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MARIO PRAZ

_LA CARNE, LA MUERTE


Y EL DIABLO/
en la literatura romántica
~

MONTE A VILA EDITORES C. A.


ADVERTENCIA PRELIMINAR

GRAN PARTE de este libro se propone estudiar la literatura román-


tica (de la cual el decadentismo de fines del siglo pasado no es
más que una consecuencia) bajo uno de sus aspectos más característicos:
la sensibilidad erótica. Es por lo tanto un estudio de estados de ánimo y
de algunas particularidades de las costumbres, orientado de acuerdo con
determinados tipos y m otivos qtte se repiten con la insistencia de los
mitos originados en el fermento mismo de la sangre.
Considerada desde ese punto de vista, la literatura del siglo XIX aparece
realmente como esa totalidad única y diferente que las distintas fórmulas
del romanticismo, verismo, decadentismo, etc., tienden a disgregar. Creo
que en 1zingún otro período literario el sexo ha ocupado en forma tan
ostensible el centro de las obras de imaginación. Y es mucho más bene-
ficioso estudiar el desarrollo histórico de esa orientación que repetir,
de oídas y como al pasar, las vagas acusaciones de sensualidad y per-
Título del original italiano: versión con que los críticos de ese período literario se contentan casi
LA CARNE, LA MORTE E IL DIAVOLO siempre cuando deben tratar las somb·ras de ese cuadro.
NELLA LETTERATURA ROMANTICA
Puede ser un obstáculo serio para el estttdioso que se propone tal
tema el temor a ser confundido con la poco grata compañía de los
Versión castellana: pretendidos eruditos y científicos cztltores de los temas escandalosos, como
JORGE CRUZ un Dr. Dühren (!van Bloch) o un Max Nordau. A propósito de este
último, debo decir que su libro sobre la Degeneración pretendía ser u1z
Copyright de la edición original italiana: estudio de nosología literaria del decadentismo, pero, aparte la pseudo
© 1948, by Sansoni Editore, Firenze. • erudición de segunda y de tercera mano, es suficiente para desacreditar
su obra el enfoque groseramente positivista y el tono moralista, de trans-
Copyright de la edición para todos los países de habla castellana: parente hipocresía. Un autor que, tras las huellas de Lombroso, compara
© 1969, by Monte Avila Editores, C. A. a un conductor de tranvía degetterado con Verlaine e incluye a Rossetti
Caracas 1 Venezuela entre los débiles mentales (o imbéciles, como delicadamente advierte en-
tre paréntesis) descriptos por Sollier, no parece en realidad estar capaci-
tado para profttndízar los orígenes de la "degeneración" decadentista.
Portada 1 Víctor Viano Por otra parte, es más fácil aplicar la patente de monstruos a algunos
1mpreso en Venezuela por Editorial Arte autores atormentados por obsesiones, que descubrir el fondo humano y

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INTRODUCCION

UNA APROXIMACION: "ROMANTICO"

ELciones queromántico
EPÍTETO y antítesis clásico-romántico son aproxima-
la
desde hace mucho tiempo se han incorporado al len-
guaje de uso común. El filósofo las pone con toda solemnidad en la
puerta, con lógica rigurosa, y ellas vuelven a entrar a escondidas por
la ventana, y están siempre ahí, entrometidas, evasivas, importunas, in-
dispensables. El preceptista intenta darles estado, grado e inamovilidad,
y al cabo de arduas construcciones advierte que ha manipulado som-
bras como si fuesen cosas sólidas. ·
Como muchas otras palabras de uso común, dichas aproximaciones
poseen un valor y responden a una función útil, siempre que se las
emplee como lo que son, es decir, como aproximaciones y no se pre-
~&~~~oo~~~~~ci~~ci~
Son categorías empíricas, cuyo carácter ficticio puede demostrarse con
facilidad; pero si el probar su relativa arbitrariedad significara no po-
der utilizar más sus servicios, no veo cuál sería el beneficio para la
historia literaria.
Proscríbanse entonces también los géneros literarios: volverán a pu-
lular bajo la forma de distinciones y categorías más elaboradas, más de
acuerdo con el espíritu de los tiempos nuevos, pero no menos aproxi-
mativas. Incluso Croce reconoce la necesidad práctica de distinciones
empíricas y él mismo no hubiese podido escribir su ensayo sobre Ari-
osto sin la ayuda de esos recursos 1 . Quienes se equivocan son los que
pretenden plantear cuestiones estéticas sobre conceptos de índole prác-
tica y útiles para la enseñanza, pero nada impide que se empleen esos
conceptos como hacía Ampere con el nadador imaginario de la corriente
eléctrica.
El método, por último, ha de ser el usado por Dante en el Paraíso
donde las almas bienaventuradas, todas con sede en la rosa celestial, don-
de "presso e lontano. . . né pon né leva", se muestran, sin embargo, al
poeta en grupos, a través de las distintas esferas,

