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San Juan Bautista. niño. Talla misionera en madera policromada de casi un metro de altura.

Se venera aún en el altar mayor de la Matriz de Santo Angel , Brasil.


GUlLLERMO FURLONC, S. J.

MISIONES
y sus
PUEBLOS DE GUARANIES

PROLOGO DEL
Dr. CESAR NAPOLEON AYRACLT

BUENOS AIIIE!i
19ú2
INTRODUCCION

La obra que hoy presentamos al público Un cielo sereno, un aire saludable, un clima
se relaciona con uno de los hechos históricos suave, más amable y menos sujeto a cambios
más relevantes en los anales del pueblo ar- que el de .París, hacían que los habitantes de
gentino y, lo que es inconmensurablemenlt esta región merecieran el nombre de Feli-
más, en la historia de la Humanidad: el es- cianos.
tablecimiento, desarrollo y vitalidad, desde En ese felicísimo reino no estaba ausente
1609 hasta 1768, de más de treinta pobla- el trabajo, pero éste era placentero; no esta ..
ciones rioplatenses, integradas totalmente por ba lejos el dolor, pero éste tenía sus leniti-
indígenas, y la subsistencia de dichos pueblos, vos; se presentaba también la muerte, pero
aun despué~ de la expulsión de los }esuítas, no era temida. La vida era poesía y era mú-
en 1768, hasta la época de las invasiones lu- sica, porque se vi'vía: esta vida temporal, en
sitanas, en 1818. función de la vt'da de ultratumba, gracias a
Aun hoy día, en las actual Provincia de la fe, y se vivía esta vida efímera '' pasajera
Misiones, así como en tierras paraguayas y sin preocupaciones y sin zozobras, porque ha-
brasileñas, ruinas ingentes y de factura ex· bía una doble providencia. Era el Imperio
quisitamente europea, aunque no sin abun- de la poesía y era el Imperio de la música.
dantes rasgos autóctonos, dicen a las claras ya que ésta impregnaba de armonías la exis-
que otrora hubo allí pueblos de nutrida po- tencia toda de aquellos Felicianos.
blación, con todos los implementos de pro- Estos no eran felices por la posesión de
greso, y que llegaron a un grado cultural su- muchos bienes, sino por el modo de gozarlos,
perior a toda mediocridad. flor la buena administración de lo que tenían.
Armando León de Madaillon , marqués de Entre ellos se pudieron comprobar dos he-
Lassay, escribió y publicó en 1727 una Rela- chos: en primer lugar, la felicidad se hace,
ción del Reino de los Felicianos, gentes que 110 se halla; en sef!undo término, brota del
habitaban ÚlS tierras australes americanas, 'l' interior, no viene de afuera.
aunque intencionalmente ubicó el habitat ie Lo Cl!riofo n que esta extraña ficción del
los mismos entre el paralelo 40 y 50 de lati- Afarqués de Lassay no haya superado a la
tud meridional, se refería a los que exütían ,.·erdad, antes ha quedado por d.:bajo de la
entre los paralelos 20 y 30. No quería hacer r~lisma, y el hecho histórico confirma una vez
historia sino novela, aunque ésta había de nás el aserto aparentemente paradójico dt1
estar basada en aquélla . Chesterton: u La verdad tiene que ser forzosa-
Por eso describió las casas de los Felicia- ·..,ente más extraña que la ficción, porque la
nos como adornadas de tapices y alfombras ficción la hacemos nosotros a nuestra medi·
en invierno, y de telas más ligeras en verano; rla, mientras la vrrdad de los hechos, cuando
refirió que los artesonados estaban recubier- rn ellos han intervenido miles de voluntades,
tos de un barniz más precioso que el de la no depende de nosotros".
China, y los suntuosos palacios de Leliópolis, Los documentos .éditos. que son muchos,
la capital, superaban a cuanto podía osten- ['ero sobre todo los inéditos, que son muchí-
tar la capital de Francia. Pero nada igualaba s.:mos más sin comparación y se hallan en su
al verdor de los árboles, de las praderas, de ;·!ayor parte en archivos públicos, como en
los céspedes; los setos estaban cubiertos de los de Buenos Aires, Río de Janeiro ( colec-
flores de un esmalte sin igual y que embal- ción De Ángelis), en Santiago de Chile ( co-
samaban el aire. Las legumbres y las frutas lección F. J. Brauo}, en Sevilla y en Siman-
eran allí excelentes, los vinos eran deliciosos, ras, atestiguan que en los pueblos guarani-
numerosas eran las fuentes de aguas puras. ticos en lo que es ahora la Provincia de
8 MISIONES Y SUS PUEBLOS DE GU.fR.fNIES

Misiones, y en regiones vecinas, co"espon- taba haber escrito su Imperio Jesuítico "sin
dientes en la actualidad al Paraguay y al ciencia y sin conciencia".
BTasil, hubo pueblos felices, y en esos pue- Desgraciadamente así fué, y basta abrir
blos llegó a habeT una población que su- cualquiera de sus páginas para comprobar el
peró, y con mucho, a la que había en las atrevimiento con que el autor, que llegó a
ciudades argentinas de entonces, y que si los ser más adelante uno de los más altos expo-
europeos y sus descendientes fueron felices nentes de la literaJura argentina, juzgaba
baio el dominio español entTe 1536 y 1810, hechos que le eran totalmente desconocidos.
aunque a las veces experimentaron la pobre- Nobilísima confesión fué la suya, en el
za y en algunas ocasiones la müeria, aquellos ocaso de su vida, pero el disparatado libro se
indígenas misioneros jamás experimentaron había difundido ampliamente, y no obstante
la una ni la otra, y gozaron de una felicidad, sus abundantes y evidentes fallas de todo OT·
como raras Veces, o nunca, la ha disfrutado den, y su manifüsto desconocimiento del
pueblo alguno. Dentro de un marco de razo- tema, hizo y hace fortuna al impulso de
nable y nobilizado trabajo, supieron proveúse pasiones nada nobles. Por eso resultaría hi~
y proveer a los suyos de cuanto podían nece- larante, si no resultara grotesco, el que la
sittJr para una vida holgada, tranquila y feliz. Comisión Argentina de Fomento lnterameri·
Dentro del círculo de una libertad envi- cano, vinculada a la lnter·American Develop-.
diable y envidiada, y lejos de todo libertinaje, ment Commission de Washington , incluyera
capacitados en la escuela y en el talleT paTa El Imperio Jesuítico entre sus publicaciones 1
la lectura y la escritura, como para lar artes como si se tratara de un u ensayo histórico"
liberales, poseedores de un hogar tan amable y no de una frívola novela o de una perni·
como intangible, unidos al europeo por medio ciosa lectura recreativa.
de sw misioneros y, lo que era int'onmensu- Cierto es que Lugones, para documentar·
rablemente más beneficioso, uniJos a Dios se, nd había leido ni un solo libro serio, ni se
poT la piedad y poT la {Tecuentación de los había acercado a un solo archr'vo público o
sacramentos, lo que los alejaba de los vicios privado; antes de escribir el volumen, hizo
y los inclinaba a las virtudes cristianas. más un viaje a Misiones e hizo suyas las conclu·
de un millón de indígenas, entre /609 y 1767, siones de un periodista paraguayo, Bias Ga·
gozaTon de la felicidad en foTma plena, aun- ray, quien, a su vez, no se había basado sino
que con la magra plenitud otorgada a los en un cuaderno de notas que habían perte-
mortales en este mundo. necido al jesuíta renegado Bernardo lbáñez
Hubo, a las veces, miserias y lacras, y laJ de Echavarri, de quien dijo ya, en 1799,
ex"pondremos en estas páginas, pero sólo ojoJ Juan Francisco Aguirre que sus embustes "los
extraviados han podido ver en aquella magna conocen tan ~eneralmente en estos países rdel
empresa de los Jesuítas un asiento de esclavos, Río de la Plata] que su memoria está príbli·
donde el azote primaba, y sólo entendimien - comente desairada". No sin razón fue dos
tos ofuscados por prejuicios sectarios han po- veces despedido de la Compañía de Jesús, y
dido considerar las Reducciones de Guaraníes a raíz de su segunda expulsión preparaba un
como añagazas jesuíticas, para extraer de allí libelo contra ella, cuando le sorprendió la
cuantiosos bienes y aun para constituir con muerte.
ellas un Imperio Jesuítico Fue el señor Serrano y Sanz quien puso
en conocimiento de Bias Caray la existencia,
Es éste el errado y desgraciado título con
en el Archivo Histórico de Madrid, de ese
que un gran literato argentino denominó a
lote de papeles de lbáñez y haTto lamentó
una de sus producciones primerizas. Rt peti-
después aquel noble invertigador su ináiscre·
das veces, en la Dirección de la Biblioteca ción, al comprobar cómo el periodista para·
del Consejo de Educación , donde largamrnte guayo se luJbía valido de aquel acervo de
conversábamos, nos manifestó el señor Leo· papeles calumniosos para crear en torno de
po/do Lugones la pena y el Jonroio que le la conducta de los fesuítas y de las Reduc-
producía la vista y el recuerdo del "más ha· ciones Guaraníes, un oscuro fondo de rrutle·
Jadí" de sus libros, ya que lo había escrito valencia y de detractación.
__,.. son sus palabras- "en la época más frí· Entre lbáñez "que raras veces dijo la ver-
vola de mi vida, e instigado por pasionc.; dad, aun cuando le convenía decirla", como
propias y ajenas" y paladinamente manifes· escribió Cunn inghame Graham, '' Bias Ga·
INTRODUCCJON 9

ray, cuya inclinación a la mistificación era suítas, que apriorísticamente supuso ser buena
en él una segunda naturaleza, hay que colo· y noble. Así llegó a conclusiones diametral-
car a Félix de Azara, en quien la ignorancia mente opuestas a las lugonianas.
y la mala fe compitieron tan eficazmente que Por eso Cunninghame Graham pudo escri-
dieron por resultado aseveraciones tan dis- bir páginas como ésta tan llena de cordura
paradas, como el escribir que no fueron los y de sentido común, a la par que de legítima
jesuitas, después de 1610, sino los conquista· deducción histórica :
dores españoles en 1555, esto es, cuando aún "No interesa saber si el sistema de gobierno
vivía San Ignacio y cuando San Javier aca- e"xcogitado por los Jesuitas fue, o no, perfecto
baba de fallecer, quienes fundaron las Re· en sí mismo, ni si ese sistema sería hoy ade-
ducciones de San Ignacio Guazú y de San cuado para los hombres «civilizados-. d~l pre-
Javier. ¡Cuánto confusionismo con el fin de sente. Que no solamente era adecuado, pero
defender una falsedad! La pasión cegaba a tal vez el mejor sistema que, hace dos siglos,
Azara, y así se explican sus repetidas contra· se podía haber discurrido para tribus indí-
dicciones, ya que para probar que no fue genas que salían del estado de seminomadis-
ninguna hazaña de parte de los jesuitas ei mo es, creo yo, algo evidente, sobre todo si
fundar treinta pueblos con esos indígenas se recuerda en qué situación desesperada se
guaraníes, nos asegura que éstos eran mansos halftzban los que estaban en encomienda o
y dóciles en extremo, y (para probar su pre· en mita". 2
ponderancia sobre las fuerzas españolas) nos No es la misión del historiador el denierar
dice que era obvio, pues eran valientes hasta ni el justificar el pasado, pero sí lo es e( ex·
rayar en temerarios y como lo dice su mirmo plicar ese pasado, juzgando al mismo no con
nombre eran guerreros, ya que eso significa el standard o padrón de los valores actuales,
guaraní A un más: reconoce que eran antro· sino con el de los de la época. Si hay algo
p6fagos. que debe considerarse primordial en quien se
Con anterioridad a los mencionados, leJ hace eco de los sucesos pretéritos es el poseer
precedieron en SUJ detracciones contra las ese don, fruto del saber y del bulm sentido,
Reducciones los Gobernadores Aldunate ) centrándose en la época y en el ambiente de
Barúa, pero la historia ha puesto tn eviden· los sucesos, a fin de otorgar a los mismos una
cia que el primero, además de asesino, en el apreciación justiciera.
vulgar sentido de este vocablo, acabó por Cuando no se posee tse saber, --y no se
huir a los dominios de Portugal, con el objeto posee con leer un artículo periodístico- , y
de librarse de la justicia que le reservaba una cuando se carece de ese buen sentido -y se
celda en las cárceles españolas, y el segundo carece de él cuando soplan vientos pasiona~
era un gran jugador, bebedor y lujurioso, les-, se llega a conclusiones lamentabilísi-
como escribe Cardiel, y a uno y otro se refi· mas. Así el ya recordado Bias Caray rasgó
rió la Real Cédula de 1743 d<Scalificándolos sus vestiduras y puso el grito en f'l cielo al
enteramente: "He resuelto, decía entonces hallar entre los papeles de lbáñez, dos veces
Felipe V, se expida Cédula manifestando la expulrado de la Compañía de jesús, que la
gratitud con que quedo de haberse desvane· relajación de costumbres entre los jesuítas, a
ciclo con toda justificación las falsas calum- mediados del siglo XV 111, había llegado
nias e imposturas de Aldunate y Barúa ... , a extremos tan inauditos que algunos sacer~
Felizmente, los que no están ofuscados por dotes, en sus viajes, llevaban consigo todo un
prejuicios o preocupaciones insanas, opinan gallinero, de que proveerse para su alimenta-
muy de otra suerte sobre lo que fueron las ción. El escándalo de Bias Garay era tanto
Misiones. No ya un jesuíta, ni un católicoJ más justificado, por cuanto el mismo General
sino un socialista protestante escribió y pu- de los Jesuitas se había alarmado al enterarse
blicó por aquellos mismos años, en los que de un proceder tan insólito, tan contrario al
Lugone.f editó su libro, otro sobre el mismo voto de pobreza y tan disonante con la auste·
tema, pero basado en lecturas serias y dige- ridad religiosa.
ridas, y hasta en documentos vistos por él en Esa era, sin embar~o, la práctica general
el Archivo de Simancas, y en alar de una de entonces, en todo largo viaje. Si los via·
disposición noble, cual corresponde a un hir· jeros eran jóven es o iban con jóvenes, se ali~
toriador serio y responrable, no trató de jus- mentaban de las perdices o de otrtZS aves o
tificar, sino de explicar, la acción de los )e· animales que cazaban por el camino, para lo
10 MISIONES Y st.·s PUEBLOS DE GUARANIES

cual llevaban los necesarios aparejos, pero si y con el único objetivo de exponer la verdad
eran hombres entrados en años o que no te· de los hechos.
nían habilidad para la caza, llevaban a un Enemif!OS de la polémica, prescindiremos
lado de la carreta una jaula o canastón con de las calumnias inverecundas y de los asertos
gallinas, una especie de gallinero . Si el viaje monstruosos que vienen al suelo por su propio
a Córdoba había de tardar unos veinte o peso, como el tan divulgado y repetido, hasta
treinta días llevaban otras tant'ls gallinas. por quienes se consideran historiadores, de
Habrían podido llevar una vaca o un novillo, que en las Reducciones la vida estaba tan
pero ('CÓmo valerse de su carne, conservando disciplinada que sonaba la campana aun para
porciones para los veinte o treinta días, si los actos más íntimos de la vida fam;liar.
entonce.r se carecía de los medios de refri{!t- Quedan ciertamente en la pr'cota del ridículo
ración de que hoy disponemos? Por la misma quienes aceptan y divulgan especies tan in-
razón llevaban el llamado cántaro chileno congruentes como insensatas."
con agua potable para el viaje. Otro tanto hay que decir de los pobres de
Cuando los hechos del pasado llegan a no- espíritu que han dado en sostener que el azote
ticia de quienes carecen de ciencia )' de con- era el alma de las Reducciones y nos de.rcri-
ciencia, y están animados por pasiones pro- hen a los misioneros con el largo rebenque en
pias y ajenas, no se escribe la historia sino la la diestra, lanzando chicotazos contra unos y
anti-historia, la que en definitiva no es sino contra otros, aun contra ancianos, contra ni-
una grotesca caricatura de la verdad. ños y hasta contra mujeres encinta. No sin
Obras de esa tesitura sólo cooperan a crear rubor hemos de decir que hasta escritores de
o a aumentar la llamada leyenda riegra, la hoy día, que se precian de cultos, se han
cual desgraciadamente pervierte las inteli.!!en- hecho eco de tamaños dirlates y los han res-
cias y envenena los espíritus, a lo menos du- paldado. Mejor conocía la historia ar.eentina
rante decenios, como ha acaecido con la le- Raynal cuando escribió~ dos siglos hace , que
yenda referente a la cultura hispánica con los Jesuitas u habían establecido un orden que
anterioridad a 1810, en relación a la cual prevenía los crímenes y excusaba los castigos.
todavía hay escritores tan adocenados )' de Nada había tan raro en el Para.!!uay como
tan cortos alcances z'nteltctuales que creen, los delitos. Las costumbres eran bellas y puras
a pie juntillas, que España hasta utilizó la por medr'os suaves. Hasta las leyes depusie-
ignorancia como medio de gobierno, a fin de ron su severidad entre los Guaraníes. Allí no
poder así dominar a los americanos, y por se temían los ca.fligos; lo único que se temía
eso hubo, según ellos, escasísima instrucción era la propia conciencia".
prlblica y los libros de ciencia sólo llegaban No vamos, pues, a desfacer aquellos y aná-
a entrar ocultos bajo la sotana de algún sacer. logos entuertos, ya que sus mismas extremo-
dote progresista, y lo que remacha este desas- sas proporcionse los alejan de toda posible
troso estado de cosas es que la nueva filorofía, convit•encia con la verdad; nos limitaremos
la cartesiana, sólo asomó tímidamente en las a exponer los hechos con toda objetividad,
postrimerías del siglo XVIII, en víspera_,. ya dejando a los lectores el deducr'r las conse-
de la independencia. cuencias que lógicamente se siguen de los
Todas estas inepcias, y otras muchar, eran mismos.
años atrás el pan nuestro de todos los días, Podemos decir que desde hace casi medio
hasta en los libros de texto, pero hoy van siglo, así en los archivos nacionales como
siendo el hazmereir de los hombres que co- en los españoles, hemos venido colttctando los
nocen el pasado colonial y saben lo esplen- materiales sobre los cuales basamos cuanto
doroso que fue aquella época . No poco tal diremos en esta historia, y creemos conocer
vez hemos contribuido con nuestras monop.ra- cuanto se ha publicado sobre el tema en los
fías,referentes a la cultura, auterior a 1810, diversos países europeos. El elenco de tales
para disipar especies tan infundadas como publicaciones constituye la bibliografía mi-
infantiles. La simple exposición de los he- sionera que el lector hallará al final de esta
chos, sin adjetivaciones de ninguna índole, obra.
ha bastado para ello.' Como se verá por . dicho elenco de publi-
Esperamos que las páginas que hoy damos caciones, éstas son muchísimas y escritas en
a la prensa serán igualmente esclarecedoras, todos los idiomas, pero en nuestros dias, y a
ya que las hemos escrito sin fobias y sin filias, la luz de la moderna metodología, sólo han
INTRODUCCJON ll

sido seis los grandes historiadores que, con cionu de Guaraníes, que otrora existieron en
abundante documentación, con severa crítica lo que es hoy la Provincia de Misiones, y en
y sin apriorismos algunos, han historiado los regiones adyacentes o cercanas. En otras .pa·
orígenes y el desarrollo de los pueblos gua- labras: cómo nacieron, cómo se desarrollaron
raníticos, o han publicado monografías de al· y qué resultado dieron los Treinta pueblos de
tísimos quilates. Son ellos los jesuítas Pablo indios Guaraníes que exirtió en esa zona de
Pastells, Pablo Hernández, Antonio Astrain, las tierras americanas.• desde 1610, año en
Guillermo Kratz y Carlos Leonhardt, ya fa· que nacieron los primeros, hasta /818, año
llecidos, a los que debemos agregar a tres que en que fueron asolados los postreros de ellos.
aún trabajan en este campo histórico: el es·
Tales son los objetivos que nos propone·
pañol Francisco M ateos y los riograndense~
mos, y en consecuencia con ellos escribimos
Luis Gonzaga Jaeger y Arnoldo Bruxe[.G Pot
esta obra que hoy ve la luz pública, gracias
la seriedad y serenidad científica con que han
elaborado sus monografías sobre el tema los a los empeños del actual señor Gobernador
citaremos con frecuencia y la nómina de las de Misiones, Dr. César Napoleón Ayrault,
mismas están consignadas en la menciona~a quien muníficamente, en nombre del pueblo
bibliografía, que va al final de esta obra. de la Provincia de Misiones, la ha querido
Esta consta de nueve secciones o partes respaldar, para gloria de su Provincia, ya que
en las que hemos consignado, aunque sólo historiamos uno de los capítulos más origi·
en sus grandes líneas, lo que fue la historia, na/es y de mayor énfasis en los anales socia·
la organización y los resultados del Sistema les, espirituales y culturales de esa bella y
cultural ideado e implantado en las Reduc· próspera Provincia.0
PROLOGO

La sola mención del nombre de nuestra Ignacio Mini, su impresión hubiera superado
Provincia, lleva implícita la idea de la obra todos los límites del asombro.
cumplida por los miembros de la Compañía Esas construcciones imponentes en las que,
de Jesús. En Misiones, donde se asentaron en una conjunción no siempre frecuente, se
doce de los dieciséis pueblos fundados en une el alto valor arquitectónico a la singular "
tierras argentinas, tuvieron su expresión con- calidad artística, enclavadas en el corazón
creta, por acción de los jesuítas, manifesta- de la selva, obligan a pensar en la gigantesca
ciones de civilización pruursoras en lo que estatura de aquellos hombres que acometieron
hoy es América Latina, tales como el funcio- hace cientos de años esa ciclópea tarea, afron.
namiento de la primera imprenta y del pri· tando y venciendo la resistencia de una na·
mer observatorio astronómico. turaleza que, plena de belleza y pródiga de
Por eso· dijimos en alguna ocasión que posibilidades, es poco propensa a otorgar fá-
u esta es y no podemos, ni debemos olvidarlo, cilmente sus dones.
la tierra del Santo de la Espada, de Andre- La H istoria no es una simple y fría rela-
sito Guacurarí, de Amado Bonpland, de Fé· ción de hechos sino el esquema de un legado
lix de Azara. Es también la tierr.a de los de civilización transmitido por las generacio-
jesuitas, que dieron un ejemplo de civiliza. nes que se han sucedido a lo largo del ca-
ción sin parangón en su época". mino seguido por la humanidad en el curso
H . G. Wells, en su "Historia de nuestro de su existencia.
mundo", afirma categóricamente que u Los Por sobre la muda elocuencia de las pie·
miembros de la Compañía de ]esús deben dras, testimonio real y cierto de un pasado
ser contados entre los más excelentes maes· de grande y fecunda labor, está presente la
tros y misioneros que la historia ha conocido. permanente vivencia del espíritu que posibi·
En todo el mundo católico elevaron la edu· litó esas asombrosas realizaciones.
cación a un nivel más alto; por todas partes Y ese espíritu, que integra también nuestro
perfeccionaron la inteligencia y aguzaron la acervo histórico, debe ser conocido en toda
conciencia de los católicos, y estimularon la exacta dimensión de su profundo signifi·
la Europa protestante a que con ellos inten· cado, para ejemplo de las generaciones ac·
tasen competir en las medidas educacionales. tuales enfrentadas hoy a la impostergable
La 1glesia Romano-Católica, vigorosa y lu· tarea de terminar de construir el país que
chadora, que hoy conocemos, er, en gran todos soñamos.
parte, fruto de la actividad jesuítica. Los El Poder Ejecutivo ha considerado singu-
jesuitas estaban capacitados para su misión larmente propicia la oportunidad actual en
en el Viejo Mundo y lo estaban también para que la Provincia se ha restituido, con el libre
fundar en el Nuevo Mundo, el Reino Teocrá· goce de sus instituciones, al pleno ejercicio
tico de los Indígenas". de su vida constitucional, para posibilitar que
H. G. Wells formuló esta aseveración tan se generaUce el conocimiento exhaustivo '1
terminante, y tan valiosa por provenir de un exacto de sus orígenes y de su evolución. Y,
autor de su talla, sin haber tenido la ocasión, en conocimiento de que el R. P. Guillermo
y la fortuna , de apreciar per¡onalmente la Furlong S . J. había finalizado su trabajo so·
magnitud de la tarea cumplida en América bre la historia de los pueblos guaranfticos d1
por los Misioneros Jesuitas a través de lo1 las Misiones, una de l4S etapas más impor-
monumentos, que no otra cosa son las ruinas tantes de esa evolución, se apresuró a secun-
que la perpetúan. Nos atrevemos a decir que dar sus planes para editarla.
si hubiera visitado tan solo las ruinas de San La eminente personalidad del autor, miem·
14 MISIONES Y SUS PUEBLOS DE GUARANIES

bro de la Academia Nacional de la Historia, Como ciudadano argentino nacido en esta


de la Real Academia de la Historia, del Ins- Provincia, y como gobernante, es muy grato
tituto Histórico y Geográfico del Uruguay, a mi espíritu haber contribuído a la publi-
del Instituto Histórico del Perú , Presidente cación de este importante volumen. Esa com·
de la Academia Argentina de Geografía, aut01 placencia ha aumentado a medida que he
de más de medio centenar de libros y de un leído sus páginas, robusteciendo la convic-
millar de artículos, que ha cum piido en el ción de que, al editarlo, al tiempo que se
campo de la historiografía argentina y ame- satisface con toda amplitud el propósito per-
ricana una obra que le asigna un lugar pre- seguido, se cumple un acto de justicia para
eminente entre las grandes personalidades con su esclarecido autor.
que consagraron sus actividades al progreso
del saber histórico de nuestro continente, DR. CÉSAR NAPOLEÓN AYRAUL1'.
constituye una garantía de seriedad y capa- Gobernador
cidad. Posadas· Misiones
GR.-\TITUD

Aunque han sido muchísimos, como se podrá ver por el elenco bibliográfico,
con que cerramos este volumen, los que se han ocupado de la hLtoria de los pueblos
de Guaraníes, solamenlc cinco de ellos) por lo que r<'spl'ta a Jos que han escrito en
los tiempos modrrnos, merecen especial re('ordación, por la extraordinaria aporta-
ción que han hecho al conocer histórico: gracias a una dedicación seria y a una
heurística de buena ley.
Todo3 ellos han sido, o son, religicsos de la Compañía de Jesús, y es de justicia
el recordarlos al iniciar esta publicación, ya que no es poco lo que a ellos debemos:
Pablo Pastclls Antonio, Astrain, Pablo Hernflndcz, Francisco Mateos y Guil1ermo
Kralz. Este último es alemán ; los ant('S mencionados son, o eran, españoles. Para
sólo referirnos a los fallcebidos, consignaremos algunas noticias de los tres primeros:
El Padre Pablo Pastells, nacido en Figueras, provincia de Gerona, en 1846,
ingresó en la Compañía de Jesús en 1866, y después de haber sido misionero en
Filipinas, Jos superiores le escogieron para investigar en los Archivos; la necesaria
documentación para la grande obra Monumento Histórica que lleva ya publicados
entre 1903 y 1960, más de 85 gruesos y erudtísimos volúmenes. Al efecto, comenzó
el Padre Pastells su labor en el Archivo de Indias y entre 1912 y 1933 publicó dnco
tomos, que son fu.ndamcntalísimos en la historiografía rioplatense. Dejó preparados
otros tres tomos, los que publicó el Padre Francisco :Mateos. Gran investigador y
nobilísimo varón falleció en Tortosa, en 1932, a los 86 años de su edad.
Valiéndose no poco de Pastdls, escribió el Padre Antonio Astrain los bien
fundados captíulos que, a las Rcducdones del Paraguay, consagró en su Historia de
la Compañía de jesús en la A sistencia de España, obra que le encargaron los supe-
riores en 1892, y que llegó a terminar en siete bien dt"purados y luminosos tomos,
que abrazan la historia integral de la Compañía de Jc:.ús, así en la Península como
en sus dominios de Ultramar, dcc;de los orígenes hasta 1758. Este eximio historiador
había nacido en Undiano, en Navarra, en 1857, y se había enrolado en las filas de
San Ignacio, en 1871. Era profesor de Retórica, cuando fué elegido por los superio-
res en 1892 para escribir la obra a que antes nos r<.'fcrimos. Falleció en Loyola
en 1928.
De temperamento y de carácter muy diVersos, fué el Padre Pablo Hcrnández,
profesor que fué en Buenos Aires y en Santa Fe. Natural de Ruhiolos de la Cérida,
provincia de Teruel, donde vino a la vida temporal en 1872, ingresó en la Compañía
de Jesús en 1872. Era excelente conocedor de las Ciencias Naturales, y excelente
profesor de Filosofía, pero desde fines del pasado siglo se consagró a los estudios his-
tóricos, aunque <"arente de la necesaria preparación, y no sin ideales apologéticos.
Su magna obra, no obstante serias fallas, es Uf\a obra monumental difícilmente supe-
rable. Estando en plena labor en los archivos de Roma, terminó allí sus días, en
febrero de 1921.
De Jos Padres Francisco Matr.os y Guillermo Kratz, que viven aún y siguen
trabajando en temas históricos, con inmenso caudal de documentación, depurada
y bien digerida, sólo diremos que no son indignps de parear sus nombf('s y su labor
con los nombres y la labor de los tres ilustres varonrs antes recordados.
Si fuéramos a extender nuestra gratitud a otras personas, a las que debemos
no poco, la extenderíamos, en primer término, a los hombres que han estado al
frente del Archivo General de la Nación, de<de 1913 hasta 1960, y en primer lugar
a los señores José Juan Bicdma, Augu!-;tO S. Mallié, Eugenio Corbet Francc y Au·
gusto Mallié (h.), nobilísimos varones que, en todo momento, facilitaron nuestras
búsquedas en ese inagotable repositorio documental, tan poco explorado aún.
1& MISIONES Y SUS PUEBLOS DE GUIIRANIES

Pablo Pa•le/1, (1846-1932).

Antonio Aslroin (1857·1928). Pabio Hernónde:: (1852-1921).


l. ANTECEDENTES DE LAS REDUCCIONES

1 -Los jesuitas y la España de los Siglo¡ la fortaleza de Pamplona contra las fuerzas
XVI, XVIJ y XVJIJ. de Andrés de Foix, y en tan heroica acción
raía herido de bala, el 20 de mayo de 1521
En 1491, en un roqueño castillo en el valle y mientras Magallanes, en 1520-J.i22, surca-
de U rola, en las vascongadas españolas, na- ba las aguas del Estrecho que lleva su nom-
ció Ignacio de Loyola, y, un año más tarde, bre, y nuzaba el Pacífico hasta llegar a las

San Ignacio de Loyola. Fund:1dor de la Comp~ñía dt· jrsús


(t491-1556)

arribaba Colón a las desconocidas tierras Filipinas, y mkntras Ekano, dt.:sdc ('Stas
americanas. Dos hechos desligados entre sí. islas regresaba a España, dando la vuelta al
sin enlace alguno en aquel tiempo, pero que mundo, lgnado de Loyola abandanabt-. su
lo habrían de tener, y muy grande, con el hogar en las montañas vascas y habiendo
correr de los años. pasado a la de Mon'lcrrat, t'n Cataluña, re-
Un cuarto de siglo más tarde, cuando hacía su vida, se alistaba espiritualme-nte en
Cortés plantaba la enseña de Castilla y Lrón la milicia de Cristo, el 25 de marzo de 1~22,
en las tierras del Anahuac, ensanchando así y después de diversas tt>ntativas en Barcf'IO·
los dominios españoles en el Nuevo Mundo, na, en Roma, en VrnC<'ia y aun en Pal~­
aquel mismo Ignacio de Loyola defendb t:na, pa ~a ba a París en 1.128, con la deter-
18 ANTECEDENTES DE LAS REDUCCIONES

minación de capacitarse intelectualmente en Brasil el Padre Manuel Nóbrega, con cuatro


la Sorbona, pa~a realizar los planes de la compañeros.
Providencia. Fueron estos los primeros jesuítas que lle·
Contemporáneamente Gaboto llegaba a garon al Nuevo Mundo, y en pos de ellos,
las barrosas costas del Río de la Plata, y también a tierras brasílicas, aportó en 1553
exploraba el Río Uruguay y el Río Paraná, el Padre José Anchieta, con varios compa·
y, en las aguas de este postrer río, se encon- ñeros, y, en ese mismo año, se constituyó la
tró con las naos de Diego García, y en vez Provincia Jesuítica del Brasil, cuyo primer
de seguir su viaje a las Molucas, regresó a Provincial fue el ya recordado Nóbrega.
España, llegando a Sevilla en julio de 1530. Fundada la Asunción del Paraguay el 15
En ese año el estudiante de París, Igna- de agosto de 1537, fue gobernada por Irala,
cio de Loyola, había ya congregado en torno desde 1544 hasta 1557, y aunque sus inten-
suyo a un selectísimo grupo de jóvenes, ciones y sus propósitos eran inmejorables, las
como Pedro Fabro, Francisco Javier, Diego circunstancias eran tan adversas y al parecer
Lainez, Alfonso Salmerón, Simón Rodríguez tan incontrastables o inmodificables, que los
y Nicolás Bobad.illa, y cuando Pedro de disturbios y descontentos de Jos españoles sólo
Mertdoza, el primer Adelantado del Río de se aquietaban con las sublevaciones o incur·
de Plata, acababa de finnar un convenio siones de los indígenas. No obstante · unas y
con su Majestad Católica para la conquista otras, se talaban bosques para abrir largos
y colonización de estas regiones americanas, surcos, donde. recoger el ciento por uno de
y disponía la imponente escuadra, de que la simiente que sobre ellos se había de es·
había de ser el árbitro, aquellos siete com- parcir y el ganado yeguarizo se multiplicaba
pañeros de Ignacio se reunían el 15 de agos· sorprendentemente. En 1549 se importaron
to de 1534 en la Capilla de Montmartre, de las primeras ovejas y cabras, y en 1555 lle-
París, y hacían la profesión religiosa, fun· garon al Paraguay las primeras vacas que
dando así, a lo menos materialmente, la hubo en estas regiones del Nuevo Mundo.
Compañía de Jesús. Ni se contentaron aquellos denodados
Cuando en septiembre de 1540, el Papa conquistadores y colonizadores con la fun ..
Paulo IV aprobaba la nueva orden religiosa, dación de la Asunción, ya que, en 1554,
fundando fonnalmente lo que desde enton· establecieron la Colonia de Ontiveros, en la
ces se conoce con el nombre de Compañía costa oriental del Paraná, un grado más
de Jesús, y cuando en abril de 1541 era abajo del Trópico. Algunos años más tarde,
elegido Ignacio para General de la nuc;-va esta colonia fue trasladada tres leguas más
milicia, Buenos Aires, fundada por Pedro de al norte y rebautizada con el nombre de
Mendoza en 1536, quedaba desamparada, y Ciudad Real.
sus moradores se trasladaban a la Asunción Aquel hombre esforzado que se llamó en
(mayo de 1541) donde, bajo la rígida férula vida Domingo lrala, y que no solo salvó,
de Irala, primero, y de Alvar Núñcz Cabeza sino que consolidó también y dio pcrmnaH-
de Vaca, después, roturaban las duras tierras dad a la conquista hispana y a la coloniza-
paraguayas, y esparcían rn circunstancias ción europea, falleció en la Asunción en
bravías y heroicas, las primeras semillas de 1.í57, y un año antes, en la Roma de los
la cultura y de la rivilizarión europeas. Papas, había entregado su alma a Dio; el
Otro tanto hacía Ignacio, ya que fue en fundador y plasmador de la Compañía de
1539 que los Jesuitas, con el Padre Aráoz,
Jesús, Ignacio de Loyola.
llegaron a España, y fue en 1540 que Simón
Cinco mesrs antes de su deceso, en una de
Rodríguez y Francisco Javier llegaron a Por·
sus misivas, se había referido a estas regio·
tugal. y fue en 1.i41 que Francisco Javier,
nes del Nuevo Mundo. Tal vez por los Pa-
con Pablo Cámara, Francisco Mansilla y
Diego Rodríguez, partieron a la India, y s~ is dres Nóbrrga y Anc:hieta, que arribaron al
años más ta rde se hacían a la vela, t·on rum· Brasil en 1549 y 1553, como ya dijimos, o
bo al Oriente, los Padres Criminal, Lanci· por otros jesuítas de aquella vastísima colo·
loto y Bci ra, y f'O el año 1547 rumbeaban nia lusitana, el genial y santo fundador de
al Congo cinco rcligiosm de la Compañía la Compañía de Jesús tuvo algunas noticias
dr Jesús y dos años más tarde, y a ruego de Jos castellanos del Paraguay, y así lo
de Juan 111 de Portu~al , fue destinado al expresaba el mismo Ignacio, t•n cart;¡, al
LOS JESUITAS Y LA ESPAI'IA DE LOS SIGLOS XVI, XVII Y XVII/ 19

Padre Pedro de Rivadaneira, fechada a 3 Méjico, Perú y Chile; en los de Felipe, el


de marzo de 1556: Río de la Plata. En tiempo del primer
De las Indias del Brasil tenemos nuevas Habsburgo se inició la Reforma católica,
cómo han comenzado a comunicarse los gracias al Concilio de Trento ( l.'i45-1563),
Nuestros, que están en la Capitanía de San y en tiempo del segundo, esa reforma se
Vicente.. con una ciudad de castellanos que afianzó, mediante la obra de Teresa de Je·
se llama Paragay [sic], en el Río de la sús, de Pedro de Alcántara y de Ignacio de
Plata. Loyola.
Hacen del Paragay gran instancia al di~ Ninguno de aquellos dos monarcas tuvo
cho Padre Nóbrcga para que vaya allá, y que ver con la fundación y desarrollo de las
prométenle de hacer cuanto les mandare, Reducciones de Guaraníes, pero el primero
que parece tienen gran falta de quien les de ellos completó la obra del descubrimiento
enseñe, aun los mismos españoles.. cuanto de América, con la conquista, por etapas, de
más los indios. Dicen que unos lrts caslella· las diversas zonas americanas, e inició igual-
nos trajeron de aquellos gentiles, que llaman mente la conquista espiritual, que fue la nota
cerijos, 200 al Padre Nóbrega en San Vi~ característica y eminencial de las empre$aS
cente, para que los hiciese cristianos . . conquistadoras hispánicas, enviando a cuen-
El Padre Nóbrega estaba determinado dt ta de la Corona, pléyades de soldados de la
ir él mismo al Paragay, y podrá ser que Cruz, en pos o a la par, de los soldados de
acepte ahí un colegio o casa, para poder la espada.
desde eUa enviar por todos los contornos Carlo!i I, aunque r.xtranjero por su naCÍ·
gente que predique y bautice, y ayude a miento, por su idioma y por su educación,
aquella gentilidad a salvarse, y también a fue, no obstante, más español que los repre-
los cristianos de la ciudad, que cr~o lo han sentantes de la dinastía borbónica que ha-
bien menester. 1 bían, en hora menguada, de suceder a los
Esta p3strera frase de San Ignacio indi· Habsburgos. Carlos I tuvo la visión de la
caría que le eran bien conocidas las conrli~ realidad peninsular y tuvo la habilidad o la
ciones espirituales en que se encontraban los fortuna de sostener en alto el pendón de la
españoles y criollos de la Asunción y de Ciu- fidelidad a Cristo y a su Iglesia. El dicho
dad Real, las que, en frase de Lozano y de del Señor: buscad primero al reino de Dios
Guevara, eran como hombres sin ley y sin y su justicia, y todo lo demás se os dará por
rey, sin Dios y sin moral, como paganos o añadidura fue el eje wbre que giró toda su
berberiscos. Tal vez las aseveraciones dr política) y la promesa divina se cumplió en
aquellos historiadores sean extremosas, pero él plcnísimamente.
no eran del todo infundadas. Al reservado y algo hosr-o Carlos I, suce·
Mientras Ignacio de Loyola, uno de los dió aquel rey que fue popularísimo, como
españoles de acción más trascendental en el ningún otro, no obstante su carácter seco,
decurso del siglo XVI, fundaba , fuera de árido y formalista. Tuvo, es verdad, a su
España, la Compañía de jesús, cuyos micm· pueblo en continuas luchas contra la Euro·
bros habrían de realizar conquistas pacíficas, pa toda, pero esa situación era parte de la
pero de muy grandes proporciones en todo herencia que le había legado Carlos 1, y no
el orbe, y muy especialmente en la misma le na dado rechazarla, pero hay que reco·
España; y mientras !rala desde 1539 hasta nocer que las guerras, siendo éstas, aun a lo
1:)57 asentaba, organizaba y robustecía la menos en muchos <·asos, unas guerras reli·
colonización hispana en estas lejanas tierras giosas, no absorbit·ron su tiempo en forma
rioplatenses, cntonn·s llamadas paraguayas, tal que no lo tuviera para ser. romo en efer·
la Metrópoli, a su vez, ya bajo la égida de to f UC', el protector rsplfndido y gcnerosísi·
Carlos I, desde 1:>16 a 1556, ya bajo la de mo de las artes, letras y ciencias, las que,
Felipe 11, desde 1556 hasta l'J98, fue to, t•n su tiempo, Jl('garon a las más altas rum·
mando proporciones tan gigantcst'as, así en brt•s t'n el campo de las capaddadcs huma·
lo político y militar, como en Jo soda! y cul· nas, al propio tiempo que volcaba sobre el
tural, que aquella centuria puede parango· N ucvo M un do, ron mayor gl'ncrosidad que
narse con las más gloriosas en los fastos de su predecesor, cuanto de más noble-, de más
la historia. puro y de más católico poseía t'n su seno la
En los tiempos de Carlos se t'onquistó entonces hrilbnte ~fctrópoli hispana.
20 ANTf:CIWENTES DE LAS REDUCCIONES

Jos indios de las Reducciones fueran puestos


en la Corona Real, o en cabeza del Rey, co-
mo solía entonces decirse, esto es, exentos de
pagar tributo y de ser encomendados a per-
sonas !Jarticulares. Tan solo estaban sujetos
a Su Majestad y a sus Gobernadores, pero
con la obligación de que todos, a excepción
de los indios de catorce a cincuenta años,
pagaran un peso anual a las cajas reales.
Carlos JI (1665-1700) hizo aun más
llevadero este tributo, oor su Real Cédula
del 2 de noviembre de i679, y si su preedce-
sor quitó las annas de fuego, de que se va-
lían los indios para defenderse <'Ontra los
paulistas, Carlos 11, en 1678, hizo quc esos
medios de defensa les fueran devueltos.
Los Borbones sucedieron a los Habsbur-
gos, y como hallaron a la España sin armas,
sin tesoros y sin caudillos, aunque ·viril en
la fe y laboriosa en la evangelización de
América, nada respetaron de cuanto aún
quedaba de la grandeza pasada, y parecería
que la nueva dinastía estaba llamada a ani-
Felipe 1/1, según un cuadro de Velázquez.
quilar hasta el carácter y dignidad españoles.
Solo aparentemente respetaron lo más caro
al corazón español, su religión, pero fueron
Fue en tiempo de Felipe 11, como con minando a ésta durante todos los primeros
alguna mayor detención veremos ·más ade- decenios del siglo XVI 11, hasta llegar a de-
lante, que pasaron al Perú los primeros Je- bilitarla, ya que no a matarla, como era el
suitas españoles, algunos de los cuales llega- propó3ito de las sectas, que, más o menos
ron después al Río de la Plata. Aquí cabe
recordar que el sucesor del monarca que le-
vantó el Escorial y encargó cuadros al Ti-
ciano y favoreció la impresión de la Biblia
Políglota de Arias Montano, sostuvo los mis-
mos ideales religiosos que su predecesor y
pudo también referirse a la gesta Dei per
hispanos.
Felipe Ill ascendió al trono español en
1598 y gobernó hasta 1621, y las Reduccio-
nes de Guaraníes, fundadas en ese período,
contaron con su aprobación y con su ayuda,
pero fue Felipe IV (1621-1665) por sí y
por medio de sus validos, el Conde-Duque
de Olivares (1621-1643) y don Luis de Ha-
ro ( 1643-1660), quien dio mayor impulso
a los pueblos Guaraníticos, alargando a
veinte el período de años durante los cuales
los indios, que se convertían, no debían tri-
butar, en vez de diez, como había estable-
cido Felipe 111, y aun aliviando a esos in-
dígenas de esos mismos tributos, en compen-
sación de los servicios militares prestados a
la Corona (1647), y años más tarde conce-
dió el singularísimo privilegio de que todos Felipe IV, según un cuadro de Velázquez.
LOS JESUITAS Y LA ESPARA DE /.OS SIGLOS XVI, XVII Y XVIII 21

cercanas al trono, conspiraron contra la


Iglesia.
Felipe V ( 1700-1746), que fue el primero
de Jos monarcas de la rama borbónica, o por
sus propias convicciones o por la influencia
de algunos hombres que le rodeaban, favo·
reció en forma sumamente benéfica la obra
de los Jcsuítas en las Rcducdoncs. Esas
misiones que, así en América como en la
Península, y aun fuera de ella contaban con
no pocos enemigos, en su mayor parte envi-
diosos o despechados, y casi todos incrédulos
o escépticos, creyeron que, con el nuevo mo-
narca, de principios más liberales, en conso-
nancia con el siglo de las luces, y en cuya
Corte $C hallaban algunos eonsejcros ma-
leantes y de espíritu resolvedor, les sería
dado paralizar o, a lo menos, entorpecer la
acción de los Jesuítas.
Cierto es que, entre 1700 y 1708 rstuvic·
ron las Reducdones al borde de su ruina,
ya que soplábase a oídos del Rey que era
necesario y urgente el poner corregidores o
Felipe V, según un cuadro que se halla en el
gobernadores españoles en las pueblos de Museo Carvalho, de Madrid.
Guaraníes, que los Jesuitas habían fundado
y dirigían en el Río de la Plata. Felizmente ·
cn ·Jos años siguientes, entre 1708 y 1716, el junio del postiTro de esos años dispuso que
Monarca español, sin precipitaciones y sin por ningún caso ni acontecimiento, se ;nnove
apasionamientos se hizo asesorar, y el 28 de cosa al~una que mire al gobierno que hasta
aquí han tenido dichos indios.
Con esta decisión real: tan categórica y
absoluta, se dejó por entonces de insistir
abiertamente en este punto, pero los enemÍ·
gos de las Reducciones, aunque se llamaron
a silencio, fueron conspirando en la sombra.
Las revoluciones del Paraguay, así en su
primer acto, con José de Antequera ( 1721-
1725), romo en el segundo acto, ron Mar·
tín de Barúa ( 1725-1730), y en el tercero,
con los Comuneros ( 1730-1735) excitaron
los ánimos dr no poros contra los Jesuítas,
y levantaron olas de especies ma)¿volas y
aun de manifiestas rolumnias, y ruando
Fernando VI sucedió a Felipe V, en 1746,
la corte borbónica dr Portugal preparó la
más artera maquinación contra las Rcduc·
ciont"s, baluartes y antemurales de los domi·
nios españoles en toda la América v oarti·
<·ularmcntc en el Río de la Plata . ·
Con estos apasionados sucesos, en los que
se vieron envueltos los indios de las Re·
duccioncs, por ser milicias, a las órdenes del
Rey y de sus mandatarios, volvieron otra
vez a pulular )as calumniosas voct·s así den·
Carlos 11. segúa un óko de C. Coelho. tro como fuera de España, pero Felipe V,
22 ANTECEDENTES DE LAS REDUCCIONES

Carlos 111, que sucedió a Fernando VI en


1759, anuló, es verdad, el nefasto Tratado
de Límites, por considerarlo una felonía
lusitana y una descarada venta de los bienes
españoles, por parte de los negociadores,
pero dió oídos a las especies malignas y a
las monstruosas invenciones de los fautores
del fracasado Tratado, y aunque aquel des-
dichado monarca alardeaba de piadoso, se
puso incondicionalmente en manos del Con-
de de Aranda, instrumento el más sctvil de
los padres y corileos de la impiedad francesa.
Ello; y los Borbones de las diversas cortes
europeas que veían tambalear sus tronos y
que reconocían que las doctrinas democráti-
cas profesadas por los Jesuítas, respecto al
origen del poder, debilitaban en vez d~ re-
forzar la autoridad real, conspiraron auna-
damente, y con el mayor sigilo, en la expul-
sión de lm Jesuítas, como la ejecutaron en
1767-1768, y conspiraron igualmente en la
extinción total de los mismos, corno la
alcanzaron en 1773.
Funando VI, según un cuadro que se haUa en
d Museo Prado, de Madrid.

durante diez largos años hizo que los hom·


bres de consejo que le asesoraban, estudia ·
ran todas e~as acusadoncs que se hacíaf\
contra los jesuítas del Pílraguay, en especial
unas informaciones de Aldunate, y de Ba-
rúa, y en 1743 dio la Real Cédula o C<'dula
Grande. como la llamaron los Jrsuítas, en
la que, además de elogiar y ponderar el sis-
tema s<'guido por ellos en las Reducciones,
explícitamente, y hasta nombrándolos, con-
denó de falsarios y mistifiradorC's a los men-
cionados Aldunate y Barúa.
Fernando VI, que se crt"Ía y se decía muy
afecto a los Jrsuítas, pero cuya visión polí-
tka era muy reducida y tuvo la desgracia
de rodearse de consejeros desleales, pu.;:o su
firma al Tratado de Lmites de 17í0, por el
que sirte de los pueblos mi.3Íoncros o drbían
quedar bajo la soberanía lusitana o rlC'bían
transmigrar a la orilla opuesta, d<'jando en
poder de los portugueses todos sus inmue-
bles. Como referiremos a su tiempo . fue im-
posible ronvt·ncer a los indios a que acep-
taran una u otra co ~a, y se produjo la lla-
mada guerra guaranítica, en la que los de-
fensores de los legítimos intereses de España
fueron aniquilados por quienes consciente o
inconscientemente favorrrieron los intereses
de Portugal. ~adoJ 111, M"gún Antón Ra(ael Mengs.
LLEGII.D/1. DE LOS ]ESUITII.S EN 1588 23

Un análisis sereno, a base de la inmensa lo que puso en manos de los patriotas de


documentación ahora existente, nos lleva a 1810 la llave de oro con que abrir, y con
la concluSión de que dos, y solo dos, fueron que en efecto abrieron, las puertas de la Li·
las causales de la expulsión y de la extinción bertad.2
de la Compañía de Jesús. Las Reducciones
establecidas por ésta en todá la extensa fron-
tera luso-hispana impedía (") avance de los 2- Llegada de los Jesuítas en 1588.
portugueses sobre territorios hispanos, y era
menester tan taimada como eficazmente aca- Aunque la Compañía de Jesús, antes de
bar con esa muralla, y Portugal, gracia5 a su canónica aprobación, en 1540, emprendió
Carvalho, que preparó los espíritus, envrne- por medio de Francisco Javier las lejanas
nándolos con las calumnias más artrras, misiones del Oriente, pertenecientes a la
logró lo que pretendía. y pudo así apropiarse Corona portuguesa, no envió a religioso al·
en wlo el Río de la Plata, de un trn·io de guno :J. las Indias del Emperador, como
lo que era español. entonces se denominaba a la América his-
Esa fue la primera causal. La segunda fue pana, hasta el año de 1566.
que los jesuítas, rn conformidad con las tra- Antes de noviembre de 1538, y por enca-
dicionales doctrinas, dominantes entre los recimientos de un señor obispo y por deseos
católicos sobre el origen del poder, no solo del Embajador español en Roma, se pensó
no secundaban las enseñanzas protestantes en enviar algún Jesuíta al Nuevo Mundo,
del origen divino dr los Rryes, las que en el pero se conoció que no era voluntad del
decurso del siglo XVIII habían penetrado Papa que nos fuésemos de aquí, porque tam·
y adquirido carta de ciudadanía en la ca· bién en Roma abunda la mies, como escri-
tólica España, sino que con Santo Tomás, bía el Padre Pedro Fabro al doctor Diego de
Azpilcueta, R. Belarmino: y sobre todo ron Gouvea, su antiguo maestro en la U niversi-
el jesuíta granadino, Francisco Suárez, sos· dad de París'
tenían que la autoridad viene de Dios, pero Años después fue el mismo Consejo de
no a los Reyes directamente, sino a los pue· Indias quien solicitó el envío de Misioneros
blos, y éstos la otorgan al prínripr rondicio· .Jesuita~:¡ y al efecto escribió al mismo San
nalmente, mediante una especie de contrato Ignacio el doctor Juan Bernal Díaz de Lugo,
político, ron drbcres y derecho$ por parte de que era uno de los más antiguos de sus con·
ambos contratantes. srjcros. pero ron fecha 16 de enero de 1543
Pereció la Compañía de Jf"sÚs, pero no sin rontr•tó el fundador de la Compañía, de-
dejar huellas profundas en los espíritu$. así jando el asunto en manos del Romano Pon-
de los españoles y criollo$ romo de los indí· tífice. Desde Méjico, en 1546 o 154 7, se
genas. Estos, sobre todo, conservaron ardo- wliritó la ida dC' Jesuítas a esa región, y
rosa la llama sagrada qur entre ellos habían aunque San Ignacio simpatizó con la em·
encendido los Jesuítas, y así se explica que presa, ésta uo está madura escribió el secre·
la vida en las Reducciones, no obstante todos tario del santo.:: Ofrecióse otra oportuni·
los tro!Jiezos, y a pesar de todas las exarcio· dad en 1554, pero igualmente la dejó pasar,
nes de parte de los llamados Administradort's como tampoco tuvo r<·sultado la petición que
de las mismas, subsistieron hasta la época de hizo al mismo Emperador <"n eSC' sr.ntido.
la Emancipación Nacional. esto es, hasta Fray Juan de San Francisco, Provindal en·
más allá de 1810 y, romo es sabido, la Asam- tonces de la provincia franciscana de Mé·
blea de las Provindas U ni das, qur se reunió jico.
en 1813, autorizó a Jos indígenas de las En vida de San Ignarlo no pasaron los
Reducciones a elegir un Diputado~ que los Jcsuítas a Mé:jico, y tampoco al Perú, por
representara en el seno de la misma; pero más que en 1550 un monje de Monse-rrat
lo que es aún murho más, los Jrsuítas ha- había fonversado con el mismo santo sobre
bían asentado en las mrnt<"S de los criollos la necesidad de operarioc; apostólicos en las
rioplatenses las ideas más democdticas de tierras de los Incas, y fue hacia 1554 que
que entonces podía tenerse noticia, y fue la Doña Juana, hermana de Felipe 11, dejó a
doctrina del Padre Francisco Suárez sobre el los Jesuítas un legado de 500 ducados para
pacto o contrato, a lo menos implícito entre que ron ellos fundaran un colegio en el Perú.
los reyes y los diversos pueblos americanos, Un año más tarde, al partir para este país
24 ANTf:CEDENTES DE LAS REDUCCIONES

el Marqués de Cañete, Andrés Hurtado de sentida. Dícese que algunos paraguayos, que
Mendoza, nombrado entonces Virrey, se em- llegaron hasta San Vicente, le rogaban que
peñó en que varios Padres pasaran al Perú, se trasladara a Asunción.
pero, no obstante todos los e-mpeños que de En éso pensaba Núñez, cuando llegó a
su parte puso San Franrisro de Borja, en- San Vicente el mismo Nóbrega, y él también
tonces Comisario d(' la Compañía de Jcsús pensó en acometer esta empresa y estaba en
en España, y no obstante cuanto hizo San éso cuando aportó a San Vicente el soldado
Ignacio por complacer al Marqués, éste no alemán Ulrko Sehmidel y con él el capitán
español, Ruíz Díaz de Melgarejo, fundador
este último de las ciudades de Villa-Rica,
Ciudad-Real y Santiago de Jerez, y progeni-
tor de un jesuíta, el Padre Rodrigo Melga-
rejo, que entró en la Compañía de jesl1s en
rl Brasil. Un paraguayo, entre los jesuítas
del Brasil habría de ser forzosamente un
vínculo entre los jesuítas portugueses y espa-
ñoles y por ende, entre las escuálidas colo-
nias lusitanas e hispanas, colindantes entre
sí. Esa vinculación pudo estrecharse aún más
cuando Antonio Rodríguez, uno de los sol-
dados de Pedro de Mendoza y uno de los
fundadores de Buenos Aires y de la Asun-
ción, ingresó también en la Compañía de
Jesús, hallándose en tierras brasileñas.3
Rodríguez, que conocía muy bien la situa-
dón moral de la Asunción, urgió al Padre
Nóbrega para que se trasladara a esa ciudad
y, si bien Tomé de Souza, Gobernador Ge-
neral del Brasil, apoyó, en un principio, su
plan, pronto conoció lo arriesgado de la em-
presa. Nóbrega ya tenía todo listo para par-
tir: altar, ajuar y hasta un grupo de canto-
res, cuando Souza, dando por razón que era
Manud á~ Nobr~gf'l (1517-1570). Provincial de despoblar la Capitanía de San Vicente, si se
los j(:suitas del Brasil, e inte~sado en Jas abría la puerta de las colonias hispanas, vo)a
misiones rioplatrnses.
vió atrás en la licencia que había dado al
animoso jesuita. Las minas de Potosí atraían
pudo sarar licencia del Consejo para que hacia el occidente a los portugueses, pero
pudieran pasar los dos Jesuítas que habían Souza veía la conveniencia de no despoblar
sido destinados a ese fin. El proyecto quedó las costas, que deseaba fueran para Portugal,
en la nada. aunque la legítima dueña era España. Esta
Mientras las expediciones de misioneros defensa sc hizo necesaria al arribar a ellas el
Jcsuítas a las Indias españolas no llegaban Capit;Ín Juan de Salazar. el mismo que ha-
a ser una realidad, aportaban a las 1ndias bía fundado la Asunción, y con Salazar eJ
portuguesas del Brasil. como recordamol) mús Capitán Díaz Melgarejo y la familia del
arriba, dos cxprdirionrs : la una capitaneada Gobernador del Paraguay, Diego de Sa-
por el Padre Nóbrega, y la otra presidida nabria.•
por el Padre Jos< de Anchieta. Dos de los El Padre Nóbrega, ante la decisión do Sou-
componentes de esas expediciones. los Pa- za, no pensó ya más en ir personalmente a
dres Leonardo Nuñcz y Diego Jácomc, se la Asunción, pero el Padre Leonardo Nuñez
estacionaron en la Capit2nía de San Viccn- siguió alimentando esa aspiración. Véase, si
te, limítrofe con lo que fue primitivamente no, cómo escribía al Padre Gonzálcz de Cá-
territorio del Paraguay, y en julio de 1552, mara r.: En el Paraguay, 500 castellanoJ
el primero exponía su desco de pasar a 5a tienen sujetos a los indios Carijós, los que
región, donde la falta de sacerdotes era muy ocupan más de 300 leguas de tierra, y no
LLEGADA DF. /.OS ]ESUIT AS F. N 1588 25

los sujetan al yugo de Cristo, sino a su co· Ignacio a 3 de marzo de 1556. ruatro meses
dicia y tiranía, maltratándolos y haciéndolos antes de su deceso, y dirigida al Padre Pedro
servir peor que si fueran esclavos, arreba- de Rivadeneira, entonces en Fland<'s~ si-
tándoles sus mujeres, hijas e hijo.s y cuanto guiendo la Corte del Joven Príncipe de Es-
tienen. Diua V a. Ra. a su Alteza [el Rey de paña, Felipe 11, y vamos ahora a transcribir
Portu!!alJ que si quiere considerar esa ciudad todo lo que en ella hace a nuestro propó~ito :
como suya, mande que en breve se provee De las Indias del Bra.sil tenemos nuevas,
justicia, y, si mandaren .eente tierra adentro, cómo han comenzado a comunicar.se los nues·
lleven consigo a Nuestro Señor y a un Ca-
pitán que sea celoso y virtuoso. Muv fácil
cosa es el sujetar a Cristo Nuestro Señor todo
el Brasil, ya que si 500 hombres castellanos,
reñidos entre sí, son capaces de sujetar tan
grande gentilidad, que es mayor que todo el
Brasil lque no se hará si hay buen orden y
buen celo de la gloria de Dios?
Para Nuñez, lo propio que para Nóbrega,
para Tomé de Souza y para Anchieta, el
Paraguay era parte integrante de una misma
expresión geográfica, esto es, del Brasil. Los
mismos hombres de la Asunción, al requerir
la presencia de los jesuítas que moraban en
la Caoitanía de San Vicente, confirmaban
a los Íusitanos en )a. creencia de que corres-
pondía a ellos aquella ciudad. Hasta un
indio carijó, esto es, Guaraní, que estuvo en
San Vicente, por nombre Antonio Leiva, se
ganó las simpatías de todos por su <'Ompos-
tura y discreción y urgió a los jesuítas a que
fueran a sus tierras.
Nóbrega no se animaba a tanto, pero se-
cundando, consciente o Ín<'onscicntemf'ntc,
lo que habría de ser, y era ya tal vez la po- Jo~i de Anchieto ( 1533-1597). Apóstol del Bra-
Jítica absorbente de Portugal, penetró tierra sil , y fundador de la ciudad de Sao Paulo. Fu~
adentro y fundó. a 90 miiJas de San Vicente, uno de los promotores remotos de las Reducciones
la población de Manicoba, y la dr San Pau- de Guaraníes.
lo de Piratininga y Gcrebatibá No eran po-
líti<'os sus objetivos, sino religiosos; no tra- Iros, que están en la capitanía de .'i. l·iccnte,
bajaba por la expansión de los dominios con una ciudad de castellanos qut· se llarna
lusitanos, sino por la conquista de los indí- Parag[u]ai, en el río de la Plata, y estará
genas para la fe, pero de facto set·undaba los 150 le.euas lejos de la residencia de los nues·
planes portugueses, ya que esas poblarioncs tros. Esta es una población, que nos escribe
eran avanzadas hacia el Poniente, eran cu- NóbreJ!a, Provincial nuestro del Brasil.• que
ñas en el bloque territorial español. Años tiene señoreados alrededor de 100 leguas los
más adelante, así los Jesuítas españoles ('omo indios y de esa parte hay en ellos más dispo-
los portugueses habían de lam<'ntar la fun- sición para venir al bautismo. Hacen del
dación de San Paulo, de donde habían de Parag[u]ay ~'an instancia al dicho Padre Nó-
salir los foragidos que, desolando ciudades brega para que vaya allí, y le prometen hacer
y reducciones en territorio español, <'Ontri- cuanto les mandare , que parece tirnen .~ron
buycron poderosamente a la expansión de lo falta de quien les enseñe, aun los mismos
que es ahora el BrasiJ.G españoles, cuánto más lot indios. Dicen que
Con refercm·ia a las relaciones dt~ estos unos tres castellanos traían de aquellos nen·
jesuítas del Brasil ron los moradores del Pa- tiles.• que llaman carijós, 200 al Padre Nó-
raguay y Río de la Plata, t·opiamos ya unos brega en S. Vicente para que los hiciese
fragmentos de una carta, escrita por San cristianos; y por el deseo de bautismo y doc·
26 ANTECEDENTES DE LAS REDUCCIONES

trina de Cristo, atreviéronse a pasar por cieran allí sus Reducciones, fue con el fin de
tierras de enemigos, y matáronlos a todos1 atajar Jos avances portugueses. Sin ninguna
bautizándolos con su sangre: y lo mismo a malevolencia de unos con otros, los jesuitas
otra compañía de 60, que venían con un españoles y lusitanos estaban en oposición,
castellano al mismo efecto. Dios Nuestro Se- mirando unos y otros por los intereses de sus
ñor sea bendito, que tanta merced hizo a respectivos soberanos, y por lo que creían
hombres, que sólo el deseo tenían de la fe corresponderles.
y religión suya. Envió e! dicho Padre Nó- Por lo que respecta a los Padres Nóbrega
brega dos de nuestra Compañía a predicar y Nuñez, ninguno de ellos pasó al Paraguay,
y bautizar entre los dichos carijós, porque y a raíz de las trágicas muertes en 1554 del
no viniesen con tanto riesgo a buscarlos, y hermano Pedro Correa y de Juan de Souza,
por mover otros muchos, y se ha comenzado se dio orden de que ningún portugués se
gran conversión en ellos. Uno se llama Pe- trasladara a las posesiones españolas, y que
dro Correa, la mejor lengua [o lenguaraz] Jos españoles que pasaran a los portugueses
que lo.r nuestros tenían, y un hombre de gran fueran deportados. La orden no alcanzó a
virtud; y habiendo herho mucho fruto, qui5o Rodrigo de Melgarejo, hijo del mismo fun-
Dios que con su muerte abriese el camino dador de las ciudades de Villarka, Ciudad
para la vida espiritual de muchos. y así otros Real y Santiago de Jerez, porque era ya
indios que eran contrarios y enemigos de la religioso de la Compañía de Jesús. Dijo su
paz, que los mataron a flechazos . . el Padre primera misa en noviembre de 1584.8
Nóbre!!a estaba determinado de ir él mismo Con estos y otros antecedentes, que anota
al Par~guay, y podrá ser que acepte ahí un Mateos/1 se entiende bien la posición que
colegio o casa, para poder desde ella enviar adoptó San Ignacio en este delirado asunto.
por todos los contornos gente que predique Desde luego tomó la resolución de que no
y bautice y ayude a aqutlla gentilidad . Si fuesen jesuítas portugueses, sino españoles,
se toma allí asiento, será me11ester que lo¡ los que acudiesen a las llamadas de los po-
Nuestros sean ayudados del favor de su M a· bladores del Paraguay. Se comprende porqué
gestad . . . 7 no obstante el favor de Su Majestad, todas
Esta última referencia es, claro está, al Rey las diligencias que hizo el Marqués de Ca-
de España, y no había de esperarse ayuda ñete p:!ra llevar Jesuítas al Perú, se habían
alguna de parte del mismo para esa empresa, estrellado ante la oposición del Consejo de
f'ontraria a los intereses españoles. Salazar y Indias. Pero se le comunicaba que más ade-
otros ya tenían prevenido a la Corte sobre lante se le daría aviso, cuando fuC"se tif"mpo
las infiltraciones lusitanas en las colonias his· de gestionar el penniso real. Para San Igna-
panas, y los agentes de Carlos V, en Lisboa, cio y los jesuitas de Roma era ya un axioma
Ir habían va informado. en 1.1.14. cómo se que, para pasar a las Indias españolas, era
pensaba e~ una flota ~rmada, ~n la que indispensable obtenC"r el permiso del Consejo
habían de ir muf'has familias para ¡x>hlar de Indias y del Rey.
aquellas costas y penetrar tierra adentro, Fue a San Francisco de Borja, que era
hasta la misma Asunción . Por otra parte, comisario General de la Compañía en E~pa·
Portugal se alannaba al saber que en Sevilla ña y Portugal. a quien se dió el encargo de
sr aprestaba una armada análoga y con oh· la fundación proyectada en la Asunción del
jetivos contrarios a los intereses de esa sobe· Paraguay, de lo rual quedan varias rt'feren·
ranía. Entre tanto las dos naciones se daban rías en las órdenes y patf"ntes que San Igna-
recíprocas garantías de respetar los dominios cio mandó al Santo por rste tiempo. A 13
ajenos. de noviembre de 1555 le envió una patente
Pero ¿cuáles eran ellos? El meridiano prc· de Comsiario de España e Indias, en la que
visto en el Tratado de Tordesillas era muy la palabra 1ndias se extiende no sólo a la
movedizo para ambas coronas, sobre todo India oriental, sino a las occidentales : na n-
para la del Portugal, que la llevaba hasta do nuestro Padre su autoridad para las mi·
comprender Potosí y sus alrededores, esto es, siones de las Indias, así las de España como
el ambicionado Cerro de la Plata. Si Mel- las de Portugal, entiende que puede por si
garcjo se estableció en el Guairá y fundó allí determinar y resolver lo que le pareciere, .rin
varias ciudades, y si con el correr de los años esperar consulto de Roma, especialmente en
quiso Hernandarias que los Jesuítas estahle- las cosos que no sufre dilación ; y así JI. R .
LLEGADA DE LOS ]ESUIT AS EN 1588 27

usará libremente de esta autoridad, como de Borja, por Jo visto, no pudo por entonces
la que tiene en España y Portugal. Final- hacer nada en razón de esta nueva comisión
mente, poco después, le envía un instrumen- que le fue confiada. No se presentó ocasión;
to jurídico en que da a Borja toda su auto- faltó alguna buena coyuntura para entablar
ridad, constituyéndole Comisario o Vicario seriamente el asunto.
General y especial suyo tn las provincias de Durante el generalato del Padre Diego
Castilla, de Aragón, de Andalucía y de Por- Laínez (1558-1565) se dieron varios pasos,
tugal, como también en las Indias y en el con el objeto de enviar Jesuitas, ya a Mé-
Brasil. jico, ya al Perú, pero sin que llegaran a
He aquí, por primera vez, escribe tvlateos, efectividad alguna. En 1558, "entre febrero
el nombre del Brasil en las patentes de Bor- y agosto, rr-dactaba el Padre de Polanco,
ja, aludiéndose, sin duda, al negocio que sr-cretario de la Compañía, un cuestionario
entonces se traía entre manos de la funda- que resumía los principales problemas que
ción del Colegio en la Asunción por jesuitas habían surgido sobre misiones de infieles, du-
portugueses. Pero las noticias más categóri- rante la vida de San Ignacio, con miras, sin
cas nos las da Polanco en el Cronicón, año duda, a presentarlo a la deliberación de los
de 1556. Dice que ciertos españoles pedían a Padres de la primera Congregación General,
los jesuítas establecidos en la capitanía de abierta en Roma el 19 de julio de 15.'>8. En
San Vicente, la fundación de un Colegio él se proponía si convendría emprender se-
en la ciudad del Paraguay, que está no lejos riamente la entrada en las Indias sometidas
del Brasil, junto a un río que llaman de la al rey de Castilla, Felipe 11, por el Paraguay
Plata; y aunque los nuestros de aquella pro- o por otra vía, y si sería bueno esperar oca-
vincia mostraban mucha propensión a acep- sión o convendría buscarla. Dos puntos pro-
tarlo, el Padre Ignacio juzgó que no ron· ponía aquí el célebre st-cretario. Primero:
venía sacar a los nuestros la dicha provincia, el he<"ho de extender la acción apostólica de
sujeta al rey de Portugal; y conforme a la Compañía a las Indi3s españolas, r-1 cual
esto encomendó al Padre Francisco de Bor- da por supuesto sería resuelto afirmativa-
ja que) si juzgaba era bueno admitir aquel mente, y por eso pasa a tratar, en d se-
colegio, enviase de España a algunos de los gundo, dd modo, a saber, si sería <·onvenien-
nuestros para la fundación, cuales los cre- te esprrar se presentara ocasión, o si sería
yese idóneos. Y así el Padre Francisco tomó mejor buscarla. La razón de mencionar al
cuidado de esta misión. Paraguay es patente, pues eran redentes los
No cejaba San Ignacio en su propósito de <·onatos dr- pasar a la Asunción desde la
introducir la Compañía, antes de su muer- capitanía de San Vicentr-, en el Brasil; los
te, en las Indias españolas. Ya que no había otros caminos de entrada podrían ser Méjico
podido ser en las regiones del Perú, bajo la o el Perú, regiones bien conocidas en Roma
protección del virrey, marqués de Cañete, por los varios intentos recientes de introdu-
no se debía desaprovechar la ocasión de acu- cir allí la Compañía. 10
dir a la llamada de los españoles del Para- Fue San Frands<"o de Borja. tercer Ge-
guay. Y vistas las dificultades, no pcqueíias, neral de la Compañía de Jesús ( 1~65-1572)
de la empresa, la confió a la prudencia e quien, en 1567, envió lo5 primeros Jesuitas
inmensa autoridad que tenía en España San al Perú. y, en 1572, a Méjico. Los destinados
Francisco de Borja. Sin embargo, continúa a las tierras del Inca, orho rn número. sa-
Polanco,9 no se enviaron ningunos este lieron de Sanlú<"ar de Barrameda r-1 2 de
año al Paraguay; y no er maravilla, cuando noviembre de 1567 y llegaron al Callao, el
los que habían estado destinados a las In- 28 de marzo de 1568. Por superior de todos
dias del Perú, y para estt fin, por mandato ellos. y primer Provindal de la nueva Pro-
del Padre Ignacio, habían hecho la profe- vincia del Perú iba el Padre Jerónimo Ruiz
sión, estando ya en el puerto para embarcar., del Portillo. Dos años después, y en compa-
tuvieron que volverse por falta de licencia ñía del virrey, don Francisco de Toledo. par-
real, que, como dijimos, el marqués de Ca- tieron de Cádiz otros doce religiosos de la
ñete no había conseguido. Y hasta la muer- Compañía y aportaron a Lima d día 8 de
te del Padre Ignacio no se presentó, como diciembre de 1569. Entre ellos se hallaba el
es verosímil, otra ocasión de pasar a aque- Padre Alonso Barzana, a quien nos hemos
llas regiones de ultramar. San Francisco de de referir extensamente en esta obra, puec
28 ANTECEDENTES DE LAS REDUCCIONES

además de haber sido gran misionero en mer Provincial de las Provincias del Nuevo
Huarochirí, y en julí, lo fue igualmente en Reino de Granada y del Paraguay" 11 e
el Tucumán y Paraguay. Sus rontcmporá· iniciadas ya las reducciones de guaraníes,
neos lo consideraron el Francisco .Javier de llegaron al Nuevo Mundo los Padres Juan
las Indias Occidentales. En una expedición Sebastián y Diego Gonzi1lez Holguín. Cua-
de tres jesuitas que llegó a Lima ~ a finr~ de tro años más tarde, y con otros veinte jesui-
abril de 1572, arribó al Perú d Padre José tas, llegó al Nuevo Mundo el Padre Diego
de Acosta, y en una quinta expedición, que de Samaniego, natural de Valladolid y uno
de los fundadores de la Misión de Santa
Cruz de la Sierra.
Con el Virrey dd Perú, don García Hur-
tado de Mendoza, que llegó a Lima el 29
de noviembre de 1589, !legaron diez y seis
jesuítas, entre ellos los Padres Juan Romero,
natural de Marrhcna, e incansable operario
en el Tucumán y Paraguay, y el Padre Gas-
par de Monroy, natural de Valladolid, quien
después de estar en Julí, por algún tiempo,
fue enviado al Tucumán primero y después
al Paraguay, pero fue en la décima expedi-
ción peruana, que salió de Cádiz el 21 de
enero de 1592 y arribó a Lima el 20 de
diciembre del mismo año, que JJegaron a
nuestro continente el mayor contingente de
futuros misioneros del Paraguay. Entre ellos
se hallaba el Padre Nicolás Durán Mastrilli,
italiano, natural de Nola : Pedro de Oñate,
natural de Valladolid, que fue el segundo
Provincial del Paraguay, y sobre todo Mar-
riel de Lorenzana,. natural de León, llamado
el apóstol de los indios Paranás y a quien
consideramos como fundador de las Reduc-
ciones Guaraníticas.
Ninguno de estos Jcsuítas había penetra-
do aún en las regiones del Río de la Plata,
San FranciJco de Borja (1510-1572) . Tercer Tucumán o Paraguay, antes estaban bien
General de la Compañía de jesús, y primer atareados en tierras peruanas, ruando llegó
promotor d e las misiones americanas. a éStas, con el fin de asistir al Tercer Con-
cilio Limense (1582-1583), el entonces Ohis-
salió de Sanlúrar de Barrameda el 16 de po del Tucumán, Fray Franrisro de Victo-
octubre de 1577, en los ~aleones de don Juan ria. Aunque era portugués, su preconización
de Vrlasro. y llegaron a Lima el 3 de abril para la sede tucumana había sido con ante·
de 1578, se hallaban dos jóvcnrs estudiantes, rioridad a la unión de las dos coronas. his-
después ordenados de sacerdotes en el Perú: pana y lusitana, a raíz de la muerte del rey
juan Font, estudiante filósofo, natural de Don Sebastián ( 1580), si bien no llegó a
Valcn(·ia, que fur más adelante Superior dr tomar posesión personal de su sede tucuma·
la Misión del Tucumán, y Diego de Torres na hasta novirmbre de 1581. 1:!
Rubio, subdiácono, gran conocedor de las El Obispo Victoria había conocido a los
lenguas índicas rioplatenses, romo después Jcsuítas en España y, durante los catorce
vc~ rcmos. meses que pasó en Lima, ron orasibn del
Tres años más tarde, pisó tierras amrri- Concilio, vio de cerca la acrión apostólica
ranas el Padre Diego de Torres Bollo, "uno · de los mismos, y sabrmo!' le entró un ardo-
de los Supreiorcs más insignes que ha tenido roso deseo de tener algunos de ellos en el Tu·
la Compañía t"n Sudamérir:a, Rector ele casi rumán. Al efecto pidió al entonces Provin·
todos los Colrgios del Perú, fundador y pri- cial del Perú le diera algunos Padres para
LLEGADA DE LOS JliSUITAS EN 1588 29

su vasta diócesis, y como temiera no ser se- Abril de 1587, y como resultado quedó de-
cundado en sus deseos, pues a la sazón los terminado que los venidos del Brasil volvie-
operarios eran pocos, escribió sobre el par- ran a su tierra de origen, ya que las regiones
ticular a Felipe 11 y al entonces General de del Río de la Plata y Tucumán habrían de
la Compañía, Padre Claudio Aquaviva. Esta depender del Perú. Tres meses antes así lo
misiva a Aquaviva estaba datada en San- había declarado el General de la Compañía,
tiago del Estero, a 6 de marzo de l .r>85. quien secundando en esto la política de Fe-
Como no tuviera muchas esperanzas de re- lipe 11, no quería que hubiese mezcla de
cibir .Jcsuítas peruanos, escribió, por este portugueses con españoles.
mismo tiempo, al Provincial de los Jesuítas Armini, que era el superior de los que ha-
existentes en el Brasil, ron idéntico fin , y bían venido del Brasil, regresó casi de inme-
ron más razón , ya que a essa provincia [del diato a ese país, y mientras los Padres v~:nidos
Brasil], pois é na mesme costa a junto do del Perú se ocupaban en los ministerios espi-
mar, se pode dez.er porque vem de:sembarcar rituales con los españoles y con los indio~
vinte leJ:uas no nosso bispado. No tstaba muy del Tucumán ~ los venidos del Brasil, como
fuerte en geografía el Sr. Victoria, o sus conocedores del idioma de los indios Gua-
afanes en pro de los intcrest's de Portugal raníes, se trasladaron al Paraguay, pues ha·
eran desmedidos. bían preferido permanecer en esta~ regiones
Aunque religioso y prelado de la Iglesia, que volver a las brasileras. No llegaron a
no dejó de meterse en negocios ajenos a fundar aldea, colonia o reducción alguna, ni
su profesión y <~ontrarios a los intereses de sc sabe que alguno de ellos acariciara esa
España cómo, en 3 de junio de 1588, lo idea, pero la acción apostólica de los mis-
manifestaba el Presidente de la Real Au- mos, entre españoles y entre indios, fue in-
diencia de La Plata, al solicitar de Felipe 11 mensa y hay que reconocer que prepararon
que cortara la entrada a los portugueses y el tcrrcno, por más que en 1599 falleció el
que, si bien el Obispo de Tucumán consi- Padre Saloni, y el Padre Ortega, acusado
dera como un mérito de su parte el haher inicuamente ante la Inquisición, fue lleva-
abierto el comercio entre el Brasil y d Río do pr<'so a Lima. Hasta hubo un momen-
dc la Plata y Tucumán, era él de parecer to en que cl único Jesuita de los venidos del
que en ello había hecho un mal servicio, ya Brasil residente en el Paraguay era el Padre
que lo hizo sin permiso de Su M a jcstad, Fields, y fue entonccs cuando el Visitador:
abriendo así el camino a otros. 13 El Gober- Padre Páez, que había llegado dd Perú en
nador de Tueumán, Juan Ramírcz de Vc- 1599, ?Cnsó entregar a los Jesuítas del Brasil
lazco, escribió al Rey en igual sentido. Vk- la misión o región del Paraguay. El mismc
toria reconoció su error y al conocer que Ficlds apoyaba esta determinación, por ser
había caído en desgracia del Monarca es- más fáciles, según él, las comunicaciones con
pañol, se retiró de su Obispado, pasó a Eu- el Brasil que con el Perú.
ropa y falleció en Atocha, en el curso de El 25 de setiembre de 1604, y de acuerdo
1592. a los pareceres de los Padrcs Páez y Ficlds.
En conformidad con los deseos del Obispo exponía el Padre Tolosa, Viceprovincial dd
de Tufumán, llegaron a Buenos Aires.. en Brasil, la conveniencia de enviar misioneros
enero de 1587, después de no pocas peripe- al Paraguay y solicitaba del General de la
cias, los jesuítas portugueses Padre Leonardo Compañía que incorporara esa misión a su
Armini, Manuel Ortega, Juan Saloni, Tomás jurisdicdón brasilcra. Como veremos, cl Ge-
Ficlds y Esteban Grao, y aunque rcdbidos neral de la Compañía no secundó este pro-
y agasajados por el entonces Obispo del Pa- yccto lusitano, sino que en 1607 creó la Pro-
raguay, Monseñor Alonso de Guerra, les sor- vincia del Paraguay.
prendió la noticia de que, hacía año y me- Hemos de considerar a aquellos tres hom-
dio, habían llegado y se hallaban en e<tas bres como iniciadores de las futuras Misio·
regiones dos jesuítas españoles, los Padres nes de Guaraníes, y muy en espcdal a los
Francisco de Angulo y Alonso Baezana, en- dos últimos, ya que mientras Saloni perma-
viados por el Provincial del Perú, de acuer- ne-cía en la Asunción, atendiendo a los espa-
do a la anterior petición del Obispo Vic- ñoles, Ortega y Ficlds fueron recorrit"ndo la
toria. Para concertar los planes de acción, inmensa y solitaria campaña, visitando al
reuniéronse unos y otros cn Córdoba, en paso alguna de las poblac!oncs de csr--aiíoles,
!O ANTECEDENTES DE I.AS REDUCCIONES

ubicadas en el Guairá. Indios buscadu entre tros que están en las Misiones se recogiesen
los bosques, caminos atravesados en medio del a los dos puestos de Santiago del Estero y
dificultades horribles, hambre y sed en jor- de Córdoba, y allí saliesen a ~us misiones a
nadas por te,enos abandonados, trabojo mo- los demás puestos". 16 Nada se dice de la
lesto en la instrucción dt indios ru· Jos. re- Asunción, como tercer puesto, pero, o debió
sistencia en pecadores obstinados,· todos estos de ser olvidado, o debió de verse que era im~
pormenores que llevan consigo la vida apos- posible ir y venir desde Córdoba o desde
tólica, sobrt~ todo en pueblos y países no muy Santiago del Estero hasta el Guairá, una o
cultivados por los ministros evangélicos, fue- dos veces al año. A haber pretendido esto
ron experimentando en aquellos primeroJ el Padre Páez habrían muerto, aun antes de
años los PP. Ortega y Fields en la parte cen- nacer, las futuras Reducciones.
tral y oriental de la actual República del Cierto es que cuando el Provincial del
Paraguay. Una peste que por entonces se Perú, Padre Rodrigo de Cabredo, visitó las
declaró entre los indios y españoles, les dio casas que entonces había en lo que se Ha..
ocd.Sión de ejercer mucho su caridad, admi- maba Paraguay, ellas eran tres, las de San·
nistrando los sacramentos a los pobres en- tiago del Estero, Córdoba y la Asunción, lo
fermos y aliviando en cuanto podían, aunque que comprueba que esta postrera no llegó a
podían bien poco, los trabajos corporales de clausurarse, pero también es cierto que él
los infelices apestados. Entre estas expedicio- trató de clausurarla definitivamente, y llevar
nes fue la más nombrada la que hicieron en los misioneros al Tuc:umán. El Padre Rome-
los tierraJ del Guairá y en la nación de in- ro, Superior de los Jesuitas del Paraguay, y
dios llamados lbirayarás, donde hubieron de que conocía de cerca lo que era la Asunción
padecer grave peligro de muerte y no deja- y el inmenso campo que en esa región se
ron de recoger copioso fruto espiritual. Edi- abría a los misioneros, escribió al General de
ficado> loJ españoles de V illarica del celo los Jesuitas, con fecha 26 de marzo de 1604,
apostólico de ambos misioneros, les obligaron y le manifestaba que .~rande mies pierd~
casi por fuerza a que aceptasen una modesta nuestra Compañía, como ya tengo tstrito a
vivienda, la cual desde entonces se consideró V. P., y muy dispuesto para que cojamos mu"
como residencia de la misión, aunque poco copioso fruto con nuestros ministerios, sa
tiempo se detenían allí los Padres, pues an- liendo del Paraguay, y la más necesitada que
daban en continuo movimiento en busca de entiendo hay en todas las Indias. Es grandí·
indios a quienes convertir a la fe, y a quie- simo el amor y la estima que tienen de nos
nes administrar el sacramento de la confe- otros y también el sentimiento de que los ha·
sión. Son palabras del Padre Antonio As- yamos dejado. De aquí nace que los que noJ
train.14 observan dicen que salimos de aquella tierra
Así trabajaban ·estos misioneros venidos por ser pobre, y que bien descubrimos lo que
..Jel Brasil, pero adscritos a la Provincia del nos mueve para las entradas y misiones que
Perú, cuando en 1593, por justas razones, hacemos, pues allí había todo lo que solemoJ
que el lector prudente podrá sospechar, dis- decir que pretendemos, que es mucha mieJ
puso el entonces Provincial del Perú, Padre desamparada y deseosa de aprovechar .• 1
Juan Sebastián, que el joven, dinámico y esto ha sonado en todo el Perú y se mur-
apostólico Padre Juan Romero, pasara al Pa- mura ya en toda esta provincia, y nos han
raguay como Superior de los Jesuítas allí re- hablado de esto hombres f.!raves y det•otoJ
sidentes, y con él se trasladaran allá los Pa- nuestros. De aquí también nace el entibiarse
dres :Marcelo o Marc:iel c!e Lorenzana, Juan los pueblos con nosotros: porque entienden
de Viana y Gaspar de Monroy, además de que otro día les dejaremos como a los del
los Hermanos Juan Toledano y Juan del Paraguay, y como v•n el vacío que vamoJ
Aguila." dejando, las demás religiones que no habían
Este último. ron el P. Lorenzana, pasaron poblado van ya poblarrdo casas muy apriP-sa,
efectivamente al Paraguay, mientras los de- y así los Padres de Santo Domingo hau po-
más quedaron en diversas misiones dd Tu- blado ya dos casas en el Paraguay y pre·
<:umá n. En las paraguayas trabajaban Cf'fo. tenden las nuestras que tenemos en la Asun·
samcntc Grao, Fir lds y Lorenzana, cuando ción y Villarrica. Y si el Padre Tomás
a fines de 1600 el Visitador del Pc1Ú , Podre Ficlds no se hubiera quedado en la Asunción
E!<itl'han P~ícz, ord<"nÓ que "todo!-> los Nucs- por enfermedad, ya no sé si la hubieran pe-
LLEGADA DE LOS JESUITAS EN 1588 31

dido en la Asunción. Todo esto que e:,. mos determinado que del Tucumán y del
cribo aquí lo sienten a.rí los Padres que al Paraguay se haga una provincia distinta e
pr,e5ente nos haliamos en esta riudad de independiente de la del Perú, según se es-
Córdoba, que son los Padres Pedro de A nas· cribe largo al Padre Rodrigo de Cnbredo, y
co, Juan Darío y Marciel de Lorenzana} 1 verá V. R., si Nuestro Señor fuese servido
En conformidad con órdenes superiores, el que llegue allá con la salud que yo deseo.
Padre Lorenzana salió de la Asunción y pasó Para entablar esta obra de tanto servicio
a Córdoba, pero había tenido "la precaución divino hemos puesta los ojos en V. R. por
de no decir en el Paraguay que su partjda estar satisfechos de su mucha religión y celo.
era para no volver. Habíase pensado que le Y así querríamos que se encargase de ella
siguiese poco después el Padre Fields, pero con tanto ánimo como la gravedad del ne~
en este punto intervino la divina providen- gocio lo pide. Y porque de esta elección que
cia, pues le envió una grave enfermedad que hemos hecho de la persona de V. R. para el
le obligó a detenerse en la Asunción, y fue gobierno de esta nueva provincia y del asien-
causa de que no se levantase aquel domici- to de todo ló que acerca de estos u hubiere
lio. Otros religiosos lo habían pedido para de hacer se avisa al Provincial del P-erú más
sí, en vista de los rumores que corrían e-ntre largamento, no diremos más en ésta}&
el pueblo sobre .la retirada de los jesuitas. Mí creaba el General de los Jesuitas la
Pero el buen Padre Fields protestó que él Provincia del Paraguay y nombraba por su
conservaba aquella casa y qué no renuncia- primer Provincial al eximio Diego de Torres,
ba a ella la Compañía de Jesús. Efectivamen- pero los Jesuítas del Perú consideraban pre-
te, en vez de retirarse él, volvió el Padre maturo lo hecho por el General, y detuvie-
Lorenzana a aquel puesto, ya para asistir y ron su ejecución. Entre otras razones adu-
acompañar al enfermo, ya con la esperanza, cían la falta de sujetos, el mal temple y no-
que nunca abandonaban, de conservar aquel civo clima. del Paraguay, y la extremada po·
puesto importante". J8 breza que allí se padecía. En su respuesta
Las cartas que llegaron al General de los decía el Padre Aquaviva! que en cuanto a
Jesuitas fueron bien eficaces. A fines de 1603 lo del temple y clima de aquella tierra .• es-
habíase creado la Vice-Provincia del Tucu- pero en la divina bondad que con la virtud
mán, dependiente del Perú, con el Padre de los que allá fueren, se allanará todo y
Diego Alvarez de Paz por vice-provindal, se llevarán con paciencia los golpes de la
clausurándose, a lo menos por entonces, la pobreza, y en carta al futuro provincial se
casa de la Asunción, pero a 9 de febrero de le decía: Como entendemos que la necendad
1604, escribía el mismo General de los Jesui- del Paraguay es muy grande y deseamos que
tas, Padre Claudio Aquaviva, al Procurador asienten allá los Nuestros y que, desde luego,
del Perú, que se hallaba entonces en España, se dé principio a aquella provincia con los
esta misiva que se refiere directamrnte a las que allá están, con los seis que habemos es~
futuras misiones: crito vayan del Brasil y con otros su jetos qu8
Con las últimas cartas que han venido del se avisa al Provincial del Perú que tenga
Perú hemos sabido el estado de cosaJ del aparejados en Lima para cuando JI. R . vaya
Paraguay, acerca de las cuales nos escribe allá, nos parece que, en recibiendo ésta, par·
el Padre Provincial y los Padres que andan la V . R. para Lima o para donde estuviere
en aquellas misiones, y certifico a JI. R. que el Provi11cial y se vea con él, y despué-s de
leyéndolas no pude dejar de enternecer- haber tomado los sujetos que le fueren se·
me, viendo por una parte un gran núme- ñalados, se parta, con la bendición dt'[ Se~
ro de almas que han recibido el santo bautis- iior, a su provincia del Poragua')'. ,.. lleve por
mo y por otra tan grande falta de ministroJ su compañero al P. Luis de 1' a/divia.20
del Evangelio que las instruyan y consen•en Diego de Torres llegó al Río de la Plata
en el conocimiento y temor santo de DioJ. a prineipios de 1608, con trect' sujetos. entre
Lo cual y el ver que si los de la Compmíia ellos el gran mi~ioncro José Cataldino y el
los dejan , quedan aquellos pobres totalmen- entonces estudiante Antonio Ruiz de :\fon-
te desamparados, nos ha dado ocasión para toya, después insigne misionero entre los Gua-
considerarlo más ~lentamente, y así, después raníes. A Torre~, como después vcrcmo!=-, se
de haberlo encomendado a Nuestro Señor 'V debieron no pocas dt~ las primeras Rcduccio-
.-.freddo a esta intención muchas misas, he- nl·s, y fue él mismo quien dispu5o que, ade·
32 ANTECEDENTES DE LAS REDUCCIONES

más de las residencias existentes ya en Cór- rorrespondía, a las regiones del sud-este
doba, Santiago del Estero y la Asunción, se de la Asunción, en dirección a Santa Cata·
fundara otra en Santa Fe. Esta fundación lina, en la costa del Atlántico. Las Reduc-
fue para complacer a H~mandarias, que te- ciones podían servir admirablemente a este
nía allí su casa, y con quien Torres había fin.
rongeniado, desde el primer momento. Para
mayor prosperidad de las obras ya empren- 3 - La Provincia de Misiones.
didas. Jlegó, en abril de 1608, otra expedi-
ción de ocho misioneros que el Genera] Aqua- Flanqueada por dos grandes arterias flu-
viva enviaba para reforzar la nueva Provin- viales y enclavada como una cuña gigantesca
cia. Entre ellos se hallaba el futuro e insigne entre las repúblicas del Paraguay y del Bra-
misionero de Guaraníes, Padre Simón Mas- sil, ocupa la Provincia de Misiones el extre-
seta. Dos años después llegó una tercera ex- mo noreste de la Argentina, con una super-·
pedición de 16 misioneros, entre ellos algu-
nos que fueron de los más esforzados obre-
ros en la formación de las Reducciones. En
esperial hemos de recordar a Martín de U r-
tasun, ruya corta actuación, abreviada por
la muerte, fue intensa y altamente benéfica,
y hemos de recordar a Diego de Boroa, cuya
acción fue tan prolongada como gloriosa.
Así las cosas, el entonces Gobernador del
Paraguay, el ya recordado Hernandarias, o
Hemando Arias de Saavc-dra, con quien tan
bien se había entendido el Provincial Torres,
pensaba seriamente en una obra misionera
de lareas proyecciones. Según escribía des-
pués al Rey el mismo H('rnandar.ias "el prin-
cipio de estas Reducciones nació de haber Lo que fué el territorio d e Misiones en tiempo
yo ido a visitar la (de los Padres Francisca- de Jos Jesuitas, y lo que pasó a ser dominio del
nos] que, estos años pasados, se hizo por mi Brasil (parte noreste) y lo que integró la Pro-
vincia de Corrientt·s ( parte sudoeste).
orden t-n la provincia del Paraná, en que
ha asistido el padre fray Luis Bolaños. . . y
aHí vinieron a verse otros muchos y nuevos firie de 29.801 kilómetros cuadrados y con
caciques, a quienes hablé r:on mucho amor, una población que se aproxima a los 400.000
inclinándolos a que hicieran lo propio y se habitantes.
redujrsen, y así lo prometieron: y llegando Esta tan bella como rica Provincia, ence-
a la ciudad de la Asunción, se puso por rrada hoy entre los 25.30 y 28.10 de latitud
obra". 21 y los 53.38 y 56.05 de lonp:itud es sólo parte,
Antes de exponer cómo puso por obra su algo más d e un tercio de lo que era ella en
iniciativa, digamos con MOrncr que Hcrnan- la época de los jesuítas, ya que hacia el Sur
darias se daba plena cuenta de cuán valiosas se extendía entonces hasta Yapeyú inclusive,
eran las reducciones, desde el punto de vista y por el noreste no estaba limitada por los
espiritual, pues era la mejor forma de con- ríos de San Antonio Guazú y Pepirí Guazú,
quistar pacíficamente a los salvajes, pero sino por los ríos San Antonio Miní y Ban·
como but'n gobernante tenía también presen- gala.
tes las v<'ntajas políticas y sociales. Las Car- No es de lamentar que perdiera Misiones
tas Anuas de 1609, refiriendo la fundación lo que hoy es parte de Corrientes, pues no
de una misión entre los Guayc:urúcs, promo- queda menoscabada la integridad nacional,
vida por Hernandarias, anotaban que, entre pero es grandemente lamentable perdiframos
otros motivos que, para ello hubo, "uno muy en 1895 toda la zona noreste, por desconocer
principal es que no impidan el paso d e la aún lo que comprendía Misiones y su pasado
Asunción al Perú".Z2 Otro objetivo d e H er- histórico.
nandarias r ra el extender la ocupación es- En el parlamento argentino expresóse así
pañola de facto, y no tan solo de jure, cual en una ocasión el doctor Emilio Ravignani:
LA PROVINCIA DF MISIONE\' 33

siendo Misiones una privih·giadísima Provin-


cia y encierra en su limitado territorio ac-
tual todos los antiguos pueblos misioneros.
Cruzada a lo largo por una sierra central ,
que la divide~ en dos zonas. las aguas de la
una van a l Paraná y las de la otr::t al l'ru-
guay. Funtcmente ondulada en todas dinT-
dones. ostenta excelente-; praderas de pas-
toreo, con abundantl·s campos, ric¡uísimos de
humus v<'getal y con c-spcsísimos ho ~ ques de
muy valiosas maderas. Hoy. como en tiempo
de los jcsuítas, y .~racias a ellos, c•s :\1isiones
d nt~'¡s grande ¡·mporio argl'ntino di' ynha
mate, como lo va siendo dd ti·.
La tierra colorada ¡·s caractní~tica del
suelo d1· esta Provincia \' contrasta con el
~e c..tmn~ne fa.s G.<:l/<1$ J{~u./enie') . \'erdor intenso dt· sus canlpi1-1as y de· sus :wl-
1. fa ¡:{,~"in ¿{os inrft~) :T~e!-2 vas , y con c·l blanco y azu l de un sen·no rir-
maml'nto. ohl'cil'mlo así al viajero panora-
JJ . Jo.JH;'JII'ern. cfe(o$iru{¡~$<f'u_!/hn mas o paisaj1·s los llli-. bellos y v~riados.
tn. la Jrt/n(tn"t. ~~~~ ¿,.,¿,~,. ~~7.!· ~ Rcg-iún de bi'Jieza y d,· riqueza t'S también
tY .A~:~.~~~ .;r;;O:IQ.'J U71CQ'h!~~<¡: '"'· Misiones la regiún dt· las armon ías inrinitas,
Úlato/ify.onG~ · ~!!?-4('jh't.'l>;anD} C<·. - ya que en sus tupidos bosques cantan. ~ ilhan.
n;s.,~,vM ,¿ L,.~ CoJtrt~ t4t .1/.(;;;;¡;¡ ;~~,.~­ gorje~n ('1 tero l'l'al ~· el hatitll. el gallito del
:! .:rffo' ~t..Ds. ~ hili'1vrl ¿ Ña.» ::;4;-
4-' ag ua y t·l yahirú. d mhigu:1 y t·l l'haj;'t, el
:11~!!$ loro h~rranquno y la ahundarw· I'Otorrit~_
e,wk,JJC'I'd''ldre J;n~? ~.vr.(!e14(.,.e.d6-r
./)i/J/¡{)J'/0'(!

~/a. ''"~m.,. fr-oon~{ :¿;_.ú{ 1'1!!:...~~ 1


~;().le. f772,, V

Portotda de la m;1~na F.ncido¡wdia G('o~rMica


dt·l Padrt· J osé S{mch¡·z Lahrador, uno de cuyo,<;
tomos, intitulado Armonio.1o Hnloble. St' n·finl'
cxdusiv;mwnt(' a Misiotws.

Fntonas Río Rranro - r.'J1or r¡t1,: no ra-


mos a dt·tir la l't·rdarf.J_ ('()// 11/(Í( ltahi!idad
)' con nuÍJ conocimintlo . .wbrt' todo g t · o~uí­
fico )' úulo.!.!.ráfi¡·o. t 't'11ÚÚ a la dl'fnna ar-
,!.!.f'111Úta frntlt• al tÍI'bitro r!t- FJtados Cuido.1
·,
)' /Jodimos tiara r¡tu·, afirmo. aa ar.!.!.ntti-
ua. Rio Branco .w· {toulaba t'll d famoso
falso majm dt: las Corlt's ¡wro 1'Jlahlao .:ona
dt· rios r¡ue t•staban rt'al11ll' 1lfl' wal tra:ados
en la (/t:fcma ar.!.!.nltiua . Cumulo fu · l'.l'fudia -
do d j1roblema miJiouno /u· n1contrado 11'-
gajos dt• donont1/loJ Jm'jlarados 1'11 t•! Ar-
chivo Gn/l·ra[ d1• la Nación , r¡1u· uos dabm1
fa ra.:Ón, y que 110 habían sido abiatoJ r/JOI'
d doctor Fstauhlao 7.eba!los, ni por lo.~ r¡ue
lt• asesorabm1]. Asomaron lágrimas a mis ojos
dt• aT.!.f1'1lli11o al comprobar l'[ abandorw que
se habia hecho dt• la sobnania nacimtal. 1
l ' na página dt· la magna Enciclopedia Geográ-
Pero aunque tristemente amputada. si~ut' fifa dd Padr~· josl- Sándll'z Labrador
Una vista de la región misionera, con sus suaves y bellas ondulaciones.

Vista airea de la reg!ón mitíonera, entre Posadas y San Ignacio Miní. En primer t~nnino,
el río Yabebirí.
LA PROYINCIA DE MISIONES 55

el tucán y el carpintero, la urraca y el leña- atronadoras las cataratas del lguazú, mara-
tero, el cachalote y el boyero, el venteveo y vilJa de luz, de color y de armonía que cie-
el fuegue, mezclándose los arrullos de innu- rra y sintetiza toda la escala ascendente de

Vista de una zona costera de Mision('s .

merables aves canoras. con los que forman grandezas y bcll<'zas de la Provincia de Mi-
las aguas de sus cristalinos arroyos y riachos siones.
como el Aguaray-Guazú y Piray-Miní, Cara- Se cree de ordinario que el dima de esta
guapé y Cuñapirí, Pindapoy y Chaperó, Cha. Provinda es intolerablemente caluroso, a Jo
parí y Yabebiry, y por rndma de todo este m<·nos en Vt'rano. Su situación geográfica ha
conjunto de armonías y de músicas surnan dado pie a este errado juicio. Naturalmente

Un camino en tierra de Misionrs.


ANTECEDENTES DE LAS REDUCCIONES

cálido, la temperatura de Misiones, aun en nas que nos ha dejado el Padre José Sánchez
los · meses más calurosos del año, se vuelve Labrador, a quien cahe la gloria de haber
fresca y agradable, después de la puesta del sido el primer geógrafo de Misiones. Su Pa-
sol. raguay Natural no ha sido aún superado en lo
No en vano escribía, a mediados del siglo extenso y en lo intenso, ya que nada le fue
XVIII, el Padre José Cardiel 2 que una vez indiferente de cuanto vio, observó y estudió
en esa privilegiada zona americana. 3
Describe en primer término el Río Uru-
guay, llamado otrora Río de los Jesuítas, y
se o<·upa después extensamente de la flora y

Vistas de Misiont'S.

acostumbrado el europeo a los aires de Mi- de la fauna existente entre esa arteria fluvial
siones, ni se percata del invi<·mo, ni le es y la paranense.
molesto el verano. El río Uruguay, o río de los caracoles, se
Con lo dicho, habrá podido el lector for- llama así, no por los que forman a veces
marse una idea concisa pero precisa de lo sus aguas envueltas y revueltas, ¡¡,ro por los
que era el escenario principal de las Reduc- infectos de concha, llamados caracoles, que
ciones Guaraníticas, pero vamos a transcri- se hallan en sus orillas. En su figura desdi-
bir algunas interesantísimas e inéditas pági- cen poco de los caracoles ordinarios, a ex-
LA PROVINCIA DE MISIONES 37

Pasaje de la costa paraguaya, frente a


Candelaria.

Puerto Bcrtoni.

Isla de Jesús-Mí, frente al arroyo J esús


y cerca del río Mbororé.

Misionf's en la zona de El Dorado.

Puerto en la zona de El Dorado.

Vista de Enc_arnación de ltapuoi, desde la


Ciudad de Posadas.
38 ANTECEDENTES DE LAS REDUCCIONES

Verbales misioneros, vistos desde un avión. Vi~ta aérea de. los depósitos fiscales
de yerba mate en Santa Ana.

cepción de que su concha es más hermosa


por dentro ; pero son muy diversos en el ta- aguas de innumerables ríos menores, que bro-
maño, puu los más son mayore.( que un tan de las montañas, a una y otra banda, y
puño. Los indios los asan en su misma con- de otros de mayor caudal, corre casi dos-
cha y los comen con gusto. cientas leguas por entre montañas que hacen
Nace el río Uruguay en la seTTanía cer · que su rapidez, en partn sea de las más ve-
cana al Brasil, entre los 25 y 26 grados de loces. Al fin , como cansado de tantos golpes
latitud austral. En su origen es un pequeño y quebrantos en peñas y arrecifes: corre so-
arroyo; por eso llamado Uruguay-mini, río segado desde unas leguas antes de perderse
chico, y también Uruguay-Pytá, río colorado, en el Plata.
por el color de la tierra de otro arroyo, que El agua del Uruguay es excelente, aunque
con el primero forman las fuentes de este al principio causa alguna lubricidad al que
Nilo americano . Después enriquecido con las la bebe, y tomada con exceso relaja tanto,

Confluencia del lguazú r.on el Paraná.


LA PROVINCIA DE MISIONES 39

El río Uruguay, en d
paraje donde tuvo lugar
la batalla de Mbroré
(Foto de L . C. }aeger) .

(;:zutJda del río


Racundaí.

El salto del río Uruguay.


40 ANTECEDENTES DE. LAS RE.DUCCIONE.S

Aunque el Uruguay, en todo lo que le to-


man los Pueblos de Misiones, es navegable,
no admite embarcaciones grandes, por los
muchos ltús o arrecifes que tiene, y le atra-
viesan de banda a banda en algunas partes.
Estos malos pasos no sirven de embarazto a
los botes pequeños y a las balsas. Son e.ctas
unas embarcaciones compuestas de dos ca·
noas grandes, pareadas . y aseguradas ron
palos. Sobre las canoas se hace un entabl.zdo
de algunas varas en cuadro, o algün ~~..Tzo
de cáñamo. Forman en este una casila aco·
modada, y en ella ponen la carga .• y también
entra el pasajero. Gobiérnanse con palos, y
los bogadores van repartidos en las canoas.
Es embarcación arriesr,ada, si se levanta
viento o se altera el agua, especialmente si
han de atravesar el río, de una a otra orilla.
Si encalla o se detiene en algún arrecife la
balsa, se echan los bogadores al agua y la em-
pujan con las espaldas hasta que nada.
Algunas veces es necesario aligerarla, y aun
descargarla del todo para salvar los arrecifes
o bancos de arena. Desde el último 1tú, que
está más abajo del Pueblo de los Santos Re-
yes o Yapeyú, y llaman el Salto, navegan en
todo tiempo hasta Buenos Aires barcos gran-
Catarata dd Pirap6 en el río Jjuhy.
des, y aun lanchas con cubierta, de las que
trafican en el Río de la Plata.
que hay riesgo de padecer disenterítLJ. Mas Las tierras de las dos orillas del Río Uru-
los que están acostumbrados a beberla, no guay, agrega Sánchez Labrador, partitipan
experimentan mal efecto, ni la Pospondrán de todo. Hay unas altas y oÍras bajas. Las
a cualquiera otra. Su calidad más especial es
que limpia y aclara los órganos de la voz
con excelencia. Y así las voces mejores ett
las músicas de los Pueblos de las Misiones
eran lns de aquellos pueblos, que bebían del
Uru~uay inmediatamente, como son los de
Santo T 01!Jé, La Cruz y Y apeyú.
c:s rio abundante de pesca, y todof los
peces son muy sabrosos. Los que más bt in-
Jan al pusto son los Pirayú, Pacú, Bogas y
Bagres. El Pirayú crece casi una vara de
largo y proporcionalmente {!Taso. La escama
tira al dorado, y por esto tiene el nomhre.
Su carne, y especialmente la de la cabeza,
~s muy sabrosa. Es pez atrevido y se pesca
Río lguazú.
en las corrientes más futrtes del a .~ua. El
Pacú es más estimado, pero no tan largo co-
mo el precedente, aunque más aplanado. ·Primeras están pobladas de arboledas, y son
Hay muchas tortugas o Carumbé. No las buenas para los establecimientos de los Pue-
comen los indios, antes tienen alguna apren- blos. Las segundas se ane~<m fácilmente con
sión boba con estos peces Dicen que los que los reboses del Paraná, de los ríos que la
tal comen, o llevan, se hacen pelmazos, por- cortan y aun de los grandes a~uaceros.
que creen que comunica la lenitud. En las tierras altas se encuentran cuatro
LA PROY/NCIA DJ; MISIONE.~

Vista aérea de las cataratas del lguazú. (Foto del Comodoro , Carlos
Albert o Benavides ).

especies de piedras que sirven muy bien las por ventura no es la misma. L ábrase con
tres para fabricar, y la cuarta para blan- facilidad, aunque gasta mucho las herra-
quear. La primera llam an los naturales Ita- mientas. Opuesta a las dos precedentes es la
curú, por ser como un amasado de piedreci- tercera llamada por los indios ltá-Tatá, pie-
tas : su color es pardusco y con poco golpe dra dura. Esto es en la realidad, )' compite
se resquebraja . . . La segunda tiene el n(lm- con los más duros pedernales. Dícese que es
bre de Itaquí o piedra blanda. Es muy una especie de Esm eril. En muchos parajes
parecida a la piedra de amolar otdinaria, si se saca una tierra sólida y como piedra, lla·

Vista de las ca tarat:u dd lguazú.


ANTE.CE.DE.NTE.S DE. LAS RE.DUCCIONE.S

mada Tobatí o cara blanca. El color es el vasada por golpe, o caída. Su resina es muy
que le explica el nombre, superficie blanca hermosa. Súdala en abundancia , y debida-
)' muy suave al tacto. Seca esta piedra y mo· mente preparada sirve para barnices. La
/ida, sirve para enjalbezar las partder, qut fruta del timboy quebrantada y usada, en
quedan como si se les diera con yeso. En lugar de jabón, limpia la ropa sin dañarla,
los bajos, en que se estancan las aguas, cuan· ni pegarle olor ingrato.

El gran salto dd Guairá ron Jos 24° 3' 30" dt" Lat. Sud.

do éstas dan lugar, sacan los indios un barro El árbol llamado Ybirá-pitá, o colorado,
muy delicado, del cual labran sus ollas, pla- es de dos esp_ecies en cuanto a la ¡!randeza.
tos y otras obras de alfarería. L/ámanle Naú, El uno es altO y corpulento; su madera but-
por el color oscuro que saca de la mina. Es na para muchas obras de carpintería. El
tan fino y bello como la mejor arcilla. menor tiene el corazón encarnado y pueJtas
Lo más apreciable de las tierrtu del Pa- sus astillas o aserrln , en infusión de a_¡;:ua. se
raná son sus selvas, en las cuales se crían tintura ésta en pocas horas de un bello color
árboles de prodigiosa magnitud y de virtu- encendido. El mismo dan las cortezas de los
des muy sobresalientes. Descuellan los Jgary f!.Tandes con la misma preparaúón. Los ár-
que, por alf!una semejanza con los europeos, boles Anguay, sobre lo estimable de la ma-
llaman Cedros. Empléanse en todos los usos, dera para las fábricas, tienen la preciosa go-
que los de Europa. Los Timboy compiten ma, fragante y medicinal, en nada infnior
con los primeros en grandeza , pero son muy al bálsamo del Perú, o del Brasil. Al A pite-
inferiores en la hermosura de la madera. De re by tienen los inteligentes por una especie
unas y otras se fabrican aquellas embarca- del celebrado Sasafrás. Los indios llaman
ciones de una pieza, llamadas ranoas. El Ayuy al árbol que los españoles llaman Lau-
cocimiento Je las astillas del cedro, bebido, rel ; sus frutillas sirven como las de los Eu-
es muy eficaz para arrojar la sangre extra- ropeos. A otros llaman Ybyrá-yepiró, y
U PROVINCIA DE. MISIONES

algo cáustica, si se comen crudas Es nece.


sario darles un cocimiento, y entonces son de
buen gusto . El lbaporoyty da la fruta pare-
cida a las cerezas, y de un jugo vinoso muy
agradable .
Crece de suyo en varias partes un arbolillo
llamado Zapiray. Su grandor es como el de
un Guindo, la fruta muy parecida en lo ex·
terior al madroño. Cuando están en su per·
fecta madurez, se abre y muestra un color
encarnado encendido y una carne llena de
semi/litas. Todo el árbol, y la fruta abunda
de un jugo viscoso blanco como la leche. No
se come esta fruta , pero si se pone en agua
y se le da cocimiento, suelta una liga que
sirve para coger pájaros Si el cocimiento es
intenso, hasta que se consuma -el agua, que·
da una materia como cera, que formada en
velas, luce como las de cera.
Otro árbol especial es el llamado Curiiy .
Crece como los pinos de Europa a una altu·
ra grande. La hoja es parecida a la del pino;
la madera es mucho más hermosa. El color
de ésta es blanco pálido y sus vetas encar·
nadas, que la agracian mucho. Se labra
también como la del pino, y para los mismos
usos. Todo el árbol, o de suyo o en incisio-
nes, suda una resina colorada que tiene algo
de fra~ante y sirve para curar heridas y /la-
El salto Bozzet <i. en las cataratas del Iguazú .

Ybaporoití, cuyos bálsamos se administran


con buen suceso en varios quebrantos de la
naturaleza. Los Draf!OS. o Caaberá, de los
cuales s~ extrae la lá{!rima o Goma .• llamada
sangre de Drago, se hallan a cada palO en
las orillas del Paraná y de los otros ríos, que
en él entran.
En las selvas y campos crecen árbolts 1'
plantas muy útiles para varios usos. Los que
sirven para toda fábrica son los mismos que
en el Paraguay, tales como los Urundeys,
Taxibos, lbabiyus, Ayuys, Tarumys y otros .
Muchos dan frutos comestibles como el Ta-
tayí, o moral blanco. Las moras no se pare-
cen a las de España en tl color, que es
amarillo pálido, sino en la /;gura y sabor,
aunque son mayores; para comerlas es dili-
gencia precisa _lavarlas en agua, porque si
nó, tienen una aspereza superficial que las·
tima la boca. Los Guabiray dan fruta sabro·
sa, como una ciruela de grande, pero con
semillitas algo aplanadas.. Los Aguays son
árboles de buen tamaño y dan la fruta más Catarat:-t de Carobá, rn la unión brasilcro-
fJarecida a la ciruela, pero tienen una leche arge.ntino.
ANTECEDENTES DE LAS REDUCCIONES

Ictiología de la región misionera, según d Padre


José Sánchek Labrador.

lzós, Yapuruc4s, Ambuba{,s, Ambuás y Ambuás


.Añurtf, según el Padre José" Sánchez Labrador.

Tres especies de CartJguó, tegún el Padre José El Teyú·boi, el Teyú e /zo-pochl, según d Padre
Sánchcz Labrador. j()jé: Sánchez Labrador.
LA PROPINCIA DE MISIONES 45

entran. Por esta razón, en la ciudad de Bue-


nos Aires, es muy estimada el agua del Río
Negro, y algunos se la hacen llevar a buena
costa. Hay una especie de Yuapecangy, qut
sirve contra los venenos, especialmente laJ
mordeduras o picaduras de animales ponzo.
ñosos. Dicen que es el propio vesuc:o de CU·
lebras, y también raíz de la China.
El Taropé es una plantita muy abundante
en el Uruguay; los Españoles la llaman
Higuerilla y Contrayerba. Su raíz es de ocho
a diez pulgadas de largo, a veces menor; )
poco más gruesa que el dedo índice por lo
regular; está llena o señalada con interno·
daciones algo hondas. Las hojas se levantan
del suelo en su pezón cada una , como unoJ
diez dedos de altura ; su figura es casi redon·
da , v su diámetro de 6 a 7 dedos , en loJ
machos, y de 3 a 4 en las hembras. Con
estos dos nombres distinr.uen el grande del
pequeño, al primero llaman los indios Taro·
pé-guazú, higuerilla grande, y al pequeño,
Taropé-miri, higuerilla chica.
En muchos parajes nace la planta llamadtJ
Caripropytá, y Natiuna-miní, que es la can-
cha/agua, tan eficaz como la de Chile. Tam-
El filondú carogua.:ú, y el Nandupé, según d bién se extiende por tierra, o si halla arrimo
Padre Sánchez Labrador.
trepa por él una planta sarmentosa, de hoja

gas. La frute(;es .:del grandor de un melón,


y son sus escamaS como la Piña, y poco me-
nos dura que ésta. Debajo 'dé\ cada escama
encierra uno que llaman Piñón, y le convi-
niera mejor el nombre de castaila, por la
corteza y el sabor. Es de mucho sustento.
Los nudos del árbol son durísimos. encarna-
dos, y del grandor casi de un codo; su figuro
es de perno o clavo redondo. De estos nudoj
se tornean rosarios muy bellos, y se hacen
estatuitas de santos, que son muy deseados.
Para dar lustre a estas imáf!enes, no st
hace sino ponerlas al lado de u'n fuego mo-
derado; el calor saca poco a poco la resino
colorada, de que están llenos los nudos. Ella

~
se extiende y compone en las molduras '
gravaduras, sin quitarles la hermosura, ni
borrarlas. Los Yaracaties o Ambays son fru ·
tos delicadas
Entre la; plantas menores medicin.aleJ
· ¡(~) Y
abunda la llamada Yuaperangy, la cual, se-
gún sus especies, lo sarmentoso y virtudes ex-
perimentadas, es la verdadera zarza-parrilla .
Acaso la bondad de las aguas del río Uru·
guay hace abundar esta planta en sus ori· Arácnidos m1s1oneros (Rilnduf de los árboles,
Rllnduf 11 y Rllnduí 111), según d Padre
llas, y en las de los ríos y arroyos que le Sánchez Labrador.
ANTECEDENTES DE LAS REDUCCIONES

ancha, y puntiaguda como la del tabaco, ,.


aromática. La llaman los indios Icypocatí.
Su cocimiento debido es contrat;enenoso, )'
un singular remedio para matar y expele,
las lombrices, que se engendran en los intes-
tinos. Las virtudes de estas y de otras muchal
plantas las conocen los indios, y se valen de
ellas en sus enfermedades; porque aunque
hay médicos, que los asisten , todos ellos tie-
nen algo de Físicos [médicos).
La Comadreja o Mbicuré , segun dibujo de
H állanse muchas yerbas y plantas menortl Sánchcz Labrador.
medicinales. La llamada Caayci da por coc-
ción una resina muy olorosa y transparente.
Dicen que equivale a la Almáciga verde. A
otra llaman M bu y miri que está re putada
por la verdadera Agrimonia. Equivócase, si
no es, con el Aro dulct", la nombrada Tayá.

Tatú Grande o Carreta, según dibujo de Sánchez


Labrador.

melero o Colmenelero, según dibujo de


Labrador. Es d Tamandu6 , llamado
Caguaré por Azara.

El Per e~olO o Perico ligero, según dibujo d1·


Sánchez Labrador.
El CatD)'tÍ o Nyctipitecus A:arai, ~gún dibujo
de Sánchn Labrador.
Oso Hommiguero, SC'gún dibujo de Sánchez
El Cai o Cebus A:4rai, según dibujo de Sánchcz Labrador. Es el }'urumi, llamado Yaguá por
Labrador. Azara.
U PROPINCIA DE M/SJONES 41

La que tiene mucho uso es una, a fa cual fuego. Siéntau al instante el animal para
Jos indios dan el nombre de Caapas1, y los dar el salto y hacer presa _en su.. enemigo.
vecinos del Paraguay, con más claras pala· :!ntonces le reciben las lan·zas y le derriban
bras, dicen Batatilla de San Antonio. En la:, nal herido. A veces con · los dientes y las
caídas y contusiones grandes, toman por la garras se posesiona de las lanzas y las tuerce
boca el cocimiento de sus raíces, que son o hace pedazos con riesgo de los cazadores.

El Tucón misionero, st-gún el Padre Sánchez Labrador.

como batatillas, purifica por las vías la san- Si han de usar de lazo, y es diestro el mon-
gre o estancada o cuajada. Es remedio mu)' tero, es más seguro el lance. Arma el indio
eficaz, pero algo violento: cuando hace arro- su lazo, que es un cordel de piel de toro con
jar por la boca la sangre. La precaucióu es una argolla de hierro en la punta, que sirve
poneru en pié para lanzar co n toda pronti- para hacer una lazada. La otra punta queda
tud la que viene de las entrañas. La ')'erba atada a la cincha, que asegura en la silla del
que llaman los Indios del Tigre , Yagu~reté­ caballo. Todo así dispuesto, hondea el indio
caá, es la propia Carqueja .. bierl conocida por su lazo, y lo tira con tanto acierto al lif!rt,
sus buenos efectos en los males que provie- que éste va agarrado en la lazada. Da el
nen del frío. jinete un tirón pronto al lazo, para que es·
La misma disposición del terrtno cont.'ida curra la argolla, y la lazada .re cierra. Cor"
a que en él se críen muchos animales: wws a todo galope y arrastra al ti~re que, a poco
feroces y otros molestos. Los t(~res o Yaguá- trecho, queda molido y puede ser muerto sin
reté, en las quebradas de los Cerros y en los riesgo. Si es pesado el que hace resbalar la
bosques de la serranía, viven como en su argolla, y da lugar a que el animal ngarre
centro. Los cazan los indios o en trampas de el lazo, lo lleva a la boca y lo corta con lo.t
cimbria, o con escopeta, acompañada de do.r dientes, con más presteza que lo hiciera eJ
lanzas, o con lazo. Cuando quieren darle ba- más fino cuchillo.
lazo, se ponen a los lados del que dispara En los bosques y en las campañas abundan
la e.scopeta, dos hombres con lanzas, porque los Tigres, Osos Hormigueros, .Antas y otros,
hendo el tigre se arroja con velocidad de especialmente Venados y Ciervos. A una
una flecha al sitio, de donde vio salir el especie de estos últimos llaman Guasubirá.
ANTECEDENTES DE LAS REDUCCIONES

a la tierra3 que con tal que tengan a la puer-


ta de algún hoyo las dos manos, )1- Gun las
uñas, no hay fuerza que los arrastre hacia
afuera, por más que los tironeen.
En la volatería se encuentra mucha varie-
dad, tanto en la naturaleza de las aves, como
en la multitud de los colores de la pluma.•
al paso que son muy raras las de suave can-
to ; lisonjean a los ojos cuanto má.s ingratas
al oído. Exceden a todas, los Paracaus o Pa-
pagayos de todas especies, que pasan de
nueve. Son muy perjudiciales a las semente-
ras de Abatí o maíz, que es el trigo de los
indios Las bandadas c ubren el aire y meten
tal vocinglería que aturdr. Si flechan alguno,
al verle caer sus compañeros, revolotean con
grande impertinencia cerca del cazador para
su daño; porque t1l esta sa.:ón no se malogra

Nidos de Calilas y dt" Acaes, según el Padre


Sánchez Labrador.

Habita en las selvas : su piel es leonada, sal-


picada de pintas blancas~ repartidas con vis-
toso orden. Amánsase con facilidad, y su
carne es de un gusto exquisito. Hay unos
animales como HuroueJ, v de las mismal
habilidades; los llaman Yaguárobopé. No
pueden tenerse en casa, porque son ladrones
de cuanto pueden alcatlzar, y lo acarrean a
sus vivares; fu era de que con .rus afilados
dientn hacen destrozo en la ropa. Cuando
se les echa la comida, se en fureceu, y se aba-
lanzan aun al mismo que los ha amansado.
H ay muchos ciervos y avestru ces. F.n tiem-
po de invierno .se acercan a las poblaciones
manadas numerosas de Tayazus o puercos_.
que salen a buscar su sustento en las semen-
teras, porque les falta n las frutas de los bos-
ques. Cerca de las casas, y a veces dentro d e
los cercados de las huertas, hace n sus vivares
los Yae:uané o Zorrinos h~diondos. Los 'Tatú El T eru-tero. El dibujo más antiguo que se co-
noce del terutcro y que reproducimos aquí. se
y Arm~dillos o Quirquinchos no so1t nocivos, dt"be al Padre José Sánchez Labrador. De él es
sino a las sementeras. E s plato reualado para lambién la descripción lileraria que h ace del
los indios, y para muchos que no lo son. L os mismo: "Su grandor es igual al d e una paloma
hay de muchas especies, y al[!una tan ~ran­ mediana, pero la excede en lo garboso. Cuello
grueso y ~:rgui do, con la cabeza proporcionada.
de qur parece un perro mediano. T odas t ie- Los ojos grand~:s,vivos, y muy alegres. . . En la
nen una concha muy dura, pero sólo una se cabeza, se levanta un hermoso copete, com-
cierra, y hace bola, y por esto la llaman lo) pueslo de algunas plum;u altas, muy delicadas,
y azuladas con algo de negro .. . Es ave muy
españoles: bolita_ No puede con cebirse cómo intrépida, y sigue revolotea ndo para vengarse
estos animalitos se aferran tan fuertem ente con sus espoloncillos, a los qur= la molestan" . . .
/ .A PROVINCIA DE MISIONF.S 49

tiro, y con sus carnes queda el indio recom-


pensado del hurto del grano. E~ pocas horas,
que estén sentados en un marzal, destrozan
muchas mazorcas, o espiaas. Los indios hacen
varios adornos de las hermosas plumas de
estas aves parleras.
Los Urubú son cuervos ne¡:ros o Gallinazos.
Limpian las inmundicias de caballos _-v reses
muertas. Sucede no verse ni uno en algunas
leguas, y lo mismo es matar alguna res, o
morirse alguna caballería~ que no tardan
mucho tiempo en dejarse ver de atalayas so-

El Piririguá, St"gún el Padre Sánchez Labrador.

y Yctutís, estos últimos se diferencian en que


son menores. Los primeros son dañoJÍsimos
a los sembrados. Mas en este asunto exceden
a todas las aves la tle una especie de lnam-
bús, que es como las perdices. Su f!Tandor
iguala al de una polla. Es ave muy as!ula
para buscar su sustento. Sale de noche di!
los pajonales, o selvas después de haber ob-
servado ·a los sembradores; éntrase ert las
sementeras de maíz o mandubí o maní redén
hechas; recorre las hileras o sur...·os, y, con
un tino singular, acierta con los sitios en que
están los granos, los desentierra con su pico
alf!o corto, se las come y deja perdido •l
labrador .
lf!ual, y acaso mayor astucia muestran los
pájaros llamados Chopis . Son como tordos.
Unos .!!rondes y otros chicos. La pluma en
unos es ne{!ra del todo, y en otros parda.
Estas avecillas atalayan desde los árboles a
según el Padre José Sánch('z los sembradores. Si éstos se descuidan ~ bajan
Labrador. y desentierran el grano, y se lo comen. Si
no aciertan con él, tiuun paciencia hasta que
bre los árboles, o peñas. Son aves hediondas
destruyen los batatales nuevos, cavando
con el pico la tierra y sacando las batatas
cuando están chicas.
El Tucán se mantiene de frutillas ~' ape-
tece mucho la semilla de los árboles de la
Yerba del Paraguay cuando está madura.
T oda su hermosura consiste en el pico, que
es tan largo como todo el cuerpo. En lo de-
más, casi toda su pluma es negra, a excep-
ción de la del cuello, que es blanca , y alguna
encarnada en el arranque de la cola.
Son muy parecidas a las Palomas Torra-
El e~ irá y tlapa Gua:ú, St"gÚn el Padrr Sánchez
es de España los Pájaros llamado1 Apicazus Labrador.
50 ANTECI:DENTES DE LAS REDUCCIONES

L~ Hi!'rba-Mate, según el Hennano Montenegro.

Yerba de la vívora o Macaguá Cati. según d


Hermano Montenegro.

Almácigo vnd<' o Caai1i, según t•l Hrrmano Ael'tosa mayor o /bitt·1T'irl, según el Hfrmano
Montt·ncgro. Monu·ncgro.
J.A PROYINCIA DE M/SJONF.S 51

Consuelda suayos índica o Caá Pitá Gua:ú,


según d Hermano Montenegro. Rosa Mosqueta o lbeti moroti, según el Hermano
Montenegro.

Mburu.cuyá o Fkn de la Pasión. según el


Mandubí o mani, según el Ht'rmano Mont<"negro. Hermano Montenegro.
ANTECEDENT ES DE LAS REDUCCIONE S

Ceibo o Zuinandi, según d Hermano


Tuna coman, según el P. Sánchez Labrador. Montenegro.

El Anbliibuzú, llt'~D el Padre Sánchez El Tamuindo, según d Padre Sánchez


Labrador. Labrador.
LA PROI'JNCJA DE MISIONES 53

Yetí pitá~ según el Padre Sánchez Labrador. Yerba Yupé o Yerba del Pollo, según el Padre
Sánchez Labrador.

Caraguatá ananá. según el Padre Sánchcz La planta de la Mandioca, según el Padre


Labrador. Sánchez Labrador.
54 ANTE.CE.DE.NTE.S DE. LAS RE.DUCC/ONE.S

Planta del Aratichiú. según d Padre Sánchez


Labrador.
El Mburu-cuy4 morado, !legún el Padre Sánchez
Labrador.

Una especie de Mtmdiyú, según el Padre La planta de yerba Mate, Kgún d ibujo del
Siachez Labrador. Padre Sánchn Labrador.
... ...
/ -::

.Araticú Guazú, según el Padre Sánchez


Labrador.
----~ · --

El Curuguá, se&ún el Padre Sánchez Labrador.

El Mburucuy4 o Flor de la Pasión, y la Compa-


na estriada o Yacari uguayrá, según el Padre ñ ía de Jesús, según una lámina alemana , dt
Sánchcz Labrador. fines dd siglo XVII.
56 ANTECED ENTES DE LAS REDUCCIO NES

Lo Provincia de Misiones en 1609. Según diseño df'l


Padre Diego de Torrr-s,
impreso en 1625. (Ca,-tograf ía Jesuítica , n9 2, p. 21 ).

ErnoL (CariO·
La Provincia de Misiones en 1632. Según rl Padre Luia
gr11Jfa jesulstica, nO 3 y 6, ps. 20, 24 y 2.5).
La Provincia de Misiones en 1647. Según dibujo dt>l Padre Ignacio Henard,
y publicado por primera vez en 1667. (Cartografía fesuistica, n9 6, p. 26).

La Provincia de Misiones en 1703. Según r1 geógrafo franc~s


Guil~ermo de l'ls1e, con datos que le proporcionaron los Jesuitas, y
pubhcado en París en 1703. (CartogrM/Ía jewística, n9 13, p. 37).
La Provincia de Mi.siones en 1722. Trabajo por el jesuita Juan Francisco
Dávila, y publicado en Roma, en 1722. (Cartografía Jesuhtica, n9 18, p. 44).

La Provincia de Misiones en 1726. Mapa elaborado por el jetuita Juan


Francitco Dávila e impreto en Roma, en 1726. (Cartografla J•sulstica,
•• 18, p. 45).
La Provincia de Misiones en 1728. Según un Jesuita de nombre deseo.
nacido, quien. Jo _hizo publicar en Alemania. (Cartografía jesulstica,
nO 19, p. 49).

La Provincia de Misiones en 1732. Según "los viaj es y las observacion(S


hechas por los Padres de la Compañía de Jesús". (Cartografla jesuistica,
nO 23 , p. 54) .
60 ANTECEDENTES DE US REDUCCIONES

apunta el brote, y entonces logran la suya. semejante a unas uñas, con un diente o uña
Para librarse de pájaros tan sagaces y lograr en la extremidad; es uña corva, y de un co-
el trabajo, los indios viven alerta y lutf!O que lor negro lustroso. Todo el color del cuerpo
ven salir de tierra el brotecito dd maíz, le es negro, y áspero por los pelos, que le vis-
cubren con paja y así le tienen hasta que la ten. Sus colmillos son agudos y largos, y se
hoja ertá algo dura, y desubstanciado el gro~ estiman por su hermosura para varios usos.

LA Provincia de Misiones en 1732. Mapa compuesto por rl Padrt"


An1onio Machoni, r-n 1732. (Cortogtafia JesuíJtiea, nlJ 24, p. 57).

no por las raicitas; entonces la dt'stapan , y Irritada esta araña, muerde; y su venenoso
los chopís no las arrancan por la dureza de dit'nte es tan delicado, que apenas dt!ja se-
la tierra. ñal visible. Resulta de la picadura un tumor,
Como las tierras son tan fértiles, están e hinchazón cárdena . acompañada de un
siempre pobladas de yerbas y otras plantas, dolor intenso, que se aumenta por ins!antes.
que sirven de escondrijo a multitud de in· De suyo no es mortal esta picadura y a las
sectos ponzoñosos. No son los que menos 24 horas empieza a bajar la hi11chazón, y
abundan los Randú o Araña. El más temi· moderarse el dolor. No obslaflle, alaunas ve-
ble de estos insectos tJ la .Araña Grande o ces, por rozón de la parte infecto, y' los sinto-
.Randú Guazú. EL cuerpo por lo común tiene mas que sobrevienen, se exaspera tanto el
tres dedos y más de largo, y partido por la mal que no cede a los más eficaces reme·
cintura. ~a parte anterior es ma)'OT que la dios .. .
postrera, y algo aplanada. Tiene en la es· A otros muy frecuentes llaman los indios
palda, cerca de la división del cuerpo~ un Ambuá. Los hay de dos dedos; otros m<no-
agujero que le sirve de ombrigoJ· sobre la res. Los primeros son tan gruesos como una
boca se ve una prominencia semilunar, y pluma de ganso; los segundos más delgados;
J.A PllOI'JNCIA DI~ i\1/S/ON/~S 61

el cuerpo es redondo y de un color negrísi- J!rande que llega al largor de tres cuartas.
mo; en la cabeza sobresalen tntre lo negro La víbora ñacaniná y la Quyriró: la primera
unas pintas blancas, colocadas con ot·dpn a parece que vuela, cuando estribando sobre
los lados. Tiene ocho pies cortos ba.aante- las últimas vértebras de su cola. se arroja a
mente gruesos y del mismo color del cuerpo. hacer presa; la segunda espanta con su as-

Lo. Provincia de Misiones en 17:12. s,·g;ln el Jesuita Juan


Francisco Dávil a.

ste está vestido de unos pelillos algo duros, pecto .feísimo y aprensión de su eficarísimo
de un color hermoso amarillo. Parecen veneno.
nas cerditas. Si este gusano toca a alguna Alas al mismo paso hay contrave•u'n"s
arte del cuerpo, la quema como si llegara muy eficaces, reconocidoJ de los indios. La
una ascua de fuego. Por este efecto los in- muy apreciada por su virtud es la ycrbtJ
dws gua,.·curúes o mbayas en su idioma lo dicha Taporé o contrayerba, y también hi-
definen, llamándolo: Apindágangigy, el puerilla, porque sus raíces tienen color y
Abrasador. leche, como la higuera . . . Dan la flor en ""
Entre las víboras las más temidas son las vastaguito, que sale del centro dt: la planta,
Boi-tiní, la de cascabel y la Boi-pé, cuya pi- y forma como un platillo lleno de cuerpe-
oadura hace arr()ojar sangre por todas las citos amarillos. La sficacia contra todo ve·
uentanas del cuerpo y casi por todos los neno es que obra por calidad fría , o bi~n
poros. De estas hay dos especies, y aseguran seca por picadura de animal, o dado Y-"n
que la que llaman Boi-pé-miní, la chica, que comida o en bebida.
es como una pluma ordinaria de escribir, es Hay otra yerba llamada Boicaá, o yerba
peor, y su veneno más activo, que el de la de la víbora, y no es una sola especie, sino
62 ANTECEDENTF.S DE LAS REDUCCIONES

tres. Obran con feliz suceso, si se acude a un salto o catarata, por la cual desde muy
tiempo al paciente. Basta mascar las hojas, alto se precipita el agua y mete tanto ruido
tragar el zumo, y aplicar lo demás a la pica- que aturde a los vecinos. Parece en la caída
dura para librarse del veneno. La llamada un golfo de espuma, y la rapidez turba la
Macanguá-caá, yerba del pato macanguá, vista. Los infieles que venían de lejos y no
logró este nombre, porque esta a:-·e, sirvién· estaban acostumbrados a aquel incesante es-

La Proviracia de Misiones en 1733. Según un misionero. Mapa publicado en


Roma en 1733.

do/e de escudo sus alas, pelea con las víbo- tri pito de las aguas por el arrecife, no s1
ras hasta que, a picaduras, las mata. Si hallaban contentos en la nueva Reducci6n.
alguna vez se siente herida esta ave, vuela Por esto se mudaron todos a un sitio llamado
a comer la yerba dicha, y repite el desafío Jbarotí.
'Y contienda, hasta lograr el triunfo de su Antes que Sánrhcz Labrador, se habían
irritado enemigo. También la ave llamada referido al lguazú, con frases de asombro, el
Hariá, del tamaño de una cigüeña, Jlelea con Padre Jacobo Ra1120nnier,• y un siglo más
las víboras y culebras, las mata 'Y se alimenta tarde el Padre Antonio Machoni en su vida
con sus carnes. Es pájaro muy útil a las del Padre Tolo.• Hablando de otro mi-
huertas, porque las limpia de cuantos insec· sionero escribió Machoni que habla intentado
tos halla en ellas. dos veces el Padre Diego de Boroa la reduc-
Aunque deteniéndose menos en Jo que a ci6n a la Fe de los moradores del Y guazú,
la flora y fauna respecta, describe también pero siempre sin fruto, porque defendidos
Sánchcz Labrador la bdleza dd Río Paraná con un salto de más de diez estadios, que
y de sus tierras, y, como es de suponerse, hace aquel río, tenían cerrada totalmente la
deja correr su pluma al hablar del Gran ltú, puerta a la comunicaci6n de gente extraña,
y en otro de sus libros, intitulado Harmo- por estar situados los pueblos más arriba de
nioso Entable, 4 todo él referente a las Re· aquel precipicio, teniendo echada en la pM-
duccioncs, ocupóse nuevamente dr ese /tú, te superior del río puente levadizo de canoas,
aunque más ceñidamente, al historiar los para en caso que salvando el paso por tieTTa,
orígenes del pueblo de Jesús, fundado en el y pasando una legua de bosque impenetrable,
Acaray, más arriba del lguazú donde hay se evadiese el riesgo de aquel precipicio, es·
LJ Provincia de MiJiones en 1744. "Compuesto por un antiguo misionrro", como se lee en la
mismo. (Cartografía jesufsticn, nQ 28, p. 66).
La Provincia dt Misiones tn 1749. ~gún la consignó el Padre Joaé
José Quiroga en su Mapa dt los Missionts de la Compañía de jesús,
impreso en Roma. (Cartografía jesrdslica, n9 32, p. 71 ),

LA Provincia de Misiones en 1756. Srgún diseño del Padre Joté Quirosa,


publicado en 1756 por el Padre F. j. Charlevoix. (Cartografla Jesuútica,
•• 61 , p. 87).
Afflpa d~ la Gob~rnación d~l Paraguay. Por rl Padre José Cardiel, compuesto en 1752.
(Cartografía f~suhtica, nQ 53, p. 68).
66 ANTECEDENT ES DE /.AS REDUCCIONE S

La Provincia de M isiones en 1760. Según el Padre José Carcl:el

La Prouincia de MiJiones en 1784. Sesún el Padr~ Martín Dobrizholrer, mapa


publicado en Austria en dicho año. (CartografftJ jesuüti"'• nO 99, p. 120).
uf(o/l:" 11- .J,} ~adún.u W ~:nd'tyf'r-",?~·.T !<.. f~ ..,C..,_ 1 ny'Sn«- 6!1 a-,;:., 1

17So f..'Yt ~ a~ dttc.?-.:-m~ !01=4. eL;~.ea,. d.Jvj;'>-r4 k e,.-t~9«-,.


e,

G<>rn0VUV>0a .,_ ¿;, o/'1"- ._¡,{.,.,_ {.._ ~ "'' al!...v-.~ ~"'-:J.!/ J'"a.$-n ,yp'!/~ ... ,1>"
w. ~ .Atalfhm&c, >"~ /""'"' Gu cd~ «1 P.;,~~)"')'~'- ...S~.ftúj•.d h
fa_ c..J~ d1d )'Ói~, )' a.¿~, ~..¡lA d f"x•;t":P'P ~" ~v..... t.y¡.._ J A,, /f.~'"•?~e
illAtl

cd ~t-<c:r-,¡ !,.Y ¡".....x~d. ~t.ii<..l.,' d ~ .1 a-.7-? .:L/75"' ...(; l,~t.Coo«<w !huc-t7a.W .1'--...-/),¡tJJ..J.·

Mapa de las Doctrinos de Paraná y Uruguay. Por d Padre José Cardid, trabajado en 1765 (?) .
(CarU.graffa jesulslica, n9 71, p. 98).
Mapa dt las Rtdrucionts át Guaranfes. Compuetto en 1771 por ~1 Padre José Cardiel.
(Carlotra(fa /tsulsti,a, n'l 76, p. 101 ).
70 ANTECEDENTES DE LAS REDUCCION¡.:s

tuviesen seguros de cua..lquier extraño aco- El gran misionero e insigne polígrafo, Pa-
metimiento, pues retirando las canoas, que dre Sánchez Labrador, escribió que loJ due-
formaban el puente, imposibilitaban el trán- ños o habitadores de las tierras del Paraná
sito a los pueblos. Eran enemigos declarados [y Uruguay] fueron en lo antiguo Indios de
de todo extranjero, y hasta entonces no ha- distintas lenguas y naciones [o parcialidades],
bía penetrado a aquel (Jaís esbañol alf!uno, principalmente desde los 28 ~rados de Latitud
antes eran aborrrcidos de los Paisanos como hasta Buenos Aires. Hacia el norte, desde
enemigos capitales de su libertad , dicho f!rado, la nación dominante era la de
Au~que la relación geográfic.a qu~ hemos los Ca~ioes o Guaraníes. De los primeros
tomado del Padrr Sánchez Labrador ··se re- apenas se conservan los nombres: de loJ se-
fiere primariamente a lo que fur otrdra el gundos, hay bastantes. La nación de los Ca-
centro principal <le las Reducciones y t·s en rioes fue la más numerosa y temidc: no sola-
la actualidad la Provincia de Mi:iiones, Una mente de otros indios, sus comarcanos, Jino
de las veinte y dos de que: consta la Nación aun de los españoles del Paraguay o primeros
Argentina, pu<>de extenderse ron leves mu..- conquistadores de esta parte de la Amhica
tacion~s _a las zonas que ocuparo:1 también Meridional. Algunas rancherías recibieron
otras Reducrione<:, al Orirnte, en tierra ~ ron agrado a los españoles, permitiéndoles
actualmente brasileras y a las que hubo al paso libre por sus tierras; pero los más de
Occidente. en tierras our ahora forman par- los Paranenses [y Uruguayenses] jamás tuvie-
te de la República del Paraguay. ron con los nuevos huéspedes huerta concor-
dancia. Todos hablan el idioma Guaraní, y
hoy día tienen este nomb-re . . 1
4- El indio guaraní y su idioma. Hoy podemos repetir el aserto de Sánchez
Labrador, en lo que respecta a los indios de
No solamente en lo que es ahora la Pro- esa nación, que hubo y hay en tierras actual-
vincia argentina de Misiones y en rus comar- mente argentinas o paraguayas, pero no en
cas vecinas, sino en una inmensa región que lo que concierne a Jos que hubo y hay en
comprendía unos veinte grados de Latitud tierras brasileras, ya que desde antiguo se les
y unos quince de Longitud, desde las ribe- ha denominado Tupí. Los escritores del Bra-
ras del Plata hasta las proximidades del gran sil, desde Vamhagen hasta el presente día,
río Marañón, y desde las costas del Atlán- sostienen que la propia palabra, aplicable al
tico hasta las aguas dd Paraná, en todo su idioma y a los que lo hablaban, no dehía ser
extenso curso de más de cuatro mi1 kilóme- Guaraní sino Tupí. Su argumentación es
tros, extendíase una raza indígena, la llama- harto endeble. El Padre Anchicta, al publi-
da raza de los Corioes o Guaraníes. Fue ella car, en 1595, su Arte de gramática, no la
una de las cinco grandrs razas que ocuparon llama ni Guaraní, ni Tupí, sino la lingua
otrora secdonrs considerables del territorio mais usada na costa do Bra::il y el Padre
argentino. Figueira, en 1621, denominó su libro Arte
Aquella inmensa r<'gión, qu e antes consig· da lingua brasilica, pero el Padre Alonso de
namos, no fue totalmente ocupada por los Aragona escribió hada 1620 lo que denomi-
Guaraníes, ya que pueblos de otras razas, en nó Vocabulario de la lengua guaraní, y el
particular de la llamada raza pámpida, como Padre Antonio Ruíz de Montoya acr.ptó
Jos Charrúas, habían llegado a penetrar en plenamente la nomenclatura de Aragona, en
diven:as secciones, quedando así interpuestas, sus ya célebres escritos glóticos: Tesoro de
pero en manera alguno dominadas ni absor- la lengua ¡::uaraní, Arte y Vocabulario de la
bidas por aquellos indígenas. lengua guaraní, Catecismo de la lengua .gua-
Tribus afines de los Charrúas eran los in- raní.
dígenas conocidos con los nombres de Y aros, Varhagen, erudito cuanto caprichoso es-
Bohanes, Guenoas, Minuanes y Chanás, y se critor brasile~o_, ha querido invalidar la
hallaban al sur de los 28 grados. Tribus fuerza de la voz Guaraní, y comentando el
afines de los Guaraníes eraR Jos Arechanes, Tesoro de la lengua guaraní, escrito por Mon-
Guayakis, Kaiguaes, Tupís o Tapes, y otras toya e impreso en Madrid en 1639, después
cien o mús denominaciones que comignan de recordar que era ésa la más antigua obra
los historiadores primitivos, y su habitat era impresa, que ostenta el vocablo Guaraní,
al norte de los 28 grado•. escribió que Guaraní llamó nuestro autor a
F.L INDIO GUARANI Y SU IDIOMA 71

,•0 lengua en cuestión. Era el apelativo que donde han salido todos los otros Guaraníes,
se daban a sí mismos los indios guerreros dei y por eso conservan el nombre de Omaguas
Paraguay . .. , pero basta un superficial es~u­ o lndiguas, que significa cosa antigua o pri-
dio para reconocer que esa lengua, ~on m: mera.3
significantes alteracion~s, era la propza tupt, Guaraní viene de guariní, nos dice Sán-
oeneral en todo el Braszl.. desde el Amazonas, rhcz Labrador, y este segundo ténnino sig-
; que ya antes había sido reducida a gramá· nificaba soldado o guerrero. Guarini che~ yo
tica y a vocabularios pot los misionero.r del soy soldado o peleador, era una expresión
Brasil como Anchieta, V iegas, Figueira, muy de ellos, y los indios de otras tribus los
Arauj~ y otros. El mismo Montoya empezó llamaban guariní o guaraní, por esa razón,
a conocerla en la reducción de Loreto , junto y así era, nos dice aquel insigne historiador
al río Paranápanema, y, por tanto, entre Jai.- que trató tan de cerca a esos indígenas. Eran
vajes, cuyos descendientes, aun hoy, habi'tan muy dados a las armas y hasta hoy blasonan
el Brasil en las provincias de San Pab!o :V l 1e su valor y se alaban de ánimos marcia-
Paraná. lcs.4 El que los niños y mujeres no fueran
El nombre guaraní, o más bien, guaraní, ~oldados, no es argumento contra la- exacti-
según el propio Montoya ( pp. 83, 236, 284 tud con que todos los historiadores han de-
y passim}, no quiere decir sino guerra, o, nominado a esos indigcnas. llamándolos Gua-
por ventura, guerrero; y como la lengua era ranís o Guaraníes.
hablada también por individuos de la na- El físico de Jos Guaraníes, a Jo menos el
ción, que no eran guerreros, como niños y de aquellos que poblaron otrora la región
sacerdotes y por los nefandos tebiros, y hasta misionera, era armónico, robusto y simpáti-
por las propias mujeres, bien que con modi- co. De altura mediana, de musculatura recia,
fzcaciones , síguese que ese nombrt.· es impro- de rostros más bien ovalados, de cabeza
Jno para aplicarse a la lengua, al paso que 'rrrandc, de pelo abundante y largo, de rolo-
el de Tupí, que era el nombre que corres- ración oscura, de mirada viva, de andar
pondía a esa raza, que de norte a sur, y no rápido, era el Guarani uno de los indios que
de sur a norte, según imaginó Afartius, había ron mayor facilidad llegó a percibir y llegó
znvadido casi toda la A mirica Meridion al, a apreciar la belleza de la Virtud, la nobleza
de ese lado de los Andes, no ofrece tales con- del arte y la grandeza del hombre.
radicciones. El talle de Jos Carioes o Guaraníes~ escri-
Toda esta literatura barata es de Va rnha- b1ó Sánchcz Labrado, quien los trató de cer-
en, y agrega, forzando las palabras, que ca, no es igual en todos; mas, por lo común,
upí, viene de T'ypi que significa los de la son de cuerpos robustos, acostumbrados a los
aeneración primera, y de los tupís unos se trabajos desde niños. Su estatura es propor-
decían tupinambás o varoniles; otros tupi-n- cionada y acontece lo que en todo mundo,
is o antiguos; llamándose otros Tamayós, o que algunos exceden lo atto y otros no al-
buclos, y sus descendientes Temiminós, o canzan una medianía. Lo que más admira
Jetos ; además de otros varios sobrenombres, es que entre ellos apenas se encuentra al-
de ordinario injuriosos. puno defectuoso en los miembros, constando
El Padre Lorenzana, que por cierto podía el descuido de las madres en la crianza de
estar y estaba mucho mejor informado que sus tiernos hijos. El cabello de todos es lacio,
Varnhagcn, escribió que los Guaraníes de y ordinariamente negro. En su infidelidad
Concepción del Uruguay llamaban T apys a se lo dejaban crecer hombres y mujeres, '}'
los Quirayás, Guays, Charrúas y Mepenes, casi idolatraban sus cabelleras. Rarísimo es
con los que tenían muchas guerras? y otro el individuo en quien los años alteran el
misionero, cuyo nombre desconocemos, pero color del pelo. Créese que la continua tarea
que vivió a fines del siglo XVIII, escri- de arrancarse los de la barba, con el tiempo
bió que los Guaraníes. no sólo habitaban las se hizo naturaleza, y quedan lampiños. No
tzerras de los ríoJ . Paraná y Uruguay; se obstante; en los inónteses del Tarumá, mu-
extendían por el Brasil y llegaban a ocu-bar chos salen de sus bosques con barba bien
grandes bosques en el Reyno de Quit" ·... poblada. Tienen los ojos pequeños~ muy pers-
[y éstos] hablan en el miJmo idioma que los ¡)icaces, y sin lagrimales; esta última propie-
de~ Paraná. Llámanse Omaguas, que es lo dad es como un distintivo que los da a co-
mzsmo que antiguos y quizás ellos son de nocer entre los que no son indios. La nariz
72 ANTECEDENTES DE LAS REDUCCIONES

en casi todos es chata, y bien jo1nida, con frase denigrante para dios, en tantos escri-
una aplanadura que no es fealdad en sus tos, anuas, relaciones y cartas, como han pa-
caras llenas, y algo anchas. La firmeza de su sado por nuestras manos. Pero a los pocos
dentadura es envidiable; los más. por ancia· años dr expulsados los jcsuítas, Jlegó a tener
nos que mueran, la llevan si'l lesión a la algún contacto y trato con algunos Guara-
sepultura. El color no es uniforme en todos. níes un hombre a quien algunos han otor-
Prevalece el tostado, no por natura/na, Jino gado indebidamente el título de "sabio", y
por otras causales. El sol, obrando sobre este presunto sabio llegó a dasifkar a esos

Grupcs de indios Abiponcs, srgún dibujo dd Padre Ma rtín Dobrizhoffer, con su típica
vcstiml'nta, que era la misma que, en su vida de trabajo y en sus viajes, gustaban usar los
Guaraníes, aun después d e reducidos a la vida civil.

los nz ;,:ijamil'1llos o pinturar, que usaban en indios no entre los seres racionales. sino en-
sus ruerf10J de las tintas de urucuy, e1!car- tre los cuadrúpedos. Después de .consignar
nada, )' de Randipa, ne~ra, los pone romo una serie de incongruencias, escribía muy
rl'qurmados. En las selvm, hoy día, más so- !'uclto de ru<' rpo don Félix de Azara, que:
bresale en ellos el color blanco, y aun en sus todas estas cualidades parecen aproximadas a
Pu eblos es notable la di[ ercncia, según los los cuadrúpedos; y asimiJmo parecen ttner
sitios, dt que traen su origen . Los de mon- cierta relación con las aves por fuerza y a~u­
taña :v bosque tienen la te.z blanca; no así deza de su vista. La unidad de len!!ua entre
loJ de tierras bajas, y los que vagueaban por los Guaraníes~ que ocupan tanta va;ta exfen·
los ríos en sus Canoas. sión de país, ventaja que ninguna de las na-
Tal era d físko de los Guaraníes y aun- ciones cultas del mundo ha logrado obtener,
que sus dotes psíquicas adolecían de serias indica if!ualmente que estos salvajes han te-
fallas ~ eran ellos unos indios simpáticos y nido el mismo maestro de lengua que ense·
rap:wcs de adelantar no poco en todo lo ñó a los perros a ladrar de la misma ma-
qu e ~ignificaba progreso material y aun es- nera en todos los países."
piritual. Ciertísimo es que los jesuítas llega- Azara dudaba, a fines del siglo XVIII. si
ron a prendarse de los Guaraníes y é:;tos, los Guaraníes pertenecían a la rspccia hu-
a ~u vez fucron admiradores constantcs y mana, incurriendo en una manifiesta abe-
si nc·c·ros dt" los jesuítas. Durante siglo y me- rración filosófica, y mostrando de pasada su
dio trataron los misioneros íntimamente con total desconocimiento de todo lo realizado
acp:rc!Jos indios, y no hemos hallado una wla por aquellos indigenas en las Reducciones.
F.L INDIO GUARANI Y SV IDIOMA 73

Otros "!'abios" de la pasta de Azara. han


sostenido la paridad absoluta entre el indio
y el europeo, de suerte que aquél, una vez
salido de las selvas, era capaz de pensar,
hablar y obrar como cualquier europeo. La
prueba hoy día la infantilidad de
ascrtos 1 v la historia de más de cuatro
los rerh~za de plano. El abandono ab-
dc todo esfuerzo mental, la dej adez y
de il).nÚmeras generaciones, los vi-
al través de centurias, el
ambiente salvaje en el que habían na-
vivido, y otros muchos factores con-
habían degradado al indio de tal
que era humanamente imposible ele-
de golpe al plano de lo normalidad

realidad histórka es, por otra parte,


elocuente Después de cuatro siglos, y
todos los meritorios esfuerzos de
y de los misioneros, el indio
llllTlen,ca,no. así d que se halla ubicado en
pro~imidades dr las grandes urhcs de
Estados l'nidos, romo los que hemos ro-

Vestimenta usada rn el Paraguay. a mediados


del siglo XIX , srgún Dr mcrsay. 1860.

nocido y tratado en los valles Patagónicos,


y los que se encuentran en las quebradas
jujeñas, al par de los ~u e vegetan en las
llanuras chaqucñas, siguen siendo tan indios
romo cuando Colón pisó tierras americanas.
El que vistan a la europea, o sepan garaba-
tear unas letras, a lo que llaman escribir,
no modifica lo substancial, y cJ indio es hoy
lo propio que era hacC' siglos.
Ningún misionero dudó jamás: como dudó
Azara, de que los Guaraníes eran verdaderos
hombres, pero, en cuanto a los mismos, re-
conocían ron rl Padre Cardicl que "su en-
tendimiento, su C'aparidad era, y es~ muy
corto, como de niño ; su discur~o muy débil
y defectuoso. Cuando les preguntamos una
disyuntiva, v. gr. ¿A dónde vas, al pueblo
de San Nicolás o al de San Juan?, rcspon·
Vestimenta usada en d Paraguay, a mediados den : Sí, Padre; sin poder averiguar sobre
d el siglo XIX, y que provenía de la usada en la
e poca de los Jesuitas, en ocasiones solemnes ( cuál de las dos partes cae el sí, o el no,
fiestas. Dibujo de Demersay, 1860. sino que se Je vuelva a preguntar por una
74 ANTECEDENTES DE LAS REDUCCIONES

parte sola". Esto escribía el Padre Cardiel tratamos con ellos no creemos cosa hasta
a mediados del siglo XVIII, o sea después verla. Si en la averiguación de algún delito
de existir las Reducciones durante siglo y le instan y amenazan para que diga la ver-
medio, y medio siglo antes había anotado dad, confiesa contra sí mismo, aunque el
delito sea de muerte, y después de averigua-
da su inocencia, si le preguntan por qué car-
gó sobre sí tan grave delito , siendo inocente,
responde :{ qué había de hacer si me pre-
f!Untaban tanto?
. Aun los indios más drspiertqs adolecían de
fallas sensibles, ya que "aun en los más ra-
pares, escribe Cardiel, de quienes nos vale-
mos para el gobierno de los pueblos, la ca-
paridad que tienen, la tienen a temporadas,
y de repente salen con sus dichos y hechos:
de la manera de los lúcidos intérvalos que
tienen los locos. Y ellos mismos nos suelen
decir: Padre, esta nuestra capacidad es dis-
tinta de la de los españoles, porque éstos son
constantes en su entendimiento, pero '!lOS·
otros sólo lo tenemos a tiempos.
Parece que ésta fuera la regla general,
2unque siempre hubo excepciones, esto es,
lndim despiertos e inteligentes. Uno de ellos
fue, en los primeros tiempos, el Ca~ique Don
Vestimenta femenina, usada a mediados del Francisco Bairohá, cuya muerte acaecida en
siglo XIX, en el Paraguay según Demersay, 1648 fue grandemente lamentada, así por
1860. parte de Jos indios como por parte de los
misioneros, que confiaban en sus luces y es-
el Padre Lozano que todavía entonces no r uchaban sus razones. El Beato Roque Gon-
habían Jlcgado a entender que la muerte era zález había entrevisto la lucidez mental de
algo natural y que a todos había de sobre·
venir, antes se persuadían que en cada caso
era algo fortuito y debido a causas externas.
Lo propio opinaban de las enfermedades, cu-
yas causas, según ellos, eran siempre extrín·
secas y ajenas a la misma naturaleza humana.
El Padre Luis Escandón, varón talentoso
y que también conoció de cerca a los Gua-
raníes, escribió que es verdad, y no exagerada,
que generalmente ninguna de esta gente tiene
más capacidad, inteligencia y juicio, que en·
tre nosotros, en Europa, los niños.
A Ja cortedad de sus entendimientos co·
rrcspondía la debilidad de sus voluntades. La
voluntad del indio, escribió Cardiel, es tan Vestimenta usada en el Paraguay, a mediados
del siglo XIX.
voluble como el viento ; ya quiere una cosa.
ya no la quiere;· ya se muestra amigo, y lue·
go al punto, por una nonada, se muestra este indio y había querido tenerle a su lado,
enemigo; y es muy fácil de volverse a cual- pero no pudo conseguir de él que dejara la
quier lado, en bien o en mal.6 poligamia. La dejó años más tarde, y fue el
De esta debilidad mental y de esta falta hrazo derecho de todos los misioneros. Ra-
de resolución y firmeza nacía el que fue- zonaba como un europeo y hablaba con una
ran crédulos, por una parte, y fueran men· elocuencia avasalladora. Cuando las invasio-
tirosos hasta el absurdo, por otra. Los que nes de Jos paulistas causaban estragos en las
EL INDIO GUARANI Y SV IDIOMA 75

Reducciones, el entonces Provincial, Padre sus odim, más crueles en sus venganzas, ni
Diego de Boroa, consultó a Bairobá la mejor más terriblemente antropófagos.
táctica a seguir en esa emergencia, Abando- Desde Diego García, Ulrico Schmidel y
nar los pueblos, y volver a los bosques; en Hans Staden hasta Cardiel, Muricl y Sán·
aquéllos somos débiles y ellos son fuertes;, e~l chez Labrador historiadores estos últimos que
éstos nosotros somos fuertes y ellos son debt- conocieron m~y de cerca a los Guaraní_es,
les. Se siguió, en efecto, el sabio consejo de todos ellos testifican lo que se hace tan m-
este Cacique de San Nicolás, y si bien los creíble: la antropofagia guaraní. No por mo-
pueblos fueron arrasados: los indios se sal-
varon.7
El mismo Cardiel nos dice que: en la ni-
-ez mostraban los Guaraníes despejo. intr-
1ge'ncia rápida, prontitud en entendrr y en
aprender, pero con el correr de los a~os se
mbotaba n extrañamente aquellas mamfcsta-
iones primeras. Por ver la facilidad con que
prenden, cuando niños, a leer~ escribir. dan-
as y música, y después los oficios _mecá-
tcos, ha pensado tal o cual qur la corta
acionalidad que muestran tan sólo consiste
n falta de crianza, como el europeo, que
acado desde niño de su granja, y criado con
cuú'Ura, puede ser hombre entendido, capaz
político, pero no es así El fenómeno que
aquí indica Cardiel lo hemos podido coro-
roba r recientemente en Bolivia. Los niños
n tan despiertos y vivos como los europeos,
ero al llegar aproximadamente a los veinte
ños se va apagando en ellos toda vivacidad,
reemplazándola un lastimoso embotamiento
ental.
Era debido tal vez, a lo menos en parte,
ese embotamiento mental el que fueran
n belicosos, como eran. Blasonaban de mar-
ctales, nos dice Sánchez Labrador, y alboro-
tan la tierra por el interér de proezas huma-
nas. Y eran altivos y soberbios, nos dice el
ismo historiador. "Familia de indios en su estado actual , descen-
dientes de los antiguos guaranírs, civilizados por
El ya citado Azara, quien por una parte Jos jesuitas", según W. Hanke, 1939.
puso a los Guaraníes en el plano de las bes-
tias, ,por otra, en su afán de empequeñecer
tivos religiosos, como infundadamente aseveró
a obra que realizaban los jesuitas con los
el señor Samuel Lafone y Quevedo, sino
Guaraníes, sostuvo que eran dóciles por su por simple gula, unas veces, y por venganza,
misma naturaleza, sumisos y obedientes, dúc- otras veces, comían Jos Guaraníes la carne
ti les y plasmablcs sin dificultad, blandos y humana, como si fuera de vaca o de caballo,
maleables como la cera. No había en ellos considerando como bocado el más exquisito
pasiones fuertes que domeñar, ni había vi- las pantorrillas. El tantas veces citado Sán-
cios que desarraigar. Eran como unos ánge- chez Labrador, a quien otorgamos la prima-
les de Dios. cía ·entre cuantos han cs.c rito sobre los Gua-
La realidad, sin embargo, era muy otra. raníes, nos dice que todos eran antropófagoJ
a que los Guaraníes eran de los índígenas y no había para ellos plato más sabroso que
ás sanguinar~os y más degradados que hubo el de la carne humana. 8 Con esas carnes
en estas regiones americanas. Ningunos otros celebraban sus empléndidos banquetes.
indios rioplatenses fueron más implacables en Ni se diga que sólo obraban así con sus
76 A.\11TCF.DF.NTES DE /.AS REDl'CCIONES

enemigos, a quienes habían llegado a domi~ sino que era una costumbre diaria. Era lo
nar, pues sabemos que, en épocas de paz, habitual. Sólo el instinto de conservación, o
salían a cazar a sus iguales, como pudieran la necesidad de adquirir lo necesario para la
salir a cazar las fieras de las selvas, y les era vida, o falta de matC'ria prima con que hacer
indiferente que las víctimas perteneciera n a sus brebajes, o la conveniencia de estar aler-
su nación o a otra, importándole:; tan sólo tas <·ontra posibles o probables enemigos, los
el saciar su hambre o su pasión sanguinaria. alejaba a las veces de su invC"tC"rado virio.
Al relatar el Padre Lozano las dificultades
con quC' tropezó el Padrr LorC'nzana para ini-
CONQ.YJSTA ciar la fundación del primer pucblo de Gua-
raníe-s, nos dice que las borracheras de los

ESPilliTV AL mismos duraban a las veces dos dias, otras


veces día y m edio; y cuando menos, un día
y noche vendiendo por gran fineza al Padre
HECHA POR LOS aquella su gran templanza (como ellos la
RELIGIOSOS DE Ll\ COMPAÑIA llamaban), pues antes de su entrada al País
de Jc(us, en IJ~ 1?rouinciJs c.Jcl Paraguay, empleaban tres días enteros con sus noches
P3ran<J, Yrugu:ty,yTape. en la embriaguez, y ahora por su amor y res-
E S C R. 1 T A peto, se contentaban con tan poca bebida.
90R
i~~::¡'=:u c.,,,.,r•.
t l. PAJ) IU; .A N rON lO IH'IZ D5 que para su destemplanza desarreglada lo era,
aunque bien festejada, con sus danzas gentí. .
DJnJC";IDA .'t OCTAVIO CENTVR.IOlf!:!
Marr¡ue¡dcMOQaitcrio. licas y estruendo de instrumentos poco .. ar•
moniosos. 10
Improba fue la labor en que se empeñA.
ron los jesuítas para acabar con la borrache·
ra~ como felizmente acabaron con ella y en
forma absoluta y total, pero fue cosa de
años. Todavía en 16161 a los sei~ años de
fundada la R ed ucción de San Ignacio, era
la borrachrra la gran preocupación de los
jcsuítas. En viniendo de al~una caza o pesca,
CON P R 1 V 1 L l G 1 O. escribía entonces el Padre piego de Boroa, y
al tiempo de labrar sus chacras, todos se jun . .
En MadtiJ. In !.1 imprenta del Rcyno. taban a beber y emborracharse, y en aca~
bando el vino de una casa, pasan a otra,
La "Conquista Espiritual" dd Padre Antonio con muchos plumajes, muy pintados y embi~
Ruiz de Montoya es, sin duda alguna, la obri.l jados, con una fiereza que parecen demo·
más importante, por lo que respeta a la historia
de Jos primeros tiempos de las Reducciones. nios.
Fué esc rita por su autor, a vuela pluma, cstan. Presumían altamente de sus pnrrop,ativas
do en Madrid , y ccn ('1 fin de dar a conocn en
Europa Jo que en d Río de la Plata habían
y eran amantísimos de la libertad, agrega
hecho hasta entonces los Jesuitas. Boroa. Era mérito para obtener los más altos
empleos y dominar a la plebe, hablar mucho
En la Historia de Techo 'J pueden verse he-
y blasonar indejJendencia aun de los aJtroi,
chos verdaderamente espeluznantes. nubes y rayos. Esta soberbia los detuvo mu·
La borrachera era otro vicio que predomi- chos años sin querar reconocer la superiori~
naba entre ellos, como entre los indígenas dad de los españoles. A Sebastián Gaboto
dr las otras regiones de América. A base de que navegó por el Paraná, hasta la La!!,una
maíz. de frutillas silvestres, y de raÍles, y más llamada Apuyén, hicieron retroceder los es-
comunrnentc de miel, hacían un líguido :'('•- cuadrones de Paranaenses que le salieron al
mentado al que solían llamar chicha los his· encuentro. El famoso caballero Hern án Arias
toriadorcs antiguos. de Saavedra, siendo Gobernador del Río de
Las borracheras no eran actos religiosos la Plata y Para~uay, dio por sí mismo tes-
n·servados (~ntrc los Guaraníes para ocasiones timonio del entonamiento de los del Paraná.
especiales y para circunstancias particul are~, Fue este noble criollo escoltado de soldados
EL l.VDIO GUARANI Y SU IDIOMA 77

a la Reducción de ltapúa, que acababa de pone Varnhagcn, sino a orillas de los ríos
fundar su venerable cuñado el Padre Roque solían estar esas agrupaciones, ya que allí se
González de Santa Cruz. El orgullo de los hallaba el agua potable y la pesca, la caza
Paranaenses le obligó a acelerar su reJ!reso y la miel, que constituían su alimentación.
a la Asunción. Al retirarse por el Paraná lle- Refiriéndose un misionero a la vida que
aaron unas canoas de indios infieles que ve- llevaban los Guaraníes antes de entrar a for~
~ían con desir:nio de acabar con los espa- mar parte de una Reducción, esc ribió que es-
ñoles. Hí.::.oles 'dejar las armas la divina elo-
cuencia del Misionero, que acompañaba al
Gobernador. Llegóse a hablar con éste, el ARTE, Y BOCABVLARIO
Jefe de los indios. Quiso ganarle el cristiano DELALE.NGVA
gobernador, )' para este fin le presentó un GVARAN!'.
Bastón guarnecido con bella empuñadura.
como a Capitán de aquella ~ente. Rehusá COMPVES'TO POR EL_P.ADRE
tomarle el Bárbaro, )' se ex plisó así: «este <./in!cnio 71._ui"',d' la Companl& dc...>
bastón puedes dar a quien quieras de los IESYS.
D":tl'·..tDo A LA SoaU.ANA Vnl"GIN
tuyos, que .'YO no le necesito para ser capitán
de los míos; hasta ahom los he gobernado
- - c.MoA71...1oA
sin esta insignia española, y sin ella lo haré
'''1 adelant e. Tu, vete a tu tierra, a mandar ....¡ n
a tus soldados". o
El mismo Hcrnandarias en esta ocasión,
"<:
:<: z
oyendo Misa en la Iglesia de la Reducción, .... n
,.,
<.:¡
acabado el incruento sacrificio, lleno de
asombro, y de júbilo, vuelto a los de su c-o- ~
o
"'.....
bo
m itiva, y aludiendo al Padre Roque Gonzá-
lcz de Santa Cruz, les dijo: u Demos graáas o o
Q ~
a Dios de estar en una tierra que hasta el
día de hoy no había jJisado esfJañol a/.!!lfllO,
"::
<..l
.........
sino aquel santo Misionero desarmado. 11 Ce
losísimos de su libertad los Guaraníes, 1/e!!a-
;.q
z
ban e impedían el tránsito por su jJais a los ""'
t¡on quistadores. Les bastaba ver a un cJpaiíol
para irritar su cólera. Aun el F euerable Pa-
dre Go1rzález, que llevó consif!o a un esjJa-
iíolito llamado Sayes, jJor ayudante de }vfisa,
se vio fn ecisado a volverle a la Asunción, Los tomos publicados por el Padre Antonio Ruiz
-receloso de que le mataJen aquellos indios. de Montera sobrc- el idioma guaraní , jamás serán
supC'rados.
T anto era el odio que pro.fesaban a los espa-
iwles y la altivez con que despreciaban su
amistad y dominación. La Cruz de ]esucri~to, te es el modo con que encontraban los Padres
anunciada por los Misioneros jesuítas con in- misioneros, y siempre han enconttado a los
n umerables riesgos de sus vidas, domó a los indios infieles por estas partes: Viven los va-
Paranaenses y los hizo hijos de la Sa11ta lr,le- sallos juntos con sus caciques en parcialida-
sia )-' vasallos del Rey Católico . des, de suerte, que como en su infidelidad
Los Guaraníes, en la época en que los viven de caza, que hallan en los bosques y
J es uí tas entraron en sus tinras: no cocsti- campos, pesquería, y frutas silvestres, sin se-
tuían un compacto nacional sino un inmenso menteras los más, tienen entre sí sus disen-
número de tribus o parcialidades, indcpen- siones de las tierras, en las cuales otro ca-
d !Cntcs entre sí, cada una de las cuales reco- cique o vasallo de él no se atreven a entrar
nocía a un jefe o cacique, llama do Rubichá. armados, o si entra armado, le cuesta la vida,
En torno a éste, y bajo la égida del mismo. y es ya bastante motivo para hacerles cruda
se formaba una agrupación aislada, aunque guerra un cacique a otro, o una parcialidad
en contacto más o menos fuerte con otra u a la otra el haber encontrado en su tierra
otras. No sobre la costa oceánica, como su- a uno de los vasallos armado, por la persua·
78 ANTf: CF.DI~XTF.S DE LAS REDUCCIONES

sión, que les quitan a ellos su .wstento; si y en los casos de guerra era omnímoda, con
quiere entrar en territorio ageno para visitar tal que el Cadquc demostrara mereeerla. 14
o sus vecinos, ha de venir sin arma . El cacicazgo era hereditario, pero era frc.
Son diversas y aparentemente contradicto- cuente el caso en que un indígena, a causa
rias las noticias que nos ofrecen los cronistas de sus prendas personales o victorias contra
primitivos sobre las moradas o casas de los los enemigos, se conquistara la gloria de ser
Guaraníes, en su salvajismo. Talvez la des- cacique, y automáticamente constituía un
cripció!l más completa y exacta sea la que nuevo cacicazgo con los indios que se pie·
nos ofrece el Padre Lozano,12 quien es- gaban a él. En este caso, los descendientes
cribe que sus habitaciones eran miserables del tal cacique heredaban el cacicazgo.
chozas que parecían aduares de montaracrs, En casos de interés general, como eran los
construídas en medio de los bosques: ron ra- relativos a la guerra, reuníansc los caciques
mas de árboles o bambúes, puestos unos cerca en consejo de guerra. Se discutía el caso y
de otros sin ningún orden ni intento. El si se aprobaba, se elegía de entre ellos a un
Padre Techo confirma lo manifestado p01 jefe, al que habían de acatar los demás ca-
Lozano, pero parece indicar que, a la cons- ciques o jefes.
trucción dc dichas habitaciones, agregaban Respecto a las ideas religiosas de los Gua·
barro para las paredes y paja para los techos, raníes, ya en 1594 escribió el Padre Alonso
resultando así sus moradas un antecedente Barzana que la nación de: los Guaraníes era
de los ranchos de adobe existcntt"s aún en muy inclinada a la reli.e ión, verdadera o
tantas regiones del país. No conocen edificioJ falsa y agregaba que, según aseveraban los
de piedra, ni cubiertos de tejas, eJaibe Te- Guaraníes, las aguerá, que son las almas sa·
cho, pero conJtruyen sus casas de una mate- lidas de los cuerpos . . . andan espantando y
ria compuesta de lodo y paja: son redondoJ haciendo mal.
o alargados, y de tal magnitud que a veceJ Todos los Misioneros están contestes <-n el
una sola constituye una aldeaY' espíritu eminentemente religioso de los Gua·
Enonnes sin duda debían de ser las tale$ raníes. Era entre ellos · creencia común la
habitaciones ya que en ellas, sin tabique al- existencia de un Ser supremo, a quien deno·
guno de separación, se congregaban hasta minaban Tupá, y creían en la inmortalidad
cien o doscientas personas. Si los inquilino~ de las almas.
aumentaban en número, no construían, al El Padre Montoya aseveraba en 1639 que
parecer, una segunda morada~ sino que alar· la nación Guaraní ha sido limpia de ídolos
gaban la ya existente. y adoraciones, merced del cielo que libre de
Como veremos más adelant<', creyeron los mentiras está dispuesta para recibir la ver-
primeros jesuítas que sería poco menos que dad como la larga experiencia nos lo ha en·
imposible el hacer que los indios, abandonan- uñado, pero el mismo Montoya se corrige
do sn vieja costumbre, vivieran en <'asas in· a continuación y anota que no faltaron a).
dividuales o t'n casas grandes~ pero con sec· gunas prácticas idolátricas, aun entre los in·
dones f:1miliares, pero les sorprendió el agra- dios de las Reducciones, todavía salvajes en
do y contentamiento con que los neófito~ sus costumbres.
acogieron la idea de sus misioneros y aban- Concretamente idolátrico es el caso que
donaron de golpe su vieja tradición y cos· relata el Padre Diego de Boroa, en las Car-
tumbre. tas Anuas de 1636. Saliendo cincuenta indios
Dijimos arriba que sobre cada una de a la yerba, en el camino, por donde debían
aquellas agrupaciones, en que se dividían los de pasar, está una piedra alta que tiene Ji·
Guaraníes, tenía toda autoridad el Cacique gura de persona, a quienes ellos llaman
o Rubichá, y hemos de agregar ahora que esa Añazbá, frente del diablo . Esta piedra se dice
autoridad era real y efectiva, por más que Aza- que en su infidelidad algunos la adoraban y
ra, siempre ligero en sus juicios, aseverara lo le ofrecían dones para que les sucediese bien
contrario. Los misioneros como Nusdorffrr y en los viajes. Entonces se vió cómo unos in-
Cardiel, y los historiadores como Lozano y dios de éstos, quedándose atrás, escondidos
Charlevoix, nos aseguran que era casi total de los otros, le fueron a hacer sus ctremonias.
la autoridad de que en todo momento goza. No faltaron indios que se proclamaron dio·
han Jos Caciques sobre Jos suyos, disponien· ses, y exigieron el respeto y la veneración
do y ordenando como monarcas absolutos, debido a tales. Dada la marcada inclina·
EL INDIO CUARANJ Y SU IDIOMA 79

ción del indio Guaraní a todo lo religioso, época de la iniciación, era castigada ~everí­
acataban con facilidad suma y reconocían por simamcntc, hasta con la pena capital.
dioses a los improvisados como tales, y el La iniciación se efectuaba en la época de
Pad re Lozano nos informa que, a las veces, la pubertad y consistía en un régimen de
Jes of rcdan sacrificios como verdaderas dei- ayunos y trabajos intensos y hasta penalida·
dades. des corporalrs. Comenzaba ron el corte del
A los magos o hechiceros, a quienes divi- cabello y terminaba con el crecimiento del
ni zaba n los Guaraníes, los llamaban Payés, mismo.
y la reverencia o culto que les tributaban no El Guaraní era polígamo y podía tC'ner
se limitaba al tiempo que vivían en medio cuantas rsposas deseara, si bien había tribus,
de ellos, sino, aun después de muertos, se- cuyos integrantes no tenían sino sólo una.
guía n siendo objeto de cierto culto supers- En raso de enfennar ésta: o en caso de vrjez,
ticioso. tomaba una segunda. Los Rubichás o caci-
El Padre Montoya se refiere a ciertos in- ques podían tener cuantas quisieran y había
dios que él afirmó estaban endemoniados, quienes en efecto tenían veinte o más. Pa-
pero es más probable que no fueran sino rece, sin embargo, que aun los que así ohra-
unos degenerados, anormales o simplemente ban, distinguían la que era su esposa o mu-
mani áticos o rabiosos. Andaban por los cam- jer principal, a la que llamaban Cherem-
pos y montes en manadas, al modo de ra- bicó, de las otras que llamaban Cheaguazú.
b~osos perros, y, si les faltaba sustento, se El divorcio era común y podían los indios
valían de carne humana . Entrando de re- despedir a sus esposas por cualquier motivo,
pente en los pueblos, y como fieras acome- aun el más futil. ¡ Rara contradicción!: el
ten el rebaño, y hacen presa de los mucha- adulterio era considerado un crimen y era
ch os, que pueden, para su comida. Suelen castigado con la muerte de la parte infiel.
andar vagando de noche por loJ campos. Ello, sin embargo, no impedía que los caci-
como borrachos o locos. Comen brasas de ques ofrecieran sus esposas a los forasteros,
fu e~o, como si fueran guindas. Dudoso es en señal de afecto y hospitalidad.
de creer, y yo confieso que lo tuve por pa- A pesar de todas estas fallas, y otras no
tra ña, pero desegañóme la experiencia que pocas, y a pesar de la costumbre de embo-
un o en mi presencia hizo, mascando carbo- rracharse, costumbre que dispone al vicio
n«s encendidos, como un terrón de azúcar. de la impureza, y no obstante el hecho de
U no de éstos tuvimos preso, y se averi.!!uÓ andar totalmente desnudos los hombres y es-
que se había comido a su mujer y dos hijos, casamente cubiertas las mujeres, parece que
y actualmente le coeieron comiéndose a su los Guaraníes eran, como eran generalmente
mismo padre: en la; acciones y aspecto pa- los indios, castos consigo mismos: y respe-
recía un tiere. tuosos de la mujer. Prevalecen, y con creces,
El concePto de la familia existía entre los los testimonios a favor de la relativa pureza
Guaraníes, no obstante existir la poligamia de costumbres entre los Guaraníes, así res·
y el divorcio. Amaban, y muy entrañable- pecto a sus vidas antes como después de ca·
mente a los hijos, y ese amor era tan ilimi- sados. Esto es tanto más de maravillar, por
tad o que les permitían todos los excesos. Aun cuanto vivían en sus chozas o aduares, sin
el hecho de insolentarse contra sus progeni- separación alguna, no sólo los individuos de
tores, lejos de irritar a éstos, sólo les propor- una misma familia , sino hasta los de otras
cionaba un rato de solaz. familias, no sólo los afines pero aun per-
Capacitar a Jos hijos en el manejo del sonas enteramente extrañas.
arco y de las flechas para que supieran con- Las relaciones de los misioneros, sobre todo
seg uirse el nt>ccsario sustento y para que pu- de los primeros que llegaron al país de los
dieran defenderse contra Jos posibles encmi· Guaraníes, relatan, o aluden, a casos de ma-
gos, era todo el ideal de los padres. nifiesta y repugnante inmoralidad ~ pero al
_Por lo que respecta a las hijas, había acle- través de sus asertos se comprende que se
mas otra preocupación, que era común a los trata de casos aislados y relativamente es-
Guaraníes, o sea, la singular vigilancia que casos.
tenían sobre la pureza de sus hijas, a fin de Al idioma de los Guaraníes aludimos arri-
qu e vivieran alejadas de toda deshonra. ba, pero hemos de detenernos ahora aJso ex·
Cualquier falla en ·este punto, antes de la tensamente en su naturale"za y belleza, ya
80 ANTECEDENTES DE LAS REDUCCIONES

que fue el instrumento C::e guc se ·valieron guas cuantas anduvo el vellerable padre, y
los misioneros para elevar a la raza· Guaraní de tantas parcialidades cuantas comunir.ó, y
e iluminar.a ro:. las Jures de la fe y con pueblos tan diversos merecieron su cuidado
los solaces de la cultura europea. Abañeengá, y asistencia?
d idioma de los hombres_. era romo denomi· A los jesuítas. que trabajaron rntrc los
naban los mismos Guaraníes su habla, y es Guaraníes y llegaron a conocer y dominar
posible que sean romo dialectos de este idio- d idioma de los mismos les sorprendió ha-
ma el quC' prevaleció al Este con el nombre llar idioma tan rico en sus matkes diferen-
de Tupí y al Oeste ron d de Guaraní, o c-iales y tan armonioso en todas sus expre-
como indica Antonio Serrano, d que se ha- siones. El Padre Lozano 11 nos asegura que
blaba al norte del grado 28, conocido por es, sin controversia, de las más copiosas
Tupí, y el hablado al Sud , que se llamó v elegantes que reconoce el orbe v que coñ
Guaraní. mucha razón puede competir con los que tie-
Eran tan afines Tupí y Guaraní. que, se- neu más fama , cuando, en sentir de varones
gún el Padre Lorenzo Hervás, llamado "Pa- peritos en ambos idiomas, ude en por() al
dre de la Filología Moderna", t:> lo eran ~riego, y se aventaja a otros muy a¡Jlaudidos,
tanto o más que rl rastrllano o el portugués. caurtin do justa admiracióu que en tanta har-
Al efecto aduce algunos vocablos que ron- barie, como era la de la nación ~uaraní,
firman su tesis: cupiese tan admirable artificio y tanta pro-
piedad en expresar los conceptos del ánimo;
Ca;o, t(·lla no CuarJ.nÍ Tupí pero al mismo tiempo se representa tan di-
Are ua .rbv-cujty ~bi-n~í fícil su comprensión, que desma'}·a rl mayor
carne zoó ~oó aliento, porque en sola una Jiartícula .w ele
/u: hendi ~rndi encerrar sentidos las más veces diverJos .. y
lobo O_[!U!lrá-gua:;Ú vaguá-rucú 110 pocas, aparentemente opuestos. Su
marido me mena puntuación para escribir es diversisima y de-
tabaco ¡;etj fJetina clara la diversa prorrunciacióu de la voz, ya
sencilla , ya gutural o narigal , ya mixta; y
Nada extraño es qu e cntrr el Guaraní y el esta última tan difí:cil para quien no se
Tupí hubiese sus pequeñas diferencias, ya t!costumbró desde la infancia, que costó tal
que sabemos que las había, y a las vecrs vez [esto es, en una ocasión] una llaga
muy <·onsidcrablcs, entre el hablar de unos [en la lengua, o] instrumento de las t-•oc~s.
indios y el de sus vecinos. El anónimo autor . el querer pronunciar con propiedad Wt rolo
de Phrases selectas, precioso manuscrito que vocablo de cinco letras. Por eso /.ozono ha-
~e conserva rn el Museo Mitre, escribía, a bía dicho antes que el Guaraní "si con su
mediados del siglo XVII. guc el Padre Mon- elegancia deleita el ánimo y el oído, retrae
toya después de mucho examen, puso todos uo poco con la dificultad en aprenderla''.
los términos y vocablos que en su tiempo De esta dificultad escribió Jarque quc la
se usaban, y como bien advierte en su lengua guaraní es tan difícil, que excede a
Tesoro_. hay términos que se usan en unos la atábiga, griega, hebrea y otras muchas
pueblos, que no son usados en otros. tu imperceptibles. Sólo la pronunciación de la
No digo esto sin alguna experietlcia, por- palabra que si.f!nifica pimienta, a un fervo-
_roso aprendiz le costó una lla~a en ia len-
que en San Javier se usan modol· de hablar
gua.tx
tan particulares que, valiéndome )'O de eflos
No por conocidas hemos de omitir !as ex-
en Santa María y otros pueblos , no me en-
presivas líneas que, referente al Guaraní, es-
tendían, y fue necesario mudar de rumbo y cribió un insigne políglota, romo t'l Padre
buscar otros usuales en aquel pueblo. Lo Ignacio Chomé: Confieso que extrañé mu-
mismo suele acontecer en los confesionarios, cho hallar en ella tanta majestad J' energía.
donde se oyen particulares modos_. propios Cada palabra es una definición 1.xacta que
de aquel pueblo y no de otros, y no por eso, explica la naturaleza de lo que se quiere dar
vuelvo a decir, hemos de tachar dicho Tesoro, a entender y da de ello una idea clara y
porque si en distancia de solas cuatro lrguas distinta. Nunca hubiera yo ima~;inado que,
se hallan modos de hablar tan diversos en- en el centro de la barbarie, se hablase una
tre sí, c'qué será en distancias de tantas le- .lengua que, a mi juicio, por su nobleza )'
LOS CONQUIST.iDORES Y LOS MISIONEROS 81

por su armonía, no es infeTior a las que ha- de la Asunción, había fundado, <.:n 1573, la
bía yo aprendido en Europa. Tiene, por otra ciudad de Córdoba. Hernando de Lerma
parte, sus delicadezas y agrados, y pide mu- fundó la ciudad de Salta. La Rioja surgió
chos años para llegar a poseerla con per- en 1591 y Jujuy en 1593. Por el lado de
f ección.1D Cuyo, conquistadores y colonizadores, veni-
dos de Chile, fundaron las ciudades de Men-
doza, San Juan y San Luis, en 155 L en
5 - Los conquistadores y los misioneros. 1562 y 1596.
En la región del Guayrá, cuya conquista
Pedro de Mcndoza, con su magna expe- emprendió lrala, como antes dijimos: se
dición, había arribado al estuario del Río fundaron las ciudades de San Juan ~ cuya
de la Plata, en enero dr· 1536, pero la du- vida fue harto efímera, y la de Ontiveros y
dad de Buenos Aires, establecida por él, en la de Ciudad Real.
1 decurso de ese mismo año, fue tan c5trc- Después de disturbios y malrntcndidos de
hamentc asediada por los querandíes, gua- toda laya, que perturbaron profundamcnt_e
raníes, chanás, timbúes, y demás indios cir- la prosperidad y la paz de los asunceños,
cunvecinos, que muchos de los pobladores entró a gobernar el primer gran mandatario,
se retiraron a Corpus Christi cerca de la originario del Río de la Plata: Hcrnando
desembocad ura del Carcarañá. Los demás Arias de Saavedra, llamado comunmente
pasaron a la Asunción en l54L H crnandarias. Fue el hombre providencial
Esta dudad paraguaya fue fundada por de la primera hora, pues encariló la coloni-
uno de !os capitanes de Mendoza, quien, ha- zación en el Río de la Plata, la que hasta
biendo subido Paraná arriba, la estableció en entonces no acababa de tomar rutas fijas,
37. Al año siguiente, habiéndose sabido que estables y benéficas, y fue él quien, como
Mcndoza había regresado a España y que por obra de magia, transformó el erial en un
llabía muerto en la travesía, los moradores edén. llevó la paz a los corazones domina-
efe la Asunción eligieron por gobernador de dos hasta entonces por los rencores, y sem-
l"'s tierras que se estaban conquistando, a bró la esperanza y hasta la alegría, donde
Domingo Irala. Desde 1.~39 a 1.)40 se ocupó sólo se había conocido el pesimismo y el
e te mandatario en pacificar, ya que no le pesar.
era dado vencer, a los indios comarcanos, y Hernandarias era un uiollo, un hijo de
en dar forma a la población de la Asunción. la tierra, como solía decirse, y con adcrto se
E~tablcci ó el sistema de las encomiendas qu~ le ha denominado como por autonomasia
era un buen método, favorable a colonos y el hijo de la tierra, pues lo fue en sentido
colonizadores, pero que tantos pesares había plenísimo. Aun en aquella hora de apasio-
de causar. namientos entre prninsularrs y niollos, hubo
Le sucedió en el gobierno Alvar Nuñez quien, sin conocer personalme-nte a Hernan-
Cabeza de Vaca, pero, en 1.145 ~ volvió Irala darias escribió expresiones tan significativas
a ser electo gobernador, y además de fomen- como éstas: Sólo en Hernandarias. a quien
tar extraordinariamente la agricultura v la todavía no he visto, ha vencido la virtud,
ganadería, emprendió la conquista drl Guay- aunque los españoles se quejan, porque se
rá, nombre con que era conocida la región inclina más a los criollos y mestizos . . Es
situada al Este del río Paraná y al Norte muy honrado caballero, aunque criollo, que
de Misiones, entre los ríos Paranapanema e no hay regla sin excepción. 1
l guazú. Hernandarias, no por intrigas, ni por con-
Muerto lrala en 1557, le Sttfedicron varios cesiones de índole política, sino por su" solos
gobernantes, y se llevaron a cabo empresas méritos, esto es, por su fortaleza ~ virtud~ ge-
di fíci les, así en cuanto a la exploración co- nerosidad y sinceridad) fonstituyósc en jefe
mo a la conquista de es::t.s tan vastas como de criollos y mestizos, no menos que de los
desconocidas regiones de América. Uno de peninsulares, residentes en la Gobrrnadón
los colonizadores más afortunados fue Juan del Río de la Plata. y cuatro veces fue el
de Garay, a quien se debió la segunda fun- Gobernador de la misma: 1592-1:\93, 1597-
dación de Buenos Aires, en 1580. Siete años 1599, 1602-1609 y 1615-1621.
antes, otro colonizador, venido del Perú, y Nada más explicativo de esa jefatura y de
obrando con independencia de Jos hombres ese amor de que gozaba Hernandarias, es-
82 ANTECEDENTES DE LAS REDUCCIONES

cribe el historiador Raúl A. Molina, que los parte sureña. Desde 1617, al separarse del
términos de una carta enviada en 1610. fir- Paraguay, la Provincia del Río de la Plata,
mada por los Capitulares de la ciudad de el Río Paraná, en la parte de su curso, que
la Asunción, cuando decían que era tan va de Este a Oeste, fue el límite, quedando
estimado en esta pobre tierra que no hay la Provincia del Paraguay con los territorios
viejo ni mozo que no lo tenga representado al Norte de este río, y la recién creada con
en el alma, padre verdadero de la tierra, de los del Sur Este y Oeste del mismo.
quienes sabían llevaba gravado los méritos La Provincia civil del Paraguay no tuvo
de cada uno en el alma.:! los mismos límites que la Provincia Jesuítica
Hernandarias lo fue todo, pues para todo del Paraguay, así llamada, y que fue estable-
le daba la magnanimidad de su espíritu, la cida en 1607. Cuando ésta se fundó com-
generosidad de su alma, y la valentía y for- prendía igual territorio, pero al constituirse
taleza de su corazón. Fue caudillo, general, la Gobernación de Buenos Aires o Río de la
gobernador y juez; fue acertado en la con- Plata, siguió denominándose con aquel ape-
quista de nuevas tierras, como las del Ber- lativo a toda la jurisdicción jesuítica en am-
mejo, y en la fundación de nuevas dudades, bas provincias e igualmente al Tucumán, y
como la de Corrientes, y en la fidrlidad a hasta a la parte central de la actual RepÚ·
las leyes, en lo que no tuvo segundo, aunque blica de Bolivia.
le costó luchas sin cuento, de parte de los Desde 1623 hasta 1767 entendieron los
oficiales reales. Jcsuítas por Provincia del Paraguay, todas
Al lado dC tan gran gobernador civil~ CO· las casas, misiones y su jetos que había en
mo Hernandarias, hemos de evocar a dos este vastísimo territorio, y al regresar los Pa-
grandes prelados de la Iglesia Paraguaya, al dres de la Compañía de Jesús al Río de la
franciscano Fray Martín Ignacio de Loyo- Plata, en el pasado siglo! volvieron a tomar
la, 3 que ocupó la sede de la Asunción des- el antiguo apelativo, hasta que en 1918 la
de 1602 hasta 1605 y al domínico Reginal- denominaron Provincia Argentino-Chilena, y
do de Lizárraga que la ocupó desde 1606 desde 1946 Provincia Argentina. Esta. com-
hasta 1609. Breve fue la actuación de ambos, prendió a la actual República del Paraguay
ya que la muerte los sorprendió a Jos pocos hasta 1951.
años de haberla iniciado: pero más breve, o Las Reducciones llamadas del Paraguay
nula, fue da de sus inmediatos predecesores, no estaban tan solo en lo que es ahora la
y de su sucesor. Así Luis López Solís, tercer República del Paraguay, ni siquiera en lo que
obispo de la Asunción, fue promovido a fue otrora la Provincia civil del Paraguay,
Quito, antes de hacerse cargo de la diócesis sino que la mayoría de ellas estaban fuera
paraguaya; le sucedió Juan Almazán, electo de lo que era, desde 1617, aquella Provincia ~
en 1576, pero no llegó a cruzar el Oréano; y fuera también de lo que, desde 181 !, es
Fray Alonso Guerra, electo en 1177. no pasó la República del Paraguay. De las 30 Re-
a su diócesis, sino seis años más tarde, reti- ducciones, que había en 1768, sólo 8 estaban
rándose a Lima a los tres años, en 1587. Su en tierras pertenecientes a la actual RcpÚ·
sucesor Tomás Vazqucz de Liano tampoco blica paraguaya, 7 en las que corresponden
se hizo cargo de la diócesis. ahora a los Estados Unidos del Brasil y 15
Conviene tener presente que la Provincia en territorio argentino, de las que 4 estaban
civil del Paraguay, establecida por los pri- en la actual provincia de Corrientes y 11 en
meros pobladores de la Asunción, en 1541, la provincia de Misiones. En esta, pues, es·
comprendió, hasta que de ella se desmembró taban situadas la mitad de las reducciones.
en 1617, la Provincia de Buenos Aires o del A principios del siglo XVII, al estable-
Río de la Plata, todo el inmenso territorio cerse las Reducciones Jesuíticas de Guara-
comprendido entre el río Paranapanema, que níes, no había en el conjunto de todas las
está cíen kilómetros más arriba del Trópico ciudades fundadas hasta entonces, en el am-
de Capricornio, hasta el Estrecho de Mal[•· plísimo ámbito de lo que es ahora la RepÚ·
llanes, y desde la costa oceánica en Río blica Argentina, sino unos veinte mil pobla-
Grande del Sur, en la costa atlántica del dores, los que, agregados a los quince mil
actual Brasil, hasta Jos imprecisos límites de que había en el Paraguay propiamente tal,
la Gobernación de Tucumán por la parte daba una población de unos cuarenta mil
norteña, y la cordillera de los Andes, por la blancos, entre criollos y mestizos, y se calcu·
LOS CONQUISTADORES Y LOS MISIONEROS 83

Jaba en unos quinientos mil Jos indios que cerrar de ojos, sabían caer sobre Jos viajeros
había en aquellas regiones, en las que surgie- más prevenidos y robarles sus cabaiJos y sus
ron las mentadas fundaciones urbanas y las equipajes, y aun asesinar o robar -sus mu-
record ad as reducciones. En 1618 recorrió jeres y niños. Todos Jos indígenas rioplaten-
gran parte del antiguo Tuc:umán, del Para- ses, aun los que después se mostraron más
guay y del Río de la Plata, el ilustrado fraile dóciles, dúctiles, generosos y caballerescos, no
Antonio Vásquez de Espinosa, y si en San- eran, a fines del siglo XVI y principios del
tiago del Estero halló que la población era XVII, sino terriblemente brutales y sangui-
de 400 vecinos españoles, Jos que, multipli- narios con los conquistadores. Sólo habían
cad os por cinco, darían un total de 2.000 visto lo belicoso. lo terrible, lo deleznable y
habitantes, en La Rioja sólo había, según él, vil de ellos, y no habían tenido aún la opor-
250 vecinos, mientras Córdoba contaba con tunidad de comprobar la bondad , el altruís-
500 y La Asunción con 650. La población mo y la generosidad de los mismos. Era
de Santa Fe era de 150 vecinos y la de Bue- aqurlla actitud hostil una reacción obvia y
nos Aire~ de 200. 4 lógica contra los extraños que venían a usur-
Esas poblaciones eran insignlficantes, por parles las tierras que habían disfrutado hasta
su población, y estaban separadas las unas cntoncrs, sin cortapisas de ninguna índole.
de las otras, por distancias inconmensurables, En la gran hermandad indígena había ve-
y muchas veces también por caudalosos ríos, nidO a mezdarse un elemento exótico y per-
y por bosques tupidísimos, como también por turbador: el europeo. Este, envanecido en
esteros y anegadizos intransitables. Cuando .su sabrr y en su progreso, sentía y manifes-
no eran selvas enmarañadas, eran llanuras taba su desprecio por el indio: y ante él com-
in mensas sin un árbol, en muchas leguas a probaba su superioridad con un medio que
la redonda, y como si esos fenómenos no para d indígena era convincente: el uso del
bastaran para incomunicar unos poblados caballo, en los primeros tiempos, y el uso de
con otros, estaban las fieras, como los pumas las armas de fuego, hasta mediados de Ja pa-
y los jaguares, sedientos de sangre humana, . .: sada centuria. Sólo confiados en éstas atre-
y los perros cimarrones que, si no a princi- viéronse algunos conquistadores a maltratar
pios del siglo XVII, fueron ciertamente en a los indios, creándose así una fama de
épocas posteriores un peligro terrible para crueles y de inhumanos, la que cundió por
qUienes jineteaban por las pampas, y estaban todas las tribus, y fue casi imposible desv3:-
los baguales que llegaron a ser el terror de necer.
los viajeros. Eran ellos los caballos salvajes Todavía, a mediados del siglo XVIII, los
que, en manadas de miles y miles poblaban Tobas en el Norte argentino, los Pampas y
las llanuras y que, a las veces, como una Serranos, al Sur, y Jos Abipones en las re-
tromba marina o un huracán, emprendían giones chaqueñas, conservaban el recuerdo
un a velocísima carrera, en una u otra direc- de los agravios recibidos de los españoles,
ción, arrastrando en su vertiginosa marcha desde hacía siglo y medio, y tenían muy fres·
a las acémiles o caballos de los viajeros . cas las brutalidades que contra los suyos, o
Si hoy, con una inmensa población y con contra tribus afines, habían cometido los
todos los recursos de nuestra civilización, así blancos
la pampa como la selva chaqueña, sobrcco· Es que los indígenas, a lo menos en estas
g n al viajero y hasta llegan a infundirle partes del Nuevo Mundo, eran, por ley ge-
temor y sobresalto, no obstante existir exce- neral y por su misma naturaleza, y no obs-
len tes carreteras y frecuentes es tancias u tante otras graves fallas , perfectísimos caba-
obrajes, chacras o aserraderos, y a pesar de lleros, corteses y delicados en lo social, con
contar con seguros y ráoidos medios de co- un sentido profundo del honor y de la jus-
mun icación, juzgue el Jc~tor lo que debió de ticia, incapaces del espionaje, de la traición
ser el viajar, sin ninguna de esas ventajas, y o de la simple deslealtad. Todas estas mise-
con todas aquellas desventajas, dificultades rias que sólo aparecían en ellos en los casos
Y tropiezos, a Jos que se refieren no pocos de guerra contra los enemigos, las vieron
cronistas, en términos nada exagerados. practicar a sangre fría por los conquistado-
Y como fantasmas, pero de carne y hueso, res, y les pagaron con la misma moneda.
aparecían doquier los indios, siempre astu.. La obra misionera, a que nos hemos de
tos, traidores y sanguinarios. En un abrir y ·referir extensamente, tuvo que luchar contra
84 ANTECEDENTES DE LAS RI!.DUCCIONES

el medio de hostilidad que involuntariamen· Guaraníes, sin contar los cuatro que estaban
te, unas veces, y voluntariamente otras, ha- al sur, en lo que es ahora la Provincia de
bían creado Jos conquistadores, entre los Corrientes. Sólo siete hubo en tierras aétual-
indios. Nadie pondrá en tela de juicio que mente brasileras y sólo ocho en lo que es
los misioneros fueron para con los indígr.nas ahora la República del Paraguay. Unos y
toda bondad y sacrificio y, no obstante, si se otros estaban ubicados sobre. o en las cerca-
observa el mapa de 1730 que Lozano pub!icó nías, de los ríos Paraná y Uruguay.
al final de su Chorografla del Gran Chaco, Generalmente se afirma que la acción de
se verán repetidas cruc:edtas, con leyendas los misioneros se apoyó en la de los conquis-
romo éstas: Hic occisus est Pater Romero , o tadores, ya que contó con las armas de éstos.
Hic occissi sunt patres Osorio et Ripario. Es una falsía sin fundamento, aunque tal cual
Aquí fue muerto el Padre Romero. En este raso hubo, uno talvez entre den, en que la
lugar fueron asesinados los padres Osorio y cruz se apoyó en la espada. No obstante ha
Ripari, y cruces análogas señalan los lugares habido un periodista paraguayo que ha es-
donde perecieron, a manos de Jos salvajes, crito. con todo el énfasis que sabe poner en
los Padres J osé Pons, Pedro Artigucs, Fran- la afirmación de sus infundios, que los jesui-
cisco Ugaldc, Agustín Castañares: Juliún Li- tas, aunque haya quien pretenda lo contra-
zardi, Antonio Salinas, Diego Ruíz, Roque rio , no Je aventuraban Jin defensa entre los
González de Santa Cruz~ Alonso RodrÍfJ:uez, indios no convertidos. Llevaban siempre con-
Juan del Castillo. si.eo buena escolta. 6 Y más adelante agre-
Las rnormes distandas, la falta absoluta ga que preparado el camino, el jesuíta se
de caminos, fuera de los fluviales, las fieras presentaba al nuevo rebaño con buena es-
agazapadas doquier como en acecho d e sus colta y cuando se habían reunido algunos
víctimas y los indios con sus envenenadas salvaj<'S los atemorizaban con las armas y
flechas, prestos a rcgoldarse en la sangre de en tonces les hacían comprender los Padrn la
sus víctimas, no fueron óbice para que los necesidad de que en lo sucesivo trabajaran
misioneros jesuítas de la primera hora, en al igual de los demás. 1 Los jesuítas se lan-
tierras paraguayas, y de toda hora en tierras zaban a empresas difíciles bien que la fuerza
argentinas se lanzaran indómitos y esforza- de las armas fuera siempre detrás para pro-
dos a recorrer tierras lejanas jamás pisadas tegerlos.8
por crü:tiano alguno. En lo transcrito no sabe uno qué repu-
Cabe recordar aquí aquellas expresiones de diar con mayor indignación, si la falsía de
don Andrés Lamas: los hechos o el cinismo con que se expresa
Bias Garay. Hubo como ya indicamos algu-
En la historia de la eonquista nada hay mál nos pocos casos en que las exploraciones a
bello, más imponente, ni más edificante que laJ
imágenes de los jesuitaJ que, apoyados en un bas- tierras muy peligrosas, las iniciaron los mi-
tón coronado por la uuz, eon el breviario bajo el sioneros en compañía de algunos soldados y
brazo, y sin más propósito que el de atraer los hasta hubo misioneros que, en Jos primeros
salvajeJ al gremio de la Iglesia , penetraban resu el-
tamente los misterios de una naturaleza a¡:reste y tiempos opinaron que ello era imprescindi-
deseonodda, ún que loJ detuvieran los boJques eaJi ble, habiendo sido de este parecer un varon
impenetrables, los torrentes eaJi inuadeables, los tan intrépido como Roque Gonzálcz de San-
peñascos altísimos, lal tierrm bajaJ y unagosas que ta Cruz, pero así este eximio misionero, como
u hundían debajo de sus pies: arrostrando todas
las fatigas y todas las indemeneias; entregando Ju otros de su misma opinión, reconocieron bien
vida a laJ fieras eomo iban a entregarla a los sal- pronto que ese procedimiento era nefasto y
vajel; no retroeediendo ante el martirio, y acep- prescindieron totalmente de toda ayuda mi-
tándolo tranquilamente en el servieio y para la
gloria de la religión. litar.
Y nada máJ respetable tampoco que la conduelo En esta materia estaba más acertado el
personal de los ]esuítal en contacto eon las eoJ- Rey de España que H ernandarias, y3 que
tumbreJ depravadas de loJ eonquistadores. Ninguno habiéndole éste escrito que los españoles no
liviandad, ninguna lujuria los manehó; y la casto
severidad de JU vida fui una de las bases máJ vis;- tienen fuerza alguna para poderlos conquis-
bles de la autoridad que ejercitTon sobre los neó- tar [a los infieles] ni sujetar, S. M . le dio por
fitos de sus Reduccion es. Hasta aquí el doctor respuesta que ha parecido advertiros que aun
LamasG.
cuando hubiese fuerzas bastantes para con-
En la Provincia de Misiones llegaron a es- quistar dichos indios, no se ha de hacer sino
tablecerse once de los treinta pueblos de con sola la doctrina y predicación del Santo
HERNANDARJAS Y LAS MISIONES 85

van{!elio valiéndoos de los religiosos que ter para hacer sus casas y sementeras; no se
/tan ido Para este efecto. 9 les pide nada, y págaseles cuanto dan a los
Padres y muchas veces el agua, hasta que
Y así fue rn efecto. En 17 de Julio de
J627 pudo escribir al Rey el sucesor de Her- amansados, ellos mismos acuden con algu-
nandarias, Céspedes, que Jos Jesuítas, así en nas casillas de buena voluntad.
las tierras del Río Uruguay como en las de Así obraron en casi la totalidad de sus
los Tapes y Biaza habían conquistado a más entradas los jesuítas, y éso, a pesar de que
de 30.000 infieles sin tomar armas en la ma- había una Real Cédula del 21 de Mayo de
n0.10 Lugones que copió sin discrimina- 1684 que autorizaba a los misioneros a pedir
ción ni examen alguno todos los errores y escoltas en los casos necesarios, y sabemos
todas las vilezas de Bias Garay, al referirse que en 5 de noviembre de 1741, al empren-
a Jos misioneros qu<' rn 1609 entraron al der los jcsuítas una expedición a los Pa!flpas
Guairá, escribió que llevaban su escolta de y Serranos en la Provincia de Buenos Aires,
m osqueteros,t 1 y es precisamente con re· solicitaron la ayuda de algunos soldados,
fercnCia a esos mismos misioneros y a esa prro si entre 1609 y 1768 llegaron los .Jesui-
mtsma expedición que escribió Cardiel, que tas a emprender unas tres mil cntrada~, ex-
podía estar mejor informado y no alimenta- pediciones o viajes en busca de infieles, las
ba odios sectarios, que sin más escolta, ni más vcc.es que fueron con escolta no debieron de
armas, entre gente tan feroz, que la Cruz en llegar a una decena.
la mano, que les servía de báculo, penetra· Por otra parte, si para defender los jesuí-
ron en las hostiles tierras del Guairá. 12 tas sus Reducciones contra las invasiones de
Hace mención del modo que los Padres los Paulistas o Mamelucos, solicitaron algu·
tienen y es necesario para hacer estas misio- nos soldados a las autoridades militares de la
n6s y reducir esta gente, y dice que lo pri· época, y no los obtuvieron, cuanto menos los
mero es ir m.u y confiado en el Señor que obtendrían para las tantas entradas como
dice ecce ego mitto vos, etc., [he ahí que soy hacían de continuo. Se recordará cómo en
yo el que os envía, etc.], ecce ego 1.:aliscum 1610 y 161 1 al hallarse San Ignacio Guazú
sum, etc., [he aquí que yo estaré con vos- en un trance difídl, se solicitó defensa mi-
otros, etc.], y con este amparo meterse entre litar, y primero el Capitán Resquín y después
esta uente, sin perdonar a hambre, frío .• des- Diego Ponce de León, con 70 arcabuceros
nudez y peligros de la vida, entrándose mu- d primero y con 40 el segundo, pusieron a
chas veces por pantanos a pie y por estera· salvo la situación, pero fueron casos r~ros, y
les, llevando el agua y lodo hasta la cintura <·uando Hcrnandarias estaba en el gobierno.
y pechos, metiéndose por grandes montañas Aguirrc, Azara, Bias Caray, Lugoncs y
y espesuras, a donde se esconden los indios otros no pocos han generalizado a base de
huyendo de los españoles.. y por riachos hon· unos pocos hechos, pervirtiendo así la reali·
dos y arrebatados, por donde pueden andar dad histórica y desnaturalizando así la ver·
y espesuras, a donde se esconden los indios dad. Con cxccpdón del primero, cn quien
atra vesados en palos, y otras veces por puen· primó la ignorancia, es evidente que una
tes que hacen atando unas ramas de árboles pasión nada noble movió la pluma de los
con otras, que no parecen sino monos por otros cuatro.
los árboles; otras veces pasando ríos en val-
sas de Totora, se suelen hundir, quedando
los Padres asidos a las ramas de los árboles, 6 - H ern andarias, las encomiend•s y las Mi-
co n harto peligro de ahogarse, hasta que los sines francücanas.
fa vorecen los indios; y en otras partes con
ha rt o peligro de las víboras, de que ha mu- Hemos manifestado quién fue H crnancla-
cha abundancia: no es menor la persecuci•n rias y cuál su tan amplia como fecunda
de tábanos y mosquitos qu e se padece, reci- actuación en todos Jos órd<·nes, pr ro hemos
biendo también malas respuestas, rem pujo· de apuntar aquí que fue él quien inauguró
nes y otros atrevimientos de bárbaros: infor- la conquista espiritual, que era la única que
m ándose en todas estas en tradas y salidas de rc5pondía a la dignidad humana . la única
106 buenos puestos: y habiéndolo visto todo y que podía hacer obra real y perdurable,
elegido el mejor puesto, se les dan con libc- aunque lenta y costosa, y era la única que
ralzdad cuñas y otras cosas, que son menes- correspondía a la condición bajo la cual
86 ANTECEDENTES DE LAS REDUCCIONES

Alejandro VI había legitimado la conquista remos ron el doctor Raúl A. Molina, 2 có-
de América. mo ya en 1556, lrala había reglamentado
Hernandarias fue inexorable ron los ·indí· la encomienda, a fin de evitar los abusos, y
genas rebeldes v traidores. pero fue paterno, sus Ordenanzas tendían a fijar la subordina-
afectuoso y cariñoso ron los indios en gene· ción del indio, y reglamentaban superficial-
ral. Usó de la fuerza, cuando ésta era nece· mente su trabjajo. De acuerdo a ellas, los
saria e imprescindible, pero por medios pací· naturales repartidos debían obediencia a su!!
ficos sometió grandes multitudes, valiéndo5e encomenderos y no podían sustraerse sin su
de sus subalternos militares. unas veces, y de Jicenria. ni servir a otros españoles. El tra-
misioneros, en la mayoría de los casos, romo bajo debía consistir en sus edificios. labores,
veremos en seguida. labranzas y crianzas, razas y pesquerías y
No simpatizó con las encomiendas. pero otras granjerías, sin darlrs cargas exc~ivas.
las tuvo que tolerar. si bien aiustándolas a A rambio de ellos, d<"bían ser tratados con
sus l<'gítimas proporciones. Era la encomien- consideración y favorecidos y amparados en
da un vínculo jurídico impucsto al indio por todo lo que <"Stuvierc a sus alranres, e ins-
voluntad d el soberano y conredido al espa- truirlos <"n la religión. Fiiaba en la cuarta
ñol en premio de sus servicios. Esta conce- partr de ellos, el número de indios enromen-
sión o romo quiera llamarse, entrañaba obli- dados, ron la obligación de trabajar a un
gaciones redproras, ya que incumbía al en- tiempo.
comendero d cuidar y proteger a Jos nntu- Años después, el gobernador Juan Ramírcz
rales, el instruirlos en la religión y el defen- de Velazco, reformaba rstas ordenanzas con
der sus tierras en raso de peligro; mientras otras, de fecha 1 de Enero rle 1.'\97. con un
Jos indios estaban obligados a pagar al f'nco- contenido más humanista . Estas ordenanzas
mendcro, ya fuera en especie o rn servicios, estaban enrabrzadas ron las palabras: en
el tributo que debían al Rey, en ~e iial de esta j?obernación no hay orden ni tasa en el
vasallaje. 1 trabajo de los indios y los dichos encomen-
En síntesis venía a ser una sustitución deros se sirven de ellos con gran desorden,
dada al conquistador por la Coron'l, del ocu.bándolos todo el año y aun los días que
derecho a cobrar rl tributo, mediante rl cum- la Santa Madre Iglesia manda .euardar.
plimiento de obli~aciones morales, rdil!iosas Determinaba el deber de concentrar a los
y material~ . aue debían a su vez. al Monar- indios en pueblos ubicados en lu~ares sanos
ca. romo súbditos de la Corona. y fértiles y de hacer en ellos, una iglt"sia para
Como el indio carecía de metálico, con el rulto divino. Regimentó el trabajo. orde-
aue pagar el tributo y rarísimas veces lo po- nando que los indios debían servir solamf'nte
día pagar en especies o productos de la tie- cuatro días por semana, en las faenas rura-
rra, se aprovechaban sus servidos. va en l<t les, pudiendo llevarse a las ciudades, nada
construcción de viviendas. o en el laboff'o de más que la cuarta parte de los indios varones,
camoos. o en la explotación de minas, donde de 15 a .'\0 años de edad.
las había, o en otros trabajos que fueran Prohibía castigar a los naturales, cargarlos
beneficiosos al encomendero. Era una servi- con pesos excesivos, sacarlos de sus puc:"blos
dumbre personal, de trabajo obli,:rato!'Ío y y utilizar a las indias casadas, en el servicio
permanente, cuvo avah'10 era juzgado r.xdu- doméstico.
sivamrnte por el poseedor de la enromirnda. Hemandarias continuó ampliando el espí-
Teóricamente la rnromirnda era una ins- ritu humanista de la legislación del indio y,
titución ff"liz, ya que había de rrdundar en el 12 de diciembre de 1598, dictaba una
beneficio de enromcndadm v de cncomrnde- nueva y extensa reglamentación, porque las
ros, prro en la pr;'ictica de.!lcncró dr tal anteriores no habían sido guardadas ni cje-
suerte, en contra del rspíritu de su constitu- cutadas.3
ción ori~inaria. que hizo dd aborigen un El 29 de noviembre de 1603, publicaba
csrlavo. hasta el extremo de que algunos Hcmandarias otras ordenanzas, las que
encomenderos los alquilaban a otros, y los anticipándose en muchos años a la legisla-
vendían, iiin preocuparse de cumplir <·on los ción de Alfaro, abolían el servido personal
deberes morales, religiosos y sociales que en del Yanacona, como escribe Molina. Muchas
favor de! indio eran obligados. de sus cláusulas, agrega este historiador.• son
Ateniéndonos al Rí~ de la Plata, rccorda- aún de aplicación actual, en los re.~lamentos
HERNA.NDARIAS Y LAS MISIONES 87

que rigen y legislan el trabajo del proleta- saban a la de su marido, lugar también
rzado . donde quedaban sus hijos.
Estas ordenanzas que llevan fecha 29 de Legislaba también Hernandarias, acerca de
noviembre de 1603, como dijimos, fueron un curioso juego llamado la gueca, que, a su
pregonadas en la Asunción en dos idiomas, juido, parecía inventado más por arte del
español y guaraní. Sus principios fundamen- demonio, que por orden de los hombres.
tales se referían a la enseñanza religiosa, a] donde con unos garrotes y cayados dan en
sen tido misional que debía guardarse en la unas bolas que traen por el suelo, de una
encomienda y a la bumanización del traba- parte a otra, de que suelen resultar grandes
jo, haciendo que éste fuera una carga liviana, enemistades y discordias, y se vienen a herir
pa ra que pudiera ser admitido por unos in- y tratar como bárbaros e incapaces, de lo que
dios que la Corona había dcdarado Súbdi- solían morir algunos, razón por la que fue
tos de iguales derechos y obligaciones que los prohibido rigurosamente.
espa ñoles. Las encomiendas se heredarían por el hijo
Debían agruparse en lugares determinados, mayor y, a falta de éste, por los que sucesi-
al rededo r de una iglesia, que los encomen- vamente le siguieran en orden de edad; y
de ros debían construir, bajo la dirección de no existiendo éstos, por la mujer. En raso
Pa dres doctrinantes. de vacancia, los indios decidirían su destino,
Los muchachos, hasta los quince ailos, y y sólo en caso de que no lo manifestaran, el
las mujeres hasta los trece, estaban elimina- gobernador los encomendaría nuevamente. 5
dos de todo trabajo. Asimismo los viejos que Como se deduce, así de estas ordenanzas,
pasaban de los sesenta años. Como se ve, el al igual que de las que habían precedido, una
pn ncipio de la jubilación era un hecho en de las obligaciones más importantes del em·o-
estas sabias ordenanzas. mendero para con el indio, era el de edu-
Los encomenderos debían tratar de que carle en la fe cristiana. Este había sido el
los indios pudieran concurrir diariamlnte a propósito fundamental del instituto de la
recibir la doctrina (la instrucción de enton- encomienda, al delegar la Corona la cobran-
ces ) y señalaba el día sábado para el des- za del tributo en el conquistador. Sin el cum-
canso, y el Domingo de fiesta, para que plimiento de ella, se consideraba abusiva e
oyeran Misa en este último, con devoción y ilegítima.
recogimiento. Esta obligación hizo necesaria la agrupa-
Para la mita no podía sacarse un número ción de los indígenas en lugares fijos y al
m ayor de la tercera parte existente en el alcance del encomendero, para construirles
repa rtimiento, reglamento que debía cum- allí la iglesia y suministrarles la asistencia del
pli rse rigurosamente. sacerdote.
La mita, como es sabido, era una institu- La conquista por las armas de inmensas
ción incásica que los españoles adoptaron, y regiones, dominadas por ci salvaje, con la
por la que los indios de una región, ciudad consiguiente amenaza de castigos y otros
o repartimiento, debían por turnos trabajar procedimientos coercitivos, no fueron medios
en el laboreo de las minas, o en la conduc- suficientes para sujetar a la obediencia y,
ción de la yerba mate, o en otras racr.;-.;o; mucho menos, para civilizar a los indios o
beneficiosas a los españole-s, sus "amos o se- para reducirlos a la religión, pero el enco-
ño res, y recibir en compensación instrun:ión, mendero que tenía autoridad sobre un grupo
cultura y civilización. Teóricamente era un<J de indios, de cuyos servicios podía valerse,
excelente institución, pero prácticamente dio era el más indir.ado, además de ser una obli-
pie a indecibles abusos y a crímenes graví- gación de su parte, para instruirlos lenta pero
simos.4 eficazmente de los ideales de la civilización
Los caciques estaban libres de todo traba· y en las verdades de la fe.
j o, así como las mujeres, que debían acom· Pero a la postre las encomiendas fueron
pa ña r a los maridos en calidad de cocineras. contraproducentes ya que, por una parte el
Los soldados y encomenderos no podían indio llegó a ser un verdadero esclavo, sin
am ancebarse con indias, so pena de perder- medrar ni poco ni mucho en su cristianismo
las, ni impedir el matrimonio de ellas, cuyas y civilización, y por otra parte lkgó a pre-
elecciones debían practicarsc libremente. Si venir a los indios salvajes contra todos los
casa ba n con indio de otra encomienda, pa· c!;pañolcs, así civiles como religiosos.
88 ANTECEDENTES DE LAS REDUCCIONES

Un hombre de tanta prestancia, como el Tal fue en definitiva la encomienda que,


Padre Marciel Lorenzana,6 fundador de la como medio de civilización o a Jo menos de
primera reducción Guaraní, como después elevación de los indígenas se había confiado
_veremos, escribía que: a los laicos. Por otra parte, las experiencias
La razón de estar esta gente [guaraní] tan habidas en Méjico y en el Perú comproba-
temerosa y costar tanto el reducirse, es el ban que la persuación pacífica con la obten-
persuadirse que ser cristianos no es otra cosa sión de las virtudes cristianas y la predica-
sino hacerse ellos y sus hijos, y sus pobres ción de las virtudes evangélicas eran el
haciendas, esclavos de los españoles: todo procedimiento más seguro, aunque lento y
está fundado en las violencias que han ex- sin ventajas algunas de orden económico.
perimentado después que vinieron los espa- Esta labor fue iniciada en las regiones rio-
ñoles a esta tierra, sin haber quien volvies~ platenses en 1579, gracias a un grupo selecto
por ellos, porque esta tierra casi siempre está de religiosos franciscanos_ entre los que se
sin Prelado; y cuando le hay, ni he visto ni destacó la extraordinaria figura de Fray Luis
oído decir que haya tratado de conversión de Bolaños. Con justeza ha esuito el doctor
de infieles; y si algún Sacerdote veían (que Molina que la historia religiosa de estas pro-
lo más común era al que iba en el ejército vincias no podría escribirse sin reservar un
del español) cualquier cosa que les decía de lugar prominente para el nombre de los dos
Dios era enderezada a que fuesen buenos, y grandes campeones de la evangelización del
esto comistía e n que diesen sus hijos e hijas indio: Hernandarias de Saavedra y el santo
para que sirviesen a los españoles en la Ciu- varón Fray Luis Bolaños, este último, bauti-
dad, y ellos viniesen a hacer el servicio per- zado con tanta justicia por el primero como
sonal, y en hacien do esto, ya estaban santi- el Apóstol del Paraguay.
ficados, y casi sin catecismo ni enseñanza, Nada ni nadie podría empañar la fama
sólo con decir que querían ser cristianos, los de estos dos esforzados paladines del verbo
bautizaban. cristiano. Bastaría para destruir cualquier
Los Gobernadores, en nombre del Rey intento al respecto, oponcrles los abundantes
Nu est ro Señor, agregaba Loren.zaua, daban epistolarios y testimonios de la época, para
cédulas de servicio personal, que llaman de demostrar, que las primeras reducciones es-
yanaconas y a éstos indios los tenían los es- tablecidas en estas provincias, fueron obra
pañoles en sus chacras, o en el pueblo o en casi exclusiva de ambos.í
sus casas con tan gran dominio sobre ellos, En 1575 llegó Fray Bolaños a la Asunción,
que decían que eran suyos y como cosa suya en compañía de Fray Alonso de San Buena-
los prestahan y daban a quien querían y fJor ventura, y sabemos que este último, que era
el tiempo que se les antojaba ocupándolos ya sacerdote, no sólo bautizó a muchos in-
en las oc u pociones que les parecían más a dios e indias, sino que en Los Altos, y hacia
propósito para su grangería: si se huían , iban el año de 158 1, logró reunir con Bolaños,
tras ellos y los azotaban y aun ponían en no sin mucho trabajo, unos 300 indios.
!!rillos; cuando casaban algún hijo o hija, se Cuando esta em brionaria Reducción estaba
los daban en dote ; de manera que a uno ya con policía y bien compuesta, marcharon
daban el hijo y a otro la hija; y a otro el Jos dos misioneros hacia el norte de Los Al-
padre y así lo iban repartiendo como que- tos, !oralidad que se hallaba también al
rían sus amos sin que se atreviesen los indios norte de la Asunción. Llegaron al Guairá,
a hablar palabra y los gobernadores les ha- visitaron Ciudad Real, la Villarka del Espí-
cían cédulas de este servicio. No poseía esta ritu Santo y corriéndose ciento cincuenta
gente tierra o heredad alguna ni caballo, ni leguas al Oriente, llegaron hasta Santos.
.eallina, cuando no era de su amo, hasta los Ordenado Fray Bolaños de sacerdote en
vestidos que tenían les quitaban y daban 1585, pasó a la localidad de Ytá, seis leguas
a quien les parecía; tan f.:rande era el domi- al sur de la Asunción, donde juntaron más
nio que adquiría un español sobre estos in- de .)00 indios. Hcrnandarias, que visitó esta
dios por la cédula que le daba el gobernador, Reducción, muchos años después, pudo es-
de manera que para ser verdaderamente cribir al Rey que era un pueblo de. qui-
esclavos, no faltaba sino herrarlos y vender- nientos indios muy doméstic"'s y quietos, los
los a público pregón; pero en lo que es qua/es van en mucho aumento, teniéndolos
ventas paliadas hartas hacían. a su cargo los Padres de San Francisco.
HERNANDARIAS Y /.AS MISIONES 89

Ambos misioneros fundaron después la Re· sas conquistas, y es justo consignar aquí que
du cción de Yaguarón, y tal vez se deba tam· en lo intelectual, en lo espiritual y en lo
bién a ellos la fundación de Pitum, Gua· apostólico pusieron muy alto el nombre de

¡
rambaré y Atyrá, reducciones que, a lo me- la Compañía de Jesús, ya que Barzana por
os a fines del siglo XVI, se hallaban, lo sus alumnos hizo representar el primer dra-
ropio que Yuagarón, a.J cuidado de cléri- ma que presenciaron Jos vecinos de la Asun·
os, por no haber franciscanos que las pu- ción, y el Padre Saloni era el consejero espi·
ieran atender. ritual más cotizado en la capital paraguaya,
Cuando en 1603 se celebró el primer Sí· y los Padres Fields y Ortega hicieron f re·
odo de la Asunción, en el que se declaró cuentes y provechosas entradas en las regio-
como oficial el pequeño Catecismo que Bo- nes ocupadas por los salvajes.
laños había traducido al guaraní,8 se recordó El primero en pasar a mejor vida fue el
la labor apostólica que hasta entonces habían Padre Saloni. Era catalán, natural de Gra-
:realizado Jos Padres Franciscanos, juntando nadilla, en la diócesis de Lérida. Admitido
a los indios que andaban dispersos, y levan- en la Compañía en 15 70, partió desde Bar-
tando iglesias donde fursen doctrinados. celona a Lisboa, a fin de incorporarse a la
Ni las reducciones franciscanas estuvieron misión de la India Oriental. Tal vez porque
tan sólo a orillas del Río Paraguay, ya que era español, no quiso llevarle consigo el Pa-
en 1607, y contando con el apoyo personal dre Valignani, y lo dejó para la misión del
Oc Hcrnandarias, bajó Bolaños a lo que se Brasil. En compañía del Padre Bias Lou-
]Jamaba la Provineia del Paraná, o sea, la renzo llegó rn 157.'> a Río Real, en la fron-
región comprendida entre el Río Paraguay tera de- Bahía y Sergipe. PoC'o dc-spués se
y d Alto Paraná, precisamente a aquella re- k nombró superior de San Paulo de Pirati-
gión que había de ser d centro de las Re- ninga v gobernó rsa casa durante seis años.
ducciones de los Jcsuítas, y allí fundó San Enviado al Paraguay, estableció la casa de
José de Caazapá, a treinta leguas al sur de la Asunción. En 1599 acudió a sacramentar
la Asunción, y a pocas leguas de Corricntcs, a uno que estaba ape:>tado, y se contagió,
y más al oriente, fundó Bolaños, con indio~ falleciendo del mal. Según Lozano, falkc:ió
de la dicha Reducción de San José, o de el Padre Saloni en la semana de Pascua, que
otra de San Francisco de Yutí. la Reducción <'Se año cayó en Abril, v frisaba en los 62
de ltatí. , años de edad y 29 de -vida religiosa. Este
Mientras realizaban los Padres Francisca- mismo historiador pondera sus grandes vir-
nos esta magnífica conquista espiritual que tudes y su extraordinaria pac:icncia. 11
llegaba a cristalizar en pueblos o Reduc- El Padre Manuel Ortega había nacido en
ciones, se ocupaban c·n los ministerios espi- Portugal. en la diócesis dr Lam{"go, en 1561.
ditual es con Jos españoles, corrían c:on al- A los diez y nueve años ingresó en la Com-
gunas aulas de Latinidad y hadan continuas pañía dr Jrsús (8 de setiembre de 1580) y
incursiones a las tierras de infieles aquellos habiendo pasado, poc:o después al Brasil
j uítas que procedentes del Perú y del Bra- aprendió a la perfección la lengua tupí o
sil habían arribado al Paraguay en 1588.9 guaraní. En el Tuc:umán trabajó por un
Enorme fue la labor de los mismos, aun- tiempo ('TI compañía del Padrr Barzana,
qu e realizada a destajo y sin continuidad. eomo refiere Lozano. Pero su campo de
T al vez esa realidad se debió a las cricun:>- apostolado fue el Paraguay, que recorrió
tancias, tal vez por c:ontar con poco perso- hasta la región de Santiago de Jerez, actual
nal, tal vez al hecho de estar lejos de los Mato Gro:so, a donde aportó a lo menos
superiores mayores y sin fáciles comunica- en tres oportunidades, como también a las
ciones con ellos. Lo cierto es que, con ser poblocioncs de Ciudad Real y Villa Rira,
varones de grandes prendas espirituales e in- en el Guairá. En esta postrera se le ac:usó
telectuales, y no obstante contar con todo de quebrar rl sigilo sacramental y fue- lle-
el apoyo de Hernandarias, ni el Padre Alon- vado pr('so a los tribunales de Lima. Este
so Barzana, ni el Padre Juan Saloni , ni el hecho dejó estupefactos a cuantos se ente.
Padre Tomás Fields, 10 ni el Padre Manuel raron de lo acarcido. Durante cinco meses
O rtega, emprendieron una obra análoga a se le tuvo rigurosamente encarcelado y sus·
la franciscana, aunque así ellos como Jos de- pendido en rl ejercicio de sus ministerios
más prepararon el futuro campo de glorio- saccrdotalrs. Al cabo de esos meses permitió
90 ANTECEDENTES DE LAS REDUCCIONES

la Inquisición que continuara preso en el boa, según refiere el Padre Techo, y en


Colegio de San Pablo de Lima, hasta que 1578 se pudo embarcar para el Brasil. Du-
se supo que el falso delator había muerto, rante seis años misionó en las aldeas lusita-
arrepentido de la calumnia que había le- nas y se hallaba en San Pablo cuando fue
vantado contra el inocente jesuíta. Todo elegido para la misión del Paraguay. Mag-
Lima se alegró al saber esta novedad. En nífica fue su labor en tierras paraguayas,
1607 fue escogido para la Misión de Tarija, habiendo sido él el eslabón que unió a los
entre los indios Chiriguanos, y se hallaba primeros misioneros venidos del Brasil, de
en el Colegio de Chuquisaca cuando falleció los que él era uno, con los misioneros espa-
a los 61 años de edad, 42 de vida religiosa ñoles que constituyeron en 1607 la Provin-
y más de 35 de vida misionera ( 21-X-1622). cia del Paraguay. Hubo un momento en que
Techo dijo de él que su actuación había sido era este jesuíta el único que moraba en
tan cficinte, "que se le podría considerar, tierras paraguayas. Muerto el Padre Saloni,
y con toda razón, como uno de los héroes preso en Lima el Padre Ortega, fue él quien
americanos" . 12 salvó la supervivencia jesuítica. Falleció en
Hijo de Guillermo Fields y de Genet Creah 1613, cuando ya eran una realidad las pri-
era el Padre Tomás Fields. nacido en Li- meras Reducciones, y poco después escribía
merirk, en 1548 o 1549. Niño aún, a causa el Padre Diego González una frase que po-
de su catolicismo, tuvo que emigrar a Fran- dría considerarse como su epitafio: Fue un
cia y a Bélgica, habiendo estudiado las letra~ gran obrero entre los indios y entre los es-
humanas en París y en Douai, por espacio pañoles.13
de tres años, y la Filosofía en Lovaina, por A sus empeños con Hernandarias y con
t:spado de otros tres, hasta recibirse de Ma- los Superiores mayores se debió, sin duda,
gíster Artium. Trasladóse después a Roma, en no escasa parte el que éstos se entrevis-
donde ingresó en la Compañía de Jesús. Te- taran con aquel gran mandatario y planearan;
nía a la sazón 25 años de edad. la grande empresa de las Reducciones, como
Desde Roma hizo el vía je a pie hasta Lis- vamos a ver en el capítulo siguiente.
II. ESTABLECIMIENTO DE LAS REDUCCIONES

7 - La iniciación de las Reducciones. también de este parecer. El proyecto no con~


tó con oposición alguna, antes con la más
Creada la Provincia del Paraguay~ en 1607, entusiasta aprobación.
su primer Provincial, el Padre: Diego de To- Quiso sin embargo el prudente jesuíta con-
rres, después de visitar e infonnan;e de la cretar, así con el Gobernador Hernandarias
situación en que se encontraban sus súbditos romo con el entonces Obispo del Paraguay,
en Santiago del Estero. en Córdoba. v en Monseñor Reginaldo de Lizarraga, dos pun-
Buenos Aires, y al tanto y~ n~ c.ómn P."t~h~n tos de grande trascendencia para cimentar
los que se hallaban en Chile, nu" t~mhiPn la obra que se intentaba realizar. Con el
caían bajo su jurisdicción, se traslaciA $1 1~ sentido prártico y realista que le caracteri-
Asunción dd Paraguay, con igual objetiv,... zaba. trató también de los medios humanos
A mediados del año 1609 se encontró allí a adoptarse para la consecución del fin pro-
y conversó largamente con un hombre de puesto. Propuso que a cada grupo de misio-
tanta prestancia social y de tan nobles idea- neros Jesuítas, ya fueran dos o tres, pues no
les, como el Gobernador Hcrnando Arias de se quería que ninguno de ellos fuera sin com-
Saaved ra. Este era de la pasta de Torres y las pañero o rompañeros, el Real Erario abona-
afimdades entre uno y otro eran muchas y ría la pensión o sínodo que se otorgaba en-
muy arraigadas. Del temple de Hcrnandarias tonces a un solo párroco El Go-
no puede dudarsc y hasta los textos de Histo- bernador areptó la propuesta y ordenó ade-
ria Argentina reconocen y proclaman la re- más que se suministraran cáliz, ornamentos
ciedu mbre de su espíritu, su visión certera de y campana~ a cada grupo de misioneros.
los hechos, su singular don de gentes. Res- Pero la prudencia del Padre Torres no se
pecto al Padre Torres bastará no olvidar que rc~tringía a la dificultad económica, aunque
fue él quien, contra viento y marea, luchó tan importante, sino qur quiso eliminar, de
denodad amente contra el servicio personal, entrada, otra murho más grave y que podía
hasta obtener su eliminación. En manera causar la ruina de toda la obra de los .Jeo::uí-
al gun a son excesivas las frases de Astrain, 1 tas: la eliminación dd servicio personal. Era
respecto de Torres y a propósito de esta su nc<·csario asegurar a los indios que no serían
victori a sobre la paliada <'Sclavitud que se molestados por los soldados españoles, ni se
había introducido en el Río de la Plata: les sornetrría al odiado rf_gimcn drl St'rvicio
aunque no hubiese hecho otra cosa en toda personal. Aunque el Sr. Obispo y r1 Sr. Go-
su vida el Padre Diego de Torres sino empe- brrnador dieron palabra de que así SE' haría,
zar a promover esta obra admirable, tendría el Padre Torres deddió <'Scribir sobre este
justos títulos a que todo el mundo le res- punto, y sobre el anterior, al mismo Rcy, a
petase como a uno de los grandes bienhecho- fin de andar sobre terreno firme. Ao::í lo hizo
rs de la Humanidad. ron fecha 30 de abril de 1610, y Hcrnanda-
La existencia y el éxito de la conquista rias, pocos días después, exponía también a
espiritual emprendida ya por los Padres S. M. lo que había convenido con el Pro-
Fra nctscanos en tierras Paraguayas y las ex- vincial de los Jcsuítas. En Madrid debió
peri encias que traía de Julí el -P adre Torres, agradar lo propuesto por él, y así, en un
inclinó a éste a que, sin dejar el Colegio de papel adjunto a la carta de Torres, hay estas
la Asunción, ni los ministerios espirituales que expresiones del Consejo de Indias, fechadas
con los españoles realizaban ya los jesuítas, a 21 de octubre de 1611: Que se confirme
emprendieran éstos una empresa de enver- :o hecho en lo que hasta ahora se le ha dado
gadura en tierras salvajes. Hcrnandarias era y se consulta_, y pues lo pide y se contenta
92 ESTABI.f:CIMIENTO DE LAS REDUCCIONES

<'On que a dos religiosos se dé lo que a un ríos que tenían los indígenas al sur del Te·
clérigo doctrinero, se haga así, y en lo que bicuary fue lo que indujo a Hernandarias
pide de el cáliz, campana y ornamentos, se a confiar esa región a los jesuítas. En ma-
les dé como a los de Santo Domingo.2 nf'ra alguna era por tener un concepto me·
Había un tercer punto de más fácil tra- nos favorable de la nobilísima labor de los
ducción: dónde comenzar la proyectada con- Franciscanos.
quista espiritual. El rampo era inmenso, pero Si f'n la correspondencia de ~ste hay claros
era poco o nada conocido, fuera de algunas indicios de su poco aprecio por algunos ins-
cortas parcelas. Hernandarias que sabía me- titutos religiosos, a causa de su falta de espÍ·
jor que nadie cuánto era cntonces conocido ritu sobrenatural y de celo apostólico, no
por los españoles, propuso tres frentes : el de estaban rn esa situación los Padres Francis·
los indios Guaycurúes, al Oeste de la Asun- ranos. Era precisamente para ellos para quie.
ción y río Paraguay por medio: el del Gua irá, ncs d gran H('rnandarias tenía las expresio·
en las regionf's del noreste paraguayo~ donde nes más encomiásticas. No echó de menos en
ya existían algunas poblaciones de españoles, f'llos el fervor religioso, ni el espíritu de sa·
y el del Paraná, esto es, la zona meridional rrificio, ni el sentido de responsabilidad, pero
del actual Brasil, la actual Provinc-ia de Mi· es posible que no viera en la acción de los
siones, norte de Corri("ntes y toda la región mismos una idea firme y segura sobre la
sudeste de la actual República del Paraguay. t~r nica que debía seguirse en la organización
En cuanto a la elección del campo de de las reducciones. Cierto es que las funda·
operaciones, creyó el Padre Torrf's que no das hasta entonces por los Franciscanos lle-
rra prudente escoger apriorísticamente, y que ,.aban una vida despareja y desigual y se
lo más sensato sería enviar sendas rxpedicio· podría razonablemente temer su desapari·
ncs a las tres regiones indicadas para tomar ción. Para empresas de esta ('nvergadura se
así el pulso y ver cuál era el más apto y ncresitaba algo más que la bondad y el des-
adecuado. Al rfecto dispuso, rn la segunda prendimiento; se requerían principios basa·
quincena do noviembre de 1609, que los Pa· dos en la naturaleza del indio y en concor·
drcs José Cataldino y Simón Masseta, que dancia con el medio ambiente, y esto tal vez
hada poco habían llegado al Paraguay, su· fue lo que Hernandarias no halló en los fran-
bicran río arriba, a la región del Guayrá, ciscanos y esperó hallar en los jesuitas.
distante como 1SO lrguas de la Asunción ; Nada de todo esto surge explícitamente de
que el Padre Marciel de Lorenzana, dejando la documentación de la época, pero sí por lo
su rectorado del Colegio de la Asunción, se que implícitamente ella nos sugiere. aunque
trasladara, con el Padre Francisco de San rs posible que el emprender los jesuitas esa
Martín. a la Provincia del Paraná, y que los misión fuera el resultado de un hecho tan
Padres Vicente Griffi y Roque González de inesperado como eficaz: la presencia en la
Santa Cruz, novicio aún este último, aunque Asunción del Cacique Arapizandú. Fue pre·
ya ordenado de sacerdote, pasara a la región cisamrntc cuando Hrrnandarias, Torres y
de los n·bcldcs y sanguinarios Guaycurúes, Lizárraga planeaban la futura acción de los
quienes ocupaban la región frontera a la jesuitas presentóse al señor Gobernador el
Asunción, río por medio. nombrado cacique y le manifestó que así ~1
Tal vez pan·zc·a extraño a alguno que así como otros muchos caciques querían tener
Hrrnandarias como rl Padre Torrrs pcnsa· sacrrdotes que les instruyeran rn la religión.
ran en la evangelizac-ión de la región del Pa· Así lo manifestó aquel indio al mismo Go·
ran<'1. ya O('upada, a lo mrnos ~ n parte, por bernador y éste solicitó del Sr. Obispo qu<
los Padres Francis<·anos. Pero la llamada re· le proporcionara algún clérigo. No habiendo
gión del Paraná consta de dos secciones, la obt<-nido lo que desraba 1 conversó sobre el
del norte y la del sur del río Tcbicuary, y punto <·on el Padre Torres y éste nombró
rra sólo al norte de esta anchurosa vía flu· para ,·sa empresa a los Padres Lorenzana y
vial que los hijos de San Francisco habían San Martín.
establecido sus re-ducciones; precisamente en
rsa époea algún religioso había ll<'gado, des· 8- La Misión del Paraná .
de la <·osta correntina, a pisar y a planear
alguna rr ducdón t•n la zona meridional. E' En compañía del ('acique Arapizandú par·
posible que la fama de cruclt-s y sanguina- tinon de la Asunción, el día 16 de diciembre
LA IHISION DEL PAUAJ\'.4 93

de 1609 los Padres Marciel Lorenzana y Si no les fue posible relebrar las tres ~1isas
Francisco de San Martín, con rumbo al Sur. el día de Navidad, por no rontar ni con una
Al llegar a Yaguarón agregósc a ellos el pres- improvisada Capilla para ello, ésta ya era
bítero Hernando de la Cueva, con unos cuan- una realidad el día 29 de ese mismo mes,
tos indios cristianos. Cruzaron el anrhuroso en que los Padres dijeron la de Santo Tomás
T cbicuary y penetraron en una tierra desco- de Cantcrbury, que era el santo del día. El
nocida hasta entonrcs, aunque procedentes presbítero De la Cueva y los niños que con

Fachada de la iglesia de San Ignacio Guazú, subsist<'nte hasta principios de este siglo.

de Corrientes habían llegado algunos Padres él se habían juntado a los misioneros en


Franciscanos, y a la sazón tenían allí, sobre Yaguaron, regresa ron a los poros días.
la misma costa dos incipientes reduccion es. No parece que el sitio ocupado por Ara-
La víspera de Navidad de ese aií.o de 1609 pizandú fuera del agrado del Padre Loren-
llegaron los jesuítas al rancho de Arapizandú, zana, y por ésto se puso a busear otro más
en medio de las mús entusiastas muestras de indicado para la futura Rcdun:ión. Tal vez
regocijo. Todos los súbditos de Arapizandú, fue <'On O("asión de esa búsqueda que llegó
a ejem plo de su Jefe, se desvelaron por aga- a orillas del Paraná y visitó la reducción de
sajar a los recién venidos y lo primero f uc Santa Ana, que, frente a Itatí, sobre la ri·
construirles un rancho en que pudieran mo- bcra septentrional del Paraná, había allí fun-
rar. A los poros días pudo escribir el Padre dado Fray Luis Bolaños. La entrevista con
L orenzana oue otros nueve caciques, todos este eximio varón fue cordialísima, y el ·Pa-
ellos muy cLrdos, se han ofrecido a venirse dre Diego de Torres pudo escribir después,
con su gente desde luego, y han comenzado a base de una rarta del P. Lorenzana, que
algun os de ellos a hacer sus chozas, que es Fray Bolaños es gran lengua (esto es, eximio
la mejor señal que podíamos tener. EJ con- conocedor de la lengua guaraní), gran siervo
ten to ver el amor con que nos miran y con de Dios '' amigo nuestro, y así se ha gozado
cuánta confianza se /legan a nosotros los notablemente de la entrada de los Nuestros
niños.• en aquella Provincia. 2 En particular fa-
94 ESTABLECIMIENTO DE LAS REDUCCIONES

voreció Fray Bolaños a los dos jesuítas, po- fué siniestra. Y en estas tres gobernaciones
niendo a disposición de los mismos sus tra- no hay tambos como en tlla se dice. Buenos
ducciones en lengua guaraní. Algo sabían de Aires, 15 de junio de 1610.3
ese idioma los dos Jesuítas pero estaban muy Habiéndose despedido de Bolaños los dos
lejos de dominarla y por eso gustosos se hi- misioneros Jesuítas, enderezaron sus pasos ha-
cieron alumnos de tan ilustre maestro. Hasta ria el Oriente, y recorrieron unas veinte le-
sabemos que el Padre San Martín copió de guas. Allí hallaron un paraje que agradó así
prisa algunos de aquellos escritos, referentes a los misioneros como a los caciques, y va-
al idioma y gracias a ellos pudo entender rios de éstos llevaron allá súbditos. Sucedió

Vista de la iglesia de San Ignacio Guazú , en vísperas de ser derru ida.

primero la conjugación de los verbos en ese esto en los primeros días de Enero de 1610
idioma, y después otras particularidades gra· y aunque los Padres Lorenzana y San Mar..
maticales. Así lo escribió él mismo de~de el tín se sentían rendidos por <"se via jc y por
Paraná a 20 de abril de 1610. la vida difícil que llevaban desde que salie-
Con anterioridad a esta entrevista hubo ron de la Asunción, rom<"nzaron de inmedia-
quien elevó a la Corte un infonne desfavo-- to a hacer algunas rhozas, entre ellas una
rable al ilustre franciscano, y dos meses des- algo mayor que hiriera de iglesia. Fue me-
pués de haber ella tenido lugar. pudo el Pro- n<"St<"r improvisarlo todo, a fin de ir reci-
vincial T orrcs salir a la defensa del santo biendo a los raciques no bien llegaban con
misionero. En su certificación, que es del 15 sus vasallos. Como era lo obvio, los dos mi-
de junio de 1610, testifica que sólo el Padre sioneros se esforzaron en ganar d afecto de
Fray Luis Bolaños, de dicha orden y custodia los neófitos. Con inmensa pena los vdan en-
ha trabajado más y hecho más fruto que tr<"gados a la borrachera, a la lujuria y aun
otros muchos sacerdotes de este obispado, con a la antropofagia, pero esperaron el momen-
una vida inculpable y apostólica; y es la per· to oportuno para rondenar f'stos vicios. Ha-
sona a quien se debe más en la enseñan za bía que ir despario y así lo hirieron los dos
de la lengua de los indios, por ser el prime- misioneros. Así el 20 de abril de ese mismo
ro que la ha reducido a arte y vocabulario , y año, cuando la Redurción sólo tf'nía cuatro
traducido en ella la doctrina, confesonario y meses de existencia, escribió el Padre San
sermones: por todo lo cual y por la expe· Martín que la reducción de San l[!nacio está
riencia que tiene de 30 años en estas Indias, quieta. Ya se van quitando las borrachertJJ,
juzga : que la relación que á S. M . se hizo y acostumbrándose los indios a la práctica
y por lo cual se despachó la cédula de que de rezar.• El Padre Lorenzana, a su vez,
la petición del P. Custodio hace mención, escribía pocos días más tarde : Nuestra reduc-
LA MISION DEL PARIINII 95

ción está quieta y nos muestran amor. Los ni- mente se rncuentra el pueblo paraguayo de
ños saben casi todos la doctrina cristiana, y San Ignacio, en los 26' 54' 255 de lat. y O•
el catecismo los más de ellos. T am.bién lo 37' 4" de long.
saben algunas mujeres e indios mayores, y
todos ellos desean saber las cosas de Dios y
rezan en sus casas, a la noche y a la ma-
ñana.::.
Maravilla ciertamente que donde se ha-
bían reunido tantos caciques, con sus pre-
tensiones y alardes de querer primar unos
sobre otros, y donde de golpe habían con-
fluido alrededor de mil salvajes, sólo dos
h ombres no muy duchos en el idioma de
aquéllos, consiguieran en primer término la
tan necesaria quietud, y en segundo lugar
Jlegaran a enseñarles el catecismo con rcsul- Vista lateral de la desaparecida iglesia de San
Ignacio Guazú.
ado tan halagüeño. Nada nos dicen los dos
isioneros sobre lo que practicaron con el
Estaba aún en su primera ubicación y co-
menzaba a tomar forma, cuando deliberaron
los Jesuítas sobre si sería mejor seguir con
ella o entregarla a los Padres Franciscanos,
que evangelizaban a no mucha distancia, al
Norte y al Sud de aquel para jc. Parece que
alguno de ellos, diremos con Astrain,6 re-
presentó a los jesuítas, que no sería conve·
niente mezclar las reducciones de las dos
Ordenes religiosas, y pues ellos habían fun-
dado cuatro al Sudoeste del Paraguay, a no
mucha distancia de la ciudad de Corrientes,
convendría que los Jesuítas no se acercasen
a aquellos terrenos, pues había tantas regio-
V ista del atrio de la iglesia de San Ignacio nes donde se podría explayar el celo apos-
Guazú.
tólico. Parecieron muy justas las reflexiones
de los franciscanos, y por algún tiempo dis-
fin de alimentar en forma satisfactoria y currieron los Jesuítas entregarles la reduc-
con tinuada a esa multitud, pero debieron de
desbrozar Jos campos y sembrar con bastante
abu ndanci a, y debieron de obtener no pocos
vacunos y dedicarse a su multiplico.
Antes de proseguir, h('mos de anotar, to-
mánd olo de Sánchez Labrador, quien, a su
vez, sr valió de documentación antigua y fi.
dedigna, fundóse la Reducción de .San lg·
nacio Guazú en un paraje llamado Itaguy,
en el ángulo que forma la confluencia del
Paraná con el Paraguay, y frente a lo que
fue la reducción franciscana de Itatí, en
Parte posterior de la iglesia de San Ignacio
los 26° 37, 20, de lat. y o· 41' 49" de Guazú, donde eran visibles los retretes o letrinas
long., y allí estuvo durante diez y ocho años, públicas.
has ta que en 1628 se trasladó al lugar donde
existía una capilla dedicada al Santo Angel,
y cuaren ta años más tarde, o sea, en 1668, ción por ellos fundada . Sin embargo, obser-
ubicóse definitivamente en un paraje, un vando que este pueblo distaba bastantes le-
cuarto de legua más al oeste, donde actual- guas de las reducciones franciscanas perse-
96 ESTABLECIMIENTO DE /.A~ REDUCCIONES

lnt('rior de la iglrsia dr San Ignacio Guazú , tal como aparecía rn 1903. Su artesonado
constaba dr 1.400 tablas pintadas, d e las cualrs sólo ae conoct' ahora una docena.
LA MISION DEL PARANA

veraron en ella y sólo tuvieron cuidado en sus hijos; pero diferímoslo hasta que tengan
adelante de extenderse por el otro lado, ha- más conceptos. Tiene esta gente un impedi-
cia el Este, fundando sus pueblos a lo largo mento para ser cristianos y es que todas las
de l curso del Paraná, siguiendo el río agua mañanas a las dos o a las tres Sd levantan
arriba. a beber y dura la borrachera hasta que ama-
De las vicisitudes del pueblo de San Ig- nece, y todas las veces que han de ir de caza
nacio Guazú en los dos primeros años ele o a otra cosa de comunidad hacen borrache-

Trinidad. Su antiguo campanario y algunas columnas de su iglesia.

su existencia, nos ofrecen valiosas noticias así ra común que dura dos o tres días~ aunque
las Cartas Anuas como las Cartas del en. no se emborrachan de suerte que hagan dis-
tonces Provincial, Diego de Torres, o por parates asonantes; hemos procurado quitarles
m CJOr decir las cartas de los mismos misio· este vicio y no hay remedio, y aunque les re-
neros transcritas o sinopsisadas en aquéllas. ñimos, a veces con aspereza, no se enojan
Con fecha 19 de julio de 1610 escribía ..! con nosotros. Es menester conquistar a cada
nusmo Lorenzana al Provincial que el fruto uno por sí porque no obedecen a sus caci-
que hasta ahora experimentamos es haberleJ ques más que en cosas de guerra .1
ganado [a los indios] la voluntad; en es pe. En otra carta del Padre Lorenzana, es-
cial a los viejos y viejas, que se precian mu· crita algunas semanas más tarde, noticiaba
cho de que los quiero y regalo más que a que van viniendo a mi reducción cada día
los demás; con esto estamos con ellos con nuevos caciques co n su tzente. Otros diez ven ..
tanta seguridad como si estuviésemos en et drán con su chusma dentro de diez días, )'
Paraguay. H ácese la doctrina dos veces al uno de ellos es el Tabacamby, capitán ge-
día ; los niños y niñas acuden todos los díaJ
neral del Paraná, y todo el Paraná está mo-
a la escuela y casi todos saben la doctrina y
vido para venir dentro de dos o tres meses;
al~u nos el catecismo; y también alguno.\
adu ltos. Hasta ahora no hemos bautizado s1 espero con el favor de Dios tener en mi re,
no es in artículo mortis y sólo dos murieron. ducción más de mil indios [casados] que ha-
co n lo que está acreditado el bautismo ' rán seis mil almas más.
au nque ellos no lo piden para sí, se bauJiza· Antes de cumplirse el año era tal la situa-
ría n si quisiéramos, y algunos lo piden para ción espiritual de aquellos indígenas que los
98 ESTABLECIMIENTO DE LAS REDUCCIONES

misioneros opinaron que se podría adminis· tecismo hecha por el Padre Lorenzana, salió
trar el sacramento del Bautismo a no po· de repente al medio <"ntre sus compañeritos
cos de eJios. Se comenzó con el bautismo y puestas las manos sobre el pecho, dijo con

Puerta dt: la sacriatía de Trinidad. Dibujo hecho a principios de esto siglo.

de un mno de doce años y se dió al acto todo énfasis y candor: yo quiero el bautismo,
toda la solemnidad y boato de que era po· porque yo quiero ir al cielo.
sible en aqurlla soledad. Fue este niño quien, Dcspué9 se bautizaron a otros niños y aun
oyendo en una ocasión la explicación del ca· a adultos que parecían mejor dispuestos, de
99

suerte que al cumplir la Reducción de San ra que estuviesen. Los rebeldes no dieron oí-
Ignacio Guazú 5u primer aniversario eran ya dos a los piadosos ofrecimientos del jesuíta.
230 los cristianos, y por el ejemplo d e éstos R espondieron con bastante brutalidad, y los
y por las exhortaciones de los Padres. otros m ensajeros enviados volvieron contentos de
no pocos iban despojándose de sus viC'ios e no haber padecido más_, y de haber salido
inclinándose más y más a las cosas dt:" Dios. ilesos de las manos de aquellos hombres en-
No se crea que los dos misioneros pudie- furecidos.
ron iniciar su labor evangélica en un am- Vio el Padre Lorenzana que era necesario
biente de paz y sosiego, ya que no en uno preparar las armas contra una embestida que

E~bozo df' lo que fué la fachada de la ;mtigua iglesia de ltapúa, construída por los Jesuita:>,
y derribada a mediados del siglo XIX.

cómodo y fáciL A poco distancia, en las ori- no podía tard ar. Envió a la Asum:ión a su
llas del Paraná, vivían varias tribus de gua- c:ompañero el Padre San M artín, y entre-
rames más fieros y salvajes, los cuales aco~ tanto animó a los <:ariques reunidos a re-
m etzeron de pronto a un pueblo distante d• sistir al enemigo. Logró que cscogir ran un
indzos que, si no cristianos, eran, por lo -me- t·apitán, cosa difícil, pues no estaban acos-
nos, aliados y amigos de los españoles. Ma- tumbrados a reconocer jamás otro superior
taron a muchos de ellos, cautivaron a otros que a su propio e:arique ; diólcs alguna ins-
y se los trajeron por el río arriba con ánimo trucción sumaria sobre ciertas precauciones
de devorarlos en alguno de sus banqtleteJ. clcmcntalcs que se podrían tomar para la
Cebados con esta presa, quisieron hacer otro batalla, y con esto se dispuesicron los indios
tanto con los indios que tenía reunidos ,.¡ cristia nos a resistir. Afortunadamente, llegó
Padre L orenzana en San I gnacio Guazú. de la A5unción un oportunísimo rcfucrzo de
Vino a saber el padre misionero la con.ípi· 50 arcabuceros españoles y 200 indios ami-
raczón que se preparaba, y por de pronto gos. Con este auxilio salieron animosos a la
envz6 algunos indios que conocíau a los al- batalla y quiso Dios dar a sus fieles una com-
zados, a ofrecerles proposiciones de paz y pleta victoria sobre los salvajes guaraníes.
manifestarles el deseo que tenían los Padres Huyeron éstos vergonzosamente derrotados,
de hacer bien a todos loJ indios, dondequie- y desde c~tonccs, aunque intentaron de vez
100 ESTABI.ECIMIENTO DE US REDUCCIONES

en cuando acometer a los neófitos fueron males. Con cuánto gozo no escribía el Padre
muy poco de tem~r sus armas, ya' porque Roque en 1613 : ya tenemos vacas, cercad~
los cristianos estaban bien prevenidos, ya 40 cabezas, ovejas otras tantas y 14 cabras,·
porque entre los mismos infieles del Paraná eJ ~n principio que crece como la espu ..
juzgaron muchos prudentemente, que les es· ma. 11
taría mejor ser amigos de los Padres, pues Así fue en efecto, respeto al ganado, pero
les constaba que éstos no hadan sino bien lo fue más en lo concerniente a la población
a todos los indios con quienes trataban .M humana, ya que habránse aumentado, de un

Actual iglesia de ltapúa, construida e n 1848, sobre las líneas de la antes uistente, según
Demcrsay.

No podemos precisar si este hecho tuvo año a esta parte, 400 almas y por todas lQ$
lugar cuando estaba al frente de la Reduc- que se han juntado serán mil. De éstas ha-
ción el Padre Lorenzana o su digno sucesor, brá ciento y sesenta muchachos de escuela
el Padre Roque Gonzálcz de Santa Cruz, que co11 cuidado y educación de los Padrej
pero podemos asegurar que en 1611, cuando han de ser el remedio de aquella tierra. Los
este gran misionero llegó a San Ignacio, esta infieles y catecúmenos llegarán a doscientos
reducción era aún embrionaria, sin edifica- cuarenta y seis. La fé y devoción que tienen
ción alguna estable y sin la organicidad ne- al Santísimo Sacramento es muy particular
cesaria. Cierto es que si Lorenzana fundó y es buen argumento de esto la primera
la primera Reducción, que tuvieron los Je- fi~sta que el año pasado le hicieron en el
suítas entre los indios Guaraníes, fue Roque día de su santa Solemnidad [esto es, Corpus
González quien la con~truyó y solidificó. Chrisll] porque señalándoles en cuadro de·
Trazó la plaza, dispuso la construcción de /ante de la Iglesia el sitio que hablan de
las manzanas de casas, y en 16 t 3 ya existía aHornar para la fies'a los caciques y los in·
la Escucla.9 No sin cierta satisfarción pu- dios, lo compusieron y adornaron a porfío
do escribir en ese año: ahora comenzamos y con piádoia competencia con muchos arcoj
a enseñar a leer, escribir y cuentas, 10 y sa- y otras cosas [dignas) de ver [se con] que los
bemos que un año antes, ante la car~tía [a)dornaban, colgando en lugar de tapices 1
que hubo en 1611, inició la agricultura y la paños de oro y seda, cuantQj menudenciDJ
ganadería, enseñando personalmente a los tienen de sus cosechas y muchos animales 1
indios a arar la tierra y a cuidar de los ani- cazG del campo, papagayos, avestruces, quir·
LA MISION DEL PARANA 101

guinchos, trayendo hasta los peces de los celebraron a su Santo Patrón I gnacio, Padre
Rios a que sirviesen en eso a su Criador y al de los que los engendraron en Cristo, no los
aparato de fiesta, añadiéndo a esto fuegos.. dieron menores de piedad añadiendo a lo
flautas , y otros juegos y escaramuzas, y la que hicieron en la fiesta pasada un entremes

lglt-sia dt- San Cosmc y S;:m Damián. RC'constr urción por HC'rnán BusanichC'.

afición con que aducían a esto y a la Iglesia ción]. fue en su lugar el Padre Roque
era muy grande y mucho de estimar en .~en t e González por superior, y después le enviaro n
tan nueva en la fe. Y si en esta fiesta dieron de la Asunción al Padre Pedro Romero que
buenas muestras de fe, en la primera que tsta~a l'n los Guaicurús para que le acom-
y dan za de los niños Paranaes de la reduc-
ción. acudiendo a reverenciar la imaeen dt:
nuestro Santo Padre que sacaron en , procc·
sión con tanta devoción y afecto que apiña·
dos todos no había quien los pudiese a par-
lar del Santo. 12
Por su parte escribía el Padre Diego de
Torr<'s C'O la Cuarta Anua de 161 3 que po1
la venida del Padre Marciel de Lorenzana
(para ser Rector del Colef!,io de la Asun-

.-:y--~" '

,_Jl,.~,.

Planta de la iglesia y colegio de San CoWlr Y Una p\H"rta de la iglrsia de San Cosme y
San Damián, según Hernan Busanicht-. San Damián , reci<.·ntt-m('nle derruida.
102 ESTABLECIMIENTO DE LAS REDUCCIONES

pañase . . M e escribe el Padre Roque Gon· campos ubi Troja fuit; porque en muchas
zález . . que ha de ser esta reducción de partes no había sino ruinas y señales de pue-
gran provecho y muy habitada por aq uellos blos, y aunque toda.via hay indios, pero es
indios; porque está en el paso para todo el casi nada con respecto a lo que fue .13
Paraná y lo que es más, de allí se puede ha~ Mientras la misión de los Paranacs tenía
cer misión a la Provincia del Uruguay, donde tan buenos principios, trabajaban con igual
ha mucho tiempo se ha deseado entrar para reJo y ron éXito no inferior, los Padres Ca-
acudir a más de cincuenta mil indios. . . y taldino y Masseta, a quienes se había envia-
por no haber habido Padres no les he acu· do a la Provincia del Guairá, esto es, a la
dido. Acudióles a estos Í1idios de nuestra parte del artual Brasil que c-onfina por el
Reducción en un tiempo de mucha necesidad norte ron la Provincia dt" Misiones, entre los
ríos Parapanema e lguazú.

9 - La Misión del Guairá.

