Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
Curso: 3°
Alumno:____________________________
Profesora: Flores Diaz, Guillermina
Ciclo lectivo: 2024
CONTENIDOS (Organizados por cuatrimestres)
SEGUNDO CUATRIMESTRE
PRIMER CUATRIMESTRE
▪ Diagnóstico, comprensión lectora, clases de palabras. (Marzo) ▪ El relato épico. Tipos de relatos épicos. El marco narrativo. Las
versiones. Del relato épico a la intertextualidad. Relaciones entre
▪ Género narrativo. Características. Autor y narrador. El marco
textos. La entrevista. Características.
narrativo y la estructura interna. Cuento y novela.
Características. Subgéneros. Selección de fragmentos. Selección de La Odisea, Homero. Es tan
difícil volver a Ítaca, de Esteban Valentino. Sintaxis: Oraciones
▪ Leyendas urbanas. Características. Selección de leyendas. La bimembres y unimembres. Modificadores del núcleo sustantivo y
crónica literaria. Características. Amores que matan, de del verbo. Voz pasiva y voz activa. (Agosto/Septiembre)
Editorial Mandioca. La dama de blanco, de Guillermo
Barrantes. Clases de palabra: sustantivos, adjetivos, verbos, ▪ La ciencia ficción. Elementos, personajes, temáticas y lenguaje
artículos y adverbios(clasificación semántica y morfológica) específico (tecnicismos y neologismos) de la ciencia ficción. Utopía
(Abril) y distopía. La publicidad y la propaganda: diferencias, finalidad y
usos. Todos los soles mienten, de Esteban Valentino.
▪ El cuento policial. Características. El policial clásico y negro.
La noticia. Estructura, estilo y paratextos. Selección de cuentos. ▪ Género dramático. Texto teatral Género dramático: origen y
Novela. El camino de Sherlock, de Andrea Ferrari. La sra. estructura. Las acotaciones y los parlamentos. Géneros teatrales:
Pinkerton ha desaparecido, de S. Aguirre. (Mayo) comedia y tragedia. Selección de fragmentos de obras. Selección
de obra de William Shakespeare según el interés del curso. Teatro
▪ El realismo. Características. Recursos. El verosímil. Selección contemporáneo, selección de obra teatro por la identidad.
de cuentos. Novelas. La chica pájaro, de P. Bombara. Rafaela,
de M. Furiasse. El texto argumentativo. Características. (Junio) Sintaxis: oración compuesta coordinada. Clasificación de nexos.
(Octubre/Noviembre)
Lecturas obligatorias
Lecturas obligatorias
La dama de blanco, de Guillermo Barrantes
Selección de fragmentos épicos.
Amores que matan, de Editorial Mandioca
Selección de La Odisea, Homero.
La chica pájaro, de P. Bombara (Ed. Norma)
Es tan difícil volver a Ítaca, de Esteban Valentino
Rafaela, de M. Furiasse (Ed. SM)
Todos los soles mienten, de Esteban Valentino.
El camino de Sherlock, de Andrea Ferrari (Ed. Loqueleo)
Selección de obras de un acto.
La sra. Pinkerton ha desaparecido, de S. Aguirre (Ed. Norma)
Selección de obra clásica William Shakespeare
Capítulo de Hermanos y detectives (video)
Selección de obra contemporánea teatro por la identidad.
Pacto de lectura
Cuando leemos un cuento, una fábula, una novela o
cualquier otro texto literario, establecemos un pacto de lectura
con la obra. Este pacto no implica creer que lo que se narra haya
ocurrido realmente, sino que asumimos que estamos en el universo
de la ficción e imaginamos un mundo donde los hechos narrados
efectivamente suceden. Solo podemos pensar en términos de
verdad o falsedad los hechos del mundo real, estas categorías no
aplican a la literatura. Con la lectura, entramos a un mundo creado.
Aunque ese mundo presente similitudes con el nuestro, sabemos
que se trata de una ficción: un artificio producto de la Harry Potter es una
imaginación humana. saga compuesta
por siete novelas de
Por ejemplo, al leer cualquier novela de la saga Harry
género fantástico.
Potter de J.K. Rowling, el lector se compromete a creer en ese
mundo mágico y en no cuestionar los sucesos sobrenaturales
que ocurren.
El verosímil
Se denomina verosímil (de vero: verdadero y símil: parecido) a aquello que
aparenta se verdadero, que es creíble o posible.
Ahora bien, algo que resulta verosímil en un relato puede no ser creíble en otro
contexto, ya que el verosímil depende del género al cual el texto pertenece. Por ejemplo:
● En la ciencia ficción (que analizaremos en la Unidad 1) el verosímil está
siempre justificado por el avance tecnológico. La ciencia logró tal avance, que la
realidad que presenta es científicamente comprobable y posible dentro de esos
parámetros empíricos.
● El relato maravilloso (que trabajaremos en la Unidad 3) es verosímil si incluye
hechos fabulosos que no sorprenden a los personajes, ni a los lectores. En los cuentos
tradiciones, los mitos o las leyendas, la magia es un elemento cotidiano y por lo tanto
verosímil en ese contexto.
● El relato fantástico (que veremos en la Unidad 3) se caracteriza por el quiebre
del verosímil: en un contexto que se percibe como realista, se introduce un elemento
anormal que pone en cuestión esa realidad ficcional y hace dudar tanto al lector, como
al personaje.
● Los cuentos policiales y realistas (que trabajaremos en las Unidades 2 y 5
respectivamente) son verosímiles si se asemejan a la realidad del autor.
El cuento
El cuento es una narración literaria breve de hechos que les suceden a
personajes imaginarios dentro de un marco espacial y temporal. Para lograr un buen
relato, el cuentista busca:
Concentrarse en las acciones principales, sin ofrecer descripciones detalladas
●
de lugares o personajes, ni abundantes diálogos.
● Atrapar la atención del lector desde la primera frase para que no interrumpa la
lectura, sorprenderlo con un desenlace inesperado.
●Organizar una cadena o secuencia narrativa en la que cada acción – causada
por otra anterior- determina una consecuencia según relaciones de causa y efecto.
● Jugar con los cruces entre la historia (aquellas acciones que se quieren contar)
y el discurso (las distintas formas en que se organizan las acciones al ser contadas).
La narración ficcional
Los cuentos, así como las novelas, son narraciones ficcionales. Esto significa
que la serie de hechos que conforman la trama narrativa- emplazados en un tiempo y un
espacio, llevados a cabo por personajes-, se encuentran vinculados y desarrollados en un
eje temporal, a través de relaciones de causa y consecuencia.
El narrador y la estructura narrativa
En las narraciones ficcionales los hechos son relatados por una voz construida
por el autor, el narrador. Esta voz se diferencia de la del autor y puede coincidir o no
con algún personaje. Suele expresarse en primera o tercera persona.
El narrador
El narrador es una voz ficcional imaginada por el autor para
relatar la historia. No se debe confundir con la persona real que escribe el
texto que leemos; por ejemplo, quien narra ―Cuento policial‖ no es
Marco Denevi – que sí es el autor-, sino un narrador que conoce todo lo
que les acontece a los personajes (al empleado, a la mujer en el balcón, al
policía) durante todo el texto. Existen
distintos tipos de narrador, que se Marco Denevi (1920-1998)
organizan según su modalidad de fue un escritor argentino.
participación en la historia.
Tipos de narrador
● Interno (cuenta la historia en primera persona):
Protagonista: Está involucrado en los sucesos que narra. Por ejemplo: “Subí
las escaleras, en el camino me asomé a los grandes salones…”
Testigo: Cuenta lo que ve, lo que oye o lo que le dijeron qué ocurrió. Por
ejemplo: “Lo vi subir rápidamente las escaleras y asomarse a las puertas de los
grandes salones. Escuché que venía a reclamar por su ciudad, pero me pareció
extraño…”
● Externo (cuenta la historia en tercera persona):
Omnisciente: Conoce lo que sienten y piensan los personajes y puede
anticiparse a la historia. Por ejemplo: “Subió las escaleras con la esperanza de
encontrar al culpable y se asomó, curioso, a los grandes salones…”
El marco narrativo
El marco narrativo está constituido por el lugar, el tiempo y la presentación de
los personajes
●El lugar: es el espacio físico donde transcurren los hechos
narrados. En algunas narraciones, el narrador suele dar información y
describir los espacios: “el castillo de Viena era espacioso, demasiado
lujoso para ser corriente, pero sin el esplendor de los palacios
acostumbrados…”. En los relatos tradicionales, los lugares son
imprecisos: “en un lejano reino…”.
● El tiempo: la ubicación temporal de los acontecimientos a
veces es indefinida, como en los mitos: “En el comienzo de los
tiempos…”. Otras veces, el narrador sitúa los
acontecimientos de manera más precisa: Los cuentos tradicionales son imprecisos
“Corría el Siglo XVIII, exactamente el año en el tiempo y el espacio.
1757 cuando el joven estudiante de piano…”.
La presentación de los personajes: son los primeros datos acerca de los
●
personajes que llevarán a cabo las acciones narradas. En ocasiones las cualidades de los
personajes son más elaboradas brindando detalles de su personalidad: “en apariencia
orgullosa, de carácter ansioso…”. En los cuentos tradicionales, los personajes
responden a ciertos arquetipos clásicos: el héroe, la princesa, la bruja, la madrastra, etc.
El relato enmarcado
A las narraciones que se encuentran incluidas dentro de otra historia se las
denomina relatos enmarcados. La estructura de este tipo de narraciones puede graficarse
de esta manera:
Historia 1 o relato marco, que abre y cierra la narración e incluye otra
La novela
La novela es una obra narrativa literaria de mayor
extensión que un cuento. Mientras que el cuentista, para
construir su mundo ficcional, se ve obligado a condensar las
acciones y mencionar solo los elementos centrados en el conflicto,
el novelista puede:
● Recurrir con mayor frecuencia a la descripción: Cuando el
viento soplaba del Este, el hedor se extendía a través del puerto,
procedente de la fábrica de tiburones; pero hoy no se notaba más
que un débil tufo porque el viento había vuelto al Norte.
Textos: ―Cinco leyendas‖ – Alejandro Dolina / ―El falso médico‖ / ―El último taxi‖ /
―La estación fantasma‖ / ―Amores que matan‖ / ―La dama de blanco‖ – Guillermo
Barrantes
Cinco leyendas
Alejandro Dolina
Los domingos nueve de los meses impares que terminan en "o", el demonio se
apodera del cuerpo de los caballos que llevan el número siete y que están anotados en la
quinta carrera. A veces, estos caballos pierden y los apostadores reniegan de Dios y se
condenan. Otras veces, los caballos ganan y los apostadores se enriquecen, dejan sus
trabajos, se olvidan de Dios y se condensan.
Hay en Las Lomas de El Palomar una hermosa mujer que se aparece a los
muchachos en las noches de verano. La mujer les cuenta una historia de amor y les
regala una flor azul.
Los muchachos guardan la flor azul en un libro y piensan en la mujer y lloran de
melancolía. La mujer es en realidad el demonio, pero los muchachos no lo saben y ella
tampoco, tan oscuros son los métodos de Satán. Dios guarde a los muchachos tristes de
las mujeres hermosas.
Leyenda de la moneda de cinco guitas y la moneda de diez
En algún sitio de Buenos Aires hay dos monedas. Una, de cinco guitas, es la
moneda del saber y la felicidad.
Quien la encuentre poseerá el secreto de las Ciencias y el Amor.
La otra moneda, de diez centavos, es la moneda de la muerte y la mishiadura.
Quien la encuentre no conocerá nunca la paz y un día morirá para siempre.
Algunos sostienen que hay también una tercera moneda mágica, pero nadie sabe
qué puede ocurrirle a quien la encuentre.
Casi todos los hombres sensibles de Flores conocían a Luciano, el volador. Sabía
atender un puesto de diarios en la esquina de Boyacá y la avenida. Sus apologistas
pretenden que levantaba quiniela, hecho que no le consta para nada al compilador de
estas historias. Por lo demás, a través de todos los mitos de Flores, parece constante el
afán de enaltecer el recuerdo de los héroes, atribuyéndoles actividades relacionadas con
el juego. Si es verdad lo que se cuenta, Luciano volaba. Sus escasas fotografías nos lo
muestran liviano y magro, aunque carente de alas. Una de ellas, que suele utilizarse
como prueba de su don, lo registra en el costado derecho de un grupo numeroso y sus
pies aparecen en el aire, a una cuarta escasa del suelo. Los escépticos atribuyen este
efecto a un truco fotográfico o bien a un pequeño salto oportuno.
Sin embargo, la tradición oral de Flores insiste en recordar los vuelos de
Luciano. Los más viejos aseguran que, cuando niño, descolgaba los barriletes que se
enredaban en los árboles y recobraba las pelotas que caían en los techos del vecindario.
Ya mayor, prefirió siempre los vuelos nocturnos. Parece que el cielo sostiene mejor de
noche y no se corre el riesgo de llamar la atención de los papanatas.
Excepción hecha de los días de lluvia o granizo, Luciano prescindía de los
colectivos y taxímetros. Un viajecito al centro le insumía apenas diez minutos. Solía
aterrizar en las terrazas solitarias y bajar por los ascensores, para evitar el escándalo.
Siendo volador, Luciano era discreto. Conoció eso cuentan el secreto de todos los
campanarios de Flores, se cruzó mil veces con las brujas desnudas que sobrevuelan
Belgrano y se saludó con los ángeles ociosos que se dejan llevar por los vientos.
Sus enemigos lo acusaban de robar higos y triciclos, para no hablar de las
lamparitas del alumbrado público. Los aviones le producían terror, desde un día en que
paseando por El Palomar, un pardo Avro Lincoln casi le arranca la cabeza.
Manuel Mandeb ha sido el principal proveedor de anécdotas de Luciano. El
pensador árabe cuenta -por ejemplo las desagradables consecuencias que padeció a
causa de su ignorancia del uso de la brújula y la posición de los astros.
Así nos refiere que una noche que volaba hacia el estadio de Vélez Sarsfield con
la ladina intención de colar- se, equivocó el camino y descubrió las fuentes mismas del
río Matanza. Encontró allí sostiene Mandeb- grandes poblaciones lacustres, semejantes
a las que cundieron en Suiza hace milenios. Tomándolo por un dios, los inocentes
pobladores lo agasajaron, le dieron a beber hidromiel, le cedieron a una joven más o
menos doncella y le obsequiaron una yunta de gallinas y un florero, único de estos
objetos que aún se conserva.
Estos cuentos son muy sospechosos. Sospechosa también es la historia que ubica
a Luciano siguiendo una bandada de golondrinas hasta los trópicos o aquella que hace
referencia a la lucha del volador con un cóndor bataraz. Cuando comenzaron las
calamidades en el barrio de Flores, Luciano decidió partir. Las palomas azules con sus
plumas de acero coparon el cielo de la barriada y el volador sintió miedo. Manuel
Mandeb insiste en que antes de irse para siempre, Luciano le contó el secreto de su
increíble destreza. Dice Mandeb que un mago extranjero le concedió el don del vuelo,
pero le hizo la siguiente prevención: "Volarás, Luciano, pero cuida que quienes lo sepan
no escriban nunca tu historia. Cuando alguien la lea, tu poder cesará definitivamente".
Esto explica que las hazañas de Luciano solo se hayan transmitido en forma oral.
Ninguno de los literatos de Flores lo menciona jamás. Gracias a ello Luciano habrá
seguido volando hasta el día de hoy, lector impío, en que tus ojos curiosos acaban de
desbarrancarlo para siempre.
Dolina, Alejandro. "Cinco leyendas", en Crónicas del Ángel Gris, Buenos Aires:
Planeta, 2002.
Actividades:
1) Completen las oraciones con los títulos de las leyendas según correspondan.
a) En ___________________________ y ________________________ el
demonio interviene para desgracia de los hombres.
b) En ______________________ se hace referencia a la transmisión oral de
la leyenda.
c) En ____________________________________ se cree que una sola
palabra puede encerrar todo el saber del universo.
d) En ______________________________ hay un objeto cuya posesión
determina el destino del poseedor.
El falso médico
La estación fantasma
Mire que yo no me dejo llevar por todas esas historias de fantasmas que la gente
repite como si fueran verdad. ¡Se escucha cada pavada! Como eso de que han visto a
Gardel, a metros de su propia tumba, conversando con Gilda ¡Pero, por favor! Es que
acá en Chacarita hay un montón de muertos famosos, y eso despierta la imaginación de
la gente. ¿No visitó todavía el panteón de personalidades? Le digo que al cementerio,
muy a mi pesar, llegan más turistas que otra cosa. Y digo ―muy a mi pesar‖ porque los
turistas no compran flores. Pueden sacarse mil fotos en la tumba de Bonavena o de
Homero Manzi, pero a los tipos no les ponen ni un clavel. Es así, la muerte ya no es lo
que era.
Y ahí mismo la encontré yo, muerta, a la mañana siguiente. Hubiera pensado que
dormía, de no ser porque la vi tomar el taxi la noche anterior. La historia por acá es
conocida. Hay quien dice que la patente es RIP 666, pero esas son mentiras. Yo lo vi
con mis propios ojos y le puedo asegurar que el coche no tiene patente alguna. Acá no
es la primera vez que alguien se muere sobre la tumba del ser amado. Parece de
película. Es hasta romántico si lo piensa un poco. Pero con el cementerio como
escenario la cosa es más bien espeluznante. Más que conmover, espanta ¿no?
2
Prurito: Deseo persistente y excesivo de hacer algo de la mejor manera posible.
Solo llegué a ver dos cosas
que me alarmaron. El coche no tenía
patente y la puerta se abrió sola
desde adentro. La piba entró como
una autómata3. Ya sé, usted se
preguntará por qué razón me alarmé
yo. Lo que le dije: la historia es
conocida. Un taxi sin patente cuya
puerta se abre sin que el pasajero
tenga que tocarla. El último taxi. El
que por nada del mundo tenés que tomar en los alrededores de La Chacarita.
Si hubiera sido una historia más, como las otras, no me habría dejado
impresionar. Pero era la historia de mi abuelo. Yo apenas era un pibe cuando la escuché
la primera vez. Y todo coincidió tal cual: alguien consumido por la tristeza, que apenas
se da cuenta de lo que pasa alrededor. El taxi sin patente que frena de golpe. La puerta
que se abre y el último viaje. Porque es así: el pasajero que toma ese taxi aparece
muerto al otro día, sobre la tumba del ser amado.
¿Que por qué digo la historia de mi abuelo? Porque él le salvó el pellejo a una
mujer en el 83. ¡Si habré escuchado el relato! Tenía el cabello enrulado y llevaba una
remera con hombreras y minifalda. Lo demás igual: la tristeza infinita, la tarde entera en
el cementerio para irse casi de noche. La diferencia fue que mi abuelo sospechó. No de
una fuerza sobrehumana, claro. Creyó que la secuestraban y por eso actuó. Primero
quiso abrir la puerta: estaba trabada. ¿Vio este fierro? Se usa para mover el toldo, si no
el sol del mediodía nos aniquila las plantas. Y bueno: con esto le dio a la ventanilla. El
vidrio se hizo añicos y el taxista clavó los frenos. Entonces mi abuelo sacó a la chica de
un tirón y en ese forcejeo vio el rostro del conductor. Durante muchos años no quiso
contarme (¡Imagínese, yo era un pibe!) pero un día por fin me lo confió: las cuencas
vacías de sus ojos, la piel putrefacta que apenas ocultaba un cráneo aterrador lleno de
vida.
¿Si la chica llegó a ver algo? Seguramente. Dicen que se quedó muda y terminó
encerrada en un hospicio. Mire, yo no puedo obligarlo a creer, pero es así. De cada cien
historias que se cuentan por aquí, hay una sola verdadera. La del último taxi es una de
esas.
Actividades:
1) Lean las leyendas urbanas y resuelvan:
a) ¿Qué descubre el médico al conversar con Doña Rosa? ¿Por qué está tan
3
Autómata: Máquina que imita la figura y los movimientos de un ser animado.
nervioso?
● La línea A…
La puerta del taxi que se abre desde adentro. Los ojos vacíos del conductor y su piel.
⚫ La crónica literaria: narra de manera literaria hechos de interés para una comunidad.
"Felicitas Guerrero" es un ejemplo de crónica literaria.
Características.
La temporalidad: por la definición del género, el cronista suele organizar los hechos de manera
cronológica. Sin embargo, muchos cronistas actuales rompen con esta organización y adelantan
hechos que cronológicamente suceden posteriormente.
Los personajes: el cronista no incluye en sus relatos personajes o situaciones ficticias, sino que
relata hechos históricos reales. En la ficción histórica, en cambio, pueden aparecer personajes
inventados que complementan y enriquecen
UNIDAD 2: De detectives, pistas y sospechosos
Paso 2: Formulación de una hipótesis o suposición acerca de qué ocurrió, cómo y por
qué, a partir de la reflexión sobre las pistas.
Actividad:
1) Teniendo en cuenta la teoría leída, confeccioná en tu carpeta un cuadro comparativo
entre el cuento policial clásico y el cuento policial negro. Debés establecer
comparaciones entre el estilo, los personajes, los delitos y la finalidad de ambos tipos de
relatos.
Cuentos:
EL DIAMANTE AZUL
Dos días después de la Navidad, pasé a visitar a mi amigo Sherlock Holmes con
la intención de saludarlo. Lo encontré tumbado en el sofá, con una bata morada. Al lado
del sofá había una silla de madera, y de una esquina de su respaldo colgaba un sombrero
de fieltro ajado4 y mugriento, gastadísimo por el uso y roto por varias partes. Una lupa
y unas pinzas dejadas sobre el asiento indicaban que el sombrero había sido colgado allí
con el fin de examinarlo.
- Veo que está usted ocupado -dije-. ¿Lo interrumpo?
- Nada de eso. Me alegro de tener un amigo con el que poder comentar mis
conclusiones. Se trata de un caso absolutamente trivial - señaló con el pulgar el
viejo sombrero-, pero algunos detalles relacionados con él resultan interesantes.
Me senté en su butaca y me calenté las manos en la chimenea.
- Supongo -comenté- que, a pesar de su aspecto inocente, ese objeto tendrá una
historia terrible… o tal vez es la pista que lo guiará a la solución de algún
misterio y al castigo de algún delito.
- No, en absoluto. Nada de crímenes -dijo Sherlock Holmes, echándose a reír-.
Tan solo uno de esos incidentes caprichosos que suelen suceder cuando tenemos
cuatro millones de seres humanos apretujados en unos pocos kilómetros.
¿Conoce usted a Peterson, el recadero5?
- Sí. ¿Él es el dueño del sombrero?
- No, no, lo encontró. El propietario es desconocido. Le ruego que no lo mire
como un sombrerucho desastrado6, sino como un problema intelectual.
Veamos, primero, cómo llegó aquí. Llegó la mañana de Navidad, en compañía
de un ganso que ahora mismo se está asando en la cocina de Peterson. Los
hechos son los siguientes. A eso de las cuatro de la mañana del día de Navidad,
Peterson, que, como usted sabe, es un tipo muy honrado, se dirigía a su casa
bajando por Tottenham Court Road7. A la luz de los faroles vio a un hombre
alto que caminaba delante de él, tambaleándose un poco y con un ganso blanco
al hombro. Al llegar a la esquina de Goodge Street, se produjo una pelea entre
este desconocido y un grupo de delincuentes. Uno le quitó el sombrero de un
4
Fieltro ajado: Especie de paño no tejido. En este caso, envejecido o deslucido.
5
Recadero: Mensajero.
6
Desastrado: Descuidado.
7
Esta y las demás calles mencionadas en el cuento pertenecen a la ciudad de Londres.
golpe; el desconocido levantó su bastón para defenderse y, sin quererlo, rompió
la vidriera de la tienda que tenía detrás. Peterson corrió para defender al
desconocido de sus agresores, pero el hombre, asustado por haber roto el vidrio
y viendo una persona de uniforme que se dirigía hacia él, dejó caer el ganso y se
desvaneció en el laberinto de callecitas que hay detrás de Tottenham Court
Road. También los matones huyeron al ver aparecer a Peterson, pero dejaron
este botín de guerra: el destartalado sombrero y un impecable ejemplar de ganso
de Navidad. En una tarjetita atada a la pata izquierda del ave decía «Para la
señora de Henry Baker». Y en el forro del sombrero también pueden leerse las
iniciales «H. B.»; pero como en esta ciudad existen varios miles de Bakers y
varios cientos de Henry Bakers, no resulta nada fácil devolver esto.
- ¿Y qué hizo entonces Peterson?
- La misma mañana de Navidad me trajo el sombrero y el ganso, sabiendo que a
mí me interesan hasta los problemas más insignificantes. Finalmente, el recadero
se ha llevado al animal y me ha dejado el sombrero del desconocido caballero
que se quedó sin su cena de Navidad.
- ¿Y qué pistas tiene usted del tal Henry Baker?
- Solo lo que podemos deducir.
- ¿De su sombrero?
- Exactamente.
- ¿Es una broma? ¿Qué información se podría sacar de ese sombrerucho?
- Aquí tiene mi lupa. Ya conoce usted mis métodos. ¿Qué puede deducir usted de
la personalidad del hombre que llevaba esta prenda?
Agarré el sombrero y le di un par de vueltas de mala gana. Era un vulgar
sombrero negro de copa redonda, duro y muy gastado. El forro había sido de seda roja,
pero ahora estaba casi completamente descolorido. No llevaba el nombre del fabricante,
pero, tal como Holmes había dicho, tenía garabateadas en un costado las iniciales «H.
B.». El ala tenía presillas8 para sujetar una gomita elástica, pero esta faltaba. Por lo
demás, estaba agrietado, lleno de polvo y cubierto de manchas, aunque parecía que
habían intentado disimular las partes descoloridas pintándolas con tinta.
- No veo nada -dije, devolviéndoselo a mi amigo.
- Al contrario, Watson, lo tiene todo a la vista. Pero usted es demasiado tímido a
la hora de hacer deducciones.
Holmes tomó el sombrero de mis manos y lo examinó con aquel aire
introspectivo tan característico.
- Por supuesto, salta a la vista que el propietario es un hombre de elevada
inteligencia- dijo-, y también que hace menos de tres años era bastante rico,
aunque en la actualidad atraviesa malos momentos. Era un hombre previsor,
pero ahora no lo es tanto. Esto parece indicar una regresión moral unida a su
declive económico. Evidentemente, su mujer ha dejado de amarlo. Sin embargo,
aún conserva cierto amor propio. Es un hombre que lleva una vida sedentaria,
sale poco, se encuentra en muy mala forma física, de edad madura, y con el pelo
gris, que se ha cortado hace pocos días y en el que se aplica fijador. Además,
8
Presilla: Cordón pequeño con forma de anillo que sirve para prender botones.
dicho sea de paso, es sumamente improbable que tenga instalación de gas en su
casa.
- Se burla usted de mí, Holmes. Tengo que confesar que soy incapaz de seguirlo.
Por ejemplo: ¿de dónde saca usted que el hombre es inteligente?
A modo de respuesta, Holmes se colocó el sombrero en la cabeza. Le cubría por
completo la frente y quedó apoyado en el puente de la nariz.
- Cuestión de capacidad cúbica -dijo-. Un hombre con un cerebro tan grande tiene
que tener algo dentro.
- ¿Y su declive económico?
- Este sombrero tiene tres años. Fue por entonces cuando salieron estas alas planas
y curvadas por los bordes. Es un sombrero de la mejor calidad. Fíjese en la cinta
de seda con remates y en la excelente calidad del forro. Si este hombre podía
permitirse comprar un sombrero tan caro hace tres años, y desde entonces no ha
comprado otro, es indudable que ha venido a menos.
- Claramente. ¿Y eso de que era previsor, y lo de la regresión moral?
Sherlock Holmes se echó a reír.
- Aquí está la precisión -dijo, señalando con el dedo la presilla para enganchar la
goma sujetasombreros-. Ningún sombrero se vende con esto. El que nuestro
hombre lo hiciera poner es señal de un cierto nivel de previsión, ya que se tomó
la molestia de adoptar esta precaución contra el viento. Desde entonces se le ha
roto la goma y no se ha molestado en cambiarla, resulta que ya no es tan
previsor como antes. Por otra parte, ha procurado disimular algunas de las
manchas pintándolas con tinta, señal de que no ha perdido por completo su amor
propio.
- Desde luego, es un buen razonamiento. ¿Y lo demás?
