentes literarios más piezado, a capas, secuencial.
popularizados durante el siglo XIX En todo caso, Woolf no está sola durante
(Serafina/Serafito, Mademoiselle de Maupin...). aquellos años en su puesta en escena de ese
Orlando no es hermafrodita ni andrógino; no es sujeto inexorable y radicalmente desperdigado.
hombre y no es mujer. O no es hombre ni mujer Como bien reflexiona Jennifer Blessing, el año
a un tiempo; ni lo es para siempre. Qué curio- de la publicación del libro, 1928, es un momen-
so... En su naturaleza secuencial, Orlando –y de to crucial para algunas de las cuestiones de eso
ahí su cualidad tan contemporánea– revisa los que se podría llamar el “Gran Debate” sobre la
papeles perdurables, incluso aquellos de natura- génesis de la identidad femenina que se va deli-
leza multiplicada y opaca. Esa secuencialidad, neando entre la comunidad psicoanalítica euro-
esa acumulación de capas, es lo que separa al pea.
personaje de las tradiciones anteriores. En esa El fin del 1800 presencia lo que Peter Heller
secuencialidad y esa contemplación de la esce- denomina, no sin una cierta dosis de ironía,
na desde fuera, se organiza la ambigua natura- polémica sobre la bisexualidad5 y en la cual par-
leza de falsa autobiografía que propone la obra ticipan Freud, Fliess, Weininger y Swoboda,
en su lectura. adjudicándose cada uno de ellos la “invención”
De hecho, en todo proyecto autobiográfico de lo que va a ser una de las cuestiones clave a
el propio cuerpo, la imagen que reconocemos la hora de entender el fenómeno psicoanalítico
como “nosotros”, ha salido del encuadre. de aquellos años –los componentes femenino y
Narrar la propia vida es, explica Paul Le Man, masculino en todo ser humano, debiendo cada
individuo reprimir aquél que no le corresponda, ser “ella”, dado que las mujeres van disfrazadas
el activo en el caso de las mujeres y el pasivo en cuando se visten de hombre y cuando se visten
el de los hombres. Los últimos 20 del siglo pasa- de mujer. Es más: en ambos casos y como ocu-
do asisten al desarrollo de las propuestas de rre en los autorretratos de la historia de Occi-
Joan Riviere. El artículo de 1929, “La feminidad dente, Austen está apelando a un “yo
como mascarada”, citado hasta la saciedad por ejemplar”, a cierto estereotipo. En su juego de
la teoría de género en los años 80/90 del XX, falsa/verdadera autobiografía –aspiración con-
pone en tela de juicio la llamada “esencia feme- firmada por la escrupulosidad a través de la cual
nina”: las mujeres van disfrazadas cuando van describe el día de la semana en cada una de las
vestidas de mujeres y van también disfrazadas fotos, como si de un diario se trata– , Austen no
cuando van vestidas de hombre. alude sólo a un desplazamiento, sino a una omi-
Sin embargo, la propuesta de Riviere no es sión: debe dividirse para narrar esa secuencia de
del todo nueva, al menos entre los círculos dis- imágenes de su vida que, en el fondo no le per-
puestos a poner el sistema al uso patas arriba. tenecen o no del todo (Figs. 3 y 4). ¿Cómo
Un ejemplo elocuente es la puesta en escena de podría representarse una “Nueva Mujer” sin
Alice Austen, la fotógrafa norteamericana que a caer en los estereotipos consensuados, cual-
finales del siglo XIX y en la búsqueda de un quiera de ellos? ¿Cómo, sin recurrir a la ironía?7
lugar cómodo para representar a esa “Nueva Así pues, reflexiona Blessing, Woolf codifica
Mujer” a la cual pertenece, plantea el territorio las ideas que debían estar flotando en el aire
ambivalente entre fotografía y performance que desde tiempo atrás, máxime si se tiene en cuen-
recorrerá las producciones de los años 70-90 del ta que, como recuerda la autora, Orlando apa-
XX y hasta entre performance y proyecto auto- rece en 1928, el texto de Riviere en 1929 y la
biográfico, entendido éste como secuencialidad película Marruecos de Dietrich de 1930, por no
de un yo resquebrajado e imposible que se ocul- hablar de las fotos “mascaradas” de Claude
ta, consciente de su falta última de solidez. O Cahun o hasta algunos antecedentes en la
como dice Roland Barthes en su propuesta mitad de los 20 como Duchamp/Selavy –otro
autobiográfica roland BARTHES par roland bar- ejercicio de secuencialidad, por cierto.
thes, donde enfatiza la distancia entre el escritor Y es justo en esa mascarada en la cual nadie
y el texto escrito –o entre el artista y su obra es nada para siempre porque la identidad es
entendida como texto: “el Texto no puede con- secuencial y adquirida, donde podría centrarse
tar nada; se lleva mi cuerpo a otra parte, lejos la segunda lectura más secreta, más camuflada.
de mi persona imaginaria, hacia una suerte de No podemos olvidar que Orlando es una “bio-
lengua sin memoria.”6. grafía”, o al menos en la ficción de escritura que
En algunas de las instantáneas tomadas plantea Woolf, la novela se traviste de “biogra-
entre 1891 y 1892 Austen propone un comple- fía”. Tal decisión por parte de la autora no es en
jísimo juego a medio camino entre autorretrato absoluto inocente, teniendo en cuenta que su
imposible y falsa autobiografía. Si en octubre de “mascarada” de veracidad, la que por otro lado
1891 se retrata disfrazada de hombre en el jar- Woolf se esfuerza en aclarar en el prefacio al
dín junto a sus amigas Julia Martin y Julia Bredt agradecer a sus amigos la asesoría sobre cues-
–Julia Martin y Julia Bredt y yo misma vestidas tiones concretas –las biografías cuentan cosas
de hombre. Jueves, 15 de octubre de 1891–, “reales”–, divide la autoría de la obra al menos
apenas un año después, en septiembre de en dos. O lo que es lo mismo, desdobla a la
1892, se autorretrata elegante con el clásico escritora: quien escribe y quien narra. Quien
abanico de las damas de sociedad en la mano, escribe –Woolf– usa a quien narra –quizás un
otra vez en el jardín –Autorretrato. De cuerpo anticuado hombre victoriano, cuando comenta
entero y abanico. Lunes, 9 de septiembre de la imposibilidad de escribir la biografía de una
1892. mujer, a menos que no hable de amor– para
En ambas ocasiones parece ir disfrazada, anticipar algo que apenas un año después se
travestida. Ninguno de estos estereotipos debe hará patente en otro de sus escritos más famo-
Estrella de Diego
imposible de la Orlando mujer se hace autobio-
grafía anotada de Woolf.
Sea como fuere, el enredo no termina ni
mucho menos ahí. En el Capítulo VI, cuando el
supuesto biógrafo interpela a los lectores, des-
velando la “cocina” de la redacción de una bio-
grafía/falsa autobiografía, se rompe un pacto
tácito para la escritura de ficción y casi incluso
de no ficción: no dirigirse a los lectores de forma
directa para mantener la ilusión requerida por
la(s) ficción(es). O, dicho de otro modo, para
mantener intacto el espacio y la lógica narrati-
vos de los cuales somos meros espectadores
mientras leemos.
En el Orlando de Woolf, rajado el espacio
narrativo, los papeles se intercambian y se anu-
lan: se acumulan. Igual que la protagonista, ya
mujer, escribe y escribe y escribiendo se suma a
la fabulosa intriga –¿quién narra al fin la histo-
ria, la autora, el narrador, Orlando? –, nosotros,
al leer, rota la posición privilegiada del que
observa desde fuera, nos superponemos al des- Fig. 3. Alice Austen, Autorretrato. De cuerpo entero y abani-
co. Lunes, 9 de septiembre de 1891, 1891.
lizamiento de identidades, un poco igual que
ocurre frente a algunas performances que asal-
tan la posición segura del espectador. El resque-
brajamiento de un sujeto esencial que narra o
que impone una mirada única al mundo implica
un lector/espectador tambaleado en su posición
tradicional de poder: el relato, escrito o visual,
reproduce cada vez un juego de espejos.
Se contemplan unos a otros escribiendo.
No: se narran unos a otros escribiendo. Se
narran –nos narramos– escribiendo y leyendo lo
escrito en esa autoría vacante que, igual que
sucediera con las identidades, casi cualquiera
puede ocupar –o un instante al menos. ¿No es
cada papel intercambiable al infinito?
Algo semejante ocurre con la película de Tod Fig. 4. Alice Austen, Julia Martin y Julia Bredt y yo misma ves-
Browing estrenada en 1932, al menos en cuan- tidas de hombre. Jueves, 15 de octubre de 1892, 1892.
to a paradojas se refiere. A pesar de las muchas
críticas recibidas por haber usado para la pro-
ducción personas con auténticas diferencias físi-
cas en un momento en que las célebres barracas
habían sido erradicadas al menos en teoría, el
director reflexiona sobre un concepto básico a
través del relato: lo “normal” no es sino una
construcción y en el mundo de los “freaks” la
extraña, la discordante, es la bella trapecista
que acaba por ser víctima de una terrible ven- para las transgresiones se han trasladado ahora
ganza al haberse burlado de uno de “ellos”. a otros escenarios.
Freaks cuenta la historia de un engaño, de O es posible que sí lleguen los circos y las
alguien que creyó que por ser diferentes eran ferias, que monten su casa ambulante en un
menos poderosos. Se trata de una apariencia. descampado del extrarradio, cuyo nombre sea
Viven en el circo y tienen su reglas. Se traiciona una noticia pequeñísima, si acaso, en las pági-
a uno y se traiciona a todos. Al final, los gran- nas locales del diario. Porque las ferias, igual
des, los fuertes, los bellos, los canónicos en que el circo y los antiguos zoos, parecen hoy
suma, se convierten en seres que reptan, heri- figuras retóricas del pasado, síntomas de otro
dos de muerte, al tratar de huir. Allí, sobre el tiempo; un tiempo de escasas abundancias en el
suelo, mirando los ojos hacia el suelo y no hacia cual no había parques temáticos.
el cielo, se equiparan todos. No obstante, cuando en el paseo nos damos
La historia de Browning comienza con un de bruces con el perfil de una feria a lo lejos,
prodigio que no se desvela a los espectadores y sentimos cómo el encuentro inesperado nos
termina con una vuelta al punto de partida: traslada hasta una sensación poderosa y anti-
“Aquí está, pueden verla.” La mujer bella que gua: un desamparo más profundo que el propio
enamoró a sultanes es un monstruo que se regreso a la infancia, tal vez porque las ferias tie-
expone ante los ojos curiosos de cualquiera que nen algo de destierro permanente, un exilio que
esté dispuesto a pagar por mirarla. Es la moral acaba por ser el alejamiento de la casa de la
del relato: los “monstruos” se vengan convir- memoria.
tiéndola en “uno de ellos”, peor que “ellos”, Y tienen, los circos y las ferias, una esencia
porque siempre, todo, puede ser más trágico. radical, pues si es cierto que los circos y las ferias
La mujer no puede hablar. Junto con la belleza son los lugares donde las diferencias –lo
y las piernas, junto al cuerpo, ha perdido el len- “otro”– se exhiben tras domarlas y darles un
guaje. Es sólo una rareza expuesta encima de un baño de civilización, no lo es menos que allí
escenario. también se construyen esas diferencias en el
Steward, citando el trabajo clásico de Fie- juego infinito de asaltar el espacio del especta-
dler, apunta el modo en el cual “la historia de dor, igual que las intromisiones del narrador del
las aberraciones del cuerpo físico no puede ser Orlando que tambalean al lector en su ensimis-
separada de la estructura del espectáculo. La mamiento. Hemos llegado hasta la feria para
etimología del término monstruo está relaciona- formar parte de una peculiar transgresión y para
da con moneo, ‘advertir’ y monstro ‘desvelar’”8. dejarnos ir, indefensos, al menos mientras dura
El monstruo –el freak, dice la autora– ha sido el recorrido.
visto como un objeto, algo capturado y enviado Las ferias tienen mucho de arquetipo, esa
a las cortes o a las clínicas de investigación franja de deseos y temores compartidos donde
médica, dependiendo del caso. Nada más cier- se manifiestan el prodigio y lo extraordinario,
to. Al hallarse en los márgenes el freak pierde su con mucho de lo “siniestro” freudiano, que no
subjetividad y se ve obligado a venderse en los es sino lo familiar que de pronto se hace extraño
espectáculos para sobrevivir. –o todo lo contrario, da igual. Se trata de una
Quizás por esa naturaleza marginal, el circo realidad deformada e inquietante, como la que
–la feria, la barraca– atrapa sin tregua a los proponía Enrique Marty en su instalación de
hombres de las vanguardias. Se trata de uno de grandes dimensiones del MUSAC hace apenas
esos lugares de la transgresión por antonomasia un par de años. Allí, y a través de esa confronta-
que tienden a desaparecer en los tiempos que ción de los espectadores con el reparto de dife-
corren. Cada vez es más raro tropezar en las ciu- rencias que se exponían para ser vistas –pero
dades con alguna feria de las de antes, quizás que ocupaban el espacio al mismo nivel del visi-
porque quedan pocos solares libres para insta- tante, traspasando los límites– la pregunta pare-
larlas o porque la mirada prefiere perderse cía inevitable: ¿quién mira a quién, el espectador
ahora en otros vértigos, porque los territorios al “diferente” exhibido o todo lo contrario?
Estrella de Diego
Fig. 5. Claude Cahun, Autorretrato, ca. 1927. Fig. 6. Marcel Duchamp, Tonsura, 1919.
Fig. 7. Imagen del circo (Biblioteca Nacional de España, Fig. 8. Hannah Höch, Domadora, ca. 1930.
Madrid).
te se enamora. La posición del espectador, a escucharlo. “Una de las razones por la cuales
Estrella de Diego
salvo, es asaltada: para eso ha llegado hasta el decidí dedicarme a la performance fue que no
circo. me gustaba la idea de que sólo la gente rica
Es curioso que el prólogo de la Lulu de Berg tuviera acceso a mi obra. En los clubs llego a
comience en un circo. El domador –otra vez mucha más gente. (...) Me dan náuseas cuando
entre el hombre y las fieras, peculiar intercam- entro a una galería. Prefiero pensar en el arte
bio de poder– presenta a los animales. Llama a como un ritual y tener consciencia e inconscien-
la serpiente, Lulú, que aparece vestida de Pie- cia humana para controlarlo.”, reflexionaba Fin-
rrot, la Lulú que va dejando cadáveres a su paso ley10.
–siete con el suyo, no está nada mal–, la mujer El cuerpo femenino, la trampa más obvia en
que enamora a hombres y mujeres, que somete la historia de Occidente, atrapaba a la mirada
y es sometida, que destroza y es destrozada. que, una vez allí, debía escuchar aquello que sin
“La dulce inocencia, mi mayor tesoro”, dice el recurrir al engaño histórico –las armas de
domador. Lulú es la serpiente. Y la serpiente es mujer– nunca hubiera consentido oír. Aludiendo
la tentadora, el pecado. Luego, en la escena a un tiempo y como Austen a un desplazamien-
siguiente, Lulú, siempre vestida de Pierrot, es la to y una omisión, Finley se dividía para narrar
modelo que un pintor inmortaliza en el cuadro. esa secuencia de imágenes de su vida que, en el
La modelo, como la cantante del music-hall, es fondo, no le pertenecían o no del todo; a medio
el epítome de la mujer mirada. camino entre autorretrato borrado y autobio-
Lulú sabía desde luego mirar a los ojos; con grafía ajena y compartida. Esa es, también y
su traje de Pierrot, un poco trapecista, represen- sobre todo, la naturaleza del circo, del espectá-
taba la mirada que construye desde el escena- culo, de la performance: dividirse en dos, vivir
rio: de todos y de nadie. Tan distante, tan lejos, en escena, estar fuera y dentro, uno que narra
tan inaccesible, en un espacio simbólicamente a otro...
tan aparte, y al tiempo, cerquísima, como el Y la Lola Montez de Max Ophuls se narra. La
cielo poderosa presencia que lo ocupa todo y lo mujer, cuya fuerza le permite seguir y seguir
rige todo. ¿No construyeron las mujeres sobre desfallecida y enferma, representando una pan-
los escenarios la mirada de los hombres de la tomima de su vida pasada, de sus antiguos
vanguardia? ¿Cómo explicar sino el fenómeno amores, los que no volverán a ser nunca, se ve
de Las Señoritas de Picasso? ¿No son ellas, esa sumergida en una extraordinaria acrobracia sen-
visión de la escena, lo que transforma el modo timental que implica las fantasías del especta-
de mirar del pintor, quien las observa desde dor. Lola Montez es, en la escena del circo,
fuera, desde abajo, subidas a su proscenio? aquello que los otros quieren que sea o, más
Bien visto, qué poco hace falta para tamba- bien, representa aquello que puede seguir sien-
lear la mirada impuesta. Llega allí, confiada, do si consigue que la vean como fue. Cuánto
pensando que la chica se desnudará y se más ricos los amantes, más alta en el trapecio:
encuentra con los ojos ciegos de su propio así fue ella. Y sube y sube mientras va contando
deseo. Herederas de las protagonistas de las los avatares de su vida, sube alto, más alto: la
varietes de los 20-30, las performers de los años amante de un rey. Y cae abrupta luego en estas
80 seguían jugando el juego. Karen Finley, memorias desde el trapecio.
entrella de cabaret down-town neoyorquino a La puesta en escena del trapecio tiene algo
finales de los 80, utilizaba el cuerpo para acabar secuencial, como las historias de vida: un pirue-
no hablando del cuerpo. Salía a escena como ta sigue a otra, igual que un amante siguió a
una stripper, coqueta y provocativa, y termina- otro en la vida de Lola Montez. Y los especta-
ba por apabullar al público con un acusador dores suben con Lola. Y bajan a lo largo de su
monólogo de tintes autobiográficos, en tanto fascinante retrato. En la metáfora del trapecio
autobiografía colectiva de las mujeres: los usos, que propone Lola Montez, el gesto va contando
sus abusos. Aterraba y desconcertaba a los los avatares de una existencia que la mujer rela-
espectadores: no hubieran querido tener que ta como si de la vida de otro se tratara.
Estrella de Diego
Fig. 11. Jo Spence, ¿Una imagen de la salud?, 1982. Fig. 12. Hannah Wilke, 16 de junio de 1992/19 de febrero de
1992, núm. 1, de la serie Intra Venus, 1992-93.
complejo de autorización. Por tanto la pregunta Tal es el caso de las dramáticas fotografías
canónica ‘¿Qué es la verdad?’ no se puede de Jo Spence y Hannah Wilke, ambas perfor-
separar del proceso de verificación de esa ver- mers que empezaron a trabajar a mediados de
dad”14. los años 70 a partir de su cuerpo en clave femi-
El caso de la escritora y fotógrafa canadien- nista y hasta cierto punto en el caso de la pri-
se L.M. Montgomery, quien utiliza las fotografí- mera a partir de elementos del “álbum familiar”
as, tantas, de familiares, amigos, suyas propias (Figs. 11 y 12). Después, habiendo sido ambas
posando, algunas hechas por ella misma, otras víctimas del cáncer con un final trágico en los
por amigos, con fines de “diario” parece una dos casos16, empiezan a recurrir a su cuerpo
confirmación clara del autorretrato con inten- para mostrar lo tabú en la cultura occidental: la
ción autobiográfica: contar a través de la foto lo muerte y la enfermedad y quién sabe si un poco
que va acaeciendo cada día, representarse en la ironía de las viejas mujeres tatuadas al expo-
las poses deseadas de sí misma15. En el fondo, ner su cuerpo recosido en el quirófano. El pro-
su propuesta de historia de vida, publicada pós- yecto recuerda a la serie de los autorretratos
tuma, tiene mucho en común con otros proyec- que la pintora finlandesa Helene Schjerfbeck
tos autobiográficos que a veces coinciden en la realiza durante veinte años y que muestran
abundancia de autorretratos, tengan o no una tanto el deterioro de su salud como los cambios
historia escrita paralela. en la pintura europea.
Lo que resulta en todo caso interesante de hasta del teatro –límites claros, espectador
Spence y Wilke es la forma en la cual son capa- seguro– se desplaza, se suspende, se rescribe, se
ces de trascender lo general, la autobiografía de cancela, se viola. Lo sabe bien el público que ha
las mujeres y el uso de su cuerpo como cierta asistido a alguna de las obras de La Ribot: lo
autobiografía colectiva, para llegar hasta lo par- inesperado le espera cada vez (Fig. 13).
ticular: ¿hay algo más particular que la propia Sea como fuere y tal vez leída bajo la luz de
enfermedad o muerte? De este modo, el uso esa propuesta autobiográfica, en épocas recien-
más extendido en la performance del cuerpo del tes Woodman ha empezado a ser (re)conocida,
artista como herramienta, como soporte donde si bien el uso conflictivo de su propia imagen,
la propia cara no garantiza el autorretrato ambiguo y dramático a veces, o hasta premoni-
(ellos/ellas no son esos), pasa a convertirse en torio (Figs. 14 y 15), plantea un peculiar acerca-
reformulación autobiográfica que muestra a ese miento autobiográfico en el cual el espacio de la
yo cambiante, sumergido en el caso concreto de representación, espacio que expulsa al especta-
estas dos mujeres, en un trágico “antes y des- dor y que con frecuencia borra las facciones de
pués”. En pocas palabras: un “yo (abiertamen- la protagonista, se integra en las relaciones
te) secuencial” que, hablando de la paradójicas que existen entre autorretratos y
“autobiografía de cualquiera” –y se cita aquí a autobiografía y refrenda, como es obvio, la cita-
Gertrude Stein al escribir su segunda autobio- da secuencialidad.
grafía, Everybody’s Autobiography, como la his- Es la traducción a imágenes de ese sujeto
toria de un americano corriente– consigue que se desdobla para narrarse y es aquí donde
catapultar al espectador hacia una experiencia reside la diferencia con el resto de propuestas
tan íntima que hubiera preferido no conocer. de los otros géneros pictóricos. Si en la pintura
Una vez más, la secuencialidad aparece de historia se narra la Historia (mayúscula) del
como característica del comentado proyecto “yo ejemplar” convertido en monumento,
autobiográfico en la modernidad, peldaños de mientras que en el bodegón ese yo ha sido
un trapecio invisible. No es otra cosa que la his- expulsado, y en el autorretrato tradicional se
toria que pasa y, más aún, el territorio donde se presenta ese “yo ejemplar” que la modernidad
pone de manifiesto la ulterior división del suje- traslada a un “yo quebrado” que a veces ni
to, igual que ocurre en el caso de uno de los siquiera habla de sí mismo (con todos los cam-
personajes más peculiares de las últimas déca- bios que dichas propuestas implican en el espa-
das, la fotógrafa americana Francesca Wood- cio del espectador, en su posición segura que es
man, cuyas fotos tomadas entre 1975 y 1981, en otros casos asaltada), el género autobiográ-
momento en el cual se suicida con veintitrés fico implica una multiplicidad del sujeto que
años, parecen un producto difícil de catalogar17. habla de sí mismo hasta cuando (o sobre todo)
El trabajo de Woodman tiene algo de esa habla de los demás. Aunque, más importante
biografía “actuada” y en cada fotograma pare- aún, esa serialidad, esa secuencialidad, que
ce refrendar la afinidad que Henry Sayre plantea fractura el tiempo unitario, reta al espacio uni-
en su libro clásico sobre performance, The tario a su vez. Son los cuerpos desdoblados,
Object of Performance18: la fotografía exige cier- desfamiliarizados como la ciudad-cuerpo de
ta puesta en escena que la convierte un poco en Ottinger.
performance, igual que el producto final de una
performance es una fotografía, incluso tenien- Afueras
do el papel secundario de testigo. Se trata, no El uso del propio cuerpo como lugar para la
obstante, de una verdad a medias, dado que en reflexión o simple “soporte” para llevar a cabo
la segunda fórmula narrativa no estamos de ver- la obra de arte –la acción o la performance– , a
dad nunca a salvo debido a su reproducción de veces incluso de una forma tan radical en los lla-
naturaleza del espectáculo. Es más: es una per- mados “accionistas vieneses”, no es en el caso
formance nunca se está del todo a salvo porque de las citadas Jo Spence y Hannah Wilke
el espacio tradicional de las artes visuales y –donde autorretrato y autobiografía se cancelan
Estrella de Diego
Fig. 13. Ribot, Pieza distinguida 27 (Another Bloody Mary), 2000.
Fig. 14. Francesca Woodman, S.T. , Nueva York, 1979. Fig. 15. Francesca Woodman, S.T. , Nueva York, 1979.
y se refrendan– o de otras tantas artistas, el sim- Lo explica de forma muy sagaz la videoartis-
ple soporte que hasta cierto punto puede pare- ta Trin Minh-Ha en su artículo “Grandma’s
cer en las performances de Enrico Job o Gilbert Story” –al discutir conceptos como “verdad”,
and George. Ni siquiera es el cuerpo más con- “Historias” e “historias” y la importancia de los
notado a través del disfraz que propone Michel relatos de mujeres en este tipo de redefinicio-
Journiac en su Homenaje a Freud de 1972; o nes–: “Si tú tienes paciencia para escuchar, ella
Giorgio Ciam y sus “retratos imposibles” de las sentirá placer en contarte historias”21. Pero
mismas fechas19 y hasta las autopolaroids de nadie conseguía escuchar a Kelly. Es probable
Samaras que se convierten para él en una espe- que perder el control sobre el espacio visual
cie de autohappening, como explica Ben Lifson: implique perderlo sobre el espacio narrativo.
“la ficción de las fotografías de Samaras toma En aquellos años 70 las mujeres se plantea-
uno de los temas primordiales, el desarrollo ban una forma de autobiografía que estaba a
paralelo de un arte y un yo.”20 (Fig. 16). punto de revolucionar todas las propuestas
En el caso de tantas mujeres que comienzan anteriores. Escribían, o construían más bien,
a trabajar a partir de su cuerpo quizás sí está cierta autobiografía que tenía bastante de esa
presente la autobiografía –de “cualquiera”–, “autobiografía de cualquiera” que planteara
con frecuencia del modo que se definía como Stein y que terminaba por ser la autobiografía
más canónico, a través de la ausencia del propio de todos los excluídos –de hecho pasará a otras
rostro del marco de acción. Tal es el caso de la minorías raciales o sexuales–, de aquellos que
inglesa Mary Kelly, quien abordaba los misterios no tienen una historia propia que contar; de
(y vértigos) de la maternidad en una obra clási- aquellos a los cuales les ha sido arrebatado el
ca de los años 70, The Post Partum Document relato. Dicho de otro modo, las historias del “yo
(Fig. 17) –si bien no es una performance se sin yo”.
comporta como tal–, que, de carácter autobio- En la brecha que se abre entre los que deci-
gráfico, planteaba el tema de un modo inusita- den olvidar y los que no tienen opción de hacer-
do en la historia de Occidente: a través de lo porque no poseen memoria de su historia,
gráficos sobre las paredes, una obra por lo tanto entre tanto desmembramiento y desjerarquiza-
de carácter marcadamente conceptual que revi- ción barthesianos, es donde surge la duda res-
saba incluso el propio concepto de autorretrato pecto a la supervivencia de la autoridad.
y autobiografía. Seguramente muchos de estos artistas lo saben.
En el caso de Kelly se había roto además la “Yo soy mi propio símbolo”, escribe Barthes en
noción del espacio asignado al espectador que la mencionada autobiografía. En el fondo,
estaba acostumbrado a contemplar la vida de aquellos que son dueños de una identidad bien
los demás desde fuera, en su posición segura. conformada pueden ser conscientes de la rup-
¿Qué veía? ¿Qué reconocía de lo que miraba? tura, de la separación, de la fragmentación en la
Lo que parece interesante es cómo la inca- propia subjetividad. ¿Y los que no tienen histo-
pacidad de ver generaba tanta angustia en el ria, ni memoria, ni subjetividad según los pará-
espectador que anulaba el resto de los sentidos. metros del discurso de autoridad?
Su cuerpo completo parecía concentrado en el Laura Marcus recuerda el modo en el cual
vacío contundente, en la exigencia de volver a Patricia Williams, experta en derecho, incluye
ser dueño de la visión que no implicaba sino vol- experiencias autobiográficas en sus discusiones
ver a ser dueño del espacio y, junto con él, de la teóricas. Relata cómo en cierta ocasión le es
dimensión consensuada del mundo y, por lo negada la entrada en una tienda Benneton de
tanto, del lugar que se ocupa en el mismo. Nueva York: “Si la cara de la puerta tiene buena
Preso de la pérdida de control y autoridad del pinta, se aprieta el timbre y la puerta se abre. Si
espectador occidental –pues de eso se trataba–, la cara tiene mala pinta, la puerta permanece
no tenía la paciencia necesaria para escuchar la cerrada. Ya se sabe que el factor mala pinta está
narración que la voz le iba contando o, más relacionado con lo racial…”22.
aún, no le prestaba atención por considerarla El mismo jovencito que decide no abrir a
información secundaria. Williams ha debido dejar pasar a unas cuantas
Estrella de Diego
Fig. 16. Lucas Samaras, Auto polaroids, 1969-71. Fig. 17. Mary Kelly, The Post Partum Document, 1973.
personas blancas que, como la protagonista de ciado a la clase, al género, la raza o las orienta-
la historia –excluida– hubiera querido hacer, ciones sexuales de los protagonistas, que no
están dentro comprando jerseys para sus todos tienen ni tienen en igual medida.
madres. Y sigue reflexionando Williams a pro- De eso saben mucho las mujeres quienes, en
pósito de estas exclusiones; se pregunta si “los tanto colectivo al margen del discurso de auto-
negros buscan en los espejos de las caras asus- ridad, han pasado siglos tratando de diseñar
tadas de los blancos la realidad de su mala unos proyectos autobiográficos que han termi-
pinta.” nado por configurarse como un nuevo modo de
Aunque el juego de exclusiones no termina contar la historia; una historia que en el camino
aquí. Cuando Williams decide incluir este relato ha perdido la mayúscula y con ella buena parte
autobiográfico en su ponencia del simposio de las exigencias narrativas que ésta impone.
“Voces excluidas”, financiado por una revista Son las mujeres, hablando de sus exclusiones y
jurídica, se le devuelve la copia del artículo muy sus autobiografías negadas, quienes han esta-
corregida y eliminadas de la misma no sólo las blecido el primer paso hacia ese cambio radical
referencia a Benetton, sino “todas las referen- de paradigma al cual han seguido luego pará-
cias a mi raza, porque era parte de su ‘política metros como la orientación sexual y la raza.
editorial’ no permitir descripciones fisonómi- Lo saben las mujeres negras como Adrian
cas.” El derecho a la autobiografía –narrar la Piper, una artista que por tener aspecto de blan-
propia vida– termina por ser un privilegio aso- ca en sus puestas en escena explora el malestar
que este hecho causa entre la gente que va Rey ha seguido una evolución parecida a la de
encontrando23. En los años 70, cuando empieza los otros personajes. Una de las primeras for-
a trabajar, Piper imprime una serie de tarjetas mas que el Rey tomó fue la encarnación de
que reparte, por ejemplo, entre aquéllos que, al Carlos I, pasando luego a convertirse en un rey
no detectar que se trata de una persona negra, negro, el Desdichado, tal vez una de sus más
hacen algún comentario racista. Las tarjetas de populares caracterizaciones (Fig. 18).
visita, diseñadas al modo de tarjetas de empre- Cuando, llevando la mascarada a la extre-
sa, llaman la atención sobre la poca delicadeza mas consecuencias, en 1980 decidió pasar dos
del interlocutor: las apariencias pueden llevar a semanas en Nueva York vestida de bailarina
situaciones tan embarazosas como la que están negra, al encontrarse en una galería tuvo oca-
viviendo en ese momento. sión de comprobar la forma en que era obser-
En esa misma línea de revisión de género, vada por un chico de color que había ido a
clase y raza se sitúa la obra de Eleanor Antin, entregar algo al local. Se preguntó entonces si
quien en sus performances adquiere varios el muchacho había percibido el engaño o si se
aspectos diferentes que no se limitan a ser dis- había sentido incómodo al notar algo raro,
fraces para la actuación sino verdaderas actitu- incluso pretendiendo no verla.
des que a veces se prolongan en la vida real. “Imagino que reacciona intuitivamente,
Algunos de estos disfraces invaden su vida coti- como consecuencia de una larga experiencia
diana rozando casi un terreno esquizofrénico. ante señales mezcladas o imperfectas, del
En su Teatro del yo la performer se transforma mismo modo que reacciona la gente de color
en presencia y en esencia, siendo las metamor- en general ante determinadas señales –y elimi-
fosis el punto para una meditación sobre el tra- na el problema rechazándolas del mismo modo
vestismo como una terapia de exploración que me rechaza a mí. Es el viejo truco de los
sobre las verdades múltiples del yo y su relativi- débiles, resolver el problema haciendo que no
dad. “Me resulta útil pensar que mi alma está existe. Como mujer yo también he usado ese
presidida por cuatro personajes– una Bailarina, truco.”24. Pero en esa ocasión Antin es la fuer-
un Rey, una Enfermera y una Estrella de cine te, a pesar de conocer las estrategias de los
Negra. Al dividirme entre estos cuatro persona- débiles a partir de sus propias experiencias –a
jes he aprendido mucho sobre mi vida y mi pro- veces los papeles se cambian. Así, su disfraz de
pio personaje así como sobre mi situación en el rey negro al que llama El Desdichado, simboliza
mundo”, comentaba Antin. el juego de los opuestos en el que un rey –el
Estos personajes simbolizan cuatro aspectos hombre poderoso– no sólo es negro –parte de
del yo, cuatro facetas de personalidad. Como una minoría–, sino infeliz. En el fondo, lo
explica Whiters, la Bailarina representa al artis- importante no es cómo se ve uno o cómo le
ta, la persona que se ha hecho a sí misma y ven los demás, sino cómo debe verse uno
Antin se encarna en Eleanora Antinova, una mismo y qué imagen debe proyectar hacia el
bailarina negra que trabajó con Diaghilev hacia exterior; cómo ven los demás aquello a través
los años 20 –en su aceptación real del persona- de lo cual uno se ve a sí mismo. ¿Quién es uno
je la performer lleva años escribiendo las mismo?
memorias de este personaje en apariencia Uno de los casos más curiosos que se cons-
inexistente, afianzando su ser a través de una tituye como un extraño producto cultural de los
historia continuada. La Enfermera encarna el años 70 es sin lugar a dudas Laurie Anderson,
ideal de ayuda al prójimo y toma tanto el quien incongruentemente llegó al número uno
aspecto de una enfermera moderna como el de de ventas con una canción antipatriótica, O
Eleanor Nightingale. Superman. Las estrategias de la performer se
El personaje que menos se ha desarrollado basan, como en muchos otros casos, en una
ha sido la Estrella de cine negra al ser Antin distorsión del yo que no se manifiesta en la
consciente de que ser negro no era en sí mismo imagen andrógina con la que salía a escena
una profesión, mientras su transformación en desde las primeras actuaciones –eso no haría
Estrella de Diego
Fig. 18. Eleanor Antin, Portrait of the King, 1972.
sino recoger la tradición de las mujeres que se quien es explotado por la mujer y obliga a
replantean lo femenino desde sus mismas raí- recordar cómo a menudo las mujeres han crea-
ces, reflejada en los varios estereotipos ameri- do para los artistas y cómo ellos se han apro-
canos que aborda. piado de su obra. No obstante, el juego pone
Algunos son poderosos, otros menos y, sin en evidencia otra cuestión básica: este hombre
embargo, Anderson se presenta siempre igual, no tiene entidad propia, es el otro yo de la per-
disfrazada de hombre; se apropia de los símbo- former, lo esquizofrénico que sólo existe en
los masculinos y se proyecta poderosa. Aunque tanto en cuanto ella existe y no sólo porque su
lo más interesante de Anderson es la forma en cuerpo ha sido la base para esa transformación
la cual sitúa al espectador ante un mundo de mecánica y porque ella lo ha creado, sino por-
travestismo mecánico cuando en 1986 y ade- que Anderson/mujer es la imagen que el públi-
lantándose a muchas de las propuestas poste- co conoce. Ella es quien tiene el poder, y sin
riores en la red, distorsiona su imagen ella, todo lo que él haga será inútil porque en
convirtiéndose primero en un enano, el secre- el show business, como en el mundo del arte,
tario, porque desde que es famosa no puede lo importante es la imagen que se proyecta y en
trabajar, dedicada sólo a las entrevistas. este caso también está claro quién manda.
El secretario es quien hace el trabajo mien- Luego, rizando el rizo, el secretario estará
tras ella lee el periódico, trastocando los roles demasiado ocupado y se reclonará en una secre-
tradicionales. El hombre es quien produce, taria gigante: otra vez volverán a contar su vida.
La identidad en Anderson era ya por entonces –Últimos deseos de 1995–, pies descalzos, con-
nómada, aludiendo a un tiempo, a un despla- densaba el espacio, rostro escondido, y obliga-
zamiento y a una omisión, proponiendo un ba al espectador a revisar su mirada. Y con ella,
nuevo catálogo de diferencias a la carta que, al su subjetividad, porque ya se sabe que en la
subvertir la identidad y el rostro y junto con cultura occidental la subjetividad conforma la
ellos los valores que imponen el mundo, inclui- mirada tanto como la mirada conforma la sub-
da la noción del espacio, situaba al espectador jetividad (Fig. 19). He aquí, en ese desplaza-
en la cuerda floja, sin saber bien cómo gestio- miento de la mirada, en esa desfamilizarización
nar esas nuevas proposiciones narrativas. del espacio de los espectadores con mucho de
Por esos mismos años, andando sobre el metáfora de un trapecio, una forma supina de
alambre el funambulista de Antoni Abad subversión.
Estrella de Diego
Catelli, N., El espacio autobio- Berger, J., Ways of Seeing, Har-
gráfico, Barcelona, 1991, pág. 17-18. mondsworth, BBC/Penguin, 1972, nology, Representation and the Con-
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12 York, 2006. Otra contribución impor-
uality”, The Turn of the Century Ger- Dow Adams, T., Light Writing
man Literature and Art.1890-1915, and Life Writing. Photography in tante para revisar algunas estrategias
The McMaster Colloquium on German Autobiography, Chapell Hill y Lonfres, en los orígenes y desarrollo de la per-
Literature, Bonn, 1978. 2000, pág. 1. formance es la exposición Ver bailar,
6 13 Centro Andaluz de Arte Contemporá-
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19
pág. 18. Feminist Theory of Women´s Self Rep- Sobre el trabajo de muchos de
7 estos artistas ver Vergine, L., Body Art
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The Life and Photography of an Amer- Visual Performance Diaries of L.M. guage, Milán, 2000.
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21
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22
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24
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in the Late 80s (Cat. Ex.p), The Insti- formance. The American Avant-Garde ies, Primavera, 1986, 21- 22.
tute of Contemporary Art, Museum of since 1970, Chicago, 1989. Sobre el
Fine Arts, Boston, 1988, pág. 84. uso de la autobiografía en la perfor-
Leonard Folgarait
Vanderbilt University
RESUMEN
Los acontecimientos de la historia mundial reciente, sobre todo el conflicto militar en Irak, nos traen a la mente
cuestiones de importancia histórica, social y política que se sugirieron en la obra de Chris Burden, artista de per-
formance de California, especialmente en la primera mitad de la década de los setenta. Una referencia tan clara
a cuestiones actuales en la obra de arte plantea preguntas acerca del estado de estas obras como arte, frente a
la documentación o editorialización, en el sentido normal de esa categoría de la especie humana. ¿Desarrolla el
arte, en este caso, una actividad de transgresión que la expulsa de los discursos normales del mundo del arte?
ABSTRACT
Events of recent world history, especially the military conflict in Iraq, bring to mind issues of historical, social, and
political import that were suggested by the work of Chris Burden, California performance artist, especially in his
work from the early to mid 1970s. Such a strong reference to current issues in the artwork bring up questions
of the status of these works as art, as opposed to documentation or editorializing, in the normal sense of that
category of human experience. Does art, in this case, engage in an activity of trangression that takes it ouside
of the normal discourses of the artworld?
Los acontecimientos de la historia mundial ejemplo parece ir más allá de lo imaginable, sino
durante los primeros años del siglo XXI situaron también en las lesiones psicológicas y emocio-
el destino del cuerpo humano en primer plano nales que se instalan en el sentido y la culpabi-
de la conciencia colectiva global. No es necesa- lidad de quiénes somos como sociedad
rio ser ciudadano de ningún país concreto, ni humana. La única lección que se puede apren-
pertenecer a ningún partido político, raza, reli- der con esto es que no hemos aprendido leccio-
gión, género, ni siquiera edad, para darse cuen- nes históricas de las guerras precedentes,
ta de la masiva presencia en los medios de especialmente aquellas en la historia vivida por
comunicación del gran daño que se está inflin- la mayoría de los adultos.
giendo a la carne y a los huesos de nuestros La guerra actual de ocupación que se está
congéneres y la atroz certeza de que esta carni- librando en Irak, especialmente su eterna dura-
cería va a continuar al mismo nivel en el futuro ción y justificación sin sentido, es lógico que nos
próximo. Esta tortura no sólo consiste en el traiga a la mente comparaciones con la guerra
daño y el trauma físico que con cada nuevo de Vietnam, que ocupó al ejército de Estados
Unidos desde principios de los sesenta hasta la a la mayoría de las nociones que definían una
mitad de la década de los setenta. Más de obra de arte entonces y todavía ahora, y tras-
58.000 estadounidenses perdieron la vida tornó el estado del producto de la actividad
(incluidos los soldados desaparecidos en com- artística entendido como una mercancía y un
bate), 4.000 soldados surcoreanos que lucha- objeto que exhibir para el disfrute estético.
ban por el Sur, así como cerca de 3,35 millones Chris Burden presentó un trabajo que llegó al
de vidas vietnamitas de ambos lados del conflic- mismo corazón de las ansiedades sociales de
to. En el alcance de esta breve disertación no finales de los sesenta y principios de los setenta.
está previsto analizar las ambiciones del impe- Y llegó de tal modo, que se consideró un indi-
rialismo agresivo de Estados Unidos que dieron cador definitivo de lo que había convertido a
lugar a tal implicación militar, la cual acabó en ese período en un momento de cambios políti-
derrota para los invasores. cos y morales muy profundos, un momento que
La conexión entre Irak y Vietnam nos tiene implicaciones de inmensa importancia
devuelve recuerdos históricos de la intensidad para nosotros en la actualidad. Las transgresio-
de la respuesta artística ante la debacle de ese nes de esta obra de arte no se limitan a aquellas
último conflicto. Se observaron imágenes de que salen del arte para introducirse en la políti-
protesta en todo el mundo, en todo tipo de ca, sino también de las que salen de la década
medios. Toda una joven generación se desvin- de los setenta y llegan hasta la actualidad, de un
culó del statu quo burgués que aceptaba las tiempo de guerra a otro.
masivas muertes de la guerra. Por aquel enton- Para aquellos lectores que conozcan la obra
ces se podían leer en pegatinas en los coches de de Burden o en general a los artistas de perfor-
Estados Unidos eslóganes del tipo “La guerra es mance de su época, no sería interesante incluir
un buen negocio: invierte a tu hijo” o “Alístate aquí una descripción generalizada de su traba-
en el ejército, visita tierras lejanas llenas de per- jo. La intención de esta disertación es, sin
sonas amables e interesantes, y mátalas”. La embargo, poner de relieve aspectos más filosó-
música rock n’roll alejada de la corriente princi- ficos de esta obra para demostrar cuestiones de
pal, la música folk, los cómics y las películas su pertinencia en aquella época y en la actuali-
underground, todo estaba orientado hacia la dad, centrándonos en el estado del cuerpo
corrupción instalada en el corazón del por humano en situaciones de angustia, peligro y
entonces llamado complejo militar industrial ausencia. Y, teniendo presentes las intenciones
para exigir el fin de la guerra. Esta política cultu- de este volumen de Quintana, examinar cómo
ral alimentaba y era alimentada por el conflicto las formas extremas de “arte” pueden satisfacer
real que se libraba en el frente de casa, incluida o no nuestras definiciones actuales de ese tér-
la batalla campal entre la policía y los jóvenes mino y esa actividad humana.
manifestantes en la Convención Demócrata cele-
Una descripción cronológica de algunas pie-
brada en 1968 en Chicago, un acontecimiento
zas importantes de este período nos servirá para
cuyas imágenes televisadas horrorizaron a los
dar paso a estas cuestiones más amplias.
pacifistas por su exhibición de las brutales prácti-
cas de la policía. El espectro de un “estado poli- 1971, Abril, Five Day Locker Piece, (Fig. 1)
cial” vagaba entre la sociedad estadounidense, descrita por primera vez por el propio Burden:
que parecía estar librando la guerra de Vietnam
dentro y fuera de casa. Me encerré en la taquilla número 5
Un joven artista estadounidense respondió a durante cinco días consecutivos y no salí de
este contexto histórico con imágenes que, con ahí en ese tiempo. La taquilla medía 61 cm
intención o sin ella, trajeron al primer plano, no de alto, 61 cm de ancho y 91 cm de pro-
sólo la batalla campal ideológica entre “halco- fundidad. Dejé de comer varios días antes
nes” y “palomas”, “hippies” y “gente de orden” de entrar. La taquilla situada justo encima de
sino que consiguió poner nervioso al mundo del mí contenía 22 litros de agua embotellada;
arte de las galerías y las casas de subastas con la taquilla situada debajo de mí contenía
escenificaciones y performances que desafiaban una botella vacía de 22 litros1.
Leonard Folgarait
sentido interpretar el significado de ese círculo
rojo. Pero con Burden, es todo lo que tenemos.
¿Por qué es eso todo lo que tenemos?
La descripción es importante porque la foto-
grafía de las taquillas no nos proporciona ningún
tipo de información, también lo es para aquellos
que estuvieron presentes y no veían ni oían a
Burden mientras estaba encerrado. Como la
documentación fotográfica del evento es todo lo
que tenemos de la misma, no podemos sentir la
experiencia sensorial de escucharle respirar,
hablar o moverse, ni tampoco disponemos de la
experiencia temporal de su duración. Sin la des-
cripción, nos quedamos con la banalidad que
supone un registro visual, completamente inde-
terminado, de taquillas de estudiantes. Y aun así
con la descripción verbal, con el sucinto lengua-
je y la brevedad forzada, estamos muy alejados
de lo que siempre esperamos de los artistas, una
Fig. 1. Five Locker Piece. Courtesy of Gagosian Gallery.
explicación cargada de significado, un acceso
completo a la psicología profunda y la subjetivi-
dad de las promesas de ilustración que ofrece el
arte de calidad o incluso aquél que resulta senci-
llamente interesante. Esta negación consiste en
Comienzo con descripciones porque parece no proporcionar al observador de la fotografía
tan extraño, incluso perverso, que una actuación una oportunidad para relacionar nuestra subjeti-
como la descrita necesite algún tipo de descrip- vidad con la del artista y la obra de arte. Nuestra
ción y que de alguna manera esta descripción es subjetividad se queda sin nada que hacer. Todo
tan breve y banal, tan detallada y objetiva que lo que tenemos es un reportaje que no es ni ilus-
parece no pertenecer al universo del lenguaje del trado ni ilustrativo, muy parecido al más breve
arte, esa jerga que ha estimulado las carreras y el comunicado de noticias, sin historias de interés
mercado del arte durante gran parte del período humano, sin gancho que haga aflorar emocio-
moderno. nes hondas y que nos diga cómo nos debemos
En primer lugar, ¿por qué me extraña que sentir, un regalo por el cual nos sentimos pro-
esta actuación necesite algún tipo de descrip- fundamente agradecidos. Mucho de lo que trata
ción? Sólo porque parece tan obvio que fue esto Burden son comportamientos de verdad y con-
lo que se hizo. Rara vez, si es que llega a ocurrir, fianza en nuestro contrato social con aquellos a
leemos una descripción del proceso con el que los que confiamos la verdad.
Picasso realizó una pintura, del tipo “durante Este es un buen punto para retroceder un
cinco días pensó dónde situar el círculo rojo y, poco y reflexionar sobre por qué eran cuestiones
después, trazó el contorno en cinco segundos y importantes a principios de los setenta, sobre
dejó el pincel sobre el lienzo otros diez segun- todo, cómo los medios comerciales (los medios
dos, momento en el cual finalizó el proceso”. He impresos y de radiodifusión que estaban finan-
caído en esta descripción inventada sólo para ciados por publicidad con intereses comerciales)
señalar que no parecer haber sido necesaria informaban de la guerra de Vietnam. En 1971,
hasta la fecha para los estudiosos de la obra era bastante frecuente ver a diario las listas de
Picasso, no sólo porque no se haya registrado bajas y fotografías de bolsas de cuerpos. Tam-
nunca un proceso de este tipo, sino sobre todo bién en ese año, la retórica que alimentaba el
debate entre los halcones y las palomas era pre- tesco océano no estarían sujetos a un juicio de
decible y estaba bien ensayada. Las páginas y las este tipo. Su muerte o su supervivencia se mol-
pantallas se llenaban con información gráfica dearía, en cambio, en el lenguaje profunda-
acompañada de reacciones de los cargos electos mente metafórico de aquellos que tomaron
y las personas de a pie ante el estado actual de posiciones políticas al respecto de la guerra.
la guerra. Lo que faltaba, por supuesto, de estos ¿Qué derecho tenía Burden a jugar con esas
expositores, era una explicación documentada y cuestiones cuando no eran cuestiones con las
estudiada de las causas de la guerra, cuyos inte- que se debiera jugar en la época?
reses servían para empezar y continuar la carni- Este “juego” fue precisamente un modo de
cería, y algunos conceptos y lenguaje críticos y traer con un nivel de ansiedad elevada y expe-
esenciales para que empezase el fin del conflicto riencia inmediata los efectos incómodos y gene-
en términos de no combate. radores de culpa de la guerra, de traerla a casa
Five Day Locker Piece responde a estas cues- y de que al menos una persona se negase a
tiones al ensalzar aparentemente un sentimien- hablar sobre la situación de peligro del cuerpo
to de frustración proporcionando sólo una humano o a explicarla y situase, realmente y a
descripción de la actuación y descartando explí- propósito, a su propio cuerpo en una situación
citamente su inspiración, gestación y justifica- de peligro percibido. El cuerpo en peligro esta-
ción originales. El observador, desconocedor de ba ahora en casa y no podíamos ignorarlo, pero
estas cuestiones, tiene casi que decidir si admi- tampoco podíamos darle una explicación.
rar o ridiculizar esta performance solamente por Como el cuerpo en peligro era real e irreal a
la reacción de sus entrañas y no por otra más la vez, como sentíamos que se nos debía una
informada, porque precisamente información es explicación que no recibíamos, sino que en
de lo que no dispone. Lo que desencadena cambio recibíamos una descripción, Burden nos
todavía más estas reacciones tan contundentes lanza a un espacio de subjetividad suspendida,
es, desde luego, que Burden hizo algo a su un lugar de ética sin ataduras, de política no
cuerpo que resulta tan desafiante para el esta- resuelta. Un lugar, en otras palabras, donde
do de un cuerpo sano, libre y en funcionamien- tenemos que esforzarnos para comprender
to que pareció poco ético e incluso delictivo a cuestiones terriblemente desafiantes que nos
muchas personas de dentro y fuera del mundo habían explicado anteriormente artistas, críticos
del arte. ¿Tenía él o tenía alguien derecho a y políticos. Este es un lugar aterrador, un lugar
mortificar de tal forma un cuerpo, aunque fuese que renovará el sentido burgués de la consola-
el suyo propio y aunque asumiese la plena res- ción de uno mismo convirtiéndola en una pesa-
ponsabilidad y se recuperase totalmente de los dilla existencial. Si somos capaces de salir de
efectos? ¿Era la actuación tan efectista y artísti- este lugar con la sensación de haber sobrevivido
ca para que la modificación del cuerpo no a su vacío de moralidad y ausencia del sentido
importase nada en absoluto? de lo correcto, y hemos tenido que pensar real-
El modo en que habla esta pieza del envol- mente acerca de las implicaciones de las taqui-
torio de la Guerra de Vietnam es que represen- llas de Burden y llegar a nuestras propias
ta su realidad en un espacio metafórico que es conclusiones al respecto, quizás en algún
a la vez auténtico y fabricado y que ese espacio momento y al llegar a una posición crítica con
gira en torno a la supervivencia o a la destruc- las perversiones mentales que nos han impues-
ción del cuerpo humano. Auténtico porque uti- to aquellos que controlan la información y su
liza su propio cuerpo y porque se enfrentó de interpretación, quizá fuese un punto de partida
manera prolongada a su estado de salud y liber- para pensar acerca de los masivos sacrificios de
tad normal. Y fabricado porque fue algo planifi- vidas de formas diferentes. El modo de Burden
cado, organizado y controlado de forma que el de encerrar su cuerpo, en cierta manera igual
artista avanzase de esa obra a otra. Pero los sol- que las conocidas jaulas de tigres de los campa-
dados cuyas vidas corrían peligro y se perdían mentos de POW en Vietnam, constituye un
en un alejado campo de batalla, tras un gigan- vehículo a través del cual podemos liberar nues-
tras mentes. Quizá entonces empecemos a pen- sinsentido todavía mayor y en una cuestión
Leonard Folgarait
sar sobre Abu Grab, Guantánamo y otras for- menos explicable y que carece de cualquier tipo
mas actuales de encierro y castigo. de justificación. No estoy tomando ninguna
Entonces ¿cómo se ha vuelto tan pertinente posición política, sino que estoy absorbiendo el
esta reflexión sobre esta forma de arte y una consenso del periodismo actual. Hoy en día hay,
guerra de hace unos cuarenta años y por qué sin duda, artistas, escritores y músicos que han
tiene tanta importancia hoy en día el estudio de reaccionado con firmeza en contra de la guerra
la obra de Burden? actual, protestando contra los poderes de la
Es importante saber que las bajas estadou- Casa Blanca y el Congreso, exigiendo la destitu-
nidenses en la guerra de Irak, en proceso mien- ción de los responsables y demandando el
tras se escribe este artículo, se comunican de inmediato regreso de las tropas estadouniden-
ses. Estos artistas pusieron voz a la protesta y la
forma distinta a las de Vietnam. Sí, hay recuen-
frustración, proporcionaron un idioma y unas
tos diarios de cuerpos, pero después de varias
imágenes con las que podemos vivir y de las que
fotografías no oficiales de ataúdes alineados en
podemos participar. Nos proporcionaron un
los hangares de un aeropuerto en los primeros
lugar donde estar, un lugar donde ejercer nues-
años tras la invasión, las imágenes de bolsas de
tra subjetividad política. Busco artistas actuales
cadáveres y ataúdes se han eliminado de mane-
para que nos devuelvan ese espacio abierto de
ra sistemática de los medios de comunicación.
terror absoluto donde debemos construir nues-
Otra diferencia importante entre aquella guerra
tra propia vía de conflicto y dolor hasta llegar a
y esta es, sin duda, la justificación que respalda
un pensamiento original sobre cuál es la mejor
cada una de las invasiones. La amenaza de la
reacción ante la pesadilla actual. Lo cual nos
proliferación comunista durante la guerra fría
devuelve a Burden en 1971.
constituyó una base de motivos para la invasión
de Vietnam, un argumento que convenció a En noviembre, interpretó Shoot, en la gale-
numerosos estadounidenses, sobre todo a ría “F Space” de Santa Ana, en la Baja Califor-
aquellos cuyo recuerdo vivo de la violenta nia (Fig. 2). Esta se ha convertido en su pieza
expansión de los imperios alemán y japonés ali- más infame, la que ha adquirido la categoría de
emblemática no sólo de su propio trabajo sino
mentaba su lógica de supervivencia en un
del arte del performance contemporáneo en
mundo peligroso. Con independencia de las
general.
profundas discrepancias que surgieron sobre la
guerra a finales de los sesenta, el razonamiento De nuevo, la mejor descripción es la que
inicial no fue tan criticado como su eterno sin- proporciona Burden:
sentido.