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non perché sortita se debe plantear el problema cr1t1co, y más allá de los cuales se con-
Sia questa spera lor, ma per far segno vierte en arbitraried~d y anacro~ismo. Esas fórmulas sirven sólo para
Delia celestial e'ha men salita. tener presente el caracter de la epoca en que la obra se produce, a fin
de evitar que un acorde de palabras, o de sonidos, o de colores, o de
Crítica literaria presupone historia de la cultura: historia de la cul- forfi!aS, se colme, en forma_ st;brepticia, con intenciones que han sido
tura de un ambiente e historia de la cultura de un individuo. Si al suscitadas en la .mente del Interprete, pero que desde luego no existie-
incluir la obra de arte en la historia de la cultura se termina por per- ron en la del artista. Resultados análogos pueden provenir de intenciones
der de vista la persona del artÍfice, por otra parte ésta no puede pen- muy distintas. Si en un autor del siglo XVII, como Alessandro Adimari,
sarse sin recurrir a aquélla. Tendencias, motivos, amaneramientos propios en~ontramos un so?-eto de amor dedicado a una beldad sepultada, nos
del tiempo de un autor, forman un subsidio indispensable para la inter- cuidaremos muy bien de ver en ello una manifestación de romántica
pretación de su obra. Que luego ésta, para los fines del goce estético, necrofilia; si en otro poema vemos que se embelesa con una hermosa
constituya un mundo único, clausurado en sí mismo, agotado y perfecto, mujer herida, nos abstendremos de dar a esa composición el sentido
un individuum ineffabile, es una verdad que no dejaría al crítico otra de :ma morbosa exquisitez baudelairiana, al estilo de Une Martyre, pero
alternativa que el místico silencio admirativo. temendo presente el panconceptismo barroco, atribuiremos la elección
Pero aún hay más. Si bien es cierto que la vida de una obra de arte de ~sos temas repelentes, por sobre cualquier otra cosa, al deseo de ma-
está en relación directa con su eterna contemporaneidad, o sea con la ravillar a través del tratamiento conceptista que podía realizar.
capacidad para reflejar bajo especies universales afectos de épocas his- Lo mismo, si leemos en Alemán:
tóricas diferentes y distantes entre sí, también es verdad que, al separar
la obra de arte de su propio substrato cultural, se cae fácilmente en Ya no, oh niñas del melifluo canto y de la voz sonora, los miem-
interpretaciones arbitrarias y fantásticas, que desnaturalizan dicha obra bros me saben conducir. ¡Ah si fuese un cérilo que sobre la cresta
hasta hacerla irreconocible. ¿Cuántas variaciones sobre Dante y Shakes- de. la ola vuela junto a los alciones, corazón impávido, pájaro de
peare han tejido los críticos demasiado artistas y demasiado ignaros pnmavera purpúreo como el mar . ..
de la historia? Es suficiente con citar el caso de Hamlet, un drama, no pretenderemos discernir en el poeta una aspiración similar a la que
cuyo color original ha sido alterado por la pátina con que los críticos hacía invocar a Shelley el salvaje espíritu del Viento Occidental:
lo han cubierto, desde el día en que el goethiano Wilhelm Meister 2
interpretó el personaje a su imagen, cambiando en un Gefühlsmensch If 1 were a swift to fly with thee¡
un carácter isabelino cuya rareza surge, sobre todo, debida a imperfec- A wave to pant beneath thy power, and share
ciones estructurales de la tragedia 3 • Hoy, la mayor parte de los críticos The impulse of thy strength, only less free
coincide en describir a Hamlet como al tipo del académico, del espe- T han thou, o uncontrollable . ..
culativo, transportado de improviso al mundo de la acción violenta, y
destinado a hacer allí el papel del cuenco de arcilla, y a la tragedia co- o hacía exclamar a Monti, tras las huellas de Goethe:
mo la tragedia de la impotencia del intelecto frente a las exigencias Oh perché non poss'io la mia deporte
prácticas de la vida 4 • Desarraigar esa inveterada concepción parece hoy D'uom tutta dignitade, e andar confuso
empresa tan sacrílega e ingrata como pretender demostrar que la sonrisa Col turbine che passa, e su le penne
de Monna Lisa sea mucho menos complicada de lo que Walter Pater Correr del vento a lacerar le nubi,
se complacía en creer. De todos modos es verdad que la interpretación O su i campi a destar dell'ampio mare
corriente del Hamlet es un arbitrio -concedamos que un diligente Gli addormentati nembi e le procelle!
arbitrio--, y que en casos extremos, de este tipo, fatalmente se pro-
ducirá lo mismo, siempre que se quiera examinar la obra de arte abs- o a Holderlin:
trayéndola de las circunstancias en que fue creada.
Ahora bien, el empleo de fórmulas como romántico, barroco, etc., o dorthin nehmt mich,
tiene como fin el dar el la a la interpretación de una obra de arte, o Purpurne Wolken! und moge droben
1
sea, dicho con otras palabras, señalar los límites dentro de los cuales In Licht und Luft zerrinnen mir Liebe und Leid!

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o a Lamartine: comarca, por ser el último rincón de la provincia de Agaes, sirve de


ordinario como lugar de exilio para todos aquellos a quienes el empe-
Quand la feuille des bois tombe dans la prairie, rador quiere tener a buen recaudo, pues es un lugar de altísimas mon-
Le vent du soir se leve et l'arrache aux vallons¡ tañas, etc.". Con un poco de imaginación, de la misma forma podría
· Et moi je suis semblable a la feuille flétrie: descubrirse exotismo novelesco en Marco Polo, interpretando el frag-
Emportez-moi comme elle, orageux Aquilons! mento sobre el palacio de Cublay Can, a la luz del Kubla Khan de
Coleridge. Pero sucede que en la época de Marco Polo no había todavía
Tal aspiración es propia de los románticos y Alemán no es un ro- surgido ese tipo de exotismo y, por lo tanto, ¿quién puede atreverse a
mántico. En realidad la intención de Alemán se revela a través de un presentar a Marco Polo como un romántico ante litteram?
fragmento de Antígono de Caristo, que acompaña la cita de aquellos Aproximaciones como barroco, romántico, decadente, etc., se han ori-
versos: "Dijo él que la vejez lo ha debilitado, volviéndolo incapaz de ginado en determinadas revoluciones de la sensibilidad y no conviene
hacer rondas y coros con las muchachas". Alemán evocaba al cérilo como apartarlas de su base histórica para aplicarlas generosamente a los ar-
al ejemplo de aquellas cualidades que él ya no poseía: soltura en los tistas más opuestos, según el capricho más o menos extravagante de los
movimientos y ardor primaveral de juventud. La imagen coincide perfec- críticos. A menudo, el artista no realizado que vive constreñido €:n el
tamente con la situación (los alciones corresponden a las muchachas con espíritu del crítico, busca desahogarse entretejiendo una novela crítica,
las cuales el poeta no danzará más) y no queda lugar para aquella vaga o sea proyectando sobre un autor una luz ajena a él, que altera su fiso-
Stimmung, para aquella sed de infinito que anima los versos de los ro- nomía, modernizándola en perjuicio de la interpretación correcta. En
mánticos. Pero nada impediría a un crítico moderno, que se detuviera ese caso, el crítico utiliza caprichosamente esas aproximaciones, como un
en las solas apariencias y prescindiese de las barreras del tiempo y de hábil cocinero sus salsas y sus especias, para disfrazar los manjares. Así
la mentalidad, distorsionar el · fragmento de Alemán, dándole un signi- es como Petrarca barroquiza y, más aún, se anticipa a Proust 5 ; Tasso
ficado romántico. ¿Y qué decir de las cualidades de pintor veneciano, romantiza y Marino escribe como D'Annunzio;
peor todavía, de impresionista, que descubrió Romagnoli en Píndaro?
¿O de la fama de pesimista romántico atribuida a Ceceo Angiolieri, miraturque novas frondes et tzon sua poma.
gracias al aparentemente turbio comienzo de un soneto (que tiene por
otra parte el valor de un cliché) : "Si fuese fuego, incendiaría el mun- Pero esas aproximaciones sólo quieren señalar lo más acentuado de un
do", cuya conclusión demuestra con toda claridad que se trata de un momento, y únicamente tienen sentido dentro del ámbito de ciertos
efecto de índole burlesca? períodos históricos. Un mismo concepto asume significados diferentes
Es también el sentido de ·distinción entre las varias atmósferas cultu- en Petrarca, que lo emplea por la primera vez, y en Marino, que ha
rales el que impedirá leer "Era gia !'ora che volge ii disio" con el mis- imitado a Petrarca, pues Marino lo emplea con espíritu barroco, ajeno
mo espíritu con que se leería el "Charmed magic casements, opening a Petrarca, y hace converger sobre él la atención del lector. En Petrarca
on the foam --of perilous seas, in faery land forlorn" de Keats. ese concepto es incidental y en Marino deliberadamente esencial. De
Es verdad que si se quiere atenerse a la interpretación histórica, es allí proviene lo problemático de las investigaciones sobre los precursores
indispensable renunciar a elegantes variaciones, seductoras pero no auto- del barroco, del romanticismo y aun también del futurismo, investiga-
rizadas. Lorenzo Montano, en su prólogo a las páginas escogidas de ciones tan elegantes como arbitrarias e inútiles, dado que esas fórmulas
Magalotti, indica "fragmentos que recuerdan al Capitán Singleton de empíricas no pueden aplicarse a cualquier tiempo y a cualquier lugar.
Defoe y al exotismo novelesco que tiene sus grandes comienzos no Creo que por haber descuidado ese criterio se ha producido el descré-
muchos años después". Cita el fragmento del Unicornio: "aquella so- dito en el que han caído algunas de esas aproximaciones, y en especial
ledad africana de altísimas montañas, desde cuya cima se contempla una la antítesis clásico-romántico.
llanura y una selva inmensa". El fragmento así aislado adquiere un co- Esa antítesis, introducida, como es sabido, por Goethe y por Schiller 6 ,
lorido que es muy difícil advertir dentro del contexto general. En rea- se ha convertido en criterio para la interpretación de todos los tiempos
lidad, la expresión "soledad africana", que es la que da el tono, es de y de todas las literaturas y es así que, tanto en la literatura como en
Montano, mientras en Magalotti el fragmento es más bien una ilustra- las artes plásticas y en la música, se habla a menudo de clásicos y
ción de lo que precede y no un trozo de exotismo novelesco: "Aquella románticos, de la misma forma que en política se habla, de manera

