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Dos cuerpos abrazados en una cama contrastan por sus colores de piel.

La cámara
deambula por los cuerpos entrelazados. Poco a poco descubrimos que son un niño y una
chica que es su madre. Acaban de despertar, la madre le da besos a su hijo que ríe y
disfruta. La chica lo consciente. El sol irrumpe en la habitación. Un haz de luz se pasea por
sus cuerpos y luego desaparece.

Comienza a aparecer un escrito en la pantalla:

“ No es por las puertas donde se asoma nuestro


abandono.
Es por un claro donde la madre sigue
marchando, pero ya no nos sigue.
Es por un claro, allí se ciega y bien nos deja.
Ay del que no marcha esa marcha donde la
madre ya no le sigue, ay.”

Llamado del deseoso


De Aventuras sigilosas
José Lezama Lima

Con la pantalla en negro escuchamos la voz de Cantave jugando, riendo. De repente pega
un grito y se escucha la voz de Rossana estresada : « No grites por fa ».

En la pantalla aparece:

Tu eres mi sol

Suena un ambiente lleno de niños, como de centro comercial. Fotografías de Cantave de 3


años, un hermoso niño mulato con largos y definidos crespos, pegado contra un
mostrador de dulces van pasando una tras otra. En ese momento surge la voz de Rossana,
una voz pausada, una voz que le confiesa a su hijo un secreto del alma.

“Me miro al espejo ; ya no me veo solo a mi. Aparece una sombra que con el tiempo ha ido
creciendo. Una sombra que me sopla suave y constantemente en la nuca. Me murmura al
oído que no puedo perderme más, me obliga a encontrarme, a levantarme de un letargo
eterno. De repente me atrapa, me asfixia….no puedo escapar. La sombra se vuelve
pesada, llena de una responsabilidad que no puedo eludir, que no quiero evadir, de un
amor punzante. Al mismo tiempo veo a través de esa sombra que es como una ventana
hacia una suerte de salvación. Intento pasar a través de ella, romper un vidrio de niebla
densa… no puedo.”

Amanece. Un árbol enorme se ve desde la ventana. Rossana recién levantada, le cambia el


pañal a su hijo. Entre jugarretas y risas se vislumbra el agotamiento de la madre. Cantave
se divierte.
Rossana con su hijo cargado baila en la sala de un apartamento al ritmo de la música.
Aunque se escucha mucho ruido, personas hablando, Rossana y Cantave están tan
conectados que parecen aislados.

“Tus ojos son negros; le dan alma a esa sombra. Eres un dibujo perfecto, mi propia
divinidad. Tienes las pestañas frondosas. Es lo único de tu rostro, que sugiere que eres
mío… que fuiste mío. Ayer pasé horas mirándote y llorando. Tu reías, tu jugabas. Pensaba
que de pronto mi estado es la normalidad de la maternidad. Entonces estoy bien, soy una
mujer que hace lo mejor que puede. Me sacudo y pienso que no, que soy un ser triste,
solitario, un bicho en el universo. Se me olvidó jugar, se me olvidó meterme en el ahora.
Estoy vagando por el pasado, por el futuro y no puedo conectarme contigo. Me duele…Lo
siento.”

Cantave y Rossana están tirados en el suelo. Cantave le reprocha a su madre con rabia que
ella no lo quiere. Rossana lo sujeta e intenta dialogar con él, de calmarlo. Él bravo, dice
que se ha sentido solo, abandonado. La madre le muestra que está equivocado y con
paciencia sigue conteniéndolo.

“El cansancio ya ni se de donde viene. Abarca mi cuerpo y mi espíritu. A veces después de


pasar todo el día siendo madre, me acuesto con dolor en los músculos y hasta en los
huesos. Me duele el corazón de sentirme adolorida. Cuando pasamos todo el día juntos no
veo la hora de que sean las 8 para acostarte a dormir, pero cuando te duermes me entra
un pánico de sentirte tan lejos en tu habitación, de ver mi vida de frente, de verla tan llena
de ti y tan vacía de mi.

Rossana y Cantave juegan en la sala de un apartamento. Rossana está entregada a su hijo


y se conecta con él.