La guerra actual, aunque se explica de A las 7:45 p.m. Me disparó un amigo en
manera similar como una defensa contra las el brazo izquierdo. El proyectil era una bala
fuerzas que atacaron la ciudad de Nueva York de rifle largo del 22 recubierta de cobre. Mi
en 2001 y, por ello, la nación corre un grave amigo estaba de pie a unos 4,5 metros de
riesgo salvo que se las localice y enjuicie, ha distancia2.
estado expuesta desde entonces a la falta de
justificación, a la creencia general de que los Vayamos más allá de las preguntas acerca
terroristas se encuentran en Afganistán y no del valor de impacto que posee esta pieza, del
han sido nunca aliados de los líderes iraquíes y explícito salto que dio al pasar de la incomodi-
a la inexistencia de pruebas que demostrasen la dad y el abuso de su propio cuerpo a las lesio-
presencia de armas de destrucción masiva en nes reales. Preferiría tratar cuestiones de
Irak, cuya certeza fue lo que impulsó al gobier- contexto inmediato que condicionaron el com-
no estadounidense a iniciar la invasión. Lo que portamiento de la audiencia presente en Shoot.
ha hecho la guerra actual para cambiar las cues- Cuando el tirador se situó en su posición, no se
tiones relacionadas con la de Vietnam es con- informó de que nadie del espacio hubiese inter-
vertir la pérdida de vidas de ambos lados en un venido para evitar lo que debiera haber parecido
una situación muy peligrosa, ya que cuando los pesar de los riesgos que implicaba el grado de
rifles apuntan a cuerpos suelen producirse lesio- puntería del tirador.
nes graves o muertes, o impedir simplemente un Sin embargo, y creo que esto es algo impor-
acontecimiento potencialmente traumático para tante, la reacción del observador de la fotogra-
los espectadores. No hubo ningún informe para fía de la actuación, de su descripción visual y
la policía de un tiroteo, ni se presentó ninguna verbal, debería haber sido muy distinta; como lo
reclamación. Lo que ocurrió fue que el contexto fue cuando vi por primera vez este documento,
del arte visto e interpretado en un espacio de sin saber nada de Burden ni de su trabajo ante-
arte cambió las normas del comportamiento rior, sin tener conocimiento de las expectativas
social de tal forma que lo que era peligroso e ile- que despierta una performance de Burden. Esta
gal fuera de esta galería se consideraba acepta- falta de información me obligó a realizar mi pro-
ble dentro de sus paredes. En otras palabras, los pia performance, planteando preguntas acerca
medios del espacio de la galería y todas sus con- de la ética del público en persona, preguntán-
notaciones que describían actividades en su dome si esto en sí era arte, y algunas otras reac-
interior convirtieron la mortificación y la lesión ciones predecibles. Tanto los miembros del
de la carne en una experiencia estética. En este público en persona como los del público ausen-
caso, los auténticos performers fueron los te pasaron a estar sujetos al control estratégico
miembros del público de la galería, por el simple que ejercía Burden, pero desde los extremos
y terrorífico hecho de lo que no hicieron. Si estos opuestos de esta dinámica. Pero los destinata-
mismos individuos se encontrasen en una situa- rios del reportaje periodístico fueron los más
ción idéntica realizada por personas desconoci- sujetos a las dislocaciones del protocolo social
das fuera de la galería de arte, su reacción habitual, como se ha comentado antes en el
hubiese sido diferente. caso de la pieza de las taquillas.
No se pretende enjuiciar a este público, sino Una consecuencia importante de este tipo
subrayar el poder del mundo del arte para alte- de presentación no mediada de una actuación
rar el comportamiento social normal de una (aunque sí muy mediada por el contexto del
manera tan radical. No sólo estaban condicio- mundo del arte como se ha comentado, pero en
nados por las expectativas que imponían los este caso me refiero a no mediada por la expli-
espacios de la galería en general, sino en este cación que ofrece el artista o un portavoz antes,
caso por la reputación de Burden. En otras pala- durante o después de la actuación) es que cual-
bras, no les sorprendió ver algo tan extremo, quier forma de interpretación, incluso la inter-
pero probablemente ya venían con este tipo de pretación indirecta que aquí se proporciona,
expectativas, ya que sabemos que Burden no está abierta al desacuerdo y a la discusión inme-
invitaba al gran público, sino a un grupo de diata. De hecho, la reacción más crítica de este
amigos que conocían su trabajo de cerca. Es período de la obra de Burden no proviene de la
probable que este control del público contribu- investigación, del trabajo de archivo ni de otras
yese a la aceptación colectiva de todo lo que recopilaciones de hechos objetivos, sino de pos-
podía pasar y que pasó. Las normas del com- turas profundamente subjetivas. En esta apertu-
portamiento lícito y seguro se anularon desde el ra de un espacio crítico no paradigmático, no se
principio. ha impuesto ningún significado monolítico a
Este detalle sobre el público de Shoot es esta obra de arte. Recuerdo personalmente dis-
importante con relación a mis comentarios cusiones acaloradas entre artistas, historiadores
anteriores acerca del poder de los medios de del arte, críticos, estudiantes y espectadores del
comunicación para controlar la información y arte en general, que imposibilitaron su resolu-
las reacciones durante este período concreto. Al ción a causa de la absoluta intensidad de las
manipular el contexto de esta pieza tanto como opiniones contrarias.
hizo él con su público inmediato para que fuese Un ejemplo de esta infinita apertura de
a ver arte en lugar de algo real, controló la inter- recepción tuvo lugar cuando Burden ofreció una
pretación de la actuación de principio a fin, a conferencia como invitado en una clase que yo
Leonard Folgarait
artista que se había ganado una notoria reputa-
ción, que los críticos habían comprobado los
límites interpretativos de su obra y que era una
oportunidad para, por fin, recibir correctamente
la obra de Burden, para recibir el sentido de
toda ella directamente del autor. Esto no iba a
ser así. Y esta negativa fue más mortificante por
la presencia evidente de cicatrices en la parte
superior del brazo y las manos del artista (las
manos dejaban ver claramente marcas de heri-
das de Trans-Fixed, de 1974, en la que se clavó
las manos a la parte superior de un coche y las
heridas en el brazo de Shoot). El hecho de que
el cuerpo de Burden era un registro andante de
su obra, que las cicatrices hablaban largo y ten-
dido no sólo de las propias actuaciones sino que
la presencia en su cuerpo era una forma de per-
formance en sí misma, era otra provocación que
invitaba a pronunciamientos muy subjetivos por
parte del artista.
Fig. 2. Shoot (5), 1971. Courtesy of Gagosian Gallery. ¿Cómo, se preguntaban los estudiantes,
puede llevarse a cabo una obra de arte por su
propia realización sin sentir una profunda moti-
vación y valorar los parámetros interpretativos,
sobre todo en su contexto del estudio del arte
impartía en el California Institute of the Arts a en una escuela conocida en aquel entonces por
finales de la década de los setenta. No fue exac- su inmersión pedagógica en la teoría? Para
tamente una conferencia, ya que Burden mos- abreviar, mientras que la mayoría de los estu-
tró diapositivas de las obras comentadas en esta diantes salieron de clase confundidos y desilu-
disertación y ofreció descripciones de lo que sionados, preparados para emitir su juicio en su
ocurrió durante las actuaciones muy similares, siguiente clase, algunos se quedaron para decir-
sino idénticas, a las descripciones aquí citadas. le a Burden que se habían sentido verdadera-
No proporcionó ninguna explicación ni interpre- mente liberados de que no se les hubiera
tación y respondió a las preguntas con un adi- impuesto un significado, que de la confusión
cional discurso descriptivo, aunque igual de inicial procedía ese sentimiento de liberación
breve. Los estudiantes, todos artistas, se queda- intimidante de pensar por ellos mismos en un
ron bastante perplejos, frustrados e incluso espacio abierto. Mi esperanza entonces era que
molestos por la presentación, en parte por la estos pocos discutiesen encendidamente con la
naturaleza gráfica del tratamiento de Burden de mayoría contrariada.
su propio cuerpo, pero mayormente, eso me El sentido de esta pequeña historia es suge-
pareció, por su reticencia a retroceder y mediar rir la gran ausencia de esta productiva vincula-
de forma provocadora sobre su trabajo. Fue ción de cuestiones artísticas y políticas en la
muy diferente a sesiones anteriores del curso en actualidad. No es culpa de los artistas actuales,
las que presenté conferencias interpretativas sino más bien de la cultura política actual en
estándar sobre el “significado” de Mondrian y Occidente, donde incluso los ciudadanos bien
Pollock, respaldando mis afirmaciones con citas informados y concienzudos se ven obligados a
dignas de ser citadas de los propios artistas. Este actuar en un contexto de la política del miedo,
no fue el caso. y donde hablar en contra del poder se tacha de
falta de patriotismo. El miedo a pensar acerca obtener un efecto visual específico y experimen-
de las cuestiones críticas actuales (hay muchísi- tal en general. El hecho de que tratase su medio
mas: se me ocurre la globalización del comercio tan en serio como para no simular la herida de
y la guerra permanente en la clase trabajadora, bala, por ejemplo, forma parte de este argu-
y la guerra permanente en general) sin la red mento.
protectora de las “posiciones” de los partidos Y aun así, el propio hecho de que no simu-
políticos mayoritarios nos mantiene bloqueados lase el disparo comienza a alejar este acto de las
con falsas alternativas. La obra sin prescripcio- convenciones de la mayoría de las obras de arte
nes de Burden obliga a ir “sin mensaje” y a realizadas hasta aquella fecha. Y todo ello en el
entrar en esa zona peligrosa de la actividad sentido de que la mayor parte del arte se había
humana en la que se presentan nuevas alterna- invertido en el conjunto del proyecto y la ideo-
tivas. Este es el motivo por el que este trabajo logía de la representación, de la realidad virtual,
importa hoy en día. Aunque la presente diserta- de pedir al espectador que firmase el contrato
ción se limita a las primeras obras de perfor- de que el arte eran comentarios e interpretacio-
mance, se invita al lector a que investigue los nes de la realidad. Por lo tanto, estaba alejada
trabajos de instalaciones posteriores de Burden, de esa realidad mediante una distancia cons-
en muchas de las cuales se presentan cuestiones ciente y acordada mutuamente, de que el cuer-
de la guerra y del poder social de manera bas- po con daño físico se iba a pintar con
tante explícita en sus imágenes y narrativa. pigmentos sobre el lienzo, se iba a transmitir
Pero, volvamos ahora a Shoot. Aquí, con con hendiduras profundas en una escultura de
más mordacidad que antes, el efecto era acerca bronce o a cubrir con pintura roja sobre un
de los peligros a los que estaba sujeto el cuerpo escenario o en la pantalla. Tratar “realmente” la
humano a principios de los años setenta, peli- condición del cuerpo parecía incumplir la totali-
gros como heridas de bala o la muerte en el dad del contrato, sin importar lo escenificado o
peor de los casos. ¿Y qué ocurría entonces con controlado que fuese, parecía convertir el pro-
los soldados que volvían terriblemente mutila- pio concepto de la representación en insosteni-
dos, heridos tanto mental como físicamente, ble. ¿Dónde está aquí el arte? Esta no era la
víctimas de una guerra que cada vez defendían ironía de Duchamp de las inversiones crueles ni
menos personas? Otra parte del contexto perti- el confuso estado de un lienzo cubierto con una
nente de violencia en esta época en el sur de capa lisa no diferenciada de pintura blanca. Esto
California era el rápido aumento e intensidad era un ataque directo al mismo propósito del
de los delitos en la ciudad, sobre todo entre arte, un conjunto de conceptos e imágenes
bandas de jóvenes disidentes. Las noticias sobre impresionantemente polémicas que desestabili-
tiroteos entre civiles eran bastante habituales en zaban el contrato social y estético del arte.
los informativos de la noche. ¿Por qué iba No me posicionaré con ninguno de los ban-
alguien a hacerse esto a sí mismo con fines dos de esta discusión sino que sugeriré que este
artísticos? ¿Era esto arte en cualquier caso? Es trabajo aporta ese mundo de las tinieblas de las
fácil imaginar el resto de las preguntas, pero definiciones inestables y evanescentes. Si esto
para acercarnos al tema de esta edición de la es arte, ¿vive entonces en el mismo universo
publicación, me gustaría centrarme un momen- que Norman Rockwell? Si no es arte, ¿cómo se
to en la pregunta: ¿es esto arte? pueden clasificar los intensos sentimientos que
Por supuesto, es imposible responder a esta despierta, las reacciones ante el tema del cuer-
pregunta. Muchos se contentan con esta expli- po en peligro más intensas si cabe que ante los
cación, porque Burden llegó a la performance a Desastres de la guerra? Si a principios de los
través de la escultura, principalmente la escultu- años setenta teníamos que valorar la diferencia
ra animada por la implicación física de su cuer- entre la oposición a la amenaza comunista en el
po, porque la utilización de su cuerpo es como sudeste asiático y el fomento de la guerra racis-
la de un escultor que talla o modela el medio y ta, en la década de los ochenta entre los “lucha-
porque las actuaciones se escenificaban para dores por la libertad” y los operativos de la CIA,
Leonard Folgarait
Fig. 3. Chris Burden, White Light / White Heat, 1975. Ronald Feldman Fine Arts.
Courtesy of Gagosian Gallery.
¿qué hacemos hoy en día con la brecha entre el mantenían con el mundo social y comenzaron
“cambio de régimen” y la invasión de naciones a detectar grietas también allí.
soberanas sin justificación defendible? ¿Cómo 1975, Febrero, White Light/White Heat,
se puede considerar que proteger nuestra priva- Ronald Feldman Fine Arts (Fig. 3).
cidad es apoyar a los terroristas?
De nuevo, la descripción de la pieza que
Los primeros trabajos de Burden tienen
proporciona Burden:
importancia hoy en día porque nos recuerdan
que las elecciones reales que pueden conducir
a cambios en la creatividad de nuestro pensa- Para mi espectáculo unipersonal en
miento no tienen por qué ser necesariamente Ronald Feldman, pedí que se construyese
elecciones disyuntivas, según el metaconcepto
una gran plataforma triangular en la esqui-
de nosotros/ellos. Lo que importa es la pertur-
na sudeste de la galería. La plataforma esta-
bación de los paradigmas ideológicos, de las
ba situada a 30 m del suelo y a 61 cm del
definiciones monolíticas, del estancamiento de
atrincheramientos iguales, aunque opuestos. A techo; el borde exterior medía 55 m a tra-
raíz de ese momento a principios de los años vés. El tamaño y la altura de la plataforma
setenta, cuando Burden comenzó a desestabi- venían determinados por la necesidad de
lizar el concepto del arte de manera tan radi- poder estar tumbado sin que se me viese
cal, aquellos interesados en este tipo de desde ningún punto de la galería. Permane-
cuestiones, una vez que sus definiciones de cí tumbado sobre la plataforma durante
arte sostenidas durante tanto tiempo se veintidós días, la duración del espectáculo.
habían tambaleado lo suficiente, quizá amplia- Durante toda la pieza no comí, caminé ni
ron también su visión a otros contratos que bajé. No vi a nadie y nadie me vio a mí3.
Las fotografías de la esquina de la galería, ¿Creyeron los visitantes de la galería que Burden
con la plataforma instalada, mostraban que esta estuvo de verdad allí arriba durante veintidós
manipulación de la forma del espacio de la gale- días seguidos, sin comer? ¿Puede el cuerpo
ría también afectaba a la iluminación de manera humano sobrevivir? ¿No hubiera transmitido lo
especial. Los focos estaban alineados en el techo mismo igual de bien si hubiese bajado por las
a unos 61 cm de las paredes, se habían situado noches y hubiese comido a intervalos? ¿Hubiese
ahí para iluminar las obras de arte de esas pare- resistido un grupo de auténticos creyentes la
des y ahora iluminaban paredes desnudas, hasta tentación de formar una pirámide humana para
llegar a la esquina. En esa esquina, iluminaban la demostrar/desmentir su presencia? Me canso a
superficie superior de la plataforma (superficie mí mismo con estas preguntas, ya que por
que no se puede ver desde el ángulo de la foto- supuesto generan una duda acerca de la inten-
grafía, ya que fue tomada al nivel del suelo) y la ción manifiesta de una persona que promete
luz se reflejaba hacia arriba desde la superficie tener un comportamiento determinado. ¿Quién
blanca (supuestamente, dada la intensidad del soy yo para dudar, especialmente de artistas,
reflejo) e iluminaba después el techo y la esqui- que siempre han sido maestros de la ilusión?
na situada encima de la plataforma con una Pero entonces, esto no es una ilusión, ¿verdad?
blancura extrema, tan intensa que parecía des- Se reduce a confiar o no confiar y a aplicar tam-
materializar el material de la esquina y el techo bién esta pregunta a cuestiones que no tienen
como si las paredes y el techo estuviesen cons- que ver con el arte, como había hecho un año
truidos con la propia luz. antes un presidente al abusar de la confianza
En cambio, cuando la plataforma bloqueaba depositada en aquel gobierno y dimitir en lugar
esta luz y la reflejaba hacia arriba, también pro- de convertirse en objeto de un enjuiciamiento
yectaba una sombra en las paredes situadas penal. Sin duda, con la confianza perdida de los
justo debajo de ella, la oscuridad se intensificaba círculos oficiales, el arte permanecería puro y
en la esquina. Desde la posición ventajosa de Burden estaría de veras allí arriba sólo porque
observar directamente la esquina, la sombra había dicho que lo haría.
adoptaba la forma de un triángulo invertido. El En las cintas del caso Watergate faltan frag-
efecto global tiene ahora una forma inestable, mentos, pero confiamos en que contienen ver-
que busca el equilibrio en un punto afilado, que dades concluyentes y acusadoras, verdades
soporta una banda blanca y estrecha, desde quizá más poderosas porque siempre han estado
cuya parte superior emana una materia blanca ausentes y no se han conocido nunca. Las armas
gaseosa o energía de pura luz que disuelve las de destrucción masiva, más poderosas porque
formas sólidas que la rodean. Quizás esta sea nunca se demostró su existencia, con su ausen-
una imagen que sólo se puede explicar median- cia se enviaron soldados a una batalla basada en
te el razonamiento espiritual, lo cual quiere decir su no existencia. Las muertes del ejército esta-
la ausencia de razonamiento, que a su vez es la dounidense en Irak son, a día de hoy, más nume-
aceptación absoluta. Y toda la propuesta visual rosas que los muertos estadounidenses y no
descansa sobre un juego de contrarios: podemos estadounidenses en los ataques al World Trade
ver claramente la esquina oscurecida y saber Center. ¿Cuántos ejecutivos van a su oficina
todo lo que hay que saber sobre esta verdad para no regresar nunca; cuántos soldados van a
material, pero no podemos ver nada en la super- una zona de conflicto para no regresar nunca?
ficie iluminada. La oscuridad nos proporciona ¿Cómo sabemos que alguien está en algún lugar
una verdad material y objetiva y la luz nos la por un motivo que ellos y nosotros damos por
niega. Y si caminamos hacia la esquina, y quizá sentado, pero que quizá no debiéramos dar por
debajo de la plataforma, conoceremos muy bien sentado? Esta obra de Burden me hace reflexio-
esta esquina, pero perderemos por completo la nar sobre estas cosas.
vista de la esquina iluminada superior. ¿Qué La cuestión de la ubicación personal, enten-
podemos hacer con esto? diendo por ello el lugar donde está situado real-
Quiero finalizar con esta pieza porque trata mente el cuerpo en un momento determinado,
otro concepto importante del arte, el ser creído. es un tema cargado de significado en la actua-
lidad. En Londres, por ejemplo, no hay casi nin- una mayoría produce la ausencia de ese vence-
Leonard Folgarait
gún lugar donde uno pueda entrar o salir de un dor en la Casa Blanca; cómo la persona más pre-
edificio o recorrer la distancia de una manzana, sente como la cara del terror puede estar
sin que alguna cámara registre su aspecto y sus totalmente ausente y ser imposible de encon-
movimientos, contrastándolos al instante con trar; cómo puede la frase “mission accomplis-
los de una gigantesca base de datos de vigilan- hed” (misión cumplida) recuperar en algún
cia e identificación. Y la mayoría de nuestros momento su significado ausente de ahora, para
teléfonos móviles actuales están cargados pre- siempre; cómo podemos saber qué extraordina-
viamente con chips GPS. Hoy en día sabemos rios atletas realizaron sus logros sin estar un
quién y donde está la gente a través de mane- poco al rojo vivo; está la segunda vida más pre-
ras y en cantidades que Burden no podía imagi- sente para algunos y se ha ausentado la prime-
nar en 1975, y sin embargo esta pieza habla de ra; por qué el comercio patrocina la telerrealidad
un estado mental en el que se debe imaginar el imponiendo necesidades irreales a los especta-
valor de no saber donde está alguien. Este des- dores y por qué se ataca algo tan incontestable
conocimiento nos obliga a plantearnos cuestio- como el calentamiento global como si fuese una
nes poco frecuentes: ¿Necesitamos saber donde estratagema política? Si la dinámica de la con-
está todo el mundo? ¿Podemos confiar siempre
fianza/traición impulsa estos ejemplos, quizá los
en las nuevas tecnologías de vigilancia y con-
auténticos creyentes en Burden no deseen tre-
trol? ¿Es bueno que en realidad no podamos
par unos sobre otros para ver si está realmente
demostrar que Burden estuvo en esa platafor-
allí arriba. Qué horrible es temer esa traición.
ma? ¿No tiene el mismo valor haber deseado
creerlo y haber, sencillamente, continuado con Así que, ¿son estas piezas de Chris Burden
esa creencia? ¿Tendría esta pieza, si se repitiese obras de arte? Todo depende de cuánto este-
hoy (sólo por Burden, claro está) más repercu- mos dispuestos a cuestionar este término frente
sión en nuestra conciencia social que en 1975? a otros de nuestro discurso y comportamiento
Todas las palabras del título de esta pieza sociales. ¿Podemos permitirnos que esa catego-
hacen referencia a la pureza y los absolutos, a la ría importe o no hoy en día? Creo que seguimos
iluminación y a la desaparición de las contin- necesitando trabajadores de las imágenes y los
gencias morales, y quizás las espirituales. Uno significados que nos obliguen a reconsiderar
debe creer que Burden está allí arriba, que está nuestras vidas que damos por sentado, a recon-
presente físicamente aunque visualmente siderar aquello que refuerza y aquello que se
ausente. El título, una versión exacta del de una resiste a la gran maquinaria de las ideologías
canción de la Velvet Underground, un grupo de racionalizadoras actuales. Vivimos de acuerdo
rock n’ roll vanguardista de la ciudad de Nueva con las libertades percibidas y las limitaciones de
York, hace referencia al consumo y los efectos nuestra dimensión social. Los principios de Bur-
de la heroína, al discurrir del calor por la corrien- den importan mucho hoy en día porque nos
te sanguínea hasta las funciones cerebrales que obligan a reconsiderar y a volver a imaginar esas
deducen la verdad a partir de la realidad, el libertades y opresiones. Si realmente vivimos en
dolor a partir del placer, el presente a partir de dimensiones sociales y psicológicas que siguen
todo lo que no sea el presente; y convierten permitiendo que las mentiras se presenten
esas funciones en un viaje desde el cuerpo pre- como verdades, la ausencia por presencia y la
sente y el momento presente. obediencia por patriotismo, las molestias que
Para que regresemos al momento actual, o causó Burden, incluso las explosiones mentales
más bien para sugerir cómo esta pieza de Bur- de revulsión y trauma que sintió parte de su
den lo hace, planteo las siguientes preguntas: público, son un pequeño precio que debemos
¿cómo la persona que recibió más votos en pagar para empezar a habitar en dimensiones
2000 no fue elegido presidente, la presencia de diferentes de pensamiento y de vida.
TEXTO ORIXINAL
Leonard Folgarait
Vanderbilt University
The events of world history in these early years of the twenty-first century have brought the fate of the
human body to the foreground of our collective, world consciousness. One does not have to be a citizen of any
particular country, member of any political party, race, religion, gender, or even age, to realize the massive dis-
play in our information media of the great damage being inflicted upon the flesh and bones of our fellow
humans and the appalling certainty that this carnage will continue unabated for the foreseeable future. These
afflictions are not only of the physical damage and trauma that with each successive example seem to go beyond
the imaginable, but also the emotional and psychological injury that lodges in the sense and guilt of who we are
as human societies. The only lesson being learned here is that we have not learned the historical lessons of pre-
vious wars, especially those in the lived history of most adults.
The current war of occupation being fought in Iraq, especially its endless duration and pointless rationale,
have reasonably brought to mind comparisons with the Vietnam war, which occupied the armed forces of the
United States from the early 1960s to the mid 1970s. Over 58,000 American lives were lost (this includes sol-
diers missing in action), 4,000 south Korean soldiers fighting for the South, as well as somewhere around 3.35
million Vietnamese lives from both sides of the conflict. It is beyond the scope of this short essay to examine the
aggressively imperialist ambitions of the United States that led to this military involvement, one that ended in
defeat for the invaders.
This connection between Iraq and Vietnam throws art historical memories back to the intensity of response
by artists to the Vietnam debacle. Images of protest were seen world-wide, in every medium. An entire youth
generation dropped away from the bourgeois status-quo of acceptance of massive war deaths. Slogans of the
day, seen on car bumper stickers in the U.S., included “War is good business: invest your son,” and “Join the
Army, visit faraway lands full of warm and colorful people, and kill them.” Non-mainstream rock n’ roll music,
folk music, underground comics and film all targeted the corruption at the heart of what was then called the
industrial-military complex to demand an end to the war. This cultural politics fed and was fed by real conflict at
the home front, including pitched battle between police and youth protestors at the 1968 Democratic Conven-
tion in Chicago, an event whose televised images horrified pacifists for its exposure of brutal police tactics. The
specter of a “police state” haunted American society, which was seen as fighting the Vietnam War abroad and
at home.
A young American artist responded to this historical context with images that, intentionally or not, brought
to the fore not only the pitched ideological battle between “hawks” and “doves”, “hippies” and “straights,”
but managed to unnerve the art world of galleries and auction houses with staged events, performance art,
which challenged most notions of what defined an art work then and even now, and subverted the status of
the product of an artist’s activity as a commodity and as an object for display and aesthetic enjoyment. Chris Bur-
Leonard Folgarait
den presented work that got to the very heart of the social anxieties of the late 60s-early 70s, so much so that
they seem as definitive markers of what made that period so profound a moment in changing politics and con-
sciousness, a moment that has implications of overwhelming import for us today. The trangressions of this art-
work are not only those that coss over from art to politics, but also from the 1970s to now, from one wartime
to another.
For those readers familiar with Burden or with performance artists of that period in general, a generalized
description of his work will not be of interest here. The intention of this essay, is, rather, to raise more philo-
sophical aspects of this work, to probe issues of its relevance for then and for now, concentrating on the status
of the human body in states of distress, danger, and absence. And, to be mindful of the intentions of this edi-
tion of Quintana, to examine how extreme forms of “art” might or might not satisfy our working definitions of
that term and that human activity.
A chronological description of a few major pieces from this period will get us started on these larger issues.
1971, April, Five Day Locker Piece, (Fig. 1) first described in Burden’s own words.
“I was locked in locker number 5 for five consecutive days and did not leave the locker during this time. The
locker measured two feet high, two feet wide, and three feet deep. I stopped eating several days prior to entry.
The locker directly above me contained five gallons of bottled water; the locker below me contained an empty
five gallon bottle.”1
I start with descriptions because it seems so odd, perverse, even, that such an event as just described needs
description at all and that somehow such a description is so brief and banal, so detailed and objective that it
seems not to belong in the universe of art speak, that jargon that has fueled the art market and careerism for
much of the modern period.
First, why does it seem to me odd that this event needs description at all? Only because it seems so self evi-
dent that this was the thing done. Rarely, if ever, do we read a description of the process by which Picasso made
a panting, such as “for five days he thought of where to place the red circle and then traced the outline in five
seconds, leaving the brush on the canvas for another ten seconds, at which time the process was complete”. I
lapse into this invented description only to point out how such has not seemed to be necessary to Picasso schol-
ars before, not only because such a process was never recorded, but mostly because it would probably be point-
less in interpreting the meaning of that red circle. But with Burden, that is all we have. Why is that all we have?
The description is valuable because information is unavailable to us from the photograph of the lockers, and
also to those present who did not see or hear Burden while he was inside. Because the photo documentation
of the event is all we have of the event, we do not experience the sensory experience of hearing him breathe or
speak or move around, nor is the temporal experience of the duration available to us. Without the description,
we are left with the banality of a totally undistinguished visual record of student lockers. And yet with the ver-
bal description, with its clipped language and forced brevity, we are distanced from what we always crave from
artists, a meaningful explanation, a profound access to the deep psychology and subjectivity of promises of
enlightenment that great or even simply interesting art offers. This denial is one of denying the viewer of the
photograph an opportunity to connect our subjectivity to that of artist and artwork. Our subjectivity is left with
nothing to do. All we have is unenlightened and unenlightening reportage, much like the briefest of a news
report, one without the human interest story, without the hook that pulls at our heartstrings and tells us how
to feel, a gift for which we feel a deep sense of gratitude. A lot of what Burden touches on are the behaviors
of truth and trust in our social contract with those whom we entrust with the truth.
This is a good point to back up a bit to reflect on why these were important issues in the early 1970s, espe-
cially in relation to how the commercial media (print and broadcast media that were financed by advertisements
from commercial interests) reported on the war in Vietnam. By 1971, it was quite common to see the lists of
casualties and photographs of body bags on a daily basis. By this time also, the rhetoric that fueled the debate
between hawks and doves was predictable and well-rehearsed. What filled the pages and screens was graphic
information accompanied by reactions from elected officials and persons-in-the-street to the current state of the
war. What was missing, of course, from these outlets, was a researched and considered explanation of the caus-
es of the war, whose interests it served to start and to continue the carnage, and some core of critical concepts
and language to begin to end the conflict in non-combat terms.
Five Day Locker Piece responds to these issues by seemingly heightening a feeling of frustration by provid-
ing only a description of the event and explicitly leaving out its original inspiration, gestation, and justification.
The viewer uninformed on these matters almost has to decide whether to admire or to deride such a perform-
ance purely on a gut reaction rather than an informed one, precisely because such information is not available.
What further triggers such strong reactions, of course, is that Burden has done something to his body that is so
challenging of its status of a healthy, free and functioning body that it seemed unethical and even criminal to
many in and outside of the art world. Did he or did anybody have the right to so mortify the body, even if it was
his own and even if he took full responsibility and even if he would fully recover from the effects? Was the event
so staged and artful that the mortification of the body did not matter, at all?
The way in which this piece speaks to the packaging of the Vietnam War is that it stages its reality in a
metaphorical space that is both truthful and fabrication, and that that space revolves around the survival or
destruction of the human body. Truthful in that he used his real body and in that it did experience sustained chal-
lenges to its normally free and healthy state, and fabricated because it was planned and staged and controlled
so that the artist would move from that to another piece. But soldiers whose lives were risked and lost on a bat-
tlefield far across a huge ocean would not be subjected to judgment in this manner. Their death or survival would
be cast, however, in the deeply metaphorical language of those who took political positions on the war. What
right did Burden have to play with such issues when they were not issues to be played with at this time?
This ‘play’ was precisely a form of bringing to a level of high anxiety and immediate experience the uncom-
fortable and guilt-producing effects of the war, to bring it home, and for at least one person to refuse to talk
about or to explain the endangered human body but rather to actually and purposefully place himself into a sit-
uation of perceived danger. The endangered body was now at home and we could not ignore it, but neither
could we explain it away.
Because the endangered body was both real and not real, because we felt that we were due an explanation
but were not given one, given a description instead, Burden throws us into a space of suspended subjectivity, a
place of unmoored ethics, of unresolved politics. A place, in other words, where we have to work at under-
standing profoundly challenging questions that had previously been explained away to us by artists, critics, and
politicians. This is a frightening place, a place that will refashion the bourgeois sense of self-consolation into an
existential nightmare. If we can leave this place with a sense of having survived its vacuum of morality and
absence of sense of right, and actually have had to think through the implications of Burden’s locker piece and
come to our own conclusions about it, perhaps eventually and also reaching some critical position with the mind
warps imposed upon us by those who control information and its interpretation, perhaps that would be some
starting point to think about the massive sacrifices of lives in different ways. Burden’s form of caging his body,
somewhat like the notorious tiger cages of North Vietnamese POW camps, is a vehicle through which we can
uncage our minds. Maybe then we can begin to think about Abu Grab, Guantanamo, and more current forms
of caging and punishment.
How, then, does this meditation on an art form and a war of some forty years past become relevant to today,
and why does reflecting on Burdens’ work a that time matter greatly now?
It is important to note that the U.S. casualties in the Iraq war underway as of this writing are reported dif-
ferently than those of Vietnam. Yes, there are the daily body counts, but after a few unofficial photographs of
coffins lined up in airport hangars in the early years after the invasion, images of body bags and coffins have
been systematically excluded from the visual media. Another major difference between that war and this one is
of course the justification backing each invasion. The threat of communist proliferation during the cold war
formed a motivational basis for the invasion of Vietnam, an argument that held conviction for many Americans,
especially those whose living memories of the aggressive spread of German and Japanese empires fueled their
logic for survival in a dangerous world. Regardless of the deep divisions about the war that formed in the late
1960s, the initial rationale was not as deeply criticized as was its endless pointlessness.
The current war, although similarly explained as a defense against the forces that attacked New York City in
2001 and thus put the nation in great peril unless tracked down and brought to justice, has since been exposed
as having no such justification, as the attackers have been generally thought to be in Afghanistan and never
allied with Iraqi leaders, and as there have never been traces of the weapons of mass destruction in Iraq, the cer-
tainty about which drove the American administration to invade. What the current war has done to change the
issues of Vietnam is to make the loss of life on both sides even more pointless and even less explainable and
lacking any sense of justification. This is not a political position that I am taking, but rather an absorption of the
consensus of current journalism. There are, of course, current artists, writers, and musicians who have reacted
strongly against the current war, such as railing against the powers in the White House and /Congress, demand-
Leonard Folgarait
ing the impeachment of those most responsible, and calling for the immediate return of U.S. troops. /These
artists give voice to protest and frustration, give a language and images that we can inhabit and participate in.
They give us a place to be, a place to exercise our political subjectivity. I look for current artists to give back to
us that open space of sheer terror where we have to construct our own, conflicted and painful path to some
original imagining of how best to react to the current nightmare. Which brings us back to Burden in 1971.
In November, he performed Shoot, in “F Space” gallery in Santa Ana, southern California (Fig. 2). This
becomes his most infamous piece, one that has acquired iconic status for not only his own work, but for con-
temporary performance art in general.
Again, the description is best given by Burden:
“At 7:45 p.m. I was shot in the left arm by a friend. The bullet was a copper jacket 22 long rifle. My
friend was standing about fifteen feet from me.”2
Let us move beyond the questions of the shock value of this piece, of the explicit step that he took from dis-
comforting and abusing his body to actually injuring it. I want, rather, to move to issues of immediate context
that conditioned the behavior of the audience present for Shoot. As the shooter moved into position, nobody
in the space was reported as having intervened to prevent what must have seemed like a highly dangerous sit-
uation, as rifles pointed at bodies result in severe injury or death, or simply to prevent a potentially traumatic
event for the viewers. There was no report to the police of a shooting, nor any complaint filed. What happened
was that the context of Art seen/performed in an art space so completely changed norms of social behavior that
what was dangerous and unlawful outside of this gallery was received as acceptable within its walls. In other
words, the media of the gallery space and all of it connotations describing activities within it turned the morti-
fication and injury of flesh into an aesthetic experience. The true performers here were the members of the
gallery audience, by the mere and sheer fact of what they did not do. Had these same individuals come across
the identical action by persons unknown to them outside of the art gallery, their actions would have been very
different.
This is not to pass judgment on this audience, but rather to underline the power of the art world to change
normal social behavior in such a radical manner. They were not only conditioned by expectations imposed by
gallery spaces in general, but in this case by the reputation of Burden. They were not surprised, in other words,
to see something this extreme, but also probably came in with such expectations, as we know that Burden invit-
ed not the general public, but rather a group of friends who knew his work intimately. Such a control of the
audience probably contributed to their collective acceptance of all that might and did happen. Rules of legal and
safe behavior were ruled out from the first.
This detail about the audience for Shoot is important in regard to my earlier comments about the power of
the journalistic media to control information and reaction during this period in particular. By manipulating the
context of this piece as much as he did for the immediate audience, that they were going to see Art rather than
something real, he controlled the interpretation of the event from start to finish, in spite of the risks involved in
how careful the aim of the shooter would be.
However, and this I mean to be a major point here, the reaction of the viewer of the photograph of the
event, of its visual and verbal description, would have to be very different indeed, as it was when I first saw this
documentation, knowing nothing of Burden or his earlier work, not being privy to expectations of a Burden
event. This lack of information forced me into my own performance, raising questions as to the ethics of the in-
person audience, wondering if this could be art at all, and several other predicable reactions. Both in-person and
absent audience members became subject to strategic control on the part of Burden, but from opposite ends of
this dynamic. But the recipients of the journalistic reportage were the ones most subjected to the dislocations of
normal social protocol, as noted above for the locker piece.
One important consequence of this sort of unmediated presentation of an event (although heavily mediated
by the Art world context as suggested above, but in this case I mean not mediated by the Explanation offered by
the artist or a spokesperson, before, during, or after the event) is that any form of interpretation, even the indirect
one given here, is open to immediate disagreement and argument. Indeed, most critical reaction on this period of
Burden’s work comes not from research, archival work, or other objective fact-gathering, but rather from deeply
subjective positions. In this opening of a non-paradigmatic critical space, no monolithic meaning has imposed itself
on this work. I personally remember heated arguments among artists, art historians, critics, students and general
art –world observers that led nowhere, that kept closure at bay by the sheer intensity of opposing views.
An example of this open-endedness of reception happened when Burden delivered a guest lecture in a class
I taught at the California Institute of the Arts in the late 1970s. This was not quite a lecture, as Burden showed
slides of the works discussed in this essay and provided descriptions of what happened during each event very
similar to, if not verbatim, to the descriptions quoted here. He gave no explanation or interpretation, and
answered questions with more, but equally brief, description. The students, all artists, were quite perplexed, frus-
trated, and even discomforted by the presentation, partly by the graphic nature of Burden’s treatment of his own
body, but mostly, it seemed to me, by his reluctance to step back and meditate provocatively on his work. So
different, this, from previous sessions in this course where I would present standard, interpretive lectures on the
‘meaning’ of Mondrian and Pollock, buttressing my accounts with quotable quotes by the artists themselves. Not
so in this case.
The students knew that they were in the presence of an artist who had gained a notorious reputation, that
critics had tested their interpretive limits about his work, and that here was a chance to finally get the Burden
thing right, to receive the point of it all directly from him. This was not to be. And such denial was all the more
galling for the obvious appearance of scars on the artist’s upper arm and hands (the hands showing clear wound
marks from Trans-Fixed, of 1974, where his hands were nailed to the top of a car, and the upper arm wounds
from Shoot). The fact that Buren’s body was a walking record of his work, that the scars spoke volumes not only
of the events themselves but that their presence on his body was a form of a performance in itself, was anoth-
er provocation inviting deeply subjective pronouncements by the artist.
How, these students wondered, can art work be done for the doing itself without deeply felt motivation and
pondering of interpretive parameters, especially in their context of art studies at a school then known for its ped-
agogical immersion in theory? To cut this narrative short, whereas most students left the class confused and dis-
illusioned, ready to release their judgment in their next studio class, a few remained to tell Burden that they
actually felt relieved not having had meaning force-fed to them, that out of initial confusion came that sense of
frightening liberation of thinking for themselves in an open space. My hope then was that these few would
argue passionately with the disgruntled majority.
The point of this little story is to suggest how such productive engagement with issues in art and politics
these days is largely absent. This is not the fault of today’s artists, but rather the fault of today’s political culture
in the West, where even well informed and conscientious citizens are forced to operate in a context of the pol-
itics of fear, and where speaking against power is labeled as unpatriotic. The fear of thinking about the critical
issues of today (there are so many: globalization of commerce and permanent war on the working class, and
permanent war in general come to mind) without the safety net of the ‘positions’ of the major political parties
keeps us locked within false alternatives. Burden’s non-prescriptive work forces one to go ‘off message’ and to
enter that dangerous area of human activity where new alternatives present themselves. That is why this body
of work matters today. Although this essay limits itself to the early performance work, the reader is encouraged
to research Burden’s later works of installations, many of which take up the issues of war and social power quite
explicitly in its imagery and narrativity.
But, to get back to Shoot now. Here, more pointedly than before, the effect was about the dangers that the
human body was subjected to in the early 1970s, dangers such as gunshot wounds, or death by such at worst.
What of soldiers who returned horribly maimed, mentally as well as physically wounded, victims of a war that
fewer and fewer were defending by then? Another part of the relevant context of violence at this time in south-
ern California was the rapid rise and intensity of inner city crime, especially among gangs of disaffected youth.
Reports of civilians shooting each other were quite common on the evening news. Why would somebody do
such a thing to oneself in the interest of art, and was this art at all? One can well imagine all the rest of such a
list of questions, but to get closer to the theme of this issue of this journal, I want to focus for a moment on the
question: Is this Art?
Of course this is unanswerable. Many are happy with this label, because Burden came to performance
through sculpture, especially sculpture that was animated by the physical involvement of his body, because his
use of his body is like that of a sculptor carving or molding the medium, and because the events were staged
for a specific visual and generally experiential effect. The fact that he treated his medium so seriously as to not
fake the bullet wound, for instance, is part of this argument.
And yet, the very fact that he did not fake the shooting begins to separate this act from the conventions of
most art forms up till then, meaning that most art had been invested in the whole project and ideology of rep-
resentation, of virtual reality, of asking the viewer to buy into the contract that art was commentary and inter-
Leonard Folgarait
pretation on reality and therefore at a self-conscious and mutually agreed-upon distance to that reality, that the
body in physical trauma would be painted in pigment on canvas, expressed by deep gouges in bronze sculpture,
or covered with red paint on stage or screen. Being ‘real’ about the condition of the body seemed to break that
contract altogether, no matter how staged and controlled it was, to make the very concept of representation
untenable. Where was the Art here? This was not the Duchampian irony of cruel inversions nor the fuzzy status
of a canvas covered with an undifferentiated flat layer of white paint. This was a direct attack on the very pur-
pose of Art, a fabulously confrontational set of concepts and images that unhinged the aesthetic and social con-
tract of Art.
I will not take either side of this argument here but rather suggest that this work throws in into that nether
world of unstable and dissolving definitions. If this is Art, then does it live in the same universe as Norman Rock-
well? If this is not Art, how can one categorize the strong feelings generated by it, perhaps even stronger reac-
tions to the subject of the body in danger than to the Disasters of War? If during the early 1970s we had to
ponder the difference between opposing the communist threat in southeast Asia and racist war-mongering, in
the 1980s between ‘freedom fighters’ and CIA operatives, what do we do today about the gulf between
“regime change” and the invasion of sovereign nations with no defensible rationale? How can protecting our
privacy be regarded as abetting terrorists?
Burden’s early work matters today because it reminds us that real choices that may lead to changes in the
creativity of our thinking do not necessarily have to be either/or choices, based on the metaconcept of Us/Them.
What matters is the disruption of ideological paradigms, of monolithic definitions, of the stalemate of equal –but
–opposite entrenchments. Out of that moment in the early 1970s when Burden began to unhinge the concept
of Art in such a radical way, those who cared about such matters, once their long-held definitions of Art had
been rattled enough, might have also looked further afield into other contracts they held with their social world
and began to see the cracks there as well.
1975, February, White Light/White Heat, Ronald Feldman Fine Arts (Fig. 3).
Again, the description of the piece by Burden:
“For my one-man show at Ronald Feldman, I requested that a large triangular platform be constructed
in the southeast corner of the gallery. The platform was ten feet above the floor and two feet below the
ceiling; the outer edge measured eighteen feet across. The size and height of the platform were determined
by the requirement that I be able to lie flat without being visible from any point in the gallery. For twenty-
two days, the duration of the show, I lay on the platform. During the entire piece, I did not eat, talk, or come
down. I did not see anyone, and no one saw me.”3
Photographs of the corner of the gallery, with the platform installed, show that this manipulation of the
shape of the gallery space also affected the lighting in a special way. The floodlights lined up on the ceiling about
two feet from the walls, placed there for lighting artworks on those walls, now lit bare walls, until they reached
the corner. At that corner, they lit the top surface of the platform (that surface not visible from the angle of the
photograph, as taken at ground level), and that light reflected up from that white (presumably, given the inten-
sity of the reflection) surface then lights the ceiling and the corner above the platform in a searing whiteness, so
intense that it seems to dematerialize the ceiling and corner material, as if those walls and ceiling were made of
light itself.
Conversely, as the platform blocks this light and reflects it upward, it also casts a shadow on the walls direct-
ly below it, the darkness intensifying along the corner. From the vantage point of looking directly into the cor-
ner, this shadow takes on the shape of an upside-down triangle. The total effect is now of an unstable shape,
balancing on a sharp point, supporting a narrow white band, from the top of which emanates a white gaseous
matter or pure light energy that dissolves the solid forms around it. This, perhaps, is an image that can only be
explained through spiritual reasoning, meaning non-reasoning, meaning absolute acceptance. And the whole
visual proposition rests on a play of opposites: we can see clearly into the darkened corner and know all there
is to know about its material truth, but can see nothing on the lit surface. Darkness is giving us material and
objective truth and light is denying it to us. And if we walk toward the corner and perhaps under the platform,
we will know this corner very well indeed, but at the price of losing sight of the lit corner above altogether. What
can we make of this?
I want to end with this piece because it deals with another major concept about Art, that being trust. Did visitors
to this gallery believe that Burden was really up on that shelf for twenty-two days straight, without eating? Can the
human body survive that? Would not the point have been made equally well if he had descended at night and have
eaten at intervals? Would a group of true believers resist the temptation to form a human pyramid to prove/disprove
his presence? I tire myself of these questions, as of course they begin to build a case for doubt about the stated inten-
tion of a person who promises certain behavior. Who am I to doubt, especially of artists, who have always been mas-
ters of illusion? But then, this is not an illusion, right? It comes down to trust or not to trust, and to apply this question
to non-art issues as well, as just a year before, a president had abused all trust placed in that office and resigned rather
than become subject to criminal prosecution. Certainly with trust pulled out from under officialdom, art would remain
pure and Burden would indeed stay on the shelf only because he said he would.
There are missing sections of the Watergate tapes, but we trust that they contain damning and prosecutable
truths, truths perhaps more powerful because always absent, never known. The weapons of mass destruction, more
powerful because never proven to exist, their absence sending warriors into a battle based on their non-existence. The
deaths of U.S. forces in Iraq are, as of this writing, higher than the number of American and non-American deaths in
the World Trade Center attacks. How many office workers go their offices, never to be seen again; how many soldiers
go to a war zone, never to be seen again? How do we know that somebody is somewhere for a reason that they and
we take for granted, but that perhaps we should not? This piece by Burden makes me think of these things.
The question of personal location, meaning where one’s body is actually located at any given moment, is a
loaded topic today. In London, for instance, there is almost no place where one can walk into or out of any building,
or walk the distance of a block, without some camera recording your appearance and movements, instantly check-
ing those against a massive data-bank of surveillance/identification information. And most of our cell phones today
are pre-loaded with GPS chips. We know who and where people are today in ways and numbers that Burden could
not have predicted in 1975, but yet this piece talks to a state of mind that has to imagine the value of not knowing
where someone is. This not knowing forces us to engage in unfamiliar questions: Do we need to know where every-
body is? Can we always trust the new technologies of surveillance/control? Is it good that we really cannot prove
that Burden was on his platform? Is it not just as valuable to have wanted to believe that and simply follow through
on that trust? Would this piece, repeated today (by only Burden, of course) count more heavily on our social con-
science than in 1975?
All of the words of the title of this piece refer to purity and absolutes, to enlightenment and the burning away of
moral and perhaps spiritual contingencies. One has to believe that Burden is up there, that he is physically present
although visually absent. The title, an exact version of the title of a song by the avant-garde, New York City rock n’ roll
band, The Velvet Underground, refers to the use and effects of heroin, to the coursing heat of the drug through the
blood stream and into the functions of the brain that deduce truth from reality, pain from pleasure, the present from
anything but the present; and twist those functions into a flight from the present body and the present moment.
To drag us into the contemporary moment again, or rather to suggest how this piece by Burden does that, I raise
questions such as: how can the person who received the most votes in 2000 not be elected president, the presence
of a majority producing the absence of that victor in the White House; how can the person most present as the face
of terror be completely absent and impossible to find; how can “mission accomplished” as a phrase ever recover its
now, forever, absent meaning; how can we know which wondrous athletes accomplish their feats without some
white heat; has Second Life now become more present to some and first life become absent; why is reality TV spon-
sored by commerce imposing unreal needs upon its viewers; and why is something as incontrovertible as global
warming be attacked as a political ploy? If the dynamic of trust/betrayal drives these examples, then perhaps true
believers in Burden would not want to climb on the shoulders of others to see if he is really up there. How awful to
fear such betrayal.
So, are these pieces by Chris Burden Art? It all depends on how much we are willing to test that term against oth-
ers in our social discourse and behavior. Can we afford that category to matter or not to matter today? I think that we
continue to need image and meaning workers to force us into reconsiderations of our taken-for-granted lives, of what
bolsters and what resists the great machines of rationalizing ideologies of today. We live according to the perceived
freedoms and limitations of our social dimension. Early Burden matters greatly today because he compels us to recon-
sider and to re-imagine those freedoms and oppressions. If we do indeed live within social and psychological dimen-
sions that still allow lies to stand for truth, absence for presence, and compliance for patriotism, the discomforts caused
by Burden, even those mental explosions of revulsion and trauma felt by some of his audience, are a small price to pay
to begin to inhabit different dimensions of thinking and of living.
NOTES Survey, Newport Harbor Art Museum, quotes by Burden are from this source.
Leonard Folgarait
2
Newport Beach, California, 1988, p. Chris Burden, p. 53.
1 3
Chris Burden: A Twenty Year 48. Unless indicated otherwise, all Chris Burden, p. 73.
RESUMEN
La irrupción de las mujeres artistas es sin duda el hecho social más destacado en el panorama gallego del cam-
bio de siglo. Esta realidad se debe no solo al indudable protagonismo que adquiere la mujer desde la segunda
mitad del siglo XX en todos los campos sociales, sino también a la creación en Galicia de la Facultad de Bellas
Artes a mediados de la década de los noventa y a la facilidad del acceso a los estudios de esta carrera universi-
taria ocupada ahora por un alto porcentaje de mujeres.
Y, si bien, consultando la relación de presentados a los certámenes de artistas emergentes, a las bienales o pre-
mios, así como la solicitud de becas o participación en talleres, se observa una abundante presencia femenina,
sin embargo, no se corresponde a la participación real en las exposiciones más significativas del joven colectivo
artístico de Galicia.
La juventud de la mayoría de las nuevas autoras puede explicar su falta de representatividad todavía en este
panorama, pero es evidente que todas ellas, aun las más jóvenes, están articulando un nuevo lenguaje feminis-
ta que si no radical, sí acusa las preocupaciones, intereses y enfoques propios del ámbito de la mujer. La recla-
mación de una política de la diferencia, de la identidad y de una nueva subjetividad se constituyen en objetivos
prioritarios del enfoque feminista posmoderno en el arte gallego.