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t :r:- •
¡_ . .
universal, de conservadores y liberales, estableciendo una extensión evi- ideales mundanos contra los ideales asceucos y espirituales de la pre-
dentemente arbitraria. ponderante literatura eclesiástica; y el tercero y último sería el que lleva
"Clásico y romántico -dice Grierson 7- , he aquí la sístole y la diás- efectivamente el nombre de movimiento romántico, con características,
tole del corazón humano en la historia. Esos vocablos representan, por en un cierto sentido, opuestas a las del segundo, pues su reacción es
una parte, nuestra necesidad de or:J,en, ~e .sí~tesis, de pen~amiento d~s­ contra la A ufklarung y el racionalismo. En forma análoga, Alfred
ciplinado, de sentimiento y de accwn, disciplina comprens~va y al ~~s­ Baumler ha llamado al movimiento dionisíaco del VI siglo antes de
mo tiempo bien definida, y por ~o .tanto capaz ?e. ex~~mr y t~bien Cristo "el romanticismo de la antigüedad", pues descubre en él una reac-
de incluir"; y por otra, el descubnmiento de la hmitacwn, de la msu- ción de carácter místico y subterráneo contra las divinidades solares
ficiencia de esas síntesis ante las nuevas aspiraciones y de la revolución de los dorios 8 •
que provoca ese descubrimiento. Grierson distingue un significado "his- Al ampliarse en esa forma, los términos clásico y romántico llegan
tórico" del término clásico y un significado meramente cualitativo, y a significar, respectivamente, equilibrio e interrupción del equilibrio y
de acuerdo con el criterio del primero llama clásica a toda literatura se aproximan a la definición de Goethe: "Das Klassische nenne ich
que sea expresión de una sociedad que haya alcanzado un perfecto das Gesunde, und das Romantische das Kranke", donde, por un lado,
equilibrio de fuerzas. Una literatura clásica, dice Grierson, aceptando se contempla el estado sereno de la persona que no advierte su propia
muchas de las ideas de Brunetiere, "es el producto de una nación y de salud, porque es sana, y, por otro, el estado de fermentación, de penuria
una generación que han realizado en forma consciente un definitivo pro- y de lucha febricitante para superar la propia enfermedad, es decir,
greso moral, político e intelectual, y están convencidas de que su con- para alcanzar un nuevo equilibrio. Dicha ampliación del sentido de los
cepción de la vida es más natural, más humana, más universal y más términos tiene una utilidad más aparente que real, pues los términos,
sabia que la de la época precedente. Esa generación ha efectuado una tan generalizados, no pueden dejar de identificarse uno con el momento
síntesis que le permite considerar la vida teniendo en cuenta su tota- pasional, práctico y material del arte, y el otro, con el momento teoré-
lidad, su unidad en la variedad; y la obra del artista consiste en dar tico y sintético en el que la materia se convierte en forma ( Croce).
expresión a esa conciencia. De allí proviene la solidez de esa obra y Así pierden en absoluto el valor de categorías históricas, para indicar lo
también su limitación, y, en el caso de los grandes artistas, su belleza . . . que universalmente sucede en todo artista.
Es obra del artista clásico dar expresión individual y belleza formal a Eso se hace evidente, por ejemplo, en el siguiente fragmento de
un conjunto de sentimientos y de pensamientos comunes que él con- Valéry 9 :
divide con su público, pensamientos y opiniones que para su generación
tienen la validez de verdades universales". Toda literatura clásica, al Tout classicisme suppose un romantisme antérieur. Tous les avan-
representar una síntesis, un equilibrio, es al mismo tiempo un compro- tages que l'on attribue, toutes les objections que l'on fait a un art
miso, es decir, implica exclusiones, sacrificios que más tarde o más tem- "classique" sont relatifs a cet axiome. L'essence du classicisme est
prano habrán de padecerse. No bien ese padecimiento asume una de- de venir apres. L'ordre .ruppose ttn certain désordre qu'il vient ré-
terminada intensidad, el ideal clásico se disgrega, surge la urgencia de duire. La composition, qtti est artífice, Sttccede a quelque chaos pri-
nuevas formas de fantasía y de sensibilidad que tratan de expresarse: mitif d'intuitions et de developpements naturels. La pureté est le
se llega a un período romántico. Para Grierson, romántico tiene una résttltat d'operations infinies sur le langage, et le soin de la forme
acepción más amplia, similar a la que se puede encontrar en Littré: n'est autre chose que la réorganísation méditée des m oyens d'ex-
"Il se dit des écrivains qui s'affranchissent des regles de composition pression. Le classique implique done des actes volontaires et réflé-
et de style établies par les auteurs classiques". Al extender la antítesis chis qui m odifient une prodttction "naturelle" conformément a une
a toda la historia, Grierson cree poder señalar tres movimientos román- conceptíon claire et rationnelle de l'homme et de l'art.
ticos en la literatura europea. El primero se habría manifestado a tra-
vés de las tragedias de Eurípides, los diálogos de Platón, y culminaría En cambio, según mi parecer, si se quiere conservar una función de
con la revolución introducida por San Pablo en el pensamiento religioso útil aproximación al término romántico, ante todo es necesario separar
y en la prosa griega; el segundo coincidiría con el florecimiento de las su empleo de la pseudo oposición clásico, que no es más que reflejo
novelas de tema profano en los siglos XII y XIII (Lanzarote y Ginebra; secundario y abstracto de romántico, y recuperando el empleo primitivo
Tristán e !solda; Aucassi1Z et Nícolette), que indican la rebelión de los del término, aceptarlo como la definición de una sensibilidad propia de