Cuando es lunes no veo la hora de que sea viernes, que tu abuela no tenga trabajo y
quiera pasar dos días contigo. Pero cuando te vas y salgo a algún lugar o me pongo a
hacer cualquier cosa, enseguida te extraño, te quiero cerca, no soporto sentirte lejos.
Muchas veces quedo simplemente pasmada en mi cama hasta que vuelves. Por eso casi
no logro enseñarte a dormir solo. Yo te necesitaba más que tu a mi. Sentirte agasajado a
mi me arrullaba. Nuestros cuerpo se necesitaban.”

Aparecen fotos de álbumes que la madre de Rossana va mostrando deteniéndose en cada


fotografía. Nos introducimos en la historia familiar, en el pasado, en la infancia de
Rossana.

“Naciste tan de repente… tan de la nada. Éramos dos personas aisladas. ¿Por qué nos
encontramos? ¿Por qué nos mezclamos?
Paris es como un imán ancestral. Varias de las mujeres que me precedieron fueron a tener
sus hijos en esta ciudad. Casualidades, casi como acertijos, llevaron a tus antepasados a
nacer en esa ciudad. Mi madre vivió en Paris algunos años.

La imagen se detiene en la fotografía de la abuela de Rossana joven que parece una actriz
de los años 80, luego en la de la bis abuela francesa que parece de la realeza con atuendos
estrambóticos y una pose muy seria frente a la cámara.

Fotografías de Shaio, la madre de Rossana viviendo en Paris, muy joven con varios amigos.
Una vida ligera; como de “hippie chic”, con carros lujosos y ropa cara se alcanza a adivinar
en las fotografías.

Cuando nací, su deseo como impulsado por un mar de fantasmas, era que yo estudiara en
el Liceo Francés. Una isla en medio de un país inescrupuloso. Mi bis abuela materna era
francesa: Me había entonces obligado a naufragar allí. Sobreviví a esa educación que
arrasó con mi esencia pero que me dejó unos cimientos racionales que estructuraron mi
pensar… pero mi vida quedó suelta, volando por el mundo sin un rumbo. Con una
necesidad intensa de escapar pero a donde quiera que fuera siempre estaba yo.

Recorremos Paris en el presente. La cámara recuerda la ciudad de Rossana, Woodson y


Cantave con nostalgia. Calles vacías, recorridos en el metro, el barrio donde la pareja se
conoce, la residencia de estudiantes en donde se conocieron los jóvenes padres. Rossana
retrata estos lugares y los llena de ella y de su historia:

“Paris es un laberinto de inmuebles, no hay horizonte. Supongo que así estaba mi vida
cuando llegó Woodson a mi. Nos conocimos en una residencia de estudiantes en donde fui
a parar después de varios meses de buscar apartamentos en arriendo. Llegué con mi vida
y con una cantidad de ropa sucia. Fui directo al cuarto de ropas a lavar. Me senté encima
de una secadora y abrí un libro que nunca terminé. Apareció tu papá. Nos sonreímos, nos
coqueteamos, nos preguntamos nuestros nombres e indagamos sobre nuestras vidas.
Pensé en jugar pero nunca en formar una familia.”.

Ahora acompañamos a Woodson por Paris, su Paris sin Rossana, su Paris sin un hijo que
dejó hace años. Woodson tiene una nueva vida, con una nueva novia, un trabajo, una
rutina.

“Vivíamos en ese lugar lleno de jóvenes, que parecían personajes, provenientes de todas
partes del mundo. La infraestructura era extraña. Yo me sentía en un manicomio.
Fantaseaba con que en realidad nuestros padres nos habían hecho creer que iríamos a
estudiar a Paris para encerrarnos en ese lugar de donde en realidad nunca salíamos.
Todas la mañanas nos medicaban y entrabamos en el sueño de la vida parisina de
estudiante. Pero todos llevábamos años encerrados en ese lugar sin ver la luz del sol.
En medio de mi inseguridad me enredé con Woodson. Él no me quería pero me divertía.
Lentamente me fui obsesionando. Su historia me intrigaba, me apasionaba seguro porque
estaba llena de mi asunto favorito, de la herida de mi vida, de mi mayor miedo: El
Abandono.”

Woodson es DJ y nos sumergimos en su noche parisina. Una fiesta densa en donde ya ni


Rossana ni Cantave caben.

“En ese momento no me había dado cuenta de que el miedo y el deseo son lo mismo. Vine
a saberlo cuando empecé a hacer terapia. Saber que venías al mundo me incitó a verme, a
trabajarme. Descubrí entonces que el miedo es como un rumbo. Pude ver que todo lo que
me atemorizaba terminaba esclavizándome.”