ABSTRACT
The emergence of female artists is without doubt the most notable development of the Galician social scene at
the turn of the century. This emergence is due not only to the more prominent role played by women in all social
fields from the second half of the twentieth century, but also to the creation of faculties of Fine Arts in Galicia
in the mid 90s and easier access to university art degrees, which are now being studied by a high percentage of
women.
Even so, although women are well represented on the list of entrants for emerging young artist competitions,
biennales and awards, not to mention among applicants for grants and artists-in-residence programmes, this
level of participation is not reflected in leading exhibitions for young artists in Galicia.
The relative youth of most new female artists may explain their failure to break onto the local art scene. It is also
clear, however, that even the youngest of these creative minds are expressing a new feminist language that may
not be radical but does emphasise the concerns, interests and approaches that form an inherent part of the
female experience. Demands for a policy oriented towards gender difference, identity and a new subjectivity are
the key objectives of the postmodern feminist branch of Galician art.
obra de las jóvenes generaciones de mujeres, a En principio cabe advertir que uno de los
teoría y de práctica creando la simbología de lo tro de una tónica crítica y feminista destaca la
femenino, si bien las posiciones que defendie- obra de artistas como Yolanda Herranz, María
ron en las que arte y activismo iban de la mano, Ruido, Mónica Cabo, Carme Nogueira, Sara
nada tienen que ver con la situación actual del Sapetti, Ana Soler y María Marticorena, así
feminismo. como los trabajos de Luz Darriba, María Peña
Este quehacer artístico de las gallegas traza Lombao, Rebeca López Cierto, Dina Sanchez y
en la actualidad una perspectiva que permite Ana Ojea. Además, las propuestas de otras
seguir varios hilos argumentales. Se convierte autoras –Ana Matos, Maribel Castro, Antía
en una fragmentaria y diversificada red de pro- Moure o Ana Mendoza– aunque no presentan
puestas que revela las diferentes estrategias, una radicalidad de género, si van filtrando fluc-
intenciones y prioridades, conscientes o no, con tuaciones del discurso feminista. Y en general se
que las mujeres han ido haciéndose un sitio en puede decir de casi todas que sin adoptar pos-
el mundo del arte. Son muy variadas también turas radicales, descubren una subversión indi-
las preferencias por formatos y definiciones que recta buscando un imaginario alternativo que
se producen, sobre todo en el enunciado que articula una perspectiva diferente en consonan-
fusiona una identidad personal de corte biográ- cia con la propia existencia. De ahí que aparez-
fico o corporal y una identidad social. Los hilos can algunos temas recurrentes como el
argumentales se centran en sus experiencias peregrinaje que supone la búsqueda de la iden-
tidad y, para algunas, un uso del cuerpo que va
vitales, en el propio cuerpo de la mujer, como
más allá de los límites físicos y psíquicos del
biografía o autorretrato, pero también en esce-
espacio circundante, de la experiencia y del acto
nografías simples y efectivas del ámbito domés-
de mirar.
tico y, novedosamente, del mundo urbano. Son
muchas las artistas que trabajan sobre su propia Revisar las muestras colectivas en especial
identidad o proponen una presencia física dife- los certámenes de artistas emergentes –desta-
rente en la que las características de su aisla- cando Novos Valores de la Diputación de Ponte-
miento y su marginación histórica están vedra, o el premio del Auditorio de Galicia a
presentes. Xoves Artistas–, las solicitudes de becas, las
bienales o la asistencia a talleres es la mejor
Muchas nos hablan de la voz y de la memo-
manera de descubrir estas claves. Lo pictórico se
ria de la mujer, sondean microhistorias particu-
mantiene desde Menchu Lamas y más tarde
lares que revelan recuerdos y carencias
Berta Cáccamo, mientras las más jóvenes –Tatia-
exhibidas y puestas a los ojos de todos. Nos
na Medal, Lola Solla, Almudena Fernández,
cuentan relatos de lo cotidiano reconocibles en Mónica Trastoy, Mar Vicente, Ronda Bautista–
su proyección social, de las circunstancias per- trabajan en la pintura en su dimensión más con-
sonales, de los papeles y funciones que se le ceptualmente reveladora y en ocasiones trans-
asignan. Nos hablan de geografías humanas, de grediendo sus propias fronteras o en lo que
cartografías de la cotidianidad y sus correspon- podríamos considerar instalaciones con la pintu-
dientes paisajes ocultos, de una realidad cons- ra. La fotografía –Ana Fernandez, Antía Moure,
truida a la vez por presencias y ausencias, por Andrea Costas, Victoria Diehl-, desempeña un
elementos que se revelan y otros que se escon- papel básico en este nuevo contexto en el que
den pero siguen estando ahí. Sondean aspectos asistimos a un romper y salir desde diferentes
del entorno laboral, familiar y doméstico y ópticas de las fronteras tradicionales, mientras
exploran sobre la evolución de lo femenino y de un buen porcentaje de artistas nace fabricando
su representación mediática. la instalación –Carme Nogueira, Irene González,
Las narrativas autobiográficas y las lecturas Amaya González Reyes–, o alía su arte con las
de género, sin descuidar la perspectiva colecti- nuevas tendencias salidas de la revolución tec-
va, irán marcando líneas de trabajo diferentes nológica. De todas ellas, el video presenta una
que emergen desde mediados de los noventa. progresión en ascenso en los últimos años. De
No abundan entre las artistas gallegas los posi- hecho, ya desde los años setenta, muchas de las
cionamientos abiertamente radicales pero den- artistas pioneras lo entendieron como soporte
de concentración abstracta, trabajando con significaciones que persiguen mostrar las con-
grandes veladuras y campos de color sobre fon- tradicciones de las estructuras sociales occiden-
dos neutros que reconocen una pintura de tales y, de este modo, intentar reformular las
voluntad depurada y esencialista en la que se actitudes que las han provocado (Querer, tener,
elimina todo lo superfluo. Pintura de silencios, poder, saber, deber, placer; Tomar la palabra,
de sutiles búsquedas de luz y de color, concen- 1997). De este modo emplea la capacidad dis-
trada en la pura reflexión pintura-pintura. cursiva de la palabra convertida en imagen para
Sobresalen sus exposiciones en la galería Trinta, intentar transformar el mundo desde un posi-
la intervención en el Doble Espacio del CGAC y cionamiento de compromiso social y de sensibi-
varias individuales como la realizada en el Cen- lidad hacia la discriminación provocada por
tro Cultural Torrente Ballester de Ferrol. diferencias de raza o sexo, como por ejemplo,
El trabajo de Pamen Pereira (Ferrol, 1966), en la instalación No me pises (serie Racismo,
se presenta en una clara relación de oposición 1990) con el texto escrito en un felpudo.
de los cauces clásicos dentro del arte gallego, Ángela de Cruz (A Coruña, 1965) repre-
para centrarse en el campo de análisis del terri- senta, dentro de un ámbito que enlaza con una
torio, de lo espacial, siempre desde una lectura tendencia europea, una renovación dentro de
deliberadamente femenina. Su producción los parámetros de la pintura, mientras se reco-
acusa un cambio sustancial a mediados de los noce como una de las autoras que podríamos
años noventa, coincidiendo con su estancia en englobar en una generación de artistas que tra-
Japón donde disfrutaría de la Beca Unión FENO- bajan fuera de Galicia, como Pamen Pereira, Eva
SA. Su obra se perfecciona en una poética de lo Mendoza o Loreto Martínez Troncoso, pero que
mínimo, en la relación con elementos intangi- mantienen una relación más o menos cómplice
bles, simbólicos, de fuerte carga poética, con el con las instituciones gallegas. Su obra, como
paisaje y la relación con el ser humano. Resultan pudimos descubrir en el Espazo Anexo del
composiciones, que pudimos observar en la MARCO o en exposiciones en la galería Lisson
individual en el CGAC o la sala La Gallera de Londres, experimentan una progresión de la
(Valencia), entre muchas otras, donde nos tras- pintura abstracta, provocando originales desen-
lada a una escenografía de emblemas e icono- cuentros con el marco y el espacio, en instala-
grafías sugerentes. ciones que pretenden tensionar el ámbito
expositivo, en una pintura que se fractura o des-
Años noventa coloca, en “desorden” como ella misma indica,
A principios de la década de los noventa pero que sigue manteniendo una lógica de
Yolanda Herranz (Baracaldo, Vizcaya, 1957), soporte, pigmento y masa (Figs. 2 y 3).
comenzó a emplear el texto como herramienta Carme Nogueira (Vigo, 1970) viene prota-
artística para comunicar preocupaciones íntimas gonizando una amplia y reconocida trayectoria
que, no obstante, buscan la reacción reflexiva desde comienzos de los años noventa. Formada
del espectador, de acuerdo al lema feminista de en la Facultad de Bellas Artes de Pontevedra y
los setenta de “lo personal es político”. Trabaja doctorada en Valencia, su obra se distancia de
visualmente con juegos lingüísticos de filiación las categorías habituales en esos años ofrecien-
derridiana y deleuziana utilizando claves críticas, do una contundente tendencia hacia el proyec-
y poéticas que condicionan el empleo de dife- to y el trabajo procesual. Ofrece, desde muy
rentes soportes para la materialización de cada temprano, una reflexión pionera en el ámbito
una de sus piezas escultóricas; así en Labio de de género (las series Ceñida o Ceder el paso),
amor (1992) el pensamiento es articulado en trasladando su personal investigación sobre
estructuras visuales y sonoras, es decir, juegos cuestiones de identidad al campo del dominio
fonéticos (la ví, labio, la vió, la violó, labio love) público en una transacción crítica de la repre-
ocupando geométricamente el espacio con seri- sentación al ensayo de formas de construcción
grafías. El contenido se establece en una con- social. Así su aproximación al campo de lo
frontación terminológica que provoca nuevas arquitectónico en sus instalaciones “Refuxios”,
Fig. 4. Carme Nogueira. “Nos camiños”, 2007. Fig. 5. Carme Nogueira. “Refuxios”, 2006.
una serie de proyectos iniciados en el 2003, go Cirugeda o en la Fábrica Álvarez, todo ello
donde examina en diversos espacios urbanos los en Vigo. A Nogueira le interesa mostrar la tran-
conflictos que se producen entre la sensibilidad sitividad entre lo público y lo privado y subrayar
abstracta de la habitabilidad moderna y aquellas el poder conformador que tiene la subjetividad
necesidades existenciales del individuo que dan sobre el medio (Figs. 4 y 5).
lugar a lo que el artista llama “Infra-arquitectu- Mónica Alonso (A Fonsagrada, 1970) es
ras”. En los últimos años sus propuestas derivan una de las autoras más activas de la última
hacia una reflexión crítica del espacio y el terri- generación de artistas gallegas, evidenciando
torio desde postulados sociales, en una serie de un cambio generacional que afecta a modos lin-
instalaciones efímeras en el espacio urbano güísticos y metodológicos. Su trayectoria profe-
como las realizadas en el barrio de San Pedro (S. sional, que comienza a mediados de los
de Compostela), dentro del proyecto “La ciudad noventa, se perfecciona en numerosas muestras
interpretada”, en la galería Ad hoc con Santia- colectivas y proyectos en estos últimos años.
Una obra que se retrata en una definición de carácter industrial, como lonas, para imprimir
reminiscencias arquitectónicas, vinculadas con sus composiciones, adoptando una expansión
el espacio, siempre insistiendo de manera espe- que afecta a toda la geografía expositiva (Fig. 8).
cial en el ámbito de lo íntimo. Su producción se Tatiana Medal (A Coruña, 1971) pertenece
enriquece continuamente en cada serie, en una a una generación de artistas que, formada en la
investigación desde posicionamientos subjeti- Facultad de Bellas Artes de Pontevedra, presen-
vos. Sobresale su presencia en la Sala Montca- ta una progresión creativa que comienza a
da de Barcelona, la intervención en dos mediados de los años noventa. Desde el princi-
ocasiones en la Bienal de Arte de Pontevedra pio de su trayectoria adopta una apuesta clara
(1997 y 2004), las individuales en el CGAC, el por lo pictórico, presentando composiciones
Museo Provincial de Lugo o el Museo Valdivia abstractas en donde se rescata la referencia de
de Chile, en los ciclos expositivos “Miradas Vir- una suerte de planimetrías que se pliegan y
xes” o “Latitudes” de la Fundación Caixa Gali- superponen en veladuras. Trabajos que perfec-
cia o en la feria ARCO. Estructuras, maquetas, cionó en una sucesión de evoluciones desde lo
prototipos y modelos arquitectónicos, construc- pictórico hasta la incorporación de la fotografía
ciones, habitaciones con camas o receptáculos y la reproducción digital. Sobresale su participa-
centrífugos pintados de intensos colores for- ción en la exposición colectiva “Sky Shout”, sus
man parte de su diccionario poético, en una individuales en las galerías SCQ, VGO o Módu-
reflexión crítica, con una metodología interna lo, y disfrutó de la Bolsa Unión FENOSA (Fig. 9).
doctrinaria y de clara intención pedagógica. La obra de Luz Darriba (Montevideo, 1954)
Habitaciones con propiedades terapéuticas, se dispersa en una heterogénea relación de dis-
folletos informativos invitándonos a vivir en ciplinas que abordan el diseño, la ilustración, la
estado de vigilancia semiconsciente dominada pintura y, quizás su dirección más interesante, el
por el color. La idea de que cualquier lugar capítulo de las intervenciones espaciales, y
puede ser transformado para vivir sensaciones aquellas que afectan a una reflexión sobre lo
intensas. Nada escapa a su intención ambien- femenino en sus diversos apartados de denun-
tal, desde el color que constituye una parte cia y normalización social. Actuaciones de fuer-
importante en la resolución del espacio a la te impacto social y ciudadano como la realizada
demanda participativa del público (Figs. 6 y 7). en la muralla de Lugo con miles de libros o la
La producción creativa de Almudena Fer- invasión de telas de múltiples colores, cosidas
nández (Vigo, 1970) alcanza los años iniciales por las propias mujeres en la Plaza del Obradoi-
de la década de los noventa, cuando fue selec- ro (Figs. 10 y 11).
cionada en la colectiva “30 anos no 2000”, ini- Mar Rodríguez Caldas (Vigo, 1964) aun-
ciando una trayectoria que investiga que comienza su trayectoria a principios de los
constantemente en el ámbito de la pintura, y noventa, su obra aparece escasamente identifi-
que coincide con una reactivación de esta disci- cada con su generación ofreciendo campos y
plina. Su trabajo evoluciona desde una cons- objetivos distanciados. La perfomance, el sopor-
trucción de composiciones abstractas, en clara te fotográfico y la instalación son sus canales
deuda con la abstracción pictórica. Desde ella habituales de reflexión para una lectura sobre la
incorpora letras y diversas frases que trenza en identidad femenina utilizando un lenguaje intros-
un proceso que relacionaba lo abstracto con la pectivo que de manera especial se observa en los
ornamentación; polaridad en tensión que con- últimos años con trabajos en la videocreación. Es
tinuó en las obras de principios de esta década también importante la utilización de materiales y
donde apostó por una pintura de carácter técnicas consideradas propias de la mujer por su
expansivo, conquistando espacios (como en la carácter utilitario y artesanal, tratando de romper
exposición “Latitudes II” o en su intervención barreras entre la artesanía y el arte. Sobresale
en la Bienal de Arte de Pontevedra en 2004) también su implicación teórica y como comisaria
mediante la repetición de elementos decorati- desde una lectura de género así como su partici-
vos que invaden el espacio; mientras de mane- pación en colectivas, con una individual en el
ra paralela realiza una elección de materiales de MACUF resultado de la Bolsa Unión Fenosa.
Fig. 8. Almudena Fernández. “Pintura mural”. Exposición Fig. 9. Tatiana Medal. Exposición galería SCQ, 2007.
Latitudes II, 2005.
Fig. 10. Luz Darriba. “Patchwork”, 2004. Fig. 11. Luz Darriba. “Patchwork”, 2004.
Fig. 17. Amaya Gonzalez Reyes. “En efectivo”, 2005. Fig. 18. Amaya González Reyes. Performance, 2005.
Fig. 19. Mar Vicente. “Sin título”, 2006. Fig. 20. Mar Vicente. “Sin título”, 2005.
pictórico, creando lienzos en los que los motivos Valores” del 2004, es una acción en la línea del
(líneas, signos o figuración diminuta) se repetí- body art feminista de la década de los setenta,
an por toda la superficie como un horror vacui donde muestra su cuerpo iluminado con una
laberíntico. A partir del 2002 empieza a emple- linterna que simula la actitud de una cámara-
ar otras estrategias creativas, utilizando la insta- ojo de modo claramente exploratorio e intimi-
lación –objetos cotidianos reinterpretados– o el datorio y por lo tanto cosificador, con la
vídeo desde una perspectiva de género. En Toda intención crítica de cuestionar el poder patriar-
mi belleza presentada al certamen de “Novos cal de la mirada voyeurista.
Fig. 27. Rita Rodríguez. Kiss me. Fig. 28. Rita Rodríguez. Un respiro.
de la estancia I y II, 2005). Le interesa delimitar CGAC en 2006 o el Festival Internacional IMAN
el espacio, dejando huellas que marcan el terri- de Porto.
torio (Mis esquinas, 2004), quizás para conocer- Sobresalen, así mismo, otras artistas que
lo y apropiarse de él. Su obra es fruto de la persisten en una dirección de revisión de la pin-
observación del espacio que la rodea y que tura como Itzíaz Ezquieta, Montse Amigo,
habita: lo analiza, lo mide, lo estudia y valora las Carmen Hermo, Montse Gutiérrez o Renata
posibilidades, generando una nueva relación Otero, y las más jóvenes Lorena Lázara o Cris-
con éste desde una lúcida combinación intuiti- tina Mejuto, presentes ambas en la exposición
va-racional. Realiza acciones muy calculadas “Emerxentes no inverno da Parra” (2005), que
que buscan generar sensaciones visuales y utilizan la pintura para crear nuevos argumen-
sonoras (4 contas, 2005), aunque sin subesti- tos entre el humor y la fantasía. Desde la acción
mar las aportaciones del azar, con los imprevis- (Silvia García) y la performance (Ana Gil), el
tos que surgen alterando su guión vídeo (Patricia Dopico), la escultura (Celeste
pre-establecido. Por ello le interesa que los Garrido), la fotografía (Eva Mendoza, Raquel
espectadores enriquezcan su obra, finalizando Durán, Zoraida Marqués), o la instalación
este proceso abierto en una interacción a la que (Inés Casado, Marta Prieto). Entre las artistas
invita a actuar: Kiss me y Cosida a ti (2005) o que recientemente se han ido incorporando a
Haz algo... (2006-07) (Figs. 27 y 28). las distintas colectivas sobresalen nombres
Sara Fuentes Cid (Ourense, 1980) presenta como Rebeca López Cierto, Laura Pernás,
una relación de obras que conjugan la cons- Desperfecta, Dina Sánchez, Vanesa Díaz,
trucción de espacios desde lo manual, sugeren- Neves Seara, Candela Touceda, Elena Dié-
tes y poéticos. Mediante fotografías, dibujos y guez, Tamara Feijoo, Vanesa Castro, Sonia
pequeñas esculturas realiza una captura de Tourón, Ronda Bautista, Estela Vaquero o
arquitecturas mínimas, frágiles, personales. María Blanco Rodríguez y muchas más, tal
Sobresale su participación en la colectiva como figuran en las listas de los catálogos de
“Malas Artes” y en el proyecto “Alterarte”. certámenes y premios, cada vez más abundan-
Las 3 Marías es un colectivo de artistas for- tes en Galicia.
mado por Andrea Costas, Elena Gómez, Eva Desde el diseño Uqui Permui, María Chenut
Martínez y Patricia Valverde; sus performances o Montse Rego; destacan los campos de la ilus-
se organizan dentro de los parámetros de géne- tración o el cómic con nombres como Vanesa
ro, como demostraron en sus intervenciones en Durán, Emma Ríos, Xulia Barros, Patricia Cas-
el ciclo “Arte no parque” organizado por el telao, Noemí López, Nuria Díaz o Iria Crespo.
En estos últimos años sobresale la actividad Susana Cendán, Monse Cea, Silvia García,
Tomás Marco
Compositor
RESUMEN
Los límite de la música dependen de su propia definición y de su carácter humano. El empleo de sonido animal
ha sido una constante a lo largo del tiempo y es una variante del empleo o miméis de sonidos naturales. La
ampliación de los sonidos musicales hacia el ruido es otro de los límites desbordados ya sea ruidoo natural ,que
nos lleva a la concepción moderna del paisaje sonoro o artificial que va desde los distintos bruitismos al sonido
electrónico. También la naturaleza matemática de música ha puesto límites que se han ido traspasando y uno de
los límite últimos es el del propio vacío sonoro, el silencio absoluto como música.
ABSTRACT
The boundaries of music depend on their very definition and their human character. The use of animal sounds
has been a constant throughout time and is a variation of the use or mimetism of natural sounds. The extension
of musical sounds to incorporate noise is another of the boundaries that have been crossed, whether it be nat-
ural noise, which has led us to the modern conception of the sonorous landscape, or artificial noise, which
ranges from various bruitismes to electronic sounds. Additionally, the mathematical nature of music has estab-
lished limits that have been gradually infringed, one of the last limits being that of the void of sound itself,
absolute silence as music.
Saber si la música tiene límites o cuáles sean Fuera de la definición, o quizá dentro de ella
estos depende enteramente del concepto que como inmediatamente veremos, hay una serie
de ella se tenga. En realidad, es lo que pasa con de factores que también sitúan el límite porque
el límite de cualquier otra cosa y por tanto el debemos de partir de la base de que la música
concepto que elaboremos dependerá de la defi- es una cuestión que concierne a los seres huma-
nición que aceptemos. Definiciones de la músi- nos exclusivamente. Por eso decía que ya esta-
ca hay muchísimas, y de lo más variado, aunque ba en la definición al emplear la palabra arte ya
provisionalmente nos vamos a quedar con una que el arte es también una cuestión humana.
de las más aceptadas y, a la vez, sintéticas según No es tanto que excluyamos a los animales del
la cuál “música es el arte de combinar los soni- arte como que éste es una cuestión que no les
dos con el tiempo”. Simplemente desde ahí concierne puesto que ha sido elaborado por
tenemos ya una cuestión de límites puesto que cerebros o sensibilidades humanos.
encontramos los límites de la música en aque- Por muchas experiencias que se hayan
llos que cada una de esas palabras admita y hecho en torno a la pintura hecha2 por algunos
serán músicas que transiten por los límites, las primates no resulta fácil determinar que eso sea
que lo hagan por los difusos y ampliables bor- arte, por lo menos en cuanto a intencionalidad
des de alguna de ellas1. y sentido estético. Igualmente todos los esfuer-
zos por determinar un posible lenguaje animal sonoro, que como código de señales es del
no sé si demuestran que exista tal lenguaje y no mismo tipo de los pájaros, no nos parece ya
sólo un código de señales, pero en todo caso, musical. Aún así, hay algunas incorporaciones
sin entrar ahora en lo del lenguaje, no pueden “musicales” de diversos animales que incluso
probar en absoluto que exista algo semejante a han pasado al imaginario musical humano. Ese
una literatura animal. sería el caso de un bien conocido cuento de los
En el caso de la música es mucho más fre- hermanos Grimm, Die Stadtmusikanten von
cuente que en otras artes la referencia al mundo Bremen (Los músicos municipales de Bremen),
animal porque existe la creencia3 de que algu- en donde coinciden un asno, un perro, un gato
nos animales, especialmente los pájaros, “can- y un gallo. En realidad no parece que hicieran
tan”. Se trata de una creencia metafórica por mucha música sino que sus ruidos espantaron a
traslación al reino animal del canto humano. El una banda de ladrones. Incluso hoy día estos
propio Olivier Messiaen (1908-1992) decía: animales figuran en los emblemas de la ciudad
“Observad a los pájaros, son excelentes músi- de Bremen.
cos”, y sabido es que estudió el canto de los Pese a su intervención en la fábula anterior,
pájaros y que lo utilizó en numerosas obras los asnos siguen sin recibir para sus sonidos el
como Catalogue des oiseaux, Le reveil del oise- status musical de “canto”, en cambio, inopina-
aux, Oiseaux éxotiques y muchas otras que no damente para lo que históricamente se sabía,
llevan en su título tanta referencia ornitológica. unos animales que han entrado ya en el terreno
Pero es cuestionable que Messiaen usara real- del “canto” son los cetáceos y singularmente las
mente el canto de los pájaros. En todo caso no ballenas pues canto se llama ahora a los patro-
lo hizo literalmente sino transcribiendo sus soni- nes sonoros que emiten con indudable intención
dos a notación musical y confiándolos (elabora- comunicativa. Algunos son largos y complejos y
dos) a instrumentos musicales o eventualmente se han descrito hasta de una duración de treinta
voces. El procedimiento es perfectamente legíti- minutos aunque es muy cuestionable que con
mo pero hay que dejar claro que Messiaen usa ellos las ballenas pretendan hacer una especie de
un material sonoro que es él quien convierte en sinfonía. Hay que decir que además la produc-
música lo que previamente no lo era. ción de sonidos es muy diferente a la de los ani-
El canto de los pájaros es un tema recurren- males terrestres pues no dependen de cuerdas
te a lo largo de la historia musical y muchos vocales y en algunos casos no emplean siquiera
compositores lo han usado en diversas épocas. la laringe. Claro que, volviendo a la tierra, habla-
Recordemos en el Renacimiento los cantos de mos de “canto” de grillos y cigarras cuando lo
pájaros de Clément Janequin (1485-1558) que que se produce es un frotar de élitros. En reali-
también había descrito musicalmente La batalla dad, si queremos musicalizar a esos animales
de Marignan; en el barroco el célebre concierto sería mejor llevarlos por el lado de la percusión
Il Cardellino de Antonio Vivaldi (1678-1741), o que por el del canto. Parece que son la ballenas
en el postromanticismo la suite Gli Ucelli de jorobadas las mejores cantarinas y hay incluso
Otorrino Respighi (1879-1936) que recopila pie- compositores que han incorporado interpreta-
zas de otros autores. Incluso en la Sinfonía Pas- ciones de ese canto a sus obras como es el caso
toral de Beethoven encontramos algún pájaro y de The Whale (La ballena) del británico John
en la ópera los pájaros han estado presentes Taverner (1944). Y hasta existen usos comercia-
desde Die Vogel de Walter Braunfels (1882- les para la meditación, el yoga, etc. de sonidos
1954) a L´Uppupa de Hans Werner Henze de ballenas. Como muchos cantos de ballena
(1926). son llamadas sexuales (este componente está
No deja de ser curioso que las señales sono- muy presente en otros sonidos de animales,
ras de los animales observen en los humanos pájaros no excluidos), se ha hablado de las “can-
una gran preferencia en esta consideración ciones de amor“ de las ballenas y hasta ha habi-
metafórica por el llamado canto de los pájaros. do gente que ha compuesto canciones amorosas
Se dice que los pájaros cantan pero los burros con fondo de sonidos de cetáceos como es el
simplemente rebuznan y su comportamiento caso de David Britten por citar alguno.
Otro animal de insólitos usos musicales es la de los ruidos y que además es posible grabar los
Tomás Marco
vaca. No nos interesan para los presentes pro- sonidos de cualquier tipo, en imitar el sonido
pósitos las referencias a este animal en la músi- animal sino que este se puede usar en música
ca más o menos bucólica, como las vaqueiras, directamente. Apresurémonos a decir que, por
etc., ni tampoco toda la teoría en torno a la supuesto, eso ya se ha hecho pero creo que
música que supuestamente les gusta escuchar a deberíamos sacarlo del contexto del sonido de
las vacas y su empleo para que den más leche. los animales para llevarlo a uno más general, en
A lo que habría que hacer referencia aquí es al el que hay otros sonidos no animales, como es
uso de la vaca como instrumento musical pues el empleo de los sonidos de la naturaleza en la
esa fuente de atractivos disparates que es la música. Y ese es precisamente el apartado que
etapa renacentista del manierismo europeo, nos ahora abordamos.
da noticia nada menos que de la existencia del En realidad, el uso, imitación o metáfora
llamado “órgano de vacas” del que incluso un musicales en torno al canto de los pájaros o de
Athanasius Kircher (1601-1680) da noticia. los sonidos de otros animales no es sino un caso
Se trata de una armazón en el que se colo- particular, bastante especializado si así se quie-
can las diversas vacas hacia atrás y con las colas re, en torno al uso en música de los sonidos de
alineadas sobre un soporte. El funcionamiento la naturaleza. Podríamos pensar que con ello
sería el ir tirando de los diversos rabos hasta que señalamos que los sonidos considerados musi-
la vaca se queje y organizar una especie de obra cales no son naturales. En realidad es así porque
musical con los diferentes mugidos. No sé si el no son naturales en el sentido de que no se
experimento se realizó alguna vez realmente encuentran así en la Naturaleza sino que son un
pero su teoría está descrita y hasta existen gra- producto de la elaboración humana para usar-
bados de época sobre el mismo. Aún más pro- los en un sentido artístico. Y el arte no es un
blemático sería otro hipotético órgano a base producto de la Naturaleza sino del Hombre, o
de gatos que, caso de poderse hacer, me imagi- sea que sólo es natural en la medida en que el
no que produciría no pocos sobresaltos en su Hombre forma parte de ella pero de ninguna
ejecución. otra manera. Un paisaje, por ejemplo, no tiene
La imitación de los animales en música se ha ninguna dimensión artística por sí mismo, ni
realizado casi siempre con una “traducción“ a menos intencionalidad artística aunque se
sonidos musicales. Ese es el caso de las voces pueda disfrutar de esa manera pero sólo porque
humanas en los ejemplos de polifonía ya ofreci- el ser humano que lo contempla proyecta en él
dos o de instrumentos como la flauta (en el cosas que existen en el contemplador pero no
ejemplo mencionado de Vivaldi) o el piano y realmente en lo contemplado.
otros diferentes en la abundante pajarería de Durante mucho tiempo de la historia musi-
Messiaen. Pero modernamente, se ha empleado cal, el uso de la Naturaleza en música se des-
el sonido animal como una pura onomatopeya arrolló a un nivel imitativo o referencial. Pero
humana y en ese sentido ha sido usada por ello fundía dos niveles que en sí eran distintos,
algunos miembros del movimiento fluxus. Así es por un lado la imitación de la naturaleza y, por
como lo hace el americano Dick Higgins (1938- otro, cierto uso de ésta como onomatopeya que
1998) en su pieza Sounds of animal diying en alguna medida nos retrotrae a un estadio
(Sonidos de los animales moribundos) en la que donde música y lenguaje seguramente surgie-
una serie abierta de intérpretes humanos imitan ron conjuntamente. Pero finalmente, ambos
con su voz y su cuerpo esos posibles sonidos de aspectos aparecen bastante fundidos en un
los animales en el momento de morir4. Pero de empleo de los sonidos musicales que se erigen
hecho, lo que se plantea como una onomato- como una metáfora de los sonidos del mundo
peya deriva muy a menudo hacia un contenido exterior o como un equivalente sonoro de ele-
puramente conceptual. mentos naturales que no son sonoros o que no
Así las cosas, se podría decir que no hay nin- lo son principalmente.
guna razón en nuestros días, en los que el con- La imitación de la naturaleza era un requisi-
cepto de música se ha extendido también al uso to de la mimesis en el arte griego pero su tra-
ducción musical dio no pocos quebraderos de El Barroco está lleno de descripciones sono-
cabeza a los teóricos. No lo vamos a reproducir ras de hechos naturales o historias escenificadas
aquí, pues no es ese el propósito de ese traba- musicalmente. Ejemplos clásicos los encontra-
jo, pero sí señalaremos que la descripción ono- mos de nuevo en Vivaldi como la tormenta de El
matopéyica tiene un uso inmediato en el teatro, Verano en Las cuatro estaciones. Pero la tor-
que era siempre musical, y muy especialmente menta es un efecto musical bastante fácil que
en la comedia como lo demuestran pasajes de se extiende por varios compositores, incluidas
obras de Aristófanes en Las aves, Las Ranas o las repeticiones del mismo Vivaldi en el concier-
Las Nubes que no sabemos muy bien cómo to La tempesta di mare. Más problemático es
sonaban musicalmente pero sí es evidente su todo el tinglado descriptivo de las Sonatas Bíbli-
carácter imitativo en las partes del texto que nos cas de Johann Kuhnau (1660-1722) o Los Mis-
han llegado. terios del Rosario de Heinrich Ignaz von Biber
Aunque teóricamente el arte medieval, y (1644-1704) que, en todo caso, son suficiente-
más todavía la música, se suponen herederos mente demostrativas de que la música de pro-
lejanos de la teoría griega, lo cierto es que la grama no es una invención romántica.
música medieval se ve libre casi por completo El intento de descripción de la Naturaleza es
de la necesidad de la mimesis. Eso no quiere constante a partir del Clasicismo y, sin contar
decir que no elaborara también una serie de otros ejemplos que se pueden rastrear en sus
convenciones para traducir algunos símbolos o sinfonías y cuartetos, Franz Joseph Haydn
elementos exteriores que deben reflejarse en la (1732-1809) lo intenta en La Creación donde
música5 pero eso se hace por una vía concep- nos encontramos nada menos que una descrip-
tual en la que la imitación apenas hace acto de ción del Caos y un estallido en do mayor que
aparición. En cambio, el Renacimiento, que sí representa a la Luz y que, desde luego, hace
se pretende una restauración de los ideales clá- escuela, porque eso será una constante hasta el
sicos grecorromanos, vuelve a plantear el pro- inicio espectacular del Así hablaba Zaratustra de
blema de la imitación musical de la Naturaleza. Richard Strauss (1864-1949).
Ya hemos visto ejemplos de pájaros y bata- Durante el Romanticismo, además de des-
llas pero otras muchas cosas hacen su apari- arrollarse una música programática que se creía
ción sonora y ello se acentúa en la etapa capaz de narrar sonoramente las más variadas
protobarroca, el verdadero manierismo musi- peripecias6, es constante la referencia o descrip-
cal. Aquí, la exigencia imitativa se suscita por ción de toda clase de elementos de la naturale-
la teoría que conlleva el redescubrimiento de za. Mares, ríos, arroyos, nubes y demás
la capacidad expresiva de la música. La teoría fenómenos naturales tienen su cabida en la
de los “affetti” y su desarrollo por composito- música. Ludwig van Beethoven (1770-1828)
res como Claudio Monteverdi (1567-1643) nos describe una tormenta en su Sinfonía Pas-
exige inmediatamente cierta descripción del toral en la que ya veíamos referencias de pája-
mundo exterior. Y aunque esto va a explotar ros y hay ejemplos muy conocidos como el
en el mundo del descubrimiento de la ópera, seguimiento sonoro que Bedrich Smetana
sus propios modelos previos lo establecen, (1824-1884) realiza de todo el curso de un río
como es el caso del madrigal representativo. Si en El Moldava, hasta la evocación de El Mar en
tomamos un ejemplo maestro como es Il com- Claude Debussy (1862-1918) que también se
batimento di Tancredi e Clorinda, veremos acercará a otras formas de agua, nubes7, etc.
como no se trata sólo de dotar de expresividad Pero, por muy interesante que la descripción
musical a lo que dice el texto sino de darle un de la Naturaleza pueda ser en la música del
ropaje imitativo de las cosas que menciona pasado, ello no nos sitúa realmente al límite de
desde el movimiento de los caballos, perfecta- la música misma. Eso ocurre cuando la Naturale-
mente imitado, hasta la pretensión de descri- za no se imita o evoca con medios musicales sino
bir sonoramente elementos que en sí son cuando irrumpe directamente con sus propios
psicológicos, algo que aparece por primera vez sonidos sin necesidad de elaboración alguna. Lo
en la historia musical. que incide directamente sobre una barrera que
se pulveriza, la distinción entre sonido musical y Pero hay un paso más hacia el límite cuando
Tomás Marco
sonido en general pero este es un tema al que de lo que se trata no es de integrar sonidos
volveremos un poco más adelante. En lo que naturales en la obra musical sino de proponer
vamos a entrar ahora es en la utilización del como música esos mismos sonidos naturales en
sonido natural como elemento de la música su propio contexto. Para ello hay que recurrir a
misma. Sin duda, para hacerlo posible y no tener la figura del compositor canadiense Raymond
que acudir con los medios musicales a la Natu- Murray Schafer (1933) que fue uno de los pio-
raleza misma, lo que además de azaroso no es neros en el campo de la llamada ecología sono-
muy cómodo, se han tenido que dar una serie de ra. Él sería el fundador en el seno de la
circunstancias tecnológicas que no ocurren hasta Universidad Simon Fraser del World Soundscape
el siglo XX y que son los diversos medios de fijar Project pero ciertamente sus trabajos comien-
el sonido en un soporte, la grabación, que es un zan antes. Es muy conocida su experiencia con
fenómeno absolutamente corriente en el mundo el puerto de la ciudad de Vancouver y las gra-
de hoy. A partir de ahí, y sin necesidad de entrar baciones que periódicamente realiza de él para
por ahora en la problemática de las músicas con- mostrar sus cambios. También han tenido
cretas y electrónicas, está claro que se abre la mucha influencia sus libros sobre el tema pero
puerta para la utilización de toda clase de soni- las concepciones de los paisajes sonoros se han
dos grabados junto con los instrumentos musi- diversificado mucho ya que en ellos entran los
cales. Entre esos sonidos posibles están, como es paisajes naturales con elementos que proceden
lógico, los de la naturaleza. Y de nuevo nos vol- de la sola naturaleza (pájaros, lluvia, viento,
vemos a encontrar aquí con los pájaros pues una arroyos, etc.) pero también los paisajes artificia-
de las obras pioneras en esta materia los vuelve les, humanos, como el paisaje urbano o el
a tener como protagonistas. Se trata de la pieza industrial. O mezclas diversas y diversamente
musical Cantus Arcticus del compositor finlandés equilibradas de ambos como pueda ser una
Einojuhani Rautavaara (1928). Compuesta en conversación en mitad de un bosque. Observe-
1972, es una obra que resulta ser un concierto mos que, aunque Schafer se ha distinguido
para pájaros y orquesta en la que los animales no mucho en la conservación de paisajes sonoros
son imitados ni descritos sino que sus cantos naturales su ejemplo de Vancouver es totalmen-
grabados se emiten junto a la ejecución de la te urbano y artificial.
orquesta. Son pájaros árticos cuyos cantos apa- Dejando aparte los aspectos de la ecología
recen en los tres movimientos de la obra sin sonora, que no es del ámbito de este trabajo, lo
necesidad de manipulación electrónica sino tal que sí es importante a la hora de los límites es
como fueron grabados. El tratamiento es bas- la definición del paisaje sonoro como música,
tante discreto y nada espectacular pero en cier- especialmente cuando nos limitemos a escuchar
to modo la obra representa un hito. lo que está ocurriendo en un determinado
Otro ejemplo más conceptual es el que nos entorno. La cuestión es si eso podría ser consi-
ofrece el alemán, de origen argentino, Mauricio derado como música o, por lo menos, se consi-
Kagel (1931) que en una obra para orquesta de dera música desde el momento en que la
cuerda basada en la música que previamente escucha la convierte en tal. Ello nos llevaría a
había puesto a la película de Luis Buñuel (1900- dar la razón, y no digo que haya nada malo en
1983) Un chien andalou (Un perro andaluz), ello, a algunos artistas dadá o fluxus que defen-
incorpora unos ladridos de perro. Y digo que es dían que la obra de arte es exclusivamente lo
más conceptual porque con lo que está jugando que el artista determina que es tal. Después de
es con el título del film en el que realmente no todo, esa es la base conceptual del ready-
aparece para nada perro de ninguna clase. A made8.
partir de ahí, la incrustación de elementos de Pero la contemplación artística del paisaje
sonido procedente de la naturaleza en obras ins- sonoro lo desvirtúa en cierto modo porque
trumentales o vocales se ha hecho algo bastan- introduce un elemento de voluntariedad en él y
te común, aceptado y aceptable, que no llama además subraya u orienta la atención que en
ya especialmente la atención. circunstancias antiguas sería errática y no orien-
tada. Se daría la paradoja de que para poder no especie de transformación del paisaje real a un
modificar el paisaje sonoro natural tendíamos paisaje virtual. En cierta medida casi estaría-
que percibirlo sin darnos cuenta de que lo hací- mos afirmando que el carácter general de una
amos9. Durante los años en que colaboré con el obra de arte pertenece más a lo virtual que a
movimiento Zaj, una de las acciones que llevé a lo real.
cabo fue invitar a escuchar la salida del tren Pero el paisaje sonoro y los sonidos de la
Talgo Madrid-Barcelona de la madrileña Esta- naturaleza nos llevan a otro límite, el de los
ción de Atocha, lo que se hizo con toda aten- sonidos musicales. En los comienzos de todas
ción y puntualidad cambiando por completo el las culturas solemos encontrar un mito que
significado de algo que se realiza con desatenta explica no tanto el nacimiento de la música
normalidad todos los días. Era 1966 y poco o como de los sonidos que la integran. Es decir,
nada se sabía de Schafer cuyas experiencias un dios o un personaje mítico hace entrega a
estaban en embrión. Pero no lo digo como un los hombres, o descubre por sí mismo, los soni-
adelantamiento a nada sino para subrayar ese dos musicales. Esto es realmente universal y en
carácter de voluntarismo que acaba acompa- nuestra cultura se suele llevar la referencia
ñando a la obra de arte y que, sin más, o al hasta el filósofo griego Pitágoras, que en cier-
menos sin mucho más, acaba convirtiendo en to modo enlaza con el mito pues incluso se ha
un hecho artístico cosas de cada día que en rea- dudado de su propia existencia y, en todo
lidad no son habitualmente artísticas. caso, no dejó nada por escrito. Todo lo que de
Por otro lado, la mayoría de los paisajes él y de su doctrina sabemos nos viene a través
sonoros naturales o urbanos se suelen escu- de discípulos, en ocasiones bastante alejados
char en estos casos a través de una grabación, en el tiempo. Pitágoras (siglo VI a.C.) fue filó-
como ocurre con el ejemplo del puerto de Van- sofo y, sobre todo, matemático, y nos lo volve-
couver y ello implica cierto proceso no sólo de remos a encontrar en los límites matemáticos
descontextualización sino de manipulación por de la música. Por ahora nos interesa sobre
pequeña que sea. Hay compositores que lo todo como el personaje que definió los sonidos
han asumido plenamente y han trabajado musicales que emplea Occidente y que deter-
sobre paisajes sonoros de diversas ciudades minó la escala, una escala que con algunas
que seleccionan, arreglan y presentan en gra- correcciones no esenciales es la que ha servido
baciones finales. Un caso bastante conocido es a la música occidental hasta el siglo XX y, de
el del francés Luc Ferrari (1929-2005) que, hecho, sigue sirviendo para la inmensa mayo-
además de una obra compositiva de múltiples ría de la música que hoy día se hace.
direcciones, representa no pocos trabajos de La determinación y adopción de una escala
esta naturaleza. Poco antes de morir lo realiza no sólo determina qué sonidos se van a emple-
con la ciudad de Madrid en Femme descen- ar en la música sino que presupone que el
dant l´escalier (Mujer bajando la escalera), una resto de los sonidos no son musicales y no se
obra para el proyecto Itinerarios de sonido10. van a emplear en ese menester. Hay una neta
Un compositor español que ha realizado insta- distinción entre el sonido en general y el soni-
laciones sonoras de diversa índole y ha traba- do musical. La escala se convierte así en un
jado con el paisaje sonoro es José Iges (1951) objeto si no sagrado al menos sí sacralizado.
que construyó una imagen sonora de Granada Bien es verdad que, aunque casi todos los teó-
en su pieza La ciudad del agua. ricos hacen la vista gorda sobre ello a lo largo
Como puede verse, la manipulación de de los siglos, desde el mismo principio hay un
grabaciones cambia por completo el concepto cierto empleo de sonidos no musicales en la
de límite del paisaje sonoro para acabar inte- música que son tolerados. Por ejemplo, el uso
grando esta especialidad en una modalidad de instrumentos de percusión no afinada, que
más de la música electroacústica. En cierta no podían prohibirse porque eran más anti-
manera nos introduce en otro límite que nos guos que todos los demás y porque tenían una
lleva a suponer que la transformación del pai- tradición larga especialmente en la danza. Y es
saje natural en objeto artístico se hace por una precisamente por ahí, por el lado de la danza
que nos lleva hacia el ritmo en el que esos ins- voces humanas pero para lo demás había que
Tomás Marco
trumentos son tolerados. Pero el ritmo es un construir instrumentos nuevos. Así lo hicieron
elemento esencial de la música que sólo a y tanto el checo como el mexicano construye-
efectos teóricos puede desgajarse de la altura. ron sobre todo pianos, pero también arpas y
Eso sin contar con el papel tímbrico que tales otros instrumentos, en cuartos, sextos, etc., de
instrumentos pueden también jugar. tono, instrumentos que hoy pueden contem-
Es cierto, sin embargo, que aunque estos plarse en ciertos museos y que, al no conseguir
elementos extraescalísticos están en la música que se fabricaran en serie no pudieron hacer
desde el principio, se desarrollaron escasísima- que se extendieran lo suficiente como para
mente a lo largo de siglos y realmente siguie- difundir sus obras. Además, la música microto-
ron cumpliendo idéntica función11. Pero la nal de esta tendencia pronto se vería superada
propia escala llegó a ser puesta en cuestión y por descubrimientos tecnológicos que la iban a
durante el Renacimiento y el Barroco se dan dejar en las orillas de unos límites para dirigir-
numerosos intentos teóricos de establecerla de se hacia otros.
otra manera y otros prácticos en los que se van La ampliación de los medios musicales más
introduciendo modificaciones de detalles hasta allá de la escala y de los instrumentos cons-
llegar a la adopción de la escala temperada truidos desde su base, no sólo se hará modifi-
que es menos natural que la que nos venía cando la escala sino orillándola para introducir
desde Pitágoras pero mucho más práctica para los sonidos que estaban fuera de ella, es decir,
la complejidad que la música había adquirido los ruidos. Uno de los medios primeros fueron
hacia el Barroco. las armas pues ya algunas piezas de caza o de
Los primeros intentos para modificar la guerra del siglo XVIII pretendían incluir descar-
escala occidental se dan en el cambio entre el gas de fusiles durante la ejecución de las mis-
siglo XIX y el XX con la aparición de los micro- mas, y en el Romanticismo hay un ejemplo
tonalistas. Y, aunque los hubo de diverso tipo, bien conocido como es la, por otra parte bien
lo esencial es que pretendían dividir la escala famosa, Obertura 1812 de Piotr Chaikovski
en intervalos diferentes a los doce semitonos (1840-1893) en cuya partitura se insta al uso,
que comprende la escala occidental. Esto era reglamentado y compaseado en todo caso, de
perfectamente factible, por muchas dificulta- cañones reales que deben ser disparados en
des prácticas que pudiera tener y, sobre todo, determinados momentos. Y, aunque cierta-
era perfectamente audible. Y así se propusie- mente eso no se hace en todas las ejecuciones
ron divisiones de la escala en cuartos de tono, de una obra que es muy habitual en los reper-
tercios de tono, octavos de tono, sextos de torios, se ha tocado en bastantes ocasiones, y
tono y hasta dieciseisavos de tono que empie- en escenarios abiertos, con tales aditamentos.
zan a plantear ya un problema de capacidad Este empleo de los cañones como instru-
de escucha. Generalmente, la musicología mento musical puede parecer anecdótico y en
centroeuropea suele darle la prioridad en este cierto modo lo es pero despeja cualquier duda
campo al checo Aloys Haba (1893-1973) pero sobre la aceptación de sonidos que no tienen
la precedencia clara la tiene el mexicano Julián nada que ver con los musicales dentro de una
Carrillo (1875-1965) que ya en 1899 había obra musical. En ese momento, la distinción
presentado a un congreso londinense un tra- entre sonido y ruido empieza a reblandecerse y
bajo de esta naturaleza y que, además, era un obsérvese que por ruido entendemos aquí no
notable compositor. sólo el sonido complejo sino el sonido que
Tanto Haba como Carrillo se encontraron estaba fuera de los considerados musicales.
con un problema grave y era que los instru- La introducción del ruido puro en la música
mentos habituales, así como los procedimien- es una tarea para la que los pioneros fueron los
tos para tocarlos, se basaban en la escala futuristas italianos. Como es sabido, el movi-
temperada. Con cierto entrenamiento y volun- miento fue creado por Filippo Tommaso Mari-
tad se podían usar parcialmente en la música netti (1876-1944) que básicamente era escritor
microtonal los instrumentos de cuerda y las y que publicó su Manifiesto futurista en 1909.
empleo que de él hicieron en obras claves músi- La segunda revolución electrónica se produ-
Tomás Marco
cos como Arthur Honegger (1892-1955) o el ce cuando Robert Moog (1934-2005) inventa
propio Olivier Messiaen. en 1962 el sintetizador, que es una versión com-
En realidad, todos los anteriores aparatos pacta del estudio electrónico y en el 1972 el
quedaron pronto obsoletos con la aparición de minimoog, un sintetizador transportable al que
la música concreta y la música electrónica que al se adapta un teclado. Hay un vuelco en la situa-
principio eran dos maneras diferentes, técnica y ción, la música electrónica que sólo había inte-
estéticamente, de afrontar la musicalización de resado hasta entonces a los creadores de
ruidos a través de la producción natural o sinté- vanguardia y a los músicos de talante investiga-
tica, la elaboración y la fijación en un soporte de tivo, hace su irrupción en el terreno de la músi-
banda magnética. La música concreta surgió en ca de consumo a través del pop-rock
la Radiodifusión Francesa poco después de la generalizándose de tal manera que hoy día no
Segunda Guerra Mundial, hacia 1947, por la es concebible ningún conjunto de música
acción de un ingeniero músico, Pierre Schaeffer comercial de cualquier tipo que no use uno o
(1910-1995) y un músico ingeniero, Pierre varios sintetizadores. Algo que estuvo bordean-
Henry (1927). Ambos se dedicaron a grabar do el límite se ha convertido, como ocurre tan-
sonido exterior, instrumental o de cualquier tas veces, en un lugar común.
tipo, elaborarlo, montarlo y grabarlo como pro- Pero las aventuras de la inclusión de los rui-
ducto final. Las Variaciones sobre una puerta y dos en el acervo de los sonidos con los que
un suspiro de Henry, compuestas literalmente hacer música, no ha terminado con la vulgariza-
sobre lo que el título indica, dan una idea de la ción de la electroacústica y hay aún mucho que
versatilidad de nuevos materiales que irrumpen decir sobre su modo de empleo. Eso ya lo dejó
en ese momento en la música. El procedimien- claro John Cage (1912-1992), a quien veremos
to y sus fines estaban muy cercanos a la segun- en otras peripecias al límite, cuando en los tiem-
da oleada surrealista que entonces se pos pioneros de la electroacústica planteó una
desarrollaba en Francia y básicamente es a esta música de ese género absolutamente antitecno-
estética a la que hay que adscribir sus produc- lógica. Previamente ya había trabajado con los
tos14. resultados aleatorios y bruitistas del uso de
Paralelamente, el estudio de la WDR de receptores de radio sintonizados en diversas fre-
Colonia ponía en marcha hacia 1950 un labora- cuencias de onda corta, pero cuando aborda la
torio de música electrónica dirigido por un teó- primera obra propiamente electroacústica de su
rico del dodecafonismo, Herbert Eimert carrera y lo hace con un cuidadoso montaje del
(1897-1972) pero llevado en realidad por un material que graba pero sin ningún tipo de
jovencísimo Karlheinz Stockhausen (1928). El manipulación de ese material distinto del hecho
punto de partida era distinto pues no se recogí- de montar. Se trata de Fontana Mix, una obra
an sonidos del mundo exterior sino que se pro- cuyo sonido grabado procede del respirar asmá-
ducía sonido en laboratorio por medio de tico de la señora Fontana, la patrona de la pen-
generadores. Luego se filtraba, manipulaba y sión donde Cage vivía en Milán.
montaba como en la otra técnica y el producto Lo mismo ocurre, aunque sin necesidad de
final se escuchaba en la cinta magnetofónica. La explotar ninguna miseria humana, con otra
estética tenía más que ver con el estructuralis- obra de las mismas características, Cartridge
mo constructivista. Pero pronto las dos técnicas music, procedente de la grabación de los ruidos
confluyen cuando Stockhausen en 1956 produ- que se producen al tocar, arañar o frotar la
ce Gesang der Jünglinge (Canto de los adoles- cabeza y la aguja de una cápsula de los cabeza-
centes) donde al material electrónico se le les que entonces servían para la reproducción
incluye la voz grabada y manipulada de un niño, de discos analógicos. Podríamos citar otros
técnica de los concretos. Pronto las técnicas empleos de música antitecnológica de este
confluirían y se ampliarían con estudios como el autor como cuando acompañó un ballet de
de Columbia-Princenton en Estados Unidos, RAI Merce Cunningham (1919) con los sonidos
en Italia, etc. amplificados con micrófonos de contacto que
procedían de los ruidos de la actividad de su toca, a los propios intérpretes, a sus instrumen-
propio cuerpo que en circunstancias normales tos y a la interacción entre unos y otros. A veces
no son audibles. se ha sostenido que esto es un inconveniente
No nos vamos a detener más en estas activi- para el disfrute de la música misma que no
dades de ruidos electrónicos o paraelectrónicos debería ser sino exclusivamente auditivo. De
con los que hoy se sigue circulando al límite. ahí nace la música acusmática, palabra deriva-
Baste decir que han influido notoriamente en la da de los “akusmatikoi”, los discípulos de Pitá-
propia música instrumental ya que se ha des- goras que debían escuchar las lecciones en
arrollado toda una escuela de nuevos procedi- absoluto silencio y separados del Maestro por
mientos sonoros con instrumentos tradicionales. una cortina que les ocultaba a su vista. La
En algunos casos, han extendido el ámbito de moderna música acusmática, que es una ten-
éstos como el trabajo con multifónicos en los dencia electroacústica francesa, preconiza tam-
instrumentos de viento, hoy prácticamente bién una música sin componentes visuales
generalizados o toda una corriente de desarrollo aunque se ha dividido al menos en dos varian-
de una llamada “música concreta instrumen- tes, una que hace hincapié en una música fabri-
tal”. La expresión ha sido creada para los proce- cada electrónicamente y otra con incorporación
dimientos vocales e instrumentales de Helmut de sonidos del mundo real, incluidos los de
Lachenmann (1935) y parece una contradicción músicas preexistentes en una especie de docu-
pues la música concreta es precisamente no ins- mental radiofónico.
trumental, sin embargo define muy bien esta La naturaleza física de la música y, por con-
experiencia cercana al bruitismo y realizada con siguiente, su base matemática que ya se explici-
instrumentos convencionales. Es algo que tam- ta en la propia escala pitagórica han hecho
bién está por ahora en los bordes del límite. caminar a la música por límites a veces insospe-
En los últimos años, algunas tendencias que chados como puedan ser el que tenga que asu-
incorporan el ruido han desarrollado una músi- mir nada menos que el reflejo de la coherencia
ca que se pudiera llamar “arte sónico”. Suele organizativa del mundo. Incluso en la época
incorporar sonidos naturales de fuentes insóli- griega hubo intentos de definir todas las pro-
tas, música electrónica, voces, palabras y una porciones armónicas desde el punto de vista de
concepción espacial del ámbito sonoro. Tiene las musicales. Precisamente el concepto de
mucho que ver con las instalaciones musicales y músicas de las esferas se acuña tomando como
a veces se adentra en los terrenos del multime- modelo para las proporciones del universo las
dia. Algunos ejemplos españoles podrían proce- proporciones musicales. Pitágoras era partidario
der de José Iges, ya mencionado, pero quizá la de ello porque consideraba que la armonía es
línea más concreta de esta tendencia está mar- tanto el orden de los sonidos como el orden
cada por una figura que está ahora a la cabeza cosmológico. Esto pasaría a Boecio que fue el
de los artistas sónicos, la alemana Christina tratadista más notable entre Roma y el Renaci-
Kubisch (1948) concentrada en las instalaciones miento. Para él había tres clases de música, la
sonoras y las esculturas sónicas, capaz de inter- mundana, que es la que producen los mundos
actuar audífonos con cables o de usar energía o cuerpos celestes; la humana, que pone de
solar para transitar entre lo visible y lo audible, acuerdo el alma y el cuerpo del hombre y la
lo natural y lo tecnológico. Pero hay otros música instrumental que es la que suena, o sea,
muchos artistas recorriendo este territorio sóni- para nosotros la única existente.
co que es hoy por hoy otro de los límites reales. La idea de la música mundana o de las esfe-
Si algunas de las tendencias actuales transi- ras fue persistente pues perdura hasta el mismo
tan por muchos puntos de encuentro entre lo Johannes Kepler (1571-1630) que llegó a rela-
visual y lo sonoro, no faltan búsquedas contra- cionar el orden planetario con los poliedros per-
rias que apuntan hacia la realidad exclusiva- fectos. Su Harmonices Mundi (1619) es el
mente sonora de lo musical. En la música último gran destello de esta concepción pues,
tradicional de concierto nunca falta un compo- aunque Robert Fludd (1574-1637) era un poco
nente visual que se refiere al espacio en que se más joven que él, publicó antes De Música
Mundana (1618) que sigue en esta teoría y ade- desde para calcular la distribución de una nube
Tomás Marco
más era más un astrólogo que un astrónomo de de pizzicatti hasta para determinar la pendiente
la talla de Kepler. de un glissando. Pero ello no le impide realizar
Pero el abandono de la música mundana tal un agudo control auditivo sobre sus productos.
como se concibe de Boecio a Kepler no implica Pero eso no es siempre obvio y puede haber
que se pierda la raíz pitagórica que hace consi- autores que traspasen los límites auditivos de la
derar a la música desde un punto de vista mate- matemática, en realidad que incluso prefieran
mático. Cualquier consideración moderna sobre crear un música de raíz matemática que al final
este punto de vista palidece ante la recia con- no se puede interpretar ni escuchar. ¿Vuelve de
cepción matemática que la música adquiere en alguna manera la armonía de las esferas? No lo
el pensamiento de Iannis Xenakis (1922-2001). sé, pero sí ha habido experiencias de música
Sabido es que fue arquitecto y que trabajó con matemática que no se podían escuchar y reali-
Le Corbusier pero su interés matemático va zadas por compositores de amplia y ortodoxa
mucho más allá que su consideración de arqui- formación musical. Es el caso del belga Herman
tecto y tiene que ver con un concepto de uni- van San (1929-1975) que formalizó matemáti-
dad matemática del mundo. Su más arriesgado camente la música y llegó a descubrir una pro-
proyecto, no tanto en lo sonoro como en lo ducción de sonidos químico-eléctricos que
conceptual, fue crear una obra musical y una reemplazarían el sonido musical por quanta físi-
arquitectónica partiendo de los mismos presu- cos. Lástima que con su prematura muerte se
puestos matemáticos. Lo hace construyendo el hayan perdido muchas obras (otras las destruyó
Pabellón Philips de la Exposición Universal de él mismo). Sus escritos teóricos revelan una con-
Bruselas de 1958 y, sobre el mismo plano, la cepción analítica y positivista que consideran a
obra musical Metástasis. Mucho se ha especula- la música como una ciencia exacta, lógica y
do sobre si esa correspondencia es o no percep- empírica de la unidad del mundo.
tible pero creo que se trata de una falsa Pero si la lógica y la matemática pueden
discusión. Para empezar, sí sería teóricamente fácilmente llegar a circular por un límite, no hay
posible que a la vista del plano original se pudie- un límite más absoluto que el vacío mismo y ese
ran evocar tanto la obra arquitectónica como la lo ha rozado la música en más de una ocasión.
musical. Pero es una tontería decir que es impo- Una de las expresiones más claras es la de la ale-
sible imaginar la obra musical simplemente atoriedad. No me refiero principalmente a las
viendo el Pabellón Philips o saber como es éste, músicas combinatorias o flexibles sino a aque-
si no se ha visto, por la simple escucha de la llas en las que los autores están incluso al borde
composición. Naturalmente que es imposible. de lo que se puede considerar autoría.