Semanas después de llegar Lorenzana y


San Martín a lo que había de ser poco des-
pués la Reducción de San Ignacio Guazú,
llegaban los Padres Cataldino y Maseta a la
región del Guairá, esto es, a la parte que es
actualmente brasilera al norte de la actual
Provincia de Misiones. También a estos
dos jesuítas acompañaba un clérigo, por
nombre Rodrigo Ortíz de Melgarejo, quien
había ya morado en aquellas lejanas tierras
y tenía allí amistades y relaciones. Le ani·
maba, además, f'l deseo de ingresar en la
Compañía de Jesús.
Recordemos que desde hacía nueve años
habían visitado el Guairá y estado, durante
Torr(', aún existente, de la desaparecida iglesia semanas y aun meses, en esa región repetÍ·
de Santa Rou , en el Paraguay. das veces, los Padres Tomás Fields y Manuel
Ortega, pero haría ya no pocos años que
con mucha diligencia, caridad y cuidado y ni esos misioneros, ni otros algunos habían
fue que les dio una peste de viruelas que los podido atender a las nC'residades espirituales
tuvo muy apretados, aunque el Señor fue ser· de los españolt>S que allí moraban, cuanto
vido que no muriesen sino pocos y los más menos preocupándose del bienestar espiritual
criaturas habiendo recibido todos, chicos y de los indios. El Cabildo de Jen-z, cuando
grandes, el agua del Santo Bautismo. Duró supo que estaban destinados los Padres Ca-
este trabajo como cosa de tres meses, al que taldino y Masseta a misionar en el Guairá,
se añadió el otro del hambre . . . Después que escribió una expresiva rarta al Padre Diego
cesó la enfermedad le ordenó el Padre Lo- de Torres y lo mismo hicinon otros pobla·
renzana al Padre Roque González que fuese dos del Guairá, pidiendo que los dos Padres
por las orillas y tierras del gran Río Paraná les visitaran y socorrieran en sus necesidades
y viese la dúposición de ellas y de los indios espirituale•. Respondiendo a é!tos d=os dis-
con deseo de ganar aquellas almas para puso el Padre Provincial que los dos misio-
Cristo, Señor Nuestro , y traerlas a su cono· neros se trasladaran primeramente a los pue·
cimiento. y después de haber discurrido blos españoles, aunque solo r.omo de paso, Y
por diversas partes en particular de la Pro· pasaran después a la fundación de reduc·
vincia de Tacui, halló que de doce años a dones.
esta parte son innumerables lo que, o se han Partiendo de la Asunción, subieron Para·
huido de sus tierras o han muerto, y así en ná arriba y llegaron a Ciudad Real, el 1' de
una tierra muy poblada de gen/e apenas ha- febrero de 161 O; allí se ocuparon tan empe·
bía ya tierras en que parar, sino arenales y ñosamente en el bien espiritual de los espa·
LA MISION DEL GUAYRA 105
104 ESTABLECIMIENTO DE LAS REDUCCIONES

ñoles, que ambos Padres se enfermaron de Mini, llamado así por haberse fundado des-
gravedad y el Presbítero Melgarejo, que ha- pués del otro San Ignacio, llamado Guazú o
bía ido con ellos, como dijimos, les adminis· Grande, y esos dos pueblos fueron una rea-
tró el Viático. Catorce días estuvieron cntrc lidad en Julio o Agosto de 1610. esto es,
la vida y la~n¡uerte, pero al cabo de ellos y medio año después de fundar el Padre Lo-
cuando; les·. iban a administrar la Extrema- renzana la Reducción de San Ignacio Guazú .
unción,~lnejoraron sensiblemente y poro des- A los requerimientos por nuevos misione-
pués pudieron trasladarse a Villa Rica del ros respondió el Provincial enviando a dos
Guairá, que era otro importante núcleo de jóvenes y fervorosísimos misioneros, que aca-
pobladores españoles y también con dios baban de terminar sus estudios : al Padre
ejercieron los sagrados ministerios. Era ya Antonio Ruiz de Montoya, limeño, y al Pa-
el mes de Junio de 1610 cuando retrocedie- dre Martín Javier Urtasún, navarro. Refi-
ron al Río Paraná y siguieron por este río, riéndose al primcro escribía después el Padre
curso arriba, hasta llegar a su poderoso Torres que, al llegar Montoya al Pirapó_ el
afluente, el Paraná-pané, que rorrc de Este Padre Cataldino le recibió como Angel del
a Oeste, manteniéndose en Jos 23° de latitud cielo, abrazándose con mucha ternura y con-
austral. Era este río el límite septentrional suelo y dándou prisa hasta llegar a su re-
del territorio entonces conocido de los colo- ducción de Nuestra Señora de Loreto. No le
nizadores. A toda esta zona, del extremo nor- recibió menor el Padre Simón [Masseta], an·
te, y próxima al Paraná llamaban Jos espa- tes doblado con la llegada de ambos. De aqul
ñoles de entonces con Jos nombres de Tcba- se partieron a los últimos pueblos de la Te-
jiba, de Pirapó y de Guairá. bajiva a un negocio de mucho servicio de
El entonces Provincial, Diego de Torres, Dios Nuestro Señor y bien de los indios, ha-
al informar sobre los orígenes de las Reduc:- ciendo misión por donde pasaban. Poco des-
doncs del Guairá, en carta del 15 de febrero pués que dieron la vuelta los Padres José
de 1612, manifestaba que los dos misioneros [Cataldino) y Antonio [Montoya). llegó a su
subieron el río arriba, a quienes salieron al reducción de Nuestra Señora el Padre Mar-
encuentro muchos indios de diversas nacionej tín de Urtasún, que, aunque hacía mucha
en sus Canoas, que cada una apetecía y pedía falta en la Asunción, por haber en aquel
que los Padres fuesen a su tierra; mas elloj Cole[!io pocos Padres y enfermos; pero como
tomaron un muy buen acuerdo y fue ir a bus· yo había dado orden que fuesen otros dos a
car por el Río las mejores y más espaciosaj aquellas reducciones, y la necesidad que allá
tierras y, hallándolas cuales las buscaban había era tan grande que a los dos Padres
hicieron alto y tomaron asiento en el Pirapó, se les había recrecido doblado trabajo, sin
de donde enviaron a llamar a los indios cir- poder acudir a tanto, enviándoles eJte so-
cunvecinos, que se viniesen a poblar alli; corro. se alentaron . . . dividiéndose tl tra-
porque hasta el Pirapó se puede ir con ca- bajo. . quedándose los Padres Simón [Mas-
noa y balsa muy seguramente y sin riesgo. 'l' seta). y Anlonio (Montoya] en Lorelo y el
de allí hacia arriba, lo hay muy grande por otro pueblo que está allí junto; y subiendo
los arrecifes y saltos del río. el río arriba a la reducción de nuestro Pndre
Varios caciques, desde el primer momento San Ignacio el Padre Joseph y el Padre
se apalabraron y dieron su nombre para ha- Martín.::
cer dos pueblos, uno en el mismo Pirapó, Del mismo Padre Urtasún tcnrmos una
de tres mil indios que contados con las nw- carta en que refiere su viaje desde la Asun-
jeres e hijos y toda chusma a seis cada casa, ción al Pirapó y vale la pena que ropirmos
son diez y ocho mil almas. y lut.!!O río arriba los párrafos más salicnu·s: Embarquéme en
como ocho leguas se había de poblar otro una balsa que subía a Guairá y la segunda
pueblo de otros dos mil indios, que serán de noche, después que partí, a media nocht.. se
doce mil almas, y es tanta la gente de la ane~ó . .. y por presto que acudieron se echó
circunvecina que piden sacerdotes, que me a perder la comida . . . ; hasta A1 araca)•IÍ me
envió a pedir el Padre Joseph [Cataldino) dieron de limosna lo que hube menestrr, o
para otras tantas reducciones otros seis pa- donde el general D . .Antonio de Añasco mt
dres. Y o he enviado otros dos . .. 1 salió a recibir. con amor, al puerto. . . Y
Tales son los orígenes de los dos pueblos cuando llegaba al pueblo, que disla una le-
mi!ioneros dd Guairá; Loreto y San Ignacio gua, salieton los niños en forma de prousió'J
LA MISION DEL GUAYRA 105

con su cruz delante. Par time luego dentro t.macvrctas. f'an, vino y sal no se gusla en
de cuatro o cinco días que fue el Jueves, mucm:.s añus; carne ateuna vez la veíamo•
después de la Pascua de Espíritu Santo. Lle- ae c:az1.1., qt.Oe OJen dtt ~ tarde en tarde no.;
gué a Guairá, víspera de Corpus, a donde traían algun pedazuelo de limosntJ .
celebramos las fiestas con mucha solemni- En medio de tanto desamparo sr consola-
dad ; aquí me detuvieron casi por fuerza 15 ban mucho los recién llegados con el fervor
días. Confesé casi todo el pueblo, fuera religioso que observaban en los indios de
de los que por los muchos agravios de indios aquellas reducciones, pues parecían cristia-
no estaban en disposición de confcsarst nos viejos y se regalaban en todo lo que
(porque aún no habían cumplido los de est~ fuera piadoso.
f ueblo con la Iglesia por falta de sac~rdo.. La fundación oficial del pueblo de San
te) . Partí de Guairá muy a la ligera e"- Ignacio Miní tuvo lugar el día 31 de Julio
una canoa con catorce bogadores que me de 1612, y el Padre Urtasún que acababa de
pusieron en seis días y medio de camino e,:.. llegar al mismo, nos refiere cómo se celebró
d pueblo de Lo reto . . . Fui recibido de lo~ en ese día la festividad del fundador de la
Padres. Luego nos dividimos; el Padre ]ose Compañía de Jesús: Este día se dedicó estr.
y yo venimos a esta reducción de San lgna pueblo a Nuestro Padre Ignacio con muchas
cw, que es un día de camino Río arriba desd~;. fiestas y grandes regocijos. Se eligieron alcal~
Nuestra Señora de Loreto. Bajó el Caciqu.:. de y cuatro regidores con su procurador, con
princtpal, llamado Miguel Ateguayé, CO)c mucho aplauso y concurso de otras partes.
:hros para subirnos con muchas muestras at. Finalmente, bautizamos cincuenta niños y
ai.egría, con cruz y procesión y muchos arco:. tres adultos, habiendo muy pocos días que
~rwnj aies, etc. Dentro de 5 o 6 días, despue~· los Padres estuvieron en él y bautizaron. El
que Llegamos, vino la fiesta de nuestra Sanz~.. pueblo es bueno, que tendrá setecientos in-
Padre Ignacio, la cual celebramos con rn:,. dios (es decir, familias de indios), los cuales,
cha solemnidad; eligieron los indios sus ·a~ . cierto, es contento ver con cuánta voluntad
caldes y regidores y procuradores con much(. acuden a las cosas de Dios y cuán bien las
ap:auso y concurso de otras partes. f.¡ toman . Verdaderamente que es wz consuelo
ptu:blo es bueno y de muchos indios. Acu· muy particular ver que venimos ayer y que
a.;n a la casa de Dios. a la doctrina, ca1L · todos los días, no bien ha anochecido, cuando
ian a fa mañana y a la noche al modo qut. se oyen por todas partes alabanzas de Dios;
,e han escrito a V. R. los Padres ... El mayo• porque unos cantan la doctrina, otros los
gotpe de los ·indios está algunas jornadas de cantares piadosos, otros otras cosas devotas
aquí, en lo que llaman el Campo. Dicen que que les enseñamos. A la mañana, no se co-
son m uy crueles y carniceros; por eso no St mienza a tocar la campana de las Aves M a-
ha entrado ha~ta agora . .. a rías, cuando ya de todas partes se oyeu ora-
A pn:;npios del año de 1614, y cuandv ciones y alabanzas de Dios. El sea bendito
solo contaba veintiseis años de rdad, krminó para siempre, que certifico a V. R. que hay
sus días el buen Padre Javirr Urtasún, pa- por acá tanto consuelo y contento, que real-
riente, aunque algo lejano, de San Francisc<.. mente es amor propio el deseo de estar por
Ja . . u~r, pero el Pad re Montoya, joven de soic acá. Yo no sé donde están los trabajos y
t1C1nta ail.os, compitió ventajosamente ~h dificultades que pintan. Todos tenemos sa-
~c:Ío y en fervor con sus dos conmisionero~: lud, gracias al Señor que nos la da.-t
L.:ataJdmo y Masseta. Aquel hombre intre·. Ruíz de Montoya, a su vrz, escribe a este
pwo e infatigable secundó a las mil mara. respecto: Tenemos en estas reducciones tres
·~idas la labor de los dos jesuítas fundadorr:o mil y quinientos indios, antes más que me-
~e Lorcto y de San Ignacio Miní. nos, que por todo serán unas doce o trece
Cuando arribó, quedóse maravillado d(," mil almas en cuatro pueblos. . . Andan a
vcJJOS pobrísimos, pero ricos de contento. Lo~ porfía de levantar sus J~lesias, acudir a misa,
uuuendos de sus vestidos no daban distlr•. sermón y doctrina . Refiere a continuación
cwn a la materia principal. Tenían los zapü. el Padre Montoya cómo los indios de aque-
~us que habían sacado del Paraguay, remu,. llos dos pueblos entraron en temores de que
Gculos con pedazos de paño que cortaban ae los Padre~ los desampararan algún día, y la
lu vritia tle sus sotanas. La choza, las alhaja:. razón era porque les parecía que no podrían
y ti s1.1srtnto decían bien con los de Jo~ a la larga :alimentarse con las comidillas de
106 ESTABLECIMIENTO DE LAS REDUCCIONES

ellos, y lejos de las comodidades que tenían Esto leemos en las Anuas, suscritaS po:
los españoles. Diego de Torres, en febrero de 1613, míen·
Aquellos cuatro mi!ioneros habían sabido tras que en las que suscribió a 8 de . abn1
conquistarse la voluntad de aquellos indíge· de 1614~ o sea, un año más tarde, refiere n•;.
nas, y el Padre Diego de Torres en la Carta 1ólo los trabajos apostólicos de los cuatn:.
Anua dr 1612 así lo manifestaba: Tienen lo! misioneros, sino también las pem<"uriones de
indios de este Río respeto a los Padres que. que ~ran objete, así de parte de los españo
queriendo hacer guerra a un pueblo que. les, de las ciudades del Guairá, como dl
ellos llaman Tupís, con quienes tienen muJ parte de Jos portugueses, para quienes esa¡,
antigua enemistad, y tan cruel que, en ma- Reducciones constituían un óbice a sus insi·
tándose, se comen unos a otros, y de las ca· diosas conquistas de las tierras españolas r
nillas hacían trompetas y de las calaveras se les ofrecían un centro de indígena'i, donde ir
serL'Ían de tazas para beber, y con ser esto lJ. hacer esclavos, llevándolos a sus factorías,
así, con sólo enviades a decir los Padres o tn calidad de tales. Pero en otro <"apítulo nos
los que querían hacer la ~uerra que la de. vamos a rt"ferir extensamt-nte a estas m3.Jo..
jasen, lo hicieron al punto . . tas de los paulistas o mamelucos, que- tuvie-
La . . . Reducción de. Nuestra Señora dt ron en continuo sobresalto a los mision('rm
Lo reto. [agregaba el Padre Torres] va y a sus neófitos.
crecit7ldo mucho en gente y fuera de otroJ Reruerda a continuación el Padre Torre5
muchos que se han venido a ella, un pueblo ton <"Uánto ft'rvor y devoción celf'braron
entero nos envió a pedir canoas para unirse tqudlos nuevos cristianos la fiesta de Cor·
con nosotros, como lo hicieron ta1t de raíz ous y la de ·San Ignacio: Parece , agregab•
que ni un solo indio quedó en el pueblo [o forres,(l que todos estos neófitos del Gutr¡·
caserio de origen] para guarda de sus vesti· Já han comprendido bien la doctrina de lo.~
nentos y sementeras; y otro cacique princ!· Padres, según el fervor que demuestran en el
pal prometió hacer lo mismo dejando P<-' 1ervicio divino, celebrando laf fiestas prin-
prendas de su amor y su palabra un sobrin: tipales con piadosa emulación en los prepa-
que tenía para que le enseñasen y bautizastn rativos, y perfeccionando cada t•ez más lo
mientras venía él y toda su gente. Ni crece;: bermosura de sus templos. El nacimiento d··
11enos en cristiandad y policía. . . Están as, Cristo Nuestro Señor, entre los hombres, S!:
aiños como niñas muy expertos en la doc r.elebró este año la primera vez en el pueble
trina y catecismo; y los niños van leyendo : ~e Loreto con una asistencia enorme de gtrt·
tscribiendo, ayudan a misa y cantan ya el. te, la cual contemplaba con piadoso asombrr·
ella, acuden cada día a la doctrina, reza:, !1 pesebre y lo demás que se había prepo·
fU Rosario, cantan la letanía de Nuestra St rado para este fin . .. Acompañan las misa:.
iora de Loreto en la 1glesia y rezan todos e:: r,o/emnes con canto, lo mejor que se pued.·
rus casas por la mañana, y por la tarde cor: ui.~ir. Atraídos por estas solemnidades e~
vidan a sus padres y a todos los de sus casa.. t·,riores y ayudando la divina gracia, se afi
1 que recen con ellos; y, como lo hacen e,. cionan cada vez más a los misterios de nues
voz alta, no parecen sino coros eclesiástico. ~ra santa fe.
bien concertados; y con la diligencia y cor. Quiera Dios que el trabajo gastado po,
tinuación de los hijos saben ya sus padres le~· tuestros Padres en el cultivo de estos indio'
'raciones; y por esto llaman graciosament1 to:onga el resultado deseado. Hay señales qu·:
los niños a sus padres mis discípulos. Ape- uí será, porque todos tienen un admirablt-
•as se toca por la mañanita la campanil dt cariño para con los Padres, y gran deseo dt
la oración, cuando, al momento, tomienzar: ser bautizados, tanto, que entre los mucht?J
por todas las ca.sas a rezar con la puntuali habitantes de estos cuatro pueblos, que serán
dad que si tuvieran Regla de ello ; ni les h:· más de siete mil no hay ninguno que no
(Jarecido a lol· padres hasta ahora señalar/e; quiera hacerse cristiano; y solamente preKun·
~iscales, a.sí por no ser necesarios, porque er: tarJes sí quieren ser cristianos, les partct
Co esencial sirven de eso los niños de la es como una injuria grande, contestando ellos,
cuela que avisan de los enfermos que ha•y que solo para este fin han dejado su tierra,
de los infieles, y de las criaturas ruién n¿. para vivir por consejo de los Padres en estOJ
cidas para bautizarlas, como por no ser pe tíerrDJ extrañ4S. Y sucedió que ciuto cae•
Jados a estos iradios tan en Jos príncipíos.s que, todavia no bautizado, deseaba enfer·
LA MISION DE LOS GVAYCVRVS t07

marse para lograr así más pronto la dicho territorio de Nautingui y posesiones del caci·
de ser bauti.zado.1 que Pesido; en 1626 la de San Miguel en el
Diego de Totres, en la carta que acaha· lbitiruzú o lbiangui, y la de San Pablo, sobre
mos de citar, se refiere a cuatro Redurdones. el río Iñeay, entre las tierras de Tayatí y las
con siete mil almas, y eran ellas las dos pri- de Tayaobá; en 1627 la de San Antonio en
mi tivas, refundadas o reorganizadas, con la el lbiticoí, la de Concepción en la región de
llegada del Padre Ruíz de Montoya, y ade- los Gualacos o Guayanas, y la de San Pedro
más otras dos, San Javier y San José. A esta~ en la misma región ; en 1628 se fundó la
cuatro se rc·riere el mismo Diego d<" Torres Reducción de los Siete Arcángeles, en ti<'rra
en las Anuas, suscritas a 12 de junio de 1615, de Tayaobá, y la de Santo Tomás, entre las
peco sólo menciona a tres de los misioneros, Reducciones de San Pablo y Arcángeles, y la
porque joven aún, pues frisaba en los 26 de de Jesús María en las serranías donde do-
'S U edad, había fallecido el Padre Urtasún, minaba el cacique Guiraverá.
como ya indicamos. En la fundación de to:::las estas Reduccio-
La muerte de este joven y fervoroso mi· nes intervino, o como misionero, o como su-
sioncro y las depredaciones de los paulistas perior de las misiones del Guayrá, el Padre
obligó a los misioneros a reducir a solo dos Antonio Ruíz de Montoya, pero todas ellas
las cuatro reducciones que ya tenían -funda· fueron perseguidas y deshechas, en gran par-
das, y solo dos eran en 1617. Loreto en este tt', por el sanguinario proceder de los Pau-
año contaba con 700 'familias y San Ignacio listas. Por todos esos pueblos corría infatiga-
eon 850, llegando a 450 los niños que fre- ble el dicho Montoya, evangelizando a los
cuentaban la escuela en el primero de esm ignorantes, resistiendo en más dr una ocasión
pueblos, y 500 los que acudían a la del se- a los hechiceros, defendiendo a los indios de
gundo.x las asechanzas de algunos capitanes españo·
Con ferha de 17 de Febrero de 1620 e<· les, que con un pretexto o ron otro querían
cribía el entonces Provincial Pedro de Oñatc meter la mano en aquellos pueblos, y llc~
que la población de las dos Reduccionro; del varse por esclavos a los indios de los mismos.
.G uairá era de casi ocho mil almas, y tienen Referir los percances que t•n estos a1ios le
ya muy formados los pueblos, casas y semen- sucedieron, las hambres qur padeció, los pe-
teras y están reducidos a forma de una muy ligros de mu('fte que hubo de correr en
ordenada república, y lo que es mús en muchas ocasiones, sería tarea difícil, aunque,
tierra donde jamás se vió nada de esto~ han por otra parte, interesante. 10
hecho los Padres estancia de vacas, ovejas Como veremos en otro capítulo, las R<~ ­
y cab ras, y plantado viña y cañas dulceJ, y ducciones del Guairá fueron terriblemente
hec ho casas y unas iglesias admirables. }' ca- saqueadas, una y otra vez, por los portugue-
pacísimas, siendo los mismos Padres los la- ses de San Paulo, de suerte que tuvieron que
bradores, viñateros, carpinteros, albañiles y mudarse más al sur, a la región del Paraná
arquit ectos y enseñando a los indios y ha- o a la vecina del Uruguay.
ciéndoles oficiales. Tienen el culto divino
muy en su punto y han enseñado a los indios
al canto de órgano y cantan muy bien a tres 10- La misión de los Guaicurúes.
coros y tienen un terno muy bueno de chi-
rimías que son las primeras que hay en tnda Como dijimos, fueron destinado~ a explo-
la Gobernación del Paraguay. 9 rar el país de los Guaicurúes, frente a la
Ni se contentaron los jesuítas con la exis- Asunción, río por medio~ los Padres Vkcntc
tencia de aquellas dos reducciones, ya que a Griffi y Roque González de Santa Cruz. Este,
partir de 1622 fundaron otras no pocas. El que acababa de ingresar en la Compañía de
a lma de estas nuevas fundaciones, no sif':m- Jesús era aun novicio. La empresa contó con
prc con las suficientes garantías de. continu~­ dificultades desde el primer momento, y a la
dad, fu e el animoso Padre Antonio Ruíz de postre resultó un fracaso.
Montoya. A él muy principalmente se debió Cuando se iba a partir, el Padre Griffi
en 1622 la fundación de San Javier en la enfermó de gravedad y durante cinco meses
comarca de Tayatí o lbitirimbetá; en 1625 nada pudo hacer, sino atender a su mal. Por
la de San José, en el Tucutí, entre los ríos otra parte, el río Paraguay creció tarito que
I vahí y Tibagí y la de Encarnación en el anegó casi toda la tierra de los Guaycurúes
108 ESTABLECIMIENTO DE US REDUCCIONES

y eso también obligó a Jos Misioneros a pos- comenzaremos a cortar con mucho gusto.
tergar el viaje. Al comenzar el descenso de ayudándoles mis paranaes.2
las aguas del río, por Mayo de 1610, fue a Bello y promisor na todo esto, pero era
la otra banda el Padre Roque González, y no meneste-r que la Reducción contara con dos
halló rastro de indios; pero vio que el sitio milagros, <'Omo se expresaba el Padre Torres,
señalado para la reducción no se había ane- el uno que hubiese los necesarios recursos, esto
gado. Volvió a la Asunción y se hallaba en es <'OS<"chas favorables y c-1 conveniente ga-
esta ciudad cuando llegó a ella por intr resC's nado, y por el mismo Torres sabemos que en
de su reducción de San Ignacio, el Padre la Asunción pudieron los Padres Griffi y
Marciel de Lorenzana. Ambos cruzaron en· Roque obtenn algunos implementos agríco-
tonces el río con dos españoles y con un las y algún ganado. y ambos misioneros con su
grupo de neófitos que el Padre Lorenzana mucha caridad y fervor les enseñan ellos mis-
había traído consigo desde su pueblo del Pa- mos a arar y cUltivar la tierra, sembrar la
raná. Fueron recibidos por el cacique Don semilla, coger y beneficiar el fruto, aunque
Martín Guaicurú muy bien y tenía hecha ha sido Dios Nuestro Señor servido que, por
una razonable chozuela para los Padres, en la grande falta de agua que ha habido gene-
que nos aposentaramos, escribía ocspués Lo- ralmente en toda esta tierra, los frutos no se
renzana.1 sazonaron , y así la reducción no ha sido tan
Más adelante, escribe que acerté a llevar entera por la falta de comidas . .. porque no
conmigo cinco indios, y dos niños. que traje teniéndola, son oblieados a andar todo el año
del Paraná, y fue Providencia de Dios, por tras lo caza y así ~o pueden ser catequiza~
que a la noche hice juntar al catique con dos .. . :t
sus Guaycurúes a una parte, y puse lor cal- Otro milagro es que siendo la nación máJ
chines y paranaes a otra, y los dos niños en belicosa que hay, y que no saben estar que~
medio, y díjeles: yo vengo del Paraná y dos , sino ir a matar indios por su pasatiempo
traigo conmigo estos mis hijos, y quiero que y valentía y solo por hact'Tse una señal en la
estos niños les enseñen la palabra de Dios ; cabeza, que si~nifica que es matador, iban a
oíd con gran atención e hinquémonos de ro- matar; tanto les sujetaba el demonio , pue.'
dillas, y no os habéis de levantar hasta que esta otra naturaleza han dejado por a.-;istir
yo lo mande, e hiciéronlo así. Rezaron las a IM Padres . .. Gustan que los entierren en
oraciones y catecismo y cantaron sus copli- la l .elesia y persiguen a los Padres hagan otra
tas oyendo, y rezando los guaycurúes con mós capaz en que puedan ser todos enterra-
grande devoción y atención. Luego les dije: dos. Hizo/e también [(auales instancias, el
ya sabéis que los indios paranan son muy Cacique] Don Martín y Doña Francisca StJ
valientes, y hasta ahora han sido bt>llacos, muJ!er, como escribía después el Padre Vi·
porque no habían oído la palabra de Dios, cente Griffi al Padre Torres , en la enfer-
pero después que Dios me envió a su tierra , medad y muerlt de su hija que no se prtdtJ
y la oyeron , son buenos, y a mi me quieren desear más . . . : bauticé/a y después de pocn
mucho, y todos los caciques qutrían r•enir rato dió el espíritu al Criador Y.· antrs dr.
conmigo , y yo no quise, por que acudiesen enterrarla, hice que estuvitse un .'!ronde rato
a sus chacras; sólo traje a htos a vue.ttra así amortajada , con lo cual se ha quitado un
tierra, para que veáis lo que os h~ dicho y grande abuso, y era que apenas había unCI
entendáis que vuestros hijos han de saber las expirado cuando lucf!O lo enterraban, y ha
cosas de Dios como estos niños, y después acontecido traerme dos veus un indio criJ·
han de ser vuestros maestros. Oyeron esto tiano para que le tnterrase estando aún vivo,
con mucho gusto y aplauso; díjeles que qui- mas ahora aJ!uardan todo cuanto es mene.! ·
siesen mucho a los Padres y les obt>deciesen, ter. Querían los indios enterrarla a su modn.
y se fiasen de ello'; pueJ que no buJCaban y matar a/.eunos muchachos y muchachas. de
sus haciendas sino sus almas para Dios, y les roda edad para que en la sepultura y en la
daban lo que renían. ReJpondió el Cacique otra vida, le hiciesen compañía, mas yo lt
que él los amaba entrañablemente, y se fiaba dije a Don Martín no lo consintiese, como
de ello,, y a ellos obedecería; díjeleJ, pueJ, lo hizo ... prometiéndome ur il, mujer t
por la mañana : comencemos a cortar madera hijos cristianos, y dejar sus ritos y malas cos~
para la Iglesia, y para una cruz donde os lumbres. Quitó también, al cabo d~ tres
juntéis como ahora; luego a la mañana la días que continuamente habían estado llo--
U MISION DE LOS GUAYCURUS 109

do todos los indios, los atambores y demás gentil, llamado Don Julio, cuñado de Don
'rumentos con que habían estado lamen- Martín, muy poderoso, a quien los españo-
do la muerte de su hija, meramente por les en veinte años no le han visto el rostro
en der era nuestra voluntad. . 4 A esto sino peleando. No se los dí, por no te-
Ld e el Padre Torres otra c:osa muy signi- nerlos.5
ttiva, y es que habiendo repudiado don Por la carta Anua de 1612 sabemos que
rtín a su mujer y tomado otra en su lu- el Padre Torres envió a esta misión al Padre
, después de largos coloquios, que hicie- Pedro Romero, casi acabado de ordenar, y
los Padres con él, volvió a recibir su aunque al principio sus impresiones fueron
ncra mujer, dejando la segunda con gran- buenas, conoció que las tierras donde se ha~
alegría de sus vasallos, por ser bien que- bía sembrado, como casi todas las de la re-
:t de todos. gión, se habían inundado con las nrcir.ntes
'or septiembre de 1611 fueron a la Asun- del Río Uruguay, y en parte por entregarse
1 el Señor Visitador, el Gobernador, el a la caza y pesca, y en parte por las conti-
!re Provincial, su <'Ompañcro y varios Pa- nuas luchas con los indios vecinos. los misio-
s destinados a las Misiones del Paraguay. neros se vieron desamparados, aun antes de
tes de llegar a la ciudad de la Asunción, comenzar en forma una Rcducdón.
mlicron al encuentro, en una balsa muy Viendo que todas esas tierras eran anega-
az, una comisión de los indios que se ha- dizas, Don Martín llevó al padre Griffi a las
ll plegado al misionero. Se prc~entaron de su abuelo, las cuales, como se lec c·n la
~ijados y emplumados, y con plumas en Carta Anua de 1612, aunque no se anie.~an,
cabos de los remos, y en ella [esto es, en son muy cortas e incapaces de sembrar en
oalsa] algunas sillas y escaños, y un hijo ellas, y así Don Martín se desen{!añó y dijo
Caciq ue principal ron una carta de Don que aquellas tierras no eran a propósito fHrra
tín Guaycurú, su padre, fechada en Azo- lo que nosotros pretendíamos y que así él se
a 13 del mismo mes y año, pidiendo quería venir con su gente aqui al Casocá, y
cia para visitarles. Fue cosa de mucho hacer aqui su pueblo . . . y casi habló como
uelo, escribió después el Padre Torres, corrido de ver que hubiese llevado al Padre
domesticados y pacíficos, con solamente sin provecho. De allí quiso el Padre pasar a
Padres, a gente tan soberbia y poco an- las tierras de Don Juan, y no halló quien le
tan dañina a los españoles, entrándoles quisiese llevar, aunque se lo pagaba, a unos
~as veces a sus chacras y acometiendo indios Frentones, porque decía que los RíoJ
rs a la Asunción y a la ciudad de Corrien- venían creciendo y que se habían de quedar
robándoles indios e hijos, hasta a una aislados sin poder volver acá.6
ana del gobernador Hernando Arias, Así las cosas, y reconociendo que el Padre
ándoles el ganado y caballos, quemándo- Griffi no era el hombre más adecuado para
las sementeras y haciéndoles desamparar esta empresa, nombraron por superior al Pa-
r;has tierras que están a la orilla del Río, dre Moranta. El viaje de este fue tan acci-
entando guerra más de sesenta años, dentado que al cruzar el río se file al fondo
~o su nombre entre españoles tan odio- y estuvo en grande peligro de ahogarse si
Don Martín y los indios, que con ellos iban,
altamos a la balsa aquellos señores y yo no le hubiesen salvado la vida.
s demás Padres, por hacerles este favor Aunque aparentaba Don Martín querer
s indios que los pedían, y en ella entra- a los Padres y 'desear que pusieran una Re-
en la Asunción . Pasados pocos días, ducción entre los suyos, no acababa de esco-
~ Do,z Martín a la Asunción. . . Habían ger el sitio y daba largas a la empresa. Los
!ongado los Padres, para este tiempo, el Padres Moranta y Roque, por otra parte,
ism o del hijo mayor de este Cacique, estaban como presos por ese cacique, quien
fu e el que llevó la carta de su padre a no les permitía libre acción, en cuanto .ésta
señores al río, e hízose con tanta so- era posible en unas tierras anegadizas. El
idad, siendo sus padrinos el Señor Go- hecho es que al cabo de dos años de escaso
ador y ViJitador, tomando el nombre de provecho, se abandonó la misión de los Guay-
os dos, llamándose Diego Francisco. curúcs, y el Padre Roque González fue en-
a esta sazón a hablar a estos señores viado a la misión del Paraná.
t¿edir Padres de los nuestros un cacique En 1613 emprendiósc de nuevo y Jos Pa-
110 ESTABI.ECIMIENTO . DE LAS REDUCCIONES

drcs Romero y Moranta fueron nuevamente Gran Cha<·o, al que, por el lado argentino;
enviados a los Guaycurúes. Durante dos años no llegaron a .e ntrar sino un siglo más tarde;
más hicieron las mismas diligencias que ha- Muy probable es que hubiese de parte de
bían hecho los Padres Roque González y los Jesuitas del Paraguay una razón poderosa
Griffi. Empezaron una reducción con el nom- para no insistir más en la conversión de esos
bre dr Santa María de Jos Reyes, pero no indíge-nas, y era el te-ner tan cerca, río por
fue duradera. Al cabo de algún tiempo se medio, a una población española. Los indí-
dispersaron Jos Guaycurús, y apenas logra- genas vt>rían los malos ejemplos de ~sta, y
ron los Padres otro fruto que el bautizar a hasta oirían t•xpresioncs <'Ontra sus misioneros,
algunos niños enfermos y asistir a algún que sobre todo si éstos permitían el libre tránsito
otro moribundo, a quien pudieron disponrr y el libre <'Omercio de los Guaycurúes cris-
lo bastante para ser regenerado con las aguas tianos ron los pobladort"s de:- la Asunción, y
del bautismo preveían, sin duda~ que además de querer
Ante c.·sta afligente situación y en vista disponer del trabajo de esos indígenas para
de la gran falta que había de misioneros pa- las obras púbiiras, procurarían valerse de
ra otras empresas, el Padre Pedro de Oñatr, ellos para sus traba jos personales, y todo esto
que había sucedido en el provincialato al conspiraría contra la organización seria y
Padre Diego de Torres, propuso al Padre formal que deseaban dar a sus <'mpresas
Grneral despcdir~e para sicmpre de esos in- misioneras.
dígenas y renunciar a aquella misión. Sintió
no poco el Padre Vitelleschi que se abando-
nase aquel rampo, y en 1617 encargó a los 11 -Reducciones de los Tapes e ltatinef
Padres del Paraguay que considerasen bien,
si no habría algún medio para vencer la obs· Entre los 25 y 30 grados de latitud, v entre
tinación de los Guaycurús, pero f Uf' imposi- el Río Paraguay y el Océano Atlántico, hubo
ble conseguir nada de prov<eho. En 1626 cin<'o wnas paralelas, ron rasgos muy carac·
hubo nueva tentativa, animada ron mucho terístiros: el Paraguay propiamente tal, o sea
fervor por el Padre General desde Roma. la zona encerrada en el bolsón que forman
Rogó el Padre Vitelleschi al Provincial del los ríos Paraguay y Paraná; la región misio-
Paraguay que alentase mucho al Padre Pe- nera o a<'tual Provincia argentina de Misio.
dro Romero, para que aprendiese la difícil nes, ron su prolongación en la actual Pro-
lengua de los Guaycurús y para que probara vincia de Corrientes, hasta el pueblo de Ya-
otra vrz fortuna y viera si era posible esta- peyú; la zona costera al orirnte del Río
blecer allí una misión. Inútiles fueron todas Uruguay, desde las cabeceras de este río
las diligencias. Al cabo de algún tiempo hu- hasta el lbicuy, en una extensión como dt
bo de retirarse el Padre Romero con las cincurnta leguas; la región de la Sierra dt
manos vacías. Otros esfuerzos se hicieron en los Tapes, hoy parte de Río Grande do Sul,
todo el siglo XVII para ablandar la dureza y finalmente la zona costera del Atlántico.
de aquellos hombres, y nunca se pudo con- E~ ciertamente asombroso que en los pri~
~cguir resultado alguno importante. Perseve- meros veinte años de su actuación apostólica ,
raron ellos en su fría indiferencia y en su los Jesuítas llegaron a fundar pueblos en to-
feroz salvajismo, no queriendo admitir jamás das estas zonas, llegando así sus fundaciones
la idea de sujetarse a vivir en pueblos y de hasta acercarse al Océano, ya que la más
tomar el más mínimo traba jo Según enten- oriental sólo distada 200 kilómetros del mis-
dían los Padres Misioneros, la prinr.ipal difi- mo. Es totalmente infundado el opinar que·
cultad de aquellos hombres <·onsistía en el Jos Jesuítas se propusieron fines políticos al
amor a la vida vagabunda y a la holgazane- extender5r haría el Atlántico romo alguien
ría con que vivían en los bosques. ha sostenido, pero ron ojo muy avizor favo·
Es ciertamente de lamentar el que los Je- recían Jos intereses más sagrados de España,
suitas fracasaran con los Guayrurúes, ya que tomando posesión de tierras codiciadas por
la pacificación de estos indígenas no sólo Portugal y menospreciadas por los represen-
habría llevado la paz y sosiego a la Asunción, tantes de la Corona española, residentes en
para ruyos habitantes el nombre de los Guay- Am~rka. Estoll, alucinados con Potosí, sólo
curúrs olía a desolación y sangre.~, sino por· aspiraban a llegar a aquellas ricas minas,
que habrían así los Jesuítas penetrado en el despreocupándose de los territorios al oriente
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Las Misiones de los· Tapes en 1630. Según el Padre José Sánchcz Labrador. (
Cartografía ]t!suística, n9 92, p. 117).
112 ESTABLECIMIENTO DE LAS REDUCCIONES

del Uruguay y permitiendo así la fácil con- pueblo [de Concepción], sino general de todo
quista de los mismos por parte de los Lusi- e[ Uruguay y de toda la tierra del Tape, 1
tanos. Si los gobiernos del Paraguay, en vez cruzó Roque González el Uruguay a la altu-
de obstaculizar la expansión jesuítica en ra de la confluencia con el Ibicuí, y llegó
dirección al Este, la hubiesen secundado. y hasta la aldea del cacique Tabacá n ~ distante
si en vez de apoyar a los Paulistas contra Jos unas 50 leguas del Uruguay. En esas tierras,
Jesuítas, les hubiesen salido al paso y resis- actualmente riograndenses, erigió una cruz,
tido sus avances y castigado sus malocas, el con la ayuda de los mismos indios y estable-
Paraguay actual sería probablemente una de ció una Reducción, la de Nurstra Señora de
las Repúblicas más prósperas de Am~rica, la Candelaria.
dueña de todo c-1 territorio de Río Grande Nombrado superior de las nu~vas reduc·
do Sul, con puertos en San Francisco, en dones, ausentóse momentáneamente de ~sta
Santa Catalina y en San Pedro. Los estados y apenas hubo partido, indios enemigos des-
de Santa Catalina y de Río Grande del Sur truyeron su obra. RcgresÓ1 pero lejos de con-
corresponderían hoy al Paraguay, al Uru- tentarse con estar en las proximidades del
guay o a la Argentina, pero no al Brasi l. Uruguay, partió a Ja región colindante, el
En aquel inmenso territorio, al oricntr del Tape, penetró tierra adentro y cruzó la
Uruguay, con una superficie de más de SOO cordillera por un paso que allí hay, el de
kilómetros cuadrados, penetraron triunfal- Santiago. Encon tró resistencia d ~ parte de
mente los Jesuítas y fundaron Wl a docena los indígenas, pero tratando con gran afabi-
de Reducciones, pero no contaron r:on el lidad a los hijos y aun a las esposas de los
apoyo del gobierno de la Asunción y fueron opositores, logró su objetivo.
fár:il presa de Jos paulistas. Los pueblos fun- El día 3 de mayo de 1662 fundó t'l pue-
dados por Jos J esuítas en la cuarta de aque- blo de San Nicolás de Piratiní, que fue la
llas zonas o lonjas verticales, en el Tape, primera reducción, ya que la de Candelaria,
fueron cinco en número y se habrían multi- sobre el lbicuy, apenas había llegado a to-
plicado y reforzado si subiesen con tado con mar forma, cuando f uc deshecha. Rego Mon-
necesaria protección. Como hemos ya ano- teiro ubica a San Nicolás en los 28°26 de
tado, el más oriental de dichos pueblos es- lat. Sur y Jos 12°24 de Long. Oeste, según
taba tan solo a 200 kilómetros del mar. el meridiano de Río de .Janeiro. El Goherna-
Era a fines del año 1619, y se hallaba el Cor Céspedes aprobó esta fundación , el 27
Padre Diego de Boroa en Itapúa, cuando de marzo de 1627, y desde la misma irradió
uno de Jos caciques principales del Uruguay, toda la obra catequística d e los J csuítas en
esto cs, de la zona costera oriental del río aquellas vastas rcgiones.2
d e este nombre, le manifestó sus deseos de Primero en manos de Roque Gonz:tlcz,
tener misioneros. Nicolás 1\Jecnguirú era el después en las del Padre Alonso de Aragona,
nombre de este cacique. Sus deseos fueron San Nicolás prosperó de tal suerte que en
satiSfechos de inmediato, ya que desde hacía pocos años llegó a contar con 500 familias,
años soñaba el Beato Roque González de y eso a pc~ar de que sobrevino una grande
Santa Cruz rn la conquista de los uruguayos, hambre y una peste asoladora y no faltaron
que así llamaban los españoles a los que ha- otras tribulaciones. Al Padre Aragona, que
bitaban al oriente del Río Uruguay, e-ntre supo ca utivarsc las simpatías de aquellos po·
este río y el mar. bladores, sucedieron los Padres Adrian Cres-
El día 25 de octubre d e ese mismo año po, Vicente Badía y Silvcrio Pastor. En 1634
partió el gran misionero y el día 8 de di- construía allí una iglesia el arquitecto de la
ciembre fundaba la primer Reducción, la Compaña de Jesús, Hermano Bartolomé Car·
Concepción, como a una legua del Río V ru- d c no~a .
guay, pero sobre su ,margen derecha. Era d Asentado firmemente San Nicolás, partió
primer paso y era como un~ base d e opera- el Padre Roque con el Padre Pedro Romero,
dones, para trabajar' con rriayor éxito, al otro a un paraje al norte del Plratiní que, según
lado del río. Seis años estuvo ahí el Beato noticias, era muy adecuado para una reduc-
Roque, pero no sin cruzar fre_r:uentc.mcnte el ción. Recibido hostilmente, les habló el Pa-
río, cn tren de exploración y conquista. dre Roque tan persuasivamente que el caci-
En mayo de 1620, contando con el apoyo que principal Agaráguarí se puso del Ja<lo
eficaz de ~ccnguirú capitán no sólo de aquel de los misioneros, y gracias a él se fundó, en
LAS REDUCCIONES DE TAPES E ITATINES 113

La Prouincia del ltatin. Según el Padre José Sánchl"z L.1.brador. (Cartogrofla }e1uírtica,
n•95 , p . 118').
114 ESTABLECIMIENTO DE LAS REDUCCIONES

lo que se llama Caazapirniní, a 2 de febraro pero Jos misioneros llegaron a conquistarle


de 1627, la segunda reducción de Candela- en forma tal que fue después el gran defcn-
ria. Quedóse allí el Padre Romero, y fueron sor de la Rcdu<'ción.
sus ayudantes, en algunas épocas, los Padres En 1636, al ser nombrado para gobernarla
Alonso Rodríguez y Juan del Castillo, lle- los Padres Diego Ferrcr y Nicolás Henard,•
gando el pueblo a tener siete mil almas. la prosperidad de la misma era manifiesta,
Sucedió al Padre Romero el Padre Manuel y dos años más tarde contaba con 6.000 po-
Bertot, y en su tiempo, esto es, en 1630, una bladores. El célebre artista francés, Luis Bcr-
peste asoló a la población, y tres años más gcr, pintó un lienzo de San Carlos para la
tarde un voraz incendio lo redujo, a lo me- iglesia de este pueblo, y fue la admiración
nos, en gran parte, a cenizas. Sucedieron al de todos los indios y de los extraños que
Padre Bertot los Padres Francisco de Molina veían obra de tanto mérito.
y Juan de Salas, y era su cura el Padre José Debió ser en 1631, y no rn 1633, como
Domenech cuando, asolada la reducción por suele afirmarse, que se fundó la Reducdón
los paulistas, se trasladó al poniente dd Uru- de los Apóstoles Pedro y Pablo, en el Caáza-
guay, a las cercanías de Itapuá. paguazú. Su primer cura fue el Padre Cres~
Fundado este pueblo, pasó el Padre Roque po, pero era ya viejo y achacoso. Aun así se
con el Padre Juan del Castillo a las selvas desvivió, por sus indios, no solam<'nte como
que existían al norte del río lyuí Grande, y sacerdote ,sino también durante una asola~
allí estableció, en 1628, la reducción de la dora peste, como médico de los cuerpos. Era
Asunción del Caaró. Empresa atrevida era sumamente querido por sus neófitos, pero en
ésta, pues dominaba allí el célebre cacique 1636 fue reemplazado por los Padres .José
hechicero Nezú. Caaró que quiere decir mo~ Oregio, Luis Ernot y Francisco Jiménez.
rada de avispas lo fue para el Beato Roque, Todo iba viento en popa, cuando, dos años
ya que aHí fue donde le dieron muerte, el más tarde, los paulistas deshir.ieron total~
día · 17 de noviembre de 1628. Diez y siete mente esa Reducción y mataron: esclaviza~
días antes había llegado a esa localidad . en ron o pusieron en fuga a sus 3.000 moradores.
compañía del Padre Alonso Rodríguez, y A la zona más próxima al Uruguay corres~
había puesto por nombre al nuevo pueblo ponden los pueblos, que acabamos de recor·
Todos los Santos de Caaró, por haber erigí· dar, p<"ro a la zona del Tape son los que
do allí la cruz en esa festividad. reseñamos a continuación . En el Alto lbicuy
Esta reducción fue abandonada, a raíz de fundaron los Jesuitas las Reducciones de
la conspiración de Nezú y del martirio de Santo Tomé, de San Miguel, de San José y
los tres misioneros, pero la volvieron a esta· de San Cosme y San Damián, y en las cabe·
blecer llamándola los Tres mártires del Ja. ceras del Yacuy, las de Santa Teresa, Santa
pón de Caaró, y entre sus primeros curas Ana, San Joaquín, Natividad, Jesús María y
estuvieron los Padres José Oregio y Jerónimo San Cristóbal.
Porcel. Mas adelante fue su cura el Padre Santo Tomé fue establecido por los Padres
Pedro de Espinosa. Sabemos que este celocí· Manuel Bertot y Luis Emot, el 13 de julio
simo varón llegó a bautizar a 880 adultos y f~"j-de 1]¡2, sobre el río Jocuzinho, afluente del
a 343 niiios, En 1633 hubo 400 casamientos. Yaguarí, y prosperó de tal suerte que sus
Cuatro años más tarde y para librarse d(" los f undadorcs pudieron ver reunidas, en vida
malones de los paulistas, los Padres Jerónimo civilizada, a 1.400 pobladores, y pudieron ver
Porccl y Pascual García trasladaron el . pue· cómo ascendían a 900 los niños y niñas que
blo a la actual Provincia argentina de Misio· iban a la escuela. Una peste se llevó a 770
nes y lo ubicaron cerca de Corpus. criaturas y a 160 adultos, y los tigres de la
En lo que se llama hoy día Campo del Comarca irrumpían por todos lados y causa·
Santo Cristo, al norte de Santo Angel, fun· ban lamcntablcs matanzas. Pero en 1639 este
daron, a principios de 1631, los Padres Pedro próspero pueblo fue asolado por los más
Mola y Felipe Viveros, la Reducción de San inhumanos paulistas y se vio en la necesidad
Carlos de Caapí y, a 23 de agosto del mismo de trasladarse al poniente del Uruguay.
año, aprobó la fundación t'l Gobernador Casi contemporáneo de Santo Tomé fue
Francisco de Céspedes. Al principio era terri· San Miguel, fundado en junio de 1632, por
ble enemigo de esta fundación el temido, el entonces Superior de las Misiones, Padre
elocuente y valentísimo cacique Apicahiyú, Pedro Romero, en compañía de los Padres
!.AS REDUCCIONES DE TAPES E ITATINES 115

Cristobal de Mendoza y Pablo Benavídcz. negaban a ello, vinieron por fin en trasladar-
Escogieron un Jugar sobre la margen dere- se a donde ahora está la ciudad de Passo
cha del río lbicuí, en las proximidades de la Fundo, o muy cerca. En 1624 contaba ya
actual población brasilera de San Martinho. con 800 moradores; pasaba de los 4.000,
Al año contaba ya con 843 bautizados, de cuando la reducción fue destruída por los
los que 408 eran adultos y 435 eran niños. paulistas.
En marcha esta Reducción, la entrc-gó el A mediados de 1633, el Padre Ignacio
Padre Cristobal de Mendoza al Padre Bena- Martínez escogió un magnífico paraje, en el
vídez, a quien sucedió después el Padre Bcr- antiguo Araricá, para establecer allí la Re-
tot. Huyendo de Jos paulistas, también viósc ducción de Santa Ana. Le sucedió en el
precisada esta Reducción a emigrar al occi- puesto el Padre Manuel Bertot, quien en un
dente del Uruguay, y allí estuvo hasta que, año logró reducir a más de mil indios. El
provistos los neófitos de armas de fuego vol- aumento fue constante hasta tener 7. 700 al-
vióse a establecer al oriente de ese río, en mas. Gran parte de este éxito se debió al
1687. cacique Ayerobiá, que tomó en el bautismo
Contemporánea de la fundación de Santo el nombre de Bartolomé.
Tomé, y a siete leguas de la misma, fue la En 1633 llegó hasta la sierra de Butucaraí
de San José, por obra del Padre Luis Ernot, o lbití-caraí, junto al río Pardo, el Padre
a quien sucedió el Padre José Cataldino. Juan Suárez y con habilidad extraordinaria
Estaba situada esta Rt"ducción sobre la mar- conquistóse de tal suerte la voluntad de los
gen derecha del lbicuí, entre el Toropí y el indígenas, que, en breve, vió a su alrededor,
Yaguarí. Los Padres de Santo Tomé corrie- a miles de indios pacíficos, y bien pronto los
ron en un principio con este pueblo, yendo tuvo en vida tranquila y feliz. Le ayudó en
y viniendo. Esto no agradó a los caciques, la empresa el Padre Cristobal de Arenas, y
quienes enviaron una diputación al Superior fue este Jesuita quien abrió el camino de
de las Misiones, suplicándole les diera un acceso entre esta nueva y las ya existentes.
cura fijo y propio. Como adivinando el de· Contemporánea de esta fundación fue la
seo de los· sanjosistas, había el Padre Supe· de Natividad, en las faldas de la sierra de
rior nombrado a ese fin al Padre Cataldino. San Martinho y en trc las vertientes de- los
a quien hallaron en su camino los diputados ríos Yyuí y Jacuí. Su fundación fue en agos-
y, sabida la novedad, le llevaron triunfal· to de 1633, por obra del Padre Pedro Alva-
mente al pueblo. Al año, eran ya 600 la ~ rez, quien contó desde el primer momento
familias, y Jos niños comenzaban a leer. can· con las simpatías de todos los pobladores. Si
tar y danzar con grande placer y alegría dr estos apreciaban a su misionero y sf'ntían por
sus progenitores, como escribía el Padre Ro· él un afecto rayano en la admiración, él, por
mero en la Carta Anua de ese año. su parte, día a día hallaba que los indios
San Cosme y San Damián fue fundado. eran minas de oro en las que más y más
según el Padre Sánchcz Labrador, el día 24 aparecían vetas del metal más puro y finí-
de enero de 1634, sobre la margen derecha simo.
del Ibicuí y en las vecindades de la actual La más avanzada de las reducciones, en
población brasilcra de Sao Martinho. Sv dirección al _Oriente, ~ue la de J esús ~1aría,
primer cura fue el Padre Adrián Crespo; en ubicada sobre la orilla derecha del río Par·
1637 tenía ya 2.200 pobladores.
do. En noviembre de 1633, y cumpliendo
A este grupo de Reducciones hay que
disposiciones superiores, llegóse a esa zona
agregar las que se fundaron en las cabr-rcras
del río Yacuí, y en ]as proximidades de la el Padre Pedro Mola. Con gran sorpresa
costa oceánica. La primera población fun- suya, vio cómo los indios. le esperaban con
dada en esta región fué la de Santa Teresa! arcos triunfales y con tod a clase de honores
ubkada en tierras del cacique Guaraé y so- y demostraciones de universal alegría. Suplió
bre el río Passo Fundo o Uruguay Miní. Sus al Padre Mola el Padre Cristobal de Men-
comienzos se remontan a las postrimerías del doza, quien hizo varias expediciones a las
año 1632, y su fundación se: debió al Padre regiones limítrofes, en busca de más neófitos.
Francisco Jiméncz. A poco de fundada fue En 1636 mereció coronar sus esfuerzos ron
menester trasladarla a un punto mfts asequi- la palma del martirio. El mismo año sufrió
ble, y aunque los indios en un principio se Jesús María una terrible acometida de parte
116 ESTABLECTMTENTO DE LAS REDUCCTONES

de los paulistas y así ésta como las demás podía hacer. Los dos misioneros hallaron en
reducciones quedaron deshechas. los indios la mejor dispoo;ición para abraza[
En 1634, y por obra del Padre Agustín la ((' y reunirse en pueblos, y con el fin de
Contrcras, quedó fundada sobre la margen comunicar esta novedad regresó el Padre Van
derecha del río Pardo, donde hoy se halla la Surck, al Guairá, donde se hallaba el Padre
población brasilera de Santa Cruz, la re-duc- Ruíz de Montoya. A poco regresaron allá los
ción de San Cristoba1. Comenzó próspera- Padres Ernote e Ignacio Martínez y todos
mente, con el apoyo decidido del cacique cuatro trabajaron con tal denuedo que, en
Antonio Caraichuré, pero Jos paulistas, ca· 1632, tenían ya fundados cuatro Reduccio·
pitaneados por Raposo Tavares, la aniquila- nes: Angeles, San José, San Benito y Nativi·
ron por completo en 1638. dad. Los fundadores las denominaron Ange-
Perseguidas así las Reducciones por los les de Tacuaty y Nucumitan, San Josf de
Paulistas y no contando con armas de fue~o Yacaray, San Benito de Yaray y Natividad
para defenderse de esos desalmados esclavis- de Nuestra Señora de Taraquí.
tas, ni con el apoyo ni ron las simpatías del De doscientas a quinientas familias había
Gobierno de la Asunción, que prefería se en estos pueblos y en de San Pedro y San
fundaran reducdones al poniente del río Pa- Pablo y en el de Encarnación, cuando dis-
raguay, para facilitar así el acceso a Potosí, puso el Obispo Cárdenas que los Jesuítas
los jesuítas abandonaron la región del Tapf' abandonaran esas Reducciones, pues rorres-
y del Uruguay, si bien volvieron a esta pos- pondía que las tuvieran cléri~os. Los Padres
trera, una vez. que, conseguido los indios mi- misioneros las dejaron efectivamente, pero
sioneros el poder usar armas de fuego, pudie- ningún clérigo se ofreció a ir a esos páramos.
ron exitosamente oponerse a los paulistas. Entonres los indios regresaron a las selvas.
La misma suerte corrieron los pueblos de Volvieron los jesuítas a organizar esas Re·
Indios Itatines, que se hallaban al Norte de ducdones, pero ellas estaban expuestas a las
la Asunción, entre los 20 y 2.'i grados de malocas de Jos Paulistas y éstos rayeron sobre
Latitud, entre el río Paraguay y la Sierra de ellas y las asolaron. Con los restos de;' las
los Itatines. Ita-ti significaba piedra blanca, cuatro. se formaron entonces dos Reduccio-
abundante en esa región, y de ahí el nombre nes. más al sur, una en Andirapucá v otra
de ltatines. Era región fértil y montañosa en Tepotí, pero al año, esto es, en 1634. esas
con abundantes lagunas como la Manioré y dos se concentraron en una sola, con el nom-
la de la Cruz, el lago Jaraye y los ríos Mbote- bre de Yatibó.
tey, Tepotin o Aabá, Jaurú y otros. Las abun· Entre 1635 y 1647 esta tan zarandeada
dantes palmas Caranday daban un aspec'o reducción se dividió en dos, tomando la una
alegre a la región, y además de esos árboles el nombre de Nuestra Señora de Fe. y )¡~~
estaba el Palo Santo, el Queranday, el Zam- otra el de San Ignacio de Caaguazú, JX>[
muú, el Mangay. Hablando de este último estar sobre el río así llamado. Azotados sin
nos informa Sánchcz Labrador que los nati- cr.sar por los paulistas, volvieron a juntarse
vos con su resina hacían unas pc1otas de los dos pueblos en uno, en 1649, aunque
goma. Da un resorte grande al menot im- conservando aparte cada uno su gente y con-
pulso, nos dice él, y agrega que los indígenas servando también su nombre. Al año, sin
estimaban mucho estas pelotas para sus jue- embargo, N ucstra Señora de Fe, que se hahía
f!OS ( 3 ). Las carreras eran otro deporte de ido a donde estaba San Ignacio, se retiró y
que gozaban, y las tenían premiando a los se colocó sobre el río Aguaranamby. y al año
ganadores. Más que los hombres gustahan la reducción de San Ignacio se trasladó al
las mujeres de tatuarse con colores chillones, río Caaguazú del sur, distinto de aquel sobre
hrchos a base de zumos y cenizas. el que antes se hallaba, llamado Caaguazú
Entre esos indígenas había algunos que del norte. Ocho años estuvieron en esa ubi-
tenían alguna noticia de la fe y vida cristia· cación, hasta que en J659, huvcndo de los
na por haber estado en contacto con los es- paulistas, se ubicaron sobre el Río Tebicuary,
pañoles, cuando la poblar.ión de Jerez estuvo en la actual República del Paraguay. Como
en esas latitudes. En 1631 supo esto el Padre en esa región ya existía la Reducción de Saa
Ruíz de Montoya y al instante envió allá a Ignacio Guazú, la del igual apelativo, des-
Jos Padres Ranzonier y Van Surck, para que cendiente del norte, cambió el suyo por el
exploraran aquellas regiones y vieran qué se nombre de Santiago.
LAS JNYAS/ONES DE LOS PAVLISTAS 117

12 - Las invasiones de los Paulistas planes de expansión territorial. Desgraciada-


entre 1612-1656. mente España no llegó a posesionarse de todo
el vasto territorio, al Oeste de la línea de
Mientras los ]esuítas organizaban sus Re- Tordesillas, que le corrcspondía 1 y se conten-
ducciones en las Provincias del Gua irá y sobre tó con ocupar y poblar la franja occidental
los ríos Paraná y Uruguay, un nido de hal- del Nuevo Mundo desde Panamá hasta el
·cones miraba hacia los neófitos de las mismas Río de la Plata, dejando en un lamentable
y los consideraba pichones que se engrosaban abandono la otra mitad de sus dominios, o
para ser devorados por ellos. Allá en San sea, la que se extendía al Oriente.
Pablo de Piratinga, en el Brasil, a unas BOV
millas de distancia, venía a la vida una co ..
munidad extraña. Poblada primitivament,;
por eventureros y criminales portugucuJ y
holandeses, llegó San Pauto a ser un nido de
piratas y un hogar para todos los desespera·
dos del Brasil y del mismo Paraguay.
No son excesivas estas expresiones de Cun-
ninghame Graham, 1 aunque haya sido un
Jesuíta, según unos el Padre Nóbrega y según
otros el Padre Anchieta, quien, sin posible
visión del futuro, fundó aquella ciudad, tan
idílica en sus primeros tiempos, tan criminal
durante dos largas centurias y tan próspera
y opulenta en el día de hoy.
Es que al establecerse en 1553 se eligió al
efecto una región privilegiadísima, así por
su fertilidad como por lo fresco y agradable
de su clima. Allí constituyó el Padre An·
chieta una de sus reducciones o aldeas indí-
genas, y a ella, en años sucesivos se fueron
agregando elementos europeos, portugueses,
españoles, italianos y hasta holandeses, y así
dejó de ser una reducción de indios para
transformarse en una babel. Cierto es que en
los inicios del siglo XVII, cuando se comen-
zaron a fundar las reducciones guaraníticas,
San Paulo contaba con una población de
Con sus misiones de Maynas, Mojos, Chiquitos
15.000 habitantes, de toda índole y laya, en- y Guaraníes, los J esuítas constiluian, sin pre-
tre los que abundaban los aventureros y los tenderlo, la más firme muralla contra los insi-
malevos. El estar aquella población alejada diosos avances de los lusitanos en los dominios
de la sede de las autoridades, establecidas en españoles. (Plattner).
Río de Janeiro, daba alas a los rufianes para
toda clase de fechorías . Los portugueses, dueños de una estrecha
Sería, sin embargo, un gravísimo error el franja costera, que no llegaba a ser sino una
buscar en este solo hecho la explicación de cuadragésima, parte de lo que hoy es el Bra ..
los brutales actos de salvajismo que, por es- sil, fueron avanzando de continuo en direc-
pacio de media centuria, ejecutaron los po- ción al Poniente, llegando así a hacer con-
bladores de Sao Paulo, contra los centros quistas inmensas en lo que era territorio es-
civilizadores creados por los Jesuítas en el pañol. Admira ciertamente la artería, no
Guairá y demás regiones rioplatenses. menos que la continuidad, con que los lusi-
Río· de Janeiro estaba suficientemente cer- tanos, así los de la Metrópoli políticamente!
ca de San Paulo, para conocer y para. cas- como los del Brasil prácticamente, fueron
tigar los crímenes, pero estaba suficientemen- posesionándose de lo que no les pertenecía.
te lejos, para obtener de los pobladores de Aunque sorprenda a más de un lector! he-
esa ciudad una colaboración eficaz en los mos de aseverar que, desde fines del siglo
118 ESTABLECIMIENTO DE LAS REDUCCIONES

XVI hasta muy entrada la segunda mitad Lagarda, Cipriano Barace, Antonio de Ore-
del siglo XVIII, fueron Jos Jesuítas, desde llana, Pedro Marbrán y tantos otros, igual-
las zonas de Nueva Granada hasta las del mente beneméritos salvaron para España, y
Río de la Plata, quienes más hicieron para por ende para Bolivia, esas vastas y fecun-
defender el territorio español y quienes más das regiones.
detuvieron los avances de los portugue~es. Otro tanto hemos de decir de las más su-
Por eso fueron también ellos quienes más reñas, donde estuvieron las prosperisimas
cargaron con la inquina y con la odio~>idad Reducciones de indios Chiquitos. A media-
.._de Jos luso-brasileros. dos del siglo XVIII había allí 23.000 indios
En el Virreinato de Nuevo Reino de Gra- cristianos, en pueblos, decididos a defender
nada establecieron, al oriente del mismo, aquella parte del territorio español. Hay que
misiones estables y prósperas en los llanos de leer las páginas que en su Relación de los
Casanare y Meta, y en el río Orinoco. Parte Indios Chiquitos, escribió el Padre Patricio
de estas misiones, las del alto y medio Ama- Fernández, para tener alguna idea de los
zonas, hasta el río Negro, estaban en juris- estragos que en esas reducciones causaban
dicción de la Audiencia de Quito, y es sabido los paulistas. Desgraciadamente algunos es-
que en 1637 el jesuíta sardo Gaspar Cugía pañoles de Santa Cruz apoyaban a aquellos
y el andaluz, Lucas de la Cueva, dieron prin- hombres desalmados.
cipio a las después gloriosas misiones del Estos cuatro grupos de Reducciones no'
Marañón. Poco después fundaron la Reduc- tenían fin alguno político, sino apostólico,
ción de la Limpia Concepción de Geveros o pero las autoridades españolas en América y
Jíbaros. Años más tarde, en 1639, y partien- los Reyes en la Metrópoli, al apoyar su fun-
do de Quito, los Padres Cristobal de Acuña dación y contribuir a su desarrollo, tenían en
y Andrés de Artieda, después de un viaje de vista las ventajas, aun humanas, que para
nueve meses, exploraron científicamente el los intereses de España significaban. Portu-
río Amazonas, desde aquella ciudad hasta la gal, a su vez, veía en esas misiones una ba·
de Pará, en el A!tlántico. Si la fundación de rrera a sus ilícitas expansiones. Dominando
doce Reducciones, que fueron las estableci- como dominaba la desembocadura del Ama·
das en tiempo del gran misionero Padre zonas, y siendo este río navegable, como tam-
Cugía, eran una garantía de protección so- bién sus principales afluentes, iba introdu-
bre las abandonadas tierras españolas, el co- ciéndose cada vez más y fundando establecí·
nocimiento del curso del Amazonas, y de mientos en territorios de soberanía castellana.
algunos de sus principales afluentes, era una Las Misiones, ya recordadas, podrían es-
ancha puerta que se abría a las ambiciones torbar la infiltración lusitana, en un futuro
lusitanas. más o menos próximo, pero las fundadas por
Sobre el Casanarc, uno de los afluentes del los jesuítas, a principios del siglo XVII, y a
Orinoco, establecieron los Jesuítas otras Re- las que nos referimos en esta historia, eran
ducciones, habiendo sido su iniciador, en un serio obstáculo a sus ambiciones más ar-
1626, el Padre José Dadei, que hacía ya dientes: la posesión del Río de la Plata. Los
veinte años que trataba con indígenas y te- pueblos del Guairá, del Itatín, y aun las del
nía singularísimo don para llevarlos a la vida Uruguay y Tapes, eran avanzadas en las
civilizada. Estas misiones, como las recorda- tierras españolas, tan codiciadas por los lu-
das antes~ no sólo fueron estable~. sino que sitanos. Por eso era menes ter, o anularlas, o
fueron además prósperas, aunque no llega- debilitarlas en su posible expansión. Pobla-
ron a ser tan famosas como las que se e5ta- dores de San Paulo, a quienes se denominó
blerieron en el Río de la Plata y Paraguay. paulistas y a quienes se daba también el ca-
Al noreste d e la actual República de Boli- lificativo de mamelucos y aun de bandciran-
via establecieron los Jesuítas, a partir de tes, se encargaron de esta injusta y criminal
1700, las prósperas reducciones de Mojos que acción.
allí tuvieron y que fuero n una valla infran- Con el apoyo de las supremas autoridades
queable a las acometidas de los lusitanos. lusitanas, y con el afán de apresar a los in-
afanosos en llegar a Potosí, que consideraban dios, y venderlos a las facendas, como escla-
suyo, ya que mapas compuestos por ellos, vos, habían probado, ya en 1580, una incur-
señalaba la línea de Tordesillas al Poniente sión a las poblaciones españolas, capitaneados
del ambicionado Cerro. Los Padres Lorenzo por un tal Jerónimo Lcitón, pero fue en
L:'IS INJIASIONES DE LOS PAULISTAS 119

1611 que, a las órdenes de un tal Pedro Barz En 1612, acercóse a las Reducciones del
de Barrios, caveron sobre la Reducción de Guairá otra maloca, la que envió por delan-
Paranambaré, Y la destruyeron, llevándose a te, como bombero, esto es, como explorador,
los indios en colleras. Un capitán español, a un tal Sebastián Prieto, vecino de San
Antonio de Añasco, no bien supo esta malo- Paulo. Con dádivas y promesas engañó a
ca, (era éste el término con que se designa- trece caciques, quienes determinaron ir con
ban estas invasiones), persiguió a los paulis- él, llevándose toda su gente. Un capitán es~
tas, los dispersó, pero solo pudo recuperar a pañol, llamado Bartolomé Torcales: no bien

Rutas de los bandeirantes, capitaneados por Raposo Tavares, entre los


años 162i y 163 1.

algunos de los indios apresados. Desde esta se enteró de esta d eserción, salió en persecu-
primera invasión, además de la fuerza. la ción de los paulistas, ron 30 soldados, y
que entraba en segundo término, se valían logró rescatar a 300 de los indios misioneros
los paulistas de la astucia y del engaño. Así que incautamente se habían dejado apresar
para paliar esta maloca, comenzaron por por Prieto y sus secuaces. Estos, sin embargo,
decir a los indios que los jcsuítas del Brasil
ya llevaban 60 leguas de camino, cuando
querían tenerlos en sus tierras, donde los tra-
T orcales salió en persecución de los mismos.
tarían tan bien, <'Omo los trataban los jesuí-
tas españoles en las suyas Como rra de su- Entre 1612 y 1638 las malocas se repitie-
ponerse, y se supo después, con toda eviden- ron periódicamente 2 y siempre con mayor
cia, era ésta una vil patraña. Fueron preci- crueldad y ensañamiento, pero los años más
samente los Jesuítas portugueses quienes, a aciagos fueron 1627, 1628, 1629, 1630 y 1631,
raíz de esta invasión, más hicieron ante las en los que, con desprecio aun de lo más san-
autoridades de San Paulo y ante las d e Río to y sagrado, aquellos hombres entraron a
de Janeiro, para que se impidieran esos actos sangre y fuego en las Reducciones y llevaron
de vandalismo. acollarados a todos los indios, que pudieron
12Q ESTABLECIMIENTO DF. LAS REDUCCIONES

apresar, y asesinando a cuantos les oponían ron en la Iglesia, y condujeron cautivos a


alguna resistencia . todos los indios, con la sola excepción de los
Aunque se hace casi increíble, el número viejos, y de los que pudieron escaparse a los
de Jos indios, así de las Reducciones, romo bosques. Pasaron después a la Reducción de
de los que no eran de las mismas, que fue· San Miguel, donde cometieron iguales crí-
ron cautivados, desde 1612 hasta 163R, su- menes, y, el día 20 de marzo, se presentaron
peró la enonne cifra de 300.000. Así se dice en la de jesús María, donde era cura el
en la Real Cédula del 16 de septiembre de Padre Simón Maseta. Como se presentaron
1639. Sólo en cuatro años, los que van de en son de paz, el buen jesuíta les salió al
1628 a 1631 se vendieron como esclavos, rn encuentro pacíficamente, llevando adelante
los mercados brasileros, unos 60.000, sacados la cruz, y rodeado, como él mismo escribía
de las Reducciones o del país en que éstos después, de todos mis hijos, Alcaldes y Caci-
estaban situados. ques, con sus varas de paz.
Especial mención hemos de hacer aquí de A una señal convenida por los asahantes,
los años en que gobernó el Paraguay don a poderádonse éstos de los pacíficos indios,
Luis de Céspedes Jeria, aventurero incscru· los ataron como a esclavos, y comenzaron el
puloso que vino a Améric-a con el único o pillaje en las casas. Corrió el buen Cura a la
primordial objetivo de enriquecerse a la ma· Iglesia y visúóse con roquete y estola, y con
yor brevedad posible. En 1626, al venir de palabras graves y con amenazas de parte de
España, pasó por Río de Janeiro} entró en Dios, les prohibió tocar la Iglesia. De todo
relaciones tan íntimas con el Gobernador del se burlaron aqueJios hombres; rompieron la
Brasil, don Diego Luis Oliveira, que llegó a pila de agua bendita, arrastraron los orna-
desposarse con una sobrina del mismo. Pasó mentos por el suelo, derramaron los santos
después a San Paulo y fue allí recibido ron óleos y destrozaron las imágenes. Con los
todos los honores, y llegó de tal suerte a con- muebles hirieron una grande hoguera y, co-
graciarse con los habitantes de aquella ciu- mo al partir de allí, observaron que algunos
dad del pillaje y del berbcrismo que gran indios no podrían ir caminando acollarados,
multitud de sus pobladores le acompañaron por la vejez o por otras causas, los arrojaron
hasta la Asunción Era para los tales una rn la . hoguera, y si los pobres arrastrándose,
fortuna el tener por aliado a un hombre tan salían de las llamas, los arrojaban nueva-
encumbrado, y fue también para ellos una mente par.a que allí se consumieran. Si el Pa-
ventaja el conocer tan de cerca el camino dre Masseta y el Padre Van Surck no testifi-
de San Paulo al Paraguay. Por otra parte, caran este hecho, se nos haría del todo in-
Céspedes había manifestado abiertamente en concebible, por la refinada crueldad que
San Paulo su antipatía a los jesuítas. :i supone.
Los Jesuitas de San Paulo habían adver- Aquellos dos misioneros no fueron víctimas
tido la poca atención que les dispensaba el de Jos furores de aquellas hienas: tal vez
nuevo Gobernador del Paraguay, pero así el porque era menester perdonarles la vida para
Padre Antonio Ruíz de Montoya, que fue que multiplicaran las Reducciones, tan favo-
el primero con quien topó un tierras caste- rables a los fines de ellos, pero el hecho de
Jianas, como otros Padres, creyeron que en- haber ellos apresado a los indios de Jesús
contrarían seguro apoyo en el nuevo Gober- María afectó de tal suerte a aquellos Padres,
nador ya que, informado por aquel jesuíta que determinaron seguir a los pau1istas, y
de la fundación de dos recientes reducciones, rescatar a todo trance a sus neófitos. Ya
la de Encamación en Rantinqui, y la de San puede sospechar el lector lo que el infatiga-
Pablo, en el Incay, se alegró de ello y orde- ble jesuita italiano y el heroico jesuita belga
nó que se diese a los Curas de estos nuevos sufrieron en este itinerario. Por aquellos cam-
pueblos el sínodo que disponían las Reales pos, descubrían a los indios que sus nuevos
Cédulas. e injustos amos dejaban en el camino, al ver
Pero pronto se desengañaron. Más de 400 que no podían ir con ellos a paso acelerado;
paulistas, acompañados de 2.000 indios tu- unos deshechos por las fatigas, otros por lo!i
pís, se presentaron ante la Reducción de San duros tratamientos de los paulistas. Yo ví,
Ambrosio y el 30 de enero de 1629, cayeron escribe el Padre Masscta, a una niña de cua-
sorpresivamente sobre aquella Reducción, tro años, arrojada en el campo, machucada
quemaron las casas, robaron cuanto pudie- la cabeza, y que en las acciones, en que es-
LAS IN~ASIONES DE LOS PAULISTAS 121

taba el cuerpecito, retorcidos los pies y los posible, por lo que Barrios regresó a Río de
brazos, daban bien a entender la cruel muer- Janeiro, decepcionado, y los dos jesuítas a su
te que habían dado a tan flaco e inocente destruída Reducción, deshechos por tantos y
sujeto. 4 Como el fervoroso misionero se lle- tan largos viajes y con el corazón sangrante
gara una y otra vez a donde estaban sus por no haber podido libertar a los indios.
queridos neófitos, en una suplicó que le aco- Mientras regresaban al punto de partida,
llaran también a él, y para participar de la supieron que iba a las Reducciones otra ma-
aflicción de sus indios, metió la cabeza en loca, capitaneada por un sujeto que era pa-
las colleras de ellos, para acompañarlos en su riente del párroco del pueblo, y -.::-.;:clama
dolor, ya que no podía aliviarlos en otra
forma, pero aquellos inhumanos hombres le
arrojaron de allí.
Llegados a San Paulo Jos Padres Masscta
y Van Surck, fueron al Colegio que, en esa
ciudad tenían Jos jcsuítas portugueses, y és-
tos, en la persuasión de que nada obtendrían
ante las autoridades locales, les aconsejaron
acudir al Gobernador General de todo el Bra-
sil, Diego Luis de Oliveira, que residía <"n
Bahía. Allá fueron y cuatro meses pasaron
antes que obtuvieran una provisión por la
que se ordenaba respetar la libertad de los
indios reducidos en Jos pueblos. Aun más:
obtuvieron otra provisió~ en la que se dis-
ponía la ·restitución de todos Jos indios apre-
sados. Como ambas provisiones no iban di-
rigidas a autoridad alguna y, por otra parte,
debían los mismos jesuítas buscarse un oidor
u otra persona grave, que hiciera cumplir
dichas provisiones, no confiaron en la efica-
cia de las mismas. Pensaron, por esto, nave-
gar de Bahía a España, para exponer al mis-
mo Rey, lo acaecido~ pero el Padre Antonio
de Matos, provincial entonces del Brasil, les
persuadió a que primero hicieran valer !as
dichas provisiones.
Bandeirantes.
Encaminándose~ en los postreros días del
año 1629, a la capitanía del Espíritu Santo,
mostraron al Capitán Mayor, Manuel de Masseta: ¡Qué se podía esperar de un pue-
Escobar y Cabra), las dos provisiones, pero blo cuyos sacerdotes disponían y dirigían tan
sólo recibinon palabras tan corteses como criminales expediciones! Esta expresión po-
ineficaces. Hallaron, sin embargo, en Río de drá parecer excesiva, pero hechos, a los que
Janeiro a un Oidor de toda confianza, lla- después nos referirc-mos, pondrán de mani-
mado Barrios, y éste se ofreció a ir con ellos fiesto que era, o podía ser fundada. El dolor
hasta San Paulo y poner en ejecución las llevó al gran misionero a decir, y no sin ra-
provisiones, firmadas por Olivcira. Salieron zón, que ni en tierra de turcos, ni de moros
de Río, en compañía de ese buen hombre, el se hace lo que en el Brasil."
13 de mayo de 1630, con rumbo a la ciudad Fue a fines de Julio de 1630, despué' de
maldita. Esta, no bien supo la llegada de los una ausencia de casi seis meses, que regre-
dos jesuítas y del Oidor, ardió en indigna- saron los misioneros a su destrozado pueblo
ción contra ellos. Las autoridades sólo tenían de Jesús María y, apenas habían comenzado
promesas, mientras las gentes se burlaban de su restauración, cuando supieron que se apro-
los jesuítas y hasta les dispararon algunos ximaba otra maloca. La noticia les debió de
arcabuzazos. llegar por octubre, y sabemos que en previ-
Así las cosas, se vio que no había remedio sión de lo que pudiera acaece r, acudió uno
122 ESTABLECIMIENTO DE LAS REDUCCIONES

de los misioneros, el Padre Pablo de Benaví- Esta invasión, acaecida en 1630, fue in..
dez, al Gobernador Céspedes, que se hallaba comparablemente más atroz que la antctior,
a la sazón en Villarica del Guayrá, y le su- pues fue la ruina de todos 105' pueblos del
plicó defendiera las Reducciones. Dejad a Guairá, con la sola excepción de San Igna-
esos pobres portugueses que se socorran como cio y de Loreto. Ni respetaron las personas
puedan en su indigencia, fue la respuesta del de los mismos misioneros, ya que a varios
mandatario español. Decepcionado, pero no golpearon y apalearon, y al Padre Cristobal
atemorizado, ante salida tan inesperada, ex· de Mendoza le hirieron de dos flechazos en
puso el misionero la obligación en que estaba la garganta.
el Gobernador de defender las Red.ucciones, Los pueblos fueron entrados a fuego y
pero éste cortó indignado la entrevista con sangre, las iglesias arrasadas y los indios
esta frase: Dejad que el diablo se lleve a apresados en la forma más inhumana. A los
todos los indios, y escribídselo así a los otro, indios apresados, que llevaron consigo, los
misioneros. mataban sin compasión si no caminaban a
buen paso, y así perecieron los más entrados
en años y los niños. Los Padres Luis Ernote
y Ruíz de Montoya, que se hallaban en San
Javier, nos han dejado una descripción vívi-
da de las atrocidades cometidas por aquellos
paulistas. Llegó a tanto, escribe el primero
de ellos, la maldad e impiedad de los paulis-
tas que de la misma iglesia y de nuestras
celd'Js y de nuestros brazos nos saLaban a los
:"ldios, hiriendo y destrozando todo lo qu'
topaban, y nos vimos obligados los treJ Pa-
dre~, que allí estábamos, a andar a los porra·
zos con ellos, para estorbarles tan giande
maldad, aunque nos ponían los arcabuces a
los pechos muchas ueces.6 En una Infor·
mación, que después se levantó, declararon
hechos análogos todos los misioneros.
Como al acaecer esta malora estuviera en
las Reducciones el Padre Vázquez Trujillo,
entonces Provincial del Paraguay, acudió de
inmediato a Villarica y suplicó al Teniente
del Gobernador que defendiera los pueblos
que aiJí peligraban. Ordenó éste, en efecto,
que un capitán ron 80 soldados saliera al
encuentro de los paulistas y los requiriesen
de paz, pero no bien llegaron a la vista de
los intrusos, éstos hideron una descarga. ma-
tando a uno de los soldados españoles. Estos,
a su vez, hicieron otra descarga, y, según se
decía, mataron a uno de los paulistas. Con
ésto aquel escuadrón se retiró a Villarica,
ron la ronrienda de haber cumplido ron su
deber, pero desde el primer momento cre-
yeron los misioneros que se trataba de una
farsa, y no se equivocaron. Los mismos por-
tugueses, aseveraba Ruíz de Montoya, que
estuvo en la acción, nos dijeron que lo que
hacía11 era orden del Gobernador [Céspedes
de feria] y que estaba casado en su tierra, y
que les quería mucho y había v~:nido con
Un bandeirantc. ellos desde San Pauto, y que así no les estor-
LAS INVASIONES DE LOS PAUUSTAS 123

baria y que si viniese allí, antes les ayuda- tencia, aunque sólo durante algunas horas.
ría.7 Riñeron jJorfiadamente por espacio de cinco
Sea de esto lo que furre, y hay sobradas horas, escribía después Ruiz de Montoya, y
razones para creer que así era, lo cinto es durara más la batalla si la noche no quitara
que nueve de las once Reducciones queda- el día, y con ser las armas tan desiguales,
ron destrozadas, y las únicas dos que se sal- los indios desnudos de armas [de fuego], y,
varon de la destrucción, se vieron forzadas los paulistas fuertemente armados hasta con
a trasladarse más al sur. Del traslado de es- mosquetes. Aquéllos con flacas cañas de sae-
tas dos Reducciones como de las demás que
podían estar al alcance de los paulistas, ·nos
ocuparemos en otro capítulo, pues es uno
de los hechos más extraordinarios acaecidos,
durante el siglo XVII, en el Río de la Plata.
Salvos, por la fuga , los pueblos fundados
por los jesuítas en el Guayrá. cebáronsr los
paulistas en los del Itatím, al oeste del Pa-
raguay, y en los del Uruguay y Tapé, al sud
del Brasil actual. Habían acabado Jos paulic;-
tas con el baluarte, que se oponía a sus pre-
tensiones de expansión territorial, y comen-
zaron por asestar ahora sus tiros, con más
ánimos que nunca, contra los otros tres. El
año 1636 fue el escogido para una gran ma-
loca y no quedó pueblo de aquellas zonas
misioneras que no fuera víctima de ese van-
dalismo semi-oficial. El día 3 de dici<'m-
bre, volvió a presentarse a Jesús María un
escuadrón de 1.00 Tupís, fapitanrados por
paulistas, y aunque los indios no contaban
aún con las tan deseadas y tan nefesarias
armas de fuego, se defendieron <'On las que
tenían, fOmo flechas, lanzas y hondas. Se
atricheraron en la iglesia y pelearon durante Bandeirantes.
seis horas, hasta que los enemigos pusieron
fuego a la iglesia, por medio de saetas en-
fendidas. La rendifión se impuso, y los neó- tas los hicieron retirar dos veces a un bos-
fitos, como refiere el Padre Ruiz de Montoya, que, y les tuvieron casi Ranada la batalla,
abrieron un portillo, y saliendo por éf, al cuando los invasores lograron poner fuego
modo que el rebaño de ovjetas sale de su al techo de la iglesia, donde estaban atrin-
majada al pasto, como endemoniados acu- cherados los defensores y con ellos toda la
dían aquellos fieros tigres al portillo, y con pobladón. Se impuso la rcndifión y sus con-
espadas, machetes y alfanjes derribaro"Jt.. ca- secuencias fueron terribles.
bezas, troncharon brazos, desjarretaron tner- El entonces Provincial del Paraguay, Pa-
nas, atravesaron cuerpos, matando con la dre Diego de Boroa, llegó a los pueblos aso-
más bárbara fiereza que el mundo z;io ja- lados, poco después de la genf'ral catástrofe,
más, a los que, huyendo del fuego, se en- y refiere cómo, en compañía del Padre Ruiz
contraban con sus alfanges. Sin encareci- de Montoya , arribaron a San Cristóbal y ha-
miento, digo, que aquí se vio la crueldad llaron veinte cuerpos muertos con crueles
de Herodes, y con exceso mayor, porque machetazos y balazos. Detuuímonos a darles
aquél, perdonando a las madres, se contentó sepultura. Lle.f.!amos después al palenque,
con la sangre de sus hijuelos tiernos, pero que habían hecho en jesús-Maria , donde fue
éstos ni con la una ni con la otra se ~·ieron la primera refriega. Saliónos al encuentro
hartos. a un hedor terribles de muertos, CU)'O número,
Pasaron después los paulistas al pueblo de nos vedó contar la hedionda .9 Sepultar a
San Cristóbal, y también encontraron resis- Jos muertos fue lo único que pudieron hacer
124 ESTABLECIMIENTO DE LAS REDUCCIONES

los misioneros. En esa coyuntura, y después más de veinticinco mil almas que llevaron
de saquear los pueblos misioneros, cayeron al Brasil cautivos, volvieron el año pasado de
también Jos invasores sobre las ciudades, espa- 1638 y destruyeron la reducción de Santa
ñolas, Ciudad Real, Villarica y Jerez, y la Teresa, que tenía más de cuatro mil almas,
misma Asunción se vio en peligro. F.ntre y en parte la de San Carlos y la de los
tanto, Antonio Raposo, uno de los más fa- Apóstoles, y obligaron a retirarse con mu-
mosos capitanes paulistas, llegaba al Brasil chas muertes y pérdidas, dejando sus semen·
con un botín de 20.000 indios, que fue el teros y pueblos [trasladándose] a otras tres
número de Jos que llegaron vivos y que fue- reducciones: a la de los Mártires, la de la
ron vendidos públicamente como esclavos. Candelaria y la de San Nicolás del Piratini,
Pero los jesuítas no se cruzaron de brazos, tres leguas sólo del río Uruguay. Habiendo en
ante hechos de esta magnitud . El Padre pocos meses destruído dos provincias además
Diego de Boroa, Provincial a la sazón, escri- de las reducciones dichas, al fin del año,
bió a Felipe IV, con fecha 28 de enero de como relamiéndose con la sanere der·rama ..
1637, y después de referir Jos estragos y crí- da, de parte de ellos, en la rcd~cdón de los
menes cometidos por los paulistas, agregaba: Apóstoles, se volvieron a situar en ella, CO·
De mucho de lo referido soy yo testigo de rriendo la tierra y cautivando y talando las
vista, por haberme hallado en la sierra del comidas (o umenteras]. 11
Uruguay, tres leguas de donde estuvieron úl- Fueron éstos los indios que animados por
timamente situados, matando y cautivando el fervoroso Padre Diego de Alfaro, se de-
gente, adonde pasé con otros ocho religio· fendieron valerosamente y ganaron la bata-
sos de la Compañía, y vi con mis ojos, con la de Caazapá-miní, por marzo de aquel año,
mucho dolor de mi alma, los templos abra· y algo después la de Caazapá-guazú, don-
sados y profanados, tres reducciones o pobla· de más de 1.600 indios rausaron cstra~os
ciones grandes tjestru_ídas y quemadas, y los en las filas enemigas, matando a 9 paulistas
alojamientos de aquellos crueles enemigos de y a muchísimos de los indios auxiliares, Reco.
la naturaleza humana, de la fe y de Vuestra gieron 27 armas de fuego y libertaron a 2000
Majestad, llenos de cuerpos muertos y que· indios, que ya rstaban en colleras para ser
modos, a los que enterré, con los dichos re· llevados al Brasil
ligiosos, sin otros muchos de que estaban los Cuando acaeció esta maloca, acudió a esos
montes llenos. w pueblos el cntonres Superior de la Misiones,
Ni se contentó con escribir a S. M. en Jos el ya recordado Padre Diego de Alfaro, y
términos más expresivos, sino que determinó al ver el proceder de los paulistas con Jos in ..
que el Padre Antonio Ruiz de Montova. tes· dios de las Redurr ionrs, romo Comisario que
tigo también de tamaños crímenes, pasara a era del Santo Oficio de la Inquisición, lanzó
España e informara al Rey, y se empeñara excomunión rontra los criminales, y viendo
en obtener para los indios el uso de las ar· que ninguna mella hacía en ellos esa pena
mas de fuego. Como Superior de las Misio~ eclesiástica, pidió al gobernador del Para·
nes del Uruguay y Paraná fue nombrado el guay, en los términos más encarecidos, que
Padre Diego de AJfaro, en sustitución de saliera a la defensa de los inocentes. Pedro
Ruiz de Montoya. Entre tanto las malocas de Lugo y Navarra, de la misma herhura
de los paulistas se repetían con toda impuni· de Céspedes, ordenó a 60 soldados hicieran
dad. A fines de 1636, el terrible paulista esa defensa , pero parece que tenían órdenes
Antonio Raposo, a quien ya conocemos, se de marchar con toda lentitud, a fin de llegar
presentó en Jesús-María, la más oriental de ruando los paulistas hubiesen consumado el
las reducciones del Tapé) situada a orillas negocio. Como esa tropa tardara en llegar,
del río Yacuí, y saqueó y destruyó aquel reunió el Padre Alfaro a sus indios, armados
pueblo, y pasó después a los dos más prÓ· a su antigua usanza, y los impulsó a la lu-
ximos, al de San Cristóbal, a orillas del río cha, yendo ron ellos para animarlos. La vic·
Pardo, y al de Santa Ana, en los que Jos toria fue rompleta, como ya dijimos, pero
indios hicieron alguna resistencia. uno de los fugitivos lusitanos, escondido en
Refiriéndose a esta maloca, escribía años una casucha vecina, hizo fuego sobre el Pa-
después el Padre Diego de Boroa, al Rey, en dre Alfaro y le atravesó la cabeza de un
carta del 11 de setiembre de 1639: No con- balazo.
tentos, dice, con esto los paulístas, y con Mientras así moría por defender a sus ove·
LAS INVASIONES DE LOS PAULISTAS 125

jas, este nobilísimo varón, hijo del célebre ni podrían empuñar armas algunas. Merece
Oídor y Visitador Francisco de Alfaro, ve- transrribirse lo que a este propósito escribió
nían en las filas de Antonio Raposo varios el General de los Jesuítas: Lo que la Au-
frailes y clérigos de mala vida, un carmeli- diencia Real y los Padres Provinciales Nico-
ta, un benedictino y dos clérigos, todos por- lás Durán , Francisco V ázquez Trujillo y
tugueses, y hasta un clérigo castellano, cura V. R. sienten, de que conviene que los indios
que había sido del Guayd. Los paulista~ uti- de las reducciones resistan a los /Jortu.r?ueses
lizaban a estos religiosos como medio de en- .'V no se dejen llevar como corderos de los
gañar a los cándidos indígenas y, si aun así lobos, es bonísimo dictamen, y el mismo ten-
no se fiaban de ellos, procuraban que al~ún go 'VO, y pues es defensa natural, a ellos les
otro se vistiera a la usanza de los jesuítas y es lícito usar de medios pro fJorcionados . y a
dijera ser Padre de la Compañía de .Jesús, nosotros el aconseiárselo alentándolos, ani-
venido del Brasil, y que no miraba sino por mándolos y esforzándolos, y ésto nunca lo he
la felicidad de ellos, y a este fin los invitaba prohibido. I..o que pretendo es que los Nues-
a ir con él. Curioso proceder el de aquellos tros no se hallen a la eiecución del ne.aocio,
insidiosos, que asesinaban a los jcsuítas de ni sean como sus capitanes en las armas.
verdad. como hirieron con los padres Al- Pueden industriarlos y guiarlos a los indios
faro y Mendoza, y por otra parte fingían ser más ladinos y prácticos y si hubiese al.eunos
jesuítas de su invención. españoles o nacidos en este reino. sería a
La sorpresa y la astucia fueron las dos ar- proJJósito para que los impusiese para la
mas de que más se valían los pauli'5ta~. pero acción. Q.ue bien me persuado, que si una
estaban ellos acompañados de las armas de vez exberimentasen los portuRueses que ha-
fuego, de las que carecían los indios de las bía dificultad en llevarse los indios, y que
Reducciones. Se imponía una contra-acción se ponen a riesgo de un gran trabajo y dt
inmediata y si había de ser eficaz, ella n·que- perder la vida, que de.Jarían la empresa cons-
ría una de dos procedimientos: o rl contar tándoles de la resistencia .12
cada Reducción o grupo de Reducciones con La Audiencia de Charcas y el General de
tropa española bien armada o aue los mis- los Jcsuítas aprobaban el proyrcto. prro era
mos indios reducidos pudieran defendt'isc ron muy conveniente qur: una innovación rlc esa
armas de igual calibre que las manejadas por índole. contara con la aprobación real. Como
los invasores. Lo primero tenía gravísimos ya dijimos, el Padre Antonio Ruiz d~ Mon-
inconvenientes. Por una parte era el intro- toya fue enviado a la Corte con ese objetivo
ducir en la Reducción a elrmentos que pu- único, y a fines de 1639 ya estaba en Ma-
dieran perturbar la vida espiritual, v aun la drid.
social de los pueblos, ya que la soldadr~a Como al mismo tiempo hubiese ido a
no suele caracterizarse por las buenas cos- Roma, elegido por la Congregación PIUvin·
tumbres, y por otra parte era, a lo menos en cial, celebrada en Córdoba, en agosto de
alguna forma, aparejar la espada con la cruz 1637. el Padre Francisco Díaz Taño, obtuvo
y ello podía indicar desconfianza de parte de Su Santidad, Urbano VIII. el hrevc
de los misioneros, con respecto a los indios~ Commissum Nobis, del 22 de abril de 1639,
aunque se dijera que el motivo era muy otro. por el que se mandaba al Colector pontificio
Téngase además muy prc~ntc que aun para en Portugal our atajase con censuras, y por
la defensa de las ~iudades españolas era en- todos los medios a su alcance, los actos van-
toFJces muy difícil el conseguir la necesa- dálicos de lo:; paulistas. Por mayo de 1640,
ria tropa. Lo obvio era obtener de las auto- en su viaje de regreso, tuvo que detenerse
ridades españolas el que los mismos indios el Padre Díaz Taño en Río de .Janciro y,
poseyeran y manejaran las necesarias armas como se hiriera público r:l contenido del brr:-
de fuego y resistiera• y embistieran al cnC- vc papal, de que era portador, arnotinóse la
migo, siempre que éste se presentase. población, o la parte más haja de la misma,
Hada 1627 c.omcnzaron los Jcsuítas a pro- y rodeando el Colegio de los Jcsuítas. en el
poner su proyecto a la Real Audiencia de que moraba el misionero rioplatense, grita-
Charcas y al General de los Jesuítas, y am- ban mueras :.1 los Jcsuítas, tiraban piedras e
bos lo aprob:.1ron, si bien el último, ron la insultaban a cuantos entraban o salían. Hom-
condición cxprc~a de que los Padres no de- bres armados con arcabuces recorrian las ca-
bían s<'r los capitanes de las tropas a crearse, lles cercanas al colegio, gritando Bota foral
126 ESTARI.ECJMJENTO DE /.AS REDUCCIONES

bota fora os Padres da Companhia! Las co- respectivas el proveerles de pólvora y muni-
sas llegaron a tales extremos que los Padres ciones.
del Colegio se vieron en grandes aprietos y En la seguridad de que el Rey otorgaría
temían por sus vidas. Desgraciadamente se el uso de esas armas y ante la urgente nece-
adoptó un medio poco honroso para aquie- sidad de defender las Reducciones, ya en
tar los espíritus. Ante notario y ante testigos 1639 habían los Jesuítas comenzado a armar
fehacientes prometió d Padre Díaz Taño no en esa forma a los indígenas: contando al
usar del Breve de Urbano VIII. Se creyó efecto con la aprobación y la ayuda del en-
como moralmente cierto que el Visitador, tonces Gobernador de Buenos Aires.
que entonces se hallaba en Río, Padre Pedro Dieron con los necesarios arcabuces, y con
de Mora, y el Padre Díaz Taño, y tal vez las necesarias municiones, hicieron cañones
algunos, o todos Jos demás jesuítas, enton- ron cañas de bambú, forradas de cuero, y
ces en la ciudad, serían asesinados si no se un Hermano Coadjutor, llamado Domingo
daba este cobarde paso. 13 Torn-s,10 que había sido soldado en Chi-
Por lo que respecta al Padre Montoya y le, enseñó a los futuros soldados el uso de
a su actuación en Madrid, hemos . de decir los arrabures. Un año más tarde, todos los
que obtuvo una entrevista ron Felipe IV, pueblos tenían un contingente de arcabuce-
le manifestó Jos hechos de que había sido ros. Hasta los rañont:>s de fabricación rasera
testigo, le presentó varias informaciones so- eran dirigidos por ellos. Para la provisión de
bre los terribles crímenes cometidos y aun- municiones para los arcabuces se instaló una
que el Rey vió la conveniencia de otorgar fragua en el pueblo de Concepción
a los indios el uso de las armas de fuego, Las Reales Cédulas de Felipe IV, contra
no quiso decidirlo por sí, antes nombró una los exresos de los paulistas, aunque ya nulas,
junta especial, uno de cuyos miembros lo fue por la separación de Portugal, desde 1640,
el célebre jurisconsulto indiano, Juan de So- y el Breve de Urbano VIII, aunque nulo por
lórzano. la actitud del Padre Díaz Taño, habían, no
Esta junta, después de varios meses de obstante, irritado a los enemigos de las Re-
estudio, y habiendo escuchado algunas ve- ducciones, y éstos en venganza prepararon
ces al mismo Padre Montoya, aconsejó va~ una formidable invasión. Era un ejército de
rias gracias, entre ellas la devolución de los 450 portugueses bien armados y 2. 700 indios
cautivos, pero no se concedía lo único que auxiliares, ron armas tradicionales, aunque
de veras se deseaba. Volvió entonces a la 250 de ellos también tenían arcabuces. Igno-
carga el Padre Ruiz de Montoya, y el 21 raban unos y otros que los misioneros tenían
de Mayo de 1640, Felipe IV firmó una Real ya listos y bien adiestrados a 4.200 indios
Cédula por la que remitía al virrey de Lima guaraníes, y éstos contaban con un capitán
el poder otorgar a Jos misioneros la grada valcrosísimo, llamado Nicolás ~cenguirú (' 0 ) .
de annar con bocas de fu ego a sus neófitos, A principios de marzo de 1641 llegaron
si lo creía conveniente. La devolución de los las fuerzas enemigas al territorio de las Mi-
indios apresados fue una orden vana, ya que, siones. En 250 canoas grandes, además de
el 1• de diciembre de 1640, fue proclamado otras menores, bajaron por el río Uruguay,
Rey de Portugal, el Duque de Braganza, y, seguros de su presa. Pero Jos Guaraníes: gra-
dos meses después, era proclamado en el Bra- das a sus <"spías, sabían todos los pasos que
sil. Los paulistas ya no eran súbditO! de Fe- daban y las fue-rzas de que disponían, y se
lipe IV, ni tenían el deber de obedecerle. prepararon a la defensa en las cercanías del
El Padre Ruiz de Montoya emprendió su pueblo de Asunción de Mbororé, afluente
regreSo al Río de la Plata, pero por la vía septentrional del Uruguay, frente a la des~
de Lima, a donde llegó, a mediados de 1643, embocadura del Yyuí. Unos 800 indios, en
con la Real Cédula para el c.~ntonccs Virrey 80 canoas grandes, les rortaron el paso, a
de Lima, Don Pedro de Toledo y Leiva, fin de obligarlos a bajar a tierra, y e:n un
Marqués de Mancera, y, después de mur has punto donde el grueso del ejército Guaraní
consultas e infonnes, testimonios y procesos, arabaría con ellos. Los Guaraníes iniciaron
el Virrey expidió una provisión, fechada el la lucha, disparando un rañoncito llamado
19 de enero de 1646, mandando que ·los in- vcrm o csmerillón, que volteó tres de las ca-
dios de las Reducciones pudiesen tener ar- noas enemigas. Con eso la batalla se había
mas de fuego, y ordenando a las autoridades iniciado y había de ser larga, pues duró ocho
TRANSMIGRACIONES DE LOS PUEBLOS ENTRE 16Jl Y 1638 127

días, y había de ser muy pareja, hasta el sitana, y si desde 1656 no fue ya menester
final que resultó victoriosa para los indios defender sus hogares, siguieron defendiendo
misioneros. La lucha tluvial era favorable a los intereses patrios, como veremos en otro
los intrusos, pero una vez que hubieron ba- capítulo, ya que los Gobernadores de Buenos
jado a tierra, fueron totalmente derrotados, Aires y del Paraguay se valían de aquellas
y en la fuga fueron muertos sin compasión. aguerridas, valientes y fidetísimas tropas mi-
Por botín quedaron 600 canoas y más de sioneras en todos los casos difíciles.
400 arcabuces.
Acaeció esta memorable batalla, llamada
del Mbororé, a principios de 1641 y éra en- 13- Transmigraciones de pueblos entre 1631
tonces Superior de las Misiones y hábil or- y /638.
ganizador de aquella resistencia armada, el
jesuíta santafecino Cristóbal Altamirano. Eran cuatro los núcleos de Reducciones
Con la terrible derrota del Mbororé, Hi cxistentes en 1630: los del Guairá, los de la
los paulistas no se lanzaban así no más a Serranía del Tape, los de Itatines y los que
saqu'ear las Reducciones y cautivar a los in- se hallaban sobre el Paraná y Uruguay, en-
dios de las mismas, y menos aún cundo su- tre los 25 y 30 grados de latitud sur. Los
pieron que -el Rey les había concedido la gra- tres primeros núcleos, y aun los de este pos-
cia de armar a sus neófitos con bocas de trero, que se hallaban ubicados al norte de
fuego. Sin embargo, no cesaron del todo y los 26 grados se vieron precisados a emigrar,
así, en 1647, se presentó una manga de ellos, recorriendo al efecto cincuenta, cien, y aun
para probar fortuna, y años después, en 1651, más leguas, entre las dificultades más in-
volvieron a hacer una irrupción en grande gentes, vadeando ríos caudalosos, atravesan-
escala. Formaron, escribía después el Padre do bosques casi impenetrables, cruzando es-
Rodero, un gtande ejército que, dividido en teros o anegadizos, y recorriendo tierras in-
cuatro destacamentos, acometieron por cua- hóspitas, dominadas por las fieras o por in-
tro partes, para apoderarse de toda la Pro- dios salvajes, no menos temibles que los ja-
vincia del Paraguay, a que ocurriendo su guares y aguarás.
gobernador, el Sr. D. Andrés Garat•ito de En el Guairá sobre el Paranapanema, es-
León, Oídor de la Audiencia de Chuquisa- taban las dos primeras reducciones, funda-
ca, mandó a los indios de las Reducciones das al oriente del Paraná en 1610 y 1615,
de la Compañía opusiesen todas sus milicias respectivamente, las de San Ignacio y Lo-
a impedir la entrada de tan poderoso ene- reto, y más al sur de estas Reducciones, y
migo, mientras él prevenía las de los espa- entre los 23° y 25° de latitud, estaban las
ñoles para atacarlos: pero llegó tarde esta de San Javicr y Jesús María, la de la En-
prevención, porque dividiéndose pronto los carnación, la de Arcángeles, la de San Mi-
indios, en cuatro escuadrones, tuvieron la guel, la de Santo Tomé, la de San Pablo y
fortuna de encontrarlos fa los paulistas], aun- la de San Antonio.
que en diversos lugares, en un mismo día, Dcstruídos ocho de estos pueblos, a causa
derrotándolos completamente en todos los de las sanguinarias incursiones y depradacio-
cuatro lados y obligándolos a Una precipi- nes de los mamelucos, sólo dos, las de San
tada fuga, con grande entrega de heridos y Ignacio y Lorcto, lograron salvarse, huyendo
muertos.Hl a tierras más alejadas del enemigo y mejor
La postrera de las malocas fue l:i de 1656. defendidas por la misma naturaleza. Si hasta
No bien aparecieron los invasores, cerca del entonces no habían sufrido las devastaciones,
río Ybycuí, Jos indios-soldados de la Reduc- que les tocó en triste suerte a las demás Re-
ción de Yapeyú arremetieron contra ellos, ducciones, se debió a su situación mas estra-
con tal furia y estrategia, que mataron o tégica, ya que San Ignacio ocupaba el ex-
pusieron en fuga a todoS los enemigos, y res- tremo de una especie de península~ formada
cataron y pusieron en libertad a los indios por los ríos Pirá-pó y Paranapancma, y Lo-
que ya tenían apresados en siete cadenas o reto, a su vez, se hallaba en el rincón consti-
colleras. tuído por el Pirapó, Paraná y Paranapanema.
En todas estas acciones defendieron los in- Pero esta situación favorable sólo daba ga-
dios sus pueblos, pero también los dcrcchos rantías relativas, y la mudanza se impuso.
de España contra la insaciable .codicia lu- El entonces Provincial, Padre Francisco Váz-
128 E.STABLE.CIMIE.NTO DE. LAS REDUCCIONES

quez Trujillo, y el entonces Superior de las fácil , pero ayudó no poco a ello la situación
Misiones, Padre Antonio Ruiz de Montoya, angustiosa de los siete mil indios que estaban
convocaron los Misioneros a una reunión, a sin techo, desde que sus pueblos fueron des-
mediados del año 1631, y fue parecer uná- truídos, y vivían en los bosques, llenos de
nime que se efectuara el traslado. terror ante la perspecth·a de nuevas irrup-
Los misioneros, así de esos pueblo!; aún in- ciones de los paulistas.
tactos, como de los pueblos destruídos, algu- Conven!=idos los cinco mil indios de que
nos de los cuales con sus indios se habían pie- la mudanza les sería favorable, como en
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Ruta seguida por los pueblos que desde el Guairá, huycn'Eio de los Bandeiranles, se trasladaron
a Misiones.

gado a aquellas reducciones y otros se hatJa- efecto lo había de ser, Jos Padres misionei'O!
ban en los bosques, cuidando de su aiK~ida dispusieron las necesarias embarcaciones para
~rey, eran los Padres Antonio Ruiz de Mon- llevar las cargas, Paraná abajo, y las nece-
toya, Juan Suárez de Toledo, Agustín de sarias carretas y .carretones para quienes ha-
Contreras, Pedro Espinosa, Luis Emot: Die- bían de ir por tierra. Escribió dcspué.~ Ruiz
go de Salazar, Cristóbal de Mendoza y An- de Montoya : 2 Ponía esp4nlo ver por toda
drés Gallegos (1). aquella playa [del Paraná, donde desembor.a
El primer problema, a que se vieron abo- el Paranapanema] llena de indios ocupados
c.ados, fue el de persuadir a los indios de en hacer balsas, que son juntas dos canoas
San Ignacio y de Loreto, y entre ambos pue- o dos maderos grandes, cavados a modo de
blos había cinco mil de ellos, que les conve- barco, y sobre ellos, forman una ca.ra bien
nía la transmigración. La empresa no fue cubierta que resiste al agua y sol,· andaba
TRA.NSMIGRA.CIONES DE LOS PUF.BI.OS F.NTRE J6JJ Y J6J8 129

la gente toda ocupada en bajar a la playa rimiento que nos habían hecho, anteriormen-
sus alhajas, .su matalotaje, sus avecillas y te, pidiendo ayuda contra los paulistas, con-
crianza. El ruido de las herramientas, la prie- fesaban que no podían ayudarnos. y que a
sa y confusión daban demostraciones de acer- ellos mismos los habían de desterrar de sus
carse ya el juicio. Y l quién lo dudaba, l'ien- tierras los de San Pablo, como muy poco
do seis o siete saerdotes.• que allí nos halla- después lo hicieron, y juntamente la ciudad
mos, consumir el Santísimo Sacramento, des- sigo muchos moradores y un clérigo cura.
colgar las imágenes, consumir los óleos, reco- No alcanzaron nada los Padres mensajeros.
ger los ornamentos, desenterrar tres cuerpos Pareciónos enviar otros dos, para que la amo-
de misioneros insignes, que allí sepultados nestación fuese trina y ajustada a la razón.
descansaban, para los que en vida, en nues- Fuimos dos religiosos; rogué/es que nos de-
tros trabajos, nos fueron compañeros, nos jasen pasar; hallélos aún con más aceros a
acompañaran también, y no quedaran en la resistencia. Instaba el temor de que los
aquellos desiertos: desamparar tan lindas y de San Pablo, que quedaban en los despo-
suntuosas iglesias que dejamos bien cerradas, blados pueblos, no se arrojasen por el rio
porque no se volviesen escondrijo de bestias? abajo en nuestro seguimiento, los cuales jun-
Fabricáronse~ muy en breve tiempo~ 700 tos con esotros los viéramos como dos ma-
balsas~ además de muchas canoas sueltas, en nadas de hambrientos lobos en el rebaño de
que se embarcaron más de 12.000 almas . que ovejas mansas; y así valiéndome de maña,
solas estas escaparon de este diluvio tempes- donde faltaba fuer~a, mostré ánimo de pasar
tuoso. Dos dias solos habíamos caminado rio a su despecho, y llegándome a un hombre,
abajo~ cuando nos alcanzaron unos indios, que allí tenía su mujer, le avisé que la apar-
que se habían dilatado en su despacho, de tase de allí, porque no se contase aquel día
los cuales supimos cómo aquel tan pernicio- muerta entre hombres muertos una mUJ€1.
so enemigo quedaba furioso~ viéndose bur- Volvimos con ésto a deliberar en el caso.
lado, que a haberse dado un poco más de Los españoles, picados de lo que oyeron~
priesa nos hubiera cogido sin duda y llevá- recelaron su dureza; ya no se veian seguros
dose buena presa. en el fuerte,· ya les parecía verse consumido.sp
La flota de balsas iba caminando, al pare- y cuando la conciencia aprieta los cordeles,
cer, segura de enemigos que por detrás deja- aparece la verdad muy clara. Juzgaron su
ba, cuando tuvimos aviSo que los españoles, acción por muy injusta, enviándonos men-
vecinos de Guairá~ nos aguardaban en un es- sajeros, nos pidieron que les diésemos tér-
trecho y peligroso paso, que hace el famoso mino y seguro para salir de aquel palenque.
salto del Paran á~ sobre cuya ribera habían Dióseles con mucha humanidad y cortesía,
fabricado una fortaleza de palos, para im- y salieron creo más corridos de haber inten-
pedirnos el paso y cautivar la gente. La traza tado tal traición, que de la presa que, a su
era que~ desde este fuerte, al pasar las em- juicio tenían segura, se les hubiese deslizad<
barcaciones, fuesen derribando los remeros y de las manos. 3
gente que podía defenderse, y debilitada con Habían andado medio camino, con tro-
esto aquella tropa, saliesen ellos a la presa. piezos tan inesperados, como Jos referidos,
Supe el caso, y dudoso que fuese así, de- cuando los que iban por el río, se hallaron
jando la gente, me adelanté en una embar- con Jos famosos saltos del Guairá, en Jos 24°
cación ligera. Hallé ser verdad, entré en de latitud, y que impiden toda navegación.
aquel palenque, seguro de traición, quejéme El Paraná que hasta poco antes de llegar a
dando mis razones, a que cerrando los oídos
este peligroso punto, tiene una anchura de
los pechos, me quisieron ten er por prisionero.
cinco kilómetros, la reduce a sólo 50 mrtros
Salí por medio de ellas~ ayudado de una
y sus aguas se arrojan desde una altura de
sobrerropa que llevaba.
J' olví a mis compañeros a consultar el veinte metros~ El ruido se oye a leguas de
caso, que causó a todos pena y dolor, vién- distancia, escribía después Azara, y los vapo~
dose perseguidos y atajados de la fortuna, res de las aguas se ven a la distancia, y al
que por toda partes quería hacer presa de través de las selvas impenetrables , como los
ellos. Resolvimos que volviesen dos Padres remolinos de humo de un gran incendio.
a requerir a aquellos hombres nos diesen Todos los animales huyen despavoridos de
paso libre~ pues ellos mismos, en el reque- aquellos lugares . . .
150 ESTIIRLF.CIMIENTO DE LIIS REDUCCIONES

Montoya, por su parte,4 refiere cómo, más de su destreza en nadar, que en !a se·
llegados a ese punto, fue fuerza que dejáse- guridad de las embarcaciones.
mos las canoas, porque por allí es innave~a ­ Llenóse una de estas de gente, y apenas
ble el río por la despeñada agua que forma hubo empezado a caminar cuando se volcó,
remolinos tales, que rehusa la vista el verloJ despidiendo de sí toda la gente, que salió a
por el temor que causan. Con todo éso, pro· nado. Sola una mujer, que llevaba en sus
bamos a echar por aquellas rocas de apua brazos dos gemelos de teta, hijos suyos, se
300 canoas, por ver si salían algunas sanas, fue luego a pique, a vista de dos Padres que
porque pasadas 25 leguas, que habíamos de allí estábamos. Mi compañero dió voces a
caminar por tierra, habíamos de volver a los indios, que se arrojasen a buscarla."'
tomar el mismo río y rumbo; pero el ímpetu El temor de Montoya se basaba en que
del agua, la profundidad inmensa y el arre- podría ser que una culebra grande los tra·
batado movimiento con que daba con ellas, gara y aludía sin duda, a los yacarés, abun·
en asperísimos escollos, las volvía astillas. dantes, aun hoy día, en ese río y cuyo lar·
Fue preciso hacer 25 leguas por tierra, gor es de dos y medio a tres metros, y se
acarreando en las formas más variadas y parecen a Jos cocodrilos del Nilo. Su vora·
con todas las dificultades que se pueden ba- cidad es tradicional.
ITUntar, así las cargas, que hasta entonces El recelo de estos animales [con razón te·
habían venido en las embarcaciones, como midos] les detuvo por muy gran espacio,
las embarcaciones mismas. Más de tresden· hechos argos si veían alguna señal por donde
tas de éstas habían perecido, o habían que· la llevaba el agua [a la dicha mujer] que, a
dado inutiJizadas, y como escribe Montoya juicio de muchos, la tenían ya por traeada
seguimos nuestro camino por tierra; todo de estas bestias. Confieso que me estremecí
viviente apercibía su carga, varones, mujeres con un dolor intenso, y volviéndome al cielo,
y niños, acomodando sobre sus costillas, sus con los ojos destilando lágrimas, acusé mis
alhajas y su comida. culpas causadoras de estos desastres, y mi·
En ocho días dimos fin a nuestro viaje rondo a Dios que la fe viva representa al
por tierra, saliendo al mismo rio, pero ya vivo, dije: Señor, ¿es posible que para ésto
más benigno y navegable. juzgamos ser el habéis sacado a esta gente de su tierra, y
fin de nuestro afán, por prometernos al!í la para que mis ojos se quiebren con tal vista,
esperanza embarcaciones y algún refresco de después de habérseme quebrado el corazón
comida, a que los Padres, que bien lejos de con sus trabajos? Dirán (por ventura) que
allí tenían reducciones, hubieran acudido , si mejor les estaba ser esclavos, que al fin vi·
el aviso de nuestra peregrinación no hubiera vieran, que no morir en el vientre de estos
llegado tarde, pero fue principio éste de otro peces.
~rande . Fuí corriendo al lugar donde la vista juz.
La hambre, la pes/e y la diversidad de gaba que estaría, cuando asomó lo sumo de
pareceres causó una muy grande confusión, la cabeza. Arrojáronse luego a cogerla, y
porque, ¿cómo no había de haber hambre agarrándola bien de los cabellos la sacaron
con la inmensa chusmilla de muchachos y a rastro por el agua. El tiempo solo que la
tanta gente, que limitadamente pudo traer traían a rastro fue bastante para haberse
comida para aquel camino, por no tener otra ahogado. Salió a tierra con alegría común,
ayuda más que la de sus espaldas y hom· y no con menos espanto acudimos, mi com·
bros? Y, ¿cómo no había de haber pestt pañero y yo, a los dos niños, los cuales, como
con tal necesidad, que sola la imaginación si hubieran estado en algún regocijo y no en
de que se les iba acabando el sustento les tal trabajo, se empezaron a reir a carcajadas.
causaba hambres, y por consiguiente peste? Contónos la buena india su aflicción, y la
Hallaron en esta dificultad algun remedio: que le causaron sus dos niños; porque el de·
unos hicieron canoas de nuevo con inmenso seo de su vida le inclinaba a soltar el uno
trabajo; otros rozaron pedazos de monte en a los peces, y como diestra en nadar pudiera
que sembraron y recogieron, a su tiempo, salvar al otro ; pero el amor materno venció
con qué poder seguir nuestra derrota [o pe· el peligro y cobró el logro de sus dos ge·
regrinación]; otros en balsas de cañar (que melos.
las hay tan gruesas como el muslo: y de 50 Corrió fortuna una balsa, [hecha] de dos
pies de largo) se arrojaron al agua fiados muy hermosas canoas, en que se embarcaron
TRANSMIGRACIONES DE LOS PUEBLOS ENTRE 16}1 Y 16}8

urca de 50 personas; díles dos indios prácti- aunque la memoria de la abundancia grande
cos de aquel río, y aviso que en los pasos de que gozaron en sus tierras les pintaba al
peligrosos saliesen a tierra~ y por ella los twi- vivo el miserable estado en que se veían,
tasen . Fiados de la embarcación se arrojaron morían muy alegres, repitiendo: "más vale
por un gran remolino~ que sorbió la balsa y que el cuerpo muera, que no que el alma
la gente toda, la cual, valiéndose de sus bra- peligre en la fe, entre aquellos hombres sin
zos y destreza en nadar, escaparon la vida, Dios, vecinos de San Pablo." Común con-
echándolos la furia del agua a varias partes suelo de todos fue esto.
a cada uno. Cada uno lloraba a sus compa- A la chusmica, desamparada de la impo.
ñeros como ahogados, hasta que, después de sibilidad de sus mismos padres, y muchos de

El salto del Guairá.

dos días, se volvieron a juntar contando sus ellos huérfanos, se acudió con todo cuidado,
trabajos; once infantes dichosos se ahogaron dándoles en sus escudillas sus porciones co-
y ahorraron de verse en los afanes que que- cidas. Al llevarlo a sus casas era el alboroto,
daban. Con estos dos sucesos, pusimos f.!Tan porque unos a otros se arrebataban la co·
cuidado en las embarcaciones, que fue causa mida, y allí era el llanto y confusión. Aqueste
de que no viésemos más desastres por el río. por huir de este peligro, corriendo, caía en
Socorriéronlos los Padres, sabida nuestra pe- otro, y se derramaba su comida; el otro,
regrinación, con canoas que venían vacías y por quitar la ajena, se iba desposeído de la
volvían cargadas de gente 6 • suya. Remedióse con la asistencia de un Pa-
Llegados al punto, donde habrían de esta- dre, que les hacía comer en su presencia.
blecerse las dos Reducciones, se encontraron Tratamos lueeo de las se-mesteras. Les dá-
sin carne y trigo, con que sustentarse, pero bamos semillas, J, olvidados del esquilmo, que
fue el maestro de campo, Manuel Cabral, habían de tener, se lo comían; otros lo sem-
vecino y hacendado correntino: quien puso braban hoy, pero mañana hallaban que, esa
a disposición de Jos misioneros todo su ga- noche, habían sacado lo1 granos de los ho-
nado, que era mucho. En dos años consu- yos. Esta tuvimos aun por peor peste, que lo
mieron los recién llegados más de 40.000 era del multiplico de la comida. Pensando
cabezas. bien el remedio, condenamos al cepo a los
Pero había otras pruebas, ya que, como delincuentes , todo el tiempo que duró el
agrega Montoya, acudió la peste, pero acu- estar las sementeras crecidas. Este remedio
dieron los Padres con infatigable cuidado a dió logro a sus labores 6 •
curar las almas y los cuerpos, trabajando de Hemos sido algo extensos en referir esta
día y de noche. Dieron sus almas al cielo transmigración, para que se comprenda cuán
2.000 personas, entre adultos e infantes, re- árdua fue, así esa, como la de los demás pue-
cibidos los capaces los Sacramentos todos, y blos, ya que al propio tiempo que descendían
132 ESTABLECIMIENTO DE LAS REDUCCIONES

a territorio actualmente argentino, aquellas ron. De 800 a 1.000 kilómetros fue el ca-
dos reducciones de San Ignacio y de Loreto, mino que tuvieron que andar, al través de
y con ella los restos, que habían quedado bosques tupidísimos, y nuzando innumera-
de algunos otros pueblos, destruídos en el bles ríos y arroyos, en medio de los más gran-
Guairá, bajaron también las de ltatines. des peligros.
Es el mismo Montoya, en el relato antes El Padre Nicolás dd Techo, que participó
citado, quien nos dice que al llegar al Salto en esta mudanza de los seis pueblos sobre-
Grande o del Guairá, según orden que tenía vivientes, nos ha dejado un relato de la mis-
del Padre Provincial, debía ir él personal- ma7. Comienza por decirnos que los neó-
mente, o enviar a otros Padres, a la provin- fitos oponíanse tenazmente a emigrar; pre-
cia de los Itatines sobre el Río Paraguay, ferían vivir en su patria, con el riesgo de
para trabajar en esa región, y así lo hicieron perder la libertad, a sufrir voluntariamente
fundando, en l633, las Reducciones de San un largo y penoso destierro. Pero, poco a
José y Apóstoles, pero en 1638 fue necesario poco, se les convenció de lo contrario. Ini-
apresurar la mudanza de éstos y demás pue- cia ron la emigración algunos centenares de
blos. Fueron elegidos, a ese fin, los Padres ind ios de San Cosme y Damián, impulsados
Diego Ranzonnier, Nicolás Hcrnacio, y Justo por el temor de un ataque de los mamelucos,
Van Surck. quienes se decía andaban cerca, y por la
Así lo hicieron afanosa y heroicamente autoridad del Provincial y de los Misioneros,
aquellos y otros misioneros, pero los paulis- quienes hacían ver a los neófitos que todos
tas, privados ya de los pueblos qur estahan perecerían, si no tomaban los sanos consejos
antes en el Guairá, caían asoladoramente que les daban. Así, pues. f ue incendiado el
sobre los de los 1tatines, hasta forzarlos a pueblo para que nadie pensara en tornar a
transm 1grar a lo que es hoy la Provincia de él, y los emigrantes emprendieron alegre-
Misiones, y norte de la de Corrientes. mente la marcha acompañados de algunos
Entre 1632 y 1659 esos pueblos d<l ltatín, Padres. Al pasar los montes de Taí, inten-
fundados en 1632, corrieron la suerte más taron huir, por no sufrir las fatigas del ca-
variada. De los cuatro se formaron dos, An- mino, pero el Padre Cristobal de Arenas lo
dirapucá y T epotí, y, al año, de los dos se impidió con su solicitud y cuidado. Cuando
formó uno con el título de Yatebó. Entre atravesaba las montañas. por una senda có-
1635 y 1647, volvió éste a dividirse en dos, moda, supo que los neófitos hacían un alto
tomando los nombres de Santa María de Fe entre unos peñascos, con ánimo de quedarse
y San Ignacio de Caaguazú, y en 1649 vol- allí y sembrar en las selvas próximas, como
vieron a reunirse. En 1650 Nuestra Señora antes acostumbraban. Se dirigió a ellos. y es-
de Fe pasó a Aguara-nambú, y San Ignacio tuvo a punto de morir, pues tuvo que vadear
bajó más al sur, en 165 1. En 1659 ambos corrientes con el agua a la cintura, escalar
pueblos se trasladaron al sur del Tebicu;trÍ rocas y andar por m edio de espinos, en la
y ocuparon los solares que hoy ocupan los espesura del bosque,· al mismo tiempo e.rta-
pueblos de Santa María y Santiago. lló una formidable tempestad, con truenos y
El tercer núcleo de Reducciones forzadas relámpagos; las fieras rugían desde sus cue-
a traslad arse, fueron las del T ape, esto t:s, vas; la soledad era espantosa, y aun más
las establecidas al Oriente del Río Uruguay, para el Padre A renas el peligro de ser aban-
entre los 26 y 32 grados de latitud, en terri- donado por sus feligreses, lo que era intole-
torio actualmente brasileño. Catorce en nú- rable para . un alma tan llena de caridad
mero eran los pueblos que allí hubo: Santa cristiana [como la suya]; llegó la noche, y
Teresa, Visitación, Santo Angel, San Joa- nuestro religioso colgó su lecho entre dos
quín, Jesús María, San Cosme y Damián, árboles, a fin de reposar breves horas; uno
San Cristobal, San Luis, San Lore-nzo, San de ellos cayó a tierra, y por milagro del cielo
Miguel, San Juan, Santa Ana de Yacuy, no murió el Padre Arenas, pues quedó cogido
Natividad y San José, aunque al ticmpo de entre dos ramas; los pocos hombres, que le
la mudanza sólo subsistían scis. Los paulistas seguían, exacerbados con tantas contrarieda-
habían deshecho los demás. des, se enfurecían contra él, haciéndole res-
En 1638 y huyendo de hombres tan cri- ponsable de todo, amenazándole y dirigién-
minales, viéronsc todos esos pueblos precisa- dole insultos. L o hubieran maltratado, si
dos a mudarse har ía el Sur, y así lo ejecuta- Dios no los contuviese. Ya sin fuerzas, de-
TRANSMIGRACIONES DE LOS PUEBLOS ENTRE 16JJ Y J6J8 133

seaba morir el Padre Arenas, pero excitado treras, y recogió quinientas personas, que,
por el amor q_ue profesaba a su rebaño . con- unidas a otras, bastaban para componer una
sintió gustoso en sufrir mayores fatigas. Al reducción, la cual se estableció primero en
fin, penetró en los barrancos, donde estaban el Urugsay y, después, a orillas del Paraná,
los neófitos, con gran provecho de las almas, donde aún continúa'8.
pues bautizó muchos niños moribundos y Los indios de San José, en Itá-Cuatí, opu-
consiguió de los fugitivos que torna~en a sieron feroz resistencia a la emigración, pero
proseguir su viaje. al fin los convencieron los Padres, Pedro Ro-
Más adelante tuvo el Padre Arenas que mero y José Cataldino. Fijaron su residrncia
deshacer otra borrasca, ya que sus indios se en las selvas del Paraná, entre San Carlos y
negaban a seguir su viaje, seducidos por unos Corpus Christi. A pesar de tantas agitacio-
impostores, quienes les habían hecho creer nes, fu eron bautizados noventa y nueve niños
que eran llevados por los Padres para hacer- y doscientos sesenta y un adultos de Santo
los esclavos de los españoles. Nada pudieron Tomás, reducción en la que actualmente me
los ruegos del Misionero , hasta que se echó encuentro; quemaron sus casas, y se retiraron
mano a los embaucadores. Por fin atravesa- unos por tierra y otros por ellbicuí y el Uru-
ron el Paraná después de mil trabajos, y se guay, conducidos por los Padres Luis Ernot
establecieron entre Loreto y la Purificación y Manuel Bertot y construyeron un pueblo.•
[o Candelaria]. a catorce millas de la Concepción; aunque
Con el auxilio [de los indios] de estos pue- al principio los habitantes de las próximas
blos construyeron un templo y edificaron la Reducciones les negaron su apoyo, no les fue
reducción que conservó el título de los San- mal en la nueva patria, pues, como el terreno
tos Cosme y Damián ; los demás habitantes de ésta es fértil, capaz de alimentar ganados
de éste, llegaron acompañados por los Padres y excelente para la agricultura, lograron sa-
Adrián Formoso y Juan Sasatello, pasando lir de la miseria; hoy son en número de cua-
molestias indecibles. En esta reducción fue- tro mil almas, no obstante las adversidades
ron bautizados, aquel año, noventa y cinco que han sufrido. Aquel año, bautizaron los
niños y doscientos dos adultos. jesuitas cuatrocientas ochenta personas.
Tal es el relato que hace Techo de la San Miguel contaba tres mil cuatrocientos
mudanza de los indios de San Cosme. Más habitantes, quienes, a la vez que los de otros
trabajo costó, nos dice el mismo historiador, pueblos, fueron llevados al Uruguay, por el
sacar de su Reducción a los neófitos de la Padre Diego de Boroa, Provincial, donde lle-
Natividad, en Ararica, parte de los cuales, garon felizmente a la llanura, después de
meses antes, se habían rebelado, y estableci- atravesadas las montañas; desde allí se vol-
do, al otro lado del Uruguay, entre las re- vió el Provincial a proteger a los que iban
ducciones de San Javier y Santa María la rezagados, yendo a marchas forzadas; a imi-
Mayor. Los rebeldes se internaron en las sel- tación de los Generales, los animó con elo-
vas y rechazaban con furor los consejos de cuentes palabras, y se mostró severo cuando
los Padres; pero luego se presentaron al Pro- era preciso. Los neófitos de San Miguel se
vin cial, ya acordada la emigración) y pidie- establecieron poco más arriba de la Concep-
ron perdón áe su conducta, lo que les fue <:ión, en una nueva reducción; aquel año
concedido. Fueron llevados donde los restan- recibieron allí el Bautismo doscientos noven-
tes neófitos de la Natividad tenían sus semen- ta y cinco adultos y ochenta y nueve párvu-
teras. Allí fundóse un nuevo pueblo, que regí los. Setecientos noventa indios de Santa Te-
durante tres años, bajo la advocación del resa se agregaron al pueblo de Itapúa. Paso
Príncipe de los Apóstoles. La cristiandad de por alto el número de neófitos que se incor-
Ararica se aumentó, este ·año, con cuatro- poraron a las restantes poblacionesD.
cientas cinco personas, las más de ellas adul- Vamos a terminar este capítulo con las
tas. Casi lo mismo que, con los neófitos de. palabras, con que Techo termina su relato:
la Natividad, acaeció con los de Santa Ana, Referiré en breves palabras, nos dice este gran
quienes, por residir al otro lado del lgay, se misionero, cuánto sufrieron los Padres al con-
hallaban expuestos a las invasiones de los ducir por espacio de sesenta o setenta leguas,
mamelucos; por eso se dispersaron, refugián- tantos millares de neófitos, a través de sole-
dose muchos en los bosques, su antigua mo- dades pavorosas y careciendo de lo más in-
rada. Entró en éstos el Padre Agustín Con- dispensable. Frecuente era que los Misioneros
154 ESTABI.ECIMIENTO DE LAS REDUCCIONES

tuviesen que llevar en hombros a los niños general el mundo olvida o jamás conoce a
y privados de alimentos por atender a sus sus nuis grandes hombres, mientras que los
hijos en Cristo. Gracias a sus desvelos, logra- pillos, quienes en su vida fueron tal vez los
ron llegar al Paraná y Uruguay, cerca de juguetes de La fortuna, duermen en tumbas
doce mil almas, habiendo en el camino pe- gloriosas y sus memorias ocupan una página
recido pocas. Ya en el término del viaje, de la historia, gracias a escritores de la mis~
procuraron edificar nuevos pueblos, ímproba ma pasta que ellos u .
tarea. Hubo que hacer sementeras, descuajar Como era materialmente imposible, a raíz
bosques, comprar semillas y bueyes,. con har- de la primera transmigración establecer )os
ta dificultad;> y a precios elevados. construir necesarios pueblos para las diversas Reduc-
casas rectorales e iglesias y llevar a cabo ciones que habían trasmigrado desde el Guai~
otras cosas propias de las reducciones. Des- rá primeramente y despué-s desde los ltatines
pués de la emigración fue el Padre Agustín y Tapes, los pueblos ya existentes al poniente
Contreras al otro lado del lgay, y, cerca de del río Uruguay abrieron sus puertas a los
las minas de los pueblos, halló trescientas refugiados. Esa generosa acogida no fue sin
familias, parte de ellas de gentiles y parte de grandes sacrificios y erogaciones de parte de
neófitos. Con peligro de su vida pudo redu- las viejas reducciones, ya que se vieron for~
cirlas, pues cierto neófito afirmó que los ma- zadas a construir 2497 casas, para dar cabida
melucos y el Padre CrmtrernJ fJtabun de a los 1Ll84 huéspedes, Candelaria recibió a
acuerdo. Despreció éste las calumnias, Y.· di- 134 familias con 551 almas; Corpus 104 con
sipando tales sospechas, logró la obediencia 472, Jesús 147 con 708, ltapúa 217 con 1057,
de Los indios. Entre tanto, el Provincial tra- San José 193 con 1042, Concepción 118 con
taba .de congregar los neófitos de erarias po- 552, San Javier 334 con 228, San Carlos 227
blaciones, quienes, hacía mtdio año, que, con 1170, Loreto 129 con 651, San Ignacio
para escapar del furor dt los mamelucos. re- Mini 218 con 866. Trinidad 187 con 846,
sidían en Caaró y Casapáminí. Resolvió que Mártires 231 con 926 y en menores propor-
los de Jesús María se uniesen a la reducción ciones los otros pueblos.
de /bitiracúa, y que los de San Cristobal,
San Carlos, y los de Apóstoles San Pedro y
San Pablo fundasen una población más allá 14- Ubicación definitiva de los pueblos
del Uruguay, encima de San Miguel. Allí misioneros del Paraguay.
construyéronse casas y templo, y dedicaron
el lugar a los Mártires del Japóón y yo, aun- Aunque sea repitiendo algunas de las no-
que indigno, he trabajado en ella muchoj ticias que van ya consignadas en capítulos
años; hoy tien~ vida prósperaJ'. anteriores, vamos a referir en éste el origen
Varias son las transmigraciones que acaba- y las vicisitudes de Jos pueblos misioneros
mos de consignar, pero fue sin duda, la pri- fundados en territorio ar.tualmente paragua~
mera de las historiadas la más épica, la más yo o que, establecidos primitivamente fuera
apresurada, la más desgraciada. Ruíz de del mismo, acabaron por asentarse al ponien-
Montoya la planeó con sus compañeros, pero te del río Paraná.
ni él ni ellos previeron todos los obstáculos, En lo que es actualmente territorio de la
y así se explica la pérdida de vidas que tu- República del Paraguay hubo ocho pueblos,
vieron que lamentar. Reconozcamos, no obs- o Reducciones de indios guaraníes, todas ellas
tante, que fue esa una de las hazañas más ubicadas al sudeste de la ciudad de Asun-
memorables que debiera re('ordar la historia ción. Al norte de ésta hubo otras tres reduc-
argentina, tan abarrotada de minucias in- ciones, pero no estaban integradas por Gua-
trascendentes, y tan de C'Spaldas a grande-s raníes, sino por Mbayas o Guaycurúes Las
hechos del pasado, por ella desconocidos. de Guaraníes eran las de San Ignacio Guazú,
Acertadamente escribió Cunninghamc Gra- Santa María de Fe, Santa Rosa, Santiago,
ham, después de historiar el éxito de aquel San Cosme, ltapúa, Trinidad y Jesús.
gran éxodo: así Montoya puJo en salvo y La primera de las Reducciones, en el or 6

llevó a puerto seguro a cerca de 12.000 per- den cronológico, fue la de San Ignacio, fun-
sonas, llevándolas a distancia de .S(X) millas, dada por el Padre Marciel de Lorenzana en
por regiones desérticas y por un río, obstruí- 1610, con el apoyo eficaz del Cacique Ara.-
do en todo su curso por cataratas. Por lo pizandú. Escogió al efecto, como nos dice él
UBICACION DEFINITIVA DE LOS PUEBLOS MISIONEROS 135

mismo, un paraje que los indios llamaban de Cura al Padre José Rivarola, con los Pa-
Yaguará-canitá, que quiere decir cabeza de dres Juan Bautista Marqueseti y Tomás Her-
pe11o colorado 1, pero, en 1628, se trasla- le, en el primero de esos años, y con los Pa-
dó a otro sitio, llamado después Capilla del dres Manuel Olmedo y José Mantilla en el
Santo Angel; y en 1667 se ubicó un cuarto segundo de ellos. En 1768 estaban allí los
de legua más al Este, en el paraje donde está Padres Tadeo Enis y Francisco Barrencchea.
hoy la ciudad paraguaya de San Ignacio,
capital del distrito del mismo nombre, en el
Departamentc paraguayo de las Misiones. Su
emplazamiento es sobre una suave colina de
tierra colorada. A fines del siglo XVIII era
aún visible la ancha y profunda zanja, que
rodeaba al pueblo ron el fin de defenderlo
de las invasiones de los Guaycurúes. Los res-
tos antiguos de San Ignacio son escasos, pero
algunos en buen estado.
Aunque todavía hoy se puede apreciar, a
lo menos en parte, las líneas generales de
esta Reducción, puede verse en Azara:!
una extensa descripción de cómo se hal!aba
a fines del siglo XVIII. La plaza era un cua-
dro de 250 varas, y de 7 por 7 las habitacio-
nes de Jos indios. La iglesia, consagrada el
26 de junio de 1694, rra de tres· naves sepa-
radas por pilares cuadrados de madera y su
extensión, sin contar el prebisterio, era de 67
varas, y de 33 su anchura. Las pinturas y rl
adorno de este templo, según Azara, eran de
un gusto gitanesco. En una Capilla dedicada
a Nuestra Señora de Loreto, que estaba al
Este del Colegio, había 20 cuadritos de már-
mol blanco con figuras en relieve.
Fueron Curas de San Ignacio Guazú los
Padres Pedro Comen tale y Juan d e Hornos
( 1631), y el primero de ellos trabajó infati-
gablemente en este pueblo, hasta su deceso
acaecido el 13 de mayo de 1664. Sus restos
mortales, como también los de los Padres
Francisco Coto ( 1678), Juan Manuel Maes- Ubicación definitiva de los pueblos emigrados
tre ( 1747) y Manuel Olmedo ( 1761), des- dC') Guairá. Mapa confccc:onado por E. RC'guera
Sierra.
cansan en Jo que fue iglesia del viejo pueblo.
En 1713 eran curas los Padres José Alazo y
Juan de Castro, aunquQ al año siguiente fue La población de San Ignacio Guazú, que
este último ree mplazado por el Padre Grego- en 1647 era de 1.000 almas, en 1702 ascen-
rio Alvarcz. En' 1724 corrían al cuidado del día a 3.700 almas, repartidas en 1.005 fami-
pueblo los Padres José de Tejeda y Cristobal lias. Este alto número de familias había au~
Sánchez; en 1732 los Padres Teodoro Valen- mentado considerablemente cuando en 1718
chana y Cayetano Catani; en 1742 los Padres visitó esa Reducción Monseñor Fajardo, obis-
Francisco M. Rasponi y Juan Proru rcl; tres po de Buenos Aires, pues en su Ra:.ón de la
años más tarde reemplazó a este último el visita, hace constar que las familias eran
Padre Miguel López. En 1749 y 1751 seguía 1.500, y que entre los días 7 y 11 de octubre
cJ Padre Rasponi actuando como Cura, y había confirmado a 3.095 personas de ~iete
era su teniente, en 1749, el Padre Jaime Mas- años para arriba. Dos pestes diezmaron a los
caró, y en 1751 los Padres Manuel Olmedo habitantes de San Ignacio, de tal suerte que,
y Pablo Kormaer. En 1751 y 1760 hallamos en 1733, sólo había 308 familias con 1.266
156 ESTABLECIMIENTO DE LAS REDUCCIONES

almas. La mortandad, en ese solo año, había colige que, con anterioridad, había estado
sido de 632 párvulos y 560 adultos, cifras en la otra banda, o sea al oriente del Paraná,
muy altas, sin duda alguna, pero muy infe- en tierras actualmente argentinas. En 1703,
riores a las de Santa María de Fe y de Santa a causa de las inundaciones, que habían per·
Rosa, como después se dirá. Hubo un consi· judicado al pueblo, en diversas ocasiones, se
derable repunte en Jos lustros siguientes, de apartó del río, como media legua, y se ubicó
suerte que, en 1750, había 485 familias con sobre una suavísima loma. Hoy la distancia
un total de 2.167 almas. En 1784 éstas eran entre Encarnación, antigua ltapuá, y el Pa·
tan sólo 867, y en la actualidad la población raná es mucho menor, pero ello ¿se deberá
de San Ignacio frisa rn los 300 habitantes. a las erosiones de las aguas ? Estando este
El Padre Vázqucz Trujillo, que visitó la pueblo en su primera ubicación, se le incor·
Reducción de San Ignac io en 1629, después pararon los restos de la reducción de Santa
de recordar cómo los indígenas le redbi<:'ron Teresa, destruída por los paulistas, en las
con muestras de extraordinaria a/tf!.rÍa, con cabeceras del río Yacuv.
músicas y diversidad de danzas, agregaba que Entre los jesuítas q~e atendieron a este
así este pueblo como el de Itapuá van cre- pueblo conocemos los nombres de algu:1os,
ciendo cada día en el afecto a Nuestra Santa como los d<' los Padres Juan de Porras y Bar·
Fe~ y, como son los dos pueblos más antiguos, tolomé Mellado ( 1631) , Francisco Céspedes
llevan en esto ventaja a los demás. y en el y Andrés Gallego (1644)_ Juan de Anaya y
respeto y reverencia a los Padres. Lorenzo Daffe (1713), Ignacio Astudillo y
Azara, de quien tomamos lo referente a la Buenaventura Suárez ( 17 14), Srgismundo
población de 1784, escribía, en ese año 12 , Apergrr y Enrique Mathcis ( 1724) , Domin-
que la riqueza de San Ignacio consistía en go Ferrer y Pedro Sanna ( 1732) . Carlos Tux
10.000 cabezas de ganado y 4.000 árboles de y Miguel Crespo (1742) , Pedro Sanna,
yerba, plantados en una huerta pegada al Francisco Javier Carrió y Jerónimo Zacarías
Pueblo, pero están muy descuidados, como ( 1749), Félix de Urbina, Juan María Gu-
buena parle de los edificios, que están en el tiérrez y Sebastián Toledano ( 1757) , y, en
suelo. los años siguientes, prosiguió sif'ndo Cura el
Al tiempo de la expulsión de los Jesuitas Padre Urbina, mientras el Padre Felipe
( 1768) contaba con una estancia que tenía Arias sustituyó al Padre Gutiérrez: entre 1757
17.000 cabezas de ganado vacuno, 800 bue- y 1760, y a él Ir sustituyó el Padre Isidro de
yes, 364 caballos, 464 yeguas de cría de mu· Rojas, en 1764. En 1768 seguía al frente de
las, 223 burros y 3.014 ovejas, más dos yr:r· ltapuá el Padre Urbina, madrileño, y le se-
bales, uno que rendía 700 arrobas y otro que cundaban en su labor los Padres Esteban
daba 900, y cuatro algodonales con 80.000 Fina, catalán, Santiago Carreras, de igual
plantas. procedencia, y Sebastián Toledano, caste-
Itapuá, o Nuestra Señora de la Encarna· llano.
ción d<' ltapuá, fue fundada por el Beato En Encarnación o Itapuá pasaron a mejor
Roque González de Santa Cruz, el 22 de vida los Padres Bartolomé Mellado ( 1631 ) ,
maczo de 1615, sobre la barranca del Para- Francisco Céspedes ( 1647), Adriano Formo-
ná, sobre la banda oriental y en un punto so (1649) , Domingo Martíncz (1649), Fran-
muy cercano a donde hoy se halla la ciudad cisco Ortega ( 1644) , Antonio Palermo
de Posadas, o en ese mismo sitio. Recuérdese (1665), Bias Fernándcz (1665), Juan Pa-
que en la Asunción, y a 28 de febrero de rras, Juan Saraddl, Tomás Ureña (1671),
1652, declaró bajo juramento Miguel de An- Felipe Viveros ( 1679), Adriano Crespo
día, que acompañó al Padre Roque Gonzá· ( 1680) , Pedro Olavarría ( 1686), Juan Oli-
lez de Santa Cruz durante diez años, que .• va (1697), Juan Español (1711), Manuel
siendo niño y acom pañando al dicho Padre, Palacios ( 1735) , Juan Prorwrdd ( 1744),
éste entró en el río Paraná, el año de 161.5 ... y los Hermanos Eugenio Baltodano ( 1644)
y llegados al puesto de ltapuá, dio principio y Diego Vid al ( 1699).
a la R educción. y que luego se pasó el En 1768 tenía Itapuá una estancia grande,
pueblo a esta parle donde hoy está 13 . "de la otra banda", con 40.300 vacas, 1.200
Si esta parte", "donde" estaba en 1652,
11 caballos, 4.580 yeguas y crías, 318 mulas, 918
era el lado occidental, pu<'s Andía hacía en burros, 7.480 ovejas, y una cstanzurb con
ese año su drclaración en la Asunción, se pocos animales. Tenía, a la sazón, un maizal,
UBICACION DEFINITIJ'A DE LOS PUEBLOS MISIONEROS 137

4 algodonales, 4 yerbales con 35.976 plantas. que gobernaron esta Reducción en el decurso
En el paso del Paraná tenía 20 canoas, 3 del siglo XVII, pero sabemos qut>, en 1713,
barcos y 3 botes. los Padres Javier del Canto y Francisco Me-
En 1702 era Encarnación de Itapuá una drana eran los encargados de la misma, y en
de las más progresistas de las Reducciones, 1724 los Padres Policarpo Dufo y Antonio
pues contaba con 4. 782 pobladores, en 1.052 Novas; en 1732, los Padres Félix de Villa-
familias. En 1718, éstas habían llegado a ser garcía y Conrado Harder; en 1742 José Lá-
1200, pero en 1733 habían disminuido a zaro García, y como Compañero el ex párro-
1.116, si bien la población ascendía a 6.393 co Villagarcía; en 1745 el mismo García, con
habitantes. Dos pestes redujeron, entre 1733 dos compañeros, los Padres Juan M. Maestre
y 1750, el número de familias a 845 y el de y Pedro Ramita; en 1749 seguía el mismo
habitantes a 3.518. En 1768 había subido Cura, pero sus compañeros eran Santiago
esta postrera cifra a 4.679, y en 1784 había Becio y el ya re<"ordado Villagarda. En 17 j l
descendido a 2.900. seguía éste, como Compañero segundo, pero
Santa María de Fe, o Nuestra Señora de era párroco el Padre José Iberaquer y tenien-
la Fe, fue primitivamt>ntc Nuestra Señora de te primero el Padre Tadeo Enis; en 1759 ha-
Taré, o simplemente Taré. Fue fundación del bían reemplazado a éstos los Padres Juan B.
Padre Manuel Berthod, y la realizó en 1647, Marqucseti y Ped ro Pablo Dancsi. A este
al norte de la Asunción y como a 200 leguas último sucedió en 1760 el Padre Tadeo Enis
de distancia. Antes del Padre Berthod, el y a ambos, en 1765, los Padres Jaime Oliver
Padre Vicente Hrrnández había intentado y Bernardo Pifcretti. Tres años más tarde, al
esta fundación , y aunque cooperaron con él acaecer la expulsión de los Jesuítas, seguía
los Padres Domingo Muñoz y Cristóbal de de Cura el Padre Oliver, pero era su Com-
Arenas, nada pudieron en tres largos años. pañero el Padre Manuel Bertodano.
Los neófitos tenían todas las mañas de los En esta Reducción fall ederon los Padres
Chiriguanos y eran intolerables. Llegaron a Juan Agustín Contrcras y Antonio Acevedo,
herir de un palo en la cara al Padre Muñoz, en 1668, Hernando de Orga en 1693, San-
y dejar tendido en el sudo al Padre Arenas. tiago Ruíz en 1696, Alonso Zapata en 1705
Consignamos estos pormenores, por cuanto y Pedro Ramila en 1748.
Azara14 ha escrito que Taré, como todas Su población, en 1702, era de 2.739 almas
las demás R educciones, era una de las fun- con 681 familias ; en 1711 el número de éstas
daciones que habían realizado los señores era de 600, y, en 1750, era de 959 con un
Gobernadores del Paraguay y Jo entregaron total de 4.296 almas. En 1768 éstas eran
todo hecho a los Jesuítas. Tan lejos estuvo 4.313, pero en 1781 eran tan sólo 1.100 ; hoy
de ser así, que Taré .fUe una de las funda- Santa María apenas tiene 300 almas.
ciones más bravías A los tres años de conti- Los fluctuaciones en la población de Nues-
nuados fracasos, los superiores enviaron a ella tra Señora de Fe o Santa María de Fe, como
al admirable Padre Bcrthod, y éste, en ese también se le llamó, fue debido, tres veces,
año, bautizó a 500 indios y bendijo 300 ma- a que con el exceso de sus pobladores se
trimonios. Por su devoción a Notrc Dame de constituyeron los pueblos de Santa Rosa, San
1oy, en Francia, bautizó ron este nombre a Joaquín y San Estanislao.
la nueva Reducción. En 1715, cuando don Juan Gregario
Sobre el Caaguazú, en tierra de los Itati- Bazán de Pcdraza hizo el padrón de este
ncs, estuvo esta reducción hasta que en 1669, pueblo, consignó en su informe que sus
huyendo de Jas invasiones de los paulistas, casas son de tapia cubiertas de teja, con
primero, y de Jos Guaycurúcs después, se puertas y ventanas de madera. las Casas
trasladó a donde ahora existe la población de Cabildo decentes con las armas reales.
paraguaya de Santa María, Capital del dis- Los indios están decentemente vestidos y
trito del mismo nombre. Está a quince kiló- abastecidos de todo género de mantenimien-
metros de San Ignacio, al noroc5tc:. F.s un to, de los frutos de la tierra~ que cosechan
emplazamiento alegre, sobre una suavísima de sus chacras y labranzas . .. H
colina de tierra colorada, desde la que se En 1768, su estancia abrigaba 22.000 ca-
domina todos los contornos, que son llano! y bezas de ganado vacuno, 2.028 caballos,
despejados 7.404 yeguas, 912 mulas, 446 burros, 1.545
Desconocemos los nombres de Jos Padres bueyes y 81.518 ovejas. Sus plantíos eran 3
U8 ESTABLECIMIENTO DE LAS REDUCCIONES

yerbatales, 3 algodonales, 2 cañaverales y un sus intereses propios, o para los de la pobla·


trigal. En el paso del Tebicuarí tenía tres ción en general.
canoas. En 1702 tenía Santiago 874 familias, con
Próspera fue esta Reducción hasta 1768, un total de 3.842 almas; en 1733, 710 fami-
pero hoy, escribía Azara 15 , en 1784, es un lias, con 3.479 almas; en 1750, 853 familias,
montón de ruinas, porque más de dos tercios con 3.968 almas. En 1784 la población había
de los edificios están arruinados. descendido a 1.215 almas.
La Reducción de Santiago, en los ltatines, Fallecieron, en esta Reducción, los Padres
se estableció en 1651 con el nombre de Caa- Mateo Martínez ( 1698), Alonso del Ca.tillo
guazú y estuvo a cargo de un clérigo, pero (1699), Juan B Yon (1702), Onofre Car-
se deshizo ruando las invasiones de los pau- pini ( 1720), Lucas Rodríguez (1742) y Die-
listas. Con no pocos indios que salvaron sus go Palacios ( 1762).
vidas, refundaron los Jesuítas esta Reducción, En 1768 tenía Santlago una estancia con
dándole el nombre de San Ignacio de Caa- 23.000 vacas en tres rodeos, con 2.586 ye-
guazú, pero al trasladarse en 1669 al sitio guas, 940 caballos y 700 mulas, además de
donde ahora se halla, a unos 40 kilómetros tres majadas de ovejas. Entre sus plantíos
al sureste de San Ignacio Guazú, mudó de había 3 trigales, un batata), un mandioca!,
nombre tomando el de Santiago. 5 algodonales, 3 yerbatales y un maizal.
No conocemos los nombres de Jos Padres El pueblo de Jesús fue de los más viajeros.
que gobernaron este pueblo, con anteriori· Fundado por el Padre Jerónimo Delfín en
dad a 1713. En este año eran Curas los Pa- 1685, a las márgenes del Río Monday, 5 le-
dres Antonio Rivera y Miguel Astudillo, guas más arriba de Corpus y cerca del Pa·
siendo reemplazado este último en 1714, por raná, el entonces Superior de las Misiones,
el Padre Pedro de Ramila, y éste en 1724 Padre Salvador de Rojas, lo trasladó en 1691
por el Padre Leand.ro Salinas, y éste, a su a las cercanías del Río lbarety, distante c:in·
vez, en 1732, por el Padre José Cardiel. El co leguas del Paraná, desde donde pasó al
benemérito Padre Ribera tuvo sucesor, en Río Mandisoví, y desde aquí al Capybary y,
1742, en la persona del Padre Juan Maestre, por fin, al sitio donde hoy día se halla la
ruyo rompaiiero era el Padre José Más, y a población de Jesús, en el Departamento de
éste sucedieron en 1745 los Padres Felipt' ltapúa, como a 30 kilómetros al noroeste de
Arias y Sebastián de Yegros, y en 1749 los la población de ltapuá o Encarnación.
Padres Miguel Morales y Domingo Ferrer. Cuando acaeció en 1768 la expulsión de
Morales seguía de Cura en 1751, pero era los Jesuítas estaba este pueblo por renovarse
su Compañero el Padre José Rivarola, y en rn forma absoluta, y al efecto estaban ya
1757 tenía dos Compañeros, los Padres Ma- muy adelantadas la iglesia y no pocas ca·
nuel Olmedo y el ya mencionado Yegros. sas de los indios. La inacabada iglesia es uno
Dos años más tarde, seguía Yegros en San· de los monumentos coloniales más importan·
tiago, pero era Cura el Padre Rafael 'Cam· tes que el Paraguay puede presentar a los
pomar, y Compañero primero el Padre Ma· turistas, asi por su magnitud y solidez, como
teo Cano. por su arte plr:namcnte europeo. Nos dctcn·
Este fue reemplazado en 1760 por el Padre dremos cn su d<:scripdón al rcfnirnos a las
Juan Tomás, y en 1765 por el Padre Pedro ruinas subsistentes aún de las diversas Re-
Rojas. En este año era Cura el Padre Juan ducciones.
Agustín Salís y segundo Compañero el Padre Entre los Padres que gobernaron ~.'it<" pue·
Pedro Kormacr. El Padre Salis era el Cura blo sabemos los nombres de algunos: Sebas·
en 1768, y era su Compañero el <:atalán tián Ramírcz y Gregario Alvarcz, en 1713;
Manuel Boxcr. Matías Strobcl y Juan Delgado, en 1732;
Santiago, como los demás pueblos en terri· Felipe Arias y Domingo Fcrre., en 1742; Ma-
torio actualmente paraguayo, aunque lejos nuel Amal y el citado Ferrcr, en 1745 ; Juan
de las invasiones de los paulistas, fueron a Antonio Rivera y Juan de Quesada, en 1749
las veces azotados por los Guaycurúes, y lo y en 1751. Rivera siguió de Cura hasta el
que era más frecuente, y no menos perturba- año de la expulsión, pero con diversos Com-
dor, por las exigencias kgítimas o ilegítimas pañeros, como Juan Delgado, en 1757, Juan
de los Gobernadores, que se valían o preten- Marimón en 1760, Esteban Fina en 1765, y
dían valerse de los indios adoctrinados para Nicolás Cervantes, en 1768. Sólo un Jcsuíta
UBICACION DEFINITIVA DE LOS PUEBLOS MISIONEROS 139

murió en este pueblo: el Padre Andrés Egi- piedra de sillería. Abandonada, desde 1768,
diano. se vino abajo hacia el año 1775.
Nunca fue Jesús un pueblo numeroso. Así Fueron Curas d e Trinidad los Padres An-
en 1.202 tenía 1.018 pobladores, 2.241 en tonio Alarcón (1713), Baltasar de Tejeda y,
1733, 1.819 en 1750 y 1.300 en 1784. Sin em- sobre todo, Francisco de Valdivie.so, a quien
bargo, contaba, en 1768, con una estancia hallamos al frente de este pueblo desde 1732
en la que había 50.000 cabezas de ganado hasta 1768. Era Valdivieso natural de Ubeda,
vacuno y 5.000 lanar, 1.000 yeguas y 500 en Jaén (España), y aunque cumplía sus 74
caballos. Eran siete sus algodonales, dos sus años, en 1768, era fuerte y vigoroso. Fueron
yerbales y otros tantos sus C'añaverales. sus Compañeros Juan Delgado ( 1732) , Lo-
Santa RoJa de Lima se fundó, en 1698, renzo Serna ( 1742), Hermenegildo Aguirre
con un grupo de familias procedentes de ( 1749), Juan de Molina ( 1755), Antonio Es-
Nuestra Señora de Fe, y se estableció a tres tcllez ( 1751), Pedro Pablo Marimón ( 1760),
leguas de ésta. La ubicaron los Padres en Pedro Pablo Danesi ( 1765 y 1768). Esto úl-
una región alta, cuyas inmediaciones estaban timo era natural de Baburo, en Italia. Falle-
pobladas de naranjos y damascos. cieron en este pueblo los Padres Antonio
Entre los Curas de este pueblo, conocemos Alarcón ( 1718), Sebastián Pimen'tel ( !721),
el nombre del Padre Francisco de Robles, Cristóbal Sánchez ( 1723), y Santiago Becio
que ejerció el gobierno desde 1713 hasta 1732, ( 1758).
y tuvo por Compañeros a los Padres .Juan La población de Trinidad era de 3.598 al-
de Yegros ( 1713), Bartolom é Navarro, mas, en 1733, y de 2.629 en 1750, En 1784
Francisco Medina ( 1714) y Josf Guerra rontaba aÚA con 1.100 pobladores.
( 1724). Este último sucedió al Padre Robl e• En 1768 sabemos que tenía tres cañave-
como párroco, en 1732~ y fue su Compañ<'rO rales y otros tantos trapirhes, 2 yerbales con
el Padre Sehastián Toledano. A ambos 5U· 6.630 plantas, y 3 estancias de ganado.
cedieron, en 1742, los Padres. Tomás Arnau1 San Cosme y San Damián se fundó en
Tobías Pétola y Diego Balcarre, y a estos do~ tierras artualmcnte brasileras, pasó muchos
últimos, erl 1745, el Padre Miguel I.ópez. años en territorio ahora argentino, y arabó
El Padre Arnau subsistió como párroco hasta por radicarse en lo que es ahora la República
1768, pero con diversos Compañeros, romo del Paraguay. Fundado en 1632 por el Padre
los Padres José Unger, en 1749; Pedro de Adrián Formoso, en la sierra del Tape, en
Viedma, en 1751 ; José Más, en 1757 ; Jo•< lbitiminí, pasó a territorio argentino en 1638,
Fleishauer y Sebastián de Yegros, en 1765; a causa de las invasiones de los paulistas, y
y el asturiano Cosme de la Cueva, en 1768. se s~tuó entre el río Aguapey y el pueblo de
La población de Santa Rosa: era en 1702 la Candelaria, al que se ccnsidcró incorpo-
de 4.000 almas, pero de sólo 2.75 5 en 1733 ; rado, por ser entonres escasa su población.
y había disminuído aun más en 1750, pues En 1718 constituyó pueblo aparte, ubicándo-
era de 2.524 almas. En 1784 sólo había 237 se como a una legua al Este de Candelaria.
pobladores. Actualmente es un pueblo de En 1740 pasó al Norte del Paraná. y se colocó
romo a tres cuartos de legua de ltap(ta o
unos trescientos habitantes, quienes han cons·
Encarnación, donde estuvo hasta 1760, año
tuído sus casitas en el mismo solar de la an· en que se trasladó al sitio que actualmente
tigua reducción. Los alrededores de Santa ocupa el pueblo paraguayo de San Cosmc,
Rosa son de lo más bello que hemos visto al poniente del Aguapey, en el Distrito de
en el Paraguay. San Cosme, Departamenlto de Itapúa.
La Santísima Trinidad: o simplement<' Tri· Corrieron al cuidado de este pueblo los
nidad, nació del pueblo de San Carlos, fun· Padres Francisco Clavijo, Juan Pastor y Cris·
dado en 1631. Un grupo de familias, a la. tóbal Portel, .en 1655; Cristóbal Sánchcz,
que se agregaron cristianos nuevos y neófitos, Francisco Jiménez y Wenccslao Chrisman en
se establecieron, por obra del Padre Juan 1713, en la época en que estaba. unido a
de Anaya, y en el curso de 1706, a tres le· Candelaria. Buenaventura Suárez, desde 1718,
guas de Jesús y a otras tantas del Paraná. con el Padre Manuel Gonzálcz, y desde 1732
Era un pueblo espléndido, cuyas casas te· con el Padre Lucas Rodríguez. En 1742 son
nían los corredores exteriores o pórtiros de Curas de San Cosme los Padres José Cardiel
piedra trabajada, y una inmensa iglesia de y Adolfo Skal, a quienes sucedieron, en 1745,
HO ESTABLECIMIENTO DE LAS REDUCCIONES

Jos Padres Andrés Fernández y Félix de Villa. 16- Ubicación definitiva de los Pueblos mi-
garcía, y a éstos reemplazaron, en 1749, los sioneros del Brasil.
Padres José Más y Sebastián Yegros, suce·
didos a su vez, en 1757, por los Padres Tadeo Sobre los ríos Yyuy y Piratiní, afluentes
Enis y Pedro Pablo Danesi. Los Padres An- del Río Uruguay, en lo que se llamó otrora
tonio Planes y Miguel Amengual se hallaban Serranía del Tape o Tapé, y es hoy parte
al frente de San Cosme en 1760. y los Padres del Estado de Río Grande do Sul, se esta-
blecieron seis Reducciones y una séptima mu~
cho más al sur, sobre el mismo río Uruguay.
Sobre el Yyuy, estaban las de Santo Angel
y San Juan; sobre el Piratiní, las de San
Nicolás, San Luis, San Lorenzo y San Miguel,
y sobre el Uruguay, entre el Piratiní e lbycuí,
la Reducción de San Borja. 1
La más antigua de esas Reducciones fue
la de San Nicolás, fundada por los Padres
Roque González de Santa Cruz y Miguel de
Ampuero, en 1626, quicnrs la rstablccieron
sobre el río Piratiní. En 1637, ante la inmi-
nencia de invasiones bandeirantes, cruzó el
río Uruguay por obra del Padre Diego de
Alfaro y se colocó entre las Reducciones de
la Concepción y de San'ta María la Mayor,
en territorio actualmente argentino, y en 1651
se fusionó con la de Apóstoles. En 1687 se
separó, volvió a cruzar el Uruguay y se situó
en su primitivo solar, rn lo que es -ahora Río
Reducciones del Uruguay, en 1733, con la Grande do Sul, y en rl municipio de Sao
indicación del Caaró. Nicolau.
Cardiel recordaba en 1774 cómo, estando
José Martín y Antonio Cortada en 1765. En él en San Nicolás, en la época en que arri~
1768, al acaecer la expulsión, era Cura d bacon a esa reducción los españoles de la
Padre Bartolomé Piza, y era su Compañero comitiva demarcadora de límites, examinaron
el Padre Juan Manuel Gutiérrez. Se hallaba detenidamente las casas de los indios, las que
también entonces en el pueblo el Hermano eran 700 en número, y unos decían que cada
Juan de la Cruz Montealcgrc. Sólo dos jesui- una (de dichas casas) valía 500 pesos; otros
tas terminaron sus días en San Cosmr : lo!i que 4()0, y el que menos, que 300. Eran todas
Padres Baltasar T ejcda, en 1728, y Roque de cimiento ,_. una vara de alto, de piedra;
Cavallero, en 1763. lo demás, de adobes, El techo con buenos te-
En 1647 contaba San Cosme con 1.075 jados; y los corredizos y soportales con co-
pobladores; en 1682 con 1.283; en 1702 con lumnas de piedra, y de una piedra cada uJta.2
1.573;en 1733conl.236;cn 1748 con 1.432; La población de San Nicolás era de 1.803
pero, entre este año y el de J768, neció en almas en 1644; de 3.684 almas en 1660 ; de
fcuma extraordinaria la población, pues llegó
5.819 en 1698; de 4.69 en 1702; de 5.380
a tener 3.346 habitantes. Según Azara, se
en 1707 ; de 4.194 rn 171A; de 3.913 en 1751
había disminuído tan.to, después de la expul-
sión de los Jesuitas, que en 1784 sólo había y de 4.194 en 1768.
1.100 almas. En tiempo de Moussy ( 1A56) En 1644 corrían con el cuidado de este
había aún 900. pueblo los Padres Tomás Brena y Adriano
En 1768 la población con taha para su ~us­ Crespo; en 1655 los Padres Felipe Viveros y
tento con una estancia en la que había 25.044 Diego de Salazar; en 1698 el Padre Anselmo
vacas y 8.050 ovejas. Había, además, en ella de la Mata; en 1708 el Padre Matías de
2.945 yeguas, 1.792 bueyes y 638 caballos Perc~, y era aún él el Cura en 1713, y le
Tenía un yerba! con 23.000 plantas. ayudaba en este año el Padre Juan RamOll.
UBICACION DEFINITII'A DE LOS PUEBLOS IHISIONEROS 141

En 1724 eran Curas los Padres Bernardo Nus- José de Vargas, al aragonés Bernardo Casero,
dorffer y Pedro Alvear, a quienes sucedieron y al Padre Enrique Matheis, flamenco. Cier-
en 1732, Jos Padres Rafael Genestar, Hilario tamente consta que, en 1644, eran Curas los
Vázquez y Tomás Herle. Diez años más tarde, Padres Cristóbal Po~tel y Juan B. Mejía; en
seguía de Cura principal el Padre Genestar, 1655 los Padres Andrés Gallego y Francisco
y eran sus compañeros Jos Padres Miguel Ma- Clavijo; en 1657 el Padre Luis Ernote, y en
rimón y Tomás Herle. En 1745 eran sólo dos 1706 los Padres José Francisco de Arce y
los Padres en San Nicolás: Adolfo Skal y Miguel Fernández. Desde 1714 hasta 1735,
Antonio Planes, pero en 1749 eran cuatro: fue Cura el Padre Francisco Rivera, teniendo
Carlos Tux, Ignacio Cicrheim, Conrado por CorOpañcros, no simultánea sino sucesi-
Herber y José Gcniz, y cuatro eran 1751, vamente, a los Padres Diego Claret, Juan de
los mismos mencionados a excepción de Cir- la Piedra y Francisco Rasponi. Desde 1735,
rhcim, a quien había sucedido Tobía!; Pé- Rivera pasó a ser compañero segundo, en
tola. En 1765 y en 1768 eran Curas de San
Nicolás los Padres Domingo Perfetti y Felipe MISSIONES S. J. a 1744
Arias. También ~staba allí el Hermano Wcn-
ceslao Horski. M'lrieron en esta Reducción
los Padres Anton;•> Fortc ( 167), Alonso Del-
gado (1688), Francisco Acevedo (1711), To-
más Rosa (1726) y Rafael Genestar (1745) .
En 1768. la e!f~a~cia de San Nicolás en el
puesto de ltatí erfl .ólo de caballos y mulas,
pero la que había u-1 d lbiruy contaba ron
13.000 vacas y en la del Piratiní había 1.412
ovejas. Poseia en sus plantíos, 4 yerbalrs: 3
algodonales, 3 maizales y un trigal grande.
Los almacenes o depósitos estaban bien abas-
tecidos.
San Miguel fue la segunda de las Reduc-
ciones que se establecieron al oriente del Río
Uruguay y la primera que hubo en la Serra-
nía del Tape. Fueron sus fundadores los Pa-
Las Reducciones del Uruguay, en 1744.
dres Cristóbal de Mcndoza y Pablo Bena-
vídez. La emplazaron en el curso de 1632,
sobre la margen derecha del Ybicuí, en el vez de Cura principal, ya que ejerció este
llamado Rincón de San Pedro, en las puntas cargo el Padre Diego Palados; era compañero
de la sierra de este mismo apelativo. Perse- primero el Padre José Martín. Rivera perse-
guido de los Paulistas, trasladóse San Ivfiguel veró en San Miguel hasta el 6 de enero de
al poniente del río Uruguay, en las inme- 1747, fecha en que pasó a la eternidad. Pa-
diaciones de Concepción, pero pasado el pe- lacios siguió de Cura hasta 1757, teniendo
ligro, volvió a su prim~tivo sitio en 1687. En por compañeros, desde 1745, a los citados
1641 un ciclón destruyó todo el pueblo. El Martín, a Rivera y a Grimau, y desde 1749
Hermano 'Domingo de Torres resarció esos a Juan Tomás, Miguel Herrera y Sebastián
males con creces, disponiendo un pueblo me- Toledano. En 1751 sólo tenía un compañero,
jor planeado y mejor construído. el Padre Ignacio Cierheim. Los Padres José
En 1675 contaba con 3.640 almas, pero de Soto y Juan García son los Curas en 1756,
sólo con 2.197 en 1702; en 1750, en la ne- Juan Ignacio Umeres y José Rivarola, en
fasta época de la Guerra Guaranítica conta- 1765, y a ellos se había agregado Isidro de
ba con 6.693 pobladores. La disminución que Rojas. Este era paraguayo, naltural de la
señalamos en 1702 se debió a que unos dos Asunción, Umrrcs y Rivarola eran criollos,
mil de sus pobladores se desprendieron de nacidos ambos de ellos en Santa Fe de la
San Miguel para constituir la nueva Reduc- Vera Cruz. Varios misioneros de grande
ción de San Juan Bautista. prestancia fallecieron en San Miguel, como
Entre los primeros Curas de San ~1iguel Cristóbal de Mendoza, su fundador (25-IV-
consigna el historiador Porto al paraguayo 1536) , Diego de Boroa ( 19-IV-1657), Juan
142 ESTARLECIMIENTO DE LAS REDUCCIONES

Antonio Elordi ( 1637), Simón Bandini tiní, donde se hallaban en 1768, y donde hoy
( 1679), José Castro ( 1721), Francisco Ribe- se admiran las ruinas de su imponente
ra ( 1747) y Tomás García ( 1762). iglesia.
Como en todos los pueblos misioneros, tam· Al paraguayo Miguel Fernández, fundador
bién en San Miguel fluctuó considerablemen- de San Luis, sucedió otro paraguayo de igual
te la población, afectada, ya por las pestes C'nvcrgadura, el Padre Francisco de Avenda-
de viruela, ya por las guerras, ya por hechos ño, y a éste, en 1706, el murciano Francisco
tan perjudiciales como la mudanza obligato· Medrano. En 1713 eran Curas los Padres
Juan M. Pompeyo, Jacobo Vaneutzen y José
Astorga, y a estos dos últimos sucedió en
1714, el Padre Juan Vila, y a ambos, Cura
y Compañeros s:ucedieron en 1724, los Padres
Conrado Herber y Diego Claret, y en 1732,
los Padres Francisco Bautista, Juan de Anaya
y Santiago Passino, y a é$tOs compañeros de
Cura el Padre Lorenzo Daffe, en 1742, el
Padre Tadeo Enis, en 1749 y el Padre Lo-
renzo Ov3ndo, en 1751 En 1763 era aún
Cura principal de San Luis el Padre Jno-
C'Cnrio Herber, pero en ese mismo año, le
reemplazó d Padre Juan Fabrer, mallorquín,
y era su C'ompañcrc el joven sardo Mateo
Cano.
Durante más de un <"uarto de siglo~ estuvo
el Padre lnoC'endo Erber o Herber al frente
de la RedUC'<"ión de San Luis. Era austríaco,
natural de Leibach, y estuvo hagta 1763, año
de su deceso, en la Reducción de Santa Ana.
En 1745 fue Vicesuperior de las Reducciones
del Uruguay, y bravas fueron para él las jor-
nadas del Tratado de Permuta, hasta llegar
a ronsiderárselo como uno de los jesuítas re-
beldes al Rey.
La población de San Luis era de 2.600
almas en 1687, de 3.280 en 1694, de 1.933
Puerta de la antigua iglesia de San Borja
( 1846).
en 1705, de 3.354 en 1750 y de 3.510 en 1768.
Actualmente San Luis tiene una población
de varios miles de habitantes y es una ciu-
ria a raíz del Tratado de Límites. De 3.500 dad tan simpática romo progresista.
habitantes en 1687, ascendió a 4.592 en 1694, En 1768 contaba esta Reducción con un
descendió a 1.885 en 1698, subió a 3.100 en mandioca!, con un yerba! de 40.000 plantas,
1707, a 4.569 en 1733, 6.695 en 1750 y a las que daban 4.000 arrobas al año, con 3
7.047 en 1752. En 1768 había descendido a algodonales, con 2 cañaverales y ron 2 bata-
3.525, y en 1784 era tan sólo de 1.973. tales, además de árboles frutales de toda ín-
San Luis Gonzaga no se fundó ron ese dole. Su estancia sólo con'tcnía 6.210 vacas,
apelativo, que tomó en 1687. Sus componen- además de 174 lecheras; había además 413
tes pertenecieron al pueblo de Jesús María, bueyes y 1.966 ovejas.
al de la Visitación y al de los Santos Após- San Borja, o San Francisco de Borja, se
toles que, dispersados por los Paulistas, se fundé en 1690 con un lote de familias, des-
juntaron en el Pueblo de la Concepción, y prendidas de la Reducción de Santo Tomé.
allí estuvieron hasta que tranquilizado el Cruzaron el río Uruguay y se situaron entre
país, por haber cesado las correrías de los la desembocadura del río Ycamacuá, frente
paulistas, cruzaron otra vez el Uruguay y se a la población de origen. Actualmente San
ubicaron donde antes habían estado, en el Borja es una próspera ciudad de 65.000 ha-
Caaguazú-miní. Desde aquí pasaron al Pira- bitantes ron terminal del Ferrocarril.
UBICACION DEFINITIJ! A DE LO.'i PUEBLOS MISIONEROS 143

Fue primer Cura de San Borja el Padre en las es'tadísticas que tenemos a mano, su
Francisco García y fueron sus sucesores, entre población era tan sólo de 1.642 almas.
1706 y 1724, el Padre Domingo Calvo, te- Fundador u organizador de San Lorenzo,
niendo por compañero, desde 1713, al Padre en 1690, fue el Padre Bernardo de la Vega,
Diego Miguel Bazán. Ambos fueron reempla- quien ocupó el cargo de Cura hasta que le
zados, en 1724, por los Padres Pedro de Ra- sucedió, en 1695, el Padre Miguel Fernández,
miro e Isidro Sánchez, y, desde 1732 lo fue- fundador que había sido del pueblo de San
ron éstos por los Padres Miguel Jiménez y Luis. De la Vega era natural de Castilla la
Martín de Yegros; éstos, a su vez, desde 1742,
por los Padres José Guinet y Juan de Anaya.
Gobernaron San Borja desde 1749 los Padres
Miguel Marimón y José Javier Martín, y
desde 1765 los Padres Segismundo Bauer y
Cosme de la Cueva. Dos años después, al
acaecer la expulsión, eran Curas los Padres
Carlos Pérez, madrileño, y Antonio Planes,
mallorquín. En esta localidad terminaron sus
días los Padres Francisco García ( 1705) ,
Ignacio Jiménez ( 1735), Juan de Ana ya
( 1742), Joaquín de Zubeldía ( 1732) y Mi-
guel Bazán ( 1718).
La población de San Borja nunca pasó de
los tres mil habitantes en el decurso drl siglo
XVII, llegando tan sólo a 2.888 en 1694,
pero en 1750 contaba con 3.540. Al tiempo
de la expulsión sólo era de 2.761 almas.
En 1768 poseía dos yerbalitos nuevos, se-
gún Icemos en Jos Inven tarios de ese año, lo
que indicaría por una parte que no había
contado hasta entonces con yerbales propios,
y que en ese año estaba aún per verse si la
planta yerbatera arraigaba en esta reducción
tan al sur de la zona adecuada. En ganados,
contaba con 10.626 cabezas de vacuno, ade-
más de 1.300 novillos y toros. Las ovejas
eran 13.425. Lavatorio en la sacristía de la iglesia de San
San Lorenzo Mártir se fundó en 1690, aun- Lon·nzo.
que sus orígenes se remontan a 16261 año
en que los Padres Diego de Boroa y C!audio
Vieja y de la población de San Juan de Re-
Ruyer, fundaron Santa María la Mayor, a
dondo, y se hallaba rn Santa María la Mayor
orillas del río Iguazú, porque fue en aquel cuando fue elegido para establecer el nuevo
año que, por ser esta Reducción demasiado pueblo. Después fue Cura de San Carlos y
numerosa, se dividió en dos secciones. Una Rector del Colegio de Buenos Aires, donde
mitad quedó en lo que es ahora la Provincia falleció en 1707.
argentina de Misiones, a la que Santa ?\{aría Le reemplazó el Padre Fernández, como ya
se había trasladado en 1633, y la otra mitad dijimos, y a éste el Padre Pablo Cano. En
cruzó eJ río Uruguay y se situó sobre el Pi- 1713 eran Curas los Padres Antonio Jiménez
ratiní, a seis leguas de San Luis y a tres de y Juan Antonio Solalinde, pero, al año, reem~
San Miguel. plazó a este último el Padre Juan de Anaya,
Al año de fundada, debido muy principal- y en 1724, reemplazaron a ambos los Padres
mente a los pobladores salidos de Santa Ma- Rafael Caballero e Ignacio Jiménez, y desde
ría, contaba San Lorenzo con 3.512 habitan- 1732 los Padres Segismundo Aperger y José
tes, cifra que llegó en 1702 a 4.427, y en Iberacher, y desde 1742 los Padres Geróni-
1733 a 6.099. Pero en 1750, si no hay error mo Zacarías y Miguel Herrán. Desde 1745
144 ESTABLECIMIENTO DE LAS REDUCCIONES

en 1768. Así vemos que en este año sólo con-


taba con 4.300 cabezas de ganado vacuno,
siendo así que en épocas anteriores había
poseído hasta 40.000. Solo 1.000 ovejas, 126
yeguas y 92 raballos. Tenía en sus plantíos,
3 algodonales y 2 yerbales.
San Juan Bautista se estableció por un des-
doblamiento de San Miguel, en 1697, y fue
obra del Padre Antonio Sepp. Era convenien-
te dividir la numerosa población de los mi-
guelistas, y al efecto, habló el Provincial de
los Jesuítas a los Caciques sobre el pacto. La
resput'sta de 21 caciques, con 150 familias,
fue: Payguazú, aquí, yebetí yebí, oro enyché,
angéndebe Padre grande , dámoste gracias por
la visita que nos has hecho, e iremos de bue-
na gana a donde quiera que desees. Escogióse
un paraje al oriente de San Lorenzo, sobre
el río Yyuy, y allí se estableció.
Próspera fue esta Reducción, cuyos pobla-
dores en 1698 eran 2.832 y en 1707 eran
3.361. Decreció su número rn los años si-
guientes, descendiendo en 1750 a 2.371, pero

Detalle de la puerta lateral de la iglesia de San


Borja , según Demersay (1860) .

es Cura el Padre Javier Limp, siendo sus


compa1inos, desde ese año, el Padre Ramón
de Toledo, desde 1749, el Padre Juan Guinet,
y, desde 1751 , el Padre Javier Echague. En
1765 eran Curas los Padres Juan Cayctano
lbargurcn y Lorenzo Basualdo. Tres años
después, al hacerse la entrega del pueblo, se-
guía al frente el salteño Ibargure-n, pero era
su compañero el germano Andrés Botclrc.
La iglesia de esta reducción era toda de
piedra, de 93 varas por 43, y los corredores
del Colegio estaban sostenidos por C"Oiumnas
jónicas de piedra asperón, como también los
corredores de las casas de los indio'i.
San Lorenzo, que tanto padeció durante la D<' t.:.:lle de una pu<'rta lateral de la iglesia de
Guerra Guaranítica no se había r<'pucsto aún San Borja, según Demc rs:.:ay ( 1860 ).
- -- MAPA--
- DE -

LAS TREINTA DOCTRINAS DE GUARANÍES


DIRIGIDAS POR LOS P.P. DE LA COMPAÑÍA DE JESÚS
CON LOS TERRITORIOS DE QUE SE HALLABAN EN
POSESIÓN ALGO ANTES DE MEDIAR El SIGLO XVIII

froPOGRIIFiif IICTUIIUZAD/1)

O é CiudadesyPueblos ¡, 'r'erlJslesnafura/es

¡ Pu¡}JJ!~!~~=de ~ 8ost¡ues

- Camk10 real - ':Je"J:J:S~e:::~ne.s


- ·- ·- limitr sdefasfstanciss

autorizada por la Editorial Stclla - Bs. As.


U8/CACION DEFINITIVA DE LOS PUEBLOS MISIONEROS 145

volvió a repuntar, y en 1768 c.on'taba con bara, donde hoy se encuentra la ciudad bra-
4.106 habitantes. En 1784 esta cifra había sileña de Santo Angelo.
descendido a 2.388. No sabemos quien fue el primer Cura y
El primer y gran Cura de San Juan fue el organizador de este pueblo, pero en 1713
Padre Antonio Sepp von Reineg, tirolés, lle~ hallamos allí a los Padres Diego García y
gado a Buenos Aires en 1691. Fue primero Diego Bakarce, y desde 1724 a los Padres
compañero del Cura de Yapcyú, y aprendió Juan de Anaya y Domingo Trrrcro, desde
allí, a la perfección, la lengua guaraní. Mú- 1732 a los Padres José Guinet y Jerónimo
sico y artista, implantó todas las artes en San
Juan e hizo la competencia a Yapcyú, en la
fabricación de órganos y de otros instrumen-
tos musicales. Fue Sepp una de las má~ pre-
claras figuras en las misionrs de Guaraníes.
Falleció en la Reducción de San José el lj
de febrero de 1735.
No conocemos. sus inmediatos sucesores en
San Juan, pero, en J 713, era Cura el Padre
Juan Almaraz y su Compañero el Padre
Alfonso Zapata, reemplazado este último en
1714 por el Padre Jacobo Vancu<tzcn. En
1724 hallamos allí como Curas al mencionado
Almaraz y como Compañero el Padre Do-
mingo Terrero; en J 732 habían sucedido a
ambos Jos Padres José Tejedor y Francisco
Limp, y en í 742 los Padres José lberachor y
Juan B. Marqueseti. Desde 1745, fueron Cura
y Compañero los Padres Luis Charles y Ja-
vier U cedo. A este sucedió el Padre Franci~co
Sardahcli, en 1749, y Tom!ts García en 1751 .
En 1765-1768 eran Curas los Padres Pedro
de Biedma y Miguel de Soto. Fallecieron en
San Juan los Padres Gregorio Alvarez ( 1726),
Juan Agustín Almaraz ( 1727) y Miguel Haff-
ner ( 1732), como también el Hermano Car-
los Franck ( 1744).
Sólo en sus postrimerías fue San Juan un
pueblo numeroso. En 1698 tenía 2.832 almas,
3.360 en 1707, 2.371 en 1750 y 4. 106 en
1768. Años más tarde, en J 784, sólo contaba ~icho que existía en rl intr.r:or de la iglesia de
con 2.388. San Borja, según Dcmcrsay (1860).
Como los demás pueblos del Uruguay, San
Juan no se había repuesto dt"spués del desas- 7acarías, desde 1742 a lo~ Padres Javier J.imp
tre de la Guerra Guaranítka. y eso expli('a y Aildrés Femández, desde 1745 a los Padres
que si bien contaba con 2 yerbales y 3 algo- Bartolomé Piza y Miguel Marimón, surcdien-
donales. no tenía sino 2.400 vacas, 564 ovt'- do a éste, desde 1749, el Padre Antonio Pla-
jas y 184 caballos. nes y, desde 17.';1, el Padre Jaime Mascaró.
Santo An~el Custodio se formó en 1707, En 1768 era Cura el Padre Juan Bautista
por desprendimiento de la Concepción, fun- Gilge, y hasta el año antr:rior había 'tenido
dada en 1620 por el Beato Roque González. FOr ('Ompañero al Padre Miguel Lópcz.
Fueron 737 las familias que se ofrecieron Entre 1707 y 1720 creció la población de
a cruzar el río Uruguay y establecerse al Santo Angel desde 2.879 moradores hasta
oriente del mismo. La nueva Reducción se 3.592, pero en 1733 llegó a 4.923 y a 4.858
ubicó entre el Yyuy Grande y el Yyuy-zynh<l, en 1751. En 1768 había descendido a 2.687,
pero pronto abandonó este sitio y se asentf, y en 1784 a 1986.
<·Jarc los arroyos Taquá-richím y Santa Bár- Su t:stancia, como se lec en los inventarios 3
146 ESTABLECIMIENTO DE LAS REDUCCIONES

de 1768, estaba aún arruinada , pero poseía Reducción de Santo Tom~, en tierras corren-
28 yerbales, un mandioca), un algodonal, dos tinas, y traspasó el río, estableciéndose al
trigales y no pocos parrales. oriente del río Uruguay.
Los jesuitas y sus indios hallaron que lo
que es ahora la Provincia de Misiones era
17 - Las Reducciones en tierras argentinas. un lugar ideal para establecerse, aunque era
pequeño para contener las necesarias estan-
La mitad de las Reducciones de Guaraníes, cias, las que por esta causa se ubicaron pre-
o fueron fundadas en tierras actualmente ar- ferentemente fuera de esa Provincia, esto es,
gentinas, o se trasladaron a ellas, con el co- al Este del Uruguay o al Oeste del Paraná.

Ultir.-~os restos dr la Reducción de San Juan, según F. Plauner.

rrer de Jos años, y en ellas se afincaron. Sólo Tenían allí sus estancias, aun las Reducciones
hubo dos que, habiendo estado en lo ouc es que estaban en lo que es ahora la Provincia
hoy soberanía argentina, pasaron al Para- de Corrientes, <"omo las de Yapeyú . La Cruz
guay : la de San Cosmc y San Damián y la y Santo Tomé. Por razones climatéricas, pre-
de Enr:arnación o ~tapúa . Esta se estableció firieron apeñuscarse en la zona sur de la ac-
primeramente sobre la orilla izquierda de-l tual provincia de Misiones, aunque es posible
Paraná, y se trasladó después a la margen que moviera a los misioneros a obrar así la
derecha. Otro tanto hizo la Reducción de mayor lejanía de la~ tan temidas invasiones
San Cosmc y San Damián, que había tenido de paulistás, por el noreste de ese territorio,
su origen en tierras actualmente brasilcras, y la mayor facilidad para la mutua defensa.
las qur dejó para cstablecrrsr en argentina~, Lo df'rto es que todas esas Reducciones. <"On
y acabó por cruzar el río y quedarse en pa- la ex<:cpdón de las correntinas, cstuvirron
raguayas. Concepción nun<"a abandonó su rntre los 27 y 26 grados de latitud, y los 54°
país natal. pero dr <"lla nacieron las reduc- y .16° de longitud, Oeste de Greenwich.
ciones de San Luis y dd Santo Angel, y Las más antiguas de las RcduccionLS exis-
éstas se . cstablccinon en zona a<"tualmrntc tentes rn tierras argentinas fueron Lorrto y
brasikiia. También San Borja nació de la San Ignacio. Miní, aunque fundadas en 1611 .
LAS REDUCCIONES EN TIERRAS ARGENTINAS 147

sobre el Paraná-pancma, pero huyendo de los maer. El primero era el Cura. El postrero
paulistas, bajaron a su emplazamiento defi- era lego. En 1745 era Cura el Padre Tobías
nitivo en 1631. Pétola.
San Ignacio Miní fue fundada por Jos Pa- Dos años más tarde, en 1749, Kormaer se-
dres José Caltaldino y Simón Masseta, a prin. guía rn la Reducción, y sólo había dos Pa-
cipios d~l año de 1611, y quedó al cuidado dres: José Guerra, que era el Cura, y Fran-
del segundo de los nombrados, a quien se cisco Ucedo que <'ra su compañero. José
juntó, poco después, en calidad de compañe- Lázaro García y Antonio Navas, son los Cu-
ro, el Padre Martín de Urtazún. En 1621 ras en 1751; José Ignacio Umerrs, Francisco
Ruiz de Montoya reemplazó a Cataldino, que U cedo, Lorenzo Balda y Hermcnegildo Agui-
había quedado al frente de Loreto, y aquel rre, en 1757. Tres años más tarde, en 1760,
pasó a San Ignacio con Masseta. A ellos se seguían rc5idirndo allí los Padres Uccdo y
agregó entonces el Padre Diego de Zalazar. Aguirrc, pero el Cura era el Padre Andrés
Un cacique por nombre Macaraná fue de Fernándrz. Residía también allí el Hermano
grande ayuda en Jos comienzos de esta Re- Lconi. El Padre Andrés Fernándcz seguía en
ducción. 1765 al frente del pueblo.- prro su compañero
Perseguidos brutalmente por los paulistas, rra el Padre Carlos Tux. Al tiempo de la
Jos dos pueblos, el de San Ignacio y el de expulsión ( 1768) era Cura el Padre Ramón
Loreto, transmigraron en 1631 y se colocaron Toledo, argentino, natural de La Rioja, y
en las márgenes del Yabeb.Yry, afluente dcl eran sus compañeros el aragonés !vligucl Ló-
Paraná, quedando San Ignacio al norte de pez, y el alrmán Segismundo Baucr.
aquel río, y Loreto al Sur. Desde dta fecha, En lo que respeta a la población de San
el pueblo de San Ignacio, establecido al po- Ignacio, siempre contó con una que frisaba
niente del Paraná, se denominó San lguacio en los tres mil: 1.750 almas en 1644 ; 2.840
Guazú, por haber sido fundado unos meses en 1715; 3.138 en 1724; 4.356 en 1731; sólo
antcs, y el nuevo que se establecía al oriente 1.934 en 1738; 2.476 en 1748; 2.722 en 1752;
del Paraná, se denominó San Ignacio Miní 3.222 en 1762 y 800 en 1787.
o Mirí. Era el pequeño o secundario, com- En 1768 tenía S;an Ignacio en su estancia
parado con el grande, o cronológicamente, 33.000 cabezas de ganado vacuno y 7.365 la-
el primario. El 11 de junio de 1696 se tras· nar. Los caballos eran 1.409. De sus dos ver-
ladó San Ignacio Miní, legua y media más bales, tenía almacenadas 600 arrobas de Yer-
arriba de donde se había ubicado anterior- ba, y 3.6.)0 arrobas de algodón, recogidas de
mente y, como a tres leguas del Paraná, en sus algodonales.
una región de suaves colinas y de abundantes Desde haec una dcrcna de años puede el
aguas. turista apreciar la magnificencia de lo que
Por lo que respeta a los Curas de San f uc la postrera iglesia con que conltó San
Ignacio Miní sabemos que en 1644 Jo era Ignacio Miní. Su extensión es de 61.70 me-
el Padre Simón Masseta y era su Compañe- tros y su anchura 24, con un ábside de 10.65
ro el padre Miguel Gómez; en 1713 era de ancho por 9.55 de profundidad. La puerta
Cura el Padre Leandro Salinas y Compañero principal tiene 3.20 de luz y las laterales 2.55
el padre Miguel Villanueva y que, a 6 de y 2.38. La construcción de este templo estaba
noviembre de 1714, entraron de Cura lo5 ya muy adelantado en 1728 y debió de ter-
Padres Francisco Cordule y José Vargas, y minarse pocos años después.
diez años más tarde, seguía Cordulc al fre-nte Loreto~ o Nuestra Señora de Lorcto, se
de San Ignacio, pero, en abril de 1724, reem- fundó, como ya dijimos, en 1611 sobre c1
plazó al Padre Vargas el Padre Alejandro Paranápanema, por los Padres Cataldino y
ViHavieja. En 1732 Cura y Compañero eran Masscta, y quedó por su primer Cura el
dtros, es a saber, los Padres Antonio Jiménez primero de cllos. En 1631 se trasladó a Mi-
y Francisco J. Ucedo y, en 1738 lo era el siones y se estableció al sur del río Yabebiry.
Padre Sanna, siendo sus Compañeros los Pa- Una epidemia obligó a ftrasladar al pueblo
dres Salvador Quintana y Alejandro Villa- algo mús arriba, pero en 1686 regresó a donde
vieja. Cuatro años más tarde, eran cuatro antes estaba. Su gran cura, así antrs como
los Jcsuítas ubicados en San Ignacio: d ya después de su traslado, fue el Padre Antonio
citado Pedro Sanna, y Alejandro Villavieja Ruiz de Montoya.
y además Hermcnegildo Aguirre y Pedro Kor- En 1644, era Cura el Padre Claudio Ruyer
148 E.STABLE.CIMIE.NTO DE. LAS RE.DUCC/ONE.S

y compañero el Padre Pedro Canigral; en 1768. En 1784 había descendido aun más,
1654 gobernaba el pueblo el Padre Pedro pues sólo contaba con 1.500 pobladores.
Comentale. No conocemos la nómina de los En 1960 visitamos el solar que ocupó la
sucesores de éste, hasta 1713, año en que era reducción de Loreto, y entre grandes amon-
Cura el Padre Diego de Haze. y era su com- tonamientos de tierra y en medio de espeso
pañero el Padre José Serrano. Al año suce- bosque, pudimos ver varias columnas de pie-
dieron a éstos los Padres Pablo Benítez e Isi- dra labrada. En un pequeño, moderno y
doro Sánchez, y desde 1732 los Padres Ber- pobre cementerio, donde reciben sepultura
nardo Nusdorfer e Inocencio Herber. Desde Jos que fallecen en algunos caseríos cercanos
1742 hallamos a los Padres Salvador Quin- o lejanos, pues no hay en Loreto población
tana y Lucas Rodríguez, reemplazados ambos alguna aglomerada, se puede ver el exornado
en 1749, por los Padres Esteban Fina y An- capitel de una columna de piedra. Abundan
tonio Navas. Fina fue Cura desde 1749 hasta entre las ruinas los naranjos de fruta dulce
1765, pero en 1751 el Padre Bias Reshinger y agradabilísima. El artual Gobernador de
sucedió al Padre Navas, y, en 1757, se le Misiones, doctor César Napoleón Ayrault
dieron dos compañeros, los Padres José Un- está decidido a limpiar el solar, ocupado
ger y Matías Strobel. Este último perduró otrora por Loreto y reconstruir, romo se hizo
en eSta Reducción, ya con Fina y Ungcr, en San Ignacio, las ruinas que aun existan.
desde 1757, ya con Fina y Adolfo Skal desde Corpus, o Corpus Christi, se fundó en 1622
1760, ya ron Felipe Ferder. oue era el Cura, sobre el Río lana o lniambC'y que, por el
y Jaime Carreras, desde 1765. Solo dos ger- Occidente, desemboca en el Paraná, y lo
manos, Ferdcr y Strobel, estaban en Lorcto, establecieron los Pades Pedo Romco y Diego
cuando sobrevino la expulsión. de Boroa, valiéndose de los neófitos de la Re-
Fallecieron en este pueblo varios misione- ducción de la Natividad de la Vigcn, a los
ros de grande y gloriosísima actuación~ desde que los paulistas habían perseguido y disemi-
los primeros en pasar a la eternidad, como nado. Corpus quedaba así más alejado de los
los Padres Martín Javier Urtasún (1613) y malones oganizados por aquellos hombres
Ju3.n Basseo, hasta los postreros. como los Pa- desalmados, pero no del todo, y ·por esta ra-
dres Martín Yegros (1740) e Ignacio Pérez zón, en 1647 se trasladó al Orirnte del Pa-
(1746). Entre los unos y los otros recibieron raná y se situó sobre el río Uruguay, desde
allí sepultura los restos mortales de los Pa- donde se trasladó al norte de Curupaity, el
dres Pedro de Espinosa ( 1634), Juan Ornos, 12 de marzo de 1701. Se vió que su ubico··
Antonio Ruiz de Montoya ( 1653), Andrés dón anterior era enfermiza, a causa de las
Gallegos (1682), José Lorenzana (1714), .Jo- aguas.
sé Serrano (1713) y Salvador Rojas (1714). Fueron Curas en este pueblo de Corpus
Antonio Ruíz de Montoya no murió en desde 1631 los Padres Pedro Borquez y Cris-
Loreto, sino. en Lima, pero los indios dc esta tobal de Arenas; desde 1654 los Padres Pe-
Reducción tenían t31 aprecio y estima de ro Romero y Juan de Porras; desde 1657 el
este gran misionero que una numerosa comi- Padre Pedro de Molas; desde 1713 los Pa-
dres Tomás R0ea y Ouofrc Carpini; desde
tiva de ellos se trasladó a la Ciudad de los
1724 los Padres Gabriel Patiño y Martín de
Reyes, y reclamó la entrega de los restos
Yegros. Desde 1732 les suceden los Padres
mortales del fervoroso misionero, y los tras- Pedro Jiménez y Francisco Uccdo, desde
ladaron hasta Loreto, donde recibieron ho- 1742 Esteban Fina y Manuel Arnal, des-
norífica sepultura. En una relación anónima de 1749 Felipe Arias y Tobías Pétola, desde
de fines de siglo XVII leemos que el Vene- 1757 Pedro Sanna, Juan Fabrés y Jerónimo
rable Padre Montoya fue el gran animador Zacarías, y a estos últimos se agregó, en 1760,
de Lordto cuyos huesos descansan en dicho un tercer compañero, el Padre Alejandro
pueblo, en una hermosa urna . Allí también Villavieja. En 1765 sólo hallamos al frente
está el cuerpo del venerable Padre Pedro de de Corpus a los Padres Sanna y Nicolás e;.
Espinosa. bantos. En esta Reducción fallecieron los Pa-
La población de Loreto que ascendía a dres Canigral (1654), Francisco Clavijo
1.717 almas en 1650 y a 2.089 en 1667, con- (1664), Francisco Silva (1680), Juan Ro-
tó con 4.060 en 1702, y con 6.077 en 1733, mero (1684) y Juan de Yegros (1626).
pero bajó a 3.276 en 1750 y a 2.912 en Contaba Corpus con 1.604 almas en 1614;
LAS REDUCCIONES EN TIERRAS ARGENTINAS 149

2.080 almas en 1702, cifra que ascendió a y a Salvador Conde; en 1749 al primero de
4.008 en 1733, y descendió a 3.976 en 1750, ellos y a Ruperto Talhamer; en 17 57 a esto•
pero había vuelto a incrementar en los años dos y a Bias Gorría, y en 1768, al ti<"mpo de
subsiguientes, siendo de 5.093 en 1768. En la expulsión de los Jcsuítas, se hallaba en
1784 había descendido a 2.600. ese pueblo el Superior de las Misiones, Pa-
En la época, en que fueron expulsados los dre Lorenzo Balda, los dos Curas, ya recor-
Jesuitas, contaba Corpus con 12.000 vacas, dados, el florentino Leoni, gran procurador
más de 2.000 yeguas, y más de 4.000 ovejas. de las Misiones, el catalán José Grímau, pin-
Eran suyos 3 herbaJes con 16.000 plantas, y tor de nota, y el aragonés Gorría.
tenía en los almacenes 200 sacos de yerba Pasaron a mejor vida, hallándose en Can-
molida. Cinco eran sus algodonales y en de- drlaria, Jos Padres José Domcnech y Anto-
pósito tenía 115 sacos. También se lec cn los nio Carvajal ( 1642 y 1680), Manuel Fuc-
inventarios de 1768 que contaba con 27 sa- nabrada y Bernardo Casero ( 1696 y 17 15),
cos de arroz. Francisco Mcdrano e Ignacio Garda ( 1716
Candelaria, o Nuestra Se"ñora de la Can- y 1718), Wcnccslao Cristmann y Leandro
delaria, fue fundada en 1627 por Jos Padres Salinas ( 1728 y 1729) , José Insaurraldc y
Roque González y Pedro Romero en el Caa- Anselmo de la Mata (1730 y 1732) , Pablo
zapá-miní, en las tierras actualmente para- Restivo y José Tejada (1740 y 1744), Teo-
guayas, en un punto cercano al que después doro Valenchana y Juan Delgado ( 1755 y
ocupó el pueblo de San Luis. En 1637 pasó 1757), José lberaquer, Francisro María Ras-
el río y se ubicó junto a Itapuá, desde donde poni y Juan Bautista Marqurseti ( 1757. 1762
se trasladó a orillas del río Yqua-rupá, poro y 1767). Fallerieron también en Candelaria
más abajo de donde se estableció definitiva- los Hermanos Francisro Ür'líz ( 1692), Sil-
mente en 1665, ·a 13. vista del Paraná. vano Gonzálcz ( 1708), Prdro Fernúndcz
Entre los Padres que gobernaron la Can- (1714), Egidio Staes (1728) y el eximio
delaria conocemos los nombres de algunos, arquitecto Juan Bautista Primoli ( 1747).
como los de Jos Padres Manuel Berthot en En cuanto a su población, contó Candda-
1630, Francisco Clavijo y Manuel Javier, ria con 1.644 habitantes en 1644 ; ron 2.596
en 1631, Antonio Palermo y Juan Saradell en 1702, con 3.154 en 1733, ron 2.m 1 en
en 1644, Pedro Coment3le y Juan de Porras 1750 y ron 3.687 en 1768.
en 1655, Cristohal" Sánchcz y Franrisro .Ji- La terrible peste de 1630 causó más de
ménez, desde 1713, José Gallardo y Grego- mil víctimas, a quicnes asistió como sacer-
rio Haffe, desde 1724, Manuel Querini y Die- dote y médiro el Padre Berthot, entonces
go Balcarce, desde 1732. Trodoro Valencha- Cura de Candelaria, y a los que dio sepultu-
na y José Videla desde 1742; el mismo Valcn- ra por sus propias manos. Unos cuatrocien-
chana y José Videla desde 1742; el mismo tos adultos rcdbieron el bautismo en esta
Valenchana con Hermenegildo Aguirre des- coyuntura.
de 1745, con Pedro Pablo Danesi desde 1749 Santa Ana fue fundada en la serranía de
y con Ignacio Umcrcs desde 1751. En 1757 los Tapes, sobre el río Yacuy, llamado tam-
era Cura el Padre José lberaquer, y era su bién Igay, en 1633, por los Padres Pedro
compañero el Padre Jacinto Benedicto y a Romero y Cri~tobal de Mendoza, y se cnrar-
ambos sucedieron los Padres Felipe Ferder gó de ella, p()(:o después, el Padre Ignacio
y Lorenzo Balda, desde 1760, y a éstos los Martínez. Huyendo de los paulistas, se situó
Padres Antonio Calderón y Manuel Boxer en 1638 sobre el "ParanÚ: cerca del Peyurí,
desde 1765. Al tiempo de la expulsión era pero, en 1660, se estableció definitivamente
Cura el citado Calderón y era su compañero al sur de Lorcto, cerca del Paraná. Su em-
el Padre Agustín Vileret. plazamiento fue en un llano alegre sobre una
Como Candelaria era la sede del Superior lom~ta que le permitía ver todos sus alrede-
de las Misiones y estaban también en esa dores. ·
localidad Jos almacenes generales de todas Entre los Curas de Santa Ana podemos re~
las Reducciones, siempre hubo más sacerdo- cordar a los Padres Silverio Pastor y Alonso
tes que en Jos otros pueblos y sobre 1odo Arias, Ignacio Aquilino y Juan de Porras y
varios Hermanos Coadjutores. Así, en 1732, Alejandro Balaguer, que se hallaban gober-
hallamos allí a los Hermanos Francisco Leo- nando este pueblo desde 1655, y a Jos Pa-
ni y Marcos Villodas; en 1742 al dicho Leoni dres Enrique Matheis y Enrique Cordule que
150 ESTABLECIMIENTO DE LAS REDUCCIONES

lo rigieron desde 1713. Les sucedieron, desde de la Iglesia y de las casas de los indios. En
1724, los Padres Diego de Haze y José Lá- estas tareas le halló, dos meses y medio más
zaro; desde 1732, el Padre Pedro de Ramiro tarde, el Padre Boroa, al regresa r é~te a la
y el citado Lázaro; desde 1742 los Padres Reducción, y sabemos que entonces se halla-
Antonio Estellez y Pedro Jiménez: desde ba sin compañero alguno el santo misionero,
1749 los Padres Antonio Gutiérrez, Bias Res- aunque tenía consigo a un niño de unos diez
hinger y José Gómez, y desde 17.'il los Pa- años, llamado Miguel Dávila, quien le ayu-
dres Tomás Hurtado y Antonio Gutiérrez. daba Misa y a buscar los enfermos y otras
Este último pasó de Cura a ser Compañero cosas.
del Padre Pedro Pablo Danesi. En 1757 ha- La Reducción de Itapuá, era ya una reali-
llamos en Santa Ana a los Padres Francisco dad cuando en ella se hicieron los primeros
Echagüe, Agustín Vilert e Inocencia Herb~r. bautismos, a 11 de junio de aquel mismo año
El sa'*"fesino Echagüe fue el Cura de Santa de 1615, y allí estaba aún cuando por octu-
Ana d esde 1758 hasta 1768, aunque en este bre de 1619 hicieron la profesión solemne
año sólo tenía un Compañero: el paraguayo los dos misioneros, Roque González v Diego
Pedro Rojas. Varios misioneros de grande Boroa, en manos del Padre Pedro Romero,
reciedumbre apostólica fallecieron en este que se hallaba de paso.
pueblo, pero nos corresponde recordar a to- Sólo seis años estuvo esta Reducción de
dos los que allí pasaron a mejor vida, ya qu e Itapuá en territorio actualmente argentino,
en una y otra fonna estuvieron vinculados a después de su fundación, ya que en 1621,
esa Reducción. Son ellos los Padres Silvino por diversas razones, fue trasladada al norte
Pastor (1672) e Ignacio Aquilino (1672), del Paraná y ubicada donde se halla al pre-
Alonso Avellas ( 1717) y Diego de Haze selllte la ciudad paraguaya de Villa Encar-
( 1725) , Enrique Matheis (1729) y Pedro nación. Escribía después el Padre Boroa:
Alvear ( 1731), Francisco Robles ( 1732) y Pasamos de esta banda del Paraná a buscar
Miguel Jiménez ( 1724), Diego Ruiz de los puesto para la reducción, y Nuestro Señor
Llanos ( 1749) y José Lázaro García ( 1754), nos le deparó tal cual se puede desear .• de
José Gómez (1756), Antonio Estelles (1760) alegre vista, de muchos montes y de exce-
e Inocencio Herber ( 1763) . Falleció también lentes pesquerías, y más sano que el de la
en Santa Ana el eximio hermano coadjutor otra banda.
José Brasanelli ( 1728). En 1617, y después de la Cuaresma de
Santa Ana estuvo poblada por 850 indios ese año, salió de Itapúa el Padre Roque y se
en 1674, por 2.225 en 1702, cifra que ascen- encaminó al oriente hasta llegar al Río Uru-
dió, en 1733, a 3.716 v a 4.778, en 1750. guay, por el que descendió no pocas leguas,
Había subido algo en los años siguientes, y volvió a subir el río, tropezando doquier
ha!ta llegar a 4.497, en 1768, pero descen- con indios reacios y altivos. El Padre Fran-
dió considerablemente después de esta fecha, cisco del Valle refiere 135 peripecias por las
siendo su población, en 1784, de sólo 1.758 que hubo de pasar, atajado ya por el cacique
almas. lba<·ombú, ya por Carachurú, ya por Cana-
Donde hoy se halla Posadas, capital de la rimá, Pasiví y Arapotí.
Provincia de Misiones, estuvo otrora la re. Fue precisamente sobre el río Uruguay que
ducción de Nuestra Señora de la Encarnación el Padre González fundó la segunda de las
de Itapúa. Allí la fundó el Padre Roque Gon- tres o cuatro Reducciones a que estaba auto-
zález de Santa Cruz, el 25 de marzo de 1615, rizado. La llamó de la Concepción y la ubicó
mientras su compañero de afanes apostólkos como a quince leguas al sudeste de Itapuá.
hacía una gira por la zona. Con licencia que Su fundación fue a los 8 días del mes de
para ello tenía del Padre Lorenzana, Rrctor diciem bre de 1619. Los antecedentes de esta
de la Asunción, y con el permiso qu<' le había fundación, debida exclusivamente al Beato
otorgado el General Francisco González de Roque, son abundantes. Así el Padre Diego
Santa Cruz, su hermano, que por muerte del de Boroa, en carta del 24 de noviembre de
Gobernador, gobernaba estas provincias, el 1619, escribió que diez días habrá que escribí
Beato Roque, sin escolta de soldados y sin a Vuestra Reverencia con la buena nueva
ayuda alguna de españoles, levantó una gran del gusto con que los caciques del Uruguay
cruz en medio del terreno que debía ser en iban saliendo a hablar al Padre Roque Gon-
breve un pueblo, y comenzó la construcción zález; anteayer retibí una suya en que dice
LAS REDUCCIONES EN TIERRAS ARGENTINAS 151

ha hallado ya un excelente puesto para la donde se guardaron los restos mortales de


reducción, que era lo que le tenia con mu- los Beatos Roque González. de Santa Cruz,
cho cuidado; tiene mucho monte airoso y de Alonso Rodríguez y Juan del Ca!itillo, los
buena vista a una legua pequeña del Uru- que se conservaban en una urna en la sa-
guay, y los caciques gustan de que haga allí cristía. En el piso de la iglesia recibieron
una reducción, y así, según el orden de V ues- sepultura el Venerable Padre Diego de Al-
tra Reverencia, el Padre está determinado de faro ( 1628) y el Hermano Juan Cárdenas
dar principio a ella, para lo cual envía a (1647), los Padres Alonso Gutiérrez (1674),
pedir indios carpinteros para lez.•antar una Diego Suárez ( 1687), Pedro Arbel ( 1707),
cruz y hacer una capilla y poner campana. y los del Hermano Jodoco Gravelinga ( 1702).
Saldrán de aquí mañana con todo recaudo Allí también se hallan los despo_jos mortales
y cuñas para comenzar a rozar. Dice el Pa- de los Padres Martín Torres (1712), Juan
dre que si hay cuñas estará hecha aquella Ramos ( 1729) Die!(o l""acio Altamirano
reducción dentro de dos años y que en es- (1746), Antonio Ligoti (1751), Tobías Pé-
pacio de ocho leguas se juntarán caJi qui- tola ( 17 52), Bias Reshinger ( 1753), Grego-
nientos indios que serán dos mil y quinientas rio Haffe ( 1753) y Conrado Herber ( 1761) -
almas. El Padre procede en todo con mucho A pesar de haber sido madre fecunda de
tiento, prudentia y acierto como a quien otras dos Reducciones, contó siempre Con-
Nuestro Señor ha escogido para tan ardua cepción con numerosos pobladores. Así en
empresa. No vasta más que Vuestra Reve- 1702, cuando San Carlos llegó a tener 5.450,
rencia lleva adelante lo que para tanta glo- Concepción lo superó, pues su cifra fue la
ria divina ~a comenzado, enviando mucha mayor, de entre todas las Reducciones de
y muy escpgida gente para tal empresa. entonces: 5.653. En 1733 esa cifra no ha-
Comisario de la Inquisición y Cura de Ha menguado, pues era de 5.881, pero en
Concepción fue el panameño Diego de Al- 1750, a raíz del Tratado de Lími!tes era sóio
faro, desde 1631, y era su compañero el de 2.337. En 1784 era aún de 2.104.
Padre Francisco de Molina; años más tarde, Cuando acaeció la expulsión de los Jesuí-
era Cura el Padre Francisco de Molina y su t:ts y aun años después ( 1784) se conserva·
compañero era el Padre Diego Suárez; en f--:m en la sacristía de ese pueblo los huesos
1655, era Cura otro gran misionero, el Padre ele los mártires Roque González de Santa
Francisco Díaz Taño, siendo su compañero rruz, Alonso Rodrigues, Juan del Castillo y
el Padre Diego de Salazar; a los dos años Diego Alfaro. Desgraciadamente se descono·
sucedió a Díaz Taño el Padre Alonso Gu- re el paradero de esas reliquias.
tiérrez; en 1713 es Cura el paraguayo José La Iglesia de esta reducción era enorm~,
lnsaurralde y tenía por compañero al Padre ron cinco naves de arquería, e igualmente
José Gallardo. Tobías Pétola y Juan Ramos f"spaciosas y buenas eran las casas de los
les sucedieron, desde 1724 hasta 1742. aun- indios
que el Padre Ramos fue reemplazado 'por el Como las estancias de Concepción estahan
Padre José Brigniel, desde 1732. En 1742 ::1 Oriente del Uruguay fueron devastadas
los Curas eran tres: Ramón Toledo, Manuel por los Portugueses, romo una que tenía
Olmedo y Diego J. Altamirano. Les suceden 'obre el río Aguapey, 20 leguas más al sur-
en 1745 los Padres José Guerra y José Gaete, este, y otra que tenía a orillas del río Are-
permaneciendo Altamirano, pero, desde 1749 cutay, en las que había, en 1768, 25.852 va-
son todos \tres reemplazados por los Padres cas, 2.000 bueyes y 607 caballos. Cerca del
Segismundo Aperger, Gregorio Haffe y An- rueblo había 3 yerbales y otros tantos algo-
tonio Ligoti, y en 1754 por los Padres Jaime donales.
1\-Iascaró, Manuel Boxer, Conrado HerG~r y Santa María La Mayor, primitivamente
Bartolomé Piza. En 176'i y 1768 era Cura !!amada Santa María del Iguazú, fue fun·
el gran José Cardiel, siendo su compañero, c'ada en 1626 l"'r los Padres Diego de Boroa
en el primero de esos años, el Padre Juan y Claudio Ruyer, en el país de los ltatines,
España, que, y en el segundo el Padre :Mi- en el punto mismo donde el río Iguazú . pa-
guel Marimón. En estos últimos años estuvo ~ada las célebres cataratas, desemboca sus
radicado en Concepción el gran artista her- t·spumosas aguas en el Paraná. Como se ex-
mano Salvador Conde. Aunque martirizados presaba un historiador del siglo XVIII se
en tierras muy lejan~s, fue en este pueblo estableció en la horqueta que fonnan los ríos
152 E:>1'ARLI~CJMIENTO DE LAS REDUCCIONES

Paraná e Iguazú Otro historiador, el Padre y 35 cerdos. En los almacenes, de los que
José Sánchez Labrador, escribe que En la había dos en el Pueblo y uno en el Uruguay
orilla occidental del lguazú, entre su .~alto para maíz, .se encontraban depositadas 636
y el Paraná, se· fundó la Reducción de Nues- arrobas de lana, 2.000 velas de sebo, 152
tra Señora de las Nieves o Santa María la sacos de legumbres, 270 fanegas de maíz, 98
Mayor. Allí estuvo hasta que, azotada esa sacos de algodón con 2.231 arrobas, y 2.536
Reducción por los paulistas, se trasladó, en arrobas de yerba.
noviembre de 1633, a la actual Provincia de San Javier, o San Francisco Javier, era
Misiones, y se ubicó al sur cerca del punto como llamó el Beato Roque González a una
donde estuvo Mártires. Después se trasladó Reducción fundada por él, pero que se des-
al lugar que ocupaba en 1768. hizo poco después. El pueblo de este mismo
El Padre Claudio Ruyer, cofundador de patronímico, a que ahora nos referimos, fue
Santa María, corrió con el cuidado de este fundado en 1629 por el Padre José Ordóñez
pueblo, durante muchos años. Allí le halla- sobre el arroyo Tabituí, que desagua en el
mos todavía en 1631, teniendo por compa- Uruguay. Allí se fundó y aJJí se conservó
ñero al Padre Andrés Gallegos. A ambos siempre, en los 27 grados 47 minutos de
sucedieron en 1644 los Padres Pedro Comen- latitud y 323 y 8 minutos de longitud, como
tale y Simón Bandini y a éstos en 16:)5 los se expresaba el Padre José Sánchez Labra-
Padres Diego Suárez y Francisco Ricardo. dor, a fines del s;glo XVIII. Allí están ahora
En el decurso del siglo XVIII 'abemos que las ruinas de aquella venerada reducción,
gobernaron esa Reducción los Padres José donde funcionó una de las imprentas misio-
Saravia y Antonio Ligo ti, en 1713 ; Francis- neras, esperando el día en que queden libra·
co Benzonio y Onofre Carpini, desde 1714; das al público, pues no han de ser muy infe-
Antonio Betschon y Rafael Genestar, desde riores a las tan ponderadas de San Ignacio
1724: el citado Betschon y Pablo Restivo Miní.
desde 1732; Lorenzo Balda y José Brigniel, Eran Curas de San Javier, en 1655, Jos
desde 1742; el mismo Balda y Conrado Har- Padres Francisco Ricardo y Diego Suárez;
dcr, desde 1745; Ramón de Toledo, Luis desde enero de 1713, los Padres Pedro de
Fernández y Buenaventura Suárcz, desde Alvear y Antonio Sepp; desde fines de 1714
1749; el citado Toledo y José Fleishofer y los Padres Antonio Ligoti y José de Arteaga;
Mar!tín Matilla desde 1757 ; Cierheim (:On desde 1724 los Padres Miguel Haffncr y Die-
Andrés Botclre desde 1760, Rafael Campo- go Lezana; desde 1732, los Padres Scbastián
mar y Anton.io Planes, desde 1765. Tres años de Ycgros e Ignacio Jiménez; desde 1751,
después, al sobrevenir la expulsión, Adolfo los Padres Juan Tomás y José García; desde
Skal haJ:>ía sucedido a Planes, como Cura. 1757, el citado Padre Tomás y el Padre Juan
En Santa María fallecieron Jos Padres Gilge; desde 1760, los Padres Pedro Bicdma
Luis Bolo ( 1657) , Manuel Bertot ( 1687), y Bernardo Pifereti y, desde 1765, los Padres
Juan Suárez (1675), Tomás Moreno (1703), Santo Simoni y Hermcncgildo Aguirre. El
José Sara vi a ( 1705), Juan Vela ( 1715). primero de estos Curas de Candelaria, que
Francisco Benzonio ( 1717) , y <'1 ilustre san- fueron los últimos Jesuítas que gobernaron
tafcsino y eximio astrónomo, Padre Buena- f'sc pueblo, era italiano, y el segundo era
ventura Suárez ( 1750) . argentino, nacido en Salta. Sólo tres misione-
La población de Santa María la Mayor ros fallecieron en este pueblo: los Padres José
era de 2.869 almas en 1702, de 3.58'i en O regio ( 1664), Pedro Orduña ( 1700) y Juan
1733, de 2.060 en 1750 y de 3.084 en 1768. María Pompeyo ( 1716) .
En Jos años subsiguientes decayó considera- Si en 1644 la población de San Javier era
blemente, siendo en 1784 de sólo 911 almas. de sólo 1.560 almas, llegó a los 3.320 en
La situación económica de Santa M aría 1687, y a los 4.117 en 1702, y llegó al tope
la Mayor, llamada así, tal vez, para distin- en 1716, con una población de 5.641 almas.
guirla de Santa María de Fe, era buena en Con más de 5.000 contó entre 1711 y 1717,
1768, ya que contaba con dos e~:i:ancias y decreció en Jos años subsiguientes, con sólo
una estanzuela. Una de aquellas estaba en 3663 en 1733 y 1.946 en 1750. Repuntó en
el Aguapey. Su ganado era: 12.000 vacas, los quince años siguientes, y en 1784, conta-
7.475 ovejas, 1.522 yeguas, 438 caballos, 170 ba aún con 1.379 almas
mulas mansas, 270 redomonas, 270 chúcaras Entre los bienes del pueblo en 1768 se
LAS REDUCCIONES EN TIERRAS ARGENTINAS 153

hallaba una estancia con cerca de ) 3.800 mirano ( 1696), Antonio Becerra y Francisco
vacas y cerca de 1000 ovejas, además de un del Canto ( 1708 y 1723) , Jacobo Lezama y
cañaveral y 3 yerbales, los que contaban con Tomás Bruno (1723 y 1729), José de As-
50.000 plantas. torga y Francisco Olmos ( 1741 y 1753). En
Apóstoles, Santos Apóstoles, o Apóstoles Apóst9les también falleció el Hermano Do-
San Pedro y San Pablo, fue fundado, con el mingo de Torres ( 1688) .
nombre de Navidad, en la Sierra del Tape, A 1539 se eleva la población de Apóstoles
sobre el río Ararica, en 1633, por el .Jc$uÍta en 1644 y a 3.536 en 1702; a 5.207, en
panameño Diego de Alfaro. Se instaló a 4 1733, pero sólo llegaba a 2.055 en 17'i0.
leguas del pueblo de San Carlos, situado en Sepp ponderaba, a. principios del siglo
esa misma región, pero, en J638, uno y otro XVIII, la "bellísima fuente de piedra de si-
pueblo vióse precisado a trasmigrar, a fin de llería, con sus caños y su hermoso lavadero"
salvarse de Jos malones d<: los paulistas. Ubi- y aseguraba que era algo único en su género.
cóse Apóstoles, que así se llamó desde en- Desde el pueblo hasta dicha fuente había un
tonces, al sur de San José y al oriente del amplio paseo o alameda constituído por ár-
arroyo Chimiray. boles llamados Ibaró o árboles del Jabón.
En 1644 eran sus Curas los Padres Adrián Mártires, o Santos Mártires del Japón, se
Formoso y Pascual García; en 1655 Die- fundó en 1639 ron neófitos de varias reduc-
go Salazar y Andrés Gallegos, únicos del ciones, disueltas por los paulistas, entre cUas
siglo XVII, de quienes tenemos noticias. En de Jos de Jesús María de YbY.ty-caraí, de
el decurso de la siguienrte centuria, hallamos San Cristobal, de San Carlos, de San Joa·
a Jos Padres José Tejeda y Martín ele Ve- quin y del primitivo Apóstoles del Caapí.
gros, desde 1713; a Pedro Jiméncz y José Su primera ubicación fue muy cerca de San-
Pons, desde 1724; a José Rivarola y Poli- ta María la Mayor, pero en 1704 se mudó
carpo Dufo, desde 1732; a Sebastián de Ye- más al norte, sobre una alta lomada, y a la
gros y Francisco de Olmos, desde 1742; Juan falda de la serranía.
B. Marqueseti, desde 1745 hasta 1757, te- En 1644 eran Curas de Mártires los Pa-
niendo por compañeros, en el primero de dres Agustín de Contreras y Francisco Ri-
esos años, a los Padres Buenaventura Su{•rrz cardo; en 1655 Jos Padres Juan de Salas y
y al citado Olmos, y desde 1749, a este Pa- Felipe de Viveros; en 1657 este úl'timo y el
dre y al Padre José Flcshauer, y, desde 1751. Padre Nicolás del Terho, y, desde enero de
al Padre Olmos y al Padre Francisco Uccdo. 1713, hasta el 6 de noviembre de 17 18, los
En 1757 entró de Cura principal el Padre Padres Francisco Rivera y Bartolomé Blende.
José Sánrhez, y eran sus Compañeros los Les sucedieron, en esta postrera fecha, los
Padres Lorenzo Ovando, Segismundo Apcr- Padres Lorenzo Daffe y José de Astorga. El
gcr y Norberto Schular. Estos dos últimos Padre Daffc siguió en el cargo, aun después
residían en Apóstoles, desde 1760, pero por de los cambios efectuados en 1724, pero su
Cura y primer compañero fueron señalados compañero fue, desde este año, el Padre Die-
los Padres Domingo Perfetti y Carlos Tux, go Balcarce. En 1732 ambos fueron reem-
y, en 176:), Jos Padres Francisco Scrdaheli y plazados por los Padres Jacobo Vancutze-n
Ramón de Toledo. En 1758 seguía de Cura y Diego Hurtado, y, en 1742, por Jos Padres
el húngaro Serdaheli, pero <'ran sus rompa- Segismundo Apcrger y Gregor;o Haffe. El
ñcros los germanos Carlos Tux y Norbcrto gran misionero, Padre Apergcr siguió al
Schulac. frí'nte de este pueblo hasta 1749, año en que
Ya nonagenario, S<' encontraba en Apósto- le sucedió el Padre Félix de Urbina, siendo
les el Padre Segismundo Aperger, cuando su compañero el Padre Adolfo Skal. En 1757
acaeció la expulsión, cn 1768, y fue el único son Curas de Mártires los Padres Francisco
Jesuíta a quien no se aplicaron las leyes del Rasponi, Santos de Simoni y Diego de Hor-
exltrañamiento, por hallarse incapacitado begozo, en 1765, y los Padres Ignacio Cierp
para moverse. Falleció seis años después, el heim, Andrés Botelrc, Miguel Marimón y
23 de noviembre de 1773. Le habían prece- Alejandro Villavieja. En 1768 se hallaba en
dido en el viaje a la eternidad los Padres Mártires como compañero además de éste-
Pedro Mola y Antonio Forti ( 1660 y 1677), último, el Padre Antonio Basualdo. En este
Ignacio de Feria y Nicolás del Techo ( 1648 pueblo fallecieron los Padres Juan de Salas
y 1685), Juan Maranges y Cristóbal Alta- (1662), Miguel Cabrera (1712), Francisco
154 EST IIBLEC/MIENTO DE LAS REDUCCIONES

Jiménez (1718), Pedro Montenegro (1728) nes y Juan García, y desde 1760, los Padres
y Domingo Terrén ( 1751) Miguel Morales y Javier Limp. A este últi-
A 1.400 almas ascendían las que había en mo sucedió en 1765 el paraguayo Juan Alon.
Mártires en 1644; a 2.124 las que había en so Díaz.
1702; a 3.665 las que había en 1733. Algo La Cruz tenía 3.851 almas en 1702, 4.345
disminuyó aquella población en 1750, pues en 1755, 2.410 en 1750, y 3.523 en 1768.
era de 3.058, y al acaecer la expulsión en Era en 1768 una de las Reducciones más
1768 era sólo de 1.882. En 1784 había ba- prósperas económicamente, pues en su es·
jado a 937 almas. tanda había 32.000 cabezas de ganado va-
Los bienes de este pueblo, en 1768, eran cuno, 27.000 ovejas, 5.400 yeguas, 1.800
7 yerbales, 13 algodonales, 3 trigales, 2 caña- bueyes, 400 caballos mansos y 130 cerdos.
verales y muchos frutales. Contaba con Contaba además con varios algodonales que
10.000 vacas y otras tantas ovejas, y con daban al año 2.000 arrobas, y con yerbales
cerca de 1.000 caballos. que daban cada dos años 1.200 arrobas. En
Si de Jos pueblos situados sobre el Uru- el huerto había 5.000 árboles frutales. Ex-
guay, bajamos a los que se encuentran hoy plotaba una cantera de itaquí o piedra blan·
en lo que es la Provincia de Corrientes, por da y tenía una calera.
la parte occidental de aquel río, y en lo que San Carlos o San Carlos Borromeo. fue la
es ahora territorio argentino, corresponde fundación del Padre Pedro Molas. La esta-
recordar los de La Cruz. Santo Tomé y Ya- bleció, en 1631, sobre el Caapí, junto al río
peyú. También hemos de recordar los pue- Uruguay, desde donde, perseguido y destro·
blos de San Carlos Borromeo y de San José, Zado por los crueles paulistas, transmigró, en
aunque baStante alejados de ese río. 1638, a un punto cercano a las fuentes del
La Cruz, o la Santa Cruz, primitivamente río Aguapey, tributario también de aquel río.
llamado la Asunción de Acaraguá, fue re. La actual ciudad de San Carlos, al noreste
ducción fundada en 1628 por el Padre Cris- de la Provincia de Corrientes, y sobre la lí·
tóbal Altamirano, sobre el río Acaraguá, nea fronteriza con la de Misiones, está en el
afluente occidental del Uruguay, desde don- emplazamiento de la antigua reducción.
de pasó al río Mbororé, afluente del mismo En 1644 hallamos al frente de este pueblo
Uruguay. Pero si, en su primera ubicación a los Padres Pedro Alvarez y Juan Bautista
fue asediada por los paulistas, en la segunda Hornos, y en 1655 a los Padres Francisco
tuvo que vérselas con los charrúas y yaros. de Molina y Andrés Gallegos; en 1713, a
En busca de defensa se unió a la Reducción los Padres Pablo Benítez y Gerónimo Del-
de Yapeyú, pero en 1657 emigró a la región fin; en 1714 a los Padres Policarpo Dufo y
más austral de las Misiones, ubicándose SO· Juan de Yegros; en 1724, a los Padres Fran-
bre el Uruguay, a 8 leguas al norte del Ya- cisco García y Domingo Calvo; en 1732
peyú. nuevamente es Cura principal el recordado
Los primeros Curas de La Cruz fueron los Benítez, y es su Compañero el Padre José
Padres Cristóbal de Altamirano y Pedro Ro- Gómcz. Bartolomé Piza y Antonio Ligoti son
mero, y aunque a este último sucedió en curas desde 1742; Pedro San na y el mismo
1631 el Padre Adrián Formoso, aquel en ca- Ligoti, desde 1745; Salvador Quintana y Jo-
lidad de Cura principal gobernó la Reduc- sé Guinet, desde 1749, y el mismo Quintana
ción desde 1628 ha~ta 1648. En 1655 halla- con Santiago Becio, desde 1751, y con Rafael
mos al frente de La Cruz a Jos Padres Fer· Campomar y Bernardo Nusdorffcr desde
nández y Juan Salas. En el decurso del siglo J758, y con Nusdorffer y Lorenzo Ovando,
XVIII, hallamos a los Padres Gabriel Patiño desde 1760, y con Mateo Cano, Jaime Pa-
y Francisco de Olmos, desde principios de ssino y Jerónimo Zacarías, desde 1765. Quin·
1713 hasta fines de 1714, succdiéndoles en el tana seguía siendo el cura, cuando acaeció
postrero de esos años los Padres Antonio el destierro de los Jesuítas, en 1768, pero
Ligoti y Diego de Lezama, y, en 1732, a ellos eran entonces sus compañeros los Padres
o a otros, los Padres Antonio Navas y Miguel Antonio Pedro Gómez y Jaime Passino.
de Cea, y, desde 1742, los Padres Miguel Terminaron sus días en esta Reducción
Morales y Conrado Herber. En 1749 son los Padres Francisco Ricardo (1672), Fran-
Curas, los Padres Juan Delgado y Diego cisco de Molina ( 1679), Hernando de San-
Aráoz; desde 1757, los Padres Antonio Pla- ta Cruz (1682) , Antonio Bohm (1695),
LAS REDUCCIONES EN TIERRAS ARGENTINAS 155

Domingo Rodiles ( 1703), Francisco de Me- Antonio Sepp ( 1732), Clemente Castellano
dina (1719), Lorenzo Fanlo (1728), Fran- (1737) y Gabriel Araeta (1734), Jacobo
cisco García ( 1731) , Pablo Benítez ( 1740), Vanzuetzen (1745) y Luis Charle! (1756) .
Antonio Rivera (1741), Bernardo Nusdorffer Dos años más tarde terminó sus días. en San
(1762) y Jerónimo Zacarías (1766). José, el Padre José Guinet.
Contó San Carlos con una población de 1.441 pobladores tenía San José en 1644
2.300 almas en 1644, y de 5.355 en 1702, y 2.594 en 1702, cifra que ascendió a 3.605
cifra que descendió en los años sucrsivos en 1733 y descendió a 1.886 en 1750. Cuan-
hasta 3.369 en 1733 y a 1.628 en 1750. En do la expulsión de los misioneros en 1768,
1784 contaba con 1.200 pobladores. esta postrera cifra había incrementado, pues
San Carlos, como todos los pueblos que ni era de 2.341 pero, en 1787, había nueva-
directa o indirectamente habían sufrido a mente descendido a 1.352.
causa de la guerra guaranítica, estaba en Santo Tomé, o Santo Tomás Apóstol, fue
situación económica holgada. Tenía el pue- fundado por los Padres Luis Ernot y Noel
blo 3 yerbales con 18.000 plantas, y 3 algo- Berthot en 1632, sobre el Tembicuacuy, cer-
donales. Tenía un trapiche para elaborar el ca de Ibicuy. Tuvo que transmigrar, a fa usa
azúcar y dos tahonas para el trigo. En su de las invasiones paulistas, y, por marzo de
estancia había 25.000 cabezas de ganado va- 1639 bajaron los tomistas por el Uruguay y
cuno, 4.500 ovejas, 2.690 yeguas, 1.600 bue- se situaron en un punto alto, sobre la ri-
yes, 615 caballos y 550 mulas. bera accidental de este río, aunque rodeado
San José fue fundación del Padre José de tierras bajas, donde actualmente se halla
Cataldino y la emplazó en la Sierra del Tape, la ciudad correntina de Santo Tomé.
en el paraje llamado Ita-qu~tiá, entre Santo En 1644 eran Curas los Padres Pedro Mo-
Tomé y San Miguel. Allí estuvo desde 1633 las y Carlos Arconato y en 16.';5 los Padres
hasta 1638, año este último en el que se ·Miguel Gómez y Agustín Femández; desde
trasladó al sur y se situó entre los pueblos 1713 los Padres Antonio Petragrassa y José
de Corpus y de San Ignacio Miní. En 1660, de Vargas, pero en 1724 Jacobo Vanzu~tzen
volvió a trasladarse, tomando ubicación al pasó a ser párroco y quedó como teniente el
norte de Apóstoles y a orillas del Pindapoy, que había sido Cura, el Padre Petragrassa.
donde se halla el actual pueblo de San José. Desde Abril de 1732, hallamos allí a los
Fueros curas de este pueblo, en 1655, los Padres Luis Charlet y José Martín y, desde
Padres Silverio Pastor y Pedro Comenta le; 1742, a los Padres Juan de· Molina y Pedro
desde principios de 1713, los Padres Pablo Ramita. El Padre Molina permanece en su
Benítcz y Jerónimo Delfín; desde fines de puesto de Cura. desde el 12 <ir febrero de
1714 los Padres Miguel Fernández y Fran· 1742, hasta el 8 de julio de 1751, pero fue
cisco de Medina; desde abril de 1724, los su compañero desde 1749 el Padre Felipe
Padres Ignacio Astudillo y Félix de Villa- Fader, que entró a ser el Cura principal, en
garcía; desde 1732, los Padres Antonio Sepp 1751 , y lo fue hasta 1760, teniendo por com-
y Francisco Magg; desde 1742, los Padres pañero al Padre Juan Gilge, hasta 1757, y a
Ignacio Cierheim y Lorenzo Ovando; desde Félix Blanich y a Carlos Tux, desde este año
1749, los Padres Roque Balle~teros y Manuel hasta el de 1760. Le sucedió en el cargn el
Olmedo; desde 1757, los Padres Juan Fran- Padre Ignacio Cierheim 1 en 1760, y el Padre
cisco Carrió y Carlos Pérez, y se hallahan Félix Blankh, en 1765. Era su compañero
entonces en el Pueblo con otros fines : los en 1768 el i'taliano Bernardo Piferctti. Falle-
Padres José Guinet y José Cardiel ; desde cieron en esta Reducción los Padres Miguel
1765, fue Cura el Padre Miguel Amengual, Gómez (1673) . Franrisro Sánchez (1694),
natural de Mallorca, y eran sus compañeros, Pedro Casambra ( 1708) y Angel Petragras-
dos alemanes, el Padre José Fleshauer y el sa (1729) .
Hermano Pedro Kormacr. A 3.000 ascendían los pobladores de San-
Varios de los Curas que hemos mendo· to Tomé, en 1644; a 3.416, en 1702 y a 3.494
nado y otros que trabajaron en este pueblo, en 1733, pero habían disminuído a 2.793 en
fallecieron en el mismo, como los Padres 1750, y a 2.400 en 1768.
Pedro Marques ( 1642) y Francisco Nieto No era en 1768 un pueblo próspero, antes
( 1666), Cristobal Porte! ( 1670) y Pedro se lec en los Inventarios de ese año que el
Medina ( 1708), Domingo Calvo ( 1724) y pueblo quedó pob;ísimo, por habérsele re-
156 ESTABLECIMIENTO DE LAS REDUCCIONES

cargado uno de los siete pueblos de la otra este puesto no estaban a nuestra obediencia.
banda del Uruguay, con cuya sustentación Por estas razones, cuando pasé al Guayrá,
hubo de correr por haber aquel quedado sin dejé muy encargado al Padre Roque bajase a
medios, a raíz de la guerra guaranítka. Sabe- esta tierra y procurase en todo caso fundat
mos, no obstante que, además de yerbales y un pueblo. El Padre lo hizo, y, por ser poca
algodonales propios, tenía Santo Tomé 15.396 la gente que halló, no le pareció bastante
vacas y 18.471 ovejas, 874 yeguas y 845 bue- para fundación, habiendo de ocupar en ella
yes, 296 caballos y 179 mulas. los Padres que, por la falta grande de ellos,
Yapeyú, o Nuestra Señora de Yapeyú, o serían más necesarios en otra parte. Cuando
Nuestra Señora de los Tres Reyes de Yapeyú, volví de Guayrá, confirmándome cada día
fue fundación del Padre Pedro Romrro, más en que convenía ocupar este puesto. me
quien en 1626 corrió con eJla, aunque el determiné ir yo allá en persona con el Padre
Beato Roque González había hablado antes Roque y el Padre Pedro Romero, y dar prin-
con Jos indios de la región sobre establecer cipio a la fundación con los indios que halla-
allí un pueblo, y hasta había convenido con se, por pocos que fuesen. Hicimos nuestro
ellos en formarlo. viaje, y hallamos sólo tres casas con cien
Nada sabemos de la forma en que se fun- indios, los cuales me recibieron con ale.!!rÍa,
dó, pero sabemos que fue a los 4 días de y repartiéndoles algunos cosas que yo llet..Jaba,
febrero de 1628 y a los pocos meses de fun- para ganarles las voluntades, quedaron muy
dada, visitó esta Reducción el Provincial P. amigos, y gUJtaron mucho de que quisiéramos
Durán Mastrilli e infonnaba en· las Anuas fundar allí pueblo, dando ellos principio a
de 1626-1627 que está a orillas del río Uru- él con mucho contento a cuatro de febrero
guay sobre otro que entra en él; llamado del año pasado de 1627 y lo tomaron tan de
Yapeyú, distante treinta leguas río abajo de veras, que antes de partirme de allí, habían
la Concepción, ciento del puerto de Buenos ya cortado madera para levantar una buena
Aires, y es la más cercana que a él tenemos. iglesia en el sitio que yo les señalé_. y dado
De esta reducción comienza propiamente río principio a desmontar para las sementeras,
arriba la nación de los indios del Uruguay, que es la primera cosa que se hace en la
que aunque sus tierras corren con el río hasta fundación de cada una de las reducciones,
el de la Plata, como dijimos, pero están habi· Porque no usan los indios sembrar en campo
tadas de los indios charrúas, yaros, y otras descubierto, por estar la tierra más gastada,
naciones inhumanas y bárbaras que ni tienen y así no se logran las Jementeras, pero como
casas, ni sementeras, ni lugar determinado, en los montes la tierra está defendida por
y se sustentan continuamente de la caza y los árboles, que son muy coposos, se conserva
pesca cotidiana. más húmeda y pingue, )' vuelve muy colma-
Son con esto de tan fieras costumbres que dos de frutos.
aunque llegan muchas veces a Buenos Aires Para ésto, pues, arrasan gran pedazo del
y tienen en sus mismas tierras mucho comer- monte conforme al número de las familias,
cio y trato con la gente de esta ciudad, no a cada una de las cuales se les señala distinto
se han inclinado jamás a nuestra santa fe, pedazo para sus sembradoJ, y después de cin-
ni acomodado a reducirse al trato popular, co o seis años la dejan por cansada e inútil
y así viven de robos e insultos, y de cautivar y desmontan de nuevo otro tanto, por lo cual
los que pueden rendir de las naciones vecinas, es necesario que donde se funda algún pueblo,
para venderlos por esclavos a los españoles ... haya muchos montes cercanos. Para derribar
Por esto juz[!ué siempre de suma impor- e::tos árboles, y lo que es más, para cavar
tancia, que ocupara la Compañía este puesto, sus canoas, como no saben el uso del hierro
porque asef!Uraba por suya la conversión de (aunque hay minas de él en su Uruguay)
toda esta provincia, y de los del río lbicuity, usan las cuñas de piedra que es cosa que
que también es parte de ella, y nos hacíamos pone admiración, cortan con ellas cuanto es
señores del paso para subir y bajar a Buenos menester con grande facilidad.
Aires, cosa de suma importancia para el go- "Después de reducirlot nuestros Padres, les
bierno y comodidad de esta reducción, por llevan esta misma forma de cuñas, pero
la brevedad del camino, respecto del que se hechas de hierro, y con cada una de ellas
andaba antes de que este se abriera. Y todo se gana una familia que se reduce de buena
esto se ponía a contingencia, si los indios de gana, por tener con qué hacer sus canoas y
S. IGNACIO MINI Y S. MIGUEL 157

sementeras. A esto~ indios del Yapeyú les lle- y finalmente los del Padre Antonio Losa cuya
vé yo cantidad de ellas, para que comenzacen muerte acaeció en 1760.
luego la fundación de su pueblo; y al fin En lo referente a su población, fue Yapeyú
del mismo mes de febrero, ya tenían edificada un caso único, ya que el aumento fue cons-
a los Padres casa e iglesia y así luego comen- tante, desde el año 1711 hasta el de 17'\3:
zó el Padre Pedro Romero, que allí dejé solo, 2.328, en el primero de esos años, 2.790 en
por cura, el cultivo espiritual de sus almas, 1714, 3.366 en 1724, 4.775 en 1728, 5.666
con muy grande fruto. en 1731 , 6.187 en 1744. 6.410 en 1746.6.578
Al Padre Romero sucedieron como párro- en 1750 y 6.910 en 1.754. Por estar alejado
cos, o como compañeros de los mismos, rn- de los demás pueblos sólo en algunos casos
tre 1628 y 1631 Jos Padres Andrés de Rúa y raros y en forma relativamente benigna fue
Matro Pérez, y en 1657 el jesuíta belga Fran- Yapeyú visitado por las pestes de viruelas,
cisco Ricardo y r1 aragonés Fernando Ojea, que tantos estragos llegaron a hacer en otros
joven este último de sólo treinta años de pueblos misioneros.
edad, pero muy enfermo. En 1671 hallamos Las propiedades rurales de Yapeyú eran de
actuando en Yapeyú a Jos Padres Jerónimo las mayores y más pingües.
Delfín, Domingo Rodiles y Antonio Elordi: No lamentamos habernos extendido en re-
en 1674 sucedió a Delfín el Padre Adrián ferir Jos comienzos de este pueblo de Yapeyú,
González, argentino y porteño, y a éste y a su ya que lo dicho en este caso hay que exten-
compañero reemplazaron en 1679 Jos Pa- derlo a todos los casos o f undicioncs de pue-
dres Juan Maranges y Jadnto Márques, y blos, y hará que el lector se forme alguna
desde 1681 los Padres Rodiles y Juan Ramos, idea de lo difícil y costoso que era para un
y desde 1692 Jos Padres Santiago Ruiz y An- solo hombre, o para dos o tres, iniciar una
tonio Sepp. El ya recorda<lo Padre Delfín obra de tanta ·labor ; por otra parte fue
volvió a ser Cura de Yapeyú en 1694, y era Yapeyú una de las Reducciones mús notables
entonces su compañero el Padre Antonio Be- que hubo entre los indios Guaraníes, y cuna
cerra, y rn 1699 volvió a ser Cura el meo- dd General José de San Martín.
donado Gonzúlcz. En 1701 hallamos en Ya-
pcyú a Jos Padres José Tejeda y .José Ye-
g-ros, pero sucedió a éste en 1707 el Padre 18- San Ignacio Miní y San Miguel.
Gregorio Alvarez. Los demás párrocos y com·
pañeros de párroco que estuvieron en Yap<'· Por razones meramente circunstanciales,
yú, en el decurso del siglo XVIII, fueron vamos a ampliar las noticias que acabamos
PoJicarpo Dufo y Francisco Bensonio, Gahriel de consignar sobre dos de las Reducciones
Patiño, Miguel Fernández, Padro Jiménez, jesuíticas: sobre la de San Ignacio Miní, exis-
José de Asteaga, Anselmo de la Mata. Juan tente en tierras argentinas, y sobre la de San
de Molina, José Rivarola, Antonio Navas, Miguel, ahora en territorio brasileño. Ni uno
Antonio Estcllez, Manuel Boxer, Carlos Pé- ni otro fué de los pueblos más populoso~, y
rez, Pedro Valdivia, Francisco Sardahcli, Mi- ninguno de ellos, por ejemplo, tuvo la im-
guel Herrera, Miguel Amengual, Antonio Lo- portanda de Candelaria, que fué la capital
sa, Juan Thomas, Juan B. Mejía, Pablo Ca- de todas las Reducciones, y ninguno de ellos
no, Franrisco Magg, Jaime Mascaró y Fran- llegó a destacarse por alguna industria o ha-
cisco J. Limp. bilidad especial, como fué el caso de Yape-
En Yapeyú fallecieron, y ha jo el verde cés- yú, centro musical, como no lo hubo cn tie-
rras rioplatenses mayor, por espacio de más
ped que cubre las ruinas de esa reducción,
de una centuria.
deben de estar los restos mortales del Padre El único motivo por el que otorgamos a
Juan M. Mejía, que falleció en 1666, y los San Ignacio y a San Miguel esta distinción
del Padre Jacinto Márqucs. que pasó a me- es por estar hoy día patentes las ruinas de
jor vida en 1673, y Jos del Padre Pablo Cano, ambos pueblos y por ser ellas visitadas por
cuyo dece<o fue en 1707, y los del Padre Mi- numerosos turistas, quic-nes al contemplar
guel Fernándcz, que pasó a la eternidad en esas ingentes moles de piedra labrada ansían
1730, y los del Padre Policarpo Dufo, que mayores det~~ lles sobre los antecedentes de
falleció en 1735, y los del Padre Francisco esas Reducciones. Con muy buen acuerdo, la
Magg, cuya partida a la eternidad fue en 1737 Comidón Nacional de Monumentos y Luga-
158 ESTABLECIMIENTO DE LAS REDUCCIONES

res Históricos, por lo que respecta a ]a Ar- y de Loreto fueron los Padres José Cataldino
gentina, y el Servi~o do PatrimOnio Históri· y Simón Maseta. Los primeros bautismos son
co e Artístico Nacional, en lo que al Brasil del mes de Abril de 1611, leemos en un es-
toca, felizmente no han restaurado o rehecho, crito de uno de aquellos misioneros, a quie-
pero sí han limpiado, han ordenado y arre- nes se juntó muy presto el Padre Martín de
glado las ruinas de esas dos Reducciones, y Urtasun. El Padre Maseta fue el primer
hoy se puede apreciar, en una y en otra, lo Cura y contó con el apoyo del cacique Ati-

SrgÚn Coroleu, esta lámina corresponde a San Ignacio Miní, y a una época
posterior a J 767. A ser ello exacto, no se habrían drmolido las torres, años
antes, como indicamos en el texto.

que fueron los pueblos de Guaraníes, en lo cayá o Ateguayé, como otros le llamaban.
concerniente a la ubicac:ién, conformación y En 1621 estaban al frente de ese pueblo los
edificación de los mismos. Padres Cataldino, Mascta y Diego de Zala-
Cabría, sin embargo, otra razón más noble zar.
y más intrínseca para otorgar a San Ignacio Las Cartas Anuas de 1637-39 nos infor-
ya que no a San Miguel _, una sección aparte, man que esta Reducción es muy semejante a
por srr el más antiguo de los pueblos misio- la de Loreto, así por su antigüedad como
neros existentes en tierra3 argentinas. A fines por su grandeza. Sus pobladores parece que
de 1609 fundóse en el Paraguay, al sur deJ han sido creados por Dios para vivir como
río Tebicuarí, la Redurción de San Ignacio cristianos. Son ciertamente ellos las primi-
de Yaguarármitá, vulgarmente llamada Gua- cias del Paraguay y son el fruto de los gran-
zú (grande, viejo), y, a prindpios de 1610. des trabajos de los primeros misioneros. Has·
se fundó San Ignacio ?viiní, a orillas del Pa- ta en su exterior, esto es, en su modo de ves·
ranápané o Paranapanrma, que es uno de tir parecen españoles, ya que ha desaparecido
los mayores aflurntrs del Paraná, por la iz- la desnudez de otrora. Las mujeres se visten
quierda. Prrdsamente al sur de rste río y a la moda índica~ pero muy decentemente y
dentro de un recodo, que forma con el mis- visten con igual decencia a sus hijos. Los Mi·
mo el río Pirapó, como a un grado sobre el sioneros introdujeron el cultivo del algodón,
Trópico, se fundó San Ignacio Miní. y ellas saben tejer y bordar, y se hacen suJ
Los misioneros fundadores de este pueblo propios tejidos, con que vestirse.
S. IGNACIO MINI Y S. MIGUEL IS9

El trabajo no es para los indios de San sobre el arroyo Yabebirí y allí estuvo hasta
Ignacio una novedad, antes saben ocuparse el 11 de Junio de 1696, fecha en que se asen.
muy bien de sus faenas, siendo los mismoj tó definitivamente, legua y media más arri·
Caciques quienes van delante con el ejemplo. ba de donde antes estaba, y como a tres le-
Esto explica el que todo el pueblo esté bien guas del Paraná, en una región de suaves lo-
dispuesto, con calles rectas y planas, con SUJ mas y de abundantes riachos.

San Ignacio Mini . Parte de la puerta de la Capilla doméstio.

hermosas casitas, acomodadas a su modo dt 8on referencia a San lgnado Miní en su


vivir. Sobre todo cuentan con una magnifica nueva posición, escribía el autor de las Car-
iglesia, aunque de madera . Cuenta esta Re- tas Anuas de 1644 que los indios de ese pue-
ducción con carpinteros de pr;mer orden y blo construyen una nueva iglesia en ese pueblo
es también de primera calidad la madera que y en un lugar que es el más apropóJito, y es-
les ofrecen sus tupidas selvas. 1 tán determinados a techar/a con tejas, a fin
Cuando las invasiones de los paulistas, al- de que esté libre de incendios.
gunos de éstos, vestidos de sotana, se dedan Son como 500 familias las que hay en esta
ser jesuítas portugueses, y persuadieron al R educción, y están al cuidado de la misma
noble Atcguayé que los misioneros españoles los Padres Simón Mazeta y Juan Bautista
habían reunido a los indios <'TI pueblos para Mejía. Son indios sumamente piadosos, lle-
más fácilmente en tregarlos para esclavos a r:ando a unas seiscientas las Comuniones, en
los bandeirantes, y por esta razón pretendió los días de fiesta.
aquel cacique dar muerte a los misioneros, Hay en esta Reducción la práctica de
pero otro ratiquc llamado Mararaná no sólo construir un Belén o Pesebre del Nacimiento,
le saró esa idea de la rabeza, pero le conven- desde el día de Navidad hasta el día de Re-
ció de la conveniC'ncia de trasladar al pue- yes. Es algo que impresiona grandemente a
blo a un lugar seguro, en conformidad ron los Indios, quienes acuden a la lP.lesia para
d deseo de los Padres. adorar y besar al Niño jesús. Las madres lle-
Así se hizo en 1632. S3n Ignacio se ubicó van a sus hijos al Belén, y los inclinan sobre
160 ESTABLECIMIENTO DE LAS REDUCCIONES

las imágenes. Aunque pobres, como son loJ a la de Santa Ana (850), San Ignacio Gua-
Indios, no dejan de obsequiar al Niño Jesús zú ( 1.100), San José ( 1.411), Loreto ( 1.476)
con algunos donecillos 2 • r Candelaria ( 1.490) .
Mientras estuvo la Reducción sobre el Cuando en 1641 celebraron los Jesuitas el
mismo Yabebirí, no tan wlo en las vedn· primer centenario de la fundación de la

San Ignacio Miní. Puerta de la Sacristía.

dades del mismo, o sea, desde 1632 ha.ta Compañía de Jesús, las Rcducdones toda5
1696, tuvo un desarrollo bastante discreto, a participaron ampliamente en los festrj09,
lo menos en lo que toca a su población. pero la de San Ignacio se llevó la palma. E11
En 1644, cuando eran curas los Padres Si- la solemnidad de las Vísperas cantaron a
món Mazcta y Miguel Gómcz, contaba con siete coros tantas capillas de música, que vi-
una población de 1. 750 alma!, menos <·ierta- nieron a nta de .ríete Reducciones. De tan
mcnte que ltapúa, que contaba ron 2.199, solemnes vísperas bún se deja entender cuá-
que San Carlos. que contaba ron 2.300, que les serian las fiestas. Lo mti.r 'articular que
San Cosmc y San Damián, cuya población hubo en ellas fui lo siguiente, se.t:ún nos in-
ascendía a 2. 100, pero era análoga o superior forman las Cartas .Anuas de ese año: Antes
LA VISITA DEL CO ilE.R N.\O OR
A una genLileza de la Casa Kapelutz debernos no sólo el poder re·
editar éste ' o1ros dos de los cuadros de Leonie Mathis, ino que
nos hemos podido uler de los rnismos di puestos gener05aiDCD·
te a nuestra di posición por lo señor~ de did1a casa ~iton
S. lGNdCIO MlNl Y S. MIGUEL 161

San Ignacio Miní. Lienzo de la fachada, vista desde el Oeste.


162 ESTABLECIMIENTO DE LAS REDUCCIONES

de la Misa se pusieron en buen orden cuatro brillaba. Caminaban siempre delante de la


compañías de soldados, cada una con su Ca· procesión, marchando con grande orden, sin
pitán y arcabuces. Delante de cada Capitán perder ninguno sus hileras, haciendo ya sus
iba un paje que le llevaba la pica y delante caracoles, escaramusas y encuentros, donde

San Ignacio Miní. Puerta de la iglesia que da al claustro.

de cada arcabucero un rodelero, haciendo un el lugar permitía hacerlos comodamente,


alarde muy vistoso,· pero entre todos sobre· y hacían a veces su salva a la procesión
salieron los soldados de San Joseph, que iban que pasó por 4 altares vistosamente com-
todos talqueados en vestidos, morriones y ro· puestos con cosas nuevas y figuras de tJiejo
delas que parecían unos soles según el talco testamento, y en los dos se representó el Sa-
S. IGNACIO MINI Y S. MIGUEL 16!

San Ignacio MinL Detalle de la puerta de la Sacristía.


'164 EST ARf.ECIMIENTO DE LAS REDUCCIONES

crificio de Abraham cuando quiso inmolar a ginal del padrón del pueblo de San Ignacio
su hijo Isaac. Los Indios de S. l{!nacio hi· Miní, hecho por el. Maestre de .C,a~.W Jl.)on
cieron (entre otras) una danza muy ingenio· Juan Gregorio Baián de Pedraia, Goberna·
sa de letras en escudos, los cuales, en varios dor del Paraguay, el 21 de sepiiembre de di-
encuentros y lazos, venían a formar el nom- cho año. Después de confirmar Jas formali-
bre de S. Ignacio. A la noche salieron las dades acostumbradas y practicadas en los
cuatro compañías de arcabuceros en 70 ca- pueblos ya censados y en vista de la memoria
noas por el río, con más de 500 faroles de dada al Gobernador por el Padre Enrique
tagiba; representaron muy bien la batalla, a Cordulc, que era entonces el cura, nos infor-
que ayudó mucho la multitud de luces, que ma que procedió al padrón incluyendo en él
hizo la fiesta más lucida:~ sesenta y cinco caciques con sus parcialida-
A los 8 de noviembre de 1648, Monseñor dn, terminado el cual se pasó a la visita de
Cristóbal de Mancha y Velasco erigió la Re- las casas de cabildo, las cuales están decentes
ducción de San Ignacio Miní en parroquia, y con asiento en que hacen sus elecciones
con las solemnidades del caso. anuales de oficios políticos y tienen puestas
En Mayo de 1676 se hallaba en San Igna- en ellas las armas reales. Visitó un cuarto
cio el Fiscal de S, M, Don Diego Ibáñcz de que sirve de calabozo en el cual tienen . un
Faría, y comprobó de cerca el peligro que cepo y grillos y se hallaron cuatro indios y
corría, así ése como los demás pueblos v('d· dos muchachos por hurto que hicieron aZ. al~
nos, asediados de continuo por Jos Paulistas. macén del pueblo, dando razón el corregidor
El remedio no podía ser sino uno: proveer que parte de dicho hurto pareció en pofJer
de armas a los mismos indios para que se de· de ellos y se restituyó, que por lo que falta
fcndieran. Así lo expuso lbáñez de Faría, en están presos, mandó Su Señoría que, hasta
carta al Gobernador de Buenos Aires, Don que pareciese todo, prosiguiesen en su pri-
Andrés de Robles, y también en rarta al Vi· sión, y que a los dichos indios gandules se les
rrcy del Perú, Conde de Castellar. dé a veinticinco azotes, v a los muchachos, a
Del desarrollo de la Reducción de San doce, después de restitui~lo todo, por ser alha-
Ignacio en su segunda ubicación, fuera de lo jas de la iglesia las que hurtaron. Tienen sus
que llevamos dicho, es harto poco lo que sa· casas de teja, decentes, puertas y ventanas de
bcmos. El 10 de junio de 1653 falleció en su madera y capaces de vivienda, y las que son
seno el Padre José Cataldino y el 10 de oc- de paja se van reedificando, cubriéndose de
tubre de 1658 el Padre Simón Mazeta, co- tejas las que faltan, Tienen plaza pública y
fundadorcs ambos de este pueblo, y el segun- en ella un rollo y su 1glesia decente; otro
do de ellos su primer cura. Ambos recibieron cuarto que sirve de almacén de armas de
sepultura en la iglesia, con que entonces distintas layas, de bocas de fuego~ picas con
contaba la Reducción. También fueron allí sus mojarras y recatones de hierro, macanas,
inhumanos los Padres Claudio Ruycrt, Diego flechas, arcos, medias lunas, rodelas de made.
Zalazar (25 de marzo de 1659) y Luis Ernot ra, hondas y piedras, pólvora y balas, y al-
( 11 de mayo de 1667), fanges, y según la porción de dichas armas
El Padre Diego de Salazar falleció en San hay lo correspondiente a cada indio, fuera
Ignacio el 25 de marzo de 1659. Era natural de las flechas y dardos de su uso que tienen
de Jaén, y cuando joven era un gran depor- en sus casas. Están bien disciplinados en la
tista y gimnasta, según refieren sus biógrafos. milicia, diestros en el manejo de las armas,
En 1611 pasó al Río de la Plata, siendo ya pmntos y vigilantes, leales y obedientes a sus
jesuíta y sact'rdote, y en 1619 fué destinado oficiales de guerra que los f.!Obiernan y rigen,
a las Reducciones del Guayrá, t'n las gue pasó como se ha reconocido en la muestra general
cuarenta y dos años. Las Anuas de 1659, y alarde que hicieron en esta plaza; sujetos
que recuerdan su deceso, consignan, aungue a sus caciques; se gobiernan en lo político por
en lín<'as generales, sus trabajos y afanes, tan el corregidor y alcaldes ordinarios y demás
continuados <·omo ásperos, y aseveran que era ministros de justicia; y en lo militar de los
en verdad un hombre apostólico y uno de oficiales de guerra y principales y suba/ter·
los más ilustres que ha habido 01 esta Pro- nos de caballería e infantería, y unos y otros
vincia del Paraguay. oficiales son los mismos indios naturales de
Del estado del pueblo <:n 1715 tcn emo' un este pueblo. Están decentemente vestidos, tie-
documento harto elocuente, o sea el auto ori- nen en abundancia el mantenimiento así de
MINI Y S. MIGUF.L 165

San Ignacio Miní. Muro Norte, que da al patio del Colt'gio.


166 ESTABLECIMIENTO DE LAS REDUCCIONES

ganado vacuno como de todo género de fru- servan todos los días esta forma; de todo lo
tos de la tierra que cojen de sus cosechas y cual en nombre de su Magestad da las .eracias
labranzas; acuden puntualmente a la Doctri- al padre superior y al padre cura de este

San Ignacio Mini. Ventana de la iglesia, vista desde la parte de afuera.

'na cristiana y a l11 eilUtadón de los miJterios pueblo, y mando ál corregidor y cabildo con-
de nuestra santa fe católica todos los dítJs tJ tinúen siempre de la misma manera que has-
las horas destinadas por el revereudo padre ta aquí lo han hecho, venerando y acatando
cura, según los ha vis~o su señoría los días al Padre cura y sacerdote que les adminis·
que ha asistido, y se le ha informado que ob- tran los Sacramentos y lo firmaron en est1
S. IGNACIO MINI Y S. MIGUEL 167

papel a falta del sellado, el gobernador y el trasladara a ella y tenninara lo comenzado.


padre Cordule, Casal, Yegros, Pleitas, ante ¿Sería el mismo H. Bresanelli quien, años
el escribano Juan Ortiz de Vera 4 • antes, inició esa iglesia de San Ignacio? Es
Sobre las vicisitudes de las diversas cons· este un punto de interés que no hemos podi-
trucciones edilicias de San Ignacio, en el de· do averiguar; de interés, decimos, ya que la
curso del siglo XVIII, nos informan alguno~ iglesia de San Ignacio es de las que mejor
Memoriales de los Provinciales. Así a 4 de conocemos, dados los restos verdaderamente
setiembre de 1714 ordenaba el Provincial: magníficos que hasta no::,otros han llegado.
Hágase una buena casa capaz_. fuerte , no de Capdevielle, Gambon y Hernández, entre
tapia francesa, sino de piedras en sus ci· otros, han descrito exten!'amente las ruinas
mientos, y tres cuartas, o una vara fuera de de esta iglesia.
ellos también de piedra, y lo restante de ado- Gracias al arquitecto Carlos L. Onetto,
bes para recoger en ella las viudas casadas que fué el encargado de la restauración de
cuyos maridos andan huídos, solteras y huér- las ruinas de San Ignacio Miní, podemos
fanas. En dicha casa se harán dos diuisioneJ rectificar las medidas que drl templo daban
capaces: una para viudas y las que tien e1l éstos y otros viajeros e historiadores;· ya que
maridos huídos; y la otra para las demás. el ancho total interior de la iglesia es de 24
También tendrán su patio, puerta común y metros, y su profundidad es de 61.70, más
portero de la puerta de afuera con una llave, el ábside con 10,65 de ancho y 9,.'i.J de pro-
y con llave distinta por adentro, la que tendrá fundidad . La puerta principal mide 3,20 de
una portera anciana de satisfacción. Y últi- luz, 2,53 y 2,28 las laterales.
mamente se cercará y cerrará bien dicha casa Para el señor Leopoldo Lugones el dintel
y patio. de esta iglesia era recarf!adísimo de orna-
LaJ casas que se hicieren de nuevo para mentación, y en esto tenía razón, pero no
los indios serán en los cimientos, y tres cuar- hay que olvidar que los Jesuítas no construí::m
tas, o una vara de ellas de piedra, lo demás sus iglesias para los artistas de nuestro siglo,
de adobes. Y no de tapia francesa, que no sino para los indios cuya aficjón a la profu-
dura, y esta duración es a lo qu~ principal- sión era enorme. Según Gambon, no sólo la
mente se ha de atender. iglesia sino todo el colegio estaba profusa-
Quítese cuanto antes la paja con que están mente adornado: Todo el material de estas
algunas casas de los Indios cubiertas, 1' se construcciones eran piedras de asperón rojo
pondrán de teja para que no suceda atY.una o amarillo oscuro, primorosamente labradas,
quemazón que se puede temer. Y para que o bien una roca eruptiva, especie de basalto.
esto se pueda ejecutar encargo se acaben de que abunda en el lecho del Paraná. Lo ex-
perfeccionar los hornos de teja 5 . traño es que no usaban argamasa, sino que
A 4 de marzo de 1722 volvía el Provincial colocaban bloques yuxtapuestos; y admira ver
a tocar este punto, además de otra nueva cómo los relieves de las columnas, chapiteles
disposición: El cuarto que está junto e in- y demás adornos, que en abundancia rayana
mediato al ante Refectorio se acabará, y ser- en prodigalidad se hallan en aquellas puer-
virá de cocina, para que esta oficina esté más tas y paredes, se ajustan con toda exactitud . .
a mano para poderse registrtlr, y se mude de En mi concepto esas fi~uras de ángeles, pal-
donde ahora está, que es sobre el sótano. mas, vides y demás relieves de las column-as,
Vuelvo a encargar lo del n' 2 del Memo- chapiteles cuya propoTGión y exactitud en-
rial de. última visita: y se pondrá todo empe- cantan, debieran ser hechos a cincel despuéJ
ño en que este año se haga la casa de las de ajustar las piedras en bruto eR su lugar
recogidas en la forma y sitio expresados en correspondiente De otro modo no se acierta
dicho nP, ni por esto se interrumpirá la obra a explicar el ajuste con que se adapta por
de las casas de los Indios, que se han comen- ejemplo un ala de un ángel cuya mayor par-
z~do, sino .que se proseguirá con el mismo em- te se halla en el bloque inferior o en 61 in-
p1ñoG. mediato"~.
Por lo que respCcta a la construcción de Ja Si tenemos presente que el estilo de esta
Iglesia de San Ignacio, consta que en 1724 igleiiia en cuanto al lujo de ornamentación se
estaba o muy adelantada o casi concluida, parece a las otras construídas por el Herma-
cuando el Provincial ordenó el 28 de marzo no Brasanelli, no será infundado atribuirle
de ese mismo año que d H. Brasanclli se también a él la construcción de esta iglesia
168 ES"FABLEC IMIENTO DE LAS REDUCCIO NES

San Jgn~cio Miní. Puerta que comunica el patio del Colegio con la huerta.
S. IGNACIO MINI Y S. MIGUEL 169

San [gnacio Miní. Puerta de una de las habitaciones de los Padres sobr<' la terraza de la huer:a.
170 ESTABLECIMIENTO DE LAS REDUCCIONES

de San Ignacio, aunque el documento antes siendo compañeros los Padres Salvador Quin-
citado sólo se refiere a la construcción de tana y Alejandro Villa vieja. Cuatro años más
parte del mismo. Se puede suponer que con tarde eran cuatro los Jesuítas ubicados en
anterioridad había Brasanelli levantado lo San Ignacio: el ya citado Padre Sanna y
principal de la obra. Alejandro Villavieja y además Hennenegildo
El Provincial Querini, a 25 de ] ulio de Aguirre y Pedro Cormaer. El primero era el
1749, ordenaba al Cura de San IgnaC'Ío va- Cura. El postrero era lego. En 1745 era Cura
rias cosas, como que se derribarán y quita- el Padre Tobías Pétola.
rán las dos torres, que amenazan ruina, y se Años más tarde, en 1749 Cormaer seguía
hará otra nueva de 4 horcones, como la del en la Reducción, y sólo había dos Padres:
pueblo de la Candelaria. Las paredes de la José Guerra, que era el Cura, y Francisco
torre vieja, que corresponden a nuestro pa- Ucedo que era su compañero. José Lázaro
tio se compondrá para el baptisterio de esta García y Antonio Navas, son los Curas en
Iglesia , y se cubrirá de tejas de tal manera: 1751, José Ignacio Umeres, Francisco Ucc-
que las aguas de la iglesia puedan correr sin do, Lorenzo Balda y H<'rmcncgildo Aguirre
embarazo por el techo del Baptisterio; con en 1757. Tres· años más tarde, en 1760, se-
eso se asegurará la pared de la Iglesia, que guían residiendo allí los Padres Uredo y
quedó maltratada por las goteras de la torre Aguirrc, pero el Cura era el Pa-dre André~
vieja. Asimismo las paredes de la Torre del Fcrnández. Residía también allí el Hermano
Cementerio se compondrá de tal suerte, que Leoni. El Padre Andrés Fernández seguía
el techo de la Iglesia podrá correr sobre ellas. al frente del pueblo, pero su compañero era
y que las dichas paredes sirvan de estribo de el Padre Carlos Tux. Al tiempo de la ex-
aquella parte de la Iglesia. pulsión (1767-1768), era Cura el Padre Ra-
Póngase empeño en componer las casas de món Toledo, argentino, natural de La Rioja,
los Indios, especialmente una que está toda y eran sus compañeros el aragonés Miguel
ladeada, y procúrese que los horcones de las López y el alemán Segismundo Bauer.
casas sean de piedra, y no de madera. En lo que re5pecta a la población de este
La pared del almacén, que está detrás de pueblo podemos consignar que hasta la te-
la iglesia amenaza ruina, por lo cual se baja· rrible peste de 1733, su aumento fue progre-
rá, y de nuevo se volverá a levantar y com· sivo:
poner 8 •
Como se colige de estas órdenes, toda la En 1714 contaba con 2826 almas.
Reducción de San Ignacio Miní se renovaba 1715 2840
en el decurso de los primeros decenios del si- 1716 3017
glo XVIII, y a esta realidad se refería el 1717 3040
·Padre Gutiérrez, en 17 de noviembre de 1720 2815
1756, cuando prescribía en el artículo .terce- " 1724 3138
ro de su Memorial que las casas del pueblo 1728 3330
se proseguirán con empeño, aunque con- 1731 43.16
cluido la plaza se harán las demás casas más " 1733 3959
bajas•.
De los Padres que estuvieron en San Ig- En este año de 1733 su población era de
nacio Miní, en el correr del siglo XVIII, sa· 869 familias, lo que daba 3959 almas. Era
bemos que en 1713 era Cura el Padre Lean- entonces San Ignacio, entre los pueblos del
dro Salinas y era su compañero el Padre Be- Paraná, el quinto en cuanto a su población,
nito Villanueva, y que a 6 de noviembre de llevándole ventaja ltapúa con 6.396 habi-
1714 fueron reemplazados por los padre. tantes, Lorcto con 6077, Nuestra. Señora de
Francisco Cordule y José Vargas, y _diez ~ños Fe con 4251 y Corpus con 4008. De las 3959
-mas tarde, seguía Cardule al frente de ·.San almas con que contaba ~n este año de 1733,
Ignacio, pero en abril de 1724- reemplazó al 1063 eran muchachos y 992 muchachas, y
Padre Vargas cl Padre Alejandro Villavieja. habla 22 viudos y 144 viudas. El número de
En 1732 Cura y compañero eran otros, es a bautismO! en el decurso de ese año había
saber, los Padres Antonio Jiménez y Fran-. sido de 263 y había habido igual número de
cisco J. Ucedo, y en 1738 el Padre Sanna, casamientos.
S. IGNIICIO MINI Y S. MIGUEL 171

Sán Ignacio Mini . .Puerta que comunica el patio del Colegio con la hut~rta .
172 ESTAIJLEC/MJENTO DE / .AS REDUCCIONES

El crecimiento leve que se había producido


entre 1731 y 1734, aumentó en los años si·
guientes, pero des\endió después en forma
penosa, a causa de la peste:

En 1735 contó con 2778 alm.,.


1736 1808
1738 1914
1739 1849

S<í nchcz Labrador, que nos ofrece la cifra


correspondiente a 1739, que acabamos de
ano tar, nos informa que esas 1849 almas
correspondían a 464 familias, en las que ha-
bía 393 muchachos y 114 mucha<·has, 12
viudos y 202 viudas. Los difuntos adultos t'n
es<' ai1o de 1739 fue de 148 y lm púrvul o .~
fallecidos llega ron a 80. Una y otra cifra es
muy superior a las corrcspondicnt{'S en los
dcm!ts pueblos, ya que con la sola exce pción
de Trinidad qw· tuvo 143 defunciones de
adultos,. la rifra en los demás pueblos frisaba
entre Jos 60 y los 80. Hubo en ese año. y <'n
solo San Ignacio, 113 Bautismos y 2695 co-
muniones. 10 • Detalle de la fachada d e la iglesia de la ré:duc-
Prosiguiendo ron nuestra cstadístka rcfC'- ción de San Miguel.
rcnte a la población de San Ignario ?vfiní
diremos que:
En 1744 contó con 2218 almas.
1745 2297
1746 2292
1747 2397
1748 2476
1749 2520
1750 2605
1752 , 2722
1753 2623
1762 :1222

En ninguno de estos años, y tampoco en


los sUcesivos, llegó San Ignacio a la pobla-
ción de 1731 y 1733. Le llevaban en 1.753
enorme vent_aja Nuestra Señora de Fe, con
4240 almas, Santiago con 4633, Itapua con
3518, Santa Ana ron 4787, i..oreto con 3195,
Corpus con 3800, y sobre todo Yapeyú con
6726.
En 1754 esa población de San Ignacio ha-
bía aumentado un poco, pues ascendía a
2863, y entre este año de 1754 y el de 1767
el aumento había sido considerable, ya que
llegaba la población a las 3306 almas.
Comprendía este total 839 familias, 6 viu-
Detalle de una esquina en la fachada de la dos, 202 viudas, 726 muchachos y 696 mu-
iglesia de San Miguel. chachas. En el curso de ese año se había con-
S. IGNACIO MINI Y S. MIGUEL 173

Las ruinas de la iglesia d.: San Miguel e-n 1846, se-gún una litografía de Dcmccsay.

Iglesia de- San Miguel, después de los trabajos de limpieza y arreglo.


174 ESTARLECIMIENTO DE LAS REDUCCIONES

ferido el bautismo a 207 párvulos y realizado Una Sacra chapeada, y en ella varias imágenes de
39 casamientos. Los difuntos adultos habían Santos, sacadas a buril y sobredoradas, con las
palabras de la consagración Gloria y Credo
sido 35 y los párvulos 53. grabadas y doradas, con su respectiva tabla en
Al ser desterrados los· misioneros jesuítas. forma de águila.
en agosto de 1768, se hizo un inventario de Dos lavabos en forma de águila .
lo existente en el pueblo, y en ese documento Dos atriles chapeados.
Dos incensarios con dos navetas.
hallamos noticias preciosas sobre la índole Seis blandones, etc .
del pueblo y de lo que en él había 10 : En la Sala de Música se hallaron muchos papeles

Bendición de la ciudad de San Miguel. Al fondo se pueden ver algunas de las viejas casas
de la época jesuíst:ca.

Una iglesia de tres naves con media naranja en de cantar, cuatro arpas, siete rabeles, cinco bajo·
todo cumplida, toda pintada y a trechos dorada. nes; rabelon, uno; chirimies, seis; clarinetes, tres;
con su púlpito dorado, con cuatro confesionarios. espineta, una; vi huelas, .dos. Y allí también s-e
Jos dos con adornos de escultura y los otros dos d,. encontraron los vestidos de cabildantes y dan·
obra común. zantes: "Casa·cas, cuarenta y cinco; chupas, cua-
Su altar mayor con su retablo grande dorado. renta y cinco y calzones, cuarenta y cinco; corbatas
Al lado derecho de dicha iglesia tres altares·, cuarenta y cinco; zapatos, noventa y seis pares.
el primero de Resurrecci6n del Señor, con su re· Sombreros, cuarenta y cinco; mtdias de seda
tablo dorado; el segundo de San José, con retablo y de toda suerte, veinte y nueve pares; vestidos
menor, medio dorado; y el tercero del mismo enteros de angel, ocho; de húngaros, seis y sus
Santo, sin retablo. turbantes, quince.
Al lado izquierdo, tres altares ; el primero de la
Asunci6n de Nuestra Señora con su retablo grande En los Almacenes había de todo, desde yerba
dorado; el segundo de San Juan Nepomuceno, mate, cuya existencia era de más de 600 arrobas,
con su retablo menor medio dorado y el tercero y algod6n, del que había 3650 arrobas, hasta
de Santa Teresa, sin retablo. hierro (33 arrobas) y plomo (22 arrobas).
La capilla del bautisterio con su altar y retablo Por lo que toca a los ganados en la Estancia
medio dorado, y pila bautismal, una .d e piedra y se estableci6 en conformidad con un censo realiza·
otra ode estaño. do en mayo de 1767 que había:
La sacristía y contrasacristía, y en ellas y en la
iglesia y retablos las estatuas, cuadros, láminas, Vacas • .. .. .. . ......... · 33.400
ornamentos, plata labrada y demás adornos y uten· Caballos ......... . .... . 1.409
silios del servicio de la iglesia que siguen: Mulas mansas . .. . .. •. ... . 283
Plata labrada. Mulas chúcaras ......•... 385
Custodia sobredorada, con varios esmaltes y pie· Yeguas mansas ......... . 382
dras entrefinas. Yeguas de cría . . . . • . . .... 3.571
222
Un cop6n con dos casquillos dorados por dentro.
Doce cálices, dorados los se is. b:~r:: c~í·a· ;~e. -~~r.r~~.:::: 7.356
S. IGNACIO MINI Y S. MIGUEL 175

Los Curas que sucedieron a los Jesuítas mente el templo y el segundo patio del co-
fueron religiosos de la Orden de Santo Do- legio~ en la mayor parte se halla destruído y
mingo. Al Padre Bonifacio Ortíz, que fue el en la conservación y buen estado de sen·icio
primero que reemplazó a los Jesuítas, en en que se ven algunos edificios. Averigüe el
agosto de 1768, sucedió en 1771 Fray Do- paradero de muchas familias prófugas~ cuya
mingo Maciel, como Párroco, y Fray Loren- restitución al pueblo procurará por los me-
zo Villalba, como ayudante. Fue confirmado dios más suaves~ prometiéndoles a todos la
en ese pues~o Fray Maciel, en 1775, y Fray indulgencia del castigo~ para que de este
Juan López sucedió a Frav Villalba. En 1779 modo vuelvan y se haga la Comunidad de
y en 1783 seguía Fray Maciel al frente del ésta con más brazos para el cultivo de SU!
pueblo, siendo sus ayudantes Fray Faustino terrenos.
Céspedes, en el primero de esos dos ailos, y Estando Jos pueblos en este abandono reli-
Fray Francisco Pera, en el segundo de ellos. gioso, material y económico, nada extraño es
En 1787 Fray Juan Tomás Soler reemplazó que la población de Jos mismos fuera cada
a Fray Maciel, y no tenía acompañante día más escasa hasta reducirse a una insigni-
alguno. ficancia . Lo curiosísimo es que no obstante
Desde 1791 dejaron los Padres Dominicos tantas exacciones y abusos de parte de tantos
de señalar Párroco para San Ignacio. Cada Administradores y no obstante tanto descuido
año fueron teniendo menos pueblos a su y apatía de parte de tantos Curas, siguieron
cargo. De diez que tuvieron a su cargo en los indígenas fieles a su vida de Comunidad,
1771, sólo tenían tres en 1803, que fueron desde 1767 hasta 1818. Pero fue a partir de
las Reducciones de Yapeyú, San Carlos y 1816 y para resistir la invasión lusitana sobre
Mártires, y en 1811 corrían aún con la postre- la Banda Oriental, organizó el General José
ra de estas Reducciones, pero sin proveerlo de Artigas sus ejércitos, uno de los cuales, al
Párroco. En 1815 y 1819 no se nombran mando del indio Andrés Guacarari, del pue-
Curas algunos para las mismas, como puede blo misionero de San Borja y comúnmente
verse en las actas de los Capítulos de la <:onocido con el nombre de Andresito, debía
Orden, celebrados en esos años. operar en el alto Uruguay. Ya en 1815 había
Con administradores que se aprovechaban ordenado Artigas a Andresito que se apode-
abundantemente de los bienes de los indios, rara de los cinco pueblos del Paraná, entre
para fines ilegítimos, y con Curas que no ellos San Ignacio~ que estaban dominados
conocían el idioma guaraní y menos aún Ja por Francia. 12
psicología de Jos indios, éstos no regresaron Artigas sostenía que por el tratado de
a las selvas, ni uno solo hizo tal cosa, pero 1811, correspondían esos pueblos a la llama-
fueron emigrando a las ciudades españolas, da Liga de Provincias, de las que era él el
sobre todo a Corrientes, Santa Fe y Buenos Protector. Andresito tomó sin mayores difi-
Aires, donde no pocos fueron destacados ar- r.ul.tadcs la Reducción de Candt>laria, que
tífices. La decadencia de Jos pueblos en ma- era la más defendida, y a continuación se
nos tan poco empeñosas, como eran las de apoderó de Santa Ana, de Loreto, de San
quienes habían reemplazado a Jos Jesuítas. Ignacio y de Corpus.
fue constante entre 1768 y 1818, y por lo Dominaba Andresito estas Reducciones
que toca a San Ignacio Miní tenemos un cuando el dictador Francia determinó des-
documento de 1801. Está suscrito a 31 de truirlos, a fin de no dejar a su enemigo ni
abril de ese año y en ese mismo pueblo, por fuentes de rec ursos ni reci ntos defensores. Así
don Joaquín de Soria, Gobernador a la sa- lo hizo en el decurso de 1817. El destrozo
zón de los Treinta Pueblos, y va dirigido al unas veces, los incendios otras veces, destru-
Administrador Don Andrés de Jos Ríos 11 • yeron o dejaron maltrechos todos los pue-
Ordeno y mando al citado Administrador blos misioneros. Algunos, como Yapeyú, que-
que sin desat ender el cuidado de las Estan- daron totalmen te arrasados; otros, como San
cias y cuidado de Chacarería~ por ser estos Ignacio Miní, destartalados o en ruinas. Lo
dos ramos el principal nervio en que e.Itá importante es el hecho de que todavía en
vinculada la subsistencia de los naturales~ 1846 había indígenas que moraban junto a
ponga toda la aplicación y esmero en la re- Jos humeantes muros de lo que fue otrora
edificación de las cuadras caídas, composi- la Reducción · de San Ignaóo Miní.
ción de las · que amenazan ruina principal- Después de San Ignacio Miní, cuyas mag-
176 ESTABI.ECIMIENTO DE LAS REDUCCIONES

níficas ruinas son tan visitadas en tierras que fue San Miguel una de las Reducciones
argentinas, vamos a recordar a San Miguel más pobladas: 3.500 almas en 1687, 4.592
Arcángel, cuyas ruinas, más imponentes aún, en 1694, 3. 107 en 1705. El descenso se debió
constituyen un punto de turismo en tierras a que en 1697, con familias de San Miguel
brasileras. Las de San Ignacio superan a las se fundó una nueva reducción, la de San
de San Miguel en lo horizontal, pues son en Juan Bautista, cuyo fundador y primer Cura
mayor número y más exornadas, mientras que lo fue el Padre Antonio Sepp. En años pos-
éstas superan a aquellas en vcrtkalidad y en teriores la población de San Miguel fue de
grandeza arquitectónica. 3.441 en 1719, de 4.710 en 1729, de 6.675
Fue en 1632 que los Padres Cristóbal de en 1745 y de 6.695 en 1749. A raíz de los
Mendoza y Pablo Benavides fundaron esta sucesos vinculados con el Tratado de Lími-
Reducción en la región de los Tapes, el Ita- tes, decreció esa población hasta solo tener
yacecó, en la margen drrecha del Ibicuí, en 2.972 en 1757, pero volvió a subir en los
las puntas de la Scrra do Sao Pedro. Pero años sucesivos. Después de la expulsión de
viósc forzado a nuzar el río Uruguay para los jesuítas decreció de 3.556 a l . 773 en
librarse de los asaltos de los paulistas. Pene- 1784, 2.334 en 1794, 1.900 en 1801, 706 en
tró así, allá por 1637, en lo que es ahora 1816, 600 en 1822 y 68 en 1827.
la Provincia de Misiones y se coloró romo a Después de los Padres Mcndoza y Bcna-
legua y cuarto de Concepción de la Sit·rra. vidcz fundadores de la Reducción de San
Allí se hallaba cuando en 1642 un vendaval Miguel, sabemos que estaban al frente de
destruyó por completo a la Reducción: sin ella en 1655 los Padres Andrés Gallegos,
pt'rdonar a la iglesia que quedó hecha un Francisco Clavijo y Silvestre Pastor ; en 1713
montón de escombros. Por el momento el los Padres José de Arre y Miguel Femández;
Hermano Domingo Torres levantó una ig-le- en 1714los Padres Frandsco Rivera y Diego
sia provisoria en lo que los indios le ayuda- Claret; en 1724 seguía de Cura el Padre
ron empeñosamentc. Rivera y era su compañero el Padre Juan
Pero la población de San Miguel aumen- de Piedra; todavía en 1732 era Cura el dicho
taba rápidamente y reconocieron sus Curas Padre Rivera y su ayudante el Padre Fran-
que necesitaba ella mayor rspario vital y, a cisco Rasponi. Curiosamcr.te, en 1742 no era
este fin, trasladaron el pueblo, el que ya ron- Cura el Padre Rivera, pero era uno de los
taba ron más de 3.000 habitantes, a la otra dos compañeros del Padre Diego Palacios. El
margen del río Uruguay en donde está aho- otro compañero lo era el Padre Juan B. Mar-
ra, como escribió Cardicl a mediados del queseti. En 1749 el Cura era el Padre Pa-
siglo XVIII. Esta mudanza fue en 1687 y, lacios y sus tenientes o ayudantes los Padres
según algunos opinan, antes de ubicarse en Juan Tomás, Miguel de Herrera y Scbastián
1690. donde ahora se hallan sus ruinas ma- Toledano. En 17'>1 seguía de Cura el Padre
jf'stu~sas sobre el río Yaguarí o Nhaguarú, Palacios y era su compañero el Padre lgna-
inft·stado de fieras. En ese año ya estaban en <'io Cicrheim; en 1751 hallamos en San Mi-
construrdón den casas para los in<lios y la gulc a Jos Padres Soto y Juan Carda y al
dC los Padres C'On seis apos<"ntos y, aunqut' tiempo de la expulsión era Cura el Padre
había una iglesia provisoria: se pe-nsaba en José Ignacio Umercs.
1700 en construir otra más capaz y más Fallecieron en esta Reducción, P.ntr<' 1635
digna. La Carta A1lua de ese año nos dkc y 1762, los Padres Cristóbal de Mendoza
que lo especial que hay e1l esta Doctrina es (25-IV-163'>) y Diego de Boroa ( 18-IV-
que ahora se comienza a abrir los cimie1ltos 1657), Juan Antonio Crodi (l.ó-V-1673) y
de una iglesia que desean hacer para gloria Simón Bandini (11-111-1679), José Castro
y honra de Nuestra Señora y de su santo (3-111-1721) , Francisco Ribera (7-1-1747)
Arcángel, para cuya fábrica se aplican al y Tomás García (28-XII-1762).
trabajo con gran fervor buscando los mate-
riales necesarios para ello 13 • Lo:; inventarios de 1768 nos informan que en
Pero antes de referirnos al templo C)UC, ese año había:
años después, se construyó y cuyos restos im- Primeramente una iglesia; en ella está el retablo
mayor sin dorar, al cual falta el último cuerpo, y
ponentes sorprenden a los que Jos contem- tiene seis estatuas; una .de Nuestra Señora, dorada.
plan, desde que en 1942-1943 quedaron lim- Otra de San Miguel, también dorada, como tam-
pios de escombros y arreglados, recordemos bién dos estatuas más de San Rafael y San Gabriel;
S. IGNACIO MINI Y S. MIGUEL 171

otra de San Ignacio y otra de San Antonio; estas Hasta su deceso, a los siete. días de enero
dos sin dorar. de 1747 y desde 1714, esto es, durante trein-
Jtem, sobre el tabernáculo una pintura de Nues-
tra Señora, de tres cuartas de largo, con marco ta y tres años, estuvo en San Miguel el Padre
dorado. Francisco Ribera y el hecho de haberle rete-
Itcm, dos mesitas pintadas; encima de la una nido los superiores, primero al frente de esa
hay una estatua pequeña de San Miguel, y en Reducción, como párroco, y después como
la otra está una de San Ignacio, también pequeña.
Item, al lado del evangelio dos retablos dorados; compañero entre los años 1714 y 1747, sien-
en uno está una estatua de Nuestra Señora, dorada, do así que era costumbre el cambiar frecuen·
y en el otro una de San Ignacio, también dorada, temente, por diversas y razonables causas, a
y dos más pequeñas, una de San Miguel y otra los misioneros, supone una causa grave.
de San Roque.
ltem, al lado de la epístola un retablo mediano Consta positivamente que el gran arquitec-
y otro pequeiio; en el mediano están dos estatuas to italiano, Hermano Prímoli, pasó varias
de Nuestra Señora y otra de Santa Bárbara, todas veces a San Miguel, pero la obra de la igle-
tres doradas; en el pequeño está una estatua de sia de estilo greco-romano hoy existente,
San Isidro, dorada.
ltcm, una sacristía, bóve-da de cal y ladrillo, y aunque en ruinas, no es obra de él sino del
tiene de ancho varas y de largo (sic) . Padre Ribera. Fuera de esta construcción,
ltcm, un cajón grande en que se guardan los que le atribuímos, nada nos dic:e de sus re-
ornamentos. ferencias arquitectónicas, pero es indiscutible,
Itcm, otro como escaño, largo, y otro pequeño por tantas obras suyas como <·onoc:emos. que
con sus gavetas.
ltem, otro como alhacena y una arca grande, el estilo de la Iglesia de San Miguel. no con -
en que se guardan algunas casullas, etc. taba con sus simpatías. Ribera era arquitec-
ltem, una contrasacristía, en que hay dos fron- to, como nos informa el Padre Oliver, y él
taleras, una de ellas sin purrias ni espaldar. es, sin duda, quien ideó el magno templo de
ltcm, un baptisterio, techo de tejas, en que hay
un retablo viejo }' la pila bautismal de loza verde.
San Miguel y quien entre 1714 y 1747 realizó
Anota después prolijamente todos los ornamen- su construcción, aunque prudentemente se
tos de la sacristía, todos los trajes de los danzante) asesoró en alguna!i ocasiones de los hermanos
y todos los libros <le la biblioteca, y termina con Prímoli y Blanqui, en épocas en que éstos se
los "Ganados en la estancia cercana". hallaban en la región de las Reducciones.
Primeramente, vacas en San Isidro, cinco mil
odocicntos tre';nta y tres. Todavía encontramos cimientos y bases de
Item, vacas en Santiago, ocho mil y seiscientas. pilares, escribe Maycrhofcr, con referencia a
ltem, vacas en San Juan, cuatro mil y ciento. las ruinas del pueblo de San Miguel, pero lo
ltem , lecheras en San Ignacio, ciento noventa que ha sobrevivido en forma trunca pero
}' cinco.
hcm, bueyes en Ybiqua, ciento y veinte. grandiosa en su iglesia y partrs del Colegio 15 •
ltem, bueyes en Timboy, ochocientos. Esta iglesia, escribe Busani<·hc w, represen-
Item, bue yes en San Antonio, seiscientos y cua- ta en la arquitectura misionera, junto con las
renta. obras de Trinidad en Paraguay. el ensayo
Item, caballos mansos de los vaqueros, en Santa audaz de una arquitectura que si perdía el
Lucía, cuatrocientos ochenta y cuatro.
ltt"m, caballos mansos en San José, cuatrocien- carácter americano y regionalista propio de
tos diez y ocho. la clásica obra misionera, aspiró a realizar en
hem, yeguas en San Borja, seiscientas setenta y aquellas zonas lejanas donde se carecía de
ocho.
tantos elementos constructivos indispensnbles,
ltcm, yeguas t>n Ybatay, ochenta y seis.
Item, yeguas en Ybiquá, doscientas ochenta y obras de carácter netamente europeo, en edi-
cuatro. ficios de envergarura similar a las ma,•ores
Item, ovejas en San Borja, cuatrocientas y cua- construcciones americanas de la colonia.
tro.
Item, ovejas en Santa Lucía, cuatrocientas y
Quiere repetir el templo europeo con sus
veinte. muros portantes de piedra y sus tres naves
Item, ovejas en San José, doscientas y cuarenta. divididas por pilares; y si bien en Trinidad
ltem, ovejas en San Ignacio, doscientas y tres. se atrevieron a levantar las bóvedas y tam-
ltcm, ovejas al cuidado de Alejandro Yuare, dos- bién la cúpula, en San Miguel no llegaron
cientas.
Item, ovejas al cuidado de Santiago Caitá, dos- tan lejos, apenas insinuaron el nacimiento de
cientas veinte y cuatro. las bóvedas y de los arcos.
Caballos para el trajín del pueblo, ciento cua- Se trata de un templo de vastas proporcio-
renta y cinco.
ne.,·, con tres naves y dos pesadas torres que
Mulas para el mismo fin , ciento sesenta y cuatro.
Lo que hay de ganado vacuno en la estanci:. acentúan la sensación de solidez que nos
grande no se sabe, por ser ganado cimarrón 14. trasmite este edificio.
178 ESTABLECIMIENTO DE LAS REDUCC/01\'ES

La fachada es de franca inspiración barro- son redondeados, como la torre de la Reduc-


ca romana; prescindiendo de la galería con ción de Jesús, en Paraguay.
arcada que según todas las teorías va agre- Estaba terminada por un rematt acompa-
gada y que no estaba en el proyecto primi- ñado, que se perdió, pero que conocemos a
tivo, es un ejemplar de los máJ bellos y puros través de una interesante litografía del his-
de la arquitectura colonial. Se trata de la toriador francés Demersay, quien visitó las
obra de un gran arquitecto . .. ruinas en 1846, antes de la destrucción de
El motivo central de la fachada lo consti- esta parte del edificio. Hay también referen-
tuye un paramento de pro porción casi cua- cia del Padre Gay sobre una veleta en forma
drada, correspondiente a la nave central del de gallo amarillo que coronaba la torre de
templo ; paramento que está coronado por un San Miguel.
gran frontón . En el eje del edificio se abre A esta hermosísima fachada se le ha agre-
la portada principal de líneas muy sobrias y gado, según todas las opiniones autorizadas,
sobre ella la ventana central correspondiente un pórtico al frente que desvirtuó totalmente
al coro, también de líneas sencillas, con ba- la inten ción de la fachada primitiva. Se tra-
laustres y balcón. Este motivo está flanquea- ta de una arcada que abarca todo el ancho
do por pilastras y contrapilastras. Lateral~ del frente de la iglesia, con una parte más
mente a este elemento central, toda esta fa- avanzada correspondiente a las tres naves,
chada de preciosas proporciones se comba en donde se despliegan cinco grandes arcos con
dos partes, siguiendo la línea del estilo barro- sus columnas correspondientes. Corona esta
co; esta suave curva que abarca desde arriba galería una línea de balaustres. Todo esto es
toda la fachada, quiebra suavemente los pa- de dudosa inspiración y de acuerdo con el A rq .
ramentos, el frontón y los entablamentos. Mayerhofer que ha estudiado piedra por
Del elemento principal de la fachada que piedra las ruinas de San Miguel, se nota per-
abarca dos plantas, se pasa a los laterales de fectamente que se trata de una obra agrega-
un solo orden, con las entradas a las naves de da al proyecto primitivo, pues no existe esa
los costados, también de sobrios recuadros. trabazón entre las piedrar que in dique una
Para unir el elemento central con los latera~ construcción simultánea
les, en fachada, notamos la presencia de dos Vemos así que no sólo hay disparidad entre
volutas, clásica solución de lo que se ha lla~ la galería frontal de San Miguel y el resto
mado arte barroco jesuítico . No podemos del templo en el aspecto estilístico .• sino tam-
menos de recordar al Jesús de Roma, pre- bién · en el constructivo, por lo cual nos incli-
cursor de toda esta brillante escuela arqui- namos a afirmar con Mayerhofer que el Arq.
tectónica. Prímoli no es autor de esa parte; el titmpo
Pero debemos hacer notar en este comen- ha destruído esta sección de la obra y pode-
tario sobre la interesante fachada de San mos admirar hoy en las ruinas de San Mi-
Miguel, que una de sus caractnísticas más guel, la her.mosa fachada primitiva tal como
encomiables es la finura y la perfección de las ha de haberla concebido quien lo planeó.
molduras. Las proporciones de frisos y en ta- Entrando en el recinto del templo nos en-
bltJmentos, la exacta terminación clásica de contramos con una planta de tres navt:s de
los perfiles de las cornisas, todos los elemen- vastas proporciones; el ancho de la nave cen-
ios decorativos de este templo nos hablan de tral es de doce metros y de seis cada una de
las laterqle$. Grandes pilares de mampo.flería
la preSencia de un gr~n arquitecto.
con pilastras apareadas hacia la nave central
A ambos lados de la fQchada se levantaron
levantan sus muros hasta el nacimiento de
Jos hermosas torres; una sola ha llegado a
las bóvedas.
nosotros. La que subsiste fue demolida )' Es notqble la pro porción de la nave prin-
vuelta a reconstruir totalmente, después de cipal, con seis pesados arcos, flanqueados por
numerarse minuciosamente piedra por pie- pilastras de sobrios capiteles cuyos fustes se
dra, pues estaba a punto de derrumbarse. Es prolongan quebrando y revoltando el t'nta-
de tres órdenes superpuestos, y repite en la blamento.
planta baja y en el primer piso la-s órdenes Los muros, después de la restauración , sr.
de la fachada; el tercer plano es más sobrio mantienen hasta la terminación de las corni-
que los inferiores, pero sigue la línea d~ pi- sas y se insinúa, especialmente en las naves
lastras pareadas. Los ángulos de las torres laterales, el nacimiento de los arcos y bóve-
.'•i. /G.VAC/0 MINI Y S. MIGUE/, liY

das. Pero con toda seguridad, podemos afir- testimonio histórico de don Félix de Azara,
mar que las bóvedas y los arcos no se ejecu- en sus viajes, quien afirma que la iglesia
taron con piedra, sino que fueron reali.:.ados tenía cien varas de longitud, y es de sillería
en madera . l Porqué? l Fue ese el proyecto hasta la cornisa, sin más cal o mezcla que en
original? No lo creemos. Es probable que las juntas por fuera; el resto es de madera,
los Padres no se atrevieron a levantar los arcos como en todas . .
sin argamasa, pero de todos modos los restos Hacia el fondo está el presbiterio, con dos
que se estudian en las ruinas nos permiten estancias laterales. Son claramente visibles
afirmar que no existió bóveda de piedra. los agujeros donde se afirmaba el altar ma-
En la nave central hubo de construirse una yor de San Miguel.
gran bóveda en madera con lunetos por don- Igualmente es fácil inferir la existencia del
de se abrían ventanas de iluminación. Las coro en el primer tramo de pilares, sobre la
naves laterales también eran , según Mayer- entrada, por los espacios que existe entre las
hofer, de bóveda de cañón corrido con pene- piedras del paramento, donde se apoyaban
traciones laterales. Sobre estas estructuras se vigas de madera.
construyó un techo a dos aguas cubierto de Entrando, a la derecha .• existía el bautis-
tejas sobre la nave central y dos cubiertas a terio donde hubo una pila de agua bendita,
una sola agua sobre las naves laterales. que según el historiador brasileño Fernandez
Además de todas las opiniones citadas so- Piñeyro era de barro vidriado verde, que
bre las cubiertas de San Miguel, tenemos el asentaba sobre una moldura de talla dorada.
lll. DISPOSICION EXTERNA DE LOS PUEBLOS.

19- ¿Cuál fue el modelo de las Reduccio- el trabajo colectivo, las comidas públicas, las
nes? artes y su desarrollo, el comercio, relaciones
con los extranjeros, el vestido e indumentaria,
Las Reducciones guaraníticas ¿fueron una los magistrados, las leyes, el orden público, las
invención original, debida a los jesuitas, o penas, los funerales y entierros. Termina con
fueron una copia de algo pre-existente? Si un epílogo y una apología del sistema de las
esto segundo, ¿cuál fue el modelo? Para Es- Reducciones.
pinosa, el modelo fue la República de Platón; . Aunque los jesuítas que fundaron las Re-
Schmidt se inclina a creer que fue la Utopía ducciones de Guaraníes conocían y aprecia-
de Tomás Moro; Cunnighame Graham indi- ban los escritos de Platón. inclusive sus libros
ca la Arcadía de Felipe Sidney; GOthein, por De República, poco o nada debieron de in-
su pa~te, no trepida en sostener que las Re- fluir las doctrinas del filósofo griego en la
ducciones fueron una réplica de la Ciudad organización de aquellas poblaciones. Es, sin
del Sol, del dominico Tomás Campanella. embargo, posible y hasta probable que, en el
Hasta en el Télémáque de Fenelón y en el transcurso de los años, más de una de las
New Atlantis de Barón se ha creído hallar teorías platónicas haya tenido aplicación en
Jos antecedentes de las Reducciones. 1 la prártira misionera. Algunas de las analo-
Fue precisamente uno de los misioneros de gías son, por cierto, simples coincidencias,
Guaraníes, el Padre José . Manuel Pera más, fruto, en uno y otro <'aso -en la teoría del
quien, después de 1768, escribió acerca de La filósofo griego y en la realización graraní-
República de Platón y los Guaraníes/ pero tica- del buen sentido y de la experiencia
ni insinúa siquiera que los primeros jesuítas de los siglos, /tan sabiamente condensada en
se inspiraran en esta obra del filósofo griego, las Leyes de Indias.
y es bien visible que su trabajo es un estudio Todo Jo que aduce Peramás sobre el em-
a posteriori, en el que compara ambas repú- plazamiento de los pueblos, sobre la forma
blicas, la ideal de Platón y la real de los de los mismos, sobre las casas y su ajuar,
Jrsuítas. El mismo Pcramás nos C:!o;:plica su sobre los templos, y las plazas, sobre las penas
método tan sencillo como eficiente: En nues- contra los impíos, puede hallarse en dichas
tra exposición seguiremos el siguiente método: Leyes; y, sin duda, la realidad misionera es-
daremos una síntesis del pensamiento de Pla- tuvo más basada en tales elementos, vivos y
tón sobre cada uno de los temas, y seguida- de actualidad, que en las disquisiciones,
mente referiremos lo que se practicaba entre algo olvidadas y nada imperativas, del filó-
los guaraníes; finalmente el lector juzgará si, sofo de la Hélade.'
entre las normas de aquél y la práctica de
La Utopía de Tomás Moro no era desco-
éstos, había similitud o discrepancia. 3
nocida a los jesuítas, y hasta podría decirse
Conforme a este método, en las primeras
162 páginas de su De vita et moribus trede- que era popular en la América hispana, a
cim virorum, expone y desarrolla Paremás su fines del siglo XVI y principios del XVII,
pensamiento, establedcndo en primer Jugar pero es muy improbable que haya podido
la doctrina platónica y, en segundo término, influir sobre la formación de las Misiones.
la realidad guaranítica, sobre la ubicación de Que era conocida se comprueba por el hecho
las ciudades, construcción de las casas, sobre de que Vasco de Quiroga, en Méjico, no
los ciudadanos, los templos y sacrificios, la sólo conocía la obra de Tomás Moro, sino
comunidad de bienes, los casamientos, la edu- que trató de aplicar sus ensueños a la orga-
cación de la juventud, la música, los bailes, nización política y social de los Tarancos,
182 DTSPOSTC/ON EXTERNA DE LOS PUETILOS

aspirando así a crear una ciudad ideal: en la pueblos misioneros. La Ciudad del Sol de
que florecerían todas las virtudes.G Campanella, el Nuevo AtLante de Bacón y el
Utopía es un estado ideal , ubicado en una Telémaco de Fcnelón son la creación de un
isla, y basado en formas democráticas, aun- estado romántico y ficticio, pero es indiscu-
que con un Rey al fren!te. Es un estado co- tible que mientras ellos, en alas de la fan-
munista, en el que a nadie le podía faltar tasía, soñaban en ciudades ideales que nunca
cosa alguna, pues la justicia y caridad reina- han existido, y que nunca existirán, un grupo
ban en todos los espíritus. Ni había moneda, de hombres hacía que lo ideal y soñado lle-
ni riqueza en unos, ni pobreza en otros. In- gara a ser una realidad consoladora para más
depe ndiente de todo otro poder, y ubicado de 100.000 indígenas. Los jesuítas mision~ros
en su isla, aqueJla gente feliz estaba aislada cristalizaban los ideales del hombre soñador,
del mundo, y sólo poseía algunos barcos que aunque con toital independencia del mi5mO.
llevaban algunos productos sobrantes y traían Una vez más se pudo comprobar que la ver-
otros que eran menester. La tierra era pro- dad era más fuerte que la ficción.
piedad de todos, y los utopianos, por tumo, Roberto Southey escribió que el sistema con
dejaban la ciudad por el campo, y todos eran que los jesuítas formaron y administraron las
buenos agrirultorcs. No había abogados, y Reducciones, estaba modelado en el que ha-
las leyes eran poquísimas. bían seguido Nóbrega y Anchieta en el Brasil,
Aun en estos rasgos generales, cuanto más y un historiador lusitano considera que es
en algunos permenores, es fácil hallar seme- incontestable que los Padres (que del Brasil
janza entre la Utopía de Moro y las Reduc- pasaron al Paraguay) introdujeron los mé-
ciones, pero son meras casualidades o son el todos usados en las aldeas de Bahía,1 pero
resultado d e la naturaleza humana, o los dic- no manifiesta cuáles· fueron esos métodos,
tados de la razón. Las diferencias, sin em- ni quién, en concreto, los introdujo. No
bargo, son enormes y substanciales. En la pudo ser antes d e 1609, pues hasta esa
Utopía, el elemento sobrenatural y la vida fecha no se pensó en fundar Reducciones,
espiritual no entran para nada, aunqut! lo y éstas no existían; no fue después de esa
utopianos creían en Dios, pero su religión fecha, porque ya se habían retirado todos los
era la de la razón. La moral era consecuen- Padres venidos del Brasil. Tomás Fields, es
te: exi~tía el divorcio, era aprobada la euta- verdad, estaba aún en el Paraguay, pero
nasia y se veía con buenos ojos el que )o;; estacionado en la Asunción, sin que conste
incurables se suicidaran. haya actuado ni indirectamente, en la funda-
Si pocos puntos de semejanza hay entre la ción inmediata de aquellos pueblos.
Utopía de San Tomás Moro y las Reduccio- Tal vez los Jesuítas tomaran los métodos
nes de Jos Jesuítas, menos aún son los que y procedimientos utilizados por los Padres
se hallarán entre la Arcadia y los pueblos Franciscanos, en sus Reducciones, las que saw
guaraníes. El mismo Cunninghame Graham, bemos fueron visitadas r elogiadas por JOta.
que hasta tomó la palabra Arcadia para ró- Jesuítas que elaboraron los planos de las Je-
tulo de un precioso libro sobre las misiones, suiticas. Pero de seguro no tomaron de estos
así lo reconoce. Lo que más asemejaba la Religiosos lo que constituyó lo fundamental
Arcadia de Sidney a la misionera era el triun- en sus pueblos. Prueba de ello es qur las
fo del arte, la paz octaviana y la felicidad poblaciones indígenas de aquellos Religiosos
colectiva, y lo que abría un abismo entre una apenas progresaron, y no llegaron a consti-
y otra era la prevalencia de príncipes anda- tuir una fuerza social, económica, cultural
riegos y de bellísimas princesas, y la vida y hasta militar, como las constituidas por los
de amores de ellos y de ellas, en la ciudad Jesuítas. Hubo, pues, factores de muy diversa
ficticia de Sidney, y la vida real, con sus categoría en unas y otras reducciones.
quehaceres -ordinarios y sus traba jos y preocu- Rómulo Carbia, sin embargo, supone 8 que
paciones en la ciudad guaraní.6 los jesuítas tomaron su tipo de reducción es-
Aunque el Paraíso Perdido no será jamás table de lo que vieron hacer a los Padres
encontrado en este nue!Jtro planeta, es indu- Franciscanos, y opina que la verdad histórica
dable que las Misiones de Guaraníes se acf'r- es é~ta: el Padre Bolaños, antes que los je-
caron a la realidad del mismo, y todas las suítas hicieran lo propio -bonificando, claro
utopías forzosamente han de encontrar una está, ll sistema- había realizado la fun-
realización, a lo menos parcial, en aquellos dación de doctrinas estables,~ con verdadera
¡CUAL FUE EL MODELO DF. I.AS RFDUCCJONF.S? 18!

fisonomía de pueblos. Aunque esto último no bación o desaprobación de la Corte, por me-
consta históricamente y a mediados del siglo dio de Reales Cédulas o Provisiones Reales,
XVII pudo decir un via jcro que pasó por la y el contenido de esos documentos fue deli-
reducción de Santiago de Baradero que con- neando con mucha previsión y acierto, la ubi-
sistía en un conjunto desordenado de ranchos, cación que debían tener los pueblos de indios,
en cuyo medio había lo que se llamaba Ca- su índole edilicia, su gobierno paternal, el
pilla y junto a esta tres altos palos unidos alejamiento de los blancos 1 la forma de pagar
en su parte superior, y del que colgaba una los tributos, la jurisdicción civil y eclesiástica
soga y de este un perol y una co~tilla de entre los indígenas y cien otros puntos de
vaca, la que hacía de badajo externo de tan organización y método.
sencillas campanas, hemos de anotar que mu- Es fácil comprobar cómo las Leyes de In-
cho antes de Bolaños habían establecido pue- dias fueron normas que los Misioneros posi-
blos estables otros cien misioneros en Méjico tivamente tuvieron a la vista, aunque hay
y en el Perú, y precisamente Diego de Torres, no pocas ordenanzas que no son anteriores,
antes de venir al Río de la Plata, había estado sino posteriores al establecimiento de las Re-
de misionero y de superior de Jos misioneros ducciones. Estas, mediante Real~ Cédulas
en la Reducción de Chucuito o J uli, y sabe- obtenidas a su favor, engrosaron no poco la
mos positivamente que hubo analogías entre legislación indiana. Escribe Hernández: lO
esta reducción y las constituídas en d Pa- Así como no era nuevo el caso de fundarse
raguay. El 'tipo de doctrina estable con fiso- Reducciones en los dominios españoles, cuan-
nomia de pueblo, tal cual lo entendieron y do empezaron los ]esuítas las suyas del Pa-
establecieron lqs Padres Franciscanos es algo raguay, y por lo mismo había prescripciones
que se desconoce enteramente, aun en sus fijas sobre el modo con que se habían de en-
líneas más ge11erales, y las desconocía el doc- tablar y gobernar, así tampoco eran aquellas
tor Carbia cuando hizo aauel aserto tan in- _las primeras Misiones de la Compañía de
fundado. . Jesús en América, ni faltaban experiencias ad-
De seguro Jos Jesuítas no tomaron de Jos quiridas ya, ni faltaban modelos que imita.r ..
Padres Franciscanos Jo que constituyó lo fun- De entre estos modelos, se examinará en
damental de las reducciones jesuíticas .:jUC particular ahora la Doctrina de Juli tn el
fué la trabazón íntima de los misioneros con Perú, la cual puede considerarse como per-
sus superiores y la continuidad de las direc- teneciente a los orígenes de las Reducciones
~ivas de éstos y la disciplina y obediencia de de Guaraníes, en cuanto pudo ser un modelo,
aquéllos. Tampoco ·.tomaron la genialidad de y ciertamente fue una escuela, pues en ella
acomodar las teorías europeas a los indios y se ejercitó por varios años el Padre Die.a.o de
no los indios a las teorías; ni siquiera to- Torres, que más tarde, como Provincial, había
rnaron de ellos, ni de los jesuítas venidos del de entablar Las famosas Reducciones, y darles
Brasil, la forma externa de los pueblos, ya la primera regla y modo de ser.
que éstos no eran sino una réplica de los Nada hará entender con tanta claridad lo
existentes en algunos pueblos de España y que era Juli, como la descripción que de ella
sobre todo en las poblaciones indígenas ame- hace uno de los Misioneros expulsados de
ricanas nacidas ron anterioridad a las gua- allí por Carlos III en 1767, el P. Wolfgang
raníticas. Recuérdese cómo en 1558 monseñor Bayer: uLa misión de Juli, dice .• está debajo
García Pelaez describía cómo eran aparente- de la jurisdicción del Gobernador de Chu~
mente los puestos de indios fundados en Gua. cuito, quien administra justicia a los indios
temala, con sus calles tiradas a cordel, con y entiende en sus quejas y pleitos. En lo espi-
su plaza central, a uno de cuyos costados se ritual se halla sujeta al Obispo de la Paz,
hallaba ubicada la Iglesia y el Cabildo, con ciudad que dista de Juli unas cuarenta leguas.
la cárceJ y el mesón para los forasteros. 9 Hállase la Misión situada en un camino real
Dos son las fuentes en que los Jesuiltas be- muy frecuentado, no sólo de los que viajan
bieron sus ideas: las Leves de Indias v las por el Perú, sino aun de los que del Paraguay
prár.ticas de otras Rcduc~iones, en parti~ular pasan a dicho reino. Dáse aquí a los foras-
las que habían prevalecido en Juli 1 en el Ti- teros albergue únicamente por tres días, trans-
ticaca. La primera de estas fuentes es mani- curridos los cuales,· han de continuar su viaje.
fiesta, ya que las experiencias misioneras, Pero si alguno de los viajeros cat enfermo,
habidas en toda América, recibían .la a pro- es conducido al hospital, donde se le asiste
184 DISPOS/CION EXTERNA DE LOS PUEBLOS

no sólo en alimento y bebida, sino también ningún pecado público se permitiese reinar
con medicinas espirituales y corporales. de asiento, sino que cuidadosamente se des-
Hállase edificada la Misión o pueblo de terrase, valiéndose de laJ armas del rigor,
]uli en una eminencia junto al gran lago caso de reconocerse inútiles las de la blwtdu-
Titicaca , entre cuatro altas montañas que ra. Por éstos y otros m edios consiguió des-
rodean y estrechan la reducción . . terrar de aquella comarca los vicios nbomi-
A este pueblo fue enviado como J1isivnero nables e_n que estaban envueltos los indios:
el Padre Diego de Torres cuando hacía siete y las supersticiones y artes mágicas; e hizo
años que se había encargado la Compañía de que florec iera con insignes ejemplos de reli-
aquellos indios, fundando allí una residencia. gión y piedad: señalándose e-n especial una
Dedicóse, ante todo, al aprendizaje de la len. extraordinaria resolución en defender la ho-
gua y aunque allí necesitaba dos, la quichua, nestidad, de que se dieron muestras infignes
general en el Perú, y la aymará, no obstante, en la reducción
emprendió con tal tesón su tarea, que, al Las demás circunstancias del gobierno de
cabo de pocos meses, ya las había aprendido, aquella Misión, entablado en ~ran parte por
y pudo dedicarse a confesar y predicar a los el Padre Diego de Torres, constarán de lo
indios, ·rrfinisterios en que era incansable, que continúa diciendo la descripción arri6a
ocupado continuamente con aquellos inclios; citada: pues de varios documentos de diver-
que acudían a él y de él no se sabían separar, sas épocas, concordantes entre sí, consta que
según era la gracia y afabilidad que tuvo muy poco se alteró el régimen establecido
para tratar con toda suerte de personas. No desde un principio. El paraje de la .\1isión,
se contuvo el celo del fervoroso Misionero sigue diciendo el Padre Bayer, es al mismo
en solos los indios de aquel pueblo, sino que, tiempo un gran pueblo en que sólo viven
haciendo excursiones a otros pueblos comar- indios. Tiene anchas y rectas calles, y en el
canos, ganó la voluntad de algunos de éstos, centro una plaza rectangular, grande y capaz,
que pusieron gran empeño en que les acom- donde las indias venden, los domingos y días
pañase a su impenetrable morada, donde le de fiesta, sus mercaderías. Hay cuatro hermo-
ofrecían reducirse y hacerse cristianos debajo sas iglesias de fábrica de piedra y de buena
de su dirección. Y ya que por la obligación arquitectura, provistas de muchas y muy ricas
de su cargo no pudo ir con ellos, les negoció alhajas de iglesia, de plata y oro, de las cua-
por entonces otros dos celosos operarios que les, en los. días de fiesta, se cubren los altares
supliesen su falta. de arriba abajo. Tienen asimismo riquísimas
Nombrado por superior de la residencia, y y costosas vestiduras sacerdotales de brocado.
sin dejar de ocuparse personalmente en los Lo interior de las iglesias está adornadn con
ministerios, atendió a asegurar un orden es- grandes y buenas pinturas, cada una de las
table en ellos: y a él puede decirse se debió cuales buede llamarse una obra de arte. H á-
la organización que en adelante tuvo Juli, llanse ;n ellas estatuas muy bien labradas de
y que fu e norma e idea de cómo debían ser madera, como la del Señor atado a la co~
los pueblos de indios para consen.:arse prós- lumna donde fue azotado, la de la cruz acues-
peros y florecer en virtudes cristianas, Jin los tas, el descendimiento de la cruz: y las imá-
detrimentos que otros innumerables habían genes de San Juan Bautista, de San Jerónimo
padecido y padecieron en adelante hasta lle- y San Francisco. Aunque todas ellas han sido
gar a su total ruina. Con autoridad especial hechas por artífices indios, debo reconocer
que pilra ello le había conferido el Padre sinceramente que están artísticamente traba-
Provincial, ordenó el Padre Torres que sólo jadas, y han salido bien.
el ]esuíta superior de la Residencia fuera el Todos los dichos indios, comprendidos en
párroco, y que todos los demás Padres le es- este pueblo de Juli, suman de diez a doce mil
tuvieran subordinados en la administración almas. Para ejercitar con ellos los ministerios
de los Sacramentos, como vicarios o tenientes espirituales hay cuatro Padres de nuestra
suyos. Dio las convenientes disposicioneJ para Compañía, que moran de continuo entre
que se ejercitase con puntualidad aquel im- ellos. En una eminencia inmediata al pueblo
portantísimo ministerio: que nin~uno de sus hay una capilla de Santa Bárbara, de la cual
feligreses ignorase los misterios de nuestra cuida aquel de nosotros que al mismo tiempo
santa fe: que todos se dispusieran a morir atiende a los bienes de la comunidad, que
fortalecidos de los santos sacramr.ntos: que consisten en ocho estancias, en las que hay
¿CUAL FUE EL MODELO DE LAS REDUCCIONES? ISO

quince mil ovejas del país~ con cinco mil de raron al modelo peruano. como superaron, y
Europa, y ochenta bueyes y vacas~ pastoreán- con creces, cuanto se había .entablado hasta
dolas cincuenta indios. entonces en los pueblos indígenas de ~:féjico
De estos bienes han de mantenerse primero y en las aldeas dd Brasil.
los pobres del pueblo con alimento diario y Ni en las Aldeas brasileras, ni en J uli hubo
también con vestidos. Segundo~ los músicos una autoridad jerarquizada, continuada y
a quienes~ por causa de su continua ocupa- vigorosa, como la hubo en las Reducciones
ción en la iglesia, les queda poco tiempo de Guaraníes, desde sus mismos orígenes:
libre para trabajar. Tercero , los que por en- Provincial, Superior de las Rcduccionrs, Cu-
Jermedad o debilidad no alcanzan a ganar ra y Compañero, Corregidor y Cabildo. Ca·
durante el ario lo bastante para hacer que ciques, pueblo. Todo estaba engranado a la
sus hijos aprendan a leer y escribir. Y final- perfección, y al moverse una rueda, todas
mente, los indios que, cada año, en época las demás se ponían en movimiento. En se·
determinada han de hacer viajes a la ciudad gundo término, así en las aldeas brasilcras
de Potosí~ distante de Juli cittnto cincuenta como en la Reducción de Juli, el Cura era
leguas, para trabajar allí en las minas de un factor importantísimo y hasta esencial,
plata. Hay también en esta Mi~ión un hospi- pero su misión era <""asi cxdusivamente reli·
tal en que los enfermos son asistidos con giosa. Sólo por caridad se extendía a las ac-
sustento y medicinas gratuitamente_. y la bo- tividades de otro orden. En las Reducciones
tica del hospital tiene por renta los cien de Guaraníes. el Cura lo era todo, ya que
pesos que ha de pagar el que saca licencia Corregidor, Cabildo y Caciques eran dde·
para vender vino y aguardiente en el pueblo gados suyos y para todo habían de contar
durante el año . ron su aquiescencia y aprobación. Todos los
Unánime era el juicio de aprobación )'ala- hilos venían a sus manos. Como el Rector
banza de cuantos veían el estado de la Doc- en un Colegio, y es comparación usada por
trina de Juli, y la Cédula Real de 24 de los. mismos misioneros, o como el padre en
Marzo de 1691, que concedía ciertas exen- el seno de una familia, estaba él de tal suerte
ciones a aquel pueblo, aduce las siguientes sobre todo que, por sí o por sus inferiores,
palabras que, poco antes, había escrito en su lo hacía todo.
Informe el Presidente de Charcas, Diego Me- En las aldeas brasileñas la vida de comu-
sía: "Si todas las Doctrinas del Perú fuesen nidad tora desigual, ya que trabajaban en
como la de ]uli, estuvieran mejor servidos haciendas diversas y unos se levantaban a
los indios, bien tratados, defendidos de a-J!.ra- una hora, otros a otra, y lo propio acaecía
vios, y muy adelantados en nuestra santa en Juli. No era, sin embargo, el raso de los
fe". ti Guaraníes, donde la señal matutina ponía
Este fue el campo en que lar{!a mente había en pie a todos, así a los mayores de edad,
ejercitado su celo y sus talentos el Padre romo a los menores, y se iniciaba el día ron
Diego de Torres, antes de ser nombrado la asistencia voluntaria a Misa, que era un
Provincial del Paraguay, y con tanta satisfac- proemio de luz y de belleza al volumen de
ción procedió en Juli, que no sólo se .eanó trabajo de aquel día. Los componentes de
la afición del Sr. Obispo de la Pa.,, que las Aldeas y los integrantes de Juli se veían
primero se había mostrado adverso a los forzados a trabajar en labores duras y peno-
]esuítas, sino que la misma Audiencia de sas, bajo la égida, muchas veces, de señores
Chuquisaca, con entero conocimi;mto de su.s exigentes y hasta crueles. Entre los Guaraníes,
cualidade.s y acciones, expidió Provisión Real el trabajo, aunque necesario en ciertas épo-
por la que le nombraba Protector de lo.s In- cas del año, y en algunas <'Oyunturas espe-
dios, cargo que sólo tenían por entonces los ciales, tenía por fin primordial evitar la ocio-
señores Obispos: si bien el Padre por justos sidad, y por éso, aunque se exigía de todos,
respectos, se ab.stuvo de ejercitarlo. Sin teme- a nadie se le pedía más de lo que pudiera
ridad se puede,· por tanto, considerar la Doc- razonablemente dar. Ni en Juli ni en las Al-
trina de Juli como un ejemplar que debe deas hubo bienes comunes: como en las Re-
contarse entre los orígenes de las Doctrinas ducciones guaraníticas. La comunidad de
del ParaguayY;! ciertos bienes que llegó a haber en éstas era
Esto escribe Hernández, pero no puede ne- desconocida en la inmensa mayoría de los
garse que las Reducciones Guaraníticas supe- pueblos misioneros del Perú y de Brasil,
186 DISPOSICION EXTF.UNA DF. LOS PVI~/JLOS

aunque en Juli había algunos bienes desti- mosquitos ni otras incomodidades, en donde
nados a manera de limosna o de caridad para puedan mantenerse y sembrar hasta ochocien-
Jos enfermos, viudas o huérfanos. En Juli y tos o mil indios . . . 1
en las Aldeas la intromisión de las autorida- Agregaba a continuarión: el pueblo se tra-
des civiles se hacía sentir mientras que en ce al modo de los del Perú, o como más
las Reducciones del Paraguay, aunque fieles gustaren los indios. con sus calles y cua-
a todas las leyes y obedientes a todos los Go- dras, dando una cuadra a cada cuatro .indios.
bernadores, no había en ellas mandatario al- un solar a cada uno, y que cada casa tenga
guno español, ni para el juicio de causas su huertezuela; y la Iglesia y casa de Vuestras
criminales. En J uli y en los pueblos del Reverencias en la plaza, y dando a la i~lesia
Brasil, el arte escultórico, la pintura y la mú- y casa, el sitio necesario para cementerio, y
sica tuvieron su entrada en actos aislados o la casa pegada a la Iglesia, de manera que
esporádicos, mientras que en las Reduccio- por ella se pase a la Iglesia . . .
nes rioplatenses el arte y la piedad, bajo sus Al año dió otras instrucciones para los que
múltiples manifestaciones, empapaban la vi- iban a establecer misiones entre los Guaycu-
da diaria de los indígenas. rúcs, y más brevemente, e!)tablecía tres cosas:
Fácil sería, a estas notas diferenciales, agre-
gar otras no pocas, pero ellas bastarán para l. - Antes de fundar el pueblo, se consi-
comprobar la enorme distancia que hubo en- dere mucho el asiento de él, que sea capaz
tre unas y otras. para muchos indios, de buen temple, buenas
Las Reducciones Guaraníticas no fueron aguas, a propósito para tener sustento, con
copia de otras algunas, aunque es posible que chacras, pesca y caza, en lo cual se deben
la República de Platón o la Utopía de Tomás informar muy despaciO de los mismos indios.
Moro hayan podido sugerir alguna idea, y principalmente de los caciques.
es posible, y hasta probable, que las Aldeas 2. -Fundar el pueblo con traza y orden
brasileñas y la Reducción fundada por Jos d~ calle$, y dejando a cada indio el sitio bas-
jesuítas a orillas del Titicaca hayan inspira- tante para hortezuela.
do algunos matices accidentales, pero, por 3. - Poniendo nuestra casa e Iglesia en
ahora, podemos asentar que fueron, en Jo medio y las de Jos caciques cerca ... 2
sustancial y en muchos de sus accidentes, más
internos que externos, una creiitión origina- Pero antes de referirnos a la traza, veamos
lísima. cuál fue el emplazamiento de las Reduccio-
nes. El Padre Peramás, en el deleitoso libro
que rotuló La República de Platón y los Gua-
20- Emplazamiento e índole edilicia de los raníes, recuerda 8 cómo el filósofo griego que-
pueblos misioneros. ría que la ciudad, en cuanto fuera posible,
estuviera edificada lejos del mar, en medio
Ya en 1609, al partir para el Guairá los de una comarca abundosa de vegetación y de
Padres Cataldino y Maseta, el entonces Pro- tierra fértil, que produjera cuanto pudieran
vincial Diego de Torres les dio unas direc- necesitar sus moradores; aunque no con tan-
tivas que son las más antiguas que conoce- ta abundancia que, por causa de ella, el lujo
mos, sobre cuál debía ser el emplazamiento se apoderara de los ciudadanos. Pues si e~
de los pueblos que se fundaran. Como esos asiento de la ciudad se hallare próximo a un
dos misioneros habían de pasar por pueblos puerto y fuere necesario importar en gran
rie españoles, Ciudad Real y Villarica, les escala del extranjero, los ciudadanos, una vez
aconsejaba que se informaran con personas establecido el comercio con los extraños:
desapasionadas y de buen ejemplo, sobre adoptarían costumbres exóticas y por cierto
adónde les parece que podrán hacer su asien- nada edificantes: de esta manera) al multi-
to y la principal reducción . . . ; llegarán allá plicarse los productos y riquezas, se abriría
y darán vuelta a la tierra y escogerán el la puerta a los fraudes y engaños) y las cos·
puesto que tuviese mayor y mejor comarca, lumbres tradicionales se tornarían mudable.!
y de mejores caciques . .. , advirtiendo pri- e inciertas, con la importación de tales 'J
mero que tenga agua, pesquería, buenas tie- cuales .modas y usos extraños en el vivir, eo·
rras, y que no sean todas anegadizas, ni de mer y vestir.
mucho calor, si no de buen temple, y sin Sin embargo, tampoco debe emplazarse la
EMPLAl.:fMJENTO DI~ / .OS PUEIH.OS MISIONEROS IBi

Dr]rnpuo Orr'd '


Btlf ftJc Ma nllt Jl,rgmu
a Cn ndr/,t nll
11 pud }ndoJ Guarttii !OJ

Opp'd"no rn Guaran1co rum Candd nnac cum numero captlllm OC.


AJ p,.,.,u,.. r!umr~ f Ct~pl!d i ll.i Ffllrrrrn l "rugtuty ' t.:~¡" 1
la
CI1{'11A I (.,,.Jd4na __ __ )OÓ'J C¡qura i JJM a rtyres-- -· •ÓIÍ:l. STAolti4.!--
.H .fu""' 't.."~("-· ·' 9l.IÍ JA~"" . . --'l~';'f / SJtfcpluu - .... _2. /?Z ' Jo\' rco//JoU ----- 181 1 S f ra•wfnu
.~ N .. no l/t F·J~ . . . I9~1 / . • ~ .. ~ ' ""'- - --1 ·~6 -¿ sr.uo l<tl - - - - 1367 1 S/t.-yfiu• -----'3 )5J I SCriLll __
S R 'f{t~. '-"'" .. ~ " 2.l-f J ,ri!'M loUJ Miru __ J JO Ú fJ .h roflo!o •• ___ ~IZ7 I .J l. ou¡r~ ,. , w __ _ ¡ 2 ~2. Y~cyu_ _ _
s ¡.,,o..., - HZi-¡ CorpuJ D""'rr,.¡ ___ f )i7 j C~.,cqtoo --- 1~"39 1 S No~hru 1 -- --1 1Ó4 AJJ<l"a.~
s;.•c,~:"~ef n.,...,~ ;;i~ ?c!.~~>t~'~ =: ~ : !~~~ ) ~ -~;~;::,,;;::'~~,;;_ :; i; ~ ; J;:;~u~~~~ _:_ ;i*i ; ~~~:~;::~~~~~

Este diseño <:le la Reducción de C<~ndcbria fué publicada en 1791 y aparecio e-n d volumen
De vita et moribus sex sacerdotum Societatis ]esu, Faenza, de que es au :or el Padre
José Manuel Pera más ( 1732 · 1793 ), y e-n el se indican ( 1) la iglesia, (2) el
cementerio, (3) la morada del Párroco y de sus compañeros, (4) las oficinas del
pueblo, (5) la huerta, (6) la Casa de las viudas, (7) la plaza, (8) el monumento a Nuestrd
Señora y (9) las dos capillas. Lo que llama la atención en este diseño, procedente de quien
conocí~ muy a fcndo las Reducciones, e-s Cl consignar piso bajo y alto a las casas de los indios,
pero no se trata <:le •m segundo piso, sino de un desván, a fin de conservar más habitables
J¡¡s casas e-n verano.

ciudad muy lejos del mar, a fin de que pue- y montañas que puede producir todo aquello
dan llegar hasta ella las mercaderías que que es apto para la vida. 5
necesitare " A mediados del siglo XVIII, en un escrito
Y Pcramás, que conocía de visu las Re- que ha estado inédito hasta 1953, Cardiel,
ducciones, nos dice : La región guaraní se cuya autoridad es máxima en todo Jo con·
halla lejos del mar. Así se evita que las cos· cerniente a las Reducciones de Guaranies,
lumbres de los naturales se perviertan con afirmó que para la fundación de un pueblo
el trato de marinos extranjeros. Esto no obsta se procuraba escoger una llanura de las cali·
para que los guaraníes puedan proveerse de dades siguientes:
aquellos artículos que necesitan; pues como
son navegables los ríos Paraná y Uruguay, J!l Ancha como un cuarto de legua y cerca
los indios bajan por ellos hasta Buenos Aires, de una milla- para la extensión de las
donde compran cuanto les hace falta. La re· calles;
gión s.s selvática, y tan provista de llanuras 2P Algo eminente, así por huir de la hume·
188 DISPOS/CION EXTf:RNA DE LOS PUEBLOS

dad, dañosa en estas tierras, como jJor Los pueblos de las Misiones estaban, todos
gozar de aire más puro; <'llos, ubicados entre Jos 26° y 30' y Jos 28° y
39 Que tlO tenga pantanos, de los cuales 30' d e latitud, a cx<'epción de Jos pu<'blos de
se engendran multitud de molestos mos- La Cruz y Yapcyú, que estaban entre los 29°
quitos y sapos y víboras ponzoñosas; y 30'. Hallábanse, pues, t n una región ver-

Yapeyú a vista de pájaro. Dibujo de Vicente Nada! Mora, a base de los restos existen tes aún
y estudiados por él in situ .

4fl De buenas aguas cerca, así para beber, daderamente privilegiada. Todos los pueblos
como para lavar y bañarse, a que es de Misiones ) escribía Bonpland, buena auto-
aficionado todo indio, y lo necesita pa- ridad en la materia, se encuentran bajo un
ra la salud; clima hermosísimo, preferible en todo al tan
5!' De buenos bosques~ no distantes, para celebrado de la Italia. La mayor parte de su
leña y para edificios ; terreno se compone de tierras coloradas muy
6• Que esté despejada por la parte del Sur, fértiles; ofrece llanuras más o menos e:den-
para desembarazo del viento fresco, que sas, cortadas por lomas más o menos eleva-
acá, por estar en estotra zona, es el Sur, das, cerritos, algunos cerros de consideración,
y es necesario en tierra de tantos calo· bañados y arenales. Resulta que el clima y
res: y al contrario, en tierra fría, como la naturaleza hacen a esta porción hermosa
es ésta de las Misiones (del Tar.dil y de América susceptible de una multitud de
Volcán . . .) desde 100 leguas de Buenos especies de plantas útiles, que sería difídl o
Aires hasta el Estrecho de Afagallanes imposible reunir en otro país, en igual sufJer-
en que yo al presente entien do , que está ficie de terreno.
cubierta de cerros o sierras al sur y al Están todos dichos pueblos, escribía Car..
sudoeste y despejada al norte, que es diel, a distancia unos de otros, de 2, de 3,
aun más frío_. por venir de la Cordi· de 5_. y lo más de JO leguas, y dos solos hay,
llera . .. . que son el de La Cruz y Santo Tomé, que
por un lado distan de los otros más de 24
La tierra que tuviere más de estas calida- leguas. Todos los caminos están compue.stos,
des y conveniencias es la mejor . . . y los ríos que lo permiten, con puentes, y los
EMPLAZ.iMIENTO DE LOS PUEflLOS MISIONEROS 189

que no, con canoas y canoeros para trans- cosa alguna por estas posadas, ni por pasar-
portar los pasajeros. En los de los Españoles, los por los ríos. Todo se hace por caridad. 6
de ciudad a ciudad, ninguno hay compuesto, En 21 de Junio de 1731, al visitar el Padre
ni hay río que tenga puente ni canoas. A Provincial la Reducción de San Borja, orde~
cada cinco leguas en las Misiones hay una nó se atrndicra con más cuidado al reparo

Plano de la reducción de San Juan Bautista. Segun autor desconocido. Que corresponde a
san Juan es indudable, ya que así se lec en una cartela que sostienen dos hombres (lado
izquierdo), pero debe de ser de época anterior o posterior al plano que damos a continuación,
ya que la reducción fué t>n gran parte renovada .

capilla, con uno o dos aposentos, y una o de los puentes y capillas en los caminOJ, por
más casas de indios que la guardan; y sirven las incomodidades que padecen los Nuestros
los aposentos (que están con cama) de po- cuando les es forzoso ir dé un pueblo a otro
sada para todo pasajero. 1\'inguna posada hay y, a fines de ese año, al visitar la Rrducción
entre los Españoles. Cada uno, si es de con~ de Candelaria dispuso que sobre d río lga-
veniencias, se lleva consigo la posada , que rupá, que está a una legua de este pueblo, y
es una tienda, que aquí llaman atoldo", o jJOr donde es el trajín de los demás, se haga
un carro~· si no lo es, va durmiendo en el un puente de piedra, como la ofrecía a hacer
campo y a la lluvia y graniza . A ninguno el Hermano Prímoli, con toda seguridad.
(en las posadas de las Misiones) se le pide Moussy, en 1862, pudo ver restos de alg-unos
190 DTSPOSICION J·: XTI~UNA DI~ / .OS PVEJJI.OS

de estos puentes misioneros y recuerda que cariones, desvíos o empalmes. Sobre dichos
frente a San Javirr, sobre la costa, vio unos caminos se hallaban las capillas de los 11ár·
pilares, sólidamente ronstruídos, los que se· tires, S. Estanislao, Caasapá, S. Lorenzo, S.
ñalaban el emplazamiento de un molino de Andrés, Coay Guazú, Concepción y Boynu-
agua. cay. En los alrededores de S. Borja y sobre
En cuanto a lo que refiere Cardiel con la ribera oriental del Uruguay se hallaban
relación a las carreteras y a c-apillas rurales, las capillas y posadas de S. Ignacio, San Ja-

Plano del pueblo de San Juan Bautista, a mt:diados del siglo XVIII. Archivo de Simancas.

con sus posadas adjuntas, tenemos una prue· vier, S . .Lucas, S. Martín, S. Pedro, S. Mar-
ba en el mapO. del Pueblo de Santo Tomé. cos, S. Antonio, S. Gabriel, S. José y otros.
::omprcnde tan sólo Ja región comprendida De los puentes de madera unas veces, y
entre los 28° 15' y los 2° y 3° de latitud sur, otras de material, sobre todo de piedra,
meridiano de Buenos Aires. AJií se indican nos ocuparemos en otra oportunidad. Es po·
las múltiples carreteras que, en todas direc· sitivo que entre pueblo y pueblo y, desde
cioncs, c.ruzaban aqueJia región y junto a ellas éstos a. sus respectivas es tandas y puertos flu.
se hallan las capillas a que alude Cardicl. En viales, eran múltiples y muy buenas las vías
los alrededores de Santo Tomé, se indican de comunicación.
r.inco caminos principales; sin contar ramifi- Por el Padre José Cardiel ~ah<-mos que las
EMPUIZAMIENTO Df: / .OS Pl!EW.OS MISIONEROS 191

Vista aérea de la reducción guaranítica de San Ignacio Miní, según acuarela de Leonie Mathis.

