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Regalo de Navidad, a harry potter


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REGALO DE NAVIDAD

Un par de gnomos tiritaban de frío mientras


buscaban la entrada a sus respectivas
madrigueras. La nieve había tapado cualquier
rastro de ellas y les estaba resultando todo un
calvario encontrar los agujeros que, como cada
año, volvían crear en la tierra. Eso, sumado a la
cada vez más oscura noche, hacía que les
resultase imposible. Un ruido los sorprendió y los
sacó de su tarea de rastreo. Miraron hacia la
fuente de aquel sonido y vieron dos �guras
avanzar hacia ellos para cruzar el jardín.
Asustados, salieron corriendo de allí mientras,
tras un seto, vigilaban cómo aquella pareja
entraba en la casa. Sabiendo cómo se las gastaban
los habitantes de La Madriguera, era mejor
mantenerse alejados de ellos.

Dentro del calor del hogar, solo se escuchaban


risas y jaleo. Ron Weasley, en la entrada de su
antigua casa, sacudió su pelo quitándose los
restos de los copos de nieve mientras le ayudaba
a su esposa a quitarse el abrigo con cuidado de no
despertar a la pequeña personita que dormía en
sus brazos.

- ¡Arthur! ¡Ron ha llegado!

La señora Weasley, se acercó al más joven de sus


hijos varones y lo abrazó con fuerza.

- Mamá, vas a despertar a la niña con tus gritos.-


Dijo sonriente.

- Tonterías, si es igual que tú no habrá nada que


pueda despertarla.- Le dio un beso a Hermione y
miró a su recién nacida nieta.- Oh… mi pequeña
Rose… Déjame cogerla.

Hermione se la tendió con cuidado a su suegra


sin poder quitar los ojos de su hija. Desde que
había nacido tres semanas atrás no podía borrar
la sonrisa de la boca. Molly Weasley le hizo unos
arrumacos a la niña y entró con ella en la sala de
estar, seguida por Ron y Hermione.

La habitación, decorada espléndidamente para la


ocasión, estaba llena de gente que charlaba
animadamente. La familia Weasley al completo se
había reunido para celebrar la Navidad y…
¿dónde mejor que en la casa que les había visto
crecer a la mayoría?

- ¡Mirad quienes han llegado!

- Feliza Navidad a todos…

Ron saludó con la mano mientras se dirigía a


saludar a todos sus hermanos y sobrinos.
Hermione, que no podía despegarse de su hija,
seguía a Molly a todos los lados mientras algunos
se acercaban a conocer al nuevo miembro de la
familia.

- ¡Hegmione! Es preciosa…- Decía Fleur mientras


admiraba el pequeño bultito envuelto en la
manta.- Se pagece mucho a ti.

- Eso dicen mis padres, pero yo la veo más


parecida a Ron.

- Ha sacado sus pecas.- Sonrió Audrey


observándola también mientras su hija Molly,
curiosa, intentaba ver qué observaban las
mujeres.

- Y su apetito, deberíais ver cómo come.

Al otro lado de la habitación, pasando un puñado


de cabelleras pelirrojas, Bill Weasley intentaba
entretener a su hija mayor y a Teddy haciendo
que salieran pequeños fuegos arti�ciales de la
punta de su varita. Los niños reían y aplaudían
pidiendo sus colores favoritos. El pelo de Teddy
cambiaba según el fuego arti�cial que saliera en
esos momentos.

- No cambias más, hacías el mismo truco para


entretenernos a Ginny a mí cuando éramos
pequeños.
- ¡Tío Ron!

Victoire corrió a abrazar a su tío y Teddy, quién


desde que nació se había sentido uno más de la
familia, hizo lo mismo.

- Y sigue funcionado igual de bien.- Bill abrazó a


su hermano pequeño.- Pensé que pasarías Noche
buena con los padres de Hermione.

- Al �nal iremos la semana que viene para


celebrar año nuevo.- Comenzó a explicarle.-
Viajaremos a Francia con ellos y Rosie no puede
trasladarse por la red �u hasta cumplir un mes.

- ¿Por qué no vais en los aviones esos que usan


los muggles?

- Hermione ha intentado convencerme, pero hasta


que no sepa cómo hacen para que vuelen yo no
me subo a uno de esos.

Bill comenzó a reírse ante la atenta mirada de los


dos niños que les miraban sin saber muy bien de
qué se reían y esperaban impacientes que
volvieran de nuevo los fuegos ari�ciales.