- Los otros detalles, lo de la edad madura, el cabello gris, el reciente corte de pelo
y el fijador, se advierten examinando con atención la parte inferior del forro. La
lupa revela una gran cantidad de puntas de cabello, limpiamente cortadas por la
tijera del peluquero. Todos están pegajosos, y se nota un inconfundible olor a
fijador. Este polvo, fíjese usted, demuestra que ha permanecido colgado dentro
de casa la mayor parte del tiempo; y las manchas de sudor del interior señalan
que el propietario transpira abundantemente y, por lo tanto, difícilmente pueda
encontrarse en buena forma física.
- Pero lo de su mujer… dice usted que ha dejado de amarlo.
- Este sombrero no se ha cepillado en semanas. Cuando lo vea a usted, querido
Watson, con polvo de una semana acumulado en el sombrero, y su esposa lo
deje salir en semejante estado, también sospecharé que ha tenido la desgracia de
perder el cariño de su mujer.
- Pero podría tratarse de un soltero.
- No, llevaba a casa el ganso como ofrenda de paz a su mujer. Recuerde la tarjeta
atada a la pata del ave.
- Tiene usted respuesta para todo. Pero ¿cómo demonios ha deducido que no hay
instalación de gas en su casa?
- Una mancha de sebo9, e incluso dos, pueden caer por casualidad; pero cuando
veo nada menos que cinco, creo que existen pocas dudas de que este individuo
entra en frecuente contacto con sebo ardiendo; probablemente, sube las escaleras
cada noche con el sombrero en una mano y un candil10 goteante en la otra. En
cualquier caso, una instalación de gas no produce manchas de sebo. ¿Está usted
satisfecho?
- Bueno, es muy ingenioso -dije, echándome a reír-. Pero todo esto me parece un
despilfarro de energía.
Sherlock Holmes había abierto la boca para responder cuando la puerta se abrió
de par en par y Peterson, el recadero, entró en la habitación con el rostro enrojecido y
una expresión de asombro sin límites.
- ¡El ganso, señor Holmes! ¡El ganso! -decía jadeante.
- ¿Eh? ¿Qué pasa con él? ¿Ha vuelto a la vida y ha salido volando por la ventana
de la cocina?
- ¡Mire, señor! ¡Vea lo que ha encontrado mi mujer en el buche11! -extendió la
mano y mostró en el centro de la palma una piedra azul de brillo deslumbrador,
bastante más pequeña que una arveja, pero tan pura y radiante que centelleaba
como una luz eléctrica en el hueco oscuro de la mano.
- ¡Por Júpiter, Peterson! -exclamó-. ¡A eso le llamo yo encontrar un tesoro!
Supongo que sabe lo que tiene en la mano.
- ¡Un diamante, señor! ¡Una piedra preciosa!
- Es más que una piedra preciosa. Es la piedra preciosa.
- ¿No se referirá al diamante azul de la condesa de Morcar? -exclamé yo.
- Precisamente. Es una piedra absolutamente única. Creo que tengo por aquí un
informe- rebuscó entre los periódicos, sacó un recorte y leyó el siguiente
párrafo:
«Robo de joyas en el hotel Cosmopolitan. John Horner, de 26 años, fontanero,
ha sido detenido bajo la acusación de haber sustraído, el 22 del corriente, del joyero de
la condesa de Morcar, la valiosa piedra conocida como ―el diamante azul‖. James
Ryder, jefe de servicio del hotel, declaró que el día del robo había conducido a Horner
al gabinete de la condesa de Morcar, para que soldara el segundo barrote de la rejilla de
la chimenea, que estaba suelto. Permaneció un rato junto a Horner, pero al cabo de
algún tiempo tuvo que ausentarse. Al regresar comprobó que Horner había
desaparecido, que el escritorio había sido forzado y que el cofrecito donde se hallaba la
piedra estaba tirado, vacío, sobre el tocador. Ryder dio la alarma al instante. Catherine
Cusack, doncella de la condesa, declaró haber oído el grito de angustia que profirió
Ryder al descubrir el robo, y haber corrido a la habitación, donde se encontró con la
situación ya descrita por el anterior testigo. Horner fue detenido esa misma noche, si
bien se resistió violentamente y declaró su inocencia en los términos más enérgicos.
9
Sebo: Grasa animal sólida y dura que se utilizaba para hacer jabones, velas, etcétera.
10
Candil: Utensilio para alumbrar que consiste en un recipiente lleno de aceite y una mecha sumergida
en él.
11
Buche: Abultamiento del esófago de las aves, en forma de bolsa membranosa, donde almacenan los
alimentos para reblandecerlos antes de triturarlos en la molleja.
Debido a una condena anterior por robo, el magistrado remitió el caso a un tribunal
superior».
- ¡Hum! Hasta aquí, el informe de la policía -dijo Holmes, pensativo-. Ahora, la
cuestión es dilucidar la cadena de acontecimientos que van desde un joyero
desvalijado, en un extremo, al buche de un ganso en Tottenham Court Road, en
el otro. Como ve, Watson, nuestras pequeñas deducciones han adquirido de
pronto un aspecto mucho más importante y menos inocente. Aquí está la piedra;
la piedra vino del ganso y el ganso vino del señor Henry Baker, el caballero del
sombrero raído y todas las demás características con las que le he estado
aburriendo. Empezaremos con el método más sencillo, que sin duda consiste en
poner un anuncio en todos los periódicos de la tarde. Deme un lápiz y esa hoja
de papel. Vamos a ver: «Encontrados un ganso y un sombrero negro de fieltro en
la esquina de Goodge Street. El señor Henry Baker puede recuperarlos
presentándose esta tarde a las 6:30 en el 221 B de Baker Street». Baker, desde
luego, mirará los periódicos, porque para un hombre pobre el ganso significa
una pérdida importante. Además, al incluir su nombre nos aseguramos de que lo
vea, porque todos los que lo conozcan se lo harán notar. Aquí tiene, Peterson,
corra a la agencia y que inserten este anuncio en los periódicos de la tarde. Yo
guardaré el diamante azul. Gracias. Y oiga, Peterson, en el camino de vuelta
compre un ganso y tráigalo aquí, porque tenemos que darle uno a este caballero
a cambio del que se está comiendo su familia.
Marchado el recadero, Holmes levantó la piedra y la miró a trasluz.
- ¡Qué maravilla! -dijo-. Fíjese cómo brilla y centellea. Esto es como un imán para
el crimen. Esta piedra aún no tiene ni veinte años de edad. La encontraron a
orillas del río Amoy12, en el sur de China, y presenta la particularidad de poseer
todas las características del diamante, salvo que es de color azul en lugar de rojo
rubí. A pesar de su juventud, ya cuenta con un siniestro historial. Ha habido dos
asesinatos, un atentado con vitriolo13, un suicidio y varios robos, todo por culpa
de estos doce kilates de carbón cristalizado. ¿Quién pensaría que tan hermoso
juguete es un proveedor de carne para la cárcel? Lo guardaré en mi caja fuerte y
le escribiré unas líneas a la condesa, avisándole de que lo tenemos.
- ¿Cree usted que ese Horner es inocente?
- No lo puedo saber.
- Entonces, ¿cree usted que este otro, Henry Baker, tiene algo que ver con el
asunto?
- Me parece mucho más probable que Henry Baker sea un hombre completamente
inocente, que no tenía ni idea de que el ave que llevaba valía mucho más que si
estuviera hecha de oro macizo. Lo comprobaremos mediante una sencilla prueba
si recibimos respuesta a nuestro anuncio.
- En tal caso, continuaré mi ronda profesional, pero volveré esta tarde a la hora
indicada, porque me gustaría presenciar la solución a un asunto tan enredado.
12
Largo río del extremo sureste de Rusia y el extremo noreste de China. Su etimología es “río del dragón
negro”.
13
Vitriolo: Ácido sulfúrico.
- Encantado de verlo. Cenaré a las siete. Creo que hay becada14. Por cierto que,
en vista de los recientes acontecimientos, quizás deba decirle a la señora
Hudson15 que examine cuidadosamente el buche.
Me entretuve con un paciente, y era ya más tarde de las seis y media cuando
pude volver a Baker Street. Al acercarme a la casa vi a un hombre alto con boina
escocesa y chaqueta abotonada hasta la barbilla, que aguardaba en el brillante
semicírculo de luz de la entrada. Justo cuando yo llegaba, la puerta se abrió y nos
hicieron entrar juntos a los aposentos de Holmes.
- El señor Henry Baker, supongo -dijo Holmes, levantándose de su butaca y
saludando al visitante-. Por favor, siéntese aquí junto al fuego. Hace frío esta
noche. Ah, Watson, llega usted muy a punto. ¿Es este su sombrero, señor Baker?
- Sí, señor, es mi sombrero, sin duda alguna.
Era un hombre corpulento, de hombros cargados, cabeza voluminosa y un rostro
amplio e inteligente, rematado por una barba puntiaguda, de color castaño canoso. Su
levita16, negra y raída, estaba abotonada hasta arriba y sus flacas muñecas no daban
indicios de puños ni de camisa. Hablaba en voz baja y entrecortada, eligiendo
cuidadosamente sus palabras, y en general daba la impresión de un hombre culto e
instruido, maltratado por la fortuna. Las suposiciones de Holmes parecían acertadas.
- Hemos guardado estas cosas durante varios días -dijo Holmes- porque
esperábamos ver un anuncio suyo, dando su dirección. No entiendo cómo no
puso usted el anuncio.
Nuestro visitante emitió una risa avergonzada.
- No ando tan abundante de chelines17 como en otros tiempos -dijo-. Estaba
convencido de que la pandilla de ladrones que me asaltó se había llevado mi
sombrero y el ganso. No tenía intención de gastar más dinero en un vano intento
de recuperarlos.
- Naturalmente. A propósito del ave… nos vimos obligados a comérnosla, de no
hacerlo, no la habría aprovechado a nadie. Pero supongo que este otro ganso que
hay sobre la alacena, que pesa aproximadamente lo mismo y está perfectamente
fresco, servirá igual de bien para sus propósitos.
- ¡Oh, desde luego, desde luego! -respondió el señor Baker con un suspiro de
alivio.
- Por supuesto, aún tenemos las plumas, las patas, el buche y demás restos de su
ganso, así que si usted quiere…
- No veo de qué utilidad me iban a resultar los restos de mi difunto amigo- dijo
Baker riendo-. Limitaré mis atenciones a la excelente ave que veo sobre la
alacena.
Sherlock Holmes me lanzó una intensa mirada de reojo.
14
Becada: Perdiz.
15
La señora Hudson es la mujer que alquila a Sherlock Holmes el apartamento 221B de Baker Street.
16
Levita: Prenda masculina de etiqueta, más larga y amplia que el frac.
17
El chelín inglés era una moneda inglesa utilizada hasta 1971.
- Pues aquí tiene usted su sombrero, y aquí su ave -dijo-. Por cierto, ¿le importaría
decirme dónde adquirió el otro ganso? Soy bastante aficionado a las aves de
corral y pocas veces he visto una mejor criada.
- Desde luego, señor -dijo Baker-. Algunos de nosotros frecuentamos el mesón18
Alpha, cerca del museo... Este año, el patrón, que se llama Windigate, estableció
un Club del Ganso, en el que, pagando unas pocas monedas cada semana,
recibiríamos un ganso por Navidad. Pagué religiosamente cada centavo, y el
resto ya lo conoce usted. Le estoy muy agradecido, señor.
Con cómica pomposidad, nos dedicó una solemne reverencia y se marchó por su
camino.
- Con esto queda liquidado el señor Henry Baker -dijo Holmes, después de cerrar
la puerta tras él-. No sabe nada del asunto. ¿Tiene usted hambre, Watson?
- No demasiada.
- Entonces, le propongo que aplacemos la cena y sigamos esta pista mientras aún
esté fresca.
Al cabo de un cuarto de hora nos encontrábamos en Bloomsbury, frente al
mesón Alpha, un pequeño establecimiento público. Holmes abrió la puerta del bar y
pidió dos vasos de cerveza al dueño, un hombre de cara colorada y delantal blanco.
- Su cerveza debe de ser excelente, si es tan buena como sus gansos -dijo.
- ¿Mis gansos? -el hombre parecía sorprendido.
- Sí. Hace tan sólo media hora, he estado hablando con el señor Henry Baker, que
es miembro de su Club del Ganso.
- ¡Oh, sí! Lo recuerdo. Pero, señor, los gansos no son míos. Le compré las dos
docenas a una granjera de Brixton Road, la señora Oakshott.
- No la conozco. Bueno, ¡a su salud, patrón! Buenas noches. Y ahora, busquemos
a la señora Oakshott – me dijo Holmes, abotonándose el gabán-. Watson, me
parece que nos vamos acercando al núcleo de nuestra investigación.
Sus comentarios se vieron interrumpidos de pronto por un fuerte griterío
procedente del mesón que acabábamos de abandonar. Nos dimos vuelta: un sujeto
pequeño miraba al dueño, que agitaba ferozmente sus puños.
- ¡Ya estoy harto de que me pregunten sobre mis gansos! -gritaba Windigate-.
¡Váyanse todos al diablo! ¿Qué le importa? ¿Acaso le compré a usted los
gansos?
- No, pero uno de ellos era mío -gimió el hombrecito-. La señora Oakshott. me
dijo que se lo pidiera a usted.
- No aguanto más. ¡Largo de aquí!
Dio unos pasos hacia delante con gesto feroz y el preguntón se esfumó entre las
tinieblas.
- Ajá, esto puede ahorrarnos una visita a Brixton Road -susurró Holmes-. Venga
conmigo y veremos qué podemos sacarle a ese tipo.
18
Mesón: Posada o establecimiento donde se sirven comidas y bebidas.
Avanzando a largas zancadas, mi compañero no tardó en alcanzar al hombrecillo
y lo tocó con la mano en el hombro. El individuo se volvió bruscamente; en su cara
había desaparecido todo rastro de color.
- ¿Quién es usted? ¿Qué quiere? -preguntó con voz temblorosa.
- Perdone usted -dijo Holmes en tono suave-; he oído lo que le preguntaba hace
un momento al dueño del mesón Alpha, y creo que podría ayudarlo.
- ¿Usted? ¿Quién es usted? ¿Cómo puede saber algo de este asunto?
- Me llamo Sherlock Holmes, y mi trabajo consiste en saber lo que otros no saben.
- Pero usted no puede saber nada de esto.
- Perdone, pero lo sé todo. Anda usted buscando unos gansos que la señora
Oakshott, de Brixton Road, vendió al señor Windigate, del Alpha, y este a su
club, uno de cuyos miembros es el señor Henry Baker.
- Ah, señor, es usted el hombre que yo necesito -exclamó el hombrecito.
- En tal caso, lo mejor sería hablar de ello en una habitación confortable.
Sherlock Holmes hizo señas a un coche que pasaba.
- Pero antes de seguir adelante, dígame por favor a quién tengo el placer de
ayudar.
El hombre vaciló un instante.
- Me llamo John Robinson -respondió titubeando.
- No, no, el nombre verdadero -dijo Holmes en tono amable-. Siempre resulta
incómodo tratar de negocios con un alias.
- Está bien, mi verdadero nombre es James Ryder.
- Eso es. Jefe de servicio del hotel Cosmopolitan. Por favor, suba al coche y
pronto podré informarle de todo lo que desea saber.
El hombrecito asustado subió por fin al coche, y al cabo de media hora nos
encontrábamos de vuelta en la sala de estar de Baker Street.
- ¡Henos aquí! -dijo Holmes alegremente cuando penetramos en la habitación-.
Por favor, siéntese en el sillón de mimbre, señor Ryder. ¿Así que quiere usted
saber lo que fue de aquellos gansos? O más bien, deberíamos decir de aquel
ganso. Me parece que lo que le interesaba era un ave concreta… blanca, con una
franja negra en la cola.
- ¡Oh, señor! -exclamó Ryder con emoción-. ¿Puede usted decirme adónde fue a
parar?
- Aquí, y resultó ser un ave de lo más notable. Después de muerta…, puso el
huevo azul más pequeño, precioso y brillante que jamás se ha visto. Lo tengo
aquí en mi museo.
Nuestro visitante se puso en pie, tambaleándose, y se agarró con la mano
derecha a la repisa de la chimenea. Holmes abrió su caja fuerte y mostró el diamante
azul, que brillaba como una estrella.
- Se acabó el juego, Ryder -dijo Holmes muy tranquilo-. Sosténgase, hombre, que
se va a caer al fuego. Ayúdele a sentarse, Watson. Le falta sangre fría para
meterse en robos impunemente. Dele un trago de brandy19. Así. Ahora parece un
poco más humano. ¡Ladrón inexperto, ya lo creo!
Ryder permaneció sentado, mirando con ojos asustados a su acusador.
- Tengo ya en mis manos casi todos los eslabones y las pruebas que podría
necesitar. No obstante, hay que aclarar un poco para que el caso quede completo.
¿Había oído usted hablar de esta piedra de la condesa de Morcar, Ryder?
- Fue Catherine Cusack quien me habló de ella -dijo el hombre con voz cascada.
- Ya veo. La doncella de la señora. Bien, la tentación de hacerse rico de golpe y
con facilidad fue demasiado fuerte para usted. Sabía que ese pobre fontanero,
Horner, había estado complicado hace tiempo en un asunto semejante, y que eso
lo convertiría en el blanco de todas las sospechas. Entonces, usted y su cómplice
Cusack hicieron un pequeño desastre en el cuarto de la señora y se las arreglaron
para que llamaran a Horner. Y luego, después de que Horner se marchara,
desvalijaron el joyero, dieron la alarma e hicieron detener a ese pobre hombre.
De pronto, Ryder se dejó caer sobre la alfombra y se agarró a las rodillas de mi
compañero.
- ¡Por amor de Dios, tenga compasión! -chillaba-. ¡Piense en mi padre! ¡En mi
madre! Esto les rompería el corazón. Jamás hice nada malo antes, y no lo
volveré a hacer. ¡Lo juro! ¡No me lleve a los tribunales!
- ¡Vuelva a sentarse en la silla! -dijo Holmes rudamente-. Es muy bonito eso de
llorar y arrastrarse ahora, pero bien poco pensó usted en ese pobre Horner, preso
por un delito del que no sabe nada.
- Huiré, señor Holmes. Saldré del país. Así tendrán que retirar los cargos contra
él.
- Ya hablaremos de eso. Ahora díganos la verdad, porque en ello reside su única
esperanza de salvación: ¿cómo llegó la piedra al buche del ganso, y cómo llegó
el ganso al mercado público?
Ryder se pasó la lengua por los labios resecos y dijo:
- Le diré lo que sucedió, señor. Una vez detenido Horner, me pareció que lo mejor
sería esconder la piedra cuanto antes, porque no sabía en qué momento se le
podía ocurrir a la policía registrarme a mí y a mi habitación. En el hotel no había
ningún escondite seguro. Salí como si fuera a hacer un recado y me fui a casa de
mi hermana, que está casada con un tipo llamado Oakshott y vive en Brixton
Road, donde se dedica a engordar gansos para el mercado. La saludé, mi
hermana me preguntó qué me ocurría para estar tan pálido, pero le dije que
estaba nervioso por el robo de joyas en el hotel. Luego me fui al patio trasero
donde fumé una pipa para calmarme. Y mirando a los gansos se me ocurrió una
idea. En otros tiempos, tuve un amigo llamado Maudsley que se fue por el mal
camino y acaba de cumplir condena en Pentonville20. Un día nos encontramos y
se puso a hablarme sobre las diversas clases de ladrones y cómo se deshacían de
lo robado. Sabía que no me delataría, porque yo conocía un par de secretos
19
Brandy: Bebida alcohólica obtenida a través de la destilación del vino.
20
Pentonville es una prisión de hombres ubicada en Londres.
suyos, así que decidí ir a Kilburn21, que es donde vive, y confiarle mi situación.
Él me indicará cómo convertir la piedra en dinero. Pero ¿cómo llegar hasta él sin
contratiempos? Unas semanas antes, mi hermana me había dicho que podía
elegir uno de sus gansos como regalo de Navidad. Agarraría mi ganso y en su
interior llevaría la piedra hasta Kilburn. Elegí uno de los gansos, un magnífico
ejemplar, blanco y con una franja en la cola. Lo sujeté, le abrí el pico y le metí la
piedra por el gaznate22, tan abajo como pude llegar con los dedos. El pájaro
tragó, y sentí la piedra pasar por la garganta y llegar al buche. Pero el animal
forcejeaba y aleteaba, y mi hermana salió a ver qué ocurría. Cuando me volví
para hablarle, el bicho se me escapó y regresó dando un pequeño vuelo entre sus
compañeros.
«- ¿Qué estás haciendo con ese ganso, Jem? -preguntó mi hermana.
«- Bueno -dije-, como dijiste que me ibas a regalar uno por Navidad, estaba
mirando cuál es el más gordo.
«-Oh, ya hemos apartado uno para ti -dijo ella-. Lo llamamos el ganso de Jem.
Es aquel grande y blanco. En total hay veintiséis; o sea, uno para ti, otro para nosotros y
dos docenas para vender.
«-Gracias, Maggie -dije yo-. Pero, si te da lo mismo, prefiero ese otro que estaba
examinando. El blanco con una raya en la cola, que está justo en el medio.
«-Bueno, como quieras -dijo ella, un poco disgustada-. Mátalo y te lo llevas.
- Así lo hice, señor Holmes, y me llevé el ave hasta Kilburn. Le conté a mi amigo
lo que había hecho, porque es de la clase de gente a la que se le puede contar una
cosa así. Se divirtió mucho con mi incursión en el delito. Luego, tomamos un
cuchillo y abrimos el ganso. Se me encogió el corazón, porque allí no había ni
rastro de la piedra, y comprendí que había cometido una terrible equivocación.
Dejé el ganso, corrí a casa de mi hermana y fui derecho al patio. No había ni un
ganso a la vista.
«- ¿Dónde están todos, Maggie? -exclamé.
«- Se los llevaron a Windigate, el dueño del mesón Alpha- explicó ella.
«- ¿Había otro con una raya en la cola, igual que el que yo me llevé? -pregunté.
«- Sí, Jem, había dos con raya en la cola. Jamás pude distinguirlos.
- Entonces comprendí todo, y corrí a toda la velocidad en busca de ese Windigate,
pero este se negó a decirme a quién le vendió mi ganso. Y ahora… ahora soy un
ladrón, estoy marcado, y sin haber llegado a tocar la riqueza por la que vendí mi
buena fama. ¡Que Dios se apiade de mí!
Estalló en sollozos convulsivos, con la cara oculta entre las manos.
21
Kilburn es un área del noroeste de Londres.
22
Gaznate: Garganta.
Se produjo un largo silencio, roto tan sólo por su agitada respiración y por el
rítmico tamborileo de los dedos de Sherlock Holmes sobre el borde de la mesa. Por fin,
mi amigo se levantó y abrió la puerta de par en par.
- ¡Váyase! -dijo.
- ¿Cómo, señor? ¡Dios le bendiga!
- Ni una palabra más. ¡Fuera de aquí!
Y no hicieron falta más palabras. Hubo una carrera precipitada, un pataleo en la
escalera, un portazo y el seco repicar de pies que corrían en la calle.
- Al fin y al cabo, Watson -dijo Holmes, estirando la mano en busca de su pipa-,
la policía no me paga para que cubra sus deficiencias. Si Horner corriera peligro,
sería diferente, pero este individuo no declarará contra él, y el proceso no
seguirá adelante. Supongo que estoy indultando23 a un delincuente, pero
también es posible que esté salvando un alma. Este tipo no volverá a
descarriarse. Está demasiado asustado. Además, estamos en época de perdonar.
La casualidad ha puesto en nuestro camino un problema de lo más curioso y
extravagante, y su solución es recompensa suficiente. Si tiene usted la
amabilidad de tirar de la campanilla, doctor, iniciaremos otra investigación.
Sobre el autor:
Actividades:
23
Indulto: Medida especial de gracia por la cual la autoridad competente perdona a una persona toda o
parte de la pena a que había sido condenada.
a) James Ryder señaló al culpable del robo del diamante, John Horner. Él fue el último
en estar en la habitación de la condesa de Morcar y tenía antecedentes penales. □
b) John Horner fue inculpado falsamente por James Ryder para encubrir su robo del
diamante azul. □
c) El caso nunca se resuelve, sino que permanece abierto porque Holmes decide
ocultar lo sucedido a la policía. □
d) La astucia de Holmes -y no la de Ryder- develó el misterio: la culpable del robo del
diamante de la condesa fue su propia doncella:
Catherine Cusack. □
e) Holmes descubre el complot entre Cusack,
Ryder y Horner y decide avisar a la policía de
inmediato. □
●En “El diamante azul”, quien relata los hechos es Holmes/ Watson/ una voz externa,
que es un narrador protagonista/ omnisciente/ testigo.
5) Una historia está hecha de acciones que realizan los personajes o los afectan
de algún modo. Las acciones principales, son aquellas que resultan
indispensables para contar la historia, porque hacen avanzar el relato. No
pueden modificarse, ni suprimirse, ya que, sin ellas, la narración cambiaría
completamente.
En cambio, las acciones secundarias son los hechos que agregan información o
anécdotas al relato central, pero no son imprescindibles para el desarrollo de la
historia.
Señalá con una P las acciones principales del cuento y con una S las
secundarias:
6) a) ¿Por qué Holmes decide perdonar a Ryder? ¿A qué se refiere cuando dice
―estamos en época de perdonar‖?
b) ¿Están de acuerdo con la actitud tomada por el detective? ¿Por qué?
de Roberto Arlt
Lo más curioso del caso es que aquel día los tres hermanos almorzaron con la
suicida para festejar su cumpleaños, y ella, a su vez, en ningún momento dejó de
traslucir su intención funesta. Comieron todos alegremente; luego, a las dos de la tarde,
los hombres se retiraron.
Tal era la primera hipótesis que se desprendía del conjunto de cosas ordenadas
pacíficamente en el interior del departamento, pero como se puede apreciar, este
proceso de suicidio está cargado de absurdos psicológicos. Ninguno de los funcionarios
que intervinimos en la investigación podíamos aceptar congruentemente que la señora
Stevens se hubiese suicidado. Sin embargo, únicamente la señora Stevens podía haber
echado el cianuro en el vaso. El whisky no contenía veneno. El agua que se agregó al
whisky también era pura. Podía presumirse que el veneno había sido depositado en el
fondo o las paredes de la copa, pero el vaso utilizado por la suicida había sido retirado
de un anaquel24 donde se hallaba una docena de vasos del mismo estilo; de manera que
el presunto asesino no podía saber si la señora Stevens iba a utilizar este o aquel. La
oficina policial de química nos informó que ninguno de los vasos contenía
veneno adherido a sus paredes.
El asunto no era fácil. Las primeras pruebas, pruebas mecánicas como las
llamaba yo, nos inclinaban a aceptar que la viuda se había quitado la vida por su propia
mano, pero la evidencia de que ella estaba distraída leyendo un periódico cuando la
sorprendió la muerte transformaba en disparatada la prueba mecánica del suicidio.
Tal era la situación técnica del caso cuando yo fui designado por mis superiores
para continuar ocupándome de él. En cuanto a los informes de nuestro gabinete de
análisis, no cabían dudas. Únicamente en el vaso, donde la señora Stevens había bebido,
se encontraba veneno. El agua y el whisky de las botellas eran completamente
inofensivos. Por otra parte, la declaración del portero era terminante; nadie había
visitado a la señora Stevens después que él le alcanzó el periódico; de manera que si yo,
después de algunas investigaciones superficiales, hubiera cerrado el sumario
informando de un suicidio comprobado, mis superiores no hubiesen podido objetar
palabra. Sin embargo, para mí cerrar el sumario significaba confesarme fracasado.
La señora Stevens había sido asesinada, y había un indicio que lo comprobaba: ¿dónde
se hallaba el envase que contenía el veneno antes de que ella lo arrojara en su bebida?
Por más que nosotros revisáramos el departamento, no nos fue posible descubrir
la caja, el sobre o el frasco que contuvo el tóxico. Aquel indicio resultaba
extraordinariamente sugestivo. Además, había otro: los hermanos de la muerta eran tres
bribones25.
Los tres, en menos de diez años, habían despilfarrado los bienes que heredaron
de sus padres. Actualmente sus medios de vida no eran del todo satisfactorios. Juan
trabajaba como ayudante de un procurador especializado en divorcios. Su
conducta resultó más de una vez sospechosa y lindante con la presunción de un
chantaje. Esteban era corredor de seguros y había asegurado a su hermana en una gruesa
24
Anaquel: Estante.
25
Brión: Estafador, sinvergüenza.
suma a su favor; en cuanto a Pablo, trabajaba de veterinario, pero estaba descalificado
por la Justicia e inhabilitado para ejercer su profesión, convicto de haber dopado
caballos. Para no morirse de hambre ingresó en la industria lechera, se ocupaba de los
análisis.