Pero esa imposibilidad no nos dice nada sobre la Una manera en la que se intentó una alea-
validez del procedimiento porque la no cone- toriedad que no fuera puramente improvisatoria
xión no se da con los procedimientos de cons- fue el desarrollo de los distintos grafismos que
trucción, matemáticos en ambos casos, sino con no por casualidad confluyen con los años álgi-
la manera en que se perciben ambas obras. Los dos de las formas abiertas. El grafismo llegó a
mecanismos de percepción de la música son todos los ámbitos y tuvo aspectos sumamente
radicalmente distintos a los de las artes plásti- útiles porque llegó a codificar unas maneras de
cas. Incluso me temo que la manera de percibir expresar hechos musicales nuevos que hasta
la música es distinta a la de cualquier otro arte entonces no tenían plasmación gráfica. Por
y en ese caso así se explicarían muchos malen- ejemplo, lo conseguido por la escuela polaca
tendidos con la música por parte de algunos con las grafías de la cuerda y la percusión en los
intelectuales. Simplemente no poseen el mane- primeros años sesenta ha pasado al acervo
jo de los mecanismos adecuados para percibirla general15. U otras propuestas instrumentales
porque les aplican generalmente otros, muy a gráficas entre las que no son las menos impor-
menudo los literarios. tantes las introducidas por el español Jesús Villa
Xenakis aplica la matemática de manera Rojo. Pero en otros casos nos encontramos con
generalizada a muchas de sus composiciones, un manierismo bastante estéril como los gráficos
un tanto ingenuos del griego Anestis Logothetis que durante ese intervalo de tiempo sólo hay
(1921-1994). Sus partituras acababan por ser silencio. De hecho, la obra consta de tres movi-
bastante improvisatorias pero no llegaban a ser mientos que indican Tacet y que no tienen ni
visualmente atractivas. duración ni indicación instrumental pero se ha
Un paso más allá de la grafía estarían aque- seguido la práctica de usar el piano como se
llas partituras que sólo contienen indicaciones hizo en la primera interpretación, por David
verbales para su realización. Cierto que ese tipo Tudor en Woodstock el 29 de Agosto de 1952,
de indicaciones son frecuentes en partituras y la pieza tomó el título de lo que había durado
normales para orientar algún aspecto de la en aquella ocasión pues no tenía duración fija y
interpretación, pero aquí se trata de partituras aunque no hay nada que demuestre una afir-
que sólo únicamente consisten en textos escri- mación, que ha circulado luego sin que Cage se
tos. El pionero fue seguramente el norteameri- pronunciara sobre ella, de que el título le viene
cano La Monte Young (1935) y se extendió por de que 4´33´´ son 273 segundos, esto es, los
los autores de Fluxus y Zaj. Otra variante sería el grados del cero absoluto o cero Kelvin.
de manipulaciones verbales improvisatorias Sobre la obra, que se ha interpretado
como en Plus Minus de Stockhausen que se muchas veces de maneras muy diferentes16, se
decantaría por las sugerencias abiertas de textos ha escrito mucho, entre otros un importante
puramente poéticos en Aus den sieben Tage (De ensayo de Stephen Davies tratándola como
los siete días). Experiencias al límite que se acer-
obra de arte pero negándole la condición de
can al vacío y tienen una continuidad proble-
obra musical. No es esto lo que queremos dis-
mática incluso en sus propios introductores.
cutir aquí sino la realidad o no de ese vacío en
Sin duda el rey de la aleatoriedad, e incluso el límite e incluso sus imitaciones pues nada
el rey del vacío, es el ya mencionado John
menos que un György Ligeti (1923-2006) com-
Cage. Algunas de sus obras poseen una verda-
puso durante su etapa Fluxus las Tres bagatelas
dera complicación para conseguir una falta
que son tres piezas con un signo de silencio
absoluta de control previo como ocurre con el
coronado por un calderón. En realidad, el silen-
Concierto para piano y orquesta donde cada
cio absoluto como último fin de la música ha
instrumento tiene una partitura individual bas-
tenido cierta fascinación en todos los tiempos e
tante aleatoria que no está combinada con la
incluso se ha convertido en un cierto tópico
de los demás y la obra se puede tocar con cual-
literario.
quier combinación instrumental desde el piano
solo a todos los que tienen papel. En Atlas Salvo una audición de tipo acusmático, cual-
Eclipticalis las partes se realizan colocando una quier música, incluidas las del vacío, tiene un
hoja pautada transparente sobre mapas celes- componente visual por lo que no resulta nada
tes en los que las estrellas nos van a servir de raro que al final se hayan hecho experiencias
notas. La serie de Variaciones apenas si son gestuales que acaban sustituyendo lo sonoro
unos transparentes con pocos signos que se por lo visual o que, mejor aún, aúnan elemen-
combinan muy libremente. Es cierto que en tos sonoros y visuales en un resultado que está
cada interpretación de estas obras hay resulta- tratado unitariamente como música. La con-
dos diferentes, pero tan diferentes que no son fluencia de acción, sonido y gesto en el lengua-
controlables a priori ni reconocibles a posterio- je de los neandertales ha sido estudiada
ri (aunque sean aceptados) por el compositor, recientemente17 y es una raíz suficientemente
ni tampoco la obra es capaz de ser reconocida antigua para modernas experiencias en ese
en la misma identidad por nadie, el autor inclui- campo. El desarrollo de un teatro instrumental
do. Eso es una postura y como tal no es buena que unifique todos esos elementos se ha inten-
ni mala pero lo incongruente es empeñarse en tado en varias ocasiones y yo mismo puedo citar
continuar siendo un autor o, peor todavía , en mi experiencia en 1966 con Jabberwocky, una
recibir derechos autorales. obra en cinco idiomas sobre un poema de Lewis
Con todo, la máxima obra del vacío es Carroll que llevaba instrumentos, textos, luces,
4´33´´, una famosísima obra de John Cage en la aparatos de radio, diapositivas, una actriz y múl-
tiples elementos, más todos ellos tratados desde En algunos de los ejemplos que hemos cita-
Tomás Marco
un punto de vista exclusivamente compositivo. do parecería como si nos alejáramos mucho de
A través de las experiencias ya históricas de la misma música y no es así. La ampliación de
Fluxus o Zaj, la acción, que podía haber perdido los límites y las peligrosas aventuras en que por
toda realidad sonora, podía acabar apuntando ellos se ha transcurrido a través de los siglos es
hacia un arte perfectamente conceptual que, casi lo único que ha hecho transformar y evo-
por otra parte, estaba muy en boga en aquel lucionar a este arte. Hoy día la música sigue
momento. Recordemos obras como El recorrido asistiendo a muchas y contradictorias aventuras
japonés de Juan Hidalgo (1927) en el que un en diversos límites. De ellas no tiene más reme-
objeto atravesaba lentísimamente todo un esce- dio que salir el camino del futuro. Seguramen-
nario deslizándose por un cable prácticamente te obligará a redefinir una vez más la misma
invisible o mi Guillermo Tell, Homenaje a Rossini música. Pero casi es lo único que constante-
en el que se empleaba un larguísimo tiempo en mente se ha hecho en los últimos veinticinco
pelar concienzudamente y comer una manzana. siglos.
NOTAS 7
Resulta sin embargo curioso saber 13
Llegó a ser asistente de Tosca-
que Debussy no pretendía describir sino nini.
1 14
Los límites no marcan nunca una algo tan distinto como es evocar. Estas músicas se difundieron
barrera infranqueable. Esta se sobrepa- 8
Si no fuera así, el urinario de rápido y bien, gracias al uso que de
sa cuando las circunstancias cambian y Duchamp nunca sería otra cosa que un ellas hiciera el entonces emergente
se pueden conseguir otro nuevos. urinario. La gracia está en que se con- coreógrafo Maurice Béjart.
2 15
Siempre en circunstancias condi- vierta en obra de arte pero sin dejar de Con obras tan características
cionadas y en cautividad. No se puede ser un urinario. como Anaklasis o Threni por las vícti-
alegar ni un solo ejemplo en un hábitat 9 mas de Hiroshima, ambas de Pende-
Posiblemente es la manera en
libre. recki.
3
que se hace habitualmente. 16
Más que una creencia es una 10 En 2004 la BBC llegó a ofrecer
Fue un proyecto auspiciado por
perífrasis lingüística que funciona una radiodifusión de la obra tomando
el Ayuntamiento de Madrid en el que
como una creencia. no pocas precauciones publicitarias.
4 participaron artistas sónicos de todos
En 1965 interpreté esa pieza diri- Sin ánimo de reivindicar nada, debo
el mundo y que, entre otras cosas, se
gida por el propio Dick Higgins en decir que en los años setenta, cuando
podía seguir con audífonos en las
Aachen (Alemania) y es más un ejerci- yo trabajaba en Radio Nacional de
cio improvisatorio de imaginación que paradas de autobús.
11
España, realicé una emisión de la obra.
una onomatopeya real. Será el siglo XX el que conozca No tuvo tanta publicidad pero estuvo
5
Como el nombre de Cristo, la una enorme expansión de la percusión a punto de costarme el empleo.
Cruz etc. en la inicial polifonía y aún en que acaba adquiriendo el status de 17
Steven Mithen, The singing
el Gregoriano. cualquier otro instrumento. Neanderthals. Phoenix (Chattham,
6 12
Richard Strauss llegó a afirmar Fue uno de los pocos futuristas Kent), 2006.
que se sentía en disposición de ser que se enfrentó al fascismo y por ello
capaz de describir musicalmente un rompió con el movimiento. Acabó su
vaso de cerveza. carrera escribiendo música de cine.
Vicente Sánchez-Biosca
Universidad de Valencia
RESUMEN
Los problemas y límites de la representación de fenómenos extremos adquieren especial relevancia cuando éstos
proceden, no de la imaginación narrativa o espectacular, sino de acontecimientos reales tratados en soporte
documental. Ninguno de estos fenómenos ha generado tanta bibliografía como la Shoah, calificada a menudo
de irrepresentable e inefable. El presente artículo estudia Sobibor: 14 octobre 1943, 16 heures (Claude Lanz-
mann, 2001), constituido por una sola entrevista realizada a Yehuda Lerner, superviviente de la sublevación del
campo de exterminio de Sobibor. El análisis se realiza a la luz de los criterios de representabilidad, en su poética
de rechazo al documento de archivo y en su apuesta por la palabra viva del testigo, que fueron principios de la
magna obra Shoah (1985) y que se mantienen en este film. Este ensayo desvela que tales principios no impiden
un trabajo retórico minucioso con la metáfora, la reconstrucción escenográfica e, incluso, el montaje.
ABSTRACT
The problems and boundaries of the representation of extreme events take on a special importance when they
derive not from narrative or fictional imagination but from real events analyzed in documentary form. No event
has been studied in quite such depth as the Holocaust (Shoah), often described as being impossible to represent
and portray. This article looks at the film Sobibor: 14 October 1943, 4 PM (Claude Lanzmann, 2001), which is
based on an interview with Yehuda Lerner, a survivor of the uprising at the Sobibor concentration camp. The
analysis takes into account the criteria of representability, the poetics of its rejection of film archive and its com-
mitment to the living word of the witness, the very principles behind the magnum opus Shoah (1985) and which
are faithfully adhered to in this film. This paper argues that such principles are not incompatible with a rhetori-
cal work that makes meticulous use of metaphor, nor with the recreation of events or even the use of montage.
ese nombre, ni el más conocido ni el industrial- y que, treinta y seis años más tarde de su visita,
mente más avanzado de cuantos, en tierras continuaba dando pruebas de rechazo por los
polacas, fueron escenario de la masacre. Ese judíos que en el recinto se encontraban, a los
episodio fue la sublevación de prisioneros que que calificaba de Prominenten, es decir, gentes
tuvo lugar, como registra con obsesiva precisión pudientes que con sus apoyos y sus bienes
el título del film de Lanzmann, a las 16 horas del habían logrado burlar la deportación a lugares
día 14 de octubre de 1943; obsesiva y vital, más duros.
pues un error de minutos en el plan de revuelta Un vivant qui passe y Sobibor… comparten
hubiera dado al traste con ésta. el mismo programa ético y estético que Shoah,
Un motivo anima el episodio y el film: la proponen idéntica relación entre palabra crea-
apropiación de la violencia por parte de los dora del testigo y rechazo del material de archi-
judíos o, en palabras de su director, la ‘conquête vo; una poética empeñada no tanto en señalar
du courage’ (la conquista del valor), contestan- las huellas cuanto en crearlas a partir del relato
do la tradicional idea de que el pueblo judío se de los testigos. Sin embargo, ambos films difie-
entregó mansa y sumisamente al exterminio o, ren por la condición de sus protagonistas: Un
incluso, colaboró con él a través de los Judenrä- vivant qui passe acorrala al testigo supuesta-
ter, los Sonderkommandos y otras diabólicas mente neutral con formas de cortesía para, en
invenciones alemanas que configuran esa zona el momento idóneo, confrontarlo con las pala-
gris, en expresión de Primo Levi, de colabora- bras escritas de su puño y letra en el pasado, así
ción (participación sería palabra más exacta) de como con datos minuciosos irrebatibles de lo
las víctimas en la empresa de su destrucción1. En ocurrido antes y después de su visita3. Sobi-
cualquier caso, Sobibor, desde la aparente bor…, por el contrario, se enfrenta con una
modestia de su reducto (concentración espacial figura heroica de la resistencia, un valeroso
y temporal), la soledad de su protagonista judío que encabezó, en compañía de otros, la
(ausente de la imagen durante muchos minu- sublevación de ese campo de exterminio, dando
tos) y el metraje estándar de una hora y media, así un rotundo mentís, en opinión de Lanz-
dialoga con Shoah, no sólo como una pieza mann, a la supuesta sumisión del pueblo judío
desgajada de su arquitectura, sino también con ante su aniquilación.
la perspectiva de esos quince años que median Así pues, si lo examinamos con rigor, Sobi-
entre ambas y que convirtieron Shoah en un bor… no se limita a plantear la cuestión de la
canon y a Lanzmann en el exégeta principal de representabilidad de la Shoah, sino que enfren-
su propia obra, el maestro del sentido2. ta, desde una perspectiva antropológica y cultu-
Lanzmann ya había desechado con anterio- ral, el tríptico compuesto por comprensión,
ridad incluir en Shoah una entrevista que esca- expresión y representación. Entender desde las
paba, a su entender, a la maquinaria circular de bases del Occidente humanista e ilustrado la
este film. Fue aquélla que mantuvo en 1979 con lógica de la destrucción, ser capaz de darle pala-
el representante en Alemania de la Cruz Roja bras (en su mecánica destructiva y en el dolor de
Internacional, el suizo Maurice Rossel, que las víctimas) y asumir el reto de su puesta en
había visitado Auschwitz en 1942 por cuenta imágenes o la retirada pudorosa de las mismas
propia y, al año siguiente, encabezó la delega- son tres problemas que van indisolublemente
ción encargada de inspeccionar el campo de unidos. Por sólo recordar algunos datos que se
Theresienstadt. Rossel, que fue sorprendido en remontan a los fatales descubrimientos, bien
su domicilio por el realizador, había sancionado sabemos que las mentes pensantes más profun-
en su informe un punto menos que halagador das de Occidente fijaron la médula de su refle-
el éxito de la escenografía que los alemanes pre- xión en la comprensión inexplicable de la
pararon para su visita a un campo que el propio Solución Final: Adorno y Horkheimer lo hicieron
Adolf Eichmann calificó de modélico. Un vivant desde lo que denominaron Dialéctica de la Ilus-
qui passe (1997), pues éste es su título, tenía tración, Karl Jaspers desde la ética y la noción
por objeto desvelar los prejuicios y la complici- de culpa (die Schuldfrage), Hannah Arendt
dad de Rossel, quien decía no haber visto nada desde la teoría política, Bruno Bettelheim desde
el psicoanálisis, por sólo citar algunos ejemplos. instrumento decisivo fue la palabra del testigo
Vicente Sánchez-Biosca
La encrucijada de la palabra (cómo dar forma en lugar de la imagen de archivo. Su apuesta, la
humana –el lenguaje– a lo inhumano) sacudió complejísima estructura, de lo que se derivaba
a Primo Levi, Jean Améry, Élie Wiesel o Robert la imposición de proyecciones continuadas de
Antelme, entre una cohorte más extensa. Y el las nueve horas en lugar de su división en pro-
motivo de la representabilidad inspiró los dis- gramas. Todo hizo de Shoah un punto de no
paros de las primeras cámaras fotográficas de retorno en la representación (o, más exacta-
Lee Miller, George Rodger, Éric Schwab o Ger- mente, en la representabilidad) de la Shoah, en
maine Krull, así como a los camarógrafos de los una coyuntura en la que los emergentes movi-
noticiarios, ya fuera para confiar ingenuamen- mientos revisionistas y negacionistas amenaza-
te en una pedagogía del horror (aprender a ban con renovar la decisión alemana de borrar
fuerza de un shock visual) como para exami- las huellas y el estándar melodramático de una
narla críticamente4. serie como Holocausto (Marvin Chomsky, NBC-
Estos retos intelectuales, lingüísticos e icóni- TV, 1978) banalizaba, sin pudor alguno, el
cos se situaban ante el filo de la navaja, pues se carácter extremo y, por ende, lindando con lo
daban de bruces con la falla de los verdugos al imposible, de la representación8.
tiempo que con la ausencia de expresión de las Shoah se comportó como una pieza irreduc-
víctimas. El filólogo Viktor Klemperer analizó tible, creativa, al filo del mito. Su interrogación
con escalpelo cómo el nazismo había inoculado giraba en torno a una obsesión: la primera vez.
su veneno en el interior de una lengua de cul- La primera vez que se asesinó por gas en los
tura, hipercodificándola y pervirtiéndola5; el camiones, la primera vez que la conciencia
politólogo Raul Hilberg radiografió con meticu- humana (las conciencias implicadas, víctimas,
losidad la parálisis burocrática (eufemismos, verdugos, testigos)9 afrontaron la inhumanidad
metáforas, desplazamientos del discurso esta- (pues, a partir de entonces, la maquinaria fun-
dístico) del lenguaje de la deportación6; el antro- cionaría sola, automáticamente). Y esa primera
pólogo del lenguaje George Steiner hizo vez tiene algo de mítico, pues de los orígenes
balance de la herida mortal recibida por una sólo el mito (y no la Historia) puede hacerse
lengua que había servido a la destrucción en cargo. De ahí que Shoah arrancara en Chelmno,
masa7. Jamás la inteligibilidad, la palabra y las un minúsculo lugar donde se realizó por vez pri-
imágenes se habían visto sometidas a tan dura mera el gaseamiento de judíos por medio de
camiones, donde, si se nos permite utilizar el
prueba. Por esta razón, la representación (fic-
término de Hilberg, se ‘inventó’ y puso en prác-
cional, imaginativa, documental, testimonial…)
tica la Endlösung10.
de la Shoah es un nudo donde se enlaza ética y
estética; por ello también, Sobibor…, Un vivant Sin embargo, lo significativo (y único tal
qui passe y Shoah misma deben responder a las vez en la historia de la cinematografía) es que
preguntas por su puesta en escena, su montaje, el director Claude Lanzmann, debido a su
el uso de los archivos (o su repudio), la palabra envergadura teórica, a la tenacidad de su tra-
bajo, a la monumentalidad de su obra (que ha
del testigo, su forma de relato y las imágenes
infundido un respeto rayano en la veneración
del presente como un asunto de ética de la
entre los intelectuales), ha ostentado las claves
representación.
de la interpretación de su obra durante dos
décadas. La síntesis que logró entre reflexión
De Shoah-film al Shoah programa teórica, conocimientos históricos y sensibilidad
Shoah fue una obra titánica y una respuesta formal está en la base, probablemente, de este
radical a todas estas cuestiones. Su objeto era patrocinio. Y, así, una buena cantidad de publi-
preciso: no los campos de concentración, sino caciones han reproducido los textos de Lanz-
los de exterminio, es decir, no Buchenwald o mann como si las intenciones fueran sin
Mauthausen, sino Chelmno, Belzec, Sobibor, aristas. Los historiadores hallaron en sus imá-
Treblinka, Maidanek y Birkenau; no la política genes fuentes inagotables, documentos actua-
criminal del III Reich, sino la Solución Final. Su les, testimonios de supervivientes y acosos de
verdugos; los psicoanalistas se regocijaron en o, cuando menos, sobre un pasado en el que las
una terminología que les era familiar, con lige- cicatrices están tan frescas y vivamente inscritas
rísimos reajustes11. Y algunos films se mostra- en los lugares y las conciencias que se da a ver
ron parasitariamente fieles a las tesis y los en una alucinante intemporalidad”13.
métodos de Lanzmann, como Premier convoi La entrevista a Yehuda Lerner, uno de los
(Pierre Oscar Lévy, 1992) y Drancy Avenir insurgentes que sobrevivieron, conforma la pelí-
(Arnaud des Palières, 1996), por ejemplo. cula entera, la cual alterna planos del personaje
Hubo que esperar a la radicalidad de un ante la cámara, rodados en 1979, con trave-
Jean-Luc Godard en su Histoire(s) du cinéma, llings y panorámicas que escrutan los paisajes
reivindicando el uso del montaje, para poner en actuales por donde circuló el testigo, incluidos
tela de juicio la validez excluyente de la poética los pesados trenes que evocan aquéllos de la
de Lanzmann. Asimismo, Tzvetan Todorov en su muerte. El arco temporal comienza un 22 de
deslumbrante obra sobre el siglo XX Face à l’ex- julio de 1942 cuando un joven de apenas 16
trême reprochaba a Lanzmann su obsesión por años fue sacado con su familia del ghetto de
revivir el horror en lugar de hacérnoslo com- Varsovia, y desde la infausta Umschlagplatz
prender; más recientemente, Georges Didi- emprendió el camino de la deportación (su
Huberman confrontaba las posiciones de familia, de la que fue allí mismo separado, pere-
Godard y Lanzmann, reprobando el rigorismo ció en Treblinka); y concluye la noche del 14 de
de este último12. En todas estas obras, especial- octubre de 1944, en que se produjo la subleva-
mente en la de Didi-Huberman, no se trataba ción, cuando ese muchacho que acababa de
tanto de cuestionar la monumentalidad de matar por vez primera, logró evadirse del
Shoah cuanto su conversión en dogma univer- campo, internarse en los espesos bosques de los
sal, a saber: el radical rechazo del archivo, la alrededores y, en medio de la fatiga física y psi-
oposición sin paliativos de palabra y archivo, cológica y bañado por la lluvia, se desplomó en
imagen y testimonio… Cuando Didi-Huberman tierra y quedó dormido. Una foto (imagen de
contrapone la comprensión por el montaje de archivo) del homenaje de soldados alemanes
haciendo el saludo fascista ante la tumba de los
Godard con la impronta de la palabra del testi-
SS caídos en la revuelta sirve, en el arranque, de
go por Lanzmann, cuando se afana por desen-
contrafigura al film.
trañar las condiciones de realización de cuatro
fotografías realizadas por el Sonderkommando A tenor de las restricciones programáticas
de Birkenau en el verano de 1944, a pesar de su anteriores, cabría pensar que el rigor documen-
dificultad técnica, es porque reconoce el archivo tal había de excluir (incluso condenar) la más
mínima licencia poética. No es así. El autor fue
como algo dinámico y no estático. De ahí que la
consciente de que su obra distaba de ser una
relación de la representación con el horror sea
pieza de Historia y que su apelación al mito
dialéctica y exija el análisis de esas cuatro imá-
necesitaba arrancar las imágenes y las palabras
genes “a pesar de todo”, pues han sido arran-
de las garras de la poesía. Raul Hilberg recorda-
cadas al infierno de la irrepresentabilidad, de lo
ría años más tarde estas palabras: “Para descri-
inimaginable.
bir el Holocausto, me dijo un día Claude
Lanzmann, habría que hacer una obra de arte.
El lugar de la metáfora Ahora bien, sólo un artista consumado puede
En suma, para Lanzmann representar es crear este hecho, ya sea por medio de un film o
hacer emerger el fantasma del pasado, inscribir de un libro, pues una recreación así representa
el pasado atroz en un presente sin huella. Nin- un acto de creación en sí mismo”14. Y no sor-
guna representación cabe, pues, sin la palabra. prende que Simone de Beauvoir, en su prefacio
La palabra-programa que entonó el director a a la edición en libro de Shoah, se sienta sobre-
propósito de Shoah es extensible a sus films cogida justamente por la alianza del horror con
posteriores: “Un film dedicado al Holocausto no la belleza15.
puede ser más que un contramito, es decir, una Sea como fuere, Lanzmann recurre a una
investigación sobre el presente del Holocausto metáfora estremecedora en el instante en el
Vicente Sánchez-Biosca
convoy se encamina rápidamente en otra direc-
ción. “En aquel momento –evoca el narrador–
oímos gritos de ocas, graznidos, que comenza-
ron a subir de volumen. Aquello duró poco más
o menos una hora. Y, de repente, el silencio.” La
cámara se detiene a mostrar un nutridísimo
grupo de ocas que aletea, grazna y corretea con
un estruendo enorme sobre la hierba de la pra-
dera. Es una filmación de 2001 que transcurre
en el idílico paraje de nuestros días. Se diría que
Lanzmann ha recogido del relato de Lerner una
evocación sonora y la ha actualizado, presumi-
blemente con gran esfuerzo ‘escenográfico’,
pero sin hacerla pasar por una reconstrucción
histórica de la escena criminal de antaño. Que-
dan los lugares, ahora inocuos, hermosos; per-
manecen las ocas (en realidad, es el director
quien las ha reunido), faltan los judíos. En su
lugar, el graznido insoportable. Y, sobre todo, la
voz del narrador nos conduce a esa escena,
careciendo, pese a todo, de los medios visuales
para hacerlo. [Véase serie de planos núm. 1].
Apenas un instante después, descubrimos
que el grito de las ocas obedecía a un siniestro
plan de los alemanes: ahogar con su estruendo
el grito de horror de los judíos que encabezaban
el convoy cuando éstos advertían su inminente
destino; sepultados por los graznidos de los ani-
Serie de planos núm. 1.
males, sus lamentos no alertarían a quienes los
seguían, pues, de ser así, el pánico habría cun-
dido entre los miles de condenados y la maqui-
naria bien engrasada de la destrucción podía
peligrar. Las ocas no eran inocentes en manos
que se aproxima al nudo más inextricable del de los alemanes. La escenografía de Lanzmann,
film y de la Shoah misma: el instante de la guiada por la voz de Lerner, actúa con una
muerte masiva. En la última etapa de su depor- impulsión sonora fortísima: ahoga a su vez la
tación, y tras haber escapado de ocho campos, voz del narrador como antaño ahogó las voces
Lerner recibe la advertencia de un polaco que de horror. Es como una siniestra repetición: lo
alerta a los prisioneros sobre su inminente des- que antaño se hizo con la voz humana actual-
tino en Sobibor: ser quemados. Nadie le cree y mente se perpetra con la palabra del testigo. Y,
pierden así la oportunidad de huir durante el con todo, ahora hay lucha, pues la voz se deja
trayecto en ferrocarril, cosa verosímil pues un oír, ininteligible al fondo, resistente a ser apaga-
hueco había sido practicado en el suelo del da. Es entonces cuando surge por un instante el
vagón para hacer sus necesidades. Al arribar a la fantasma de ese otro grito imposible, irrepre-
estación, leer su nombre y advertir el dispositivo sentable, inaudible. Sólo una alucinación así
de acogida, comprenden la terrible verdad que podría aproximarse a él. De desaparición se
encerraba la advertencia. Demasiado tarde. Un trata, en todos los sentidos del término; y des-
SS solicita sesenta voluntarios para trabajar duro aparición es asimismo el recurso sonoro que uti-
y sólo cincuenta, entre ellos él mismo, dan el liza Lanzmann. Recuerda entonces el director
una extraña declaración repetida por muchos no ‘ideal’ por el propio testigo para definirlo?
que se transformó en leyenda: los judíos grita- Lanzmann no duda. Acaso la única forma de
ban como ocas. Ahí radica la causa primera, aproximarse a ese silencio sea producirlo. Y esto
perversa y letal causa, de la demoníaca y degra- sólo es posible desde el estruendo mortífero de
dante asociación. las ocas de Sobibor…. El silencio es el gesto
Hay algo más. El estruendo, estremecedor maestro de la poesía. Suspensión, elipsis, ani-
en la medida en que se trata de un encubri- quilamiento. [Véase la serie de planos núm. 2].
miento, viene seguido del silencio, metáfora
rotunda de la desaparición. Si el oxímoron no El tema, el nudo, el gesto
resulta excesivo, diríamos que nos hallamos El rostro de Yehuda Lerner responde a la
frente a un atronador silencio, que sigue a la siguiente pregunta, en apariencia inquisitorial,
atronadora asfixia del lamento. Los recursos for- de Lanzmann (fuera de campo): “¿Había mata-
males no pueden ser más escasos, tampoco más do en alguna ocasión anterior?”. “No, nunca”,
rigurosos: el sonido espectral, jamás oído; el responde Lerner. El fragmento de conversación
graznido reconstruido como destello del pasa- aparece integrado en la cadena del relato, pero
do, al precio de una laboriosa escenografía; la Lanzmann lo ha seleccionado como pórtico de
voz del protagonista y testigo que, a su vez, es su film: presentar a un hombre que mató. El
sofocada. De repente, el silencio; ese silencio texto que abre el film expone, como dijimos, el
que reproduce el de antaño. No es sólo la muer- motivo: “Es en efecto un ejemplo paradigmáti-
te, es el aniquilamiento, lo que se sugiere. Y, co de lo que he llamado en otro lugar la rea-
hoy, la angustia… Por dos veces, en un instante propiación de la fuerza y de la violencia por
fugaz, la distancia respecto al pasado ha sido parte de los judíos. La Shoah no fue sólo una
abolida y la atemporalidad se ha impuesto masacre de gentes indefensas, burladas en
como una alucinación. todas y cada una de las etapas del proceso de
Con todo, forjar esta dialéctica sencilla y, al destrucción y hasta la puerta de las cámaras de
tiempo, eficacísima entre el silencio y la voz, los suplicio. Es necesario responder a una doble
gritos sofocados y los graznidos inhumanos, no leyenda: la que sostiene que los judíos se deja-
surgió de la mente de un esteta, sino de la reve- ron llevar a su gaseamiento sin presentimiento
lación ejemplar de un dato histórico confiado ni sospecha, que su muerte fue ‘dulce’, y aqué-
por un testigo. En un momento de Shoah, Jan lla que sostiene que los judíos no opusieron
Piwonski, sentado en un banco de la antigua resistencia alguna a sus verdugos. Sin necesidad
estación de Sobibor, rememora los movimientos de mencionar las grandes revueltas, como la del
de trenes y prisioneros que tuvieron lugar mien- ghetto de Varsovia, los actos de valor y de liber-
tras se construía el campo. Un día recuerda tad fueron numerosos en el interior de los cam-
haber visto un nutridísimo grupo humano llegar pos y en los ghettos: insultos, maldiciones,
a la estación; pensó que se trataba de prisione- suicidios, asaltos desesperados. Sin embargo,
ros encargados de la construcción, como había no es menos cierto que una tradición milenaria
sido el caso decenas de veces. Tomó su bicicleta de exilio y persecución no había preparado a los
y regresó a casa sin darle importancia. Al día judíos, en su conjunto, para el ejercicio efectivo
siguiente, un silencio ‘ideal’ reinaba en la esta- de la violencia, la cual requiere como condicio-
ción. Fue ese silencio precisamente el que le nes indisociables: una disposición psicológica y
hizo comprender que un acontecimiento inusi- un saber técnico, una familiaridad con las
tado había ocurrido. Consciente de hallarse armas. Fue un oficial judío ruso, Alexander Pet-
ante el nódulo del exterminio, lo más cerca que chersky, soldado profesional, a quien no era
puede alguien hallarse 35 años después, Lanz- ajeno el uso de las armas, quien decidió, plani-
mann arremete con una pregunta carente de ficó y organizó la insurrección en apenas seis
sentido, una barrena hacia lo insondable: semanas”.
“¿Podría describir ese silencio?”. Nadie podría, Por más que el tema sea general, lo particu-
mas ¿no es extraña acaso la elección del térmi- lar, incluso el detalle, es lo que se revela funda-
Vicente Sánchez-Biosca
mental. Y ahí pondrá Lanzmann su acento y su comité, junto con otro compañero más experi-
cámara. El título del film no permite dudas: mentado (había sido soldado en el Ejército Rojo)
exactamente a las 4 de la tarde del 14 de octu- para asestar el golpe mortal a un gigantón ale-
bre de 1943 se produjo la rebelión. La precisión mán que llegaría al barracón de los sastres
obsesiva de la hora, la exactitud del plan, repro- judíos para probarse un abrigo de cuero. Este
ducen en forma invertida la puntualidad impla- muchacho de 18 años consideró un honor poder
cable de los alemanes. Lerner fue elegido por el matar a un alemán. Para tratar esta escena,
Vicente Sánchez-Biosca
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SOBRE EL CIELO
RESUMEN
Dentro del marco de referencia de la cultura de la contemporaneidad, cuando se quiere tratar sobre el cielo, es
necesario un punto de vista nuevo que derive de lo que se ha llamado la conquista espacial. Este hecho y las
nuevas consideraciones sobre las relaciones entre el tiempo y el espacio, nos dan una visión diferente del espa-
cio y del cielo, una visión que condiciona, en la actualidad, las imágenes y las actitudes a la hora de tratarlos, ya
sea desde el arte o desde la ciencia.
“Sobre el cielo” es el título de una tesis, leída recientemente en la Facultad de Bellas Artes de Barcelona. La selec-
ción del tema invita al descubrimiento de una serie de obras, dibujos, pinturas, esculturas, arquitecturas y foto-
grafías, ya comentadas por otros, por una artista de nuestro tiempo e incita a una apreciación diferente, una
confrontación de dos miradas, rescatando antiguas miradas desde nuevos valores.
Palabras clave: cielo, arte contemporáneo, conquista espacial, relectura de la tradición y de la contemporaneidad
ABSTRACT
Within the reference framework of contemporary culture discussions focusing on the sky require a new view-
point that derives from what has been termed spatial conquest. This fact, allied to new approaches to the rela-
tionships between time and space, provides us with a different vision of space and the sky, a vision that, at the
present time, impacts on how images and attitudes are dealt with, whether it be through art or science.
“About the Sky” is the title of a thesis recently presented at Barcelona’s Faculty of Fine Arts. The subject was
chosen as a means of revealing a series of works, drawings, paintings, sculptures, architectural designs and pho-
tographs created by an artist of our time and which others have already commented on. The aim is to encour-
age a different view, to bring two varying appreciations into contrast with each other by using new values to
rescue old insights.
Keywords: sky, contemporary art, spatial conquest, a new reading of tradition and contemporary art
Sobre el cielo es un recorrido sobre las intensidades de dedicación, se han ido desarro-
visiones del cielo desde el arte, en una lectura llando a lo largo de los últimos diez años a tra-
contemporánea. Sobre el cielo es una investi- vés de la metáfora de un viaje iniciático, que en
gación que se adentra en la tradición y en la su recorrido se para en visiones del mundo real
contemporaneidad, que recorre imágenes y del mundo de las ideas, en imágenes de la
conocidas y que en parte, se materializa en la contemporaneidad y de la tradición, siempre
obra que la autora ha ido desarrollando a lo desde una óptica contemporánea.
largo de estos últimos años en que esta tesis se Las ideas que se exponen no son propuestas
ha ido configurando. teóricas sino tan solo una muestra de diferentes
El relato de esta tesis se ha organizado poéticas personales, que independientemente
como una obra plástica, una obra original y de que sean obras de mayor o de menor impor-
autónoma de un trabajo que, con diferentes tancia, son obras que me conmueven y que no
me resultan indiferentes. Esta tesis se configura comenzar desde cero y afirmaba que buscaba el
como un ciclo de creación donde en cada una vacío, ofreciéndolo como contenido3, han sido
de las siete etapas que la componen se presen- un estímulo constante en el desarrollo de esta
tan siete imágenes diferentes del cielo, de la investigación, pero ha sido a través de la rela-
evocación del cielo y del tiempo a través del ción personal y directa con tres artistas que
arte. El siete parece ser que comporta un com- acaba por definirse mi interés por el objeto de
ponente cíclico que no se cierra, es como un esta tesis.
punto de interrogación que se abre a un nuevo En primer lugar –estoy hablando aquí en tér-
ciclo del cual se ignora el sentido1. minos de secuencia personal– la exposición de
El punto de partida recoge las posiciones, la obra de Caspar David Friedrich (1774-1840)
influencias y preocupaciones en el momento de en el Museo del Prado4, en 1992. Allí, hice el
empezar a trabajar en esta tesis que se sinteti- ejercicio de mirar tan solo el cielo de cada una
zarán también, evidentemente, a través de siete de sus obras y fue así como se me crearon nue-
imágenes. La primera no podía ser otra que el vas imágenes: las pinturas de Caspar David Frie-
cielo que nos acompaña siempre como expe- drich se transformaban en nuevas visiones
riencia cotidiana y que, a pesar de sus diferen- contemporáneas, pero manteniendo siempre
tes manifestaciones y apariencias, constituye aquella expresión suya de la dedicación del
quizá la única experiencia común a toda la hombre al infinito, que ha sido una característi-
humanidad. ca exclusiva del arte de Friedrich (Fig. 1).
Pero el cielo no es un acompañante mudo, También, en 1992, conocí a James Turrell,
Bernhard Prinz lo hace hablar a través de los cuando vino a Barcelona con motivo de la reali-
títulos de sus obras Revolutionshimmel 1789- zación de su obra Deuce Coop en el convento
1992, –Cielo de revoluciones– una fotografía de san Agustín de la calle Comercio de Barcelo-
del cielo, el cielo de la Revolución francesa en na, enseguida me interesé por su trabajo. Este
este caso2. La historia que presenta es el triunfo mismo año, en Madrid, tuve ocasión de ver una
de la luz revolucionaria en la lucha contra las exposición significativa de su obra que me fasci-
tinieblas. nó5. La atmósfera nebulosa de su luz y la reali-
Si para esta tesis la temporalidad no es rele- dad inmaterial de sus proyecciones fueron un
vante, si que se puede señalar que desde el extraordinario descubrimiento personal, que se
tema que se trata existe un punto de ruptura, superponía a las imágenes del cielo de Caspar
un punto de cambio de experiencias y de signi- David Friedrich. Más tarde, al ver su obra First
ficados que se sitúa en la presencia humana en moment: 2003-04, (Fig. 2) –que para mi es una
el cosmos: el 12 de abril de 1961 Yuri Gagarin clara referencia al Monje capuchino en la orilla
en el primer viaje espacial de un ser humano, del mar de Caspar David Friedrich– constaté
fue el primer hombre que vio la Tierra azul y el que, de la misma manera que él, James Turrell
cielo negro. necesita la presencia humana en su infinito de
La consolidación definitiva de esta nueva luz para explicar esta obra6.
visión, tuvo lugar del 16 al 24 de julio de 1969, Más tarde, en 1995 tuve ocasión de tratar a
cuando la expedición de Neil A. Armstrong, Lawrence Weiner, cuando ya había establecido
Edwin E. Aldrin jr. y Michael Collins acaba situan- mi trabajo de investigación. Weiner me atrajo
do al hombre sobre la Luna. Este hecho y las nue- hacia las amplias posibilidades de la letra y de la
vas consideraciones sobre las relaciones entre el palabra, del lenguaje como medio. La imagen
tiempo y el espacio, nos dan una visión diferen- de una página del libro de Lawrence Weiner THE
te del espacio y del cielo, una visión que condi- SKY & THE SEA /LA MER & LE CIEL, un libro de artista7
ciona las imágenes y las actitudes a la hora de publicado en Estrasburgo en 1986, nos vuelve a
tratarlos, ya sea desde el arte o desde la ciencia. aproximar al cielo y a las estrellas y nos plantea
También las posiciones de Ad Reinhardt, una nueva manera de explicar las cosas.
esencialmente vinculadas a sus monocromos, También la visión contemporánea de la his-
donde plantea que la pintura o el arte volvería a toria del arte de Robert Rosenblum, ha sido pro-
Fig. 3. Lightning Field. Walter De Maria, 1969-1977. Fig. 4. La Tempesta. Giorgione, 1505.
bablemente otro de los descubrimientos perso- ta, redescubierta por los románticos en sus
nales más importantes en el proceso del des- enigmas. Lightning Field de Walter de Maria y
arrollo de esta tesis. Su visión8 contrapone la La Tempesta (Fig. 4) de Giorgione tienen en
historia del arte tradicional, que va de Giotto a común aquella contradicción entre imagen e
Cézanne, a la continuidad de la actitud román- interpretación o falta de interpretación, el cielo
tica, que va de Friedrich a Rothko –yo añadiría a de la tempestad como lugar de encuentro.
Turrell–, toda una nueva visión que establece un Pero la relación entre estas dos obras va
nuevo orden de lectura y de percepción de la más allá. Ambas son obras que fueron realiza-
historia del arte. das en períodos de grandes cambios sociales.
Rosenblum señala que, según su criterio, En la Venecia de Giorgione, la crisis del comer-
un artista que todavía trabaja dentro de la vieja cio con Oriente recolonizó el campo y la mag-
y no terminada tradición del Romanticismo es nificación de la agricultura marcó un nuevo
Richard Long y que si tuviera que votar hoy un orden social. En el entorno de Walter de Maria,
candidato para perpetuar las imágenes, los cuando se creó Lightning Field también empe-
sentimientos y las emociones de alguien como zó un nuevo orden social, marcado por la con-
John Constable o Wordsworth, votaría por él, quista espacial, la cultura de la tecnología y el
ya que mantiene, caminando, tocando, sin- debate sobre los recursos naturales de la tierra,
tiendo y acumulando, la misma comunión así como el interés por la sociología de masas,
mágica con la naturaleza9. Richard Long podría es decir la esencia de nuestra realidad.
ampliar el intervalo romántico establecido por Esta etapa continua con Stonehenge,
Robert Rosenblum: después de Rothko y de ahora un ready made sin las referencias de su
Turrell. Sobre la metáfora de los caminos de época y con los nuevos observatorios del cielo
Richard Long y con la imagen lejana del cami- que se derivaron de él en los años 70, como
no de Dante Alighieri, en este relato, se reco- por ejemplo el Observatory de Robert Morris
rren siete cielos, siete visiones del cielo a través en Ljssel-Zuider Zee (Paises Bajos), el del Roden
de siete etapas. Crater de James Turrell en Arizona y el de Star
Axis de Charles Ross, cerca de Albuquerque,
Entre la tierra y el cielo, interactuando con todos ellos, esculturas que señalan aconteci-
el cielo mientos del cielo.
La primera etapa “Interactuando con el Las siguientes escalas pasan por las posi-
cielo”, intenta recoger una serie de actitudes ciones más lúdicas de los Sun Tunnels de
de aprehensión del cielo distante, descubrien- Nancy Holt, en el desierto de Utah, otro obser-
do sus secretos, forzándolo a manifestar su vatorio del cielo pero en este caso desde la
poder o bien, jugando con él como soporte o visión de una fotógrafa que sitúa al observador
telón de fondo. En esta etapa, presidida por las en una intimidad casi de voyeur de una peque-
visiones de Lightning Field (Fig. 3) del artista ña porción específica de la realidad exterior,
norteamericano Walter de Maria, nos rodeará utilizando la óptica de la cámara como si se
siempre el aura de lo sublime romántico, de las tratase de aparejos para ver y mirar11 y por el
obras lejanas, casi inaccesibles o bien efímeras, Remolino en el cielo de Dennis Oppenheim,
que tan sólo se pueden conocer mediante la una escultura efímera, sin suelo, de una hora,
fotografía. con el cielo como soporte, como si de una tela
Lightning Field es para mi uno de los para- de pintura se tratase. La etapa finaliza con las
digmas del sublime contemporáneo, es “lo creaciones del Sky Art12, de Otto Piene, con el
sublime de un cielo atrapado10”. En Lightning Arco Iris de la fiesta final de los Juegos Olímpi-
Field se plantea que, si el sublime romántico se cos de Munich de 1972 y la obra Sky Kiss, la
encontraba en el más allá, el sublime actual se primera obra tripulada con helio de 1973 que
encuentra en el ahora y en el aquí. Esta etapa 30 años después, hemos podido ver reproduci-
continúa con referencias a La Tempesta de da en la inauguración de los mundiales de fut-
Giorgione con una pareja lejana cinquecentis- bol de Munich en el 2006.
El teatro del cielo, reproduciendo el cielo en A la expresión del poder del cielo terrenal,
la tierra que se manifiesta en las pinturas aéreas de Tié-
La segunda etapa del viaje “El teatro del polo del techo de la Residencia episcopal de
cielo”, abre las puertas a las representaciones Würzburg 1750-1753, le seguirá: el cielo de la
de otra manera de aprehender lo celestial y se razón del Cenotafio de Newton de Étienne-
presentan a través de la reducción a lo domés- Louis Boullée13 y el cielo tranquilo, celeste y
tico tridimensional. Esta etapa está presidida urbano del Teatro Olímpico de Vicenza de
por la Cámara sepulcral del faraón Sethi I (1279 Andrea Palladio, toda una manifestación del
a.C.), una cámara que bajo un cielo astronómi- poder terrenal de los patricios de Vicenza.
co, orienta el viaje del faraón por las noches del Hacia el final, se colará de polizón, con su
más allá. obra Clouds Canyons (Fig. 6), la sutilidad orien-
El relato transcurrirá después por el Panthe- tal de David Medalla, que considero próxima a
on de Adriano, metáfora del universo de los las propuestas de Bernini. En esta obra el agua
romanos y llegará al bel composto de Bernini, y el jabón, de naturaleza essencialmente banal,
con la fantástica representación del cielo y del a la manera de una proposición zen, totalmen-
Éxtasis de santa Teresa de Jesús de la Capilla te vacía, se convierten en un sugerimiento atre-
Cornaro en Roma, (Fig. 5) una experiencia de vido en términos de escultura.
cielo concebida en términos de una enorme Precisamente ahora se celebra el centenario
pintura. de la célebre ecuación de Einstein donde tiempo
a las dimensiones del pensamiento y se expresan cuando era estudiante, el cañón de luz del pro-
en la imagen pictórica de un cielo azul conven- yector de diapositivas proyectando imágenes de
cional que todavía hoy se llama “cielo de Magrit- la obra de Mark Rothko, una obra que mediante
te”. La evolución de la ciencia y de la técnica, de campos de colores, busca lo sagrado en un
la razón a la modernidad, explica las diferentes mundo profano, mostrando la desnudez de los
imágenes de este capítulo. signos de la tradición hebraica y la austera pro-
La cuarta etapa se cierra con una reflexión de fundidad del icono.