Ginny salió de la cocina sofocada, con un gran


delantal que cubría su gran barriga de
embarazada. Había salido ya de cuentas hacía
unos días, pero parecía que su segundo hijo no
tenía ninguna gana de salir a conocer el mundo.
Y eso le estaba poniendo de los nervios. Cada vez
se sentía más incómoda y más pesada y el pobre
Harry era el que tenía que hacerse cargo de cómo
eso estaba haciendo mella en su carácter. Había
ratos que se enfadaba por nada o que de tanta
incomodidad sólo le apetecía llorar. Al rato se le
pasaba, pero Harry tenía que aguantarla. Suspiró
e hizo una mueca al sentir un ligero dolor en la
tripa. Hoy las patadas que le daba eran más
fuertes de lo normal.

- ¿Te encuentras bien?

Harry se acercó a ella y le acarició la barriga con


cariño mientras le daba un beso en la mejilla.

- Sí, tu hijo está hoy un poco inquieto, nada más.

- O hija.

Ginny rodó los ojos ante el comentario. Sabía que


Harry estaba ansioso por que fuese una niña.

- Aún no sabemos qué será y…- Ginny hizo otra


mueca de dolor.

- No deberías hacer tantos esfuerzos si te


encuentras mal.

- Tengo que ayudar a mamá con la cena, sino


¿qué cenaríais vosotros?

- Sabes que me manejo muy bien en la cocina. ¿O


ya no te acuerdas?- Preguntó cariñoso
acercándose para que sólo ella escuchara.
- Sí, y estabas muy sexy con el delantal… SÓLO
con el delantal…

Ginny le lanzó una mirada pícara recordando


aquel día. Unos meses después de que James
naciera lo llevaron a La Madriguera para poder
descansar un �n de semana y pasarlo solos. Una
cosa llevó a la otra y acabaron pasando la
mayoría del tiempo en la cama. Cundo llegó el
momento de recuperar fuerzas, Harry se puso a
cocinar simplemente con el delantal de la cocina
y Ginny, viéndole así, se olvido completamente
del hambre que tenía.

- Cuando quieras vuelvo a ponérmelo…

Harry terminó de acercarse y le empezó a besar


despacio el cuello mientras Ginny se reía.

- Te recuerdo, señor Potter, que la última vez que


pasó eso, pasó esto otro.- Ginny señaló su barriga
con una sonrisa.

- ¿Y qué? Estás preciosa embarazada…

Ginny volvió a reír y Harry la abrazó para besarla


lentamente...

- Harry, Harry… ¿Todavía no ha nacido tu hijo y


ya quieres hacernos tíos otra vez? Que
vergüenza… ¡Dale un respiro a mi hermanita!

Se separaron y vieron a George mirándoles con


�ngida cara de indignación mientras llevaba al
pequeño Freddy en brazos. Este, al verles, les
saco la lengua y comenzó a reírse con ganas.

- Él piensa lo mismo.- Sonrió re�riéndose a su


hijo.

- No sé yo si eres una buena in�uencia para el


pequeño Fred.- Dijo Ginny acercándose a su
sobrino.

- ¿Cómo que no? Está destinado a hacer cosas


grandes como su padre y su tío.

Los dos hermanos se quedaron unos segundos


callados. Esas fechas siempre eran momentos
duros a la hora de recordar a las personas que
habían perdido en la guerra. Harry lo notó y
pre�rió dejarlos solos. Nadie mejor que él para
entender el dolor del recuerdo de la muerte de un
ser querido.

- Ven aquí Freddy.- Dijo cogiendo al niño.- ¿Por


qué no vamos a buscar a James? ¿Qué te parece?

- ¡Jamie!

El niño aplaudió al escuchar el nombre de su


compañero de juegos favorito. Harry le dio un
beso en la mejilla a su esposa y se alejó de allí.
Ginny le sonrió a su hermano y le abrazó con
fuerza. No hacían falta palabras. Los dos sabían
en quién estaban pensando. Se separó de él y le
acarició la cara viendo en él a su gemelo.
- Feliz Navidad George…

- Feliz Navidad…

Lejos de ellos, Arthur Weasley, por el cual


también pasaban los años, hablaba
animadamente con su hijo Percy sobre papeleos
del ministerio. Cerca de ellos, Charly, el eterno
soltero, entretenía al resto de sus sobrinos
contándoles increíbles historias sobre dragones y
lo peligrosos que eran. Sentado en un enorme
sillón y con todo sellos rodeándole mientras le
escuchaban anonadados, se sentía como un héroe.
Teddy y Victoire, que se habían aburrido ya de
los fuegos arti�ciales, se acercaron a él para
escucharle también.