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Est?. lámina de D'Orb!gny corresponde al año 1837 y reproduce una partt' de la reducción
de Concepción de Chiquitos y los indios fe,tejando alF:un acont<'cirnit·nto. Como estas r<'duc-
ciones eran vecinas de Jns de guaraníes y at<'didas por los mismos Jc:suitas de la Provincia del
Paraguay, es probable que habría mucha analogía t'ntre los unos }' otros pueblos.
192 DISPOSICION EXTERNA DE LOS PUEBLOS

DIBUJO DE UN PUEBLO DE INDIOS GUARANIES

Plano de pueblo innomin ado hecho por un misionero, a fines del siglo XVIII con la
explicación adjunta. Archivo d e Loyola, Azpcitia, España .

"Estos indios eran en su infidelidad muy bárbaros y fi eros. No tenían pueblos, ni sembra-
ban, sino algunas [hortalizas). Vivían de la caza. Andaban entre !:oÍ en perpetuas guerras y
a los vencidos los asaban y se los comían. Entraron a ellos los Padres Jesuitas y después de
muchos trabajos y haber muerto varios. de ellos a sus manos, en la demanda de la predicación
del Evangelio, los trajeron a la vida racional y cristiana. Reduci dos ya, dióles Dios [respeto]
y obediencia a sus misioneros jesuítas, mediante la cual han podido llegar a la cultura y
cristiandad que los distinguen de todos los demá<> indios, con grandes alabanzas de los Obispos
y sacerdotes que los visitan. Cuidan de ellos los jesuitas, no sólo en lo espiritual, ~i.no también
r:n Jo temporal , como ellos no son para ello por su corta capacidad y por habernos [movido]
a ello los Reyes.
E.\1PLAZAi\11ENTO DE LOS PUEBLOS MISIONEROS 19l

"Significación de los números:


" Les cuadrilongos de color albo y negro significan las hileras de casas. Cada cuadrilongo
tiene siete u ocho casas, algunas con sus divUiones y puertas, como las de la plaza, y las de
más arriba. No se señalan todas, por ser del mismo modo que las demás.

l. La Plaza. 13. Aposentos de los Padres, como los de los


2. El Rollo. Colegios.
3. Dos Capillas, donde se velan los difuntos 14. Antcrefectorio.
ad ultos. 15. Refectorio.
4. Cruz. Hay cuatro en las cuatro esquinas 16. Oficinas de los Mayordomos y Almacenes
de la Plaza. dd Común.
5. La Iglesia. Tiene tres puertas a la Plaza, 1 7. Almacenes donde se guardan las Armas
por orden del Rey.
y dos a los lados. 18. Cámara de música y de danzas para la
6. Puerta al Patio de los Padres. celebración de las fiestas.
7, 8, 9, 10. Divisiones de los Difuntos. En el 19. Puerta que da al pat10.
7 se entierran los Párvulos ; en el 8 las 20. Puerta de la entrada anterior al 29 patio.
Párvulas; en el 9 los Adultos; en el 10 las 2 J. Patio separado de todo.
Adultas. 22 . rDepósitos] del común del pueblo.
11 . La Sacristía con dos puertas a la Iglesia. 23. La huerta de Jos Padres.
12. El patio de la Casa de los Padres. 24. La Casa de las Recogidas.

"Li ámanse Guaraníes una Nación de indios de la América Meridional, que habita en
las orilla_s, y cercanías de los grandes ríos Paraná y Uruguay confinantes con la Gobernación
del Paraguay. Los Portugueses los llaman Indios Tapes y también el vulg.ó Español, por haberse
equivoCado con unos indios de la Nación Tape, distante de esos dos ríos, que se mezclaron en
su confusión con ellos.
"Son 30 pueblos grandes. Algunos pasan de mil familias. El de los Santos Reyes Magos,
llamado Yapeyú, tiene mil y setecientas, y e n él más de siete mil almas. Los demás Pueblos de
I ndiOs de casi toda la América [a diferencia de éstos de los Guaraníes] son cosa muy pobre.
Por lo común son sus casas de paredes de palos hincados en la tierra con barro en medio y
cubiertas de paja, no de tejas ; y los más no tienen plaza, ni orden de calles y son de pocas
familias. Las que hay en la jurisdicción de Buenos Aires no pasan de veinte cada una.
"Estos 30 todos son de la hechura, que aquí se ve , con plaza muy capaz de /60 varas
en cuadro, y algunas más; las calles todas a cordel de 16 ó 15 varas en ancho; las casas son
en algunos pueblos de piedra, en otros de piedra sólo los cimientos y como una vara más en
.:lto y las demás de adobe; y todas cubiertas de teja. Todas están por todas partes con soportales
de tres varas de ancho con corta diferencia y con pilares de piedra, y por Jo común de una
piedra todo el pilar o columna. No hay más que una iglesia y un cura en cada pueblo por
grande que sea. Las iglesias son muy grandes; por lo regular de 70 ó 80 varas de largo, y
26 ó 25 de ancho y algunas de 90 de largo y 30 de ancho. Todas son de tres naves, y la del
Pueblo de la Concepción de cinco, con 96 varas de largo y más de 40 de ancho.
"Algunas hay de piedras gravadas: por lo regular son de piedra hasta una o dos varas
de alto y lo demás hasta el tejado de adobe y como están muy blanqueadas las paredes, no se
conoce de qué materia sean. Tienen por lo común cinco Altares con sus Retablos dorados, y
todo está tan resplandeciente, que causa asombro y devoción. En otros pueblos no sólo están
dorados los Retablos, sino también Jos pilares de las naves, la balaustre y aún los marcos d~
las ventanas.
"A un lado de la Iglesia está el cementerio, porque por mayor limpieza, no se entierran
los indios en la iglesia, sino es el Corregidor y algún Casique más principal. Al otro lado está
la casa de los Padres, siempre son dos o tres [de ellos], los Almacenes de la hacienda común y
ot ras oficinas con un patio capaz; y conjunto a él hay otro patio de todo género de oficinas,
donde trabajan los herreros, carpinteros, tejedores, plateros, rosarieros, que hasta esos oficios
Y otros muchos hay en cada Pueblo. Hay casa de Recogidas, y en algunos, casas de Huérfanos,
graneros para el común, y cárcel para los delincuentes: y en pueblos de paso rde un lugar a
otro] hay posada para todo pasajero español, indio, y de todas castas. Cada hilera tiene siete
o 8 aposentos de 6 varas y media o siete en cuadro con su puerta y vereda. En cada uno de
esos aposentos vive un a familia, que es un casado con su mujer e hijos. No pide más la calidad
v cortos pensamientos del indio ; ni desea más su genio. Ni tienen altos, ni tampoco los tienen
las casas de los españoles en las ciudades".
194 DISPOSICION EXTERNA DE LOS PUERLOS

celdas )1 casas de los Padres están puestas de centro del pueblo así dispuesto, sino a un
Oriente a Poniente y de Norte a Sur, aunque costado de la Plaza.
en algunos pueblos está la iglesia en la banda Es esto precisa mente lo que Durero en su
de Occidente. Es ad libitum una u otra ban- Alguna instrucción acerca de la fortificación
da. Más los aposentos nuestros están siempre de ciudades, castillos y villas, que publicó en
en la banda del Norte o del Sur. Sin duda 1527, consideraba un ideal. Compárese e] es-
que se refiere aquí Cardicl a alguna de las quema original, debido a Durero, con las
detcnninacioncs de los superiores, y es pro- plantas que damos de las Reducciones, y se
bable que las hubo también sobre otros pun- observará la grande analogía que hay entre
tos, que hallamos siempre uniformrs en todos aquél y éstas. Es probable que má~ de un
los pueblos. Jesuita conociera el pensamiento de Durero
Que el pueblo se trace al modo de los y es posible que alguno de ellos supiera cuál
del Perú había dispuesto el Padre Diego de era la traza de Tcnorhtitlán, pero la inspira-
Torres en 1609, pero ¿cuál era esa traza? ción de ambas fuentes no fue direC'ta, sino
¿Era acaso el que hubiera una plaza cen- indirecta, esto es, al través de Jo que se ha·
tral, sobre la que estuviera la Iglesia, la Casa cía en el Perú, lo que coincidía con lo que
del Misionero, el Cabildo y las Oficinas, y se había hecho en Méxko, y lo que aquí se
que en torno de esta plaza, a manera de había realizado era así de origrn azteca.
damero, estuvieran las c.asas de los indios? El plano de Tenochtitlán, conjuntamente
Esa era, sin duda, la mente del Provincial, con la traducción al latín de las cartas 11 y
y por el Padre José de Acosta sahcmos que 111 de Cortés apareció impreso de Nüren·
así eran los pueblos del Perú y también los berg en 1524, es decir, tres años antes que
de Méjico. No era así la traza de la ciudad Durero publicara su proyecto, y sorprende
de la Asunción, ni la de los pueblos de Es- por los rasgos afines a la ciudad ideal del
paña, como Jo manifestaba en 1621 el Padre maestro alemán. Toussaint y Justino Fernfm-
Lorenzana cuando, al referirse a la capital dez nos han enseñado a comprender este
paraguaya, consignaba que, en ruanto a su plano, basado en el di bu jo originaL al cual
traza, era más como los pueblos de E.cpaña, se refiere la carta III de Cortés. Dentro de
apretados y con poco sitio, que no al modo la imagen convrncionalizada de una ciudad,
de las Indias, por cuadras 7 • obra del grabador europeo, aparece el ren·
Es c.urioso anotar que esta disposiC'ión ur- tro y la llamativa disposición axial reflejan-
bana c.oincide en un todo con la de una do la ciudad azteca, tal como la encontraron
ciudad ideal, según lo había cxcogitado Al- en 1519-20 las huestes del conquistador. El
berto Durero iJ en 1527, aunque inspirándose centro importa visiblemente sobre un casrrío
según parece, en el plano de Ja ciudad azteca esquemáticamente comprimido, y está rodea-
de Tcnochtitlán publicado en Nürenbcrg, en do por el muro del coatepantli, anticipando
1524. de tal manera, para los ojos de un lt>rtor
En Jos pueblos fundados por los Jesuitas europeo, la idea de la defensa interior que
en estas zonas del Nuevo Mundo, cada man- tanto ocupó a todos Jos teóricos del urba-
zana o grupo de casas, de seis, siete o más nismo en el siglo XVI. Efectivamente, la
metros en cuadro, cada una de ella~, con sus proporción de J. 100: 2.300 pies que Durrro
soportales o galerías o recobas de dos y me- indica para el lado del cuadrado central res-
dio metros, todo en torno, no era un C'Uadra- peto al área que fncluyc el caserío} es exac-
do o Jo que ahora Jlamamos cuadra, y cuya tamente la del plano de Tenochtitlán, que
indica una razón de 0,5 : 1, l. Por supuesto,
largura y cuya anchura suele ser de unos
Durero transforma drspués las calles irrcgu·
cien metros, sino que eran rectangulares: con lares en un trazado perfecto de rectas per·
una extensión de cien a dentovcintc metros pendiculares. La descripcióll' de la gran ciu·
y una anchura de seis a diez. Los bloques de dad lacustre, de la cual Cortés en 1524 hubo
estas dimensiones estaban ubicados en tres de decir que" dentro de cinco años sería la
grupos, paralelos entre sí los de cada grupo, "más noble y populosa ciudad del mundo",
dos a ambos lados de la Plaza, en una misma debió estimular la fantasía de Jos lectores de
dir:ección, y otro sobre el tercer costado de Nürenberg, como excitó la de toda Europa,
la Plaza, en sentido inverso. La Iglesia, Casa hasta tal punto, que la isla en la cual está
de los Curas, y Oficinas, no estaban en el situada la ciudad americana, pudo asumir
EMPLAZ.-t/11/ENTO DE LOS PUEBLOS MISIONEROS 19!í

RUINAS DE SAN IGNACIO MINI


MISIONES ARGENTINAS

PLANTA APROXIMADA

I!Jpfrjjjp fiiÜIJITlJj tüúirtj


auunn Jprrrtwf .
:riúüiüiJ:
......... . tíúúüj
. .. . . .. . . ..
"-"- ·---
·- -.
D
UTTTTTTTU HTTTTTTr].
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. . . .... .... .
. .,-·
........ ...........
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::~ :~...=

........ ··-
r::ruüiü: .....-..... ····
· -/'J
(__ ...,...
... ca..--r-
··~ ·-"'~"'

-----

Planta aproximada de las ruinas de San 1gnacio Mini, según dibujo de Vicente Na-dal Mora.
196 DISPOS/CION EXTERNA DE LOS PUEBLOS

el papel de isla ideal y figurar entre las va· corazón como aquellas. Porque vi entre ellas
rías islas utópicas de los isolarios del siglo maravillosas obras de arte y quedé estupe-
XVI, como en los de Benedctto Bordone y facto ante la ingen uidad tan sutil de los
de Thomaso Porcacchi di Castiglione. hombres en esas tierras tan lejanas. De hecho
Por lo demás, sabemos cuánto le im· no puedo decir bastante acerca de las cosas
presionaron a Durero las cosas del Nuevo que estaban ante mis ojos 8 .

Planta de la reducción de San Miguel, s~gún Lucas Mayerhofer.

Mundo, y cómo ante las obras de orfebrería Al referirse el Padre Muriel a la traza de
azteca, enviadas al emperador por Cortés. Jos pueblos misioneros dijo de ellos que es-
que hubo de ver durante su viaje a los Paí- taban construídos con el mismo plan, en lo
ses Bajos, ajuntó en su diario : También vi que respecta a sus líneas generales, pero no
las cosas que fueron traídas al rey, desde el por eso excluía notables diferencias en Jo
nuevo país del oro: un sol enteramente d6 accidental, que es el caso de todas o de la
oro, de 6 pies de ancho, y asimismo una luna mayor parte de las dudades en todo país,
enteramente de plata, igualmente ancha ; como en Alemania, en España, en los Esta-
asimismo varias curiosidades de sus armas 'J dos U nidos y en la Argentina: líneas gene-
proyectiles,· muy extraños hábitos, camas 'J rales similares, cuando no idénticas, en lo
toda clase de artículos raros para el uso hu· que respecta al casco central de cada ciudad,
mano, todo lo cual es más hermoso de ve1 pero con pormenores diversos, variados, pro-
que milagros. pios y característicos.
Tan preciosos eran todos estos objetos que Diego de Alvear escribió unas frases que,
fueron estimados en cien mil florin es. Pero por rontener una imagen poética, Bias Garay
en cuanto a mi, en todos los días de mi vida se las apropió, sin indicar de quién las tomó,
no he visto cosas que tanto deleitaron mi y Leopoldo Lugones las tomó de Bias Garay,
EMPLAZAMIENTO DF. LOS PUF.BLOS MISIONEROS 197

ocultando igualmente quién o quiénes las I!educc1on de


consignaron anteriormente, y si hemos de re-
conocer que Alvear exageró, y en su f'xage- SAN CARLOS
ración hay crror, otro tanto erraron sus se-
cuaces. Escribió Alvear, hablando de las
Reducciones en general que su disposición
es tan igual y uniforme, que visto una, puede
decirse se ha visto todos: un pequeño golpe
de arquitectura, un rasgo de nuevo gusto o

·aa
adorno particular, es toda la diferencia que
se advierte, más esencialmente todos .w n lo
mismo, y esto en tanto grado que los que ~-"·
viajan por ellos llegan a persuadirse que un
pueblo encantado les acompaña por todas
partes, siendo necesario ojos de lince para .aa.aa· a·B
'lf~:f
notar la pequeño diversidad que hay hasta

·~··m~·_amil~·-~··-I:Q:ml~·-~···fi•~~·
en los mismos naturales y sus costumbres 9 •
Esto, no sin alguna exageración: escribió
Alvcar, r.uando los pueblos misioneros exis-
tían, y lo que a finnaba podía ser una reali-
dad, pero es gracioso constatar que Bias Ca- ..
.. .... .. ... ... .
.. .
.. .
ray y Lcopoldo Lugones copiaron la misma . . ·. . • ·. ·
. .. .• • • . .
. .. .
.
. '

. . .. . .. .
.

- ..... - .... " ..


Plano de la Reducción de San Carlos.

imagen del pueblo encantado, romo original


de ellos, y la consignaron, ruando los pue-
blos habían dejado de existir y apenas que·
daban rastros de alguno que otro, fuera de
Jos existentes en tierras paraguayas.
Todos Jos pueblos misioneros tenían por
centro, no geométrico, sino axial l la plaza.
Esta no se haHaba en el centro de la pobla·
ción, sino a un lado de la misma y a uno
de sus lados estaba la Iglesia, la casa de los
Padres, la de las viudas y huérfanos, el ce·
mcntcrio, los asilos y las oficinas. A los otros
tres lados se extendían en cuerpos compactos
lao; casas de los vecinos.
Rn todos los pueblos, escribía Cardicl, hav
una plaza tan wande o mayor que la Plaz~
Mayor de Madrid. Son muy capaces, de !50
varas o 480 pies de largo, y otro tanto de
ancho 111 •
S:mchcz Lahrador, a su vez, escribe que:
No hay más de wza Plaza, que es la com ún
de la Reducción. En todos los Pueblos son
muy capaces las Plazas, porque sirven para
las diversiones fJúblicas 11 •
Plano de la Reducción dt: Canddaria, a fines Queircl midió la de San Ignacio Miní y,
dd siglo XVIII, según Azara. según sus mcdicionc:;, tenía 125 metros de
198 DISPOS/C/ON EXTERNA DE LOS PUEBLOS

los frecuentes bailes y danzas que tenían lu-


gar en los pueblos.
No creemos que fuese allí donde labraban
las piedras, sino en las canteras o en ]as cer-
t:ONCCP&ION canías de las mi5mas, pero sabemos que en
una sección de la plaza, cuando no en el
amplio pórtico de la iglesia, tenían lu~ar los
bailes públicos, y es muy probable que para
éstos hubiera una parte, más o menos gran-
de, o cubierta de baldosas o de una mezcla
que llamaban "betún" y era una especie de
cemento o tierra romana
Si nos atenemos a la lámina que ha lle-
gado hasta nosotros del pueblo de San Juan,
habremos de decir que la plaza era simple-
mente un cuadrángulo de campo raso, sin
árboles ni caminos algunos artificiales, mu-
cho menos con canteros, parterres o glorie-
tas, como es hoy costumbre. Como las an-
tiguas plazas europeas eran las misioneras,
ante todo, campo de maniobras militares ·y
de concentraciones populares. Gencralme~te
se les denominan en Europa, y aun en Amé-
rica, "plaza de armas". En Jos pueblos mi-
sioneros eran también pistas de baile y donde
se representaban piezas dramáticas.
Plano de la reducción de Concepción, a fines No podemos, sin embargo, guiarnos exclu-
del siglo XVIII, según Azara. sivamente por la lámina del pueblo de San
Juan, ya que otra lámina, la del pueblo ~e
Norte a Sur, y 108 de Este a Oeste, y agrega Candelaria, nos ofrece pormenores que ho
dicho viajero y diligente observador~ f]Ue hallamos en aquella. En el medio, del lado
sorprende ver que mucha parte de la plaza opuesto a la iglesia, había una alta columna,
está libre de vegetación arbórea, mientras y en su .parte superior una estatua de la
que el resto, y el pueblo todo, está cubierto Santísima Virgen. Había además en cada uno
de ella 12 •
También a Peyrct y aun antes a Moussy
le llamó la atención el que las plazas de las
misiones se hubiesen conservado sin vegeta-
ción. Cómo se han consuuado intactas las
plazas, sin que la ve!!elación arbórea las
ha)1a invadido, es un problema, agrega este
viajero. Dícese que los jesuitas pisotearon el
terreno de tal modo, que ninguna semilla de
árbol pudo brotar allí; que allí era donde
labraban las piedras para sus edificios, que
todo aquello formó una especie de argamasa
de macadam y dio el resultado fenomenal
que presenciamos. En la actualidad todas las
plazas o solares ocupados otrora por las pla-
zas, como en San Ignacio Guazú, Santa Ma-
ría, Santiago, Santa Rosa ) San Ignacio Miní,
Loreto, etc., están cubiertos de pasto Jo mis-
mo que los terrenos adyacentes. Es sin em-
bargo posible que otrora estuvieran muy Plano de la Reducción de San Borja, en 1816,
aplanada~, a fin de que fueran pistas para según autor desconocido.
E.I1Pl.AZAMIENTO DE LOS PUEI!LOS MISIONEROS 199

de los ángulos de la plaza una Cruz, que vocable quíchua "tambo" . para las personas
debió de tener una altura, como de dos me- que venían de afuera.
tros. Esa misma lámina nos muestra que en Las calles eran rec tas, anchas y limpias.
las esquinas de las dos cuadras fronteras a Están tiradas a cordel, escribió Sánchez La-
la iglesia había sendas capillas.
A uno de Jos lados de esta plaza estaba la
Iglesia, la Casa de los Padres, generalmente
llamado Colegio, las dependencias públicas.
= = =
como oficinas y almacenes, y a los otros Ja ..
dos las casas de los indios, ordenadas en islas
o manzanas, llamadas cuadras, de modo que
diesen fácil acceso a las calles centrales, y de
todas partes se pudiese, sin mayores vueltas,
llegar a la plaza.
Sobre la plaza se hallaba también el . Ca-
bildo o Ayuntamiento, como era habitual en
las ciudades españolas, así americanas como
peninsulares. Lo que en el pueblo de Após-
toles y en el de San Nicolás las gentes, aún
hoy día, llaman Casas de Cabildo, no pare-
cen haber sido sino las dos capillas que el
Padre Peramás afirma hallarse a la entrada Plano de la reducción de San Juan, a fines del
de la plaza, y que eran los locales donde se siglo XVIII. Compárese con el que damos a
continuación, que corresponde a San José de
depositaban los cadáveres, antes de darles se- Chiquitos.
pultura. Algo separado de la Iglesia y de la
Casa de los Padres se hallaba la cárcel para
hombres y había otra para mujeres, hallán- brador, divididas en cuadras, y anchas, por
la conveniencia del aire y la limpieza. Rara
vez se ve en ellas alguna inmundicia 13 . Las
SAN JOS{ calles todas a cordel y de 16 a 18 varas de
f<IIIOQtrosf ancho, nos dice otro misionero, confirmando
este aserto sobre la anchura. Agrega otro
d<-talle el Padre Muriel, pues nos dice que
Oc todas las dichas casas se hallan con so porta-
les a una y otra bandas para andar sin mo-
D

c::::::J.c::::Ja c:=::=::J
jarse en tiempo de lluvia .
ODDDDDD\F"" .,.,, LJDDDDDDD Los que han visi tado las ruinas de lm pu~::­
blos misioneros, cuando esas ruinas eran más
DDDDDDD0 • ~DDDDDDD visi!)lcs, como Lista, Qucircl , De Moussy
OOOOOOOO·=·=c:t!J O000 000 confirman ampliamente lo dicho. Es este
postrero quien en 18-!")6, después de visitar
=======
c::::::J~c:::Jc:::Jc=l~c:::::::J la Reducdón de Santa Rosa, nos dejó este
c:::Jc:::::::J c:::Jc:::JCJ~c::::::J <:ua-dro general del emplazamiento de esa
c:=:::J~c:::Jc:::::Jc:Jc:::::::Jc:=:::J
Redun:ión, cuadro que con leves variantes
dc:bió ser común a Jos pueblos misioneros.
Después de las hermosas lagunas de Tem-
Plano de la reducción de San José de Chiquitos, bory, rincón pintoresco, se penetra en unos
semejante en la disposición general a lo estilado ~·astos camfJOS de palmeras, que crecen sobre
en los pueblos guaraníes. t~· : ·renos arenosos, pero fértiles, y muy pronto
se destacan sobre el horizonte las construc·
dose ésta, a veces, en la casa dd "coti-gua- cio nes de la Misión de Santa Rosa.
zú", o Casa de las Recogidas, pero con sepa- A distancia, con . sus J:randes techos colo·
r:.ción de las personas que allí moraban. A raJos, de combadas tejas, se coulempla su
veces !':C hallaban en una construcción apar- lr;?lesia, que sobresale y domina las demás
te. Ha bía finalmente hospedería, llamado con construccio1us, pero no tiene campanario;
200 DISPOSJCION EXTERNA. DE LOS PUEBLOS

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Concepción. San Nicolás.

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San Luis. San Lorenzo.

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11
Sa n Ju:m. Santo Angel.
SEIS REDUCCIONES, A FINES DEL SIGLO XVIJJ

Estos seis planos de los pueblos de Concepción, San Nicolás, San Luis, San
Lorenzo, San Juan y Santo Ang<'l, aunque en cada uno de ellos se lrc que ha sido
"delineado y lavado por José María Cabrcr", no responden a la realidad, sino
solo en parte, ya que, así el colegio como la iglesia en cada uno de dios son
idénticos. Evidentemente se trataba de indicar dónde se alojaba la tropa y, a esa
indicación, responden estos planos. Se tomó por pauta Jo <·xistcntr en un pueblo,
en cuanto a la iglesia y rolegio, y se extendió a los demás, sin modiricacioncs, ya
que éso no era Jo· que interesaba, en esta coyuntura, al autor de estos planos. En
Concepción con la letra O se señala el Hospital y con la letra Q d Trapiche del
actual Teniente Goberourdor; en San Nicolás se designa un jardín o Florida~ <·on la
letra H, y k• que era la Casa Capitular (G); en San Luis laG indica el Cuartel de
la Tropa de la demarcación de Limites, la Q las Casas para Huérfanos e lnválidoJ;
en San Lorenzo la G indica la Casa Capitular, la H la Casa de Huérfanos y Q d
Establecimiento para Inválidos; en San Juan laG indica la posición de la Casa de
la Municipalidad, H ci Alojamiento de la Oficialidad de ambas Subdivisiones y L el
Establecimiento par.a Huérfanos; en Santo Angel, G indica el Cuartel de la Tropa
Portuguesa, Q el Cuartel de la Tropa Española, H el Alojamiento del Comandante
l'ortuRuh )' Jus Oficiales, y el Alojamiento de los Españoles y K el Edificio para Viu-
das y Huérfanos . Siendo el primordial, ~ino único motivo, de estos planos el indicar
la ubicación de la tropa, nada extraño es que se adoptara un padrón general, respeto
de lo que no interesaba. Estos planos se encuentran en la Biblioteca Naóonal de
Río de Janeiro y debemos su conodmicnto al señor Juan Pivel Devoto, director
del Museo Histórico de Montevideo, cuya gentileza agradercmos.
202 DISPOS/CION EXTERNA DE LOS PUEBLOS

creeríase tener a la vista algunos pueblos rura- lumnas acopladas que la sostienen, el pórtico
les de ciertas regiones de Francia~ si las palme- de forma semicircular, todo revestido de
ras que se levantan por doquier no nos advir- grandes piezas de madera, con maravillosa
tieran terrenos y climas de otras latitudes. obra de artesanía. La longitud total del edi-
uSanta Rosa está magníficamente situada ficio es de 60 metros. Al penetrar en el
sobre una colina, adornada con una esplén- Templo, se siente uno sorprendido de admi-

Vista de la plaza e iglesia de un pueblo .de Chiquitos, tal cual las vió D'Orbigny
en 1831.

dida vegetación: un arroyuelo de cristalinas ración ante la riqueza y profusa ornamenta-


aguas se desliza a sus pies sobre un lecho ción que contiene . .
arenoso; los árboles que la rodean están Siguiendo el eje de la iglesia en dirección
cubiertos de plantas parásitas, cuya mayor norte, a unos 500 metros existe una capilla
parte pertenece a la familia de las orquídeas, {!rande dedicada a San Isidro Labrador. Se
produciendo magnífico y extraño efecto su ~ncuentra casi en ruinas y no guarda más
forma y colorido. que un altar en muy mal estado y alguna.r
Tiene este pueblo bastantes habitantes; estatuas y pinturas muy vulgares y de nin-
pero la mayoría de la población se compone gún valor artístico . .
de blancos y mestizos; los indios están en El más bello adorno de este edificio son
minoría: los cuales, como en todas las .\.fi- las magníficas palmeras que le rodean y los
siones del Paraguay, abandonan las ant(!!uas enormes naranjos que forman la avenida que
viviendas, por las que el gobierno exige un conduce a la plaza: Todo alrededor de este
pago de alquiler, y se construyen sus chozas edificio no hay más que un espeso bosque,
en los aledaños del pueblo , más allá del cual, solamente se divisan al-
En cuanto al estado actual de las construc- !;'tnas chozas de indios y las pintorescas co-
ciones, la plaza está rodeada por sus cuatro . ~na s que cortan el horizonte. Contigua a la
costados, de casas bajas, pero en buen esta- zglesia y próxima al f!ran pórtico de entrada
do ; el Colegio está bien conurvado, se apoya del Colegio, que se está reparando en estos
sobre la Iglesia que es realmente un bloque momentos, se eleva u11a torre cuadrangular,
monumental. Está construída con piedras y de piedra de un dibujo muy simple, que
madera, es decir, que las paredes están edi- nunca fue terminada, pero que las autorida-
ficadas con J!randes bloques d,e piedra rojiza des del pueblo quieren terminar para co/dcar
y sin argamasa; y que la techumbre, las co- en ella lflS carr.panas.
LAS IGLESIAS DE LAS REDUCCIONES 205

El Colegio, antigua morada de los Misio· por el gobierno fuera más liberal, reinaría
neros, permanece intacto y sirve para aloja· en este pueblo una suficiencia y bienestar
miento del Cura y del Mayordomo. general 14 .
Es un gran edificio cuadrado, del que la
iglesia forma uno de sus lados. El jardín no
existe más; la falta de cuidado ha hecho 21- Las Iglesias en las Reducciones.
perecer todos los árboles, y las murallas que
le protegían están destruídas sin que se pien· Las iglesias constituían el centro espiritual
se siquiera en construirlas de nuevo. y aun material en todas las Reduccione-s. La
En cuanto a las riqutzaf de esta iglesia , Casa de Dios, por su magnitud y por su
todas han desaparecido: primero en !810, suntuosidad, primaba por encima de todas

La pared rrontera de la iglesia de la reducción de Santa Angel, vista


por la parte interior, tal como se hallaba en 1842.

después, en la presidencia del Dr. Francia; las casas de los indios y por sobre la de los
en fin en 1848 en el gobierno de Lópn; casi Padres. Casas, talleres, oficinas y almacenes
todos los utensilios de plata que quedaban estaban en lo horizontal; la iglesia se erguía
han sido enajenados. De todo su antiguo hacia las alturas. Era lo único vertical. El
esplendor conserva únicamente el grande y fenómeno común en los pueblos europeos,
hermoso jarrón de la sacristía. como es visible aun hoy día, en las pohla·
No obstante los cuidados del gobierno por dones rurales de Francia, España, lnglatcna,
la conservación de esta magnífica iglesia, no de .. fue intencionalmente practicado por los
puede ella durar mucho tiempo: construidas pueblos misioneros. Quisieron que el templo
sin ar~amasa, las paredes se cuartean, la te· no fuera tan sólo el albergue de la piedad,
chumbre se pudre y no se le fJUede conceder sino que fuera además lo que espiritualmente
más que unos cincuenta años de vida, '\' aún diera cohesión y unidad a toda la vida in-
dígena. Gracias a su iglesia, rada pueh!o te·
lo dudamos, a menos que se lleve a. cabo
nía un alma, una vivencia propia y earactc-
una rrstauración general, que casi equival·
.rística. Era la Casa de Dios, pero era
dria a una reconstrucción . también la Casa de los Padres, quienes en
La Iglesia de Santa Rosa es, sin lu.aar a ella r.clebraban Jos servici()s religiosos, y era
dudas, el más bello ejemplar de las con.~truc· la Casa de Todos y rad:a L:no de los Indios
ciones jesuíticas, en todas las .~isiones . . . ya que en su <:onstrucción todos habían te-
Los indios de Santa Rosa son jJoco nume· nido parte. Ella ~demás les había abierto sus
rosos; en cambio los otros habitantes aumen· puertas, euando n·<:iPieron el Bautismo y ella
tan más y más. Se culti~:'l principalmente la las abriría para el responso final.
caña de azúcar }' el tabúco; hay cierto co· En cada Reducción, aunque su población
mercio; y si el r•:;:imen .:con6:-:-:ico seguido fuera de cinco, seis o siete mil habitantes, no
204 DISPOS/C/ON f :.Y.Tf:RNA DE /.0.~ PUEBLOS

había sino una sola iglesia, y ésta estaba pal mucho más profundo que los restantes.
siempre en uno de Jos lados de la plaza, que En Santa Rosa, lo mismo que en San Igna-
también era única. Por lo general estaba em- cio Guazú, delante de la fachada principal
plazado en el centro de la manzana princi- estaba dispuesto un amplio y profundo pa-
pal de la dicha plaza, aunque a veces estaba tio cubierto, que se unía ron los corredores
f ucra de la línea central de la misma. Sobre laterales, más angostos 4 • Era también el caso
su orientación, nos informa Cardid que era en la iglesia de San Juan, pero no era el
en la banda de Occidente, pero, por lo ge- caso de la de Candelaria, si nos atenemos a
neral, y a causa de los calores, no tenía la lo que nos muestra la lámina o vista de esa
puerta principal mirando al Oriente, sino al Reducción, publicada por Peramás.
Tiene cada iglesia, añade Cardiel. cinco
grandes puertas, y algunas siete; tres en fren-
te de las tres naves y dos que raen al patio
primero de los Padres y otras dos al cemen-
terio. Están adornadas de muchas ventanas,
así para la luz como para la ventilación en
tiempo de calor, aumentado con tantos mi-
llares de personas dentro.
Sánchez Labrador ;; confinna estas expre-
siones de Cardiel y nos ofrece otros detalles
de valía, al escribir que en cada Reducción,
a sus propias expensas, han fabricado los
neófitos las iglesias, tan hermosas y grandes,
que acaso no hay casa semejante en las ciu-
Ruinas de la iglesia de San Lu :s, en 1876. dades de estas Provincias; y las más parecie-
ran bien en la Europa.
El fin de estos magníficos templos es el
Sur o al Norte, "que este uso de la i{!ltsia ser lugares santos dedicados al culto debido
[mirando al Este] es para partes templadas 1 . a Dios, y por esto exterior hacer que los
Dichas iglesias como casas de Dios, son Neófitos formen una idea grande de la Fe
la fábrica principal en todos los pueblos, Católica. Esto es lo que los ha empeñado en
agrega Cardie1 2 , y son todas capaces, como no excusar gastos ni en la arquitectura, ni
catedrales de Europa, porque como no hay en el adorno.
más que una en cada pueblo, es preciso que Así era sin duda, pero .no por eso dejó de
sea capaz de tantos millares de personas que, haber algunos excesos. Ya en 1637 escribía
los días de fiesta, entran a sermón y misa. el General de la Compañía al cntonce~ Pro-
Son de tres naves, y dos hay de cinco. vincial del Paraguay, Diego de Boroa, mani-
Para que los temporales no las dañen, tie- festando que le habían escrito que las Igle-
nen por todas partes corredores anchos que sias de las Reducciones son grandes y costo-
las defienden, y así es visible en las ruinas sas, y de mucho trabajo para los pobres
de algunas iglesias, como en las ruinas de indios. A. V. R. encargo la moderación de-
Trinidad Hablando de ésta escribe Giuriaa bida, y en la Congregación 1.1 , celebrada en
que pare~ería que por tres de sus lados, hu- Córdoba en 1700, Jos Congregados solicita-
biese existido un corredor cubierto, pues aun ron del General que se ponga medida en los
hay huellas de piedra de forma prismática, excesos de las iglesias y edificios principal-
de 0,4() m. por 0,40 m. de sección, y espa- mente en las Reducciones (•. El General dejó
ciadas 4,50 mts., más o menos, de eje a eje; la cosa a la prudencia del Provincial. Parece
esta respetable anchura de los tramos, per- que quienes no conocían de cerca lo que eran
mite suponer que sobre los pilares cargasen las Reduccioncs se extrañaban de la magni-
recias vigas de madera, a modo de dinteles. tud y del lujo de las iglesias misioneras, sin
De San Ignacio Guazú nos dice el mismo ver por una parte que esa grandeza o capa-
Giuria, quien examinó muy detenidamente cidad, excesiva al parecer. era necesaria, para
las ruinas de la iglesia de ese pueblo, que contener en los días de fiesta y de precepto
sus cuatro fachadas estaban protepidas por a los cuatro, cinco o seis mil indígenas del
corredores cubiertos, siendo el de la princi- pueblo, y sin apreciar por otra el efecto psi-
LAS IGLESIAS DE. LAS RI·:DUCCIONI·:S 205

Estado actual de la Iglesia de la reducción de San Miguel, vista desde la parte posterior.

Parte de la iglesia de San Miguel, después de la rrstauración .


206 DISPOS/CION EXTEU.NA DE LOS PVF.nLOS

Fachada d~ la iglesia de San Miguel en 1875.

Lo que debió ser la iglesia de San Miguel, según lo excogitado por otro arquitecto moderno,
con anterioridad a Mayerhofer y sin el conocimiento de las ruinas que tuvo éste.
.,.
~T.

Lo que era la iglesia de San Miguel, con y sin cúpula, con y sin la galería de arcadas, según
le arquitecto LuCN Mayerhorer, que fué quien tuvo a su cargo la limpieza y arreglo de las
ruinas de este templo.
2(18 DTSPOSTCTON EXTERNA DE LOS PUEBLOS

cológico que así la magnitud como el deco-


rado y demás elementos artísticos causaban
en esos salvajes salidos, pocos .años antes,
de las selvas, y que no eran el fruto de
los caprichos de algún misionero, parece cier-
u=JDOh
to, y así en 1 de junio de 1694 escribía el
entonces General de la Compañía, Tirso
González, que le habían llegado quejas del
o M o

r ~,a
proceder del Cura de Santo Tomé: i
Dicen que habiéndose hecho en ella una
iglesia mayor y más capaz que la anti_qua, y
en ella una media naranja hermosa, con
mucho sudor y gasto de los indios, y haber
sido toda esta obra vista y aprobada de los
provinciales, el Padre Gregorio Orozco por
su propio dictámen, con sentimiento de todo
el pueblo y de los Padres, y sin consulta al-
guna, mandó demoler la media naranja, no D o o
O 0 0 G
1} o o o
D 0 o G
Q o o o
!:~ ;,JLJJ
Planta de la Iglesia de Jesús, según releva-
miento del arquitecto Hernán Busaniche.

por defecto de fortaleza, sino sólo por decir


que era muy grande la iglesia, siendo así
que se había hecho tan capaz para no andar
cada día haciendo nuevas iglesias. Con difi-
cultad nos podemos persuadir que esto sea
así, y que se mandase demoler lo que con
tanto gasto se había fabricado , sin que hu-
biese razón muy urgente que obligase a ello;
pero aseguran que no la había . . . -8 .
Por lo que llevamos dicho se podría creer
que todas las iglesias misioneras eran igual-
mente esbeltas y suntuosas, pero en realidad
no era así, ya que a causa del incremento
de la población o por querer contar con un
templo más airoso que el existente, se fueron
Plano de la iglesia de San Miguel, según rele· reconstruyendo, al través de siglo y medio,
vamiento del arq. Lucas Mayerhofer. ya en un pueblo, ya en otro. Lo cierto es
San Ignacio "Mini. Interior de la lglcsic..
vista desde la puerta de entrada.

Puerta principal de lo que fué Iglesia de San


Ignacio Miní.

San Ignacio Miní. Detall e de la puerta de la


Sacristía. ·
210 DISPOS/CION EXTERNA DF. LOS Pl!Eil/.OS

que en l 768, al sobrevenir la expulsión, ha- Reducciones entonces existentes contaban con
bía reducciones <:on iglrsias magníficas, romo unas iglesias admirables y capacísimas, siendo
la de San Miguel, o con iglesias discretas los Padres los carpinteros, albañiles y aqui-

San Ignacio Miní. Detalle de la puerta de la iglesia que da al claustro.

romo San Ignacio Miní, o con locales im- tectos . .Co~o entonces !'linguno de ellos era
provisados como Jesús y San Cosmc. un arquiteCto profesional, es de creer que lo
Ya furran de piedra, de madera o de tapia, admirable de esos primeros templos era algo
todas las iglesias eran capacísimas y todas muy relativo. Recién en los postreros dece-
con profusión de adornos, estatuas y pintu- nios dd siglo XVII aparecen Jos primeros
ras. Estas eran las dos notas que raractni- arquitectos de valía, y es recién en el siglo
zaban a todas. Ya en 1618 se escribía que las XVIII cuando trabajan en los pueblos gua-
/.AS IGLESIAS DE /.AS Rf:DUCC/ONJ-:S 211

raníes arquitectos diplomados, como los Her- ción , excediendo en lo lustroso y en el aseo
manos José Brasanelli, Juan Bautista Prímoli la que nuevamente fabrican y al presente
y José Grimau. se halla acabada y solo falta dedicarla 11 •
Como más adelante vamos a dedicar un
<"apítulo a la Arquitectura en las Misiones,
sólo anotaremos ahora algunas particularida-
des de las iglesias misioneras. La de San
Borja, obra de Brasanelli, se terminó de
construir en 1705, pero en 1768 aún no se
había acabado de decorar; tenía sin embargo
un altar mayor que llamaba podermamcntc
la atención, por su rico dC'C'orado y por tener
una inmensa estatua de San Francisco de
Borja, que aún existe, en actitud orante ante
el Santísimo Sacramento en la custodia, que
era real y verdadera y toda ella de plata.
El mismo Brasanelli trabajó en la iglesia
de San Javier, y de esta iglesia nos dice el
Padre Olivcr que es hermosa con sus tres
naves y adornada con varios pasos de la vida
del santo en lienzos .!!.randes. Tiene ciuco
altares. El mayor con un buen retablo y be-
llas estatuas. El sagrario es un remedo del
castillo de Milán curiosamente hecho, y en-
cima una custodia de plata con una reliquia
del Santo. Tiene cuatro altares colaterales.
En las esquinas de los arcoJ torales están
cuatro estatuas muy buenas La iglesia e.s
bien rica. Tiene de singular la custodia, que
es la mejor de las Misiones, obra de la.s pri-
morosas manos de M arañau. Rs de plata
dorada a fuego; el Sol estriba sobre la Co-
rona imperial que tiene la Santísima Vir¡!!en.
a cuyos pies tiene una serpiente que parece
estar viva. Mas abajo están dos espigas de
trigo y una parra con SUl' racimos, muy a lo
natural todo. Es bien alta, y toda ella es un
primor, y es toda de plata ricamente do-
rada 9 •
La Iglesia de Corpus, escribía c:l citado
Olivfr 10, quien la conoció de cerca, es de
las más hcnnosas de todas las Misionrs.
Toda ella es bien proporcionada y grande.
Es casi un ascua de oro, muy adornada y
alhajada. El altar mavor es bellísimo: el
nicho principal, que e; la Cena del Señor
con todos los Apóstoles de buena estatura. San ]gnocio Mini. Vrnt"na de la Iglesia que
está hermoso, y con las demás estatuas del da al claustro.
retablo bien dispuesto llena la vida. Los al-
tareJ' colaterales corresponden a la perfección De la Iglesia de San Cosmc, de la que solo
de la Iglesia. quedan ruinas, escribía el Provincial en 12
Ya en 1715 escribió el Gobernador Hazán de mayo de 1747, que supuesto que se ha
de Pcdraza, después de visitar la Reducción hallado mina[de piedra] en ltapuá, pídase al
de Santa Rosa, que u tiene su iglesia decente, pueblo de Trinidad por algunas semanas un
la primera que fabricaron desde la funda- indio, o .se enviará a algunos de este pueblo,
212 DISPOSICION EXTERNA DE LOS PUEBI.OS

para que aprendan el modo de cortarla en parte, su ancha fachada, era de piedra, como
la misma mina, porque llevarla aJÍ tosca es se deduce de la cabeza de Angel, que for-
trabajo escusado y costoso. maba parte de la misma. Tiene cinco alta·

Puerta de la iglesia que se abre al claustro, en San Ignacio Miní.

La iglesia de Yapeyú no C"ra de las me- res, agregaba Oliver, cuyo adorno y el ds
jores que había en las Reducciones, según toda la iglesia, aunque es competente, es
se colige de lo que csr:ribc el Padre Oliver, inferior al de otros pueblos. Como puede su-
pero era de las más capaces, ya que podía poner el lector la actual iglesia de Yapeyú
albergar a los 7.94 7 feligreses con que con· nada tiene que ver con la que dejaron los Je·
taba esa reducción en 1766. A lo menos en suítas. De la actual se ha escrito, en un
San Ignacio Miní. Presbiterio y altar mayor <le la iglesia.

San Ignacio Miní. Escalinata de la galería de la iglesia.


214 DISPO.~/CION EXTI~UNA DE LOS PUFIU.OS

informe oficial, que el estado de abandono arquitectos en un millón de pesos, y el Ge-


en que se encuentra es increíble e impresio- neral portugués, luego que la vio, dijo qut
nante. Considero que urge tomar medidas sólo los cimientos valían más que lo que el
para subsanar tan lastimoso aspecto en el Rey de Castilla daba por todo el pueblo,
pueblo natal del héroe máximo argentino 1 !!. esto es, cuatro mil pesos 15 •
Por Jos inventarios del pueblo de la Trini-
dad sabernos que la Iglesia de este pueblo
constaba de tres naves, de piedra de !taqui
y sus bóvedas de cal y lad1·illo. La sacristía
principal era de bóveda, de cal y ladrillo.
La contrasacristía también de bóveda de cal
y ladrillo 10 . En tiempo de Azara ( 1780) ya
estaba en ruinas, por lo que éste esrribía:
La iglesia que, según cuentan, fue la mejor

Altar mayor, ya inexistente, de la iglesia de


Nuestra Señora de Fe, vulgarmente llamada
Santa María.

El pueblo de Candelaria, rscribía pocos


años después de 1768 el Padre Oliver, tenía
su Iglesia de tres naves bien capaces, con /6 Altar ya inexistente de la iglesia de San Ignacio
columnas bien adornadas, y en cada una, una Guazú, en el actual Paraguay.
hermosa estatua de cuerpo entero; el púljúto
de Jaspe y tabla dorada ; el retablo mayor de A-fisiones, hace años que se arruinó ente·
bieu dorado y de hermosa hechura con sei.s ramente porque siendo de sillería y barro
estatuas de cuerpo entero. Los cuatro alta- con bóveda de rosca de ladrillo y mezcla, no
res laterales son buenos y dorados con sus pudieron los muros sostener mucho tiempo
respectivas estatuas, y todo el cuerpo de la el empuje, porque algunas goteras se insi·
iglesia bien adornado de pinturas. Azara, nuaron en el barro, pero la verdadera causa
años más tarde, escribió que lo único que fue porque un administrador del pueblo hizo
[en Candelaria] parece más arreglado a la derribar una arquería que daba consistencia
arquitectura es la Iglesia, en la que se 11ota a todo el templo.
mejor gusto o menos dis.!!usto que en otras I:J. El primer constructor de esta Iglesia fue
Por lo que toca a la Iglesia del pueblo de el Hermano Prímoli, en 1744, pero doce años
San Miguel, existente aún en sus líneas ge· más tarde, en 1756, el Padre Antonio Gu.
nerales, escribió Cardiel 14 que en ella traba· tiérrez ordenaba lo que sigue: R ecójase con
jaron mil indios por diez años; la valuó el la brevedad posible el material necesario pa-
ingeniero mayor del ejército [español] y otros ra la fabricación de la media naranja y
/.AS ICLF.SIAS DH I.AS JU:DUCCIONI.::s 215

échese como el Hermano José Grimau dice,


luego que esté dispuesto el material. La fá-
brica de las casas continúe por más que se
emprenda la de la iglesia, pues a más de
ser grandes los inconveniente.}· que hay en
que vivan en una casa muchas familias, hay
sobrada gente para las dos faenas 17 •
En un memorial sin fecha, prro que pare-
ce corresponde-r a mediados del siglo XVII 1)
se dispone que:
/. Para asegurar la obra de la i~lesia, st
cubrirán con tejas todas las bóvedas de lo
l.!!lesia; con éso se evitará el daño que pu·
diera padecer la fábrica, si las aguas fJnze-
traran en las bóvedas.
2. Ya se puede empezar a trabajar en lm
casas de los Indios, y procuu que todas se
hagan, al modo con que está empezada una
casa. Altar misionrro rxistcnte <'n la moderna iglesia
3. Aunque no prohibo que se hagan la~ de Santa Rosa, Paraguay.
dos torres de la i glesia, JJero como la segun·
da torre no es necesaria, y, por otra parte de la Concepción tiene dispuestos todos los
la composición de las casas de los indios e~ materiales para edificar nueva (efesia, y mu-
obra de mayor importancia, por esto se hará cha 1tecesidad hay de hacerla, put>s la que
la una torre y se dejará de hacer la otra, hasta ahora usa, está amenazando ruina.
hasta que se acaben las demás obras. Luego que den lu~ar las faenas inexcusables
Si Grimau tuvo que ver en la condusirín del pueblo procurará V. R. que Je /Jon.!!a
de la iglesia de Trinidad, el Padre Martín mano en la obra, estimulando y, si fuera
Schmidt fue quien corrió con la construcción menester, obligando al P. Cura a que se
de la de Conccpcién. Así se deduce del aplique con todo empeño; para diri~ir esta
Memorial que el Padre Pedro Lizoain dejó obra dispondrá V . R. pase a aquel pueblo
al Superior de Misiones, en 17.12: El pueblo el P. Martín Schmidt a quien hr hablado
y está en éso 111 •
De otro gran arquitecto, el Hermano Bra-
sandli, eran las iglesias de ltapuá y de Lo-
reto. Ya a mediados del siQ;Io XVII, habíase
rons truído en la postrera de estas Reduccio-
nes un magnífico templo, que el Hermano
De la Cruz decoró, pero a mediados del si·
glo XVIII se hizo otro aún mayor y más
artístico. Del primero de esos templos Icemos
en las Cartas Anuos de 1645-1646: Hízose
estos años una grande y capaz iglesia [en
Loreto] muy vistosa para estas tierra5, con
un hermoso retablo cuyos lienzo.r y tra;;a hizo
el Hermano Luis de la Cruz, diestro y primo
en el arte, como lo ha hecho en otras reduc·
ciones, adornando las iglesias con sus pintu·
ras, con las que ha puesto a esta iglesia nue·
va y la ha dejado muy hermoseada, en cuyo
adorno y grandeza posible hacen ahora ma·
yor estimación los del pueblo de las cMas
sagradas y mayor · aprecio del culto dil!ino
en los templos, viendo que con todo el ador·
Altar lateral de San Ignacio Guazú. no a que da lugar la tierra y la reverencitJ
216 DISPOSICION EXTERNA DE LOS PUEBLOS

mayor que se puede pedir, se venera a Dios


Nuestro Señor en ellas Jn.
La postrera iglesia de Loreto fue obra del
Hermano Brasanclli, y de ella nos dirc el
Padre Oliver que era grande con su media
naranja, bien pintada, con algunos pasos de
la historia de David. El altar mayor es obra
prima, muy grave y hermosa, con diez esta-
tuas primorosas,· los cuatro retablos colate-
rales con muy hermosas estatuas, obras todas
del insigne artífice, el Hermano Brasane!li 20 .
I tapuá tenía ya terminado un magno tem-
plo en 1747, y en 2 de mayo de ese año dis-
ponía el Padre Nusdorffcr que se prosiguiera
con la decoración del mismo aplicando para
este efecto alguna gente, pero la mayor parte
se empleará en hacer las casas de los indios. 21
San José contó con tres o cuatro iglesias,
una en pos de otra, cada vez más amplia y
cada vez más .preciosa. Ya en 1645 se pudo
decir de ella que tenía un hermoso sagrario,
y retablo con que la iglesia, que es buen
edificio, queda toda ricamente adornadaj
cuya vista alienta mucho los corazones a es·
tos pobres a las alabanzas de su Criador y
veneración de su Santo Templo.:!2 Altar de la iglesia de S:1n Juan de Misiones,
De la iglesia de Santo Tomé, totalmente en el Paraguay.
desaparecida, escribió el Padre Oliver que era
una de las mejores, 23 que había en las mi· A mediados del siglo XVIII Itapuá tenía
siones; y nos dice que su altar mayor tenía terminada su amplísima iglesia y se traba-
un magnífico y hermoso retablo, medio ocha- jaba en su decoración; la de Corpus, con
vado y bellamente dorado, con seis estatuas. sus dos cúpulas, había sufrido algún quebran-
Los cinco altares laterales eran buenos, pero to, y estaba en reparaciones, y la de San
no estaban aún dorados cuando sobrevino la Nkolás, construída de piedra entre 1747 y
expulsión. 1750 se estaba levantando; la de Santo An-
gel estaba también en construcción y éste se
efectuaba con gran entusiasmo por parte de
los misioneros y de los indios, y para la de
San José se estaba haciendo un hermoso sa-
grario y un nuevo retablo. La de ApóstoiC's
C'ra provisoria y se pensaba en reempla1.arla
por otra más adecuada, aunque no más capaz
que la existente, ya que ella albergaba a
toda la numerosa población.
De la Iglesia de San Ignacio Miní nos dice
el Padre Oliver24 que es capaz, de tres naves;
media naranja perfectamente hecha y hcrmo·
sa; el retablo mayor está hecho con mucho
arte, con seis nichos que ocupan seis bellas
estatuas. Los cuatro altares colaterales son a
cual mejor, por su especial idea con hermo·
sas estatuas de Santos en nubes con muchos
Angeles y con primorosos adornos en todos
Fragmento central e inferior de un altar mi-
sionero, tal cual se conseJVa en San Ignacio de ellos. La 1glesia está vestida toda de pintu·
Chiquitos, según F. Plattner. ras, la portada o fachada es bella, de colum·
LAS IGLESIAS DE LAS REDUCCIONES 217

nas, arcos~ nichos y otras labores de piedra. parecido con las columnas y techo de la igle-
Por lo que respecta a la construcción de sia. La puerta principal tiene 3.37 metros de
esta Iglesia, consta que en 1724, estaba muy luz, con varias columnas a cada lado, en cu-
adelantada o casi concluída, cuando el Pro~ yos capiteles, lo mismo que en la parte de
vincial ordenó, a 28 de marzo de ese mismo arcada, que aún subsiste, se conservan toda-
año, que el Hermano Brasanelli se trasladara vía algunos relieves.
a ella y terminara lo comenzado. ¿Sería el Debemos rectificar ahora estas dimensiones,
mismo Brasanelli quien, años antes, había de acuerdo al plano de la Iglesia de San

Portacirios procedentes de la Reducción de Jesús.

iniciado esa iglesia de San Ignacio? Es este Ignacio levantado por el arquitecto Carlos L.
un punto de interés, que no hemos podido Onctto, restaurador de la misma. El ancho
averiguar ; de interés d ecimos. ya que la Igle- de la iglesia es de 24 metros y la extensión
sia de San Ignacio es de las que mejor cono- de 61 ,70, más el ábside con 10,65 d e ancho
cemos, dados Jos restos verdaderamente mag- y 9,55 de profundidad. La puerta principal
níficos que hasta nosotros han llegado. Cap- mide 3,20 de luz, y 2,S5 y 2,38, rcspcctiva-
devielle, Gambón y Hernándcz . entre otros: mrntc, las laterales.
han dcsnito extensamente las ruinas de esta En la pared de la Epistola, a la altura del
iglesia. El frente de la iglesia, existente en presbiterio, hay una puerta que comunica
parte, tenía 18 metros de largo y es to- con una pieza, que da acceso al umenterio.
davía imponente por su extensión. . . y lo En la pared opuesta, cerca de la entrada, hay
habrá sido también por su arte) con sus en- una puerta que daba al baptisterio. La dicha
tradas regias en que el cincel de los escul- puerta lateral tiene por arcada una gran pie-
tores parece haber agotado toda su perfec- dra semicircular de una sola pieza y toda
ción. 2:; Gambón opina que había una esca- esculpida (siendo su extensión de tres metros,
linata que daba acceso al templo dada la 1 metro su anchura y 0,20 su espesor) . . . En
altura de las puertas y los escombros que el fondo , a la parte del Evangelio .. frente a
todavía yacen delante de las mismas, así Jo la puerta correspondiente al cemente-rio, se
manifiesta. Las puertas son tres y con·espon- halla la de la sacristía con sus relieves y
dían a otras tantas naves que hoy han desa- columnas que dan idea de lo proporcionada
218 DISPOSICION EXTERNA DI·: l.OS PUI~Ill.OS

y esbelta que debió ser toda la iglcJia. Tuvo


ésta una hermosa media naranja pintada y,
a trechos, dorada; el púlpito también dorado,
lo m ismo que los retablos de los altares. que
adornaban además numerosas estatuas. 26
Lugones 27 nos habla de columnas góticas
al referirse a esta iglesia de San Ignacio, pero
ni los que han dc ~ crito sus ruinas, ni las foto-
grafías abundantes que de cllas t e nemos ~ rom-
prueban semejante aserto. Románicas, helé-
nicas y hasta salomónicas, pero góticas no
las hay ciertamente· en ninguna de las ruinas
de Misiones. También el Sr. Lugoncs cn-
rurntra que d dintel es recargadísimo y en
ésto tiene alguna razón, pero hay que recor-
dar que los Jcsuítas no construían sus iglesias
para los artistas de nuestro siglo, sino para
los indios, cuya afición a la pror usión era
enorme. SC':gún Gambón no sólo la iglesia ,
sino el colegio todo, estaba pro[ usa mente
adornado: 1'odo el material de estas cons-
trucciones eran piedras de asperon rojo o
amarillo oscuro~ primorosamente labradas, o
bien una roca e,ruptiva, especie de basalto,
que abunda en el lecho del Paraná. Lo ex-
traño es que no usaban argamasa, sinn que
colocaban bloques juztapuestos; y admira ver
cómo los relieves de las columnas, chapiteles
y demás adornos, que en abundancia, rayana
en prodigalidad, se hallan en aquellas puer-
tas )' paredes, se ajustan con tal exactitud.
En mi concepto esas figuras de angeles, pal-
mas, vides y demás relieves de las columnas
y chapiteles, cuya proporción y exactitud en-
cantan, debieron ser hechas a cincel, después
de ajustar las piedras en bruto en su lugar
correspondiente. De otro modo no se acierta
a explicar el ajuste, con que se adapta, por
ejemplo, un ala de un anRel, cuya mayor
parte se halla en el bloque inferior o en el
in mediato.28
Si tenemos presente el estilo de ('Sta iglesia,
en cuanto al lujo de ornamentación que se
parece a las otras construidas por Brasanelli,
no será infundado atribuirle también a él to-
da la construcción de esta iglesia de San
Ignacio, aunque el documento antes citado
sólo se refiere a la construcción de parte del
mismo. Se puede suponer que, con anterio-
ridad, había Brasanelli levantado lo principal
de la obra.
El Provincial Querini, a 25 de Julio de
Columna de un retablo; madera policromada. ·1_749, ordenaba al Cura de. San. lgnaci.o v~-
Colección Alejandro Gancedo. nas cosas, como que se derrzbaran y quztaran
las dos torres, que amenazan ruina, y se hará
/.AS ICJ.J·:SIAS Df; /.A .\' /UWUCCION/~·s 219

otra nueva de 4 horcones, como la del pueblo


de la Candelaria. Las paredes de la Torre
vieja, que corresponden a nuestro patio~ se
compondrá para el baptisterio de esta l.!!lesia,
y se cubrirá de tejas de tal manera, que las
aguas de la Iglesia puedan correr sin emba·
razo por el techo del baptiJ·terio; con e.w
se asegurará la pared de la Iglesia, que quedó
maltratada por las .!!oteros de la torre vie}a.
Asimismo las paredes de la Torre del Ce.
menterio se comprondrá de tal suerte. que
el techo de la Iglesia podrá correr sobre rf.las,
y que las dichas paredes sirvan de rstrihn a
aquella parte de la Iglesia.
Póngase empeño en componer las casa.t dt•
los Indios, especialmente una que está toda
ladeada , y procúrcse que los horcones de las
casas sean de piedra, y no de madera.
La pared del almacén , que está det rás de
la Iglesia, amenaza ruina, por lo cual Je ha·
jará, y de nuevo de volverá a levantar, y
componer.2tl
Corno se colige de estas órdenes, toda la
Reducción de San Ignacio Miní se renovaba,
en el decurso de Jos primeros decenios del
siglo XVIII, y a esta realidad se refería el
Padre Gutiérrez, en 17 de noviembre de 1756,
cuando prcscribia, en el artículo tcrcrro de
su Memorial, que las casas del pueblo se pro·
seguirán con empeño, aunque, concluido las
de la plaza, se harán las demás casas más
bajas.=w
En 1763 tratóse de abrir una comunicación,
al través de uno de los muros de la iglesia
de San Ignacio, pno se vio que la empresa
no era fácil. Así se lo comunicaba al Pro·
vinrial Nicolás Contucci el Padre Andrés Fer·
nándcz, a 28 de enero de ese año. Refirién·
do~c al arquitecto Antonio Forcada, Coad·
jutor de la Compañía de jesús, manifestaba
que, en cuanto al otro punto del Baptisterio,
vino el Hermano Antonio, y habiendo visto
la pared de la 1glesia, resolvió que no era
factible, sin algún peligro. Son ph·draJ des·
iguales, puestas sin arte, ni maestría, y la
piedra dura , como lo probó el H erman.o co1l
un pico, y, al romper la pared, se ha de
atormentar, no sin riesgo. El único modo,
que discurrió el Hermano, era abrir la pared
de arriba abajo; pero aun esto pareció arries.
gado, pues los dientes o salidas de las piedras,
que quedarían en la abertura, era necesario,
igualarlos, cortando con la misma violencia, Columna de un retablo. Madera policromada.
y es el mismo peligro y tormento para lo res· Museo Histórico Nacional.
tante de la pared. Esto le pareció al Herma·
220 DISPOS/C/ON EXTERNA DE LOS PUEBLOS

no Porcada, y su dictamen represento a V.R.,


nada mío, pues no entiendo el arte.3 1
Esto por Jo que toca a las iglesias en gene-
ral. Pero vamos ahora a recorrer el interior
de las mismas y ver lo que eran sus sacristías
y departamentos adjuntos. Sánchez Labra-
dor1:! nos dice, hablando de ellas, que casi
todas son de tres naves, y muy proporciona-
dos en anchura y largor; en lo alto no tienen
toda la proporción debida, pero esto ha sido
una falta meditada; ya por ser los postes de
madera, y de una pieza ; ya porque los vien-
tos, huracanp.s y tempestades son muy fre-
cuentes en estas tierras, y pudieran causar
algunas ruinas.
El aseo es singular. Tienen muchds ven-
tanas para la claridad, y, para que se evapore
el ambiente, bárrenlas muchas veces cada se-
mana, y esta ocupación corre por cuenta de

Candelero d e madera, procedente de las Re-


ducciones. Museo de La Plata.

las Indias Congregantas de Nuestra Señora.


Cuando la gente viene todos los días a la
Iglesia trae sus vestidos limpios, que sirven
para este concurso; con ésto no se percibe
mal olor alguno.
También , como el climtl es btnigno, la
mayor parte del año hay flores en las Igle-
sias, las cuales cultivan los Sacristanes en su
jardín, o los Hortelanos en la Huerta de la
Casa. Lo que más singularmente llena de fra-
gancia las Iglesias es el ucuruguá" o cala-
baza olorosa. Fuera de ésto, en dias de mayor
solemnidad, desde las vísperas, los Neófitos
derraman muchas flores y hojas de árboles
olorosos por el pavimento. En ésto se les ins·
truye por los sentidos, que en todo lugar han
Candelero de madera, procedente de las Reduc-
ciones. Museo de Luján. de ser buen olor de Cristo, en sus obras, pa-
LAS IGLESIAS DE LAS REDUCCIONES 221

que es de tablas, está con el mismo adorno,


y en algunas partes~ hasta los marcos de las
ventanas. El púlpito y confesionarios, que es-
tán hechos con muchas labores~ están asimis-
mo pintados y dorados. Todo está con tanto
adorno y aseo, que al entrar en la iglesia,
abiertas puertas y ventanas, infunde tal ale-
gría y consuelo espiritual, que parece entrar
uno en algún palacio del cielo. Hasta láp,ri-
mas me hace derramar el escribir ésto, cote-
jando esta devota hermosura con el desaliño
y tosquedad de templos y capillas en que ha
cinco años que me veo desde que salí de las
Misiones entre Españoles y indios bárbaros;
y sólo encuentro algún consuelo en los tem-
plos de nuestros Colegios y en ta! cual de
Buenos Aires.
Fuera de los Altares dichos, hay otros junto
a las puertas del principio de la Iglesia, que
es en la Capilla del Baptisterio. Este está con
especial adorno: las paredes todas pintadas;
el techo con la paloma del Espíritu Santo y
muchas labores, todo pintado y dorado; la
pila baptismal~ con mucho aseo Los vasos de
aquel ministerio todos de plata. Todas las
iglesias tienen un grande pórtico que coge
todo su ancho; y a un lado de él una toTTe~

Candt'lero de madera, procedente de las Re-


ducciones. Col. Lafuente Machain, Bs. As.

labras y pensamientos y conservar su Fe ador-


nada d'e las Virtudes," dC mOdo ·quC sean .. sús
almas templos vivos y agradables del Espíritu
Santo.
En todas (las iglesias), escribe Sánchez La.
brador, hay cinco altares, en algunas Jiete.
Todas están adornadas con hermosos retablos
de cedro, dorado, en los cuales se ven esta-
tuas devotas, muy bien labradas. El cielo está
pintado primorosamente.• y por las paredn se
encuentra la vista con lienzos que reprtun-
tan los Misterios de Jesucristo, de la Virgen.
o las vidas de los Santos.
Cardiel a.1 restringe el número de altares a
tres, aunque en algunas iglesias, nos dice él,
son cinco. Todas tienen agrega, hermosos re-
tablos, todos dorados. Los horcones que sirven
de pilares, o en columna o en cuadro, están Candelero de madera, procedente de las Reduc-
adornados de pintura y doradura. La bóveda, ciones. Museo de La Plata.
222 DISPOS/CION EXTERNA DF. / .OS PVERLOS

y en algunas partes dos a los dos lados, ador- cada una de las iglesias misioneras, nos in-
nadas de buen número de campanas hechas forma que las sacristías de todos los pu~blos
por los indios. Al lado opuesto al patio de correspondían en su adorno y hermosura a la
los Padres está el cementerio. todo rodeado magnificencia de los templos. Algunas esta-
de pared. . Todas las iglesi~s están aseada- ban tan alhajadas, compuestas y bien propor-
cionadas que parecían gab;netes de Príncipes.
Todas generalmente buenas y ricamente pro-

Candelero de madera policromada, procedente


de las Reducciones. Museo de La Plata. Candelero de madera, procedente de las Re-
ducciones. C~lecci6n Lafuen te Machain.

mente enladrilla das y no enlosadas, por ha- vistas de ornamentos, vasos sagrados, alhajas
berse experimentado que las losas, por su de plata y otros adornos de iglesia. Nada se
mucha humedlld en invierno y poca ropa de podía de.uar porque todo estaba muy so-
las indias, les hÓcían daño. Una de las igle- brado.
sias de estas Reducciones que está, días ha Para que se haga más cabal concepto del
acabada, y otra que están a,cabando ahora primor y anhelo con que los Müioneros pro-
de poner la bóveda, ha hechO de piedra la- curaron en,t"quecer las Casas del Señor, agre-
brada un hermano que fue Arquitecto en ga este jesuíta, pondré solamente el adorno
Roma y acaba de morir para lograr el pre- y alhajas de la Iglesia y Sacristía del Pueblo
mio de sus trabajos~ Aunque sin cal, puede donde me tomó el arresto, refiriéndose a la
ser que sean perpetuas, por la mucha destre- Reducción de Nuestra Señora de la Fe :
za del maestro. Primeramente todos los altares tienen una
El Padre Oliver, a quien tantas veces he- cortina de tafetán de varios colores, que cubre
mos citado y habremos de mencionar en otros todo lo largo y ancho de ellos. Para todas las
capítulos, después de ofrecernos detalles sobre columuas y arcos hay guadamesiles muy vis-
/.AS IGI.f:SJAS DE LAS REDUCCIONES 223

Lavatorio de piedra, proce-dente de la Reducción


de Loreto, ahora en el Museo de Lujan.

Lavatorio de pie:lra. muy maltratado. Museo de


San :M:gucl.

·------ ·-·---
Pila bautismal, procedente de las Reducciones, y
Lavatorio que existió en la sacristía de San Borja, que hoy hace de pila de agua bendita en la
según Demersay. iglesia de San Miguel, en Paraná.
224 DISPOS/CION EXTERNA DE LOS PUEBI.OS

tosas, y en sus chapiteles espejos grandes y otras tres sillas grandes de persianas y seis
otros menores y cornucopias bien repartidos. taburetes. Para la Misa cantada de todos los
En las dos columnas más inmediatas al Altar sábados hay otra silla de terciopelo bordado
Mayor hay dos grandes arañas de cristal y, de plata para el Preste. 34
al medio del arco, una lámpara grande de A continuación de lo que antecede escribe
plata. Todo el cuerpo de la Iglesia que no Olivcr a;; que para las Congregaciones de los
ocupan los altares está vestido de pinturas Indios ha'V cinco Estantardes3 el uno de ellos
o Lienzos de pincel muy exquisito. Hacia el es de br~cato blanco con cordones y borlas

Cara de una pila de agua bendita, procedente Otra cara de la misma Pila de agua bendita,
de las Reducciones. procedente de las Reducciones.

medio de la Iglesia están dos confesionarios grandes de seda; los otros son de damasco
de relieve muy exquisito y hermoso. colorado; todos tienen al fin una Cruz gran·
Los Altares además de estar decorados tie- de de plata. En el presbiterio, .hacia la mano
nen muchos espejos y ramos dorados. El Altar derecha, hay un altarcito con su frontal y
mayor y los dos colaterales tienen frontales dosel de brocato blanco con su ara, cande.
de cristales con marco y divisiones de plata leros y dos faroles - de cristales con muchos
primorosamente labradas y embutidas mu· vidrios trígonos para· llevar el Viático a los
chas piedras preciosas. El presbiterio está enfermos, con sus alfombras proporcionadas
siempre cubierto de alfombras y, en los días para mayor decencia.
de fiesta de mayor solemnidad hay otras al·
3 Aunque no sea sino en forma como de
fombras para el presbiterio y para todo el nota, vamos a reproducir el largo elenco que
cuerpo de la Iglesia, de mucho valor, en es pe. de las alhajas y ornamentos, que había en
cial donde se prepara el Coro Allí se ponen Nuestra Señora de FC; nos ofrece el Padre
tres sillas grandes de terciopelo carmesí con Oliver, y que coincide con el inventario pU:-
franjas de plata que sirven para el Preste y blicado por Bravo, no sin advertir que es de
Asistentes y seis sillas menores de persiana
3 Jos más modestos entre los publicados por
para los acólitos. Para días no tan solemnes, este autor:
LAS IGLESIAS DE LAS REDUCCIONES 225

Lavatorio existente en San Cosme.

Pila bautismal tallada en piedra , procedente de


la iglf"sia de San Borja.

Sillón de presbiterio, procedente de San Ignacio Sillón de presbiterio, procedente de Trinidad.


Guazú. Colección Gancedo. Museo de La Plata.
226 Dt.'iPOSICION EXTf:RNA DE /.OS PVER/.0.4)

Silla de presbiterio existente en San t:osme Sillón existente otrora en San Borja.

Sillón de prcsbitt'rio, que perteneció a la ig!C'sia Silla de presbiterio existente en San Cosme y
de San Borja. San Damián.
Como a raíz de la expulsión de los Jesuitas, en
1766, se robó rápidamt'ntc toda la platería, es
muy poco lo que en este rrnvlon podemos exhi-
bir gráficamente. No acaeció lo propio en las
Curiosísimas vinajeras, procedentes de las Re- reducciones de indios Chiquitos, a causa de su
ducciones. Colección Enrique Peña, Bs. As. mayor lejanía de la civilización, y entre Jos
múltiplos objetos de plata allí existentes, Plattner
ha dado a conocer este curioso sagrario o porta-
hostias.

Frontal hispano-guaraní que se conserva en el Colegio de la Inmaculada de Santa Fe.


228 D/SPOS/CION EXTERNA DE LOS PUEBLOS

Alhajas de oro y plata: Doce Blandones de plata, trabajados en Europa


seis, y los otros seis en el Pueblo de los Indios.
Un Cáliz y Patena de oro, de mucho peso. Catorce Blandones llanos de plata.
Una Caja de oro para llevar el Santísimo a los Siete Candeleros de plata
enfermos. Dos Ramilletes en forma de AguiJa, que tienen pa·
Un Copón sobredorado. ra tres vdas cada uno .
Una Píxide con tapa sobredorada. Dos Ciriales de plata.
Siete Cálices de plata, el uno con filigrana. Dos Incensarios y navecillas de Jo mismo.
Una Caja de plata para llevar el Señor a los en- Dos Cruces parroquiales, una muy grande y otra
fermos. mediana, ambas re plata.
Seis pares de vinajeras de plata con sus platillos y Dos Acetres con su hisopo de lo mismo.
cucharitas de Jo mismo. Tres vasos para purificar los dedos de lo mismo
Cuatro campanillas de plata. y tres portapaces de plata.
Dos Custodias, una grande y otra pequeña, de Un vaso grande de plata.
plata. Veinte mallas o ramilletes de plata.
Una Sacra, Evangelio y Lavabo de plata. Veinte jarras de plata que sirven de pie.
Dos Atriles de plata. Un Jarro que sirve para bautizar, de lo mismo.
Seis Crismeras con su estilo de plata.
U na arandela de lo mismo.
Dos Faroles de plata con Cristales, con muchos vi.
drios trógonos y embutidos de varias piedras
preciosas, y sirven solamente el .día de Corpus.

Alhajas que están en la Sacri.rtía:


Tres palanganas de plata para poner los cálices
preparados antes de salir a celebrar.
Un JarrO de plata para lavar las manos al Sacer.
dote antes de la Misa.
Una Pila de agua bendita, y otras alhajas hay, par.
te de plata y parte no.
Una ~aCra 1 F..vangelio y Lavabo, guarnecido de
plata. _ .
Dos .4.triteS de· terciopelo carmesí, guarnecidos de
plata.
Un Misal chapeado de plata.
Ocho campanillas de metal.
Un Acetre de metal.
Doce Santos Cristos de m<~rfil, y otros dos media·
nos.

Ornamentos:
Un terno de Tisú, es a saber, Casulla, Capa, Dal·
mática, frontal , paño de facistol y paño de Cá·
liz, todo con franja de oro.
Cuarenta y ocho Casullas.
Diez Casullas de brocato, con guarnición, de oro
las ocho, y dos con galones de plata.
Una de brocatillo con galón de lo mismo.
Tres de terciopelo carmesí con galón de plata.
Sacra de plata, proced ente de las Reducciones Tres de terciopelo negro con galón de lo mismo.
Guaraníticas, "Notable trabajo de orfebrería Tres de lama cor. guarnición de oro.
realizado ("fl plata. El texto del Común de la Seis de persiana con galón de plata.
Misa está cincelado y ocupa tres paneles cen- Las otras casullas ¡;on para los días ordinarios de
trales separados por columnas de doble fuste, de raso, damasco, tapiz, nobleza, todas con guarni·
basa y capitel comunes. Arriba, dos ángeles sos· ción de oro, tisú, plata, según mejor parecer.
tienen un medallón ovalado con la representa· Dos Ca~ullas de a cuatro colores para la Capilla
ción de San Juan Bautista. Debajo de éste y de la Estancia.
e ncima del panel Ce!ltral otra figura angélica Bolsas de corporales y paños de cálices correspon·
porta una bandeja, en la cual quizá llevaría la dientes al color y calidad y número de las ca·
cabeza del Bautista. Debajo, en el basamento, sullas ocn el galón correspondiente a ellas.
hay tres medallones. En los laterales, que son Cincuenta y tres frentaJes, Jos 48 correspondientes
ovalados, se describen las escenas del nacimiento al color y calidad de lOs ornamentos, con las
del Precursor y la Visitación, y en el central, mismas franjas y galones.
circular, se ven el Niño Dios y San Juan. Exhi· Los otros cinco sirven para los Altares de la plaza
bida en la Exposición de Arte Religioso Retros· en la procesi6n de Corpus.
pectivo con el N? 367, Buenos Aires, octubre de · Diez y ocho Capas de todos colores: las siete de
1934. Alto: 81 cms.; ancho: 60 cms.". Catálogo brocato con guarniciones de oro, tres de brocato
de la Exposición de Historia y Arte Religious, y persiana con la minna guarnición ; dos de ter-
Buenos Aires, 1948. ciopelo con galón de plata. Una de lana con
LAS IGLESIAS DE LAS JU~DUCC/0.\'ES

el mismo galón de plata. Tres de persiana con


galón de plata. Una de tapiz; otra de nobleza .
Un palio .de brocato colorado con 28 borlas gran·
des de seda y canutillo de oro.
Cuatro mangas de la Cruz parroquial, dos de ter·
ciopelo, y de persiana las otras.
Un Palio de terciopelo carmesí.
Dos paños de facistol, uno de brocato colorado, y
otro de brocato blanco.
Cuatro bandas o superhumerales de seda con fleco
de oro.

Casulla, procedente de las Rcducciom·s, que pe·


reció en el incen dio provocado en la Cate<:lral
de Buenos Aires.


Casulla, procedente de las Reducciones, que se
conservaba en la Catedral de Buenos Aires hasta
que pereció en el incendio, hace pocos años. Era
de terciopelo rojo con abundantes bordados con
hilo de plata.

Tal es el largo inventario que nos ofrcrc


el Padre Olivcr de lo que había en la Iglesia
y Sacristía de uno de los pueblos de :Misio·
nes, Nuestra Señora de Fe, en suposición,
agrega él, que ésta no es la más rica de las
iglesias de aquellas Misiones; pero sí puede
servir de regla para conceptuar el estado úl·
timo en que dejamos las Iglesias de aquellas
Misiones de Guaraníes, porque todas ellas
están igualmente bien proveídos de todo lo
necesario, unas más, otras menos, según los
fondos de los pueblos. Casulla procedente de las Reducciones, Heno de
alegorías, y de pájaros y flores. Constrvase en la
Este inventario, que nos ofrece el Padre Iglesia de la Merced, de Buenos Aires.
230 DISPOSICION EXTERNA. DE / .OS PUEBLOS

Candelabrito de madera policromada. Colección


Lafucntc Machain.

Candelabrito de madera policromada. Colección


Lafuente Machain.

Púlpito de la iglesia de San Cosmc y San


Púlpito en la iglesia de Santiago, Paraguay. Damián, Paraguay.
LIIS IGLESIAS DE /.liS REDUCC/ON/~S 231

Sost~n d el púlpito en la iglesia de San Cosme.

Hoja de puer ta, procedente d e las Reducciones.


Atril de madera policromada, procedente de las Le falta el tablero inferior. Musco Histórico
Reducciones. Musco d e Luján . Nacional, Buenos Aires.
Puerta de la capilla de Lorcto, en Santa Rosa.

Nicho en la fachada de la iglesia de Jesús.

Escultura en el templo de la Reducción de


San Juan.
LAS /Gl.ESIAS DI~ l.AS JnDC:CCJONJ~S 233

Columna en la iglesia de la Reducción de San


Miguel.

Cruz monolítica en las ruinas de San Lorenzo.


234 DISPOS/CION EXTERNA DE / .OS PUERLOS

Lápida, con el monograma de Cris·o jesús, como decoración del zócalo, en el front is .d e la
iglesia df" San Ignacio Miní, ahora en el Museo H istórico Nacional de Buenos Aires.

Cartela, con el nombre de Jesús, que se halla


a hora en el int~ior di' la igl esia de San Ignacio
Miní, pero cuya ubir.ación primitiva debió ser
otra.
I.AS IGLESIAS DF. /.AS RF.DUCC/ONF.S 235

Lápida con el monograma de Nuestra Señora, como decoración del zócalo en el frontis de l.:t.
iglesia de San Ignacio Miní, existente f'n su lugar primitivo.

Mesa de :~~prrón rojo provcnit"ntc de Santa Ana.


Mide 1,73 de ancho. Musco H istórico Nacional.
236 DISPOSJCIOX f :XTF./lXA DE / ,OS PL'EIJI.OS

Campana procedente de San Ignacio Mini, <'O


el Musco de Jesús María, en Córdoba. Campana de la época d e los Jesuitas, aún en
uso, en Santa María o Nuestra Señora de Fe,
en el Paraguay.

Campana que perteneció a la iglesia de San


Miguel "fundido por el indio Gabriel Quirie",
Campana procedente de Trinidad. Museo de según asevera José Hansel, y conservado ahora
La Plata. en Santa Rosa del Río Grande do Sul.
LAS CASAS DE /.OS INDIOS 237

Jaime Oliver, de lo que había en la iglesia


y sacristía de la Reducción de Nuestra Señora
de Fe, podrá perecer exagerado, siendo así
que, comparándolo con los inventarios de los
demás pueblos, publicados por Franvisco Ja·
vier Bravo, resulta ser de los más modesto5,
por no decir de los más pobres.
A algún lector le podrá estrañar que nada
hayamos dicho referente a las torres de las
iglesias misioneras, pero de hecho no se pres-
tó gran atención a ellas, ya que reunidas to-
das las casas frente a la Iglesia no eran me-
nester muchas ni estridentes campanas para
anunciar los oficios divinos, y la misma pie-
dad de los indígenas suplía con creces a los
posibles llamados de las cam panas. Sabemos,
sin embargo, y Jo sabemos por Sánchcz La-
brador que en algunas lf!,lesias de las Doctri-
nas, se ven lindas torres, fabricadaJ de cal y
ladrillo, y la del Pueblo de la Santí.<ima Tri-
nidad es de piedra y de bella idea~ como toda
la Iglesia ; en lo restante de las Reducciones
son de madera labrada, altai y !.!arbosas. 30

Cruz trunca , pues le falta la parte central o


media, hallada en las ruinas de la Reducciones,
pero de probable origen europeo, o imitación
indígena de un modelo <' uropco. Museo de
Posadas.

22- Las Casas de los Indios.

Como recordamos arriba, la Iglesia de San


Ignacio Miní tuvo dos torres, pero se dispu-
so su demolición por amenazar ruina. Lo
curioso es que de esta iglesia, cuando tenía
dichas dos torres, ha llegado hasta nosotros
un viejo grabado, en el que apcrccen rilas
en tod a su grandeza y belleza.
Por lo que respeta a las casas de los indios,
hubo como en los demás edificios. sin excluir
la casa de los Padres y la Iglesia, tres f.pocas
bien distintas. Durante los primeros quince
o _vcinte años, hasta que el pueblo se cncarri-
l.aba, había sencillez, tosquedad y hasta po-
bfrza. Fue hacia el año 1660 que la mayor
paite de los pueblos se renovaron notable-
mente, y fue a partir de 1725 que muchísimos
de ellos tomaron rasgos más modernos.
Charlevoix, refiriéndose a los primeros
tiempos, escribía que las casas de los indios
durante mucho.r años, no había cosa más
Cruz de piedra, con las impresiones de las llagas sencilla ni más pobre : estaban fabricadas de
Y el corazón. Procede de Apóstoles. Ahora en · el
Museo de La Plata. cañas revestidas de barro. No se veían en
238 DISPOSICION EXTERNA DE LOS PUEBLOS

ellas ventanas, ni chimeneas, ni sillas, ni ca- esta especie de hogares; en medio del pavi-
mas; todos dormian en hamacas, que no mento está el fue go, y así calienta a todos.
aparecían de día; el fuego se encendía en En el pueblo de la Santísima Trinidad,
medio; ni la luz ni el humo tenían más entra- según Cardie/ 2 las casas eran de piedra de
da ni salida que por la puerta. Sentábanse sillería, de piedras grandes, labradas en cua-

Vista de una galería de las casas de los indios, con frer.te a la plaza, según acertadd
u•ccnstrucción de Leonnie Math¡s.

en el suelo, y por nin~una parte se veían dro; y los soportales, de arcos, de la mismn
muebles. Hoy, agrega el historiador francés, piedra y labor. Y encima de cada puena
quien escribía en 1757, son tan cómodaJ, tan había y hay alguna piedra labrada con algu-
limpias, como las de los españoles del pueblo. na flor, por ser piedra blanda y fá cil de la-
Hasta se han empezado a edificar de piedra, brar. Los demás pueblos que hay en el Pa-
y se cubren de tejas. raguay y en otras partes. a cargo de clérigos
Así era efectivamente cuando Charlevoix o otros religiosos, son de casas de paja y
escribía, al final de la segunda de las ciichas paredes de barro y palos, como las de las
etapas, y al iniciarse la tercera. Sánchez La- sementeras de nuestros indios.
brador, que escribió un cuarto de siglo des- Las c-asas de los guaraníes eran sencillas,
pués, manifestaba que al presente son muy pr-ro bien protegidas de las incle-mencias del
cómodas, de materiales más consistentes, y tiempo, escribe otro misienro.:~ Una sola era
de duración. Con la piedra, y barro, llamado la medida para todas ellas ; su superfkic abar-
uñau", hacen una unión como pudiera la caba unas siete brazas cuadradas aproxima-
cal, que falta en las reducciones. Unas casas damen te, esto es, uq . cuadro de cinco a seis
son de piedra y barro; otras de ladrillo, y de metros por lado. AgfUp'ábanse en manzanas,
adobes, y todas techadas de tejas_,· son todas de seis o siete casas cada una (no recuerdo
iguales, y ninguna de alto. Las puertas la- bien el númcro, escribe Peramás 4 ), y sepa-
bradas de buenas maderas. No tienen chime- radas, c-omo dije, por c-alles de anchura uni-
neas, porque el indio no se acomoda bien con forme. Un pórtiro de tres ·brazas, C!'to es, de
LAS CASAS IJE /.OS INDIOS 239

dos metros y medio de altura, bajo el cual casas dr los indios eran de un solo pi!oo~ y
se podía recorrer a cubierto la ciudad, de- nin~una de alto.1 No obstante . si sr observa
fendía del sol y de la lluvia las puertas y el dibujo publicado por Pcra~ás, y de cuya
fachadas de las casas. exactitud no puede dudarsc, todas las casas
Capdcviellc, que ha estudiado la edilici;1 aparentemente son de dos pisos, y todas -:-llas,
guaraní, a ba~e de las casas aún t'xist('ntcs, :-td<'mils, ,·ontaban con chimeneas. La realidad

Planta de una manzana de casas de los indios.

asevera que ellas medían en su mayoría 5 es, sin embargo, otra, ya que no se trata de
metros por 5)0; tenían puertas y ventanas un piso superior sino de amplios desvanes
sobre las galerías, y el espesor de sus paredes para que las <:asas de los indígenas fueran
no bajaba de 0,80 met ros. En cuanto a la más frescas en los calurosos días de verano.
materia de su constru('(:ión, constaban todas, Como se c.olige también de este grabado, con-
(las vistas y examinadas por él), de una pie- trariamente a lo aseverado por Cardicl, a lo
dra labrada cuyos bloques rectangulares mi- menos las rasas de Cand<·laria tenían chimc-
den más o menos en su generalidad 0,64 de
largo por 0,20 de ancho y O, 16 de espesor.
Esa piedra que encontramos en varias Re-
ducciones- es singular por su naturaleza y por
su resistencia ; es una piedra arenisca y blan-
da; en apariencia uno diría que es obra de
arte y no de la naturaleza y los profanos en
arquitectura se preguntan cómo esa piedra
podía sostener sin pulverizarse, las moles im-
ponentes con que los fesuítas edifica/,an,
p.,incipalmente las iglesias. No lejos de
Jesús, a orillas del Cambay, se ve tadavía
la cantera de donde los jesuítas sacaban esa Corte de una casa de los indios, con las dos
galerías rxteriorcs.
piedra que ya no se utiliza más en aquellas
comarcas.r.
Capdeviclle, para escrihir estas f rasl"s, tuvo neas. Tampoco estuvo del todo acertado Car-
presente las <:asas de los indios qul' aún l"xis- dicl al decir que cocinaban dentro de las
ten en toda su integridad prístina, así en San casas, pues lo ordinario era fuera de ellas
Ignacio Guazú como en Santa María de Fe, y frente a una u otra de las dos puertas, que
rn Santa Rosa , y en otro:; pueblos y el autor cada t·asa tenía, aunque bajo el porche o
de estas líneas también las ha podido •·xa- corredor.
minar. En una y otra población purden aún Cardicl di<:c que todas las casas eran uni-
verse manzanas enteras, habitadas actualmen- formes: ni hay una más alta que otra, ni más
te por familias o empleadas para aulas esco- ancha o larga; y cada casa comiste en un
lares o negocios de divrrsa índole. Hubo rn aposento de siete varas en cuadro, como los
ambas localidades una tendencia a dr.-rihar de nuestros cole,;ios, sin más alcoba . cocina,
las viejas casonas Indígenas y rcl'mpla7.arlas ni retrete. En él está el marido con la mujer
por otras de tipo moderno, pero pronto se y sus hijos, y alguna vez el hijo mozo con su
reconoció la superioridad funcional de aqué- mujer, acompañando a su padre. . E•t este
llas sobre éstas. Son abri!'adas en invierno, aposento hacen sus alcobas con esteraJ para
nos decía un caballero q~e habita en una, dormir con decencia.ll
cuya construcción datará de 1714, y son unas No quieren aposento mayor para totla su
heladeras en verano.e· familia, ni aun para dos. Gustan mucho de
Aseveró Sánchcz Labrador que todas las lo pequeño y humilde. Nunca se pasean por
240 DJSPOSICION EXTERNA DE LOS PVERLOS

el aposento. Siempre están sentados o en su esposos, habría a Jo más dos o tres hijos
hamaca o en una sillita (que siem prt! las e hijas. Dividido un recinto de 6 por 6 en
hacen muy chicas) o en el suelo, que e.r lo tres partes, para los esposos, para los hi-jos y
más ordinario, o en cuclillas. Si a ellos los para las hijas, ofrecía amplio espacio para
dejan , no hacen más que un aposento de las hamacas, cujas o camas. Una o dos am.
paredes de palos, cañas y barro como un jeme plias alacenas, abiertas en las paredes, de
de anchas, con cuatro horcones más recios 40 por 40 con 20 de fondo, ofrecía un lugar
a los cuatro lados para mantener el techo, y seguro para guardar sus cacharros domés·

Sección transversal de una casa indígena, <'O San Ignacio Miní, según V. Nadal Mora.

cubiertas de paja; y de capacidad no más tiros. Por el mismo Cardiel sabemos, y tam-
que cinco varas en cuadro. De rsle ~ust an bién por Sánchez Labrador, que poseían ade·
mucho y en sus sementeras todos las tienen más algún o algunos armarios, en los que
así: que además de la casa del pueblo, tieuen conservaban sus cositas, en especial sus tra-
otras en sus tierras. jes y vestidos.
Menciona aquí Cardiel que dentro de sus Nótese que las casas, a que nos referimos,
cuartos formaban akobas ron cstc·ras. Como no estaban separadas las unas dt las otras,
él mismo consigna en otro esnito suyo, las pero sí independientes. En rada manzana, de
hacían también de zarzos, juncos o de cañas. edificación, había ocho o diez o más casas
de donde se colige que no eran tan solo dor- juxtapucstas. No tenían comunicación entre
mitorios separados a la ligera, sino a manera sí, pero todas tenían doble salida y doble ven-
de tabiques. En no pocas · casas, así en San tana, una a la calle de adelante y otra a la
Ignacio Guazú, como en Santa María o N ues. de atrás.
tra Señora de Fe, pueden verse en .1mbas No hemos de dejar la oportunidad que lo
paredes, separatorias de las casas adyacentes, dicho nos ofrece sin salirle al paso al !Jerio-
argollas muy bien empotradas en ellas. Serían dista paraguayo, Bias Garay, quien en su
sin duda para sostener las bambalinas o ta- monomanía antijesuítica y en su afán de des-
biques, si es que éstas eran de quita y pon, prestigiar la obra de los misioneros, escribió
a que se refiere Cardicl. Pudieran ser para que las casas de los indios eran inmundos
sostener Jos extremos de las hamacas, al ir a falansterios en que vivían aglomeradas nu·
acostarse. merosas extrañas familias en vergonzosa pro·
Como en las familias, no había hijos o hijas miscuidad, semillero fecundo de adulterios, y
de edad provecta, ya que ellos se casaban a de incestos, y de concubinatos, y de inmora·
los 17 y ellas a los 15, y por otra parte es lidades de todo género, contra los cuales nada
sabido que los Guaraníes no eran fecundos, podían las maldecidas órdenes de los Provin-
en cada una de estas casas, además de los ciales, acaso porque viniera el vicio de más
BESAMANOS DE LOS CACIQUES
A una genti leza de la Casa Kapelu tz debemos no sólo el poder re·
ed itar éste y otros dos de los cuadros de Leonie Mathis, sino que
nos hemos podido valer de los mismos clisés puestos generosamen·
te a nuestra disposición por los sefiores de dicha casa edittna.
LAS CASAS DE LOS INDIOS 241

arriba/' y pretende probar sus asertos con


fragmentos de cartas de Jos Provinciales, frag·
mentos que en buena heurística prueban todo
lo contrario.
Lozano recuerda cómo los Guaraníes. an-
tes de constituirse en pueblos, vivían en a·dua-
res de alarabes montaces,l 0 pues habitaban
chozas construídas de palos y barro, y techa-
das de paja, y en ellas se congregaban varias
familias, sin que hubiese división alguna entre
las unas y las otras. A veces eran en forma
circular, pero lo más común eran rectangu-
lares y alargadas.
No bien se iniciaron las primeras Reduc-
ciones consideraron Jos Misioneros ruán im-
portante era para la higiene y la moral el
que cada familia tuviera su propio dep;uta-
mento, pero el hábito contrario, connatural
a los indios, fue óbice a ello durante alg:unos
dcccrúos. Ya en 1619 esc ribió el Padre Roqut'
González de Santa Cruz, en carta al entonces
Provincial, Diego de Torres, que en el pasado
año de 1612 habiendo de hacer Pueblo estos
Vista C)(tcrior (' intcricr de- la c;Jsa dt' un ind!o.

una vez qut' t'Oinprobaron que había a b·oluta


~ eguridad en ese punto, por estar una familia
cen·a de otras _ y sncnos que toda la noche
rondaban por la Rt~ducl'iún y por sus afue-
ras, fueron amo ldándose a lo qut' era tan
ncccsariv.
En 1627 las casas dt· los indios, ~unqut· en
Corte transvnsal dt: algunas cnsas <1<· los Padres,
y también de los indios. según el arq . H. general ron ser e iOnes aislada" llll.lS de otras
Busanich r.. para cada familia. las había aún colectivas,

,-
esto es. de ,·arias fa'milias. t·omo a<~aecía en
iudins (de San [f!_nacio Guazú ) . 1l()J jJarcciú
lo hiciesen con but>n orden, para irlos /JO·
niendo en policía )' 'quitar muchos inconve-
J;ientes y desventuras, que hay en esas cma .•·
/arf!as, que tienen los indios en toda e.aa
tierra; y aunque entendimoJ qtte no lo to·

l
madan bien por quererleJ quitar e.so tatl arl"'
tiguo de sus antepaJados, no fue asi; a1M1s
lo tomaron muy bien, y están muy contentos
az sus casas nuevas, a laJ cuales se pasaron
aun antes de ser acabadaJ, por e~tar ho~~a·
dos y anchurosos, y cantar, como dicen. cada
~allo en su corra.l 11 •
Aquellos indígenas dt' San Ignacio Guazú ~-~ o;:--~ '
r.o repugnaron la casa familiar, pero sí se ----~_ . ..~--------!
op~sie~o.n a ello otros indios y sólo, poco a
pocó, si:· les Jue -c;icsarraig~dó esa costu,mbre. "~>bastaba P.oco para su a~uar, y para ellos la
hamaca era todo". Es6 dice Car~iel, y aún se
La razón fundamental era para defenderse pueden ver en algunas antiguas casás de indios,
contra los posibles ataqu€s de enemigO&, pero las argollas, do. las que colgaban sus hamacas.
!:!42 f)/Sl'OS/C/0.\' FXTI~U.\'A DI~ 1.0.\' Pl'UO.OS

Una manzana de casas de indios en San Cosme y San Damián.

San Javier y en San Nicolás, pero poro a cicmbrc de ese año, que para evitar tanto
poco se procuró desarraigar esa costumbr~ hacer y deshacer los Indios sus casas, y las
Las casas eran entonces de adobe v con teche incidencias que se ocasionan de vh:ir tantos
de paja, por lo cual el Padre Pro~indal Du. indios e indias en un galpón, y por atender
rán Mastrilli ( 1622-1628) prohibió que en a asegurar más su salud, váyanse edificando
las fic · tas ~e usaran instrumentos de fuego sus casas en cada pueblo por sus fami/ias .1'!
o cohetes voladores. Cuando a principios del siglo XVIII se
En 1667 el Visitador Padre Andrés de Ra- eomenzó a renovar las construcciones exis·
da, refiriéndose prindpalmcntc a las Reduc· tcnt<'S en todos los pueblos, disponía el Pro·
ciones más recientC'S, disponía, a 19 de di· vincial en su visita a San Ignacio Miní que

Casas de- ·fos índ'iti-5~ aiÍh ·cxistentrs, en San Ignacio Gua~ú.


1..1S CASAS Df: l.OS f,\'})/0.'\

Otra manzana de casas en San IgnaC'io Guazú.

las casas que se hicieren de nuevo para los tán algunas casas de los Indios cubiertas, y
indios serán en los cimiento.f y t res cuarta.' se pondrán de t eja~ para que no Juccda al-
o u na vara fuera de ellas; de piedra~ lo de- guna quemazón, que se pued e temer. Y pars
m ás de ado be~ y no de tapia francesa, que que ésto se pueda ejecutar, encargo de per-
no dura~ y esta duración es a lo que prin- feccionar los hornos de tejaY t
cipalmente se ha de atender. A 4 de marzo de 1722 volvía el Provincial
Quítese cuanto antes la paja, con que es- a tocar l'Stc punto además de otra nueva

Vista de las casas de los indios, todas de pirdra labrada, existen tes todavía, aunque en ruinas,
e n Trinidad.
244 DISPOSJCION EXTERNA DE LOS PUEBLOS

G alt·ría dr una dt" las ma man<~.s d C' casóls dr la.~ indios. en el pu<'blo de T rin id ad.

Rc.~ tos d~ l<!:s casas de los indios, en T rinidad.


LAS CASAS DE LOS INDIOS 245

disposición: el cuarto que está junto o inme- gieron con las mayores veras que cada familia
diato al ante R efectorio, se acabará, y ser- viva separada, sin que de casa a casa o de
virá de cocina, para que esta oficina esté rancho a rancho haya comunicación alguna
más a mano, para poderst: registrar, y re mu- por la parte interiorY:··
de donde ahora está, que es sobre el sátano.l' Así debió de ejecutarse, y a toda satisfac-
El construir debidamente de mil a dos mil ción de los diversos provinciales que se suce-

Restos de las casas de los md:os rn Snn Ignacio Miní.

departamentos para otras tantas familias no dieron en Jos primeros lustros del siglo XVIII,
era por cierto empresa fácil, aunque dt: la ya que el Provincial Luis de la Roca 11713-
mayor importancia. Tal vez la oposicitm de 1717 ), después de visitar personalmente todas
parte de los indígenas, sobre todo en los pue- y cada una de las Reducciones, no echó de
blos de más reciente fundación o traslac ión, menos ni en una de ellas la debida separación
tal vez algún descuido de parte de Jos misio- de unas y otras familias, siendo así que prestó
neros, cierto es que, a fines del siglo XVII, atención preferente a todo lo relativo a las
había aún en algunas Reducciones las casas casas de los indios. Así en La Cruz anotaba
o salas o galpones corridos. que porque es muy digno de loarse y de agTG·
Por eso, en 1696, ordenó el entonces Ge- decerse que se fabriqu en las Casas de los ln-
neral de los Jesuítas, Padre Tirso González, dio.s de piedra para la duración, como se ha
que hubiese tabiques o paredes medianeras empezado ya, se encarga mucho se prosiga
y, por su parte, el entonces Provincial, Simón en las que de nuevo se fabricaren, y, al visi-
de León, y su sucesor, Ignacio de Frias, ur- tar la Reducción de San Borja, también en
246 DISPOS/CION EXTf:UNA DE LOS PUElll.OS

1714, ordenó uo se levante mano de las casas al carbón de abajo por un agujero que allí
de los indios, y procure levantarlas tales que tiene;> y en pocas horas se quema todo. Mué-
sean permanentes. 14 ' tense estos caracoles quemados, y se les mez-
Así era en cfrcto, y existe un trstimonio de cla agua de cola de cueros blancos, y con
1715, respaldado por el Gobe¡ nador drl Pa- ella se da un blanqueo lúcido a la.r paredes,
raguay, quien dcspuú de visitar la Reducción que por la cola no .se pega a la ropa. 1 S

Rrstos de las casas de los md:os 1·n San Ignacio Mini.

de Santa Rosa, c!cribió que estaba l'SC purhlo Aun cuando la perfcceión de las rasas des-
perfeccionado de casas, las cuales son de tapia critas no fuera grande, diremos con el doctor
y cubiertas de teja, con puertas y ventanas de Ruiz Moreno, cierto es que es posible que a
madera, decentes y capaces, y cada familia algunos les parezcan edificios muy pobres, pe-
tiene su vivienda separada con la convenien- ro para que la época en que se construyeron,
cia necesaria 11 . poros había que se imaginasen que los pue-
Las casas de los indios, lo propio que los blos de guaraníes tuvieran construcciones tan
demás edificios de los pueblos misionrros, regulares y bien ordenadas, atenta la condi-
estaban blanqueadas, aunque, como carecían ción mísera del indio, que de suyo era inca-
de cal, utilizaban caracole5 grandes. Estos se paz de tanta policía, y la pobreza de edificios
ponen en un hornito de 2 pies de ancho y que se observaba, aun en las poblaciones de
otro tanto de largo y como 5 de alto. P6nese españoles. Y esa estructura de las habitacio-
abajo una capa de carbón; encima de ella nes de los indios fue la que arrancó de los
otra de caracoles, encima de ésta otra de car- labios de Don Joaquín de Viana, Goberna-
bón y después otra de caracoles. Dáse fuego dor de Montevideo, cuando visitó un pueblo
l.AS CASAS DI·: / .OS 1.\'DIOS 247

Restos de las casas y de las columnas de las galerías de las mismas, t>n San Ignacio Mini.

de las Doctrinas, aquella conocida expresión: ción de la conducta del mismo Viana, único
..;"Y éstos son los pueblos que nos mandan en- Gobernador de estos países que, conforme a
tregar a los portugueses? Debe estar loca la ignorados compromisos, había aconsejado y
gente de Madrid para deshacerse de unas po- dado por bueno el cambio de los Siete Pue-
blaciones que no encuentran rival en ninguna blos por la Colonia. u•
de las del Paraguay. Palabras tanto mác; di~­ En lo dem3s, cuánta verdad fuera la excla-
nas de reparo, cuanto que fueron proferidas mación del brigadier Viana, lo entenderá
en un primer movimiento, como testimonio bien, agrega Ruiz Moreno, quien se haga
a la verdad que se imponía de una manera cargo de que, exceptuando la ciudad de Bue-
irresistible. Eran, al mismo tiempo. condena- nos Aires y la de Córdoba, se componían de
Alace-na rn una de las casas d ~ los indios, en
S::n Ign~c:o Mini.

Alacena en una de las casas de los indios, en San


Ignacio Miní.

Columna de asperón rojo, procedente de Santa


Ana.
LAS CASAS DE LOS INDIOS

asegurando aliso de las mismas úlas, tejen


la paja con que cubren la techumbre, sir-
viendo estos pobres albergues de lucidos edi-
ficios. De la Asunción dice el Padre Pa-
rras: Los edificios de la ciudad son pobres:
una u otra casa hay muy buena. Y el Ilmo.
Sr. Laton·e, en un Informe al Consejo de
Indias, fechado orho años después, a 28 de
septirmbre de 1761 dice: La continua inva-
sión y robo del río tiene hoy reducida la
planta de la ciudad a dos trozos de calle en
medio de una ladera o loma, sieudo necesa-
rias escaleras para la en trada de las casas;
y toda tan desnivelada y llena de zanjm1es,
que con dificultad puede andar uua carreta,
y esto por sólo una calle: y añadiéndose lo
monstruoso que la sobrepone, se constituye a
la vista una casa de campo o monte todo el
agregado de casas, que son de fábrica muy
liviana, y muchas o las más, techadas de
paja". En Corrientes, rsC'ribía el Padre Lo-
renzo Casado que no había, el año de 1745,
apenas dos casas de tejas; ni aun el Colegio
(qu<· allí tenían los Jesuí tas) lograba Uner-
las.20
El ajuar de los indios era en extremo se n-
('illo, escribe Pera más: una cama suspl'ndida,

Columna de piedra tallada existente en


Apóstoles.

ccnstruccioncs muy rudimenta rias no sólo las


villas y poblaciones menores de españoles,
sino Jas mismas ciudades. Esta población (de.
cían en 1730 los vecinos de Santa Fe) en
mucha parte se reduce a sitios huecos y la
mayor parte de sus edificios, a ranchos o
casas pajizas de poco valor por los materia-
les de su construcción, pues muchas de ellaJ
son unas paredes de barro introducido entre
un género de tejido de palitroqueJ y varitaJ
o cañitas; y las mejores son de adobe crudo; y
Casa moderna en Concepción de la Sierra, en
los techos de unas y otras se componen de una de cuyas esquinas ha quedado empotrada
varas de sauce que producen las islas, en que una columna misionera.
250 DISPOS/C/ON F.XTERSA DE LOS PUDli.OS

llamada hamaca; algunas ollas, cacerolas de


barro y jarras; en vez de vasos usJ.ban rala-
bazas ahuecadas ; dos o tres ar<·oncs para
guardar la ropa ; sillas, por as y toscas. Estos
objetos constituían, con pocas diferencias; el
ajuar de todos los Guaraníes. De oro o plata,
fuera del destinado al culto divinq, nadie
poseía un solo gramo. Comían rarne asada
o cocida, los frutos de la tierra y torta de
mandioca. No usaban condimento alguno, a
no ser la pimienta, que allí se cría. Como la
región no produce sal, se importaba dd ex-
terior y se repartía a los jefes de familia en

:::olumna de madera con zapata que, en 1855,


existía en San Luis.

distintas épocas. No había una sola cerradura


o llave para las casas; sin embargo, todo es-
taba plenamente seguro : tan grande era el
respeto de los habitantes por lo ajeno.2 1
M uriel y Sánc hez Labrador nos dan otros
datos sobre el moblaje y los utensilios de los
indios. Según Muriel, hamacas de 4 a 5 yar-
das de largo y 2 de ancho les servían de
lecho ... También lo usan los españoles. En
verano es fresco. En invierno añaden una
estera, o también ponen brasas debajo. Todo
lo que sea más cómodo que esto, de suyo lo
desechan.
En su casa nunca caminan ni están de pie,
Columna de piedra que existía en Apóstoles, a sino que, o están echados, o sentados en su
principios de este siglo. hamaca, o en una silla sumamente baja que
LA CASA DE LOS PADI?.I~S MIS/0;\'I~H.OS 251

usan, y con más gusto en el suelo, abarcán- ollas y platos de barro fino y de buen arte
dose las piernas con los brazos.2'!. pues son buenos alfareros; a· un mortero o
Sánchez Labrador, din~-: Los ajuares son tmnro excavado de palo con mano del mismo
pocos, y pobres, una red, o hamaca, que material; unas calabazas, partidas por medio,
llaman "quiha" 2 ;¡ atada flor su.r puntas a las que hadan las veces dC" va~os; unas ti-

Columna y pedestal, que se


halló en Yapeyú, y que el
señor Enrique Peña obtu-
vo para su colección de
curiosid<:.dcs; ahora se halla
("n la casa de Elisa Peña.
Buenos Aires.

dos palos, les sirve de cama, y de úlla; cada najas grandes para conservar los líquidos, y
uno tiene su "quiha", que tiende al acos- unas canastillas, llamadas Taquarembó, que
tarse; y recoge1l o levantan, cuaudo les da les servían para recoger las frutas. El suelo
la gana; con eso queda la pie::a desahogada. hacía de mesa, Jos dedos hacían de tenedor
Los demás utensilios de cocina, y de casa, se y los mante-les en que limpiarse la boca o los
reducen a ollas, platos, y calabazas en que dedos eran sus cabelleras o sus mismos cuer-
traer agua, y algunas, para este fin, tienen pos.24
unas tinajas medianas. A poco más se redu-
cen las alhajas de una casa de indio, que no
aspiran a más, porque descargan todos sus 23- La Casa de los Padres Misioneros.
cuidados en los Misioneros.
El ajuar doméstico era escaso, nos informa Sobre uno de los costados de la plaza se
Sánchez Labrador, ya que se reducía a unas hallaba la Iglesia de la Reducción, estando
252 DISPOS/CION f:XTF.RNA DE LOS PVEBI.OS

al uno lado de ·ésta la Casa de los Padres, los indios tenían sus casas en forma, desearon
llamado generalmente el Colegio, con la Ar- que estuviera igualmente digna y capaz la
mcria y las Escuelas de primeras letras, ha- de sus Curas, y fue inspiración de ellos o
llándosc al otro lado, el Cementerio. A con- inspiración de los Padres el que fuera más
tinuación de éste estaba por lo común el alta que las casas de los indios y hasta más
Cotiguazú y alguna otra dependencia ~ mien- hermosa. No parece, sin embargo, que fuera

Uno de los lados del patio de las oficinas, vulgarmC'nte llamado Colegio, en la
Reducción clc San Luis.

tras que al lado contrario y a continuación rsc el caso de la Reducción de Concepción~


de la Casa de los Padres, se hallaban las donde en 1763 la Casa de los Padres era
oficinas y talleres del pueblo. lo más pobre del pueblo, y lo más estrecho.
Aunque podría nccrse que al fundarsr un Era tal que se pudo escribir al entonces Vi-
pueblo, lo primero que se hada, era la Igle- sitador Nirohís Conturri que era un fuego
sia, y después de ella la Casa de los Padres, en verano e intolerable en invierno, a causa
no era ese el caso general. A Jo menos, en del frío. 2
los principios, el orden fue: rasas de los in- La Casa de los Padres no era, como podría
dios, iglesia, casa de Jos Padres. Bicn lo ~igni­ creerse, algo aislado e independiente de la
fican aquellas normas que en 1609 dio el edificación vecina, sino parte de uno de los
Provincial Diego de Torres a Jos primero:;; dos patios que se sucedían al uno lado de la
misioneros, al disponer que hicieran la igle- Iglesia. Cardicl escribe que la Casa de Jos
sia poco a poco, y a gusto de los ;ndios, Misioneros es de un suelo, esto es, de un
habiendo ellos hecho primero sus casas. y una piso, sin altos y tiene dos patios, uno de 60
pequeña para Vuestras Reverencias. 1 La co- varas en cuadro, y el 2!1 de unas 60 de ancho
modidad de los indios, para tenerlos conten- y de 80 de largo. El patio I• tiene en la acera
tos, era lo primero. Para Iglesia bastaba una o banda de Oriente la iglesia; en la del sur,
enramada, hasta que se hiciera una capaz 6 aposentos para los dos o tres Padres, y loJ
y digna, Jo que no era obra de pocos días. huéspedes o misioneros, que acuden muchos
Ese fue el proceder de los Misioneros, pero en las fiestas eclesiásticas de entre año; y un
en casi todos los pueblos acaeció que cuando almacén, y el Refectorio. En la de Poniente
LA CASA DE LOS PADRES MfSIONEROS 253

hay otros 5 ó 6 aposentos, uno para el Mayor- Estrictamente hablando se rntcndía por
domo y sus trastos, otro para Armería de Casa de los Padres las seis o más piezas,
Escopetas, Lanzas y Alfanjes, y A rcas de ves· despensa y comedor que c:ubrían uno de Jos
tidos de Cabildantes, Militart!s y Danzantes lados del patio que estaba contiguo a la
en sus fiestas; otro para Escuela de danzas, Iglesia, y ruyas puertas princ:ipaks daban a
otro para leer, escribir y música; y el último dicho patio, mientras las secundarias o pos-
y más cercano a la portería, para un viejo teriores daban a la huerta. El Padre Cambón
portero.3 que examinó, a principios d<' este siglo, las
Algo más agrega el mismo Cardid, en otro ruinas de Trinidad, pudo <·omprobar qur. los
de sus escritos, pues nos informa qur- la casa aposentos de los Padrr-s medían 5 60 metros

Reccnstrucción dt> una galería ·dd patio de las oricin:~s, en la R(·dm~ción de S;w Ignacio :~Iini,
según el arquitt·cto C••rlos L. Oru· t~.

de los Padres es más alta y las habitacionc..; por 7,U de fondo,)' todM, t·sc.rihía después,
de la misma están puestas en la banda dd IÚ! Itf!nur~a ¡werta que da a{ corredor rld
Norte o del Sur, de manera qut:: el sol, ni ¡wtio. )' t'll d cotrt>dor de la lwota 11110
por la mañana ni por la tardt', pueda dar en puerta y uua ven tana 1'.
l~s puertas, que tienen una al Sur y otra al Bias Garay 7 supone que los Curas vi-
Norte, porque flor d mucho calor uríait vían en una c:asa muy <·onfo rtahk, donde
inhabitables:' pasahan los días en una grata holg-n nza y ('n
Tales son los datos CJUC nos ofrece Cardicl medio de todo el confort posible en aC']uc!los
y lqs podemos confirmar o csdart•ccr con los tiem pos, siendo así c¡ur:, como atcst i~u.1.n to-
que nos ofrcn· el Padr~ Jusé Sánrhe:z La-
dos los misioneros sólo estaban en :-:us piezas
Orador <·ua ndo escribe que la casa de los
para el descanso nocturno y para cumplir
Misioneros tiene dos patios grandeJ, en el
con sus deberes de piedad. Durante el día
principal está La vivienda de los Padres, ltt
escuela de l~er, y es-cribir, y la de múJica; estaban ha rto ocupados en los ministerios
en uno de los Lienz•s están los almacenes de espiritua les o en las preocupaciones tempo-
cosas de lienzo, ropa, y ot ras menudencias, ra les. Estaban sí esos aposentos en el primer
y inmed~o.tamente tie11en sus cuartos dos pro· patio, que era la dausura, esto es, no podían
curadores Indios de edad y experiencia . Por entrar en él mujeres algunas, c:l~ <:ualquicr
lo común, etJ el lienzo que mira a la Plaza, edad, pero en Jos otros dos Costados del
Ro hay habitaciones, si'No un corredor corres- mismo, que quedaban libres, ya que el uno
pondiente 4 los otros de la Casa, uno d'€ los lo llenaba la Iglesia y el otro la llamada
cuales es el de la l gksia r.. Casa de los Padres, estaban las aulas de pri-
254 DISPOSJCION I·:XTF.RNA JJF. /.OS PUERI.OS

Balaustrada de la terraza, en el "Patio de los Padres", en San Ignacio Mini.

- -~------- - i -· , _, 1
'
-'

Detull(nl de 1cna. éscalinata y de la balaust,·ada- en el .. Patio de lol


P(ldres", en San lg!'acio Mmi (Misiones)

Detalles de la escalinata y balnustrad~·. en el Patio de los Padres, en San Ignacio Miní;


• según .dibujo del ·a rquitecto Carlos L. Onetto.
/ .A -cA.\A D F. /.OS I'Al>llES MISIONIWOS 255

meras letras para varonr~, las salas de mú- lojes de sol. que se usaban en las R educcio-
sica y la armería. nes y que se acostumbraba colocar en el
En dirho pa t!o hubo en algunos pueblos centro del patio principal de los ColeJ!ios;
un pozo para sacar agua~ ya qut' en 6 de alrededor de la columna se lee e~·ta inscrip-
julio de 1670, y mírando precisamente FO:" ción : A solis ortu usque ad ocaHum, lauda-
la clausura car.ónir<l, disponía d entonces hile 'lOmen Domiui w.

Escalinata de la terraza de la huerta, en San Ignacio MinL

Provincial, Agustín de Aragona . que no trai~ Hasta principios del siglo XVIII ~lo hubo
gan las mujeres ni m.uchachas el af!ua con en las Reducciones relojes d e sol o de arena,
que se riega la Iglesia en las Doctrinas (o pero a11á por 1730 ya los había mec.ánicos y
R educciones], en que hay pozo en rasa, .{Üt<J algunos tan ingeniosos r:omo el instalado JXlr
ésto corra por cuenta de los varones'~. el Padre Scpp en San Juan 11 . A las doce del
También se hallaba en dicho patio el Rr- día salían automáticamr:ntt· y desfilaban ante
loj de Sol. Sólo ha quedado en pie d de la la multitud de curiosos doce estatuas que
Reducción de La Cruz. Ya en su tiempo lo representaban a los Apóstoles.
vio De Moussy y pudo escribir que en un A aquellos primitivos relojes de sol o are-
patio se encuentra encima de ur.a elegante na, utilizados por los Padres se refiere una
columna un reloj de sol. llevando el millé- carta q ue el Padre Noyellc, General de la
simo de 1730, y su aguja marca todavía las Compañía de J esús, dirigió a 26 de agosto
horas~. Q ueircl, que visitó las ruinas de esa· de 1684 al Provincial del Paraguay:
Reducdón en 1901 escribe a su vez que : Con orden del P. Provincial Cristóbal Gó-
Diré sólo que ~z- viajero que se dirige a A1i- m ez, y aprobación de tres sucesores suyos,
siones por_el .Uruguay, podrá ver, si baja en eril. ".l:Oslumbre ase1itada e¡z alguna.r Doctri-
La Cruz, ·u n espécimen completo de los re- nar, -tocar una campana para señal de las
256 DISPOSICION EXTERNA DE LOS PUEBLOS

horas del día, según las mostraban los relo· destinados y moradores de la Residencia para
jes del sol, o de arena_, para poder vivir con este fin 14 .
orden y distribución, a falta de otros relojes; El mismo General de la CompaF.ía, Padre
esto que tiene manifiestas conveniencias, y Tirso Genzález, y así antes de él romo des-
ningún inconveniente, mandó luego que lleJ?Ó pués de él, sus predecesores y sucesores siem-
a las Doctrinas el Padre Provincial Baeza, pre tuvieron palabras de encomio para los
no se usase más, no sólo sin consulta, pero misioneros y por la vida.. espiritual de los
sin oir los ruegos de muchos, y entre ellos, mismos, aunque el periodista paraguayo,
el de su compañero. Bias Garay, ha pretendido echar sobre ellos
Tenían tn cada Doctrina los Padres un el vil manto de la calumnia. Escribía aquel
aposentillo contiguo al suyo, para desemba- rn 20 de octubre de 1688, en carta al en-
razarle de trastos y cajas, que no pueden tonces Provincial del Paraguay:
estar en podCT de los indios. Estos han qui- H alió V. R . en las Doctrinas a los indios
tado también con sentimiento y incomodi- devotos, con asistencia a los templos, a sus
dad de los Padres. Estas cosas se me avisan. Congregaciones, y a frecuentar los Sacramen-
V. R. las examine, y disponga lo que in tos; )' a los Padres fervorosos y espirituales,
Domine le pareciere mejor, atendiendo al .rin tener cosa de cuidado que participamos.
consuelo de sus súbditos, y costumbres asen- Gracias a Dios, de cuya diestra es esta mise-
tadas, no las altere V . R . sin consulta . y sin ricordia. Dice V. R. que todos habían
conocer, o que en ellas hay incom·enien.te, o hecho sus Ejercicios, sino es cual o cual an-
mayor conveniencia en abrogarla 12. ciano, a quien la edad ha jubilado d¿ esta
Fue también este General, Carlos de No- carga; yo creía que en esto no hay jubila-
yelle, quien en esa misma misiva preguntó si ción por años, y la mayor cercanía de la
e uando los que han gastado lo mejor dr. su eternidad podía nrgociar ahora en el tiem-
vida en las fatigas apostólicas (en las mencio- po, lo que tanto nos importa. Aquí hacen los
nadas Reducciones de indios guaraníes) están f:jercicios enteramente muchos de 90 , y más
viejos y sin fuerzas ni salud, conl.•endría hu- t!e 80 años, ni yo veo excusa. cua11do no es
biese en medio de las Doctrinas una Resi- ocasión se fatigue el cuerpo , y ¡;or otro lado
de11eia, donde asistiese el Superior, y estos veo que es de edificación .. 'a.
impedidos esperasen la muerte, servidos con ~~ Pero ni estas frases, ni las de t:::tntos otros
t::aridad y más comodidad por ser mavor el Generales, Provincialt·s y Superiores de las
número. Supongo ha'y asentada providencia Misiones hallaron ('C'O en d espíritu de Bias
para esta tan debida asistencia, pero V. R. Garay, llegando en su manía antijcsuítira a
consulte este punto, fJensando todas !as ra- escribir que en el Colegio vivían estruha-
.:ones, y avíseme de todo con düti1zta noti- mente recluídOJ los Padres, obedientes al
áa . para que tomemos resolución rn él . .. 13 • ftrecefJto de el'itar todo lo que fmdiera ha-
Se estudió el punto y el p:::trcc:cr de! Pro- cerlos familiarizarse con sus neófitos. Nin-
vincial y de sus consultores no fue favorable guna mujer debía ponoer (y sin embargo pa-
a este proyecto, como e~cribía el sucesor del rece que la ponían) su fJlanta en esa casa,
Padre Noyellc, Tirso Gonzálcz, con fecha 20 para que resplandeciese mejor la moralidad
de noviembre de 1687 : intacJurble de los jesuitas, fH~ro hay motivos
No es de parecer su Consulta de V. R. de fJara .rospechar que los indios no creían en
que se señale una como Residencia en medio ella ciegamente )' que su escefJticismo lleeó
de las Doctrinas, a la cual se retiren los an- a contaminar a los mümos Provinciales,
cianos y achacosos para atender a su salud, quienes para quitar el peligro, quitando la
y en que podrán tener el alivio de que nece- ocasión, prohibieron a los curas asistir al
sitan sus achaques, y que se debe a s.us {!lo- reparto de algodón, lana. yerba o carne a
riosos trabajos ; vengo en que no se haga las indias, ni al recibir el hilado, así por estar
ahora en esto novedad, pero también diré a esa costumbre fundada en lo que es rl•s
V. R. que la razón que se insinúa de que conforme a la decencia, como por estar así
.ell sus DoctrinaS les asistirán sus hijG; espi- ordenado en todos los colegios, donde se ocu--
rituales siempre, y con más coriño,·..tto nos pa en hilar a la ge!lte de servicio.13
parece eficaz, pues lo que se pretendía con Solo con ojos oscurecidos por la pasión se
J.a erección de dicho retiro, era que pudie- pueden ver en los sanos· consejos de los su-
sen ter atendidos de Hermanos religiosos, periores, preventivos de los posibles peligro•,
OFICINAS, TALLERES, TAMROS 257

hechos consumados y de denigrante estopa para todo género de oficina~ en que ejercen
Así es cómo un paraguayo agradece a aque- los indios todo género de oficios: herreros11
llos beneméritos misioneros lo que hicieron carpj,lteros~ estatuarios, doradores, plateros,
a favor del Paraguay, mientras un protes- tejedores, sombrereros, rosarieros, pintores,
tante escocés, con infinito más saber que fabricantes de órganos, campanas, y todo lo
Garay, pero sin sus enconos, escribió que en perteneciente al bronce 1 •

Inter ior de una de las habitaciones de los Padn·s, en San Ignacio Miní.

todos los libros y panfletos que he leído so- Sánchez Labrador 2 escribe a su vez que
bre los jesuítas en el Paraguay, ya fueran en el Patio m enos principal, o segundo están
publicaciones amigas o enemigas, nunca he las oficinas, cuales son : herrería, telares. car~
hallado una acusación contra su castidad pintería, torneros.• rosarieros, y los del cuer~
personal 17 • no; labrar peynes, cucharas. tinteros. cajas
de tabaco, y otras curio~idades, la Platería,
Pinturería y Tintorería, y así de otras.
24 - -Oficinas, talleres, tambos . . El mismo Sánchcz Labrador es el único
que nos nombra el matadero y carnir:ería:
Cardiel, después de manifestar que en el T odas las casas de los misioneros tienen en
primer patio, que solía ser ·el más p<-queño el patio segundo pegadas las carnicerías: en
de los dos que había, estaban las piezas ocu- éstas se matan las reses, y disponen laJ ra~
padas por los Padres, y las aulas escolares ciones diariamente para los vecinos 3 .
de varones, y las salas de las annas, además Extraño es _q ue diga que era era la costum~
de la despensa y refectorio de los misioneros, bre en todos los pueblos, siendo así que por
escribe, que el segundo y mayor patio es el Padre Sepp sabemos que en San M iguel
258 DHPOSJCION I:XTI~ Il.\'A DE LOS PUWJI.OS

y en San Juan el matade-ro estaba en las cia, o de grado: como Jo hacen muchas en
afueras de esas reducciones; -las raciones sí ausencia de sus maridos o viudas virtuosas o.
se hacían en una de las dependencias del Parece que no todos Jos pueblos contaron
segundo patio .. con Cotiguazú, por no creerlo necesario, y
Es también Sánchcz Labrador quien nos en 1714 no le había, al parecer, en San I~na·
informa que en algunas Reducciones hay en do Miní, ya que en ese año disponía el Pro·
la Plaza una casa destinada a escuela de vincial, después de visitar a aquella Reduc·
Niñas, en que se les enseñan los oficios pro- rión que se hará una buena casa, capaz,
pios de su sexo, como coser, bordar, y otras fuerte, no de tapia francesa, sino de piedras
labores semejantes. Son maestras algunas in- en sus cimientos, y tres cuartas, o una base
dias que ya saben y en tal cual parte algu- fuera de ellos también de piedra, y lo res-
nas mujeres españolas 4 • tante de adobes para recoger en ella las viu·
Estaba "en la Plaza" esa escuela, pero no das y casadas, cuyos maridos andan huidos.
nos informa si formando parte del Cotigua- a las solteras, y huérfanas. En dicha casa se
zú, o no. Tampoco podemos precisar dónde harán dos divisiones capaces: una para viu-
estaba la cárcel, o celda para las sentencia- das y las que tienen maridos huidos; y la
dos, ni tampoco conorcmos la ubicación de otra para las demás. También tenddn su
la hospedería para los españoles que iban de patio, puerta común y portero d~ la parte
paso y ~e detenían algunos días en la Re· de afuera con una llave, y ron llave distinta
ducción. por dentro. Una portera anciana de satis·
Por lo que respecta a la cárcel, nos infor· facción. Y últimamente !C cercará ~ y cerrará
ma ~~ Padre Cardiel qoe "tenía divisiones y bien dicha casa y patio 10 .
un largo cepo" 5 y en cuanto a la hospedería, Aunque no había en todos los pueblo~ sino
nos dice que era Jlamada Tambo y tenía en la mayoría de ellos "herreros, carpinteros,
"toda comodidad para muchos españoles". 0 estatuarios, doradores, plateros, tejedores,
A continuación de )a Iglesia se hallaba el sombreros, rosarieros, pintores, fabricantes de
Cementerio y a continuación de éste, pero órganos, campanas y todo lo perten~cientc al
separado del mi~mo por una calle~ estaba el bronce", como escribió Cardiel ~ la existencia
Cotiguazú o Casa de Recogidas. Cotiguazú de los mismos requería fácilmente quince a
significaba albergue grande, y era ciertamen· veinte oficinas o locales diversos, aunque es
te muy capaz. Era un amplio patio rodeado muy posible que algunos tuvieran su asiento
de aposentos "ron más personalidad que las en las casas de los indios, al hallarse ellas
casas de los indios", como se <'X presa d Pa- desocupadas. Ciertamente hubo pueblos que
dre Cardiel, y agrega que entran en esta casa a continuación del segundo patio, contaron
todas las viudas de mala fama; y de las de con un tercero.
buena fama, las que quisiesen sin obligarlas, Como diremos más adelante, al referirnos
y son muchas; y lo mismo las que tienen sus a la higiene y sanidad en las Reducciones,
maridos ausentes, o por haberse huido, o en éstas, por lo común, no tenían hospitales.
algún viaje largo en pro del pueblo~ sin obli· Sólo los había e improvisados en las afueras
gar tampoco a éstas, sino en caso de haber de la población en los casos de peste. Los
algún delito contra la castidad 7 • enfermos por causales ordinarias repugnaban
Muricl, por su parte, escribe qu e en cada dejar sus rasas y alejarse de los suyos~ y
pueblo hay una casa de refugio para las mu· cuando había peste, y contaban aún con fuer·
jeres, cuyos maridos están ausentes o lejos; zas para ello, fugaban a Jos bosques, y en
y para las viudas, máxime si son jóvenes, y ellos. alejados unos de otros, para no con·
no tienen padres o quien cuide de ellas, lo· tagiarse, se estaban hasta que pasaba el fla-
das las cuales se sustentan de bitnes comu· gelo.
nes 8 • Si adelante de la Iglesia y Patios estaba la
Sánchcz Labrador nos ofrece otros porme· Plaza, por detrás estaba la huerta, y ésta,
notes cuando dice que cerca de la Iglesia, a romo escribe Cardiel, se extendía en todo lo
un lado, calle por medio, o, en mayor dis- largo de aquellos, esto es, en toda la exten·
tancia, en una punta de la población está la sión ocupaba por la ediflcación que acaba·
"casa de la virgen" o el "Tupaciró a la cual mos de recordar, por la Iglesia, por el ce-
llaman también Cotiguazú, casa grande ; en menterio y demás dependencias dicha huerta,
ésta viven mujeres que, o están en pcniten· con sus 150 varas de largo por 50 a 100 de
OFICINAS, TALLERES, TAMBOS 259

ancho, estaba plantada de naranjos, hi{!tte· guazú o Casa de las Re-cogidas. Cada Iglesia,
ras, guayabas, bananos, palmeras, ombúes y escribe Sánchez Labrador, fuera de las puer·
toda especie de legumbres importadas de tas de en medio principales, que caen a la
Europa 11 • También se cultivaban flores, así plaza, tiene dos colaterales, una que corres·
las originarias del país, <'Omo muchas curo- ponde al patio de la casa del Misionero, y
peas, importadas en diversas ocasiones por otra opuesta que da entrada al cementerio.
Jos misioneros. Positivamente sabemos de En todos los Pueblos, son los cementerios
Sepp y de BOhm que vinieron al país, tra- muy capaces y decentes. Muchos tienen
yendo semillas de diversas plantas y hasta re· dentro una Capilla; y todos una grande y
toños de las mismas. hermosa cruz. Para no pisar las sepulturas,
Ya fuera para riego de esta huerta o, lo están divididos en cuarteles, haciendo las
que es más probable, para agua potable de calles nardos plantados en las oriflas . Hay
la población, el Ingeniero Queircl halló en en cada cementerio sitio determinado para
las ruinas de San Javier una triple pileta o los cadáveres de los niños; y en los que son
tanque, una más alta que la- otra. Como a para los adultos se tiene cuidado, que no se
300 metros del templo, vi un estanque arti- abran las sepulturas en un mismo lu~ar,
ficial, cuyas dimensiones precisas no pude dando comodidad para todo la extensión del
saber por hallarse los bordes en parte des- terreno que cae al campo y tiene su bella
moronados y en parte cubiertos de tierra y cerca 13 .
vegetación. Sin embargo, la forma rectangu- Cardiel nos dice lo mismo en la siguiente
lar me pareció evidente y pude apreciar una forma: Al lado opuesto del patio de los
superficie de agua de 16 metros cuadrados Padres y separado del mismo por la l~le sia
siendo el agua, cubierta de camalote, clara, está el cementerio, todo rodeado de pared,
fresca, potable y corriente, y con un metro y en medio una gran cruz. Todo él está divi-
más o menos de profundidad. dido en cuatro cuarteles con sus calles llenas
Escarbando el fondo, mientras me bañaba, de flores de nardo. El cuartel es para los
hallé una capa como de 40 centímetros de párvulos; el se.e undo para las párvulas; el
tierra, el piso del estanque empedrado. En tercero para los adultos y el cuarto para las
uno de sus costados encontré también _. sepa- adultas H_
rada la tierra que lo cubría, tres grada~ de En los cementerios sólo eran cnttrrados los
piedra que corrían todo a lo largo de dicho indios. Los Padres y también los Corregido-
costado. Se me dijo que má~ arriba y más res, si éstos morían durante la época que
abajo había otros dos estanques o fuentes ejercían el cargo, eran enterrados en la
iguales a la descrita y que encontrándose las Iglesia.
tres a diferentes niveles, el agua pasaba de Este era el cementerio general y ordinario,
la primera a la segunda y de ésta a la terce- pero sab(•mos que había otro para los tirm-
ra por conductos subterráneos. Deduje de pos de epidemia. Sánchcz·. Labrador nos in-
todo que la primera debió suministrar a{!ua form a al respecto. y dice así: Fuera de estos
para beber, la segunda debió servir de baño, cementerios inmedia tos~ y conti~uos a la lgle·
y la tercera para el lavado de ropas 12 • sia, hay en cada Reducción otro fuera de la
También en San Ignacio Guazú, hasta población, y a vista de ella; estos son cemen-
hace muy pocos años, segú n nos han informa- terios del liem po de peste; o epidemia. Esta
do personas entradas en edad, detrás de lo providencia ha mirado a apartar de los neó-
que era Colegio, del que existe aun y es fitos los hálitos contagiosos, y el riesgo de
habitado todo el ala Sur, se hallaba un in- infección nueva; están cuidados con mucha
menso estanque de unos 80 por ·lO metros, decencia, cercados, y por lo común al con·
al que llegaba el agua desde un manantial, torno hay plantados naranjos dulces, vense
y distante de ese estanque, y en un plano también sus bordaduras de nardos u_
más bajo había otro estanque) a donde ac u- En otra parte dice: Los difuntos así adul·
dían las mujeres para lavar la ropa. Este tos como párvulos están enterrados en los
segundo estanque estaba rodeado de una cementaios destinados para estos tiempos de
gradería interna. epidemias, fuera de los pueblos 1 <~ .
Junto a la Iglesia se hallaba general- Como puede apre<"iarse, los jesuítas en esa
mente el Cementerio y a continuación. aun· época, protegían a sus pueblos en forma efi·
que separado por una ancha calle, el Coti- caz, en lo referente a cementerios. Precau·
260 DISPOSICION EXTERNA DE LOS PUEBLOS

c1on higiénica indispensable, escribe el Dr. fue el Templo de San Ignacio Miní. Del
A.qíbal Ruíz Moreno 11 , que no se tomaba en lado del Evangelio, junto al Presbiterio, se
la mayoría de las grandes ciudades de Amé- hallan estas inscripciones:
rica; en esa época.
Queirel y Gambón nos han dejado por- UU. PP. Ioseph Cataldino.
menores del · Cementerio de San Ignacio Simon M asseta.
Miní. Estaba a la izquierda de la Iglesia y R. P. Claudio Lucert.
tenía un frente de 65 metros y una exten- R. P. Diego Salnzar.
sión igual a la de la misma iglesia. Gay que R. P. Luis Ernote.
Jo visitó medio siglo antes que Queirel, ase- Del lado de la Epístola, y en igual posi-
vera que estaba cruzado por calles de árbo- ción:
les. Al presente es todo él un espesisímo bos-
que, escribía Gambón a principios de este P. Juan Valles 1698
siglo, y es hoy un terreno des<'ampado, po- a 27 de Septe.
demos decir nosotros.
Abundan, como es natural, las loza.r que Más hacia la puerta de la iglesia y del
cubrían las sepulturas (agrega este escritor). lado del Evangelio:
Sus inscripciones son lo más lacónico que
P. losephus Martin e Soct fesu
puede darse; contienen solamente el nombre
obit die V Martiy. Anno 1721.
del difunto y la fecha de defunción; a lo
Annorum 53
más una que otra tiene el pretérito ''omanó",
que en lengua guaraní significa murió. Fren- Haciendo juego con esta tumba, pero del
te a la puerta del templo dí con una laja de lado de la Epístola, hay _otros dos:
asperón tirada en el suelo, que fue la loza
del se pulcro de un misionero, puesto que en ,p yeronymo Delfin
ella se Lee: "R. P. Enrique Cordule, septiem- 1714 a 2 de Enero
bre 1727" 18 • P. Andrés Fernández
En estos últimos años, al n·staurarse las A 3 de Octubre
ruinas de San Ignacio, se han hallado en el año 1767
piso del templo, las lápidas correspondientes
a los ll misioneros fallecidos en esa Reduc- Más hacia la entrada al templo se hallan
ción, o trasladados desde el lugar donde otros dos :
primitivamente estuvo San Ignacio 111 •
A 22 de Ocle, De 1730
Sabemos, por el Padre Diego Gonzálcz, R . P. loseph Gerra
que murieron allí y fueron enterrados en su
Iglesia los Padres: Om'O.nó-ángi Pay Lorenzo Serna marangatú.
fosé Cataldino: JO de junio de 165.1.
Simón Masseta : JO de octubre de 1653.
Las cinco primeras tumbas mencionadas
Claudia Lucert 20 • no son propiamente tales, sino depósitos de
Diego Salazar: 25 de marzo de 1659. los "restos mortales de esos venerables ( = UU)
Luis Ernote: JI de mayo de 1667. misioneros, traídos desde el Guayrá, donde
Juan Valles: 27 de seliembre de 1698.
se fundó esa Reducción de San Ignacio, en
Jerónimo Delfín: 2 de enero de 1714.
1611, y desde donde se trasladó a su ubica·
Antonio Solalinde: 17 de julio de 1721.
ción actual en 1696 Es precisamente ante·
Enrique Cordule: 5 de mayo de 1727.
rior a ese año el deceso de esos cinco mi·
Lorenzo Serna: 3 de diciembre de 1743. sioneros.
Pedro Jiménez: 27 de enero de 1740.
El Padre González, en su Catálogo, 21 con·
fosé Guerra: 22 de octubre de 1750.
signa el nombre del Padre Claudio Lucert
fosé Martín: 6 de marzo de 1751.
y f,onsta que sus restos están con los de los
Francsico Javier Ucedo: 3 de octubre de
mencionados misioneros, pero nada sabemos
1767, y el Hermano :
de este misionero, ni siquiera la fecha de su
Antonio Forcada : 30 de junio de 1767.
muerte. El Padre Lconhardt sugirió que tal
vez ese apellido fuera una modificación de
Recientemente hemos podido ver las tum 4 Noel Berthot o de Jaques Lolieu, pero éste
bas de estos misioneros en el piso de lo que falleció en Córdoba, en 1662, y aquél en
OFICINAS, TALLERES, TAMBOS 261

Santa María la Mayor, en 1687. En el Ca- Araeta retecuerey omanó 6 de Abril JO pipe
tálogo del Padre Gonzálcz no st consigna Roy heregua pype ab. JI /lle heri, erar for·
hallarse en San Ignacio los restos mortales tasse tu.
del Padre Lorenzo Serna, y, sin embargo, Aperacó opytuú pai marangatú Felix An·
allí están, como se dice en la lápida:Omanó~ lonio de Villagarcía entera 6 pipe año d1
angí Pay Lorenzo Serna, marangatú. 1759. lhs. ·
Todos estos jesuítas fueron r.closos mi~io~
neros, pero entre ellos sobresalieron Cataldi~ Los simples fieles tenían también su lápi~
no y Masseta, y los despojos mortales de tan da. Era una laja o losa, de medidas diver-
eximios y santos varones dan a las ruinas de sas, pero aproximadamente de 30 por 50
San Ignacio Miní, recientemente restaura- r.cntímetros, <·on el nombre del difunto v
das, una luminosidad extraordinaria y una grabada la fecha de su muerte, S<'gún Quci·-
extraordinaria atracción espiritual. rcl había lápidas que eran de piedra y otras
En lo que fue Iglesia de Santa Rosa se de ladrillo. Este viajero trae el texto de dos
han hallado cinco lápidas, menos lacónicas de esas lápidas:
que las mencionadas. Corresponden a los
fULJAN ARAY Omanó a J'J Nol"icm-
Padres Gabriel Araeta ( 10-IV-1729), Cayc-
bre Año 1705.
tano Catani (28-VIII-1732), Diego Antonio
Balcarce ( 19-VII-1742), Félix Villagarría Otra:
(5-1-1759) ySebastián Yegros (13-VI-1767).
:We aquí ~1 texto de algunas de esas lápiCas: Año 1760 ATANAS/0 MOA RACAYA.

Aperac6 opytuú pai marangatú Sebastian Y asegura que si se trabajara un poco en


Yegros; omanó angá yari. Junio 4 1767. .ractzr la espesa capa de tierra y deJritu.s que
AperllcÓ opytuú poi marangatú Gabriel cubre todo, se encontrarían mucha$ lozas . . .
IV. ORGANIZACION INTERNA DE LOS PUEBLOS.

25- Organización interna viajes y poderse hacer las consultas con fre-
de las Reducciones. cuencia y sin mayores molestias. En los casos
difíciles había Consultores extraordinarios, a
Cada pueblo tenía su Cura, el cual era Ju- quienes se convocaba a la par de los ordincs·
perior respecto a su compañero, esc ribí(, Sán- ríos, y eran tales en 1724 los Padres Diego
chez Labrador, y ambos ruperiores respe,·to a Ignacio Altamirano e Ignacio Astudillo,
los indios 1 , aunque uno y otro dependían Francisco de Rivera y Antonio Betshon.
directamente del Superior de las Misiones, Mirando por el bienestar espiritual de los
que generalmente tuvo su asiento <"O Cande- mismos misioneros, podían éstos confesarse
laria, e indirectamente del Provincial.. que los unos con los otros, en cada uno de los
residía en Córdoba. El dicho Superior, que pueblos, pero tenían señalados también otros
era nombrado por el Provincial. y hacía sus <·onfesorcs ordinarios, y así lo eran en ese áño,
veces en todo lo concerniente a las Reduccio- para los pueblos del Paraná, los Padres Cris·
nes, tenía un admonitor: que era a su vez tóbal Sánchez, Francisco de Robles, Pedro
vice-superior, y tenía un cuerpo d e consulto- Benítez y José Gallardo, y para los del Uru·
res ordinarios y otro extraordinario. Ya en guay los Padres Juan Ramos, Juan de Ana·
1724 se vio la necesidad de crear dos vice- ya, Diego Claret y Juan Agustín de Almaraz.
superiores con sus respectivos consultores or- Para absolver de los pecados reservados es·
dinarios y extraordinarios, corriendo al cui· taban señalados los Padres Policarpo Dufo,
dado del uno de ellos los puehlos !el Paraná Antonio de Rivera, Diego Ignacio Altamira·
y al cuidado del otro los del Uruguay. no y Enrique de Matheis, para los pueblos
Concretándonos a este año de 1724 dirc· del Paraná, y Juan Ramos, Antonio Betshon,
mos que eran vice.su_periores los Padres Die· Diego Altarnirano y Angclo Camilo Petra-
go de Haze y Diego Ignacio Altarnirano, grassa para los del Uruguay.
correspondiendo al primrro las Reducciones Después de estos cargos se señalaban los
sitas wbrc el Paraná, y al segundo las ubi· jueces de ·pleitos. Para los pequeños pleitos
cadas sobre el Uruguay. Ambos tenían su en los pueblos eran los jueces natos los Cu 4

adrnonitor respectivo: los Padres Enrique ras de los mismos, pero en los casos de ape-
Matheis y Angelo Camilo Pctragrossa. El lación y en los pleitos entre los indios y los
oficio de éstos era advertir a los dichos vi(~f'· Curas. o entre unos y otros pueblos, había
superiores los errores u omisiones en que po· jueces oficiales, y lo eran en 1724 los Padres
drían incurrir en el gobierno que se les ha· Diego de H aze, Gabriel Patiño, Ignacio de
bía encargado, y solían ser varones virtuosos, Astudillo y José Gallardo, para el Paraná, y
prudentes y de luenga experiencia. Uno y Tobías Pétola, Bernardo Nusdorfer, Jacobo
otro Superior tenía sus consultores ordina· Umeres y Miguel Fernández para el Uru-
rios, con Jos que periódicame'ntc debían tra- guay.
tar de la marcha de los pueblos, y así en Si a esta actividad se le pudiera conside-
l i24 el Pad re Haze tenía a los Padres Cris- rar corno un Ministerio de Justicia, podemos
tóbal S;í.nchez, Francisco de Robles, Pedro referir a continuación lo que era una especie
Bcnitcz y José Gallardo, y el Padre Altami· de Ministerio de Guerra o Defensa, ya que
rano a los Padres Angclo Camilo Pctragrassa, todos los pueblos constituían cuatro grupos
Matía~ de Perca, Antonio Scpp y :Miguel y cada uno de ellos tenía su Supcrintcndent~
Fernández Generalmente estos consultores de Guerra, asistido por varios consultores.
eran de l~s pueblos más ccrcano5 a la sede Así en J724, y por lo que respecta a l.as
del vite·superior, a fin de evitarse los largos Rtxbcciones del Paraná, era Superintendente
ORGANJZACJON INTERNA DE LOS PUEBLOS

de Guerra, río arriba, el Padre Gabriel Pa· de los mismos. Por su parte, el Superior o
tiño, y eran sus consultores natos los Curas vice-superior estaban muy al tanto de la si-
de Jesús y San Ignacio Miní: y era Super- tuación de cada uno de ellos y comunicaba
intendente de Guerra, río abajo, el Padre periódicamente al Provincial sus observacio-
Segismundo Aperger, y eran sus consultores nes. Los Consultores, por otra parte, debían
los Padres que eran Curas de la Candelaria escribir al Provincial, por lo menos dos veces
y de San Cosmc. Por lo que respecta a los al año, lo que sentían sobre el proceder de
pueblos sitos a las márgenrs del río Uruguay. los Superiores o de los Curas de pueblos. To-
era Supcrintendcnte de Guerra, río arriba, el dos, a su vez, incluyendo a los Curas y a sus
Padre Miguel Haffncr, y eran sus consulto- <·ompañeros, así sacerdotes como coadjuto-
res Jos Padres Curas de Santa María la res, tenían libre comunicación no sólo con
Mayor y Concepción. y río abajo lo era el sus superiores, sino también con el Provincial
Padre Miguel Frrnández, sirndo ~us consul- y aun con el General.
tores los Curas de La Cruz y Santo Tomé. Cuando se conoce esta admirable disposi-
Para los pueblos que estaban más al oriente ción gubernativa, tan sencilla y forzosamen-
del río Uruguay, los qut" eran conocidos co- te efidcnte, nadie se extraña de que las Re-
mo los pueblos de la otra banda, había un ducciones fueran lo que todos los espíritus
tercer Superintendente de Guerra, y lo era serenos reconocen que fueron: pueblos en los
en .1724 el Padre Juan de Anaya, y tenía por que el ideal de la vida civil llegó a su más
consultores a Jos Padr<'s Curas de San Juan alta cumbre; pueblos en Jos que la felicidad
y San Miguel. personal y colectiva no tuvo eclipses: ni men-
En algunas épocas y por razones muy es· guantes; pueblos en los que prevaleció el
peciales se nombraron también Sup<'rinten- respeto recíproco y aun el amor cristiano que
dentes de vaquerías o de ycrbalrs, pero como lleva a los espíritus el sosiego, la tranquili-
cada pueblo llegó a c:ontar holgadamente con dad y la paz.
sus propios recursos, se suprimieron esos car- Por lo que respecta a la organización in-
gos. Es sin embargo en el citado año de terna de la Reducción, cada una tenía su
1724 cuando vuelve a aparecer un "Super- Cura y Compañero de Cura; su Corregidor
intendente de la nueva vaquería", y lo era y su Cabildo, y los Superintendentes o Alcal-
ese año el Padre Juan de Anaya, y tenía dos des de Oficinas. Sánchez Labrador otorga ne
consultores, los Padres Curas de San Juan y escasa trascendencia a otros dos cargos: el
de San Miguel. Desde 1732 desaparecen es- de Portero o corapiraraquara, esto es, el que
tos Superintendentes económicos, pero para guarda la puerta, y el Sacristán o Tupá ore-
los pueblos del Paraná y del Uruguay se con- requa, el que guarda la casa de Dios, y anota
signan sendos sacerdotes con el cargo de Pre- a continuación que ambos entregaban, cada
fectos de espíritu. o Padres espirituales. noche, las llaves al Cura.
Cada pueblo miraba por sus intereses eco- Lo que más se estiló fue que hubie5e dos
nómicos, pero en las reducciones, donde re· sacerdotes al frente de cada pueblo, si bien
sidían los vice-superiores, desde 1724, o el en algunos, por muy numerosos, hubo hasta
Superior único hasta ese año, había tm Pro- t-rc¡: el que era Cura y dos Compaiierm. Si
curador ·de las Misiones, y con él dos o tres no en el siglo XVII, fue muy común en el
Padres o Hermanos, que <·onían con los in· decurso del XVIII que hubiese en algunas
tercscs económicos que concernían a todos los lteduccioncs hasta cinco sacerdotes, pero dos
pueblos. Estos Procuradores estaban ligados o tres de ellos estaban allí o enfcnnos o vie-
con los que, para atender a los intereses de jos, y deseaQan morir en los pueblos en los
las Reducciones, había en Buenos Aires, en qttc habían ti-abajado, por más que los Supe-
la Asurición y ('n Santa Fe. riores los convidaban a pasar a los Colegios,
A excepción de los procuradores, cuya es- donde serían mejor atendidos.
tabilidad y continuidad 5C procuraba, todos ~Desde 1655 los Curas eran verdaderos pá-
los demás cargos antrs recordados sf' renova· rrocos con todos los derechos y deberes inhe-
han cada tres a-ños o, a más tardar. rada rentes a. e~"i:e cargo, y eran los administrado-
seis, y generalmente después que d Provin- res de los bienes de Jos indios y les concernía
cial, por sí o por medio de un delegado, vi- todo lo referente a la marcha no sólo cspi·
sitaba todos y cada uno de lo~ pueblos, y se ri-tual, sino también temporal, económica,
daba plena cuenta de las fallas o necesidades cultural, social y militar de los pueblos. El
ORGANIZACTON INTERNA DE LAS REDUCCIONES 265

Claus~~o del patío de las Oficinas, r n San l&nacío Miní.


266 ORGANIZACION INTERNA DE /.OS PUEBLOS

Compañero del Cura, aunque subordinado a cicios Espirituales por espacio de ocho días.
él, tenía la misma misión. Era su reempla- El Cura los hace en otro pueblo, escribe Car-
zante, en sus ausencias o enfermedades. y era diel, para que no le distraigan las ocupacio-
su primero y más eficaz colaborador. El que nes del suyo. En ese tiempo se da de mano
el Cura corriese con Jo¡ intereses materiales toda otra ocupación y cuidado. El Compa-
y el Compañero del Cura fOn los espirituales ñero, que no tiene ese cuidado, los hace en
es uno de tantos inventos del fecundo perio- el suyo, o en otro. Todo está asl ordenado
dista Bias Garay.2 y se practica.3
La Casa de los Padres era de rigurosa En todos los pueblos había sendos ejem·
dausura y solía tener comodidad hasta para piares de un libro, llamado Ordenes, por
seis personas, ya que, en algunas épocas, co- contener las que se referían a la educación
mo cuando el Provincial y su secretario ha- religiosa y al cuidado de los indios en lo
dan la visita al pueblo, era necesario hospe- espiri tual, político, económico y militar, y
darles. A las cuatro en verano y a las cinco todo él estaba com puesto ron fragmentos
en invierno, sonaba la campana para los Pa- de cartas de Provinciales o de Superiores de
dres, y media hora después iniciaban la Doctrinas, reprobando algunos abusos, dis-
oración de la mañana, e inmediatamente, a poniendo algunas prácticas o prohibiendo
no mediar otras necesidades, decían !\{isa algunas otras. Cada semana, así el Cura co-
Desde las 6 en verano y desde las 7 cn mo su Compañero. y demás Padres, que hu-
invierno, hasta las 12, recorrían rl pueblo_. biese en el pueblo, debían reunirse y leer
atendiendo a los enfermos o moribundos en alta voz, durante media hora, las órdenes
o atendiendo a los juicios, o asistiendo a la~ contenidas en este volumen.
deliberaciones de los cabildantes, o escuchan- Tal era la vida del Cura y Compañero de
do las querellas de los caciques, o inspeccio· ·Cura, a quienes visitaban varias veces al año
nando las sementeras, o visitando las oficina~ los Superiores de las Doctrinas, y una vez
o talleres. Cura y compañero atendían a és- al año el Provincial, y en estas postreras vi-
tas y otras necesidades del pueblo,. pero uno sitas se reunían los Curas de varios pueblos
de ellos ordinariamente solía quedar en la cercanos, con el Provincial, para deliberar
Iglesia, así para atender a los casos impre- sobre la marcha de los mismos en lo espi·
.vistos de enfermedades o muerte, o bien de ritual y temporal, y según lo tratado, además
riñas y querellas, como para la enseñanza de dejar un Memorial a cada Reducción,
del catecismo. Todos los días, separadamente dejaba otro para el bien romún de todas
a niños y niñas, a lo menos por espacio de ellas.
una hora, se les enscña.ba la doctrina, y dos Para provecho espiritual así de los Padres
veces a la semana a los adultos, y tres veces romo de los indios se introdujo hacia 1718
a los que eran ya personas mayores Se con- el que, todos los años, por Cuaresma, todos
Sideraba que la orac~ón matutina para el los Curas se mudaban, vendo los unos a los
aprovechamiento de los misioneros, y la rnsc- pueblos de Jos otros, as{ para enfervorizar a
'ñanza del catecismo para los indios_. era n los los indios, escribe Cardirl, como para que los
'dos ejes sobre los que habían de girar las indios tuvi eran libertad de confesarse, sin la
'reducciones. vcrgücñza que sude C'ausar hacerlo · con el
. Entre doce y una los Padres hacían por que ve y trata cada día. Sabiamente se mu-
'espacio de un cuarto de hora el examen de daban, asi los Curas romo los Compañeros,
·conciencia y tenían un acto religioso, llamado cada cinco o se"is años, aunque hubo casos
;Letanías de los Santos, y después almorza- en que algún misionero, como Sepp, Pétola
ban. Un indio solía servirles y otro leía un y Rcstivo, estuvieron durante veinte o más
libro durante el almuerzo . A éste seguía un años en un mismo pueblo. Los frecuentes
pequeño descanso o siesta, de la que gusta- cambios eran beneficiosos asi parJ. el misio·
ban los indios, y a las 2 en invierno o a las 3 nero Como para los , neófitos. En 1735 dispuso
en verano, volvían a sus tareas, análogas a el General de la Qompañía ciuc ningún Cura
las matutinas, hasta las 19 ó 20 horas, en estuviera más de cinco años en un mismo
que cenaban y se retiraban a descansar. Dos pueblo, y como en ese año eran cuatro los
veces al año, durante trrs días, S(' hacía la que ya llevaban más de cinco años, se trató
llamada Renovación de votos, con las prác- en Consulta de l 20 de noviembre de ese año
ticas acostumbradas_. y anualmente los Ejcr- sobre el cambiarlos de pueblo.
ORGANIZACION INTERNA DE LAS REDUCCIONES 267

Los dictámenes de los Padres que partici· de la iglesia, que pertenecen al sacristán, las
paron en esta Consulta 4 nos indican que por de los almacenes que tocan al mayordomo, y
los años de 1735 no abundaban Jos Curas de otras insignias de oficios económicos, y con
extraordinaria reciedumbre espiritual y de ha- ellas los bastones y banderas y demás inJig·
bilidad para el gobierno de una Reducción. nias de los oficiales de guerra, que todos
Como fuera menester cambiar a los de Con- éstos los ponen también los cabildantes en
cepción, Santiago, ltapúa y Santa Rosa, por su papel y se confirman y mudan como los
tener ya más de cinco años en el cargo 1 de del Cabildo, aunque sin la confirmación del
los tres primeros, todos menos uno juzgaron gobernador. Y delante de todo se ponen a un
que en las circunstancias presentes eran ne- lado y a otro los bancos del Cabildo vacíos,
cesarios en los pueblos en que están, y que para irse sentando los nuevos cabildantes,
no había ninguno que pudiera respectiva. cabos militares, etc., según se fueren nom-
mente suplir su falta, sin exponer a que se brando.
perdiese el pueblo, como están perdidos otros. Dispuesto ya todo, sale el Cura con su com-
Del Cura de Santa Rosa juzgaban todos que pañero o compañeros (que en algunos pue·
no era necesario para mantener y conurr•ar blos son tres y aun cuatro Padres, aunque lo
el pueblo, y que se podría hallar otro que lo ordinario es dos), y desde su silla, tomando
conservase. por texto el Evangelio de aquel día, endere·
Si el Cura tenía el alto gobierno de la zándolo a la función presente, va explicando
Reducción en todos los planos de las posibles las funciones del Corregidor, Alcalde y de-
actividades de sus moradores, el Cabildo era más oficiales, el gran mérito que tendrán
la autoridad máxima e inmediata, con su Co- delante de Dios en cumplirlas, lor bienes es·
rregidor al frente. Con leves modificaciones, pirituales y temporales que se seguirán al
entre 1626 y 1708, el Cabildo constaba de pueblo, los grandes males que acarrea el no
un Corregidor y un Teniente de Corregidor, cumplirlas, y los grandes castigos que ten·
dos Alcaldes de la Hermandad, un Alférez drán de Dios si no las cumplen, etc. Acabada
Real, cuatro Regidores, uno o dos Alguaciles, esta exhortación, nombra el Corregidor, y
un Mayordomo y un Secretario de Cabildo. luego los músicos con sus chirimías y clarinei
El Cabildo entrante era elegido por el Ca- celebran la elección con una corta tocata,
bildo saliente en la forma que describe Car· pero alegre. Nombra los Alcaldes y hacen lo
dial por estas palabras : El modo de nombrar mismo los músicos, y los nombrados, hacien-
su cabildo es éste: El primer día del año se do una genuflexión al Santísimo Sacramento
juntan los cabildantes para confe1enciar en con gran reverencia, van tomando de la ma·
la elección. Escriben los electos e.n un papel, no del Cura sus insignias y con ellas se van
tráenlo al cura para tomar su parecer, porque sentando en los bancos del Cabildo. En sus
hay ley para toda América, que se haga el elecciones no hay pendencias, ni bulla. ni
cabildo con dirección del párroco. El cura disputas. En el oficio que se les da , .alto o
quita o pone, según le parece más convenien· bajo, nunca muestran rejJu.~nancia; todo se
te para el bien del- pueblo (pues ni tiene hace con J.!ran paz. ¡Quién creyera esto de
parientes, ni cosa en que pueda prender la gente que en su gentilismo era tan sangrienta
pasión), o los deja como están. Pregunta a y fiera! Acabados de nombrar todos los del
los electores qué les parece su dictamen y co· Cabildo, nombra los que jJertenecen a la if,!le·
munmente todos convienen en lo que el Cura sia, sacristía, maestro de capilla, etc., los otros
dice. V a este papel al Gobernador y lo aprue· jefes de otros oficios polítlcos y económicos,
ba y firma." y últimamente los de la milicia, y después
Realizadas así las elecciones júntase todo entra la Misa con toda solemnidad.6
el pueblo, como repite el mismo Cardiel, de- El Corregidor era la mayor autoridad ci·
lante del pórtico de la iglesia, antes de Misa. vil en la Reducción y era el presidente nato
En il ponen los sacristanes una silla ordi. del Cabildo. En guaraní se le denominaba
naria para el cura y una gran mesa al lado, Paroquaitara, el que dispone lo que se debe
donde se pone el bastón de Corregidor, las hacer. Con la sola excepción de lo~ Padres.
varas de los Alcaldes y todas las demás in· todos cr~n sus súbditos y sobre todos ellos
signias de los cabildantes, y también ponen tenían autoridad. Por lo general era uno de
el compás del maestro de múrica, que es una Jos caciques del pueblo, y si~mpre era alguno
banderilla de seda, las llaves de la puerta que era capaz de obrar armónicamente con
268 ORGANIZACION IN1.ERNA DF. /.OS PUF.B/.05

el Cura. Era nombrado por el Gobernador, cada pueblo: los Caciques. Los Cabildantes
aunque a propuesta de los Padres, y del Go- eran siempre elegidos de entre la "nobleza"
bernador recibía toda su autoridad. del pueblo, y ésta la constituían los Caciques
Los Alcaldes, el de primer voto y el de y sus familiares. No era una invención jesuí-
sq~undo, a quienes los Guaraníes llamahan tica, sino algo ingénito en los Guaraní("s, el
Ibirayucú (el que es primero entre los que respeto por sus Caciques, a5Í antes como des-
llevan vara) , tenían por misión la que ~eñala pués de reducirse en purblos cristianos. Los
la ley: mirar por las buenas costumbres, cas- Caciques eran los tubichás y ellos los mboyás,
tigar a los holgazanes y vagabundos, vigilar aquéllos los nobles y éstos los súbditos. O
que cada uno cumpla con su deber. Esto rra por su <'aráctcr avasallador, o por haberse
dentro del pueblo, ya que para las afueras destacado en acciones guerreras, o por su elo-
tenían igual misión los Akaldcs de la Her- cuente palabra, era uno considerado superior
mandad. Así el Corregidor como los Akaldes a los demás, y una o varias familias se ponían
dC' primer y segundo voto tenían atribuciones bajo su tutela y protección. El cacicazgo en·
judiciales, pero no los de Hermandad. No tre los Guaraníes pasaba de padres a hijos,
podían castigar al reo, sino qur podían apre- pero éstos eran abandonados por sus mboyás,
sarle y traerle al pueblo. Los Regidores eran si no eran capaces de tutclarlos con éxito.
como Alcald("s de barrio y miraban por el La Recopilación 7 exceptuaba a lo~ Caciques
as(·o y la limpieza, en lo público y privado, y a sus primogénitos de pagar tributo, y por
y a ellos estaba enromrndada la tarea de Real Cédula del 12 de marzo de 1697 se
vigilar la concurrencia de los niños y niñas, les llegó a considerar cerno hijosdalgo de
así a la Escuela romo al Catecismo. El Castilla y podían nombrarse con el título
Mayordomo era rl Procurador del Pueblo, de Don. En el curso del siglo XVIII, lejos de
y d responsable dr los bienes de la comu- aminorar la gloria de los Caciques, se la fue
nidad. Tenía romo auxiliares suyos a los Con- confirmando y ensanchando más, como en
tadores, Fisrales y Almaceneros. El Alguacil, 1766, año en que la Real Cédula del 11 de
llamado lbirayava. el que lleva la vara, debía septiembre confirmó los privilegios anterior·
ejecutar las órdenes del Cabildo o de las jus- mente otorgados a los Caciques.
tkias. En cada pueblo llegó a haber alrededor de
Con la sola excepción del Teniente de Co- 50 cacicazgos, con otros tantos caciques. Es-
rregidor, que Jos Padres instituyeron para tos, después de los Curas y el Cabildo, eran
preparar o probar a los posibles candidatos la mayor fuerza en la organización de los
a Corregidor, todos estos cargos capitulares pueblos, ya que cada uno de ellos miraba
eran oficialmente reconocidos por las auto- por sus súbditos y llegó a haber una noble
ridades reales y a ellos se _refiere explícita- competencia entre los unos y los otros, para
mente la Real Cédula de 1743. evitar todo lo condenable y realizar todo lo
Todos ellos obraban con plena libertad y que era digno de aplauso. Por su parte, asi
autonomía, dentro de la esfrra de sus atri- los Curas como los Cabildantes tenían ~spe·
buciones, aunque bajo la 9Upcrvisión, direc- ciales consideraciones para con los Caciques,
ción o control del Cura. Todos tenían plena respaldando la autoridad de los mismos cuan..
conciencia de que sus oficios no eran mera- do ésta había decaído, y jamás les reprendían
mente nominales, sino reales, aunque les cons- o castigaban en público, sino en secreto.
taba también que sus actos o resoluciones Ya en 16:>7 advertía el Padre Pedro Co-
podrían ser corregidos _o modificados por mentale que el pueblo de Lorcto estaba di-
quien tenía una autoridad paternal sobre vidido en barrios y cada barrio comprendía
ellos. Aun por parte de los !\.1isioneros esos un grupo de cacicazgos. En el barrio Pirapó,
eargos habían de seF ef<'ctivos, ya que era que era el principal, se hallaban los caciques
•el todo imposible que sólo dos hombres pu- Frandsco Ruiz, Marcos Tacurarí, Juan Caiw
dieran estar al tanto de todos los sucesos, pú, Fernando Maralará, Pablo Nacarentí,
grandes o pequeños, que diariamente tenían Lorenzo Guazú, Cristóbal Caratí. Antonio
lugar en pueblos de cinco, seis o siete mil ~andubú, Lorenzo Guiyú, Domingo Mcndo-
pobladores, y en actividades tan diversas, ya za, José Ayé, Cristóbal Guabairú, Marcos
dentro como fuera de la Reducción. Pérez, Francisco ltamimbí, Agustín Tarcina,
Además de los Padres y los Cabildantes ha- Pablo Guiní, Mdchor Arón, Francisco Gui-
bía un tercer factor de grande importancia en raguay. En el Barrio de los Angeles, Barto--
ORGANIZACION INTERNA. DI~ l.AS JU:DUCCIONES 269

Tres de las lápidas mortuarias, que se hallan en el piso de la iglesia de San Ignacio Miní.
270 ORGANIZACION INTERNA DE /.OS PUEBLOS

lomé Pará, Francisco Taybó, Domingo :tvlacn- el azote. Pero esa y otras ex presiones aná-
dí, Pablo Uruguazú, Simeón Caburé, Juan logas del señor Gandía son universales e
ltapendá, Marcos Guaicho, Bernabé Caaiza, involucran las Misiones Guaraníticas, y por
Juan Guirayú, Rodrigo Itacurú, Rodrigo Pi- Jo que a ellas se refiere ese aserto es tan
raí. En el Barrio de la Encarnación sólo se disparatado que ni podría salir de una Casa
hallaba el Cacique Nicolás Ruiz !\.foroatú, y de Orates. Y copiemos otras frases de Gandía,
en el de San Javier el Cacique José Ariapu. confirmatoria de las anteriores: No vamos,
Como se colige de éste y de otros docu- pués, a juzgar ni a priori ni a posteriori, sino
mentos la constitución de barrios, en los que a dejar constancia que muchos, por no decir
se agrupaba a un cierto número de caciques, todos, como el P. Bayle .• eran los misioneros
obedecía al hecho de que se procuraba que que obtenían sus conversiones a latigazos, y
los emparentados estuvieran juntos, y los ex- que ni los reyes autorizaban este edificante
traños estuvieran en alguna manera alejados, sistema, ni los conquistadores, salvo excep-
en conwnancia con Jos antecedf'ntes indí~<'­ cionfs, m.atemáticamente castigadas, necesi-
nas. Por eso los del Barrio Pirapó eran los tabtm vivir en paz con los indios a fu erza
descendientes de los caciques que fundaron de látigo.•
el pueblo de Loreto; los del de los Angeles A ser verdad Jo aseverado por escritor tan
eran los venidos del Tayaoba y Piquirú ; !os peregrino: los Jcsuítas de las Reducciones:
del de Encarnación eran del Nuantigui, y 1 ) conquistaron los indios a latigazos ; 2)
el del de San Javier procedía del Yupabi constituyeron pueblos de ellos a latigazos; y
e lbitircmbctá. 3) sostuvieron esos pueblos durante siglo y
En la buena armonía entre los Padres, los medio a latigazos. Aunque no hubiese docu-
CabiJdantes y Jos Caciques estribaba toda la mentos que probaran todo lo contrario, bas-
prosperidad espiritual y material de las Rf'· taría tener uno la cabeza asentada en su
ducciones, y era tarea nada fáril el prever lugar y libre de especies extravagantes, para
malentendidos, el conciliar intereses opuestos ver lo inverosímil de tamaño aserto. Tal vez
y el tener contentos a todos. Era, sin embar- entre indios idiotas o idiotizados algo de eso
go, lo que habitualmente acaecía en las Re- pudo acaecer, en algunas ocasiones mu y es-
ducciones. pedales, pero suponer que ew sucediera en-
Nos hemos de hacer cargo en este lugar tre los Guaraníes. Lules, Vilclas, Mocobícs o
de lo que sin base alguna ha escrito última- Abipones es simplem<"ntc una mentecatez y el
mente el señor Enrique de Gandía. Se refiere solo aceptarlo y publicarlo es señal inequí-
a la fundación de Reducciones, a la cons- voca de ofuscante apasionamiento.
trucción de iglesias y a la vida social de Jos Ni Bias Garay, el fi el Acates del señor
indios, por obra de Jos misioneros, y agrega Gandía, llegó a prohijar tamaño dislatr. Se
que los método.s para lograr estos hechos sor- contentó <·on escribir, al ocuparse del Tu-
prendentes iban desde la mú~ica embelesa· pambaé, que a éste los jrsuítas enviaban a
dora hasta los latigazos sistemáticamente apli- los holgazanes y a los niños de corta edad,
cados. El lát igo fue el instrumento civilizador y si no trabajaban en la forma que se les
de las misiones; el más eficaz y el más amado exigía, l'fan denunciados para recibir el con-
por los padres. Los puritanos, fariseos y rea digno castigo, nunca excusado y severo siem·
dactores de pasquines católicos se indignarán preY Por su parte, ni el señor Gandía, ni
de estas palabras, y, como de costumbre, acu· nadir, podrá aducir un solo documento que
dirán a sus eficaces principios de calumnia, prurbe que los indios eran conquistados a
para negar una verdad histórica, difamando latigazos, y baste abrir las Cartas Anuas 10 o
a quien la divulga. No son Jos puritanos. ni cualquier libro, romo la Conquista de ~1on­
Jos fariseos, ni Jos redactores de pasquines toya, u y los Misioneros insignes de Jarque,12
católicos, sino todas las personas que se res- para ver que era por el afecto, el cariño, y
petan y respetan a sus lectores, quiene3 re- gracias a donccillos, que hacían a Jos hijos
chazarán indignadas una afirmación tan de los salvajes o a estos mismos, que conquis·
atroz~ pues está en ]as antípodas de la verdad. taban primero y conservaban después adictos
Si el jesuíta Baylc dice, o no, eso mismo, a sí a los neófitos. Es precisamente Bias Ga-
como asevera el señor Gandía, es algo que ray quien se indigna ante el proceder de los
nos tiene sin cuidado; tampoco nos interesa Jesuítas, que hacían donecillos, pues era Te-
si algún misionero usó, o no, alguna vez curso sin duda indigno de la alteza del fin
ORGANTZACION INTERNA DE !.A.\' Rf:DUCC/ONES 271

buscado, pero de eficacia práctica por !a ex- cado) para que no se azotase por falta en lo
periencia abonada.l3 insinuado. Uno (de lo.r Consultores) dijo,
Muy lamentable es que un escritor de la medio entre dientes, que bien se podía poner
alcurnia del señor Enrique de Gandía haya el precepto; y uno de ellos, que a lo más se
aseverado que a latigazos construvcron los podría poner por algún tiempo. Añadió uno,
Jesuítas iglesias magníficas y centenares y que siendo pocos los que fallaban en éso. y
miles de casas. Allí estaban ellos con látigos, muchos los que no faltaban, no había razón
mientras los indios, con temor y temblor~ tra- para que se pusiese universalmente un pre-
bajaban las piedras o fabricaban ladrillos, o cepto, con que se notaba implícitamente al
hacían la mezcla. Lo mismo que en tiempo común de los Padres Curas, de nimios en el
de los Faraones. Pero lo inconcebible es que rigor con los indios, que se pusiese un orden
dos o tres misioneros, gracias a sus látigos, apretado, y a los que faltaban, preceptos.• si
tuvieran mansitos, y no durante unas horas era necesario; y que ésto se hiciese dándole
y a media docena de salvajes, sino por es- penitencia al que con avisos paternales no
pacio de siglo y medio a miles y miles de se enmendaba, de suerte que llegase a noti-
ellos. ¿Cabe en entendimiento de homhrc cias de todos, que con esto tenía por cierto
normal semejante aberración? ¿Cómo se ex- quedarían todos avisado.~ y enmendados, sin
plica que ciento diez a ciento cuarenta mil aumentar más preceptos. Mostró su Reveren-
indios guaraníes, guerreros como ningunos cia displicencia de este parecer, y dijo que
otros, y hasta antropófagos, según todas las pondría el precepto, y después lo consultaría
señas, antes de constituirse en pueblo, no en Córdoba.H
solamente no se rebelaran contra ese gobierno Debió el Provincial de poner el precepto
del látigo~ sino que cuando por sus nímencs y penas nada leves, por cuanto en la Con-
o fallas eran castigados, daban despu~s )a<; sulta del 2 de octubre de 1744 se recordó
gracias al misionero? A ser dcrto el aserto un raso concreto. En esa Consulta, preguntó
del señor Gandía, todos los misioneros ha- el Provincial qué penitencia se le debía dar
brían sido asesinados por Jos indios de sus al Padre Jerónimo Zacarías, por haber dado
respectivo3 pueblos, ya que era una táctica a un indio de San Lorenzo, con .rus propia.1
odiosa, y como es sabido nada violento es manos, y con demasiada violencia , en la cara,
durable. Sin embargo el hecho es éste: du- unos golpes, pues está ordenado que en seme-
rante siglo y medio los treinta pueblos de jante culpa se dé capelo (o reprimenda pú-
Misiones contaron ron dos jesuítas rada uno, blica) con disciplina. Uno (de los ConJulto-
hombres indefensos si los había y, el hecho res) fue de parece r que se le diese bue7la
cierto es que ni uno de ellos fue asesinado ni penitencia, aunque no se le diese ésa; cuatro
herido siquiera por indio alguno de bs Re- (de los Consultores) que se ejecutase lo que
ducciones. estaba ordenado.lá
Nada prueba ni respalda, aunque sea dé- Si así se procedía ("On los misioneros que
bilmente, el grosero aserto de Gandía y abun- en un momento de cansancio o hastío o in-
dan en cambio las pruebas en contra. Como dignación eran algo severos con los indios,
hombres que eran, y no ángeles, llegaron juzgue el lector desapasionado si pudo ser
algunos jesuítas, y son rasos bien raros, a posible que a latigazos se conquistara a Jos
golpear a un indio, pero el hecho se consideró indios, y a latigazos surgieran los pueblos en
de tanta gravedad, que se llevó a la Consulta Jos que habían de morar, y si a latigazos
de Provincia. Así en 20 de noviembre de 1735 eran gobernados, como tan suelto de cuerpo
insinuó su Reverencia el rigor que usaban- ascvera el fecundo escritor argentino, y juz-
algunos Curas, azotando porque no se acudía gue el lector si han de ser los puritanos, fa-
a trabajar a los Tupambaé5, que son las riseos y redactores de pasquines católicos Hl
chacras comunes, y aun a las mujeres por Jos únicos que se han de indignar ante afir-
el hilado; y nombró a cuatro o cinco Curas maciones tan viles y tan plenas de calumnia,
que faltaban en éso, y aun después de haber- de estupidez y de cinismo.
les encargado que se fuesen a las mauos, y Hubo, a las veces, en algunas Reducciones
tratasen con amor y caridad a los indios e lo que se llamó Cabildo Miri o de los niños,
indias, que fue el medio con que los ganaron por ser éstos quienes lo componían. Cons-
nue.ctros mayores. Preguntó, pues, su Reve- taba de casi todos los cargos que había en
rencia si sería bien poner precepto (bajo pe- el otro, o Guazú, pero con autoridad tan
272 ORGANIZACION INTERNA DE LOS PUEIJLOS

sólo sobre los menores de catorce años. En daban a la plaza. Todo en él era eximio, '
aJgunos pueblos no dio resultado, y los Curas difícilmente, aun en las grandes ciudades, se
dejaron que se extinguiera, ·pero en otros celebrarían las funciones litúrgicas con más
contribuyó notablemente a crear en los niños pompa y esplendor. Artesonados, cúpula, co-
el sentido de responsabilidad y la conciencia lumnas, altares, todo se hallaba revetsido de
del deber. En 15 de diciembre de 1744 se oro y de pinturas.
trató de las Fiestas de los niño~, y del Cabildo Los candelabros, los vasos y demás objetos
Mirí, y según leemos en las actas, todos los del culto eran de plata. Los ornamentos sa·
Padres que concurrieron a esa Consulta fue- cerdotales, de damasco, de tisú de oro I'J bor-
ron de parecer que no se introduzcan nove- dado en oro. Los purificadores, palini, el
dades, sino que se esté, en uno :V otro, al alba y el amito, que cubre los hombros y
estilo mltiguo. 17 el cuello del celebrante, de hilo finísimo .
Era extraordinario, en todo sentido, el es-
plendor del templo, lo cual contribuía sobre
26- La vida espiritual, alma de las Misiouel . manera a elevar las mentes de los indios y
los invitaba a asistir con más voluntad y res-
Recuerda Peramás cómo quería Platón peto a los sa;:rados misterios. Tanto más
que, al fundaru una ciudad, se debía ante sobresalía la Casa de Dios cuanto más humil-
todo invocar a Dios, porque El, que es la des y sencillos eran los demás edificios) sin
misma bondad, es también la norma del bien. excluir la casa del Misionero, la cual rons·
Nadie como El podría dictar sabias leyes a taba de una sola planta, con varias habita-
la ciudad ideal. 1 Para el filósofo griego, la ciones de seis brazas. Una de ellas era para
religión debe ser estimada por encima de lo· el Párroco, otra para su Compañero, y la.s
do~ ya que~ sin ella, no pueden subsistir ni restantes para los huéspedes. El ajuar de la
los pueblos ni los Estados. La razón de ello misma era el que conviene a un religioso y
reside en la diferencia que existe entre el hom- semejante al del profeta Eliseo: una cama,
bre 'V la bestia: ésta no adora, ni conoce~ m una mesa, una silla y un candelabro.
puede conocer al Creador y Señor de todoJ El Párroco y su Compañero celebraban la
los seres; mientras que aquél le conoce y le Misa todos los días. Cuatro niños, cuando
debe adoración, y le adora como a Padre; menos, perfectamente enseñados, asistían al
Señor y Dios~ de quien rtcibió su inteligencia que celebraba en el Altar Mayor . con sotanas
)' de cuya Providencia, que todo lo rige, sigue rojas, moradas o negras (según el oficio del
recibiendo los demás bienes.2 día) y un sobrepelliz de lino.
En cuanto a los a<'tos de religión, disponía En los altares laterales ayudaban solamentt
Platón lo siguiente: Cada año se celebrarán dos acólitos, igualmente vestidos. Durante el
365 sacrificios, es decir, habrá un sacrificio Sacrificio tocaban los músicos diversos ins·
diario. Las solemnidades serán 12 (una por trumentos, acompañados del órgano. Las fe~
cada mes}, de acuerdo al número de tribus, tividades más solemnes se celebraban con
las cuales, por su turno, irán celebrando esos ceremonias especiales. Los domingos y dial
días solemnes. Habrá un solo Sumo Pontífi· festivos cantaba el Sacerdote, y lo mismo ha-
ce. Todos los días asistirán al sacrificio las cía el lunes en la misa de difuntos, ,. los
nodrizas y maestras que cuidan de los niños sábados en honor de la Bienaventurada V ir-
y niñas, con sus alumnos de tres a seis años. gen María.
Si alguno de los confiados a su cuidado co- He recorrido gran parte de Europa y dt
metiera alguna inmodestia o pecare contra la América, agrega Peramás y, a la oerdad, en
religión, será posteriormente caslif!ado. No ninguna parte he visto mayor recogimiento
habrá más cánticos que Los dedicados a los en los templos. Me remito al testimOnio de
dioses, ni se tributarán alabanzas más que los Obispos que han visitado, repetidas veces,
a los varones y mujeres sobresalientes. 3 los pueblos guaraníes y han ensalzado públi-
Esto quería Platón y ésto hacían los gua- camente su fervor por el culto. El mismo
raníes, según Peramás, que los conocía de Sumo Pontífice, Benedicto XIV, ha sumado
cerca. En los pueblos guaraníes, escribe , el a la de aquéllos el peso de su autoridad, pro·
interés máximo se concentraba en Dios y e11. poniendo más de una vez como modelo a
las cosas de Dios. El templo era magnífico aquella Iglesia (guaranitica).
con sus tru naves y otras tantas puertas que El Rey Calólico, Felipe V, habiendo sabi·
LA JI/DA ESPIRITUAL, ALMA DE LAS MISIONES 273

do, por el testimonio de lor Obispos y otras del alma y la exterior modestia del cuerpo.
personas, cuán grande era el el·plendor y Porque éste es el fin del culto externo, prac·
dignidad de los tem.plos guaraníes, uimposi- ticado por todos los pueblos, ya que está ins-
bles de superar -son sus palabrar- en re- pirado en el mismo instinto de la naturaleza.
ligiosidad, brillo y devoción", no pudo menos, Supuesto que debemos rendir culto público
dada su bondad, de felicitar por ello al Pro- a Dior y excitar a los demás a qut también

El Niño j esús y San Juan. Pintura en tabla. Una de las 1.400 qut' cubrían d artl·sonado de
la iglesia de San Ignacio Guazú. Ahora en la Colección Alrjandro Ganccdo, St·minario de
Santiago del EstC'rO.

vincial de la Provincia del Paraf!uay y demás lo adoren, las ceremonias reli_!_!iosas . rf:ali:a-
misioneros guaraníes, significándoles su com- das a la vista de los asistentes, conwrvan oiva
placencia por el esmero con que cuidaban y fresca la memoria de los misterios, y la
de la Casa de Dios. No ign oraba en verdad a!imentan invitando a las almas a la piedad.
este piadoso monarca cuán a;:radable es al tan inclinadas de suyo a las cosas materialt5
Rey Supremo la magnificencia en los actos que tan miserablemente las distraen y afJar·
del culto; pues toda la riqueza que en ellos tan de los deberes del espíritu."
se consume es como un obligado tributo por Todo ésto es de Pcramás y no cabe duda
el oro, la plata, Las piedras preciosas y demás que si a todos los hombres, por ser com·
adornos del cuerpo creados por El para ser- puestos de alma y cuerpo, el culto externo
vicio del hombre; de lo cual tenemos un es necesario, y aviva y afirma lo que se lltga
ejemplo magnífico en el celo desplegado por a conocer por la razón y la fe, en los indios,
Salomón en la construcción de aquel templo salidos de los bosques, ese culto externo era
que fue la más augusta maravilla que vieron aún más imprescindible por su craso mate-
los sif!.los. rialismo y apego a las cosas visibles y tangi-
A1ás no sería de gran estima la pompa ex- L>Ics. En vez de hablar a su entendimiento,
terior en los templos si la santidad del luga1 hablaban a sus ojos 5 se ha csc:rito con rde~
no fuese acompañada por el fervor interior rcncia a la táctica .de los Misioneros de iM
274 0RGANI7.ACION INTERNA DF. /.OS PVF.RI.OS

Reducciones, pero como veremos más ade~ ros y sin duda que ella fue d fundamento
lante, ese aserto es totalmente infundado. Con racional de la fe y, por cndr, de la piedad
ser Jos Guaraníes, aun después de. estar mu- de los indígenas en las Reducciones. Los ni·
chos ailos en las Reducciones y no obstante ños que hab~,-~!~~~!~}~. ~~?_escolar, tra-

Grupo de estatuas que S<' conservan en Santiago y que pertenecie ron a la


Reducción de rse apelativo.

haber nacido y haberse niado rn ellas, tan bajaban según sus fuerzas! en las sementeras
cortos de C'ntcndimicnto, a lo menos en su o en los talleres, pero todas las tardes, en
inmensa mayoría, se dirigi~ro:1 los misinncros VC'rano a las 17 horas y en invierno a las J6,
ante todo y sobre todo a la raz :'~:1, ya tn las se tocaba la campana, que ellos llamaban
tain-tain, para que dejada toda ocupación se
fueran a sus casas y poniéndose un traje me-
jor, pasaran a Ja iglesia.
Colocados en su lugar, escribe Cardiel,6
empiezan los de las más claras voces el Padre
nuestro y demás oraciones, repitien do todos.
Después empieza el Catecismo con preguntas
y respuestas entre cuatro: y hacen dos coros.
En un coro pregunta: ¿HAY DIOS? y res-
ponde el otro: SI; HAY. Y así van hasta el
fin . El Catecismo es breve, compuesto a su
modo por un Concilio Limense. Ac-abado el
Estatuas cxistcntC'S en el Mus('.O H istórico de San
Catecismo, viene un Alcalde de lol· suyos que
Ignacio Guazú. siempre está con ellos, a avisar al Padre que
ya se ha acabado el Catecismo, para que
vaya a enseñar la doctrina. Al ir a la iglesia
clases diarias dr. religión, que' había para los comienza a locar la campana a Rosario, para
niños, ya en los sermones SC'manalcs a los que mientras dura la Doctrina, pueda venir
mayores. el pueblo. Enséñala el Padre con una cruz
La enseñanza del catecismo a los niños y en la mano, y es aquélla que dije se llevaba
aún de los adultos fue siempre una de las a los enfermos, cuando van a confesar. Pre~
preocupaciones primordiales de los misione~ gunta a unos y a otros, y da sus premios
LA J!JDA ESP/Il/TUAI., ALMA DE LAS MISIONF.S 275

c,omo en España. Acabada ésta, entra Id Ro-


s~rio y lo demás, como se dijo. Van los mu-
chachos al patio; rezan otro poco; dáseles
ración de carne, y diciendo a voz en grito
tpdos juntos: TUPA PONDERAARO CHE-
RUBA, DIOS TE GUARDE PADRE .W/0,
se van a sus casas. Este es el modo que se
t.iene en todos los pueblos con esta inocente
infantería. Este es el portt de padres y ma-
dres que tienen los Misioneros con ellos.
La enseñanza o doctrina impartida por lo.'i

San Lucr.s Evang(•Est:~. R;,jo-rcli('ve en madera


polic:rcn1adn. Musco His:6rico Nac ional.

jesuítas a sus neófitos era tal que los indios


del Paraguay, a quienes tienen los Padres
jesuitas tan informados en la fé, que los niños
saben mejor la Doctrina Cristiana que acá
los españoles de 40 años, Icemos en d Epílo-
go de todos los males representados a la Sa-
~rada Congregación de Regulares, con las
escrituras auténticas de los daños que se ex·
San J ua n Evangelista. Bajo-relif: ve en madera
perimentan en las Jndias y de los remedios
policromada. Musco Histórico Nacional. con que se podrán · evitar, impresa en 1700.
276 ORGANIZACION INTERNA DE LOS PUEBLOS

nitencias por las culpas cometidas~ los cirios


encendidos en señal de fe viva, las oraciones
públicas, son como una voz animada y vi-
viente de nuestra piedad, y un estímulo que
insensiblemente elevan nuestro espíritu a las
cosas celestiales. El mismo Cristo empleó ma~
teria sensible al instituir los Sacramentos'
agua, pan, vino, óleo. Por éso, ya desde los
primeros días de la Iglesia, los ritos externos,
las funciones del templo, los cantos, Las imá·
genes de los Santos y cosas semejantes fueron
tenidos en gran estima. Y si nos faltasen
otros testimonios, nos bastaría el del español
Prudencia, cercano a OIJ.uellos tiempos [de la

l.a Virgen }' el Niño, existente en Santa Rosa,


Paragu¡¡y.

El autor del aserto de que los Jesuítas sólo


se ocuparon de impresionar a los indígenas
de sus reducciones y no se preocuparon de
instruirlos en las verdades religiosas, agrega
a continuación que los Jesuítas en vez de se-
ducir por la belleza sublimemente .rencilla
de la Iglesia cristiana primitiva. rodearon
el culto de todos los encantos que el arte
presta, llega11:do a dar al adjetivo, al apar11to
de las ceremonias más importancia que a las
ceremonias mismas. 1 Es ocioso manifestar que
nada respalda esta postrera afirmación, sino
la manía aviesa de su autor, y es d A'lismo
Peramás quien pone en su justo punto la
afirmación anterior, al escribir que los afta- Nut~stra Señora. Estatua t•xistentc en Saota Rosa.
res, las preces, el hincar las rodillas, !as pe- Paraguay. (Plattncr).
LA VIDA ESPIRITUAL, ALMA DE LAS MISIONES 277

primitiva Iglesia, a que alude Bias Caray],


contenido repetidas veces en sus i'legantísi-
mos versos. Y .. cuantas veces, agrega además,
la sola vista de un cuadro o de una estatua
de la Virgen María con el Divino Niño en
los brazos nos ha inspirado afectos más fer-
vorosos que las palabras elocuentes del ora·
dor sagrado que cantara las alabanzas 'Y la
dignidad de la misma V irgen! N o quer~mos
decir con ésto que para difundir y conservar
la Religión deje de ser absolutamente nec.e-
saria la fre cuente predicación de la doctrina
y de la ley de Dios•
No sólo Jos niños y las niñas como nos

María Madre del V<'rbo. Madera, 1,40 mts.


M ust·o San M igud, Brasil.

infonna Pcra mús, a la par de otros mlsto-


neros, pero también lm hombres, las madres
de familia y las autoridades de la dudad
asistían diariamente al Santo Sacrificio de la
Misa, sin estar t"n manera alguna obligado'i
a ello. Guardaban durante la misma el m<.Ís
riguroso silcndo, y se hubiera tenido como
algo monstruoso d hablar entonces con otro,
aunque fuí"ra una sola palabra, o permitirse
alguna mirada inmodesta . Muchos se acer-
caban con frccuen<:i a a los Sacramentos de
la Penitencia y Eucaristía, con grandes mues-
tras de piedad; y una vez recibido t>l Pan
Inmaculada Concepción en madera. Midl· divino, daban todos gracias en común al
1,25 mts. Museo Julio de Casilhos, en Porto
Alegre. Huésped celestial 31 terminar la Misa, sir-
278 URGIINIZIICION INTERNA DE LOS PUEIILOS

viéndose de una fórmu!a preparada a este y mucho menos eran tolerados los potrtar im·
Cin, que uno de los cantores leía de rodillas puros o lascivos.f.)
ante d Altar Mayor. Como lo advierte Pcram.S.s, la Santa Misa
Cuando habían de empre,rder un largo era e[ acto religioso, por cxrelenda, pero
viaje, agrega Peramás, purificaban sus almas hemos de advertir, ya que él no lo advierte,
con una saludable confesión y recibían el que la asistencia a la misma, fuera de los
Santo Viático; una vez de vuelta, rec:ibían días de precepto, estaba totalmen te librada

La Inmaculada. Talla en madera policromada. .San Ignacio de Loyola. Talla en madera poli·
Musco de San Ignacio Guazú, Paraguay. cromada. Se halla en el Museo de San Ignacio
Guazú, Paraguay.
de uueuo los mismos Sacramentos. Además
del templo espacioso que había en cadn po- a la voluntad dr los neófitos. Ni en una rosa
blación, existían en el campo, algunas capi- tan sagrada se coartaba la libertad de los
llas esparcidas acá y allá, a las cuales acu- indios.
dían frecuentemente los indios que cuidn.ban Si de la Misa pasamos a los Sacramentos,
de las chacras o del ganado . En ellas decían sabemos que se administraban ron grande
Misa los Sacerdotes que pasaban de viaje. devoción y ron aderezos muy lucidos, y con
Si se les hacía de noche, pernoctaban en un mucho cuidado y prontitud, así de día como
aposento que se les tenía preparado, anexo de noche, según la necesidad, de manera que
a la capilla. si por culpa de sus domésticos o de los mé·
N o se oían otros cantos que los dedicados dicos, por no haber avisado a tiempo, moría
a Dios, a Jesucristo , a la Virgen María y a alguno sin alguno de los Sacramentos, el cul·
los Santos, cuyas alabanzas resonaban en laJ pable llevaba una serie de azotes, que era el
calles y caminos, en los campos y en los bos· castigo ordinario. Se le decía no obstante la
ques, en los montes y en los ríos. Entre los recomendación del alma, aunque no tan ne·
guaraníes no se conocían los versos profanos, cesarla, con mucho cuidado, y los monacillos
LA JI/DA ESPIRITUAl., Af.¡'-'fA Df: / .A.''i 1\fiSIONt-:S 279

sabían responder muy bien a su contenido. ~spiritual, haciendo lo que tocaba al Cura
Los Bautismos se hacían con solemnidad, los en su semana. Nunca había <·ontienda en ésto,
domingos. Había pueblos en que cada domin- c:;cribe Hcrnández, antes bien lo ordinario:
go había 16 a 20 Bautismos solemnes. Se esto es andar el Cura tras el Compañero para
hacía a las catorce o quince l:oras, y era que no trabajara tanto, y que dt."jara algo
función bien larga. Había para este sarra- para él.w

Santo jesuita. En cedro blanco. Según Lugones.

San Isidro Labrador. Talla en madera poli- En cuanto al Sacr:!mc·nto del Matrimonio
cromada. Al~ura 1.50 mts. Colección Museo de se esforzaron, y con toda fortuna, para que
San Miguel.
los indios tuviesen de él un altísimo concepto.
mento en todos los pueblo; vasos de plata Solían casarse muchas pareja<~ a la vez: y en
harto preciosos, y el bautisterio estaba con acto solemne, con la presencia de todos Jos
mucho adorno de dorado y pintura. El Cura c.abildantes, y gran parte del pueblo. Cuando
y el Compañero se remudaban por semanas todo ya e;taba listo, sale el Cura con sobre-
en estos ministerios; aunque como el Cura pelliz, y capa pluvial de las más ricas¡ y los
tenía tanto que cuidar en lo temporal, el acólitos con su crut y calderilla e hisopo.
Compañero solía llevar la mayor carga en lo todo de plata, y rica fuente con los anillos,
280 ORGAN/lACION IN1'ERNA DE LOS PVERLOS

de él, y pregunta a los Cabildantes, a todo


el pueblo asistente, si hay algún impedimento.
Después les da los anillos y los trece reales
que son las arras, y el novio se los pone y
da a la novia, según el Ritual. No los traen
de su casa. Están guardados siempre en casa
del Padre: y unos anillos y arras sirven para
todos. Dadas y recibidas estas prendas en
señal de matrimonio, las vuelven a la fuente.
Tómanlas los segundos, y así van pasando a
otros. Acabadas estas ceremonias, entran en
la iglesia hasta las gradas de la barandill~
y mientras entran, cantan los músicos en tono
alegre el salmo Uxor tua sicut vitis abun·
dans, filii tui sicut novdlae olivarum, etc.
Díceles. el Padre las oraciones del Ritual. Sí·
guese la A-lisa con todas las ceremonias del
caso. Póneseles a todos, ya en la barandilla,
el collar y la banda, cosa muy vistosa, que
se guarda para todos, como las arras. Des-
pués comulgan y dan gracias. Para dar gro-
ciar en éstas y en todas las comuniones de
todos los demás, hay una oración devotísima,

Cristo muer :o cxistentc en la Iglesia Matriz -de


Santo Angrl. Mide 2 metros, 14 centímetros. Es,
sin duda, una de las tallas más preciosas que se
conservan de las Reducciones de Guaraníes.

y los trece reales de plata ensartados en hilo


de plata. Todos están callados durante la
función, sin gracias, ni chanzas, o cosa equi-
valente, considerándola como cosa sagrada.
Toma el Padre el mutuo consentimiento a
cada uno, y los asperja. Pero antes les hace
una plática en que les explica muy bien qué El S~ñor a la Columna. Talla en madera poli·
cosa sea aquel sacramento, y las obli,~acíones cromada. Museo de Luján.
LA VIDA ESPIRITUAL, ALMA DE LAS MISIONES 281

en una tabla. Esta la toma uno de clara voz~


y por_ ella va dictando a los demás lo que
han de decir, y ellos responden. De otra
suerte, el indio estaría allí sin saber qué hc-
cer. No son capaces de oración mental: como
ri,osotros cuando muchachos, sino de vocal, y
decir lo que les dictan . -
Para el aumento de la piedad de los indios
había en todos los pueblos dos Congregacio-
nes: una de la Virgen y otra de San Miguel.
Se admitían congregantes adultos de uno y
otro sexo. No se admite a cualquiera, escribe
un misionero, sino que se hacen pruebas nn-

San Miguel Arcangel. Talla en madera poli-


cromada. Musco de Luján.

electo un estandarte de la V irgen; y esto con


la celebridad de chirimías y clarines, como
dije que se daban los oficios de Cabildo; .,

El Angel de la Anunciación, en madera, de


1,20 mts. En la Matriz de Santiago-dc-
Boqucrrao.

tes (acerca) de sus costumbres. Confiesan y


comulgan por regla cada mes. El día de .m
advocación, se celebra con gran solemnidad,
con vis peras solemnes y danzas, Múa solemt:e
y sermón; y a la tarde se les hace una pll-
tica, les lee el Padre sus reglas y se las e.~·­
plica; firman los papeles de su entrada a les
que entran de nuevo; porque hactn su prc-
testa de vivir de tal y tal modo, y de curr.-
plir las reglas. Este papel traen al cuello en
una curiosa bolsa, para ser conocidos por
esclavos de la Virgen , y los otros por espe-
ciales veneradores de San Miguel. Se da el Estatua de San M:guel, venerada en la Iglesia
oficio de Prefecto, entregando en manos del Matriz de San Borja. (Foto de W. Hoffmann H.)
282 ORGANilAC/ON INTERNA DE LOS PVlWI.OS

con él dan los demás oficios de con.rultor.


fi.Jcal, portero y enfermero, que asisten a con~
solar los enfermos, llevarles agua, leña y al·
gunos regalos.ll
Con referencias a la freruenda de Sacra-
mentos y a la prosperidad de las menciona-
das Congregaciones. las Anuas locales de los
pueblos, correspondientes a 1717, nos ofrecen
algunos pormenores que vamos a transcribir,
pues son un índice de la vida espiritual entre
los indígenas.
De Apóstoles se dkc que las Congrcgario·
nes de Nuestra Señora y de San Miguel no
han decaecido del fervor de los 01ios ante-
cedentes, y siempre es {!Tande el uúmero de
los que piden con ansiaJ alistarse debajo de
tan piadosas banderas. Acuden en cnpioso
número a oír Misa, aun los días que no son
de obligación, así de los Congregantes, l·omo
de los que no lo son ~ y a la tarde a rezar el
Rosario de la Vir.een Santísima, todos los
días. En todo muestran su piedad, fe y de-
voción.12
Concepción, cuya población en 1717 era
de 4.176 almas, contaba con dos lucidas Con-

Cristo Crucificado con un Angel recibiendo la


sangre. Colección jorge Pereda.

~regaciones. la de Nuestra Señora de la Can-


c!elaria, en la que había 438 hombres y mu-
jeres, y la de San Miguel en que había 480
jóvenes y señoritas.
Múrtires, con una población de 3.26.1 al-
mas, tenía también sus dos Congregaciones
y en sus festh·idades confiesan y comulgan
todos los Congregantes y Con.!!regantas) que
siempre es gente de buena vida y a su ejem-
plo confiesa y comul{!a gran parte del pue-
blo, y todos los días e'rtran a la Iglesia a
Misa y Rosario lo más del pueblo. Lo propio
se dice, y casi con las mismas palabras del
pueblo de Santa María la Mayor. De la de
San Luis se nos informa que es grande la fre-
cuencia a la Iglesia, así en oír Misa todos
los días, como en el Rosario de María San-
tsima, cuya devoción va siempre creciendo
con notable reforma de costumbres. En mu-
chísimos, así hombres como mujeres, no se
Crucifijo tallado en madera, con inscrustaciones. hallan en sus confesiones pecado grave, y en
Altura: 61 cents. Colección José Marco del Pont. algunos, aún después de muchísimo tiempo,
I.A I'IDA I::SPIRITUA/., ALMA DI·: /.AS AfiSIONJ-:.\· 283

y confiesan y comulgan todos los Conf!re-


gantes en sus festividades, y eJ gente de bue-
na vida, a cuyo ejemplo confiesa y comulga
gran parte del pueblo. Todos los días entran
en la Iglesia a M isa y al rezo del Rosario lo
más del pueblo, grandes y chicos, y t·iven
bien, con paz y unión entre sí. De la Reduc-
ción de San José sr die ~ que sus moradores
acuden en copioso número a oír .Wisa, aun
los días que no son de obligación. 14.1 y con
expresiones diversas anotan lo propio los mi-
sioneros de Trinidad, San Carlos, J esús, Cor-
pus, Loreto y Santa Ana.
Si comparamos el número d e <·omuniones
habidas en un año, en <·ada una de las Re-
ducciones, hallaremos que es muy inferior
a lo que hoy día V<"mos doquier, en el mundo
católico, pCTo no hemos de olvidar que en
aquellos tiempos no existía la ('omunión fre-
cuente, y la di<"ria era totalmt•ntc dc..;cono·
e ida.
Aún así la frccut·ncia t'n la rceepdón euca.
rística variaba grandemente en los diversos
pueblos, lo que pone de manifksto la libcr·
tad que, en esta materia. otorgaban los mi-
sioneros a sus neófitos, conforme a los dir<•<:-
Cristo Crucificado y María Mflgdalena. La peana tivos de la Iglesia.
que sosti~ne el crucifijo es netamante de factura
jesuítica. En la Iglesia Matriz d~ San Luis,
Brasil.
.- -~ · --~.~·~,
...
. ,..
apenas se halla materia de abfo!ución. Fre-
cuentan muchísimo los Santos Sacramentos.13
En La Cruz, cuyos pobladores llegaban a
los 5.481, los indios iban aumentando en la
frecuencia al Rosario y en la recepción de
los Sacramentos y eran muchos los que acu-
dían todos los días a la Misa v al Rosario,
como también a la Plática qu~ se les hQcía
el Domingo por las tardes. H
Los más de los indios de Yapcyú acudían
al Rosario todos los días, y casi todos los
niños y niñas acudían a la enseñanza diaria
del catecismo y rezan todos los días, dos ve-
ces, las oraciones. En San Ignacio Miní ~ cuya
población en 1717 a~cendía a 5.651 almas,
gran parte del pueblo comulgada todos los
días de fiesta y todos los días entran en la
Iglesia a Misa y Rosar.io los más del Pueblo, .
hombres, mujeres, muchachos y muchachas.H>
Otro tanto se dice del pueblo de Santiago~
como también de ltapuá, Santa Rosa y San
Cosme. Las Congregaciones de Nuestra Se-
ñora y del Glorioso San Miguel, dícere del
postrero de estos pueblos, están frecuentadas, Detalle de una Dolorosa, o de alguna santa.
284 ORGANIZACION INTERNA DE LOS PUEBLOS

Indudablrmcntc la preocupación de los rosas y compuestas de indios, por su natura-


Padres por la vida espiritual de sus m•ófitos leza propensos a los vicios, juzgo ()-'creo que
fue afanosa y constante, y los frutos fueron juzgo bien) que en ellos no hay pecados pú-
opimos. En la Consulta del 20 de agosto de blicos, pero ni aun secretos. 18
1744, que tuvo lugar en Santo Tomé. y a la Muy halagüeñas wn estas expresiones del
que asistieron 12 misioneros, en orden a su Sr. Obispo y ponen de relieve el alto nivel
espiritual, preguntó su Reverencia, el Padre
Provincial~ si acaso se ofrecía algo que pu-
diese conducir al aumento y conservación de
los pueblos en La vida cristiana , y lodos res-
pondieron que no, y que no había nada que
añadir a lo que estaba ya order,ado; fJues
con guardar el entable de los mayores, se
había conservado y se conservarían los pue-
blos en el estado que han tenido hasta aquí:
y por tanto se insistiese con fen•or y cons-
tancia en ejecutar puntualmeute lo que tan
sabiamente estaba ordenado, y se había prac-
ticado hasta ahora. 11
Sólo Dios sabe si hubo en alguna época,
desde Jos orígenes del Cristianismo hasta
nuestros días, una comunidad cristiana de Cabe:.a de Angel con alas. Talla en madera poli-
vida espiritual tan intensa, a base d_e una vida cromada. Museo de La Plata.
alejada de todo pecado, pero es induable que
los cien mil y más indios de las Misiones Gua- espiritual reinante en las Redureiones, pero
ranítiras superaron, y con mucho, la mrdio- no es exacto que no hubiese de vez en ruando
pecados graves secretos y aun públicos. La
pluralidad de mujrr<'s. la borrarhrra con su
secuela de asesinatos ~ y la hechicería, f]UC
eran Jos tres vicios dominantes en Jos Gua-
raníes, antes de su conversión, afloraban de
vez en ruando, aunque ron el estigma e
indignación de todo el pueblo, y desapare-
cían ron la rápida acción de los Padres en
drsarraigar tan nefastos males.
Ya en 1645 se recordaba que eran unos
diez o doce los que habían cometido asesi-
natos, y en 1743 hubo una alarma <:> ntre al-
gunos misioneros por los homicidios cometi-
dos en los años antrriorrs, pero todos, o )a
mayoría de ellos, se habían cometido en las
estancias y las vínimas eran portugueses
vagabundos qur robaba n el ganado de Jos
indios. En la Consulta que hubo en Santo
Tomé, el día 20 de Agosto de 1741, se trató
Cabe::a de An.t: el. Talla en mada~ policromada. de poner remedio a ese mal ~ y tal vrz se
Musco de La Plata.
obtuvo, aunque no nos consta.
En esa misma Consulta de 1744 se trató
cridad espiritual en sus relaciones con Dios, dt: los que, abandonando sus esposas, huían
consigo mismos y con sus prójimos. ron otras mujerrs, y, seglm el contexto, pa~
Monseñor Fajardo, Obispo de Buenos :\ices rece que los casos no eran raros ~ aunque
( 17143-1729), quien visitó personalmente las tampoco frecuentes. El segundo punto que
Reducciones, manifestó que a su parecer no se propuso, leemos en las Actas, fue qué
se comt:tían pecados graves algunos: Las po- medio había de tomarse para recoger a los
blaciones, siendo así que son muchas, nume- indios fugitivos, que están. esparcidos por las
LA VIDA ESPIRITUAL, ALAfA DE LAS MISIONES 285

ciudades de Buenos Aires, Santa Fe y las sea por los Pueblos del distrito como si es
Corrientes, y en otras partes, con peligro del Paraná, en todos los de este río, y si es
manifiesto de sus almas, y traerlos a su.; pue· del Uruguay lo mismo, sea castigado en la
blos. Dos fueron de parecer que se estable· plaza, avisando de ello primero al Supe.
ciese algún castigo ejemplar para que el te· rior:w.
mor los contuviese, y no desamparasen con La lascivia, a la que los indígenas habían
tanta facilidad sus pueblos y sus mujeres, y c::-dido ampliamente antes de su conversión,
se llevasen las ajenas. Todos los demás juz.· no desaparcrió, aun en sus manifestaciones
garon que sería bien encomendar el cuidado más desordenadas, cuando entraron a for·
mar parte de los pueblos cristianos Aunque
eran casos relativamente raros, se cometían
pecados graves ronlra rl sexto mandamiento,
y según parrce hasta los hubo contra natu·
ram, pero los misioneros vigilaban mucho

Cabtza de Angel con alas. Talla e-n rnad<·ra


policromada. Musco de La Plata.

de solicitarlos y remitirlos a sus pueblos a


los Padres Procuradores de los Oficios [en
Santa Fe y Buenos Aires] y que éstos, para
conseguirlo más eficazmente, implorasen el
auxilio de los señores Gobernadores, confor·
me a la Cédula Real, concedida para este
efecto; y que si no se pudiesen traer por este
medio los fugitivos, se suplicase a dichos
Gobernadores, se sirvieren de ocuparlos y
apremiados con alguna obra en servicio del
Rey, para que el trabajo y apremio, los obli·
tzase a restituirse a sus pueblos, ya que otros
medios más suaves no eran baJtante remedio
para eso 1,. Cabeza de A11t:el con alns. T~lla <'n madera poli·
cromada. Porto Akgr<'.
A este propósito ordenaba el Padre I~na­
cio de Frías, en 3 de octubre de 1699, que
no se permitiera que los Corregidos, Alcal· t'Sic punto y castigaban st·veramcntc a los
des, cte. castigaran a persona alguna, sin t:ulpab!cs, como lo ordenó en 8 de mayo de
avisar primero al Padre Cura y una de las 1672 el entonc<'S Provincial Agustín de Ara·
razones era para evitar que Jos tales casti· gona.
garan para conseguir por miedo y fuerza de Año5 más tarde, a 13 de abril de 1687
las mujeres el cumplimiento de su torpe afi· orden:J.ba el Padre Oombidas que en las doc·
ción. trinas se les explique y pondere lo más stria
En 7 de marzo de 1742 disponía el Padre y gravemente que se pueda la .~ ravedad del
Antonio Machoni que de ninguna manera pecado nefasto, bestialidad, y el pecado que
se omita la ejecución del orden de que el se comete con entenado y entenado~ cuñado,
indio, ¡¡ue se huye llevando mujer ajena, cuñada, y de consanguineidad 1n primero y
286 ORGAN/ZACION INTERNA DF. /.OS PUEBLOS

segundo {:!lado, y el haber procurado dar tumbrcs y de vida espiritual nada común.
yerbas venenosas y polvos, y t.'(p/icaJa la Que en el largo espacio de ~iglo y medio,
gravedad y disonancia de todo lo dicho, así y en tan numerosa cristiandad romo la Gua-
en el secreto de la confesión, cuando se ofre- raní, que frisaba en los 100.000 neófitos, y
ciese a cada cual, como en lo público, a tratándose de quienes se habían criado en
todos en general se les intime la pena que las selvas. o eran descendientes de los mis-
a cada culpa se asigna . . . :!1, mos, nada más natural a la naturaleza hu-
En <~uanto a la hcchiccría 1 en una Junta mana tan indinada al mal, romo el que, de
de misioneros que tuvo lugar en 5 de julio vez en ruando, hubiC'se hasta crímenes como
de 1734, en el pu<'hlo de San Lorenzo, se los indkados. No en los mismos, que fueron
los menos, sino en el proceder cristiano y
moralísimo, no <'irrunstandal sino habitual,
de la jnmensa mayoría de los indígenas mi-
sioneros, ha dC' basar el historiador su vere-
dic-to sobre lo que fue la vida espiritual <'ntre
los Cuaranícs en las Redu<'dones.
El dcctor Alberto Rojas en su panfleto
sobre Los Jesuítas en el Paraguay 13 , asegura
que en las Misiones hubo grande corrupción.
Basta recordar aquellos falansterios: semille-
ros fecundos de inmoralidades, de los que
hace pintura un eminente historiador pnra
convencerse de ello. Como puede suponerse,
el eminente historiador no es otro que el pt·-
riodista Bias Caray quien enfáticamente ca-
lificó de inmundos falanslerios las casas de
Jos indios. y aseveró que en las cartas de los
Provinciales se hallaba la prueba de la pro-
funda relajación de costumbres, que había
en las reducciones jesuíticas, no exentas si-
quiera de los depravados vicios de la sodo-
mía y de la bestialidad 2 ", siendo así que
Detalle .de una estatua de San Miguel y satanás todas las cartas de Provinciales, que n·pro-
a sus pies. Museo de San Ignacio Guazú, du<·e, prueban lo contrario, esto es, que a
Paraguay. (Piattner), las veces hubo tales o cuales pecados, pero
·de inmediato se pusieron los remedios. Aquí
trató sobre qué remedio se pondría para como en tantos otros casos, el señor Bias
atajar el vicio pernicioso de los hechiceros, Garay generaliza lo que es particular y toma
que iba cundiendo en los pueblos; y con por habituaJ lo qur. es solo ocasional, y Al-
pare:u de los más [de los misioneros pre- berto Rojas se harc eco de tales monstruo-
sentes] determinó el Padre Provincial que sidades.
los Padres insistiesen en platicar y predicar
sobre el 59 mandamiento, y sobre lo que pide
la caridad de unos con otros; mas de suerte 27- La familia y los hijos.
que no se tocase, ni se expresase cosa de
hechizos, porque como los indios son tan Sánchcz Labrador que estuvo tantos años
cortos y curiosos, no se les abran los ojos, entre los Guaraníes y supo de ellos cuál ha-
para aprender y hacer arte tan perjudicial. bía sido su vida antes de asentarse en las
A más que, en constando de los que son Reducciones, nos informa que en su ~enti­
principales en tal arte, que se castiguen, y lidad vivían en rancheríos o caseríos, amon,
destierren de todos los pueblos del Para- tonadas unas familias con otras. sin distin-
guay 22 • ción, y dependientes de sus Caciques, en
Hubo pecados graves y hasta públicos, cuyo beneficio debían trabajar la tierra, y
pero la vida de la mayoría de los indios si era del agrado de los mismos debían en-
transcurría en un plano de purc:la de cos- tregarles sus hijos.
I.A FAMILIA Y /.OS HIJOS 287

Nos dice que hombres y mujeres cubrían lado s~lvaje, nos dice Sánchez Labrador, ya
su desnudez con manteletas tejidas de algo- que st unos eran vagabundos y perezosos,
dón o mandiyá, y gustaban de llevar sobre otros non sedentarios y trabajadores; si unos
sí galas hechas de plumas verdes, encarna· eran crueles e inhumanos, otros eran afec-
das, amarillas y blancas tomadas de hermo- tuosos y suviciales; si unos eran serios y
sas aves, y con las mismas formaban copetes, adustos, otros eran dulces y amables. "Los
guirnaldas y brazaletes .. Sabían embijarse vicios apoderados de sus almas, agrega tan
para asistir a fiestas o para ir a fa f.!Uerra, ) insigne historiador, los tenía embrutuidos, no
se valían de tintas diversas. Así del árbol su Naturaleza, cuya racionalidad vivía como
!Jandipá sacaban el color negro, del Urucuy sofocada entre la maleza de hábitos pen•er·
extraían el encarnado, y con esas y otrm sos. Desarraigados éstos, con la ayuda del
tir¡tas hacían dibujos sobre sus caruer.• con cielo, se ha visto que son hombres capaces
variadas figuras, u según sus fantasías" 1 • de ilustración J' cultura política y cristiana 2.
Los hombres taladraban el labio inferi01 Dos de esos hábitos perversos eran la po-
y poníart en la abertura una fluhi/Ja, de ligamia y el divorc:o, los que más terrihle-
hueso o de palo pintada, a la que llamaban mcnte conspiraban ,·ontra el concepto cris-
tembetá. Las mujeres usaban zarcillos, lla- tiano de la familic:... Bravas fueron las bata-
mados Nambicha, y con ellos adomaban /af llas quC' en los comienzos de la mayoría de
orejas. De los huesos o carozos de oarias fru- las Reducciones tuvieron que librar los jc-
tillas, en· especial del A guay, ·qu"e son lustro- suítas contra esos dos enemigos del hogar.
sas y de color morado oscuro, hacían sw Más de una vez las mismas reducciones cs-
mandiles y collares. Ellas gustaban llevar el tuvirron en peligro de desaparecer por co;;ta
/ni o Quitia, que era un camisón hecho con causa. La libertad y aun el libertinaje en lo
hilos de olf!odón , de 6 ó 7 varas de largo y que respecta a la sensualidad eran en los
una vara de ancho, o al~o más. guaraníes infieles no solamente toler:1dos,
La caza y la pesca, y los productos de la sino aplaudidos. Si por lo gent'ral se conten-
tierra eran su alimentació?J. Los hombreJ, taban con una esposa, no había cacique que
mediante hoyas profundas, cubiertas super- no se creyera con derecho a dnco o mús, y
ficialmente, cazaban puercos o jabalíe.~ . que eran lm caciques los árbitros de las volunta-
llamaban tayazú, y así entrampaban también des de sus suOOrdinados.
a la gran bestia o borebí; con trampas mc- Los Caciques eran tamhién dueños de la!.
1lores agarraban conejos y animales ume- hijas de sus vasallos y se va-lían de ellas, en
jantes y con lazos en los árboles o en el suelo fonna circunstancial o habitual, sit."mpre que
gustaban apresar a las aves, y c07i. an:uelos les antojaba. Cuando se considcrahan concu-
de palo duro, y con cabo que constituían binas y fallecía el Cacique debían las des-
lombrices o insectos, pescaban . graciadas dar señales de dolor, o sangdndose
Las mujeres cuidaban de sembrar y de con piedras cortantes o tirándose desde un
recoger la mandioca, batatas, maíz, manduyí lugar alto 3 •
o maní, y ellas preparaban las carnes asadas Es ciertamente un fenómeno digno del
o cocidas, y tenían gran habilidad para pre- mayor em·omio el que los misioneros llega-
parar las carnes de los monos Cayí )' Ca- ran a ver que la casi totalidad de los hogares
ra,.·ás. eran, en un todo, modelos, así por el amor
Antes de considerarse casada a una niña, y unión de los esposos, como por la indiso-
se la obligaba a muchos trabajos y baños, y lubilidad del vínculo matrimonial. Hubo,
a tolerar fríos y calores. Cuando ya casada como no podía dejar de haber, algunos rasos
daba a luz, era el esposo quien debía reti- aislados, de quienes se fugaron de la Reduc-
rarse de la vida pública_. encerrándose en .un ción en compañía de otra mujer, traicionan·
apartado, donde durante quince días estaba do a Ja propia esposa, pero el hecho no se
obligado a hacer un riguroso ayuno. ITpctía sino <·ontadas veces entre año, apenas
Con los hijos eran no sólo cariñosos sino c:inc:o o seis. Esta cifra es ciertamente insig-
excesivamente condescendientes, y lo eran nificante, si se tiene en cuenta que el total
igualmente con los que venían de viaje o de los indios llegó a ser de 140 mil.
habían participado en una guerra o acción Que el indio guaraní era muy sensual, nos
difícil. No es fácil expresar en pocas pala- Jo dicen todos los misioneros. V al de procli-
bras la mentalidad de los Guaraníes, en es- f.les ad venerem , nos dice Bosc.here, en su
288 ORGANIZAC/ON INTERNA Dé /.Ol PUEBLOS

carta del 10 de noviembre de 1699, y de la amar a la cherembicó. La tercera opinión


misma opinión fueron Scpp, Boroa, Monto· juzgaba írritos los matrimonios de los caci-
ya, Díaz Taño, Marimón. Sánchez Labrador, ques por la facilidad con que éstos repudia-
Cardiel y cuantos misionéros estuvieron ínti- ban a sus mujeres; pero tenía por válidos los
mamente vinculados a los Guaraníes. Decir de los súbditos, ya que éstos eran más cons-
que, por unas u otras causas se habían vuelto tantes en mantener en sus casas a sus espo-
tan insensibles a la sensualidad o sexualidad sas. La controversia se prolongó por largo
que fue menester que cada noche se les re- tiempo, hasta que por intermedio del Car-
cordara sus deberes conyugales, es una de denal Juan de Lugo (¡qué mejor intérprete
las patrañas más ,ridículas que cabezas ligeras en asuntos de moral! J se consultó al Sumo
han rxcogitado.1 Pontífice Urbano VIII qué norma había de
Nada ayudó tanto a que la constitución seguirse en asunto tan espinoso: si los recién
de la familia llegara a tener toda su pres- convertidos habían de ser obligados a retener
tancia espiritual, como el haber obtenido que la mujer que anteriormente habían tomado,
los indios vieran en la mujer no un instru- o si se les había de permitir tomar otra cual-
mento c:on que saciar sus concupiscencias, quiera in facic Ecclesiac
sino un ser condigno del hombre y comple- f:l Cardenal Lugo efectivamente r.xpuso
mento del mismo, en la función creadora de los hechos bien comprobados, de que "eJtos
otros hombres. gentiles . . . cambian de mujeres como los
Eso dio al vínculo matrimonial la gran- europeos de criados, y ésto lo hacen por
deza y la indisolubilidad, de que antes había fútiles motivos, cuales son , si la mujer no
carecido, y eso también colaboró eficazmen- puede guisar, coser los vestidos, tener cuida-
te para que, casados y solteros, miraran hasta do de la casa, o si había envejecido. Muchas
r.o n horror todo lo que fuera liviandad en veces se casan con una madre y su hija, o
materia sexual. Basta abrir las Cartas Anuas, con varias hermanas. En ocasiones regalan
entre 1610 y 1768, para hallarse con casos una concubina a cualquier amiRo, o también
concretos, así de varones como de mujeres, a un criado; mas si éste se marcha, se la
que rechazaron invitaciones o proposiciones quitan. Hay quien , al cambiar de residencia,
malsanas. Caídas las hubo siempre, pero evi- abandona su esposa,.,. Así las cosas , conte.rtó
dentemente eran raras, y no contaban con Urbano V 111 que asistiendo razones proba-
la complicidad de las gentes. Estas, por Jo bles por entrambas partes, se siguiese el pa-
general, reaccionaban, y a veces heroicamen- recer más favorable a los indios, en cuanto
te, contra tales actos. al vínculo, después de bautizados.r•
Al quererse constituir la familia cristiana En cuanto al matrimonio entre los neófi-
en las Reducciones, se tropezó con una difi- tos, grande fue el tino y prudencia con que
cultad muy seria: cuál de las mujeres que obraron Jos misioneros. Encarecían a los ado-
cohabitaban con un hombre era la legítima lescentes que estaban por cumplir 17 años y
esposa, y cuáles simplemente concubinas. a las niñas que estaban cercanas a los 15 que
1'engo para mí, escribía Peramás, qw en viesen quiénes podrían ser esposas de aquellas
ninguna otra cosa fueron tan prudentes y y esposos de éstas, y solicitaban a este fin
considerados los Misioneros guaraníes como la intervención de Jos padres y de las madres
en examinar las primitivas uniones de los de los futuros esposos.
indios para establecer cómo se había de pro- Aunque por lo general era esa la edad
ceder en lo sucesivo. Tres opiniones hubo adoptada para contraer enlace, a Jo menos
en un principio: la primera aprobaba como en d curso del siglo XVIII, hubo en algu-
legitimas las bodas de los guaraníes con una nas Reducciones, en el siglo anterior, la cos-
muchacha primeriza , a la que llamaba che- tumbre bastante generalizada de contraer
rembicó. La segunda reprobaba las bodas matrimonio a los 16 y 14 años, o sea, un
tanto con una cherembicó, como con una año menos así en el varón como en la mujer.
mujer ya experimentada o cheaguazá, por la Refiriéndose el Padre Peramás a la edad
ligereza con que los hombres las tomaban y de 17 y 15 respectivamente, e;;cribió que
dejaban, de donde podía presumirse que Esta pareció sr.r la edad más adecuada, ya
tales uniones, aun cuando mediase un víncu- que una espera más prolongada podrfa ser
lo jJerpetuo, no habían de ser estableJ, por motivo Re lujuria para los jóvenes, y al con-
más que algunos fuesen más constantes en trario, el no esperar la m~durez podría per-
LA FAMILIA Y /.O S HIJOS 289

turbar la armonía doméstica y la honesta tando yo cuidando de un pueblo que pasa


convivencia, por el carácter ligero e incons· de mil familias, casé una vez 90 pares 8 .
tante de los noveles esposos.o Describe largamente rste misionero la so-
A este propósito recuerda Peramás cómo lrmnidad con que se bendecían estos matri-
Aristóteles era de opinión que la edad más monios, y escribe Que 'luego se previene el
conveniente para el matrimonio era, en las convite de las bodas, dando el Padre las
mujeres, la de doce años, y en los varones, vacas". En una ocasión el dicho convite se
la de catorce, y cómo Santo Tomás aproba- tuvo en cuatro lugares diversos, con música
ba este parecer del Estagirita, y agregaba que y cánticos. Una vrz "quise ir ocultamente a
las leyes autorizan el matrimonio de las mu- ver lo que hadan. Llegué de repente sin
jeres a los doce años, y de los varones a los saberlo ellos, y estaban los novios a un lado
catorce, porque para esa edad la naturaleza [de las mesas] y las novias rnfrcnte ~ comien·
ya es vigorosa; pero las dicha.r leyes no esta· do con gran sosiego y modrstia y los m\1sicos
blecían, agregaba Santo Tomás, que esa edad cantando los goces de Nuestra Señora . . .
fu era la más conveniente, ni que fuera me- Cierto que no pude contener la<> l{tJ!rim~s de
jor que otra. En unas lnstru<'c.iones para gozo, viendo un modo tan cristiano y de-
]os Padres Misioneros se lre: Los casamien- voto. Voy a otro convite, y rncuentro lo
tos de los Indios, comúnmentt> hablando, no mismo con otros músicos tot·ando otras co-
se harán hasta que los varones tenga" 17 sas" !l.
años, y las indias 15, si no hubiese cosa que Contrariamente a lo qur podría creerse,
obligue a anticipar el Sacramento , a _juicio los Guaraníes no eran fec undos. Los padro-
del Superior. nes de 1715 y de 1735 nos dan cinco hijos
Agrega Peramás que luego que se había por familia, y la Numeración Anual 10, de
llegado a un acuerdo, entre padres e hijos años posteriores, nos da un porcentaje aun
sobre la adopción de la afinidad 1 el Sacer- menor. Así, en 1739, San l~nacio Guazú
dote , una vez avisado, examinaba al noltio y tenía 787 niños para 454 familias. mientras
a la novia por separado, a fin de cerciorarse Itapuú 1.505 para 439 familias, y San Cosme
del libre consentimie11to de ambos ; después 659 para 228 familias, Santa Ana 2.367 para
leia en el templo los imJJedime11tos que dete11- 922, Lorcto 638 para 446, San Ignacio Miní
tan contra la lef!ilimidad o validl!z del ma- 707 para 464, Corpus 1.266 para 630, La
trimonio.1 Cruz 1.009 para 420 y Yapeyú 2.711 para
En lo que a la dote se refiere, siendo 1.315 fam ilias, lo que no llega a dar tres
aproximadamente igual el monto de los bie· hijos por familia. En los años siguit'ntes la
nes de todos, no había mucho que pensar. propordón no mejoró, y así en 1757 San
Algunos platos, ollas, vasijas, ropa de algo- Ignacio Guazú tenía 1.213 para .í.S t familias,
dón, una hamaca colgante y otras cosas por San Cosmc 715 para 41'i Santa Ana 2.514
el estilo bastaban para el marido. Este ohsc- para 1.242, Loreto 2.282 para 871 , San Igna-
quiaba a la cspo~a objetos semcjantrs para cio M;ní 1.418 para 646, Corpus 2.769 para
uso del hogar. En esto se parecían los gua- 1.019, Yapeyú 3.500 niños para 1.867 ma-
raníes a los antiguos germ anos. En /o{ re- trimonios. Ni se crea que la mortandad in-
ea/os -dice de ellos Tácito- tto buscaban fantil fuera grande. En los citados años, de
~~ deleite o el adorno de la recién casa da, 1739 a 175 7, fue de 47 y 66 en San Ignacio
sino bueyes, un caballo domado y un escu- Guazú, de 14 y 66 en San Cos mc, de 89 y
do. Esto no lo daba la es posa al esposo, 146 en Santa Ana, de 50 y 113 en Loreto,
sino él a ella, por ca usas que el mismo Tá- de 80 y 98 en San lgnario Miní, de 52 y
128 en Corpus. de 163 y 202 en Yapeyú.
cito señala. Las pestes d e viruelas eran, algunos años, lo
Los casamientos, agrega otro misionero, el que hacía terribles es tragos en la niñez y
Padre José Cardiel, no pueden ser "de uno juventud.
en uno, ni de dos en dos, porque como los En cuanto al cuidado de los hijos, cuando
pueblos wn grandes, y no hay más de una pequeños las madres guaraníes no seguían el
parroquia, no habría días de fiesta [suficien- consejo de Platón de ten erlos fajados duran-
tes] para echar en ellas las amonestaciones te dos años, sino que los vestía n de manera
según el Ritual, tres veces. Cásanse muchos que pudiesen holgada y libremente mover
juntos,, escribe Cardiel y agrega que "es- sus tiernos miembros. Aquella forma de en-
290 ORGANI7.ACION INTERNA D.E LOS PUERLOS

volver a los niños (como quiera que fuese, de la izquierda perjudica a la recta educa-
pues no la recur.rdo) era ciertami'nte exce- ción y es, en cierta manera, un abuso contra
lente,· pues entre tantos pueblos guaraníeJ la naturaleza, la cual nos enseña a usar in-
que visité;> en ninguno encontré indio alguno distintamente del pie izquierdo como del
cojo, manco o jorobado, o con cualquier otro derecho 14 • En los libros de la República
defecto fís ico; todos tenían perfectas suJ ar- quería Platón que los niños fueran alimen-
ticulaciones. Solamente recuerdo de uno que tados en una casa común y educados lejos
era mudo,· pero de este defecto -como nadie de los padres; pero en el tratado de Las
ignora- no se debe culpar a las madres 11 . Leyes no exigían eso: sólo prescribía que
Estas criaban a sus hijos ron su propia hubiese gimnasios públicos donde los niños
leche, y no los confiaban ni a las sirvientas aprendieran en común a leer, escribir y con-
(que allí no C'xistían) ni a las nodrizas. A tar; y ordenaba que las niñas no se entrega-
no ser en raso de muerte o C'nfermedad de ran en sus casas a ocios y pasatiempos, sino
la madre, no se rerurría a la ayuda de mu- que se ejercitaran en trabajos útiles Hi.
jer ajena. En esto seguían aquellas gentes la Entre los Guaraníes, agrega Peramás, la
voz de la naturaleza, que para este fin de educación y la enseñanza se reducía a lo si-
alimentar a la . prole provee al punto de le- guiente: los niños eran educados, parte en
che a la madre. sus casas (a fin de que los padres no Je vie-
Por lo que respecta a la educación de los sen privados del gozo y alegría que propor-
hijos, los misioneros tuvieron que en$eñarles ciona la presencia de los hijos), y parte por
todo a los Gua'r aníes. Antes de constituirse cuenta de la comunidad Vivían y dormían
en pueblos sólo se preocuparon de que sus con los suyos. Al amanecer, despertados a
hijos supieran el manejo del arco, y ninguna toque de campana., se dirigían a la iglesia. En
otra cnsrñanza recibían, antes se les dejaba ella, después de recitar las oracioneJ y el
en plena libertad para seguir sus gu~itos e Catecismo (dirigido por dos recitadores).,
inclinaciones. Como deda el Padre Ruver oían la Santa Alisa. Al salir del templo se
en 1627 los padres y las madres no dan c~s­ les servía el desayuno en el atrio de la casa
tiJZo de ningún género a sus hijos o hijas_. parroquial por cuenta de la comunidad; ter-
por algo ma!o que hagan, antes los quieren minado el cual, si era día de labor, eran
tanto que los adoran.' 2 conducidos por una persona mayor y el
Peramás recuerda cómo, a juicio de Pla- Corregidor de las costumbres a realizar tra-
tón, la formación de los hijos depende casi bajos proporcionados a su edad; como, por
totalmente de los padres y por eso deben ejemplo, extirpar del agro común las hierbas
cuidar muy bien que sus hijos e hijas no inútiles, limpiar los caminos cubiertos de
vean cosa alguna que pueda corromper JUS piedras, de hojas secas o de barro. Para que
costumbres, y arrastrar sus pensamientos y el trabajo les resultase más agradable, lleva-
miradas hacia el mal que aún desconocen 13 , ban consigo, entre alegres canciones, una
y como no podrían los progenitores atender pequeña imagen de San Isidro Labrador so-
ellos solos a la educación de los hijos, que- bre unas andas con dos palos salientes para
ría Platón que "eligieran un varón para facilitar su traslado. Llegados al lugar del
que cuide dC" la educación de los niños. To- trabajo que se les había señalado, colocaban
dos, desde los tres años, deben asistir diaria- la estatua del Santo en un lugar bien visible
men te al culto religioso; y una vez por mes donde pudiese ser contemplado, y se entre-
a la solemnidad que periódicamente celebre gaban diligentemente a la labor.
su propia tribu. En esas ocasiones observan Por la tarde, a una señal de la campana
las nodrizas y maestras si guardan compostu- de la torre, se reunían de nuevo en el tem-
ra o no, y corrijcn toda mala acción de sus plo para la Catequesis, en la que ,;l Párroco,
alumnos. Desde los seis años las niñas serán o su compañero, los instruían. Terminada
separadas de Jos varones, y a partir de en- aquella, rezábase el Rosario a la V irgen. Los
tonces los niños se mantendrán separados de dos sacerdotes antes nombrados, arrodillados
las niñas, y todos se ocuparán en artes ho- ante el Altar Mayor, oraban juntos con el
nestas. pueblo, y uno de ellos, concluídas los leta-
Las madres y nodrizas cuidarán que los nías, tuminaba el piadoso oficio con la úl·
niños y las niñas usen igualmente de ambas tima oración. A continuación, los niños to·
manos; pues el usar más de la derecha que maban la merienda en ~l patio de la casa
LA FAMILIA Y LOS ·Ht]OS 2~1

parroquial, y luego regresaban a sus casas gaba este honor sobre los demás, perten~:cían,
para aliviar cada uno a su madre en sus en su mayoría, a las familias de lus caciques
quehaceres. y de los indios principales. Llegaban a leer
Las niñas, separadas de los niños l(;, tenían admirablemente, tanto en guaraní como en
también su ocupación, vigiladas igualmente español y latín, y muchos escribían con letra
por una persona de edad. Confiábascles una tan elegante que no desmerecía de los más
labor más liviana, como la de arrancar de bellos caracteres tipográficos 17 .
las plantas de algodón los capullos abiertos El que sólo aprrndieran a leer y escribir
que aprisionaban el suave vellón, o la de los hijos de los Caciques o de los indios prin-
espantar del agro común los loros y demás cipales, no limitaba la enseñanza a pocos,
aves --que allí se encuentran en bandadas- como pudiera creerse, ya que una gran
profiriendo gritos o palmeando con las ma~ parte de los niños eran efectivam('nte hijos
nos. Como ni las niñas ni las mujeres po- de Cariques, como se comprueba por el pa-
dían entrar en el patio de la Casa parro- drón d(' 1715, en el que San Ignacio Miní,
quial, tomaban fuera de él su refección cor- por ejemplo, aparece con 79 caciques, y más
poral, tanto por la mañana como por la d(' tres('it'ntos indios principales. Sólo así se
tarde. explica el que a las aulas de la Reducción
Los niños se mantenían siempre separados de Santo Angel acudieran ('n 1711 mús de
de las niñas, no sólo desde Jos seis años. romo 900 niños y niñas, sit'ndo así que la pobla-
quería Platón. En el templo había cuatro ción era de 1.400 familias.
divisiones: una para los varones, otra para Digamos aquí dos palabras sobre la \'t'Sti~
las mujeres, otra para los niños y otra para menta de los indios y de las indias ya rsta-
las niñas. A ninguno se le permitía orupar blecidos en las Redurdones: Para sí, escribe
un lugar distinto del que le correspondía; es Card.icl, poca sastrería necesitaban , porque
más: por una puerta entraban en la Iglesia como es tierra cálida, y sólo en los meses de
los hombres y los niños, y por la otra las junio y julio hace algún frío, usan poca ropa,
madres y las niñas. Esto contribuía murho y nada ajustada. No usan más qu e camüa,
a la honestidad de las costumbres, a la mo- jubón [o saco] de color o blanco de al~odón,
destia y al silencio, el cual era absoluto du- calzoncillos y calzones [o pantalones] )' un
rante los oficios divinos. Contamos cosas que poncho, en invierno de lana, y en t.'l-:rano,
hemos visto, agrega Peramás. que lo es todo el año, de al~odón . Para
Así este autor, <·omo Cardiel y otros, ase- la cabeza usan comúnmente alp,Úrl gorro, y
guran que no todos los niños iban a la es- los que más pueden, un sombrero o mo11tera.
cuela a aprender a leer y a escribir, prro No usan medias ni zapatos. .. Algunos po-
otros misioneros como Boroa y Díaz Taño cos usan medias o calcetas, y las suelen traer
afirman que todos asistían a la escuela, y caídas o sin atar. Pero zapatos, por más que
hasta se les obligaba a ir. Es posible qur esto les exhortamos a ello, especialmente cuartdo
haya acaecido en el decurso del siglo XVII, andan en las faenas del monte, entre espinas,
pero no en la centuria siguiente aunque no hay modo de reducirlos a ello. Sólo en
sabemos que también en esta hubo escuelas sus festividades y procesiones públicas, cuan-
ron 500 y aun 800 alumnos, lo que supon· do están de J.:ala, los usan para la gala los
dría una asistencia de la totalidad de los principales IH.
niños. También en el decurso del siglo La ropa intC'rior ('ra en las mujt'res lo pro-
XVIII debió de aminorar la enseñanza lite- pio que en los hombres, pero por encima de
raria de las niñas, ya que no hemos visto ella usaban d tipoy, que un misionero defi-
documento:; a este respecto. nía didendo que era una especie de camisa
El Padre Peramás que actuó en las Re- larga de lienzo o algodón, sin cuello ni man-
ducciones a mediados del siglo XVIII, escri- gas, y que llegaba hasta el suelo; y otro lo
bió que no a todos los niños se enseñaba a definía diciendo que era una como camisa
leer, escribir y contar, sino a aquellos única- con mangas hasta el codo, y que llegaba has~
mente que el bien público lo aconsejaba, ta las rodillas. Probablemente los había con
para que, de entre ellos, se eligiese más tarde las diferencias que aquí se indican, conforme
al Alcalde, los regidores, magistrados, escri- a la edad, estado o épocas del año. Unas lo
banos, procuradores, prefectos de Iglesia Y llevaban ceñido y otras sin ceñir; unas de
médicos. Estos pocos niños a quienes se -otor- blanco, otras de colores. Cardiel, tan minu·
ORGIINIZAC/ON INTERNA DE LOS PUEBLOS

cioso siempre en sus descripciones, nos dice en las libreas y vestidos de seda, que se com-
que las mujeres usaban el traje con que pin· praban para los alféreces, corregidores, te-
tan a Nuestra Señora de Loreto, y es una nientes y otros oficiales, y especialmente para
camisa larga hasta los pies, y encima otra los danzantes en algunas fiestas principales,
como ropón, que llaman tipoy, más cumpli- tiene dos partes. La primera que en adelan-
da y larga, de algodón las doJ. te no se compre cosa alguna del género para
Tampoco usaban zapatos las mujeres, ni ese efecto; y esto nos parece muy necesario
se pudo jamás conseguir que se valieran de que así se observe, porque era intolerable la
ellos, sino era con ocasión de algunas fiestas. demasía a lo que se había llegado, compran·
Medias, sin zapatos, las usaban con más fre- do telas de costo tan excesivo para gente tan
cuencia, y les placía que fueran de colores, humilde y pobre, y que conviene se conserve
pero más por ceremonia que por abrigo, se- co n toda moderación y modestia; y así con-
gún aseguraba un ~{isionero. firmo el orden dado de que, en adelante,
Los varones, por lo general, se cortaban no se compre tela alguna de seda, ni medias
el cabello, pero no así las mujeres, las cuales de seda, ni sombreros de castor, ni cosa de
lo llevaban tendido sobre !a espalda, sin cinta seda _para los indios, ni para el uso ordina-
alguna en público. En el trabajo solían ceñir rio, ni para días extraordinarios de fiestas.
el cabello, y solían llevar un vestido más Sólo ocurre añadir, que lo que V. R . según
acomodado. me dicen, dejó permitido que pudiesen com-
Como se desprende de toda la documen- prar paños de Londres y Holanda, y finos
tación existente, los Jesuítas tendieron a que de Segovia, tiene los mismos inconvenientes
los indios y las indias vistieran a la usanza de gastos y profanidad que las telas de seda,
española, pero entre su desnudez y la vesti- y así se les deben también prohibir. De otras
menta hispana se quedaron a medio camino, telas más modestas y de menos coste y más
aunque mucho más cerca de lo que la de- conformes a la humilde condición de los
cencia pedía. Lo único que se procuró des- indios, se lrs podrán hacer los vestidos para
terrar fue el lujo, que en gentes tan sencillas sus fiestas, y para los principales oficiales
podría ser causa de excesos, ad emás de su que hay entre ellos.
inutilidad. Ya en 1678 el Padre Cristobal La segunda parte de la orden de que to-
Altamirano ponía empeño en que así los dos Jos vestidos que hay ya hechos de seda,
vestidos como el ajuar de Jos indios fuera se vendan, ti ene los inconvenicntt~s que de
confortable, decente, limpio, pero sin lujo allá se nos presentan, de que se venderán a
alguno. Todo es necesario atajarlo, escribía menos precio, por ser ya usados por los in-
el gran Jesuíta santafesino, porque si van los dios, y ca usará reparo el vender tanta seda.
indios cobrando fuerzas en semejantes cosas, V. R. permita que Jo ya comprado, y que se
no se podrán avenir con ellos los Padres, 1ti hubiere cortado en vestidos, se gaste. Lo que
tenerlos sujetos, ya que la vanidad y hasta estuviere en telas, se acomode al uso de los
el orgullo que na<:e de semejantes lujos tor- templos de las mismas Doctrinas; y de los
cería las mentes y los co razones de algu- vestidos, se podrá acomodar vestidillos para
nos 19 • los niños que acompañan al Santísimo, cuan-
El único lujo en los pueblos era el que do se le lleva a los enfermos, o asisten a la
había en las Iglesias, y el que se usaba con misa en otras fiestas. :!o.
los monaguillos en los actos litúrgicos, y el
que se estilaba con los danzantes y sobre todo
con Jos que eran las autoridades del pu("blo. 28 - El relativo aislamiento
Pero aun el lujo en estos postreros casos: se de las Reducciones.
procuró que fuera moderado. En el decurso
de 1693 visitó las Reducciones el entonces Si por justas razones, y porque así lo
Provincial, Padre Lauro Núñcz y procuró prescribían las leyes de Indias 1 ~ las Reduc-
reducir ese lujo, y al efecto dio algunas ciones al cargo de otras congregaciones reli-
normas, pero con fecha 1q de junio de giosas, tuvieron a sus neófitos lejos de todo
1694 volvía sobre dichas órdenes el Ge- contacto con los españoles, hicieron los Je-
neral de los Jesuítas, Tirso González de suitas cuanto les fue posible para aminorar
Santalla: El orden que V. R . dejó rn las el tal aislamiento.
Doctdnas contra el grande exceso que halló En la Real Cédula del 25 de Agosto de
EL RELAT/1'0 AISLAMIENTO DE LOS PUE/1/.0S

1681 leemos que por cuanto por diferentes tremos tales, que contó con la desaprobach)n
Cédulas de los señores Reyes mis predeceso- del General de la Compañía, Padre Tirso
res está prohibido que en las Reducciones y Gonzúlez, quien en 27 dt' octubre de 1691,
pueblos de Indios puedan vivir o vivan espa: escribía así al Provincial del Paraguay: 3
ñoles, negros, mulatos o mestizos, porque se Dánsenos noticias de que a los indios del
ha experimentado que algunos españoles que pueblo de Nto. P. San Ignacio se les ha pues-
tratan, trajinan, viven y andan entre los In- to una carga muy pesada y costosa, de ayudar
dios, son hombres inquietos, de mal vivir, la- con sus bueyes y mulas a todos los pasajero~
drones, jugadores, viciosos y gente perdida . .. a pasar un paso llamado de Nembuicú de
y no obstante las prohibiciones se han intro- tres leguas de largo, en que por lo profundo
ducido en ellas los Españoles. ha parecido y pegajoso y gredoso del barro y mucha agua
dar la presente, por la cual mando a mi de que está cubierto pierden muchos bueyes
Virrey, Presidente y Oidores de mi Audien- y mulas, y muchos indios la salud y vida por
cia de la Ciudad de los Reyes y a los demás el grande trabajo de pasar este paso ; y que
del Perú que haf!an que los españoles, mestizos aunque los e.rpañoles pasajeros ofrezcan pa-
y mulatos, salgan de ellas, esto es, de los pue- ¡:arles su trabajo y bueyes y mulas, de nada
blos indígenas. menos se cuidan, pues ni les dan de comer,
La ley era general 2 y a ella se atuvieron y que las más veces los indios se dan por
los Jesuítas, aunque con gran amplitud de bien pagados con que no les den de palos 7

criterio, pues deseaban educar a sus neófitos como lo suelen hacer, luego que los ven se-
para la vida, no para el monacato, y aquella parados de la presencia de los Padres. Añade
requería el roce con gentes de diversa índole el que escribe, que los pasajeros pueden JÍn
y de costumbres diversas. Con mano rígida grande incomodidad traer de otra parle los
detuvieron la entrada o expulsaron sin mira- bueyes y mulas necesarias para este paso, y
mientos a los que no eran de buenas costum- que no lo hacen sólo por la seguridad de
bres, pero toleraron la presencia de los co- que en el pueblo de San Ignacio lo hallan
merciantes, mercadares o simples viajeros, todo de balde. Si esto es así, y los pasajeros
cuando era sin perjuicio de los indios. pueden traer lo necesario, V. R. dé orden
A causa de la ubicación definitiva que de que no se les ayude como hasta aquí, pues
ocuparon las Reducciones, hubo algunas que con poco que se hallen burlados de su espe-
quedaron no sólo alejadas de los centros de ranza, procurarán los demás llevar de otra
población española, pero aun de los caminos parte la prevención necesaria. Si 110 hubiere
<'ntonces existentes. Tal era el caso de los parte de donde puedan llevarla .• es forzoso
pueblos, a uno y otro lado del Río Uruguay, que se les asista y ayude a pasar el paso, como
con la sola excepción de Santo Tomé: La las Repúblicas con necesaria providencia tie-
Cruz y Yapeyú, Pero no era el caso de los nen barqueros y otras prevenciones para
que se hallaban al poniente del Paraná. viandantes, pero sea asegurando primr.ro la
Estos, aunque lejos de la Asunción y de Vi- paga de su trabajo a los indios, y su buen
Jla-Rica, estaban en las proximidades de la tratamiento.
ruta que iba de la Asunción al Paraná. JJegó Para que los indios no fueran cngaíiados
a ser tan grande el movimiento de comer- por los mercaderes, como solía acac<~cr) los
ciantes en esta zona, que en los diversos pue- contratos de compra estaban sujetos a la
blos, como en los de San Ignacio Guazú, aprobación del Misionero~ pero a escondidas
Santa María de Fe, Santiago y Santa Rosa 7 de éste se hacían negodos perjudicialci al
se construyeron hosterías para Jos huéspedes, indio, o a lo menos inútiles. En vano procu-
a las que se daba el apelativo de tambos. En raban los jesuitas que, para provecho propio,
las dichas hospederías tenían un salón o gal- Jos neOfitos expusieran s1Js deseos en las com-
pón espr.cial, en el que podían exhibir sus pras, antes de efectuarlas, pero la C'locuencia
mercancías, para que los indios las vieran, del mercader o la belleza del objeto los se~
y <~ompraran Jo que quisieran. Ni por el hos- duda, con harta frecuencia.
pedaje, ni por el sustento se tenía que abonar Tal fue el proceder que se siguió en los
<~antidad alguna, pero la estadía no poilia pueblos del Paraguay, propiamente tal, lla-
pasar de tres días. mados también los Pueblos de Aba jo, por
El proceder de los misioneros de San Ig-· hallarse al sur de la Asunción y de Villarica,
nacio Guazú en esta liberalidad llegó o ex- pero no fue sin desmedro de los mismos, no
294 ORGANIZACION INTERNA DE LOS PUEBLOS

obstante todas las precauciones que tomaban riguroso aislamiento y levantaron barreras
los misioneros. En cuanto a las buenas cos- infranqueables para los que quisieran visitar
tumbres, y en lo que respeta a la piedad, las Reducciones. Con el falso pretexto de que
aquellos pueblos siempre fueron inferiores a el comercio pervertía a los neófitos, los ini-
los otros, y Monseñor Fajardo, después de ciaba en todo género de vicios y los hacía
visitar unos y otros pueblos, advirtió la sen~ aborrecibles la Teligión cristiana. Esto Bias
sible diferencia que entre ellos había.4 Garay, y su fiel discípulo halla contradicción
Los pueblos ubicados entre el Paraná y el entre Charlcvoix y Gambón, respecto a las
Uruguay, que eran los más en número y causales del aislamiento, y se indigna contra
que fueron los más prósperos, así en Jo espi- Ulloa porque en este punto elogió el pro-
ritual como en Jo cultural, estaban naturat- ceder de los Jesuítas. Asegura que éstos obra·
mente aislados de Jos centros de población ron sin ninguna autorización, al aislar a sus
española y lejos de toda ruta terrestre, fre- indios, si bien obtuvieron después cómo lef!a·
cuentada por europeos. Todos ellos, aunqUe /izar ese su proceder, y considna una vil
contaban con sus respectivos puertos sobre calumnia el que por razón de las corrom-
dichos ríos, estaban algo alejados de los mis.: pidas costumbres de los españoles se lle[!ara
mos. Por otra parte, raro era r1 navío espa- a aprobar dicho aislamiento. Hacemos estas
ñol que llegaba a esos puertos, tan distante·s cousideraciones porque creemos, a todas luces,
de Buenos Aires, de Santa Fe, y de la Asun- injusta, la aseveración de que los descendien-
ción, y sabemos que esos pueblos, c:uyas balsas tes de los heroicos conquistadores del Para-
bajaban con frecuencia a las ciudades de guay, que aquellos capitanes de acero de la
abajo preferían hac:er allí sus compras y Ven- conquista, fuesen conductores de vicios.1 ¡ Có-
der allí sus productos. mo le habían puesto la cabeza al pobre Rojas
Notemos, sin embargo, que aun así no es· los escritos de Bias Garay! Lástima grande
taban excluidos de esos pueblos los españoles, que en vez de leer literatura tan baladí, no
que, por una u otra causa, llegaban a ellos, leyera la carta que a Carlos V dirigió desde
si bien, cuando eran transeuntes de buenas la Asunción, en 25 de Junio de l.'i56 don
costumbres y no daban mal ejemplo a los Martín González, o la de Pedro Hemández ~
indios, se les toleraba por tres días, conforme secretario de Alvar Núñez, Asunción y 28 d e
a lo ordenado. Esta prescripción era, sin em- enero de 1545, ya que en ellas habría visto
bargo, elástica y estaba en manos del misio- el despliegue de escándalos, amancebamien-
nero, el intcrpretrarlo. Así se explica que, tos, poligamias, etc., etc., que muy sueltos de
como Jo asevera el Padre José Cardicl, había cuerpo cometían aquellos capitanes de acero
en varios pueblos, muchos españoles cuidando de la conquista, y en el Viaje de Smidel, ed.
como mayordomos de las haciendas y haberes Lafone, apéndice B, pp. 325-36.'i, y apéndice
de la comunidad, a los cuales se les paga su P, pp. 467-485, como también en las Cartas
salario del común del pueblo. Y o he tenido de Indias. C. III y p. 604 y ss. habría podido
hasta cinco de éstos, cuidando de los pueblos leer noticias nada edificantes sobre las cos-
sucesivamente, cuyos apellidos eran Rogado, tumbres' de aquellos heroicos conquistadores.
A.t:ui/ar, Moreira, Romero y fiménez. Rstos El relativo aislamiento de los pueblos gua-
están cuatro, seis, ocho o más años cumplien- ranies fue efecto de las reales órdenes, por
do con sus oficios en compañía de su mujer un lado, y por otro de su ubicación y de la
e hijos, y después se mudan; y se les permite escasa población, que entonces había en estas
domicilio de asiento ; aunque hay una Cédula partes del Nuevo MundoJ y no de la política
real para toda la América que manda no de los jesuítas.
vivan de asiento españoles con los indios en Que los pueblos estuvieron rodeados de
sus pueblos, y otra, que los que comercian, zanjas, con una sola puerta precisa y custo·
no se detengan· en ellos más que tres días.6 diada, para impedir la entrada a los españo-
Bias Garay y su fiel copista. Alberto Rojas, les, tampoco es exacto. Los pueblos misione-
han escrito que se debió el aislamiento misio- ros lo mismo que las ciudades españolas; San
nero al propósito de no contaminar a los Ignacio ·Guazú y Lorcto, lo propio que la
indios con las perversas costumbres de los Asunción y Corrientes, carecían de murallas,
españoles, siendo así que éstos eran unos pero en torno a su ejido, esto es a una o dos
ejemplos de moralidad. Escribe Garay • que leguas, más o menos, del núcleo urbano, te·
los Jesuítas encert"aron a sus indios en el más nían a las veces, no siempre, un cerco de
EL RELATIVO AISLA/It/Hl\'TO DI~ /.OS PVE/l/.OS 295

zanjas, y no eran precisamente para impedir de virualcs para evitar el contagio; y si en


la entrada de personas, las que podían pasar otro tiempo se veía alguno, era el que regís·
de un salto, sin mayor dificultad, sino para traba las carretas, o se certificaba de que
impedir la entrada de animales salvajes o de entre la tropilla, que arreaban los pastores,
caballos montados por indios enemigos. En no se llevase n algún animal del pueblo. To-
este punto eran mucho más severas y estaban das estas circunstancias son conocidas por de.
mejor guardadas las ciudades de la Asunción, claración pública del P. Jaime de Aguilar,
Villa-Rica y Villeta quien varias veces había visitado el pueblo
Barúa en su apasionado Informe inventó siendo Superior y luego siendo Provincial, y
este valladar de las zanjas, como oposición aun había sido en diversas ocasiones Cura
a los españoles, que llegaban a San Ignacio interino de él.~'~
Guazú, y con esa ligereza de que dio hartas Como se lee ''n un libro de texto. ni los
muestras, Bias Garay copió esas calumnias Gobernadores, ni los Obispos podían visitar
e imposturas de Barua, como las calificó Fe- las Reducciones. Hasta ese cxtr<'mo habían
lipe V, en su Real Cédula de 1743, y desgra- llevado los jes uítas el aislamiento en sus pue-
ciadamente no pocos historiadores modernos blos dr indios guaranÍ('S. Pero la realidad fue
se hacen eco de los mismos. Para mús con- muy otra, ya que nada deseaban más los
firmar Jo que llevamos dicho, transcribimos misioneros que el romper la mo notonía dia-
lo que el Padre Jaime de AguiJar, quien ade- ria, con la recepción de un prelado ed,•si{ls-
más de misionero en varios de los pueblos de tico o de un mandatario dvil Era además
Misiones fue superior general de las misiones una fiesta, que duraba varios días, en los que
y hasta Provincial, declaraba a este propó- los indios se ludan ex hibiendo sus hahilida·
sito, es a saber, que: el pueblo de San Ignacio d~:s en torneos, n·prcscntadom·s dramáticas,
Guazú era paso forzoso de los viajeros que música y bailes. Los misioneros, que nada
entraban por tierra en el Paraguay; y aun tenían que ocultar y deseaban que las lcyf' n·
por éso Jo vio el gobernador Barúa, y fue el das tejidas en torno a las Rc-ducdonc ~ se
único pueblo de las Misiones que (:onocía. El desvanecieran, miraban con muy buenos ojos
pueblo estaba enteramente abierto, sin haber las dichas visitas. Sólo en el <·aso de que los
puesto, guardia ni estorbo para penetrar en visitantes vinieran con malas compaiiías. co·
él, ni requerirse ninguna licencia del Cura mo cuando pasó a las Misiones el Goberna·
para ello, tanto que, a veces, se encontraba dor Martín de Lcdesma y Valdcrrama, frun·
éste con viajeros de quienes no tenía noticia, cían el cejo y prevenían a los neófitos contra
no sólo dentro del pueblo, sino, lo que es los atropellos de los rufianes. Para no pocos
más, dentro de los patios del colegio. Ahora de los acompañantc·s de Ledesma no había
bien, a distancia de dos leguas del pueblo mujer, ni hija, ni cosa se.f!ura a su deJen/re-
para afuera, había una zanja abierta para nado apetito.fl
que el ganado del pueblo, esparcido por allí, Nótese, por otra parte que apenas hubo
no saliese de) término de la reducción ; y Gobernador en el ParagL•ay qut' no vlsitasc
aun esa zanja, por el descuido de los indios, personalmente las Doctrinas de Guaraníes; y
en algunos puntos estaba tal de poco ancha, éso que las más cercanas estaban casi en el
o ciega, que no servía para su objeto. La extremo de la provincia, distantes de la capi·
zanja era tal, que cualquier pasajero, a pie> tal cuarenta o cincuenta leguas de malos ca·
o a caballo, podía saltarla, y llegar sin difi- minos. Las visitaron Hernandarias de Saave-
cultad al pueblo. Lo que no podían pasar dra, Manuel de Frías, Luis de Céspedes Jc-
por aJJí, eran las carretas, por tener dada ria, Martín de Ledesma Valdnrama. Este
orden el Gobernador de la provinica de que entró e hizo en ellas el censo. Don Pedro
allí se registrasen. Estas habían de pasar por de Lugo lo volvió a hacer. El Gobernador
el camino carretero; y al llegar a la zanja. Don Sebastián de León, en 1648. rntró en
cruzaban una que en el país llaman tran· ellas y personalmente intimó los- mandatos
qu~ra, ·q ue es una puerta rústica más ancha para que le acompaiíascn mil Guaranies. Don
que alta, formada por palos atravesados, cuyo Andrés de León Garavito t'n 1652 fue roga-
cierre se asegura con artificios rústicos, pu- do con gran instancia con Memorial que le
diéndola abrir cualquiera pasajero, pero es- presentó el Provincial Padre Juan Pastor,
torbando el paso a los animales. En r uanto a para que en su calidad de Visi tador y Go-
guardas, no los había sino en tiempo de peste bernador entrase a visitar por su persona las
ORGANJZACION INTERNA DE LOS PUEBLOS

Doctrinas, y no lo quiso hacer, con gran sen· ques de las Reducciones, que había llegado
timiento de los Misioneros. El Oidor Don el día de la liberación y de la entera libertad,
Juan Blásquez de Valverde, Gobernador ordenaba poco después: no conviene dejarles
también y Visitador, estuvo, no sólo en las una entera libertad, que sería por extremo
de ]a jurisdicción del Paraguay, sino tam· fatal y perjudicial a sus intereses, pues la
bién en las otras. Las visitó el Gobernador astucia y sagacidad de los españoles triunfaría
don Alonso Sarmiento, y el Oidor de la fácilmetne de su rudeza. 12
Audiencia de Buenos Aires Don Pedro de
Rojas y Luna, y otro tanto el General· Pedro
Brizuela y Valdivia, quien hizo padrón de JS- El misionero y su acción comunicativa.
los Itatines hacia 1668; igualmente las visi-
taron don Felipe Rege Corbalán ; el Fiscal En uno de los más antiguos documentos
Don Diego Ibáñez de Faria, que hizo en ellas que conocemos sobre lo que debía ser el mi-
el padrón general de 1677 ; y el Gobernador sionero d estinado a trabajar entre los· indí-
Don Francisco de Monforte. Las visitó, en genas, leemos qUe, las cualidades que ha de
1707, el Gobernador García Ros; en 171 5, tener, son: grande y sólida virtud; ciencia
el Gobernador Don Grcgorio de Bazán, que y no cualquiera, sino bien fundada y com-
hizo padrón de Jos pueblos,. y finalmente, en pleta en cuanto puede ser; resisten·cia_. cot,;.
1721, el Gobernadf>r Don Diego de los Reyes, poral; costumbre de sufrir incomodidades y
que hizo nuevo padrón habiendo entrado to- molestias.
davía en el-las el revoltoso Antequcra. La Congregación Provincial Séptima, que
Cunninghame Graham, después de re- tuvo lugar en Córdoba. en .1674, hizo cspc·
cordar que las 10 Reducciones que los Jesuí- cial hincapié en la necesidad de que cuantos
tas tenían entre Jos Indios Chiquitos y los 15 pasaran a las Misiones del Paraguay fueran
que tenían entre los Mojos, estaban tan ce- varones de virtud solidísima y de una abne-
rradas a los españoles, como lo fueron los gación a toda prueba, y lamentaba que algu-
Guaraníticos, observa. que del aislamiento de nos de los llegados en estos últimos tiempos,
aquellos nadie se quejó, pero fueron conti- apenas enviados a las Reducciones, hubo ne-
nuas las quejas contra el de éstas. ¿Cuál r.ra cesidad de sacarlos de ellas y enviarlos a los
la causa? - pregunta el escritor inglés-, y Colegios. 1 Casi un siglo más tarde manifes-
da la razón: en el Alto Perú se explotaban taba ( 1724) el Padre Luis de la Roca que
las minas que había fuera del territorio de quienes pretendían venir de Europa para tra·
las dichas Rcdun·iones, y no importaba que bajar en estas misiones, habían de ser sujetos
las hubiera en ellas. En las Reducciones del bien desengañados, de sólida virtud, de ver·
Paraguay se sabía (erradamente) que había dadera vocación y celo de convivir y tra-
ricas minas. Allá los pueblos misioneros es- bajar entre Indios, porque los que no pro-
taban lejos ; aquí estaban a las pudras de la ceden bien en Europa, no mejoran por acá,
Asunción y querían los españoles valerse de sino que empeoran a los demás con su mal
los indígenas para su servicio pcrsona1. 111 obrar y peores dictámenes, como ha demos·
Tanto fue así que apenas expulsados los trado la experiencia.:!
J csuítas, tuvo que reconocer Burarcli la con- Como hubiese, a las veces, algunos supe-
veniencia de aislar a los indios. Bravo trae riores que, mirando por el buen crédito de
su orden: 11 y porque estoy informado que la Univerqsidad de Córdoba o de los Cole-
muchos indios que se habían ausentado con gios, reservaran para las cáteras y no desti-
las tropas Portuguesas . se han restituído naran a las Reducciones, a los sujetos de
a sus pueblos, cuidarán de que todos éstos, mayor prestancia, escribió el General de los
con sus familias , sean trasladados a los más Jcsuítas al Padre Durán Mastrilli, en 26 de
interiores o distantes de aquellas fronteras, julio de 1627: bien sé el particular cuidado
por no ser conveniente se mantengan en ellas que Y. R. ha tenido de proveer las Reduc-
o sus inmediaciones, y así en lo sucesivo lo ciones con buenos sujetos, lo que estimo y
ejecutarán . .. cOn los indios que se restituyan, agradezco como es justo, y deseo mucho que
sin dejar alguna, para evitar todo motivo de ésto se lleve adelante , y así V. R . se lo deje
comunicación que puede ser muy perjudicial. muy encargado, de mi parte, a su sucesor,
Aún más: Bu<:arclli que había manifesta- )' que no me &nvíe a ellas a ninguno de quien
do exultante ante los Corregidores y Caci- no tenga entera satisfacción en materia de
EL MISIONERO Y SU ACCION COMUNICATIVA
297

honestidad y recato, que según estoy infor.


mado, es ésto de suma importancia para el del día habían de estar juntos y ocuparse en
bien y aumento de dichas Reducciones.a unos mismos trabajos, y eso durante meses
Se tuvo, sin .duda alguna, este cuidado, y y años; hombres que tenían que vivir y ac·
sólo así se exphca que durante siglo y medio tuar entre indios, que no eran sino niños
no hubo un solo caso t>scandaloso, como le grandes, llenos de caprichos y muy. dados a
la mentira y al chisme, no podían stno tener
hubo fuera de las ·misiones: el triste caso de
sus roces y difkultades unos con otros. El
Bernardo lbáñez de Echavarri, dos veces t':OC·
que esos casos fueran frecuentes y escanda·
pulsado de la Compañía, y téngase presente
lizaban con frecuencia a los neófitos y alar-
que la vida misionera era bravía, por demás,
maban a los Provinciales en uno de los tantos
ya que requería de hombres cultísimos el que
infundios fraguados por un periodista para-
dejaran de lado cuanto habían estudiado y
guayo, de pluma tan amena romo de tan
sabían, ni les era dado conversar con los in.
negras entrañas. 5
dios sobre tem$5· intelectuales, ni podían ce-
El que en 1670 escribiera el Padre Agu~tín
der a efectos nobles para con tal o cual :ndio,
de Aragona que para asepurar en el alma el
ya que eran linces para intuir cualquiera pre-
fruto puede ser de no pequeño estorbo ,el
dilecci.M., y ella les afectaba profundamente;
comunicar a los de fuera los sucesos domes·
por Otra parte habían de pasar los. días, me·
ticos y más si son en materia de disgustos,
ses y años oyendo las mayores bobadas de
com; hombres hayan sucedido enlrl' nosotros,
labios de aquellos "niños grandes", y mediar
0 quejas que unos tienen de otros, o menos
cada dos por tres en S!JS rc·ncillas o desave-
nencia. afecto y estimación de sus prendas .. .•6 .Y el
que dos años más tarde expresara el mt~mo
A ninguno le faltó la constancia, pero más Provincial que era queja común y antzgua
de uno conoció que era inepto para trabajat que algunos Padres, que cuidan de una_ Re-
con indios. A alguno la monotonía de aquella ducción, hacen menos raso de su Compa?ero,
vida rutinaria y sin relieve le perjudicó seria- dificultando ron su rigor que otros qutnan
mente en su salud corporal 1y aun espiritual, serlo, y aun llrga a ser mo~ivo para qur a~·
y los Superiores se vieron en la precisión de gunos de la Provincia ronrtban horror a VI·
sacarlo de las Misiones y trasladarlo a un viren las Reduc<·ioncs . . . ,' no son pruf·has
colegio. Entre los mil misioneros que hubo, de que éso era algo habitual, romo indica
desde 1610 hasta 1767, nada sorprendente es Bias Garay.
que haya habido casos de ésos, y lo extraño Para este escritor, los Jesuítas de la primrra
es que hubiese habido tan pocos. El Padre hora parecen haber sido varones santos, m;Ís
Juan de Quesada nunca pudo aprender el afianzando su influjo sobre' los neóf;tos, cam-
idioma indígena; el Padre Tomás García pasó biaron de sistema, y en vez de respetarles
semanas sin apenas poder cerrar Jos ojos y (a lo.r indios) en la f>ropiedad del fruto de
tomar el necesario sueño) a causa de sus te- su trabajo, convirtiéronse en su Útlico ~ueño,
mores a los indios infieles; el valenciano Ja- y fue desapareciendo la primitiva austerzdad y
cinto Benedicto escribía desde Santa María entrando el amor a los rep.alos de la vida. 8
la Mayor, en 1762 que desde que puse los No hay un adarme de verdad histórica en
pies en estos Pueblos no he tenido un día
estas afirmaciones. En todas las époc:as o eta ..
de consuelo, pues la melancolía, que carga pas de- la historia de las Reduc:cioncs huho
sobre mí, me afliRe sobremanera. 4 Se le des· varones de excelsa santidad, y en no pocas
tinó al Colegio de la Asunción, donde trabajó Jos hubo de virtud mediocre. Si en 1612 pudo
con éxito hasta 1767. decir Ruis de Montoya que las casas de los
Entre los mismos misioneros de un mismo misioneros eran unas pobres chozas pajizas
pueblo o entre los de varios pueblos vecinos, y que su ajuar era e.l ?reviario y el manu.a l
hubo a las veces sus resentimientos y disgus- para bautizar y adnun1~trar los sacramentos,
tos, pero fueron casos raros y que los supe- y el sustento era ma~dt~ca, hah.as y legum-
riores remediaron pronto Hombres _de ta~tas bres y, a las veces, m ra1c:es teman con que
y tan diversas nac:ionalidades: espanoles, tta~ alimentarse, no era ése <'ntonccs el caso de
lianos, alemanes, belgas, húngaros, de men- todos los misioneros, sino de aquellos que
talidad y de idiosincracia diversas, aunque como Ruiz de Montoya estaban en las selvas
imbuídos en el espíritu de Cristo; hombres y al margen de ellas, estableciendo nuevas
que desde la primera hora hasta la última reducciones. En las fundadas, hacía apenas
ORGANIZAC/ON INTERNA DE LOS PUEBLOS

cinco o seis lustros, la vida no era regalada, que se camina. 11 Esto debía parecer poco
pero era confortable. Y lo que acaecía en menos que esrandalodsimo en la Europa
1640, acaecía igualmente un siglo después. de fines del siglo XVII, como hoy nos pa-
Eran treinta los pueblos guaraníes ya estahlcs rece hilarante. Sin embargo era lo común
y bien asentados, pero había misioneros como entonces, y era lo usado hasta por las per·
Jos Padres Jolís, Pons y Guasp que podrían sonas de la más humilde condición. Así como
hacer suyas las expresiones proferidas por los caballos, las varas y los perros cimarrones
Ruis de Montoya un siglo antes. se habían multiplicado fantásticamente, así
Que a mediados del siglo XVIII huho Je- también las gallinas en los centros agrícolas
suítas ~ algunos de entre ellos, que gustaran o ganaderos. Sabrmos por varios misioneros,
de butacas labradas, o montaran en caballos entre ellos Sánchez Labrador que las gallinas
lujosamente enjaezados, o tuvieran varios in- abundaban en todo el país, y suponemos por
diecitos que se ocuparan en las faenas de la ende que también en los pueblos misioneros,
casa de los Padres, o que hicieran conservas y los indios, así como no simpatizaban con
regaladas y cajetas de almíbar, con título de la carne de oveja tampoco gustaban de aqué·
agasajo a los huéspedes, nada prueba contra lla. La abundancia de perdices era igualmcn·
la santidad de los misioneros, ya que las sillas te extraordinaria y nada estraño es que los
con labores y dibujos en la baqueta del res· viajeros las llevaran en escabeche. El que
paldar, y los lomillos grabados y con tarjas, fueran, no con gallineros pero sí con un ces·
y las conservas de toda índole no eran lujos tón o jaula de ellos para su sustento en el
en las Reducciones, donde los indios tenían camino, a nadie extrañará, recordando que
sus complacencias eu esos trabajos de manos 9 • el viaje había de durar dos, tres o cuatro se·
Es lamentable que se traiga a colación un manas, y muchas veces por tierras desérticas.
documento como el que, no sin alguna pena, Si aun hoy es cosa increíble para los euro-
vamos a transcribir para probar a qué extre· peos el que haya en América estancias con
mo había llegado la vida cómoda y regalona 10.000 o 15.000 cabezas de ganado, imagí-
de los misioneros: En la calidad de los pos· nese el lector lo que debieron de pensar los
tus parece hay algún exceso por el título de europeos, desde el General dr los Jesuítas en
caridad, o de agasajo a los huéspedes, hacien· Roma, hasta el portero de la casa de Con·
do conservas regaladas y cajetas de almíbar tratarión de Sevilla, al oír que los Jesuítas
muy transparente y de toda estima, dándose tenían en sólo Yapryú ¡medio millón de
de ésto por postres la mayor parte del año, vacas!
procurando donde no tienen más azúcar que Es muy probable que en algunas Reduc·
la de la repartición , buscar panes de azúcar ciones hubiese habido ocasionalmente, ya que
en Las Reducciones donde se beneficia la ca· no habitualmente, algún exceso, pero el his·
ña, y procurando entablar esta faena en sus toriador para sus afirmaciones generales no
Reducciones los que pueden, para tenrrlo puede ni debe fundarse en los casos cxccp·
más a mano, desdeñándose unos de poner donalcs, sino en los ordinarios y comunes.
conservas de miel en los postres y otros des- Muchas veces las rosas llegaban harto abul-
preciándolas, con que los que atienden a la tadas a los Provinciales, y éstos comprobaban
mayor observancia se ven obligados a irse Jo que en ellas había de exagerado. Lo que
con los demás por la nota que se les sigue ciertamente tonifica y edifica es ver la soli-
y palabritas que se dejan caer de que en otras citud de los superiores para acabar con cual·
Reducciones hay más regalo. . to quiera falta, no bien se enteraban de su exis·
Esto escribía el Provincial Tomás Dombi- tencia, real o posible.
das, en 26 de octubre de 1668, y cinco años Así en 22 de diciembre de 1707 escribía
más tarde comunicaba su sucesor, el Padre a los Misioneros el Padre Bias de Silva, en·
Lauro Núñez, en 19 de noviembre de 1693, tonces Provincial: Ruego a Vuestras Reve..
que el General de la Compañía le había es- rencias haya moderación así en el número de
crito extrañado del regalo y comodidad de los platos como en otras circunstancias con
que se valían algunos Jesuítas al hacer largos que se suelen celebrar en el refectorio estas
viajes, pues su ordinaria comida eran aves, fiestas . . Bien puede desahogar sus senos la
y que no solamente llevan Gallinas en esca· caridad regalando a sus Hermanos; pero sea
beches, asadas o hechas polvos, sino también sin excesos en el número ni en la diversidad,
gallineros de gallinas vivas en las carretas en porque aquél no dice bien con la santa po·
EL MISIONERO Y SU ACCJON COMUNICATif'A 2Y9

brezo, y ésta en los guisados hace mucho mal mos a transcribir lo qu<' a es te propósito
a la salud. Mas lo que con mayor afecto escribe Cardicl. Después de expresar que la
encargo en aqueste punto es que se evite del alimentación y que el vestir es inferior en las
todo lo que en algunos Pueblos se ha hecho, Reducciones a la de los Colegios, agrega:
acompañando el regalo de la mesa con el Sobre todo , aquello de estar con uno o dos,
estruendo de tiros, toque de cajas y sones de a temporadas solo, es un grande trabajo. Los
clarines. Todo aquesto, Padres míos amantí- pobrecitos indios no so n para hacer compañía
simos, pide el remedio , y que se ataje por a hombres prudentes y lit eratos, por su genio
que no cunda, pues aun los Señores Gober- pueril; comúnmente no hablan con los Padres
nadores sólo usan del clarín a su mesa, y sien- sino preguntados. l Qué haría un hombre
do aquella propia regalía de Gobernadores, grave metido entre una tropa de muchachos?
si se le añade otros adherentes, seremos mu::~.o (."Qué consuelo recibiría de su compañía?
reparados, y con sobrada razón bien murmu- Pues esto es estar entre indios, cuyo genio
rados. Para que el oído participe también pueril y pensamientos son de niños, y no tie-
de su recreo, bastará que al tiempo de la nen la viveza y prontitud de los niños euro-
comida canten los músicos unas letras o chan- peos; y así al.!!unos no pueden aguantar esta
sonetas o que toquen sus instrumentos e in- soledad. En los cole[!.ios hay muchos con quien
terpolen varios sones de chirimías, que es va- tratar: hombres de razón , literatura y pru-
riedad que deleita, y sin tanto ruido y es- dencia, que causan mucho consuelo. ltem,
truendo, recrea.l2 tien en tantos externos, eclesiásticos y se~la­
Todas estas pequeñeces, por ser tales y por res, de juicio y prudencia, con cuyas visita~
ser esporádicas y ocasionales, bien poco han y comunicación moderada, como debe ser. ali-
de pesar en la balanza de la historia justi- vian la melancolía. No sabe bien lo que es
ciera, cuando en el otro platillo consta que esto sino el que lo ex perimenta; y si Dios no
había varones de eximia santidad y de un hiciera la costa, como la hace por su infinita
espíritu de sacrifido a toda prueba. Actua· misericordia con aquello,· que por su amor
ron a mediados del siglo XVIII misioneros se desterrarort y desprendieron de otros co-
de la prestancia espiritual de Félix Villagar- modidades, 1l0 se podría tolerar tautos años;
cía, en Santa Rosa; Lucas Rodríguez, en pero nuestro Señor consuela y vivifica mucho
Santiago; Francisco Jiméncz, en Mártires; en los trabajos y melancolías. 13
Rafael Caballero, en San Cosmc; Rafael Ge- Después de lo que llevamos dieho sobre la
nes ter, en San Nicolás ; Santiago Bccio, en persona del misionero, vamos a rcfcrirno~ a
Trinidad; Martín Yegros, en Loreto; .José cuál era su vida en las Reducciones, y aquí
Gómez, en Santa Ana; Juan B. Marquescti , también va a ser nuestro guía un misionero
en Candelaria; Bernardo Nusdorffer, en San tan experimentado eomo el tantas veces ci-
Carlos; Tomás Garda, en San Miguel ; An- tado Cardiel:
tonio Losa, en Yapcyú; Fr3nrisco Olmos, en A las cuatro de la madrur:.ada, nos levan-
Apóstoles; Lorenzo Daffe, en San Luis; Fran- tamos al toque de la camPana. Pasado un
cisco Ucedo, en San Ignacio Miní, Buena- cuarto de hora, se da la señal del Angclus
ventura Suárez, en Santa María la Mayor. para el pueblo. Después de otro cuarto de
Estos son sólo algunos de los varones verda- hora, empieza nuestra oración mental. A las
deramente santos y sacrificados que huho en cinco y cuarto abre el portero la puerta a
las Reducciones citadas, ya que al lado de los sacristanes y cocinero. A las cinco y media
ellos pudiera presentarse otra caravana no se da señal al pueblo con la campana de la
menos numerosa e igualmente gloriosa. torre ; y con nuestra campana de casa se toca
Los había, y eran muchos, los que como los a fin de oración. Desputs de la Misa se ad-
Padres Restivo, Pétola y Jiménez, habían pa- ministra el Viático y Extramaunción a los
sado casi toda su vida en las Reducciones, que lo necesitan . .. a no ser que la necesidad
quién cuarenta, quién cincuenta años arreo. obligue a anticipar la hora; y se da sepultura
Este solo hecho es una prueba harto elo- a los cadáveres. Después de las Horas canó-
cuente de la virtud de esos varones abn~­ nicas se o)'en confesiones, si las hay. A las
gados, si se tiene presente la cultura nada doce y cuarto nos tocan a examen de con-
vulgar de la mayoría de ellos y el medio ciencia. Sigue después la comida y quiete. A
ambiente inculto en que vivieron durante las dos de la tarde toca la campana de la
tantos años. Ya lo indicamos arriba, pero va- torre a vísperas. . . A las cinco~ después del
300 ORGANIZACJON INTERNA DE /.OS PUEBLOS

Catecismo de los niños, se reza en la ]f!.lesia dadas sus gracias, van al Viático, a la Extre·
el Rosario, t~rminando con el Acto de~ con· maunción, y al entierro o entierros, que en
tricción y el Bendito cantado. Después de pueblos grandes cada día suele haber algunos.
lo cual, despachados, si ocurren, algunor mi- A la tarde a las 2, al tocar a Vísperas, entran
nisterios parroquiales más, nos retiramos a otra vez los enfermeros, que ya han visitado
cumplir con las obligaciones del rezo }' la segunda vez el pueblo: van los Padres a los
disciplina regular hasta las nueve en verano. ministerios luego, y después del Rosario, que
En invierno se sigue el mismo orden, empe- es al caer de la tarde, hacen los entierros
zando poco más o menos a la misma hora, para que acudan la gente del Rosario. Fuera
y llamándonos, once veces al día, siemp1·e la de estos tiempos, y mucho menos de noche,
campana regular, lo mismo que en los co· no llaman sino en grave necesidad; y ya saben
legios. Todos los sacerdotes se confiesan a ellos que, si habiendo necesidad no llaman,
lo menos dos veces cada semana; y algunos, aunque sea medianoche, y lloviendo y tro·
todos los días. Cada lunes hay conferencia de nando, han de llevar una vuelta. de azotes.
casos de moral, leyendo uno algún auto1 Los Bautismos se hacen los Domingos des-
aprobado, y discurriendo luego con el Com- pués de tocar a Vísperas;. y se ponen junta-
pañero o Compañeros sobre la materia leída. 14 mente los óleos. Suelen ser /6 y 20 cada Do-
Más dirá alguno, agrega Cardiel en otro mingo en pueblos grandes. Antes de salir el
de sus escritos, e" cómo es posible que en pue· Padre, ya están todos en la puerta de la igle-
blos tan numerosos de 1.000 famil ias, y mu· sia con sus Capillas y velas y con los Padt"inoJ
cho menos en los que pasan de 1.500, y en a cargo de un Secretario, que da una lista
ellas de más de 6 mil almas, que hay alguno., de los nombres de todos al Padre. Todas las
de éstos, puedan dar lugar los ministerios de tardes, antes de Rosario. menos los jueves y
un PárrocO con sólo un ayudante, y a uecej días de fiesta;. se enseña la doctrina a los mu·
solo, como lo suele estar, para el orden y chachas y muchachas. Todos los Domingos
sosiego de la distribución religiosa? Cierto hay plática doctrinal a todo el pueblo, y ser·
que si no dieran lugar para ella, dejaríamoJ món, en forma , todos los días de fiesta de
estas Misiones, pues la caridad bien ordenada, precepto.
y más la espiritual, empieza por sí mismo Todos los años al tiempo de la confesión
Todo lo hace el orden y concierto en los y comunión de precepto, se examina a todos
ministerios, a que da lugar la docilidad de de la Doctrina Cristiana; y si alguno está
los indios, el respeto y obediencia que nos menos diestro, se le enseña antes de dejarlo
tienen , y el no estar nosotros a sus antojos, confesar. Las confesiones en vísperas de días
sino ellos a nuestra disposición. Si los indios solemnes, en que se confiesa mucha gente,
nos llamaran a confesiones de enfermos, a son las que cuestan más que todo, porque
bautismos, a viáticos, a matrimonios, a la hora para cada día de éstos se suelen confesar
que se les antoja, de día y de noche, y las muchos centenares, que llevan toda la maña·
más veces sin necesidad, como sucede con los na, y parte de la tarde. Empiezan a confesar
Españoles en esta ciudad de Buenos Aires y 4 y 5 días antes de la fiesta (por no poder
en algunas otras, cierto es que muchos sacer· dar abasto de otro modo) dos de los con fe·
dotes no bastaran en cada pueblo. Pero hay sores; y como son confesiones de gente tan
mucho orden y prudencia en estoY' ruda y en idioma extraño, difícil y no del
A primera hora, nos dice Cardicl, entraban todo bien entendido sino de los muy antiguos,
Jos Curuzuyás o enfermeros y dan luego cuett· cuesta la materia de ellos dos horas de
ta al Cura de todos los enfermos de cuidado: confesiones lo que entre Españoles costa-
Patire, Fulano necesita de confesarse, para ría !-4. Un alivio tenemos en ellos, y es que
que esté prevenido, por tal y tal enfermedad nin§!Ún indio ni india se encuentra que tenga
de peiigro; Zutano a quien diste el Viático, escrúpulos, y raro que cuente historia. Todo
está peor, y necesita de la Extremaunción,· nace áe su corta capacidad. Pero, es cosa
el otro a quien ayudaste a bien morir, murió que hace sudar el ver que a una misma cosa
a tal hora. El otro a quien visitaste ayer, responden ya sí, ya no; el no poder averigum
necesita de tal medicina, que yo no tengo, y si la materia llegó a pecado grave, por no
la habrá en casa, etc. Si corre mucha priesa, saber dar razón de lo que preguntan; el no
que rara vez sucede, va el uno de los Padres poder saber, por más que le pregunten, si el
luego al ministerio: si no, va a decir Misa, y pecado que dice calló mucho ha, lo confesó
EL MISIONERO Y St' ACCION COMUNICAT/I'A 301

ya en otras confesiones; y finalmente, la duda · romo anotaba el Padre Ignacio Chomé, ha-
de su dolor por la insensibilidad que mues- bían de ser unos proteos de mil habilidades,
tran a las más fervorosas persuasiones e in- ya que a lo espiritual había de agregarse
vectivas. todo lo material. Aunque había enfermero,
El tiempo de cumplir con la Iglesia está el Cura o su Compañero habían de mirar
extendido por privilegio desdtt la Domínica aun por la sanidad de los neófitos; había
Septuagésima hasta la Octava del Corpus. Corregidores, pero habían de controlar sus
Confiesa cada confesor todos estos días 40 ó sentencias y justipreciar los castigos; había
50 por la mañana y 30 ó 4() por la tarde, alcalde en la herrería, pero había que visitar
según las fuerzas y tiempo que cada uno tie- ese taller y comprobar que funcionaba debi-
ne. Compónese para esto con un Alcalde que damente; había quién era responsable de las
cuida de los que se han de confesar, y le estancias, pero había que ver si su acción (';ra
da orden que en su confesonario no permita beneficiosa, o no, para los intereses de los
ponerse más que 50, v. g., y que los que indios.
sobraren vengan primeros el día siguiente: )' Aun cuando d pueblo estuviera ya bien
si no llenaren este número cada día, que les encarrilado y aun cuando tuviera una tradi-
avise por sus gremios. Algunos hay que con- ción ya centenaria, la labor de los dos Padres
fiesan 100 y más cada día; pero pocos ha)' era ímproba, ya que el indio nunca llegó a
que siguiendo este tesón por algunos días despojarse enteramente de su ingénito infan-
no adolezcan luego de vahidos de cabeza y tiHsmo, y con él su falta de S<"ntido de res-
de calenturas. Estas continuadas confesioneJ ponsabilidad.
anuales por tantas semanas, y las de las fies- Sólo la sollcitud continua y empeñosa de
tas, no se hacen en tiempo dt? la oración de partr de los misioneros y sola la docilidad
la mañana, ni de noche, sino después de Misa de parte de los indios, permitía que dos hom.
y gracias y rezo Este orden y concierto eJ bres pudieran gobernar un pueblo de cinco,
el que da lugar para tener con sosiego todaJ seis o sirte mil habitantes, y que toda esa
las distribuciones religiosas; y es de manera, inmensa máquina funcionara como un reloj .
e
que no sólo al o m pañero le sobra cada dí e; Los principios fueron siempre durísimos, pero
tiempo para estudiar Moral, escribir, etc. , una vez ganado el afecto del indio, éste se
sino también algunos ratos al Cura, con estm entregaba con toda generosidad al misionero.
cargado, sobre los ministerios espirituales, de El proceder paternal, cuando no maternal,
tanto cuidado temporal como después diré de parte de Jos misioneros y el amor y la
Todos los sábados se canta la Müa con reverencia que lt>s trnían los indios fue el
toda la plena música, y si es rito de /1! o 29 gran móvil en las Reducciom·s, aunque haya
clase, de la fiesta ocurrente; y si no es de habido espíritus calenturientos que hayan
este rito, de la Virgen . Todos los días de aseverado que los pueblos de misiones se es-
fiesta se canta asimismo la Misa. Y los Do- tablecieron y se conservaron gracias al azote.
mingos hay Asperges, con toda solemnidad Cuando nos nombran en sus pláticas y con-
de capa pluvial y música. Por las CuaresmaJ versaciones, escribe Cardicl, no suelen decir
se mudan todos los Curas, yendo cada uno el Padre a secas. sino el Podre santo. el Padre
por 8 días a otro pueblo a hacer müión, que está en lugar de Dios. Cuando nos en-
para que así, con más libertad puedan suJ cuentran jJor los caminos, luego se paran a
feligreses confesarse con otro. Para ayudar a besar la mano; y si están a caballo, se suelen
Misa, hay 8 o más acólitos niños en cado apear para venir a besarla. Con esta reve-
pueblo, que es oficio de honra entre e!fos. rencia juntan un amor bien particular. Cuan-
como lo debía ser en todo el mundo. Nunca do algún Padre se muda de un pueblo a otro,
ayuda nadie a Misa , sino con sotana y cuello . especialmente si es después de al4unos años,
Y con roquete, y bien vestido y calzado . E" son tantos los lloros y sollozos del pueblo,
las Misas rezadas de cada día ayudan 2 en el acomjJañándole por mucho trecho, y a veces
Altar colateral y 4 en el Altar mayor. F.n laJ hasta el otro pueblo, que algunos Padres sa-
cantadas, 6 en el Altar mayor, 2 ciriales, 2 len a escondidas con alguna estratagena, o a
con incensario y 2 que respond•m. . 16 media noche, para librarse del quebranto de
Todo lo que acabamos de tomar de Cardiel corazón que a él también le causa tanta con-
sólo nos ofrece una visión de la labor espi- moción. En encontrándole la tropa de mu-
ritual de los misioneros. Estos, sin embargo. chachos o muchachas cuando van o vuelven
302 ORGANIZACION INTERNA DE LOS PUEBLOS

del trabajo, luego desde lejos comienzan a sin repugnar nada; y aunque sean muy va-
gritar todos: Tupá tanderará, angá Chcruba, lientes, en la puerta, en lugar de los votos y
Dios te guarde, Padre mío. Y aun a veces, blasfemias que suelen proferir los delincuen-
cuando el camino es por cerca de sus chozas tes Españoles, ellos no dicen otra cosa que
de lanbranza, suelen las madres sacar de ellas jesús María, Jesús María; y luego al punto
a sus tiernas criaturas, y poniéndolas de ro- vienen a besar la mano al Padre diciendo:
dillas, juntas las manos, les hacen gritar: Aguiycbete Cheruba, Chemhoaranquaá ha-
Dios te guartc, mi Padre Santo. A cualquier guera rehé: Dios te Jo pague, Padre, porque
cosita que les demos, muestran un agradeci- me has dado entendimiento. Y sucede a veces
miento notable: y ellos en tiempo de frutas que alguno de los huídos, que no lo han po-
y en las primicias de sUJ sementeras, traen dido sujetar los Españoles por su fiereza,
frecuentemente a los Padres sus presentes, y trayéndolo al Padre, y sentenciándolo a azo-
llevan o mal el que no se los recibamos. tes, luego va como una oveja, los recibe sin
Cuando muere algún Padre, entonces son los resistencia y besa la mano con admiración
sollozos y lloros inconsolables, como si hubie- de todos, y sin .acertar en que consiste. ·
sen muerto todos los primogénitos. C(Jnsiste en que los Padres se portan con
En lo que más muestran su amor es en los ellos como con hijos, mostrándoles amor, tra-
peligros y caminos en que frecuentemente an- tándoles siempre con el nombre de hijos, y
damos. Cuando hay río, pantano u otro mal no inproperándolos de bestias, brutos, hijos de
paJo que pasar, se deshacen por acudir al tal y cual &c. Consiste en que después del
Padre, luego nos quieren llevar en volandas castigo, los Padres deponen luego todo el
por todo, aunque sea corto el peligro; luego enojo, no mostrando ceño, sino amor en pa-
se exponen a todo riesgo para que no le ven- labras y obras, por ver al delincuente hu-
ga ninguno al Padre; ni reparan en lluvias, millado. Consiste en que muestran mucha
ni en granizo, ni en frío, ni en calor, ni en compasión en todos sus trabajos, procurando
rapidez de ríos, ni en el más peligroso riesgo aliviárselos en cuanto pueden; y en orden o
por ayudar al Padre,· y esto mostrando gozo los enfermos es tanto, que a todos los que
y alegría en el rostro. F.staba yo para pasar están de cuidado, les traen la comida en sus
un río muy rápido y aecido en una canoa propias casas con buen aderezo, :r con un
con otros dos Padres: y al que cuidaba de pedazo de pan cada plato, de lo que tienen
las canoas, andando muy afanado en poner- a su mesa, que es el mayor regalo para ellos,
las bien a la orilla, la punta de una le dio un y le echan su bendición. Consiste Pn que ven
tan grande golpe en el pecho, que le quitó que no les hacen trabajar para su provecho,
un pedazo de la piel. Lastimándome yo de sino para el provecho de ellos. Y todas estaJ
esta herida, cogió él prontamente un puñado cosas les hacen creer, aunque de tan corta
de tierra, y refregándose con él la herida, me capacidad, que todos los casti.eos los hacen
dijo con alegre rostro: No te lastimes, Padre por amor, y no por ojeriza ni odio. Consiste
mío, de lo que a mí me suceda, que por JeT- principalmente en el grande celo que ven
viras a vosotros, que sois nuestros Padres, que tienen del bien de su alma , criándolos
nuestras madres y todas las cosas, esto y mu- en tanto temor de Dios desde niños, que es
cho más es nada: y prosiguió en su faena lo que ellos suelen alegar cuando algún Es-
como si nada tuviera. Contóme el P. jeróni- pañol de forma les reprehende de que no le
mo Herrán Provincial, que hallándose él en tenpan a él el respeto y sujeción que quisiera,
una refriega contra los Infieles, cuando sus teniéndolo tanto a los Padres. Consiste en el
indios veían que los Infieles asestaban sus recato tan notable que ven en los Padres,
saetas hacia donde estaba el Padre, lue.go al pues a mujer ninguna jamás visitan, sino por
punto se ponían delante, para que en caso grave enfermedad para confesarla, y tenien-
de herir, fuesen ellos los heridos y no el Pa- do siempre a la mira un enfermero y dos
dre; y de estos casos pudiera llenar muchas monacillos, y luz encendida, que llevan para
páginaJ. eso, si el aposento está algo obscuro; y si
Cuando los hacemos azolar por sus faltas, alguna viene a hablar sobre algún pleitecillo,
es cosa de admirar la humildad y obediencia no se le habla en otra parte que en la iglesia,
y aun amor que muestran en el castigo. Van o en el P6rtico poten/e de la plaza, y estan-
prontos al caJligo que se les intima se<·undum do en pie, y siempre delante de uno o dos
allegata et probata, y varias veces inocentes, Alcaldes.
EL MISIONERO Y SU ACCION COMUNICATIVA 305

Cuando el Español se porte con este re- cribi6 además este insigne coprófilo que los
cato, amor y desinterés, le mostrará la misma Padres misioneros pocas veces entraban en
sujeci6n y respeto. Pero el indio acierta máJ las casas de sus neófitos, aunque estaba or~
que nosotros; porque a ninguno estima por denado que fueran a ellas a confesarlos, si
el vestido y fausto, sino por su virtud. Si en lo solicitaban, y que les llevasen el Viático
los que tenemos alquilados para mayordomos cada vez que lo pidiesen, preceptos que se
de alguna estancia de ganado, que en algu- obedecían muy mal" l~. Como en tantas
nos pueblos los hay, o en los que pasan de otras ocasiones generaliza lastimosamente el
camino o vienen a comerciar, ven que asisten periodista paraguayo, y aplica a todos los
a la Misa, al Rosario, a confesar y comulgar: misioneros que hubo durante siglo y medio,
frecuentemente, y especialmente que muestra lo que fue tal vez la falta de alguno o al-
recato con el sexo femenino, que es lo que gunos. El que los Jesuítas obedt>cif'ran "muy
ellos más aprecian, le muestran mucho res- mal" los preceptos de sus Superiores es una
peto. Pero si ven lo contrario , especialmente incongruencia que sólo cabe en una mente
poco recato, aunque venga cargado de sedas calenturienta.
y guiones, no hacen aprecio de él, y si mues- Cuando a base de un h<'cho aislado, así
tran altivez es peor. El tiempo que el Espa- denigraba la santidad de los misioneros el
ñol mora o se detiene en el pueblo, siempre periodista paraguayo, el jesuíta belga Bos-
tiene a la vista algún Alcalde para que no chcre, en carta del 1O de noviembrt' de 1669,
se desmande ; porque ya saben que suele ha- ponderaba la santidad que había advertido
ber no pocos de pocas obligaciont!S. Y para en los misioneros del Paraguay y como dato
que se conozca el aprecio que tienen de todo t'locuente de ello, advertía cómo el G::neral
lo que es cristiandad, no hay entrt ellor in- de los Jesuítas, en tres ocasiones, eligió de
juria mayor que llamarle i<'araicybae ray. entre ellos a otros tantos sujetos para Visi~
hijo de infiel. Finalmente .• los Españoles qut tadorcs: t>l Padre Altamirano para Nueva
pasan por sus pueblos nunca acaban de ala- Granada, y los Padres Dombidas y Simón de
bar el orden, concierto y economía d(: las León para Chile.
cosas, y más cuando ven que lo mismo es en No obstante esta realidad, no ha faltado
un pueblo que otro; y ponderan mucho la quien muy suelto de cuerpo atrevióse a es-
devoción y cristiandad de los indios, y sobre cribir que era "vcrdadf'ramente inmensa la
todo el aseo y adorno de los templos. Estos distancia que había entre los indios y los
son los frutos que produce esta t•iña, culti- Padres, y que éstos estaban en una relación
vada con tantos afanes de sus primeros Mi- de semidioses <'On sus subordinados" 19 . Si
sioneros, regada con la sangre de cuatro) para Gandía el gran secreto de lm Jcsuítas
que fueron martirizados ferozmente, y ferti- para conservar durante siglo y medio a más
lizada con los .sudores de lo.s que pro.~iguen de 100.000 indios, dóciles y sumisos, fue el
su labor. azote, para Lugonrs fue f"l endiosamiento
Para Bias Garay todo esto no pasa de ser de sus personas, que produda en los indios
una añagaza literaria, ya que, según él, los sentimientos de temor y voluntad de suje-
misioneros llegaron a tales extremos de rcla - dór..
jadón que ni respetaron lo sagrado de sus Mientras hablan ~stos a su modo, ya que
iglesias, ya que empleaban cn el confesiona- horno animalis non intelligit quae sunt Dei,
rio mucho más del tiempo necesario, y lo conforme anota San Pablo, el mhmo Bos<'here
empleaban en mundanas conversaciones, con se alegraba de haber sido elegido para las
frecuencia interrumpidas por ruido.sas carca- Misiones del Paraguay porque eran las más
jadas, y, como prueba, cita un fragmento de arduas, porque la pobreza era máxima, por-
carta del Padre Simón de León, del 12 de que los trabajos eran grandísimos, y porque
agosto de 1697, cuya sola lectura demuC'stra además de poder ejercer ampliamente la ca~
que no se refiere a los confesores de los pue- ridad, había la esperanza de morir mártir:
blos de indios sino a los de las ciudades es· Messis multa, summa operarii paucissimi,
pañolas. Estas mistifica<'iones de parte de labores maximae, paupertas extrema, spes
Bias Garay son frecut>ntes 17 • martirio singularis, nostrorum stupenda cha-
Con su habitual y morbosa inventiva es· ritas.
V. LOS MISIONEROS DE GUARANIES.