Magritte para quién la experiencia pictórica pone El relato seguirá con otros artistas que, en dos
en cuestión el mundo real y nos hace creer en la dimensiones, han sabido transmitir esta atmósfe-
infinidad de posibilidades desconocidas de la ra del cielo, la condición de lo celestial. Bajo esta
vida. Una nueva reconsideración de estas posibi- perspectiva, se verán seguidamente Atmósferas
lidades es uno de los puntos de trabajo de esta de mar (1988), las obras del tiempo expuesto de
tesis, que tiene como uno de sus objetivos abrir Hiroshi Sugimoto 1988-1991, para quién cada
una nueva mirada a las visiones trascendentes, es día es diferente y cada minuto también. La calma
decir, la reconsideración de lo celestial. es la firma de sus fotografías. También veremos
los paisajes velados por la bruma de Gerhard
Aislando espacios del cielo sobrenatural: Richter (1975), unos paisajes que atrapan, en
representaciones de la atmósfera clave contemporánea, los valores de la tradición,
una obra que se puede situar como continuado-
Avanzar en este poner en cuestión el mundo
ra de la infinitud y la grandeza de la de Caspar
real será el objetivo de la quinta etapa donde
David Friedrich, con quien comparte su Dresde
aparecerá, de una manera natural, el contrapun-
natal, para finalmente encontrarnos otra vez con
to a lo celeste: las “Representaciones de la
el cuadro Monje capuchino a la orilla del mar
atmósfera” que aíslan espacios de lo celestial.
(1810), la imagen de Caspar David Friedrich ante
Donde era necesario representar pájaros dirigi-
el infinito celestial del cielo trascendente.
bles o aviones, para demostrar el carácter etéreo
de lo representado, también se puede encontrar Pero, también aquí, ha sido Robert Rosen-
otra dimensión del cielo, una dimensión que blum, a través de su libro La pintura moderna y la
podría estar representada por las vidrieras medie- tradición del Romanticismo nórdico. De Friedrich
vales como primera imagen de este capítulo16 a Rothko, quien nos ha mostrado realmente la
(Fig. 11). coherencia de una tradición romántica, que va
desde Caspar David Friedrich hasta Mark Rothko,
A esta visión le seguirán las de unos artistas
una tradición que desarrolla una misma ambi-
estrechamente influidos por estas atmósferas de
ción: alcanzar lo absoluto, el vacío.
luz como la obra de Bill Viola, The Messenger
(1996) que suma la tecnología medieval con la
del siglo XX, en la catedral de Durham. En esta Del cielo al espacio: del cielo sobre la tierra a
obra, Viola quiso comparar su experiencia de la tierra desde el espacio
estar en la catedral con algunas experiencias del En la sexta etapa lo celeste y lo celestial, se
movimiento de la naturaleza17. En este cruce convierten en espaciales. Empieza con lo que se
entre lo medieval, el romanticismo y la contem- llamó la conquista espacial, donde en realidad se
poraneidad aparecen con fuerza en el camino, inicia nuestra contemporaneidad. “Del Cielo al
las visiones de la luz de James Turrell, un artista Espacio, del Cielo sobre la Tierra a la Tierra desde
que ya hemos visitado, pero aquí lo haremos el Espacio”, invierte claramente una de las sólidas
desde su aproximación a lo celestial y a la tradi- relaciones anteriores de la humanidad con el
ción, a través de una de sus presentaciones: Mee- cielo.
ting de 1993, (Fig. 12). Así lo muestra la imagen de referencia de
En la realidad immaterial de las imágenes de este capítulo, el collage de Richard Hamilton Just
luz de James Turrell18, la luz tiene una posición What Is It that Makes Today’s Homes so Diffe-
esencial, creando una calidad de “pensamiento rent, so Appealing? (1956) (Fig. 13), un collage
sin palabras”. Turrell explica como le emocionó, que enmarca un nuevo talante contemporáneo.
Fig. 13. Just What Is It that Makes Today’s Homes so Different, Fig. 14. The Man Who Flew Into Space from His Apartment.
so Appealing? Richard Hamilton, 1956. Ilya Kabakov, 1988.
Hamilton presenta aqui un síntoma de esta inver- tos de descripción gráfica (1991). A partir de
sión: el techo de la sala de estar ha pasado de ahora la Tierra es azul y el cielo es negro. Nos lo
estar ocupado por el viaje astronómico de Sen- hicieron saber los grandes divulgadores de la
mut o por los cielos pintados de Tiépolo o del astronomía del siglo XIX –Amédée Guillemin,
Teatro Olímpico a estar ocupado por una imagen Camille Flammarion y Julio Verne al ofrecernos
de la Tierra vista desde el cielo. imágenes que tan solo se podían percibir a través
Esta etapa es mañana. This is Tomorrow fue de la física y de sus aparejos.
el título de una exposición, que presentó este Esta etapa se cierra en sí misma con el con-
nuevo cielo, el cielo que nos aparece desde el trapunto de la batalla del espacio, cuando Ilya
espacio, desde una nueva era, donde el monje se Kabakov nos presenta The Man Who Flew Into
ha vuelto culturista. Un mañana estrechamente Space from His Apartment (1988) (Fig. 14). Con
vinculado a los temas de la tecnología, pero paciencia de artista, Kabakov reconstruyó para
opuestos a lo pastoral y a las ideas primigeneas nosotros el otro espacio, el de la plataforma de
del neorromanticismo inglés. El pasado, el pre- lanzamiento, el del cubículo donde se gestó la
sente y el futuro, la utopía, la asimilación de la aventura espacial23, un mundo no tan feliz como
realidad, los problemas de la percepción y los de el que nos prometía Richard Hamilton.
la relación entre la imaginación producida en
masa y la imaginación individual, eran las coor- Símbolos del cielo, abstracciones, letras y
denadas de una nueva cultura antropológica, tal estrellas
como decía Lawrence Alloway, donde el arte des- Después de este salto al exterior se llega más
plegaba confiadamente sus ideas y sus fuentes19. fácilmente a la séptima y última etapa del relato,
En las siguientes imágenes, todas contempo- cuando se borran o se difuminan lo celeste y lo
ráneas de los primeros viajes del hombre al espa- celestial y aparecen las “Abstracciones del
cio, veremos a Yves Klein jugando ya con la tierra Cielo”. Los símbolos, las letras y las estrellas, que
azul (1957), en un momento en que la humani- son los instrumentos de representación y de vín-
dad contemplaba el universo y el lugar que ocu- culo que han ido configurando nuestras propias
paba con preocupación, unos cambios tradiciones y que ocupan el lugar de nuestras
desencadenados por la era de la exploración imágenes de lo real –el cielo conocido por todo el
espacial20. También se verán los dibujos naïfs y las mundo– nos hacen llegar al lenguaje de las ideas.
fotografías del astronauta soviético Ivan Istochni- Esta última etapa se inicia en la imagen del
kov21 ¿Joan Fontcuberta? (1997), que cuestionan cielo tachonado de estrellas, probablemente la
el valor de la evidencia de la imagen fotográfica imagen simbólica del cielo que, con diferentes
y que podría incluso constituir el argumento de matices, ha tenido una duración más larga en la
una novela de ciencia ficción, un pretexto para historia del arte. Un cielo que se puede ver en el
transformar el artista en cronista e historiador. techo de la tumba de Nefertari (1265 a.C.) y en
Las visiones del cielo de Thomas Ruff (1992) otras construcciones del antiguo Egipto, un cielo
en esta nueva relación, nos volverán a presentar que informaba al difunto de los caminos de los
imágenes de lo que han visto unos y otros –o las cuerpos astrales, para guiarlo así, en su viaje eter-
máquinas– visiones de lo que no llegaremos a no, pero también en el llamado Mausoleo de
conocer nunca, si no es mediante reproduccio- Gala Placidia en Ravena (425 d.C.) en la Capilla
nes. Ruff utiliza antiguas fotografías de los astros, Scrovegni de la Arena en Padua (1305) (Fig. 15),
auténticos ready made del universo, enmarcán- en la Sainte Chapelle (1248) de los reyes de Fran-
dolas, ampliándolas y ennobleciéndolas hasta cia en París y que llega hasta las escenografías
convertirlas en una suerte de obra-cuadro que se neoclásicas de Karl Friedrich Schinkel (1815). Un
convierte en “su verdad” sobre el espacio side- tipo de ideograma del cielo, que nos acompaña-
ral22, como las imágenes que nos ofrecen tam- rá a lo largo de más de tres mil años.
bién la obra de Vija Celmins, sobre la En las sucesivas imágenes, se verán los azules
manifestación del tiempo en el espacio que tra- esenciales de Joan Miró como Petit bleu de 1925.
ducen estos temas inabarcables en bloques fini- Una pintura esencial, un monocromo avant la let-
tre: ¿quizá una versión abstracta del cielo del mado de la pintura Temple of Apollo que evoca
cuadro de la Masía?, para mí, toda una evoca- los cielos estrellados de la memoria mediterrá-
ción del color azul de los cielos pintados de Giot- nea, un cielo pero con la vibración del Op Art,
to y también veremos los azules de Barnett donde el templo ha pasado a ser un reclamo
Newman (1959), fruto de sus reflexiones sobre turístico de una agencia de viajes. En realidad no
como debía ser el arte contemporáneo y de sus fue la pintura sino la reproducción lo que fue
exploraciones por territorios espirituales. En reali- parodiado por Lichtenstein. Se sabe que la repro-
dad, ambos partían de la misma ambición de la ducción reduce el arte a puntos y él lo descubrió,
tradición romántica de expresar lo sublime, aun- aumentando la escala de esta conversión y recor-
que lo abordaban de manera diferente. Miró lo dándonos que gran parte de nuestra experiencia
quería hacer atrapando lo absoluto, expresando del arte es indirecta y se basa en la imprenta25. Lo
el vacío y traduciendo la poesía a la pintura, que Lichtenstein hizo fue actuar sobre la necesi-
mientras que Barnett Newman intentaba expre- dad de explotar las posibilidades formales de las
sar lo sublime en términos modernos. A estos investigaciones del grafismo comercial, más que
azules esenciales les seguirá el negro suprematis- sobre la de crear un impacto26.
ta de Kasimir Malevich (1915), la abstracción últi- Terminaremos nuestro viaje con las letras, con
ma de un sistema de signos simbólicos atribuidos la poesía visual de Lawrence Weiner para quién
a las figuras geométricas y a los colores24. las palabras no son más que la materia prima
El recorrido nos llevará también a las nuevas para construir la obra que, según él, es la que
abstracciones que Roy Lichtenstein creó a partir constituye el verdadero lenguaje y con la de Ian
de los puntos Ben Day (1964), como el cielo tra- Hamilton Finlay, que nos lleva la palabra como
signo, como símbolo, como en la obra Star / tura del Renacimiento– acota y da sentido a la
Steer (Fig. 16), el poema que presentó en el fes- obra, como obra acabada y enmarcada y las pla-
tival de poesía concreta de Brighton en 1967, un cas, de porcelana, con los colores del cielo, apa-
poema que se refiere a una cita de Heráclito que recen a la manera de los píxeles, con todos sus
se podría traducir por Siguiendo el curso de las matices. Siete cielos acotados que no son más
estrellas y con la que Finlay tan solo nos quería que metáforas, alegorías del cielo u objetos con-
hablar de su pasatiempo favorito: navegar. cebidos como referencias.
Me apropié del cielo, por primera vez, en
Siete cielos acotados una obra bastante banal: Sol y Luna (1986) en la
Cualquier camino implica un punto de llega- ampliación del Parque de la Creueta del Coll de
da, a menudo provisional y este es el de la tesis: Barcelona. Era una obra utilitaria: se trataba de
el de la obra propia. Una obra desarrollada en materializar un vacío y de hacerlo impenetrable.
paralelo a este relato, que fagocita las imágenes El Parque de la Creueta del Coll había sido
sobre el cielo, la tierra y las estrellas, establecien- antes una antigua cantera, donde el guarda, en
do un nuevo camino, abierto al mundo de lo real sus ratos libres, había ido construyendo un gran
y al mundo de las ideas y que considero punto pesebre con piedras que sacaba de los desechos
de llegada y a la vez de partida de un nuevo de la explotación de la cantera. Más tarde la can-
viaje. Una obra de referencias, que la magia del tera fue abandonada, el guarda se marchó y los
cielo ha ido produciendo en la tradición del arte, restos del pesebre se convirtieron en refugio de
pero traducidas –leídas– en clave contemporá- mendigos en peligro, debido a las ruinas. Des-
nea, hasta convertirlas en nuevas obras de hoy. pués se construyó el parque. Para arreglar las rui-
Si la literatura no necesita una nueva lengua nas había que tapiar los vacíos del pesebre, se
para poder ser contemporánea, las artes plásti- debía conseguir un vacío material que convirtie-
cas tampoco deben renunciar a crear sus propias ra lo abierto en cerrado y los refugios en objetos
imágenes a partir de la tradición para construir a inaccesibles y seguros, pero sin quitarles prota-
partir de ella o con una parte de ella, nuevas his- gonismo.
torias e imágenes de hoy. Sin saberlo hice frente al desafío de Diderot27
A menudo mi obra ha sido etiquetada de suspendiendo el sol y la luna, mediante los des-
conceptual, pero no es una obra que se haya echos de una vajilla-joya, sobre un cielo de des-
desarrollado en la crítica social, como en la echos del trencadís azul que se estaba utilizando
mayoría de los artistas conceptuales de los años entonces en la restauración de la valla del Parque
70, sino que reflexiona sobre la experiencia de la Güell. Un trencadís monocromo, que la luz del
realidad. Una obra, que se podría definir como sol convierte en estrellas.
neo-conceptualista, en la búsqueda de la rema- Paisaje 2002 (Fig. 17), es una obra que evoca
terialización de una idea en un objeto artístico y una carta de colores, pero también un paisaje de
que quiere ser la expresión de una poesía perso- cielo después del Arco Iris y que en cierta mane-
nal, a la manera de las experiencias de lo subli- ra hace referencia a los antiguos retablos de las
me que introdujeron los primeros pintores iglesias católicas del Barroco colonial. Son cua-
románticos, como Caspar David Friedrich, y de la dros monocromos que tratan de recrear una
representación de lo inmaterial, a través de la atmósfera mágica de los múltiples colores del
luz, de las obras contemporáneas sobre el cielo cielo, imposible de reproducir y, el material,
de James Turrell. extraño y frágil, la porcelana, explica su luz y lo
Las diferentes caligrafías utilizadas: placas, asocia a la esencia divina.
boles y letras, configuran un idioma, un lengua- Los marcos dorados, referencia histórica de
je propio, metáfora de un contenido, que acaba los ídolos exhibidos, de la obra maestra y del
siendo un juego de formas-colores-letras, con icono, evocan la memoria del arte. El oro, sím-
los que siempre se pueden construir nuevas bolo de la inmaterialidad, en todas las épocas y
palabras y nuevos significados. A menudo, un culturas, se desvanece con la luz, dando la
marco dorado –símbolo de lo infinito en la pin- impresión de no existir en el objeto, ofreciendo
la posibilidad de espacio infinito. En la obra Pai- bras y de los reflejos. El pensamiento –que por
saje 2002, los marcos dorados serían al mono- tanto se define como espejo– desconfía de los
cromo, lo que los retablos policromados de espejos, ya que ve en ellos el dispositivo mismo
Steimbach son a los ready-made: un embalaje- de la mentira y del anzuelo. Tradicionalmente, el
regalo y un simulacro de sacralidad28 y el cielo, el espejo31 es un desafío al logos, porque es literal-
objeto de referencia, se convierte en una retóri- mente el doble sobre su propio terreno. La ima-
ca funcionando en el vacío, según la idolatría de gen reflejada siempre ha sido un proceso de
la pura exhibición. El aura de la obra maestra, apropiación de la realidad32. Un metro cuadrado
tan añorada desde Walter Benjamin, reorganiza de cielo-Un metro cuadrado de tierra es una de
el cara a cara con el icono y sus devotos. estas obras que se apropian de la realidad, que
Se puede observar que la fotografía, realiza- la capturan y a la vez, la convierten en una pre-
da por un excelente profesional29, avanza la sencia.
necesidad de su percepción real. Paisaje 2002 es A partir de dos materiales que son lo mismo
una obra que crea una atmósfera cambiante –acero patinado y acero inoxidable pulido espe-
según el tipo y las intensidades de la luz que reci- jo– el cielo y la tierra, se presentan como dos infi-
be y según el punto de vista del espectador. Pro- nitos, que se acotan, se juntan, se funden y se
bablemente las obras del pintor alemán Gerhard confunden. En esta obra, la inmaterialidad del
Richter podrían haber sido un punto de referen- cielo se refleja sobre la tierra. Un metro cuadra-
cia, pero Paisaje 2002 sería tan solo una inter- do de cielo-Un metro cuadrado de tierra es una
pretación de la forma. escultura que es un paisaje, que se integra en el
Para la filosofía, desde Platón30, lo visible es paisaje y que se convierte en un nuevo paisaje,
sospechoso de estar bajo el imperio de las som- acotado, 1m2.
El cielo es el tiempo, los ciclos del sol y de la guo sublime romántico. Es un segmento del
luna, pero también los de la luz, los de la per- tiempo del cielo enmarcado: veinticuatro horas
cepción y el cambio. Así pues, en esta obra, dos de un cielo de otoño en Barcelona, con dos
unidades –una el Cielo y la otra la Tierra– se cesuras, cuando sale el sol y cuando se pone,
establecen como generadoras del mundo. Un momentos de cambios súbitos del color del
paisaje acotado en dos cuadrados, la forma cielo. Veinticuatro horas, fijadas en placas de
más ajena a nuestro organismo y la preferida porcelana y acotadas por puntos de oro, por el
por nuestro intelecto, según aseguraba Wölf- símbolo del infinito, material e inmaterial. Los
fin. Un metro cuadrado de cielo-Un metro cua- colores del cielo y de las horas se apoyan en el
drado de tierra es una obra que tiene una suelo como un cuadro o un reflejo.
lectura de fascinación, de espacio y de luz pun- En 1998 el Museo de Arte Contemporáneo
tual cambiante como el fuego, sin más referen- de Barcelona (MACBA) acogió la iniciativa artís-
cia que el cielo; es un paisaje reflejado, la raíz tica de la ciudad de las palabras y la brindó a la
misma del narcisismo cósmico. ciudad el día indiscutible de las letras. Convirtió
En Primavera (1996), el cielo, la tierra, las el Raval en un poema visual transitable creado
flores y las palabras, temas muy recurrentes en por diferentes artistas para celebrar el 23 de
algunas de mis obras, se convierten en símbo- abril, día de San Jorge, como el día internacio-
los. Letras y estrellas que convierten las conste- nal de la palabra. Campo de san Pablo-campo
laciones en estrellas-flores y también ¿porqué de amapolas (1998) fue uno de los proyectos
no? En palabras latinas que sobreviven a los seleccionados para La ciudad de las palabras.
símbolos complejos de un zodíaco que hoy El lugar del lenguaje como recreador de la
cuesta entender, reflejadas, como un espejo, realidad en el ámbito simbólico, está arraigado
sobre el jardín. a la memoria. Las palabras que componen la
La escultura es un reflejo de las constelacio- obra son un fragmento de la Carta de san Pablo
nes del cielo sobre la tierra. Son las constela- a los romanos y configuran un paisaje de la
ciones, que de manera clásica se atribuyen a la memoria, un paisaje que es una instalación de
primavera, las que se reflejan sobre el prado: 1628 letras-flores. A medio camino entre la lite-
Aries, Taurus, Géminis, las tres que recorren el ratura y la escultura, Campo de san Pablo-
sol en primavera. Cada estrella-flor es una letra campo de amapolas no trata de representar lo
reflejada del nombre de la constelación que visible, sino que hace visible la palabra. El len-
representa. Su tamaño se corresponde con la guaje aparece como la manifestación material
magnitud aparente de la estrella y su color se de un contenido de una idea o de un mensaje.
asocia con el espectro de sí misma y descubre La obra se situó en un prado, próximo a la
en el más allá, como los telescopios, aquellas antigua capilla de San Pablo del Campo cons-
estrellas dobles o triples. En esta obra las letras truida hacia el año 1000 d.C. y dedicada a san
se convierten en otra manera de leer el cielo, Pablo, el apóstol de Jesús, del cual se dice, que
de hacerlo más cercano. Son palabras más que fue quien predicó el cristianismo en Barcelona.
letras, palabras que tan solo quieren ser instru- Es una obra que se articula sobre un texto,
mentos de representación y de vínculo con determinando líneas, secuencias rítmicas y
nuestras propias tradiciones. Palabras que no coloreadas, metáfora de las amapolas de los
son poesía sino el material33, toda una evoca- campos de trigo, donde lo escrito se impone,
ción de la obra de Lawrence Weiner. pero es la imagen la que triunfa.
Entre el cielo y la tierra, entre la pintura y la Mil años más tarde, a finales del segundo
escultura, Equinoccio de otoño, también es un milenio, el campo destruido retorna, el campo
paisaje del cielo. Un paisaje desde la ciudad, retorna en sant Pau del Camp, con la palabra de
donde el cielo ya no es nunca negro, donde las san Pablo a los romanos, palabras que nacen en
estrellas han pasado del cielo a los libros y la tierra que lo vio pasar. Palabras de universali-
donde la naturaleza es tan sólo la imagen de un dad y de la diversidad de los pueblos delante de
recuerdo de la memoria, en búsqueda del anti- un objectivo común, con el idioma del año
NOTAS “espacio”: Un espacio iluminado por las ma de colaboración entre artistas, cientí-
estrellas, mediante minúsculas perfora- ficos y psicólogos basado en el efecto de
1
Federico Revilla. Diccionario de ciones en la superficie de la cúpula, que la luz sobre los astronautas en sus pase-
Iconografía. Madrid: Ediciones Cátedra, son aberturas estelares agrupadas como os por el espacio.
19
1990. constelaciones celestiales. Con un orgu- Tilman Osterwold. Pop Art. Colo-
2
Estas son obras que concluyen llo evidente Louis-Étienne Boullée escri- nia: Benedikt Tashen, 1990.
20
una exposición llamada: Los géneros de bió que todo esto era de su invención: Sidra Stich (ed.) Yves Klein. Catá-
la pintura. Una visión actual, que en “Era en el cielo que yo quería colocar a logo de exposición. Madrid: Museo
1994-1995 fue exhibida en el Centro Newton, quería envolverlo en su propio Nacional Centro de Arte Reina Sofia,
Atlántico de Arte Moderno, en el Museo descubrimiento”. Cantz, 1995.
14 21
de Arte Contemporáneo de Sevilla y en Tony Godfrey. Conceptual Art. Es necesario mencionar que Ivan
el antiguo Museo Español de Arte Con- Londres: Phaidon, 1998. Istochnikov es tan sólo el nombre tradu-
15
temporáneo de Madrid (MEAC). Leena–Maija Rossi. “On the edge cido al ruso de Joan Fontcuberta (1955)
3
Lucy R. Lippard. Overlay. Contem- of the field or inside the plane: Airplanes y que es parte de su obra Sputnik
porary Art and the Art of Prehistory. and Artworld Revisited”, 2002. (1997). Joan Fontcuberta. Contranatura.
16
Nueva York: Pantheon Books, 1983. La vidriera se identificaba con la Barcelona: Universitat d’Alacant/Actar,
4
Caspar David Friedrich. Pinturas y luz y la luminosidad, con lo sagrado que 2001.
22
dibujos. Catálogo de exposición. tenía su origen en los textos evangélicos. Agnès de Gouvion Saint-Cyr. “Le
Madrid: Museo del Prado, 1992. “Yo soy la luz del mundo. El que me siga pied sur la lune, la tête dans les étoiles”
5
Thomas M. Meisser. James Turrell. no caminará a oscuras, sino que tendrá en: Dans le champ des étoiles. Les pho-
Catálogo de exposición. Madrid: Edition la luz de la vida” San Juán 8,12. Nou tographes et le ciel 1850-2000. Catálo-
Cantz-Fundació La Caixa, 1992. Testament grec-llatí-català. Barcelona: go de exposición. París: Éditions de la
6
Ana Maria Torres (ed.). James Associació Bíblica de Catalunya, Editorial Réunion des Musées Nationaux, 2000.
23
Turrell. Catálogo de exposición. Valen- Claret, Societats Bíbliques Unides, 1995. Josu Larrañaga. Instalaciones.
cia: Institut Valencià d’Art Modern, Citado en: Víctor Nieto Alcaide, La Hondarribia: Editorial Nerea, 2001.
24
2004. vidriera española. Ocho siglos de luz. El cuadrado se consolidó como la
7
Dieter Schwarz. Lawrence Weiner Madrid: Editorial Nerea, 1998. representación de la totalidad del
17
Books 1968-1989. Colonia: Le Nouveau The Messenger es un estado mundo, el círculo como la del movi-
Musée, 1989. entre el cielo y la tierra. John Walsh (ed.). miento de la tierra y el triángulo como la
8
Robert Rosenblum. La pintura ”Emociones en tiempos extremos. El de la fuerza superior. Selim O. Khan-
moderna y la tradición del Romanticis- proyecto de las pasiones de Bill Viola”, Magomedov. Pioneers Soviet Architectu-
mo nórdico. De Friedrich a Rothko. en: John Walsh (ed.). Bill Viola. Las Pasio- re. The Search for New Solutions in the
Madrid: Alianza Editorial, 1975. nes. Catálogo de exposición. Madrid: 1920s and 1930s. Nueva York: Rizzoli,
9
Robert Rosenblum. “Towards a Fundación La Caixa, 2003. En esta obra 1987.
25
Definition of New Art” en: Andreas Viola tuvo en cuenta la manera como los Robert Hughes. A toda crítica,
Papadakis et alt. New Art. An Internatio- constructores de la catedral habían sabi- ensayos sobre arte y artistas. Barcelona:
nal Survey. Londres: Academy Editions, do conectar con alguna cosa que iba a Editorial Anagrama, 1992.
26
1991. las raíces de nuestras experiencias como Herbert Read. Histoire de la pein-
10
François Lyotard. “Lo sublime y la seres humanos. ture moderne. París: Arted Éditions
18
vanguardia”, Artforum 1984. Citado en La obra de James Turrell está d’Art, 1985.
27
Tonia Raquejo. Land Art. Madrid: Nerea, arraigada a su universo personal: Su En relación con el Salón de 1763,
1998. infancia en las reuniones de meditación Diderot dijo: “Desafío al más atrevido de
11
Daniel Wheeler. Art since Mid- personal, “dando la bienvenida a la luz” entre los artistas a suspender el sol y la
Century. 1945 to the Present. Londres y en la sala de la “Sociedad de Amigos” luna en medio de su composición sin
Nueva York: Thames and Hudson, 1991. cuáquera, las lecciones de su madre a los oscurecer estos dos astros. Lo desafío a
12
El Sky Art apareció en un período indios, la prisión acerca de la guerra del pintar el cielo tal como se encuentra en
de grandes éxitos tecnológicos, con pro- Vietnam y sus relaciones con Douglas la naturaleza, lleno de estrellas brillantes
gramas ambiciosos, como el de la con- Wheeler, Coplans y otros artistas califor- como en la noche más serena”. Diderot.
quista de las estrellas, que en el plano nianos de la Costa Oeste vinculados al Salón de 1763. Edit. Assezat, vol. X.
artístico ofreció numerosas colaboracio- Minimalismo, su pasión por volar y por Citado en: Jean-Marie Pérouse de Mont-
nes con el mundo de los investigadores los aviones, su rancho en Arizona y su clos. Étienne-Louis Boullée 1728-1799.
y de los industriales. refugio irlandés. Pero lo que realmente De l’architecture classique à l’architectu-
13
El interior del cenotafio está vacío fue el origen de la serie de obras llama- re révolutionnaire. París: Arts et Metiers
y aparte del sarcófago, no hay nada que das Skyspaces fue su participación en el Graphiques, 1969.
28
distraiga la atención, tan sólo contiene programa Art & Technology, un progra- Pierre Stereckx. “Avatars Actuels
RESUMEN
El objetivo de estas reflexiones es buscar en las propuestas artísticas, fundamentalmente en el arte contempo-
ráneo, pero también en otras manifestaciones artísticas, ejemplos para aplicar a la escuela de infantil.
Esta exposición sobre los cuerpos sonoros y sus aplicaciones presenta una propuesta que plantea en sí una pro-
gresión en el trabajo con niños de muy corta edad hasta los cuatro y cinco años.
Nos situamos en el nivel de expresión sonora, anterior a lo que habitualmente se entiende por expresión musi-
cal en infantil, que será un refuerzo para ésta, ayudando al maestro a sensibilizar a los niños y generar en ellos
el deseo del trabajo con el sonido.
ABSTRACT
The purpose of this overview is to search artistic proposals, mainly contemporary ones but also from other artis-
tic movements and periods, for examples that can be applied to the nursery school.
This exhibition of sonorous bodies and their applications frames a proposal that in itself represents a step for-
ward in working with young children up to the age of four and five.
Our environment here is sound expression, preceding what is usually understood as musical expression at nurs-
ery school level, and which also reinforces it, helping the teacher to raise children’s awareness of sound and
awaken their desire to work with it.
Fig. 1. Esculturas sonoras del Grupo Espacio Permeable del Concierto para Esculturas Sonoras
editado por ACA nº 8 (1992), Palma de Mallorca.
la realizada por los disc-jockey (DJ) o la utiliza- materiales para la escuela de infantil. El diverti-
ción del entorno de los músicos electroacústicos mento lo encontramos en algunos de los perio-
para realizar sus creaciones, ejemplos de ello dos de la historia de la música, sobre todo el
serían: La pieza Piedras de Eduardo Polonio y la siglo XVIII donde llega a ser incluso una forma
de los músicos sinfónicos como Menaje de Car- musical. En la película E la Nave va de Federico
los Cruz de Castro. Una generalidad es que Fellini hay una escena en la que los maestros de
todas las músicas utilizan el entorno para buscar música recrean el Momento Musical de Franz
materiales o para imitarlo con sus sonidos. Schubert.
Pero ¿Qué entendemos por entorno? Cuan- Queremos hacer hincapié en la importancia
do hablamos de entorno en relación con el arte que para el arte contemporáneo tuvo (a través
nos referimos no solamente al entorno natural, de las vanguardias) la búsqueda de los orígenes
sino a todo aquello que el hombre tiene a su del arte pues muchos de estos postulados pode-
alrededor y que puede ser empleado, en nues- mos trasladarlos a aplicaciones en pedagogía de
tro caso, para hacer música; por tanto, pode- la música2.
mos estar hablando también de entorno La propuesta más innovadora sobre la utili-
industrial, urbano, cotidiano, refiriéndonos a la zación creativa del entorno lo encontramos en
sociedad actual. el siglo XX en el mundo de las esculturas sono-
Este cambio del entorno natural al entorno ras (Figs. 1-5). Dentro de ellas nos interesan
industrial es una consecuencia del cambio social especialmente las esculturas sonoras de los her-
que provoca la industrialización del último siglo. manos Baschet (Francia) ya que éstas han sido
Cambio que comenzó a gestarse a finales del aplicadas a la pedagogía3, adaptando algunas
siglo XIX. de sus propuestas a los niños.
Divertimento Historia
Por otra parte, el hombre busca salirse de lo Las primeras esculturas sonoras fueron pro-
establecido, aunque sea a modo de divertimen- bablemente creadas en los tiempos prehistóri-
to y el arte ha tenido en todos los periodos este cos. En la antigüedad encontramos ejemplos
aspecto. como los litófonos de Canarias ya citados o las
El aspecto de divertimento de la música campanas de agua de Ctesibius (270 a.C.) atri-
puede sernos muy útil a la hora de pensar en buidas a Arquímedes, que emplean para su fun-
cionamiento un mecanismo hidráulico. Los prin- ratura, en particular la literatura del XIX, como
cipios hidráulicos se seguirán aplicando con los escritos de E.T.A. Hoffmann (Historias fantás-
usos musicales a lo largo de la historia, como en ticas), así como las pesadas estatuas descritas
la campana astronómica de Su Sung, o en el por Samuel Butler (1872), o el escritor Hardy Tess
mecanismo inventado por Al-Jazari. Dentro de en su obra Urberville (1891) en donde el viento
nuestra cultura podemos señalar las fuentes sopla alrededor de piedras creando un sonido
musicales de los jardines del Renacimiento. parecido a las notas de un arpa gigante.
Muchas de estas curiosidades fueron ilustra- La gran explosión de este tipo de arte suce-
das por Bonanni en su obra Gabinetto Armoni- de en el siglo XX, las bases las sientan los futu-
co (1722), basado en parte en la obra de ristas en los primeros años del siglo y en
Atanasio Kircher de mediados del siglo XVII. particular Luigi Russolo, con sus intonarumori
Otros ejemplos serían el arpa eólica y varias (instrumentos de ruidos) que consisten en lar-
máquinas habladoras como el Acucriptófono y gos tubos-bocinas metidos en cajas coloreadas
el Diafonion de Charles Wheatstone (1821 y que exploran los sonidos producidos por un sis-
1822) que posee un sistema para conducir soni- tema basado en el organillo.
dos musicales de una habitación a otra. El A partir de entonces se realizarán perfor-
Calliope (1855) de Joshua C. Stoddard y otros mances sonoras sobre el entorno utilizando los
instrumentos que usan sistemas similares en el sonidos industriales, sobre todo a partir de la
XIX como el Pyrophone (1869) (Les flamees Primera Guerra Mundial. Los eventos artísticos-
chantantes) de Federico Kastner cuya base es la musicales más espectaculares son los organiza-
utilización de gas inflamado, sin olvidar algunos dos en la URSS entre 1918 y 1923 con el título
de los primeros instrumentos eléctricos como las genérico de Concierto de las sirenas de las fac-
ondas Martenot y algunos de los primeros sin- torías y los silbatos de vapor, dentro de la pri-
tetizadores que vemos en pantalla. mera estética soviética.
Queremos recordar que también existen En 1930 se produce una gradual implicación
muchas esculturas sonoras imaginadas en la lite- de los músicos y compositores en la invención
Fig. 3. El grupo Flatus Vocis Trio. Único grupo que practica de manera estable y continua la poe-
sía fonética en el siglo XX en España (Valencia, 1989).
Es cierto que muchos artistas están interesa- Sin embargo, más nos interesa por sus apli-
dos en la activa participación del público y en lo caciones en el aula el agua percutida, es decir, la
interactivo. Realidades como las anteriormente lluvia. Hay instrumentos musicales que recrean
expuestas podrán ser transportadas (sus con- esta sensación como el palo de lluvia de Brasil o
ceptos) a las aulas de infantil donde la expresión las esculturas sonoras de Mackenzie (EEUU):
artística es una globalidad por la misma estruc- Music Rain.
tura evolutiva del niño y darán lugar a expresio- El agua crea sensaciones musicales que van
nes sonoras y musicales en los niños de estas desde el ruido a la melodía, en realidad más que
edades. melodía realmente lo que tenemos es la sensa-
ción de alturas. Los antiguos decían “ya canta el
La imitación de la naturaleza cántaro en la fuente”. Esta frase nos está
Los elementos naturales han sido imitados y hablando de los armónicos del sonido.
recreados por el hombre dando lugar a músicas El sonido es un elemento complejo que en
e instrumentos de lo más diversos y sofisticados. algunas situaciones se descompone en sus par-
De los elementos naturales: agua, aire, tes, estos elementos se llaman: armónicos. Este
fuego y tierra el fuego es el menos utilizado. El principio físico es fundamental en música y
ejemplo ya citado de Federico Kastner, el Piro- sobre todo es imprescindible en buena parte de
phon (1869) que usa el gas inflamadox, las la música contemporánea (música por ordena-
esculturas de Mackenzie y la reciente instalación dor), pero la búsqueda de los armónicos ha
de José A. Orts, que usa velas como modulado- estado y está siempre presente si queremos ela-
ras de los acordes que genera la instalación pro- borar un buen sonido, ya sea cantado o instru-
puesta para la capilla del colegio del arzobispo mental.
Fonseca en Salamanca, son algunos ejemplos. El viento es un elemento natural que suena
El agua en movimiento crea sensaciones y nos deja escuchar sus armónicos con tanta
atractivas. Así ha sido usada en las fuentes del facilidad como el agua. Decimos el viento silba,
Renacimiento que son en sí mismas obras de y efectivamente el viento canta cuando hace
arte sonoras. vibrar elementos que encuentra a su paso.
Fig. 5. Un momento de la ejecución del Concierto para Papel del Grupo Taller de Música Mun-
dana con Llorenç Barber, Fátima Miranda y otros artistas (Madrid, 1986).
Podemos imitar el viento, con el soplo de la En la vida cotidiana cualquiera puede tener
respiración natural que está en nuestro cuerpo, la experiencia sonora del viento en múltiples
y este soplo ha dado lugar al canto y a todos los situaciones. Las bocas del metro o las mismas
instrumentos de viento que se han creado en el puertas y ventanas de las casas suenan con él y
mundo, pero la imitación en este caso es mucho nos hacen sentir su fuerza y su belleza. Por algo
más amplia y hace referencia a otros elementos los griegos adoraban a Eolo. A veces es una
como el canto de los pájaros y otros elementos casualidad del artista como en el caso de Eduar-
de la naturaleza. do Chillida en la escultura de Gijón Elogio del
La utilización del viento en sí mismo como horizonte (1990) en el Cerro de Santa Catalina
base de la música y de una técnica vocal especí- (Gijón).
fica lo encontramos en los pueblos nómadas de Pensando en nuestra cultura y en la impor-
Mongolia. Las extensas praderas de Mongolia tancia que en ella tuvo la Iglesia para la evolu-
han hecho a los pueblos nómadas que las habi- ción de los instrumentos, sabemos que fueron
tan grandes conocedores del viento y han con- los instrumentos de viento los primeros que
vertido a éste en el eje de su música a través de entraron en los templos cristianos para doblar
su forma peculiar de hacer música: el canto las voces que por enfermedad o ausencia no se
difónico. encontraban presentes y de esta forma pudiera
Otro ejemplo de la utilización del viento de ejecutarse la polifonía; con anterioridad los ins-
forma creativa lo encontramos en la costumbre trumentos de viento sirvieron para sostener las
de los tibetanos de colgar hileras de oraciones voces de los cantores y que éstos no perdieran
en cuerdas tensadas que se ponen en agitación el tono.
con el viento y generan una percusión caracte- La larga dependencia de nuestra música de
rística y que con parámetros amplios podemos la Iglesia y la dependencia de los instrumentos
oírla como una forma de arte sonoro. Los tibe- del canto marcarán la evolución de estos últi-
tanos dicen que mientras las agita el viento mos en Occidente hasta llegar a la época de
rezan a Dios. Bach, para consolidar un lenguaje puramente
instrumental en la magnifica obra pedagógica El mente para los niños más pequeños. En ellos
clave bien temperado. recuperamos el concepto de escultura sonora
La tierra (la materia) es sin duda la que ha en alguna medida y también la atención de los
deparado más posibilidades a la música a nivel niños, lo más difícil para el maestro.
instrumental; todos los instrumentos están – Instrumentos objetos: Son los que se sos-
hecho de materia: la madera, el hueso, el metal, tienen en las manos o bien apoyándolos sobre
el cristal, piel y sus diferentes combinaciones uno y en la acción el cuerpo no se desplaza.
han dado lugar en cada geografía y en cada cul- Ellos están en relación con el concepto habitual
tura a todos los instrumentos que conocemos. de instrumentos que poseemos.
El origen de esta necesidad de buscar se Dentro de los instrumentos espacio pode-
convierte en un intercambio entre el entorno y mos incluir las arquitecturas o lugares por sus
el propio hombre estableciéndose una interrela- acústicas especiales como lugares con resonan-
ción entre éste y el entorno que es la vida cias y características peculiares que podrían ser
explorados sonoramente por los niños, gene-
misma y es ésta una pulsión vital que sienten los
rando un juego de expresión sonora con la
niños de manera natural y que los adultos
arquitectura, haciendo con ella caja de resonan-
muchas veces apagan quizás por falta de infor-
cia y los niños de cuerdas del imaginario instru-
mación.
mento. Ejemplo de ello serían naves vacías, pero
también los lugares con eco, que en sí mismos
Materiales sonoros para trabajar con niños generan el juego sonoro como el uso lúdico que
desde la Pedagogía de Creación Musical se hacía en Galicia con los alambiques.
– Instrumentos espacio: Son aquellos que La realización de juegos en estos espacios se
permiten desplazarse a través de él o delante de pueden hacer tanto vocales como con la ayuda
él y en la acción interviene todo el cuerpo. Por de otros materiales como pelotas, cuerdas...
ello son instrumentos que se adecuan perfecta- para explorar con ellos el sonido.
Fig. 7. Sound of Sacred Places. Proyecto de Moniek Darges con el grupo Logos (Gante,1987).
Un ejemplo de música realizada aprove- Mauricio Kagel. Puede que este trabajo impli-
chando las resonancias de una nave la encon- que algún riesgo por lo que habrá que practi-
tramos en Sudáfrica en la música de los Boot carlo con los niños mayores o bajo la estricta
Gum de los mineros zulúes. vigilancia del maestro.
Otro ejemplo estaría en los barrotes de las Las cortinas sonoras o los juguetes tipo
escaleras, los radiadores y todos los objetos móviles de Calder. El juguete que imita la escul-
industriales como chapas acanaladas que for- tura de Calder implica el deseo siempre presen-
man parte de las arquitecturas y que pueden ser te de colgar elementos sonoros a nuestro
exploradas de esta forma utilizándolas como si alrededor, las lámparas y pendientes, etc. Estos
de instrumentos se tratara. Los barrotes de las móviles serán muy útiles con los más pequeños,
escaleras producen sonidos iterativos que pue- en ellos pero sobre todo en las cortinas sonoras
den ser modificados por la presión del golpe o pueden colgarse una multitud de elementos
el lugar en el que se percute. Estos elementos desde el techo o en un arco o dintel de una
han sido utilizados en el arte contemporáneo puerta que al pasar entre ellos producen un
para la realización de instalaciones sonoras. entrechocar de los elementos con el propio
Las canteras de piedras a donde los niños cuerpo de manera que danzamos con nuestros
pueden ir y encontrar sus litófonos, particular- sonidos. Los elementos que el maestro puede
mente interesante en zonas de montaña. Una colgar en el pórtico pueden ir cambiando con
excursión a estos lugares no sólo sería una expe- los meses y darles una nueva vida al juego; a
riencia en sí misma, sino también un lugar de modo de ejemplo proponemos cadenas metáli-
trabajo para la expresión sonora de los niños. cas, cañas o tubos de bambú, cuentas de cristal,
Estos lugares pueden acondicionarse con de plástico... Aquí todo el cuerpo está involu-
elementos ajenos a la arquitectura pero que crado en una danza de expresión sonora.
dinamizarán el espacio en sí mismo y por tanto Recuperando el ejemplo del Tíbet podemos
el trabajo sonoro que se realice en él, como ten- tensar tiras de papel u otros elementos flexibles
sar cuerdas entre las columnas a la manera de que hayan realizado los niños para escucharlos
en los días de invierno cuando se mueven con el que las caracolas, nos devuelven el sonido del
yogur, botellas, copas, etc. Implicar a los padres lo da con la bocina de su bicicleta usando el
en la recogida de material. porche de la tienda como resonador.
Dentro de los juguetes queremos distinguir El niño irá de los instrumentos espacio a los
entre: instrumentos objetos y de estos a los instru-
– las imitaciones de instrumentos reales y mentos de música escolares. El niño habrá
– los juguetes en general. aprendido a respetar los materiales con los que
trabaja y por ende, los instrumentos que pro-
Todos suenan pero además muchos incor-
gresivamente el maestro le irá mostrando.
poran elementos sonoros, sobre todo en los
juguetes para los más pequeños. Por otro lado, Desde luego el silencio, el entorno que
cada vez más los juguetes son electrificados o siempre nos rodea, recordemos a Cage cuya
informatizados frente a los mecánicos, que obra 4’33’’ debería practicarse con cierta fre-
están francamente en desuso. Pero en todo cuencia como aprendizaje de una escucha sen-
caso todos los que incorporan elementos sono- sible del entorno.
ros son susceptibles de ser manipulados con el Para terminar queremos resaltar el entorno
fin de jugar con el sonido. Dos ejemplos: el pri- más inmediato, el instrumento que más se utili-
mero senso-motriz, el segundo simbólico. zará en la clase: la voz. Con la boca podemos
Por último están los instrumentos musicales hacer todo: melodía, ritmo, armonía, texturas,
sonido, ruido... La voz creativa, investigadora,
escolares: xilófonos, metalófonos, carillones,
buscadora de sensaciones, de emociones, de
flautas... a los que los niños tendrán acceso pro-
texturas a través del experimento y del juego.
gresivamente aunque su estudio no se realice
Niño: juego-aprendizaje, pero también la utiliza-
de una forma sistemática y cuyo uso sistemáti-
ción del divertimento-creativo como hizo Bobby
co es en definitiva la meta de la expresión musi-
McFerrin con el Ave María de Gounod.
cal: preparar al niño para acometer la formación
musical dentro de la educación básica.
Conclusiones
Bibliografía
Un niño que ha experimentado con estos
Sadie, S. (Editor): The New Grove Dictionary of
ruidos y sonidos cotidianos tendrá, llegado su
Musical Instruments. Tres tomos. Macmillan Press
momento, una sensibilidad expandida y por ello
Limited. Londres. 1984.
una capacidad enorme para disfrutar con la
Álvarez, R. y Siemens Hernández, L.: “La utiliza-
música más elaborada, puesto que los sonidos
ción litofónica de grandes rocas naturales por los
elaborados, por su pureza, relajan la escucha.
habitantes prehistóricos de las Islas Canarias”. En
Se tratará en definitiva de un proceso de
Tabona. Revista de Prehistoria, Arqueología y Filología
experiencia con el material sonoro que irá evo-
Clásicas, VI, (1985-87). Pps. 285-289.
lucionando desde lo aleatorio a lo voluntario.
Celeste, B.: “Les corps sonores à la crèche” en
De lo más amplio a lo más pequeño. Del entor- Celeste, Delalande, Dumarier, L’enfant du sonore au
no al instrumento propiamente dicho. El niño Musical. INA/Buchet-Chastel. Paris. 1982. Pps. 36-54.
seguirá en su actividad esta evolución. Delalande, F.: La Música es un juego de niños.
En definitiva, a los más pequeños podemos Ricordi. Buenos Aires. 1995.
iniciarlos teniendo en cuenta sus inquietudes y Fischer, E.: La necesidad del arte. Ediciones Penín-
se les mantendrá más tiempo la atención con sula. Nexos. Madrid. 1988.
sonidos largos que continúan después de haber
sido realizado el gesto ejecutor: las campanas... Discografía
Por último, no debemos olvidar el valor de Taller de Música Mundana: Concierto para papel.
los instrumentos. Hay un valor establecido por Producido por Juan Alberto Arteche. Grabaciones
el adulto que no se discute pero que muchas Accidentales. Sony. Madrid. Diciembre 1986.
veces no tiene que ver con el valor que le dan Logos: Pneumafoon project. Igloo. Bruxelles.
los niños a los objetos. El concierto del niño nos 1987.
RESUMEN
El presente artículo tiene la intención de reflejar un modelo de actuación frecuente en el arte contemporáneo
de los últimos años aplicado a los sistemas artísticos de las áreas geográficas periféricas y su relación con el sis-
tema canónico dominante internacional. Para ello se toma como ejemplo la actuación del Centro de Artes Visua-
les Di Tella de Buenos Aires, institución que en sólo un lustro logró modificar los criterios estéticos argentinos a
través de un acelerado proceso de gestión cultural.
Palabras clave: arte, sociología, Buenos Aires, siglo XX, Centro de Artes Visuales Di Tella
ABSTRACT
This article describes a business model currently used in contemporary art over the last few years. It has been
applied to other art forms in peripheral areas. The relationship of this model with the prevailing one at an inter-
national level will be also analyzed. For this purpose, the model implemented by the Center of Visual Arts Di Tella
in Buenos Aires will serve as an example. This is an institution that, in only five years, successfully modified the
aesthetical criteria in Argentina, due to an increasing involvement in cultural affairs.
Keywords: art, sociology, Buenos Aires, 20th century, Center of Visual Arts Di Tella
Una de las constantes sociológicas que tie- tiende hacia una desestabilización debido a la
nen lugar en el arte contemporáneo, especial- aparición de nuevos modelos en algunos de los
mente a partir de la segunda mitad de siglo XX, componentes del sistema, especialmente el
es el cambio acelerado de los diferentes siste- canal de difusión. Entre las posibles causas
mas artísticos provocado por la importancia que puede contemplarse la mayor presencia del
adquieren los canales de difusión. Esto es aún museo institucional –público o privado– tras la
más palpable en los sistemas periféricos, enten- proliferación del modelo “kunsthallen”, un tipo
diendo por éstos los que además de poseer sus de museo que centra preferentemente su activi-
propias tendencias estéticas, son receptores de dad en la programación de exposiciones tempo-
las estéticas dominantes generadas por los sis- rales frente a la tradicional práctica de
temas canónicos1. exhibición de las obras propias de un fondo per-
Durante la primera mitad del siglo pasado el manente. La aparición de esta maquinaria de
esquema sistémico artístico ha gozado de una difusión institucional que no sólo actúa sobre un
relativa situación de equilibrio a través de la cual “arte del pasado” sino que, en ocasiones, es
la relación artista-obra-público mantenía una determinante en el “arte del presente” provoca
relación estable con el canal y el medio. En la un intenso movimiento dentro del esquema sisté-
segunda mitad del siglo la estructura sistémica mico. El emisor (artista) pretenderá estar presente
inicia en los años treinta y se convierte en una dicional. En ella participaron Tomás Maldonado,
de las corrientes autóctonas que más presencia Lidy Prati, Raúl Lozza, Enio Iommi y Alfredo
tendrá en el arte argentino, siendo durante la Hlito, entre otros. En 1946, se publicó el “Mani-
década de los años cincuenta una opción vigen- fiesto Invencionista”.
te y en la que participarán muchos artistas fun- Por otro lado, Arden Quin y Gyula Kosice
damentales para la historia del arte del país formaron el “Movimiento Madí”, en 1946, el
latinoamericano del segundo tercio del siglo XX. cual se diferenciaba del “concretismo” más
Por otra parte el “Movimiento de Arte Con- puro al plantear el rescate de cierta poética indi-
creto” –contemporáneo, como ya se ha indica- vidualista que reivindicaba la fantasía y el
do, al “Taller de Arte Mural”– agrupó en el humor. Las pinturas de los “Madí” fueron con-
segundo lustro de los años cuarenta a artistas y cebidas con marcos desiguales e irregulares que
poetas entre los que se encontraban Tomás seguían los ritmos de la composición, convir-
Maldonado, Arden Quin, Gyula Kosice, Rhod tiéndose así en pioneros en el uso del soporte
Rothfuss, Edgar Bayley y Lydi Prati (Fig. 3). Todos recortado que años más tarde retomaría Frank
coincidieron en la búsqueda de una estética Stella en Estados Unidos durante la década de
científica, racional y abogaron por un arte no- los sesenta. Esta postura no sólo fue una deci-
figurativo ni narrativo, diferenciándose así de la sión formal, sino el intento de eliminar la forma
abstracción anterior argentina abanderada por tradicional del marco como ventana, lo cual
Juan Del Prete y Emilio Pettoruti, que aún man- suponía también la eliminación de todo lastre
tenía referentes narrativos en su pintura6. Para de concepción pictórica académica.
los artistas “concretos”, el centro de interés Las distintas facciones del “Arte Concreto”
tenía que ser desplazado hacia los elementos se disolvieron en los primeros años de la década
propios de la plástica. Sus integrantes defienden de los cincuenta, pero su estética se convertiría
un arte objetivo, despojado de toda subjetividad en poco tiempo en la opción más avanzada del
y donde la noción de individuo quedaba anula- arte argentino de la primera mitad del siglo XX,
da. La Asociación Arte Concreto-Invención se siendo considerado historiográficamente como
propuso hacer un arte activo, manifestado por la vanguardia histórica del país austral9.
formas geométricas carentes de todo simbolis-
mo o referencia al mundo. Proclamaban que su El panorama artístico argentino antes de Di
obra debía de ser “una cosa real”, que pudiera Tella
ser entendida y disfrutada por cualquier perso- Tras la desaparición del “Arte Concreto”
na, sin importar su estrato social7. Estos plante- durante los años cincuenta el panorama artísti-
amientos acercaron a los artistas argentinos a co en Buenos Aires se centraba en tres direccio-
los movimientos internacionales derivados del nes. Por un lado la continuación del “Realismo
constructivismo de la segunda mitad de la déca- Crítico” que se consolidaba como una manera
da de los cuarenta, herederos de las opciones de expresión genuinamente latinoamericana, la
históricas de los diferentes constructivismos evolución de las temáticas surrealistas abande-
europeos del período de entreguerras. radas por artistas como Juan Batllé Planas o José
Años más tarde, el núcleo inicial de artistas Planas Casas, y por último, el conjunto de indi-
seguidores del arte concreto se fragmentaría en vidualidades que situadas dentro de una figura-
dos grupos diferenciados: “Madí” y “Movimien- ción ecléctica tomaban sus fuentes de
to Perceptista”. Estas dos vertientes a su vez, inspiración de los lenguajes de las vanguardias
sufrieron sucesivas fragmentaciones, pero todas europeas y/o de la propia vanguardia del cono
mantuvieron un antecedente en común en las sur americano, entre ellos se pueden citar a Leo-
teorías de Theo Van Doesburg y Bauhaus8. poldo Presas, Luis Barragán, Raúl Russo y Carlos
En noviembre de 1945 se formó la “Asocia- Torrallardona, entre otros.
ción Arte Concreto-Invención” que se definió El contexto artístico –crítica, galerías y muse-
en favor de una estética científica que rechaza- os–, daba consenso oficialmente en el segundo
ba la ilusión de la realidad creada por el arte tra- lustro de los años cuarenta y en gran parte de los
Los premios de artes plásticas más impor- vidad hacia otras áreas productivas (electrodo-
tantes existentes en Argentina entre 1940 y mésticos, vehículos de automoción, etc.), for-
1960 eran los promovidos por la Academia mándose el complejo empresarial Siam-Di Tella.