Harry estaba sentado en un sofá, viendo como


James y Fred jugaban en el suelo entretenidos.
Sonrió viendo a su hijo reir despreocupado.
Nunca pensó que podría llegar a casarse y, mucho
menos, formar una familia como la que tenía.
Pero lo había conseguido. Y pronto, esa familia
aumentaría.

- ¿En qué piensas, Harry?

Hermione se acercaba a él con Rose entre sus


brazos de nuevo.

- En nada.

Le hizo un gesto a su amiga para que se sentara


junto a él y esta lo hizo. Pasó un brazo por los
hombros de Hermione y miró a la niña. Esta, por
primera vez en la noche, bostezó mientras
estiraba sus pequeños brazos y manitas y abrió
despacio los ojos, inspeccionando lo que había a
su alrededor.

- Tiene los ojos de Ron.

- Es igualita a él.- Comentó Hermione


visiblemente contenta por ese hecho.- Por lo
menos hasta ahora.

- Entonces dormirá y comerá como loca.

- ¡Eh! Me siento ofendido.- Ron se acercaba a


ellos alegre.- Dame a mi niña antes de que le deis
una impresión equivocada de su padre.- Ron
cogió a su hija entre sus brazos y la acunó
despacio.

- ¿Qué tal tu nuevo papel de padre?

- Genial… Podría quedarme mirándola todo el día


y no me aburriría… Ojala el que estás a punto de
tener sea niña, ya me entenderás.

- ¡Oye! James también puede ser adorable.- Miró


a su hijo y vio cómo se metía el dedo en la nariz
y, sacando aire con fuerza, le salían pompitas de
mocos por el otro agujero.

- Qué bonito…- Rió Ron.


- Bueno, vale, ya sé a que te re�eres. De todos
modos, Ginny dice que será niño.

- Y como no, Harry Potter haciéndole caso en


todo a mi hermana…

- Yo no le hago caso en todo.

- Admítelo, te tiene dominado.

- ¡No es verdad!

Hermione reía al verles discutir como si todavía


tuvieran quince años y estuvieran en Hogwarts.

- ¡Harry!- Le llamó Ginny desde la cocina.

- ¡Ahora mismo voy!

- ¿Lo ves?- Reía Ron mientras sacudía la cabeza.-


Dominado.

- No digas tonterías, Ronald. Tú obedeces igual de


rápido cuando te llamo.

- ¡Hermione! Eso no es cierto.

- ¿No? Eres igual que Harry.

- ¡Yo no hago todo lo que Ginny me pide!

- Sabes que sí, te encanta darle todos los gustos.

- ¡HARRY!

Volvieron a escuchar el grito desde la cocina,


ahora más fuerte, y Ron volvió negar con la
cabeza.

- Me gusta hacerla feliz, eso no quiere decir que


le consienta todo.

Ron y Hermione se miraron cómplices intentando


que no se les escapara una sonrisa de la boca.

- ¡HARRY JAMES POTTER! ¡Ven aquí ahora


mismo!

Todos los adultos allí presentes miraron a Harry.


Este resopló y se levantó cansadamente. Entonces
escucharon el ruido de un plato caerse y un grito
ahogado de Ginny y toda la sala permaneció en
silencio. Harry corrió hasta la cocina y se quedó
petri�cado en la puerta. Ginny apoyaba una
mano en la mesa y otra en su vientre intentando
permanecer de pie. Harry observó el pequeño
charquito que había a sus pies y supo de
inmediato lo que venía.

- Harry…- Ginny le miró asustada y ansiosa.- Ya


viene…

- Oh, por Merlín.

Todos se acercaron a la puerta para saber qué


pasaba. Unos comenzaron a aplaudir, otros a
reían contentos… Arthur miraba a su hija
incrédulo, todavía sin querer creer que su niña
fuese a ser madre por segunda vez. Molly gritó
emocionada.

- Vale, muy bien…- Harry comenzó a sudar y a


ponerse blanco.

Se acercó a ella y ayudó para que se apoyara en


él.

- Hay que llevarte a San Mungo.

- No dará tiempo.- Dijo Bill acercándose a su


hermana.- Acaba de romper aguas, en su estado
no puede ni trasportarse ni viajar por la red �u.