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un determinado período histórico. El empleo universal de la palabra só- aunque desde luego no hubiese logrado mostrar su posibilidad, pues lo
lo puede provocar malentendidos y confusiones, como cuando Grierson que él intenta --coordinar aproximaciones en un sistema orgánico--
habla del romantic thrill que se produce al leer los mitos de las cavernas, es casi tan imposible como querer edificar sobre arenas movedizas.
de Er y el carro del alma en Fedro y la romantic conception de Platón El libro de Strich es una reducción al absurdo de la antítesis clásico-
"de un mundo ideal más allá de lo visible", donde el epíteto romántico, romántico. Sin embargo, la conclusión de Croce -romántico y clásico son
según la impresión del lector moderno, se transfiere subrepticiamente momentos del espíritu humano, que sobrevienen a todo hombre, iden-
a la concepción platónica y se interpreta y representa a Platón como a tificables con materia y forma, vale decir momentos abstractos de
un romántico porque al lector le gusta interpretar sus mitos en forma un proceso que es, en realidad, indivisible-- me parece que sólo hace
romántica. justicia al significado secundario de esas fórmulas, pero prescinde del
valor que poseen como aproximaciones útiles, indicios de determinadas
Pero antes de recapitular la historia de la palabra romántico, quiero
recordar el ejemplo más curioso de generalización arbitraria a que características históricas. O, para ser más exactos, del valor de una de
ellas, la aproximación romántico, pues la otra, clásico, es un derivado
ha dado origen la antítesis clásico-romántico: es decir, la elevación de
y sólo tiene sentido si se la considera como clasicista, es decir como de-
ambos términos a Grundbegriffe, según Wéilfflin, por obra de un crí-
finición del programa de una escuela que se opone a la escuela'romántica,
tico alemán, Fritz Strich 10, cuya indiscutible sutileza ha sido empañada
que a su vez, como escuela, o sea como manifestación consciente y orga-
por el excesivo amor a las teorías. Strich advierte ciertas tendencias que
nizada, es a la sensibilidad romántica como el disciplinado al espontáneo.
sin duda existen en la poesía romántica, y, animado por distinciones ta- El clasicismo, por otra parte, no es un fenómeno que carezca de espíritu
les como la de Goethe, entre poesía gegenstandlichen und sehnsüchtigen romántico y en cuanto se esfuerza por revivir modos y concepciones que
Inhalts, o la de Schlegel, entre Poesie des Besitzes -la clásica- y Poe- pertenecen al pasado, en cuanto tiende con nostalgia hacia un fantástico
sie der Sehnsucht -la romántica-, u oposiciones como la de Héilderlin mundo pagano, más que del sereno estado de euforia propio de las así
entre Orgisch y Aorgisch, o la de Nietzsche, entre apolíneo y dionisíaco, llamadas obras de arte clásicas, que lo son sin advertirlo, participa de la
no teme construir una sobrecargada torre de Babel con las más dis- inquietud espiritual que se quiere definir como característica romántica
tintas hipóstasis, similar a un verdadero sueño. Pero el sueño se derrumba por excelencia. Es el espíritu y no el contenido de una obra lo que hará
en cuanto Strich intenta descender a la realidad, a la ejemplificación que podamos considerarla o no romántica. En ese sentido, la adoración por
de las teorías. Las ilustraciones son demasiado débiles y no prueban un mundo ya abolido hace a Héilderlin y a Keats tan románticos como
nada. Sucede todo lo contrario con los ejemplos de Wéilfflin, que ilu- Coleridge o Shelley. Dicho con otras palabras: hay un movimiento
minan de verdad sus conceptos empíricos sobre lineal y pictórico, forma romántico y el clasicismo es uno de sus aspectos. El polo opuesto a
cerrada y forma abíerta, y otros más. Son pocas las poesías citadas por romántico no existe, por la simple razón de que romántico señala una
dete~minada condición de la sensibilidad, diferente a otras, que no
Strich que pueden considerarse obras de arte ejemplares, excepto las de
adm1te comparaciones, ya sea a través de la coordinación, como de la
Goethe y Héilderlin. La mayor parte de ellas parecen asomarse tras la
oposición.
pesada mole de las teorías como unos pequeños ratones paridos por
¿Cómo se describe la nueva sensibilidad que alcanza su gran floreci-
montañas monumentales. Strich estima mucho la Penthesilea de Kleist, miento a fines del siglo XVIII? ¿Qué quiere decir romántico? La evolu-
obra que pretende ser obsesionada y alucinante y a menudo es preten- c~ó? de este .v?,cablo ha s~do seguida por Logan Pearsall Smith 11, a cuya
ciosa y ridícula. Como norma general -sea dicho entre paréntesis-, luCida exposlCIOn me remito en la mayor parte de lo que sigue.
conviene desconfiar de un drama cuando, al hojearlo, se ve que está La palabra romantic aparece por primera vez en el idioma inglés a
formado por largos monólogos, en lugar de diálogos, en los que cada mediados del siglo XVII, con el significado de "like the old romances",
personaje puede intervenir en forma proporcionada. Drama de largos mo- y muestra que en est! tiempo se sentía la necesidad imperiosa de deno-
11
nólogos equivale a drama construido con las llamadas tiradas líricas, es minar ciertas características de las novelas caballerescas y pastoriles.

~
decir, sin atenuación, drama retórico. La lectura de Penthesilea confirma Dichas características, puestas en evidencia, por oposición, por el cre-
en forma absoluta el juicio que se tuvo a primera vista. Si en lugar de li- ciente espíritu racionalista que debía triunfar después con Pope y el
1
mitarse al Parnaso alemán, Strich hubiese utilizado también las literaturas doctor Johnson, eran la falsedad y la irrealidad, la índole fantástica e
extranjeras, hubiera podido dar un colorido más variado a sus teorías, irracional de los sucesos y los sentimientos descriptos en aquellas novelas.