Nacional de Bellas Artes, siendo el Premio Palan- La Fundación Di Tella recibía el diez por cien-
za de pintura el más prestigioso de todos11. to de las acciones de la empresa, y distribuía la
Durante los primeros años cincuenta el contribución anual al Instituto. El Instituto tam-
museo de arte más importante de la capital bién recibía el apoyo de organismos nacionales
argentina era el Museo Nacional de Bellas Artes y extranjeros del sector público y privado, entre
que abarcaba todo el abanico cronológico del ellos la Fundación Rockefeller y la Fundación
arte moderno y contemporáneo. Ford, estos últimos apoyos consecuentes con la
En 1956 por iniciativa del crítico de arte política expansionista norteamericana en Lati-
Rafael Squirru, se crea el Museo de Arte Moder- noamérica en estos años.
no de Buenos Aires con la misión de preservar, Entre los fines sociales del Instituto Di Tella
promover y difundir el arte del siglo XX argenti- estaba la contribución no sólo para el desarrollo
no e internacional. Este museo se erige como la del arte y la ciencia en Argentina, sino también
opción institucional más atenta a los cambios para recuperar la confianza en las posibilidades
artísticos que se producían en el panorama con- creadoras de la comunidad13.
temporáneo. Aproximadamente en esas mismas El Instituto estaba integrado por el Centro
fechas Jorge Romero Brest es nombrado direc- de Artes Visuales (CAV)14, el Centro de Investi-
tor del Museo Nacional de Bellas Artes. En pala- gaciones Económicas, el Centro de Investigacio-
bras de la historiadora María José Herrera, “… nes Neurológicas, y el Centro Latinoamericano
con Rafael Squirru fundador y director del de Altos Estudios Musicales.
Museo de Arte Moderno y Jorge Romero Brest La función del Centro de Artes Visuales era
en la dirección del Museo Nacional de Bellas cooperar en la promoción y conocimiento de las
Artes se organiza la avanzada de la moderniza- artes, e intensificar la comunicación con centros
ción institucional receptiva a un arte nuevo, de similares nacionales y extranjeros.
vanguardia, acorde al proyecto general del país.
Aunque el Instituto se crea en 1958, el CAV
Un arte que trascendiera nuestras fronteras,
no tendría un programa definido ni una sede
que rompiese con el aislamiento cultural de las
social específica hasta pasados unos años. En
décadas anteriores. Que fuera nuestro pero, a la
principio el CAV contaba con una colección de
vez, consonante con las tendencias más moder-
arte iniciada por Torcutato Di Tella y continuada
nas de Europa y, ahora también, de los Estados
por su hijo Guido, promotor de la Fundación.
Unidos”12.
Dicha colección poseía interesantes obras de
A finales de los años cincuenta se estaba arte medieval, renacentista y barroco, las cuales
produciendo un cambio en el sistema artístico serían complementadas con las adquisiciones
argentino que, en poco tiempo, se convertiría de arte contemporáneo realizadas por Guido Di
en frenético debido a la aparición y desarrollo Tella, entre ellas pinturas de Picasso, Modigliani,
de nuevas instituciones durante la década de los Jackson Pollock, así como esculturas de Henry
años sesenta. Moore y otros artistas de renombre internacio-
nal15.
El comienzo del Instituto Di Tella El programa inicial del CAV contemplaba la
El 22 de julio de 1958 nacieron la Fundación posibilidad de contar con una futura sede esta-
y el Instituto Di Tella, en el décimo aniversario ble que exhibiera la colección Di Tella y organi-
del fallecimiento del ingeniero Torcuato Di Tella zara exposiciones temporales, emulando los
quien, en diciembre de 1910, había fundado en modelos museográficos “Kunsthallen” centro-
sociedad con los hermanos Allegrucci una orga- europeos. El CAV, al mismo tiempo que gesta
nización industrial y comercial dedicada a fabri- un programa de actuación, decide organizar un
car amasadoras mecánicas de pan. El éxito de la premio anual para artistas nacionales e interna-
empresa alentó a sus dueños a expandir la acti- cionales con la intención de que las obras pre-
Fig. 6. Mario Pucciarelli. “De Profundis”, técnica mixta sobre lienzo, 1960.
obra pop “Margaritas” de Susana Salgado, el cientemente informados para analizar lo que
segundo se otorga a Dalila Puzzovio con “¿Por estaba sucediendo en el CAV. Asimismo, el
qué son tan geniales?” un cartel abiertamente público asistente a las exposiciones de las dife-
pop en el que en el título se hace una pregunta rentes ediciones de los premios se escandaliza-
similar a la que Richard Hamilton sugería en su ba con algunas de las propuestas, que eran
collage de 1956 (Fig. 10), “¿Qué hace que los percibidas como vulgares y obscenas, y en su
hogares de hoy sean tan diferentes, tan atracti- mayor parte incomprensibles. Por otra parte un
vos?”. El premio especial se concede a David buen número de los artistas consolidados en las
Lamelas con “Prolongación de una cantidad décadas de los cuarenta y cincuenta por las ins-
limitada de espacio” obra realizada con mate- tituciones argentinas se sentían desplazados
riales industriales y neones que abría abierta- ante el emergente discurso de modernidad que,
mente el paso a las opciones minimalistas en la opinión de muchos de ellos, fue introduci-
dentro del panorama argentino y que podía do “contra natura” y que los imposibilitaba a
contemplarse como el relevo con la vanguardia participar en las exposiciones del centro al ser
autóctona Madí. tachados como conservadores.
El Premio Di Tella introduce en el corto espa- El Premio Palanza de pintura otorgado por la
cio de tiempo de tres años, de manera exultan- Academia Nacional de Bellas Artes, el más
te para unos y traumática para otros, las últimas importante en Argentina hasta la fecha, queda-
tendencias europeas y americanas del momen- ba empalidecido paulatinamente por las sucesi-
to, otorgando el premio de manera sucesiva a vas ediciones del Premio Di Tella.
tres tendencias diferentes surgidas en los últi- Para neutralizar la confusión que los pre-
mos quince años –Informalismo, Nueva Figura- mios Di Tella estaban causando en la mayor
ción y Pop Art– así como las nuevas propuestas parte de la crítica y el público, la dirección del
emergentes –Minimal Art y Conceptual Art–. CAV planifica un programa de exposiciones
En este sentido es muy gráfica la afirmación temporales, en esa temporada, encaminado a
del impulsor del CAV, Guido Di Tella al referirse satisfacer a los diferentes sectores. El criterio
a la experiencia realizada en el centro durante la expositivo consistía en la alternancia de exposi-
primera mitad de los años sesenta y a la acele- ciones históricas tales como la antológica del
ración experimentada por la evolución del arte pintor uruguayo Joaquín Torres García o la titu-
en Argentina en el siglo XX: “Hicimos impresio- lada “150 grabados de Picasso”. Junto a ellas se
nismo cuando éste había terminado en Europa; programaron otras que suponían la presenta-
hicimos Cubismo un par de décadas más tarde, ción de artistas argentinos que habían triunfado
pero hicimos arte geométrico poco después y en Europa, entre las que se puede citar la mues-
algunos dicen que un poco antes que en Euro- tra de Julio Le Parc de 1967, celebrada inmedia-
pa; Informalismo dos o tres años después y el tamente después de su participación en la
movimiento Pop dos o tres horas después”19. Bienal de Venecia. En otros casos no se duda en
Los artistas internacionales premiados y programar exposiciones como “Arte virreinal” o
aquellos otros invitados para formar parte en las “Toulouse Lautrec”, para atraer a la clase alta
exposiciones de las diferentes ediciones del Pre- conservadora de Buenos Aires.
mio Di Tella, contribuían a reforzar el criterio de La única exposición que se programa sobre
las obras argentinas designadas como ganado- artistas de la generación de los años cincuenta
ras. Entre los artistas extranjeros invitados figu- fue la de Antonio Berni, único representante
raban Antonio Saura, Jasper Johns, Robert rescatado por la nueva ola de modernidad que
Rauschemberg, Sol Lewitt, Robert Morris, etc. suponía el CAV, seleccionado principalmente
La repercusión de esta dinámica en el siste- por haber obtenido el gran premio de grabado
ma artístico argentino fue explosiva, especial- de la Bienal de Venecia de 1962, en la que Jorge
mente en el ámbito de la crítica de arte, ya que Romero Brest participaba como miembro del
existía una falta de consenso absoluto, pues la jurado. La exposición de Antonio Berni trataba
mayor parte de los críticos no estaban lo sufi- de justificar la ausencia en la programación del
preguntarse cuán vanguardista puede ser el servidumbre a la moda. Esa va aparejada con
arte institucional en una provincia del mundo una segunda obediencia, la búsqueda de lo
como Buenos Aires con un gobierno militar en escandaloso e impactante. Una tercera es la
el poder. Pero, desde luego, en mi autocrítica sumisión a las reducidas elites vanguardistas,
soy un poco ambiguo. Si nos hubiéramos ate- sostenidas por la frivolidad creciente de los
nido a una línea más tradicional, con una gale- semanarios. Una cuarta, derivada de la tercera,
ría principal y una proporción menor de es la sumisión a la juventud y el pavor de enve-
actividades auxiliares, habría sido mucho jecer. […] (En el Di Tella)…al principio los artis-
menos excitante, el impacto en la cultura local tas son mucho más interesantes que después,
habría sido menor, aunque hubiéramos podido cuando promueve la primera generación: Mac-
continuar hasta hoy”23. ció, Noe, Deira, De la Vega. Hay en ese grupo
Jorge Romero Brest, director del CAV: una fuerza, una especie de potencia que se
“Una de las cosas curiosas es que no se formó liquidó después, porque el Di Tella es muy cas-
un grupo del Di Tella, porque yo no soy nada trador; es castrador, porque no seguía con los
cacique; se formó algo más interesante: se artistas, no los sigue; el artista no puede todos
formó el público del Di Tella. […] No fueron los los años inventar una cosa nueva y eso destruye
críticos, no fueron los artistas; calculo que (el la continuidad de una forma artística. Igual que
grupo Di Tella) serían diez mil personas…”24. en los Estados Unidos, el Di Tella inventó la esté-
Marta Traba, crítica de arte: “Buenos Aires tica del deterioro, se consume una cosa y des-
tiene otras servidumbres. La más visible, al pués tienes que cambiarlo. Fue una especie de
comienzo de la década (de los sesenta), es la horno crematorio. Salió una generación y no la
dejaron expandirse porque tenía que aparecer que entonces –y aún en estos tiempos de glo-
otra cosa. […] Lo tremendo del Di Tella era que balidades– definen los “centros” de la vanguar-
era completamente a-histórico. Lo que me da dia de Occidente”27.
tristeza del Di Tella es que creo que había un Las reacciones sobre lo que supuso el Insti-
grupo estupendo de gente, creo que pudieron tuto Di Tella en Argentina fueron muy variadas
haber hecho una transformación del ambiente y en sí mismas contienen un buen abanico de
pasivo, que no resultó porque se descolocaron. posiciones sobre sus consecuencias.
[…] En la década de los sesenta el Di Tella tuvo El debate abierto por el fenómeno Di Tella
todo el poder para calificar o descalificar a los no ha sido un caso aislado y puede ponerse en
artistas”25. paralelismo con otras muchas experiencias
Josefina Robirosa (artista plástica): “En la públicas y privadas desarrolladas en otros luga-
época del Di Tella, en los años ’60, éramos nada res del mundo. La historia del Instituto argenti-
más que dos mujeres, Marta Minujin y yo. Tra- no es un buen ejemplo de una manera de
tábamos de sobrevivir en una selva de hombres. actuar en la promoción artística de los últimos
[…]Quien decidía todo, que se exponía y qué cuarenta años en la que los diferentes compo-
no, era Romero Brest, quien creía que si una nentes del sistema –museo, crítica, artistas,
cosa era nueva, era buena o no. Yo llegué muy público, etc– confluyen en una determinada
pronto a la convicción de que Romero Brest no dirección que, como resultado, genera la evolu-
sabía nada de pintura. Pero nadie se animó a ción y el cambio de las estéticas en el campo del
revelarle esa verdad. Así fue la historia. No dejes arte. Cambios que inevitablemente provocan el
que nadie te engañe y te diga otra cosa”26. desplazamiento de los elementos sistémicos
Andrea Giunta (Historiadora del arte): artísticos desde el centro hacia la periferia con-
“Conocemos el resultado final de este ambicio- virtiéndolos en epígonos y, a su vez, puede dar
so proyecto colectivo. Buenos Aires no logró, cabida a que determinados elementos sistémi-
pese a que en verdad tuvo elementos para pen- cos periféricos emergentes ocupen el lugar cen-
sar que era posible, formar parte del circuito tral que se ha liberado28.
Xosé Nogueira
Universidade de Santiago de Compostela
RESUMO
Proponse un achegamento ao estatuto do obsceno nos límites da representación artística, coas súas sucesivas
declinacións nas operacións de transgresión e provocación. Transgresións que han coñecer contínuas e, así
mesmo, distintas manifestacións ao longo do tempo marcadas polo contraste entre a moral pública e o gusto
privado, e que atopan un punto de inflexión coa chegada dos medios técnicos de reprodución artística (a
fotografía, o cine). Planando sobre todas elas, os temas da sexualidade, a violencia e mais a morte.
Palabras clave: obscenidade, tabú, sexualidade, poder, corpo, violencia, morte, sublimación, pornografía, soporte
fotográfico, o Outro, mirada
ABSTRACT
This paper looks at the norms of the obscene within the boundaries of artistic reproduction, with its repeated
declensions in actions of transgression and provocation; transgressions that have been manifested ceaselessly
and in different ways throughout time, characterised by the contrast between public morals and private taste,
and which reach a point of inflection with the arrival of the technical resources of artistic reproduction (photog-
raphy and cinema). Hanging above them all are the themes of sexuality, violence and, above all, death.
Keywords: obscenity, taboo, sexuality, power, body, violence, death, sublimation, pornography, photographic
medium, the Other, viewpoint
Xosé Nogueira
van acoutar as representacións do mesmo.
Neste sentido, ábrese un abano de matices en
cuxa amplitude non podemos sequera reparar,
obviamente, neste texto8. Pero se nos fixamos
soamente nos imaxinarios occidentais, tanto de
raizame pagá coma xudeocristiá, hai un primei-
ro tipo de imaxe que se nos interpón, que se
sitúa de xeito esvaradizo e cambiante entre o
institucionalmente admitido e o cualificado
como obsceno; unha imaxe que non concerne
tanto á representación da violencia coma á
representación do corpo: do corpo nu. Falamos,
claro é, da imaxe erótica.
E que é unha imaxe erótica? Pois, como dirí-
amos en terras galegas e como se deduce do
ata aquí exposto, depende. En principio, o eró-
tico non se sitúa (non ten por que situarse) no
escuro territorio do explícito que debe ficar fóra,
do obsceno-pornográfico. Non esquezamos,
ademais, que unha grande parte dos nus ‘artís-
ticos’ se insiren –como lembraremos no seguin-
te epígrafe– en tradicións iconográficas sobre as Fig. 1. Crucifixión do servo Sakichi, que matou ao fillo do seu
que operan (en distintos sentidos) procesos de xefe e en consecuencia foi crucificado (Felice Beato, 1865-68).
mitoloxización, simbolización e estilización,
cando non de relixiosidade. Doutra maneira:
desaloxan de si e na medida do posíbel, a través
do canon imperante, unha aberta vocación
(hiper)realista. Aínda así, a lectura, a percepción
que unha sociedade ou –máis importante– un
grupo de persoas desa sociedade poidan facer
ou ter fronte a determinado tipo de imaxes non
deixa de ser –malia devandita presenza do
canon– extremadamente variábel. O cal nos
leva, novamente, a un terreo fangoso porque,
ademais
Xosé Nogueira
arquitectura desas novas instalacións, procura- últimas décadas, non poucos autores teñen
damente tranquilizadoras, asépticas, residen- reparado nesta cuestión:
ciais, deveñen elocuentemente significantes).
Evitamos o contacto directo coa morte na Geoffrey Gorer explica que a partir del
mesma medida que o facemos coa enfermida- siglo XX la muerte ha sustituido al sexo
de, que debe ficar confinada nun recinto, o hos- como gran tabú social: en la Inglaterra vic-
pitalario, onde os corridores, os quirófanos, as toriana a un niño jamás se le hablaba de
máquinas, a tecnoloxía toda, a súa mesma sexo, pero era habitual que viera cadáveres
organización e regulamentos, configuran un o fuera admitido en la habitación de un
non-lugar que insonoriza a dor (a súa expresión agonizante; hoy, en cambio, recibe educa-
ou a súa vivencia, segundo se trate dos achega- ción sexual, pero se tiende a ocultarle todo
dos ou do afectado) e invisibiliza a morte (coa lo relacionado con la muerte16.
rápida desaparición do cadáver da estancia
–limpo e drenado– camiño dos procesos de
A morte como o novo grande tabú. E, como
maquillaxe ou incineración). Delegamos, pois, o
tal tabú, vai coñecer as transgresións, as escritu-
noso tradicional trato co terminal –biolóxico e
ras-límite.
vital– nos especialistas (médicos, enfermeiras,
auxiliares, limpadores…). Mais, se todo isto é así, como se explica a
Poderíase argüír que esas reubicacións das proliferación nas nosas múltiples pantallas de
que estamos a falar obedecen a unhas necesa- mortes e cadáveres? Pois precisamente porque
rias medidas de profilaxe. Pero esa profilaxe, –como teñen demostrado Baudrillard, Deleuze
argumentábel dende o punto de vista sanitario, ou Debord, entre outros– esas mortes e cadáve-
de contado estendeuse do matérico ao simbóli- res non son “reais”, non son percibidos como
co. Acontece que a simple presenza e asunción tales, senón como parte do grande magma de
da enfermidade terminal e da morte constitúen imaxes onde xa todo é (ou pode urdirse como)
experiencias indesexábeis na nosa sociedade do espectáculo, ficción, simulacro. De maneira que
benestar. A morte vén amolar a nosa vital o (tele)espectador xa non se enfronta a elas a
“festa” hedonista e, de feito, través da experiencia vicaria; ausente esta, des-
aloxado o simbólico, ten lugar unha deriva cara
(…) nunca en la conciencia social existió á perda de significación que desembocará no
tan fuerte rechazo a la posibilidad de estar gratuíto:
muerto. Las religiones siguen existiendo,
incluso se han diversificado y personalizado, Basta adentrarse en la televisión para
pero, a diferencia de aquello transcendente advertir que lo obsceno es objeto de espec-
que las caracterizaba, ahora no sirven para táculo (…) Barthes señalaba que en nuestros
hacernos perecer en paz. Valen para hacer- días lo obsceno no toca la sexualidad sino el
nos sentir acompañados, enriquecidos o pathos del corazón (…) Otro tanto cabría
espiritualizados, pero la mayoría de ellas han decir a propósito del valor absoluto de las
dejado de prestar el suficiente apoyo para tecnologías de la información, gracias a las
expirar con algún consuelo (…) La muerte cuales los acontecimientos y las cosas pier-
no gustó nunca a nadie, pero hoy, además den toda distancia, escapan a cualquier resis-
de disgustar, es menos inteligible que tencia o se reducen a la puesta en red de una
nunca. Es menos admisible que en cualquier comunicación virtual. Y de la promiscuidad
tiempo anterior y, como consecuencia, indefinida de las imágenes, en cuyo exceso
incomparablemente más incoherente con la cuesta percibir signos de identidad, indife-
época14. rentes a todo propósito que no sea su repro-
ducción artificial (…) De lo que se deduce
Recorremos, daquela, ao que Ariès cha- que lo obsceno está relacionado con la per-
mou15 o “interdicto” imposto sobre a morte cepción de lo gratuito y no con el desorden17.
A morte xa non é real senón que se mani- Os outros, pola contra, aparecen –amonto-
festa a través dunha pantalla, unha pantalla- ados, atados, torturados, espidos, humillados,
máscara que se superpón á propia realidade. con capuchas cubrindo as súas cabezas/ros-
Retomando a Baudrillard, tivo lugar a substitu- tros– no noso segundo exemplo, derivado
ción do real pola hiperrealidade, a proliferación directamente do anterior, o conformado polas
do simbólico baleirado de todo contido. Esa fotografías da prisión iraquiana de Abú Grahib.
promiscuidade ubicua das imaxes (derivada dos Un caso exemplar da vixencia das perversas
novos medios de masas e a evolución dos seus estratexias occidentais de representación do
soportes: televisión, redes dixitais18) e as formas “outro”, ese inimigo ou estraño que se amosa
nas que nos son presentadas/editadas condú- (se debe amosar) dende a negación da súa con-
cennos, pois, cara á insensibilización e á perver- dición humana. Deste xeito, o espectador
sión dos códigos. Pensemos en dous exemplos admitirá moito mellor a lexitimidade desas ima-
recentes ao respecto, ben coñecidos por todos. xes e das políticas ideolóxicas (colonialistas,
O atentado contra as torres do World Trade imperialistas, supremacistas…) que as produci-
Center neoiorquino o 11 de setembro de 2001 ron. Respecto da fotografía, Susan Sontag sina-
comportou un punto de inflexión no tratamen- laba que ‘o outro’ se nos presénta como alguén
to mediático dun suceso. A secuencia dos para ser visto, pero non como alguén que
impresionantes acontecementos, emitida case tamén ve, para logo engadir que os corpos
dende o primeiro en tempo real (cabe supor que atrozmente mutilados que adoitan verse nas
a hora escollida polos terroristas para o ataque fotografías que se publican son de africanos
non debeu ser casual), deu lugar a unha poste- (lembremos, por exemplo, as reportaxes foto-
rior repetición compulsiva das imaxes que de gráficas sobre o xenocidio de Ruanda en 1994)
contado derivou en irreprimíbel emisión (por ou asiáticos20. No cine, o tratamento do outro
parte das canles) e fruición escópica (por parte (da súa morte) dentro do modelo clásico (ou,
dos espectadores). Agora ben, malia as aparien- en palabras de Noël Burch, Modo de Represen-
cias, ese interdicto sobre a morte do que falaba tación Institucional21) estaba moi codificado,
Ariès impúxose de xeito absoluto: as canles como o estaban os seus xéneros; só temos que
estadounidenses, nun consciente exercizo de pensar nas estratexias lingüísticas desenvolvi-
autocensura, escamotearon a visión dos
das no cine bélico, onde o inimigo (xaponés,
(con)cidadáns lanzándose ao baleiro, presos da
alemán, coreano, etc.) carece de todo trazo de
desesperación e acosados polo lume19. Eses cor-
humanidade: forma parte dun colectivo indese-
pos caíndo (Fig. 3) excedían os límites do politi-
xábel e ameazante que hai que eliminar e que,
camente correcto e mesmo agredían a orde
unha vez caído, desaparece sen máis do enca-
política e ideolóxica. Porque eses corpos eran
dramento, do campo22. O mesmo poderiamos
dos nosos, e eses suicidios provocados polo
aplicar aos indios do western, ás hordas inimi-
medo e a dor non respondían ao noso ideal de
gas no cine ‘histórico’, aos monstros e criaturas
morte digna, esa que fomos construíndo
–mesmo iconograficamente– dende o comezo do cine fantástico e demais. Só noutros mode-
dos procesos de individualización da idade los de representación alternativos ao hexemó-
moderna, cando a morte deixa de ser –e volve- nico ou logo da caída do mesmo (a partir da
mos a Ariès– unha experiencia colectiva para se segunda metade da década dos cincuenta do
constituír nun tránsito único e peculiar para século pasado), comezarase a poñer en cues-
cada individuo. Un individuo que debe poder tión abertamente a mentada estratexia.
‘morrer ben’ e despedirse dos seus achegados. Mais a serie fotográfica de Abú Grahib
De maneira que esas mortes indignas estraga- adxunta outro sentido inquedante no que repa-
ban, perturbaban innecesariamente, a super- rou Fernando Redondo, sinalándonos como
produción, o megaespectáculo informativo no nela asistimos á utilización dos códigos da foto-
que millóns de ollos de todo o planeta estaban grafía de afeccionado (a foto de turista, de
(estabamos) centrados e había que desaloxalas recordo ou familiar) para compoñer imaxes
das pantallas institucionais. dunha grande dureza:
Xosé Nogueira
pus fotográfico que nos presenta a tortura-
dores sonrientes y satisfechos –y que la
opinión pública mundial ha personificado en
la figura de la soldado England– posando
junto a individuos humillados. La fotografía
de aficionado (…) Este es exactamente, el
modelo o género al que cabría adscribir, en
un primer momento, las imágenes de Abú
Grahib (…) El análisis de la imagen fotográ-
fica nos descubre una puesta en escena de la
que emerge, de un modo ostensible, un
sujeto de la enunciación que opera desde los
postulados del modelo de foto turística, es
decir, la instantánea de un viaje a un lugar
exótico, reforzando el valor de testimonio
con la presencia del turista-carcelero23.
Fig. 5. Detalle de copa ática (c. 525 a.C.). Fig. 6. Sátiro e Ménade. Pompeia, Casa Fig. 7. Imaxe da luxuria.
dos Epigrammi.
do outro, máxime se a gozamos a través da dios do máis variado carácter sexual que han
pantalla-máscara. pasar ás representacións artísticas. Nun primeiro
De aí que a trangresión (como estratexia momento, o nu vai ser masculino, en consoan-
contra á ocultación e contra a alienación) sem- cia coa maior lexitimación das relacións homo-
pre sexa necesaria e urxente. Terá que haber sexuais sobre as heterosexuais (Fig. 5), inserida
–haberá–, entón, artistas, fotógrafos, cineastas na estrutura social ateniense25. Logo, a media-
(mesmo, nalgúns casos, artistas-fotógrafos- dos do s. IV a.C., aparecerá o feminino –coa
cineastas) que se encarguen de Afrodita Cnidia esculpida por Praxíteles– e,
traspasar/rachar/esnaquizar esa pantalla, que como recordaba Gubern, non faltaron as repre-
poñan de manifesto a nosa alienación diante do sentacións zoofílicas, moitas delas asociadas ao
que vemos e o alleamento imposto polo politi- mito de Leda e o Cisne26. Estas temáticas, cada
camente correcto (o novo fascismo posmoder- vez máis explícitas, han pasar a Roma (Fig. 6)
no). De aí tamén que haxa –como sempre antes de se producir a primeira grande cesura.
houbo– imaxes (fixas ou animadas), apostas A iconografía medieval vai ser froito dunha
escénicas ou performances que sigan a molestar cultura xudeo-cristiá na que a autoconciencia
aos benpensantes. Volveremos sobre isto no erótica da nudez asóciase ao pecado orixinal de
seguinte epígrafe. Adán e Eva. De xeito que os escasos nus que
En canto á representación da sexualidade, á agroman na produción artística van responder
presenza do erotismo en Occidente, nun ache- á estricta codificación establecida pola Igrexa
gamento forzosamente moi xeral non custa para as súas funcións (fálase de Nuditas natu-
moito identificar diversas etapas. Partindo do ralis –a do Paradiso antes da caída–, temporalis
feito da existencia dende o primeiro de imaxes –signo de pobreza–, virtualis –ausencia de
con connotacións sexuais (moitas veces ligadas pecado– e criminalis –a condenábel, propia da
a ritos de fecundidade ou á representación da luxuria, da lascivia, da concupiscencia e do
maternidade), hai acordo en situar o primeiro adulterio27) e, dende logo, o sistema alegórico
grande período do nu artístico na Grecia clásica, vai impór representacións que non puidesen
unha cultura cuxa mitoloxía pagá (na que os seren tentadoras ou ofensivas para os seus con-
deuses foron creados a imaxe e semellanza dos templadores, cousa que se fai moi patente nas
homes, e non ao revés) está ateigada de episo- aparicións plásticas da Luxuria, representada
Xosé Nogueira
Fig. 8. Ratiratnapradipika (India), s. XV. Fig. 9. Chin P'ing Mei (Loto Dourado), China, s. XVII.
Felipe IV, pasando por Felipe II), así como outros los recién creados museos públicos y las
suxeitos das clases privilexiadas, non dubidaron exposiciones oficiales, sino también muchas
en crear “salas reservadas” nas que agochar e casas particulares, hay que hablar de escán-
contemplar privadamente as súas estupendas dalo ante un desnudo de una mujer con-
coleccións de nus que foron engrosando coas temporánea, una mujer que no era una
súas encargas, sobre todo, a artistas italianos (o Venus o la encarnación de ninguna otra
propio Velázquez pintou a súa Venus del espejo figura mitológica o alegórica. No es el sexo
en Italia)34. lo que escandaliza al burgués del momento
Andando o século XVIII, a permisividade res- sino su ubicación (…) El sexo más grosera-
pecto do nu na arte ha coñecer substanciais mente obsceno no planteaba ningún pro-
avances que culminarán no celebérrimo cadro blema siempre que estuviera ubicado en los
de Goya La maja desnuda (c. 1800), da que cielos de la mitología, pero el de Manet era
sempre se sinala que constitúe a aparición da un sexo de andar por casa, próximo; lo que
peluxe pubiana na produción artística. Isto, más aterroriza al burgués36.
unido á historia da súa xestación35, convertiu a
este cadro nun fito na historia do erotismo. Con O máis tonificante destas obras, con todo,
todo e iso, non estaría de máis lembrar que non radica tanto na súa ausencia de mitoloxía
daquela xa circulaban imaxes máis directas en como na deconstrución –por empregar un
certos eidos, como demostran a obra do debu- termo contemporáneo– que se fai da mesma:
xante e pintor Thomas Rowlandson (caricaturis- no seu almorzo burgués, Manet introduce un
ta da vida e costumes da xente na segunda complexo transfondo de referencias clásicas,
metade da centuria) (Fig. 13) ou as ilustracións do mesmo xeito que a súa Olympia é a directa
inseridas en certas obras literarias (Fig. 14), que transposición dunha Venus (concretamente a
non só amosaban peluxes pubianas senón que de Urbino, pintada por Tiziano) a un bordel
desbotaban o tratamento idealizante do corpo parisino de refinado ambiente ‘exótico’, suliña-
feminino ao que o pintor aragonés aínda reco- do pola presenza en segundo plano da serven-
rría (en contraste co aplicado á faciana da te negra que lle entrega as flores37 (Fig. 15).
maja). Como estamos a ver, debuxos, gravados En calquera caso, tales escándalos de segu-
e ilustracións de todo tipo constitúen un territo- ro teríanse quedado moi curtos se unha obra
rio no que as imaxes transgresoras moraron de concibida para o gozo privado (por non dicir
sempre. clandestino) tivese visto a luz. Referímonos,
Se algo vai caracterizar a arte do século XIX obviamente, ao óleo pintado en 1866 por Gus-
vai ser, precisamente, ese progresivo abandono tave Courbet que máis tarde sería coñecido
da idealización á hora de representar o nu. Os como A orixe do mundo (Fig. 16), aínda hoxe o
corpos xa non van ser os dos deuses e deusas sexo feminino máis coñecido da historia da
senón os da realidade. Esa vontade realista vai arte. Unha obra sen dúbida interesante para o
estar na xénese dos sucesivos e coñecidos noso asunto non tanto polo seu realismo (cer-
escándalos protagonizados polas obras de tamente, non é tan realista) ou a súa explicitu-
diversos pintores, caso d’As Bañistas de Courbet de (ao cabo, entronca directamente coas
(1853), o Baño turco de Ingres (1862) e, sobre litografías eróticas de autores como Achille
todo, de dúas obras de Édouard Manet, O Devéria ou Honoré Daumier (Figs. 17-18) que
almorzo na herba (1863) e Olympia (1865). O gozaban de grande aceptación en Francia
virulento rexeitamento inicial que coñeceron dende había décadas), senón polo encadra-
estas dúas últimas obedeceu á operación aber- mento, punto de vista e escala empregados
tamente transgresora proposta polo seu autor. polo artista, eleccións que nos obrigan a ollar
No caso do almorzo: moi preto e frontalmente ese grande sexo, des-
provisto –por vez primeira– doutros elementos
Más que el escándalo ante un desnudo, compositivos que o xustifiquen. Non hai outro
que por aquel entonces no sólo abarrotaban motivo no lenzo, a penas o tronco (a carne) da
Xosé Nogueira
Fig. 10. Utamakura (1788).
Fig. 12. La Scandalosa, Congregación de Sta. María Sucurre Fig. 15. François-Jacques Moulin. A odalisca e a súa escrava,
(Nápoles). 1853. Impresión en albúmina.
Xosé Nogueira
Fig. 16. L'origine du monde, 1866. Fig. 18. Daumier. A Louise.
Fig. 17. Devéria. Ilustración para Don Giovanni. Fig. 19. Anónimo. Estudo de nu con dúas figuras femeninas,
1855. Daguerrotipo.
Fig. 20. Guglielmo Plüschov. Nu branco e nu negro, c. 1890. Fig. 21. Wilhem von Gloeden. Sen título, c. 1890. Impresión
Impresión en albúmina. en albúmina.
Fig. 22. Cartel do filme The People vs. Larry Flint (Milos Fig. 23. Consultorio de señoras. Ricardo e Ramón de Baños,
Forman, 1996). 1926.
da protección dos máis indefensos (daquela, as gráfico se despenalizó e hizo público a fina-
Xosé Nogueira
clases populares; hoxe, nenos e rapaces) fronte les de los años sesenta, Néstor Almendros
aos presuntos prexuízos causados por este tipo me ha señalado que en La Habana de los
de imaxes40 (Fig. 22). años cincuenta existían ya cines especializa-
Se isto aconteceu coa fotografía, que dicir dos en el género, como el Shangai y el
do cine, unha arte ontoloxicamente obscénica, París42.
tal e coma foi definida por Yann Lardeau, en
virtude da condición transparente da súa imaxe Así, mentres as clases populares e burgue-
–animada– e da nosa relación –voyeurística– sas consumían cinéma cochon ou smokers
con ela: (como se chamou a estas cintas nos Estados
Unidos) nos prostíbulos ou nos clubes privados,
Le cinéma est obscène parce qu’il est os aristócratas adquirían cine pornográfico
un art obscenique. Tout son procès de mise (basicamente francés) para as súas sesións pri-
en scène consiste à mettre en avant les des- vadas ou, de feito, encargábano directamente,
sous de la scène, à rendre net et transpa- tal e como fixo o Conde de Romanones aos
rent notre rapport à celui-ci, là où n’étaient irmáns Ricardo e Ramón de Baños (donos da
que confusion et opacité. La consistance produtora barcelonesa Royal Films) con miras
des variations de cadrages (…) tient à leur ao desfrute privado do cinéfilo rei Alfonso XII.
efficacité à découper et morceler l’ici et le Desa serie de filmes recuperáronse e restaurá-
maintenant de la scène pour en manifester, ronse tres: El ministro; El confesor e Consulto-
dans la succession des plans de la séquen- rio de señoras (Fig. 23).
ce sur la surface blanche de l’ecran, la pro- Mais, alén do concreto e clandestino terri-
fondeur invisible et secrète41. torio do xénero pornográfico, os temas sexuais
e a mostración do corpo institucionalizáronse
Dacabalo entre os séculos XIX e XX, e nos con bastante normalidade no cinema comercial
mesmos prostíbulos franceses nos que circula- a partir da década dos anos 10 do século pasa-
ban fotografías libertinas, exhibíanse as primei- do. No filme de temática mitolóxica Daughter
ras películas pornográficas (cinéma cochon, se of the Gods (Herbert Brenon, 1915), rodado en
lles chamou). Aconteceu –como no pasado Xamaica, tense localizado o primeiro nu femi-
sucedera con certas manifestacións literarias e nino frontal, cortesía da campeona de natación
artísticas–, que ese cinema vai verse confinado Annette Kellerman (Fig. 24). Pero corpos espi-
durante moito tempo aos territorios do clan- dos poden verse noutras moitas producións:
destino ou do privado, por novas razóns que se lembremos, por poñer dous exemplos de perí-
engaden ás anteriores: odos diferentes, as secuencias da orxía no Tem-
plo do Amor do episodio de Babilonia en
La pornografía (…) gozaba de un con- Intolerancia (Intolerance, David W. Griffith,
sumo aristocrático y elitista, entre un públi- 1916) ou as do Baile das Víctimas en Napoleón
co restringido y cultivado. Pero su posterior (Id., Abel Gance, 1927). Non entramos xa no
democratización a través de los mass cine alternativo proposto polas vangardas ao
media, como el cine, la devaluó cultural- longo da década dos anos vinte, de vocación
mente y la condenó con una ristra de con- abertamente transgresora e que tería nos fil-
notaciones negativas que no poseía cuando mes de Luis Buñuel Un perro andaluz (Un chien
era deleite de unos caballeros exquisitos. andalou, 1928) e L’Âge d’or (1930) dous fitos
De todas formas, la pornografía seguiría en referenciais43 (Figs. 25-28). Por outra banda,
nuestro siglo [refírese ao século XX] diversi- malia a mirada predominantemente masculina
ficada entre un consumo elitista (la aristo- cara ao corpo da muller, non faltou o culto ao
cracia zarista, la copiosa pornoteca del rey corpo masculino –un corpo culturista– que
Faruk de Egipto) y consumo plebeyo. Aun- vehiculou o cine épico italiano (tanto o mudo,
que siempre se ha dicho que el cine porno- cos seus Macistes, coma o sonoro, cos seus
Fig. 24. Annette Kellerman en Daughter of the Gods (Herbert Figs. 25-26. Un chien andalou (Luis Buñuel, 1928).
Brenon, 1915).
Xosé Nogueira
Figs. 27-28. Un chien andalou (Luis Buñuel, 1928). Fig. 29. Joel Peter Witkin. Home de vidro.
de cera ou autómatas na procura dun público ballará o modelo clásico, como agora veremos).
fiel. Mais esa contigüidade non só era espacial, Sería precisamente a profusión do grotesco, do
senón tamén formal, e ningún modelo mellor marabilloso, mesmo do violento, o que atrapou
que o meliesiano para confirmármolo: a mirada dun público atraído cara ao interior
duns barracóns (onde moran os “outros”: a
(...) podemos señalar cómo hay una muller barbuda, a pitonisa, a serea, os ‘mons-
clara presencia en las películas de Méliès de tros’, os ananos, os autómatas...) nos que tiñan
lo popular. Cualquier espectador un poco lugar distintas transgresións do imaxinario:
atento puede percibir hoy un ‘encanto’, de
cuento infantil o tradicional, en los maravi- (...) las barracas de figuras de feria mar-
llosos filmes de Méliès que se conservan. En chaban por el atajo de un lenguaje mucho
estas películas aparece de nuevo lo terato- más asequible y estridente, que en muchos
lógico (monstruos, enanos, gigantes, etc.) y casos podría ser considerado un equivalen-
el cuerpo fragmentado, sobre todo las te visual del género literario que se des-
decapitaciones45. arrolló en paralelo con ellos, el melodrama,
y cuyo heredero más estentóreo sería el
Non debemos deixar de salientar o feito de Grand Guignol46.
que o cinema primitivo en xeral supuxo unha
explosión do imaxinario en detrimento do sim- Estas e outras converxencias levaron ao teó-
bólico (elemento este último sobre o que tra- rico Tom Gunning nos anos oitenta do século
Xosé Nogueira
Fig. 32. Witkin. Muller sobre unha mesa, 1987.
Fig. 33. David Lynch. Serie Distorted Nudes. Fig. 35. Catherine Millet (fotografía de Jacques Henric).
moitas veces nun contramundo no que mora un bras, a forma digna de irse). O sexo, entre
Outro que podemos ser nós (Fig. 39). O recurso tanto, ficará no escuro territorio do fundido en
á obscenidade convértese nun desafío, na pro- negro, da elipse (ou ben metaforizado nunha
cura artística da revulsión. Como apunta Char- longa serie de símbolos). Respecto disto, tense
les Mann respecto da obra de Joel-Peter Witkin, dito, non sen razón, que o cine pornográfico
vaise ocupar precisamente do que ocorre no
Estas imágenes son nada menos que un interior da elipse.
intento de decir lo indecible, tarea que algu- Evidentemente, sempre houbo cineastas e
na vez Thomas De Quincey denominó “la películas que se moveron nos límites mesmos da
carga de lo incomunicable” (…) Nuestra mirada institucional imposta polo código. Toda
vista dice una cosa, nuestras emociones a obra cinematográfica de Alfred Hitchcock (o
dicen otra cosa, y no hay manera de recon- cineasta que máis reflexionou sobre o carácter
ciliarlas (…) Se sitúa en compañía de Goya, obscénico do cine e que máis explícito fixo o
Bosch, Blake y otros grandes artistas de lo mecanismo voyeurista que o mobiliza) é un
inefable50. exemplo disto, que chega ao seu cume en
Psycho (1960): a partir de aí, da secuencia na
Pode, daquela, que esas imaxes sexan obs- ducha, o corpo terá que ser despezado (gozado,
cenas, perversas, enfermizas. O que non son é espectacularizado) no campo, sen cortes de
abxectas. A abxección está noutros lugares. montaxe51. E filmes tan dispares como El signo
Cando aínda se discute verbo da existencia ou de la cruz (The Sign of the Cross, Cecil B. De
non das snuff movies, resulta que vivimos xa Mille, 1932), con escenas como as moi reseña-
rodeados de gravacións snuff: que outra cousa das do sacrificio no circo de fermosas rapazas
son os vídeos de degolacións de cidadáns occi- cristiás e núas ofrecidas a crocodilos e gorilas
dentais colgados na Rede polo integrismo islá- (Fig. 40)52; ou Duelo al sol (Duel in the Sun, King
mico ou o do aforcamento de Sadam Hussein, Vidor, 1947), con ese clímax no que os perso-
baixados compulsivamente pola cidadanía para naxes interpretados por Jennifer Jones e Gre-
o seu visionado? A pulsión escoptofílica levada gory Peck subliman sexo e morte, Eros e
ata o seu extremo, explorada con anterioridade Thanatos, nunha secuencia inesquecíbel.
no terreo da ficción por Michael Powell en El Mais as rachaduras, as transgresións do
fotógrafo del pánico (Peeping Tom, 1960) e
tabú instaurado sobre Eros e Thanatos, han xur-
anunciada –na súa demanda– por Bertrand
dir dende o eido dos (sub)xéneros. Entrando na
Tavernier en La muerte en directo (La mort en
década dos sesenta, coincidindo co derruba-
direct, 1979).
mento do sistema clásico de estudos (e cando o
Pero antes de todo isto a industria cinema-
cine europeo xa ofrecera as obras de Rossellini
tográfica de Hollywood autoimpuxérase, ceden-
ou Bergman, por non falar da comedia británi-
do ás coaccións dos grupos de presión dunha
ca facturada pola compañía Ealing que puxera
sociedade puritana, o Código Hays de censura,
moi en cuestión o tratamento transcendente da
vixente dende 1934 ata 1967. Entre outros
morte), fan a súa aparición os nudies (que pro-
efectos, o código comportou no cine clásico a
piciaron unha nova veta comercial, as sexplota-
imposición do tabú sobre a morte/a violencia e
tions) e o gore (cos primeiros filmes de Herschell
o sexo e, polo tanto, a súa sublimación.
Gordon Lewis). Non foi casualidade. As últimas
Xa fixemos referencia á elisión do corpo
boquexadas dos grandes estudos e do seu códi-
desmembrado ou do cadáver no cine bélico;
noutros xéneros, a estetización da morte –por- go coincidiron cun momento no que:
que a morte tiña que estar: ao cabo, era o
motor do relato– porase en escena de diversas había que buscar nuevas transgresiones
maneiras: dende a mancha de sangue na cami- visuales que moviesen al público a despla-
sa do western ata a –en palabras de Roberto zarse a una sala de cine, al encuentro de
Cueto– ars moriendi do melodrama (a despedi- imágenes que no podrá ver en la pantalla de
da entre o morto e os vivos, as derradeiras pala- su televisor53.
Xosé Nogueira
Fig. 36. Zoo (Peter Greenaway, 1985).
Fig. 39. Inland Empire (David Lynch, 2006).
Xosé Nogueira
descomposición, a morte).
Quedémonos con dous filmes representati-
vos dese asentamento: a británica 9 Songs
(Michael Winterbottom, 2004) e a estadouni-
dense Shortbus (John Cameron Mitchell,
2006). Ambas conteñen abondoso sexo explíci-
to e real57, pero ningunha ten que ver co xéne-
ro do cine pornográfico (que, ademais de facer
do fragmento o seu trazo de estilo, desbota a
creación de diálogos –propiamente ditos–, per-
sonaxes, accións, pensamentos ou conflictos,
circunscribíndose –en cohererencia coa súa fór-
mula de consumo– á mostración de todo tipo
de actividades/exercicios sexuais; non hai, pois,
procesos de identificación58). Ao contrario, pre-
séntanos a personaxes fráxiles, inestábeis emo-
cionalmente, bloqueados, illados, á procura de
si mesmos na intemperie, hipermodernos no
sentido que Lipovetsky lle conferiu ao termo59,
que só precisan –non piden máis–, no medio
do desencanto, destes tempos politicamente
necios post 11-S, do frenesí que os arrastra,
algún oasis onde acougar e atoparse. A parella
protagonista de 9 Songs atópao na casa de Figs. 41. Fotograma de Salò o le 120 giornate di Sodoma (Pier
Matt, o enunciador do relato, un relato desen- Paolo Pasolini, 1975).
volvido como un cálido flashback (Figs. 43-44)
entre un xélido limiar e epílogo na Antártida
(onde recalou o personaxe) (Figs. 45-46), men-
tres que o grupo de personaxes da segunda
atópao no local que dá título ao filme, un lugar
no que o sexo, a bebida, a arte e mais a discu-
sión política están disponíbeis. Dous filmes
luminosos e lúcidos (cando en Shortbus, Justin
Bond –o rexente do local– lle ensina a un dos
personaxes –Sofía– o salón central no que moi-
tos dos presentes desfrutan en común do sexo
(Fig. 47), coméntalle: “é como nos sesenta,
pero sen esperanza”; con todo o que choveu,
xa non é tempo de utopías), políticos, nos que
o sexo –ceibe de todo sentimento de culpa– Figs. 42. Fotograma de Salò o le 120 giornate di Sodoma (Pier
funciona como instrumento de auto-coñece- Paolo Pasolini, 1975).
mento e de conexión. Estas películas non paran
a súa acción para amosar unha escena sexual
senón que a mesma fai avanzar a trama a tra-
vés dos corpos (e das mentes) emancipados. E
non podemos abondar máis.
Rematemos. Podemos acordar que a imaxe
transgresora vai máis alá da provocación; convoca
Fig. 43. 9 Songs (Michael Winterbottom, 2004). Fig. 44. 9 Songs (Michael Winterbottom, 2004).
Fig. 45. 9 Songs (Michael Winterbottom, 2004). Fig. 46. 9 Songs (Michael Winterbottom, 2004).
outras pulsións, fai que nos sintamos concernidos ficos e dixitais universalizaron. Poida –é case segu-
por ela. E que o acto transgresor precisa do obs- ro– que algún (alto) prezo tivésemos que pagar,
ceno (do que ata entón estaba fóra da escena) mais tamén grazas a ela chegamos/accedimos ao
para se configurar. Hai autores de certo preocupa- fondo de moitas cousas, sen esquecer o fondo de
dos pola deriva que, dende o comezo da Ilustra- nós mesmos. Tal debe ser unha das funcións, un
ción, tomou a arte, na súa obsesión por iluminalo dos proxectos, da arte, como demostrou Alberto
todo60. Unha iluminación que os soportes fotográ- García-Alix na súa instalación Tres vídeos tristes.
Xosé Nogueira
achegas ao respecto. mente con las etapas aciagas de la
9
1 R. Gubern, Op. cit., 2004, pp. humanidad, pero hoy, cuando todo es
Tzvetan Todorov, Introducción a
182-183. superficialmente entretenido, ¿a cuen-
la literatura fantástica, Buenos Aires, 10
Ibidem, p. 183. to de qué morir?”, en El estilo del
Tiempo Contemporáneo, 1972, p. 11
William A. Ewing, El cuerpo. mundo. La vida en el capitalismo de
113 e ss.
2 Fotografías de la configuración huma- ficción, Barcelona, Anagrama, 2006,
Roberto Cueto, “Ars Moriendi.
na, Madrid, Siruela, 1996, p. 206. p. 245. Ao longo da súa produción
Breve historia de la representación de
Unha declinación colateral levaríanos ensaística, Verdú ten posto en relación
la muerte en el cine”, en Vicente
á consideración da imaxe sensual, este posicionamento da nosa contem-
Domínguez (ed.), Tabú. La sombra de
pero aquí se nos abrirían bifurcacións poraneidade con outros elementos
lo prohibido, innombrable y contami-
que aínda complicarían máis a cues- vencellados á negación do envellece-
nante, Madrid, Festival Internacional
tión. mento: a omnipresenza dos produtos
de Cine de Gijón-Ocho y medio, Libros 12
Vid. R. Ogien, Pensar la porno- cosméticos, a auxe da cirurxía estética
de Cine-EdiUno. Ediciones de la Uni-
grafía, Barcelona, Paidós, 2005. Na (ata extremos case delirantes: lembre-
versidad de Oviedo, 2005, p. 33.
3
súa reseña a esta obra e ao fío desta mos o reality show estadounidense
Domènec Font, “La representa-
cuestión, o crítico José Antonio Millán Extreme Makeover), a obsesión –poli-
ción de lo obsceno”, en Vicente
lembraba de xeito moi pertinente as ticamente correcta– pola saúde e a ali-
Domínguez (ed.), Op. cit., p. 132.
4
palabras que escribira Bertrand Rus- mentación, o culto ao corpo nos
Antonio José Navarro, “Metáfo-
sell: “As persoas con opinións forma- ximnasios, etc. Un efecto colateral –e
ras de la Nueva Carne. El cuerpo
das din que esas imaxes causan un indesexábel– de todo isto podemos
humano en el cine de David Cronen-
considerábel prexuízo aos demais, localizalo nese encarnizamento tera-
berg”, en Quim Casas (coord.), David
pero nin unha soa de aquelas quere péutico que veñen de denunciar nos
Cronenberg. Los misterios del organis- recoñecer que lles causaron prexuízo a últimos anos certos colectivos progre-
mo, Semana de Cine Fantástico de elas” (El País, Babelia nº 710, 2-7- sistas da medicina, encarnizamento do
San Sebastián-Donostia Kultura, 2005, p. 16). Como de contado vere- que, entre outras cousas, derivou un
2006, p. 157. A obra de Harry de Clor mos, a dobre moral ou –se queremos– debate cada vez máis intenso verbo da
á que se refire o autor é Obscenity and a colisión entre a moral pública e o eutanasia (e que o cine recolleu pun-
Public Morality (Censorship in a Liberal gusto privado, van revoar de continuo tualmente: lembremos a estrea, no
Society), Chicago, University of Chica- sobre a existencia das imaxes conflicti- mesmo ano –2004–, de dous filmes de
go Press, 1969. vas e o acceso ás mesmas. grande éxito –un síntoma en si
5
As cales terían o seu reverso nas 13
E, como estableceu a escola mesmo– que abordaban, con desigual
imaxes testemuñais. psicanalítica, cando esa escoptofilia se coherencia, o tema: Mar adentro e
6
Nun dos seus libros máis coñeci- enfronta a motivos sexuais/xenitais, Million Dollar Baby; entrementres,
dos (e –todo sexa dito– demandados), devén en intensa pulsión escópica. organizacións como as suízas Exit e
Román Gubern reparaba nunha mani- 14
Vicente Verdú, “El disparate de Dignitas estanse a lucrar co que xa se
festación, a constituída polas imaxes la muerte”, en El País, 4-1-2001, p. deu en chamar o “turismo da morte”).
militantes ao servizo dos sistemas 28. O mesmo autor abondaría nesta Semella que temos chegado a
totalitarios (a imaxe proletaria; a imaxe cuestión, non sen ironía, en escritos odiar/negar tanto a morte, que nin tan
nazi), sen dúbida limítrofe respecto posteriores: “Definitivamente, la sequera deixamos morrer aos demais.
dalgunhas das que estamos a conside- muerte real no parece corresponder a 15
Na introdución ao seu estudo
rar e coas que comparte non poucas nuestro tiempo. La muerte se avenía La muerte en Occidente, Barcelona,
estratexias na posta en escena da(s) con la época de nuestros antepasados Argos-Vergara, 1982 (reeditado como
súa(s) liturxia(s), encamiñadas a susci- sepultos, en el marco de una tradición Historia de la muerte en Occidente:
tar a fascinación. V. La imagen porno- de mausoleos y responsos hacia el más desde la Edad Media hasta nuestros
gráfica y otras perversiones ópticas, allá, pero hoy es un mal absurdo, inac- días, Barcelona, El Acantilado, 2000).
16
Madrid, Akal, 1989 [Ed. revisada e tual, y si se soporta es sólo como un Roberto Cueto, Art. Cit., 2005,
ampliada: Barcelona, Anagrama, elemento en la lista negra de los atra- p. 26. A obra de Gorer á que se está a
2005]. sos por superar. Etimológocamente, remitir é Death, Grief and Mourning in
7
Román Gubern, Patologías de la trágico es lo que no tiene solución, Contemporary Britain, New York, Dou-
imagen, Barcelona, Anagrama, 2004, pero nuestra cultura se declara incom- bleday, 1965. Polo demais, no noso
pp. 11-12. patible con todo lo irremediable. Las país esa familiaridade coa agonía e a
8
Partimos da base de que o lec- grandes filosofías del siglo XIX, las filo- morte chegou ata épocas bastante
tor atopará, naqueles traballos centra- sofías de Hegel o Marx, son trágicas, recentes, como sabe calquera persoa
dos no tema monográfico deste pero la posmodernidad es antitrágica que conte máis de corenta anos.