Tales eran los hermanos de la señora Stevens. En cuanto a esta, había enviudado
tres veces. El día del ―suicidio‖ cumplió 68 años; pero era una mujer
extraordinariamente conservada, gruesa, robusta, enérgica, con el cabello totalmente
renegrido. Podía aspirar a casarse una cuarta vez y manejaba su casa alegremente y con
puño duro. Aficionada a los placeres de la mesa, su despensa estaba provista de vinos y
comestibles, y no cabe duda de que sin aquel ―accidente‖ la viuda hubiera vivido cien
años. Suponer que una mujer de ese carácter era capaz de suicidarse, es desconocer la
naturaleza humana. Su muerte beneficiaba a cada uno de los tres hermanos con
doscientos treinta mil pesos.
La criada de la muerta era una mujer casi estúpida, y utilizada por aquella en las
labores groseras de la casa. Ahora estaba prácticamente aterrorizada al verse engranada
en un procedimiento judicial.
26
Conjetura: Suposición.
27
Superlativo de sagaz, es decir, hábil y astuto.
28
Cavilaciones: Reflexiones.
- Míreme bien y fíjese en lo que me va a contestar: la señora Stevens,
¿tomaba el whisky con hielo o sin hielo?
- Con hielo, señor.
- ¿Dónde compraba el hielo?
- No lo compraba, señor. En casa había una heladera pequeña que lo
fabricaba en pancitos. – Y la criada casi iluminada prosiguió, a pesar de su
estupidez.- Ahora que me acuerdo, la heladera, hasta ayer, que vino el señor
Pablo, estaba descompuesta. Él se encargó de arreglarla en un momento.
- El agua está envenenada y los panes de este hielo están fabricados con
agua envenenada.
Sobre el autor:
Como vimos en la unidad anterior, Roberto Arlt fue un
escritor y dramaturgo argentino. Además de sus novelas, antologías y
obras de teatro, es conocido por sus Aguafuertes porteñas, una serie
29
Desleírse: Disolverse.
30
Anatemizar: Reprobar.
31
Síncope: Desmayo o pérdida súbita de la conciencia.
de artículos humorísticos publicados en distintos medios de comunicación.
Actividades:
1) Luego de leer el cuento, completá:
ZUGZWANG
de Rodolfo Walsh
¡Pobre comisario Laurenzi! Las cosas que me ha tenido que aguantar… ¿Cuánto
tiempo, por ejemplo, hace que vengo explotando sus recuerdos? Él solo habla, yo
escribo. «No hay bicho más peligroso que el hombre que escribe», suele decir
mirándome de reojo. «Explota a los amigos, se explota a sí mismo, explota hasta las
piedras. ¿Hay algo sagrado para él? ¿Hay algo intocable para él? ¿Conoce la piedad?
¿Conoce la simple decencia? No. Y todo por ver su nombre en alguna parte. Gente
rara…».
En el bar Rivadavia, donde nos encontramos casi todas las noches, se juega a
muchas cosas. El comisario prefiere el casín32. Yo prefiero el ajedrez. De esta
32
Casín: Juego que se realiza sobre una mesa de billar.
irreductible diferencia ha salido de todo: desde el patético mate pastor33 hasta el más
feroz desparramo de bochas y palitos34.
— ¡No joroben, por favor! —grita entonces uno—. ¡Los de afuera son de palo!
33
En ajedrez, el mate pastor es un jaque mate que puede darse cuando la dama y el alfil cooperan para
atacar el punto f7, que es el más débil alrededor del rey, al estar defendido solo por este.
34
Instrumentos con que se juega el casín.
35
Se refiere a que el comisario Laurenzi disimula sus verdaderas intenciones para luego “golpear” al
contrincante con alguna de sus jugadas.
36
Engranar es enojarse.
37
El zaguán es el vestíbulo o portal de ingreso de una casa. Se juega con las semejanzas fonéticas entre
zugzwang y zaguán.
38
Grapa: Bebida alcohólica.
uno está obligado a hacer. Se pierde porque uno no puede, como en el póker,
decir «paso» y dejar que juegue el otro. Se pierde porque…
— Basta, m’hijo, si yo entiendo. ¿No acabo de verlo? Yo le pedí una definición,
y usted me da seis o siete. Pero una es bonita. Se pierde porque cualquier
cosa que uno haga está mal. En la vida también.
— Salute39, comisario. ¿Y eso?
— Vea, es muy simple. Suponga que ante una situación cualquiera hay dos
modos opuestos de obrar, A y B. Normalmente, si A es bueno, B será malo,
y viceversa. Es claro como el agua. Pero, a veces, A es malo y B también es
malo.
— ¿Y qué es bueno, comisario?
— Nada —dijo tristemente—. Nada…
— Es una historia larga y absurda —murmuró Laurenzi, acariciándose el
bigote—. Pero tiene algo que ver con esa partida que usted me acaba de
ganar, y por eso se la cuento.
» Yo vengo aquí desde que usted era un chico. Hace veinte años ya se
jugaba al ajedrez en estas mesas. Ese lenguaje que usted oye, esas frases hechas
que no escucharía en ninguna otra parte, esos chistes que nadie de afuera
entendería, se han ido formando con el tiempo. Una costumbre, una comodidad,
un vínculo borroso pero fuerte…
42
Futil: De poco aprecio o importancia.
43
Se refiere a través del apellido de su autor a la obra Aperturas Modernas de Ajedrez. Es un importante
libro de aperturas de ajedrez publicado en 1911 por los jugadores Richard Griffith y John Herbert White.
44
El papel carbónico se intercala entre dos hojas de papel común con el fin de obtener copias de un
escrito original.
primeras comunicaciones eran formales, lacónicas45. Apenas una
presentación y luego: Mi primera jugada es P4R O bien: Acuso recibo de su
1.P4R Contesto: 1. P4AD. Pero luego esa mínima relación se iba ampliando,
desarrollando. Por debajo del frío esquema del juego aparecían los rasgos
individuales, las personas. Un día era mi amigo que se excusaba por una
demora en responder y mencionaba una breve enfermedad. Luego era el
Otro, que se interesaba por su salud y hablaba del clima de su país, de su
ciudad. Lentamente surgían recuerdos, preferencias, opiniones.
45
Lacónicas: Breves, concisas, de pocas palabras.
46
Glasgow es la mayor ciudad de Escocia.
47
Los términos con los que el personaje se autodenomina pertenecen a la lengua inglesa y sus
significados son: Finn (finlandés), red (rojo) y wolf (lobo).
48
El personaje afirma que ha estado en Argentina y que le parece un buen país.
49
Animosidad: Rechazo hacia algo o alguien.
con la partida de ajedrez, tenía su mismo crescendo50, idénticos augurios de
catástrofe y aplastamiento. Era como si Redwolf, llevado por una de esas
manías de los viejos y los solitarios, no se conformara con ganar sobre el
tablero; como si le quedara otra instancia superior que dirimir y adjudicarse.
Era un tempestuoso. Era, y usted sabe las reservas con que yo uso esta
palabra, un malvado. En cada una de sus frases latía un sarcasmo. Pero había
que desmenuzar la frase para encontrar el sarcasmo, y eso lo hacía
doblemente doloroso. ¡Ah, si mi amigo no hubiera sido tan inteligente! Pero
Redwolf desplegaba su vida como una bandera, y desafiaba. ¿Qué no había
hecho él? Hablaba de los tigres que cazó en Asia, de las negras que violó en
Kenya, de los indios que mató a tiros en la Guayana. A veces parecía
inventar, aunque sus referencias eran siempre muy exactas. Y de tanto en
tanto, como un leit-motiv51, surgía el recuerdo de sus dos años en la
Argentina, a comienzos de siglo. También aquí (decía) lo habían querido las
mujeres. Una sobre todo. Pero tuve que dejarla, usted comprende. Fue un lío.
Lisbeth, I called her. Or Lizzie, La llamaba Lisbeth; a veces Lizzie.
50
Crescendo: Del italiano “ir en aumento”.
51
Leit-motiv: Motivo central.
52
“Tú estás perdido, lo sabes”.
53
Un retruécano es un juego de palabras que consiste en invertir el orden de los términos de lo que se
dice.
«Presumo que la partida termina aquí —decía el remoto, inverosímil
anciano—. No creo que usted quiera jugar otra. Por eso debo apresurarme a
contarle el final de la historia. Lizzie se mató, y creo que fue por mí. Se tiró
al paso de un tren. Tratando de evitar el accidente, el maquinista arruinó los
frenos. Me tocó repararlos, por una de esas coincidencias. Yo tenía particular
aprecio por aquella locomotora. También por Lizzie, pero la pobre no era
rival para nuestros constructores de Birmingham54. Sin embargo, debo
decirle que cuando supe lo que había hecho Liz, comprendí que su país
entraba en la civilización. En el Congo no me hubiera ocurrido nada
semejante. Pobre Liz-Lizzie-Lisbeth. Me ha quedado una foto suya. Estaba
muy hermosa, en una hamaca al pie de un árbol… Ya no recuerdo si fue en
octubre o en noviembre de 1907».
»—¿Qué piensa hacer? —le dije—. Cualquier cosa que haga pierde.
» Pero yo soy muy curioso. ¿Recuerda aquel bastón con que andaba
siempre? Lo desarmé en su presencia, le saqué la punta y apareció la aguda
hoja del estoque56. Aún tenía una mancha de color ladrillo, un hilo de sangre
coagulada. Él me miró sin rencor. Había recobrado el aspecto dulce y tímido
de un niño.
54
Birmingham: Ciudad perteneciente al Reino Unido.
55
Un cierre o final temporal que no es definitivo.
56
El estoque es un arma blanca a modo de espada estrecha formada por una varilla de acero de sección
cuadrangular y aguzada por la punta, que suele llevarse metida en un bastón y con la cual solo se puede
herir de punta.
57
Nuevo juego de palabras: “sangre roja”.
» Los diarios ingleses comentaron durante algún tiempo el asesinato
de Finn Redwolf, en su residencia de Escocia, sin ahorrar los detalles
truculentos.
Como escritor transcendió por sus cuentos policiales y por sus libros de
investigación periodística como Operación Masacre y ¿Quién mató a Rosendo? Desde
marzo de 1977 se encuentra desaparecido.
Actividades:
1) a) ¿En qué circunstancias se conocen Laurenzi y Aguerri?
b) ¿Por qué el comisario decide contar a su interlocutor la historia de Aguirre?
c) ¿Qué importancia tiene el bastón en los sucesos narrados?
● Lecturas en diálogo:
▪ Un crimen casi perfecto: Convertí el cuento en una noticia que recree el crimen y explique
quién es el culpable, cómo actuó el asesino y qué ocurrió con él. □
LA PIEZA AUSENTE
de Pablo De Santis
58
Anagrama: Procedimiento que consiste en crear una palabra a partir de la reordenación de las letras
de otra palabra.
Publicado en Trasnoche (2014).
Sobre el autor:
Pablo De Santis nació el 27 de febrero de 1963 en Buenos
Aires. Es un escritor, periodista y guionista de historietas ganador
del Premio Planeta-Casa de América 2007 por su novela El
enigma de París y también del Premio de la Novela de la
Academia Argentina de Letras.
Es autor de muchos libros para adolescentes. De sus obras
podemos destacar: El inventor de juegos (publicada en 2003 y
llevada al cine en 2014), El juego del laberinto (2011), La hija
del criptógrafo (2017), Leyra (2018) o ¿Quién quiere ser
detective? (2019).
Él tan sólo había prometido comunicarse cada tres días con Scotland Yard61, en
prevención de algún suceso inesperado, como el retorno del Destripador de
Yorkshire62, un ataque nuclear soviético o la fuga de un oso del zoológico. Esa
franquicia63 de manejar a su gusto el contacto con sus superiores tan sólo se le
concedía a hombres como Emerald L. Havilland, el más eficaz sabueso de las fuerzas de
seguridad británicas. "El Detective Invicto" como bien lo había llamado la prensa tras su
espectacular esclarecimiento del caso del robo del pony predilecto del Príncipe Andrew.
Recorrió un par de salones desiertos y luego comenzó a subir una ancha escalera
de madera. En una de las habitaciones superiores halló a Lady Elwood. Estaba sobre la
alfombra, caída al lado de su cama en posición poco ortodoxa y presentaba dos heridas
profundas en la espalda.
Anotó en una pequeña libreta la medida entre la cama y el ropero y constató que
la puerta de este estaba entornada. La abrió. Allí dentro, prácticamente sentado sobre el
piso de madera, algo oculto por la profusión de tapados y pieles, se hallaba el cadáver
de Paul Carpentier, estrangulado por una corbata de seda italiana azul, con diminutos
puntos rojos.
65
El Tottenham Hotspur es un equipo de la liga inglesa de fútbol.
66
Flagelar: Castigar, maltratar.
67
Cenáculos: Reunión de personas que comparten ideas.
68
Un ferry es un transporte fluvial de pasajeros.
— Los celos —musitó Havilland— son malos consejeros.
Se encaminó hacia el baño. Allí podría detectar huellas dactilares del impetuoso
profesor Mannix.
Allí, con la cabeza destrozada por un atizador de la estufa de leños, vio a Jerry
Fergusson, el jardinero.
Havilland se frotó suavemente las yemas de los dedos. Frunció los labios y
aprobó un par de veces enérgicamente con su cabeza.
Actividades:
69
Rictus: Un gesto que demuestra un determinado estado de ánimo.
70
Eximio: Brillante, una eminencia.
71
Una monocotiledónea es un tipo de planta, por ejemplo, el ajo, la cebolla, el lirio, la azucena.
72
La horquilla del teléfono es la parte donde se apoya y se cuelga el tubo.
73
Arrebujarse quiere decir “arroparse”, “abrigarse”.
1) ¿Quién es el inspector Havilland? Subrayá en el texto toda la información que se da
sobre su profesión y su persona.
2) Completá el cuadro con los datos faltantes:
Personaje Relación con Lady Forma en que muere Lugar donde se
Elwood encuentra
Sobrino
Tiro en la frente
Debajo de la cama
Integración de unidad
Taller de escritura: “Inventando un detective”
1) Imaginen que son detectives privados con una oficina en el centro de la
ciudad y describan en la carpeta a su personaje teniendo en cuenta los siguientes
elementos:
▪ Nombre:
▪ Edad:
▪ Rasgos físicos:
▪ Carácter y personalidad:
Antes de ayer, Juan tenía 15 años. El año que viene, tendrá 18.
¿Cómo es posible?
Caso 6: “El enigma del ascensor”
La noticia
La noticia es un género periodístico cuya finalidad es informar acerca de un
hecho veraz y actual que resulte de interés para la ciudadanía.
Se publica en diarios y en portales de internet, en la sección temática que
corresponde, por ejemplo: Interés general, Economía, Deportes, Política o Sociedad.
La organización de la información en el interior de una noticia responde a la
estructura de pirámide invertida, es decir que la información se presenta en orden
decreciente de importancia.
El sistema paratextual
Como vimos en la unidad 3, el sistema paratextual está compuesto por una serie
de elementos que rodean y acompañan los textos. Pueden ser verbales (títulos,
subtítulos, recuadros) o icónicos (imágenes, gráficos).
En la noticia, encontramos los siguientes paratextos:
▪ El título anticipa el tema central de la noticia, el hecho novedoso y relevante. Busca
atraer la atención del lector. Su tipografía es mayor que la de los elementos que lo
rodean, y su formulación, concreta e impactante.
▪ La volanta es una frase que se coloca sobre el título en una tipografía menor. Suele
utilizarse como complemento del título.
En Alemania Volanta
Título
………………………………………………………………………………………….
3) Marcá con una los datos concretos que se mencionan en la noticia:
Los nacimientos en El Impenetrable traen esperanzas ya que la situación del yaguareté en la región
chaqueña es crítica y se estima que menos de 20 de ellos recorren las 4.000.000 de hectáreas de ese
inmenso territorio. La caza furtiva y los desmontes dejaron al mayor felino de América en peligro inminente
de extinción
Por medio de una cámara trampa, el equipo que busca recuperar al yaguareté halló al ejemplar que
dejó aquellas huellas en las costas barrosas del Bermejo. “Se trataba de un yaguareté y parecía ser un
macho joven”, recordó el director de Conservación de la fundación.
Ese macho -hoy de 4 años y 113,6 kilos- fue capturado y bautizado por los niños de los parajes
cercanos al Parque Nacional como Qaramta, “el que no puede ser destruido”, en lengua Qom.
“Los cachorros son el resultado de la increíble historia del encuentro de Tania y Qaramta, dos
sobrevivientes y símbolo de la conservación de su especie”, aseguran desde la Fundación. Los dos cachorros
gozan de buena salud y vivirán en libertad en su hábitat natural.
Actividades:
1) Generalmente las noticias responden algunos interrogantes. Subrayen en el
artículo las respuestas a las siguientes preguntas y sintetícenlas:
▪ ¿Qué pasó? ___________________________________________________________
Teoría: La literatura realista/ Los recursos del relato realista/ El cuento realista en contexto.
Cuentos:
Teoría
La literatura realista
El cuento realista es un texto literario que busca poner la realidad frente a los ojos
del lector. Para lograrlo presenta hechos que podrían suceder en la vida real o formar parte
del mundo tal como lo conocemos.
Si bien estos relatos mencionan hechos creíbles, no son verdaderos, sino el resultado
de la creación ficticia de un autor (como todo texto literario).
Los recursos del relato realista
Para que el relato se asemeje a la realidad del autor y sea, por lo tanto, creíble para
el lector se utilizan distintos recursos:
● Los personajes suelen ser personas comunes con características propias de la
época en la cual transcurre el relato.
Cuentos:
EL ABUELO MARTÍN
de Claudia Piñeiro
Pasa a buscar a su hijo a las nueve en punto, como cada sábado. Así lo acordó con
Marina cuando se separaron. El niño se le abraza a las piernas en cuanto su madre abre la
puerta. Casi sin más palabras que un saludo, ella le da su mochila. Hernán le pide una
campera. ―No creo que haga falta‖, dice ella, pero él insiste. No le aclara que llevará a
Nicolás fuera de la ciudad, a la casa del abuelo Martín, donde la temperatura siempre es
menor en unos grados. Para qué, ella empezaría con sus recomendaciones: que los caballos
pueden patear al chico, que el estanque es peligroso, que no vaya a treparse a ningún árbol.
Las mismas recomendaciones que daba cuando estaban casados y que hicieron que Hernán
dejara de ir. Ahora que es tarde, se arrepiente. La muerte del abuelo Martín, tres meses
atrás, canceló cualquier posibilidad de reparación.
Es un día de sol y la ruta está vacía. Hernán pone uno de los cedés preferidos de
Nicolás, pero antes de salir de la ciudad su hijo ya está dormido. Siendo así, él prefiere el
silencio y dedicarse a pensar en lo que tiene que hacer, su madre le encargó ocuparse de la
venta de la casa. A él no le cayó bien el encargo; bastante tiene con sus cosas, pero era el
candidato natural para la tarea y no pudo negarse. No sólo había sido el preferido de su
abuelo, sino que además es arquitecto. Qué mejor que un arquitecto para poner a punto una
casa que se quiere vender. En la familia se dice que Hernán es arquitecto por el abuelo
Martín. Mientras sus hermanos y primos andaban a caballo o se metían en el estanque, él lo
acompañaba en las múltiples tareas que le demandaba la casa. El abuelo tenía una empresa
constructora y aunque no estudió arquitectura era como si lo hubiera hecho. Incluso mejor,
muchas tareas las realizaba con sus propias manos: levantar una pared, pintar un ambiente,
reparar los techos. Por el cariño que le tiene y si no fuera tan desastroso el estado de sus
finanzas después del divorcio, lejos de venderla, Hernán se quedaría con esa casa.
Pasa la tranquera y se alegra de que su madre se haya ocupado al menos de
deshacerse de los animales. Para él queda, además de las reparaciones, contactar una
inmobiliaria, fijar un precio de venta, mandar a hacer una limpieza profunda. Sin embargo,
Hernán tiene muy claro qué será lo primero: tirar la pared que su abuelo levantó en medio
del living, una pared sin sentido arquitectónico que divide el ambiente en dos e interrumpe
el paso. Levantada para tapar un dolor o fijarlo para siempre. Porque en medio de esa
pared, frente al sillón preferido de su abuelo, cuelga el retrato de Carmiña Núñez, su
abuela, a quien Hernán apenas conoció. Muchas tardes, cuando bajaba el sol, vio a su
abuelo sentarse con un vaso de whisky frente a esa pared y admirar el retrato. Una mujer
morena, bonita, luciendo un vestido de encaje blanco que tal vez haya sido el que llevó
puesto el día de su casamiento. Pasaban los años y el abuelo Martín parecía seguir
enamorado de ella, aferrado al recuerdo de su mujer muerta. O eso creía Hernán, hasta que
un día se lo comentó a su madre. Ella puso mala cara: ―De esa mujer yo no hablo‖.
Entonces se dio cuenta de que casi nadie en la familia mencionaba a su abuela, sólo el
abuelo Martín que, cuando insinuaban algún enojo, decía: ―Todos hablan, pero nadie sabe‖.
Muchos años después se enteró por una prima de que su abuela no estaba muerta, sino que
se había ido con otro hombre. Nadie supo más de ella, si formó otra familia en alguna parte
del mundo, ni siquiera si seguía viva o no. Nadie volvió a mencionarla, excepto el abuelo.
Para él ella seguía inmaculada, en su vestido de encaje con el que la contempló tantas
tardes, frente a la pared que Hernán se dispone a tirar.
A poco de llegar, Nicolás ya se mueve en el lugar como si viviera allí. ―¿Me querés
ayudar?‖, le dice Hernán cuando pasa junto a él con las herramientas. ―No‖, contesta el
niño y se sube a la hamaca que cuelga de un árbol. Él se ríe, le gusta que Nicolás haga lo
que tenga ganas. Entra a la casa, deja las herramientas junto a la pared y descuelga el
retrato. Lo deja a un costado, ya verá cómo deshacerse de él más tarde. Toma cincel74 y
martillo y empieza a golpear. Se pregunta si Marina, a pesar de haberlo negado, lo habrá
dejado por otro, como hizo su abuela. El cincel se clava con facilidad, la pared es hueca. No
le sorprende, no debía sostener nada, apenas un cuadro. Apoya el cincel y golpea otra vez,
los ladrillos casi se le desarman en la mano. Y una vez más. Hasta que el cincel se
engancha y queda atrapado. Hernán tira y la herramienta sale con un pedazo de encaje
blanco, sucio, envejecido. Siente un mareo, como si el aire se hubiera enviciado con algo
más que el polvillo, le cuesta respirar. Se detiene un instante a la espera de no sabe qué. Sus
ojos clavados en ese muro a medio demoler. Y de repente, como si ahora sí lo supiera,
rompe la pared con los puños, la desarma, va haciendo a un lado los pedazos, hasta que
aparece el vestido de su abuela y su esqueleto sostenido por la tela que impidió que se
convirtiera en un manojo de huesos. Se le nubla la vista. Busca luz mirando a través de la
ventana.
Sobre la autora:
74
Cincel: Herramienta manual diseñada para cortar, ranurar o desbastar material en frío mediante el golpe
con un martillo adecuado.
Claudia Piñeiro (1960) es escritora, guionista de televisión y
dramaturga. Algunas de sus novelas como Betibú, Las viudas de los
jueves o Tuya fueron llevadas al cine. Entre sus piezas teatrales
podemos destacar ¿Cuánto vale una heladera?
Actividades:
1) Indicá verdadero (V) o falso (F) según corresponda. No es necesario justificar:
e) Hernán está feliz de ocuparse de la casa familiar y prepararla para su venta. ___
4) Elegir una sola opción y resolverla (no hay mínimo, ni máximo en la extensión de
escritura):
▪ Imaginar y escribir qué hizo Hernán luego de revelar
el secreto familiar y cómo les contó a sus parientes lo
sucedido.
de Eduardo Sacheri
Hoy, cuando termine de trabajar, no voy a seguir de largo cuando mi tren pase por
la estación de Morón. Voy a bajar ahí, siguiendo el torrente de gente que se apresura por
llegar rápido a las paradas de los colectivos, pero no tendré que apurarme como el resto. Yo
no voy tan lejos. Apenas tengo que caminar cincuenta, cien metros. Nada más. Hasta la
empalizada75 de maderas toscas que rodea lo que fue la vieja terminal de colectivos: unas
cuantas plazoletas oblicuas, sucias y grises, víctimas de un perpetuo abandono.
Están demoliéndola para reemplazarla por una plaza nueva, verde y amplia. En el
viaje de ida, desde el tren, alcancé a ver a los obreros que, trepados en los techos de
hormigón, los derribaban a golpes de maza y cortafierro.
A un lado vi también las topadoras. Mansas y pacientes. Amarillas y relucientes al
sol de la mañana. Aguardaban su turno para participar en el desguace.
Siempre me ha gustado ver demoliciones. Por eso sé que las topadoras actúan
después de haberse demolido los techos. Y si no paso por la demolición esta tarde, para
mañana únicamente voy a encontrarme con un campo raso76. Y yo necesito sentarme un
rato ahí; junto a lo que quede de la terminal de colectivos, con las topadoras a un lado, en
un silencioso y fugaz encuentro con mi padre.
75
Empalizada: Valla que sirve como defensa o para cercar un terreno.
76
Raso: Llano, despejado.
Fue él –quién, si no– el que me hizo descubrir las topadoras. Yo tendría cuatro, seis,
siete años. No tengo forma de saberlo. En el Ferrocarril Sarmiento se estaba edificando la
nueva estación terminal de Once. Un día que yo lo acompañaba a su trabajo nos topamos
con la obra y él propuso que fuésemos a ver el enorme foso del futuro estacionamiento.
Entonces descubrí a esos gigantes ruidosos, que se empinaban sólidos y enérgicos por los
taludes77, con su carga de tosca78. Alguna imagen la conservo segmentada, cortada en
vertical por las maderas de la empalizada, entre las que debía zambullir ojos y nariz para
tener un mejor panorama. Otras, en cambio, las conservo plenas y completas. Deduzco que
algunas corresponden a lo que tuve que ver de pie, a un lado de mi padre, y las otras a lo
que pude divisar desde la altura panorámica de sus hombros.
No sé cuánto nos demoramos ahí viendo el trajín de las topadoras. Es cierto que el
tiempo en la infancia no se ciñe79 fácilmente a los cronómetros. Pero es bien posible que
hayamos permanecido allí una hora, o cosa parecida. Mi padre tenía la particular virtud de
encontrarle sitio a las cosas importantes, y esas topadoras bien que lo eran. Cuando en su
compañía miraba topadoras, o aviones, o películas de Disney, no me sentía al lado de un
adulto que teme estar perdiendo el tiempo. En absoluto.
Sin ir más lejos, mi padre era el único adulto que yo conocía capaz de hacer correr
carreras a los trenes. No cuando íbamos al centro, sino cuando volvíamos. Al llegar a los
andenes de Once ojeaba el panorama antes de decidir a cuál dirigirnos. «Tres», soltaba
después de un análisis absorto. O «cinco». Y hacia ese andén nos íbamos. Siempre
conseguíamos asiento, porque eran otros tiempos en los que se viajaba mejor y porque
nunca subíamos al que estaba más próximo a salir. Me dejaba el lado de la ventanilla y
desplegaba La Nación, como si la vida fuese larga, ancha y profunda, y siempre le sobrase
tiempo. Al rato me hacía reparar en otro de los trenes, que abandonaba la terminal antes que
el nuestro. «¿Querés jugarle una carrera?», preguntaba. «Porque si querés le jugamos».
¿Podía existir en el mundo un chico capaz de negarse a un desafío semejante? Si existía no
era yo, por supuesto. Y una vez que yo aceptaba, él me prometía sobrepasar al tren rival,
seis o siete estaciones más adelante.
Y cumplía, porque mi padre, además de controlar la marcha general del universo,
tenía potestades imperiales sobre el tráfico ferroviario. En Ciudadela o Ramos Mejía, sin
bajar del todo las enormes hojas del diario, me invitaba con ademanes de sultán a mirar por
la ventanilla. Ahí, en medio de la noche, aparecían de repente en la vía de al lado las luces
del otro tren, las fantasmales figuras de los pasajeros, por fin la cabina del motorman80. Y
enseguida lo dejábamos atrás. Lejos. Vencido. Con ese hombre era muy sencillo ser feliz.
Pero como mi padre era un hombre dado a la munificencia81 escogía, como broche
de nuestras aventuras, un cierre a la medida de nuestras proezas. Por eso no bajábamos en
77
Taludes: Inclinaciones de un terreno.
78
Tosca: Piedra caliza muy porosa y ligera que se forma por precipitación de cal disuelta en agua.
79
Ciñe: Ajusta.
80
Motorman: Maquinista del tren.
