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Política Estatal Afrodescendiente en Argentina: Continuidades y Rupturas Entre El Neoliberalismo y El Kirchnerismo
Política Estatal Afrodescendiente en Argentina: Continuidades y Rupturas Entre El Neoliberalismo y El Kirchnerismo
Trab
Socioología del trabaajo- Estudios cu
ulturales- Narrrativas sociológgicas y literariaas
Núclleo Básico de Revistas Cienntíficas Argen
ntinas (Caicyt--Conicet)
Nº 344, Vol. XXI, Verano 2020,, Santiago del Estero, Argenntina
ISSN
N 1514-6871 - www.unse.eedu.ar/trabajo oysociedad
Po
olítica estatal afro
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Políticca do estado
o para as peessoas de asscendência africana en
n Argentinaa: continuid
dades e
rupturras entre neeoliberalism
mo e kirchn
nerismo
D
Dana ROSE
ENZVIT*
Recibido: 15.04.2019
Recibido con modificaaciones: 12.07.2019
Revisión editorial: 05.009.2019
Aprobadoo: 18.11.2019
RESUM MEN
En los últimos
ú veinnticinco añoss América Latina
L fue esscenario de unu proceso dde redefiniciión de la
relación histórica enntre los estaados-nación y las alteriidades histórricas que loo componen.. En una
operacióón que fue reesultado de la sumatoriaa entre las propias
p narraativas dominnantes y la particular
p
correlaciión de fuerzzas internacioonal y domééstica, cada estado latinooamericano rrespondió dee manera
disímil al
a mismo prooceso global de politizaciión de la iden ntidad. En nuuestro país el mito fundaacional de
la Argenntina blancaa y europeaa operó de manera parrticular a laa hora de ggestionar y procesar
estatalmente a la histórica y actuual diferenciaa racial al innterior de un marco globaal de reconoccimiento,
celebración y proteccción de la diversidad.
d A la relació
Así ón entre la nación
n y la rraza fue con
nstruida y
reconstruuida en diferrentes registrros según laas posibilidaades e interesses de los goobiernos de turno. El
objetivo de este trabajo, entoncees, es analizaar comparativ vamente las políticas estaatales implem mentadas
para la población
p afrrodescendiennte durante ell período neo oliberal (c.19989-2001) y el kirchnerissta (2003-
2015) a los efectos de rastrear continuidade
c es y rupturass, así como límites
l inherrentes a la formación
fo
nacionall de alteridadd argentina.
Palabraas clave: razaa, nación, pollítica estatal,, período neooliberal, períoodo kirchnerrista, Argentiina
ABSTR RACT
In the last
l twenty fives years Latin Amerrican was th he stage off the redefinnition of thee historic
relationsship betweenn nation-stattes and its historical
h ottherness. Thhe summatioon of the do ominant´s
1
Lo expuesto en este trrabajo es resulltado de los avvances realizaados en el marrco de mi tesiss de maestría (Marco
(
normativoo internacionaal y políticas estatales
e para la población afrodescendie
a nte en Argenttina y Uruguay y (1989-
2015). Loos mismos no podrían haberr sido realizaddos sin el dediicado acompaañamiento de V Verónica Giorrdano y
Morita Carrasco, ni sinn los debates y reflexiones en e el marco deel GESLAT, a todxs ellxs: ggracias.
*
Becariaa doctoral CON NICET con sede en el Insttituto de Améérica Latina y el Caribe, Liicenciada en Sociología
S
(UBA), Maestranda
M e Estudios Sociales Latiinoamericanos (UBA), miiembro del G
en Grupo de Esstudios de
Sociologíía Histórica de
d América Latina,
L y del Grupo
G de Esttudios Subalteernidades en L Latinoaméricaa. Correo:
danarosennzvit@gmail.ccom
RESUMO
Nos últimos vinte e cinco anos, a América Latina passou por um processo de redefinição da relação
histórica entre os estados-nação e as alteridades históricas que que fazem parte dela. Em uma
operação resultante do somatório entre as próprias narrativas dominantes e a correlação particular de
forças internacionais e nacionais, cada estado latino-americano respondeu de uma forma diferente ao
mesmo processo global de politização da identidade. Em nosso país, o mito fundador da Argentina
branca e européia operou de maneira particular quando se tratou de administrar e processar a diferença
racial histórica e atual dentro de uma estrutura global de reconhecimento, celebração e proteção da
diversidade. Assim, a relação entre a nação e a raça foi construída e reconstruída em diferentes
registros de acordo com as possibilidades e interesses dos governos da época. O objetivo deste
trabalho é, então, analisar comparativamente as políticas do estado implementadas para as pessoas de
ascendência Africana durante o período neoliberal (c.1989-2001) e os governos de Nestor Kirchner e
Cristina Fernández (2003-2015) com a finalidade de achar as continuidades e as rupturas, assim como
tambèm os limites inerentes à formação nacional da alteridade argentina.