11 (2003), pp. 221-222. te– o dedo na chaga, os exemplos demonio, 1960), cando é evocada no
Xosé Nogueira
28
Todo o cal non quer dicir que serían numerosos, e non han pasar rostro da vampira Ada Vajda (Barbara
non houbese excepcións propiciadas desapercibidos para os artistas da Steele) soterrado na súa tumba. Cfr. P.
por determinados contextos. Nestas nosa contemporaneidade). Pedraza. “El cuadro fuera del cua-
30
mesmas páxinas, John Williams des- Ben que estas últimas adoita- dro”, en Archivos de la Filmoteca nº
envolveu unha análise da figura cha- rán producirse na esfera do privado. 11 (enero-marzo 1992), pp. 66-73.
34
mada A Muller do Cranio, De feito, e malia o cambio de menta- Véxase ao respecto, Javier Por-
pertencente ao tímpano esquerdo da lidade, sempre haberá autores e ima- tús Pérez, La Sala Reservada del
portada das Praterías compostelá: xes que transgredan os límites do Museo del Pardo y el coleccionismo
“Ciertamente, su caracterización aceptábel impostos pola autorictas, de pintura de desnudo en la Corte
viene a confirmar lo lujurioso de su como demostra a condea ao pintor e Española. 1554-1838. Madrid, Museo
naturaleza. No está completamente gravador Antonio Carracci pola súa del Prado, 1998.
35
vestida, sino sucintamente cubierta serie de gravados Le Lascivie, un tra- Bastante visitada polo cine.
con una túnica, dispuesta de tal tado erótico encarga dun particular Citemos, entre outras, The Naked
manera que deja al descubierto un (Fig. 11). Maja (Henry Kostner, 1952), Goya,
31
pecho y una pierna. Además, los rizos Francisco Calvo Serraller, “Un historia de una soledad (Nino Queve-
abundantes de sus cabellos sueltos invento moderno. El arte en Occiden- do, 1970), Volavérunt (Bigas Luna,
sugieren en sí mismos una belleza te nació moralmente bajo sospecha”, 1999), Goya en Burdeos (Carlos
seductora y desenfrenada, y del en El País, suplemento Temas de Saura, 1999) ou a máis recente Los
impacto erótico que producía la con- Nuestra Época, nº 102: Arte y obsce- fantasmas de Goya (Goya’s Ghosts,
templación de una larga cabellera nidad, 26-10-1986, p. 6. Milos Forman, 2006).
32 36
femenina da cuenta la propia legisla- “Los cuadros que representan Calvo Serraller, Art.cit., 1989,
ción contemporánea. De acuerdo con a un mirón que observa o espía un p. 7.
37
los estatutos peninsulares del siglo XII desnudo permiten al espectador de la Un asunto colateral ao que nos
quitarle la cofia a una mujer y soltarle obra deleitarse también con lo que ocupa, e no que agora non podemos
el pelo era una ofensa a su dignidad aquél supuestamente ve, con un efec- entrar, é o referente a esa construción
casi equivalente a una violación real to de especularidad doblemente vir- romántica do orientalismo vencellado
(…) La fórmula que encontramos aquí tual”. R. Gubern, Op. cit., 2004, p. á sensualidade e o erotismo (coas
supone una inversión del lenguaje 203. Os artistas tiñan temas onde eli- súas odaliscas, haréns e demais), que
formal: con su belleza, se la presenta xir: Acteón espiando a Diana no baño; resposta a unha visión eurocéntrica
como la clase de mujer que despierta Salomé admirada por Herodes; Betsa- (aínda nas súas fontes máis directas,
el deseo, que incita a la lujuria”. J. bé sorprendida mentres se baña por por así dicir: cartas de embaixado-
Williams, “La Mujer del cráneo y la David, Susana polos vellos, etc. Nin res/as, crónicas de viaxes, apuntamen-
simbología románica”, en Quintana, que dicir ten que tanto as expresións tos in situ, etc.) que desenvolve e, ata
nº 2 (2003), pp. 17 e 23. O autor pon extáticas e transidas coma o certo punto, inventa unha versión
en relación a produción desta imaxe motivo/efecto especular van ser, “exótica” de Oriente, a cal non deixa
con Guillermo, séptimo duque de Poi- repectivamente, reutilizadas e desen- de ser consecuencia dun discurso
tou e noveno duque de Aquitania volvidas arreo pola fotografía e o cine. consciente ou inconscientemente
33
(1071-1126), portavoz dunha reorien- Nun momento no que, por colonialista. Cómpre, ademais, cons-
tación cultural “en la que la sensuali- certo, non se desbotaba o rexistro tatar o éxito e permanencia desa
dad no sólo se aceptaba, sino que se hiperrealista para trasladar outras visión, recollida e continuada, primei-
celebraba abiertamente” e que o temáticas, como demostra ese obxec- ro, pola fotografía –estas visións
novo xénero de literatura amorosa to artístico de vocación arrepiante orientalistas eran moi do gusto dos
(coa súa celebración do amor carnal) chamado La Scandalosa (Fig. 12), que clientes de boa posición– (Fig. 15) e
tamén exemplificaba. se conserva na Congregación de Sta. despois polo máis poderoso medio de
29
Sen entrar xa en cuestións Maria Sucurre Miseris de Nápoles, masas, o cinema.
38
como a da ferida-vaxina crística, cóm- obra en cera do pleno barroco italiano Verbo da historia e avatares
pre admitir que a iconografía cristiá –a (fins do s. XVII-primeiros do XVIII) que desta obra, V. Thierry Savatier, L’Origi-
de todos os períodos– está ateigada representa unha vanitas en forma de ne du monde. Histoire d’un tableau
de motivos que emanan un acusado busto feminino putrefacto cuberto de de Gustave Courbet, Paris, Bartillat,
aroma (homo)erótico (dende o arrou- sabandixas de sepulcro. Nun traballo 2006.
39
bado Xoán, pasando polo Sebastián moi interesante, Pilar Pedraza locali- En Op. cit., 1996.
40
que ofrece o seu fermoso corpo para zou unha cita/recuperación desta Un tema hoxe, curiosamente
que sexa –literalmente– aseteado, ata obra no filme de Mario Bava La más- (cando o tabú sexual foi teoricamente
o Tomás que mete –tamén literalmen- cara del demonio (La maschera del derrubado), de novo en alza debido á
como Braveheart ou The Passion of the Fenton Bailey e Randy Barbato. Non Cameo, comercializando en DVD as
Xosé Nogueira
Christ) ao máis solvente –ambos son por casualidade, aqueles anos están a dúas películas nun paquete conxunto.
58
grandes cineastas– continuador con- coñecer tamén por parte de teóricos e Aínda que –apuntémolo de
temporáneo desta tortuosa (e tortura- analistas unha serie de achegamentos pasada– a accesibilidade dos medios
da) liña ideoloxico-cinematográfica. ao tema do sexo fílmico, con traballos de gravación e visionado dixital deu
53
Manuel Valencia e Eduardo como os de Alexander Walker, Sex in lugar á exitosa irrupción dunha nova
Guillot, Sangre, sudor y vísceras. His- the Movies: The Celluloid Sacrifice, modalidade, o porno íntimo ou ama-
toria del cine Gore, Valencia, La Más- Harmondsworth (England), Penguin teur, que está a poñer en cuestión esa
cara, 1996, p. 16. Books, 1968, e Parker Tyler, Sex Psyche ausencia de identificación.
54
Que xogaba a carta do falso Etcetera in the Film, Middlesex 59
V. Gilles Lipovetsky e Sébastien
documental (o que hoxe coñecemos (England), Penguin Books, 1971. Un
Charles, Los tiempos hipermodernos,
como fake). Temos o caso dun filme, precedente fundamental de todos
Barcelona, Anagrama, 2006.
Holocausto caníbal (1980), convertido estes traballos fora o texto de Ado 60
Dous exemplos dende ángulos
cando a súa estrea en cause célèbre: o Kyrou, “D’un certain cinéma clandes-
distintos, o de Jesús González Reque-
seu director, Ruggero Deodato, tivo tin”, publicado na revista Positif, 61-
na, “El ideal ilustrado y el fin del
que demostrar diante dos tribunais 62-63 (xuño-agosto 1964).
que a súa cinta non era unha snuff 56
E entendemos aquí o nihilismo tabú”, en Vicente Domínguez (ed.),
movie. dende a postura reivindicativa de Op. cit., 2005, pp. 227-244; e mais o
55
Desa transcendencia dá fe Adorno, lonxe de ópticas reaccionarias do xesuíta Juan Plazaola Artola,
nunha das súas secuencias un magní- como a resucitada –logo dos atenta- “Sobresaltos de un cristiano ante el
fico filme ambientado naquel momen- dos do 11-S– por André Glucksmann. arte secularizado de hoy”, en AA.VV.,
to, La tormenta de hielo (The Ice V., ao respecto, Franco Volpi, El nihilis- Arte y parte en la sociedad del espec-
Storm, Ang Lee, 1997); tamén, máis mo, Madrid, Siruela, 2007. táculo, Bilbao, Universidad de Deus-
57
recentemente, o documental Inside De aí a manobra comercial rea- to/Deustuko Unibertsitatea, 2005, pp.
Deep Throat (2005), realizado por lizada no noso país pola distribuidora 169-187.
RESUMEN
El canónigo José de Vega y Verdugo se traslada a Granada tras ser nombrado por el cabildo Administrador de
los Votos de la Real Chancillería de Granada y de la Real Audiencia de Sevilla y tras muchos años de intenso tra-
bajo ejerciendo de fabriquero en la Catedral de Santiago. Allí permanecerá entre 1672 y 1675, comprando un
palacio en la calle San Matías y gestionando las rentas del voto, terminándose definitivamente su papel en la
metamorfosis barroca del templo apostólico.
Palabras clave: Barroco, Catedral de Santiago, el canónigo José de Vega y Verdugo, Granada, Voto
ABSTRACT
Following many years of devoted work as a churchwarden at Santiago cathedral, Canon José de Vega y Verdugo
went to Granada after being appointed collector of the St. James’ tax of the Royal Chancery of Granada and
Royal Court of Seville by the cathedral chapter. He would live there from 1672 to 1675, buying a palace in calle
San Matías and managing the collection of the tax, his contribution culminating in the Baroque transformation
of the cathedral.
Keywords: Baroque, Santiago cathedral, Canon José de Vega y Verdugo, Granada, St James tax
semanas cesa como fabriquero9 –es sustituido que es la renuncia a seguir ejerciendo el cargo
por el canónigo Martín de Mier10– y se despide granadino, para el que es reelegido el 19 de
personalmente de los canónigos el 17 de agos- febrero de 167514, dando como excusa sus
to no sin antes entregarles tres grupos de docu- muchos “achaques”15, y el hecho de su trasla-
mentos, uno con los memoriales de la hacienda do a la Corte en lugar de volver a Santiago, lo
de las tenencias que poseía y dos sobre las que cambia negativamente la opinión capitular
empresas artísticas emprendidas en la Cate- hacia su persona. Por consiguiente y significati-
dral11. De estos dos últimos, uno es el famoso vamente el 24 de mayo de 1677 los canónigos,
manuscrito conocido como Memoria sobre aunque valoran “lo mucho que se reconosçía
obras en la Catedral de Santiago, descrito en el haver trabajado y asistido el dicho señor don
acta capitular como un repertorio de “traças Joseph Verdugo en la ocupasión de fabrique-
para la prosecosión de las obras desta Santa ro”, deciden cancelar el abono de dicha prima
Yglesia, las quales dichas trasas son honce con la excusa de que su trabajo como tracista
grandes y pequenas con las adebertençias para no supuso la supresión de la necesidad de con-
ejecutarlas, que unas y otras se contienen en tar con los servicios del maestro mayor de obras
quarenta y ocho ojas en un legajo“. El otro se de la catedral y de que ésta se le concedió a
ha perdido, por lo que desconozco su conteni- cambio de entregar las obras terminadas “no lo
do, aunque la documentación lo describe como estando entonzes ni al pressente“16. Ambos
una colección de “siete traças para dicha fábri- motivos, aunque constituyen una disculpa para
ca con las adebertencias para ejecutarlas“. castigar al prebendado, son exactos porque es
Dada la cantidad de obras que se están llevan- verdad que Vega y Verdugo dibujó proyectos
do a cabo en esos años en la catedral, particu- que luego el maestro mayor trasladó a un dibu-
larmente en la remodelación de la capilla jo técnico con su correspondiente escala, y por-
mayor, su mobiliario y ajuar, en la construcción que, en la fecha de esta declaración, se estaba
de la capilla de San Andrés, en la instalación de trabajando intensísimamente en el edificio
pilas de agua bendita, entre otras, es difícil catedralicio como por ejemplo en las pinturas
señalar el destino de tales diseños sin más de los abovedamientos de la capilla mayor, las
datos. En todo caso, con la Memoria quedaba rejas de las interpilastras de dicho recinto, la
a disposición de los canónigos y de su discípu- construcción y decoración de la Torre del Reloj,
lo, el arquitecto Domingo de Andrade, la guía la maquinaria para la instalación de la campana
para continuar la reforma del mobiliario de la de horas de dicha torre, la talla y policromía del
Catedral y del propio edificio catedralicio. Vega ornato del revestimiento de las paredes de la
y Verdugo también deja en Galicia a su sobrino capilla mayor, el grupo del Santiago Matamo-
Alonso Maldonado y Vega como cura de la ros del baldaquino y las pilas de agua bendita
parroquia de Santa María de Figueiras. hechas en jaspes17.
Pese a su ausencia, el cabildo le sigue abo- Como tal administrador, y recién llegado a
nando la gratificación de 400 ducados anuales Granada el 17 de octubre18 es de imaginar que
por “haver traçado las obras“ de la Catedral y ocuparía una casona, que supongo alquilada
por “otras [trazas] que ha de haçer“, según el por sus antecesores19, donde estaría el “Archi-
compromiso que había adquirido en enero de vo de Papeles de la Administración de las Ren-
1668. El mantenimiento de este acuerdo tas del Voto”, también llamado “Archivo de los
durante varios años después de su partida a Negoçios de la Santa Yglesia de Santiago”20,
Granada y hasta 1675 indica que no hubo una muchas veces citado en la documentación21
ruptura entre Vega y Verdugo y la corporación (Figs. 1-2). No obstante, en fecha indetermina-
capitular, la cual seguía valorando sus cualida- da compra una casa propia en la ciudad, en la
des como diseñador de obras de arquitectura y calle de San Matías, donde, imagino, residió
esperaba continuar contando con sus servi- algún tiempo, pero que hoy resulta imposible
cios12. De hecho la correspondencia de esos identificar22 (Fig. 3). Una de las dos es citada en
años entre el prebendado y el cabildo es siem- un protocolo de un censo de la familia Salazar
pre en tono afectuoso y de respeto13. Sospecho y Peralta del 30 de abril de 1673, escrito por el
Fig. 3. Detalle del plano anterior con las casas de la calle de San Matías marcadas con trazo negro.
Fig. 4. Iglesia parroquial de San Matías. Fig. 5. Imagen de Santiago de la Iglesia parroquial de
Santiago (s. XV).
Fig. 6. Bermúdez de Pedraza, Fco.: portada de la Historia Eclesiástica de Granada (Granada, 1638) con las imágenes de
Santiago Apóstol y San Cecilio, santos patronos fundadores de la ciudad, San Tesifón y San Hiscio, santos mártires del
Sacromonte, y la Inmaculada Concepción, principal definición dogmática de la época.
iban a la cabeza de cada partido para hacer los Protector del Voto y Oidor de la Real Chancille-
explicando las bondades de centralizar los parece lo que proporçionado se puede cobrar.
de junio de 1678, donde se lee que “…escrivi- sin que por esta razón sea menester embargar
NOTAS 7
Así se afirma en una carta que 810r. Tal nombramiento es ratificado
el cabildo le dirige años después días después (fol. 814r.). El 9 de
1
La elaboración del presente tra- (A.C.S., Minutario de cartas y exposi- marzo le escriben una carta comuni-
bajo no hubiera sido posible sin la ciones, leg. 945, fol. 202r.v., carta del cándole su decisión en el habitual
estrecha colaboración de José María cabildo a Vega y Verdugo del 13 de tono amistoso: “Hemos nombrado a
Diaz Fernández, Ofelia Rey Castelao, febrero de 1677). V. Merced con mucho gusto para que
8 administre por otros tres años en
Rafael López Guzmán, Miguel López Para ello se firmó una escritura
Guadalupe, Amalia García Pedraza, de concordia (A.C.S., Libro 35 de nuestro nombre los votos y rentas del
Antonio Múñoz, Manuel Carrillo, así Actas Capitulares, leg. 627, 1672, fol. Reyno de Granada y el distrito de su
como del personal del Archivo de la 127r.v.). Real Chancillería” (A.C.S., Minutario
9
Catedral de Santiago, Archivo de la Ese año sólo cobra el salario de de cartas y esposiciones, leg. 943, fol.
Catedral de Granada, Archivo de la cuatro meses (A.C.S., Libro 2º de 115r.v., carta del cabildo a Vega y Ver-
Capilla Real de Granada, Archivo de Fábrica, leg. 534, fol. 272r.). dugo del 9 de marzo de 1675).
10 15
Protocolos del Colegio de Notarios de Presenta el título de su nom- En tales términos se expresa en
Granada, Archivo de la Parroquia de bramiento en el cabildo del 2 de abril la carta leída en el cabildo del 29 de
San Matías, Archivo Municipal de de 1672 (A.C.S., Libro 35 de Actas mayo (A.C.S., Libro 35 de Actas Capi-
Granada, Archivo de la Real Chanci- Capitulares, leg. 627, 1672, fol. tulares, leg. 627, 1675, fol. 839r.).
16
llería de Granada y Archivo Histórico 156r.v.). A.C.S., Libro 36 de Actas Capi-
11
Provincial de Granada. A todos ellos A.C.S., Libro 35 de Actas Capi- tulares, leg. 628, 1677, fols. 338v.-
quiero dejar constancia aquí por escri- tulares, leg. 627, 1672, fol. 258r.v. 339v. Días antes, el 26 de abril,
12
to de mi agradecimiento. Proyecto de Consta el pago de los 400 también había decidido dejar de abo-
investigación HUM2005-04237. ducados los años de 1673, 1674 y narle la renta por el foro de una casa
2
A.C.S. (Archivo de la Catedral 1675 (A.C.S., Libro 2º de Fábrica, leg. en el Agro de Santa Susana que
de Santiago), Libro 34 de Actas Capi- 534, fols. 280v., 286r. y 303r.v.). entonces hacía las funciones de neve-
13
tulares, leg. 599, 1668, fol. 240r. A título de ejemplo véanse las ra capitular (fols. 286v.-287r. y 321v.).
3 17
A.C.S., Libro 34 de Actas Capi- cartas del 7 de noviembre de 1672, Al respecto consúltense las
tulares, leg. 599, 1669, fol. 391r. del 5 de diciembre de 1673 y del 11 cuentas de dicho año de 1677 en el
4
A.C.S., Libro 34 de Actas Capi- de diciembre de 1674 donde nuestro Libro 2º de Fábrica y los comproban-
tulares, leg. 599, 1670, fol. 503r. prebendado felicita las navidades al tes de cuentas de dicho año.
5 18
A.C.S., Libro 35 de Actas Capi- cabildo “con sumo alboroço” y “con Ese mismo día escribe una
tulares, leg. 627, 1672, fol. 113r. mucho gusto” (A.C.S., fondo Voto de carta al cabildo, afirmando que “yo e
6
También se presentan al cargo Santiago. Granada. Correspondencia, llegado a esta ciudad de Granada con
los canónigos José de Mera y José de V 415, cartas de Vega y Verdugo al la mayor brebedad que me a sido
Soutomaior (A.C.S., Libro 35 de Actas cabildo en las fechas mencionadas). posible donde desearé açertar a serbir
14
Capitulares, leg. 627, 1672, fol. A.C.S., Libro 35 de Actas Capi- a Vuestra Señoría Ylustrísima”. En
114r.v.). tulares, leg. 627, 1675, fols. 809v.- otra carta posterior del 14 de febrero
415, carta de Vega y Verdugo al cabil- esposiciones, leg. 943, fol. 79r.v., carta figura publicado en CARRO
do del 17 de octubre de 1672. carta del cabildo a Vega y Verdugo del GARCÍA, J., “El canónigo D. J. de
57
A.C.S., Minutario de cartas y 10 de marzo de 1674. El contenido de Vega y Verdugo sirviendo a la S.I.
esposiciones, leg. 943, fols. 29v.-30r., la carta se había decidido en la reu- Compostelana en Granada y en
carta del cabildo a Vega y Verdugo del nión capitular del 6 de marzo (A.C.S., Madrid”, Cuadernos de Estudios
10 de noviembre de 1672. Libro 35 de Actas Capitulares, leg. Gallegos, 1966, 154, n. 4.
58 78
A.C.S., Libro 35 de Actas Capi- 627, 1674, fol. 579r.v.). Cfr. CARRO GARCÍA, J., art.
69
tulares, leg. 627, 1672, fol. 333v. A.C.S., Libro 35 de Actas Capi- cit., 154.
59 79
A.C.S., Libro 35 de Actas Capi- tulares, leg. 627, 1674, fol. 616v. A.C.S., Libro 35 de Actas Capi-
70
tulares, leg. 627, 1673, fol. 346v. A.C.S., Minutario de cartas y tulares, leg. 627, 1675, fol. 839r.
60 80
A.C.S., Minutario de cartas y esposiciones, leg. 943, fol. 91r., carta Véase el nombramiento en
esposiciones, leg. 943, fol. 34v., carta del cabildo a Vega y Verdugo del 4 de A.C.S., Libro 35 de Actas Capitulares,
del cabildo a Vega y Verdugo del 14 agosto de 1674 (es probable que la leg. 627, 1675, fols. 843r.v. y 850v.-
de enero de 1673. fecha esté equivocada siendo la 851r.
61 81
A.C.S., fondo Voto de Santia- correcta el 14 de agosto). El cabildo A.C.S., fondo Voto de Santia-
go. Granada. Correspondencia, V había decidido escribir dicha carta el go. Granada. Correspondencia, V
415, carta de Vega y Verdugo al cabil- 14 de agosto ( A.C.S., Libro 35 de 415, carta de Vega y Verdugo al cabil-
do del 7 de febrero de 1673. Actas Capitulares, leg. 627, 1674, fol. do del 23 de julio de 1675.
62 82
A.C.S., Minutario de cartas y 687r.v.). A.C.S., Minutario de cartas y
71
esposiciones, leg. 943, fols. 37r.-38r., A.C.S., Minutario de cartas y esposiciones, leg. 943, fol. 128r.,
carta del cabildo a Vega y Verdugo del esposiciones, leg. 943, fol. 92r., carta carta del cabildo a Vega y Verdugo del
4 de febrero de 1673. El contenido de del cabildo a Vega y Verdugo del 2 de 3 de agosto de 1675.
83
la carta es resultado de las decisiones septiembre de 1674. Así lo habían A.C.S., Minutario de cartas y
tomadas en la reunión capitular del acordado en la reunión capitular del esposiciones, leg. 943, fols. 128v.-
día anterior (A.C.S., Libro 35 de Actas 31 de agosto (A.C.S., Libro 35 de 129r., carta del cabildo a Vega y Ver-
Capitulares, leg. 627, 1673, fol. Actas Capitulares, leg. 627, 1674, fol. dugo del 9 de agosto de 1675; un
357r.v.). 694v.). amplio extracto de la carta figura
63 72
A.C.S., fondo Voto de Santia- A.C.S., fondo Voto de Santia- publicado en CARRO GARCÍA, J., art.
go. Granada. Correspondencia, V go. Granada. Correspondencia, V cit., 155, n. 7. Tal carta es consecuen-
415, carta de Vega y Verdugo al cabil- 415, carta de Vega y Verdugo al cabil- cia de lo tratado ese mismo día en el
do del 14 de febrero de 1673. Tal do del 4 de septiembre de 1674. consejo capitular (A.C.S., Libro 35 de
73
carta se presenta al cabildo el 28 de A.C.S., Minutario de cartas y Actas Capitulares, leg. 628, 1675,
febrero (A.C.S., Libro 35 de Actas esposiciones, leg. 943, fol. 96v., carta fols. 24v.-25r.).
84
Capitulares, leg. 627, 1673, fols. del cabildo a Vega y Verdugo del 7 de A.C.S., Minutario de cartas y
365v.-366r.). El 29 de marzo se pre- octubre de 1674. esposiciones, leg. 943, fol. 131r.,
74
senta otra cuyo contenido desconoz- A.C.S., Minutario de cartas y carta del cabildo a Vega y Verdugo del
co (fol. 377r.v.). esposiciones, leg. 943, fols. 99v.- 19 de agosto de 1675; un amplio
64
A.C.S., Minutario de cartas y 100r., carta del cabildo a Vega y Ver- extracto de la carta figura publicado
esposiciones, leg. 943, fol. 39r.v., dugo del 20 de octubre de 1674. Lo en CARRO GARCÍA, J., art. cit., 155,
carta del cabildo a Vega y Verdugo del habían designado en el cabildo del 17 n. 8.
85
11 de febrero de 1673. El contenido de octubre (A.C.S., Libro 35 de Actas A.C.S., Minutario de cartas y
de esta carta se había decidido en el Capitulares, leg. 627, 1674, fol. esposiciones, leg. 943, fol. 132r.,
capítulo del 14 de enero (A.C.S., Libro 716r.v.). carta del cabildo a Vega y Verdugo del
75
35 de Actas Capitulares, leg. 627, A.C.S., Minutario de cartas y 21 de agosto de 1675.
86
1673, fols. 344v. y 345v.-346r.). esposiciones, leg. 943, fols. 100v.- A.C.S., Minutario de cartas y
65
A.C.S., fondo Voto de Santia- 101r., carta del cabildo a Vega y Ver- esposiciones, leg. 943, fol. 132v.,
go. Granada. Correspondencia, V dugo del 28 de octubre de 1674. carta del cabildo a Vega y Verdugo del
76
415, carta del cabildo a Vega y Verdu- A.C.S., Minutario de cartas y 25 de agosto de 1675.
87
go del 16 de febrero de 1673. esposiciones, leg. 943, fol. 105r., A.C.S., fondo Voto de Santia-
66
A.C.S., Libro 35 de Actas Capi- carta del cabildo a Vega y Verdugo del go. Granada. Correspondencia, V
tulares, leg. 627, 1673, fols. 396v.- 1 de diciembre de 1674. 415, carta de Vega y Verdugo al cabil-
77
397r. A.C.S., Minutario de cartas y do del 29 de octubre de 1675.
67 88
A.C.S., Libro 35 de Actas Capi- esposiciones, leg. 943, fol. 117v., De su lectura se deduce que
tulares, leg. 627, 1673, fol. 506r.v. carta del cabildo a Vega y Verdugo del Buiza ya había llegado a Granada
68
A.C.S., Minutario de cartas y 9 de abril de 1675; un extracto de la (A.C.S., Minutario de cartas y esposi-
RESUMEN
Hace años que a través de la documentación se conoce la existencia de ciertas torres, hoy no conservadas, en la
catedral de Santiago de Compostela y, paralelamente, en los dibujos que se realizaron de dicha ciudad en el siglo
XVII se representaron igualmente torres hoy inexistentes que todavía no habían sido identificadas. En el presen-
te trabajo se analizan la Torre del Ángel, torre vigía situada sobre la fachada de las Platerías, construida hacia el
segundo cuarto del siglo XV y derribada a finales del siglo XVII, y la Torre del Gallo, torre-campanario ubicada
sobre la fachada de la Azabachería, edificada hacia 1466-1494 y desaparecida en 1759. Se estudia también el
cambio producido en el aspecto de la catedral a finales del siglo XV cuando, por la situación política impuesta
por los Reyes Católicos y el clamor social, se pasó de la fortaleza efectiva del templo medieval a una simbólica,
alegoría de la fortaleza del Apóstol. En este contexto, el arzobispo Alonso de Fonseca II, imposibilitado para
encastillar el templo, impuso una “fiebre” constructiva de sólidos campanarios pensando, quizá, que “a falta de
torres, buenos serían campanarios” para defender su iglesia.
Palabras clave: arte gótico, arquitectura militar, catedral de Santiago de Compostela, siglo XV, Alonso de Fonseca II
ABSTRACT
Thanks to documents unearthed several years ago we know of the existence of a number of towers that once
adorned the cathedral of Santiago de Compostela. Similarly, XVII-century drawings of the city also show towers
that have not survived to this day and which have yet to be identified. This study analyses the Torre del Ángel,
a watchtower positioned on the Platerías façade, built in the second quarter of the XV century and knocked
down at the end of the XVII century; and the Torre del Gallo, a bell tower situated on the Azabachería façade,
built in around 1466-1494 and demolished in 1759. The paper will also study the changes in the appearance of
the cathedral at the end of the XV century, changes brought about by the political situation created by the acces-
sion of the Reyes Católicos (Catholic Monarchs) and the social upheaval of the times, and which led to the cathe-
dral being fortified in a symbolic rather than an effective manner, as an allegorical representation of the
importance of St James the Apostle. It was with this as a backdrop that Archbishop Alonso de Fonseca II, faced
with the impossibility of fortifying the cathedral, built an extensive series of bell towers, perhaps in the belief
that in the absence of towers, belfries would provide an effective way of defending his church.
Keywords: Gothic art, military architecture, Santiago de Compostela cathedral, XV century, Alonso de Fonseca II
expresa en la nota qué clase de obra emprendió justificación sólida, desecha que la Torre del
D. Juan en esta ocasión. A nuestro juicio, fue la Ángel se situase en la zona de la Quintana y,
Torre del Ángel, que estaba por esta parte, es siguiendo a Conant, no duda en identificarla
decir, detrás de la capilla de San Juan Apóstol”2. con la torre que gráficamente aparece coronan-
Siguiendo con su hipótesis, el historiador afir- do el ángulo oriental de la antigua fachada de
maba que la citada torre recibiría ese nombre la Azabachería en la vista del testero de la cate-
“por la estatua que la terminaba a semejanza dral dibujado por Vega y Verdugo, “quizá, sin
de la del Castillo del mismo nombre en Roma. El duda alguna, sea esta la torre llamada del
Ángel era, sin duda, San Miguel, que ya de anti- Ángel, derribada, tal vez, por inminente ruina
guo recibía culto en lo alto de la Basílica. Entre hacia el año 1695-1696”. Además, ahora ya no
las capillas o altares de la Iglesia, a los cuales se sitúa su construcción en 1258 (fecha del ini-
dejó mandas el cardenal D. Lorenzo Domínguez cio de la obra nueva en la Quintana, ya que para
en su testamento otorgado en año 1276, se el autor no se encontraba la torre en ese lugar
cuenta el de San Miguel de la Obra (Sco. como suponía López Ferreiro) sino en una fecha
Michaelis de opere); que creemos sería el que incierta con anterioridad a 1276 (cuando, como
estaba en la torre”3. hemos visto, se cita el altar de San Miguel que
Se iniciaría pues la torre, siguiendo a López López Ferreiro situaba en dicha torre). Por últi-
Ferreiro, en 1258, se ubicaría en la plaza de la mo, de sus conclusiones se deduce que para él
Quintana, estaría coronada por una figura de la Torre del Ángel era la misma que la Torre del
San Miguel (que en aquella época se hallaba en Gallo, pues no duda en aplicarle los documen-
la capilla del Salvador) y, finalmente, desapare- tos referidos a ésta última, que más adelante
cería al realizarse el cierre barroco entre la puer- citaremos, de 1644, 1687 y 1696.
ta Santa y la Corticela, poco después de 1666, Desde entonces, todos los autores se han
cuando “debió derrumbarse la Torre del Ángel, hecho eco básicamente de esta última teoría, es
que estaba hacia el lado de la Corticela”4. decir, la Torre del Ángel estaría situada en la
Por lo que respecta a la Torre del Gallo, fachada de la Azabachería, al lado oriental, y se
López Ferreiro, más sucinto, nos comunica úni- le aplicarán los documentos alusivos a la Torre del
camente que en octubre de 1687 “hubo que Gallo, como si ambas fueran una misma, situan-
reparar la Torre del Gallo. Cuál sea esta torre, no do su inicio hacia 1276 o, mejor, hacia 1321,
sabemos de cierto. Suponemos que sería la que como obra del arzobispo Berenguel, y datando
hoy se llama de la Carraca”5, es decir, la situada su desaparición en torno a 1695-1696. Del
al norte en la fachada del Obradoiro. mismo modo, desde las sugerencias de López
Pocos años después se apunta una nueva Ferreiro se viene manteniendo insistentemente
teoría. Kenneth John Conant, en su estudio que la torre estaba coronada por una figura de
sobre la catedral románica, al lamentar la des- San Miguel, actualmente albergada en el Museo
aparición de la antigua torrecilla cilíndrica ubi- catedralicio, lo que ha llevado a que se le confi-
cada en el lado oriental de la fachada de la riesen los imaginativos nombres de Torre de San
Azabachería6 dice que “hubo de dejar paso a Miguel o Torre del Arcángel, que en modo algu-
otra torre (probablemente la Torre del Ángel, no aparecen en la documentación y que, eviden-
1258 ó 1321) que a su vez fue derribada cuan- temente, son sólo fruto de la fantasía9.
do se modernizó la fachada”. Dicha torre sería Por otra parte, la publicación de dibujos
la que había sido “representada en el dibujo que mostraban el aspecto exterior de la cate-
antiguo de la cabecera” (Fig. 1) realizado por el dral a finales del siglo XVII ha incrementado
canónigo Vega y Verdugo (c. 1656-1657)7. todavía más la sensación de desconcierto ya
La hipótesis esbozada por Conant sería que en ellas aparecen torres que no se conser-
ampliamente desarrollada por Jesús Carro Gar- van en la actualidad y que tampoco han sido
cía a mediados del siglo XX, convirtiéndose en identificadas con certeza. Ya hemos hablado
la versión oficialmente aceptada durante la del citado dibujo que muestra la vista de la
segunda mitad de dicho siglo8. Aunque sin una catedral desde la Quintana realizado por Vega
y Verdugo (c. 1656-1657) (Fig. 1), a pesar de Se ha propuesto que en ese lugar se habría
Fig. 3. Dibujo de la ciudad de Santiago desde Santa Susana Fig 4. Catedral de Santiago de Compostela vista desde Santa
por Pier María Baldi (1669). Detalle. A-Torre del Gallo, B-Torre Susana.
del Ángel.
a la altura de los últimos tramos del transepto Yáñez de Moscoso se encontraban asediando la
norte de la basílica. Según este autor dicha capi- catedral compostelana, defendida por la madre
lla habría sido fundada por Juan Arias en el del arzobispo Alonso de Fonseca II. Los asedia-
claustro gótico hacia 1250 y constaba de un dos, a fin de evitar el inminente asalto final del
piso bajo, a la altura del antiguo claustro, que templo, provocaron el incendio de las casas
servía de capilla funeraria de los arzobispos y de situadas ante la fachada de las Platerías22.
sala capitular; un primer piso, a la altura de las Estos acontecimientos bélicos, a los que
naves catedralicias, que era usado como tesoro; sucintamente he aludido, provocaron daños
y, finalmente, un segundo piso, quizá bajo considerables en el claustro, en las tiendas de
cubierta, que servía de almacén e improvisado los orfebres, en las casas inmediatas al templo
archivo20. Posiblemente el carácter de torre que en las Platerías y en la propia fachada sur del
pretende salvaguardar el tesoro de la Iglesia transepto pues, como se asegura en 1473, a
compostelana justifique la importancia muraria iglesia de aquela parte [a porta dos Oliues]
de su basamento, es decir, que su fortaleza no estaua en gran peligro23. Sabemos que en 1468
dependería tanto de su carácter militar y de su se inició un estribo al oriente de dicha fachada.
altura sino más bien de su función de “caja En los actos protocolarios del asentamiento de
fuerte”. Por otra parte, como afirma Carrero su primera piedra se hace constar, sin lugar a
Santamaría21, esta torre desapareció con la dudas, su ubicación en la parte dereyta da
construcción del nuevo claustro renacentista a porta dos Oulyues aa parte da Quintana. Éste,
comienzos del siglo XVI por lo que difícilmente como creo haber demostrado, se transforma-
podría identificarse con ninguna de las presen- ría, al avanzar las obras, en la actual Torre del
tes en la vista de Baldi (1669). Reloj24.
Pero este estribo no parece que hubiese
Pruebas documentales sido el único que en algún momento necesitó
Afortunadamente existen pruebas docu- ese frontis sur ya que documentalmente cono-
mentales que confirman su existencia en la zona cemos otro. Una primera alusión a éste la tene-
que he propuesto. Es bien conocido como el 25 mos como referencia de localización cuando el
de julio de 1466 las tropas dirigidas por Bernal Cabildo, tras el citado incendio de las Platerías
y una vez pacificada la situación, se apresuró a se reparasen buena parte de ellas excepto las
reconstruir las tiendas de los orfebres durante dos más próximas al templo.
los años siguientes25. Así, en su reunión del 8 de No obstante, a pesar de que claramente se
junio de 1470 se mandaba a Roy Peres, des- le denomina fincape da iglesia, siempre podría
penseyro, e a outros quaesquer despenseyros entenderse que el citado estribo o fincapié
que sejan de aqui adiante, que de quaesquer podría estar situado en la parte exterior del ala
moravedis, dineiros, rentas e emolumentos e de oriental del antiguo claustro. En este caso
quaesquer outros dineiros que do dito cabildo podría pensarse que se correspondería con la
teña ou aja de aqui endiante, poñan en reparo citada Torre de los Arzobispos y del Tesoro, algo
das casas da Prateria que estan derrocadas, que me parece imposible pues quedaría inclusa
ontre o fincape da iglesia e as casas en que en el ámbito del claustro, entre su panda orien-
agora mora e ten aforadas Fernan Rodeiro26. tal y el brazo sur del transepto, y no parece que
Sin embargo, la reparación de las citadas se proyectase hacia el exterior de la plaza de las
casas parece que se retrasó unos meses siendo Platerías y, por otro lado, en esos mismos años
necesario asignar una nueva dotación económi- se le denomina con otro nombre completamen-
ca para ese fin. Y es en ese momento cuando se te distinto29.
aporta el dato más revelador. En el acta capitu- Por otra parte tampoco creo que podamos
lar del 30 de enero de 1471 se acordó que identificar este fincapié con la torre que se situa-
todos los maravedís que debía el canónigo Juan ba en el ángulo sudeste del claustro, de esta
París de lo que había recibido en nombre del última se desconoce su nombre y su función, ni
Cabildo de los Votos de Ávila y Segovia en el siquiera se podría afirmar con seguridad que
año 1470 (unos 150.000 maravedís pares de estuviese en pie en los últimos años de la Edad
blancas) se ponan en edificaçion e reparo das Media, pero es realmente difícil que entre toda
duas casas dos Ouliues, que agora estan quei- la documentación publicada que alude a la
madas, açerqua do fincape da Torre do Angeo e topografía del claustro medieval en ningún
van topar enas casas que agora ten Fernan momento se cita una Torre del Ángel ni como
Rodeyro27. ubicación de ningún acto ni como referencia
Éstos son los únicos datos documentales para ningún monumento funerario, por ello me
que conozco en los que consta la “famosa” inclino a pensar que el fincapié do Angeo no
Torre del Ángel, fincape da iglesia o fincape da estaría incluido dentro del ámbito claustral sino
Torre do Angeo. A través de ellos podemos en el de la propia iglesia catedralicia.
deducir que una de sus funciones era la de fin- Finalmente, tampoco puede corresponderse
capié o estribo de la catedral y que su situación con el citado fincapié de los Oliues situado en el
era en el entorno de la plaza de las Platerías. Sin lado oriental de la fachada de las Platerías, pues
embargo, del tenor del documento parece éste se denomina de otra manera y a pesar de
sobreentenderse que las casas a reconstruir se que se había iniciado en 1468 aún estaba en
extenderían desde el citado fincapié de la facha- obras en 1473 y 1476, mientras que el del
da de la catedral hasta las casas de Fernán Ángel parece que ya estaba acabado en 1470.
Rodeiro siguiendo el perímetro del claustro, no Por todo ello, en mi opinión, habría que situar el
olvidemos que unos años antes, el 18 de sep- citado fincapié do Angeo en la misma fachada
tiembre de 1467, el Cabildo queria mandar de las Platerías, exactamente en el lado occi-
labrar et edificar as tendas dos prateyros contra dental haciendo pareja con el que en esas
a parte do thesouro como uan de longo a longo fechas se estaba construyendo en el otro extre-
por las costas da parede segundo que antes mo de la fachada.
estauan, antes que fosen queymadas, para lo
cual varios canónigos se prestaron a adelantar Pruebas gráficas y arquitectónicas
hasta la cantidad de 7.300 maravedís viejos por- Si son escasos los documentos que pueden
que fosen mays en breve reparadas para honra avalar la existencia de esta torre otro tanto suce-
da dita iglesia et cibdade28. Es pues posible que de con los gráficos. En la vista del testero de la
catedral realizada por el canónigo Vega y Ver- Pero además, me gustaría llamar la atención
Fig. 9. Visión conjetural del alzado de la fachada de las Fig. 10. Fachada de las Platerías en la catedral de Santiago de
Platerías hacia 1500. Dibujo del autor sobre el realizado por Compostela.
Conant (1983, il. V). En él se ha mantenido la decoración
escultórica como se encuentra en la actualidad y se han
puesto merlones pentagonales en la Torre del Ángel.
Fig. 15. Reconstrucción de la Torre del Gallo por Conant Fig. 16. Plano de la ciudad de Santiago, ca. 1750 (Archivo del
(1926, il. III). Instituto “Padre Sarmiento” de Estudios Gallegos, Santiago).
Detalle.
una puerta desde las cubiertas del templo. El en un principio, podría entenderse como el
espacio interior estaría ocupado, en su totali- ángel que señala la estrella que guió a los
dad, por una escalera de caracol, iluminada, al Magos de Oriente hacia Belén34, sin embargo, al
menos, por dos pequeñas aspilleras. carecer ésta de todo contexto no parece opor-
Rematando el primer cuerpo se dispondría tuno identificarla con ninguna escena en con-
una serie de matacanes que sustentaban un creto, siendo lo más probable que tenga
volumen avanzado y almenado. Éste último, relación con las capillas del desaparecido claus-
aunque en la vista de Baldi (1669) presenta los tro medieval (Fig. 13-F).
merlones con un perfil rectangular, en la recons- Asimismo, a finales del siglo XV también
trucción que he realizado los presento con un parece haberse realizado alguna modificación
aspecto pentagonal, siguiendo de este modo las en la parte alta de la fachada de las Platerías. A
tendencias típicas de la arquitectura militar esta época correspondería la imposta decorada
gallega de finales del siglo XIV y XV. Sobre este con bolas que la ciñe en la parte superior y la
primer cuerpo se dispone un segundo, de redu- inclusión de dos figuras cobijadas por doseles
cidas dimensiones y también de planta circular. (Figs. 10 y 11-C). Al menos desde el siglo XIX
En éste, junto a la puerta que daba acceso al bajo dichos doseles parece que se habría cobija-
cuerpo almenado parece existir también una do la representación de la Anunciación, acep-
aspillera para su iluminación. Coronando este tando que ese fuese el tema representado
último cuerpo se disponía una cubierta tronco- desde finales del siglo XV y es curioso (aunque
cónica, posiblemente de teja, sobre la que, pro- meramente casual) que de ambas figuras sea
bablemente, se dispusiese una pequeña estatua precisamente el arcángel Gabriel el que se sitúa
o veleta con la figura de un ángel, que sería la en el lado occidental, es decir, el más próximo a
que le daría el nombre. la torre.
Sin embargo, a pesar de las citadas coinci-
Función y denominación dencias, personalmente me inclino a pensar que
Dos serían las funciones principales de esta el nombre de la torre se debe a la figura que la
torre. Por una parte servir de estribo, fincape, de coronaría, que posiblemente fuese una veleta
la fachada meridional, asentando los empujes metálica en forma de ángel35. De este modo, a
de las bóvedas del transepto. A esta función mi entender, los altares de san Miguel o cual-
esencial vino a añadirse otra pues, dada su altu- quier otro arcángel no tienen nada que ver con
ra (quizás fuese durante algún tiempo una de ella, a pesar de que de antiguo hayan recibido
culto en la tribuna de la catedral36, y mucho
las torres más altas del templo), sería una exce-
menos la citada figura del arcángel pesando
lente torre vigía o atalaya en una posición estra-
almas que hoy se alberga en el Museo catedra-
tégica. Desde ella no sólo se dominaba buena
licio y antaño en la capilla del Salvador.
parte de la ciudad sino que, especialmente, se
vigilaban y controlaban los movimientos que se
efectuaban ante la fachada de las Platerías, en Construcción de la torre
el flanco exterior oriental del claustro y también A través de la documentación citada anterior-
en el interior de éste. Dada su escasa enverga- mente, todo parece indicar que la Torre del Ángel
dura en planta debe descartarse, sin embargo, ya existía en 1470; sin embargo, es realmente
que tuviese una función de torre militar desti- complicado asignar una fecha concreta para su
nada a albergar muchos soldados o que fuese construcción. En este punto conviene tener en
concebida como un espacio de reunión, de cuenta una serie de datos.
culto o de prisión. En primer lugar, la descripción de la catedral
Por otra parte, las razones para que dicha en 1466 realizada por Wenceslao Schaschek, uno
torre fuese denominada como “del Ángel” pue- de los miembros del séquito del noble bohemio
den ser, realmente, muy variadas. Pensemos, Leo de Rozmital, no es reveladora ya que nos
por ejemplo, que en la antigua torrecilla cilíndri- comunica que la iglesia estaba rodeada por “seis
ca románica todavía se conserva una figura que, torres; de ellas cuatro son redondas y dos cuadra-
das”37. Las dos torres cuadradas serían las de la implicaría también la renovación del viejo siste-
que se dan para la ubicación de dichos locales y XVII. Es decir, que la Torre del Gallo no podría
a pesar de estar adosadas a la fábrica de la cate- encontrarse ni en el claustro, ni en la fachada
dral hacia la plaza de las Platerías y extendién- occidental ni en la de las Platerías, pues de
dose también por la Quintana, no se menciona todas ellas conocemos los nombres de sus
estribo, fincapié ni torre alguna como punto de torres y, por exclusión, sólo resta la fachada de
referencia en ningún momento. la Azabachería, en la cual, como veremos, exis-
En conclusión, con los datos expuestos todo tieron durante muchos años las dos primitivas
parece apuntar a que la Torre del Ángel fue torrecillas de la fachada románica hasta que una
construida hacia el segundo cuarto del siglo XV, de ellas, la situada hacia oriente, se reedificó
bajo el mandato de Lope de Mendoza (1399- dotándola de unas mayores proporciones tanto
1445), o, en su defecto el de su sucesor Álvaro en planta como en alzado.
Núñez de Isorna (1445-1449)45.
Pruebas documentales
Desaparición de la torre Las pruebas documentales de su existencia
En cuanto a su desaparición, no cabe duda son realmente tardías. De ese modo, sabemos
que se produciría a finales del siglo XVII, moti- que en 1644 se procedió a reparar pequeños
vada por la remodelación barroca del exterior de desperfectos en ella pues se pagaron 6 reales al
la catedral que se había iniciado en la fachada montero Domingos de Boullón por una piedra
de la Quintana y que, probablemente, se podría que trujo para remate de la Torre del Gallo
haber llevado a cabo cuando se realizó el pasa- quando se quebro la que tenia50.
dizo exterior al Tesoro, en 1685-168646. Años después, el 11 de octubre de 1687, la
En todo caso, constatamos que en 1669 torre estaba en ruina y amenazando caerse por
aparece reflejada en el citado dibujo de Baldi. lo que se decidió repararla: En este Cavildo el
señor don Miguel de Montenegro, fabriquero
Pocos años después, en 1675, todavía se enu-
de la Santa Iglesia, dio quenta en como la Torre
mera entre las torres de la catedral por Rodrigo
del Gallo amenacaba [sic] ruina y estaua para
Méndez de Silva47. Sin embargo, a comienzos
caersse y dichos señores auiendo discurrido en
del siglo XVIII, parece que ya no existía. De este
raçon dello ordenaron que dicho señor fabri-
modo, Guillaume Manier, en 1726, tan sólo cita
quero la haga reparar de lo neçesario51.
tres campanarios, es decir, los dos de la fachada
occidental y el del Reloj48. Finalmente, en 1696, parece que ya se había
derrocado pues los restos de su construcción se
reemplean en otras obras. Así, en dicho año, la
La Torre del Gallo fábrica daba en data ciento y veinte reales que
pago a Domingo Nuñez, latonero, vecino de
Localización esta ciudad para el coste de veinte y quatro
La Torre del Gallo, a mi entender, se situaba libras de cobre que les compro para mezclar con
en el ángulo oriental de la antigua fachada de la vn poco de bronze que salio de la Torre del
Azabachería, abarcando un tramo de la nave Gallo, que siruio para los remates de las rejas
lateral del transepto49. que se pusieron entre choros de esta Santa Igle-
No tengo datos que confirmen con total sia52.
certeza la hipótesis que aquí expongo, si bien
del tenor de la documentación relativa a dicha Pruebas gráficas y arquitectónicas
torre, que citaré a continuación, se sobreentien- La prueba más reveladora es, sin duda, el
de que era una torre de cierta consideración, de dibujo que de ella hizo el canónigo Vega y Ver-
tal modo que por exclusión se puede fácilmen- dugo (1656-1657), situándola en el extremo
te deducir que ésta sería la situada en el ángulo derecho de su vista del testero de la catedral
oriental de la antigua fachada norte pues es, en (Fig. 1-A). Por su parte, Baldi (1669) la repre-
este momento, la única no identificada de las senta entre la Torre de las Campanas y el cim-
que tenemos representaciones gráficas del siglo borrio, a pesar de que se presenta como
desmochada aún así parece entreverse un cuer- menos en torno a 1656-1657 cuando la dibuja
comunicaba que rodeándola existían “seis de Baiona, Santa María del Campo en A Coru-
torres; de ellas cuatro son redondas y dos cua- ña, Santa María de Fisterra, etc.
dradas”56. Las dos cuadradas estarían en la
fachada occidental, por lo que parece evidente Desaparición de la torre
que en ese momento la Torre del Gallo todavía
Ya hemos visto como en 1644 se procedió a
no se había construido y permanecían las viejas
reparar pequeños desperfectos en el remate de
torrecillas cilíndricas románicas sobre la fachada
la Torre del Gallo. A ella es posible que se refie-
de la Azabachería.
ra Gil González Dávila cuando en 1645 escribe
La descripción que hacia 1492 nos brinda que a la catedral “adórnanle quatro torres, con
Mártiros de Arzendjan quizá pudiera aportarnos música de campanas”59, es decir, los campana-
algún dato esclarecedor pues dice que la “gran- rios de la fachada occidental (Torre de las Cam-
de y magnífica cúpula, [está] flanqueada por panas y Torre de la Carraca), de la fachada de
dos campanarios”57. Podría referirse a que esta- las Platerías (la actual Torre del Reloj, ya que la
ba flanqueada a oeste y este por los campana- torre del Ángel no era un campanario) y de la
rios, es decir, por Torre de las Campanas y la fachada de la Azabachería (Torre del Gallo).
actual Torre del Reloj, que se estaba realizando Años después aparece reflejada en los dibu-
en aquel momento, o mejor aún que estuviese jos de Vega y Verdugo (1656-1657), en perfec-
flanqueada a norte y sur, en este caso una de to estado, y de Baldi (1669), posiblemente
ellas sería sin duda la torre del Gallo y la otra la desmochada a causa de algún rayo60. De este
actual torre del Reloj (pues la Torre del Ángel modo, cuando el francés A. Jouvin, a través de
nunca fue un campanario). las referencias de sus compatriotas, nos descri-
Quizá la descripción de Mártiros sea ambi- be la catedral en 1672 dice que tiene “tres
gua pero no la que nos sirve Jerónimo Münzer torres [posiblemente se refiere a campanarios
en 1494 al comentarnos que la catedral “tiene –clochers–] que no están completamente aca-
en los cuatro ángulos cuatro fortísimas torres; y badas”61, debe referirse a las dos de la fachada
hoy día se está edificando otra torre, también occidental, en las que entonces se estaba traba-
muy fuerte”, es decir, las torres de los ángulos jando, y, precisamente, a la Torre del Gallo que
son la de las Campanas y la Carraca en la facha- posiblemente se estaba reparando. Evidente-
da occidental, la del Ángel en la sur y la del mente no cita la que ya estaba acabada por
Gallo en la norte, mientras que la que se estaba aquel entonces, es decir, la actual Torre del Reloj
edificando era la actual Torre del Reloj58. antes de las remodelaciones barrocas.