Woodoson baila al ritmo de la música. Es el centro de la fiesta, todos lo miran y él lo sabe.


Seduce y encanta. Es una secuencia larga, nos perdemos en nuestras reflexiones sobre ese
padre que nunca ha asumido que lo es. Hacemos un recorrido por su cuerpo.

“Cuando Woodson me hablaba de su vida, de su pasado, me avisaba que él se iba a ir,


que yo iba a vivir mi tan temido y anhelado abandono. Yo no podía verlo, yo solo andaba
por el mundo reproduciendo mi enfermedad, buscando idiotas útiles para el relato que yo
me creía sobre mi y él era el hombre de esos sueños.”

Imágenes de Senegal aparecen. El clima árido, las personas por la calle de Dakar, rostros
que se asemejan al de Cantave. El paisaje desértico y los colores tierra crean una
atmosfera. Llegamos a L’École de Sables, una escuela de danza afro contemporánea. Casas
de barro, un espacio inmenso para bailar con el mar a lo lejos.

“ Cuando yo me enteré de que estaba embarazada, estaba en Senegal, bailando,


intentando volverme algo… ¿Por qué Senegal? ¿Por qué siempre una fuerza misteriosa y
violenta me empujaba hacia esos ritmos afro, hacia esos movimientos tan diferentes de mi
apariencia física? Siento que tengo que confesarte algo… es extraño, me da pudor hablar
de esto porque no me siento suficiente para explicártelo. De cierta forma me avergüenza
mi color de piel, mis rasgos…

Un día no soporté más la curiosidad, ya me ardía, me sacudía por las noches. Fui a hablar
con mi psicólogo sobre mi obsesión con lo afro con mucha vergüenza. Sentir obsesión con
el tema ya me hace sentir racista, no me juzgues, perdóname, o tal vez me tengo que
perdonar a mi misma, o me tiene que perdonar el universo. Es mucha confusión… durante
mi terapia, orgánicamente fuimos llegando a una regresión o a una película de mi cabeza.

En la ficción en donde me adentré, de repente yo era un hombre joven de piel muy blanca,
casi brillaba a la luz del sol. Hablaba en francés, un francés viejo, era mi lengua materna.
Mi padre era un hombre robusto, seco, de rasgos fuertes: era un monstruo de alma
oscura, era rico. Y aquí viene: era dueño de otros hombres, de varios, de mujeres, de niños.
Todos afro de grandes ojos tristes. Uno de los jóvenes era mi amigo, casi mi hermano,
crecimos juntos inmersos en la injusticia mas bárbara. La culpa me hacía temblar…
hubiera preferido enterarme de que fui ese esclavo, pero luego esa sensación se hizo sentir
ridícula, me hizo ver mi ego, solo no quería ser la mala pero tal vez no hubiera sido capaz
de soportar tanto dolor. Seguro no soy y nunca fui tan fuerte. En la película, en el sueño,
de repente mi padre estaba castigando a mi amigo con un látigo. Sentía cada golpe en un
lugar muy raro, no era físico, era mas bien psíquico. Verlo suplicar y sufrir me quemaba…
entonces apareció una pistola en mi mano, le apunté, le disparé, lo maté. No quería verlo
sufrir más. Me acerqué a él y antes de disparar para siempre le juré que iba a cuidar a
toda su descendencia…. Y tal vez heme aquí criándote a ti. ”

Una secuencia de rostros de personas afro empieza a correr. Ojos grandes, bocas, narices.
Rasgos que hacen alusión al rostro de Cantave.

“La danza y tu vienen de lo mismo, son lo mismo. Me obsesioné con bailar pero no lo
suficiente como para convertirme en bailarina. O tal vez si… tal vez mi inseguridad
disfrazada de pereza nunca me dio licencia para trascender mi danza.
Yo bailaba, te bailaba y lloré en un hospital de un pueblo que quedaba a una hora de la
escuela. Lloré no porque no me lo esperara o porque no estuviera lista para que llegaras, o
por que no hablaba con tu papá hace meses, o porque no tuviera definida mi identidad ni
mi profesión; Lloré porque te sentí, sentí que necesitabas venir a mi, yo te necesitaba para
resucitar. Sabía que eras niño, sabía que eras tu “.

Rossana, en un salón de clase, hace una coreografía de danza contemporánea. Se mueve


con suavidad, siente el ritmo de la música, y se entrega al movimiento. Parece liberarse de
algo, está ensimismada.