Palavras chave: raça, nação, política do estado, período neoliberal, período kirchnerista, Argentina.
SUMARIO
Introducción; 1. Algunas coordenadas teórico-metodológicas; 2. El multiculturalismo a la argentina:
política estatal afrodescendiente y neoliberalismo; 2.1. 2001: Una crisis multiescalar ; 3. ¿Una nación
incluyente?: El kirchnerismo y lo afrodescendiente; 4. Conclusiones situadas: rupturas y continuidades
entre el neoliberalismo y el kirchnerismo
*****
Introducción
En América Latina si bien no todas las personas de color son pobres, sí casi todos los pobres son
personas de color” (Dulitzky, 2017: 36), en convergencia con la definición de Anibal Quijano según la
cual la raza es “el más eficaz instrumento de dominación social inventado en los últimos 500 años”
(2000, 37). Así y todo, ésta parece haber ocupado su lugar privilegiado en el campo académico y en la
arena política internacional recién en los últimos veinticinco años. La irrupción de la raza como tema y
problema a nivel global, y su asunción como tarea y compromiso de organismos y centros de poder
trasnacionales, comenzó en la segunda parte del siglo XX para ocupar a fin de siglo un lugar central en
las agendas políticas estatales a nivel global.
El proceso global de politización2 de la cultura (Yúdice, 2000), la identidad (Fraser, 1999;
Briones, 2005; Segato, 2007), la diferencia (Grimson y Bidaseca, 2013), las identidades étnicas y
2
La categoría de “politización” merece aquí una mención especial, ya que en tanto la raza, la cultura, la etnia y
la identidad son inherentemente políticas, productos de relaciones desiguales de poder, el proceso de
“politización” al que aquí nos referimos, respondería más bien a la categoría de “re-politización a nivel estatal” o
directamente de “politización de las poblaciones marcadas por la raza, la etnia, etc” en tanto a organización
social y movilización política, es en estos dos sentidos que uso entonces el término “politización” a lo largo de
este artículo.
3
A lo largo de este trabajo y siguiendo la propuesta de Abrams (1998) escribiré las palabras nación y estado
comenzando con letra minúscula (exceptuando los casos en que se trate de citas textuales) para enfrentar el
proceso de mistificación que atraviesa a ambas nociones, y que reproduce su tratamiento como productos
terminados, evitando el análisis de sus condiciones de producción y reproducción.
4
Me refiero aquí especialmente a los casos de México, Perú, Ecuador, Bolivia, Brasil y Colombia.
5
Este apartado retoma ideas y conceptos desarrollados en Rosenzvit, 2017.
6
Para un análisis pormenorizado de esta cuestión en el siglo XIX véase Geler, 2010 y 2007.
7
Los siguientes estados-nación han reconocido constitucionalmente su carácter multicultural y pluriétnico o
multiétnico y pluricultural; Argentina (1994), Bolivia (1994), Brasil (1988), Colombia (1991), Costa Rica
(1997), Ecuador (1998),Guatemala (1985) Honduras (1994) , Nicaragua (1987), Panamá (1994), Paraguay
(1992), Perú (1993), México (1992) y Venezuela (2000). Posteriormente y bajo gobiernos de corte “pos-
neoliberales” Bolivia (2009) y Ecuador (2008) han reconocido su carácter plurinacional e intercultural.
8
Para un análisis de la militancia y el asesinato de José “Delfín” Acosta Martínez, véase Parody, 2016b.