Los márgenes cronológicos para la construc- Al año siguiente, en 1673, el italiano Domé-
ción de la Torre del Gallo estarían, de este nico Laffi sí recuenta todos los campanarios al
modo, entre 1466 y 1494, es decir, que sería afirmar que la basílica posee “cuatro campana-
una obra realizada bajo el arzobispado de Alon- rios, tres de los cuales todavía están en cons-
so de Fonseca II. trucción, mientras que el primero ya estaba
Esta cronología se ve además confirmada acabado y tendrá un alto de 90 brazas, con 12
por las secuelas que esta torre tuvo en territo- campanas, cosas maravillosas de ver. Dos de
rio gallego. De este modo, me atrevería a afir- dichos campanarios están uno a cada lado de la
mar que fue uno de los modelos de fachada mayor de la Iglesia, mientras que los
campanario que tuvieron una mayor difusión otros dos, están situados a un lado y otro de la
en Galicia durante la primera mitad del siglo cruz”62, es decir, las dos torres de la fachada
XVI, momento en el cual se introducirían cam- occidental (la Torre de las Campanas es la que se
bios derivados de la construcción de las torres cita como ya terminada y su compañera, la
del claustro, como por ejemplo el remate esca- Carraca, todavía en obras), la actual del Reloj y,
lonado. El modelo de la Torre del Gallo, fue finalmente, la del Gallo, éstas a ambos lados del
seguido de cerca en el campanario de Santa crucero y todavía en obras63.
Cristina de Ribas de Sil y, con variantes, en los En esa misma época, como ya he citado,
de San Martín de Noia, testero de la Colegiata Rodrigo Méndez de Silva recuenta no sólo los
campanarios sino todas las torres de la Catedral: nuevos en las dos esquinas de la iglesia de
ocupado para que dicha fachada pudiese que- chería, por lo que conviene que de nuevo pun-
dar totalmente de torre a torre descubierta a la tualicemos algunas cuestiones al respecto.
vista de la Plaza, ideando Su Ilma. fabricar en su Parece difícil que, situándonos en las fechas
Palacio para la igualdad y aprovecharse del próximas a 1480, y la Torre del Gallo se edificó
mazizo o huecos de la torrecilla sobredicha entre 1466 y 1494, los Reyes Católicos permi-
para el servicio de su Palacio y familia. Pero tiesen una construcción de esa entidad con
como la muerte previno sus pensamientos, cariz militar. De este modo, el 3 de agosto de
dexó de continuarse en éste; y después no 1480, mandaban a Fernando de Acuña, Gober-
hemos podido proseguir en él”70. nador del Reino de Galicia, que derribase aque-
Pedía el Cabildo que se mantuviese lo apa- llas fortificaciones que son dañosas a la cosa
labrado por Cayetano Gil, a lo que el arzobispo publica, sobre todo las fortalezas roqueras y
Bartolomé Rajoy contestó, el 29 de diciembre otras casas fuertes para el pacifico estado e
de 1757, autorizando que se fabrique en el bien comun del dicho Reino. Además, estas
ámbito que oy ocupa, estendiéndose... de prohibiciones afectaban también a los recintos
modo que comprehenda la torrecilla, la sala de religiosos por quanto se dize que algunas per-
la Audiencia, el Provisorato y algunos de los sonas con poco temor e reberençia e acata-
quartos de los pages71. Pero, tras surgir algunos miento de las yglesias del dicho reino y en su
inconvenientes en el proyecto de Lucas Ferro ofensa tienen algunas de las dichas yglesias
Caaveiro para la nueva fachada, el arzobispo ocupadas y encastilladas y enfortalezadas...
comunicaba al canónigo fabriquero, José Sáenz mandamosvos [a Fernando de Acuña] que asi-
del Pino, el 1 de octubre de 1758, que no hallo mismo fagades allanar e desenbargar e des-
inconveniente para que, si el Cabildo lo acor- ocupar libremente las dichas yglesias, e
dase, se empieze a romper la fachada; porque quitedes e derribedes todo lo que asi en ellas
como no toda se ha de construir junta, todo lo esta fortalezado e añadido74. Además, Fernan-
que va desde lo que ocupa la esquina o recodo do de Acuña había pedido al arzobispo la
de el quarto de el Provisor y de los Pages, entrega de la propia fortaleza de la catedral75 y
puede subsistir mientras se fabrica lo restante, todavía el 29 de marzo de 1482 la Reina Cató-
hasta la parte de la parroquia de San Andrés y lica le mandó, entre otras cosas, no innovar
lado de la Corticela, con la torre que cae a nada acerca de la tenencia de la iglesia e torre
aquella parte72. de la plaça de la dicha ciudat de Santiago, que
Tenemos pues que lo que restaba de la vos el dicho don Fernando tenedes por mi man-
Torre del Gallo cae a la parte de la Corticela, dato, fasta que sobre ello yo mande proueer76.
mientras que la vieja torrecilla románica, quizá Realmente no sólo había quejas de la
ligeramente transformada, estaría hacia el monarquía, existía un clamor social para anular
oeste junto a la Sala de la Audiencia, Provisora- las fortificaciones en las iglesias, y especialmen-
to y Cuarto de los Pajes; la fachada se edifica- te de la catedral compostelana. De este modo,
ría, por tanto, de torre a torre. Finalmente, los deanes y cabildos de Santiago, Tui y Ouren-
cuando en 1759 se rompe la vieja fachada se se quejaron a los monarcas, tras lo cual
románica de la Azabachería la Torre del Gallo y éstos, el 15 de septiembre de 1480, y ya que en
su compañera desaparecen para siempre. el reyno de Galisia estan enfortalescidas e
encastilladas las dichas iglesias catedrales de
Volviendo al supuesto carácter defensivo Santiago e de Tuy e de Orense e las iglesias de
Hace unos años, cuando analizaba la cons- Mondoñedo e Puertomarin e otras iglesias e
trucción medieval de la actual Torre del Reloj monasterios, de las quales e de cada una de
incidía en que tradicionalmente se le había asig- ellas se han fecho en los tiempos pasados e se
nado un marcado carácter militar del cual care- fasen de cada dia muchas fuerças e robos e
cía73. Estas mismas ideas se siguen aplicando con muertes e otros delitos e males, ordenan al
respecto a las torres aquí analizadas, en especial citado Fernando de Acuña que estudie y deter-
con la que se situaba en la fachada de la Azaba- mine lo que estime oportuno en este asunto77.
Pero no sólo la monarquía y el clero local un giro radical en la concepción del santuario,
go. La espiritualidad y la peregrinación ción y conflicto social en la Galicia del 1998, p. 111-148.
Singul (1998, p. 96 y 110, y 2001 b, p. capitulares. tradición carolingia, véase Bango Tor-
26
63-64 –si bien en este lugar insinúa Vázquez Bertomeu (1996), f. viso (1997-1998), p. 58-59. En territo-
que la citada imagen de San Miguel 88r. rio hispano también se conoce como
27
posiblemente se situase en un retablo Encomendando la reconstruc- “Torre del Ángel”, entre otras, la torre
de la perdida torre más que coronán- ción al citado Juan París y al canónigo del crucero de la catedral de Cuenca.
36
dola al exterior-), Taín Guzmán (1999, fabriquero Pedro de Muros para que Un altar dedicado a san Miguel
p. 145 y posteriormente en Vigo Tra- leuantasen as ditas casas de dous se encontraba en el triforio a la altura
sancos, 2003, p. 384) o Suárez Otero sobrados e de todoslos outros edifiçios del centro de la girola según el Liber
(2002, p. 394 y 2006, p. 266). que lles menester fesesen asy como se Sancti Jacobi (1951, p. 564), mientras
10
Magalotti (1933) y Filgueira as fesesen para sy meesmos en Deus e que sobre la portada sur se disponía el
Valverde (1970), p. 188-192 y lám. suas conçiençias (López Ferreiro, altar dedicado a san Benito (Liber
XXIV. 1968, p. 39 y Vázquez Bertomeu, Sancti Jacobi, 1951, p. 564) comple-
11
Vigo Trasancos (2005). 1996, f. 95r.). mentado con los de san Pablo, san
12 28
Soraluce Blond-Fernández López Ferreiro (1968), p. 37 y Antonio y san Nicolás (Historia Com-
(1997), p. 130. (1904), p. 321. postelana, 1994, p. 402).
13 29 37
Sobre estas torrecillas cilíndri- Así, el 1 de abril de 1467, cuan- García Mercadal (1952), p.
cas véase la nota 6. do el cabildo se reúne en ella la nomi- 279.
14 38
Taín Guzmán (1998), I, p. 131. nan como Torre da capela do Por otra parte, cuando el séqui-
15
En cuyo caso, indudablemente, arçobispo don Áluaro, en alusión a to de dicho barón logra entrar en la
ésta última debería tener una planta Álvaro de Isorna (1445-1449), que catedral, al día siguiente del citado
cuadrada de dimensiones similares a la construyó su monumento funerario en incendio de la plaza de las Platerías en
del Reloj y proyectarse desde la facha- la citada capilla de los Arzobispos. pleno asedio a la catedral por parte de
da hacia la plaza. Desconozco la exis- Véase López Ferreiro (1904), p. 184, n. Bernal Yáñez de Moscoso, es decir, el
tencia de unos cimientos de esa 1 y Vázquez Bertomeu (1996), f. 19v. 26 de julio de 1466, la ruta que
30
naturaleza. No deben engañarnos algunas siguen, resumida, es la siguiente:
16
Vázquez Castro (1998), p. 125. vistas posteriores, como el dibujo rea- “cuando entramos en el recinto de la
17
Carrero Santamaría (1997- lizado por David Roberts, sobre boce- catedral... nos llevaron a una torre que
1998), p. 40 y (2005), p. 295. tos de Richard Ford, que fue servía de reparo contra los enemigos
18
Suárez Otero (2002), p. 393 y litografiado por W. Wallis y realizado del templo, en la cual había una fuen-
(2006), p. 267-268. en la década de los años 30 del siglo te... salió de la iglesia el legado del
19
Carrero Santamaría (1997- XIX. En éste, en un lugar parecido al coro de sacerdotes... quedándose en
1998), p. 37-41 y (2005), p. 290-297. que ocupaba la entonces desaparecida el porche que está delante de la puer-
20
Carrero Santamaría (1997- Torre del Ángel, aunque más retrasa- ta de la iglesia... y después... bajó el
1998), p. 38 y (2005), p. 292. do, aparece ahora la linterna de la legado las escaleras del porche... [y]
21
Carrero Santamaría (2005), p. capilla de Nuestra Señora del Pilar, nos mandó que... entrásemos todos
296. acabada en 1710 (Fig. 5-B). en la iglesia” (García Mercadal, 1952,
22 31
En la contemporánea Crónica Vigo Trasancos (2005), p. 287- p. 277). Aunque se ha supuesto que
de Santa María de Íria se nos presenta 288. estos hechos se localizaban en la
32
el suceso del siguiente modo: Outrosy, Véase nota 6. fachada occidental, a mi entender
33
este caballeyro [Bernal Yáñez de Mos- Éstas fueron descubiertas y también podrían situarse en el claustro
coso] lles veeo poer çerquo enna santa desescombradas hacia 1973 por Pons o, mejor, ante la fachada de las Plate-
eglleia de Santiago en dia de Santa Sorolla tras desencalar los muros del rías. De ser esta última la interpreta-
Maria Madalena [22 de julio], era de triforio (Carro Otero, 1973). ción correcta, cobra importancia de
mill et CCCCtos LXVI años. Ao [día de] 34
En un capitel de San Lázaro de nuevo la citada descripción de las
Santiago que vina, os da eglleia pose- Autum de la segunda década del siglo torres, recordemos que la iglesia “la
ron fogo enna Prataria et en derredor XII, actualmente en el coro, se repre- rodean seis torres; de ellas cuatro son
de toda a eglleia et ardeu todo (Vas- senta el Sueño de los Magos; aquí redondas y dos cuadradas” y continúa
ques, 2001, p. 104). podemos ver un ángel en actitud muy el texto: “una se levanta en un ángulo
23
López Ferreiro (1904), p. 318, similar a la figura compostelana, seña- no lejos de la puerta de entrada junto
Vázquez Bertomeu (1996), f. 138r. y lando la estrella, pero bajo él se al porche de que hemos hablado”
Vázquez Castro (1998), p. 120. encuentran en el lecho los Magos dor- (García Mercadal, 1952, p. 279),
24
Vázquez Castro (1998), p. 119- midos (véase Toman, 1996, p. 274). entonces, si este porche estuviese en
35
122. Sobre las torres dedicadas a los la fachada de las Platerías, la citada
25
No olvidemos que su alquiler ángeles custodios y, especialmente, a torre, que servía de reparo contra los
generaba importantes rentas a los San Miguel, siguiendo una antigua enemigos, podría ser la Torre del
Ángel y estar ya edificada en 1466. quito de la dicha yglesia... las quales López Ferreiro (1907), p. 207-208 y
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271
Emanuela Saladini
Universidade de Santiago de Compostela
“[...] la belleza debiera ser la estrella que nos vida contemporánea de la Pardo Bazán parece
guiase en la noche de nuestras luchas y ansie- lejana de las visiones dinámicas del futurismo.
dades de toda especie.” Esta hermosa frase ter- Sin embargo, experimentos literarios parecidos
mina el artículo de la Condesa de Pardo Bazán a los de Marinetti fueron intentados una déca-
que, más que un simple texto crítico sobre el da más tarde por Tristan Tzara, uno de los líde-
Futurismo1, es el testimonio del progresivo ale- res del dadaísmo, y tampoco tuvieron una
jamiento de la autora respecto a la evolución acogida calurosa. La condesa de Pardo Bazán
política y cultural del nuevo siglo. La misma dis- entendió la importancia de Zola y de la escuela
tancia que los futuristas experimentarán años francesa, entendió las revoluciones de su siglo,
más tarde hacia su época, constatando el fraca- fue la primera mujer en ocupar una cátedra de
so de muchos de sus ideales. La ciudad moder- literaturas neolatinas en la Universidad Central
na no apoyará sus visiones heroicas así como de Madrid, empero no podía entender el naci-
sus manifiestos no crearán una escuela capaz de miento de un movimiento que marcaba la
influenciar profundamente al resto de Europa. modernidad. La nostalgia de la condesa clama
Dicho esto, el futurismo es el primer movimien- por un pintor que tiene que acercarse a la reali-
to artístico moderno que catapulte a Italia al dad, aunque “no la obedezca servilmente”. Su
centro del debate cultural europeo. Fueron pro- crítica es deudora del “Ut pintura poiesis” hora-
bablemente razones de origen más bien ideoló- ciano, así que las invenciones literarias de Mari-
gico las que llevan al futurismo a una posición netti no pueden ni siquiera parecerle graciosas.
marginal en lo que se refiere a la investigación y De hecho, la autora se refiere a Boileau, el lite-
reflexión posterior. Para poner un ejemplo de rato que fijó los ideales literarios clásicos de la
este olvido forzado, en Milán, donde nació el Francia del XVII, para subrayar que, al contrario,
movimiento, no existe ningún Museo dedicado el ideal de Marinetti es la expresión de la imagi-
al Futurismo. Así que no nos sorprende que la nación. Emilia Pardo Bazán no tiene nada con-
Condesa de Pardo Bazán, esta mujer cultísima, tra la imaginación pero sí contra lo que define
que viajó por toda Europa y que vivió haciendo como “divagaciones de los dementes”. La con-
caso omiso de muchas de las convenciones de desa, finalmente, reproduce el estilo del poeta
su tiempo, escriba un artículo profundamente futurista en una divertida composición sobre la
crítico sobre la poesía de Marinetti y sobre el corrida de toros, una broma que utiliza la retó-
futurismo, demostrando su fundamental incom- rica del “cualquiera podría hacerlo”. Este, natu-
prensión. La ironía de la autora, de una finura ralmente, no es el asunto: el verdadero
notable, revela el profundo descorazonamiento problema es que el futurismo ha empezado una
de una mujer que ve en la violencia de los mani- revolución y la autora no reconoce en ningún
fiestos futuristas un simple expediente para lla- momento su necesidad, aunque demuestra su
mar la atención del público y un indicio de la interés por las inquietudes intelectuales de la
decadencia del gusto del nuevo siglo. Así que La Europa de estos años.
NOTAS
1
“La vida contemporánea”, La Ilus-
tración Artística, Barcelona, Número
1601, 2 de septiembre de 1912, p. 574.
LA VIDA CONTEMPORÁNEA
Lectores que sois aficionados a las letras o que las practicáis: ¿habéis recibido los
manifiestos, proclamas, programas, cartas y ukases del futurismo?
Yo los recibo incesantemente. Sin que pueda decir que me escandalizan, porque
de pocas cosas se escandaliza nadie, siempre me proporcionan un rato de esparci-
miento, y los leo con suma indulgencia.
Ahora, Marinetti, que es el hierofante de la escuela, ha encontrado un nuevo tema
lleno de amenidad en la guerra de Trípoli.
Con muy buen acuerdo (hemos de reconocerlo ante todo) Marinetti toma el par-
tido de su patria, y hasta exagera algo, entendiendo que los italianos están en el caso
de rebanar cabezas a miles, y de darse baños de sangre, ya que los demás no reúnen
los sufragios de todos los doctores, y hay quien los considera hasta dañoso para la
salud.
Una señorita, cuyo nombre siento no recordar en este momento, va más allá de
Marinetti, su duca, y casi propone el exterminio, no sólo de los tripolitanos, sino de la
humanidad entera. En su opinión, los hombres son pésimos, detestables las mujeres,
y realmente no hay mujeres ni hombres, sino humanidad, y como toda la humanidad
es una recua, perdonen ustedes, no se debe hablar de feminismo, sino de destrucción
general, o por lo menos, de latigazos repartidos sin preferencia.
Actualmente, se ocupa Marinetti en definir la técnica del futurismo. No basta que-
mar todos los libros que antes de él se escribieron; no basta volar con dinamita los
museos, hacer arenillas finas de escribir con las estatuas, y arrojar al mar los cuadros;
hay que llenar el vacío con creaciones portentosas futuristas, y esas creaciones son las
que describe Marinetti, antes de realizarlas, lo cual también es nuevo, porque gene-
ralmente había sucedido lo contrario, es decir, que la obra de arte era anterior al sis-
tema que de ella se derivaba.
Pero en fin, convengamos en que el orden de los factores no altera el producto, y
enterémonos de ese aspecto del futurismo.
La teoría, en si, no carece de fundamento. Marinetti, en arte, detesta «la inteli-
gencia impotente y solitaria» y concede todos los derechos a «la imaginación intuiti-
va y adivinadora».
Aunque en oposición con Boileau, es muy ortodoxo lo que asienta Marinetti. En
arte, la razón no procrea. Ha de sobreponérsele siempre el vuelo de la fantasía y el
movimiento interior del sentir. Esto se sabe de antiguo. Como también se conoce el
freno que la razón no cesa de poner a la inspiración y a la imaginación desatadas,
moderando su impulso, unas veces fortificándolo, otras atenuándolo. Claro es que la
inspiración no tiene nada que ver con las divagaciones de los dementes, ni con las
invenciones estrambóticas de los vanidosos para llamar la atención. No: la inspiración
se caracteriza por su espontaneidad, y por su perfecta concordancia, si no con la razón
el que quiera adivinar, por una mayúscula, «los substantivos que sintetizan una ana-
logía dominadora.» Pero en fin, hay que dejar que cada quisque cumpla sus caprichos,
cuando no dañan a nadie ¿Por qué nos ha de parecer mal que el poeta futurista «uti-
lice todas las onomatopeyas, hasta las más cacofónicas, que reproducen los innume-
rables ruidos de la materia en movimiento?»
Nada: que las utilice. Si resulta luego una letanía incomprensible, no por eso
hemos de protestar, cuando es tan fácil hacerse el dormido, o pensar en otra cosa.
Y tal vez haya gente más lista que yo (es decir, seguramente las hay en otros res-
pectos, pero ahora me refiero solamente a este punto concreto de interpretación lite-
raria), que acierte a entender, y hasta goce con la armonía de este botón de muestra,
de la nueva técnica literaria de Marinetti:
«Mediodia ¾ flautas ululación abrasamiento tun tun alarma Gargaresch crujido
crepitación marcha retintín sacos fusiles zuecos clavos cañones armones melenas rue-
das judíos buñuelos...».
Aquí el lector se para, de fijo, y murmura para sí:
-¡Buñuelos! Claro.
No, pero entendámonos: buñuelos los hay muy dorados y muy bonitos... Estos son
buñuelos zurraposos, correosos, negros, hechos con aceite de candil. Así intenta el
poeta –bueno, el poeta, o lo que ustedes gusten– resumir «el peso y el olor» de la
batalla de Trípoli. Transcribo otro párrafo porque no se diga que suprimo lo más expre-
sivo y característico de la descripción:
«Heroísmo vanguardias 100 metros ametralladoras descarga erupción violines
cobre pin pun pac pac tin tun ametralladoras (bis) tatarataratarata... »
Y, ¿por qué no habíamos de describir por el mismo procedimiento una corrida de
toros? Nada más fácil, ni más apropiado... A ver, probemos «Larlaran Laranlara...
Paseo garbo ascua oro trajes verde tabaco lila Gaona Bombita Chiquito cornúpeta
libras caballo tripas costalada coleo puya borrachos piiiiii botella ruedo naranjas par
pies salto buena estocada cruz plau plau plau oreja hombros delirio telegramas con-
trata apoteosis entusiasmo reserva quinto cielo + = 0...»
¡Y basta! porque observo que mi párrafo marinetista tiene el defecto de la clari-
dad, de ser mucho más inteligible que el del maestro y sumo pontífice de la escuela;
y además estoy adjetivándole, y por lo tanto molestándole, de seguro...
No cabe duda; el «peso y el olor» de una corrida, de un sarao, de un juego de
foot-ball, de un viaje en ferrocarril, de varios episodios de la vida, no deja de poder
sugerirse únicamente con los sustantivos, pero ya sería arduo insinuar en igual forma
el «olor y el peso» de otras cosas; de una escena de amor, verbigracia... Si se supri-
men los eufemismos, los circunloquios, los giros, la sugestión delicada de la frase, el
diablo que explique las cosas sin explicarlas, y envíe al cerebro las imágenes sin forzar
sus tonos ni sus contornos, ni cortar el vuelo de la fantasía que se complace en reha-
cer la obra literaria para sí solamente, en el sagrario de los recuerdos y las ocultas com-
binaciones soñadoras...
Y todo esto no lo escribo por Marinetti. Porque el italiano no es un iluso, ni un alie-
nado: es un hábil conocedor de su época, y no ignora lo gastada que está, la indife-
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LA BATALLA DE LOS GÉNEROS O CUANDO LO PERSONAL
ES POLÍTICO SE TRANSFORMA EN ARTE
En este año prolífico en relevantes exposi- de los espacios privados y públicos, la lucha
ciones de contenidos feministas, ya sean revisio- socio-política, la explotación laboral o las rela-
nistas de los setenta (Wack! Art and the ciones entre etnia, raza y género.
Feminist Revolution1 en Los Ángeles), historicis- Ante tal variedad de asuntos tratados, La
tas (Kiss Kiss Bang Bang2 en Bilbao) o descubri- batalla de los géneros resulta ser una amplia
doras de nuevos valores (Global Feminisms. exposición compuesta por cincuenta artistas de
New Directions in Contemporary Art3 en Nueva diferentes nacionalidades que intenta romper
York), resulta conveniente destacar la especifici- con la hegemonía de la mujer blanca occidental,
dad y la importancia, tanto a nivel nacional y fundamentalmente anglosajona, que caracte-
como internacional, de La batalla de los géne- rizó al feminismo de aquella época. Incorpora
ros, comisariada por Juan Vicente Aliaga para el otras realidades raciales y geográficas en régi-
Centro Galego de Arte Contemporánea de San- men de convivencia, aún a riesgo de correr el
tiago de Compostela. peligro de descontextualizarlas como condición
Si bien Kiss Kiss Bang Bang supone la pri- inevitable del enfoque postcolonial, por lo que,
mera retrospectiva del arte feminista realizada entre otras, hay obras de la brasileña Anna Bella
Geiger o el centroafricano Samuel Fosso. Se
en el Estado español, La batalla de los géneros
agradece especialmente el énfasis puesto en
lo es en abordar específicamente su período
mostrar las contribuciones latinoamericanas
germinal, puesto que desde la pionera 100%4
(México, Brasil, Chile y Argentina), en gran
las principales exposiciones se habían ocupado
medida desconocidas en nuestro ámbito, a
únicamente de propuestas artísticas actuales.
pesar de los vínculos históricos y de presentar
De este modo, durante el otoño del 2007 tene-
muchas concomitancias con nuestro también
mos la oportunidad de ver algunas de las obras
precario legado feminista, en comparación a
fundamentales de los setenta que nunca antes otros países europeos como Francia o Alemania.
habían sido exhibidas en nuestro contexto. Teniendo en cuenta que la recuperación de ese
La exposición, al igual que Wack!, no sigue período es un proyecto que todavía está por
un criterio cronológico, sino que está organiza- abordar5, resulta muy interesante haber logrado
da en bloques temáticos que aluden a cuestio- integrar a las escasas artistas españolas entre las
nes básicas para la “agenda” feminista: la conocidas pioneras internacionales. El núcleo
violencia ejercida contra las mujeres, los estere- más activo y concienciado proviene de Catalu-
otipos y las constricciones de la belleza, el cuer- ña, cuya procedencia, bajo influencia concep-
po, la sexualidad, las consideraciones sobre el tual, quizás haya posibilitado que Fina Miralles y
sistema sexo/género, la maternidad, la gestión Eugènia Ballcells se diesen cuenta tanto de la
importancia del lenguaje para nombrarse y exis- petuar los motivos de marginación. De ahí que
tir, como de la función reguladora de las normas haya optado por prescindir de ciertas propues-
sociales para ser configuradas como sujeto mujer, tas abstractas, ya fuesen pictóricas9, como por
trabajando desde una precoz perspectiva cons- ejemplo los cuadros de Harmony Hammond, u
truccionista que caracterizaría a los ochenta. otras que perseguían enaltecer técnicas artesa-
Esta reflexión nos lleva al punto donde se nales que habían sido realizadas tradicional-
encuentra uno de los aciertos de este comisa- mente por mujeres en la línea defendida por la
riado. La batalla de los géneros supone un acer- crucial Miriam Schapiro, cofundadora de la
camiento al arte feminista de los setenta desde Womanhouse y cuyas experiencias artísticas en
una perspectiva actual, a la que su propio título torno a problemáticas domésticas y sexuales en
alude aplicando una terminología teorizada y cambio están incluidas en la exposición. Al con-
extendida a posteriori de la realización de las trario, Aliaga prefiere presentar obras menos
obras que aquí se recogen. A partir de los estu- conocidas o redescubrir artistas desde una
dios de género y la teoría queer Aliaga persigue nueva óptica, como sucede con la brasileña
realizar una relectura del esencialismo, eviden- Anna Maria Maiolino, quien a pesar de vincular
ciando que algunas artistas rechazaban la dog- la esencia femenina con la naturaleza, en sus
mática diferenciación sexual basada en la fotografías trabaja desde una perspectiva más
naturaleza, en la línea revisionista acometida en conceptual y psicoanalítica.
los Estados Unidos desde mediados de los También por ello le interesa más la visión
noventa6. Así, Judy Chicago y Faith Wilding a desmitificadora de la maternidad ofrecida por
pesar de promover la imaginería vaginal –la cual Mary Kelly y Jo Spence, o la sexualidad explícita
habría que interpretarla en términos estratégi- y transgresora mostrada por la austríaca VALIE
cos, ya que urgía reconvertir positivamente las EXPORT y la británica Cosey Fanni Tutti, en con-
características femeninas denostadas por la traposición a, por ejemplo, los desnudos mas-
sociedad falocrática7 – eran conscientes de que culinos pintados por la ausente Sylvia Sleigh,
los roles de género son independientes de la desde un voyeurismo planteado en términos de
condición anatómica, tal y como se desprende inversión binaria, aunque necesaria en aquel
de la performance Cock and Cunt Play realizada momento. Al igual que sucede con la ironiza-
en la Womanhouse, anticipándose, de esta ción que, a través del deseo entre mujeres,
manera, a la parodia de género propugnada por Lynda Benglis sugiere en su vídeo Female Sensi-
Judith Butler8. E incluso artistas conocidas por bility. De hecho, en esta exposición la sexuali-
recuperar deidades femeninas de filiación dad lésbica, en oposición a la habitual
matriarcal, como Mary Beth Edelson, Ulrike invisibilidad a la que tiende a ser relegada por el
Rosenbach o Carole Schneemannn, en el fondo orden heterosexual dominante, e incluso entre
están incidiendo en cómo los mecanismos las propias feministas, ocupa un lugar destaca-
patriarcales de la historia invisibilizan a las muje- do: las lúdicas y reivindicativas películas de Bar-
res en una tendencia deconstructiva que no se bara Hammer, las fotografías pre-queer de Tee
exploraría en profundidad hasta la década Corinne o las acciones de Gina Pane, en las que
siguiente. la historiografía institucionalizada suele pasar
Por lo tanto, el criterio de selección de las por alto su orientación sexual.
obras persigue elaborar un discurso en el que se No obstante, la singularidad de La Batalla
constate la consideración del género como un de los géneros reside en que, ocupándose del
constructo socio-cultural, lo que justifica la arte de un período en el que las mujeres enca-
escasa presencia de artistas que aludían a una bezaron las luchas del feminismo de la segun-
supuesta sensibilidad femenina desde prácticas da ola, incorpora obras realizadas por hombres
de la diferencia –exceptuando, entre algunos disconformes con la imagen normativa de la
otros, los trabajos de la activista afroamericana masculinidad. A pesar de que esta decisión
Faith Ringgold– ya que, en su opinión, al refor- resulta arriesgada teniendo en cuenta que ya
zar los estereotipos sexistas, no hacían sino per- desde los setenta este debate había provocado
Urs Lüthi. You are not the only one who is lonely (1974). Judy Chicago y Faith Wilding. Cock and Cunt Play (1972).
NOTAS 6 9
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289
El sarampión que sufrimos de estudios mal en realidad de lo que se trata es de hacer acce-
llamados por la influencia inglesa “de género”, sible a todos un conocimiento que normalmen-
no parece que tienda a remitir, bien al contrario. te está reservado a unos pocos sin presuponer
Y sin embargo, este escueto y conciso trabajo que el lector es un analfabeto funcional. A todo
de Rotroff y Lamberton demuestra los benefi- ello se añaden las fantásticas ilustraciones y
cios que se pueden obtener de un enfoque, en dibujos que sin duda suponen una baza impor-
principio limitador, cuando el estudio está basa- tante en la claridad del libro.
do en la erudición y la capacidad de síntesis. El libro comienza exponiendo los paráme-
Lejos de caer en típicos tópicos, los autores bus- tros del encuentro entre Sócrates e Isómaco,
can restablecer a la mujer en un ámbito concre- debatiendo sobre las responsabilidades domés-
to, el ágora, en el que su presencia, a tenor de ticas de la esposa del último, con que nos obse-
las fuentes literarias, estaba muy restringida. quia Jenofonte en su Económico. Este tratado
Para ello se valen de la observación directa del de la economía doméstica (y sobre agricultura)
repertorio arqueológico que entra en conflicto suele ser el punto de partida sobre los estudios
claro con la imagen literaria del ágora que nos de la mujer en la antigua Atenas, subrayando su
han dejado las fuentes, las cuales la reducen a papel como alma del hogar y supeditada al
un espacio fuertemente masculino. esposo. Sin embargo, los autores han querido
El librito forma parte de la famosa colección iniciar con ese diálogo para aclarar que su inten-
que la Escuela Americana está publicando ción es que el libro sirva de correctivo para no
desde 1959, constituyendo la más reciente caer en la ingenuidad de creer al pie de la letra
aportación a la serie, que consta ya de veintiséis lo que las fuentes escritas nos dicen. De hecho,
ejemplares. Esta colección nació con el objetivo la imagen del mundo que suelen dar los autores
de abordar de una manera concisa y clara dife- antiguos corresponde con el “orden natural”
rentes aspectos del mundo ático relacionados que los aristócratas deseaban más que a una
con las importantes excavaciones que la Escue- realidad cotidiana. A la arqueología se remiten.
la Americana estaba llevando a cabo en Atenas Así las cosas, el libro comienza a desgranar
desde los años treinta del siglo pasado. En este una serie de aspectos relacionados con el ámbi-
sentido, la mayor parte de los libros que confor- to de acción de la mujer dentro y fuera del
man la serie están vinculados al espacio del ágora. En primer lugar, aborda una tarea típica-
ágora, el ámbito de trabajo en el que la Escuela mente asociada a la mujer en prácticamente
inició su andadura allá por el 1931. todas las culturas, la recogida del agua. Las
Como sus predecesoras en la colección, esta famosas escenas de las mujeres en la fuente
obra se caracteriza por un enfoque didáctico, demuestran que al menos en ese ámbito las
previsto para un público amplio que no tenga mujeres se reunían y actuaban ajenas a los hom-
conocimientos del tema, y por ello se aclara ter- bres en un espacio abierto. Las evidencias
minología y se eliminan notas, produciendo arqueológicas unidas a las epigráficas nos
como resultado un libro ágil y de agradable lec- hablan de una progresiva falta de libertades
tura. Se nota la frescura de los autores america- conforme avanza la democracia, si bien y para-
nos, que algunos tildan de simplistas, pero que dójicamente las mujeres libres en época de los
ginia Grace, van más allá de “cuestiones de niense, el hecho es que los autores incluyen una
cuota” y demuestran que en cuanto a trabajo y serie de epígrafes en la más pura tradición de
erudición no hay distinciones de sexo que val- los estudios de la mujer, ampliando la visión de
gan, sólo esfuerzo y dedicación. las actividades asociadas a lo femenino ajenas al
Sin duda, este libro es un agradable primer ágora. Asimismo y como colofón ofrecen una
paso para ir adentrándose en el complejo dis- escueta pero actualizada bibliografía de amplia-
curso de la arqueología clásica, sin ninguna pre- ción que va desde los trabajos ya clásicos de
tensión más que la de ser una lectura accesible Sara Pomeroy o John Oakley hasta las últimas
pero al mismo tiempo enriquecedora, demos- novedades de Sian Lewis o Debra Hamel.
trando que la divulgación científica puede y
debe hacerse a alto nivel. A pesar de que el títu- Pilar Diez del Corral Corredoira
lo parece circunscribirse al ámbito del ágora ate- Universidade de Santiago de Compostela
Tras haber transcurrido casi medio siglo de denominado “expresionismo abstracto”, como
su celebración, desde hace unos meses pode- Robert Motherwell o Willem de Koonig. Esta
mos disfrutar de la publicación de los seminarios amplitud de pensamiento y su conocimiento de
Charles Eliot Norton de la Universidad de Har- distintas materias son las bases sobre las que se
vard del curso 1966-1967, en los que participó asentaron sus reflexiones sobre el románico.
Meyer Schapiro (1904-1996). Estos ciclos de Lo cierto es que los seminarios que ahora se
conferencias son unos de los más acreditados publican fueron concebidos como un momento
del mundo universitario y a ellos han acudido para reajustar sus teorías, revisar sus estudios
grandes personalidades de la cultura internacio- más tempranos y recoger una visión global y
nal de vanguardia, desde literatos a artistas o personal de la escultura monumental románica
músicos, lo que muestra como el prestigio de en una suerte de síntesis que supondría su tesis
este historiador ya era importante en los años final. Así, esta obra no solo muestra una pers-
sesenta. A través de las charlas de Schapiro pectiva general de la postura del autor acerca
podemos conocer sus consideraciones finales del arte medieval, sino que también revela el
acerca de diversos aspectos del arte románico alto grado de maduración y de autorreflexión
tratados con una perspectiva distanciada, ya alcanzado por un Schapiro cercano a su jubila-
que en esta última época académica sus intere- ción. Además, es una ocasión única para cono-
ses se centraban en el arte contemporáneo y no cer su faceta de comunicador y la razón de su
tanto en la Edad Media. fama como seductor de audiencias a través de
Las circunstancias personales de Schapiro las transcripciones de los siete seminarios toma-
encauzaron en gran medida su visión rupturista dos al pie de la letra.
y novedosa del arte medieval. Nacido en Litua- La publicación de esta monografía sobre
nia, hijo de judíos socialistas, emigró con su arte románico ha sido promovida por la viuda
familia a Nueva York cuando tan solo tenía tres de Schapiro y por la profesora emérita de la Uni-
años. Allí estudió en la Universidad de Columbia versidad de Chicago Linda Seidel, quien acudió
Historia del Arte y Filosofía, descubriendo que cuando era estudiante de Harvard a los semina-
sus intereses eran cada vez más amplios y diver- rios. Una de las partes más interesantes de la
gían hacia disciplinas como la Antropología y la obra es la introducción, en la que Seidel analiza
Etnología, con cuyos conocimientos enriqueció las conferencias desde su gestación narrando
muchas de sus teorías. Posteriormente, se incor- con minuciosidad el proceso. Partiendo de la
poró a la plantilla docente de esa misma univer- lectura de las notas realizadas por el historiador
sidad, teniendo como alumnos a algunos de los y sus correcciones en los años setenta para una
más significativos artistas e historiadores norte- posible publicación que no llegó a buen puerto,
americanos del momento. Además, debido a su se redactó en forma de libro, llevada a cabo por
interés por el arte contemporáneo, participó ella misma a partir de unas cintas grabadas
activamente en el mundo artístico y cultural durante los seminarios.
neoyorquino en el que surgían sin cesar mani- En esta introducción se incluye también
festaciones de vanguardia, apoyando firme- una pequeña biografía donde se trasluce la
mente a los nuevos valores que formarían el profunda admiración que profesa Seidel por
Schapiro, quien aparece descrito como un ade- importante aparato gráfico, parte del cual se ha
lantado a su tiempo, más interesado en el reproducido en esta edición.
componente social y expresivo del arte que en Uno de los temas que más le preocupaba, y
la pura forma y opuesto a casi todas las teorí- que se repite a lo largo de los siete seminarios,
as contemporáneas que iban surgiendo. Así, era la negación de la idea tan extendida de que
su figura emerge como la de un autor moder- la cultura y la sociedad medievales, y con ellas
no, aislado en su tiempo, innovador y arriesga- también el arte, se fundamentaban exclusiva-
do, semejante a lo que había supuesto Porter mente en la religión cristiana, con una Iglesia
para inicios del siglo XX. dominante sobre todas las manifestaciones; por
A través de esta obra se advierten también el contrario, Schapiro reclama la importancia de
los vínculos que unieron a dos de los más una cultura secular que habría influido incluso
importantes teóricos del arte románico del siglo en el arte sacro. Asimismo, buscaba romper con
pasado, Meyer Schapiro y Arthur Kingsley Por- el tópico del encorsetamiento de las formas
ter (1883-1933). Sus relaciones se remontan a románicas, consideradas durante mucho tiempo
la época en la que el primero escribía su tesis como meras repeticiones de recetarios esque-
doctoral y progresaron con el deseo de Porter máticos, figuraciones semejantes y composicio-
en captar a Schapiro como alumno1, además del nes idénticas; para ello analizó varias portadas
empeño en que colaborase con un capítulo en monumentales, mostrando que no sólo existen
un volumen sobre escultura románica que al pequeñas diferencias entre ellas, sino que todas
final no se llevó a cabo por su repentino falleci- las representaciones medievales son creaciones
miento. Para la preparación de estos seminarios, únicas.
Schapiro revisó su abundante correspondencia De este modo, esta obra supone una suge-
con Porter y empleó mucho del material que rente síntesis de sus estudios sobre la escultura
habían discutido. Ambos norteamericanos, monumental románica atendiendo a aspectos
dedicados al estudio de las manifestaciones muy diversos, desde los más generales de ges-
artísticas medievales y alejados de las tenden- tación del estilo, composición o relación con el
cias nacionalistas que movían a los europeos, marco y el contexto, hasta elementos más sin-
aportaron en gran parte la base sobre la que se gulares que atañen a la imaginería, terminando
mueven los estudios sobre arte románico hoy en con el análisis de dos tipos de representación
día. Pero, pese a sus concordancias, pertenecían concretos: la figura humana y los animales,
a generaciones muy distintas y divergían en todo ello a través de la comparación de múlti-
múltiples puntos de vista, como en el empeño ples ejemplos ilustrativos.
de Porter por fijar las cronologías que Schapiro Los tres primeros seminarios examinan las
no compartía, y es que el primero desarrolló su relaciones entre arquitectura y escultura desde
carrera en un ambiente formalista, método que varios puntos de vista. En primer lugar, se ras-
el segundo rápidamente abandonó. trean las causas de la ausencia de obras exentas
Los seminarios abarcan un gran abanico de tras la Antigüedad y la aparición en un corto
temas, desde los puramente formales o técnicos periodo de tiempo de grandes complejos escul-
a iconográficos, y en casi todos ellos el autor se tóricos monumentales relacionados con arqui-
aleja de las interpretaciones tradicionales, bus- tecturas. Las raíces se encuentran en el
cando las raíces profundas del problema y lle- desarrollo de las ciudades y la nueva coyuntura
gando a soluciones novedosas. Al mismo que con ellas nace, en la que los muros de los
tiempo, emplea un discurso ordenado con un edificios se convierten ahora en auténticas exhi-
lenguaje fluido y coloquial, fruto del origen oral biciones de poder y en escaparates para un dis-
de la obra, salpicado con pequeñas notas de curso hacia el público. Por otro lado, Schapiro
humor y apoyado por unas descripciones muy insiste en el error de considerar la escultura
minuciosas y visuales que tratan de poner al románica como una manifestación totalmente
auditorio en el lugar del hombre medieval con supeditada a la arquitectura, mostrando una
un interés claramente didáctico, además de un serie de ejemplos que revelan la libertad de
NOTAS
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Este asunto ya fue tratado por
la autora en otra publicación: Linda
Seidel, “Arthur Kingsley Porter: Life,
Legend and Legacy”, en: The Early
Years of Art History in the United
States (C. H. Smyth, P. M. Lukehart,
ed.), Princeton, 1993, pp. 97-110.
Ni que decir tiene que Gian Lorenzo Bernini ción a que se llegó cuando Inocencio XI Odes-
fue uno de los más extraordinarios artistas de la calchi fue coronado.
Historia, e igualmente sabido de todos es que Desde el punto de vista del contenido, hay
esto sólo fue posible debido a los importantes que indicar que este libro no presenta ninguna
mecenas que financiaron sus obras. Su geniali- novedad que los especialistas en la materia no
dad y los lugares comunes que en torno a su conozcan previamente. La información tratada
figura se crearon ya en su tiempo fueron articu- está toda a disposición de los investigadores en
lados, entre otras cosas, a partir del paralelismo distintos libros y artículos publicados hace más o
con la figura de Miguel Ángel, il divino. La menos tiempo. Con todo, lo que sí hay que indi-
pasión y admiración que desató en su tiempo car es que los datos presentados están absolu-
hizo que Cristina de Suecia encargara a Filippo tamente actualizados y dan cuenta de las
Baldinucci la redacción de una biografía del últimas aportaciones sobre los distintos temas
genio que se decía florentino y que había naci- desarrollados.
do en Nápoles y vivido en Roma. Pero las bio- En cuanto respecta a la aproximación al
grafías sobre él no han parado de sucederse, y tema, Karsten ha seleccionado el modelo de
la historiografía artística sigue hablando del “vida y obra”, tal y como ya indica en el título,
gran genio que transformó la imagen de la Ciu- de tal manera que va desarrollando interrelacio-
dad Eterna. nados estos dos aspectos de la figura de Berni-
La última aportación a este género literario ni. Y precisamente ésta es su más importante
es la de Arne Karsten, quien ha publicado un aportación. La biografía que plantea este autor
magnífico libro, exquisitamente escrito, en el es consecuencia de un atento estudio del ver-
que traza una semblanza biográfica de Gian dadero contexto histórico en el que se movía
Lorenzo a partir de sus obras y quienes las Bernini, y que no estaba integrado por abstrac-
encargaron. Dividido en seis capítulos, el prime- ciones ni generalidades, sino por seres humanos
ro de ellos introductorio, este trabajo propone concretos, con quienes tenía relaciones buenas
una aproximación a las creaciones berninianas o malas en función de múltiples variables que
estudiadas siempre en su contexto histórico y este estudioso pone de manifiesto con escrupu-
teniendo muy presentes quiénes eran los perso- losa minuciosidad. En este sentido, el libro
najes reales que hacían que éstas existieran. Así, recuerda en múltiples momentos la formidable
el capítulo segundo estudia los años de los pon- obra de Torgil Magnuson1, si bien hoy en día a
tificados de Pablo V Borghese y Gregorio XV nadie escapa que sin ciertos mecenas no se
Ludovisi; el tercero, el reinado de Urbano VIII podría comprender lo integral de la obra berni-
Barberini; en el cuarto capítulo se acomete el niana. Además de los papas, principalmente
estudio de los años de Inocencio X Pamphili; en Urbano VIII y Alejandro VII, el mecenazgo de
el quinto se da cuenta de las obras acometidas Scipione Borghese o Camilo Pamphili –que ya
mientras Alejandro VII Chigi ocupó el solio que fue puesto de manifiesto de una manera pro-
había sido de San Pedro; y, para finalizar, se da funda por Gijsbers2–, son temas que sirven para
cuenta de los encargos de Clemente IX Rospi- articular el discurso de la producción artística
gliosi, de Clemente X Altieri, y la nueva situa- berniniana. De esta manera, las luchas de poder
NOTAS Mededenlingen van het Nederlands Bernini’s Scala Regia at the Vatican
Instituut te Rome 55 (1996), 293-335. Palace. Architecture, Sculpture, and
1 3 Ritual. Nueva York, Cambridge Univer-
MAGNUSON, T.: Rome in the LAVIN, I.: Bernini and the Cross-
Age of Bernini (2 vols.). Estocolmo, ing of Saint Peter’s. Nueva York, New sity Press, 1997.
4
Almqvist & Wiksell, 1982-1986. York University Press, 1968; PESCO, D. MARDER, T.A.: Bernini and the
2
GIJSBERS, P.-M.: “Resurgit Pam- del: Colonnato di San Pietro. “Dei Por- Art of Architecture. Nueva York,
phlij in Templo Pamphiliana Domus: tici antichi e la loro diversità”. Con Abbeville Press, 1998.
Camilo Pamphilj’s Patronage of the un’ipotesi di cronologia. Herculano, La
Church of Sant’Andrea al Quirinale”, Buona Stampa, 1988; MARDER, T.A.:
En La otra cara de la vanguardia, María Ale- ta a una práctica interpretativa orientada a sím-
jandra Zanetta se propone recuperar del destie- bolos arquetípicos de acuerdo al pensamiento
rro crítico a tres pintoras vanguardistas, Maruja de Carl Jung y sobre todo la fenomenología
Mallo, Angeles Santos y Remedios Varo. Con antropológica de Gaston Bachelard y Gilbert
una perspectiva radicalmente feminista, la auto- Durand.
ra afirma que las tres han sufrido una margina- A partir de estas indicaciones, Zanetta pro-
ción histórica totalmente injusta en el arte cede a estudiar la obra de cada una de las tres
español contemporáneo. Cree que no sólo pintoras, comenzando con Mallo. De origen
merecen nuestra atención por la gran calidad gallego, Maruja Mallo entró en círculos surrea-
de su obra, sino que ofrecen “una práctica listas durante los años veinte buscando una vida
específicamente diferente al arte elaborado liberada de convenciones. Pintó series de cua-
desde una perspectiva masculina” (Pág. 6). dros en que por una parte celebraba la cultura
Apreciar esta práctica, afirma Zanetta, enrique- popular española y por otra criticaba la España
ce nuestra experiencia y produce un equilibrio tradicional. Con la llegada de la República y la
nuevo en nuestra comprensión artística porque Guerra Civil, procuró expresar “un orden nuevo
no se limita tan sólo al arte masculino. basándose en la geometría y en el ordenamien-
El primero de los cuatro capítulos del libro to racional del espacio” (Pág. 58), tendencias
ofrece una teoría feminista de la creación artís- claramente distantes del estereotipo de la
tica a partir de la idea de la mujer como “otra” mujer. Ya había dejado atrás a los surrealistas
o figura “colonizada” por la práctica masculina. cuando marchó al exilio en 1937, y comenzó
La mujer artista es necesariamente un ser rebel- una fase nueva en que Zanetta encuentra “una
de porque no acepta el papel tradicional de no imaginería verdaderamente feminista y contes-
crear el arte. Sin embargo, no puede adoptar tataria” (Pág. 59). En Buenos Aires, Mallo se
una postura hostil o violenta porque su posición volvió hacia la naturaleza y comenzó a dibujar
subalterna la hace vulnerable a un rechazo fuer- protagonistas femeninas un tanto andróginas y
te por parte de los hombres. Practica, pues, una que parecen hacer referencia a diosas ancestra-
“subversión indirecta” (Pág. 30) buscando un les de religiones matriarcales (Págs. 64-65). En
“imaginario alternativo” (Pág. 35) que no cuadros como Estrellas de mar y Arquitectura
rechace al hombre pero que articule una pers- humana Zanetta cree descubrir toda una mito-
pectiva consistente con la experiencia femeni- logía antigua cuyo sentido es la búsqueda de la
na. De ahí que aparezcan ciertos temas armonía entre lo masculino y lo femenino,
recurrentes en la pintura femenina, como son armonía que se perdió con la imposición de la
por ejemplo, el peregrinaje, que expresa la bús- cultura patriarcal. El argumento nos parece
queda de la identidad; la idea de la hermandad esencialmente convincente, aunque la obra de
entre mujeres, que es su manera de buscar Mallo termina cayendo en un esoterismo oscu-
apoyo y confianza; y una “mitología femenina” ro que la hace difícil de entender. En el fondo,
(Pág. 40) con énfasis en la diosa, es decir un ser Maruja Mallo es una pintora abstracta que
femenino de orígenes capaz de alcanzar el ideal explora una cosmovisión personal cuya contri-
de la creación. Este último punto lleva a Zanet- bución a la pintura española es difícil de aclarar.
A PUERTAS ABIERTAS.
Alejo Carpentier. Cátedra de Cultura Cubana “Alejo Carpentier”,
Universidade de Santiago de Compostela, 2004, 301 págs.
ISBN: 978-8497502779.
Una extraña conjunción de factores hizo te. Uno de los rasgos más interesantes de las
posible que, allá por el mes de junio de 1942, exposiciones, que fueron convenientemente
se celebrase en La Habana la primera exposi- destacados por Carpentier y otros comentaris-
ción individual de Pablo Picasso en América tas de la época, fue la absoluta novedad de las
Latina, muy poco después de la que se le con- obras expuestas, que en los casos menciona-
sagró al artista malagueño en el MoMA de dos, evidenciaban ese paso tortuoso por las
Nueva York (1939). Desde luego, la exposición cercanías del drama: entre las obras de Picasso
de La Habana era menos ambiciosa, contenía destacaban las mujeres desencajadas, de perfi-
tan sólo 18 obras, de las cuales la mayoría eran les rotos y agresivos, y entre las de Miró las
gouaches, y no pudo contar con la presencia figuras mitad mujer mitad monstruo, llenas de
del artista. Pero a la vista de las evidentes formas punzantes. Eran obras realizadas en los
carencias en cultura artística en la capital sura- años de la Guerra Civil y la II Guerra Mundial.
mericana, la iniciativa fue vista con expecta- Y pasó algo parecido a lo apuntado por Erwin
ción, y se reconoció su importancia histórica. Panofsky en referencia a la historia de la histo-
Poco después se expuso obra gráfica de Miró, ria del arte y las humanidades en la Norteamé-
y en el mismo verano, de Dufy, Daumier y Tou- rica de los años cuarenta: Hitler se ocupó de
louse-Lautrec. Todas estas pequeñas pero
remover los árboles y los frutos fueron recogi-
selectas exposiciones se celebraron en el
dos por los administradores de las universida-
Lyceum, un club privado regentado por un
des americanas.
grupo de mujeres que se propusieron fomentar
el arte de vanguardia y difundirlo por esos peri- La edición de este 4º volumen de la Biblio-
féricos lares. teca de la Cátedra de Cultura Cubana Alejo
Carpentier, de la Universidad de Santiago de
Esa amalgama reunía factores afortunados
Compostela, presenta a modo de primicia al
y otros desafortunados, o más bien desgracia-
público hispanohablante una preciosa docu-
dos. Entre los primeros, el amor al arte del
escritor Alejo Carpentier, su apasionada devo- mentación relativa a estas históricas exposicio-
ción por Picasso, sus conocimientos de la cul- nes: textos de presentación, entrevistas en la
tura artística de París, el apoyo incondicional prensa, fotografías y ensayos que vienen a
de su amigo el crítico de arte José Gómez Sicre documentar un acontecimiento de gran tras-
y, sobre todo, la presencia en La Habana de un cendencia, pero que en su día pasó desaperci-
Pierre Loeb, prestigioso marchand de la van- bido para mucha gente. El valor histórico y
guardia parisina. Entre los factores desafortu- documental es, pues innegable. Además, supo-
nados, esa misma presencia de Loeb, que sólo ne la primera recopilación sistemática de textos
puede ser explicada por la asfixiante política de sobre arte español de Alejo Carpentier, realiza-
persecución antisemita llevada a cabo por los da a partir de las crónicas que fue publicando
administradores nazis en el París ocupado. en revistas y periódicos de La Habana y Cara-
Loeb, rico marchand judío relacionado con cas. El libro, precedido de un estudio introduc-
Picasso y otros vanguardistas, tuvo que escapar torio de los profesores cubanos José Antonio
para no ser deportado a los campos de con- Baujín y Luz Merino, vio la luz el año 2004,
centración, y tras su periplo atlántico llegó a la cuando se cumplía el centenario del nacimien-
capital cubana con una colección sorprenden- to del escritor.
QUINTANA é unha revista de Historia da Arte, cunha periodicidade anual, que publica traballos orixinais de investigación sobre
calquera das especialidades relativas ao campo das Artes, sen desbotar as aproximacións interdisciplinarias que enriquezan o
seu estudo.
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o seu contido é planificado de antemán polo Comité de Redacción, invitando a sobranceiros especialistas no tema escollido,
mentres que a segunda -COLABORACIÓNS- está aberta a achegas de temática libre.
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