“Al volver a Paris le conté a Woodson que tu estabas adentro mío. Se desapareció durante
tres días hasta que yo fui a buscarlo. Me propuso que nos convirtiéramos en un a familia.
Acepté, intenté, me asusté y dudé de nosotros dos. Entonces confundida quise abortar.
Tuve una pastilla que me dilataría el útero para poderte extraer de mi al día siguiente. La
sostuve entre mis dedos. Si me la tomaba no había vuelta atrás… Gritaste y te quedaste
conmigo.”

“Ya llevaba casi cuatro años sin ver a tu papá. Apareció de repente, como un fantasma,
como suele hacerlo pero esta vez con una promesa: “Voy para Bogotá”. Vendrá a verte, a
conocerte. Yo no te había contado nada cuando me lo advirtió hace algunos meses pero
me mandó el tiquete. Se quedará un mes y medio. Me aterra, me emociona, me cuestiona,
me deprime. Cuando te lo conté te gustó la idea. Yo siento que tu lo ves como un
personaje. “Viene a jugar conmigo y con mis juguetes”. ¿Viene a cambiarme la vida? ¿A
meterse en la nueva dinámica de vida que he estado intentando construir desde que él se
fue, desde que él decidió desaparecer? “
La cotidianidad de Rossana Y Cantave en Bogotá se va construyendo con las imágenes. Las
imágenes nos muestran como han encontrado una forma de vida, una dinámica en donde
ya ni se siente la ausencia de Woodson.

En verano de 2016 estábamos en nuestro diminuto apartamento que mi mamá logró


conseguirnos cuando fue de viaje a conocerte. Era en La Chapelle, cerca de Gare du nord.
Todas las noches comíamos Samossas y Chapati: era como vivir en una pequeña India.
Aretes, vestidos, aromas, colores, acentos. No me sentía en Paris.

Imágenes de la La Chapelle aparecen. El barrio indio de Paris. La calle llena de gente,


negocios de ropa y restaurantes indios. Cantave ya con 6 años recorre ese lugar del que ni
siquiera tiene recuerdos. Rossana y Cantave almuerzan en un restaurante del barrio.
Cantave disfruta la comida india.

Una tarde mientras amamantaba, Woodson y yo discutíamos sobre el racismo. Yo soy


blanca, yo siempre pierdo, yo no entiendo porque yo no he vivido siendo afro, yo no puedo
hablar sobre el tema. Me frustraba tener que tragarme mis ideas sobre el asunto, tener
que acribillarlas por mi color de piel. Entonces en una pataleta le dije que lo odiaba y él
acabó con todo. Rompió la mesa, las puertas del closet, la puerta del baño, le pegó un
puño al espejo, chispoteo sangre hasta el techo. Tu, acostado en la cama observabas. 2
meses y medio.

Rossana y Cantave recorren Paris, toman el metro. Cantave juega en un parque de la


ciudad. Rossana lo observa a lo lejos.

Yo le pedía perdón, le decía que se calmara, le gritaba que lo odiaba que nunca más iba a
poder vernos, que lo amaba, que yo lo iba a perdonar, que tenía que irse. Tocaron la
puerta, era la policía, los vecinos… Se fue con los dedos rotos y yo te abracé. Ni siquiera
las lágrimas eran capaces de salir a ver el desastre.

El propietario del apartamento me llamó porque le habían contado de la catástrofe.


Necesitaba que yo le devolviera el apartamento en perfectas condiciones y me dio 5 días
para salir de ahí.

Se tejen imágenes de “Cristina” la película dirigida por Hans, el padre adoptivo. Rossana y
Cantave actúan juntos. En la película vemos la relación ficcionalizada de Cantave y
Rossana, un actor colombiano interpreta a Woodson. También se ven escenas de detrás
de cámara donde Hans, un joven pelirrojo alto con aire de vikingo nórdico dirige a la
madre y al hijo.

“En el 2019 actuamos juntos en una película que yo escribí con Hans. Intentamos durante
dos años describir mi relación con tu papá. Indagué en ese pedazo de mi vida hasta que
me dolió el inconsciente. Hans y yo nos conocimos y el se enamoró de ti. Él necesitaba
hacer una película y ahí estábamos tu y yo: huérfanos, desbaratados pero unidos como si
fuéramos uno.