30- La organización jesuítica poco después al Ecuador, y con Pizarro pasa


y los pueblos de Guaraníes. al Perú Fray Marcos de Niza, y su aposto-
lado es tal que en 1550 había ya quince con-
No les cabe a los jesuítas el haber sido de ventos en las tierras del Inca. Desde Chile,
los primeros misioneros, en el orden crono- Valdivia, solicita misioneros y llegan. otros
lógico, pero la historia americana está con- Franciscanos, y contemporáneamente vienen
teste en que, por su acción firme y conti- otros de esos religiosos al Brasil, desde donde
nuada, lo fueron en el orden de prestancia pasan al Río de la Plata. La misión de Per·
y de méritos. nambuco quedó al cuidado de los Padres
Antes de arribar a América las sotanas Capuchinos, rama fecundísima de la gran
negras, habían aportado las marronas, con familia franciscana.
los franciscanos y las blancas, con los domí- Los venidos al Río de la Plata estahlecen
nicos. Ya en el segundo viaje de Colón arri- cinco conventos, y entre esos religiosos de la
baron en noviembre de 1493 -los primeros primera hora en estas regiones del Nuevo
hijos de San Francisco- de Asís, y desde la Mundo, se destacaron por sus relevantes
Isla de Santo Domingo salieron en expedi- méritos, Trejo y Sanabria, Francisco Solano
ciones a las regiones vecinas. Cortés ni bien y_ Luis Bolaños. Con Pedro de Mendoza
asentó su poderosa influencia en tierr~ me- aiiibó en 1536 otro contingente de núsione-
jicanas, pidió le enviaran religiosos y entre ros franciscanos, y Fray Bernardo Armenta
los franciscanos que partieron a complacerle desde el Paraguay solicita de sus superiores
se encontraba Fray Pedro de Gante, primer europeos otro envío de a lo menos doce re-
fulgor máximo en tierras americanas, de la ligiosos, ya que la núes es grande y son pocos
más exquisita cultura europea. En 1524 lle· los operarios. A este fin Fray Alonso de San
gan otros doce franciscanos con Fray Mar· Buenaventura hace tres viajes a Europa. Su
tín de Valencia y en 1525 fundan el con- compañero querido, Fray Juan de San Ber-
vento de Cuernavaca, base de operaciones nardo, muere mártir de Cristo en Caazapá,
apostólicas y Jos Franciscanos llegan a las núcntras Fray Bolaños llega a bautizar a
regiones más distantes. Dícese, sin duda con unos 30.000 indígenas, a los que reune en
algún exceso, que en 1540 llevaban bauti· los pueblos o reducciones de Baradero, Ya-
zados más de nueve millones de indígenas. guaron, Itatí, Caazapá, ltá y Yutí.
De solo Fray Toribio de Motolina se asegura Es indiscutible el fervor religioso de estos
que regeneró por el bautismo a unos 400.000 hombres y los sacrificios sin c.u<"nto que tu~
indígenas. vieron que hacer, y la bondad sin límites con
Honduras, Yucatán, Nicaragua y Costa que supieron conquistar.;e las voluntades de
Rica participaron de los beneficios espiritua- los indígenas. Creeríase, sin embargo, que no
les amplia y generosamente otorgados por hubo hondura en su acción, tal vez por ha·
l.os abnegados Padres de San Francisco, y bcr cedido más a la inspiración dd momento
4:on Pedro de Gante, primeramente, y des- que a la meditación de los medios más efi-
pués con el admirable Fray Juan de Zu· caces, aunque más lentos.
márraga, primer arzobispo americano, se Algo después de los Franeiscanos, llegaron
trasladó a Méjico toda la cultura europea, a América en 151 O los Padres Domínicos y
aun la filosófica y la teológica. <"S de justicia recordar que las sotanas marro-
Con igual empuje espiritual y cultural nes se entremezclaron doquier con las blan-
parten en 1535 esos religiosos a lo que es <'.3S. Estas llegan poco después a Haití, a
hoy Venezuela, y Fray Jacobo Rycke llega Méjico, al sur de lo que es ahora Estados
306 LOS MISIONEROS DE GUARANIES

Unidos y al norte de la América meridional. las escuelas y los colegios establecidos por
Misioneros cdosos y varones expertos en las ellos en Méjico, Nueva Granada, Perú y
ciencias eclesiásticas y aun profanas, lt·va n- Chile.
tan la voz <·ontra la esclavitud de los indios, Cuando en 1540 es aprobado el Instituto
y libran la gran batalla en beneficio d<' é~tos. de la Compañía de Jesús, los religiosos de
La figura de Fray Bartolomé de las Casas es sotana marrona y los de hábito blanco, no
ya todo un símbolo. A esa acción humani-
taria se debió d Código de Burgos, o Carta
Magna de los dncchos de los indios a la
Jibcrtad. Pero Fray Bartolomé no se contenta
con esta libertad y va personalmente a Es-
paña donde en 1541 y 1542 obtiene las leyes
más. favorables al trato que debe media r en-
tre los conquistadores y los C'Onquistados. lJn
jurista tan cx<:elso romo su hermano de re-
ligión, Fray Francisco dr Victoria, le favo-
rece denodadamente con su inmensa auto-
ridad.
Ni sr erra que la acción de los Domínicos
se redujo a las misiones entre infieles, ya que

Padre Isaac }oques ( 1607·1646). Gran misio·


nero del Canadá, martirizado en 1646 por los
lroqu~ses . Su estatua se halla en el Hall of Farnc
del Capitolio, de Washington.

solo habían aportado a América: sino que


habían escrito con sus sudores, y aun con su
sangre, muchas de las más bellas páginas de
la historia americana, y aun argentina o
rioplatense.
Fue medio siglo después de aprobada la
San Francisco Javier (1506·1.552) , prototipo de Compañía de Jesús, que un franciscano, pa-
los grandes misioneros. riente de San Ignacio, Fray Martín Ignacio
de Loyola, y un domínico, también obispo,
fueron ellos los fundadores de las primrras Fray Francisco de Victoria, se interesan por
Universidades, entre ellas las dr Santo Do· tener jcsuítas en sus respectivas diócesis del
mingo, que fue la primera que hubo en Amé- Río de la Plata y del Tucumán.
rica, y la de San Marcos de Lima, que un Por los jesuítas que habían aportado al
gobernante incscrupuloso les arrebató y puso Brasil en 1549, supo el mismo San Ignacio
en otras manos. Sin curnto fueron también los deseos de los castellanos del Paraguay
LA ORGANIZACION ]J-:.fiUITICA Y LOS PUEifi:.OS GUAilANIES 307

de tener jesuítas, y ya hemos transcrito la Santiago del Estero, Salta, La Rioja. Corrien-
misiva que sobre este tópico escribió el fun· tes, Asunción, San Juan, Mendoza y San
dador de la Compañía al Padre Pedro de Luis, y en 1609 comenzaron las reducciones
Rivadeneyra, a la sazón en Flandes. de indios Guaraníes, y años después las de
Para complacer a Monseñor Victoria IJc. Calchaquíes, Pasaines, Omoampas, Vilelas,
garon del Brasil en 1586 los Padres Armini, Abipones, Mocobíes, Pampas y Serranos,
Pehuckhes, compitiendo ·así ventajosam~nte
con los veteranos hijos de San Francisco y
de Santo Domingo.
Funon éstas las tres Ordenes religiosas que
mayormente secundaron los propósitos misio·
nales de la Corona en América y sólo quie·
ncs están cegados por la pasión sectaria, y
no son pocos Jos que a causa de ella están
inhibidos de ver la esplendorosa luz que
arrojan innumerables magnas hazañas rea·
!izadas en el hacer de la historia americana.
pueden mirar con dC'sdén la acción espiritual
amplísima y la cultural de cnorm<.·s propor·
cion<'s debidas a esos religiosos.

San Pedro Claver (158Q.J654). apóstol de los


esclavos negros, rn Cartagena de Indias.

Ortega, Saloni, Fields y Grao, y del Perl1, r.n


ese mismo año, los Padres Angulo y Barza.
na. Reunidos unos y otros en Córdoba, en
Abril de 1587, · determinaron que Armini y
Grao regresaran a-1 Brasil, donde hacían mu-
cha falta y que quedaran los demús en estas
regiones, bajo jurisdicción plenamente espa- El Padre Antonio Vieira (1608-1687), misionero
ñola. En 1593 llegó una segunda expedición en el Brasil.
venida del Perú, y la componían varones de
tanta prestancia como Romero, Monroy, Via- Franciscanos, Domínicos y Jesuítas fueron
na y Lorenzana. por santos, empeñosos y sacrifirados, dignos
La acción espiritual e intelectual de estos de igual o análogo galardón, pero en la faz
eximios varones se extendió por todo el vasto externa tuvieron caracteres diversos, dehido
territorio actualmente argentino, y fue com- sin duda a la formación diversa de esas tres
prensivo igualmente de lo que es hoy el corporaciones religiosas. Un celo y un feiVor
Paraguay, Chile y el Uruguay. a toda. prueba caracterizó a los Franciscanos,
Fundaron la Universidad de Córdoba, pero no les preocupó mayormente entablar
abriCron colegios de segunda enseñanza en una organización meticulosamente adecuada.
Santa Fe, Córdoba, Buenos Aires, Tucumán, La bondad supliría todas las fallas que pu-
LOS MISIONEROS DE GUARAN/ES

dieran acaecer. Los Dominicos sin ceder en bajo la luz de una lámpara eléctrica, pero
celo y fervor a los hijos de San Francisco, ésta repentinamente se apagó, quedando to-
aplicaron su saber europeo a la obra misio- dos tres en oscuras. El Franciscano comenzó
nera americana, pero lo que entre las gentes a loar al Dios por la luz y a loarle también
europeas podía ser eficiente y · de óptimos por las tinieblas, ya que la luz y las tinieblas
resultados, no los produjo iguales entre las glorifican al Señor; el Dominico discurrió las
del Nuevo Mundo. Los jesuítas, no menos cinco causas, que podían haber innuído en
celosos y fervorosos que sus corrcligiosos fran. producir ese fenómeno, y discurrió diez y
ciscanos y dominicos, comenzaron por pene- siete efectos que podrían resultar del mismo,
trar en la psicología del indio y lejos de y mientras el uno así loaba a Dios y el otro
adaptar a Jos indígenas a los métodos euro- filosofaba, se encendió nuevamente la lámpa.
peos, adaptaron los métodos, que habíat\ ra. Echaron entonces d~ menos al jesuíta,
pero se presentó al rato: había ido a arre-
glar el corto circuito.
Es un cuento, pero refleja una triple rea-
lidad que la historia, no sin gloriosas excep-
·r.iones, 'como las reducciones californianas de
Fray Junípero Serra, confirma ampliamente.
El gobierno democrático de las antiguas
Ordenes religiosas tenía sin duda sus gran-
des ventajas, y también sus manifiestas des-
ventajas. Contaban ellas con un superior
general, peo la dependencia del mismo era
más honoraria que real, pues sólo afectaba
a hechos de mayor bulto y de trascendencia
más universal. En no pocos easos era más
federal que unitaria la organización que les
había dejado sus fundadores. Era ciertamen-
te el caso de los Benedictinos y Cistercien·
ses, y participaban no poco de la misma los
Franciscanos y los Dominicos.
San Ignacio, no obstante los aires de una
nueva democracia que en su época soplaban,
El Padre Antonio Ripari, misionero entre los adoptó, como en un ejército, el unitarismo
Guaraníes, y mártir.
más rígido, poniendo en manos del General
todas las riendas, de suerte que, por sí y por
aprendido en el viejo mundo, a la idiosin- los hombres quc él esco~iera, pudiera gober-
rracia de Jos indios. nar en forma directa o indirecta a todos sus
Si fue notabilísimo el empuje con que Jos religiosos. Elegido de por vida, no tan solo
Jesuítas comenzaron en América su labor por algunos años, como es costumbre en no
misionera y si fue en alto grado sorprenden- J:M)Cas corporaciones religiosas, tiene a su la·
te la tenacidad con que la llevaron adelante, do un cuerpo de secretarios, llamados Asis-
no llamó menos la atención la habilidad con tentes y éstos que representan a diversos
que organizaron sus reducciones indígenas. grupos de provincias, son sus consultores
No faltó la santidad franciscana, ni se echó natos y los ejecutores de sus designios.
de menos la ciencia dominicana, pero st· Elegidos por el General se hallan en diver-
<~ontó con una practicidad no vista hasta sas regiones del orbe los Provinciales o su·
entonces en empresas espirituales. periores mayores de una Provincia, depen-
Cabría confinnar lo dieho con la ingeniosa dientes de él y asistidos de un grupo de con·
anécdota que se ha divulgado no poco en scjcros o Consultores, nombrados por el Gf-.
estos días y que parece compendiar una rea- ncra.l. Este, de acuerdo generalmente con los
lidad histórica por lo que respecta al proce- Provinciales, nomb::-a los rectores de los Co-
der de Franciscanos, Dominicos y Jesuítas. legios y aun los superiores de casas may~res,
Dícese que en una ocasión sendos religioso• y así aquellos como éstos son asistidos de
de estas corporaciones rezaban el Breviario Consultores o consejeros. Aunque en muchas
LA ORGANIZACION ]ESUJTJCA Y LOS PUEBLOS GUARANIES

casas menores y en todas las Reducdone¡; mó desde 1607 la que comprendió todo lo
indígenas era misión de los Provinciales el que es hoy la República Argentina, Chile,
elegir para ellos y destinar a ellas a los que Paraguay, Uruguay y parte sudeste de Boli-
las habían de gobernar, éste no era un de- via, aunque a los pocos años la región tras-
recho absoluto sino delegado por el General, cordillcrana constituyó provincia o vicepro-
como el Provincial a su vez delegaba parte vincia independiente. Las Reducdones de
de su autoridad en los Jlamados Superiores Guaraníes, así las que hubo en lo que es
de las Misiones del Paraná y Uruguay, pero ahora la Provincia de Misiones, como las
sin que por eso dejaran de estar subordina- que se hallaban en tierras actualmente brasi-
dos a él, como lo estaban los misioneros, así leras, paraguayas y bolivianas, dependían
a dichos Superiores ·como a los Provinciales. directamente de los dichos Provinciales; aun
Estos eran elegidos por el General de entre cuando tuvieron los llamados Superiores de
los componentes de una Provincia, y en no
pocos casos, eran enviados desde otras pro-
vincias. Lo que siempre fue una reaUdad es
que se escogían a varones de singulares pren-
das espirituales, culturales y aun sociales.
Con sede en Córdoba, como fue el caso
entre nosotros, el Provincial debía anualmen-
te visitar persona·lmente todas las casas de
su jurisdicción y conversar con todos y con
cada uno de sus religiosos, y era su deber
enviar ·frecuentes misivas al General, infor-
mándole de las cosas y de los hombres, de
suerte que el General por sí mismo o por
medio de sus secretarios o Asistentes, pudie-
se estar al tanto de todo. Era también obli-
gación del Provincial convocar cada tres
años, o, en América, cada seis años, lo que
se llamaba la Congregación Provincial, la
que se constituía con Jos superiores locales
o rectores de Colegios; y los Padres profesos,
que venían a ser aproximadamente una quin-
ta o sexta parte de todos los sacerdote<; per-
tenecientes a una Provincia. Durante tres, El Padre Pedro Juan .Andreu, según cuadro
existente en Mallorca .
cinco o' más días, informaban sobre el estado
de la Provincia y discutían problemas diver-
sos atingentes a la prosperidad de la misma Jas Reducciones del Paraná y Uruguay, éstos
y, en consecuencia, elevaban colectivamente sólo eran lugartenientes de los Provincia-
al General diversas peticiones, llamados Pos- les para los asuntos menos trascendentales o
tulados. Era también incumbencia de la más urgentes.
Congregación elegir a uno o varios Procura- Por Jo que respe<'ta a Jos supniores que
dores, Jos que debían trasladarse a Europa, gobernaron la Provincia del Paraguay y por
agenciar ante el General de los Jcsuítas y ende a las Rrdurcion cs, en el transcurso del
ante el Rey, lo que convenía para bien de la siglo XVII, fue r1 primero, en calidad de
Provincia que representaban, y además de Provincial, el Padre Diego de Torres ( 1607-
hact>r las necesarias compras de objetos y 1615); y en su tiempo se tuvo en Santiago
productos de que carecían en América: de- de Chile ]a Primera Congregación Provincial
bían reclutar y traer a sus respectivas Pro- y fue electo procurador ante las Cortes de
vincias nuevos contingentes de misioneros. Madrid y Roma, el Padre Juan Romero. En
La organización fuertemente centralizada 1615 ]e sucedió el Padre Pedro de Oñate, y
era sin duda eficacísima y forzosamente ha- bajo su égida se celebraron dos Congregado·
bría de dar resultado, si los hombres elegi- nes provinciales y en f"llas fueron elcctos por
dos eran adecuados. Fue por cierto el caso procuradores los Padres Juan de Viana y
en la Provincia del Paraguay, que así se lla- FrancisC'o Vázquez. El Padre Nicolás Durán
310 LOS MISIONEROS DE GUARANIES

Mastrilli sucedió a estos primeros provinciales, dre Cristóbal Gómcz, y con el mismo secre-
en 1622, y tomó por su secretario al gran tario gobernó entre 1655 y 1658 el Padre
misionero Diego de Boroa En Córdoba ce- Francisco Vázquez de la Mota, y entre 1658
lebráronse dos Congregaciones Provinciales, y 1663 el Padre Simón de Ojeda, quien
la cuarta y quinta en el orden cronológico, tomó por secretario al Padre Bartolomé Bo-
las que tuvieron lugar en 1626 y 1632, y nilla. En este gobierno, y en el decurso de
resultaron electos para representar las nece-
sidades de la Provincia ante las autoridades
ed Madrid y Roma los Padres Gaspar So-
brino y Juan Bautista Ferrusino.
En 1628 el quinto Provincial, Padre Fran-
cisco Vázquez Trujillo, inició su gobierno, y
en 1634 le sucedió el Padre Diego de Boroa,
y gobernó hasta 1640, año en que le reem-
plazó el Padre Francisco Lupercio de Zur-
bano. Este tomó por secretario a otro gran
misionero: el Padre Francisco Díaz Taño,
y en las dos Congregaciones, la de julio de

El Padr~ Pedro de Sm tdl ( + 1873), "apóstol


de los Pieles Rojas" .

1658, tuvo lugar en Córdoba la nona Con·


gregación Provincial, la que eligió por pro-
curador al Padre Francisco Díaz Taño.
En 1663 entró a gobernar la ·Provincia
como vice-provincial el Padre Francisco Ji-
ménez y en la décima Congregación, cele-
brada en 1663, fue elegido para ir a Europa
el Padre Cristóbal de Altamirano. Entre
1663 y 1669 gobiernan la Provincia el Visi-
tador Andrés de Rada y el vice-provincial
Francisco Jiménez, y desde 1666 el primero
actúa como Provincial hasta 1669. Le reem-
El Padre Domingo Muriel, según una lámina
publicada a raíz. de su deceso . plaza, en este año, el Padre Agustín de Ara-
gona, y a éste en 1672 el Padre Cristóbal
Góm<'z, y a éste, pero como vice-provincial,
1637 y julio de 1644 fueron electos para en 1676, el Padre Tomás Dombidas.
procuradores los Padres Francisco Díaz Taño En 1677 entra a gobernar la Provincia del
y Juan Pastor. Paraguay el Padre Diego Francisco Altami-
Desde 1646 gobernó la provincia jesuítica rano, que había ya actuado como secretario
del Paraguay el Padre Juan Bautista Fcrru- del Padre Agustín de Aragona. Durante su
sino, y en 1651 le sucedió el Padre Juan Pas- gobierno se tuvieron dos Congregaciones, la
tor quien presidió la oct3.va Congregación de 1679, en la que fueron elegidos los Padres
Provincial, en la que fut electo por procu- Cristóbal Grijalva y Tomás Dombid~s, y la
rador el Padre Simón de Ojeda. En 1654 de 1683 que no llegó a reunirse pero envia-
y 1655 actúa romo Vice-Provincial , el Padre ron sus votos, Jos que los podían dar, a favor
Lorenzo Sobrino, cuyo secretario fue el Pa- de los Padres Diego Francisco Altamirano y
LA ORGIINIZIICION !ESU/T/C/1 Y LOS PUEBLOS GUIIRIINIES 311

Gregorio de Orozco, como procuradores a Machoni, y en la Congregación· décima quin-


Europa. El segundo solo era suplente en caso ta, presidida por él, fueron electos por pro·
de no poder ir el primero. curadores los Padres Luis de la Roca, .Jeró·
En 1681 entró a gobernar toda la Provin· nimo Herrán y Juan de Alzola. Los dos pos·
cia el Padre Tomás de Baeza, y le sucedió treros partieron efectivamente a Enropa, a
en 1682 el Padre Tomás Dombidas, y a éste los dos años, por no haber barco en todo ese
en 1689 el Padre Grcgorio Orozro, quien tiempo.
tuvo por secretario al Padre José Serrano. El 11 de setiembre de 1722 asumió el
En su tiempo, y en 1689, tuvo lugar la deci- gobierno de la Provincia el Padre Luis de la
matercera Congregación, y aunque fueron Roca, sucediéndole, desde el 27 de marzo de
elegidos para representar a la Provincia en 1726, como vice-provincial, el Padre Ignacio
Europa los Padres Ignacio Nuñez, Cipriano Arteaga, y a éste, pero también como Vice,
Calatayud e Ignacio Frías, sólo este último desde el 28 de noviembre de 1727, el Padre
pudo hacer el largo viaje. Lorenzo Rillo. Presidió este jesuíta la décima
Desde el 14 de enero de 1692 fue Provin· nona Congregación que fue la que eligió a
cial el Padre Lauro Nuñez, y el 29 de marzo los Padres José López, Antoni() Machoni y
de 1695 le sucedió en el cargo el Padre Simón Juan de Alzola, aunque sólo estos dos pos-
de León., y en su época la décima tercera treros pudieron emprender el viaje a Europa,
Congregación eligió a los Padres Lauro Nú- trP.s años después de ser elegidos.
ñez, Grcgorio Cabral y Salvador de Rojas Reemplazó al Padre Ri!1o en el cargo de
para exponer las necesidades de la Provincia Provincial el Padre Jerónimo Herrán y go-
ante las Cortes de Roma y Madrid, pero bernó la Provincia desde el 2 de junio de
ninguno de ellos pudo emprender viaje. 1729 al 2 de diciembre de 1733, día en que
En 20 de setiembre de 1698 entró al go· ocupó su puesto el Padre Jaime AguiJar. En
bierno dt la Provincia el Padre Ignacio Frías la época en que gobernó este jesuíta, tuvo
y en la Congregación décima cuarta fueron lugar en Córdoba la vigésima Congregación
elegidos los Padres Francisco Burgés, Nico- , provincial, la que eligió a los Padres Miguel
lás de Sabas y Diego Ruíz; sólo los dos pri· López, Juan José Rico y Jerónimo Cei;allos,.
emros se trasladaron a Europa. pero ¡)or causas diversas ninguno de ellos
Al Padre Frías sucedió el Padre Lauro pudo trasladarse a Europa. El Padre Sebas·
Núñcz, que había ya gobernado entre 1695 tián de San Martín que entró a gobernar
y 1698, y a éste como vice-provincial d Pa- como vice-provincial desde el 27 de setiem-
dre Gregorio Cabral, desde el 23 de julio de bre de 1738, presidió la vigésima primera
1706, y a éste el Padre Bias Silva desde el Congergación, en la que fueron electos por
1O de setiembre de ese mismo año, y a éste. procuradores los Padres Diego Garvia, Juan
como Visitador y vice-provincial, de5de el José Rico y Gabriel Novat. Los dos primeros
20 de abril de 1709 el Padre Antonio Garri· pudieron partir a Europa en enero del año
ga. En 1710 presidió Garriga la décima sexta siguiente, después de una espera de once
Congregadón, en la que fueron elc:-ctos los meses.
Padres Diego Ruíz, Bartolomé Jiménez y El Padre Antonio Machoni, que gobern6
José Aguirre. Sólo los dos primeros pasaron desde el JO de enero de 1739, y tuvo por
a Europa. secretario a un tan c:-ximio varón romo el
Como vkc-provincial entró a gobernar el Padre Ladislao Orosz, persidió la vigésima
22 de abril de 1713 el Padre Luis de la segunda Congregación, en 1740, y en ella
Roca, y en la decima séptima Congregación fueron electos los Padres Jaime AguiJar, J..u.;.
fueron elegidos en 1717 los Padres Antonio ras Zabala y Pedro Arroyo, pero ninguno de
Parra, Diego Ruíz y Pablo Castañeda. Nin· ellos llegó a embarcarse. Ninguna Congre-
guno de ellos llegó a emprender viaje, con gación hubo durante el vice·provincialato del
excepción del primero que lo emprendió para Padre Pedro Arroyo (febrero-octubre 1743),
la eternidad mientras esperaba coyuntura pero se celebró la vigésima tercera Congre·
para emprenderlo a Europa. Sucedió a de gación durante el gobierno del Padre Ber-
la Roca en 1717 el Padre Juan Bautista de ttardo Nussdorffer (12 de octubre 1743-21
Cea, y a éste, en 23 de julio de 1719, aunque de agosto 1747). En ella fueron elegidos los
con carácter de Vice, el Padre José Aguirrc. Padres Ladislao Orosz, Bruno Morales, y
Este eligió por secretario al Padre Antonio Simón Bailina. Los dos primeros partieron
312 LOS MISIONEROS DE GUARANIES

a Europa en setiembre de 1746, pero el Padre Coincidió con el gobierno del Padre An-
Morales falleció en Madrid en 1748. dreu la venida del Visitador Nicolás Con-
En tiempo del Padre Manuel Querini, y de tucci, romano de origen, pero que procedía
su secretario Juan Escandón, tuvo lugar la de Chile, y le sucedió en el gobierno el Pa-
celebración de la vigésima cuarta Congrega- dre Manuel Vergara, venido del Perú. Co-
ción, la que eligió por procuradores a Jos menzó su gobierno en agosto de 1766 y lo

El misionero Jesuita y su altar portátil, según dibujo del Padre


Bernardo Havestadt.

Padres Pedro Arroyo, Carlos Gervasoni y Si- tenninó con la expulsión de los jcsuítas en
món Bailina. Llegaron a ir a Europa los dos 1767 y 1768.
primeros, pero Arroyo falleció en Madrid y Los cuarenta y siete Provinciales, que aca·
Gervasoni fue expulsado de la Península por bamos de recordar, fueron desde 1607 hasta
hablar contra el Tratado de Límites. 1768 las autoridades máximas en toda la
La embarazosa situación creada por este Provincia Jesuítica del Paraguay, y por ende
inconsulto Tratado de Límites hizo que el también de las Reducciones de Guaraníes, si
General de la Compañía nombrara por visi- bien éstas eran gobernadas por autoridades
tador y Provincial al jesuíta peruano José locales dependientes de él. Eran Jos llama-
Barreda. Su gobierno se extendió desde el 8 dos Superiores de las Misiones, cuya sede fue
de diciembre de 1751 al 10 d e agosto de casi siempre la Reducción de Candelaria, por
1757, y en su tiempo, esto es, en 1756, '" considerarla la más céntrica.
celebró la decimaquinta Congregación. Para No ha Jlegado hasta nosotros una lista
representar a la Provincia ante las Cortes de autorizada y fidedigna de dichos Superiores,
Roma y Madrid fueron elegidos los Padres pero parece bastante exacta la que damos a
Simón Bailina, quien falleció en Madrid en continuación, basada en la que escribió a
1760, Juan Escandon y Antonio Gutiérrcz. fines del siglo XVII 1 el Padre Di<go Gon-
Al Padre Barreda sucedió el Padre Alonso zálcz.
Femández (agosto 1757-diri<mbre 1761), l. P. Marciel de Lorenzana.
quien contó con un tan egregio secretario 2. P. José Cataldino.
como el Padre Domingo Murid, y le sucedió 3. P. Antonio Ruíz de Montoya.
el Padre Pedro Juan Andreu que presidió 4. P. Roque González de Santa Cruz.
la última Congergación Provincial, la de 5. P. Diego de Boroa.
1762, en la que fueron electos los Padres 6. P. Diego de Alfaro.
José de Robles, Domingo Muriel y Vicente 7. P. Claudio Ruyer.
Sanz. 8. P. Pedro Romero.
LAS EXPEDICIONES DE MISIONEROS DESDE EUROPA

9. P. Francisco Díaz Taño. 31- Las expediciones de misioneros


1O. P. Cristóbal Mendoza. desde Europa.
11. P. Cristóbal Altamirano.
12. P. Silverio Pastor. Como indicamos ya, uno de los objetivos
13. P. Hernando de Santa Cruz. de los Procuradores que cada tantos años se
14. P. Ignacio Feria. enviaban a Roma y Madrid era el que re-
15. P. Pedro Comentale. gresaron con un lote de nuevos misioneros,
16. P. Francisco Molina. para llenar los vacíos que dejaban los que
17. P. Luis Hemot. enfennaban o morían, y para emprender
18. P. Nicolás del Techo, 1674. nuevas fundaciones. Dada la escasa pobla·
19. P. Juan Suárez de Toledo. ción que hubo en estas regiones, la.s voca·
20. P. Diego Suárez. dones nativas eran insuficientes a este fin.
21. P. Tomás de Baeza. Así en 1608 regresó el Padre Juan Rome-
22. P. Alexandro Balaguer, 1681. ro con una pléyade de varones benem!-ritos,
23. P. Alonso del Castillo. como Jos Padres Francisco del Valle, Simón
24. P. Juan Moranges. Masseta, Francisco de San Martín, Andrés
25. P. Salvador Roxas, 1689. Jordán y Antonio Aparicio. Entre Jos llega-
26. P. Joscph Serrano . dos en 1616 con el padre Juan de Viana
27. P. Leandro de Salinas, 169.1-1697. hallamos a los Padres Claudio Ruyer, An·
28. P. Joseph Sarabia . drés Agrícola o Feldmann, Alonso Rodrí-
29. P. Bernardo de la Vega. guez, Pedro Comentale, Francisco Vázquez,
30. P. Luis Gómez, 1692-1693. Francisco Díaz Taño, y con el Padre Fran·
31. P. Sebastián Toledo. cisco Vázquez Trujillo en 1621 los Padres
32. P. Angelo Petragrassa, 1710. Espinosa, Cristóbal Mendiola, Bernardino
33. P. Tomás Bruno. Tolo, Pedro Mola, Antonio Rocamora, Juan
34. P. Mateo Sánchez. de Córdoba y Juan Suárez de Toledo.
35. P. Juan Bautista Cea. Con el Padre Gaspar Sobrino aportaron al
36. P. Bartolomé Ximénez. país en 1628 los Padres Gaspar Sobrino y
37. P. Joseph Pablo Castañeda; l abril Silverio Pastor, Diego Ferrer y Manuel Al·
de 1718. varez, Pedro Basurto y Frandsco Jarque,
38. P. Pablo Restivo; 1 marzo de 1719. Pedro Patricio y Juan de Aragón, Justo Van
39. P. Pablo Benítez; 16 de febrero 1721. Surck y Andrés Gallego, Adrián Crespo y
40. P. Tomás Rosa; 18 de abril de 1724. Luis de Guzmán, Nicolás Durán y Antonio
41. P. José de Insaurralde, 16 set. 1726. Palenno, Adrián Abadía y Matías de Fuen·
42. P. Jaime AguiJar; 7 julio de 1730. salida, además de otros menos célebres.
43. P. Bernardo Nusdorffer ; 16 feb. 1734. El Padre Juan Bautista Ferrusino en 1635
44. P. Rafael Cavallero; 17 set. 1739. trajo consigo otra lucida expedición de futu·
45. P. Joseph lberaquer; 13 añosto 1743. ros misioncros, entre cllos Sebastián de Con·
46. P. Teodoro Balenchana; 4 oct. 1746. treras y Carlos Guevara, Eugenio de Sancho
47. P. Bernardo Nusdorffer, 20 nov. 1747. y Agustín Fcrrandiz, Pedro Canigral y Vi·
48. P. Matías Strobel; 15 junio de 1752. rente Akina, Andrés de la Mota y Franci!;CO
49. P. Tcodoro Balenchana; 7 feb. 1754. Quevedo.
50. P. Antonio Gutiérrez; 19 feb. 1756. En 1640 ron el Padre Frandsro Díaz Ta-
51. P. Jaime Passino; 19 agosto 1758. ño, y, en 1647, con cl Padre Juan Pastor,
62. P. Roque de Rivas, Vice-Sup., 10 de llegaron a nuestras playas los Padres Nico-
febrero 1762. lás del Techo, Abraham Exeter, Jodoco
53. P. Esteban Fina, Vice-S.; 14 feb. 1763 Bachmann, Juan Pastor, Gil González, Luis
54. P. Lorenzo Balda. de Castro, Matías Ruíz, Luis de la Guardia,
Aunque en fonna meritoria algo desigual, Francisco de la Cueva, Antonio Vidal. Fran·
todos aquellos Provinciales y todos estos Su· cisco Jiménez, José de Molina, Andrés de
periores fueron varones preclaros, y nada Bacza, Diego Altamirano, Juan Romero,
extraño es '\ue, libradas al talento y a la Francisco de León, Alonso de la Rúa, y
virtud de los mismos, las Reducciones de otros no pocos.
indios Guaraníes conservaron siempre su sC- A la expedición de 165 7, encabezada por
IIo de firmeza y de progreso. el Padre Simón _de O jeda, corresponden !os
314 LOS MISIONEROS DE GUIIRIINIES

Padres Scbastián Carrió, Gregario Orozco, los Padres José de Ortega y Jerónimo He-
Antonio de Villagrán, Pedro Jiménez de rrán, Antonio Ligoti y Tomás Rosa, Pedro
Araya, Diego de Sotomayor, Cipriano de Carena y Juan de Alzola, Juan Sarradell
Calatayud, Antonio de Loyola y otros menos y Sebastián de San Martín, Miguel López y
conocidos, y en la magna expedición de 1672, Juan Pradas, Juan Plaza y Juan Francisco
organizada por el Padre Cristóbal de Alta- de Aguilar, Manuel Pujol y Juan Montijo,
mirano, vinieron Jos Padres Miguel Angel Engenio Benigno y Tomás González, Manuel
Serra y Francisco de Rojas, Francisco de Navarro y Juan Fernández, Francisco de
Herrero y Francisco Benzonio, Juan Antonio Herrera, y José Gallardo, Diego Valcarcel e
Salinas y Diego Ruíz, Polirarpo Dufo y Ma- Ignacio Nicolás Roca, Alejandro Ducós y
teo Sánchez, Bias Fcrnández y Francisco Me- Francisco de León, Juan de Benavrnte y Jo-
drano, Miguel Oran tía y Mateo de la Torre, sé Ignacio Navarro, Bemabé Sánchez y An-
Bernardo de la Vega y Manuel Sánrhez, tonio Machoni, y entre los hermanos legos
Juan Flores y Francisco Martín. aportaron entonces Enrique Pescke, Juan
Más lúcida aun que ésta, fue la expedi- Kraus, Juan Bautista Xandra y Lucas Za-
ción organizada en 1680 por los Padres Cris- bala.
tóbal de Grijalva y Tomás Dombidas, ya que Todos estos y otros muchos misioneros de
en eJia vinieron los Padres Diego h.figuel de menor actuación llegaron en el decurso del
Bazán, José Carrión, Agustín de Piñateli, siglo XVII , y muchos más, y de no menor
Lucas Quesa, José Muñoz, Diego de Córdo- prestancia, aunque en su mayoría menos po-
ba, Manuel Castro, Pedro de Silva., Juan pulares, aportaron en la centuria siguiente,
Bautista Cea, Pablo Castañeda, Alejandro como en 1714. En este año regresó al país el
Baeza, Diego Mejía, José Vallés, Agustín Padre Francisco Burgés, con varones tan pre-
Fcrrandiz, Ignacio Castañeda, Ignacio de claros como los Padres Bartolomé Blende,
Arteaga, Sebastián Pimentel, José de la Pe- Jarobo Van Cutzcn, Lorenzo Dalle, José
ña, Juan Vela, Francisco del Castillo, Do- Astorg:a, Sebastián Toledano, Félix de Villa-
mingo Calvo, Francisco de Robles, Francisco garda, Pedro Arroyo, Pedro Delgado., Fran-
Alonso, Jerónimo Díaz, Antonio Giménez, cisco García, Luis Colombo, Juan José Rico,
Francisco de Alfaro, Alonso !baña, Diego y en 1717, con el Padre Bartolomé Jiméncz,
Berna!, Francisco Javier del Canto, Santiago llega ron setenta y dos futuros misioneros, sa·
Ruíz, Pedro Chacón, Pedro García y Fran- cerdotes, estudiantes y coadjutores, y entre
cisco Caballero, y a los cuatro años, en 1684, ellos hay que mencionar a Manuel Querini,
y gracias a los esfuerzos del Padre Diego a Segismundo Aperger, a Bernardo Nuss·
Francisco Altamirano, vinieron al Río de la dorffer, a Antonio Betschon, a Gregorio
Plata los Padres Diego Centeno y Tomás Haffe, a Conrado Harder, a Tobías Pétola,
Bruno, Antonio Velasco y Felipe Suárez, a Carlos Rechberg, a Miguel Streicher, y a
José López y Francisco de Vergara, Alonso los coadjutores Juan Wolff, José Klausner,
Zapata y Bias del Portal, Martín de Torres José Schmidt, Juan Primoli y Salvador
y Alonso de Piedrabuena, Fernando Romero Conde.
e Ignacio Toledo. A principios del año de 1729 regre<Ó al
En 1690 vino con una expedición com- Río de la Plata el Padre Jerónimo Herrán
plementaria de ésta, el Padre Antonio Parra, ron nuevos misioneros, romo Francisco
y entre otros aportaron los Padres Juan Pa- Magg., Tomás Werle, Francisco Javier Limp,
tricio Fernández y Jaime T ejedor, Dionisio Ladislao Orosz, Inocencio Herber, Juan Ibe~
de Avila y Diego García Serrano, Dionisia racker, José Brigniel, Miguel Haffner~ Ma·
Caballero y Nicolás Jiménez, Juan de An- tías Strobel, Martín Schmidt, Ignacio Cho-
drada y Francisco Hervás, Juan de Tejeda mé, Carlos Gervasoni, lista verdaderamente
y Bernardo Javier, Nicolás de Salas y Cons- sorprendente por la acción de gran relieve
tantino Díaz, Luis Roca y José María Pom- que después desplegaron estos misioneros y
peyo y Pablo Restivo, Angelo Camilo y Juan rasi todos los que entonces vinieron al país;
Bautista Neumann, Enrique Cordulc y Anto- otro tanto podría decirse de la expedición
nio Biihm, Antonio Sepp y Diego de Haze, de 1734, capitaneada por el Padre Antonio
Diego Clarct, Francisco Magg, y en 1697 Machoni, ya que arribaron entonces al Río
capitaneó el Padre Ignacio de Frías una de la Plata: Juan Escandon, Carlos Tux,
magna expedición, de la que formaban parte Adolfo Skal, Juan Mesner, Juan Marque-
LAS EXPEDICIONES DE MISIONEROS DESDE EUROPA 315

seti, Ignacio Cicrheim, Manuel Arnal 1 Ma- ciones de misioneros, la Provincia del Para-
nuel Vergara, José Mas, Miguel Marimon, guay fue en aumento en lo referente a su
Lorenzo Planes, Juan de Quesada, José Sán- personal.
chez Labrador., Manuel García, Antonio
48 sujetos en 1608
Calderón, Francisco Navalon, José de Gue-
116 1616
vara, Tomás García, Pedro Juan Andreu, 121 1626
Bartolomé Pisa, Andrés Bottelre, Gaspar J6.í3
168
Pfitzcr, Pedro Artigues, Antonio Guasp y
269 1717
José Gil. 320 1730
Los padres Diego de Garvia y Juan José 303 1749
Rico regresaron de Europa trayendo entre 457 1767
otros muchos, a los Padres José de Robles,
Felipe Ferder, Juan de Ribera, Sebastián Si en 1748 las Provincias jesuíticas de la
Garau, Lorenzo Casado, Vicente Sanz, Fran- Metrópoli, Toledo, Castilla, Aragón y Anda-
cisco Carrió, José Quiroga, Segismundo lucía, contaban respectivamente con 659,
Baur, Jerónimo Rejon, y en 1748 vinieron 718, 604 y 662 sujetos, la del Brasil, Perú,
al país, traídos por el Padre Ladislao Orosz, Chile, Nuevo Reino de Granada y Quito
los Misionc.ros Tadeo Enis y Domingo Mu- tenían 445, 526, 242, 193 y 204 4 •
riel, Francisco Serdaheli y Florián BauC'ke, En cuanto a la índole de los sujetos que
Martín Dobrizhoffer y Nicolás Plantich, J u- hubo en la Provincia del Paraguay, en algu-
Jián Knogler y Francisco Unger, José Gilge nos de los citados años, podemos advertir que
y José Klcin, Segismundo Griera y José Leh- de los 168 que había en 1653, 108 eran sa-
mann, Tomás Borrego y Agustín Plana. cerdotes, 5 eran novicios, 1O estudiantes y
El periodista paraguayo, Bias Caray, hie- 45 hennanos coadjutores, y sólo aquellos pri-
rofante máximo de la mistificación y de la meros y estos postreros podían atender a la
mentira, al referirse a los misionero!i que Universidad, a los ocho Colegios y a las 22
venían de Europa, nos dice que eran atraí- , Reducciones que entonces había en toda la
dos por el oro, ya que los jesuítas, en vez Provincia, y cuando en 1730 el personal era
de conquistar almas, conquistaban "conside- de 320 sujetos, además de la Universidad
rables riquezas" , "fruto del trabajo de los tenían que atender al Convictorio de Mon•
indios", y cada seis años los Procuradores serrat y al Noviciado, a los Colegios qúe eran
llevaban a Europa "importantes sumas de en ese año diez en número y a las 39 Reduc·
dinero" 2 , sin advertir que la suma de cien dones de Guaraníes~ Chiquitos, Ghiriguanos
a doscientos mil pesos, que llevaban, no y Lulcs.
siempre les alcanzaban para los gastos que Los 457 sujetos que había en la Provin-
tenían que hacer. Sólo el hierro de Viscaya cia en 1767 corrían con la marcha de la
que para las Reducciones y Colegios im por- Universidad de Córdoba y con el Convicto-
taron en una ocasión les costó 18.000 pesos, rio, con los dos Colegios que había en Bue-
y en otra los solos me-dicamentos 15.000 nos Aires, y los de Santa Fe, Córdoba, San-
pesos. tiago del Estero, Tucumán, La Rioja, Salta,
Los gastos hechos en compra!i eran sufra- Tarija, Corrientes, Asunción y Montevideo·.
gados por los interesados, pero los generales Los había también en Mendoza, San Juan
comprensivos de los viajes y de la estadía de y San Luis, pero correspondían a la Provin-
los Procuradores en Europa eran satisfechos cia jesuítica de Chile. Además de lo dicho
por los Colegios y demás rasas, como tam- los de la Provincia del Paraguay tenían a su
bién por las Reducciones. Así en el Libro de cargo 30 Reducciones entre los indios Gua-
Consultas 3 leemos que el día 20 -de enero raníes y 27 en o tras regiones del país: 4 de
de 1746, reunido el Provincial con sus con- Lules, desde 1704; 3 de Mocobíes, desde
sejeros "se trató de algunas dificultades que 1727; 3 de Abipones, desde 1732 ; 3 de Pam-
se ofrecían acerca de la prorata entre las pas, desde 1734, 2 de Omoampas, 1 de Pa·
Misiones y la Provincia en los gastos y avan- saines, 2 de Calchaquíes, 2 de Vilelas, 1 de
ces que hubo para la conducción de la últi- Guaycurúcs y 8 de los indios llamados Chi-
ma Misión" o expedición, o sea la que habían quitos. El total de escuelas primarias, con·
conducido los Padres Garvia y Rico en 17-45. tando las existentes en las Reducciones,
Digamos aquí que gracias a estas expedí- llegaban a 63 y los sacerdotes destinados a
316 LOS MISIONEROS DE GUARANJES

las misiones rurales entre los criollo!' y espa- rica, y si este deseo, que se despertó en innu-
ñoles eran 12. merables religiosos en ltaJia, Bélgica, Fran-
Son ciertamente elocuentes estas cifras y cia y Alemania, les honra, no menos honra
ellas dicen a las claras que en labor intensa a los españoles radicados en América, el ha-
y sostenida con honor y gloria, los jesuítas berles abierto generosamente las puertas y
de 1767 eran comparables con Jos de 1607 admitido sus servidos.
y años subsiguientes. Aunque no eran c:-xtranjeros, en algunos
periodos de su historia, los jesuítas que ve-
nían de las posesiones que, en Italia, en Bél..
32- El internacionalümo misionero. gica y en Holanda~ tenía España, los vamos
a considerar tales, ya por no ser españoles
Lejos de nosotros el querer rebajar los mé- sus modalidades y sus idiosincracias, aunque
ritos de los misioneros españoles en la cons- en tales épocas lo fueron ellos po1íticamente,
titución, perfección y conservación de los y, por lo general, contra su voluntad. Por
pueblos de Guaraníes, desde 1609 hasta 1768, otra parte, aun a los tales no permitía el
pero es indudable· que la colaboración de los Gobierno español que pasaran libremente a
Jesuítas, procedentes de otros países, pesó no las Indias, y aun en la época en que Portu-
poco, y tal vez fue muy grande, en el pro- gal estuvo unido a España, procuró evitar,
greso y grandeza de los mismos. Aquellos y muy empeñosamente, la infiltración lusita·
hombres, venidos de ambientes distintos del na. Por razones políticas y por causas reli-
español, aportaron ideas nuevas, métodos giosas el Gobierno español coartó en no po-
desconocidos, procedimientos peculiares, usa- cas épocas la venida de misioneros extran-
dos en sus países de origen, y así ellos como jeros, pero hubo casi siempre su tira y afloja
los españoles tomaron de todas esas innova- en este punto.
ciones lo que podía ser de provecho, y lo Como es sabido, los primeros jesuítas que
aclimataron, para mayor bienestar de los arribaron al Río de la Plata, procedentes del
indígenas y de sus reducciones. Brasil, e invitados por un Obispo portugués,
Aunque la policromía de nacionalidades fueron los Padres Leonardo Armini, italia-
aparece desde sus inicios en la historia de no, Manuel Ortega y Esteban Grao, portu-
la conversión de los Guaraníes, ya que los gueses, Juan Saloni, español, y Tomás Fields,
tres primeros Jesuítas que tuvieron que ver británico. A los poros meses, regresaron al
con ellos eran de tres nacionalidades diver· Brasil, los Padres Armini y Grao, pero per-
sas, pues Saloni era español, Fields era bri· manecieron en el Río de la Plata Saloni,
tánico y Ortega era portugués, y entre Jos Fields y Ortega. Esos tres hombres, de tres
primeros autores de las célebres Reducciones nacionalidades diversas, eran como observa
se hallaron dos italianos: Simón Masseta v Serafín Leite 1 una imagen previa de la uni-
José Cataldino, fue en Jos años subsiguien·· versalidad que había de ser una de las ca-
tes que el aporte extranjero incrementó con· racterísticas de la Provincia Jesuítica del
siderablemente. Paraguay.
España, que se veía constreñida a proveer A principios del siglo XVII, por razones
de misioneros a la California y Lousiana, a políticas, fácilmente comprensibles y justifi-
Méjico y Centro América, a Nueva· Granada cables, España restringió la entrada de ex-
y a Quito, al Perú y a Chile, y hasta a las
tranjeros a sus colonias americanas. Las cerró
islas Filipinas, no obstante la innegable pu·
aún más desde la incorporación de Portugal
janza de las Ordenes religiosas que prospera·
a Jos dominios de España, con ocasión de la
ban bajo su égida, dióse plena cuenta de que
no le era posible atender a tantas necesi- derrota y muerte del Rey Don Srbastián, ya
dades. que la infiltración lusitana en América era
Por otra parte, la ecumenicidad de la Igle- un grave peligro que, en el decurso del si-
sia Católica y la universilidad de las congre· glo XVII, se evitó más cmpeñosamente que
gaciones religiosas, que no conocían barreras en el correr de la Centuria siguiente, pues
políticas o nacionales, hizo que se despertara el peligro era muy manifiesto y los efectos
en los religiosos de otros países el nobilísimo estaban a la vista~ en toda la extensión del
deseo de cooperar con los españoles en la continente, desde el Amazonas al Plata.
grande empresa de la evangelización de Amé. No obstante todas las cortapisas, los Je
EL INTERNACIONALISMO MISIONERO Sl7

suítas se empeñaron, desde los primeros años demasiado la atención. Así no aparece Justo
de su actuación en el Río de la Plata, en Van Surck, sino justo de Andrada, ni apa..
traer Jesuítas de otros países. Así sabemos rece Diego Ranzonnier, sino Diego Ferrer.
por Lozano que hallándose el Padre Diego Un tal Francisco Van der Berghe aparece
de Torres en Madrid, en los primeros años llamándose Francisco Vargas y Pérez.
del siglo XVII, conversó con el Padre Je- Ningún extranjero aparece en la expedi..
suíta, Alonso de Castro, que tenia gran cabida ción de 1635, aunque el Procurador, que la
ante el Duque de Lerma, a fin de que obtu- organizó, era extranjero, el Padre Juan Bau·
viera facilidades para los Jesuitas extranjeros tista Ferrusino. Cinco años más tarde, llega
que quisieran pasar al Paraguay. No se dero- la expedición del Padre Francisco Díaz Taño
garon entonces las leyes, pero los hombres con un gran contingente de extranjeros: Ex-
del Consejo de Indias fueron más fáciles, ter, Pockmann, Toict, etc. Seis eran belgas.
desde aquel día, en conceder licencias indivi- La razón la hallamos en un curiosísimo
duales, pues no se dudaba que tales extran- documento de 1639, en el que el Consejo
jeros serían fieles al Rey de España. Así es consulta al Rey sobre la conveniencia de
que el Padre Diego de Torres pudo traer un permitir que pasen a América algunos Je·
contingente de veinte extranjeros, en d to- suítas extranjeros, y después de recordar que
tal de cincuenta misioneros que consigo en tres ocasiones se negó a los Procuradores
traio 2 . la tal autorización, manifiesta que su sentir
Estos misioneros, a los que después nos es que no solamente no se debe permitir el
hemos de referir, dieron tan buena ('Uenta que otros pasen al Paraguay, sino que S. E.
de sí, que el Gobernador Hernandarias, en debe obligar a los que están allá que regre-
carta al Consejo de Indias (4 de mayo de sen a Europa, a sus respectivos países.
1610) escribía: No sabemos lo que el Rey opinó, o deci·
Certifico a V. M. que entiendo que no hay dió, a este efecto, pero, ocho años más tarde,
mejor modo para la conversión de los nalu· y con ocasión de querer llevar a Chile el
rales que el meter entre ellos Padres de la -Padre Alonso Ovalle, algunos extranjeros,
Compañía, y así se habrían de enviar para peritos en artes liberales y mecániCas, y con·
sola esta Gobernación y Provincia , cincuen· sultado Juan de Solórzano, expidióse éste
ta de ellos . .. 'V si entre estos Padres, vinie- favorablemente:
ran la mitad de ellos italianos, tsté V. M. El Padre Alonso de Ovalle . de la Compa-
cierto, no se haría menor efecto, porque loJ ñía de Jesús, escribía Solórzano, me ha con-
de esta nación, que han entrado en esta pro- sultado si hay ejemplares de que se les per-
vincia, así muchos años ha, como de poco mite para las misiones, que les concede el
tiempo a esta parle, se han señalado en el Consejo, algunos religiosos extranjeros, como
trabajo, y son de mucha virtud y ejemplo 3 • sean de provincias obedientes a Su Majestad
En 1616 el procurador Padre Juan de (que Dios guarde): y digo que he visto, se
Viana pudo agregar varios extranjeros en su le suele conceder; y que me consta que los
expedición, entre ellos los Padres Andrés religiosos dichos son los que con más facili-
Feldman y Claudio Ruyer, alemás éste, fla- dades aprenden la lengua de los indios y
menro aquél. más fruto hacen con los indios en sus santas
En 1621 arribó la misión del Padre Fran- y apostólicas misiones, y los más que han pa-
cisco V ázquez, pero no aparerc entre los decido martirio en sus misiones han sido
misioneros extranjero alguno. Tal vez no se extranjeros, y esta prohibición de pasar ex·
prrtendió traer algunos; tal vez hubo sus tranjeros a las Indias, no se ha practicado
dificultades; nada podemos precisar, pero, a en tales personas y el peligro era que no
Jos pocos años, en 1626, el Padre Gaspar dieran a las naciones extrañas cuenta y re-
Sobrino preparó otra expedición y en ella lación de ella y de sus fuerzas: y eso lo tie·
vino el napolitano Silvio Pastor, los hijos de nen mejor sabido que nosotros, y hecha la
Nápoles Pedro Basurto y Pedro Patricio . y paz con Holanda, no hay que recelar, y en
el milanés Gaspar de Hijar. Al parecer, los el particular se sabe co,lceder los dos religio-
extranjeros eran pocos, prro parece también sos carpinteros y arquitectos. 4
que varios de ellos, al presentarse a la Casa En 1647, aportó a Buenos Aires, ron una
de Contratación, cambiaron sus apellidos o apreciable expedición de Misioneros, el Pa·
k>s castellanizaron, tal v~ para no llamar dre Juan Pastor, pero ni uno solo de ellos
518 LOS MISIONEROS DE GUARANIES

era extranjero. Aún más: habían ya llrgado suspendido su ejecución, a grandes ruego.r,
a Sevilla 85 Jesuítas extranjeros para diver~ hasta que el dicho Padre Procurador infor·
sas partes de Amérka y estaban ya para me a S. M. y se vea lo que manda última·
embarcarse Jos que venían con el Padre Pas· mente. Tiéneme [esto] con 'mucho cuidado,
tor, y tenían ya todas las licencias nc·cesa- porque su salida sería de grande infamia
rias, cuando no sólo llegó la orden de que no para la Compañía y en ningún tiempo ven·
se embarcaran, sino también la de que cada drían extranjeros a esta Provincia a ayudar·
uno volviera a su país dC' origen. nos, y como los que vienen de España son
Ni la exclusión de extranjeros rn las ro- pocos, cesarían nuestros ministerios 5 •
Jonias españolas quedó en no permitir la ve- En 30 de enero de 1654 escribía el Padre
nida de otros, sino en ordenar el regreso a Goswino Nickel al Padre Juan Pastor, Pro-
Europa de todos los que había ya en Amé- vincial entonces de la Provincia del Para·
rica. En 1650 los Jesuita• del Río de la Pla- gual : 1 Lo que me da grande cuidado, el da.
ta conocían esta determinación y procuraron ño que amenaza a las Reducciones si. como
anularla, en cuanto Jícitamcnte estaba en sus han sacado de/las a los Padres que son de
manos. Uno de los medios fue el obtener que nación porluf!Uesa, ejecutasen lo que t'nten-
los Gobernadores y Obispos esnibieran al tan de sacar a todos los que no son españo-
Rey o a su Real Consejo ponderando, por les, es cierto que sería la ruina dellas, porque
una parte, la necesidad que había de misio~ no habría bastantes sujetos para conservar-
neros, y, por otra, el proceder arreglado de las. Por amor de Dios. V. R. y los que tienen
los que eran extranjeros. Monseñor Maldo~ alguna autoridad y mano con el señor Virrey
nado, con fecha 24 de agosto de 1651, aun~ del Pirú, y con el señor Presidente de la Real
que con referencia a su diócesis del Tucumán Audiencia, hagan todo el esfuerzo poJible
escribió a S. M. en ese sentido y aseveraba para que no se ejecute. jroponiéndoles las
que no se podía pedir mayor fidelidad al R<'y razones que les parecerán más eficaces . .. 6 •
y a España, que la que mostraban Jos dichos No se llegó a disponer el regreso a Europa
extranjeros. El, por su parte, si un sujeto d~ los misioneros extranjeros, que entonces
suyo oyera una ligera palabra, que no fuera trabajaban en América, pero una Real Cé·
de muy rendido y humilde vasallo de S. M., dula del 1' de junio de 1654 cerraba, a cal
lo quemara. y canto, la entrada de los extranjeros a las
Desgraciadamente el Gobernador de Buc~ misiones americanas. Sin embargo, a los cin-
nos Aires, Pedro Baygorri, después de pon· co años, otra Real Cédula, fechada a J8 de
derar la fideliad de los portugueses, avecin~ febrero de 1659, recordaba cómo el Gober~
dados en Buenos Aires. se expresaba deslavo~ nador del Paraguay, Juan Blásquez de Val-
rablcmente de los Jesuítas, pues eran con· verde, había visitado las Reducciones que
trarios al Patronato Real y consideraba que tenían los Jesuítas y "había comunicado a
era un peligro para la integridad del impe~ dichos religiosos, así a Jos que llaman extran·
rio español el que los indios contaran con jeros como españolrs y cast<"llanos, y no
armas y hubiese entre ellos misioneros ex· había hallado qué notar ni avisar de su
tranjeros. procedrr, en lo que se )es imputaba por ex·
Con anterioridad a 1653 se habían ya pu· tranjeros, sino mucho que admirar de su
blicado dos Reales Cédulas no solamente religión, celo y virtud grandes del servido de
prohibiendo que extranjeros pasaran a las Dios", y por esto vería con muy buenos ojos
Indias, pero disponiendo que los que hubiese que pasaran algunos extranjeros, con licen-
en América regresaran a Europa. Así lo ma· cia de S. M .
nifestaba en 29 de febrero de este año, el Otra Real Cédula del 10 de diciembre de
entonces Provincial del Paraguay, Pac!re Juan l664 exponía la conveniencia de que pasa-
Pastor, en carta al Procurador de ~.fadrid, ran misioneros extranjeros, ya que las Pro-
Padre Julián de Pcdraza: Su Magestad ha vincias de España no contaban con los ne-
mandado por dos Reales Cédulas que los cesarios sujetos, y se otorgaba que la cuarta
Padres extranjeros, que están en las Reduc· parte de Jos destinados a América, fueran
ciones, salgan de ellas; y los embarquen para en efecto extranjeros. Años después, al pre-
Castilla, como el [Procurador de la Provin· tender el P~dre Cristóbal Altamirano llevar
cia del Paraguay, Padre Simón de Ojeda] un grupo de éstos, el Rey, con fecha 20 de
habrá dicho a V. R., y el Señor Virrey ha octubre de 1672, confirmó la gracia de que
EL INTERNACIONALISMO MISIONERO 319

en toda expedición o misión fuera una Privinrial del Paraguay, Padre Bernardo Nus-
cuarta parte de ex tranjeros, pero habían de dorffer, acusó recibo de esta Real Cédula, a
ser vasallos del Rey, su hijo, o de los Estados 30 de agosto de 1745 •.
hereditarios de la Casa de Austria. Con estas De acuerdo al tira y afloja que acab~mos
cortapisas, sólo pudo Altamirano traer algu- de indicar, en lo referente a misioneros ex-
nos sardos, ya que la Ccrdeña estaba en esas tranjeros, ya en la primera hora, al iniciarse
condiciones. la obra de las Reducciones, aparecieron entre
E5tas cortapisas molestaban a los Jesuítas, los hombres de vanguardia, no tan sólo es-
y así el Asistente de las provincias de España, pañoles, como Lorenzana, y criollos como
en Roma, Padre Sebastián Izquierdo, elevó Roque González de Santa Cruz, sino tam-
al Rey un escrito en que exponía la conve- bién italianos como José Cataldino y Simón
niencia y necesidad de que, sin reservas o Masseta, y franceses o belgas, como Claudio
restrirdones inútiles, se autorizara a los mi- Ruyer y Pedro de Boschere.
sioneros exaranjeros a pasar a las Misiones. No obstante todas las Reales Ordenes, apa-
Entre otras cosas ponía de relieve: cuán con- recidas entre 1609 y 1707, ya cerrando, ya
forme al espíritu de la Iglesia y de la Com, entreabriendo las puertas a los extranjeros,
pañía de jesús era la concurrencia de mi- los Jesuítas con raras excepciones pudieron
sioneros de todas las nacionalidades. Larga# traer, y en efecto trajeron, hermanos suyos
mente exponía, como los Jesuí tas enviaban a de religión, así de Francia como de Alema·
las Misiones a sujetos selectos y de grandes nia, así de Italia romo de Austria. Hungría
dotes de cuerpo y alma, incapaces de acto y de Polonia. Contaron también con misio-
alguno desleal al Rey. neros inglese-s, sueros_. dancscs, suizos y grie-
Cit'rtamente que el Fiscal del Consejo, en gos. La única nación sistemáticamente ~x~
1705, manifestó que podrían ir los 45 misio- cluida fue Portugal, ya porque contaban con
neros que entonces estaban listos para venir misione-s propias, a las que tenían que aten-
al Río de la Plata, y los cinco Hermanos der en el Oriente-, ya porque fue política de
Coadjutores que ron ellos venían, y pro pu- -la corte españoJa restringir la emigración
nía además que las dos terreras partes fueran lusitana en sus dominios, por los pe ligro~ que
españoles, como es estilo, y la otra de vasallos pudiera ella acarrear para la integridad y
precisos d e S. M.: Napolitanos, Milaneses y seguridad de los dominios castellanos de ul-
Flamencos. 7 Este dictamen fue lo suficiente tramar. Es hoy un hecho comprobado que
generoso, ya que autorizaba a los Jcsuítas a la mayoría dr las Real es Cédulas que, en
llevar dos terceras partes de religiosos extran- forma general, cerraban las puertas ameri-
jeros, con tal que precisamente sean vasallos canas a los extranjeros, no tenían por objeto
míos, o del Estado del Papa, o de las nacione~ sino impedir la inmigración portuguesa. Aun
extranjeras que, al presente, se hallan afectas más: los portugueses residentes en el Río de
a la Corona. la Plata, y que habían penetrado clandesti·
En ese mismo año de 1707, Felipe V, sin namrnte, fueron expulsados una y otra vez.
invalidar lo dispuesto en la que acabamos Hemos de recordar que los Reyes de Es·
de recordar, disponía que hasta "la cuarta paña, por una parte, y los Superiores de la
parte" de los misioneros que pasaban a las Compañía d e Jesús, por otra, se mostraron
Indias podían ser "Religiosos alemanes", y magnánimos en este punto, así por lo que
con esta Real Cédula se cerró la enojosa respecta a las Misiones en general, como a
cuestión referente a la venida de extranje- los Colegios y residencias en las ciudades de
ros al Nuevo Mundo. Sólo los portugueses, españoles. No obstante su innegable grande·
aunque en forma disimulada, eran excluídos za, en el concierto de las naciones, y tal vez
de ser enviados a las Reducciones, aunque tengamos quf' decir que precisamente a cau-
hubiesen entrado en religión estando en sa de esta grandeza, España no vio en esa
América, y <'.On ellos estaban también excluí- influencia de extranjeros peligro alguno, y
dos los ingleses, ya que a los súbditos de vio las innegables ventajas. Los extranjeros
Portugal y de Inglaterra se refiere absoluta· eran hombres cultos, y cultísimos, que habían
mente, o principalmente, la Real Cédula del de aportar su grano de arena al acervo co·
28 de diciembre de 1743, prohibiendo se en· mún en la civilización religiosa de América
viaran a los pueblos de Guaraníes "a s\tbdi 6
y como provenientes de tantos y diversos paÍ·
tos de nación que tenga fuerzas de mar11 • El ses habían naturalmente de ampliar la mis·
!20 LOS MISIONEROS DE GUARANIES

ma idiosincracia hispana, ensanchando su que Cordule, fallecido en San Ignacio Miní,


visión ante nuevos métodos, estilos y técnicos en 1727; Juan Bautista Neumann, que fue
y que la habrían de purificar en lo que po- uno de los fundadores de la primera im-
drían tener de atrasado, rutinario o apel· prenta, que hubo en tierras argentinas, y
mazado. Juan B. Yon, que falleció en la Reducción
En el decurso del siglo XVIII, cuando de Santiago Apóstol en 1702.
España declinaba tan sensiblemente, y no Años más tarde, llegaron al país dos co-.
contaba en su seno elementos que atendieran adjutores de grandes habilidades y que de-
a las necesidades espirituales y culturales en jaron tras sí inmensa labor : el hermano
la Península, y menos en las que habían ini- Enrique Peschke, como médico y farmacéu-
ciado en el continente americano, desde Ca- tico, y el hermano Juan Krauss, como ar-
lifornia y Florida en los Estados Unidos ac- quitecto. En 1716 arribaron los Padres Segis-
tuales, hasta la tierra de Fuego en las regio- mundo Aperger, Antonio Betschon, Gregorio
nes australes argentinas y chilenas, fue una Haffe, Miguel Haffner, Conrado Harder y
singularísima providencia el que otros países Bernardo Nusdorffer. Este, y Aperger, son
europeos y en especial los germánicos envia- bien conocidos por la acción que desplega-
ran, comO en efecto enviaron, tantos y tan ron. Nusdorffer como superior y Aperger
egregios misioneros. como médico, pero todos ellos realizaron
Caundo en. Alemania se supo que la Corte una labor altamente benemérita en las selvas
Española no se había opuesto a que veinte misioneras o en los centros de población
jesuítas extranjeros, italianos casi todos ellos, hispana.
pasaran a América en 1604, gracias al es- Con posterioridad a los mencionados, lle-
fuerzo del Padre Diego de Torres, surgieron garon a las misiones, hombres de tanta re-
doquier los llamados indípetas, esto es, los ciedumbre espiritual e intelectual, como el
que se ofrecían a los Superiores para ser en- silesiano Florián Baucke, el suizo Antonio
viados a las misiones americanas. El primero .Bctschon, Andrés Botebre, el austríaco José
en ser elegido fue el Padre Andrés Feldman, Brigniel; el apóstol de Abipones, Martín
a quien los ·..:españoles llamaron Agrícola, y Dobrizhoffer; el celosísimo Inocencio Erber;
fue tal la acción de este insigne varón en el el ridente Felipe Feeder, pues pusO en ridícu-
Paraguay y fue tal la de otros alemanes en lo el Tratado de Permuta; el incansable
el Perú, como los Padres Gaspar Rues, Fer- misionero de Guaraníes, Juan Gilge; el ca-
nando Reinman y Miguel Durst, que el Pa- lumniado Tadeo Javier Henis; el compañero
dre Vázquez Trujillo solicitaba, algo después, de Apcrgcr, José lberacker; el gran apóstol
al Provincial de la Germanía Superior, el del Chaco, José Klein; el historiador de Chi-
envío de muchos sujetos como esos. quitos, Julián Knoglcr; el misionero de Mo-
Y como ésos y aun superiores a ellos fue- cobíes, José Lchmann; el inculpado de trai·
ron los Jesuítas germanos que hallamos en dor al Rey y defendido por Ccballos, Fran-
las misiones de Guaraníes, en las postrime- cisco Javier Limp, el que fue, cual otro
rías del siglo XVII: Wenceslao Christmann, Orfco, llevando tras sí a los indígenas, gracia:~
Cura de Loreto, rector del Colegio de Santa a sus habilidades musicales, Juan José Mes·
Fe y misionero de la Candelaria y Antonio ner; el "misionero teutón" por antonomasia,
Sepp, que llegó a las misiones en 1691 y Ladislao Orosz; d enamorado de los indios
después de haber estado en Yapeyú, como Pampas, Padre M a tías Strobel; el heroico
Compañero de Cura, pasó a San Juan Bau- defensor de los intereses hispanos contra las
tista, a San Miguel y a San José, y en todas piraterías lusitanas en el Río de la Plata.,
partes fue el misionero ideal. Como músico Padre Tomás Werle.
que era, dio importancia a la música, y a él Largo y luminoso es este elenro de Jcsuítas
se debió que Yapeyú se convirtiera en el pri- germanos, pero a ellos hay que agregar los
mer conservatorio musical que hubo en el Hermanos coadjutores, peritísimos todos ellos
Río de la Plata, al propio tiempo que en la en algún o algunos oficios manuales o de
primera ciudad que contara con la fabrica- profesión artística. Francisco Javier Adelgas
ción de instrumentos musicales. Compañero era tejedor, Ruperto Thalhamer era cinJja-
de Sepp fue el Padre Antonio Bohm, que no, .Cristian Elvers era también tejedor e
falleció a los cuatro aüos de arribar al país. igualmente Lcopoldo Gartner, Wolfgang
Con Sepp y Bóhm llegaron también Enri- Gkssner, José Kobcl, eran drujanos como el
EL INTERNACIONALISMO MISIONERO !21

mencionado Thalhamer; y Jo eran también hicieron los Van Surc:k y Ranzonnier, llamán-
Tomás HeyrJe, José Jenig, Tomás Keyrel, dose Mansilla y Andrade.
Pedro Kornmayer, Carlos Kramer, Cristian Los primeros franco-belgas llegaron al pais
Mayr y Norbeto Zuilac. Carpinteros o eba- en la expedición del Padre Viana, en 1616.
nistas eran Paul Waldhauser, Pedro Weger, En la expedición de 1628 encabezada por
José Schmidt, Jacobo Baw y Gerardo Bet- el Padre Sobrino, vino una segunda remesa,
ten. El austríaco Carlos Franck era herrero pero en 1640, en la organizada por el Padre
a la par de Antonio Mayer, Andrés Roth y Díaz Taño aportó un grupo sclectísimo, entre
Jacobo Roth. Este último era un relojero. ellos, los Padres Van Surck, Henard, Ernot,
Juan Haffner era fundidor, José Klausner Ranzonnier, Berthot y Du Toit, tan popular
era peltrero y Juan Wolff era, además de por su Historia del Paraguay, aunque con su
músico, fabricante eximio de violines. Era apellido traducido al castellano: Du Toit -
también un arquitecto de nota. Del Techo.
Tales fueron los Jesuítas alemanes que, en El apoyo que Francia daba a los Países
las misiones Guaraníes, dieron a las mismas Bajos contra España, entre 1640 y 1690, fue
un imponderable impulso, así en lo referente causa de que no pocos misioneros franco-
a la vida civil y religiosa, como en lo con- belgas encontraran dificultades en pasar a
cerniente a las artes e industrias. Sin querer América. Así en 1649 el Padre Juan Pastor
minimizar en nada la acción de los españole~ había reclutado 29 de ellos para el Para-
en su actuación entre los guaraníes, creemos guay, entre los que había catorce belgas y
que se debe muy en especial a los alemanes franceses, pero ninguno pudo venir. Años
la cohesión, la acción continuada y la pu- más tarde, la situación política era más o
janza que caracterizaron a las Reducciones, menos la misma, y sin embargo el Procura-
desde fines del siglo XVII hasta la época de dor Padre Parra logró traer a nueve franco-
la expulsión. Al acaecer ésta en 1768, sólo belgas en su expedición de 1690. En el de-
permaneció un J csuíta en su puesto por in- curso del siglo XVIII, no hubo dificultad
capaz de removerlo, respecto a hallarse pos- .ninguna de orden político.
trado en cama, con cerca de noventa años, El Hermano Claudio de Flores, suponemos
tullido, ulcerado o moribundo, y ese jesuíta, Claude de Fleurs o lo que es más probable,
el último que hubo en las Misiones, era Claude de Lys, fue el primer francés, que
austríaco: Segismundo Aperger. Falleció en trabajó como Jesuíta en el Río de la Plata.
Apóstoles, a fines del año: de 1773. Era seglar cuando llegó en 1608 con el Pa-
Si los españoles hispanizaron no poco~ dre Juan Romero, y frisaba en los treinta
apellidos alemanes convirtiendo a un Padre y dos años de su edad , Sabemos que era
Fddman en Padre Agrícola, otro tanto hi- natural de Aire-sur-la Lys (Hére en. Artois),
cieron con los apellidos de no pocos fran- y muy experto en tonelería, carpintería y
ceses, sobre todo si eran de difícil pronun- arquitectura. Murió nonagenario en 1660,
ciación. Como indica el Padre Delattre 9 , después de haber trabajado en todas las
hubo también otra causa: el que Jos comi- casas de la Provincia.
sionados de la Casa de Contratación y los El Padre Pedro de Oñate dijo de él que
agcntcs del Consejo que habían de autorizar era muy mortificado y buen religioso y muy
éstos, y costear, en parte, aquellos, el viaje obediente; es carpintero y albañil y muy in-
de los misioneros, no advirtieran que iban dustrioso para todos los oficios de casa . 'V es
tantos extranjeros. Así el Padre Nocl Bert- nuestros pies y manos. Lamentamos sincera-
hod que vino en la expedición de 1628 apa- mente no haber conocido a este varón al
re<'e en las listas de navegación como Ma- escribir nuestra monografía sohre Artesanos
Argen tinos durante la Dominación Hispá-
nuel Alvarez. Una vez llegado al país reco-
nica.
bró su primitivo apellido, aunque aparece
En 1616 llegó el Padre Pedro de Boschere,
tan maltratado como Berthold, Bertod, Ber- de la Provincia Flandro-Belga, y natural de
told, Bctode, Bertodo, Bertot, Bertonio, y el Huiste, <'fl la Diócesis de Gante. ·Las Anuas
Nod unas veces es Emanuel o Manuel y de 1618-1619 recuerdan cómo, con el Beato
otras es Natalis o Natividad. Ante esta anar- Roque González, inició la conversión de los
quía, valía más sin duda que casteUanizaran indios del Uruguay y después le hallamos ya
del todo sus apellidos originarios, como lo en la Reducción de San Javier, ya en la de
322 LOS MISIONEROS DE GUARANIES

Yapeyú, ya en la de Corpus. Falto de fuer- Córdoba ]a mayor parte de su vida, como


zas, vióse forzado a dejar las Misiones y pa- sastre y como enfermero, y allí falleció en
sar al Colegio de la Asunción, donde falle- 1667.
ció en 1666. A la gran expedición de 1628 pertenecen
El Padre Claudia Ruyer, a quien se llamó los Padres Manuel Berthot, natural de Mor-
también Royer, Roger, Ruchere y aun Ro- hoz y Adriano Knudde, natural de Brujas
berto, era natural de Champloist en la Dió- y Luis Ernot que había nacido en Namur y
cesis de Langres, y, como el Padre de Bos- Nicolás Henard, oriundo de Toul en la Cam-
chere, fue uno de los varones más apostólicos pagna, y Ranzonnier, naddo en Maastricht,
entre 1617 y 1648, año este último de su en 1600, y José Van Surrk, alias Mansilla,
deceso en Yapcyú. Ya lo hallamos en San que había nacido en Amberes, y el Padre
Ignacio, ya en Santa María la Mayor, ya en Felipe Viveros, cuyo verdadero apellido sería
los bosques, en busca de indios, para obtener tal V("Z Duvivier o Van de Vyvere, o posible-
su conversión, ya defendiéndolos de Jos ma- mente Viveroi, como sugiere el Padre Kie-
lones de los paulistas. En 1630 contrariando kens 10 y finalmente el Coadjutor Roberto Bo-
sus íntimas aficiones, se le obligó a cargar son, nacido en Blayes, en la Aquitania y que,
con el rectorado del Colegio de Salta, y después de trabajar muchos años en el Cole-
cuando la Congregación Provincial de 1617 gio de Salta, falleció en Potosí en 1664.
dispuso se elaborara una regla para el go- El Padre Viverós era pintor y lo hallamos
bierno de las Misiones, fue Ruyer uno de los Cura de Yapeyú entre 1664 y 1651; después
cuatro elegidos a ese fin. En 1639 sucedió al en Loreto y por fin en 1tapúa, donde fallo-
Padre Alfaro como Superior de todas las ció en 1679. Berthot y Ernot fueron los fun-
Misiones. dadores de las Reducciones de San José y a
A los dos años de llegar al país, falleció la inmensa y efidente acción de ambos nos
el Padre Juan Spelder, natural de Anvers, hemos referido ya largamente, y otro tanto
pero con él Jlegaron dos insignes varones a hemos de decir del Padre Ranzonnier, fun-
quienes nos referimos en otros capítulos: el dador de las Reducciones de Nuestra Se-
Padre Juan Vaisseau, natural de Tournai y ñora de Fe vulgarmente llamado Taré, y lo
de quien pudo decir su contemporánf'o, el mismo decimos de Van Surck, íntimo amigo
Padre Ruíz de Montoya que trabajó apostó- de San Juan Berchmans, en Europa, y he-
licamente en aquellas Reducciones y puso a roico c-ompañero del santo Padre Simón
la música en maravilloso punto entre los Masseta, en las Reducciones del Paraguay,
indios, y el coadjutor Luis Berger, natural las que tuvo que defender contra las incur-
de Abbeville en la Picardía, y que, además de siones de Jos paulistas. El Padre Adrián
músico insigne, era también pintor, y suyo Knudde fue Cura de la Reducción de San
es el cuadro de Nuestra Señora de los Mila- Ignacio y falleció en ltapuá en 1651.
gros, en la ciudad de Santa Fe. Natural de En 1649 llegó el Padre Nicolás Du Toit,
Bethune, era el hermano Santiago Lolie, a del Techo, natural de Lille, quien, además
quien los españoles llamaron Lolio. Era sas- de haber pasado 34 años en las Misiones, fue
tre y entendía en la fabricación de tejidos. el primer gran historiador de las mismas. En
No nos consta que hubiese estado en las 1655 lo hallamos en Santa María la Mayor;
Misiones, no obstante su larga vida de 90 en 1654 en la de Mártires, posteriormente
años, pero sabemos que en Córdoba y en en ltapuá, en Corpus, en Apóstoles y en San
donde quiera que estuviese, entretenía sus Nicolás. En esta postrera entregó su alma a
ocios haciendo muñecos y objetos curiosos Dios en 1685. Con Techo llegó a las Misio-
que Jos misioneros pudieron regalar a los nes el Padre Pedro Moroq, también oriundo
indios. No había trozo de madera o f ragmen- de Lille y compañero de juventud de Techo.
to de trapo que no le sirviera a ese fin. Fue enviado a la Reducción de San José,
Tampoco sabemos que hubiese estado en donde falleció poco después de 1643.
las Misiones el Hennano Benito Panis, cas- En 1640 se embarcaron para al Paraguay
tellanizado en Panes, unas veces, y en Pal- los Padres Francisco Ricquart, Juan Sohier,
mes, otras veces. Se hallaba trabajando de Antonio Van Surck, y los hermanos Andrés
sastre en Cataluña, cuando ingresó a la Com- de Bruys, Luis de la Crois y Felipe Lemaire.
pañía y vino al Río de la Plata en 1621. De este último, a quien llamaron Lemer, y
Aunque estuvo en varios Colegios, pasó en de quien nos hemos de ocupar largamente
EL INTERNACIONALISMO MISIONERO 323

al referirnos a los carpinteros y arquitectos, Bruselas y Juan José Rico que había nacido
era natural de Illies, en el Nordey. Del Her- en Ostende. Este último, fallecido en Buenos
mano de la Crois, vulgarmente denominado Aires en 1748, además de misionero, fue Se-
de la Cruz, que era natural de Ath en Hai· cretario del Provincial, Padre Jerónimo Hc-
naut, sabemos que fue un egrrgio pin- rrán, y fue elegido en 1734 para Procurador
tor. Los Padres Sohier, natural de Mau- ante las Cortes de Roma y Madrid. Van
beuge y Van Surck, hermano de José, falle- Custem, a quien Jos españoles llamaron Bau-
cieron en la travesía, pero el Padre Riquart, suchen, actuó en las Misiones desde 1612
llamado comúnmente Richard o Ricardo, hasta 1745, año en que falleció en la Re-
natural de Saint Omer, comenzó su aposto- ducción de San José. El Padre B!endc fue
lado misionero en Mártires, fue después Cu- uno de los más grandes misioneros del si~lo
.ra de San Javier y, por fin~ de San Carlos, XVIII, a pesar de haber estado pocos años
donde falleció en 1672. Fue, en una época, entre los Guaraníes. Fue uno de los heroicos
Superior de todas las Reducciones. exploradores del camino que uniera las Mi-
Natural de Dohl, en la Bretania Superior, siones Guaraníes con las de Chiquitos, y en
fue el Hermano Ferdinando de Pinedo, a esta empresa fue asesinado por indios salva·
quien hallamos, ya en Salta, ya en Córdoba, jcs, probablemente por los Payaguás. El Pa-
pero que no parece haber estado entre los dre Daffe estuvo en las Misiones desde 1715
Guaraníes. No así el Padre Santiago Claret, hasta 1748, habiendo fallecido en la Reduc-
natural de Namur, y que llegó al país en ción de San Luis en el postrero de los cita-
1690, pues estuvo en las Misiones, desde este dos años.
año hasta que en 1727 acaeció su deceso, en Originario de Nantes era el Padre Santia-
la Reducción de la Cruz. Mucho mayor fue go Besius, quien, desde 1725 hasta 1758, tra-
la actuación del Padre Santiago Haze, natu- bajó en las Misiones. Sus restos mortales se
ral de Amberes, pues ·estuvo en las Misiones hallan en Ja Reducción de Trinidad, mien-
desde 1690 hasta 1715, año en que le hicie- tras en la de San José se hallan los del Padre
ron rector del Colegio de la Asundón y, des· Luis Charlet, natural de Sallanrhes en la
de 1718 hasta su deceso, acaecido en Santa Saboya, y, en esa misma Reducción falleció
Ana, en 1725. el Padre José Guinet, nacido en Saint-Meen,
En la Reducción de Jesús, felleció en 1703 en la Bretania. Desde 1730 le hallamos, ya
el Padre Andrés Gillis, natural de Gante~ a en San Nicolás, ya en Ytapúa, ahora en San
quien los españoles llamaron el Padre Egi- Borja, ahora en San José En esta Reducción
diano, y en la Reducción de Santa Ana ter- se encontraba, cuando falleció en 1758-
minó sus días, en 1729, el Padre Enrique En 1729 llegó al Río de la Plata uno de
Mathys, natural de Malinas, y en la de Con- los más grandes misioneros, que hubo en es-
cepción murió en 1701 el Padre Matías tas partes de América, en Jos siglos XVII-
Mcrlebeck, natural de Niewport, en el Flan- XVIII. Nos referimos al Padre Ignacio Cho-
des occidental. En Tarija falleció, en el correr mé, natural de Douai. Su inme-nsa y abne-
de 1740, el Hermano Juan Conti, natural gada acción, sin embargo. no se ejerció en
de Saint Omer de Flandes, y en Concepción las Misiones de Guaraníes, sino en las de
de las Misiones, y en el curso de 1707, el indios Chiquitos y Zamucos. Con Chomé lle-
Hermano José de Gravclinge, natural de gó a América d Padre Luis Delvaille, a
Gante. En Buenos Aires terminó sus días, sin quien se llamó siempre del Valle. Era natu-
que nos conste que interviniera en las Mi- ral de Cambray, en Bélgica, Y~ romo huma-
siones, el Hermano Adriano Maes, nacido nista insigne, los superiores lo retuvieron casi
en Mierbel en el Brabante, pero estuvo mu- siempre en los principales colegios de la Pro-
chos años entre los Guaraníes, el Hermano vin<:ia del Paraguay. En 1741, no obstante,
Gil Staes, natural de Amberes, y doquier lo hallamos en la Reducción de San Luis.
ejerció el oficio de sastre, así en las Reduc- En 1736 ingresó en la Compañía, en Cór-
ciones, como en Santiago del Estero y en doba, para Hermano lego: el joven Salvador
Córdoba. Falleció en Candelaria en 1728. Colombo o Colón, natural de Martigny. Era
En 1711, en la expedición del Padre Bur- un eximio bordador, y fue él quien, entre
gés, llegaron los Padres Lorenzo Daffe, natu- 1753 y 1767, enseñó a los graraníes su difícil
ral de Dinant, Bartolomé de Blende, nacido arte, que aprendieron a la perfección. A todos
en Brujas, Santiago Van Custem, oriundo de los franco-belgas ya apuntados habría que
324 LOS MISIONEROS DE GUARANIES

agregar al Hermano Francisco Lerbcil o I.er- los Padres Tomás Corta, Lucas Quesa y Die·
bil, nacido en París, y a Felipe Blanir.h 1 que gct de Córdoba, oriundos de Cerdeña los dos
era francés natural de Prades, en los Pirineos primeros, y de Nápoles el tercero de ellos.
Orientales. Desde 1763 estuvo trabajando Pero las dos grandes expedicionos de Je-
entre los Guaraníes. suitas italianos, fueron las de 1690 y 1697.
Después de Jos alemanes y franco-be-lgas, En la primera, vinieron los sardos Nicolás
cabe recordar a los provenientes de la Penín- de Salas, Constantino Díaz, Luis de la Roca,
sula 1tálica, entre los que también hubo in- Sacerdotes, y el estudiante Francisco Ronca,
signes misioneros y algunos de ellos con habi- y los Napolitanos José M. Pompeyo y .Juan
lidades técnicas extraordinarias. En 1607, y Español y los milaneses, Angel Camilo, sacer·
(M'f la vía del Perú, llegaron a tierras argen- dote, y José Biancandi, coadjutor, y el Sici·
tinas el milanés Juan B. Ferrusino, el napo- liano Pablo Restivo, quien, con el correr de
litano Marcos Antonio Deyotaro, el toscano los años llegaría a ser una de las figuras
Horacio Vechio y el turinés Vicente Grifi. cúspides en la historia misionera rioplatense.
Al llegar éstos con el Padre Diego de Torres, En la segunda de las mentadas expedicio·
se hallaron con otros italianos, que habían nes, en la de 1697, organizada por el Padre
venido, vía Chile, los Padres Juan Dario y Ignacio de Frías, aportaron los napolitanos
Horado Morelli, y en la expedición del Pa- Antonio Fidch, Antonio Li~oti y Tomás Ro-
dre Juan Romero habían arribado dos de los sa, y los milaneses Pedro Carena y Adamo
más grandes misioneros de la primera hora, Guerrero, y los Sardos Juan B. Xandra, Ni·
los Padres Simón Masseta y José Cataldino, colás Roca, Juan M. Morra y Antonio Ma·
y también el padre Antonio Aparicio. En la choni. Este último, que habría de llegar a
expedición del Padre .Juan de Viana. que ser eximio Provincial, después de haber sido
corresponde a 1616, llegó el Padre Pedro gran misionero entre los Lules, era aún es·
Comentalc, napolitano, que frisaba entonces tudiante, cuando vino a nuestro país y frisa-
en sus 24 años; y sospechamos que debió ser ba en los 34 años de su edad.
también en esta expedición que arribó al Con el Procurador Padre Francisco Bur-
país el Padre Antonio Ripari, natural de gués, llegaron al país en 1711 los sicilianos
Casalmorano en la Crcmona, y que, después Onofrc Carpino, Antonio Pérula y Pablo Dor-
dt" ser un eximio misioneros entre Jos Guara· dini, pocos en verdad y de actuación anodina,
níes, sufrió muerte gloriosa a manos de los pero en 1717, en la expedición organizada
salvajes Chiriguanos. Probable es que. tam· por el Padre Bartolomé Jiménez, aportaron
bién en esta expedición de Viana, llegó otro al Río de la Plata Manuel Querini, natural
gran misionero de la primera hora, el Padre de la isla de Zante, Domingo Bandiera. na·
Francisco Richardi, conocido vulgarmente ddo en Sena, Hipólito Angelita, de Macera-
por Padre Ricardo. ta, en la Marca de Ancona, Tomás Grafiña,
En 1628, el Procurador Gaspar Sohrino romano, Domingo Zípoli, de Prato, en el
trajo al país a varios insignC"s misioneros ita· Obispado de Florencia, Esteban Palozzi, ori-
Jianos~ como el napolitano Silverio Pastor, y ginario de Roca, Luis Corbet, nacido en Sa-
al originario de la misma Nápoles, Pedro Ba· llanc:hes, en la Saboya francesa, Carlos Fa-
surto, y a un tercero de igual procedencia, al binessi y José Labizaro, también romanos,
padre Pedro Patrizzi, además del milanés Francisco Lroni, florentino, Francisco ~1ore­
Gaspar de Hijar, y de un tal Antonio Paler· ca y Martín Gorzoti, genoveses, Juan Pedro
mo, oriundo de Italia. sin que podamos pre- Ric:albi, oriundo de Niza, José Matorana. pro-
c·isar su cuna. Probablrmentc también era cedente de Palermo. y los naturales de Roma
italiano, aunque con apellido castellano, el Pablo Calero y Andrés Bianchi. Este último
coadjutor que firmaba Jw;epc de Carranza. era arquitecto de profcliión y quedan aún
Cuatro sardos arribaron a Buenos Aires múltiples pruebas de su talento artístico. Era
en 1672 : Miguel Angel ~erra, de ~:1 aiios de también italiano y gran arquitecto Juan Prí-
edad, natural de Iglesias en Cagliari; Fran- moli, que vino en la misma expedición que
cisco Maria Benzonio, de 27 años, natural él y que compitió con él así en la modernidad
de Alghero; Juan Antonio Salinas, de 28 y buen gusto, como en la firmeza de sus cons-
años, natural de Olivos, y Juan José Laso, trucciones.
de 28 años, natural de Parada . Estos tres úl- El citado Querini fue uno de los grandes
timos eran estudiantes. Eran ya sacerdotes misioneros del siglo XVIII: auquc su actua-
LOS G/IIINDES MISIONE/lOS 525

ción en la Reducción de Candelaria, primero !lar a las Reducciones. Massala, natural de


como Compañero y después como Cura, ape· Alghero, nunca fue misionero, pero fue uno
nas llegó a los diez años. Sus dotes de go· de Jos que más defendieron a las Misiones
bierno eran tales que le sacaron Jos Supe- durante los sucesos originados a raíz del Tra-
riores de las Misiones para diversas empresas. tado de Límites.
Desde 1737 a 1739 gobernó d Colegio de la
Asunción, pasó después con el P. Matías
Strobel a fundar las reducciones entre los 33 -Los grandes misioneros.
Pampas, en 1743 es rector del Colegio de
Buenos Aires, d<sde 1747 a 1751 es Provin- Voltaire, con la superficialidad y con la
cial de la Provincia del Paraguay. Pasa des- . agudeza que le eran características afirmó
pués a rector dd Colegio Máximo ( 1751- que los Jesuítas europeos habían inventado
1757) y lo era nuevamente en 1767. las misiones extranjeras para enviar a ellas a
En 1729 se in<'orporaron a la Provincia del todos los jesuítas de pocas lurt:s que,. en
Paraguay los cultísimos italianos Carlos Ger-
vasoni, Cayetano Catanco, y en 1738 otros
tres: Antonio Lugas, Antonio Conquin y
Juan Marqueseti, pero fue en 1745, en el
navío francés El Santiago, del que era maes-
tre don José de Egaña, que arribaron seis
jcsuítas italianos que tuvieron después una
actuación destacada: Félix María del Bono,
Pedro Pablo Danesi, Santos de Simoni, Do-
mingo Perfetti, Bernardo Pifareti. y Carlos
María Pirola, todos los cuales fueron exce-
lentes operarios en las misiones indígenas, y
otro tanto hay que decir de Ignacio Massala 1
Antonio Andr~s Usain y Antonio Gabino
Pintus, que vinieron en 1750, y qne fueron
los postreros Jesuítas, procedentes de la Pen-
ínsula itálica llegados a la Argentina . con
anterioridad a 1767.
Del Bono, natural de Savona, fue un gran
mi~ioncro entre los Chiriguanos, Matag:uayos
e Isistines, pero no nos consta haya estado
entre los Guaraníes; no así Danesi, natural
de Babuco, en el Lacio, a quien hallamos
trabajando en las Reducciones de Santa Ma-
ría, de San Luis y de Trinidad, entre 1749 y El mitionero y mártir de Cristo. Padre lulián
1768. Fue en la segunda de esas Relaciones Li:ardi.
que construyó dos relojes solares. Desterrado
en 1768 falleció en alta mar, en 1769. San- Europa, podrían obstaculizarles en sus pla-
tos de Simoni, natural de Montcroso, pletó- nes y proye<·tos, pero la verdad es tan otra
rico Ce vida y empeñoso en todas sus em- que, desde San Ignacio hasta el día de hoy,
presas, actuó en Trinidad, en Jesús y en San ni para ser electo General de la Compañía
Javier, mientras el romano Perfetti, fue mi- de: Jesús, se requieren y exigen tantas dotes
sionero en Apóstoles y en San Nicolás, donde y talentos.
se hallaba al tiempo de la expulsión. Antes Eso t~xplica, a lo menos en parte, la sin-
de pasar a las Reducciones de Guaraníes, gular envergadura espiritual e intelectual de
había estado en las de los Abipones. Piffe- que dieron hartas prue-bas la mayoría de los
retti, natural de Pavía estuvo poros años en misioneros que hubo en las Reducciones des-
la Reducción de Santo Tomé, de donde sa- de 1610 hasta 1767. Hombres cultísimos, ve-
lió preso en 1768. Nacido en 1722, ordenóse nidos de los centros más progresistas de la
de sacerdote en 1749 y en la Asunción actuó Europa, el !olo hecho de abandonar las cá-
como profesor y como operario, antes de pa- tedras y los púlpitos europeos, y la conviven-
526 LOS MISIONEROS DE GUARANIES

cía en centros y con gentes de igual o aná- sioneros se ejercitaban de continuo en el


loga cultura, dice a las claras la prestancia aprendizaje y uso del Guaraní Fue una car-
espiritual y aun apostólica de que estaban ga, pero llegó a ser un place r, ya que llegaron
poseídos. a prendan;e del idioma de Jos Guaraníes, y a
Bravo era dejar lo que dejaban, pero no los que sabían algunos idiomas europeos, co-
menos bravo era entcrrar.ie de por vida en mo era el caso de los más de ellos, reconocían
medio de las selvas y con gentes incultísimas_, que ninguna lengua aventajaba a la de esos
y para ello tuvieron que solucionar dos pro- indígenas, así en el artificio romo en la ri-
queza de matices ideológicos
Después del conocimiento del idioma venía
el conocimiento de la psicología del indio, y
aquí también hemos de rt'conoccr que los Je-
suítas fueron acertadísimos. Su objetivo era
levantar al indio, espiritual e intelectualmen-
te, pero para ello reconocieron que era me-
nester abajarse al indio, y obrar y hablar en
ronformidad ron su idiosinc:racia y ron sus
ideas obtusas. Enseñaban con el ejemplo, y
eran los primeros cn talar bosques. en amasar
rl barro· para ladrillos, en· pulir las vigas que
habían de convertirse en columnas, en uncir
los bueyes al arado, en revorar las paredes,
y todo ello sin gritos ni gestos descompasa-
dos, que serían contraproducentes 1 sino ron
amor y cariño, como si se tratara con niños
grandes, que tales fueron siempre los indí-
genas rioplatenses, cuando la borrachera no
les enajenaba la razón o cuando la noticia
de un agravio no Jos impelía a tomar las
armas y combatir a sus vchdaderos o presun-
tos enemigos.
El misionero y mártir de Cristo, Padre Antonio Es probable que no supiera el idioma gua-
Ripari, según cuadro de la época.
raní, ni conociera el alma de los indios el
Padre Diego Torres, ya que nunca estuvo
blemas nada fáciles: conocer el idioma del en forma estable entre los indígenas, pero
indio y conocer la psic.o)ogía del indio. Nada fue el fundador de las Reducciones, como ya
de singular tiene el que Roque Gonzálr.z de dijimos. Por éso cabe recordarle en primer
Santa Cruz fuera el Crisóstomo guaraní, por término, y cederle la primada en este elenco
su cabal conodmicnto del idioma, que apren- de Jos artífices de las Rcducrioncs Guara-
dió drsde niño, pero es sabido que compi~ níticas.
tieron ron él en el manejo d e tan rico romo Nacido en Villapando, en Castilla, en Lí50,
complicado e ingenioso idioma, los Padres fue d primer Provincial del Paraguay, des-
Marcicl Lorenzana, Diego de Boroa, Clau- pués de haber sido rector de los Colegios del
dio Ruyer, Francisco Díaz Taño, José Ca- Cuzco y de Quito, y después de haber sido
taldino, Simón Masscta, Alonso de Aragona. vice-provincial de Nueva Granada. Se halla-
Pedro de Espinosa, sin contar otros muchí- ba en Panamá, ruando le llegó la orden de
simos, primando sobre todos ellos por el ad- pasar al Río de la Plata o Paraguay, como
mirable manejo de tan difícil lengua el limeño entonces se deda, y además de organizar la
Antonio Ruiz de Montoya. nueva Provincia y de establecer las Rcdur·
El conocimiento del idioma era condición cioncs de Indios Guaraníes) fue el gran defen-
indispensable para poder ser enviado a las sor de la libertad de los indios contra las
Reducciones, y así, por lo que toca a los na- exigencias de los Encomenderos e íntimo
cidos en Indias, desde el mismo noviciado, amigo y consejero del Visitador Alfaro.
y para los venidos de Europa, durante to- Su enonne experiencia en tantos cargos de
dos los años de sus estudios, los futuros mi- gobierno y el hecho de conocer toda la Amé-
LOS GRANDES .'11/SIONEROS 327

rica hispana desde Panamá hasta Buenos Guazú en 1610, antes que otra alguna se
Aires, le dio aquella amplitud de espíritu con fundara. Después, y en compañía del Padre
que supo organizar acertadamente cuanto em- Roque Gonzálcz de Santa Cruz, hizo algunas
prendió durante su provincialato de ocho correrías por el Uruguay y en la región de
los Tapes. Era rector del Colegio de la Asun-
ción, cuando falleció a los 12 días del mes
de septiembre de 1632. Contaba a la sazón
72 años de edad, 49 de vida religiosa y 39 de
continuados trabajos y penurias en las misio~
nes de Guaraníes. Gran admirador del Padre
Roque, compitió con él, en el espíritu de la
mas acendrada apostolicidad y compartió con
él los innumerables afanes y trabajos con que
los primeros misioneros roturaron el duro sue-
lo misionero, y sólo Dios sabe cuál de esos
dos grandes apóstoles de los Guaraníes fue
mayor.
Se ribs ocurre, y con o;obra~o fundamento,
que otro tanto se debe decir del Padre Pedro
Romero, compañero de fatigas, ya del uno,
ya del otro de aquellos titanes de la primera

El misionero y mártir de Cristo, Padre Pedro


Artigas~ publicado por el Padre P. Andrcu.

años ( 1606-1612) y le capacitó para elegir


<:on acierto a los hombres más adecuado~ pa-
ra cada obra.
Algo achacoso pasó en Córdoba los últimos
años de su vida, pero como los intereses de
la Provincia Jesuístka del Paraguay requi-
rieran su presencia en Charcas, pasó ya an-
dano y enfermo a ~a ciudad, y allí terminó
santamente sus días en el decurso de 1638.
Su precioso librito Relatione Breve , publica·
do en Roma en 1603, y reeditado en Milán
en 1603 y en Venecia rn 1604, y traducido
en este postrer año al alemán y al latín, es
una de las memorias m¡Ís antiguas referentes El misionero }' mártir de Cristo, Padre Diego de
A!faw, s1·g6n un cuadro d(' Tanner.
al Río de la Plata.
Del temple de Torrcs cra el Padre Marcicl
de Lorenzana, leonés. En Lr-,84, cuando fri- hora. A la par de la de ellos, su abnegación
saba en sus 23 abriles y cursaba derecho en y espíritu de sacrifido no conocieron límites.
la Universidad de Alcalá, ingresó en la Com- Era sevillano e ingresó en la Compañía de
pañía de Jesús. Le corresponde la gloria de .Jesús en 1607, hall[mdosr en Granada ; llegó
haber fundado la Reducción de San Ignacio :d Paraguay en 1613 o algo antes. Comrnzó
528 LOS MISIONEROS DE GUARANJES

su labor miSlonera en San Ignacio Guazú indios salvajes, sino de los salvajes paulistas,
pero, a los dos años, fue destinado al Guairá, terminó su vida el Padre Diego de Alfaro,
donde trabajó con Jos Padres Antonio Mon· el día 13 de enero de 1639, en Caazapaguassú,
toya y Cristóbal de Mendoza. Después y en mientras defendía a sus feligreses contra los
compañía del Padre Roque recorrió las re- asaltos brutales de los bandeirantes.
giones del Uruguay, y fue con él fundador Era hijo del Visitador don Diego de Al-
o cofundador de varias Reduccion("s como faro y había nacido en Panamá, en 1595. Ini-
llevamos referido. Cabalísimo era su conoci- ció sus estudios en Lima! pero los prosiguió
en Salamanca, de donde pasó al noviciado
de los Josuítas. Vino al Río de la Plata en
1616 y de inmediato comenzó a actuar como
misionero en las Reducciones del Alto Uru-
guay. Nombrado Rector del Colegio de la
Asunción, abandonó por unos años a sus que-
ridos indios, pero no bien terminó esa labor
regresó a ellos y en 1637 se le nombró Supe-
rior General de todas las Reducciones, sus-
tituy~ndo en este cargo al Padre Ruiz de
Montoya, que había tenido que trasladarse a
Europa. Como Superior estaba ayudando a
misioneros de Tapes, en la ardua empresa
de salvar a los neófitos de caer rn poder d("
los Paulistas, cuando uno de estos asestó un
tiro de arcabuz al misionero y le quitó la
vida. Fue opinión unánime de los teólogos
de la época, después de estudiar todas las
circunstancias de esta 'Tluerte, considerarla
un verdadero martirio, pues la razón de ma-
tarle fue en odio a la Fe.
Hemos recordado al Padre Antonio Ruiz
de Montoya y hemos dicho que Alfaro le
sucedió en el superiorato de las Reducciones,
Mr.rtirio d~l Ptzdre Roque Gonz.áltz. de Santa y así fue. Montoya precisamente para deft'n-
Cruz }' del Padre AJonJo Rodríguez:. Según der a los indios contra los Paulistas, obte-
antiguo grabado europeo de 1675.
niencio para ellos el poder tener armas de
fuego con que defenderse, habíase trasladado
tmento del idioma guaraní y con igual per- a Madrid donde obtuvo tamaña gracia.
fección aprendió el guaicurú. Eso explica el Nacido <n Lima en 1582, fue de vida muy
que pudiera conquistars~ de inmediato las dcsar.eglada hallta poco antes de ingre~ar e·n
simpatías de los indígenas. la Compañía de Jesús. Hizo su noviciado
Nombrado Superior do todas las Reduc- en Córdoba del TucufQán y en 1617 le ha-
ciones del Paraná y del Uruguay, ora todo llamos ya en las misiones, conquistándose,
en ayuda de los misioneros ~ y se hallaba de desde el primer día, el prestigio de santo por
paso en Jesús María cuando esta Reducción su fervor de espíritu y por su espíritu de sa-
f uc asediada por los mamelucos y sus mora- crificio, y la fama deo taumaturgo por los
dores asesinados o llevados al Brasil en cali- milagros que obraba Dios por su medio. Su
dad de cS~Iavos. Le destrozó el <·orazón ver primer campo de apostolado fue el Guairá.
cómo esa ola de barbarie devastaba a aqud Nombrado Superior general de las Reduc-
pueblo sin que sus súplicas y lágrimas~ que ciones del Paraná y Uruguay, tuvo que ha-
eran sus únicas armas, pudieran detener tan bársclas con los Paulistas; y después de pro~
grande estrago. Enviado a los Itatincs en bar todos los medios, reconoció que para
1645, unos infieles le ultimaron el 22 de salvar a aquellos pueblos no había otra so~
marzo de ese año, a fuerza de flechazo~! y lución que trasladarlos al sur, a lo que es
golpes de macana. ahora la provincia de Misiones. Así lo ejecutó,
Con muerte análoga, pero no a manos de como ya hemos historiado en otro capítulo,
LOS GRANDES MISIONEROS 329

y fue Montoya el jefe de aquella transmigra- Superiores podían echar mano de él para
ción que es, sin duda, una de las páginas más cualquiera empresa. Tales eran sus habilida-
épicas en los anales de los pueblos rioplaten- des y tal su dinamismo Sobre todo fue el
ses. Sus contemporáneos admiraron la abne- alma de las Reducciones del Uruguay y del
gación que en esta empresa desplegó el fer- Tape, y creeríase que había heredado el amor
voroso misionero, pero también criticaron su que a los uruguayos y tapes había profesado
precipitación y falta de previsión: a c.ausa de el Beato Roque. Para los misioneros todos
las cuales dos cosas, perecieron en aquel éxo-
do no pocos indígenas.
Como a escritor debemos a Montoya varios
Memoriales y la Conquista Espiritual, libro
tan admirable como confuso, escrito, mien-
tras se hallaba en Madird, a vuela pluma y
con pluma ardiente. Fue el General de la
Compañía, Padre Mudo Vitelleschi, quien
dispuso que el Padre Montoya se trasladara
a Europa y, como testigo de vista: rxpusiera
al Rey y a los Consejeros de éste, los crí-
menes que con aquellos nacientes pueblos
cometían los Paulistas. Así lo hizo en 1638,
y su ardorosa palabra produjo los deseados
efectos.
Al ir a Madrid se proponía también otro
objetivo: publicar los libros sobre la lengua
guaranítica que, desde hacía años, venía com-
poniendo. Por ellos ha mt"recido el título de
Guaranista máximo y por su apostólico celo_
e infatigables correrías ha merecido ser con-
tado entre los más grandes misioneros gua-
raníticos.
En 1561 hallándose en Lima, a su regreso
de España, terminó Ruiz de Montoya su he- El misionero )' mtirtir de Cristo , Padre Juan del
roica vida, pero los indios que tanto le apre- Castillo, según un a ('Stampa C"urop('a de 1675.
ciaban y admiraban, fueron hasta la capital
peruana, exigieron la entrega de sus mortales
despojos y los condujeron hasta Loreto donde e-ra un hermano afectuoso y cariñoso, y cuan.
los sepultaron. Al presente, inmensas tierras do las invasiones de los bandcirantes asolaron
y espesos bosques cubren las ruinas de esa aquellas Reducciones, fue Boroa el paño de
lteducción y nos ocultan aún el sepulcro de lágrimas de todos ellos.
este "Javier Americano", como le Uamaron Le cabe también otra gloria: la de haber
sus contemporáneos. sido el primer y más fecundo historiador de
Cinco años más tarde, en la Reducción las Reducciones. Su Carta de edificación del
de San Miguel terminó sus días otro gran Venerable Padre Marciel de Lorenzana, sus
misionero, que merecería el mismo título d~ cuatr.o libros de la V ida y martirio del Padre
Javier Americano, pues fue en un todo digno Roque González y los otros cuatro de la V ida
émulo del Padre Ruiz de Montoya. Nos refe- y martirio del Venerable Padre Pedro Ro-
rimos al Padre Diego de Boro a. Nacido en mero, su Apología probando que el Padre
Trujillo, entró en la Compañía en Alcalá, Diego de Alfaro padeció martirio por haber
siendo Licenciado en Artes y cuando contaba muerto defendiendo sus feligreses contra los
veinte años de edad. Como misionero de Gua- lobos camiceros venidos de San Paulo, y las
raníes, así antes como después de su recto- Cartas Anuas de los años 1635, 1636 y 1637,
rado del Colegio de la Asunción y así antes que son obra suya, nos ofrecen un material
como después de los años que fue Provincial histórico tan abundante como seguro y de
( 1634-1641 ) recorrió casi todos Jos pueblos buena ley.
indígenas y en todos ellos actuó, ya que Jos Alonso de Aragona, cuya Carta necrológica
330 LOS MISIONEROS DE GUARANIES

escribió también el Padre Boroa, era napoli- allí la lengua guaraní y la sabía cabalmf.'nte
tano y entró en la Compañía en 1604, a los cuando en 1609 el Padre Diego de Torre.;
diez y nueve años de edad. En su riudad le destinó con el Padre Cataldino a la misión
natal fue profesor de hebreo y superior del del Guairá.
Estudiantado, hasta que vino a Buenos Aires Como ya hemos historiado, fue Masseta
en 1616. No suspiraba sino por ser misionero, con Cataldino el fundador de aquellos pri-
pero los superiores le de!'tinaron al Colegio meros pueblos misioneros, Loreto y San lgna-
de Buenos Aires, en el que fue profesor de do, y un contemporáneo nos asegura que si
humanidades. Pero a los dos años le dejaron fue grande su actividad espiritual no fue
volar a sus tan deseadas Reducciones, y des- menor la material, ya que trabajaba las ma-
de la primera hora le tocó actuar al lado del deras como si fuera un jornalero y artífice
gran misionero Roque González de Santa de profesión, no sin pasmo de Jos infieles
Cruz. Con él trabajó incansablemente entre quienes le quitaban de la mano el haha, o el
los Guaraníes urugua yos, y el Padre Roque t>scoplo y azuela, a fin de que pudiera el mi-
wnfió a Aragona en 1626 la fundación de sionero tomar algún descanso.
San Nkolás, y el Padre Mastrilli Duran, en Grandes tribulaciones tuvo que sufrir de
las Anuas de ese año pondera la'i innumera- parte de los infieles, sobre todo de partf' de
bles fatigas que le costó a Aragona esa fun- Jos hechiceros de los mismos, pero los más
dación, ya que exploró murho, antes de taribles fueron los causados por los Bandei-
asentar la Reducción donde la estableció. v rantes. Con el Padre Justo Vansurk fut> en
lo mucho que tuvo que padecer mientras s~ pos de sus <'Sclavizados indios, y aunque llegó
limpiaba de bosques el sitio elegido, y mien- a Río de Janeiro y a San Paulo, y ante las
tras se hadan las casas de los indios v la autoridades civiles de esas ciudades interce-
Iglesia y casa de los Padres. Falleció este gran dió, con el mayor énfasis, a favor de sus tri-
apóstol de Cristo en la Asunción del Para- bulados feligreses, nada obtuvo.
guay, el 10 de junio de 1629. Vuelto a sus despobladas Reducciones, pu-
En la misma altísima línea en que ubica- so a salvo a los pocos indios que quedaban
mos a este ilustre hijo de Nápoles, hemos de y fue uno de los misioneros que cooperó
ubkar a otros dos misioneros italianos: Si- en el famoso éxodo de Jos pueblos guaireños,
món Massrta y José Cataldino. Este había y en su establecimiento en tierras argentinas.
nacido en Fabriano de la Marca de Ancona El 29 de mayo de 1653 sufrió un ataque
en abril de 1571 y había ingresado en la apoplético y el 11 de octubre de 1653 en-
Compañía el 1'·' de marzo de 1603. Tres años tregó su alma a Dios.
más ta rde llegó a nuestras playas y hasta su Sufrió el ataque en San Ignacio Miní,
d~ccso, acaecido el 10 de julio de 1653 se donde entonces se hallaba, y al saberlo su
ocupó, ya en el Guairá, ya en las Reduccio- gran amigo el santo Padre Cataldino pidió
nes del Paraná y Uruguay, ya en las de Tape, éste ir a verle, pues creía que la muerte de
y fue uno de Jos misionrros que más tuvieron su querido Masseta era inminente. Al!í se
que sufrir, a causa de los destrozos y mor- encontraron por última vez los dos grandes
tandades causados por los Paulistas. Buen lin- misioneros italianos, cada uno de los cuales
guista, dominaba no solo el Guaraní, sino llevaba a cuesta más de ochenta años de edad
también la lengua Guayc:urú y otra que los y Jo que es más un enonne caudal de méri-
antiguos historiadores llamaban lbiraiara; tos, contraídos en la presencia divina, y Ca·
buen arquitecto construyó no pocas de las taldino que hizo el viaje para confortar a
amplísimas iglesias que tuvieron las Reduc- Masseta, enfermó de gravedad y espiró en
ciones en sus orígenes. brazos de aquél, el día 1O de junio de 1653,
El Padre Simón Masscta era napolitano, sobreviviéndolc aún cinco años el Padre
natural de Castilenti y había ingresado en la Masseta. A su entierro, nos dice Jarque, asis-
Compañía en 1608, cuando frisaba en los tieron innumerables indios venidos de Cor-
veintiscis aiíos de edad. Es el único jesuíta pus, San José y Loreto y se le dio sepultura
de quien sabemos que al ingresar a la vida frente al sepulcro de Cataldino.
religiosa trocó su nombre de pila Héctor, por También era italiano, nacido en Leche, el
el de Simón. Era ya sacerdote cuando ingresó Padre Adriano Formoso, llamado general-
en la Compañía de Jesús. Profesor en el Co- mente Adriano Crespo. No llegó a llenar pá-
legio de la Asunrión del Paraguay, aprendió ginas tan plenas de gloria, como los dos nom·
.Aonumento levantado al Padre Antonio brados compatriotas suyos, porque quiso Dios
Sepp, en Río Grande do Sul. Al lado se
encuentra el ilustre historiador riogran- llevarle de esta vida cuando era aún joven,
dcnse, Padre Luis Gonzaga Jaeger, S.]. rl 24 de marzo de 1649 a los 46 años de
edad y 30 de vida religiosa. Su vocación era

Otro detalle del monumento al Padre Antonio


Sepp.

la cátedra y llegó a tener singular prcst1g¡o


como filóso(o, como teólogo y como huma~
nista, pero las Reducciones Guaraníticas le
llegaron a entusiasmar de tal suerte, que pidió
ser enviado a las mismas. Su labor fue prin~
cipalmentc en la rrgión de los Tapes y a él
~e debió la fundación de la Reducción de
San Cosmc y de San Damián. Desgraciada-
mente tuvo que sufrir lo indecible en la épo-
ca d<' las invasiones de los Paulistas. Extremó
Un dct.:ollc del monumento al Padre Antonio
cntonrrs sus t'nergías en defensa de sus feli-
Sepp. greses, pero su salud quedó tan quebrantada
332 LOS MISIONEROS DE GUARANIES

que en los últimos diez años de su corta vida, de la Asunción, pero no hubo zona misionera
poco pudo hacer. donde no hubiera trabajado, ya en el Guayrá,
Otra víctima de aquellos terribles y san- Gran Tayoba, Caayú, Atibajiva, Ipaundi,
guinarios atropeJios fue el Padre Cristóbal Yupabay, ya en otras igualmente lejanas y
de Arenas, natural de Espinosa de los Mon- poco conoddas. En una época ocupóse de la
teros, en Castilla la Vieja. En 1626, a los conversión de Jos Gualachos, cuyo idioma
treinta y seis años de edad, ingresó en la llegó a saber, pero poco pudo hacer con
Compañía de Jesús. El Marqués de Siete ellos. Falleció en San Ignacio Miní, el 25
Iglesias le había elegido para tutor de sus de marzo de 1659.
hijos, pero prefirió las misiones y fue desti- A esta lista de jesuítas españoles e ita!ia-
nado a las del Paraguay. Llegó a ellas cuando nos, hay que agregar la de varios franceses
se realizaba la traslación de los pueblos desde y belgas, cuya acción en los principios de
el Gua.irá y zonas expuestas a los asaltos pau- las Reducciones y en Jos años sucesivos, den-
listas, y el Padre Arenas fue quien corrió con tro del siglo XVII, fue enorme.
la difícil empresa de alimentar a los prófu- Al referimos en las páginas que preceden
gos, y, a este fin, ademis de obtener el so- al Padre Masseta, nombramos a su heroico
corro de las Reducciones, alejadas de los compañero, el Padre Justo José Vansurck,
dichos peligros, recorrió con sus indios los condiscípulo que había sido, en Flandes, de
campos y serrarúas en busca de ganado ci- San Juan Brrrhmans. Los españoles solían
marrón, dispuso la siembra abundante de tri- darle el apelativo de Mansilla y d de An-
go y maíz, como también de algodón, para drade, y no pocas veces le llamaban sencilla-
proveer a tantos miles de indígenas, como mente Padre Justo.
eran Jos que descendían a lo que es hoy la Nacido en Amberes en 1600, entró en la
Provincia de Misiones y sus alrededores. En Compañía en 1616 y terminados sus estudios
una de sus incursiones en la tierra de los en Córdoba, fue destinado a San Miguel de
ltatines, fue alcanzado por unos Paulistas lbitiruna, donde el Padre Cristóbal de Men-
quienes, no contentos con injuriarle y abo- doza tenía reunidos unos 2.000 indios, y con
fetearle, le dejaron sin vida en medio de la~ ellos comenzó el Padre Vansurck su aposto-
selvas. Se ignora el lugar preciso y la fecha lado. Este, sin embargo, fue obstaculizado
exacta de acto tan alevoso y criminal. por la acción proterva de Jos Paulistas y,
Era madrileño el Padre Juan Suárez de como ya dijimos al referirnos al Padre Masse-
Toledo. Nació en la capital de España en ta, este jesuíta en compañía de Vansurck pasó
1594 e ingresó en la Compañía en 16\6. a Río de Janeiro, a Bahía y a San Pablo, en
Hombre de grandes dotes intelectuales, fue, la esperanza de poder rescatar a los feligreses
además de misionero, Superior general de las esclavizados. Todo fue inútil ya que las mis-
Reducciones del Paraná y Uruguay, y en mas autoridades lusitanas no estaban de parte
1633, cuando se hallaba entre los Tapes, fundó de las víctimas sino de los victimarios.
la Reducción de San Joaquín. Su confianza Después de este lamentabilísimo suceso, fue
en Dios era ilimitada y se dice de él que al destinado el Padre Vansurck a ir con el
ir a fundar dicha Reducción no quiso preve- Padre Emot y con el Padre Ignacio Martí-
nirse de elementos e implementos algunos y ncz ,napolitano, a colaborar ron el Padre
con solo su crucifijo y el aparejo necesario Ransonnier en la educación de los ltatines,
e imprescindible para decir Misa, inició y al norte de la Asunción. Aquí la labor de
llevó a cabo esa fundación. Proceder sin duda Vansurck fue tan intensa y extensa que sus
fue éste más admirable que imitable, como contemporáneos le dieron el título de Apóstol
suele decirse. Falleció en la Reducción de de los ltatines. Indecible es todo lo que hizo
Santa María la Mayor, a los 78 años de entre estos indígenas ptlra propagar la Fe
su edad. rntrc ellos y obtener las más puras costum·
Varón cortado según este mismo patrón bres, pero también tuvo que luchar contra
fue el Padre Diego de Salazar, andaluz. los Bandeirantes y tuvo que abandonar aquel
Entró en la Compañía en 1612, cuando cum- campo de apostolado por haberlo asurrúdo
plía veinte años, y cinco años más tarde pasó Monseñor Bcmardino de Cárdenas. Este ex-
al rio de la Plata. Cuarenta y dos años vivió pulsó a los Jesuítas y entregó esas Reduccio-
entre los indios Guaraníes sin salir del terri- nes a sacerdotes diocesanos, a fin de que se
torio de los mismos, ni para visitar la Ciudad pudieran aprovechar de las riquezas que allí
LOS GRAl\'DES MISIONEROS 33l

había, pero ni uno solo quiso hacerse rargo las humanidades en el Colegio de los Jesuítas,
de alguno de aquellos pueblos. y era bachiller en ambos derechos, cuando
Años después, dispersos los indios y en rui- ingresó en la Compañía de Jesús en 1619.
nas esos pueblos, volvió el Padre Vansurck, Con el nombre de Diego Ferrer vino al
con el Padre Bonilla, a hacerse cargo de los Río de la Plata en 1628 y terminados en Cór-
mismos. Las Anuas de 1650-165 l.. suscritas doba sus estudies, fue destinado a las misio-

Firma y rúbrica de)- Padre Nicolás Mastrilli


Durán, tercer Provincial del Paraguay
(1622-1628) .

por el P. Ferrusino~ .nos dicen que esas Re- ncs de indios guaraníes, aunque comenzó su
ducciones estaban entonces en vías de res- 3postolado entre los Gualachos. Pasó después
tauradón. En 1664 ya no estaba nuestro mi- a los ltatines y fue el primero que, con ante-
sionero entre los Itatines, ni era Superior ' rioridad a 1630, evangelizó a esos indígenas,
General de esos pueblos, sino que, por razón con la eficaz ayuda de los Padres Vansurck
de sus achaques, se hallaba en Córdoba~ con y Henard. Allí surgieron cuatro espléndidas
el fin de mejorar su quebrantada salud. Pero, Reducciones, con un fervor espiritual y una

Firma }'rúbrica df'l Padrc Franci:>co Día.: Tmio,


uno de Jos más drcididos defensores de los indios.
contra las malocas dl' los Bandt·irantes.

al año, lo hallamos nuevamente entre sus alegría rolc<·th·a tan intensa. en todos los
Itatines y en la Reducción de Nuestra Se- feligreses, que aqm·llo parecía una réplica
ñora de Fe, donde falkrió el 30 de abril de la Primitiva Iglesia. Joven aún, pues sólo
de 1666. contaba treinta y seis años de vida, pero des-
Uno de sus coapóstoles entre los Itatines pués de una acdón intensísima, falleció este
fue el Padre Jaroho Ransonnicr. holandés, ~ran jcsuíta el día 9 de octubre de 1636~ de-
natural de Maastrieht, romo se lec en los jando a sus dos compañeros de fatigas, Pa-
Catálogos de la Provincia del Paraguay, aun- dres Vansurrk y Hcnard continuar ]a obra
que Sommervog~l dire que nació en el ronda- c-omenzada.
do de Borgoña y Charkvoiz escribe qut· narió El Padre Nicolús Henard, llamado tam-
en Flandes. Cierto es que en Maastrirht cursó bién Ernario, unas veces, Nicol:ts Ignacio,
!34 LOS ,\1/S/ON/~ ROS DE GUARANIES
LOS GIVINDES MISIONEROS

ALGUNOS DE LOS GRANDES MISIONEROS DE GUARANIES

Di~go de Torres. Fundador de la Provincia del Paraguay. Español, natural de Villapando, en


Castilla, (1~50). Su actuación fué e norme y gloriosísima en casi todo el continente sud-
americano. Fué el gran defensor de los indios contra los encomenderos. Falleció en
Chuquisaca en 1638.

Pablo de Benavide.:. Español. Fué uno de los primeros misioneros de los Tapes. Murió en 1656.

Santiago Bexio. Francés, natural de Nantes (1685). Misionero en la Red. de Nuestra Señora
de Fe y profesor en Santiago del Estero. Falleció en la Reducción de Trinidad en 1758.

Sim6n Masseta. Italiano, natural de Castilenti (1590). Desde 1609 hasta 1658 trabajó en las
Reducciones de Guaraníes. Murió con gran prestigio de santidad en San Ignacio
Miní (1658).

Salvador Quintana. Español, natural de Casa de Selva ( 1-704). Fué Misionero de Guaraníel
en Loreto y Sao Carlos. Desterrado en 1767, falleció en Puerto de Sta. María en 1769.

Luis Ernote. Belga, natural de Marienburg. En 1628 llegó a Buenos Aires. Corrió con la
transmigración de las Reducciones a los ríos Uruguay y Paraná. Falleció en San Ignacio
Mini en 1667.

Francisco Vdzquez Trujíllo. Español, natural de Trujillo ( 1571). Rector de Buenos Aires,
Córdoba y Santiago de Chile, Provincial (1628-1634) y profesor de teología. Falleció
en 1651.

Juan Delgado. Español, natural de Jaen, en Andalucía (1700) . Misionero de Guaraníes,


primero, y profesor después en el colegio de Salta y en el de la Asunción. Falleció
en 1757.

Cristóbal de Mendoza. Peruano, natural de Santa Cruz de la Sierra (1583). Gran compañero
de heroísmo del Padre Ruiz de Montoya en las Reducciones de Guaraníes. Falleció
en Mártires en J 635.

Antonio Ruiz de Montoya. Peruano, natural de Lima (1585) . Fué uno de Jos misioneros más
insignes que hubo en América. "El Javirr americano". Falleció en Lima (1652), pero
sus restos fueron llevados a Loreto.

Miguel de Ampuero. Limeño (1610). Fué Rector de varios colegios, Secretario del Provincial
y profesor de teología. Siendo rector de Santiago del Estero falleció en 1659.

Alonso Barzana. Español, natural de Baeza (1528). Se le llama justicieramente el "Apóstol


del Tucumán" por sus grandes trabajos entre Jos Lules. Falleció en el Cuzco en 1598.

Andrés de Rada. Español, natural de Belmonte ( 1601). Después de ser Provincial en Méjico,
reorganizó la Provincia del Paraguay, de la que fué Provincial (1665-1669). Falleció en
Madrid ( 1673).

Diego Al/nro. Nació en Panamá en 1595, hijo del Visitador AHaro. Desde 1626 hasta 1639
trabajó celosamente en las Misionf's de Guaraníes, y murió asesinado por los Paulistas
( 1639) mientras defendía a sus indios.

Cristóbal Altarnirano. Argentino. natural de Santa Fe (1602) . Fué Cura de Yapeyú, rector
de la Asunción, Superior de todas las Misiones Guaraníticas. Procurador ante las
Cortes de Madrid y Roma, Rector del Colegio Máximo de Córdoba, y gran misionero.
Falleció a los 97 años de su edad en Apóstoles, en 1698.
/ .OS MISIOSJ-:ROS DF. G UARANIES
LOS GRANDES MISIONEROS 537

Marciel o Ma rcial de Lorenzana. Español, natural de León (1566). Fué uno de los grandes
misioneros de la primera hora, y a él se debió la fundación de la primera Reducción,
la de San Ignacio Guazú. Fué además dos veces rector del Colegio de la Asunción.
Falleció en 1632.

Pedro Alvarez. Misionero de Guaraoíes, y Cura de la Reducción de la Natividad del Acarai.


Los superiores le destinaron a la difícil conquista de los Chiriguanos, la que inició
en 1634. Falleció en 1652.

José Oregio. Era Romano. En 1644, después de haber estado en otros pueblos misioneros,
gobernó el de Bororé, con el Padre Cristóbal Altamirano. Falleció en San javur, en 1664.

Juan Agustin de Contreras. Español. Fundó la Reducción de San Cristóbal en el Tape. Falleció
en Nuestra Señora de Fe, en 1668.

Juan Pastor. Español, nacido en Valencia (1583). Fué misionero celoso y sacrificado. Gobernó
toda la provincia del Paraguay entre 1651 y 1654. Años antes había sido procurador
ante las Cortes d e Madrid y Roma. Falleció en 1665.

Francisco Día: Taño . Canario, natural de Palma ( 1592) . Gran misionuo, sobre todo en la
Provincia del Tape. jarque ha escrito su vida. Falleció en Córdoba, en 1677.

Roque Gon:ále: de Santa Cruz. Paraguayo. Uno de los más grandes misioneros de la primera
hora. Su martirio fué en 1628.

Pedro Molas. Español. Primero en San José, después en Santo Tomé y en Corpus fué un
gran Cura y defensor de los indios contra los Paulistas.

Diego de Boroa. Español, natural de Trujillo (1583). Era de la talla misionera de Lorenzana,
Cataldino, Masseta, Roqu e Conzált'z de Santa Cruz. Entre 1634·1641 gobernó toda la
Provincia jesuítica. Falleció en 1658.

Antonio Pablo Palermo. Italiano. Después de haber sido misionero de Guaraníes, durante
treinta años, fall eció en ltapúa en 1665.

Tomás de Ureña. Durante muchos años fué misionero y compañero del Padre Diego de Alfaro.
Fué Procurador de la Provincia. Falleció en ltapúa en 1671.

Juan Suárez de Toledo. Era madrileño ( 1594). Además de fundador de la Reducción de


San Joaquín, en 1633, fué Superior de todas las Reducciones. Falleció en 1675, ~ n
Santa María la Mayor.

José Cataldino. Italiano, nacido en 1571. De los más grandes mision eros de la primera hora.
Falleció en San Ignacio Miní en 1653.

Silverio Pastor. Español, natural de Aliaga en Aragón ( 1596) . Misicnero celoso y Superior
de las Reducciones. Murió en Santa Ana en 1672.

Francisco ]iméne;: , Español. Después dr ser catedrático de Filosofía, fué misionero. Entre 1646
y 1651, fué secretario del Provincial Ferrufino, y en 1663 gobemñ la Provincia como
vice.provincial. Falleció en Mártires en 1718.
358 LOS J I/SJOXEROS DE GU.ARANIES

.~j~ü.f,.~.
rh~~
Ju~l1 ~ rf~ t¡Nje .
LOS GRANDES MISIONEROS

Francisco Lupercio de Zurbano. Español, natural de Aragón (1588). Profesor de teologíá,


Rector varias veces y Provincial (1640-1644) . Fué uno de los grandes organizadores.
Murió en Lima en 1667.

Nicolás del Techo. Belga, natural de Lieja (1611) . Misionero entre los Guaraníes)' autor
de la Historia del Paraguay ( 1673). Murió en Apóstoles en 1685.

Felipe Arias. Español, natural de Madrid (1705) . Misionero de Guaraníes, en Jesús, Santiago y
Corpus. Falleció en Ravena en 17i6.

Juan de Montenegro . Argentino, natural de Santa Fe (1696) . Misionero entre los Guaraníes.
Rector del Colegio de Buenos Aires y de Tucumán . Falleció en Córdoba en 1761.

Francisco Naval/m. Español, natural de Cuenca (1716). Fué misionero de Abipones y fun·
dador de San jerónimo, hoy Reconquista. Murió en Faenza en 1783.

Rafael Campomar. Español, natural de Mallorca (1721) . Misionero de Guaraníes, en Santa


María la Mayor. Murió en Faenza en 1789.

Juan Nicolás Aráo:. Argentino, natural de Tucumán (1706). Misionero entre los Mataguayos
y Rector del Colegio de Santiago del Estero. Murió en Facnza en 1789.

Miguel Mariano Amengual. Español, natural de Mallorca (J716) . Misionero entre los Gua·
raníes, en S. Borja y S. José. Falleció en el mar ( 1769).

Juan Bautista Gilge. Alemán, natural de Leobschütz (1717) . Gran misionero en Santo Angel,
y durante la guerra guaranítica. Desterrado en 1767, ~gresó a su patria.

Andrés de Attina. Español , natural de San' Sebastián (1703). Operario en Santa Fe y en


Córdoba. Falleció en Génova en 1776.

lnocencio Erber. Austríaco, natural de Laibach ( 1694). Misionero en Loreto, San Luis, Santa
Ana, donde murió en 1763.

jos/ Unger. Bohemio, natural de Eger (1717) . Misionero entre los Guaraníes, en San Lorenzo
y San Nicolás. Expulsado en 1767, regresó a su patria donde murió en 1782.

Félix. Blanich . .Español, natural de .Prades en Cataluña ( 1723). Misionero entre los Guaraníes
· · . y . Cura" de Sanio TOiné. Falléció en· Fa~nza en 1781.

Claudio Ruyer. Francés, natural de Champlott Yonne (1581 ). Gran misionero en San Ignacio
Guazú, Santa María y Nuestra Señora de Acaray. Falleció en 1648.

Manuel Careta. Español, natural de Reitignos (1715).· Misionero rural en Buenos Ai~s y
Santa Fe. Rector del Colegio de Belén. Falleció en Faenza en 1782.

Marcos García. Español, natural de Manzanares ( 1718). Misionero de partido y profesor.


Falleció en Faenza en 1782.

Cosme Agul/6. Era español, natural de Finistrat (1710). Profesor de filosofía en Buenos Aires,
fundador de la Casa de Montevideo. Murió en Faenza en 1772.

Caspar Fjit:er. Alemán, natural de Nieder Alfingen (1714). Gran profesor dr filosofía y
teología en la Univrrsidad de Córdoba. Desterrado en 1767, regresó a su patria.

Antonio Calderón . Español, natural de Barraz (1715). Misionero de Guaraníes, en Candelaria


Murió en el Puerto .d e Santa María (1769).
840
LOS MISIONE/lOS DE GUARANIES
LOS GRANDES MISIONEROS !141

P~dro Lozano. Español, natural de Madrid (1697) . Escritor fecundo y el primer gran histo-
riador argentino. Murió en Humahuaca en J 752.

Francisco José Sánchez Labrador. Español, natural de la Mancha (1717). Gran misionero
entre los Guaycurúes y Mbayas, y autor de la gran enciclopedia argentina. Murió
en Ravena en 1798.

Juan Francisco Ortiz de Ocampo. Argentino, natural de La Rioja (1729). Misionero y escritor
Falleció en Roma el 21 de Diciembre de 1816.

]r;sl Gu evara. Español, natural de Madrid (1713). Fué un ilustre profesor, literato e histo·
riador.

José Peramás. Español, natural de Ma taró (1732). Literato y profesor e n la Universidad de


Córdoba. Autor de tres obras h istóricas. Falleció. en Faem.a en 1793.

Francisco Javier Miranda. Español, na tural d e Ledesma ( 1729) . Literato e historiador.


Falleció en Bolonia en 1811.

José 'Cardiel. Español, natural de Guardia (1704) . Misionero celosísimo e infatigable entre los
Guaraníes, Mocobíes y Abipones. Murió en Faenza en 1781.

Gas par ]uárez. Argentino, natural de Santiago del Estero ( 1731 ). Eximio n aturalista y autO\'
de varias obras científicas. Murió en Roma, en 1804.

Joaquín Comoño. Argentino, natural de La R ioja (1737). Misionero entre los Chiquitos,
geógrafo, _cartógrafo y f'tnógrafo. Murió en Valehcia en 1820.

Tomás Folkner. Inglés, natural de Manchester ( 1707). Misionero entre · los Pampas, y uno
de los fundadores de Mar .del Plata. Escritor. Murió en Inglaterra en 1785.

Tomás Borrego. Español, natural de Andalucía (1728) . Gran misionero entre los indios del
Tucumán y autor de una Historia Universal en veinte tomos. Falleció en Faenza en
1793.

José GIJ_rcía. Español , natural d e Montilla (1710). Misionero, opera rio y Rector de Santa Fe.
Tradujo los libros de Searamelli. Falleció en Italia en 1773.

José Brigniel. Austríaco, natural de Klagenfurt (1699 ) . R ector del Colegio de Corri entes y
gran misionero entre Jos Abipones. Falleció en Austria en 1770.

Todeo Enis. Bohemio, natural de Cebanik ( 1711). Gran misionero en tre Jos Guaraníes. Falleció
en el Puerto de Santa María en 1769.

Juan de EsciJ ndón . Español, natural de Celucas ( 1696 ). Superior y maestro de novicios,
escritor y profesor. Murió en Italia en 1772..

]osé Quiroga. Español, natural de Faba) (1707). Gran matemático y explorador de la Pa ta·
gonia. Murió en Bolonia en 1784.

Jo aquín MillOs. Español , natural de Zaragoza (1743). Fué un gran filósofo y autor de varias
obras filosóficas. Falleció en Zaragoza en 1808.

Ladislao Orou. Húngaro, natural de Chicheri ( 1697 ) . Gran profesor de filosofí a y teologí.a
en Córdoba. Falleció en 1773.

Alonso de Frlas. Argentino, natural de Santiago del Estero ( 1746 ). Fué eximio físico y
astrónomo. Restablecida la Compa ñía de jesús en 1814, reingresó a ella. Falleció en
Roma, el 25 de .diciembre de 1824.
LOS MISIONE/lOS DE CUARA.VIES
LOS GRANDES MISIONEROS

/osl Clain (Klein). Alemán, natural de Gratz (1719) . Vino aJ Río de la Plata en 1748. Fué
el gran misionero de Indios Abipones y uno de los hombrt:s mh heroicos y sacrificados
que tuvo la Compañía de jesús en el siglo xvm. Fué el gran Cura de Resistencia.
Desterrado del país en 1767, fall eció en Kruman de Bohemia.

Joaquín de Yegros. Paraguayo, natural de la AsunciÓ(l (1677). Fué Rector del Colegio de
Santiago del Estero y gran Misionero entre los Indios Lules. Murió en 1726.

Pedro de Arroyo. Español , natural .de Madrid ( 1689) . Vino a América en 1710. Gran pro-
fesor de filosofía y teología en la Universidad de Córdoba, de la que fué rector. También
lo fué del Colegio de Buenos Aires. Falleció en Madrid en 1754.

Simt5n Bailina. Era natural de ~rga (1693), cerca re Manresa y vino al Río de la Plata en
1717, Fué ca.si toda su vida Procurador en diversas casas y ante las Cortes de Roma
y Madrid en 1757.

Antonio M4choni. Sardo, natural de Cagliari (1671 ). Misionero entre los Lules, Rector de
los Colegios de la Asunción y Córdoba, Provincial del Paraguay, Procurador a Roma,
escritor fecundo y etnógrafo. Murió en Córdoba. en 1753.

Pedro de Logu. Sardo, natural de Ovier (1700) . Vino a América en 1729. Profesor de teología
en Córdoba y en Buenos Aires. Murió en Cerdeña en 1769.

Diego de Horbégozq, Español, natural de Bilbao (1696). Vino al país en 1729. Fué Rector
del Colegio de Santa Fe. Comisionado por la ciudad de Córdoba -p ara hacer las paces
con los Abipones y Superior de las Misiones de Guaraníes. Murió en el Puerto de
Santa María en 1768. ·

Carlos Tux. Alemoin, natural de Peterswaldau ( 1700) . Vino a América en 1733. Fué mi·
sionero entre los Guaraníes en Itapuá. y San Nicolás.

Antonio Miranda . Natural de Olvena, en Aragón (1706), vino a América en 1729. Misionero,
operario en Córdoba, gran profesor de filosofía en la Universidad, Rector del Colegio de
la Asunción. Murió en 1794~

jayne Oliver. Espñol, natural de Mallorca (1733) . Misionero entre los Guaraníes, pasó la
mayor parte de su vida en Nuestra Señora de Fe. Desterrado en 1767, falleció en
Faenza, a fines del siglo xvm.

Mo.tias Estrobel o Strobel. Alemán, natural de Bruch sobre el Mur (1696). Vino en 1729 y
ya entre los Guaraníes, ya entre los Pampas, fué un eximio misionero. Era además un
gran matemático y explorador. Murió en el Puerto de Santa Maria en 1769.

Carlos Rechberg. Suizo, natural de Actdorf ( 1688), vino a América en 1717. Fué Profesor
y Procurador en Salta, Rector en Santa Fe, Procurador en Tarija, Misiones de Indios
durante cinco años.

Juan José R ico. Español, natural de Sanlúcar, Andalucía (1688) y vino a América en 1711.
En 1715 era ya Rector de la Universidad de Córdoba, y después del Colegio de la
Asunción. En 1639 fu é a Roma y Madrid como Procurador d e la Provincia. Fué gran
propulsor de los Ejercicios Etpirituales. Fué, además, egregio profesor de filosofía,
teología, moral y derecho can6nico.
3H J.OS /11/S/0,\'FIUJS DE GUARANJES
LOS GRANDES MISIONEROS 345

8ernardo Nusdorffer. Alemán, natural de Plattling, en Baviera (1686). Vino a América en


1717 y como Misionero, Profesor, Superior y Consejero fué uno de Jos hombres má.i
eximios que han existido en América. Murió en la Reducción de San Carlos en 1762.

Juan Delgado. Español, natural de Jaen, en Andalucía (1700) vino a América en 1729. Fué
Misionero de Guaraníes en La Cruz y San Ignacio, y profesor y misionero en Salta.
Falleció en 1757.

Jaime Aguilar. Español, natural de Santolea, cerca de Teruel (1678). Vino a América en
1698. Profesor en la Universidad de Córdoba. Misionero entre los Chiquitos, Provincial
(1733·1738), Rector de la Universidad de Córdoba, Procurador en Europa, Rector de
la Asunción. Murió en esta ciudad en 1746. "Tal vez no hubo en su tiempo ·ni varón
más santo, ni más sabio, ni más conspicuo que él en todo el Río de la Plata", escribe
Pcramás, y su aserto es confirmado plenamente por la historia.

José Martín Malilla. Español, natural de Madrid (1698), vino a América en 1717 y fué
misionero en San Miguel y entre los indios guaraníes. Falleció en San Ignacio en
1751.

Bruno Morales. Español. Vino a América en 1717. Fué profesor de filosofía y teolo!fÍa en
Córdoba y Rector del Colegio de Monserrat. En 1744 fué a Europa como Procurador.
Murió en 1748.

Luü de la Roca. Sardo, natural de Sassari (1659) , llegó al país en 1690. DespuEs de haber
estado de misionero entre Jos Guaraníes fué destinado a la cát~ra de teología en
Córdoba. En 1712 era Canciller de la Universidad y Rector. Fué también Vice
Provincial. Murió en 1734.

fose Lehman. Alemán, natural de Silesia (J723). Era ya doctor en filosofía cuando ingre~ó
en la Compañía. Vino a América en 1748. Fué, con el Padre Baucke, uno de los grandes
misioneros de Mocobíes, en Santa Fe.

Sebastián de San Martín. Español, natural de Zaragoza (1679), vino a América en 1637.
En 1721 hizo exploraciones en el Río Pilcomayo con el Padre Felipe Suárcz. Fué
Secretario del Provincial, Vice-Provincial (1738) y como Procurador fué a Roma en
1731-1733. Murió en 1759 a los ochenta años de edad.

Antonio Mc·xi. Español, natural de Berga, en Cataluña (1722). Vino a Amésica en 1747, y
trabajó celosamente entre los Lules r los Omoampas. Falleció en Faenza en 1791.

Pedro Condón. Español , natural de Jerez, en Andalucía ( 1729). Después de haber trabajado
entre los terribles indios Abipones, fué desterrado en 1767, y falleció en Ravena en 1779.

Manuel Canelas. Argentino. Nació en Córdoba (1718). Fué uno de los grandes misioneros
entre los Mocobíes de Santa Fe. Falleció en Faenza en 1773.

Félix A. de Villagarcía . Madrileño (1687). PasÓ• a América en 1711 y desde 1732 hasta su
deceso en 1759 fué misionero entre los Guaraníes, ya en San Cosme, ya en Nuestrñ.
Señora de Fe.

Manuel Vergara. Español, natural de Havantilla ( 1711), vino a América en 1734. Varón
eximio por su saber, virtudes y dotes de gobierno. Fué en Buenos Aires y Córdoba un
gran propagador de la devoción al Sagrado Corazón. Era 'Provincial en 1767, y fué
así el último antes del destierro.
LOS MISIONEROS DE CUARANIES
LOS GRANDES MISIONEROS ~47

Miguel de Cea. Nació en Carmona, de España (1634) y vino a América en 1729. Misionero
en Santa Cruz, Rector del Colegio de Santa Fe, Procurador de las Misiones, etc.
Murió en sus queridas Misiones de Guaraníes.

Manuel Querini. Griego, natural de la isla de Zante (1694). Vino al país en 1717. Misionero
eñtre los Guaraníes y los Pampas, Rector de varios Colegios y de la Universidad de
Córdoba. Murió en Roma en 1776.

Vicente San:. Español , natural de Tortosa (1718). A él se debió el florecimiento de la


Congregación Mariana en Córdoba (17.57-1767) . Había venido al país en 1745. Murió
en Roma en 1787.

José Ferragut. Español, natural de Mallorca (1723) . Vino a América en 1745 y fué Misionero
y Superior de los Misioneros que trabajaban entre los Lules. En 1767 era Misionero
entre los Mataguayos de Jujuy. Murió en 1787.

Jos/ de Robles. Español, natural de Murcia ( 1660). Fué misionero entre los Guaraníes durante
40 años, y . Vi~-Superior de las Reducciones del Paraná y Uruguay. Fué Rector de
los Colegios de Corrientes y de la Asunción; Falleció en 1732.

Miguel Morales. Peruano, natural rde Pica (1705). Además de rector del Colegio Menor de
· Buenos Aires, o Colegio .de Belén, fué misionero en la campaña uruguaya y cura de las
reducciones de Santa Cruz, o La Cruz, Yapeyú y Santiago. Falleció en 1782.

Pedro Juan Andreu. Español, natural de Mallorca (1697). Vino a América en 1734. ~!olé el
gran Misionero de Jos indios Lules,. en el Tucumán, habiendo hecho cuatro entradas
al Chaco en busca .de indígenas. Fué Provincial desde 1761 hasta 1766. Falleció
en 1777.

Segismundo Aperger. Alemán, natural de ]nnsbruck (1687), vino a América en 1717. Gran
misionero entre los Guaraníes y celebérrimo como médico. Falleció en 1772, en la
Reducción de Apóstoles.

Lorenzo Balda. Nació en Pamplona en 1704 y vino a América en 1729. Fué gran Misionero
entre los Guaraníes y Superior de las Misiones del Paraná y Uruguay. Murió en alta
mar en 1768.

Pedro Polo. Inglés, natural de Londres (1728). Como marino vino al Río de la Plata, donde
ingresó en la Compañía en 1748. Hasta 1768 fué Misionero entre los GuaranÍe$.
Falleció en Londres en 1793.

Florián Baucke. Alemán, natural de Silesia (1719). V ino a América en 1748 y fué el grar
Misionero de los indios Mocobíes en la Provincia de Santa Fe. Sus escritos y láminas
de costumbres rioplatenses son muy apreciados. Falleció en 1780.

Francisco lturri. Argentino, natural de Santa Fe (1738). Escribió una Historia General del
Virreinato y otros muchos escritos. Restablecida la Compañía de Jesús, ingresó otra
vez en ella en 1817. Murió en Barcelona en 1822.
548 LOS MISIONEROS DE GUIIRIINIES

otras veces, había nacido en Toul de la Cam- de Guaraníes y trabajó en ellas 27 años. esto
paña en 1596. Entró en la Compañía de .Je- es, hasta H)70, ya en Apóstoles, ya en Már·
sús en 1617 y, diez años más tarde, fue des- tires, ya en Santa María la Mayor, ya en
tinado al Paraguay. Comenzó su apostolado San Ignacio Miní. Las únicas dos interrup--
en las regiones del Guayrá, y se distinguió ciones que tuvo su apostolado guaranítico
fueron producidas por su rectorado del Co·
legio de la Asunción, primero, y por el del
Colegio de Buenos Aires. años más tarde. Se
hallaba en Apóstoles cuando terminó su
viaje terrenal, el día 31 de agosto de 1687
"dejando inmortales sus recuerdos con uni-
Firma y rúbdca del gran apóstol de los indios versal estímulo de su ejemplarísima vida.
Guaraníes, Padre Pedro Romero.
Tenía entonces 74 años de edad, 56 de Com-
pañía y 41 de Profeso de 4 votos". Son pa·
por su valentía en atravesar selvas dominadas labras de las Cartas Anuas de 1687.
por fieras y en cruzar a nado ríos poblados El Padre Techo cobboró eficientemente
de peligrosas alimañas, y fue característico de en hacer la historia de las Reducciones, pero
este jesuíta su caridad para con Jos más cics- fue además el primero en consignar por
validos y necesitados. Cuando el famoso éxodo esnito esa historia, y lo hizo en dos publica-
de las Reducciones, fue él uno de los que más ciones extensas, tan conocida la una, su
trabajaron para aJiviar los males de los indios. Historia de la Provincia del Paraguay, como
Enviado después a los Itatines, trabajó allí desconocida la otra, sus Décadas de VaroneJ
con igual celo en compañía de los Padres Ilustres. No obstante toda!' las posibles fallas
Ranzonnier y Vansurck, hasta que fueron y defkiencias de ambas publicaciones, son

Firma y rúbrica del Padre Claudio Ruyu,


misionero de Guaraníes.

privados los jesuítas de esas Reducciones, ellas de un valor inapreciable, y admira que
como ya referimos. Entonces esos jesuítas se pudiera haber quien. allá en las selva<>, ro-
retiraron , pero al series devueltos esos pue- deado de indígenas, poco ha convertidos a
blos, volvieron los Padres Ranzonnier, He· la Fe, hubiese podido tener tirmpo y humor
nard y Vansurck a restaurarlos. En lucha para componer esos ingentes infolios de 400
contra los Bandeirantes. falleció el Padre y .150 páginas.
H<"nard, rodeado de sus indios, el día 18 de Las Décadas, de las que sólo se conoce un
enero de 1638. ejemplar, el existente en la Biblioteca de los
Por su celo en la conversión de los indí· Bolandistas en Bruselas, es una galería de
genas cabría mencionar a los Padres Clau· misioneros ilustres: "Alonso Banana, Juan
dio Ruyer, Noel Berthot y Luis Ernet, y por Saloni, Manuel Ortega, Tomá5 Fields, Juan
su acción cultural a Claudio Flores, a Juan Romero, Gaspar Monroy, Pedro Aña!\co,
Vaisseau y a Luis Berger, pero vamos a ter· Marcicl Lorenzana, .Juan Da río: Diego de
minar este capítulo con el recuerdo del pri- Torres, Juan de Viana, José Cataldino, Si·
mer gran historiador de las Reducciones, món Masseta, Juan Vasseo, Roque Gonzá.
Padre Nicolás Du Toit, o del Techo, como kz, Alonso de Aragona, Diego de Boroa,
le llamaron Jos españoles. Antonio Ripari y otros tantos, biografías bre~
Nacido en Lille en 1611, ingresó en la ves y sintéticas, a las que el editor, años más
Compañía de Jesús en 1630 y, diez años más tarde, al agregar otras Décadas, puso justi-
tarde, aportó a nuestras playas. Desde que cieramente, en primer término, la biografía
en 1643 o 1644 terminó Jos estudios y se del mismo Nicolás Techo.
ordenó de sacerdote, pasó a las Reducciones Estos son sólo algunos de los primeros
LOS GRANDES MISIONEROS 349

misioneros, y de la misma pasta heroica fue-colegios, seminarios y universidades: Fernan-


ron los que les siguieron. A unos y otros do Trejo y Sanabria. Lo político, lo religioso
nada los arredró. Ni los tupidos y enmaraña·y lo cultural contaban ya entonces con tres
adalides nacidos en la tierra y aunados· todos
dos bosques, ni las salv3jes fieras, agazapa·
das tras las matas, ni los mosquitos y niguas
tres hasta por Jos vínculos de la común san-
quc en nubes descendían sobre quienes pene- gre, ya que Trcjo y Hernandarias eran me-
traban en las selvas, ni las costumbres ~al­dio hermanos, y hermano de Roque Gonzá-
lez, fue Francisco, cuya consorte era hija del
vajes de los hoscos indígenas, ni los ríos in-
eximio mandatario rioplatense
vadea bles o los pantanos traidores, ni la falta
de alimentos -a la usanza europea, ni el po- Si frecuentemente los hombres valen menos
der resarcir por la noche, con sueño repara-que sus ideales, algunas veces valen más. En
dor, los cansancios del día; nada detuvo la el caw de aquellos tres adalides de la pri-
marcha de aquellos hombres de a<·ero y de mera hora, Trejo y Sanabria, Hernandarias
fuego, indómitos en sus fatigas corporales yy Roque González de Santa Cruz, hemos de
Henos de celo por la salvación de: las almasrecordar que todos ellos estuvieron a la al-
de Jos indígenas. tura de sus principios, con ser éstos tan
No ya las hazañas sobrehumanas, pero niexcelsos y tan elevados. El principio coloni-
aun Jos nombres de aqueiJos pacíficos con- zador, el principio apostólico y el principio
quistadorC"s se han popularizado ampliamen- cultural son abstracciones o platónicos idea-
te y en forma adecuada a sus méritos. En lismos, ineficaces para influir en la vida so-
la misma Provincia de Misiones, donde ac- cial y llegar a tener cuerpo en la comunidad.
tuaron tan denodada como heroicamente Debían encarnarse en hombres que fueran
Roque Gonzálcz de Santa Cruz, Diego de su personificación, y se encarnaron maravi-
Boroa, Agustín Aragona, Diego de Alfaro, IJosamente en naturalezas humanas semejan-
Pedro Romero, Márcicl Lorenzana, Julio de tes a los prindpios simbolizados, y por eso
Salas y tantos otros, no hay una de las tan- la historia argentina en su mismo pórtico
tas poblaciones de fundación moderna que ostenta las brondneas estatuas de Hernan-
darias, de Trcjo y Sanabria y de Roque Gon-
IJC\'C alguno de esos ilustres apellidos, pero
existe la población de Azara, en recuerdo delzález de Santa Cruz.
hombre que con más saña trató de empe· No hemos de ponderar ahora los méritos
qucñecer y oscurecer la magna obra de aque- del primero, con ser el más grande hijo de
la tierra, en el génesis de nuestra historia, ni
llos jesuítas, llegando en alas de un apasio·
namiento desdoroso a atribuir, no a los mi- hemos de recordar las altísimas glorias del
sioneros sino a Jos Goix'rnadorcs. la funda-segundo de los nombrados, cuya plácida y
ción de los pueblos misioneros y a una épocaairma estatua se yergue justicieramentc en el
( 1555) cuando ni los franciscanos, ni )o!'patio de honor de la Universidad de Cór-
jcsuítas habían iniciado su respectiva labordoba, pero h<'mos de detenemos en el joven
apostólica. Aun más: aquellos Gobernadores sacerdote, ordcr..ado predsamente en aquella
al fundar esas Reducciones, sin misioneros coyuntura, en 1598, y que a la sazón frisaba
en sus· 22 años de edad. Era el más joven
tuvieron la singular intuición, ya que en 1:15:-)
las fundaron , según Azara, de llamar San de aquella tríada de titanes y fue en gran
Ignacio Miní a la reducción así llamada, y forma, el heredero del empuje conquistador
Jo hideron sin duda, en honor de San lg-na· del uno y del afán cultural del otro, aunque
do, que aún vivía. ¡ Pobre historia t·u::tndofundiendo ambos ideales en el suyo caracte-
cae en tan torpes manos! rístico: la conquista del indígena rioplatense
para Dios, para la <:ivilizadón cristiana y
para la futura patria argentina.
34- Roque González de Santa Cruz. Era de estatura alta.. más delgado que
grueso, de complexión robusta. En su rostro
Desde noviembre de 1598 hasta mayo de alargado había una alta y amplia frente,
1599 halláronse en la Asunción tres hombres como si allí campeara el pensamiento con
que fueron y son otros tantos símbolos: el toda libertad; la nariz de líneas regulares,
colonizador, Hernando Arias de Saavedra; sin acentuación pronunciada; los labios finos
el apóstol de los indígenas, Roque González y de una agradable movilidad ; su mirada
de Santa Cruz; el sembrador de escuelas, simpática y tomprensiva Tenía confianza en
350 LOS MISIONEROS DE GUARANIES

una existencia prolongada, y confiaba en el alguna humana, y en medio de aquellos fe-


porvenir. Un sano optimismo le acuciaba, no racísimos yerbaiC's, amansó la fiereza de
obstante sentir a las veces que le fallaba d aquellos encomenderos.
corazón. Obligado por su prelado a aceptar el cu-
El corazón físico, ya que el psíquico C'Staba rato de la Catedral de la Asunción, aban-

El Beato Roque Gonzálu de Santll Crut, Misionero cgrt"gio y mártir de Cristo


(1576-1628).
· y·.··

totalmente entregado a los indígenas, en es- donó por entonces sus afanes apostólicos,
pecial a los tratados con mayor dureza por pero veía ya despuntar una aurora de luz.
el español, como lo eran Jos del Mbaracayú, Se hallaba ya en el país un núcleo de hom-
esclavizados en la explotación de la yerba. bres que contaban con las simpatías todas
Contaron ellos con sus más íntimas afcr.tuo- de Trejo y Sanabria, para lo cultural, y de
sidades. Por eso, apenas ordenado sacerdote, Hemandarias para la conquista del indígena,
subió Paraguay arriba, hasta las sierras de y ese núcleo de hombres, plasmados según el
Mbaracayú, sin estipendio ni gratificación espíritu viril, generoso y amplísimo de Igna·
El Padre Roque González comienza la Reduc· El Padre Roque y el Padre Agustín de Aragona
ci6n de la Concepción, en 1615. Según recons· asisten a los apestados en Concepción, en 1622.
trucción de Mastroiani. Reconstrucción de Mastroiani.

El Padre Roque explora las riberas del río El Padre Roque explora el Uruguay en 1626,
Uruguay, en 1623. Reconstrucción de Según cuadro de Mastroiani.
Mastroiani.
352 LOS MISIONEROS DE GUARANIES

cio de Loyola, contó igualmente ron las sim· tiguo decreto referente a esa Provincia, au·
patías del Presbítero Roque González. Por torizando al Padre Gonzá.lez de Santa Cruz
esto, en 1609, renunció al rurato. a los car,:ros a fundar en su jurisdicción tres o cuatro
de Vicario y Provisor y se inc:orpor6 bajo el reducciones.
pabellón de Ignacio. Munido ron este documento, inició Roque
Jesuíta desde el 9 de mayo de 1609, inició González la conquista espirtiual de lo que es
su apostolado entre los bravos guaicurúe!. hoy la Provincia de Misiones, y su primer
sin resultado alguno satisfactorio .: rt>corrió empeño fue fundar una Reducción y la fun-
incansable las serranías de los Tapes, con dó sobre el solar que en la ar.tualidad ocupa
resultado ambiguo, exponiendo su vida entre la ciudad de Posadas. Explorado el terreno,
aGueJlos indígenas fe iones, pero es en 161 O regresó a la Asunción pero, a poc:o, cruzó
que, a una con el Padre Marciel Lorenzana, nuevamente el Paraná y, como él escribe,
fundó la actual dudad paraguaya de San "los indios que rehusaban que estuviesen
Ignacio, llamada otrora San Ignacio Guazú, Padres en su tierra, tocados de la poderosa
esto es, Grande, para distinguirla de San mano de Dios Nuestro Señor, estuvieron tan
Ignacio Miní, en la Provincia d("; Misiones. celosos defensores de la santa Cruz) como si
Con el citado Lorenzana y ron el P3dre fueran cristianos de muchos años, porque
Francisco del Valle trabajó en esa funda- juntándose otros caciques e indios, del río
ción, y es este jesuíta quien atribuye, tal vr2 arriba a querer derribar la Cruz, con muc:ho
con exceso de humildad. todo el mérito al contentamiento de que hubiesen recibido los
Padre Roque. Véase lo que escribió poco Pa.drcs, y levantándole ellos con esfuerzo y
después al Provincial de Ios JcsuÍtlts: "Todo ánimo varonil, se juntaron y pusieron en
esto se ha levantado mcrliantc lo-s incr,~ íble• armas, ron sus arcos, y flechas, a defender la
trabojos del Padre Roque González. El mis- santa Cruz, no consintiendo desacato algu·
mo, en persona, es car¡.,intero, arquitecto y no; ron que los contrarios se volvieron harto
alb:tñil; maneja el haf'hJ y lahra la maciera corridos, vengándose con baldones y paJa.
y la acarrea al sitio de la f'onstruf'f'ión, en· bras injuriosas, como mujeres".
ganf'hando él mismo por falta de otro capaz: Reanudando la narración, que es la narra-
la yunta de bueyes. El han· torlo solo". ción de los principios más remotos de la du-
A fines de 1614 nuzó Roque Gonzálrz el dad de Posadas, continúa diciendo: A como·
Paraná y ref'orrió tierras actualmente misio- déme en una chozuela junto al río, hasta
neras y f'orrcntinas, y pensó fundar una que, luego después, me dieron otra choza
Rcduf'rión, la de Santa Ana o de Apunyc:-n: pajiza algo mayor, y poco más de dos meses
como llamaban los indios a esa lof'alidad, por después envió el Padre Rector [de la Asun·
estar sobre la laguna de ese nombre, deno- ción] al Padre Diego de Boroa. Lle~ó a
minado también ~aembucú o lbíapuyé. Con aquel pue.ao, el segundo día de Pascua del
anterioridad habían fundado allí una reduc· Espíritu Santo, y ambos nos consolamos har-
ción Jos Padres Franciscanos, pero habían to de vemos por amor de Dios Nue.flro
abandonado ese solar. Como en 1616, a lm Señor en partes tan remotas y apartadas;
ocho meses de existir allí el nuevo pueblo acomodámonos en la choza ambos, con uno.s
fundado por el Padre Roque, solicitaron apartadizos de cañas y con lo mismo estaba
aquellos rcHgiosos de Hernandarias la devo- atalajada una capillita, poco más ancha qut
lución de aquel pueblo, el jesuíta hizo entre- el altar, adonde decíamos misa.
ga generosa del mismo. No prosperó en En esta casita, continúa el Padre RoqJU
manos de los hijos de San Francisco y aca- González, estuvimos con no pequeña necesi·
baron por llevarse los neófitos a Itatí, a la dad de todo, porque el frío, como no tenía
otra banda del Paraná. defensa, era tanto, que nos quitaba el sueño.
Fue con ocasión de este conflicto de juris- La comida, unas veces un poco de maíz
dicción que Francisco González de Santa cocido.• otraJ harina de mandioca que comen
Cruz, hermano del Padre Roque y casado los indios, y porque solíamos enviar al cam·
con una hennana de Hernandarias, como po a buscar unas yerbas de que comen bien
teniente General y Gobernador que era -de los papagayos, los indios por gracia dijeron
la Asunción, de la que dependía entonces lo que lo éramos. Y cpmo el demonio veía que
que es ahora la Provincia de Misiones) en la cosa iba tan adelante, o por sí mismo
23 de febrero de 1615 suscribió el más an· hablándoles, o por medio de sus ministros,
ROQUE GONlALEZ DE SANTA CRUZ 353

sabían; acabóse para el día de Nuestro Santo


Padre Ignacio del año pasado de mil seiscien-
tos quince.
Más adelante, otros Jesuítas, que habían
estado o habían pasado por aquella Itapúa
nos dicen que aquella Reducción, "está en
un puesto tan ameno y deleitable, que pare·
ce que con pincel no se podía pintar mejor;
porque fuera de la frescura de los prados y
Cosques, que están allí ~iempre verdes, está
en un alto, sobre el río Paraná, que tiene allí
como media legua de ancho y hace una
grande ensenada que parece mar, por cuya
angosta boca vemos, desde nuestros mismos
aposentos, venir todas las canoas que vienen
del río arriba, del Igañá e Iguazú y pasan
al Uruguay que allí está cerca, y como los
Padres tienen alli puesto todo el corazón y
contrnto en la conquista de todas estas tres
provincias, que tienen a la vista, no se puede
imaginar para ellos cosa de mayor deleite
y rencación".
Fue el Padre Roque Gor¡zálcz el fundador
de aquella primitiva Posad3.~; · y :rue él quien,

El Padre Roque funda la Reducción de Yapeyú_.


en 1627.

temiendo perder lo que había ganado en tan·


tos años., si la Compañía de Jesús entraba
en estas extendidas provincias, [hizo que)
sembraran en todo el Paraná que éramos
espías y sacerdotes falsos, y que en los libros
traíamos la muerte ~· y ésto en tanto grado:
que estando, por medio de unas estampas.
declarándoles el Padre Boroa a unos in fieles
los misterios de nuestra santa fe, se recelaban
de llegar cerca de las imágenes, no se les
pegase la muerte. Pero, poco a poco, se van
desengañando y viendo con sus ojos los in·
dios, cómo los Nuestros les son verdaderos
padres, dándoles con amor de tales, cuanto
piden, como lo haya en casa,· y siéndoles
médicos, no sólo de sus almas, que es lo
principal, sino de sus cuerpos, a)'Udándoles
en sus enfermedades y trabajos, df noche y
de día. En viendo cómo los indios nos cobra·
ron amor, trabajamos de hacer una pequeña
iglesia, que con ser baja y cubierta de paja,
estos pobrecitos, lo son tanto, que les parecía
palacio real, y mirando hacia el techo hacían
Martirio del lkato Roque González de Santa
milagros; ambos nos embarrábamos a ratos1 Cruz y del Padre Alonso Rodríguez. Reconstruc·
para enseñar a los indios, que aún eso no ción de Mastroiani.
S54 /.OS MISIONEUOS DE GVARANIES

con su primer compañero, el Padre Diego cartas a este testigo, a la reducción de Yutí,
de Boroa, y con el sucewr de éste, el ya re· donde asistía, manifestando en las dichaj
cordado Padre Del Valle, roturó la primera cartas, cómo había mucho tiempo que no
rojiza gleba misionera y sembró los primeroJ comía otra cosa sino unas hojas cocidas de
granos de trigo y de maíz. Pero las dos pri- mandioca, que es manjar y comida que foj
mer~ cosechas, las de 1615 y 1616, resulta- dichos indios usan a la mayor necesidad, y
que sabiendo lo que pasaba el dir.ho Padre,
este testi!!o le envió desde la dicha reducción
de Yutí ~uchos indios carr;?ados de harina dtt
raíces de mandioca, para... ayuda de su Jus-
tento y de los dichos indios.
Recorrió Roque Gonzáles de Santa Cruz,
toda la actual Provincia de Misiones, de sur
a norte y de norte a sur, como se deduce del
testimonio citado, pero ¿no es ac~so un aser-
to infundado que Itapúa estaba al Oriente,
y no al Poniente del Paraná? Hernández,
Blanco y Monzón, entre los historiadores mo-
dernos ubican la primitiva Itapúa en donde
hoy se encuentra Posadas, sin descOnocer
que los mapas antiguos la ubican al poniente
del Paraná, pero esos mapas son posteriores
a 1621, año en que esa Reducción cruzó el
río, por razones que desconocemos. Años más
tarde, en 1665, la reducción de Candelaria,
que fue fundada en 1627, sobre el Caazapá
Miní, y tuvo varias ubicaciones, se trasladó
al sitio que había ocupado Itapúa, o sea al
noreste de Posadas, retirá ndose años después
a otro solar, más al sudeste, donde estuvo
hasta 1767, Esta Reducción de Candelaria
fue la capital de todas las Reducciones que,
Cuadro moderno de los tres mártires: beatos sobre ambas orillas del Paraná y del Uru-
Roque González de Santa Cruz, Juan del Castillo guay, habían fundado los Jesuítas, continua-
y Alonso Rodríguez.
dores de la magna obra iniciada por el Pa·
dre Roque González de Santa Cruz. La ac-
ron tan estériJcs, por causas que no se indi- tual Capital de esta verdiroja Provincia de
can, que los dos misionnos sólo pudieron Misiones ocupa aproximadamt-nte el mismo
comer cardos silvestres, por falta de pan, sitio ocupado por la primera población que
hasta que fueron socorridos por Jos genero- hubo en estas latitudes y también por la que
sos hijos de San Francisco de Asís, que se durante más de una centuria fue la Capital
hallaban al norte, de lo que es ahora la Pro· de todas las Misiones guaranítiras. Evidente-
vincia de Corrientes. mente el pasado predestinaba este solar a ser
Es precisamente. F.ray Luis Bolaños quien, lo que es hoy, y a lo que mañana será, SU·
como testigo en la C~usa de beatificación ·del perando su propia grandeza.
Padre Roque, al recordar este hecho, no! dice Roque González, después de fundar a
que el Padre Roque recorrió todo el actual
itapúa, fundó Santa Ana y Yaguaporá, en
territorio de Misiones: Corrió desde las
tierras del Paraná, y a Concepción, a San
Corrientes y San Juan de Vera, sesenta le-
guas, el río arriba, buscando indios, redu- Nicolás, a San Javier y a Yapeyú, sobre el
ciéndolos, doctrinándolos y asentándolos en río Uruguay,
poblaciones; en que padeció muchos traba- Un año antes de su glorioso martirio en
jos, desnudez, necesidades y hambre. tierras actualmente brasileras, fundó Roque
Particularmente a los principios de la Re· González, en compañía de los Padres Durán
Jucción de Jtapúa, y de ello dio cuenta poi y Romero, aquella Reducción que llegó a ser
ROQUE GONZAI.El DE SANTA CRUZ 355

Lámina europea , de mediados del siglo XVII , que representa el martirio de


los Beatos Roque Gonzalez de Santa Cruz, Juan del Castillo y Alonzo
Rodriguez.
356 LOS MISIONEROS DE GUARANIES

una de las más famosas, así ant<'S como des- mcntos. Uno de 8 por 5 centímetros decía
pués de la expulsión de los Jcsuítas en 1767, así: "Este es el corazón del santo mártir
ya que fue el gran centro musical, así por la Padre Roque González, martirizado en el
perfección con que se b .briraban allí toda Paraguay y trasladado de allá a Roma por
clase de instrumentos musicales. como por la el Padre Juan Bautista Ferrufino, Procura-
pericia de sus músicos y cantores, y llegó dor, el año 1632" ; otro, de cuatro por ocho
también, rara coincidencia, a ser el gran centímetros, tenía esta leyenda: "Corazón
mercado de curtiembre y de calzado. Su de· del Padre Roque Gonzá!ez de la Compañía
cadencia fue manifiesta después de 1768, de Jesús, mártir"; y en otro de diez y ocho
pero nos dio al gran capitán de los Andes, por cuatro y medio centímetros, se lec :
al General José de San Martín. "Padre Roque González, de la Compañía de
Trejo y Sanabria, Hernandarias y Roque Jesús, mártir", y como si ésto fuera poco,
González de Santa Cruz son nombres simbó- hallóse, junto al relicario, un elocuente autó-
licos, como ya apuntamos, ya que el primero grafo del Padre Juan Bautista Ferrusino. que
es el propulsor de las ciencias y de las letras ; fue quien, como Procuf3dor de la Provincia
el segundo de lo social y político, y el ter- Jesuítica del Paraguay, llevó personalmente
cero encarna, como ningún otro, el aposto· a Roma tan insigne reliquia. Dice así la de-
lado entre Jos indígenas, 3postolado que lejos claración de Ferrusino: "Roque González de
de excluir, comprendía además de lo espiri· la Compañía de Jesús, descerebrado de un
tual, Jo temporal y lo cultural, y es curioso golpe de dava lítifa, a instigación del de-
advertir que son precisamente estos tres va- monio y en odio a la fe, por los uruguayos,
rones los que han dejado tras sí, además de a los cuales fue el primero que predicó la fe
una estela luminosa y obras trascendentes, de Cristo, todavía les hablaba desde el pe-
algo de sus mismas personas físicas. cho; arráncale el indio el corazón del pecho,
En una urna que se conserva en la cripta atraviésalo con una flecha y lo arroja a las
de la iglesia de la Compañía, en la ciudad llamas. Consumada la caña y cuanto sobre-
de Córdoba, consérvanse las cenizas de los salía de la cúspide ósea, las llamas no que-
restos mortales del gran Obispo, Fernando maron el corazón. Sacado del rescoldo toda-
de Trejo y Sanabria; en lo que fue la Iglesia vía íntegro trasladóle a Roma para el debido
de San Francisco, en la primera Santa Fe, triunfo, Juan Bautista Ferrusino, milanés,
ubicada sobre el río Quiloazas, acábase de Procurador del Paraguay, que vuelve a la
descubrir el esqueleto íntegro del gran Go- patria. Año del Señor de 1634".
bernador, Hemando Arias de Saavedra, y en El gran adalid de la Verde Erin, Daniel
la Iglesia del Salvador de Buenos Aires, se O'Connell, dispuso que después de sus días,
venera, desde 1928, el corazón del gran após- su cuerpo fuera para Irlanda, su corazón
tol de Misiones, Roque González de Santa para el Papa, su alma para Dios. Roque
Cruz. González era demasiado modesto para valo-
No cabe dudar de la autenticidad de esa rizar su organismo físico, pero si su cuerpo
reliquia, llevada a Roma, en 1632, y conser- se redujo a cenizas en tierras hoy brasileras,
vada aiJí durante tres largas centurias, en el y si su alma plena de méritos fue a gozar de
Archivo de la Compañía de JesÍls. Dentro la Verdad, de la Belleza y del Amor infini-
del relicario, al ser abierto ante testigos, en tos, su corazón se custodia en las tierras ar ·
noviembre de 1928, se hallaron tres docu- gentinas, que tanto le deben.
VI. SITUACION JURIDICA DE LAS REDUCCIONES

35- Dependencia política y eclesiástica Pero si Quelle nos deja en la duda sobre
de l·as Reducciones. el alcance de sus afirmaciones, más aún nos
deja el señor Justo Prieto, para quien las
Desde que, por inspiración de Pombal, se Reducciones de Guaraníes "constituían ...
publicó en 1757 la Relación abreviada de la un verdadero estado feudal, independiente
República establecida por los jesuítas, hasta del propio gobierno de España" 3 . Como lo
1953, año en que se publicó el pintoresco advierte hasta un niño de escuela. la con-
libro de Justo Prieto, sobre El Paraguay, la tradicción no puede ser más pal~aria. Si
provincia gigante, ningún historiador, pero era un "verdadero estado feudal" era un es-
todos los libelistas y algunos novelistas de tado que dependía de algún señor, a quien
la historia, han declarado y sostenido que )as pagaba el feudo ; y si era feudal o dependien-
Reducciones Guaraníes constituían un Esta- te, lo era sin duda del propio gobierno de
do, una República o un Imperio, desligado España, ¿Cómo, pues, era "independiente
y aun opuesto al gobierno español. del tal gobierno"?
Aunque no hay ni la más leve prueba para Pero dejando de lado al Señor Prieto Con
apuntalar aserto .t an errado, es propio de sus antinomias, y aceptando que República,
quienes viven de espaldas a la historia, el Imperio y Estado son términos que entrañan
lanzar al público especies tan inverosímiles. independencia de todo otro poder, y, por
Cuanto más incongruentes e increíbles, sÚe- ende, involucran soberanía, vamos a aducir
len tener mayor asidero en las gentes indoc- pruebas históricas que pongan de manifiesto
tas y perversas. que así la autoridad del Rey, como la subal-
Para Pombal, las Reducciones eran una terna del Virrey, y la de las Audiencias y de
República; para el ex-jesuíta Bernardo Ibá- los gobernadores de las dos Provincias, la del
ñcz de Echavarri, dos veces admitido en la Paraguay y la de Buenos Aires, intervenían
Compañía y dos veces despedido de ella~ era en el gobierno de las Reducciones, sin limi·
un Reino: Gay en 1863 consideró que las tadones algunas, antes con igual amplitud
Reducciones constituían una República Je- que en las demás regiones respectivas de sus
suítica, pero "el poeta de la luna", Leopoldo jurisdicciones.
Lugones, sostiene que las Redurdonrs cons- Que dependían del Rey es tan evidente
tituyeron un 1 mperio 1 • que, entre 1610 y 1767, los monarcas espa-
Al presente ya nadie sostiene la enormidad ñoles expidieron más de treinta Reales Cé-
que entrañan esas designaciones, y sólo se dulas o Reales Ordenes referentes a la orga-
habla del Estado Jesuítico. Así Gothein en nización y mcrcha de las ReduC'riones, y los
1883 titula su obra El Estado Cristiano-So- JCsuítas, por medio de sus Procuradores, en-
cial de los jesuítas en el Paraguay, y más viados a Madrid en 1604, 1614, 1626, 1632,
recientement<~, en 1928, Juan Sebastián Geer 1637, 1644, 1121, 1728, 1734. 1n8, 1740,
ha escrito sobre el Estado de los fesuítas en 1744, 1750, 1756 y 1762, elevaron memoria-
el Paraguay, y en 1934-3j, Otto Quelle re- les al Rey o al Consejo de Indias, solicitan-
pite lo de Eaado Jesuítico, pero no inde- do gracias a favor de las Redu<"riones. En
pendiente de España, antes nos asegura que todos estos <"asos, si no el Rey en persona,
"el gobierno interior de los Estados-Misio- ciertamente sus ministros y los dd mencio-
nes estaba entablado y regido conforme a nado Consejo, recibieron en audiencia a los
las disposiciones de la Recopilación de In- dic-hos Pro<"uradores.
dias". A ser ése el raso, ¿en qué sentido eran Por lo que respecta a los gob<'Tnadores del
Estado? 2. Paraguay y de Buenos Aires, el Padre Her-
358 SITU.'ICION ]URIDICA DE LAS UEDUCC/01\'ES

nández • ha consignado con toda justeza la del mismo Gobernador; y mientras a travesa·
subordinación que de ellos tenían de jure el ba la plaza se hacían salvas de arcabucería y
de facto los pueblos jesuíticos. Advierte Her- flcchería y se abatían las banderas a su paso.
nández, y después de él lo ha advertido De esta. manera testifica en sus autos de
Lesmes Frías que "dividida en dos la primi- visita el Gobernador Láriz haber sido recibi-
tiva provincia civil de aquellas regiones para do en las diez y nueve reducciones que visitó
formar la del Paraguay y la del Río de la en 1647: y el mismo recibimiento y demos-
Plata, hubo dudas sobre a cuál de las dos traciones, salvas y abatimientos de banderas
jurisdicciones pertenecían los pueblos de se ha hecho en las de más [Reducciones]
misiones entonces existentes, por no estar donde ha entrado y Visitado el dicho señor
clara la línea divisoria, v más tarde sucedió Gobernador.
lo mismo con algunos q~e fue necesario tras- Deteníase el Gobernador más o menos se-
ladar de un territorio a otro. Si las misiones gún la necesidad, y hacía las averipuaciones
hubieran formado un estado independiente, que juzgaba convenir para su intento; :Y. en
no hubieran estado bajo la jurisdicción d e todo este tiempo le obsequiaban los Guara-
los gobernadores. y menos hubieran pertene- níes, conforme a su posibilidad; hasta que,
cido unos pueblos a la jurisdicción de uno, llenados los fines de su visita, le acompaña-
y otros a la de otro. ban a su partida igualmente con aparato
Toda la documentación existente nos prue~ militar hasta ponerle en los términos de otro
ha que los Misioneros tenían instruídos a los pueblo que ya le tenía prevenido su festivo
Guaraníes de que el Gobernador na el re- recibimiento; de suerte que el paso del Go-
presentante del Rey de Es¡)aña, a quien los bernador por las Doctrinas venía a ser un
indios profesaban extraordinario respeto y continuo triunfo 5 .
amor por las enseñanzas y exhortaciones de No se crea ,q ue la ida del Gobernador a
los mismos Padres; y que ir a visitar el Go- las doctrinas fuese un acaecimiento raro.
bernador era como ir a visitar al Rey en Apenas hubo Gobernador en el Paraguay que
persona ; y así los neófitos formaban d e aquel no visitase personalmente las Doctrinas de
_magistrado un concepto altísimo. Guaraníes; y éso que las más cercanas esta-
Preveníanse, pues, para recibirle con todas ban casi en el extremo de la provincia, dis-
las muestras de regocijo y con toda la solem- tantes de la capital cuarenta o cincuenta
nidad que les era dable. Salían a esperarle leguas de malos caminos. Las visitó Hernan-
a distancia de varias leguas las tropas de darias de Saavedra; las visitó Manuel Frías;
caballería, las cuales, al encontrarle, echaban las visitó Luis de Céspedes Jeria ; y su sucesor
pie en tierra para hacerle su acatamiento, Martín de Ledesma Valderrama entró e hizo
tremolando sus banderas y dando vivas al en ellas el censo.. Don Pedro de Lugo lo
Rey y al Gobernador; y luego, volviendo a volvió a hacer. El Gobernador Don Stbas-
montar a caballo, distribuidos en dos alas, tián de León en 1648 entró en ellas y per-
a los lados del Gobernador, le escolta ban sonalmente intimó los mandatos para que le
h asta ir acercándose al pueblo. Fuera de acompañasen mil G uaraníes. Don Andrés de
éste y, a buena distancia, esperaba el Corre- León Garavito, en 1652, fue rogado con gran
gido r con todo el Cabildo, los Oficiales mi- instancia, con M emorial que le presentó el
litares y los Misioneros; y hechos sus saludos Provincial Ped ro Juan Pastor: para que en
y dada la bienvenida, llegaban a la Reduc- su calidad de Visitador y Gobernador entrase
ción, donde la primera diligencia, como con- a visitar por su persona las Doctrinas, y no
venía a un gobernante cristiano, era entrar lo quiso hacer, con gran sentimiento de la
a orar brevemente en la Iglesia. El Gober- Compañía. El oidor Don Juan Blásquez de
nador convocaba al pueblo, y les anunciaba Valverde, Gobernador también y Visitador,
el objeto de su venida, d ando las disposicio- visitó, no sólo las de la jurisdicción del Pa-
nes oportunas para que se fuesen evacuando raguay, sino también las otras. Las visitó el
las diligencias necesarias. Al dirigirse al alo- Gobernador Don Alonso Sarmiento; las vi~
jamiento que le tenían prevenido, hacía todo sitó el Oidor de la Audiencn a de Buenos Ai-
el pueblo en la plaza nuevas demostraciones res Don Pedro d e Rojas y Luna; y otro tanto
de aplauso y alegría. A la entrada d e su hizo Don Juan Díaz de Andino una vez por
posada se veían las armas reales colocadas sí, y otra por su comisionado el General
sobre la puerta y debajo de e1las las propias Pedro Brizucla y V aldivia, que hizo padrón
DEPENDENCIA POUT/CA Y ECI.F.SIASTICA

de los Itatines hacia 1668; igualmente las tectores nombrados, en favor de los indios· o
visitaron Don Felipe Rege Corbalán ; el Fis- de sus pueblos a quienes representaban; re-
cal Don Diego Ibáñez de Feria, que hizo en curriendo en apelación a la Audiencia, cuan-
ellas el padrón general de 1677; y el Gober· do el Gobernador, a su parecer, no les hacía
nador Don Francisco de Monforte. Las vi- justicia.
sitó en 1707 d Gobernador García Ros; en Fuera de estos capítulos de dependencia,
1715, el Gobernador Don Gregorio de Bazán, mostróse la sujeción de las Doctrinas a los
que hizo padrón de los pueblos, y finalmente, Gobernadores en servicios, que fueron de
en 1721, el Gobernador Don Diego de lo• gran utilidad al bien público, así como de
Reyes que hizo nuevo padrón habiendo en· no pequeño trabajo a los indios, como expo-
trado todavía en ellas el usurpador Ante· nemos en otro capítulo 1.
quera : y fue éste el último tiempo en que Como es obvio, también las Audiencias
estuvieron sujetos al Paraguay, como arriba ejercían su autoridad sobre las Reducciones.
queda explicado •. Así, en 18 de julio de 1636, la Audiencia
Ni se crea que esta sujeción era meramen- de. Charcas nombró protectores de Jos indios
te nominal, ya que los Gobernadores la ejer· pertenecientes a las reducciones de la Com-
cían de diversas maneras. Así d Cabildo: pañía en el Paraná, Uruguay, Jabebiry e
aunque de elección de los indios, debía reci- Itatines, a los provin'ciales de ella, para que,
bir la aprobación del Gobernador, y mientras por sí o por los procuradores de las mismas
no la rt>cibían, eran sólo interinos y no firmes reducciones, los defendieran en las caUsas
los nombramientos. · Por eso, cad~.. af.o, ·se civiles o criminaJes que se les ofrecieran ante
enviaban las listas de Cabildantes al G"Ober· los gobernadores del Paraguay y Buenos Ai-
nador para someterlas a su aprobación: y lo res, y ante otras cualesquiera justicias de esos
que es más, acudían a presentarse personal- distritos. ¿Qué causas, ni civiles ni crimina-
mente los Alcaldes, aun de reducciones que l~, podían tener los indiCY\ ante gobernadores
distaban 4{) leguas de la capital. que no ejercieran jurisdicción sobre ellos?
El Corregidor era de nombramiento del Pero como la ejercían, las tuvieron. He aquí
mismo Gobernador; y él en efecto era quien una para muestra. En 1657 el oidor de la
lo nombraba, sobre consulta de los Padres, Real Audiencia de La Plata, Gobernador del
práctica que el visitador Agüero había reco- Paraguay y Visitador de las Provincias del
nocido como útil, porque los Misioneros me- Uruguay y Paraná, Don Juan Blásquez de
jor que nadie conocían quiénes eran más a Valverde, formó un largo proceso para ave-
propósito. Con esto, siendo el Corregidor la riguar si en los pueblos de Corpus e ltapúa
primera autoridad del pueblo, y los pueblos había indios sobre los cuales tuvieran los
independientes entre sí, venía a ser el Corre- derechos de encomenderos, como pretendían
gidor un Teniente del Gobernador para algunos vecinos de la Asunción, y el Padre
aquella Doctrina y su distrito, como los ha- Díaz Taño, vice-provincial de la Compañía,
bía en Santa Ana y Corrientes. Al arribar al los defendió.
puerto de Buenos Aires un nuevo Goberna- Dejemos a un lado el pago de tributos, que.,
dor, bajaban Jos Corregidores de su distrito los indios de las misiones pagaban, o dejahan
a darle la bienvenida y la obediencia, como de pagar sólo por concesión del Rey, en con-
lo acredita la certificación del Gobernador sideración a razones o en circunstancias par-
Robles en 1674 y lo expresa en 1718 el Padre ticulares.
Cardiel. De más importancia y con más inmediata
Era además el Gobernador juez nato a sujeción a los Gobernadores era el que pu-
quien podían recurrir los indios en sus plei- diéramos llamar servicio militar.
tos y quejas; y lo sabían, y se les explicaba Sabido es que en las misiones dt"'l Para-
cuando se practicaba la visita. Y si bien es guay, después de muy examinado) repetida."
verdad que no solían acudir Jos particulares veces, el asunto en el Consejo de Indias, se
a la autoridad judicial del Gobernador, por concedió, se quitó y se volvió a conceder a
ser esta justicia demasiado difícil de tramitar los indios la facultad de tener armas de fue-
para el indio, y por no tener necesidad, en go para su defensa contra los paulistas e
cambio, acudían al Gobernador como a juez indios infieles. Tal vez se cree que el uso de
los que tenían alguna pretensión con respecto ellas quedaba a la libre disposición, ya que
a las Doctrinas, y los Misioneros como Pro- no de los mismos indios, sí de los misioneros,
560 SITUIIC/ON }URIDICII DE LIIS REDUCCIONES

viendo en éso uno de los atributos del esta- ricndo cronológicamente, que Jos hicieron
do: el derecho de hacer la guerra. No es así. por orden, por mandato del Gobernador;
Aparte de que era una facuhad precaria, y que el gobernador mandó, ordenó, con otras
quien la había dado la podía quitar, como expresiones semejantes; y en 1670 omite al-
la quitó una vez: en la Real Cédula última gunos que constan -dice- de mandamien-
de concesión se dice expresamente que cuan- tos del Gobernador. Según lo frecuente que
do se ofrezca el defenderse, lo pueden hacer desde 1640 hasta 1768 fueron estos servicios,
y asistir al resguardo de aquella prol:incia, como puede verse en otro capítulo de esta
según las órdenes que les diera el Goberna- obra, muchos hubieron de ser los goberna-
_dor de ella •. dores que en este punto pusieron en ejercicio
He aquí otro y bien claro e importante la autoridad sobre Jos indios de las doctrinas.
ejercicio de jurisdicción de los gobernadores Sólo un dato más. A principios del siglo
en las misiones, y ejercicio nada infrecuente. XVIII, en las misiones mismas de Guara-
Repetidas veces fueron llamados los indios níes se construyó y estableció una imprenta
como auxiliares de las milicias españolas "con conocimiento y licencia de Su Real
contra los partugueses del Brasil, que estable- Majestad" y autorización del Virrey del
cieron la colonia del Sacramento en la des- Perú. Sea o no sea una misma la licencia a
embocadura del Río de la Plata: o contra que ambos textos aluden. claramente se ve
los mismos españoles rebeldes al Gobierno que sin ella no hubieran los jesuítas impreso
legítimo 9 . libros algunos en el territorio de Misiones.
En el capítulo, que hemos dedicado a los En la Diferencia entre lo temporal y eterno,
servicios prestados por los indios de las Re· del Pa.dre Niercmberg, traducido al guaraní
duccioncs, hemos recordado los hechos mili· por el Padre José Serrano e impreso en el
tares, pero también los de índole soda! o pueblo de Loreto en 1705, expresamente se
benéfica, como la edificación y reparación consigna que se imprime 'con licencia del
de Iglesias o edificios públicos, de barras o Excelentísimo Señor D. Melchor Lasso de la
puentes, etc., y hemos de anotar aquí que Vega Portocarrero, Virrey, Governador y
cuando en estos casos. secundaban los deseos Capitán General del Pehú".
de los Gobernadores: éstos ordenaban, no Por todos estos datos, aparece claro que
pedían. Los Jesuítas y sus indios cumplían las misiones tenían dependencia real, efecti-
entonces ron una orden ; no pretendían ha- va y práctica de las autoridades coloniale-s,
cer un favor. no menos que de la suprema del Rey, en las
Candorosamente escribe Quelle que el Go- cosas to<·antcs al gobierno de los pueblos de
bernador español pide ( erbittet) a los jesu.ítas Guaraníes. O periódkamente, como para la
del Paraguay indios para la construcción de renovación anual de los cabildos, o en cir-
fortificaciones en Buenos Aires y Montevi- <'unstancias ocurrentes, como la necesidad
deo. Si España hubiera tenido dominio (Her- de brazos para la guerra o para el traba jo,
schaft) sobre el estado jesuítico, no hubiera los Gobernadores, las Audiencias, los Virre·
hecho una petición 10 • ycs y el mismo Rey ejercían en ellos su
Cuando los Gobernadores pedían, Jo ha- autoridad. Las Reducciones, por su parte,
cían autoritariamente. Las palabras de ex- se regían por las leyes de Indias o por dis-
hortación, ruego y encarpo que empleaban, posiciones particulares emanadas del poder
eran protocolarias en las comunicaciones de supremo o por él confirmadas, sin que se
las autoridades civiles, desde- el R ey hasta el reconociera valor-. jurídico a otras algunas.
último funcionario , con los eclesiásticos, En Madrid se aprobaba o desaprobaba d
guardandá aun en esto -como observa el proceder de los misioneros ; se concedían o
Padre Hernández- el respeto a la sagrada se nega ban sus pretensiones; se les daban
autoridad de que los reconocían investidos ; órcknes y se cn.c argaba a las autoridades
pero no tenían el valor y significado de ex- coloniales velar sobre su cumplimiento. 11
hortación, ruego o encargo, ~ino de verdade- Ante estas realidades, diremos con Lesmcs
ras órdenes. Es cosa muy sabida. Por eso el Frías, y con el sentido común~ que no se
Padre Burgés, en un memorial presentado entiende qué especie de República, Imperio
a S. M. y al Consejo de Indias, recapitulan- o Estado pudieron constituir las Reducciones
do precisamente los servicios de que ahora se de Guaraníes, ni qué tipo, clase o especie
trata, repite en muchos de los que va refi- de independencia era la que los desligaba
DEPENDENCIA POUTICA Y ECLESIASTICA 361

del Gobierno español, ya que estaban en un redén convertidos no pertenecía a diócesis


todo dentro de las leyes y obraban buena- alguna. La redbía el misionero del Sumo
mente en conformidad con Jos derechos de Pontífice, por medio de los Superiores de la
la Monarquía hispa"•· Compañía. El religioso, dice el Padre Her-
Lo único que se podrá sostener, con fun- nández, destinado a convertir aquellos infie-
damento, es que eran entes autónomos, gra- les por la voluntad del Rey de España, a
cias a la sabia dinámica de Jos Ausburgos, quien los Sumos Pontífices habían cometido
y Jo eran por cuanto los indios Guaraníes no el cargo de enviar varones aptos para la pre-
podían ser sometidos en encomienda. Ec;taban dicación del Evangelio, penetraba allí con la
en Cabeza del Rey o en la Real Corona, y jurisdicción que le venía del Papa, a quien
eso por voluntad de los mismos Reyes. Este inmediatamente estaba sometido, y ejercitaba
privilegio real, otorgado en 1633, por provi- todos los ministerios espirituales necesarios,
sión real, fue confirmado por dos reales cé- sin depender de diocesano alguno.• sino sola-
dulas de 1647 y 1661, y nunca derrogado, mente de su Superior.13
a pesar de las instancias que gobernantes Los Jesuítas tomaron sobre sí la dirección
locales hicieron para su anulación, dcscoscts espiritual de los indios, pero no querían tener
de apr-ovecharse de los servicios de los indios. cura de almas, esto es, el cargo oficial de las
Ese privilegio, por otra parte, sólo tenía mismas, con dependencia de los Obispos y
trascendencia social, ninguna en lo político. trabado por las exigencias del Real Patronato.
Pasados los veinte años de gracia, contados Se consideraba ésto como. no conforme ·con
a par'~ir de la fundación de Ufl pueblo, los las Constitudonrs de la Orden. Bien clara-
indios, por el hecho de estar eximidos de mente lo manifestaba en 10 de junio de 1608,
encomienda, que era un tributo indirecto, el entonces General de la misma, Claudio
debían pagar y, en efecto, pagaban un tri- Aquaviva, escribiendo al Padre L).ra, de la
buto directo a la · Corona ReaL Este tributo Provincia de Nueva Granada. No es confor-
era de un peso, de ocho reales en plata, y lo me al Instituto de la Compañía encargarse
pagaba cada indio desde los 18 hasta los 50 de doctrinas perpetuas, pero sí se pueden
años de edad, excepto los caciques y sus pri- hacer residencias en pueblos de indios con
mogénitos. cargo de doctrina, hasta tanto que los dichos
Como síntesis de todo lo dicho hasta aquí, pueblos estén bien formados en la fe y vida
vamos a aducir el juicio de dos varones de cristiana, y se halle quien nos suceda, y en
grande prestancia intrlectual: MOrncr y Ma- hallándose, resignar y dejar el dicho pueblo
riluz. Este, haciendo suyas las ideas del pri- y doctrina al Ordinario, para que él provea
mero, con quien coincide, <'scribe que no de Cura que continúa el fruto plantado. 14
tiene fundamento repetir la afirmación de A los pocos años de iniciadas las Reduc-
que los jesuitas del siglo XV Il [siglo al que ciones de Guaraníes, el sucesor de Aquaviva,
se refiere MOrner] pretendieron cear un Padre Mucio Vitelleschi, escribía en igual
Estado dentro del Estado, independiente de sentido al Provincial del Paraguay. Su misiva
la autoridad civil; lo más que quisieron fue es del 30 de julio de 1617 y en ella se Ice que
evitar la interferencia de los colonos blancos mientras la Compañía atendiese a doctrinar
e influir sobrt las autoridades en favor de las las reducciones del Paraná y de Guayrá, pa-
Reducciones. Aunque [éstas] gozaran de rela- rece negocio forzoso que los Nuestros acudan
tiva autonomía en materias de administraáón, a los indios, como lo hicieran los propios pá-
las Reducciones fueron siempre un distrito rrocos o curas, si los tuvieran. Pero estd
más dentro de la estructura de las provinciaJ se entienda que ha de ser con gusto del señor
españolas, sometidas como las otras a la auto- Obispo y con ojo a salirse los Nuestros de
ridad de los Gobernadores y d~J las autorida- ese cuidado, cuando pareciere expediente~ o
des superiores. Conforme al régimen indiano., hq.biere quien lo tome y les acuda con sdtis-
nada había de particular en el hecho de que facción.
hubiera funciones administralivas confiadas a Tal fue la mente de Jos Jcsuítas al estable-
sacerdotes, en este caso a Jesuítas. 12 cer las Reduc<'iones, pero pronto se dieron
La situación jurídica eclesiástica en que se plt'na cuenta que no se hallaba, en tanta
encontraban las Reducciones no fue siempre escasez de clero como entonces había, quien
la misma, ya que al principio la jurisdicción quisiera tomar una Reducción, y mucho me-
espiritual que tenían los Jcsuítas sobre Jos nos aún quien pudiera acudir a ella con satis-
362 S/TUACION JUR/D/CA DE LAS REDUCCIONES

facdón propia y de los indios Aquellos pue- rrieran las partes al Consejo de Indias. Esta
blos estaban en lugares desérticos, había que provisión lleva la fecha de 15 de julio de
entenderse con sus pobladores en una lengua 1636, y fue sobrecartada o reiterada en 25
extraña, eran de una mentalidad no fácil· de agosto del mismo <tfio.
mente captable y mal podrían los pobres sa·
tisfacer los servicios espirituales de sus curas, Como dice muy bien Astrain,l{> los Jesuítas pro-
curaron esquivar cuanto pudieron aquella sumi-
según Jo establecido en Jos aranceles vigentes. sión a los ministros reales. Algunas veces st pro·
Por otra parte, había de cuidar o supervisar puso entregar lisa y llanamente las doctrinas del
toda la marcha material de la Reducción, Paraguay a los Prelados ordinarios, por no creerse
además de la espiritual, y era muy proble- oportuno someter ti gobierno de nuestros religiosos
a las exigencias del patronato real. En 1646, el
mático que un solo sacerdote quisiera ofre- Padre Juan Pastor, procurador de la Provincia del
cerse en tales circunstancias a tales preocu- Paraguay, propuso la dificultad al Padre Central
paciones. Vicente CaraJa, y éste respondió en esta forma:
Conforme a las leyes canónicas y a lo que "Este postulado tiene más apariencia y fuerza en
las provincias del Perú y Méjico, y, sin embargo,
establecía el Real Patronato pensaban los Je- mi antecesor, el Padre Mucio Vitelleuhi, a una
suitas que era su deber, una vez constituidos y otra provincia respondió repetidamente, que los
los pueblos y firmemente asegurados en la Nuestros tn !as doctrinas se sujetasen a los Prela-
dos, Virreyes y Gobernadores, en razón dt examen
fe, entregarlos al Obispo respectivo, según dt doctrina y lengua, y esto siempre que los Prt·
fuera la diócesis donde estaban establecidos., lados gustasen, pero no de ninguna manera en
para que ellos pusieran por párrocos a quienes rr..:ón de proponer tres, para que elija el Prelado
les pareciera mejor, como era la costumbre y Patrono, ni de que la doctrina y beneficio sea
colativo, de manera que no pueda el Provincial
en las diócesis de España; por otra parte mudar a un Padre dt éstos en una doc.trina, sin
veían lo impracticable que era, a lo menos dar parte al Virrey y Obispo de la causa que tiene
por entonces, a los señores Obispos hallar el Superior para mudar al tal sujeto. Tampoco se
admita que Jos Obispos hayan dt visitar los Nues-
sujetos, que fueran capaces para etsa tarea; tros de moribus. En todo y por todo me ~onformo
y así pensaron que podrían continuar al fren- con la respuesta dt mi antecesor, que' es "titn pru-
te de los diversos pueblos, sin la cura oficial dente y conforme a nuestro instituto y modo de
y canónica de almas, por cuanto ello los su- ejercitar nuestros ministerios. Y añadió debajo
[el Padre ViteUeschzl que antes dejarla la Com-
bordinaría a los Obispos, en la forma en que pañía cualquiera doctrina, por principal que fuese ,
lo estaban los párrocos, y los sujetaría a las que sujetarse a condiciones que no dittn con nues-
exigencias del Real Patronato. tra profesión". Concluye tl Padre Carafa, que con
mayor razón se ha de hacer esto en la provincia
Pensaron seguir con los pueblos, en calidad del Paraguay, "y por ningún caso conviene venir
de pueblos en formación, pero los ministros en iguales condiciones".
reales, primero, y algunos obispos, después,
susdtaron serias dificultades, pues considera- Teniendo una respuesta tan clara y deci·
ban que cada pueblo era una parroquia y siva del General de la Compañía, el Padre
cada misionero un cura de almas, y por ende Juan Pastor, que era ya Provincial en 1652,
debían sujetarse en todo y por todo a las viéndose apretado por los ministros del Rey
costumbres que regían en el nombramiento, para aceptar una cédula real que imponía
traslado y remoción de los párrocos en Indias. con rigidez las condiciones del patronato, pro-
Una real Cédula de 6 de abril de 1629 puso ante la Audiencia de la Plata renunciar
disponía que la provisión de Curas en las las doctrinas del Paraguay. Lo mismo hizo
Reducciones debía hacerse conforme a las en Madrid el Padre Julián de Pedraza, pro-
leyes del Il'al patronato, pero la Audiencia se curador general de las provincias de la Com-
expidió a favor de la costumbre de los Je- pañía en Indias_ Empero, ni la Audiencia
suítas, ordenando se respetase la posesión en de la Plata, ni el Consejo Real de Indias, pu-
que estaban ellos en sus Doctrinas. Otras dos dieron oír la proposición de que los Jesuítas
Cédulas, una de 1634 y otra de 1636, susci- abandonasen aquellos pueblos. Veían con cla-
taron nuevas perplejidades en los Jesuítas, ridad que retirándose los Jesuítas, se des-
pero una vez más la Audiencia declaró que truiría de un golpe todo el edificio levantado,
el proceder de los misioneros no perjudicaba y por eso exigieron a todo trance que esos
a la jurisdicción real. Esta decisión de la religiosos <:ontinuaran rn gobernar aque-
Audiencia fue que mientras el Rey no orde- llos pueblos. Sin embargo, deseando llevar
nase otra cosa, no hiciese novedad el Obispo adelante su idea y no ofender tanto a la Com-
del Paraguay, y que si fuese preciso, recu- pañía, después de oír a los Padres Pedraza y
DEPENDENCIA POI.IT/CA Y ECLf:SIASTICA 363

Ojeda, procuradores Jesuítas en Madrid, se gación de presentar otros tres religiosos, para
elaboró otra Cédula Real, que por fin se fir- que de nuevo eligiese y presentase uno el
mó el 15 de junio de 1654, en la cual se Gobernador, y lo instituyese el Obispo.
mandaba llamarse doctrinas a las reduc· Desde 1654 eran los misioneros Curas de
dones y sujetarse a la formalidad de pre· almas y los pueblos eran parroquias, pero con
sentar los misioneros que como c.uras ordi· dos diferencias: la una, que no estaban pro-
narios las habían de gobernar. Declaro, dice veídas por concurso, aunque sí debían set
Felipe IV en la citada cédula, que han de examinados y aprobados por el Obispo lO!
ser doctrinas~ y se han de tener por tales las tres que nombrase el Prelado regular; la otra,
que llaman reducciones y misiones los reli- que en la remoción dependían únicamente del
giosos de La Compañia de jesús que residen Prelado regular. Lo primt>ro, podía en rigor
en la provincia del Paraguay, y que en todas conciliarse con el Tridentino, pues aunque
ellas hayan de presentar para cada una tres la regla general para la provisión de parro-
sujetos conforme a dicha cédula, de los que quias sea el concurso, no deja de ofrecer ca-
el Gobernador nombre uno, como se practica bida para algunas excepciones. Lo segundo,
en todas partes. Al fin de la Cédula concede no parece se pudiese hacer sin especial dis-
el Rey que el Superior de la Compañía pueda pensación apostólica ; y en esto sin duda hubo
remover los curas, sin que sea obligado a de usarse del privilegio de San Pío V.
manifestar las causas al Gobernador ni al Contra todo lo que preveían los émulos
Obispo, cumpliendo con volver a proponer y enemigos de los Jesuítas, éstos acataron la
otros trts sujetos. Hubieron de tener paciencia Real Cédula de 1654, pero no erraron a]
los jesuítas y someterse a estas condiciones, predecir que esa sujeción les había de aca-
pues de otro modo el Rey hubiera suspendido rrear no pocos disgustos, ya por parte de los
los subsidios con que ellos vivían, y la vida Obispos, mal aconsejados, ya de parte de
de las misiones hubiera sido de todo punto los ministros reales, siempre exigentes aun
imposible. Desde 1654 continuaron las cosas en las más leves apariencias de subversión,
con poca variedad en la forma en que las desprecio u olvido de las regalías.
dejó la cédula citada más arriba.tts Ya en 1665 escribía el Padre Andrés de
Por el amor entrañable que profesaban a Rada, Visitador y Provincial, al Rey en lO
los indios por ellos convertidos y reunidos de enero de dicho año y le maniff"staba que
en pueblos, y por constarles que retirándose a no estar por medio el respeto que debo a
los jcsuítas, todos esos pueblos se desharían V. M . y a ser vuestro Visitador, t-n nombre
en breve, se sometieron a estas condiciones, del Padre Vicario General y de todos los reli-
desde 1654 en adelante. giosos Doctrineros hubiera hecho renuncia-
Tres puntos eran los que prescribía la ci- ción de dichas Doctrinas~ y retiróndl)los a
tada Real Cédula del 16 de Junio de 1654, los colegios, donde ellos y los demás estu-
y los tres -se referían concretamente a las vieran libres de tantas persecuciones ,.. ca·
Misiones de Guaraníes : lumnias, y de tantos pldtos e inquietudes,
1<:>) que en adelante habían de tener ca- como cada día se nos recrecert por la conser-
lidad y nombre, no de reducciones o misio- vación de dichos indios. 17
nes, sino de doctrinas o parroquias, y propo- Como, no obstante atenerse los Jesuitas a
ner Jos Prelados regulares tres sujetos de toda lo dispuesto en la Real Cédula de 1654, se
satisfardón para cada una, de Jos cuales el tratara por todos los medios y por causales
Gobernador había de elegir uno y presentarlo poro nobles, de quitarles las Reducciones,
en nombre del Rey, para que en virtud de e~rribió Antonio Alvarcz de Abrcu a don José
la prescnta<·ión, le diese canónica institurión
Patiño, rn 1O de agosto de 1735, romunicán-
el Obispo;
dok haber recibido un informe de Juan V áz-
29) que el doctrinero religioso quedaba su-
jeto a la jurisdicción y visita del Obispo en quez de Agüero, según el c:ual, así los Obispos
cuanto al oficio de cura; de Buenos Aires v de la Asunt·ión, romo otras
3'·') que la remoción de los sl:jctos quedaba personas do{'tas., opinaban que el quitar la~
libre al Prelado regular ; d(: suerte, que cuan- RNiurciones a los Jesuítas srría la ruina de
do tuviese causas para ejecutarla, Jo pudiese las mismas, ya que el Gobierno de éstos era
harcr sin manifestar sus causas al Gobernador el que mejor cuadraba con la naturaleza de
ni al Obispo. Solamente se le- ponía la obli- los indígenas: el Obispo del Paraguay le ho
364 SJTUACJON ]URJDICA DE LAS REDUCCIONES

dicho que si aquellos pueblos dejasen de ser raguay la deserción y el alzamiento de los
Misión o de correr por la dirección de los indios si mudasen de mano, que fuera bien
Padres, se persuadía, por la experiencia que dt> temer, por lo que el Obispo de Buenos
tenía, que desertarían todos, perdiendo el gre- Aires ha insinuado al Ministro y persuade
mio de la Iglesia tantos fieles, y Su Majestad lo bir.n asistidos y gobernados que están, in·
aquella provincia.. co~o lo expresaba un ma- conveniente de que (el que suscribe) se hizo
nifiesto que tenía hecho para el Rey, que se cargo en su papel de reflexiones. Que aunque
vería después de su muerte, porque sentía y está en mano de los Padres la proposición
juzgaba que pasando a doctrina secular, sería de los Corregidores y Justicias y el arbitrio de
universal la ruina de lo que a costa de gran- separarlos cuando les parece, dirigiéndolos
des fatigas mantenían y cuidadan los Pt~dres, ello!i en lo espiritual y temporal patemalmen·
como aconteció con las demás doctrinas del te; acaso éste será el medio de mantener los
Paraguay, pues cuantas había allf en otras pueblos en perfecta obediencia y doctrina y
manos iban en continua decadencia. Concluve de evitar los desórdenes que en otras pro·
el Ministro su informe diciendo que no ~s vincias causa la codicio de los Corregidores
dudable que el gobierno c!e aquellos pueblos, puestos por el Rey o su5 Virreyes y r::l mal
así en Jo espiritual como en lo temporal, es ejemplo que dan con sus acciones. lR
el más a propósito para el aumento y con· Qae las Reducciones estaban cerradas aun
servarión de aquellos naturales, lográndose a Jos señores Obispos y Gobernadores es una
a costa de gran fatiga la salvación de sus especie tan infantil que basta abrir la Histo·
almas y crecimiento de sus individuos con ria del Paraguay, escrita por Charlevoix, y
el suave modo con que los sobrellevan para continuada por Muriel, para convencerse de
Jos traba jos, corrigiéndolos con moderación su futilidad. Como en 1737 fuera ésta una
y castigándolos sin exceso) anhelando por la de las especies que los émulos de los jesuítas
extirpación de los vicios, sobre que están en llevaron al conocimiento del Visitador Juan
continua vigilancia, teniendo por sin duda Vázqurz de Agüero, se tomó dedaración ju-
que cualquier novedad en orden al Gobierno rada a los más antiguos o prestigio!"os de los
turbaría mucho el sosiego y la sujeción con misioneros de entonces, sobre si se embaraza
que viven y acaso ocasionaría dailos irrepa· o se han embarazado alguna vez~ de parte de
rabies en deservicio de ambas Majestades. los Padres Misioneros~ que los Señores Go-
Supuestos estos antecedentes y lo que in- bernadores y Obispos vengan a visitar estos
forma el Ministro Agüero sobre todos y cada Pueblos, y si han venido alguna vez. 19
uno de los puntos que se le mandaron exa- El Padre Pablo Restivo bajo juramento
minar, y estimando por sincero y puro su declaró que le consta que nunca han emba-
dictamen, sin temor de que ]e haya podido razado los Padres Misioneros a los señores
obligar a moderar sus expresiones el recelo Obispos y Gobernadores la entrada en estas
de que pt"ligrase el secreto de su carta (pues Doctrinas, cuando han querido visitarlas en
si en esto pudiese ofrecer alguna duda, nada todo lo que les toca, y que en los años que
se podría hacer hasta su vuelta), resulta para dicho declarante ha estado en estas Doctri·
el concepto que en este negocio se podría nas, han venido a visitarlas sin contradicción
formar y providencias que se deben expedir, alguna el Ilustrísimo Señor Don Fray Pedro
lo siguiente: Que según lo qu"e este Ministro Fajardo, obispo de Buenos Aires, y elllustrÍ·
informa por sí y lo que ha oído al Obispo simo Señor Don Fray Joseph Palos, obispo
de Buenos Aires y la experiencia dictada en del Paraguay, que visitaron todas las Doc-
todas las provincias de Indias, rn que est;',n trinas de estas MiJiones, en donde adminis·
Jos pueblos al cuidado de los Padres, son, traron el santo sacramento de la Confirma-
sin duda, los mejor administrados, así en lo ción. Y también dijo que han estado a visi-
espiritual como en lo temporal, que por los tarlas los Señores Gobernadores del Paraguay
clérigos seculares y que por las demás Reli- Don Sebastián Félix de Mendiola, Don Juan
giones, a excepción, a su entender, de los Gregario Bazán, y Don Diego de los Reyes
Capuchinos, por la particular prudencia! dis- V almaceda, y dice que todo lo que tier.e de·
cr<Tión y política con que se saben manejar. clarado es público y notorio, pública voz y
Que sobre esta conveniencia concurre, para fama, y la verdad de lo que sabe, y se le ha
no pensar por ahora en providencia mayor, preguntado so cargo del juramento, que tiene
la precisión de evitar en los pueblos dd Pa- hecho, y habiéndole leído esta su declaración,
DEPENDENCIA POLITICA Y ECLESIASTICA

se afirmó y ratificó en ella, y dice que tiene ladado del Paraguay en 1635, y que m uno
79 años y por no poder firmar por falla de en 1638 en Potosí. Instáronle muchas veces
vista, firmó conmigo, a ruego del declarante. los ]esuítas para que hiciese Visita: y el mis-
Lo propio, y con igual parsimonia de pa· mo Padre Montoya, que fue testigo de estas
labras, declararon los Padres Lorenzo Daffe, instancias, se las repitió otras veces A .fin de
Pablo Benítez, Tobías Pétola y Antonio Ji- allanar la ejecución, bajaron al puerto de
ménez. No así el entonces Superior de las Buenos Aires 80 indios con balsas y con todo
Misiones, Padre Bernardo Nusdorffer. Su lo necesario para transportar al Obispo , .regún
declaración jurada es como .sigue: Certifico él había pedido, en aquel viaje de doscientas
que los Padres Misioneros nunca han t>mba- leguas. Mas no pudo cumplir el deseo suyo
razado, ni embarazan que así los Señores Go- y de los Padres, por sus achaques y estado
bernadores como Obispos vengan a uisitar delicado de salud. Su suceJor~ D. Fr. Cristóbal
los Pueblos en lo que toen a su oficio; antes de Mancha , Obispo desde 1641 hasta 1673,
me consta de haber insistido muchas veces visitó las Doctrinas en 1648. Se~unda vez las
así con sus Ilustrísimas, como con los Seño- visitó en 1670 el Ilustrísimo GuiÚestigui. Obis-
res Gobernadores, para que vengan, como po del Paraguay, con pontificales del Ilustrí-
últimamente se hizo con el Sr. D. Juan V áz- simo Mancha. En 1675 pasó Visita el doctor
quez de Agüero, alcalde de Casa y Corte, D. Gregorio Suárez Cordero, Vüitador por
y con el Sr. Governador Don Miguel Saludo. el Deán y Cabildo sede vacante. El Ilustrísi-
En los años de mi asistencia en estas p.-zrtes, mo Sr. D . Antonio de Azcona lmberto, Obis-
vino a visitar estas Doctrinas del Río Paraná po desde 1676 hasta su muerte en 1700, vi-
el Gobernador D . Diego de los Reyes, el sitó las Doctrinas el añc de 1681. Hasta
J/ustrísimo Sr. D. Fray Pedro Fajardo, que
1714 duró la vacante; y el Ilusttísimo Sr.
las visitó todas, y confirmó en todas; el Ilus-
D. Fr. Gabriel de Arregui, que ese año tomó
trísimo Sr. D . Fray ]oseph Palos l.'ÍSitó todos
posesión, fue trasladado al Cuzco en 1716.
los Pueblos dos veces, y su jurisdicción del Pa-
El Ilustrísimo Sr. Fajardo, que llegó en 1717,
raná. También consta del lib1·o impreso in-
visitó las Doctrinas en 1718, y dio por efecto
titulado Insignes Misioneros de la Provincia
de su Visita un informe lleno de elogios de
de la Compañía de Jesús del Paraguay del
la piedad cristiana y regularidad de los Gua-
Sr. D. Francisco ]arque, que visitaron los
raníes. Su sucesor el Ilustrísimo Sr. D. Fr.
Sres. Obispos así de Buenos Aire.(. como del
Juan de Arregui, hermano de D. Fr. Gal·riel
Paraguay, el Sr. D . Antonio de Ascona Im-
(1713-1736), pasó por las Doctrinas, aunque
berto, el Sr. D . Fray Cristóbal Mancha , el
no de visita; y por no poder haurlo él per-
Sr. D. Fray Faustino de las Casas, el Sr. D.
sona/mene, pidió al Ilustrísimo Palos le su-
Fray Gabriel de Guillestegui, los Sres. Go-
bernadores y Ministros de Su Majestad, que pliese en visitar y confirmar en las reduc-
han visitado, y cita el mismo autor a fojas ciones de la diócesis de Buenos Aires, como
300 y once de su mismo libro, los siguien- lo hizo, visitándolas dos veces. Sucedió al
tes: D. Hernando Arias de Saavedra, D. Sr. Arregui el Ilustrísimo D . Fr. José de Pe-
Jacinto Laris, D. Pedro de Roxas, D. Diego ralta ( 1736-1749) y visitó las Doctrinas en
Ibáñez de Faria, oidores de la Audiencia, 1743, dando un informe honroso. Al Ilustrí·
que hubo en Bs. As., el Sr. Dr. D. Juan simo Sr. D. Cayetano Afarsdlano y Agra-
Blásquez de V alverde, oidor de Chuquisaca, mont, ,que le sucedió de 1747 a 1760, instó
D. Martín de Ledesma, D. Juan de Andi- mucho el Padre Provincial de los ]Huítas pa-
no, D. Felipe Rege Corvalán, D. Alonso Sar- ra que hiciese esta visita, pero se excusó por
miento, Gobernadores del Paraguay; a que sus achaques. El Ilustrísimo Sr. D. Manuel
se añaden los que visitaron después D . Ma- Antonio de la Torre, poco después de llegar
nuel de Robles, D. Balthasar García Ros, D. de España, visitó en 1759 las Doctrinas de
Juan Gregario Ba.zán de Pedr~a, y última- Buenos Aires al mismo tiempo que las Je su
mente el referido D . Diego de los Reyes. diócesis del Paraguay; y dio un informe lleno
Un elenco más completo Jo hallamos en de elogios tanto menos esperados, cuanto más
otro autor, por quien sabemos que el primer desfavorables eran a los fesuítas las circuns·
Obispo de Buenos Aires, en cuyo tiempo hu- tancias del tiempo y las preocupaciones per·
biese reducciones ya establecidas en su dió- sonales de este Prelado. Segunda vez visitó
cesis, fue el mismo Ilmo. Señor Aresti, tras- estas Doctrinas en 1743, siendo ya Obispo
366 SITVACION ]VRIDICA DE LAS REDUCCIONES

de Buenos Aires: y fue el último que hubo S. jos~ 800 familias


en tiempo de los Jesuítas.20 S. Cosme y Damián 600
Santa Ana 700
En 1621 se formó la Gobernación de Bue- Nuestra Sra. Lorcto 1600
nos Aires o del Río de la Plata, con terri- S. Ignacio Mini 700
torios que hasta ese año habían dependido Angel Custodio 700
S. Juan Bautista 800
del Paraguay. Ubicadas las Reducciones so- S. Miguel 890
bre los ríos Paraná y Uruguay se consideró S. Nicolás, Obispo 1800
práctica, sino teóricamente, como límite de S. María la Mayor 700
ambas gobernaciones, dentro de lo que es S. Francisco Javier 1400
Concepción 900
ahora la Provincia de Misiones, la Sierra S. Carlos 822
Central que, de norte a sur, la divide en dos Candelaria 600
partes casi iguales. En otras palabras, que- Trinidad 700
Pueblo de Jesús 350
daron para el Paraguay aquellos Pueblos, Encarnación 1200
que estaban sobre o cercanos a ríos, cuyas Corpus Christi 700
vertientes daban al Paraná, y quedaron pa- Nuestra Señora de Fe 900
ra Buenos Aires aquellos cuyas vertientes Santa Ana 1000
Santiago Apóstol 900
corrían al Uruguay. San Ignacio Guazú, San- S. Ignacio Guazú 1500
ta María de Fe, Santa Rosa, Santiago, San
Cosme, Jesús Trinidad y Ita púa, San Ignacio De estos 30 pueblos jesuíticos, 21 perte-
Miní, Corpus, Loreto, Santa Ana y Candela- necían al Obispado del Río de la Plata y
ria eran de jurisdicción paraguaya, mientras 9 al Paraguay, correspondiendo así la mayo-
San José, San Carlos, San Javier, Mártires, ría de ellos a la diócesis bonaerense.
Santa María la Mayor, Apóstoles, Concep-
ción, Santo Tomé, La Cruz, Yapeyú, San 36- Gobierno civil de las Reducciones.
Nicolás y San Miguel, correspondían en lo
civil, como en Jo eclesiástico, a Buenos Aires. Las autoridades civiles en los pueblos de
Se ve, pues, que de una y otra diócesis Guaraníes, eran las señaladas por las Leyes
fueron muchas las Visitas que se hicieron a de Indias para las Reducciones o pueblos
las Doctrinas, lo cual se hace más reparable indígenas, y tenían muC'ha analogía con Ja
en tan largas distancias, con tantas penali- que prevalezca en ]as ciudades de los espa-
dades y tan difíciles medio~ de comunicación. ñoles. Francisco de Alfaro, en sus celebradas
Y habiendo sido por medio siglo dudoso a Ordenanzas, publicadas a fines de 1611 y
qué diócesis pertenecían algunas Doctrinas, confirmadas por el Rey en 1618, disponía
como las de San José, San Carlos y Trinidad, que en cada Reducción hubiese un Cabildo
ello no fue inconveniente para omitir sus Vi- o Ayuntamiento. constituído íntegramente por
sitas, sino por el contrario, ocasión para que indios del pueblo.
uno y otro diocesano la" visitase, como en No existieron tales Cabildos o Ayuntamien-
efecto lo hacían hasta que se zanjó la cues- tos, en los primeros años de vida de las Re-
tión de límites. En cada una de estas ocasio- ducciones, ya porque esas Ordenanzas no
nes, los Padres allanaban en cuanto podían, habían sido aún confirmadas, ya porque,
)as dificultades del vía je, y eran los primeros constituídos los pueblos por cacicazgos, se-
en instar y pedir que se realizase la visita. guían los caciques considerándose con domi-
Cerraremos este capítulo transcribiendo el nio absoluto sobre los de su parcialidad. Se
número de familias que había en cada pue- había llegado a reunir y a conservar pacífi-
blo en 1718, según informó después al Rey, camente a varios, y aun a muchos cacicazgos
monseñor Pedro Fajardo, después de visitar dentro de un mismo pueblo, pero no era
cada uno de ellos entre los meses de junio fácil el obtener de ellos oue cedieran a una
y octubre de 1718: entidad ajena a ellos, tOdo o casi todo el
dominio que hasta entonces habían ejercido
Santos Reyes de Yapeyú 590 familias mbre los suyos.
Santa Cruz 1200
S. Francesco de Borja 800 Los Jcsuítas, lejos de anular los cacicazgos,
Sto. Tomás 1020 Jos reforzaron, pues eran un gran medio de
San Luis Gonzaga 900 gobierno, pero les privaron de todas aquellas
S. Lorenzo 1900 atribuciones y derechos que habían de co-
Los Mártires 700
Apóstoles 1200 rresponder a los Magistrados. La de éstos
GORIERNO CIY/1. DE /.AS REDUCCIONES 367

era un segundo gobierno, complementario de Alcalde de Hennandad para los asuntos ru-
aquél. Para restar a los Caciques sus tradi. rales; cuatro Regidores y un Alguacil Mayor;
cionales derechos y para constituirlos, por un Procurador público y un escribano. Ade-
otra parte, en elementos de vaJía para la más de éstos había un Alférez ReaJ.l
bu~na marcha de las Misiones, obtuvieron los Como estos cargos públicos no existían en-
Jesuitas que, por Real Cédula del 12 de tre los Guaraníes en su gentilidad, tampoco
marzo de 1697, fueran ellos declarados hidal- conocieron sus nombres; ello obligó a Jos Je-
gos de Castilla, pudiendo aspirar a todos los suítas a crear algunos vocablos para desig-
cargos a que éstos podían aspirar, y en 21 narlos de acuerdo a la índole propia ~ la
de febrero de 1725 una segunda Real Cédula lengua de aquéllos: ·
les confirmó esta prerrogativa, y Jos eximían q'orregidor -Poroquaitara- El que man-
del pago de tributos, conforme a la real vo· da Jo que debe hacerse.
Juntad. Les otorgaban también el título de Regidores -Cabildoiguara- Los que per-
Don y declaraban que la propiedad de la tenecen al Cabildo o Consejo.
tierra no estaba aneja al individuo ni al co· Alguacil Mayor -1 birararuzú- El prime-
mún, sino a los Caciques En fonformidad ro de los que llevan vara.
con sus tradiciones, cadh Cacique tenía un Alférez -Aobebé rerequara- El que cuida
campo como suyo, y allí ~ y no en otra parte, del estandarte.
trabajaban sus vasallos las sementeras, de las Escribano -Quatiaapobara- El que es-
que el cacique había de recibir el tributo de. cribe.
parte de sus súbditos. El Corregidor era lo que el Padre Mas-
Podían Jos Caciques ser elegidos para cual- trilli Durán llamó cabeza, esto es Gobernador,
quier cargo de la magistratura, pero prefe- y era en el Cabildo de las Misiones lo que era
rentemente para Corregidores. Jamás se les el Gobernador en el de las ciudades españo-
dejaba mal parados en público, antes se les las, donde había un mandatario de esa cate-
rodeaba de autoridad y poder, a fin de te· goría. Donde no lo había, existía el Teniente
nerlos adictos. Los Magistrados eran, casi Gobernador, y en el Cabildo indio, existía
siempre, hechura de los Misioneros, y, si un Corre-gidor, y también un Teniente Corre-
eran deficientes, había cómo as~!iorarlos y gidor. Como ya advertimos era casi siempre
aun reemplazarlos, y su cargo sólo durab& un Cacique el que ejercía este cargo. Venían
por espacio de un año, pero Jos Caciques después los dos Alcaldes ordinarios, llamados
eran impuestos por las circunstancias~ eran también urbanos, y dos Alcaldes de la Her-
tales de por vida, y de ellos dependía la mandad, para Jos asuntos rurales.
suerte, dentro dd pueblo, de cien, doscientos Estos y demás Magistrados, ron la sola
y aun hasta de quinientos neófitos. Fue, sin excepción del Corregidor, eran elegidos por
duda, extraordinaria la habilidad con que los el Cabildo saliente, y la forma la describe el
jesuítas se conquistaron las simpatías y vo- Padre Pera más: hacia fines de diciembre, los
luntades de estos Caciques. que, en aquel año, habían desempeñado car-
Obtenido ésto en Jos primeros diez o quin- gos públicos, deliberaban entre sí sobre quié-
ce años, después de fundadas las Reducciones, nes habían de ser designados para cumplir
comenzaron los Misioneros a constituir ese las funciones administrativas en el siguiente
poder qur, aparentemente era superior a los año. Los que parecían más dignos eran ano·
mismos Misioneros y que realmente era supe- tados en un álbum. En dicha elección no
rior a los cacicazgos. Ya en 1626, como ano- había, como suele suceder, ni competencias,
taba el Padre Mastrilli Durán, muchas de ni alborotos, ni ambiciones. La lista de los
las Reducciones, sin duda las más antiguas, inscritos era presentada al Párroco, el cual,
tenían sus cabezas, alcaldes, fiscales y demás si entre ellos encontraba a alguien de quien
ministros. En 1647, quiso el Gobernador La- le constase que era indigno, ordenaba que
riz, al visitar las Reducciones, ver la nómina fuese sustituido por otro, de acuerdo a las
de los magistrados y efectuar algunos cam- Leyes de Indias, que encomendaban a los
bios, como señal de su autoridad sobre to- Párrocos intervenir en las elecciones de los
dos ellos. Indios, para que se realizaran con orden.2
Después de algunos cambios, los Magistra- El día 1q de eilero se preparaban, ante el
dos eran un Corregidor y un Teniente Co- pórtico de la iglesia, varios sillones y una
rregidor; dos Alcaldes urbanos y un tercer mesa, en la que se hallaban colocadas las
SITUAC/ON ]U/UD/CA Df; LAS REDUCCIONES

insignias de los magistrados. Ese día era ce· considerados en la distribución de los bienes
lebrado con gran solemnidad y alegría. El de la comunidad. En el mismo día )9 de
Misionero, sentado, explicaba en primer lu· enero, se elegían también los sacristanes, los
gar, a todo el numeroso pueblo, que le escu- ecónomos, los capataces de los obreros, los
chaba, cuántos eran los beneficios que repor- cuidadores y encargados de los niños, y todos
taba a la comunidad un buen gobernante y cuantos participaban en alguna función pú-

Una sesión capitular en una de las Reducciones, según cuadro de Leonnie Mathis.

cuántos males le ocasionaba un gobernante blica. Para la confirmación de estos empleos


malo. Leía luego los nombres de los candida- no se requería, como es fácil de presumirse,
tos, cada uno de los cuales Juego que era la anuencia del gobernador de Buenos Aires.
nombrado, avanzaba al medio y, recibida la Grande era el poder del Corregidor y según
insignia de su mando, ocupaba el asiento que todos los indicios, los Indios misioneros que
le era designado. ejercieron este cargo, lo supieron hacer con
Pero este nombramiento aún no era defi. la necesaria habilidad y tacto. Hubo eviden.
nitivo; faltábale todavía el consentimiento temente, entre tantos C'Omo tuvieron los 30
del Gobernador de Buenos Aires, a quien se pueblos, durante más de un siglo y medio,
enviaban los nomb~~ de los elegidos, y él, algunos que no respondieron a su cargo sa·
en nombre del Rey, ratificaba la elección. tisfactoriamente, pero parece que fueron los
El gobernador, en realidad; apenas introducía menos. Que hubo algunos se deduce de la
tambio alguno; se limitaba a ordenar que disposición que, en 1690, dio el entonces Pro.
los elegidos entrasen en posesión de sus cargos. vincial, Padre Agustín de Aragona: A loJ
A estos funcionarios reservábaseles en la igle· indios que están señalados Corregidores por
sia un lugar de preferencia, a fin de que los Señores Gobernadores, de ninguna manera
fuesen más respetados, por el resto de los los despojen de sus oficios, por delito algu·
ciudadanos; y eran también especialmente no, los Padres de estas Doctrinas, sin avisar
GOBIERNO CIVIL DE LAS REDUCCIONES

a los jueces de donde dimanó la tal desig· to, y registrado, me consta que, de 64 años
nación. Asimismo todos los años se dará no- a esta parte, se hacía lo mismo que lo que
ticia de los varistas [o Alcaldes] que [entre se hace ahora, y es que corre por cuenta del
año] se eligen de nuevo., a los Señores Go- Padre Superior de las Doctrinas enúar.hechas
bernadores para que los confirmen.. con que las elecciones, a principios de cada año, a los
cesará en algo la queja que tienen de que no Señores Gobernadores, para que las confir·
reconocen estos indios a su Rey y Señor. 3 men, y confirmadas se las vuelven al Padre
Como se deduce de esta providencia del Superior. Los Corregidores, que se remudan
Padre Aragona, no faltaban personas que, ordinariamente (si no hav algún impedimien-
por desconocer que el Gobernador aprobaba ta especial) cada cinco años, cuando se sue·
anualmente los cargos de la magistratura mi- len mudar los Señores Gobernadores de estas
sionera, consideraban que ésta estaba desli- partes, van en persona a dar la obediencia
gada de la autoridad civil y, por ende, de la a los Señores Gobernadores recién entrados, y
real. Como esa especie cundiera más y más, pedirles la -confirmación de su empleo, como
se tomó declaración jurada, en 1737, a varios yo mismo llevé conmigo a Buenos Aires, la
Jesuítas, sobre si en los 30 pueblos hay Corre- última vez a los Corregidores de todos los
gidores y Alcaldes, y los demás justicias ordi- Pueblos, al Señor Gobernadoi presente, Don
narias y Cabildos, confirmados en nombre de Miguel de Salcedo, y Los presenté por el mes
Su Majestad por sus Gobernadores, sin que de Octubre de 1734, en presencia del Señor
en todo ello tengan los Padres .\fisioneroJ más Dan Juan V ázquez de Agüero, alcalde de
intervención que el dirigir a los indios para Casa y Corte de Su Majestad. 6
que las elecciones, que hacen por año nuevo, Aunque así se hizo siempre y había por
sean acertadas y conformes a los méritos de ende una dependencia jurídica de los pueblos
cada uno:1 misioneros con respeto a la autoridad civil
El primero en declarar f uc el Padre Pablo española, siempre hubo quienes se empeñaron
Restivo y aseveró constarle que así era, y que en que los Corregidores fueran españoles,
él, siendo Superior de las misiones, despachó nombrados por el Gobernador y exclusiva-
año tras año )a nómina de los electos, a fin mente dependientes de él. Españoles había en
de que el Gobernador la aprobara. Por su la Asunción, en Corriente~ y en Buenos Aires
parte, d Padre Lorenzo Daffe dijo que las que ambicionaban ser Corregidores de los
Justicias ordinarias y Cabildos siempre han pueblos, ya que además de ser un cargo hOno-
sido y son confirmados por los Señores rífico, habría de ser debidamente remunerado.
Gobernadores, y que él mismo, siendo Pro- Opinaban Jos que deseaban este cambio que
curador de Misiones en Buenos Aires, había siendo españoles los Corregidores, como per-
llevado las elecciones al Exmo. Señor Don sonas letradas, la Justicia sería mejor admi-
Bruno Mauricio de Zavala, pidiéndole las nb:trada y como dependientes del Gobernador
confirmase, romo las confirmó, y consta de y amigos de él, le podrían tener al tanto de
su firma, y que siendo Cura de estos Pueblos, cuanto acaecía en los diversos pueblos. Hasta
siempre las había enviado para ser confirma- parecía que jurídicamente era necesario ese
das, al principio de cada año, dirigiendo a eslabón entre los indios y la autoridad civil.
los del Cabildo del año precedente para que Ya en la primera mitad del siglo XVII el
las hirieran según el mérito de cada uno; lo Gobernador de Buenos Aires, Francisco de
cual hacen los Padres en semejantes elec- Céspedes, dispuw que hubiese Corregidores
ciones. españoles en las Reducciones jesuíticas, así
El gran Bernardo Nusdorffcr, en su decla- como los había en las franciscanas, pero, se-
rat:ión jurada, dijo que tengo e1l mi poder, gún asienta el historiador Techo fue gran
en el Archivo de mi Oficio, las elecciones de merced que los tales Corregidores no termi·
los Cabildos, desde el año 1731, confirmadas naran su ofido con sus vidas, ya que ni ellos
por los Señores Gobernadores; las elecciones cntendieron a los indios, ni los indios los cn-
de los años, anteriores al de 31, están en tendieron a ellos. En la Reducción de ltá,
los Archivos de cada Pueblo, así mismo con- de los Padres Franciscanos, distante como 7
firmadas todas por los Gobernadores respec- u 8 leguas de la Asundón, d Gobernador del
tivamente a la jurisdicción de cada uno de Paraguay, envió un Corregidor e<;pañol, pero
ellos, en que estuvieron y están estos Pueblos como escribía el Padre Diego de Boroa al
y de estas elecciones confirmadas, que he vis- Virrey del Perú, en 13 de abril de 16~1¡ de
370 S/TUACION ]UR/DICA DE LAS REDUCCIONES

hecho lo 'envió, y los indios se alborotaron Aires, opinó en 1709 y en 1715 que había
de manera, negOndole aun el sustento nece- razones en pro y en contra; en pro porque
sario, que le hubieron de sacar muy apriesa, era conveniente que en las Reducciones hu-
·t emiendo mayores daños; y los Padres ffran- biese Corregidores españoles, a fin de hacerse
ciscanos] hicieron también muy g1ande de. ron exactitud el padrón de los indios y tam-
mostración de sentimiento, que recurrieron bién para administrar bien la justicia, en es·
con los caciques a la Real Audicruia, que pedal la criminal, ya que por la poca racio.
nabilidad de los indios, podría creerse que
son muchos los excesos que unos con otros
comete su barbaridad; 9 en contra también
adujo la Audiencia sus razones: la movilidad
de los indios, que pueden alborotarse, dándo·
se por agraviados de que se les mude su ré-
gimen tradicional, instigándoles sus mismos
caciques, alcaldes y corregidores indios des-
poseídos: los extremos de condicia a que se
arrojarían los mismos Corregidores españoles
en parajes tan retirados de tribunal superior,
sin que hubiera providencia ni remedio huma-
no que los pudiese separar de sus propios in-
tereses, como aun en los más cercanos lo llora
sin remedio la experiencia; el riesgo que ame.
nazaría a toda la América meridional, de
alzarse los Guaraníes, porque estos indios sir-
ven de frontera y antemural a estos dominios
por aquella parte que se dividen, así con los
infieles, como con los portugueses de San Po·
blo o mamelucos; exponía finalmente cómo
seria causa de que se perdiesen muchas al·
mas, y terminaba diciendo que no se atrevía
a inclinarse más a una que a otra cosa. Fe-
Ruinas de lo que, hasta principios de estr- siglo, lizmente el Rey dispuso que no se hiriese
se conocía C'on d apelativo de Cabildo, ('n San novedad en el modo de gobernar a los indios,
Nicolás. y con éso terminó por entonces tan enojoso
asunto.
mandó severamente que ningún Gcbernador Todavía propuso el Gobernador del Para-
pudiera poner los tales Corregidores espa- guay Aldunate, en un informe de 1720, que
ñoles.1 se estableciesen Corregidores, pretextando
No obstantC esta providencia, se fue crean- que con esta medida se iban a lograr bene·
do ~n Buenos Aires y en la Asunción un ficios extraordinarios para la Real Hacienda .
movimiento a favor de Corregidores españo- Examinado el punto con madura reflexión,
les en las Reducciones, pero la Audiencia de vistos gran número de informes, y en particu·-
Buenos Aires, en 1666, repitió lo que años lar el del Comisionado especial D. Juan V áz-
antes había establecido la de Charras, y dis· quez de Agüero, declaró Felipe JI tn su Cé-
puso que el entonces Gober-nador, Juan Diez dula magna de 1743, que no debía hacerse
de ~dino, en manera alguna pusiese en las mudanza en esta materia, y que se había de
Reducciones a españoles, con cualquier título, seguir observando la práctica que hasta allí
ya fuera el de Corregidor, Teniente, Juez de había regido.
Conúsión o en otra forma alguna, ya que el Fue ciertamente una suerte para las Reduc.
gobierno y la justicia había de administrarse dones de los jesuítas el que nunca, fuera del
por los Corregidores y Alcaldes indios• raso ya recordado, entrara en ellas español
A principios del siglo XVII 1 se movió nue- alguno con cargo de gobierno. Después de la
vamente este tema y la Audiencia de Char· expulsión de Jos Jesuítas (1768), con el fin
cas, de la que otra vez dependía el Río de de mejorar la situación de los pueblos, Buca·
la Plata, por haberse extinguido la de Buenos relli creó los Corregidores y, con el título de
GORIEUNO Clf'/L DE LAS REDU(:<:IONES

Tenientes y Administradores, Jos puso al fren- vando el Estandarte del Rey, al son de mar-
te de cada uno de ellos, pero con rl éxito ya chas marciales y cantos populares, a cuya
conocido, y que referiremos en otro capítulo. 10 entrada era recibido por el Párroco y su Com-
Antes de poner punto en lo referente al pañero, y por los otros Sacerdotes de los
Corregidor que hubo en los pueblos j::suíti- pu<"blos vecinos, que habían sido previamen-
cos, recordemos que su cargo no era ni vita- te invitados; luego, ron grand~s honores. en
licio, ni duraba un año, como duraban los atención a la persona del Rey, a quien repre-
demás cargos capitulares, sino que de suyo
duraba cinco años. Debió, sin embargo, de
haber algunos excesos en la duración de los
cargos, así de Corregidor como de Jos Capi-
tulares, pues en la Consulta de Misioneros,
que tuvo lugar en San Borja, se determinó
en 21 de junio de 1731 que por los graveJ
inconvenientes que se habían experimentado,
no se perpetuasen unos mismos Indios en los
Cabildos, y oficios de Mayordomo, y que,
para este año próximo venidero, se mudasen
todos los dichos oficios, y que para en ade-
lante ningún indio pudiese permanecer en el
o.ficio de Corregidor ultra los cinco años, sin
licencia del Padre Superior. 11
Volviendo a los cargos de gobierno en las
Reducciones, hemos de señalar quC', además
del Corregidor, había un Teniente de Corre- Lo qu~ ~ran las ruinas del Cabildo d~ San
gidor, que reemplazaba al Corregidor en caso Nicolás, decenios de años antes de tomarse la
fotografía anterior, según Velloso de Silveira.
de enfermedad o en ausencia. Venían después
Jos Alcaldes, y la autoridad de los mismos
era de administración, de policía y de jus- sentaba, era conducido al asi<-nto que se le
ticia, así en el fuero civil como en el crimi- había preparado en lug2.r preferente. Una
nal. En unión con los demás Cabildantes, vez terminada la Misa Solemne y pronuncia-
debían disponer lo que conviniese al buen do el panegírico del Santo Patrón, el mismo
gobierno del pueblo, y debían hacer que se Alférez conducía el Estandarte, con el mismo
ejecutara por sí o por medio de las órdenes séquito y entre vítores, hasta la plaza, y allí
más- conducentes, y podían· apremiar· su -eje- lo cOlocaba Sobre· un tabládo; primorosamente
cución con multas y castigos. Tf'nÍan en lo levantado para este fin. J2
judicial la autoridad suficiente para decidir Los Regidores eran ayl~dantes o segundos
en primera instancia, para encarcelar a los de los Alcaldes, y se ocupaban en las tareas
reos y para imponerles ciertos castigos. De los que éstos les señalaban. Eran miembros del
dos Alcaldes Urbanos, el uno era de primer Cabildo y concurrían a las sesiones, con voz
voto y le correspondía el primer asiento en el y voto. A todos los nombrados, como también
Cabildo y la prerrogativa de votar primero. al Escribano del Cabildo, se les llamaba va-
Los Alcaldes de la Hermandad tenían las ristas, porque mientras ejercían el oficio lle~
mismas atribuciones, fuera de la ciudad, y vaban en la mano una vara o bastón, insignia
entraba en su misión el persrguir a los vaga- de su cargo.
bundos y holgazanes, y el cuidar de que cada Eran también cargos públicos, pero no
uno trabajara sus propias labranzas y ejer- anejos al Cabildo, aunque subordinados al
ciera debidamente su oficio. Visitaba también mismo, el de Mayordomo del Pueblo o Pro-
a los que trabajaban en las sementeras co- curador. Tenía a su cargo los bienes dd
munes, para controlar lo que se hacía y cómo Tupambaé, o de la comunidad, y eran Sta
se hacía. a\L'(iliarcs los llamados Contadores, Fiscales
El Alférez Real era el depositario del es- y Almaceneros.
tandarte real, y era quien en la solemnidad Por encima de todos los cargos estaba siem ..
mayor del año, el día del Santo Patrón, se- prc la presencia visible o invisible del Misio·
guido del escuadrón, se dirigía al templo lle- nero, y en las deliberaciones y resoluciones
372 S/TUIICION ]URIDICII DE LIIS REDUCCIONES

era su parecer el que predominaba, aunque fiscales o alcaldes. Así los había al frente de
expresado por otros que lo habían hecho suyo, los carpinteros, de los tejedores, de los herre·
y si esto no bastaba para evitar errores o ros, etc., y las mujeres, aún las niñas, tenían
injusticias, su autoridad, tan fuerte como sus celadoras, así en el pueblo como fu era
paternal: sabía enderezar los entuertos de los del mismo, y ellas, lo propio que los caciques
Cabildantes, sin ofensa ni disgusto de Jos y alcaldes antes recordados, debían informar
núsmos. de inmediato al Misionero de cuanto acaecía,
Podía también errar el Misionero. pero CO· si era algo grave, o de Jo contrario en la
mo advierte Peramás, estaba el Superior de conferencia semanal que con él tenían des·
Jos Padres (a quien llamaban Superior de pués de la Misa del Domingo.
las Misiones) quién visitaba frecuentemente El mismo Misionero o su Compañero re·
los pueblos, y si alguien tenía alguna queja corría diariamente las casas de los enfermos,
contra su Párroco, le escuchaba en privado; los que no solían ser pocos y estaban en pun·
y en caso de que la verdad y la razón estu· tos diversos, con Jo que recorrían todo o gran
viesen de su parte, se pronunciaba a su favor, parte del pueblo, y veían por sus propios ojos
y aplicaba el remedio oportuno, de acuerdo y oían informaciones sobre posibles abusos o
a su larga experiencia y conocimiento de las fallas morales. Ya el Padre Diego de Torres,
costumbres guaraníes. 13 en 1610, había ordenado que, dos o tres ve·
Además de ésto, cada tres años aproxima· ces a la semana, el Cura recorriera personal ..
damcnte, el Padre Provincial visitaba los pue· mente, y con igual objetivo, los alrededores
blos, uno por uno, para conocer de cerca el del pueblo-'
proceder del mismo Superior y de los Párro· Pero eran los niños los más fieles pesqui.
ros, y daba las órdenes que juzgaba más con· sadores y descubridores, escribía en 1627, el
venientes para el mejor desempeño del mi· Padre Mastrilli Durán,2 porque después de
nisterio que les estaba confiado, dejando a haber increpado a los delincuentes con sus
salvo la autoridad de los Obispos. Y para palabras y vituperios, van en seguida a avisar
no procede-r temerariamente, reunía en una al misionero, de los pecados, riñas y todas
reducción a cuantos Padres podían asistir, sin las otras cosas que han ocurrido en el pue·
detrimento de sus obligaciones para con los blo. Todo cuanto llegan a saber lo van a
neófitos, y juntos deliberaban sobre aquello referir al punto al misionero. Con esta in-
que debía hacerse o corregirse para el mayor formación, daba el Misionero los necesarios
bien espiritual y temporal de los indios. pasos para que los alcaldes u oficiales, o los
caciques en sus barrios averiguaran la verdad
y el alcance de lo sucedido.
37- La Policía y la justicia en las Misione¡. Durante la noche había serenos de toda
confianza que rondaban por el pueblo, así
Aunque los medios sobrenaturales eran los para atender a los enfermos que pudiera ha·
que regían los espíritus de cuantos moraban bcr, como para precaver, o saber: de cualquier
en las Reducciones, no prescindieron por eso desorden moral . A la manera romana y aun
los Jesuítas de los medios naturales y huma· de la Edad Media, la noche estaba dividida
nos. Por eso establecieron en todos los pue· en tres vigilas, de 9 a 12, de 12 a 3, y de
blos un sistema de policía, dc- halagüeñas 3 a 6, y en cada una de estas vigilias se
resultandas. Cada una de las Reducciones remudaban los serenos, y tocaban tambores
estaba dividida en seis, ocho o más cuarteles para indicar qué vigilia era y qué hora era,
o barrios, según la magnitud del pueblo, y ya que hasta mediados del siglo XVIII, no
cada barrio o cuartel comprendía cinco o había reloj es públicos que marcaran las horas
más cacicazgos. Los cacir¡ues respectivos, que con campanadas. Era también misión de los
conocían perfectamente a los suyos, eran res· serenos el preveer y precaver la entrada de
ponsablrs del proceder de los mismos, y todos enemigos en el pueblo.
los caciques de un cuartel o barrio tenían un A esto se reducía la policía en los pueblos
prcsidrnte o <:omisario, que era uno de los de las Misiones y era ciertamente tan simple
<·abildantcs en ejercicio. como eficaz. Era una fuerza previsora, y aun
Por otro lado, cada uno de los oficios y ella tenía más de paternal y doméstica, que
ocupaciones, en que Jos indios se habrían de de coercitiva y oficial.
ocupar, tenía sus superintendentes, Jlamados Para juzgar de los crímenes cometidos por
LA POL/CIA Y LA ]USTJCIA EN US MJSJONES

los indios y aplicarles el condigno castigo es~ cárcel perpetua y buena asistencia tn la co-
taban los Corregidores y los Alcaldes. Unos mida; pero juzgo que lo más seguro es que
y otros obraban por propia autoridad~ auna el Provincial haga una buena consulta de los
que bajo la vigilancia y tutela de los misioa Padres más antiguos de las Reducciones )'
neros. Ellos, sin embargo, y no éstos, eran resolviere lo que juzgase más a propólito:~
quienes jurídicamente y en concepto de to- No habiendo en Jos pueblos misioneros Co-
dos, administraban la justicia y castigaban rregidor aJguno español, no era fácil dar con
según la índole y circunstancias del delito. el mejor proceder en asunto tan grave. Quie-
La cortedad mental del indio exigía la su- nes sostenían que la solución obvia y natural
pervisión del misionero, y no tan sólo en los era que en rada Reducción o grupo de Reduc-
comienzos de las Reducciones, pero aun en ciones hubiese un Corregidor español, depen-
la época en que habían llegado a su mayor diente de las autoridades judiciales ordinarias
desarrollo. o extraordinarias, y que a estos representantes
El Padre Bernardo Nusdorffer disponía en del poder judicial correspondiera el juzgar las
1747 que ·de ninguna manera se puede dar causas y sentenciarlas, desconocían Jo que era
mano [o dejar en total libertad] a los Cabil- el indio. Teóricamente ello parecería lo más
dantes para que ellos solos averigucn los de- obvio, pero ya en tiempo de Alfaro se pudo
litos, especialmente si son graves y enredados, comprobar que no convenía esta intromisión
como lo suelen ser los de hechicerías. Mucho de extraños en un pueblo indígena, a causa
menos se puede dejar al acusado en sus ma· de la peculiar idiosincracia indígena y a cau-
nos, para que ellos (lo que hacen los alcaldes sa de Jos excesos que tales corregidores habían
entre los españoles) saquen la verdad en lim. llegado a cometer. Con ínfulas de leguleyos,
pio a fuerza de tormento. Ni el indio de/in· se constituían en árbitros, amos y señores de
cuente, ni el caletre del Alcalde tienen capa. los indios, y ron amenazas o promesas harían
cidad para eso. El. Cura por sí mismo debe de ellos lo que querían. Por otra parte, des-
hacer la averiguación, y después que lo ave. conocedores de la psicología del indio, aun-
riguó, escribirlo al Padre Superior [de las que conocedores de la ley, erraban grosera-
Misiones] para que éste, con sus Consultores, mente en sus juicios y sentencias.
vea lo que se ha de hacer con el delincuente, Los misioneros, como hombres de saber ju-
o determine que venga otro Padre a hacer la rídico, que tal era el Derecho Canónico, que
averiguación.3 todos habían estudiado, y como conocedores
Con esta prudencia obraban los Jesuítas profundos de la mentalidad e idiosincracia
en 1747, y un siglo antes, en 164.1, la Con- indígena, y como que no eran ni podían ser
gregación Provincial de ese año elevó al Ge· parciales, no hacían de fiscales ni de jueces,
ncral de Jos Jesuítas la duda siguiente: pero velaban muy de cerca a los que tenían
Duda hay de lo que será bien hacer en esos oficios.
nuestras Reducciones cuando los indios ma· No es verdad que constituían éstos la única
tan a otros, o cometen algún otro delito atroz administración de Justicia y castigaban a su
digno de muerte; porque en causas crimi· albedrío las faltas de los Indios, como con su
nales no pueden los Padres entender, y teuer desplante habitual, aseveró Bias Garay;1 pero
Corregidor español en el pueblo, qu e los cas- es indudable que eran ellos Jos que contro-
tigue, tiene muchas y graves dificultades. Lle. laban y asesoraban a las autoridades indíge-
varlos presos a los Gobernadores también. nas, esclareciendo mejor los hechos, redu·
Dejarlos sin castigo, parecerá mal. Contentar- ciendo o aumentando el castigo. La autoridad
se con sólo desterrarlos es poco, ); tomarán estaba en los indígenas, no en el misionero,
otros avilantez para cometerlos con daño del pero éste, como padre de la gran familia, que
bien común e infamia de nuestras Reduccio- tal era una Reducción, intervenía indirecta
nes que lo sufren; y se desea la dirección de pero eficazmente, a lo menos en los casos
Vuestra Paternidad, advirtiendo que han sido más dificiles.
los indios muertos a manos de otros, diez o Curioso documento es el que, a este pro-
doce, y el castigo que han tenido ha sido de pósito, hallamos en el llamado Libro de Con·
30 ó 40 azotes. sultas, ya que a Jos 20 días de agosto de 1744,
La respuesta del General de los Jesuitas reunidos los Curas misioneros con el Provin-
fue ésta: Yo me inclinaba a que los que CO· cial, preguntó este qué providencias se podían
metiesen iguales delitos fueran castigados con tomar para embarazar los hurtos y hostilida...
S/TUACION )Ufi/DICA DE LAS REDUCCIONES

des que se experimentan en la estancia de inteligente que los demás componentes de esa
San Miguel, causados por alguno; vagabttn· familia, y que amaba y se preocupaba por el
dos; y todos respondieron que al presente no bienestar de todos y de cada uno, y como ésto
se podían dar providencias más oportunas y le era harto notorio, todos y cada uno le
eficaces que las que tenía ya dadas el Padre amaba entrañablemente y recibía de su mano,
Superior. Con esta ocasión se trató sobre qué así el premio como el castigo. Si el padre
se debía hacer con éstos que hacían tantos tiene poder para castigar a sus hijos y el
daños y a veces muertes en nuestras estan· maestro lo tiene para castigar a sus alumnos,
Cias, en caso que nuestros indios los pren- pudiendo hasta echarle de la escuela, los Mi-
diesen y asegurasen. La razón de dudar fue sioneros, padres de esa familia~ llamada Re-
.ésta, ¡/Jorque· el lfevarlos presos a Buenos ducción, y maestros de . esa gran escuela de
Aires, como lo tenía mandado el Sr. Gober- virtud y civismo ¿por qué no habrían de
nador, era muy costoso a las Misiones, y des- tener análoga autoridad?
pués de llevarlos, allí, se pedían tales testi- Se ha dicho que los Jesuítas, al intervenir
monios y condiciones para castigar al reo, que en la imposición de penas en causas crimi-
no era posible ejecutarlas, y así no se veía el nales, ejercían una facultad característica de
castigo que merecen, ni el fruto que corres~ la soberanía. Pero como escribe Torralba de
pendía a tantas y tan costosas diligencias, y Dormer, es ésta una argucia deslumbrante,
consiguientemente ni la enmienda en los da~ pero sin consistencia, ya que, por voluntad del
ños y hosiilidades que padecen los pueblos. Rey, no podía haber en las Reducciones otros
Por tanto fueron muchos de parecer, que Corregidores que Jos indígenas, asesorados por
el que fuese sorprendido y preso de nuestros sus misioneros. La reparación del orden social
indios en tales delitos, se encerrase en alguna infringido por el delito es de Derecho Natu-
cárcel segura de nuestros pueblos. y si la· ca- ral, por 4onde no pudiendo repararse por las
lidad del delito'. lo mereciese, se tenga en cár~ vías ordinarias, correspondía hacerlo a quie-
cel perpetua, porque de otra suertt: harán en nes, por la voluntad del mismo Rey, tenian
los indios y en sus haciendas todos los daños bajo tutela aquellos pueblos de indios. Esta
que quisieren, con la seguridad de que nin- concesión del Rey, agrega Torralba, llevaba
guno los castigará. . 6 im.plícita, la delegación de su facultad juz-
En esta misma consulta se tocó también gadora, pero como complemento y recurso
otro punto relacionado con Ja policía y jus- de la que correspondía a sus justicias ordina·
ticia misionera, pues se propuso si sería con- rios, y que así se sobreentendió siempre por
veniente restituir al estado a que habían lle- una y otra parle, lo demuestra el hecho de
gado en algunos pueblos los cotí-guazús, o que los mismos Padres miJioneros recurrieran
casas de recogidas, según lo que dejó orde- repetidas veces ante las Audiencial·, y que los
nado el Padre Provincial Luis de la Roca, Gobernadores juzgaran y penaran a su antojo,
para que viviesen allí seguras de peligros las siempre que lo creyeran oportuno}J
viudas y huérfanas, y fuesen asimismo casti~ Pero dejando de lado este punto jurídico,
godas y recogidas las que habían dado nota digamos que es inverecundo el afirmar, como
de su proceder. Tres dijeron que había algu- lo hace un periodista paraguayo, que la pena
na dificultad en la práctica de dichos cotí- de azotes, que era la más común y casi única,
guazús; todos los demás fueron de parecer era aplicada con crueldad rayana en barbarie.
que se entablasen, y cuidasen de ellos con Lo mismo se desnudaba para recibirlos, al
especial cuidado y atención los Curas, y que hombre que a la mujer, sin que valiese a
así se suavizaría la práctica y dificultad que ésta la más avanzada preñez. Muchas abor~
podían tener las indias en ese retiro y suje- taban o perecían a consecuencia del brutal
ción; si bien añadieron dos, que no ero razón castigo; nadie lo recibía sin que su sangre
obligar a esa reclusión a las que vivían bien tiñera el látigo o saltaran sus carnes en pe-
y no se temía abusasen en adelante de su dazos, porque para hacerlo más doloroso se
liberlad• empleaba el éuero seco y <. duro sin adobar.
Conviene no olvidar que las Reducciones En ocasiones dejábase caer lacre o brea hir~
no eran, corno lo eran los pueblos españoles, viente sobre las carnú del reo; y para cercio·
un aglomerado de vecinos, sino que cada una rarse de que no había fraude en la aplicación
de ellas era una gran familia, con un hombre de la pena, presenciábanla a veces los Padres,
al frente, incomparablemente más capaz e que tan dulcemente regían su amado rebaño.1
LA POLTC/11 Y LA JUSTICIA EN LAS MISIONES

Entre las innumerables tropelías antihistÓ· sus oficios, principalmente cuando están· con-
ricas de Bias Garay ninguna hay tal vez de firmados por lo.r G"bernadores.
tanto escaso pudor y de tanta saña antijesuí- Si algún indio diere escándalo notable en
tica, como la que acabamos de transcribir. alguna Reducción, el que lo tiene a su cargo,
Ni consta en parte alguna que el cuero era con parecer de su compañero, le puede cas-
seco y sin adobar, ni hay la más leve refe- tigar conforme al delito, para quitar el es-
rencia al supuesto lacre o brea hirviente, ni cándalo. Pero no se haga castigo grave sin
consta que, en ocasión alguna, haya estado convenir en él entrambos compañeros, y no
presente el Cura. Todo ello es ficción de la conviniendo se acudirá al Superior. 9
afiebrada mente del novelista y libelista pa- Tal era la legislación jesuítica en este pun-
raguayo. . to, y a ella se acomodó siempre y en todas
Es posible, sin embargo, que en tantos pue- partes el proceder de los misioneros, aunque,
blos y en el decurso de tantos años, llegaran a o por descuido de éstos, o por error en los
acaecer algunos excesos, pero como lo prueba mismos y hasta, tal vez, por falta de pacien-
el mismo Bias Garay, con las órdenes de los cia y tolerancia por parte de alguno de ellos,
Provinciales que rita como pruebas de su ~e llegaran a cometer algunos abusos o ex-
aserto, esos casos fueron no la regla general cesos. Estos no eran sino casos excepcionales.
sino la excepción, como cualquiera puede Como indicamos arriba, el castigo que re-
ver leyendo sin pasión Jos tales documentos. sultó casi el único, en todos los pueblos, fue
Ellos, lejos de probar lo que asienta con tan~ el de los azotes. O tendido en el suelo, boca
to énfasis el periodista paraguayo, prueban abajo, o atado al rollo, de cara al mismo,
a todas luces lo contrario. era azotado de la cintura para abajo, según
Las normas a seguir en esta materia ya las la falta o el crimen. El número de azotes
estableció, en la primera mitad del siglo variaba entre 10 y 130. Casi no hay otro cas-
XVII, el Provincial Durán Mastrilli: En las tigo que el de azotes, como a los niños, es-
Reducciones nueVas donde hay pocos cristia- cribe Cardiel, y agrega que de medio cuerpo
nos, no ._haya castigo de ningún género, y abajo [como a ellos], que no son capaces los
disimúlese con paciencia por no hacer odiosa indios de mas.
la fe a los infieles, y donde hay muchos cris- Era cosa de ver, y lo advierten Cardiel, Pe-
tianos, tampoco haya castigo, sino en caso ramás, Escandón, Muriel y otros misioneros,
muy raro, y ése sea muy leve; en las Re duc~ cómo así chicos como grandes se sujetaban
ciones antiguas de cristianos, si están en Pro- con toda presteza a recibir el castigo de los
vincia de infieles, donde se espera su conver- ~zotes, cuando eran condenados a recibirlos.
sión, no haya castigo sin dirección del Supe- Estoy viendo al presente en este pueblo, escri-
rior de las Reducciones. Procuren los Padres hía Gómez Freire a la corte de Lisboa, desde
no ser rigurosos en los castigos ordinarios, San Angel a 26 de junio de 1756, cómo e/
para ganar nombre de Padres amorosos. En Padre Cura manda a los indios que se tiendan
ninguna Reducción se pon~a cepo, sin orden en el suelo, y sin más ataduras que el respeto
expresa del Padre Provincial, y cuando le que le tienen, reciben veinticinco azotes, y
haya, no esté en nombre de los Padres. si,¡o levan tándose en seguida, van a darle las gra-
en nombre de los Capitanes y Alcaldes, para cias, y besarle la mano. 10
que si fuese posible se diga que ellos castigan Provenía este rendimiento de la reverencia
y no los Padres, que nunca han de castigar que los Guaraníes tenían al sacerdote, y ro·
de su mano.8 bustecíase con la c:ostumbre de ver, desde la
Entre las Ordenaciones del Padre Altami- :üii.ez, como cosa ordinaria! el castigo de los
rano, aprobadas por el General de la Compa- ~zotes, y mucho más por la firme persuasión
ñía de Jesús, Juan Pablo Oliva, Icemos : en que estaban de que el darle azotes, por
A los caciques principales no se castigue en más que les doliera, era una muestra cierta
público, y procedan algunas amonestaciones; de cariño. Apenas se creerá en la realidad de
a los cuales se procu re mostrar estimación, esta persuación, y sin embargo, no hay cosa
honrándoles con oficios y con el vestido con .más cierta. El franciscano Parras, refiriéndose
alguna singularidad, már que sus vasallos. · .a la época posterior a la Jcsuística dice a este
Y a los Corregidores y Alcaldes no se podrá propósito en la relación de sus viajes a Co-
castigar sin licencia del Superior. A los cua- rrientes y al Paraguay: Han concebido con
les, sin su orden, no se han de despojar de tanta tenacidad esto de que el castigo es uno
376 SITUACION }URIDICA DE LAS REDUCCIONES

señal de amor, que sucede cada instante lle- más se volvió a pensar en la conveniencia de
gar un indio al cura con grandes quejaJ establecer la pena capital. No se hizo, por
porque no le mandaba castigar, y que era considerar a los indios como menores de edad,
señal que no le quería;> y verse precisado el y se resolvió aplicar a los tales 80 azotes y
cura a mandar que le diesen veinte y cinco ponerlos en el cepo, como se había acosttlm·
azotes, los cuales siempre se dan en medio de brado hasta entonces, Existió lo que se Jla.
la plaza. maba cárcel perpetua, pero no era sino en el
Había efectivamente en el centro de la pla- concepto de los indios, pues estaba mandado
za, en cada pueblo, una columna de piedra que cuando más, pasados los diez años, se
rematada por una cruz, a la que se daba el buscase un motivo plausible para indultar al
nombre de rollo, y a esa columna eran atados reo, aunque para no disipar el efecto que de-
Jos que habían de sufrir algún castigo o eran bía producir este castigo. no se había de
expuestos a la vergüenza pública. Los casti- hacer nada por quitar a los indios su juicio
gos no podían darse en otra parte sino en el de ser cárcel perpétua.
rollo, o en las cercanías del rollo, y con eso El homicidio era penado con 80 azotes;
se evitaba que los Alcaldes o Corregidores, con 30 a 60 azotes los pecados impuros, que
castigaran de inmediato alguna travesura o se hacían públicos; con menos azotes Jos de
irregularidad, excediéndose por la pasión o hechicería, y a estos tres grupos pertenecían
por su cortedad mental. Dándose en el rollo. todos los crímenes que se solían cometer, aun·
estaba ahí mismo el Misionero para contro· que hubo épocas en que aparecía la borra-
lar el castigo y reducirlo a sus justos Jímites. 11 chera y causaba víctimas. Así en 1747 en los
También había cárcel en algunos pueblos, pueblos de Santa Rosa y de Nuestra Señora
para castigo de crímenes de mayor monta. La de Fe, ambos en territorio actualmente pa·
cárcel tomaba entre loS Guaraníes el nombre raguayo y que tenían mucho intercambio con
del cepo, llamado iblraquá, (ibirá, palo; quá, la Asunción, se dieron casos lamentables. Por
agujero) ; y la cárcel se llamaba ibiraquaroga eso, en 22 de mayo de ese año, había orde·
(ibiráquá, cepo; oga, casa) la casa del cepo. nado Nusdorffer que no se deje sin ejemplar
Custodiaba los presos el alguacil de la cárcel, castigo el indio, en quien se reparase exceso
íbíraquayá. El rollo era el íbírá yopoquahá, en beber aguardianle o vino, que ellos suelen
(ibirá, palo; quá o quahá, atar; po, mano: hacer de maíz o frutas, y en Nuestra Sei\ora
palo o columna donde son los hombres atados de Fe disponía que no ·se deje sin castigo al
por las manos) . indio que se sintiere lomado de bebida, aun-
Ignoramos en qué tiempo preciso se intro· que no llegue a privarse. En las Doctrinas,
dujo la cárcel: pero es cierto que ya existía agregaba Nusdorffer, se les afee este vicio,
a fines del siglo xvn, pues de ella habla el amenazándoles que se les quitará la fiesta del
Reglamento de Doctrinas, aprobado por el Pueblo, si no hubiese enmienda; y a los cua·
Padre Tirso Gonzálcz. tro Regidores se les encarga velar sobre este
Más de una vez se pensó seriamente en punto y cumplan con su obligación. 12
aplicar la pena de muerte, pero nunca se Vamos a terminar es te capítulo recordan·
llegó a ello. Los homicidios, según todas )as do que eran no pocos los pleitos que surgían
leyes de cn~onces, vigentes en los países euro- entre unos y otros pueblos por intereses en·
peos, imponían la pena suprema por esos crí- contrados, ya respecto de la propiedad de
menes, pero los misioneros nunca se avinieron tierras, ya concernientes a la de ganados. A
en ello, y las autoridades españolas, que te- lo menos desd e mediados del siglo XVII
nían jurisdicción sobre las Reducciones, como señalaban los Provinciales, por tres o más
el Consejo, las Audiencias y los Gobernado- años, a los Padres que habrían de ser los
res jamás exigieron su aplicación. jueces en estos casos. Así en 1714 se seña·
En 1741 y 1742 no tanto en los pueblos
laban tres jueces para pleitos de los pueblos
cuanto en las estancias de Jos mismos, se co·
metieron varios asesinatos, pero en todos los de arriba, y otros tres para Jos pueblos de
casos, menos dos, las víctimas eran portu- abajo, y así se fue haciendo hasta 1767. Exis·
gueses, considerados como enemigos declara· ten aún no pocos de Jos expedientes relacio-
dos de los guaraníes y como ladrones del nados con estos pleitos y es notable la forma
ganado de Jos mismos. No obstante: la alar- empeñosa con que Jos jueces realizaron su
ma fue grande entre los misioneros, y una vez cometido y emitieron su fa11o, confirmado y
COMO PAGAR EL TRIBUTO AL REY 377

hecho efectivo, en todos los rasos, por el Pa- por el borrador (que se guarda original) de
dre Provincial. dichos apuntamientos, según lo aviJaban, iba
Entre San Miguel y Mártires surgió un disponiendo· el Visitador las Ordenanzas, que
pleito sobre posesión de tierras y los misione- salieron tan acertadas. El historiador sueco
ros de ambos pueblos apoyaron el parecer de Magnus MOmer ha sido el primero en dar
sus respectivos indios. La causa pasó a los a conocer este testimonio de Lozano, del que
Jueces de turno, Padres Diego Suárez, Luis no se percibieron Hernández, Astrain, Gan-
Gómcz, Alejandro Balaguer, Miguel de Ca- día, Bagú, Sierra, ni nosotros mismos en
brera y Fernando García. A lo menos cuatro nuestro trabajo sobre el tema.
da ellos se trasladaron a los dos pueblos, ha~ Por las Ordenanzas de Alfaro quedaban
blaron con los indios, examinaron los mapas suprimidas las encomiendas, pero los indios
y títulos de propiedad, y a 5 de octubre de podrían de su voluntad concertarse para
1676 fallaron de suerte que fue a satisfación otros servicios, especialmente para bogar las
de todos: lo cual admitieron unánimes y con- balsas, pero en ninguna manera se les per-
formes los dos Padres [Curas de los dos pue- mitía, aunque lo hicieran por su propia vo·
blos] y los Indios de dichas dos Doctrinas, y luntad, concertarse para ir a Maracayú, a
se agrega al fin del expediente esta expresiva sacar yerba, por las muchas muertes y daños
salvedad: se le dejó a un indio de Mártires que de este trabajo se seguían. Había, sin
gozar de por vida una chacra que caía dentro embargo, en las Ordenanzas un artículo, al
del territorio de San Miguel. Así era la Jus- que se ha prestado poca atención, y es aquel
ticia en las Reducciones de Guaraníes. por el que Jos indios, que no podían pagar
el tributo o tasa, podían prestar servicios du·
rante treinta días a los españoles. Esto era
38- Cómo pagar el tributo al Rey. la llamada mita,3 que significa turno, por el
que un número de indios, elegidos por sorteo,
Ya hemos consignado en otro capítulo lo acudían a los trabajos públicos. Como vere-
que había de bueno, y aún de muy bueno, mos más adelante, la mita trajo no pocas
en el sistema de las encomiendas, pero advcr- consecuencias desagradables para los Misio·
timos también que la teoría distó mucho de neros Gueraníes.
la realidad, ya que ésta fue una verdadera es· Para que la mita fuera efectiva, las Reduc·
vlavitud. Consignamos también rómo fueron ciones a fundarse se habrían de ubicar en tie-
los jcsuítas los más decididos enemigos de est: rras de los españoles, de quienes podrían ser
sistema y cómo, muy especialmente a ellos, mitayos, o cerca de ellos, y cada una habría
se debió que quedaran reducidas a la nuli- de tener su Iglesia y su Cabildo, y éste habría
dad, en r1 Turumán y en el Paraguay, y de tener cierta autonomía. Mucho dudamos
cómo, por esa causa, fueron ellos tan inicua- que los Padres Diego de Torres o Lorenzana
mente tratados, que tuvieron que cerrar al- sugirieran este tipo de Reducción mixta. Por
gunas de sus casas. Se les llegó a considerar otra parte, los mitayos estaban libres para
romo reos de lesa magestad, pues combatían escoger la persona, a quien prestar sus ser-
lo que los Reyes expresamente habían apro- vicios, y el salario señalado era de un real
~bado. Por obra también de Jos jesuítas, la y medio por día. Los indios, que salían de
Audiencia de Charcas, envió a uno de sus las selvas y constituían Reducción, no tenían
Oidores, Franrisro de Alfara, al Río de la que pagar tributo durante los diez primeros
Plata, ron la autoridad de Visitador. Llegó años. Por la fuerza, no se debía obligar a
a la Asunción, en septiembre de 1611, y allí los indios a constituir pueblos, ni a efectuar
publicó la primera versión de sus Ordenan- la mita, si no pertenecían a Jos mismos.
zas, las que estaban basadas sobre apuntes
Aunque estas y otras disposiciones conte-
del Padre Diego de Torres, y de otros jesuí-
nidas en las Ordenanzas, no llegaron a acabar
tas. Lozano lo dirc claramente: 2 En este par-
ticular se valió principalmente del consejo y
ron los abusos, de que eran objeto Jos indios,
dirección del Padre Provincial, y del Padre ellas contribuyeron a tranquilizarlos, y se dice
M arciel de Lorenzana, encomendándoles que que el Padre Lorenzana manifestó que las
fuesen apuntando las cosas más conducentes encomiendas eran ]a ruina de las posibles
al remedio de los males, y entable de la refor- misiones y que hasta había salvajes que se
mación deseada. Y como se reconoce ahora negaban a hacerse cristianos por miedo de esa
378 S/TUACION JURIDICA DE LAS REDUCCIONES

esclavitud. Se aducía el testimonio del Caci- cosa honrosa. El que pudieran ellos escoger
que Tabacumbú, en ese sentido sus encomenderos era también cosa fea, ya
Si Jos indios en el Paraguay recibieron con que se les ponía en un mismo plano con los
júbilo las Ordenanzas de Alfaro, no las vie- caballos, que están a merced del primer ji-
ron con buenos ojos los españoles, como es- nete, que los quiera tomar, El servir, como
cribía el Padre Diego González, rector que antes servían, era lo más honroso para ellos.
fue del Colegio de la Asunción: Esta es la El mismo AJfaro, que examinó a no pocos
materia y la causa, escribía él, por que ago- indios en la Asunción, comprobó esta rea-
nizamos por la verdad. Heme detenido en lidad.
declararla por quitar la equivocación que Los indios, que se reducían a pueblos o1
hay, pensando que podemos exceder u ofen- Reducción, como arriba dijimos, no estaban
der al Rey o justicias o gobierno bueno, que obligados a pagar tributo, en los diez prime-
no puede ser por lo dicho. Solamente mili- ros años, y como en 1620 las Reducciones
tamos contra el vulgo ciego y engañado de más antiguas cumplían ese período de años,
pasión y de codicia, y contra algunos gober- los vecinos de las existentes en el Guayrá y
nadores ya pasados, que, por su ignorancia Paraguay, pretendieron valerse del trabajo
y remisión, se iban con el vulgo y contra las de los indios misioneros. Los Jesuítas pensa-
cédulas del Rey. Más ahora con tsta visita, ron entonces en lo que habían acariciado
el Gobernador nuevo y el que acabó .• que muchos años antes: poner a sus indios en
están presentes, van con nosotros, y aun el cabeza del Rey, o encabezados en la Corona,
vulgo conoce que les predicamos la verdad, constituyéndolos vasallos de Su hfajestad, lo
mas sienten mucho el granillo que les qflita- mismo que los demás españoles, con las mis-
mos, y quéjanse que nosotros hemos traído mas obligaciones y con los mismos derechos
ese Visitador, y le ayudamos a hacer las Or- que ellos. Lo único que les incumbía en este
denanzas que tanto loJ destruye, y por ésto caso era pagar anualmente el tributo d e
nos tienen aborrecidos y nos levantan mil tes- vasallaje en efectivo en las Cajas reales.
timonios, y nos han quitado las limosnas, has- La Congregación Provincial de 1620 pen-
ta no querernos vender lo que vamos a com- só en la conveniencia de poner a los indios
prar para comer. Mas damos gracios a Dios en cabeza del Rey, pero reconoció los graves
que no nos faltan algunos amigos que nos inconvenientes que en ello había, ya que por
la dan .3 una parte no era fácil obtener en condicio-
Hoy, a los dos siglos y medio, de la com- nes favorables el necesario metálico con que
posición y publicación de las Ordenanzas, nos pagar el tributo, correspondiente a tantos in-
atrevemos a manifestar que produjeron más dios, y por otra el alboroto de los españoles
albQrotos que beneficios. Evidentemt'nte el que esperaban aprovecharse del trabajo de
Visitador Alfaro tuvo buenas intenciones, y los indios sería grande. Pero en agosto de
oyó a los que estaban contra las encomiendas ese mismo año de 1620, la Real Audiencia
y a los que estaban a favor, y quiso compla- de Charcas dio una provisión, poniendo a los
cer a unos y a otros. Aparentemente favore- indios misioneros en cabeza del Rey, pero
ció más al partido que era contrario a las los encomenderos, que esperaban con ansias
encomiendas, y efectivamente favoreció a los el valerse de esos indios morigerados y cul-
que las consideraban necesarias. El artículo tos, obtuvieron que los dos Gobernadores,
61 borraba los 60 anteriores y reducía a la Luis Céspedes Jeria, del Paraguay, y Fran-
nulidad los 24 siguientes. Por cuanto, como cisco de Céspedes de Buenos Aires, se opu-
está dicho, por ahora los indios rehusan pa- sieran o lo resuelto por la Audiencia, ale-
gar la tasa, les mando que los que no la gando que ellos, por sus cargos, tenían el
quieran pagar, sirvan como ellos han hecho, derecho y el deber de distribuir a esos indios
a sus encomenderos, como hasta aquí, y el a los vecinos más beneméritos. Contra la
encomendero entienda que en lugar de tasa, súplica del Gobernador del Paraguay, el
puede llevar treinta días de tributo en cada Fiscal de la Audiencia pidió que se cumplie-
un año:' se la palabra real, dada a los indiios, como
Siendo los indios tan fáciles de ser enga- constaba en los autos, y el Tribunal 5Cnten·
ñados por los españoles, éstos les llegaron a ció en favor de los indios en el juicio de
persuadir que la tasa o tributo era cosa igno- vista, y se ventiló en esa coyuntura la causa
miniosa, mientras que el servir a ellos era escandalosa de los enormes agravios e ini-
COMO PAGAR EL TRIBUTO Al. REY

quidades cometidas por el Gobernador Cés- lerse de los indios misioneros, y asi apoyó,
pedes Jeria, quien, teniendo contrato hecho desde que asumió el cargo de Gobernador,
con los Mamelucos del Brasil, entraba con las pretensiones de los encomenderos. Para
ellos a la parte de las ganancias que produ- dar visos de legitimidad sostuvo el Procura-
cía la venta de los indios, que cautivos ha- dor que envió ante la Real Audiencia de
bían llevado a su Provincia y los vendían Charcas, que a excepción de los pueblos de
como esclavos en el Brasil; y como si este le Acaray y de lguazú, los demás habían sido
pareciese pequeño crimen, añadía el de obli- establecidos por las armas de los conquista-
gar por fuerza a que fuesen devueltos a dores y no por la predicación de los Padres.
aquellos piratas los infelices indios que, con y por ende los indios de esos pueblos debían
la fuga, lograban escaparse de sus manos. El servir a los descendientes de los conquistado-
Gobernador fue depuesto por sentencia judi- res. Según ellos ni San Ignacio Guazú, ni
cial, condenado en cuatro mil pesos y costas, Itapúa, ni Corpus, ni Loreto y otros no po-
e inhabilitado para cualquier empleo por cos pueblos, podian ponerse en cabeza del
seis años. Su conducta mostraba cuán injus- Rey.
tos intereses habían movido la súplica de la Tratado el asunto en la Audiencia de Chu-
Provisión, de no encomendar los indios con- quisaca, alegó el Fiscal las muchas nulidades
vertidos sin armas; y así: aunque su procu- y violencias cometidas por el Gobernador en
rador apeló de la nueva Provisión, dada a la instrucción del informe; y pidió que se
la súplica vista, se confirmó la misma sen- suspendiese la resolución hasta que fuera a
tencia en revista, y se expidió en 23 de agos- visitar la provincia algún Oidor. Mas la
to de 1633 la Provisión real que libraba, así Audiencia, sin hacer aprecio de la petición
a los indios del Paraná, romo a los del del Fiscal, sentenció, en 16 de setiembre de
del Guará y Uruguay, de ser encomendados. 1636, que se encomendasen Jos indios de
Estando así la~ cosas, los jesuítas no aca- Corpus e Itapúa a los vecinos del Paraguay,
baban de uniformar pareceres en este punto si es que alguno tenía título legítimo para
delicado y en 30 de noviembre d" 1633, el ello. Agregó, no obstante, una condición :
entonces General de la Compañía escribía al que no hubieran de pagar tributos a sus en-
Provincial del Paraguay y le manifestaba comenderos en servicio personal, sino que
que el punto de si los indios conviene que pagasen en sus mismos pueblos la tasa que
estén en cabeza del Rey o de los españoles, se les señalara, sin que nadie les pudiese
es problema muy dificultoso de decidir. por- obligar a salir de allí ni enterar el tributo
que por una y otra parte hay razones a que en otra parte. Esta sola condición, que el
no es fácil satisfacer. En el Río de la Plata Padre Francisco Díaz Taño hizo que se de-
había Jesuítas, como los Padres Lorenzana y clarase muy explícitamente en tres respuestas
Durán Mastrilli que eran de parecer que no a otras tantas dudas suyas bastó para que
se pusieran en cabeza del Rey. Preveían sin ninguno de los que, con tanto empeño, ha-
duda lo que costaría pagar el tributo anual. bían litigado rn aquella causa, pretendieran
Tenían, además, la experiencia de los Fran- encomienda alguna ni el Corpus ni en Ita-
ciscanos de Méjico, la que no les fue muy púa; de suerte que en su carta de 22 de
favorable ii, octubre de 16:-)8, manifestaba con extrañeza
Con anterioridad a esta misiva del Gene- al Consejo de Indias el Oidor Valverde que
ral de la Compañía, y para ir por pai)OS en "se había despachado ejec utoria para que
es ta materia tan espinosa, habían obtenido los indios de las Reducciones de ltapúa y
los Jesuitas una Provisión Real del Virrey Corpus Christi los encomendase el C'.oberna-
del Perú, del 28 de Mayo de 163 1, ordenan- dor de esas provincias en personas benemé-
do guardar la promesa dada a los indios de ritas. . pero que no se habían valido de ella
no servir a los españoles, y como si esto no <'n veintidós años. Era que lo que pretendían
bastara, se obtuvo, en igual sentido, una no era la encomienda según la ley, sino el
Real Cédula, suscrita en Madrid, a 23 de servicio personal, prohibido por todo dere-
Febrero de 1633. cho, el mismo que ahora les es torbó ]a Au-
Todo ello era menester) ya que el sucesor diencia con aquella cláusula, conforme a las
de Céspedes y Jeria, en el gobierno del Pa- Cédulas y provisiones reales 6 •
raguay, y le sucedió el General f\1artin de Perdieron por entonces el pleito los que
Ledcsma Valderrama, estaba ansioso de va· querían valerse de los indios de las Reduc-
!80 STTUACTON ]URTDTCA DE LAS REDUCCIONES

