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Canciones y poemas de amor.

Por Andrés Henríquez

A través mío fluye eso que tú llamas tiempo.

Toru Takemitsu

Vayamos más lejos…

Vayamos

más

lejos

todavía…

otra vez…

otra vez …

otra vez…

Te espero en el año 1956.

A ver si nos vemos bien

vestidos. A ver si vamos

del brazo paseando

por una ciudad con trajes


y olor a humo de cigarro.

A una ciudad donde el tiempo

parece flotar como una niebla

que se pega a la ropa

pero que se saca fácilmente.

Vayamos a 1956

a ver podemos andar

sin ahogarnos y tenemos

espacio donde bailar

vals en la vereda

de la avenida más grande

con los palacios y la gente

que miran esta fiesta mínima

como si fuera lo más normal del mundo

porque en realidad es lo más normal del mundo.

Vayamos donde la sincronía

no exista. Porque la gente

robótica que baila al mismo tiempo

empezó a existir en 1999

y antes lo más lindo era moverse

como sea, donde sea, pero bien

bien acompañado.
En 1956 los bailarines iban por ahí

porque por ahí tendremos que pasar.

No te preocupes más, no te preocupes.

No te preocupes más, no te preocupes.

No te preocupes más, no te preocupes.

En 1956 nos espera

Pérez Prado

la Huambaly

un arrebol claro

el rocanrol aún no ha llegado

y el Bim Bam Bum

y los corridos

las boites

y el vino sin marca

porque solo se pedía vino.

Hay teatros en el centro

y cines en cada esquina.

El sueño

la conversación

están lejos las matanzas

el miedo

la traición
es mejor estar sereno

y va a salir bien todo.

Ser joven es existir.

La radio suena todo el día

es tan osado salir sin corbata

como andar apurado con destino fijo.

¿Para dónde va tan apurado?

el día dura tanto que no vale la pena

cansarse de más. Hay tiempo para todo.

Sentémonos y miremos cómo bailan

el vals esas personas jóvenes.

Otra vez…

Y otra vez…

Y otra vez…

¿Crees que esto vaya a acabar?

Yo creo que no…

Yo creo que no…

Yo creo….que no.

Volvamos…

Ya es tarde…

Ya es tarde…

Ya es tarde…
II

En la provincia hay personas

que sostienen el equilibro del mundo mientras

se apoyan en un árbol el día entero:

Este es un secreto que compartimos los que por ahí pasamos.

En la provincia hay una cadencia

que nos hace hablar como si nunca

hubiéramos vivido lejos de ella:

Nos hace leer los primeros libros de Borges como si fueran la biblia.

En la provincia vives tú.

Tranquila…sigo siendo yo

y mañana voy a volver.

En la provincia las estaciones existen

y el verano nos corta el día entre las dos y las cuatro.

A esa hora se duerme porque nada más se puede hacer,

o se llora si las dos o las cuatro nos pillan en invierno.

En la provincia nos hacemos los tontos.

Hemos estado del lado de allá, y no hablamos de eso acá.

A no ser que alguien más sea como uno:


Otro secreto más que nos une como si anduviéramos amarrados.

Amarrados por una lanita,

una pita que no se ve

pero se nos enreda y chocamos y volvemos.

Allá vives tú.

Tranquila, sigo siendo yo, tranquila.

Mañana voy a volver.


III

La memoria funciona de maneras misteriosas.

Me acuerdo de ese niño de catorce años

que murió en una piscina

mientras estaba de vacaciones.

Había conocido el amor recientemente .

Estaba allá con su familia.

Yo lo vi sentado en mi casa.

Me acuerdo de mi tía Luz Marina, dueña

de un nombre que no podría haber existido

en otro lugar que no fuera San Antonio

con la nostalgia que nos regaló de mala gana

la visión eterna del océano y las mañanas heladas antes del colegio.

No te preocupes más, me dijo.

Mañana voy a volver, no te preocupes más.

Me acuerdo de Gabriel bravo, de Pablo Saavedra.

Los profesores los odiaban, les pegaban, y ellos

andaban de acá para allá riéndose de cómo las nubes

a veces formaban palabras como reja en el cielo.

No le hicieron nada malo a nadie, pero desaparecieron.

Nadie los volvió a ver, pero me acuerdo de ellos,


ellos quizás no, pero viajan conmigo y son mis amigos.