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Igual que gótico y barroco, romántico nace entonces como una califica- explican, si$1_1ifica más que ro:m~nesque (quimérico, fabuloso) 14 , o pitto-
ción peyorativa. El matiz que señala romántico, en ese primer grado de resque ( utthzado para descnbir una escena que llama la atención o
su desarrollo, se hace evidente a través de otras palabras con las que admira) : Romantic, además de describir la escena describe la emoción
suele estar unida: chimerical, ridiculous, unnatttral, bombast. Se leen propia de quien la contempla. Es probable que' Rousseau tomase la
cosas tales como "childish and romantic poems", o "romantic absurdities palabra de los escritos de su amigo Girardin y le confirió absoluta
and incredible fictions", y otras semejantes. Se opone la verdad de la ciudadanía francesa en las conocidas Réveries d'un promeneur solitaire.
naturaleza a la falsedad de las novelas. Se llamaba romantic a todo lo que Rousseau_ encont~ó ~n. romantique la palabra apropiada para definir lo
parecía fruto de una fantasía delirante. He aquí cómo aparece la oposición descon?Cido ~ lo mdis:mto qu~. has~a entonces había expresado vagamente
en un dístico de Pope: a tr~ves de 1e ne saH qum. Enfm ce spectacle a je ne sais quoi de
magique, de surnaturel, qui ravit !'esprit et les sens" (Nouvelle Hélotse).
.. . that not in Fancy's maze he wander'd long, En est~ acepci?? romantic ,asume un cará~ter subjetivo, como interesting,
But stoop'd to Truth, and moraliz'd his song. charmmg, exc~tmg, que, mas que las propiedades de los objetos, describen
~uestras reacciOnes frente ~ ellos~ los afe~tos que suscitan en el impre-
siOnable espectador. Ademas, advierte Sm1th, la Naturaleza descripta co-
Pero desde comienzos del siglo XVIII surge en los gustos una nueva
mo romantic, se ve a través de un velo de asociaciones y sentimientos
corriente: se reconoce cada vez más la importancia de la fantasía en la
que provie?;n en general de la poesía y la literatura. Es por lo tanto
obra de arte. Romantic, aun cuando conserva siempre el sentido de algo
una expres10n del nuevo punto de vista que empieza a difundirse, se-
absurdo asume el matiz de atrayente, de algo que es capaz de deleitar a
gún el cual es la Naturaleza la que imita al Arte y no viceversa.
la imaginación. "'The subject and scene of this tragedy, so romantic and
uncommon, are highly pleasing to the imagination", dice J. Warton en El término pittoresque, que nace contemporáneamente, expresa el mis-
1757. Junto al empleo peyorativo, referido a los sucesos y sentimientos de mo fenómeno 15 • El elemento subjetivo, tan implícito en romantic, hace
las antiguas novelas, romantic se utiliza también con respecto a escenas y a esta palabra más apta que cualquier otra para describir el nuevo gé-
paisajes similares a los que aquéllas describían, y ahora, sin _matiz des- nero de literatura donde la sugestión y la aspiración desempeñaban un
pectivo. Desde mediados del siglo XVII pueden encontrarse e¡emplos de papel tan importante. En realidad, en Inglaterra, donde la palabra Ro-
ese uso, sobre todo cuando se trata de antiguos castillos (en 1666, Pepys manticism se utilizó más tarde, la antítesis romántico-clásico nacida en
escribe, a propósito del Windsor Castle: "the most romantique castle that Alemania, se expresó en un principio oponiendo "magical an'd evocative
is in the world"), montañas, bosques, praderas, lugares solitarios y poetr( a_ la poesía retóric;a y didá~tica _per~onificada por Pope. Magie
desolados. Ambos significados aparecen en el doctor Johnson que, si der Embtldungskraft, magia de lo Imagmativo, es el título del famoso
por un lado habla de "romantic and superfluous", "ridiculous and ensayo donde Jean Paul describe la esencia de la sensibilidad romántica
romantic", "romantic absurdities and incredible fictions", por otro, sin ¿P~~ qué -se pregunta Jean Paul- todo Jo que sólo vive en la aspi~
el menor desprecio, escribe: "\'i{Then night overshadows a romantic scene, r~c10n (Sehnsucht~ f en los recuerdos, todo lo lejano, difunto, descono-
all is stillness, silence and quiet, etc." En este segundo sentido el adje- cido, pos~; e~e m~giCo e~canto de la transfiguración? Porque en la re-
tivo se aparta en forma progresiva del género literario del que proviene, ~re~entaciOn. mtenor -dice la respuesta- todas las cosas pierden sus
para expresar cada vez más el creciente amor a los aspectos salvajes y hmites precisos y es propia de la imaginación la virtud mágica de ha-
melancólicos de la naturaleza 12 • Y está tan unido a ciertas cualidades c~rlo todo infinito. Y en Novalis: "Alles wird in der Entfernung Poe·
del paisaje que los traductores franceses de obras inglesas de aquel Sie: ferne Berge, ferne Menschen, ferne Begebenheiten. Alles wird ro-
tiempo, cuando encuentran romantic lo traducen a menudo por pitto- mantisch" 16 •
resque, lo cual significa que los franceses todavía no habían advertido Romántico se asocia así con otro grupo de conceptos, tales como má-
el nuevo estado de sensibilidad que trasluce el vocablo romantic. Sólo en gic~, ~uges~ivo, nostálgico, y sobre todo con palabras que expresan estados
1776 Letourneur, traductor de Shakespeare, y el marqués de Girardin, de ammo me!ables, como la palabra alemana Sehnsucht y la inglesa wist-
autor de un libro sobre el paisaje, usan en forma deliberada la palabra ful. Resulta mteresan:e notar que estas últimas no tienen equivalentes
romantique y explican, por medio de una nota, las razones que aconsejan en las lenguas neolatinas; es una demostración más del origen nórdico
el empleo de aquel "mot anglais" 13 • Las notas demuestran que los fran- anglo-germánico d~ los sentimientos que expresan. Los conceptos qu~
ceses habían ya advertido los matices que la palabra implicaba. Romantic, hemos recordado tienen en común no dar más que una vaga indicación

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sobre el objeto y dejan a la imaginación la tarea de :vocarlo. Un freu- provocaba admiración en el siglo XVI. "Es el verso más alto más
diano diría que esos conceptos recurren al subconsciente que hay en sonor~ y más rotundo que se lee en modernos y antiguos" e;cribía
nosotros. Es el recurso de la Land of heart's desíre de Yeats. Sebastiano Fausto da Logiano. ¿Quién de entre nosotros hoy 'es capaz
Por lo tanto la esencia del romanticismo será lo que es inefable. La de ver en ese verso lo que veían en el siglo XVI? ' '
palabra y la f~rma, dice Schlegel en Lucin1~' son sólo acces~rias. L? Conocer los. gustos y las inclinaciones de cada época es condición sine
esencial es el pensamiento y el fantasma poeuco; ambos son solo posi- qua ~on.para mterp~etar. una obra de arte, y la historia del arte no puede
bles en la pasividad. El romántico exalta al artista que no da forma presci?dir .de aproximac10nes como las que hemos estudiado hasta aquí,
material a sus sueños, al poeta estático ante la página siempre en blanco, aproximac10nes que no han de ser más que símbolos de tendencias
al músico que escucha los prodigiosos conciertos de su alma sin intentar esRecíficas de la sensibilidad., ~ólo quierer: ser categorías empíricas, y
jamás traducirlos en notas. Es romántico considerar la expresión concreta qlilene~ las condenan como fuules abstraccwnes se equivocan tanto co-
como una decadencia, como una contaminación. Desde Keats, con su mo quienes las exaltan como hipóstasis dialécticas.