·- dones, pero siempre ambicionaban tenerlos todas las Reducciones de esas provincias corra
a su servicio y fue nada menos que un Obis· una misma regla, siendo los indios de ellas
po, Monseñor Bernardino de Cárdenas, tributarios míos. A.
quien más hizo para complacerlos. Este hom- El otro punto que establecía la Real Cédula
bre atrabiliario que ocupó la sede de la de 1661 y estaba ya mandado desde tres años
Asunción en 1640, se propuso dos cosas, antes, era que los indios. entre los catorce
entre otras: expulsar de las Misiones a JO& y cincuenta años, pagaran el tributo de un
Jesuítas y sustituirlos con sacerdotes secula- peso por cabeza. Era algo muy legítimo en
res. y encomendar a los indios misioneros a sí, pero que resultó harto engorroso. Como
los españoles. A su juicio se hacía a éstos se había divulgado tanto la calumnia de
una grave injusticia impidiéndoles valerse que los indios no eran vasallos del Rey, sino
del trabajo de los indígenas. Por sí y por sus propiedad exclusiva de Jos Jesuítas, quien<"s
procuradores pintó la situación desoladora los explotaban a su arbitrio, y de que el Es-
en que se hallaba el Paraguay, ya que no tado no percibía ninguna utilidad de las
era dado hallar ni un indiecito para llevar Reducciones gobernadas por los jesuítas, de-
agua o leña a los beneméritos descendientes seando refutar de hecho tales imputaciones,
de las heroicos conquistadores. y tenían que el Padre Antonio Ruíz d e Montoya in!tistió
ir las doncellas nobles a buscar agua al río. repetidas veces, ya en América, ya cuando
Felizmente Fray Bemardino frarasó en su fue a Madrid, en qu<" se determinase el ra-
doble intento, como ya manifestamos más zonable tributo que aquellos pobres indios
~ extensamente en otro capítulo. habían de pagar a Su Majestad. Se precis6
Para prevenir futuras sorpresas, obtuvie- el nÚm<'rO de tributarios, excluyendo a los
ron los jesuítas otra Provisión real del Virrey niños y a los que desempeñaban d<:>termina-
del Perú, Conde de Salvatierra, dada en dos oficios, y en ruanto al modo de pagar
Lima a 21 de junio de 1649, ejecutoria de tributo el Padre Montoya propuso una idea
la Cédula Real de 14 de febrero de 164 7, que verdaderam<"ntc fue desacertada: Se les
Có'll lo cual eran declarados los indios de las podía poner de tributo, escribe en un Me-
Doctrinas por pertenecientes a la real Corona, morial, un peso de ocho reales en cada un
y por presidiarios del presidio y opósito de año, a cada indio, de los que conforme a
Jos Portugueses del Brasil, ordenándose que ordenanzas deben pagar tributo y no en es-
por ahora sean relevados de mitas y servicio pecies de sus cosechas D.
personal, puesto que asisten en dicho presi- Desacertada considera Astrain esta propo-
dio, en que se juzga estar bastantemente sidón de Montoya, por cuanto no había mo-
ocupados en el servicio de Dios y causa pú- neda en estas regiones del Río de la Plata,
blica 1 . y todo se hada trocando unos productos por
Para la ejecución de estos despachos en- otros. Era la llamada moneda de la tierra.
vió la Real Audiencia al Oidor Don Juan Sin duda pretendió Ruíz de Montoya pagar
Blásquez de Valverde, quien Jos llevó a efec- ese tributo ron el dinero que, por sínodo, se
to en 1657 y 1658, aunque dio lugar a que debía dar a los misioneros. Un peso de ocho
los encomenderos de Corpus y de ltapúa rcalrs en tiempo de Montoya equivalente a
pudieran renovar sus peticiones. Pero el 6 pesos rn moneda de la tierra. Blásquez de
Consejo de Indias, por real cédula del 26 Valverdc, cuando pasó de Visitador al Pa~
de octubre de 1661, dispuso dos rosas: raguay, dispuso en un exhorto al Superior 1
Póngase en la Corona Real todos los 1ndios de las Misiones que~ en conformidad con la
de las Reducciones y que paguen tributo de ordrn dada en Lima, en 1649, todos los in-
un peso los de catorce a cincuenta años. dios habían de pagar los dichos orho reales
En cuanto al primer punto, ordeno pon- en plata acuñada y corriente a Jos dichos
gais todas ellas (las Reduccines de Paraná, Ofirialcs Reales, desde el fin de junio de ese
Uruguay, ]talines y Tape] en mi Corona Real año.
y que aunque se hayan encomendado algu- Esta fue una dura ley para los misioneros,
nos de los indios de ltapúa y Corpus Christi ya que no tenían otros recursos que los que
a personas particulares, hagáis de ellos la daba la yerba, y para reunir lo necesario
misma incorporación, para que luego que para pagar el tributo era menester venderla
vaquen se ejecute, sin que se puedan volver y para esto llevarla a Santa Fe o Buenos
a encomendar de nuevo, de suerte qu~ en Aires. No era propio de religiosos entrar en
COMO P-iCAR EL TRIBUTO AL REY 381

estas transacciones comerciales, pero los in· porque se van haciendo odiosos a sus feli-
dios eran totalmente ineptos para las mis· greses, obligándolos a subir por el Paraguay
mas, y acabarían por quedarse sin yerba y y Uruguay arriba más de cien leguas para
sin dinero, aunque sí con algunas baratijas beneficio de la yerba y conducirla a cuest~
inútiles al bien común. En un informe sobre muchas leguas de grandes pantanos y espe-
el asunto, escribía el entonces Provincial, suras, hasta ponerla en las balsas y canoas,
Cristóbal Gómez: Hno hallan los indios sa· con riesgo de los indios, y de enemigos, y de
lida ni venta de dicha yerba, por cuanto los tigres, a cuyas uñas han perecido estos años
mercaderes que bajan del Perú a comprarla, muchos indios, por causa de la yerba . ..
aunque al principio la pagaban con plata y Fuera de éstos incurrimos en la tacha de
a buen precio, con que dichos indios podían, mercaderes, se juzga que nuestro Procurador
con comodidad, pagar su tributo, hoy ya mo- es continuo mercader y que fuera de contra-
vidos de las ganancias grandes que tienen en venir a los sagrados cánones, defrauda, por
este trato, no la quieren pagar en plata, sino esta parte, los haberes de Vuestras Reales
que vienen cargados de cabos de tiendas y Aleaba/es, de que han nacido los libelos
cosas inútiles para los indios, como son bu· infamatorios y los clamores a vuestro Tri-
herías, trompos y cascabeles, cuentas, tafeta- bunal11.
nes de la China, cintas, puntas de mantas, Mucho se discurrió y escribió para aliviar
y cosas que no han tenido salida de ellos. a los indios en este punto. Se obtuvo una
Con esto quieren comprar la dicha yerba y Real Cédula, en 16 de setiembre de 1679,
no de otra suerte, y si acaso dar alguna pla- para que Jos indios pudieran pagar el tri~
ta, no quieren recibir la yerba sino es a un buto ron los géneros y frutos que poseían,
precio tan bajo, que jamás se ha visto, y di- pero esta Cédula no se aplicó, y fue necesa-
chos cabos de tiendas los venden a precios rio ir adelante con el peso molestísimo de
tan subidos, que lo que al prlncipio pagaban ejecutar aquellas operaciones para que los
por una arroba de yerba, hoy ni con un indios pagasen en plata y no en especie.
quintal se contentan. Luego los dichos indios Algunas ventajas y nútigacioncs se pudit"ron
no tienen salida de los géneros que les dan alcanzar con el tiempo, pero sólo fue a costa
de vuelta, con que vienen a padecer lesiones, de grandísimos esfuerzos y devorando amar·
no solo enormes, sino enormísimas 10 . guras, de que no podemos form~unos idea
La única solución que hallaron los .Jesuí- cabal en nuestro tiempo.
tas fue el establecer una procura en Santa Así quedó resuelto el pago del tributo, y
Fe, y otra en Buenos Aires, donde sujetos los indios como verdaderos vasallos del Rey,
capaces hicieran lo que no podían los indios. no tenían otras obligaciones, que la de de-
Estos recogían la yerba de Maracayú, en los fender las fronteras contra las maquinaciones
primeros tiempos, y después de sus propios de los portugueses. No pensaban así los es-
yerbales, la amontonaban en sus balsas, la pañoles, que no tt'nían ni un indiecito para
depositaban en Santa Fe o en Buenos Aires, traer agua o leña, aunque estaban rodeados
y así reunían d dinero para pagar el tributo, de indios salvajes, a los que podrían civilizar
y para comprar otros objetos necesarios en y utilizar después.
sus pueblos. Otro punto hubo que rausó también no
Como es obvio, la maledicencia se apro- pocos disgustos, y es que todos creían tener
vechó de esta solución para esparcir las es- derecho a valerse de los indios de las Reduc-
pecies más molestas contra los Jesuítas, pero ciones para las empresas más dispares, y si
éstos, que tenían a la sazón 27 pueblos bien bien se pudo acabar con esas pretensiones,
entablados, felices y prósperos, con más de cuando se trataba de personas particulares,
77.000 almas, no iban a permitir la ruina de no fue tan fácil, cuando eran instituciones o
los mismos. Así el Padre Tomás de Baeza, ciudades las que querían valerse de aquellos
escribía en 1672: es necesario vender los gé- indígenas.
rteros, no por neJ:ociación, sino por la nece· A principios del siglo XVIII fue la ciudad
sidad dicha del t1·ibuto y es tan robre de Buenos Aires la que rreyó poder disponer
uuestras fuerzas esta carga~ sobre estar ex- de los indios de las Misiones para las obras
puestos a tantas censuras y calumnia5, que públicas y aun para las particularrs y, al
ya los Padres gimen con ellas y han propuesto efecto, se ordenó que bajaran mil familias a
a su Provincial los procure aliviar de ella~ But·nos Aires, con este fin. Los jesuítas dcci~
382 S/TUAC/ON )URIDICA DE /.AS REDUCCIONES

didamentc se opusieron a este proyecto, y misioneros. Recogidas sus respuestas, que fue-
felizmente fueron secundados por las auto- ron dadas con juramento, las transmitió al
ridades civiles. Como uno de los argumentos, gobierno superior de Buenos Aires. Para
de que se habían valido Jos de Buenos Aires, muestra de Jo que dijeron los Padres, véase
para exigir este servicio personal, era que en la contestación del Padre Francisco Robles,
repetidas ocasiones los indios lo habían pres- dada en Itapúa, el 12 de julio de 1708:
tado, ya en Santa Fe, cuando la mudanza Juro in verbo sacerdotis, en forma de de·
de esta ciudad ~ ya en Montevideo, cuando recho, en cuanto a la primera pregunta: que
su fundación, ya en otras oportunidades: aun habiendo hecho varias entradas a los indios
con personas particulares, y los mismos jc- que llaman Tobatís, de lengua guaraní, ex-
suítas se aprovechaban de los servicios de sus perimenté en ellos tanto horror al español,
indios, para sus propias obras, aun fuera de que ni aun verlo querían, y era necesario
las doctrinas, el General de Jos Jesuítas, con asegurarles no había dt haber tspañoles1
fecha 1' de enero de 1707, dirigió al enton- donde ellos viviesen después de reducidos. Y
ces Provincial, Padre Bias de Silva~ una recia en lo que toca al servicio personal, ni aun
misiva, con los siguientes preceptos: se les podía mentar, porque snía poner la
Pongo precepto de santa obediencia, para m!;iión a riesgo manifiesto de su perdición.
que en esa Provincia, sus doctrinas, pu:blos Y así se entregan asegurados que han de ser
y reducciones se observen todas los cosas y libres en sus personas, sin servir a españoles
cada una de las siguientes por todos y cada algunos.
uno de los Nuestros. Lo primero, mando, en A La segunda preguntaJ digo, debajo del
virtud de dicho precepto, que ninguno .saque mismo juramento, que muchos se han con·
a los indios forzados y contra su voluntad de vertido debajo de La misma palabra y con·
sus territorios o pueblos, haciendo que vayan tr¡;to; y según la experiencia que tengo de
a morar en otros. Lo segundo, que ninguno los indios, si recelaran que no St! había de
les obligue a otro servicio personal que aquel cumplir lo prometido, nunca se redujeran .
a que están obligados a dar al Rey, cuando A la tercera y en la misma forma digo,,
en su nombre lo piden sus reales gobernado- que sé muy cierto el aborrecimiento que los
res, o quien tuviere su real autoridad. Lo indios tienen al servicio del español, y no
tercero, que ninguno de los Nuestros, inme· guardándoles dicha palabra, se imposibilitan
diata ni mediatamente, saque ni coopere a las conversiones de los infieles, como de suso
que se pida o saque a los indios rringún tri· llevo dicho y que los Padres (a quienes aun
buto, exceptuando solamente el que debe Los más bárbaros respetan) fueran tenidos
pagarse al Rey, o a quien tuviere su real por de poca o ninguna fe y corrieran peligro
autoridad, en -. cuanto la tuviere,. ora consista de sw vidas.
en yerba, dinero u otra cualquier tspecie en A La cuarta pregunta y en la müma forma
que sea el tal tributo. Lo cuarto, que no de juramento digo, que si los indios ya con-
!aquen los ministros, curas o cualquier otro vertidos en 30 pueblos, que tienen a su cargo
de los Nuestros que por cualquier causa o los religiosos de La Compañía de Jesús, sin-
razón están en las doctrinas o pueblos, ni tieran algo de mita o servicio personal al
coopere a que se saquen a los indios, limos- español, se puede temer prudentemente, no
nas para otros pueblos, reducciones o doctn· digo que se r:etiren al monte, que éso es lo
nas. Ni para las fiestas de sus propios pue- de menos, sino que se levanten, y de amigos
blos sea lícito a los ministros recibir otras se hagan enemigos, especialmente reconocién·
limosnas que las que Los indios voluntaria· dose ellos superiores a las fuerzas del espa-
mente ofrecieren 12_ ñol, y _que mediante su valor viven Los espa ..
En el Paraguay, los Jesuítas representaron iioles seguros de los enemigos, con quienes
vivamente el gravísimo perjuicio que el pro- se podía temer hiciesen liga, si bien por sí
yecto de llevar mil familias a Buenos Aires solos sobraban para destruir estas provincias,
había de acarrear a las misiones. El Padre si el amor entrañable que tienen a su Rey
Bartolomé Jiménez, Superior de ellas, de- y a los Padres no venciera su ferocidad por
seando dar una respuesta autorizada a la la suavidad de su paternal gobierno. Mas
consulta de los gobernantes, redactó un bre- todo este respeto le pierden en atravesándose
ve interrogatorio en cuatro preguntas, según el servicio al español. Buena prueba de ésto
el cual fue examinando a los principales es lo que sucedió por Los años de 1669 con
LAS MIUCIAS MISIONERAS 383

los indios de Aguaranambí., que hoy son los ren que los dejemos, y aun muchos se per-
de Nuestra Señora de Fe y los de Santa suaden que el estar en nuesras manos es lo
Rosa, que queriéndoles traer muchos años que los conserva y aumenta; y que de nin-
después de su conversión a las tierras donde guna manera conviene mudanza tn su go·
ahora están, sólo por que recelaron que les bierno; y así lo confiesa el señor Juez, y aun
habían de obligar a servir en mita, se hicie· Barúa, que ha movido este cuento. Difirióse
ron al monte y al Padre Alonso del Castillo no obstante la determinación para otro día u.
(Superior después de estas doctrinas) le pu- Así era en efecto, ya que Don Martín de
sieron flechas en los pechos, echándole de sí Barúa, conocido por sus crímenes y que aca 8

con la vida por favor. Dejo de decir lo que bó por huir a tierras de Portugal para evitar
pasó en las doctrinas del Uruguay, el año caer bajo la justicia española que andaba en
1681 a 29 de setiembre, cuando se alborota· pos de él, como Gobernador que fue. elevó
ron los pueblos de los Apóstoles, de la Con- en 1736 un Memorial al Rey, en el que,
cepción, de los Mártires y de San M ig uel, además de considerar el tributo muy por
sólo porque olieron que querían sacar algu· debajo de Jo que debía ser, manifestaba que,
nas familias para Buenos Aires 13 • exceptuados los niños y lm anrianos, llega-
Para Bias Garay, Lugones y otros esrrito- gaban a 40.000 los tributarios que había en
res superficiales el tributo fue meramente las Reducriones. Nueve años más tarde, y
nominal, ya que en realidad los indios de para controlar Jos asertos de este hombre
las Reducciones no pagaban el tal tributo de procaz se señaló una comisión y ella declaró
un peso, pero es menester conocer la preocu- en 1745 que había en los pueblos misioneros
pación ronstante y embarazosa en que tenía 16.116 tributarios, menos de la mitad de los
· a los Jesuítas esa obligación. Aun más, cuan· manifestados por Barúa. Este maliriosamente
do en 1736 se trató de aumentar el tributo había incluído a los exceptuados, como los
de un peso en dos pesos, reconocieron que caciques y los hijos de los mismos.
ello era absolutamente inpracticable. La Entre 1745 y 1767 se pagó un peso por
prueba documental no la hallamos en un cabeza, según el número de tributarios, y
escrito público, en el que se podría exagerar cada pueblo como tal pagó al año un tri·
la dificultad, sino en uno tan íntimo y se· buto de 100 pesos. Por eso, en esos años, el
creto como la Consulta de Provincia, del 16 tributo total ascendía a unos 320 mil pesos,
de enero de ese año de. 1736. Allí se lec que lo que puesto en moneda argentina de hoy,
ya que el Vüitador Agüero, con los votos a por el valor adquisitivo de una y otra, esa
su favor de los dos Obispos, y tantas perso· cantidad superaba y por mucho, a un millón
nas, llega a ordenar que los indios paguen de pesos moneda nacional
dos pesos por cabeza., lo que sería como
4().000 pesos y parece imposible que puedan,
cada año, pagarlo. Todos los Misioneros 39- Las milicias misioneras.
convinieron en que si llegara el caso de im-
poner tal tributo, se dejasen las Misiones, Conocedores del espíritu guerrero de los
pues era imposible pagarlo; y si nos empe- indios Guaraníes, procuraron los Jesuítas
ñáramos en que se pagase, sería forzoso re· alejar de ellos los dos elementos más eficien-
ventar a los indios, que sin remedio se per- tes en las guerras de otrora: el caballo y las
derían con el apremio, y con descrédito armas de fuego. Fue, sin embargo, necesario
nuestro; y pues ésto es lo que se pres ume, otorgarles, en algún grado, una y otra cosa.
dejándolos la Compañía y reteniéndol"s con Por lo común se atuvieron a lo atávico en
tal carga, se ha de seguir, como se cru, la ellos: a las largas caminatas a pie y al uso
prudencia dicta que se dejen; y que si se de sus armas tradicionales : las flechas: las
pierden, como ciertamente se perderán , no hondas, las bolas y la macana.
sea en nuestro poder, ni con descrédito nues- Las flechas eran su anna predilecta, y con
tro; y los daños irreparables que se seguirán, ellas se defendían, y con ella cazaban y pes-
no serán a nuestro cargo, sino a cargo de caban. Eran de madera relativamente livia·
quien tal quiere y determina. Este, pues, fue na, y en su punta había una espina de pez,
el sentir de todos finalmente, a que también insertada y de consistencia. Gustaban tam·
inclinó la experiencia de haber aprovechado bién de las hondas; éstas no eran elásticas,
este medio en otras ocasiones,· pues no quie· sino que al arrojar la piedra, después de
384 S/TUAC/ON JURIDICA DE LAS REDUCCIONES

girar variaSI veces y con rapidez la honda, se a próceres o precursores de la grandeza te-
soltaba una de sus extremidades, y lo que se rritorial del Brasil, constituida tan a costa de
arrojaba caía así sobre el blanco. Las piedras la expansión territorial de España, contaban
para las hondas eran labradas y contornea- cc•q armas de fuego y, gracias a ellas, pu-
das, a fin de que aumentasen así su velo- dieron saquear los pueblos de las Misiones
cidad y alcance. en la primera mitad del siglo XVII, sobre
En el uso de las bolas eran dicstrísimos. todo entre los años de 1627 y 1631, hasta
Consistía en una onda, en la que la piedra llevarse cautivos, desde 1614 hasta 1638,
estaba su jeta a la misma, y se disparaba una como 300.000 indígenas, de los que, en sólo
y otra cosa. La piedra era redonda y acana- cuatro años, los que van del 27 al 32, se
lada en torno, a fin de sujetar por ahí una vendieron 60.000 en pública subasta.
cuerda o soga, o lo que era más común, una Los indios de las Reducciones no podían
lonja de cuero. Esta tenía unos 60 a 80 cen- vencer a enemigos con armas tan superiores,
tímetros de largo. Las bolas eran la unión y no había a mano tropas españolas que pu-
de dos o tres, con sus respectivas correas o dieran oponerse a los intrusos. La solución
lonjas, pero unidas en los extremos en que lo. halló el Gobernador del Paraguay, Pedro
no estaba el arma. El que usaba de las bolas, de Lugo y Navarra, (1636-1641) , proporcio-
tomaba una en su mano y hacía girar las nando a Jos indios las necesarias armas de
otras dos, o bien tomaba los tientos o correas, fu ego. Personalmente al acaecer una de las
por un extremo, y hacía girar todas las bolas, malocas paulistas, acudió con 70 españoles
y cuando habían adquirido velocidad, las armados, y con siete armas de fuego para
arrojaba contra el objetivo propuesto. que las usaran los indir>s Estos dieron exce-
La macana era un trozo de madera dura lentes muestras de su habilidad y de su va~
y pesada, a manera de clava o garrote, con lcntía, pues la victoria fue total. Aquellas
un extremo liso y apto para ser empuñado, armas fueron devueltas, pero se pudo com-
y con el otro, que era el inferior, grueso y probar lo que serían los indios, para la
hasta hirsuto; con él se había de dar el gol- defensa de las fronteras españolas: si pudie~
pe. Esta arma quedó pronto en desuso, re- ran tener los nt"cesarios arcabuces.
emplazada por la lanza. Hacían a ésta de En 1638, hallándose el Padre Antonio Ruíz
madera durísima, y susceptible a recibir una de Montoya en Madrid, suplicó esta gracia
punta muy perforante. a Felipe IV, y aunque al Rey le parecían
Mientras tuvieron Jos Guaraníes que gue- muy convincentes las razones del misionero,
rrear con otros indios, c:stas armas les basta- dispuso que el Virrey del Perú examinara
ban y sobraban, pero contra quienes dispo- bien el asunto y otorgara las armas necesa~
nían de armas de fuego, la desv('ntaja era rias a los Guaraníes, si era Jo mejor para
enorme. Nada contribuyó tanto en América hien de-l reino. Le aconsejaba que, en caso
a la conquista como la superioridad guerrera de otorgar su uso, que fuera con las cautelas
de los españoles. Las armas de fuego consti- que dicta la prudencia. Lejos t·staba el Rey
tuyeron la fuerza del invasor y la debilidad o el Virrey de pensar que los Jesuítas, po-
del invadido. La única solución de parte de sef'dores de esas armas. las volvieran contra
éste era el ataque sorpresivo, o la traición los españoles, pero. temían que Jos indios,
planeada, o lo que era más seguro, la fuga. como salvajes salidos de la selva, las tomaran
El bolsón deJ Chaco, madriguera de toda contra los Misioneros y contra los españoles,
clase de indios, dice Andreu, se fonnó por e iniciaran así una reconauista de América,
los indios, a quienes las armas d e fuego des- con grande daño de los inierescs de España. 1
armaron por completo. Eso temieron, y no sin algún fundamento,
Fue una ventaja para los conquistadores los vecinos de las ciudades paraguayas y, por
españoles el que los indios poseyeran armas eso, no bien se enteraron de qué se trataba,
muy inferiores a las suyas, y fue una rnorme enviaron memoriales, notas e informes de
desventaja para los indios misioneros cuando toda índole, suplicando se negara esa gracia
tuvieron que deft"nder sus intereses y los in- a los indios. El 21 de mayo de 1640, el Rey
tereses de España, contra los opresores bra- había dado una Real Cédula en sentido afir-
sileños o lusitanos. Los foragidos de San mativo, pero quedó suspensa ante las rcpre-
Paulo, llamados paulistas, bandeirantes o ma- sentar:-ioncs en sentido contrario, y harto
melucos, y a quienes ahora se ensalza como trabajo le costó al Padre Montoya refutar
LAS MILICIAS MISIONERAS 385

los argumentos de los contrarios .. Quiso en- turbios promovidos por el Obispo Cárdenas
tonces el Rey tratar el asunto en una junta en la Asunción y, precisamente para repri-
especial, y aunque ésta se hizo, nada se re- mirlos, dos de los Gobernadores paraguayos,
solvió en ella. Pasó al dictamen de la Junta don Gregorio de Hinestrosa y don Sebastián
de Guerra de Indias, y al Consejo de Estado, de León, se valieron de esos indios, así equi-
y aunque en ambas corporaciones expuso el pados. Convocados en nombre del Rey y por
Padre ~fontoya las gravísimas razones que las legítimas autoridades, aquellos soldados
había para favorecer a los indios, nada se misioneros cumplieron a satisfacción con su
decidió. El Rey, por Real Cédula del 21 de deber, pero los derrotados levantaron el grito
noviembre de 1642, resolvió lo que había re· al cielo y consideraban el proceder de los
suelto dos años antes: dejar el asunto librado indios como el de rebeldes. l.as representa-
al Virrey del Perú . ciones de los enemigos de los Jesuítas fueron
Año y medio duró la tramitación de este tantas, y algunas de personas de tanta pres-
expediente en Lima, pero la resolución final, tancia, que, por Real Cédula del 16 de octu-
cuya ejecutoria se despachó, a 19 de enero bre de 1661, se dispuso que los indios de las
de 1646, fue que se les concediera armas de Misiones no pudieran tener, de ahí en ade-
fuego a los indios Guaraníes, enviando por lante, annas de fuego, y que debían de in-
cuenta del Estado ciento cincuenta bocas de mediato entregar las que tenían en su poder.
fuego con sus correspondientes pertrechos, Apena leer las representaciones, plagadas
pólvora y municiones, las cuales se habían de de prejuicios y de errores. Fray Gabriel de
custodiar y usar en la forma que suplicaron la Concepción, que había sido Jesuita y que
a Su Majestad, esto es, guardándose en de- había sido expulsado de la Compañía, ase-
pósito aparte, a cargo de los Misioneros, y ven) que por lo menos a catorce mil bocas
usándose .en la guerra y en los ejercicios o de fuego ascendían las que poseían los jesui-
maniobras z, que habían de tener, bajo la tas, cuando en realidad no llegaban a mil.
dirección de algún Hennano Coadjutor, que Se aseguraba que cuanto se decía sobre las
hubiese sido soldado, antes de ingresar en la arbitrariedades y desmanes de los paulistas,
vida religiosa. contra cuyos avances más habían de luchar
Tres años después que se hubo otorgado a los indios misioneros, eran o falsas o exage-
los indios misioneros el uso de las armas de radas, y se volvió a agitar lo de las ricas
fuego, declaraba el Virrey de Lima, Conde minas que explotaban los jesuítas en sus pue-
de Salvatierra, que los dichos indígena-; eran blos y para cuya seguridad deseaban contar
los presidiarios del presidio y depósito de los con armas de fuego 4 •
Portugueses del Brasil, esto es. los defensores, Entre 1661 y 1668 la Corte estudió nue-
oficialmente declarados por tales: de toda la vamente el asunto y pudo comprobar que los
jurisdicción territorial española y en virtud que obtuvieron la Real Cédula prohibitiva
de este oficio, se les reducía el tributo que de 1ó61, habían obrado dolosamente. Por
solían pagar, así ellos romo los demás indios ésto, una nueva Real Cédula, la del 30 de
de los pueblos misioneros. Se estableda así, abril de 1663, dispuso que en Buenos Aires
en forma oficial, una guarnición de fronte- se formase una junta de dos misioneros de
ras que corría a lo largo de la línea divisoria los más antiguos y dos Oidores, y diesen nue·
entre los dominios hispanos y lusitanos, y en vamente su parecer sobre la conveniencia de
todo ese dilatado espario no se habían de que los Guaranies tuvieran armas de fuego.
poner trop~s algunas de españoles. Entretanto se habían de restituir las cosas al
Así las rosas, establecieron los misioneros estado que tenían antes de 1661. La junta
en cada pueblo 8 compañías militares, con no se celebró; la restitución tampoco se hiw;
su Maestre de Campo, su Sargento mayor, antes por haberla empezado a ejecutar el
su Comisario, 8 Capitanes, y los correspon- Gobernador don Juan Diez de Andino, re-
dientes Tenientes, Alféreces y Sargentos. To- cibió, al año siguiente, una desaprobación de
dos tenían sus insignias de bastones, bande- la Audiencia de Buenos Aires con orden de
ras y alabardas a y tenían sus ejercicios y recoger de nuevo las pocas armas entregadas.
maniobras, entre mes, a fin de estar siempre Así se hizo efectivamente en 1679, devol-
listos para lo que pudiera suceder. viéndose al Gobernador todas las armas que
Apenas se hubo annado a los indios de había en las Doctrinas, sin que quedase al-
las Reducctones, acaecieron Jos ruidosos di,._ guna en poder de los indios o de los misio-
386 SITUACION ]UR/D/CA DE LAS REDUCCIONES

neros, como lo declaró con juramento el Así Garro, en +de setiembre de 1680 y Agus-
Padre Alonso del Castillo, que fue quien hizo tín de Robles, en 24 de mayo de 1698, tes-
la entrega. timoniaban en los términos más elogiosos la
Apenas entró en 1671 a la gobernación del maestría militar de los Guaraníes .
.Paraguay don Felipe Rege Corbalán, cuando
los perpetuos émulos de los Jesuitas y de los Carro certificaba al Rey, al Virrey del Perú y
demás Ministros de estos Reinos y de los de Espa-
Guaraníes le llenaron los oídos con siniestras ña, que habiéndose pedido por este Gobtrnador al
acusaciones, que él transmitió como verda- Padre Superior, Cristobal Altamirano, tres mil
deras a la Audiencia de Buenos Aires. Entre indios de los de las Doctrinas del Paraná y
ellas ·estaba la calumnia de que en las Doc- Uruguay, que están a cargo de los Religiosos de
la Compañía de Jesús, con ocasión de desalojar a
trinas todavía quedaban muchos indios ar- los portugueses de la ciudadela y fuerte [de la
mados ron bocas de fuego, y no cmtó poco el Colonia] del Sacramento, que vinieron dd Estado
evitar que, para averiguar cosa tan destituida del Brasil a poblar en las Islas y tierra firme de
San Gabriel, a siete leguas de este puerto, vinieron
de fundamento, decretase la Audiencia me- con la mayor puntualidad que pudo ser, con ca·
didas que habrían producido escándalo, como bailada propia y bastimentas, hasta ~~ Río de San
era el atropellar la inmunidad religiosa y Salvador, .d onde se incorporaron con el Maestre
manchar el buen nombre de los Misioneros. de Campo, Antonio de Vera Mujica, a cuyo cargo
ordené dicha marcha con la demás gente española
Esto era, sin embargo, lo que pretendían los de la Ciudad de las Corrientes, de la de Santa
solapados consejeros del. Gobernador. Fe, y Compañía de soldados de este Pre1idio [de
La necesidad fue, a la postre, más pode· Buenos Aires], de donde volvieron .Por c~usa ocle
rosa que (~as las preocupaciones. A Jos seis una enfermedad hasta doscientos indios, y con los
demás marcharon al Río de San Juan, a cinco
años, el mismo Gobernador Rege Corbalán, leguas de dicha población, mostrando dichos
en vista del peligro de los mamelucos, que indios todo cuidado en el empeño y en el haber
llegaron en 1677 a apoderarse de la nueva hecho prisionero al teniente de Maestre Gener01J,
Jorje Suárez ocle Macedo, y otras veinte personas
ciudad de Villa Rica, después que habían portuguesas en el campo de Santa María, andando
obligado a que se mudara a un punto más corriendo aquellos parajes de mi orden, Jos cuales
seguro, en 1632, a setenta leguas de su pri· trajeron a este Puerto y me Jos entregaron; por
mitiva posición, determinó armar de nuevo cuyo buen suceso se aseguraron el logro de otros ;
y el día siete del mes de agosto, próximo pasado,
a los Guaraníes con armas de fuego, dándo- habiéndoles ordenado el Maestre de Campo, An·
les pólvora, plomo y cuanto era nec~sario. tonio de Vera, diesen asalto a la Ciudadela, asi
Así infonnó él mismo al Conscjo de Indias, dichos indios, como la demás gente prevenida para
esta oposición, mostraron no menos valor y cons-
en carta de 20 de octubre de 1677. Esta vez tancia que los soldados españoles, seña"ndose con
se dio en Madrid la providencia definitiva todas veras la lealtad y celo del Real servicio.
por Cédula de 25 de julio de 1679. En ella Murieron en esta ocasión treinta y un indios, y han
se aprobaron de nuevo las Reales Cédulas de quedado más de sesenta heridos, siendo Nuestro
Señor servido que quedasen vencidos los portu-
1640 y 1642, y la providencia del marqués gueses y por nuestro el fuerte, y demás edifica-
de Mancera de 1646, y se resolvió que los ciones. Y en el tiempo de más de seis meses que
Guaraníes de las Misiones del Paraná y Uru· duraron estas disposiciónes y diligencias, en todas
guay pudieran tener annas de fuego. en la las que les fueron mandades procedieron con todo
desvelo y cuidado, asistiéndoles por capellanes
fonna que estaba señalada, custodiándolas cuatro religiosos de la Compañía de Jesús, siendo
los Misioneros, y que les fueran devueltas las éstos el principal móvil de su voluntad para el
que les habían sido tomadas, a raíz de la mayor servicio del Rey, Nuestro Señor, y tole-
rado muchas incomodidades de largos caminos, de
Real Cédula de 1661. a~pe rezas y caudalosos ríos por donde condujeron
Desde esta Real Cédula de 1679 hasta dichos indios. Por todo lo cual son dignos que su
1768 los Guaraníes usaron de las armas de Majestad les recompense ...
fuego, con las cautelas indicadas, y si es ver· Por su parte el Gobernador Agustín de Robles,
en 24 de mayo de J698, dió también un testimonio
dad que en la Guerra Guaranítica las vol· muy (avorable a los indios": Habiendo llegado a
vieron contra los españoles, es también ver· este Gobierno la fatal y lastimera noticia de la
dad que fue en defensa de Jos más caros toma y desolación que hicieron .franceses en la
eiudad de Carlagena de es!as Indias~ junto con el
intereses de España, como adelante se verá. aviso de que disponia St! ambición, en Francia,
En el capítulo que consagramos a los ser- de doce navíos de guerra para invadir este puerto
vicios prestados por los guaraníes! podrá ver [de Buenos Aires], y coger también a este último
el lector ruán grandes y cuán continuados puerto de las Indias, con ánimo de hacerlo escala
para pqsar más comodomente al Mar del Sur, aten-
fueron, y su eficiencia estribó casi siempre diendo a la obligación de mi cargo en las Preven-
en el hecho de contar con bocas de fuego. eiorus de su reparo, me vf precisado a convocar
LAS MILICIAS MISIONERAS 387

las fuu~as de esta Provincia y los demás vecinas· mayor, cuatro capitanes de infantería, cuatro
y habiendo exportado sobre el caso, en virtud d;
la Cédula de Su Mag eslad que lo dispone así, y
capitanes con sus cuatro tenientes y cuatro
para que en la Secrelar:a de este Gobierno, al alféreces de caballería, cuatro sargentos de
Reverendo Padre Simc·n de León de la Compañía caballería y cuatro ayudantes.
de Jesús y su Provincial actual de esta Provincia, Los habitantes del pueblo, capaces de ma-
pidiéndole dos mil indios de !as Doctrinas que
están a cargo de su Sagrada Religión, entre los nejar las armas eran · distribuidos en compa-
Río P"raná y Uruguay, los mil y quinientos para ñías, distintas según el arma propia de cada
servir en la Caballería y los quinien,tos Pedreros uno. En pequeño número eran los que ma-
para la Infantería, me los suministró su Reve-
rencia por medio de los Padre Leandro de Salinas nejaban armas de fuego, a saber, arcabuces,
y Sebastián de Toledo, Superior de dichas Doc- mosquetes, y escopetas, y aun alguna que
trinas, con tan suma puntualidad como la qu e otra pieza de artillería, como esmeril, roque-
esperaba y me podía prometer del ardiente celo ca o pedreco. En cada pueblo las armas de
de semejantes vasallos, por cuyo medio vinieron al
cargo de los Padres Francisco de Azevedo, Enrique fuego no pasaban de treinta a cuarenta, y
Cordule y Domingo Rodiles; sus Capellanes, los era necesario tener mucho cuidado de ellas,
mil quinien tos de la Caballería con lanzas, .sillas, porque, como escribió el Padre Cardie1, 6
frenos y espuelas; y los quiniento.s Pedreros con nunca llegaron los indios a aficionarse a esta
hondas y piedras labradas y acomodadas a ella.s
en cantidad bastante a disparar doscientos tiros clase de armas, ni cuidarlos con el esmero
cada uno; y todo.s vestidos, basJimentados y soco- que exigían, sino a lo más alguno que otro
rridos a .su costa, por cuenta de dichas Doctrinas; indio como excepción. El mayor número lo
de manera que habiendo llegado todos a este
Puerto, venciendo las di,licultades de tan cauda- formaban las compañías de flecheros, y en
losos ríos como lo.s que se oponen en tan dilatados el acierto con que usaban esta arma.• eran
caminos, como el de más de trescientas leguas, que admirables. Agregábanse honderos y también
ha)' a las que caen al Paraná, y ciento treinta al los que manejaban la macana, y las bolas de
Uruguay, con la.s balsas y canoas necesarias a la
brevedad de su transporte que .son la.s embarca· que ya hemos tratado. Esta distribución por
cienes con que se _navegan ambo.s ríos, y esJando compañías alcanzaba a todos los indios del
alojados en el Real que les señalé, habiendo hecho pueblo que tuviesen robustez para las armas;
sus mue.stras y re.seña general a vista mía y del pues los Guaraníes todos eran soldados, así
Presidio y milicias de esta Ciudad, con tan singu-
lar orden y disciplina militar, así la caballería como para formar la guarnición de fronteras, cuya
la Infantería, no tuve que dudar ni recelar de los defensa se les había sido encomendada, como
buenoJ efectos que se pudiesen prometer de sus porque era. menester estar listos contra los
operaciones en caso de haber llegado, como se
~speraba, el enemigo.
enemigos que les cercaban por todas partes.
A veces les acometían de improviso, los
Como el solo poseer los arcabuces muy po- Guaycurúes, los Charrúas, y otros infieles;
co habría servido, si los indios no los suoieran otras veces Jos paulistas les obligaban a ha·
manejar con destreza, organizaron los Misio- liarse siempre a punto para la guerra. Y era
neros las milicias misioneras en una forma esto de manera, que por las noches tenían
análoga a las españolas Ya en 1674 había rondas militares, y daban señales de alarma;
alguna organización, puesto que el Goberna- y hubo épocas u ocasiones, sobre todo en
dor Lariz, al visitar en ese año, la~ Reduc- ciertas fiestas cuando acudían a la Iglesia,
ciones, después de declarar fenecidos los car- tenían que entrar en ella armados.
gos militares hasta aquel día en ejercicio, Los oficiales militares arriba enumerados
nombró en cada pueblo dos capitanes de la les servían para el ejercicio privado y para las
Reducción, dos capitanes de guerra y dos o fiestas d<' rada pueblo, pero cuando todos los
más sargentos. En algunos pueblos señaló un pueblos habían de salir a alguna empresa
teniente de capitan, y en uno solo, en el de militar, formaban orho compañías o hriga-
Concepción, dos capitanes de a caballo. das, al cargo cada una de un capitán; sobre
Los cargos estaban vigentes en 1767, al todos ellos estaba el Maestro del Campo, y
tiempo de la expulsión, romo puede dedu- éste tenía su sargento mayor, añadiéndose en
cirse, con alguna posibilidad, de la enume- cada compañía t?) número de oficiales nece-
ración de trajes de gala que hallamos en los sarios. Eran indios todos estos jefes ; y a ellos
inventarios de aquella época. En ellos vemos se agregaban como directores los cabos es-
que se contaban dos capitanes o comandan- pañoles enviados por el Gobernador, o en su
tes de armas, un alférez real guazú, un al- defecto, algún Jesuíta lego, antiguo soldado.
férez segundo y alférez real miní, un comi- Acompañaba siempre a la tropa alguno o
sario, un maestro de campo, un sargento varios misioneros, en calidad de capellanes.
388 S/TUAC/ON ]URIDICA DE LAS REDUCCIONES

Los Superiores de los Misioneros, que sa· muy honrosos puestos, y otros religiosos le-
bían por experiencia cuánto importaba el gos, que pusieron sus vidas a tan conocidos
buen estado militar de los Guaraníes de las riesgos 8 •
Reducciones, en medio de tantos enemigos y Como en 1732 no hubiese Hermano Coad-
con el compromiso que los indios tenían con- jutor disponible y era menester defender los
traído de servir de milicias del Rey, velaron pueblos contra Jos rebeldes paraguayos, se
con mucho cuidado así para que no faltasen pidió a Don ~runo Mauricio de Zavala que
armas y pertrechos de guerra, como para que prestara algunos cabos españoles seculares, ya
estuviesen adiestrados y a punto los indio'i. que no había Hermano alguno y no ser
A este fin, y a Jo menos desde 1714, había decente a nuestro estado.. que nosotros go-
en las Reducciones algunos Padres que te- bernásemos a los indios en guerra, máxime
nían especial cuidado de todo lo referente a contra españoles 9.
las miJicias. En 1714 eran solo dos: uno que Dejemos a los novelistas de mala ley, sin
tenia a su cargo Jos pueblos del Paraná y sentido de la realidad histórica y en alas de
otro Jos del Uruguay, pero en 1724 eran prejuicios infantiles, el escribir que a la ca-
cin<'o : de Paraná arriba, de Paraná abajo, beza de las misiones rebeldes guaraníticas,
de Uruguay arriba, de Uruguay abajo y de marchaban cabalgando los Padres de la Com~
la otra banda: en 1745 eran ocho: de Pa- pañía de Jesús, no llevando en las manos la
raná arriba, d~ Paraná abajo, de hacia las Cruz . sino la espada, colgando del pecho
estancias del Paraná, de Uruguay arriba ; pa- no el escapulario, sino un par de pisto[0$1°.
ra sus Estancias, de la otra banda hacia la Años más tarde era el Hermano Veracierto
vaquería antigua, hacia los Pinares; en 1751 el que capitaneó a los indios a la guerra
eran el Padre Félix para los pueblos de Pa- contra los payaguás, quienes en 1737, come·
raná abajo, el Padre Juan Francisco Valdi- tían grandes atropellos contra los indios de
vieso para las Estancias del Paraná, el Padre algunas Reducciones. Según se lee en un
Pedro Sanna, en las cosas tocantes al Río documento de la época, este Hermano era
Paraná abajo; el Padre José Iberacker del como nacido para este efecto, pues él fue
Tebicuary y Neembucú, con poder de orde- quien les dio [a los indios] la traza de las
nar a los otros lo que se ha de hacer y eje- falúas y entiende bien de manejarlas. En
cutar, por no dar lugar los infieles enemigos 1744 se hallaba en las Reducciones el Her-
para andar en largas consultas, dando des- mano Herricht como técnico militar.
pués cuenta al superior; al Padre Bartolomé Nada extraño es que en ésta época estu-
Piza oara hacia los Pinares al Padre Félix vieran los Misioneros tan alertas en lo mili·
Urbi~a para hacia el YacuÍ; el Padre Car- tar, ya que la infiltración portuguesa era,
los Tux para hacia Jas cabezadas del Piray; día a día, más intensa. Por eso el Padre An-
el Padre Miguel de Yegros para hacia el tonio Machoni, Provincial del Paraguay pro-
Igay~ en las Estancias, ron poder de mandar puso a los Curas, reunidos en la Consulta
a los indios soldados luego, y ordenar a los habida en San Ignacio Miní, el 14 de no-
Padres Curas interesados lo que se puede viembre de 1741 si había alguna imposibili-
hacer en los aprietos 1 . dad o dificultad, en que de todos los pueblos,
Todos estos superintrndentes de guerra se destinen 50 indios, que sean ejercitados
eran sacerdotes, pero jamás fu e ron sacerdotes todos los Domingos, o en los más, en mane-
los que capitanearon a los indios en las ac- jar las bocas de fuego, para que puedan
r:ionrs de guerra: o eran r:abos u oficiales
defenderse, por si acaso fuesen acometidos
del ejército español, cuando se trataba de
de los portugueses, quienes son muy diestros
acciones militares en las que actuaban con-
juntamente con tropas regulares, o eran en el manejo de estas armas, a los cuales no
Hermanos Coadjutores, cuando eran accio- se puede resistir con sólo flechas )' hondas.
nes de los indios solos. Todos , excepto uno, aprobaron la intención,
Ya en 1646, el Marqués de Mancera, des- y ¡no pusieron algunas dificultades; uno ale·
pués de autorizar el uso de armas de fuego, (!Ó el corto número del gentío de su pueblo
escribía que los Padres se pusieron en tlefen- para completar el número de 50 escopeteros;
sa , acaudillóndolos [a los indios] el Hermano otros, falla de escopetas; el mal manejo de
Antón Berna/, religioso de la Compañía, que estas armas por el indio, otros la falta de
en Chile, siendo soldado, ocupó con su valor pólvora y plomo; pero se respondió que para
LAS MIUCIAS MISIONERAS 389

el manejo de estas armas, aun los mocitos todos los pueblos algunos mozos escogidos en
fon buenos; las escopetas mándense compo· el uso de las armas de fuego y ténganlas
n"' por el Hermano Carlos [Herricht] y en- limpias.
señe de presente alguno de los Padres el Entrar los Domingos ron Armas. R egistro
manejo de las armas; hágase pólvora en to· de ellas. Entren los Domingos~ de siete años
dos los pueblos; plomo, azufre se mandará a arriba, con arcos y flechas, y los que no lo
los ProcuradOres que tengan cuidado de en· hicieren serán castigados de sus Curas, Jos
viar ba.rtante, pues ésto se halla en estas cuales deben asistir al registro. Y de cuan-
Provincias; el gasto no es tan excesivo, que do en cuando el maestre de campo y sar-
no valga la seguridad de las Doctrinas, y gento mayor han de registrar si tienen bas-
aun en mucha parte, de todas estas Provin- tantes flechas y, si sus armas están co-
cias u. rrientes.
El 27 de noviembre se volvieron a reunir Muchachos. Los muchachos hagan tam·
en Candelaria los mismos Curas de las Re- bién su ejercicio de annas.
ducciones y fueron de unánime parecer que Caballos Reservados. Cada pueblo tenga
se ejercitaran en todos los pueblos 50 indios reservados unos 200 caballos para que se
en el manejo de armas de fuego. Propuso puedan valer de dios en las ocasiones de
con esta ocasión otro, que fuera conveniente guerra.
que hubiera una armería común, ron armas Armas de Prevendón. Cada pueblo tenga
buenas y copiosas bien proveída, para que en a lo menos 60 lanzas, y 60 desjarretaderas,
<:ualquiera rebato, tuvieran los Superiores de 7.000 flechas de fierro, buenos arcos, hondas
qué echar mano, y que los pueblos tuvieran y piedras, y dos indios deputados para que
aparte la suya. Pareció bien lo significado a siempre tengan limpias y corrientes las ar·
todos, pero muy difícil de conseguirlo para ma~.

algunos... . Centinelas. Téngase especial cuidado en


El Padre Provincial Manuel Querini las centinelas de noche1 rondando dentro y
(1747-1751) hizo un extracto de todas las fuera del pueblo.
disposiciones que habían dado sus predc.ccso· Pólvora. Hágase pólvora en todos )o$ pue-
res sobre Jo referente a las milicias misione· blos cuanta se pudiere.
ras, y allí leemos los puntos siguientes: Superintendentes de Guerra y sus Consul·
Retrato del Rey: El retrato del Rey Nues- tores. Para los casos de guerra habrá cuatro
tro Señor y sus annas es debido y justo que Superintendentes, señalados por el Padre
se tenga en la armería, para que a sus tiem· Provincial, uno Uruguay arriba, otra hacia
pos se ponga en público. como se estila. Yapcyú, otro en la otra banda del Uruguay,
Armas de fuego: No se pennite que nues- y otro en el Paraná ~ y cada uno tendrá sus
tros indios tengan en sus casas armas de dos consultores para los casos de guerra. Los
fuego, ni usen de ellas como suyas; y si al- pueblos de la otra banda del Uruguay ha-
guno tuviera alguna, recójase y p(,ngasc en rán por su parte la espía de los pinares en
la arml·ría común; y cuando vayan a algún los tiempos acostumbrados: y se les señalará
viaje, no las llevarán sin licencia del Padre paraje adonde dejar sus seilas. 12
Superior. Por Jo que toca a la actitud de los misio-
Ejercicio de Armas y los Domingos: Todos neros ron respecto a las milicias podemos
los antecesores míos han encargado el uso decir dos rosas: las aborrecían~ pero las acep·
y ejercicio de las armas de todos los géneros, taban y secundaban como un mal menor;
y lo encargo de nuevo, por la Cédula Real hicieron todo lo posible para que el espíritu
de S. M.: háganse los alardes [o simulacros bélico no llegara a perturbar a los indios. La
de guerra] y en esos días gástese con los in- primera razón era porque las maniobras y
dios alguna carne, yerba o sal de superero- acciones de guerra, en las que intervenían
gación, para que los hagan con más efecto los indios, perturbaban grandemente la vida
y aplicación: y una vez al mes se tir~ al de las reducciones. Debió ser con la aproba-
blanco. Háganse estos alardes asistiendo a ción de sus respectivos Curas, o por conocer
c11os el Cura o el Compañero, pues está esto el sentir de éstos, q"e 580 indios suscribie·
tan encomendado, aun de nuestros Padres ron en 1733 un memorial al Rey~ suscrita en
Generales. Guaibití, donde se hallaban acampados, y
Armas de Fuego. Adiéstrense otra vez en en el que exponían la situación penosa de
S/TUACION ]UR(()fCA DE LAS REDUCCIONES

sus familias y el desorden que para las re- lido en 1679, dos destacamentos de Guaraníes
ducciones creaba el estar tanto tiempo en a explorar la banda oriental del Uruguay,
ruidos y movimientos. 13 por haberse recibido noticias de que el Go-
Aunque de hecho la~ reducciones eran bernador, don Manuel de Lobo, enviaba
verdaderas posiciones militares, por convenir tropas a fundar un establecimiento portu-
así al bienestar de las mi!'mas y por haberlo gués en tierras españolas, capturaron a cierto
así querido Jos Reyes de España, hicieron los Capitán portugués de importancia, y según
Jesuítas todo lo posible para que lo militar las órdenes del Padre Superior, lo conduje-
apareciera lo menos posible. Tanto es así que ron a Buenos Aires en sus canoas.
cuando en 1746 las autoridades españolas Tomaron puerto -dice- , en el río de las
pensaron en establecer una fortaleza en un Conchas, cuatro leguas de la ciudad, cuyo
punto estratégico de las Reducciones, el Pa- Gobernador, atendiendo a lo que m -!rtcía
dre Bernardo Nussdorffer, entonces Provin- tan insigne capitán, no menos que a las leyes
cial, se opuso con todo su empeño a ese apa- de su nobleza, le envió al camino su carroza
rato bélico, por no avenir con d espíritu de y la bienvenida con don Juan de Velasco,
los pueblos jesuíticos 14 • y solo en los casos Sargento mayor del Presidio, que le condujo
de peligro estaban éstos "rodeados de fosas a la plaza del palacio, donde, puestas en
y paralizadas con centinelas y patrullas por orden las Compañías del Fuerte, que suelen
las noches" 15 , no habitualmente como eon llegar a novecientos soldados, fue cortejado a
su conocido énfasis aseguró sin fundamento lo militar; y el Gobernador, sin omitir pun-
el periodista paraguayo, Bias Garay. to alguno de los que prescribe la urbanidad,
Para terminar recordemos que cuando los le mandó aposentar en w Palacio, y servir
Gobernadores qunían valerse de las milicias como era justo. A los demás se dio casa en
guaranís, para empresas de importancia, so- la Ciudad, según la calidad de cada uno.
lían enviar, unos meses antes, a algún (>ficial Entre otros agasajos, con que festejó el Go-
instructor con sus necefarios auxiliares. y bernador al huésped, que había conocido
ellos por una temporada dirigían el ejercicio como célebre Capitán en las campañas de
militar, dándoleJ los Padres todos los medios, Portugal, cuando luchaban contra Castilla,
hasta que los escuadrones indios estaban fue un alarde que mandó hiciesen los dichos
adiestrados a su satisfacción. Así lo hizo don cuatrocientos indios en la plaza de la Ciu-
Bruno Mauricio de Zavala para su jornada dad, el primer día de la fiesta . Dividiéndose
del Paraguay. A falla de estos instructores. los indios a su usan za, sin dirección alguna
procuraban los Curas que hubiese algún her- de Cabo español, en dos bandos, uno cas-
mano Coadjutor de los que en el siglo ha- tellano y otro portugués, echaron por delante
bían sido militares. para que dirigiese e sus Reyes de Armas, que hiciesen los parla-
hiciese fructuosos estos ejercicios. Esto es lo mentos y representaciones de los derechos de
que se expresó al conceder a los Guaran íes cada parte, y no conviniendo las dos, se
las armas de fuego en la forma que los fe· provocaron a la guerra. Armóse la escara-
suítas lo suplicaron a Su Majestad . a saber: muza con tanta viveza, que toda la gente, que
" Ha propuesto [el Padre Montoya] que la había concurrido, dudaba si era guerra san-
cantidad de armas y de las municiones que grienta o apariencia sola. Hacíanse los muer·
se permitieren en las dichas Reducciones, tos los disfrazados portugueses, y otros se
para su defensa, estén a cargo y en poder dejaban apresar y despojar de laf insignias,
de los Religiosos que los doctrinaren , tenien- simulando resistencia, hasta que~ clamando
do para hacerlo algunos lef!OS, y que éstos victoria el campo castellano, sin puder hom-
cuiden de adiestrar a los indios en el manejo bre, ofrecían los despojos y prisioneros al
de estas armas . . . ; y que para adiestrarlos Gobernador, y al Capitán huésped, que no
en ellas puedan llevar del Reino de Chile podré asegurar gustase tanto de la represen-
algunos hermanos que hayan sido solda- tación, cuando la aplaudió toda la Ciudad,
dos •a. afirmando, que si aquellos indios peleasen
Para formar idea de los si mulacro~. ~ue­ en las veras con el orgullo y destreza que en
rreros de los Guaraníes, bastará saber lee-r la las burlas, serían invencibles, aunque no faltó
viva y animada descripción de uno d e ellos, algún vecino portugués que extrañase el que
que transcribimos textualmente del Dr. Jar- no hubiese caído algún castellano en tan re-
que. Refiere este autor (:Ómo, habiendo sa- ñida contienda. Pero acostumbraban así sus
SERVICIOS PRESTADOS AL REY POR LOS INDIOS 591

alardes, aun hasta los muchachos, por haber tinuo trajín, ya por orden de los Gobernado-
sido los del Brasil los enemigos que már los res, ya de los subalternos de los mismos. No
han ejercitado en las guerras, como por la solamente los Cabildos de las ciudades, pero
misma causa entre moros y cristianos en Es- hasta los civiles sin jerarquía ni mando alguno
paña. Después retuvo el Gobernador al Ca· creyeron, en diversas épocas, que los indios
pitán portugués en Buenos Aires.11 de las Reducciones debían servirles a ellos, ya
Hasta aquí el Dr. Jarque. Y no pasaron para talar bosques, ya para rodear los campos
muchos meses sin que mostrasen los Guara· de fosas, que eran los al3mbrados de otrora,
nírs que aquel ardimientc y aquellos bríos no ya para hacer recogidas de ganados, etc.
sólo los animaban rn las escaramuzas traba- Felizmente se puso coto a esas aspiracione~
das para celebrar la fit'sta, sino también en desmedidas y gravemente perjudiciales a los
los asaltos de verdad, pues las milicias Gua- mismos indios, reducidos a esclavos o peones
raníes fueron las que deridieron la toma de de los europeos. Gran parte de la malevo-
la fortaleza construída por los portugueses en lencia de los españoles y de los criollos contra
territorio de Castilla, con el nombre de Co- los Jesuítas y los Indios de las Reducciones
lonia del Santísimo Sacramento, según lo ve- tuvieron su origen en la negativa dr aquéllos
remos en otro lugar hl a convertir a éstos en servidores de los blan-
cos.
Los Gobernadores y los subalternos autori-
40- Servicios prestados al Rey por los 1ndios zados para ello, disponían de continuo de los
de las Reducciones. Indios Y. éstos consideraban un honor d ser-
vir al Rey y a la causa común En 8 de mayo
Desde 1610 hasta 1767 prestaron el más de 1633 el Gobernador Martín de Ledesma
grande de los servidos a! defender las fron- pidió un fuerte contingente de indios annados
teras españolas, que con el correr .de los tiem. paf'a ·contener los avances portugueses y sa-
pos serían fronteras ar~entinas, paraguayas, bemos que contó con ellos para ese fin. V en-
bolivianas, ecuatorianas y colombianas, con- gan con canoas, y traigan sus armas, y que
tra la rapacidad de los portugueses, ya que las sean buenas y a propósito para lo que se va
Reducciones de los Guaraníes, lo propio que a hacer, porque los portugueses traen mut:hos
las de los Chiquitos, Mojos y Mainas fueron tupís [o guaraníes infieles] y así es menester,
el muro contra el que se estrellaron todas las que los que fueren vayan prevenidos para la
tentativas usurpadoras. A haber querido el ocasión que se ofreciere .1
Rey defender esas fronteras con presidios y Estas disposiciones se hallan en casi todas
avanzadas militart"s, el intento habría costado las órdenes de esta naturaleza, y los mismos
anualmente muchos millones a las finanzas que en tiempos de paz se oponían a que los
reales, y no es creíble que fuera muy efectiva indios contaran con armas de fuego. eran los
en su acción. Fundar ciudades españolas era primeros en lamentar en estas coyunturas, el
el medio más seguro y eficaz, pero imposible. que no fueran más en número y mejor ar-
Las ciudades entonces existentes, romo Bue- mados. En 1637 Corriente• pide Indios de las
nos Aires, Córdoba, Santa Fe, etc., harto Reducciones para someter a los caracarás,
tenían con defenderse contra Jos indios ca- cupesalos y otros, y <~onsta que al efecto par-
marranos. A principio del siglo XVIII, Bur· ticron 236 indios annado~ en 20 barcos. Tres
nos Aires sólo tenía 4.000 habitantes y a fines años después es Santa Fe la que obtiene la
de ese siglo, toda su jurisdicción que se ex- ayuda militar de esos indios a fin de somete•
tendía desde el Arrovo del Medio hasta rl a los rebeldes cakhaquíes y frcntonc5. En
Estrecho de Magalla~rs y desde el Océano /644 el Gobernador Hinestrosa, del Para-
hasta la Cordillera sólo tenía 25.000 pobla- guay, dispone de 600 guaraníes, para sofocar
dores. Durante siglo y medio, las Reducciones levantamientos, y al año siguiente cuenta con
Jesuíticas, desde el Plata al Amazonas, algu- otros 600, y Sebastián de León dispone de
nas de las c.ualcs, como las de Guaraníes, lle- 1.000 en 1649, y Alonso de Sarmiento de 200,
garon a contar con 140.000 pobladores, pu- rn 1660, y Baltasar García Ros de 2.000 en
dieron cumplir, y cumplieron en rfccto con 1724, y don Bruno Maurkio de Zabala en
esa misión salvadora. 1732 y 1733 cuenta con 7.000 durante 19
Pero, además de esa mi.!.ión continuada, es- meses, ¡·on 6.000 en 1734 y con 12.000 en
taban los indios de las Reducciones en con- 1735. ¡Con 12.000 soldados, arml>dos y bien
SITUACION ]uXIDICA DE LAS REDUCCIONES

pertrechados, sin haber tenido que gastar un ron en la jornada 80 caballos, como lo certi-
real, así en su preparación como en todo el ficó dicho gobernador.
tiempo que los tuvo a su servido! En 1644, En 1717, y siendo gobernador Don Manuel
siendo gobernador del Paraguay D. Gregario de Robles, fueron 250 indios a las tierras del
de Hinestrosa, envió una orden a los caciques Guaicuné con Don José de Abalos y Men-
del Paraná, para que le enviasen Juego 600 doza, y procedieron con mucha obediencia
indios armados para el servicio de su Majes- en todo lo que se les mandó en servicio de su
tad, y para defender aquella provincia; se Majestad, con mucho celo y valor en las oca-
obedeció al instante y con la llegada de esa siones que se ofrecían. 3
tropa pudo librarse a la ciudad y a la pro- También en 1717 y por disposición de Don
vincia de los daños, que la amenazaban, como Diego de Reyes, fueron varias tropas de in-
consta de los autos y tt"stimonios de dicho dios, remudándosc, para hacer el f uertc del
Gobernador. Arccutaque.
Uno de los motivos por los que Jos enemi- En tiempo del mismo Gobernador, pero
gos de las Reducciones trataron de despres- en 1721, fueron 63 indios en tres emharca-
tigiarlos, hasta con la calumnia, fue porque ciones, el Río Pilcomayo arriba y tardaron
en 1650, en 1723 y en 1734, el Virrey de en este viaje 7 meses, caminando más de tres-
Lima o sus Ministros reales con ellos sujeta- cientas leguas.
ron a los paraguayos. Las Reducciones eran En defensa de Buenos Aires: y de orden
una garantía de orden y de disciplina, a la del Gobernador Baigorri 1 acudieron 150 in-
par de fidelidad al Rey y a sus lugartenientes. dios en 1657, y 300 en 1658 ; 500 en 1671
En 1650 fueron 600 los indios de los pueblos por orden de Salazar, y 150 en 1688 para
jesuíticos quienes, por orden del entonces Go- reconocer las costas del mar y las riberas del
bernador Sebastián de León, le escoltaron Río de la Plata, y, año tras año, entre 1688
victoriosamente hasta la dudad de la Asun- y 1697 ejecutaron esta comisión. En 1697
ción, de la que había sido expulsado, y no bajaron 2.000 indios a la defensa de la ca-
queriendo los ciudadanos obedecer a sus pro- pital, contra la temida invasión francesa.
visiones, que pregonó ante su ejército, una le- El Padre Bernardo Nusdorffer recuerda es-
gua antes de llegar a la ciudad, tocó al arma, tas y otras acciones de guerra en un largo
escribe Cardiel, y arremetirron los indios. elenco que escribió dr los servicios prestados
Hiriendo y matando entrz.ron hasta la plaza por los indios de las Reducciones.
con el Gobernador, donde se hizo obedecer El año 1700, por orden de Don Manuel
de Jos vecinos. 2 de Prado, bajaron dos mil indios armados
Los indios de las Reducciones salvaron el para la defensa de Buenos Aires contra una
territorio paraguayo contra los rapaces lusi- escuadra de navíos Dinamarqueses, y estuvie-
tanos, en su afán de llegar a Potosi, pero ron tanto tiempo en la$ cercanías del Río de
además de servir a la ciudad en los casos, la Plata, que hicieron allí sus sementeras,
que acabamos de indicar) acudían. año tras hasta que el dkho gobernador les dio licencia
año, a la Asunción, o a otras ciudades para- para volver a sus rasas, alabando su fidelidad
guayas, para defenderlas <'Ontra los indios y constancia en lo tocante al servirio del Rey.
salvajes, como en 1646, en 1652, en 1656, en En tiempo de don Manuel Prado Maldo-
1662, en 1668, en 1672, en 1674, en 1675, nado, 154 indios fueron por espías contra los
Portugueses; corrieron hasta las cercanías de
1711 contra Jos guaycurúes; en 1650 y en
San Pablo, caminando más de 500 leguas, y
en 1677, en 1685, en 1691, en 1700, y en
venciendo inmensas dificultades de bosques,
1678, contra los payaguás; en 1656 contra los pantanos y serranías. La emprt>sa duró cinco
Mbayas y Illecngás; en 1676 y en 1688, mntra meses.
Jos mamelucos. Era voz <:omún en la Asun- En 1702, por orden del Gobernador Agui·
ción, en Corrientes y <·n Santa Fe que esas rrc, fueron dos mil indios armados a guerrear,
ciudades debían su supervivencia a los neófi- y castigar a los infieles Charos, Mohanes,
tos de los Jesuítas. Charrúas, y sus confederados; llevaron cuatro
En 1700 y en tiempo del gobierno de Don mil caballos suyos, dos mil vacas: caminaron
Juan Rodríguez Cotta, fueron 240 indios ar· casi dos meses por ríos caudalosos, y pantanos
mados contra las invasiones de los Guaycurús. penosísimos hasta encontrarlos; pelearon 5
registrando la entrada del Tebicuarí. Pl•rdie· días, apresando a más de 500 infieles; rnurie-
SERVICIOS PRESTJJ.JUS AL REY POR LOS INDIOS 393

ron de los indios entre capitanes y soldados De la misma certificación consta, escribe
12, y hubo muchos heridos, como altamente Nusdorffer, que después de tantos afanes y
Jo certifica el cabo español en la certificación, trabajos, libres de todo interés, reconociendo
que les dió de su valor; y el Rey se dignó lo exhausto que estaban las cajas Reales~
áarles las gracias en Real Cédula de 26 de hicieron graciosa y libremente cesión de todo
noviembre de 1706, el sueldo y estipendio, que les cabía, en virtud
de la Cédula Real de 29 de Noviembre de
Véase cómo sintetiza Pastells -i esta Real Cédula,
a la que se refiere NusdorHer en las palabras pre- 1679, el cual sueldo, en esta sola función,
cedentes. importaba ciento y ochen-ta mil pesos de
Real Cédula al Provincial de la Compañia y plata.
Prefecto de las doc.trinas del Paraná y Uruguay. El mismo año estuvieron trabajando en el
Dándole gracias por lo que ellos y los indios de
las doctrinas y reducciones que están a su cargo fuerte de Buenos Aires otros 300 indios. f'...ons.
han ejecutado en lo que es del Real servicio, para ta por las cartas del mismo Gobernador Don
el socorro del puerto y presidio de Buenos Aires Alonso. Los años siguientes trabajaron 400
y para contener las hostilidades de los portugueses
y de las guerras continuadas de los infieles, y por en el mismo fuerte. como consta de informa·
la solida de 2.000 indios, que hicieron en 1701, dones presentadas. en el Real Consejo, el
mandados por el Sargento mayor Alejandro año 1705.
Aguirre, según orden del Gobernador de Buenos En 1718, por orden del Señor Bruno de
Aires, para impedir los insultos y robos ejecutados
por los infieles, protegidos de Jos portugueses de Zabala, con sus armas, caballos y a\·Íos fueron
la Colonia, y por haber bajado más de 200 leguas, 500 indios a una correría de la campaña de
costea11do el rio principal y acometido, el 6 de la Vaquería hacia la Colonia, para echar de
febrero de 1702, a los infieles rancheados sobre allí a los Portugueses, que se aprovechaban
el río, peleando por espacio de cinco dim, consu-
miendo la mayor parte, recogiendo más de 500 de ella con grandes ganancias de corambre,
almas, entre mujeres y niños, y más de 2000 ca- grasas, cecina y lenguas; quemaron en esta
ballos y mulas, con que se aseguró la quietud de correría millares de cueros, recogidos por Jos
esa provincia, y de que no ejecutasen más daños
los infieles y por.tugueses, que los fomentaban, ugún Portugueses; murieron algunos indios y fue
consta de aviso de los Gobernadores de Buenos herido de los Portugueses y preso un Her-
Aires y certificación de Alejandro Aguirre; les da mano lego de la Compañía, que iba con los
las gracias y alienta a que continúen, y que los indios.
tendrá preunte para todo lo que pueda ser de su
alit•io y conservación, y a5imismo a los Padres que En 1721, por orden de! mismo Gobernador:
los diriJ?itron, por el celo con que los mantienen e fueron a las mismas campañas 200 indios ar·
indu5trian en toda la política y manejo de las mados para contener a los Portugueses en
armas, como lo informó don Agu51Ín de Robles, los términos señalados que habían propasa-
siendo Gobernador, en carta de 4 de Junio de
1698. • Madrid, 26 de Noviembre de 1706. do; fueron aviados con armas, caballos, y VÍ·
veres de sus Pueblos.
Dos años más tarde, rn 1704, y por orden En ese mismo año de 1721, hallándose in·
dd Gobernador de Buenos Aires, Don Juan {estada la ciudad de las Corrientes, de los
Manuel Valdés, bajaron para el segundo aJe. infieles Payaguás, que fiados en la ligereza
jamiento de Jos Portuguf:'ses de la Colonia. de sus canoas, ejecutaban muchos robos y
cuatro mil indios armados; trajeron seis mil muertes en los cristianos, así en indios como
caballos, dos mil mulas, v muchas embarca· españoles, el teniente General Don Francisco
cioncs, en que llevaban .sus bastimentos de de Noguera pidió socorro a las Doctrinas de
grano, yerba y tabaco para la ida~ estada y los Guaraníes y luego bajaron, en ocho cha·
vuelta, todo de lo suyo: trajeron al reaL lupas, 163 indios bien armados, y hallando
mientras duraba el cerco, con sus caballos, la ciudad sin una carga de pólvora para mu~
más de treinta mil vacas para el sustento de nicionar a los soldados españoles, socorriéron-
todos, así indios como españoles. Duró la fun- le los indios con un <]Uintal, consiguiéndose
ción ocho meses, en la cual perseveraron con con estos sororros el librarla del peligro: en
mucha constancia, haciendo sus guardi:ts, en que se hallaba, ahuyentando a los enemigos,
los ataques y trincheras. como los demás, que por mucho tiempo no la molestaron más.
trayendo fajinas y la artillería a fuerza d~ En el curso de 1724, por orden del gober-
sus brazos. En estas acciones quedaron 130 nador don Bruno de Zavala, se alistaron cua~
indios muertos, y 200 he1idos, hasta que los tro mil indios para echar a los portgueses de
Portugueses desampararon la plaza a 15 de Montevideo, donde querían poblar; y comen-
marzo. zaron a marchar los cuatro mil; pero como
SITUACION }URIDICA DE LAS REDUCCIONES

los portugueses, oyendo que venían los indios, armados con sus caballos, y a su costa, en
trataron de dejar su intento, por orden del tiempo que el Señor Don José de Antequera,
mismo Señor Gobernador, volvieron dos mil resistiendo a dicha entrada, acometió con los
del camino, en e_I cual éstos gastaron un mes del Paraguay traicionando a los indios, pues
de ida y vuelta, y fueron los otros dos mil se hallaban los más desarmados, y tenían sus
no más, ron sus armas, caballos y bastimentas caballos en otra parte; era el día 25 de agos-
hasta Montevideo, para trabajar un fuerte, to, fiesta de San Luis, cuando estaban los más
como lo hicieron, trayendo con sus caballos sin armas, divertidos en un regocijo militar,
y mulas de fajina y sustrnto de todos ellos y honrando el día cumpleaños del Rey, Luis
la leña, para su uso, de una distancia de Primero. Perecieron en esta refriega y se aho-
6 leguas con mucha incomodidad . Esta cm- garon en el Río Tebicuarí como 300 indios.
presa duró hasta el año de 1729, remudándose Perdiéronse también en esta desgraciada ac-
siempre los indios. De esta fortaleza dijo el ción más de tres mil animales entre caballos y
Señor Gobernador, en su informe a su Ma- mulas, además de muchas armas.
jestad, que, si no tuviera los indios de las Después de ésto se alistaron otros cuatro
Doctrinas, era imposible proseguir el traba jo mil indios, que ya iban caminando, pero por
empezado para el resguardo y defensa de la repentina retirada de los del Paraguay a
Montevideo. sus tierras, muchos de ellos no pasaron el Pa-
Zavala era de parecer que los indios de las raná y Uruguay.
Reducciones, que él llamaba Tapes, se que- En el decurso de 1725 estuvieron traba-
daran en Montevideo para defender la ciu- jando los indios en el cerco de la ciudad de
dad, y del mismo parecer era el Consejo de Santa Fe, por haberlo así pedido el teniente
Indias. Este al pasar al Rey una carta de de dicha ciudad en nombre de Su Majestad.
aquél, de fecha 27 de octubre de 172:i, ma- para defenderla de los indios Abipones y Mo-
nifestaba que en ella da cuenta de las forti- cobíes, que la tenían muy apretada. Traba-
ficaciones concluí.das en Montevideo y las que jaron en ella por espacio de un m'es.
quedaban en breve por concluir. y que la En 1732 para defender los pueblos del Pa-
guarnición se componía allí de 120 soldados raguay, contra la invasión de los Comuneros,
y 300 indios Tapes para el trabajo. pero era con la cual amenazaban, y para que hacién-
necesaria más guarnición, pues la Colonia de dose dueños del pantano ~eembucú no se
los portugueses contaba con más de 1.000 imposibilitase del todo la composición de
hombres de armas. aquella provincia, estuvieron manteniéndole
Juzgaba asimismo por convenif:'ncia. para a su costa con armas y caballos como 6.000
mantener las fortificaciones, que hubiese de indios sobre el Río Tebicuarí, durante ocho
continuo indios misioneros, y para que per- meses. Después en San Antonio, algo más
manecieran, convenía se estableciera en Mon- apartado del Tebicuarí, se mantw.deron por
tevideo una casa de hospicio para los Padres orden del Señor Gobernador y del Virrey de
de la Compañia y que éstos, a corta distancia, Lima, en espera del Sr. Oidor Mirones, y
formasen un pueblo en el que tuvieran a sus después del Gobernador Ruiloba; aun después
indios listos, ya que en la forma en que de la muerte de éste se mantuvieron hasta
entonces estaban, así ellos como la guarnición, febiTro de 1734, más de tres mil indios du-
no podían subsistir sin la manutención diaria, rante 16 meses enteros. Pcrdiéronse en estos
la que ocasionaba gran dispendio al Real dos años dos mil cabezas entre caballos y
Erario." mulas.
Mientras aquellos indios de las Reduccio- A fines del año de 1734, y a principios de
nes trabajaban las fortificaciones de Monte.. 1735, fueron pedidos doce mil indios armados
video, otros 16 trabajaban también en el por el Señor Don Bruno para la pacificación
ful'rte y castillo dr Buenos Aires, y esta labor del Paraguay, los 6 mil para el Tebicuarí y
duró también algunos años, n·mudándosc los los otros 6 mil para toda eventualidad.
indios, como es notorio, y toda la ciudad lo ha Salieron de sus pueblos los 6 mil para el
visto, escribía Nusdorffer: años más tarde.u Tebicuarl caminando muchos lO leguas; per·
En daño de 1724, por orden del Virrey del dieron más de 2 mil caballos y mulas por
Perú, fue a recibirse dd gobierno del Para- una peste, que se originó por las extraordi-
guay Don Balthasar García Ros. Llevó por narias y continuas lluvias. Estuvieron fuera
orden de su Excelencia más de 3 mil indios de sus casas casi 7 meses; murieron veinte y
SERVICIOS PRESTADOS AL REY POR LOS INDIOS 395

dos indios por enfermedades y trabajos de los Nusdorffer recuerda muchos otros servicios
caminos y lluvias. Por medio de ellos se con- prestados por los indios de las Reducciones,
siguió la sujeción del Paraguay, como consta y anota que en varias ocasiones los señores
de las cartas del Señor Gobernador. Gobernadores solicitaron, en _nombre de Su
Don Bruno escribió después al Rey desde la Majestad, canoas y pertrechos de guerra, para
Asunción, a 25 de agosto de 1735, y decíale diversas empresas, y que los indios no 5Óio
que pasé a la frontera de esta Provincia, don- obedecieron en esos casos, con toda puntua-
de se me juntó el número de indios destinado, lidad, pero también sin llevar paga ni recom-
y se mantuvieron asistidos de todo lo nece- pensa alguna por tales trabajos.
sario para su subsistencia. por la gran econo- Así, en 1663, el Gobernador rle Buenos
mía que usan los Padres destinados a este Aires, Don Martín de Zalazar, solicitó el en-
efecto, sin que disfrutasen nada del Real Era- vío de maderas para el Fuerte de Buenos
rio de V. M., hasta que corueguido el fin
Aires. Trescientos indios. por espacio de mes
de mi jornada, se volvieron a sus pueblos. 1
Añádese que, en esta expedición, todo lo y medio, trabajaron emoeñosamente v !leva·
que se hacía, se ejecutaba con los caballos de ron las inmensas han~adas hasta ,Buenos
los indios, porque aunque Don Bruno trajo Aires, sin recibir ~ratificación alguna.
caballos del Rey, no habían sido de provec ho En mayo de 1737 el Gobernador de Buonos
por estar cansados, pues los había traído de Aires ordenó que los indios de la5 Misiones
muy lejos. sararan las varas de la rinconada dr:l !vfar,
A fines del mismo año de 1735, el Padre con que se habían alzado los Portgueses y
procurador, Tomás Werle) como Procur:1dor que echaran a los Portugueses que se habían
que era de Misiones, tuvo que atender a las establecido en la Laguna Grande~ y aunque
tropas auxiliares en número de 3 mil, que hubo serias dificultades para la ejecución de
fueron desde las Reducciones, por tierra, al ambas empresas, las acometieron, pero se ne-
socorro de los 1.000 csp~ñoles que, bajo el ~aron a que-los indios se quedaran a vaquear
mando de Miguel de Salcedo, se empeñaban por ahí e impedir así la entrada de los por-
en expulsar a los portugueses de la Colonia tugueses, como quería el Procurador de la
del Sacramento. En esta ocasión el P. Pro-
dudad de Buenos Aires, y todo ello a su ros-
curador Werle fue alcanzado por una bala
ta y riesgo.
enemiga que le quitó la vida.
Fue en ocasión de esta expedición que, en No siendo soldados rentados sino milicias
Apóstoles, y a 26 de junio de 173.'i se reunie- ciudadanas, tantas acciones de gUerra y tan-
ron los Curas vecinos con los Padres Supe- tas faenas en hs que las autoridades exig-ían
rior, Rector del Paraguay, Martín de Yt:gros, la participación de los indios de las Reduc-
y Secretario, y propuso su Reverencia cómo ciones afectaron seriamente a la buena mar-
el Gobernador de Buenos Aires pedía 3.000 cha de los mismos, y así como los Reyes
indios para todo septiembre, y que se viese prohibieron que las oeNonas privadas exigie-
lo que se había de responder. Suponiendo ran que dichos indios les ayudaran rn "us
todos que habían de ir, hubo varladón en el quehaceres. como creyeron muchos tener de-
tiempo y modo de remitirlos. El parecer de rerho a ello, así también por Real Cédula
dos, que aprobó el Padre Provincial, y ejecu- drl 29 de noviembre de 1679 •e limitó la
tó, fue que se le respondiese mostrando sen- intervendón de las mismas autoridadeo; de la
timiento de que su carta no llegase con tiem- Asunción y de Buenos Aires, derlarando que
po, pero que se pondría empeño para que
sólo en los rasos de gravedad podrían valerse
saliesen de aquí en todo agosto; y que irían
algunos a pie, por no tener caballos, efecto
de los neófitos de las Rrducciones.s
de la p(·ste, hambre y guerras pasadas; y Debido a la valentía que desple~aban Jos
añadió uno, que se cobrasen los sueldos; y indios de las Reducciones y al caballeresco
así lo determinó el Padre Provin<:ial, viendo comportamiento de los mismos, entre los es·
la necesidad de los pueblos, y el poco o nin- pañolcs, quisieron éstos, así para su seg:uridad
gún útil que ha traído a los indios tantos como para aprovecharse de esos indígenas,
centenares de millares como han crdido al que algunas Reducciones se establecieran en
Rcy; y el premio es querer aumentarles el las cercanías de sus ciudades. Así ruando en
tributo. 1656 Santa Fe pidió socorro contra los Cal·
590 S/TUACION }UR/DICA DE LAS REDUCCIONES

chaquíes y bajaron 350 indios, con todas sus rallas y bastiones de aqut>Jia ciudad y grande
armas, y libertaron a aquella ciudad de sus fue también lo que coadyuvaron en la tras-
enemigos, aunque no se les dió remuneración lación de la ciudad de Santa Fe, aunque el
alguna, como solía acaecer, los vecinos de historiador Cervera recuerda esos servicios con
Santa Fe, reconocidos al beneficio recibido, palabras displicentes, como las tenía otrora
solicitaron que una de las reducciones se esta- para todo lo que tuviera relación con los jc-
bleciera allí para su amparo.9 suítas. En la Asunción, entre otras obras, sa-
La gratitud· de las ciudades de los españo- bemos por Aguirre que los jesuítas con sus
les para con los Indios que les prestaban ser· indios se atrevieron a hacer al Paraguay un
vicios de tanto bulto, nunca fue muy mani· servicio tan notable como el de la expresada
fiesta. Nuestros historiadores tampoco han muralla [a lo largo de la costa, para proteger
recordado todo lo que ellos hicieron en bene- a esta ciudad contra las erosiones del Río
ficio de Buenos Aires, de Montevideo. de Paraguay]. La empezaron el 12 de marzo
Santa Fe y de la Asunción, y no como sol- de 1760, y hoy vemos un buen trozo que
dados, sino como trabajadores. remedió un profundo barrancón y conserva al
Fuera de la fortaleza o Fuerte no sabemos mismo tiempo el desague de un gran canal.
que los Guaraníes de las Misiones hayan tra- Esta memoria a la despedida de aquellos Pa-
bajado en otra obra pública de Buenos Aires, dres recuerda la falta que hicieron~ pues
pero en Montevideo fueron ellos los que más aunque ayudaba la ciudad~ no Si ha conti-
trabajaron así en el Fuerte como en las mu- nuado por su falta, HJ escribía después Aguirre.
VII. LA ECONOMIA MISIONERA

41- El sistema económico misionero. mcrciantes de la Asunción y no sin razón se


quejaban de que los misioneros no permitían
Ardua fue la empresa de implantar un 5is· al indio comprar y vender sin cortapisas de
tema económico, bueno o regular, en las Re- su parte. Algunos han creído que ese infan·
ducciones, ya que sólo habría en cada pueblo tilismo en las transacciones comerciales se
una o dos personas que lo favorecerían y se- debía a la falta de libertad económica en la
cundarían, y habría m.:is de mil que, a lo que los jesuítas los habían educado y aunque
menos negativamente, lo contrariarían o pres- Zavala, Doblas y Azara abrigaron esa idea,
cindirían del mismo. opina Oreste Popescu que el razonamiento
La economía de hoy, se basa en la de ayer, tendría base si se tratara de personas ya ma·
y confía en la de mañana, y para el indio duras, capaces de hacer frente a la lucha de
Guaraní no había pasado ni había porvenir. concurrencia que la idea de libertad presume,
Sólo conocía el presente, y de éste sólo el Sería el caso de algunos pocos, que los hubo,
momento que estaba viviendo. Ni las cxpe· pero no de la gran mayoría. El círculo vicioso
riencias del pasado le aleccionaban, ni la vi· es evidente, escribe Popescu: los indios son
sión del posible o probab!c futuro le inquie· incapaces por no disponer de libertad, y al
taban. Desde tiempos inmemoriales sus ante· disponer de libertad los están engañando en
pasados habían contado con aves y con peces, el mercado, por ser incapaces. 2
con el agua de los ríos y con unos palmos de El hecho es que, expulsados los Jesuítas,
tierra sobre que recostarse 1 y de allí no podían Bucareli otorgó plena libertad a los indígenas
pasar sus aspiraciones, y en efecto no pasaban. de las Reducciones para comerciar, y bien
Falta absoluta de previsión y falta abso- pronto tuvo que amainar velas y coartar
luta de voluntad, y si de ésta había algo, era aquella libertad ya que los españoles estaban
tan voluble que no era sino una sombra. despojando a los indios hasta de sus tierras,
Quienes los trataron tan de cerca y durante por bagatelas y avalorios.
tanto tiempo a los indígenas de las Rcduc· Esta innata antieconomía de los indios
ciones no titubeaban en afirmar que el indio mortificaba no poco a los Jesuítas y aun en
Guaraní nunca sale del entendimiento y ca. las épocas en que las Reducciones estaban
pacidad de niño. Crece el cuerpo pero el más y mejor organizadas, contribuía lastimo·
entendimiento queda como cuando tenia 8 ó samentc a perturbar el sistema económico. Se
9 años, y así llega a la vejez. 1 daba a un grupo de indios una bolsa de trigo,
Niños en la falta de previsión, niños en la para que sembraran en tal o cual campo;
volubilidad de voluntad, tenía el Guaraní otra llegaban allá, se sentaban, comían el grano
seria desventaja para lo económico: el gober- hasta hartarse y tiraban lo restante; volvían
narse por caprichos. U no de éstos era el hacer diciendo que ya estaba. En la época de la
compras o trueques, por las apariencias de cosecha aquel rampo sólo mostraba los viejos
las cosas, no por su verdadero o intrínseco yuyos y makzas. Bajaban a Buenos Aires o
valor. Con tal de tener, en este momento, un a Santa Fe los barcos misioneros con los pro·
caballo, daba por él un cuchillo, que valía duetos de los pueblos y eran vendidos a justo
diez veces más, y por unas plumas de papa· precio por los Procuradores de Misiones que
gayo entregaba una montera o sombrero cien había en esos puertos, pero no pocos de los
veces más valioso. indios remeros vendían de lo suyo o de lo que
Con raras excepciones, que las había, el otros les daban por insignificancias de ningún
indio con libertad para comerciar. era nefasto valor. No hubo cómo acabar con esa especie
a sus propios intereses. Bien lo sabían los co- de contrabando que tanto les perjudicaba.
398 LA ¡~·coNOJ\1/A MISIOJ\'ERA

En un ambiente de esa laya era menester haber subrayado la acción en pro del aumento
que los Misioneros obraran con mano fuerte de las necesidades, reprocha a los Padres que
y se abocaran seriamente a lo rconómico, base a causa de .su .sistema fracasara el intento de
de sustentación de un pueblo de 3 a 5 mil despertar el interés de los indios por la ri·
habitantes, donde no había, ni podía haber, queza. Es ciuto, lo que deseaban los Padres
otra CC'onomía que la que ellos implantaran era evitar o, de aparecer_. extirpar el afán de
y secundaran. Ellos podían atender a la pro- lucro. La riqueza para ellos no constituía un
ducción cada uno en su respectivo pueblo, fin en sí; era sólo un medio para alcanzar
y contaban con Procuradores avezados en la un fin m.etaeconómico.a
Asunción, en Santa Fe v en Buenos Aires, Si excelente era el engr2.naje económico de
para la venta de Jos prod~ctos remitidos des- los misioneros con los Procuradores. ubicados
de los pueblos y para la compra de los que en las grandes ciudades, no lo era' menos el
habían de importarse a los pueblos, según las de los misioneros entre sí, ya que procuraron
necesidades de éstos. Para estas transacciones, que no todos los - pueblos contaron con los
los Procuradores en las ciudades de españoles mismos prod~ctos, antes hubiese variedad, de
contaban con una contabilidad minucio~ y suerte, que pudieran comerciar unas Reduc-
el mayordomo de cada pueblo llevaba la suya, ciones con otras. Casi todas tenían de todo,
y hasta los jefes de las diversas oficinas, y los pero unas producían más azúcar, o más cu~
almaceneros o custodios de los bi~nes de la ros, o más tejidos; en unas los talladores eran
comunidad en cada Reducción tenían su con. más cotizados, en otras los estatuarios o Jos
tabilidad, como también unos y otros t("nÍan herreros o Jos carpinteros, de suerte que unos
depósitos o almacenes donde conservar los pueblos dependían en algún grado de otros.
productos a venderse. Esto era tanto más ne· La pérdida de las cosechas en una región,
cesario por cuanto el comercio era, en la ofrecía un buen mercado a las que habían
mayoría de los casos, el trueque de unos pro- sido favorecidas por la naturaleza ~ y este co-
ductos por otros, y esa práctica estaba muy mercio entre los pueblos, a base siempre de
generalizada y más favorable. trueque, fue siempre int<·nso y siempre bajo
En 1933 el profesor Roberston, de la Uni- el doble control de los misioneros del pueblo
versidad de Cape Town culpó a los misione- vendedor y del pueblo comprador.
ros de los pueblos de Africa de infiltrar en Esto, claro está, habría sido imposible si
sus neófitos el afán de lucro, contrario a su el indio no tuviera un alto concepto del mi·
pregonada espiritualidad, pero como advertía sionero y no viera en él al fiel custodio de
el jesuíta Brodrick, respondiendo a las acu- los bienes y de la prosperidad de la reducción.
saciones de aquél, no un afán de lucro, pero No era, pues, la eronomía misionera cuna
sí uno de justicia; no un deseo de introducir de libertad sino de dirección, aunque no de
entre los indígenas el lujo y el refinamiento una dirección rigurosa, como advierte Po-
sino un bienestar que favoreciera al cuerpo pescu, sino en cuanto era una asistencia cuyo
y al espíritu, era el objetivo misionero~ y así objetivo era enseñar a los indios a hacer un
fue entre los hombres que labraron la felici- recto uso de su libertad potencial y a saber
dad de los Guaraníes, durante más de siglo valorar los bienes económicos."
y medio. La confusión en la comprensión del Por lo que respecta a la agricultura no hay
sistema jesuítico, escribe Popescu, proviene que olvidar que en cada reducción hubo el
del hecho que los Padres, por un lado fomen. Abambaé y el Tupambaé, esto es, el campo
taban el interés por los bienes materiales, y, que era propiedad de cada Indio, y que cul-
por otro, lo frenaban, y agrega: No es e.sta tivaba para sí y para los suyos, y el campo
una contradicción en su actitud. Ella indica cultivado, por turnos, por todos los indios, y
que perseguían por un lado el aumento del cuyos productos eran para la comunidad. No
nivel de las necesidades, hasta una altura que se privaba al indio el tener su campo, que
fuese concordante con el supremo fin rcli· cultivaba a su gusto, y cosechaba para sí los
gioso, pero una vez alcanzada e.sla determi- frutos de sus afanes, pero en previsión de lo
nada altura, dicho nivel debía permanecer que pudiera acaecer, dada la indolencia del
constante y cualquier intento de romper el indio, y a fin de contar con recursos para los
equilibrio debía ser censurado. Por eso nos gastos generales, instituyeron los Misioneros
parece que también Azara encuentra sólo una el Tupambaé, esto es, "propiedad de Dios" o
aparente contradicción, cuando después de "hacienda de Dios", ya que era destinado
EL SISTEMA ECONOMICO MISIONERO

a sostener el culto, los misioneros, el cotigua- sario para dos o tres meses. se les obliga a
zú, el hospital, la escuela, etc. que traigan lo demás en sus sacos a los gra-
Sinó en el Amanbaé, ciertamente en el Tu- neros comunes; y cuando se les va acabando
pambaé, como institución pública que era, lo de sus casas, se les va dando lo de los
la dirección del misionero era imprtscindible, graneros.R Pero no paraba aquí el trabajo.
y por eso así Eucken como Popescu han lle- Los indios, como veremos más adelante, ama·
gado a la conclusión de que la economía ban muchísimo Jos negocios. Pero como te-
misionera no era pura sino mezclada con ele- nían su manera particular de valorar las co-
mentos de economía libre, aun cuando sólo sas, salían de la mayoría de tales negocios
de ,modo complementario: y desde (') punto de muy engañados,u vendiendo su cosecha por
vista de la extensión se trataba de una direc- una bagatela, lo que vale diez por lo que vale
ción central simple y desde el punto de vi<;ta uno. 10 Por esto, para evitar que vendan el
de la intensidad, se trataba de una dirección sustento de su familia por cuatro cuentas de
central total con ciertas huellas de libre in- vidrio, no se les permitía negociar sino en
tercambio de bienes de consumo. presencia o con la autorización del Padre.
El indio odiaba el trabajo y despreciaba al De todos estos detalles resalta con nitidez
que trabajaba, y el primer triunfo de los el poderoso influjo que los Padres ejercían
misioneros estaba en hacerles comprender lo aun en el sector de la economía privada de
noble del trabajo, lo que obtuvieron sin difi- cada indio. Y en este sentido es preciso con·
cultad, y el segundo el hacerles trabajar, lo cluir, con Eucken, que la dirección económica
que no fue igualmente fácil. El hecho es que se extendió también sobre las ecorwmías fa·
el trabajo, en uno u otro grande, pero siem~ miliares. Pero con esta observación no se
pre llevadero y nada odioso, era general, ya agota la particularidad del ordenamiento eco·
que sólo los ancianos y !os niños pequeños, nómico en el Abambaé. O .. para ser más exac-
los enfermos e impedido!' por justas causas tos, no se destacaba con esto sino un solo
estaban exceptuados. Podían escoger el traba· aspecto. Porque las medidas de dirección que
jo que más le venía a gusto y eran fácilmente acabamos de exponer no englobaban todo el
un centenar las tareas que había en cada volumen de actividades económicas del indio,
Reducción, y podía escoger entre ellas la que sino únicamente una sola parte. La dirección
era más a su gusto o más en conformidad en el Abambaé tendía a ofrecer al indio un
con sus habilidades o aficiones. Los caciques mínimum de actividad -hasta cubrir su sus·
por una parte, respeto a sus vasallos y los tento- un mínimum de previsibilidad -ase-
inspectores de trabajo, por otra parte, vigi- gurar el consumo hasta la otra cosecha-, y
laban para que no hubiese ociosos o vaga· un mínimum de racionalidad, hasta aprender
bundos. a valorar a la española los productos de sus
Para el Abambaé, escribe acertadamente campos. Pero una vr-z alcanzado el "míni·
Popescu 5 a cada jefe de familia se le asig- mum" establecido, la dirección era sustituída
naba un lote de magnitud suficiente para por la libertad. N edie prohibía al indio tra-
asegurar el sustento de la familia. La distri~ bajar más el mínimum establecido . cult;var
bución de Jos lotes se cfectuaha por cacicaz- mayor pedazo de tierra, mayor número de
gos. Para esto cada cacique tiene un terruño variedades agrícolas, ~anaderas o industria-
señalado, del cual toma cada vasallo cuanto les que las recomendadas por el Cura,' y ven-
ha de menester. 6 Dado que eran imprevisores der el sobrante de su cosecha cuando y a
y solían cultivar, cuando eran dejados a su quien deseaba. En tal caso, la libertad de
libre iniciativa, sólo un pequeño pedazo de elegir su lugar de trabajo y su oficio, de de·
tierra, algunos Curas hacían medir con un cidir independientemente sobre sus planes
cordel lo que les parecía suficiente para el de producción, de elegir su consumo o inter-
sustento anual de su casa.7 Trabajar el lote cambiar sus bienes, no era ni abolida, ni
asignado y coger sus frutos no era empero prohibida, ni frenada, ni controlada; por el
una cosa que hiciese el indio de buena gana. contrario era fomentada.
Aun peor era acostumbrarlos a guardar su Sólo si se tiene presente la naturaleza del
cosecha y consumirla progresivamente. Si ordenamiento económico en su ensamble, se
Dios les dió buena cosecha, no saben guar· podrá c•>mprender, que el objetivo primario
darla en su casa. La desperdician sin mirar en el Abambaé era, no la dirección sino la
a lo futuro. Por eso, dejando en casa lo nece- libertad; que la asistencia de los Padres len-
400 LA ECONOMIA MISIONERA

día, no a aniquilar sino a. despertar el incen- de rápida consumación, los casos serían pocos
tivo hacia la libre disposición . Por esto, es· y sólo entre los del mismo pueblo.
cribe Popescu,ll nos parece que Furlong puso El profesor Popescu, en su excelente libro
de relieve de una numera más feliz el espíritu sobre la cconomia en las Reducciones de Gua.
del ordenamiento misionero, al apuntar: In- raníes, que es lo únko serio y de hondura
curren en un grave error los que aseveran que se ha escrito sobre el tema, nos dice qut'
que los indígenas de las misiones... estaban así la explotación individual como la social
ligados "a una disciplina monástica". Esta- fue practicada en las Reducciones, aunque en
ban , si, sujetos a un régimen de orden y a grado diverso, según se trate del Amambaé
una disciplina de amplia_, pero armónica li- y del Tupambaé. Por regla general/a primera
bertad, régimen y disciplina que en nada constituía una forma de explotación indivi·
coartaban las nobles y espontáneas iniciativas dual. Y dado que cada jefe de familia era
de los indígenas. ayudado en la actividad económica por sus
Si por disciplina monástica se entiende la familiares, se trataba pues del tipo de explo·
eliminación de las bebidar alcohóli<:as, de las tación familiar . Sin embargo no faltaban ca·
torpezas individuales y de los desenfrenos pú- sos aislados en que se practicaba un tipo de
blicos, es exacto el aserto . pues sólo a eso se explotación por cacicazgos. Cardiel nos in·
reducía la disciplina misionera. forma en este sentido que había algunos
Podemos entonces afirmar que en esencia Curas que hacían a los indios ulabrar y es-
los Guaraníes gozaban en el Abambaé de una cardillar la tierra por junto, todos los dt un
libertad condicionada a un mínimum de efi- cacique o de una parcialidad juntos: ·hoy
ciencia, mínimum de previsión y mínimum tantas sementeras y mañana otras tantas". 1"l
de racionalidad, o, lo que es lo mismo, go- Se trataba pues de una verdadera explo·
zaban de una libertad limitada. tación social -aunque no podemos precisar
El Indio en los pueblos debía vivir de sus si se extendía sobre la totalidad del proceso
propios productos o de los que podía obtener productivo, esto es, inclusive la cosecha, o se
por compra o trueque, pero eso no fue Jo refería únicamente a la labranza .
que prevaleció, ya que del común, o del Tu- En el Tupambaé la explotación era, por el
pambaé, se les proporcionaba la carne diaria contrario, generalmente de tipo social. Así lo
y la yerba, el tabaco para los adultos y las era en la ganadería e igualmente en la agri·
raciones alimenticias para los niños, enfermos cultura.
y ancianos, y, ruando lo 5olicitaban, los vesti- La explotación ganadera en las Misiones
dos, ollas, cuchillos, etr ., de que carecían. ha conocido una interesante evolución a tra·
Todo eso era del común, pertcnecientrs a la vés de los 150 años de gobierno jesuítico. Al
comunidad y guardado en los almacenes del principio se organizaron estancias comunales,
Tupambaé, mientras que en los almacene5 o pero pronto se manifestaron las ventajas de
depósitos del Abambaé, ron el nombre de la cría en gran escala, llegándostJ así a las
cada dueño, estaban los productos de los mis- inmensas estancias de tipo nacional como eran
mos indios y a Jos que sólo los dueños tenían la famosa Vaquería del Mar y más tarde la
derecho. Dejar esos productos en poder de Vaquería de los Pinares.
ellos, era despcrdiriarlos o milgastarlos mi-
sérrimamente. El modo de explotación lo expone admirable-
mente Cardiel: Van 50 ó 60 indios con cinco
Cómo harían los misioneros o sus agentes caballos cada uno. Ponen en un alto una pequeña
la distribución de los productos del Tupam- manada de bueyes y vacas mansas, para ser vistas
baé, habiendo quienes no los necesitaban o de las cerriles, y a competente distancia las ro·
dean o acorralan .treinta o cuarenta hombres para
podían prescindir de ellos, por tener de su su guarda. Los demás van a traer las más cer·
propiedad, en los almacenes del Abambaé, es umal·, que vienen corriendo como cerriles; y vien-
algo que ningún misionero nos explica, como do las de su especie, dándoles ancha puerta los
tampoco ninguno de ellos nos informa sobre del corral, se entreveran con ellas. Vuelven por
otras; y del mümo modo las van entreverando,
si los bienes recibidos del Tupambaé eran hasta que no hay más en aquella cercanía. jún-
susceptibles de ser cambiados por otros, o de tanse todos los jinetes: y yendo uno o dos delante
ser vendidos. Sospechamos que no, en grado por guías, cerrando los demás todo lo que cogieron,
considerable, ya que es posible que algún que van conduciéndolo adonde hay más, teniendo cui·
dado de no acercarse mucho: qu e si se acercan y
otro trueque se haría, como yerba por tabaco, las estrechan, suelen romper la rueda y desparra-
pero tratándose por lo general de productos marse. En el segundo paraje, hacen lo propio.
O MIS/ONH RO
401
El. SISTI~IHA EC ONOMIC
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402 /.A ~~-c0/\'0.\1/A MISJOSF/lA

Llegada lo noche, rodean .~u ganado, y hacen género de faenas. En tal hipótesis y tomadas
fuego por todru portes, y de este modo en medio en conjunto, eran explotadones de tipo social.
de la campntia todo está quieto. Si no hacen fuego.
rompen y se van por medio de los jinetes. De A pesar de la aparente confusión entre las
eMe modo, 50 indios, en dos meses o tres, suelen formaJ de explotación en la economin miJio-
coger y traer a su pueblo de distancia de SO legum . nna, se ¡;uede no obstante observar que en
cinco mil o seis mil vacas. De los caballos mueren
algunos, ya a cornadas de los toros que arremet en {!eneral, la explotación indívidua/ era más
n coTnadas a caballo y jinete, ya del mucho car>.· corriente en el Abambaé, mientras la social
sancio y mal trato que les da d indio. Los denuh lo era en el Tupambaé. Ji
quedan tales, que no pueden servir en todo el año,
y se ponen en lozanos pastos a convalecer y engoT-
dar. Todo esto cu e.sta esta faena 1:~.
42- Las Vaquerías de las Reducciones.
Claro está que motivos de orden polí6co-
económico determinaron a los Padres a fo- No propiamente las estancias, sino las va·
mentar, aunque no siempre con éxito, para- querías de los pueblos misioneros, constituye-
lelamente, estancias comunales. Cuando en ron el substractum de la supervivencia mate-
173 1 los portugueses logran abrirse camino rial de los mismos. Sin ellas habría sido muy
po,r el bosque y en poco tiempo acaban con difícil que se hubiesen podido establecer con
todas las vacas de los Pinares, la explotación garantías de continuidad. Tener que sustentar
~anadera en las Misiones entra en una nueva a cien mil indios voraces, era un problema
etapa. Se fundan estancias comunales de ta- nada fácil, y en un país donde la langosta
maño menor, y doi estandi4s de tamaño causaba con frecuencia terribles estragos, no
mayor,14 que aunque de propiedad comunal :;e podía cvnfiar plenamente en la agricultu-
de los respectivos pueblos de Yapeyú y San ra, por más extendida y cuidada que ella
Miguel, servían al abastecimiento de todos fuese. La carne, por otra parte, t~ontaba con
los pueblos. En estas vaquerías se practico la todas las simpatías del indio, y cuando esca-
ganadería conforme con los principios racio- seaba el pan y apenas había verdura, se le
nales con pastores-indios permanentes y bajo tenía feliz aumentándole la ración de aquélla.
la dirección de un Padre. lú Sobr::•das razones hay para creer que en su
Por lo que tora a la agricultura recuerda ~a lvajismo la alimentación del indio fue defi-
Popesru que se practkaban dos tipos de cx- ciente y muy desigual, sea por su pereza en
plotarión sorial: una, menos usual, por con- buscarla, sea por otras causas ajenas al indio.
tratación de obreros indios a quir.nes se les como las lluvias e inundaciones, o la escasez
pagaba el sueldo de la caja romunal; y otra de animales en los bosques o de peces en tales
más frecuente, por roncurso rolectivo de to- o cuales ríos. U na vez instalado en la Reduc-
dos los indios excepto los tejedores, herreros ción habría de ser además de abu ndante,
y demás . oficiales mecánicos, que no iban a continuada y en lo posible algo variada. Esta
las faenas de comunidad en todo el año. variación se introdujo mediante la leche, que
Con relación a éstos y demás oficiales quC' en su estado salvaje jamás habían guc;tado,
se consagraban a esos nobles trabajos, escribe y mediante el trigo, con que hacían pan y
Popescu 16 que, a la luz de las noticias que galletas de variados gustoS.
acerca de ellos nos ofrecen Jos misioneros se Pero la c.arnr fue siempre el principal ali-
puede decir que se trataba de pequeñas ex- mento del indio misionero. Con paso lento,
plotaci!•nes provistas de un reducido número y como poco confiado en esta realidad, inició
de personas, dirigidas por un maeslf'o, ayuda- su obra civilizadora en San Ignacio Guazú,
do por unos cuantos obreros y aprendices, tal así el Padre Lorenzana como el Padre Roque
como lo era, hasta un determinado límite, la González de Santa Cruz, que le sucedió en
explotación artesanal medioeual. ese pueblo, pero no fue ésa la táctica de los
Los auxiliares formaban en el oficio un Padres Masseta y Cataldino en el Guairá, ya
conjunto orgánico con su jefe, y la obra lle- que desde el primer momento dieron a la
vaba en sí el sello personalísimo de este últi- g:anadería toda la importancia que habría de
mo. Se trata pues del tipo de explotación tener. Procuraron con todo empeño el más
individual ampliada. Pero cuando se efectua- conveniente multiplico y se preocuparon de
ban obras de gran amplitud, como la c.ons- que la matanza fuera ordenada. Al tener en
trucción de la igle~ia, de las rasas, etc., todos 1631 que abandonar aquellas Reducciones, a
los talleres contribuían colectivamente a este causa de las invasiones de los Paulistas, sa-
l.AS l'AQVI·:UIAS DI~ LAS JU:DUCCIONJ·;s 403

bemos que dejaron abandonados en Jos cam- bczas de ganado se encontraron con un medio
pos vecinos 30.000 vacunos, pero no bien físico excepcionalmente idónt'o para operar
llegaron a su nuevo solar sobre el Yabcbirí, ; u reproducción, y se extendieron por las
un generoso correntino, llamado Manuel Ca- múrgenes del Río Negro; por la parte Norte
bra), les cedió generosamente cuarenta mil tuvieron las ricas llanuras riograndenses y su

La primera gran estancia, común a todos los pueblos misioneros, fué la del Mar, pero los
españoles de las ciudades de Bue nos Aires y de Santa Fe la destrotaron; tuvieron después Jos
Guaraníes la de Jos Pinares, pero los portugueses del Brasil hicieron otro tanto ; establecieron
entonces la de Yapeyú, que es la que ostcnta este mapa, trazado por Abel Vadell, sobre el que
hizo el Padre Bernardo Nusdorfft>r.

unidades y con ellas se comenzaron a poblar límite puede ser señalado en el río Jacuí, li-
las estancias de Jos distintos pueblos. mitando al Este con el Océano Atlántico,
Pero la verdadera historia de las vaquerías razón por la cual se conoció a esa región
y el desarrollo fabuloso del ganado vacuno, con el nombre de Vaquería del Mar. 1
comienza años más tarde ( J636) al ser des- Dos características ofrecía la formación de
truí das las reducciones del Tape por acción esta vaquería; la primera era que Jos vacunos
de Jos mamelucos. Al ser atacados estos pue- fueron introducidos por los religiosos de la
blos por Jos paulistas que perseguían la caza Compañía de Jesús para alimentación y pro-
del indio y del ganado, numerosas cabezas, vecho de Jos Indios, dando así una base de
formadas especialmente por vacas lec heras, sustentación material a sus Reducciones y
fueron dejadas en libertad a fin de evitar que evitando el que tuvieran que ir por los bos~
cayeran en manos de los invasores. Estas ca- ques en busca de alimentos. Este fue el ali~
401 /.A I~COl\'OMIA MISIONERA

mento intendonal de la introducción del Mar: Estando yo en Santo Tomé, compa-


ganado, que inridió en la posterior riqueza ñero del Padre Juan de Baeza, el año de mil
uruguaya, brasileña y argentina. seiscientos y setenta y seir.- los Guanoas solían
El Padre José de Castañeda,2 en una in- traer al Pueblo de la Cruz y del Y apeyú
formación sobre el origen y desarrollo de esa habiendo yo bajado allí de paso, algunas va-
vaquería del Mar manifestaba que fundados cas blancas y overas para [cambiar por] '}'erba
sus primeros pueblos y reducciones, tm las y tabaco; no se sabía entonces de dónde las
sierras que llaman el Tape, que corresponden traían, mas se supo luego que eran de la T' a-
a las Serranías de J1aldonado, desde donde quería del Mar, por medio de un Padre lla-
por las hostilidades e invasiones continuas mado Jacinto Márquez, que por orden de
que padecían de los Portugueses ,., Mamelu- nuestros superiores y exhorto del Gobernador
cos de San Pablo, se vieron obligados y nece- de Buenos Aires hizo una espía al Mar, el
sitados a desamparar sus propias tierras y año de mil seiscientos y sesenta y siete, y
sitios naturales y con industria y dirección vuelto dijo había hallado mucho ganado
de los Religiosos de la Compañía de Jesús. manso, y el año de mil seiscientos y setenta y
sus Párrocos, entonces se mudaron y asentaron nueve siendo Superior el Padre Christóbal
en los Ríos o riveras del Uruguay y Paraná, Altamirano, con consulta de los Padres Anti-
que distan más de setenta leguas poco más o guos y no dudando proceder de las que los
menos de sus primeras reducciones y porqut· guaraníes dejaron en sus reducciones antiguas,
la crueldad continua e invasiones del Ene· dió licencia dicho Padre Superior para que
migo Portugués apenas les dió lugar a salvar los Pueblos probasen su fortuna, y sacasen
sus propias vidas y las de sus hijos y mujeres, vacas de las Vaquerías del Mar, como se
dejaron sus bienes en dichas Reducciones; efectuó luego, quedando ent~blada la Vaque-
entre otras cosas dejaron el ganado vacuno~ ría del Mar sin contradicción alguna.'"
que por industria de los Religiosos de la Com. De esta Vaquería del Mar se originó )a
pañía de Jesús se les había conducido para segunda Vaquería, la de los Pinares. Esta
su natural sustento del cual entonces tenían ofreció la característica de haber sido for-
pobladas sus Estancias y fue así, que con la mado como un fondo de reserva del ganado,
fuga que hicieron de sus propias tierras, y .oara la eventual posibilidad de que la del
miedo que concibieron de sus Enemigos los Mar, sometida a continuas incursiones por
Mamelucos y Paulistas, no se at1·evieron a parte de portugueses, españoles y guaraníes,
volver por dicho su ganado, por lo cual dicho se agotara.
ganado, con el trascurso de los años, se mul- Como la Vaquería del Mar estaba situada
tiplicó, y se esparció y bajó por todas aquelfaj en las cercanías del Atlántico, el arreo st'"
serranías, que miran a la costa del mar. hacía en dirección a los ríos Uruguay y Pa-
Es también ilustrativo el testimonio que raná, donde estaban ubicadas las Reduccio.
en esta misma información prestó el Hermano ncs, atravesando la zona norte de Jo que es
Joaquín de Zubeldía, pues dijo que los ga- ahora la República del Uruguay y sur de Jo
nados, que existí2.n en las Misiones del Tape, que es en la actualidad el Estado de Río
eran los siguientes: en el pueblo de Santa Grande do Sul, y como la travesía tardaba
Ana de cinco a seis mil vacas y en d Jlamado muchos días y aun semanas, y el ganado se
Los Apóstoles tenían cuatro mil cabezas, aña- esparramara muchas veces por las selvas y
diendo luego: y en otro llamado Santa Teresa bañados, a causa de la desidia de los indios,
tenían cuatrocientas vacas; y que de éstas con se perdían miles de cabezas, prro éstas lle-
el transcurso de los años, y su multiplico y garon a multiplicarse grandeemntc en esas
haverse esparcido por aquellas Serranías: se regiones.
fundó y se originó la F aquería susodicha No fue sin embargo con ese ganado sino
del Mar. con el traído de la Vaquería del Mar que
En 1667, una expedición española, enviada los jcsuítas formaron la de los Pinares. No
a reconocer la Banda Oriental des<·ubrió la fue algo casual sino intencional. Al <"fccto
gran riqueza de la Vaquería del Mar, que ya escogieron la zona uruguaya al sur del río
era conocida por Vaquería de los Pa-dres de Cuareim y al norte del río Negro y su afluente
la Compañía. Así lo atestigua el Padre Lean- el Yí.
dro Salinas, a los 20 días de mayo de 1715, El Provincial Lauro Núñez en 1702 dispuso
y refiere cómo fue conocida la Vaquería del la creación de aquella Vaquería, que tan be-
406 LA. I·:CONOMIA MISIONERA

neficiosa habría de ser para los pueblos misio- supieron la inmensa riqueza ganadera que
neros, y ordrnó que rada uno de éstos depo- había en aquella zona y hacia el año de 1730
sitara allí a lo menos dos mil vacas, traídas hicieron tales robos, con matanza de los in-
de la Vaquería del Mar o de las muchísimas dios que cuidaban de aquellos campos que,
que ya por entonces había en los campos a lo menos por entonces, se pensó en formar
intermedios en tre una y otra vaquería. otra Vaquería, donde fueran mayores las ga-
De inmediato La Cruz puso 30.000, Santo rantías de seguridad. Se pensó entonces en
Tomé 10.000, Yapeyú 4.000. Años más tarde unos campos cercanos a la Reducción de San
San Borja llevó de 14 a J5 mil vacas estan- Miguel, aunque al Oriente del río Uruguay,
cieras, romo declaraba el Padre Calvo, en y otros al poniente y sur de Yapeyú, pero al
febrero de 1716. Aun los pueblos al Poniente Oeste de aquel río. No se desechó la idea de
del Paraná, en tierras actualmente para- tener una Vaquería en San Miguel, pero se
guayas, tuvieron sus respectivos lotes de vacas creyó más segura la de Yapeyú.
en esta vaquería, defendida por la naturaleza Ya an tes de esa resolución era Yapeyú un
contra las invasiones de los salvajes de las importante centro ganadero, como también
selvas y de los desalmados Paulistas, y cuida- lo era la cercana Reducción de La Cruz, y
dosamente vigiladas por los indios de Yapcyú, una y otra enviaba ganado vacuno y aun
a quienes se encomendó esta tarea. caballar a los diversos pueblos, siendo la ruta:
Recordemos antes de seguir adelante que Yapcyú, La Cruz, Santo Tomé, San Carlos,
con anterioridad a esta empresa dr los jesuÍ· Candelaria, y desde esta postrera reducción,
tas no había allí ganado alguno vacuno. Así que estaba a pocos kilómetros al Norte de
lo aseveraba en 1702 el Padre José Tejeda: lo que es hoy Posadas, se arreaba el ganado
en dichos parajes jamás hubo vaquerías, sino a los diversos pueblos que allí se esparcían
en solo el camino a las [Vaquerías] del Mar. como un abanico abierto, aunque cortado
Ni vacas mas que las que quedabatl cansadas por dos caudalosos ríos.
de las tropas que pasaban por allí, y ésto lo En 1735, siendo Provincial el Padre Jaime
sabe por vista de ojos. Más adelante como de Aguilar, dispuso en tre otras cosas, que:
se le preguntara sobre el origen de ese gana- El precio de las vacas del Yapeyú y La
do, manifestó que siendo este declarante Cura Ctuz, será el que señalé, que son 4 reales por
del Pueblo de Yapeyú, mandó dejar cantida- cabeza, puesta en San Carlos, y el mismo
des de vacas en dichos parajes por orden de será el precio de cualesquiera otras vacas es-
sus Superiores para fundar dichas vaquerías, tancieras de rodeo .
que serían como cuatro mil cabezas. 4 Los caballos que hubieren de pasar de acá
Si tenemos presente que el Padre Tejcda (desde los Pueblos del Paraná) por el paso
fue Cura de Yapeyú, entre los años de 1701 de la Candelaria, los recibirá la Candelaria
y 1709, bien pudo ser que fuera el Provin· a esta banda y los entregará en la otra pun-
cial Lauro Núñez en 1702, quien entonces tualmente; y si se perdiere alguno, desde que
ordenara la fundación de la célebre Vaquería los reciba hasta que los entregue, será a costa
de los Pinares. de la Candelaria y a ésta se le pagan dos
La vaquería de Pinares nadó pues como reales por cabeza, que ha de dar a quien se
un hecho voluntario y de previsión : consti· los vendió . ..
tuir fuentes de reservas para el sustento de Si el pueblo de la Concepción se conten-
los pueblos, aprovechando una región de mag- tare de pasar las vacas que vienen de la otra
nífico clima y excelentes pastos, pero también banda del Uruguay, vendidas a otros pueblos,
con una intención bien clara, la de colocar y ponerlas en San Carlos por Y2 real codn
el ganado en un territorio en que los espa· cabeza (que cobrará en vacas) asegurando
ñoles no pudiesen alegar derechos de vaqueo la cantidad restante, se le dará a dicho Pueblo
y evitar las operaciones de saqueo y contra· el tal paso•
bando de los portugueses, aliados comunes Dos años más tarde, en 12 de septiembre
que habían contribuido a desvastar las va· de 1737, había dispuesto el Padre Jaime de
querías del Mar y del Río Negro, en interés AguiJar, en su carácter de Provincial, que
de una rudimentaria explotación comercial asi la llamada estancia o vaquería de Yapeyú,
del cuero, lengua y carne de los vacunos. como la de San Miguel no sería privativa de
Desgraciadamente los llamados Lagunistas ningún pueblo, sino perteneciente a todos
o habitantes de San Pedro de Río Grande ellos, ni habrían de ser las estancias ordina·
407
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408 /.A /~COI\' OMIA MISIONERA

rias de las que se habrían de surtir Jos pueblos, poder extender la de San Miguel hast<t cJ
sino que habrían de tcner el carácter de re- Río Negro, pero como no eran tierras de las
serva y emergencia, para los casos en que Rt·du<·cion<·s sino realengas, solicitaron a
faltara ganado en los ca mpos de las Reduc- las autoridadcs competentes d ususfructo
ciones. Si se tiene presente que para la ali- de las mismas.
mentación de unos 100.000 indígenas, se Véase lo que a este efecto Icemos en el
necesitaban diariamente unas 5.000 vaC'as, se Libro de Consultas: A 31 de diciembre de
comprenderá por qué los Jcsuítas tom aron 1737 hubo consulta y propuso su R everen cia
tan a pecho sus vaquerías. [el Padre Pro vincial] que se solicitase del Go-
Ni se contentó el mencionado Padre Agui- bernador de Buenos Airt'S para las Jl1isiones
Jar con lo hecho hasta 1737, ya que en ~se del Paraguay, que se les hiciese merced desde
mismo año resolvió ampliar esas estancias Río Negro [al Norte], para que hasta allí fu t'se
oonsiderablemcnte, y por eso dispuso las rosas suyo, sin que en trasen a vaquear los espa-
siguientes: ñoles a aquellas tierras, que caen hacia las
J9- En las estancias de Yapeyú y de San Misiones; porque sin eso, aun las estancias
Miguel se buscarán dos porciones de tierra, pobladas al presente por los indios, las aca-
capaces de 40.000 o más cabezas de ganado barían, acabando asimismo con los guaraníes.
en cada una, con buenos pastos, aguadas y Todos dijeron que era conveniente y útil, y
facilidad de poder cerrarlas. como tal, que se solicitase. 9
29-Supuesto que no de las VaqueríaJ [del Recordemos aquí que al sur de lo que fue
Mar o de los Pinares], ni de seglares se pue- la estancia de Yapeyú, en lo que es ahora la
den haber al presente estas vacas, se recogerán República del Uruguay, y en lo que es ahora
de las estancias de los mismos dos pueblos. Montevideo y Maldonado, había vaquerías
39- Estas vacas se reducirán a rodeos pero no pertenecieron a las Reducciones. A
competentes. los jesuítas precedjeron Jos porteños en e)
49- Los mismos dos pueblos no han de aprovechamiento de ese ganado y ya en 1616
tocar estas vacas para su gasto ordinario, sino el Capitán Juan de San Martín obtuvo li-
de lo restante de sus estancias. cencia para retirar de alJí 20.000 cabezas p:..ra
59- En los dos años primeros, después de el consumo de Buenos Aires y hasta la fun-
entrado dicho ganado, no se sacará para na- dación de Montevideo en 1726, así los bonae-
die, ni vaca hembra.1 renses como Jos santafesinos recogían allí y
Contra lo que opinaba el Padre AguiJar de continuo cantidades enonnes de ganado.
fue posible comprar las necesarias vacas a Como hubiese conflicto con los indios misio-
dos caballeros correntinos, ricos estancieros neros, que se creían con derecho a pasar al
en la época, y ellos, Fernando y Nicolás Ca- sur del Río Negro. y éstos con los que se
bra), vendieron al Padre Francisco Magg creían con dcrecho a pasar al Norte de este
31.033 cabezas de ganado vacuno, y cada una Río, se estableció en 1720 que las doctrinas
de las Reducciones que habrían d~ benefi- dd Panará y Uruguay podían recoger anual-
ciarse con esa compra, pagó mil 1 dos mil o mente 60.000 cabezas y la ciudad de Buenos
tres mil de ellas. Trinidad y San Carlos com- Aires 30.000 y la d e Santa Fe 9.000.
praron mil; Mártires y San José entre mil y No conocemos el curso que siguió la trami-
dos mil ; Santo Angel y Apóstoles y Santa tación a que arriba nos referimos, con la
Rosa dos mil; San Luis entre dos y tres mil; ciudad de Buenos Aires, si es que la hubo, y
Concepción, Santa María la Mayor, Lorcto, nada hallamos en los Acuerdos Capitulares
San Ignacio Miní, Corpus, Santa Ana y San de Buenos Aires, si es que el Cabildo se avocó
Cosme adquirieron tres mil. El precio por al tema, pero una y otra vez consideraron los
cabeza fue de 5 pesos y Y.. de real.' Jesuítas al Río Negro como el límite Sud de
Consideraron los misioneros que esas 40.000 su estancia de San Miguel, y como desecha
cabezas, por natural reproducción, llega rían la estancia de los Pinares, dejaran de acudir
a ser 200.000 al cabo de ocho años, y a a ella para sus robos los portugueses, Yapeyú,
400.000 al cabo de doce años, y sería im- además de sus campos al occidente del río
prescindible ampliar desde ya los campos Uruguay, comenzó a poblar los del oriente,
escogidos para esas vaquerías, sobre todo la llegando por el Norte hasta el Río Negro.
de San Miguel, que era más estrecha. Para Esta vía fluvial llegó a ser el límite entre la
ésto se creyó que lo más conveniente era Vaquería de San Miguel y la de Yapeyú,
/.AS I'A QUJ~IUAS DF. /.AS RI~D l! CCJOSI·.'S 409

ambas del común, o sea, de todos los pueblos. ahora las provincias de Corrientes, y Entre
El señor Abe! Vadcll w que ha estudiado Ríos, abarcaba todo el sudeste de aquélla y
como nadie lo que fue esta estancia de todo el noreste de ésta, hasta el arroyo Hcr-
Yapcyú asegura que sus límites eran por el nandarias al Oeste.

PartC' del río U ru guay desd e el Pueblo de Yapeyú husta el Mocorctá. Diseño del Padr..-!
José Siiuchcz Labrador, trabajado hacia el año 1780. ( Cartografia jesuítica# n\' 93, p. 117 ).

norte e1 Río Negro, y al Sur hasta el Río Como puede suponer el lector, estas .estan-
Negro, pero exceptúa el llamado Rincón de cias no estuvieron libres de saqueos y depre-
Valdés, mientras los límites de esa misma daciones, por parte de los riograndenses y
estancia en sus proyeccio~s en lo que · son Lozano en las Cartas Anuas de 1739 l l re-
410 /.A F.CONOMIA Ml!'i/ONERA

cuerda cómo los Guaraníes cristianos que las ción, los yerbales, además de proporcionar a
tenían a su cuidado, las supieron defender los indígenas una bebida que les era gratÍ·
con toda valentía y una y otra vez tomaron sima, ofrecieron a los misioneros un renglón
presos a Jos ladrones, los engrillaron y lleva· sumamente remunerativo. La yerba mate tan
ron a Buenos Aires, para que el Gobernador perseguida por los jesuitas de l.a primera hora,
los juzgara. Unos cinco o seis hechos de esta sólo tolerada por los de la segunda. llegó a
índole bastaron para que las dichas estancias srr uno de los elementos más civilizadores,
se vieran libres de tales oiratas. El interé::; de pues acabó con la borrachera, y con la se-
los miguclistas y yapcyu~nos en defender esas cuela de males que ésta trae y fue la más
estancias era tanto mayor, por fUanto las de rica fuente de recursos.
sus respectivos pueblos estaban también allí. El alcoholismo era una plaga común a to-
}' por cuidar del ganado de los otros pueblos dos los indios, no tan solo a los Guaraníes.
se les abonaba 4 reales por cabeza. Tal vez éstos no eran tan dados a la horra·
Por lo que tora a una y otra estancia hemos chera, como los chiriguanos, de quienes nos
de anotar que constaban de diez, quince y aun informa Lozano 1 que eran sobremanera da.
más puestos esparddos por aquellos campos, dos a la embriaguez, ni tan entregados a Baco,
correspondiéndole a cada puesto cinco, diez como los Mocobíes, de quienes aseveraba el
o más rodeos. Cada puesto constaba de un Padre Canelas que pudiera contarse entre sus
Jote de casitas o ranchos, con su arboleda y ocupaciones, por una de las más precisas, la
huerta, y en cada puesto vivían cinco o más borrachera.2 Gastan en ella gran parte del
familias, con un indio que hacía de capataz año, y lo ocuparan todo si, en todos tiempos,
o mayordomo, y llevaba las cuentas de los tuvieran de qué hacer chicha. Su inclinación
animales que entraban, salían, nadan y mo· a ella es verdaderamente imponderable, y, a
rían. En uno de los puestos había una capilla quien no la ha conocido, se le haría un mis-
mayor, ya que en todos había una menor, y terio el cómo, a una propensión tan exorbi-
junto a aquélla vivía el Padre Estanciero, tante, le falta providencia, para aseverar de
como solía llamársele. :Muchos de los topó- qué hacerla en todos tiempos y venerar en
nimos de aquella zona al oriente del U ro- ésta su falta de providencia la J!ran Provi-
guay, y aun al occidente, tienen su origf'n en dencia de Dios que reservó estos inten•alos
los nombres de aquellos puestos. de juicio para la introducción de su conoci-
En 1750, y a causa de Jos trastornos cau- miento, porque en tiempo de chicha no hay
sados por el Tratado de Límites, la estancia que hablarles de Dios.= 1

de San Miguel, al norte del Río Negro, de- Las Anuas de 1637-16:19. refiriéndose a los
cayó sensiblemente, pero no tanto la que es- Cakhaquíes, recuerda cuán belicosos eran, y
taba al Sur, de la que sabemos que en 1768 también cuán insignes en sus interminables
tenía un gran total de 20.000 cabezas de borracheras. "Están, leemos allí, tan entre-
ganado vacuno. gados a la borrachera que querer quitarles
Aunque no sea sino a manera de nota di- este vicio, sería lo mismo que querer degollar
gamos aquí que Jos misioneros jamás se ocu- a un toro bravo. con la uña" ".
paron del multiplico del ganado lanar en gran Pero concretándonos a los Guaraníes, ya
escala para la alimentación de los indios de en 1611 escribía el entonces Provincial de
sus Reducciones, por la repugnancia general los Jesuitas, Diego de Torres, que "tiene esa
que sentían contra la carne ovina. Quienes gente un impedimento para ser Cristianos,
tenían sus complacencias en toda carne, aun- y es que todas las mailanas, o a las dos o a
que fuera la de caballos, y la de perros ci- las tres, se levantan a beber y dura la borra-
marrones, hadan ascos a la del cordero, y el chera hasta que amanece, y todas las veces
ejemplo del misionero, para ellos siempre tan que han de ir a la <'aza, o a otra cosa de
eficaz, jamás pudo hacer que dejaran de mi- comunidad, hacen borrachera común, que
rar con prevención la carne ovina. dura dos o tres días, y aunque no se embo-
rrachan de suerte que hagan disparates, asón-
sanse. Hemos procurado quitarles este vicio.
43- Los Y erbales de las Reducciones. y no hay remedio r; .
Brava y continua fue la lucha de los Je-
Si las vaquerías, con sus productos y sub- suítas contra este mal, al que se acostum·
productosJ nunca fueron rubros de exporta- braban desde niños, y que los llevaba a los
412 LA ECOI\"OMIA .HISIONERA

demús excesos, sobre todo a la sensua lidad les pone delante la fealdad del vicio, aquel
y a las guerras sangrientas. "Antes de dPcla- reducirse a bestia vol!.ntariamentc, aquel
rar gucrras, escribió el Padre Guevara 6 , estar aullando toda la noche como si fueran
precede junta de los principales; de cuyo perros (así parecen sus cantos) y sobre todo,
acuerdo pende la última resolución. Júntase las pendencias, heridas y muertes que suce-
el congreso en la toldería de alguno de los den en casi todas sus borracheras. No se les
caciques, donde ron anticipada prevención dice que lo dejen del todo, sino que beban
están preparadas las chichas y alojas, que son como los españoles, un vaso no más cada
brcvajes que usan en sus asambleas y par- día: y cuando están más adelantados en
lamentos. No sé si estas bebidas tienen la amor y respeto al Padre y en afición a las
suave actividad del vino y aguardit:nte: pno cosas de Dios, se les reprende y stt les quita
si (~arecen de esta propiedad, es averiguado ésto y lo demás. Si se quiere atropellar con
que causan el mismo efecto de embriagar y ello, todo se perderá. F.s menester mucha
dementar al Indio. Nuestros consejeros de paciencia, y encomendarlos mucho a Dios.
guerra no empiezan su acuerdo, hasta que La medicina se debe aplicar en tiempo y
tomados del vino, y faltos de juicio, decretan sazón, cuando ha de hacer provecho: fuera
la guerra, por las utilidades que se prometen de su tiempo, aunque ella sea muy buena,
en los despojos del enemigo, en los prisione- es veneno 9 .
ros que aspiran a cautivar, y en el honor de Las borracheras, escr!bía otro misionero,
valientes que esperan adquirir" 7 • han sido más dificultosas de corregir, por el
Era incompatible la existencia de las mal hábito qu e tienen desde muchachos y
Reducciones con la existencia dt' las borra- por ser vicio universal y ansí dificultoso el
cheras, y aunque los Jesuítas se daban plena irles a la mano y castigar a los delincuentes ...
cuenta de esta realidad, no prohibieron desde y para que nada falte, este día, se ponen
el primer momento las bebidas inebriantes, ellos sus telas y brocados que son los pluma·
pero fueron reduciendo su uso, o suprimiendo jes de regocijo y colores con que se pintan
su abuso. La fundación de cada Reducción no sólo los varones, pero también las muje-
traía aparejada la lucha contra la borrachera res, y viendo que no había orden de enmen-
y así, en 1639, refiriéndose un historiador a darse, para tener más fuerza para corregir-
un pueblo fundado, dos años antes, dice que los se les afeó muchas vece.~ con diversas
ya van para dos años que trabajan los Padres comparaciones en los sermones, y un día
desesperadamente y todavía no se ha visto llamamos a los alcaldes ,... caciques juntos, y
mejoría de costumbres; tan iudomable es díjeles que quería saber su sentimiento acer-
esta gente, tan dura de cabeza, y de tanta ca de la borrachera y también cómo había-
bajeza de carácter. No les entran los conse- mos de corregir y castigar a los borrachos ...;
jos de los Padres. Así es espantosa t·ntre ellos hablaron muy bien, particularmente un ca-
la borrachera, haciéndose ellos un brevaje cique de mucha capacidad dijo marar.·illas
fermentado de miel silvestre, aumentando su afeando el vicio ... ; lo que ayudó mucho fue
eficacia para embriagar cierta flor del cam- que como fuese uno de nosotros visitando
po, de donde sacan la miel las abejas. Con- las casas y hallase gran cantidad de trino
secuencia de esta ebriedad S01l frecuentes para una borrachera famosa, hizo buscar
alborotos, peleas, asesinatos, y a veces verda- muchas tinajas vacías y ponerlas en casa, y
deras batallas entre las diferentes tribus de luego mandó traer todo el vino para dárselo,
Indios t.:. poco a poco, con que quedaron escarmenta-
Es preciso disimular mucho a los princi- dos 'V temerosos no les suceda otra vez otro
pios con sus borrachera5, hechicerías_. ele., tant~ . Y a raras veces se pintan en las bMra-
escribió Cardiel, uno de los grandes misio- cheras w.
neros de Guaraníes, sin instar/es ni molestar- Comenzaron los jesuítas por alejar de )a
les porque las dejen. Si esto se hace, se borrachera a los niños, mostrándoles, por
enojan y retraen y aun se vuelven a su pa- una parte, los · malcs que acarrea el alcoho-
sada vida y tierras, y ret raen a los demás lismo, y, por otra, llevándolos a un ambien te
que vengan. De sus hechicerías se hace do- de moralidad, trabajo: r<'speto y sobriedad,
naire como de niñerías. y convencié11doles lo que les prevenía contra d vicio. Pero
con cosas palpables, sin severidad, y así se vieron bien pronto que era también necesa-
van desengañando. Pasada la borrachera, se rio darks un sustituto de las bebidas alcohó-
/.OS YE/WAI.l·:S DI·: LAS RlmUCCJONf:S 113

licas, y pensaron en el uso de !a Ycrba suítas la miraban aún con ojeriza, por otra
Mate. razón: el traba jo excesivo que suponía para
Lo que los primeros jcsuítas consideraron Jos indios buscarla, faPnarla y trasladarla.
una desgracia para la buena formadón del Ninguna especie de la yerba-mate rra origi-
Guaraní, fue considerado, al cabo de pocos naria de la actual Provincia de Misiones o
años como una gran bendición. ya que si de las zonas vecinas, aunque en rl dPcurso
era un mal, como se creyó en un principio, del siglo XVIII, como veremos más adelante,
era un mal menor, y con él se quitó uno se la aclimató en Misiones, y con todo éxito.
muchísimo mayor, o sea, la borrachera. La región yerbatera era Maracayú, distante
En 6 de junio de 1610 esrribía el Padre <·omo 120 o 140 leguas, así de la Asunción,
Torres que los indios guaraníes tenían dos romo de la región misionera. Allí crecía en
"vicios perjudidalísimos": el tomar una yer~ ~stado silvestre y de la más excelente calidad.
ba maldita diluída en agua, y el tomar Los indios, desde tiempos inmemoriales, y
tabaco de humo por la boca 11 • los españoles, desde principios del siglo XVII,
Por su parte, el Padre Marciel de Loren~ y tal vez antes, conocieron los ycrbalcs de
zana, brazo derecho de Diego de Torres 12 Maracayú, y estos últimos los explotaron
en la fundación de las Reducciones, pensaba afanosamente por medio de los indígenas,
en este punto como él y no dudaba aseverar, que tenían a su servicio. Muchas veces, sin
en Informe al Rey, pero escrito diez años proveerles siquiera de los bastimentos nece~
más tarde, que la yerba-mate era "la ruina sarios para un viaje y una estadía de cuatro
de esta tierra", y daba la razón: "porque a seis meses, y sin proporcionarles los medios
hace a los que lo toman, flojos, holgazanes, más adecuados para el acarreo de la yerba,
sin honra y sin secreto"; por el mismo Lo- no pocos españoles abusaban criminalmente
renzana sabemos que "solía ser antiguamente de los pobres indios.
tan odioso el tomarlo en esta tierra fentre Ruíz de Montoya, aunque tal vez con tin~
españoles] que tenían por hombre infame a tes exagerados, nos ha dejado ta este cuadro
quien lo tomaba, y estaba prohibido con ex~ desolador de lo que acaecía en los últimos
comunión, si no es a los que lo hacían por lustros de la primera mitad del siglo XVII:
enfermedad con licencia del médico. Pero "Tiene la labor de aquesta yerba consumidos
después, agrega Lorenzana, concurrieron los muchos millares de indios; testigo soy de
cabezas de esta ciudad [de la Asunción, el haber visto por aquellos montes osarios bien
señor Obispo] y el [señor] Teniente General grandes de indios, que lastima la vista el
de Gobernador, los cuales se dieron a l"Ste verlos, y quiebra el corazón saber que los más
vicio [y] tan [públiramente] que todo el pue- murieron gentiles, descaniados por aquel1os
blo se fue tras ellos en todos los estados fasí montes en bmca de sabandijas, sapos y cu~
eclesiástico como dvil] y son muy raros los lebras, y como aun de esto no hallan, beben
que no tienen este vicio, [inducidos por el] mucha de aquella yerba, de que se hinchan
mal ejemplo de las cabezas". los pies, piernas y vientre, mostrando d ros·
No indica Lorenzana quiénes- fueron esas tro solo los huesos, y la palidez la figura de
cabezas, pero suponemos que Fray Martín la muerte.
Ignacio de Loyola, que vio en el mate un Hechos ya en cada alojamiento o aduar de
sustituto del té, que tanto le había agraciado, ellos, 100 y 2(){) quintales, con ocho o nueve
mien tras estuvo de misionero en China, y indios los acarrean, llevando n cuestas cada
Hcrnando Arias de Saavedra, su <"onteQlpO- uno cinco y seis arrobas, 10, 15 y 20 y más
ráneo, y que, <:omo hijo de la tierra, debió lef!.uas, pesatldo el indio mucho menos que
de sentir sus complacencias en este producto su car{!.a (sin darle cosa alguna para su sus·
nativo. lento), y no han faltado curiosos que hicie~
Dejamos a los médicos y estadistas el juz· sen la experiencia, poniendo en una balanza
gar si Lorenzana, que escribía en 162l, trnía al indio, y su car.~a en la otra, sin que la del
o no razón, cuando afirmaba que ese brebaje indio, con muchas libras puestas en su ayuda,
era la ruiQa de las gentes, pues las llevaba a pudÍ!!se vencer a la balanza de su pesada
la flojedad y a la holgazanería. carga. ¡Cuántos se han quedado muertos
Aun cuandQ la Ycrba llegó a contar con recostados sobre sus cargas, y sentir más el
simpatizantes de tanta categoría, romo el español no tener quien se la lleve, que la
señor Gobernador y el señor Obi'ipo, Jos ·Je- muerte del pobre indio.' ¡Cuántos se des~
414 /.A J~CONO .\HA .HIS/0:\'UlA

peñaron con el peso por horribln harrancos, Rada~ que para que en cuan to fuese pMible
y los hallamos en aquella profundidad N han- se eviten las muertes y en fermedades de los
do la hiel por la boca! ¡Cuántos Je comieron Indios que van a la yerba, ordeno con toda
los tif!_res por aquellos montes C'n solo año apretura no se envíen shl que se les prel.!enga
paJaron de 60. bastantemente matalotaje para ida y l.melta,
Los jesuítas pusieron el grito en el ciclo, y, para que mejor se ase~ure dicha proviJión,
ante estas atrocidades, y obtuvieron que el todas las balsas y canoas que fueren a la
Visitador Francisco de Alfaro prohihiera ~;Jerba por el Paraná han de /lega1· al Puerto
"con graves penas forzar a Jos indios al be- de la Doctrina del Corpus, y las del Uru-
neficio de la yerba, y a los mismos indios guay al de la Doctrina de San Francisco
mandó que, ni aun por su voluntad, [esto es, Javier, para que los Padres Curas de dichas
viniendo ellos mismos voluntariamente en Doctrinas, o los que estuvieren en su lugar,
ello] lo hiciesen los cuatro meses [más· calu- registren el matalotaje que llevan y, 1i no
rosos] del año, desde Diciembre hasta marzo fuere suficiente para tan largo viaje, no les
inclusive, por ser en toda aqueJia rrgión dejen pasar adelante 16 .
tiempo enfermísimo". Drsgraciadamente la Años más adeJante, en 1683, ordenaba el
ordenanza de Alfaro duró poco, porque, ro- Padre Tomás de Baeza, entonces Provincial,
mo esnibía Lorenzana en 1621 ~ "aunque al Superior de las Reducciones que romo
don Francisco de Alfaro, informado d e las u algunos [misioneros] cuidan mucho que va-
violencias y muertes de Jos indios, mandó a yan la gente al yerba[ [de M aracayú] para
los españoles, so pena de cien pesos y al indio las necesidades ocurrentes, pero se descuidan
de cincuenta azotes que no fueran a hacer en darles el matalotaje necesario con que
yerba a Maracayú, Jos mismos justicias fo perecen muchos, y los otros necesitan de mu-
autoridades civiles] abren la puerta, porque cho tiempo para recobrar las fuerzas perdi-
se les abre a ellos muy grande para robar la das . Procurará Vu estra Reverencia evitar
tierra. " 14 que el tiempo de frío o por marzo, estén o
Como se ve por lo qut llevamos dicho, Jo vayan los Indios al Y erbal, que es lo que
nefasto y criminal en el laboreo d e los ycr- más los acaba y causa enfermedades y muer-
balcs de Maracayú no estaba en la cosa mis- tes H;.
ma, sino en la manera: época inadecuada Es el mism~ Padre Baeza quien. a propó-
del año, falta de las necesarias provisiones, sito de lo oneroso que era para los indios la
carencia de medios para trabajar y acarrear rarga del tributo al Rey, decía que los Curas
la yerba. En ésto estuvo la enorme diferencia gimen con ella, y han propuesto a su Pro-
entre el proceder de todos, o dc muchos de vincial los procure· aliviar de ella. y t/.iceu
los encomenderos, y el proceder de Jos Jesuí- qu_e se van haciendo odiosos a sus feligreses,
tas con sus indios. En rasi todo el decurso obligándoles a subir por el Paraná y Uru-
dol siglo XVII las Reducciones dependieron guay arriba, más de cien leguas distantes de
exclusivamente de los yerbales de Maracay ú sus pueblos para beneficiar la yerba y con -
para proveer de yerba dos veces al día a unos ducirla a cuestas muchas leguas por grandes
100.000 entusiastas del mate, y para recoger pantanos y espesuras hasta ponerla en las
la necesaria yerba con que pagar el tributo balsas y canoas, con riesgo de indios entmi-
al Rey, ya que era el único producto misio- f.!OS y de tigres, a cuyas uñas han perecido
nero de venta segura. estos años muchos de dichos indios por cawa
No pudieron prescindir de ~1ara cayú , pero de ltr yerba 17 •
extremaron cada vez y ron mayor empeño, Así Jos Misioneros romo los Jndios de las
todos los medios para evitar posibles desgra- Misiones consideraban las expediciones a
cias. Aun a~í, las hubo, pero se fueron ami- Maracayú como una tarea ingrata y hasta
norando, día a día, mientras se cultivaban peligrosa, pero era inpresdndible y necesaria,
más y más yerbales en el territorio mismo de mientras no hubiese yerbales cercanos, o lo
las Misiones, con la esperanza y el deseo de que era el ideal, dentro de la jurisdicción de
poder cuanto antes prescindir de Jos largos Jos diversos pueblos.
y peligrosos viajes y de la estadía en Mara- Ya en 1670 los había en algunos purblos,
cayú. como se deduce de una representación que,
Ya en 13 de abril de 1664 disponía el en 25 de setiembre de 1670, elevó al Rey en
entonces Visitador y Provincial: Andrés de su Consejo, el entonces Superior de las Mi-
/.OS YF./UIAU·:s DE / .A .\' RF.DUCCIOXf:S 415

sioncs, Padre Francisco Ricardo. Según ese noehe, divididos en cuadrillas, encendía rada
doeumento Jos indios mi~ione ros habían co- cuadrilla su hogu<'Ta. y en ella chamuscaban
menzado a cultivar la yerba en sus propios rápidamente las hojas ron las ramas, y luep;o
pueblos, pero era de calidad inferior. La las iban poniendo en el zarzo. preparando
yerba, que conducen los Indios [de las Reduc- debajo otro fuego lento, sin llama , que man-
ciones] tiene poca estima en el aprecio de tenían toda la noche, con Jo que las hojas se
los españoles, o porque sus yerba/u son de tostaban, modificándose o cociéndose su ju-
inferior calidad, o porque no la saben bene- go. Venida la mañana, descargaban el zarzo,
ficiar, como se requiere , que nunca tiene y mientras los demás continuaban sus opera-
igual valor a la otra [que se benefiáa y trae ciones de cortar y traer ramas de mate y
de Maracayú], y sólo la compran a su falta leña para tostar, unos quedaban en el paraje
en menor precio 1 8. del zarzo, revolviendo la parte ya tostada,
No solamente en 1670, año en que escri- otros echaban fuera las ramas y peciolos, o
bía el Padre Ricardo, pero aun en 1720, la estregaban las hojas entre las manos desme-
yerba misionera no tenía el predicamento y nuzándolas; y en seguida las molían con pi-
aceptación de la yerba de Maracayú. Por eso, lones en sus morteros, y !as cerraban cosién-
aun- en este postrer año, consta que~ para dolas en sacos de cuero Cada saco consti-
sacar con qué ·pagar el tributo al Rey, de tuía un tercio de yerba o zurrón de verba,
las doce mil arrobas que les era lícito expor- y contenía el peso de seis a ocho arrobas. Si
tar, preferían valerse de la yerba de Maraca- durante la faena ocurrían algunos días de
yú. -Era, pues, una necesidad, aunque pesada lluvia, se interrumpía el trabajo de la yerba,
para los jndios. Por eso se les hacía lo más y se ocupaba el tiempo rn fabricar carros y
tolerable, así los viajes como la estadía. yugos para la vuelta. Si la temporada hahía
Iban en sus mulas, llevando de 500 a 1.000 sido feliz, sin enfermar nadie, ni llover de-
cabezas de ganado vacuno, 150 a 200 libras masiado, volvía cada indio con su carro car-
de tabaco y otras tantas de yerba que nece- gado en dos tercios, y si alguno había sido
sitaban para su consumo, además de barre- muy diligente, de tres terdos de yerba; en
las de hierro, hachas y cuchillos grandes caso contrario, cada dos traían un carro con
para utilizarlos en la farna. Cargaban todo dos sacos 19 •
esto en carros no muy grandes, tirados po1 Pero fue a principios del siglo XVIII que
bueyes y llevaban además una tropilla de las cosas cambiaron sensiblemente, ya que los
doscientos cincuenta bueyes para los 60 y 80 diversos pueblos misioneros además de con-
carros en que habían de traer la yerba, una tar con sus propios ycrbales, los tenían de
vez cosechada; y aunque los carros que cons- buena calidad. Ello se debió no poco al Pa-
truían no eran grandes, necesitaban uncir dre José Arce, quien se emp<"ñó cn que todos
tres pares de ~ueycs a cada uno por la difi- ellos poseyeran las plantaciones necesarias.
cultad de los caminos. Llegados a Jos yerba- En un Memorial que, en 1701 , elevó <"Se
les, hacían un rancho cuidadosamente re- expcrtísimo misionero al General de la Com-
vestido de paja, en el que depositaban las pañía de Jesús, pedía que a nuestros indios,
hojas tostadas ya y groseramente desmenu- en todas estas Provincias; se les dé yerba,
r:adas, y que era nece~ario conseJVar a cu- como se ha estilado hasta aquí en las Re-
bierto de la humedad, pues las hojas que ducciones antiguas más bien ordenadas, cuyet
llegan a humedecerse toman un color negro uso y abundancia ha desterrado totalmenct-
y resultan inútiles. Con el mismo espíritu la borrachera o embriaguez tan innata en lo::,
con que trabajaban en las Reducciones, unos indios; para lo cual conviene se planten yer·
buscaban los árboles del mate: cortaban las bales en los pueblos mismos, o cerca de ello,
ramas y las acarreaban al paraje destinado de que cojan, en abundancia, toda la que
para la torrefacción; otros buscaban made- hubieren menester, de suerte que les Jobre;
ras secas,_ las traían y las amontonaban para porque teniéndola bastante para beber cada
alimentar el fuego; otros armaban un zarzo día, mañana y tarde, no cuidan de otras be-
de cañas o de varas bastante largas, levanta- bidas, y con éso no ha)• borracheras, como
das unos dos metros sobre el suelo; otros se ha experimentado en nuestras Reduccio-
excavaban unos morteros en Jos troncos de nes, en que se les reparte con abundancia;
árboles que habían derribado y en los que pero si les falta, todo es buscar modos de
&e había de majar la yerba. Al hacerse' de tener cómo beber guarapo o chicha, y si ésto
416 / .A ECONOMIA MISIOXERA

no pueden conseguir eu sus pueblos, se hu- porque la semilla, que se traía, no prendía.
yen a los otros de fieles o infides, donde Es la semilla del tamaño de un ?,rano de
hallan lo que desean. Lo cierto es que el uso pimienta, con unos granitos duztro rodeados
de la yerba, más que otro medio humano de goma. Finalmente, después d~ muchas
alguno, ha desterrado totalmente la embria- pruebas se halló que aquel~os granitos. lim-
guez de nuestras Reducciones antiguas, y por pios de aquella goma, nacían ; y, traJ!adando
ese mismo medio tan proporcionado, se deben las plantas tiernas del semillero bien ester-
conservar libres de tan abominable vicio, de colado a otro sitio, y dejándolas allf htJcerse
suerte que no les falte jamás la yerba con recias, después se trasplantaban al yerba[, y
abundancia. Y por este fin ya la de Santa regándolas dos o tres años, prendían y cre-
María, en un Yerba/ grande, que plantó años cían bien; y después de ocho o diez años se
ha, logró de él, y la tendrán las d~ San Ja- podía hacer yerba. Es planta muy delicada;
vier y San Carlos en otros recién plantados 20 • y con toda esta industria y trabajo se lo?,ra.
Así se hizo rn efecto ~n todos Jos pueblos, Los españoles, viendo estos yerba/es, han pre·
aunque con resultados muy diversos, y la tendido hacer lo mismo en sus casas y !Zran-
yerba mate no sólo fue !a bebida prrdilecta jas, para librarse del mucho cous~m·o de
de los misionados y de los misioneros! sino que millas que hacían por sierras y montes,
llegó a ser la principal fuente de recursos haciendo y trayendo yerba ; y yo l€s he dado
para las Reducciones. Fue~ sin embargo, tam- semilla y receta, para que lo haRan: mas
bién la causa de grandes sinsabores para los nunca lo consiguen, aun siendo las tierras
jesuítas, ya que para el tributo al Rey y para del Paraguay más a propósito para esta plan·
obtener herramientas, medicinas y otras co- ta que las de otros países 2 :1.
sas, de que carecían los pueblos, llevaban los Entre 1704 y 1737 debió ser intensa la
Guaraníes a la Asunción, a Santa Fe, y a labor de los Misionero~ para tener sus pro-
Buenos Aires! grandes cantidades de yer~a, pios yerba]es, pero en este postrer año todos
de excelente calidad, y a precios muy inff.'- o casi todos Jos pueblos contaban con pro-
riores a los que vendían los españoles el que ducción propia. Los pueblos vecinos a Ja
obtenían de Maracayú. Esto, como veremos, Asunción, Santa María. San Ign~do Guazú,
les trajo no pocos disgustos, y tal vez ju~ ~os, Santa Rosa y Santiago, producían yerba de
por abusos que hubo, ya de parte de algu- palos, e ltapuá tenía su cosecha de la misma.
nos misioneros, ya por parte de algunos in- La yerba Caaminí, que era la más aprecia-
dios de las Reducciones. da, aunque en cantidades escasas, la produ·
Aprobado en 1704 el proyerto del Padre cían todos los pueblos misioneros, menos San
Arce, que acabamos de recordar, todas las Ignacio Guazú, Nuestra Señora de Fe, San-
Reducciones comenzaron sus yerbales, aunque tiago, Yapeyú, y La Cruz. Con el correr de
no sin grandes dificultades, por tratarse de los años algunos de estos pueblos dejaron de
un arbusto muy exigente Poco a poco, fue- cultivar la yerba, ya porque no les daba buen
ron indagando sus secretos, y llegaron hasta resultado, por no ser adecuada el clima, ya
a realizar su siembra, por medio de la semi- porque tenían así un producto por d que
lla, y no por plantas, como hasta entonr.es. podían cambiar otros que les sobraban. Era
El periodista paraguayo Bias Garay atrevióse el principio de una sana eeonomía dirigida.
a corregir a los franceses Charlcvoix, Demcr- Sin embargo hubo pueblos que tuvieron sus
say y Bourgade 21 porque "piensan que los yerbales algo alejados de sus pueblos, en
yerbales de las Reducciones se hirieron o;em- tierras adecuadas, y hubo otros que llegaron
brando la semilla, pero no es cierto y el mé- a producir en grado extraordinario. Loreto
todo empleado, único hasta ahora eficaz. fue y Santa Mar6a la :Mayor, en la actual Pro-
el trasplante". Lo cierto es que Bias Garay,
vincia de Misiones, llevaban en esto la palma.
con ser hijo de la tierra ycrbatcra, rstaba
errado, y los tres escritores franceses estaban No tanto Santo Tomé como San Carlos, en
en lo cierto. lo que es ahora la Provincia de Corrientes,
CardicJ,2:! que tantos años vivió en las llegó a ser otro gran productor de yerba-mate.
Reducciones, nos dice cómo se formaron di- Recientemente y no obstante la mucha do·
chos yerba les: A plicáronse los Padre.r Jesuítas cumcntación existente, se ha atrevido un
a hacer yerbales en el put blo [de cada uno], señor, Luciano Peralta, a refutar a Santiago
como huertas de él. Costó mucho trabajo, Halek por haber éste escrito que la yerba-
/.OS YERI!AI.f:S DJ~ /.AS /U:'DUCCJONJ·:S 417

mate fue introducida en Corrientes por los say, Bonpland y Bourgadc, ni pesa en su ba-
jesuítas y ha llegado a afirmar que no hay lanza el testimonio tan elocuente, y con todos
documentación histórica digna de serlo jus- los visos de certeza: que nos ha dejado Car-
tificado que los jesuítas, en el Imperio ;\1i- diel. No es de creer que haya pretendido
sionero, conocieran y practicaran el cultivo arrebatarle esa gloria el ~eñor Llamas, ya que

Yc-rbal del Pueblo de Loreto, según plano leva ntado por un indio e-n 1762. Archivo General
de la Nación, Buenos Aires.

de la yerba por semilla, y es falso que alre- éste no había aún nacido, cuando falleció el
dedor de las Reducciones jesuíticas de indios buen jesuíta.
hubiera yerba/es de cultivo", ya que los te- U no de los grandes promotores de la ex-
nían bien lejos y menos en la provincia de plotación de la yerba misionera para prove-
Corrientes actual, donde se empezó a cultivar cho de los indios y de sus pueblos fue el
por acción directa del señor de Llamas. Padre Bernardo Nussdorffer, eomo se ve por
desde 1918. 24 los Memoriales que, en el curso de 1747,
Solo un disdpulo del periodista paragua- dejó en cada Reducción, después de visitar-
yo, Bias Gamy, o del argentino, Leopoldo las detenidamente. Por el que dejó en el
Lugones, podría atreverse a hacc-r asertos tan Pueblo de San Nicolás, venimos a saber que
infundados, y es de suponer que para él no junto a los yerbales de esa Reducción esta-
es "documentación digna", los testimonios ban también los de La Cruz y los de San
de historiadores romo Charlcvoix, Demer- Borja, prueba de que estos dos pueblos, por
418 LA ECONOMIA MISIONERA

estar muy al sur, no ten!an sus plantaciones 1771, trae lo que arriba copiamos referente
en ellos, sino en terrenos cedidos por San a la siembra de la yerba por scmilla.2s
Nicolás. Lo curioso es que en J 747, año en que el
En Concepción ordenaba que "cuando se Padre Nussdorffer fomentaba con tanto em-
hace yerba del yerba! de casa [esto es, del peño las plantaciones de Yerba, la producción
yerbal del Pueblo] nunca se hará dentro, sino de ésta, a lo menos en una de sus clases. era
fuera de nuestra casa, por cautelar los peli- excesiva. Así se ve por lo tratado en la Con-
gros de que esto produzca algún incendio". sulta de Misioneros 29 que hubo a los 2'f. días
En una Adición al Memorial para San Igna- de abril de ese año, en la que el Superior
cio Miní, leemos: "Como no hay que espe- dt" las Redurrioncs preguntó qué se había de
rar mucho fruto del yerba! rercano~ enrargo hacer de la yerba caá-miní, que se suele
se aumente y ensanche el que está en los enviar a los Oficios [o Procuradurías] de estas
montes, aunque más distante, por ser aquella Misio11es [existentes en Santa Fe y en Buenos
tierra más propia, y en donde la yerba creer AiresJ.. pues los Padres Procuradores son de
mucho mejor que aquí en la cercanía dd parecer que se suspenda por algún tiempo la
Pueblo" 26 • Al pasar su visita por el Purb!o remisión de yerba, respecto de haber dismi-
de Jesús, dispuso que "se atenderá con el nuído en poco tiempo notablemente el valor
empeño, con que se ha atendido hasta ahora, l' estimación de ella, a causa de haber mucha
al cultivo y aumento dcl yrrbal, al modo que porción en Chile y L ima, lo que también
se dijo en el Memorial de 1744". A 12 de hacía muy difícil que este género tuviese sa·
mayo de 1747 firmaba el Memorial para el !ida. Uno [de los Misioneros] fue de parecer
Pueblo de San Cosme, y en él Icemos: "Su- que se permitiese a los pueblos, que tenían
puesto que el yerba! crece tan bellamente, se deudas en los Oficios, conducir siem pre la
tomará con empeño el rer:mplaza r los fallos y parte que les tocaba, hasta desahogarse de
añadir nuevas plantas cada año: pues el tcnr:r sus deudas; otro que no se intentase ninguna
un buen yerba), sed. de grande alivio al novedad en este punto, por ser varias y al
Pueblo". parear encontradas las noticias que venían
Pasó Nussdorffer después a la Reducción de los mismos Oficios, acerca de la salida y
de Santiago, y se Ice en l'l Memorial respec- venta de la yerba; todos los demáJ fu eron de
tivo: "Cuídese mucho de conservar v adr:- parecer que se suspendiese por algún tiempo
lantar el yerba!, el cual por estar e'n una ese. comercio de parte de los pueblos.
loma, se deteriorará pronto, si se limpiare A mediados del siglo XVIII era enorme
con arado, así porque éste roba más la tierra, rl valor de los yerbales que tenían los treinta
como también porque maltrata las raíces de pueblos y así al exigirse en 1752 que siete
los árboles. Por lo cual, en adelante sr lim- de ellos se trasladaran del Oriente al Ponien-
piará sólo como 2 varas alrrdr:dor de cada te del río Uruguay, escribió al Rey el enton-
planta, y Jo que hubiese de maleza en Jo res- ces Dea n de la Catedral de la Asunción y
tante, se aplastará o C'Ortará con palos o cu- Provisor del Obispado, y entre otras cosas,
chillos" 2c. manifestaba que los indios C'On esa mudanza
En 1747 cuando así se ocupaba el Padre perderían los planteles de los árboles llama-
Nussdorlfer de que los plantaciones de Yerba dos Yerba del Paraguay, que son como N a-
fueran abundantes, no parece que se hubirsc ranjos grandes y los tienen cultivados a modo
aún desc ubierto cómo haC'erlas con solo la de olivares, a la orilla de los Pueblos a costa
semilla, pues en su "primera" Relación de de mucha industria y afán, por la mucha
las Misiones, escrita precisamente en ese año, delicadeza de la planta en su plantío y en su
sólo escribió Cardiel, que "todos los Padres conse rvación [y] se juzga que llegan en los
siete Pueblos a doscientos mil árboles que,
han tomado con empeño el hacer yerba) en
valuados a cinco pesos, como se juzga que
su pueblo, al modo de los olivares en Euro-
los valuará cualquiera, que se sepa su trabajo
pa. Unos, ha muchos años que lo han con- en el cultivo. y su gran utilidad, montan un
seguido, trayendo las plantas de 50 y más millón de pesos 30 •
leguas, y tienen yerba! que sirve para pagar Largos y enojosos fueron los al terrados que
el tributo y para el abasto del pueblo. Otros los indios de las Reducciones tuvieron con
prosiguen en hacerlo" 21 : pero en su "segun- los españoles a causa de la venta de la yerba-
da" Relación de las Misiones , escrita en mate en el mercado rioplatense, ya que po·
LOS YERBALES DE LAS REDUCCIONES 419

dían aquellos ofrecerla de igual calidad y a los indios. En 1747 pudo escribir Cardiel que
precio mucho más bajo. Los comerciantes " nuestros indios Iesto es, los de las Reduc-
españoles jamás pudieron prescindir de Ma- ciones] sólo hacen Caá Mirí, y tres o cuatro
racayú, y el traer la yerba de tan lejos, aun- pueblos cercanos al Paraguay también yerba
que era de la mejor calidad. resultaba muy de palos, por la que les traen los Españoles,
oneroso y en manera alguna podían competir que vienen a ellos a comprar, lienzo de al-
con los precios de la yerba misionera. godón en trueque de ella". La Caa mirí, que
Después de repetidos pleitos se convino en era yerba cernida y sin tierra, escribe Cardiel,
que las Reducciones, con el fin de pagar el en contraposición a la de palos y tierra y sin
tributo y obtener algunas divisas en metálico cernir, era la mejor cotizada y su precio era
para otros. fines, podían enviar a Buenos Ai- el doble de la otra.
res y Santa Fe, doce miJ arrobas al año, y Así eliminaron Jos J esuítas, después de
así se practicó durante r1 último cuarto de muchos ensayos, las peligrosas expediciones
siglo que estuvieron los jesuítas en aquellos a ~laracayú, y todos los pueblos, unos más
pueblos, y a éste envío se refiere esta Orden y otros menos, tuvieron sus propios yerba-
que en 1745 impartió el Padre Nussdorffcr: :n les. Como éstos eran hortenses, como se ex-
Orden que se ha de observar en la remi- presa Sánchez Labrador: requerían un cui-
sión de la yerba a los oficios de Santa Fe y dado casi continuo, ya en cavar como en
Buenos Aires. regar, cuidado que después de la expulsión
No se ha de enviar cada año a los Oficios de los J esuítas en 1768 decayó sensiblemente,
de Santa Fe Y Buenos Aires más canlidad según advertía Doblas, y por consecuencia
de yerba, que la de doce mil arrobas, según natural decayó la producción y aun la cali-
lo permite la Cédula Real y se determinó en dad de la Caá mirí del tiempo de los .ft'-
todas las Juntas con parecer uniforme de suítas.
todos los Padres que asistieron a ellas. Decayó pero no desapareció por el enorme
Y en estas doce mil arrobas entra también interés que en su cultivo tenían los indios,
la ''erba de palos, como la yerba caaminí. y hoy, gracias a aquella labor tesonera de
Todos los Pueblos tienen cada año dere- los jesuítas C'n aclimatar en sus pueblos la
cho de enviar 400 arrobas netas; )' Ji tino yerba-mate, es la Provincia de Misiones la
no quisiera enviarlo un año, podrá ceder su que en tierras argentinas produce casi toda
derecho a otro Pueblo, quedándole el dere- la yerba que se consume en el país.
cho de recobrar su vez, el año siguiente. del
Pueblo a quién cedió este año.
Si sucediere que algún año no se pueda 44- El comercio de los
enviar, por falta de agua. la cantidad dP laj Pueblos de M isiones.
doce mil arrobas, el año siguiente se podrán
enviar 24 mil. uEs innegable que en las misiones hubo un
Si los Pueblos no quisieran en viar yerba comercio activo", esr.ribe el profesor Popes-
algún año, podrá el Padre Superior ohlip,ar <·u 1 , pero agrega que es necesario precisar
a algunos a que envíen lo que pudieren, con atención su esencia y su alcance. Su
porque no u haga dudoso el derecho y pri- t:scncia se cristaliza r n tres principales co-
vilegio que tienen los Pueblos. rrientes comerciales: una circunscripta al
Sola la yerba tiene deteiminada esta can- interior de cada pueblo, otra extendida a las
tidad; y así el tabaco, azúcar, lienzo, pavilo, relaciones de los pueblos entre sí, y la última
tlc., no deben arreglarse para esta cuenta. de carácter exterior.
Por tanto, avisarán los Padres Curas con La corriente comercial interior se reducía
tiempo al Padre Superior, si quieren o no a poca cosa. Cierto es que era grande la
enviar yerba, y qué cantidad, para que Su inclinación del indio "a tratar y contratar
R everencia, con esta noticia, pueda a tiem po continuame:nte, cambiar unas cosas por
dar las providencias y órdenes que juzgare otras", pero esta inclinación estuvo limitada,
más convenientes. por un lado, por las medidas prohibitivas de
Al tiempo de la expulsión todos los pue- orden tutelar, tomadas por los mismos Pa-
blos misioneros tenían sus propios yerbales dres, y por otro "porque al indio por lo ge-
y hasta se había perdido ya el recuerdo de neral, no sólo no le sobraban especies que
Maracayú y de Jos sacrificios que exigía ·de pudiera permutar por otras, sino antes bien
420 Lll ECONOMIII MISIONERA

le faltaban cosas para el sustento, por su Yapeyú y San Borja, por lo más benigno del
flojedad e imprevisión" Se podria añadir a clima. En los llamados "pueblos de abajo"
estas causas una tercera, surgida de la uni- (San Ignacio Guazú, Sant~ María de Fe,
formidad de los cultivos practicados por los Santiago, Santa Rosa, San Cosme, Nuestra
indios. Si los cambios entre los indios eran Señora de la Encamación · de ltapuá) , que
raros y es de suponer que en la mayoría de estaban ubkados río Paraguay aba jo en el
los casos tenían lugar sin la autorización del camino hacia la Asunción e igualmente en
Padre (esto es en el "mcrcado negro"). Jos San Carlos y Yapeyú, ubicados sobre los ca-
cambios entre las economías individuales y minos más accesibles de la parte del sur. "se
la economía del pueblo mi~mo ~ parecen haber fue estableciendo insensiblemente un tráfico
sido practicados más a· menudo. Sucedía con en que los Guaraníes trocaban sus especies
alguna frecuencia, afirma Hernández, que por otras, o por mercaderías, contratando
haciendo el indio por su cuenta cierta can- con los vecinos ... o con los comerciantes que
tidad de yerba u obteniendo otro fruto, se pasaban, todos los cuales tenían entrada en
prescntase al Cura pidiendo algún otro ob- el pueblo para el efecto del comercio" 6 , dan-
jeto que necesitaba, permutándolo por yerba do a dichos pueblos un acentuado carácter
conforme a la tasa fija". Sin duda, también mercantil
éstos solo constituían casos excepcionales. Como era esa la única región misionera,
Por regla general, el número de )os f]Ue que estaba, por razones geográficas, en ron-
practicaban el trueque de sus productos por tacto con los españoles, los indios de la mis-
vestidos o utensilios caseros en la ropería del ma se aprovecharon de esa ventaja amplia-
pueblo, era reducido. Cardiel señala 2 que mente, con todas las facilidades que, al efec-
los padres emplearon muchos medios y en to de poder comerciar ron ellos, les otor~a­
diversas ocasiones para lograr que rada indio ron los misioneros. Buena prueba de ello es
tuviese reservas de productos agrícolas y "que que en dichos pueblos construyeron lo que se
pudiesen comerciar con los frutos propios de llamó la hospedería, y que en el lenguaje
cada uno. Pero todo ha sido inútil" :t. El vulgar de entonces se llamó tambo, y era
rasgo típico de las economías individuales de donde, con toda comodidad podían Jos via-
los guaraníes era la autosuficirnria, no el jeros romcr<' iantes o mercachifles españoles
tráfico. "Los comercios de Jos indios partÍ· pasar tres días, que era lo permitido por la
cularcs unos con otros, observaba Zabala, ley a los europeos que llegaban a pueblos
son de muy poco momento""' · Y tamhién de indios.
Peramás tenía plena razón, cuando desta· En el tambo tenían Jos mercaderes amplio
raba el rasgo típico de la economía india: espacio para almacenar sus productos y para
"Estando en sus casas. se alimentaban de los exhibirlos a Jos posibles <'.ompradores. Así los
frutos de su propio campo y de la C'arne su· almaceneros o superintendentes de los alma-
ministrada por el C'omún: de ésta manera no cenes del pueblo, como los indios todos, a'cu-
tenían nen·~idad de vender ni C'Omprar cosa dían a hacer compras o trueques de produc-
alguna""· Las pequeñas huellas de una co- tos, sin dificultad alguna de parte de los
rriente comercial interior de cada pueblo, misioneros, aunque éstos cuidaban de que
quedan pues con título totalmente excepcio- los indios no fueran engañados por Jos avi-
nal. El comportamiento de la gran mayoría vados comerciantes de la Asunción o Villa-
era de autosuficiencia. rica. En los pueblos que estaban al oriente
La corriente comercial entre los pueblos se del Paraná no iban los dichos comerciantes,
desarrolló en forma más aC'tiva. Ello se debió no porque a ello obstaran Jos jesuítas, sino
principalmente a las drcunstanrias de la na- porque demandaba el salir de su ruta o ca-
turaleza geográfica. Si bien es cierto que tam- mino. Indicaría también que ese comercio o
bién los planes económicos de rada pueblo no era muy grande o no era tan favorable
perseguían como primer objetivo la autosufi- a los españoles.
ciencia, no en todas eran iguales las caracte- Estos pueblos de abajo, provistos de Jo
rísticas dadas por el factor naturaleza. Había comprado a dichos mercachifles, hadan a su
algunos pueblos donde prosperaba más el vez comercio de los mismos con los otros
gcmado vacuno, como lo eran Yapcyú, San pueblos misioneros, creando así, como agu-
Borja y San Miguel. En otros el ganado ovi- damrnte anota Popescu_. una circulación in-
no: La Cruz y Santo Tomé, pero también trrdoctrinal. También la creaban otros fac-
El. COM/~UC/0 DI~ l.OS Pl/Eil/.OS DI~ Ml."iiONF.S 421

toces, romo era la sequía, la peste, la plaga menor". Cuando Zavala afirmaba que el uco·
de la langosta, hechos que afectaban a unos mercio que entre sí hacen los pueblos, pende
pueblos y no a otros, dejándolos así en situa- de la necesidad por lo que es accidental,
ción económica diversa. Por eso observaba indicó con ésto también el ras~o típico de
Cardicl, hablando de los pueblos misioneros, esta forma comercial: su irregularidad y su
que "en unos abunda el algodón! en otros accesoriedad.
escasea ... ; y lo mismo sucede con el maíz El comercio uexterior" se desenvolvió de
y legumbres; y con los ganados; y acuden a un modo mucho más importante y a La vez
tiempo varias plagas de gusano, langosta, etc. interesante. El contacto con el mundo exte-
en algunas partes, dejando otras: por lo que rior se efectuaba de dos maneras distintas,
hay mucha comunicación de unos con otros sea por el traslado de los mercaderes espa-
en compras y ventas" 1 . La yerba mate cons- ñoles a los pueblos guaraníes, sea inversa-
tituyó, JX>r fin, otra fuerza motora de la co- mente por el desplazamiento de los merca-
rriente comercial entre los pueblos mismos. deres minoristas a los centros comerciales
Dado que cada pueblo necesitaba "exportar españoles.
de 300 a 400 arrobas de yerba anualmente, En el primrr caso se efectuaba el comercio
y que la principal fuente de ingresos del minorista, al cual nos referimos, y en el que
"exterior", provenía de la comercialización concurrían por regla general las economías
de la yerba, era evidente la preocupación de individuales y las del pueblo.
cada pueblo por tener anualmente a su di~­ En el segundo raso se practicaba el comer-
posidón esta apreciada mercancía. Eviden- do al por mayor, y concurrían a él princi-
temente, no siempre se lograba recolectar la palmente las misiones en su conjunto. Como
cantidad necesaria para el "exporte", des- se expresa el doctor Popescu era la economía
pués de haberse separado la cuota necesaria nacional de las Reducciones.
para el consumo interno, calculado a una Las 300 ó 400 arrobas de yerba, que cada
arroba de yerba por familia. Surge a prime- pueblo debía entregar para ron ellas pagar
ra vista como factor negativo de la preocu- el tributo debido al Rey y los posibles so-
pación señalada, la desigual eficiencia de los brantes que hubiere de azúcar, tabaro, cue-
indios en la obra de recolección. Como so- ros trabajados, maderas y sobre todo lienzo
lución de emergencia se jmponía entonces, eran igualmente <'xportados a Buenos Aires
la compra o el préstamo de otros pueblos: o a Santa Fe y cam biados directa o indirec-
Los pueblos que han tenido menos felicidad tamente por plata o por otros productos.
en la recolección de la yerba, la han de bus- En Buenos Aires desde 1627 y en Santa Fe,
car y comprar en otras Doctrinas con la desde 1666, habían los Jcsuítas establecido
permutación de efectos o con el alquiler o lo que se llamó Proveduría de 1-fisiones, a
ventas de barcas o carros: cosa que hacen en c.uyo frente había un Padre, conocedor de las
cualesquiera otros géneros necesarios para el mismas, y con habilidad comercial, y de él
uso de los vecinos o para llevar a las ciuda- dependían unos galpones o almacenes, en los
des, poniendo aparte lo que sobra y con ello que se depositaba ruanto venía de las Re-
comprando lo que falta• ducciones, y el dicho Procurador, según fue-
A pesar de que entre los pueblos guaraní- ran favorables las circunstancias) lo iba ven-
ticos se desarrolló un frecuente intercambio diendo a los interesados.
de mercancías, es necesario destacar, escribe Si se tiene presente que no tan solo en
el doctor Popescu, que en su esencia la eco- las Misiones sino aun en las ciudades espa-
nomía de cada pueblo permaneció en su ñolas el numerario escaseaba, y las transac-
mayor parte dentro de la característica de ciones comrrrialcs se harían a base de true-
auto-abastecimiento, vale decir que cada pue- que, pero teniendo como base Jo que la yerba
blo contaba en primer lugar con sus fuerzas de palos valía, cuya arroba se estimaba en
propias. Los planes económicof de cada uno dos pesos, o la arroba de tabaco, que valía
perseguían como primer objetivo la autosufi- cuatro pesos, era imprescindible la existencia
ciencia y éste se alcanzó en grandes líneas. de aquellos PrO<~uradores, ron sus amplios
u Reinaba por todas las partes la abundancia galpones o almacenes.
de los comestibles y frutos . siendo muy cuan- No con afán de lucro indrbido. sino ron
tiosas las cosechas que se cogían de algodón, el legítimo deseo de favorecer a los indios, los
azúcar, tabaco, mulas y ganado mayor' y Procuradores llegaron a ser un factor de no
422 LA ECONOMIA MISIONERA

escasa trascendencia en la economía de Santa depósitos de las únicas Procuradurías, a que


Fe y de Buenos Aires. Algunos, sin funda- antes nos hemos referido, sus palabras con-
mento ciertamente, llegaron a ver en ellos tienen alguna verdad, pero si se refiere a
prototipos de empresarios capitalistas. negocios públicos donde los productos eran
Era lógico, y era un deber como tutores vendidos al por menor, son. ellas una lamen-
de los indios que los Padres buscaran y halla- table mistificación. Algunos Procuradores, en
ran la mejor coyuntura para vender los pro- algunas épocas solían vrnder en la misma
ductos de los indígenas. Como el precio de Procura los productos de los indios en esa
las mercancías vendidas, se pagaba parte en forma, pero se les prohibió terminantemente.
plata y parte en géneros, dichos Padres de- Buena prueba de ello es lo resuelto en la
bían a veces vender nuevamente los géneros Consulta de Provincia I!l del 2 de junio de
recibidos en pago, hasta obtener en fin la 1732: se trató sobre la orden que el Padre
plata necesaria del tributo, o los efectos que Provincial había puesto para que los Padres
necesitaban los pueblos. Como, por otra parte, Procuradores de Misiones no vendiesen por
era menester costear Jos gastos de la Procu- menudo, especialmente en el almacén, los
raduría, a cuyo servicio estaban varios sujetos, géneros de los pueblos, como antes habían
y los gastos de acarreo, dentro de la ciudad o acostumbrado algunos Procuradores. Todos
en sus alrededores, Jos Procuradores obraban los Consultores fueron de parecer que estaba
con el noble afán de lo que se llama lucro· bien puesto dicho orden. Asimismo preguntó
sustento, que Popescu define como la cons· el Padre Provincial si sería bien que para la
tancia·variabilidad del nivel de las necesida· venta de dichos géneros de las Misiones se
des en bienes reales, y con el innoble afán de pusiere y señalase precio estable, como pre-
autosuficiencia-tráfico. En efecto, agrega Po· tendían algunos. Todos los ConsultoreJ asi-
pescu,9 no es difícil ver que se trataba de la mismo fueron de sentir que no; sino que se
satisfacción de un nivel relativamente cons- vendiesen como hasta aquí, al predo corrien-
tante de necesidades: pago de Jos tributos y te, según la diversidad de tiempo y circuns-
compra de un determinado volumen de mer- tancias.
c.ancías para el consumo interno. Además, los Evidentemente se trataba de favorecer en
Procuradores no accionaban según su lihre todo Jo lícito a los indios, pero se trataba
arbitrio; no eran empresarios, sino empleados asimismo de eliminar todo Jo que pudiera
que accionaban conforme a las órdenes de parecer comercio, en el sentido prohibido a
los Padres superiores y Provinciales. Y, como eclesiásticos. Sin duda que, teniendo ésto en
ya vimos, para los jesuítas la actividad eco- vista, se determinó en la Consulta del 18 de
nómica no era un fin en sí, sino un medio junio de 1737, tenida en San Ignacio Miní,
para lograr un fin de orden religioso. que se pagase a tres reales la vara de tabla
Sólo escritores tan desconocedores de la de cedro de 4 dedos de grueso y media vara
realidad histórica como acicateados por pre- de ancho; y que a esa proporción se reba}ase
juicios han podido afirmar que siendo el ren- en otras tablas inferiores. Determinóse asi·
dimiento de las doctrinas superior con mucho mismo que el que necesitase de palos pudiese
a su consumo, destinábase el sobrante al co- ir a cortarlos a los montes de otros pueblos
mercio 10 y a este fin tenía la Compañía [al- que no les sirven, ni hay esperanzas de que no
macenes] establecidas en gran número en toda los necesite su dueño; más precediendo el
la provincia.n pedir licencia al Cura de cuyo pueblo son
Los números de almacenes, a que alude los montes, y avisando al Padre Superior [de
este panfletista eran: en el Paraguay: nin· las Misiones].14
guno; en Santa Fe, uno .: en Buenos Aires, En la Consulta que tuvo lugar en San
uno. Más adelante nos dice que las tiendas Miguel,t', a 23 de agosto de 1744 se pTopuso
de la Compañía eran las más ricas y mejor que el precio de 4 pesos en los burros era
provistas, no solamente del Paraguay, sino de excesivo, como también el de 4 pesos por
la gobernación de Buenos Aires: todo se cada arroba· de tabaco de pito, y que era
encontraba en ellas, así lo que era producto justo hacer en uno y otro precio, alguna re-
de la tierra o de la industria de la provincia, baja. Todos [los Consultores presenles] fueron
co mo lo que venía de extraños países.12 Si de parecer que se rebajase el precio de los
autor tan falto de sentido de responsabilidad burros a dos pesos por cabeza, y el de la
se refiere a Jos ya mencionados almacenes o arroba de tabaco de pito a 3 pesos. . . Tra-
EL COMERCIO DE LOS PUEULOS DE MISIONES 423

tóse también de la cantidad de yerba que suele ser bayeta, paño , cuchillos y abalo-
había de bajar a los oficios [o Procuradurías], rios . .. Conocí uno que era comisario de gue-
y el sentir de todos fue que se observase pun- rra en su pueblo, el cual plantó un cañaveral
tualmente la Cédula Real, que permite sola- de caña dulce ; hacía de él cada año tres o
mente se bajen 12.000 arrobas.. cuatro arrobas de azúcar; llevábalas al Cura
Para que se entienda con qué espíritu obra- para que fuese con la hacienda del pueblo,
ban los Jcsuítas en este punto tan delicado, )' le traían lo que pedía, algunos años se iba
véase lo que se trató y resolvió en la Con- con el barco, según iba señalado, y por medio
sulta "' del 18 de setiembre de 1735, habida del P. Procurador vendía y compraba. Y to-
en San Ignacio Guazú: Preguntó su Reve- dos podían hacer lo que éJtos hacían f y mucho
rencia al Padre Provincial si estos cuatro pue- más, y los Padres se alegrarían mucho de ello.
blos [del Paraguay, San Ignacio Guazú , San- Pero no hay caletre para eso. En treinta y
ta J\tlaría, Santa Rosa y Santiago] y sus Curas ocho años que estuve en doJ veces, en los
podrían negociar compratrdo algunos géneros pueblos, no supe que otro hiciese otro tanto.
para expenderlos con sus frutos, por yerba, Estos eran más capaces que los demás; pero
azúcar, sal y tabaco, que necesitaban así para t'ntre muchos millares no se encuentra uno
su manutención, como para pagar lo que como ellos.
deben. Todos juzgaron que podían lícitamen- Un mulato, a quien traté mucho, siendo
te, sin contravenir ni a los preceptos, ni a mozo, se casó con una cacica, cuyo cacica.~go
los decretos de las Congr(;gaciones Generales, había perdido la línea varonil (que es cosa
por muchas razones que insinuaron, y princ;·- que no sé que haya sucedido otra vez, porque
palmente porque es cierto que los indios pue- las indias nunca se casan sino con los indios).
den hacerlo lícitamente ,· y lo que hacen los Admitiósele en el pueblo para cuidar de sus
Padres Curas, lo hacen en su nombre, y vasallos. Sabía leer y escribir; portábase bien,
haciendo lo que habían de hacer los Corref!i- y así casi siempre fué mayordomo de la casa
dores y Procuradores de los pueblos, si ello'< de los Padres, que es serlo de todo el pue-
fueran hábiles. Parece que su Reverencia se blo . . . Este, en un ángulo de la estancia de
conformó con dicho parecer, con tal que fuese su pueblo, tenía su manada de vacas para
con moderación y sin que se entienda con su casa, y caballos y mulas, y los 4uardaba
géneros de plata, oro o seda. Preguntó más muy bien. H izo su tabacal y carlaveral, y el
su Reverencia, si sería bien permitir que en tabaco y el azúcar que de ellos hacía lo en-
dichos tratos se ganase el cincuenta por cien- viaba a Buenos Aires del modo que hacían
to, y no más. Con diversidad respondieron los los dos que acabamos de decir, dejando lo
Consultores, y su Reverencia nada determinó. necesario para su casa. Otras veces lo t•endía
No todos los autores convienen en lo que al hermano Coadjutor que tenía el Superior
era el comercio· de las R<'durdones. en cuanto de todos los misioneros para cuidar de pro-
a las categorías del mismo y a l volumen de veerlos de vestuarios y todo lo necesario. Y
las mercancías; tampoco es preciso cuánto era de esta manera andaba muy abastecido de
del pueblo como tal, y cuánto de los indios todo. Era de la capacidad, economía y honra
individualmente, ya que consta que éstos in- de un español de mediano entendimiento. Su
cluían en el conjunto de las exportaciones Cura y los demás Padres le ayudaban para
comunales las suyas particulares. El hecho es que así se portase . Todo eso veían los indios,
innegable y muy sugestivo. Así Cardiel nos y ninguno le imitaba.11
ofrece algunos hechos concretos: lU El profesor Popescu recuerda estos casos y
Un Corrgidor hubo en el pueblo de la Can· opina que debieron de ser pocos, como parece
delaria que plantó un Y erbal en sus tierras. insinuarlo el mismo Padre Cardiel, pero exis-
Hacía cada año dos tercios de yerba, que son ten en los Archivos muchas listas de lo que
unos zurrones de cuero de vaca, de siete arro- iba en las balzas, a Santa Fe y a Buenos Aires,
bas, poco más o menos, que se acomodan y es rara la que no contenga diez o más asien-
bien en cargas. Llevaba sus dos tercios al tos de esa índole particular. No es probable
Cura, aL tiempo de despachar el barco con que después de siglo y medio la prédica de
la hacienda del p.ueblo. lienzos, t·abaco y los misioneros a favor de la iniciativa privada
yerba. Pedíale que despachase sus tercios a no hubiese llegado a afectar el 1O % de la
Buenos Aires, y que con el producto le hicint.: población.
traer lo que necesitaba para su casa : que En su luminoso estudio sobre el comercio
424 LA ECONOMIA MISIONERA

misionero estudia finalmente el profesor Po- cu nos ofrece una tan clara visión de lo que
pescu la posición del comercio en el conjunto fue el comercio de las Reducciones: un pe-
de la actividad guaraní y se pregunta si ese riodista paraguayo, con copias de un lote de
comercio era de una economía de autosufi- papeles que pertenecieron a Bernardo lbáñez
ciencia o de una de tráfico. No se puede de Echavarri, los veces expulsado de una
hablar en ningún caso de formas puras, nos Orden religiosa, y que fueron los únicos
dice él, ya que los misioneros practicaron las documentos de que pudo valerse, además de
dos formas a la vez, pero interesa conocer ofrecer a sus lectores una visión totalmente
cuál de las dos predominaba en el con junto falseada de los hechos referentes al comercio,
de la vida económica. escribió que los Jcsuítas comerciaban con tal
Si el criterio de distindón entre la econo- descaro y en circunstancias tan favorables
núa de autosuficiencia y la de tráfico está que eran dueños de matar hasta la posibilidad
dado por la finalidad de la producción, y de la concurrencia de los comerciantes para·
por consiguiente hablamos de autosuficiencia guayos, pudiendo señalar el precio mínimo sin
cuando una economía produce generalmente peligro alguno de pérdida, y contando ade·
para cubrir o satisfacer directamente su pro- más con la ventaja de estafar en las pesas y
pio consumo; y de tráfico, cuando la misma medidas. 18 En primer término no comercia-
produce para el mercado, para el cambio, ban con los paraguayos, al por mayor, por
no nos equivocaremos en afirmar que por lo ser iguales los productos que unos y otros
menos las economías individuales guaraníes, poseían. Lo que lamentaban los comerciantes
las cuales como ya vimos contribuirían más paraguayos eran dos cosas: el no poder esta-
o menos con el 50 % en el producto nacio- far a los incautos indios en el comercio al
nal, no dejan ninguna duda en cuanto a su menudeo que con ellos ·tenían, según ya di ji·
carácter de autosuficiencia. mos, y el no poder vender más yerba de la
A primera vista el caw de las economías que vendían en Santa Fe y Buenos Aires, por
colectivas y públicas, vale decir del pueblo, haber el Rey asignado 12 000 arrobas a las
parece de diagnóstico algo más difícil. Pero Reducciones. El estampar como algo habitual
si se tiene en cuenta que la mayor parte del e intencional la ventaja de estafar en pesas
aparente tráfico no consistía sino en el pago y medidas es una felonía, ya que, cuando en
de diezmos y tributos, no hay ninguna difi- 1679 algunos indios por incuria o dejadez,
cultad en solucionar el problema, en virtud fueron descuidados en dar al lienzo la justa
de que, un campesino que paga con sus pro- medida, fueron los jesuítas los primeros en
ductos sus deberes al Estado o a la Provincia, poner el grito en el rielo y remediar esa falla,
no pierde por eso su rasgo d e autosuficiencia. como lo hizo el Padre Ignacio de Frias, en-
Aceptar la tesis contraria, significaría limitar tonces Provincial, a 30 de noviembre dr ese
en tal situación la autosuficiencia ~ únicamen- año. El generalizar a base de un solo hecho
te a la economía de Robinson, lo que sc;-ría no es oficio de historiadores sino de malan-
un absurdo. En consecuenda, en líneas ge- drines.
nerales se puede afirmar que no sólo las <"CO- Supone también el periodista paraguayo
nomías individuales sino tam bién las del pue- que el comercio de lienzo fue grande y gran-
blo, llevaban en sí el sello de autosuficiencia. demente remunerativo, pero el hecho cierto es
Sin duda, no se puede negar que, por 1.1 que nunca fu e grande, ya porque le produ-
circunstancia de que Jos indios para pagar cían en abundancia los españoles, ya porque
los impuestos, deberían transformar en plata su consumo era grande en las mismas Re-
sus bienes, surgieran algunas huellas de tráfi- ducciones. La cifra que consigna de 60 a
co en las economías de Jo~ pueblos gúaraníes, 80.000 varas al año es algo totalmente fan-
y estos indicios se acentuaron aún más <'Ofl tástico, y tomado de Anglés, detractor aprio·
las actividades comerciales llevadas a cabo cístico de las Reducciones con anterioridad a
para suplir la falta de herramientas y mate- Bias Garay, sólo que éste llega a escribir que
riales que no se podían producir en los pue- aún parece que fuera mayor.10
blos mismos. Pero a pesar de todo ésto, la Cardicl que podía estar, y estaba mejor
autosuficiencia quedó siempre como el prin- informado en este punto, nos dice que el
cipal rasgo de la producción en la economía liento que sale de los algodonales se gasta,
misionera. como se dijo, en vestir a todos los muchachos
Mientras el historiador y economista Popes- de ambos sexos, que son tantos que en un
!.A PROPlf.'DAD PRIVADA l ' COJ.l~CTJJ'A 425

pueblo tenía yo tres mil, y como [los españo· Lupercio de Zurbano, y ron fecha 3 de no-
lesJ ven el algodonal grande, y no ven la viembre de ese año, le manifestaba que le
multitud que se ha de vestir de él, les parece habían escrito que cuando están los indios en
grande riqueza; y lo que sobra, que es harto peligro de muerte, [algunos Padres] les acon·
poco, se envía a Buenos Aires para comprar sejan que dejen su hacienda a la Cofradía,
con él lo que queda dicho, pero no son pocos y que dirán las M isas, y luego andan solici-
[los pueblos] que aun no cogen lo neceJario tando de los Padres que uno diga cuatro,
para sí, por ser terreno menos a propó!iito, otro seis, etc. No permita ésto por ninJ!Ún
lo compran de otros, y así 1tada envían.20 cabo. 2
De esta orden se coligen dos cosas: la una
es que había propiedad privada y la segunda
45- La propiedad privada y la colectiva. que, a Jo menos en algunos casos, no era des-
preciable, pues se deseaba que la heredara la
Perry, Lugones, Garay, Storni y otros no Cofradía.
pocos, a causa de la extrema superficialidad Popcscu 3 refuta el aserto de Azara y de
con que estudiaron e1 tema, o por no contar De Moussy con lo que se dice en la Cédula
_con suficientes elementos de juicio y roO ex- Real del 28 de diciembre de 1743, medio siglo
Ceso de atrevimiento, no han dudado en con- antes de Azara y un cuarto. de siglo antes de
siderar el sistema económico, implantado por la expulsión. Como es sabido, las quejas con-
los jcsuítas en sus Reducciones, como un an- tra el régimen jesuítico en ·las misiones JJe-
ticipo comunista. garon hasta la Corte de Madrid y entre otras
Los tales no se hán percatado de que una acusaciones, figuraba la de que no había
economía dirigida es perfectamente compati- propiedad privada_ Para hacer luz sobre el
ble con un régimen de propiedad individual asunto, la Corte ordenó una encuesta, en cuya
y privada, y en las Reducciones de Guaraníes ooortunidad debían examinarse todos los
hubo la primera desde sus mismos orígenes y a~tos y demás documentos que desde un Ji.!Ilo
también desde el principio hubo la segunda. a esta parte se habían cursado, pertenecientes
Jamás el común monopolizó todas las pro- al estado y progreso de esas Misiones, y ma-
piedades individuales, familiares y cacirales nejo de los pueblos en que existen. Tras ocho
pues las hubo de estas tres categorías y jamás años de indagaciones, consultas y debates el
monopolizó las fuentes y medios de produc- Rry; Felipe V dic.tó la mencionada Real Cé-
ción, ni los frutos de ésta. dula, que Azara sin duda, conoció, pero que,
Azara, y en pos de él De Moussy asevera- c_omo no favorecía sus ideas preconcebidas,
ron que sólo en las postrimerías del gobierno prescindió de ella. Véanse algunas cláusulas
jesuítico se introdujo en las Misiones la pro- de este. documento:
piedad individual privada, siendo así que el El cuarto punto se reduce a si los indios en
Provincial Pedro de Oñate, que gobernó en- sus bienes tienen particular dominio . o si é.íte,
tre 1615 y 1622 dispuso en el número 9 de o la administración de ellos, corre a cargo de
sus Ordenaciones que se pagara a los indios los Padres.
todo servicio o trabajo por ellos realizado, Sobre cuyo asunto consta por los informes,
como se hacía con los españoles conchavados conferencias y demás documentos de este ex-
para alguna faena, y advrrtía que éso era pediente, que por la incapacidad y desidia de
de justicia. Exceptuaba de esa obligación estos indios para la administrac ión y manejo
cuando los indios trabajan voluntariamente de las haci~ndas, se señala a cada uno una
en otras cosas, como cuando acompañan a porción de tierra para labrar, a fin de que su
los Padres o cuando acuden a otros despachos cosecha pueda mantener su familia , y que el
que no son tocantes del Pueblo, pero [en estos resto de sementera de comunidad, de granos,
casos] de limosna se les puede dar alguna raíces, comestibles y algodón, se administra y
recompensa, aunque no sea paga entera, por- maneja por los indios dirigidos por los Curas
que todo lo que nos sobra de nuestro esti- en cada pueblo: como también la yerba y el
pendio y alcanzamos por nuestra industria, ganado: y que de todo este importe se hacen
todo es para ellos.1 tres partes, la una para pagar el tributo a mi
Años más adelante, en 1647 escribía el Ge-.. R eal Erario, de que sale el sinodo de los Cu-
ncral de los Jesuítas, Vicente Caraffa, al en· ras: la otra para el adorno y manutención de
tonces Provincial del Paraguay, Francisco las iglesias; y la tercera para el sustento y
426 Lll ECONOMIII MISIONERA

vestido de las viudas, huérfanos. enfermos e las Misiones, sino que además ordena que se
impedidos; y finalmente para socorrer a todo continúe con ese proceder, y efectivamente
necesitado; pues de la porción de tierra apli- se continuó sin alteración, entre 1743 y 1768.
cada a cada uno para su sementera, apenas Recordemos antes de pasar adelante, que,
_hay quien tenga bastante para el año. siete años antes de publicarse esta Real Cé-
Que de esta Administración lltvan una dula, cuando en misión oficial Juan Vázquez
puntual cuenta y razón en cada pueblo los de Agüero visitaba las Reducciones, hubo en
indios Mayordomos, Contadores, Fiscales y Buenos Aires y en la Asunción quienes le
Almaceneros, por la cual vienen en conoci- aseguraron que Jos indios no eran dueños
miento por sus libros de las entradas y salidas de sus bienes, antes bien el misionero dispo-
de los productos de cada pueblo, con tanta nia de ellos a su talante. Se tomó entonces
formalidad, que aún para cumfJlir con el pre- declaración jurada a varios misioneros, entre
cepto que bajo de graves penas hay dd Ge- ellos al Padre Paulo Restivo, que llevaba 46
neral, para que no se puedan valer los Curas años en las Reducciones. al Padre Lorenzo
de cosa alguna perteneciente a los indios de Daffe, que hacía 19 que .se hallaba en ellas,
una Doctrina para otra, ni por vía de limos- al Padre Pedro Ramila, quien estaba de mi-
na, préstamo u otro cualquier motivo, dan la sionero desde hacía 31 años, y al Padre Nuss-
cuenta al Provincial: y así asegura el Reve- dorffcr que se hallaba en las Misiones, desde
rendo Obispo que fue de Buenos Aires Fr. hacía 20 años. e;
Pedro Fajardo, que visitó dichas Doctrinas, Según la decl aración jurada del Padre Rcs-
no haber visto en su vida cosa mas bien or- tivo los indios de estos Pueblos tienen bienes
denada que aquellos pueblos, ni desinterés y son verdaderos dueños de ellos, y que la
semejante al de Los Padres jesuítas, pues para disposición de dichos bienes La hacen ellos con
su sustento ni para vestirse, de cosa alguna dirección de dichos Padres, los cuales no dis-
de los indios se aprovechan: y conveniendo ponen de sus bienes sin expreso consentimien·
con este informe otras noticias no de menor to de ellos. El Padre Daffe declaró que los
fidelidad, especialmente las dadas tÍitimamen- indios tienen su hacienda y bienes particu-
te por el Reverendo Obispo de Buenos Aires, lares, aunque éstos son poquísimos según su
Fray fose{ Peralta, del Orden de Santo Do- genio, de que disponen como verdaderos due-
mingo, en carta de ocho de enero de este ños a su arbitrio ; de los bienes que adquieren
presente año de mil setecientos y cuarenta y con su trabajo común de todo el pueblo,
tres dando cuenta de la Visita que acababa aunque son también verdaderos dueños y tie-
de hacer en los pueblos de estas Doctrinas, nen dominio propiamente tal de ellos, pero
así de su jurisdicción, como en muchas del por su notoria cortedad y poca habilidad en
Obispado del Paraguay, con permiso del Ca- esta materia, los Padres, por motivo de cari-
bildo Sede Vacante, ponderando la educación dad y utilidad de ellos, los obligan a tenerlos
y crianza de los in dios, tan instruídos en la y para que no los desperdicien , como sin la
Religión y en cuanto conduce a mi Real ser- tal dirección lo hicieron con evidente peligro
vicio y su buen gobierno temporal, que dice de perderse. El Padre Ramila declaró que
le causó pena al apartarse de dichos pueblos: los indios en todos los bienes que i:zlcanzan
Por cuyos motivos: con sus trabajos, tienen propio dominio, 'Y
Es mi Real ánimo no se haga novedad que los Padres no hacen más que dirigir
alguna en el expresado manejo de bienes: o industriarlos, para que tengan modo de
sino antes bien que se continúe lo practicado conseguirlos para poder pagar los tributos,
hasta ahora desde la primera reducción de tener que comer y vestir y mantenerse con
estos indios, con cuyo consentimiento y con policía cristiana, y que sin esta diligencia los
tanto beneficio de ellos se han manejado los indios no tendrán nada de eso.
bienes de la comunidad, sirviendo sólo los Cu- Muy importantes son estas declaraciones ju-
ras Doctrineros de directores, mediante cuya radas de tan insignes misioneros, pero es el
dirección se embaraza la distribución y mal- Padre Bernardo Nussdorffer quien, al ser in-
versación que se experimenta en casi todos terrogado sobre este punto, nos ofrece una
los pueblos de indios de uno y otro Reino. 4 información de inapreciable valor. Después
Esta Real Cédula, diremos con Popeseu, de declarar que los indios de esta.r Doctrinas,
no sólo confirma la existencia de la propiedad que están a cargo de mi sagrada Religión, en
individual privada, desde los principios de todos los bienes, que alcanzan con su trabajo,
LA PROPIEDAD PRIVADA Y COLECTIVA. 127

tienen propio y verdadero dominio , agrega cuándo quiere, sin impedirle ninguno la libre
que para mayor claridad de lo afirmado se disposición de ellos.
puede considerar dos géneros de biener que Querrán pues hablar de otra hacienda de
tiene cada indio en su Pueblo, unos particu- mayor monta que tiene el indio en cada pue-
lares, otros comunes. Tocante al primer .f!,é- blo, de los que llamé arriba, hablando sobre
nero de bienes tiene cada Cacique con sus este mismo punto bienes comunes, como :on
vasallos, su tierra para sementeras y en ella por ejemplo el maíz y legumbres que se re-
cada familia, siembra lo que quiere, y coge cogen de sementeras que se hacen con tra-
lo que ha sembrado, poco o mucho; dispone bajo común del pueblo, el algodón que se
de lo suyo recogido a su libertad, comiéndolo recoge así mismo de algodonales comunes; el
en pocos o muchos días, como gusta, o ven- tabaco, que se recoge (adonde da y se cría)
diéndolo a otro por precio competente o in- así mismo del tabacal hecho de la comunidad
ferior , o lo dá sin precio al que se lo pide; del Pueblo ; la yerba que se trae de los Yer-
puede tener en esta su tierra, algodonal para bales, beneficiada por los indios señalados del
vestir a sí, a su muger e hijos, aunque de Corregidor con direccción del Padre de la
ordinario, por huir del trabajo, no lo tiene, comunidad del Pueblo, y aviado con canoas,
no dándole nada al indio que anden medio y con grano para comer del mismo común
desnudos o bien vestidos. Dispone del algodón del Pueblo; el ganado vacuno, que se guarda
que coge (si lo quiere recoger y no dejarlo en unos pastoreos, o estancia para la comu-
perder en las malas, como no pocas veces lo nidad del Pueblo, y lo mismo los caballos,
hace) , hace su lienzo, hilo, hamaca o red, mulas y ovejas, adonde las hay se crían, igual-
en que duerme, u otra cosa ; sírvese de este mente los bueyes que son del común del Pue-
lienzo, o lo vende, cuando va a las ciudades blo; el lienzo, que se hace del algodón, que
de los españoles libremente . se recoge de los algodonales trabajados del
Compran algunos de ellos un caballo o ju- común; azúcar, que se hace de sementeras
mentillo, si lo hallan , consérvalo o después comunes, en donde se cría, etc.
de una semana, que lo tenga, cansados ya de Aun de esta hacienda, y bienes comunes
cuidarlo, lo dejan ir o lo dejan atado sin el Indio tien e proprísimo dominio, como se
soltarlo al pasto, ni quítanle los lomillos hasta verá, considerando dos cosas: La primera:
que se muera de hambre o de mataduras. el genio y calidad del indio guaraní; lo se-
Compra de esta su hacienda sobredicha un ~undo: el modo de gastar y expender estos
par de bueyes, si los halla, y en acabando de bienes.
arar con ellos sus sementeras, por no andar Es el indio guaraní, por lo común, de sU
cuidando todo el año de ellos, o ante f que natural genio, aniñado, sin providencia, sin
los maten otros, los mata él, y quemando su economía; da todo sin concierto al primero
[arado] los asa consumiéndolos. que se lo pide; si está en su mano, pierde }
Algunos plantan algunas pocas plantas de desperdicia todo ; come sin reflexa para ma·
tabaco en Pueblos adonde dá el tabaco (que ñana; tiene fruición en matar más ganado
no crece en todos), hace unos pocos manojos de lo que puede consumir; paga a los bueyes
o para su uso, o los vende a quien quiere .. . el trabajo de haberle arado su tierra con
Algunos, cuando van a los Yerbales, traen matarlos; es interesadísimo queriendo todo
para sí un saquito de yerba: ésta la usan, o para sí, sin mirar que hay otros, aun parien-
la venden, o la dan a otro, como se les ofrece. tes suyos, que necesitan también de ser asis-
tidos; lo que t-ecoge de su sementera (que
De ordinario el indio guaraní no procura,
nunca se puede conseguir por el horror que
ni tiene más hacienda de la dicha, aunque tiene al trabajo, que sea tal que le baste para
tiene la conveniencia para tenerla; su genio todo un año) lo consume , no reservando na-
natural y horror que tiene al trabajo, no le da, ni las se menteras suyas del año que se
da lugar para más. sigue.
El dicho, pues, de los declarantes de que De suyo él no trataría de pagar su tributo
el indio no tiene dominio en los bienes, que al Rey Nuestro Señor, ni buscaría Lo que
alcanza con su trabajo, no se puede entender tiene menester su Pueblo, o de ganado que no
de estos bienes particulares arriba dichos, de tiene, o de fierro , sal, herramientas, ni para
los cuales tiene absolutísimo dominio, como la decencia y adorno de su iglesia, ni para
es evidente; pues dispone de ellos cómo y la conservación de su Pueblo; en una pala-
428 LA ECONOMIA MISIONERA

bra, él tiene tal genio, que es incapaz de Como, pues, cualquier hombre, que tiene
administrar sin dirección de otro, mucho me- bienes y hacienda, tiene con propiedad el
nos de conservar, ni aumentar hacienda al- dominio de sus bienes, aunque otro lo dirija,
guna, no por sus años, sino por su natural encamine, enseñe e industrie, dándole conse-
y cortísimo entendimiento. jos en lo que ha de hacer can ellos. y cómo
Viendo, pues, los Padres misioneros con la lo ha de tratar para adquirirlos, para con-
experiencia y trato de esta gente, en eJpacio servarlos, aumentarlos, y expenderlos, así el
de muchos años, que dejándoles a su genio indio lo tiene de sus bienes particulares cada
en lo que toca a lo temporal, no se podían uno en particular; de los bienes del común
conservar ni mantenerse ni los Pueblos ni las en común, aunque los Padres Curas les en-
cristiandades en esta nación, que habían ga- señen de juntar los frutos, de conservarlos,
nado con su sudor y sangre para Dios y para etc., con sus consejos, les encaminan y diri-
la Corona de España, se han visto preci- jan, obligados de hacerlo por los motivos suso
sados a entender no solamente al bien espi- dichos, y ordenanza Real arriba citada, cuyas
ritual de sus almas, sino también al de su.s palabras son las que se siguen: uLos Doctri-
cuerpos, enseñándoles, encaminándoles, y di- nantes tengan especial cuidado de que enca-
rigiéndoles en el cuidado, que habían de tener minen a los indios a labrar las tierras y tener
en lo temporal, hacer sembrar las legumbres bueyes para ello, y hacer vestidos, de manera
en sementeras comunes, y recoger lo sembra- que en todo se vayan introduciendo la de-
do para dividir después, al año siguiente, a cencia y policía cristiana".
todos para sembrar, mantener las viudas Por lo que en forma tan categórica se lee
y niños, auiarlos del común en sus viajes que en la Real Cédula de 1743, que arriba trans-
son necesarios con cuenta y razón, para que cribimos, y por estos testimonios de los mis-
no falte a ninguno ni en común ni en par- mos misioneros, sobre todo por el de Nuss-
ticular. Asimismo hacer plantar en común los dorffer, resulta pueril y baladí hablar de
algodonales, recoger el algodón, hacer guar- comunismo en las Reducciones Guaraníticas.
darlo, hacer tejer de ahí lienzo, dividir des- El fallo del profesor Popescu es también de-
pués con igualdad a todos, chicos y grandes, finitivo: el régimen de la propiedad en las
casados y no casados, su vestido cada año, misiones era mixto: junto a otras formas de
para que anden vestidos con decencia, por propiedad, coexistían, como norma general,
matrícula, como se hace; hacer guardar los la propiedad individual-privada. Ambas ins-
bueyes, y dividirlos a su tiempo, para allegar tituciones habían coexistido desde el comien-
las sementeras, y recogerlos otra vez, para zo y hasta el fin del gobierno jesuítico.
que se conserven, y no los maten; hacer guar- No han faltado escritores de escaso saber,
dar el ganado vacuno y gastarlo con igual- como el doctor Alberto Rojas que han ne-
dad, dando a todos en ciertos días entre se- gado que haya habido comunismo en las Re-
mana, conforme y cuando lo necesitan, la ducciones, pero han aseverado, orientados en
carne, y cuando falte, buscarlo de otros, como este punto por el doctor Cec:ilio Baez, que ~n
se hace; lo niismo de las ovejas, caballos y realidad, la Compañía de Jesús era la gran
mulas, etc. También el cuidar que se avíen propietaria, ya que el indio estaba sometido
del común, cuando van a los Yerbalesj se a una verdadera servidumbre. lQué mucho,
recoja la Yerba, que traen, se gaste con con- exclama Rojas, que más tarde se le dieran
cierto lo que es menester en el Pueblo; y con tierras para que las cultivasen pasa sí, estan-
lo que sobrare así de lienzo y yerba y otros do sujeto a una disciplina rígida que señalaba
géneros, se compre lo que falta, que se envíe de antemano el radio de su acción y el destino
a los Oficios o Procuradurías, existentes en del fruto de su actividad? Era en verdad
Santa Fe y en Buenos Aires para que se saque
nada más que un instrumento de producción
la plata para pagar el tributo y se consigan los
al servicio de la Compañía. 6 Lo gracioso de
otros menesteres de una numerosa república
para conservarla con decencia y llevarla ade- este escritor es que rechaza las pruebas con-
lante para gloria de Dios. trarias aducidas por un espíritu tan sereno y
Este es el modo que ha tenido desde los tan buen conocedor del tema, como Capde-
principios de las fundaciones de estos puebloJ vielle, porque sus afirmaciones distan mucho
y lo tienen hasta ahora los de la Compañía de estar rigurosamente comprobadas,1 y él
de jesús. asienta las suyas como cie.rtas, sin aducir ni
LA PROPIEDAD PRIVADA Y COU~CTII'A 429

una sola prueba, ni comprobada ni por com- vicios. así reales como personales. a que los
probar. indios en cuanto vasallos del Rey, estuvieren
Nosotros no vamos a a-ducir los testimonios obligados. Exceptúo lo segundo, el enviarlos.
de Cardiel, Peramás, Muriel, Marimón, Ca- con los Padres que entren en nuevas conver-
Jatayud, Quiroga, de entre Jos escritores an- siones. Mandando en virtud de santa obe-
tiguos, ni los de Hcrnfindcz, Capdevir!le, diencia que ninguno, sea Cura, sea Compa-
o•Neill, Astrain, de entre los historiadores ñero, envíe a trabajar indio alguno fuera de
modernos, todos ellos en las antípodas de las Reducciones, si no es que sea en utilidad
Bacz y de Rojas, pero vamos a aducir unos y beneficio de las mismas Reducciones, ni
documentos de la mayor valía, ya qur no tome o disponga, donando a otro de las mis-
fueron escritos para ser publkados, pues eran mas reducciones, de cosa alguna que pau de
de carácter íntimo y secreto, sólo conocidos valor de un peso. Con esta vigilancia cuida-
hasta ahora de sus autores y de aquellos po- ban nuestros superiores de que se guardase
cos a quienes correspondía conocerlos. Nos con toda delicadeza la más perfecta justicia
referimos a las cartas escritas por los GenC'- a aquellos pobres indios 1 que por sí apenas
rales de la Compañía a Jos Provinciales del sabían defenderse, ni reclamar su derecho.
Paraguay, que originales obran en el Archivo Fue años antes de esta carta que el mismo
de la Provincia Argentina de la Compañía General escribió otra, de fecha 20 de no-
de Jesús y al Libro de Consultas, en el que viembre de 1687 y en la que tocaba este punto
se consignan los puntos tratados por los Pro- de la propiedad de las Reducciones, y por
vinciales con sus consultores, y que original ella llegamos a ver con qué cuidado obraban
obra en el Archivo General de la Nación, t·n en este punto los jcsuítas, aun antes de aque-
Buenos Aires. llos bravíos preceptos. Escribía entonces al
,- Que todo lo que había en las Reducciones Provincial y le decía: 9
era de la exclusiva propiedad de los indios, Solo el Colegio de Santa Fe, está muy
no teniendo los misioneros otra que los 300 necesitado, y en el riesgo que V. R. y otros
pesos de sínodo que anualmente les pasaba representan por el contapio que le mató los
el Rey, lo declaró en la forma más explícita esclavos, la invasión de indios enemigos que
el General, Padre Tirso Gonzálcz, rn 31 obligó a desamparar su estancia, y última-
de enero de 1696, no sin recordar Que sus mente por los crecidos gastos que hace, sien-
predecesores. en el gobierno de la Compa- do escala para los Nuestros que suben y bajan
ñía habían declarado e insistido siempre de !as Reducciones, y para los indios que los
en este punto. Pero para afianzar aún más el conducen, hospedándolos muchos días, y pro-
cumplimiento de lo ya ordenado ordenó, bajo veyéndolos a todos. Para que se restaure pro-
pecado grave, una serie de preceptos y ordenó pone V. R. sería razón que las Doctrinas,
que fueran comunkados a los misioneros: 8 como interesadas, de lo que les sobra le hicie-
Ordeno lo primero, por precepto, en vir- sen una limosna Consúltelo V. R. con los
tud de santa obediencia, que ni para f'l co- Consultores de Provincia . como con los Con-
legio de Corrientes, ni para otro alguno de sultores y otros Padres de los más antiguos
la provincia se saquen indios algunos_, para de las Reducciones este punto; y en lo que
trabajar en fábrica ni en hacienda , ni en otra convinieren que conviene. convengo yo Iom-
suerte de servicios, ni pa.~ando sus jornaleJ bien.
ni sin jJagar. Ordeno lo se.f!uudo, con el mis· El Padre Tamburini,ltl en 4 de abril de
mo precepto de santa obediencia, que ningún 1713, escribía al Provincial que en el susten-
indio de las reducciones se conceda a sef!lareJ tarse a costa de los indios los A-finistros [o
para trabajar en labor o .fábrica} sea ptÚJlica, Curas] si se observase La religiosa moderación,
sea particular, ahora sin pagarle el jornal, no habría reparo ; pero no contentándose con
ahora sí. Orde'w lo tercero, con el mismo el sustento ordinario de los Colegios, se tratan
precepto de santa obediencia, que nin.f!una con excesiva abundancia ; y de aquí nace
alhaja, sea doméstica o sea del uso de laJ que para tenerla han de ser los indios agra-
iglesias ni haciendas de los indios, se pueda vados. El sínodo que da el Rey basta para
traer al cole.aio de Corrientes ni a otro al- el sustento ordinario 'Y decente de los Minis-
guno de la provincia, sin que se pague por tros; y Lo que de est~ excede, no hay ra::ón
su justo valor y precio. De estos prece_ptos para que deban pagarlo los indios. Que de
exceptúo, primero, todos y solos aquellos ser- éstos se tome la carne puede tolerarse, pues
450 LA ECONOMIA MISIONERA

no será fácil proveerse de otro modo , pero se podían dar de limosna, sin contravenir a
ordeno que se tenga cuidado de enviar [en las órdenes y preceptos . .. 1 2
recompensa] al Superior de Misiones algunos A 11 de agosto [de 1735] propuso su Reve-
donecillos, que reparta entre los indios, a pro- rencia cómo había determinado enviar a la
porción del gasto que se les hiciere . Residencia [de San Telmo, . Bs. As.] al H .
Se aJude aquí a la carne, pero no a las ver- José [Schmidt]; mas que sin madera nada
duras y frutas, ya que éstas procedían de la podría hacer; que si podrían sacar palos de
huerta que cada misionero tenía junto a sus Jos montes, especialmente de los de Corpus,
habitaciones y ruyo rultivo estaba~ es verdad, sin pagar más que el trabajo de los indios.
al cuidado de uno o de varios indios, pero El Padre Superior dijo que aquí siempre se
se les abonaba los jornales respectivos. había usado pagar los palos, que se sacan
Del mismo General de la Compañía es otra de los montes de otros pueblos; y que lo que
carta, fechada en 19 de mayo de 1714, y en la se podía hacer era avisar a los indios y Ca-
que con igual solicitud respetaba y quería que bildo del Pueblo, pidiéndoles su ronscntimien-
los misioneros respetasen lo que no C'ra pro- to ; y que si lo rehusasen conceder, se les pa-
piedad de los Jesuítas, sino de los indios: 11 gasen los palos qur se cortasen. Todos los
Debe también atender mucho l'. R. a qui- demás alegaron muchas razones, que persua-
tar el abuso que se ha introducido en las doc- dían que se podían cortar dichos paJos, sin
trinas, y consiste en que los sujetos que van pagar más que el trabajo de los indios; y
a Misiones, van casi desnudos, y cuando vuel- añadieron que había ley real y costumbre en
ven a los colegios, obligan a las .Afisiones fes las ciudades de la Provincia, que persu.:dían
envíen vestidos de nuevo, hacerles el [!asto ser todos los montes comunes, en orden a las
de ida y vuelta, y esto aunque vayan· por maderas ; mas añadinon que bien sería hablar
poco tiempo, y a título de convalecer. Con a los Cabildos solicitando su beneplácito, y
ésta se me pregunta, Ji los Jujetos en.fermos procurando agradarlos ron alguna rosilla, si
o convaleJcientes que envían los Superiores a repugnase; y así su Rc-vcrenria el Padre Pro-
las Doctrinas, los deben mantener éstas, o los vincial dijo que se haríaY1
colegios, de donde son enviados? Porque todo Cuando en 1766 emprendió el Padre José
el gasto carga al sínodo de las Doctrinas.. y Sánrhez Labrador la conquista de los indios
nada a cuenta de los colegios. A esta duda Mbayas o Guakurúes, terror de los asunc:c·
respondió mi Antecesor: Cualquier colegio, ños. esperó enrontrar c-n éstos los medios nc-
o casa de la Compañia sustenta o paga ali- nesarios para establecer una reducción y aun-
mentos de cualquier sujeto. que. o físicamente que solicitó limosnas, sólo el Gobernador
por falta de salud, o moralmente por alguna Murphy y algún que otro caballero ayudó en
desgracia se ha baldado en la tal caJa o cole- algo. Pidió cntonrC's a los misioneros de Gua-
gio inutilizándose para servir; cuya du isión raníes algún socorro, pero los superiores du-
de nuet•o confirmo y ordeno se obse rve en daron si era lícito pedir donaciones o limos-
adelante. nas a los Curas de las Reducciones. La opi-
Como es posiblc- que alguno opine que es- nión general fue adversa, pero un varón tan
tos preceptos bajo pecado mortal fueron letra eximio como el Padre Bernardo Nussdorffcr
muerta o pronto quedaron olvidados: tenemos dio su voto favorable, fundándolo sólidamen·
el Libro de Consultas, en el que hallamos las te, como solía él hacerlo.
pruebas más frhacientes que no fue así. Opinó que se podía porque el tutor puede
Así el Provincial reunido con Jos Misione- hacer limosna de la hacienda de los pupilos,
ros en Concepción, el 2 de julio de 1744, cuando es sin grave daño, sin consultarlo,
pref!.untó su Reverencia si los ornamentos )' porque no son capaces de éJo . Puede hacer
cosas semejantes, que no Jirven en los pue- todo aquello que haría el pupilo, si fuera de
blos, y están ya arrumbados y supérfluos~ los razón y buen cristiano. Lo mismo podemos
cuales ni se pueden aplicar a uJos profanos_ nosotros respecto de estos pupilos o comu
ni se pueden vender, por no haber quien pupilos, cuya ·h acienda administramos. Ellos
quiera comprarlos, se podrían dar de limo.ma a la manera de muchachos europeos de 8 ó 9
a las Capillas que se hallan con sobrada ne- años (que no es mayor su entendimiento) no
cesidad y aun indecensia, sin contravenir a alcanzan cómo ni de dónde se hace la hacien-
los preceptos y órdenes de Nuestros Padres da, ni cuánto ni cómo se debe dar. Yo con-
Generales. Todos, excepto uno juzgaron que fieso que cuando hago alguna limosna se lo
LAS RIQUEZAS DE LAS MISIONES

propongo a ellos; pero es más por escrúpulo seis años despachados para el viejo continen -
que por pensar que me han de dar alguna te, eran siempre portadores de importantes
luz. Siempre dicen que sí, y quisieran que se sumas de dinero.a
expendiese mucho, porque de su genio son Esto último es parcialmente cierto. pero to-
muy ~anirrolos, y no alcanzan las ,;onse- do Jo anterior es totalmente falso, y supone
cuenclas. en el autor o autores un desconocimiento ab-
Para terminar con este punto vamos a soluto del <"ngranaje económico que siempre
transcribir lo que escribió el Padre Cardiel ha regido en la Compañía de Jesús, y un
en su Breve Relación, escrita en 1771: desconocimiento lamentabilísimo de lo que
Cuando los indios, en servicio del bien fue la situación económica así en las Reduc-
común, tenían que ausentarse de la Reduc- ciones como en las ciudades rioplatenses du·
ción, ya para recoger yerba en Maraca·yú, rante los síglos XVII y XVIII.
cuando no había yerbales en los pueblos, o Así como durante centuria y media se pro-
para ir a Buenos Aires o Santa Fe, en los paló Ja existencia de ricas minas, explotadas
barcos o balsas, los que quedaban en el pue- secreta pero eficientemente por los Jesuítas,
blo cuidaban de sus intereses, cultivando sus y hubo hasta Gobernadores y Obispos que
sementeras y haciendo lo que ellos harían redbieron las más verídicas informa<-iones al
para su provecho particular, si estuvieran en respecto, y hoy sin embargo sabemos que
el pueblo. Sólo en el caso de que el trabajo jamás hubo tales minas, así también consta
realizado fuera del pueblo era más penoso hoy que las reducciones vivieron siempre en
que el que hubieran realizado en él, se les un pasar holgado, sin abundancia jamás, an·
remuneraba, y la paga eran cuchillos~ es- tes con pobreza en algunas ocasiones.
puelas, frenos, hachas, cuña o lien zo listado, Los españoles que habían pasado por !os
de que muchos gustaban .H pueblos misioneros quedaban dertamcnte con
la impresión de que eran ricos, pero en rea-
lidad no era a~í . Las iglesias: los edificios
46 - Las riquezas de las Misiones. públicos y aun las casas de los indios, en no
pocos pueblos, eran de piedra trabajada ; las
Barúa y Anglés, en los tiempos antiguos, calks y las veredas eran anchas y transitahles
Bias Garay y Lropoldo Lugonrs, en los más aun en los días de lluvia: los talleres y las
recientes, han ponderado las riquezas infinitas oficinas provistas de abundantes instrumen-
que producían las Reducciones. El postrero tal; los graneros o depósitos del pueblo con
de los nombrados, barajando las rif ras a su miles de bolsas de diversos cereales para la
talante, llegó a la conclusión de que entre alimentación de los indios; las estancias po-
1707 y 1767 los Jesuítas extrajeron de los bladas de animales y los estancieros y pues-
pueblos guara níticos la suma de 100.000.0()0 teros instalados en cómodas casitas; las huer-
de pesos en ganandas~ lo que, en un siglo, tas, así las del común, como las particulares,
suponía una ganancia de 1.600.000.000 de cubiertas de verdor, gracias al cuidado solí-
francos líquidos. 1 dto y a la abundante lluvia ~ y todo ésto, y
Bias Garay, más cauto, asegura que los sobre todo el lujo de platería que se veía en
misioneros llegaron a acumular considerables la Casa del Señor y en todas las capillas de la
rique.zas y cálculos autorizados estiman en un campaña, llevaba a los visitantes a la persua·
millón de pesos españoles de plata el rendi- sión de que eran ingentes las riquezas. Esto
miento anual de las doctrinas, y en menoJ de era tanto más evidente por cuanto que, con
cien mil lo que para mantenerlas se gastaba la sola excepción de los hombres ya entrados
en efectivo.:!. Más generoso, Lugones escrihc: en años y de los niños y enfermos, todos
Pongamos un millón en gastos. En realidad trabajaban y todos producían:' .
668.000. Además de esta realidad, visíble y palpable,
Con relación a ese millón anual, agrega dió pie a la leyenda relativa a las riquezas
Bias Garay que sobrante tan cuantioso per- acumuladas por los jesuítas en sus Reduccio-
mitió a los Padres asistir generosa y pródiga- nes algunos hechos, como los vestidos de seda
mente, con el fruto del trabajo de los indios, para los danzantes y un cierto exceso de ob-
a los crecidos gastos que la Orden tenía en jetos de plata y de seda para el culto. El
Europa, a fin de conservar el edificio de su General Tirso González informado de que los
poderío . .. Los Procuradores generales, cada danzante vestían sedas, prohibió el uso de las
432 LA ECONOMIA Ml~IONE/lA

mismas, pero en carta del 12 de abril de 1699, cho y al largo, lo que en este punto y gran·
volvía sobre esa prohibición al \:'Scribir al en- deza de apose,ztos y refectorio ordenó el Pa-
tonces Provincial que he visto la razón que dre Provincial, Gregario de Orozco, el año
V ueslras Reverencias pro pusieron en prueba de 1690, a que añado: que no pase de una
de que es mayor conveniencia y ahorro el que o dos gradas el terraplén. 0 .
los vestidos que tienen los Indios danzantes En las Reducciones nunca hubo miseria y
para sus fiestas y los Gobernadores de Pw~blos nunca hubo riqueza, pero sí pobreza. No hubo
sean de seda, como hasta ahora lo eran, y riqueza si por esta palabra entendemos una
no de lana, como se pretendió introducir; afluencia de bienes muy superior a las nece-
porque los de lana, como el uso es poco, se sidades de los indios. Aun más: lejos de estar
apolillan y pierden en poco tiempo. Esta ra· animados del afán de tener riquezas, quisie-
zón junta con la experiencia que V . R . vio ron los Jesuítas que sus pueblos vivieran en
me hace mucha fuerza, y así revoco la orden una discreta mediocridad, conforme al con-
que di para que no fuesen de seda. Procúrese sejo de San Pa.blo: con tal que tengamos con
que las sedas no seatt de telas muy subidm qué cubrirnos y con qué alimentarnos, este-
de costas . . . a. mos contentos, y la felicidad individual y
El Padre Tamburini, suC'esor de Tirso Gon. colectiva de que gozaron habitualmente Jos
zale, en misiva del 14 de abril de 1713, puso indios de las Reducciones se debió a esa sabia
coto a los excesos que, según le escribían al- doctrina de la mediocridad.
gunos misioneros, había en las Reducciones, El que Jos Jesuítas en las Reducciones se
y así escribía que los excesos que ha habido propusieran acaparar riquezas materiales 7 y
en esas Doctrinas en comprar alhajas de pla- que fuera efectivamente en aquellos pueblos
ta y otras para el adorno de las iglesias, en donde mayores riquezas obtuvo la Compañías
vestir los danzantes y Cabos de la soldadesca, son ya aseveraciones que la crítica histórica
cada día han ido creciendo, sin que basten considera totalmente falsas . Hasta los enrmi-
las órdenes de los Superiores para impedirlos, ~os más manifiestos de los Jesuítas como Fé-
ni se repara en que viendo los Reales Afinis- lix de Azara así lo reconocieron. También se
tros tantas y tan preciosas alhajas en un pue- ha escrito, dice Azara, que los Jesuítas ex-
blo de indios, es natural/es juzguen muy ricol traían grandes sumas adquiridas por el co-
y los carguen de tributos. Para impedir éstol mercio y manufasturas pero rduta esta acu-
y otros abusos de las Doctrinas en esta y otras sación ya que los tejidos nada valían y de
materias, he resuelto mandar, y mando en vir. la yerba se llevaba la cantidad necesaria para
tud de Santa obediencia, p::na de peca do pagar el tributo. Ultimamente se viene en
mortal, las cosas siguientes: conocimiento de la poca ambición de los Pa-
Primera: Que no se saquen, ni introduzcan dres, sabiendo que no hostigaban a los tra-
en las Doct rinas, mercaderías, de cualquier bajadores, contentándose c:.>n lo que buena-
suerte que sean, sin consulta de el SufJerior, mente hacían en poco más del tercio del dfa
y sin que él mismo las registre. y no se aprovecharon como pudieron de la:;
Segunda: Que si los contratos fueren en grandes cantidades que invirtieron en alhajas
orden a plata labrada, o sin labrar; oro ba- y ornamentos de los templos, y en los pre-
tido, o sin batir, o en orden a ornamentos, o
ciosoS'vestidos de tisú bordado o galoneados
alhajas de iglesia, o ropa blanca de sacristía,
de que usaban los indios en sus fi estas. 9
o en orden a vestidos o galas de Cabildos,
El doctor Mariluz, comentando el libro del
Cabos Militares, Danzantes, o sin:ienteJ, no
se hagan dichos coutratos sino con licenáa
historiador surco, :Magnus Mórncr, ha escrito
por escrito del Superior, coufirmada y apro- que debe desecharse la inculpación de que el
bada por escrito por el Provincial. rendimiento del trabajo de los GuaraníeS en-
Tercera : Que no se compre cosa de mer· grosara los caudales de la Orden en Roma,
cadería fuera de las Doctrinas para adorno pues no cabe duda que la mayor parte del
de la iglesia, o de las fiestas. provec ho obtenido era invertido en las mis-
Cuarta: Que ninguno de los Nuestros, sin mas Reduccio,us IQ y por otra parte se uti-
licencia por escrito del Provincial, derribe lizaba en costear los crecidos gastos que ori-
nin¡zún edificio, aunque sea muy pequeño. ginaban los procuradores encargados de de-
Quinta: Que en las fábricas de nuestros fender los intereses de las Reducciones. 11
edificios y casas se observe, en cuanto al an- En diciembre de 1734, don Martín de Ba-
LAS RIQUEZAS DE LAS MIS/Oi\'ES 433

rúa, creyendo que los J esuítas reducían mali- algodón, tabaco, etc. ) hizo comparecer a las
ciosamente a cifras muy bajas el resultado personas que consideró mejor capacitadas pa-
neto de todos los productos misioneros (yerba: ra emitir cifras verídicas:

Según el mismo Barúa, el comercio total era de 88.900 a 126.675 pesos anuales.
Mons. José de Palos 44.600 a 45.675
don Juan de Oliva .. 118.850 a 134.250
Mons. Juan de Arregui 55.850 a 57.650
don Marcos Rodríguez .. 20.000 a 2.'\.000
don Martín Gutiérrez . . . . . . ........ . . 55.300 a 56.600
don Antonio F. de Saravia 58.950 a 71.250
don Francisco J. de Saravia 60.500 a 70.000

Lo cierto es que el comercio total anual recibirle una legua, doscientos y trescientos
de todos los pueblos de Guaraníes era de unos indios, y que a la puerta de nuestra iglesia
100.000 pesos, deJos que se habían de dedu· · -lo reciben con capa de co·ro;· y se· hac~n· otras
cir los gastos, lo que reducía esa cantidad ceremonias y fiestas . .. Por amor de Dios que
en un 20 %, tocándole así a cada uno de los modere V. R . tantos excesos: y pues no es
treinta pueblos algo más de dos mil pesos necesario tanta fiesta, no demos ocasión con
líquidos, que era precisamente la cantidad ella a que digan de nosotros lo que no hay,
indispensable para pagar el tributo al Rey y que nos hacen los indios más agasajos que a
y cooperar a Jos gastos generales de las Re· los obispos y gobernadores . ..
ducdones. Lo primero se pudo pagar siem- Copiamos estas postreras cláusulas, ya que
pre; lo segundo fue muchas veces impo~ibl e, ellas ponen de relieve el empeño con que los
y las Reducciones arrastraban deudas de J esuítas, buenos conocedores de la mentalidad
años.12 indígena, trataban de despertar en ellos, por
En 20 de agosto de 1658 el entonces Ge· la pompa como por el lujo en los templos,
neral de los Jesuítas, se refería a las Reduc. un justo aprecio por lo religioso.
ciones y anotaba las cosas siguientes: l3 Hubo, claro está, algunos pueblos que, por
Muy agradecidos debemos estar a su M a- causas diversas, (abundante algodón, sobre-
jestad, que tan liberal y piadoso se muestra, abundancia de azúcar, etc.) llegaron a tener
dando de limosna a cada una de nuestras un considerable superávit, pero es infantil
Reducciones cuatrocientos sesenta y seis pe· generalizar esa situación a todos los pueblos,
sos cada año, que es un socorro muy consi· y en todos los años económico.;. También es
derable, aunque no siempre se cobra toda la un error creer que algunos productos, abun·
limosna como significa V. R ., porque los mi· dantes en las Misiones, contaban ron merca-
nistros del Rey han querido que se establase do, y eran vendidos. Tal es el caso de los
antes el tributo que los in dios han de pagar; cueros. Cualquiera de los treinta pueblos po-
ya estará entablado, y con eso se cobrará la día ofrecer 100.000 cueros al año, lo que
limosna . hacía un total de 3.000.000 de cueros, ya
Escribe V . R. que cuando la limosna falta, que eran treinta Jos pueblos misioneros) y
se socorre a las Reducciones de la estancia como Jos cueros se vrndían es Buenos Aires
común, que se ha hecho por orden de sus a 3 pesos cada uno, se podían ganar 9.000.000
antecesores. Sobre dicha estancia escribí a de pesos en sólo ese rubro, que no era por
V . R.. encargándole que consultase muy cierto el más abundante. Pero la realidad era
de pro pósito si era conveniente conservarla otra ya que en Buenos Aires no se podía ven-
o deshacerla, porque me escribieron que no der ni un cuero, puesto que era algo que
era necesaria, por tener cada Reducción su abundaba, tanto o más, en las ciudadrs espa-
estancia propia ... En la resolución de con- ñolas que en las Reducciones. Sólo algunos
servarla o dejarla, se atie11dt más al bien cueros trabajados artificiosamente o curtidos
espiritual que al temporal. . . . . . Una cosa con singular habilidad, tenían salida. Ni a
me han escrito, que la he extrañado {.!ran· 3.000 llegaban los cueros que anualmente se
demente, que cuando el Provincial va a las exportaban desde las Reducciones a la Asun-
Reducciones, lo reciben con extraordinarias ción, a Santa Fe o a Buenos Aires.
manifestaciones de fiesta: dicen que salen a Si los esnitorcs, sin legítimo saber y sólo
434 /,A J·;CO;\'OMIA MIS/0.\'ERA

con el fin de solazar a sus incautos lectores, a la solicitud paternal de los Jcsuítas. Sólo
se han atrevido a hacer rsos asertos total- en el caso de que éstos obligasen a sus súb-
mente contrarios a la verdad de los hechos, ditos a realizar mayores esfuerzos: sobre todo
el historiador serio y documentado debe afir- en las odiosas expediciones al Maracayú, en
mar que las Reducciones, ni por sí, ni por busca de yerba, se podría duplicar el tributo,
medio de sus misioneros enviaron jamás su- pero sería la ruina de los pueblos. Lo cierto
mas .-de dinero a Europa,- y- no· ·las podían es qut!~ ·ofli antes ni después de 1767, se au-
ellos enviar sin cometer pecado grave ni mentó el tributo al Rey ~ por considerarlo
podían los Jesuítas de Europa el aceptarlos impracticable.
sin cometer a su vez pecado grave~ ron la Una idea cabal de la situación económica
obligación de restituir. de los treinta pueblos nos la dan los misio-
Fuera de algunas ligeras donaciones, a las neros, a quienes en 1737 se interrogó sobre
que después nos refcrirt"mos, solo autorizó ese punto, y respondieron ron juramento lo
en 1725 el Padre Tamburini 14 , General de que sentían al efecto. Lo que se les interrogó
la Compañía, que en Madrid o Sevilla e fue si, en todos los Pueblos que hay, se cogen
indorum nomine, a nombre de los indios los frutos de algodón, tabaco, azúcar, yerba
hubiese un capital q-t_.~e pudiera asrender a caaminí y de palos; y así mismo, si en todos
60.000 pesos · para pagar las compras que se se logran crías de ganados, vacas, caballos,
hacían, sobre todo en materia de herramien- mulas, burros y ovejas. Y si en todos están
tas y de medicinas, para las diversas Reduc- corrientes las manufacturas de estatuas, re·
ciones y también para costear la parte que tablos, etc. Finalmente si se enviaba de esos
a ellas corréspondía en la conducción de productos a los Oficios [o Procuradores] de
nuevos misioneros, y ordenamos que ni los Santa Fe y Buenos Aires, para pagar el tri·
Provinciales, ni otro alguno de los NueJtros: buto y para los demás menesteres de los
ni en todo ni en parte se valgan de ese indios y pueblos, bajaba de todos y de cada
capital para emplearlo en otros usos, o tola uno de los Pueblos, y tenemos la declaración
quantitas, neque ejus ulla pars ad alios dis- jurada que con respecto a estas preguntas hi·
trahatur usus. rieron Jos Padres Restivo, Pétola, Daffe y
Según afirmaba el Rey en la Real Cédula Nussdorffer ~r
de 1743, y constaba en los registros de los El Padre Paulo Restivo dijo bajo jura-
Oficiales Reales de Santa Fe, a cuyo puerto mento que no se cogen igualmente en los
era preciso entrar, aunque en viaje a Buenos Pueblos los frutos mencionados, y en partÍ·
Aires, durante cuatro años los pueblos de cular el algodón en los Pueblos del Paraná
Misiones habían exportado 200 arrobas de se coge con escasez; azucar muy poco, tabaco
azúcar, y unas 14.500 arrobas. de yerba, y se poco en tres o cuatro Pueblos, la yerba de
rcfrría a un cuadrienio ( 1729-1733) que fue palos no se beneficia en las Doctrinas, y la
sumamente favorable al comercio de las mi- que cuatro o cinco Pueblos tienen, es com-
siones, pues las revueltas habidas en el Pa- prada de afuera de las Doctrinas; y que el
raguay habían paralizado allí las actividades Ranado, especialmente en los Pueblos del
económicas. Ordinariamente las Reducciones Paraná, casi todos los años se compra, y que
no daban para la venta sino 12.000 arrobas lo que baja a las procuradurías de Santa Fe
de yerba como estaba tasado por Real Cé- y Buenos Aires, no baja con igualdad todos
dula y era éste el único rubro seguro y de los años, ni de cada Pueblo.
altos beneficios. Por su parte, el Padre Tobías Pétola de·
La Real Cédula de 1743, a que antes nos daró que en los 14 años que es Cura de
referimos, recuerda cómo el Visitador Váz- Concepción, que es del Río Uruguay, donde
quez de Agüero, en su oficio de defensor de suelen criar mejor el algodón que en el Río
la Real Hacienda, quiso que se aumentara Paraná, muy raros años alcanzó lo que bas·
a dos pesos el tributo, que hasta entonces taba para vestir la gente; varios años se vio
habían pagado de uno solo, Jos neófitos mi- precisado a comprarlo; y dijo que sabe que
sioneros, y el entonces Provincial, Jaime de en otros pueblos pasa lo mismo; y que el
AguiJar, con los libros de la Procuraduría a tabaco aun para el gasto del pueblo, varias
Ja vista, le comprobó que ello era imposible, veces lo había comprado: que en los 14 años,
si las Reducciones habían de conservar, como la cosecha de azucar, que ha tenido, no llegó
hasta entonces, su carácter pacífico, gracias a diez arrobas, y que yerba de palos nunca
LAS RIQl 'l~ZAS 1>1~ / .A S A-1/.\JO.:\·I~·s

la había tenido; que las crías de ganado no bosques, y hay af.eunos Pueblos, que no tie-
se logran igualmente. nen bosques~ y por esto mismo nunca tienen
Más explicito fue en su drclaración r-1 Pa- tabaco, sino comprándolo . como son San Car-
dre Lorenzo Daffc, al d cdarar que en el los, los Apóstoles, Santo T omé, La Cruz y
Pueblo en que ha estado más tiempo de Cura el Yapeyú.
y en que se produce m ejor el tabaco, por la El azúcar en todo el U ruguay no se da,
comodidad ·de los bosques, algunos años ha- sino rarísima vez, por el temple frío. En el
bía recogido muy poco por las secas, siendo Paraná lo que se hace de azúcar en tal cual
el tabaco un género que pide aguas; algodón Pueblo, aun no basta para el gasto, que se
siempre había recogido con escasez; yerba de ofrece entre año, y el Padre Supt:rior suele
palos nunca había tenido; azúcar había be- dividir a cada Pueblo unas dos arrobas cada
neficiado y alcanzado lo preciso para el año para las necesidades que se ofrecen, com-
gasto;· el ganado de todas especies en el pre- prada ordinariam ente afuera de las Doctri-
sente es tan escaso, que las vacas, el año nas. Los Pueblos más cercanos al Paraguay
pasado, se compraron de afuera de estas suelen hacer alguna cosa m ás_. pero ni esto
Misiones para muchos Pueblos; y que lleu_ó en todos los años.
tres mil indios soldados como ··capellán de En lo que toca al ganado vacuno, todos
ellos contra la Colonia del Sacramento y que los Pueblos del Paraná lo compran, porque,
dos mil de ellos anduvieron a pie por falta aunque t engan sus estancias, no corresponde
de caballos; los retablistas y estatuan"os, que el multiplico con el gasto. M ientras había la
hubo en unos tres Pueblos, enseñados de un Vaq uería del Mar, los Pueblos del Uruguay
Hermano de la C ompañía, los más de ellos sacaban ganado de esta V a quería y se pro-
los acabó la hambre y miseria que padecie- veían de él y vendían otra parte a los del
ron. Siendo Procurador de Buenos Aires, Paraná; ahora que ya esta Vaquería está
adonde suelen acudir más los Pueblos del vacía, no hlly más que dos solos Pueblos del
Uruguay con su hacienda de cada Pueblo, Uruguay que pueden socorrer a otros, y como
nunca hubo cada a ño hacienda de cada Pue- no pueden con tantos necesitados, pasamos
blo, siéndole forzoso el satisfacer el tributo estos años con erandísimos trabajos de ham-
con la hacienda de otros Pueblos. bre, y el año pdsado fue m enester comprarlas
M ás interesante aún es la declaración del de los españoles, para 16 Pueblos, cuyos in-
Padre Bernardo Nussdorffer: Al sexto punto dios se morían de hambre, y se desparrama-
del Interrogatorio certifico, así mismo, al ban por falta de comida.
Rey Nuestro Señor, y a su Supremo Consejo, L as ovejas en sólo ocho o diez Pueblos se
que los que dicen que en todos los Pueblos crían bien, y así en los otros no se halla una,
igualmente hay las cosechas· de ·· todos los y la que quieren; la· han de comprar.
frutos siguientes: algodón, tabaco, yerba caa- En todo el Paraná no se crían caballos
miní, yerba que llaman de palos, y azúcar, bastantes para poder venderlos en cantidad;
no declaran conforme a la verdad. los que se venden, soy muy pocos. En el
L a yerba de palos que se usa, ni se alcanza Uruguay se crían m ejor, pero como por
más que en los 4 P ueblos vecinos al Para- aquellas campañas el uso de ellos es mayor,
guay, y tal vez [esto es, de vez en cuando] sólo hay unos tres o cuatro Pul'blos, que
en el de l tapuá, y ésta no es de cosecha de
suelen vender y comprar por ellos yerba y
las Doctrinas, sino comprada de afuera de
algodón. La cría de mulas y burros, por pe-
ellas.
dir más cuidado y diligencia, para las cuales
Y erba caaminí no la tienen los pueblos de
el indio guaraní t iene genio dema~·iadamen te
San Ignacio, Nuestra S eñora de Fe, Santia-
descuidado, no se logran; sino en tal cua"l
go, ni el Yapeyú, ni La Cruz; si [61. quieren,
la han de comprar con otros génet"OS. El al- Pueblo, y isto no con tanta abundancia, que
godón en todo el Paraná se coge casi todos no sea menester comprar muchas veces de
los años con mucha escasez, de suerte que fu era de los españoles. T engo en m i archivo
los más de los años lo que se coge, no alcanza fluténticos testimonios de estas compras, de
para el vestido ordinario de los Pueblos, y lo m illares de caballos, mulas y yeguas, en par-
han de comprar. ticular de los vecinos de Santa Fe, y este
El tabaco es un género, que no da bien -en mismo año se han comprado de varios veci-
las campañas; solamente crece bien en loJ nos de las Corrientes, caballos y yeguas; el
LA ECONOMIA MISIONERA

año próximo pasado, de los de Santa Fe se Has. Así el General de la Compañía en carta
compraron 1.500 caballos. al Provincial, fechada en Roma a 6 de no-
Quien haya estudiado íntimamente la his- viembre de 1630, le decía : De muy buena
toria de las Reducciones habrá podido ver gana doy la licencia que V . R. me pide para
que ellas, no obstante las apariencias exter- que el Colegio de Santa Fe, de lo que le
nas, aunque casi siempre contaron con lo sobrare, acuda con lo que le pareciere con-
necesario, raras veces contaron con lo super- veniente para el sustento de los Padres de las
fluo. No fueron miserables, pero tampoco Reducciones 16•
fueron ricas, y eso no solo en el correr del En 1630 así el Colegio de Santa Fe como
siglo XVII, pero aun en el decurso del si- el de la Asunción ayudaron económicamente
glo XVIII. Tan lejos estuvieron, pagadas a los misioneros, y otro tanto hizo en 1643
sus deudas, de poder dar a otros, que hubo y en 1660 el Colegio de Buenos Aires, y en
caso en que fue necesario que los Colegios 1686 los Colegios de Buenos Aires. Córdoba
socorrieran a los indios de las Reducciones. y la Asunción. Al solicitar en 1660 la ayuda
En 1623 el Rey de España reconoció esa del Colegio de Buenos Aires, hacía notar el
realidad ·. y "acudió grnerosarrrente · con una · Provincial que · ese Colegio, ·ron ·4:000 ·pesos
donación extraordinaria de 75 pesos, por es- anuales, podía sustentar a 9 sujetos, mientras
pacio de seis años, y en 1628 extendió esta que los 40 misioneros no tenían sino una
gracia a otros seis años. Desgraciadamente entrada de 7.000. Era el llamado sínodo o
los Oficiales Reales eran remisos en hacer ayuda del Rey, el que iba en aumento según
entrega de ese dinero, y Jos misioneros se el número de misioneros, pero jamás en re~
vieron forzados a pedir socorro a los Cole- ladón a los gastos. En 1692 el tal sínodo era
gios de las ciudades españolas, pero tampoco de 9.81 O pesos, y había entonces 63 sacerdo-
ellos estaban abundantes. El Colegio y Uni- tes y 4 Hermanos ocupados en las Doctrinas.
versidad de Córdoba, en 1647, contaba es Como puede suponerse, las Reducciones lo
verdad, con cinco estancias y no obstante propio que los Colegios, y con más obliga·
ello, escribía en ese año el General de la ción aquellas que éstos, debían costear el
Compañía al Provincial del Paraguay, lamen- viaje de los misioneros, desde Europa a Bue-
tando la pobreza de esas instituciones, ya que nos Aires~ y debían además, en la medida de
las camisas están llenas de agujeros, y si uno lo posible, costear los estudios de los que no
quiere que le acomoden los vestidos de que eran sacerdotes, durante los tres, cinco o más
usa, no hay jubón o calzones que prestarle, año¡ que estuvieran en Córdoba. Como es
y es necesario que se quede desnudo, mien- obvio, esto suponía una erogación nada ba-
tras reparan su vestido; que se han introdu- ladí y a las veces harto difícil de satisfacer.
cido unas camisas de alpodón grueso muy Por lo que toca a los gastos del viaje, escribía
malas y también para sotanas, estando pro- Cardiel a Calatayud, en 27 de abril de 1771,
hibido, y la comida es trabajosa 1 ii. que variaban mucho, según el tiempo que
Tal era la situación de Córdoba, donde ra- hubir.sen de esperar el embarque y agregab;,::
ras veces había invasiones de indios salvajes El Procurador de Provincia de mi .Misión [o
y devastadores, donde jamás aportaron los expedición de misioneros], que constaba de
bandeirantes, donde la langosta sólo de vez 70, dijo que, además de lo del Rey, gastó la
en cuando hacía estragos, pero no era el raso Provincia 91 mil pesos en nosotros y eran
de Santa Fe, y menos aún el de las Reduc- pesos fuertes de a 8 reales de plata 17 •
ciones, donde esas y otras plagas deshacían
Mucho hacían las Provincias J esuíticas de
en unas horas Jo que había costado d trabajo
Europa en desprenderse de algunos de sus
de muchos meses y aun años.
Tanto fue así que hubo ocasión en que mejores sujetos, y era lógico que la Provincia
los Colegios socorrieron generosamente a las que se beneficiaba con ellos les costeara el
Reducciones, y nótese qur así como se pro· viaje, desde el punto inicial de su partida,
hibía, y en la forma más absoluta, el que laS su estadía cil Cádiz o Puerto de Santa Ma-
Rcdurciones, por no pertenecer a los Jesuí~ ría, la travesía a Buenos Aires, el viaje a
tas sino a los indios, favorecieran cronómi~ Córd@ba o a las Misiones~ los gastos de su
ramcnte a los Colegios, así se veía con buenos formación en aquella dudad, si no eran
ojos que éstos, que eran propiedad de los sacerdotes, y los gastos todos en las Misione!,
Padres de la Compañía favorecit>ran a aque- cuando iban a ellas. Se prorrateaba el gasto
LAS RIQUEZAS DE LAS MISIONES 437

total, y las Reducciones, ron más obligación <"iendo la limosna que a este efecto habían
que los Colegios, debían contribuir. dado, pero como para la beatificación del
En la Consulta de Provincia, del 15 d~ Vennable Alonso Rodríguez pidiera tamhién
enero de 1738, advertía el entonces Provin- el General una ayuda a todas las Provincias,
cial que la situación de la Procura de Pro- consideró que la remitida por las Reduccio-
vincia, la cual englobaba así a Jos Colegios nes fue excesiva: la limosna y saco de las
como a las Reducciones, y así esa Procura Reducciones vinieron y holtzara que fuese
como la que en nombre y a servicio de la menos, porque aunque la causa er tan pía,
Provincia del Paraguay, había en España, ocho mil pesos fue demasiado sacar, y aun-
estaba muy atrasada [en sus cuentas] y em- que se:!Ún el padre Dombidas dice, son de lo
peñada [en deudas] si los Procuradores [del que los Padres Misioneros fueron liberalmente
Paraguay] que fuesen [a Europa], se •mpe- ofreciendo, debió ir a la mano a los que
ñasen en traer una misión muy numerosa [y ofrecían con demasiada liberalidad 19 .
por eso era él de parecer] que bastaría tra- Ni se crea que fue este el único caso en
jesen cuarenta misioneros; en otras palabras: que la liberalidad unas veces y el afán de
las arcas de la Provincia del Paraguay esta- hacer buenos negocios, otras veces, indujo a
ban en situación tan precaria ~ y Jo que solía algunos misioneros y a algunos jesuítas de
tener la Provincia en los Oficios o Procura- los colegios a abusar de los bienes de tos
durías de Sevilla o Madrid era tan poco, que pueblos, pero fueron casos rarísimos y con-
no había cómo costear una expedición de taron, siempre que los superiores lo supieron,
misioneros, si esta fuese numerosa, y por con la reprobación de los mismos. De 1646
consiguiente convendría que no fuera tal 18 • es el caso que entrañan estas expresiones del
No es posible hallar un hecho más elo- General de la Compañía, Padre Vicente Ca-
cuente de la situación nada holgada de los raffa, y dirigidas con fecha 30 de noviembre
Colegios y de las Reducciones, en una época de ese año, al Provincial del Paraguay: M e
aparentemente próspera y feliz, como ésta, avisan que la limosna que da Su Majestad
y n"Ótese que no lo ·tomamos -de un ·docu- para· los Padres [que · allí hay]lo gasta sin
mento público, en el que puede haber, y a avisar el precio de las cosas. Que el Procu-
las veces hay, falsas lágrimas, sino que Jo cador de Córdoba les vende sus frazadas y
tomamos del Libro de Consultas, documento sayas, encajándoselo a las Reducciones como
reservado e íntimo. gusta y al precio que quiere, siendo así que
Lugones, y los periodistas de su temple, por precio más acomodado podrían compmr
han fantaseado en gran escala al referirse a mejor ropa. Ruego a V . R. que avise que
las inmensas riquezas que de las Reducciones entre los Nuestros se observe toda buena
extraían los jcsuítas a fin de consen.:ar, como correspondencia y caridad, sin practicarse
tscribió Bias Garay, el edificio de su poderío, las industrias y sutilezas que se estilan entre
siendo así que jamás sacaron de. ellas un mercantes . .. 20•
real con ese fin, ni con otro alguno, si no Un fiel retrato de lo que eran las ponde-
fuera para pagar deudas contraídas. Ni el radas riquezas de las Reducciones nos lo da
General podía disponer de los bienes de los el Padre Cardiel, en una rarta suya, aún
indios sin cometer pecado, ya que no estaba inédita, esuita desde la Reducción paraguaya
él en circunstancias diversas que el Provin- de Jesús en 18 de abril de 1735 y dirigida al
cial, respecto a lo que no era propiedad de entonces Procurador, Padre Tomás Werle 21 :
la Compañía sino propiedad de los indios. Me alegro que V. R. lo pase en toda salud
Hemos de reconocer que hubo algunos ca· y felicidad para bien de todos los Pueblos.
sos, poquísimos a la verdad, en Jos que las He recibido carta de V. R. con la carta
Reducciones, lo propio que los Colegios, con- cuenta del Padre Matías [Strobel].
tribuyeron espontáneamente con algnas can- No le de pena a V. R. de lo que dice de
tidades de dinero para ciertas obras. En 1698, los Misales, que no estarán aquí de sobra .
así los Colegios como las Reducciones habían La carta cuenta viene ajustada con las
hecho algunas Qonaciones para el altar y se- cuentas de aquí.
pulcro de Nuestro Padre San Ignacio . . . y V ea V. R. si me puede enviar algo de
la obra va muy adelante y será de las cosas fierro y acero, y algunas herramientas de
más hermosas que tenga Roma en el género, carpintería, herrería, y tornería, que harto las
escribía el General Tirso Gonzálcz agrade- necesita este Pueblo.
438 LA I·:CONOMIA J\IISIONERA

Si estoy aquí.. el año que viene, espero en sobre la superficie, preñado de plata~ había
Dios que redimiré la deuda que este Pueblo en las Misiones otro cerro, pero debajo del
tiene con ese Oficio [o Procura], y aun es- nivel del suelo, repleto de plata y, lo que es
pero que se podrá enviar algo másJ Deo fa- más, de oro. Que ésto fuera una realidad,
vente [esto es, con la ayuda de Dios] si es se colige de los informes de los Gobernadores,
que trajeren yerba los Jesuatos [que así lla- se confirma con las apodícticas aseveraciones
man a los indios de este Pueblo], conforme de un Obispo, y se robustece con el testimo-
han traído este año. nio de innumerables personas que lo habían

Lugar preciso, donde los Jesuitas tenían }"explotaban !'us ricas minas de oro y de plata,
srgún el indio Domingo.

De Santa Fe escribe el Padre Procurador sabido por aquellos mismos que habían tra·
que se ha vendido la yerba de este Pueblo bajado en las dichas minas. Hasta existen
a 5 pesos y real. en el Archivo General de Indias dos planos,
Saludos a esta santa comunidad. En las en los que se señalan los sitios precisos en
oraciones de V . R. me encomiendo. Muy de que se hallaban tan ricos yacimientos.
V . E. fosé Cardiel. Prueba indirecta, pero valiosa, en favor de
la existencia de tales minas, era la grandeza
y hasta el aparente lujo que había en los
47- Las Minas de oro y plata templos de los Pueblos de las Misiones y la
en las Misiones. supuesta prosperidad de los Colegios y de
las casas todas de los jesuítas, desparramadas
Si con solo documentos, pero sin la debida por el Paraguay, Tucumán y Río de la Pla-
crítica de los mismos, se pudiera comprobar ta. Otra prueba era el río de oro que, desde
un hecho, no podría caber la menor duda de un país tan· pobre, como era entonces el
que en sus Misiones, sobre todo en las próxi- nuestro, y desde una ciudad tan famélica,
mas al río Uruguay, poseyeron los Jcsuítas como lo era la Buenos Aires, a mediados
riquísimas minas de oro y plata. La vastísima del siglo XVII, salía, según todos los díceres,
documentación existente nos persuade que, hacia Roma, y, desde allí, hábilmente diri-
si en Potosí había un cerro, que se elevaba gido por el General de los Jesuítas, llegaba
l-AS MINAS DE ORO }' Pf.ATA F.S /.AS ,\lfS/01\'E\ 439

a todas las Provincias o casas más necesita- La eficacia de este Gobernador fue tanta en
das de la Orden '- la averiguación de este caso, dice el mismo
Hoy que las regiones, donde estuvieron Montoya, que enviaba un Alcalde ordinario
otrora las Reducciones del Uruguay. deten- al desembarcadero a visitar las alhajas y aun
tadoras del rico Potosí subterráneo, se hallan los ornamentos de los Padres, que iban a [el
divididas entre las Repúblicas Argentina, territorio de] su gobierno: molestia que [los
Brasileña y Uruguaya, y están ocupadas por jesuítas] llevaron con sufrimiento, sin saber
gentes de estas naciones, y son tan conocidas entonces el fin. Hallé dos testigos, añade en

Otra vista, igualmente precisa y concreta, del lugar don-de los Jesuitas tenían sus ricas
minas de oro y plata , en la Laguna Brava , según el indio Domingo.

y exploradas, como las que más ~ se sabe, no la Conquista Espiritual, que afirmaban había
sólo que en ellas jamás ha habido minas de arroyos )' montes de oro, y que yo era el que
oro o de plata, ni aún de estaño, pero se gozaba de esta grandeza y la ocultaba (que
sabe además que, por la naturaleza del suelo, hasta aquí puede llegar la emulación). Pe-
jamás pudo haber tales minas. Esto, claro dimos que los testigos, a cuyo crédito se nos
está, no impide que algunos ingenuos, sedu- imponía esta acción, descubriesen los arro-
cidos por la lectura de los libros de Lugones yos, los cuales juraron en tres tribunales
y de Bias Garay, a que antes nos referimos, (cuyos instrumentos tenpo auténticos) que
opinen aun hoy día que existen las tales mi- era falsa imposición que les ponían 2.
nas, y hasta hagan excavaciones con este Desengañado Dávila de la falsedad y co-
objeto. rrido de la ligereza con que rreyó la ca-
Según se asevera, el descubridor de los lumnia, escribió al Consejo, retractando sus
ricos yacimientos fue el Jesuíta Antonio Ruíz informes. Pero esto, que escribió Montoya,
de Montoya, allá por los años de 1625, y el no era sino el principio. Años más tarde, el
primero en comprobar su existencia fue el Obispo de la Asunción Don Bernardino de
Gobernador, Pedro Esteban Dávila, quien, Cárdenas, aceptó como cierta la noticia de
pocos años después, en informe al Consejo las minas en el Paraguay, y la asentó como
de Indias, aseveraba que eran una realidad. verdadera en una carta a la Audiencia de
440 LA ECONO.UIA MISIONERA.

Charcas. No dudaba de que fueran una rra- españoles, presentó al Gobernador de Bueno>
Jidad las tales minas y publicaba el herho Aires, D. Jacinto Láriz, a in ducción de su
como cierto, y llegó a convencer al entonces amo, un papel de ciertas minas de oro y de
Gobernador, Don Jacinto de Láriz ( 1646 a plata, con sus castillos que decía tenían los
1653) , quien fue menos crédulo pero no M isioneros Jesuítas del Par(lguay; de tlonde
menos ejecutivo que Jo había sido Dá\'ila. sacaban grandiosas riquezas. Y afirmaba ha-
Para dar con las ponderadas minas, no dudó ber estado él en ellas. 1te m, cierto predica-
emprender él mismo un viaje de seiscientas dor sacó este punto en el púlpito, y para que
lo creyeran, mostró allí a los oyentes una
piedra veteada de plata, afirmando que era
sacada de las minas de los Jesuítas.
Como el buen Gobernador era recién ve-
nido de España, y no sabía los fra udes de
aquel Nuevo Mundo, luego lo creyó todo .
Toma un buen destacamento de soldados y
con ellos al V entura y su mapa. Se encami-
naron a las Misiones, con pretexto de visi-
tarlas. Llega al primer pueblo; y desaparece
Ventura. Búscanle por todas partes: y le ha-
llan. Hácele cargo el Gobernador porqué se
había huído sin descubrir las minas, res-
ponde: No hay tales minas. ¿Pues cómo me
presentaste este mapa diciendo que habías
estado en ellas? Yo no he dicho tal cosa,
responde, y si te lo dije, sería estando borra-
cho. Ahórquenlo luego: prorrumpió el Go-
bernador lleno de cólera. ¿En mis barbas te
atreves a hacerme mentiroso? Acuden los
Padres: alegan su cortedad pueril; quítanselo
de las manos, y se contentó con darle 200
azotes.
Prosiguió su averiguación a instancia de
Castillo levantado por los J esuitas, para cutodiar
sus riq uísimas minas de oro y plata. Dibujo de los Padres, alegando que para S. S. y para
la época. ellos estaba muy bien el que del todo y por
todas partes se averiguase aquel punto. Es-
leguas, en ida y vuelta, y visitar una por una, parció los soldados por todos los pueblos y
las Reducciones, pero como no diese con sus rincones con prevención de 600 pesos y
mina alguna, citó desde allí al Obispo de un vestido completo al que trajese verdaderas
Asunción, que no distaba mucho, para que noticias de las minas. Nada se halló; y el
le ayudase en su tarea de arrancar aquel se- Gobernador avergonzado pidió perdón al
creto, ya que estaba él tan bien enterado del Padre Romero, Superior, y a los demás. Ave-
mismo. Mas éste no se· movió. Con esto hubo riguóse el sujeto que le había dado el indio
de volverse el Gobernador y los de su comi- aquel mapa, [y la piedra], se halló ser de la
tiva, con el caudal harto disminuido del peana de la estatua de un Santo, que para
largo viaje y sin las ganancias imaginadas e.n adorno tenía aquella y otras piedras traídas
la explotación de las minas, pero no sin dejar de Potosí: y no era de los Jesuítas.
bien castigado al falso delator, y Jo era el Parece que no había más que pedir en este
indio Ventura, a quien estuvo a punto de asunto. Pero no paró aquí la malicia. El
ahorcar. No lo hizo por intercesión de los Gobernador, que era antes enemigo de los
Padres. Jesuítas por lo que oía contar de ellos, sin
Vale la pena que relatemos con mayores tratarlos, se hizo tan amigo suyo con el trato
pormenores este hecho, apenas creíble. En el que tuvo en la Visita de los Pueblos, y por
siglo pasado, escribía Cardiel 3 en 1774, un lo mucho que vio bueno en el gobierno po-
Indio de las Misiones, llamado V entura, que lítico y espiritual de los indios, y observancia
andaba fugit ivo por su mala z:ida entre los regular de los Padres, que todo era alabarlos
/.AS MINA .\" DE ORO Y PLA'rA EN LAS MISIONES 441

Entrada a un tune) en la Reducción de Santa Entrada a un subterráneo en la Reducción de


María la Mayor. Santa María.

en Buenos Aires. El tomo intitulado ELOG/ A buen número de soldados y obligó a los de-
SOCIETATIS IESU trae varios dogios su- latores a que fueran a mostrarle las minas.
yos. Era caballero del hábito de Santiago, y En la ciudad de Santa Fe le dijo cierto re-
debía de ser hombre muy de bien: pues daba ligioso que él había visto dos zurrones de
tanto lugar a la razón sin el sonrojo de re- cuero de toro, llenos de oro en polvo, que
tractarse. los indios habían traído de una embarcación
Como los émulos vieron tanta mudanza, a aquel puerto para el Provincial Jesuíta y
luego sospechadon o fin gieron que a él y a que el Provincial dió el uno al Colegio de
sus soldados habían sobornado los Jesuítas Córdoba y el otro al del Paraguay. Como el
con el oro de sus ricas minas; . ocultamente Oidor -era práctico, hizo burla de esta dela-
dieron cuenta a la Corte. Pintaron las calum- ción, reparando en las circunstancias.
nias con tales visos, que el Rey mandó que Llegó a los pueblos: repartió por ellos y
Don Juan Blásquez Va/verde , Oidor de Chu- por sus territorios a los soldados, a los dela-
q_uisaca, a cuya A ud~encia pertenecen aque~las tores, y a un minero del Perú llamado Don
turras fuese a avenguar este punto con ms- Cristóbal V era, muy inteligente de territorios
trucciones de lo que pasó y de lo que debía de minas. Volvieron diciendo que no habian
hacer. Como el Oidor era hombre antiguo y encontrado nada. El minero testificó que
práctico, fue tomando informes oculto~ por aquellas tierras, según su positura y su tem-
el camino. Averiguó quiénes eran los delato- peramento, no eran tierras de minas de pla-
res. Llegó a Buenos Aires: y allí tomó un ta y oro. Fue el Oidor preguntando jurídi-

Interior de un subterráneo en Santa María Lucernario del sótano de la cocina, en San


la Mayor. Ignacio Miní.
442 LA F.CONOMIA Ml.\10/\'f:RA.

comente a cada uno de los delatoreJ porqué Al relato del Padre Cardiel podemos agre-
había hecho aquella delación contra los Pa- gar,.. que de regreso a Buenos Aires~ escribió
dres y contra el Gobernador. Uno respondía el desengañado Gobernador grandes elo{!im
que porque lo había oído así. Otro que lo de las Misiones, de las que antes tenía ofJinión
había hecho por odio a los Padres Conde-
nó/os a cortarles las orejas y las narices: mas
por intercesión de los Padres se contentó con
pena pecuniaria en que les multó: y publicó
un manifiesto de todo lo sucedido, que im-
preso lo esparció por la A mhica y por lo
Europa. Todo esto lo trae el Padre Ter.ho
en su Historia Paraguaya, que anda por to-
das las librerías de alguna monta; y D. Fran-
cisco Jorque, Cura que fue de Potosí, y
anduvo hacia estos tiempos por Bue11os Aires
y Paraguay, y después fue Deán de AlbaTTa-
cínn en España, en su historia intitulada
Misiones del Paraguay. Como en este des-
tierro no tenemos estos libros no puedo citar
libro~ párrafo ni página, como lo hiciera si
los tuviera; pero lo he leído algunas veces y
me acuerdo bien.

Entrada de un subterráneo en la Reducción de


Santa María la Mayor.

desfavorable, y después de ponderar las ex-


celencias de la vida ée los indios reducidos,
agregaba que habiendo hecho muchas y muy
particulares diligencias, padeció el engaño de
no haber, como no hay, ta!es minerales de
oro en dichos parajes dl- aquel distrito: y
con el deseo del servicio de Vuestra Majes-
tad, me valí. del Reverendo Obispo del
Paraguay, quien se decía lo publicaba por
cierto: a quien habien do escrito y pedido
encarecidamente me enviase certidumbre de
la tal noticia o viniese, que le aguardaría en
la primera Reducción, se excusó respondién·
dome que las piedras que tenían tapado el
oro eran los Padres de la Compañía, que
asistían en aquellas misio nes, y que hasta que
saliesen de ellas no fJodría surtir efec:to su
descub1imiento.
Es curioso anotar que si en el Paraguay
fue el Obispo Cárdenas, quien más ponderó
las riqu ezas de los J esuítas, en Méjico tam-
bién fue un Obispo, Monseñor Palafox, quien
rodeó a los Jcsuítas de ese país con la triste
Entrada a uno de los subterráneos, en San
Nicolás. fama de millonarios. Gcnónimo Tercnichi,
LAS MINAS DE ORO Y PLATA 1~1\' /.AS MISIONES 443

enviado a Méjico para esclarecer este punto, gonero la sC'ntcncia. Así se hizo el día 19 de
tuvo que confesar en su informe que los Je- agosto de 1651 7 .
suítas eran muy pobres y estaban cargados A los poco.; años de este suceso, el capitán
de deudas. Cristóbal Ramírez de Fuenleal industrió a un
Los mandatarios que sucedieron a Dávila tal Domingo, indio de su encomienda, para
y a Láriz, o no debieron de enterarse de lo que depusiera, como testigo de vista y como
que a ellos acaeció, en el cuento de las mi- quien había trabajado en las minas de oro
nas Jesuíticas, o debieron de creer que los del Uruguay, y hasta hizo que presentara la
Jesuítas les habían inducido a callar lo que planta o dibujo de los dos castillos, que según
habían visto, haciéndoles participantes del él decía, habían construído los Jesuítas a la
tesoro, ya que, a los dos años justos del des- ~ntrada de las minas, bien artillados para que
encanto de Láriz, unos vecinos de la Asun- nadie penetrase en ellas. Decía que las minas
ción solicitaron formal licencia del entonces estaban en la Reducción de la Concepción,
Gobernador, Escobar y Osorio, para entrar una de las reducciones más antiguas y la
a las Doctrinas de la Compaña a buscar las primera que se fundó en el Uruguay ; que él
minas que sabían existir aliL e hicieron in- era indio de nación tupi, y había entrado en
formes al Virrey del Perú y a la Audiencia las Doctrinas convirtiéndose, y muchos años
de Charcas, ofreciéndose a descubrir a Su había sido trabajador con otros, en aquellas
Majestad un nuevo Potosí, y má,; rico, de minas. El efecto de todo esta fue tan clamo-
que go4a la Real Corona con tan crecidos roso que, al mismo tiempo que el Oidor Ga-
aumentos, y divulgaron libelos contra la Com- ravito regresaba de su comisión y pesquisa a
pañía de Jesús acusándola de la ocultación de su Audiencia de Charcas, terminada su mi-
aquellas minas y provechos que sacan de ellas. sión, tuvo que salir de allí otro Visitador para
El Juez de Visita y Oidor, Don Andrés averiguar de raíz la materia de las minas.
Garavito de León dio, en 20 de enero de Fue el Oidor don Juan Blásqucz de Valvcrde
1651 , mandato de que los finnant<'s, en el el elegido a este fin. Llevando consigo al in-
término de veinte días, se dispusiesen a salir dio delator, hizo personalrTJente la visita e
personalmente al descubrimiento de dichas inspeccionó de visu todas las Reduccione~ , y
minas. No debían c.rcer aquellos calumnia- en espedal el sitio donde el indio fijaba las
dores que la cosa se había de llevar por me- minas. Este, viéndose descubierto, confesó
dios tan propios para eludir toda tcr,.,;ivcrsa- que no era Tupí, sino Guaraní de Yaguarón,
ción u oscuridad; porque al punto alegaron y encomendado del Capitán Fuenleal; que
varias excusas. Mas el Juez, en 19 de julio, jamás había pisado el territorio de las Doc·
declaró las excusas por rechazadas, urgién- trinas, ni había sido minero en ellas, ni sabía
doles para la ejecución de aquel descubri- dónde estaba Concepción, ni siquiera sabía
miento de minas. Entonces, en nuevas peti- dibujar; que el dibujo o planta se lo habían
ciones, protestaron que en ningún escrito, de dado los que le indujeron a cometer la mal-
los divulgados por ellos.. se hallaría haber dad que cometía. Dio el Juez sentencia de-
ellos dicho ni firmado que los religiosos la- finitiva, a 27 de setiembre de 1657, en la
bran oro, ni que lo sacan . En vista de ésto, cual dire H: Digo que debo declarar y declaro
el Visitador los condenó en graves penas co- por falsas y calumniosas las acusaciones y
mo destierro y multas, por haber pretendido delaciones que el dicho Domingo ha hecho,
imponer su falsedad a la Audiencia, al Virrey en juicio, sobre las minas de oro; que ha
y al Consejo, en la materia de las minas. Y mentido en materia grave. . ; habiéndose
en cuanto a las calumnias contra la Compa- comprobado por la evidencia del hecho que
ñía, además de declarar judicialmente su no se ha encontrado mina alguna en los pa-
inocencia, en virtud de la retractación ma- rajes que él había designado, ni se ha des-
nifiesta de los reos, ordenó que ellos diesen cubierto rastro de que jamás las haya habido,
otra satisfacción, reconociendo no haber sido como ni tampoco de las murallas y cuerpos
los religklsos los ocultadores. Hubo alguno de guardia que tenía marcados en su carta
que así lo hizo; y respecto de los demás que y en los planos que había tra4ado, ni de que
persistieron endurecidos en no retractar su los indios de este país, que están al cuidado
calumnia, ordenó el juez que, en el momento de dichos Padres, hayan nunca visto nada de
de ser sacados de la cárcel para ser expul· todo esto.
sados de la Provincia, se leyese a voz de pre- Como Blásquez de Valverde hubiese lleva-
444 LA ECONOM/A ¡\IISJO¡\.Ell A

do ronsigo en esta pesquisa a Jos Alcaldes y quienes creían en ellas, volvían otros inge-
Regidores de la Asunción, quienes en los nuos o maliciosos a sostener la misma patra-
años de 1648 y 1649 habían hecho idénticas ña. Tanta era la seguridad que tenían en la
denuncias, pronunció segunda sentencia en realidad de las ponderadas minas.
2 de octubre del mismo año l6j7, en la cual Como llegasen a la Corte nuevas acusacio-
declaraba: nes acerca de las minas ocultadas por los
.. Que era de su deber declarar y declaraba J esuítas, ordenósc en 25 de noviembre de
nulos y de ningún valor todos los autos, de- 1661 al licenciado Fernando de lravedra que
asimismo averiguara por examen de testigos
y otras cualesquiera diligencias, que para ello
puedan hacerse, si es cierto que en la pro-
vincia del Uruguay, contenida en la del Pa-
raguay, hay o ha habido minerales de oro,
y caso que se averigüe haberlos habido o
haberlos al presente, si se han labrado . .. , si
se han pagado quintos a Su Majestad, etc. 10 .
Don Pedro de Rojas y Luna, Oidor de la
Audiencia de Buenos Aires, a quien se en-
comendó la comisión de lravedra, hizo algu-
nas averiguaciones en el Paraguay, pero ni
se preocupó mayormente de esa leyenda, ni
parece que la Corte le urgiera informar al
respecto.
Pasó todo un siglo, desde 1665 hasta 1765,
sin que las gentes pensaran ya más en Jo que
era a todas luces una fábula, pero en Europa
la especie fue abultándoSe más y más, y-los
periodistas de Holanda la repetían y la con-
firmaban con nuevas noticias, verdaderamen-
te sensacionales algunas de ellas. Basta recor-
dar que según esos diareros, hasta había una
Casa de Moneda en las Reducciones y lle-
garon a publicar dibujos de las ricas monedas
Indicación precisa del lugar donde se hallan los de oro y plata allí acuñadas. Otra vez, como
tesoros, escondidos en el pueblo de Loreto, según ve el lector, estamos en presencia de docu-
un viajero inglés contcmporráneo. mentos bien probativos .
.En las mismas regiones rioplatenses y a
cretas, informaciones y demás procesos he- mediados del siglo XVIII había personas de
chos en este asunto por los dichos Regidores cierta prestancia civil, que creían aún en las
y Alcaldes; que debían ser borrados de los famosas minas, como Gómez Freire de An-
libros y registros, como llenos de falsedad y drade, entre los lusitanos, y el Marqués de
calumnias contrarias a la verdad, qtte ha sido Valdelirios, entre los españoles. Seguían cre-
reconocida en las dichas Provincias del Pa- yendo en la existencia d e aquel Potosí sub-
raná y Uruguay, en presencia de los delatores terráneo, y tenían pruebas de que se hallaba
mismos jurídicamente citados. Declaro ade- en la región ocupada por las Reducciones
más no haber observado señal alguna que Orientales, esto es, por los siete pueblos ubi-
haya podido hacer creer que hubiese habido cados al oriente del río Uruguay. Gómez
nunca minas de oro en aquel país, ni que se Freire que fue el autor, o uno de los autores
haya recogido oro en sus arroyos como los principales del Tratado de Límites de 1750,
susodichos habían declarado maliciosamente estaba tan per.;uadido de la verdad de las
y de propósito 9 . tales minas, que dar con ellas fue su primer
A la creencia en las minas, como el dra- acto al penetrar en aquell_os pueblos. Cuando
gón de -13 fábula, -si le "tronchaban una Ca- se hubo perSuadido de su engañO, trató de
beza, nacían tres, ya que después de una y deshacer dicho Tratado y felizmente se le
otra sentencia, recaída tan severamente en debe no poco en la reprobación del mismo.
LAS MINAS DE ORO Y PLATA EN LAS MISIONES 445

Ya dije, escribe Cardiel,ll cómo el General se volvieron a su ciudad. Allí empezaron a


Portugués de la línea divisoria afirmaba an· exagerar las riquezas de la Concepción y, en-
tes de la expedición que de aquellos pueblos tre otras cosas, decían que por las puertas
sacaban los Padres cada año millón y medio del colegio (así llaman ellos a nuestra casa),
para sus Colegios. El Padre Alonso Fernán· pasaba un arroyo lleno de pepitas de oro,· y
dez me dice que en Buenos Aires le mostra- que el Cura tenía allí un viejo que con un
ron una carta de uno de los cuatro Coroneles cedazo sacaba cada día mucha riqueza. Así

Plano de San Ignacio Miní con todos los datos necesarios para encontrar los tesoros allí
escondidos. Un caballero ingl~s trabaj6 y generosamente puso a disposición de todos, estos
secretos.

que llevaba dicho G eneral, su fecha en el me lo afirmó el Notario eclesiástico de aque-


pueblo de San Angel, escrita a un amigo lla ciudad y decía que muchos lo creían fir-
suyo, que le decía: «Amigo~ hemos venido memente, y corría como cosa sentada. Por
muy engañados; ya hace tanto tiempo que en medio de la huerta hay un socavón como
estamos en estos pueblos haciendo muchas zanja, por donde corre el agua cuando llueve,
averiguaciones, y no hay tales m inas». ¡Mi- y en lo demás del tiempo tiempre está seco:
serables hombres, que ni piensan, ni hablan y no hay más. El pueblo no tenía deudas,
sino en la tierra! Pues si antiguamente ha- pero no era de los más acomodados. Son
bía tanta desvergüenza en levantar falsos aquellas tierras un hervidero de semejantes
testimonios a vista de los que sabían y veían fáb ulas".
todo lo contrario, lqué mucho que ahora los Los cortesanos de Carlos 111 d ebieron dar
haya, no habiendo mudado el mundo? NO algún escenso a estas habladurías sobre la
quiero acabar esto, agregaba Cardiel, sin de- existencia de minas.. ya que Burarclli, envia~
cir lo que pasó estos años, cuidando yo del do a Buenos Aires para expulsar a los je-
pueblo de la Concepción. Vinieron ciertos suítas, traía una instrucrión en la que se le
españoles al pueblo a comprar lienzo por decía: Averiguará también V. de qué parfiljes
vacas. Díles despacho a su satisfacción. Vie· extraían los indios de estos pueblos, los pe-
ron la iglesia, su adorno, y otras cosas. de dazos de metales que, en algunas ocasiones,
que se admiraron. Y d espués de algunos días, solían dar a sus precedentes Curas, y proce-
446 LA ECO:VOMIA MISIONERA

derá V. rn este examen con toda la cautela cicntas leguas, por tierras, en que media la
a que induce la reflexión de que el mismo Cordillera nevada, que tiene espacios que,
interés de los indios puede inducirlos a ocul- aun a pie, los vence con dificultad el hom-
tarlas 12 • bre; por lo cual, apenas pueden conseguir el
Bucarelli comisionó a don Francisco Bruno metal necesario para las peqUeñas campanas
de Zavala, para el esclarecimiento de este y otras alhajitas de sus templos. Y si les man-
punto, y éste, después de hurgar por todos dan fundir algunas campanas para otros pue-
los pueblos, y después de perguntar a Jos blos, fuera de las Reducciones, es menester
indios, libres ya de los Jesuítas, por cuyo también enviarles el metal de que ha de cons-
respeto podrían alterar la verdad, no dio con tar la dicha obra. 13
la más mínima noticia al efecto. En su in- Esto escribió Jarque, a mediados del sio-lo
forme, del 15 de octubre de 1785. manifesta- XVII, pero lo mismo habría podido escribir,
ba Zabala que sólo el cobre de Ía mina del un siglo más tarde, ya que es un hecho cier-
Aguapey muestra serlo de buena calidad, y to que en las Reducciones jamás hubo minas
pudiera tener alguna mezcla de oro. Para algunas de oro y plata, y las que se hallaron
ver si la tenía, procuré se hiciera la separa- de cobre y de hierro eran tan difíciles de tra-
ción de metales y no se halló la tuviese: o bajar, no obstante todos los optimismos del
porque no se hizo bien la operación, o por- buen Padre Antonio Sepp, que era más ba-
que sólo se ejecutó la experiencia en cosa de rato y era más seguro importar uno y otro
una onza de dicho cobre". metal, como se ejecutó siempre desde 1610
El paraje de donde se sacan estas piedras hasta 1768.
es el Aguapey; no es cerro o monte alto, sino
Como a fines del siglo XVIII seguían las
una loma alta y extendida: por lo que nunca
gentes creyendo en las minas de oro, escribió
me parece se pueda seguir las vetas hondas,
Juan Francisco de Aguirre, después de reco-
porque al profundizar lar excavaciones han
rrc..r_Il1uchas de las Reducciones, las que hacía
de dar en agua .
ya varios lustros que las habían abandonado
Es cierto que en varias partes de Müiones
re hallan piedras con vetas de cobre. En el los Jesuítas, que tal ha sido siempre la Canti-
Lena contra los jeSuítas, fingiéndose y creyén·
patio de la casa principal del pueblo de lta-
puá reparé que, en el empedrado: en que dose minas poderosas en los pueblos. Hay un
caen las aguas del tejado. había varias piedras error de la más rigurosa demostración en
con pintas de cobre. Allí decían que los Je- semejante pensamiento. 14
suítas hicieron fundición de metales en hor- Uno de los factores que han contribuído al
nallitas. El Visitador, Padre Antonio Garri- derrumbe de las iglesias, y casas de las Re-
ga, puso precepto que no se trabajasen las ducciones, de siglo y medio a esta parte, ha
minas de cobre en Misiones: evidencia de que sidO· el afán de Jos que, en la persuasión de
las hay y que trabajan: lo que acreditan las haber habido minas de oro, han abierto zan-
muchas campanas, algunas bien grandes, que jas y pozos en tod as direcciones, muy en par·
hay en las torres y campan arios de las igle- ticular bajo los gruesos muros, donde según
sias; y en los pueblos, peroles grandes y ob- la tradición se hallaba la entrada a las minas.
jetos de fundi ción, que sirven para cocer la Todavía en 1953 un caballero inglés poseyó
miel de cañ'Q y otros menesteres todos Jos detalles sobre la mina existente en
Lamentablemente erraba Zabala al creer San Ignacio Miní y la existencia de seis co-
que las campanas, tan abundantes de los pue- fres con teniendo 3.200 kilos de oro y plata,
blos, habían sido trabajadas con materiales cantidad avaluada por él en junio de 1951
hallados en las Misiones. Bien claro manifes- como equivalente a 137.000.000 de pesos,
taba Jarque, que también estuvo en las Mi- pero que hoy, a causa de la desvalorización
siones y había trabajado con los Jesuítas, pues de la moneda en estos años, hemos de calcu-
estuvo cuando éstos las gobernaban, que "el lar en 1.300.000.000 de pesos. Reproducimos
metal para campanas más vecino es el de el precioso plano de George Veritas que hace
Coquimbo en Chile, que dista más de seis- juego con el del indio Domingo.
/.AS MIXA.\' DI~ 01?0 l" PI .ATA J·:.Y / .AS MIS/0;\'F.S 447

Angel .;on guitarra. Pin•ura sobre tabla. Era una de l21.s 1.400 tablas que formaban el artesonado
de la iglesia de San Ignacio Guazú. Hoy en la Colección Alejandro Gancedo, Seminario
Conciliar de Santiago del Estero.
VIII. LA EDUCACION MISIONERA: ARTES Y CIENCIAS.

48- La educación popular mediante el tra. labores, aun en sus más finas manifestaciones,
bajo. pero una indolencia atávica y una como inna-
ta tendencia a la ociosidad esterilizaban tan
Tres fueron las grandes victorias que sobre preciosas cualidades.
Jos indios de las Reducciones obtuvieron los Sánchez Labrador, que los conoció muy
Jesuítas: acabaron con la borrachera, con la de cerca, nos dice, hablando de los indios de
poligamia y con la ociosidad. Para superar las Reducciones que su escasa percepción
a la borrachera implantaron el mate, para mental y su voluntad tan irresoluta, además
acabar con la poligamia hicieron que sus fe. de otros factores, hacían que los Guaraníes
Iigreses tuvieran un alto concepto del sacra- fueran muy propensos a la ociosidad. Todo
mento del matrimonio, y para eliminar la lo que significaba trabajo y esfuerzo, sobre
oc:iosida4:. crearon los más variados tipos de todo trabajo y esfuerzo constante y ordenado,
labor, y les hicieron a preciar y amar el tra- era algo que no cabía en su capacidad. Aren·
bajo. No les faltaban a los indígena~ exce- gados por el Misionero, iniciaban un trabajo,
lentes cualidades y dotes para toda clase de pero al rato ya se cruzaban de brazos y aun·

Detalle del plano de San Juan Bautista, f'Xistente en Simancas. Parece responder a la recepción
de un Gobernador.
450 LA EDUCACION MIS/OSERA : ARTES Y CIENCIAS

que veían al Padre Cura seguir trabajando, des y con materias primas diversas y con di-
ellos se estaban quedos y ociosos) mirándole versas configuraciones, centenares de objetos.
con la mayor indiferencia. Incitados a que le Ni era Ignacio Paica el único Apolo en el
ayudaran, o nada respondían, o se contenta· trípode, agrega Sepp. En cada Reducción
ban con decir que depués le ayudarían. puede hallarse uno o más ca m peones de esta
Aunque este era achaque muy general, no naturaleza, maestros en todos los oficios me-
era absoluto, ya que hubo indígenas guaraníes cánicos y eximios maestros de música. En lo
que llegaron a poseer una regular constancia Reducción de Santo Tomé vive un tal Ga-
briel Quiví, músico afamado y al mismo tiem-
po platero. Hace bellísimos cálices. Más de
una vez me he valido de alJ!unos para celebrar
el Santo Sacrificio . Trabaja hermosos cande-

Cardador usado por los indios guaraníes para


Una india Guaraní hilando, ¡;~gún dibujo del las fibras de algodón, según dibujo del Padre
Padre Jos~ Sánchez Labrador. José Sánchez Labrador.

y tesón en lo que emprendían. Pero fueron labros de plata, de considerable tamaño y de


excepciones. El Guaraní siguió siendo un ni- ingeniosa cinceladura; funde campana.;, la
ño en la inconstancia de sus actos y en la mayor de las cuales, dedicada al Arcángel
inconsis,t encia de sus propósitos. 1 San Miguel, pesa cuatro mil libras y se halla
Otro-· gran misionero, el Padre Antonio en el campanario de la misma iglesia ; hi.zo
Sepp, pondera, y sin hipérbole alguna, la también un reloj astronómico, que se creería
habilidad de Jos indios misioneros, y los re- de fabricación europea; además de construir
sultados de la misma cuando no era enervado órganos nuevos y reformar los antiguos, in-
por la pereza: Es casi increíble lo que VO}' venta nuevas formas y nuevos tipos de órga-
a contar, nos dice Sepp : Vive aquí en San nos, aunque no siempre con el éxito esperado.
Miguel un indio por nombre l glacio Paica. Por todo lo dicho se ve que el genio de
Es un músico notable, sabe construir corne- Gabriel Quiví es digno no solamente de la
tas y las sabe tocar, sabe hacer clarines y admiración de toda la Amerindia~ sino de
trompetas de guerra; además de ésto, es un la Europa, y con toda razón.:!
herrero consumado, acuñador de medallas, A este testimonio de Scpp podemos agre-
pulidor de objetos de metal, fundidor de gar otros no menos elocuentes. El Padre
vasijas, calderas, tachos y marmitas. Trabaja Labbé, que llegó al Río de la Plata, a fines
a la perfección con el buril y hace esferas de 1711, escribía, desde Concepción de Chile,
astronómicas y espingardas. Es mi organista lo siguiente, refiriéndose a Jos indios del Pa-
por excelencia. Todas las mañanas toca la raguay : no tienen estos indios genio inventi-
corneta durante el oficio divino en la iglesia. vo; pero remedan todas las obras que ven,
Terminada la Misa, toma su desayudo y en con admirable destreza. He visto pinturas
seguida derrite el hierro, y funde, y como un hermosas de sus manos, libros impresos con
admirable Proteo, fabrica con variados mol- gran corrección, otros escritos con mucha de-
LA EDVCACION POPVI.AR, MEDIANTE El. TRARA}O 451

sacó de tal modo que, poniendo las dos en


la mano del Capitán General, le dijo el Padre
que viese su Excelencia cuál era el original;
más su Excelencia no supo cuál fuese y quedó
pasmado; lo mismo hicieron con un bordado
de oro de Alemania e Italia y otro imitado
de un indio, y le sucedió lo mismo.
El indio Guaraní era capaz de todo, cuan-
do llegaba a sacudir la pereza, que era en él
una segunda naturaleza , y hemos de recono·
cer que, sin presión mayor, con el ejemplo y
con oportunas exhortaciones obtuvieron los
misioneros que sus indios trabajaran en una
u otra labor, y eso desde los doce a cincuenta
años, y desde la primera hora del día hasta
la última. Eso obtuvieron, pero jamás con-
siguieron que el ritmo de ese trabajar tuviera
la celeridad del europeo Lo que un español
haría sin prisas en una hora, el indio requería
tres horas, si estaba solo , y cinco en compañía
de otros, pues son grandes conversadores en-
tre sí y grandes materos.•
En un pueblo de cinco mil almas, eran
1 Cartela tallada en madera con el monograma
de Nuestra Señora. Museo de La Plata.

licadeza, órganos y toda clase de instrumen-


tos músicos, que son allí muy comunes. Ha-
cen relojes de faltriquera, forman planos,
graban mapas de geografía y, en fin, son
excelentes en todas las obras artificiales, con
tal que tengan delante de sí una muestra o
modelo.:~
Medio siglo más tarde estuvo también en
las Reducciones el Padre José Peramás, y
suyo es este testimonio: La habilidad de estos
indios es grande: trabajan mil curiOsidades
en madera y hueso: imitan excelentemente la
pintura y bordados, pero lo que hacen con
eminencia es copiar o imitar lo )mpre.so, sa-
cando el traslado tan semejante al original
que es menestfr mucho cuidado para di.ttin-
guir el uno del otro; y, a veces, no se puede
dütinguir, como sucedió en el si~uient e t·aso:
Cuando fue el Capitán General de Buenos
Aires a visitar las Misiones, después de ver
varias curiosidades de los indios, le sacaron
los Padres unas estampas de humo de Ale-
mania y le dijeron que escogiese su Excelen-
cia la que gustase para que un indio le sacase
un traslado: su Excelencia escogió: y, llaman-
tlo a un indio, el Padre le dijo: toma, N.,
dentro de tanto tiempo . sácame otra como Trtlla en madera policromada con motivos fito-
ésta con la pluma. La tomó el indio y la morfos. Museo de Luján .
.J52 LA EDVCACION MISIONERA: ARTES Y C/El\'CTAS

alrededor de tres mil los que debían trabajar


y se procuró siempre que nunca les faltara
en qué ocuparse. Estaban las estancias, con
diez o más puesteros, uno de los cuales era
el mayordomo, y romo cada puestero trnía
cinco o más rodeos de ganado, eran fácil-
mente doscientas las personas atareadas en
la ganadería; estaban los campos sembrados
o por sembrar, y sólo en espantar los loros,
terribles enemigos de los campos, se requerían
cien o más que diariamente espantaran o ma-
taran a esas aves dañinas; estaban los yerba les,
con sus 500 a 1.000 árboles, y era menester
limpiar en torno de cada uno, y en las épocas
de seca, regarlos, y después recoger las hojas,
tostarlas, ensacar] as y almacenarlas; estaban
los algodonales y los cañaverales que casi de
continuo exigían cuidados de parte de per-
sonas expertas; estaba la huerta y quinta de
los Misioneros donde ya dos o tres, ya diez
o más, conchavados y remunerados, traba-

Talla de madera policromada con motivos rito-


morros, precedente de las Misiones. Museo de
Luján.

jaban en la siembra o recolección; estaban


las casas de la Reducción, que o se debían
construir o refaccionar, ·las calles que se· de-
bian,aplanar, las veredas que se debían com-
poner; estaba la provisión de agua, elemento
básico, en cuya conducción, aunque por
cañerías, requería un lote nada insignificante
de hombres; estaba el matadero y el local
donde diariamente se repartía la carne y el
pan a toda la población; estaban los Mayor-
domos de los almacenes v estaban los Alcaldes
de los diversos talleres, ¿on todo el séquito de
oficiales y aprendices.
Con muy buen acuerdo instalaron los Je-
suítas en todas sus reducciones, aunque era
ello rn la mayoría de Jos rasos una redundan-
cia, herrerías, carpinterías, tonelerías, plate-
rías, alfarerías, tornerías, peinerías, sillerías,
sombrererías, curditurías, oficinas de plasmar
tejas, de hacer carretas, de trabajar puertas
y ventanas, de fabricar las bolas para los
Talla en madera policromada. Procedente de las
Reducciones paraguayas. Colección Alejaodro
honderos y para los boleadorcs~ de trabajar
Gancedo. rosarios, de construir canoas o barcos, y como
LA EDUCACION POPULAR, MEDIANTE F.L TllAIJA}O 453

si todo esto fu era poco, talleres de escultura, de La Croix y Juan B. Primoli, José Schmidt
de pintura, de dorado, de bordados, de en- y Juan Wolff, Carlos Frank y Francisco Leo-
cajes, etc. etc. ni, Carlos Kramcr y José Clausner, Jacobo
Con excepción de los CJUC tenían vocación Roth y Andrés Blanqui, Wolfango Glciner
decidida por las faenas agrícolas, o ganadc~ y Pedro Weger, Gotardo Barensteincr y Pablo
ras, todos los demás, desde los doce hasta Walthauscr, Juan SC'heibner y José Fisher,
los cincuenta años, debían tener una profc- Juan Kraus y Enrique PesC'hkc, Domingo z¡.

Talla en madera policromada con motivos fito- Mcchcta dr una pucrta de las habitaciones de
morfos, procedente de San Ignacio Guazú. los Padres, cn Snn Ignacio Miní.
Colección Alejandro Gancedo.

s1on de las indicadas, elegida por ellos mis· poli y Luis Bcrger, adcmús de tantos otros,
mos, según sus inclinaciones y que no podía a muchos de los C'ualcs nos rcferi~emos en
cambiar caprichosamente. Muchas veces, se~ otros capítulos.
gún nos informa Cardiel era tal la torpeza Estos fueron los iniciadores de las diversas
del indio que el Cura le señalaba rl oficio, artes, y establecieron o mejoraron los talleres
y lo ejercía tan cabalmente C"omo si real- que había en cada pueblo, y sabemos que
mente fuera el que cuadraba con sus incli- cada taller u oficina tenía un jefe, con el
naciones, siendo así que el misionero había nombre de Alcalde, y este tenía una tabla
juzgado muy a bulto. en la que estaban esnitos los _nombres de
Digamos, antes de pasar adelante que, des- todos sus dependientes. Así había un Akalde
de los primeros tiempos de su aC"ción misio- de tejedores, otro de C'arpintcros, otro de
néra en lo que era el antiguo Paraguay, los lomilleros, otro de pintura, etc. Era el res-
jcsuítas se empeñaron en traer de Europa, ponsable de la buena marcha de la oficina
y en efecto trajeron, maestros expertos en los y, por eso, debía mirar por la conservación
más variados oficios mecáni<'os y, gracias a de los instrumentos o maquinaria. debía pre-
esas singularísimas habilidades de los indíge~ ver la existencia de matrrias primas, debía
nas de Jas Reducciones llegaron a formar no conocer la demanda interna o externa de: los
sólo excelentes discípulos sino también in- productos a fabriC'arse, drbía distribuir el tra·
signes maestros, como Jo anotaba el Padre bajo entre sus subordinados y debía mirar
Sepp en las frases suyas que transcribimos por la bondad o perfección de los productos.
más arriba. Pasan de la veintena las súplicas Desgraciadamente el mercado, así interno
que entre 1609 y 1700 se enviaron al General como externo, era menguado y la superpro-
de los Jesuítas rogándole enviara Hrrmanos ducción era en muchos casos perjudic-ial a los
peritos en las artes y técnicas mecánicas y, pueblos, pues entrañaba un gasto inútil. Por
en respuesta a esas peticiones, vinieron Luis eso, los misioneros, como superintendentes
LA E.DUCAC/ON MISIONERA e ARTES Y CIENCIAS

natos de los Alcaldes, limitaron a las veces


la labor en tales o cuales oficinas, si así con·
venía. Es, sin embargo, el Padre Marimón
quien nos dice que no pocas veces, con el
solo fin de evitar la ociosidad, se dejaba que
los operarios se ocuparan en hacer cosas
que después habrían de regalar o tirar. Era
una réplica de la táctica de los monjes de la
Tebaida, que, con el fin de estar atareados,
se entretenían en hacer esterillas, las qu<', al
finalizar el ailo, quemaban por no tener ellas
aplicación.
Como hcmm visto en otro capítulo, sólo
la yerba mate tenía un buen mercado, pues
su demanda era grande, así entre los mismos
pueblos de las Misiones, como en las ciuda-
des españolas; en mucha menor escala los
cueros curtidos, el algodón, los instrumentos
musicales y las obras de los escultores, pinto·
res y retablistas. Esta realidad era un serio
óbice al progreso, cuánto más al esplendor, Columna de un retablo y capitel de la misma.
Colección Alejandro Gancedo.
de las artes y ·oficios en los pueblos misione-
ros. EIJo también explica el exceso ornamen-
tal rn las iglesias, caplllas y ermitas de los
y pintores para mostrar sus habilidades y re-
mismos. Aunque no se aviniera con la so-
cibir el aplauso popular.
briedad litúrgica y estuviera en pugna con
Véase lo que a este propósito declaró, en
las leyes de la estética, era un mal menor el
1737, un misionero tan experto como el Pa-
dejar en. libertad a los doradores, estatuarios
dre Brrnardo Nussdorffer: r. Lo que toca a
las manufacturas de retablos, estatuas, pin·
turas, herrería, y otras semejantes, estuvieron
en las Doctrinas algunos H ~rmanos de la
Compañía enseñando a los indios a ,hacet
estatuas y retablos en unos 3 Pueblos, de lo~
cuales los demás o compraron sus retablos, o
procuraron imitar lo que vieron hacer; pero
en acabando de hacer retablo para su Pueblo,
y estatuas que han menester sus if.!lesias, ya
esta oficina se deja, porque rarísimas vece~
se hace algo de ésto para otro Pueblo.
En laJ pinturas habrá unos 3 Pueblos, en
que hacen alguna cosa de má{ lustre, aunqu~
nunca llegan a las pinturas de los indios del
Cuzco, ni se hallan los colores, sino a mucho
precio comprados; en Los demás Pueblos lo
más que saben pintar son algunos Romanos
y florones.
A un que también en dos ocasiones han es-
tado españoles en las Doctrinas queriéndoles
enseñar hacer las armas de fuego para evita1
el excesivo gasto en comprarlas, siempre que
las han menester, nunca han hecho, ni alcan-
zado los indios de estas Doctrinas hacer ca-
Columna de un retablo y detalle de la misma.
ñones de escopetas; en unos 3 Pueblos adonde
Museo Histórico Nacional. han estado estos españoles, hacen llaves de
LA EDUCACION POPULAR, MEDIANTE F.I. TRABAJO 455

escopetas, pero con tal tardanza y flema, que veces no hay modo de enviar a hacer yerba
en 6 meses apenas acaban una . y ésta sin el o por las crecientes de los ríos, o por epide-
temple requerido, de suerte que usándola un mias, que son frecuentes, o por faltar la co~
secha de legumbres para los avíos, que tienen
menester para traer yerba, y consiguiente-
mente no se puede despachar yerba a los
Oficios, que no se ha hecho; ni tampoco cada
año despacha algo cada Pueblo ; pasan al-
gunas veces 5 y 6 años, que altJunos Pueblos
tlo pueden enviar nada por no tenerlo .
El no haber mercado para la venta de Jo
que producían Jos indios constituyó un peli-
gro, qu<' los misioneros procuraron atajar: el
lujo. Este podría estar en las iglesias, pero no
fuera de los ámbitos de éstas. En 1744 algo
adverso había llegado a afectar a los indios,
y desde años antes se temió que también lle-
gara a afectar a los mismos misioneros. Así
en 20 de agosto de 1744, en Consulta de este
año, se determinó u que no se permitiese a
los indios el uso de Bretaña, Ruán, ni sedas
y todos [los misioneros presentes] dijeron que
era bien ejecutarlo así, porque no se abriese
por aqui la puerta de muchos inconvenientes,
y estar ya antes ordenado esto mismo.
Era un peligro para Jos indios y las indias,
y lo era para los misioneros, pues si les fal-
Silla indígena en forma d e serpiente con cabeza taba espíritu de abn<'gadón, y amor a la
de avestruz, procedente de las Reducciones. pobreza, se irían insensiblemente rodeando
Consérvase en Porto Alegre. de comodidades y de superfluidadcs, las que
acabaría n con el celo de las almas y el espí-
mes, ya está gastada, de manera, que no sirve ritu de ~acrificio. Así vemos cómo en la con-
más; ni tampoco nunca han hecho armas
blancas, ni alcanzan a hacerlas, por no sabe1
darles el temple.
Alaban mucho los declarantes las manu-
facturas de los indios, pero lo verdadero es,
que tal cual vez, se envían a los Oficios unal
pi1lturas, o Santos Cristos, o estatuitas de
palo para venderlas, están diez o doce años
sin hallar comprador, y sucedió que después
de tantos años de espera, para no volverlas
a traer otra vez al Pueblo por caminoJ tan
largos, se tuvo por mejor el darlos sin precio.
También certifico que los géneros que ba-
jan de las Doctrinas a los oficios_. como son
yerba, lienzo, y tabaco, no bajan de todos
los Pueblos: uno envía tabaco, otro algún
lienzo, otr_o alguna yerba; ni ésto todos los Motivo decorativo en la fach~da de la iglesia
de San Ignacio Mini.
a~os tampocaJ. porque unas veces no se COf!e
tabaco, otras "veces hay muc/,a Hcasl!z de
algodón, y por esto mismo sacando el ves- sulta del 13 de febrero de 1738 el entonces
tido necesario no sobra nada para enviar a Vice-Provincial, Padre Scbastián San Martín,
los Oficios [o Procuradurías de Buenos 4ires manifestó que le avisaban de las Misiones que
y de Santa Fe] ni de lienzo, ni de pávilo; otras un Padre tenía varias alhajas que parecían
456 LA EDVCACIO.\' MISIONERA : ARTES Y CIENCIAS

supérfluas, como un escritorio rico, dos neo-


petas, dos fasqueras, y preguntó qué se haría.
Los más, y aun todos juzgaron que el escri-
torio se· le quitase y se aplicase al Padre Pro-
vincial. En lo demás hubo diversidad de pa-
receres, y se discurrió con variedad y parece
que nada se determinó.' Sin duda se con-
sideró que las escopetas y frasqueras no eran
superfluidades.
El objeto primordial de los jesuítas fue,
por una parte, evitar la ociosidad y tener,
Detalle de un sillón , procedente de San Ignacio
Guazú. (Colección Ganccdo).

españoles, cuando éstos iban hasta ellos y


veían de cerca sus iglesias, oficinas y <'dificios.
Aunque no siempre necesarias) todas las
oficinas, en todos los pueblos, estaban siem-
pre en actividad y organizadas cn forma ca
bal, a fin de que la ociosidad no pudiera
introducirse en aquellas comunidades indíge-
nas, y abundan las noticias confirmatorias
de lo que acabamos de escribir.
En 1768, al ser expulsados los jcsuítas, se
halló en San Nicolás) una de las reducciones
más orientales, todas las oficinas en marcha,
siendo Alcalde de la barrilería J ulián Yeyú,
de la tonelería Estanislao Curundí, de la pla-
tería Francisco Ncmbey o Namuí, como tam-
bién se le denomina. Hablando de la sección
telares se dice que había 24 telares en los cua-
les trabajan doce hombres y doce muchachos.
Los 18 de ellos tienen 5 arrobas de hilo y los
otros 6 tienen 4 onzas y media. Hay además
3 devanadoras {!randes de palo.
Entre los deudores del pueblo de San Mi-
guel en 1678 8 se anotó al Colegio de la
Asunción, ya que para la capilla de la Con.
gregación de Nuestra Señora, en el colegio
Bajorclieve en piedra procedente de las Misiones.
del Paraguay, envió este pueblo de San Mi-
guel, año de mil setecientos sesenta y seis,
por otr~, a sus neófitos ocupados alegremente
en hacer algo, pero no ignoraban lo inútil
que era no poco de lo que hadan, ya que
no era vendible, no era regalable a personas
ajenas a la Reducción sin permiso especial,
a no ser en cosas pequeñas y en forma de
limosna o en señal de gratitud por servidos
prestados. Por otra parte era menester evitar
el lujo, así por parte de los indios como por
parte de los misioneros. La única válvula de
escape era el bien común y por éso los pue- Detalle de un sill6n, procedente de San Ignacio
blos misioneros ll<'gaban a deslumbrar a los Guazú. (Colecc ión A. Gancedo).
LA EDUCAC/ON POPULAR, Mlm/ANTE F./. TRAilA}O 457

tres pinturas. Una de la Anunciación_. otra ca, ya para tener con qué comprarse algunas
de la Asunció n; ambas de cuatro a cinco cosas que deseaban poscrr.
varas de alto, y lo correspondiente de ancho, Aunque en todos los pueblos había relojes
y la tercera de dos varas, a petición del Padre públicos, que en los primeros tiempos lo eran
Carlos Aguirre, prefecto entonces de dicha de sol, y en el decurso del siglo XVI 11, se

Barqueño con incrustaciones variadas, procedente d e las Rcd uccicncs, y qw:· se conscrv:. t•n
la Cokcción Enrique Peña, Buenos Airi'S.