Siguiendo la clasificación de García (2001) y Afroamérica XXI (2009) sostengo que en el período
c.1989-2001 y frente al imperativo global de asumir la diversidad como un criterio organizador nuevo
en las políticas estatales (Nivón Bolan, 2013: 36): Argentina creó legislación nueva vinculada al
pluralismo cultural pero no a lo afrodescendiente, población cuyos aportes étnicos no fueron
reconocidos bajo ningún concepto; tampoco estableció fórmulas de empoderamiento para la población
en cuestión; pero sí adecuó su legislación otorgando rango constitucional a los convenios y
declaraciones internacionales; y creó el INADI como instituto nacional de aproximación a la equidad
racial aunque más bien fue de lucha contra el racismo, sin incluir a la igualdad como programa.
Entendiendo a la política estatal no solo como lo que se hizo, sino también como lo que dejó de
hacerse, se dijo y se hizo significar, sostengo que en el ciclo de política racial multicultural, la política
afrodescendiente de Argentina no presentó sistematicidad alguna ni tampoco programaciones
orgánicas (Leone, 2016: 21, para la política indigenista), por el contrario pasó a ser un complejo
heterogéneo de iniciativas gubernamentales puntuales, dispersas y muchas veces contradictorias.
Sostengo también que esta heterogeneidad es el resultado de la tensión entre: la formación maestra de
alteridad de la nación, racializada y reproductora de la raza, como base de la estructura social; y la
articulación entre la hegemónica puesta en valor de la diversidad a escala global y la emergencia de
movimientos afrodescendientes e indígenas locales, frente a un estados-nación dispuesto a
legitimizarse en ambos planos, pero, que en tanto garante del orden social racializado, no estuvo
dispuestos a desestructurarlo.
Así, el caso argentino es uno en el que ruptura y continuidad se tensan en una dinámica particular,
respondiendo a su específica formación nacional de alteridad (Segato, 2007). La Argentina de 1990 se
muestra profundamente comprometida con la normativa internacional dominante, pero, como se lee,
más que un programa su postura es una exhibición. El reconocimiento de su diversidad interior estuvo
dirigida únicamente (y de hecho parcialmente) a las poblaciones indígenas, posicionadas como la
otredad “legítima” de la nación (Briones, 2005; Hooker, 2005), siempre y cuando sus demandas fueran
en clave cultural sin interpelaciones de tipo económico o redistributivo. Así, tal como el estado
uruguayo, el argentino soportó un reconocimiento culturalista, que habilitó componentes étnicos al
interior de la nación, sin alterar el nosotros nacional, que se mantuvo como elemento no-étnico
dominante.
Entre el año 2001 y el 2003, Argentina fue escenario de las crisis del modelo neoliberal, que
produjo un punto de inflexión en su historia política y social. La crisis que comenzó siendo
económica, arrastró consigo las condiciones de vida de los y las argentinos y argentinas, y derribó
también al histórico orden institucional (Ansaldi y Giordano, 2012; Rapoport, 2012). La crisis del
2001-2003 arrasó con la institucionalidad política nacional, fracturando a los partidos tradicionales de
masas e inaugurando una nueva conflictividad social, en algunos casos organizada, en el marco de un
proceso cuasi insurreccional de deslegitimación radical de la clase históricamente dirigente (Ansaldi y
Giordano, 2012: 634).
Al interior de este proceso de movilización social, las organizaciones afrodescendientes
despuntaron por la convergencia entre la situación nacional y una coyuntura global de fortalecimiento
y consolidación de su posición transnacional. En septiembre del año 2001, se desarrolló en Durban,
Sudáfrica, “La Tercer Conferencia Internacional contra el Racismo, la Discriminación Racial, la
Xenofobia y las Formas Conexas de Intolerancia” que contó con la asistencia de más de 10.000
personas; fue resultado de cuatro conferencias regionales preparatorias y tres reuniones preparatorias
del Comité, en las que participaron representantes de los estados, de la ONU, de otras agencias
intergubernamentales y de ONGs.