81
Munificencia: Generosidad espléndida, especialmente la de un rey, magnate o soberano.
Castelar, como correspondía, sino en Morón, como no debíamos. Cruzábamos esa terminal
de ómnibus que hoy está a medio demoler y nos zambullíamos en la pizzería Oriente.
Según mi padre, la pizza de ese sitio era mejor que la de cualquier otro porque el horno era
de barro. Y por añadidura el local atravesaba la manzana de lado a lado, y a mí me parecía
digno de un cuento de hadas, eso de que uno pudiera empinarse sobre la silla y ver
vidrieras, autos, veredas, y gente en los dos extremos de la pizzería.
La maravilla de acompañar a mi padre al trabajo todavía guardaba un último acto.
Cuando entrábamos a casa le informaba a mamá que estábamos muy cansados e
inapetentes, y que por lo tanto preferíamos no cenar. Ese instante incluía, para mí, un
condimento de zozobra82. Me parecía que la pizza con Coca Cola que acabábamos de
zamparnos83 en la Oriente entraba oscuramente en la categoría de «golosinas que no hay
que comer antes de la cena». Pero mi madre guiñaba un ojo como un cómplice temerario y
yo entendía que debíamos morir así, en la nuestra, en silencio y con las botas puestas.
Sospecho que mi madre disfrutaba también esos actos ilícitos, y por eso nos despachaba
con veloz indulgencia84.
En esa época Papá Noel y los Reyes Magos siempre me hacía unos regalos
fenomenales, como si conocieran hasta la médula mis deseos y mis juegos preferidos. En
esa época de mi obsesión con las topadoras, los Reyes me trajeron una. Anaranjada, con la
pala mecánica en plástico rígido y azul, y ruedas negras. Yo la llevé de vacaciones a Villa
Gesell, pero quiso mi mala estrella que la extraviara en sus arenales indómitos85. Mientras
hundía en la arena los brazos hasta la altura de los codos, cada vez con menos esperanza,
cada vez más desolado, recuerdo que lo único que deseaba era contárselo a mi padre. No
porque fuese a darme una solución. Ningún padre, ni siquiera ese, habría sido capaz de
hallar mi topadora en semejante médano. Pero mi padre era probablemente el único adulto
en el mundo con la sensibilidad necesaria para comprender un dolor semejante.
Comprender y acompañar, que para el caso son sinónimos.
Creo que por todo eso voy a bajarme del tren en Morón, a la vuelta. Y voy a buscar
sin apresurarme un lugar para espiar entre los tablones de la empalizada. Seguramente me
tocará recordar de nuevo todas estas cosas. Y otras muchas, porque las astillas del pasado
nunca se clavan de a una. Y lo que recuerdo se mezclará con lo que no recuerdo. Con lo
que dudo. Con lo que olvidé. Con lo que nunca supe y no tengo a quién preguntar. Y
enfrente estará mi padre. Alto. El pelo escaso peinado hacia atrás con fijador. Las cejas
pobladas, el gesto serio, los labios gruesos, la voz profunda, los ojos divertidos y tiernos.
Hoy al atardecer voy a evocarlo, mientras vea trabajar las topadoras. Mientras se
levante la polvareda y entre los bloques de hormigón sobresalgan esos hierros
desorientados y desnudos que pueblan las demoliciones. Mientras ese pedazo del pasado,
como los otros, busque un lugar adentro mío que lo escabulla del polvo y del olvido.
82
Zozobra: Angustia o inquietud de quien teme algo.
83
Zampar: Comer o beber apresurada o excesivamente.
84
Indulgencia: Facilidad para perdonar las ofensas.
85
Indómitos: Difícil de domar.
También voy a echar un vistazo a la pizzería Oriente. Y por un instante consideraré
la posibilidad de detenerme un rato ahí, a comer un par de porciones. Pero rápidamente voy
a descartarlo. Es probable que la pizzería ya no tenga el horno de barro. Y es seguro que ya
no dispongo de la valentía necesaria.
Sobre el autor:
Eduardo Sacheri es un escritor argentino Es conocido por su
novela La pregunta de sus ojos, en la que se basó la película El
secreto de sus ojos, cuyo guion coescribió. Además, publicó las
antologías de cuentos Un viejo que se pone de pie (2007), Te
conozco Mendizábal y otros cuentos (2001) y sus novelas Aráoz y la
verdad (2008), Papeles en el viento (2011) o La noche de la Usina
(2016). Esta última también llevada al cine con el título La odisea de
los giles.
de Liliana Bodoc
86
Fronda: Conjunto de hojas y ramas.
87
Acodar: Apoyar el codo sobre alguna parte.
— ¿Solamente...?
— Solamente, no pueden ponerse de acuerdo.
Yo ya había pasado la edad de preguntar por qué, por qué, por qué. Mamá, en
cambio, estaba llegando a la edad de responderlos.
— Porque tu hermano cambió mucho, de la noche a la mañana. —Y hasta ahí le
alcanzaba la voz.
Entonces, me acariciaba la cabeza como pidiéndome que yo no les hiciera lo
mismo; que no se me fuera a dar por cambiar sin pedir permiso.
La primera vez que espié el rock de Guillo lo hice sin querer. Estaba sentado
adentro de la higuera, intentando ponerme a salvo de la siesta, cuando lo vi
acercarse. Mi hermano traía su guitarra.
Guillo se sentó a los pies del árbol, entre las raíces que sobresalían, y se
apoyó contra el tronco rugoso. En ese momento, tuve que elegir entre ser el
de siempre: asustarlo, escupirlo, bombardearlo con higos maduros. O ser
otro, y quedarme callado. Ahora sé que elegí el silencio para ver si le
descubría los secretos. Me quedé esperando que Guillo cometiera algún
horrible pecado. Algunos de esos horribles pecados gracias a los cuales había
logrado transformarse en el centro de la casa, del almuerzo, del silencio y de
los gritos. Pero mi hermano tenía un rock en la cabeza.
Un día me despierto
y es abril.
Un día me confundo...
Guillo se tropezaba con las notas, un día me despierto. Rasgueaba la guitarra
sin convicción, un día me confundo. Le sobraba música o le faltaba letra. Sin
embargo, seguía empecinado con abril. No cambiaba de mes por nada del
mundo. Desde arriba, lo oí decir que no, que no sonaba bien. Estuvo un rato
en silencio, y después volvió a empezar. Un día me despierto y es abril...
Desde esa tarde, me trepé a la higuera sin ninguna inocencia. Apenas veía
que mi hermano rondaba su guitarra, salía corriendo a encaramarme88 en mi
rama de siempre. Y allí me quedaba, agazapado, a la espera de descubrir sus
secretos y sus pecados.
Las siestas pasaban sin que nada especial sucediera bajo la higuera del patio.
A pesar de mi paciencia de santo, y de mi silencio de asesino al acecho, no
conseguía el merecido premio de ver algo horrible. Lo único que mi hermano
hacía era tropezarse en el estribillo de su rock. Y no sé si él, su guitarra o su
estribillo, pero algo se iba alejando.
88
Encaramar: Subir.
Siempre que papá y Guillo estaban juntos, la casa olía a pólvora. Algo estaba
a punto de estallar. Mamá, que quería evitar el desastre con comentarios
absurdos sobre el auto nuevo de los vecinos, no conseguía nada. O casi nada.
Yo simplemente esperaba; incapaz de adivinar dónde iba a empezar el fuego.
De lo que estaba seguro era de que, fuese cual fuese el origen, todo iba a
terminar en un infierno. Por lo menos, eso era lo que decía mamá después del
portazo:
— Esto es un infierno.
Finalmente, hubo un día que sonó como una bofetada. Era domingo y estaba
nublado.
Todo parecía suceder con normalidad. La comida esmerada89 de mamá ya
estaba lista. Como cada domingo, papá exigía que estuviéramos los cuatro
sentados a la mesa. Y yo me deleitaba en la difícil tarea de despertar a Guillo,
que se había acostado poco rato antes.
La salsa olía como para deshacer toda furia; olía como para perdonar las
ofensas recibidas y por recibir. Y en el momento de embeber el pan,
cualquiera sentía deseos de reconciliarse con el mundo.
Cualquiera, menos papá y mi hermano. Porque a ellos, a lo mejor a causa del
ají, les sucedió al revés.
Primero fue un comentario con forma de dardo que voló de un lado al otro de
la mesa:
— ¿Cuál es tu plan para hoy, Guillo? ¿Dormir, almorzar y volver a dormir...?
Guillo devolvió un silencio absoluto: dardo envenenado con indiferencia.
— Guillo, tu padre te está hablando —dijo mamá, en otro de sus desesperados
intentos de pacificadora.
— Ya lo escuché.
— ¿Y si me escuchaste por qué no contestás...? —Papá apartó el plato a medio
terminar. El mensaje era claro: ―Perdí el apetito; pero esto no se termina
aquí‖.
Por toda respuesta, Guillo se levantó con mucho ruido de silla y se fue a su
dormitorio. Papá lo siguió con un gesto en su rostro que jamás le había visto.
Mamá se fue tras los dos. Yo me quedé en mi sitio, comiendo de miedo.
Fue por eso que solamente pude escuchar la discusión que terminó en lluvia.
De papá a Guillo y de Guillo a papá, iban y venían palabras elegidas para
herir. Reproches sucios de tierra vieja. Y cada vez más, y peor, y era igual que
89
Esmerada: Que está hecha con esmero.
un tren cuesta abajo... Hasta que ya, sin mejores razones, le llegó el turno al
tatuaje de Guillo.
— ¿Y yo tengo que aplaudir esa porquería que te dibujaste en el brazo?
Le llegó el turno a la corbata de papá:
— ¿Y yo tengo que aplaudir la corbata que usás?
— Gracias a esta corbata...
Escuché, sin ver, el gesto absurdo de papá. Digo que escuché cuando mi papá
se llevó la mano al cuello sin recordar que era domingo y no tenía puesta su
corbata.
Ese gesto equivocado debe de haber hecho que se sintiera ridículo... Quizá
por eso cometió el error de seguir hablando:
— Gracias a la corbata que me pongo todos los días, te das el lujo de hacerte
el músico.
Esas palabras deben de haberlo avergonzado; por eso cometió el error de
mentir:
— ¡Y dije... hacerte! ¡Hacerte...! Porque ni para músico te alcanza.
Hubo un silencio triste. Creo que, por no llorar, mi hermano habló con burla:
— Y a vos... ¿para qué te alcanza?
No es posible adivinar qué cosas le pasaron a mi padre por la memoria. Pero
lo que haya sido, se transformó en bofetada. Una bofetada definitiva, de
hombre a hombre, que pareció destruir el regreso.
Papá salió de la casa dando un portazo. Y mamá, mucho más sabia de lo que
ella misma imaginaba, se fue a levantar la mesa para que la vida siguiera su
curso.
Cuando vi a Guillo rondando su guitarra, corrí a esconderme en la copa de la
higuera.
Aquel domingo, para mi asombro, mi hermano salió del estribillo. Y cantó sin
una sola duda; tal como si alguien le estuviese dictando.
La primera estrofa tenía algo que ver con su garganta.
Ser feliz es algo
que no me sale bien,
me ampolla la garganta.
En la segunda estrofa, Guillo se la agarró con el patio.
Yo estaba en el patio de atrás
de la nada...
90
Aguacero: Lluvia impetuosa, repentina y de corta duración.
Ser feliz es algo
que no me sale bien,
me ampolla la garganta.
Pero insisto
en buscarme una sonrisa.
Un día me despierto, y es abril.
Un día me confundo.
Un día me despierto, y ya me fui.
Guillo
Sobre la autora:
Liliana Bodoc (1958- 2018) fue una escritora y poeta
argentina que se especializó en literatura juvenil. Con su trilogía La
saga de los confines se mostró como la revelación argentina en el
género de la épica y la literatura fantástica.
Sus libros fueron traducidos al alemán, francés, japonés, inglés e italiano. Además,
su novela El espejo africano obtuvo el prestigioso Barco de Vapor en 2007.
Actividades:
1) Leé los dos cuentos y uní con flechas cada recuerdo con la historia a la que
pertenecen:
El narrador y su padre jugaban carreras con los trenes. ● Lluvia bajo la higuera
Los padres le compraron a Guillo una guitarra cuando cumplió catorce años.
EL COLLAR
Guy de Maupassant
Era una de esas hermosas y encantadoras criaturas nacidas como por un error del destino en
una familia de empleados. Carecía de dote, y no tenía esperanzas de cambiar de posición;
no disponía de ningún medio para ser conocida, comprendida, querida, para encontrar un
esposo rico y distinguido; y aceptó entonces casarse con un modesto empleado del
Ministerio de Instrucción Pública.
No pudiendo adornarse, fue sencilla, pero desgraciada, como una mujer obligada por la
suerte a vivir en una esfera inferior a la que le corresponde; porque las mujeres no tienen
casta ni raza, pues su belleza, su atractivo y su encanto les sirven de ejecutoria y de familia.
Su nativa firmeza, su instinto de elegancia y su flexibilidad de espíritu son para ellas la
única jerarquía, que iguala a las hijas del pueblo con las más grandes señoras.
Sufría constantemente, sintiéndose nacida para todas las delicadezas y todos los lujos.
Sufría contemplando la pobreza de su hogar, la miseria de las paredes, sus estropeadas
sillas, su fea indumentaria. Todas estas cosas, en las cuales ni siquiera habría reparado
ninguna otra mujer de su casa, la torturaban y la llenaban de indignación.
La vista de la muchacha bretona que les servía de criada despertaba en ella pesares
desolados y delirantes ensueños. Pensaba en las antecámaras mudas, guarnecidas de tapices
orientales, alumbradas por altas lámparas de bronce y en los dos pulcros lacayos de calzón
corto, dormidos en anchos sillones, amodorrados por el intenso calor de la estufa. Pensaba
en los grandes salones colgados de sedas antiguas, en los finos muebles repletos de
figurillas inestimables y en los saloncillos coquetones, perfumados, dispuestos para hablar
cinco horas con los amigos más íntimos, los hombres famosos y agasajados, cuyas
atenciones ambicionan todas las mujeres.
Cuando, a las horas de comer, se sentaba delante de una mesa redonda, cubierta por un
mantel de tres días, frente a su esposo, que destapaba la sopera, diciendo con aire de
satisfacción: ―¡Ah! ¡Qué buen caldo! ¡No hay nada para mí tan excelente como esto!‖,
pensaba en las comidas delicadas, en los servicios de plata resplandecientes, en los tapices
que cubren las paredes con personajes antiguos y aves extrañas dentro de un bosque
fantástico; pensaba en los exquisitos y selectos manjares, ofrecidos en fuentes maravillosas;
en las galanterías murmuradas y escuchadas con sonrisa de esfinge, al tiempo que se
paladea la sonrosada carne de una trucha o un alón de faisán.
No poseía galas femeninas, ni una joya; nada absolutamente y sólo aquello de que carecía
le gustaba; no se sentía formada sino para aquellos goces imposibles. ¡Cuánto habría dado
por agradar, ser envidiada, ser atractiva y asediada!
Tenía una amiga rica, una compañera de colegio a la cual no quería ir a ver con frecuencia,
porque sufría más al regresar a su casa. Días y días pasaba después llorando de pena, de
pesar, de desesperación.
Una mañana el marido volvió a su casa con expresión triunfante y agitando en la mano un
ancho sobre.
-Mira, mujer -dijo-, aquí tienes una cosa para ti.
Ella rompió vivamente la envoltura y sacó un pliego impreso que decía:
―El ministro de Instrucción Pública y señora ruegan al señor y la señora de Loisel les hagan
el honor de pasar la velada del lunes 18 de enero en el hotel del Ministerio.‖
En lugar de enloquecer de alegría, como pensaba su esposo, tiró la invitación sobre la mesa,
murmurando con desprecio:
-¿Qué haré yo con eso?
-Creí, mujercita mía, que con ello te procuraba una gran satisfacción. ¡Sales tan poco, y es
tan oportuna la ocasión que hoy se te presenta!… Te advierto que me ha costado bastante
trabajo obtener esa invitación. Todos las buscan, las persiguen; son muy solicitadas y se
reparten pocas entre los empleados. Verás allí a todo el mundo oficial.
Clavando en su esposo una mirada llena de angustia, le dijo con impaciencia:
-¿Qué quieres que me ponga para ir allá?
No se había preocupado él de semejante cosa, y balbució:
-Pues el traje que llevas cuando vamos al teatro. Me parece muy bonito…
Se calló, estupefacto, atontado, viendo que su mujer lloraba. Dos gruesas lágrimas se
desprendían de sus ojos, lentamente, para rodar por sus mejillas.
El hombre murmuró:
-¿Qué te sucede? Pero ¿qué te sucede?
Mas ella, valientemente, haciendo un esfuerzo, había vencido su pena y respondió con
tranquila voz, enjugando sus húmedas mejillas:
-Nada; que no tengo vestido para ir a esa fiesta. Da la invitación a cualquier colega cuya
mujer se encuentre mejor provista de ropa que yo.
Él estaba desolado, y dijo:
-Vamos a ver, Matilde. ¿Cuánto te costaría un traje decente, que pudiera servirte en otras
ocasiones, un traje sencillito?
Ella meditó unos segundos, haciendo sus cuentas y pensando asimismo en la suma que
podía pedir sin provocar una negativa rotunda y una exclamación de asombro del
empleadillo.
Respondió, al fin, titubeando:
-No lo sé con seguridad, pero creo que con cuatrocientos francos me arreglaría.
El marido palideció, pues reservaba precisamente esta cantidad para comprar una escopeta,
pensando ir de caza en verano, a la llanura de Nanterre, con algunos amigos que salían a
tirar a las alondras los domingos.
Dijo, no obstante:
-Bien. Te doy los cuatrocientos francos. Pero trata de que tu vestido luzca lo más posible,
ya que hacemos el sacrificio.
El día de la fiesta se acercaba y la señora de Loisel parecía triste, inquieta, ansiosa. Sin
embargo, el vestido estuvo hecho a tiempo. Su esposo le dijo una noche:
-¿Qué te pasa? Te veo inquieta y pensativa desde hace tres días.
Y ella respondió:
-Me disgusta no tener ni una alhaja, ni una sola joya que ponerme. Pareceré, de todos
modos, una miserable. Casi, casi me gustaría más no ir a ese baile.
-Ponte unas cuantas flores naturales -replicó él-. Eso es muy elegante, sobre todo en este
tiempo, y por diez francos encontrarás dos o tres rosas magníficas.
Ella no quería convencerse.
-No hay nada tan humillante como parecer una pobre en medio de mujeres ricas.
Pero su marido exclamó:
-¡Qué tonta eres! Anda a ver a tu compañera de colegio, la señora de Forestier, y ruégale
que te preste unas alhajas. Eres bastante amiga suya para tomarte esa libertad.
La mujer dejó escapar un grito de alegría.
-Tienes razón, no había pensado en ello.
Al siguiente día fue a casa de su amiga y le contó su apuro.
La señora de Forestier fue a un armario de espejo, cogió un cofrecillo, lo sacó, lo abrió y
dijo a la señora de Loisel:
-Escoge, querida.
Primero vio brazaletes; luego, un collar de perlas; luego, una cruz veneciana de oro, y
pedrería primorosamente construida. Se probaba aquellas joyas ante el espejo, vacilando,
no pudiendo decidirse a abandonarlas, a devolverlas. Preguntaba sin cesar:
-¿No tienes ninguna otra?
-Sí, mujer. Dime qué quieres. No sé lo que a ti te agradaría.
De repente descubrió, en una caja de raso negro, un soberbio collar de brillantes, y su
corazón empezó a latir de un modo inmoderado.
Sus manos temblaron al tomarlo. Se lo puso, rodeando con él su cuello, y permaneció en
éxtasis contemplando su imagen.
Luego preguntó, vacilante, llena de angustia:
-¿Quieres prestármelo? No quisiera llevar otra joya.
-Sí, mujer.
Abrazó y besó a su amiga con entusiasmo, y luego escapó con su tesoro.
Llegó el día de la fiesta. La señora de Loisel tuvo un verdadero triunfo. Era más bonita que
las otras y estaba elegante, graciosa, sonriente y loca de alegría. Todos los hombres la
miraban, preguntaban su nombre, trataban de serle presentados. Todos los directores
generales querían bailar con ella. El ministro reparó en su hermosura.
Ella bailaba con embriaguez, con pasión, inundada de alegría, no pensando ya en nada más
que en el triunfo de su belleza, en la gloria de aquel triunfo, en una especie de dicha
formada por todos los homenajes que recibía, por todas las admiraciones, por todos los
deseos despertados, por una victoria tan completa y tan dulce para un alma de mujer.
Se fue hacia las cuatro de la madrugada. Su marido, desde medianoche, dormía en un
saloncito vacío, junto con otros tres caballeros cuyas mujeres se divertían mucho.
Él le echó sobre los hombros el abrigo que había llevado para la salida, modesto abrigo de
su vestir ordinario, cuya pobreza contrastaba extrañamente con la elegancia del traje de
baile. Ella lo sintió y quiso huir, para no ser vista por las otras mujeres que se envolvían en
ricas pieles.
Loisel la retuvo diciendo:
-Espera, mujer, vas a resfriarte a la salida. Iré a buscar un coche.
Pero ella no le oía, y bajó rápidamente la escalera.
Cuando estuvieron en la calle no encontraron coche, y se pusieron a buscar, dando voces a
los cocheros que veían pasar a lo lejos.
Anduvieron hacia el Sena desesperados, tiritando. Por fin pudieron hallar una de esas
vetustas berlinas que sólo aparecen en las calles de París cuando la noche cierra, cual si les
avergonzase su miseria durante el día.
Los llevó hasta la puerta de su casa, situada en la calle de los Mártires, y entraron
tristemente en el portal. Pensaba, el hombre, apesadumbrado, en que a las diez había de ir a
la oficina.
La mujer se quitó el abrigo que llevaba echado sobre los hombros, delante del espejo, a fin
de contemplarse aún una vez más ricamente alhajada. Pero de repente dejó escapar un grito.
Su esposo, ya medio desnudo, le preguntó:
-¿Qué tienes?
Ella se volvió hacia él, acongojada.
-Tengo…, tengo… -balbució – que no encuentro el collar de la señora de Forestier.
Él se irguió, sobrecogido:
-¿Eh?… ¿cómo? ¡No es posible!
Y buscaron entre los adornos del traje, en los pliegues del abrigo, en los bolsillos, en todas
partes. No lo encontraron.
Él preguntaba:
-¿Estás segura de que lo llevabas al salir del baile?
-Sí, lo toqué al cruzar el vestíbulo del Ministerio.
-Pero si lo hubieras perdido en la calle, lo habríamos oído caer.
-Debe estar en el coche.
-Sí. Es probable. ¿Te fijaste qué número tenía?
-No. Y tú, ¿no lo miraste?
-No.
Se contemplaron aterrados. Loisel se vistió por fin.
-Voy -dijo- a recorrer a pie todo el camino que hemos hecho, a ver si por casualidad lo
encuentro.
Y salió. Ella permaneció en traje de baile, sin fuerzas para irse a la cama, desplomada en
una silla, sin lumbre, casi helada, sin ideas, casi estúpida.
Su marido volvió hacia las siete. No había encontrado nada.
Fue a la Prefectura de Policía, a las redacciones de los periódicos, para publicar un anuncio
ofreciendo una gratificación por el hallazgo; fue a las oficinas de las empresas de coches, a
todas partes donde podía ofrecérsele alguna esperanza.
Ella le aguardó todo el día, con el mismo abatimiento desesperado ante aquel horrible
desastre.
Loisel regresó por la noche con el rostro demacrado, pálido; no había podido averiguar
nada.
-Es menester -dijo- que escribas a tu amiga enterándola de que has roto el broche de su
collar y que lo has dado a componer. Así ganaremos tiempo.
Ella escribió lo que su marido le decía.
Al cabo de una semana perdieron hasta la última esperanza.
Y Loisel, envejecido por aquel desastre, como si de pronto le hubieran echado encima cinco
años, manifestó:
-Es necesario hacer lo posible por reemplazar esa alhaja por otra semejante.
Al día siguiente llevaron el estuche del collar a casa del joyero cuyo nombre se leía en su
interior.
El comerciante, después de consultar sus libros, respondió:
-Señora, no salió de mi casa collar alguno en este estuche, que vendí vacío para complacer
a un cliente.
Anduvieron de joyería en joyería, buscando una alhaja semejante a la perdida,
recordándola, describiéndola, tristes y angustiosos.
Encontraron, en una tienda del Palais Royal, un collar de brillantes que les pareció idéntico
al que buscaban. Valía cuarenta mil francos, y regateándolo consiguieron que se lo dejaran
en treinta y seis mil.
Rogaron al joyero que se los reservase por tres días, poniendo por condición que les daría
por él treinta y cuatro mil francos si se lo devolvían, porque el otro se encontrara antes de
fines de febrero.
Loisel poseía dieciocho mil que le había dejado su padre. Pediría prestado el resto.
Y, efectivamente, tomó mil francos de uno, quinientos de otro, cinco luises aquí, tres allá.
Hizo pagarés, adquirió compromisos ruinosos, tuvo tratos con usureros, con toda clase de
prestamistas. Se comprometió para toda la vida, firmó sin saber lo que firmaba, sin
detenerse a pensar, y, espantado por las angustias del porvenir, por la horrible miseria que
los aguardaba, por la perspectiva de todas las privaciones físicas y de todas las torturas
morales, fue en busca del collar nuevo, dejando sobre el mostrador del comerciante treinta
y seis mil francos.
Cuando la señora de Loisel devolvió la joya a su amiga, ésta le dijo un tanto displicente:
-Debiste devolvérmelo antes, porque bien pude yo haberlo necesitado.
No abrió siquiera el estuche, y eso lo juzgó la otra una suerte. Si notara la sustitución, ¿qué
supondría? ¿No era posible que imaginara que lo habían cambiado de intento?
La señora de Loisel conoció la vida horrible de los menesterosos. Tuvo energía para
adoptar una resolución inmediata y heroica. Era necesario devolver aquel dinero que
debían… Despidieron a la criada, buscaron una habitación más económica, una buhardilla.
Conoció los duros trabajos de la casa, las odiosas tareas de la cocina. Fregó los platos,
desgastando sus uñitas sonrosadas sobre los pucheros grasientos y en el fondo de las
cacerolas. Enjabonó la ropa sucia, las camisas y los paños, que ponía a secar en una cuerda;
bajó a la calle todas las mañanas la basura y subió el agua, deteniéndose en todos los pisos
para tomar aliento. Y, vestida como una pobre mujer de humilde condición, fue a casa del
verdulero, del tendero de comestibles y del carnicero, con la cesta al brazo, regateando,
teniendo que sufrir desprecios y hasta insultos, porque defendía céntimo a céntimo su
dinero escasísimo.
Era necesario mensualmente recoger unos pagarés, renovar otros, ganar tiempo.
El marido se ocupaba por las noches en poner en limpio las cuentas de un comerciante, y a
veces escribía a veinticinco céntimos la hoja.
Y vivieron así diez años.
Al cabo de dicho tiempo lo habían ya pagado todo, todo, capital e intereses, multiplicados
por las renovaciones usurarias.
La señora Loisel parecía entonces una vieja. Se había transformado en la mujer fuerte, dura
y ruda de las familias pobres. Mal peinada, con las faldas torcidas y rojas las manos,
hablaba en voz alta, fregaba los suelos con agua fría. Pero a veces, cuando su marido estaba
en el Ministerio, se sentaba junto a la ventana, pensando en aquella fiesta de otro tiempo, en
aquel baile donde lució tanto y donde fue tan festejada.
¿Cuál sería su fortuna, su estado al presente, si no hubiera perdido el collar? ¡Quién sabe!
¡Quién sabe! ¡Qué mudanzas tan singulares ofrece la vida! ¡Qué poco hace falta para
perderse o para salvarse!
Un domingo, habiendo ido a dar un paseo por los Campos Elíseos para descansar de las
fatigas de la semana, reparó de pronto en una señora que pasaba con un niño cogido de la
mano.
Era su antigua compañera de colegio, siempre joven, hermosa siempre y siempre seductora.
La de Loisel sintió un escalofrío. ¿Se decidiría a detenerla y saludarla? ¿Por qué no?
Habíéndolo pagado ya todo, podía confesar, casi con orgullo, su desdicha.
Se puso frente a ella y dijo:
-Buenos días, Juana.
La otra no la reconoció, admirándose de verse tan familiarmente tratada por aquella infeliz.
Balbució:
-Pero…, ¡señora!.., no sé… Usted debe de confundirse…
-No. Soy Matilde Loisel.
Su amiga lanzó un grito de sorpresa.