Heard melodies are sweet, but those unheard


Are sweeter . ..

hasta Maeterlinck, con su teoría del silencio más musical que cualquier
sonido, mucho se ha celebrado la magia de lo inefable.
Pero estos son casos extremos, en los que el romántico tiende a iden-
tificarse con el místico. Lo normal es la expresión sugestiva, que evoca
más de lo que dice. Cada vez que nos encontramos con ese procedi-
miento, no dudamos en definir como romántico al artista que lo uti-
liza. Pero el uso legítimo de la palabra exige que se trate de deli-
berado procedimiento del artista y no de una simple interpretación del
lector. En estos versos de Dante,

Quale ne'plenilunií serení


Trívia ríde tra le ninfe eterne
Che dipíngon lo cíel per tutti i sení

el lector moderno reconoce uno de los casos más conspicuos de magia


evocativa, por obra del sonido, del juego de las diéresis, por el empleo
de algunas palabras sugestivas de suyo --pleníluníi, eterne- y por otras
capaces de evocar un mito -Trívía, ninfe-. ¿Diremos entonces que
Dante, en esos versos, es un romántico? ¿O que es quizá la ya .secular
educación romántica la que sitúa al lector moderno de tal modo que
llega a interpretar esos versos en ese sentido? Si cada siglo transcurrido
nos hubiese dejado una lista de las que, según su parecer, pueden con-
siderarse las bellezas de la obra de Dante, podríamos recorrer una inte-
resante historia del gusto, pero difícilmente serviría esa antología para
reconstruir la inspiración del poeta. Un verso de Petrarca:

Fior, frondí, erbe, ombre, antri, onde, aure soavi,

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33
The Background of Gray's Elegy, New York, Columbia Univer-
NOTAS A LA INTRODUCCION sity Press, 1925.
13. El ensayo de A. Fran~ois en Annales de la Société J. J. Rousseau,
vol. V, París, 1909.
14. En el artículo Romantisch und Romanesk, en Britannica, Max
Forster zum sechsigsten Geburtstage, Leipzig, Tauchnitz, 1929,
págs. 218-27, M. Deutschbein ha intentado utilizar ambos tér-
minos enunciados en el título, para distinguir un romanticismo
exterior -aquel que está unido a la fancy- y un romanticismo
interior--el que se relaciona con la imagination.-. Pertenecerían
al primero ciertas tendencias a lo raro, lo fantástico, lo exótico
y lo grotesco, que se han manifestado a lo largo de todos los
tiempos (por ejemplo, en las novelas griegas, y en la más po-
pular de ellas, Apolonio de Tiro), mientras que el segundo, el
verdadero y auténtico romanticismo consiste en una profunda
l. O. c.: Ariosto, Shakespeare e Corneille, e.n especial págs. 27-29. comprensión de la armonía del universo (el autor cita, con ese
2. O.c.: W. Diamond, Wilhelm Meister's Interpretation of Hamlet, en propósito, los versos de Auguries of lnnocence de Blake: "To see
"Modern Philology", August 1925. a world in a grain of sand", etc. La distinción, señala, fue os-
T. S. Eliot, Hamlet and his Pro~~ems, en The Sa_cred Wood, Lon- curecida en A Dictionary of Science, 1842, de Brande (citado en
3. el Oxford English Dictionary): "En la pintura histórica lo no-
dres, Methuen, 1920. Véase tamb1en: J. Dover Wilson:, The Man'!-t-
script of Shakespeare's Hamlet and the Problems of tts _Transmm- velesco (romanesque) consiste en elegir un tema fantástico y no
sion, Cambridge University Press, 1934 y What Happens tn Hamlet, uno basado en la realidad; lo novelesco difiere de lo romántico
ibid. 1936. (romantic) en que este último puede fundarse sobre la verdad,
11 E. K. Chambers, Shakespeare, A. Survey, Londres, Sidgwick and que no es el caso del primero". Pero ahora, en inglés, continúa
4. diciendo el autor, romantic abarca ambos significados romanesk
J ackson, 1925. . y romantisch. La distinción, en realidad, no es demasiado útil, por-
5. G. Bellonci, Il nostro Petrarca, en Annali .della Cf!t!edra Pet;~r­ que toda gran obra de arte es romantisch, según el sentido que
chesca vol. IX y S. Rosati, Aggiornamenh esegetwt della crttwa le da a esta palabra (v. "Lo romántico provoca la exigencia de
petrar~hesca, en "L'Italia che scrive", agosto-setiembre 1940. equilibrio de todas las funciones humanas: sangre-alma-espíritu.
6. J. P. Eckermann, Gespriiche mit Goethe, 21 marzo 1830. Lo romántico exige una totalidad de pensamiento, sentimiento y
¡1 7. Classical and Romantic en The Background of English Literature visión", etc.). Un concepto similar sobre el romanticismo tiene
and Addresses, Londre~, Chatto and Windus, 1925. L. Abercrombie (Romanticism, Londres, Martín Secker, 1926)
En la introducción a la reedición de Der Mythus von Orient und que le opone el término realism (contradiciendo, sin saberlo 1~
8. definición que hemos citado de Brande. Resulta inútil añadir 'que
Occident eine Methaphysik der alten Welt, de J. J. Bachofen. Ver
E. Seilli~re, Le Neoromantisme en A~lemagne, yol.. Ill, De la; dees- esa contradicción demuestra el desesperado estado de confusión
1
se Nature a la deesse Vie (Naturaltsme et vttaltsme mysttques), provocado por el empleo poco riguroso de todos estos términos).
París, Alean, 1931, págs. 26-7. Este crítico considera una de las más importantes caracterís-
ticas del romanticismo lo que él ve como un apartarse del mundo
9. Situation de Baudelaire, "Revue de France", septiembre-octubre, exterior para retirarse a un mundo "interior". El realismo " ama
1
1924, vol. V, pág. 224, reimpreso en Variété, II, París, Nouvelle
Revue Fran~aise, 1930, págs. 155-6. salir al mundo para vivir confiada y atareadamente en medio de
la ardiente multitud de las cosas exteriores" (lo rornanesk de
10. Deutsche Klassik und Romantik, oder Vollendung und Unendl~~­ Deutschbein). Romanticismo significaría, por lo menos, un apar-
keit, ein Vergleich, Munich, Meyer Jessen, 1922. Ver recenswn tarse de las cosas exteriores para adentrarse en una experiencia
de Croce en "Crítica", vol. XXI, pág. 99. interior. Grosso modo, sería una transición desde la "percepción"
11. Four romantic words en Words and Idioms, Studies in the Eng- hacia la "concepción". Concluyendo: también para Abercrombie
lish Language Londres, Constable, 1925. Sobre la palabra roman- el término "romanticismo" se identifica con el impulso interior de
tic véanse las' cartas de J. Butt en Times Literary Supplement toda inspiración artística. Para l. Babbitt (Rousseau and Roman-
del 3 de agosto de 1933, de W. Lee Ustick, en el mismo diario, ticism, o.c. pág. 104) el así llamado "realismo" no significa nin-
' 21 de diciembre de 1933, y de C. T. Onions, ibídem, 4 de enero gún cambio fundamental de dirección con respecto al romanticismo:
ambos repudian el decoro como algo exterior y artificial; la esencia
1

