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Enfoque reduccionista de la Teoría General de Sistemas:

El enfoque reduccionista de la Teoría General de Sistemas (TGS) es más una forma


específica de abordar los sistemas. Se puede entender que este enfoque se basa en la
investigación o estudio científico que toma en cuenta cada uno de los elementos o partes que
constituyen un objeto complejo estudiado, tratando de estudiarlos por separado. Su propósito es
estudiar los principios aplicables a los sistemas en cualquier nivel en todos los campos de la
investigación. Un sistema se define como una entidad con límites y con partes interrelacionadas
e interdependientes cuya suma es mayor a la suma de sus partes.

El cambio de una parte del sistema afecta a las demás y, con esto, al sistema completo,
generando patrones predecibles de comportamiento. El crecimiento positivo y la adaptación de
un sistema dependen de cómo se ajuste este a su entorno. Normalmente los sistemas existen
para cumplir un propósito común que contribuye al mantenimiento del sistema y a evitar sus
fallos. Su objetivo es el descubrimiento sistemático de las dinámicas, restricciones y
condiciones de un sistema que puedan ser discernidos y aplicados a los sistemas en cualquier
nivel de anidación y en cualquier campo.

La TGS fue planteada por Ludwig von Bertalanffy en 1950. Esta teoría se basa en dos
pilares básicos: aportes semánticos y aportes metodológicos. Los aportes semánticos buscan
introducir una semántica científica de utilización universal. Los aportes metodológicos buscan
lograr una metodología integradora para el tratamiento de problemas científicos

La idea es que la comprensión de cada uno de estos elementos lleve a entender la


naturaleza y funcionamiento del objeto complejo que conforman a través de sus componentes
más simples, o que un sistema complejo solamente puede explicarse por la reducción hasta sus
partes fundamentales.

Se puede decir que aborda los objetos o fenómenos a estudiar desde una visión
sistémica, es decir, que los concibe como un conjunto de elementos interrelacionados. Su
objetivo principal es la conformación de una concepción científica interdisciplinaria,
permitiendo que el proceso de investigación pueda nutrirse de las teorías y procedimientos de
las distintas disciplinas del saber.

Se dice normalmente que tiende a la subdivisión cada vez mayor del todo, y al estudio
de esas subdivisiones mientras que el enfoque de sistemas trata de unir las partes para alcanzar
la totalidad lógica o una independencia relativa con respecto al grupo que pertenece.

Por ejemplo, si queremos describir el funcionamiento de un automóvil, estudiaremos las


partes y mecanismos que permiten comprender el movimiento del auto. Es decir, “analizamos”
qué significa fragmentar o descomponer el fenómeno u objeto que deseamos comprender.

El reduccionismo, es extremadamente útil. El problema del reduccionismo surge, no de


su uso, sino de la presunción errónea de que es la única solución. El reduccionismo se hace
menos efectivo cuando el acto de dividir un problema en sus partes lleva a la pérdida de
información importante útil sobre el objeto en cuestión.

Por ejemplo, una máquina compleja como una computadora puede ser dividida en
fragmentos cada vez más pequeños, pero, en algún momento, las partes individuales dejan de
dar información sobre la función global de la máquina. Donde es útil el reduccionismo y el
enfoque sistémico no lo es, es cuando uno o varios componentes influencian de forma
dominante el comportamiento de todo el sistema.

El enfoque reduccionista se diferencia del enfoque totalitario, en que el enfoque


reduccionista busca analizar un sistema, reduciendo el sistema u objeto en las distintas partes
que lo conforman, en cambio el totalitario busca analizar el sistema desde su globalidad.

Método Cartesiano:

Este fue desarrollado por René Descartes, un filósofo racionalista francés del siglo XVII.
Descartes creía en la creencia de que el conocimiento verdadero se basa en la razón y en la
lógica y no en la experiencia sensible o en la observación empírica. Se tenía que dudar de cada
idea en la que se pudiera dudar, “solo se puede decir que la existencia de todo lo que existe es
por medio de todo lo que puede ser probado”- René Descartes. Su método se basa en la duda y
la razón para hallar la verdad. Se compone de cuatro principios:

1. Evidencia: No admitir como verdadera cosa alguna, como no supiese con evidencia
que lo es. Lo único verdadero es lo evidente.
2. Análisis: Dividir y descomponer cada dificultad o problema en tantas partes como sea
posible y necesarias para su comprensión y solución y resolverlas por separado.
3. Síntesis: Conducir cuidadosamente los pensamientos y razonamientos, a partir de las
formas más fáciles y simples de conocer para pasar gradualmente a los más difíciles.
4. Comprobación: Hacer verificaciones, recuentos y revisiones para asegurarse de que
nada fue omitido o pasado por alto, y poder comprobar si la evidencia es falsa o
verdadera.

Descartes creía que todos los problemas podían ser resueltos a través de las matemáticas.
Sin embargo, era consciente de la dificultad que entrañaba extrapolar la geometría y el álgebra a
todos los ámbitos de conocimiento. Por ello, estableció que la razón es la herramienta que
permite universalizar y agrupar todas las ciencias.

El paradigma científico de esta forma de pensamiento es la llamada

Mecánica Racional, y los avances que la Ciencia y la Humanidad le deben son


espectaculares y conocidos por todos. El principio de causalidad, de importancia capital en el
discurso cartesiano, implica que la estructura es la causa, la condición necesaria y suficiente de
la función realizada por el objeto, de tal forma que el determinismo gobierna el Universo y la
evolución observada es, en cierta forma, reversible si se dispone de los medios técnicos para
conseguirlo.

El método cartesiano no sólo no es el único posible, como lo demuestran la filosofía sino


que, cuando animados por el éxito obtenido en su aplicación a fenómenos deterministas, se le ha
intentado aplicar a fenómenos de otra naturaleza, como los sociales, económicos, organizativos,
ecológicos, y ha mostrado debilidades insuperables y conocido rotundos fracasos que, sin
descalificarlo, han venido a dejar bien delimitado su campo de aplicación y sus posibilidades. A
raíz de estos paradigmas surge la búsqueda de un paradigma unificador que propone estudiar el
objeto en su totalidad.

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