-¡Oh! ¡Mi pobre Matilde, qué cambiada estás!…
-¡Sí; muy malos días he pasado desde que no te veo, y además bastantes miserias… todo
por ti…
-¿Por mí? ¿Cómo es eso?
-¿Recuerdas aquel collar de brillantes que me prestaste para ir al baile del Ministerio?
-¡Sí, pero…
-Pues bien: lo perdí…
-¡Cómo! ¡Si me lo devolviste!
-Te devolví otro semejante. Y hemos tenido que sacrificarnos diez años para pagarlo.
Comprenderás que representaba una fortuna para nosotros, que sólo teníamos el sueldo. En
fin, a lo hecho pecho, y estoy muy satisfecha.
La señora de Forestier se había detenido.
-¿Dices que compraste un collar de brillantes para sustituir al mío?
-Sí. No lo habrás notado, ¿eh? Casi eran idénticos.
Y al decir esto, sonreía orgullosa de su noble sencillez. La señora de Forestier, sumamente
impresionada, le cogió ambas manos:
-¡Oh! ¡Mi pobre Matilde! ¡Pero si el collar que yo te presté era de piedras falsas!… ¡Valía
quinientos francos a lo sumo!…
FIN
Actividades:
1. Expliquen por qué el cuento es realista.
2. Marquen palabras o frases que podrían incluirse en el campo semántico de
―desgraciada‖ , atributo de Matilde que se menciona en el texto.
3. Caractericen a Matilde aplicándole cinco atributos según su forma de ser, pensar,
decir y obrar.
4. Expliquen a qué se refieren las siguientes expresiones:
a) Envejecido por aquel desastre.____________________________
b) ¡Mi pobre Matilde, qué cambiada estás! ____________________________
c) ―reparo de pronto en una señora‖ __________________________________
5) Desarrollen argumentos para confirmar o negar las siguientes afirmaciones.
a) A partir de la fiesta, la suerte de Matilde cambiará.
b) Matilde no se quejó por todos los sacrificios posteriores, valían la gloria alcanzada.
c) Matilde es una persona incapaz de ser feliz.
El texto argumentativo
La argumentación es un conjunto de
procedimientos que obtiene como resultado la
presentación de un determinado punto de vista u
opinión acerca de un tema, con su
correspondiente defensa. El objetivo es probar
una tesis mediante la presentación de
argumentos contundentes, con el propósito de
persuadir al interlocutor de que esa perspectiva
Actividades:
1) Leé el siguiente texto argumentativo publicado en Infobae:
Fue una gran victoria argentina, una gran conquista. Todo ha cerrado, ha sido una
experiencia maravillosa e inolvidable.
● Elequipo argentino llegó a la final con lo justo y se benefició con un rival irregular. ……
● Argentina es un digno campeón que pudo salir adelante después de la derrota inicial. ……
● Si bien se coronó como campeona, la selección argentina no estuvo a la altura de las
circunstancias. ……
d) ¿Por qué, según el periodista, fue un partido ―raro‖? ¿A qué figura destaca en el segundo
tiempo?
e) Explicá con tus palabras la frase: ―Argentina encontró en la supervivencia la capacidad
para mejorar”.
El relato épico
El relato épico es un texto narrativo que cuenta las hazañas de un héroe. Por los
hechos narrados y las características del marco narrativo, estos relatos están emparentados
con los mitos y la historia de un pueblo. Sin embargo, su principal finalidad es engrandecer
al pueblo o la nación a través de las acciones que lleva a cabo el protagonista, quien debe
cumplir su destino. Por ejemplo, la Eneida es una epopeya latina escrita por Virgilio en el
siglo I a.C con el fin de glorificar el imperio romano atribuyéndole un origen mítico.
Virgilio tomo como punto de partida la guerra de Troya y la destrucción de esa ciudad para
presentar la fundación de Roma.
La épica es un género literario clásico, que atraviesa la historia y evolución según
la época y el lugar en los cuales se desarrolla. Si bien los relatos que leeremos son versiones
en prosa, dicho género está escrito originalmente en verso (composición que facilitaba la
memorización en sociedades orales) y es muy extenso; por ejemplo la Ilíada de Homero
tiene más de 15.000 versos y está divida en 24 cantos.
El marco narrativo
En todo relato es posible identificar un marco narrativo, formado por el lugar, el
tiempo y los personajes. Reconocerlo es fundamental para iniciar el análisis de un texto
literario, ya que presenta información necesaria para su comprensión. En el caso de los
relatos épicos, el marco narrativo presenta ciertas características particulares.
Lugar: Es el espacio en el cual transcurren los hechos. Los episodios en la poesía épica
suelen ocurrir en diversos espacios, ya que los desafíos conducen al héroe a distintos
territorios, muchas veces a través de viajes. Pueden ser lugares reales, o ligados a la
mitología.
Las versiones
Si bien los relatos épicos clásicos se caracterizan por su composición y transmisión
oral, lo que genera que puedan existir variaciones en los hechos narrados, la puesta por
escrito de los textos anónimos permitió que perduraran hasta hoy versiones
estandarizadas. Sin embargo, por tratarse de textos clásicos que se leen en distintas
épocas, podemos encontrar modificaciones en las versiones modernas y esto se debe, entre
otras cosas, a la prosificación de los textos y a su intención didáctica.
Prosificación de los textos: Son aquellos poemas épicos que se pasaron a prosa. Por
ejemplo, la versión original de la Ilíada está compuesta en versos que marcan un ritmo
regular en las palabras, mientras que en la actualidad encontramos versiones de la obra en
prosa. Esto acerca el relato a las características formales de la novela, como la separación
de capítulos.
Versiones didácticas: Son aquellas obras pensadas para un público infantil o juvenil. Por
este motivo, se realizan adaptaciones en función de la edad de los receptores, adecuando la
elección del vocabulario y el uso del lenguaje general.
El héroe medieval
Un rasgo que caracteriza a la poesía épica y al relato de caballería es la presencia de
un héroe como su personaje central. Y debido a que estás historias de ambientan en una
época de grandes enfrentamientos, el héroe por excelencia es un guerrero. El héroe
medieval encarna los grandes valores que la sociedad de la época estima: patriotismo,
lealtad, coraje. Posee, también, una gran fortaleza física y, en muchos casos, las armas que
utiliza o los objetos que emplea son tan importantes que sirven para identificarlo, como la
espada de Arturo. Además, el héroe medieval se destaca por sus valores morales: es
sumamente leal a su patria y a quien la gobierna, generoso con sus compañeros y poseedor
de un gran sentido del honor. Tanto es así que prefiere perder la vida antes que no cumplir
con sus palabras. Si bien todas las cualidades que lo caracterizan son específicamente
humanas, se destaca del resto de los mortales porque las posee en un grado exagerado.
La mayoría de los héroes medievales consagran sus esfuerzos a cumplir misiones
por el bienestar de su comunidad. En algunos casos, cómo Roldán o el Cid Campeador,
poseen también una gran devoción hacia el dios Cristiano.
Este personaje cuenta con ayudantes que colaboran con él para superar las pruebas a
las que se debe enfrentar. Estos ayudantes cumplen un papel fundamental para concretar la
misión planteada y, en muchos casos, su aporte resulta decisivo en la acción este es el caso
de Merlin quien, en la historia de Arturo, es el asesor principal del rey y al que el noble
caballero obedece ciegamente a lo largo de todo su reinado.
El ciclo troyano
Tanto las causas y las derivaciones de la ira de Aquiles, narradas en la Ilíada, como
las vicisitudes del retorno de Odiseo y la venganza contra los pretendientes, temas
principales de la Odisea, son fragmentos de una gran historia. Eslabones, aunque no poco
importantes, de una tradición de relatos sobre la guerra de Troya, que en su conjunto se
conoce como ―ciclo épico‖ o ―ciclo troyano‖. Los episodios míticos que se ubican entre las
causas de esa guerra son dos: el juicio de Paris y el rapto de Helena.
Durante las bodas de Tetis y Peleo, la Discordia arrojó un manzana de oro entre los
dioses para que le fuera otorgada a la más hermosa entre las divinas Atenea, Hera y
Afrodita. Como ninguno de los olímpicos se inclinó por una de las diosas, Zeus las envío
ante la presencia del troyano Paris para que él decidiera la disputa. Para seducir al árbitro,
Hera le aseguró el imperio de toda Asia en caso de ser la elegida; Atenea le ofreció la
prudencia y la victoria en la batalla; por último, Afrodita le prometió el amor de Helena de
Esparta. Paris le concedió a Afrodita la manzana dorada.
La historia del rapto de helena surge como consecuencia del juicio de Paris.
Helena era la mujer más hermosa del mundo y su mano era pretendida por una multitud de
reyes griegos. Tíndaro, el padre de Helena, entre los mortales, hizo caso al consejo de
Odiseo por el cual los aspirantes a la boda debían jurar que aceptarían la elección del
progenitor y acudirían en defensa del esposo ante una eventual disputa. De modo que
cuando Paris, que se encontraba en Esparta cumpliendo una embajada, raptó a la hermosa
Helena, su esposo Menelao hizo valer el juramento y obligó a los jefes griegos a marchar
contra Troya, bajo el mando general de su hermano Agamenón.
El sitio de la ciudad se prolonga durante nueve años. Al décimo, Agamenón debe
devolver a la prisionera Criseida, hija de un sacerdote de Apolo, para que cese la peste que
el dios había desencadenado como castigo en el campamento griego. En compensación por
la pérdida, el comandante resuelve quitarle a Aquiles una de sus esclavas. Ante semejante
ultraje, Aquiles se enfurece y se retira del combate: esta situación que da comienzo a la
Ilíada.
Como consecuencia de la decisión de Aquiles, se produce el avance del ejército
troyano, que obliga al enemigo a retroceder hasta las naves. Compadecido por la situación,
Patroclo, el mejor amigo de Aquiles, le pide a este su armadura para hacer creer a los
troyanos que el héroe ha vuelto al combate.
Héctor, uno de los principales troyanos, mata a Patroclo. Entonces Aquiles decide
volver al campo de batalla para vengar a su amigo. Mata a Héctor; pero más tarde es herido
por Paris en el talón, único punto vulnerable de su cuerpo, y muere.
Finalmente, los griegos logran definir la situación gracias a un engaño ideado por
Odiseo. Hacen creer a los troyanos que se han rendido y les regalan un gran caballo de
madera que estos introducen en la ciudad fortificada, sin saber que dentro del caballo se
ocultan los mejores guerreros griegos. Durante la noche, los griegos salen del escondite,
hacen entrar al resto de sus compañeros y destruyen la ciudad.
Terminada la guerra, los griegos que han sobrevivido regresan a sus hogares. En
general, todos deben enfrentar diversas contrariedades. Pero el regreso más complicado de
todos es el de Odiseo (Ulises), que demorará otros diez años en llegar a su tierra en la isla
de Ítaca.
Actividades
1. ¿Cuál es la finalidad del relato épico?
2. ¿Qué tipos de hechos narra? ¿Cuál es la diferencia entre los textos que se nos
acercan en la actualidad y su versión original?
3. Establecer diferencias entre epopeyas y cantares de gesta
4. ¿Cuál es el antecedente de la novela moderna?
La Íliada – Homero
Los héroes poseen virtudes que los distinguen, pero también tienen sentimientos de ira,
envidia y celos. Eso le sucedió a Aquiles, en plena guerra de Troya. Veamos…
Musa, cuenta la cólera maldita de Aquiles, el hijo de Peleo, que causo tanto dolor entre los
aqueos* e hizo que bajaran al Hades muchas almas de valientes héroes, y convirtió sus
cuerpos en alimento de perros y de aves, y después de la disputa entre Aquiles y
Agamenón, rey de pueblos.
¿Qué hizo que se pelearan?
Era el noveno año de asedio a Troya. Durante un viaje a Tebas en busca de alimento
y mujeres, Agamenón había tomado como esclava a una muchacha llamada Criseida, hija
de un sacerdote cuyo nombre era Crises. Al día siguiente, el padre de la joven se presentó
en el campamento aqueo. Llevaba espléndidos regalos y habló así:
-¡Aqueos! Que los dioses del Olimpo les permitan destruir Troya y regresar bien a
sus hogares. Pero, por favor, liberen a mi hija. Y acepten este rescate por respeto a Apolo,
el lanzador de flechas.
Todos aprobaron devolver a la muchacha y aceptar el rescate. Todos menos
Agamenón, quien se enojó, se puso de pie y echó a Crises de mala manera:
-Desaparece, viejo. No pienso devolverte a tu hija. Cuando la guerra termine, ella
envejecerá en mi casa, lejos de su patria, compartiendo mi lecho. Así que vete ahora mismo
y no vuelvas si quieres conservar tu vida.
El anciano asintió miedo y obedeció. Caminó en silencio por la orilla del mar, y
cuando estuvo lejos del campamento y las naves, le suplicó a Apolo:
-Dios del arco de plata, al que siempre honré, escucha mi voz y concédeme este
deseo: ¡que los aqueos paguen mis lágrimas castigados por tus flechas!
Apolo lo escuchó y bajó desde el Olimpo, con el arco y la aljaba* al hombro. Tenía
el aspecto de la noche. Pronto empezó a disparar, y la muerte y el dolor se abatieron sobe
los aqueos. Durante nueve días las terribles flechas cayeron sobre hombres y animales. Las
piras* de cadáveres ardían sin pausa. Al décimo día, Aquiles, el de pies ligeros, convocó a
una asamblea. Dijo a todos los presentes:
-Si esto continúa, tendremos que subir a las naves y volver a nuestra patria.
Consultemos a un adivino o a un sacerdote que nos explique qué ocurre y cómo liberarnos
de este desastre.
Entonces se levantó el sabio Calcante, el mejor entre los adivinos, el que conocía las
cosas pasadas, las presentes y las futuras; y habló así:
-Aquiles: quieres conocer el motivo de esta desgracia, y te lo diré. Pero jura que me
vas a defender con tu palabra y tus manos, porque preveo que voy a irritar a un hombre
poderoso al que todos los aqueos obedecen.
Y contestó Aquiles:
-Habla sin miedo, Calcante. Mientras yo viva nadie levantará una mano contra ti.
Entonces dijo el adivino:
-Es Apolo el que nos envía sufrimientos, porque Agamenón ofendió al sacerdote
Crises. Solo hay una manera de apartar este desastre: devolver a esa muchacha de ojos
vivaces a su padre antes de que sea demasiado tarde.
Después de decir esto, se sentó. Entonces se levantó Agamenón, con la mirada
encendida como el fuego. Miró con odio a Calcante y le dijo:
-¡Adivino siniestro! Te complace predecir desgracias. ¡Jamás me anunciaste nada
grato! Y ahora quieres privarme de la hermosa Criseida, que me gusta más que mi propia
esposa. Muy bien, voy a devolverla, porque no quiero que sigan muriendo mis hombres,
pero a cambio exijo una compensación. No es justo que yo sea el único que se quede sin
botín.
Entonces habló Aquiles.
-¿Qué podemos ofrecerte, Agamenón? Lo que saqueamos en las ciudades ya está
todo repartido. Devuelve a la muchacha, y cuando tomemos Troya te compensaremos con
el triple o el cuádruple.
Y respondió Agamenón:
-¿Y tú conservaras tu botín mientras a mí me dejan sin nada? No vas a
convencerme, Aquiles. Ahora devolveré a Criseida, pero después voy a tomar lo que tenga
ganas. Y tal vez me quede con tu propia esclava. O la de Áyax, o la de Odiseo.
Aquiles le contestó muy enojado.
-Ah, no tienes vergüenza. Tu codicia es insaciable. ¿Cómo pretendes que los aqueos
*aljaba: Funda para transportar flechas.
*pira: hoguera para quemar cadáveres.
te sigan en la batalla? A mí los troyanos no me hicieron nada. Vine a luchar por ti, para
defender tu honor y el de tu hermano Menelao; sin embargo, me llevo el mayor peso en las
batallas, y cuando se reparte el botín tú siempre recibes la parte más grande y yo la más
pequeña. ¿Y ahora me amenazas? No, será mejor que vuelva a mi patria antes que
quedarme arriesgando la vida para darte tesoros y ganancias a ti, perro codicioso.
Y Agamenón, rey de pueblos, le dijo:
-Huye, si eso es lo que te dicta tu corazón. No voy a suplicarte que te quedes. No me
agradas, Aquiles: te gusta discutir y pelear. Eres fuerte, sí, pero eso no es mérito tuyo, sino
un don de los dioses. No tengo ningún temor a tu cólera. Vuelve a tu casa si quieres y
llévate tus naves y tus hombres. Pero te diré lo que voy a hacer: después de entregar a
Criseida, iré en persona a tu tienda y me llevaré a la hermosa Briseida, tu botín, para que
quede en claro quién es el más poderoso, y para que ningún otro se atreva a compararse
conmigo.
Así habló, y Aquiles se llenó de inquietud. Dudaba entre desenvainar su filosa
espada y matar a Agamenón, o contener su cólera. Estaba a punto de sacar la espada cuando
bajó del cielo Atenea, se puso detrás de él y tiró suavemente de sus cabellos. Solo Aquiles
podía verla, y enseguida la reconoció, pues los ojos de la diosa irradiaban un fulgor único y
terrible.
Aquiles le dijo estas palabras:
¿A qué has venido, hija de Zeus? ¿A ver cómo el arrogante de Agamenón pierde su
vida?
Y le contestó Atenea, la de ojos brillantes:
-Vengo del cielo para calmar tu ira. Me manda Hera, quien los quiere a ti y a
Agamenón por igual. Vamos Aquiles, guarda ahora tu espada y algún día recibirás el triple
de lo que pierdes por esta deshonra.
Y Aquiles, el de pies ligeros, respondió:
-Aunque estoy muy enojado respetaré tu decisión. Los dioses escuchan a quien los
obedece.
Cuando él soltó la empuñadura de su espada, Atenea voló al Olimpo junto con los
otros dioses.
Entonces Aquiles le gritó Agamenón:
-¡Miserable, corazón de ciervo! Llegará un día en que los aqueos pidan por mí.
Cuando caigan bajo los golpes de Héctor, me extrañarán. Tú no podrás hacer nada para
ayudarlos, y te arrepentirás de haber ofendido al mejor de los aqueos. Llegará ese día,
Agamenón. Te lo aseguro.
Así habló. Luego se disolvió la asamblea y Aquiles se retiró acompañado por sus
hombres.
Agamenón hizo embarcar a la bella Criseida en una nave con veinte remeros para
que la llevaran de vuelta a su tierra, junto a su padre. Después llamó a dos heraldos y les
ordenó:
-Vayan a la tienda de Aquiles y tráiganme a Briseida. Si Aquiles se opone, díganle
que iré yo mismo con más hombres y será peor.
Los mensajeros bordearon la orilla del mar hasta el campamento de los
mirmidones*.
*mirmidones: Pueblo gobernado por Aquiles.
Aquiles estaba sentado afuera de su tienda, junto a su nave. Los heraldos se
quedaron de pie, en silencio, sin atreverse a decir nada, por respeto al rey. Él se dio cuenta
y les dijo:
-Acérquense. Ustedes no tienen la culpa de nada; es Agamenón quien los manda.
Entonces Aquiles llamó a Patroclo y le pidió que buscara a Briseida. (…) Aquiles
los vio partir. En su pecho se mezclaban la furia y la tristeza. Se alejó de sus compañeros y
fue a sentarse junto al espumoso mar. Entonces lloró mirando el horizonte. El señor de la
guerra, el terror de los troyanos, levantó los brazos al cielo y, como un niño, se puso a
invocar entre lágrimas el nombre de su madre, Tetis.
Ella lo escuchó desde el fondo del mar y emergió de las aguas como una neblina. Se
sentó junto a él, lo acarició con dulzura y le preguntó qué ocurría. Cuando Aquiles le
explicó el motivo de sus penas, ella le dijo:
-¡Ay, hijo mío! ¿Para qué te trajo al mundo esta pobre madre? Tu vida será breve…
Ojalá pudieras pasarla sin lágrimas, ni dolor. Ahora quédate junto a las naves y no vuelvas
a combate. Yo iré al Olimpo, le suplicaré a Zeus por ti y él me escuchará.
-¡Padre! Si alguna vez te favorecí con mis palabras o mis acciones, escucha mi
ruego. Agamenón ha ofendido a mi hijo. Le quitó su recompensa, la hermosa Briseida; y no
tiene intención de devolvérsela. Te pido que ayudes a Aquiles a vengarse. Dale poder a los
troyanos para que los aqueos retrocedan y, acorralados, se vean obligados a buscar la
ayuda de mi hijo, y lo honren como es debido.
Así habló. El dios que junta las nubes se quedó callado. Tetis le suplicó de nuevo,
abrazando sus rodillas, hasta que Zeus contestó:
-Intentaré cumplir lo que me pides, pero Hera no debe enterarse, o habrá grandes
problemas. Ella apoya a los aqueos en la lucha, y aun sin motivos me reprocha a mí apoyar
a los troyanos. Así que te pido que te vayas antes de que te vea. Haré lo que pueda.
Satisfecha, Tetis se zambulló en el mar y Zeus volvió a su morada. Los dioses se
pusieron de pie cuando entró su padre. Pero Hera se dio cuenta de que él había estado
haciendo planes con Tetis, y le dijo:
-¿Con quién estuviste conversando, tramposo? ¡Cómo te gusta tomar decisiones a
escondidas, lejos de mí!
-Zeus le contestó:
- Hera, aunque seas mi esposa no esperes conocer todos mis planes. Las decisiones
que pueda comunicar las sabrás siempre antes que el resto de los dioses, pero no trates de
averiguarlo todo.
(…)
Así habló Zeus, y Hera tuvo miedo. Serenó su ánimo y se sentó junto a sus hijos y al
resto de los dioses. Todos comieron y bebieron, y cuando se hizo la noche se retiraron a
dormir cada uno a su morada. También Zeus se fue a la cama, seguido en silencio por su
esposa.
En Íliada, Buenos Aires: La estación, 2014
(versión de Nicolás Schuff)
Actividades:
1. Indiquen con V las afirmaciones verdaderas y con F las falsas. Luego, corrijan en su
carpeta las que consideren falsas:
a. El asedio de Troya estaba comenzando.
b. Aquiles y Agamenón discuten por las estrategias en las batallas.
c. Apolo interviene en favor de Agamenón
d. Aquiles controla su ira por la acción divina
e. Aquiles se muestra fuerte e inquebrantable frente a la partida de Briseida.
f. Tetis decide socorrer a Aquiles
g. Zeus escucha las súplicas de Tetis y promete ayudar a Aquiles.
Uther Pendragon era el rey de Inglaterra cuando se enamoró de lady Ingraine. La bella
dama estaba casada con el duque de Cornualles*. Cuando el duque murió, Uther le pidió ayuda al
mago Merlín para conquistarla. Este accedió con la condición de que el primer hijo de la pareja le
fuera entregado al nacer. Y así fue: cuando nació el niño, que fue bautizado con el nombre de
Arturo, el rey se lo entregó a Merlín que, a su vez, lo dio a una familia adoptiva que lo crió como
propio. Pasaron los años, y Uther enfermó; entonces, sus enemigos aprovecharon para saquear el
reino. Finalmente el rey murió, y el trono de Inglaterra permaneció vacante.
En medio de esta anarquía*, nadie estaba a salvo, y las leyes no eran respetadas, de
manera que Merlin, finalmente, se presentó al arzobispo de Cantorbéry y le aconsejó que
convocara a todos los señores y caballeros armados del reino para que se reunieran en
Londres en Navidad, amenazando con la excomunión* a quien se negara a concurrir.
Puesto que Jesús había nacido en Nochebuena, creíase que, quizás en esa noche sagrada, les
ofreciera una señal milagrosa para indicar a quién le correspondía el trono del reino.
Cuando el mensaje de arzobispo llegó a oídos de los señores y caballeros, muchos de ellos
se sintieron llamados a purificar sus vidas para que sus plegarias resultaran más aceptables
a Dios.
En la iglesia más imponente de Londres (probablemente la Catedral de San Pablo),
los señores y caballeros se reunieron para orar mucho antes del alba. Y cuando concluyeron
los maitines* y la primera misa, se vio, en el patio de la iglesia y en un sitio muy próximo
al altar mayor, un gran bloque de mármol; en el mármol, había un yunque* de acero
atravesado por una espada. Tenía esta inscripción en letras de oro:
Las gentes se asombraron y llevaron las nuevas del milagro al arzobispo, quien les
dijo:
-Volved a la iglesia y rezadle a Dios. Y que hombre alguno toque la espada hasta
que se cante la Misa Mayor-. Y así lo hicieron, pero, en cuanto concluyó el servicio, los
señores fueron a ver la piedra y la espada, y algunos trataron de sacar la hoja; pero sus
tentativas fueron en vano.
No está aquí el varón capaz de extraer esa espada --declaró el arzobispo, pero sin
duda Dios nos lo mostrará. Hasta entonces -prosiguió-, sugiero que diez caballeros famosos
por su virtud sean designados para custodiar está espada.
Así se ordenó, y, más tarde, se pregonó que todo hombre que quisiera probar suerte
podía tratar de sacar la espada. Para el día de Año Nuevo, se anunció un gran torneo,
proyectado por el arzobispo a fin de que los señores y caballeros permanecieran juntos,
puesto que calculaba que, para ese momento, Dios les permitiría conocer al hombre capaz
de conquistar la espada.
*Anarquía: ausencia de gobierno
*Cornualles: ciudad al sur de Inglaterra
*Excomunión: prohibición a una persona de participar de sacramentos
*Maitines: rezos antes del amanecer
*Yunque: herramienta que se usa para dar forma a metales como hierro o acero.
El día de Año Nuevo, al concluir los oficios sagrados, los caballeros y barones* se
dirigieron al campo donde debían de librarse las justas*, en las cuales dos hombres con
armadura se enfrentarían en singular combate intentando derribar a su oponente. Otros se
unieron al torneo, deporte militar que solía congregar a grupos selectos de hombres
armados y a caballo. Mediante esta práctica los caballeros y barones conservaban su
destreza y entrenaban para la guerra, además de conquistar honra y renombre por su
gallardía* y pericia con el caballo, el escudo, la lanza y la espada, pues todos los barones y
caballeros eran gente de armas.
Sucedió que sir Ector, quien poseía tierras en las cercanías de Londres, vino a unirse
a las justas acompañado de su hijo sir Kay, armado caballero recientemente, el dia de
Todos los Santos, y también del joven Arturo, quien había sido criado en la casa de sir
Ector y era hermano de leche* de sir Kay. Cuando cabalgaban rumbo al torneo, sir Kay
advirtió que había olvidado la espada en la casa de su padre y solicitó al joven Arturo que
volviera en su busca.
-Lo haré con sumo placer -dijo Arturo; y volvió grupas y galopó en busca de la
espada de su hermano de leche. Pero, cuando llegó a la casa, la encontró desierta cerrada
con trancas, pues todos se habían marchado para ver las justas.
Entonces, Arturo se encolerizó y se dijo a sí mismo: -Muy bien, cabalgaré hasta la
iglesia y arrancaré la espada incrustada en la piedra. No quiero que mi hermano Sir Kay
este sin espada hoy.
Cuando llegó a la iglesia, Arturo desmontó y sujetó la cabalgadura al portillo. Se
dirigió a la tienda y no encontró allí a los caballeros custodios, pues también ellos habían
asistido al torneo. Entonces, Arturo aferró la espada por la empuñadura y, con ímpetu y
facilidad, la extrajo del yunque y la piedra; luego montó a caballo y cabalgó velozmente
hasta alcanzar a sir Kay, a quien le dio la espada.
En cuanto sir Kay vio la espada, notó que era la que estaba en la piedra, y,
rápidamente, fue hasta su padre y se la mostró.
-iSeñor, mira esto! Tengo la espada de la piedra y, por lo tanto, debo ser rey de
Inglaterra.
Sir Ector reconoció la espada, y llamó a Arturo y a sir Kay; los tres regresaron rápidamente
a la iglesia. Y allí, sir Ector hizo declarar a sir Kay, bajo juramento, dónde había
conseguido la espada.
-Me la trajo mi hermano Arturo-respondió sir Kay. Entonces sir Ector se volvió
hacia Arturo.
-¿Dónde obtuviste esta espada?
-Cuando regresé en busca de la espada de mi hermano- dijo Arturo, no encontré a
nadie en casa, así que no pude traerla. No quería que mi hermano estuviera sin espada, de
modo que vine aquí y tomé la que estaba en la piedra para dársela.
-¿No había ningún caballero custodiando la espada? -preguntó sir Ector.
-No señor-dijo Arturo. No había nadie. Sir Ector guardó silencio un instante y,
luego, dijo:
-Ahora comprendo que tú debes ser rey de estas tierras.