Congregación. No estaban avaluadas dichas fueron mudando por mecánicos, algunos de


pinturas. riJos sumamente ingeniosos, romo hemos re~
En la misma ocasión envié, escribía el Pa- rordado en otra <:apítulo, se regulaban y se
dre José Ignacio Umeres, cuatro libros de notificaban las horas en forma más llamativa,
oro, a veinte reales cada uno. F.n las pinturas ya que, durante toda la noche, los serenos
hubo alguna avería ; pero fue de San Cosme con sus tamboriles tocaban sus instrumentos
adelante, y este pueblo sólo se obligó a po- cada tres horas, y de día las campanas de la
nerlas en dicho pueblo de San Cosme.0
Otras dos pinturas más, una de la Ascen -
ción del Señor, y otra de la venida del Espí-
ritu Santo, que pidió también para la misma
capilla dicho Padre Carlos; están hechas a?ui
en este pueblo.
Al lado de la yerba-mate, de Jos cueros
curtidos y coloreados, de los panes de azúcar
y del algodón, que ya unos pueblos, ya otros,
exportaban a las ciudades de los españoles,
se hallan rubros como los que acabamos de
transcribir, sin contar las guitarras misionr-
ras que llegaron a competir con las chilenas,
producto del trabajo indígena, y si el 90%
correspondía al romún, siempre había un
1O % que pertenecía a la labor individual
o personal.
Durante tres días a la semana debían los
neófitos trabajar para el común, como ya
hemos apuntado, y durante otros tres para
su propio y directo provecho y a este fin todos
tenían su chacra y eran dueños de trabajar
allí como les fuera en talante. Si los hubo
que jamás rompieron con la pereza y falta
de iniciativa, hubo otros y eran los más, que
miraban por sus chacras, ya para proyeerse Una reja f'n la reducción de San Cosme y Sao
diariamente de hortalizas, patatas y mandio- Damián. Fotografía de H. Busaniche.
458 U EDUCAC/ON MISIONERA: ARTES Y CIENCIAS

riles por las calles y decían los despertadores


en alta voz: Hermanos, ya quiere aclarar el
d;a; Dios os guarde y ayude a todos. Des-
pertad a vuestros hijos e hijas para que ven-
f:!On a alabar a Dios, a oo~r {a Santa Misa y
después al trabajo , No los detengair. No seais

Pavimento de una de las habitaciones de los


Padres, en San Ignacio Miní.

torre de la iglesia notificaban esas etapas


de tiempo: a las 9, 12, 15 y 18 horas.
Al apuntar la aurora, y cuando ya había
suficiente luz, a eso d e las 8 en invierno y
a eso de las 7 en verano, sonaban los tambo-
riles de los serenos de la postrera vigilia, y
aunque su objétivo aparente era despertar
a los niños, ello implicaba el que los padres
de éstos se levantaran. Sonaban los tambo-

Pavimento en las habitaciones de Jos Padres, en


San Ignacio Mini.

flojos. No os empereceis. 1\Jirad qut: ya están


tocando los tamboriles, ele.
La Misa era la primera distribución del
d ía, obligatoria para los niños, pero no p<tra
!os adultos, aunque muchos de éstos. así mu-
jeres como hombres asistían diariamente: y
era ron música y rántiro5. Era un acto que
atraía grandemente ~ disponía los ánimos
para emprender la jornada diaria ron alegría
y empeño.
Entre calentar el agua y tomar sus mates
se pasaba una hora o más, después de ter-
r:li nada la Misa, de suerte que era alrededor
de las 9 en verano y a las 10 en invierno que
~cudían al trabajo, que a las dos o tres horas

Parte del pavimento de la iglesia de San Ignacio dejaban para ir a almorzar y descansar hasta
Miní. las 15 horas aproximadamente, en que vol-
LA F.DUCACION POPULAR, MEDIANTE EL TRABAJO 45~

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BALDOSAS HALLADAS EN SAN IGNACIO MINI


(Fotografías y dibujos de Vicente Nadal Mora).
nALDOSAS HALLADAS EN SAN IGNACIO MINI
(Fotowafias y dibujos de Vicente Nadal MorR) .
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(Fotografías y dibu¡·os d e v·lctnle Nadal MINI
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BALDOSAS HALLADAS EN SAN IGNACIO


MINI
(Fotografias y dibujos de Vicente Nadal Mora).
BAI.IlOSAS HALLAilAS EN SAN IGNACIO MI:-..:1
(Fotograflas y dibujos de Jlicente Nadal Mora).
LA ENSENANZA PRIMARIA Y LA DEL CASTELLANO 465

vían al trabajo hasta que oscurecía. La elas- 49 - La enseñanza primaria y la del caste-
ticidad de la distribución era grande, como llano .
grande era la tolerancia que se tenía para la
forma flemática con que trabajaban. Raro Como es sabido, habían dispuesto los reyes
era el caso de que el trabajo llegara a cansar de España que hubiese escuelas de doctrinaJ
a un indio. El trabajo era un pasatiempo, y y de leer y de escribir en todos los lugares de
así Jo tomaban. Lo que no toleraban los mi- indios, como recordaba ron satisfacción, en
sioneros era la desidia y pereza manifiesta 1570, el entonces Virrey del Perú, don Fran-
y provocativa. Los curuzuyás que visitaban cisco de Toledo. Así se había realizado en sus
las casas para saber si había algún enfermo, vastos dominios, pero es posible que jamás
y los alguaciles que las visitaban cuando en adquirieron esas escuelas indígenas tan gran
el trabajo se echaba de menos a alguno, in- desarrollo, ni produjeron frutos tan opimos
formaban a los caciques o alcaldes, según los romo en las R<"ducciones de Guaraníes, des-
casos, y se cercioraban si había o no razón de 1610 hasta 1767, y aun ron posterioridad
para ese obrar. a esta fecha.
Los casos no eran frc<'uentes, ya que los En los mismos años iniciales de la funda-
indios de las Reducciones habían llegado a ción de las Reducciones, en 1610 y 1612,
amar su tarea. Esta además de ser en con- comunicó el entonces Provincial de los .Je-
formidad a sus gustos, era suave y llrvadera, ~uítas, Padre Diego de Torres, una Jnstruc-
y con mu<·ha frecuencia a los sones de músi- ción para los Padres que están ocupado.r en
cas o cantos. Como diremos en otro capítulo, las MiJiones del Paraná, Guayrá y Guaycu-
<~onstituyó la música uno de los elementos de rúes, y el capítulo 7 de esta Instrucción era
educación popular más eficaces, a la par del del tenor siguiente: 1
trabajo. Evidentemente no todo el tiempo En lo espiritual, pongan luego la Escuela
pudieron estar los músicos, en todas las par- de niños, en la cual uno de los compañeros
tes donde se trabajaba, pero pasaban de una [del Párroco o Cura] les enseñará la Doctrina.
a otra, embelezando a los indios con Jos acor- la cual dirán al entrar v salir de la Escuela~
des de sus instrumentos o con las vore:s de mañana y tarde, hast~ saberla muy bien:
sus cantores. Hermosamente escribía el Ge- después bastará al salir, la cual y algunoJ
neral Belgrano al pasar a la Bajada con ob- cantarcitos enseñarán a sus padres y parte de
jeto de p<·netrar en el Paraguay, en 9 de su casa, señalando premio al que mejor lo
octubre de 1810: Interesa mucho que nos hiciere,)' corrigiendo al que fallare. Tam-
valgamos de las máximas de los ]esuítas para biéu les enseñarán a leer y escribir, contar
~anar el corazón de los Naturales. Una de y tañer.
~llas era conquistar con la música, 10 y estaba Y la voluntad del Rey y la ordrn del Padre
Bclgrano en lo cierto, pero no sólo conquis- Torres se cumplían al pie de la letra, ya que,
taron sino que conservaron y civilizaron a en la Carta Anua de la Reducción de Loreto,
lol Guaraníes, mediante la música, como ve- C'Orrcspondiente al año 1611, se dice que los
remos en otro capítulo. niños van leyendo y escribiendo, ayudan a
El trabajo era de todos y era para todos; misa y cantan ya en ella,:! y téngase presente
no duraba sino seis o siete horas al día; era que hada apenas un año que esos niños de
realizado sin apuros ni aprietos; ya en las la Escuela de Lorcto habían salido de los
chacras propias o Amambaé, de utilidad di- bosques, a una con sus progenitores. Cinco
recta, ya en el Tupambaé, de utilidad indi- años después de iniciada la Reducción de
recta, y ese trabajar era tanto mo.ís placente- San Ignacio, se aseveraba que "todos los días
ro, por cuanto no había preocupación cconó- acuden a la Escut>la los murhachos, mañana
mica alguna, sabiendo que al llegar a casa y tarde, a leer y escribir, a que acuden con
hallarían la comida y la cena preparadas, y mucho fen·or y así se ve el fruto, porque
después del trabajo, en las horas libres, po- saben alguno;; leer y cscribir.a
drían matear o tocar la guitarra: hasta que De esta misma Rrduedón escribía, en
la oscuridad Jos invitara al descanso nocturno, 1616, el Padre Diego Torres estas líneas tan
sin preocupadones algunas serias, con la con- elocuentes: La enseñanza [en la Escuela] ha
ciencia tranquila y cn la creencia de haber eJtado a carp,o del Padre Juan de Salas, aun-
cumplido satisfactoriamente con el pril'!lcr que alguuos meses acudí j'O también a la
deber que incumbe a todo hombre: trabajar. Escuela, y como el Padre se crió en la Es-
466 LA EDUCACJON MISIONERA: ARTES Y CIENCIAS

cuela de la Compañía, tiene ésta~ que parece asisten 200 niños y este mlmero se podría
una República muy concertada: dit:idida en duplicar, si hubiera quien les enseñara. S
capitanes y decuriones que dan cuenta de Tal vez se pudo resolver, más adclante, esa
todos los muchachos de sus barrios y casas, dificultad. Cierto es q~e la Reducción de
y para que a los capitanes los respetasen y San Ignacio Miní tt>nía ·rn 1617, 450 niños
obedeciesen los demás, hizo elección de ellos en la Esrucla, y la de Santo Tomé, en 1652,
con votos de los · muchachos y al que salió contaba con 900 niños, siendo así que la po-
con el cargo, le pusieron en un sitial cu- blación no era sino de unas 1.400 familias.t
bierto con una estera, por falta de paño más Del pueblo de San Javier son las curiosas
rico, diéronle la obediencia y le acompañaron noticias que nos ofrecen las cartas Anuas de
con fiesta y danza, desde la Escuela, que es 1644 acerca de un maestro de primeras letras
la iglesia vieja, hasta la nueva, llevando dos que tuvo esa reducción: Vivía en este pueblo
pajes, uno una corona en un plato para co- un joven de alcurnia, llamado Gaspar Gau-
ronarle, y en otro plato un regalo para m e- paré. Desde su infancia recibió una educa-
rendar. Con ésto se animan mucho los niños ción muy cristiana y muy cabal, aun huma-
y aprenden mejor." namente hablando, de suerte que era muy
Ya en 1613, y hablando de todas las Re- apreciado por los Padres Misioneros. Era
ducciones entonces -existentes, aseveraba el además un excelente copista de escritos en
Padre Diego de .Torres que, para ayudar en latín o en castellano y muy buen lector. Dis-
las funciones religiosas, se escogía a los indios tinguiéndose además, entre sus compañeros,
que así lo deseaban, que eran muchos, pero por sus habilidades en la música vocal e ins-
poniendo por condición el que supieran leer trumental.
y escribir. Cort igual empeño, agrega Torres, Por todas estas razones, y por otras, fue
hemos emprendido la instrucción de las ni- designado maestro de la Escuela, y supo en-
ñas. Ciento cincuenta de entre los varones señar no sólo las letras sino también las ver-
y otras tantas mujeres, pero separadamente, dades religiosas, infiltrando sentimientos be-
los instruimos en los primeros rudimentos de llísimos en los corazones de sus alumnos. Su
la vida cristiana y después del almuerzo, du- influencia benéfica no se limitó a éstos, sino
rante dos horas y a veces más, aprenden a que se extendió a los habitantes todos del
pueblo. Murió joven, y su can tar postrero
leer y escribir. 6
fue el Tantum ergo Sacramentum, que can-
El Padre Lorenzana escribía en 1621 que
taba con toda perfección como músico que
en las dos Reducciones del Guairá había sen~
era.
das escuelas con más de 400 muchachos,n y
Es indudable, escribe con razón S. Suárez,
que en San lgnado Guazú había escuelas
y los más fervientes enemigos de la Compañía
diferentes y el número de los muchachos que
lo reconocen, que los Jesuítas se han mos-
entran continuamente mañana y tarde son
trado siempre muy hábiles en la educación
más de 200. Las muchachas solamente en· de los niños . En cada Reducción había
tran a la tarde, quitando miércoles y viernes, una escuela de primera enseñanza, donde los
que también en tran a las mañanas. Son más varones de cinco a doce años aprendían a
de /30 , y cada día se van aumentando.' leer, escribir y hacer cuentas . . ; las niñas,
Se establrrieron escuelas en San Ignacio hasta la edad de doce años, acudían a es-
Guazú, en San Cosme, en Itapuá, en Cande- cuelas separadas, donde aprendían a leer [y
laria, en Santa Ana, en San Ignacio Miní, escribir], hilar, cocinar, etc. En aritmética
en Corpus, en Santa María de Fe, en San- hicieron progresos notables; y para no olvi-
tiago, en San José, en San Carlos, en San darse, todos los indios debían repetir la tabla
Javier, en Mártires, en Apóstoles, en Con- entera de los números, el día domingo, des-
cepción, en Santo Tomé, en La Cruz, en pués del servicio divino .10 .
Yapcyú, en San Nicolás y en San Miguel. Es el. Padre Cardicl quien nos ofrece, al
Aunque estos dos postreros pueblos están hoy referirse a la cristiana crianza de los mucha-
día en jurisdicción brasilcra, estaban otrora chos algunos datos preciosos : En lo que se
en lo que es ahora territorio argentino. Tal pone muy especial cuidado, escribe él, es en
vez de la mayoría de estas escuelas se podría la cristiana educación de los muchachos y
decir lo que de la Misión del Guayrá se muchachas. Desde edad de 7 años los escri-
escribía en junio de 1615 que~ a la escuela ben los Alcaldes en su tabla : y desde esta
LA ENSE!\AXZA PJUMAIUA Y LA DJ::L CASTELLANO 467

edad entran ya en tropa con los demds, en hijos e hijas a reverenciar a Dios, y a rezar
cuanto a lo Eclesiástico y Político> hasta ca- la santa Do<"trina, a oír Misa, al trabajo co-
sarse. Porque si se dejan al cuidado de sus tidiano; para que aprcndan a vivir como
Padres> éste es tan corto, que se crían como cristianos y <"Omo racionales. No seáis flojos;

Primera página del catálogo de la Librería del pueblo de Nut"stra Señora


de Fe, o Santa María, la que estaba sin duda a disposición de todos
los indios lectores, antes de 1768, como estaba con posterioridad a ese
año. Original en el Musco Histórico de Montevideo.

unas bestezuelas, y holgazanes toda la vida. en cosa que tanto os importa. Considerad la
La distribución cotidiana de ellos en todos estrecha cuenta que Dios os ha de pedir de
los Pueblos, es ésta: al Alba> antes de ama- la crianza de vuestros hijos Ea, despertadlos
necer>salen sus Alcaldes gritando: Hermanos luego y despachadlos. Con éstos y semejantes
ya es hora que·- os levanteis; enviad vut"!'tros clamores van caminando por las calles Y>
468 LA EDUCAC/ON MISIONERA: ARTES Y CIENCIAS

al mismo tiempo, uno o dos muchachos tam- se tiene presente que los hijos de los caciques,
borileros están llamando con sus tamboriles de los mayordomos, de los oficiales mecáni-
en la plaza. A estas voces y toques) van sa- cos, de los cabildantes, de los músicos cons-
liendo niñas y niños. Encamínanse al pórtit~o tituían la casi totalidad de los niños, se viene
de la iglesia que en todas partf:s es muy a la conclusión de que todOs los niños asistían.
capaz, pónense los niños a un lado y las niñas Había un ingenioso ardid en abrir las aulas
a otro, bien apartados unos de otros; y nuncR a esos niños y no a todos en general: aunque
se juntan en función alguna, como ni los a Ja postre era la misma cosa, ya que así se
hombres con las mujeres. Acabado ya de daba jerarquía a todas aquellas categorías.
venir, comienzan a rezar las oraciones y el Respecto a la ubicación de las escuelas de
Catecismo y sus preguntas y respuestas. Dic- varones nos informa Cardiel que están en el
tan dos muchachos de una sonora voz, y primer patio de los Padres, para cuidar me-
responden todos. Lo mismo hacen las mucha- jor de ella; no porque los Padres sean los
chas en su lugar, dictando las dos de mejor maestros inmediatos, que ésto no puede ser,
voz, presentes sus Alcaldes a unos y otros. habiendo otros muchos ministerio.s en tanto
Todo ésto se suele cumplir al acabar la hora número. Tienen sus maestros indios; apren-
y oración mental de los Padres. den algunos a leer con notable destreza, y
Tócase luego a misa, al acabar la oración. leen la lengua extraña (castellano o latín]
Entran a oirla, y tras ellos los demá.r del mejor que nosotros. También hacen la letra
pueblo que quiere, y en algunos pueblos en- harto buena. 13
tran como en un día de precepto, por cos- Centenares de documentos, escritos por
tumbre ya introducida. Pónense los mucha- Guaraníes, han pasado ante nuestra vista en
chos desde el contul!!atorio hasta los bancos Jos archivos, y si no estamos capacitados para
del Cabildo, y las --,uchachas desde abajo apreciar la redacción, pues se hallan casi to-
del púlpito hasta donde ocupan juntas hacia dos ellos en Guaraní, así la caligrafía de esos
la puerta. Dícense dos misas rezadas a un escritos, como la forma en que están presen-
tiP-mpo~ una en el Altar Mayor, a que ayudan tados, con sus espaciados iguales, con sus
siempre 4 monaguillos con sus sotanas como márgenes adecuados, con su encabezamiento
ya dije: )' otra en un colateral, con dos ayu- y conclusión , bien ubicados, dicen a las cla-
dantes del mismo traje. Al empezar la misa ras que, a lo menos en la escritura, las es-
comienzan los músicos a tocar órganos, chi- cuelas misioneras fueron evidentemente efi-
rimías, arpas, etc. Al llegar a la Epistola, cientes, y el hecho de que a partir de 1700
cantan un Salmo, ya de composición Espa- se instalara una imprenta en Misiones, que
ñola, ya Italiana, ya Portuguesa. Dura hasta fue la primera que hubo en tierras argenti-
cerca de la elevación de la Hostia. Después nas, y en ella se imprimieran tantas ohras
de esta elevación cantan un motete o villan- y obritas en Guaraní, es claro indicio de que
cico en Español, y a veces un himno en su aquellos indígenas Jlcgaron a aprender así
lugar. Después de éSto: toc'im~ va·Yias' arias, a .eScribir como a- leer.
fugas y minuetos graves, hasta acabarse la Como ya hemos consignado, si eso apren-
misa.:11 dieron entre los 6 y los 12 años, pudieron
En otro escrito nos dice el mismo misio- a partir de esta edad, aprender ya las artes
nero que Los (Indios] más hábiles y menos mecánicas, ya las artísticas, pues tenían abier-
rudos, o de gente de oficio~ se escogen para tas las puertas de las escuelas de dibujo, de
las escuelas y para monacillos, que es oficio pintura, de escultura, de dorado y de cuanto
muy estimado de ellos. Hay escuelas de leer podría ambicionar un adolescente con nobles
en su lengua, en español y en latín; y de ideales. Esa es una realidad incuestionable,
escribir de letras de mano y de la de molde; como lo es el que son innumerables las obras,
escuela de música, y también de dan:~as de algunas de ellas cxquisitísimas, ·debidas a esos
cuenta. Estos [Indios] de las escuelas son indígenas, que han llegado hasta nosotros.
los que, cuando adultos, gobiernan el pue- Azara que no podía ignorar ésto, y lo sabía
blo.12 mejor que nosotros, estampó no obstante es-
Por estas expresiones se podría colegir que tas frases, llenas de ciego sectarismo: los
eran pocos los nhios que asistían a las escue- indios bajo la égida de los Jesuítas no han
las, y por consiguiente la enseñanza primaria adelantado un cabello en lo que dejó hecho
no era una incumbencia obligatoria, pero si /rala en artes, ciencia y civilización; y mas
LA ENSE~ANZA PRIMARIA Y LA DEL CASTELLANO -169

bien es de creer que los indios han olvidado ¡Cuánta equivocación!, agrega Monzón, ya
lo que el sabio vizcaino les enseñó. 14 que muy lejos de huir hacia el monte, buena
Es ciertamente inconcebible que conocien- parte de los discípulos de Loyola, ante con-
do algunos de los datos concretos, que aca- diciones desfavorables en su territorio, gana-
bamos de aducir sobre la difusión de la en- ron los principales centros poblados de aquel
señanza primaria en las Reducciones haya entonces: Buenos Aires, Montevideo , Asun-
podido escribir el señor Bias Garay que "cada ción, Santa Fe, etc., siendo ocupados e7l loJ
reducción tenía su escuela, en que unos pocos diferentes oficios mecánicos que les habían
indios, los muy precisos ( ?) para oficiar de legado, como preciada herencia, los .fesuí-
amanuenses ( ?) o desempeñar los cargos con- tas 2 1 Aún más: consigna los nombres de va-
cejiles, aprendían a leer y escribir en guaraní rios indios, que habiendo hecho los estudioJ
y a contar, y también a leer y escribir el primarios, en las Reducciones, cursaron loJ
latín y castellano, mas no a hablarlos ni a secundarios y universitarios en Buenos Aires
en tender ( ? ) su significado ( ? ) ."' Más ade- o en la Asunción, como Pablo y Félix Are-
lante nos dice que los Jesuítas sólo daban la guatí, Domingo Yabacú y Francisco 1 piré,
muy escasa educación- requerida para desem- Venancio Toubé, Manuel Cumá y Francisco
peñar tales puestos [concejiles] a un número Javier Tubichapota. Este ordenóse de sacer-
reducidísimo de indios, el estrictamente pre- dote y en 1802 Miguel Lastarria, secretario
ciso.t6 de Avilés, hacía de él un cumplido elogio.
Pero estos desplantes son nada en cofJloa- Pero dejando de lado éstos y otros casos
ración de los que hallamos en un lihrito, del igualmente elocuentes, hemos de consignar
que es autor un escritor paraguayo: el doctor que el impulso que hasta 1767 habían dado
Alberto Rojas. Para él, cuya fobia antijesuí- los Jesuítas a todo lo que significara educa-
tica no conoció bordes, la enseñanza dada ción popular, subsistió en las Reducciones,
en las Misiones era defic_iente, y ello es bien aunque no sin grandes obstáculos. Subsistie-
explicable ya que sencillamente [los Jesuítas) ron las escuelas misioneras, como algo esen-
no trataban de educar; su conducta ·obedecía cial a las Reducciones, como estas mismas
a propósitos criminales. 11 Ni era posible que subsistieron, como algo esencial a los indios
aquellos indios, aunque hubiese escuela~, pu- misioneros, y desde 1768 hasta 1818, como
dieran aprender algo, pues estaban obligados desde 161 O hasta 1768, las escuelas misioneras
a un trabajo tenaz, estaban en la condición fueron de las más persistentrs y de r<:'sultados
de una bestia de carga. 18 El servilismo era más halagueños que hubo en el país.
la escuela en que era educado e[ indio.H~ La Desde 1768, las Escuelas misioneras fueron
Compañía de Jesús en sus Reducciones en atendidas por algunos de los maestros que
vez de civilizar, creó el automatismo. 20 habían estado en tiempo de los Jesuítas. o
Muy de otra suerte opina el historiador por algunos de los sacerdotes que hahían
misionero, esto es, nativo de la Provincia .de reemplazado a los mismos, pero en 1786 la
Misiones, señor Antonio Monzón, para qu1en situación escolar, en las Misiones, era desas-
es una revelación de la intensidad de la cul- trosa y así lo reconoció Gonzalo de Doblas
tura, dada por los Jesuítas a sus neófitos, el al ordenar, en 15 de agosto de ese año, qu<>
hecho históricamente comprobado dr que se destinara en cada pueblo una pieza capaz
además de seguirse, después de 1767, la es- para la Escuela, disponiéndola dC' modo que
cuela primaria, aunque no sin tropirzos y puedan estar todos los muchachos ron como-
dificultades por parte de los maestros y de didad. Allí deberán acudir todos los que se
las autoridades, se pensó en establecer rn las hallen en el Pueblo, todos los días, luego que
Reducciones, y por voluntad de Jos mismos se acabe la Misa.
indios, la enseñanza superior. El Maestro distribuirá entre los Muchachos
Comienza Monzón por lamentarse que, a más hábiles y de mayor viveza los cargos de
causa de la ignorancia imperante sobre lo que
la escuela , como son capitanes de banda, fis-
fueron las Reducciones y de su situación des-
pués de la expulsión de los Jesuítas, se diga cales, sargentos y todos aquellos que parezca
y se repita que la enorme grey de neófitos conveniente, haciéndoles saber sus obliga-
sumida en aparente civilización, volvió al ciones para que las cumplan con puntua-
monte, a su anterior barbarie, dando rienda lidad, principalmente el hacer que todos acu-
suelta a su más primitivo instinto. dan a la Escuela o a los destinoi que les son
470 / .A J::DVCACION MISIONEUA: ARTES Y C/F.l\'CIAS

seFíalados [en las épocas de trabajos urgen· esto es, con anterioridad a 1770. Fuí maestro
tes].2' de Escuela, escribía Tuella en 1806, en el
Desde 1786, como se deduce de estas líneas, Pueblo de ltapúa, de un crecido número de
la instrucción primaria se hizo obligatoria, y lndiecitos: y mi esposa asimismo enseñó a
suponemos que por muchachos entendía Do- leer y doctrina cristiana a .todas las hijas de
blas así Jos varoncs como las mujercs; nótese los Caciques de dicho Pueblo .23
también cómo se seguía el plan jesuítico, ya San Javier contaba en 1786 con un medio
que los alumnos más hábiles y de ma,.·or vi- c,entenar de alumnos, cuya edad oscilaba en-
veza debían ser los maestros de los princi- tre los 5 y los 12 años, y tenía 23 cartillas y
piantes, pues ellos tomaban la lección o co- 3 catones de papel, siendo de piel Jos demás.
rregían los deberes a los de los grados infe- San Carlos contaba con sólo 2.1 muchachos
riores, y aun a los de su mismo grado, y eran de 6 a 13 años, y poseía 25 cartillas en uso
también ellos quienes debían correr con la y siete docenas en depósito.
disciplina de la escuela, ordenando a los Miguel Lamarca era el maestro que estaba
alumnos en filas, al ingresar en las aulas, y al frente de esta cscuela de San Carlos en
cuidando del comportamiento de los mismos. 1786 y, no obstante haber cumplido con su
De 1786 es esta providencia de Gonzalo obligación, con toda la debida exactitud, y
Doblas, pero como advierte Hcrnández, c:on que de por sí ha conseguido en su Escuela
ella gravóse la pobreza de los pueblos [esquil- el adelantamiento que puede ser posible,
mados ya por los desastrosos administradores) siendo su amor a los niños más que paternal,
obligándoles a pagar el sueldo de 250 pesos su rectitud, vida y costumbres digna de que
a cada maestro [español que reemplazó al se le ponga ningún óbice, érale imposible
indio] y a suministrarle los alimentos para él obtener la entrega de sus sueldos. No en vano
y su familia. La escuela misionera había de- abandonó la enseñanza en 1788.
jado de ser gratuita. Concepción, a fines del siglo XVIII, tenía
En 1786 era San Juan Bautista uno de los en su Escuela unos 50 a 60 niños y había en
Pueblos de c:uya Escuela tenernos noticias c:on- sus almacenes catorce docenas de cartillas.
cretas, ya que en ella había una mesa larga Miguel Pércz. oue estuvo al frente de la en-
de madera, dos bancos de madera, tres tabu- señanza en 1786, se enfermó de tal gravedad,
retes con asiento y espaldar de baqueta, 15 que tuvo que dejar su puesto, pasándose a
cartillas y catones, 70 cartillas de madera y Corrientes en busca de médicos y medicinas.
cuero, 18 bancos en forma de gradas para Aunque permanece la Escuela con Maestro
los muchachos, un eftandarte con la imagen Indio , leemos en un documento de 1788, no
de la Virgen Santísima , con la asta y peana está con el arreglo con que estuvo antes. En
de madera y cubierta de lienzo de algodón 1796 falleció Joaquín Alemán, maestro que
grueso. fue de la Escuela de Concepción, durante
La Escuela, como se ve, no era gran cosa muchos años, y le sucedió, en diciembre de
y sus maestros no parece que superaran la ese mismo año, Rafael de Pro.
jerarquía de esa aula. En 1788 era maestro En 1786 era maestro de los niños de la
un fraile franciscano que hizo poco honor a Escuela de Candelaria un tal Pedro José
su hábito. Fray Antonio Urbón era un caso Arroyo, dándoles el buen ejemplo, que es la
patológico. Los niños le ponían rabioso y principal calidad de un Maestro de la Juven-
creía el pobre hombre que, con azotes, iba tud, según anotaba Bruno de Zabala. Arroyo
a dominar la rebeldía, cada vez más aguda, se hallaba, en 1794, al frente de la Escuela
de sus alumnos. En 1788 fue prácticamente de Santa María la Mayor, habiéndole reem-
expulsado del pueblo por sus alumnos y por plazado en Candelaria un tal Estanislao Pan-
los padres de los mismos. Años más tarde, do, quien no estaba a gusto en esa localidad
en 1793, y desde el día 7 de octubre de ese y pedía ser trasladado a otro pueblo.
año, fue maestro en esa locaJidad Don José Años antes de pasar Arroyo a Sarita Maria,
Martínez de Azero, pero, en octubre de 1794, sólo había en el censo de la escuela 49 niños,
reclamaba sus sueldos con harta urgencia. de 5 a 11 años, porque las viruelas se llevaron
Pedro Tuclla, cuyo nombre está tan vincu~ a los más de los niños. Los sobrevivientes
lado a los orígenes de la ciudad de Rosario tenían cartillas hechas a mano, en cueros de
de Santa Fe, fue maestro de la Escuela de vaca raspados.
ltapúa, en tiempo del Gobernador Bucareli, Treinta y un muchachos había en la Es-
LA ENSEnANZA PRIMARIA Y LA Dl~L CASTJ:I.I.ANO 471

cuela del pueblo de Mártires, y había siete te le cortó el hilo de la vida. En 1794 se
docenas de cartillas en los almacenes. Un hallaba al frente de la Escuela de este pue~
tal Cdcdonio Morales era el maestro de esta blo, un tal Ildcfonso Anguano Rubio.
Escuela en 1794. Yapcyú, que en tiC"mpo de los Jcsuítas lle-
En 1789 era maestro de la Escuela en San gó a un alto grado de cultura, así artística
Lorenzo, y ejercía el cargo desde el 17 de como literaria, tuvo horas negras, drspués
ag06to de 1786, un tal Ponciano de Silva y de la expulsión de aquéllos. A lo menos uno
Lara, a quien se depuso de su cargo en ese de los maestros españoles con que contó, des-
año, sin abonarle los sueldos que se le debían. pués de 1786, fue el esc:índalo de la pobla-
Volvió a ocupar ese magisterio, desde el día ción, ya que era provocativo~ atrevido y li-
3 de febrero de 1796 hasta el 3 de febrero bertino, como en los verdores de la juventud,
de 1797, pero sin haber podido cobrar ni un llevando de noche a la Escuela mujeres sos-
centavo. Como se querellara ante el Virrey pechosas. Fray Marcos Ortiz, que hacía estas
Arredondo, del proceder injusto, de que había dedaracioncs, tan poco favorables a Manuel
sido objeto, se le abonaron por fin sus hono- de Angulo, que así se llamaba el tal maestro
rarios. En lugar de Silva, entró José Mitre, hacía constar lo caballerescos y respetuosos
que hasta entonces había regido la Escuela que eran los indios aun con un hombre tan
de San Miguel. Cuando Silva se quejó de la intolerable.
injusticia que se había cometido con él, el San Nicolás, romo Yapcyú, tuvo Escuela
Maestro del pueblo de San Nicolás, Agustín entre 1780 y 1786, época en que tantos pue-
Gárate, fue nombrado árbitro. Silva debió de blos viéronse privados de la que habían tenido
ser repuesto en su cargo de maestro de la en tiempo de los Jesuitas, y en julio de 1780
Escuela de San Lorcnw, ya que allí falleció llevaba 17 meses de magisterio en la primera
en 1799, y fue nombrado para reemplazarle de esas localidades un tal Pedro Nicolás Pe-
un tal José Manuel de Lazcano. ñaflor, pero, a vista de que no se le abonaban
Gárate había sucedido en 1786 a un tal sus sueldos, abandonó el cargo. En 1800 se
Andrés de Estrada, en la dirección de la quejaba de lo mismo, e infructuosamente, el
Escuela de San Nicolás, y, al fallecer él, en Maestro de San Ignacio Miní, Bruno Antonio
1791, le sucedió Pedro Ignacio Galarza. En de la Cerda.
San Borja había maestro en 179.1 y rec.la- Además del dato que nos ofrece Tuella
maba sus sueldos. referente a la rnscñanza femenina , y que
En 1802 se ponderaba la buena labor que transcribimos arriba, refiriéndonos al pueblo
en el magisterio primario, en el pueblo de de ltapúa, consta que en 1773, las niñas de
Santo Angel, había realizado el Maestro Lu- San Miguel tenían maestras que les enseña-
cas Baez Escobar, pero éste lamentaba que ban. Se hace mcnción de los estragos causa-
no se le pagaran los servicios prestados. Ade- dos por las viruelas y se agrega que, después,
más de haber trabajado en la Escuela, tuvo se hizo que se recogiesen en una casa las
que sufrir de parte de los portugueses, quie- ¡\4uchachas huérfanas y que el Pueblo les
nes le apresaron y encarcelaron contra toda socorriese . poniéndoles para su educación
justaría y razón. dos Indias Castellanas para que les enseñasen
San José contaba, en 1794, con un buen el idioma Castellano y la labor de las cos-
maestro en la persona de Manuel Carreras. turas.
pero le sucedió en ese año Franrisro Moro- A fines del siglo XVIII era Maestro de la
bias, y en 1797 había sucedido a éste José Escuela de Santo Tomé un tal Tomás Espe-
Agustín Fernández, egregio calígrafo. En di- nati y por los libros de Cuentas, sabemos que,
cho año, solicitó abandonar el puesto para en ocasiones diversas, le fueron entregados,
pasarse a Corrientes. de Jos almacenes del pueblo, ya una botella
Ponciano de Silva, a quien mencionamos de vino, ya tres platos de loza, ya otros obje-
arriba, antes de ser maestro en San Lorenzo, tos de uso o {'onsumo, doméstico, y para la
había ejercido el mismo cargo en San Cosme, Escuela se sacaron a su pedido, o se ven-
y en este pueblo era maestro en 1788 un tal dieron:
Juan Nogués. Como estuviese casado y su
esposa se hallara en España, se le obligó a 1 cartilla vendida en 1 real plata.
abandonar la escuela para emprender el viaje 22 Catones y 7 Cartillas inutilizadas en la
a Europa. Se disponía a ello, cuando la muer. Escuela.
472 LA EDUCACION MISIONERA: ARTES Y CIENCIAS

Catótt de Doctrina Cristiana que se cada pueblo fue menester ubicar de veinte a
vendió en 2 reales a Manuel Gómez. cincuenta personas, además de la tropa, ya
5 bancos y escaños que se perdieron. que no era posible dejar a dos o tres per-
12 Catones para la Escuela. sonas, ignorantes del idioma y de la psico-
20 cuadernillos de papel para el Matstro logía del indio, a merced de tres mil o más
de Escuela. indígenas. Por otra parte, la enseñanza del
3 onzas de tachuelas de fierro para com- castellano, como substituto del guaraní era
poner las sillas del colegio. absolutamente necesario, según ordenaba el
1 pluma lápiz. Monarca español. Porteños, santafesinos y co-
rrentinos parece que fueron rn su mayor
Evidentemente contaban Jos pueblos con parte, los maestros de Misiones, entre 1768
Jos adminículos necesarios para la enseñanza, y fines do siglo.
como se deduce de Jo que llevamos transc:rip- Yapcyú parece haber sido una de las ex·
to, y hemos de agregar que Gonzalo de Do- cepciones, si es que hubo varias, y es digno
blas, en 1786, ordenó que a cada pueblo se de destacarse la iniciativa cultural de este
remitieran: histórico pueblo en la épora posterior a la
expulsión de los Jesuítas. Evidentemente no
SO a 60 catones. había cedido el retro que, durante todo el
25 Catecismos. siglo XVIII, había llevado con tanta gloria.
6 libros de cuentas. Prueba de ello es que, con posterioridad a
100 cartillas para cada uno de los que no la expulsión de los Jesuítas, no ciertamente
leen . por iniciativa de éstos, y tampoco de los cu·
ras o regidores, que habían sustituído a sus
Además de ordenar el envío de todo ésto primeros misioneros, no redamaban escuela
a los diversos pueblos he mandado hacer en de primeras letras, sino aulas de segunda en-
cada escuela un estante capaz con diversas señanza y aun de asignaturas universitarias.
gavetas, y puertas con llave, para ten er 'V de- De la supervivencia de la enseñanza esco-
positar en ellos todo lo que se dest ine a las lar, aun muchos lustros después de la expul-
Escuelas. Al principio hacían sus planas en sión de los jesuítas de Jos pueblos guaraníticos
tablillas de una madera semejante al boj_. la y aun después de la decadencia total de és-
que se raspa con facilidad y sirve para mu- tos, nos han dejado pági nas muy significa-
chas veces. Otros de cuero de vaca raspado. tivas Jos hermanos Robcrtson, en las Cartas
El pueblo de San Javier tuvo por maestro, de Sud América 2 -4 y téngase presente que se
a fines del siglo XVIII, a un tal Juan Va- refieren a sucesos de 1817. acaecidos en Santa
reJa, pero a principios del XIX lo era el Lucía, población de la provincia de Co-
indio Francisco Tareba, y su capacidad y rrientes :
diligencia fueron tales, que Feliciano del Cor- Fui recibido hospitalariamente por el Cura,
te pensó en preferir a Jos indígenas a Jos un clérigo inteligente y amable, y tuve el gran
españoles para maestros, siempre que supieran placer de trabar conocimiento con el maeJtr~
hablar castellano. Por éso propuso para maes- de escuela de/ lugar, don Ponciano Delgado,
tro de Apóstoles a otro indígena, y con un indio y genuino discípulo de los ]esuítas. Don
tercero pensó en relevar a José Oliv('ncia, Ponciano había nacido y se había criado en
maestro achacoso e inútil en la escuela de el pueblo y era maestro. de escuela desde 40
San Lorenzo. años atrás. Como tenía más de 70~ deduzco
Como se colije de cuanto acabamos de que había pasado la mayoridad cuando se
referir, las Escuelas misioneras no fueron produjo la caída de sus maestros. Era un
abandonadas, después de 1768, pero el grave viejo robusto, sano y vivaracho. Más tarde
error de Jos sucesores de los Jesuítas fue el mantuvimos correspondencia, y guar.do en mi
desconfiar de la capacidad de los indios para poder 2 ó 3 cartas suyas} escritas en el más
ejercer el magisterio de las primeras letras, puro español, y con mano tan firme como su
bajo la dirección general de personas capaces. propio paso. Era querido por todos en gene-
Los indios, a raíz de la expulsión de los ral y en su propia escuela por sus jóvenes
Jesuítas, fueron totalmente desplazados. Eso alumnos a quienes llamaba, sin embargo mis
fue una necesidad, por cuanto, para reem- vinagres. Muchas visitas le hice después y
plazar a los dos o tres jesuítas que había en obtuve de sus propios labios muchas noticias
LA ENSENANZA PRIMARIA Y LA DEL CASTELLANO f7S

y tradiciones sobre los hijos de Loyola, de aún de que los misioneros supieran bien la
quienes hablaba con el mayor entusiasmo y de los indígenas, Así, en la del 7 de julio
a menudo con lágrimas en los ojos cuando de 1596, se dice que tendréis muy particular
recordaba sus padecimientos y la mansedum- cuidado de que todos los misioneros sepan
bre observada en la hora de la expulsión.26 muy bien la lengua de los naturales, pues es
Por lo que respecta a la enseñanza de la cosa de tanta obligación y escrúpulo, por lo
lengua castellana en las Reduccionrs., así en que toca a la buena instrucción y cristiandad
las de Guaraníes, como en las que existieron de los indios. Felipe 11, y en pos de él los
en todo el continente americano, hubo una demás monarcas del siglo XVI 1, tuvieron
doble tendencia: una procedente de la Iglesia tanto respeto por el indio, que estuvieron
y otra del Estado. Este en su legítimo afán lejos de preteader abolir o suplantar el idio-
de n·forzar la unidad nacional, con la unidad ma de los mismos, y tuvieron tanta cordura
de idioma, que tanto contribuye a ello, abogó que reconocieron que siempre habría muchos
siempre por la enseñanza del castellano; la que por desconocer el idioma castellano, sólo
Iglesia, empero. teniendo como tenía por la podrían ser catequizados y civilizados en su
persona del indio una máxima reverencia, lengua ma terna.
respetó también Jo que estaba tan vinculado Los concilios eclesiásticos, así los de Mé·
a él, c,omo era su idioma. Como, por otra jico, como del Perú, y los Sínodos celebrados
parte, no era posible que) al iniciarse la evan- en regiones de misionC9, como los de la Asun·
gelización en una región americana, los indí- ción, no se preocuparon mayormente de urgir
genas aprendieran el castellano para enten- el que los indios supieran el idioma cast<'llano,
derse con los misioneros, fue preciso que éstos pero sí urgieron el que los misioneros cono--
aprendieran el idioma indio para enten- cieran a fondo el idioma de los indios, y, para
derse con ellos, y así lo hicieron doqUier y facilitarles la tarea, el Concilio Limense ter·
con resultados tan extraordinarios que hasta cero dispuso la composición y publicación de
se encariñaron con esos idiomas exóticos v un Catecismo en Quichua y Aimará. Otro
los hablaban a la perfección y con fruición'. tanto hiiceron los Concilios Mejicanos. En la
Durante todo el siglo XVII, desde la Real Asunción se encargó a Fray Luis Bolaños la
Cédula de Felipe 11, fechada a 7 de julio redacción de un Catecisco Breve en Gua·
de 1596, hasta la del 20 de marzo de 1697, raní, y el Padre Ruiz de Montoya, por su
se ordenaba, como lo disponía la ley 5, títu· part<', publicó otro más amplio. Todos éstos,
lo 13 del libro primero de la Recopilación y otros cien impresos más en lengua de los
de Leyes, que los curas y doctrineros. usando naturales, contó con el aplauso de todas las
de los medios más suaves, dispongan y enca- gentes de entonces, desde el Rey hasta los
minen que a todos los indios sea enseñada la Alcaldes de barrio.
lengua española, y la ley 18, título 1, del Todavía en 1726 no aparece una preocu-
libro 6 ordenaba que a los indios se les pon- pación decidida por hacer que los indios
gan maest ros que enseñen la lengua [caste- aprendan la lengua castellana, pero sí la de
llana] a los que voluntariamente la quisieren que los misioneros sepan bien la de los indios.
aprender como les sea menos molestia y sin Así en 22 de junio de ese año escribía el
costa. 2t> General de los J esuítas al Provincial de los
Así Jo hirieron los Jcsuítas. desde que es- del Paraguay : Encargo severísimamente la
tablecieron sus Reducciones, ya que <'n todas exacción en todo lo dispuesto por mis Ante·
ellas hubo escuelas, en las que se enseñaba cesores; conviene a saber, que ninguno se
castellano; aun más: se les inducía a que lo ordene sin saber la lengua índica_; y si se
aprendieran, pero no se les obligaba a ello, hallare ordenado, se le detenea el [!.rado de
l'n conformidad con el espíritu y la letra mis- la Compañía hasta ser aprob~do d; lengua,
ma de las mencionadas disposiciones reales, por Examinadores [que sean] buenos lengua·
y de otras varias, como la del 2 de marzo de races ; los cuales examinarán por tiempo de
1634, la del 8 d e agosto de 1686 y la del 30 media hora.; y darán sus censuras al Provin-
de mayo de 1690, cial, y ésto se ejecutará con todos, como ya
Conforme al espíritu de las reales órdenes, está ordenado; pues mi Antecesor el Padre
obraban Jos Jesuítas, ya que si esas leyes ma- Claudio, de buena memoria, mandó en esa
nifestaban voluntad de que Jos indios apren- Provincia que todos los Nuestros se ocupen
di~ran el castellano, manifestábanla mayor 3 años en misiones de indios, sin que ello se
4i4 I.ll EDUCACION MISIONEUA: ARTE'i Y CIHNC/AS

dispense con alguno, sin licencia de Roma; nas personas de But'nos Aires, de Santa Fe y,
lo cual confirmo, y encatgo sobre ello las lo que es más extraño, de la Asunción.
conciencias de los Provinciales y Superio· Así al Visitador Juan Vazques de Aguero
res.27 le llevaron esta acusación contra los Jcsuítas,
Dueños los misioneros de todos los artifi- diciendo que con arte e industria apartaban
cios y de todas las bellezas del idioma Gua- a sus neófitos de aprender el castellano. Para
raní y en medio de una multitud de tres a desvanecer o contradecir tan falsa idea se
cinco mil neófitos, que hablaban la misma tomó entonces declaración jurada a los Je-
lengua, y viendo unos y otros que, aun en las suítas más antiguos y experimentados que
ciudades españolas más frecuentadas por había en las Reducciones.
ellos, por ser los más vecinos, como Asunción El Padre Restivo, bajo juramento~ aseveró
y Corrientes, la casi totalidad de las gentes que le consta no ser industria de los Padres
se expresaba en Guaraní, dieron a la ense- misioneros el que los indios conserven su len-
ñanza del castellano una importancia muy gua e idioma nativo. En ningún modo es arte
relativa, ya que se trataba de algo intrascen- ni industria de los Padres el conservarse el
dente y que ni poco ni mucho afectaba la idioma nativo entre esta gente, declaró el
marcha interna y externa de los pueblos. Tan- Padre Lorenzo Da/fe, siendo forzoso a los
to Cardiel como Sánchez Labrador nos in· Padres e( aprender dicho idioma con mucho
forman que cuando se ponía algún énfasis trabajo, del cual se excusarían, si les fuera
en el aprendizaje del castellano, preguntaban posible ...
los indios: y porque los españoles de la Asun- Bernardo Nussdorffcr se extendió muy
ción y de Corrientes hablan nuestro idioma oportunamente y pensadamente al responder
y no el vuestro? a esta pregunta, y toda su respuesta merece
Y lo que sucedía en la Asunción y en Co- transcribirse, aunque algo extensa:
rrientes sucedía en las Misiones; aun aquellos El que entre estos indios se conserva su
que sabían bien el castellano, no hablaban idioma natural guaraní no es de ningún modo
sino guaraní, y eso aun cuando la otra per- ni arte ni industria de los Padres misioneros
sona les hablara en la lengua de Castilla. de la Compañía de jesús, como no es arte
Hablámosles los Padres [misioneros] nuestro ni industria de ninguno que en Vizcaya, por
idioma [castellano], escribe Cardiel, y respon- ejemplo, se conserve la lengua materna; los
den en el suyo. lnstámosle en que nos hablen indios, que con más continuación van a los
en nuestra lengua: responden que no es natu- puertos de Buenos Aires y Santa Fe con la
ral suya ni del país. Reprendémosles, dámosles hacienda, o los que por su veleidad van huí-
muchas razones y aun nos enojamos, porque dos de sus Pueblos a estas ciudades vecinas
nos consuela el hablar en la lenf!.Ua nativa y de los españoles, aunque estén muchos años
nos cuesta trabajo la suya . . ; Y después de entre ellos, hablan la lengua castellana tan
todo ésto, rara vez conseguimos el que hablen mal por lo ordinario, que los mismos espa-
el castellano; y Ji lo conseguimos al principio, ñoles vecinos a estas misiones tomaron por
recién llegados, después de algún tiempo ya mejor el hablar ellos la lengua del indio con
no lo podemos conseguir. . 28 ellos, como lo hacen; algunos que saben bas·
Es que el indio amaba su idioma y se sen· tantemente explicarse en español, no quieren
tía hombre libre al valerse de él, mientras que hablar delante de gente, como muchas veces
el castellano le era algo exótico, algo inl1til lo experimentan así los Padres, como los
y hasta algo despreciable. mismos españoles, y esto en los indios que
Ante estos hechos y puesto que la ley no son algo más ladinos (.qué será t-n las indias
y niños?
obligaba a los indios a aprender el castellano
Si desde la fundación de las Redur,ciones
bajo pena de tales o cuales castigos o sancio-
habían Jos Jcsuítas enseñado el idioma cas-
nes, los Jesuítas urgieron siempre, pero jam..ls tellano, no obstante prever que de m"uy poco
obligaron su empleo. El que hubiesen puesto serviría esa enseñanza, fue desde mediados
obstáculos e impedimentos de cualquiera ín· del siglo XVIII, y a fin de no dar pie a las
dole a la extensión del castellano es un aserto especies malignas que contra los jesuítas se
sin fundamento alguno. Sin embargo, esta esparcían en Santa Fe y en Buenos Aires, que
especie, aunque falsa a todas las luces, era pusieron mayor empeño en una labor que
ya en 1734 algo cierto y positivo para algu- conocían ser inútil. Así las cosas pudo cscri-
LA MUS/CA l' El. CAXTO /:'.\" / .A l'IDA MISIONI~UA 475

bir al Rey monseñor José Cayetano Paravi. de los varones a~. Es el mismo Aguirre quien
cino, obispo de la Asunción,. manifestando lamentaba que proslga como preferente entre
que tanto los españoles nacidos en esta~ re- los españoles la lengua guaraní :'13.
giones romo los negros y mulatos no habla- Como ve el lector no es sino un vil infun·
ban otro idioma que el guaraní, y que los dio el decir ·que la lengua castellana estaba
maestros en la Compañía de Jesús teniendo absolutamente prohibida a los neófitos, como
puestas penas para que [los niños de la Es· escribe Bias Garay, en alas de su incontenido
cuela en la Asunción] hablen español y lo y morboso odio a los Jesuítas :H ; y es también
aprendan, como lo tiene mandado S. M., una falsedad d decir que ello obedecía al
quieren más bien llegar al castigo que apren- afán de que los indios no pudieran tener
der lo racional30. comunicación con los españoles, hasta olvi·
Si esto pasaba en la Asunción, poh!ación dar que e-stos, a lo menos los de la Asunción
española, sin que hubiesr cómo acabar con y de Corrientes, hablaban el Guaraní tanto
ese hablar bilingüe, cuánto más difícil habría o más que los m·ófitos de las Reducciones.
de ser en las Reducciones. La oposidón de
los indios era total, y esa oposición tuvo
inquietos a los jesuítas, sobrP todo desde 50- La música y el canto
1743, año en que Felipe V urgió, y, en forma en la vida misionera.
vigorosa, la enseñanza y práctica del idioma
castellano, en las Reducciones. No conoce- A mediados del siglo XVIII, y como sín-
mos los pormenores de la representación que tesis de cuanto al respecto habían advertido
entonces se hizo al Rey, pero en la Consulta y escrito muchos misioneros, durante más de
de Misioneros del 7 de marzo de 1747, te- una centuria de experiencias, escrihió Cha.r·
nida en la Reducción de" San !vfigucl, se levoix que los indios Guaraníes tienen natU-
propuso si convenía disponer al.e o de nuevo ralmente oído fino y tienen una singular
para que nuestros indios aprendiese n la len· afición a la armonía, afición qur indicaba,
gua española, según lo ordenaba el R ey en como es obvio, una aptitud para lo musical.
la última cédula del año de 43 . .. El parecer Aunque aprenden a cantar, levendo la mú-
de muchos fue que, puesto se le había res- sica de las piezas más difíciles, agregaba
pondido al Rey en este asunto, y se esperaba Charlevoix, casi se podría decir que son can-
nueva determinación de Su Majestad ... , no tores por naturaleza, como los pájaros. 1
se tomase nueva determinación, hasta que Antonio Sepp, que era un músico nada
Su 1\Jajestad nuevamente informado, mani- vulgar y fue uno de los hombres que mayor
festase otra vez su real ánimo; y que en- impulso supieron dar a la música en las
tonces se darían las órdenes que parecieran Reducciones, quedó estupefacto al compro·
más oportunas y eficaces para su cumpli- bar cómo los indios eran como hechos para
miento. 31 todo lo filarmónico, con una enorme facili·
De"spués de la expulsión de las Jesuítas. se dad de captaC"ión y con una no menor para
urgió, como en 1743, la enseñanza del cas- fabricar toda clase de instrumeutos: Son por
tellano, y en 28 de enero de 1778 una Real naturaleza, nos dice él, como hechos para
Cédula, dirigida a la Audiencia de los Char- ella; aprenden a tocar con sorprendente fa·
cas, obligaba el establecimiento de clase o cilidad 'V destreza toda clase de instrumntos,
escuelas del idioma castellano en todos los y eso ~n muy poco tiempo. En cuanto a
pueblos indígenas, pero, si hemos de creer a tener maestro, apenas les es necesario. Basta
Azara y a Aguirre, era bien poco lo que encarrilar/os y tocan después aun los pasos
entre ese año y los dos postreros decenios del o saltos más difíciles. Así en la Reducción
siglo XVIII se había podido obtener en este de San Juan de reciente fundación ~ hay un
punto. chicuelo de solo doce años, que toca con
Así Aguirre, refiriéndose a los pueblos que dedo firme sonatas alemanas, sarabandas y
había en las cercanías de la Asunción, a fines ballets, y otras muchas piezas compuestas por
del siglo XVIII, anotaba que en ellas hay los más insignes maestros europeos, tales co·
también ~s_cuela de primeras letras y aunque mo Enrique Schmelzer, Enrique Francisco
la doctrina la aprenden en su [lengua] na- Ignacio de Biberou y Teubner. Estos nom·
tural, leen y escriben en castellano, que en bres son familiares a los instrumentistas y
la actualidad lo entienden bastante los más tocadores de cítara. Los preludios que hacen
176 LA EDUCAC/ON MISIONE/lA: ARTES Y CIENCIAS

pensar al organista más hábil~ debido a que instrur.rión a los misioneros y lrs encargaba
exigen de su parte una concentración, mi que, a los neófitos de las nuevas Reducciones,
indiecito las toca en el harpa o citara daví- se les ha de enseñar, además de leer y escri-
dica, con una sonrisa en los labios 2 . bir, el canto y la múska en habiendo como-
Las Reducciones de Guaraníes se iniciaron didad•.
en 1609 y fue, en ese mismo año; que el No debió faltar la de,eada comodidad ya

Los jesuitas en el Paraguay.


Según un viejo grabado, repro-
ducido en "El Católico", de
1842.

Cuadro contemporáneo,
d e que es autor el Padn·
Gonzalo Carrasco,
xicano.

Padre Diego de Torres ordenaba a los fun- que siete años más tarde: en 1617, ponde·
dadores de aquellos pueblos indígenas, esto raba el Padre Pedro de Oñatc los roros que
es, a los Padres José Cataldino y Simón ya existían en las Rcdurriones, cuyos compo·
Masseta, que cuanto más presto se pudiere, nentes tienen lindas voces, como los más son
con suavidad y gusto~ se recojan cada ma· paranás, criados con tan lindas agu~s, y así
ñana los hijos [de los indígenas] para apren- cantan muy bien~ con mil tonadas y cantares
der la doctrina . . leer y cantar. Y si el li· devotos y, de noche, en acabando de rezar
cenciado M elgarejo hallare cómo les hacer en sus casas, suelen cantar, que no parece
flautas para que aprendan a tañer, se haga, sino un paraíso.
procurando enseñar bi"en alguno que sea ya Tres años más tarde, · visitó la ·Reducción
hombre, para que sea maestro 3 . de San Ignacio el mencionado Padre Oñate,
Al año siguiente, dio el Padre Torres otra sucesor del Padre Diego de Torres e-n el go·
LA .\IL'SICA l' U. CASTO FS / .A t'II>A ,\1/S/0.\'/·:IU .¡¡¡

:! ltgrl ron floro. Pintur.1 c·n tahb. E" un:l dt• las 1.4 00 t;1 hL1 s qw· adorn :1han d :u·tnon:rdo
dC" la igJ..sia <.k San I gnac~o ( ;u:11.l1. ( :ole('c iún _.\l r·jamlro Caru• ·d o . Sr·1uina rio CoJH'i li:r r.
Santi:rg-o dd F.stno.
478 LA EDVCAC/0;\' i\1/SIO.Yf:UA: ARTJ·:S Y C/b\'C/AS

bierno general de los jesuítas rioplatenses, y era un mito, y se llegó a escribir tales infun-
escribía que los Misioneros de allí tienen el dios, así al Consejo de Indias como a la
culto divino muy en su punto y han enseñado Audiencia de Charras, quiso Dios Nuestro
a los indios canto de órgano y cantan muy Señor. viniese de la Provincia del Uru-
bien a· tres coros, y tienen un terno m U)' bue· guay el Padre Diego de Alfaro por el Río
no de"··éhirimías que son las primeras que Uruguay y por el Río de la Plata~ sin ser
hay en toda la gobernación del Paraguy ... r;_ llamado, con diversas embarcaciones v con
Contó la Reducción de San Ignacio con el setenta indios de aquellas Reduccion~s . .. ,·
primer buen terno de Chirimías que hubo en eran buenos cantores y músicos de vihuelas
estas regiones de América~ pero preguntará de arco que trajeron consigo, con que {este-

Friso de alto-relieves que representan a Angeles tocando instrumentos musicales, en las ruinas
de Trinidad. A continuación reproducimos dos figuras en tamaño mayor, y también según
dibujos de Líber Fridman.

el lector qué instrumentos eran esos. Eran jaron la fiesta de las cuarenta horas, con
instrumentos de viento, hechos de madera, a linda música, curiosas danzas y saraos que
modo de clarinete, de unos 70 rcntímcttros hicieron con mucho donaire y destreza con
de largo, con 10 agujeros y boquilla con vistosos aderezos y plumería de varios colo·
lengüeta de raña. Este instrumento, agrega res. Todos aquellos tres días estaba todo
la fuente de información de que nos valemos, el pueblo [de Buenos Aires] en nuestra casa ...
es quizá de origen árabe, pero desde antiguo y la gente más honrada del pueblo todo el
se le encuentra en España. En riertas acota 4 día entero estaba con lor Indios no hartán-
ciones de los autos sacramentales de Calde- dose de verlos ... y oírlos 1 •
rón de la Barca, se dice: Tocan chirimías Algo después de esta venida del Padre Al-
y los juglares del rey Juan 1 las usaban . faro y ron ocasión de arribar a Buenos Aires
Con fecha 20 de setiembre de 1628 escri- un nuevo contingente de misioneros, v<."'nidos
bía al Rey el entoncc:; Gobernador del Río de Europa, ordenó el Padre Mastrilli que
de la Plata, Francisco de Céspedes, y, entre vinieran los músicos dt• )as Rcdurciones;
otras cosas, aseveraba: Lo que puedo de- para que fuese más solemne el recibimiento;
cir a V. M . es que los Indios del Uruguay había [yo] hecho bajar con tiempo de la
[esto es, de Yapeyú] han venido aquí [a Bue- Reducción de San lgnacia de Paraná, al puer-
nos Aires], más de veinte juntos, grandes to [de Buenos Aires] al Padre Pedro Comenta-
músicos en punto de órgano, violines y otros le con la música de ella que eran veinte indios
instrumentos, para oficiar las músicas '' dan- grandes y pequeños, diestros cantores y exce-
zas del Santísimo Sacramento, diestros en lentes músicos de vihuelas de arco y otros
todo, como si en la corte de V .\1. lo hubie- instrumentos al son de los cuales cantaron 8 •
sen aprendido, siendo en tan poco tiem- Entre 1636 y 1640 visitó las Reducciones
po ... •. de Guaraní~s el Presbítero Francisc;:o Jarque
Dos meses más tarde el 12 de noviembre y en uno de sus libros, tan ampulosos en el
de ese año de 1628, se refería el Padre Mas- estilo como preciosos en su información, emi·
trilli Durán a los indios guaraníes que habían te su juicio sobre el estado de la música en
bajado a la ciudad de Buenos Aires y habían aqueJios pueblos. Transcribimos sus palabras:
producido en sus moradores singularísimo Acuden todos cuantos hay en el pueblo a
entusiasmo. Cuando se propalaba en Buenos misa luego que amanece ; en la cual, aunque
Aires que )a existencia de las Reducciones rezada, siempre loJ músicos desde el coro
LA Ml!SICA l' F.L CANTO EN lA I'IDA MISIONRU.A 4i9

cantan algunas letras o himnos sagrados con de la música y del canto en las Reducciones
los instrumentos más suaves. Lo cual acos· Jesuíticas entre 1610 y 1640, o sea, en el
tumbran mientras se dice cualquiera misa breve espacio de treinta años, y con hombres
rezada para levantar más devotos los ánimos salidos de las selvas y apenas habituados a
a las cosas celestiales; después va cada cual la vida civil y cristiana.
a su ocupación. No sabemos si el jesuíta napolitano, Pedro

Ampliación d e la lámina anteriormente reproducida, y que representa a un grupo de músicos,


existente en los muros de T rinid;¡d,

Oí algunas de estas músicas y quedé admi- Comcntale, era, o no era, un músico de es-
rado de la puntualidad con que se ajustaban cuela, o un simple aficionado, pero ése no
a todas las reglas del arte, en que juzgo que fue el caso de otros tres jesuítas, contempo-
igualaban a cualquiera de las primeras Ca- ráneos suyos, los Padres Juan Vaisseau y
tedrales d e España, aur1que no sean de tanta Claudio Ruyer y del Hennano Luis Berger,
suavidad las gargantas, ni alcanzo que haya de quienes nos consta que habían estudiado
sem ejante Provincia en el mundo, que aun- el divino arte, antes de ingresar en la Com-
que pueblo, conste de tan numerosa Capilla pañía de Jesús, y eran especialistas en el
de concordes y bien instruídos m úsicos que mismo..
representa una casa del Cielo cada Jgles~a 9 • El primer grah m aestro de música que tu-
:M,_agniiico fue, por lo dicho, el desarrollo vieron los jesuítas en estas regiones, fue el
480 U EDUCACION MISIONERA: ARTES Y CIENCIAS

dicho Juan Vaisseau, o Vaseo, como dieron


en llamarle Jos españoles. Era este jesuíta
natural de Tournay en Bélgica y su compa·
triota el Padre Nicolás Techo, nos informa
que antes de ingresa r en la Compañía de
Jesús, entre otros estudios cultivó el de la
música; estuvo adscripto al teatro de Alberto
de Austria y de Isabel Clara Eugenia, y me·
reció el aplauso de éstos 10 Peramás.. después
de afirmar que en el orden cronológico fue
Vaisseau el primer gran maestro de Música
que hubo en las Reducciones, nos dice, sin
percatarse del anacronismo, que había sido
maestro de música en la Capilla de Carlos V.
Angel con arpa, según el friso en Trinidad.

alma al Creador, eran ya muchos los que


eran herederos de sus habilidades.
Cuál fuera el arte de Vaisseau es fácil
C'olegirJo dada la época en que vivió, el país
de que era oriundo y en el que se había
educado. Bélgica se distinguió desde el siglo
XVI por el cultivo de la música, y especial-
mente del canto coral, y en el siglo XVII
residieron en ese país los más afamados cons-
tructores de órganos y los artífices más pre-
daros en la fabricación de instrumentos de
cuerda. Antes que en Francia, y ~aates que en
Italia, surgieron en los Países Bajos autores
de composiiconcs polifónicas, entre ellos el
maestro Joaquín de Prés. Vaisseau~ sin em-
bargo, por datos que nos ofrece Scpp~ de
quien después nos ocuparemos, habría im-
portado y divulgado en el Río de la Plata
Angel con bajon, según el friso en Trinidad. la música homófona, más generalizada en su

Apenas · llegado a Buenos Aires en los pri-


meros días de 1617, fue destinado a las Re-
ducciones de Guaraníes y al pueblo de Loreto
y allí pasó Jos seis años de su vida bautizando
"Y catequizando con egregio celo a los indí-
genas, como escribe Techo, quien agrega que
su gloria principal fue enseñar a éstos la mú-
sica: es cosa averiguada que graciaJ a él, la
Compañía fundó escuelas de dicha bella arte
en varios pueblos del Paraguay, donde los
neófitos aprendieron a tañer instrument01
durante el culto divino 11 •
Ruíz de Montoya, contemporáneo y amigo
de Vaisseau, afirma que trabajó apostólica-
mente en las Reducciones y puso la música
en maravilloso punto entre los Indios. Cuan-
do en 1623, y mientras asistía a los indios
contagiados por la peste, entregó Vaisseau su Angel con chirimía, según el friso en Trinidad.
CASAMIENTOS CO LECTIVOS
A una gen t ileza de la Casa Kapclutt. debemos no sólo el poder re-
editar éste y otros dos de los cuadros de Leonie 1\falhis, sino que
nos hemos podido valer de los mi~tnos cl isés pucslos generosamen-
te a nuest ra d isposición por Jos sei'íores de dicha casa editora.
LA MUS/CA Y EL CANTO EN LA VIDA MISIONERA 481

documento contemporáneo referente a sus


habilidades.
Destinado poco después a las Misiones de
Guaraníes y al Pueblo de San Ignacio Guazú,
debió el Hermano Bergcr comunicar esta no-
vedad al General de la Compañía~ ya que
éste, en carta de enero de 1623, le escribía a
su vez: Huélgome mucho carísimo Hermano,
que le vaya tan bien, como me dice en la
de 4 de agosto de 1622; y que esté tan ocu-
pado en esa Reducción de San Ignacio, en-
señando a los indios a pintar y a tocar ins-
trumentos para ganarlos por estos medios y
disponerlos para que se hagan cristianos. Y a
he encargado que se compren las cuerdas de

Angel con violín, según el friso en Trinidad.

tiempo. Las voces se unían con simples acor-


des, nota: contra nota, sin entradas fugadas,
y la música que aprendieron los primeros
maestros 1-ioplatenses, carecería por ende, de
aquella flexibilidad y variedad que recién co-
menzó a adquirir en la misma Europa a prin-
cipios del siglo XVII y gracias al maestro de
la escuela ducal de San Martín, Claudio
Montcverdi.
En la misma nave en que vino al Río de la
Plata el músico belga, a quien acabamm; de
mencionar, vino también el artista francés,
Hermano Luis Berger, pintor, médico;> plate-
ro, músico y danzante, como leemos en un

Angel con vihuela, según el friso en Trinidad.

laúd que me pide y procuraré que se envíen


con ésta 12 •
Es ciertamente expresivo el comprobar que
el General de los Jcsuítas, y lo era a la sazón
el R. P. Muc:io Vitelleschi, no obstante sus
muc:has y trascendentales tareas en el gobier-
no de la universal Compañía ~ no desdeñara
res ponder al músico rioplatense y encargarse
de que le remitieran las deseadas cuerdas de
laúd.
Al Hermano Berger aludía sin duda el
Padre Noel Berthod cuando escribía que, al
arribar él a las Misiones guaraníticas en
1628, había presenciado y disfrutado de unal1
hermosas fiestas en l. ., que según el buen
gusto de Francia habían los indígenas can-
Angel con trompeta, según el friso en Trinidad. tado varias piezas de música al son de ins
482 LA EDUCACION MISIONERA' ARTES Y CIENCIAS

trumentos, amaestrados por un jesuíta fran· ria fue continuada la importación de instru 4

cés. Este, según se expresa el mismo Berthod, mentos músicos, en el correr de la siguiente
había prestado muy buenos servicios con su centuria hubo pueblos guaranítkos, en los
instrumento músico a aquella Reducción, que se fabricaron con igual perfección.
pues tras él iban como cautivos los indios, Yapeyú no sólo llegó a ser un gffln emporio
musical, por la escuela musical que allí se
fundó y a la cual acudían hasta de las ciu-
dades españolas, sino también por haber lle 4

gado a ser el gran taller de toda clase de


instrumentos musicales: órganos; arpas, vio-
lines, trompas, cornetas, chirimías y toda cla-
se de instrumentos, los que se exportaban a
las Reducciones de indígenas y a las ciudades
de los españoles.
Se ha atribuído al Padre Antonio Scpp la
gloria de haber convertido a Yapeyú en el
gran centro musical de fines del siglo XVII
y principios dd XVIII, pero rs el mismo
Scpp quien nos informa que fue un Jesuíta
español quien introdujo la música en esa lo-
calidad y la había propagado con singular
acierto.
Scpp que fue uno de los grandes músi-
cos que hubo en los primeros decenios del
siglo XVIII·, en las Reducciones fue también
Angel con maraca, según el friso en Trinidad. quien dio mayor impulso a la fabricación de
instrumental músico.
y oyéndole cantar y tocar permanecían hasta Desde su niñez, escribe Lozano, había sido
cuatro horas como inmóviles :r como estáti- instruído en la música y por su preciosa voz
cos 14 ,
No abundan los datos para destacar los
méritos del Hermano Bcrgcr romo músico,
pero existe·\mo que es de una elocuencia sin
par: su fama~ llegó hasta Chile, y el Provin-
cial de la Conipañía en esa Región escribió
al General de los Jcsuítas solicitando que r1
Hermano Bcrgcr pasara la cordillera a fin
de llevar all{l su música y formar a quienes
pudieran hacerse partícipes de su arte. Ape 4

nas regresado de: Chile, en 16~9 , y mientras


se hallaba en Buenos Aires. falleció el Hcr·
mano Bcrger, a los 52 años de su edad y 30
de vida religiosa.
Ni eran Vaisseau y Bergcr los únicos mú 4

sicos que hubo en la época en que se f un· Orquesta compuesta por indios guaraníes de la
daron las Reducciones ya que pertenecen a Reducción de San Juan , según un dibujo misio
4

nero de mediados del siglo XVIII.


la misma los Padres Claudio Ruyer y Pedro
Comentale. Nos hemos referido ya a este úl-
timo, y del primero sabemos por el Padre había sido escogido para tomar parte del
Diego de Boroa que atraía a los indios, ense- coro de cantores de la Corte Imperial de
ñándoles a tocar violín. Viena en la cual alcanzó una verdadera
Desde mediados del siglo XVII todos los celebridad nuestro Antonio. Además de en-
pueblos contaban con sus bandas, orquestas señar a muchos indígenas de las Misiones el
o agrupaciones de músicos, como también de secreto de su arte, compuso para los mismos
cantores, y si en el decurso de aquella centu- y en lengua guaraní muchas sagradas can-
LA MUS/CA. Y EL CANTO EN LA JI/DA MISIONERA 483

ciones, gracias a las cuales es casi inconcebi- acudían a la ribera, aunque andaban des-
ble cuánto ayudó a excitar la piedad, ya que nudos, y escuchaban complacidos aquellas
se llenaban de gozo los indios al poder can- armonías.
tar en su propio idioma. Parecía que la na- Sepp reconoce que antes que él llegara a
turaleza le había plasmado adrede para tratar las Misiones existía en ellas la afición por )a
con los indios 14 • música gracias a Jos ya mencionados Jcsuí-
Edmundo Wernicke que tan a pechos tomó tas, y hasta en Yapeyú había habido un J e-
el estudio de la personalidad robusta y múl- suíta español, cuyo nombre no nos da, ni
tiple del gran Jcsuíta tirolés, nos dice que de nosotros conocemos, y a quien se debía la

Angel tocando al órgano y otro dando fuelh- , según el friso en Trinidad. Dibujo de Libcr
Fridman.

sus escritos, éditos e· inéditos, se colige que <'ra introducción y propagación de la música en
todo un artista y que dominaba el arte de esa Reducción, romo ya hemos indicado.
tocar la flauta, la corneta, el piano) el clarín, Los que nos habían precedido, escribe Sepp,
la tromba marina o sacabuche) la viola y la habían enseñado la música a esta gente, muy
tiorba,, instrumento de cuerda usado entonces tonta . en las dem4s cosas, pero muy hábil
si bien por escasos artistas pero que Scpp para imitar no sólo las prácticas religiosas
pulsaba con predilección. Era además com- sino la fabricación de pan, alimentos y ves-
positor si bien sabemos que estando ya en tidos, diestros además pa1·a pintar, fundir
Yapcyú recibió unas piezas de música envia- campanas, fabricar órganos e instrumentos
das desde Alemania y las recibió ron tanto músicos, relojes y todos los oficios y artes
júbilo como si le hubiesen llegado unos ange- europeos, pero muy en especial aptas para la
litos del cielo H.i música, como arte esencial del culto Divino ...
Por singular disposición de la Divina Pro-
Destinado a Yapeyú, partió allá d Padre
videncia, aprendí en Alemania la música
Scpp, Uruguay arriba, y durante el viaje no moderna, como también el arte de componer
cesó de tocar y cantar en media de la sole- piezas musicales, en la escuela del Director
dad del río y sobre las solitarias riberas del de la Orquesta obispal de Augsburgo, del
mismo. ¡Cuán bellas son sus expresiones a este célebre don Melchor Glettle, y estoy ahora
propósito!: En las embarcaciones tocábamos empeñado en reformar aquí la mús;ca voca 1
nuestros instrumentos musicales y ámtába- e instrumental según los métodos alemanes
mos; y sucedió que los indios áe aquellas y romanos; para lo cual mis amigos en Euro-
costas nos oían, y atraídos por la música pa me ayudarán en gran manera, enviándo-
484 LA EDUCACION MISIONERA : ARTES Y CIENCIAS

me sobre Roma y Génova con el Procurador Sorprendentes a la verdad son las noticias
de nuestras Misiones, las Misas, Vísperas y que acabamos de consignar, pero las pode-
otras piezas musicales del mencionado Señor mos completar con otras líneas del mismo
Director, lo cual yo pagaré al contado . Sepp en las que alude a un músico indígena,
Habiendo gastado con gusto la Provincia. cuyo nombre y habilidades vale la pena res-
del Paraguay para el avío de los cuarenta y catar del olvido. Escribe Sepp: No se puede
cuatro misioneros nuevos 80.000 duros, ¡, concebir a dónde llega la industria de los
importará poco gastar unos 20 floriner paro indios. Tengo entre mis neófitos a uno lla-
piezas musicales. Ya se había enojado con·· mado Paica, que hace todo género de instru-
migo el Padre Procurador por no haber yo mentos músicos, y los toca con admirable
logrado la ocasión de hacer estas compras, destreza. Lo característico del genio de los
estando todavía en Alemania. N o. lo hice por indios es en f!eneral la música. No ha'V ins-
el escrúpulo de que había tasa fija de gastos trumento, cu~lquiera que sea que no ~pren­
para cada uno de los misioneros alemanes, den a tocar en breve tiempo, y lo hacen con
la que tenía que dn•olver a la Compañía de tal destreza y delicadeza, que en los Maestros
Jesús en Alemania el Procurador de Génova ; más hábiles se admiraría. Tengo en la nueva
pero éJto se entendía sólo del avío y del Reducc~ón de San Juan Bautista, [a la cual
mantenimiento personal, y no de las necesi~ fue trasladado el Padre Sepp] un muchacho
Jades generales de la Provincia del Paragua')', de 12 años, quien sin tropezar ni perderse
de sus Misiones o de un oficio determinado toca sobre el harpa cualquier aire, el más
de ellas. Todos estos gastos excedentes de la difícil, y el que pide para otros músicos más
tasa, con agradecimiento lo hubieran resti- estudio y práctica.
tuído los Padres paraguayos, y anoto esto En las páginas precedentes nos hemos re-
para que lo sepan los que en adelante vengan ferido a Yapeyú y hemos visto cómo llegó a
acá al Paraguay. ser el primer gran emporio musical que exis-
Para que se vea el aprecio que se ticru tió en el R.Jo de la Plata. Llegó a ser no sólo
de la música en las Indias, sépase que el una eximia escuela de música, donde se- en-
Padre Procurador que nos trajo acá, ha com . . señaba a tocar toda clase de instrumentos,
prado un órgano en Flandes para Buenos sino que fue además el gran taller donde se
Aires, de un valor de mil duros. sin haberlo fabricaban violines y cornetas, arpas y chiri-
visto ni probado, y sin saber siquiera, si lle- mías, guitarras y clavicordios, trompas y ór-
garía a América. Además me compró en ganos.
España, a precio excesivo. instrumentos mú- Y la gloria de Yapeyú no decayó, después
sicos, aunque inferiores a los de Alemania. de ausentarse de ese pueblo el Padre Antonio
A esto se añade, que ·los demás · misioneros Sepp, ·en · 1693. · El buen ·anciano ·terminaba
(de estas nuestras Reducciones) mandan sw su carrera mortal en la Reducción de San
músicos desde distancias de más dt cien le- José, cuando los Padres Matías Strobel y
guas hasta acá [Yapeyú] para que yo los Carlos Cattáneo se hacían lenguas de las
instruya con más perfección. habilidades de los músicos de aquella pobla-
Resulrado: Este año [de /692] he formado ción. A 5 de junio de 1723 escribía Strobel:
a los siguientes futuros maestros dr. música: hace pocos días, que hemos escuchado [aquf
6 trompetas; 3 buenos diorbistas; 4 organis- en Buenos Aires] a los músicos de la Reduc-
tas; 30 tocadores de chirimías; /8 de corne- ción de Yapeyú que es la más cercana y que
tas; JO de /agote. No avanzan tanto, como cantaron a varias voces. Había dos tiples, dos
yo deseo, los 8 discantistas, aunque progre- contraltos, dos tenores y dos bajos, acompa-
san a lo menos algo cada día. ñados de dos harpas, dos fagotes, dos pan-
Todo ésto causa una increíble satisfacción deretas, cuatro violines, varios violoncellos y
no sólo a los misioneros de aquí, los cuales, otros instrumentos análogos. Cantaron aquí
para mostrar su gratitud, me regalan golosi- las vísperas, la misa y las letanías, junto con
nas de vez en cuando (un barrilito de miel, algunos otros cánticos, de tal suerte, con
azúcar y frutas) sino en especial a los indios tanta gracia y arte, que quien no los estu~
que están contentísimos y me quieren y hon- viese mirando creería que eran músicos de
ran de tal modo, que no me atrevo escribirlo alguna de las mejores ciudades de Europa
por sonrojo; yo empero devuelvo toda la que hubiesen venido a América.
honra a mi Dios y Señor 1 G. Tienen libros de música traídos de Ale-
LA •"'VSICA Y EL CANTO EN LA f!IDA ¡'\-1/S/ONERA 485

manía y de Italia, parte de los cuales están funciones, cantando por la mañana los Mai-
impresos y parte están copiados a mano. tines a dos coros musicales y en forma tan
Pude observar que estos indios guardan el perfecta que en cualquier parte habría lla-
compás y el ritmo aun con mayor exactitud mado la atención. Las profecías y las lamen-
que los Europeos, y pronuncian los textos taciones eran cantadas por los niños tiples,
latinos con mayor corrección, no obstante su no en una forma cualquiera, sino con las
falta de estudios 11 . modulaciones al estilo italiano. La Pasión,
Algunos años después, manifestaba su ad- los Responsorios y las Profecías se alternaban
miración hacia los músicos de Yapcyú el Pa- sin interrupción con arias y motetes acompa-
dre Carlos Cattáneo y relataba cómo: a su ñados de la música. Todo se ejecutaba con
arribo a Buenos Aires., llegó también a esa incansable afán y devoción y me extraña que
ciudad una embarcación venida del Yapeyú los músicos tuvieran tanto aguante. Manifesté
y en ella venían músicos y cantores para al Padre Cura mi admiración por todo lo
festejar la Uegada de Jos Misioneros Euro- que allí veía 19 •
peos. Una vez llegados éstos, vinieron pronto Diez años más tarde seguía siendo Yapeyú
los indios en corporación a nuestro Colegio, la gran escuela musical de las Misiones, a la
impacientes por vernos y saludarnos e inme- que afluían no sólo los indígenas o neófitos
diatamente se dirigieron al cuarto del Padre deseosos de perfeccionarse en el divino arte,
Gerónimo H errán. quien nos hizo avisar sino también iban allá, enviados desde los
la llegada de los indios y bajamos todos sin colegios existentes en las ciudades hispanas,
demora al patio donde estaban formados con Jos candidatos a músicos. Véase lo que en su
sus partituras e instrumentos; los pequeños Memorial para el Yapcyú ordenaba el Pro-
de doce a catorce años, que eran los sopra- vincial, Padre Manuel Querini: después de
nos, y otros más grandes de catorce a dieci- su visita en 1747:
séis, que eran los contraltos, estaban delante; Supuesto que a los colegios se les hace el
otros jóvenes que cantaban el tenor o barí- beneficio de tener los negritos_. que vienen a
tono, formaban otra fila detrás y por último aprender la música, es razón se les haga el
estaban los hombres ya maduros, que hacían beneficio cumplido; y por eso se repartirán
de bajo; y de una y otra parte inmediata- los negritos en las casas de los indios, en
mente los tocadores de harpas, violines, gui- donde se cuidará mejor del aseo y limpie-
tarras y otros instrumentos de cuerda y vien- za de que ellos necesitan más que otros;
to; y al llegar nosotros entonaron un bellí- daráseles también algún lienzo para que ten-
simo Te Deum laudamus. Confieso sincera- gan remuda en su vestuario, que no padecerá
mente que, a primera vista, al mirar aquellas el Pueblo por hacer esta limosna; comerán
fisonomías y el vestido que les es propio y los negritos a mediodía en nuestra casa, y
aquella modestia y compostura~ me enterne- por la noche se dará alguna carne de más;
cí y mucho más cuando al llegar al Te ergo o a ellos mismos, o a las casas que tienen cui-
quacsumus, se arrojaron a un tiempo de ro- dado de ellos 20 .
dillas, cantando con gran devoción y reve- Aun después de la expulsión de los Jesuí-
rencia; entonces no pude contenerme y dejé tas en 1768, seguía siendo Yapeyú un centro
correr las lágrimas. . . Por muchos días des- filarmónico de prestigio. Así parece deducirse
pués siguieron celebrando sus fitstas con del documento siguiente :
cantos, juegos y danzas, concurriendo a ver- El Marqués de Loreto al Sr. Deán de la
los la mejor parte de la ciudad y principal-
Santa Iglesia Catedral. Diciembre de 1768.
mente el Gobernador y Capitán General de
Para proveer esta superioridad a la instan~
esta Provincia, que no se saciaron en mirar-
les 18 cia adjunta del Pbro. Don Juan Goyburu,
Lo.zano en sus Cartas Anuas de 1735-1743 Maestro de Canturia del Seminario Conci-
estampó estas frases: Por una relación del liar, sobre la licencia que solicita para venir
mismo Padre Provincial, Jaime de ARuilar del pueblo de Yapeyú el indio, músico de
y de su Secretario Gabriel Novat puede co- profesión, Ignacio Azurica con destino a él,
legir el lector lo que era la devoción de los y también para concurrir a las funciones de
indios [de Yapeyú] durante la Semana Santa. esa santa Iglesia en la forma y por los indios
Escribe el Padre Gabriel que todos los indios que se expresan, hallo conducente y necesa-
y todas las indias asistían, casi a todas las rio que me informe lo que se ofreciere.
486 LA EDUCAC/ON MISIONERA: ARTES Y CIENCIAS

Los otros pueblos guaraníticos no Jlegaron del culto divino, cuida de su empleo. Esti-
al esplendor de Yapeyú, pero en todos ellos man mucho este oficio. La mejor honra que
hubo una intensa vitalidad musical, aunque se le puede hacer al hijo del Corregidor o
con las alternativas inherentes a toda actua- al Cacique mayor es hacerle tiple. Estos son
ción humana. los del pueblo y es la oficina de dondt
Ya a fines del siglo XVII todas las Re- salen los oficios de Alcaldes, Escribanos, So·
ducciones tenían sus coros de cantores, sus brestantes, etc. Enseñados desde niños con la
bandas de músicos y sus orfeones de instru- mucha continuación, salen diestros.
mentos de cuerda, y los tenían en forma tan Yo he atravesado toda Europa, agregaba
perfecta y cabal que quienes habían estado Cardiel, y en pocas Catedrales he oído mú-
en las grandes ciudades de España, o en la sicas mejores que estas en su conjunto. No
misma Roma, o en los grandes centros musi- obstante su destreza, y que hay en todos los
cales de Bohemia, declaraban que no había pueblos un maestro o dos de música, jamás
en dichas ciudades o países nada superior en se ha hallado algún maestro o discipulo que
cuanto a coros de voces bien disciplinadas y sepa componer ni un renglón, como tampoco
a músicas más difíciles y mejor interpretadas. se ha encontrado indio alguno que sepa ha-
El Padre Jaime Oliver escribía, después de cer una copla aun en su idioma, ni aun de
la expulsión, y mientras se hallaba en el des- aquellas que hacen los ciegos en España.
tierro, sus recuerdos de misionero entre los Tanta es su cortedad de entendimiento.
Guaraníes y recordaba, entre otras cosas, que Quien los ve tañer y cantar con tanta des-
todos los pueblos tienen su Música completa treza y por otra parte no conoce su genio,
como de 30 músicos: los Tiples son muchos los juzga por unos hombres capaces y des-
y buenos; pues se escogen las mejores voces piertos. Todo lo hace la continuación desde
de todo el Pueblo, aplicándolos desde su más niños. Ni los que tocan harpas, violines, etc.,
tierna edad a la Escuela de la Música, cuyos añaden o mudan alguna diferencia o trinado,
Maestros trabajan con gran tesón y cuidado: hermosata o cosa equivalente que dé gracia
y verdaderamente merecen el título de Maes- a su tocata, más que lo que tienen en el
tros pues con perfección la saben, y tal vez, papel.
[esto es, de vez en cuando] componen muy Aprenden esta facultad con facilidad. Su
bien, aunque esto no necesitan pues tienen modo de aprender no es comúnmente por
composiciones de las mejores de Italia y Ale- reglas ni explicaciones, sino yendo el maestro
mania traídas de los Procuradores y -A1isio- delante, y siguiendo el discípulo, y dándole
neros que fueron de estas partes [de Europa], un golpe cada vez qeu yerra, a la manera
y las obras de Zípoli: están pues muy pro- que hacemos cuando enseñamos alguna ha-
veídos de muchos y buenos papeles para to- bilidad a algún pajarillo. Por lo cual, si el
das sus fiestas, que usan con perfección. la Cura no pone especial cuidado, visitando
que deben al trabajo y aplicación de los Pa- frecuentemente esta escuela, no saben cantar
dres Italianos y Alemanes, Maestros de .Mú- sino de memoria en fuerza de continuo en-
sica, que les enseñaban con tanto esmero, sayo; y así cantan 1 y no mal, cuantas Víspe-
como si no tuvieran otra cosa que hacer. LoJ ras~ Psalmos y letrillas tienen. Pero si tiene
instrumentos son buenos: hay Organos, Cla- cuidado, aprenden y cantan como músicosJ
ves, Harpas, Trompas marinas y TrompaJ y cualquier papel que les den# aunque sea de
de Caza, Clarines, muchos y buenos Violines, difícil composición, en leyéndolo dos o treJ
Bajones, Obuc es o Chirimías. En todos los Veces, lo cantan luego.
Pueblos es completa la A1úsica, si bien en T ienen todo género ·de instrumentos mú-
unos es mayor y mejor que en otros. 5icos usados en las Catedrales de Europa}
Todas las iglesias, escribía Cardiel en 1747, órganos, bajones, chirimías, clarines, corne~
tienen 30 ó 4Q músicos. Hay orden de los tas, harpas, violines y violOnes; y en algunos
Superiores de que no pasen de 40, para que pueblos usan también flautas grandes y lú-
no hagan falta al gobierno económico del gubres en tiempo de Cuaresma; y en otros
pueblo. Es oficio de mucha honra entre ellos, hay1 además de los dichos, Liras, Trompa
como también el de Sacristán y monacillo, y marina, vihuela y bandolas y cítaras. TodoJ
todo lo que pertenece a la Iglesia. Aprenden estos instrumentos los hacen ellos. Las voces,
música desde edad de 8 a 9 años con un especialmente de los Tiples, son como las de
maestro indio, que con teJón, como de cosa las mejores Catedrales de allá, si el Cura
LA MUS/CA Y EL CANTO EN LA VIDA MISIONERA 487

tiene cuidado de escogerlas, porque entre muchachas por otro, todos con sus Alcaldes.
tantos centenares de muchachos, no puede Los muchachos llevan en sus chicas andas un
menos de haber muchas buenas. Santo que es comúnmentE San Isidro Labra-
Quien no capta la belleza, no entenderá dor, y delante de él van los tamboriles y
jamás lo que fue el pueblo de la Helade, ha flautas tocando por el camino hasta el lugar
escrito Sanders, y el que no es capaz de ba- del trabajo. Allí lo ponen decentemente,
rruntar lo que es una existencia impregnada mientras se ocupan en escardillar alguna se-
de armonía no podrá comprender lo que mentera del común o en recoger algodón, o
fueron las Reducciones jesuíticas, nos atreve- amontonar maíz, o rozar malezasJ o quemar
mos a decir nosotros, ya que en ellas la mú- campos, así para sementeras, como para pas-
sica y el canto no eran factores domingueros, tos nuevos, o abrir alguna zanja o cosas
sino diurnos, no eran el encanto de algunos semejantes, en que nunca falta en que ocu-
actos religiosos y civiles, sino de los actos parlos, y lo mismo hacen las muchachas en
todos de la vida.20 otra parte. Y aunque trabajan como niños,
Bien lo dice Cardiel a continuación de no obstante, como son tantos centenares,
unas frases que arriba transcribimos: T ócase hacen lo que muchas hormigas juntas, y son
luego a Misa al acabar la oración. Entran de mucho alivio en un pueblo. Mas esto~
a oirla, y tras ellos los demás del pueblo que empleos, más se hacen para que no se críen
quieren, y en algunos pueblos todo el pueblo ociosos y aprendan desde niños lo que deben
entra como en día de preocepto, por costum- hacer cuando grandes, que para otra cosa.
bre ya introducida. Al empezar la Misa, En llegando mediodía, comen de lo que el
comienzan los músicos a tocar órganos, chi- Cura les dio y trajeron consigo, y descan-
rimías, arpas, etc. Al llegar a la Epístola, san 21 .
cantan un Psalmo ya de composición espa- Después de la expulsión de los Jesuítas,
ñola,P ya italiana, ya portuguesa. Duran hasta en 1768, algo, o mucho, debió de decaer el
cerca de la elevación de la hostia. Despué~ arte musical dramático en las Reducciones,
de esta elevación cantan un motete o oillan- pero ya hemos recordado cómo en 1797 se
cito en Español, y a veces un Himno en su procuró que se trasladara a Buenos Aires,
lugar. Después de éstos, cantan varias arias, Ignado Azurica, músico de Yapeyú, y es a
fu~as y minuetes graves, hasta acabarse la fines del siglo XVIII que se estableció en
Misa. esta misma ciudad el indio de San Carlos,
Acabada ésta, comienzan dos tiples a decir Cristóbal Pirioby, cuyos talentos musicales
en voz alta el Acto de contrición, dictando parecen haber sido excepcionales. En su ho-
ellos y respondiendo todo el pueblo, y des- gar, que era a la vez carpintería, daba lec-
pués cantan el Alabado unas veces en Espa- dones de <'anto, clave, violón y guitarra.
ñol, otras en su lengua al son de todos los Sabemos que entre sus alumnos contó a la
instrumentos, respondiendo todo el pueblo o esposa. de Antonio Baldepades, a una hija de
repitiendo los que cantan. Hecho esto, sálese Juan Antonio Lezica, a doña Josefa Aguirro.
el pueblo, y los muchachos van al Patio a doña Manuela Montt>ros y a doña Anita
primero de los Padres y las muchachas al Arroyo, damas todas de la mejor sociedad
cementerio. Allí rezan el Catecismo, del mis- porteña de entonces. La postrera de ellas,
mo modo que lo hicieron en el Pórtico de eomo aprecio al maestro, le regaló, entre otras
la Iglesia, y cantan alguna canción al Niño cosas, seis contradanzas nuevas.
Jesús, a San Ignacio Nuestro Padre o a otro Al fallecer en 1794 fue grande la pena que
Santo, de que saben muchas, que las han este deceso produjo y en su entierro fueron
compuesto los Padres, para que cuando quin<'c los sacerdot<'s que dijeron Misas por
grandes, en sus casas y caminos tengan que el eterno descanso de su alma. Lo más asom-
cantar cosas santas, huyendo de las profanas. broso en este indio, escribe el historiador An-
Luego se les da de almorzar; y parte va a tonio Monzón, es su f!ran conocimiento de la
la escuela de leer y escribir; parte a la de música y de los prin~ipales autores europeos,
música y danzas, parte a ayudar a los teje- la mayoría contemporáneos al mismo.
doers, pintores, estatuarios.• etc., y a aprender Es así cómo entre su magnífica ·colección
de ellos, parte a hacer rosarios; y todo lo de obras que ejecutaba nos encontramos con
restante, que son los más, al trabaio del sinfonías y cuartetos de José Francisco Haydn
campo, los muchachos por un lado y la~ el austriaco de las 118 sinfonías considerado
488 LA EDUCACION MISIONERA: ARTES Y CIENCIAS

como uno de los grandes maestros de los tiem- Domenico Zípoli, de quien ha escrito Torchi
pos modernos por el desarrollo que dió a la que es uno de los mayores maestros que haya
música instrumental; sonatas de clave con tenido Italia, y, desdichadamente, también
acompañamiento de violín de Luís Boccherini uno de los más olvidados,23 y Weitzmann ase-
el italiano nacido en 1740 discípulo de Va- gura que Zípoli fue el más importante autor
nucci que se distinguió en el violín y violon- de la escuela que debemos considerar como
cello tanto como los mejores maestros de su una directa emanación de Frescobaldi y de
época; Sonatas de Muzio Clementi el com- Pasquini. 24
positor italiano que desde los 6 años mostró Terminamos este capítulo recordando que,
su dominio del clavicordio, clave y órgano; a mediados del pasado siglo, la música jesuí-
Sinfonías de )ean Baptiste Davaux el autor tica en Misiones era aun recordada, y así
francés nacido en la Cote Saint André en vemos que en 1864 pasó por el pueblo de
1737, gran concertista de su tiempo; Sonatas San Luis, el señor Obispo diocesano, monse~
de José Lidom el gran músico y compositor ñor Sebastián Díaz Larangeira, y quedó sor-
español nacido en 1752 en Bejar ( Salaman- prendido al ver que los descendientes de
ca), precoz organista y autor de más de 60 aquellos indios civilizados por los Jesuítas,
obras de arte religioso y de reglas para apren- desterrados éstos hacía ya una centuria, con-
der y tocar el órgano y forte-piano~ Sinfonías servaban las mismas tradiciones musicales en-
de Ignacio Pleyel, compositor, pianista y des- señadas. por sus viejos maestros, y así todo el
pués fabricante de ese instrum ento nacido en canto de la Semana Santa era en Guaraní.
Austria; numerosas obras de Juan Antonio Hcmeterio Velloso da Silveira, que les oyó
Stamiz, compositor alemán, el creador del cantar, tomó nota de esos cantos, los que cla-
estilo instrumental moderno, director de la sificó de bellísimos, y nos ha clejado el co-
capilla Mannheim, llegándoselo a considerar mienzo de uno de ellos: ·
como uno de los mejores entre sus contem-
poráneos; Sinfonías de Juan Bautista Toes- Cristo Nhandejara, comi borara acuerd
chi, compositor alemán que estudió bajo las [y quatiá picera
órdenes de Stamiz autor de graciosas me~ N hamdemoñaangara
lodías. Ah! Cristo nhandejara (bis).
En esa magnífica colección también figu- Conde quarepotyyocua acuerá
ran: seis contradanzas para clave; una ópera N hamdemoñaangara yocuá pirertZ
sin autor, unas seguidillas a dúo; una armo- Ah! Cristo nhandejara.
nía; una tirana a solo; dos libritos de mi- Conde, tatahende, heca heca acuerá
nuettes; un obligado de clave para cantar, Nhamdemoñaangara heca, heca pirerd
cinco libros de arte de música (uno de llano, Ah! Cristo nhandejara.
dos de clave, otro de composición y uno de
órgano) como así mismo obras de: Morales, La traducción castellana de este senciJJo
Pedroso, Jormain, Nicolay, Lauchits, Gossee, cantar es como sigue:
Viotti, Cambry, Steracci, etc. etc.2 2
Digamos para terminar este capítulo que Cristo Señor Nuestro
la fama de· los indios Guaraníes ya en los Líbranos Señor
inicios del siglo XVII había llegado a tras- De nuestros pecados
pasar las f conteras americanas y si en Bél- Perdónanos, Cristo Señor Nuestro (bts).
gica, Francia y Alemania despertó magníficas Por las antorchas con que te buscaron
vocaciones, como las eJe Vaissea.u, Comenta- Los crueles Judíos
le, Bergc~, y Sepp, en 1talia llegó a despertar Por nuestros pecados
tal exultación en uno de los más grandes ge- Perdónanos, Cristo Nuestro Señor.
nios musicales que han glorificado la música Por la espada
italiana, que ingresó en la Compañía de Jesús Con la cual San Pedro
ron el má~ ardierite· deseo de trabajar entre Pretendió defenderte
los Guaraníes, abandonó su patria y llegó al De los crueles Judíos
Río de la Plata en 1716. Nos referimos a Perdónanos, Cristo Señor Nuestro.
EL DRAMA Y LA DANZA 48!1

51 -La danza y el drama. otras. Estas danzas son todas de cuenta como
las mejores de Europa; y con esto desprecian
Unimos en este capítulo dos cosas que, a sus indignos modos de danzar antiguo, vién-
primera vista, parecen díspares: la danza y dolo tan distinto del que admiran sus hijos. 1
el drama, pero no era así entre los Guaraníes, Un siglo más tarde no estuvo de pasada,
ya que las danzas eran eminentemente musi- romo Jarque, sino que moró durante muchí-
cales y en gran parte dramáticas, y el drama, simos años en las Reducciones el Padre José
a su vez, era ante todo melodrama, predo- Cardiel, y después de decirnos que no se
minando en él la música y en no escasa pro- estilaban bailes o danzas en las casas de los
porción la danza. indios, como se usan. en Europa entre mozo.)
En contraste con la música y el canto, si y mozas, nos informa que en las danzas de
éste y aquélla era algo dt todo los días, aun- los Guaraníes no entran mujeres, ni aun hom-
que en las formas más variadas, la danza y bres con trajes de ellas, ni hay cosa alguna
el drama era -sólo de Jos domingos y días de que huela a ésto, ni en público ni en particu~
fiesta. Unas y otras tenían de común que lar, ni aun en los entremeses que suelen hacer
no eran c:le aficionados., sino de profesionales, entre danza y danza. Todas las danzas son
ya que estaban sus ejecutantes dedicados, los en las festividades de los Santos; y también
unos a ,-Ja: música y al canto, los otros a las se usan para festejar a los señore3 Obispos y
danzas y a sus dramas, y el ejercido era de Gobernadores en sus Visitas. Todas son de
todos los días, aunque ]a actuación de dan- Cuenta, y no poco artificiosas, apre'f!didas e.n
zantes y dramáticos era, a lo más, semanal. Escuela y con maestro, que hay en cada pue~
Desde principios de 16-17 contaron los in- blo. Unas son al modo que enseñan los maes-
dígenas : de las Reducciones Jesuísticas c.o n tros de allá, de uno solo danzando la Espa-
un maestro de danza: el jcsuíta francés Luis ñoleta, Pavana, Canario y los demás sones
Berger, a quien ya recordamos entre los gran- que llaman de Palacio, al son de arpas y
des músicos que hubo en las Reducciones. violines, en que suele hacer el danzante 16 y
En 1626 se indicaban sus ocupaciones y entre 20 mudanzas diversas. Otras, y son las más,
ellas se leen estas dos: músico, danzante. Pero son de muchas, ya a la Española, unas veces
no fue el Hennano Berger el único maestro, haciendo el Paloteado, otras saliendo todos
ya que un historiador de la época, se refiere con banderas pequeñas jugándolas al modo
a los maestros seglares de danza. militar con variedad de escaramuzas; y otras
El historiador Francisco ]arque, que estuvo con Espadas, representando esgrimas y esca-
por algún tiempo en las Reducciones, con ramuzas, haciendo segundo instrumento con
anterioridad a la brillante actuación de Ber- ellas, con sus golpes a compás, ya a lo Tur-
ger, nos infonna de lo que ya entonces, entre quesco, ya a lo Asiático, con vestidos de estas
1620 y 1630, eran las danzas y representacio- naciones, con Alfanjes, Lanzas, Saetas, y a
nes lírico-dramáticas de los Guaraníes cris- veces con bocas de fuego que disparan a com-
tianos. pás. Hay también varied'ad de danzas de
No menos atraen las danzas de los niños a ángeles, y de ángeles y diablos con el traje
los grandes a la iglesia, teniendo por suma correspondiente, peleando unos con otros; y
dicha de sus hijos el verlos galancitos danzar otras en que, trayendo cada uno una tableta
en las festividades y procesiones con raro pri- en la mano pintada, y poniéndola cada uno
mor. Porque un niño de 8 años hará 50 mu- sobre una mesa, una sobre otras, tras cadet
danzas sin perder el compás de la vigüela o mudanza, representan al fin un·a perfecta
harpa, con tanto aire como el español mth imagen de la Virgen María, de San Ignacio
ligero. Soy ocular testigo y admiré en tanta o de otro Santo. Describiré tal o cual para
inocencia tal destreza. que se conozca su artificio.
Por medio de maestros seglares se introdujo Salen en una danza doce danzantes chicoJ
esta enseñanza en los indios, y es~os apren- y grand~, todos con instrumentos músicos,
dieron tan bien, que ya sirven de maestros danzando y tocando a un tiempo, sin que los
unos a otros. Y así en cada pueblo fórmanse músicos les hagan el son. Los dos primeros
cuatro cuadrillas de a 8 danzantes que de con violines y vestidos a la española. I.os
ordinario son los mismos que aprenden la segundos con pequeña.t arpas amarradas con
música. Todos visten a lo español, de gala, cintas a la cintura, y vestidos a lo Persa. Los
y cada cuadrilla con librea distinta de las terceros con cítaras, vestidos a la Rusiana; y
490 J.A. EDUCACION MISIONERA: ARTES Y CIENCIAS

los demás con guitarras, bandolas y bandu- Deus?, y con su Alférez con el nombre de
rrias y diversidad de trajes. Y así prosiguen jesús en la bandera. Otros de diablos con
con diversidad de mudanzas, ya en filas, ya horrorosas máscaras y feas puntas en la ca-
de dos en dos, ya en cruz, ya en rueda, y beza, lleno lo restante de llamas, víboras y
otras variedades. Salen en otra 4 com pañíaJ culebras, todos con lanzas y un feo Escudo,
de danzantes por las 4 esquinas de la plaza y el caudillo Lúcifer con su Alférez de ban-
(que se despeja para ésto) con banderas, ca- dera negra. Salen los dos ejércitos con pasos
jas, lanzas, espadas y armas de fuego, y al graves ordenados en forma de pelea. Hacen
son de clarines (aquí no se usan Arpas) dan- su coloquio. San Miguel, caudillo de los An-
zan, se acercan, se encuentran, se acometen, geles y Lúcifer sobre el respeto y obediencia
se retiran, juegan y disparan las armas. Salen al Verbo humanado. Muestra éste su soberbia
en otra 9 Angeles hermosamente vestidos, y rebeldía. Tocan a rebato los clarines. Arre-
con jubones de terciopelo carmesí, con una meten con coraje los Angeles a los malos;
tarjeta de plata al pecho con letras que dicen los desordenan, hieren y atropellan. Vuelven
María Madre de Dios, con sus sayas y ena- a ponerse en orden y a renovar la pelea; pó-
guas cortas y sus coturnos al modo cómico nense ya en escuadrón, ya en fila, ya en pira,
romano. Los 9 representan los principales con variedad de mudanzas: hacen retirar a
de los 9 Coros; y traen juntame1lte buen nÚ· los Angeles: vuelven éstos a rodearlos, herir-
mero de palmas y coronas metidas en el bra· los y desbaratarlos, todo, hasta los golpes, con
zo izquierdo, aludiendo a lo que se dice en mucho ruidO' al compás de los clarines y tim-
las revelaciones de la Madre María Jesús de bales, hasta que después de variedad de re-
Agreda, tan corriente ya en la cristiandad, friegas y mudanzas, puestos los dos ejércitos
que tenía nuestra gran Reina mil AngeleJ de en filas largas, arremete el último Angel al
guarda de todos los Coros y que se le apa· último diablo, llévate a estocadas algo lejos
recían con aquella tarjeta y con aquellas pal· a un grande lienzo en que está horrosamente
mas y coronas para repartirlas a sus det•otos. pintada la boca del infierno, allí le derriba
Luego que salen, uno de ellos hace un pane- en el suelo, y a puntillazos, lo mete por de-
gírico en verso a la V ir gen (cuya estatua se bajo del lienzO: y sin parar en su danza, car-
pone allí delante en una mesa) diciéndola gando con la danza y escudo del diablo, se
mil alabanzas tomadas de los santos PadreJ zruelve a los suyos. Arremte el 29 Angel al
y de la Letanía Lauretana, y declarando el 2!' diablo, y le lleva al infierno del mismo
significado de aquella tarjeta, y el fin de modo. Hace lo mismo el 39 hasta Lúcifer
traer aquellas palmas y coronas, protestando que con su Alférez se queda el último, a quien
que no puede sufrir su amo el honrarla sólo San Miguel con su Alférez lo arroja al in-
en el cielo, sin venir también a festejarla en fierno , con más resistencia que los otros. He-
la tierra. Hecho este devoto panegírico, co- cho ésto, comienzan los Angeles, que muchos
mienza a danzar y cantarle juntamente ala- de ellos suelen ser músicos, a cantar el himno
banzas al son de arpas y violines: y al fin de J.csu dulcis memoria, ante una estatua de
cada mudanza, arrojan todos a un tiempo Jesús que allí aparece, sin dejar de danzar,
por todas partes a los que están presentes, ya hasta que después de varias mudanzas y ver·
u1za corona ya una palma, y que se quedan sos, van de dos·.en .dos a Jesús con varias ge-
en postura, en que forman una de las letras nuflexiones y vueltas, y le· presentan todos los
del dulcísimo Nombre de María; y así pro- despojos de los diablos. Al acabarse ésto salen
siguen danzando y cantando y formando las éstos del infierno, estropeados y cojeando con
cinco letras y repartiendo todas las coronas dos Liras o Violines, y puestos ·en medio, co·
y palmas. Es danza ésta que. a muchos hace mienza Lucifer a cantar a un son ·Lúgubre,
llorar de devoción. endechas y desesperaciones,_a que responden
Salen en otra dos ejércitos al son de solos los demás, revolcándose en el suelo de rabia
clarines y timbales: uno de Angeles vestidos y furor: y acabado este funesto canto, Je vuel-
p guisa de pelea, con peto y espaldar de ven a donde salieron: y los Angeles, que ar·
carmesí, con morrión aferrado de nobleza y mados en pie y en forma de media luna
hermoseado con plumaje, con banda o ban- habían estado a la mira, hacen una profunda
dolera de tafetán, con Espada y con Escudo reverencia a jesús, y se van. Otras hacen
hermosamente pintado, con el nombre de ~elante del Santísimo Sacramento en la pro-
JESUS en medio, y alrededor Quis sicut cesión del Corpus, ya de Reyes, ya de Ange-
EL DRAMA Y LA DANZA 4YI

les, presentando al Santísimo con muchas que no correspondía a lo avanzado de su


vueltas y reverencias los cetros y coronas y edad, trazó el argumento, escribió el drama
aun los corazones, sacando con muestraJ de y preparó a sus mismos alumnos para la re-
violencia uno que llevan oculto encima del presentación. El éxito fue enorme al decir
verdadero. Estos son sus modos de danzar. de las Cartas Anuas de 1596. Fue, escribe
¡Oh Ji en el orbe cristiano se usasen éstas, el autor de las mismas, el primer fruto de la
y se quitasen los escándalos de las ya intro- enseñanza de los jesuitas en aquella ciudad
ducidas! y fue cosa tanto más maravillosa cuanto que
Tras cada danza, suelen salir varios indios la población era exigua y poco interesada en
a representar. algún entremés, mientras se obras de esa índole. D uró: sin embargo, la
visten otros con que entretienen la gente a representación dos horas y media y gustó
su modo; y nunca falta quienes tenga espe- enormemente a todos los espectadores.4
cial gracia para ésto. Mas nunca hacen cosa Ya en 1640 hallamos representaciones dra-
alguna que de muy lejos huela a poco hones- máticas en Jos pueblos d e Misiones. Techo
to. Todas estas cosas sirven para honesto en- nos dice que con ocasión de celebrarse en
t retenimiento en sus pueblos para que no les esos años el primer centenario de la funda-
venga tentación de huírse, y para que por ción de la Compañía los neófitos de M bororé
los ojos y con decente deleite del alma y representaron una obra dramática, cuyo asun~
cuerpo les entren las cosas de Dios.2 to era la invasión de los m amelucos; éstos
Esto es de Cardiel, mientras son del Padre disponían sus planes y peleaban siendo ven~
Matías Strobel los párrafos que ponemos a cidos y puestos en vergonzosa fuga. 5
continuación: Entre otras danzas tenían una En la Reducción de Encarnación se repre-
graciosísim.a, que podía ser vista con gusto sentó una pantomima cuyo asunto era la
por cualquier Europeo y consistía en doce celebraciótt de ese mismo Centenario; fue
muchachos vestidos a lo inca como dicen, t·spectáculo de laudable invención; salió de
que era el indumento de los antiguos indios improviso un gigante llamado Policronio, ves~
nobles del Perú, y venían todos con algunos tido de colores, con larga barba y cabellera
instrumentos, cuatro con pequeñas harpas blanca; significaba el Centenario, y llevaba
pendientes del cuello, otros con guitarras y consigo cien niños pintados con variedad;
otros con pequeños violines; y ellos mismos éstos eran los diferentes obsequios a la Co m~
tocaban y bailaban al mismo tiempo, pero pañía; con armonioso canto celebraron las
con tal rigor en la cadencia y con tal orden alabanzas de Policronio; la escena tuvo lugar
en las figuras, que se ganaban el aplauso y en uno de los paseos de la población.6
la aprobación de t odos. L o mismo era con Años antes, al llegar a la Asunción el nue-
todas sus otras danzas. en las cuales lo más vo Gobernador Pedro de Lugo y Navarro, los
admirable, a m i parecer, era aquella exacti~ indios de las Misiones le hicieron un reci-
tud de( tiempo y del orden, sin errar un bimiento triunfal, según relatan las Cartas
ápice por más largas que fuesen y aunque las Anuas de 1635-1 637: En su solemne entrada
bailasen, a veces, dieciseis o veinticuatro. Nos a la Capital le fueron al encuentro proce~
divertieron también con sus arcos, flechas y sionalmente los misioneros~ curas párrocos de
otros ejercicios de arm as. Sin embargo, lo las Reducciones de Guaraníes, con los Caci~
mejor era la música de todos los días en la ques~ y los niños con trajes vistosos; parte de
iglesia, que duraba mientras duraban las mi- ellos eran músicos, parte cantores, y todos
sas, es decir, casi toda la mañana, repartida hacían sus danzas a compás. R epreJentaron
en dos coros uno frente al otro, de modo que después un elegante drama en el cual un niño
cesando uno, recom enzaba el otro a su turno. 3 en traje español, otro en traje de indio y otro
Por lo que toca a lo dramático, aun antes etl traje de m oro, ofrecieron al Gobernador
dr. iniciarse las Reducciones, un J esuíta había la bienvenida cada uno a su m odo cara cte~
hecho representar un drama en la Asunción, rístico y diferente. Presenciaron el espectáculo
en el decurso de 1596. En ese año al trasladar muchísimos caballeros, numerosos religiosos
los Jesuítas asunceños el Santísimo desde Ja d e diferentes órdenes y una multitud de gen-
Catedral a su n uevo colegio, pensaron en so- tes. Manifestóse muy agradecido el Gober~
lemnizar el acto con una representación dra- nador, diciendo que este espectáculo se podría
mática. Encomendó el rector la tarea al Padre representar delante del mismo Rey. Pero los
Alonso ::Barzana y éste, con un entusiasmo caballeros de su comitiva quedaron tan en -
492 LA EDUCAC/ON i\1/S/Oi\.'I:'UA: liRTES Y CIENCIAS

tusiasmados que pidieron la repetición del !orado, ron mangas de prusiana amarilla y
drama. Repitióse dos veces y las dos veces galonrito alrededor de oro, en dos mangas
fue aplaudido. Maravilláronse, sobre todo, de plata, con forro de angaripola; dos vesti-
cómo aquellos niños, descenidentes más bien dos nuevos de ruán, con cintas coloradas y
de fieras que de hombres, en tan poco tiempo encajes alrededor, con dos camisas, polleras
podían ser adiestrados con tanta maestría.1 de tafetán colorado con sus encajes de hilo y
Los Inventarios de los bienrs ocupados a cinta de seda; cinco pares de calzones de
los jesuítas al ser éstos desterrados en 1767, sempiterna colorada, seis pares de calzones
nos enseñan que era enorme la abundancia de damasco verde, cuatro gorros de raso de
de elementos escénicos o de indumentaria, diverws colore9', dos jubones de los romanos,
qur poseía cada puC'blo. Si por ellos hemos cinco gorros bordados de plata, con sus plu-
de juzgar de las danzas y representaciones mas al modo de uso de los polacos; diez y
teatrales de los Indios, hemos de sostener que ocho pares de mangas grandes de ruán, seis
debier~m de ser magníficas. lanzas; ocho petos, etc.
En el Pueblo de S. Angel,' runa del Ge- En los inventarios de otros pueblos halla-
neral Alveat', había quince casacas, las ocho mos: seis vestidos a lo· húngaro, dore jubon-
eran de escarlata con botones de hilo d«:" oro, citos d~ seda verde, diez coronas para dan-
uno de paño de grana, las otras de varias zantes, hes vestidos de ángel, ocho banderas
telas ricas, forrados de tafetán; cuatro casacas pequeñas, cuatro banderas de seda, setenta
de damasco con sus delanteras de chupa; diez y cinco sombreros nuevos, cuarenta y ocho
y seis chupas, las siete de ralamasco; dos di- pares de medias de lana colorada, catorce
chas, pequeñas de raso verde; veinte y dos pares de medias azules, diez y nueve pares
jubones de varias telas ron mangas largas ; de medias amarillas, cinco pares de zapa-
cuatro vestidos a lo húngaro, de escarlata; tos de seda, cincuenta y cinco pares de za.
dos otras de paño de grana; cuatro pares de patos colorados, treinta y cinco chupas, veinte
calzones de escarlata; otros dos pares de gra- pares de calzones c.olorados, los ocho de sarga
na; dos chupas a lo húngaro ; dos birretas de y los doc:e de carmellón; diez vestidos viejos a
grana a lo húngaro; otros cuatro, de escar- Jo húngaro, ocho casaquitas de hilo colorado,
lata; otros dos con cintas ; diez y nueve pares diez y seis dalmáticas de colamasco, dos chu-
de calzones de varias telas; veinte y tres de- pas de lana verde, siete pares de alfanjes,
lantales de varias telas, seis de ellos con le- espadas y dagas, nueve vestidos a lo Inca,
chugados de cintas; una chupa de tafetán a doce polleras de tafetán~ seis birretes blancos,
Jo húngaro; sris capotillos de ra~o; sirte pon- ocho morriones de seda con varias cintas de
chitos de raso amarillo; cinco pare5 de botas lo mismo, doce vestidos de ángel, asimismo
pequeñas de raso ; veinte y cinco pares de de seda; diez ponchitos de tripe colorado,
medias de seda; dos pares de medias colora- con calzones correspondientes de tafetán y sus
das; nueve gorros blancos bordados; seis tur- camisas; doce toneletes y otros tantos justillos
bantes con piedras falsas, cuatro monteras de de lino con bordadura de lana de varios co·
plumas negras; un montón de cascabeles. lores ; once panderos con cascabeles, ocho
Tal era la indumentaria para los danzantes turbantes, dos vestidos de turco, doce polle·
y comediantes, que había en la Redueción de ritas de tafetán, dos vestidos de golilla, ocho
San Angel, sin duda la más pobre en ese ra- casacas de gorgoran, un vestido con todo lo
mo, ciertamente muchísimo. más pobre que necesario para la ópera de Santiago~
Yapeyú/~ cuya enumeración comprende cua- Así se lee en el inventario del pueblo de
tro columnas en tipo menudo y expresada Santiago 9 y se referiría sin duda a alguna
sintéticamente. Anotemos algunas piezas usa- ópera o drama que solía representarse anual-
das en Yapeyú : cuatro casacas de tisú de_ oro, mente con ocasión de las . llamadas fiestas
con galón de plata y forro de tafetán doble; patronales. Al fin del inventario de "las cosas
dos casacas de brocato colorado, con flores de los danzantes y comediantes del pueblo de
de oro y su galón de plata; cuatro chupas de San Luis se lec: En cuyos vestidos se consu-
brocato colorado y galón de plata; dos chu- mió buena porción de plata; todo para el
pas de prusiana azul, dos pares de calzones oficio de las cosas de Dios y del Rey, que
de damasco azul, cuatro casacas de raso co- Dios guarde .10
LA PINTURA Y I.A ESCULTURA EN /.AS REDUCCIONES 493

52 - La pintura y la escultura en las Re- terialmente cubierto de estatuas de santos,


ducciones. esculpidas en madera. Coronaba el alquitrabe
del altar mayor un San Miguel, dominando
No es tarea fácil expresar con acierto lo al demonio. La cúpula, esculpida y pintada
que fue el arte escultórico en las Reducciones de rojo y oro, tiene en los cuatro ángulos, que
de Guaraníes, y más difícil aún es el mani- forman los arcos que lo sostienen, un nicho

NuestrG SeñorG. Pintura sobre tabla: 20 por 24 cms. Al dorso se lee :


"J. M. Kabiyú Fecit in Ytapuá, 1618". Colecc:ón Enrique Peña, ahora
en poder de la Srta. Elisa Peña , Buenos Aires.

festar cuál fue la bondad de la pintura. Una con la estatua de un Papa. Las doce colum-
y otra, pintura y escultur3.1, fue abundantísi- na~ {ie cada lado, que sostienen la nave, tie-
ma, habiendo habido iglesias, como la de San nen la estatua de un Apóstol, de tamaño
Ignacio Guazú, que llegaron a contar con nat-ural, y las siete capillas laterales no son
miJ cuatrocientas pinturas, ya que todo su menos ricas ni menos ornamentadas. Cuatro
ciclo raso se componía de cuadros, y sus mu- confesionarios artísticamente esculpidos y pin.
ros igualmente estaban literalmente cubiertos todos, están situados en el espacio que media
ya de óleos de todo tamaño, ya de eStatuas. entre las capillas. El Bautisterio, que es un
De la iglesia de Santa Rosa, escribió De pequeño santuario apuesto a las paredes de
Moussy que su coro está de arriba abajo ma- la iglesia, está enriquecido con un grupo es-
494 LA EDUCACION MISIONERA : ARTES Y CIENCIAS

cultórico de madera, representando el bau- mos saber si son de origen europeo o si fueron
tismo de jesús. La sacristía, emplazada tPl la trabajadas en los pueblos misioneros, y en
cabecera de la iglesia, contiene un magnífico este ~egundo caso si fueran la obra de artistas
euro?eos, como Bcrger o Brasanelli, o si fue-
ron 1¡~bras exclusivas de artistas americanos.
Aun en este segundo caw quedamos con la
duda si son obras originaiC's o simplemente
copias de otras de procedencia europea.
Después de haber visto y examinado las
múltiples estatuas de todo tamaño que se con-
se~an aún en Jos pueblos de San Ignacio
Guazú, de Santa Rosa y de Santa María,
cuyo número se acerca al centenar, sacamos
'\na conclusión: es un error considerar de
procedencia europea a las obras de rasgos
más finos y de méritos más inegablcs, y con-
siderar de factura indígena, las más toscas
y primitivas. Todas esas estatuas, como se
deduce por el material usado, son de origen
americano, aun cuando en unas predomina el
aire de la estatuaria italiana y en otras la ale-
mana. Hubo maestros de ambas escuelas y
:. es ('Vidcnte que contaron con abundantes dis-
J.¡ cípulos. .
Grabado que ilustra la portada de la Explicación Pero los maestros fueron relativamente po-
del Catecismo ( 1724 ). cos, y además de ser pintores o escultores,
eran arquitectos y apriorísticamente hcmos de
altar sobrecargado de esculturas y de grandes
armarios apoyados en las paredes, también
ámeradamente tallados. Una fuente de már-
mol, rajada por algún accident e e imperfec-
tam ente restaurada, vierte el agua eu un
enorme jarrón de plata, única muestra de
las antiguas riquezas de esta magnífica igle-
sia. La concha del pórtico está igualmente
cuajada de ornamentos esculpidos y pintados,
si bien los colores en parte han desaparecido. 1
Pinturas y esc ulturas fucron abundantísi-
mas, y nada ex traño es que así surediC'ra, ya
que rada uno de Jos treinta pueblos contaron
con talleres y artistas, y por mús knto que
haya sido (') ritmo de trabajo de los treinta
o ruar('nta que se consagraban en rada uno
de esos talleres a pintar y a esculpir, al rabo
de algunos años la producción debió de ser
enorme, y el mercado comprador siempre fue
insignificante. De ahí que la inmensa mayo-
ría de esas obras de arte permanecieran en sus
pueblos de origen, y fueran destinadas a or-
namentar la iglesia del pueblo o las diez o
más capillas que había en las chacras, estan-
cias, yerbales o algodonales.
Como la casi totalidad de esas pinturas y
Inmaculada Concepción. Pintura sobre vidrio.
esculturas son anónimas, y si no es examinan- Procede de Santa María del Paraguay. Ahora en
do la madera o la tela, o los colores, no pode- el Colegio del Salvador, Buenos Aires.
LA PINTURA Y LA ESCVLTVfl.A L\1 /.AS RU)UCC/ONES 495

La V•rgcn y e! Niño. Pintura sobre tabla, que sus ancialmente coincide con la pintura anterior,
perc. no sin abundantes diferencias en )os ponncnores. Cerno la una es copia de la otra, o
<m1bas. de una tercera pintura, que desconocemos, ello nrob1rÍ" la or;~·naFri.,-J introducida po'
les indios en sus obras de arte aun cuando copiaban obras ajenas.
496 LA EDUCACION MISIONERA: ARTES Y CIENCIAS

creer que fueron relativamente pocas las obras padeciéndose de la gran penuria y falla que
que ellos hirieron personalmente, aunque es hay en esta Provincia y Gobernaciones, de
muy posible que dieran la última mano a no imágenes y de quien las haga. V a este
pocas de las producciones de los indígenas. buen hermano con ·mucha caridad y dili,::en-
El primer artista pintor que hubo en estas cia trabajando para todas partes, y si Dios
regiones de América, y en las Reducciones y V . P. nos le dejan por cuatro o seis años,
espero quedará la Provincia remediada y pro-
veida de imágenes en todos los puestos, que
será para los nuestros, y para los españoles e
indios de grande consuelo:'
Bernardo Rodríguez se llamaba este ima-
ginero, venido del Perú y que estuvo algunos
años en el Río de la Plata, y fue sin duda él
quien en las Reducciones enseñó el arte es·
rultórlro y pictórico a los indios.
¿Quién era este Rodríguez? Desgraciada-
mente poco sabemos de él, pero eso poco ~s
de una grande trascendencia. Floreció en
Quito, nos dice Vargas Ugarte , en los pri-
.;;, meros años del siglo XV 1 y a su lado se
formaron algunos pintores que mantuvieron
todavía la merecida fama que se habían con-
,quistado los artistas de esa ciudad. Sus pr·in-
cipales obras adornan los muros de las naveJ
laterales de la Catedral de Quito, y en el
cláustro, bajo el Tejar, algunos de sus lienzos
que decoran la galería son de su mano.5
Es ciertamente significativo que, a princi-
pios del siglo XVII, aportara en una fonna
tan efectiva y trascendente, la pintura qui-
tcña, que a la par de la cuzqueña, llegó a
tan alto grado de perfección.
Muy otra debió de ser la técnica y la esté-
tira del segundo maestro pintor que hubo en
las Reducciones. Fue el belga Luis Verger,
La Virgen con el Niño. Tela misionera existe nte cuya vocación pictórica era ya manifiesta
en Buenos Aires.
r.uando frisaba en los quince años, y pasó dos
años en Francia, ya en París, ya en Roma.
de Guaraníes, fue el Hermano Bernardo Ro- Regresó a su patria, pero en 1616 se embarcó
dríguez. Hasta que él aportó a lo que es ahora para Buenos Aires. Su única ilusión era el
le República Argentina, se pudiera decir de dedicarse a enseñar la música, y la pintura
todas las iglesias jesuíticas, ron raras excep- a los indios de las Reducciones. Pero los
ciones, que las imágenes, las más de las veces, superiores le detuvieron en Buenos Aires con
son láminas de papel,3 C'omo se dke en las el objeto de que satisfacicra los deseos de no
Anuas de 1613, con relación a las Reduccio- pocos que deseaban ver decoradas casas,
nes de entonces. Pero las rosas cambiaron iglesias y capillas. O pintó en Buenos Aires,
con la venida de este artista. Tres años más o había traído consigo desde Europa un líen·
tarde, en 1616, y ·refiriéndose a Santa Fo, zo de los Cuatro Novísimos, que llegó antes
escribió el entonces Provincial, Pedro Oñatc, que él a las Reducciones, ya que fue el mismo
que la iglesia del colegio que en esa ciudad Provincial, quien lo envió a Itapúa y fue a
tenían los Jesuítas, se ha mejorado con una poder del Beato Roque González de Santa
imagen muy grande y muy buena que sirve Cruz quien lo mostró a ciertos caciques del
de retablo, la que ha hecho un Hermano, Uruguay, que llegaron hasta Ita púa•
que el Padre Provincial del Perú me prestó Quedaron asombrados 2.nte aquel lienw, el
para esta Provincia por algunos años, com· primero que veían en su vida. Más adelante,
I.A PINTU/lA Y / .A FSCl ' I.Tl ' NA /~X LAS H.I:Dl.:Cl:/0~\'/~·s 497

La Virgen y el Niño. Pintura sobre tabla. Colección Enrique Peña, ahora r n podr-r de
Elisa Peña, Buenos Airs.
498 I.A F.Dt'CAC/0.\' M/S/0,\'I~RA: ARTES Y CIENCIAS

estando ya Vngcr C'n las Reducciones, donde También era belga el tercer pintor que
le encontramos en 1624, pintó un lienzo de los hubo en las Reducciones: el Hermano Luis
Siete Arcángeles para la Reducción de Tayao- de la Cruz, natural de Ath (Hainaut) y que
va, que entonces se fundaba . En las Anuas de nacido en 1602·, cursó con éxito los estudio:::.
1626-1627 escribió el entonces Provincial Ni- litC'rarios en Valcndcnncs y la filosofía en
rolás Mastrilli Durán que un trecho antes de Douai. pero lo dejó todo para ir a las Misio-
llegar hice drsdobfar la Imagen de los Siete nes como hermano coadjutor. Al efecto se
Arcángeles, que lla•aba conmigo y pintó el entregó al estudio dC' las matemáticas, de la

Fresco de unos SC'is m<'tros de largo por tr('s de ancho, C'Xistcntc en la Capilla de Loreto,
t'n Santa Rosa del Paraguay.

H. Luis V erger. . ordenamos una procesión perspectiva y sobre todo de la pintura. Vino
y. llevaron la Imagen hasta el pueblo y la a nuestro país en 1640 y hasta su deceso
pusimos en una choza que estaba empezada acaecido en 1671, aparece como pintor, ya
a cubrir y que hacía de iglesia.7 en Santa Fe, ya en Córdoba, ya en Buenos
Un tercer lienzo de Vf'rgcr decoró el altar Aires, ya en las Reducciones. Las Anuas nos
mayor de la Iglesia de la Reducción de San dicen hablando de La Croix que las t.:asas,
Carlos, y sabemos que se colocó allí en 1633 colegios y las Reducciones todas están llenas
con grande regocijo de todos, como leemos de cuadros, que él con su maravilloso pincel,
en el Anua de ese año. Representaba a S. nos ha dejado.
Carlos Borromeo, patrono dC' esa R~ucción. Por el Padre Juan Bautista Ferrusino {1645-
No conocemos estos dos lienzo~ pintados 1646) sabemos que el Hermano La Croiz hizo
por Vcrger, pero conocemos el de Nuestra un gran lienzo para el altar mayor de la
Señora de los Milagros, existente en Santa Fe,
nueva Iglesia de Loreto: En estos años, nos
y juzgando por esta mu~stra podemos decir
que, ~in ser un gran artista, sabía Verger dice, se ha hecho una iglesia grande y ca-
expresar la belleza y sabía infundir un hálito paz, muy vistosa para estas tierras con un
de piedad en sus cuadros. Por su estilo y por hermoso retablo cuyas telas y diseño hizo el
sus medios de expresión es ciertamente un Hermano Luis de la Cruz, diestro e ingenioso
exponente del arte de su época en los Países en el arte, c:omo ya lo había demostrado en
Bajos. otras reducciones adornando las iglesias con
l'r;~gmentos de columnas y estatuas de la iglesia de San Ignacio Cuazú, hoy en el Museo
Hist6rico de esa localidad.

Lote de es atuns que se conservan en Santa María , otrora Reducci6n de Nuestra Señora de Fe.
Según Plattner.
Museo Histórico de San Ignacio Guaz.ú. Estatuas que estuvieron otrora en la iglesia de ese
pueblo: San Estanislao de Kostka, el Niño Jesús, Santa Ana , Sagrar·io policromado y Angeles
en adoración. (Foto Clim ent).
Cristo crucificado, procedente de las Reducciónes, y que se venera actualm('nte en Porto Alegre.
(Foto de Plattner).
502 l.A J·:Dl 'CAC/0.\i Jlii.\10.\'UlA: AUT/:'.\ Y Clf:NCiAS

Cabeza de un Cristo yacente, que se conserva Cristo en el Hu erto. En madera, de 120 cmts.
en Porto Alegre. Museo julio de Castilhos, en Porto Alegre.

Cabeza de Cristo Doloroso. Procedente de las Cabeza de Cristo, e n madera policromada. Altu~
Reducciones de Guaraníes. r~: 56 cmts. Colección Manuel Viales Paz.
San Estanislao de Kostka , existente en Santa :;nn Antonio de P~duu. Procede de la Rr duc·
~aría . (Foto de Plattner) . ción de San NicOlás. (Foto de Plattner) .

Angel hallado en las Reducciones y existente ho)· Angel de la Anunciación . Parece que estaba
en el M use o de Posadas. olgado del techo o cidoraso, y tenía delante una
imagen de Nuestra Señora, a quien hablaba.
Cl'isto orando en el Huerto. Talla en mad~~a San Jerónimo. Estatua en madc:a, pero con
policrom ada, que mide 1,20 mts. Museo Julio vestido y capa de lienzo. Cerca de 50 crnts.
de Castilhos, Porto Alegre. Catedral de Porto Akg:-c-.

Santiago .Apóstol, existente en el pueblo de esa San Pablo .Apóstol. Talla en madera po1icro·
denominación, en el Paraguay. m~da. Altura: 1,42· mts. Colección Rodolfo
Scalpino.
San Antonio de Padua, precede nte de las Re- Santo Domingo de Guzmán. Corresponde a la
ducciones. Debe ccrrespondcr a la época pos- época posterior a 1i68. Colección Enrique Peña .
te rior a 1768. Coll'cción Rodolfo Scapino.

San Francisco de Borja. Talla en madera de San fosé y el Niño. Procede de Apóstoles.
tamaño natural. En la iglesia de San Borja. Altura: 1,40 mts. Museo de Luján.
506 / .A EDL'CAC/0.\' MISIONERA : ARTES Y CIENCIAS

Es una pintura sobre tabla y al dorso de ésta


se lec: ] . M . Cabiyú. Fecit in Ytapúa,
16 18.11 En uno de sus viajes a España, llevó
el señor Peña este lien_zo consigo y lo mostró
a artistas españoles. Estos fueron un::í.nimes en
declarar que su autor no podía ser un indio,
y que había rasgos de la esc uela flamenca.
i'•fingún buen pintor curopro; fuera tal vC7
del Hermano Brasanelli, actúa en las Reduc-
ciones en el decu rso del siglo XVIII, pero
sabemos que los artistas indígenas abundaron
ex traordinariame nte en esa centuria, a lo me-
nos como reproductores de lo ajeno, ya que
no como creadores d e obras originale<i. La
lúmina tirada en la Reducción de San Igna-
cio, no corresponde a alguno de los dos pue-
blos así llamados, entre los Guaraníes~ si no
al de San Ignacio d e Chiquitos, como se colije
del apellido del artista que es evidentemen te
aimará o quichua, pero no guaraní. Aun
ruando lo fuera, no probaría si no que supo

Santa Ana. T~lla en m~dcra p olicrom ~ d~. Al U•


ra 61 ccnt. Cclccción Lu :s García Law;on.

sus pinturas. A esta iglesia nueva la ha dejado


muy hermoseada ... R
Las Anuas de 1653-1654 -nos informan que
en Santiago del Estero !"e estrenaron <'n esos
años otros trabajos del Hermano La Cruz ~
esto es, uno3 retablos muy curiosos, de un
hennano de los nuestros, maestro en el Arte,
escogido entre los primorosos de Flandes y
en eopedal (llamó la atención) dos cuadros
laterales que aparecen como si furran escul-
turas a los lados de un nicho en el que se
colocó la bella imagen de la Concepdón 1n-
maculada de María, traída de España.9
Son éstos los úniros pintores del siglo XVII
que estuvieron en las Rrducdone~, RodrÍ·
guez entre 1615-1620, Verger entre 1616-
1637, La Croix entre 1636 y 1671. Ningu na
de las telas que c:: tos artistas hideron en eso~
pueblos indígenas ha llegado hasta nosotros.
pero sí una que atribuimos a un discípulo de
ellos: representa a Nucstr:t Señora (20,2 cm
San Iinacio de Loyola. Talla en madera poli-
x 24 rm.) y se halla en poder de E lisa Peña, cromada, procedente de Trinidad. Mu3eo de
heredera de su señor padre, Don Enrique. Luján.
1..4 PINTURA }' /.A ESCULTU!lA ¡.;N I.A.\' Ut:IJUCC/ONf:S 507

reproducir con toda fidelidad una estampa


de origen europeo.
Donde mejor se puede conocer la habilidad
artí~tica, ya que no el arte mismo dr los Gua-
raníes es en las ilustraciones aparecidas en
1705 en el libro de la Diferencia entre lo
temporal y lo eterno, de Eusebio Nieremberg,
traducido al Guaraní por el Padre José Se-
rrano y que se publicó en ese año. Desgra-
ciadamente solo una de las láminas lleva el
nombre de su autor: Juan Yaparí lo grabó.
en las Misiones del Paraguay. Es un medallón
con la efigie del General de la Compañía,
Padre Tirso Gonzálcz, y se apoya sobre una
repisa sostenida por columnas; debajo del
mismo hay un reloj inglés de la época y rn la
parte superior dos ángeles con los escudos de

• .Sr-n Franci.u o d..: Rcgi.J. Talla en m~dcra poli-


cromada. Altura: 1 metro 1,50 mts. MusC"O de
La Plata.

la Compañía y de la Inglaterra. Tdta.~r: o;in


duda, de una copia de alguna lámina inglesa.
Todas las demás ilustraciones aparecidas
en el libro de Niercmbcrg son de autor des-
conocido, y aunque la mayoría de rilas son
copias o reproducciones de las que en 1648
hizo Bouttats para la edición del libro de
Nicremberg, impreso en Ambercs, hemos de
advertir que, a lo menos una terrera parte,
son parcial o enteramente originales. Aun las
que son copias, c~tán de tal suerte ejecutadas
que no cabe dudar de la singular destreza y
habilidad de aquellos indígenas, que, en estas
apartadas regiones del Nuevo Mundo, emu-
San Miguel triunfando sobre Luzbel. P;ocede de laban a los artistas de Italia, de Alemania
las Reducciones. Colección Enrique Peña, Buenos
Aires. y dr Holanda.
!lOS !.A EDUCACJO.V MISIONERA: ARTES Y CIEl\'ClAS

Sr!n Lu .'s Gonz!7g::z. P<!rrcc s~r la estatua prin-


cipal d(' b iglc:< :t eJe San Luis. Ahora cn la Sr.11ta TereJa de jesús. T;dln de m:.dera poli-
M2triz de c:;a ciudad. Es de tamaño natural. crcmnda de 2,30 mts. En In iglesia Matriz de
Bagé , Brns:J.

- San {osi y "el Niño . Estuvo· Originariamente en


San Sebastián. En madera policrom:.da. 36 centi- la iglesia de San Miguel y aiura se halla en el
metros de alto. Colección AdoUo Ribera. Musco de esa localidad . En madera; mide
1,90 mts.
Busto de una estatua de vestir. Colección N uestra Señora del R osario. T alla en madera.
Enrique Peña, Buenos Aires. Altura: 40 CC"nts. Colección Belisario J.
Otamendi.

Nuestra Stniora de Loreto, sin el Niño, que


El Cristo Paciente. Colección Enrique Peña, alguien se llevó. Colección Enrique Peña. Buenos
Bue nos Aires. Aires.
Santa Ana, procedente de San Bor,ia. Ahora rn Santa Tresa y e! Niño jesús, procedente de San
Rio Grande do ."iul (Piattner). Borja. Ahora en Río Grande do Sul ( Plattner) .

El joven Daniel en el lago de Jos leones (?). Inmaculada, en madera policromada de 47 cmts.
Talla en madera . Procede de Trinidad. Ahora de altura. Convento de San Francisco, de Buenos
en el Museo de La Pla~a . Aires.
San José con el Núio. Talla ( " O mader:. poli cro- S;nla Lucia. T~lla <'n madera poEcrom:1da.
mada. Altura: 46 cmts. Cc-kcc ión Héctor H . Altura 63 cmts. Colección Fr<~ncisco J. Uriburu .
~c h(· n :mc.

Angel. Talla en madera policromada. Parece"


que responde al cuadro de la Anunciación de
María, aunque se desconoce la imagen de ésta,
con la que haría juego. Es esta talla de singular
Niño Jesús, ¡uutor. Talla policromada, de belleza y expresividad. Se halla en el Museo de
61 cmts. Colección José Marcó del Pont. Luján.
512 /.A EDUCACION MISIONERA' ARTES Y CII·:NCIAS

El señor Rodolfo Trostiné, que e~ el úJtj.


mo estudioso, que w ha ocupado de las ilus-
traciones del libro de Niercmberg-Scrrano,
escribe que las ilustraciones, no son trabajos
orÍJ.:inales, sino, casi en su mayoría. reproduc-
ciones, algunas veces invertidas y otras no, de

San Ignacio de Lo}'ola. Talla policromada con


cjos de vidrio. Altura : 35 cmts. Coleg:o del
Hue-rto, Santa Fe.

tacado grabador indígena. Esta lámina debe


ser tomada de un ori{!inal inglés que no
hemos podido localizar. No de otro modo se
t xplica la presencia del escudo de Gran Bre-
taña en la parte superior y, sobre todo, el
Cabeza de San Ignacio de Loyo/a, en madera ;eloj netamente inglés del siglo Xfllll. que
policromada. Museo de Luján. ~parece en la parte inferior. La factura de
~on junto del grabado es buena ,~ revela el

una edición flamenca, publicada en 1648, con ;zombre de otro grabador in dígena acerca del
láminas originales de Bouttats, especialmente
grabadas para esa edición. 12
La identidad que se nota entre ambas no
deja lugar a dudas que los artistas misioneros
tuvieron a la vista un ejemplar de la men-
cionada edición, realizando sobre la misma
algunas variantes que modifican escasamente
el aspecto de los originales de BouttatJ.
Merece mencionarse que en Rspaña, en
1779, se publicó también una edición de la
Diferencia ... y se utilizaron laJ ilustraciones
de Bouttats, y para honra de nuestros artistas
indígenas, debemos decir que ella es muy in-
ferior a la obra publicada en nuestro país.
No pertenece a Bouttats el primero de los
grabados, que representa a Tirso González,
General de la Compañía en ese momento. Es
ésta la única de las láminas de la serie que
Ct:be:a de Angel hallado en las ruina's . misio-
lleva firma y dice, como ya hemos eJcrito: neras, y que ahora se conserva en Port& 'Alegre.
Joan Yaparí sculps, identificándonos un des- (Plattncr).
San Le6n Magno. Talla en madera policromada.
Procede de Trinidad. Musco de La Plata. San Ambrosio. Talla en madera policromada.
Precede <le Trinidad. Museo de Luján.

Busto de San Gregorio Magno, procedente de Detalle d el busto de San Cr<'gorio M~gno. proce-
Trinidad, y que se halla ahora en el Musco de dente de.Trinidn·d , y que ahora se conserva en
La Plata. Está tallado en madera policromada. el Museo de La Plata.
514 LA f :D UCAC /O.V ¡\1/S/0,\ 'E UA : AR'FES Y C/El\'CJAS

Un Arcangt!l, proveniente de la Reducción de Santo Angel. Talla en


madera de 1,80 mts.
Se halla ahora en el Seminario Ce ntcal de San Leopoldo, Brasil.
LA PINTURA 1' LA ESCVLTVRA EN LAS REDl!CC/ONES 515

cual quizá pueda llegarse a obtener alRunos puente, una fortaleza, el interior de un cas-
otros datos sobre su persona y obra. tillo confortable, el mar y los barcos de gran
Un problema difícil de resolver es si el calado.
resto de los grabados fueron hechos por Yapa- Fruto de una psicología fuertemente impre-
rí o por otros artistas. A nuestro criterio, esto sionable son las láminas en que se represen·
último es lo más factible. puesto que son tan escenas del infierno o en que figuran las
muchas las láminas, y, con un estudio- aca- llamas, en las cuales logran un realismo des-

Grupo rscultórico de la Anunciación. existente en la Capilla de Loreto. en Santa Rosa.


(Foto Platlner).

bado, se puede apreciar la exi.{teruia de va- pavorido. No hemos podido comprobar sr


rias manos distintas, si bien d~ paralela Cll· también éstas pertenecen a copias de la men-
lidad. cionada edición de Bouttats o son tomadas
Vale la pena 'tl#stacar también, rntre otros de alguna otra obra, pero lo cierto es qu6
detalles, el aspecto exótico que st' ha dado tampoco son originales del autor, o de los
a los snimales, transformando especier neta- autores misioneros, puesto que en Méjico, en
mente europeas en animales comunes en la Puebla de los Angeles, Manuel Villavicencio
zona misionera y que les eran visibles con grabó algw.nos trabajos similares a los que
frecuencia a los artistas que trabajaron estas comentamos, aunque de un realismo menor,
ilustraciones. Fenómeno inverso ocurre C()n en la primera mitad del siglo XFIJI, riendo
otros snimales que les eran com pletament.., dfilcil que hasta allá haya llegado la obra
6XtrañoJ y, en esos casos. los desfiguran dt' publicada en las misiones, y, en cambio, mu·
tal modo que son difícilmente ubicables. Si- cho mds factible que ambas tengan como pa·
tuación análoga ocurre con otras cosaS que trón un.z tercera obrtz. También a través de
se puede notar no habrían visto ni se habían l~ 11producciones que ofrecemos, podrá ver-
hecho idea de cómo podían ser: un gran se la diferencia que hay. en algunos casos,
516 /.A f:Dl'C.4<:10N MISIOI\'F.IlA: AUT/~S l' C/f:.\'CIAS

AJunción de Nuestra Señora. Talla en 1:1adcra de 2,20 de altura. Museo de San Miguel.
Son Juan Bnut islo, niño. Sin basf' alguna seria se afirma que- t'l autor df' es·a estatua es el
Padre Antonio Sepp. Se conserva en la Matriz dt Santo Ange1, Brasi1.
518 / .A f:DUCACION MISIONERA : ARTES Y CIENCIAS

Detalle de la estatua de San IJidro Labrador, que se halla en el Museo de San Miguel.
Altura: 1 metro.
/.A PINTURA Y /.A t:SCFI.Tl'HA F.N /.AS I~EDl'CC/ONE.S 519

San Luü Gonzaga. Talla e:n madera. Altura: 1,75 mts. Museo de San Miguel.
I.A Ff)l'(.'Al.'/0.\" .\11-'\IO.YFNA : AUTJ<:s r C II~X CIAS
1..4 PI.\'Tt'H!I }' /.A E\(.TCITUA f:.\' /.AS JU:Dl"CC/0.\"F.S :121

San l gnacic·, oran do. Talla rn madera, cxistt"nte en Samiagc, Parag uay. ( Fofo Plattner).
522 LA EDUCACION MISIONERAo ARTES Y CIENCIAS

entre el trabajo misionero y el flamenco~ co- una de las hermosas y múltiples láminas que
mo en el caso que representamos, donde se ilustran este tomo, que nos ocupa, y sólo me-
aprecia la sustitución de un motit'O por otro: rece testimoniarse un elogio general hacia
.situación que conviene recalcar ante la insis· todas ellas.
tencia con que se habla de la monotonía con Restaría mencionar las viñetas que adornan

San Lorenzo, que ocupaba el centro del altar mayor de la Reducción así
llamada. Hoy en d Museo de San Miguel. Mide 2,30 mts.

que copiarón los artistas indígenas, con el también esta obra como broche de alt::unos
agregado de que, aun copiando, loJ grabado- capítulos o las letras capitulares de los mis-
res misioneros consignaron rasgos má5 sua- mos. Tampoco son obras originales, sino sim-
vu y conjuntos más armoniosos que lo que plemente copias de estampas corrientes, cual
eran en los originales de Bouttats. por ejemplo la Dolorosa con los grandes pu-
Sería fatigoso detenerse en todas y cada ñales, imagen popular dum11te los siglos XVJI
L.i PINTUR-i Y LA ESCULTURA EN LAS REDUCCIONES 523

San la Bárbara. Talla en piedra. Altura: 1, 70


mts. Procede de Concepción de la Sierra. Museo San José con el Niño. Tall a en piedra. Altura
de Luján. 1,62 mts. Musco de Luján .

La V erónico. Talla en piedra . Altura: 1,50 snts. Pilastra de piedra con la Imagen de Nue, ~ ra
Procedente de Apóstoles. Señora. Actualme nte en la plaza de Trinidad,
Museo de Luján . Paraguay.
524 LA EDUCACIO.V MI.\'/ONERA: ARTES l CIENCIAS

y XVIII, en las estampas españolas y amni-


r.anas. Realizadas con gracia y, sobre todo,
con un primitivismo casi infantil, ganan pre-
cisamente por la inf!enuidad que nspirart sus
líneas simples, pero firmes, y los trazos se-
guros, mientras las éaras sonrierttes y los
ecstos cándidos, revelan esa bondad infinita
que inc ulcaron los soldados de. San Ignacio
de Loyola en las mentes de los indí~enas
misioneros. 1a
Hay dcrtamcnte más originalidad en algu-
nas de las láminas y viñf'tas ron que: algunos
indios de las R<'duceiones ilustraron la copia
Angef. en la Reducción de San Ignacio Mini.

aquella capilla, que rs una df' las preciosas


joyas . de la arquitectura misionero-guaraní,
ha hecho que dicho f re:co sea ya invisible
en no pocas partes, aunque visible y aprecia-
b1e. en otras.
Pqseemos, si n embargo: una excelente copia
fotog.Táfica de lo que era aún en 1928, si
bi.en, segú n Martín de Moussy. había sido
retocado a fines de la primera mitad del
siglo pasado. He aq uí sus palabras:
A veinte pasos ·ae la iglesia, se encuentra
una pequeña construcción cuadrada, todavía
en excelente estado de conse rvación que en-
cierra la Capilla de Nuestra Seño1a de Lo-
reto. Las antiJ!uas pinturas muraleJ, que ha-
bían perdido su colorido por la humedad,
Angel en el frontis de la iglesia de San Ignacio fueron reemplazadas por otras vulpare.f. obra
Miní . de algún indio aficionado, que representan
la misteriosa leye nda de la casa de Nazaret.
manuscrita de la Historia del Paraguay com-
puesta por el Padre Nic-olás del Techo. y que
se com('rva en la Biblioteca Nacional de Ma~
drid. En algunas de ellas hay rasgos cviden-
trmentr indígenas.
Es probable que entre 1610 y 1768'se llc-
~aran a pintar miles dr lknzos, y hasta algu-
nos frC'~cos, como el que existe aún en lo qut·
fue Reducción de Santa Rosa.. pero la inmen-
sa mayoría se han perdido, y los que aún
existen son anónimos y sr hallan repartidos
en centenares de museos públiros y privJdos:
nacionales y extranjeros.
Recien temente hemos visitado la capilla de
Loreto, existente en el pueblo actual de Santa
Rosa, otrora Reducción de Gu2raníes, y he-
mos podido apreciar el inmenso fresco que
cu bría sus cuatro paredes y era toda la his-
toria de Nuestra Señora de Loreto. El aban- Cabeza d e Angel en el frontis de la iglesia de
dono en que estuvo durante muchos años San Ignacio Mini .
LA PINTURA Y /.A /;..'iC(.'LTURA EN /.AS RI.:DUCC/ONES 525

En cambio se conservan otros cuadros ma.!!nÍ- en Yapeyú, en San Miguel, en San Juan y en
ficos, de mano maestra, representando ~·aria ­ San José, hizo e hizo hacer, innumcrab!cs
dos motivos piadosos, y una colección de estatuas de todo tamaño y de toda índole.
retratos de Los más famosos jesuitas. Tales Muchas piezas estatuarias que han lk:gacio
pinturas TlOS parecen de oriJ!en italiano.H hasta nosotros parecen proceder de su cscue·

Restos de una gran estatua ecuestre, tallada en piedra. Por los fragmentos, conservados ahora
en el Museo de San Ignacio Miní, parecería que se trata de Santiago Apóstol, derrotando a
los moros, los que quedan aplastados por su caballo.

Esto escribió De Moussy con anterioridad la, manifiestamente alemana y abundante·


a 1864, año en que publicó su Descripción mente barroca.
geográfica y estadística de la Confederación En las trescientas o más estatuas misioneras
Argentina, pero hoy ya han desaparecido to- que hemos podido observar y estudiar, no
dos esos cuadros, fueran o no de origen · ita . .. -obStante estar ahora la-mayoría -de ellas des·
liano, y la grande pintura mural es, como ya cascaradas, rotas, amputadas en algunas de
indicamos, apenas perceptible y apreciable. sus partes, y sucias, se percibe en muchos
En la estatuaria es donde mejol' podemos rasos un evidente acercamiento a Jo magis-
apreciar el talento artístico del indígena, pues tral. Como acaece siempre en las obras hu·
son muchas las piezas escultóricas que han manas, debidas a muchas manos, durante un
llegado hasta no~tros, aunque toda¡¡ elias largo lapso de años, hubo obras mediocres y
anónimas. Creemos que tenían los !ndios aun malas, pero las hubo también de arte
mayor inclinación a la estatuaria que a la exquisito, y si el Virrey Tolrdo escribiendo
pintura, por requerir aquélla, menos que é-sta, a Felipe 11 le decía que algunos lienzos, pin-
paciencia y delicadeza. Por otra parte, los tados por los indios del Cuzco, podrían pa-
mat1·riaJes pala la escultura no faltahan, rearsc con los de los grandes artistas cspa·
mientras los req ueridos para la pintura, no iíoles de la época, paT<·cc que otro tanto se
abundaban. podría haber di<·ho de los indios Guaraníes.
Sin ser profesionalmente un escultor, ~ahc­ No parece cont·ordar con nuestra estima-
mos que el Padre Antonio Sepp, que tant<? ac- ción lo que consiguió De Moussy, en 1856,
tuó en las Reducciones, era un aficionado ha· después de visitar la Rcducción de Santa
bilidoso y por sí, y con la ayuda de sus indios, Rosa: Ciertamente, desde el punto de vista
526 l.A EDUCIICION MISIONERA: ARTF:S Y CIENCIAS

del arte, habría mucho que decir: sus estatuas ducciones de sus indígenas, pero las ciudades
distan mucho de ser perfectas ; las ornamen- españolas en el Río de la Plata se mostraban
taciones no manifiestan un gusto puro, refi- indifcrcntero, y raros eran los óleos o las esta-
nado ; pero el conjunto es realmente magní- tuas indígenas que se vendían.
fico; y cuando se piensa con qué elementos, Cuando en 1737 se trató de desbaratar
en qué país y a qué distancia de Europa lo~ ciertas declaraciones sobre las riquezas su-
Padres de la Compañía de Jesús han realizado puestas de las Reducciones, se to·mó testimo-
nio jurado a varios misioneros, entre ellos al
Padre Bernardo Nusdorffer, y éste, entre otras
cosas, declaró que alaban mucho los decla-
rantes las manufacturas de los indios, pero
lo verdadero es que tal cual vez que se en-
vían a los Oficios (o Procuradurías en Santa
Fe y Buenos Aires) algunas pinturas o Santos
Cristos, o estatuítas de palo, para venderlas,
están diez o doce años sin hallar comprador,
y sucedió que, después de tantos años de
espera, para no volverlas a traer otra vez al
Pueblo, por caminos tan largos, se tuvo por
mejor el darlos sin precio. 1r>

,j3 - La arquitectura misionera.

Con una pujanza comparable a la que en


Méjico y en el Perú levantó, en pleno siglo
XVI y XVII, tantas y tan maravillosas
construcciones arquitectónicas, como son aún
visibles, los jcsuítas en sus Misiones de Gua-
raníes levantaron iglesias monumentales, aun-
Angel. ('n la parte supC'rior dd frontis de la
igl<'sia de San Ignacio Mini. que con materiales menos perdurables y con
arte menos refinado.
Iniciadas las Reducciones en 1610, los mi-
semejantes maravillas, se queda uno profun- sioneros de Santa María, Lon~ to, San Igna·
damente admirado. do, San Nicolás y demás pueblos comenzaron
Debemos añadir que en todas estas esta- por hacerse una chozuela de esteras, por falta
tuas jamás hemos visto ni miembros ni ojos de paja, según nos dice uno de ellos, pero
móviles, ni nada que pueda justificar esas a los pocos meses tenían una casilla o choza
tonterías que algunos viajeros poco escrupu- armada sobre unos palos que, juntos y em-
losos han atribuído a los directo-res de las barrados, servían de paredes, pero las iglesias
Misiones. En todo sus imágenes re.rpiran fueron amplias y hermosas desde el principio.
piedad, están pintadas con vivos cvlore.r, que Si Loreto en 1615 contaba con 1.150 pobla-
pueden alguna vez forjar de lejos una ilusión, dores y San Ignacio con 1.350, y con pare-
y ésto es lo único. Por otra parte, todos los cida poblaci6n los demás pueblos, es fácil
que han viajado por países españoles saben colegir cuál fue la magnitud de aquellas pri-
que las estatuas de las iglesias están siempre meras iglesias.
pintadas y frecuentemente vestidas; por con- Ya en 1618 se podía asegurar que en San
Jiguiente en la ornamentación de los edificios Ignacio y Loreto se han edificado unas igle.
religiosos que les pertenecían, los ]esuítas no sias admirables y capacísimas, siendo los mis·
han hecho otra cosa que seguir la tradición mos Padres los carpinteros, albañile.r y arqui-
castellana. tectos, y enseñando a los indios haciéndoles
Lo que grandemente faltó a los artistas de oficiales. 1
las Reducciones fue el estímulo externo, ya La Iglesia de San Ignacio muy capaz y
que no el interno, pero éste no bastaba. Los vistosa fue la obra del Padre José Cataldino,
misioneros aplaudían y premiaban las pro- la de Lorcto se debió al Padre Antonio Ruiz
I .A ARQtTFf:CH:RA MISIONER.~ ~27

de Montoya y la de San Nicolás la construyó una iglesia tosca de alfarda para ejncitar las
el Padre Pedro de Espino~a. lecciones que V. R. nos dió~· hízola en obra
A juzgar por una frase de Ruiz de Mon- de 20 días de nudillo y nuestra casa de la
toya•. <·itada por el Padre Nicolás Mastriili misma manera y como los indios no han visto

Interior de la igles::l de la de San Rafael, de indios Chiqu:tos. tal como S<' hallaba
en 1955. E::-. en un todo ~imil~r a ésta 1< índol(', natur :l l cz.:~ arquit~c:ónic:l y cnp:'lcidJd de
),.. ::1.:1ycr parle de I:·.s igicsias que t•n 17(:;8 había rn bs Rcduccion('s de Guaraníes.

Durán en 1628, fue éste el maestro t'n arqui- coJa Jemejante, han quedado contentí.simos.2
tectura con que contaron los jesuítas en, los Si esa capilla improvisada era poca cosa y
primeros años de su labor edilicia. De Espi- trnía una función interina, la que el Padre
nosa c~cribía Montoya a Masttilli que hzzo Rulz de Montoya construyó rn Lorete era
528 / .A F.{)l'CACION MISIOXJ·:HA : .IIUTI·:s r C/1-:N CIAS

lntrrior dt> la Igles!a de Jesús. Era un templo a la europea. de 23,50 mts. de ancho, por
59 de largo, sin contar d presbiterio de 9 mt"tros por 10.

Fachada del templo de }t>sÚs.


/.A ARQUJTf:CTVIIA MISIONf:IIA 529

de tres naves~ tan bien hecha y tan alegre,


que no se podía pedir más, y otro tanto se
aseveraba de la de San le-nado, en cuanto a
su forma y capacidad, y 1; casa drl misionero
era tan capaz y con tanta vivienda y buena
arquitectura, con muy lindos corredores y ex-
tremado jardín que pudiera ser buen cole!!io
donde quiera. 3
Años más tarde aparecen otros dos arqui-
tectos o alarifes misioneros, los Padres Silvc-
rio Pastor y Roque González de Santa Cruz.
Al primero se debió la construcción de la
Iglesia de San Nicolás en 1636, después del
traslado del pueblo, y era un templo muy ele-
gante, tomando en cuenta lo apartado de esta
región.

Detalle de la construcción de la iglesia de San


Ignacio de Chiquitos. (Foto de H. Ertl) .

Croquis de la armadura de una iglesia de


armazón de madera, según Héctor Busaniche.

De la labor del Padr< Roque Gonzálcz


de Santa· Cruz) esrribe el Padre Francisco del
Valle, después d e recordar la ronstrurrión
de la iglesia, del baptisterio, de la rasa de Jos
Padres, que todo ésto se ha levantad9 me-
diante los increíbles trabajos del Padre Roque
González. El mismo en persona es carpintero,
arquitecto y albañil; maneja el hacha y labra
la madera y la acarrea al sitio de conJtruc-
ción, enganchándolos él mismo, por falta de
otro capaz, la yunta de bueyes.-t
A todos es tos misioneros de la primera hora
hay qüe agregar al Padre Ignacio Henart, de
quien sábemos que sin la ayuda de otro algu-
no levantó iglesias y casas entre los gl!aranícs,
mientras el Padre Cristóbal de la Torre, entre
los calchaquíeSI, haría otro tanto. DíjeltJ que
habíamos de hacer la 1glesia y con gran vo~
/untad un (grupo del] pueblo ,. encargaba de
levantar las paredes, otros de cortar lo.r hor-
cones, otro las varas, etc., y así sn breve' nos Detalle de la com!rucción de la iglesia -de San
hicieron una iglesia ba.ttante [grande y cómo~ Ignacio de Chiquitos. (Foto de H. Ertl).
530 LA EDVCACION MISIONFRA: ARTES Y CIF.NC/AS

da] y -.dos aposentos donde nos acomodamos, al país, si es que era europeo, e ignoramos
pQrque ~~daban como. úncuenta en la obra ... cuándo ingresó en la Compañía, pero posee-
y .r:osotros éramos ·los albañiles")' arquitutos. 5 mos una carta del C'nmcral de los Jesuítas,
datada en Roma, en diciembre de 1634, diri-
gida al Hermano Bartolomé Cardenosa, en la
que se lee : Con no pequeño consuelo he leído
la [carta] del Carísimo Hermano, de octubre
de 1631. El libro de Architectura, y Dibujos,
que pide, procuraré que vaya en la primera
ocasión. No sé si el Padre Procurador lo
podra11levar, por si ya ha partido [de Roma),
pero se hará diligencia para que~ o a él, o a
otro se entregue. 1
Cardenosa indudablemente no solicitaba ese
libro y esos dibujos para estudiar arquitectura
y capacitarse para realizar las necesarias cons-
trucciones, ya que en C'S<' mismo año 1634
estaba construyendo la Iglesia de la Reduc-
ción de San Nicolás y anterior y posterior·
mente construyó otras varias, como ha puesto
Iglesia de Trinidad, según cree el arquitecto de manifiesto el señor Aurelio Porto en su
Hernán Busanichc.
monografía sobre Cardenosa. Aún más : pa·
rece que este olvidado arquitecto era atrevido
Fue precisamente cuando las Reducciones y megalómano, si es que se refiere a sus cons·
se asentaban definitivamente, después de las trucciones lo que cJ General de los Jesuítas
incursiones criminales de los paulista~ , que escribía al Padre Diego de Boroa, a 30 de

Plano de la iglesia d e Trinidad, según el arquitecto Hernán Busaniche.

aparece en ellas ~omo ~rquitecto, el Her· octubre de 1637, lamentando que fuera ver-
mano Bartolomé Cardenbsa., a quien el his· dad que las iglesias de las Reducciones son
toriador brasilero, Aurelio Porto, califica de grandes y costosas, y de mucho trabajo para
notable arquituto.6 No podemos precisar si los pobres indios. La moderación debida en.
era técnico de profesión o un autodidacta, cargo a Vuestra Reverencia.8
pero parece que Jo primero y no lo segundo El Hermano Cardenosa debi6 de .fallecer
es lo más problable. Ignoramos cuándo vino en el ·curso de 1655, como indica Diego Gon-
LA ARQUITf:CTURA MISIONER.4

Puerta exterior de la Sacristía de la iglesia de Decoración exterior de la iglesia de Trinidad.


Trinidad.

Ruinas de Trinidad: torre e iglesia.


532 LA I·:DVCACION MISIONEUA: ARTES Y CIENCIAS

zález, en su conocido Catálogo, y no pasaron bricaban dos hermosos templos en las Doc-
muchos años, sin que apareciera su sucesor. trinas de Loreto y San Ignacio y que habla
En el Catálogo del año de 1674 se nos dado licencia para que se fabricase otro en
informa que en la R("ducrión de San Carlos Santo Tomé más capaz_. por no ser bastante
se halla el Hermano Domingo Torres. . . Ar· el antiguo. Todo nos consuela mucho, agre-

Corte longitudinal de la iglesia de Jesús. Relevamiento del arquitecto Hernán Busaniche.

UPITtl

00
PllHt\ MOLD UU [N (O~liA\Aíll\11!
Jt\U 1
DrlAlltí
·--- --------- _____ ______ _...
Detalles de la iglesia de j csus.

quitecto, y el Catálogo de 1678, aunque sin gaba el General de los ]esuítas, y es argu·
especificar su tarea, nos dke que en ese año mento del fervor y gusto, con que los indios
estaba ubicado en San Nicolás. El dato es de se aplican al culto divino, y ejeu·icios cris.
interés, pues indica que el Hermano Domingo tianos.9
Torres era, a la sazón, el gran arquitecto Pero fue en las postrimerías del siglo XVII
misionero, y a construcciones suyas aludía sin que llegó a las Reducciones el gran arquitec·
duda el Padre Tomás de Baeza cuando en to, José Brasanelli, el primero de verdadera
carta a' General de Jos Jesuítas, Padre Tirso valía que vivió en el Río de la Plata. Sus
González, le manifestaba que entonces se fa· contemporáneos ponderaban con entusiasmo
/.A AUQl.TFf:Crt ! RA MIS/ONI·." UA 533

sus dotes artísticas y, modernamente, el his- dra labrada. En 1882 fueron derribadas y
toriador Aurelio Porto ha vuelto a destarar tiradas al suelo por medio del lazo. La cruz
la prestancia singular de este pequeño Miguel de hierro que coronaba la fachada es lo único
Angel, ya que, a la manera del genial artista que ha sobrevivido. Se conserva en el J\.1useo
dd Vaticano, fue Brasanclli escultor, pintor, Histórico Nacional de Buenos Aires.
arquitecto, y hasta músico. Vino al Río de En 1718 hallamos a Brasanelli ocupado en
la Plata en 1690, junto con otro arquitecto, la construcción de la iglesia de Itapúa, una
también italiano, el Padre Angel Camilo Pe-
tragrasa.
No sabemos rn qué obras trabajó Brasane-
Jii entre 1690 y 1696, pero en este año le
encontramos poniendo los cimientos de la
gran iglesia~·d e l pueblo de San Borja, la más
antigua reducción de los siete pueblos del
lado brasileño. Consta que su construcción
tardó mucho tit!mpo, a causa de las guerra~
con los Guenoas y contra los Portugueses de
la Colonia del Sacramento, en la que los sam-
borgistas tuvieron parte destacada, pero en
1705 estaba ya conduído. No sólo levantó el
gran templo, sino que, además, trabajó mag-
níficos altares y estatuas de gran valor ar-
tístico.
De esta iglesia de San Borja escribió el Pa-
dre Olivcr que pudiera parecer en cualquier
parte, si estuviera acabada de adornar. La
media naranja es bella,· las columnas, pedes-
tales, capiteles del cuerpo de la iglesia pueden
lucir en cualquier ciudad. Es obra de Brasa-
nelli, como el retablo mayor, muy airoso,
ochavado, bella talla y bien dorado. La ima·
gen de San Borja estaba como si el santo
estuviera elevado, y desmayado ante el San·
tísimo Sacramento, todo lleno de nubeJ y
Serafines ; en lo restante estaban las estatuas Detalle de la iglesia de Jesús, cuya construcción
de . nuestros Santos bien repartidos. Por los se continuó después de la expulsión de los
lnventarios sabemos que tenía esta iglesia tres Jesuitas en 1768, como se comprueba por la
leyenda grabada en la misma piedra.
naves con bóveda de madera y su tejado.
Había en dla rinco retablos, estando el del
altar mayor formado por dos cuerpos, y todo de las más antiguas iglesias entre ruantas ha-
dorado. 10 bía en 1767. El Padre Astudillo escribiendo
Años más tarde hallamos a Brasanelli tra- al P. Roca le decía en carta del 25 de abril
bajando la iglesia de Concepción, de propor- de ese año de 1718: Em.bezóse la iglesia; se
ciones ingentes. Según todas las noticias guc ha hecho la mayor parte de )os cimientos,
han llegado hasta nosotros relativas a esta levantándose los pilares del presbiterio y la-
construcción, era ella una de las más primo- brándose mucha madera, todo bajo la direc-
rosas que había en las Misiones ubicadaS en ción del H . Brasanelli que tiene la obra a su
territorio actualmctne argentino. En 1817 la cargo y a un tiempo ejercita todas sus habi-
lidades ,;irigiendo a los estatuarios, y a los
dicha iglesia fue saqueada e incendiada por
pintores en la vida de Nuestro Santo Padre
Chagas. En 1872 se podían ver aún la fa- que hace sacar en cuadros para poner por
chada en pie y las dos viejas torres: con parte los corredores de la casa; están ya acabados
de las paredes del templo. Había en dicha once cuadros sin otro defecto que el de los
fachada seis estatuas de santos en dos series colores füws, porque no se hallan. 11
escalonadas, y dentro de hornacinas de pie- Según inventario de 1767 todo el cuerpo
San Ignacio Miní. Facbada de la iglf'sia, vista desde el Este.

San Ignacio Mini. Lado Este del Colegio.


LA ARQVrn~·cnJUA MISIUNf:RA 555

de la iglesia [de este pueblo de ltapúa] es de terios de la Santísima Jlir.!~en. En el circuito


tres naves grandes con su crucero, media na- de la iglesia hay treinta y dos ventanas gran·
ranja con columnaje por todas sus naves, bien des y medianas, todas con t}idrieras, con sus

San Ignacio Mini. V~ntanal entre la iglesia y el patio del Colegio.

doradas y jaspeadas~ con sus buenos remates arcos de escultura~ adornados de colores )'
y molduras; el pavimento o bóveda de las oro. Tiene la iglesia siete puertas grandes,
dichas tres naves está bien adornado con mol- bien adornadas~ y aseguradas para su resguar·
duras de arco en arco~ doradas, y en sus do. Tiene también su buen pórtico con co·
huecos pintado de pintura fina la vida y mis- lumnaje bien labrado y pintado, y el cielo
536 LA f:DVCACION MI.\'/01\'EUA: ARTES Y CIENCIAS

de él adórnado con pintura fina. Tiene eJta Señor y Nuestra Señora, y veinticuatro lá~
iglesia su sacristía grande, de bóveda de ma· minas y espejos medianos. 1:!
dera , adornada de cajonería grande y ,be- Azara, que a fines del siglo XVIII vio esta

Sn~ Ignacio Miní. Puerta que cc-f:lur.!ca el patio c!d Cole-gio ccn la huerta.

queña, toda dorada y con l.'arios colores. La Iglesia, decía de la misma que es de tres na·
bóveda de dicha sacristía está pintada de pin- ves, /a:rga 90 varas sin el presbiterio, ancha
tura fina con molduras doradas, y su corniJn 38 y por el estilo de las demás, más pintarra.
adornada con oro y plata y varios colot·es; y jeada de lo que puede entenderse y con mu-
encima de ella algunas imágenes de Nt!estro chas tallas.
San ]gnacio M :ní. Mocheta de una puerta ~n las habitaciont>s d~ los Padrrs.
538 l.A HJUCACION M/~/0.\'HUA: ARTf;S Y C/ESCIAS

San Ignacio Miní. Claustro d el Colegio, del lado del Este, visto de Norte a Sur. Al fondo
la puer1a que comun ica al Colegio con la huertJ.

Entrada al patio del Colegio en San Ignacio San Ignacio Mini. Aparejo de la fachada prin-
Miní, con indicación de las medidas y cipal, donde es visible el predominio de sillares
construcción. largos.
S:::n Ignacio Miní. G akría df' la iglrsia, vista desdt· el bdo !\arte.

Tipo de nicho en alg unas d f' las casas de- los Otro tipo de nichos en alg unas c-asas indígenas,
indígenas. en San Ignacio Miní, según V. Nada! en San Ignacio Miní, según Viccnt~: Nada! Mora .
Mora.
LA EDUCACION MISIONJ·:UA: AUTJ·:S Y Clf:NCIAS

S:tn Ignac:o Miní. Balal:stra<..!n d<' la t<'rraza, junto a las habitaciones de los Padres.

San Ignacio Miní. Detalle de Ja balaustrada.


San Ignacio Miní. Detalle de la balaustrada de la terraza.
542 LA F.DUCACION MISIONERA.: ARTES Y CIENCIAS

San Ignacio Miní. Puerta que da acceso a la


sacristía.

§an Ignacio Mirú. Puerta de la sacristía.


:Mcdi.:!~s el e ctra puerta que da acceso a la sa-
c.iitÍa ca San Ig:aacio Mini.
LA ARQUITECTURA MJSJONf:RA 543

Hoy día no quedan ni las ruinas que toda· Tal vez no fue Brasanclli quien inició la
vía había en tiempo de De Moussy, o sea a construrrión de esta iglc-ia, pno como se
mediados del pasado siglo. Hasta laJ rui-
nas han desaparecido, escribe modernamente '
Capdeuielle, y sobre ellar se han levantado
casas, u han construído plazas y paseos como
si hubieran querido ensañarse los hombres
en borrar, en aplastar, en sepultar las huellas
heróicas de un pasado que se va eclipsando.
Poro menos es lo que queda en la actu.:>-
lidad de otras de las construcciones dd H.
Brasanelli. Nos referimos a la iglesia de Lo-
reto. De ella nos habla el Padre Jaime Oliver
í'n estos términos: La de Loreto es nueva,
grande, con su media naranja, bien pintafla,
con algunos pasos de la historia de David: el
altar mayor es obra prima, muy grave y her-
moso, con diez estatuas primorosas; los cuatro
retablos colaterales con muy hermosas esta-
tuas, obras todas del insigne artífice, el H er-
mano Brasanelli. Ja
Según los Inventarios levantados en 1767,
era esta iglesia edificada en 75 varas de largo
y 30 de ancho, con tres naves, crucero, media
naranja y presbiterio; paredes de piedra, te-
cho de madera, cubierta de teja y forrado de
tabla, en medio punto, pintado y dorado el
crucero al altar mayor; pórtico con su pra -
dería de piedra, y sobre la puerta princif1al
una estatua de Nuestra Señora. La sacristía
tiene catorce varas de largo y ocho de ancho,
paredes y techo lo mismo que la iglesia.H
Nada es lo que queda de esta iglesia. Si uno
penetra, escribe Capdevielle, en la selva a
través de zarzales y a la sombra de árboles
gigantescos hasta unas murallas, altas todavía,
espesas, circundadas de columnas ya rectan-
gulares, ya redondas, colocadas allí como cen-
tinelas de piedra, está [el viajero] en la igle-
sia, reliquia única de Loreto, en cuyo recinto
fueron depositados un dia los restos del Padre
Montoya, fundador del pueblo."
También la iglesia de Santa Ana fue ohra
c!c Brasanclli, y era dla una de las más es-
beltas y espa<·iosas. En su memorial de-l 6 de
abril de 1724 ordenaba el Provincial que La
torre nueva, para que dejo licencia, se hará
bajo la dirección del H ermano José Brasa-
nelli. Un año más tardo. a 20 de mayo de
J725, agregaba el mismo Provincial: E m prén-
dase la obra de la media naranja y de la
prolongación de .la. i glesia, can-todo lo cual
correrá el Hermano José Brasaneili cuya di-
rección se seguirá, así en ésto comO en el San Ignacio Mini. Dctal!e de la balaustrada de
número de los peones que han de trabajar. 16 la terraza de la 11 uerta.
r 45

Croquis de los b Jl aU3trcs. t•xistcntcs en San lg·nacü


Miní, con indic Jc ión d e sus proporciones, scgúr

,
Vicrnte Nad:tl Mora.

1.
I.A AIUllTrJ·:CJTUA M/.\ /0.\'FHA

Pared existente en las ruinas de San Ignacio


Mini, en la que son visibles los espacios ocupados Tipo de construcción de algunas paredes , aún
otrora por los postes o columnas de madera. visibles, en las ruinas de San Ignacio Miní.

Tipo d" construcción, a base de lajas de pi"dra ,


"' is:btes en las ruinas dt• San Ign ac io Miní.

lndole y medidas de las puertas y ventanas en las casas de los indígcn~lS. en s~n l g:1acio Miní ,
según V. Nada! Mora.
546 1..4 U)Cl:ACIOS .\1/S/OSUlA: ARTf:S l' Cll~XCIA .\'

deduce de estas órdenes del P. Luis Roca, fue tos venerandos que rn la época en qur él
ciertamente él quien la terminó. Los Inven- estuvo en las Misiones se reducían a cuatro
tarios sólo nos dicen que era iglesia de tres columnas macizas y sólidas que se levantaban
naves, media naranja y perfectamente aca- en medio de un campo de malezas. Una ins-
bada, pero Azara, después de advertir que la pección reciente, realizada por técnicos, ha
pobkwif:n tirnc un emplazamiento llano~ ale- puesto en evidencia la existencia de otros res-
tos, además de dichas columnas, y la Comi-
sión Nacional de Monumentos se propone res-
taurar, en breve, dicha iglesia.
En la misma época en que el Hermano
Brasanclli se ocupaba en la construcri<'>n de
la iglrsia de Santa Ana, atendía también a la
construcción de las de San Javier y San Igna-
cio. De Santa Ana a San Ignacio no había
sino una distancia de sris leguas, mientras que
de Santa Ana a San Javier eran unas veinte
legua~¡ aunque con buenos caminos.
En (') memorial del 19 de junio de 1725

.....
.. ·.....
. ·: ...:
\•

.. .
. . .· ·: .f·
. ·'::·:.:.,:.•1
·.·..
..

Plano transvC'rsal dC' una prorrd f'O l11s casas d(•


los indios_. en San lg:-.:!cio Miní . s(·gún V. Nada! Crrco d<·l cemcntrrio, rn las n.inas de Santa An:-~ .
Mora. segím V. Naodal Mora.

grr, sobre una colina no de las altas, pero ordenaba el Provincial que en el purblo de
que domina sus inmediaciones que no son San Javier se levantara el Presbiterio para
muy parejas, escribe que la (!_!lesia es de las Jo cual se consultará al Padre Anf!do Camilo
mejores: tiene 85 varas, sin rl presbiterio_, y Petragrassa o al H. Brasanelli y agregaba: Si
28 de anchura igualando a la que más en la media naranja se reconoce sentida_. hágase
ornamentos y alhajas. ovada y se levantará el presbiterio. A estas
Según Hcrnúndcz: de la ip.fesia, apenas se líneas se reduce cuanto sabemos sobre la cons-
conoce nada ('O la actualidad , pero sabemos trucción de la mencionada iglesia de San
por Cambón que existen aún las columnas Javier y, como puede verso, no consta que el
de esa iglrsia de Santa Ana. Este historiador Brasanelli efectivamente trabajara en la obra,
reproduce una buena fotografía d<: estos r<·s- aunque es muy probable. Creemos, sin cm-
LA ARQUITECTURA MISIONERA

bargo, que ya en 1725 tenía esa reducción contó c-on un ayudante egregio y eficirntc en
su iglesia muy adelantada, talvez concluída, la persona de Vicente Nadal Mora, y nadie
habiendo sido otro el arquitecto de la misma. como este hombre, tan modesto y tan ilus-
Probablemente el mencionad9 Petragrassa. trado, llegó a ocuparse dr las ruinas de San
Lo mismo hemos de decir de la iglesia de Ignacio Miní. De él son casi todos los dibu-
San Ignacio Miní. En 1724 estaba o muy jos correspondientes a San Ignacio Miní ~ con

Decora~ión del zócalo de la lápida que en la fachada de San Ignacio Mini , ostenta el
nombre de María.

adelantada o casi concluída, cuando el rn- que ilustramos estas páginas, y están tomados
tonces Provincial de los Jesuítas ordenó en 28 del volumen que sobre el tema publicó él,
de marzo de ese mismo año, que el Hermano en colaboración con quien esto escribe.
Brasanelli se trasladara a ese pueblo y ter- Contemporáneos de Brasanelli son los ala-
minara la construcción de su iglesia. ¿Sería rifes Angel C. Pctragrassa y Antonio Scpp.
el mismo arquitecto quien, años antes, había Este segundo no era sino un hombre inge-
iniciado ese templo? Medía éste 63 metros nioso ~ pero el primero era un arquitecto de
de largo por 30 de ancho, con tres grandes valía. Hablando de la iglesia de San Javier,
puertas de entrada, correspondientes a las ord('naba r1 Provincial de los Jcsuítas, en
tres naves. La puerta principal tiene 3.37 1725, que sobre levantar el presbiterio se con-
metros de luz con varias columnas a rada sultará al Padre Camilo Petragrassa o al Her-
lado, en ·r.uyos capite)eg, lo mismo que en la mano Brasanelli y en ese mismo año, pero
parte de arcada que aún subsiste, se conser- ron refcrenda al pueblo de la Conce pción,
van todavía algunos relieves. t'snibía : antes de derribar la torre [de la vieja
El arquitecto Carlos Luis Onetto, encarga- iglesia] y si fuer e necesario los dos, para lo
do por la Comisión Nacional de Monumen- cUal dejo licencia, se consultará al Padre An-
tos para la restauración de San Ignacio Miní, gelo Petragrassa. 17
548 / .A /:'DUCAC ION ,\JISIO:Vf:RA: ANTf:S Y GII-:XC:IAS

Estas frases dircn a las rlaras que Pctra-


grassa era un arquitecto y un buen arquit('rto,
aunque no nos es dado precisar las obras
realizadas por él. Parece, sin embargo, muy
probable que tuvo alguna intrrvcnrión en las
construcciones realizadas en la Conrcpdón 1
cn San J avier y sobre todo en Santo Tomé
En el postrero de estos pueblos estuvo entre
1713 y 1724, primero romo párroco y después
como ayudante del párroco. Sospechamos que
se le alivió del cargo de p:lrroro precisamente
para ronrederlc más tiempo y librrtad para
{'Onstruir la nueva iglesia de ese pueblo.
En 1697, después de pasar seis años en
Yapcyú.. en Nuestra Señora de Fe, y <'O San
Miguel, fue destinado el Padre Scpp a fun-
Detalle de la puerta de la iglesia de San Ignacio
Miní, que comunica con el claustro.

un pueblo ideal, y la preciosa vista de pájaro


de la Reducción, que ha llegado hasta nos-
otros, corrobora el aserto. Todo estaba allí
distribuído y realizado con arte y ron talento
singulares.
La enorme iglesja, una de las más amplias
y espaciosas que hubo en la región misione~a
de Guaraníes, tenía una sup ~ rficic de 200
pies geométricos, nos dice el mismo Scpp y
contaba ron cinco puertas, dos laterales y
tres en la fachada. La ce-ntral medía 20 pies
de altura y 12 de largo, siendo mucho mf'nOs
la;, dos laterales. Las rasas de los indios, lo
propio que las de los Padres y las ocupadas

Motivo decorativo del frontis de la iglesia de San


Ignacio Miní.

dar la Reducción d<" San Juan Bautista. Antes


de esta fundación, los indios salvajes dt' af}UC-
Jia zona vivían en una choza, cuatro perros,
otros tantos gatos, y más ratas y lauchas, gri·
llos y escarabajos por millares. Todo camhió
ron la fundación del pueblo. Mi primera
atención, escribía después SepfJ, fue euo.P,er
terreno para la fábrica de la iglesia y para
la casa del misionero. Desde allí tiré algunm
líneas paralelas, que habían de ser ot-ras tan-
tas calles, sobre las cualef se habían de edi-
ficar las casas para las diversas familias, de
manera que la iglesia fu ese como el centro de
todo el Pueblo o el thmino de todaJ las
ca/les. 1 ~
Si hemos de atenernos a las afirmacioncc Capitel en San Ignacio Mini , según dibujo de
de los contemporáneos dt> Scpp, db. puso éste V. Nadal Mora.
/.A AJl(¿CJTJ·:CrUHA ,\1/ .\ /0XI·:nA

1
~.~ ~·/
nnnn r .~
~;////' . . ~ . ·· ~
·¡:22 f' .4-4 i,zo.
t ,
'

Capiteks un idos en San Ignac io Miní . Dibujo Guirn;.lda decorativa en San Ignacio Mini.
de V. Nadal Mora. Dibujo de V. Nada) Mora .

1
rO
1{)

D e talle d<' un rombo <'n San Ignacio Miní.


Dibujo de V. Nada! M orfi.

Ornato d<' un p<'d<'Stfll <'n San I gn<~cio Miní. C b v<' de un arco rn San Ignacio Miní. Dibujo
Dibujo de V. Na da! Mora. de V. Nnda l Mora.
Dctallt· dt· la ornanwntación quC' t•s tú solm· b
pu C' na que <"Cill"~;,.,l en San lg n~H: io. la iglcsi;1
con el Colegio.

Hoja en los pedcstalc.> d<· las ja mbas de la puerta


princioal, en San Ignacio Miní. Encuadramiento de una pucr· a rn San lg :tat:i'l
Dibujo de V. Natb. l Mora. Miní, según V. Nada) Mera.
LA ARQUITECTURA MISIONERA 551

demente entre sí, hasta el punto de parecer


que responden a pueblos diversos. Ni puede
decirse que responden a épocas diversas, ya
que Sepp y Kraus fueron contemporáneos.
En 1730 llegó a las Misiones el gran ar-
quitecto Jesuíta Hermano Juan Bautista Prí-
moli, y parece que debió construir una igle-
~ ia en el pueblo de la Cruz, según se des-
prende de una orden del Padre Jerónimo
Hcrrán, quien, en 13 de junio de 1731,
ordenaba que se tuvieran preparados los
materiales para cuando viniera el Hermano
Prímoli a construir la nueva iglesia. Esta no
se llegó a levantar. En 1767 existía la vieja
de paredes de ta pial aunque capa:z:, pues po-
día albergar hasta mil' fieles en su interior.

Detalle del zócalo de la fachada de la iglesia de


San Ignacio Miní.

por las oficinas del pueblo, eran de piedra


y teja, y rodeada de pórticos.
Hasta qué punto fue obra de Srpp la in-
mensa iglesia de San Juan no es po3ible
precisarlo, ya que en 1702 el Hermano Juan
Kraus se hallaba en ese pueblo, con el fin
de terminarla. Por error, atribuimos otrora
al Padre Sepp el curioso Plano o mas bien
Pintura del Pueblo de San Juan del Paraguay
enviado por el Padre Provincial, José Barre-
da, al Confesor del Rey, Padre Rábago, que
se halla original en Simancas, aunque es po-
sible sea suyo el plano del mismo pueblo, que
publicamos en 1943. Como advertimos ya~ cs
curioso que dichos dos planm difieran gran-
:vlotivo decorativo procedente del frontis de la
iglesia de San Ignacio Miní.

Sin duda alguna sus múltiple-s ocupaciones,


por una parte y la poca nrecsidad del pue-
blo de la Cruz, por otra . retardó primero y
se dejó enteramente dt·spués la idea de
Herrán. Cierto es que Prímoli andaba de
continuo oc.upado en toda clase de obras
arquitectónicas, así en las Mi ~ioncs como en
las ciudades de Buenos Aires y C6rdoba.
En las Misiones lcyantó tres iglesias de
primer orden y de magníficas líneas. Nos
referimos a las de San Miguel, Trinidad y
r..,ncepción. Hablando dr las do• primeras
decía Cardiel en carta al Padre Calatayud :
Las dos magníficas iglesias, que dije, son de
piedra de sillería hasta el tejado, y s.Jil laJ
Detalle decorativo en San Ignacio Mini. de San Miguel y la Trim'dad; las hizo sin
552 LA JWUCACION MISIOA'E RA: ARTES Y CIENCIAS

cal un hermano Coadjutor, grande arquitec-


to y esas no tienen pilares, sino que están
al modo de Europa: y todo se blanquea muy
bien.
Azara que conoció esta iglesia de San
Miguel, hacia fines del siglo XVIll. escribió
de ella que tenía /00 lloras de longitud y eJ
de sillería hasta la cornisa sin más cal o
mezcla que en las juntas por fuera ; el resto
es de madera como en todas. El pórtico a
la plaza tiene siete arcos con otras tanta~
estatuas en su coronamiento.
Al presente existen aún ruinas de conside-
ración. La iglesia, a pesar de estar en gran

Detalle de los capiteles de las columnas, que


llanquean Ta: puerta principal de la iglesia de
San Ignacio Miní .

naranja; tenía 350 palmos (73 metros) de


largo, por (25 metros) de ancho, cOn cinco
altares de tallas doradas. 19 Todas las pare-
des, dice Ambroselli, aún la del frente , son
de tres metros de ancho, y tienen en su in·
terior galerías con escaleras. Admirable es el
ajuste de las piedras, bien aplomadas y tra·
bajadas con mucho esmero. Los arcos del
interior del templo son de piedra labrada,
formados por cuñas que encajan unas den-
tro de otras. La torre, de la que aun se con·
servan tres cuerpos, tiene también escaleras
Motivo decorativo procedente del frontis de la en el intrior de las paredes; los trozos de
iglesia de San Ignacio Miní. piedra están simplemente ajustados sin tra-
bazón alguna. Los arcos. cornisas, capiteles,
parte arruinada, es un monumento lleno de
majestad. De etstilo greroromano, sobria en
adornos, autorizábala en especial, a fin del
5iglo XIX, su gr3ndioso pórtico de cinco
arcadas, que puede verse en algunas fotogra·
fías. Por ese tiempo se desplomó caiii todo él;
y no obstante, aun en sus re~tos, pueden
echarse de ver sus rectas proporciones y
solidez. El arquitecto hermano coadjutor
Juan Bautista Prímoli, hubo de luchar con
la dificultad inhrfentc a las Doctrinas, de
falta de cal. El remate de los arcos del atrio,
dice Gay, era una vistosa balaustrada; y JO·
bre una gradería, también de piedra, que
coronaba el frontíscipio , elevábase la imayen
de San Miguel, acompañada de seis Apósto-
les a sus dos lados. El cuerpo de la iglesia Encu('ntro y colocac ión de las diversas partes
era de tres naves, con su crucero y media del Angrl caído, en San Ignacio Miní.
/ .A AI?Ql ' ITF.CTVUA .HISIONI·:RA

balaustrada s, adornos, nichos. columnas , to- /90/ el ingeníttro Otto Waldin , lumos tra-
do está hecho con gusto y con una gran tado de reconstruir la planta de la iglesia en
prolijidad :w. la forma más verosímil que nos fue poúble.
La otra iglesia dr sillería, construída por El crucero y la capilla mayor estuvieron
el Hermano Prímoli fue 1 ~. de Trinidad. Por abovedados en medio cañón y, en el sitio

Ornamenu:.ción del dintel de la portada. que une en San Ignacio Miní, la iglesia con el Colegio.

lo que respecta a ella nos informa el Padre donde debían interferiTse la nave central y
Olivcr que era la mayor y mejor de las el crucero, hav huellas evidentes de haber
Misiones. Toda de piedra, con bóveda muy existido una ,¿pula. L as dos gTandes sacris-
hermosa, con media 7laranja )' linterna; todo tías que hemos citado anteriormente y que
con gran claridad, proporción y adorno. La flanquean a la capilla mayor, son de planta
fachada y torre era cosa roberbia. Lo interior
de la iglesia tan hermosa por sus pinturas que
parecía la gloria que representaba. Lt~ fal-
taban aun los altares laterales, ya que los
que había, eran como de prestado. Concluido
esto, escribe Oliver, hubiera sido obra sin
igual en toda aquella América y muy envf-
diable aún en las principales ciudades de
Europa :n.
Muy rcdcntcmentr ha visitado las ruinas
de Trinidad el arquitecto uruguayo, Juan
Giuria, y nos ha dado una descripción t·abal
de las msimas: De la iglesia, que por desf.!ra -
cia ha sufrido serios deterioros, sólo quedan
en pie los muros del crucero, los de la ca-
pilla mayor o presbiterio, y parle de los mu-
ros laterales. Además, de las dos sacrütim
adyacentes al presbite1io, solo uua de ellas
conserva la cubierta en forma de bóveda de
rincón de claustro ; la de la otra se ha
derrumbado recientemente.
R eln·ando los muros existentes y ayudán·
douos con/os datos que proporciona u~n plano Detalle de la parte superior <! el frontis d<" la
que, de toda la misión , levantó en el año iglesia de San Ignacio Mini.
554 LA EDUCAC/ON MISIONERA: ARTES Y CIENCIAS

cuadrada y de respetables dimensiones (9 x por su altura, el friso decorado con delica·


9 mts.). dos bajorrelieves.
La planta de esta iglesia es muy distinta Sobre la cornisa hay otros motivos orna-
a la de la misión de San Cosme, que es la mentales que aumentan la importancia de
más común en los santuarios misioneros que, estas portadas. A todo esto se agregan los
casi siempre, se reducen a salas rectangulares frisos de angelitos y guirnaldas que decoran

Detalle de la ornamentación . del dintcl... r.eproducido en la pácjna ;J.ntcrior.

divididas en tres naves por dos filas de pun- la parte alta de la capilla mayor, las horna-
tales de madera y cubiertas con un techo de cinas de !as sacristías, embutidas en los grue-
cerchas. No sería difícil que fuese la única, sos muros de las mismas, y los grandes
entre las erigidas en las fundaciones sudame- recuadros de carácter netamente diecioches-
ricanas de la Compañía de Jesús, que acusase co, que completan la ornamentación de los
este marcado sabor quinientista con un vago paramentos del crucero y de la capilla ma-
reflejo de bizantinismo. yor. De la fachada -si eJ que la hubo-, no
Por otra parte, el templo trinitario orienta queda rastro alguno.
una abundante decoración interior, a base de Se sindica, como autor de esta bella crea-
ornamentos de notoria inclinación barroquis- ción arquitectónica, al Hermano Coadjutor
ta. En primer lugar se destacan las dos jesuíta Juan Bautista Prímoli, nacido an
puertas que, desde la capilla mayor, dan Milán y llegado al Río de la Plata hacia el
acceso a las sacristías; ambas están encuadra- año 1717. Se le atribuyen también las igle-
das por pilastras, provistas de curiosos capi- sias de las misiones de San Miguel (Río
teles seudo-corintios, que soportan un despro- Grande del Sur) y de Concepción en la
porcionado entablamento en el cual domina, República Argentina. Por otra parte, se sabe
U ARQUITECTURA MISIONERA

Detalle de Ji\ nuerta de la iglesia de San Ignacio


Miní, que da al claustro.

r..-Iotivo decorativo, procedente del frontis de la


iglcs:a de San Ignacio Miní.

Columnas laterales de la puerta principal de la


iglesia de San Ignacio Miní. Junto a ellas, el
más empeñoso investigador y es udioso de esas
ruinas, d señor Vicente Nadal Mora. Detalle de unas columnas en San Ignacio Miní.
Detalles arquitec:ónicos, exJstcntt·s
. en las ·nas de San Ignacio Miní, st"gÚn Vicente Nada! Mora.
tul
/.A AllQl'ITI·:C Tl.UA MI.\IOXI~UA 557

Intercolumnio del imafrontc- de la jglesia de San Ignacio Mini , según Vict'ntt' Nadal Mora.
558 LA F.DUCACIO.\' MISIONERA : ...fRTf:S Y CIENCIAS

que tuvo intervención en las obras de la i~le­ Andrés Bianchi y Antonio Forcada. Tambifn
sia de Belén (hoy de San Telmo) y delCo- la obra de éste debió ser considerable en las
legio de San Ignacio de Buenos Aires. y de Reducciones.
los colegios Máximo y dt Montst rrat en la Después de trabajar en Santa Fe y en
ciudad de Córdoba, así como proyectó, y tal Corrientes, trasladósc a las Reducciones, ha-
vez había iniciado, importantes construccio- cia el año de 1759, el Hermano Antonio
nes existentes en las estancias que los jcsuítas Forcada. En ese año IC' hallamos en la Re-

Detalle de una por1ada en las ruinas de San Ignacio Miní. Dibujo de V. Nadal Mora.

poseían en Alta Gracia y en Jesús AJaría ducción de Jesús y., aunque no nos consta
(Provincia de Córdoba). positivamente, conjeturamos que estaría or.u·
A occidente de la iglesia estaba ubicado el pado en la construcción de su iglesia. Las
claustro, cuyo _patio central · tendrá una su- dimensiones de ésta, como escribe Giuria, no
perficie no ·inferior a 6..000 metros cuadrados bajan de 59 metros de largo por unos 24 de
y que, en un tiempo, estuvo completamente ancho. Se dice que en su construcción tra-
rodeado de pórticos. En tres lados de este bajaron alrededor de tres mil indios, y que
claustro es fácil notar huellas de las celdas, Jos hennosos sillares de asperón rosado que
aulas y otros locales, pero, su estado ruinoso fomponen su mampostería, proceden de una
conspira contra cualquier ensayo de recons· cantera próxima, situada a orillas del arroyo
trucción que se intentara llevar a cabo 22 . Cambay.
Volviendo al Hennano Prímoli diremos Es de planta rectangular y consta de tres
que, después de una larga ausencia, regresó a naves, crucero y capiJia mayor con ábside
las Misiones, y a principios de 1747 estaba C'n recto. Los muros laterales tienen 1,50 metros
Candelaria, donde. ..a los pocos meses, el 15 de espesor y algo más de once metros de
de setiembre de ese mismo año, concluyó su altura. En la fachada principal, cuyo desa-
pcregrinaci6n mortal. Como escribió Gerva- rrollo pasa de 35 metros, se destaca en
soni en 1729 Prímoli fue un Hermano incom· saliente una torre lateral de unos ocho me-
parable, infatigable. El mismo era Arquitecto, tros de lado y algo menos de quince metros
Maestro Mayor, Albañil. . . de altura. En el interior de esta torre estaba
Su labor en el Río de la Plata fue enorme previsto el bautisterio, el cual es una salita:
y de reconocida calidad, pero es de justicia también cuadrada, de 4,50 mts. de lado y
recordar que, además de él trabajaron otros cubierta por una cúpub sobre trospas, eje·
arquitectos de innegable talento, entre ellos cutada con ladrillos.
/ .A AUQCITECTCUA AIIS/01\'f:UA 559

El resto del monumento carece de techos más, los jesuitas eran maestros en esta clase
y como los pilares, que separan las naves1 de trabajos 23 •
apenas tienen de tres a cuatro metros de al- El autor de esta magna obra fue el Hcr·
tura, es difícil adivinar cómo se proyectó mano José Grimau, catalán. En oportunidad
cubrirlo. Tal vez, aparte de las dos bóvedas de iniciarse esa iglesia ( 1756) escribía el Pa·
ya citadas, se hayan construido las de las dos drc Fcrnándcz al entonces Cura de J esús :
sacristías, largas y angostaJ (19x5,50 mts.) y para la dirección de la obra se seguirá el

Bajorelieve del zóca lo del .imafronte de la iglesia de San Ignacio Miní .

contiguas a la capilla mayor, así como tam- plano del H. José Grimau, sin que se pueda
bién la de esta última. Es más que probable alterar cosa alguna sin el parecer de los su-
que estas tres últimas bóvedas -en caso de periores. El probable constructor fue el Her·
haber existido-, fuesen de cañón S"guido. mano Forcada.
Es casi seguro que las tres naz.,es nunca A causa de la expulsión de los Jesuítas en
tuvieron techo : los muros laterales acusan un 1768 quedó por terminarse la iglesia de Tri-
espesor suficiente como para recibir bóvedas, nidad, como también la de Jesús. Son en
pero con respecto a los pilares que separan verdad impresionantes los restos que aún
las naves, opinamos que son algo débiles para quedan de la iglesia de este pueblo. Entre
ello. los detalles más salientes anota Giuría los
Por la disposición de la planta parecerla citados, pero podemos agregar Jos que van
que, en la intersección del crucero con la a continuación:
nave central, se impusiese una cúpula ; pero
no estamos muy convencidos de que la in- a) Las tres portadas de la fachaJa ¡::rin-
tención del proyectisia haya sido de cons- cipal, cuyos arcos trilobulados dejan
truirla con mampostería de ladrillo; por lo transparentar una influencia orif'nta-
menos, la sección de los dos pilaus aislados lista. Contribuye a acentuar esta carac·
que debían cargar parte de la media naranja, tcrística el hecho de que todas las líneas
se nos antoja insuficiente como para soportar de junta de las dovrl~s, concurren a un
una presión de tal naturaleza. Casi nos atre- centro único;
veríamos a afirmar que si se pensara termi- b) Las dos grandes hornacinas ubicadas
nar este templo, teniendo en cuenta las di- entre aquellos portales y que afectan
mensiones de los pilares, un tuho de madera la forma de nichos srmi-esféricos, de.
en forma de artesonado Jería lo más práctico rorados con graciosas veneras. En estas
y aparente para cubrir las tres naves; una hornacinas, hasta no hace muchos años,
cúpula estructurada con piezas del 'mismo podían verse interesantes imágenes de
material podría ir en el crucero. Por lo de- piedra, que han sido retiradas para
560 / .A J·:Dt'CAC/0¡\" ,\1/.\ HJ.Yf: UA : ARTFS r CIF.YC/AS

evitar las depredaciones ::il' los mal in-


tencionados ;
e) Los pedestales de do~ púlpitos: construí-
dm con sillares de piedra, y que están

1 Capitel en San Ignacio Miní. Dibujo de V.


Nada! Mora.

llevan capiteles de aspecto vagamente


corintio;
e) Las dos puertas. que dan arrrso de5de
la <'apilla mayor a las sac-ristías, están
encuadradas por pilastras corintias que
sostienen un sendllo entablamento, ro~
ronado por una especie de frontón
triangular y curvilíneo, de leve inten~
ción barroca :.N.

En la parte alta de los paramentos exterio~


res de la iglesia se perciben dos ins<'ripciones
algo tosC'amente labradas : una dice San
Francisco de Asis 1776 v la otra Santo Do-
mingo de Guzmán /3 de febrero.
Esta leyenda, grabada en bloques de pie-
dra, <'omprueba que después de la expulsión
-t- ---'::0:: de los jcsuítas, los Franci~canos que sucedic-

~
Pilastra de una ventana c·n Sar. Ignacio Miní,
según dibujo de V. Nada! Mora.

adosados a otros tantos pilares de la


nave central. Escaleras, dispuestas den-
tro de esos pilares, dan acceso a dichos
pedestales;
d) Las pilastra5 aplicadas contra los para-
mentos interion·s de los muros laterales;
se trata, más bien, de verdaderas estí-
pites, es decir que son más anchas en Pede;tales de una portada. Dibujo de V, Nadal
la parte alta que en la baja. Todas ellas Mora.
LA ARQUITECTURA MISIONERA 561

ron a éstos continuaron la obra de los mis- por adentro~· con media naranja de madera
mos, sin introducir cambio alguno y con la empezada~· tiene cinco ventanas a primera
misma prestancia, y es ciertamente de lamen· luz~ con que tiene suficiente claridad, con
tar que no llevaran a remate su construcción. vidrios en ellas; sin éstas tiene otras cuatro
Esta leyenda comprueba la falsedad de quie- ventanas a segunda luz~ al corredot del patio
nes aseguran como cierto que, a raíz de la principal y otras cuatro correspondientes al

Dct~Jies de una pila bautismal. Ruinas de San Ignacio M in í. Dibujo de V. Nada! Mora.

expulsión de los Jesuítas, los indios volvieron corredor del cementerio. Tiene cinco altares:
a la selva. Lejos de tal cosa, hasta continua- el mayor a la moderna, recién dorado, de
ron una obra tan monumental como la quince varas de alto, trece varas de ancho,
iglesia de Jesús. apreciado en mil pesos. A proporción tiene
Aunque no nos con(ta positivamente, sos- los nueve santos de la Compañía de Jesús,
pechamos que fue obra del Hermano Antonio de madera, cuerpo entero y de estatura gi-
Forcada la tan ponderada iglesia de San gante; cada uno vestido con traje, todos
Luis, e.n la Reducción así llamada. Como dorados y estofados, apreciados cada uno en
leemos en un escrito, ese templo era capaz más de cien pesos; todos dispuestos entre
paTa todo el pueblo [que tenía 2613 almas]; columnas de dicho altar, y sobre los capite-
es de tres naves~ sobTesalientes. . . las pare- les de ellos, menos el Santo Padre, que está
des son de piedra~ labradura como de sille- a la italiana, con roquete,y con el santo Cristo
ría, lo alto de ellas nueve varas, y recio seis en las manos, con dos ángeles a los lados, el
varas. Tiene de largo dicha iglesia~ de la uno con el escudo de su casa, y el otro flo-
puerta hasta el presbiterio: ochenta y cuatro reciéndole la flor de lis y reglas con espejos
y media varas, de ancho, veintisiete, d'e alto y otros adornos en el nicho principal. En el
veinte varas; no está acabada de entablar otro nicho más arriba está la So.ntísima Tri·
!162 L-1 F!JCCA.CUJ.\' .\liSIOXUlA: ARTF.II r C!F.XC/ ..ü·

l
Pedestal de una columna en San Ignacio Miní,
según V. Nada! Mora.

Detalle de la puerta dt> t>ntrada a la sacristía en


San Ignacio Mini, Sl"gún dibujo de V. Nadal
Mora.

Perfil de un pedestal existentr en San Ignacio Detalles de una portada de la iglesia de San
Miní. Dibujo de V. Nada! Mora. Ignacio Miní. Dibujo de V. Nada! Mora.
LA ARQUITECTVRA MISIONEUA 563

nidad coronando a la Santísima J'irgen, que de la misma.Era, escribe Giuria, un hermoso


tiene bajo su real manto toda especie de edificio de tres naves, con soportes interiores
gente. de madera, y cuya techumbre del mismo ma-
Enfrente de cada nave tiene dos retablos, terial y tejas, afectaba interiormente, la forma
dorados todos e igualmente altos. diez varas de un sencillo artesonado liso, decorado con
cada uno, y siete de ancho. Se apreció cada pinturas.
uno en seis mil pesos. En frente de los cru- Tenía crucero con una cúpula chata, acu-
ceros tiene otros dos altares, cou sus retablitos sada exteriormente por un pabellón cuadra-

Basa de la pila bautismal. Ruinas de San Ignacio Mini. Dibujo de V. Nadal Mora.

cada uno, de seis varas de alto , y ancho do de techo piramidal escasamente apuntado.
correspondiente, apreciado cada uno en CIJa- Al igual de casi todas las iglesias parat::uayas.
trocientos pesos, sin dorar. Otro altar con su sus cuatro fachadas estaban protl~gidcu por
retablito hay en el bapti.rterio, apreciado en corredores cubiertos, siendo el de la princi-
doscientos pesos, sin dorar. pal mucho más profundo que los restantes 26 •
Tiene la iglesia su hermosa fachada con La iglesia de Santa Rosa había sido ter-
las tres puertas principales hacia la plaza , con minada en los primeros años del siglo XVIII
sus nichos y cornisas de piedra bajo el pór- y, a juzgar por las descripciones de lo~ via-
tico, que tiene de an¡ho ocho varas, y de jeros que la visitaron, causaba asombro por
largo cuarenta varas, Sostenido por ocho co- lo bien edificada y por las riquezas que con-
lumnas, con la altura correspondit>nle a la ténía. He aquí cómo la describe el Sr. Mar-
iglesia, con otras cuatro puertas, dos al patio tín de Moussy: Este edificio está construído
principal y dos al cementerio, coTTespondien-
con piedra y madera, siendo los muros for-
tes entre sí. Tiene su sacristía y contraJacris-
mados por grandes bloques de aspuón rojo ~
tía, y otro salón detrás del altar mayor, de
más áe quince varas de largo. Apreciaron el superpuestos y sin cemento mientras que el
costo de la iglesia en ochenta mil pesos los techo artesonado, las columnas pareada.f que
señores demarcadores, con los tres Oficiales lo sostienen y el pórtico en forma de concha,
reales, cuando estuvieron aquí 2 á. están formados por enormes piezas de ma-
La Iglesia de San Ignacio Guazú se de- dera perfectamente trabajadas. La longitud
rrumbó hace años, pero son aún visibles los total del ed~"ficio es de 60 metros; al entrar en
cimientos de la misma y existen fotografías él se siente uno verdaderamente deslumbrado
564 LA EDUCACION MISIONERA' ARTES Y CIENCIAS

por la riqueza y el número de las ornamen- veda de madera policromada, contenía ricos
taciones que encierra . . . 27 . muebles realzados con toques de oro y pin-
De este relato sacamos en consecuencia turas de distintos tonos ..~
que su estructura sería semejante a la de la En 1752 el Hermano Martín Schmid
iglesia de la reducción de San Cosmf', es agrandó la Iglesia de Concepción, agregán-
decir, que se presentaría bajo la forma de un dole a los dos lados otras dos naves, y sabe-
salón rcctangulal', limitado por muros rons- mos que en 1768 era hermosa y tenía cinco
truídos con sillares de piedra arenisca y divi- buC'nos retablos dorados y bien adornados,
dido en tres naves por columnas dr- madera. con hermosas estatuas. Aunque con referen-
Probablemente, en la cubierta y en la cúpula cia al templo de La Cruz nos dice el Padre
a que alude de Moussy, se habría recurrido Oliver que era biC'n grande y dC' mucho ador-
también a piezas de madera, y la armadura no y pinturas, sobre todo el presbiterio, que
de la última no sería muy distinta a la de era muy vistoso, y sus siete altares con sus
la rúpula que se levanta en el c-rucero del buenas estatuas, se estaba construyC'ndo otro
templo de la Compañía de Jesús, cxistcnte rnús amplio, cuando acaeció la C'xpulsión. De
en la ciudad de Córdoba. la igiC'sia de la vecina Reducción de Santo
Este magnífico ejemplar de arquitectura Tomé nos informa el mismo Oliver que es
misionera desapareció, por efectos de un in· una de las mejores que hay en las Misiones.
cendio, en el año 1883. La torre~ que escapó Su altar mayor tenía un magnífico retablo,
al desastre~ es de sección cuadrada, con mu· medio ochavado y brillantemente dorado con
1'0s de piedra de casi dos metros de esjJesor, seis estatuas. Las cinco laterales eran buenas,
y tien e siete metros de lado por ocho de pero no estaban aún doradas, en 1768.
altura, Es ciertamente sorprendente cómo esas dos
A poca distancia de esta torre se encuentra iglesias, la de La Cruz y la de Santo Tomé,
el Oratorio de Nuestra Señora de Loreto, hayan desaparecido sin dejar rastro. Lo pro-
pequeña capilla de silut!la restanf!ular, cu· pio hay que decir de la de Yapeyú que. si
bierta por un techo de tejas a cuatro fa/do· no era de las mejores, era la más amplia,
nes. Tiene una ventana con delicados ade>r· pues podía dar cabida a 8.000 feligreses. Te-
nos esc ulpidos en madera, tanto en sus pos· nía rinro altares, cuyo adorno y el de toda la
ti;!OS como en el contramarco que la encua· iglesia, aunque competente, era inferior al de
dra. Las paredes de este oratorio, son de los otros pueblos, según nos informa Olivcr.
adobe, pero apoyan sobre un zócalo de pie. Además de las dos iglesias de Jesús y de
dra arenisca cuya altura es aproximadamente Trinidad, estaban en construcción otras des,
de un metro :!a. cuando sobrevino la expulsión de los misio-
Nada queda de la iglesia de ltapúa, pero neros en 1767. Eran las de Santa María y de
sabemos por Moussy qu<" la conoció: que era San Cosme, ambas en territorio actualmente
de las más hermosas del orden jesuítico. Tenía paraguayo, como también las antes mencio-
118 varas drlargo por 38 de ancho y ·]6 ' y · nadas. ·En ·Santa ·María ·se ·acababan·de hacer
1 /2 de altura. Dos hileras de horcones tor· 13 filas de casas, de teja, para morada de
neados en los que estribaban o se formaban los indios y se comenzaba a construir la
tres naves hermosas. Los horcones del /ron· nueva iglesia, cuando acaeció el recordado
tispicio eran seis, de lapacho y torneadOJ co- extrañamiento de los jesuítas.
mo los de adentro. En una palabra: presen- La de San Cosme estaba muy adelantada
taba la misma estructura que las iglesias de en 1768, y los mismos indios solicitaron en
las misiones de San Cosme, Santa Rosa, San 1787 el poderla continuar y terminar 27 • En
Ignacio Guazú, etc., y, lo mismo que las de 28 de marzo de este año Crisóstomo Tam-
éstas, su fachada no sería muy distinta a la boray, Corregidor, y Juan Tamay y Patricio
de la iglesia parroquial de Y aguarán 26• Yaporiá, Caciques, exponían cómo su iglesia
Otros informes tomados del inventario sólo tenía una vara de altura, fuera de los
practicado· en el año 1767: nos dicen que no cimientos, sin haberse adelantado cosa alguna
)e faltaban crucero y cúpula, esta última en 19 años. Los actos de culto tenían lugar
también ejecutada con piezas de madefa e en un galpón, hecho para almacén. Por eso
idéntica a las de los templos citados ante- quisieron continuar la iglesia, como se hacía,
riormente. Además su sacristía, de grandes de cal y canto, con su torre, que tiene dos
dimensiones y toda cubierta con una bó- varas de altura y seis de cimiento. En Can-
LA ARQUITECTURA MISIONERA 565

dclaria tenían muchas maderas disponibles tijeras y latas y tablas. Secos ya, se traen al
para la iglesia 28 • pueblo cada horcón con 25 a 30 pares de
El marqués de Loreto autorizó a los indios bueyes. Háccnse en las naves de en medio y
de San Cosme a que continuaran la iglesia, en donde ha de ser la pared, unos hoyos de
y así parece que lo hicieron, pero en forma 9 pies de profundo y 12 o 14 de círculo.
muy desproporcionada, ya que tenía 65 me- Enlósanse bien, y con máquinas de arquitec-
tros de largo por solo 13 de ancho, si nos tura meten dentro los horcones labrados ya
atenemos a la información que nos ofrece el en forma de columna, o cuadrados para
Arquitecto Giuria. En 1899 un voraz incen- después aforrarlos con tablas de cedro pinta·

La iglesia y la torre de una Reducción Jesuítica, según Demersay ( 1860).

dio redujo a cenizas la mitad posterior, y das y doradas. Los 9 pies que quedan dentro
hoy es solo visible la mitad delantera, ,- cons- están sin labrar, y aun con parte de las raíces
tituye una sala rectangular de tres naves, de del árbol, para mayor fortaleza, y se quema
unos 35 metros de largo por 13 de ancho, en esta parte para que más resista a la hume-
su parte interior. dad. Metido ya el horcón, se endereza con
Si prescindimos de las iglesias de sillería 4 maromas, que cuelgan de lo más alto; y
construídas ya en 1768, como la de San Mi- así derecho, le van echando alrededor pie-
guel., o en construcción, como la de Trinidad, dras; y entre sus junturas, cascajos de teja,
parece que hasta mediados del siglo XVIII y alrededor piedras; y sobre estas piedras
prevaleció un método algo curioso en la tierra hasta Henar bien el hoyo; y al mismo
construcción de las iglesias misioneras. La tiempo van con mazos apretando bien todo
falta de cal para hacer argamasa y e-1 no esto hasta arriba. De esta manera las piedras
tener canteras a mano, indujo a Jos jesuítas a y cascajo lo defienden de la humedad de la
utilizar un procedimiento que Cardiel expo- tierra, y se hacen incorruptibles. Encima de
nía así en 1747 como algo generalísimo: Las estos horcones se pone todo lo demás del ma-
iglesias, como casas de Dios, son la fábrica deraje, y el tejado, como dije de las casas de
principal de todos los pueblos. Son todas muy los indios ... :..'9.
capaces. . . El modo de fabricarlas es éste: Una vez hecho lo que podríamos llamar el
córtanse en las menguantes de invierno unos esqueleto de la Iglesia, todo él de columnas
árboles muy altos y gruesos llamados tajivos, y vigas de madera, se rellenaban Jos espacios
u otros llamados urundav~ más fuertes que el ya de adobes, como era el caso en San Igna-
roble de Europa, para Pilares o horcoñcs, y cio Guazú, ya de lajas de piedra, como era
otros de cedro y sus especies y de laurel, para el caso en San Ignacio Miní, de suerte que
5GG LA I·.'DUCACION MISIOSl·.'UA: ARTE'i }' CI/~SC/AS

una vez revocadas y pintadas las paredes no Aun hoy son visibles las palmeras y los
eran visibles los horcones, que menciona Car- gigantescos árboles, cuyas raíces se enroscan
diel, a excepción de los que hadan de .rolum- por las grietas de los muros y que, a la ma·
•· nas. Como este mismo fue el procedimiento nera de cuñas, lentas pero tenaces,. han ido
que utilizaron los Jesuítas en sus misiones o volteando paredes y bóvedas. hasta llegar a
reducciones de indios llamados Chiquitos, es remover la misma piedra, asentándose sobre
hoy bien apreciable el armazón o jaula de ella, una vez tendida por los suelos.
La obra de la naturaleza, mediante las
malezas y la arboricultura, fue enorme en la
ruina <le las iglesias misioneras, pero mayor
fue , a lo menos inicialmente, la de los hom·
brcs. Andresito, Chagas y Rodríguez Fran·
ria entraron a saco y prendieron fuego a las
mismas, y abandonadas, a raíz de estos actos
vandálicos, la naturaleza terminó la destruc·
ción.
Del arte de estas iglesias nada diremos.
Había, sin duda alguna, para todos los gus·
tos y no es de extrañar. Unas fueron obra
de arquitectos italianos, otras de artífices ale·
manes, algunas de maestros españoles. Unas
fueron construídas a principios del siglo
XVIII, o a fines del anterior, otras a me·
di~do¡ de aquel siglo, pero todas fueron
construídas para devoción de los indígenas y
esto explica más que nada la razón de la
exuber30te ornamentación que en todas ellas
había . Recuérdese también cómo, ya en 1609,
disponía d Padre Diego de Torres que las
iglesias se hicif'ran al ~usto de los indios.

54- La Imprenta de las Reducciones.


Loreto, San Javier y Santa María la Mayor.
Reducciones en las que se llegaron a hacer Es probable que más de un lector se haya
impresiones tipográficas.
maravillado del grado de cultura a que lle-
garon los indios de las Reducciones, por lo
madera, en algunas de las iglesias de esas que llevamos dicho de sus habilidades en la
reducciones, hoy en ruinas. escultura y pintura, índices altísimos, aunque
Es indudable que la mayoría de las igk·· tal vez meramente materiales, de la civiliza·
sias de las Reducciones eran grandes y eran ción entre aquellos indígenas~ pero más se
artísticas, aunque los métodos usados en la maravillará al saber que llegaron ellos a po·
construcción de las mismas fueran diversos. secr la primera imprenta que hubo en estas
También es cierto que todas ellas han caído partes del Nuevo Mundo y que algunos de
al suelo o han quedado cuartf'adas, ron el los libros que se imprimieron en aquel taller
correr de los años. No eran construcciones guaranítico fueron compuestos por los mismos
defectuosas, ya que sus artífices fueron, en indios.
parte a lo menos, Jos mismos que construye- Ya en 1632 solicitaban los Jesuítas riopla-
ron Jos templos que existen aún en Buenos tenses que el General de la Compañía les
Aires, en Córdoba y en Santa Fe, sino que enviara algún Hermano de las Provincias de
abandonadas aquellas iglesias por los hom- Francia, de Alemania o de Flandes, perito en
bres, fueron ocupada por la exhubrrante el arte de imprimir, para que comprando una
vegetación de la región y ella destruyó lo que, imprenta, se pudieran dar a la estampa los
al parecer, sólo terremotos y grandes sismos necesarios libros. Era un deseo de todos, en~
habrían podido echar por los suelos. trc otras razones para podrrse editar las obras
I.A IMPUEl\'TA E¡\' /.AS llEDUCCJOl\'J-:s 567

en lengua guaraní compurstas por el Padre aunque los tipos de la impresión son de ligua·
Antonio Ruíz de Montoya. les a los de las impresionn europeas, son con
No fue posible por entonces conseguir el todo legibles.
dcsrado Hermano impre:.;or y, por otra parte, Esto <'srribió Scpp en su obra latina, mien-
los libros de Ruíz de Montoya se publi,:aron tras que en la edición alemana se expresó
en Madrid, en el decurso de 1640. Desde con mayor caudal de datos: Hace un año
este año hasta fines del ~iglo XVII, en vano que el Padre Juan Bautista Neumann, de la
esperaron los Jesuítas la llega-da de un técnico
europeo para instalar una imprenta.
Gracias al ingenio y habilidad del Padre
Juan Bautista Ncumann, que había visto de
cerca lo que era una prensa de imprimir· y
Jo que eran los tipos o cuerpOs de letras, y
gracias al Padre José Serrano~ que sec',lndó
eficazmente la iniciativa de Neumann con
maderas del país, con viejos hierros nueva-
mente trabajados, y haciéndose una aleación
acertada de plomo y de estaño, se construyó
en las porstrimcrías del siglo XVII, y con la
ayuda de los indios misioneros, la adecuada
prensa y se abrieron los neccsarim tipos, de
varios cuerpos o dimensiones. Aun más: se
trabajaron láminas de diversos tamaños y de
arte nada vulgar.
A ef.Os dos misioneros cabe la gloria de ha-
ber sicl'l los fundadores del arte tipográfico
en la República Argentina, pues fueron ellos
Jos primeros en armar una prensa, fundir los
necesarios tipos y· dar a la publicidad los
primeros libros argentinos 1 •
En 1725 el Padre Miguel Streicher escri-
bía algunas noticias que le había proporcio-
nado verbalmente un Padre Procurador de
la misión del Paraguay, v entre otras rosas le
había dic~o que se habían implantado mu-
chas artes y oficios, y que esto se debe a los
Padres Alemanes que allí trabajan. Me
dijo también, escribía Streicher, que otro Una carta del Padre José Serrano, cofundador
de la imprenta en Misiones. Archivo General de
alemán se había ingeniado para fundar una la Nación.
tipografía sin gasto g,lguno de la -misión , tan
útil que ya liánse dado a luz varios libritos
y aun algunos grandes 2. Provincia de Bohemia, introdujo la tan ne-
Esclarecen y confirman estas frases las que cesaria imprenta e imprimió el Martirologio
hallamos en la Continuatio laborum del Pa- Romano, el cual, aunque no puede compa-
dre Antonio Scpp, publicada en lngolstadt rarse con las im.presiones de Amberes, con-
en 171 O. La obra sin embargo había sido tiene cuanto necesitan los Indios para leer
escrita muchos años. antCt:;~ ya que el prólogo- en el refctorio 3 .
carta lleva la fecha de 8 de diciembre de Ante afirmaciones tan categóricas no pue-
1701. En la pág. 363 de e;ta hoy día rara de raber duda de la publicación de esta obra,
obra, se leen estas lípeas: En este mismo año romo no cabe dudar de que su ferha de apa-
[de 1700] el .!"adre Juan Bautista Neumann, rición fue 1700. El texto latino que dice en
de la Provincia de Bohemia, dio a la luz este mismo año y ~Xto alemán que dice
pública un volumen impreso con caracteres, hace un año se refieren a 1700, como se co-
un Martirologio Romano, del que haSta aho- lige de todo el contexto. Ciertamente fue
ra carecían la mayoría de las Reducciones y antes de 1705, que es la fecha en que se
568 LA EDUCACION MISIONERA : ARTES Y CIENCIAS

publicó la Diferencia de lo temporal y eterno, mi me es grande edificación su mucha aten·


puesto que Neumann falleció en enero de ción de V. R. a cualquiera sombra de regla;
1704. Ningún ejemplar del Martirologio ha pero ha andado en la materia demasiado
llegado hasta nosotros, pero en 1767 al ser
Jos Jesuítas expulsados de sus reducrioncs
existían varios ejemplares, como se lre en
los inventarios de sus biblioteca.
Los mismos inventario$ nos prueban que
en 1704 o 1705 Jlegóse a publicar otra obra,
de la que tampoco se conoce en la actuali-
dad ejemplar alguno. No referimos al Flos
Sanctorum del Padre Rivadencira. No cabr
dudar de que el Padre Serrano tradujo esta
obra al guaraní con intención de darla a luz.
En f.l de enero de 1696 escribía desde Roma
el Reverendo Padre Tirso González al Padre
Lauro Nuñez, Provincial del Paraguay, y
entre otras cosas le decía:
El Padre José Serrano me envía un papel
que V . R. le escribió en que le da orden que
Restos de una imprenta que parece haber sido
la que hubo en Misiones. Actualmente en el
Museo Histórico Nacional, Buenos Aires.

escrupuloso; lo mismo que pasa en la impre-


sión de un libro compuesto, pasa en la im-
presión de un libro traducido, que como no
es necesario licencia del General, ni de otro
alguno, para componerle, tampoco para tra-
ducirle. La traducción de la Diferencia entre
lo temporal y eterno del Padre Juan Eusebio
Nieremberg y del Flos Sanctorum del Padre
Rivadeneira se le tengo alabado al Padre
Se11ano porque me parece muy útil para los
Indios que sabiendo leer se podrán aprove-
char de esos libros. Y o me holgara harto de
poder disponer el enviar letras [o tipos] de
imprenta y sujeto inteligente de impresión
para que allá se pudiesen imprimir esos li-
bros, pero no se halla sujeto del arte 4 •
Por estas frases de Tirso Gonz:ílez se ve
que el Padre Serrano hdbía comenzado la
traducción del Flos Sanctorum y que ambos
Jesuítas deseaban su publicación. Tres años
más tarde, el 12 de abril de 1699, escribía
Reconstrucción de la imprenta considerada como el Padre Tirso al Padre Simón de León, su-
misionera. Museo Histórico Nacional, Buenos
Aires. cesor del Padre Lauro Nuñez en el cargo de
Provincial, que el Padre Serrano dice que
lleva muy adelante la traducción de! Flos
alce mano de la traducción , que iba haciendo Sanr:torum del Padre Rivadeneira, y porque
del Flos Sanctorum del Padre Rivadencira, ese libro será también de -mucha utilidad a
en la lengua guaraní, general de los indios, los indios, deseo que cuando tenp,a concluída
por estar en que esto no se podía hacer sin la traducción se revea y se envíe para que
licencia del General, según la Regla 60. A se imprima&.
LA IMPRENTA EN /.AS JU:DUCC/ONI·:S 569

El Padre Serrano llegó a terminar la ver~ de los Jesuítas se hallaba n no poros ejrmplaw
sión del Flos Sanctorum que llevaba tan ade~ res del libro de Rivadenrira, y aunque no se
)ante en 1699 y que había comenzado en especifica si estaban en castellano o en gua-
1696. A mediados del año 1700 se hallaba raní, nos indinamos a lo segundo ya que
sólo de los libros rn lengua indígena apare-
cen repetidos ejemplares en los cuartos de

CO~I P END IO algunos Padres. El Padre Cosmc Agulló tenía


en su aposento, en 1767~ seis ejemplares del
Flos Sanctorum y el Padre Ignacio Parera
flHA DOCTRIN.~ CHRISTIANA tenía tres ejemplares. Por estar esas y otras
obras impresas en las Doctrinas y por tan
necesarias para el estudio del idioma guaraní
Para Niños. abundaban por lo general en las casas y co~
legios de la Provincia. Más fuerza, sin embar-
COJ\fPVESTO EN LENG\·A. go nos hace otro dato: el Padre Manuel
Campos, procurador de la Compañía de Je-
F RA ?l CE S A. sús en la Corte de Portugal, escribía con
fecha 22 de agosto de 1744 al Procurador
Pür El R. P. Francifco Pomeij, del Paraguay, y le agradecía el envío del
cajoncillo del Flos Sanctorum. ¿A qué obra
de este título podía aludir sino era al impreso
de la Compañia de hsvs .
'lt:~:t.;t e¡:{::~ ,~~fv.C!IA~j,:t,~;;tÍÍIAueñ.n:lc~incoll;(u¡;.d
Y traducido en Lengua Guarani fl.:l!l.ian:~i o~e~MI!~to&o,oj~&o't op"o"'tt( na.n{'O. M.rc.oo~i~'*
~e o¡un ohctuUI n~nllllt1 otn•r.to.
9. :Jl(,ct':. uAt po.ne,~ =Ul,.~~~~ o,tp~O«tc& ll!wr!'o..o.ipo&GiA,..,~
Por el P. Chrilloval Alramirano f.lll~:u 1t\'~ctnenv•r, lliniYU 'l
~. Tupé;~.,. n:"~~o e;,·~u~';!;ut~!:.."'r!~m~:'":"-l::,,-o,A~o:t~"~~r1 ¡;.•.
"'t1Cit{l111l>e'lcthf.ct"l'lt111~ , ~~4t.)'fl'lhtdlpllct'"l~l'4TlO,~Jl~
deJa mifma Compañia. caipoLai ..,en, ,,y:u,o~tu hnobi11f~'~111o Ofiuaua,n0&ia.oñcá7r
fo~nt~.ne .
<). .Jloi n!ltpípo n«obia7iemom~l~,{~1!l Tu~1nñicym~t,.; mLU
Pág:na delantera de un manuscrito, imitando
pd~"m.b~io,y~, .';.ú ;;~;' e>Yú'_rift ñ~ yrno-T.o.l;,_ut,lwto~i.¡;c•
los caracteres tipográficos. British Muse um,
Londres. ont~;>Ó.·,; cic.ol!o'lclt1 J.ibo~11f~(jni07111 141110irtc.o,Tut~ uc-mciñcpuJ
'l'ctmcl lstGIIJ1111,ottepl7!.lttH'mOhMIIÍ fÍ,./iCho!io.ta t U ei co Lcnt~.'t !
JI dtma~'71lu.i. f11Tlf& T,artd.t y~;t~(; "'fO.pt ,~u-dí P" t 'i u.M ñt~.ndm•O ...
en la censura juntamente con el libro de la '"/o.Up~~ruuaLo,.K~o.nlo~uif.a~&;P;t~O fl~cJ:",..,iln1oh~o~~
3m~eu ~, !lt 11he7111~ ¡J.,.c 1v.f4 n:11flu:• yrnl-.oH,:!f'll mh::C#f-'!
Diferencia entre lo temporal y lo eterno, mboi h"tc.oL~ Jc;'.J11.f10,).mooat~~·;7l;~ prr~,,; t;i·e~~o;i'!iit~
pues el Dr. D. Bernardino Cerbin, deán de Tv.,t~r'ft~~,ll~e wpi pr¡~:~d prñ'!n•()'l'r.h·~,.,. f'.:lt'.\·!~ • ~.:p; ,~Jta4·
la catedral de la Asunción y Gobernador del l'f~ hll,t.IO.mt.,YJd~~U :."IIIIO&io.~(l.r.sll. )(l.~~ ~IJI.":,;~,~~UI~
Obispado, emitía su juicio y aprobación de r~"'Q .:~'""'.o:o..m~cna"'tA~rflii.u.l.e¡ ,-,i~ f.u Y>i.r-~4tlcJ'It1.! O>r.llt..
ambos libros por estas palabras : He visto la OtT.2 Ctn!l.~t.~rpt J"T.Ilr.e f1::u:.~. !n~. ~ . htu J ;;~,iiar.i t a..,ota1i'·

obra del desvelo de V.R.P.. traduciendo . ~loa:aU,.)nÍ>oot'~:r 1:~1~.' ':t.!~af t 1J: e1 Jt:~~~T.lua o~tpi&·.,¡,.
pttil; e 11:~ngov~ 6,, r.~:t an;,op•ft f.c¡oo.!U!JCI,t&7Tit& motf;opwrct
del idioma castellano en la lengua guaraní, "'t~t,oi:! P.,¡ Jcmttmt11CO;J yObo T.n·u!e;_;,.!¡mop1cttáhll.ltT.oh.·
natural y general de los in dios de esta Pro-
vincia, el tomo de la Diferencia . . y los ~f:~::&:',~trí'v~ aA~~~·ci l:o.(u~ma7i t~r~uopCLTljc\fJ".ho'ia ·
[tomos] del Flos Sanctorum del R . P. Pedro ~- Jl.o.t mo.Y.i h.mepa-r.!~.
<¡ gcmofu. . ,Jf¡ ;-~.,p:-:ni:_.h.ú Tuy~..,nS r,(J.'"l·'ltfAbt~YJO·
Rivadeneira. ¡¡,_
El Martirologio Romano se imprimió en
Una página del tex to de la obra antes citada.
1700, y la Di{ero1cia ent re lo temporal y lo British Museum , Londres.
eterno se imprimió en 1705, como después
diremos. ¿ No es probable, por no derir se-
guro y fuera de toda dud a: que el Flos Sanc- por Serrano? ¿Qué obra de este título podía
torum apareció en d período de aii.os trans- el Procurador del Paraguay remitir a la corte
curridos entre una y otra publicación? Nos lusitana, sino era el salido de las prensas
confirma en este sentir rl qur en los cuartos guaraní tic-as?
570 I.A f :DlfCACION M/.\'/0.\'I·: UA : AUTI·:S Y Clf:NCIAS

j ).

HIS'l"'OR 1 JE
PROVINCIM PARAQVAR
SOCIETATIS'.. IESV ' .
'LIBE R SEXTVS
ru.i.Hcfuuo Sel.:centcfuno dc-c i mo o éi a u o
u t. Tot'l' C ~ é Pel'uul i , quo fiipls c.ot -
,¿,'-:~c.¡¡;::..rroJ1end:~· e t·g·o iuent t·cdux. ollo aurcot•um
Corcluhe{¡. Eftec<"nff' (<de.;. do Socios iut•
:atTtJ\-u .· quam ope iuu'il. ftfo1 <k:pc{U"
.Rell:ot-atu pon d\I<U de.quadt~gin.ta reg-iminj,
•·ato ab Prrpoi'un <.icnPl"t.li otio i.1.a ft•ui crplr
otoulbus eoík vr ilia.Pru ~o lo:umt>S Vi~ua. ex
· . B:lr\uric i . in qui m·u lros tnot·ra /(~ per b.aptifrütf
aJu. S:~..cr ~nl• enr.:l CUt'!lVCt' l.C, !'C.UOC":tt u s. coH~ io Coi•du~
l'l"'.rp.;llhw dl. Vbi Bl:Jiu&Guri_('J'C~ val~tud ln:adj ¡:)¡· :- <:~
Di u~ Cath.u·Ü.l:l"' Senenft' d Oi iJ i X.uuct·ii e..,;éplo
iurol~•·aLilé frro r(>l;¡ .c3J I~~~·:t-- abhot' I'C'l'e'ttt al>vuo
apofthctuatc defo••maro, vi.ut. ftbi fac icnt, a.ppli_~l
fluid8 fauieru ltt-giff'uné íU~it; p a'Oinpru h~¡·oic.i 6.cihot·is p ~­
: natn focijJ fa(t¡j ~dmiraudbu) afTII'mauir li9oo t•é ilhun LU u..
ftLi vifuw fuifi(.. Jf idc m pt•J>-ret• iti faclno ri ~ dui C' re
ex llutt·ido,._ dotuefl:k:i A!:t~~lop~ ca¡•cirlOUlan: u : 1 _
aliis f¡.~,sfb'l ..:erued iis P'" lab•·it. ex¡,..eO'n-.(e<;~ fai crdo\
' quHtU:Í hllt: p:artl c.._,;'t'fubc:'"l ;f.u · ditio putt•ida CO~t\cie:nti&
vlccra t•)(ÜJ~lU' f¡·cqucut<'l' lb3.11t; CO IU3iot•i f1 ~ u<fl'-'
fa Jub; cot·¡,o¡·~w iut<~~~·iuui p••2"'ftat.: ~~-' CakhaqulalÍ 11
1~ 1-.o ,,n pc t•dtct · ~.,., ~lit. 1uori101 foc tj ~?~ t·fanl.rc conr A

L.;_-~-J--_:C::,&=
. q=u"a•;;;n:;,;u;;-i•-;l;!;;•;:•·;i>;;:'
;: ll::'i:;pln~·lwt ic.oa·uau i ll 11 \~~~~11111,u ~

Página manuscrita por los indios de las reducciones. Está tomada de la Historia del
Paraguay, del Padre Nicolás T ec ho, íntegramente copiado, imitando letra de molde.
Este manuscrito se conserva en el Archivo Histórico de Madrid.
/.A IMP/lEl\'TA F.l\' LAS REDUCC10NJ~S 571

Dibujo h~cho por un indio de las R~du cc ior.es,


en la copia manuscrita. dt' la Historia d~ Techo.

Dibujo indígena ilustrativo de la Historia del


Paraguay del Padre T~cho, existente en M adrid.

Dibujos d e los indios de las Reducciones que h .iciales exornadas que se encuentran en la
se encuentran en el manuscrito de la Historia H istoria manuscrita del Padre Techo, copiada
de Techo, copiado por ellos. por los indios de las R educciones.
572 LA EDUCAC/ON MISIONERA: ARTES Y C/El\'CIAS

No podemos entrar en detalles de las do5 de manifiesto la posibilidad de que esa obra
publicaciones recién mentadas, pero feliz· y otras del mismo Serrano fueran publicada~
mente no es ése el caso en cuanto al tcrCC'I en las mismas rcdurciones guaraníticas. En
libro r.onocidamente impreso ~n territorio 1699 ordenaba el General de la · Compañía
argentino, libro sorprendente por su perfec- que las versiones de Serrano fueran enviadas
ción tipográfica, por la riqueza de sus lámi- a Roma y en agosto de 1700 partían a
nas y por la valiosa información que sobre Europa los Procuradores, Padres Francisco

El taller tipográfico misionero. Acuarela de Leonnie Mathi::.

sus antecedentes nos ofrece en sus páginas Burgés y Nicolás de Saba, pero, entre los
preliminares. muchos encargos y comisiones que Jlevaban,
Solamente dos ejemplares completos de no se hacía mención alguna de los manus-
obra tan peregrina han llegado hasta nos· nitos de Serrano. Para entender este hecho
otros. Uno se halla en Buenos Aires y en tan singular, no hallarnos más que una expli-
poder del señor Enrique Peña; el otro que cación: la repentina aparición de la prensa
fue puesto a la venta por la casa londinense tipográfica del Padre Neumann. Ignoramos
de Maggs Brothers, al precio de 750 libras Jos medios de ·q ue se valió para realizar tal
esterlinas, ahora pertenece a los señores de proeza., pero sabemos que la realizó y pudo,
la Librería L'Amateur, quienes Jo van a re- sin duda, mostrar a los Padres Procuradores,
editar facsimilarmente 0 . antes de partir éstos para Europa, alguna
En 1700 tenía el Padre Serrano traducida muestra de su labor tipográfica. Aun más :
al guaraní la obra del P. Nierembcrg intitu- a fines de 1701 •e hallaban, así el Padre
lada De la diferencia entre lo temporal y Neumann como el Padre Serrano en el pue·
lo eterno, y se disponía a remitirlo a Roma blo de Loreto; tal vez se hallaban allí ambos
para su impresión, cuando el Padre Neu- Jcsuítas desde principios o mediados del año
mann, de quien antes hemos hecho mención, anterior y precisamente ron el objeto de ar-
armó una rústica prensa tipográfica y puso mar y estrenar la primera prensa tipográfica.
DELA DIFERENCIA ENT RtlO
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·., . TEMPOR -A L YETER N O 4
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~CRISOL DE DESENGAÑOS~CONLA ME i:+
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~ GA PORTO CARRERO 4+
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. Virrey, §ovcrnador;y ~pican gcncra~ru E.
-~ · I!!'prcfs<! ~~ !a~ ~arir:-(A.-~ de ~:D!~~;V: :
~:t't 't 't .'t 't 't.'t 't.'t .'t.'t 't 't 't" -t:-t.'t.'t 1' 't.1' -t:t 't.'t 't~

Carátula de uno de los primeros imPresos en las Reducciónes : la Difeuncia entre lo Temporal
y Eterno de Nieremberg, 1705.
Una de las grandes ilustraciones grabadas por los indios para ilustrar la edición del libro del
Padre Nieremberg sobre la Diferencia i ntre lo T emporal y lo Eterno, publicado en · las
Reducciones en 1705.
Página grabada por los indios de las R educciones para ilustrar el libro D~ la diferencia entre
lo tem poral y eterno del Padre N ieremberg, publicado en las Misiones en 1705.
Ilustración de página entera, grabada por los indios de las Reducciones, para ilusf!
de Nieremb('rg, De la diferencia entre lo temporal y eterno, aparecido en 170~
PRA::POSITO GENERALI
' SOCIETATIS IESV.

Página grabada por el ind :o joan Yaparí y publicada al frent e del volumen
de Nieremberg sobre La diferlncia entre lo temporal y eterno, en 1705. Al p ie
de la lámina se lee : foan Yapari, scu.lpsit • Doctrin is Paraquariae.
578 I.A I~Dl.'CAC/0;\' MISIO.YJ:;UA: ARTES }' C/1-:XCIAS

L I B R O ·II
V U
YB IVPt.QV A R ECOEHADETETECO
A P I R EJ~ E C O A G V I Y M B O '{E Q. V A !1. N_1.

C :\P. ~; I
Hayeplá mon~e· oicoamo qumporiyu rehcguá agui
u quiriri etc fu pe ni!:, bai!:tc oyecacetrcbaé ramo 1 ut•
tcco aplreiupe ña co~ape,~w.aro rtm?año y~lcop't~rc·
• ndcreCQbc poria. ba¡ ramo oteo. ycpt, rombt oy~ ¡.
bubi rc:o oñembo mi, c¡;urcpot.yu rchegua ré::o rami
yo!>aichuar?. e!c;; cicoclmo,ayp:> rche año tcn;i ymbo.
bae re~e,hae nam. ere ¡>irci cteramo heconi rae. Cora:
p: r} rimo yiÍplbae y¡>1ete·hagui abi. 'mi rino ñandcrccobc ·hupicalu ha pe,
quiabo, cobai!: pipe t:raco oye bis }ticeaoebc yrabcra agui, h1é ycingiete
mc3coi porombo yea pis• e~ hará'm~- rin¡j ase rccob:, gu= rupia r<tiro y·
t_e rae, yiípíbae ypáete hagui, vmQ.·. papa p'trci rcrccobo, ndeitee ndiyabi
mc3coindabl ypahapé áse rceorill'.i,' Y]Ícopl etebaeumo beco h~ gui,añe·
co opacte hago i agui ypoñab>Jbibc be tcnangi ombal: rcbebe heroirombi
· ere baeramo gúeco hape' ne. Ayete ere rtmO lleconi; Hai!: ase recebe re:o ·
eulibape amontnga;tecobc paha gue· pah•bae yequd ramo rá'n5 ,"conicó
mi:nbotau r.zpi ase oieupe ypora" tco rehe, tecoae1 rché,maJ;iriteningi
bo hagui bái!:bc ramo yepc, h1i: roi mbai: á'rnboae y!ftOmba bati tetironga
qu Íe yblpe guecoere ba~ul oieu~e O• fU rcbe,eguibae nÍa reo tap:ra OlliOl·
ñe~me: ramo ,¡n.o,bae ase ye'l.utyea- tiro n~ngi Y!,110inge~. ~b.ai: ~se~­
(';1• reeo ( recolct amo, bae reo pora· · mondtytaguarnbete nanr, egu•, ma.
netm:> iep:) yporibo ha gua oñemee níinga aba omanobai:cama ie.,e yblpó
ramon5,hahe:oybipe~ páete ha. poromoangipibi amo omoaNi rei
gua año, y:aearu ere amo heco1rSngu. rae,ybil'egua pahagui poiiahubi etei
c1 bag~i m:i , l\C rorlpabingueri tiro rech>ca tepe, mabtrc teniingi Mbtll'U·
i:lor¡nsue:,Oue. Yblpegua naco ('pe:o bicha guasu, hai: Empwdor<s pahatr
J u:-~ rJp:, c.::rer1 gueco áruri' ruei y· rehe •se oyc~a mo:.dobo ra e.Rey An.
mo'lrJanJaruplnmo heconi ,::oterJ be· rioco heubae mbae pipe tepiá' gueco
c:ir3:nl¿! nm o niinga oÍco rino, CO• mombanÍ rae! oñemombtá mbo1 pi:·
"':.''. abC tenico ase rcoobe ~p!lu.gua rr~:, eimbi P':.• tope~! y oar•~,u~a mo·
remo rere:obo, op1 eteblerJmamo · can1 h1gue ptpe, uaramo, p ttunamo
~e ::o hape,her:>irongiru p!ramo oioo iepe o~uercimo ninga rae, hae oybl~
r. e.~o. C'unaco ~asso p3,¡ yra~cr~ U~l op~uie ringuc;.roqu~c_'r.ra~o guc
r:5'gu•,qu:reportyu rehcgua ram 1 te r>~tromba rcnotnaraerano;Hae, 2 a.1
btña, ~al: ypíc.:~pi_ etcbae ramo oioo má'ran1nga ~;oi'~mpcr:~dor A,,;~~o.J
laoo amo, y:ua¡>tr't etc be l>a i: rar.1o puagu,sa y:olpt rcrcqu1::rr.o nu~l;•
.. ·- o:-:o o:!= ·

Página del libro de Nieremberg, publicado en 1705, en las R educciones.


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··:.n~cte~a"2botaclba~J!O 01eo~e~hae a!_llb!l3e m~. amorupir.~g~mar¡
·.r. :ypruboba~o oacobae anga.J'tlara oyabo re-pta aba )'!l!Oñambire
- :;~: : : ra~·oico,omboicquaa rae~ · • . ~--~ , .;_
.§~.:,·.. . ~~ . '·· ·· '-1' .
. 'uie.yiñom~_.ih_ape· hipe:.Mbaci~ia~hae ~ba~:h~api·
: ,be aru becoeetcba· r~ietcr:uno oiÓlramo ie:pe.amo,Daitde·
; ba,hae mombirlh~- remiroirongatllrim.btteramo oiCXlalllo,
• ::ha rccoaplreimbJ· porop'ít'íbobabamo _iiotc m~c.imbc-
. pe,hae rcco Yb.lpe- aci Npit'íhagui momb9ia, _4 iiandcre·
' ~tu pipe oicoti_bae mi_mbOtaniamo ~ha pe ríigu,a,h ~n,·
.. ·- • . ·n~mom~.ú ncv- de oporu r>ll!,O!mboae reh~ t!~#
bo; moco1be o10ehe. ymbo:oaapa ra~. mbou:oobu, ru t¡andc ymboi~wbiaN·
;YaiepH mongca beramo hecoere. ru· 94 b)gu;: Nguai, D.cmbiguli'.eteramo
. pi, naheeeguar~ta Npiruguai, am~~ ña~iJ\Qin..gobo, hec;c. ñandi:á'ngaipa ha-
anleorl-líeioeingor'ícaru iaie~amond<i· gucrari , ha_e ybagagui Tupi raira y·
bo rae. Angaru renanga ya!~p'lá-mo- gu~yil'!gu~::ari,bac _!iandc b~wironga·
ngera pota hecegua reco rup• ,chahccha N baguamán tecoact,ba~ t~o aba~reea ·
yb'lpegua gu~cbacaba pab<ngatu rupi tU porarahaguérari,oy~~u'íju rae. Co·
h~JOirongir~plrimbet~ ramo beco rae, bae opaa tu mba~ oico yb'l ;>egua moa;
Y'ap!reibae aerenanga ymoá'ruangatu- ~biuClh.abamo ymoingouaharí,bac yc·
p!r¡mo guecopo~!j ap'lr~icre r~noina pe mb•~ hcp'lgua~u~rebae ramo! hae
ra_c. Mbaercra rcnanga oime guCGo ru- ymo)iuiirtg•rupl ramo cicora.mo ·~r~
P1 hcroiréingaru p!ramo beco, ha~r~ amo. • .
mb.c amboaccot'l yai ep'lá mondora- Mbac poroguercccchabamo hc:on t t~·
rno,1b1 rcmimoJruanoaturamo heconi. co apl rci,hac tcco Yblpcgua paume Ol·
Ybíp:gua mb1c sue~o rupiéaru, hae cobac,conc r,erci mbac pali moñanr: -
hcccgu~. meme ru?i mbac amboáe .re· ·~ue_ ybamo beco, hac amb0:1e poropt ~
he omae Ita pe ycpc,mbae albiereramo · tLbohablmO" •',?boa;_ rcreco~guaman
Oteo Angel es pabCngatu paíime .~mo- rac.Tccoaptr_et te~ a;ba monan~ague
na a~abapúime ,oicoba~ rangue guccO· ybamo hecont,hae yb<pcgu! rr.onan{,~·
pipe mbac a'iblramo guecohapc . Mbac gu_c neo 1b1 y'lbamo h~con• .~ccoap t·
angaU umooico mblc mi riramo guc- re 1 01co a~upc h...cc~ angaturActc_, hac
CO~apc , mh 1 ~ oycrobat'lba~ ramo guc· hcc~ c:rurama a ptrct ro~ucreco_ o.apa·
colupe,mba: oañind'íba~ ramo !'lleco· pe ,yb•re gua octeroco roaporu _r:¡ore, ~-
D ~ ~·

Página del libm de Nieremberg publicado en 1705, en las Reducciones.


580 LA J::DUCACION M/S/01\'EUA: ARTES Y CIENCIAS

Láminas grabadas por indígenas de las Reducciones, reproduciendo otras de origen europeo;
fueron publicadas en el libro de Nieremberg, en 1705.
LA IMPRENTA EN LAS REDUCCIONES 581

Grabados hechos por los indígenas de las R<'ducciones, y publicados en d libro d e Nicrcmbcrg,
de 1705.
Grabados hechos por los indígenas de las Reducciones, y publicados en el libro de Nicn:mberg,
de 1705.
/ .A IMPIU~.\'TA F•.\' LAS JU~Dl.'CC/0.\'/~S

Cr::bados hechos pcr los indígenas de las Reducciones, y publicados en ·el libro de Niercmbcrg,
de 1105.
584 / .A J-:DUCACION MISIONERA : ARTES Y CIF.NCIAS

Grabados hechos por los indígenas de las R educciones, y publicados en el libro de Nieremberg,
de 1705. ..
lA IMPU.l·.',\7A /~N LAS IU~DUCC/ONE'i

Grabados hechos P~?r los indígenas de las Reducciones, y publicó!dos en el libro de Nieremberg,
de 1705.
586 LA EDVCACIOX MISIOXUlA : AUTL\ r CIFXCIAS

De lo actuado por amhos escribía después por el P. Jose Serrano de la misma


hcrmosamrnte el Padre P. Serrano hablando Compañia, dedicado a la Magestad
con el R. P. General de la Compañía , Tirso del Espíritu Santo. Con licencia del
Gonzálcz: Retorno al Divino Señor el haber Excelentísimo Señor D. Melchor
Lasso de la Vega Portocarrero, Vi-
rrey, gobernador y capitan general
del Peru. Impreso en las Doctrinas
Año de 1705.

Forma esta obra un volumen en 4-:o de


438 pp. a dos cols.
La impresión del libro es correcta en todo
sC'ntido y tal vez sea el más perfecto de
cuantos libros salieron de prensas america-
nas, durante la época coloniaL Aun hoy día
honraría a un taller tipográfico por la lim-
pieza y nitidez de sus páginas. Los tipos son
hermosos y variados, y sin duda mejor tra-
bajados y fundidos que los usados en no
pocas imprentas europeas de aquella misma
época. Los hay de elegantes contornos y de
fina delineación No cabe dudar que fueron
abiertos en estaño o plomo y no en madera
como algunos han creído. Basta a disipar
todas las dudas que puede haber wbre este
La muerte triun'fadora. Lámina trabajada por punto el testimonio de Don Juan A. de
uo indígena de las Reducciones y publicada en
el libro del Padre Eusebio Nieremberg, De la di. Lazrano quien afirmaba, después de la ex-
ferencia entre lo temporal y eterno, aparecido pulsión de los Jesuítas, que había hallado
en las Misiones de Guaraníes, en 1705. letras y caracteres de plomo y estaño en las
Reducciones, y el testimonio del Padre Mar-
logrado el deseo de V. P. se impriman estas tín Dobrizhoff<r quien, hablando de las ha-
obras en las Doctrinas, sin gastos, así de la bilidades de los indios de las Reducciones,
ejecución, como en los caracteres propios de c~cribía que no pocos de ellos imprimieron
esta lengua y pnegrinos de la Europa; pues libros, y libros de gran volumen, y no sola·
así la imprenta, como las muchas láminas mente en lengua guaraní sino también en
para su realce, han sido obra del dedo de Lengua latina, y lo que es más, ellos mismos
Dios, tanto más admirable, cuanto los instru- fundieron de estaño los caracteres o notas
mentos son unos pobres indios~ nuivos · en la tipográficas 1 .
fe y sin la dirección de los maestros de la Pero lo singular y singularísimo de este
Europa~ para que constP. que todo es favor
libro peregrino son sus muchas y preciosísi·
del cirio , que quiso por medio tan inopinado mas láminas, magistralmente diseñadas y
enseñar a estos pobres las verdades de la fe. grabadas. Contiene el volumen sesenta y
Vuelvo al Señor lo que es suyo y a V.P.M.R., siete viñetas, xilografías en su mayor parte,
que tanto ha obrado en estos santos intl'ntos, y contiene además cuarenta y tres láminas
quedando en mí solo el agradecimiento al abiertas en bronce o robre. Entre estas me-
Señor. recen particular mención la que representa
Esto Icemos en la introducción al libro en forma simbólica la diferencia entre lo
intitulado: Temporal y lo Eterno, la que representa el
De la diferencia entre lo tempo- escudo real y el de la Compañía de .Jesús,
ral y eterno, crisol de desengaños, sostenidos ambos por dos figuras represen-
con la memoria de la eternidad, pos· tativas del valor y de b religión con estas
trimerias humaDas, principales mis· leyendas: labor et fortitudo omnia vincunt;
terios divinos, por el P. Juan Eusebio celus do mus tuae comedit me; el que con-
Nieremberg, de la Compañia de Jc- dene las efigies de San Ignacio y de San
sus, y traducido en lengua guaran.i Francisco Javier iluminando al mundo con
/"A IMPRENTA EN LAS REDUCCIONES 587

sendas teas, y en la parte superior el Espíritu Todo Jo que se utilizó para la impresión
Santo radiante; el qUe representa al R. P. de este libro fue de origen americano, a ex-
Tirso González en cuadro orlado con los es· cepción del papel. Solo éste fue de proce-
cudos de la Compañía de Jesús y del reino dencia europea. Es áspero, medianamente
de Inglaterra. Esta última tiene al pie la fuerte y análogo al usado en Jos libros es-
sugestiva leyenda: Juan Yapari lo grabó, en pañoles de fines del siglo XVII. Además de
las Misiones de.l Paraguay. no tener dato alguno para c.rcer que fue
Aunque la mayor parte de estas láminas fabricado en las Misiones, tenemos el testi-
son reproducciones de las que en 1664 hizo monio del Padre Sepp quien en 1709 csni-
bía que quiso el Padre Serrano establecer

Lám ina orig inal europ('a. en la que se inspiró Lámina del indio guaraní. inspirada (' n la an te-
el artista guaraní. rior, pero interpretada libremente.

Aunque , por lo general, los indígenas de las Reducciones no sc mostraron artistas origina-
les, sino excelentes copistas, }' así lo atestiguan cuantos los conocieron dc cerca, los hubo que
superaron es<' estadio de primitivismo, como lo comprut·han. en la forma más fehacient<' , esta
y dl.'más lámi nas que acabamos dc reproducir, ya que ni una sola rs un a copia servil, sino una
con manifiestas varian tes y cambios.

Bau ttats para la edición del libro de Nic..·- una imprenta y con feliz éxito lo llevó a
rcmbcrg impr<'sa en Ambcres, hemos de ad- cabo . . . Cierto que fabricar aquí el. papel es
vertir que a Jo menos una terrera parte son del todo imposible y a veces no hay ningu-
parcial o totalmente originales. Aun las que no . .. ; es forzoso traerlo de Europa, lo que
son copias, están de tal suerte ejecutadas resulta muy caro. Años más tarde escribía
que no cabe dudar de la habilidad y singu- Streicher: hánse instalado muchar artes y
lar destreza de aquellos indios guaraníes, de oficios . .. Ahora pensamos seriamente en po.
aquellos indígenas que en tan apartadas re· ner una fábrica de papel y otra de vidrio.
giones del mundo y salidos ellos o Sl,!S padres Esto escribía Streicher en 1725 y veinte años
de los bosques, emulaban a los artistas de más tarde manifestaba el Padre José Rico al
Italia, Alemania y Holanda. Padre Manuel Alberich, Procurador de los
588 1-A EDUCACION MIS/0¡\ 'f:RA: AUTE'i Y CIE1\'CIAS

en 1767 por la autoridad civil. En dichos


INSTR.VCCION inventarios se k·<·n estas líneas: Dio11isio V áJ-
PRACTICA quez: Martirologio Romano~ traducido de
PARA latín en castellano, tres tomos en cuarto im-
preso el uno en Loreto, Pueblo de Guara-
Ordeur Santamente la vida; que nks el año de mil setecientos y nUeve. Esto
ofrece El P. Antonio Garnga de es todo lo que sabemos de esta obra apare-
la Companta de Iefur. cida en 1709.
Como brebe memorial, y recuerdo Has ta 1913 se ignoró enteramente la cxis-
i los que hazen lor ex ere etos efpí- tcncia de otro libro que había sido puhlicado
en 1713, y del cual sólo se ('Onocc un ejem-
. 1ituales de S. lgnatio de lo plar. Intitlllasc:
yola fundador de la
m¡fmaCom- Instrucción práctica para oa·denao·
santamente la vida; que ofrece el P.
pani¡, Antonio Garriga de la Compañia de
Jesus. Como breve memorial, y re-
cuerdo a los que hacen los exercicios
espirituales de S. Ignacio de Loyola
Fundador de la misma Compañia.
En Loreto, con licencia de los Supe-
riores en la Imprenta de la Compa-
ñia. Año de 1713.
En Lomo. eon ficencra de loa De esta obra sólo se conoce un ejemplar,
Superiores en la Imprenta de que es el que poseía el Sr. Luis Montt (Snn-
la Compañia tiago de Chile).

Año de 17JÍ
,,..
·..:.,_ ___ _ ----~
MANUALE Ad v[um
Es un tomito de 120 páginas, todas en castdbmo.
Patrum Societatis
Je~uítas en Barcelona, la necesidad que te-
nían los Jesuítas del Paraguay de poseer un 1 ESV.
oficial práctico <'n la fabricación de papeL
Pedía al efecto un candidato de c~a habili- Red udionib us
dad. Será muy del caso que el tal oficial PARAQVARllE
viese y practicase eu a/.!.!,wza de las oficinas
de fJor allá, singularmente en una que hay verfanlur
cerca de Tarraeo11a .
D<·spués del libro de Serrano, aparecido en
Ex Rirua¡.¡ Romano
1705, no se sabe de la rxistencia de otro ae Tolera no
alguno hasta el publicado <'n 1709 ~ pero hay
fundamento para ncrr que, entre uno y otro.
decerptl<m
re<·ditósc el Martirologio Romano publicado
rn 1700. Tal vez la primrra edición había Anno Domini MDCCXXI
sido deficiente, romo se deduce de las cx-
prrsioncs del Padre Streichcr citadas arriba, Superiorum permifsu
y se creyó necesario dar a luz una segunda fH-l--:+t-\IH-:-)(-to4J(-++;'*~ (.-->-1 ~:-4~-t~ ....... ~~+--+*- ~~
y mejor edición. Nos fundamos también en Laure,.· t¡p•s p.p. Sotietatis IE:SV.
una nota que leemos en uno de los índices
o inventarios de los libros que en Santa Fe Es un voluuJt·n d(' 266 páginas, unas en latín,
tenían los Jesuítas y que fueron incautados otras en guaraní y en castellano.
LA IMP/lEl\'T A EN LAS /U..'DUCC/01\'ES &89

Desde la publicación en 1713 de esta obri-


ta que consta de 120 pp. en 12'', hasta el
~fi t!! f! i i•.f t H .f f :f 1Ji
año 1721 debieron de publicarse varias y
tal vez muchas obras análogas, pero ninguna
ha Jlcgado hasta nosotros, ni siquiera los
ARTE
OELA LENGUAGUJ\RANI
títulos de las mismas. Podemos sin embargo POR EL p. A NTON10 RUIZ
aseverar que la imprenta de las Doctrinas 'DE
o de la Compañía no estuvo ociosa. En 1714 Mon¡oy~
escribía el Padre Scpp y después de recordar
el establecimiento de la imprenta misionera, 'DEL/i COMPiiÑIA
recordaba la labo r del Padre Serrano v afir-
maba que este empeñoso Padre ha i~preso DE
ya varios trataditos en lengua española y
guaraní~ e igualmente otro Padre, llamado
JESUS
Buenaventura Suárez~ disjJUso con acierto sus Con los Efcolios Anotaciones
libritos de efemérides, calendarios, tablas y Apcndires
astronómicas~ anuarios~ cursos de los plane- DEL P. PAULO RES TI VO
tas, mudanzas del tiempo. . y los ha im-
preso.
de la mifma Compañia
En Loreto y en el curso del año 1721 Sac:dos de los papeles
publicóse el DEL P. SIMON BANDINI
y de O Iros.

Manuale ad usum Patrum Socie- End Pcebfo de S. MARTA Lo Mlyor.