Más allá (y más acá) de los intríngulis que planteó la III CMCR en la arena política global, es
seguro que ésta implicó un punto de inflexión (Loveman, 2013) en cuanto al tratamiento de las
poblaciones afrodescendientes a escala internacional, nacional y local. Ya sea que se la califique como
un éxito (Mosquera Rosero-Labbé, León y Rodríguez, 2009, Lao Montes, 2006) o como una
calamidad (Banton, 2002), existe un consenso académico y militante para calificarla como un hito
fundacional (De la fuente, 2018) que representó un evento global de cambio en las relaciones raciales
en América Latina, en tanto modelador de las políticas raciales, fuertemente concatenado con las
respectivas “crisis estatales y las imperantes políticas transnacionales” (ibidem.).
La III CMCR produjo la articulación de lo afrodescendiente como identidad política
transnacionalizada, y como categoría singular institucionalizada a nivel global. El efecto durban
(Restrepo, 2009), consolidó las bases “para la construcción de políticas públicas (globales y
nacionales), creando nuevos espacios de acción política y otros soportes para la protección de los
derechos de los pueblos afrodescendientes” (Septién, 2017: 30), “interpelando a las narrativas
9
En ambas citas lo escrito entre paréntesis representa un agregado personal.
10
Gladys Lechini (2016: 19) ha relevado que mientras que en el período 1960-2003 se firmaron 88 actos
internacionales entre ambas regiones, entre 2003 y 2011 se suscribieron 70 acuerdos.
11
Durante los gobiernos kirchneristas se avanzó en la regularización de la migración desde países
latinoamericanos y africanos, especialmente. En el año 2004 se promulgó el Plan de Regularización Migratoria
y la Ley Migratoria Nº 25.871, y en el 2013, el Régimen Especial de Regularización de Extranjeros de
Nacionalidad Senegalesa.
La renovada impronta del organismo durante las gestiones kirchneristas implicó un puntapié para
el ingreso de la temática afro en sendas agencias y espacios estatales, en el marco del, ahora
hegemónico, paradigma de los derechos humanos. Según la publicación oficial “Afrodescendientes y
Derechos Humanos” (2014: 15): a los “fines de lograr una política pública de protección y promoción
de derechos y acciones positivas para la inclusión igualitaria del colectivo afrodescendiente, se ha
visualizado la necesidad de articulaciones interinstitucionales” de las siguientes agencias y espacios
estatales: Ministerio de Relaciones Exteriores y Culto, Ministerio deTrabajo, Empleo y Seguridad
Social, Ministerio de Educación, Ministerio del Interior y Transporte, Secretaría de Cultura,
Ministerio de Desarrollo Social y Ministerio de Justicia y Derechos Humanos, mediante la Secretaría
de Derechos Humanos, INADI e Archivo Nacional de la Memoria y el Centro Cultural de la Memoria
Haroldo Conti, Dirección Nacional de Promoción de los Derechos Culturales y Diversidad Cultural
dependiente de la Secretaría de Cultura de la Nación, Ministerio de Desarrollo Social de CABA,
Legislatura porteña, Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC), y Cancillería Argentina.
Así y todo, el papel jugado por el INADI en la redefinición de la formación nacional de alteridad
argentina con respecto a lo afrodescendiente, no estuvo libre de tensiones y sinsabores. Según Nicolás
Fernández Bravo (2013) el contenido del PNcD da cuenta de una posición ambivalente con respecto al
paradigma multicultural, en tanto por un lado la discriminación es ligada a factores estructurales,
incluso a la “configuración del estado nacional” (Ministerio de Justicia, 2014: 15); mientras por el otro
se extranjeriza a lo afro ligandolo directamente a la inmigración africana o americana. En la misma
clave, Ana Cristina Ottenheimer y Bernarda Zubrzycki (2011: 4) señalan que las acciones del INADI
pueden clasificarse en dos grupos: “la vigilancia sobre las conductas discriminatorias, y la celebración
de la diversidad, la cual resultó especialmente fructífera para los afrodescendientes en tanto se
corresponde con el mandato internacional de promover la mayor visibilidad del colectivo”. Por otro
lado y manteniendo la tensión, el relevamiento y modificación de textos escolares en clave de no
discriminación y reconocimiento de la diversidad étnica nacional, llevada a cabo por el INADI desde
el 2005 (Frigerio y Lamborghini, 2011b), representa una acción a destacar a contramano del
paradigma multicultural; al tiempo que éste fue reforzado por la posición subalterna en la que fueron
mantenidos los activistas afrodescendientes al interior del organismo (ibidem.). Pasando revista del
trabajo del INADI entre el 2005 y el 2009 puede decirse que la sobrerrepresentación de las
dimensiones religiosas y artísticas de lo afrodescendiente (Garcia 2016; Frigerio y Lamborghini,
2011b) en los eventos y publicaciones del INADI, dan cuenta de la persistencia del paradigma
multicultural, característico del ciclo anterior, que promueve la diversidad en términos de celebración
y espectáculo12.