*Barones: los que portaban título de nobleza de barón.
*Gallardía: esfuerzo y valentía de acciones físicas.
*Hermanos de leche: hijos de distintos padres, amamantados por misma mujer.
*Justas combates a caballo y con lanza
*Senescal: jefe de la nobleza que gobierna un territorio.
-No entiendo dijo Arturo. ¿Por qué razón yo debo ser rey?
-Mi señor-dijo sir Ector-, es la voluntad de Dios que sólo el hombre capaz de extraer
esta espada de la piedra tenga derecho a la corona del reino. Ahora déjame ver si puedes
devolver la espada a su sitio y volver a sacarla.
-No es difícil-dijo Arturo, e introdujo la espada en el yunque. Entonces, sir Ector
trató de sacarla y no pudo, y le dijo a sir Kay que lo intentara. Sir Kay tiró de la espada con
todas sus fuerzas, pero no pudo moverla.
-Ahora te toca a ti-le dijo sir Ector a Arturo. -Muy bien dijo Arturo. Y extrajo la
espada sin dificultad.
Entonces, sir Ector y sir Kay se hincaron de rodillas ante él. -¿Qué es esto? -
exclamó Arturo-. Padre y hermano míos, ¿por qué os arrodilláis ante mí?
-Mi señor Arturo -dijo sir Ector-, no soy tu padre ni somos de la misma sangre. Creo
que eres de sangre más noble que la mía. --Entonces, sir Ector le refirió a Arturo cómo lo
había tomado a su cargo por orden de Uther y, también, le refirió la intervención de Merlín.
Al enterarse de que sir Ector no era su padre, Arturo sintió una tristeza que se
agudizó cuando sir Ector le dijo: -Señor, ¿contaré con tu bondad y protección cuando seas
rey?
-¿Por qué habría de ser de otro modo? -exclamó Arturo. Te debo más que a nadie en
el mundo, a ti y a tu esposa, mi madre y señora, quien me amamantó y me cuidó como a un
hijo propio. Y si, como dices, es voluntad de Dios que yo sea rey, pídeme lo que quieras,
que no he de fallarte.
-Mi señor-dijo sir Ector-, sólo una cosa te pediré, y es que nombres a mi hijo sir
Kay, tu hermano de leche, senescal* y protector de tus tierras.
-Se hará eso y mucho más. Por mi honra, que nadie, sino sir Kay, ejercerá esa
función mientras yo viva.
Luego los tres fueron ante el arzobispo y le contaron cómo la espada había sido extraída de
la piedra, y él dio órdenes de que volvieran a reunirse los barones, quienes nuevamente
intentaron sacar la espada. Todos fracasaron, excepto Arturo.
Muchos de los señores, presas de la envidia y el furor, dijeron que era vergonzoso e
insultante que el reino fuera gobernado por un muchacho cuya sangre no era real. La
decisión se postergó hasta Candelaria*. Tras acordar una nueva reunión para esa fecha, se
designaron diez caballeros para vigilar la espada y la piedra. Se alzó una tienda para
protegerla, y, a toda hora, había cinco caballeros de guardia.
En Candelaria, acudió un número aún mayor de señores para intentar sacar la
espada, pero nadie pudo lograrlo. Arturo, al igual que antes, lo consiguió sin esfuerzo.
Entonces, los airados barones postergaron la resolución hasta Pascua, y, Arturo fue el único
capaz de extraer la espada. Algunos de los grandes señores se oponían a que Arturo ciñera
la corona y demoraron la prueba definitiva hasta Pascua de Pentecostés. Tan enfurecidos
estaban que la vida de Arturo corría peligro. El arzobispo de Cantórbery, aconsejado por
Merlín, convocó a aquellos caballeros a quienes Uther Pendragon había hecho depositarios
de su amor y su confianza. Hombres de la talla de sir Bawdewyn de Bretaña, sir Kaynes, sir
Ulfius y sir Brastias, todos ellos y muchos más permanecieron día y noche cerca de Arturo
para protegerlo hasta la Pascua de Pentecostés.
En Los hechos del rey Arturo y sus nobles caballeros. Buenos Aires: Debolsillo, 2004
Actividades:
Soberbia
Intolerancia
Origen noble
Generosidad
Humildad
Egoismo
6. ¿Por qué puede considerarse a Arturo un héroe medieval?
El cantar de Roldán
Anónimo
El rey de Francia, Carlomagno*, ha conquistado toda España, salvo la bella Zaragoza,
sometida al rey moro* Marsil. Este sabe que no tiene ejército ni fuerza suficiente para enfrentar a
Carlos. Por eso, junto con sus asesores, planea una emboscada para asesinar a Roldán, el sobrino
del rey, ya que cree que de esa manera el hub emperador habrá perdido lo mejor de su ejército,
dejará de luchar y así Zaragoza se verá a salvo de los franceses.
Mientras Carlos regresa a Francia, pensando que allí el rey moro presentará su rendición,
Roldán queda en la retaguardia* con su fiel compañero y amigo Oliveros, y un grupo reducido de
soldados.
Cuando llega a Roncesvalles*, Roldán descubre que la tropa de Marsil viene a su
encuentro con cuatrocientos mil soldados. El número de guerreros enemigos es mucho mayor, pero
Carlos ya está muy lejos.
El cantar de Roldán. México D. F.: Porrúa, 2007. Versión en prosa de Felipe Teixidor. Adaptación
de Karina Sánchez.
Actividades:
Versiones épicas
Los reyes
Julio Cortázar
Escena final
El minotauro agoniza, sosteniendo la roja cabeza contra el muro. El joven citarista se
acerca temeroso, mientras otros habitantes del laberinto – jóvenes, doncellas – se detienen
más lejos.
Actividades:
1. Señalen con V o F las oraciones, teniendo en cuenta lo leído en Los Reyes.
a. El Minotauro es una bestia brutal y sádica.
b. El citarista desea la muerte del Minotauro.
c. El Minotauro le pide al citarista que comience a danzar.
d. Nydia es una de las vírgenes del laberinto.
e. El citarista toca una melodía triste.
Integración de contenidos
Habían transcurrido diez años del fin de la guerra y todos los otros guerreros, los
que habían escapado de la amarga muerte, ya estaban en sus casas, lejos de los
peligros del mar y de la guerra. Solo él, el astuto Odiseo, no había podido
regresar: la ninfa Calipso, que lo deseaba por esposo, lo retenía en su isla. Y
Poseidón, el dios de los mares y las tempestades, se había enemistado con el héroe
y había decidido privarlo del regreso al hogar. El enojo de Poseidon tenía una
causa: Odiseo había dejado ciego a su hijo, el ciclope Polifemo.
Un día, los dioses se reunieron en la cumbre resplandeciente del Olimpo. Todos
estaban presentes, menos Poseidón (...). Eran muchos los dioses que amaban a
Odiseo y deseaban que el héroe volviera a casa. Pero la que más lo amaba era
Atenea, la de ojos brillantes, pues admiraba su ingenio y su valor.
LA ENTREVISTA
La entrevista
Una entrevista es un intercambio verbal.
Consiste en un diálogo entre un entrevistador y uno o más
entrevistados para dar a conocer información, ideas y
novedades de manera pública. Su formato depende del
medio donde será publicada, ya que es un género que
pertenece al ámbito periodístico y circula en distintos
medios de comunicación: gráficos (diarios y revistas),
Entrevista al grupo surcoreano audiovisuales (TV y radio) y sus versiones digitales
BTS. (Internet). Podemos distinguir:
● El diálogo: El entrevistador realiza las preguntas previamente pensadas y aquellas que
vayan surgiendo en el transcurso de la charla.
● La edición: Es el trabajo posterior a la entrevista. El entrevistador revisa la conversación
y sus anotaciones, la reordena y selecciona los pasajes que considera más relevantes para
crear un nuevo texto (escrito o audiovisual) que luego será publicado. Además, interpreta
esa charla y agrega sus comentarios.
Actividades:
1) Leer la entrevista a la escritora Claudia Piñeiro y resolver:
03-07-2021 ENTREVISTA
En el prólogo que escribió para reeditar las obras en Alfaguara (¿Cuánto vale una heladera?),
Piñeiro confiesa que ir al teatro es una de las actividades
que más disfruta en la vida.
Cuentos:
▪ El alumno nuevo de Pablo De Santis.
▪ El racista de Isaac Asimov.
▪ Los cazadores cósmicos de Philip Dick.
▪ Plebster y Orsi, del planeta Procyon de Roberto Fontanarrosa.
▪ La máquina del tiempo, la máquina del tiempo de Eduardo Abel Gimenez.
▪ Cuento de Navidad de Ray Bradbury.
Novela: ―Todos los soles mienten‖ – Esteban Valentino
Segunda parte
La ciencia ficción: Los mundos posibles y la garantía científica
La ciencia ficción es uno de los géneros literarios y cinematográficos más populares
de los siglos XX y XXI. Si bien muchos escritores han discutido acerca de cuál sería la
mejor definición que permitiera comprenderla y distinguirla de otro tipo de ficciones, se
trata de un género fácilmente reconocible debido a sus características particulares:
● La razón y la naturaleza: Se sabe que la ciencia y la tecnología
evolucionan constantemente, y se imaginan desarrollos posibles. El
hombre y su medioambiente también evolucionan, pero de un modo
más lento. La ciencia ficción se pregunta si de estas diferencias de
velocidad evolutiva surgirán nuevas soluciones y/o problemas.
● El futuro de las sociedades humanas: La ciencia ficción se centra
en la posibilidad de arreglar problemas del mundo actual (como las
enfermedades, la superpoblación o las guerras), pero también piensa
en los peligros y problemas nuevos que podrían surgir en el futuro.
● La presencia de los monstruos: El género incorpora con
frecuencia seres Matrix (1999) es que no podemos entender, ni clasificar. Se
dividen en considerada una de naturales (terrícolas y extraterrestres) y
artificiales las mejores películas (desde robots inteligentes hasta software fuera
de control). de ciencia ficción de
la historia del cine.
La historia de La invención
de Morel (1940) inspiró la
serie estadounidense Lost.
Titanis: el armario de la luna), Horacio Convertini (Otro universo donde ser feliz) y
Margarita Mainé (El secreto de la cúpula o Lástima que estaba muerto) se han
especializado en el género.
Lenguajes:
El lenguaje empleado para narrar los hechos de la ciencia ficción se destaca por:
● Usar tecnicismos, es decir, palabras o expresiones específicas a un ámbito científico
determinado.
● Incluir neologismos, que son palabras creadas para nombrar las nuevas
realidades que se describen, para las que no existe, todavía un lenguaje.
Este uso particular del lenguaje contribuye a crear la atmósfera de la
narración de ciencia ficción y darle verosimilitud a la realidad creada.
Por ejemplo, la novela La Naranja Mecánica de Anthony Burguess
Personajes:
● Seres posibles de nuestro mundo (científicos, investigadores, astronautas, exploradores o
simplemente hombres y mujeres comunes afectados por la ciencia)
● Seres imposibles en nuestro mundo: alienígenas, robots inteligentes, androides, mutantes,
seres extinguidos.
Los tipos de ciencia ficción
Según la visión sobre el futuro que construya, podemos clasificar los relatos de
ciencia ficción en:
Actividades:
1) Observá las siguientes sinopsis correspondientes a películas de ciencia ficción.
Indicá qué temáticas propias del género aborda cada una:
● Temáticas: ………………………………………………………………………………………………………………….
………………………………………………....................................
e) “Volver al futuro”: Una máquina del tiempo
(construida en un automóvil DMC DeLorean)
transporta a un adolescente a los años 50, cuando sus
padres todavía estudiaban en la secundaria.
● Temáticas: ………………………………………......................
……………………………………………………………………………….
f) “¡Marcianos al ataque!”: Un grupo de naves
espaciales llegadas de Marte están dispuestas a
invadir la Tierra. Si bien, los seres humanos
planeaban una bienvenida pacífica, el encuentro
no se desarrolla como se preveía y los marcianos
se divierten desintegrando humanos.
● Temáticas: ………………………………………………………………………………………………………………….
Cuentos:
EL ALUMNO NUEVO
de Pablo De Santis
Hacía un mes que habíamos empezado sexto grado cuando la maestra hizo pasar al
alumno nuevo. Todo en él era perfecto, el guardapolvo almidonado91, los zapatos negros
recién lustrados, el pelo dorado, los ojos azules hechos para el asombro.
La maestra lo sentó junto a la ventana que daba al patio al lado mío. Apenas se
sentó, el alumno nuevo dio una mirada por encima del hombro como si le interesara ver lo
que yo había escrito en mi cuaderno. No me gustaban los curiosos, menos los copiones y lo
cerré.
En los días siguientes el alumno nuevo sufrió algunos ataques de los varones que lo
encontraban demasiado pulcro92, demasiado silencioso, demasiado rubio. Como los miraba
impávido93 se aburrieron de atacarlo y lo dejaron en paz. Cuando me acercaba a él me
parecía oír un tic tac e imaginaba que tenía escondido un reloj que lo ayudaba con la
puntualidad ya que nunca lo vi entrar a la escuela ni un minuto antes, ni un minuto después.
Las chicas estábamos encandiladas por sus ojos azules, una por una fuimos
acercándonos y una por una nos fuimos alejando. Era tímido y casi no miraba a la cara, solo
los cuadernos abiertos y cuando miraba a la cara con sus ojos enormes una tenía que
desviar la vista. Nos asustaba un poco su mirada como si viera todas las cosas desde lejos,
como si fuera un príncipe que hubiera decidido salir del palacio por unos días para llevar la
vida de un chico común pero que sabe que nada de esto es real y que el palacio lo espera
con sus habitaciones de oro.
Él siguió mirando mi cuaderno por encima de mi hombro y yo lo cerraba para que
no se copiara. Pero pronto fue evidente que no tenía ninguna necesidad de copiarse porque
jamás se equivocaba y siempre se sacaba diez. Los exámenes que nos llevaban una hora él
los hacía en cinco minutos y después se quedaba mirando el patio vacío como si la caída de
una hoja de un árbol o el vuelo de un pajarito fueran un espectáculo digno de la mayor
atención.
No tenía hermanos, no tenía madre, vivía con su padre, que había puesto a tres
cuadras de la escuela un negocio con un cartel que decía ―Casa de modelismo Adam‖.
Vendía trenes eléctricos, máquinas de vapor, barcos en botellas y algunos aviones de
madera balsa para armar. Cuando yo pasaba frente a la vidriera camino a la escuela el padre
siempre estaba reparando alguna locomotora con unos destornilladores largos y finitos con
los que ajustaba unos tornillos diminutos.
En agosto el alumno nuevo faltó tres días seguidos y a la salida la maestra me llamó
aparte y me dijo:
91
Almidonado: Que ha sido planchado o preparado con almidón.
92
Pulcro: Limpio, prolijo.
93
Impávido: Que no se altera, perturba o muestra emoción alguna.
- Emma, ya que te queda de paso, ¿no le preguntarías al señor Adam por qué falta su
hijo?
Diez minutos después entré al local, no había nadie detrás del mostrador: “Señor
Adam”, llamé con timidez, pero nadie respondió. Una cortina roja separaba el negocio del
taller, corrí la tela justo lo suficiente para asomar la cabeza. Por la claraboya entraba una
luz gris. Me quedé muda y rígida tratando de entender lo que estaba viendo.
El alumno nuevo estaba tendido en una mesa, no tenía guardapolvo, ni camisa y de
su pecho abierto asomaban infinidad de mecanismos: cables, transistores, baterías,
engranajes dorados. Vi, en el lado izquierdo, una especie de cápsula de acero, vagamente
parecida a un corazón. Con los mismos destornilladores finitos que usaba para reparar los
trenes, el padre trabajaba en los mecanismos de su hijo. El alumno nuevo tenía los ojos
abiertos. Me fui sin hacer ruido. Temblaba.
El alumno nuevo volvió al colegio al día siguiente. A nadie dije nada de mi
descubrimiento, pero no volví a hablar con él. Cuando estaba cerca me parecía oír un
horrible tic tac que salía del interior de su pecho, que se hacía más fuerte y rápido cuando
yo estaba cerca. Indiferente a mi rechazo, siguió espiando mi cuaderno como si en mis
mapas mal hechos y en mis errores de ortografía hubiera algo que pudiera rivalizar con su
perfección.
Terminó sexto y séptimo pasó muy rápido. A mediados de enero en un día de calor
sofocante pasé por el local. La vidriera estaba vacía de trenes y en vez de ―Casa de
Modelismo Adam‖, un cartel decía: ―Se alquila‖.
Pasaron los años, terminé la secundaria, me recibí de maestra, conseguí trabajo en
un colegio que estaba en Caballito, cerca de Parque Chacabuco. Llevaba cuatro años como
maestra de sexto grado cuando una mañana de abril el director golpeó la puerta y dijo que
tenía que presentarme a un alumno nuevo. Entonces entró él, idéntico a como lo había
conocido, con su pelo dorado y sus ojos azules, solo que los zapatos estaban sin lustrar y el
guardapolvo, si es que era el mismo, ya no lucía como antes. Lucía real con algún remiendo
y alguna mancha.
Cuando sonó el timbre y todos se fueron al recreo, lo retuve. No hizo falta que le
dijera quién era yo, me había reconocido de inmediato, a pesar de los años. Le pregunté por
su padre.
- Se instaló acá cerca. Cada dos o tres años tenemos que cambiar de barrio para que la
gente no se dé cuenta de que todos cambian y yo no.
- ¿Y no te aburre la escuela, estudiar siempre lo mismo?
Me miró con sorpresa.
- Al contrario, tengo tantas cosas para aprender.
- ¿Qué podés aprender? Hace diez años, cuando éramos compañeros, ya sabías todo.
- Hace diez años no sabía nada, pero cada año adelanto un poco. Mi padre está muy
orgulloso de mí.
Ahora no usaba valija, sino mochila y sacó un cuaderno:
- Es del año pasado. Mirá… perdón, mire cómo adelanté.
Fue pasando las páginas. Cuando me acerqué el tic tac se hizo más rápido, pero
además sonaba distinto. El alumno señalaba con orgullo una cuenta de dividir mal hecha,
un error de ortografía, una mancha de tinta, las correcciones en rojo de la maestra.
Comprendí entonces por qué había espiado sobre mi hombro, comprendí cuál era la lección
que todos, a lo largo de los años y de los pupitres repetidos le habíamos enseñado sin
saberlo. Le había llevado años, pero el alumno nuevo ya sabía equivocarse. Y por un
instante el tic tac de su pecho sonó como el latido de un corazón.
Actividades:
1) ¿Qué actitudes llaman la atención del ―alumno nuevo‖?
▪ Su carácter agresivo y sus actitudes violentas. ……
de Isaac Asimov
94
Imperturbable: Que no se modifica.
― ¿Por qué habría de importarme? ―manifestó el ingeniero médico casi con
brutalidad―. Al fin y al cabo, se trata de un problema de ingeniería médica, y yo soy
ingeniero médico. Sea como sea, tengo que resolver el problema. No veo motivos para
inquietarme por nada más.
No obstante, el cirujano declaró con firmeza:
― Para mí es un asunto de correcto proceder.
― No puede usted utilizar ese argumento. ¿Qué le importa al paciente el correcto
proceder?
― A mí sí me importa.
― Usted integra una minoría. La tendencia general va en contra suya. No tiene
ninguna posibilidad.
― Debo intentarlo.
El cirujano hizo un ademán95 al ingeniero médico para que guardase silencio. No
era un gesto impaciente, sino simplemente apresurado. Ya había informado previamente a
la enfermera, y le indicaron que ésta se acercaba al quirófano. El cirujano oprimió un botón
y las dos hojas de la puerta se corrieron. El paciente entró en su silla de motor acompañado
por la enfermera, que avanzaba ágilmente a su lado.
― Puede retirarse, enfermera ― dijo el cirujano ―. Pero aguarde fuera. La llamaré
más tarde.
Luego hizo una seña con la cabeza al ingeniero médico, que salió con la enfermera,
y la puerta se cerró detrás de ellos.
El hombre de la silla miró por encima de un hombro y los vio marcharse. Tenía el
cuello muy delgado y unas finas arrugas en torno a los ojos. Estaba recién afeitado, y los
dedos, que aferraban con fuerza los brazos de la silla, mostraban unas uñas manicuradas96.
Era un paciente de alta categoría, y en su rostro se apreciaba un gesto displicente97.
― ¿Vamos a empezar hoy? ― preguntó.
― Esta misma tarde, senador ― repuso el cirujano asintiendo con la cabeza.
― Tengo entendido que esto llevará varias semanas.
― La operación en sí misma no, pero existe una serie de asuntos secundarios que
deben tenerse en cuenta. Habrá que realizar una transfusión de sangre y ciertos ajustes
hormonales. Se trata de cuestiones delicadas.
95
Ademán: Gesto.
96
El hombre tenía las uñas cortadas prolijamente.
97
Displicente: Indiferente, desagradable.
― ¿Es peligroso…? ― inquirió el enfermo, y luego, como si sintiera la necesidad
de establecer una relación amistosa, pero evidentemente en contra de su voluntad, añadió:
― ¿doctor?
Al cirujano le pasaron desapercibidos aquellos matices expresivos, y dijo
escuetamente98:
― Todo resulta peligroso. Le dedicamos suficiente tiempo para que sea lo menos
arriesgado posible. Ese tiempo, junto con la capacidad de muchos especialistas agrupados y
el instrumental adecuado, hacen que tales operaciones sólo estén al alcance de muy pocos.
― Lo sé ― afirmó el paciente, algo inquieto ―. Y me niego a sentirme culpable
por eso. ¿O es que insinúa que le estoy presionando?
― En absoluto, senador. Las decisiones de la Junta nunca han sido discutidas. Solo
menciono la dificultad y complejidad de la intervención con el fin de poner de manifiesto
mi deseo de llevarla a cabo del mejor modo posible.
― Bien, hágalo así, entonces. Ése es también mi deseo.
― En tal caso, debo pedirle que tome una decisión. Es posible aplicarle un ciber-
corazón de una de estas dos clases: de metal, o bien…
― ¡O de plástico! ― le interrumpió, irritado, el paciente ―. ¿No es esa la
alternativa que me ofrece, doctor? Plástico barato. Yo no quiero eso. Ya he hecho mi
elección, y quiero que sea de metal.
― Pero…
― Escúcheme. Me han dicho que la elección tengo que tomarla yo solo. ¿Es eso
cierto?
El cirujano asintió, y dijo:
― Cuando dos posibilidades son del mismo valor desde el punto de vista médico, la
elección recae en el enfermo, aun cuando las posibilidades no sean iguales, como ocurre en
este caso.
Los ojos del paciente brillaron.
― ¿Pretende usted decirme que el corazón de plástico es superior? ― inquirió.
― Eso depende del paciente. En mi opinión, a usted no le conviene el metal. Y
preferimos no utilizar la palabra plástico. Se trata de un ciber-corazón fibroso.
― Por lo que a mí respecta, es plástico.
― Senador ― dijo el cirujano con infinita paciencia ―, el material no es plástico en
el sentido ordinario de la palabra. Es un polímero99, ciertamente, pero mucho más
98
Escuetamente: Sin dar muchos detalles.
complejo que el plástico corriente. El material es una fibra proteínica compuesta, con la que
se ha conseguido imitar hasta donde ha sido posible el tejido natural del corazón humano, el
mismo que tiene usted dentro del pecho en este momento.
― Exactamente; y el corazón humano que tengo en el pecho ya está gastado a pesar
de que no he cumplido todavía los sesenta años. Yo no quiero nada parecido a esto, muchas
gracias. Yo quiero algo mejor.
― Todos queremos algo mejor para usted, senador. El ciber-corazón fibroso será
mejor. Posee una vida potencial de varios siglos. Es totalmente antialérgico…
― ¿No lo es el corazón metálico, acaso?
― Sí, lo es ― repuso el cirujano ―. El ciber-corazón metálico está formado por
una aleación100 de titanio que…
― ¿Y no es cierto que no se desgasta y que es más fuerte que el plástico, o la fibra,
o como usted quiera llamarle?
― El metal resulta físicamente más resistente, en efecto; pero la fortaleza mecánica
no es lo único que debe tenerse en cuenta. Dicha resistencia no es indispensable mientras el
corazón esté bien protegido. Cualquier agente capaz de llegar a su corazón podrá matarle
por otras razones, aunque sea un corazón metálico.
El paciente se encogió de hombros y manifestó:
― Entonces, cuando me rompa una costilla, haré que también me la pongan de
titanio. La sustitución de huesos resulta fácil. Todo el mundo puede conseguir que le hagan
eso en cualquier momento. Yo seré todo lo metálico que quiera, doctor.
― Está usted en su derecho, si así lo prefiere. Sin embargo, debo hablarle con
franqueza y decirle que si bien ningún ciber-corazón metálico ha fallado mecánicamente, sí
han fallado algunos electrónicamente.
― ¿Qué significa eso?
― Eso significa que todo ciber-corazón posee un pulsarregulador como parte
integrante de su estructura. En el caso de la variedad metálica se trata de un mecanismo
electrónico que mantiene el ritmo cardíaco. Ello implica que hay que colocar todo un
equipo en miniatura que altere el ritmo del corazón de acuerdo con el estado emotivo y
físico del individuo. En ocasiones, esto ha fracasado, y la persona ha muerto antes de que se
pudiera corregir el defecto.
― Nunca he oído hablar de tales casos.
99
Polímero: Sustancia química que resulta de un proceso de polimerización (mecanismo mediante el cual las
moléculas simples, iguales o diferentes, reaccionan entre sí por adición o condensación y forman otras
moléculas de peso doble, triple, etc.)
100
Aleación: Una aleación es una combinación de propiedades metálicas, que está compuesta de dos o más
elementos metálicos sólidos.
― Yo le aseguro que han ocurrido.
― ¿Y sucede a menudo?
― De ningún modo. Sólo muy raras veces.
― Bien, entonces correré ese riesgo. ¿Y qué me dice del corazón de plástico? ¿No
lleva también un pulsarregulador?
― En efecto, senador. Pero la estructura química del ciber-corazón fibroso es
mucho más parecida a la del tejido cardíaco del hombre. Puede responder mejor a los
estímulos iónicos101 y hormonales del organismo. El elemento a insertar es, en este caso,
mucho más sencillo que en el del ciber-corazón metálico.
― ¿No escapa nunca al control hormonal el corazón de plástico?
― Hasta ahora nunca ha ocurrido.
― Porque no han trabajado con él un tiempo lo bastante largo, ¿no es así?
El cirujano vaciló un momento, y luego respondió:
― Bueno, es cierto que el corazón fibroso lleva en uso menos tiempo que el
metálico…
― ¿Lo ve usted? ¿Qué teme, doctor, que quiera convertirme en un robot, en un
metalo, como los llaman desde que se les otorgó la ciudadanía?
― No tiene nada de malo el metalo. Como bien dice usted; se trata de ciudadanos.
Pero usted no es un metalo, sino un ser humano. ¿Por qué no seguir siendo un ser humano?
― Porque deseo lo mejor, y eso es el corazón metálico, entiéndalo bien.
― Perfectamente ― contestó el cirujano ―. Se le pedirá que firme los
correspondientes permisos, y luego le colocaremos un corazón de metal.
― ¿Y quién será el cirujano que me intervenga? Me han dicho que usted es el
mejor.
― Seré yo mismo. Haré lo posible para que el trasplante tenga éxito.
Se abrió la puerta, y el paciente salió en su silla acompañado por la enfermera.
Luego entró el ingeniero médico, que permaneció mirando hasta que la puerta se
hubo cerrado a espaldas del paciente. Entonces se volvió al cirujano y dijo:
― Bueno, no puedo adivinar lo que ocurrió. Dígame, ¿cuál fue su decisión?
101
Iónicos: Dicho de un enlace que está formado por atracción electrostática entre iones (átomos) de carga
opuesta.
El cirujano se inclinó sobre su escritorio y perforó las instrucciones finales para los
registros.
― La que usted predijo. Quiere un ciber-corazón metálico.
― Después de todo, son los mejores.
― No siempre. Llevan más tiempo usándose, eso es todo. Es la manía que tiene la
humanidad, desde que los metalos han adquirido la ciudadanía. El hombre tiene el singular
anhelo de hacer de sí mismo un metalo. Suspira por la fuerza física y por la resistencia que
se les atribuye.
― Ellos no son los únicos, doctor. Usted no trabaja con metalos, pero yo sí, de
modo que sé lo que ocurre. Los dos últimos que ingresaron para someterse a reparaciones
me pidieron elementos fibrosos.
― ¿Se los proporcionó?