tatis Jesu qui in Reduetionibus Pa- ElAÑOd.ciScior MDCCXX1V
raquariac versantur . . . Anno Domi-
ni MDCCXXI. Superiorum permissu. Es un volumen de 256 páginas. en castellano
Laureti typis P. P . Societatis Jesu. y en guaraní.

~~~~~~,c~~~~~~"~~~~JC~~Jc~~~ que forma un volumen en octavo de 266 pp.


foliadas y 79 sin foliar, la mayor parte de
VOCABULARIO las primeras en lengua latina; la mayor
parte de las segundas en gua raní. Induda-
DE blemente se hizo una tirada aparte más
LA LENCV 1\ GV ARA NI numerosa de esta segunda parte, versante
toda ella sobre el método de confesarse con
COMPVESTO
fruto.
Por el Padre 1\ntonio Rui7 Un año más tarde, pero no en I.orcto sino
de (¡ Compañia de en el Pueblo de Santa María la :Mr.yor,
apareció el magnífico tomo rotulado
JESVS V ocabulacio de la lengua Guarani
ReviOo, y 1\ugmentado compuesto por el Padre Antonio
Ruiz de la Compañia de Jesus revis·
Por otro Religiofo de la tnifma to y augmentado por otro religioso
Compañia de la misma Compañia. En el Pue-
blo de S. María la Mayor. El año de
MDCCXXII.

que es la obra tipográfica más perfecta des-


EN EL PVEBLO DE S.MARlt\ pués de la Diferencia entre lo temporal y lo
l.\ 1\MYOR. eterno de Nierembcrg, de que antes hicimos
fil Aio oe :<.~DCCXXU'·
mcn<'ión. Consta esta obra de 589 pp. en 49
y su impresión debió costar grande trabajo
Es un volumen de 590 páginas, en castellano dadas las mllltiplcs abreviaciones y acentos
y guaraní. de toda índole.
590 L'l ¡.;p ( ' (.'AC/0 .\' ,\1/S/OXf:RA: All.TFS Y CIENCIAS

f.f1i~~%ff%*f%f~%~%~%~~-{~ poste-rior en la que el mismo Restivo había


tenido parte. Así parece indicarlo al corrrgir
EXPLICACION su yerro anterior. En 1638 no había podido
'DE EL tener parte en la composición de esa obra
pues ni había aun nacido, Alude por consi-
CATECH I SMO guiente a una edición posterior a la madri-
leña, sin duda alguna a una segunda edición
EN LENGUA GUARANI
PORNICOLAS YJIPUGUAI
hecha en las mismas Misiones.
En el prólogo citado escribe Restivo que
CON DIRECCION los autores que se citan son: Bandini, Al en-
O E L P. P A U L O R E S T 1 V O doza, Pompeyo, lnsaurralde, Martínez )' Ni-
'DELA COMPAÑIA colás Yapuguay; todos son de primera mano.
DE Tal era el aprC<"io que tcrúa Restivo de la
habilidad del indio Yapuguav. autor del ter·
JESUS rrr libro impreso en el Pueblo de Santa Ma-

~
ría la Mayor y del primero Ím!Jrrso en el
pueblo de San Francisco Javier·

Explieacion de el Catecismo en
lengua Guaraní por Nicolas Yapu-
guay con dirección del P. Pauto Res-
tivo de la Compañia de Jesus. En el
Pueblo de S. Maria La Mayor. Año
EDd Pueblo dt S. MAkiJ\ La M•F• de MDCCXXJV.
AÑO Df: MOCCXX!V
4•, 443 pp.
Es un volumen de 38 páginas, todo en guaraní,
Sermones y Exemplos en lengua
Guaraní por Nicolas Yapuguay Con
Obra gemela del Vocabulario es la apare- direction de un religioso de la
cida dos años más tarde y en la misma loca- Compañia de Jesus. En el Pueblo
lidad, o sea el

Arte de la lengua Guaraní por el


P . Antonio Ruiz de Montoya de la
Compañía de Jesus con los escolios SERMONES
Anotaciones y Apen&ices del P. Pau-
Jo Restivo de la misma Compañia. y
Sacados de lo• papeles del P. Simon EXEMPLOS
Bandini y de otros. En el Pueblo de
S. Ma•ia La Mayor. El año de el ENLENGVA GVARJ\Nl
Señor MDCCXXIV. Por Nicolas Yapuguay
Con direttion
Mt'nos volumino~a esta obra que la antC'-
rior, pues solo consta de 388 pp . d('l mismo DE VN RELIGIOSO DELA COMPA¡;j¡A
form a to. no le es inferior en mérito. Unas DE
frases del préllogo. esnito por el Padre Rcs- lESVS.
tivo, nos manifiestan que ella hahÍJ sido pu-
blicada ya antes <'0 las Misiolu-'>: Salió la
primera vez Jin ,wplemento, poniendo en su
luf!ar lodo lo que pertenecía al capítulo de
la materia de que trataba; pero despuh ví
que para los principiantes era cosa enfadosí- • En el Puct.lodc $ . t:'rancircoX•vicr
sima. Como es natural, no alude Restivo Jlriode MDcCXXVII·
a la edkión que Ruíz de Montoya había he-
cho en Madrid en 163(!; sino a otra muy Es un volumen de 166 páginas, todo f'n guaraní.
L-/ /.\11'/U.ST. ·I L\ /.A .\ UU>l"CUliSF.\

de S. Francisco Xaxier. Año de ('1 último de los libros impn·sos en las Doc-
MDCCXXVII. trinas qw · ha ya llegado ;~ nuc ~ tr:-t noticia.
.j". :ll:l pp. 1)cspués de 1728 se llega ro n sin duda al-
g un a a publicar otros imp re sos a unque nin-
La Fx¡,Jicación flH ' i111prl'sa en t'l pueblo d e gu no de ellos ha ya ll<'gado a noso tros, ni
Santa Mo1ría, pero los Srrmofu·J y ¡~·x,•mj,fos aun t'l títu lo de los mi smos. fue ra dt' uno
vieron la luz en d de San Ja vier. como se qu e parece h aherst' imprt'so por los a1-1os de

Prime ra y postrera página <l e la Carta n Antequera ( ! 727 ) , <JlH' es !<1 última publi cac iót1
guar<1nítica. de qut· se t ie ne notici<l.

kc rn las respec tivas portad:1s. Tomhién en 1728 o 1i29. Fue <'n este aJ-10 c¡uc el Padn:
est(' put'hlo puhlid1sl' b última de lil'\ (1hras Juan Franci ~ co D úvi la escribía ck"ck 1,ima
g ua raníticas CJU<' han llq!;ado ha st:1 nosotros: al Pad re Antonio Garriga y k dt'cÍ:\ q w·. con-
forlllc con lo qu e 11' había cstt· ordenado,
Carta que el Señor D. Joseph de h ah ía (· ] t•scrito la Rda cior~cita d1· !oJ wa_JOS
Antequera y Castro. Cavallero del acanidoJ l'tl tiemjJO dt' _1ntN¡uoa y b ha-
Orden de Alcantara Protector Genl. bía h('cho im prim ir en Lillla jh ro fa1 [nJjÚas]
de Indios en la Real Audiencia de la qw· Jat·aron C/1 las Doc!rinru no _lirr t ' nin-
Plata y Go vernadot· que fue de la .!!10/a ¡wr laJ inrwmcrabii'J mo1tiraJ o nro-
Provin<'ia d e el Paraguay Escrivio u·s.
al Illmo. y Rmo. Señor Obispo de el Esta frast· part'cc indic;n que la i111pn·nta
Pao·aguay Doctor D. Fr. Joseph Pa- m isione ra. si es qut' aludt· a ella. había dcs-
loz &c. 1 Col.l Typis Missionum Pa-
nwjorado no tahknwntt' , ya qtw ninguna d e
raquariae Superiorum permissu In
Üppido S. Xaverij Anno 1727. las t·opias o muy pocas habían sa lid a kgihks
o prcsc nt<~hks. Suponit·ndo qut' es ta Rt·la-
El único cjl'lll]Jiar de este impreso e~ el cioncita de loJ JUCtJOJ dd tic mjJO d e A nte-
quc se conscn·a t• n d British ~1uscurn y es quna sl'a la postrna dt · las ob ras impresas
592 LA EDUCACION ¡\-1/SIONERA : ARTES Y CIENCIAS

en las Misiones, podemos recapitular lo ex· Pacaiu quie hapcée


puesto hasta aquí afirmando que fueron ellas
a lo menos veinte en número: de 9 de ellas
ang ymombeúp1-
conservamos ejemplares; de 3 sabemos hasta re, Tíl pa poromo-
el título que llevaban y algunos datos sobre mohengat u habere
su autor o traductor; sabemos finalmente que vporomoñemond r.
el Padre Serrano editó varios trataditos y que jtabctc . reco · ab1-
el Padre Suárcz publicó seis o más trabajitos gu1aqo, tccobc r•·
de índole astronómica. ·h•pe ingucra Tupa rob:iquc gucrahá ~
Tal sería aproximadamente el Catálogo
de las impresiones guaranítiras en el supuesto
ramo, gurcocue ·mcmei mombeguabo :
de que aquella imprenta cesó de funcionar yc~upe • nambac rllguai y mboíe ~
antes de 1730, ya que ron posterioridad a
Le :ra. inicial en un libro guaranítico, impreso en
las Reducciones.

~: Paraguay gobazan de ese privilegio. En


1743 d visitador real, Vásqucz de Agüero,
visitó las Reducciones, y respondiendo al in-
terrogatorio relativo a las artes existentes en
las Misiones, afirmaba haber en ellas pinto-
res, impt·esores, relojeros . etc. En 1747 escri-
bía el Pa~re José Cardicl a un amigo suyo
de España y le decía: hasta imprenta hay
en un pueblo, en que se han impreso varios
libros en su lengua, en Latín y en Castellano;
y cuando los dirige algún Padre es tan buena
su impresión como las buenas de Europa 9 •
Hasta imprenta hay en un pueblo, afirma
Cardiel, y esta frase nos lleva a otro proble-
ma relacionado con la imprenta guaranítica:
¿hubo una o varias imprentas? En 1919 sos-
teníamos que hubo a lo menos tres: la dr
Loreto, la de San Javier y la de Santa María
la Mayor. Nuestra principal argumentación
se basaba en la diversidad de los caracteres
Letra inicial en un libro guaranítico, impreso en
tipográficos de las diversas impresiones y en
las Reducciones. las distancias que separan a algunos pueblos
como el de Lorcto y San Javier, distancia

esa fecha nada conocemo!ii de ws produccio-


nes tipográficas. Pero ¿es probable que des-
pués de aquella ferha resara la imprenta
misionrra de funcionar? Mcdina y ~1itre
que se han ocupado de este tema creen que
cesó entonces por razones que se ignoran. No
participamos de esa opinión ; en 1735 visitó
las Reducciones Don Antonio Alvarrz de
Abrcu y en su informe a Don José Patiño
hacía constar que en los pueblos de las Mi-
siones por él visitados hay músicos, pintores
e impresores. En 1740 los Jesuítas de Santa
Fe de Bogotá, en el Nuevo Reino de Grana-
da, wlicitan poseer una imprenta y recorda- Letra inicial en un libro guaranítico, impreso en
ban a este fin el hecho de que los del Perú las Reducciones.
aqu:e, & quafi thus t•édolens in die bus a:/Utis . Quafi
ignis effúlgens, thus ardens in igne. Qy.aíi vas aw·i
sólidum, ornatum omni lápic!e pretiófo . Qyall olí'va
púllulans, & quafi cypré!Ti.ts in altitlidinem fe extó-
flens. Circa illum corona fratrum: & quall plantátio
cedri in monte Líbano, fic circa illum fletérunt qua·
fi rami palmz ,& quafi 6lii Aaron in glória fua .
Cete•·a ut in eodem Communi .

INFESTO
COLwe•·Í.onis S. Auguflini Epifcopi , C onfeiTó¡·i$
& Eccleíia: Doéloris .
lntroitus .
V Enite , &narraba, omnes, qui timetis Deum,qua-
u fecit Jnimz mea:: Miséricors ,& miferator Dó-
minus longánimis , & multum miséricos . Allelüia, a!le-
ll!ia . Pfalmus. Suavis Dóminus univérfis ,& mile.ra -
tiónes ejus (uper ómniaópera ejus . 'l.!. Glória Patri.
Oratio.
D Eus,qui hodiernam diem beáti Auguflini Con·
felsóris tui, atque Pontíficis mirabili converllone
decodlli : pr:rOa qua:fumus, ut Ítcut Ecclefiam tu am
propúl~s erroribus ~rotegit,)!a corda no~~a pr~ci·
bus futs contra malignos fp1r11us tua graha trnga-
te defendat . Per Dóminum.
Léc:lio Epítlolz beáti Pauli A.pofloli ad R omanos.
F Ratres, Nox pra:ceffit, dies autem appropinquavit ,
abjiciamus ergo ópera tenebrarum , & induamur...
arma lucís ~ ficut in die honéfle ambulemus : non in
comeífationibus, & ebrietátibus: nort in cubilibus, &
impudicítiis : non in contenti&n~, & a:mulati8ne, fed
indui-

l':igin a manusnila , imi1and o imprcnl a. que se conserva en un ~Hsa l. e n San Ignacio Guazú.
ESCRITORES /¡\'DIGI·:NA.'i 593

que imposibilitaba o hacía muy difícil el tras- tipos de su fabricación, manejados por indios
lado de la prensa y demás utensilios. salvajes recientemente reducidos a la vida
Al presente opinamos que efectivamente civilizada, con nuevos signos fonéticos de su
no hubo sino una sola imprenta y que esta invención y hablando una lengua desconoci-
era llevada a los diversos pueblos a requiri- da en el viejo mundo 11 .
miento de los mismos. La frase citada de
Cardiel, que tanto conocía los pueblos gua-
raníticos y las costumbres de Jos mismos,
parecería indicar la existencia de una sola
imprenta. Dobrizhoffer, a su vez, habla de
las impresiones guaraníticas como proceden-
tes de uan sola oficina. El Padre Rotalde
escribía en 1733 que se había impreso el
libro del Padre Garriga en la imprenta que
tiene allá la Provincia del Paraguay y el Pa-
dre Ignacio de Arteaga, despuís de visitar
el pueblo de San Javier, en junio de 1727,
ordenaba lo siguiente: Manténgase aquí la
imprenta, cuidando de ella para lo que se
ofreciere en adelante. 10
¿No hubiera sido más fácil construir va- C .. bcza de Angel, que hace de cut de lampe,
rias prensas que trasladar la única existente en uno <le los libros impresos en las Reduccionr.s
de un pueblo a otro? Tal vrz habría sido de Guaraníes.
más fácil, pero sospechamos que los Jesuítas
tenían sus escrúpulos jurídico:;.. ya que la
licencia real obtenida no habla de dos o más :i5 -Escritores indígenas.
imprentas sino de una sola.
Hemos citado la R<'al lic('ncial y t<'nemos Si consideramos esnitores a aquellos que,
la satisfacción de manifestar qth' pos<'cmm o por su enorme erudición. o por su fecunda
copia de la misma. Gutiérrcz, Medina, Mitre, fantasía, o por su agudeza de ingenio, o por
Spence Roberston y cuantos se han ocupado ' ll personalísimo estilo, se han destacado 50-

de los orígenes de la imprenta de Misiones brc sus coterráneos o contemporáneos, hemos


han desconocido este documento y hasta han de decir que no hubo, que sepamos, escritor
llegado a sugerir la especie gratuitamente alguno entre los indígenas de las Misiones.
calumniosa .de que Jos Jcsuítas obraban de Nada extraño, ya que, aun en los países de
contrabando al hacer funcionar una tipogra- la mayor cultura, son bien contados los que
fía en las Reducciones. Esta especie es tanto así priman sobre ]a multitud de las gentes.
más arbitraria por cuanto en la portada mis- Pero si por escritores entendemos a los hom-
:na de su libro de la Diferencia entre lo tem- bres de cultura superior, que tuvieron la ca-
poral y lo eterno decía Serrano que tenía per- paridad de expesar sus ideas, más o menos
originales·~ expuestas también en forma más
miso del Virrey para su publicación. Por
o menos original, es indiscutible que hubo en
otra parte el documento mismo estaba en un
las Reducciones escritores, como abundan
archivo público, en la Biblioteca Nacional de:' hoy día, con bagaje intelectual más o me:10s
Río de Janciro. Perteneció a Don Pedro de análogo.
Angelis y está fechado en Lima, a cinco de Por otra parte, el indio, aun en las Reduc-
setiembre de mil setecientos y tres años. ciones, era eminentemente, y podría decirse
Muy acertadamente ha escrito el General que aun esencialmente, un subordinado en
Mitre que la aparición de la Imprenta en el todo lo referente a la cultura. Por lo general
Río de la Plata es un caso sin.!!.ular en la carecía de originalidad. A lo menos en la
historia de la tipografía. después del invento pintura y estatuaria, el copiar lo ajeno era
de Guttenberg. No fue importada; fue una lo predominante, y eso lo realizaba en forma
creación original. Nació o renació en medio pasmosa, como hoy día no se obtiene ni por
de las selvas vírgenes, como una Minerva los medios mecánicos más perfectos; imitar,
indígena armada de todas sus piezas, con pero poniendo rasgos propios y alejándose-
594 LA EDUCACION MISIONERA: ARTES Y CIENCIAS

del modelo, fue un don otorgado a poros in- ya exhortando, ya reprendiendo, a fin de me-
dígenas ; rrcar, en el sentido literario de este jorar las costumbres. M editando estas cosas
vocablo, tal vez no fue concedido a ninguno iba el indio a su casa y, una vez allí, repro-
de ellos. ducía el sermón, y lo ponía en un idioma
Sin embargo, al frente de dos libros im- guaraní purísimo ( purissima Guaraniorum
presos en las Reducciones, esto es, al frente Lingua). Por su parte, agregaba al sermón
de la Explicación del Catecismo, como al oído, Lo que Le parecía más apto. Así fue
frente de los Sermones y Ejemplos 1, brilla. cómo compuso un libro que fue grandemente
con los destellos de la paternidad, el nombrf' apreciado por los Misioneros, y del cual yo
y apellido de un indio guaraní: Nicolás Ya- me valí muchísimo para mis sermones2.
puguay. No fue éste el único que se mostró ele-
Así se llamaba este indígena, y es él, en el gante e ingenioso, pues hubo otro indio por
terreno de la culturtll, el émulo de J. J. Ka- nombre Nicolás [Yapuguay] , que trabajó
biyú y de Juan Yaparí. Este fue un artífice grandemente (plurinam operam contulit) en
del buril, aquél del pincel, y Yapuguay lo la confección de un Catecismo, escrito por él
fue de la pluma, Kabiyú firma el lienzo de mismo ( quem scripserat) y que el Padre
Nuestra Señora, que obra en poder de los R estivo, italiano, hizo que se imprimiera
descendientes de Enrique Peña; Yaparí es (typis edidit). El Padre Restivo le tuvo siem-
quien firma la lámina aparecida ('O 1705 y pre a su lado como intérprete, siempre que
que r<'prescnta al General de los Jesuítas, quería explicarse en guaraní con mayor ele-
Tirso González, mien tras Yapuguay es a gancia ( perpetuum interpretem · habuit, ubi
quien corresponden dos de Jos más bellos res elegantius Guaranice explicare voluit ).
libros salidos de los talleres tipográficos gua- Pero éstos fueron autores de libros espiri-
ranítkos. tuales. Autores de libros 1tO religiosos, conocí
Ni se crea que el que conste en la portada yo a dos indios. Uno que se llamaba Melchor
de esos volúmenes el nombre de un indígena y escribió la Historia del pueblo de Corpus
sea una engañifa o una condescendenci; ge- Christi. Era un volumen de cosas muy va-
nerosa, ya que rl Padre Paulo Restivo nos riadas, ya que reseñaba cuándo se fundó el
informa en sendas notas, que van al princi- pueblo de Corpus, por qué se trasladó del
pio de esos libros, que muy conocida y su- Guairá, en qué época se construyó la iglesia,
perior a lo que puede caber en un indio, es las circunstancias en las que se inauguraron
la capacidad de ese Nicolás Yapuguay~ Ca- los altares, cuáles eran loJ límites del pueblo,
cique y músico de Santa María~ y con razón según la tradición, cuáles eran los campos
mu'y alabada de todos su composición por la asignados a los pobladores, cuál era la tradi-
propiedad, claridad y elegancia con que fe- ción de que Santo Tamás había estado entre
lizmente se explica, aun en las cosas tocantes los Guaraníes, qué pestes habían afligido a
a Dios, que en otros indios no es tan fácil los moradores de Corpus.
hallarlo. Todo esto escribió Melchor con sencillez
Ni fue Yapuguay el único indio que llegó de estilo, y cuanto leía u oía sobre el tema,
a escribir libros, ya que sa bemos de varios lo ponía en su crónica, aunque sin orden y
otros. Véase, si no, lo que a t·ste propósito sin hacer juicio de los hechos.
escribió el Padre José Peramás. Después de No obstante, hay que confesar que ese vo-
decirnos que los Guaraníes eran ávidos de lumen contenía cosas nada despreciables, y
leer, agrega que no solamente leían, sino que yo lo he aprovechado para mis propias cosas,
ellos mismos eran escritores ( scribebant etiam y una vez hallé al Párroco que lo consultaba
et ipsi) . Yo mismo he visto y he leído los diligentemente para esclarecer una cuestión
sermones que, para cada una de las Domíni- de límites. El mismo Melchor había enrique-
cas del año, escribió un indio del pueblo de cido su obra con un ma.ba trabajado por él,
Loreto, y he de decir que «n ada más elegante en el que no estaban puestos los grados de
fue escrito jamás por jesuíta alguno» (nil Longitud y Latitud, que él desconocía, pero
elegantius a Jesuita ullo scriptum fuerat). El en el mismo estaban consignados con toda
modo cómo compuso este volumen fue el exactitud los montes, los arroyos y los ríos,
siguiente: cada Domingo se fijaba atentamen- contenidos dentro de los lindes del pueblo.
te en lo que el Párroco, o el compañero del Otro libro fue escrito por un indio del
Párroco, exponía sobre el Evangelio del día, pueblo de San Javier, que era uno de los
ESCRrFORES INDIGENAS 595

descendientes de los primeros pobladores. Re- indios del pueblo de San Juan, con fecha 16
feria cómo los jesuítas habían llegado a sus de julio de 1753:
tierras, cómo fueron revibidos por sus ante- Señor Gobernador Dmz José Andonaegui:
pasados, relataba la muerte del Venerable Recibimos ya tu carta nosotros los caciques y
Padre Roque González y de sus compañeTOs. todos los indios del pueblo de San Juan, esti-
Este indio llegó a ser Corregidor de San Ja- mándola y besándola por el grande amor que
vier. nos tienes. Hemos oído una y otra vez su
Esto consigna Peramás, que fue misionero contenido; mas estando en esta tierra, nues-
entre los Guaraníes, y a los datos que tan tro santo Rey, en lugar de Dios.. para nos·
abundantemente nos ofrece, aunque quisiéra- otros, no queremos creerlo porque Dios Nues-
mos que hubiese sido aun más abundante, tro Señor no es mudable en su voluntad y
podemos agregar que existe aún~ aunque querer, ni tampoco se puede engañar. D e
sólo fragmentariamente, la Historia del Pue- esta suerte misma es nUestro santo R ey en
blo de Yapeyú, compueo;ta por un indígena esta tierra: estando e7J. lugar de Dios, no es
de esa localidad. En 1826 sólo se hallaron mudable en su voluntad,· por eso no lo cree-
unas hojas de esta Historia, en poder de un mos, sólo sí reverenriiamos al R ey santo y lo
indio Guaraní, y en ese mismo año fueron veneramos como a Dios.
traducidas al castellano por el entonces vica- V es aquí 'lo q;te nuestro Santo Rey Felipe
rio General de las Misiones. Hernández ha V nos avisó el año 1716: Cuidad muv bien
publicado la versión castellana de esas pá- mi tierra y también de vosotros mism~s, que
ginas 3 • no os hagan mal vuestros enemigos, mis ene-
Hiersemann puso a la venta en 1905 dos migos. También envío en mi lugar mü go-
volúmenes compuestos por dos indios de la bernadores, encargándoles cuiden de vosotros.
Reducción de San Carlos, siendo DiscurJos Yo ciertamente no os sacaré de vuestra tierra,
sobre la Historia Sagrada, el uno de ellos, y ni tampoco os molestaré en co.~a alguna,·
el otro un Libro de Sermones para los do- diciéndonos entonces: cumplid cumplid sólo
mingos del año en lengua guaraní. Este vo- mis palabras, el Rey don Felipe V. Y tam-
lumen contenía un lote de Cánticos en gua- bién envío Padres de la Compañía de Jesús,
raní, pero ignoramos si era recopiladón de hijos de San Ignacio, a vosotros para que
piezas métricas compuestas por los misione- logren vuestras almas pobres para Dios. Esto
ros, o si se trataba de piezas originales del sólo es lo que os mando. Por esto que el Rey
anónimo indígena sancarlista. nos escribió, nosotros los caciques de San Juan
Pastclls halló en el Archivo de Indias, y y los demás indios no creemos. Nosotros no
publicó, pero sólo en ca!'tellano, una Rela- hemos sido conquistados por español alguno,
ción de la Batalla del 3 de octubre de 1754, por razón y palabras de los Padres nos hici-
escrita por uno de los inrlios del campamen- mos vasallos de nuestro Rey; por esto siem.bre
to de Daimor que actuó en ella ... Lo curioso hemos cumplido la voluntad de nuestro Rey.
del caso es que consignó no tan sólo los nom- Siempre hemos ido a Bttl'nos Aires a hacer
bres de los Jefes y autoridades, pero también el fuerte; fuimos también a Montevideo a
todos los pormenores y detalles relacionados hacer el fuerte, cumpliendo y venerando sus
con esa acción militar. palabras. Después de esto fuimos hacia el
Hace pocos años ( 1949) que el historiador Paraguay a sosegar a los del Paraguay, y
español, Francisco Mateos S.J. ro, ha exhuma. hacerlos fieles vasallos, como nosotros. Ves
do y publicado un Jote de Cartas de indios aquí lo que hemos hecho a nuestro santo
cristianos del Paraguay, relacionadas con los Rey, perdiendo nuestra hacienda y vida, y
sucesos de 1750 y años siguientes. Dichas lo que hemos hecho para Dios.
cartas son siete en número, y por haber sido También nos dijo entonces nuestro santo
escritas cuando la rebeldía de los Siete Pue- Rey: Tened cuidado que no os hurten y lle-
blos del Uruguay, es más creíble que fueron ven los portugueses; así nos dijo en Buenos
enteramente obra de los indígenas, sin inter- Aires, en su sala, el señor Gobernador don
vención alguna de parte de Jos Misioneros, Miguel. Y después de esto l por ventura,
aunque la sutileza de pensamiento y la per- nuestro Rey ha mudado su voluntad santa,
fecta encatenación de los concepto~ harían, que era la misma con la voluntad de Dios?.
a veces, sospechar lo contrario. Véase, si no, Por tanto, ni queremos creerlo y no nos mu-
cómo escribían a Andonaegui los Caciques e daremos, acordándonos de las promesas del
596 LA EDUCAC/ON MISIONERA' ARTES Y CIENCIAS

santo don Felipe V. Por lo que don Felipe pobres indios. . Acordándonos nosotros de
V nos amó, y por haberse mostrado y sido esto, no queremos dar esta tierra a los por-
nuestro buen padre, no hicimos cosa en su tugueses.
contra; fuimos dos veces a la Colonia, a echar Carta personal y muy suya es la que el
a los portugueses de ella. De la misma suerte indio Nicolás Neenguirú, corregidor del pue-
habíamos pensado y determinado hacer con blo de Concepción, y descendiente de aquel
su hijo nuestro Rey Fernando VI. Sif"ndo otro Nicolás Neenguirú~ que tanto hizo en la
esto asi, los caciques nos recelamos muy mu- primera mitad del siglo XVII para que los
cho llevar a tierras tan lejanas a tantos niños Jesuítas fundaran ése y otros pueblos, cscribi6
y enfermos, y el morir todos a manoi del a Andonaegui en julio de 1753:
hambre. Todos nosotros nos hemos espantado gran-
Mas siendo voluntad de Dios, señor gober- demente oyendo tu carta: no sabemos creer
nador, bien puedes tú venir a echarnos de que el corazón santo de nuestro Rey haya
esta tierra, en donde Dios nos puso. Y c_"he- enviado el que nos mudemos, cosa muy difi-
mos de abandonar de balde, por ventura, cultosa; y así decimos que esto no es iJolun-
nuestra grande y hermosa iglesia, que Dios tad de nuestro Rey. Los portugueses si, de-
nos dio con el sudor de nuetro cuerpo? Y cimos, enemigos de nuestro buen ser, quie-
Dios l por ventura, lo tendrá a bien? N os- ren hacer malamente el que nos mudemos.
otros, en primer lugar, levantamos una gran- Porque nosotros tenemos también otra carta
de iglesia y una hermosa casa de los Padres, de nuestro Rey, y en ella el difunto padre de
y después nuestras casas también . Y todo esto nuestro Rey nos significa muy bi€n su cora-
llo hemos de arrojar de balde? Señor go- zón, el amor que nos tiene, tiene por bueno
bernador, en ninguna manera es bien que nuestro modo de vivir, nuestra iglesia, y aun
nos mudemos, y asi nosotros, pobres indios, lo que hemos hecho en la guerra y se con-
no hemos hecho mal alguno a nuestro santo suela por lo que hemos hecho con buena gana
Rey. Los portugueses si, que el año de 1744 por todas partes, sef!Ún su voluntad. Lo ten-
nos hicieron mal a nosotros: en primer lugar go por bien, nos dice su carta buena; por
nos mataron cinco estancieros y seis llevaron esto nos dice también su carta: M e acordaré
vivos; éstos, aun hasta ahora, los tienen por de vosotros, os ayudaré, cuidaré muy bien de
sus esclavos, tres muchachas, dos muchachos vosotros, y mi gobernador también os ayu-
y una mujer; después de esto destrozaron la dará, y le he mandado os libre de todo mal.
estancia, llevaron vacas y yeguas, tres rodeos. l'or tanto decimos: lCómo, o de qué suerte.
Esto ciertamente nuestro santo Rey no lo pues, estas dos cartas de nuestro Rey no son
sabe, ni que perdieron de balde los portu- iguales, y se diferencian? Nuestro Rey no
gueses a sus vasallos a quienes ama mucho. errará sus palabras; l por qué ahora se quie-
Fuera de esto también tenemos en la memo- re apresurar, nos carga lo que no hemos
ria que pelearon contra nuestros abuelos y errado, nos empobrece grandemente, querién-
mataron a muchos, y después de esto, a nos- donos sacar de balde de nuestra tierra, para
otros, que somos sus hijos, nos quieren echar poner en manos de los portugueses nuestros
y apartar de esta nuestra tierra. bienes, y lo que hemos trabajado? l Para
Esto no está bien, señor gobernador ..'\1ues- perdernos también de una vez? Esto, Señor_.
tros santos padres nos mandan que ·nos mu- sí, no podemos ni sabemos creer, diciendo:
demos; mas nosotros, haciendo memoria de Esto no es voluntad de nuestro Rey y si él lo
lo que el santo Rey nos tiene dicho, no nos supiera, si él oyera nuestras palabras, se eno-
queremos mudar. Aun los animales se hallan jaría y no lo tendría por bien, y como que
y aquerencian en la tierra que Dios les dio, no aprobaría el que nos mudásemos.
y . queriéndolos . alguno . echar, . acometen; Así es toda esta larga misiva, ingenua a
¿cuánto más nosotros, aunque forzados y las veces y hasta con toques infantiles, pero
contra nuestra voluntad, acometeremos? Por precisa y concreta en la exposición de los
esto, señor gobernador, siendo voluntatl de argumentos. Era lo que Neenguirú preten-
Dios y de nuestro Rey, cúmplela; mas siendo día, -y· ciertamente se muestra más lógico y
Dios justiciero, en él confiamos. Fuera de previsor que los áulicos cortesanos de Ma-
esto, por el año 1736, dijo entonces el señor drid, convertidos en juguetes de la Corte
don Miguel: El santo Rey manda que, siendo lusitana.
yo su gobernador, sea muy amante de los Nada extraño es que los indios supieran
UN ORSERVATOIUO ASTRONOMICO EN LAS Rf:DUCCJONES 597

escribir discretamente y tuvieran la capad· Buenaventura Suárez, una vez hechos los
dad de expresarse por escrito, ya que si fue estudios eclesiásticos y científicos en Córdoba,
escaso el analfabetismo en los centros urba- y ordenado de sacerdot('.. fue enviado en 1703
nos rioplatenses, con anterioridad a 1810, en a la Reducción de San Cosme y San Damián,
las Reducciones era escasísimo. Sabemos que
ya en 1611, cuando las Reducciones estaban
aún en mantillas, una de ellas, la de Santo
Tomé, que contaba con 1.400 familias, tenía
una población escolar que ascendía a 900
entre niños y niñas. ¡Admirable porcentaje
que sería el sueño ideal de un Ministro de
Instrucción Pública!

56- Un Observatorio Astronómico


en las Reducciones.

Es ciertamente sorprendente que en las


Reducciones jesuíticas del Paraguay llegara
a instalarse un Observatorio astronómico,
pero más sorprendente aún es que su pres-
tigio Hegara hasta Vargentin y Cclsius, y que
estos dos hombres de ciencia ·alabaran y re-
produjeran en los Anales de la Universidad El Jesuita y astrónomo Padre Cristobal Scheint"r,
de U psala las observaciones astronómicas pro- austríaco (1575-1650).
cedentes de estas partes de América.
Le cabe aún a este Observatorio otra triple
y fue d Cura de este pueblo, desde 1724, y
aunque en varios breves períodos, estuvo en
otras Rdurriones, fue San Cosme su residen-
cia ordinaria. El suyo fue un caso excepcio-
nal, pues era de rey trasladar con relativa
frecuencia a los Curas de uno a otro pueblo.
Era hombre sumamente habilidoso y sa-
bemos que hizo órganos y espejos, perfeccio-
nó mucho el arte de fundir campanas ense-
ñando a sus indios a dorar cálices en el
fuego; supo al~o de medicina, dirigió pin-
tores y estatuarios sólo con su aplicación y
curiosidad 2.
Sabemos adem<is que se dedicó Suárez a
la fabricación de un chocolate de su inven-
ción. El santiagueño Juárez al ocuparse en
sus Observaciones litológicas, del uso del
chocolate en el Río de la Plata, escribe que
anche nel Paraguai, done non é molto co-
El J esuita }' astrónomo, Padre Juan B. Cysat, mune /'uso del cioccolate, perche hanno
suizo (1588-1657). un'equivalente nel mate, ch'e una bevanda
dell'erba del Paraguai falta ad uso di thé,
gloria, ya que el astrónomo que Jo levantó fabbricava col mani un buon cioccolate il
era uno de Jos grandes misioneros de la pri- celebr.t matemático, e missionario del gua-
mera mitad del siglo XVIII y era criollo, raní Padre Bonaventura Suárez americano 8 •
oriundo de Santa Fe, y ese observatorio, en Pero fue sobre todo un C"ximio astrónomo,
su primera y más gloriosa etapa, fue de fac- y llegó a realizar una labor ingente y alta-
tura enteramente americana 1 • mente meritoria, por las razones arriba ex~
598 LA EDUCACION MISIONERA: ARTES Y CIENCIAS

puestas, y porque en las Reducciones escribió 1750 que consignan su necrología nos dicen
Suárez y publicó en Europa el primer libro que: Fue el padre Bentura de genio amable,
de ciencias matemáticas, de que hay noticia prudencia y juicio asentado, habi/ísimo para
en los anales culturales argentinos, y porque cualquier cosa a que se aplicase [y] alcanzó
se valió ampliamente de la imprenta misio- su instrucción y con sola su capacidad, genio
nera para la divulgación de diversos folletos y aplicación, muchas materias matemáticas,
u hojas sobre el tema de su predileuión. incansable en las observacionr!j·, hizo instru-
Debemos ante todo distinguir dos etapas mentos matemáticos, anteojos de latga vista .
en la vida astronómica de Suárez: la que relojes de péndulo largo. imitando a los in-
corre de 1703 a 1739 fecha en que compuso gleses sólo por haberlos visto y registrado,
su Lunario, y la transcurrida desde 1739 para sus observaciones 4 •
hasta el fin de su vida ocurrido en 1750. El mismo Suárez en la introducción a su
Lunario nos proporciona algunos otros de-
talles: No pudiera haber hecho tales obser-
vaciones -escribe- por falta de instrumen-
tos (que no se traen de Europa a estas pro-
vincias, por no florecer en ellas el estudio de
las ciencias matemáticas) a no haber fabri-
cado por mis manos los instrumentos nece-
sarios para dichas observaciones, cuales son
reloj de péndulo con los índices de minutos
primeros y segundos; cuadrante astronómico
pdra reducir, igualar y ajustar el reloj a la
hora verdadera del Sol, dividido cada grado
de minuto en minuto; telescopios, o anteojos
de larga vista de solos dos vidrios convexos,
de varias graduaciones desde ocho hasta
veintitrés pies. De los menores de 8 y JO
pies usé en las observaciones de los eclip-
se; de Sol y Luna, y de los mayores de /3,
14, 16, 18, 20 y 23 pies en las inmersiones
de los cuatro satélites de Júpiter, que observé
por espacio de trece años en el pueblo de
San Cosme, y llegaron a ciento y cuarenta
y siete las más exactas 5 .
De lo que hemos transcrito se colige que
tenía Suárez:
El Padre Cristobal Clavio o Clau, llamado l) Varios telescopios o anteojos astronó-
"el Euclides del siglo XVII" (1538-1612). micos de dos lentes convexos desde dos me-
tros veinte centímetros de distancia focal
(ocho pies) hasta seis metros y medio ( vein-
En la primea épora no contó con otra titrés pies).
ayuda que la de sus fuerzas y la de sus indios, 2) Un péndulo astronómico con índice de
aunque apoyado por sus superiores, si bien minutos y segundos.
es posible que éstos no se dieran cabal cuen- 3) Un cuadrante astronómico con los gra-
ta de los talentos del misionero hasta que dos divididos de minuto en minuto.
conocieron su obra impresa. El mérito de haber construído estos apa-
En la segunda etapa contó Suárez con ratos, aunque toscos y de dudosa precisión,
aparatos traídos ex profeso de Europa, y no es singularmente grande y merece todo el
puede dudarse de que los superiores apoya- aplauso de la posteridad . Si careciéramos de
ron los esfuerzos del sabio y lo hicieron en los testimonios que acerca de la ciencia de
forma singularmente benemérita. Suárez dieron sus contemporáneos, y si care-
De los instrumentos que inventó y fabricó ciéramos de sus escritos, bastaría a la verdad
nuestro primer astrónomo nacional, poco es el poder consignar las líneas transcritas para
lo que podemos consignar. Las Anuas de que Suárez fuera contado entre los grandes
UN OBSERVATORIO ASTRONOMICO EN LAS /U~DUCC/ONES 599

pioneers de la ciencia argentina y americana. mo. Ni uno sólo hemos hallado que despre-
Suárez construyó esos aparatos, incluso los riara su labor o aminorara su valer.
lentes. Este dato nos lo ofrece un contempo- Sánchcz Labrador, el gran naturali!5ta del
ráneo de Suárez, el Padre José Sánchez La- siglo XVIII, escribe que el Padre Buenaven-
brador. Al ocuparse éste en su grande e iné- tura Suárez, por espacio de cinco y más años,
dito libro El Paraguay Natural de los crista- sacó puntualmente la longitud del pueblo de
les y sus usos escribe que cuando los cristales San Cosme )' San Damián de las misiones

Firma y rúbrica del Padre Buenaventura Suárcz.

de roca son de buena agua, o claros, y sin guaraníes, como ya dijimos. DesfJués de sus
manchas, pueden servir para hacer lentes de observaciones de las inmersiones )' emersio-
anteojos. Efectivamente el Padre Buenaven- nes de los satélites de Júpiter, y de las que
tura Suárez, misionero de los indios guara- al mismo tiempo en Petrópolis hizo el señor
níes, y célebre matemático, los labró muy Nicolás de la Isle, concluyó que la longitud
buenos e hizo algunos anteojos muy claros 6 , del dicho pueblo desde la isla de Fierro es
Con estos escasos elementos Compuso Suá-
rez su Lunario, que tanta fama le granjE:'ó en
América y en Europa, y del que después nos
ocuparemos.
El éxito de esta publicación movió a los
superiores a obtener para Suárez aparatos de
ley y de acuerdo a la técnlca de la época, y
en 1743 llegaron, procedentes de Inglaterra:
dos telescopios, el uno de 12 y el otro de 24
palmos, cuyo costo fue de 36.000 pesos, ade-
más de dos relojes de Martiron que costaron
62.400 pesos 7 •
La solicitud de los superiores de la Com-
pañía en proporcionar a Suárez aparatos tan
costosos y de tan difícil consecución en aque- Observatorio que, en Pekín, instalaron los J e-
llos tiempos prueba abundantemente la om- suitas y con el que tendría alguna analogía el
nímoda falsedad de aquellas gratuitas e in- que, en San Cosme y San Damián, estableció el
Padre Buenaventura Suárez.
juriosas frases de Gutiérrez quien afirma de
Suárez que pasó su vida oscuro y desdeñado
de los suyos 8 • la que pusimos, esto es de 321 grados, 45
Esta afirmación es enteramente inexacta minutos".
en cuanto a los superiores de Suárez, y lo Estas observaciones las hizo Suárez antes
es también en cuanto a los demás misione- del año 1738 fecha en que terminó su Lu-
ros del Paraguay, sus colegas en la labor mi- nario y cuando no había aún recibido los
sionera y sus admiradores incondicionales. aparatos astronómicos remitidos desde Eu-
Quiroga, Chomé, Sánchez Labrador, y Jolís ropa.
~blan de él con elogio y hasta con entusias- El mismo Sánchez Labrador parece aludir
600 l.A I~DVCACION MISIONERA: ARTES Y CIENCIAS

a sus trabajos posteriores y más perfectos, gio polígrafo, como lo demuestran sus volu-
cuando copia unas Tablas de Su;lrez y !as minosos escritos, debemos uno de los testi-
precede de estas líneas: Las más recientes monios más elocuentes que poseemos acerca
observaciones hizo el Padre Suárez los años de Suárcz y de su labor. En su preciosa obra
de 1746 y 47 por los cuales está sacada la intitulada Rudimenta ]uris Naturae, publi-
tabla sieuiente. cada en lengua latina en 1791 y traducida y
En olra parte escribe Sánchez que para publicada en lengua castellana por la Uni-
poder por las tablas regular las horas. ha- versidad de La Plata en 1911, leemos un
bremos de añadir otra curiosa. Pónda el triple elogio de los méritos de Suárcz como
astrónomo 11 •

Reloj de sol, existente aún en La Cruz, Prov.


ReJoj de sol, existente aún en San Cosme y San de Corrientes.
Damián.

Padre Buenaventura Suárez, insigne astróno- No puede dudarse que los es tudios astro·
mo y misionero de la Provincia del Paraguay nómicos de Suárez le granjearon fama en
en su aL un ario de un siglo". América, en Europa y aun en el Asia. Como
Lozano en su celebrada Historia de la hace notar el señor Alvear en su Relación
Compañía de jesús en el Paraguay ~scribc de Misiones: conservó familiar y honrosa
que la ciudad de Santiago de Chile está correspondencia con los astrónomos de varias
situada en el amenísimo valle de Papocho cortes y pueblos principales que lt! comuni-
en 34 grados de altura, según dice el Padre
con toda aceptación.
'!
caban sus observaciones recibían las suyas
O valle; aunque el Padre Ventura Suárez,
insigne matemático de esta nuestra provincia El mismo Suárez alude a su corresponden-
del Paraguay, observando allá el Sol, halló cia con los sabios de su tiempo cuando es-
sólo 32 grados justos ••. cribe en ]a introducción anteriormente cita-
Al Padre Domingo Muriel, último Pro- da : despaché a Europa al Padre Nicasio
vincial de la provincia del Paraguay y egre- Gramatici de la Compañía de Jesús, quien
UN OBSERVATORIO ASTRONOM/CO E,V / .AS REDVCC/OXF.S 601

me comunicó sus propias oburvaciones he- Lo que dio prestigio a Suárez no fue su
chas en el Colegio Imperial de A1adrid, y en Semanario de un Siglo como escribió Lugo-
Amberga del Palatinado, y las copiosas y ncs, que nunca había visto el tal libro 13 , sino
exactas observaciones de don Nicolás de l'lsle su Lunario de un siglo que comienza en ene-
hechas en Petersburgo, y las del Padre Igna- ro del año de 1740, y acaba en diciembre
cio Koegler hechas en la corte de Pekín en del año /841 en que se comprenden ciento
nada inferiores a las de Petersburgo, con las y un años cumplidos .. Contiene los aspectos

Cuadrante solar, procedente de Santa Ana.

cuales, y con las que también me comunicó principales de Sol y Luna, esto es las con-
el doctor don Pedro de Peralta hechas en junciones, oposiciones y cuartos de la Luna
Lima, conferí las mías. con el Sol, según sus movimientos verdade-
Las Cartas Anuas de 1750 que consignan ro{ : y la noticia de los eclipses de ambos
su necrología nos informan ·q ue: Ha tenido luminares que serán visibles por todo el siglo
comunicación con los matemáticos de Lima, en estas misiones de la Compañía de Jesús
lngolstadt, Brasil y Londres adonde se esti- en la provincia del Paraguay. . Dánse al
maban sus observacioneJ de los ecli pJe5, fin de él algunas reglas para. . formar de
emersiones e inmersiones de los satélites y de estos lunarios de un si~lo los d.:. los años
los cometas, etc . 12. si!:uientes desde el 1842 hasta el de /903.
Además de su correspondencia con Jo., as-
~ La primera edición de esta obra se hizo
trónomos de su tiempo, tenía Suárez otra y
tal vez más íntima y frecuen te con los que en Europa en 1743 o 1744, se reeditó en
fueron y cuyas obras tenía en su podt'r. Por 1748 y en 1753, primero en Lisboa y después
las dtas que aduce se colige que tenía en su en Barcrlona, y se reprodujo en Quito, en
biblioteca, o conocía, algunas obras dr Hi- 1787 (?) y en Corrientes, en 1856.
pareo, Copérniro, Reinaldo, MuiCrio, Peta- De la Introducción se colige que Suárez
vio, Billi, de I'Isle y Felipe de la Hire. compuso su libro para utilidad de los ame-
602 LA EDUCAC IO N MIS IO NERA: ARTES Y CIENC IA S

rkanos primordialmente. pero lo destinó Cosme a horas 8, minutos 43 . a que añadida


igua lmente para Jos europeos, y es justo no- la misma diferencia meridiana, saldrá el fin
tar q ue el libro tuvo efectivamente mayor del eclipse en Madrid a horas 12, minutos
éxito en Europa que en América. Para di- JI, de la noche.
rección de Jos madrileños que usen el Luna- La <T abla de la diferencia de tiempo en·
rio C'onsigna Suárez algunas particularC's re- tre el meridiano de San Cosme y de algunos
glas, las cuales con leves modificaciones, se- lugares principales, especialmente de la Eu .
rán igualmente útiles a los moradores de ropa y de la América, y de sus alturas de
otras ciudades españolas. El año que viene Polo» comprende la diferencia de meridiano
de 1740 habrá eclipse de Lu na el día 13 de y altitud de polo de setenta ciudades o re.
enero, cuyo principio será en San Co.1me a giones, en tre ellas Amsterdam, Asunción,
horas 4, minutos 46 de la tarde. Para saber Berlín, Cabo de Buena Esperanza, Córdoba
a qué hora, v. gr. comenzará este eclipse en de Tucumán, Edimbur~o , Gante, Habana,
Madrid, buscaré en la tabla si!!uiente la Cantón, L ima, L ondres, Martinico (isla),
diferencia meridiana en t re San Co;me y Ma- Méjico, Olinda (Brasil) , Pa rís, Pekín, R oma,
drid, y la hallará de horas 3, minutos 28. Siam, Estocolmo, Varsovia, etc. Copiamos
A simismo el fin de este rclipse será en San las cinco primeras líneas:

Dif. Mcr. Aplic. Altitud de Polo


Nombre de los Lugar~s H. M. S. G. M. S.
Alejandría de Egipto 5 44 o añade 31 JI 20 B.
Amsterdam 4 2 o añade 52 22 45 B.
Antverpia 4 o 40 añ ade 51 13 30 B.
Asunción del Paraguay o ó o quita 25 14 o A.
Atenas 5 18 30 añade 37 40 o B.

La H . quiere decir horas, la M. minutos,


la S. segundos, la G ..erados, la B. altura bo·
real, y la A. altura austral. LUNARIO
Para que el lector se forme una idea del DE UN Sl(..LO.
libro de Suárez, reproducimos todo lo rela· Que: comc:nz.n~ c:n fu Oris! ;.ll f Or [p:ro •kllñ() d;
17..Jo.,y auba en Diz.ic:mbr..: Jcl u.~ ..: . 1 ~+l.cn qu,•l".
tivo al año 18 11 y que comprende las pági· <omprdltndc:n cicmo y un ~ñc.s cumplid.>~.
nas 120 y 121. La primera columna de la
CONTIENE LOS ASI'ECTOS l ' RlNCIPAL l:.S
página 12 1 comprende los meses; la sef~unda .-lt S•f1J u,,,, t¡/l·tJ,J t: '"•lljllrtllllti,..O~:ÍIIICI,.~ .f:!.ot.t•·
los as!Jectos ( q.c., cuarto creciente. JI, luna '" Je l• ~,,.,¡ S•l. J• ••,. fot -lt~:ttll/11 v-•rtl.t-lr··• ··
J ft~ Mtici• Ú Útl::diJfl• , t _.,,, Llt11rÍIUitl, fW jitfrl
llena; q.m. cuarto menguante; N., luna nue· 'Ciijil/u JP" 11/1 rl Si(f~OI tP•' Mi¡;i""1 M /•
va); la tercera los días (D.), horas ( H .) y C.-¡•ii.s tkJt{:l :n ¡, p,,_,,;;iilt Jtl
minutos (M.), y la última coluritna el tiempo '"'"!.""}·
REGU1.ADA, Y ALIC..\OA LA HO El.\ D l
(T.) o sea la mañana (m.), tarde (t.) o no· los Aljxdos, y EclipC..:s ll McriJi.HioJc:ll'tiCblo
che siguiente (n .s). de lt.s cl\:lu.:dJ.>s MJI ;yr..:s
Sintetizando el contenido histórico del Lu· SAN COSME, Y S'IN DAMIAN
nario podemos decir que se desprende del 7 tf/r•diJ• _(.. :.fo i 11r1 1 .llai:li.u:~t l'" ,,.,,.,o:it
T.&~ Je /.u i.j.·tm·-i.tt m•ti:lill!~ l! q•r f'e /#lit
mismo : .s/ ffÍI" 1f111 Jr e/ L N1Úr111.
1).\ NS!: AL fl>l l>E EL RI:::GLAS f-A CIL ES,
/!' Que el Padre Suá1ez por espacio de p.u.l qucqualtJUÍcu, (in :.t.-rhcnutiCJ, ni A r i llu:1ni~· J,
treinta y tres años, o sea 1706 hasta J7.19, ptt•.JJ f.·r m.ud.: ..:A ·· ~ Lun.ui<.ls ..¡.. u u t:g.l• · ltl).!.: k•>
liKS fi:,;.uicuttS.•\.·f:k dtk IS..f!.hJ!IJ .J J.: 1')01.
había comunicado cada año las observaciones POtt F.l 1'1\ 1)1{ 1:::.
meteorológicas y los aspectos de la Luna BUENAVENTl!R1 S UAREZ.
para el siguiente año a los que se interesa· d ·: b Cu:tlpJ1\I.l ,h: J_,._
·~"~_"·--- · ­
ban en esta clase de trabajos. ---;;;;¡;;: ror l'ABLO N.'\0,\L l•n pl"d":(r.
2!' Que para hacer sus observaciones se
había fabricado él mismo los instrumentos
necesarios: a) telescopio o anteojos astronÓ·
m icos de dos lentes convexos.• desde dos me· Ca rátula del Lun ario de un Siglo, compuesto
por el Padre Buenaventura Suárez, según la
tros veinte centímet ros de distancia focal edición d~ 1752.
UN 0/JSERJ'ATO/UO ASTRONOMICO /·.N / .AS InDL ' CC/0.\'J~S G03

(ocho pies) hasta seis metros!' medio (vein-


titrés pies); b) un péndulo astro,1ómico con
índice de minutos ,.. segundos; e) cuadrante
astronómico con los grados divididos de mi-
nuto en minuto. •'~•fi•· rH·¡b.H.AI.,T.
39 Que tenía correspondencia científica 1 - 47. -1.7.S'i)~
con el Padre jesuíta Nicolás Grammatici, l. p. U.SJti~.
quien le envió sus observaciones astronómi- t.r.. q.m.11. ~·'' 1.
cas hechas en Madrid 'V en Amberf:!a del ~~.1:;: ~:~:.~.
Palatinado ( Amberg en Í3aviera), las de don --.¡:-t.......-.:-¡¡ m.-
Ft.ur . .m •.6. a. J.Jn.
Nicolás de l'lsle en San Petersburgo y las del N•. :n.a :.u n.f.
jesuíta Padre Ignacio Koegler en Pekín.
--:,~
•.• o., •.•.1;--
~ m.,t7. 7·
,,,
49 Que tenía correspondencia directa o
l. 10. a.+J· m.
mutua con don Pedro de Peralta, residente N•rr.~. . ::.t.
en Lima. N. :+-IO.J6.m.
S!' Que el Padre Suárez envió a sus co-
rresponsales sus observaciones de eclipsn de
--é.,:c·.J;: ~:'~:~
.,dril. o.,m,
.m.¡16. J .
Sol y de Luna y las inmerJiones y t·mersiones . h .•.• ~.t.
~)0.9.11·:~
de los cuatro satélites de Júpiter entre las
. 1 ....... '"·
cuales ciento cuarenta y siete eran jJOrticu- m.1s. J.~6.m .

larmente exactas. . ,u. 6 .....


C. 10. ).IJ.
m.m.
6!' Que por espacio de trece años hizo en - ·---1:-
Sas Cosme observaciones de los satélites de )111111. ~-."n,.,.~
. : ~::;:::
• lO. 6.!J. t.
Júpiter. .t.: . . a.:o. :.
7!' Que la comparación de sus resultados
con los de sus corresponsales fue la que le

...
P
Lun.rrio
Au ti llito ..r. 1~1 •• f(;;ura.Jo al Me'"''·'"" tld ru(~/Q
de ~Ir' Cotinc: en la1 M11iiwars dd Pu•suay de 11 Con•-
Una página del Lrmario dd Padr<" Suárez,
correspondiente el año 1811.

¡.allia de Jdhs. hizo fija r la lon~itud exacta de San Cosme


/l.'.r••
Alll'ftt mnucro
.Js·""· /iir/lu .,.,.;¿ltt.
,. Sq11~agclima 10. l.c:>rCI'v. en 32/ 0 45', de la isla de Hierro.
f, Ctnon t,. ¡;c:,>o·rru.
~·Do1ninicd f. .P1fqua '+· Al>ril. 8!' Que arregló una tabla comparativa de
Len• dtl ~hrryrolo&io f. Af(cution :)· M.lfO• longitudes tomando a San Cosme por pri-
T,.~,••· Pt111C(0!1U ":. JuUIO.
M...¡o 4 . ••. 9· Corru.n I J. Juni". ma meridiano.
AJ~irnto . 1. L>iúr:m~.
,;. J·'·
:o.-:1'·.
Junio
Scptirmbrt
99 Que hizo una tabla de longitudes y
Doaiconbrt 11. :o. .H. latitudes de los treinta pueblos de Misiones.
Edipftr. Terminamos este capítulo, recordando Jo
Trn tdi¡>(cl ffr:in ··itibiN tu db• ~tif,ionrs.Dos dt luo13,~·
\lno Jc Sol. El pri.nno ftr.i Jclou i 10. de t\lvl" rnr 1.• uuti. que tan bellamente escribió el doctor Ricar~
Pl'iiiCipio dtl Fdirrc hor. r. m. J+·
MrJio dd Edipfc hor. ' · n1. 1 •· , do Rojas ·que en las instituciones mode. mas
Fint!c/Edipfr . . t.o~. ~- . •n. 1; . .. que allá en Córdoba, donde él enseñó, se
Durari hous :. mm. J4· ~rccl•pfar:u~ Uo3 el Nonc dog11o•
f.miu. IJ.Iol DIC•Iioo.Jd Eclipfc. erigieron en tiempo de Gould y Sarmiento,
El ff$t111.d~ Edipfc ~ed Jc Sol .l '+dt ~hno ror b m~i.an~.
rrutoll•o Jd Eclop(c hor. :1. '"· :S.
el nombre del santafesin(> Suárez no podía
Mcdiu del Ed:pfc t.or. !)· 1n. ~9· ser olvidado. Doscierrtos años después de su
Fiu Jel Edi¡ofc. . • l1or. 1o. nl·: :lj· • .
Durario hor. t. mm. 6, lo1 d•suol dd Sul cdop1.1Jos ~z•l d nacimiento, las oficinas astronómicas y me-
Sur fuin+m. J•
[1 ler(ffO Edi(>fC rnl de Lülfl l ' · de St¡llirmt.-e po;· h
teorológicas se han difundido ~n nuestro país,
u •.tc. ~•ldrll~ Lum; en s~n Cofmc h0;r. 1• m. ·1'· ti~: l.l urJt·, al amparo del gobierno, de la .fortuna, de
y po;·o dtfpuu Co1neuuri d F dipfc. ~
rrinopio ~d Edipfc tuu. ,. m. f J· la industria y de la cultura universales, pero
Mtdio .id Edipfc :tor. 7· m. 10. nada de esto es comparable en belleza de
Fint!d [di¡ofc . hor. •· "'· l!.
Ll Juracioutld Edir(cfn~ dchor. a. min. H· espíritu a la espontánea vocación augural de
Lot di~itOI Ce b luna cdipfadJ» .Uia d S~1r al rn~Jio dd aquel solitario que, en la selva misionera o
Edirf.: fcran :"·m. 1 I . Cpc (\roro m~l de ft\t.lo:t lunl.
chaqueña, barajaba sus números pitagóricos
como un poeta de la ciencia viendo brillar
Una página del Lunario del Padre Suárez, las pléyades -para el indio sagradas- sobre
correspondiente al año 1811. las densas aguas del Paraná. 14
LA EDUCACION MISIONERA: ARTES Y CIENCIAS

57- La medicina e higiene en dre Diego de Torres, refiriéndose a Ja Misión


[aJ Reducciones. de Guarambaré, que al llegar él al mismo,
me salió al encuentro el Padre Boroa, débil
Con anterioridad a la labor misionera entre y pálido, pareciendo un retrato de la muerte.
los Guaraníes, y antes de la venida de los En lugar de descanso, se aumentaron los tra.
españoles, esos indios eran sanísimos, y como bajos por causa de una peste que estalló
se expresaba un misionero al referirse a ellos, entre los indios, de la cual muchos murieron
sólo conocían una enfermedad: la vejez:. en poco tiempo. Los Padres eran su único
Pero los españoles, al introducir como ali· consuelo, tanto que les servían como si fue-
mentación la (:arne vacuna, de la que los ran médicos y enfermeros 1 •
Cuando en 1641-1643 otra peste cundió
por los pueblos, dicen las Anuas de esos años
que los Padres Misionrros sangraban a los
indios y los curaban de sus enfermedades,
pero ya habían adiestrado a los mismos in·
dios para que hicieran de enfermeros en estos
casos 2 •
Aunque no creemos que aquellos primeros
Jcsuítas entendieran mucho en medicinas y
medicamentos, parece que, a las veces, te·
nían efectos saludables los remedios que pres.
cribían. Así en 1616 hubo en San Ignacio
una enfermedad de catarro, de que enfermó
casi todo el pueblo, y el Padre Juan de Salas
les hizo un jarabe, con que sanarou casi
todos 3 .
Roque González de Santa Cruz, Antonio
Ruíz de Montoya, Pedro Romero: Francisco
Díaz Taño, Diego de Boroa, José Cata!dino,
Vicente Griffi, C1audio Ruycr y Cristóbal
Altamirano, sin contar otros de menor noto-
riedad, no eran médicos: ni entendían de
medicina, si birn actuaron romo curanderos
en los primeros tiempos de las Reducciones.
Sabemos del Padre Altamirano, santafcsino,
que fue el primero en montar y organizar en
Candelaria, la más importante de las Reduc-
Tratado de Cirug:a compuesto en las Reduc· ciones, una Botica que sirviera para todas
ciones, por algún Jesuita , a principios dd ellas 4 •
siglo XVIll.
Aunque tampoco era médico, adquirió el
prestigio de tal el Hermano Diego Bassu:ui,
indígenas llegaron a ser entusiastas, abrieron de quien sabemos ·que, al morir, dejó escrito
la puerta a no pocos casos de irritación in· un volumen de re médica. Era natural de
tcstinal y otros males. Pero hubo algo mucho Villa Mediana, cerca de I.ogroño. Había in-
peor, y a ello contribuyeron en forma muy gresado en la Compañía de Jesús en 1609 y
eficiente las reducciones, y fue la peste de llegado al Río de la Plata en 1610. Después
viruelas. Parece cierto que los españoles im· de pasar dos años en Córdoba, fue enviado
portaron este mal, que en forma tan rúpida a la Asunción donde fue enfermero durante
diezmaba a los indígenas que vivían en co- ,)5 años, aunque ejercitó también otros ofi-
munidad. cios. A los enfermos siempre mostraba cara
Como no se había previsto este hecho, no de risa, nos dice su biógrafo, sin darse cuenta
se tuvieron a mano los necCsarios médicos, tal vez del valioso pormenor de valor psico-
y los mismos. Misioneros, con más buena vo· lógico que entraña esa frase. A un médico,
Juntad que ciencia adecuada, acudían al ali· no se dice cuál, escribió en una oportunidad
vio de Jos enfermos. En 1612 escribía el Pa- solicitando le enviara, como le envió, un
J.A MEDICINA E HIGIENE EN / .AS REDUCCIONES 605

cartapacio de recetas) y sería a base de ellas


y de su experiencia que escribió Bassuari un
libro de Medicina.
Falleció este Jesuíta a principios de 1629,
y pocos años después le reemplazó, no en la
Asunción, sino en San Ignacio Guazú el
Hermano Francisco Couto, portugués. Naci-
do en 1604, casóse en la Asunción, siendo
muy joven, pero habiendo enviudado, ingre-
só en la Compañía de Jesús. No era médiro
de profesión, pero era un hombre habilidoso
para atender a los enfermos y) por eso, e.ra
llamado de una y otra Reducción, según las
necesidades. El 30 de agosto de 1664, mien-
tras hacía un viaje a la Asunción, enfermó
de gravedad y murió a los 60 añes de su
edad.
Años antes, y a Jos 79 de su edad, había
fa1lecido el gran enfermero de la Asunción
y de las Reducciones: eJ Hermano Antonio
Rodríguez. Era también portugués y había

Una página del Tratadb de Cirugía compue-sto


en l3s Red uccionl's.

estado en Chile. Durante ~O años estuvo en


la Asunción, pero atendía igualmente' a las
Redun·iones. Las Anuas nos dicen que Pra
el médico de la comunidad de la Asunción
no menos que el de los pobres, de los indios
y de los negros.
Con un año de diferencia perdieron )a$
Reducciones dos de sus grandes méditos: el
Hermano Juan de Montes quC' falleció en
1687 y el Hermano Domingo Torres que fa-
lleció en 1688. Montes era natural d~ Ccr-
dcña, donde nació en 1639 y, en 1663 ingresó
en la Compañía de Jesús, en Córdoba. Aun-
que las Anuas nos dicen que estuvo C'n las
Reducciones, durante 20 años, ejerciendo el
oficio de enfermero y cirujano, no nos consta
que haya sido un profesional. El hecho de
haber ingresado en la vida religiosa, a los
24 años de edad, hace posible el que hubiese
hecho algunos estudios y alguna pdctica qui-
Una página drl Tratado de Cirugía, compuesto rúrgica en Europa, antes de pasar a América,
en las Reducciones. Sea de ello Jo que fuerc 1 cierto es que se
606 LA EDUCACION MISIONERA: ARTES Y CIENCIAS

dicos, con excepción del flamenco Matías


Buckier quien, en frase dr Sepp, era medio
médico. Buckier era sacerdote y en 1694 fue
destinado a Y a peyú.
Ninguno de estos buenos enfermeros era,
que sepamos, médico de profesión, cumplien-
do así lo que, por razones que ignoramos,
deseaban los Jesuítas al pedir a su General
en 1632, cuatro Hermanos que asistan en
dichas Reducciones: uno para cuidar las se-
menteras, otro que sea sastre, un tercero que
sea pintor y un cuarto que entienda algo de
botica, medicina, barbería y enfermería, y
que éstos estén a disposición del Superior de
las dichas Reducciones, para mudarlos de
una Reducción a otra, como juzgare con-
venir 8 •
Con el correr de los años se vio que no
uno sino varios médicos y cirujanos eran
menester para el solo servicio de las Reduc-
ciones y, como veremos, contaron ellas, c-n el
transcurso del siglo XVIII, con muchos y
excelentes médicos.
Si desde 1610 hasta 1696 no hubo, en las
Reducciones del Paraná y del Uruguay, mé-
dicos algunos, en el sentido estricto del vo-
{:ablo, aunque abundaron los enfermeros, no

Una página del Tratado de Cirugía compuesto


en las Reducciones.

c-onsideró su muerte como una gran desgra-


cia para las Reducciones 11 •
Al año de fallecer este cirujano, falleció en
Apóstoles el Hermano _Domingo Torres, que
si no fue un cirujano de nota, fue un fervo·
roso herborista. Casi medio siglo después de
su deceso, se le recordaba con elogio, como
rn aquella orden de los Superiores: Aunque
se dará la providencia necesaria para que no
falten las medicinas convenientes. se po-
drá echar mano de una lista de medicamen-
tos, que hay en el archivo de las Doctrinas,
dispuesta por el Padre Cristóbal Altamirano
antiguamente, con el consejo del Hermano
Domingo de Torres, con mucho acierto'.
El Padre Antonio Sepp, que vivió y tra-
bajó en las Reducciones del lado del Uru-
guay y a fines del siglo XVII y principios
del XVIII, muestra una profunda admira-
ción por los enfermeros que había entonces Pileta existente en San Cosme y San Damián,
en estos pueblos, pero no los considera mé- según dibujo de· Liber Fridman.
LA MEDICINA E HIGIENE F..\ ' l.A .\' REDUCCIOXES 607

podemos decir lo mismo por lo que respecta cómo, desde 1753 hasta 1767, era éste el único
al siglo XVIII, ya que fueron no pocos los médico de ambos grupos de Reducciones.
hombres de ciencia y de experiencia técnica Advertimos, sin embargo, estacionado en San
que dirigieron la sanidad misionera. Nicolás, en 1767 al Hermano Wenceslao
Cada uno de los pueblos misioneros tenía Hosdky o Hordsky, aunque se dice de él que
sus enfermeros, pero sólo había tres médicos era Farmacéutico.
Pocas noticias tenernos acerca del ·Herma-
no Joaquín de Zubeldía, pero Lozano, que
escribió su biografía en l<ts Cartas Anuas de
1730-1735, pondera su ciencia y su técnica
como médico, aunque no nos dice si era mé-
dico graduado. Nacido en Tolosa de Gui-
púscoa en 1657, frisaba en los 22 años de su
edad cuando ingresó en la Compañía de Je-
sús en 1679. Dada la precocidad de Jos estu-
diantes de entonces y lo reducido de los pro-
gramas en las escuelas primarias y secunda-
rias, es posible que hubiese cursado los seis
años de medicina, antes de ingresar en la
vida religiosa. En 1685 vino al Río de la
Plata y estuvo unos añoc; en Córdoba y en
Buenos Aires. Si en 1715 llevaba 18 años de
actuar corno médico, según lo dice el Catá-
logo de ese año, es probable que pasara a las
Misiones en 1697. Se hallaba en San Rorja,
cuando terminó su carrera ffiortal el día 21
de mayo de 1732 •.
El Hermano Pedro Montenegro, contem-
Pileta grande y chica, existentes en Apóstoles, poráneo de Zubcldía, es, sin duda~ el más
a fines del pasado siglo. grande de Jos médicos y cirujanos que ac-
tuaron en las Reducciones de Guaraníes, en
para todos Jos pueblos de Guararyíes y de todo el decurso del siglo XVIII , y su saber
Chiquitos: uno de ellos, llamado el médico
del Paraná, ubkado en Candelaria; otro,
denominado médico del Uruguay, estaciona-
do en San Nicolás, al oriente del Río U ru-
guay, y el terrero en uno de los pueblos de
las Reducciones de Chiquitos. Los Catálogos
oficiales de la Compañía de Jesús nos indi-
can, año a año, Jos médicos del Paraná y
del V ruguay, pero sólo hasta 1704 los de
Chiquitos.
Era médico general, o Protomédico, en las
Reducciones del Paraná en 1701, 1704, 1715,
1739 y 1744 el Hermano Pedro Hormacr o
Kornmayer; en 1748 el Hermano Ruperto
Dalhamer o Tharhamer v desde 1753 hasta
1767 el Hermano Tomá~ Heyrlr. En 1735 Estanque de aguas que, a principios de este
siglo, existía aún entre las ruinas de Santa Ana,
era compañero de Hormaer el Hermano según Gambón.
Marcos Vi!lodas.
Era médico general, o Protomédico, en las y su obra merece ser conocido y apreciada.
Reducciones del Uruguay en 1703, 1704, Mientras Zubeldía y Montcnegro eran: como
1715 y 1724 el Hermano Pedro Montenegro, los Protomédicos entre los Guaraníes, desem-
en 1735, 1739, 1744, 1748 y desde 1753 has- peñaba análoga misión entre los Chiquitos el
ta 1767 el Hermano Tomás Heyrlt'. Nótese Jesuíta milanés Enrique Adami. Era enfer-
608 LA EIJVCACION MISIONERA: ARTES Y CIENCIAS

mero de la Casa Profesa de Roma cuando indígenas misioneros Notaremos, sin embar-
en 1680, a Jos 20 años de su t:'dad ingresó go, que dos de los Catálogos que le mencio-
en la Compañía de J es ús con el objeto de nan, le intitulan Chirurgus.
trasladarse a las Misiones Estuvo algunos Era ciertamente cirujano, y egregio) el
años en Córdoba, de donde pasó a las Re- Hermano Ruperto Dalhamer o Thalhamer.
ducciones de Indios Chiquitos. En 1705 fue Nacido en Laussen, en la diócesis de Salz-
uno de los exploradores del Río Paraguay y burgo en 1710, entró en la Compañía de
fue, a raíz de lo mu<·ho que tuvo que sufrir Jesús en 1739 y, a lo menos desde 1748 has-

Estanqur menor que, en parte existe aún en Apóstoles; es dt• la época jesuí tica.

en esa jornada, que fallec.ió el día 27 de ta 1767 fue el gran médico y cirujano de las
julio de 1705. Según Garzón Maccda, mien- Reducciones de Guaraníes.
tras estuvo Adami en Córdoba, fue un fJro- Cuando acaeció la expulsión de los Jesuí-
pagandista de la yerba vara· dorada, cuya tas en 1767, además de Heyrle y Dalhamer,
virtud curativa tenía probada en no pocoJ hallamos a los médicos Wenccslao Hordky
casos serios 10 . y Norberto Zuilak y al célebre curandero
En 1730, 1735, 1739 y 1756 hallamos con Segismundo Aperger. Hordky u Horski era
el oficio de Protomédico en la zona de las natural de Haradesh, en Bohemia, donde
Reducciones establecidas sobre el Río U ru- nació en 1723, habiendo ingresado en la
guay al Hermano Tomás Heyrle, bávaro, Compañía en 1754. Los contemporáneos.
natural de Wilsburg. Nacido en 1697, ingre- como Peramás y Sánchez Labrador, ponde-
só en la Compañía de J esús en 172.) y de5de ran sus aciertos en la medic.ina Y su carldad
1730, si no antes, hasta 1767, trabajó tan romo enfermero habilidoso y sacrificado.
eficiente como silenciosamente en aquella Más celebridad alcanzó el Hermano Nor-
zona del territorio americano. berto Zuilak, natural de Inglau en la Mora-
Hormaer o Hornmayer, su contemporáneo. vía. Ingresó en la Compañía de JesÚ5 en
era natural de Dilinga, habiendo ingresado 1742, a los 27 años de su edad, terminados
en la Compañía de Jesús en 1713, a los 22 ms estudios médicos. Vino al Río de la Plata
años de su edad. Si no como cirujano, cier- en 1748. En 1753 le encontramos al frente
tamente como médico y boticario llegó Hor- de la Botica del Colegio de Jos Jesuitas de
maer a adquirir un gran prestigio entre los Buenos Aires, y ~e dice que es Phamacopola,
LA MEDICINA E HIGIENE EN I.AS REDL'CCIONES 609

pero desde 1763 hasta 1767 le hallamos en Buenos Aires y en Montevideo, ejerciendo la
)as Misiones. Al tiempo de la expulsión se medicina, le hallamos igualmente, en épocas
encontraba en Apóstoles, al lado del Padre :;ucesivas, en Misiones. En 1797 era médico
Segismundo Aperger, _viejo a la sazón y su· en Candelaria, y estando allí se negó a ir a
mamente achacoso. San Miguel para enseñar a vacunar contra
Además de los mencionados, había un la viruela. Olaguer Feliu, en 11 de diciem·
Hermano por nombre Juan de la Cruz Mon- bre de aquel año, le afeó su proceder. En
tealegre. Era natural de Buendía, en Cuenca, 1800 Nogué pasó de Candelaria a Santa Ana.
y se hallaba en San Cosme cuando acaeció Además de estos médiC-os, que estuvieron
la expulsión colectiva de 1767. Aunque había de asiento en las Reducciones, hallamos a
actuado com enfennero y como boticario, no .Justo García Valdés y a Félix Pineda, tam-
tenía título alguno, pero mientras estuvo bién allí, aunque sólo de pasada, pues eran
desterrado en Italia, terminó sus estudios y médicos militares agregados a las partidas de
se recibió de médico. Falleció en enero de límites, y a Vicente Berduc, médico y ciru-
1810. jano, quien se hallaba en las Reducciones,
Después de la expulsión de los Jesuítas en pero pertenecía a los integrantes de una de
1767-1768, quedaron Jos pueblos de Mi- !as partidas limitadoras, ruando su esposa,
siones sin médicos y cirujanos. En 1790 el Rosa Suárez se querelló contra él.
Protomedicato nombró por médkos del pue· Consignamos estos datos sobre algunos mé.-
blo de San Carlos de Guaraníes a Pedro dicos de época posterior a la expulsión de
Fa ya, que había estado en Concepción ; le Jos Jesuítas, como testimonio de que los in-
sucedió Antonio Gutiérrez del Castillo, y en dios de las Reducciones no volvi<.'ron a las
1797 hallamos a este último con el título de ~e lv as, como sude afirmarse. Hubo maestros
médico·cirujano del Departamento de A,bós- de esruela entre 1768 y 1818, y hubo médicos
toles. Su inteligencia, suma actividad y acier- en bastante número, lo que dice a las claras
to en sus curaciones lo tienen tan acreditado que hubo niños en las escuelas y hubo pa-
y conceptuado para con los indios que a cie-ntes a quiene-s atender
porfía concurren a él en solicitud de la sa- Volviendo a la acción de los Jrsuítas, con
lud, leemos en un documento de la época 10 • :mtrrioridad a 1768, vamos a referirnos a
No pudo en 1799 decir lo propio del ciru- ~lgunos de Jos grandes médicos que hubo en
jano Bartolomé González, estacionado rn el las Reducciones, y cn primer término hemos
purblo de San Lorenzo. A causa de sus ausen- ele mencionar al Hermano Pedro Montene-
cias, frecu entes y prolongadas, era pcriudi- 1ro. Si no era un médico profesional. había
cial, a los vecinos. Como cada uno de estos ciertamente estudiado medicina duran te dos
médkos atrndía simultúneamentc- a varios ~ños y había actuado. a lo menos como en-
pueblos, se explica d que no todos cstuviNan fcrmem, durante 12 años en rl Hospital de
satisfechos. Lo propio acaeció en 1796 con Madrid. En 1702 pasó a las Reducciones y
los vecinos de San Borja. quc eran atendidos allí se hallaba en 1703 como médico de las
por el médico de Yapeyú, el cirujano .Juan del Río Paraná, y ~abemos que sus fuerzas
Ramírez. Curó una peste de viruelas con la físicas cran débil es, y su oficio el de cirujano
inoculación, según el método de Mr. Souson, ( chirurgus).
pero de los 126 inoculados, quince murieron. En 1705 en el cerco y toma de la Colonia
Ramírez se defendió ante el alto número de del Sacramento, informaha después Garc.ía
fallecidos, diciendo que se debía a las com- Ros que actuaron como riru janos Jos jcsuítas
plicaciones con venéreas y con otros males. Pedro de Montencgro, Joaquín de Zubcldía
Yapeyú, a fines del siglo XVIII, no sólo con- y José Brasanelli. Ayudó Montcnegro en esta
tó con médico, sino que tenía además un es- coyuntura a 200 heridos y a muchos enfer-
pléndido hospital, el mismo, sin duda, que mos de epidemias, especialmente de cámaras
había en tiempo de los Jesuítas. de contagio o dcsintcría, que acometió con
En el Departamento de San Miguel de preferencia a Jos españoles y a quienes curó
Guaraníes era sangrador un tal Felipe Alon- él por medio de las frutas del Arazá Guazú
so Conde, revalidado y empleado por esta o Guayabas. Véase lo que él mismo nos dice
Superioridad, según se lee en un documento a este respecto :
del 27 de noviembre de 1799. Su fruta, cogida al comenzar a sazonar, o
Bernardo Nogué, a quien hallamos en sazonada, comida, desechando sus granillos,
i!O ! .A EDVCACION ,\11510.\'ER A : ARTES Y CIENCIAS

es el único remedio de las fluxiones disenté- de las enfermedades en particular, que son
ricas y flujos coléricos, bañándose tres horas frecuentes en estos países, podrá satisfacer su
después de haberlas comido, si es tiempo ca· curiosidad leyendo varios opúsculos manus-
liente, en tina dentro del aposento. Dije que critos que andan en manos de todos. Sus
la cuarta especie es más pequeña, a modo de autores han sido misioneros jesuítas, muy
cerezas garrafales, y más eficaz, y más sanas inteligentes en medicina, especialmente her-
cualidades su fruto, y es aJi, como tengo manos coadjutores que la estudiaron y prac-
experimentado, por lo que me sucedió sobre ticaron antes de tomar el estado religioso.

Estanque mayor de agua, que existía aún, a principios de este siglo, en lo que tué la "~.: ................ .
de Apóstoles.

la colonia de San Gabriel con los indios que Entre todos sobresale el hermano Pedro
fueron con soldados a su desalojamiento u. Montenegro, cuyo estud;o fue continuo en
Los Catálogos de 171S, 1720 y 1724 nos la Botánica Pharmacéutica, Medicina y Ci-
dicen que todos esos años sr hallaba el her· rugía para bien de las gentes del Paraguay,
mano Montcncgro en las Reducciones del y singularmente de los indios. En el idioma
Paraná, sin especificar en cuál de clla5, y ~uaraní compuso algunos libros, y otros en
además de decimos que sus fuerzas físicas la española 12.
eran mediocres, leemos en el de 171.J que Dos de estos libros escritos por Montene·
hacía 22 años que era enfermero ( infirma· gro en castellano han llegado hasta nosotros :
rius) ; en el año 1720 se dice que desde hace su Propiedades y virtudes de los árboles y
26 años, y en el de 1724 que desde hacía plantas de las Misiones y provincia del Tu-
30 años tenía ese humanitario oficio. cumán, con algunas del Brasil y del Oriente.
Sánchez Labrador, refiriéndose a los mé· Año 1710, y que hace pocos años se publicó
dicos ·que hubo en las Reducciones, escribió con el título arbitrario de Materia Médica
unas expresivas frases acerca de los talentos Misionera, y su Libro de Cirugía media tras·
y habilidades profesionales del Herm ano Pe· ladada de Autores Graves y Doctos partJ
dro Montenegro, y vamos a reproducir aquí alivio de los enfermos escrito en t:stas Doc-
sus palabras. Después de referirse Súnchez trinas de la Compañía de Jesús. Año de
Labrador al clima de estas regiones, escribió 1725,
que quie n deseare informarse más por entero De aquella obra se conocen dos copias, el de
LA MEDICINA E HIGIENE EN LAS REDUCCIONES 611

Madrid y el de Buenos Aires. Consta este evacuar los humores con sang1ía o con pur-
último de 458 páginas ilustradas con 148 lá- gas.
minas, dibujadas a pluma y tinta china. En Al fin de todo se ponen las virtudes de mu-
la portada hay una estampa de Nuestra Se- chos simples sacados de Dioscórides y Lagu-
ñora de los Dolores; patrona de los cnfer· na, con tablas para hallar en breve lo que
mos, y al pie la fecha Año de 1710. se busca.
De los cinco capítulos o partes de que Al lado de Montenegro se eclipsan como
consta la obra, las cuatro primeras son de médicos y aun como botánicos los Padres
Montcnegro, pero no la postrera, que es un Buenaventura Suárcz y Segism undo Aper·
agregado posterior. Las tres primeras partes ger, por más que fué grande la fama que
se refieren a la nomenclatura botánica, a las aureoló a ambos, sobre todo al segundo. To-
propiedades de las plantas, al tiempo de reco- davía en 1863 se reeditó en Buenos Aires un
gerlas y conservarlas, sus virtudes curativas y folleto con este título y contenido: Bálsamo
cómo aprovechar las mismas. Toda la cuar- de Misiones o de Aguaribai, por el P. Segis-
ta parte es un estudio médico de las enferme- mundo Arperger 14 •
dades que son curadas mediante yerbas, raÍ· En el transcurso del siglo XVII, o a lo
ces y cortezas. Otras curiosidades y recetas menos en los primeros decenios de ese siglo,
útiles se intitula la quinta parte, pero, como hubo hospitales en las Reducciones, pero des·
ya indicamos, no es obra de Montenegro. aparecieron a fin<'s de esa centuria o a co-
Hay referencias, como las tocantes a Pío VI mienzos de la siguiente. Sólo en las épocas
y Carlos IV, que no sólo son posteriores a de peste o enfermedad r.ontagiosa se impro-
la época en que vivió Montcnegro: pero son visaban. Acabada la furia de la peste de sa-
también posteriores a la época en la que ac· rampión, escribe en 1638 el Padre Diego de
tuaron los jcsuítas en América. 13 Boroa, quedaban aún [en la reducción de los
Montcnegro es el indiscutido autor de esta santos Mártires del Caró] muchos enfermoJ
obra, y lo es también del Libro de Cirugía de cámaras, y como el Padre Uerónimo Por-
Médica que en 1916 dió a conocer el doctor cel) vió el trabajo pasado que había tenido
Félix Garzón Maceda en su magna y erudi- con los enfermos, procuró hacerles un hospi-
ta historia de La Medicina en Córdoba. En tal donde estuviesen los enfermos acomoda-
otra oportunidad creemos haber demostrado dos en una casa co n sus repartimientos y ca-
ser él el autor de esa obra) hoy desaparecida mas aco modadas, repartién doles en algunal
de la Biblioteca del Convento que en Cata- personas de caridad que mirasen y cuidasen
marca poseen los Padres Franciscanos. los enfermos, donde el Padre podía acudir/es
Comprendía nueve capítulos: con facilidad con todo lo necesario. Acudían
}!'-Dispensario Médico (con toda suer- a este hospital los indios de la Congrega-
te de fórmulas de medicamentos para tomar ción de Nuestra Señora a ejercitar su mucha
por la boca y aplicar exteriormente, y de laj caridad con los enfermos, a aderezarles las
substancias químicas); camas; y lo mismo hacían las indias, barrien-
2!>- La anatomía. do toda la casa, y fregán doles los platos )'
J!' - El tratado de sanfrar. pucheros en que comían, lavando las alhajaJ
4!'- Enfermedades de la cabeza. de los que morían, con grande admiración )'
5'- Enfermedades del pecho. edificación de ellos mismos. Y semejante
6!'- Enfermedades de la cavidad abdo- cosa dice de Candelaria del Uruguay, pueblo
minal. de seiscientas familias con cinco mil almas,
7!'- Enfermedades de las mujeres. donde tenían [los congregantes de la V irgen]
8'- Tratado de las fiebres . el hospital tan limpio y aseado, que causaba
9!'- Capítulo del pulso, orina y crisis, a devoción ver el consuelo y la alegría con que
los que sigue uno de cirugía, que después les acudían, trayéndoles leña y agua, y de
de tratar lo preciso que a uno se le suele co mer, con mucho cuidado, sien do los enfer-
ofrecer, se pone curación del Morbo Gá- mos a veces casi doscientos tá.
lico y del escorbuto; lo cual cierra el Trata- Fuera de las circunstancias de peste no pa-
do de Pronósticos que ofrece tablas que mues- rece que fuese usado el hospital, pues la prác-
tran la complexión y aspecto de los siete tica común era ser asistidos Jos enfermos por
planetas y doce signos celestes en cuál de un Curuzuyá, y visitados frecuentemente en
ellos anda la Luna y qué días conviene más sus casas por el Cura, quien les administraba
612 LA EDUCACION MISIONRRA: ARTES Y CIENCIAS

allÍ los Sacramentos, y aun afirma expresa- hecho. Después les daba el Viático y Extre-
ment~ el .doc~or Jarque la repugnancia que maunción, precediendo una plática y les de-
tenían a ser conducidos al hospital, por su cía a todos la recomendación del alma. Aca-
gran amor a los de su familia. bado esto, iba a los entierros. M orlan cada
Que no había hospitales estables se dedu- dfa 9 ó JO. Era pueblo de 900 familias. En-
ce de que ningún autor aluda a los mismos, terrábales con dos entierros, uno de adultos
e implícitamente se deduce de varias relacio- en una grande hoya, y otro de hacecitos de
nes que sólo los había en tiempo de epide- flores de párvulos; y los dos con música de

Una fuen te, según fotografía de C. L. Onctto. Constituye esta pi('dra uno d e los más hermosos
restos de las ruinas dc San Igna cio. A pesar d e la robustez del modelado, el conjunto e3
elegante, r más se ascmd<~ a un basamento que a una fuente o lavabo. (V . Nadal Mora} .

mias. Véase, sino, lo que a este propósito bajones. Después de esto iba por las calles,
escribió Cardiel: En 12 años ·que he morado preguntando si había alguno tan enfermo,
en estas doctrinas me hallé en dos crueles que no le hubiesen podido llevar al hospital
pestes, una de sarampión, otra de viruelas: para administrarle los Sacramentos. A la tar-
una y otra enfermedad son peste entre in- de iba por las calles, haciendo la misma di-
dios. En la primera, siendo ayudante de ligencia ; y con este orden se socorría compe-
Cura; en la segunda , siendo ya Cura. F.n la tentemente a todos; y me sobraba tiempo
primera, habiendo caído enfermos Ct1ra y para la Doctrina a los muchachos 'Y las de-
Compañ ero del pueblo de San Juan, en don- más cosas particulares. Pasando en esto al-
de hada mucha riza esta enfermedad, ha- gún tiempo se levantó uno de los dos Padres,
llándom e yo cerca, tuve orden del Superior 'Y yo caí al punto enfermo de un agudísimo
de marchar lue¡:o al socorro. Fuí con preste- accidente de que convalecí después de mu-
za. Hallé que los Padres tenían prevenido y chas semanas . ..
bien asistido un hospital cabal. Allí llevaban La segunda fué de viruelas, y tan cruel,
todos los enfermos. Por la mañana, despuéj que en poco tiempo llevaba millares de per-
de la oración, Misa y gracias ordinarias, iba sonas a la sepultura en algunos pueblos. Y
con todos los Sacramentos al hospital, acom- era de tal calidad que en dando las viruelas
pañado de enfermeros y ministros. Coufesa- a uno en una casa, luego se les pegaba a
ba a todos los que el día antes no lo habían todos. Dispuse buen número de cabañas fue·
LA Ml~DICI NA E Hu;nN¡.; /~ N LAS Rl~DVCC/ONES 613

ra del pueblo en sus cercaníaJ, y otras más Todo l'Sto es de Cardiel, pero se refiere a
bien formadas, más lejos. Cuando alguno los casos de epidemia. La ordinaria asistencia
caía algo enfermo, lo llevábamos a las segun- a Jos enfermos se ejercía en forma simpática
das cabañas, y se qu.emaba la primera . y se y original. En cada redurdón había un cuer-
hacía otra de nuevo. Así consegda el que po de enfermeros, llamados Curuzuyás, cuya
no se pegase el mal a los de su casa; y que misión era d enterarse cada mañana si había
el que iba a las cabañas en duda de si su en- algún enfermo en su respec tivo barrio o cuar-
fermedad era la de la peste, no contrayese tel, y cómo andaban los que ya se sabía que

Pileta tall ada en piedra. Procede de Apóstoles. Museo Histórico Nacional, Buenos Aires.

ésta por entrar en donde otro apestado nu- estaban enfermos. Si había algún caso de
biese estado, que también se pegaba por esto. gravedad su primer deber era avisar d e ello
En el sitio de las viruelas se les asistía con al Padre, para que se le administrara los Sa-
todos los Sacramentos con toda puntualidad, cramentos. Este con un Santo Cristo al cue-
y con todo lo necesario para su sustento . Mo- llo y una Cruz en la mano, de dos varas de
rían casi todos al principio ... alto, que le servía de báculo, y acompañado
Para que se vea la cortedad de los indios,
de un Curuzuyá, quien siempre andaba con
a los principios les ponderé a todos la acer-
una cruz como la del Padre, iban a ver al en-
bidad de esta enfermedad, lo pegajosa que
era, etc . ... Les encargué mucho que ninguno fermo, y se examinaba su estado físico y espiri-
se acercase al sitio de los apestados. porque tual. El Curuzuyá diagnosticaba el mal y su~
moriría luego, como sucedía en otras partes. gería la medicina a adoptarse, y si contaba
Puse guaraas para que ninguno lo hiciese. No con la aprobación del Padre, le atendía según
obstante varios iban a escondidas, y entra- su saber y poder. El Cura, por su parte, si el
ban en los aposentos de sus parientes, y juz- mal lo exigía, le administraba todos los Sa-
go que de éstos casi todos murieron . . . " 16 cramentos, el Viático y Extremaunción con
614 LA EDUCACION MISIONERA.- ARTES Y CIENCIAS

una solemnidad que, no obstante ser casi españolas rioplatenses, establecieron los Jesuí-
diaria, era muy de la devoción de los indios. tas en los pueblos de Guaraníes cementerios
Peramás se refiere también a los Curuzu- adecuados para el entierro de los difuntos,
yás, esto es portadores de la cruz, y nos dice en vez de inhumarlos en las iglesias, como era
que eran llamados así porque llevaban un costumbre general, como en no pocas ciuda-
báculo rematado con una cruz, y éstos, dos des europeas. Por más amplias y ventiladas
veces al día, recorrían todas las casas, para que fueran las iglesias, reconof:Ían lo antihi-
atender a Jos enfermos, de que ya tenían no- giénico que eso podría ser.
ticia~, y para informarse de Jos nuevos casos Pero hay otro hecho mucho más importan-
que pudiera haber 17 • te y es el tocante a las cloacas. No sabemos
Asevera Pcramás que los tales Curuzuyás lo que se hizo en este sentido en las ciudades

f~tííííí-j'f.
i. -~ , '
----- -·- ----- __'! ___ -- -- -·- -- - · -- -~-- ----- ~------ ~-:_..::.!;
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:: ~ ....._. ~::·_-_- _ ··- ·-----·--
El agua fue d cknu-nto primordial e n la higi<:nc misionera. Una man zana de casas de indios
y la acrquia sanitaria.

eran como los parabolanos de Alejandría, cspaiiolas, pero los Jesuítas de Buenos Aires,
enfermeros que entendían de medicina y que como es visible aun hoy día: construyeron
valiéndose de /as muchas yerbas salutíferas subterráneos desde sus dos colegios, desde el
que allí se crían , devolvían la salud a los de la calle Bolívar, y desde el de San Telmo,
faltos de ella. Ni r-ra muy grande la labor de con el fin de que las materias cloacales fue-
estos enfermeros, ya que, según Peramás, eran ran al río, como en efecto iban, y para la
pocas las enfermedades que afligían a los <·ondurr.ión de las inmundicias precipitaban
guaraníes, siendo las temibles viruelas, que torrentes de agua que las impulsaban. Es cu·
hacían su aparición de vez en cuando, y la rioso advertir que quienes han conocido y
incurable vejez, los únicos factores de mor- estudiado esos subterráneos, como Burmeister
tandad. y Nada! Mora, hayan creído que eran para
Después de la expulsión de los Jesuítas, en huir de posibles enemigos o para conservar
1768, se establecieron hospitales en no pocos productos corrompibles. Ambos por otra par·
pueblos y existen referencias abundantes por te anotaron que esos subterráneos iban a tra·
lo que toca a los cxistcnt<'s en los pueblos de vés de las cuadras, no paralelas a las calles,
Santo Angel, San Nicolás, San Ignacio, San y Ja razón era porque pasaban bajo los retre~
Cosme, San Javier y San Juan. En un inven- tes, por ser su finalidad la higiene de los mis-
tario del postrero de estos pueblos, correspon- mos.
diente a 1784, se dice que el Hospital está Por lo que respecta a las Reducciones y a
bueno y poseía 53 catres de madera, 53 col- los subterráneos que en eJias se han descu-
chones, 90 almohadas d e algodón, 90 sába- bierto, podemos decir dos cosas: algunos de
nas y 4 7 camisas; 16 bastidor{-s de lienzo de e11os no son sino sótanos, y estaban junto a
otras tantas puertas y ventanas, 2 mesas los refectorios de los Padres; eran unos cuar-
grandes de madera, 60 cucharas, 12 vasos de tos de unos cinco por cinco metros, y a ellos
aspa, 60 platos y 60 escudillas, 6 ollas gran- se bajaba por una escalera o terraplén, y se
des y 6 tinajas grandes 18 • conservaban allí los productos corrompibles
Siglo y medio antes que en las ciudades por el calor; Jos otros, que eran túneles de
LA MEDICINA E HIGfE,\'F. E/'1; LAS REDUCCIONt:.s 615

unos dos metros de alto por uno o dos de abren a un vestíbulo o pequeña galería, que
ancho, no eran sino cloacas. Todos los pue- tiene dos ventanas que dan a la iglesia y una
blos contaban con esos túneles, los que pa- puerta por donde se entra a él. Por debajo
saban por debajo de todos los retretes y de las celdas, en el fondo y en sentido trans-
arrastraban al río las diversas materias. versal a ellas, corre un sótano o zanja que
En 1693, y con respecto a la Reducción comunica con otra del templo, y que tiene
de Santa Ana, advertía rl Padre Provincial 50 centímetros de ancho por 1 metro de hon-
que la acequia que pasa por los retretes ne- dura, con piso y costados empedrados. No-

Una vista del cementerio dr: San Nicolás, a mr-diados del siglo XIX, cuando todo era n ruin<~s
y aun las lápidas sepulcrales iban desapareciendo.

cesita mayor cuidados, para que nunca falt e tamos que esta descripción coincide, en un
el agua, y aunque habla de acequia, término todo, con los c-uartos de baño o letrinas exis-
Clnr. rlr myo indicaría un curso de agua al tentes aún en la Estancia Jesuítica de J esús
aire libre, en el presente caso se refería a la María, en Córdoba.
acCCl l'Ía Clt•e corría por los subtrrráncos. aun- Como hemos indicado en otro capítulo, las
qpe es posible que a las veces. o en secciones. poblaciones guaraníticas estaban ubicadas
iría :1l airC' libre. sobre un plano levemente indinado (San Ig-
OucirC'l. al referirse a las ruinas que en su nacio Guazú, Santa María, Santa Rosa, etc.)
tiemno había en Santa María la Mayor, estando la Iglesia en la parte superior, aun·
mrnciona una construc-ción que la<; gentes que detrás de ella y en un punto de alguna
creían ser la cárcel, y por lo mismo le daban mayor altura se encontraba el tanque o tan·
el nombre de c.adeia (palabra portup:ucsa qucs de agua la que, por una compuerta, raía
C'ouivalente a c-adena y a prisiñn)" . lúa cons· al subterráneo y lo recorría en todas las cur-
trucción, escribió Q ueirel, está junto a la vas que hacía al través de los retretes.
i.f.!lesia; y se compone de siete celdas corri- Esta noticia referente al agua corrientf'
das, especie de zaguanes, de 3 mettos de fon· como elemento de limpieza d e los retretes es
do por 1..30 de ancho, separadas por paredeJ de 1693, y hay otra de 1703 por la que sa-
de 60 centímetros de esptsor. Eras celdas se bemos que el Provincial manifestó al Supe-
616 LA EDUCACION MISIONERA: ARTES Y CIENCIAS

rior de las Reducciones que me dicen que en extremo de la manzana a los hombres v los
a/nunas Doctrinas faltan retretes para los in- del otro a las mujeres, y que según su~ re-
dz~s, por no alcanzar los que hay. Mire V. cuerdos eran unos ocho o diez los compar-
R. por la decencia y comodidad de nuestros timientos que había en cada uno de esos lo-
hijos. Estas son las únicas noticias que hasta rafes. La limpieza, según sus recuerdos_, de-
el presente hemos podido hallar en la docu- bió de hacerse por medio de una corriente
mcntadón del pasado. Sabemos, sin embar- de agua, y nos aseguró que había, hasta hace
muy pocos años, varias acequias que supone
eran para eso.
Certísimo es que los jesuítas procuraron
que hubiese siempre agua en abundancia y
a este fin hicieron abundantes tanques o
lagos artificiales. Roberto Southey, que cono-
ció de cerca las reducciones existentes en te-
rritorio brasileño, escribió que los indios mi-
sioneros sabían lo preciso para elevar el
agua para irrigación de los campos y abaste-
cimiento de los pozos y cisternas públicas de
lavandería w.
Todavía hoy pueden verse, a lo menos en
parte, algunas de estas cisternas y fuentes
públicas, a las que acudían los indios en bus-
ca de agua.
Un escritor moderno 20 escribe que las ca-
sas [de las Reducciones]; aun en su último
estado~ presentaban un defecto notable con-
tra la higiene y la comodidad: el de no tener
más respiradero que la puerta y la ventana
[o dos puerta.s, en los extremos opuestos~ que
Cruz de piedra, de tres metros, que a principios era lo más común], careciendo de chimenea.
de este siglo se podía ver en el centro del Si se tiene presente que cada departamento
cementerio de San Miguel, según Hernández.
tenía dos amplias puertas, y el servido de co-
cina se hada exclusivamente o preferente-
go, por el Padre Juan Ignacio Gómez Roca- mente bajo los soportales, al aire libre, o
fort, residente ahora en la Asunción, que, junto a las puertas, no aparece esa pondera-
hace muy pocos años, cuando se terraplenó da y exagerada falla contra la higiene. Aun
el solar que otrora ocupó C!l San Ignacio hoy día, como lo hemos podido comprobar
Guazú la iglesia de esa Reducción, pudo él en Corrientes y en la Asunción, en Potosí y
ver una serie de lajas con aberturas regula- en Sucre, las casas, por lo generaL carecrn de
res, y eran aún visibles Jos restos de las pa- chimenea, y ello no obsta a la higiene y a la
redes que separaban los diversos retretes. comodidad. Recuérdese lo que arriba con-
Para completar y ampliar esta notiria conver- signamos sobre los d<'svanes que por lo gene-
samos ron no pocas per~onas, mientras c~tu­ ral había encima de todas las casas, desvanes
vimos en esa Reducción de San Ignario, y que estaban abiertos mediante ojos de buey
hubo un señor, que frisaría en los sesenta de gran tamaño, a todos Jos vientos, y es
años dC' su edad, quien nada pudo informar- muy probable, aunque no hayamos encontra-
nos sobre los túneles subterráneos, pero nos do referencia alguna en este sentido) que en-
dijo que, ruando niño, existían aún en Jos tre las casas y dichos desvanes había abertu-
extremos de rada manzana de casas una se- ras que podían suplir, y con creces, los ser-
rie de compartimientos, destinados los de un vicios que podían prestar las chimeneas.
IX. SUCESOS DE REPERCUSION EXTERNA

58- Hechos diversos atingentes a las el decaimiento de la gloria española, crisis


Reducciones desde 1610 hasta 1700. que había com~nzado en el reinado anterior,
secundó la labor de los misioneros del Para-
Felice.r los pueblos que carecen de historia, guay, y a él se debió el que los indios de las
afirmó sabiamente un sagaz político de la Reducciones pudieran contar con armas de
pasada centuria, y reconocemos de grado que fuego para rechazar a los paulistas.
las Reducciones de Guaraníes carecieron de Carlos U, durante su largo reinado ( 1665-
historia, si por tal se entit•nde la sucesión de 1700) defendió, en repetidas ocasiones, a los
hechos de tal índole que perturben la tran- jesuítas del Paraguay contra los ataques de
quilidad de las multitudes y las inhiba para sus adversarios y entre otras gracias dispuso
vivir con sosiego y sin preocupaciones in- que los indios de las Reducciones fucran re-
gratas. levados de ir a beneficiar la hierba, y que no
Ellas constituían un orbe propio y aun su- fueran obligados a trabajar en obras públi-
cesos externos que a ellas concernían, sólo cas y en funciones de guerra contra los in-
llegaban a noticia de los misioneros, de suerte dios enemigos, o en defensa de las ciudades.
que la repercusión de Jos mismos en la colec- Secundó, es verdad, en un principio, los de-
tividad indígena era nulo. Solo dos factores seos de los bonaerenses de que mil familias
en el decurso del siglo XVII vinieron a per- de indios Guaraníes de las Reducciones se
turbar la vida de la comunidad misionera: establecieran cerca de Buenos Aires para de-
las malocas de Jos Paulistas, a las cuales nos fensa de esta ciudad, pero habiendo recono-
hemos tenido que referir, por haber ellas cido lo perjudicial que sería esa medida para
perturbado, asolado y destrozado los pueblos las Reducciones, volvió sobre sus pasos.. y
fundados entre 1610 y 1632, y las accionec; mandó recoger la Real Cédula que disponía
de guerra en las que, por voluntad de las ese traslado. Urgió la entrega del sínodo que
autoridades civiles o militares, tuvicron que se debía dar a los misioneros, eximió de alca-
participar las milicias misi~!)cras. balas a los indios de las Reducciones y fue
A éstas nos vamos a referir en estas pági- generoso en costear t') envío al Río de la
nas, y a otros hechos menos trascendentes, Plata de 1~uchas y numerosas expediciones
pero queremos antes presentar un cuadro d(' de misioneros. Fue también Carlos 11 quien
los hombres que, lejos o cerca de aquellos dispuso que los pueblos de San Ignacio Gua~
pueblos, tuvieron autoridad sobre los mismos. zú, Nuestra Señora de Fe y Santiago no
e influyeron, por ende, (' O su nacimiento y fueran comnC'Iidos al beneficio de la hirrha.
progreso: Reyes, Generales de la Compañía A!:Í como solicitó de los superiores de la Com:
de Jesús, Provinciales de la Provincia del
pañía que secundaran los planes de los go-
Paraguay, Superiores de las Reducciones del
Paraná y del Uruguay. bernadores de Buenos Aires, para el desalojo
de los portugueses, que habían ocupado la
Felipe III gobernaba la España ( 1598-
1611) cuando surgieron las primeras Reduc-
Colonia del Sacramento, así les agradeció
ciones de Guaraníes, y es de justicia recono- cuanto en este sentido hicieron.
cer que apoyó en todo momento las iniciati· Tres fueron los reyes de la dinastía borbó--
vas de sus gobernadores y obispos, en lo que nica que tuvieron que ver con las Reduccio-
respecta a la cristianización de los indígenas nes de Guaraníes: Felipe V (1700-1745),
rioplatenses. Felipe IV, que le sucedió ( !611- Fernando VII (1746-1759) y Carlos III
!665), dejó el Gobierno en manos del Conde- (1759-1788), y si grandes fueron Jos benefi-
duque de Olivares y si poco fue lo que per- cios que a ellas hizo el primero de estos mo-
sonalmente hizo en la Península para impedir narcas, y bastaría recordar que a él se debió
618 SUCESOS DE REPERCUS/ON EXTERNA

la tan favorable Real Cédula de 1743, nefas- de la llamada Guerra Guaranítica, y amhos,
tos fu e ron los otros dos monarcas, ya que sobre todo Centurione, pudieron darse plena
Fernando VI aprobó el Tratado de Límites cuenta de que se trataba de desprestigiar a
de 1750, que tantos males habría de acarrear la Compañía de Jesús, ron el fin de acabar
a las Reducciones, y Carlos 111 finnó la real con ella. La acción de Pombal en Portugal
Pragmática, desterrando de sus dominios, y, era, en este sentido, demasiado manifiesta.
por ende, también de las Reducciones, a to- Cuando Carlos 111 expulsó de sus reinos
dos los jesuítas. a los Jesuitas en 1767-1768, y cuando Cle-
Como es obvio, fue 5Ín comparación más mente XIV, presionado por las Cortes bor·
frecuente y más eficiente el gobierno de Jos bónicas, suprimió en 1773 la Orden, fundada
Generales de la Compañía de Jesús, y puede por San Ignacio en 1540, era General r!
decirse que apenas hay carta de ellos, esnita Padre Lorenzo Ricci, y había en su tiempo
entre 1610 y 1767, en que no haya rdcrcn- 22.589 religiosos, repartidos en 49 provincias,
cias a las Reducciones, directivas u orienta- ron 61 noviciados, 669 colegios; 340 rc-.iden-
ciones, correcciones o estímulos. cias, 171 seminarios, 1542 iglesias y 271 mi-
Claudio Aquariva, entre 1610 y 1615, Mu- siones, y con un apostolado floreciente allen-
do Vitellcschi, entre 161.~ y 1645, Vicente de y aquende los mares, en el campo de las
Caraffa, entre 1646 y 1649, Francisco Picco- actividades espirituales y culturales.
lomini y Alejandro Gottifredi, l'ntre 1645 y Aunque lejos de las Reducciones, la in-
1652, y sobre todo Gosvino Nickel, entre fluencia de Jos Genrrales de la Orden f uc
1652 y 1664, constantemrnt<" a limentaron la enorme, y sin duda lo más substancial y pal-
más noble y empeñosa preocupación por el pable de esa influencia fueron Jos hombres
adelantamiento de las Redurdones de Gua- por ellos elegidos para el gobiC'rno de toda
raníes, y de los tres sucrsores de ellos, en el la Provincia jesuítica del Paraguay, y de la
decurso del siglo XVII , Juan Pablo Oliva que los pu('blos de Guaraníes eran parte.
(1661-1681) , Carlos de Noyrlle (1682-16R6) Después del Padre Diego de Torres, pri-
y Tirso Gonzúlcz ( 1687-1705), éste po;trcro mer Provincial del Paraguay, y a quien con-
no sólo secundó la obra de las Reducciones sideramos como el fundador de los pueblos
sino que ellas contaron con sus mayore~ en- misioneros, d e Guaraníes, y que gobernó toda
tusiasmos. Otro tanto. aunque en menor gra- esa Provincia (1607-1615), le sustituyó el
do, cabe decir del Padre Miguel Ang<"l Tam- Padre Pedro de Oñatc ( 1615-1622) , y a él
burini ( 170:>-1730), En la épo<·a en guc sucedió el Padre Nicolás Durán Mastrilli
gobernó la Compaiiía de Jesús llegó a tener ( 1622-1628), Secretario de este último fue
más de 20.000 sujctm, en 37 Provincias, ron el Padre Diego de Boroa. así C'Omo el Padre
612 colegios, 157 internados, :)9 noviciados~ Lorenzo Sobrino ejerció igual C'argo durante
340 residencias y 200 misiones. La de Guara- rl gobierno del SUC'<"SOr de Durán, Francisco
níes fue una de ellas y las tfluchas cartas Vázquez Trujillo (1628-1634), Sucedieron a
suyas, que se conservan, dicen a las claras los mencionados, con sus respectivos secre-
cuánto se preocupó por la prosperidad de la tarios, el Padre Francisco Lupercio de Zur-
misma. bano, con el Padre Francis<~o Díaz Taño
Su sucesor, Francisco Rctz ( 1730-17'>0) ( 1640- 1646) , Juan Bautista Fcrrusino con
dio un gran impulso a las misiones, estable- Francisco Jiménez ( 1646-1651) ), Juan Pas-
cidas en lo que es ahora Canadá y Estados tor con Pedro Martínez (1651-1654), Lo-
Unidos, y estuvo muy lejos de olvidarse de renzo Sobrino ron Cristóbal Gómcz ( 1654-
la de Guaraníes, si bien el nefasto Tratado 1655), Francisco Vázqucz de la Mota C'on el
de Límites. firmado por España y Portugal mencionado Gómez (165,)-1658), Simón de
en 1750, le produjo días de zozobra y de Ojeda con Bartolomé Bonilla (1658-1663),
amargura. Grave error fue de este Gcrieral Francisco Jiménez con Diego Sotomayor
de la Compañía el haber elegido al Padre ( 1663-1666) y Andrés de Rada con Vicente
Lope Luis Altamirano, para actuar, en su Alsina ( 1663-1664),
nombre, en la cuestión de los Siete Pueblos A excepción del Padre Andrés de Rada,
que, por aquel Tratado, quedaban bajo el todos Jos antes recordados fueron solo Pro-
pabellón lusitano. Ignacio Visconti y Luis vinciales o vice Provinciales, pero éste vino
Centurione (1751-1755; 1755-17,';7) se esfor- en calidad de Visitador. Muchos habían sido
zaron en aminorar los desgraciados efectos las órdenes y disposiciones que hasta enton-
HECHOS DIVERSOS IITINGENTES 11 LIIS REDUCCIONES (16/0-1700) 619

R. P. Claudia Aquavivn, italiano, natural de R. P. Mucio Vie elleschi, italiano, natural de


Nápoles (1543-1615), 5' General ( 1581-1615). Roma (1563-1645), 6' General (1615-1645).

R . P. Vicente Cara/a, italiano, natural de Ná- R. P. Francisco Picco16mini, italiano, natural de


poles, ( 1585-1649), 7' General ( 1646-1649) . Sena (1592-1651), 8Q General de la Compañía
(1649-1651).

R. P. Alejandro Gottifredi, italiano, natural de R. P. Gosvino Nickel, alemán, natural de Julich


R-oma, (1595-1652), 9' General (1652-1652). ( 1582-1664) . IOQ General de la Compañía
(1662-1664) .
620 SUCESOS Df7 UEPERCUSION f:XTERNA

ces habían dado los divcrms Provinciales Dejó el mejo rar algunos puntos a sus suce-
para el buen gobierno de las Rcdu criones, sores, los Padres Agustín de Aragona ( 1669-
pero fue el Padre Rada quien, entre 1664- 1672) y Cristóbal Gómez (1672-1676) , quie-
1666 romo Visitador, y entre 1666 y 1669, nes tuvieron por secretarios a los Padres Die-
como Provincial, depuró la legislación exis- go Francisco Altamirano y Gregorio de Oroz-
tente, a las veces ya discordante, y además co. Los postreros Provinciales o Vice Por-
de dejar una [Pstrucción a los 1\1isioneros en vinciales en el dec urso del siglo XVII fueron

R. P. Juan Pablo Oliua, italiano, natural de R. P. Carlos de Noyelle, belga, natural de


Génova (1600-1681}. JJtl General (1661-1681). Bruselas (1615-1686), 12° General (1682-1686).

R . P. 1'irJo González, español , natural de San- R. P. Miguel Angel Ta mbuf'ini, italiano, natural
talla ( 1621 - 1705 ), 13" Gcnml ( 1687-1705 ). de Milán (1648-1730), J4Q General de la
Compañía { 1706-1730).

general y otra a los Superiores de las Reduc- los Padres Tomás Dombidas ( 1676-1677) ,
ciones, en las que se precisaban, así puntos Diego Francisco Altamirano (1677-1681),
espirituales como económicos, dispuso un T omás de Baeza (1681-1684) , Gregorio de
manual de Usos y costumbres comunes a to- Orozro (1689-1692), Lauro Núñez (1692-
das las Doctrinas. Hombre tan espiritual co- 1695) , Simón de León (1695-1698) e Igna-
mo talentoso, visitó dos veces todos los pue- cio Frías (1698-1702). Fueron secretarios de
blos misioneros, deteniéndose sin prisas al- estos postreros los Padres Diego Francisco
gunas en cada uno y observando por sí mis- Altamirano, Gregorio de Orozco, Lauro Nú-
mo tod as las posibles fallas y deficiencias que ñez, Simón de León, Ignacio Frías, José Se-
pudiera haber. A ellas puso remedio en las rrano, Bias de Silva, Gregorio Cabral e
citadas instrucciones. Ignacio de Arteaga.
HECHOS DIVERSOS ATINCENTES A LAS RI::DUCC/ONE'i (16 10-1700) 621

Después de dos breves períodos en que los pueblos, iniciada, años antes por él. Entre
gobernó como vice-provincial el Padre Gre- 1726 y 1733 le suceden varones tan preclaros
gorio Cabral, y como provincial el Padre como los Padres Ignacio Arteaga ( 1726-
Bias de Silva, se inició el gran período del 1727)·, Lorenzo Rillo (1727-1729), y por se-
Padre Antonio Garriga (1709-1713), a quien gunda vez, ya como vice-provincial ( 1733-
mucho debe la legislación misionera, y le 1734) , ya como provincial (1734-1738) el
sucedió el Padre Luis de la Roca ( 1713- Padre Jaime de Aguilar. Como vice sucedió

R . P. Francisco Rel::, bohemio, natural de Praga R . P.lgnacio Viuouti , italiano, natural de Milán
(1672-1750), (jQ GenC'rnl de la Compañía (1672-1755), 16') Grneral de la Compañía
(1730-1750). . /51-1755).

R. P. Luis Centurione, italiano, natural de Gé- R. P. Loren;o Ricci, italiano, natural de Floren·
(1686-1757), 17' Gcnccal (1755-1757). cia (1700-1775), 18') General (1758-1773 ).

1717), que fue quien inició la renovación a éste en 1738 el Padre Sebastián de San
material de los pueblos, en conformidad con Martín, y entre 1739 y 1743 gobernó el gran
las ideas edilicias de la época. Le sucedió misionero de Lules, Antonio Machoni. De
Juan Bau~sta de Cea (1717-1719), y a éste, :u pasta y genio fue quien le sucedió en
aunque sólo como vice-provincial, el Padre 1743: el Padre Bernardo Nussdorfer v en-
José Aguilar ( 1719-1722), valiente defensor tregó el gobierno, el 21 de agosto de 1i47, a
de las Reducciones contra los libelistas de un dignísimo sucesor, como lo era el Padre
aquende y de allende los mares. Entre 1722 Manuel Queri ni.
y 1726 volvió a gobernar la Provincia jesuí- Todos es tos eran miembros de la Provincia
tica -S.el Paraguay, el Padre Luis de la Roca, del Paraguay, pero el sucesor de ellos vino
y continuó la obra de renovación edilicia en del Perú, en carácter de visitador y provin-
622 SUCESOS DE REPERCUSION EXTERNA

cial, y gobernó entre 1751 y 1757. La situa- Ernote; 17) Nicolás del Techo; 18) Juan
ción difícil creada a raíz del Tratado de Lí~ Suárcz de Toledo; 19) Diego Suárez; 20)
mites indujo al General de la Compañía a Tomás de Baeza; 21) Alejandro Balaguer;
elegir al Padre José Isidoro Barreda y fue 22) Alonso del Castillo; 23) Juan Morange;
una elección oportuna y acertada, ya que en 24) Salvador Rojas; 25) José Serrano; 26)
tan difciles circunstancias hizo cuanto fue Leandro Salinas; 27) José Saravia; 28) Ber-
posible por salvar las reducciones en peligro. nardo de la Vega; 29) Luis Gómez; 30)
Después de Barreda gobernaron Jos Padres Sebastián Toledo; 31) Angel Petragrassa y
Alonso Fernández (1757-1761) , Pedro Juan 32) Tomás Bruno.
Andreu (1761-1766) , Manuel Vergara (1766- Estos en el decurso del siglo XVII. En el
1767) , pero desde 1760 estuvo de visitador siguiente del setecientos gobernaron las Re-
y provincial el Padre Nicolás Contucci. Era ducciones los Padres Mateo Sánchcz, Juan
romano este jesuíta y había venido de la Bautista Cea, Bartolomé Jiménez, Juan Pa-
Provincia de Chile. Por secretarios tomó a los blo Castañeda (desde el 1• de abril de 1718),
Padres Domingo Muriel y Lorenzo Balda, Paulo Restivo (1• de marzo de 1719) , Pablo
varones eximios por sus talentos y virtudes Bcnítrz ( 16 de febrero de 1721), Tomás Ro-
y buenos conocedores de la situación de la sa ( 18 de abril de 1724), José de Insaurralde
Provincia Jesuítica. (16 de setiembre de 1726) , Jaime de Agui-
Si fue a las veces algo espectacular y hasta lar (7 de julio de 1730), Bernardo Nuss-
ruidosa la actuación de algunos de estos Pro- dorffrr (8 de febrero de 1734), Rafael Ca-
vinciales en los colegios y en las residencias ballero ( 17 de setiembre de 1738), José Ibe-
que los jesuítas poseían en las ciudades es- raquer ( 13 de agosto de 1743), Tc'Odoro
pañolas, comenzando por la del Padre Diego Valrnchana (4 de octubre de 1746) , Bernar-
de Torres, con respecto al servicio personal do Nussdorffer (20 de noviembre de 1747),
de los indígenas, lo que le enajenó a él y a Matías Strobcl (7 de febrero de 1754), An-
Jos Jcsuítas en general, las simpatías de la tonio Gutiérrez (10 de febrero de 1756),
población española, así este hecho como otros Jaime Passino (1' de agosto de 1757), Vice-
de esa naturaleza, ninguna repercusión tu- Superior, Roque de Rivas ( 10 de febrero de
vieron en la región misionera~ y es la razón 1762), Vice-Superior, Esteban Fina ( 14 de
por la ·q ue prescindimos de tales hechos en febrero de 1763) y Lorenzo Balda (1766-
esta historia. 1768).
A los Provinciales incumbía el gobierno de Estos Superiores y aquellos Provinciales go-
las Reducciones, pero a causa de la lejanía bernaron las Reducciones entre 1610 y 1768,
de las mismas, y por ser tan singular la dis- y a ellos se debió que el númC'ro de las mis·
ciplina y régimen de ellas, nombraron a quie- mas, y la población que en ellas había, pro-
nes en su nombre y bajo su dirección general gresara en forma continuada, estable y firme,
las gobernaran, y estos fueron los llamados no obstante los obstáculos externos, como los
Superiores de los Pueblos dd Paraná y Uru- provocados por los Mamelucos, y a pesar de
guay. Aunque no poseemos elenco alguno las pestes de viruelas que tan grandes estragos
cabal de estos Superiores: ha llegado hasta hacían entre los neófitos.
nosotros el compuesto por el Padre Diego En 1647, cuando a raíz de la desolación
Gonz~dez, a fines del sig!o XVIII, pero provocada por los Paulistas, trasladados ya
no sin lagunas y en forma incompleta, y a los diversos pueblos, pudieron éstos de5arro-
base de esta lista consignamos aquí los nom- llar5c, llegaron en 1647 a contar con un total
bres de los tales Superiores entre 1610 y de 28.714 almas: Candelaria con 1.071, San
1700 : Cosme con 1.075, Santa Ana con 779: San
1) Marciel de Lorenzana; 2) José Catal- Carlos con 1.701 , San José con 1.334, Itapúa
dino; 3) Antonio Ruíz de Montoya: 4) Ro- con 1. 700, Loreto también con l .700, San
que González de Santa Cruz; 5) Diego de Ignacio Miní con 1.708, Corpus con 1.300,
Boroa; 6) Diego de Alfaro; 7) Pedro Ro- San Ignacio Guazú con 1.150, Concepción
mero; 8) Francisco Díaz Taño; 9) Cristóbal con 1.469, San Miguel con 1.165, Mártires
de Mendoza; 10) Cristóbal de Altamirano; con 1.186, Apóstoles con 1.144, San Nicolás
11) Silverio Pastor; 12) Hernando de Santa con 1.854, San Javier con 1.340, La Cruz, con
Cruz; 13) Ignacio de Feria; 14) Pedro Co- 1.472, Santa María la Mayor con 2.000, San-
mcntale; 15) Francisco Molina; 16) I.uis to Tomé con 1.960 y Yapeyú con 1.600.
HECHOS DIVERSOS ATINGhNTES A LAS RF.DUCC/01\'ES (1610·/iOO) 623

Tal era la población en ese año de 1647, No bien se supo en la Asunción esta reso-
consignada por don Jacinto de Lariz, después lución, se levantó una borrasca en contra,
de su visita a las diversas reducciones, y ade~ siendo uno de sus promotores el mismo Go-
más de consignar la población total de las bernador Lugo. Volvióse a estudiar el asunto
veinte Reducciones visitadas, y las dos de Ita- en Madrid y, gracias a las soluciones que el
tines quedaron sin serlo, anotó también la de Padre Montoya daba a todas las dificultades,
indios de guerra, o sea, de los que por su se dio en 21 de noviembre de 1642 una se-
edad, y otras circunstancias, podían prestar gunda Cédula Real confirmando en un todo
servicios militares en posi bles acciones de gue~ lo dispuesto en la del 21 de mayo de 1640.
rra. Su número ascendía a 9.180 mldados. La resolución final, cuya ejecu toria se des-
Entre 1647 y 1682 la población indígena pachó a 19 de enero de 1646 fue que se con-
de Misiones había aumentado de 28.714 a cedía a los indios de las Reducciones el uso
48.491, siendo las Reducciones más pobladas de las armas de fuego. entregando desde ya
las de Concepción con 7.O 14 almas, Santo 150 de ellas con sus correspondientes pertre-
Tomé con 5.243, Santa María la Mayor con chos, esto es, pólvora y municiones, las que
5.171, San Carlos con 4.420, San Miguel los Padres Misioneros habrían de guardar con
con 3.74C, San Nicolás con 3 'i48, San' Ja- toda solicitud. Se permitía a los indios su
vier con 3.029, Apóstolrs con 2. 780, Yapeyú uso, sólo en casos de guerra o de maniobras
con 2.477, San José con 2.272, M.1rtires ron enderezadas a ésta.
1.980, Candelaria con 1.868, y otros con po~ Fue a los tres años de es ta permisión que
blación menor, como La Cruz con 2.25 1, el Virrey de Lima, Conde de Salvatierra, de-
Santa Ana con 1.415 y San Cosme con 1.283. claraba a los indios misioneros pertenecientes
Apuntamos arriba cómo el Gobernador La- a la real corona, y por presidiarios del presi-
riz en la enumeración de los pobladores de dio y opósitos de los Portgueses del Brasil y
las diversas Reducciones anotadas en 1647 dió disponía que por ahora sean retirados de mi-
el número de hombres de armas tomar, que en ta9 y servicio personal, puesto que asisten en
ellas había, y la razón era porque, desde que dicho presidio, en que se juzga estar bastan-
Jos indios fueron pertrechados con armas de temente ocupados en el servicio a Dios y cau-
fuego, constituyeron milicias a las órdenes de sa pública. 1
las legítimas autoridades. Esta real decisión tan favorable a los indios
Las terribles incursiones de los Paulistas halló continuadas y enconadas resistencias de
entre 1625 y 1638, provistos de armas de fu e~ parte de los españoles o criollos de las ciu~
go, pusieron en evidencia que no era pmiblc dades, empeñados en valerse de ellos para sus
resistir sus malocas sino era con iguales armas granjerías personales. No cesaban de aducir
y ya que no había soldados españoles que una ya caducada disposición de Carlos V,
defendieran los pueblos misioneros contra esos quien, en premio de los servidos prestados
asaltantes y csclavizadores de indios, aa ra- por Jos conquistadores, otorgaba a éstos y a
zonable permitir que los mismos indios se los descendien tes de los mismos, el poderse
armaran, en defensa propia y en defensa de valer de los indios.
los intereses de España. En este punto los asunceños fueron apasio-
El Gobernador del Paraguay, Pedro de Lu- nadísimos y ~legaron a obtener que los indí-
go y Navarra ( 1636-1641 ) era un convencido genas de algunas Reducciones: como los de
de la necesidad y aun urgencia de armar ade- Itapúa y Corpus Christi abandonaran por
cuadamente a los Guaraníes de las Reduc- turno sus pueblos y pasaran a la Asunción a
ciones, y su acción primera, a favor de los disposición de quienes querían usufructuar.
indios, pues cambió después de parecer, coin- los, pero un a Real Cédula del 26 de Octubre
cidió con la eficacísima que en ese sentido de 1661 ordenó que, aunque se hayan enco-
llevó a cabo an te Felipe IV y sus consejeros mendado algunos de los indios de ltaplla y
el Padre Antonio Ruiz de Montoya. Este gran Corpus Christi a personas particulares, desde
misionero se trasladó a Madrid con este obje~ ya debían de volver a sus pueblos y cesar en
tivo. El Rey no otorgó lisa y llanamente lo ese servicio, sin que se puedan volver a enco-
que se le pedía, pero ordenó al Virrey de mendar de nuevo, de suerte que en todas las
Lima que se informara de la situación de las R educciones de esas provincias corra una mis-
Reducciones y concediera, si le parecía con- ma regla, siendo los indios de eHas tributarios
veniente, el que Jos indios se armaran. míos, y no de personas particulares. 2
624 SUCESOS DE REPERCUSION EXTERNA

Entre esas dos decisiones reales, la de 1647 mucho menos un Obispo, cometiera tamaña
y 1661, habían acaecido cosas estrañas en la aberración. En habiendo [los indios] hecho
Asunción, respeto al servicio de los indios y cantidad de cruces, me las ha de enviar V. P.,
el principal perturbador había sido nada me- y yo las consagraré y haré verdaderos lignum
nos que el señor Obispo. Durante diez años, crucis, de suerte que pueda yo jurar que ha
entre los de 1641 y 1651 monseñor Bernardino estado el mismo cuerpo de Nuestro Señor
de Cárdenas no sólo hizo sufrir lo indecible Jesucristo en ellas, verdadera y realmente . . . . t
a los jesuítas, pero perturbó en gran forma la Un año más tarde llegósc el Sr. Obispo
paz y tranquilidad de la Asunción y, en me- hasta la Reducción de San Ignacio Guazú,
nor grado, la de las Reducciones. Este pre- y quedó tan prendado de lo que allí vio que,
lado era de un carácter impetuoso y, lo que en carta a Felipe IV, del 6 de marzo de
era peor, de una mentalidad alterada. Su 1644, hizo de los jesuítas los elogios más pon-
presencia, atestiguan cuantos le conocieron, derados, puesto que, si bien son pocos en nú-
era la de un santo, y su lenguaje la de un mero, pero equivalentes a muchos en celo y
visionario. Las gentes sencillas se sentían gran- trabajo y en el fruto copioso de ellos, con que
demente atraídas por él, y aun no pocas per- han acrecentado a la corona de V. M. gran
sonas de prestancia intelectual creían ver en cantidad de naciones y número de indios, y
él a un hombre de Dios y a un político de a la Iglesia de miles de Hijos, sacándolos de
visión extraordinaria. la esclavitud del demonio y de la vida bár-
Nombrado Cárdenas obispo de la Asun- bara, como de bestias que tenían . . .r•
ción/1 el 18 de mayo de 1640, fue preconi- Poco después pasó Monseño Cárdenas al
zado tres meses después, pero sin esperar la pueblo de Yaguarón, que era fundación de
llegada de 13s bUlast que le fueron enviadas los Padres Franciscanos y estaba al cuidado
con fecha 18 de agosto de 1640, emprendió de los mismos, y allí estuvo cuatro meses.
su viaje al P3raguay. Su afán era el que se le Fueron nefastos esos meses para él, ya que su
consagrara, cuanto antes, sin esperar la lle- neurosis se agudizó grandemente y llegó a
gada de las bulas, y como los teólogos de hacer cosas increíbles, como era el dcdr tres
la Universidad d~ Córdoba sostuvieron que la misas diarias, contrariando en ésto la legis-
consagración, sin las bulas, sería inválida, co. lación canónica vigente, y, lo que es no mf>:nos
menzó a mirar con malos ojos a los Jcsuítas, increible, ordenó de sacerdotes, a prisa y co-
de quienes hasta entonces tenía el más alto rriendo, a un considerable grupo de sujetos,
('oncepto, según él mismo manifestaba. Des- pero con la condición expresa y bajo jura-
graciadamente el Obispo de Turumán, igno- mento, que le habían de defender hasta de-
rando la doctrina asentada por la Iglesia en rramar por él la sangre, si fuera ello mrnester.
este punto y, también por la Universidad Dios sabe qué especies habían llegado a
cordobesa en etsc caso concreto. le consagró, pnturbar así a monseñor Cárdenas, pero el
sin esperar las bulas. El 20 d~ mayo de 1642 delirio persecutorio le atormentaba rntonces
tomó posesión del Obispado y, desde el primer f uertcmentc, y parece que en el Gobernador
día, se malquistó con el entonces Gobernador, Hinestrosa y en los Jesuítas había hallado a
GrcgoriO dc Hinestrosa . Lo · excomulg6 una los terribles enemigos conjurados contra éL
y otra vez, llegando en una ocasión a impo- Como aquellos hombres ordenados por él, y
nerle la obligadón de pagar al Obispo 4.000 otros no pocos, iban y venían frecuentemente
arrobas de Yerba del Paraguay, si quería que desde la Asunción a Yaguarón, distante ocho
le absolviera. lrguas, y se llegara a ver que acarreaban ar-
Su primer contacto con las Reducciones mas y pertrechos bélicos a la mencionada
fue en julio de ese año. En carta al entonces Reducción franciscana, donde se hallaba Su
Procurador de las Misiones, Padre Adriano Señoría, averiguó el Gobernador y llegó a
Crespo, le pedía que por medio de los indios sacar en limpio que el Prelado preparaba un
carpinteros le hiciera hacer un gran número ejército, cuyo objetivo era doble: la deposi-
de crucecitas de madera, para que él, ponien- ción del Gobernador y la expulsión de los
do sobre ellas la Hostia consagrada, las con- jesuítas. Estaba monseñor Cárdenas en la
virtiera en lignum crucis, esto es, en frag- convicción más profunda de que en las Re-
mentos de la Cruz sobre la que expiró Nues- ducciones había riquísimas minas y que los
tro Señor. Si no existiera el autógrafo de esta jesuítas y el Gobernador las explotaban en su
carta, no podríamos creer que un sacerdote, beneficio exclusivo. Pero esas minas habrían
HECHOS DII'ERSOS AT/NGENTES A LAS IU:DVCC/0.\'f:S (1610·/iOO) 62!'•

de ser para todos, y para ésto los sacerdotes ción, y viendo que nadie hacía caso de las
ordenados por él y los que le apoyaban, se excomuniones, -que lanzaba, se retiró a Co-
harían cargo de los curatos de las Misiones rrientes.
y, como era el de par.ccer que a los indiQs de Allí estuvo, desde noviembre de 1644 hasta
)as mismas había que darlos en encomienda, febrero de 1647, pero no bien supo que Diego
desde ya los daba a los señores que estaban de Escobar y Osorio había sucedido en el
tari dispuestos a secundar sus planes. Para Gobierno a Hinestrosa, regresó a la Capital
justificar su conducta contra los jesuítas, aun- paraguaya, pero más emponzoñado que nun-
que la verdadera razón era apoderarse de las ca contra los Jesuítas. Dijo tener reales cé-
minas, los tildó de herejes y de usurpadores dulas, que nunca mostró, por las que se
de la Real Hacienda. mandaba dcstnrar del Paraguay a todos los
El Goberriador, que era militar y había jcsuítas, y era su deseo más ardiente el echar
combatido en las guerras de Chile, al ver el a todos ellos "río abajo" como él decía. Pre-
sesgo que iban tomando las cosas en Yagua- sentóse personalmente en la iglesia de la Com·
rón, pidió 600 indios de las Reducciones, bien pañía. y promovió alli una escena escandalas~
armados, para acciones de guerra. Desgracia- el día 16 de julio de 1647, pero llegó opor-
damente no estaba en manos de los Jc5uítas tunamente el Gobernador. y con habilidad le
evitar este mal trance, ya que era la legítima sacó de ella, y con él a los perturbadores qu~
autoridad quien solicitaba esas tropas, y ellas, le acompañaban.
conforme a las repetidas manifestaciones de Escobar y Osorio, que no era un estorbo
Jos Reyes, debían prestar sus servicios en casos para el Obispo, aunque tampoco le dejaba
de guerra o de conmociones internas. Ni fue rienda suelta, falleció en frbrero de 1649, y
ésta la únka coyuntura en que los J esuítas, el mismo Cárdenas obtuvo ser elegido Go-
aunque muy contra su voluntad, pusieron de bernador interino. Esta elección fue el día 4
inmediato en ejecución la voluntad de los de marzo de 1649 y, tres días más tarde,
mandatarios españoles. A los pocos días es- esto es, el día 7, el ~pulacho asaltó el Co-
taban los 600 indios Guaraníes, con arcabuces ICgio de los Jesuítas, tom~ presos a sus mora-
y otras armas, pertrechados para cualquier dores, los echó "río abajo", conforme a los
acción. No bien supo el señor Obispo que d deseos del Prelado, y saqueó (_'Uanto halló en
Gobernador estaba así armado y listo para la casa e iglesia, todo por orden del Gober-
la agresión, lanzó contra él y contra los je- nador interino.
suítas una sarta de excomuniones. Enterada la Audiencia de Charcas de lo
Fracasada su proyectada agresión, regresó acaecido en la Asunción, despachó por Go-
Monseñor Cárdenas a la Asunción, el día bernador interino a don Sebastián de León
5 de octubre de 1644, desde cuyo convento y Zárate, bien conocido y justicicramente
de San Francisco, donde fue a parar, siguió apreciado en el Paraguay Pero Cárdenas de-
echando rayos y truenos, y más, desde que, cidió no reconocerle e impedir su ingreso en
al mes justo de su regreso, el Cabildo Ecle- la ciudad. Para resistir y vencer esta oposi-
siástico declaró nula la jurisdicción del Pre- ción, solicitó León y Zárate el envío de 1.000
lado, por haber sido consagrado Obispo. sin soldados misioneros bien armados. Con ellos
tener las bulas. Es· curioso que el día 5 de y con 20 arcabuceros españoles que ya tenía,
noviembre, al informarse él de esta resolución creía el nuevo Gobernador poder entrar en
del Cabildo, excomulgó a todos Jos miembros la Asunción sin estorbo, pero no fue así. Un
del mismo, y dijo ver en todo esto la traza fraile, que hizo de espía, dijo que sólo traía
diabólica de los Jesuítas. Declaró además pú- 400 indios barrigones, de esos que huyen a la
blicamente que de inmediato iría él perso- primera detonación que sienten, y que era
nalmente a las Reducciones para mostrar las posible resistir, y que se debía re:;istir a la
ocultas minas. Su tema habitual de conver- entrada del pretendido Gobernador.
sación eran los tesoros de los Padres en las Unos 200 a 300 hombres, capitaneados por
Misiones, y las riquísimas minas que poseían tres frailes, salieron efectivamente a oponerse
y cómo la codicia era en ellos tan insaciable a León y Zárate, pero, aunque la refriega fue
que se alzaban con los derechos reales. brava, pronto se vio el empuje irresistible de
Sentíase, sin embargo, débil ante el Gober- Jos mil indios misioneros. Las huestes de Cár-
nador y sus 600 soldados misioneros, y can- denas fueron vencidas y el Gobernador pe-
sado de su encierro conventual de la Asun- netró en la Ciudad. El Obispo, como si nada
626 SUCESO.\' DE RJ-~PERCVSION EXTERNA

hubiese pasado, le entregó el bastón de man· En vano se empeñaron los Padres Juan
do. Una inconcienda, o lo que es má:; pro- Pastor y Diego de Boroa en que el mismo
bable, un desequilibrio en las facultades de Garavito pasara a las Reducciones y compro.
Bernardino Cárdenas hacía que ron la mayor bara por sí mismo lo infundado de las minas
naturalidad pasara del elogio al vituperio, de oro. Se retiró del Paraguay, muy entrado
de la guerra a la paz, de la ira a la serenidad, el año de 1653, sin haberlas visitado.
y viceversa. Tres años más tarde, fue enviado como
El no estuvo personalmente en la batalla, Visitador Juan Blasquez de Valverde y du-
a que acabamos de referirnos, pero, según rante los años que duró su visita, procuró
aseguraba después, estuvo visionariamcnte, poner en pie algo de lo mucho que el Sr. Cár-
esto es, la vio toda desde talanquera, por denas había echado por los suelos. Después
especial gracia de Dios. Vio cómo cayeron de largos interrogatorios y de prolongados
muertos algunos de los suyos, y vio cómo, exámenes, escribió el Visitador al Rey, en 20
por justo castigo de Dios, perecieron de Jos de diciembre de 1656, que todo el odio del
contrarios trescientos ochenta y siete (esto es, Sr. Obispo y de los que Je rodeaban contra
7, sin Jos 380) , y en esa visión vio como los los Jesuítas era por verse privados del servi-
primeros, o ~a. . los de su bando ·entraron al cio personal de tantos indios, como había en
cielo como una bandada de palomas blancas, las Reducciones. En cuanto a la existencia
mientras los indios misioneros caían al infier- de las minas de oro, obró en la forma más
no como cuervos negros. También vio en vi- eficaz y decisiva, como referimos ya en el
sión sobrenaúi~JÍI, cómo los indios que pene- capítulo que consagramos al tema.
traron en la ciudad con Don Sebastián, aga- En otro punto también molestó a los Je·
rraron a varios españoles, les sacaron las len- suítas el pobre Cárdenas. El, que no sabía una
guas y se las comieron; a otro arrancaron el palabra de Guaraní, se metió en la cabeza,
corazón y los sesos, y todo lo devoraron, y o le metieron en la cabeza, que los misione.
en ese mismo éxtasis vio cómo todo eso hacían ros, por no entender la lengua de los indios,
los indios en presencia de los mismos jesuítas, enseñaban a éstos herejías gravísimas. La
quienes lejos de impedir actos tan brutales, principal causa porque padezco, dijo en una
les incitaban aun más. Pesadillas tan trucu- ocasión, es por querer quitar, como lo he de
lentas fueron consignadas como hechos histó- hacer, ¡vive el Señor! de las oraciones y doc-
ricos por un Obispo enfermo, y han sido acep- trinas, que está en la lengua de estos indios,
tadas después por "ilustres" historiadort.s, y muchas herejías que han introducido los doc-
han sido divulgadas por ellos. trineros de la Compañía, por la grande igno-
El nuevo Gobernador repuso a Jos Jesuítas rancia de la lengua, contra el santo nombre
en su Colegio, conforme le había ordenado de Dios, la generación del Verbo eterno, pu-
la Audiencia, y, en conformidad con otro reza y virginidad de Nuestra Señora, por cuya
mandato de la misma, intimó a Don Rer- intercesión es pero en el Señor que he de ven-
nardino Cárdenas el presentarse ante ella. cer a quien, por sustentar su vanagloria y
Muy a regañadientes obedeció a esta inti- mberbia, resista al que sea alabado, como
mación, pero a fines de 1649 salió de la Asun- debe ser, Su Divina Majestad. No se crea que
ción. Fue dando vuelta~, por diversas ciuda- ésto lo dijo el Sr. Cárdenas a algunas per·
des, y recién a principios de 1651 , tomó el .w nas, que pudieron entender mal o exagerar
rumbo a Charcas. Allí falleció en 1668 sus palabras. Todo ello se halla en la carta
Como nadie había pregonado, y en forma que, a 6 de julio de 1647, escribió al Doctor
tan enfática, la existencia de las minas de Franrisro Godoy, electo Obispo de Gua-
oro rn las Reduccion es, romo Jo había afir- manga .
mado y reafirmado Cárdenas, se esforzaron Sin duda que todo esto Jo sabía Cárdenas
los jcsuítas en que esta calumnia quedara por especial inspiración del cielo, ya que nun-
refutada. El Oidor, Andrés Garavito de León: ca se supo que otras personas le llenaran la
primero Visitador y después Gobernador In- cabeza ron tales especies. La seguridad de
terino del Paraguay, al tanto de las calum- que se s<'ntía posesionado, al calificar a Jos
niosas especies sobre las minas, extendió un Jesuítas de her<'jes y pervertidores de la doc-
auto ordenando a los denunciantes a que trina católica, confirma nuestra presunción.
salieran al instante a señalar su ubicación. Lo concerniente a la heterodoxia del cate·
Por supuesto, nadie salió. cismo quedó resuelto en 1661 y las constan-
Monseñor Pedro Carranza, primer obispo dc
Buenos Aires ( 1621-1632), según cuadro cxis- Mc-nseiíor Gabriel de Arrt_l,!ui, quinto ob;spo d1·
trntc r-n rl Musc-o Histórico de Buenos Airt"s. Buenos Airrs ( 1713-1717 ) .

Monseñm ]urm de Arre_[!!Ú, sCptimo obispo t.k A1 onHJiw¡· M((nuel A11/onio de la Torre. diJO-
Buenos Aires (1731-1736). décimo obispo de But·nos Aires ( 17fl2-1 776).
628 SUCESOS DE JU:PI~RC US/ON EXTERNA

c:ias pueden verse en un rarísimo impreso, que el Sr. Obispo Don Fray Bemardino de
intitulado: 1; Cárdenas condena por malsonantes, y luré.
ticas en el Cathecismo de la lengua Guaraní,
"Congregación, 1 y 1 nota de 1 perso- que compuso el muy venerable P. Fray Luis
nas doctas, 1 y peritas en la lengua 1 de Bolaños.
Guaraní de los Indios 1 de las Provincias Vale_la pena -que copiemos lo que la misma
del 1 Paraguay. 1 Que 1 por orden del manifestó: en cuanto al quinto cargo~ en que
Rey Nuestro Señor 1 (Dios lo guarde) parece que el dicho R everendo Obispo ha
mandó hazer el Ilustrísimo, y Reverendí- dicho y publicado en libelos famosos, sermo-
simo señol" 1 Doctm· Don Juan Alonso nes, cartas~ autos judiciales~ e informes, y en
Oeon, Arzobispo de los 1 Charcas en el varias ocasiones, que los Religiosos de la Com-
Perú. 1 Para / averiguar las calumnias 1 pañía de Jesús, Missioneros~ son Herejes~ que
que en aquellas Pl"ovincias se avían inven- enseñan horrendas heregías, contra el nombre
tado contra los Religiosos de la Compa- 1 de Dios, y su Generación et~rna del Verbo
ñía de Jesús. _/ sobl"e las ol"aciones, ca- Eterno, y pureza de la V irge!l Santísima con
tecismo, 1 y Doctrina Christiana que palabras asquerosas e indecentes, <J!guyendo
enseñavan a los 1 Indios l"eeién convel"·
que los dichos Religiosos habían Pf!esto en el
tidos" .. {t., Cathecismo y Oraciones en la lengua de los
Indios, las dichas heregías, y porque n~s cons-
Trátase de una publicación en folio con ta lo contrario por los autos de la causa, de-
¡Jortada ut supra, vcrso en . .~la~.~P. -~~n, 24 claramos al dicho Reveren do Obispo por falso.
páginas de texto. Como está impreso en hojas calumniador.. y que los dichos Religiosos...
de papel sellado de. 1661 venimos en. cono- enseñan Doctrina Cathólica, aprobada, por el
cimiento que en ese año, o en alguno poste- Cathecismo y Oraciones que tradu jo de la
rior, hízose la tal impresión o reimpresión. lengua Castellana en la de lo¡ Natura!es el
Siguiendo este valioso documento vrmos Padre Fr. Luis de Bolaños.
que por Rral Cédula d ada en Buen Retiro Todo esto tomamos del folleto que tenemos
a ) !? de junio de 16:-> 1, se encargó al Arzo- a la vista, folleto impreso que lleva al fin una
bispo de La Plata, D. Juan Alonso Ocón constancia jurídica de que su texto está en
que, cn vista de que el Sr. Cúrdenas, Obispo todo confo rme ron los originales que obran
del Paraguay, había den unciado algunas ex- en poder de la dicha Junta o Congregación.
presiones contenidas en el Catecismo guaraní Dos cosas, y sólo dos cosas, estudió y deter-
de que se valían los jesuí tas, averiguara de minó la Junta según se desprende de esta
oficio y ron la prontitud posible lo que hubie·· publicación: .
se de verd ad en ese asunto. 1) que el Obispo Cárdenas, y los que cvn ·
Las denu ncias del Sr. Cárdenas f'ran gra- él aseveraban que los jesuítas habían ense-
ves, ya que segú n él habían !m jesuítas estam- ñado herejías y hasta deshonestidades, esta-.
pado en e-1 Catecismo qu<' habí an com puesto ban errados, ya que las frases guaraníes que
y enseñaba n a Jos indígenas no sólo herejías se tachaban de heréticas o deshonestas no.
sino palabras malas e indit:ltas de todo ser eran sino o rtodoxas y puras ;
racio'lal. 2) que el Catecismo en que se hallaban
El Sr. Arzobispo de La Plata, en comuni- las tales frases no fue compuesto por los je-
cación de 12 de julio de 16:);) a D. Juan suítas sino por Fray Luis de Bolaños, (mico
Vázquez de Va!verdc. Gobernador y Capitán Catecismo oficial usado en todas las Iglesias
General de las Provincias del Paraguay, ele- del Paraguay.
legó en el mismo el cargo de examinador y Otro punto hubo en el dec urso del siglo
juez, y le ordenó que convocara una junta, XVII que estuvo a punto de que los J es uíta~
a lo menos de seis personas bicn inforrn<'ldas y abandonaran las Reducciones: la calidad
exentas de toda parcialidad, para exa minar canónica de las Reduccion es, en lo tocante
jurídkamentc y calificar teológicamente las al nombramiento, subOrdinación y duración
proposiciones tac.had as de hnét icas o malas. de los Curas. Largamente se discutió si eran
La Junta compuesta de las personas más o no párrocos, si debían ser nombrados por el
calificadas que había en la Asunción ~ tuvo Ordinario y si podían ser removidos por
su reunión el día 31 de octubre de 1656 en él. El que Felipe I1 hubiese obtenido de
esa ciudad para el examen de las palabras San Pío V, en 24 de ma rzo de 1567, el Breve
HECHOS DII'EUSOS ATINGI·:NTES A LAS /lJWUCCIOXF.S (líOO·/i(>Í) 629

Exponi Nobis, por el que se autorizaba a Jos Carlos con 5.355~ de Encarnación o ltapúa
religiosos a admini.~trar las Doctrinas o pue- con 4.800, de San Nicolás con 4.699, de San
blos indígenas, como lo habían hecho hasta Javier ron 4.117 y de Lorcto ron 4.060. El
entonces, confiriendo . todos Jos sacramcntos, total de bautismos en ese año había sido de
como si fueran párrocos, sin depender por 6 .823, mientras las defunciones sólo llegaron
ello de ningún Obispo, sino sólo de sus Supe- a 4. 148.
riores, no fue del agracio de algunos prelados Pero casi periódicamente cntraba la virue-
rioplatenses que deseaban inmiscuirse en el la y, durante años, hacía estragos en las po-
gobierno de las Reducciones, y aun poner al blaciones indígenas, y así se explica d que
frente de ellas a clérigos. aquella población de 89.501 almas en 1702
La Cédula Real del 15 de Junio de 1654 descendiera a 73.763 en 1739. Sólo en San
dio alas a quienes éso pretendían, ya que Cosme y San Damián, donde era cura el Pa-
determinaba que las Reducciones eran pa- dre Buenaventura Suárez, y no obstante todos
rroquias y los superiores habían de elevar al sus empcños, un tercio de sus neófitos sucum-
Gobernador, cada año, una terna de sujetos, bió a la peste en ese año. Según el Censo
para que, elegido uno por el dicho manda- de 1740, la población de los diversos pueblos
tario civil, el Obispo confiriera al mismo la era la que damos en la página 630 de esta
canónica institución; el así agraciado queda- historia.
ba sujeto a la jurisdicción y visita del Obi~po En el decurso del siglo XVII 1, entre 1715
en cuanto al oficio de cura; podría es verdad y 1730 los pueblos misioneros llegaron a re-
el mpcrior religioso remover al cura así nom- novar todas sus casas, y a sustituir sus primi-
brado, pero con la obligación de pr<'sentar tivas iglesias por otras más amplias, mús en
otra terna para que el Gobernador digiera conformidad con las leyes arquitcctóniras y
a su sucesor y lo instituyese el señor Obispo. más ricas ; ·la casa de Dios siguió siendo el
Como los émulos de los J esuítas tenían por af(m de todos los indios. Nunra estaban satis-
cierto que los Jesuítas no aceptarían lo dis- fechos con las alhajas y ornamentos que en
puesto por esta Real Cédula, ella fu e remi- ellas había, y trataban de aumentarlas.
tida a la Audiencia de Charcas y ésta la Lo que llama la atención en la historia
expidió al Gobernador Baigorri con un auto, de las Misiones de Guaraníes, en el decur-
dado en Potosí a 9 de Abril de 1655, en que so del siglo XVIII, es el ningún aumento en
se le ordenaba que intimara a Jos Jesuítas o euanto al número de las reducciones. Evi-
la aceptación inmediata de Jo establecido por dentemente había aón indios salvajes con Jos
esta Cédula Real o el abandono de las Re- que, una vez convertidos. se pudieran hacer
ducciones. Ellos con muy bien acuerdo acep- nuevos pueblos, y sin embargo éstos no se
taron, sin decir palabra, lo dispuesto por la hacían. ¿Es que había a menguado el primi-
Corona y desde cntonccs hasta 1768 ohraron tivo <'elo por la conversión de las almas? En
de acuerdo al Real Patronato. 1737 se preguntó al Padre Bernardo Nusdor-
ffer si los Jcsuítas hacían nuevas conquistas,
o si se <·ontcntaban con las que habían hecho,
59- Hechos diversos atingentes a las Reduc- y su respuesta fue sin duda muy sagaz: la
ciones desde 1700 hasta 1767. conservación de una R educción era una con-
quista continuada, y agregó que si bien en
La primera mitad del siglo XVIII fue de estos pueblos de Guaraníes hay sobrado que
extraordinaria prosperidad y grandeza para ha<·er <·on los convertidos, no obstante se
las reducciones Guaraníticas, y su mayor es- hacen frecuentes excursiones, desde estoJ mis-
plendor coincide con la firma del Tr3tado mos pueblos a los infieles circunvecinos, como
de Límites, a mediados de esa centuria, pero son los Guañanas, que viven, el 1Ío Paraná
ese acto improcedente, de parte de los polí- arriba; a los que están en las campañas del
ticos españoles, fue el comienzo de la deca- Río Uruguay, de nació,, Güenoa; a los que
dencia misionera. andan por los bosques más arriba del Pueblo
En 1702, como anotamos en el capítulo de Jesús, de nación Gualchaquí; a lo.r que
precedente, la población total de las Reduc- habitan en los bosques, entre los Ríos Para-
ciones era de 89.501 almas, en 22.761 fami- guay y Paraná, de nación Tobatí, a los cualeJ
lia!';, y eran las Reducciones más pobladas la por ra.zón de mi oficio [de Superior] por el
de Concepción con 5.653 pobladores, de San mes de Octubre pasado del año presentl! [año
POBLACION DE LAS REDUCCIONES EN 1740

San Ignacio Guazú 1.964 almas en 454 familias


Nuestra Señora de Fe 2.903 432
Santa Rosa 1.916 460
Santiago 4.081 838
Encarnación o ltapúa 2.591 439
Candelaria 1.503 392
San Cosme y Damián 1.230 228
Santa Ana 4.397 922
Lo reto 1.756 446
San Ignacio Miní 1.849 464
Corpus 2.667 630
Jesús 1.962 438
Trinidad 2.149 4.'i6
San José 1.338 289
San Carlos 1.239 248
Santos Apóstoles 1.341 306
Concepción 1.669 364
Santa María la Mayor 711 136
San Javier . 1.710 292
Santos Mártires 2.777 723
San Nicolás l.i72 419
San Luis ... ..... .. . . 1.978 393
San Lorenzo 974 163
San Miguel 4.7+1 1.081
San Juan Bautista 4·.949 1.071
Santo Angel 5.163 1.102
Santo Tomé 1.699 275
San Borja 3.244 430
La Cruz . 2.167 420
Yapeyú 5.713 1.315

Tal era la población total de 73.916 almas estadística global de todos los purblos, hecha
en 16.823 familias en 1740, pero para que se por uno de los misioneros de las Reducciones
pueda apreciar los altos y bajos de esas dos Guaraníes, en vísperas de la expulsión colee-
cifras en tre 1702 y 1766, consignamos esta ti va de 1768:
1702 89.501 almas cp 22 .857 familias 1739 73.763 almas en 16.330 familias
1707 98.188 21.762 1740 73.910 16.823
1714 110.1 5 1 25.628 1741 76.960 17.868
171 5 116.488 " 26.942 1742 78.929
1716 121.357 27 .27'i 1743 81.355
1717 121.168 28514 1744 84.046 20.012
1719 103.163 22.935 1745 87.240 20 586
1720 105.104 2~.900 1746 90.679 21.031
1724 117.164 2'i.447 1747 91.681 2.288
1728 125.365 28.484 1748 94.166 21.723
1730 133.117 1749 92.834 21.623
1731 138.934 36.116
1750 95.089
1732 141.242
1753 99.545 22.631
1733 126.389 27.865
1734 116.250 1757 96.0.'i5 21442
1735 108.228 22.863 1762 102.988 22.683
1736 107.543 20.68:> 1765 85.266 19.249
1737 104.473 21.729 1766 87.026 20.1.'il
1i38 90.287 18.080 1767 88.864
HECHOS Dli'ERSOS ATINGENTES A L.fS REDUCCIONES {li00-Ji67) 631

de 1737] acabo de despachar a dos de mis con que Nuestro Señor ha afligido esa cris-
súbditos. tiandad, y los excesos, crueldades y t•iolent:ias,
Aunque al presente los nuevamente con- a que ella en muchas partes, se ha relajado.
vertidos en el Paraná y Uruguay no son tan- Se por las cartas de V. R. y de muchos otros,
tos, que de ellos si pueda formar Pueblo las frecuentes pestes, extremas hambres y con-
nuevo, no deja de aumentarse casi cada año tinuas guerras, que esas misiones han pade-
con ellos el rebaño de Cristo Nuestro Señor; cido y padecen, y, lo que, en sus costumbres,
y en especial de la nación Gualchaquí y Gua- se han viciado esos cristianos, y la libatad
ñana; de los primeros, yo mismo traje al que en la guerra han aprendido, sus excesos
Jesús, cuidando de dicho Pueblo: 18 perso- y adulterios, hasta robar las mujeres aienas,
nas, y otras 6 del Paraná arriba; después, los sus embriagueces, odios y homicidios, hasta
años siguientes, se han traído otros de los beberse efectivamente la sangre; sus impie-
mismos; muchos más han sido los que se agre- dades, aun con los cadáveres y sirviéndose de
garon al Corpus de la nación Guañaua, ni los huesos para sus hechizos, y finalmente su
tampoco han faltado de los Güenoas, que se apostasía de la fe en muchos de ellos. reti·
han juntado con los de San Francisco de rándose a los montes y gentilidad. Y se
Borja, Concepción , San Xavier y San Nico- aumenta la aflicción y cuidado del fin de
lás; de los Caribes [se han juntado] con los esas misiones, .con las noticias, que me dan,
de Santo Angel; de los Charrúas y también del sumo caimiento de ánimo, que todo ésto
Güenoas con los del Yapeyú. 1 ha causado en los misioneros, queriendo mu-
Altísimo concepto tenemos del .~ran misio- chos dejar las misiones, mirándolas otros con
nero alemán, Bernardo Nussdorffcr, pero cree- suma tibieza, y casi todos como cosa ya per-
mos que un . Ruiz de Montoya o un Diego dida.
de Boroa, jamás h~brían hecho una defensa Si ahora, cuando más afligidos están y más
tan pobre de una realidad, que llamaba pode- necesitados aquellos pobres cristianos, de
rosamente la ate-nción de los enemigos y ami- quien les aliente y contenga, se descuida con
gos de los Jesuítas. Es verdad que la conser- ellos l qué puede temerse . sino que a un tal
vación de una Reducción equivalía a una abandono, siga la perdición de tantas almas
conquista continuada 1 pero en cada pueblo y la destrucción de una cristiandad tan glo·
no había en 1730, como en 16.10, sino dos riosa a Dios, a su Iglesia, a la Compañía y a
Padres; por otra parte, en el setecientos el esa provincia? Y aunque sobre esto escribo
número de Jesuítas era mucho mayor que al Padre Superior, para que con su celo ani-
en el siglo anterior. me a sus compañeros, no puedo menos de
Aun antes de los tristes sucesos que originó repetirlo a V. R . y a sus sucesores, para que,
el Tratado de Límites de 1750, se pudo ad- en nombre mío, signifique a los misioneros
vertir una decadencia, no en la marcha ex te- toda la gravísima solicitud, en que me dejan
rior de las Reducciones, pero sí en la vida estas noticias, y a la que sólo puede templar
espiritual de las mismas. La crisis fue ine- el conocimiento y experiencia del apostólico
gable y el historiador veraz no la dt>be silen- celo que en cada uno considero, y la ardiente
ciar. Aunque con tintes recargados, el mismo caridad con que espero no desamparen aque-
General de la Compañía, Padre Francisco llos por cuya salvación han dejado sus pa-
Retz, que gobernó entre 1730 y 1750, la f"X- trias, expuestas a peligro.t, y ofrecido a Dios
ponía así en carta al entonces provincial, Jai- su misma vida.2
me de AguiJar. Sus palabras son éstas: No Mientras hubo persecuciones, provenientes
quisiera llegar a hablar sobre estas Müiones unas de los paulistas, otras de los paraguayos,
y su infelicísimo estado espiritual y temporal. unas de los posibles encomenderos, otras de
No sé qué remedio puede darse a tantos ,. los clérigos que ambicionaban Jos "ricos" cu-
tan graves daños como padecen y como les ratos de las Reducciones, los misioneros ~s­
amenazan, hasta el último extermiuio de una taban animados de un espíritu conquistador,
cristiandad, que siendo en el año de 1732 pero cesaron las luchas, se hizo la paz, y se
compuesta de 141.252 almas, se vería en el entró en una rutina, y ésta llevó a los Padres
año de 1736, reducida al solo número de a una espiritualidad cómoda y tranquila. Ya
107.453, faltando así, en el solo espacio de en 1689 escribía, anotando este fenómeno,
cuatro años, 33.709 almas. Ni he podido let7 que por otro lado ha sido bastante común
sin una sentidísima aflicción la serie de males en la historia de la Iglesia, el entonces Gc-
632 SUCESOS DI~ REPERCUSION EXTERNA

neral, Padre Tirso González. En rarta del supo que su vida estaba en peligro, y se d<'mi-
6 de febrero de ese año, en esa Provincia, dlió en Buenos Aires, con todas las comodi.
decía, ha desmayado mucho el celo de ellas dadcs de un Colegio.
[de las almas}, en que tanto se señalaron los Restó, sin duda, muchas energías a las
primeros Padres y antiguos Misioneros, y que Reducciones el fervor literario existente en
lo que u hace es poquÍJimo, y casi se reduce Córdoba, en Buenos Aires y hasta en Tucu-
a aparentes acometimientos y cumplimientos mán y en Salta. Más de un misionero, que
para escusar la nota de los que ven tantos había dejado su patria, para pasar su vida
sujetos conducidos de Europa, a expensas del entre los infieles, fue destinado a ocupar una
Rey, para la conversión de los infieles, CU)'OS cátedra, con grande pena suya, como fue,
varias naciones viven cercanas a esa Provin- entre otros, el caso del Padre Ladislao Orosz.
cia. Aunque parece mayor la ponderación y Muy de alabar es que los Superiores mi1'aran
encarecimiento, que la falta, fundamento te- por el adelantamiento de las ciencias, letras y
nemos para temer, que no es poca la que artes, pero sin descuidar los Misiones antiguas
hay. Ruego a V. R., por la sangre de Jesu- y empeñándose en fundar nuevas, había es·
cristo, derramada por estas aimtJ.s, que no crito entonces un avezado misionero.
permita se pierdan tantas, en fervorizando a No vamos a refutar la i.d ea que hubo entre
los Nuestros, para que no hagan menos propios y estraños, de que había una crisis
que los Antiguos, cuando son sin compara- tocante a los pueblos Guaraníes, en los pri·
ción más.3 meros decenios del siglo XVIII, pero adver-
Las cartas del Padre Tirso Gonúlcz, co- tiremos dos cosas: quienes de oficio visitaron
rrespondientes al postrer decenio del siglo las Reducciones y vieron de cerca su marcha,
XVII, indicaban ya que la relajación había quedaron altamente satisfc-rhos; en segundo
comenzado entonces, y que lejos rle empren- lugar si entre los Guaraníes no fundaban los
der nuevas conquistas, se perdían las ya he-- Jesuítas nuevas Reducciones, fuera de esa ju-
chas. Aun rebajando todo lo que puedan risdicción fundaron y llevaron adelante otros
tener dr exageradas las cartas de este General muchos pueblos de salvajes, no menos difí-
de la Compañía, muchas y serias fallas habría ciks.
en 169i para que el entonces Provincial, Pa- En 1707 visitó muchas de las Reducciones
dre Simón de León, repitiera sin rectificar, de su jurisdicción el Gobernador del Para-
e hiciera suyo un clcn<·o harto pcnmo de guay, Baltazar Garría Ross, y según el infor-
irregularidades, efectos de un defecto de fer- me que envió a Felipe V, nada tuvo que
vor. En 1" de agosto de 1697 escribía a los criticar y mucho que admirar: el buen orden
Padres Curas de las Reducciones: Dice Nues- que en aquellos pueblos reinaba, la tranqui-
tro Padre [Gen eral que: ] en muchas de las lidad con que allí se vivía y el esplendor con
doctrinas, aseguran que se asiste poco a los que se celebraban las funciones rcligio~as.
indios en lo que toca a su cris~iana enseñanza; Jo:sto le sorprendía sobre todo en c:omparad6n
en unas, porque los Curas ponen el ma,,or de la mis<'Tia y desamparo en que vivían cier·
cuidado en adelantar lo temporal que apenas tos pueblos españoles cercanos a la Asunción.
se les oye hablar de otra cosa; en otras, por Años más tarde, en 1718, pasó a visitar las
el grande número de familias, a que es im- Reducriones, 'q ue caían dentro de su Diócesis,
posible acudir un Cura, a veces solo, y otras y a administrar en ellos el Sacramento de
con algún Compañero enfermo, y corho veo la Confirmación, Monseñor Pedro Fajardo,
la grave obligación que tenemos de asistirles, Obispo de Buenos Aires. Después de recorrer·
deseo que se ponga sumo cuidado en cum- las todas, aun las de la Diócesis de la Asun·
plirla, poniendo sujetos idóneos.4 rión, entonces vaCante, manifestó su inmensa
La decadenda, y como apclmazamicnto, satisfacción: Atendiendo a mi obligación y a
que desde mediados del siglo XVII, se advir- los muchos años que se había pasado sin
tió en el pueblo español peninsular, repercu- visitar este Obispado y que cada año serían
tió en Amérira, y llevó a las gentes a la vida más los míos, y menos mi salud; procuré salir
fácil y sin problemas. Como habría de decir, a la visita de la Diócesis, de cuyo viaje y
a mediados del siglo XVIII, el Padre Lopc peregrinación remito a V . M. ese trasunto,
Luis Altamirano. Visitador enviado por el por si acaso fuese necesario saber el término,
General de la Compañía, lo vida es amable jurisdicción, doctrinas, familias y almas que
y, por éso, huyó él de Santo Tomé, no bien en él se comprenden y, aunque fueron preci.
HECHOS DIJIERSO!i ATING F.NTES A I.AS RF.DUCCIONF.S (1700·1i6i ) 633

sos muchos trabajos, los di por bien emplea- cargarían la mano en lo que al tributo tocaba.
dos, viendo la abundante miés 'V sazonados Si no entre los G uaraníes, se funda ron Re-
fr utos que se cogen de tan admirables obre- ducciones entre los Mocobics de Santa Fe,
ros, como son los Padres de la Compañ;a de cntl'(' los Abiponcs del Chaco, entre los Lules
Jesús. Y es cierto que, sin hipérbole ni exa- del Tucumán, entre los Vi lelas de Salta. entre
geración, se puede venir de Europa sólo por los Pampas de Buenos Ai res~ sin canta~ otras
ver las Misiones, el culto divino, siendo cada entre _los Omoampas, Pasaines, Isistines, To-
Iglesia una catedral de un pueblo de indio.r, bas y Mayas, pero en 1761 no estaba aún
y así mismo el cuidado de la doctrirta, siendo satisferho el General de la Compañía, y, a
para todos una maravilla, así en lo espiritual fin de enfervorizar a toda la Provincia je-
como en lo temporal. Si hubiera de decir suítica del Paraguay y empujarla eficazmente
todo lo bueno, no fuera carta .rino volume11. a la ronversión d e los infieles, nombró por
Después de haber confirmado 74.117 indios, P_rovincial a fines de 1761 , no sin alguna sor-
fueron tales las instancias que me hicieron presa por parte de algunos, a l gran misionero
los moradores de la Provincia del Paraguay, mallorquín, Pedro Juan Andrcu. Hombre cul-
y su f!Ob ernador y cabildo. sede vacante, }Zran tísimo sin duda alguna, pues además dC' serlo
multitud de !!_entes de todas las edade.r.:; A en Filosofía y T eología, era doctor en Dere-
continuación ~rnvía el séñor Obispo la nota cho Canónico y en Derecho Civil. pero era
de todos los pueblos que visitó y el número sobre todo un varón apostólico y en los cinco
de los indios confirmados en rada uno de años de su provincia lato avivó el cspritu apos-
ellos. tólico en los misioneros de Guaraníes y dio
También el Obispo del Paraguay, :Mons<'- un extraordinario impulso a la creación de
ñor José Palos, que visitó las Rr ducdonC's en nuevas Rcduc{'ioncs, C"n diversas zonas de la
1724, manifestó la admiración que ellas IC' lla mada Provincia jesuítica d t') Paraguay.
ha bían causado . Debo ase!!_urar a Vuest ra Aunque en el siglo XVIII no hubo pc"e-
Ma jestad, me ha ca usado admiración el cui- cucioncs tan sa ngrientas <"Orno en el X VII,
dado y desvelo con que dichos religioso." por obra de los Paulistas, no faltaron a los
atienden a los indios de dic-has Doctrinas. así jt"suítas otras de d ivnsa índole, que mortifi-
en la buena ed ucación, p3sto espiritua l y tem- caron grandemente a los misioneros, y en
poral, como en el a mor y lealtad a V . ]\.{ . y forma apenas perceptible a los indígenas. Ya
buen régimen de gobierno. Pues, aunquC" todo en 171 5 se inició una nueva ca mpaña de sus-
es público y notorio en todo el orbe, no mi.! picacias y especies calumniosas. Estas altas
persuadía ni se podrá persuadir nadie, sinó ma r<'as de detracción contra las Reducciones
es experimentá ndolo, sea ésto tan acrisolado, y los indios eran ya periódicas y aunque cada
faltándome razones pa ra explicarlo. y más vez acababan por estrella rse: contra los dictá-
a vista de considera r, que la alta y soberana menes de la Corte espa ñola, eran molestas
comprensión de V . M . lo tendrá muy pre- a los misioneros, pues los obligaba a a ndar
sente. Pero, sin emba rgo, me pareciera falta r por los Tribunales en defensa de la verdad .
al cumplimiento de mi obligación, si no h i· Esta triunfaba a la postre pr ro no sin dejar
ciera esta rorta disgresión y más a vista de enemigos dispuestos a volver a las andadas.
tener que poner en la real noticia V . M . En 171j un capitán del presidio de Buenos
a unque con basta nte dolo r d e mi corazón el Aires, por nombre Bias Za pata, elevó al Rey
que considero causa rá a V . M . el estado en una nota sobre las poderosas misiones de los
que se ha lla n a l presente- dichos indios. En las Jesuítas y cómo los indios de las mismas reco-
Provincias del Paraguay, son un reflejo del ~ían hasta doscientos m il cabezas de ganado
continuado progreso de las Misiones. 6 al año, y que sus iglesias pueden ser templos
Una de las cosas que anotaba el Sr. Obispo costosos en cualquier parte del mundo, y no
era el lujo que había e n las Iglesias, y parece obstante ser como 150.000 los indios, acor-
que hubo algún exceso en este punto. Los daron pagar a S. M . dos pesos de tributo,
Genera les de la Compa ñía procura ron poner cada Uno en cada año, que es bien corta
freno a ese a fán, porque podía ser en sí des- cantidad para ellos y m enos para los Padres
medido y también porque los espa ñoles, al por el mucho provecho que tienen de este
ver tantas y ta n preciosas a lha jas en las igle- gentío en los intereses de sus m ercancías y
sias de las Reducciones, razonablemen te juz- frutos de la tierra que les valen un tesoro.
garían que eran ricas, y Jos reales m inistros Por otra parte tenían fábricas de armas y era
634 SUCJ~SOS DE llEPERCUSION EXTERNA

evidente que estaban en alianza con los por- apoyado a la legítima autoridad, entró triun-
tugueses. fante Antequera con los suyos en las cuatro
Desgraciadamente el virrey del Perú, Prín- Reducciones más próximas: San Ignacio
cipe de Santo Bueno, apoyó estas denuncias. Guazú, Santiago, Nuestra Señora de Fe y
La Corte puso en función todos Jos medios Santa Rosa, y la soldadesca saqueó todo lo
para saber la verdad; solicitó informes a los que pudo y ejecutó toda clase de desmanes
gobernadores y a las Audiencias, valiéndose y tropelías.
de resortes secretos y por encima de todo re- Pero, a la postre, Antequera fue vencido,
cibió informes los más fehacientes de un hom- y entró a sucederle en el gobierno del Para-
bre de tanta solvencia moral como el Gober- guay, otro hombre excéntrico y tememario,
nador de Buenos Aires, Bruno de Zavala. Este don Martín de Barúa, protagonista en el se-
defendió la conducta de los jesuítas y en gundo acto de la revolución del Paraguay,
17 t 8 pudo escribir a la Corte, que había re- iniciado en 1721 . Fue ciertamente un grave
cibido la Real Cédula del 28 de junio de error, de parte de don Bruno Maurkio de
1716 en que se le mandaba que, por ninguna Zabala, el haber hecho este nombramiento,
causa, innovase en cosa alguna que hasta y fue él mismo uno de los primeros en la-
entonces habían tenido en sus pueblos los mentarlo, ruando ya era tarde. Al lado de este
indios guaraníes y dispusiese se publicase esta hombre, había sin embargo otro, aún más
resolución.¡¡ nefasto: rl capitán Bartolomé Aldunatr, a
No eran pocos los que, necesitados de mano quien, en 1715, el Rey Felipe V había nom-
de obra para sus labranzas y obrajes, no po- brado Gobernador del Paraguay, para rua ndo
dian sufrir que no les fuera dado aprove- Diego de los Reyes terminara su período en
charse del trabajo de los 100.000 indios, romo 1722. No llegó a tomar posesión de ~u oficio,
había en las Reducciones, y en este hecho hay porque se le formó causa criminal, por las
que hallar todas las animosidades contra las heridas que dio a su mujer, Doña Ana Paz,
Reducciones. Pero las especies espa rcidas por y a un tal José Ruiz de Arellano. Nueve años
Zapata eran insignificantes en comparación estuvo Aldunate en la cárcel Real de Madrid ,
ron las alevosas calumnias que los J<'suítas siguiéndoscle la ca usa, hasta que obtuvo el
tuvieron que sufrir por parte de Antequera~ indulto, que se otorgó a los presos de las Cár-
Aldunate y Barúa. celes de la Corte, a causa del nacimiento de
Cuando Antcquera promovió Jos grandes la Infanta María Teresa. Se le dió libertad
disturbios, acaecidos en la Asunción, en 1721 , pero con la expresa condición de no pasar a
y continuados hasta 1725, negóse a reponer Buenos Aires, ni a su provincia.
al depuesto gobernador, Diego de los Reyes, Mientras estuvo Antequcra en la prisión de
no obstante las tajantes órdenes dd Virrey de Lima, trató en la misma a un tal Fernando
Lima, a este efecto. Entonces fue enviado el Mompó de Zayas y llegó a conquistarle para
General Baltazar García Ros para reponerle sus ideas <'Omuneras, y como lograra éste es-
y para prender a Antequera. ·Nada podía ha- raparse de la prisión, trasladóse al Paraguay,
cer con sólo 20 soldados españoles, y aun con con el fin de con tinuar la obra de aquél.
los 200 soldados, que Bruno Mauririo de Reorganizó allí a los adeptos a Antcquera y
Zavala había prometido poner a su disposi- se opuso al Gobernador Ignacio Soroeta. F.ste
ción. Por éso, no bien llegó García Ros a se retiró de la Asunción, la que quedó en
Yapeyú, solicitó del Superior de los Misione- poder de los revolucionarios, pero el joven
ros, le proporcionara 2.000 indios, bien arma. Alcalde, José Luis Barreiro, apresó a Mompó
dos y municionados, con los víveres necesarios y le envió custodiado a Buenos Aires. El, a
para dos meses. No fue menester tantos bas- su vez, fue apresado y desterrado por los
timentos, ya que, a los pocos días, mientras revolucionarios. El Rey nombró entonces por
tranquilamente se entretenía la tropa, a ori- Gobernador a Manuel Ruiloba y Calderón,
llas del Tcbicuarí, cayó sobre ella Antequera pero fue asesinado por los revoltosos. Le su-
con más de mil hombres armados y an-olló <'edió interinamente el Obispo de Buenos
las fuerzas desprevenidas de García Ros. En Aires, que se encontraba entonces en la Asun-
la sorpresa murieron dos españoles y 300 in- ción, Monseñor Juan de Arregui. quien go-
dios, del lado del Gobernador y Capitán Ge- bernó hasta que D. Bruno Mauririo de Za-
neral, y 26 por parte de Antequcra. Como bala pacificó la Provincia, en 17~5
venganza contra los Guaraníes, por haber En 173 1, cuando más revuelta e incierta
HECHOS DII'ERSOS AT/¡\'CENTES A LAS REDUCCIONES (liOO·Ii6i) 6~5

estaba la situación del Paraguay, temieron Rector que en la Compañía ni se usaba, ni


los superiores que se repitiera Jo que Ante· se podía usar esa forma de requerimiento.
quera había hecho! en 1724, desolando las que no debe dirigirse a ningún superior. El
reducciones que había al sur del Tchiruarí expondría sencillamente al Padre Provincial
y, por esta razón, el entonces Provincial, Je- lo que pasaba. No satisfecho ron ésto el
rónimo Herrán, conversó en Buenos Aires Maestro de campo, Bcrnardino Martínez,
sobre el asunto con el Gobernador don Bruno dirigió una carta bastante grotesca al Padre
de Zavala y en connivencia ron él, dispuso Herrán, que era entonces Provincial, rogán-
que los indios de esos pueblos se armaran y dole que ejercitase el oficio y cargo pastoral,
ocuparan puestos estratégicos, dentro del te· interponiendo su dignidad y autoridad a fin
rritorio de Misiones, en vista de lo que pu· de serenar estas borrascas. Respondió satis-
diera acaecer. faciendo al Maestro de Campo y desvane-
Cerca de 10.000 indios empu ñaron las ar· ciendo las vanas imaginaciones que corrían
mas, pero apenas llegó a la Asunción el en el Paraguay.
rumor de esta realidad, sucedió lo que era Los indios no habían entrado en territorio
fácil de preveerse. Unos se acobardaron, otros ajeno. Podía su merced enviar personas de
se enfurecieron, y todos se echaron contra los confianza, para que se cerciorasen del hecho.
Jesuitas. El Alcalde, Miguel de Garay, en Están armados por orden de· Don Bruno, pa.
nombre de toda la ciudad, dirigió al Rector ra defenderse y no para ofender a nadie.
del Colegio, Padre Antonio Alonso un escrito Tantas amenazas como conen de que van a
con el nombre de exhorto; representando los invadir sus pueblos y apoderarse de sus bie·
horrores que podrían hacer aquellos indios nes, no es maravilla que hayan despertado
armados, y añadiendo varias enormidades la precaución de defende rse, pero es seguro
que se decían entre el vulgo. El Padre Alonso que si no son provocados, no harán los indios
respondió con un escrito sosegado, protes- perjuicio a nadie. JI uelvo a asegurar a vues-
tando que era n falsas las habladurías. que tra merced, decía el Padre Provincial, con
corrían entre la gente. Ni el Padre Provincial cuantas veras puedo, que nunca los indios
tenía hombres armados para hacer la guerra se m enea rán de sus pueblos, no sólo para
al Paraguay, ni Jos Padres de aquel Colegio acometer a esa provincia, pero aun ni para
eran cómplices de tal crimen, ni habían pro- hacer la m enor hostilidad en sus térntinos.
movido el más ligero desorden ; los indios se ni a alguno de sus moradores, como hasta
habían armado para defenderse, no para aquí es constante lo han practicado, si no e.s
ofender a nadie. Como hubiesen corrido vo- en caso de ser ellos los injustamente acome-
ces de que los rebeldes iban a invadir los tidos.111
pueblos de Nuestra Señora de Fe, San Igna- Los comuneros no se atrevieron a cruzar
cio, Santa Rosa, Santiago y los demás del el Tebiruarí y enfrentarse ron Jos indios de
Paraná, era natural que sus moradores se las Misiones, tomando así venganza. de la
hubiesen prevenido para la defensa. Se han conducta de los jesuítas, pero invadieron el
armado~ dice el Padre Alonso~ hasta 10.000 Colegio, que tenían los Padres en la Asunción
indios~ para defender solamente sus vidas. sus y echaron del mismo a cuantos en él había.
casas, sus hijos~ sus templos, y no para hacer Como después del asesinato del legítimo Go-
mal a nadie, y mucho menos a los de esto bernador, Manuel de Ruiloba, a los 15 días
ciudad~ para lo cual ni tienen orden superior de septiembre de 1733, entrara a sucedcrlc el
ni la desean tener~ porque sólo desean tener ingenuo Obispo de Buenos Aires, Monseñor
paz con todos y que todo se componga.9 Juan de Arregui, elegido por los revoltosos,
Por último insistía el Padre Rector en que éstos exigieron que los j csuítas1 echados de
aquel armamento se había hecho por orden las Asunción, fueran desterrados de la Pro-
de la autoridad legítima, que era el Gober- vincia, y con ellos los misioneros que <"staban
nador de Buenos Aires, D. Bruno Mauricio al frente de las Reducciones todas, existentes
Zavala. sobre el Paraná.
Esta respuesta se dio, el 18 de Octubre de El obispo de Buenos Aires, que hizo tan
1731. No sosegaron con ella los comuneros. triste papel en todos estos sucesos, atrcvióse,
Quisieron que el Rector enviara un reque- el 3 de Noviembre de ese año de 1733 1 aunque
rimiento al Provincial, para que mandase a por imposición de los Comuneros, enviar un
los indios deponer las armas. Respondió el auto al Superior de las Misiones, por el que
636 SUCESO.\' DE REPEUC['SIOX EXTERNA

le ordenaba sacar del Paraguay los siete pue- un eficaz promotor. Este, con el fin de con-
blos, sometidos a la jurisdkción de Buenos gradarse con el Rey, hizo llegar a manos del
Aires. El primero en levantar su voz contra Monarca, un plan de gobierno que hubiera
este desacierto fue el mismo Obispo de la sido una calamidad para las Redurdoncs, a
Asunción, Monseñor Palos. Le pareció tan habrrse implantado. Proponía que en los pue-
desorbitante aquella medida que, con fecha blos de los Jesuítas se pusiesen tres Corregi-
5 de Diciembre, envió un exhorto al señor dores españoles, y éstos habrían de sacar las
Arregui, en el que le manifestaba la extrañeza contriburiones a los indios. Estos constaban,
que le había causado su auto, ya que si el según él, de 150.000 familias, esto es, de más
Rey tuvo sus razones para someter esos pue- de medio millón de indios, y no pagaban
blos a la jurisdicción de Buenos Aires, él como ninguna contribución. Tras esto indiraba que
Obispo de la Diócesis, no sólo sostendría lo se abriese un comercio público, del cual se
ordenado por su Majestad; sino que defende- seguirían grandes utilidades a los mismos in-
ría al propio tiempo la existencia y prosperi- dios. De este comerrio se recogerían buenas
dad de los Siete pueblos pertenecientes a su rontriburion('s, que podrían servir para man-
diócesis. En este punto no se llegaron a cum- tener el ejército de Chile y el presido de Bue-
plir los deseos de los comuneros tan impru- nos Aires. Además de estos raudales, surgirían
dentemente apoyados por el Sr. Obispo de muchos otros a favor de la Real Hacienda.
Buenos Aires. Aquellos Corregidores tendrían la obligación
No bien se supo en Lima el asesinato del de robrar las contribudones, no pagadas por
Gobernador Ruiloba y la extraña ingerencia Jos indios hasta entonces, y estas contribu-
del Obispo Arregui en los revoltosos sucesos ciones se podrían cobrar en especie, trasla-
de la Asunción, dispuso el Virrey que el Go- dando los frutos de las cosechas e industrias,
bernador de Buenos Aires, Bruno Mauricio a la Asunción. donde habría un contador y
de Zavala, pasara a pacificar al Paraguay. un tesorero que recibiese y llevase la cuenta
Así lo hizo, pero no sin antes requerir de los de los tributos, los cuales pasarían del Para-
Superiores de la Compañía el que dispusicran guay a Santa Fe, donde podría ronvertirse
que 10.000 indios armados, ron munidones en dinero, que se remitirían a las cajas reales
y víveres se pusieran a sus órdenes. A rste de Buenos Aires.
fin envió por delante a expertos ofiriales para Todo era fantástico en este plan, fraguado
que rapitanearan a aquellos soldados misio- por un hombre que no conocía los pueblos
neros. Cuando en enero de 173:) llegó Zavala de indios y se fundaba en Jos números absur-
al Paraguay y entró en el pueblo misionero dos que publicaban los f'ncmigos de los Je-
de San lgnario Guazó, halló ya listo el ejér- suítas. Para él era evidente que los indios de
cito que neresitaba. No hubo la temida resis- las Reducciones debían ser sometidos al ser-
tencia, y el 30 de Mayo de ese año, entró vicio personal y a los trabajos de mita. Esta
triunfante en la Asunción el valiente ruanto idea del servicio personal entusiasmaba siem-
prudente Zavala. Poco dcspué.s fue nombrado pre a los rodkiosos del Paraguay. Tener in-
gobernador el ca pitán Miguel de Erhauri y dios esclavos para cultivar sus tierras, para
los J esuítas regresaron a su Colegio. del que todos los trabajos penosos de la vida; tal era
violentamente habían sido desalojados. el sueño dorado de cuantos ansiaban hacer
Catorce años habían durado las revue-ltas, gruesas fortunas, a costa del sudor ajeno.
a que arabamos de referirnos, y durante ellas, Rccuérdf'se que para ganar el afecto de los
todas las Reducciones. ('Sperialmentc las más españoles, predicaba Don Bernardino de Cár-
próximas a la Asunción, estuvieron en conti- denas que Jos indios les debían servir. El
nuadas zozobras y muchos de sus pobladores mismo estribillo había repetido Antequera, y,
continuamente sobre las armas. La vida tran- haciendo eco a esta vo2-.1 insistía en la misma
quila, ordenada y laboriosa de las misiones idea Barúa y Aldunate. Lo curioso es que
habían sufrido considerablemente. estos dos últimos afirmaban en serio que taJ
Para)(')amente a estos suresos, fueron to- sistema de encomienda sería beneficioso para
mando cuerpo otros, cuyo origen se puede Jos mismos indios!
decir fue la exposición que en 1715 hizo al No era ciertamente del parecer de estos
Rey, como arriba indicamos, el capitán del hombres codiciosos, Fray José de Palos, Obis-
presidio de BuerioS Aires, Bias Zapata, y qu.e po de la Asunción. pues no tenía negocios
encontró en el capitán Bartolomé Aldunate temporales en el Paraguay y estaba viendo
HECHOS DIJIERSOS ATINGENTES A LA.-. RI:.'DVCCIONJ~S (li00·176i) 631

con sus ojos el efecto que causaba el sistema para que pudieran asistir en sus pueblos,
de la encomienda en los pueblos de indios aprender la Doctrina Cristiana y cumplir con
cercanos a la capital, que estaban a cargo de el precepto Pascual. Conociendo la rebeldía
los clérigos seglares o de religiosos francis- de algunos encomenderos, mandó con censu-
canos. El testigo no podía ser más imparcial ras que, en aquel tiempo sagrado, permitie-
y autorizado y véase lo que escribía al Rey, sen a los pobres indios volver a sus domiri·
en Carta del 25 de Mayo de 1725 : D. José lios. Ni éso pudo conseguir el buen Prelado.
de Antequera y sus secuaces han informado .. Aquellos codiciosos sin entrañas respondían
que es muy conveniente a vuestro real servi- que las excomuniones no quitaban las ganas
cio~ el que~ en las Doctrinas, que están a car- de comer y beber y, en vez de cumplir el
go de los Jesuítas~ se ponga clérigos por Curas precepto, empezaron a dedr que el sciior
y Doctrinantes~ y que los indios de dichas Obispo impedía la real jurisdicción y priva-
doctrinas se encomiendtn a los vecinos de ba a la provincia de los beneficios que legí-
esta ciudad~ para que se sirvan de ellos no timamente podía adquirir. Con razón se in-
sólo como mitayos en el beneficio de la yerba dignó Fray José de Palos, al oir tales des·
y en el cultivo de sus campos, sino como de propósitos y desahogaba su celo con estas pa~
esclavos, y que es necesario se aumente su labras dirigidas al Rey. Señor: Mandar el
tributo y se paguen los diezmos que~ hasta Obispo para descargo de su conciencia, asis·
ahora, no se han pagado; y que también se tan los indios en sus pueblos, por el tiempo
les prohiba el beneficio de la hierba~ para de Cuaresma, a cumplir con el precepto de
conducirla al puerto de Buenos Aires y de la Santa Iglesia ¿es impedir mandamientos
reales cédulas, para el efecto de pagar tribu- y vuestra real jurisdicción, que humilde con
tos, que puntualmente han pagado todos los el más reverente respeto venero? u
años. El informe que Aldunatc elevó a la Corte,
En todos estos puntos, de que se gloría ha- motivó una Real Cédula, fechada el 8 de
ber informado a V. M ., puedo asegurar, con julio de 1727, por la que se mandaba al Go,
ld sinceridad y verdad que debo por razón bernador en ejercicio, Martín de Barúa, que
de mi estado, en una. materia tan grave, que diera su parecer sobre la tasa de los tribu-
si dicho D . José de Antequera y sus aliados tos, sobre poner Corregidores españoles en
pretendieran la total asolación y ruina de la~ Jos pueblos de las Misiones jesuíticas, y sobre
doctri11as y misiones de la floreciente cris- ot:::os puntos ·q ue indicaba en su dictamen,
tiandad no podían valerse de otro medio más don Bartolomé de Aldunate. Con fecha 25
eficaz y conducente. Pues me consta, han de setiembre de 1730, respondió Martín de
pagado a los españoles los pueblos de indios, Barúa, enviando un informe en estilo sose-
que están a cargo de los clérigos seglares y gado y con aire de corregir y disipar exa-
de religiosos de la Seráfica Orden, están casi geraciones, divulgadas por otros. En medio
totalmente arruinados, por esta causa de es- de esta serenidad sugería ciertas calumnias
tar encomendados a dichos españoles, y de que asombraron a los Jesuítas y habían de
pagar la mitad del servicio personal en el sorprender a quienes conocieran algún tanto
beneficio de la yerba y otras faenas, en que la historia del Paraguay. No se contentó con
de ellos se valen, casi como de esclavos y por enviar este informe al Consejo de Indias,
esta causa se ven desiertos dichos pueblos, como era su drber, sino que hizo que se di-
sin que se vea en ellos sino pobres indias viu- vulgara por América y Europa, para infor-
das, por haber muerto sus maridos, a fuerza m~r a otros que no eran el Rey. El Padre
del rigor de dicho servicio personal. y casadas Jaime AguiJar, Provincial de la Compañía
sin maridos, por estar éstos ausentes años en el Paraguay, en un memorial, dirigido a
enteros. 11 Felipe V., hada esta observación al princi-
A estos datos, que nos suministra Monse- pio: Siendo cierto que este informe se ha
ñor Palos en su ra rta de 1725, debemos aña- difundido por todo este reina [del Perú] y
dir otros que él mismo escri bió, en otra carta aun quizá por toda Europa, pues el supli·
de fecha del 6 de julio de 1726. Observando cante, en breves días, ha tenido ciertas co-
el excesivo y continuo trabajo a que los en- pias de que corren por diversas manos, se
comenderos sometían a los pobres indios, hace creer que el artificio de dicho informe
rogó y suplicó el señor Obispo, quC" ~ al menos no tanto pretendió informar a vuestra .\1a~
en el tiempo de Cuaresma 1 los dejasen libres, jestad la sincera verdad, como nuestra equi-
638 SUCf:SOS DE REPERCUSJON EXTERNA

dad pedía, cuanto informar, denigrar y ofen- en las ideas que Barúa sugirió al Rey, en ese
der, que es lo que vuestra piedad y justicia informe, ya que ese hombre astuto y doblado,
abominan." fue descalificado por Felipe V., quien en su
Empezaba el Padre Aguilar su informe es- Real Cédula del 28 de diciembre de 1743,
tableciendo que los indios de tasa (así se expuso que después de ocho años de indaga·
llamaban Jos padres de familia o vecinos), no e-iones había llegadp a la convicción de que
eran 150.000, como se había dicho. Era casi todos esos informes eran falsas calumnias e
cierto que no pasaban de Jos 40.000 los in- imposturas de Barúa".16
dios de tasa, sobre todo si Barúa hablaba Deseando el Rey averiguar a fondo la ver·
solamente de los pueblos que habían perte- dad de este negocio, a propuesta del Consejo
necido a la jurisdicción del Paraguay, los de Indias, nombró, a 27 de octubre de 1732,
cuales no llegaban ni a ]a mitad del total. un comisionado especial, llamado Juan Váz.
Rectificando esta idea, escribió el Padre Agui- quez de Agüero,.. a quien se encargó confe.
Jar: Para informar a V.M. plena y sincera- rendar con los ··sliperiores de Ja Compañía,
mente de to que en este punto hay, debe en el Paraguay,· y tomar todos Jos informes
decir el suplicante, que el año de 1715 eran necesarios para saber lo que realmente pasa·
los }1ueblos precisamente 30, las familias ba en aquellas regiones, poco y mal cono-
26.942; las almas 116.488 y el año de 1730, cidas por los hombres públicos. En una ins-
en que informó D. Martín de Barúa, eran trucción reservada, se le advertía examinar
los pueblos los mismos, ni más ni menos, .Y con preferencia si los jesuitas observaban las
las familias eran 29.500 y las almas 133.117.'' leyes del Patronato Real, y si defraudaban
Con lenguaje artero y barajando cifras alguna cantidad a la real hacienda. El visi.
imaginarias manifestaba Barúa que, desde tador Vázquez de Agüero desempeñó su mi·
1682 hasta 1730, Jos Jesuitas, en materia de sión a conciencia, y reunió sosegadamente,
tributos, habían defraudado a las Cajas Rea· durante tres años, todos los informes que !e
les en 3.200.000 de pesos. Los indios no ha- podían desear. En febrero de 1736, entregó
bían entregado, año a año, las cantidades al Consejo de Indias y a su Majestad el fruto
que les correspondían, porque los Padres, de sus investigaciones. Los informes que pre·
congraciándose con los Gobernadores y con sentó eran Jos verdaderos, porque había cui.
Jos Obispos, e igualmente con los oficiales dado de conferenciar con el Provincial, Pa-
de los Tribunales, habían tenido la habilidad dre AguiJar, y con otras personas bien infor-
de salir con sus pretensiones. El, por su parte, madas sobre el estado real de Jos pueblos
desraría, así se expresaba Barúa, que la jus· guaranírs. Volvió a España Vázquez de Agüe·
ticia primara, pero se veía atado de pies y ro convencido íntimamente de que el siste-
manos, esto es, el Virrey y el Obispo estaban ma de los Jesuitas era el único aplicable a
de parte de los Jesuítas, y lo estaban por los los indios guaraníes y de que no convenía a).
falsos informes que les hacían de sus rosas. terar la forma con que habían sido gober·
Refutando esos y otros asertos de Rarúa, nados hasta en tonces. Bien claro lo demos-
escribió el Padre Aguilar en su serena y elo· tró en una carta dirigida a don José Patiño,
cuente refutación que: Quisiera el informante Primer Ministro entonces del rey católico:
y otros muchos, que los indios profesasen va- No es dudable, Señor Excelentísimo, que
sallaje, servicio y acatamiento, no sólo a V.M. el Gobierno de dichos pueblos, así por lo per-
sino a cada uno de ellos y aún a sus criados y teneciente a lo espiritual como lo respectivo
esclavos. De suerte que, aunque sea uno me· a lo temporal, es el más a propósito para el
dio español o mestizo, o tenga tres cuartos aumento de aquellos naturales, lográndose a
de indio, si un indio neto de éstos no se le costa de poca fat iga la salvación de muchas
humilla y hace lo que al otro se le antoja, almas y crecimiento de sus individuol·, con
lu e~o recarga sobre el pobre indio, que es un el suave modo con que lo sobrellevan para
bárbaro, un mal criado, que 110 respeta al el trabajo, corrigiéndolos con moderación y
español, que no es vasallo del Rey, ni reco· castigándolos sin exceso, anhelando por la
noce más que a su Cura. l Por qué ésta, Se· extirpación de varios vicios sobre que están
ñor, es la estrella fatal del pobre indio, que en continua vigilancia los Padres; y tengo
ha de ser vasallo, criado y esclavo y aún ju· por sin duda que cualquiera novedad, en
mento de cuantos quisiesen servirse de él? 15 orden del gobierno turbaría mucho el sosie-
No vale la pena que nos detengamos más go y la sujeción con que viven, y acaso oca·
HECHOS DIVERSOS ATINGENTE$ A I.AS REDVCCIOXES (lilJO-Ii6i) 639

sionaría daños irreparables en deurvicio de juicio definitivo sobre la forma de gobierno,


ambas Majestades. adoptado por los jesuitas y continuado hasta
Recibidos estos informes de Volzquez de entonces. La Cédula Grande, como llamaron
Agüero, mandó el Rey a sus dos Ministros, los jesuitas a ésta, dada en Buen Retiro, el
D. Manuel Martínez Carbajal y a D. Miguel 28 de diciembre de 1743, puede llamarse la
de Villanueva, conferir el asunto con el Pa- más cumplida apología de las misiones en el
dre Gaspar Rodero, Procurador de las Mi- Paraguay.
siones en Madrid. Ambos ministros discutie- Empieza su Majestad exponiendo el plan
ron largamente, ante todo sobre el padrón presentado por A·l dunate en 1726, refiere des-
o estadística de aquellas doctrinas. El Padre pués el informe redactado por Barúa en 1730,
Rodero, demostró sin dificultad las absurdas y declara en particular la comisión encargada
exageraciones que Aldunate y otros habían a Juan Vázquez de Agüero y ejecutada es~
divulgado sobre este punto. Presentó las ver- crupulosamente por este ~.finistro . Explica
daderas estadísticas de indios, estadísticas que por fin las conferencias tenidas por Carbajal
convenían con -las que había traído el Sr. y Villanueva con el Padre Gaspar Rodero y
Vázquez de Agüero. Disputaron después so- el estudio que se había hecho en Madrid de
bre la cuestión de los tributos, y Rodero de- todos aquellos -puntos de ·que se había acu-
mostró que harto pagaban los pobres indios sado, más o menos, a la Compañía de Jesús.
y sobre todo merecían verdadera recompensa, Declarados los hechos, pasa el Rey a estable-
por los grandes servicios militares, que habían cer sus resoluciones, las que en adelante de-
prestado a España, sin ocasionar ningún gas- berían ser leyes para el gobierno de aquellas
to al real erario. Era ciertamente un caso misiones.
nunca visto en la historia militar de una na- Ante todo reconoce Felipe V. que el nú-
ción civilizada, que les sirviera un ejército mero total de indios que había entonces en
de 6 a 10.000 hombres, durante uno o dos las poblaciones, era de 120 a 130.000 y man-
años, sin causarle ni un céntimo de gasto. da que no se mude la cantidad de contri·
¿Cuánto hubiera costado a cualquiera na- bución, que estaba establecida y que se paga-
ción Jos víveres, municiones y otros servicios ba hasta entonces. He resuelto, dice, que no
indispensables para 8.000? Discurrieron tam- se aumente el tributo establecido de un peso
bién Jos citados ministros sobre el uso de la por indio, que en esta conformidad se cobre
lengua española, que convendría imponer, se- hasta nuevo padrón , por las certificaciones
gún ellos, a los indios guaraníes y pasaron de los Curas doctrineros que dieron por or-
después a varios puntos relativos al estado den del P. Aguilar a D . Juan V ázquez de
económico de aquellos pueblos; consideraron Agüero, y si de esta providencia resulta más
sus propiedades rurales, las artes y oficios que o menos cantidad de lo que hubiese corres·
ejercitaban los indígenas, la riqueza que pro- pondido al número fijo de indios, que hubo
ducía el comercio de la yerba, el derecho en años antecedentes, es mi real ánimo per-
de propiedad de cada indio. los bienes alma- donárselos, y en consecuencia mando se lej
cenados para el uso y utilidad de todo el diga a estos vasallos, que sus servicios y fide-
pueblo, el respeto al Patronato Real, rl uso lidad ha inclinado mi real beni!.!nidad a con-
de las armas de fuego, e hicieron, en fin , una cedérseles este alivio. Asimism~ he resuelto
revisión de todo el estado social, religioso, se dé orden para que se haga luego padrón
político y económico de aq uellas reducciones. por el gobernador de Bue nos Aires, fJo"ién-
No se contentó Felipe V. con el dictamen dose de acuerdo con los Padres doctrüzeros,
de estos Ministros. Examin;Íronse en d Con- y que se repita por ellos cada seis años.
sejo de Indias, durante algunos años, todm Considera después su Majestad el comer-
los informes recibidos hasta entonces y an tes cio que hacían los indios ron la yerba y la
de terminarse rl negocio, llegó un procura- intervención que, en este negocio, tenían los
dor de la provincia del Paraguay, el Padre jesuitas, para que los indios no fuesen enga-
Juan José Rico, y éste también fue sometido ñados por los espa ñoles. Atendidas todas las
a examen, y hubo de dar largas explicacio- cir<'unstancias, que concurrían en el negocio,
nes sobre varios puntos discutidos en el Con- juzga el Rey que debe aprobar lo que se
sejo de Indias. Por fin después de un examen hada. He tenido por conveniente, dice, en
prolijo, que duró, puede decirse, más de consideración a todo lo que queda expresa-
diez años, dió el Rey, a fines de 1743, su do, que se continúe en el modo de comercio
640 SL'CE~OS DE REPERCVSJON EXTERNA

por manos de los Padres, como hasta ahora, bienes de la comunidad, sirviendo sólo los
sin novedad alguna y que los oficiales de mi Curas Doctrineros de directores, mediante
real hacienda de Buenos Aires y Santa Fe, cuya dirección, se embaraza la malversión de
se informen anualmente qué cantidad y ca- los bienes, que se experimenta en casi todos
lidad de frutos se venden en sus respectivas los pueblos de indios de uno y otro reino.ta
ciudades de los pueblos del Paraguay. 18 Por lo que toca al nombramiento de auto-
Respecto de la enseñanza del castellano en ridades locales, y en lo referente a las artes
las Reducciones, no hizo Felipe V., sino repe- y oficios que los indios ejercitaban, y en lo
tir lo que hasta entonces estaba ordenado y tocante al uso de las armas de fuego, dispuso
que los Misioneros ejecutaban: He tenido por el Rey que no se hiciera ninguna novedad,
bien hacer encargo especial a los Padres de pues todo redundaba en provecho de los in-
la Compañía, por cédula de este día, para dios y en el mayor servicio de la nación, como
que indefectiblemente mantengan escuelas en se había visto en las expediciones militares
los pueblos y procuren que los indios hablen que habían hecho los Guaraníes, en favor de
la lengua castellana, arreglándose a la Ley 18, España. Tocante a los diezmos, cuya imposi-
tít. /, libr. 6, de la Recopilación de Indias, ción deseaban algunos eclesiásticos y oficiales
así porque conviene a mi real servicio, como reales, no quiso imponerlos Su Majestad y se
para evitar y desvanecer las calumnias que, contentó con decir, en Cédula aparte, al Pro-
sobre este particular, se han suscitado con- vincial que, siendo tan justo e[ derecho de
tra la religión. de !~ Compañía. 19 diezmos trate con sus Doctrineros el modo y
Nótese esta postrera frase, ya que se tilda la forma con que esos indios podrían contri-
dr calumnia la común especie de que se opo- buir con algunas porciones, por razón de
nían los jesuítas a la enseñanza del idioma cas- diezmos. Tocante a las visitas de los Obispos
tellano, pero ya en otro capítulo nos hemos y a la observancia del Patronato Real, nada
referido más extensamente a este infundio tuvo que modificar el Rey. Al recordar el
que, aún hoy día, se repite. Así Bias Garay, culto divino y el ornato de las Iglesias, que
que no leyó sin duda, esta Real Cédula y se todos admiraban en los pueblos de indios, el
ncía mejor informado que S.M. aflrmó que Rry añadió estas wlas palabras: he resuelto
la lengua española estaba absolutamente pro- dar a los Padres (como se ejecuta en el des-
hibida a los neófitos. 20 pacho de hoy) gracias por su distinguido ce-
Más adelante, considera esta Real Cédula, lo y aplicación en el asunto.2:t
un hecho que, según Astrain,:n , llamaba no Cabe recordar en este capítulo que fue en
poco la atención y suele sorprender todavía el siglo XVIII, y en vísperas de la expulsión,
a los que estudian la historia del Paraguay. que los Jesuitas de Guaraníes y los de Chi-
Tal era la costumbre: de conservar almacena- quitos hallaron un camino directo entre am-
dos muchos productos para el consumo de bos núcleos de Reducciones. Hasta este des-
cada pucblo y para suplir la~ deficiencias que r:ubrimiento les era forzoso bajar desde ~.fi­
solían scr tan comunes en los indios particu- siones a Santa Fe, y subir desde esta ciudad
lares. Esto había dado ocasión a decir, que a Tarija, para internarse así en la región de
Jos guaraníes no tenían derecho dr propie- Chiquitos.
dad y que, entre ellos, había una especie de Este camino, por largo, arredraba a los
comunismo, regido por el Padre Cura. Ha- misioneros, pues requería 120 leguas entre
biendo examinado lo que realmente se hacía, Buenos Aires y Córdoba, 80 entre Córdoba
el cuidado <"On ·q ue se administraban aque- y Santiago, 35 entre Santiago y Tucumán,
lloi bienes, y el fin a que se ordenaba el sis- 110 entre Tucumán y T arija, 86 entre Tari-
tema, que era a suplir la incapacidad de los ja y Santa Cruz de la Sierra, 45 entre Santa
particulares, juzgó el Rey, que debía conti- Cruz y San Javier, que era, por el Occiden-
nuar aquél procedimiento, como el único te, la más cerca de las nuevas Reducciones,
aceptable, atendido el carácter de aquellos y 70 leguas desde San Javier a San Rafael o
indios: es mi real ánimo no se haga novedad a San Juan que eran, a principios del si-
alguna en el expresado manejo de bienes, si glo XVIII, las más orientales. Camino largo,
no, antes bien, que continúe lo practicado monótono y peligroso, a través de desiertos,
hasta ahora, desde la primera Reducció n de y en medio de grandes peligros.
los indios, con cuyo consentimiento y con tan- Era muy r.onvenicnte, por no decir necesa-
to beneficio de ellos se han manejado los rio:?~, encontrar un camino directo entre Gua-
HECHOS DIVERSOS ATINGENTES A LAS REDUCCIONES (1700-1767) 641

raníes y Chiquitos. Las tentativas de los Je· didos de que era imposible la navegación ul-
suitas fueron múltiples. La primera la hizo, terior, por estar las riberas de ese río tan
en 1691, el Padre Lescamburu, destinado con enmarañadas de malezas.
seis indios de las Reducciones del Paraguay, Al mismo tiempo, salieron de Chiquitos y
para haJJar un camino a las misiones de Chi· se dirigieron por los Zamucos, hacia el Sur,
quitos; él se habría de juntar con el Padre los Padres Felipe Suárez y Agustín Castañe-
Arce, que le saldría a su encuentro, partiendo da, con ánimo de llegar a juntarse con los que
de Chiquitos. El Padre Lescamburu y sus subían por el Pilcomayo. Tuvieron que vol-
indios Jlcgaron, en menos de un mes, desde ver, sin llegar a él. El Padre Ignacio Chomé,
la Asunción, por el río Paraguay, hasta los destinado en 1737 a la Reducción de San
cerros llamados lbitiratis, pero no pudieron Ignacio de Zamuros, intentó llegar allá por
proseguir. el Chaco. Penetró dos veces, en 1738 y en
Al año siguiente, y partiendo de la Asun. 1739, en aquella dirección, pero tuvo que
ción, subieron por el río Paraguay los Pa- retroceder. La primera vez, porque sus in-
dres Francisco Hervás y José Francisco de dios Jo abandonaron, y la segunda, por el
Arce, Juan Bautista de Cea, Juan B. Neu- peligro inminente de caer y perecer a manos
man y Bartolomé Jiménez, y en abril de 1705, de los tobas. En el viaje de 1738 llegó a abrir
llegaron a San Rafael, que era uno de los unas veinticinco leguas de camino, pero en
pueblos de los Chiquitos. En la segunda mi- el de 1739 lo continuó hasta .setenta, poco
tad de ese año, acometió de nuevo la em- más o menos.
presa el Padre Fernández con d Padre Juan Ese mismo año de 1739, recorrió gran
Bautista Sandra, y algunos indios. Entrados parte del mismo camino, desde los Chiquitos,
en el inmenso lago que llamaban de Jarayes, el Padre Agustín Castañares, torciendo luego
no pudieron continuar la navegación y se para huir de los tobas. Sin embargo, también
volvieron sin descubrir el drsrado ramino. por allí los encontró, y aunque lo recibieron
En diez años no parece que se repitió la bien, por causas, que no se conocen, retro·
tentativa. cedió este explorador, cuando se hallaba cer·
En 1715, y por indicación del provincial ra de la meta.
Luis de la Roca, acometieron nuevamentr la En 1740 repitieron Chomé y Castañares la
atrevida empresa, río arriba, los Padres José tentativa. El Padre Chomé salió de los Za-
Francisco de Arce y Bartolomé de Blende. F.l mucos, en dirección Sur, prro le abandona-
primero de los dos llegó, en efecto, a la ambi- ron los indios, y se vió precisado a volver.
cionada meta, aunque no sin grandes difi- El Padre Castañares, que salió de la Asunción
cultades, pero al regiTsar, fue asesinado por y navegó por rl Pilromayo para encontrarse
Jos terribles Payaguás. Este suceso, sin embar- ron él, tuvo igualmente que retroceder, cor-
go, no desanimó a los Jesuitas. tando aquel viaje, de que volvió muy maltre·
El Padre Arce había descubierto, es ver- rho, al punto de partida. El Padre Chomé
dad, el camino, pero no llegó a consignar todavía hizo una tentativa, desde San Igna-
por escrito los detalles del mismo. Sólo se cio de Zamucos, pero igualmente infructuosa.
sabía que había logrado penetrar por rl lago A cuarenta y cinco leguas al norte de la
Manioré. Mucho más al sur que esta laguna, Asunción, sobre el río lpané, uno de los
enfrente mismo de la ciudad de Asunción, afluentes orientales del Paraguay, fundó, en
desemboca el río Pilcomayo. Su raudal de 1760, el Padre José Sánchez Labrador la Re-
agua, que desciende del noroeste, es tal que ducción de indios Mbayas. Múltiples fueron
hacía preveer su largo curso. Pensóse en as- las correrías, que hizo el entusiasta misione·
cender a la misión de Chiquitos, por este ro, desde su Rcdurrión, pero la mús memo-
gran río, hasta entonces ent('ramente desco- rable fue la que hizo en 1766-1767.
nocido. El día 9 de diciembre de 1766, salió de
En 1721 emprendieron esta exploración los aquel pueblo, y el día 13 de enero, del si-
Padres Gabriel Patiño y Lucas Rodríguez. guiente año, penetraba en el Sagrado Cora·
Valiéronse de una barca grande de siete arro- zón, Red ucción de Indios Chiquitos, que era
bas y les acompañaron sesenta indios de ar- la m¡\s oriental dr. las diez que a la sazón exis-
mao; tomar. Hicieron un recorrido de dos- tían. En sólo treinta y cinco días, había obte-
cientos treinta y cinco leguas desde la Asun- nido lo que tanto se había deseado. Sánchez
ción; pero regresaron a esta ciudad, persua- Labrador nos ha dejado, con gran riqueza
642 Sl'Cl~SOS n1·: REPERCUSION EXTERNA

de detalles la ruta que siguió en este viaje, tivos lusitanos en América. Los otros dos
como con anterioridad había el Padre San- eran: la conquista del Amazonas, río arriba,
tiago de Hazc desc rito la expedición de 1715. y la conquista d e los establecimientos mine-
ros de Cuyabá y Matogrosso. Esta última ex-
pansión lusitana, a una con la platense, ha-
60- Los indios misioneros y la Colonia del bía de llegar a Potosí y su Cerro. La actitud
Sacramento. pasiva ~ observada por España, para con las
Reducciones J es uí tic as, desde 1611 hasta
La historia d e la Colonia del Sacramento, 1656, ponía alas a Portugal para avances tan
entre Jos años 1679 y 1777, es la segu nda desorbitados.:!
parte de las malocas paulistas. aunque reali- Epopeya de Lobo intituló Azarola GiJ3 la
zadas en otra forma y con el apoyo decidido historia de la ocupación de la Colonia, por
de la Gran Bretaña. Durante medio 5Íglo, el marino lusitano Manuel Lobo, y cierta-
las autoridades espa ñolas en América y aún mente fue una osadía y una audacia sin an-
las peninsulares, se mostraron indiferentes a tecedentes, el venir desde Río de Janeiro,
)os rcdamos de los pueblos misioneros, siendo transportando, en catorce embarcac iones, to-
así que eran dios las avanzadas protectoras do cuanto podía necesitarse, así en hombres
de la soberanía española. En castigo de aque- como en bastimentos, para fundar una ciu-
lla indjferencia estólida, la Colonia del Sa- dad en territorio indiscutiblemente español y
cramento habría de ser, durante una centu- a distancia de centenares de leguas de la ciu-
ria, la preocupación absorbrntc de Espa ña. dad amiga más cercana . Era una aventura
La única diferen<·i a está en que para de-fen- muy bien es tudiada y con proyecciones bien
der sus Redurcioncs Jos indígenas estaban definidas, ya que la Colonia era un punto
solos, y sólo a regañadientes se prrmitió que de apoyo, y desde allí toda la costa hasta
se armaran debidamente, mirntras que para San ta Catalina, .que ilegítimamente había
tomar, una y otra vez, la Colonia del Sacra- ya comenzado a ocupar, en la costa del Bra-
mento, peleaban sólo como tropas auxiliares, sil, sería dominada por Portural, y si en las
pero rargando sobrr sí lo más arduo y costo- negociaciones de paz contaran Jos diplom á-
so de la em presa. Gracias a los indios misio- ticos lusitanos con el apoyo de Inglaterra y
neros, España ganó rada una de las batallas, Francia, hubieran llegado a ocupar Jo que
y grada a sus políticos, las fue perdiendo una es hoy la Provincia de Buenos Aires.
y otra vez. Con cuánta razón dijo José .Juan Un año antes que Manuel Lobo entrara al
Bicdma 1 que los indios, civilizados por los estuario con sus 14 navíos, supo don Felipe
Jesuítas, defendieron con más acierto los in- Regc Corvalán, Gobernador del Paraguay,
tereses territoriales de España, que los exper- que en Río de Janciro se preparaba una ex-
tos diplom áticos que ella enviaba a las Cor- pedición al Río de la Plata, y comunicó la
tes, para las negociaciones .d e paz. novedad, así al entonces Gobernador de Bue-
A poco más de siete leguas d e Buenos Ai- nos Aires, don Jo~é de Garro, como al Supe-
res, río por medio, se halla la disputada riu. rior de las Misiones. Se presumía que el ata-
dad de Colonia, y en sus proximidades las que era contra éstas y era menester que las
islas de San Gabriel, llamadas d el Farallón: asentadas sobre el Río Uruguay, como Yape-
San Gabriel, López del Este y López del yú, La Cruz y Santo Tomé, que eran las más
Oeste, y por los canales que hay en tre ellas meridionales, estuvieran sobre las annas.
se llega a un puerto natural, más abrigado y Garro, por su parte, dispuso que de las
más cómodo que el de Buenos Aires. Aunque Reducciones partieran tres patrullas, de 400
todavía hoy se hace increíble, lo cierto es indios annados cada una, a vigilar el terri-
que Portugal, después de todos sus avances torio: una hacia la antigua Provincia del
anteriores, atrevióse a ocupar este punto, Guayrá, otra por los caminos que van a San
frente mismo a Buenos Aires, y en un punto Paulo y una tercera hacia el estuario del
estratégico, dentro del estuario del Río de Plata y el mar. Se sabía que se preparaba una
la Plata. Después de la instauración de la escuadra, pero era presumible que por tierra
dinastía de Jos Braga nza en el trono de Por- vinieran también tropas auxiliares o d~ ac-
tugal, en 1641 , y con ocasión del floreci- ción combinada. La tercera patrulla fue afor-
miento material y del entusiasmo que le si- tunada, pues habié:ndo el general portugués,
guió, fue éste uno de los tres grandes objc- Jorge Suárez Macedo", perdido su nave, en
LOS INDIOS MISIONEROS )' LA COI.ONIA JJJ-:1. SAC/lAMt-:,\70 643

las costas del Uruguay, marchaba por tierra Entró éste nu<'vamente en negociaciones
con otros 22 portugueses, con rumbo a la con Lobo, a fin de evitar toda fusión de san-
Colonia, cuando fueron sorprendidos por 1os grr, pero inútilmen te. Alrgaba el Gobernador
indios de las Reducciones, presos y condu- el testimonio d e los mejores mapas holande-
cidos a Yepeyú, cien leguas desde donde los ses, nada sospechosos de ser parciales a Por-
apresaron. Después de varias semanas y con tugal, y los de otros cosmógrafos, algunos de
buena escolta, fueron llevados a BuC'nos Aires. ellos lusitanos, en los que la línra dr demar-
Garro los trató con consideración y si bien cación estaba a cien leguas más al Este cie
fue poco lo que pudo saber de ellos, entró la Colonia, pero Lobo insistía rn que aque-
en sospechas de que trataban los portugue- llas eran tierras portuguesas, y, al efecto, mos-
ses de ocupar algún punto en la costa uru- traba un mapa hecho en Lisboa, dos años
guaya y aunque ordenó que un bergantín antes, en el que hasta Buenos Aires y Potosí
viera todas las ensenadas, nada rastreó. Sin caían dentro de la jurisdicción del Rey de
embargo, desde mucho antes, esto es, desde Portugal.
el 20 de enero de 1680, habían arribado a las Viendo que eran inútiles las razones, orde-
islas de San Gabriel, los 14 navíos de don nó a Vera y Mujica que sitiara la Colonia,
Manuel Lobo, y desde principios de marzo, y así lo hizo en julio de 1680, pero como el
ya existía una Colonia portuguesa en la mar· frío fuera ese año, muy intenso, en esa épo-
gen izquierda del Estuario, con una ciudad ca del año, determinó abrrviar la campaña,
denominada Lusitania y con una ciudadela dando un asa lto a la prrsa . El 6 de agosto
denominada Sacramento. ordenó a las tropas misioneras acercarse sigi-
Que aquella ocupación no era una aven- losamente a la ciudad, para dar el asa lto al
tura o capricho de un particular, es hoy co· día siguiente, cuando se disparara un mos-
sa sabida, ya que Lobo tenía órdenes cxpre· quetón. En ésto no es tuvo feliz el maestre
sas del Rey del Portugal de poblar las tierras de campo, como drspués se ved.. y menos
del sur, que están dentro de la demarcación a<~ertado estuvo en otra di sposición, que des-
portuguesa, y que se continuaban por el Río pués revocó, a pedido de Jos Indios. Dispuso
de la Plata y Buenos Aires, donde los caste· que por delante de la tropa pusieran 4.000
llanos han establecido varias colonias en te- caballos, que habían traído. para que en csm
rritorios pertenecientes a esta corona. 5 animales se cebaran los primeros tiros de la
El Gobernador Garro no era felizmente de artillería enemiga, pero los capitanes indios
la innoble pasta de Céspedes y Jcria, y aun- le indicaron que esos caballos se asustarían,
que trató de desalojar a Lobo por las buenas, estando así sueltos, al oir Jos estampidos, y
ordenó la inmediata concentración de tro- desordenarían la tropa, causando una dcrro·
pas. Dispuso el envío de soldados españoles ta casi segura: Vio él lo razonable de esta pro-
desde Tucumán, desde Corrientes y desde posición, y mandó retirar los caballos.
Santa Fe, los que unidos a los de Buenos Ai- Dijimos que tampoco había sido acertado
res, constituirían un ejército de 2.000 unida- en dar por señal para el asalto ~ el disparo
des6. De las Misiones debían bajar y concen· de un tiro, ya que fue precisamente de parte
trarse en Yapeyú, 3.000 hombres de armas, de los sitiados y no de los sitiadores. que par-
y allí se juntarían a ellos, para capitaneadas, tió extemporáneamente la señal. Drbióse al
los cabos que irían de Buenos Aires. Tan sólo hecho de haber un indio escalado un baluar-
11 días fueron menester para tener en Yap<'yú te y degollado al centinela, que estaba dor-
los tres mil soldados de las Reducciones y, mido. Lo percibió otro que estaba en lugar
como esperaran en vano la llegada de los próximo y disparó su mosquetón. A esta se-
prometidos jefes españoles, resolvieron ir ha- ñal, que creían dada por Vera y Mujira, los
cia la Colonia, que distaba i::loscicntas leguas, lnWos se lanzaron al asalto, y aunque los
y así lo hicieron con todos los bastimentas portugueses se defendieron bien, tuvieron que
necesarios, y en compañía de sus capellanes rrder al empuje del ejército guaraní. Des-
y médicos. Garro rese rvó en Buenos Aires, a pués de tres horas de combate, el día 7 de
los 2.000 españoles para el caso de algún lan- agosto de 1680, la Colonia del Sacramento
ce imprevisto o adverso, y por maestre de quedó por España, y Manuel Lobo, prisio-
cct.mpo de las tropas guaraníes, situadas ya nero. Garro envió a Madrid los informes más
frente a la Colonia, nombró al ilustre santa- favorables a las tropas misioneras y ellas,
fecino Antonio de Vera y Mujica. desde este hecho, así como eran la admira·
SUCESOS DE REPERCUSION EXTERNA

dón de los amigos de los jesuítas, comenza- razones prudenciales no exhibieron el mapa,
ron a ser también el blanco de los tiros de del que tenía ejemplar Lobo, donde la línea
quienes eran sus enemigos. Para Jos portu- incluía hasta Buenos Aires y Potosí. Aún así,
gueses, y los aliados de éstos, los ingleses, ho- y era obvio, Jos representantes de España no
landeses y franceses, las tropas guaraníes no aceptaron aquellos mapas. Con esto, la reso-
eran de soldados sino de salvajes, no eran lución quedó aplazada y por el artículo 13
para provecho de España sino de Jos Jcsuítas, del Tratado provisional, la Colonia quedaba
quienes creaban un imperio dentro del im- en poder de Portugal, como en efecto quedó.
perio. El día menos pensado, esas tropas in- Aún más: entre 1685 y 1690 no sólo lle-
dígenas serían invencibles. Todo esto era fal- garon a afirmarse en la Colonia y en sus al-
so, como falsísimo era que Jos Padres hacían rededores, pero hasta tenían propósitos de
de capitanes en las acciones de guerra, y que ocupar las islas de Maldonado. Así lo escri-
empuñaban las armas. bía el mismo Rey al Provincial de los Jesuí-
Manuel Lobo fue el primero en admirar tas, y después de manifestarle que había ad-
la valentía de los indígcnas.7 Sabía que no vertido al Gobernador de Buenos Aires para
había tropa en Buenos Aires, ni en las pro- que tuviese tropas preparadas, decía confiar
vincias vecinas, capaces de desalojarle, pero nueV'amente en los soldados de las Reduccio-
ignoraba que las hubiese de esa pujanza en nes, que acudirían con la rapidez y en el
las Reducciones. Con anterioridad al asalto, número que el Gobernador indicara en cuya
no había capitulado, en la seguridad de que breve unión de las "fuerzas, leemos en la Real
le llegarían refuerzos de Río de Janeiro por Cédula, y su oposición, irá principalmente el
mar o por tierra. Pero la bravura de los in- buen logro del intento 8 • Tal era el concepto
dios, uno de cuyos tercios, comandado por que se habían merecido el valor y la disci-
el cacique Ignacio Amandaú, dió el asalto plina militar de los Guaraníes, agrega Her-
por un lado, con tal íinpetu que acudieron nández, a manera de epimisión.
allí todos Jos defensores, sin darse cuenta que No dieron paso alguno los portugueses
los otros dos tercios asaltaban por otros dos para tomar aquellas islas, pero, desde la Co-
puntos, sin resistencia alguna, o escasísima. lonia, y entre 1690 y 1702 soliviantaron a los
Lobo quedó preso, como ya dijimos; y más indios salvajes comarcanos, a Jos Charrúas,
de doscientos portugueses quedaron muertos Yaros y Mboohanes, para que molestaran y
en la n--friega. De los indios, murieron 31 y tuvieran en jaque a las Reducciones más ve-
fueron heridos unos sesenta. Como se supo cinas. A este fin les dieron armas de fuego y
después, no eran pocos los paulistas que ha- salieron eon ellos unos 60 soldados portu-
bía en la Colonia, y que el mismo Suárcz gueses. No se animaron a atacar a los pueblos
Macedo había ido a San Paulo, precisamen- mismos, pero sí a sus estancias, causando en
te para hacer allí una leva de soldados. las mismas inmensos estragos. Con cabos es-
Vana fue esta victoria, ya.. que por la inep- pañoles, que envió el Gobernador de Buenos
cia de los diplomáticos españoles, o por la Aires, los indios misioneros también salieron
singularísima habilidad de los portugueses, a campaña con tra esos enemigos, los que fue-
franceses e ingleses, que mediaron en c1 con- ron aniquilados en la batalla del Yi .
flicto, el débil Carlos 111 firmó un tratado Como en la Guerra de Sucesión, Portugal
por el que las cosas volvían al estado que siguiera el partido contrario a Felipe V , orde-
tenían antes de agosto de 1680, esto es, Por- nó éste a su Gobernador en Buenos Aires, y
tl.lgal volvía a ocupar la Colonia, hasta que se lo era Don Alonso de Váldez lnclán, que a
viera con pre<·isión, en conferencias a cele- todo trance se apoderara de la Colonia. El
brarse, hasta dónde llegaba la línea de Tor- despaeho, expedido en Madrid a 3 de no-
c!~·sillas. Las conferencias se vcrifiearon du- viembre de 1703 llegó a 'Buenos Aires, el 7 de
rante más de dos meses, primero en Bada joz julio del siguiente año, y al punto dispuso lo
y después en la isleta del río Ca ya, que divi- necesario. Ordenó el envió de tropas españo-
de a España de Portugal, pero no se llegó a las desde Santa Fe y Corrientes, y desde las
nada concreto. Los portugueses no querían Reducciones J es u í ti e as un contingente de
saber de otros mapas que los conft>cTionados 4.000 ·indios armados. Por maestre de campe.
por ellos, en Jos últimos años~ Jos que lt•s da- quedó señalado don Ilaltasar García Ros.
ban 250 leguas, esto es, 9 grados más de Unos en balsas, por el Paraná y Uruguay
territorios al Oeste, de Norte a Sur. Por y otros por tierra, llegaron puntualmente los
LOS INDIOS MISIONEROS Y LA COLONIA DEL SACRAMENTO 645

4.000 indios, con 6.000 caballos y 2.000 mu- sima en las conferencias de paz y no menos
las cargadas de bastimentas, además un ro- lo eran los agentes de la expansión portu·
deo de 30.000 vacas para alimento del ejér- guesa en el Río de la Plata. En torno a la
cito. Cuatro jesuítas venían con ellos, como Colonia fueron construyéndose galpones de
capellanes y varios hermanos, en calidad de toda índole, en los que se almacenaban cue-
médicos y enfermeros. ros, y al puerto de esa plaza acudían navíos
Sebastián de Veiga Cabra!, que era el co- ingleses y holandeses para cargar y desea r· ·
mandante de la plaza, contaba con 700 sol· gar allí sus productos. El rontrabando era
dados, y estaba tan bien fortificado, y tan manifiesto y a las puertas mismas de Buenos
abundante en bastimentos que se creía inex· Aires.
pugnable. Eso explica el que respondiera con Bruno Mauricio de Zabala, Gobernador
tanta altanería a las proposiciones de rendi- bonaerense quiso cortar esta expansión y al
ción. La plaza fue sitiada, durante cuatro efecto solicitó en 1718 quinientos indios ar·
meses, y en este tiempo se construyeron seis mados y los autorizó para destrozar y que·
baterías y )as demás obras necesarias para el mar, como en efecto destrozaron y quemaron,
cerco. En todas estas obras, lo mismo que dichos galpones y barracas, y apresaron más
en Jos lances militares, que se presentaban, de 600 caballos que utilizaban Jos lusitanos en
eran los indios Jos primeros en el trabajo y esas faenas. Años más tarde habiendo des·
en la lucha. embarcado una rxpcdición portuguesa en
Veiga Cabra) confió al principio en que Montevideo ron intento de establecerse allí,
Je llegarían fuerzas de Río de Janeiro y aun· el mismo Zabala mandó venir 1.000 indios.
que llegaron en efecto, no creyó contar con Llegaron a Montevideo, el 25 de marzo de
el poderío necesario para resistir o vencer al 1724, y si bi~n no tuvieron que luchar, pues
enemigo, y así, a mediados de marzo de 1705, los portugueses se ha~ían dado a la fuga, se
embarcó todos sus hombres y fugó con ellos valió de ellos para construir las fortificacio.
a Río de Janeiro. Desgraciadamente la escua· nes de la dudad allí fundada.
dra española no contó con medios, ni para En 1735, y estando España nuevamente
impedir la entrada, primero, y la salida, des· en guerra con Portugal, ordenó el Rey que
pués, de las tropas enemigas. Al fin y al cabo se tomase la Colonia. Al cfccto. Miguel de
la marina española era entonces tan escasa y Salcedo, Gobernador entonces de Buenos Ai-
tan poco eficaz como su ejército de tercios res, dispuso la concentración de 800 españo-
de las ciudades.9 les provenientes de las ciudades, y 4.000 in·
Tomada la Colonia, sin dispararse un tiro, dios de las Reducciones. Desgraciadamente
los indios fu eron licenciados, el día 17 de Salcedo no era soldado, aunque se creía capaz
marzo, y aunque por Real Cédula del 29 de de dirigir una empresa de esta naturaleza, y,
noviembre de 1679, se les debía abonar un por otra parte, se indispuso con el coman-
real y medio por cabeza y por día, d~sde el dante de las fucrzas navales, Nicolás Gcral·
día que salían de sus respectivos pueblos, dín. Cada uno obró independientemente del
hasta que regresaban a los mismos, renun- otro. Pasóse todo el año 1736 en operaciones
ciaron a las sumas correspondientes, que as- y, cuando se pensaba dar el asalto a la plaza,
cendían a centenares de miles de pesos. Servir ya que ésta no se rendía, llegó la noticia de
al Rey, con toda puntualidad y empeño, era haberse ajustado la paz y que por ella las
el objetivo y era el galardón de aquellos tan cosas habían de quedar romo estaban, hasta
valientes como generosos servidores de la la paz definitiva. Vano fué este asedio a la
monarquía. Colonia, pero costó la vida al Padre Tomás
Pero ni aun esta vez, quedó la Colonia en Werle, que fué herido de bala en una de las
poder de España. Esta, por la paz de Utrccht, escaramuzas que hubo.
celebrada en 1715, se vió precisada a devol- Si sorprende, y desagrada, la conducta de
ver lo que era suyo y que había recobrado España, con rel arión a la Colonia del Sacra-
durante la guerra y fué el mismo García Ros mento, en los diversos tratados de paz, más
quien, como Gobernador interino que era aún asombra su proceder en el Tratado de
entonces de Buenos Aires, entregó aquella Límites de 1750. Para recibir lo que era tan
plaza al portugués ~{anuel Gómez Barbosa, suyo, como lo era la mencionada Colonia
a los 4 días de noviembre de 1716. del Sacramento, entregaba a Portugal el rin-
La política lusitana era en verdad habilí- cón del Ibicuy con siete prósperas Reduccio·
646 SUCESOS Dt•: REPERCUSION EXTERNA

nes Jesuíticas y, como si esto fuera poco, Península, con 9.000 hombres, reconquistó
ponía también en el mismo platillo lusitano CevaJlos la Isla de Santa Catalina, en la cos-
la provincia del Tuy en Galicia, que Portu- ta drl Brasil, usurpada por Jos portugueses,
gal codiciaba desde antiguo. Por una sola y reconquistó después la tan disputada Colo-
población de 2.600 almas, como la Colonia nia. Santa Catalina desgraciadamente volvió
del Sacramento, y que era tan española como a caer en manos extranjeras, pero la Colonia
Madrid y como Bur·nos Aires, Jos avisados quedó en poder de España, de quien la
diplomáticos de la Metrópoli entregaban Sie- heredó la actual República Orie:ntal del
te Pueblos florecientes con unos cinco mil ha- Uruguay.10
bitantes en cada uno, más la Provincia de
Tuy con todas sus poblaciones, más una ex-
tensión de tcrrcno que hoy romtituyc tres Es- 61 -El Tratado de Límites de 1750 y la
tados en el Brasil, desde Santa Catalina y mudanza de los Siete Pueblos.
Río Grande do Su!, inclusive, hasta el norte
de la República del Uruguay. Un tratado Tan admirable por su certera visión, como
tan ignominioso como ese fué aceptado por por su ina_lterable continuidad, fué la polí-
España romo favorable, y porque los jesuí- tica lusitana en Sud América. Aquellas pocas
tas levantaron su voz contra tal monstruosi- tierras que correspondieron a Portugal, por
dad, f ucron calificados de desleales, y porque rl Tratado de Tordesillas, como las aguas de
los indios supieron defender mejor los intc- un alto lago, desbordaban de continuo, ya
rPscs españolrs que los mismos españoles, fue- en una, ya en otra dirección, y donde no
ron tratados romo traidores! hallaban obstáculo, penetraban y se asenta-
Felizmente Carlos III obtuvo la anulación ban, en espera de otros raudales que las ha-
de ese tratado y, al declararse poco después brían de engrosar y prolongar.
la guerra entre España y Portugal, ordenó a Pero lamentable, por demás, era la mio-
Don Pedro de Ccvallos, nuevo gobernador pía de los políticos de Madrid, no menos que
de Buenos Aires, que tomara la tan dispu- la de los hombres del Paraguay, aunque por lo
tada Colonia. Reunió este insigne soldado al- que respecta a las conquistas lusitanas en las
go más de mil soldados españoles y solicitó regiones del Plata, tal vez ~can más culpa-
la venida de otros tantos indios de las Reduc- bles los gobernantes paraguayos que los go-
ciones. A fines de agosto de 1762 estaban ya bernantes peninsulares. Dando las espaldas
estos últimos en Santo Domingo Soriano, a al Oriente) sólo miraban al noroeste. Potosí
las órdenes de Cevallos. El día 3 de setiem- los encandilaba. Pero eso fueron despojados
bre se formalizó el sitio y, a los veinticinco de más de 400.000 kilómetros de tierras ma-
días rapituló. No sabemos cuál fué la efirien- ravillosas, con amplia salida al Oceáno, en
ria de los tercios españolcs en este sitio, pero una larga franja de unos sao kilómetros, con
sabemm que el prorcder d~ la marina~ a las puertos de primer orden. Ni apoyaron a los
órdenes de su comandante DoP Carlos Sarria jcsuítas que, como avanzadas estratégicas,
fue desastroso, pues además de permitir el fundaron en el siglo XVII diez reducciones,
libre paso de los navíos portugueses, llrgó que fueron devastados por los paulistas, y
a retirarse totalmente del campo de acción. siete en el siglo XVIII, antes contemplaron
De los indios sabemos que, con asiduidad y impasibles cómo los portugueses las fueron
abncgarión, secundaron todas las iniciativas arruinando y arrasando, una tras otra, y cuan-
de Cevallos, debiéndose a ellos la construc- do, no sin ingentes sacrificios, aun heroísmos,
ción de los baluartes y demás pertrechos. fundaron, en esta misma región, entonces
Pero esta tercera toma de la Colonia fué hispana y que hoy debiera ser paraguaya,
tan vana, como las dos anteriores, ya que argentina o uruguaya, los Siete Pueblos del
por la paz, firmada en 1763, fué nuevamente Uruguay, el proceder de las autoridades de la
devuelta a los portugueses. España ganaba to- Asunción fue de una total indiferencia.
das las batallas, pero perdía todas las paces, Cabe casi exclusivamente a los jesuítas el
mirntras Portugal perdía todas las batallas, haber defendido entonces con toda entereza
pero ganaba todas las paces. No era, sin em- los derechos de España a esas vastísimas tie-
bargo, Portugal sino su madrasta Inglaterra rras1. Aquellas siete Reducciones con sus in-
la que haría jugadas tan arteras. mensas estancias eran la única salvaguardia.
En 1777, y viniendo directamente desde la No lo reconocieron así los hombres de la
EL TRATADO DE 17$0 Y LA Mt:DANl.A D1·: 1.0.\" S/1-:'l'f: PUER/.0.~ 647

Asunción, ni se daban cuenta de esa realidad por las marinas 20, y por las hispano-portu-
los hombres de Buenos Aires, dentro de cuya guesas 17 y medio?
jurisdicción estaban esas tierras, pero se da- Hasta 1580, esto es~ hasta que las dos
ban plenísima cuenta de ello los hombres que coronas de España y Portugal estuvieron se-
gobernaban los destinos de Portugal. paradas, mucho se debatió en tomo a la línea
Si los Siete Pueblos eran un óbice a los divisoria, pero al unirse los dos reinos en uno,
a vanees portugueses, los pobladores de esos a raíz de la muerte del monarca portugués,
pueblos eran profundamente anti-lusitanos. no se agitó ya más la cuestión, siendo así
Perseguidos otrora encarnizadamente por los que era la ocasión más fav0rable a España
paulistas, no podían olvidar lo que en esas para precisar los límites entre las posesiones
malocas sufrieron sus antepasados, y día a ultramarinas de ambos países. F.ra evidente
día eran objeto de depredaciones y robos eje- que, a la larga, Portugal volvería a recobrar
cutados por los lusitanos en las estancias de su independencia y soberanía.
sus pueblos. Aun después de haberse independizado no
Los jesuítas, así españoles como extranje- se trató de concretar dichos límites, ya que
ros, que se hallaban en las Reducciones, lejos en los tratados y acuerdos de paz, romo el
de simpatizar con los avances y "con las pre- de Lisboa, en 1668, y de Utrerht, en 17:15,
tensiones de sus vecinos orientales, se mani- más que acabar ron los conflictos, tendieron
festaban abiertamente hostiles a ellos, y es a alejarlos, aunque sólo provisionalmente. Fué
ciertamente sorprendente que aún este justi- recién en 1750 que se trató de arreglar, una
ficado proceder de los jesuítas fuera mirado vez por todas, un negodo tan engorroso. Se
con malos ojos por Portugal. No ya en vís- prescindiría d<· toda línea matcmátira y desde
peras del Tratado de 1750, sino treinta años el Orinoco al Plata se establecerían los lími-
antes, y en previsión de este tratado, que era tes mediante el curso de los ríos, de los mon-
a lo que la Corte de Lisboa apuntaba, desde tes y de otros fe~ómenos físicos.
hacía casi dos centurias, se trató de imponer A la sazón, los español<'s se quejaban de
silencio a los jesuítas, respeeto de la política que Portugal avanzada día a día sobre la
portuguesa.2 cuenca del Amazonas y aun del Plata, pero
Pero para ·q ue el lector tenga una idea más no hay que olvidar que España, a su vez, y
cabal del hecho, recordemos que por la Bula por razones más afectivas que prácticas, ocu-
lnter caetera, del 4 de mayo de 1493, Ale- paba las islas Filipinas. las que sobrepasaban
jandro VI había fijado una línea divisoria los límit<'S de su zona. S<'gún los lusitanos,
e-ntre las esferas de intereses de españoles y este avanre ilegítimo de España l'n una direc-
portugueses, y esa línea estaba a 100 millas ción, les obligaba a ellos a ir en dirección
al Oeste de las islas Azores y Cabo Verde, e contraria. La realidad era que, dcseonocedo-
iba de polo a polo. Correspondía a Portug-al reo; aun los lusitanos, de las inmensas ri-que-
cuanto había al Oriente ; a España cuanto zas que contenían las minas existentes en el
había al Poniente. Al año, Jos reyes de ambos Brasil, ambicionaban llegar hasta Potosí y po-
países acordaron, por el tratado de Tordesi- ~esionarsc del riquísimo Cerro.
llas, trasladar dicha línea unas 270 millas Dijimos que ya en 1720 se trató de amor-
más al occidente, permitiendo así a los lusi- dazar a los jesuítas, y lamentablemente el Ge-
tanos el asentar el pie en el nuevo mundo neral de los Jcsuítas, Padre Miguel Angel
descubierto por Colón. Tamburini, o no llegó a entrever Jo artero y
Aun en el raso de haber habido de parte falso de la política de Lisboa, o no la creyó
de España y de Portugal un sincero deseo tan perjudicial a los intereses de España o,
de no molestarse, la línea de 1493 y la de lo que es más probable, vió todo lo dicho,
1494 era una línea imaginaria y, aunque ma- pero conoció que no había sino una cosa que
temática, estaba lejos de precisar en no pocos hacer: obedecer. Lo cierto es que, con fecha
rasos si una región era de españoles o de 7 de mayo de 1720 escribió así al entonces
lusitanos. Hasta había un error inirial, como Provincial del Paraguay:
na el considerar las islas Azores y Cabo Ver- Habiendo llegado a mi noticia que algu·
de como un solo grupo. Por otra parte, en nos sujetos de esa provincia, que discurro
la misma España ¿no había millas tan diver- deben de ser los que viven en las DoctTinas
sas que, contando por las oficiales de Casti- del Río Paraguay o de la Plata, han fomen-
lla, resultaban 27 grados y medio, contando tado los ánimos inquietos de algunos indios
648 SUCESOS DE REPERCUSION EXTERNA

para que inquieten a los vasallos del Serení- de la Compañía no estaría en mejores con-
simo Rey de Portugal, que habitan las ribe- diciones, y así fué fácil a Jos emisarios lusi-
ras del mismo río, particularmente los que tanos persuadirle que la conducta de los mi-
pueblan la Colonia del Sacramento, no puedo sioneros era anti-religiosa y anticristiana. A
dejar 'de significar a V.R. el disgu sto que me no ser que haya habido algunos excesoss, que
ha causado tan sensible novedad, por el que no nos constan, el proceder de los Curas de
sé que ha recibido el mismo Rey, que se ha las Reducciones era el que correspondía a
dignado de darme inmediatamente la queja, fieles vasallos del Rey de España.
Pero nada estraño es que la política lusi-
tana envolviera al General de los Jesuítas en
1720, cua ndo treinta años más tarde. llegó
a cegar de tal suerte a los prohombres de Ma-
drid, que los llevó a conspirar contra los inte-
reses más sagrados de la misma España. Por
el Tratado de Límites de 1750, hecho al gus-
to absoluto y sólo teniendo en cuenta los in-
tereses lusitanos, éstos, entre otros rasgos de
generosidad, entregaban a España la Colonia
del Sacramento, y España en reciprocidad en-
tregaba a Portugal las tierras que corrían
entre el Río Uruguay y el Océano, y en las
que se hallaban los Siete Pueblos guaraníti-
cos que hasta entonces habían detenido los
avances de Portugal sobre jurisdicción espa-
ñola.
La toma de la Colonia del Sacramento
ocupada primeramente y entregada después,
una y otra vez, con posterioridad a la ocupa-
ción de 1680, era e-1 eje en torno al cual, con
extraordinaria habilidad, hizo Portugal que
girara toda la máquina armada contra Es-
paña. Para Portugal la Colonia era el límite
Bárbara de Braganza, esposa de Fernando VI , de todas sus posesiones, desde Villada Lagu-
y principal fautora del nefasto Tratado de
Límites. na hasta ese punto, y comprensivos de toda la
costa Atlántida y de toda la resta del Río
de la Plata, hasta ese punto, por entonces.
que a no venir tan autorizada, no se me hi- España que veía en peligro toda la cuenca
ciera creíble que los Nuestr~s cometiesen se- del Plata, ron la existencia de la Colonia,
mejante exceso, haciéndose guías de los per- firmó el Tratado de Límites, de 13 de enero
turbadores . .. 3 de 1750, por cuyo artículo 13, Portugal cedía
Recuérdese cómo, a los cuatro años de es- a España la Colonia del Sacramento, situa-
cribir estas cláusulas el General de la Compa- da en la margen derecha del Río de la Pla-
ñía de Jesús, don Juan F. Castañeda escribía ta, a~í como su derecho al libre tránsi to de
al mismo Rey de España y le manifestaba este río, mientras Españ a, en compensación
que los Portu.~ueses arruinan las Reducciones por la Colonia, que le había sido arreba tada
para tener paso franco para las provincias por la astucia, entregaba a Portugal la re·
de Charcas, La Paz y Potosí, y, a los pocos gión comprendida entre la montaña de Cas-
años de firmarse el Tratado de 1750, Fran- tillos Grandes hasta el nacimiento del Ibicuí,
cisco de .Barúa lamentaba que Portugal se por una parte, y por otra parte, entre la
introduce desde el Río Janeiro , tierra firme margen derecha del Uruguay y la orilla del
en el tránsito a los términos de todo este rei- Ibicuí.
no, hasta Quito y extremos del Marañón.4 Sobre esa orilla del Uruguay, en tierras
Si la Corte de Madrid estaba bastante mal espa ñolas, había siete poblaciones indígenas,
informada respec to de lo que ocurría en estas con un total de 29.191 habitantes y cuyos in-
partes americanas, es de creer que el General muebles ascendían a más de cinco millones
EL TRATADO DE 1750 Y LA MUDANZA DE LOS SIF.TE Pt'ERLOS 649

de pesos, sin contar todas las estancias que,


así esos siete pueblos como muchos de los ubi-
cados sobre la margen occidental del U ru-
guay, poseían en aquel fecundo y poblado
territorio. Por la Colonia "española", reduci-
da de facto a una pequeña lonja de pocos
centenares de metros cuadrados, España en-
tregaba un riquísimo territorio con una su-
perficie que era casi el doble del de Portugal .
. Todo se había elaborado con el mayor se-
creto, sin consultar ni al Virrey, ni a la Au-
diencia, ni a Gobernador alguno. Los jesuítas
rioplatenses se enteraron de Jo finnado en
Madrid por noticias que les llegó desde la
Colonia del Sacramento, en los primeros
días de setiembre de 1750. Quedaron cons-
ternados al saber que Portugal devolvería a
España, Jo que era de España, y en retorno
se quedaba con numerosas tierras españolas.
Es probable que en este proceder no hubie-
se malicia o voluntad perversa, pero sí igno-
rancia crasa y supina. Cuatro mil pesos a
Siete Pueblos hacía 28.000 pesos, Jos cuales
José de Carvajal y Lancaster, cuyos turbios ma-
repartidos entre los 29.191 pobladores daba nejos, a favor de Jos intereses d e Jos lusitanos le
un peso por cabeza. ¡Notable generosidad! dejan en muy mala luz.
Y pensar que un gran estadista de la época y
uno de Jos hombres que hicieron el Tratado,
el ministro Carvajal, consideraba equitativa
y justa esa compensación.
San Miguel con sus 6.954 almas, Santo An-
gel con sus 5.1961 San Ni<·olás con sus 4.453,
San Luis con sus 3.653, San Juan con sus
3.560 podían quedarse bajo el odiado domi-
nio portugués o pasar al territorio español,
<'"on un prso de compensación y para pagar
el costo del traslado.
Un peso por cabC'za en compensadón de
todos los inmuebles que tenían que dejar, y
¿cuál era el valor de éstos? S('gún las Car-
tas Anuas\ que envió a Roma en 1756, el
Provincial del Paraguay. no se podían esti-
mar en mC'nos de tres a cuatro millones de
pesos. El PadrC' Ferdcr, misionero de aque-
llos pueblos, no se conformaba con esta eva-
lua<·ión y aseguraba que Jos bienes de aque-
llos pueblos valían, indudablemente, dieciséis
millones de pesos. Según el documento que
luego citamos de Jos púrrocos, d menor de
estos pueblos valía 1.000.000 de pesos. Véa-
se por aquí la injusticia que se cometía con
los indios, pues se les quitaba 16.000.000 y se
l<'s pagaba 28.000. ¿Se ha visto jamás una
enormidad tan monstruosa? Si el Rey les qui-
Den Pedro de Ceballos, gob<"rnante eximio y
opositor t"nér~t"co <\ Jos plan<"S de Jos hombres, taba por un lado 16.000.000, debía darles
vendidos a los intereses lusitanos. por otro la misma suma y pagarles además
650 SUCESOS DE REPERCUSION EXTERNA

los gastos de la tra'ilación. Esto exigía la 31.000 y San Javier 18.000. En total perdían
justicia. .1.168.1 000 pesos, pero en indemnización se
Sólo el valor de los inmuebles dr San Nico- les entregaba 28.000 pesos.
lás, que d('bían abandonar los indios en roder En la desorbitante desproporción entre la
de los portugueses fueron justipreciados así: renuncia exigida y la indemnización prome~
tida, cabe pregunta r, escribe Gratz, si el Tra~
Por su iglesia y perteneciente a ella 147.000 tado, con sus onerosas cláusulas, se acompa.
Por la casa de Jos Padres y dos saban las exigencias de la justicia, pofque en
patios 30.000 el dicho Tratado hay que distinguir con toda
Por los huertos de casa y de afuera 7.500 claridad dos cosas: la cesión o canje de terri~
Por Jos ycrbales lejanos y ce rcanos . 56.000 torios y la expropiación forzosa de las pro-
Por las rasas de los indios y carpas 239.800 piedades de los indios, unida a su cambio de
!Por Jos algodonales comunes .. 10.000 domicilio. En realidad, para quien conociera
Por las sementeras de los indios 300.000 el país, la renuncia de las siete reducciones
Por sus estancias . 21.000 representaba una gran pérdida para España;
sin embargo, fu era o no conveniente o per·
!111.300 judicial, según las ideas jurídicas de la época
absolutista, dentro de las atribuciones del so-
El valor de lo que se perdía en San Migue.! berano entraba renunciar territorios, pues el
ascendía a 1.18j.800 y menor en los otros: poder del Príncipe no estaba entonces some-
731.400 en San Luis, 723.400 en Santo An- tido por ninguna coustitucióu o limitación
alguna. 5
Pero la cosa era tan gravemente monstruo-
sa que, así en Europa eomo en América, hubo
personas de niterio que defendieron que eran
nulas las rláusulas del Tratado, referentes a
los Siete Pueblos, por ser contra el derrcho
natural. A se r así, todas las reales órdenes,
todas las prescripciones de las autoridades ci~
viles y eclesiásticas, en apoyo del Tratado,
eran también nulas y no había obligación
en abrir juicio de obedecerlas. Si en la época
de la Ilustración no era dado abrir juicio so·
bre la justicia del Tratado, en lo tocante a
la mudanza de Jos Siete Pueblos, hoy es dado
declarar su nulidad absoluta por conspirar
contra lo que rstá por encima de todo d<'re·
cho positivo humano: el derecho natural.
Y lo que dispuso el Rey de España lo urgió
el General de la Compañía de Jesús, y al
cfcrto envió un Comisario con todos los po-
Pcrcs para que se efectuara la entrega de los
Siete Pueblos. En enero de 1750 no bien
rupo el entonces General, FranciS<'o Rf'tZ: lo
pactado r ntre España y Portugal, escribió
Retrato de Paracoussi, re y de Paraguay y dd
Río de la Plata, segú n Thcvet. Este monarca era al Paraguay, ordenando su ejecución, y ha-
de la (acturu de los Padrt's de- la Compañía de biendo fallecido poco después el Padre Retz,
Jesús, y Sf'rvía a los inte-reses de los Jesuit::as, le sucedió, a 4 de julio de l7.'i 1, el Padre
según ase\lernban los dinrios holandeses y repe tí an
los de- Francia y de España . Ignado Visconti, y dos semanas después, cs-
eribía al entonces Provincial, Padre Manuel
Querini una larga y apremiante carta, ur-
gel. 689.900 en San Juan, 493.300 en San giendo, en la forma más absoluta, el cumpli-
Lorenzo, 389.000 en San Borja. Los pueblos miento de Jo disput_'sto por los Reyes de Es-
que sólo dejaban ~us estancias, perdían La paña y Portugal. Recordaba el General en
Cruz 60.000, Concepción 35.000 San Tomé esa misiva que los firmantes del Tratado ha~
EL TRATADO DE li50 Y LA MUDANZA DJ·: J.OS su:TI~ pu¡.;n/.OS 6:il

bían ya previsto la oposión de los jesuítas_, todos sus bienes raíces, a perder sus tierras
pero que Fernando VI había negado que los nativas, cultivadas y singularmente fecundas,
religiosos de la Compañía se opondrían a ~us y trocarlas por un yermo incógnito, a carecer
órdenes. E.ra verdad, pero se olvidaba que los de todo o a padecer grandes penurias de las
jesuítas interesados en cumplir las órdenes su- cosas sobredichas, necesarias para su l•ida,
periores no pasaban de quinre, mientras Jos y a fabricar de nuevo con suma pobreza y
indios, más interesados aún y tan amantes trabajo, habiendo perdido el fruto de su su-
de sus tierras, ascendían a 30 mil. dor, industria y afanes de más de ciento
Por una parte ordenaba el General de la treinta años en establecer sus habitaciones.
Compañía que los misioneros no se opusie- Recuerdan después los misioneros que exis-
ran a la ejecución del tratado y a la tras- te un contrato oneroso entre el Rey y sus
lación de los pueblos. Por otra. mandaba vasallos. Estos deben al Rey obediencia, y el
que suavemente se obtuviera de los indios el Rey les debe a ellos protección y amparo.
que se trasladasen por las buenas, a fin de Hasta ahora los indios no han faltado a su
no ser obligados a ello por la fut'rza de las fidelidad y los mismos Reyes han dado autén-
armas. 6 ticos testimonios de ella. Pues he aquí que
La citada carta del General de la Com- con este Tratado se condcna a siete pueblos
pañía llegó a Córdoba, a mediados de didcm- inocen tes y fidelísimos a perpetuo destierro.
bre de 1751, a la semana de habrrse redbido a total confiscación de bienes y a cierto in-
del cargo de Provincial <1 Padre José de Ba- minente peligro de muerte temporal y eterna.
rreda, venido de Lima para ese puesto y a Los indios de dichos siete pueblos, conti-
efecto de que, como hOmbre prudentísimo núan los Padres, son verdaderos~ absoluto.r y
y sin intereses algunos creados en la Provin- legítimos dueños de sus pueblos, que con sus
cia del Paraguay, evitara toda oposición al manos han fabricado, de sus bienes raícrs,
tratado y positivamente cooperara a su eje- fruto de su trabajo e industria y de sus tie-
cución. rras nativas, en que fueron hallados, y que
Después d<" largas deliberaciones. el citado a vista de españoles y portugueses poseen por
Provi ncial y los Padres de mayor prestancia más de ciento y treinta años, qut' so11 cris-
y experiencia, reunidos en Consulta, {'Onvi. tianos.11
nieron en escribir al Virrey del Perú, a la A la observación que hacían algunos de
Audiencia de Charcas, al Padrr Gent'ral, al que puede el Rey. por razón del bien pú-
Padre Rábago, confesor de Fernando VI y blico, dcspm:cer a un vasallo de algún hien
a otras personas que pudieran informar al particular, responden los misioneros, admi-
Rey de las fatales consecuencias que tendría tiendo el principio, pero añadiendo, que en
el tratado de límites. ·tal caso el Rey está obligado en conciencia a
Entre estos escritos que se determinó re- satisfacer al súbdito los daños que le haya
dactar, merece especial estudio el que diri- causado con d despojo. Ahora bien , de nin-
gieron al Padre Rábago, los misioneros de las gún modo se !iatisface a los indios, en el ca~o
reducciones. Intitúlase Representación que los prcs<~nte, con los cuatro mil pesos asignados
Padres Curas y compañeros de las doctrinas a <"ada pueblo, pues el menor de los siete
hacen al Confesor del Rey Fernando 1' /, Pa- está valuado en más de un millón de pesos.
dre Francisco Rábago, sobre los car.~os de Aducen además los misioneros otros argu-
conciencia que resultan a Su Majestad en la mentos para reforzar su aserción y, por fin,
ejecución del Tratado de 1750 entre Fspaña terminan su escrito ron estas graves palahras:
,., Portugal.7 El objeto de este escrito era ro- De todo lo cual se sigue legítimamente, que
gar al Padre Confesor, y lo era de el mencio- no es lícito llevar a los indios euaraníes de
nado Rábago, que abriese los ojos a su regio sus siete pueblos a otras tierras, ~i desposeer-
penitente, para que viese el pecado de in- los de sus tierras y bienes raíces, ni enseñar
justicia que cometía con aquellos siete pue- o decir, que tal se puede hacer en conciencia.
blos. El trasladar, dicen los misioneros, a los Luego no es fácil concordar la ejecución del
indios de los siete pueblos parece se r contra real tratado con la debida observancia de tan
el derecho natural de dichos indios a su liber· sagrados decretos. Luego no es materia, esta,
tad, a sus haciendas, a sus tierras y bienes en que nuestra conciencia está segura del
raíces y a su conservación; por que los obligo acierto, obedeciendo a una ley civil y hu-
a perpetuo destierro de su patria~ a perder mana, la eclesiástica y la civil.'
652 SUCF.SOS DE REPERCVSION EXTERNA

Además de este escrito, se hicieron llegar nas, como eran carretones para llevar a los
a manos del Padre Rábago otros documentos niños, enfermos y mujeres en cinta, y barcas
importantes; pero no se logró con ellos lo para cruzar los ríos, y todo lo conveniente
que se esperaba. Aunque el Padre Confesor para llevar más d e un millón de cabezas de
apoyó algún tanto en Madrid las razones de ganado, pues las estancias de esos pueblos
sus hermanos del Paraguay, y escribió a éstos contaban con unas 600.000 varas y unos
palabras de consuelo, no intervino él de un 500.000 caballos y mulas.
modo eficaz, en la presente cuestión. El tris- Al mismo tiempo envió grupos explora-
te negocio siguió adelante, sin que lo detu- dores para haiJar ubicación adecuada para
viera ni lo mudara el Padre Rábago. los siete pueblos. Unos fueron a tierras rea-
Como en su misiva escribía el General al lengas, <n lo que es hoy la República del
Padre Barreda que si V. R. se hallase imposi- Uruguay, en el Queguay, y en las cabeceras
bilitado para hacer por sí mismo esta entrega del río Negro, pero sólo el pueblo de San
señalará sujeto de toda religiosidad~ juicio y Miguel, el más numeroso de los pueblos ha-
experimentada prudencia, que vaya a eje- lló y aceptó complacido lo que se llamaba la
cutarla, opinó Barreda que por sus años, estancia o rincón de Valdés. A los otros ex-
achaches y su calidad de forastero, descono- ploradores no les agradaron las tierras que
cedor del terreno, era mejor señalar a otro y, vif'ron, y acudif'ron a lo que es hoy la pro-
al efecto, puso los ojos en uno de los hombres vincia argentina de :t-.-fisiones, y propusieron
más privilegiados por sus dones naturales y comprarles tierras a las reducciones allí exis-
por sus talentos. Se eligió al venerablf:' Ber- tentes. Ellas cedieron gustosas cuanto podían
nardo Nusdorffer. natural de Plattling en necesitar, aunque precisamente por el Trata-
Braviera, que frisaba entonces en los 66 años do se veían en situación más angustiosa que
de edad. Había venido a América en 1717 y nunca y más necesitadas de tierras. pues se
era, a la sazón, el Superior de todas las Mi- les privaba de las que tenían el Oriente del
siones. Los misioneros y los indios le querían Río Uruguay.
entrañablemente, y además de haber sido Es el caso que, por el Tratado, los ocho
cura en dos de los siete pueblos, hablaba a Pueblos del Paraná, menos rl de Jesús, per-
la perfección el idioma guaraní. Escogido dían todos sus yerbales. Estos estaban al Nor-
Nusdorffer por el Provincial y sus Consulto- te, f'ntrc el río Iguazú y el Salto Grande
res de Provincia, reunidos en Córdoba, recibió del mismo río Paraná, región que pasaba al
el nombramiento de Viceprovincial y plenísi- dominio de Portugal. Los di~z pueblos al
mos poderes. Oeste del Uruguay también prrclían sus ycr-
De inmediato abandonó Nusdorffer el hales, pues sr hallah1n muy al Este, {'n las
pueblo de Candelaria, donde se hallaba, y serranías d~ las cabeceras del río YacU\' 1 y
recorrió uno por uno los Siete Pueblos, ha- dos de esos pueblos, el de La Cruz y S1ntc
blando a lo5 cabildos, ca<·iqucs, cabos mi- Tomé, perdían totalmente sus magnífica~ ~s­
litares, al pueblo, en grupos- separados) ex- tanrias, por hallarse ellas al norte del río
poniéndoles la voluntad del Rey, y cuán lbyruí, en territorio que pasaba al dominio
conveniente era el obedecer y obedecer sin de Portugal. Yap<'yú y Concepción te11ían,
dilación. Su elocuencia y su prestigio con- es verdad, sus estancias al Sur del lhycuL en
quistó el voto favorable d{' todos los pueblos, tierras que quedaban por España, pero tan
con la sola excepción del de San Nirok\s, cercanas a la front<'ra portugu~a, que: pre-
que era uno de los mrnos poblados. Se afe- veían la ruina o mrnoscaho de las mismas,
rraron lm Nicolaistas a la negativa de Nus- ya que lbyruí era un río de tan corto cau-
dorffer. dal de agua qu e era posible cruzarlo a pie
Este no dudó que San Nicolás, al vrr que o a caballo.
los otros seis pueblos se trasladaban, haría Prerisam<'ntc rn la rstancia de Yapeyú. en
otro tanto, y así dispuso lo nccrsario para la la Banda Oriental, determinaron ubicarse
mudanza. Llevó de los diversos pueblos a los otros dos pueblos, el de Santa Borja, en el
misioneros que tenían más prestigio y a los río Queguay, límite meridional de dicha es-
que eran más afectos los pueblos en jaque, tancia, y el de San Luis, en el río Miriñay,
para que robustecieran más y más la palabra afluente occidental del río Uruguay, a media
dada de trasladarse, y tomó las providencias distancia del lbycuí y del Queguay, donde los
necesarias para el traslado de 30.000 pcrso- yap{'yuanos tenían una estancia pequeñf'l con
EL TRATADO DE 1750 Y LA MUDANZA DE LOS SIETE PUEBLOS 653

su capilla para los estancieros, llamada de San Juan, después de mucho explorar, accp.
San Pedro. Más adelante, en 20 de julio de tó la donación que les hacían los indios de
1752, dispuso el Gobernador de Buenos Ai- San Ignacio Guazú, de unas tierras a ori-
res, Andonaegui, que este pueblo de San Luis llas del Tebícuarí, distantes cien leguas des-
se situara en el Ríncón de Medina y en tie- de su sede al oriente del Uruguay y 170 des-
rras inmediatas, sobre el Mocoretá, y en di- de su estancia. Era menester cruzar dos ríos

MAPA
Dos conjím doBrru~ COIIlasterrasdaCorw
dt.E•,oonlw naAmmca Mendton<ll
lozé ~:~~~ 1f~:~lho
~ ulil.dt.lllltUtlloN:t'F' tia~ 01 Port~StJ. O~ul
{lló"'<JXdtR.~Itt~wa~''tip .:~~~e
~{ICO.flnfltlrKO otM.~:0 ¡0,~::ch(l. O(.(.u.puJg.: ,

---~":!¿-~~~~.

Mapa secreto, que el Rey de Portugal envió a su hermana, doña Barbara de Braganza, esposa
de Fernando VI, de España, trazado por José Monteiro de Carvalho, y que comprendía todo
lo que, a juicio de aquel monarca correspondía a Portugal, y que poco a poco se habría
de ir conquistando.

rección al río Corrientes. Los del pueblo de caudalosos, lo que suponía la pérdida de mu-
San Lorenzo, en compañía de los Padres cho ganado, y tendrían unos malos vecinos,
Francisco Javier Limp y Tomás García, lle- como lo eran los indios Abipones y Mocobies
garon en sus exploraciones al Mbororé, en chaqucños.
la banda septentrional del río Uruguay, y, Parecería que ya todo estaba listo y todos
después de muchos dares y tomares, prefirie- los pueblos, con sola excepción de San Ni-
ron el sitio que algunos de San Nicolás ha- colás, dispuestos a trasladarse, pero ¿era po·
bían escogido y habían dejado. Santo Angel sible llevar al yermo a 30.000 personas, sin
eligió unos terrenos cedidos por la Reducción sementeras preparadas y rodeos de ganado a
de Jesús, en Jo que no era diócesis de Bue- mano? En todos esos parajes escogidos se
nos. Aires, sino de la Asunción. El sitio no trabajó febrilmente sin descuidar lo que era
era malo para el pueblo, pero no había tie- de suma importancia, lo referente a las obras
rras para la estancia. Los de San Nicolás, sanitarias. Sólo la tala de los bosques insumió
con el Padre Carlos Tux, ponían mala cara meses de trabajo, y el cortar las tablas y
a todos los sitios, aun el que cedió el pueblo cepillarlas, otros meses, y el armar las casas
de Itapúa, llamado Tuyún-guazú, aceptado requirió semanas de pertinaz labor. Sin em-
óespués por los de San Nicolás. El pueblo de bargo, como después veremos, sonaba de con.
654 SVCf:SOS DI~ RF.PF.RCl'SION f : XTERNA

tinuo en los oídos de los misioneros v de los Y acuy y curso alto del Paraná, quedando
indios el que se trasladen luego, lueg~; pron- así los siete pueblos en territorio español. Era
to, pronto, sin dilaciones. esa una región demasiado alejada de las ciu-
Ya hemos recordado cómo en el éxodo de dades brasileñas y. . . no había tesoros. lO
los pueblos del Guayra, huyendo de los pau- El historiador, escribe muy fundadamente
!istas, aquella empresa fué de trágkos efec- Mateos, 11 no puede perdonar a Carbajal no
tos, por la precipitación, o falta de previsión, haber previsto y hallado solución. a laí gra-
de parte del Padre Ruiz de Montoya. El ves dificultades que arruinaban las .eloriosas
prudente Nusdorffcr, aunque acosado drl reducciones del Paraguay: la equidad petlía
luego, luego no iba a incurrir rn ese error. que hubiese señalado puestos para el tras-
Sabía que todos los pueblos tenían que hacer lado de los pueblos, mejores si era posible que
un viaje de 500 a 1.000 kilómetros, unos a los que tenían, edificar nueva5 casas e igle·
caballo, otros en carreta, y quirnc~ menos, sias, preparar campos de cultivos, acumular
habrían de viajar durante diez a quince días, las grandes cantidades de víveres que eran
y si tenían que cruzar ríos, la duración drl necesarios, transportar los indios tn forma
via jr sería de muchos días más, y era mencs- humanitaria y llevarles sus {!anados, todo a
tr-r cómo resguardarse de los soles y de Jos cuenta del Estado, y después indemnizarles
fríos, y de las fieras y de los indios salvajes, por lo que perdían. Pero el despótico ministro
que poblaban o merodeaban por aquellos halló más expeditivo desentendenrse de todas
campos, y tener toda la alim('ntadón nece- estas obligaciones, y cargarlas sobre unos mi-
saria para tanta gente, a fin de tenerla con- sioneros que, para desempeñarlas debían sa-
tenta, y conducir todos los efectos existentes lirse de la esfera puramente espiritual de su
en herrerías, carpintería, curtidurías, máqui- carácter, y encima con la amenaza de que
nas de tejer, etc., etc. Sólo el traslado de lo si no lograban ellos solos, sin auxilio del Poder
que había en las iglesias, y eran éstas tan que- público, el traslado pacífico de los indios, se-
ridas por sus neófitos. rc·quería cien o m;h rían considerados, en toda Europa , como de-
carretas. si es que las es tatuas, óleos, bancos, sobedientes, rebeldes y traidores, y quedaría
altares y demás objetos habían de llevarse demostrada como cierta ·la conseja de la mo-
debidamente. Para todo eso, al~unos pueblos narquía jesuítica del Paraguay. Faltan pala-
necesitaban toda una flota de barcas o bal- bras para execrar tan enorme arbitrariedad
~as para cruzar los ríos caudalosos. El pueblo e injusticia. Los misioneros. sin embargo, no
de San Miguel, con sus 6.954 pobladores. deJmintiendo la mansedumbre evangélica que
estaba ante la perspectiva de recorrer 1.100 profi'saban , t~nian medio arreglada, bien o
kilómetros, y el de San Juan, con 3.500 po- mal.. la mudanza de los indios por sus solas
bladores, se veía precisado a · cruzar dos ríos fuerzas cuando llegaron a Buenos Airn los
tan caudalosos como el Uruguay y el Paraná. Comisarios reales de la demarcación, y si ésta
U na verdadera tragedia p.ara los misione- no se efrctuó ,ht.uíficam~nte no fue cit:rta-
ros y para los indios, y para los intereses de mcnt P. por r:ul,#Ja .tuya, sino por torpeza de
España, califica Mateos la mudanza de lo> los dichos comisionados.
pueblos, y se le hace inconcebible que un Es indudable. a.!!rega el ya citado K ratz,
ministro como Carbajal no previera esas con- que el Tratado colocó a los misioneros en
secuencias y, más aún, que un nC"cio e infa- una situación extremadamente tirante. Pot
tuado Marqués de Valdelirios lo creyera una una parte los apretaba su deber de obedien-
nonada, y que todo ese confusionismo )' des- cia a la llo/untad clara del monarca y a las
barajuste se hiciera contra los intereses más órdenes formales del Superior Religioso; por
sagrados de España y sólo para que Gómez otra, existían razones de peso contra la jus-
Freire se pudiera apoderar de las riquísimas ticia del Tratado. Es lógico imaginar que,
minas, explotadas en aquellos siete pueblos ante este conflicto de conciencia, no todos
por los jesuítas, según él creía firmemettte . adoptasen la misma actitud. Aun reconocien-
Lo cierto es que el mismo Gómez Freire, do los loables propósitos del Gobierno, veían,
cuando hubo rebuscado por todos los escon- sin embargo, en el Tratado un grave error:
. drijos de dichos pueblos, sin hallar los tan falta de conocimiento de las circunstancias
decantados tesoros, fué el primero en propo- americanas, y una fuente de peligros para
ner otra línea de límites, más al Oriente, las posesiones españolas y para la salvación de
desde las cabeceras del río Negro a las del su grey. Con pena pronosticaron la tuiua
EL TRATADO DE 1750 Y LA MVDANlA DI~ /.OS SIF.TF Pl 'ERI.OS 655

de toda la misión del Paraguay, la pérdida de de doblez y deslealtad. El Padre Provincial


otras colonias, la destrucción del comercio ~scribe Passino 1:1 ron fecha ~ de mayo de
y hasta el derrumbamiento de todo el impe- 1752- envió en el mismo correo una instruc-
rio colonial hispano-americano. Hubiera sido ción al Superior de la misión, sobre la ma-
de desear que, en bien de los indios, lo.r nera cómo Jos Padres debían de comportarse
Pad1es, con serena reflexión, meditaran sus en el asunto del canje. Del Padre Nusdorffer
memoriales a sangre fría, sin exageraciones, depende si la cesión ha de llevarse a cabo
en defensa de los Pueblos, evitando exagera- o no. El Padre Limp debía. por amor de
cioueJ euidniln que a los part;darios del Dios, no obligar a Jos indio~ al traslado,
Tratado proporcionaron pretextos para des- uniendo su gente ron la de la reducción de
virtuarlos y ridiculizarlor. Santa María, amontonando todos los impe-
A pesar de ello, ningún conocedor del asun- dimentos posibles. Cuanto más se retrasara
to puede enrostrarlrs que se limitaran sólo y la ejecución, tanto más seguro era que nunca
exclusivamente a estas exposiciones. Como se realizaría. Pues no era la voluntad del mo-
tutores que eran de los indígenas cristianos ~ narca forzar violentamente a Jos indios a la
tenían el derecho y el sagrado deber de defen- pérdida de sus haciendas y a la emigradón,
der sus intereses materialrs y humanos, que y mucho menos por la fuerza de las armas.
veían grevemente atropellados con el Tratado. Uno de los Comisarios había declarado que
Hubo quien, en su indiscreto celo. pronosticó si los indígenas pidiesen un plazo de diez a1ios
que la masa opondría una gran resistencia. para el cambio, había de concedérselo. En
El Padre José Cardicl, 1 ~ tan conocido por su transcurso podría el Rey caer cn la cuenta
sus viajes de exploradón y por sus trabajos del error en que cstaba. Todos Jos misioneros
cartográficos y literarios, osó afirmar en carta deben saber que el Padre Provincial y tam-
dirigida al Fadre Comisario que bastaba f'l bién todos los Padres, sin t·xc('pción, creen
ratecismo para sabrr que las órdenes del Ge- que las dos órdenes del Padre Gf>neral no son
neral de la Orden no imponían obligación obligatorias, como se e~cribe en carta al Pa-
alguna. En una carta al Comisario Valdcli- dre Nusdorffer.
rios, carta que Altamirano pudo detener a Debemos anticipar aquí y asegurar que
tiempo, se atrevió el excesivamente sincero este escrito no influyó, ni pofo ni mucho. en
Padre Cardiel a decir que tan irritantes in- Jos acontecimientos: precisamente en los me-
justicias, como las contenidas en el Tratado: ses de mayo y junio se empezaron los prepa-
no se daban ni en Turquía ni en Marruecos rativos para el desplazamiento, levantándose
Como Cardiel influía en ese sentido sobre tiendas de campaña y transport;:~ndo provi-
otros misioneros y como por estas impruden- siones y ganado. La carta del P::tdre Barreda.
cias sufría el buen nombre de la Orden, le con el párrafo anteriormente mencionado de
impuw el Padre Comisario una grave peni- Passino, a pesar de reiteradas búsquedas, no
tencia y le prohibió, en virtud de obediencia se ha encontrado; es de suponer que se refiera
y bajo pecado mortal, a no volver a hahlar o a la carta del Provincial de 24 de mayo, don-
escribir más del Tratado, y le ordenó salir de comunicaba al Padre Nusdorffer que el Co-
de la misión de Itapúa, donde entonces es- misario General había otor~ado •m plazo de
taba; y le planteó la disyuntiva de obedecer tres años para el traslado. Por muy dolorosa
o salir de la Orden. Cardiel se sometió humil- que fuera la rápida nota enviada por Passino,
demente. Durante los años siguientes se le pierde, no obstante, mucho de w extrañeza
llegó a confiar varias veces la pacificación y cuando se piensa que, poco antes, habían sa-
traslado de los indios. Mucho más daño que lido para Madrid los memoriales anterior-
Jos exagerados exabruptos del activo Padre mente mencionados, de los cuales se esperaba
Cardiel causó una carta del Padre Passino al un giro favorable para el asunto. Un cambio
Padre Limp, cura de San Lorenzo, que Alta- en la fijación de límites ofrecía pocas difi-
mirado trasladó en copia literal en su informe cultades, mientras no se pusiera en práctica
al Asistente español, Padre Céspedes, y al la ejecución del Tratado. De todos modos no
General de la oroen, Visconti, pero que, co- hay que negar que la carta per.iudicó no poco
mo tantas otras cartas de Jos jesuítas, fue la buena reputación de Jos Jesuítas y .llenó
interceptada por los espías del Gobierno. Y toda la atmósfera con el veneno de la des-
bien que la aprovecharon para acusar a Jos confianza. A Jos enemigos les ofreció un mag-
Padres no sólo de anfibología, sino también nífico pretexto para tildar todos los esfuerzos
656 SUCESOS DE REPERCUSION EXTERNA

de Jos misioneros para realizar el traslado, co~ buscaban su bienestar y su felicidad, y f:ra
mo simulaciones y maniobras, pues nunca también cierto que odiaban a los portugueses.
habían estado honradamente dispuestos a Todo eso lo ignoraban Valdelirios y Alta-
efectuarlo. Como Altamirano observa exacta- mirano.
mente, estos lamentables deslkes tenían su En Abril de aquel año de 1752, tuvieron
última y fundamental razón en la convicción una reunión en Buenos Aires, Valdelirios, Al-
de muchos miembros de la Provincia del Pa- tamirano y Barreda, los tres Comisarios y el
raguay, de la injusticia del Tratado, que Gobernador de Buenos Aires, a la que también
creían opuesto al derecho natural y, por con- asistieron los Padres Córdoba v Escandon
siguiente, sin valor moral coercitivo. 14 como secretarios que eran de los Padres Al~
tamirano y Barreda .
.Sabemos, por el último de los citados, que
62- La sublevación de los Siete Pueblos. toda la conferencia se redujo a un razona-
miento muy bien tirado y eJtudiado sobre (")
Así se hallaban las cosas cuando, con un origen del Tratado, sobre !'llS ventajas y ex-
retraso de casi dos años, Jle,raron a Buenos celencias. Era, según Valdelirios, un muy gran
Aires, a fines de febrero de 1752, los demar- beneficio que hacía a España la reina de
cadores nombrados por la CortP. de Madrid. Portugal, Bárbara de Braganza, quien con
Venía por Comisario principal. don Gaspar aquel beneficio, como con una piedra blanca,
de Munivc, Marqués de Valdelirios, Conse- había querido dejar señalado su glorioso rei-
jero de Indias. Era natural de Guamanga y nado,2 y como entre otras cosas se dijese que,
había hecho sus estudios en Lima, con los en caso de no allanarse voluntariamente los
jesuítas, habiendo tenido por Rector al que indios a efectuar la mudanza, sería inútil a
ahora era Provincial del Paraguay, Padre Jo- los misioneros querer forzarlos, respondió Val-
sé de Barreda. Eran sus auxiliares o segundos, delirios, como él mismo escribía después a
el Capitán de Fragata, Juan de Echevarría, Carbajal: Yo respondí, que si tal sucediese,
español; Francisco de Aguedas, cuzqueño, y nunca creería yo, sino que los Padres los
Manuel de Flores, teniente de navío y natural habían incitado a no mudarse. a · ~ta respues-
de Salamanca. ta es de una elocuencia abrumadora, ya que
En el mismo navío que Jos demarcadores, sin tener experiencia alguna de lo que eran
arribaron a Buenos Aires dos icsuítas: Lo pe los Guaraníes, fallaba tan apriorísticamente.
Luis Altamirano y Rafael de Córdoba. Como Al fin de la conferencia, agrega V aldelirios,
después se supo, venía el primero de ellos me pidieron que les conceda tres años de plazo
como Comisario del General de los Jcsuítas, para evacuar enteramente los pueblos, a que
y el segundo como secretario suyo. Altami- he dicho que no daba ningún término. Este
rano, como Comisario tenía, en todo lo refe- fue el otro grave error de Valdelirios: creer
rente al traslado, una autoridad absoluta, no que aprisa, de inmediato, luego, era posible
sólo sobre los misioneros, pero hasta sobre el trasladar, contra su voluntad y con las más
Superior de las Misiones y sobre el mismo negras perspectivas, a 30.000 indios, sacán-
Provincia1. 1 dolos de sus patriarcales pueblos y llevándo-
Desgraciadamente ni Valdelirios, ni A1ta- los a yermos o sole4ad<'s salvajes.
mirano, conocían el país, y menos aún la psi- Se preguntó también a Valdelirios, si en
cología de los indios, y como si ésto no fuera conformidad con la letra del T~:atado, po-
gravt~ , venían con la más íntima convicción drían permanecer bajo la bandera portuguesa
de que si los indios entorpecían el Tratado los pueblos que no quisieran trasladarse y
de Límites era porque los misioneros lo!i inci- aunque entonces dijo que sí, jamás quiso
tarían a ello. Según opinaban, los indios no después oír algo referente a ésto, y urgía la
tenían voluntad propia, y eran como unas mudanza de todos los pueblos. Se supone,
cosas que los misioneros podían mover a su escribe Mateos, que tuvo órdenes nuevas de
talante. Era cierto que los indígeflas carecían Madrid, que aunque no las hemos logrado
de voluntad e iniciativa en muchas cosas, hallar, se reflejan en muchos documentos, a
pero también era cierto que tenían un gran fin de que con los indios de las Misiones no
apego a sus tierras, y que estaban felicisimos aumentase excesivamente el Poder de Portu-
en sus pueblos, y -que estaban unificados con gal, tan en el corazón de las gobernaciones
sus misioneros porque veían que éstos solo españolas del Río de la Plata 'V Paragaay.
LA SUBLEI'ACION DI-: / .OS SIETE PUJ.::IIJ.OS 657

Se convino también, en aquella conferen- dal y equitativo. El Padre Barreda con quien
.cia, en que por lo que tocaba a los Jesuítas, Valdelirios urgió el traslado luego, luego, le
el Padre Altamirano sería quien correría con expuso que todavía los puchlos no habían
todo lo referente al traslado. sin que el Padre encontrado sitios donde mudarse; que era
Provincial, José Barreda, pudiera inmiscuirse necesario, después de hallados. construir en
en este asunto; que se ordenase a los misio- ellos al menos chozas de paja y alguna iglesia
neros comenzar de inmediato el traslado de o galpón provisional, y disponer sementeras;
los pueblos y que se cedía a este fin el rincón que recordara los motivos ya conocidos del
o tierras de Valdés, en la desembocadura del crecido número de indios y de ganados, y la
Río Negro, para que se establecieran allí las necesidad de construir transportes; e insistía
reducciones que quisieran. sobre todo en la condición del indio, impre-
La labor desplegada por el entonces vice visor y lcnto, que todo lo había de ejecutar
provincial Nusdorffer, para persuadir a los a su paso y a su manera, y quc tenía un amor
indios la mudanza, pareció producir los efec- ingénito a su suelo natal. Rerordaha que po-
tos apetecidos y así pudo escribir Altamirano, ros años antes, siendo preciso trasladar de
en mayo de 1752, que los siete pueblos están lugar al pueblo de San Cosme. por estar en
ya reducidos a mudarse por las eficaces per· terreno malsano y estéril. v hallándose otro
suaciones de los Padres, pero poco conocía la muy bueno, a solas 12 leguas de distancia,
volubilidad de Jos indígenas, quien tan pronto instaron los misioneros y el mismo Provincial,
cantaba así la victoria. También era excesi- Antonio Marhoni, r1 .f:!ran Pn.dre tan venera-
vamente optimista con respecto a Valdclirios, do de los indios, a la mudanza, p<'rO los indios
cuando en la misma misiva consignaba que ~e sublrvaron y al Provincial faltaron al
además del terreno que necesitaren para la r~sprto ; mas los misioneros no se desanimaron
fundación de nuevos pueblos, se lef concederá por ello, y dejando pasar tiempo, construyen~
también todo el tiempo preciso para mudar do hoy una casa y mañana otra, y persua-
todos sus muebles y semovientes." di endo a alguna familia a quf' se pasase por
Valdelirios en un principio vió que era lo temporada y como de prestado, cuando ya
más razonable el ir despacio, v se determinó hubo cierto número de f!entc trasladada. un
que Portugal haría entrega r('al de la Colonia, día se declaró un incendio general en todo
y al mismo tiempo Espaila haría la entrega el pueblo, procurado a ocultas por los misio-
jurídica de los Siete Pueblos, y que, al paso neros, y así con engaño eonsiR:uieron la mu-
que los indios desalojaran los pueblos, serían danza al nuevo sitio. Asimismo. siendo nece-
ellos ocupados por los portugueses. Pero Gó- sario dividir en dos el puC'blo de Lorcto, por
mez Freire tenía instrucciones contrarias, de sn muy numeroso, y habiendo huscado pues-
suerte que sólo se haría una entrega formal to, a pocas leguas de distancia. r.o pudieron
y material cuando se hiciera la otra. No había los m!sioneros persuadir a los indios la divi-
de ser res versus jus, sino res versus res. El sión, sino que resistieron a mudarse unos, y
omnipotente y sanguinario Ministro de la ge- a los que forzaron ~ se huyeron a los montes,
nerosa Bárbara de Braganza recelaba de Jos de donde, dice Barreda. aún no han vurlto.r.
Españoles y temía no cumplieran sus compro- Como el Comisario Altamirano hubiese
misos, y había razones obvias para temer, ya acomodado su opinión, como huen aúliro, con
que España cedía sus Siete Pueblos por su la de Valdelirios, los misioneros le expusieron
Colonia. Portugal especulaba con el hurto al los inconvenientes, pero si hubo momentos en
mismo hurtado. que así Altamirano como Valdelirios vieron
Viendo Valdelirios que Gómez Freire urgía que era menester, por lo menos, tres años,
la entrega de los pueblos, no tan sólo jurídica cambiaban de opinión ante los requerimien-
sino realmente, comenzó a apurar a los jesuí- tos de Gómez Frcire, y fue él'te, p;tra acelerar
tas, hasta llegar, por su falta de política, a aun más la mudanza, quien escribió a Valde-
Jament.ables excesos. Los jesuítas le manifes- lirios que como las sementeras en. las Müiones
taban que, a lo menos, serían menester tres se hacen por los meses de Junio y Julio, y
años, y no faltaban, aun entre los seglares, estamos en este mes, supongo que V. F.. ten-
que conocían al indio y conocían lo que eran drá prevenido a los Padres de la Compañía
aquellos pueblos, con sus magníticas planta- que no les hagan, para no causarnos más
ciones, casas, cabildos, iglesias, etc. que opi- demora la pretnuión de dar fin a sus coJe-
naban que diez años era un plazo pruden- chas. Ante esta medida, que un historiador
658 SVCJ-:SOS DE RF.PERCUSTON EXTERNA

llama brutal, y lo era sin duda alguna, pues de los siete pueblos, y salir dP. ellos todos los
privaba a 30.000 personas de su alimentación, jesuítas que en ellos había, sucf:diéndoles Re-
Vaklelirios urgió el traslado dentro de cuatro ligiosos de otras órdenes o clérigos diocesanos,
o cinco meses. El hasta entonces complaciente según lo rreyera mejor el Sr. Obispo. Como
Altamirano tomó a mal este cambio en d Escribía Escandón así. nosotros nos hubié-
Marqués, y se lo echó en rara, haciéndole ramos librado de tantos quebrantos de cabe-
responsable de las consecuencias. Como in· za, pesadumbres y calumnias, de si capitaneá-
sisticrá ·e n los tres años, como antes se había bamos o dejábamos de capitanear a los indios,
estipulado, y Valdelirios no diera el brazo a y si los exhortábamos o aconsejábamos o no, a
torcer, le dijo el segundo comisario~ Juan de que defendiesen sus pueblos y tierras, y de
Echcvarría, que estaba presente en la confe- otras mil cosas de éstas. 7 Así preveía el pru-
renda: t:Tres años le parecen a V. S. mucho dente jesuita, a mediado' del siglo XVIIJ,
tiempo? Pu es yo me alegría Que se acabase cómo la imbecilidad o la malignidad de espí-
en diez. ritus superficiales o de malas entrañas, ha-
El historiador Matcos 6 halla dos razonrs brían de referirse al Imperio Jesuítico del Pa-
por las que Gómez Freirc hacía tanta presión raguay, hasta dar este título a llflO de los
en que la mudanza se hiciera lo antes posible. bodrios más esrandalosos, que han acunado
En primer término, su temor de que la ola de las imprentas.
representaciones americanas contra el tratado Valdelirios no quiso ni oír la proposición
llegase a Madrid, y los jesuítas, por su parte, de los jesuítas, por más que a Altamirano le
tuviesen tic;-mpo de informar arerra de las pareció buena, aunque de difídl ejecución
atrocidades que contenía rontra los pobres ya que : ¿qué curas quisieran ref:mplazar a
indios de las Misiones, pues pareda que cono- los jesuítas en circunstancias tan críticas? Si
cidas c;-n España todas estas particularidades los jesuítas, conoredorrs cabales del idioma y
y las añaganzas dr su ncgoriadón, Fcrnan<io de la mentalidad indígena, no podían con-
VI lo desharía; tanto que cuando al año si- vencerlos a que se trasladaran, ¿podrían los
guiente supo Freire que Madrid ronrcdía a nuevos curas?
los indios tiempo para la mudanza, dio por A Altamirano le parerió bien el arbitrio
anulado d Tratado. de hacer la entrega formal de. los pueblos,
El segundo motivo era de ord<'n cconómiro : retirándose los jesuítas, pero cre.vó oportuno
la opción, que se daba a los indios, de lle- hacer un último esfuerzo para obtC'ner la mu-
varse sus ganados, frustraba uno de los deseos danza, y la mudanza rápida de los pueblos.
de Freire, de enriquecerse con ellos, transpor- A este fin, mientras Valdelirios partía a Ca~
tándolos al Brasil y vendiéndolos. pues t'sca- tillos Grandes, donde debía reunirse con Gó-
seaban allí y eran muy solicitados para el mez Freirc y romenzar Jos trahajos de demar-
laboreo de las minas. cación, el Padre Altamirano, partió a las
Por estas razones no veía Frcire la hora de Misiones. El 15 de agosto de 17.12, llegó a
apoderarse de los pueblos, y mientras no lo Yapeyú, donde se entrevistó con el vice-pro·
conseguía, Jos instantes le parecían siglos: así vincial Nusdorffer y con el superior de las
venían a su poder no sólo los hienes rakes, Misiones del Paraná y Uruguay, Padre Matías
plantaciones de batatas, maíz, yuca y árbole!l Strobel. Pasó después a Santo Tomé, donde
frutales, los extensos hierbales y algodonales, fijó su residencia.
sino también todo, o la mayor parte, del ga- Contagiado ya de las prisas de Freire y de
nado y otros bienes muebles que, con la prisa, Valdelirios, comenzó desde Santo Tomé no
no podrían ser transportados. En una palabra, sólo a impartir órdenes _para la pronta mu-
Carvajal, según su carta del 23 de diciembre danza, sino que las robustecía con prc;-ceptos
de 1753, no quería dejar en el territorio me- de obediencia, esto es, unía a las órdenes la
dios de subsistencia a los portu~ueses, sino gravedad de pecado grave, y aun la suspen-
que los indios lo dejasen lo más yermo posi- sión de todo ejercicio sacerdotal, a los misio-
ble; y Freire quería todo lo contrario. neros que no las pusieran en práctica o las
En vista de las prisas de f;ómrz Freirf! y realizaran negligentemente, Se~ún parece, el
del Marqués, y previendo los P.fectos desas- proceder de Altamirano, en Santo Tomé, fue
trosos que todo ese proceder inconsulto po- un caso sin igual en la historia cuatricente-
dría causar, los Jesuítas propusieron un ar- naria de la Compañía de Jesús, y no es ex-
bitrio: renunciar formalmente a los ruratos plkable sino aceptando que llegó a un estado
LA SUBLEIIACION DE LOS SIETE Pl'EBI.OS 659

de perturbación mental. Sobre Jo" atribulados a la ligera, como para pelear: de 45 caciques
misioneros de los Siete Pueblos, abrumados que tenía el pueblo, sólo cuatro se pusieron
y exhaustos ya, en disponer la mudanza de de parte del misionero, mientras los demás
los mismos, caían los rayos de aquel nuevo los miraban airados romo a traidores.
Apolo, y así a uno de ellos, al Pacfre Cardiel, En vano procuró el Padre Tux apaciguar
mientras le prohibía bajo pecado grave que a los indios y sacar desterrado del pueblo al
hablara de la justicia e injusticia del Tratado, alborotador Paicá, enviándolo preso al de
le comisionaba para las urgencias más graves Santa Rosa ; el hierro y hr.rramienta" que
y para solucionar los casos difídl es. mandaba entregar para la con~trucción de
Si fue un error del General de los Jesuítas carretas y canoas lo dejaban perder, y no
nombrar por provincial al Padre Barreda, li- <~ontentos con ésto comenzaron a enviar emi-
meño, desconocedor en absoluto de las Mi- sarios a los demás pueblos disuadiéndoles de
siones del Paraguay, mayor error fue el apro- la mudanza , y ruando salía alguna partida
bar la elección que la Corte de Madrid había para lo" nuevos puestos, la hostilizaban para
hecho en la persona de Altamirano! para Co- obligarles a volver, valiéndose de su posición
misario. Nada nos autoriza a creer que no próxima al río Uruguay y paSQ casi forzoso
fuera un buen religioso, antrs hemos de opi- para los pueblos que debían transmigrar al
nar que lo era, pues acababa de ser rector del norte. Mi padre Bernardo [Nusdorffer], escri-
Colegio de Bacza, pero era un espíritu corte- bía Tux, el 6 de junio de 1752, no se qué
sano y un amigo de la comodidad, romo él hacerme, ni me atrevo a componer cosa al-
mismo lo declaró en una ocasión, al decir que ¡:una, ni hacer disposición par,z ello, por no
huía de los peligros, porque la vida le era alborotarlos más, y temer ha_[!an alf!Ún diJpa-
amable. Que llegara a flaquear su mente pa- rate, pues con basta"te dureza v descortesía
rece cosa cierta, pues lleg-ó a desconfiar no me han hablado alf!unos.
sólo de los misioneros en general, pero aun La resistencia co~menzó también por junio
del mismo prudente Padre Barreda y del san- de 1752 en el pueblo de San Miguel. Los
to Padre Nusdorffer. preparativos para la mudanza estaban ahí
Bajo la presión de sus órdenes y preceptos, muy adelantados por diligencias de su cura,
Jos misioneros dieron otro empujón al tras- el Padre Diego Palacios, quien escribía. a 20
lado. Los indios de San Nicolás, no obstante de dicho mes, haber despachado 114 carretas
el optimismo de su cura, el Padre Carlos Tux, y en ellas mús de 200 familias al sur, por la
no bien se persuadieron de que el tratado estancia del pueblo, en dirección a las tierras
iba d<' veras, comenzaron varios caciques a de Valdés. Iba ron los indios el Padre José
conspirar contra él, pero a espaldas del Cura, García, y el mismo Palacios quiso acompa-
y cuando éste se ausentó a b•.tscar sitio para ñarlos algunos días: mucho traba jo había
el nuevo pueblo, sólo un capitán y dos ca- costado iniciar la partida, porque todos que-
ciques se avinieron a acomp<'~ñarle, mientras rían quedarse para ser los últimos ; sus pobres
los demás se cncondían y soltaban los caba- cabezas no comprendían sino In material, que
llos de las estancias, para que no tuvieran les entraba por Jos ojos. ¿Es po~iblc, decían
como ir. 8 a gritos, que Dios y nuestro patrón San Mi-
En este tiempo de la ausencia del P. Tux, guel, quieran que dejcmos nuestro pueblo y
comenzó en el pueblo la sedición, ocasionada nuestra hermosa iglesia, que acabamos de
por las exhortaciones de un indio ladino lla- edificar? Hacen bien los de San Nicolás en
mado Cristóbal Paicá, natural df"l pueblo de no querer abandonar su iglesia, aunque muy
los Mártires, pero que bahía estado muchos inferior a la nuestra. Comenzó a sonarse por
años huído entre los portugueses del Brasil, el entre los indios el rumor de visiones y revela-
cual refirió a los de San Nicolás Jo que entre ciones sobrenaturales: un niño inocente, lla-
ellos se decía del Tratado de Límites. indu- mado Alonsico, había visto a San Miguel,
ciéndol~s a que no se mudasen a otras .tierras, y le había dicho que no qucría que sus ama-
porque las suyas eran buenas, ni fundasen dos miguclistas abandonaran el pueblo, y me-
pueblo alguno, porque bueno era d que te- nos la iglesia, donde le veneraban. Del puesto
nían y con tan buena iglesia. Cuando Tux de San Antonio, situado en la estancia, donde
volvió del Tuyunguazú halló todo el pueblo residía habitualmente el Padre Miguel de He-
revUelto y en armas, hasta los muchachos, rrera, llegaron noticias de nuevas apariciones:
con arcos, flechas, bolas y piedras, vestid05 aquí los visionarios no eran niños, y venían
660 SUCESOS DI~ RI~PERCUS/ON EXTERNA

avaladas por el mayoral, Josf: Tiarayú, y el zás lo paf!aremos todos con nuestras vidas,
cacique, Alonso Tapayú. Las apariciones ha- por las sospechas, que ya tienen, que nosotros
bían sido tres, y ordenaba San Miguel no andamos metidos en ello, exponiendo su dic-
abandonar el pueblo ni apartarse de los Pa- tamen de que a los indios amotinados había
dres. Para la mentalidad infantil de Jos indios, que darles tiempo para desfogar. y a sus Cu-
estas hablillas se convirtieron ~n dogma de ras para que con industria y amor les pudie-
fe, y los confirmaron en la resolución de no sen reducir, e insistiendo en pedir plazo largo
mudarse jamás. Los sucesos de los primeros para poder lograr un traslado pacífico. En el
días de la transmigración les afianzaron más mismo sentido escribieron los curas de los
en ello: era tiempo de nudo invierno y mu- siete pueblos, declarando sus temores de que
r has lluvias, y el frío y los lodazales habían el alboroto de San Nicolás y el cie San Miguel
ocasionado la muerte a tres o cuatro niños pasase a los demás cuando se procediese de
y a un indio adulto; en orho días de camino hecho a la mudanza.
sólo habían podido avanzar las rarrctas OC'ho En vista de estos hrrhos, ordenó Altami-
leguas, a legua por día ; lo cual lo tomaron rano que comparecieran ante él, en Santo
por señal del cielo y manifestación de la vo- Tomé, los Curas dr los Siete Pueblos, y les
luntad divina y de su patrón San Miguel. No declaró sus propias ideas sobre la importancia
necesitaron más Jos viajeros, y comenzó la que atribuía a la ejecución del Tratado de
desbandada general. Los Padres Diego Pa- Límites; les dio cuenta de la instrucción se-
lacios y José Garda se quedaron solos y hu- neta de rxpulsar a los indios por fuerza de
bi('ron de emprender la vuelta al pueblo, annas, si de grado no drjaban sus pueblos;
detrás de sus indios. Al entrar en San Miguel les exhortó y alrntó a cooperar de su parte
lo hallaron todo alborotado: Jos indios que cuanto pudiesen sin dejar piedra por mover,
tenían oficios públicos querían dejar sus bas- y juntamente lrs impuso órdcnf'!s severísimas
tones en medio de la plaza, a son de tambo- r-elativas a la pronta mudanza. Tomó otras
res, y todos matar al Corregidor, ::t los Alcal- varias providencias sobre qur los otros 23
des, a un Secretario, adictos a los Padres, y pueblos de misiones, ayudasen a los que se
a cuantos se les resistiesen, v después tomar mudaban, aportándoles víveres, cabalgaduras,
los caballos y hacer daños v destrozos en buryes, carretas y canoas, y cietro número de
ruanto encontrasen: Ni nosotros, tscribía indios de servicio, 200 por cada uno de los
Palacios, el 20 de junio de 1752, estamos Siete Pueblos. 1 0
seguros, y lo que nunca he acnJtumbrado, El 13 de octubre de 1752 escribió Altami-
ahora lo hago, que es encerrqrme de noche. rano una carta circular a Jos curas de los
Desde este punto no hubo tranquilidad en el siete pueblos, donde se leía: Impon go a cada
pueblo de San Migud, y el 1O de ago•to si- uno de vuestras reverencias y a sus compa-
guiente volvía a escribir Palados que los in- ñeros, en virtud de santa obediencia y pena
dios estaban resueltos a pelear, y que, de de pecado mortal, que en orden a ejecutar la
ningún modo, querían dejar sus tierras, antes mudanza de su pueblo, o a suspenderla.
preferían perderse todos ; les había amena- nada ejecute ni omita sin ex presa orden
zado con retirar a los Padres. y los indios mía. En la misma carta, y con el mismo pre-
respondieron que se fuesen, que no los nece- cepto de obcdkncia, señalaba ~a fecha de 3
si taban. N o obstante, añade, aunque me ma- de noviembre de 1752, en que. a más tardar,
ten, y lo mismo dice el Padre Mif!uel de debía comenzarse la mudanza. de los pueblos,
Herrera, iremos a hablarles, y ver si se re- saliendo de cada uno, por lo menos, 1.10 a
ducen. 200 indios, a los nuevos puestos. Estas me-
Estas fueron las novedades que halló el didas, sobre todo la segunda, eran insensatas,
Padre Altamirano a su llegada a las Misiones. afirma Mateos, y no le falta razón para cali-
El Padre Nusdorffer le avisaba desde La ficarla tan duramente.
Cruz, a 15 de julio de 1752: Las cosas de Así la situación, y encontrándose el Padre
por acá van tomando mal rumbo co-ntra toda Altamirano en cxtrcmo nervioso, pensó en Jo
nuestra voluntad y diligencias, que se hacen.9 que se llamaba «el asalto» en las misiones
Y después de rrferirlc cuanto estaba pasando rurales españolas. Salía el sacerdote con or-
en San Nicolás y en San Miguel, añadía: Si namentos sagrados, ron la Cruz en sus manos,
esto va cundiendo entre los otros pueblos, no o iba con él, en andas una estatua popular
está en nuestras manos el remedio, sino qui- en el pueblo, y con arranques oratorios de
LA SVRLF.I'ACION DE /.OS SJF.TI·: l'Vf:JU.OS 661

especial fuerza emotiva, procuraba conquistar como se vio bien pronto. El pueblo de San
Jos corazones de los impenitentes. Tenía su Luis emprendió, por segunda vez, el viaje al
fuerza, aunque sus efectos, en muchos casos, sur, camino del río Miriñay; act}mpañaba la
eran harto superficiales. Ordenó uno de estos primera partida su cura, el Padre lnocencio
asaltos espirituales en cada pueblo. El día de Erber, quien llegó con mucho trabajo, por su
Navidad de 1752 se hizo el asalto en el pue- edad avanzada, a Santo Tomé, donde pro-
blo de San Miguel. El Padre Lorenzo reunió dujo extraordinaria compasión y edificación
a los indios, al son de campanas en la plaza, y a los Padres que allí estaban, en compañía de
salió de ld ,iglesia en procesión con la estatua Altamirano; sólo llevaba recorrida la tercera
del Niño Jesús; les predicó con vehemencia, parte del camino y ya no podía so portar las
amenazándoles con grandes castigos del cielo, penalidades. El Padre Bernardo Nusdorffer,
si no obedecían el mandato d~?l Rey, y des- que había sido cura de San Luis y era amado
pués, hincado de rodillas, besó los pies a los y muy respetado de los indios, aunque más
principales indios, rogándole; con lágrimas viejo que Erber, se ofreció a sustituirle, y
que accediesen a mudarse, y que si no obe- siguió río abajo con los luisistas: pero en el
decían, sufrirían ellos y los misioneros, ~ra.ví­ Miriñay les esperaban los Charrúas en armas,
simas penalidades; que lo hiciesen por Dios diciendo que no querían que en su vecindad
y por amor a ellos, y que se les d11.ría tiempo se fundara pueblo de Padres, n.sí designaban
holgado para mudarse, sin las prisas, tropelía.c a los pueblos cristianos, y mucho menos vi-
y precipitaciones pasadas. Quedaron atónitos niendo con ellos aquel padre viejo (Nusdor-
los indios ante espectáculo tao nuevo y nun- ffer }, por haberles mandado hacer ~uerra
ca visto: la plaza resonó en un potente ge- pocos meses antes, y que ellos necesitaban
mido de ayes y lamentos de arrepentimiento, aquellas tierras para pastar sus caballos. No
y por fin el Cabildo y autoridades de los necesitaron más los de San Luis, que iban
indios prometieron al Padre Balda que se so- forzados y de mala gana, y decidieron vol-
meterían a la voluntad del Rey y de lo5 verse. Al pasar por Yapeyú encontraron allí
Padres. al Padre Altamirano, e instándoles a volver al
En el pueblo de San Angel, el compañero Miriñay, le respondió el principal de ellos
del cura, Padre Juan Bautista Gilge, habló que no había ya que tratar de eso, que esta-
fervorosamente a los indios en la iglesia, y ban cansados de idas y vueltas en que habían
después el Cura, Padre Bartolomé Piza, les caminado cientos de leguas ; y, .<in decir más,
volvió a hablar en el patio ; y consiguieron volvieron atrás, a su puebloY'
arrancarles el sí de la mudanza, y aun formar De San Juan despachó su Cura, el Padre
la primera tropilla de unos 130 que se ade- Luis Charlet, pasados Jos Reyes de 17.)3, una
lantase a lo5 nuevos puestos; aunque todo con partida de 221 indios al nuevo sitio llamado
alguna tibieza. En los pueblos de San Juan y ¡q-eembucú, y recorrieron, con las ganas que
San Luis obtuvo también el arbitrio del va el buey al matadero, las treinta leguas de
asalto arrancar el sí a los indios: al menos <·amino que hay hasta el paso del río Uru-
a algunos, los suficientes para las primeras guay, situado frente al pueblo de La Con-
expediciones a preparar los terrenos. cepción;. pero en el c-amino ~--= les fueron
El 8 de enero de 1753, podía escribir Alta- juntando emisarios de San Nicolás, que es·
mirano a Valdelirios que cuatro pueblos esta- parcieron la idea de que los Padres los habían
ban actualmente en movimiento oara la trans- vendido por esclavos, y que. en cuanto estu-
migración; en dos, San Borja y San Lorenzo, viesen en las barcas, los echarían río abajo
no habían creído necesario apelar al medio a servir en Buenos Aires a los españoles. Sólo
del asalto, por creerlos firmes en la resolución 103 juanistas llegaron al paso del Uruguay;
de mudarsr: sólo San Nicolás ~<e mantenía los demás se fueron escabullcndo. En el paso
terco y sordo a los clamores y lágrimas de su del río se negaron todos a embarcarse, dicien-
cura, el "Padre Tux, y del compañero el Pa- do al Padre que ya habían caminado bastante,
dre Cierheim, que en la iglesia uno, y después y que era mucho trabajo para sus mujeres e
d otro en la plaza, les exhortaron con el hijos, y que determinaban volverse. Así lo
mayor fervor, y sólo consiguieron que 22 in- hicieron, dejando solo al Padre.
dios diesen el sí. 11 Al volver al pueblo S(' produjo un grave
Los asaltos habían producido los efectos motín contra los Caciques y el Corregidor,
apetecidos, pero no tenían arraigo alguno, considerados como adictos a los misioneros y
662 SUCESOS DE REI'F.RCUS/ON EXTERNA

partidarios de la mudanza: a dos los metie- t;ración, por orden del Padre Altamirano;
ron en la cárcel, y al Corregidor, que trataba pero los indios de este pueblo no solamente
de apaciguarlos, le hirieron de una lanzada, se negaron a entregarlos, sino qw~ increparon
y le hubieran muerto, si el Padre no se hubic· a los miguelistas por su deslealtad a la causa
ra puesto de por medio. Charles avisaba. en común indígena, insistiendo en la venta de
31 de enero de 1753, que el pueblo hirió y los pueblos a los portugueses, a quienes irían
flechó al Corregidor y a otros ocho o diez a parar sus animales, y que el Padre Comi-
indios fieles ; y, el 6 de febrero siguiente: sario no era jesuíta, sino portugués disfrazado~
todo es un alboorto, y me temo que descar- que había venido a efectuarla. No hizo falta
garán sobre nosotros, que quedamos acá: de más en el pueblo de San Miguel. porque Jos
día y de noche no sosie.ean, tocando la caja, indios confirmados en su antigua sospecha,
flechando y gritando como los infieles; nos al ver que todas las súplicas y violencias con
echan en cara que les queremos entregar, a que sus misioneros les instaban para que se
ellos y a sus cosas, a los portugueses; y a 12 mudasen coincidían con las cartas que de
de febrero: en mal estado queda ésta; quiera Santo Tomé llegaban del Padre Altamira-
el Señor sosegar a estos miserables, que ya no, concibieron la idea de darle la muerte,
hacen poco caso de Lo que se Les dice. pues creyendo que así sus Curas les dejarían en
nos tienen por suspechosos, hoy más que paz. 13
nunca. Se reunieron, pues, con gran alboroto en
En el pueblo de San Angel logró también número de más de 600, y a gritos comenzaron
sacar el Padre Bartolomé Piza una partida a decir en la plaza y dentro de l::t iglesia, que
de centenar y medio de indios, que se diri- iban a Santo Tomé a matar al Padre Comi-
gieron al norte y recorrieron las cuarenta le- sario, si averiguaban que era portugués seglar,
guas que dista el paso del rJo Uruguay; pero y si era sacerdote a expulsarlo de las misio-
no logró embarcar a ninguno, porque todos nes, y echarlo río abajo a Bueno~ Aires. Tem-
se le escaparon y volvieron al pueblo más con- bló el Padre Balda del peligro que corría
firmados en su resolución de 'lO mudarse Altamirano, y, los días 19 y 20 de enero,
nunca. Tanto o más que la. rebeldía de los envió disimuladamente numerosas cartas, a
indios, atormentaba al Padre Piza la relaja- los Curas de los pueblos próximos y al mismo
ción moral que se iba introduciendo, porque Santo Tomé, para que de algún modo llegase
una vez perdida la obediencia al Cura, escri- cuanto antes la noticia al Padre Comisario y
be, han roto los frenos, no acuden al trabajo se pusiese a salvo. Por fortuna el aviso llegó
de las chácaras, faltan a la Misa del domingo, a tiempo, y Altamirano sobresflltado, se salió
algunos se han amancebado con mujeres aje- al punto del pueblo de Santo Tomé. el día
nas, roban, andan huídos, etc., por lo que la 28 dt· enero, y bajó a Yapeyú, el más me-
permanencia en el pueblo se le harc inso- ridional de las misiones, a donde llegó el 4
JlOrtable. de febrero, escoltado por 25 indios fieles de
En el pueblo de San Miguel. hasta media- Santo Tomé y de La Cruz.
dos de enero de 1753, duraron los hucnos Aquí tomó la resolución de abandonar las
efectos del asalto, y los indios se mantenían misiones y retirarse a Buenos Aires, como Jo
en el propósito de mudarse: sólo esperaban romunir:ó a Valdelirios y al ministro Carva-
que mejorase la salud del Padre Balda y con- jal: todo se ha perdido, escribe: este enfermo
valeciese de su grave enfermedad, para reu- está desahuciado; mi presencia en los pueblos
nir los caballos con que otros pueblos les no hace sino irritar más a los indios; si con
habían de auxiliar, por orden del Padre Al- perder la vida a manos de los amotinados
tamirano. Pero los sucesos de este pueblo tu- ase}!,urase que el Rey sería servido. y la Com-
vieron importancia mucho mayor que en los pañía de Jesús salvaría su buen nombre, se
demás, como referiremos después. arriesgaría a permanecer entoi los indios;
Restablecido el Padre Balda, pero pasado pero como no lo espera, y porque la vida es
el fervor del asalto, no se pudo pensar en el amable, resolvió huir. Dejó nombrado por
traslado de San Miguel, por cuanto los indios vice.comisario en su lugar al ·Padre Limp,
estaban más alborotados que nunra. Había Cura de San Lorenzo, y el 12 de marzo bajó
el Cura despachado unos indios a recoger una a Santa Fe, escoltado por un destacamento
partida de 150 caballos y 100 mulas, que los de soldados españoles, que pidió al goberna-
de San Nicolás debían ceder para la trasmi- dor Andonaegui, y por indios yapeyuanos;
LAS CAMPARAS CONTRA LOS INDIOS SU/11./il' ADOS 663

finalmente, el 6 de abril de 1753 llegó sano que los jesuítas eran los que se oponían a la
y salvo a Buenos Aires, dispuesto, como ya entrega de los pueblos, y llevó a los indios
lo había hecho en Santa Fe, a seguir desde a la persuasión de que el Padre Altamirano
alli lanzando preceptos y excomuniones con- rra un portugués disfrazado, y que él y los
tra los pobres Curas de las mistones. La fuga demás jcsuítas los habían ven<!ido por 28.000
de Altamirano irritó a Valdelirios y más a pesos. Decían tener las pruebas di': esta venta. 1
Gómes Freire de Andrade, por creerla co- A fines de febrero de 1753. llegó a la ca-
bardía de todo punto injustificada, y a Val- pilla de Santa Tecla, una de las principales
delirios llenó de preocupaciones, porque daba estancias de la Reducción de San Miguel, la
por cierto se deshacía su plan fundamental primera partida demarcador~. cuyo jefe es-
de obtener el traslado de los indios pacífica- pañol era Juan de Echavarría. Creyendo que
mente, ahorrándole a él cuidados y a la Corte el Cura-compañero, que moraba alJí, era el
de Madrid, los gastos de una guerra. Padre Miguel de Herrera, recientemente
La historia imparcial no puede sino ase- reemplazado por el Padre Tadeo Ennis, le
verar que los jesuítas hicieron lo humana- escribió una carta, en la que le manifestaba
mente posible para que el traslado fuera una sus propósitos de pasar por las tierras de los
realidad, y que fueron factores ajenos a ellos, miguelistas, y le pedía ayud.i:l y bastimentas.
los que neutralizaron todos los esfuerzos, ya La carta fue entregada a un indio, quien, en
que a la pena de dejar sus queridos pueblos cincuenta horas, prometió llevarla y traer
y pasar por las incomodidad~~ del largo via- además la respuesta. Pasaron no dos, sino
je y el trabajo de hacer sus nuevas casas, se quince días, sin respuesta alguna, y ésto mo-
agregaba la desconfianza que los indios tenían lestó grandemente a Jos demarcadores. La
entonces de Jos misioneros, a quienes creían causa era sin embargo muy obvia. El Padre
<'misarios de los· portugueses, aunados con Herrera estaba a la sazón en Candelaria y
éstos para venderlos por esdavos. Unos indios hasta esta población fue el posta o correo,
Minuanes, con quienes se habían encontrado con la carta dirigida a él.
los del pueblo de San Nicolás, les dijeron que No recibiendo respuesta alguna, la partirla
los Jewítas habían vendido a los portugueses llcgósc hasta Santa Tecla y se encontró allí
no sólo los bienes de ellos, _pp:ro hasta sus con medio centenar de indios, parte de los
esposas <' hijos. Por otra parte, hasta el mis- cuales se habían retirado del pueblo, por
mo Altamirano reconoció cómo los portu.g:uc- oponerse al traslado y para oponef!ir también
scs, mientras urgían verbalmf"nte la pronta :1! paso de los demarcadores, de cuya aproxi·
evacuación, procuraban por otr;:. parte, que mación tenían noticias por sus bomberos o
ella no se efectuara. Nos rer.elamos, escribía espías. Entre ellos se hallaba el capitán Scpé,
a Valdelirios,H que los portugueses hayan cuyo v<'Cdadero nombre era Jos~ Tiarayú, que
hecho para que se queden con ellos venta- fue alférez real en San Miguel y aa muy
josos partidos a estos indios, nttre los cuales apreciado, y estaba también allí Miguel TaL
hay algunos que han estado entre los portu- suicay, Akalde Mayor, y Felipe Subay, sc-
gueses, y el mes de mayo o junio ( 1752) se netario del pueblo. Un mulato paraguayo,
apareció uno vestido de portugués que venía José Chamorro, hacía de intérprete de los
del Brasil. Y se confirma esta Jospecha con españoles. Iba con ellos el Padre Fabra, je-
la respuesta que dieron al.!!UJIOS a su Cura. suíta, que 5:abía bien el Guaraní) pero los
puesto que diciendo éstf. a todos si no se mu- Dr.marcadort•s no se fiaban de él. Los indios
daran, se quedarían sin Padres nue los doc- recibieron con todo respeto a éstos, pero se
trinasen, dijeron que el rey Je Portu.eal era m:garon a que los portugueses. que formaban
tamb ién cristiano, y que les enviaría Padres. como la mitad de la partida, pasaran ade-
lante. Dijeron tener órdenes así del Gober-
nador de Burnos Aires, como ticl Superior
63- Las campañas contra los indios. de las Misiones y del Cur;. de San Miguel,
de no dejar pasar a portugu~s alguno. Efec-
Cuando la mudanza de los siete pueblos tivamente, el Gobernador Andonaegui, en
estaba en un momento su111amente crítico, 1749, había dado esa orden, y los Jesuítas la
acaeció el llamado incidente de Santa Tecla. habían confirmado, porque. en ese año, ha-
que vino a agravar la situación, ya que Bevó bían los portugueses establecido un fuerte en
a Freire y a Valdelirios a la convicción de las cercanias de la estancia de San Miguel~ y
SUCESOS DE REPJ:.'RCVSION EXTERNA

se había dado a los indios el encargo de en 1749 1 , y los indios, por ende, cumplían
vigilarlos y no permitir su paso por esas tie- con lo que creían un deber.
rras. En la conversación, que entonces tuvie- Este hecho, porque a Pombal le interesaba
ron indios y demarcadores, les dijrron éstos grandemente, se esparrió por toda la Europa
que pensaran en trasladarse, ya qu<" el Rey y ya no podía ponerse en duda de que los
había dado 28.000 pesos a los Jesuitas para jesuítas, con un ejército de 8.000 hombres
éso, y éstos habían recibido esa plata. Por se habían opuesto a los ejérritos españoles y
otro lado, los portugueses, que iban en la portugueses~ obligándolos a replegarse.
partida, o en la conferencia, o en algún grupo Carvajal creyó a pie puntillas, los errados
menor, dijeron que el Padre Ahamirano no y apasionados informes de V41delirios y de
era jesuíta sino ma!'strc de camoo dt" los por- los componentes de la primerfl. partida, y Ri-
tugueses de Río Grande. Todo esto fue mag- cardo Wall, que sucedió a aquél en el cargo
nificado y propalado. no sólo por el pueblo de de ministro de Estado, arcptó de plano todo
San Miguel, sino por todos los pueb!os que el pensar de su predecesor en este punto, y
estaban en la mudanza. no dudó rn sostener que los padres je.ruítas
Es explicable el confusionismo y la alarma son los verdaderos rebeldes, 2 y, en carta a
dr los indios, ante noticias de esa laya, pero Valdelirios, con una ligcrrza, que hoy nos
no es explicable que los dem~rcadores, ade- asombra, llegó a aseverar que el influjo de
más de considerar como reciente esa orden los Padres jesuitas es la cau.fn total de la
del Gobernador. confirmada por el Suprrior resistencia de los indios, seJ!Ún noticias que
y el Cura, dieran crédito a los 1ndios, al de· ha comunicado J:". E. [Marqués de Valde-
cirles éstos que no avanzaran l"'c; portugurscs, lirios]~ y el Rey tiene por averiguada nta
pues trnían 8.000 hombre~ armados que sr verdad. 3 En Consecuencia. se debía llevar la
opondrían. Muy probable es que los migue. guerra a los indios y a sus ruras, hasta some-
Hstas nunca dijeron tal cosa, y OtJe fuera una ter a unos y a otros por la fuerza .
patraña del intérprete Chamorrn. su.icto su· Con el historiador Mateas. no dejaremos
mamcnte infiel, romo dcspué" se comprobó. de apuntar aquí que los anatemas de \Vall se
Lo cierto es que la partida optó por retrore· fundaban en los informes de Valrfclirios, jun-
der. pero lo hizo indignada. p0r más que los to ron otros de Erhavarría y de los portu-
indios se habían mostrado con ellos muy ror· gueses; por eso resulta burda la exrusa que
teses, llegando a regalar rien varas a los rs· más adelante dio Valdelirios, al verse ron-
pañoles y treinta a los portuguf"srs. vencido por Pedro de Ceballos: gobernador
No bien supo Gómez Frrirc ~· 1 incidente de de Buenos Aires, de engaño v calumnia, al
Santa Teda, escribió a Valdelirios: Con ésto aferrarse al hecho de que el ltey tenía por
se acabará V. E. de convencer aue los suble- averiguada la culpabilidad de los jesuítas.
vados son los Padres de la Compañía~ y que Cierto es que el inridcnte de Santa Tec:la
hasta que no quiten a los indios sus santos llevó a la exacerbación los ánimos de los mi·
padres, como ellos los nombran ~ no exprri· nistros de las dos potencias contratantes, y
mentaremos más que rebfiioneJ. insolenciaJ y también agudizó la que ya había llegado
desprecios. Con igual ligereza. los demarca- a tanta perturbación en los indios. Grandes y
dores, que habían recibido la repulsa en Santa chicos se arman, escribía dPSpués el PaUre
Tecla, y sobre todo los regios C:omisario". Gó. Lorenzo Balda, y aun las m ujercs clamando
mez Freirc y Valdelirios, elev<sron a la Corte todos que por defender sus pueblos, iglesia
los informes más ofensivos a los jesuítas, ao y el santísimo Sacramento v a San Miguel,
obstante las explicaciones satisfactorias que quieren morir:' Y el cura de San Juan avi-
del hecho sugerían los dos jesuítas, que iban saba que los indios estaban más enfurecidos
en la partida, el Padre Fabra, a quien ya que antes: hasta las mocetonas se ejercitan
mencionamos y era el capellón de los espa- con la honda y tayobais, y aun con lanzas~ y
ñoles, y el Padre Panizay, que era como téc- dicen que han de morir con sus maridos, de
nico matemático, entre Jos portugueses. Como suerte que todas ellas tienen sus armas;s y
esos jesuítas pensaban no paras personas, en- aun los chicuelos han dejado sus juegos y se
tre ellas Francisco Bruno d~ Zabala, aunque ejercitan con el arco y la flecha. En los pri-
en· un principio ardió de indignadón. Se pudo meros meses de 1753, las cosaco habían llegado
comprobar por el mismo Andonaegui que, a un estado de excitación ya incoercebibJe.
efectivamente, había él dado aquella orden Con la huída del Padre Altamirano y el
/.AS CAMPAS'AS COSTRA /.OS IXDIOS SL'/11./TADOS 665

incidente de Santa Tecla creyó Valdelirios sin indemnización sus bient:s: todo eran tram-
que era menester apelar a las armas y así pas y engaños de los portugue~es para apn-
puso en manos del .Gobernador Andonaegui dcrarse de las tierras qu~ Dios había dado
una Real Cédula, que había traído consigo, a los indios. Por tanto, a la intimación de
a ese fin. Era del 24 de agosto de 1751. En guerra que Andonacgui les hacía, respondían
vista de esta decisión real, el viejo Goberna· oponiendo ellos también la guerra : aun los
dor hizo promulgar en . Bucnos Aires un han· animales, decían, se hallan bien en su que·
do, el día 15 de mayo de 1753, en el que se renda, y si alguno les quiere t>r:har, acometen.
manifestaba irritado por el inaudito atentado ¡Cuánto más no harán eso misu1o los pobres
de los indios de las Misiones. resolvía pasar indios!
en pt'rsona a castigarlos y a este rfecto orde- Cuando los Jesuítas reconocieron que no
naba que los dragones, esto es, las milicias, estaba en manos de los misioneros d detener
se aprontasen a marchar con él. En Buenos a los indios, manifiestamente rebeldes a la
Aires se dispusieron 600 hombres, y Vera y autoridad, por más que reconocían la injus-
Mugica, de Santa Fe, comunicó tener 300 ticia que se cometía con ellos, y lo perjudicial
en pie de guerra. que era a los intereses de España el tal Tra-
Envió Andonaegui por delante una comu- tado, hicieron lo único que podían hacer:
nicación a todos los pueblos, la que debían rt"nunciar formalmente a los curatos de los
leer y comentar los Padres en la Iglesia, en Siete Pueblos. Así lo hicieron en efecto, po-
la que se les calificaba de criminales de lesa niendo la renuncia en manos rJcl Prelado y
m a jcstad, por su obstina<·ión en no trasla- del Gobernador Andonaegui, como vice-pa-
darse, y se lrs inculpaba de rc·beldes y de -t:rón que era, solicitando aí mismo tiempo
traidores. El efecto de esta intimación fue que les enviaran reemplazantes. Con haber
desastroso y los Cabildos respondieron al Go- admitido las renuncias presentadas y haber
bernador con cartas, que felizmentr se con- sacado entonces a los Jesuítas, que eran, se-
servan, y que re<·icntemC'nte han sido publi- gún se decía, quienes promovían la rebelión,
cadas por el Padre Francisco Mateos. F:llos ésta hubiera terminado. Sin embargo, no fue-
no han hecho mal a los españoles; si la ron aceptadas, y consta que Valddirios tomó
Providencia tiene dispuesto que perezcan e11 muy a mal ese gesto de Jo.;: misioneros y,
la guerra, morirán p,ustosos junto a sus mi- en una conferencia que tuvo lugar en Martín
sioneros, al pie del Santí.timo Sacramento García, con Frcirr y Andonacgui, determinó
¿n sus iglesias. 6 El sentido general de las car- que se adoptara el dominar ;::o los indios por
tas se resume en decir a Andonaegui quC' ellos la fuerza de las armas.
tienen repetidas promesas de los reyes de Es- Todo lo acaecido v todo lo que acaecía era
paña de que no serán molestados ni despo- de índole tan extraña que hasta el mismo
jados de sus territorios: la llamada Cédula Altamirano reacdonó y trató de hallar el
Grande de Felipe V, en favor de las Mi~iones, secreto de la resistencia de los indios y de su
era reciente, pues era de 1743; ellos no habían apasionamiento y terquedad. v opinó que
sido conquistados por las armas, sino que se había que buscarlo fuera de los jesuÍt'ls, esto
habían sometido voluntariamente al Evange- es, en los portugueses. Así en carta al Minis·
lio y al dominio español; su~ servicios a la tro de Estado, drl 21 de diciembre de 1753,
corona española eran innumer;¡bJ<-s, sobre to- cree dar con una mano oculta r insidiosa que
do como auxiliares valiosos del ejército espa- perturba a los indios. Esta reflexión, dice,
ñol <·ontra los portugueses del Brasil; les rra confieso a V. E . que a mí mismo me ha
muy duro dejar sus pueblos, sus magníficas hecho dudar y aun sospechar. Pero debo
iglesias y sus ricas haciet'ldas y estancias de también confesar con ingenuidad a V. E.
ganado a sus enemigoS seculares, los portu- que, buscada por mí dicha mano, para cor-
gueses; y e(~harse ellos a la ventura por selvas tarla como era justo, del cuerpo o brazo de
y montes a buscar donde establecerse; si d la Compañía, no he podido encontrar ni ras-
Rey quería dar tierras a los portugueses, tenía tro de -ella. Por lo que he l·uspendido mi
muchas donde elegir por las ciudades de Co- juicio, atribuyendo a los de Dios, tan ado-
rrientes, Santa Fe y al sur de Buenos Aires, rables como ocultos_. lo que sucede. 6 Y en
en las pampas. No creían, por tanto, que otra de 8 de abril de 1754. aludiendo a las
existiese mandato del Rey que, sin delito suyo, certificaciones juradas, dadas por los misio-
les expulsase de sus pueblos y les arrebatase neros, dice: Podré presentar siempre, porque
666 SUCESOS DE REPERCUSJON EXTERNA

paran en mi poder, certificaciones juradas de !izado por indios Charrúas; quedaban aún
los Curas y Compañer(lJ de los seis pueblos visibles varios galpones y ramadas.
rebeldes, en que afirman absolutamente que Las dificultades de avance resultaban insu.
han procurado eficazmente dicha mudanza, perables. Las vacas para el sustento del ejér·
y trabajado, cuanto ter ha sido posible, por cito, unas se habían muerto, otras estaban tan
hacerla efectiva. Y yo, excelentísimo Señor, flacas que no podrían ser útiles, ni seguir las
aunque no tuviese el honor y la dicha de marchas; los caballos habían disminuído mu·
vestir su ropa, vistas unas y fltras declara· cho; los que quedaban, se hallaban en los
ciones [las de los indios de Santa Tecla], desde huesos e inútiles; la boyada para el transporte
lue~o sentenciaría a favor de los jesuitas, por ofrecía el mismo lastimoso aspecto; los cam·
no suponer en ellos un delito tan infame y pos, yermos y helados; los árboles, sin hoja;
escandaloso, como la deslealtad y desobedien· no encontraban los animales otra hierba que
cia a su soberano, y lo que aún es más, por una, llamada mÍo·mÍo, con la que rhorían. El
no condenar de perjuros a unos religiosos de desaliento y la deserción comenzó a cundir
vida ajustada, con el débil, despreciable fun- entre la tropa miliciana, y los de Corrientes,
damento de las falaces declaraciones de unos a pesar de las antiguas bravatas de su jefe
indios.i Nicolás Patrón, clamaban por volver a sus
Andonaegui, que Jlegó a reunir en el Rin- casas y a sus quehaceres y regresar, más tarde,
cón de Valdés o de las Gallinas. sobre el río a la guerra en estación propicia. En esta si-
Negro, como 1.500 hombres. determinó llevar tuación llegó el ejército , el 26 de julio de
la guerra a Jos indios rcbeldrs, en combina- 1754, al arroyo l!?arapeay, que resultó muy
ción con el ejército portugués. El , subiendo difícil de pasar y tardaron cuatro días tm
aguas arriba, tomaría primer<, a San Borja vadearlo, hasta el .10 de julio.
y después a San Nicolás, mientras el ejército Desde aquí resolvió Andonaegui escribir al
portugués, partiendo de Río Grande, atacaría cura de Yapcyú pidiéndole que le wcorriese
el pueblo de Santo Angel, y después de estas ,-on 600 bueyes, 1.000 caballos y algunas ca-
conquistas tratarían de las opnaC"iones pos- noas para facilitar el paso del río lbicuy. Se
teriores. ofreció a llevar esta carta Betnardo Casajús~
El 8 de mayo de 1754, llegó AÓdonaegui al regidor de Corrientes, que mandaba una de
Rincón de Valdés y, el 21 de ese mes, partía las compañías del tercio de esa ciudad y era
al frente de su ejército. a las Reducciones. buen conocedor del territorio, porque había
Por experiencia pudo comprobar, entonces, estado varias veces en Yapcyú. Se le dieron
que no era fácii empresa el trasladar un pue- ~inc:o soldados de escolta, bien armados y con
blo de 3 a S mil personas, cuando él avan- buenos cahallos, de los pocos que quedaban
zaba con suma lrntitud. al frente de LíOO servibles, y partieron a cumplir su eomisión.
soldados. Era un invierno crudo, y el verano Pero a poco llegaron a un poblado indio lla·
antecedente había sido muy seco y caluroso, rnado San Pedro, pa.;ado el río Miriñay y
y los <:ampos estaban agostados de hierba y cerca de él, que pertenecía a la estancia del
eubiertos de escarcha y hielo. .f.n la primera mismo pueblo de Yapcyú. Los indios los de·
jornada avanzó el ejército tres leguas y acam- tuvinon y les preguntaron qué querían y
pó al anochecer en el sitio llamado G:11linas adónde iban. Respondió Casajús que llevaban
Viejas, y as·í fue prosiguiendo su marcha, a ~artas del capitán general para el Padre cura
razón de cuatro o cinco leguas diarias, pue!. de Yapeyú. Los indios, temiendo que pudie-
las dificultades del ~uclo, ciénagas, pantanos sen ser de los odiados ratiác; del diablo, le
y ríos, eran muchas. El 29 de mayo, llovió pidieron que se las entregasen a ellos. Repuso
todo el día, y, a las diez de la noche, un Casajuás que no eran para ellos, sino para el
práctico del tercio de Corrientes avisó haber Padre Cura. Replicaron los indios que, aun·
hallado un rastro de indios que venía del que fuesen para el Padre Cura, las había de:
río Queguay, Jímite meridiona1 de las estan- ver primero el Cabildo. Finalmente los indios
cias de Misiones, y ac~baba eH el arroyo de :trremctieron contra los españoles y mataron
San Francisco, donde estaba ac.ampado el al mismo Casajús y dos de sus soldados; les
ejército. Al día siguiente, 30 de mayo, lle- otros escaparon, dos a Corrientes y el tercero
garon al paraje donde había intentado esta- al ejército.
blecerse la primera vez el pueblo de San El día 4 de agosto llegó éste al arroyo del
Borja y desde donde tuvo que retirarse hosti- Tigre, y Andonaegui, viendo que la situación
LAS CAMPA/VAS CONTRA LOS 1!\'DIOS SUIII.F.JIADOS 667

era insostenible, mandó detener la marcha. sabe por varios militares del ejército y muy