Era mi amiga la tarde que me venía a visitar

vestida con sombrero, blusa, y falda ancha cada día

a la hora en que mi papá cortaba el pasto y yo escuchaba a John Lennon

en la radio de mi hermano mayor. La tarde

se ha quedado conmigo, vive conmigo, llena

mis cuadernos con su pena de trabajadora incansable de la nostalgia.

Le hemos dado tanto, tanto, y me acuerdo siempre de ella.

Me acuerdo de esto, pero no de mucho más

Porque a veces no tengo ganas de volver a vivir, volver

a creer que viajar en tren es una actividad atractiva.

No puedo darme tanto a la nostalgia

porque o si no me quedo sin nada. Me quedo allá

donde parece que vivo yo solo.

Y no puedo. Soy joven todavía.


IV

Una persona despierta temprano.

Una persona toma desayuno.

Una persona mira por la ventana.

Una persona se pregunta qué hizo ayer.

Una persona mira su cama.

Una persona suspira.

Una persona despierta.

Una persona confía.

Una persona mira.

Una persona me quiere.

Una persona es extraña.

Una persona conoce.

Una persona tiene frío.

Una persona es algo.

Una persona es alguien.

Una persona dice nosotros.

Una persona hace planes.

Una persona decide.

Una persona anuncia.

Una persona que se queda.


Una persona está lejos.

Una persona ve más allá.

Una persona se refleja.

Una persona se reconoce.

Una persona saluda.

Una persona sonríe.

Una persona brilla.

Una persona estira sus brazos.

Una persona recibe

y dos se abrazan.
V

Tu cara se me va borrando

Con el paso de los días.

Me adecúo perfectamente

a la imagen de mi puerta cerrada

y a la alfombra de mi pieza.

Pero a tu cara la voy recordando

como a un espejo al que alguien

alumbra con una linterna.

Y me parece bien que así sea

porque el primer amor se olvida

pero no se olvida entero, si no que

unas pocas piezas del puzle se pierden.

Como el mejor verso de la canción más querida

o el nombre más gracioso que hayamos escuchado.

Es verdad que éramos chicos

y que nunca nos conocimos, realmente

pero no es necesario tanto como para enamorarse

o para armar una cajita con recuerdos que uno

lleva a todos lados donde va.

Menos a esa edad, donde una sonrisa

es algo así como el acabose del mundo


y el abismo de la nada es desconocido

porque no se conoce aún el desamor, o crecer,

o volverse la imagen de un adulto normal.

A esa edad con que alguien existiera

en el mismo lugar imaginario era todo

y quizás se quede esa sensación de calor

para siempre, y siempre se intente volver, en mi caso, escribiendo.

¿Tú te acuerdas de mí? ¿No me has olvidado?.

¿Andas de acá para allá rayando hojas

tratando de llegar a algo por el lado

lo mejor posible? Oficio extraño, sin duda,

e inútil quizás, porque acá no se pueden reproducir

esas palabras tuyas, con fidelidad, que me regalaste en el colegio.

No se pueden reproducir más que unas manchas

tuyas que me quedan. Como la única

foto del bisabuelo, o la única imagen que tenemos

de nosotros mismos disfrazados: tú de huasa, yo de huaso.

¿Te acuerdas cuando me robaste mi sombrero

y te lo pusiste al final del pasillo y me miraste sonriendo

y me preguntaste cómo te veías?

Solo eso en mi vida he buscado infinitas veces

En la comedia, la prosa, la poesía


pero algo me dice que el arte ahí no tiene nada que ver:

Otras personas ya se han dado cuenta.

no se puede lenguajear la existencia

o tratar superficialmente la caída o el deseo.

La palabra amor no es lo mismo que estar enamorado.


VI

Esta serie de poemas

fueron terminados

de escribir en septiembre.

Me acosté en el patio

de mi casa y cuando desperté

habían unos papeles rayados con lápiz

azul y lápiz rojo.

Le pregunté a Alelí si había sido ella

y me dijo que no

que esos papeles habían aparecido

cuando yo estaba despierto

y que me había visto

escribiendo.

Todo ha sido muy extraño.

Parece que

esta serie de poemas

fueron terminados

de escribir por alguien más

que no soy yo y no puedo

leerlos porque creo

que el retrato es tan fiel


que puede llegar a ser molesto.

No me di cuenta

cuando pasé horas siendo pintado

que la nostalgia fuera tan evidente.

Aunque quizás el retratista

fuera muy bueno.

Sea como sea aparecieron.

Sea como sea aparecieron.

Debo aclarar, también,

que todos los nombres existen

y abrazan a sus dueños

que también existen.

Los lugares y los años también existen.

Y también ustedes y también yo.

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