― En un caso, sí; se trataba tan sólo de colocar tendones. No había demasiada
diferencia entre insertar metal o fibra. El otro, en cambio, deseaba un aparato circulatorio o
su equivalente. Yo le dije que no podía hacerlo. Para ello se hubiera tenido que modificar
totalmente la estructura de su organismo, aplicando material fibroso… Es de suponer que
algún día llegaremos también a eso. Habrá metalos que no sean totalmente de metal, sino
una especie de combinación metálica de carne y sangre.
― ¿No le preocupa esa idea?
― ¿Por qué? Análogamente102, habrá seres humanos metalizados. Hoy poseemos
dos variedades de seres inteligentes en la Tierra, y es absurdo que nos estemos preocupando
por las dos. Dejemos que se acerquen la una a la otra, y al fin no existirá diferencia alguna.
¿Para qué queremos que la haya? Entonces tendremos lo mejor de ambas formas de vida:
las ventajas del hombre combinadas con las del robot.
― El resultado entonces sería un ser híbrido ― contestó el cirujano, con un tono
que se acercaba a la agresividad ―. Se habría llegado a una criatura que no sería ambas
cosas, sino ninguna de las dos. ¿Es lógico suponer que un individuo no esté lo bastante
orgulloso de su estructura orgánica y de su identidad como para desear transformarse en
algo extraño? ¿Sería deseable ese mestizaje103?
― Racista― Así hablan los racistas.
― Pues no me importa ― dijo el cirujano, con sereno énfasis ―. Yo creo que uno
debe ser lo que es. No cambiaría ni una partícula de mi organismo por ninguna razón. Si se
requiere forzosamente hacerme algún cambio, exigiría que el material fuera lo más
parecido posible a mis propios órganos. Yo soy ―yo mismo‖. Y estoy muy satisfecho con
ser quien soy, y no pretendo ser ninguna otra cosa.
102
Análogamente: Relación de semejanza entre cosas distintas.
103
Mestizaje: Cruza de razas diferentes.
El cirujano, terminado su alegato104, se preparó para iniciar la operación. Introdujo
sus fuertes manos en el horno y las dejó para que se calentaran al rojo hasta que se
esterilizasen105 completamente. A pesar de ser la primera vez que levantaba la voz y se
apasionaba de tal modo, en su bruñido106 rostro metálico, como siempre, no existía el
menor vestigio de expresión.
Sobre el autor:
Isaac Asimov (1920-1992) nació en la Unión Soviética,
pero se nacionalizó estadounidense. Su obra más famosa es la
serie de la Fundación, también conocida como el Ciclo de
Trántor. A la par de su carrera literaria, ha desarrollado una
amplia labor de divulgación científica, especializándose en la
bioquímica.
En la literatura, sus cuentos de ciencia ficción suelen
mostrar realidades distópicas. Algunas de sus obras son: Yo,
Robot (1950), Los Robots del amanecer (donde se encuentra su relato El hombre
bicentenario) o El robot completo (1982).
Actividades:
1) ¿Quiénes son los protagonistas del cuento? ¿En qué se diferencian? ¿Qué
tendrán en común al final de la historia?
2) ¿Por qué el médico no quiere ponerle un corazón de metal al paciente?
3) Explicá el título del relato ¿quién/ quiénes son racistas y por qué?
4) ¿En qué época te parece que transcurre la acción? Marcá con una la opción que
creas correcta y encerrá entre corchetes un fragmento del relato que justifique tu respuesta.
104
Alegato: Argumento, discurso.
105
Esterilizar: Destruir los gérmenes patógenos.
106
Bruñido: Reluciente, brillante.
● El cuento de Asimov discute acerca de los conflictos morales que acarrean los avances
tecnológicos.
a) Si □ b) No □ c) Solo en parte □
a) Si □ b) No □ c) Solo en parte □
a) Si □ b) No □ c) Solo en parte □
de Philip Dick
— Espere un momento.
107
Sintonizador: Sistema que permite aumentar o disminuir la longitud de onda propia de un aparato para
ponerlo en sintonía con una estación determinada.
— Observe esos salientes.
— ¿Qué quiere decir?
— Armas pesadas. Antihundimientos. Para disparar en el espacio. Es un carguero,
pero también va armado.
— Piratas, tal vez.
— Es posible. —Shure jugueteó con el micrófono de comunicaciones—. Estoy
tentado de llamar a la Tierra.
— ¿Por qué?
— Tal vez se trate de una nave exploradora.
— ¿Cree que nos están sondeando108? Y si hay más, ¿por qué no los detecta
nuestra pantalla?
— Puede que el resto se halle fuera del campo visual.
— ¿A más de dos años luz? He puesto los radares al máximo. Y son los mejores
que existen.
108
En este caso, el término se utiliza como sinónimo de “vigilando”.
109
Cebo: Alimento con el que el pescador intenta atraer y atrapar a los peces.
110
Relacionados con las arañas.
111
Lémures: Mamíferos semejantes a los monos.
recta con ella. La nave adharana era negra, maciza, fea en comparación con la lisa nave
terrícola. Parecía un gusano bien alimentado, y sus hinchados costados eran casi esféricos.
Alguna luz de posición parpadeaba de vez en cuando, a medida que la nave se aproximaba
al planeta más exterior del sistema de Sirio. Se movía con lentitud y cautela, como
tanteando el terreno. Entró en la órbita del décimo planeta y empezó a maniobrar para
descender. De los cohetes de frenado brotaron chorros rojizos. El enorme gusano derivó
hacia la superficie del planeta.
El carguero adharano se posó sobre la superficie del décimo planeta. Sus cohetes
enmudecieron. De ellos surgió una nube de partículas de escape. El carguero había
aterrizado entre dos cordilleras, sobre una árida112 extensión de arena grisácea. La
superficie del décimo planeta era, en su mayor parte, árida. No existía vida, atmósfera ni
agua. El planeta se componía principalmente de roca, fría roca gris, con sombras y
oquedades113 enormes. Una superficie insalubre, corroída, hostil y pelada.
Los puntos negros habían reaparecido, procedentes de las sombras y los cráteres.
Corrieron hacia el gusano madre. Las escotillas se abrieron. Los vehículos entraron de uno
en uno en la nave y desaparecieron. Algunos rezagados los imitaron. Las escotillas se
cerraron.
112
Árida: Que se caracteriza por ser muy seco, carente de humedad.
113
Oquedades: Espacios huecos en el interior de un cuerpo.
durante un rato, mientras observaba la superficie erosionada y horadada114 por cráteres.
Las cuencas vacías de océanos desecados se extendían como inmensas tarteras.
La nave adharana eligió una cuenca y aterrizó arrojando gases de escape hacia el
cielo.
El cuarto planeta del sistema de Sirio tenía atmósfera y un poco de agua. Shure posó
el crucero entre las ruinas de una vieja ciudad, abandonada desde hacía mucho tiempo.
El carguero adharano aún no había aparecido. Shure escudriñó116 el cielo antes de
abrir la escotilla principal. Barnes, Nelson y él salieron al exterior con cautela, armados con
pesados rifles Slem117. La escotilla se cerró a sus espaldas y el crucero despegó y se elevó.
114
Horadada: Perforada, ahuecada.
115
Airado: Que muestra tener ira o un enfado muy grande.
116
Escudriñó: Examinó.
117
Rifle de combate semiautomático, funciona con gas y se alimenta de un cargador de diez balas.
— Capitán, no podemos utilizar una nube de vapor —dijo Nelson—. No podremos
acercarnos a ellos hasta que el vapor esté inactivo.
— Hay viento. El vapor se disipará enseguida. De todos modos, es lo único que
podemos hacer. Habrá que correr el riesgo. En cuanto salgan los adharanos
abriremos fuego.
— ¿Y si la nube falla?
— Tendremos que luchar. —Shure escudriñó el cielo—. Me parece que ya vienen.
Vámonos.
Corrieron hacia una colina formada por rocas amontonadas, restos de columnas y
torres, mezclados con cascotes y escombros.
La nave adharana se preparaba para aterrizar. Los cohetes rugieron y las partículas
de escape se elevaron. Golpeó el suelo con gran estruendo, rebotó un poco y, por fin, se
inmovilizó.
— Ya.
Aparecieron más adharanos. Saltaban como locos por todas partes, sobre su nave,
sobre tierra, completamente desorientados.
118
Pertrechos: Armas o utensilios de combate.
— Lancen bombas muy cercanas —ordenó Shure por teléfono—, pero no los
alcancen de lleno. Quiero salvar el cargamento.
Los depósitos de bombas del crucero se abrieron. Cayeron dos proyectiles, que
describieron un hábil arco y estallaron a ambos lados del carguero. La negra forma se
estremeció, y los adharanos que se habían refugiado sobre el casco se arrojaron al suelo. La
fila de cañones disparó una inútil andanada119, pero el crucero pasó de largo y desapareció.
Los adharanos dispararon una bengala blanca que inundo el cielo de chispas.
Vagaban sin rumbo fijo, confusos por el ataque. La nube de vapor casi se había disipado
por completo. La bengala era la señal convencional de capitulación120. El crucero
describía círculos sobre el carguero, aguardando las órdenes de Shure.
El comandante adharano les recibió fuera de la nave. Avanzó hacia ellos, al parecer
aturdido por el ataque. Nelson, Shure y Barnes lo miraron con repulsión.
119
Andanada: Descarga.
120
Señal de rendirse en una guerra.
121
Quitinoso: Relativo a la quitina, que es la sustancia que le confiere una dureza especial al esqueleto
externo de los artrópodos (arañas y cangrejos).
Pasó junto al comandante, y el grupo de adharanos le abrió paso. Entró en la nave,
seguido de Barnes y Nelson.
El interior de la nave olía a limo122, que cubría el suelo. Los pasadizos eran
estrechos y oscuros, como largos túneles. El piso era resbaladizo. Algunos miembros de la
tripulación se removían en la oscuridad, agitando las garras y antenas con nerviosismo.
Shure iluminó un pasillo con su linterna.
El comandante adharano les seguía casi pisándoles los talones. Shure prescindía de
él. El crucero había aterrizado cerca de la nave. Nelson vio que los soldados de la Tierra se
desplegaban en círculo.
Una puerta metálica les cerró el paso. Shure indicó con un ademán que la abrieran.
— Ábrala.
Nelson y Barnes lo siguieron, con los rifles Slem dispuestos. El pasaje se inclinaba
en pendiente. El aire era opresivo y denso, y más adharanos se congregaron tras ellos
mientras caminaban pasillo adelante.
— Atrás.
— Vamos, retrocedan.
122
Limo: Lodo, barro.
Los terrícolas doblaron una esquina y desembocaron en la bodega. Shure se internó
con cautela. Varios guardias adharanos custodiaban el lugar con los tubos desenfundados.
— Apártense.
Shure movió su rifle Slem. Los guardias, a regañadientes, dieron uno o dos pasos.
— ¡Vamos!
Los guardias adharanos no les quitaban el ojo de encima: tenían las armas a punto.
Shure avanzó hacia la primera fila de joyas, apiladas con matemática precisión.
— Es posible que pertenecieran a los adharanos hace tiempo —dijo Nelson con aire
pensativo—. Quizás les fueron robadas por los constructores de ciudades del
sistema de Sirio, y ahora las están recuperando.
— Interesante —señaló Barnes—. Eso explicaría por qué los adharanos las
encontraron con tanta facilidad. Tal vez existían planos o mapas.
— En cualquier caso, ahora son nuestras —gruñó Shure—. Todo lo que contiene el
sistema de Sirio pertenece a la Tierra. Está firmado, sellado y aceptado.
— Pero si les fueron robadas a los adharanos...
— No tenían que haber aceptado los tratados que clausuraron el sistema. Ellos
tienen sus propios sistemas. Esto pertenece a la Tierra. —Shure alargó la mano
hacia una joya—. Quiero saber cómo se siente al tacto.
— Cuidado, capitán. Puede ser radiactiva123.
Shure tocó la joya. Los adharanos se arrojaron sobre él. Shure se debatió. Un
adharano tomó su rifle Slem y se lo quitó de las manos.
123
Radiactiva: Que emite radiaciones invisibles procedentes de la desintegración del átomo y dotadas de
una actividad particular.
Barnes disparó. Un grupo de adharanos quedó desintegrado. Nelson, de rodillas,
abrió fuego sobre la entrada que daba al pasillo. Este se hallaba abarrotado de adharanos.
Algunos repelieron la agresión. Los chorros caloríficos pasaron sobre la cabeza de Nelson.
Barnes y Shure dispararon al unísono sobre la pared. Una parte circular de ella se
desgajó y cayó hacia afuera.
Los soldados terrícolas luchaban con los adharanos en el exterior. Los adharanos
retrocedían como podían, saltando y disparando. Algunos se refugiaron en la nave. Otros
daban media vuelta y huían arrojando sus armas. Corrían y brincaban en todas direcciones,
confusos e indefensos, chirriando ruidosamente. El crucero cobró vida y sus cañones se
colocaron en posición de fuego.
A través del agujero practicado en la nave se desparramaban las joyas lechosas, que
rodaban y rebotaban en la tierra. Parte de los puntales de contención estaban destruidos y
una cascada de joyas se esparció a sus pies.
Barnes recogió una. Quemó levemente su mano enguantada y le produjo un
hormigueo en los dedos. La alzó a la luz. El globo era opaco. Formas vagas flotaban en el
fuego lechoso. El globo latía y centelleaba, como si estuviera vivo.
124
Brecha: Espacio que queda entre dos lugares.
— Fíjense. Los hay a millares.
— Llamaremos a un mercante para que los recoja —dijo Shure—. Lo cierto es que
no estaré tranquilo hasta que vayan camino a la Tierra.
Los combates casi habían cesado. Soldados terrícolas rodeaban a los adharanos
supervivientes.
El gran carguero terrícola aterrizó con enorme estruendo. Las escotillas de la bodega
descendieron. Una flotilla de camiones salió bamboleándose. Se dirigieron hacia la nave
adharana. Se dispusieron rampas para que palas robot empezasen a trabajar.
— Recójanlo todo.
Fry se encogió de hombros. Examinó una de las joyas; luego, la lanzó al aire y la
atrapó.
— Ya imagino a todas las mujeres de la Tierra llevando una alrededor del cuello...,
o deseando llevar una alrededor del cuello. Dentro de seis meses no se acordarán
de lo que era vivir sin ellas. La gente es así, capitán.
— Pero sigo sin entender por qué no las descubrimos. ¿Cree que puede significar
algo?
125
Parsimonia: Calma, tranquilidad.
— Mala suerte.
— ¿Qué ha ocurrido?
— Los terrícolas nos atacaron y se apoderaron del resto de nuestro cargamento.
— ¿Cuánto quedaba todavía a bordo?
— La mitad. Sólo habíamos descendido en cinco de los planetas.
— Una gran desgracia. ¿Se llevaron la carga a la Tierra?
— Supongo que sí.
Sobre el autor:
Philip Dick nació en Estados Unidos en la ciudad de Chicago, en
1928, pero vivió la mayor parte de su vida en California. Escribió más
de cien cuentos y treinta novelas. Muchos de sus textos fueron llevados
al cine. Tal vez el más importante de ellos sea su novela ¿Sueñan los
androides con ovejas eléctricas?, que se convirtió en la conocida
película Blade Runner (1982), estrenada poco después de la muerte de
Dick ocurrida ese mismo año.
Su obra puede considerarse como una de las más brillantes de
toda la historia de la ciencia ficción norteamericana. Su surgimiento
suele identificarse con la madurez de la ciencia ficción como género.
Actividades:
1) Indicá verdadero (V) o falso (F) según corresponda. Justificá solamente los
casos incorrectos:
a) La nave de los adharanos era un carguero, pero también, llevaba cañones. __
b) Los adharanos eran extraterrestres similares a los pulpos. Respiraban a través de
branquias y tenían una aleta de tiburón en su espalda. __
c) La superficie del décimo planeta estaba inundada. Era imposible descender allí debido a
la cantidad de agua. __
d) Los adharanos bajaban en cada planeta del sistema de Sirio y actuaban de la misma
manera. __
e) Shure no está interesado en destruir a las criaturas. Solo le importa el cargamento. __
f) Los adharanos aceptan pacíficamente que los humanos ingresen a la bodega. __
g) El cargamento consistía en armas nucleares desconocidas para el hombre. __
h) En el cuento, podemos encontrar temáticas propias de la ciencia ficción como los viajes
por el espacio y las guerras interplanetarias. __
2) Uní con flechas cada personaje con su función en la tripulación:
▪ Nelson Técnico
▪ Barnes Capitán
de Roberto Fontanarrosa
Plebster estaba mirando por la ventanilla frontal de la nave el paso oscilante de los
meteoritos. Como todos los dermolinfomas del planeta Procyon, el pequeño Plebster
experimentaba una inusual melancolía a la vista de aquellos inmensos pedazos de roca que
surcaban el espacio, ya que le recordaban a Vendelinus, la segunda luna de Procyon,
estallada tempranamente. Esa melancolía no llegaba a ser tristeza, pues la tristeza, en su
planeta, era un líquido.
— Oye, Plebster —dijo Orsi, de pronto—. Hemos tenido que desviarnos bastante
de la ruta.
— No es eso. No es eso lo que quería decirte. Ocurre que nuestro desvío nos ha
llevado al área de influencia de un planeta muerto, el viejo Maurolycus.
Plebster volvió a resoplar y la expulsión del aire hizo que su cobertura dérmica128
se arrugara con leves crujidos. El imbécil de Orsi había encontrado un nuevo motivo de
curiosidad para su espíritu simple. Tiempo atrás había perseguido durante seis días la cola
126
Exultante: Muy alegre.
127
Elipse: Curva cerrada simétrica respecto de dos ejes, llamados “focos”.
128
Relacionado a la piel.
de un cometa, subyugado129 por el destello cambiante de la luz solar sobre las partículas en
suspenso.
— Te explico, solamente.
Orsi no contestó, pero como corroborando lo dicho por Plebster, buscó algo
frenéticamente en la consola de informes. Tomó entonces uno de los compendios de
conocimiento y lo introdujo en la memoria de la pantalla. Pronto, una sucesión de
caracteres pobló el recuadro luminoso.
— No. Nada de eso. Fue una guerra total. No quedó nada vivo...
— Se cansaron de que criaturas como tú se la pasaran espiando qué era lo que ellos
hacían o dejaban de hacer...
129
Subyugado: Seducido.
— Se hartaron de tipos como tú y su puta curiosidad.
Otra vez aquella fea palabra, absolutamente prohibida en el ámbito de Procyon, pero
tolerada en el espacio abierto, en las naves expedicionarias, en los navegantes. Orsi procuró
dominarse.
— Pero... Mira lo que dice acá... —señaló la pantalla—. Hay versiones que
sostienen que pueden haber quedado terráqueos vivos en refugios subterráneos,
blindados, preparados para soportar una guerra nuclear... ¿No sería eso
maravilloso?
Plebster lo miró largamente. Sabía que era totalmente inútil luchar. Orsi no poseía la
clásica indolencia de los dermolinfomas y toda iniciativa se enraizaba en él como una
planta trepadora.
— Y volveremos, Plebster, ¿quién dice que no? —Orsi ya había tomado aquella
plañidera130 petición de su compañero como una afirmativa y manipulaba ahora
los mandos con velocidad y precisión. —Será sólo una visita. ¿No tienes interés
por conocer la Tierra?
Plebster lo había percibido. El espacio, por los visores de la nave, se observaba más
azul y mórbido y casi habían desaparecido los meteoritos. Las redondeadas extremidades
130
Plañidera: Llorosa y lastimera.
131
Raudo: Rápido.
inferiores, aptas para insertarse en la poceada superficie de Procyon, no eran, sin embargo,
las ideales para desplazarse sobre la corteza terrestre. Con la torpeza propia de los
forasteros, Orsi y Plebster se movían en aquel terreno, explorando las adyacencias de la
nave. Todo era desolación. En la bruñida132 transparencia de sus escafandras133 rebotaban
apenas los débiles rayos del sol que acertaban a pasar entre las densas nubes de polvo. Cada
tanto, ráfagas de viento levantaban toneladas de cenizas, pedregullos y residuos metálicos
que castigaban a los dos investigadores espaciales. El paisaje era gris y achatado.
— Nos llevaría una eternidad hallarlos. Por otra parte, no olvides que el compendio
de conocimientos decía que también solían detectarse explosiones nucleares
subterráneas...
— Algunas de sus tribus estaban muy preparadas para subsistir, Plebster. Habían
esperado esa guerra por siglos. Tenían de todo allí abajo.
— Han pasado ya cientos de años de aquella guerra —gritó, sin darse vuelta—. Por
mejor preparados que estuvieran, ya hubiesen muerto de hambre o por las enfer-
medades. No jodas, Orsi.
— ¿Te fatigas, eh? ¿No se te ocurre alguna otra buena idea como ésta? Con la de
Petavium ya son dos.
132
Bruñida: Lustrosa.
133
Escafandras: Vestiduras impermeables que se completan con un casco de metal, perfectamente cerrado,
con orificios y tubos para renovar el aire.
134
Mica: Minerales alcalinos muy brillantes.
135
Macilenta: Descolorida.
luego Plebster, aspirando aroma de cristales de sal para restablecer el funcionamiento de
sus papilas.
Habían dejado las armas en la nave y tanto la valentía como la cobardía, eran
condiciones desconocidas en Procyon. Es más, la audacia consistía en una fruta pequeña,
agridulce, que brotaba en la estación del fosfato136.
— ¿Qué?
— Escucha bien.
Orsi tenía razón. En el aire se diluía una especie de música, una melodía que llegaba
y se marchaba con la brisa.
— No sé si es una música fuerte que nos llega desde muy lejos... O es una música
muy débil que se origina muy cerca de nosotros —dudó Orsi, lo que preocupó a
Plebster, ya que la duda antecedía a la constipación bronquial137 en los
dermolinfomas.
136
Fosfato: Compuesto químico con fósforo.
137
Resfrío.
— ¿Cerca de nosotros? —dijo Plebster, abarcando con sus órganos ópticos los
alrededores inmediatos.
— ¡Aquí! ¡Aquí! —dijeron los dos, casi al unísono, aferrando un oxidado tubo
metálico que sobresalía entre un montículo de escombros— ¡La música viene
por este tubo!
Orsi apretó la escafandra sobre la boca del tubo, procurando escuchar mejor. En
tanto, Plebster se había sentido inopinadamente 138 melancólico, como algunas veces en
que escuchaba historias relatadas por Meme Plebster Jacobi. Pero Orsi no le dio tiempo
para bucear en sus sentimientos.
— ¿Te parece?
— Yo digo...
Una bocanada melódica los envolvió y, luego, también una serie de sonidos breves,
como módicos estallidos, desacompasados. Después, el silencio, Plebster y Orsi se miraron.
Tal vez habían sido descubiertos y ahora, al fondo de ese túnel oscuro y profundo que se
abría ante ellos, los aguardaba el temor agresivo de los nativos. Con infinita cautela Orsi
adelantó uno de sus miembros locomotores y lo depositó sobre el primer peldaño de la
escalera descendente. De pronto volvió la música, y esto tranquilizó a ambos
dermolinfomas, que cerraron la puerta detrás de ellos, sin hacer ruido. Por un momento
138
Inopinadamente: Sin que se haya pensado en ello.
139
Ahínco: Empeño grande en hacer o solicitar algo.
140
Prensiles: Que sirve para tomar o agarrar.
quedaron sumidos en una oscuridad absoluta, pero pronto advirtieron que, muy abajo y al
fondo, se veía una luz. Una luz rojiza. Ganados por la ansiedad, Plebster y Orsi continuaron
el descenso. Un par de veces se detuvieron ante el eco de aquellos extraños sonidos
inarmónicos, cortos golpes de superficies ahuecadas, que les llegaban desde el fondo. Por
último, se detuvieron ante una abertura cubierta por un cortinado de tela que, al tacto de
Orsi, se reveló como levemente afelpado y de cierto peso. Ya se escuchaba, con más
nitidez, una voz humana metálica y altisonante. Orsi corrió la cortina y ambos visitantes se
hallaron ante un recinto poco iluminado. Una veintena de seres humanos se encontraban
diseminados en pequeñas mesas redondas, distribuidas en torno de una tarima de madera.
Los humanos eran, al menos, de dos sexos diferentes, calculó Plebster. Bebían extraños
tragos, hablaban poco entre ellos y no parecían demasiado jóvenes. Sobre la tarima, un
terráqueo con la cabeza cubierta por un cabello oscuro y engrasado, de pie frente a un
adminículo de metal que ampliaba el sonido de su voz, los observó de una ojeada. También
hicieron lo propio otros nativos de los que estaban sentados.
— ¡Y sigue llegando gente a nuestra Peña Tanguera "El Sótano del Dos por
Cuatro", mis queridos amigos! —anunció el terráqueo del cabello lustroso—. ¡Y
es porque vienen a escuchar a Angelito Delfino, "El Ruiseñor de Floresta", que
ahora nos va a regalar, de Esteban Celedonio Flores y Ciriaco Ortiz, "Atenti
Pebeta"!
Los humanos de las mesas golpetearon unas contra otras sus extremidades
superiores y allí supo Orsi que, de esa acción impensada, provenían los breves estallidos
que habían oído en la escalera.
— No. No —dijo Orsi—. Queríamos preguntarle otra cosa... ¿Cómo hicieron para
sobrevivir?
— Pero... digo yo... —vaciló Orsi—. ¿Cómo pudieron sobrellevar la gran tragedia?
El anunciador había apoyado las dos manos sobre la mesa y sus ojos se cubrieron
con una pátina húmeda.
— Fue tremendo... Tremendo... Lo de Medellín fue tremendo... Pero hay que seguir
adelante, hermano. No queda otra. Por el Zorzal mismo. Yo sé que Carlitos141
no hubiese querido que aflojáramos...
Plebster miró al hombre y vio que una milimétrica esfera de líquido se desprendía
de uno de sus ojos. Recordó que, en Procyon, la tristeza era un líquido. Y el recuerdo de su
planeta, y la música aquella que escapaba de un extraño instrumento que parecía respirar, lo
hizo sentirse invadido por una pegajosa melancolía.
141
Referencias a Carlos Gardel (1890-1935), famoso cantante de tangos y actor de cine. Se lo conoce como
el Zorzal Criollo. Murió en un accidente aeronáutico, en la ciudad de Medellín, Colombia.
— Espera. Espera a que termine esto —dijo Orsi mostrando una copa translúcida
llena de un líquido rojizo que les había traído el anunciador.
— ―Tomá leche con vainilla y chocolate con churro, aunque estés en el momento
propiamente del vermut..."
Sobre el autor:
Actividades:
1) Relacioná cada actitud/acción con el personaje que la lleva a cabo, colocando
el número correspondiente:
1) Plebster 2) Orsi
▪ Inquieto. Siente atracción y curiosidad por cualquier lugar del espacio. ___
▪ Piensa que será casi imposible encontrar a los terrícolas sobrevivientes. ___
6) Imaginá que Plebster y Orsi en su recorrido por la Tierra, visitan una escuela secundaria.
Redactá la posible carta dirigida a un familiar que uno de ellos escribiría contando su
experiencia. ¿Qué hechos los sorprendería? ¿Qué acciones no entenderían? ¿Con qué no
estarían de acuerdo?
LA MÁQUINA DEL TIEMPO, LA MÁQUINA DEL TIEMPO
142
Dilatoria: Retraso en un proceso o actividad.
143
Decano: Persona que preside una facultad o colegio profesional.
Después descubro que mi laboratorio ha cambiado. En la única ventana hay una reja
pesada. De las paredes cuelgan grandes retratos de alguien de uniforme gris y pelos parados
en punta, que me mira con ojos dementes. Caramba, qué contratiempo. Parece que mi
descripción de los instantes temporales como entes fijos contiene algún error. Algo no he
sabido ver. De manera que el viaje al pasado sí puede cambiar el presente.
En verdad, esto es aún peor que la furia del decano. En mis pesadillas, cuando se me
aparecía el temor a un cuadro como este, por imposible que lo creyera entonces, decidí que
pondría en práctica una solución drástica.
Ahora debo modificar mi propio pasado reciente e impedirme el viaje por el tiempo.
Pulso unas teclas en el dispositivo controlador, y emprendo la última excursión. A la
noche en que la máquina quedó terminada por primera vez. Saco un papel del bolsillo, y
garabateo un mensaje a mí mismo: ―Cálculos equivocados. El presente cambia. ¡No viajar!‖
Dejo el papel junto a la máquina, levanto la tapa de un motor, arranco un cable de su sitio y
lo conecto en otro.
Ahora sí: rayos, humareda. Con un gemido a dúo, de la máquina y mío, yo
desaparezco y ella queda destruida
Sobre el autor:
Eduardo Abel Gimenez es escritor y músico argentino. Ha
recibido múltiples premios como el Destacado de ALIJA y el
Premio Pregonero. Algunos de sus libros son: Monstruos por el
borde del mundo y Como agua.