Vemos escenas de Cristina donde Rossana, Juan y Cantave juegan a ser familia. Luego
aparecen videos caseros de Juan dándole de comer a Cantave, Juan cambiándole el pañal
a Cantave y luego coqueteando con Rossana detrás de cámara, diciéndole que es preciosa.

Hans fue como un flotador en medio del océano. Lo agarré y soltarlo me parece imposible.
Me sacó del caos por que me invitó a verlo. Cuando lo conocí, llegó con Juan, su amigo
actor que haría parte de la película. Juan te amaba y yo necesitaba un romance, sentir que
alguien me deseaba, que a alguien yo le parecía extraordinaria. Juan era muy sagaz, Hans
era muy directo. Así que Hans esperó casi dos años para que yo pudiera sanarme y estar
con él.

Tu y yo estuvimos con Juan. El me acompañaba y nosotros a él. A veces era como si la


película hubiera necesitado que él y yo tuviéramos un romance. Juan me dio permiso de
ser mujer de nuevo. Juan y yo jugábamos, nos volvimos niños y no queríamos crecer.
Queríamos quedarnos juntos en una eterna adolescencia. Juan recapacitó, terminó la
relación conmigo y se esfumó.

Vemos una serie de videos caseros donde Cantave cumple tres años y está rodeado de
adultos jóvenes que beben cerveza y le cantan. Vemos también imágenes caseras de Hans
y Cantave nadando en una piscina. Parece que Hans le enseña a nadar a Cantave.

Estuve entonces lista para estar con Hans, para terminar de escribir la película y para
emprender una relación que me introdujo en la oscuridad más densa donde me enfrenté
con mi deseo, mi miedo, mi monstruo. Tu que ibas pegado a mi, tuviste que vivirme,
sentirme. No paro de darte las gracias.

Con la película logré sacar un musculo espiritual. Entendí que era nuestra y que Hans se la
estaba apropiando sin querer.

Vemos una escena detrás de cámara particularmente tensa donde Hans preocupado pide
acomodar un sofá y un cuadro y nadie parece hacerle caso. Él, nervioso, repite varias
veces las indicaciones, pero se ve aislado, confundido, solo.

En realidad era su ego, un niño interior que quería ser aprobado por sus padres, que
quería demostrarles que el podía hacer algo solo. Yo necesitaba reconocimiento y peleé
por nuestra película. Logré que materialmente fuera mitad mía pero ya me rendí y le
entregué a Hans todo el espíritu. Ahora, cuando veo los cortes no me veo adentro aunque
esté llena de mi, de ti y a veces me da ira: La veo y está llena de Hans. Mis ideas, mi hijo,
mi dolor contenidos en una película que no puede expresarlos.
La película se reusó a contar nuestra historia. En la edición terminó hablando de Hans, de
su deseo, de su nostalgia con algunas imágenes de nuestro cuento de amor y terror:

Vemos una escena finalizada de Cristina donde Rossana y Cantave caminan amarrados por
un cordón, empujando una puerta por la ciudad de Bogotá.

Tu y yo por Paris con una puerta rota después del desastre en la Chapelle. Te amarré a mi
y con la ayuda de algunos ángeles que aparecieron en el momento justo, reconstruimos el
apartamento. Cambiamos la puerta del baño, arreglamos las del closet, conseguimos la
mesa, limpiamos la sangre y pintamos las paredes. “

Imágenes del nacimiento de Noah se toman la pantalla. Son imágenes tomadas de un


celular del parto y del bebé recién sacado de la barriga llorando desesperado.

Imágenes caseras del día en que Cantave conoce a Noah. Se lo ve cautivado por su
hermano, le juega y le hace muecas frente a la cámara, quiere cargarlo.

“Un nuevo miembro de la familia se instaló en mi útero. Te emocionaste. Todos pensamos


que era niña y durante los cuatro primeros meses de embarazo la llamamos Alaïa. Cuando
nos enteramos de que era niño igual nos gustó la idea. Yo, bendita entres mis tres
hombres guardianes, la única, la madre.

Nos volvimos una familia de 4 seres humanos y entonces llegó el momento… el tan temido
momento. Woodson anuncia su llegada a Colombia. Extrañamente yo no estaba nerviosa.
Sentía solo como si un amigo que no veía hace años, llegara de viaje. Tu estabas
entusiasmado como si fueras a conocer al súper héroe de la película.”

Cantave recibe eufórico a su padre, un hombre afro con aspecto juvenil parisino en el
areopuerto.