1 de 1934.
de gran parte de realismo es una sátira provocada por una vio-
12. R. Hafferkorn, Gotik und Ruine in der Englischen Dichtung des
1

11 achtzehnten Jahrhunderts, Leipzig, Tauchnitz, 1925; A. L. Reed, lenta desilusión sentimental. Es evidente que la palabra "realis-

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mo" significa para Babbitt algo muy distinto de lo que significa torres .chinescas. Si Hu.s,sey hubiese leído novelas griegas, hubiera
para Abercrombie cuando emplea la misma expresión. Para Bab- advertido la ~reocupac10n ~e ~sa literatura por rivalizar con la
bitt el romanticismo es un retorno a una supuesta espontaneidad o~ra de .los pmceles ( descnpc10nes como si fuesen pinturas se-
natural, concebida como esencialmente "buena", una emancipación gun el eJemplo de las novelas griegas, que él imita se encuen'tran
de impulsos (especialmente impulsos sexuales), un culto de la e!l, la Arcadia de Sidney), y hubiera comprobado que la descrip-
intensidad emotiva, que elimina las normas de disciplina y de CIOn de e~ce!las compuestas ~n forma "pintoresca" no era una
decoro elaboradas por el hombre a través del curso de la civi- nove?ad dieciOchesca. Los aleJandrinos fueron quienes elaboraron
lización, un abandonarse al fluir de las cosas, desasido de un la formula "Ut pictura poesis" que los emblematistas del siglo
centro ético; por lo tanto, es un modo de vivir en las aparien- XVI Y ~,resno~ en 1665 repitieron a su vez. (Sobre Exq>p&:cre~c;
cias, saliendo al mundo exterior. . . de tal modo que el romanti- Y sobre Ut pictura poesis", véase el largo ensayo de W M
cismo, según Babbitt (cuya definición nos parece aceptable), ter- Howard en "Publ. Mod. Lang. Ass. Am." volumen XXIV ~ 1.
mina por identificarse con el "realismo" de Abercrombie. El ro- m,ar.zo, 1900, págs. 40-123, las obras citad~s en las notas 'de 'la~
manticismo tiende a llevar hasta sus últimas consecuencias cual- pagmas 170-71, The Greek Romances in Elizabethan Prose Fiction
quier emoción, sin cuidarse del decoro, y es por eso que Babbitt de S .. 'Y,'olff y W., Lee Rensselaer, Ut Pictura Poesis, en "Art
también ve en la exasperación erótica un corolario de ese prin- Bu~_le.tm , 1940, pag. 197 y siguientes, R. J. Clements, Picta
cipio general (ej. pág. 215: "Se extrema el placer hasta que se PoesUJ, Roma, Ediz. di Storia e Letteratura, 1960).
convierte en dolor, y el dolor hasta que se convierte en placer"). Pero, dejando aparte los antecedente griegos y restringiéndonos
15. Lo pintoresco (palabra, como es sabido, de origen italiano y que al peri~do ~obre. el que Hussey nos ayuda con su obra, el siglo
significa un punto de vista propio de los pintores) se elaboró, XVIII ~ngles, diren1:os que lo . !"intoresco, tan en bog-a entonces,
como teoría, en Inglaterra, entre 1730 y 1830 ("Le Pittoresque tuvo,ong~n en Italia y tambien fue de origen italiano la con-
nous vient d' Anglaterre", Stendhal), y en cierto sentido antici- cepciO~ p~ntoresca de Vanbrugh, en el campo de la arquitectura:
pa al romanticismo. Si queremos considerar como época "pinto- l?s P~ISaJes del Lorena y de Salvator Rosa (al que los simpá-
resca" sólo aquella en que ese punto de vista se hizo consciente ticos mgleses del XVIII llamaban "Salvator" a secas) por una
y asumió las proporciones de una moda, es indudable que los parte, y, por otra, las construcciones de Ber'nini y Bo~romini y
poetas ingleses Thomson y Dyer, con sus descripciones que tra- l?s aguafuertes de Piranesi. (Sobre este tema véase también el
ducían en términos literarios la manera del Lorenés o de Sal- hbro de MANW ARING, Italian Landscape in XVIII Century Eng-
vador Rosa, son los Santos Padres de lo pintoresco. Pero atribuir land, 1925). Aquellos coleccionistas, que al volver de su Grand
al siglo XVII el descubrimiento de algunos aspectos del paisaje, 'four colmaban los palacios de sus antepasados con cuadros ita-
ya es arriesgado. Y arriesgadísimo, aceptar, como hace Christo- lianos, s?n los promotores del gusto por lo pintoresco que se
pher Hussey en su óptimo estudio sobre The Picturesque (Studies preanunci~ en .los poeta~. Entre estos, Hussey, junto al Denham
in a point of view, Londres y New York, Putnam, 1927), algunas de Cooper s H~ll y al Mil ton del Allegro, no recuerda a Richard
teorías generales sobre la concepción de la Naturaleza a través ~ovelace (16~8-57), que se jacta de ser un conocedor de cuadros
de los distintos períodos históricos. Decir que la doctrina cris- cita a Vasan y Vermander, y manifiesta su intención de mostra~
tiana, al identificar naturaleza y pecado, impidió apreciar el pai- a los (entonces) indiferentes ingleses que se deben tener en cuenta
saje, mientras que por otro lado, a causa de su antropomorfismo las bellas artes; y, sobre todo, Andrew Marvell (1621-78) que
concentró la atención sobre la representación del hombre, es un~ e? los poemas Upon Appleton House y Bermudas revela un sen-
afirmación engañosa que difícilmente podrá resistir el examen tido de la naturaleza y de lo pintoresco tan maduros que hacen
de casos singulares, y no será ni siquiera necesario recurrir a que este poema merezca ser relacionado con los románticos. En
1
Dante o al ponderado alpinismo del cantor de Laura para demos- 1\;Iar':"~ll se descubre ya la divinización de lo "desconocido indis-
trar que también durante la Edad Media se apreciaban algunas tmto . que Campbell en 1799 formulará explícitamente en los
cualidades de la naturaleza, que, después, el siglo XVII no hizo
,l más que subrayar y destacar. Y cuando Hussey cita el ejemplo
conocidos versos:
de China, para demostrar que el urbanismo, por contraste, pro- 'Tis distance lends enchantment to the view
voca el aprecio de las bellezas naturales, podemos recordarle un And robes the mountain in its azure hue. '
caso similar, que se da en el mundo occidental y que es tan anti-
guo como los alejandrinos. Pues fue precisamente en la civiliza- , Re~~ntars~ h!lsta las pri!lleras escaramuzas de los distintos "no
ción helenista donde se elaboraron la poesía pastoral y la pintura se que romanticos y analizar la compleja educación que presu-
de género que muestran curiosas afinidades con lo pintoresco del pone. un . ve~s,o c?mo el de Campbell sobre la magia de la dis-
siglo XVIII. Y fue un emperador de educación helenística, Adria- ta?~Ia, sign~ficana alargar mucho las cosas. Será suficiente re-
no, quien se hizo construir, cerca de Tivoli, la villa que sugiere mitirse al libro fundamenta} de Burke, Inquiry into the Oripin
una preocupación por las perspectivas pintorescas y un erudito of O?fr Ideas of the Subltme and Beautiful (1756) que fue
exotismo, iguales o todavía mayores que los que demostraron los el primero en dar forma clara :;t ciertos axiomas como' "Ninguna
propietarios ingleses del siglo XVIII con sus ruinas góticas y sus obra de arte puede ser grande smo en la medida en que ilusiona"