Actividades:
1)a) ¿Por qué el protagonista decide construir una máquina del tiempo? ¿Cuál
es su creencia sobre el tiempo (pasado y presente)?
b) ¿Qué ocurre la segunda vez que utiliza la máquina? Relacioná tu respuesta con el
principio y el final del relato.
2) Imaginá que podés viajar al pasado como el personaje del cuento. ¿Qué les contarías a
las personas de esa época? Elegí un tiempo histórico al que te gustaría viajar y escribí las
aventuras que te ocurrirían allí.
CUENTO DE NAVIDAD
de Ray Bradbury
El día siguiente sería Navidad y, mientras los tres se dirigían a la estación de naves
espaciales, el padre y la madre estaban preocupados. Era el primer vuelo que el niño
realizaría por el espacio, su primer viaje en cohete, y deseaban que fuera lo más agradable
posible. Cuando en la aduana los obligaron a dejar el regalo porque excedía el peso máximo
por pocas onzas144, al igual que el arbolito con sus hermosas velas blancas, sintieron que
les quitaban algo muy importante para celebrar esa fiesta. El niño esperaba a sus padres en
la terminal. Cuando estos llegaron, murmuraban algo contra los oficiales interplanetarios.
- ¿Qué haremos?
- Nada, ¿qué podemos hacer?
- ¡Al niño le hacía tanta ilusión el árbol!
La sirena aulló, y los pasajeros fueron hacia el cohete de Marte. La madre y el padre
fueron los últimos en entrar. El niño iba entre ellos, pálido y silencioso.
- Ya se me ocurrirá algo -dijo el padre.
- ¿Qué...? -preguntó el niño.
El cohete despegó y se lanzó hacia arriba al espacio oscuro. Lanzó una estela de
fuego y dejó atrás la Tierra, un 24 de diciembre de 2052, para dirigirse a un lugar donde no
había tiempo, donde no había meses, ni años, ni horas. Los pasajeros durmieron durante el
resto del primer “día‖. Cerca de medianoche, hora terráquea según sus relojes
neoyorquinos, el niño despertó y dijo:
- Quiero mirar por el ojo de buey145.
- Todavía no -dijo el padre-. Más tarde.
- Quiero ver dónde estamos y a dónde vamos.
- Espera un poco -dijo el padre.
El padre había estado despierto, volviéndose a un lado y a otro, pensando en la
fiesta de Navidad, en los regalos y en el árbol con sus velas blancas que había tenido que
dejar en la aduana. Al fin creyó haber encontrado una idea que, si daba resultado, haría que
el viaje fuera feliz y maravilloso.
- Hijo mío -dijo-, dentro de media hora será Navidad.
- ¡Oh! -dijo la madre, consternada146; había esperado que de algún modo el niño lo
olvidaría.
144
Onzas: Medida de peso de metales preciosos equivalente a 31,103 g.
145
Ojo de buey: Los ojos de buey son ventanillas en forma de orificios circulares en los mamparos exteriores
de los barcos, cámaras industriales, aviones, edificios y también en algunas naves espaciales.
El rostro del pequeño se iluminó; le temblaron los labios.
146
Consternada: Triste, desanimada.
147
Villancicos: Canción popular, principalmente de asunto religioso, que se canta en Navidad.
Publicado originalmente en revista Esquire (1952).
Sobre el autor:
Ray Bradbury (1920-2012) fue un escritor estadounidense
especializado en la ciencia ficción y el terror. Es reconocido por obras
como Crónicas Marcianas (1950), Fahrenheit 451 (1953), Las doradas
manzanas del sol (1953) o El hombre Ilustrado (1951).
Si bien presenta escenarios distópicos, a diferencia de otros autores
como Asimov, sus relatos suelen tener cierta visión favorable y positiva
del futuro.
Integración de unidad
1) Luego de leer la teoría y todos los cuentos de la unidad, completá el
acróstico:
__ __ __ __ __ C __
__ __ __ I
E __ __ __
N __ __ __ __ __ __ __ __ __ __
__ __ __ __ __ __ C __
__ __ __ I __ __ __
__ __ __ A __ __ __ __ __
C: Tipo de ciencia ficción que se propone mostrar los beneficios que la ciencia y la tecnología
pueden producir para la liberación del hombre.
La publicidad y la propaganda
En cualquier medio masivo de
comunicación, en la vía pública, en cines,
restaurantes e incluso en ámbitos privados como
las cuentas de correo electrónico o redes sociales,
es posible encontrar mensajes de empresas o
instituciones que ofrecen sus productos y
servicios. A través del contenido de sus avisos,
Los términos publicidad y propaganda suelen ser utilizados como sinónimos, sin
embargo, no lo son, ya que persiguen diferentes fines.
La publicidad tiene como objetivo principal vender un producto o servicio. Las
empresas usan la difusión de sus productos con fines comerciales. Para vender más, asocian
el producto a un determinado tipo de consumidor, eligen una imagen que sea atractiva y
transmiten valores vinculados con la calidad de vida que puede generar en quienes acceden
a él. Algunos ejemplos son las publicidades de automóviles, gaseosas, productos de
limpieza, perfumes, empresas de telefonía móvil, entre muchos otros.
La propaganda, en cambio, tiene como objetivo principal la divulgación de ideas
que promuevan un cambio en la conducta de las personas. Las propagandas son impulsadas
por instituciones y organizaciones, que pueden ser agencias estatales, partidos políticos,
miembros de una religión o movimientos sociales, entre otras. Estas instituciones utilizan la
propaganda para dar a conocer problemáticas que afectan a la sociedad (adicciones,
enfermedades, violencia) o para concientizar y mejorar hábitos y costumbres de la
ciudadanía (el cuidado del medio ambiente, de la salud y de los espacios comunes,
etcétera).
Tanto la publicidad como la propaganda intentan
persuadir a un público para que realice determinado
fin. Para lograr sus objetivos utilizan diversos recursos:
Actividades:
1) Observá las imágenes e indicá cuál es una publicidad (1) y cuál una
propaganda (2) colocando debajo el número correspondiente:
___ ___ ___
a) b) c)
Teoría: El texto teatral/ La estructura del texto teatral/ Los orígenes del teatro/ Los
géneros teatrales: la comedia y la tragedia/ Variedades teatrales/ El teatro de
Alejandro Casona.
Lecturas:
Teoría
El texto teatral
Los textos teatrales pertenecen al género
dramático (ver en la unidad 1 Géneros y
subgéneros literarios).
La palabra teatro proviene del griego
theatron, que significa ―lugar para ver‖ o ―lugar
para contemplar‖. Por eso, el texto teatral se
diferencia de cualquier otro por su finalidad: está
escrito para ser representado frente a un
público. Por este motivo, tienen un doble
propósito: son textos ficcionales que pueden ser leídos como tal y,
Hecho teatral.
por otro, pueden ser interpretados en un escenario (hecho teatral).
El texto teatral se construye a partir de dos componentes fundamentales: los
parlamentos y las acotaciones.
Se llama parlamento a todo aquello que los personajes dicen en escena. Existen
distintos tipos de parlamentos:
● El diálogo, que es el intercambio de palabras entre dos o más personajes.
● El monólogo, que es el discurso en el que un personaje queda solo en escena y habla
―para sí‖ o con el público.
● El aparte, que es el comentario de un personaje dirigido solamente al público. Los otros
personajes que están en escena en ese momento no lo escuchan.
● Voz en off: Intervención realizada por un personaje fuera de escena.
Las acotaciones son textos escritos generalmente en letra cursiva o en otro tipo de
tipografía distinta a la de los diálogos. Suelen aparecer entre paréntesis y proporcionan
información sobre:
● La escenografía
● El espacio y el tiempo en que se desarrolla la obra.
● La iluminación.
● El sonido y la música.
● El vestuario de los personajes, los gestos, los tonos de voz y sus movimientos.
BALBOA. Asombroso. ¡Qué energía alegre y qué fuego! ¡Es otra... otra! (Le estrecha las manos).
Parlamento Acotación
Cabe destacar que en el hecho teatral intervienen muchas más personas que los
actores. La producción de una obra incluye un director, un productor, escenógrafos,
iluminadores y demás participantes que deben conocer a fondo el texto que se representará.
La estructura del texto teatral
Los textos teatrales se estructuran a partir de los diálogos que mantienen los
personajes y se dividen en actos, escenas y cuadros:
● Actos: se desarrollan en torno a un conflicto. Están delimitados por un cierre de telón o
apagón general.
● Escenas: son las unidades mínimas que conforman los actos, definidas por la entrada o
salida de los personajes del escenario.
●Cuadros: se delimitan por un cambio en el espacio de la acción y la consecuente
modificación de la escenografía o del tiempo de los hechos.
Los orígenes del teatro
Los orígenes del teatro se remontan a la antigua
Grecia, donde se ofrecían ceremonias sagradas para el
dios Dioniso, vinculadas al momento de la cosecha. Se
realizaban sacrificios en su honor para que el campo
sea fecundo y la siembra exitosa.
En estas fiestas, un coro entonaba himnos
dirigidos a la divinidad. Cuenta la historia que un
participante del coro se separó del resto, dejó de cantar y Representación de Dioniso.
comenzó a dialogar con ellos: así nació el teatro. En el Siglo
V a.C., ya existían los anfiteatros construidos sobre las laderas de las montañas, a los que
asistían miles de personas para participar del espectáculo teatral. En el auditorio se ubicaba
el público y consistía en una serie de gradas tabladas. En el espacio llamado theatron, el
sacerdote de Dioniso ocupaba el asiento central. El coro se colocaba de espaldas al público,
en el círculo de la orchestra, en cuya parte posterior, el proscenio, se desarrollaba el acto
teatral. La skené, escena, representaba habitualmente la fachada de un palacio o de un
templo.
3) Proscenio. 2
4) Skené.
Variedades teatrales
Integración de unidad
1) Completá el siguiente acróstico:
D __ __ __ __ __ __ __
__ R __ __ __ __ __ __
__ __ __ __ A __ __ __ __ __ __
__ __ M __ __ __ __
__ __ __ __ __ A __
__ __ __ __ __ __ __ __ T __
__ __ I __ __ __ __ __ __ __ __ __ __ __
__ C __ __
__ __ __ __ __ O __ __
R: Variedad teatral que combina lo cómico y lo trágico. Apela a la risa que culmina en el dolor.
A: Unidades mínimas definidas por la entrada o salida de los personajes del escenario.
O: Discurso en el que un personaje queda solo en escena y habla “para sí” o con el público.
REFLEXIÓN DE LA LENGUA
Teoría: Los sustantivos/ Los adjetivos/ Los artículos/ Los verbos/ Verbos regulares e
irregulares/ Las categorías verbales/ Los verboides/ Los adverbios/ Los pronombres
de primer y segundo grupo/ La sintaxis/ Oraciones bimembres y unimembres/ Los
modificadores del núcleo sustantivo/ Los modificadores del núcleo verbal/ La oración
compuesta coordinada.
Los sustantivos
Los seres humanos le ponemos nombre a todo lo que nos rodea y forma parte de
nuestra experiencia. Y lo hacemos mediante los sustantivos, que son palabras que
utilizamos para designar objetos, personas, lugares, animales, entidades, sentimientos e
ideas.
Desde el punto de vista semántico, los sustantivos se dividen en dos grandes grupos:
comunes y propios.
Los comunes nombran de manera general (sin individualizar) las cosas. En esta
categoría podemos encontrar:
▪ Abstractos: Designan fenómenos, conceptos o cualidades que no se relacionan con una
realidad material, sino que con ideas, sentimientos o sensaciones. Por ejemplo: alegría,
bondad, ignorancia.
▪ Concretos: Se utilizan para nombrar a cosas que pueden ser representadas y son
perceptibles en su totalidad. Por ejemplo: celular, duende, mochila. Se subdividen en
▪ Individuales: Denominan unidades que pueden estar en singular o plural.
Ejemplos: soldados, árbol, cerdo.
▪ Colectivos: Refieren a un conjunto de cosas o seres de cualquier especie en singular.
Ejemplos: ejército, arboleda, piara.
Los propios identifican a un ser entre los otros, es decir nos dicen cómo se llaman.
Siempre se escriben con mayúscula. Dentro de esta categoría encontramos:
▪ Antroponímicos: Los nombres y los sobrenombres de las personas. Por ejemplo: Camila,
Francisco, Zoe.
▪ Patronímicos: Apellidos. Por ejemplo: Pérez, Ramírez, Gutiérrez.
▪ Topónimos: Nombres de lugares geográficos (países, capitales, ciudades, continentes,
etcétera). Por ejemplo: Francia, Ramos Mejía, Buenos Aires.
Género y número de los sustantivos
Desde el punto de vista morfológico, los sustantivos pueden sufrir cambios en el
género y número.
Según el género, los sustantivos pueden ser femeninos (doctora, maestra, reina) o
masculinos (doctor, maestro, rey).
El número indica la referencia a un solo ser u objeto (singular) o a más de uno
(plural). Ejemplos: libro/ libros- mesa/ mesas- ley/leyes.
Actividades:
1) Lean el siguiente texto y ubiquen a los sustantivos resaltados según su
tipo. Como ayuda pueden guiarse con los ejemplos:
Los artículos
Otras palabras que señalan el número y el género del sustantivo al que preceden son
los artículos. Por ejemplo: un estudiante, el estudiante. Sin embargo, el primer artículo es
indeterminado porque indica que el sustantivo que acompaña no ha sido mencionado
previamente en el texto.
En cambio, si decimos el estudiante, el artículo se refiere a un objeto específico. Es
un artículo determinado.
Los artículos son palabras variables. Como los sustantivos, con los que siempre
concuerdan, pueden cambiar de género (masculino-femenino) y de número (singular y
plural):
Actividades:
1) Lean el siguiente fragmento y subrayen los adjetivos. Cópienlos en la carpeta
y clasifíquenlos semánticamente de forma completa:
Los verbos
El verbo es una clase de palabras que indica que algo sufre un proceso (Floreció el
rosal), se encuentra en un estado (Juan está de buen humor) o realiza alguna clase de
actividad (Miranda corrió). Los procesos, los estados y las actividades se denominan
eventos verbales.
Están formados por una raíz y una desinencia. La raíz brinda la información sobre
el significado del verbo, mientras que la desinencia indica al mismo tiempo la persona, el
número, el tiempo y el modo en el que se encuentra conjugado, es decir, su aspecto
morfológico.
Las conjugaciones verbales son los grupos en los que se clasifican los verbos. Se
dividen en tres: la primera comprende los infinitivos terminados en -ar; la segunda en
-er, y la tercera, aquellos que terminan en -ir. Cada conjugación presenta un paradigma:
un esquema de formas verbales flexionadas (verbos conjugados) que manifiestan tiempo,
modo, persona y número.
¿Cómo detecto la raíz y la desinencia de un verbo? En primer lugar, debemos
colocar su infinitivo. Luego, separamos la terminación según corresponda a su conjugación
en ar/er/ir. De esta manera, podemos trasladar la raíz e identificar la desinencia en el verbo
conjugado. Ejemplos:
Los verbos pueden ser regulares o irregulares según las variaciones que presentan
en la raíz y en las desinencias cuando se conjugan o flexionan.
Los verbos regulares conservan la raíz del infinitivo a lo largo de toda la
conjugación verbal. Por ejemplo: la raíz com- se mantiene en todas las formas del
paradigma de comer.
Las desinencias de las distintas formas conjugadas de un verbo varían según la
conjugación a la que pertenecen. Por ejemplo: comería respeta la desinencia -ería de la 1°
persona singular del condicional, propia del paradigma regular de la segunda conjugación.
comer comíamos comeré comí comimos
Los verbos irregulares varían la raíz, la desinencia o ambas respecto a su
infinitivo. Estas variaciones pueden ser:
▪ Vocálicas: cambios en la raíz de vocales. Por ejemplo, dormir varía su raíz al conjugarlo
en primera persona singular del presente modificando sus vocales:
dorm- ir duerm- o
▪ Consonánticas: añade una o más consonantes, o sustituye por otra. Por ejemplo, al
conjugar agradecer en primera persona singular del presente incorporamos una z delante de
la c:
agradec- er agradezc-o
▪ Mixtas: los cambios son tanto vocálicos como consonánticos. Por ejemplo, al conjugar
caer en primera persona singular del presente (caigo), se agrega el grupo -ig, a la última
vocal de la raíz:
ca-er caig-o
Raíz Desinencia Raíz Desinencia
● Modo: Expresa la actitud adoptada por el hablante frente a lo que dice. Puede ser:
▪ Indicativo: se utiliza para referirse a hechos dados por verdaderos (Juan lee un libro).
▪ Subjuntivo: se utiliza para expresar deseos, probabilidades o dudas (Posiblemente
tengamos una prueba sorpresa en estos días).
▪ Imperativo: se utiliza para dar órdenes (¡Salí de ahí!).
● Tiempo: indica el momento en que sucedió el hecho referido por el verbo conjugado.
La persona se refiere a quién realiza la acción del verbo. Son tres: primera, segunda
y tercera.
El número indica si la persona es una (singular) o más de una (plural).
Número
Persona Singular Plural
1ra yo Nosotros/nosotras
Los verboides
Los verboides son las formas no conjugadas del verbo. Existen tres tipos de
verboides que se reconocen por sus desinencias.
● Infinitivo: terminan en -ar (bailar), -er (leer) o -ir (instruir) según la conjugación a la que
pertenezca. Es la forma como aparecen los verbos en el diccionario.
● Gerundio: termina en -ando (andando) o -iendo (partiendo).
● Participio: terminan en -ado/ada (amado-amada) o -ido/ida (partido-partida).
Actividades:
1) Observen los siguientes globos de diálogo:
¡Qué
¿Retuiteaste No, esta tarde ¿Instragrameamo
posteaste
a Malena? la wasapeo… s las fotos de
recién!
ayer?
▪ Mi mamá a veces me aconseja que______________ menos y que hable personalmente con mis
amigos.
5) Completen un cuadro similar a este con todos los verbos del punto anterior:
Verbo Persona Número Tiempo Modo
Los adverbios
Los adverbios son una clase de palabra que completa o modifica la significación de
un verbo (Nació lejos), de un adjetivo (Ella estaba realmente feliz), o de otro adverbio
(Llegó muy temprano).
Desde el punto de vista morfológico, son invariables porque no cambian para
indicar género, número, tiempo, modo o persona. No varían ni expresan ninguna relación
de concordancia gramatical con la palabra a la que modifican.
De acuerdo con cómo están formados los adverbios se clasifican en dos clases:
simples y compuestos. Los adverbios simples constan de una sola palabra: así, tarde, lejos,
no, etcétera. Los compuestos se subdividen, a su vez, en dos grupos:
▪ Adjetivos + mente: ágilmente, realmente, maravillosamente, etcétera.
▪ Locuciones adverbiales: dos o más palabras que funcionan como adverbios (a escondidas,
ante todo, de vez en cuando, de ningún modo, etcétera).
Existen distintas clases de adverbios según su significado: lugar, tiempo, cantidad,
modo, afirmación, duda o negación.
Actividades:
1) Ubiquen en el cuadro los siguientes adverbios según su tipo:
hoy- sí- tal vez- mañana- dentro- despacio- fuera- cerca- no- mucho- después-
rápidamente- arriba- abajo- quizá- también- tampoco- bastante- aquí- antes- bien- poco-
felizmente- lejos- acaso.
Lugar Tiempo Cantidad Modo Duda Afirmación Negación
(cuánto (aseguran (expresan
(dónde (cuándo (cómo se (manifiesta
alcanza la que la que la
sucede la se realiza realiza la incertidumbre
acción) acción se acción no
acción) la acción) acción) sobre la
realiza) se realiza)
acción)
Los pronombres
Los pronombres son palabras no descriptivas - no caracterizan lo que nombran -
cuyo significado varía según la situación en la que se empleen. Es decir, tienen un
significado ocasional.
Tienen dos usos típicos: el deíctico, cuando el pronombre remite a un elemento del
contexto comunicacional (Yo te llevo); y el anafórico, que remite una expresión
mencionada antes (Julián llevaría a Inés, pero ella no quiso). En algunas ocasiones, el
pronombre puede remitir a un elemento que se menciona posteriormente. Este uso se
denomina catafórico (Ana lo quería mucho a Felipe).
Pronombres de primer grupo
Existen distintos tipos de pronombres: los personales, los demostrativos y los
posesivos.
▪ Pronombres personales: designan a las tres personas gramaticales (quien habla, quien
escucha y de quien se habla) e indican la función que desempeñan en el discurso: Pueden
agruparse según a quién designan.
Referencia Persona Singular Plural
Receptor 2° tú, vos, usted, te, ti, contigo ustedes, vosotros, vosotras, se
Referente 3° él, ella, se, sí, consigo, lo, la, ellos, ellas, se, sí, consigo, los,
le las, les
Ejemplo: Juan. - Mariana, ¿yo voy a buscar a Paula a la escuela y vos la llevas a natación?
El pronombre ―yo‖ hace referencia a Juan y ―vos‖ a Mariana, mientras que ―la‖
reemplaza a Paula.
▪ Pronombres demostrativos: expresan la cercanía o la lejanía existente entre el emisor y
el objeto o la persona de la que se habla. Pueden dividirse en tres grupos:
Cerca del emisor (acá) A cierta distancia del emisor Lejos del emisor (allá)
(ahí)
este, esta, estos, estas, ese, esa, esos, esas, eso aquel, aquello,
esto aquella, aquellos,
aquellas
Ejemplo: Este es el mejor lugar para sentarnos; aquel no me gusta, parece incómodo.
Ambos pronombres se refieren al sustantivo lugar, pero en cada caso el uso de uno u
otro es diferente porque depende de la distancia de los interlocutores.
▪ Pronombres posesivos: expresan una relación de pertenencia entre los participantes de la
situación comunicativa.
Persona
Ejemplo: Pablo me dijo que ese libro era mío, pero yo le aclaré que era tuyo, para que me
lo devolviera. En definitiva, es nuestro.
En este caso, los pronombres posesivos ―mío‖, ―tuyo‖ y ―nuestro‖ indican que el
libro pertenece a los integrantes de la situación comunicativa.
Pronombres de segundo grupo
Los pronombres del segundo grupo se caracterizan porque su referencia no se
encuentra en la situación de comunicación, sino que su significado depende del texto. Se
trata de los pronombres indefinidos, relativos y enfáticos.
▪ Pronombres indefinidos: indican una cantidad o identidad de forma general o imprecisa.
Algunos son invariables y otros varían en género y número:
uno/a/s, algo, alguien, nada, nadie, alguno/a/s, ninguno/a, todo/a/s, poco/a/s,
mucho/a/s, otro/a/s, cualquier/a, varios/as.
Cuando se utilizan en lugar del sustantivo, cumplen las mismas funciones
sintácticas que esta clase de palabra.
Ejemplos: Muchos la piden. No quiero nada. Esto no es para cualquiera.
▪ Pronombres relativos: remiten a un sustantivo o construcción sustantiva mencionada
antes en el discurso, es decir, siempre establecen una relación anafórica.
que, quien, quienes, cual, cuales, cuyo/a/s, donde, cuando, como, cuanto/a/s
También introducen proposiciones subordinadas adjetivas (PSA). La palabra o
construcción a la que remiten se denomina antecedente.
Ejemplos: La película que vi es de terror. Nos atendió un mozo cuyo apodo es "Tony".
La casa donde pasamos el verano está frente al mar.
▪ Pronombres enfáticos: los pronombres enfáticos encabezan preguntas o exclamaciones
directas (¿Cuánto cuesta?/ ¡Cuánto cuesta!) o indirectas (Preguntó cuánto costaba./ Se
sorprendió de cuánto costaba.).
Son iguales a los relativos excepto cuyo. Se diferencian de estos en que siempre
llevan tilde y no tienen antecedente.
qué, quién, quiénes, cuál, cuáles, dónde, cuándo, cómo, cuánto/a/s
Sintácticamente, pueden funcionar como adjetivos, sustantivos o adverbios.
Ejemplos: ¡Cuánta sal le pusiste! ¿Qué se van a servir?
¿Cuándo nos atenderán? ¿Quién cocinará?
Actividades:
1) Lean el siguiente diálogo. Marquen todos los pronombres y clasifíquenlos:
TÍA: -Hola.
_______________respondió.
__ __ __ __ __ A __ __ __ __
L __ __ __ __
A __ __ __ __ __ __ __ __ __ __ __ __ __
__ __ __ __ __ __ B__ __ __
__ __ __ __ R __ __ __ __ __ __ __ __
__ A __ __ __ __ __ __ __ __ __
__ __ __ __ __ __ __ __ __ __ __ S
C Z A M A R Í A P B
I L K F M E X R L A
D S A L V A R É C R
I U T F J O W K A R
Q M R U V P Q S M E
S E N T I D O Y I R
M S Y U B H I E N Ñ
G C O R X S U L A Z
Y R H O P R E N D Í
J I Y R M S C A O L
L B G R I T A R U P
M O L E S T A N D O
La oración simple
La sintaxis es la parte de la gramática que estudia las formas en que se combinan las
palabras y establece cuáles son las funciones que cumplen dentro de una oración.
Recordemos que una oración es la mínima unidad de sentido conformada por una palabra o
un grupo de palabras que se relacionan entre sí y que expresan una idea o tema.
Las oraciones pueden ser bimembres o unimembres.
▪ Con verbos:
● Que refieren a fenómenos atmosféricos.
● Estructuras impersonales en tercera persona singular con los verbos haber (como
existencia), hacer, ser (referidos al clima o a un momento del día).
[Hay ofertas imperdibles.] O.U [Era temprano.] O.U [Hace frío.] O.U
Las oraciones bimembres son aquellas que admiten la división en dos partes: el
sujeto (S) y el predicado (P). Cada miembro depende del otro y expresa una idea distinta:
el predicado se refiere a la acción (por ese motivo, su núcleo será un verbo) y el sujeto
evoca a quién o quiénes la realizan (por lo tanto, su núcleo será un sustantivo).
Los núcleos concuerdan entre sí, es decir que coinciden en persona y número.
El núcleo del sujeto es un sustantivo que puede estar acompañado de los siguientes
modificadores:
Modificadores de Sustantivo
Función Abreviatura Características Ejemplo
Circunstanciales ▪ Circunstancias de la
acción verbal
▪ Clase de palabras:
adverbio/ sustantivo.
C. Te Discutieron sobre
TEMA: ¿Acerca de política.
qué?
C. A Sí, entendí.
AFIRMACIÓN: sí,
siempre, también.
C. N No entendí.
NEGACIÓN: no, nunca,
jamás, tampoco.
C. D Tal vez estudie.
DUDA: tal vez, quizás,
probablemente
Caminó hacia la
● Siel circunstancial estación. (c.c del
está encabezado por lugar)
una preposición,
pasará a denominarse
Complemento
circunstancial (c.c)
Actividades:
1) a) Relacionen con flechas el sujeto y el predicado.
____________________________________________________________.
____________________________________________________________.
____________________________________________________________.
La primera con predicado verbal compuesto. Los verbos llega/ busca, relacionados
mediante el nexo coordinante "y", se refieren al mismo sujeto (el pescador).
[(Un pescador llega a la orilla y busca la sombra de una roca) pero (varias bañistas ocupan el lugar)]. O.C
unimembre bimembre
Actividad:
1) Analicen sintácticamente y de forma completa las siguientes oraciones
inspiradas en la novela El (h)ijo la libertad de Margarita Mainé. No olviden
clasificar los nexos coordinantes:
a) [ El protagonista Santiago abrió la puerta, su verdadero padre lo esperaba del otro lado].
b) [ Esa mañana, revisé en silencio el incinerador, sin embargo, Dolores espiaba desde el pasillo].
c) [¿Pedro era culpable por el secuestro de Clauwe o los delincuentes actuaban solos?].
e) [ Mi papá declaró temprano, por lo tanto, Martín y Pedro saldrían de Tribunales al mediodía].
Integración de sintaxis
1) a) Lean las siguientes oraciones:
▪ Esta pequeña niña es curiosa, odia la sopa y se preocupa por las injusticias del
mundo.
2) Reescriban las oraciones bimembres para armar oraciones compuestas. Utilicen los
nexos o yuxtaposiciones que crean adecuados. Pueden realizar cambios para mantener la
coherencia y evitar la repetición:
a) Tenía que estudiar. No tenía el libro. Se lo pedí a un compañero.
b) El televisor me distrae. No puedo estudiar.
c) Silvia espera al médico. La mamá quiere llevarla a la guardia.
d) Mi hermana no quiso el postre. Yo me comí dos porciones de torta.