- Bueno, pues iremos en coche. Ron, dame las


llaves de tu…

- Es peligroso con la que está cayendo.- Apuntó


Percy.

- Sí, y no querrás que Ginny acabe dando a luz en


un coche.- Dijo George.

- Sería algo para contar cuando fuese mayor, eso


seguro.- Dijo Angelina.

Ginny volvió a gritar dolorida. Comenzaban las


contracciones. Miró a Harry asustada y le apretó
la mano con fuerza.

- ¿Entonces qué hacemos?- Preguntó a los


presentes.

Molly cogió a su hoja de la otra mano y la miró


con con�anza.
- Vas a tener que dar a luz aquí, cariño.

- ¿Qué? ¡No! No… Yo quiero ir a un hospital, con


medimagos, como cuando nació James. No
pienso…- Una contracción todavía más fuerte la
hizo callar.- Vale, que sea aquí…

- Muy bien.- Molly Weasley se remangó el jersey


con decisión y comenzó a dar órdenes.- Harry,
lleva a Ginny al sofá, ahora.

Harry no esperó a que se lo repitieran dos veces


y, todavía asustado y con la cara cada vez más
blanca, recargó a Ginny en él y la ayudó a llegar
hasta el sofá e la sala.

- Hermione, ve al baño y coge toallas. Fleur,


calienta agua. Audrey y Angelina, ir donde
Ginny, haced lo que os pida y, sobre todo,
intentar que a Harry se le quite esa cara de susto.
Yo prepararé la poción para que le disminuya el
dolor…

- ¿Y nosotros qué hacemos?- Preguntó Charly.

- Vosotros todos fuera.

- ¿Qué? ¿Por qué?

- Todos fuera, coger a los niños y fuera, no quiero


ver a ninguno dando vueltas por aquí. ¡Vamos!
¡No me hagáis repetirlo!

- ¿Estás segura de que puedes hacer esto, mamá?-


Preguntó Ron sin poder creerse lo que estaba
pasando.

- ¡Tengo siete hijos y otros tantos nietos! ¡Y he


dado a luz en esta casa dos veces! ¡Claro que sé lo
hago!

- Vale, vale, que humor…

Uno a uno fueron saliendo todos. Cogieron a los


niños y se sentaron en los asientos del porche de
la casa.

- ¿Qué le pasa a la tía Ginny, papá?- Preguntó


Victoire mientras salían.

- Nada, cariño, es sólo que está a punto de venir


tu nuevo primito.

- ¿Venir? ¿Venir de dónde?- Preguntó Teddy al


lado de ella.

Bill frunció el ceño ante la pregunta. La


conversación de de dónde vienen los niños había
llegado antes de lo que imaginaba. Y no estaba
preparado. Tragó saliva y, poniéndoles lo abrigos,
les hizo salir fuera. Iba a ser una espera muy
larga hasta que el nuevo miembro de la familia
Weasley naciera…

Pasaba el tiempo y no sabían nada de lo que


pasaba dentro de la casa. Sólo escuchaban gritos,
los llantos de Ginny, y las quejas de Harry porque
su mujer le apretaba demasiado la mano. Arthur
no se despegaba de la puerta, preocupado por su
hija, mientras los demás intentaban entretener a
los niños como podían.

En el jardín, tres muñecos de nieve recién hechos


eran el refugio de un par de gnomos que
vigilaban la casa indignados. Con tanta gente, no
podían buscar los agujeros de entrada a sus
madrigueras.

- Pobre Harry, tenía una cara…- Se compadeció


Charly.

- No mucho peor que la que tenía cuando nació


James.- Comentó Ron.- ¿Os acordáis de la que
montó? Las enfermeras estaban de los nervios.

- Sí... parecía que el que estaba de parto era él y


no Ginny.

Todos comenzaron a reírse recordando aquel día


cuando un grito los interrumpió. Se quedaron
callados mirando la puerta. Entonces el llanto de
un bebé comenzó a escucharse y se miraron
sonriendo. El nuevo Weasley, en este caso Potter,
había llegado.

A los pocos minutos, Fleur salió sonriendo de


oreja a oreja. Arthur la miró ansioso y
expectante.

- Ya podéis pasag…
Poco a poco fueron entrando y colocándose
alrededor de la benjamina de los hermanos
Weasley. Ginny, sudada y despeina, acunaba al
bebe envuelto en toallas. Harry, sentado a su
lado, miró a todos sonriente.

- Es un niño.

Todos empezaron a acercarse a él con cuidado


para conocerle.