La búsqueda por acciones estatales contrarias a esta matriz recibió una nueva impronta en los
albores de la nueva década y en convergencia con los deficientes resultados de la Conferencia de
Examen de Ginebra (conocida también como Durban II). Durante el año 2008 sendos integrantes del
Foro de Afrodescendientes del INADI se retiraron del mismo, en vistas de la posición subalterna en la
que se los mantenía y de la matriz culturalista que el organismo no había sabido trascender, truncando
la realización del planeado “Año de la Visibilidad Afro” (Frigerio y Lamborghini, 2011b). Meses
después los recién partidos consiguieron inaugurar la Comisión de Afrodescendientes y Africanos/as
en el Consejo Consultivo de la Sociedad Civil de la Cancillería Argentina, cuyo lanzamiento contó con
mesas de trabajo sobre acciones afirmativas, mujeres afro y migrantes. Las siguientes acciones y
vinculaciones de la comisión dieron cuenta de su perfil de movilización articulada con los reclamos de
12
Lo aquí expuesto no busca implicar que el arte o la cultura no tengan un carácter emancipador y subversivo
(véase para este caso particular Geler, 2012, 2014 y Frigerio, 2000).Sino que, a la hora de analizar las políticas
estatales dirigidas a un colectivo histórica y cotidianamente discriminado y subalternizado en todas las esferas,
un tratamiento confinado a éstas únicas dos dimensiones resulta, al menos, parcial.
13
Según lo relevado por la autora, en los censos de la década del 2010, Argentina, Bolivia, Brasil, Colombia,
Costa Rica, Cuba, Ecuador, Guatemala, Honduras, México, Nicaragua, Panamá, Paraguay, Perú, Uruguay y
Venezuela contabilizaron a sus poblaciones indígenas y afrodescendientes en los censos nacionales. Solamente
Chile, incluyó a las primeras y no a las segundas, República Dominicana no lo hizo para ninguno de los dos
colectivos, y El Salvador no realizó un censo nacional hasta el momento de la investigación (Loveman, 2014:
254)
B. Fórmulas de NO Ingreso de
empoderamiento ligadas a la afrodescendientes en el Foro de
gobernabilidad Afrodescendientes del INADI y
en el posterior Programa
Afrodescendientes contra la
Discriminación, la Xenofobia y
el Racismo; asì como en la
Comisión de Afrodescendientes
y Africanos/as en el Consejo
Consultivo de la Sociedad Civil
de la Cancillería Argentina
14
El nuevo giro a la “derecha” en países que durante los primeros 2000 habían tenido gobiernos de signo
progresista incluye -en mi opinión- los casos de: Argentina (2015- actualidad), Brasil (2016-actualidad), Chile
(2018-actualidad), Ecuador (2017-actualidad), Honduras (2009-actualidad) y Paraguay (2012-actualidad). Este
mapa regional se completa con la existencia de gobiernos de derecha de más larga data en los casos de:
Colombia, Costa Rica, Guatemala y Perú. Sobre la reconfiguración del mapa político latinoamericano con
BIBLIOGRAFÍA
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CEPAL
respecto a las “nuevas derechas” véase: Giordano (2014), sobre el carácter golpista de algunos de estos
gobiernos véase Soler (2015).
15
Véasehttps://www.pagina12.com.ar/91648-en-olivos-todos-descienden-de-europeos
DOCUMENTOS
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Ministerio de Justicia (2014b). Argentina, raíces afro : visibilidad, reconocimiento y derechos.
Buenos Aires : Ministerio de Justicia y Derechos Humanos de la Nación. Secretaría de Derechos
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