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~os ~él~bres. diseñadores de parques "Capability" Brown, con su
( deceives), "Idea clara es otra forma de decir pequeña idea". Ja~dm tdeal~zado, Y Humph!e;v Repton, con el jardín impresionista,
También él, con su teoría sobre las bases físicas de la emoción orillan contmuamente lo nd1culo y ya en 1779 Richard Graves
estética y su comparación entre la sensación de Belleza y el pla- en .su Columella, or. the, Dis~res't Anchoret, no~ da una delicios~
cer que se siente al ser transportado por una veloz y cómoda cartcatu:r.;a de las chmenas pmtorescas de los propietarios de par~
carroza sobre una superficie suavemente ondulada, explica el ques. Mas adelante tendremos la caricatura de Peacock (Head-
auge de las líneas serpentinas del moblaje Chippendale y de la lonl! Hall). fero, la mejor de las caricaturas, porque es involun-
forma de los senderos y de los lagos artificiales de los jardines tana, es. el Jardm que Mr. Tyers se hizo trazar, para sus ocios,
dieciochescos tardíos. De los libros de Burke y Reynolds, pasamos en Denbtes,, donde los senderos eran emblemas de la vida hu-
a los de Uvedale Price, Richard Payne Knight, Gilpin y Alison, n!ana, ya CO!flodos y llano_s, ya escabrosos y desiguales, con lá-
que junto a lo Sublime y lo Bello .colocan también la categoría P.ldas esparcidas por doquier, en las que se podían leer inscrip-
de lo Pintoresco, cuyas características son el contraste de los ciOnes morales. Y, supremo deleite, un Valle de la Sombra de
efectos, la rápida sucesión de colores, luces y sombras: escabro- la Muer.t e, en el que ha~ía a.taúdes en lugar de columnas y cala-
sidad es, variaciones repentinas y quebraduras. "Counterfeit ne- veras pmtorescamente disemmadas. Extravagancias de este tipo
glect", lo que Castiglione hubiese llamado "descuido", se reconoce -que sobrepasan la conocida caricatura de jardín pintoresco de
también como otro aspecto fundamental de lo Pintoresco. Ya Ba- Bou_'l!ard .et _P~cucf"et-. revelan con claridad la índole de contami-
con había dicho (y esto fue muy citado por Poe, y Baudelaire, naciOn. plCtonco-hterana del concepto de pintoresco. Pintoresco
a RU vez, lo repetiría) que "no hay belleza excelente sin algo es casi "concepto pintable"; tan poco pictórico como son carentes
raro en sus proporciones". Nada hubiese sido que lo Pintoresco de poesía las así llamadas ideas poéticas o poetizables.
se redujera a la preferencia de un estilo de líneas sobre otro, 16. 9tados por Strich, pág. 56. Comparar con los versos de Campbell
de un tipo de efectos en lugar de otros. Las complicaciones citados en la nota 15.
comenzaban cuando de la teoría se llegaba a la aplicación prác-
tica, pues entonces lo Pintoresco se mostraba como una predilec-
ción intelectualista, y no visual, por ciertos objetos. Un ejemplo
típico de lo Pintoresco: una choza a la sombra de una añosa en-
cina, con un viejo gitano, un burro color herrumbre, colores
mórbidos, sombras oscuras. Este ejemplo, como otro no menos co-
nocido sobre la atracción pintoresca de la hija del párroco (cuyo
estrabismo y dientes irregulares se consideran cualidades pinto-
rescas) se encuentra en el divertido diálogo de Prices sobre Dis-
tinct Characters of de Picturesque and Beautiful (1801).
Un índice del nuevo gusto lo da la capacidad de apreciar el
paisaje alpino (los Alpes y la región de los lagos ingleses). Aun
cuando este tema ya ha sido tratado desde hace tiempo, Hussey
logra enriquecerlo con nuevos ejemplos. El año 1768 es una fe-
cha importante en la historia de lo pintoresco: la publicación de un
poema de Dalton y una carta del doctor Brown hacen que Gray
y A. Young visiten los lagos ingleses. Diez años después la ex-
cursión a los lagos está de- gran moda. El reverendo Gilpin, con
sus libros ilustrados con dibujos escenográficamente pintorescos
( 1782 y años siguientes) es uno de los corifeos de la nueva moda.
Se preocupa por proveer a cada paisaje con figuritas y escenas
expresivas, y se siente satisfecho cuando lo siniestro de un pai-
saje parece evocar la presencia de una gavilla de banditti (es
decir, de bandidos) al estilo de Salvator Rosa. También el reve-
rendo Gilpin da preciosos consejos sobre los animales pintorescos.
He aquí uno de ellos: "Los movimientos de un cabro son mucho
más agradables a los ojos por el aspecto hirsuto de su pelaje".
Los troncos de árboles huecos son excelentes para situar en pri-
mer plano; los árboles heridos por un rayo son muy pintorescos
y los pinos muy adecuados por la asociación de ideas con las
ruinas romanas.
La nueva sensibilidad pintoresca se desenfrenó en los jardines.
Los esfuerzos de aquellos peluqueros de la naturaleza que fueron
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