- Pobrecito… ¡Tiene tu pelo, Harry!- Dijo George


haciendo reír a todos.

- Ven aquí James.- Harry cogió al niño y lo sentó


al lado de su madre.

- Saluda a tu hermano, cariño.- Dijo Ginny.

El niño asomó su cabecita para ver qué miraban


todos con tanto entusiasmo y levantó las cejas.
Volvió a sentarse en la cama e hizo una especie
de pedorreta indicando que no veía nada de
especial en esa cosita arrugada que veía su madre
con tanto amor.

Harry se levantó y se acercó a Ron, quién le


abrazó sonriendo.

- Felicidades.

- Gracias.

- ¿Qué se siente siendo padre de nuevo?


Harry se quedó callado un momento mientras
observaba a Ginny tumbada en el sofá con el niño
en brazos y al pequeño James a su lado. No había
palabras para describir lo que acababa de vivir o
ver.

- Es genial.

- ¿Y el parto?

- Ha sido la cosa más asquerosa y a la vez


maravillosa que he visto en mi vida.

Ron le dio una palmada en la espalda y le abrazó


por los hombros.

- Siento que no haya sido niña.

- No te preocupes, Ginny y yo tenemos mucho


tiempo para ir a por ella.

Ron le miró con cara de asco.

- ¡No me hagas imaginarme a ti y a mi hermana


en la cama, por favor!

Harry rió y volvió a mirar a su esposa con los ojos


radiantes. Ya habría tiempo…

Sintió cosquillas en el cuello y se estremeció.


Abrió un ojo, todavía con sueño, y vio a Ginny a
su lado intentando despertarle. Suspiró al
recordar todo lo que había pasado el día anterior.
Abrazó a su mujer con fuerza y la beso en la
frente.

- Buenos días...- Le saludó

Harry miró a su alrededor despejándose. Habían


dormido en la antigua habitación de Ginny y al
lado de ellos, James y su nuevo hermanito
dormían plácidamente dejándose llevar por el
mundo de los sueños. Bostezó y miró a Ginny.

- ¿Sabes? Siempre imaginé que si pasábamos la


noche juntos en esta habitación sería algo más…
excitante.

- No seas bobo…

Se acercó a ella y puso una mano sobre su


vientre.

- ¿Qué tal estas?

- Todavía cansada… Pero feliz. Por cierto.- Dijo


acordándose de pronto.- Feliz Navidad.

Sonrió y le beso en los labios despacio.

- Tú hijo quiso nacer a lo grande.

- ¿Puede contar él como mi regalo de Navidad?

- Yo también tengo algo que ver con que esté


aquí.- Ginny volvió a sonreír.

- Ha sido el mejor regalo, ¿no crees?

- Claro que sí…- Miró a Ginny y le acarició la


cara.- Te quiero…

- Y yo a ti… Y oye… ¿Cómo le llamaremos?

Sabían cómo le hubieran llamado si fuese niña,


pero después de llamar James Sirius al mayor, ya
no tenía muchas más ideas. Y no había tampoco
ningún nombre que les convenciera demasiado.

- A mí se me ocurrió un nombre… Pero no creo


que te guste, no es precisamente bonito.

- Dímelo, puede que me guste.

- ¿Estás segura?

- Claro, ¿cuál es?

Harry la miró de reojo y tomó aire. El nombre era


horrible, tenía que reconocerlo, pero le hacía
recordar a dos personas que siempre le
sorprendieron, como había hecho el día anterior
su hijo, y que había hecho muchísimo por él.
Cogió aire y tomó valor. A Ginny no le iba a
gustar anda…

Lo siguiente que se escuchó por toda La


Madriguera fue Ginny gritando el nombre del
nuevo miembro de la familia, despertando a
todos los presentes que, a la luz de los hechos
ocurridos el día anterior, se habían quedado allí a
dormir y estaban esparcidos por las habitaciones
y el cuarto de estar.
- Bueno, ya sabemos cómo se llamará el niño.-
Dijo Hermione despertando al lado de Ron.

- Albus Severus… Cuando crezca matará a


Harry…

Ahora tengo los exámenes en la universidad y no


sé si podré actualizar "A través de las estrellas"
antes de Navidad, así que con este pequeño
One-shot os digo desde ya y adelantándome un
poquito... FELIZ NAVIDAD A TODOS! que
paséis unas �estas geniales con la gente que más
quereis.

Un beso enorme y... los reviews son bienvenidos!


XD

Iruna

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