Woodson y Cantave pasan una mañana juntos en el parque. ¿Cómo reacciona Cantave
con el padre? ¿Cómo se relacionan? ¿Cómo manejan la comunicación con la dificultad de
la lengua? (Cantave solo habla español y Woodson solo Francés.) ¿Qué preguntas o
sentimientos le surgen a Cantave?

Rossana y Woodson tienen una conversación profunda sobre el abandono, sobre los
motivos, la ausencia y las acciones de Woodson durante 5 años. Woodson habla de su
pasado, de su familia en Haití, de cómo sus padres lo dieron en adopción a sus tios para
que lo sacaran de la isla hacia Paris, de cómo sus tíos lo abandonaron en esa inmensa
ciudad y de cómo logró crecer allí. Woodson habla sobre los motivos de su abandono,
sobre su incapacidad de hacerse cargo.

Luego vemos a Jivenson, el hermano de Woodson que vive en Chile.


Jivenson recibe a Hans, Rossana y Cantave en su apartamento y los instala.

Luego, le muestra a Cantave el álbum familiar. Le enseña a sus primos y le muestra como
han crecido. Le muestra también fotografías de sus abuelos y de él mismo cuando era un
niño como él. Cantave se sorprende y se emociona.

Woodson sigue con el relato de abandono en off.

Cantave y sus primas haitiano- chilenas juegan en el jardín.

Cantave conoce a sus abuelos haitianos en Gressier, un pequeño corregimiento muy


pobre en Haití.

La diferencia de lengua no les impide comunicarse. Lo reciben con cariño y también a


Rossana y a su nueva familia. ¿Cómo se relaciona Cantave con el ambiente? ¿Con sus
abuelos? ¿Qué preguntas le surgen?

Finalmente volvemos a Bogotá en donde esta familia de 5 encuentra una dinámica.


Cantave después de tanto movimiento emocional ¿se conecta con su padre desde algún
lugar? ¿Cómo termina esta nueva relación padre e hijo? ¿Rossana perdona a Woodson?
¿Qué ha entendido Cantave de todo este proceso?

Cantave y Woodson se despiden el aeropuerto. Se abrazan. Woodson se despide de Hans


y Rossana, se va. El aeropuerto de Bogotá, caótico, lleno de gente que entra y sale.

“En medio de todo Woodson no es una mala persona. No sabe amar, no se lo enseñaron,
no sabe nada sobre responsabilidad ni sobre vínculos familiares. Pero fue respetuoso con
la vida que hemos forjado tu y yo en los años de su ausencia, con tu psicología, con tu
dolor latente.

Rossana, Hans, Cantave y Noah son una familia. La cotidianidad y las dinámicas se
expresan en las imágenes. Cantave y Hans se construyen como padre e hijo.

No lo justifico pero alcanzo a ver sus motivos. Es como si viviera en otro planeta. Me
intrigan sus formas y en parte también por eso te escribo esta carta: para intentar
entenderlo para entenderte. Vienes también de el, de un mundo desconocido para mi y
hasta para ti. Su vida tiene una sombra densa que a veces te cubre a ti y me aterra.

Te he hecho mucho daño con mi inestabilidad pero creo fervientemente que la forma de
resarcirme es verme y exponerte mis yagas más ardientes, las de Woodson y hasta las de
Hans.

Puede que me equivoque pero ahora es la forma que encuentro. Quiero regalarte las
ganas de poder verse. Si te puedo enseñar a analizarte constantemente y hacerte
responsable de tu vida y no a padecerla desde una temprana edad, creo que puedo lograr
perdonarme aunque sea un poco toda la locura que estampé en ti. “

Encima de la imagen se lee:

“Condensado el tiempo, en mi memoria


Tiempo ecléctico, errático, elástico
Condensadas y densas las horas en tus gritos

En tus juegos

Condensadas tus miradas en mi pecho


Tenebrosos son tus ojos
Tenebroso el viento que corre adentro

Se me enfurecen los sucesos


No me conecto, no me contento

El afecto, me estremezco
Quejidos, me estremezco
Llantos, me revuelco

Revolvemos y mezclamos
Todo el barro, todo el tiempo
Destino
El agua no limpia, el agua se ensucia
Nunca fue pura pero se unta:
En el rostro, en las manos
Que suaves quedan las pieles
Después de que tu entras y sales.”

La imagen se va y queda el sonido de la multitud.

FIN

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