El terreno era un arenal dilatado donde no en particular por el mismo Andonaegui. Lo
encontraban pasto los caballos, que llevaban que ignoró es que desde que salió del Rincón
ya cuatro días sin comer. De Jos miles de de Valdés o de las Gallinas, los indios de las
animales que habían salida del campamento Misiones le seguían todos los pasos, y hahían
de Río Negro sólo quedaban 150 mulas algo comunicado, así a los rebeldes como a los
útiles, y éso en el caso de que hubiese pastos. pacíficos de los demás pueblos, la guerra que
Llevaban caminada~ 70 leguas, desde que se aproximaba. La actitud de Yapeyú con
iniciaron la marcha, y aún faltaban unas 23 Casajús obedecía a la solidaridad de los pue-
para llegar al río lbicuy, Jímit~ meridional blos. A principios de 1754, todos los pueblos
del territorio rebelde de los Siete Pueblos. e;taban sobre las armas, incluso los de Santa
Juntó consejo de guerra, y todos los oficiales María la Mayor y de Mártires. En ellos las
dijeron unánimes que, conforme a los dichos cosas llegaron a tal punto que los Padres
de algunos indios y a otras noticias anterio- Félix de Urbina, cura de Mártires, Antonio
res, y por los mismos sucesos de la campaña, Planes y Felipe Ferder, tuvieron que huir de
pues los actos de hostilidad, como el robo de sus pueblos por temor que no los matasen,
Jos caballos y la muerte de Casajús, los habían y después, por el mismo motivo, los Padres
perpetrado indios de Yapeyú, creían que la Antonio Estellés y Félix Chaves, del pueblo
rebelión no era sólo de los Siete Pueblos, de Yapeyú.
sino de todos los indios de Misiones ; que los El plan general que formaron los indios fue
caballos y acémilas est~ban inservibles y era oue los Siete Pueblos se encargasen de guar-
preciso retroceder a sitios donoc hubiese pas- dar la frontera oriental contra la invasión
tos, y se rehiciese el corto número que queda- rortuguesa por río Pardo, y los pueblos de la
ba, y reemplazar los perdidos, comprando ga- l:anda occidental defrndiesen el paso del río
nado nuevo en Buenos Aires: que la tropa, lbicuy, contra el ejército esp:tñol; en ambos
exasperada por la dureza de la campaña, co- sectores acompañaban a los indios cristianos
menzaba a desertar, y muchos iban enfer- derto número de infieles salvajes de las na-
mando aniquilados de la fatiga; los dos ter- ciones circunvecinas, charrúas, bohancs y mi~
cios de Corrientes y Santa Fe clamaban por nuanes. Los tres puf"blos, que más actividad
restituirse a sus casas a cuidar de su$ hacien- mostraron, fueron Yapeyú, La Cruz y Santo
das y sementeras: eran la principal fuerza del Tomé. en lo cual mirahan también el defen-
ejército por ser prácticos en la tierra y bien der s~s estancias contra lo" destrozos y robos
aclimatados a ella y tener mucho uso de la •'e ganado, que ocasionaría el ejército. Santo
guerra, en defender sus frontaas contra los Tomé y La Cruz perdían además con el
aguerridos indios mocobíes y abipones; por Tratado sus estancias. que estaban al norte
Jo demás, se ofrecían a volver a la empresa ele la de Yapcyú, río lbicuy oor medio; y
cuando estuviese en estado de seguirse, y na- Santa María La Ma yor y ~an Javin otras
die mejor que ellos sabían que, tal como esta- tierras de hierbales~ qut· tenían en la handa
ba el ejército, no podía hacer nada , y se ha- oriental.9
llaba expuesto a que los indios hiciesen algún Fut' precisamente rl pueblo de Yapeyú, cu-
estrago ruidoso que Jos envalentonase. na del futuro San Martín, soldado máximo de
Todos los oficiales expusieron, con absoluta la independencia, el que más tomó a pe-
uniformidad, estas idea~ en el Consejo de chos la defensa de los intereses de los Siete
guerra, y Andonaegui hubo de rendirse a la Pueblos y también los suvos propios, y fue
evidencia. El 10 de agosto de 1754, muy mor- el cacique Yapeyuano, Rafad Poracatú, quien
tificado en su pundonor milita.-, dio orden
se había comprometido a resistir al ejército
de retirada, y el ejército comenzó a desandar
de Andonaegui. Al efecto, formó uno de mil
penosamente Jo andado. En diesiséis días sólo
pudo caminar cuatro legua~, y a principios indios, y se ubicó sobre el río lbicuy 1 en
de setiembre se hallaba en Salto Chico, donde espera del ejército español. Como supieran
por fin los de Corrientes obtuvieron autori- que retrocedía, Poracatú, con unos 300 hom-
zación para volver a sus casas; ptro no en- bres, fue molestando a los españoles, pero en
contrándose aquí pastos en buenas condicio· un combate, librado cerca del Daimán, fueron
nes, retrocedió más abajo, al arroyo Daimán.8 aniquilados por las tropas de Andonaegui.
Todo esto, que podrá parecer ficción, se Paracatú cayó prisionero y fue. llevado preso
668 SUCESOS DE llf:PERCVSJON f:XTE/ll\'A

a Buenos Aires, donde se cantó un solemne sado de esperar el ataque de los indios, quiso
Tedcum por la victoria obtenida. parlamentar con ellos. El 14 de noviembre
Si la lucha contra el ejército español, <~uya de 1754 ajustaron un convenio, por el que se
única acción fue la de Daimán. tenía más comprometían a retirarse, sin perseguirse los
bien d carácter de guena defensiva, por parte unos a los otros, y quedando por frontera o
de los indios, la desplegada contra el ejército límite provisional, cJ Río Grande, desde Via·
lusitano, que debía tomar a Santo Angel, to- món al Oeste, hasta el río Y:tcuy, y el curso
mó el carácter de guerra ofensiva. Los indios de este Río hasta su origen. Firmaron el tra-
encontraron en ella la más propicia ocasión tado, por parte de Portugal Freire de An-
para v<'ngarse de sus tradicionales enemigos. drade y otros seis de su estado mayor, y por
Comenzaron por hacer incursiones a los po- parte de los indios, Cristóbal Aratú, Fabián
blados de éstos, robando y matando, al propio Guaquí, Francisco Antonio, Bartolomé Can-
tiempo que grupos de paulistas harían otro dayú, Domingo Pindó, Ignacio Jauriguazú,
tanto en las estancias de las Reducciones. En Lorenzo Alpoypé y Alonso Guirayé.
una gruesa expedición que prepararon contra Así terminó la primera campaña de la lla-
un f ucrte, que los portugueses habían cons- mada guerra guaranítica que, si no fue glo-
truido e-n terrenos de la estancia de San Luis, riosa para los indios, fue poro decorosa para
rogaron al Padre Ennis que los acompañara los españoles y vergonzosa para los portugue-
c.omo capellán. Excuséme de esta carga, es- ses, pues rontando, como contaban, con tro-
cribía después el prudente misionero, por las pas regulares y hasta con militares de escuela,
notorias calumnias con que ios portugueses como eran algunos de los demarcadores, f ra-
y españoles han acostumbrado a descreditar- rasaron en su intento de tomar los pueblos.
nos .. . ; si bien prometí qu.~, en caso de caer Ni se acercaron a los mismos.
alguno gravemente enfermo en el camino, o Fue una grande numillarión para Gómez
de ser peligrosamente herido. yo acudiría al Freire el haber tenido que parlamentar con
punto, si me llamasen para confesarlo, porque los indios rebelados, a causa de la fracasada
a ninguna alma cristiana se la puede privar, <"Coperación de Andonaegui, pero Valdelirios
en caso de muerte, de los sacramentos y la :J.ccptó la razón que dio éste, por falta de
salvación. He aquí la norma que el Padre pastos, pero le urgió a emprender de nuevo
Ennis y algún otro de los misioneros, que se la campaña.
hallaban cuidando de- los indio> en las estan- Sr convino en moclificar el plan de ope-
cias o iban eventualmente por cuaresma o raciones, ya que en vez de ir por diversos
en las fiestas principales, guardaron con los lados, se juntarían en Santa Teda, y desde
que estaban alzados en armas; pero no por ese punto, ambos ejércitos irrumpirían sobre
eso se libraron de que las relaciones portu- las Reducciones. España envió un refuerzo de
guesas los acusasen de h'lber a<·ompañado y 150 hombres y todo se preparó con la mayor
aun acaudillado a los indios, C'O!).t que la mis- rapidez posible. Lo que no pudo conseguir
ma conducta de éstos se ~ncargaba de des- el Gobernador de Buenos Aires es que le
mentir, pues de otra manera hubieran pro- acompañara Valdelirios, y éso que con la
n·dido, si hubieran tenido jdes europeos, tropa portuguesa iba Gómez Freire, para re-
aunque no hubieran sido militares. cibirse de los Siete Pueblos, una vez do-
En la toma de este f uertc y en otras accio- minados.
nes de guerra, capitaneados por José Tirayú, Pero todo fue inútil y prescindiendo de su
Jos indios llegaron a infundi.- terror a los presencia, se puso Andonaegui al frente del
portugueses. Pero Gómez Freire estaba sr- ejército español, que co:1taba con 1.668 hom-
guro con sus mil hombres y, al frente de bres, y en Santa Tecla, cabecera del Río Ne-
ellos, partió de Río Grande el 9 de junio gro, se le juntó Gómez Freire con 1.200 hom-
de 1754. Los indios, en número de más de bres. Por lo que respeta a los indios, dejados
2.000, le esperaban en el Yacuy. La mayor por los jesuítas a sus propias iniciativas, ni
parte eran de San Miguel, y los restantes de pensaron en armarse debidamente. Contaban,
San Luis, San Lorenzo y San Nicolás. Era además, con escasas armas de fuego, entre
el capitán de todos ellos Nicolás ~eenguirú. ellas doce cañones de caña t.acuara, refor·
Más de dos meses estuvieron los dos ejércitos zados con cueros, pero al saber que se apro-
frente a frente, contentándose con pequeñas ximaba el ejército luso-español, trataron de
escaramuzas, hasta que Gómez Freire, can- formar una fuerza de resistencia. Fue la obra
l.AS CAMPA,~AS C01\'TRA LOS /,\' DIOS SU/1/.EI'ADOS f>69

de Nicolás ¡qeenguirú y del capitán Scpé. Al menzaron a verse señales de quererse rendir,
punto salieron para la frontera del sur di- pero la mayoría se afirmó más en su obsti-
versos grupos de indios; de San Miguel 300, nación. De San Lui~ enviaron una embajada
de Santo Angel, la _Concepción y San Nicolás, a Andonaegui, ofreciendo mudarse, con tal
200 cada uno; de San Luis v San Juan a que les devolviesen a los prisioneros ; pero
razón de 150; y de San Lorenzo sólo 50, que Andonaegui no accedió y dirigió una carta
sumaban 1.250, y unidos a los que ya había, de amenaza al Cura, no al Cabildo, lo que
subían a 1.680. Pero la marcha la hacían sin molestó a Jos indios.
orden, y con la lentitud propia de los indios. Estos rehicieron su ejército que llegó a te-
Pronto se le juntaron centenares de indios ner 4.000 hombres, pero carecían de jefe, y
huidos de otras Reducciones, decididos a se contentaron con escaramuzas y caídas re~
apoyar a los de las siete Reducciones rebel- pentinas sobre partes del ejército enemigo,
des. Las escaramuzas entre los del uno y otro y cuando en Chumiebí presentaron batalla,
ejército eran frecuentes, y en una fue muerto ésta les fue tan adversa que Jos indios de San
el capitán Sepé. 11 Miguel sacaron de su iglesia las alhajas más
En Monte Grande, hoy Serra Geral, se tuvo preciosas y las llevaron a una ermita muy
una verdadera batalla. en la que perecieron venerada que estaba, a no mucha distancia
1.511 indios. Se tomaron 154 prisioneros y en el río Piratiní. Se llevaron también a las
entre los despojos se hallaron dos banderas mujeres y niños, y forzaron a tres misioneros
con la cruz de Borgoña y otras cuatro imá- que allí residían, uno de ellos el Padre Lo-
genes de santos; ocho caiiones de tacuara fo- renzo Balda, a ir con ellos. Los bienes no
rrados en cuero, muchas lanzas. infinitas fle- pudieron salvarlos todos por falta de bueyes
chas y algunas armas de fuego. En el ejército y carros) que se los habían robado Jos de otros
español hubo tres soldados muertos y diez pueblos por causa de sus continuas discordias.
heridos, entre ellos Andonaegui, que lo fue Algunos pudieron c~conderlos; pero en cuanto
en una pierna; de los portugueses, 20 heridos, salieron los Padres. lo3 de San Nicolás, San
y el coronel Tomás Luis Ossorio, que murió Angel, Santo Tomé y otros, robaron todos
al princiipo de la batalla por bala de un los bagajes y víveres y pegaron fuego a la
indio, como también un oficia.) subalterno. casa de los misioneros y a los almacencs. Los
Esta fue la batalla de Caibaté, a que al~u­ de San Lorenzo, San Juan y San Angel sa-
nos escritores llaman la Numancia. americana, caron también cuanto pudieron de sus puC'-
por el estoicismo que mostraron Jos indios, blos, y se retiraron a otros lugares. gene-
dejándose matar antes que entregarse, ellos ralmente próximos, z. distancia de solo dos
y sus tierras, a sus enemigos. Y aunque se leguas. 13
podrían citar otros ejemplos tan elocuentes El ejército descansó después de la acción
como éste, o más, en el asedio del Cuzco por de Chumiebí por todo el día 11 de mayo, y el
Manco Inca, en Méjico y otros lugares, siem- 12 siguió su marcha. Todavía en otro arroyo,
pre quedará Caibaté como un símbolo del llamado N acaycuyú, se dejaron ver indios en
sacrificio de la raza indígena por su libertad. bastante número, pero dispersos y muy lejos,
Sacrificio inútil, exigido por la incomprensión pues no se atrevían a ponerse al alcance de
y el despotismo de los ministros Carvajal y los cañones. En esta forma llegaron el día
Ricardo Wall, desaprensivos e ignorantes, que 17 de mayo de 1756 al pueblo de San Mif!uel,
voluntariamente cerraron Jos oídos a las vo- el mayor de los siete, y que había sido el
ces de la España auténtica, que esta vez, es- alma de la resistencia, y entraron en él, sin
cribe Mateos, la encarnaban los memoriales encontrar más novedad que hallarlo desam-
de Barreda y de los je~uítas en defensa de parado e incendiada una parte de la casa
los indios. ¡Las cosas de Indias, quien lo de los Padres y de la sacristía. Los indios,
creyera! -comenta un misionero, se hallan abatidos por tan malo.f sucesos, comenzaron
en tal estado y han llegado a tal extremO, que a recapacitar y dar oídos a los consejos de
para que sus naturales [los indios] puedan sus curas; y el mismo día 17 -se presentaron
servir al Rey y acreditarle su fidelidad, les algunos de los cabildos y caciques de San
sea forzoso tomar las armas contra éf. 12 Miguel y San Juan, éstos guiados por sus
La noticia de la derrota de Caibaté no misioneros, a dar la obediencia al gobernador
tardó en llegar a Jos pueblos y los indios se español Andonaegui. 1 "'
llenaron de consternación. En algunos ro- Pero el pueblo inmediato de San Lorenzo,
670 SUCF..SOS DF. RF.PERCVSION EXTF.RNA

que distaba sólo cinco leguas, no enviaba a Curas, de quienes esperahan sabrían excu-
nadie¡ por lo que, receloso Andonaegui, en- sar sus pasados yerros y calmar la cólera del
cargó a Viana que fuese a sorprenderlo y Gobernador. Curas y autoridades fu eron,
ocuparlo. Viana formó un cuerpo de 800 pues, presentándose al campamento español,
hombres de ambos ejércitos con dos piezas de en los días siguient es al 17 de mayo, en que
tzrtillería, y la noche del 19 de octubre se fué tomado el pueblo de San Miguel. El pri-
acercó sigilosamente al pueblo, guiado por mero en dar la obediencia fué el pueblo de
un indio de San Miguel de apellido Taré, San Juan, a quien por esto prometió An-
que tomado prisionero en las primeras esca- donaegui que le dejaría llevt1rse sus bienes,
ramuzas de la campaña, había servido de promesa que, por cierto, luego no cumplió.
guía fiel al ejército desde Santa Tecla, por El de San Lorenzo vino también, aunque
lo que era aborrecido por los demás como V iana envió a los indios y al Cura, Padre
traidor. Al clarear el día ll~garon y encon- L imp, entre escolta de soldados. en aparien-
traron el pueblo desierto, por estar todos, cia de presos. El pueblo de San An¡!el se pre-
mujeres, niños y hombres que no andaban sentó al frente de su cura. el Padre Barto-
huidos, oyendo misa. Así fueron hasta la pla- lomé Piza, quien al verse ante Andonaegui
za, y al ruido que hicieron, fueron sentidos le abrazó públicamente y le dijo: uv uestra
de las mujeres, que ocupaban, según costum- Excelencia tendría eanas de lleear a estos
bre de Misio nes, la parte posterior de la I gle- pueblos, pero yo mu;ho más que Tl uestra Ex-
sia, dejando adelante a los hombres. Alzaron celencia llegase, pues tengo alf.! unos indios
éstas sus llantos y alaridos de terror y, aca- sediciosos con quienes no ffl l'! puedo averi-
bada con dificultad la misa, puso V iana pre- guar; y y suponiendo que Vuestra Excelencia
sos a los misioneros, que eran los Padres vendrá falto de víveres, aquí le trai.eo 500
Limp ~ Unger y Ennis, y les tomó todos sus vacas". Los de San NiroláJ también vinie-
papeles, ocasionándoles bastantes molestias. ron , aunque pocos y de mala gana. a puros
Por cierto que ese mismo día. 20 de mayo, ruegos de su cura. el Padre Carlos Tux, por-
pensaban ir de su voluntad, acompañados de que no estaban dispuestos a cumplir la obe-
algunos indios fieles, a presentane y dar la diciencia que iban a ofrecer, sino quedarse
obediencia a Andonaegui en San Miguel Y:. como fuese en sus tierras. El último pueblo
Con la entrada del ejército hispanoportu- en presentarse fué San Borjn. el más distan~
gués en el pueblo de San Miguel y la sor- te y desviado . 11
presa de San Lorenzo, dió Andonaegui por Pero Jos indios de San Miguel no acaba-
terminada la guerra guaranítica, y, el 8 de ban de resolverse: habían llevado la voz can-
junio de 1756 ~ repartió las tropas en trcs tante en la guerra y tenían miedo a las reprc~
puntos, donde debían estar acuarteladas para salias. En vano les instó su cura, Padre Lo-
la seguridad del territorio, mientras se efec- renzo Balda, porque lo único a que accedie-ron
tuaba el traslado cie los indios a la banda fué dejarle ir a él solo, pero ron condición
occidental del Uruguay. de que volviese a ellos y para este fin se
La derrota de Chumiebí dejó a los indí- quedaron, como en rehenes, con el compa~
genas atónitos y aplastados, y entonces sólo ñero, Padre Adolfo Skal. Al Padre Balda lo
pensaron en huir a las selvas. No les había recibió mal Andoneagui, porque estaba acu~
faltado valentía y arrojo, pero habían c:arc- sado de haber sido visto en tal día, a tal hora
c:ido de jefes. La temprana muerte de Scpé, y en tal paraje montado en un caballo blan-
que era el indio más ladino y más capaz de co~ con capa y sombrero del mismo color,
dirigir una campaña de esa envergadura , los capitaneando a una de las partidas de indios
había privado de una dirección firme y sr.- que se habían enfrentado al ejército. Al oir
gura. Balda la acmación soltó una carcajada, a
El Padre Francisco Mateos 10 que es el que replicó Andonaegui que no lo tomara
único historiador que, con inmensa erudición a chanza, que más de cien testigos contestes
y con hondura, ha reronstruído todos estos lo aseguraban. Así serán ellos, repuso el Pa-
tristísimos hechos, refiere cómo con la toma dre, y demostró cómo en ese mismo día, y
de las Reducciones de San Lorenzo y de San a esa misma hora, estaba él vestido de c:apa
Miguel, todos los pueblos, uno en pos de otro, pluvial morada y con bonete negro presi-
fueron a presentarse al Gobernador. diendo una procesión dc rogativas en su pue-
Los indios no se atrevían a ir solos sin sus blo de San Miguel. desde la iglesia a la ermi-
LAS CAMPARAS CONTRA LOS INDIOS Sl'RLF.I'ADOS 67t

ta de la Virgen de Loreto. Sin embargo, An- ningún auxilio del poder público, su resis-
donaegui no dejó de hacer que volvieran al tencia a dejar el suelo nataL
Padre Balda al Piratiní y lo mantuvo disi- Coincidió con esta segunda parte de la gue-
muladamente preso en el campamento por rra guaranítica el nombramiento del teniente
algunos días, hasta que, convencido de su ~eneral : Don Pedro Ccvallos, para Goberna-
inocencia y de su santidad, que era pública, dor de Buenos Aires, a cuyas órdenes se pu-
lo puso en libertad, el 18 de junio de 1756. sieron 1.000 hombres armados, C"On dos te-
El traslado de los siete pueblos se fué ha· nientes coroneles y tres capitanes. Eran las
ciendo lentamente en todo el segundo semes- fuerzas prometidas por Wall para dominar
tre del año 1756, y según parece no de todos a los indios rebeldes. El 31 de enero de 1756,
a la vez, sino en virtud de decretos particu- se entregó al nuevo Gobernador una instruc-
lares que Andonaegui daba para cada purhlo. ción re~ervada, verdaderamente terrible,'0 co-
Las condiciones que impusieron a Jos indios mo la califica Astrain: He aquí lo que Wall
para el traslado fueron por extremo duras, haría d eC'ir a Fernando VI : Declarareis que
como de vencidos, pues no se les dejó llevar los Padres ]esuítas de aquella provincia han
víveres, ~ino sólo para el viajr. y de vestir inc urrido en mi desgracia, porque ellos son
sólo lo puesto, y nada, desde luego, de su los únicos autores de la desobediencia de los
ajuar y alhajas particulares; más aún, la pro- indios, y diréis que yo os lo mando publicar,
visión de alimentos se limitó después hasta porque estoy bien certificado de ello, en cuyo
el paso del río Uruguay, a fin de que el ham- concepto les exhortarei.r fa los indios] a que
bre los obligase a mantcncrsr. en Jos pueblos no oigan las sugestiones de dichos padres y
de la banda oC'cidental, Jos C'uales debían co- que os auxilien en todo lo que puedan. Sien-
rrer <'On el sustento de tantos indios. ade- do preciso y conveniente que se vea alguna
más de otras muchas C'Ontribuciones, par<~ señal de mi justicia, aun en el caso de mu-
mantener los ejércitos con que Jos cargó An- darse pacíficamente los indios. dispondréis
donaegui. Todos los demás bienes: comunes que, después de hecha la mudanza, compa·
de los pueblos, o particulares de Jos indio~ , rezcan ante vos los Padres. l . José Barreda;
f ucron <'onfisC'ados y su producto destinado a 2, Segismundo Asperger; 3, Javier Limp; 4,
sufragar los gastos de la guerra; y a este fin Bernardo Nusdorfler; 5, Inocencia Erber.~er;
se mandaron hacer inventarios minuciosos 6, Miguel de Palacios,· 7, l{!nacio Cierheim;
de cuanto existía en los almaccnrsY" 8, Pedro Logu; 9 . Jaime Roscino; JO, Carlos
Los misioneros trabajaron heroicamente en Tux; JI, Matías Strobel, v otros cualesquiera
sacar a los indio~ dr las breñas, a donde de quien tengáis fundada; noticias de que in-
habían ido a esconderse, y trasladarlos a los fluyeron o influyen en la presente desobe-
pueblos de la banda occidental, donde tam- diencia. Luego que se presenten, les haréis
bién tenían que comer a costa de ellos y de saber se preparen para venir a estos reinoJ
Jos bienes comunes; y además se esforzaron, a mi disposición, enviándolos en la primera
cuanto pudieron, en proveer al ejército de ocasión que se os ofrezca, cuyas diligencias
los víveres que necesitaban en aquellas sole- las anticiparéis o pospondréis según los tiem·
dades. Su C'onducta abnegada, y no menos pos y el semblante que vayan tomando los
los lanC'es que, a diario, ocurrían en los nume- negocio.t, y en todo os valdréis de la pruden~
rosos indios que se escapaban de entre las cia y consejo del Marqués de Valdelirios, y
bayonetas de los soldados y se volvían a sus excusaréis de la comparecencia y venida a
tierras, como animales a la querencia, com•i· España a alguno o algunos de éstos, si averi-
guais secretamente que no intervinieron en
guieron el bien inmenso de abrir los ojos a
la desobediencia o tuvieron corto influjo en
Andonacgui y a los ofidales del ejército espa-
ella. Si se continúa la rebelión de los indios
ñol y deshacer ]as calumnias que Valdclirios hasta el extremo preciso de sujetarlos por la.s
en Buenos Aires, Auzmendi y Wall en Ma- armas, vendrán presos en partida de registro
drid, y Pombal en la Relacao Abreviada di- todos los expresados en el capítulo antece-
fundían C'ontra los jesuítas.19 Quedaba paten· dente.
te que, si en 1752, los indios no se habían Note el lector cómo se condena primero
trasladado pacíficamente, no era por culpa, a Jos presuntos reos y se ordena después exa-
oposición o descuido de los misioneros, sino minarlos, para ver si eran o no culpahlt's.
porque no habían podido venC'er solos, y sin Así es cómo la pasión confunde a los hom-
672 SUCESOS DE REPERCL'S/ON F.XTERNA

bres. La providencia, por otra parte, hacía rrido Jos Siete Pueblos y hurgado en todos
que los enemigos de los jesuítas escogieran ellos, y después de haber interrogado a cen-
para Gobernador de Buenos Aires a un hom- tenares de indios, había llegado a convencerse
bre intcgérrimo quien, muy en breve~ se con- de que las tan ponderadas minas de oro, rxis-
virtió en defensor de los jesuítas. Aun más: tentes en esos pueblos. eran un cuento. Val-
pudo comprobarse que no fueron los jesuí- delirios en la C"a rta a Wall, escrita desde San
tas sino el mismísimo Gómez Freire quien Juan a 24 de mayo de 1757, declaraba el
resultó oponerse al Tratado de Límites, con descontento de Gómez Frcire, pues el terri-
haber sido negocio suyo, y tan vigorosamente torio de los Siete Pueblos no era de su agra-
sostenido por él. do, y que él, esto es, Gómez Freire , trazaría
Ceballos llegó a Buenos Aires y, el 4 de otra línea divisoria que no tocaría a esos
noviembre de 1756, tomó posesión del go- pueblos, y que esa línea sería aprobada en
bierno. Ha parecido bien a todos por su Lisboa .
figura, atención y modo/ll escribía después Aunque Ceballos venía oficialmente pre-
el demarcador Arquedas. Su porte es magní- venido contra los jesuítas, c-reía en el fondo
fico y lleno de esplendor . Lo restante lo dirá oue ellos tenían la razón de su parte, y en
el tiempo. Lo restante lo ha dkho ya el tiem- España, muy en especial en Madrid, era ese
po, por boca del historiador Enrique Barba, el sentir de muchísimas personas. Desde 1752,
en su magno estudio sobre Don Padre de se hallaba en Madrid un jcsuíta de la Pro·
Ceballos, Gobernador de Buenos Aires )' Vi- vinC"ia del Paraguay. de origen italiano, pero
rrey del Río de la Plata, La Plata 1937, don- de palabra fácil y convincente, por nomhre
de se lec: Luces y sombras hay en su vida. Carlos Gervasoni, y éste se dedicó ron ardor
Ful!!,ores de !!,loria en sus victorias, en las a repartir memorial<·s, C"artas y mapas entre
ref~·rmas por ~ él acometidas; sombras en la altos personajes, en defensa de los misione-
conducta por él seguida para con ah1 urtos rm . mmtrando los inconvenientes del Tratado
de sus compañeros. Un afán desmedido de y los perjuicios que ocasionaba a España.
lucro y un carácter altanero fueron sus peo- Estos escritos abrieron los ojos a muchos y
res defectos. Uua disciplina férrea, un valo1 produjeron enorme conmoción. Ya el minis-
indomable y una energía que lo empujaba a tro Wall escribía por entonces que los pape-
luchar contra todos, cuando había tomado lones del Padre Gervasoni habían logrado
una decisión, eran sus mejores rua!id,-zdfs. pervertir a muchos o casi todos. porque
(p. 12). apenas hay quien les pudiese replicar en pun-
Desde el primer momento se abocó al gra- to de historia y .!!eografía. De agradecer es el
ve asunto del Tratado y, en unión con Val- testimonio que el señor Ministro da, aunque
delirios, ordenó que partieran a las Misiones involuntariamente, en honor de los misio-
los 2.000 caballos que Andonaegui tenia ya neros.22
prevenidos, y lOO dragones de Jos que acababa El ilustre historiador uruguayo Juan Pivcl
de traer de España, y lOO inf~mtes. Detrás Devoto. después de recordar cómo el Tratado
de estas fuerzas iría Ceballos y el Marqués se agenció con el mayor secreto, escribe: La
con otros 300 dragones. Salieron efectivamen- ot>inión del Consejo de Indias y la de los
te de Buenos Aires, Ceballos y Valdelirios, el Gobernadores de América, tampoco fue oída
JO de enero de 1757, y en la Reducción de respecto a la conveniencia del tratado. Afir-
San Juan se unió a ellos Gómcz Frcirc. Ha- man algunos que Jliana fue llamado a opinar
bía llegado el momento de terminar con cual- acerca del punto, pero, aun aceptando que
quier conato de rebelión, que pudiera haber, así hubiera ocurrido, la consulta a nuestro
y con el traslado de los pueblos. por la fuer- primer Gobernador debió recabarse antes o
za, si es que aún se oponían, era una reali- muy poco después de nombrársele para ese
dad, ron tanta y tan aguerrida tropa. Por carf!o. Hasta entonces no había estado en
otra parte allí estaban los dos Comisarios A.,;érica ni tenía conocimiento de estas re-
Reales, el uno para entregar y el otro para giones para dar un voto fundado.
recibir los Siete Pueblos. Pero Gómez Frcire, Pedro Antonio de V asconcellos -antiguo
el autor del Tratado, según todas las pre- Gobernador de la Colonia del Sacramento-
sunciones, se oponía ahora al Tratado. Aun- quien, según la gráfica expresión de Bauzá,
que parezca poC"o probable, corrió entonces amaba a la ciudad como si fuera suya, repre-
<"OJr.o razón el que, después de haber reco- sentó a su monarca los perjuicios del proyec-
LAS CAMPARAS CONTRA LOS INDIOS SUBLI:I'ADOS 673

tado canje, pero fue victoriosamente impug- Límites se cometía una gravísima inJUStiCia
nado, por Alejandro de Gusmao, el alma de con los indios. Oiga el lector lo que escribía
este ajuste. El eminente diplomático portu- a Wall el secretario de Valdelirios, Bias Gas~
gués representaba al rey las ventajas del tra- eón, el 6 de julio de 17 57. Después de mani-
tado, en los siguientes términos: Dios quiera, festar la diversidad de criterio que había
que al diferir la ejecución del tratado, no sea entre su amo y el Gobernador de Buenos
causa de que la Corte de Madrid, informán- Aires, prosigue así: Varias veces ha dicho
dose en tiempo, de lo muy conveniente y Ceballos al señor Marqués, en presencia mía,
favorable, que nos son la transacción y la que no cree que los Padres tengan la culpa
permuta, admita ideas menos conciliadoras de la rebeldía de los indios, y que el Rey
que las que tiene manifestadas hasta ahora, procede con injusticia en no dar más recom-
y que valiéndose de otros recursos, reclame pensa que cuatro mil pesos por cada pueblo.
lo ajustado, dejándonos, después de tan larga D. Eduardo Wall le ha oído con admiración,
negociación, sin una ni otra cosa . .. que su Majestad debía haber enviado al señor
Hemos querido citar estas palabras, por- D. José de Carvajal a ejecutar el disparate
que, a nuestro juicio, son la mejor justifica- que concibió, y yo también lo oí en dos oca-
ción de las innumerables protestas elevadas siones. Aquel D. José de Carvajal procedió
por los Jesuítas de América, contra este tra- muy a ciegas. 2 ' Por esto, significa Gascón
tado, protestas que se explican perfectamen- al fin de su carta, que la posición de Valde-
te, sin recurrir a las groseras interpretaciones lirios es muy embarazosa y desea retirarse de
que de ellas se han dado. Sin desconocer que aquel negocio y que se lo encomienden todo
la consideración de los perjuicios materiales a D. Pedro Ceballos.
que resultaba a la Compañía de la pérdida En 1759 tuvieron lugar dos hechos de tras-
de los pueblos permutados, pueden y han in- cendencia, aunque inmensamente mayor el
fluído en esas protestas, es indudable que el segundo de ellos. Fué el primero que Ceba-
fundamento principal de ellas estaba en un llos mandó a su teni<"nte roron<"l y mayor
exacto concepto de los verdaderos intereses general del ejército, Don Diego Salas, que
españoles. abriese un prorcso en toda regla, para averi-
Las cosas Jlegaron a tales extremos que en guar quiénes habían promovido la rebelión
España se levantó una ola de indignación de los indios. Era evidente para Ceballos que
contra Jos que habían tramado el nefasto un anterior proceso, cnromcndado a Nicolás
Tratado. El duque de Alba y el ministro Wall Patrón, y a un grupo de oficiales, acérrimos
se encontraban perplejos ante la evidencia em·migos de los jrsuítas, había sido una pura
de la iniquidad fomctida por Carvajal y otros mistificación. Salas trasladósc a ltapúa, hoy
contra Jos intereses de España. Se comenzaba Encarnación, y, d día 17 de setiembre de
a ver en la Metrópoli la inoccnda de los jc- 1759, empezó su proceso 1 que duró unos dos
suítas, como se la veía cn el Río de la Plata. meses. Fueron interrogados más de 70 indios
En mayo de 1757, Ccballos ya tenía su y después varios oficiales <"Spañoles que ha-
opinión formada y así, al escribir a Wall, bían servido a las órdenes de Andonaegui, en
el 25 de ese mes, le participaba que, ha- la pasada guerra. Rccogiéronse ciudadosa-
biendo conferido con el Marqués de Valde- mcnte las respuestas juradas de todos y, sin
lirios sobre los asuntos de la instrucción se- dificultad, se entendió que la rebelión había
creta, no habían juzgado necesario llamar a sido obra espontánea de los indios y no con-
ninguno de los once jesuítas acusados. Tam- juración fraguada por los jcsuítas.24
bién habían suspendido la diligencia de sacar Pero rl hecho trasrendentísimo fué el dece-
los efectos que existían en las procuradurías so de Fernando VI, en agosto de 1759, y la
de Buenos Aires y Santa Fe. Según están las exaltación al trono de Carlos 111, tres meses
cosas al presente, no conviene remover a nin- más tarde. Desde que éste conoció lo que
guno de los Curas que hay en los pueblos. entrailaba el Tratado de Límites, lo consideró
Así opina también Andonaegui. una monstruosidad y hasta había escrito a su
En Jos meses siguientes se afirmó Ceballos hermano Fernando VI una carta muy sen-
cada vez más, en la convicción de que los tida en son de protesta contra tan desacerta-
jCsuítas eran inocentes del crimen que se les do parto. U na vez con las riendas del go-
imputaba, y lo que no parecía tan fácil, se bierno en sus manos, y conocedor de los últi-
convenció también de que en el Tratado de mos informes, remitidos por Ceballos, resol-
674 Sl'CF.."iOS DF Rf:PI:.RCVSION EXTF.RXA

vió anular para siempre aquel Tratado, efec- De los 29. 191 habitantes, que había en lo•
tuado entre gallos y media noche, con gra- Siete Pueblos en 1751, regresó la mitad entre
vísimo detrimento de la soberanía y aun de ese año y el de 1762:
la dignidad de los españoles. El ministro en-
cargado de hacer esta obra fué Ricardo Wall. en 1751 en 1762
Con fecha 16 de setiembre de 1760, dirigió San Angel 5.186 828
dos oficios al embajador portugués Silva Pcs-
San Miguel 6.9'>4 3.275
sanha. En el primero le decía que, examina-
San Luis 3.6.13 869
dos los últimos informes, no es dudable que
San Borja .. 3.550 2.293
luego que los indios fueron vencidos y ocu-
San Juan .. . 3.560 882
pados los Siete Pueblos por las armas de las
San Lorenzo 1.835 1.502
dos Coronas, debió precederse a las recípro-
San Nicolás 4.453 4.369
cas entregas de Colonia y pueblos. Resistió
Gómez Freire y se consultó a las dos Cortes.
29.191 14.018
El Ministerio tfe Lisboa influído por la mala
fe de D. Gómez Freire, propuso que se arre-
Aquellos 14.018 indígenas rehicieron ~us
glase primero una convención, cuyos artícu-
los fueron dictados por el espíritu de D. pueblos, gracias a la actividad desplegada por
sus Curas, pero éstos fueron expulsados, sin
Gómez, empeñado en destruir el tratado con
formación de juicio alguno y por razones que
la cubierta de atribuir a los Padres Jesuítas
toda la culpa de la inejecución. Ocurrió des- Carlos I 11 reservó en su real pecho, y esas
y demás Misiones comenzaron a declinar sen-
pués la suspensión de negocios en ambas Cor-
siblemente, pero aun después de las repetidas
tes y ésto dió lugar, dice Wall, para que
y terribles irrupciones, acaecidas entre 1816
«venidos nuevos informes de aquellas partes
[de América], se descubra claramente la mala y 1820, siguieron existiendo, aunque en esta-
fe de D. Gómez Freire y que no son los PadreJ do ruinoso así las casas de los indios como
sus iglesias. Debemos a Mantcgazza una cu-
Jesuítas los que embarazan y detienen la eje-
cución del Tratado-p. En otro oficio del mis- riosa estadística, según la cual había en 1796
mo día, se declara brevemente al embajador y en 1866 las poblaciones siguientes en algu-
portugués, que el Rey ha expedido sus órde- nos de los pueblos misioneros:
nes a D. Pedro de Ceballos y al Marqués de
Candelaria 1514 400
Valdelirios, para que declarando por nulo y
cancelado el Tratado de Límites de América Jesús 1185 300
entre las dos Coronas de 1750, cesen en las Trinidad 1017 400
.:>peraciones de su ejecución, por el contrario Ita púa 1409 800
repongan las cosas en el ser y estado que San Cosmc 1038 900
tenían antes del referido año de 1750. El Santiago 1097 809
Marqués de Valdelirios comunicó a Andrade. San Ignacio Guazú 864 500
el 2 de marzo de 1761, la anulación del Tra- Santa María 1383 300
Nuestra Señora de Fe 1144 400
tado y luego se embarcó para España. 26
Los indios, no obstante su cortedad inte-
lectual, debieron de hacerse cruces al ver La segunda columna que corresponde al
cómo obraban los grandes políticos. en las año 1866, es evidentemente un cálculo apro-
Cortes europeas. Después de atormentarlos, ximado, como es fácil de colcgirse, aunque
esclavizarlos y sacrificarlos, y después de ani- Mantegazza no lo diga. Pero aun así es una
quilar sus pueblos, sus estancias y sus hacien- estadística sumamente ilustrativa para los po-
das, se les dice que todo eso ha sido nada bres de espíritu que repiten la cantinela in-
y que vuelvan a cruzar el Uruguay y vuel- ventada por Juan María Gutiérrez de que,
van a ocupar sus queridos pueblos, si así lo a raíz de la expulsión de los Jesuítas, los in-
prefieren. Asombrados ante tales hechos y dios de las Reducciones regresaron a las scl-
en pos de sus Curas, regresaron todos, con ·vas, siendo así que persistían en sus pueblos
)a excepción de los que habían huido a los hasta en 1866, después de un siglo de vejá-
bosques, al ruido de las armas, y con excep- menes, privaciones, guerras desoladoras e in-
ción de los que gloriosamente habían muerto finitas arbitrariedades de parte de las autori-
en los campos del honor. dades nacionales.
EXPUI.S/ON DI~ / .OS )ESU/TA-"i IJE /.AS UJ<:Dl'CC/0.\"F.S íii:)

64.- La expulsión de los Jesuitas de las paganos y habían querido cristianizar. Era,
Reducciones. como ve el lector, algo horroroso, y aun-
que sólo habían tenido conexión ron ese
Los jcsuítas fueron expulsados de España malabarismo algunos jcsuítas portugueses, en
y de todos sus dominios, por la Real Pragmá· el curso del siglo XVI, era de justicia castigar
tica del 27 de febrero de 1767, cuya apli-
cación se hizo ~n la ·Metrópoli, el día 2.!dc
abril de ese mismo año. Con anterioridad,
en 1758, habían sido expulsados de Portugal
por su primer ministro, el topodcroso :Mar-
qués de Pombal, y habían sido desterrados
de Francia, por obra de Choiseul y de Ja
Pompadour, en 1764. Carlos III fué el pos-
trero en tomar tan brava medida, por no
ver razones algunas serias para ello. Aunque
de muy cortos alcances intelectuales, era hom-
bre piadoso con ribetes y flecos de beato,
como se expresa Ramón Pérez de Ayala. 1
¿Cómo podría expulsar a Jos jesuítas nativos
en 1767, quien tres años antes, había recibido
a los jesuítas, expulsados de Francia?
Pero el Duque de Alba y el Conde de
Aranda, dirigidos por Bernardo Tanucci, el
intrigante napolitano, vencieron los escrúpu-
los de Carlos 111, y le llevaron a firmar la
mencionada pragmática. Pusieron ante sus
ojos pruebas, al parecer irrecusables, de que
los jesuítas aspiraban a la Monarquía uni-
versal, y de que eran un peligro para él y su Francisco Suárez, uno de los más grandes pensa-
dores de la España del siglo XVII, y el más
trono, al abrigar a hombres que sostenían popular de los filósofos españoles en las pro-
doctrinas populistas, que coartaban los pode- vincias ultramarinas españolas, cuya doctrina
res de los rcyes. 2 Carlos 111 no podía sino sobre el Contrato Político fué tenazmente per-
seguida por los reyes Barbones sostenedores del
reaccionar ante esta acusación, tanto más origen divino de los monarcas. Con más razón
cuanto estaba, como ·todos Jos Borboncs, en que a otros se le puede denominar "Padre de la
la pcrsuación de que la suprema dignidad del democracia" modema, entendida ella en el sen·
monarca era de origen y de derecho divino. tido noble y legitimo del vocablo.
Le explicaron cómo Jos jesuítas propugnaban
la doctrina del regicidio, gracias a la cual por ello a Jos jesuítas españoles, dos siglos
podía un cualquiera clavar un puñal en el después.
corazón de un Rey, y merecer por ello el No pedemos precisar r_uál de estos argu-
aplauso de las gentes, si ese rey no era lo mentos pesó más en el ánimo del monarca,
que el pueblo, o algunos del pueblo, que- pero lo cierto es que, en la noche del 2 de
rían que fuese. Llevaron al pobre Carlos abril de 1767, a una misma hora, de ante·
111 a la persuasión de que los jcsuítas habían mano señalada, con gran boato de tropa, ca-
escrito sobre su bastardía y, por ende, no pitaneada ésta por alguaciles y ministril<'s del
tenía título alguno al trono de España. Pa- Rey, )as 146 rasas que, en la Península, po-
rece que el argumento más fuerte, ante aquel seían y ocupaban los jcsuítas, fueron tomadas
monarca títere, fué el probarle que los jesuí- como por asalto y unos 6.000 sujetos, entre
tas pra<!ticaban el malabarismo. Esta palabra sacerdotes, estudiantes y legos, fueron apre-
debió de asustarle, como piadoso que era, sados. De inmediato, con solo lo puesto enci-
y vaya uno a saber qué entendió por mala- ma y un pequeño hatillo de mano, fueron
barismo Evidentemente los dos demonim me- cargados en carretones y conducidos a diver-
ridianos~ que estaban a su lado, se referían sos puertos españoles y embarrados en haci-
a los ritos mágicos que algunos cristianos del namiento. Así fueron enviados a los Estados
Malabar, eo la India, habían tomado de los Pontificios. Aranda escribió irónicamente al
676 SUCESOS DE REPERCUS/ON EXTERNA

Papa Clemente XIII, que le enviaba de rega-


lo a esos jesuítas, para que los mantuviera
bajo su inmediata santa y sabia obedie1lcia.'
Con esa frivolidad, se expulsaba a 6.000 ciu·
dadanos, sin formarles causa alguna, sin indi-
car siquiera las maldades de que eran acusa-
dos, y entre los que había varones preclarí-
simos por su saber y su virtud.
Clemente XIII, afligidísimo ante hecho tan
grave, dió curso a los lastimados sentimien-
tos de su corazón en el breve lnter acerbíssi-
ma, y como considerara aquel regalo de Aran- Estampa del siglo XVIII , que reproduce la
da como una ofensa a su autoridad y a las expulsión de los Jesuitas de una de sus casas
existentes en España.
buenas relaciones entre países amigos, deci-
dió no aceptarlo. Su secretario, el Cardenal
Torrigiani, después de manifestar que, o eran Pero volvamos a 1767 y veamos cómo fue-
inocentes, y en este caso no se les debía de ron ellos expulsados de las Misiones. Recor-
expulsar, o eran culpables, y en ese caso era demos que Francisco de Paula Bucareli fué
Carlos III quien debía castigarlos, se opuso d hombre escogido para esa empresa en el
a que las naves que condudan a las víctimas, Río de la Plata, y con gran aparato de ar-
tocaran en Civitavechia. Hasta ordenó apun- mas, aunque por medio de subalternos, se
tar los cañones contra ellas, en caso de que- ejccutó en Buenos Aires, el 3 de julio de
rer desembarcar a los expulsados. La Isla de 1767, en Montevideo el 6, en Córdoba el 12,
Córcega se dignó compadecerse de aquellos al día siguiente en Santa Fe, el día 26 en
hombres, quienes se refugiaron en Aljcjola, Corrientes, y el día 3 en la Asunción, para
Ajaccio, cuna de Napoleón, en Calvi y en referirnos tan solo a las localidades que per-
San Bonifacio, hasta que el Papa se apiadó tenecían al gobierno de Buenos Aires.
de ellos y les abrió las puertas de los Estados Ya a principi.os de agosto sabían los Curas
Pontificios, en setiembre de 1768. Entonces no de las Misiones lo que había pasado en esas
ya 6.000 sino 10.000 jesuítas, entre los pro- ciudades y sabían muy bien que ellos corre·
cedentes de la Península y los que habían ya rían igual suerte, si bien no veían señale~
llegado de América, se instalaron en Bolonia, algunas de su ejecución Mucho se ha fan·
Milán, Facnza, Ferrara y rn otras ciudadc~ tascado sobre el largo plazo de tiempo que
de los Estados del Papa. Años después, con transcurrió, entre la expulsión de los jesuítas,
la extinción de los jcsuítas, decretada por que estaban en los Colegios y el de los que
Clemente XIV, el 21 de julio de 1773, a estaban en las Misiones, y se ha creído hallar
instancias de las Cortes Borbónicas, quedó la causa en la timidez y cobardía de Buca-
suprimida la Compañía de Jesús y dejaron relli, para acometerla, pero la verdadera ra-
de existir ipso {acto los tan aborrecido~ zón, y tal vez la única, fue la imposibilidad de
jesuítas. hallar sustitutos a los jesuítas. Para los treinta
pueblos guaraníes eran menester, por lo me-
nos sesenta sacerdotes, y así el Obispo de
Buenos Aires, Monseñor de la Torre, aun
contando con la colaboración del Obispo de
Córdoba del Turumán, Mons. Manuel Ibad
y Llana, vió que era imposible dar siquie·
ra diez clérigos , y éstos estaban en ciu-
dades, distantes 400 ó 500 leguas, y lo que
era más grave, tenían tanto horror al futuro
destino, que hallaban abundantes razones
para escusarse:' Se pensó en las comunidades
En Portugal, una vez expulsados los Jesuitas, de los Padres Franciscanos, Dominicos y Mer-
hasta se propuso ~char abajo los edificios que
ellos habían levantado u ocupado. Pombal lavo- cedarios, y se vió que era reducirlas tan con·
re ció tan necia iniciativa. siderablemente, que no podrían atender a las
EXPULSION DE LOS ]F.SUJTAS DE LAS REDUCCIONES 6í7

necesidades espirituales de los fieles en las en Buenos Aires, como sus subalternos, Fabro
ciudades. en Córdoba y Maciel en Santa Fe, para no
Se pensó en traer religiosos de España1 mencionar a Campero, en el Tucumán, se
pero el proyecto fracasó. Estaban aun los je· hicieron ricos, a raíz de la expulsión de los
5UÍtas en las Reducdones, cuando supieron jesuítas.7
lo que el Padre Manuel Luengo consignó en A principios de abril de 1768, tenía ya Bu-
su Diario 6 : careli los necesarios substitutos, todos ellos de
En España se hace embarcar por fuerza, y
pasar a la América, a muchos religiosos de
varias órdenes, sin duda con el {in de l/ena1
con ellos el uacfo grandísimo que quedará
sacando a los jesuítas de tantos pueblos y Mi~
siones que tienen a su cuidado todas las pro·
vincias de la América. Y l qué se puede espe.
rar de estos misioneros o apóstoles, que en·
tran en un ministerio tan arduo y tan difícil
tan lleno de peligros para el alma y de tra·
bajos y fatigas para el cuerpo, sin más voca·
ción que la violencia de unos furiosos minis·
tros, que atropellan y oprimen a los que el
cielo había colocado en aquel ministerio?
¿Cómo tendrán aliento para entrar por los
bosques, en busca de los pobrecitos indios?
Ni ¿cómo podrán tener gusto en una vida
tan laboriosa, y al mismo tiempo sin alivio
ni consuelo ninguno humano?
Esos religiosos, como relata el mismo Luen-
go, una vez IJegados o arreados a Cádiz 1 fu-
garon en todas direcciones y · no f ué posible
formar con ellos el apetecido contingente de
misioneros, que reemplazaran a los jesuítas
en sus Misiones. Entonces fué que Bucarelli
volvió a insistir ante los superiores mayores
de las tres Ordenes religiosas existentes en el
país, y en su gobernación. Como era obvio~
habiendo escasez, y siendo tres las Ordenes Lo que comprendía la Provincia Jesuítica del
religiosas que iban a reemplazar a Jos jcsuí- Paraguay, y las diversas actividades culturales y
tas, se había de dividir las misiones en tres misionales ejercidas por Jos componentes de la
grupos y cada grupo de religiosos habría de misma a mediados del siglo XVIII.
tener su propio superior, pero Bucareli vió
esta proposión con malos ojos y en un prin- las tres órdenes religiosas mencionadas, y
cipio se opuso a ella!' había accedido a que cada una constituyera
En este punto los religiosos obtuvieron lo su grupo, con su superior local, pero en ma-
que era de derecho, y que era de acuerdo a nera alguna accedió a que corrieran los Curas
la disciplina religiosa 1 pero quisieron también con lo temporal del pueblo.
que, como en tiempo de los jesuítas, el Cura Aunque para desalojar a los Jesuítas de
corriera no menos con lo temporal que con las Misiones, llegó a contar Bucarcli ron 1.500
lo espiritual. Desgraciadamente Bucarcli se soldados, no las tenía todas consigo, y por
opuso tenazmente a esto y nombró para cada eso, no bien comenzó a remontar el Uruguay,
pueblo, además del Cura y su ayudante, a un el 24 de mayo de 1768, comenzó a indagar
Administrador, independiente de aquél. Co- por medio de los indios, que, como fugitivos
mo veremos fué este el desacierto máximo de y temerosos se le presentaban, cuanto pasaba
Bucareli, aunque era el medio más seguro en ellos, esto es, en los pueblos, y las disposi·
para que ciertas personas obtuvieran pingues ciones que se daban para recibirme/ y con-
ganancias. La verdad es que tanto BucareJi, versando en castellano con un indio ladino,
6i8 SUCESOS DF. RI~PERCUSJON F.XTERNA

le preguntó por el famoso NicoláJ, de quien que en dos o tres pueblos han ejecutado sus
tanto han hablado las gacetas extranjeras; Curas diferentes ridículas acciones, de arrojar
respondióme con al.eo de misterio para que al río los platos, cucharas, tenedores y otroJ
no lo eyesen los que me acompañaban, que utensilios. 11
lo tenían depuesto de su empleo de Procura- Una vez llegado a la Capilla de San Mar-
dor general, y desterrado en el pueblo de la tín, a una legua de Yapeyú, establecióse allí
Trinidad, a que repuse. Jin mostrar parti- Bucareli, y comenzó su grande y dificilísima
cular deseo, que le dijesr me hol.aaría verlo. obra. Felizmente contaba con 1.500 hombres
Más adelante. estando Burareli en la Capi- de annas tomar, y gracias a la -:::ercanía de
lla de San Martín, a una legua de Yapryú, Yapeyú, este pueblo podría proporcionar los
supo que Nkolás, el terrible Rey drl Para- necesarios víveres, así para sus hombres como
guay, estaba a la otra orilla del río y, en para la caballada. El 21 de junio, escribió al
conformidad con los deseos que había mani- Padre Vergara, dándole a conocer que había
festado, pasaría d indio a saludarle, si así le dispuesto que dos partidas, al frente de las
ordenaba. Era un indio como de cincuenta que irían el Capitán .Juan Franci~co de la
años, escribía después Bucareli, con desemba- Riva y don Francisco Bruno de Zavala, reco-
razo de hombre que no extrañaba la novedad gerían a los misioneros del Paraguay, y de los
de lo que oía, y me hizo su oración con bas- Siete Pueblos, mientras que él personalmente
tante entereza. Le preguntó, sin duda, por su correría con el desalojo de los que estaban en-
reino y por su corona real, lo que debió de tre los ríos Paraná y Uruguay, y le ordenaba
hacerlo sonreir al ladino Nkolás y como in- que, conforme a promesas dadas, entregara
dio que era, le llevó tal vez a mover su dedo a aquellos sus capitanes sendas cartas para
índice junto a la sien. No era sino Procura- cada uno de los misioneros.
dor general, debió de responderle ~ y aun de Tan poco preparado tenía Bucareli su plan,
ese cargo me han desposeído . No debió satis· ron excepción del inútil boato militar, que al
facerle tal respuesta, si es que la dió, ya que distribuir ahora los grupos de pueblos, se olvi.
observé después, traía criado que le tomaba dó de tres de e11os y no extendió providencias
el caballo, distinción que ninguno osaba, y algunas a los mismos. Estos tres pueblos eran
lo que más noté, cuando se desmontaba, has- San Joaquín, San Estanislao y Belén de Mba-
ta los mismos caciques le tenían el estribo, y yas. Su existencia misma pasó desapercibida
le trataban con atenta veneración. 9 para el avisado Gobernador y para sus se·
Persuadido, o no. de la realidad de Nicolás gundones. 12
Primero, Rey del Paraguay, creyó Bucareli Conforme a órdenes de Bucareli, Murphy
qul:' era más político sacarle de las Misiones, Gobernador del Paraguay engrosó el ejército
pues podría ser perjudicial al tiempo que iba a de Riva Herrera, con doscientos hombres del
establecerse el nuevo gobierno, y más tenien- destacamento del Paraguay, para así arrestar
do crédito de advertido y de valor entre ellos. a los 15 jesuítas que estaban al frente de los
Por eso resolvió llevar consigo a Buenos Ai- pueblos de San Cosmc, San Ignacio Guazú,
res al pregunto Rey del Paraguay. Santa Rosa, Santa María de Fe, Trinidad,
Remontó Bucareli el Uruguay, v el 16 de Jesús y Santiago, todos los cuales estaban
junio, estaba en el Salto Grande, desde donde situados entre Jos ríos Paraguay y Paraná.
escribió al entonces Provincial Padre Manuel Conforme a una instrucción,14 debía inti-
Vergara, que activara los preparativos para mar el acatamiento al real decreto de ex-
su marcha para este pueblo [de Yapeyú], en pulsión, así al Cura como a sus compañeros,
donde espero hallar a V .R. en conformidad en cada pueblo, y a los cabildantes indígenas,
de los anteriores avisos y sus respuestas. 10 Ver- que habrían de estar presentes a este acto;
gara que, a la sazón, se encontraba efectiva- servirían de testigos, y recibirían a los susti-
mente en esa Reducción, escribió que perma- tutos de los expulsOs, como también al Ad-
necería allí hasta la llegada de su Excelencia. ministrador que se les señalaría. A continua·
El tímido Bucareli, que tanto desconfió de ción habrían de proceder a la ocupación de
Nicolás ~eenguirú, desconfió igualmente del bienes y papeles, controlar el inventario, que
buen Vergara, y tenía motivos graves para había ordenado existiera en cada pueblo, y
ello, ya que había sabido por algunos indios hallándo)o puntual lo suscribiría así el Co--
que este jcsuíta, por su propia mano, había misionado, como Jos Jesuítas salientes y los
hecho quemar unos libros, y por otro supo curas entrantes, además del Corregidor o de
EXPULSION DE LOS ]ESVITAS Df: / .AS JU:DCCC/0.\'I:S 6i9

su Teniente, de dos de los Regidores, del Pro- acato y pongo sobre mi cabeza. Detúvose un
curador y de Jos Mayordomos, y como si todo momento el Comisionado, como atónito, y
esto fuera poco, el Administrador particular. Juego, saltándosclc las lágrimas de los ojos,
Los efectos del pueblo se guardarían en el dijo: No esperábamos menos de su Reveren-
almacen o los almacenes, cuyas tres llaves cia, Padre Provincial. Porque aun aquello~
serían distribuidas entre el Corregidor, el ministros dd Rey, que eran enemigos de los
Mayordomo y el Administrador, silndo del jesuítas tenían en alto concepto la santidad
cargo de este último la falta que se reco· de este Padre, agrega Peramás. JG.
nociese o no se comprobase con documento. El segundo paso fue, como en todos los pue-
Este. además, cuidará de que se repartan los blos, recibir las llaves de la iglesia y alma·
trabajos para el bien común, proporcionando renes, y encerrar a los expulsas en una pieza
aquéllo_. según la costumbre del pueblo. o Se- con centinelas a la vista, prohibiéndoles to-
gún estimase que pueden ser más útiles y da comunicación externa, tomándoles previa-
convenientes, sin permitir decadencia en este mente declaración sobre su obediencia a la
imbortante punto , y persuadiéndoles a los real orden, y tomándoles después cuenta de
indios los ventajosos efectos que reportarán los bienes del pueblo.
de su aplicación al trabajo. Debían los co- El Padre Mascaró presentó el inventario 1'1
misionados, y Jo eran en este caso, Riva He· de lo existente en esa Reducción. Fue contro-
rrera y Zavala, exponer a los indios cuán lado, antes de ser entregada la Reducción
grandes eran las preocupaciones de S. M. en a los Padres Marcos Ortiz y Bernardo Gue-
favor de ellos, ya que los destinaba a ocupar rra, de la Orden de Predicadores, allí pre-
los empleos más distinf!uidos, i.t?ualmente que sentes. Por administrador fue nombrado un
los españoles, prometiéndose S. M . que edu- tal Gregorio de Soto. El acta fue firmada
cados según su Real intención, llegará el caso por éste y por Maximiano Chepoté, como co-
de que vean a sus hijos Curas de sus pueblos, rregidor, Manuel Javier Arayú, como secre-
y de que perciban manifiestamente las con- tario y Diego Guacuyú, como mayordomo.
siguientes ventajas de su Real resolución, así Tres días pasaron los adlátcres de Buca-
en lo espiritual como en toda clase de ade- reli en controlar el inventario del pueblo, co·
Lantamiento 15 . menzando por la Iglesia, que tenía cinco
Riva Herrera y Zavala cumplieron con su altares con sus retablos, su órgano y su pila
cometido, por sí mismo o por sus segundos, bautismal de piedra. Además de los muchos
sin que Bucareli personalmente tomara a su ornamentos, tenía de plata labrada una cus·
cargo, como había manifestado) el desalojar todia grande, toda dorada y adornada con
a los jesuitas de la región comprendida en- piedras de Bohemia, y un copón con dos cas-
tre el Uruguay y Paraná. quillos y una cajita de oro y otra de plata
El primero en acometer ]a que se creía di- para llevar el viático de los enfermos.
fícil empresa fue el Capitán Nicolás de Elor- Se consigna también una cruz parroquial
duy, con el doctor Antonio Aldao. Prcsentá- con su asta de plata, y una sacra con figuras
ronse en efecto en Yapeyú, con una fuerte doradas ricamente, y unas sacras de plata y
escolta militar, el día 16 de julio. Allí se ha- una lámpara grande ron su vaso de plata.
llaba, a la sazón, el Provincial, Manuel Ver- Había ocho cálices, entre ellos dos de plata,
gara; su secretario, el Padre Segismundo Gar- dorados; uno con el pie de cobre, ricamente
cía; el Cura del pueblo, Padre Jaime Mas- dorado y guarnecido de piedras de Bohrmia,
caró; sus compañeros sacerdotes, Francisco y tres de plata con cinco patcnas de plata, y
Javier Limp y Francisco Sanna, y los coad- tres de plata, dorados. En el Calvario el Santo
jutores Juan Tomás y Rupcrto Talamcr. El Cristo tenía una peana de piedra, pero con
Padre José Peramás ha referido cómo se in· chapa de plata en uno de sus lados, y de
timó en Yapeyú la real orden de expulsión: plata era la corona de la Virgen: como tam-
Convqcó el Comisioado a los Jesuitas, que bién las dos mallas para los lados de la cruz.
estaban en aquella casa, y leído el decreto Había otros tres Cristos de plata con sus pea-
del Rey, preguntó al Padre Provincial Ver- nas de madera labradas.
gara qué respuesta daba a lo que en él se En la sacristía se hallaron: un crucifijo de
contenía. Yo, dijo el Padre, en nombre mío Jaspe con su peana de plata; cuatro láminas
y de los misioneros mis súbditos, me sujeto romanas con sus marcos adornados de metal,
absolutamente a ese precepto del Rey, y lo ricamente dorados; otras dos, guarnecidas de
SUCESOS DE RF.PERCVSJON EXTERNA

cristal y flores de metal dorado; cinco cam- 5. 700 bueyes mansos


panillas finas que tienen mucho de plata mez- 2. 264 novillos potros
clada. 46. 118 ovejas y carneros
Si abundantísimos eran los ornamentos liturgicos, 4. 213 caballos mansos.
no menos Jo eran los vestidos de Cabildantes, dan-
zantes y militares, y Jos de éstos y los de los pri- En Yerba Mate era pobre Yapeyú, ya que
meros, eran de damasco, de Cambray, de Ruán, sólo contaba con un yerbalito, pero tenía scm.
de Raso, de tafetán, en los colores más variados.
Los vestidos de los militares, aunque vistosos y bradas 33 fanegas de trigo, 9 de cebada, 12
con guarniciones de plata no pocos de ellos, eran de habas, además de lo que, ya cosechado,
de granilla, de hilo de algodón, de calamaco o de existía en los almacenes. Ocho eran su5 algo-
pañete.
En la Biblioteca se hallaron unos tresciento.f
donales.
S6senta volúmenes, en tre ellos un ejemplar del Debía Yapeyú a los pueblos de San Ignacio
Manuale ad usum Patrum y uno de los Sermones y San Cosme, 76 y 122 pesos, pero le debían
de Yapuguay, libros ambos impresos en las Reduc- varios otros pueblos: 23 pesos Loreto, 2.453
ciones. Había. adcmás, un cjemplar del Ver, oir,
oler, gustar y tocar, título de uno de los libros San Miguel; 192 San Juan, 5.026 San Lo-
publicados por uno de los más ilustres calígrafo: renzo, 2.005 San Borja y 8.133 Santo Tomé.
y de los más grandes pedagogos que ha tenidc Los hombres que, por espado de siglo y
España.
Los géneros de Castilla almace nados y para el medio, hicieron la grandeza de este hi5tórico
uso o VC'nta a los indios eran tan variados como pueblo, fueron sacados de su prisión a las
curiosos, ya que SC' anotaron, en plata de chnfalonía. cinco de la tarde, del día 20 de julio. pero
52 marcos; en hilo de oro J' plata, 11 libras, 14 estaban aún en él cuando supieron qut' Buca-
onzas; en galones nuevos de oro y plata, 22 libras;
en galones, con sendas. 2 libras; en libros de oro, rcli había llegado a la capilla de San Martín,
300; en libros de plata, 125; 140 piezas de bre- distante una legua del pueblo.
taña, 40 piezas de encajes, 3 piezas de Cambray; Estaba con verdad<'fo terror de lo que Jos
130 varas de raso nzul; 22 de persiana colorada;
28 varas de medio ti::ú de oro y plata ; 40 pnñuelos jesuítas harían y acontecerían, y no obstante
de la China, de seda; etc. contar con abundantísima tropa. no las te-
La herrería, la platería , la c;~rpinterí<t. la oficina nía todas consigo. Creemos que el Padre Her-
de carretas, la de- hacer rabeks, la de los cons- nándcz no yerra al escribir que cualquiera
tructores de barcos y la de los fabricantes de tejos
estaban esplendidamente dotadas. En la Escuela pensara que se trataba de al{!utla hazaña im-
de Música se hallaron; 7 arpas , 3 nuevas y cuatro portante de guerra, en que el ca pitán general
usadas, además 2 chicas ; 13 violines, de Jos qu ~ disponía el camino que había de seguir loJ
8 eran nuevos ; 4 chirimias nuevas y 7 viejas ;
3 bajones nuevos y dos vicjos; 3 clarines, 2 claves, cuerpos de ejército, reservándose él para to-
uno grandt' y uno pequ('ño ; un violín , una trompa mar las disposicion es más oportunas en el
de caza y dos flautas. momento de la acometidaY" Si se tiene pre-
srnte la larga estadía de Bucareli en el Salto,
Al ser interrogado el Padre Mascaró por
con frecuentes aunque imaginarios asalto5, a
el estado de las estancias, dijo que en los
causa de las ficciones de los indios, y si se
puestos de San Pedro, de San Pablo, de San
tiene presente que al llegar a Yapeyú, no se
Francisco de Asís, de Santa Ana, de San Joa·
atrevió a entrar en el pueblo, y se estableció
quín, y en otros muchísimos puestos, estaba
en la Capilla de San Martín, a una legua de
el ganado que constaba en los libros, y que
distancia, y siguió preguntando si eran cier·
a más del ganado~ así en una como en otra
tos tales o cuales rumores, es evidente que el
banda, hay distintas capillas, y mostró un
miedo le dominaba.
mapa de las Estancias existentes desde el Río
Negro hasta el Botoví, por la parte oriental, Al llegar a este punto recibió cartas de
y por la occidental, desde el Miriñay hasta la
congratulación y de sumisión, de parte del
división del pueblo de la Cruz. Consta que Provincial Vergara y del entonces Superior
había, entre otros rubros: de las Misiones, Padre Lorcnzo Balda. Quie-
nes han opinado que la ingenuidad de los
1 . 338 yeguas en la cría de mulas jesuítas pudo sugerir a los indios de San Luis
2. 761 yeguas en la cría de caballos la candorosa carta, a que nos referimos más
340 mulitas de un año. arriba, opinan que la carta, que en esta or.a·
. 185 potros de un año y de dos sión escribió el Padre Balda es una fina sátira
258 ·burras en la cría de burros que esconde en su redactor a un sutil humo-
6 596 vacas lecheras rista.w
48. 119 vacas de rodeo Aunque lo contemplo a Vuestra Excelencia
EXPULSION DE LOS JESUITAS DE LAS RF.DL'CC/ONES 681

con las penosas molestias de un viaje tan di- ñía, o fuera de ella, llevaba correspondencia
latado por agua y tierra y, sobre todo, con relativa a esta administración, dijo Que con
el grave peso de los importantes negocios que los Curas de los pueblos que son deudores, y
nuestro Soberano (que Dios guarde), ha fiado con el Padre Roque Ballester, rector que fue
a la experimentada fidelidad, prudencia y del Colegio de Corrientes, y asimismo con el
destreza de V. E ., por cumplir con mi obli- Padre Tomás Arnau, Cura del pueblo de San-
gación no me es permitido dejar de saludar ta Rosa; ellos eran los su jctos de su Compañía
a V. E. como por ésta lo hago con el mayor con quienes ha tenido la correspondencia que
rendimiento, deseándole que el más fino y se pregunta ; y que en cuanto a los sujetos de
sincero afecto, que haya llegado V. E. con fuera, estando la tropa en los pueblos de la
salud a estas Misiones, donde todoJ, así los otra ban-da del Uruguay. hizo algunos tratos.
Religiosos como los- indios, estamos con deseo Preguntado si llevaba ruenta y razón formal
de servir a V. E. con las luces que, para el de todos los negorios y tratos, pagos y con-
buen éxito de tan graves ntf!Ocios, se requiere fianza que se le han of reddo ron motivo de
y necesitan , y termina asegurando qur siem- su administradón, dijo que sí.
pre estoy pronto para cuanto V. E. ordene a Preguntado si esta cuenta y razón está en
mayor gloria de Dios Nuestro Señor y de uno o más libros, y dónde existen éstos y los
Nuestro Católico Monarca (que Dios guar- demás papeles respectivos a todos los tratos,
de), y de V. E. cuyas órdenes espero con pagos y confianzas, que responde hahérsele
toda sumisión y rendimiento, con sef!ura vo- ofrecido, dijo que, resperto de estar liquida-
luntad de complacerle. das todas las <'Uentas, no existe hoy libro al-
No tuvieron el gusto de complacerlo, ya guno donde <'Onste la <'uenta y razón que lle-
que el día 17 del mes de julio, mien tras los vaba.
indios estaban, por la tarde, en la iglesia, re- Preguntado qué hizo de dicho libro, y por
zando el Rosario, embarrados en Jos botes qué razón no sólo se deshizo de él , sino que,
que estaban prevenidos al efcrto, fueron lle- estando sin <'ancclar las cuentas con los otro!!
vados río abajo, ron rumbo al Salto. pueblos, no las reservó para ralificarión dei
El haber podido extrañar a Jos jesuítas cxis- <'argo; dijo que el libro lo quemó. porque
tentcs en Yapcyú , sin un disparo siquiera, juzgó que no Jo debía conservar principal-
debió de tranquilizar a Bucareli. Aun más : mente cuando, aunque estuviesen abiertas las
había todas las garantías de que podría él cuentas ron cuaksquiera de los otros pueblos,
entrar en la Redurrión sin peligro alguno se pasaba por la fe de los sujetos que estaban
para su persona. Así lo hizo en eferto el día en ellos.
18 de Julio, dando a ésta su entrada todo el Preguntado si se quedaba ron copia de la
aparato y ostentación que cupo, para captar correspondencia, dónde existe, y las carta$
la bennevolencia y el respeto, poniéndome a la originales que ha recibido, dijo que algunas
cabeza de los Granaderos, cuyas gorras nuuca veces se quedaba con copia, que ésta existía
vistas causaron a los indios grande admira- en el libro que ha quemado, lo que también
ción.20 eje<'utó con las cartas originales que ha reci-
Valientemcnte, como hasta aquí, siguió Bu- bido,
careli en la brava empresa, por medio de Preguntado si ha tenido otro Padre coad-
sus subalternos, pero él mismo llegó, en ese jutor, lego o persona extraña que le ayudase
mismo día 20, a la Reducción de La Cruz. a llevar la correspondencia y libros para el
Era allí Cura el Padre Miguel Morales, y fue manejo de esta administración, y donde exis-
él quien hizo la entrega del pueblo de Nuestra ten estos sujetos, dijo que no.
Señora de la Asunción, vulgarmente Jlamado Preguntado si, a más de los créditos pen-
La Cruz. En el largo interrogatorio, a que se dientes, y constan del inventario. tiene algu-
le sujetó, declaró entre otros puntos, los si- nos otros este pueblo con los dichos oficios
guientes: de Santa Fe y Buenos Aires, o con otros indi-
Preguntado qué método tenía establecido viduos, dijo que no.
para el reintegro o pago de las deudas, dijo Preguntado qué orden o método tenía es-
que el método era pagarse frutos con frutos, tablecido de comerciar unos pueblos con
y algunas veces con libranzas a los oficios de otros, dijo que dando los efectos que produ-
Misiones de Buenos Aires y Santa Fe.21 cían unos pueblos por los frutos de otros.
Preguntado con qué sujetos de su Compa- Preguntado si tenía algunos caudales en su
682 SUCJ·:SOS Df: REPERCUSiON EXTERNA

poder, o en el de cualesquiera persona, dijo De La Cruz pasó Elorduy a Santo Tomé


que no. y allí se presentó el día 2 de agosto. El en-
Fuéle preguntado si este pueblo y Jos otros tonces Cura, Padre Feliz Blanich, lo propio
concurrían al cuerpo de la religión con alguna que los dos recordados ya, como todos los
cantidad anual, o si Jo han hecho en algún demás, acataron sin proferir una queja, la
otro caso ; dijo que no había entablada anual- real decisión y secundaron generosamente la
mente ninguna contribución, aunque en algún confrontación de los inventarios con los
bienes del pueblo. Del interrogatorio a que
otro caso se ha dado alguna limosna a algún
se le sujetó, tomamos lo que transcribimos a
Colegio pobre o a nuevas fundaciones de doc- continuación24:
trinas de los infieles del Chaco.22 Preguntado cómo, no teniendo frutos bas-
tantes para su subsistencia, podía ser verifi-
En La Cruz no había la riqueza en platería, que cable el pago con frutos de la tierra; dijo
había en Yapeyú, como tampoco en ornamentos
sagrados, pero talvez contaba con mayor número que, aunque no los tiene al presente, ponía
de estatuas de Cristo, de la Virgen y de diversos los medios para tenerlos en futuro ; son pri-
santos. Vale la pena anotar que, entre las tallas mero, los yerbales, los que constan de las
de la Virgen , se anota una en esta forma: de
Nuestra Señora de Mbororé, en recuerdo de
plantas que son capaces hoy de ser trasplan-
gratitud, sin duda alguna, a la famosa batalla naval tadas y de los almácigos que tiene sembra-
alcanzada por los indios en 1641. dos; segundo, de los algodonales.
En otros capítulos transcribimos lo que nos dicen Preguntado con qué sujetos de la Compa-
estos inventarios de La Cruz sobre su Iglesia , Casa
de Jos Curas y Casas de Jos indios, pero vamos a ñía, o fuera de ella, llevaba correspondencia
transcribir algunos otros rubros de interés: 2.1 relativa a esta administración, dijo que con
Hay una cantera de piedra, a distancia de cuatro ninguno de fuera, y sólo con los de su reli-
cuadras de la orilla de este pueblo; los indios le gión, y principalmente con los Curas de las
nombran ltaquí, que en castellano quiere decir
piedra blanda, de la cual se pueden labrar postes, Misiones, según lo manifiesta el mismo in-
como se han labrado en las últimas casas que se ventario.
han hecho. Preguntado si llevaba cuenta y razón for-
Item, en la orilla del Miriñay, de esta banda,
a d istancia de diez y ocho leguas, se ha descubierlo mal de todos los negocios, tratos y pagos que
una cantera de cal, mina segunda; se <descubrió en se le han ofrecido con motivo de esta admi-
estos meses pasados, después de muy buscada. nistración, dijo que sí.
ltem, una capilla, en un lado de la plaza , para Preguntado si el pueblo no tiene otros bie-
depósito de los difuntos y para llevar el Señor a
los enfermos que comulgan en Cuasimodo, cuando nes que los que constan del inventario, o
se les puede llevar sin riesgo de que se les agraven algunas acciones, dijo que, en cuanto bienes,
sus achaques. no le constan otros que los que ha manifes-
lt<'m. un galpón con techo de teja, con dos tado, y por lo perteneciente a acciones, no
hornos para quemar ladrillos y tejas, y otro en la
misma forma , aunque más capa1., para la oficina sabe de otra que una de doscientos pesos sen-
de las tejas y adobes; uno de los hornos está cillos, de a ocho reales, contra el teniente
caído. coronel D. Antonio Catani, y cuya obliga-
ltem , varios algodonales, de los cuales se suelen ción está en manos del procurador del pue-
recogcr anualmente más de dos mil arrobas de
algodón; pues ha habido año en que la plaga del blo, José Yhé.
gusano no se ha sentido, y se han recogido más Reconvenido cómo puede ser cierto que
de tres mil arrobas. no tenga otros bienes el pueblo, cuando al
ltem, tiene un yerbal de yerba caaminí; la ~
más plantas de él son modernas, que en creciendo
mismo tiempo que se reconoce su escasez,
éstas se podrán hacer, cada <los años, mi.l y dos- resulta también cargado con tan considera·
cientas arrobas: hay más de cinco mil o se is mil bies dependencias, dijo que, habiendo queda-
plantas en la huerta, destrás de la casa donde han do el pueblo pobrísimo, por haberle sobrecar-
habitado los sacerdotes, Cura y Compañero, para
trasladarlas a dicho yerbal en estando capaces de gado uno de los Siete Pueblos de la otra
ello, de una vara de alto, y enramadas, por haberse banda del Uruguay, ha sido después preciso
antes despuntado. hacer algunas deudas como medio para res-
En los d eposi tas había 2.550 arrobas de yerba tablecerle, cuyo restablecimiento consta, no
Caá-miní, 1.000 arrobas de algodón, 740 arrobas
de Lana, 6.022 varas de lienzo delgado, 4.070 de sólo de haberle mantenido estos seis años,
lienzo ordinario, y en cuanto a la ganadería, había sino también del aumento de la estancia.
32.000 cabezas de ganado vacuno, 5.400 yeguas Preguntado si tiene algunos caudales en
en cría de potros y de mulitas, 27.000 cabezas de
ganado lanar, 1.800 bueyes, 400 caballos mansos, su poder o en el de cualquiera persona, dijo
430 burros, 140 mulas mansas y 130 cerdos. que nada.
EXPULS/01\" DE LOS }EH'ITAS DI·: J.A.\ JU:Dt'CC/0.\'ES

Preguntado si este pucblo, o Jos otros. con- Miguel 1.892, y menores cantidades a otros diez
currían al cuerpo de la Religión con alguna pueblos. Para responder a cs1as deudas contaba
con 15.396 cabezas de ganado vacuno y 18.471 de
cantidad anual, o si lo han verificado en ~anado ovino sin contar otras cantidades menores
algún caso y de orden de quién, dijo que de otros tipos ganaderos.!!G
el declarante en ningún caso ha concurrido
con la más leve cosa, y que Jos demás curas Despachados los misioneros al Salto, en h
responderán lo que les haya pasado en este mañana del 4 de agosto, cruzó Elorduy el
caso. río y entró ese mismo día, en San Borja. En-
Preguntado dónde se halla el ganado que tre Jos objetos de plata, halló una custodia
señala en dicho inventario, cómo se verificó de plata sobredorada, con esmaltes; Cálices,
su existencia, y por dónde consta el distrito siete; cinco de plata sobredorados, dos de
de este pueblo y sus estancias, dijo que se éstos esmaltados y dos de plata; siete pate-
halla la estancia dividida en sus puestos, nas y tres cucharitas, todo de plata ; copones
cuyos nombres constan del libro que tiene el de plata, tres; cajetas de plata en que se lle-
procurador del pueblo; que su existencia se vaba el viático, dos, una sobredorada; vina-
verifica por la cuenta que al declarante le jeras de plata. cinco pares, con tres salvillas
trajo el procurador, a fines del mes de junio y dos platillos; un incensario de plata con su
del presente año; en cuanto al terreno del naveta y cuchara de lo mismo; doce canddc-
pueblo y sus estancias, consta de los títulos ros de plata; un jarro de plata; dos vasos
que, en nombre de S.M.C. dió a este pueblo de plata; un hostiario de plata; saleros de
el señor oidor D. Fulano Valvcrde, a lo que plata, uno con su salvilla, lámparas rle pla-
se refiere, pues constan en el archivo; y res- ta, una pequeña; tres crismeras de plata; una
ponde que todo lo que lleva declarado es la corona sobredorada para la Virgen.
verdad, en cargo del juramento que tiene El Padre Carlos Pérez declaró el ganado
hecho, en que se afirmó y ratificó; y lo firmó existente, que no era poco: 10.626 cabezas
ante los testigos ante quienes se actúa, a falta de ganado vacuno, sin contar 3.300 novillos
de escribano. 2 ~ y toros mansos, y 13.425 ovejas y cameros,
y también declaró las deudas que tenía con
Los objetos de plata, existentes en Santo Tome, varios pueblos y con los Oficios o Procuras
no eran pocos, pues consta que había: vinajeras de
plata con sus platillos, cuatro pares de ellas; un par de Buenos Aires y Santa Fe. Hasta debía
y dos platillos sobredorados y un jarrito también 60 pesos a un tal Lucas Cano.
sobredorado; seis blandones nuevos de plata; Todo eso era del pueblo, en contra o en
cuatro candeleros de plata, y otros cuatro peque-
ños; cuatro de bronce y cuatro blandones viejos favor, pero declaró el misionero que no era
de plata ; dos ciriales de plata, un acetre con su del mismo sino que pertenecía al Provincial
hisopo, dos incensarios con sus navetas y cucharas Manuel Vergara, un reloj de sobremesa, con
de plata, y una lámpara también de plata; sacra despertador y campana, y eran de su uso
con su lavabo y evangelio de San Juan, d e plata,
la una; una sacra de plata con la figura de Pe- personal, 30 libros de ascética que obraban
licano ; una cruz parroquial de plata sobredorada; en su poder.
vaso de purificar los dedos, uno con su platillo de Del interrogatorio sólo vamos a transcribir
plata ; un vaso de comunión , de plata; una custodia
de plata, sobredorada con pedrería falsa; un Santo cinco líneas, pues lo demás coincide substan·
Cristo de marfil con los remates de plata; un cialmentc con las declaraciones de los demás
hostiario de plata; un copón y dos casquillos de misioneros y refutan uno de los asertos más
pla~a ; el copon sobredorado; una campanilla de
infundados que, desde los tiempos de Barúa,
plata sobredorada; campanillas pequeñas, diez y
seis; una crismera de plata y salero de plata , uno; hasta los de Lugones, se estampan contra la
un guión bordado, con su cruz de plata; cinco conducta de los Jesuítas:
aras, un pendon con su cruz de plata, un casquillo Preguntado si este pueblo y los otros con-
de plata; una llave d e sagrario de plata con cinta
y galón; encima en antifonario; tres sillas de ter-
currían al cuerpo de Ja religión con deter-
ciopelo, guarnición de galón de plata y siete sobre· minada cantidad anual, o si lo han hecho en
mesas tejidas a pala con variedad de labores; algún otro caso, dijo que nunca se ha hecho,
una baCinija de plata para hacer las hostias; unas ni sabe se haya concurrido al cuerpo de la
espabiladoras de plata.
En cuanto a ornamentos, vestidos de los dan- religión con cosa alguna, ni en ningún caso.27
zantes, instrumental en las diversas oficinas, pro- De San Borja pasó Elorduy a Santa María
ductos en Jos almacenes, se parecía Santo Tomé a la Mayor y allí le hallamos el día 11 de agos-
La Cruz y a Yapeyú, pero se diferenciaba de esos
pueblos en sus muchas deudas, ya que a Yapeyú
to, con el entonces Cura, Padre Rafael Caro-
debía 8.133 pesos, a Los Mártires 2.061, a San pomar. Según el inventario, los objetos de
684 SUCESOS DE REPERCUSION EXTERNA

plata pasaban de veinticinco y Jos ornamen- Preguntado el Padre Cierheim qué méto·
tos, eran más de cincuenta entre las casullas, do tenían los misioneros para el reint<'gro o
capas y frontales; eran abundantes y visto- pago de las deudas, contestó diciendo que
sos los vestidos de cabildantes y danzántes, era el método común de trocar los ~éneros
y los almacenes estaban bicn surtidos de pro- " efectos en estas doctrinas, o venidos de
ductos de Castilla, como 53 quintales de hie- /l)s oficios de misiones; verbi gracia paños y
rro en planchas y barras, 8 quintales de ace- SP.das por vacas y algodón, según las faltas
ro, 23 arrobas de azufre, bayetas, paños, sem- que tenía el pueblo, cargando cada género
piternas, 1O gruesas de botones, 68 millares pnr su justo y arreglado precio; y en el tiem-
de agujas, 4 docenas de navajitas, 6 doce- po que aquí estuvieron los señores demarca-
nas de tijeritas, muchas rcsmas de papel dores, compraron por plata algunos géneros
blanco y cien artículos más para el consumo de este pueblo a mi antecesor. Yo he gastado .
del pueblo. se~ún me acuerdo, ciento diez y seis peso~,
En los rampos había 12.000 cabezas de poco más o menos, en comprar vacas, y la
ganado vacuno y 7.475 de ganado ovino, sin restante se ha derretido y aplicado a la iglesia,
contar otras especies en menores cifras. De pqra lo que se ofrezca del culto divino, como
cerdos sólo había 35 cabezas. r.o-.-;ta del inventario.
Preguntado si existían en su poder algu· Preguntado si este pueblo y los otros ron-
ri~rrían al cuerpo de la Religión con alguna
nos caudales, o en el de cualquiera otra per·
sona, dijo: No tengo caudal ninguno en mi r>intidad anual, o si la han h<'cho en algún
poder ni en el de otra persona. otro caso, dijo que en ningún tiempo ha
r.oncurrido con pensión alguna a su religión;
Preguntado si este pueblo y los otros con·
que lo que sí ha hecho, alguna vez, es soco-
currían al cuerpo de la Religión con alguna
r:--:-r, por vía de limosna, ron alguna pieza
cantidad anual, o si lo han hecho en algún
d ~ lienzo a las nuevas reducciones de los in·
otro caso, dijo: En nú tiempo no ha con- !!Pies, haciendo este bien por vía de sufragios
currido estC pueblo al cuerpo de la religión
~ !os difuntos de este pueblo, a quienes debe
con cantidad alguna anual, ni ~é tampoco el r.omún socorrer de justic-ia.:10
lo hiciere antes; de los otros pueblos no me Con la ocupac-ión de estos siete pueblos
consta. 2 :-~
cumplió c-on su misión don Nicolás de Elor-
Despachados Jos misioneros al Salto, pasó duy, y envió a Ruc-areli las ac-tas e inventarios
Elorduy a la Reducción de Mártires, donde de: todos los bienes inc-autados a los jesuítas
era Cura el Padre Ignacio Cicrheim y eran en los mismos.
sus compañeros los Padres Antonio Basualdo Mientras Elorduy, ron abundante tropa
y Alejandro Villavieja. El Capitán de los realizaba su difícil misión, Francisco Bruno
tercios de Corrientes fué el encargado de cus- de Zavala, igualmente pertrec-hado, llevaba
todiar en una sala a estos reos, mientras se a cabo la suya, más difícil aún, ya que no
confrontaba lo existente con el inventario que S<' trataba de los padficos pueblos del Pa·
había hecho el Misionero, según se le había raguay, sino de los Siete belicosos del Uru-
ordenado. guay, que las gacetas holandesas tanto habían
ponderado. Menos mal: ~eenguirú no estaba
La Platería, los ornamentos sagrados, la ropa allí, graeiás a la sabia previsión de Bucareli.
blanca de la sacristía, el instrumental de la armería, Antes de pasar a esos pueblos y antes de
de la herrería, de la platería, de la sombrerería,
de la tornería, de la arpería, de la rctablería, de ser oc-upado el de Yapeyú pudo persuadirse
la carpintería, cie la barrilcría, de la carretería, de Zavala que era una ficción sin fundamento
la curtiduría y de la fabricación de rosarios era cuanto había llegado a noticias del timorato
tan abundante como en excelente estado de con-
servación, y en la Biblioteca había 350 volúmenes. Bucardi, sobre la magna convención que el
Tenía Mártires varios yerbales, varios algodo- Gc;bildo de Yapeyú había tenido con los
nales, varios campos de frutales y en un paraje Cabildos de los otros pueblos, y otras patra-
nombrado San José, en el Boyay, tenía dos retazos ñas análogas que habían llegado a alarmar
de cañaverales.:!!~
En sus estancias, denominadas San Jerónimo, al Gobernador. En una entrevista que tuvo
S::tnta María, San Gabriel y San Miguel, había con el Padre Vergara, éste manifestó a Za·
dbundantes cabezas de ganado vacuno, bovino y vala la conveniencia de que los Jesuítas per-
caballar. Se nos dice que en la de San Jerónimo
h?.bía 7.400 cabezas, 1.200 en Santa María, 8.500 manecieran algún tiempo con sus sucesores
:n diversos puestos. para orientarlos en el estudio del idioma, del
EXPULSION DE LOS jESUITAS DE LAS Rl~DL'CC/ONES 685

que estaban ajenos. Cuando emprendió la meres, y éste, y sus compañeros, fueron lle-
expulsión, bastante sonrojado debió quedar vados bajo custodia al Salto, desde donde pa-
Zavala, rodeado de tropa sobre las armas, al sarían a Buenos Aires, Zavala se trasladó al
ver que en todas partes, por obra de Jos Jc· pueblo de San Juan. Aquí estaba de Cura el
suítas, el Cabildo y Jos Caciques salían a su Padre Pedro Bicdma, y gracias a los inven-
encuentro, sacando al efecto el Real Estan- tarios que obraban en su poder, se pudo
darte y algunas banderas con la cruz de Bor- hacer de inmediato la trasferencia al nuevo
goña, y hasta levantando arcos con las Reales Cura, Fray Bautista Frates. A éste encargó
Armas. Hasta los Curas jesuítas le invitaban especialmente el cuidado de dos relicarios
a su mesa. Pero Zavala, que era de la cuerda grandes y un santo Cristo pequeñito que pa-
de Bucareli, pudo decir: Yo bien conozco rece de oro, según consta de una nota,'S como
que son cumplimientos fingidos.31 Era Cura también un cáliz de oro. Además de las mu·
de este pueblo el Padre Domingo Perfeti chas alhajas de plata, hizo la entrega del
quien, una vez hecho el inventario, fué des- pueblo a Fray Manuel Fernández, religioso
pachado a Buenos Aires. de San Francisco. Quedó por administrador
Pasó después Zavala a San Miguel, donde un tal Antonio de Quirós. Enorme era el
era entonces Cura el Padre José Ignacio Hu- caudal de objetos de plata que poseía la
meres. Como se hallase en su poder dos in- iglesia de este pueblo, como hemos recordado
ventarios de todo lo existente en el pueblo, en otro capítulo.
fué empresa fácil el constatar su exactitud. Notemos algunos hechos especiales. Antes
Así se hizo, con leves adiciones, y el cuidado de llegar Zavala a San Luis, el Cabildo, con
de San Miguel fué trasferido a Fray Sebas- fecha 28 de febrero de 1768, había escrito
tián Marceos. de la Orden de Santo Domin- a Bucareli, pidiéndole que permitiera a los
go, quien había venido con Zavala. Por ad- Santos Padres de la Compañía, hijos de San
ministrador fué nombrado el teniente de mi- Ignacio, que continúen viuiendo siempre en-
licias don Esteban de Vergara. 3 a tre nosotros, porque .no nos gusta tener Cura
Desde San Juan pasó Zavala a San Lo- fraile o cura Clérigo. El Apóstol Santo Tomé,
renzo, cuyo Cura era, en 1768, el Padre Juan Ministro de Dios, predicó la fe de estas tie-
Cayctano lbarguren. Le reemplazó un reli- rras a nuestros antepasados, y estos p[lrrocos
gioso de la Merced, Fray Ramón de Aquino, rrailes o párrocos clérigos, no han tenido
y no hubo novedad en el inventario. En él, interés por nosotros. Los Padres de la Com-
sin embargo, se anota la existencia de un pañía, sí, que cuidaron desde el principio de
órgano , en fábrica, con 114 flautas, lo que nuestros antepasados, los instruyeron, los bau-
indicaría que era San Lorenzo, a la par de tizaron y los conservaron para Dios y para el
San José y Yapeyú ~ un centro de fabricación Rey de España.
de instrumentos musicales. La platería, por Opina el historiador Julio César GonzáJczM
su parte, contaba con cuatro yunques. que esta carta debió de ser insinuada por Jos
Si comprensivo aunque lacónico es el in- Jesuítas, d Cura Juan Fabrer o el compa-
ventario de San Lorenzo, extenso y lleno de ñero Mateo Cano, pero es tener un pobre
pormenores es el de San Luis, a donde llegó, concepto de la mentalidad de esos hombres.
Zavala, el día 18 de agosto. El mismo nos Clausurados desde hada un año sus casas
dice que, habiendo confrontado a toda prisa todas, en todo el territorio del Río de la
los dos inventarios, que le presentó el enton- Plata. Tucumán y Paraguay, y los sujetos
ces Cura, Padre Juan Fabrer, con las reali- exportados, y sabedores de lo que era irre-
dades del pueblo, halló que armonizaban. mediable, habrían obrado con un exceso de
Eligió el día de San Ignacio de Loyola, ingenuidad, al haber sugerido semejante
31 de julio~ para entrar en el primero de escrito.
los pueblos, que fué el de San Nicolás. El Pero sea de esto lo que fuere, cierto es que
inventario levantado por el Misionero es bi- Zavala, al conversar con los cabildantes de
lingue,:~" ya que aparecen rubros como estos: aquel pueblo, aunque Jcs habló con mucho
Casacas de terciopelo pita ba-é, calzones de amor y afabilidad, les hizo conocer el mal
seda tubichá herá ba-é, o de picote hubaé, que hicieron en escribir. que no querían
o de damasco pyahú, y sombreros guerecó se les mandase Cura, y que V. E., por su
ba-é y medias yobay. bondad, y conocer que son unos pobres, que
Fray Marceos quedó en vez del Padre Hu- no saben lo que hacen, no había hecho caso.
686 Sl'CF.\OS DI~ RI·:PJ:.RCC'S/OS 1-:.'I.TJ~Rl\'A

Por una expreston de los indios, se podría el Padre Jo~é Cardicl, uno de los sindicados
colegir que no fué cosa de todo el Cabildo, por Valdelirios y por Gómez Freire como ins-
sino de alguno de sus acompañantes, ya que tigador tenaz contra la ejecución del Tratado
afirma Zavala que ellos han dado a enten- de Límites.
der que no saben de tal carta , y yo he maní... Sin embargo no hubo dificultad alguna,
festado que daba asenso a ello.' 6 como era de suponerse.
Según Bucarcli los Jesuítas, entre otros crí- En el pueblo de la Concepción, a diez días
menes, habían cometido el de no poner el del mes de agosto de este presente año, a
retrato del Rey en las diversas Reducciones, las once de la mañana le hice saber al Pa-
pero sabemos explícitamente por el Padre dre José Cardiel y al Padre Miguel Mari-
Cardiel, que lo había en todas ellas, y al lle· món la real pragmática sanción, en presen-
gar a San Miguel lo pudo comprobar el co- cia del corregidor, alférez real y secretario
misionado Zavala. El mismo, en cartas a del cabildo de este pueblo, y afirmaron que-
Bucareli, refiere cómo el Cabildo y la pobla- dar entendidos en todo su contenido; e in-
ción toda salió a recibirle con muestras de mediatamente en dos carretas y una litera,
regocijo y fiesta, manifestándose en todo fie- que de antemano tuve prevenidas, por me·
les y verdaderos vasallos del Rey y le ofrecie- dio del corregidor y administrador del citado
ron una comida bastante abundante y de- pueblo.. los hice poner y acomodar con sus
cente, la que admití con buena voluntad, equipajes y el viático necesario, entregándo-
asistiendo en ella los oficiales que vienen con- los una partida de tropa, al cargo del tenien~
migo y Religiosos, y mientras se comió, tocó te D. Ignacio Gómez, para que, en confor-
la música y cantaron en alabanza del Rey midad con la orden señor Gobernador y Ca-
y sobre el pórtico de la Iglesia estaba enar- pitán General de estas provincias, los escolte
bolado el Real Estandarte y un retrato de y conduzca al pueblo de la Candelaria, lle-
S. M." vándolos por fuera de los pueblos que hay
Todos estos hechos no los habían insinua- en su tránsito, a fin de evitar inconvenientes.
do tan sólo a los indios los Misioneros de la Y para que conste lo anoto. Francisco Pérez
Compañía, sino que los habían activado y de Saravia. 39
aun realizado ellos mismos, pero ciertos his- Antes de partir los dos misioneros nombra-
toriadores opinan que esos sí fueron obra de dos, respondió Cardiel a no pocas dificulta-
Jos indígenas, ya que no es concebible que des de Pérez de Saravia, entre ellas las dos
los jesuítas fueran tan generosos con sus ver- que transcribimos: .
dugos. Preguntado qué método tenía establen~o
Lo que contrasta enormemente con este de comerciar unos pueblos con otros, dqo
obrar de Jos jesuítas, es que hasta llegaron a quf': el conmut~~-L;nos géneros con-otros, se-
entonar un Tedeum, a la llegada del Comi- gún las necesidades recíprocas.
sionado, como acaeció en San Luis. Así en Preguntado de qué forma recibió o tenía
San Miguel, después del abundante almuer- las plarchas de plata que pone en el inven-
zo, expresó Zavala que era llegada la hora de tario, dijo que cuando entró a servir el cura-
ejecutar la Orden del Rey, y que con su obe- to de cst(' pueblo, notó que las indias usaban
diencia darían un buen ejemplo a los demás muchos zarcillos demasiado grandes, de pla-
Pueblos circunvecinos.. y a continuación orde- ta, y las pudo reducir a que se los diesen para
nó que se presentara la tropa. Entonces él ayuda de hacer unos candeleros para la igle-
con el Cabildo, acompañados de la infante- sia, dándoles otros zarcillos más semejantes
ría y los dragones, tomó prews a los misio- a los que usan las españolas ; añadiendo tam-
neros y los dejó bajo custodia con la orden bién de la hacienda común del pueblo al·
de evitar toda comunicación por escrito o gunas chucherías para completar, poco más
palabra con dichos Regulares. 38 o menos, su valor; y que el haberlos redu-
Para la ocupación de los pueblos de Con- cido a planchas fué para ejecutar la obra.
cepción, San Javier, Santa María, Loreto,
San Ignacio Miní y Corpus, fué diputa· Los inventarios son tan precisos y concrf'tns co-
do Francisco Pérez de Saravia, escoltado mo los de los otros pueblos, así en platería como
por la conveniente tropa. Esta era hasta ne- en las cosas necesarias a la vida, y es curioso anotar
que en los almacenes se hallaron espejos chicos ~.e
cesaria en esta empresa, por cuanto se halla- seis dedos de largo y cinco de ancho, con sus CaJl•
ba de Cura en Concepción nada menos que tas, doscientos cuarenta y ocho, y dos grandes d1
J::XPF/5/0l\' Df.' / .OS }E\VITAS nt:: / .AS RJ·:Dl"CC/0.\'FS 687

tercia de largo y cuarta de ancho; y en el altar hacia Buenos Aires, reemplaz.1ndolos en lo


mayor hay muchos chicoJ, y sie.te grandes como
los dos chicos; los chicos del altar mayor son Je~ espiritual Fray Luis Pintos.
tenla y seis, y el frontal tiene muchos más; y en Pronto se habría d ~ unir a ellos el Cura de
la Escuela de los músicos se hallaron: Arpas gran- San Javier, Padre Santos de Simoni. Era
des, 4; rabelcs, 6; rabelones, 2; espinetas, 7; violas, quien estaba al frente de este histórko pue·
2; bajones grandes, 2; bajones menores, 4; chiri·
mías grandes y pequeñas, JO; fagotillos, 1; cornetas, blo, tan abundante en el ajuar edesiástico
2; flautas de música, 4 ; órganos, 1; clarines, 4; pera como- en las cosas ··materiales, hasta ·poseer
además de esto hay en el almacen JI chirimías tres yerbales hortenses. El uno tiene doce mil
chicas y grandes, y 2 fagotillos.•o
y dos plantas. El segundo tiene siete mil ocho-
cientas y cincuenta y nu eve plantas. El ter-
Al referirse al ganado, escribió Cardicl: a
cero tiene treinta y seis mil y siete plantas.
fines de enero de este año de mil seteciento$
En todas ha\en el número de <'Ínruenta y
seunta y ocho visité los puestos y rodeos de
cinco mil ochocientas y sesenta y ocho
todas las estancias pobladas;> y hallé de vaca$, plantas. 42
veinte y cinco mil ochocientas cincuenta y
dos cabezas, y regulado el procreo desde ene- Muchos pueblos y personas diversas eran deudo-
ro a e$te mes de agosto, con lo que u ha ras a esta Reducción, mientras ella sólo debía
gastado para la manutención del pueblo, de can:idadcs mínimas a algunos pueblos; a la Cande-
laria , cuatro reales; a Nuestra Señora de Fe, cua-
los estancieros y otros muchos gastos que se tro libras de azahás y media de bermellon; a Je-sús
han hecho en viajes de carretas, etc., y pre- y a San Ignacio Miní, por fletes de alguna ha-
venciones con ocasión de la venida del señor cienda, traída para este pueblo en sus barcos, no
me consta de las arrobas, porque no me enviaron
Gobernador, que han sido muchos más que la minuta .de ella; es cosa de poca monta.
otros años; y entrando también en esta regu-
laridad de haber sacado algunos pueblos can- En Santa Ana hizo entrega del pueblo el
tidad de vacas que de sus estancias se ha- Padre Francisco Javier de Echagüe. En su
bían pasado a la de este pueblo, y las que extenso inventario anota más de den pi<'Zas
este pueblo ha pasado a ellas a causa de no de platería, entre eJJas: una lámpara, toda
ser estancia cercada; haciéndonos cargo de de plata, que sirve en la media naranja de
todo esto, juzgo, que hoy en todas las estan- la iglesia. 43
cias, habrá el número de veinte y cuatro mil
cabezas. De la n:bliotcca se ci:ce que constaba primera-
De cómo los Jesuítas administraban los mente, de ciento y ocho libros en folio mayor y
menor, de varias materias.
pueblos no como suyos sino de Jos indios, da ltem, ciento cinco libros en cuarto mayor y me-
de ello buena prueba esta declaración del nor, de varias materias.
Padre Cardiel : se dió un ornamento de misa, / ttm, sesenta y dos libros en octavo y menores,
de varias materias; son sesenta y dos.•a
menos el cáliz, para una misión de infieles.
Es de una tela como nobleza, que parece El Padre Echagüe fué reemplazado por
inferior a la persiana; se dió de limosna con Fray José Bias Agüero, mientras que, a lo..
consentimiento de los indios. José Cardiel, dos días, el Padre Felipe Ferder, fué susti-
de la Compañía de jesús. tuído por Fray Juan Antonio de Escobar,
Más adelante declaró que en el libro de después de entregar a la autoridad \om pe--
cuentas faltan poner el tributo anual, el diez- tente la iglesia de Loreto, de 75 varas de
mo, los gastos del amanuense, chasques, en largo y 30 de anrho, con sus tres naves y
pro de estos pueblos; limosna de las misas cúpula, y la sacristía ron sus abundantísimos
que se hacen decir en Buenos Aires a clérigos y ricos ornamentos. Se posesionó de las lla-
y frailes por los difuntos del pueblo, además ves de Jos a lmacenes Don Pedro José Verón.
de las que aquí decimos de balde sin limosna. El Padre Echagüe y el benemérito viejo
Por fin, escribió Pérez de Saravia: se re· Padre Matías Strobel, bajo la custodia del
conocieron en dicho archivo los mapas de alférez Domingo Rolón y cuatro hombres de
las tierras y jurisdicción que le pertenece, con escolta, fueron embarcados con rumbo a Ita·
los títulos de su propiedad y otros papeles púa. Allí los recibió el ayudante mayor D.
correspondientes al mismo Cabildo. y no ha· Juan de Berlanga, y los despachó a Buenos
hiendo otra cosa, se concluyó esta diligencia, Aires.
que firmé con los testigos con quienes actúo:P Otro tanto se hizo, al siguiente día, con
Los Padres Cardiel y Marimón partieron los Padres Raimundo de Toledo, Miguel Ló-
688 SUCF:SOS DE REPERCUSION EXTERNA

pez y Srgismundo Baur, que se hallaban en instrucciones con que me hallo, requerí al
San Ignacio Miní. Los tres expertos misio· Padre Francisco Sardaeli, natural de Hun-
neros, que conocían no sólo el idioma, pero gría, de edad de cincuenta y un años, profe-
la mentalidad y espíritu del indio, fueron so, cura y administrador de este pueblo, para
sustituídos por Fray Domingo Maciel, de la que se juntasen e incorporasen luego los de-
Orden de Predicadores. Un tal Ignacio Sán- más religiosos de la Compañía establecidos en
chez fué nombrado administrador. él, entregándole una carta abierta del pro-
A Corpus llegó Pérez de Saravia el día vincial Manuel V ergara, en que le recomien-
17 de agosto, y gracias al inventario que da su pronta obediencia a todo lo que se le
pudo presentarle el entonces Cura de ese mandase de orden del Rey; y en efecto, com-
pueblo, Padre Pedro Sanna, se hizo entrega parecieron el Padre Carlos Tuz, alemán, de
inmediata de lo espiritual a Fray José Gó- edad de sesenta y ocho años, profeso, el Pa-
mez, de la Orden de la Merced, y lo tempo- dre Segismundo Sperger, natural de Alema-
ral a un tal Antonio Fernández. Sanna y su nia, de edad de ochenta y un años, profeso,
compañero, el Padre Ignacio Españaquc con enfermo impedido; el hermano Norberto Ziu-
ocho hombres de escolta, mandados por el lach, natural de Alemania, de edad de cin-
sargento de granaderos Antonio Quesada, cuenta y tres años, boticario y cirujano, y
fueron embarcados y llevados a Itapúa. así juntos les hice saber y leí el Real decreto
Espléndida era aquí, como en todos los de su extrañamiento y ocupación de tempo-
pueblos, según lo comprueban los inventa- ralidades, y sucesivamente la Real pragmá-
rios, la iglesia y la sacristía, los retablos en tica sanción, de que quedaron entendidos, en
la una y Jos ornamentos en la otra; exce- presencia del Cabildo, la del teniente de gra-
lente el estado de las casas de los indios y naderos D. José Alaves, que concurrieron a
el de las oficinas del común; promisores los este acto como testi~os abonados, manifes-
sembrados y abundantes las reses. En los tando los expresado; Regulares .m pronta
almacenes se hallaron entre otros rubros, de obediencia y resignación a lo resuelto por
trigo ciento y veinte y ocho fanegas; cebada, S. M ., y reunidos en su aposento, a excep.
once fanegas; yerba, ciento noventa y tres ción del enfermo , que precisa mantenerle
sacos ron mil y quinientas arrobas; habas, con separación, les hice JJoner la correspon-
setenta y siete fanegas; porotos, sesenta y dient e guardia, prohibiéndoles toda comuni-
cuatro fanegas; albrrjas, treinta y cinco fa- cación externa, y recoéendo las llave.r de
negas; judiguelas, cinco fanegas; arroz, trein. Iglesia, almacenes, oficinas y demás que tu-
ta y nueve fanegas; rhícharos, una fanega y vieron a su carJ!o, y un inventario que, con
nueve almudes ; sal, doscientas arrobas. 46 expresión individual de cuanto se encontra-
Como nota peculiar y característica se dice ba en ellos, había formado el dicho Padre
en el inventario que había en la iglesia un Francisco Sardaeli, en cumplimiento de las
sepulcro [o estatua yacente] de San Fran- órdenes anticipadas que tuvo del excelentí-
cisco Javier y la misma cruz con que murió, simo señor .Gobernador y Caj1itán General
engastada en una cruz de plata de dos libraj de estas provincias; se suspendió, por ser
y cuatro onzas de peso.·\ 7 tarde, la prosecución de las sucesivas diligen-
Juan de Berlanga, con el correspondiente cias para continuarlas el siguiente día, y lo
acompañamiento de soldados, corrió ron );o. firmé con el dicho Padre y los testigos que
ocupación de los pueblos de Apóstoles, Sar.- se hallaron presentes y supieron firmar. Juan
Carlos, San José, Candelaria, ltapúa, TriP: - de Berlanga. Francisco Sardaeli. Testigo, D.
dad, j esús, Santiago y San Cosme. Llegó a José Alaves. Basilio Mbarata, alcalde prime-
la Reducción de Apóstoles el día 7 de ago~t(\ ro. A niceto Iribe, secretario de cabildo. Cri-
y, efectuados Jos primeros actos, labró Hn santo Mbayra, mayordomo del pueblo."'
acta, que vamos a transcribir, aunque spa¡ En vez de los jcsuítas quedaron al frente
algo extensa48 : de este pueblo, como Cura el Padre José An·
En el pueblo de los Apóstoles San Ped•o tonio Barrios, mercedario, y como adminis-
y San Pablo, a siete de agosto de mil st-tr.. trador don Juan de Alegre.
cientos sesenta y ocho, en uso de la comisiótt Al recibirse éstos del pueblo, estaba éste
que me está conferida para la ejecución y abastecido de cuanto podía desear, y su igle-
cumplimiento del antecedente Real decrP-to, sia era enormemente rica en prrndas de pla-
en los puntos que comprende y señalar.. lal ta, y los almacenes contenían aún objetos
EXPULSION DE LOS ]ESUIT AS DE LAS REDUCCIONES 68~

de índole superflua, o de simple recreación trasacristía y baptisterio; todo cubierto de


o placer, y en los campos pastaba el ganado tejas, con sus puertas, cerraduras y llaves, y
suficiente para la alimentación de los indios. con sus ventanas, y las cuatro de la media
Pero Cura y administrador no se entendie- naranja con vidrios y rejillas de alambre. 51
ron entre si, y menos aún con los indígenas, El administrador don Baltasa r Esquivel
cuyo idioma y cuya psicología desconocían, quedó al frente del pueblo, y los jesuítas fue-
y el segundo de ellos se entendió excesiva- ron llevados a Buenos Aires.
mente con los bienes almacenados, y con los Parece que de San Carlos pasó Berlanga
que procedían de las cosechas. Por eso Após· a San José, que estaba a pocas leguas, más
toles decayó rápidamente. Era lo que forzo- al noreste. Entre uno y otro pueblo pasa
samente hubo de acaecer. La rapacidad in- actualmente el límite que separa las provin-
saciable y descarada de Alegre corría pareja cias de Corrientes y de Misiones. También
con la de casi todos los administradores, y aquí se halló Berlanga con . una magnífica
la conducta apática de Fray Barrios fué ]a iglesia de tres naves o cuerpos, con seis reta-
común a la mayoría de los sacerdotes que blos dorados y otros tantos altares, aras, sa-
reemplazaron a los jesuítas. cras, evangelios, lavabos, etc. , púlpito y tres
Más adelante en el mencionado acta se confesionarios ; y se encontró con una abun-
lee que respecto que habiendo intentado po- dancia no menor de ornamentos sagrados,
ner en marcha al jesuíta Segismundo Sper- frontales, doseles, palios, estandartes y co-
ger, con los demás sus compañeros, se ha jines."2
experimentado no poderlo practicar por ha-
llarse totalmente impedido, así por su avan- Además de las abundantes sementeras y de la!
zada edad de ochenta y un años, como por 30.000 cabezas de ganado vacuno y de Jos árbol~s
frutales, había en el pueblo mismo dos huertas
estar seis años en cama, no encontrando otro con naranjos dulces, doscientas y siete; con na·
arbitrio que dejarle en la misma casa al cui· ranjos agrios, setenta y una ; cidra, con ocho plan-
dado del nuevo cura y del administrador es· tas; limones dulces , con treinta plantas; limone!l
agrios grandes, con dos plantas; duraznos, con
pañol, le hago formal encargo al primero, y doscientas ochenta plantas ; limones pequeños
entrega a éste de dicho religioso, ínterim re· agrios, con ve inte y dos.;;a
suelve S. E. lo que juzgue más conveniente.
Y para que conste, lo firmaron conmigo y El Padre Miguel de Amengual hizo la en-
los testigos ante quienes se actúa, a falto trega del pueblo y en compañía de los otros
de escribano. D. Juan de Berlanga. Fray José Padres, inició su viaje a Buenos Aires.
Antonio Barrios. D. José Alaves. Juan de El día 1O de agosto, penetró Bcrlanga en
Alegre. ~ 0 Candelaria y a no haberse encontrado con
El Padre Sperger, a que se refiere este do- un inventario cabal de todo Jo que había en
cumento, no es otro que el Padre Scgismundo los almacenes de esta Reducción, larga ha·
Aperger o Asperger, como otros escriben, y bría sido su tarea. Ya la había realizado, y
que fue el único Jesuíta que no sufrió los con toda prolijidad, el Padre Antonio Cal-
rigores del destierro, a causa de estar total- derón, Cura entonces de esa Reducción.
mente impedido para moverse y aun para ser Iglesia de tres naves con diez altares, ca-
movido. Servido por sus indios, que tanto le sullas, capas, frontales los más variados y
querían, y atendido por Fray José Antonno preciosos, alhajas de plata, entre ellas una
Barrios, mercedario, quien sucedió a los .Je- sacra de plata chapeada, con Nuestra Se-
suítas, vivió Aperger en Apóstoles hasta el ñora de la Candelaria, de plata sobredorada,
23 de noviembre de 1772 , fecha de su deceso, en fondo de latón, con sus dos tablas Evan-
cuando tenía 85 años de edad. Azara escribió gelio y Lavabo, y en ellas grabadas estas dos
que falleció a los 112 años de edad, uno de palabras; una pila de jaspe para agua ben-
tantísimos errores de que están llenos los es· dita, tres almacenes o depósitos ron todo lo
critos d.el escritor aragonés. preciso, entre ello 60 arrobas de yerba mate
De Apóstoles pasó Berlanga a San Carlos, correspondiente al año 1765, 350 arrobas del
donde era. Cura el Padre Salvador Quinta- año 1766, 504 de 1767, y 1609 cosechadas
na. Pueblo algo a tras mano y fuera de las en ese año de 1768.
rutas más concurridas, era, sin embargo, San
Notemos que en la Casa de los Padres se halló:
Carlos una población próspera y feliz con Una imagen de Nuestro Rey, y otras cuatro
una iglesia de tres naves y coro, sacristía, con· menores de los Reyes Católicos, todas de pincel.
690 SUCESOS DE REPERCUS/ON EXTERNA

ltem, las armas de Nuestro Rey, que Dios y Jo restante del pueblo con sus calles capa·
guarde. ces y bien formadas; las hileras de casas que
hay son por todas cuarenta y tres, y los apo-
Termina el Padre Calderón su inventario sentos pertenecientes a ellas son cuatrocientos
con unas líneas puestas poco antes de llegar sesenta y ocho; las paredes son de adobes.
Berlanga:
"Hasta este mes de Agosto, fuera de los No vamos a referirnos a las alhajas de plata y
trigales, maizales, mandiocales, batatales, ha· ricos ornament.os, y vistosos trajes d e cabildantes,
bales de Jos indios en particular, se han he- y costosos vestidos de danzantes, porque todo eso
era como en los demás pueblos. Anotemos, sin
cho para el común, enfermos, huérfanos, mu- embargo, algunas curiosidades, como doce arañas
chachos y muchachas; primero, un maizal de cris:al, y diez alfombras turquesas para las
dilatado, que los indios le dividieron en cua- fiestas principales y una cajita nueva, de plata
tro; item otro grande de maíz blanco que sobredorada y filigrana, con su bolsa rica bordada
y esmalJada con piedras y perlas, para llevar a
llaman capia. Trigales buenos, cuatro; ce- Nuestro Señor a los enfermos.
badales, dos; alverjales, dos; habalcs, cuatro; Otra cajita antigua, de plata, con su bolsa de
mandiocales, dos; batatalcs grandes, dos; ta- tisú, queda guardada en el aposento del Padre
cura en una gaveta, para cuando sea ne~sario en
bacal, uno". ::;o~ tiempo de peste.
"ltem, quedan en ser tres cañaverales de Termina este inventario con lo que hay en la
caña dulce, según queda apuntado arriba; armerla para cuando los señores Gobernadores pi.
den soldados.Ga
para las sementeras de otros granos se dis· Escopetas, cuarenta y cinco; pistolas, diez y
pone la tierra para sembrar a su tiempo". ocho; órganos, cuatro; pedreros, dos; camaretas,
En I tapúa se halló Berlanga con el Padre seis; alfanjes, cuarenta y dos; espadas, veinte y
tres; lanzas, trescientas y noventa y cuatro; arcos,
Félix de Urbina y, gracias al inventario he- trescientos y diez y nueve; flechas de hierro, sete-
cho por éste, y controlado por él, pudo en- cientas y veintiocho; flechas de hueso, .dos mil
tregar de inmediato el pueblo al administra· quinientas.
dor Don José de Soto. 55
Todo el cuerpo de la Iglesia es de tres na· Parece que fue Trinidad a donde pasó Ber-
ves grandes, leemos en el dicho inventario, langa, no bien hubo terminado su misión en
con su crucero, media naranja con columnajc Itapúa. También aquí debió de quedar sor·
por todas sus naves, bien doradas y jaspea· prendido al enfrentarse con una iglesia de
das, con sus buenos remates y molduras; el tres naves, toda ella de piedra Itaquí, y ron
pavimento o bóveda de las dichas tres naves sus bóvedas de cal y ladrillo. La profusión
está bien adornado con molduras de arco en de estatuas era grande y había dos órganos
arco, doradas, y en sus huecos pintada de grandes y uno pequeño, y había un púlpito
pintura fina la vida y misterios de la SantÍ· de piedra estofado con varios colores y oro
sima Virgen. En medio de la nave mayor y plata, con su corona ricamente adornada
hay un púlpito de madera, bien labrado y con colores y oro.
dorado, con variedad de colores, y varias En armonía con tal iglesia, en orden, lim·
imágenes de escultura grabadas en el centro pieza y comodidades, ya que no en riqueza,
de la nave colateral del evangelio; hay su estaba la casa del Cura, y lo era entonces el
baptisterio y en él su altar con su retablo Padre Juan Francisco Valdivieso, y lo estaba
dorado. Pila bautismal grande, de jaspe blan- el pueblo todo.
co, traída de Europa.
En una sección de la Sacritía se halló lo que se
En cuanto al altar mayor se nos dice que IWl para el Se1ior Obispo en la iglesia y en su
hay en él un retablo grande, dorado y bien aposento:
adornado con láminas, espejos, cornucopias Primcramrn:e, dosel, cinco piezas de persiana y
y varios santos de bulto, grandes, y en medio dos de raso de la China, dos <le angaripola..
ltem, dos de listadillo colorado; por todas son
el trono de Nuestra Señora, adornado con diez y siete.
varios espejos, y en él la venerable estatua ltem, cinco de bretaña con sus flores.
de Nuestra Señora, traída de Europa por los Itcm, diez de la cortina de tafetán colorado.
ltem, diez de azul.
Padres que fundaron este pueblo y en medio Itt:m, dos de amarillo; por todo son veinte y
de la iglesia dos órganos, uno grande y orco dos que están en la cortina del altar mayor.l'•í
pequeño. Además de las oficinas comunes a todos los
pueblos misionr:ros halló en éste la de fundir cam·
En cuanto al pueblo, tiene su plaza grande panas, de hacer órganos y espinetas, la de lo!
y capaz, cercada con varias hileras de casas, escultores, y la de hacer miel y azucar. Más ade-
EXPULSION DE LOS JESUITAS DE LAS REDUCCIONES 6~1

)ante se .dan algunos datos de las campanas que experimentado en la salud de los individuos
están en las capillas del Pueblo y cstanzuela de de este pueblo, declaraba el Padre Rivera, al
San Antonio: !íf'
La que está en la capilla de Nuestra Señora d e finalizar su inventario, se determinó el mu-
la Concepción tiene una arroba diez y siete libras darlos a la loma que está aquí cerca, en
y media. donde ya tienen concluído el tránsito prin-
Las que están en la estanzuela de San Antonio,
la una tiene una arroba y catorce libras y media y cipal de nuestra vivienda hasta el refectorio.
la otra una arroba diez y ocho libras. La iglesia por un lado ya está acabada la
La que está en la capiJia de San José tiene una cornisa, y del otro, hecho un pedazo o ·tramo
arroba y diez libras y media. de ella, y toda ella estuviera ya para con-
Y la que está en la capilla de San Antonio dt>l
pueblo, tiene cinco arrobas. cluirse, si no se hubiera ofrecido este emba-
La que está en la capilla de Nuestra Señora de razo}10
la Candelaria, tiene dos arrobas, cinco libras y De Jesús pasó Bcrlanga al pueblo de San-
media. tiago, donde el Padre Juan Agustín Salis te-
La que está en la capilla .d e San Miguel, tiene
veinte y tres libras y media. nía preparado un inventario detalladísimo.
La que está en la capilla de San Isidro, tiene Fue fácil controlar su exactitud, en un par
una arroba doce libras. de días.<n
Se dice que en uno de los aposentos de
Entre los deudores se anota en primer tér- Jos Padres estaba el cuadro del Rey, colocado
mino "el Colegio de Corrientes, por la hechu- encima de su cortina, muy decente.
ra de tres campanas, grandes, cuyo metal En lo sembrado había trigales, cebadales,
envió aquí dicho Colegio para fundir dichas nabales, alberjales, chicharalcs, garbanzales,
campanas, cuyas arrobas se pesaron con la Jentejalcs, batatales, cañaverales·, algodonales,
romana de dicho Colegio, y con dicha ro- yerbales y maizales. Gracias a nueve fuentes
mana se pesaron las campanas; y así dicho había ron qué regar, a su tiempo, estos sem-
peso de las arrobas se debe a es te pueblo por brados.
cada libra, siete reales. 5D Curiosamente puso el Padre Salís como
Controlado el inventario, se hizo entrega principal deudor del pueblo al mismo Rey:
de todo al Cabildo. El Padre Valdivicso, Primeramente, el Rey debe abonar a este
con sus compañeros, partieron con rumbo a pueblo todo lo que se dio en varias ocasiones
Buenos Aires, y Berlanga se trasladó a la al piquete de soldados que estaba a la otra
Reducción de Jesús, donde era cura el Padre banda del Uruguay; y consiste todo lo que
Juan Antonio de Ribera. se dio, en bizcocho, cuarenta arrobas y cuatro
Existía a la sazón una iglesia, pero se es- libras; en maíz, doce fanegas; en grasa, cua-
taba construyendo otra, mucho mayor, y de renta y tres arrobas diez y nueve libras; en
piedra de sillería y, por eso, después de r.€- sebo, veinte y cinco arrobas; en yerba, treinta
cordarse las diversas oficinas existen tes a la arrobas y once libras; en tabaco, ciento diez
sazón en el pueblo, se anotan las barrctas, y nueve arrobas y catorce libras, y en sal,
picos, escoplos, niveles, escuadras, y compa- ciento cuarenta y ocho arrobas y diez libras;
ses de los "peones de la obra". Alude, evi- todo lo cual se dio en varias ocasiones por
dentemente a la obra del nuevo templo. orden del señor Gobernador, y consta todo
En platería y ornamentos sagrados Jesús del libro de los mayordomos.
no quedaba a la zaga de los demás pueblos, Entre otros deudores hallmos a:
como tampoco en las provisiones y géneros D. fosé Zumelzu debe a este pueblo mil
almacenados en sus almacenes. Entre otras pesos en plata, según las condiciones que se
cosas leemos que cxistian 16 grilletes de hie- contienen en su obli~ación de seis de Abril
rro, para castigar, sin duda alguna, a los con- del año de mil seteci;ntos sesenta y seis; pero
traventores de la disciplina y había en el se advertirá que el pueblo le deberá abonar
pueblo 'un reloj grande para las distribucio- doscientos pesos por haber conducido en su
nes religiosas, con su cristal y caja. Contaba bote máJ de seiscientas arrobas de yerba, des-
el pueblo con 2 yerbalcs, 2 cañaverales, 1 de ltatí hasta Buenos Aires, a razón de dos
arrozal, 7 algodonales, 2 trigales, 1 habal, reales y medio por arroba.
2 maizalrs, y en su estancia había de 4:, a 50 D. Juan Antonio Oyarbide debe a este
_ mil cabezas de ganado vacuno, y .í.OOO ove- pueblo cuatrocientos veinte y cinco pesos en
jas. plata, como consta de su obligación de veinte
Por Rravísimos inconvenientes que se han y dos de Marzo del año de mil setecientos
692 SUCESOS DE REPERCUS/ON EXTERNA

sesenta y siete, y dicha plata la deberá pagar de Fe y Santa Rosa, ruyos inventarios des..
en cuchillos y agujas, según las condiciones conocemos. Eran Curas de esos pueblos los
que constan en dicha obligación. Padres Tadeo Enis, Jaime Olivcr y Tomás
Otro deudor, el pueblo de San Joaquín Arnau. Al primero de ellos sucedió Fray
Tarumá ·rJebe a este pueblo veinte y cuatro H ermenegildo Garcete y al tercero Fray
arrobas netas de yerba, las que son en jJaga Fraridsco Pereyra.
de doce docenas de cuchillos de cabo li~ero, H emos de terminar esta historia de la ex-
que le vendió este pueblo. pulsión en los pueblos misioneros, haciendo
Finalmente pasó Berlanga al Pueblo de resaltar la magnífica obra que desde julio
San Cosme y San Damián, donde era Cura de 1767 hasta julio de 1768 habían realizado
el Padre Bartolo~ é Pizá. El pueblo era tan los jrsuítas, al disponer a sus neófitos a un
abundante en todo romo los demás, pero su rambio que tanto los afectaba. Bucareli es-
Corregidor había sido llamado a Buenos Aires taba persuadido de que los indios estaban
por Bucareli y éste le había trastornado de imbuídos de aquella desconfianza y horror,
suerte que, aun antes de regresar escribió, [con] que los jesuítas los impresionaron con-
o Bucare1i le dirtó, una carta insolente y tra los españoles, persuadiéndoles de.rde el
procaz. A ella alude d Padre Pizá al final púlpito que éramos sus acérrimos enemigos,
de su inventario y refiriéndose a lo que había que no creyesen a los Corregidores y Caciques
en los almarcnes y en los C'ampos: ~ que llevaba conmigo, que la providencia se
Había de haber mucho más en todo, por dirigía a esclavizarlos y a quitarles sus bienes,
las cartas que el Corregidor de este pueblo con sus mujeres y sus hijos, reduciéndolos a
escribió desde Buenos Aires a los indios, que, la mayor miseria, más ahora resultaba no
entre otras, les decía que m e quitasen el go· sólo que rra falso todo éso, sino que era
bierno, porque todo se había de repartir; que verdaderísimo todo lo contrario, esto es, que
llevasen a fu era la caja de la yerba c11 que to· lrs habían predicad o que el cambio, que ten-
dos los días tomaban su ración de yerba, se dría lugar, les sería favorable, pues el Rey
repartieron lue[:!O todo el ~ran o que e11 casa así la disponía, y que debía acatar la volun-
había y de todo, hurtando cuanto podían. tad real, porque era la de Dios, y que lejos
algodón, lienzo, yerba; matando bueyeJ, va· d e manifestar pena o sentimiento, debían
cas; llevando caballos, yeguas, hasta las bu- holgarse del rambio de Curas, ya que los
rras. S egún mi cuenta, faltan más de mil que habían de venir les tratarían con igual
vacas, más de cien bueyes mansos, y así de bondad y cariño.
lo demás. Es probable que los indios no entendieran
En 18 de Septiembre de este año vio Bu- Jos alcances del extrañamiento, tanto más
carcli este inventario y sin duda vio, o lla- por r uanto los Jesuítas les habían asegurado
maron su atcnrión, a este párrafo, pero no que volverían otra vez, y muy en breve, pero
lo contradijo. Páse af escribano de gobierno h abían entendido lo que sobre la obediencia
fue en esa orasión su única providencia. 03 a las legítimas autoridades les habían siempre
Además dr la platería, que era mucha, l"nseñado, y muy esprdalmen te en el decurso
h abía, en San Cosme, 2 capas litúrgicas, del último año.
preciosísimas las más de ellas ; 21 casullas Recuerda Julio César González cómo, así
blanC'as, 16 <'oloradas, 8 moradas, 3 verdes Elorduy. como Zavala, no han dejado de des-
y 4 negras. tacar r uál era el estado de ánimo de las
Entre las <'Osas reservadas r n los almace- poblaciones indígenas. Los naturales, dice,
nes se menciona una dorena de jícaras con dan muestras, me parece no equívocas, de
sus platillos, de Talavera, y doce platillos de que les [es] grata la expulsión de los antiguos
loza de China. Estos últimos habían venido dueños.64 Esta frase es susceptible de inter·
d el Pueblo de San Angel para venderse. p relación ; lo que indudablemente Elorduy
A pesar del destrozo provorado por el pro- quiso señalar fue que los indígenas presen-
ceder de Bucareli, había a ún 25.044 vacas, r.ia ban con indifercnria la separación de los
8.050 ovejas, 2.945 yeguas y 638 caballos jesuítas, y si el que calla o torga, el Comisario
mansos. quiso ver en ese silencio indiferente una mues·
Los únicos pueblos que corrieron a cargo tra de adhesión indígena. Sería ingenuo pre-
de don Juan Francisco Riva H errera, fueron tC"ndcr estimar Ja referencia de Elorduy como
los de San Ignacio Guazú, Nuestra Señora de la alegría que experimentaban los indios.
CAUSAS DE LA DECADENCIA DE / ,AS MISIONES (liói'f.J8JR) 693

Si de parte de ellos no hubo, por lo general, ~ el estado de la población era inquieto y su


dolor y pena, fue porque estaban en la pcr- 'í desconsuelo por la pérdida de sus antiguos
suasión de que el alejamiento de Jos Padres curas, hacía temer un alzamiento.
era momentáneo. Los Jesuítas habían tenido El problema es más complejo de lo que
]a prudencia y habilidad de Hevarles a esta parece a primera vista. No se puede pretender
convicción. Por éso toleraron la partida de que los indígenas expresaran un gran pesar
los misioneros, pero cuando, pasados los años, por el extrañamiento. No podían sentir en to-
se dieron cuenta de cuán diversa era la situa- da su significación los alcances de esta mc-
ción en la época anterior y en la posterior a dida de Carlos 111. Por otra parte, no podían
1768, lamentaron grandemente la desapari- apreciar que el cambio de Curas fuera tam-
ción de los Jesuítas, y a este efecto pueden bién el de órdenes sacerdotales. Tanto les
verse en Roberston, D'Orbigny, Aimé Bom- daría, en sus primeros momentos, el Jesuíta
pland y Augusto de Saint Hilaire, que estu- que el Franciscano, Dominico o Mcrcedario.
vieron en las Reducciones en los primeros En todo caso, la variación habrán podido
decenios del siglo XIX, testimonios elocucn- apreciarla con el tiempo, al re\'Onocer que
tísimos. Este último escribía en 1821 que si el gobierno de la reducción estaba en manos
bien ya no es posible hallar a indio alguno de un administrador particular y español y
que haya vivido bajo el régimen de los ]e- que el Cura y su Compañero solo atendían
suítas, es para ellos de sumo respeto el nom- el cultivo de lo espiritual.
bre de Jesuítas, y aseveran que el gobierno No debemos descuidar la intervención de
de los mismos constituyó la época feliz de los caciques Y corregidores que acompañaban
aquellas provincias. Los hermanos Roberton a Bucareli Y el factor, siemprr impresionante,
al referirse a los viajes que hicieron en 1815- de que fuera el rey rl que había dispuesto la
1816, recuerdan cómo en Santa Lucía de substitución de los regulares.
Corrientes hallaron al frente de la escuela
de ese pueblo a don Ponriano Delgado y era
maestro de Escuela desde cuarenta años atrás. 65- Causas de la decadencia de las Misio-
Era un viejo robusto, sano y vivaracho. AJás nes (li68-18/8).
tarde mantuvimos correspondencia, y guardo
en mi poder dos o tres cartas suyas escritas Bellamente, no menos que bcllacamente,
en el más puro español y con mano ttin firme escribió Juan María Gutiérrez; 1 copiando a
como su propio paso. Muchas visitas le hice Azara, que los purblos misioneros cual se
después y obtuve de sus propios labios muchas deshacen las colmenas, cuando muere la abe-
noticias y tradiciones, sobre los hijos de Loyo- ja, que encierran en su organización loJ mis-
la, de quienes hablaba con el mayor entu- terios secretos de la comunidad, de que es
siasmo y a menudo con lágrimas en los o}os, reina, así las Reducciones, o los indios que
cuando recordaba sus padecimientos y la moraban en ella, desaparecieron a la salida
mansedumbre observada en la hora de su de los Curas o misioneros. Aunque parezca
expulsión. Cartas de Sud América, Buenos inverosímil, esta afirmación era para tan su-
Aires 1950, t. 1, 182-180. perficial escritor, una de las uerdad~s con-
Volviendo al informe del Comisionado, quistadas ya para la historia. Desgraciada-
debemos agregar, escribe Gonzálcz, que la mente la forma literaria con que Gutiérrez
propia - sencillez ron que anota la rxpresión solía ataviar sus errores, y el lenguaje tan
indígena y la ninguna necesidad que tenía apodíctico de que solía valerse, ha inducido
de exagerar sobre el asunto, dan mayor cré- a muchos otros escritores a repetir este aserto,
dito a sus palabras. Recuérdese que siemprc tan infundado y tan falso.
se ha querido, por parte de los Jesuítas, que Dos historiadores, contemporáneos nues-
la expulsión practicada por Burareli era una tros, han puesto dr manifiesto la inconsis-
penetración armada y cuidada en su aspecto tencia de esa afirmación. Antonio Monzón,2
militar, atenta a las posibles maquinaciones además de asentar la continuidad de las co-
subversivas de los regulares expulsos, luego, munidades en los diversos pueblos, ha ne-
se puede considerar prudente decir a Ruca- gado el regreso de sus componentes a las
reli que existía tranquilidad en los pueblos, selvas, no obstante la situación poco favo-
que sus habitantes se pronunciaban favora- rable que, después de 1768, hubo en ellos
blemente por el extrañaimento, si en verdad para la vida. Lo único cierto es que buena
694 SUCESOS DE REPERCUSION EXTERNA

parte de los antiguos discípulos de Loyola, nes continuaron existiendo, después de 1768,
ante condiciones desfavorables en sus terri- apesar de los medios demoledores de que se
torios, ganaron los principales centros pobla- valieron los enemigos de los jesuítas, para
dos de aquel entonces, Buenos Aires, Mon- destruirlos. Los indios, en su inmensa mavo-
tetJideo, Asunción, Santa Fe, etc., siendo ocu- ría, siguieron viviendo en sus pueblos. ·no
pados en los diferentes oficios mecánicos, que obstante carecer de misioneros que los enten-
les habían legado los jesuitas. dieran, y de administradores que los aten-
El historiador J osé María Mariluz Urqui- dieran. Perseveraron en sus artes y oficios,
jo 3 ha aquilatado los asertos de Gutiérrez y y hasta en sus tradicionales fiestas cívicas y
de Monzón, y ha declarado que cuanto es- religiosas, siendo así que les faltaba un Cura
cribió el primero es tan falso, como cierto animador y protec tor, como habían tenido
es lo escrito por el segundo, per_o es bueno hasta 1768. De los que salieron de los pue-
probarlo con documentos y así lo ha hc-cho blos, despoblándolos, algunos tal vez volvie-
en un meduloso estudio sobre Los Guaraníes ron a los bosques, aunque no consta de uno
después de la expulsión de los j esuítas. solo, pero los más pasaron a las ciudades de
A los historiadores, escribe Mariluz Ur- los españoles, donde en no poros casos fueron
quijo, que, cegados por sus prejuicios, pre- elementos de cultura.
tendieron subestimar la obra de la Compañía Cuando en 1802 y a requerimiento de al-
de Jesús en sus misiones guaraníes, no se les gunos Administradores se trató de obligar a
ocultó que era imposible negar los adelantos los prófugos a retornar a sus pueblos de ori-
materiales alcanzados por los indios bajo el gen, se consultó al entonces fiscal de la Real
gobierno de los Padres. Las ruinas de los Audiencia de Buenos Aires y protector de
templos, las tallas dispersas en museos y co- naturales, Manuel Gcnaro de Villota, y éste,
lecciones, los libros impresos en los pueblos, aunque rcronoda que las Leyes de Indias
los inventarios de temporalidades, eran tes- así lo prescribían, salvó la libertad de los indí-
timonios irrecusables del alto nivel cultural genas al manifestar que esa prescripción no
a que llegaron ·las Misiones, y el naufragio debía entenderse de los que no se hallen esta-
general, producido después del extrañamien- blecidos ventajosamente en alguna población,
to, confirmaba que esa realidad fue producto y que por sí solos pueden atender a la subJis-
del esfuerzo de la Compañía. tencia de sus familias, bien sea con el pro-
Pero precisamente en esa ruina que siguió ducto de la hacienda, que pueden haber ad-
a 1768, se buscaron argumentos para com- quirido, o con el ejercicio de algún arte o
batir a la milicia ignaciana. Lo que no era profesión útil, cual era el caso de los que
sino un efecto de la malhadada resolución habían bajado a Buenos Aires o pasado a
oficial, fue convertido en una " prueba" de otras ciudades del Virreinato." En 14 de ju.
l12 falacia del régimen jesuítico y lo que cons- nio de 1802 una resolución virreina!, d e
tituía la más cabal justificación de la Com- acuerdo con el dictamen de Villota, reconoció
pañía, fue presentado como uno de sus pe- oficialmente la situación creada por centena-
cados, llegándose así a la extraña paradoja res de indios misioneros, que ante la incom-
de achacarle a ellos el fracaso que obtuvieron prensión de sus Curas y ante los maltratos
sus enemigos cuando quisieron redimir a los de los Corregidores, habían escapado de sus
indígenas. pueblos para engrosar la población de otros
Por arte de Birlibirloque se hacía cargar distritos del Virreinato, y los eximió del re-
a la víctima las culpas de sus perseguidores. greso forzoso.
Los jesuítas .:._se dijo, sólo dieron a los indios Este wlo documento, aducido por Mariluz
los conocimientos indüpensables para apro- U rquijo, prueba plenamente el aserto de
vecharse mejor de su trabajo. Toda la edu- Monzón, aserto que está en las .antípodas
cación fue calculadamente enderezada a de- de lo aseverado por Juan María Gutiérrez,
formar el espíritu de sus pupilos hasta obtener pero el mencionado historiador aduce otras
la sumisión y docilidad que apetecían. Y el pruebas no menos valederas, como la emi-
abatimiento posterior de las misiones sería gración desde Santo Angel, procurada y rea-
la mejor demostración de que sólo dieron a lizada por Gómez Freire, de 2.000 familias,
los indios un barniz civilizador que desapa- según Oyarvide, o de 700 familias, según
reció no bien abandonaron su dirección. aserto más probable, de Aurelio Porto, las
Pero el hecho cierto es que las Reduccio- cuales fueron llevadas al Brasil, con fines
CAUSAS DE LA DECADENCIA DE LAS MISIONES (1768-1818) 695

colonizadores. Con ellas el Capitán Antonio dedicándose los más despiertos al servJCto
Pinto Carneiro fundó la aldea de Nossa Se- de las armas y los otros, excepto que sean de
nhora dos An jos. algún oficio particular, que son los que más
El buen trato que a estas familias dieron procuran inducir, se emplean al trabajo de
los portugueses y el haber difundido ellos la las chacras y peones de carretas, como se
especie de que España los había traicionado ve de manifiesto.
en la Guerra Guaranítica y, más aún, con la Esta versión es confirmada en fuentes por-
expulsión de Jos Jcsuítas, sustituyendo a éstos tuguesas. Aurelio Porto, en su excelente His-

..!:>:{'Oita"ltlltt7 ÚJrillrnnodu)lrMI e ~.ktd~ tuwu.n


C~nddmu1. lo..f.U ,fd
San. fla~o _'~.')(i~ ''4
~kt;~L ·~;n ~;1
JI 67

Cuadro estadístico, oficial, correspondiente a 1802, en el que se consignan las C:fras de l.1
población que todavía entonces existía en las diversas Reducc:oncs, no obstante ·odas las
fuerzas internas y externas que conspiraban contra ellas. (Archivo General de la Nación)

con rapaces administradores, fue causa de toria das Missóes Orientais do Uruguay,1
una fuerte emigración al Brasil, emigración afirma que después del tratado <le San Ilde-
que los lusitanos de )as partidas demarcado· fonso se acentuó la prnctración de los por-
ras de 1777 facilitaron, c.on grande ventaja tugueses de Río Pardo y Cachoeira, en la
de los lusitanos y no escasa desventaja de zona fronteriza, y aumentó la deserción hacia
los españoles. el Brasil de innumerables familias procedtm·
Andrés de Oyarvide en su Memoria geo· tes de los Pueblos, que van a aumentar la
gráfica, nos informa e; que, con motivo de población de las estancias rurales, producién-
estar los comisionados portugueses estaciona· Cose así, en la comparación del trabajo libre
dos, en San Juan y Santo Angel, hacían re- y el de las Misiones (bajo la férula de los
petidos viajes a Río Pardo industriándose Administradores) un fuerte sentido de haber-
para extraer gran porción de caballos y mu- se libertado de la tutela de aquellos codicio-
las y para llevarse familias enteras de estos sos administradores, que habían reemplazado
dos pueblos, que por esta causa es notable a los jesuítas.
su decadencia desde la entrada de tales huh· A fines del siglo XV 1/1, agrega Mariluz
pedes y cuasi irremediable interín permanez- Urquijo, 8 continuaba la corriente emigratoria.
ca en esta. provincia. Y continúa diciendo El cabildo de San Juan Bautista expone en
que los prófugos levantaban sus nuevos ho- 1799 los males que afligen al pueblo, y pide
gares en Rio Pardo, Viamon y Río Grande, se preste inmediato auxilio H antes que se aca-
696 SUCESOS DE REPERCUS/ON EXTERNA

basen de expatriar los naturales, por la esca- cindarios. Como los prófugos no volvían a
sez de alimento y vestuario, al Reyno de Por- la selva, sino que se agregaban a otros luga-
tugal y a otros parajes adonde salen conti- res civilizados, la dispersión no preocupaba
nuamente dejando los maridos a las mujeres demasiado y así Félix de Azara, en un infor-
e hijos, y éstos a aquéllos" 9 Algunos de los me de 1799 publicado por Otto Maas, ex-
fugitivos, no contentos con el semiaisla- presa que la posible desaparición total de
miento, en que vivían los contratados por los los treinta pueblos no s<'rÍa cosa grave, ya que
estancieros, levantaban villorios, en los que los indios se incorporarán con los españoles
podían mantener la vida de relación a y fomentarán estos países, como vemos su-
que habían sido acostumbrados. El brigadier cede con los desertores.
Francisco Joáo Roscio en su Compendio No- A Buenos Aires aportaron tantos que el
ticioso do Continente do Rio Grande de Siio Administrador General de Misiones, Manuel
Pedro, publicado en la Revista do Jnstituto Cayetano Pachcco, tal vez mirando a sus pro-
Histórico e Geográfico de Rio Grande do Sul, pios intereses, quejóse en 1798 de la multitud
habla de algunas de estas aldeas, entre ellas de indios e indias naturales de los citados
una grande establecido en las márgenes del pueblos que, prófugos de éstos, causando su
río Gravatahy provocada con aquellos indios despoblación, se ha establecido aquí, y pedía
que se tem retirado das setas Missóes ou Al- que fueran recogidos en la cárcel para su
degas do Uruguay. ulterior envío a Misiones. 10 Nazario Paraguá,
He ahí la primera causa de la decadencia lomillero oriundo del pueblo guaranítico de
de los pueblos guaraníes: la emigración de Santiago Apóstol asumió la defensa de sus
sus pobladores a tierras portuguesas. Pero d compañeros y pidió que se dejara sin efecto
fenómeno es in explicable~ a no haber habido la mcdida, alegando que todas las familias
una fuerza que los atrajera, y era ella la que en la actualidad se hallan en esta capital
política siempre habilidosa de los lusitanos, sirven de beneficio a la República por hallar-
y si no hubiese una fuerza que los empujara. se, los más de ellos, ocupados en sus oficios
Aquella sin ésta no habría sido efrrtiva, pero mecánicos y sus mujeres en sus labores.
con ésta provocó esa emigración, que arrastró Además de todos estos datos, aducidos con
a unos 10.000 indios a abandonar sus tierras e tanta precisión y novedad por Mariluz Ur-
irse a vivir a las de sus tradicionales enemigos. quijo, puede verse en el Archivo General
La fuerza que los empujó fue compleja, de la Nación los libros de cuentas, pertene-
pero eficacísima. La comunidad de bienes, dentes a los Administradores, y comprobar
que fue un adecuado medio de velar por los cómo: 1) todos los pueblos, aunque con
intereses temporales de los Guaraníes en tiem- población reducida, siguieron subsistiendo,
po de los Regulares, se había convertido en entre 1768 y 1818, pues, día a día, están
un instrumento de esclavitud y lo que fue anotadas las entradas y salidas en los alma-
ideado pma el bien de la comunidad servía cenes de los mismos; 2) no obstante las re-
ahora para facilitar el provecho personal de formas de Bucareli, los indios siguieron sus
unos pocos. Conservado formalmente el or- viejas tradiciones en lo social, cultural y reli-
denamiento de la propiedad existente antes gioso, ya que consta en dichos libros· cómo
de 1767, pero modificado de raíz el espíritu el uno pide tinta para escribir, el otro un
que lo informaba , las Misiones se convierten libro de rezo, éste Jos trajes de baile para la
en teatro del más descarado latrocinio. Go- fiesta , aquél cien cuadernos para los niños
bernadores y administradores rivalizan entre de la escuela; 3) si en 1818, cuando defini-
sí para conseguir la mayor parte del botín y tivamente acaeció la ruina de los pueblos
los indios son explotados por una nube de misioneros, estaban ya éstos con sólo un ter-
funcionarios, que desea n enriquecerse a corto cio de la población, que tenían en 1768, se
plazo. Los que no cruzan la frontera, deser- debe atribuir a la pasividad de los Curas,
tan de los pueblos y se refugian en distintos a las rapacidades de los Administradores, a
puntos del litoral. El Virrey Melo de Por- la hábil propaganda de los portugueses, a la
tugal (citado por Corona Baratech) , dice en conducta escandalosa de muchos españoles
1794 que aquellos indios que salen de sus que pasaban por los pueblos o se detenían
pueblos y disfrutan otro ingreso diario por en ellos, y sobre todo al gobierno dual, casi
su trabajo, se sujetan a él por el interés de siempre en desinteligencia, con que se reem-
la paga que reciben y no vuelven a sus ve- plazó el gobierno único, continuado y con·
CAUSAS DE LA DECADENCIA DE l.AS MISIONES ( lí6R-IN/N) 697

secuentc, con que habían obrado los jcsuítas. y justicia, han sido autorizados por orden del
Es, pues, una falsía absoluta, aunque apo- rey y los ministros para sostenerlos.
dkticamente asentada por Juan María Gu- Recordaba, en segundo lugar, aquellos
tiérrez, y repetida por tantos otros escritores, puntos en que antes había consistido la feli-
en.t re ellos por el señor Enrique de Gandia, u cidad de los pueblos de las A1isiones.
y por un historiador cuidadoso como Efraín Los pueblos, según él, eran felices, -eco-
Cardoso, 12 el que, a raíz de la expulsión en nómicamente hablando- por la abundancia
1768, los indios regresaron a la selva. Lo misma, la cual se afianzaba más y más con
cierto, basado en innumerables documentos, la prudente distribución del tiem po en la
es que no obstante las cien fuerzas destruc- reglamentación del trabajo. Lo eran por el
tivas que los impelían a abandonar sus pue- acopio de sus cosechas, depositadas en alma-
blos, no los abandonaron, antes se quedaron cenes comunes para la oportuna distribución,
en ellos hasta que fueron destruídos entre y, finalmente, lo eran por el crecido número
1816 y 1818, y aun entonces, cuando las lla- de ganados que se sustentaban en los pueblos.
mas habían acabado con cuanto amaban tan Eran, sobre todo, venturosos aquellos indios,
entrañablemente, establecieron otros pueblos según el provincial Aguirre, <(por aquella
aunque modestísimos, y vivieron en ellos, co- cristiana economía con que, a sanos y enfer-
mo habían vivido en )a época de los Jesuítas. mos, chicos y grandes, hombres y mujeres,
Que la materialidad y la formalidad de las se les socorría en tiempo de los jesuítas, con
Reducciones sufrieron gravísimo detrimento la misma puntualidad con que lo hace un
desde l 768, es tan cierto, como cierto es que próvido padre de familia en su misma casa".
el elemento indio estuvo totalmen te al mar· Lamentaba el Padre, en tercer lugar, que
gen de ese desquicio, qu e contempló con in- esta felicidad hubiese desaparecido, y acaso
menso dolor. para siempre_ Porque amargamente confesaba
Juan Angel Lazcano e-scribía en 1774: En que se había inspirado a los indios unas nue-
tiempo de los Expatriados y hasta su expul- vas ideas de libertinaje muy perjudiciales, y
sión, se hallaban estos pueblos [de Santiago, sobre todo se había trabajado demasiada-
San lgnacio Guazú, Santa Rosa, San CoJme mente en persuadirles que eran verdadnos
y Nuestra Señora de Fe, o Santa María] flo- y únicos señores de sus tierras, de sus gana-
recientes y pujantes y el mayor de todos dos, y de todo el producto de uno y otro,
Santa Rosa, y en todos se usaba un gran y de la recompensa que corresponde al per-
trato con los Paraguayos, a todos efectos, sonal y rudo trabajo en que se ocupaban .. .
cuyo comercio dio a estos Pueblos un pro- .. Y lamentaba ésto el buen fraile, no porque
vecho sobresaliente, y tenían sus estancias fu ese malo que reconociese su señorío, pues
pobladas de todas especies de gana dos. Dios se lo había dado, sino porque antes, vi-
ahora se hallan en atraso, aun el de Santa viendo como ignorantes de ello, eran muchos
Rosa. 13 más felices no estando en sus manos la libre
A Jos diez años de expulsados los jesuíta:-:, administración. Al paso que ahora, siguiendo
los pueblos contaban con la inmcnsa mayoría en ser incapaces de dicha administración, uno
de la población que había en 1768, pero la han hecho más - decía el Padre Aguirre-
decadencia material y formal de los mismos que mudar de tutores y sustituir esta noble
era manifiesta. Así en 1777 el Virrey Ceba- función con unos hombres, los cuales les han
llos, al saber que el Provincial de los Fran- conducido a tan espantosa ruina, que no po-
dscanos iba a visitar las Reducciones en las dría creerse sin registrar el terreno mismo
cuales había religiosos de su Orden, le solicitó de la desolación.~.~
que viera las cosas de cerca y le elevara des- El Padre Manuel Luengo, dos años antes,
pués un informe. Así lo hizo, manifestando o sea, en 177j, y haciéndose eco de cartas
en primer lugar que el edificio político, que enviadas desde el Río de la Plata a Italia,
acababa de visitar, no solametnc había per- escribía: t¡¡
dido el buen orden y la hermosura con que Los pueblos de las famosas Misiones [del
Jo habían conocido cuantos habían vivido en Paraguay] quedaron reducidos a un estado
estas partes, sino que presentaba un aspecto miserabilísimo. Dos principales causas ,·on·
tan desfigurado que amenazaba la ruina pró- tribuyeron a ello, salidos los Padres_
xima. Ruina, decía, tan escandalosa, que de- Lo primero, el trato frecuente con los es-
berá atribuirse a los mismos que, con ciencia pañoles [y los criollos, se entiende], que en-
698 SUCESOS DE REPERCUSION EXTERNA

traron ya con franqueza en las Misiones, ya tan cerrada que se debe dudar si el
incluso los vagabundos y gente ordinaria~ a cauterio único que le conviene, lo podría
quienes antes los Padres no permitían dete- sufrir el enfermo.~
nerse mucho en los pueblos. Y estaban auto- La riqueza de los pueblos y lo excesivo de
1'Ízados [los jesuítas] para ello, porque por sus indios y granjerías desaparecieron desde
experiencia sabían que ese trato , tras no el momento que se abrieron a los españoles,
ayudar nada a lo te m poral y al servicio del esto es, se vio que la verdad, en cuanto a los
rey, sólo era bueno para contaminar de vicios puntos expresados, existía en el informe puro
a los indios. y honrado del ministro Agüero y se vio tam-
Juan Francisco Aguirre. que en 179~ estu- bién una existencia de 120.000 almas con
vo, y no de paso, en las Reducciones, dice que unas granjerías de 100.000 pesos, con que se
si como el Cura de San 1!!nacio Guazú , Don mantenian sobradamente, se disiparon. Llo-
Pedro B/ás de Noceda, refirió, todos los cam- vieron las facturas, todo el afán se fue en los
pos del pueblo están arrendados a los espa- hierbales; se huyen los indios, reemplazán-
ñoles, no puede ser sino para su ruina. dolos los españoles en sus bellas tierras, y sus
Por todas partes va sucediendo verse la suer- pueblos perecen sin remedio,'~l
te de San Ignacio y es notoriamente más ve- En una palabra son desdichadas las Misio-
loz la ruina por la mayor desmembración de nes; sus templos, ornamentos y pueblos se
los pueblos, enagenación primero en usufruc- arruinan por falta de refacción, los bienes e
to, luego en propiedad, de las tierras y de los indivíduos se minoran, de modo que aun hay
demás bienesY' Con anterioridad había es- antecedentes ·bajtantes para decidir que se
crito Aguirre l i que el plan de Bucareli acabarán.zt
aunque es cierto que mereció elo{!ios y pasa
en el día (/ 793) por una ordenanza bien En confirmación dt: lo expresado por Aguirre,
dispuesta, lo cierto es que la decadencia es lcr.ante !'1:1 abandono en que se hallaban los edifi-
dol', tenemos el informe que, en la Asunción a los
notoria. N o era posible se encontrasen su- 20 días de Octubre de 1788 elevó el Gobernador
jetos idóneos 18 ya que en los ele_Pidos prima- Inte ndente Jo:tq uín Alós, después de su "Visita a
ba uel amor de los particulares intneser. ol- lo:. pueblos de las antiguas misiones jesuíticas", do-
('umento existente en el Archivo de Indias :m y
vldados de las obligaciones ... Se vio la disen- cuya noticia debcmo~ al señor José Torre Revello.
ción con sus malas consecuencias y los indios, Allí leemos:
aunque con menos trabajo que en tiempo de Santa María de Fe: Su templo antiguo de ma-
los Padres, pero peor tratados en justicia, co- <kra, el frontis , y costado de Norte amenazan rui-
na: el Colt"gio parte del s~ gundo patio ca ida.
mida y vestido, perdieron el cariño de su San Ignacio Guazú: El en tablado del Pórtico
patria y se dieron a la deserción .1 8 En una de su Templo está desecho.
palabra son desdichadas las Misiones ; sus Santa Rosa : La Portada de la Iglesia amenaza
¡u¡ua: d patio J9 de la Casa principal necesita
templos, ornamentos y pueblos se arruinan n•f;:,ccionarlo, y un lienzo de la parte del Sur del
por falta de refacción; los bienes e individuos zq re~ dificarlo.
se minoran de modo que aun hay antec~­ Santiago: El Templo y Colegio en buen estado,
dcntes bastanttJ para decidir nue se acaba- narnos un retazo del 2? patio que necesita repa-
rarlo.
rrfu.1r, La escandalosa situación expresada Son Cosme: La Iglesia y Colegio en igual es-
aturde al Gobierno y al público y por toda' t::¡do.
partes se trata del remedio.20 ltopúa: El Templo es hermoso, no tiene otra
lf',ión que la que se nota en el frontís a la parte
Tal vez no fue tan fácil hallar adminis- del Poniente , que reparada puede durar muchos
tradores capaces y honestos. Si la necesidad años. El Colegio pide alguna atención.
obligó la admisión de sujetos al princiipo sin Candelaria: Es su Iglesia antigua y deteriorada.
elección, es aun bien sensible que casi sucede El Colegio lo mismo.
.\'anta Ana: La Iglesia es igual a la de ltapúa
lo mismo en el día. V alga la verdad ,.: qué y tratada con maior a~eo.
sujeto de tal cual crédito en honra y bienes, Loreto: En buen estacto la Iglesia, y Colegio.
querrá admitir la carga de una comunidad? 21 San Ignacio Miní: El Templo es igual al de Lo-
No solamente perecen los pueblos Gu.ar.a- reto, se ven dtsigualdadcs en su tejado, desde la
portada hasta la media naranja ; y está el Ta·
níes, escribió también Aguirre, sino que es vt'rnáculo cubierto de paja por haberse arruinado.
veloz su ruina, y lo que es tanto más sensible, c:on el mismo defecto se nota la Sacristía y Cole-
cuanto que ofrecían una situación propia pa- ~·o.
Corpus: Conserva su Templo sin la menor dete-
ra una república indica permanente y de ricraci6n, los techos del Colegio tienen desigual-
maravillosa utilidad, pero la llaga se halla dades.
CAUSAS DE LA DECADENCIA DE LAS MISIONES (Ii68-I818) 6!19

Trinidad: Cuando el estrañamiento general de- Todo el proceder de Bucareli y de sus man-
j;uon los antiguos Cura:; su nuevo y hermoso Tem-
plo de piedra, qve poco después &e desplomó: edi- datarios era un incentivo a ello. Con la meior
ficaron otro de madera que ha comenzado a arrui- voluntad sin duda, y ciertamente con todo
narse por la portada, y sin evidente ·riesgo no pue- el iluminismo del siglo XVIII. rl Go),.rna-
de hacerse uso de él: el semi-colegio se halla en dor de Buenos Aires dio Instrucciones, en las
igual caso.
}esú.s es el último: tiene dos poblaciones con las que, según él, consta todo cuando conviene
de nominaciones de nuevo, y viejo: en el viejo hay para la subsistencia y fomento de [oJ bue-
un Templo regular. El Colegio es an tiguo y mal blos,26 pero, en realidad. esas Instrucciones
tratado . . , A distaucia de cinco cuadras está si-
tuado el nuevo ; cuyo Templo es de tres naves de fueron el arricte más eficaz para la ruina
pirdra y cal, hermoso y curiosamente labrado: e-; de los pueblos misioneros. Con df'~cnnor.i­
de ochenta y seis varas de longitud , y veinte de micnto absoluto de la psicoloe-ía dr l inrlio. sin
ancho, con sacristí~, y demás repartimientos nece- un adarme de respeto a la tradiciñn m:í.s eme
~arios para tan piadoso uso, pe·ro sin cubiertas.
Sigue al costado un lienzo de casas, con el cual centenaria, con toda la pomposidad de un
principia el colegio con once aposentos concluidos, redentor del si.g-lo XVIII . aun antes rlf' h'tber
y en ellos diez y seis rejas de hie rro, nueve de ellas sido expulsados los .Jesuítas, ouc estahan en
hohr1das.
Hizo la visita técnica de estos edificios por co· las Misiones, ordenó Bur.areli al Sunrrior
111isión a Alós, rl ingeniero miliciano, JuEo Ramón de las mismas que enviara a Bueno" Aires,
de César. a mi disposición, un Cacinue v un Corre-
El Gobernador Lázaro de Ribera trató. gidor de cada Pueblo, con laJ idl'as de exa-
cuando ya era muy tarde, pues fue en 1804, minar por este medio cómo piensan. v tam-
de salvar las Reducciones de su ruina mate- bién hacerle{ conncer la beniona hinln.ti con
rial y formal. Para ello, con fecha 1q de mavo nue el Rev ha mú·ado hor ellos. fal d ~r.rP.tar
d~ ese año, dictó un Reglamento para el la exPulsión de los Mitioneros Tesuftad sa-
régimen de los Pueblos de Indios, existentes cñ.ndolos de la esclavitud e i~nortzncin Pn. nue
en tierras paraguayas, y su primer paso fue vivían. El entonces Superior de las Mic:joncs,
acabar o querer acabar con los airosos de Padre Lorenzo Balda. envió de inmrdi<~to a
los administradores y reprimir las extorsiones Buenos Aires a lo" Caciques y Correrriclorrs,
de los españoles y reprimir el uso del alcohol. solicitados por Bucan"li. v éc:te muv orondo
Según él era de la mayor urf!encia reparar escribía después que loJ he n.loiado con mñ.s
las iglesias y las casas. Aun más: para evitar comodidad de la oue ftntes les dirron /nt de
los excesos que en sus borracheras cometían la Combañía: les haré vestir a la eshnñnla,
los indios, implantaba el castigo de los azotes: asistiéndoles y tratándolM de modo que co-
12, 15, 20 ó 25 según su culpabilidad. nouan la mejora de su .suerte.
Por el mismo Lázaro de Ribera sabemos Por orden del mismo Bucareli c-e nrcP."onó
'iue el maltrato que a Jos indios daban lo. por plazas y í'alles. en todos Jos puehloc;. flue
españoles, a quienes se veían obligados a ser- í'On la ~"'<Pvlsión d e los Jesuítas. )oc;. inOioc;
vir, movió en 1786 a Jos de San Pedro a habían dP vivir como es bañoles. aue lot r.t~r.i­
elevar al Rey una solicitud, ofreciéndose a ques eran hidal.oos. v aue no eran pcr.fnt,os,
pagar el tributo debido a la soberanía, para aue va se les acabó los azotes, que ellos eran
que la Real piedad se dignara, como verda- dueños absolutos de todas las hacienAaJ de
dero padre de ellos, a declararlos libres de los pueblos v de su maneio, que con nta
la actual esclavitud y pupilaje. Así nos lo mutación salían del cautiverio en out! rlhhos
dice y testifica Lázaro de Ribera.25 expatriados los tenían , que todos [M hi,nes,
Si los mismos Jesuítas, al despedirse de esos que tenían, eran suyos (Jara utar de ei'M li-
indios, en 1768, no les hubiesen encarecido bremente, que los Caciaues como hiAalno.s
respeto y sumisión a las nuevas autoridades, eran los que debían .!!obernar, que podían
y si los indios no amaran, como amaban, en- ir a donde auisieran.zr
trañablemente a aquellos sus pueblos, y si Se trató de desterrar y desacreditar el sis·
no tuvieran allí a la vista Jos sepulcros de sus tema de los Jesuítas, y por eso se fueron dis-
padres y de sus antepasados, por cuyos restos curriendo otros y otros. pues ya un si~tema,
mortales tenían una especie de veneración, ya otro probaba ser un fracaso. Cac-1::\ ~ohf':r·
de seguro que, dando de barato a todo lo que nador de Buenos Aires y cada Adminic;trador
suponía cultura y comodidad, se habrían ra- de las Misiones y hasta cada Administrador
zonablemente retirado a las selvas, y consti- de los pueblos, después de leer a .Jovellanos
tuído allí aldeas libres e independientes. o algunas páginas de Montesquieu, o al saber
700 SUCESOS DF. REPERCUSION EXTERNA

los proyectos colonizadores de Catalina de otra parte, todos los sucesores de los Jesuítas
Rusia, o de Federico de Prusia, presentaba fueron Religiosos Franciscanos, Dominicos o
la salvadora panacea. Mcrcedarios, que hasta entonces habían vivi-
A los siete años se pudo ver, con toda pre- do en las ciudades españolas, y el cambio
cisión, que el sistema de Bucareli llevaba al repentino les debió de ser desmoralizador.
fracaso y, por eso, el Administrador Lazcano, Juan Francisco Aguirre escribió que van bajo
que miraba menos hacia Rusia, o Prusia, o de obediencia, descontentos.28
Francia, y tenía ante sí los hef hos concretos Lejos de nosotros el poner en duda que
y tangibles, manifestaba los medios para el aque1los religiosos, que sucedieron a los je-
fomento y conservación de los pueblos, en suítas, se extremaron, una vez que estaban al
atención a que uamenazan una total ruina. frente de los pueblos, en responder a la res-
Diego Cassero, que le sucedió, pudo probar ponsabilidad que sobre ellos pesaba, pero los
que este aserto era exacto. Desgraciadamente documentos nos dicen que por causas diversas,
ni la buena voluntad de Jos hombres de Bue- o tuvieron que retirarse de las Reducciones,
nos Aires, como la del Marqués de' Avilés, sin tener quienes los reemplazaran, o quie-
ni los empeños de hombres bien intenciona- nes los reemplazaron, no fueron adecuados. Ya
dos, como Gonzalo de Doblas, podían salvar en 1771, a los cuatro años de expulsados los
ya a los pueblos de su ruina. jesuítas manifestaba Bruno de Zabala la situa·
El mal era irremediable, a causa del doble ción religiosa nada halagueña de las Misiones,
gobierno, implantado a raíz de la expulsión en cuanto a los Curas de las mismas. Se ocupa
de los jesuítas. Dos gobiernos, uno espiritual primeramente de los Mercedarios e informa
y otro temporal, era algo teóricamente po- que en Candelaria no hay Cura y que el
sible y hasta plausible, pero en la realidad Trniente de Cura no <'S a propósito. En Santa
fue el elemento nefasto en el sistema implan- María la Mayor, Fray Félix del Castillo se
tado por Bucareli y sostenido por sus suce- ha vuelto a enfermar y se ha retirado del
sores. Si en cada pueblo hubiese dos hombres pueblo. Le suple otro religioso y sin ayudante
imbuidos del espíritu que animaba a los je- alguno. Los Dominicos tenían en Trinidad
suítas, y conocedores de la mentalidad indí- un Cura, Fray José Nirolás de Alraraz, pero
gena, como ellos la conocían, y celosos guar- estaba muy enfermo. En la Reducción de
dianes de Jos bienes comunes, y si esos dos San Francisco de Paula había un Cura, pero
hubiesen obrado armónicamente, ese gobier- se había retirado a Corpus para curarse. Ha
no habría sido posible, pero ni de una sola rostado mucho conseguir uno que lo reempJa.
Reducción consta que hubiese habido hom- zara. El Cura de San Nicolás, Fray Pascual
bres de esas condiciones. Hernández, murió, y su Compañero, Fray
A Jos Religiosos que reemplazaban a los José Gaona, no sabe el idioma de Jos indios.
Jcsuítas, aunque aliviándoles de la preocupa- En cuanto a los Franciscanos tienen el pue-
ción de lo material, se les pidió lo imposible. blo de Jesús ron Cura, pero sin Compañero,
Aun ron todo el fervor religioso, de que y en Concepción pasa lo mismo. pero con la
pudieran estar animados y aun con todo el diferencia que rl Padre Luis Pinto, que es el
conjunto de habilidades. de que queramos Cura, está muy acharoso. Tampoco el Cura
dotarlos, era pedirles lo heroico; cuando no de San Javier tiene Compañero. El Cura de
lo imposible ; el que aprendieran, pronto y Santa Ana está enfermo y tullido en el Pue-
bien, el idioma de los indios; si con toda la blo, mientras el de ltapúa, Fray José Bordón
tradición y con las clases de Guaraní obliga- se halla enfermo en Apóstoles.
torias, a que asistían los estudiantes jesuítas En 1780 la situación era aún peor, ya que
en Córdoba, y cory maestros avezados y con los Padres Franciscanos no tenían teniente
artes y vocabularios abundantes, algunos je- en San Roque, cn Jesús y en Santa Ana, y
suítas llegaban tarde y mal a saber el idioma era menester cambiar al de San José, por
de los nativos, imagínese el lector Jo que de- no saber el idioma, y el Cura y Teniente de
bió ser ese aprendizaje para Jos nuevos Curas, La Cruz, por no entenderse con los indios.
hombres ya entrados en años, la mayoría de Los Padres Mercedarios, escasos de personal,
ellos. Y el conocer el idioma no era tan difí- no tenían Teniente Cura en Candelaria, en
cil, ni tan trasceAdental como el conocer el Corpus y en Santa María la Mayor, y por
alma de los Indios Guaraníes, y mucho mús causales diversas era menester quitar de Lo-
llegar a barruntar su Íntima naturaleza. P(Jr reto, así al Cura como al Teniente, y en San-
CAUSAS DE LA DECADENCIA DE /.AS MISIONJ~S (176.'i-J818) 701

to Tomé al Cura y en La Cruz al Cura v al que habiendo determinado, años pasados, el


Teniente Cura. Por lo que tocaba a los ·Pa- pueblo de Yaguarón, diputar un Secretario
dres de Santo Domingo, se imponía mudar de Cabildo para que todos los sábados, junto
al Cura y al Teniente de San Carlos, como con el Administrador, tomase razón y apun-
también a los de San Miguel y a los de tase las obras de madera, que habían traba-
Yapeyú. En San Borja era menester cambiar jado, para que luciesen al tiempo de las cuen-
el Cura y mandar un Teniente, que no lo tas, al tercer sábado (según me cuentan) se
había. En Mártires faltaba Cura. desbarató este proyecto, porque reconvinien-
En 1775 escribía el Padre Manuel Luengo, do al Administrador por un arca o caja de
fundándose en noticias que llegaban de Bue- seis palmos, que entre otras cosas se había
nos Aires, que eran dos las causas que lleva- trabajado aquella semana, y se había llevado
ban a su rápida ruina a los pueblos de las a su casa, dándose por desentendido con por-
Misiones, y la segunda de ellas era el diverso fías, concluyó con enfado, de que no quería
carácter de los curas y párrocos advenedizos, tales apuntes, y que a él no le habían de
tan distinto de quienes habían formado aque- notar las cosas, y así se prosigue y se ha
llo.t pueblos y criado, gobernado e instruido proseguido en los demás pueblos.
a aquellos pobrecitos indios. Los ]esuítas no Este y demás casos, señalados por el Sr.
eran sólo párrocos; eran padres y madres de Obispo, hicieron tanta fu<'fza en el Consejo
los indios, que así necesitaban ser tratados de Indias, que en 23 de diciembre de 1763,
en su infantilismo. Y ésto, sin llevarles un declaró éste que sin género de duda pueden
maravedí ni por los Sacramentos, ni por en- los Curas, sean Religiosos o Seculares, ref.!ir
tierros, ni por cosa ninguna. 29 y administrar los bienes de los indios, que
Esto no lo quisieron , o no lo pudieron, ob- por su natural imbecilidad o desidia no saben
servar sus sucedáneos. Por el contrario, lle- cuidarlos, entrando sólo la prohibición canó-
vábaules derecho por todo, sin cuidarse por nica, que hay para que no se mezclen en
otro lado de su subsistencia temporal. lCómo cosas y negocios temporables y profanos,
no habían de despoblarse aquellos lugares, cuando llevan el torcido fin de algún lucro
e ir todo por tierra? ilícito o la mira de algún mundano respeto,
Pero lo más grave fue el prO{'('dcr de lo~ pero no cuando lo hace por pura caridad y
Administradores a cuyo cargo, con total in· conmiseración , tan propia de su estado y tan
dependencia del Cura, corría todo lo mate~ digna de ejercerse con unos feligreses pobres
rial o temporal, en cada Reducción. Y esta y desvalidos, como lo practican loablemente
separación de lo espiritual y temporal era en las Misiones de Maracaybo y Santa Marta
un error tanto más grave, cuanto que ya an- los Padres Capuchinos, sin violar en un ápice
tes de la expulsión de los jesuítas se había la estrechísima pobreza que profesan en co·
implantado en las Reducciones, gobernadas mún y en particular.~
por clérigos·, y se había visto que era un sis- Bucareli no podía desconocer este antcce·
tema nefasto. En 30 de setiembre de 1761 dente rioplatense, pero en alas de su inquina
Jo ponía al manifiesto Mons. Manuel Antonio contra todo lo que habían hecho los jesuítas,
de Latorre: En razón de mi general visita, dividió el gobierno de los pueblos, encargando
hablando del estado de los pueblos de indios, lo espiritual a los Curas y lo temporal a los
informé claramente a V. M. de los menos- Administradores) ron reglamento y ron atri-
cabos, con los que se hallan los [pueblos] que, buciones propias. Los indios, escribía Doblas,
de poco acá, están administrados en econo- años más tarde, acostumbrados a obedecer
mía por seculares; logrando estos Cresos vi- solamente a sus Curas, miraban al principio
sibles utilidades, con las que se van inutili- con indiferencia cuanto sus administradores
zando los pueblos. No he logrado ver sus les dictaban, de modo que nada se hacía sin
cuentas, para informar a V. V. individual- consultarlo primero al Padre. De estos prin-
mente .de sus fraudes. . pero dé jase com- cipios nacieron las grandes discordias entre
prender la fraudulencia de lo que es público Curas y Administradores, que contribuyeron
y notorio. Estos administradores, Señor, en en gran parte a la ruina de los pueblos, como
las cuentas que dan y se toman, de comisión de ello se queja Don Francisco Bruno de
de Vu_estro Gobernador, se acusan y se ab· Zavala, en la representación que hizo a su
suelveri, pasando los contadores por los car· Majestad el año de 1774 . . Procuróse poner
gos que ellos se hacen y quitan. De suerte remedio a las imprudentes pretensiones de
702 SUCESOS DE REPERCUS/ON EXTERNA

los religiosos con algunas provisiones de go- ministrador, como lo es en las presentes
bierno; pero no se adelantaba un paso en circunstancias, el que hace de superior en
ello sin ocasionar a los indios muchas veja- el pueblo, él determina por sí sólo todo cuan-
ciones y molestias, porque, adictos siempre a to se ha de hacer; a él se presenta el Corre-
obedecer a los religiosos . . . , era preciso usar gidor y el Cabildo como súbditos; de él
con ellos del rigor para sujetarlos al gobier· reciben las órdenes, y a él dan cuenta de la
no. Consigui6se al fin hacer conocer a los ejecución y resultas; 33 y es el mismo Dobla~
indios que sólo en las cosas concernientes a quien pone de relieve cómo los intereses del
su salvación debían prestar atentos oídos a sus pueblo estaban librados a la buena o mala
Curas, y en lo demás a sus Administrado- voluntad del Administrador, de manera que,
res.81 si era hombre corrompido, podía impunemen-
El introducir este sistema y el introducirlo te cometer cuantos fraudes quisiera.
de repente, y no poco a poco, fue sin duda La cuenta anual que, según dispuso Buca-
un error. Pero otro error de Bucareli, fue el rcli, debía elevar cada Administrador, resultó
elegir por Administradores de los 30 pueblos fallida desde sus principios, y el Virrey Avilés
a correntinos o a paraguayos, quienes por se quejaba de que ni se recibían las cuentas
tener cerca a sus parientes y amigos, se va- generales de la Administración de los pueblos,
Han de éstos para hacer contratos, en los que sin que haya conseguido ver formales cuentas
ellos salían ganando. Cierto es que no hada de la inversión de los productos de las cose-
un año que estaban actuando los tales Ad- chas de aquella feraz provincia.:w
ministradores, cuando el Administrador Ge- Ni podía ser de otra suerte ya que, según
neral, Francisco de Sanginés, comunicaba al testimonio de Doblas, las bienes de los indios
mismo Bucareli que los abusos de esa índole, son tratados como sus personas; distribuyén-
con conocidos perjuicios de mis partes, eran dose éstos con la mayor escasez entre los in-
tales, que para evitar cualquier fraude era dios necesitados, y aun enfermos, y se gastan
menester que con ningún mercader les sea con la mayor profusión , no tan solamente
facultativo a los Administradores el contra- entre los españoles empleados, sino también
tar; solicitaba además que quedaran sin efec- con cuantos pasajeros llegan, y que tal vez
to los asientos que hasta el día se hubiesen sin motivo ninguno se detienen en los pue·
verificado, por ser pcrjudiciaks a Jos indios; blos los días que quieren, fa cilitándoles cuan-
solicitaba igualmente el nombramiento de tas comodidades se les antoja, lo que reciben
dos individuos de cuenta y razón, e inteli- como cosa de justicia que se les debe. . . y
gencia en las faenas de aquellos pueblos para aunque el gobierno ha dado algunas dispo~
que fueran Visitadores o Jueces de los Ad- siciones sobre ésto, ningún efecto han sur-
ministradores. Se nombraron. en efecto, los tido. De los efectos y frutos más preciosos que
tales Visitadores, y algunos cumplieron tan se recogen y almacenan, no tif11!un más parte
a satisfacción su cometido, en algunos pue- en ellos [los indios], que el haberlos cultivado
blos, que éstos tuvieron cuatro Administra- y recogido; ellos siembran, cultivan y bene-
dores en seis años, pero otros entraron en ficia.-: la caña para la miel y azúcar: lo mis·
arreglos con ellos, y su misión fue más per- mo el tabaco y trigo: ellos ven o saben que
judicial que benéfica. de Buenos Aires mandan sal, que ellos tanto
En el sistema ideado utópicamente por Bu- apetecen, y otros efectos comprados con el
carcli, el Administrador no tenía otra auto- importe de los frutos que produce su trabajo,
ridad que la que le otorgaba el Cabildo, y y que todo se guarda en los almacenes, de
en cuanto al Almacén de Jos bienes del pue- donde no vuelve a salir para ellos.3:.1
blo, era uno de los tres que tenían llave, sien- Los hermanos Roberston, que visitaron al-
do el primero el Corregidor, el segundo el gunas Reducciones entre 1808 y 1815, después
Mayordomo y el tercero el Administrador. de describir e] estado de abandono en que se
Su principal cargo era persuadir a los indios hallaba Candelaria, cuya iglesia, colegio y
por unos interesantes discursos, son palabras casas estaban en ruinas, habitadas por 700
de Bucareli, cuán útil les era el trabajo, y almas, pasaron a Jesús y a Ita púa. M e com-
cuán perjudicial la ociosidad.a2 plació haber conocido el país de las Misiones,
Pero una evolución natural llevó a los y lamenté, ante su tristeza, despoblación, y
Administradores a ser los árbitros de cada decadencia, que los jesuítas ya no fuesen los
pueblo. Bien lo decía Doblas : Siendo el Ad- dueños. Hubo, sea como fuese, en tiempo d~
CACJSAS DE LA DECADENCIA DE LAS MISIONES (li68-1818) 703

ellos, industria, aumento de población y de ri· Por todo lo dicho es manifiesto que los 30
queza; relativa comodidad para los indios, pueblos, lejos de esfumarse en 1768, regre-
y apariencia de país cultivado -cultivado sando sus pobladores a los bosques, subsis-
bajo malos principios, es cierto, pero culti· tieron, heroicamente hasta muy entrado el si-
vado-. Hubo disciplina, regularidad, orden glo XIX. Ni la política, unas veC('S <'ngañosa,
y subordinación. Todas estas cosas se habían otras inhumana y cruel, ni el proceder de los
desvanecido en la época de mi visita; y e.c Corregidores y Curas, desconocedores del al-
cierto que por vituperable, en sus móviles ma del indio y que estaban al frente de los
y principios, que fuese el gobierno de los je· pueblos, los primeros para enriquecerse, Jos
suítas, el que le siguió, sin una sola buena segundos por la fuerza de la obediencia a
cualidad compensadora, tenía muchos vicios sus superiores, ni el desquicio que día a día
y defectos de que el otro corecía. se producía en todas las esferas de la vida,
Desde que existió el estado de cosas des- bastaron para que aquellos indígenas se resol-
cripto en esta carta, las Misiones han ido vieran a regresar a los bosques, aunque mu-
cayendo, año por año, en estado de más y chos pasaron a vivir a Santa f<', Corrientes
más completa ruina; hasta el punto de casi y Buenos Aires, como ya hemos anotado.
no encontrarse traza o vestigio de lo que fue- Todos los monarcas españoles habían con·
ron . La guerra de Artigas las desolaron; la siderado con sobrada razón a las Reducciones
política del Paraguay casi las ha aniquilado. como antemural o defensa única e irreem-
De cien mil habitantes la población .te ha plazable de la soberanía territorial hispana
reducido a ocho mil; los edificios públicos contra las constantes <' insidiosas pretensiones
están no solamente en mal estado sino arrui- de los lusitanos, pero con la expulsión de los
nados,· y los indios, desparramados, casi tan Jesuítas, en 1768, ese inexpugnable muro cayó
desprovistos de subsistencias como cuando hecho trizas y aquellos tan tenaces como in-
vagaban en los bosques. Sus pueblos han sido teligentes acaparadores de lo que ayer era
repetidamente saqueados y quemados duran- hispano y hoy debiera ser argentino; uruguayo
te la revolución ; y su ganadc, caballos, ove- o paraguayo, triunfaron en toda la línea.
jas y novillos, destruidos o arreadoJ. Los mis- Libres de los Jesuítas, no pensaron los
mos naturales de Misiones han sido forzados portugueses sino en apoderarse de los Siete
a incorporarse a los ejércitos de los caudillos Pueblos. A tal extremo molestaban y preocu-
revolucionarios; a menudo, dejando perecer paban a las autoridades españolas esas ambi-
a las viudas y niños. ciones, exteriorizadas en 1770. en 177 5 y en
A todo ésto, que bastaba y sobraba para 1776, que Franrisro Bruno de Zavala, que
llevar los pueblos a su ruina ~ hay que agregar gobernaba las Mision<'s creyó su deber esta-
la forma brutal con que, muchas veces, s~ blecerse, con la conveniente tropa, en aque-
trataba a los Indios. Eran esclavos de los llos pu<'blos amenazados. Entre julio y di-
Encomenderos y éstos los azotaban en forma ciembre de 1801, por estar España en gu<'-
bárbara, como jamás se había estilado con rra con Portugal, los lusitanos ocuparon ~in
anterioridad a 1768. El Gobernador Zavala mayores dificultades todos los siete pueblos.
se quejaba de que los que se presentaban a Por la paz de Badajoz qurdó estipulado que
él, como a legítima autoridad, con quejas todo quedaría romo antes de la guerra, <'Sto
rontra los abusos de los Administrador<'s, eran es~ ninguna conquista territorial sería <'fcr-
después azotados por haber ido con tales que- tiva, pero los portug-ueses del Río de la Plata
jas a la autoridad legítima. Esta opresión no hicieron caso alguno de este artk:ulo y
llegó <'n no pocos casos a extr<'mos tales que quedaron dueños de los Siet<' Pueblos. Des-
no poros indios huían de los pueblos para vi- graciadamente las autoridad<'s españolas, co-
vir tranquilos, o emigraban a las ciudades con menzando por el Virr<'y del Pino, no dieron
igual objetivo. Lo inconcebible es que, con importancia al herho. Asi pasaron esos pue-
Curas que .no les entendían y cuyo cambio blos y con ellos toda aque1la región española
era fr<'cuente y perjudicial, y con Adminis- a poder de Portugal, y después del Brasil. No
tradores que eran unos aprovechadores, los parece, sin embargo, que por entonces tra-
30 pueblos subsistieran después de 1768 y taran de dar vida a esos pueblos, y conver-
subsistieran aun después que el fuego y la pi· tirlos en centros de contrabando, como se
queta echó abajo las paredes, y el sable y la rf('Ía. Moussy ha escrito que ]a ruina de los
pistola. diezmaran a sus moradores. mismos fue rápida, ya que los administra-
704 SUCESOS DE REPERCUS!ON ¡.:XTERNA

dores portugueses eran tan codiciosos como prestaran atención al hecho. La Asamblea
los españoles, y más ásperos en su trato. Las del año XIII aprobó a lo menos implícita-
siete Misiones, hechas portuguesas, contiuua~ mente el proceder de Portugal y del Para-
ron despoblándose de día en día. 36 guay al aprobar, en 13 de Noviembre de ese
Francisco Bruno de Zavala, a quien recor- año, la resolución siguiente: La Asamblea
damos arriba, estuvo casi durante treinta años General ordena que los diez pueblos de Mi-
al frente del gobierno general de las Reduc- siones de la dependencia de las Provincias
ciones, pero fallecido en 1800, entró a suce- Unidas, nombren un diputado que concurra
derle Don Santiago Liniers, de quien es una a representarlos en esta Asamblea General.:u
interesantísima memoria sobre Jos pueblos de Digamos que los diez pueblos, a que se rdiere
las Misiones, pero a los dos años el Rey nom- esta ley, eran: San José, San Carlos, Márti-
bró Gobernador propietario a Bernardo de res, Santa María la Mayor, San Javier, Após-
Vclasco, y al propio tiempo separó de la ju- toles, Concepción, Santo Tomé, La Cruz y
risdicción de Buenos Aires y del Paraguay, Yapeyú.
al conjunto de Reducciones, constituyendo Por desgracia~ la ruina de estos pueblos
con ellos un Gobierno militar y político in- era rosa de años, y fue uno de los indios de
dependiente. En 1805 el mismo Velasco fue los pueblos misioneros, Andrés Guacaraví,
nombrado Gobernador del Paraguay, pero sin vulgarmente conocido por Andresito, quien
dejar el cargo de Gobernador de las Mi- sin quererlo ni pr<'tenderlo, más habría de
siones. contribuir a ella. Artigas le conoció en 1811
Como en 1810, Vclasco, en su doble fun· y ron el patriótico fin de recuperar para el
ción, desconociera la Junta de Mayo. ésta Uruguay las tierras y los pueblos usurpados
nombró al coronel Tomás Rocamora por por el Brasil, al oriente del Río Uruguay,
Gobernador de las Misiones, con entera pres- nombró a Andrrsito Comandante General de
cindencia del Paraguay. Velasro no solo con- la Provincia de Misiones.
sideró a Roramora romo traidor a la causa En 1815 Artigas le ordenó que tomara por
de España y le mando apresar. ~ino que ade- la f ucrza los cinco pueblos misioneros que
más, en espera de fuerzas porteñas, que ha- c-,taban al oriente del Río Paraguay y que
brían de ir a forzarle a reconocer a la Junta Rodríguez Francia consideraba como perte·
ordenó un rearme general en las poblaciones necientrs al Paraguay, las que defendía con
españolas y en las reducciones indígrnas. Ro- fuerzas armadas, que tenía en Candelaria.
camora, por su parte, al ir Belgrano al Pa- Andresito, sin más apoyo que su crédito
raguay, precisamente ron el objetivo entre- entre los naturales y la coofiu-ación de un
v.i.sto por Velasro, pudo engrosar su ejército religioso, Fr. José Acevedo, que le'4acompa-
con 400 Guaraníes de los pueblos misioneros. ñaba y animaba, juntó en las diez .Misiones
Fue el primer contacto de éstos ron la Patria de la ribera derecha del Uruguay un ejército
argentina. que disciplinó a su modo; y en el mes de
Aunque el Paraguay, en Mayo de 1811, Setiembre, intimó desde el pueblo de San
dcclarósc independiente, en la misma forma Carlos el abandono y entrega de la Cande-
que lo había hecho Buenos Aires) y depuso laria, al comandante paraguayo D. José lsasi,
a ese fin, al Gobernador Vclasro, y aunque que con 300 hombres y dos piezas de campa-
desde entonces estuvo en relaciones amisto- ña guarnecía aquella población . Como el co-
sas ron Buenos Aires, en la Convención del mandante diese largas, Andresito ordenó a
12 de octubre de ese mismo año de 1811 , se su teniente que llevase adelante las hostili-
apropió no tan solo de las Reducciones al dades, y los 250 Guaraníes, que acometieron
poniente del Río Paraná, sino también de al pueblo, lo rindieron después de tres horas
las que estaban al Oriente sobre el mismo de combate, recogiendo 104 fusiles, dos ca-
río. ñones, y gran número de lanzas. Caída la
Privados de los Siete Pueblos, usurpados Candelaria, fueron sometidos igualmente San-
impunemente por Jos lusitanos del Brasil, y ta Ana, Loreto, San Ignacio Miní y Corpus.
de los trece que acababa de apropiarse el La toma de las Misiones del Paraná tenía
Paraguay, solo le quedaron 10 a la Argen- grandemente alentado a Andresito y a sus in-
tina, y aun esos habrían pronto de ser sa- dios, cuando al año siguiente de 1816 y por
queados e incendiados por paraguayos y lu- el mismo tiempo, quiso hacer otro tanto con
sitanos, sin que los hombres de Buenos Aires las siete misiones orientales del Uruguay, con-
CAUSAS DE LA DECADENCIA DE LAS MISIONES (1768-1818) 705

forme a las instrucciones de su padre adop- gas; los Guaraníes fueron completamente de-
tivo Artigas. rrotados, con pérdida de 500 hombres entre
H állábase de comandante de aquellas Mi- muertos y prisioneros, dejando un cañón en
siones el Brigadier brasilero D. Francisco dos poder del enemigo. Las otras divisiones de
Chagas Santos, quien tenía su cuartel ge- Artigas padecieron igualmente derrotas por
neral en San Borja, y estaba bien ajeno de parte de los portugueses; y él mismo fue
pensar en una invasión por aquella parte. deshecho en el Arapey. Con esto el plan de
Andresito envió delante un emisario que es- adelantarse a la invasión . llevando la guerra
parciese entre los Guaraníes una proclama al Brasil, quedó frustrado. :l8
en la que los exhortaba a que sacudiesen el Mas, a pesar de su descalabro, Andresito
dominio de los portugueses, que tan injus- rehizo su ejército en las Misiones occiden-
tamente los mantenían sujetos, y se ofrecía a tales, y otro tanto hizo Artigas en Entre Ríos.
libertarlos, poniéndolos en situación de que El Capitán general de la provincia de Río
ellos solos se gobernasen, sin que los hubiera Grande, Marqués de Alegrete, que dirigía las
de dominar ningún español, portugués y otro tropas brasileras de invasión en aquellas co-
alguno que no fuera de los mismos Guara- marcas, dio orden a Chagas de pasar el U ru-
níes. Semejantes exhortaciones produjeron guay, penetrar en las Misiones occidentales,
gran efecto entre los natutales, de suerte que qucmar y arrasar todos los pueblos, capillas,
~o solo engrosaron el ejército para guardar estancias y cuanto pudiera, en algún tiempo,
la frontera oriental, sino que se pasó en su servir de morada o refugio a los Guaraníes;
mayor parte a la expedición del caudillo. y trasportar toda la población a la ribera
Con un ejército de 2.000 hombres, cruzó oriental del Uruguay. Chagas ejecutó desde
Andresito el Uruguay a principios de Se- mediados de Enero hasta mediados de Marzo
tiembre de 1817, por ltaquí. dqnde pereció de 1817 este acto de ferocidad c.on d mavor
por la espada toda la guardia brasilera que empeño. Al frente de unos mil hombres · de
allí había; dispersó una avanzada de 300 ca- tropas escogidas, pasó el 17 de Enero al otro
ballos, que Chaf!as había enviado para dete- lado del Uruguay. Quedándose él en el pue-
nerla; el día 21 puso sitio al comandante blo de la Cruz, despachó sus subalterno<; a
brasilero en San Borja, encerrándolo con sus de~truir los demás. El mayor Gama arrasó a
2()0 soldados de caballería , 200 infantes y 14 Yapeyú, y después de vencer con el oportuno
piezas. Al segundo día de asedio. un buen auxilio de Chagas a Andresito. que le salió
tiro de uno de los artilleros portugueses des- al encuentro, continuó su marcha y de.. truyó
montó la pieza de los sitiadores que más daño a Santo Tomé; Carvallo arrasó el pueblo de
hacía a la plaza. El día 28 de setiembre, los Mártires, y saqueó los de Apóstoles, San
guaraníes acometieron a la ·caballería portu- Carlos y San José; Cardoso arrasó a Con-
guesa en las afueras con tal brío, que la obli- cepción, Santa María la Mayor y San Javier.
garon a encerrarse en el pueblo, y conti- No contento con haber enviado <;us tenientes,
nuando el asalto, rompieron una de las puer- quiso Chagas certificarse por sí mismo de que
tas más fuertes y se lanzaron a pelear cuerpo ]a tarea estaba bien desempeñada, y lanzó
a cuerpo con la tropa de dentro; mas ell1ivo wbre el territorio su caballería de reserva,
fuego que les hizo la infantería y artillería, subiendo con ella hasta los pueblos del Pa-
los obligó a desistir del asalto . Reforzados raná, saqueando, asolando e inc<'ndiando
todavía los sitiadores con la lle.~ada de una cuanto había aún quedado en pie. Despué9
nueva división, se preparaban 'Para dar un de ésto, obligó a los habitantes que no habían
asalto general el día 3 de octubre al amane-:- podido huir, a que pasasen a la banda orien-
cer. Ese mismo día llegaba a San Borja el tal del Uruguay, y pasó él con sus tropas el
Teniente Coronel brasilero Abreu, quien, ha- 13 de Marzo. El número de Guaraníes muer-
biendo recibido noticia del apuro de Chagas tos en esta expedición, según los partes de
por un emisario, que · logró burlar la vigilan- Chagas fue de 3.190, los prisioneros 360. con
cia de loS sitiadores, acudió precipitadamente más 5 cañones, 160 sables y 15.000 caballos.
con su división de 800 hombres. Rechazada Hemos destruído y saqueado los siete pue-
la caballería Guaraní, que Andresito había blos de la ribera occidental del Uruguay; sa-
desprendido para resistirle, al advertir su llt:- queado solamente los de Apóstoles, San José
gada, se trabó un combate general en que y San Carlos. Hemos recorrido y devastado
tomaron parte también las fuerzas de Cha- la campaña entera adyacente a estos pueblos,
706 SUCESOS DE REPERCUSION EXTERNA

en un radio de cincuenta leguas; sin contar Quedaban aún en pie San José, Apóstoles
con que nuestro cuerpo de caballería qut y San Carlos; y Andresito, que no había de.
mandaba Carvallo, ha caminado 80 let.?UOJ sistido de su resolución de llevar la guerra
en persecución de los insurgentes. Hemo; so· a las Misiones orientales, y librarlas del do·
queado y trasportado a la ribera izquierdo rrúnio portugués, .puso su cuartel general
del río 50 arrobas de plata, hermosos y but· en Apóstole s~ donde empezó a juntar tropas ;
nos ornamentos de i!!ltsia. Hemos recoaido día a día, se le fueron adhiriendo mayor nú-
excelentes campanas; 3.000 caballos, dtraJ mero de aquellos infelices Guaraníes, rxacer-
tantas yeguas. 1./30.000 reis acuñados (1.924 hados al ver el estado en que el enrmigo
pesos oro). Tal era el parte de Chagas al había dejado sus pueblos. Chagas, envanecido
Marqués de Alegrete, en 13 de Febrero de con su obra de destrucción, creyó que sería
1817; y las cifras fueron creciendo, como se fácil deshacer aquel principio de ejército, y
observa en los partes subsiguientes. La plata pasando el Uruguay con seteCientos hombres
trasportada, lo dijo él después. alcanzó a 80 de tropa, fue a acometer Jo cjue juzgaba que
arrobas. Las alhajas d e ip./esias principaleJ no era más que un pelotón de gente. An-
fueron a parar primeramente a Porto A legrf' , dre~ ito tenía 800 guaraníes, y se había forti-
y más tarde a Río Janeiro. Las imágenes dt ficado en el pueblo. Al dar Chagas el asalto,
santos, campanas y otros objetos no precio- fue recibido su tropa con un fuego tan vivo,
sos, a San Borja.:ro que sintiendo cJ jefe que le hacían muchas
Procedía de esta Reducción de San Borja bajas y que no había de lograr su objeto, se
gran parte de Jos objetos, como estatuas ~ cam- vio obligado a tocar retirada y volverse a
panas, ornamentos y aun puertas y ventana~ San Borja. El asalto de Apóstoles tuvo lugar
que en sus andanzas por las Misiones, poco el 2 de Julio de 1817.
antes de ser electo para la presidencia del Era plan de Artigas en el mes de Marzo
Estado Oriental, recogió y en varias carre· de 1818, sorprender el ejército del general
tadas mandó llevar a su país, concretamente Francisco Xavier Curado en el Rincón de
a Durazno, el comandante Fructuoso Ribera las Gallinas; para lo cual, entre otros recur-
Según nos informa el historiador Juan Pivel ws~ aprestó un tercio de Guaraníes por orden
Devoto consérvanse aun en Jos archivos uru- de Andresito en el pueblo de San Carlos, que
guayos, los inventarios de dkhos objetos. conservaba aún todos sus edificios. Noticioso
Al tener noticia de los saqueos y destrozos Chagas de aquella junta de indios, pasó por
ejecutados por los brasileros, Francia, que el tercera vez el Uruguay, poco después de me-
año anterior se había hecho de~ir dictadOJ diar Marzo, con un cuerpo de ofhocientos
perpetuo. hizo pasar tropas suyas al Sur del hombres de las tres armas. El 29 acampaba
Paraná, y ejecutó con las cinco Doctrinas de junto a la capilla de San Alonso, y el 30
Candelaria, Santa Ana, Loreto) San Ignacic puso sitio al pueblo, apoderándose en seguida
Miní y Corpus, algo parecido a lo que habían de las casas, porque no se le hizo resistencia,
hecho los portuguC'scs con las demás. Cargé habiéndose refugiado en el colegio y la iglesia
los Guaraníes armados, en número de cerca
en carretas cuantos objetos preciosos o úti'c~
seiscientos, y la chusma de niños y mujeres,
pudo hallar, y los trasportó a la Asunción :
que eran como otras trescientas personas. Los
hizo pegar fuego a los ed ificios. y ordenó ouc
Guaraníes abrieron 140 aspilleras en las pa-
también los habitantes atravesasen el río T r· redes de la iglesia, y desde allí tiraban a su
cicuarí y fueran a establecerse a la banda del salvo a los brasileros que estaban en la plaza.
Norte de ese curso de agua. Temía Francia Estos arrimaron leña a las puertas de la igle-
que Andrrsito, u otro, pudiera penetrar a: sia y le pegaron fuego. El 2 de abril recha-
Paraguay por el sur y contar con aquella~ za ron la fuerza de caballería que a las órde-
pohlaciones para hacerle la guerra. Aunque nes del comandante correntino Aranda había
la orden era de poner f urgo a tod as las ca~as : acudido a socorrer a los sitiados. El 3 dieron
esta orden sólo se cumplió .en parte ya que d asa lto g~neral, y acudiendo al edificio dd
existen aún manzanas enteras. tal cual es- colegio, unos por delante, rompieron la puerta
taban en la época de los J esuitas. El mismo a hachazos, otros por detrás escalaron el te-
Francia reconoció después, como más ade jado, desde donde lanzaron el fuego a la me-
lantr dirtmos, que era mejor vigorizar, tn dia naranja de la iglesia, produciendo un es-
vez de destruir esas Reducciones. pantoso incendio. Los sitiados se resistie-ron
CAUSAS DE LA DECADENCIA DE /.AS MISIONES (/76R-/R18)

valerosamente, esforzándose al mismo tiempo de los pueblos del Paraná. La tercera. man-
para apagar el incendio, como lo consiguie- dada por el indio Ramoncito, se estableció
ron dos veces; pero soplando un recio viento en las orillas de la laguna Yberá.
Sud, al fin no lo pudieron contener, y dcs- Una cuarta banda subió por el alto Para·
pués de haber perecido rn el asalto unas ná, cincuenta leguas de su antigua morada,
trescientas pcn:onas, parte quemadas, parte y se estableció unas diez leguas al sur del
combatiendo, capitularon los restantes. Los "lguazú; sin que nadie tuviese noticia de ella~
presos fueron conducidos a San Borja. El hasta que por casualidad la encontró una
pu('blo de San Carlos f uc inmediatamente partida de Paraguayos~ que iban a hacer yer-
incendiado y arrasado, como lo habían sido ba t'n 1851 , en la población que se llamó
el año anterior los siete antecedentes. En Jos Pirá Puytain, y hoy lleva el nombre de Villa
días inmediatos pasó la tropa de Chagas a Azara.
arrasar e incendiar también el pueblo de Al occidente, en el distrito de Pay Ubré
Apóstoles, que ya, el año antrs, había él sa- y a la ribera del Miriñay se formó un pueblo
queado. Eran ya nueve los pueblos de Mi- con los restos de las destruídas reducciones,
siones de esta manera destruídos por Chagas. e indios de Loreto y de San Miguel forma-
Al pueblo de San José fueron , al decir ron otras dos aldeas; con los nombres de
de los historiadores brasileros, los mismos Yatibú y de Tupantubá se constituyeron otras
Guaraníes quienes le prendieron fuego: mas dos aldeas, y en esos cinco pueblos, que no
no fue sino después de haberlo saqueado los pasaban de ser unos conjuntos de ranchos,
portugueses, Llevándose todos los muebles y sC fueron juntando indios venidos de diversas
alhajas, y cuanto de utilidad había en los partes, y se sabe que restablecieron sus Ca-
edificios.«~ bildos · y se organizaron como en tiempo de
Todos los pueblos de Misiones habían sido los jesuítas. Tuvieron sus iglesias, y aunque
~aqueados e incendiados. Sólo quedaba en sin sarcrdotes, hacían a su manera los ofidos
pie, aunque en situación materialmente pre- religiosos. También en lo que fue La Cruz
raria, los ocho que había al poniente del río se r.oncentraron otras agrupaciones de indios
Paraguay: San Ignacio Guazú, Santa María misioneros.
de Fe, Santa Rosa, Santiago, San Cosme, José Sallusti, que vino al Río de la Plata
Ytapúa, Trinidad y Jesús. Estos purblos si- en 1824, en la misión Muzi, nos refiere cómo,
guieron subsistiendo, y con más población después de destruídos Jos pueblos misioneros
desde 1817, ya que Francia hizo que se in- entre 1816 y 1818, penetró en territorio
corporaran a ellos los pobladores de los cinco de la República del Uruguay y se asentó en
pueblos que él destruyó. En 1840 había en <:"! Durazno un fuerte rontingente de in-
ellos 6.600 indios, y fue en ese año que Carlos dios, procedentes de la Reducción de Após-
López, sucesor de Rodríguez Francia, abolió toles, y cómo cOnservaban aún las tradidones
el régimen de comunidad, implantado por Jesuíticas. Por ejemplo, mientras permaneci-
Bucareli, y el Estado se apropió todos lo~ mos en Montevideo, el señor Don Pedro Juan
bienes pertenecientes a dichas Reducciones. Antonio Sala, dignísimo sacerdote y confesor
Después de todos estos saqueos, descala- mío allí, se fue a pasar una temporada al
bros, miserias y desórdenes podría prcsumirse campo, a distancia de cuarenta leguas de
que Jos indios misioneros volvieron a las sel- aquella capital, cerca de un pequeño pueblo
vas, ya que en manera alguna habían vuelto de indios llamado Durazno. Invitado por
a raíz de la expulsión de los Jesuítas, pero ellos a cantar misa en sufragio de una per-
no fue así. U nos 10.000 de ellos persistían en sona principal, que había muerto en aque-
vivir entre las ennegrecidas ruinas de sus vie- llos días, quedó muy edificado de la religión
jos y queridos pueblos, o en las cen:anías de y verdadera piedad de aquellos buenos indio.r,
los mismos. Hubo, según Hernández. tres los cuales se reunierou en gran número en
bandas o .agrupaciones, las que eran acaudi- su capilla con mucha devoción . Después, un11
lladas por otros tantos jefes, a quienes obe- parte de ellos, con su libro en mano, cantó
dt'cían como a sus antiguos caciques. ll na el oficio de difuntos con mucha pausa y apro-
ocupó la sierra al norte de San Javier. diri- piado tono. Se cantó después la misa, y lot
gida por Carahypí. Otra, a las órdenes de un mismos indios, en uno de los libros corales
Cabañas, indio de Corpus, se P.stableció en dejado por los Padres Jesuítas, acompañaron
Caácarahy (Monte bendito), en las ruinas al sacerdote con el canto gregoriano, muy
708 SUCESOS DE REPERCUS/ON EXTERNA.

b~'en entonado, como si estuviesen todavía años hacía a sus padres; tiene cada familia
bajo el régimen de aquellos buenos Directores en sus casas un lugar para oratorio, donde
de la Compañía que los habían instruido. No- cada tarde se reza el rosario, el catecismo y
tó también el dicho sacerdote que todas las otras oraciones; todas las mañanas se jun-
familias, aqui y allá reunidas en pequeñas tan de madrugada en la 2"glesia, separados los
poblaciones, tenían su capilla construida de hombres de las mujeres y en los días de fies-
tierra y de madera, con techo de paja, en ta los indios cantores y músicos acompañan
la que se reunían todas las tardes para oír el santo sacrificio. Díjome que él mismo ha-
la lectura de un libro devoto, rezar el santo bía cantado una misa de requiem, acompa-
Rosario con su letanía, y practicar otros ac- ñándola en canto llano los indios. Quedan
tos de piedad,· reunión a que ellos daban el todavía algunos pocos pueblos de estas mi-
nombre de Escuela de Cristo. siones al norte del Paraná.~ 2
M e refirió también el mismo sacerdote, que Es posible que Juan María Gutiérrez igno-
no ha mucho tiempo, tenían aquellos indios rara estos postreros hechos, vinculados con
una bella iglesia llamada de los Doce A pós- los indios de Apóstoles, pero no es creíble
toles, la cual . daba el .nombre. a .la región. que ignorara tantos otros hechos acaecidos
- Esta había -sido erigida por los Padres ]esuí- en las misiones entre los años 1816 y 1818,
tas que la enriquecieron con vasos de plata y por e~ nos resulta inconcebible que estam-
y ornamentos sagrados de no escaso valor. En para un aserto tan falso y desorbitado como
las pasadas guerras entre Montevideo y Bra- fué el afirmar que con la expulsión de los
sil, habiendo el ejército brasileño invadido jesuítas, los indios de sus Reducciones vol-
aquella región de los indios, en medio de viéronse a la selva.
crueldades, el pueblo de los Doce Apóstoles
se refugió en la iglesia, esperando que sería
respetada por los invasores. Mas éstos asal- 66. - Los pueblos de misiones y sus ruinas.
taron la iglesia y, echando por tierra sus pa-
redes, dispersaron al pueblo que allí había. Es común creencia que los treinta pueblos,
Desde entonces, en cada agrupación de esas ocupados otrora por los indios misioneros,
se formó una pequeña capilla, y en esa se han desaparecido sin dejar rastros, o que-
hacían todas las tardes los ejercicios de pie- dado de ellos tan sólo algunas ruinas, más
dad que hemos indicado. 41 o menos apreciables, como las de San Mi-
Al mismo hecho, y según parece, por el guel, en territorio brasilero, y las de San
mismo testigo, se refería el entonces canó- Ignacio Miní, en tierras argentinas Esto no
nigo Juan María Mastai, después Pontí- es exacto. Más de una sexta parte de ellos
fice Pío IX, después de haber estado en han llegado hasta nosotros en forma apre-
Montevideo. Escribía desde Gibraltar, en 5 de ciable y constituyen en la actualidad pobla-
mayo de 1825, al Decano del Sacro Colegio ciones de cierta importancia.
de Cardenales y Secretario de Estado de su Ocho eran las Reducciones que hubo al
Santidad: Las famosas misiones de los J esuí- poniente del Paran á: San Ignacio Guazú,
tas en el Paraguay, no distan mucho de la Santa María, Santa Rosa, Santiago, San Cos-
provincia de Montevideo. Cuando los por- me, ltapúa, Trinidad y Jesús, y sólo estas
tugueses se apoderen de la provincia de Gis- dos postreras han dejado de existir. ltapúa
platina, se apoderaron también de las misio- o Encarnación cuenta en la actualidad con
nes, que se componían de cerca de treinta una población de 3.000 almas y con una que
pueblos. En 1817 pasaron al Janeiro los orna- frisa en los 500 pobladores todas las demás,
mentos y otros utensilios que se conservaban a excepción de Trinidad y Jesús, donde sólo
allí desde el tiempo de los Jesuítas. Los in- existen unas cuantas cabañas o ranchos. Aun-
dios se dispersaron por varias parroquias li- r~ue muy deterioradas sus casas, los actuales
mítrofes, y una parte de ellos ha fabricado pobladores en San Ignacio, Santa María o
una iglesia y señalado un capellán. Nuestra Señora de Fe y Santiago, habitan
Un sacerdote, que en enero pasa"do se de- las mismas casas que ocuparon sus antepa-
tuvo algunos días en aquel pueblecito, me sados, desde hace dos y tres siglos, y viven
contó cómo había observado el empeño que aún personas que recuerdan lo grandioso que
tenían para conservar las prácticas que los eran las iglesias, que f recucntaron cuando
Padres Jesuítas les habían enseñado, tantos niños o jóvenes, aunque hoy desaparecidas.
LOS PUEBLOS DE MISIONES Y SUS RUINAS 70!!

Un inc~ndio acabó con la Santa Rosa en vo. Del primero nada queda; del segundo,
1883. En 1889 otro incendio acabó también parte de su iglesia y algunas casas de los
con el templo de San Cosme y el magnífico indios.
portalón de piedra, que era una de las ma- «El viajero que aborda allí, escribe Cap-
yores reliquias de ese pueblo, acaba de ser deville,2 se encuentra ante 'm murallón dt
derribado por un vendaoal. La iglesia de 1ta- un metro de alto y 14 de largo constituídtJ
púa fué demolida en 1846, porque algunas por una serie de arcos de 2 metros de diá·

Lo que había, en 1905, en la Reducción de Santa Ana: las columnas de lo que fué su
magna iglesia.

de sus columnas se habían torcido y se temía metro. A primera vista~ uno no llega a adi·
un derrumbe, y la de San Ignacio Guazú vinar a qué clase de edificio ha pertenecido
SI'.: derrumbó a principios dr este siglo. 1 esa co nst rucción, pno po r la muralla abier·
Restos de algunas de esas iglesias dicen a ta, que da entrada a un patio, seguimos nues·
las daras cuán grandes y lujosas eran, y en tro camino. Dos hileras de arcos per pendi·
muchas de las construcciones modernas se culares a la primera muralla, y a una dis·
han empleado Jos materiales de las mismas. tancia de 20 metros una de otra, forman
Lo único, en Jo religioso, que se conserva en una galería de dos metros de ancho; si pene-
toda su encantadora belleza es la Capilla de tramos en una de esas galerías, encontramos
Loreto, en Santa Rosa, y la fornida torre de todavía, más adentro, una casita intacta, y
Jo que fué el templo de esa pintoresca po~ a continuación, otras que conservan sola-
blación. mente sus paredes. Eran las casas de los in·
El pueblo de Trinidad ha desaparecido, y dios, y esas casas medían en su mayoría 5
allí no existe población alguna compacta, con metros por 5,70; tenían puertas y ventanas
excepción de unos pocos pobladores, pero sus sobre las galerías~ y el espesor de sus paredes
ruinas son de las más interesantes. En 1768, no bajaban de 80 centímetros. En cuanto a
al tiempo de la expulsión estaba el pueblo la materia de su construcción~ constaban to·
viejo y se estaba construyendo el pueblo nue- das de una piedra labrada cuyos bloques rec-
710 SUCESOS DE REPERCUSION EXTERNA

tangulares miden más o menos en su gene-


ralidad, 0,64 de largo, 0,20 de ancho y 0,16
de espesor. Esa piedra que encontramos en
varias Reducciones es singular por su natu-
raleza y por su resistencia; es una piedra are-
nisca y blanda; en apariencia, uno diría que
es obra de arte y no de la naturaleza y por
probados en arquitectura se preguntan cómo
esa piedra podía sostener~ sin pulverizarse,
las moles imponentes con que los jesuítas
edificaban, principalmente, las iglesias.
«El largo de la iglesia mide 54 metros pero
su altura no pasa de 9. Sobre la plaza en
que estamos, había una galería de 3 metros
de ancho y cuyos pilares y capiteles están allí
tirados, a distancia unos de otros, como ca-
bezas se paradas del tronco. Así llegamos has-
ta el frente de la iglesia. Como si el tiem-
po hubiera querido respetar lo que los hom-
bres habían descuidado por completo, pode-
mos contemplarla todavía casi tal cual la ha-
bían levantado las manos de los ind!"os. Su
ancho es de 9 metros.
«Esta iglesia no es precisamente una obra
Paredes, visibles en Santa Ana, en 1905.

de arte; toda su construcción es muy sen-,


ci~ y muy resistente a la vez. En efecto,¡
si·:·del frente pasamos al se~undo costado,!
piSando allí el antiguo cementerio de Trini-!
d~d, el cementerio jesuistico, cercado todavía 1
y poblado por ·una vegetación cada día más
impenetrable, encontramos contrafuertes po-
derosos de 1,45 metros de ancho.
«A pocos metros de la puerta de entrada,
y en la misma línea, se levanta una torre
cuadrada de 5,50 metros de lado, maciza a
la par de todas las torres jesuíticas, resto im-
ponente todavía con sus muros de 1,10 me-
tros de espesor y su altura de 6 metros, de
una construcción, cuyas campanas se oían,
afirman los ancianos, hasta Corpus, situado
en la orilla izquierda del Paraná y a una dis-
tv.ncia de tres leguas.
«A unos 20 metros, a partir del frente de
la iglesia, se destacan dos hileras de casas
distantes entre sí 16 metros; delante de la
primera hay una planicie amplia,· es la pla-
za tradicional de las Reducciones. Perduran
todavía, además de · los edificios en los tres
lados de esta plaza, que va a terminar bajo
las enramadas espesas de la selva que se
Otras ruinas de Santa Ana, en medio de
aproxima, que amenaza cubrir ya toda la
malezas. plaza, así como cubre y enlaza ya ciertas
LOS PUEBLOS DE MISIONES Y SUS RUINAS 711

atrás, se había descubierto allí sarcófagos, lo


que deja suponer que este sótano era una
pequeña necrópolis"b.
Lo propio que en Trinidad estaban los
pobladores de Jesús construyendo una nue-
va iglesia, cuando acaeció lá expulsión de los
misioneros, y entre todas las Iglesias de las
Reducciones, habría ella de ser una de las
más monumentales y airosas, a juzgar por
lo que es visible aún hoy día. «.Su frente des-
pejado y airoso es también un frente artís-
tico en toda su extensión de 25 metros; las
tres entradas que dan acceso al templo, son,
merced a una mano segura y delicada que
las cinceló, su principal adorno. En pocas Re-
ducciones, el arte habrá alcanzado como en
esta, sus formas más puras, más sobrias y
más sencillas a la vez; ésta fué la última
iglesia edificada en las Misiones por los Je-
FI"agmentos de una pared l:'n la RC'ducción de suítas, y es natural que los haya inspirado
Candelaria. y dirigido en tal construcción la experiencia
secular de la Compañía.
casas. Obra de buen gusto, obra artística que «.Antes de penetrar en el recinto de la igle-
no hemos visto con esta perfección en otra sia, llama nuestra atención, escribe el citado
parte, fué la construcción en Trinidad de Capdevielle/ una torre espesa y cuadrada
las galerías de piedra situadas delante de de 8 metros de lado y 11 de allt.tra constituí-
las casas y que forman alrededor de la plaza, da por una pared de 1,50 de ancho.
un recinto risueño. Subsisten allí, como en «.Es una sorpresa agradable al entrar en
otra parte, muchas casas bastante bien con- una iglesia de Misiones situada en una selva,
servadas, las cuales nos pueden servir de ar- el no tropezar en ella a cada paso con los
gumento mortal contra ciertas patrañas his-
tóricas emitidas a base de hiel .teclaria y cie-
ga_. acerca de la edificación, moral e higiene
de esas habitaciones.
«.Esta iglesia de Trinidad consta de tre.1
partes,· la nave central casi tan ancha como
larga y dos capillas laterales situadas a cada
lado del lugar que ocupó el altar mayor. La
bóveda de la nave central ha desaparecido
por completo y los árboles se han dado cita
en ella; en cuanto a las bóvedas de las capi-
llas laterales arruinadas, como si un cañonazo
formidable las hubiera perforado; pero había
sido tan perfecta la construcción, que lo res-
tante se sostiene todavía como por un mila-
gro de equilibrio.
«La iglesia, notable por su solidez, la ele-
gancia de su construcción , lleva todavía en
sus paredes algunas esculturas y hasta rastroJ
de pintura. En medio de la nave central_
está un subterráneo abovedado de 1,70 me-
tros de ancho y 1,20 de alto. Fué imposible
explorarlo tanto a un lado como a otro; está
completamente cegado. Algunos habitantes
de Trinidad recuerdan que unos 25 a 30 años Ruinas de Candelaria, a principios de este siglo.
il2 SUCESOS DE REPERCUS/ON EXTERNA

parásitos del monte, cuyo cuerpo erizado, a Allí se había proyectado probablemente la
veces de armas ofensivas, se ha enseñoreado erección de dos capillas laterales de 18 me-
del santo lugar. Esta fué la nuestra al pene· tros de largo por 5,50 de ancho. Como se ve,
trar en aquel templo de 68 metros de largo, todo alli, hasta lo secundario, tomaba pro-
con sus dos hileras de pilares de 3 metros de porciones grandiosas destinadas a impresio-
alto destinadas a dividir el edificio sagrado nar a los indios, y a realzar entre ellos, el
en tres naves. lA qué hubieran destinado esas culto de Dios. Termina el edificio imponen·

Lo que fué Reducción de San Juan : solar que fu é la iglesia y algunas casas de los indios.

paredes de 1,50 de ancho y de una altura te una sacristía espaciosa, sacristía de cate-
inacabado de 11 metros? iA soportar un dral o de basílica con sus 9,80 metros sobrt
techo como en San Ignacio o una bóveda /0,80.
como en Trinidad? Llegando cerca del coro, «.Si ahora, saliendo de la sacristía pene-
hemos notado a nuestra izquierda, y casi a tramos en el monte tupido cuyo follaje som-
la altura final de la pared, esta inscripción: brea las alturas de la iglesia o tapiza sus pa-
"SAN FRANC1SCO DE AS1S 1776", y, a redes, encontramos en el monte y perpendicu-
la derecha: " SANTO DOM1NGO DE lares a la iglesia una serie de celdas parecidas
GUZMAN, 13 de febrero". Ahora bien : a unos cubos enormes depositados allí. Estos
los jesuítas habían sido expulsados en 1757, habían sido probablemente o habían de jer
la construcción de la iglesia fué por lo tanto, las habitaciones de los Padres, y, en el ángulo
continuada por sus sucesores que, tampoco, formado por estas habitaciones y la igleJia,
pudieron acabarla. se hubiera reservado un espacio para patio
~SigUiendo nuestro camino, encontramos o para huerta.
a cada lado del coro, dos recintos a donde «Crucemos ese patio y entremos por una
se penetra por dos aberturas correspondien- puerta baja y espesa en la torre. Aquí se
tes destinadas a recibir una puerta cada uno. celebra la Misa todavía, de vez en cuando,
l.OS PUEBLOS DE MISIONES Y SUS RUINAS 713

entre murallas colosales parecidas a una for- toca a su población, aunque con restos esca-
taleza medioeval, bajo una bóveda pesada, sos de la antigua edificación. La ciudad de
entre un mundo de estatuas quitadas de la San Borja con sus 8.000 habitantes, es un
primera iglesia y salvadas de las tentativas centro de mucho movimiento económico, pe-
sacrílegas que han hecho tantos estragos en ro sin ruinas algunas de lo que fué la Re-
las Misiones. Entre aquellas estatuas, toda$ ducdón, que ocupó el mismo solar. Se sabe
de madera pintadas, de dimensiones modcs- que la iglesia actual está dentro del {tmbito

Cementerio moderno entre las ru iP.as de la red ucción de San Jut!:n.

tas y esculpidas en las Reducciones. alrunM, dc- la ~r.tigca. En su altar mayor con:érvase
como una Virgen arrodillada, un Cristo Je- una buena talla de San Francisco de Borja,
pultado, llevan pintado en m $emb!ante una que perteneció a la iglesia de la Rrducción.
expresión tal de du!.zura y ;;nmntos virg:nc- Santo Angel rs aún más importante hoy
les, casi angelicales, una expresión de dolor día que San llorja. En 1885 se derribó lo
tan resignado, $Ublime e imponente que po- que quedaba de su iglesia misionera. para
drían competir con las producciones má$ per- construir la actual. En la plaza principal se
fectas del arte moderno. han fijado un p<~r de columnas, únicas reli-
«Es todo lo que queda en estP- paraje, de quias, existentes. En ellas <.'stá esculpido un
la Reducción proyectada y principiada ya Corazón de Jesús.
allí por los jesuítas». En San Juan qur ha quedado sin población
Todo esto es de Capdevielle, y correspondG alguna considerable, se han hallado basamrn-
a lo que había en 1925, y que es lo que hoy mentos abundantes en el solar que ocu·
día puede verse en lo referente a las ruinas pó la Reducción y, en medio de un bosque
misioneras en tierras actualmente paraguayas. de matorrales, se pueden ver las paredes de
En cuanto a las Reducciones, en tierras la iglesia, a uno y otro lado de cuya puerta
actualmente brasileras, hemos de anotar que principal se ven dos lajas con los nombres
d,! los siete pueblos que hubo al oriente del de Jesús, y María. profusamente adornados.
Río Uruguay, cuatro subsisten por lo que San Miguel es un pueblecito de unos 600
714 SUCESOS DE REPERCUS/ON EXTERN<f

habitantes. La imponente iglesia que tuvo la talla dorados. Todas las paredes, dice Am-
Reducción ha sido reconstruída, a lo menos brosetti, aun la del frente, son de tres metros
parcialmente, en estos últimos años, por el de· ancho, y tienen en su interior galerías con
Gobierno del Brasil, y su contemplación se escaleras. Admirable es el ajuste de las pie-
ha convertido en un centro de turismo. Pablo dras, bien aplomadas y trabajadas con mu-
Hemándcz"' que la conoció, a principios de cho esmero. Los arcos del interior del templo
este siglo, escribió en 1913 que la iglesia a3 también son de piedra labrada, formados por

Algunas ruinas de Candelaria, a fines del pasado siglo.

pesar de estar en gran parte arruinada, es cuñas que encajan unas en las otras. La to-
un monumento lleno de majestad. De estilo rre, de la que aún se conservan tres cuer-
greco~romano , sobria en adornos, autorizá~ pos, tiene también escaleras en Fl interior de
bala en especial, a fines del siglo X 1X, su las paredes; los trozos de piedra está11 sim-
grandioso pórtico de cinco arcadas, que pue- plemente ajustados sin trabazón alguna. Los
de verse en algunas fotografías. Por ese tiem~ arcos, cornisas, capiteles, balaustradas, ador-
po se desplomó casi todo él; y no obstante, nos, nichos, columnas, todo está hecho con
aún en sus restos pueden echarse de ver sus gusto y con gran prolijidad. La vegetación
rectas proporciones y solidez. El arquitecto, ha invadido el templo; en su interior han
herma,lo coadjutor Juan Bautista Prímoli, crecido árboles gruesos; y en muchas partes
hubo de luchar con la dificultad inherente se ven grandes excavaciones hechas por los
a las Doctrinas, de falta de cal. El remate vecinos con el fin de sacar tesoros, hasta aho-
de los arcos del atrio, dice Gay, era de una ra sin resultados. Este afán extraordinario de
vistosa balaustrada; y sobre una gradería, buscar lo que toda razón persuade que no
también de piedra, que coronaba el frontis- arruinen del todo las últimas memorias que
picio, elevábase la imagen de San Miguel, hoy, es lo que más ha contribuído a que se
acompañada de las de seis Apóstoles a sus se conservan. En el día, la torre está cuar-
dos lados. El cuerpo de la iglesia era de tres teada, y otro tanto sucede con los pocos arcos
naves, con sus cruceros y media naranja; te- qv.e quedan; de los tres cuerpos de la torre,
nía 350 palmos (73 metros) de largo, por 120 el superior se va destruyendo. El colegio con-
(25 metros) de ancho, con cinco altares de serva bastantes restos de las paredes de los
LOS PUERI.OS DE ,\1/S/ONE"i Y SVS RUINAS 71r¡

aposentos por donde se podrían delinear casi ya no es que fueran dos Capillas que según
toda su planta; pero también va peréciendo. el Padre Peramás solían ponerse frente a lo
Ambrosetti halló en 1894 un gran salón sin iglesia.
techo, con las paredes intactas y blanquea- Por lo tocante a los pueblos misioner~ 1
das aún; hoy ya no existen. En las ruinas que hubo en tierras actualmente argcntinas 1
habitan alguno o algunos colonos, y parte de podemos dividirlos en tres grupos: los que
lo que fueron patios está cultivado. En el ht:.bo en lo que es ahora la provincia de Co-
cementerio hay una cruz antigua de piedra rrientes, los que hubo sobre el Río Uruguay
de unos tres metros de alto. y los que hubo sobre el Paraná.
La ciudad de San Luis, aunque sobrr C'l San Carlos, La Cruz y Yapcyú son pobla-
mismo solar de la antigua Reducción, muy ciones de escasa importancia en la actuali-
poco conserva de la misma. En la iglesia, que dad, prro Santo Tomé t•s un cC'ntro de no
es moderna, algunas estatuas, entre ellas la
de San Luis, grande y de buena factura, y,
en lo que es el departamento de Policía, un
corredor sostenido con columnas de piedra,
parte sin duda de la Casa del Cura o dr al-
guna de los indios.
San Lorenzo es actualmente un pequeño
pueblecito y conserva un fragmento de la fa-
chada de lo que fué la iglesia de la Reduc-
ción, unas partes del muro y, lo que C'S má::
interesante, una hilera de aposentos, que fue-
ron, según parece, los de la Casa de los
Padres. En el umbral de una se ve la sigla
J. H. S. ; en el de otro MA, y en un terce-
ro J P H.
San Nicolás, que también es un pequeño
pueblo, conservó hasta 1904 un lote de esta-
tuas, pero perecieron ese año en un incendio.
«Hoy no quedan, escribe Heruández.5 má.1
que trozos de las paredes de la iglesia , tan
arruinados por una parte, y tan grandiosos
por otra en su conjunto, que causan un sen-
timiento de melancolía y desolación. Al nor-
oeste de la i~lesia , subsisten las ruinas de un
edificio que f,udo ser el asilo o casa de reco- Zl frontis de la iglesia de Apóstoles t'O 1878.
gidas. Frente a la ialesia, y correspondiendo
a los dos extremos de la gran plaza, apare· CS<'asa población y actividad, y es ciudad. Es-
cen los dos torreon es que la gente llama Ca- t,l. dondC' estuvo otrora la Reducción, pero de
sas del Cabildo. Parecen iguales. Su estruc- ésta sólo se ven algunos restos de paredes, y
tura por la parte sur que mira a la iglesia, en la sacristía dC' la actual iglesia un lava-
es la de un rectángulo de piedra de sillería, torio o lavabo, y una o dos campanas de la
que tendrá de cinco a seis metros de altura . antigua Reducción. De Yapeyú sólo queda
con un arco en el tramo inferior, que dl"bió un montón de piedras donde se dice. sin fun-
servir para la puerta , y dos grandes venta· damento alguno serio, que estaba la casa
nas rectangulares terminadas en arco de m e- donde nació San Martín. Nadal Mora e pu-
dio punto en el que parece debió ser piso do dar con los cimientos de muchas casas,
superior. La pared delantera ha permanecido y una de éstas, la última existente, acaba de
intacta ; las laterales están a medio deshacer; ser salvada de la picota que la iba a derrum·
la posterior ha desaparecido del todo. Es e! bar. En lo que fué Musco Histórico del Co-
especimen mejor conservado de esta cons· legio del Salvador, hoy en Jesús María (Cór-
trucción que ya se ha notado en Santa Ana doba) donde forma parte del magnífico Mu-
y en Apóstoles. Pudo ser el uno casa de Ca- seo Provincial allí existente, se halla un la-
bildo, y el otro quizá cárcel del pueblo; s1 vabo de piedra procedente de Yapeyú y una
716 SUCESOS DE REPERCUS/ON EXTERNA

cabeza de Angel, también de piedra, aunque tancia de unos diez minutos del antiguo pue-
en dos o más lajas. En La Cruz se conserva blo, existen dos estanques comunicados en tre
un reloj de sol, al que nos hemos referido sí, y alimentados por un manantial. Juzgaba
en otro capítulo, mientras que en San Car- el canónigo Gray qu<' allí estaba la fuente del
los sólo son visibles Jos cimientos de lo que
rué iglesia y rasas de los indios.
De las Rcdurrion<'s que hubo sobre el Uru-
guay, en lo que es ahora la Provincia de Mi-
siones, poro se puede decir, ya que Márti-
res y Santa María la Mayor están ahora en
lugares despoblados, y los solares ocupados
por las poblaciones de otrora, están ahora
cubiertos de espesa selva. Otro tanto hay
que decir de San José, si bien en sus cerca-
nías hay algunos pobladores.
Apóstoles es ahora un importante centro
yerbatero, con una población de 5 mil almas.
Conserva aún algunas ruinas interesantes.
Vénse grandes lienzos de pared con puertas
y ventanas que tienen todavía sus marcos, ha-
biéndose ronservado en buen estado la ma- Ruinas de la iglesia de San Miguel, a fines del
pasado siglo, según Velloso da Silveira.
dera, a pesa r de hallarse expuesta a la intem-
perie con la gran humedad del clima. A dis-
pueblo; pero más bien parece que aquello era
el lavadero. Tirada cerra de aquellos estan-
ques se ve una pila muy bien traba jada ron
mascarones esculpidos en tres de sus costa-
dos y una abertura para el desagüe: la g('nte
la llama chafariz, nombre que, ('n algunas
provincias de España, sign ifira la pileta es-
trecha y larga que se pone al lado de las
fuentes públkas para abrevadero de las raba-
Herías. También se encontraba allí un capi-
tel de grandes dimC"nsiones, pieza suelta que
pudo ser de alguna ·de las columnas de la
iglesia o del colegio, y que Mr. de Saussare,
ayudante del señor QueircJ,í califica del si·
guiente modo : Ese capitel tallado en asperón
amarillo, es una curiosa mezcla de renaci-
miento español y de influencia indígena por
su macicez, sus dos caras planas, su perfil
enseñanchado y bastardo, y esa factura inge·
nua y lujuriante que trae a la memoria las
esculturas mejicanas. Las ruinas se hallan a
distancia de unos diez minutos del pueblo
actual, y el abandono en que todo se encuen-
tra ha hecho crecer allí un bosque difícil-
mente penetrable, como no sea por las pocas
sendas en él abiertas, predominando notable-
mente en él los naranjos, de cuya fruta, de
gran tamaño y buena calidad, hay abun-
dancia no sólo para las necesidades de aque-
Entrada a la nueva iglesia de Trinidad, con su llos moradores, sino aun para proveer a las
campanario y cruz de madera. Contrasta, esta
humildad, con las impresionantes ruinas jesuí- poblaciones vecinas. El hecho de reconocerse
licas. (W. Hanke, 1939 ). por un naranjal Jos antiguos pueblos destruí-
LOS PUEBLOS DE MISIONES Y SUS RUIN,fS 717

dos o cambiados de sitio, no es propio de das: y alguna también, maltratada y trun-


Apóstoles, sino común a muchos otros de ca, efectos del atropello, se conservan allí
las Misiones, e -i gualmente de la República mismo. El pueblo actual se halla situado en
del Paraguay. el mismo paraje del antiguo. De éste apenas
Concepción es cabeza del departamento quedan más restos que algunos objetos, que
de su mismo nombre y cuenta con mil habi- adquirió y donó al Museo Histórico de Bue-
tantes. Hoy se llama Concepción de la Sie- nos Aires el señor Queirel, entre los cuales
rra, para distinguirla de Concepción del U ru- es el principal la cruz de hierro que coro-

Rrstos imponen tes de una iglesia, en una Reducción de Gua raníes tal
como estaban a fin es d el pasado siglo. No se ha podido precisar a qué
pueblo corresponden. (Foto Vicente Cambón).

guay; y antiguamente Concepción de lbitira- naba la fachada. Al NO de la plaza actual,


cuá, nombre del paraje en que la fundó el ya dentro de una propiedad Particular, se
ilustre mártir Padre Roque Gonzálcz de San- ven trozos de paredes que, por su distribu-
ta Cruz. La iglesia y el pueblo padecieron ción, muestran haber pertenecido al colegio
un incendio, además del saqueo y devasta- y talleres. En medio de la plaza yace una pie-
ción de Chagas en 1817. Volvióse a estable- dra prismática de l ,00 x 0,60 x 0,55 m., que
cer un pueblecito en tiempo de la domina- fué el antiguo cuadrante; y en cuanto pue-
ción de Corrientes, pero el actual se delineó de colegirse por sus trazos, consistia en tres
en 1878. En 1872 duraban todavía la facha- cuadrantes verticales, uno para el norte y
da de la iglesia antigua y las dos torres, y se dos respectivamente para el este y el oeste.
conservaba parte de su interior. En la fa- Faltan todos los estisos, y ni la piedra misma
chada se encontraban hasta seis estatuas de está en debida posk:ión De la iglesia, cuyo
santos, dispuestas en dos o tres series escalo- solar en parte ocupa otra nueva, nada queda
nadas, y ante ellas solía acudir la gente a sino algunos escombros que debieron ser la
hacer sus rezos y devoCiones, ya que lo inte- sacristía o dependencias de ella.
rior de Ja iglesia estaba inutilizado. Pero en San Javier es ahora un pueblo activo e in-
1882 un funcionario local empezó a demo- dustrioso, con dos mil habitantes. -Las viejas
ler la fachada: y para que fuese mayor la ruinas están dominadas por espesa selva, pero
enormidad, hizo caer al suelo las estatuas, existen aún los paredones de la vieja iglesia
haciéndolas enlazar y d erribar a tirones, con y entre ellos se encuentra una pileta de pie-
pretexto de que se habían de llevar a un dra fijada en la pared, de figura de concha
musco. Algunas fueron conducidas a Posa- y capacidad de unos cincuenta litros. En la
718 SUCESOS DE Rf:PERCVSION EXTERNA

Visión de las ruinas de· San Ignacio Mini antes de emprcnderse la labor de limpieza y arreglo,
realizada por la Comisión de Monumentos y Museos.

Restos de algunos muros en San Ign acio Miní.


Muro del cementerio en Santa Ana .

Ruinas de San Ignacio Miní, antes de la


restauraci.ón.

Ruint~s de Santa María la Mayor.

Marco de piedra de una vt-ntana en las ruinas


de San Ignacio Miní .

Bloque de p iedra, bellamente tallada, existente,


a principios de este siglo, en una Reducción,
Marco de piedra de una ventana o claraboya. t'n S('gÚn lo vió y fotografió Vicente Cambón, pero
las ruinas de San Ignacio Mini. sin relejar constancia ('n qué pueblo Jo vi6.
720 SUCESOS DE REPERCUSION EXTERNA

piedra a que está adherida se notan tres agu- s6t3.no, las dificultades que representaban los
jeros que deben de haber servido para dar moradores del pueblo, y el resultado de la
paso al agua del depósito, cuya cavidad se exploración: En fin , concluye, seguido de
advierte detrás; también se conoce que ha mis peones, que no las tenían todas consi-
habido un conducto de desagüe. Todo Jo go. . . bajé al sótano. . . A la luz de las lin-
rual hace cree r que aquellos rC$tO:> son del ternas pude ver que me encontraba en unf'

Algunas ruinas de S:1n Ignacio Miní, que corresponden a las casas de Jos indios.

lavatorio para las manos que se suele poner pieza de 5 por 4 metros, que comenzaba a
en la sacristía. A unos 300 metros al SO de desmoronarse por el centro de su bóveda. Le-
las ruinas se encuentra un estanque rectan- vantando el guano (el estiércol, de que dice
gular de unos 16 metros cuadrados de super- inmediatamente antes que habían formado
ficie, con un metro de profundidad, actual- una gruesa capa lodosa y maloliente los mu-
mente lleno de agua clara, fresca y potable. chos murciélagos que allí se albergaban) con
El piso del estanque es empedrado, aunque una pala, se nos apareció el piso empedrado.
el suelo está ya cubierto de una capa de 40 En cada uno de los costados Norte y Sur en-
centímetros de lodo. Más arriba dicen que contramos cuatro alacenas, como nichos, sin
hay otro estanque también; y más abajó) otro j;uertas y completamente vacías. Pude com-
igual a los dos primeros : y del primero al se- probar que el sótano no tiene comunicación,
gundo y de éste al tercero pasa el agua por contra lo que todos suponían, con ningún
conductos cubiertos. Parece haber sido la ('tro subterráneo: él debe haber servido para
fuente pública y lavadero. Existe todavía la despensa. Tal resultó el soñado depósito de
dcspcnsa o sótano, aunque obstruído. y arrui- los tcsoi"'s.
nándose cada vez más. Mere((' leerse la des- Todas las antiguas Reducciones que esta-
cripción de la visita del señor Queirell-1 a este ban sobre el Paraná son ahora ccntros urba-
LOS PUEBLOS DE MISIONES Y SL'.\ RUINAS 721

nos de cierta ratrgoría e importancia, aun- rían a las llamadas Casas de Cabildo Lo que
que algunos de ellos no están prr ~jsamentc era bien manifiesto aún, a principios de rste
en el mismo solar de las Reducciones, sino siglo, era un estanque antiguo: análogo al
en sus cercanías. Así la actual población de que dijimos que C'Xistía en Concepción de la
Candelaria está aprnas a dos kilómetros del Sierra.
solar que ocupó la vieja reducción. De ésta En Corpus, que es un pueblito de pocas
sólo quedan unas pan~ des de lo que fur la almas, la selva cubre las ruinJs, sin que se

Museo en lo que fué la Reducción de San Miguel. Edificio moderno, modelado sobre lo qur
fueron las casas de los indioS.

iglesia y unos robustos pilares que otrora so- pueda reconocer las líneas generales de la
portaban el techo de algún claustro. E ~_ o es Reducción. Existía y era visible, a principios
todo lo que ahora se conoce de esa magna de este siglo, una fuente pública con su bro-
Reducción que fué siempre la más impor- cal de piedra labrada.
tante, cabeza de las restantes, por ser la sede En lo que fué Loreto sólo se ve en el suelo
del Superior de las ~fision es . Era la única dd pobre cementerio moderno, el capitel de
población que había renovado a mediados una columna, y entre los montones de escom-
del siglo XVI 11 todas las casas de los indios, bros cubiertos de tierra y de :trbolcs ~ dos ro-
ro:-tstruyendo otras mús frescas, con -desván bustas columnas. Recientement(' se ha comen-
corrido por encima de las rasas ocupadas zado a hacer limpieza en este solar y no
por los indios, que pasaban de los tres mil. cabe dudar se hallarán valiosas reliquias, y
Algo más lejos de lo que fué el emplazamien- entre ellas los restos mortales del gran mi-
to de la RC'durción de Santa Aana, se halla sionero Antonio Ruiz de Montoya, que allí
la ac tual población de ese nombre ; en el i ueron inhumados.
viejo solar se conserva en )Jie una columna, Intencionalmente hemos dejado para el
habiéndose trasla-dado a la p::.blación moder- fin de este ca pítulo el referirnos a San Igna-
na varias otras, empotradas en casas de ved- cio Miní, cuyas ruinas son tan abundantes
nos. Se pueden ver además dos cuerpos de r::.mo visibles y apreciables. La Comisión Na~
edificios que según Hcrn ;'mdez rorrespondc- cional de Monumentos se abocó a la doble
722 SUCESOS DE REPERCUSJON EXTERl\'A

tarea de limpiar primero y de rehacer des- d regreso de los jesuítas. Nada se hizo por
pués las ruinas existentes, y ha hecho ambas entonces en este sentido, ni era posible, pero
cosas sJgazmente. Los arquitectos Mario J. es el mismo Funes quien en carta del 24 de
Buschiazzo y Carlos M. Onetto, y el señor enero de 1813, escribía: Sabemos que todos
Vicente Nadal Mora, superintendente de la los Diputados Americanos pidieron a la Com-
magna obra emprendida y realizada por pañía de Jesús en la Junta de Cádiz o Puerto
aquella Comisión Nacional, hicieron lo más de Santa María, y que se opusieron los es-
preciso y mejor: una total limpieza y la ce- pañoles. Y o me regalo con saber que toda
locación de las piezas sueltas en el Jugar que la América los solicita, a excepción de los
les correspondía, y eso sólo ha bastado para ignorantes y de la gente corrompida. Como
que se pueda apreciar en toda su amplitud somos pocos los que vivimos, de los que fue-
lo que fué aquella Reducción: su iglesia, el ron discípulos de los jesuítas, no ha hecho
llamado Colegio, el patio y salas de los talle- tanto ruido ese acontecimiento.'
res, el cementerio, las casas de los indios, los Pero vengamos a las vinculaciones de la
adornos esculturales del templo, las colum- Patria Argentina, recién nacida, no con los
nas de los aleros de las casas, la gran plaza hombres que establecieron las Reducciones,
del pueblo, los alrededores del mismo. Hubo ruyos últimos representantes, en las lejanas
otrora a uno y otro lado de la puerta de la tierras del Lacio, se ocupaban en glorificarla
iglesia dos grandes lajas de piedra colorada con sus escritos, como lo hicieron Iturri y
llevando esculpido la una el monograma de Camaño, Sánchez Labrador y Marimón, Car-
Jesús y la otra el de María. La que tenía diel y Juárez, Muriel y Miranda, Dobrizhoffer
el JHS, larga 2,20 metros, ancha de 1,40 y Guevara, Canelas y Falkner, Knogler y
metros, gruesa de 12 centímetros, desente- Baucke, Quiroga y tantos otros, sino c:on Jos
rrada de las ruinas, fué conducida a fines descendientes de aquellos indígenas, civiliza.
de 1901 a Buenos Aires por el Paraná y ob- dos por los Jesuítas. Lejos de habn vuelto
sequiada al doctor Carlos Pellegrini, quien ellos a las selvas, como aseguran aún algunos
la donó al Museo Histórico Nacional, donde escribidores de panfletos con ribetes históri-
ahora ~ e halla. c-os, se pusieron en la forma más noble y des-
interesada al servicio de la Patria. Fieles a la
rultura intensa y de gran reigambrc que ha-
67. ·-Los Indios de las Reducciones y la bían recibido entre 1610 y 1768, toleraron
Patria Argentina. entre ese postrer año y el de 1810 toda clase
de vcjámcnes y de atropellos, y si entre 1810
La más antigua vinculadón de la Patria y 1820 fueron ellos generosísimos servidores
con los jcsuítas y ron sus Reducciones misio- de la nueva Nación. rierto rs también C]UC
neras, la hallamos en una carta de Bclgrano, ésta los dejó librados, ya a las furias de los
del 8 de octubre de 1810, escrita a la Junta, paraguayos, ya a la de los lusitanos. El tema
antes de pasar a la Bajada, en su marcha al ha sido sabiamente estudiado por un histo-
Paraguay: Interesa mucho que nos valgamos riador misionero, no sin un legítimo entu-
de las máximas de los jesuítas, para f!anar el siasmo ante lo entonces artuado por las hues-
corazón de los Naturales y romo una de ellas tes de Misiones. Nos referimos al señor An-
era conquistar con la música, será muy a pro- tonio Monzón.
pósito que V . E.. me enviara uno que sepa Por él sabemos C]Ue, gracias a la drcisión
tocar el clarinete, enseñe otros instrumen- y entereza del gran militar Tomás de Rora-
tos de estos, y dos trompas, que concep- mora, Misiones, en junio de 181 O, y por no-
túo bastante para formar una música con ta, reconoció al Gobierno instalado en Bue-
otros instrumentos que hay en Misiones. Ten- nos Aires, y se adhirió sin reservas a los idea-
go entendido que se llevan mucho de ésto y les de Mayo. De inmediato se dispuso la ce·
son hábiles los más para esta clase de apli- lebración de un Congreso o Cabildo Abierto,
cación.' en Candelaria, y a éste fueron invitados los
Pocos días después de escrita esta carta, Corregidores indígenas y los Caciques de los
llegó a Buenos Aires e1 doctor Gregorio Fu- diversos pueblos. Allí, en efecto, se congre-
nes, diputado por Córdoba, y sabemos que garon Jos representantes de Santa Ana, Lo·
uno de sus objetivos, en nombre del pueblo reto, San Ignacio Miní, Corpus, Jesús, Tri-
cordobés, era pedir a la Junta que solicitara nidad e Ita púa, esto es, todos los pueblos que
LOS INDIOS DE LAS REDUCCIONES Y LA PATRIA ARGENT/¡\'A 723

estaban sobre el río Paraguay, faltando tan Languireyú y León Cheriviré, de Candelaria;
sólo San Cosme, Santiago, San Ignacio Gua- Timoteo Aricayú y Carlos Pairé, de Trini-
zú y Santa Rosa, que no participaron por dad; Francisco Javier Ariazú y José Anto-
estar bajo jurisdicción paraguaya. Desgracia- nio Cuzupá, de San Ignacio Miní ; Policarpo
mente no conocemos los pormenores de este Machucá y Basilio Pucú, de Loreto; Pedro
Congreso, pero sabemos que, en la forma más Neuí, José Ignacio Guyerí y Pablo Guatá,
amplia y categórica, los representantes de de Candelaria; C. ~aú, de Santa Ana ; Simón
esos pueblos se adhirieron a la causa de Ma- Chaurí y José Manuel Irabayé, de San José;
yo y pusieron sus firmas al pie del acta qu e Cristóbal Arasé, Melchor Mboará, Manuel
se labró. Entre esas firmas están las de los Mbayrá e Ignacio Mbainiaí. de Apóstoles;
corregidores o caciques Luis Chive, Fructuo- Fabián lrairaivipotí y Patricio Ciriyapé, de
so Potí, Benedicto Yué, Valeriano Mbacay, Concepción; Carlos Aboroví, de Santa María
Crisanto Chiyú, Mariano Arendá, Francisco la Mayor; Donato Cherey y Gregorio Paarí,
Taberacuá, Ignacio Albañesú, Fulgencio Ya- de San Javier; Pedro Aguay, de Mártires;
parí, Pedro Pascual Yarupá, Gregorio Cari- Carlos Ybanierí, de Yapeyú ; Rudreiendo Cu-
yú, Juan Angel Ararobí, Fabián Amaví, José né o Curé, de La Cruz; Antonio Abiyú y
Randubay, José Añengará y Eusebio Guira- Feliz I'<ongoy, de Santo Tomé.
pepó. Mientras estos indígenas partían a Buenos
No ignoraban estos indígenas que su acti- Aires para trabajar en los arsenales, otros
tud les había de costar caro, lejos como esta- 500 concurrieron a la campaña del Paraguay,
ban de Buenos Aires, a cuya política se ha- emprendida por Belgrano, y llegaron hasta
bían adherido, y cerca, demasiado cerca, del el Paraguarí, y actuaron en la batalla del mis-
Paraguay, con cuya política no simpatizaban. mo nombre, y también en la de Tacuarí,
Ese gesto entrañaba, como dice Monzón ~ d donde murieron no pocos de ellos. Monzón
holocausto de la milicia guaraní, ya que nin- pondera muy en espedal la actuación de Fé-
f!una provincia en 1810 se encontraba en tan lix Arcguatí, capitán dr una de las compa-
peligrosa situación como Misiones. Por un ñías que socorrió a Belgrano en Paraguarí.
lado Velasco, y su supuesta jurisdicción so- Murió, años más tarde, en el sitio de Monte-
bre los pueb!os al oriente del río Paraguay; video, sirviendo a las órdenes de Rondeau.
por otro, Portugal y sus ambiciones sobre las Traspasó el Uruguay y puso a las órdenes
Rrducciones al poniente del Uruguay, como de este jefe las milicias misioneras que se ha-
Yapeyú ; al Este los realistas que se posesio- bían concentrado en Yapeyú. después de] ar-
nan de las estancias en el Salto, Paysandú y misticio Cabañas-Bclgrano. Se componían de
Arroyo dr la China ; al sur Buenos Aires que 4 compañías, con 3 capitantcs, 2 tenientes, 4
desea. <'ngrosar sus ejércitos con contingentC'S subtenientes, 10 sargentos, 2 tambores, 15 ca-
misioneros. bos y 141 soldados con 139 fusiles. Aunque
En primer término era menester dcfencler actuaron en la reserva. participaron en varias
el mismo territorio de Misiones v, a este fin, acciones de guerra, entre ellas la batalla de
Rocamora dispuso la crración de dos cuer- Las Piedras, a las órdenes de Artigas.
pos, el de milicias provinciales y el de mili- De regreso a Buenos Aires, aquellos indí-
cias urbanas. Para la caballería. Yapcyú de- genas fuerqn tratados como parias y tuvieron
bía aportar 400 hombres, La Cruz otros 400, algunos que rebelarse, a fin de que les pa-
Santo Tomé 300. Para la infantería. Már- garan c1 sueldo que les correspondía, y pu-
tires debía integrar 40 plazas, San Javier 50, dieran volver a sus hogares. Los principales
Santa María 50, Concepción 80, San José jefes, Paracatú, Pindoby, Thomás y Tiribé,
100, San Carlos 70 y Apóstoles 80. En total elevaron entonces una nota en la que daban
eran 1.5 70 hombres, de los que 1.100 perte- cuenta de la solicitud de sus subordinados, y
necían a la Caballería. lndepcndicntcmrnte agr<'gaban: Nosotros, que nos hallamos en
de estos hombres, se enviaron otros 30 a Bue- el mismo caso que ellos, suplicamos estrecha-
nos Aires, para trabajar en la fábrica de pó!- mente se nos conceda retirarnos a nuestra
vora y fusiles. Así lo pidió el Gobierno de provincia, en donde, al lado de nuestros hi-
Buenos Aires en octubre de 1810, y a ese jos, mujeres y desamparados hogares, ofrece-
efecto partieron a esa ciudad, para ponerse mos sacrificar nuestra vida en obsequio de la
a las órdenes de Domingo Matheu, los indios causa que justamente se defiende y en que
misioneros Pedro Mariano Cureté, Francisco hemos dado las más eficaces pruebas. 4
724 SUCESOS DE RF.PERCUS/ON EXTERNA

El Comandante del Regimiento América, San Lorenzo. Sus hazañas militares, ya muy
Domingo French, a quien llegó la nota, destacadas en aquel momento, fueron sin du-
dispuso que a los Jefes se les abonara Jo da objeto de los más vivos comentarios por
adeudado y se les permitiera _el regreso a sus parte de sus hermanos misioneros, impresio-
hogares, mientras que la tropa y suboficiales nándolos vivamente.
debía ser lisonjeada y bien pagada a fin de Es así, agrega Monzón, cómo, en repre-
que sentase plaza definitivamente en d regÍ· sentación de las milicias arribadas y con las
miento y se crease de esta manera la compa· fi1·mas de los jefes guaraníes antes citados,
ñía de Cazadores. Así se hizo, en efecto: ya el 6 de Mayo de 1813, le hacen llegar las
que en febrero de 1813 el Regimiento 3, con siguientes líneas: «La felicidad que por todos
sus compañías de Cazadores Guaraníes, pasó caminos gloriosamente reina en esta capital
al sitio de Montevideo. y sus Provincias Unidas, nos ha proporcio-
Misiones no fue para los hombres de Mayo nado la suerte de haber venido a ella con los
una región salvaje o un yermo inhospitalario: reclutas de nuestro país que ha conducido el
cuyos moradores se ocultaban en las selvas, Capitán don Antonio Morales; ella pues nos
medroso.; de encontrarse con un europeo; an- ha dado el gusto de tener el honor de conocer
tes era una de las regiones que podía y debía a V. S . y saber que es nuestro paisano, suer-
pesar en los sucesos patrios. Por eso la Asam- te a la verdad que nos proporciona la futura
blea del año XIII, en su decreto del 13 de felicidad de aquel país, que aun se mantiene
noviembre de ese año, ordenó que los diez en infelicidad por la larga distancia en que
pueblos de Misiones, de la dependencia de se halla, pues aunque nuestro supremo Go-
las Provincias Unidas, nombren un diputado bierno le ha dispensado su protección nada
que concurra a representarlos en esta Asam- se ha adelantado, siendo la causa que los
blea General. 5 f!Obernantes que aún existen en aquel destino
Si no más importante, fue sin duda más mantienen las miras del sistema antiguo,
simpática la partic-ipación de los Guaraníes ocultando o interpretando las nuevas re{!alías
en la formación del Regimiento de Grana- que se nos conceden a medida de su dereo
deros a caballo. Aquel soldado máximo en y queriendo aún tenernos en el abatimiento
las guerras de la independencia que solía en que hemos vivido, procurando labrar ellos
declarar que era natural de Yapeyú, en la únicamente su suerte y ocultando el deseo
provincia de Misiones, debió de manifestar que tenemos de ser útiles a la madre Patria.
al Gobierno su deseo de contar <'On Guara- En esta virtud y mediante el hallazgo dichoso
níes, para la formación de aquel Regimiento. que hemos tenido en la persona de V. E. le
Cierto es que, a 22 de agosto de 1812, rogamos sea nuestro apoyo para que prospe-
Rivadavia solicitaba a los subdelegados de remos y disfrutemos de las deliciaJ de nuestra
Yapeyú, Candelaria y Concepción, que re- libertad, elevando a nueJtro Supremo Go-
~lutaran jóvenes de talla y robustez que S. E. bierno nuestras súplicas con los conocimientos
destina al Regimiento de Granaderos a Ca- que le damos a V . S. de aquel infeliz estado
ballo, al mando del Teniente Coronel Don y que desaparezcan aquellos restos de nuestra
José de San Martín, oriundo de aquel terri- ojJresión y conozca nuestro benigno gobierno
torio. En mayo de 1813 estaban ya en Bue- que no somos del carácter que nos supone,
nos Aires 261 reclutas de talla y robustez, y sí del de verdaderos americanos, con sólo
siendo sus jefes Matías Abu<'Ú, Miguel Abiyú, la diferencia de ser de otro idioma. Así pues,
Andrés Guayaré y Juan de Dios Abayú. señor, reiteramos los infrascriptos oficiales
Ya en Buenos Aires dicho contingente, es- nuestra súplica esperando tener el feliz resul·
cribe Monzón,1; cuyos integrantes frisaban en tado de ser admitidos de su bondad».
su casi totalidad entre los 25 y 35 años de San Martín, ante nota tan sentida, tan
edad, conocen al auténtico misionero, al hom- patética, la elevó de inmediato con su visto
bre a quien el destino depararía la libertad bueno a las autoridades, quienes tomaron al
de medio continente, al upaisano del mismo respecto, varias providencias. Como compro-
terruño" , al inconfundible coterráneo. Ya bación asimismo de su ligazón espiritual o
para aquel entonces, San Martín era uno de material con la Provincia que lo vio nacer,
los personajes refulgentes, que actuó en la vaya esta frase del CÓronel Manuel A. Puey-
caída del Primer Triunvirato y, lo que es rrrdón, en sus "Memorias inéditas", pu-
más, Jefe victorioso del histórico combate de blkadas en Buenos Aires en el año 1947.
LOS INDIOS DE /.AS RFDUCCJONF.S Y / .A PATillA A/lGJ:¡\'TJXA 725

Refiriéndose a la int<'gración del famoso re- guerra con el Brasil; había vivido demasiado
gimiento, dice textualmente: El primer es- el ambiente bélico como para regresar a su
cuadrón se completó con reclutas mandados arrasada Provincia, en la cual posiblemeute
por el Gobernador de Corrientes~ D. Toribio no hallaría ya a sus familiares.
Luzuriaga, y algunos de las provincias de~ A la par de Chepoyá, se destararon San-
interior; pero la mayor parte, tanto de éste, tiago Guaichá y Lorenzo Purcy, ambos de
como del segundo escuadrón, "eran misione- Apóstoles, y en otros cuerpos de ejército se
ros", soldados que el Comandante San Mar- distinguieron Jos indios Siyá, Pindó, Ybarapá,
tín quería mucho, tanto por lo subordinado Ybayú, Mboatí, Parhoá, Periverá, Guaicu-
y humildes cuanto por ser excelentes nada- rarí, Areguatí, Cumandiyú, Uré, Monduré,
dores. Cuzú y otros muchos. En especial, recuerda
Monzón ha podido historiar la actuación Monzón, a los hermanos Pedro Antonio y
de no pocos de estos Guaraníes que formaron Pablo Areguatí. El primero de ellas, iniciado
el escuadrón predilecto de San Martín. Uno en la carrera de las armas en el Regimiento
de ellos fue Miguel Chepoyá, del pueblo de de Húsares, integró la Expedición al Perú
Santa María la Mayor. Era del cacicazgo bajo el mando directo de José Bernárdez,
de Marayuguá. A los 18 años formó parte pero hubo de quedar en Córdoba durante
del segundo escuadrón de la Segunda Com- largos meses y a raíz de una larga enferme-
pañía y actuó como trompeta de órdenes; dad contraída. Pero el mérito indiscutible de
participó en la campaña del Norte (Salta y este Jefe, que actuó más tarde con los cor-
Tucumán) , integró el Ejército de los Andes. sarios artiguistas, es el de haber servido como
cruzó la Cordillera, entró a Chile y poste- Sargento, en la expedición de los Treinta y
riormente al Perú, dando cima a su agitado Ties Orientales, al mando de Lavalleja. In-
correr por los campos de batalla de América, tervino, por último, en la guerra con el Bra-
en el último encuentro con las tropas realis- sil, destacándose en todo momento por su
tas: Ayacucho. Desde 1813 a 1824. el trom· valentía, compañerismo y carácter militar.
peta de órdenes, conoció todas las vicisitudes Su hermano Pablo, después de una brillan-
de la encarnizada lucha por la independen- te carrera militar llegó a ser gobernador de
cia de las Ct?lonias españolas. Integrante de Malvinas. Era, como su hermano, natural de
aquel contingente de tropas que trajera con- San Miguel, e hijo de Don Pascual Areguatí,
sigo Morales, actuó bajo las órdenes de San designado por el Virrey Avilés en 1799, Ca-
Martín , Belgrano, Rondeau, Bolívar, Sucre, pitán de milicias urbanas. En 1793, Pablo
etc., destacándose por su disciplina, valentía, Areguatí, conducido a Buenos Aires, ingresó
compañerismo y sanos ideales. Regresó a Bue- en el Colegio Carolino con una beca que le
nos Aires el 13 de Febrero de 1826 bajo las otorgara dicho Virrey; siguió allí tres años
órdenes del gran Félix Bogado, enhiesto, car- de Gramática y Lógica, tres de Filosofía y
gando con honor el polvo de todos los cami- tres de Teología. En 1801, cuando habíase
nos, trayendo en su mente el recuerdo de resuelto su traslado a Córdoba para el doc-
batallas memorables. Formaba parte de lo torado, aconteció la ocupación portuguesa a
que había quedado del glorioso Regimiento los Siete Pueblos de las Misiones Orientales
de Granaderos a Caballo: un puñado de por lo que debió iumediatamente dejar sus
hombres adiestrados en un todo por el Gran estudios y atender a su madre viuda y her-
Capitán y que hasta el último encuentro de- manos menores que perdieron.• en ese atro-
mostraron cuánto vale la disciplina férrea, el pello sin precedentes, en el periodo hispano,
tesón y la valentía puestos al servicio de un sus chacras, propiedades, en una palabra, to-
supremo ideal. Era de los últimos: de los dos sus bienes. Radicados los "Areguati" pri-
que recibieron el agasajo de Buenos Aires meramente en Concepción, se trasladaron pos-
cuando allá en 1826, liberada América, des- teriormente a jurisdicción yapeyuana. Cuan:
filaron por sus calles como queriendo dar do los sucesos de Mayo, nuestro biografiado
el último adiós a las armas, al vistoso uni- decidióse por la causa de la libertad y al en~
forme , a las medallas ganadas con honor. centrarse con Belgrano en M andisoví, éste
Desde entonces, se nos pierden las huellas lo designó Alcalde de la Hermandad de dicho
de Che poyá. Creemos que siguió alertando pueblo. Posteriormente, Gervasio Antonio Po.-
con su trompeta el inminente entrevero en sadas lo ascendió a Capitán de Milicias de
otros campos de batalla, posiblemente en la Entre Ríos el 17 de junio de 1814, con agre·
726 SUCESOS DE REPERCUSION EXTERNA

gación a los de Santa Fe. Transcurrió el siglo XVII y gobernadas por ellos hasta 1768.
tiempo y en 1823 el Gobierno lo designó Go- Todos los historiadores nacionales, aunque no
bernador de las Islas M alvinas, insigne honor llegaron a conocer los hechos, sino muy so-
para el indio guaraní. Partiendo de Buenos meramente, algunos de ellos, han formado
Aires, a fines de diciembre de 1823, llegó en las filas de uno y otro bando. En algunos
Areguatí a las Malvinas, tomó legalment e casos les llevó a ello su leal saber, pero por
posesión de las islas, enarbolando el pabellón lo común se han ladeado a uno u otro ban-
patrio; lu ego sus propósitos de explotación do, a causa de las ideologías que profesaban,
ganadera se vieron anulados ante la hostili- o porque estaban supeditados a prejuicios o
dad del medio, desavenencias con las personas porque obedecían a consignas ex trínsecas.
a quienes respondía y por último, agotamiento Sólo hubo un caso en el que un historia-
de recursos. En julio de 1824. regresaba nue- dor de prestancia, como lo era don Andrés
vamente a Buenos Aires, donde presentaba Lamas, aunque imbuído de liberalismo sa-
detalles de su actuación en las M alvinas, ne- ñudo, tanto o más, que Mitre y Gutiérrez,
gándose a realizar nuevo viaje. En 1830, apa- y tan poco afecto como ellos a todo lo cele·
rece nuevamente Areguatí, esta vez ocupando siástico, emitió wbre las Misiones un juicio
un alto cargo en la Aduana de Buenos Aires, tan elogioso, que es difícil que sea superado,
ciudad donde se habría casado y donde falle- aun por el católico más ferviente. Ni Cha·
ciera más tarde, siendo Oficial de Justicia de teubriand, ni Montalcmbcrt le superan. Ta-
la R eceptoría General. les son sus términos:
Historia Monzón la parte, ponerable rier- El rol de la Compañía de Jesús en la con-
tamente, que en las guerras civiles y sobre quista de estos países es altísimo; porque e'tla
todo en la Guerra con el Brasil, tuvieron los representa en nuestra historia uno de los dos
indios de las Misiones, y termina su lucu- sistemas ensayados para someter y civilizar
bración ron estas líneas, con las que nosotros a los indígenas: y ésto, que era entonces una
damos fin a este capítulo: cuestión primordial, es todavía hoy una cues·
Difícilmente se hallará en la historia na- tión de primer orden.
cional otra provincia que haya dado tanto En la historia de la conquista, nada hay
por la causa común y haya sido más injus- más bello, más im ponente , ni más edificante,
tamente despojada y olvidada en la trayec- que las imágenes de los Jesuítas que, apoya-
toria de su existencia hasta desaparecer. des- dos en un bastón coronado por la cruz, con
cuajada, sin que quedara más que el hálito el breviario debajo del brazo, y sin .más pro-
de lo que fue vivo: el espíritu indomable del pósito que atraer los salvajes al gremio de su
guaraní a través de sus románticas leyendas, Iglesia, penetraban resueltamente los miste-
de los muros aún enhiestos de sus ruinas, de rios de una naturaleza agrl'Ste y desconocida,
los papeles enmohecidos que reconstruyen su sin que los detuvieran los bosques casi impe-
pasado glorioso~ su naturaleza subyugante. netrables, los torrentes casi invadeables, los
Esa naturaleza que es lo único que nos une, peñascos altísimos, las tierras bajas y cena·
escenario imperecedero, a todas las etapas de gosas, que se hundían debajo de sus pies:
su existencia. Esa Naturaleza, forjadora in- arrostrando todas las fatigas y todas las in·
cansable y pacientísima de caracteres, que clemencias: entregando su vida a las fiera5
volverá a darnos espíritus bravíos y leales a como iban a entregarla a los salvajes: no re·
su heredad como los Areguatí, Chepoyá, Ne- trocediendo ante el martirio, y aceptándolo
purey. Manduré, Sity, Uré, Guacurarí y tan- tranquilamente en el servicio y para la gloria
to,; otros. de su religión.
Y nada más respetable tampoco que la
conducta personal de los ]esuítaJ en contacto
68- Elogios, vituperios y un juicio ecuá- con las costumbres depravadas de los con-
nime. quistadores. Ninguna liviandad, ninguna lu-
juria los manchó; y la casta severidad de su
U no de los hechos, en la historia argen- vida fue una de las bases más visibles de la
tina, que ha contado con mayor número de autoridad que ejercieron sobre los neófitos
admiradores entusiastas y de detractores se- de sus Reducciones.
veros, es el referente a las Reducciones, es- No abonamos sus propósitos mundanos en
tablecidas por los jesuítas, a principios del el pasado, ni nos contamos entre 5US partÍ·
ELOGIOS, VITUPERIOS Y UN J UICIO EGUAN/MI~ 727

dorios en el presente; pero, cuando los en 4


tines del Riachuelo y de Luján: rodeando de
centramos en la historia americana, nos in- murallas y de fuertes el recinto de la ciudad
clinamos reverentemente ante ellos, come de Montevideo, en cuya fundación fueron
ante los más verdaderos y más animosos tan útiles: y concurriendo a la edificación de
apóstoles de la civilización en la época de templos en las principales ciudades del lito-
la conquista. ral y en alguna del interior, como Córdoba. 2
Ellos mostraron lo que ya habían .sabido Escribe a continuación que es menester co-
lo.s griegos y los romanos que es la religión . nocer y estudiar las crónicas religiosas, para
y no la fuerza, ni la.s abstracciones de la ra- apreciar los hechos del pasado, y así: En las
zón humana, el poder elemental que, obran- crónicas de los jesuítas está, y palpitante to-
do sobre el hombre inculto, lo atrae, lo aman- davía, la lucha que sostuvieron para redimir
sa, lo mejora, lo civiliza. a los indígenas de la esclavitud, a que los
Las misiones del Paraná y del Uruguay lo reducían los conquistadores y los encomen-
comprueban. Lo que no pudo hacer la es- deros.
pada del soldado, lo hizo la cruz del Jesuí- Por cálculo de ambición, como dicen sus
ta .. . 1 enemigos, o sabe Dios por qué, el hecho eJ
A continuación incurre Lamas en un error, que ellos sostuvieron el derecho humano, y
por fiarse del infiel Azara, y afirma que al que más consecuentes que el célebre Obispo
principio los Jesuítas establecieron la comu- de Chiapa, Fr. Bartolomé de las Casas, lo
nidad absoluta de bienes, y que solo con el sostuvieron en absoluto.
correr de los años introdujeron la propiedad Opina Lamas que el método introducido
privada. Ya hemos demostrado que no f uc y seguido por los jesuítas era bueno, pero
así. sólo para los primeros tiempos, y que, pasados
El poder efectivo estaba en los Padres de éstos, debieran haber abierto las puertas a los
la Compañía; y no podía estar en otra parte, españoles y haber confiado a éstos el gobier-
por un tiempo más o menos largo. no temporal de los pueblos. Supone que el
Los salvajes en el estado de la naturaleza, puer robustus de Hobbes iba dejando de set
son niños en el crecimiento físico y la fuerza niño, y por ende era menester tratarlo de
de hombres. uPuer robustus'', .fegún la ex- otra suerte. Lamas, como todos los hombres
presión de Hobbes. de su época, creía en el mito del adelanta-
Como a un niñ.o no puedr confiársele sen- miento progresivo, y no les cabía en la mente
satamente el gobierno de sí mismo, tampoco la inmovilidad en ninguno de los órdenes, y
podían dárselo a los Guaranís en el estado mucho menos el retroceso. Los hechos his-
en que los tomaron los jc.suítal tóricos de los últimos setenta años no abonan
El Rey, o sus delegados en e.s/f)s países, tu- esa filosofía ya caduca. Por eso agregaba:
vieron que recurrir a los Jesuítas para rea- Esta reglamentación debió ir relajándose y
lizar con su cooperación obras públicas im- desapareciendo, a medida que la razón se
portantes, para combatir al extran_iero o para despertaba, y que los hábitos se formaban.
reprimir sediciones, imponiendo por la fuer- Si así no se hiciese, (sic, por se hubiera
za el respeto de la autoridad real. hecho) contrariaría el fin que la explicaba,
Encontramos a las milicias Guaranís en- y sustituiría la inmovilidad al progreso y
caminándo.re a Castillos, pora hacer reembar- haría meramente automático lo que debía
car a los franceses, que habían aportado a llegar a ser libre y consciente.
aquella ensenada: al puerto de Montevideo, En este punto, los Jesuítas desconocieron
para expulsar a los portugueses que allí prin- de hecho en el régimen de sus misiones la
cipiaban a establecerse : a la Colonia del Sa- ley humana, que es ley de desarrollo y de
cramento, cuyas fortificaciones salpicaron con perfeccionamiento: y habiendo creado un or-
su sangre: a Villa Rica, para casti{!ar a lm .uanismo social, lo atrofiaron por la inmuta-
portugueses, que la saquearon; a la Asunción bilidad de las condiciones primitivas en que
y otros puntos, para restablecer o mantener el lo mantuvieron.=t
pendón real. Tal es el juicio de Lamas, laudatorio sin
Vemos a los Guaraníes trabajando en lof duda en su conjunto y tal que debió de sor-
edificios públicos de la Asunción, de Corrien- prender a sus contemporáneos de afinidades
tes, de Santa Fe: levantando los muros de la idrológicas.
fortaleza principal de Buenos Aires y los for- Si los misioneros acertaron, o no acertaron,
728 SVCESOS Df,' RFPI·.'UCL'S/0,\ ' f.'XT/·.' /l.\'.4

en el método a seguir. tiene su peso en el indios y de sus familias, garantidos por el


parecer de Lamas, y no se debe desechar, régimt?n sacerdotal y por la a{!rupación do-
pero el escritor uruguayo jamús trató ron los méstica de los protegidos, sin atacar la pro-
indios Guaraníes, aunque vio algún que otro piedad del común. 41
tupí en las vecindades de Río de Janciro, Opina Lópcz que los Jesuítas intentaron
cuando estuvo él en esa dudad; jamús es- una cosa imposible: llevar al indio a la vida
tuvo en algunas de las Misiones, mientras de dvilizado. Sin embargo, hirieron lo más
los que en ellas pasaron años y años, y eran y lo mejor para acercarle al ideal de hombre
en muchísimos casos hombres de gran saber educado y emancipado.
y deseosísimos, como quien más, de todo lo La verdad es que no se ha descubierto, ni
que significara progreso y adelantamiento, u conoce medio al[!uno de asimilar a los sal·
se atuvieran a este método y no a otro, que Y
vajes con la moral con las tareas de la vida
ahora, y fuera del ambiente indígena, parece civilizada. Los pueblos civilizados no conocen
teóricamente mejor. ni emplean otro que la sumisión legal, o por
Vicente Fidcl López es quien ha impugna- el exterminio o por la fuerza. Los ]esuítas
do y con razones bien fundadas~ lo que La- ensayaron el de la SUMJSJON POR LA
mas consideró la falla principal en el sistema ENSE.RANZA Y EL TRABAJO COMUN.
misionero. Contrariamente al citado historia· En su tiempo eso fue admirable; pero no
dor, López mue$tra bien poco aprecio por los hay duda de que era vicioso, porque era ES·
jesuítas, a quienes cree aptos tan solo para TACJONAR/0. La idea del PROGRESO
enseñar ]as leng'-laS clásicas, y no obstante, v de la emancipación del hombre libre des-
al ocuparse de la! Reducciones, los defiende: pués de educado, no podía entrar en el sis·
Se nos dirá contra este sistema, que el pe· tema, por el vicio fundamental del orden
ríodo de la niñez T ERM 1N A con la eman· civil y económico que los- Padres jesuitas
cipación de la juventud y con las libertades encontraron planteado en España. Era aqué-
individuales de la virilidad: mientras que el lla, en suma, la misma cuestión de la escla-
sistema de los Padres Jesuitas era vitalicio y vatura de los negros. Sin elln perecían lar
fundado en la niñez perpetua del indio mi· labores agrícolas; con ella prevalecía la gan-
sionero. No hay duda. Pero como las cosaJ grena y el retroceso moral de los pueblos
no deben sacarse de su tiempo y de sus fines, cristianos. Los Jesuítas curaron el mal pre-
es menester tener presente que, cuando loJ sente en la medida de sus medios. 5
niños dejan de ser niños, cuentan con familias Si Lópcz hubiese podido constatar la rea-
libres, y con un orden social que los recibe lidad existente hoy día, palpable y vis.ible en
y los proteje. Mientras que los indios en aque. Bolivia, por ejemplo, donde no obstante los
llas circunstancias no contaban con nada pa· ingentes esfuerzos de los gobiernos y de los
recido en la vida civil. De manna que si particulares, con escuelas y patronatos, el
salían de las manos de los jesuitas, caían indígena no ha avanzado ni avanza un adar-
irremiJib!emenle en el dominio atroz de los me, y está hoy tal cual se hallab:l en tiempos
encomenderos, y, quedaban expuestos.. no del Inca Garcilaso, no habría puesto tanto
sólo a ser preJa de las correrías, sino a morir, ahinco en el progreso, mito de su época,
no ya como niños. caritativamente tratadoJ cuanto en la felicidad, y habría ponderado
y felices en su misma inocencia, sino bajo menos la emancipación del hombre libre des·
las tareas abrumadoras de las bestias sin va· pués de educado, y habría dado más impor-
lor. De ahí la permanencia en el régimen de tancia al hombre feliz.
las Misiones como alumnos proll![!.idos por la El doctor Luis L. Domínguez, historiador
vida COMUN. Se ha dicho que el sistema de la categoría de Lamas y de López, aunque
de los Jesuitas era nada más que el CO.HU· escribió menos que ellos, se refiere a las Re-
NJSMO DE LOS NIVELADORES moder- ducciones al ocuparse de la expulsión de los
nos, SANSIMONIANOS, FURJEPJSTAS, jesuitas por Carlos III , en 1768.
SOCIALISTAS. Nada menos cierto: base de De este modo fueron arrancados violenta·
estos sistemas es la renuncia forzosa del hom· mente de estas colonias españolas los Afisio-
bre libre a NO TENER NADA QUE NO neros que, siRIO y medio antes, habían sido
SEA COMUN CON LOS DEMAS. El sis- enviados a civilizar el Nuevo Mundo, y de
tema de los jesuitas reposaba sobre la pro- quienes Felipe IV decía que les debía más
tección de los derechos individuales de los reinos la monarquía que a sus armas. Su
ELOGIOS, J' ITUPF.RIOS Y UN ]VICIO E.CUA.\'IME 729

conducta, como cuerpo colectivo, en las tres aprendían la lectura, la música, y finalmente
provincias argentinas, queda sencillamente el arte de la guerra, para defender su libertad
expuesta en las páginas de este libro. De sus personal contra los traficantes de carne hu-
hechos personales, no era posible hablar con mana, y las fronteras de la patria que el
particularidad en los estrechos límites que gobierno les había confiado, y que se perdie-
le he dado. Los trabajos, privaciones y enfer- ron apenas ellos faltaron.f"
medades que afr-ontaban con constancia in- Después de estos juicios, que consideramos
quebrantable, los hacen aparecer ante la pos- ecuánimes por serios y fundados, hemos de
teridad superiores al común de los mortales: recordar el que~ en un mal momento, estampó
y si las palabras heroísmo y santidad no se un historiador de reronorida prestancia en
han inventado para calificar sus hechos y sus no pocos campos de la historiografía nacio-
virtudes, yo no sé a qué puedan aplicarse con nal, pero cuyos asertos referentes a las Reduc-
más precisión y más verdad. La República ciones son tan infundados como sofísticos.
Cristiana fun.dada por ellos, ha sido juzgada Expone en su Historia de Be/grano las cau~
de diversos modos. Los unos la han ensalzado ~as que influyeron en la decadencia del Pa-
como una constitución perfecta; los otros la raguay, después de la división de 1617, por
condenan de la manera más absoluta. Un la que se constituyó la Gobernación de Bue-
espíritu imparcial no pw:de participar 4el nos Aires, independiente de aquél, y escribe
entusiQsmo de los unos, ni de la absoluta re- el General Mitre que concurrió. . . a esta
probación de los otros. Bajo el punto de vista decadencia otro elemento de descomposición,
económico y social, la república Jesuítica era el cual, aunque condenado a eterna esteri-
una institución imperfecta, porque sin pro- lidad, se inocUló por entonces a su sociabi-
piedad individual [sic], la sociedad civil no lidad. Nos referimos a las famosas Misiones
puede constituírse y mucho menos perpetuar- Jesuíticas, que en aquel tiempo (1617) ya
se ; y porque la vida común aniquila la acti- constituían un imperio teocrático (?) , com-
vidad creadora y la fecundante espontanei- puesto exclusivamente de elementos indíge-
dad. Por éso no la considero dif!,na de todos nas, sujetos a un régimen comunista (?) y
los elogios que la han tributa~do escritores a una disciplina monástica (? ). La influencia
eminentes. Pero si se toma en cuenta que los de estas Reducciones, favorables hasta cierto
hombres con. que fue organizada eran salva- punto en el sentido de oponer un dique a las
jes, ignorantes y holgazanes, se convendrá en invasiones del Brasil, fue funesta (?) al Pa-
que los fundadores no son tan dignos de cen- raguay. Ella detuvo (?) el impulso de la co-
sura; mucho más si se admite que el sistema lonización, por el predominio del elemento
que adoptaron no era sino el primer paso europeo, el único (?) que llevaba en sus en-
para llegar a una organización más perfecta .• trañas el don de la reproducción. Puso un
y más conforme a la naturaleza humana. El obstáculo a la fusión de las razas, que ope-
trabajo común los ponía a cubierto del ham- raba la conquista pacífica, y sustrajo (?) a
bre. Ninguno podía ser rico; pero ninguno los indígenas del contacto con la inmigración
era pobre; y esta igualdad de fortuna supri- europea. Ocupó una gran parte del país con
mía uno de los más fuertes estímulos de la una población inconsistente (?) y una ci-
discordia, que apela muy pronto a la violen- vilización artificial (?), que entrañaba toda
cia y termina siempre en la disolución. 7 la. debilidad (?) y todos los vicios (?) de la
Supone erradamente Domínguez que pre- barbarie (?),combinado con los del gobier-
valeció el comunismo en las Reducciones, no eclesiástico. Paralizó (?) así sus fuerzas
pero opina que los indios, r uando hubiesen eficientes, creó un nuevo antagonismo, y
alcanzado un grado más de civilización, ha- enervó (?) la constitución de la naciente so:
brían abandonado por sí propios el comu- ciabilidad . las semillas vivaces de la civi-
nismo, pero de todas maneras es preciso con- lización eurOpea en el ParaRuay fueron del
venir en que se había hecho un gran bien todo sofocadas (?) por la semi-barbarie (?)
a la humanidad, domesticando por aquel me- disciplinada del jesuitismo.9
dio 93 [a 143] mil indios que los Jesuitas Supone Mitre que los Jesuítas acapararon,
doctrinaban en 30 pueblos con buena policía~ desde 1617, o antes, a todos los indios que
con hermosos templos, en que sus neófitos había en el Paraguay, de tal suerte que los
adquirían el conocimiento de Dios, ejercíart españoles se vieron privados de ese elemento,
la agricultura, las primerá.s artes mecánicas, ya sea para darlos en encomienda, a fin de
750 S('CFSOS DE RI·:PI·:UCl/S/0¡\' EXTERl\·' A

propulsar la agricultura o ganadería, ya para encomenderos que le siguió, es otro retroce-


mezclar su sangre con la española, consti- so . pero de aquí no se sigue ni la excelen-
tuyendo así numerosos hogares. Pero si en cia del régimen jesuítico, ni la necesidad de
las Reducciones llegó a haber más de cien sus antecedentes históricos~ ni la conveniencia
mH indios, ajenos al predominio español y de su perpetuación.
al enlace matrimonial con el blanco, había Pablo Hern.índez, que publkó este juicio
más de doscientos mil en los bosques y había emitido por Mitre l:! en 1892, escribe que no
centenares que merodeaban las ciudades de es fácil compaginar estos asertos con los emi-
la Asunción, Villeta, y Villa Rica, y, no obs- tidos en 1887 y 1890. Según el postrero de
tante, no se valieron los españoles de esos ews juicios, la condición de los indígenas bajo
indígenas, si no era para satisfacer sus las- los Jesuítas, fue mejor que bajo los primeros
civias. Ocuparon los de las Reducciones una conquistadores y mejor también que con el
gran parte del país. pero eran infinitamente sistema de Bucarcli, el cual es un retroceso.
más las tierras baldías, de tan buena o mejor Y corno ("1 autor asienta en sus obras, siguien-
calidad, y los españoles ni pensaron en apro- do a Azara, que lrala, caudillo de los prime-
trecharlas. Aun hoy día están desaprovecha- ros conquistadores, realizó una obra maestra
das. Filosofía barata y verborrea vácua es en sus disposiciones para regir la colonia, re-
cuanto contiene lo afirmado por Mitre y muy sulta que el régimen de los Jesuítas viene a
poco digno de tan prestigioso historiador. En quedar por encima de lo mejor que se había
su Historia de San Martín, a vuelta de una ensayado en estas regiones, antes y después
serie de inexactitudes, y confusionismos, se de ello. ¿Cómo se compagina ésto con aquel
refiere a la supremacía (?) teoCTática (?) de elemento de descomposición , con el barbari-
los Jesuítas del Paraguay, que lo barbariza- zar a los indios, con el explotarles los cuer-
ban (?) y explotaban (?) .10 pos, las conciencias y el trabajo de comunidad
Confesamos sinceramente que nos da pena y tenerlos en una semi~barbarie con todos los
y compasión, que un historiador de tanta :Jicios de la barbarie y finalmente con d no
prestancia haya hecho tales asertos, pero era 1er excelente el régimen jesuítico? l:t
muy joven cuando las estampó; sólo se le Hemos mencionado a los grandes historia·
puede perdonar el que considerara a Jos in- dores rioplatenses, pero hemos de anotar que
dios romo sujetos a un régimen comunista, ninguno de ellos se había dedicado, ni poco
por cuanto fue un concepto errado, admitido ni mucho, al estudio extensivo e intensivo de
entonces por todos los escritores, aunque nin- las Misiones. Sus temas predilectos fueron
guno se había especializado en la materia, otros y sólo de pasada leyeron algo sobre
pero los demás asertos de Mitre son infundios aquel tema, y sólo de pasada se refirieron al
infantiles, y a las veces con todos los ribetes mismo. Para todos ellos Azara {ue el autor
de lo cómico, como cuando muy suelto de más conocido y, con la excepción de Lamas,
cuerpo, nos asegura que los indios estaban editor de Lozano y de Guevara, todos ellos
sujetos a una disciplina monástica. ¡Cómo pusieron sus hucHas en las del matemático
se sonreirían los caciques Arazayú, Teborá o aragonés puesto a historiador.
Yibarotí, si oyeran semejante cosa! Grande era el predic:amento de que gozaba
Lo que honra a Mitre es que, después de Azara a fines de la pasada centuria) pero hoy,
estampadas esas frases en sus monografías en que su prestigio ha decaído tanto, nos
más importantes y más populares, leyó el es- maravilla que hombres cuerdos y talentosos
tudio sobre las Misiones Guaraníticas, que se atengan tan ciegamente, si no a los hechos
escribió Ricardo Monner Sans, y entonces es- fabulosos amontonados por él en sus escritos,
cribió que no puede ponerse en duda, que la ciertamente a sus juicios tan parciales como
condición de los indígenas fue mejor bajo apasionados.
el régimen jesuítico, que bajo el de los pri- Con todas las ínfulas de historiador bien
meros conquistadores, ni que ella fuese rela- informado comienza Azara por informar a
tivamente feliz bajo el sistema comunista de sus lectores que los Gobernadores del Para-
las Misiones.ll guay fundaron, en 1555, los siguientes pue·
Ni tampoco puede ser punto de cuestión blos o Reducciones: Loreto, San Ignacio Mi-
que, bajo el régimen de las Misiones secula- ni, San Javier, S. José, Santo Tomé ~ Concep-
rizadas, la suerte de los indios fue peor. Así ción, jesús María y otros, y nótese bien, no
también, la restauración del régimen de los los fundaron los Jesuítas sino los señores Go-
El,OG /OS, V/Tl'P/·,'/l/OS Y l/;\' )l'/C/0 F.CC:ANIME 731

bernadores, quienes con intuición, o con don tían las mayores torpezas, y es posible que
de videntes, llamaron San Ignacio a uno de el vicio viniera de más alto, lo que no sería
esos pueblos, en honor de San Iglacio, que de estrañar porque los misioneros vivían una
aún vivía, y San Javier a otro, cuando San vida de rcgalo) viajando en caballos ricamen·
Javier aún vivía, y Loreto a un tercer pueblo, te enjaezados 17 y estaban rodeados de nume·
siendo así que fue recién a principios del rosa servidumbre. Parece que se hubiesen em-
siglo XVII que introdujo esa devoción el peñado en desterrar el amor de entre Jos
Padre Diego de Torres. Pero es el mismo indios, obligándolos a casarse muy jóvenes,
Azara, que haciendo suyo un escrito jesuítico, lo cual trajo la profunda relajación de cos.
nos dice en sus Viajes idéditos 14 que Loreto lumbres que había en las Reducciones jesuí·
fue fundado por los Padres Cataldino y Ma- ticas. 18 Decían los misioneros que Jos indios
seta en 1610. ¡Pobre historia cuando cae en eran incapaces de gobernar por sí mismos,
tan malas manos! Por consiguiente se fundó pero faltaba añadir que su incapacidad no
después de 1609, y no en 1555, y lo fundaron era nativa, sino deliberada y fruto de la edu.
dos jesuítas y no Jos gobernadores del Pa· cación que les daban los jesuítas,19 para así
ragua y. obtener más pingües provechos ya que en vez
En su Descripción del Paraguay acumuló de respetarles [a los indios] en la propiedad
todos los chismes que oyó a los vecinos de la del fruto de su trabajo,Z~J todas las ganancias
Asunción, respeto a las Reducciones y lo~ aportaba a un fondo común, empleado en
consignó, agravándolos en la forma más la· llevar adelante los planes de la Compañía, 21
mentable. Dicen los que han reemplazado a y con este fin estrujaron a los neófitos, obli·
los Padres [Jesuítas], que había poco fondo sándalos a dedicarse al nefando y criminal
de religión en los indios de las Reducciones; laboreo de la yerba, 22 con la excusa de que
en sus Viajes vuelve a consignar esa especie, habían de pagar el tributo al Rey como si
pero confirmándola con un cuentecillo que en realidad tal tributo se pagase,2 3 pero todo
tomó de las Memorias de Doblas sobre iba a las repletas arcas de los jesuítas, mien·
que los indios de aquel tiempo se ingeniaban tras acaecía que el pobre indio no tenía ropa
para saber lo que desagradaba al Cura cuan· con que cubrir sus carnes.24 Los jcsuítas en
do se habían de confesar, y, dejando lo que su reino misionero hadan que los indios, des·
le desagradaría, se acusaban de cosas dife· de la primera hora hasta la última del día
rentes. Esto, que Doblas cuenta de oídas, y trabajaran empeñosamente, ya que en caso
de un solo caso, y de su tiempo, que era contrario habían de recibir el condigno cas·
hacia 1784, Azara lo extiende a todos los tigo, nunca escusado y severo siempre 25 y los
Guaraníes, a todos Jos pueblos, y a todo el pobres llegaban tan extenuados, que aun los
tiempo de los jesuítas. Muy falto de funda- casados se tiraban sobre el lecho, incapaces
mentos, aun aparentes, debió de estar, cuando de pensar en los goces del amor. Todo dio
para confirmar su acmación, hubo de re· para que rl comercio de los Jesuítas prospe-
currir a ese expediente de mala lógica y de rara, ya que contaban con la ventaja de es·
mala ley, y que se denomina mistificación. tafar en las pesas y medidas :w y se valían del
Azara redivivo, con todos sus infundios, cohecho y de la intimidación. Así se explica
pero agrandados, y con todos sus apasiona· que las tiendas de la Compañía en Santa Fe,
mientas sectarios, fue el periodista paraguayo, Buenos Aires, etc., eran las más ricas y mejor
Bias Garay. Ya no se trata del ca~o de un provistas.:.."i Por todos estos medios lograron
morboso, sino que es el de un energúmeno. los ]esuítas del Paraguay, ya que no convertir
Como historiador se suicidó, ya que sus exce· a la religión del Crucificado tantas almas co·
sos de lenguaje y su evidente afán de sacar mo hubieran podido ganar en provincias tan
de juicio aun lo más firme y evidente, le ha populares, acumular considerables riquezas.
cubierto con el ropaje del ridículo . .l"ara él, Cálculos autorizados estiman en un millón de
nada hubo en las Reducciones que no fuera pesos de plata el rendimiento anual de las
un error, un crimen, un contrasentido, una doctrinas y en menos de cien mil lo que para
aberración o una sofistería. mantenerlos se gastaban en efectivo. 28
Las Reducciones constituían un verdadero Lo curioso del trabajo de Bias Garay es
reino, 1G de donde Jos Jesuítas sacaban sus que todos éstos y cien otros asertos de igual
mayores riquezas, y la, casas de los indios naturaleza y de igual calibre, los prueba con
eran inmundos falanstr.rios 10 donde se come· documentos ¡y qué documentos! Son nada
732 SUCESOS DE JU·:PJ:.UCUSJON EXTJ:.RNA

menos que cartas de los Generales, Provin- brrta, o quiso burlarse de sus lectores. Esto
ciales y Superiores. En largas notas se repro- segundo no es improbable. Así reproduce
ducen esos documentos y eso le basta y sobra gr5firamentc una columna con estrías, en
al lector ingenuo para creer que Bias Garay forma de zig-zag, y nos dice que es de estilo
no habla a la ligera. Pero todos esos docu- gótico. Reproduce también gráficamente una
mentos, leídos sin vidrios negros, prueban todo estatua , en que la figura lleva sandalias, ca-
lo contrario de lo que el seudo historiador pucha y cinturón franciscano, y nos dice que
pretende probar. representa a un santo jesuíta. En aquellos
Supo que en Madrid había un ejemplar años mozos, Lugones se reía hasta de su
del Libro de Ordenes, del que había dos propia sombra, y nada extraño es que por
ejemplares en cada Reducción y del que Cura simple diversión apuntara tales dislates. Des·
y Compañero juntos debían leer, durante me- graciadamente toda la obra de este escritor,
dia hora semanalmente, para el buen gobier- tan apreciable por Jos escritos de su edad ma-
no de las Reducciones y, generalizando lo dura, es de esta tesitura y no es posible to-
que allí se decía de un caso aislado o Jo que marla en serio. Como obra literaria, de pura
se prescribía en previsión de posibles males, imaginación, tal vez merezca alguna consi-
Bias Garay trabajó su lamentable y morboso deración, pero como obra histórica frisa en
Prólogo a la Historia de la Provincia del Pa· lo catastrófico.
raguay, de que es autor el Padre Nkolás del Ninguno de los autores serios y con sentido
Techo. histórico que mencionamos más arriba podía
Hijo menguado de este Prólogo, pero de un estar influído por los jesuítas, en la época que
marcado parecido, es el Imperio jesuítico escribieron, a no ser Lamas que había tratado
de don Lenpoldo Lugones. Años atrás"' ya ron uno de ellos en 1843, durante el sitio
recordamos cómo, en más de una ocasión nos de Montevideo, y ninguno de ellos, que se-
expresó su autor la vergüenza que le causaha pamos, profesaba el nrdo católico. Tenía
el recordar cómo y por qué escribió esa obra. estas mismas particularidades el escritor in-
¡Qué no daría por recoger cuantos ejempla· glés y protestante, con cuyo dictamen sobre
res existen y arrojarlos a las llamas!. nos decía la obra de los jesuítas en Misiones queremos
en una ocasión, en que le com<'ntábamos al- cerrar este <"apítulo.
gunos de los asertos allí estampados. Desgra- R. B. Cunningham Graham, escocés, so·
ciadamente el Imperio Jesuítico , con no ser cialista y protestante, publicó en 1901 un
sino un vulgar novelón, ha merecido los ho· volumen que intituló A JI anished Arcadia,
nores de obra histórica, documentada, según toda ella referente a las Misiones. y para
se dice, y escrita con pleno conocimiento de escribirla no sólo visitó y moró, durante va-
causa. La verdad, sin embargo, es muy otra. rios meses, en la región misionera, sino que
Lugones, lo mismo que Bias Garay; jamús hurgó y recogió documentos en los archivos
pisó un archivo, ni el de Buenos Aires, que de Madrid y de Simanras. Azara no le era
estaba bien cerca de su casa; ni leyó un solo desconocido; tampoco Bias Garay, pero pre-
Jibro serio y fundado sobre el tema; ni se firió seguir las huellas de Roberto Southey,
preocupó de saber la verdad íntima de las el autor dr la History of Brazil, y las de
rosas. Con los tomos de Azara. y el conocido Woodbine Parish, autor del Buenos Aires y
panfleto de Bias Garay en la balija, hizo un las Provincias del Río de la Plata, publicado
viaje turístic-o a :Misiones, costeado por el en 1838, cuando las alharacas del progreso
Estado, y ron algo que vio en las ruinas df indefinido y las utopías sobre la emancipa-
los pueblos, y con lo mucho que tomó de su ción del hombre no habían perturbado aún
infiel Achates aragonés y de su apasionado los espíritus.
mentor paraguayo, tejió su maraña. Ni si- Sobre Azara escribió así: 31 educado como
quiera vio lo que vio. Vio las ruinas de San lo estaba en la escuela de los enciclopedistas,
Carlos, apenas visibles hoy, como a principios entre los má.s estricto.s de los fariseo.s del libe-
de rste siglo, cuando Lugones las visitó, y sin ralismo, para él el .solo nombre de ]e.suíta
embargo escribió que son las más importante.s era un anatema. Con semejante predi.sposi-
del Territorio Nacional de Misione.s/10 rómo ción, era incapaz de hallar diver.sidad entre
si no fueran entonces, y lo son hoy. mil veces los políticos ]esuítas de las cortes de Europa,
más importantes las de San Ignacio. O ron- y los simples y activos misioneros del Para·
fundió las noticias que apuntaba en su Ji- guay. Todos eran abominables: y con.siguien·
ELOGIOS, 1'/TUPERIOS Y UN JUICIO ECUANIME 73:3

temente todo su sistema era repugnante para dad de los indios. La segunda, que eran ver-
él. Para él la libertad era~ como lo es para daderamente libres, y que en confirmación
muchos hombres de teoría~ una cosa abstrac- de su libertad había Cédula del Rey de F.spa-
ta, con cuya posesión un hombre, aunque se ña, de manera que nunca podían ser hechos
estuviera muriendo de hambre, hallaría la esclavos.3 r, Estas dos cosas, añade el escritor
verdadera felicidad. El nunca se detuvo a escocés, por el verdadero conocimiento que
averiguar, como lo hiz.o Bucareli, si los Gua- tenían los jesuitas de la humanidad, sabían
raníes podrían conservar lo suyo, expuestos que eran propias para atraer tanto a los in-
a la libre competencia de la usagacidad" de dios, como a cualquier raza de hombres.
los vecinos españoles circundantes. Cuan- En cuanto al juicio general que le merece
do declaman contra su semi-comunismo, los el sistema seguido por Jos Padres, explica su
Liberales modernos palmean de recocijo_. y intento en el prólogo, diciendo: No puedo
no parece sino que un Daniel en pequeño entrar en la cuestión íntegra de los Jesuitas. .
hubiera venido a dar sentencia en este jui- Pero en América, y mucho más en el Pa-
cio . .. Azara olvida enteramente lo que dice raguay, espero demostrar que la Orden hizo
el Deán Funes, que ael sentimiento de pro- mucho bien, y que sus miembros trabajaron
piedad era muy flojo entre los indios", y que entre los indios como apóstoles, recibiendo
sus ánimos uno estaban deeradados con el una verdadera recompensa de apóstoles, en
vicio de la avaricia".:12 ~ las calumnias, azotes, heridas y viajes con
Hace notar que los Jesuítas fueron conde- hambre, con sed, a pie, en medio de fre-
nados y desterrados. no sólo sin ser conven- cuentes peligros, desde la gran catarata del
cidos de crímenes, sino lo que es más, sin ser Paraná hasta las retiradas selvas del Tarumá.
siquiera interrogados, ni oídos. Poco me importa personalmente el aspecto
Llama la atención sobre el hecho curioso, político de su república, ni de cómo actuaron
como no puede haber otro, de que, en general, con respecto a los establecimientos esjJañoles:
los más acerbos enemigos de los ]esuítas fue- o si fue o no de provecho su acción para la
ron católicos, y los protestantes han escrito a Corte de España. Mi único interés es ave-
menudo como apologistas.:\:~ Pasando a in- riguar cómo actuó el régimen de los jesuítas
dagar las causas de la inquina de nuestros sobre los indios mismos: y si los hizo felices,
contemporáneos contra los jcsuítas y sus re- más felices o menos felices, que aquellos in-
ducciones, las reduC'c prindpalmetne a dos: dios que estaban gobernados inmediatamen-
la idea de las minas ·ocultas y la de apode- te por españoles. En cuanto n las teorías del
rarse los encomenderos de los indios. Habla progre:.o y a ciertos sistemas arbitrarios sobre
del problema de cómo dos Jesuítas eran bas- los derechos del hombre, explicados en ge-
tantes para tener tranquilos a millares de in- neral por los que en sus personas y en sus
dios; y dice que es un dislate creer que los v·idas son la negación de todos los derechos,
indios, como algunos han dicho, eran tratados no doy por ellos un comino.:1a Que los jesuí-
como esclavos; y que la mejor prueba es la tas hicieron felices a los indios, es cierto. Lo
misma tranquilidad en que vivían. Y mirando que sé es que yo mismo, en aquellas misiones
a la cosa en sí misma, la verdadera esencia icsiertas, veinticinco años hace , oí muchas
del esclavo consiste en ser obligado a trabajar veces a ancianos que hablaban con unti-
por otro hombre, sin remuneración. Nada miento de los tiempos de los Jesuítas , y re-
había más lejos de los indios que ese estado cordaban con amor todas las costumbres que
de cosas. Su trabajo se hacía para la comu- jJ{'rdieron al perder la Compañía; y aunque
nidad; y aunque los Jesuítas, sin duda, tenían hablaban de seeunda mano, no haciendo más
la plena disposición de toda la moneda ad- que rejJetir las~ historias que habían oído en
quirida con las ventas, y de la distribución (u juventud, conservaban la ilusión de que
de los bienes, ni la moneda ni los bienes eran les Misiones, en tiempo de los jesuítas, ha-
empleados para su propio engrandecimiento, bían sido wt paraíso.= 17 En la gran contro-

sino que eran empleados en beneficio de la ¿;ersia que empeñó la pluma de muchos de
comunidad.:'~ Dos cosas en especial dice que los mejores escritores del mundo del Jiglo
hadan que los indios amasen a los Jesuítas: XV 1J/, después que los ]esuítas fueron ex-
una era el persuadir/es que la tierra en que pulsados de España y de sus posesiones colo·
vivían con sus misiones, iglesias, ganado niales (que entonces eran casi la mitad del
mayor y menor, y todo lo demás, era pro pie- globo), se hallará que entre tanto lodo como
734 SUCESO.\' DI~ REPERC V SION EXTERNA

libremente se les arrojó, e insultos que se en los tiempos modemos, no lo puedo creer;
dieron y recibieron, difícilmente hubo al- pero también preguntaré yo a mi vez, ¿dónde
guien, como no fueran algunos pocos ex- están hoy día los hombres superiores, o qué
jesuítas, que tuviesen maldad alguna que virtud tiene el régimen de las sociedades mo·
acusar respecto a los actos de esta O rden, dernas para hacer que se eleven sobre el ni·
durante su largo reinado en el Para.~uay. ve[ vulgar? El fin que se proponían los ]e·
N inguno de los fesuítas fue procesado ja- suitas era tener contenta la gran masa de in·
más: ningunos crímenes se ale.earon contra dios que estaban a su car{.!o . . .
ellos: y ni aun en el decurso del tiempo se El sistema de gobierno interior en las Mi·
dieron al público las razones de su expulsión. siones era una figura de democracia, es de·
Que el sistema del gobierno interior de los cir, que había oficiales como los mayores y
Jesuitas en el Paraguay fuese perfecto, o que consejeros ingleses, aunque influidos por los
fuese conveniente para los hombres que en Jesuitas. Esta especie de representación go·
el día se llaman ucivilizados" es algo de que bernada por otro era la más a propósito para
no trato. Que fuera no sólo conveniente, sino los indios en aquel tiempo.
quizá el mejor, consideradas todas las cir- La libertad de que gozaban los indios bajo
cunstancias, que podía haberse ideado para el gobierno de los jesuitas puede no haber
las tribus indias doscientos años hace, cuando parecido excesiva a los ánimos modernos, y
acababan de salir del estado de ;eminomadis· a los que están aficionados a la blanda regla
mo, es, a mi juicio, cosa clara, si se reflexiona de los emperadores del momento presente en
en qué estado de miseria y desesperación pa. Africa. Sin embargo, tal como ella era, pa·
saban la vida los indios de las encomiendas reció suficiente a los Guaraníes, y aunque en
y de las mitas. Que el semicomunismo, con grado limitado, los colocó sobre los indios de
la sujeción de quien dirigía los asuntos ad· los establecimientos españoles, quienes por la
ministrativos, produjera muchos hombres su· mayor parte pasaban sus vidas en la escla·
periores, o tales que llegasen a ser eminentes vitud. 3 s.

Objetos diversos hallados en las n1¡,UH ·de las Redu ccion es st·gún Jcan de Milleret.
1 y 5. Bisagras de hierro forjado.
3. Cnradura de hierro forjado.
4. Cerradura de igual índole , con llave y ojo.
5. Taladro de hierro forjado.
ti. tlojas de cuch illos de mesa, forjadas.
7. Arpín de pesca. con ganchitos internos de retención.
8. Tijeras, tipo sastn·, de acero forjado; miée 32 cmts. de );ugo.
9. Llaves de bronce pulido.
EPILOGO

Tal fue, en nuestro leal entender, el génesis, la organización, el


desarro!Zo y el fin de las Reducciones Guaraníticas, tan conocidas, apre-
ciadas y ponderadas en Alemania, Inglaterra, Estados Unidos y Brasil,
y, por lo común, tan poco conocidas, tan desdeñadas y tan vilipendiadas
por los escritores argentinos y paraguayos.
Hubo, claro está, en e!Zas fa!Zas sensibles y limitaciones penosas,
y hubo en la existencia de esos treinta pueblos sus altos y sus bajos,
como acaece en toda obra humana, aue ~erdura al través de centurias,
pero fue un experimento sin igual lm ia historia de la humanidad, e
índice de lo que es capaz de obtener el hombre en la línea de la feli-
cidad, cuando pone a ese fin los medios conducentes: la fe en Dios, la
mutua caridad, la vida ordenada, el trabajo apreciado y amado. Sin las
halaracas y las panaceas que tantos seudo-redentores han ofrecido este-
rilmente a la humanidad, los Jesuitas rioplatenses obtuvieron, y con
creces, cuanto aoue!Zos amadores de la misma habían soñado.
Gracias al hécho de respetar seria, sincera e integralmente la liber-
tad del indio, y valiéndose de los medios humanos, honestos y nobles,
muy en especial el de la música adecuada y del trabajo amado, menos
de cien sacerdotes, repartidos en treinta pueblos, pudieron gobernar
sin tropiezo alguno, antes con facilidad y felicidad , a cien mil indígenas,
quienes en todo momento se consideraron felices y aun felicísimos, bajo
ese régimen de orden, de disciplina y de amor.
Si con anterioridad a 1810 estas regiones de América eran conoci-
das por parte de los hombres pensantes de la Europa, ello se debió a
las Reducciones Guaraníticas , y nada como esa extraordinaria hazaña,
realizada en el Rio de la Plata, llegó a dar nombradía a lo que es en la
actualidad la República Argentina y el Paraguay. Si hoy son elementos
materiales de exportación: nuestro trigo, nuestras carnes y nuestras
lanas, lo que hace que nuestro país sea conocido y apreciado , otrora
era algo incomparablemente más noble: las treinta Comunidades con
un total de cien mil indios, que eran y se sentían felices , y con una
felicidad que les esponjaba el espíritu y los llevaba conjuntamente con
la vida espiritual, a sobrellevar con resignación las miserias, las enfer-
medades y aun la muerte , inevitables en todos los mortales.
En las Reducciones de Guaraníes no se realizaron los ensueños hu-
manitarios de Platón, de Moore , de Sidney, de Campanella, sino que
esas utopías fueron, en gran forma , superadas, y, lo que es más porten-
toso, ello se hizo no a base de algún elemento humano de luenga tra-
dición cultural, sino con salvajes, recién salidos de las selvas o con los
inmediatos descendientes de ios mismos.
Quienes libres de preconceptos y exentos de apasionamientos se
han percatado íntimamente de lo que fueron las Reducciones de Gua-
raníes, existentes otrora en lo que es hoy la Provincia Argentina de
Misiones y regiones vecinas, se han visto forzados a confesar, como nos-
otros confesamos, que su historia constituye una de las más bellas pá-
ginas , no tan sólo en los anales de la historia rioplatense, pero aun en
los de la historia universal.
NOTAS

Las siglas o abreviaciones mois usadas han sido:


A.C./.: Archh·o General de Jll(.Jias, Sevilla.
A .G.N.: Archi\'o General de la X<tción, Hucnos Aires.
A.P.A.: Archivo de la Provincia Argentina de la Compañía de Jesús, J\ucnos Aires.
A .H .N.: Archivo Histórico Xacional, Madrkl.
M.f!.S.j.: M01mmeuta Histórica Societatis jesu, Madrid- Roma .
Mis. His. : Missionalia Hispauica, Madrid.
O.S.: Orgnniwcióu Social de las Doctrinas de Cllartmíes, de Pahlo Hcrn:índcz.
Estudios: Rc,•ista de la Academia del Plata, Buenos Aires 1911-1961.

[NTR. - 1 Lcopoldo Lugones. El Imperio jesuítico. Publicaciones de la Comisión Argentina de


Fome11lo Intemmericauo. Buenos Aires 1945; 292 pp. A la sazón era director general de
las ediciones de dicha Comisión el señor Sergio Chiuppori. y eu e l Consejo Consultivo
estaban Angel Vasallo, Ricardo R. Caillet Bois, Alfredo Guido y otros. Hemos utilizado
de estil edición el ejemplar pertenecifnte al señor Juan de Milleret , pleno de apostillas
y notas marginales, en francés, muy atinadas por lo general. Así en la página 153 se
lee: ''ldiOl '' y una raya que marca un párrafo que dice así: ":"'io todos los indios
aceptaron la domjnación jesuítica. Optaron por ella. casi exclusivameme, aquellos más
vejados por Jos encomenderos, buscando el alivio, ya que eran incapaces de proporcio-
nárselo por sí mismos, en una se rvid umbre menos cruel. Los reducidos fueron, pues,
una minoría, faltando a la obra aquellos más bravíos. es decir los más interesantes".
Allle tal desconocimiento de la realidad histórica, no resulta excesi va la calificación de
Milleret. No lamentamos mayormente que un poeta, que tal era, ante todo y sobre todo,
Lugones, haya escrito estos }' otros despropósitos, pero lamentamos que muy reciente·
mente un historiador de la prestanciil de Efrain Cardoso haya afirmado y en el tono
más apodlctico qu.e Jos jesuitas se propusieron un "grandioso sueño" el constituir una
"Replthlica Paragu<~ ya, sin sujección a la Corona y sólo dependiente de Dios'' (Revüta
Chile'la de Historia )' Geografía, Sgo. de Chile, 1960, n. 128, p. 47), y lo que es más
inaudito. reconoce que las doctrinas de Suárez sobre el origen de l poder tuvieron grande
repcrcusjón en el Rio de la Plata, pero asc\·era también que los Jesuitas en la práctica
borraban con el codo Jo que escribían con la mano , ya que con sus indios misioneros
aplastuon el democrático levantamiento de los Comuneros. Es verda(l que fueron esos
indios quienes asi obraron, pero no por voluntad de Jos Jesuitas, ni dirigidos por ellos,
sino por voluntad de un Rey borbónico y por medio de sus capitanes en ..-\mérica. Por
lo que respecta a la vida democrá tica en las Retlucciones, ella fue tal que, además
del Cabildo guazU, llegaron Jos Jesuitas a establecer un Cabildo miui, a fin de educar
a Jos niños p.-ra la vida política en edad madura . La intromisióo, justa y razonable,
de Jos misioneros en esos Cabildos no sería mayor que la que hoy ejercen los
caciques sobre su respecti\'3 agrupación partidaria. Es ciertamente sensible que un
escritor del fuste de Cardoso estampe asertos tan infundados. :! R. n. Cunninghame,
Ct·a ham , A ua11islled Arrndia, /Jei,,g tlle arcount of tl1e )eJ uil.~ i11 Pm'tigtwy , !607 lo 1767.
I.ondon , 1901. En p . IX escribe: "In America, and most or all in Paraguay , 1 hope to
show the Order did much good , and worked amongst the hulians like apostles, receiv-
ing an apostlc's true reward of calumny. of stripes, of blows. ami journeyi ng hungry.
athrist , on foot, in perils oft, from the great cataract of the Paraná to the recesscs o(
the Tarumensian woods. Little enough 1 personall y care for the política! aspect of
their commonweahh, or how it acted on the Spanish settlements; of whether or not
it turned out profitable to the Court of Spain, or if the crimes and charges of
ambition Jaid to the Jesuits' account were false or true. My only interest in the mauer
is how the Jesuits' rule acted upon thc lndians themselves, ami if it made them happy
-more happy or less happy- than those Indians who were directly ruled from Spain,
or through the Spanish Covernors of the viceroyahies. a Bibliotecas argentinas durante
la domir1ación hispánica, Buenos Aires, 1944, 180 pp.: Músicos argentinos durante la
dominación llispótlica , Buenos Aires, 1945, 204 pp.; Malenuilicos arge,1lir1os dw·anle
la domiP~acióu llisptinica, 1945. 255 pp. : Arquitectos argentinos dura'lte la dominación
hispánica, Bs. As., 1946, 427 pp.; A rlesanos Mgentinos durante lo. tJominació11 hispánica,
738 MISIONES Y SUS PUEBLOS DE GUARANIES

Buenos Aires, 1946. 454 pp.; Médicos argentinos du ran te la dominación hisplinica,
Buenos Aires, Hl46, 311 pp.; Nf/turolistas argentinos dura11te la dominación hispánica,
Buenos Aires, 1948, 438 pp.; l.tl cultura f emenüw en la epoca colcmial, Buenos Aires,
1951, 264 pp.; Nacimiento y de.mrro/lo de la Filosofía en el Rio de la Plata, 1556·1810,
Buenos Aires, 1952, 758 pp. i No ya la ignorancia de lo que fu eron las Reducciones
sino una aprioristica mala volumad hacia ellas, ha llevado a algunos escrilOres a asentar
una especie tan dispara1ada como impl•dicaa referente a las mismas. Desde los tiempos
de Doblas se ha venido afirmando que la vida de Jos indios estaba de tal suerte rcgu·
lada, que la campana sonaba hasta para el acto m;is íntimo de la vida conyugal.
Aberración de tal magnitud cae al suelo por su propio peso; sin embargo ha habido
y hay autores de tan escasas luces o de alma tan coprórila que la ahíjan y la repiten.
Creemos que pasan de cinco mil los documentos referentes a las Reducciones que
hemos podido leer, muchísimos tic ellos de índole reservada y secreta , como las actas
de Conmllas de Provincia , en las que se engloban las Comttltas de ln.f Misiones, las
Cortas de los Generales, Provinritlles y Supuiores de los Misiones, los Memoriales de
las visitas ,etc., etc. , y jamás hemos hallado ni la más leve referencia a esa impúdica
lcycutla. forjada e n 1iempo de llohlas y aceptada sin examen alguno por escritores sin
cscrl1pulos. Véase la nota 4 del capíllllo 2i de esta obra. 5 Este ilustre historiador
" riograndense, que cstun' en nuenos Aires, durante algunos meses, trabajando en el
Archivo General de la ~ación. tnvo la bondad de revisar los primeros capítulos de
la obra que hoy publicamos y aunque sea en apartada nota queremos agredecer su
gemileza. 6 Alisiont'.f :'' sus Jme/Jlos tle Gunmnit'.f parece un título incongruente, ya que
la voz Misiones, en su acepción primitiva y m;is mti\·crsal. comprende por su misma
naturaleza los puehlos de tales o cua les indígenas. cuando los tales pueblos son Re·
dncciones, pero no nos referimos con la \ 'OZ !\·fisione;; sino a la Pro\'incia así ll amada ,
sede otrora de las Reducciones de Cuaranies, y hoy día un a de las provincias que
constitu yen la nación argentina.

CAr. 1.- 1 M.H .S.}. ~(:ulri<l 1910, ~f. lgn . X. R4-8;). z Sohre este punto \·éase nuestro libro
Los ]esuilnl· y In t'.frisióu rlt'l reino de Indias, Buenos Aires, 1960.

C.u•. 11.- • huncisco M;ueos, / .os jesui/tl.f e.sJ)(IIiolt>s r11 los Misione.f de AmCdca (1538-1565),
en Mü. His. 1, Madrid 19-14, p. 116. z ih. 121; 3 .~eraCin Leite, Antonio Rodrigue:, .fol-
tlndo, v injnnle e jesuita. Con introducción y notas. Armais do Biblioteca Nacio11al, Río
de Janei ro 1936. pp. 55·í3; .. "Con estos antecedentes se entiende bien la posición que
adoptó San Ign acio en este espinoso negocio", escribe Mateos, l. c. 133. r. Citado por
S. Lcite, ]esuittl.f (/o Rrasil, cf. Bibliografía. p. 6. 6 En 13 de Junio de 1;;54 el Rey de
PoriUgal se qucjaho• al ele España por haber Jos l'asallos de ~ste ocupado la Asun-
ción, que decía caer dentro de la demarcación . A.G.l., Buenos Aires 1, lib. 2, f. 6;
seglm Mateos, Le. 133. 7 M.H.S. J. Snncli Jgnnti Epistolne, IX . 84. 8 F. Mateos, J.c. 131.
v F. Mateos, J.c. 1!13- 134. 1o M.H.S.J .. Snncti lgunti Epistolae, XI, 278. 11 M.JI.S .J .• Chro-
nicon VI, 648. 12 • •• Mateos, Le. 141·142. 1!1 F. Mateos, Misioneros j esuitas espmioles en
el Pe ní, tlurnnte el siglo XJII, Mis. Hül. 1944, n. 3, 565. H Aunque Lozano elogió
sin reservas a este prelado. la conducta del mismo no fue lo digno que debiera haber
sido, como han puesto de manifiesto documentalmente Pablo Cabrera y Ramón J.
C::\rcano. IS S. Leite, ]esuit(/S do Rrnsil 11n ju11da~ao da Missao do Paraguay, p. 13,
escribe que Vitoria "era portugués. E era-o, na verdade" y recuerda cómo, con refe-
rencia a tierras tucumanas habla de "nossa terra de Portugal". te Cf. Pastells,
Historia .. . , 1, 10·50. 17 Astrain, Hist oria ... , IV, 618. t8 Astrain . J. c. 623. Hl Astrain,
J. c., IV, 626. zo Astrain, l. c .. IV, 62ft ::t Astrain, l. c .. IV, 636. z2 Astrain, l. c.,
IV, 633. Z3 Revisto de la Biblioteca Nnrío11nl, 1. 434. 24 CnrtM Anuas~ l, 49.

CAP. 111. Diario de Sesio11es de In Ctimnm de Diputndo.f: 16-VIII-1938. z G. Furlong,


_t
Carrliel y su Carta·rt'lnción tle ¡¡.¡¡. 122. 3 Sobre este egregio varón cf. G. Furlong,
/o.~t;
Jo.~r Sánche: La/Jrador )' su yerba mate, 9-IOi. Las transcripciones que aqui hacemos
cstrán tomadas de su Pnrnguny Natural, inédito aún . Hay copia fotocópica en el Archivo
de la Provincia Argentina de la Compañia de Jeslts, Bs. As. • Hnrm onioso Entable de
/tu Misiones de los /11dios Guarmties, manuscrito autógrafo existente en poder del
Ur. Alberto Dodero, Bs. As., quien nos ha autorizado a transcribir no pocos párrafos
del mismo. 5 Litteme Annuae I626·162i. 6 Según A. Machoni , Los Siete Estrellas de
In mano de jesús, Córdoba 1732, lli.

c;.,r. IV. - t Harmo11ioso Ent(lble; mss. en poder del Dr. Alberto Dodero, Rs. As. z Varnhagen,
/11troducción al JlocalJUit1rio y Tesoro, segtm cita de J. T. Medina. Bibliografía de la
lengua gunrnnl, Buenos Aires 1930, 14-1 5. 3 Carla y relación, Revista Eclesiástica de la
Arquidiócesis de Buenos Aires, VI. 1906. 115·116. 4 Archivo de Loyola , Guipuzcoa, Es·
paña . s O. c. en n. l. 6 id ib. 7 I'O)•ages, 11, 192. 8 Historia de la Conquista, l , 396.
11 A.P.A. Sucesos. to Cartn·relatión, 126·12i. 11 A.P.A.: Cnrtns Anuas 1647·1649. t2 Sólo
un afán morboso de prohar que fue fácil la obra realizada por Jos misioneros entre
.VOTA .\ 739

los indios Guaraníes ha llevado a Azara y a o1ros escri10rcs posteriores, a hacer el


aserto tan peregrino de que esos indígenas eran mansos y hasca tímidos, y por ende
fácilmente manejables. Lo gracioso es que para Azara eran Ura\"ios y homa Uravísimos
en sus luchas con los soldados españoles, pero eran, aun antes de reducirse · en pueblo,
dUctiles con los jesuitas. lniquilas me,tila est sibi. Las optimiscas ex presiones de Techo,
de que los Guarauícs eran de .. bondadoso car:kcer y aptitud para civilizarse" nada
prueUan, ya que eran caUalleros con los caballeros y eran fier<ts con las fieras, y aUn
superaban a éstas. Historia de la Provi,cia del Pttmgw1y, J, 76. 13 Además de las cono·
cidas descripciones de Techo, véansc las que ofrece Lconhardt, C(/rtns Anuas, 1, XXIV,
XXIX, 3, 14, 17, 84, 89, 130. 171, 2:'J7, ~63, 264, 268 , 308, 378, ·136, 481, 495, 496;
JI, 164-166, 197, 203, 225, 287, 31M, 307, 30!), 32:)·327, 3~9. 330, 332. 337. 339, 341,
348, 440-44~. 567, 575, 582, 6~3. 646, 744. H Historin tle lt1 Lompaiíía tle jeslis, 2, 191.
15 B. Nusdorffer: A. G. ?"\. C. de J . 1H7. 16 HistoritL tle fu Lmu¡11istt1, I, 3R3-384.
n Histol'ia, JI, 334. Hl También las Cartas Anuas, 1, 31, 43, 47, 63, ii, 112, 117, 119,
128, 130, 209, ~11 , 238, 287, 353, 38t' y 495, ofrecen nocidas acen·a de lo que eran
las casas o moradas de los Guaranics, antes tic reunirse cu las Reducciones. w Cf. Lozano,
Conquistc1, 1, 386; Charlevoix, Historia, J, ):)6. :ro ' ·lonwya, Conquista, ctl. Bilhao, 116-
117. ~ 1 /cien dell'Universo, XVII, 24. ~:! Citado por l\.·lt.·dina, o. c. 31. ~:1 Conquista, ],
258. ~~ Mi.~ioucros Insignes, 127. ~:. Dadn, Carta.~· t:dificanle5, XIII, 31:1.

CAl'. V.- 1 Citado por RalH A. Molina, Henu~tult~l"i(IS, t"f hijo tle In tierm. Buenos ;\ircs,

1948. ~ Mulina, ib., 40. a También se c.kbc al hiswri;tdor Raúl .·\. "olina el mejor
estudio sobre este prelado y misionero . Revista Estudios, LXXVIII. lh. :\s., 194ft 131-148.
206-221. Vi~asc del mismo autor: La obm francisetma e11 el Paraguny y Uio tic la Plata,
Mis. His., XI, Madrid, 1954, 329-400. ·IR!i·522. ~ Cumjmulio y tlescrijJciOtt tle it1 .f ludias
Occideutales, Washington, 1948, 623-644. :, El eswdio de Ulas Garay, a que nos referi-
remos muchas veces. es la Introducci611, que escribió y publicó al frcmc tlel tomo 1 de
la Historia de la p,·m,incia del Paraguay, de la Cumjmllitt de je.His. por el P. :'\icol:ís
del Techo. Versión del texto latino por Manuel Serrano~- Sam. 'fadrid, 189i. G B. Caray,
J. c. XXXI. ; Bias Garay, J. c. y Enrique de Gantlia en su intrOt"lucción a la l'hla de
Anchieta, abundan en especies tan de orates. ~ id. ib. t1 La prudencia aconsejó que la
primera entrada de un misionero a tierras to1:1hnen1c desconoddas se hiciera <:on escolta.
como a veces se hacía en algunas regiones. pues lo contrario era temerario y ponía va-
namente en peligro la vida del mismo .. Hasta que hubiese 1enido ocasión ele hablar
a un grupo de indígenas y ganarles el coratón con sus palabras y con !IUS donecillos
era muy co•weniente que se contara con <~lgunas garantías de seguridad personal. "orir
a manos de esos infieles, no sería siquiera considerado como martirio, ya que seria
dWcil saber si moría por imprudeme. por espailol usurpador de las tierras de los
indios, o en defensa de la fe. Por csu pudo decir el Pat1re Rico en 1742 que los
Reyes de España habían dispuesto, por Real Cé<tula del 21 de Mayo de J6R4. que "los
misioneros llevaran escolta cuando pareciere para la conquista espiritual", y que en
5 de noviembre habían renovado lo dispuesto entonces, y, a este efecto, solicitaba la
ayuda para la entrada a los Patagones. Así se hizo cfecti\';lmeme en las primeras entra·
das a los Patagones o Pampas y Serranos. pero no fue el caso con los demás pueblos
de indios en estas regiones, y así pudo decir S;inchez Labrador que "las armas espa-
ñolas no conquistaron a los Guaraníes. ni a Jos Chiquitos, Chiriguanos, Mocobies, Abi-
pones y otras naciones reducidas por los Misioneros Jesuitas. Los misioneros penetraban
en sus bosques y serranías con el solo estandarte de la Cruz de Cristo. Hacíanles abrir
los ojos del alma a la luz de las verdades católicas. Después les persuadían que se
juntasen en Reducción, para ser mejor instruidos. Juntos ya, no omitían ocasión de
encomendarles las personas de Nuestros Reyes ... " Si entre 1610 y 1768. y en las diver·
sas regiones del pais, llegaron los jesuitas a hacer como unas tres mil entradas, expe-
diciones o viajes en busca de infieles, y la realidad debió sin duda de superar esa
cifra. es probable que no llegaran a treinta las veces en que fueron, o solicitaron ir,
con escolta de soldados. Lo que es una falsía sin base alguna es el aserto de Aguirre,
quien supone que los rápidos progresos de los misioneros se debió exclusivamente, a
lo menos en sus principios , a la fuerza de las armas. Según él, los soldaddos dominaban,
apresaban y después entregaban los indios a los misioneros para que éstos los aman-
saran y civilizaran. Aunque Aguirre cita a este cfecco el tescimonio de un tal Villanueva,
su arirmación es falsísima . Lo más curioso es que a continuación escribe que "la verdad
debe resplandecer y se deben contar las cosas sin exageración ni pasión". Revista de la
Biblioteca Nacional, XIX, 111. "La historia, escribe Aguirre en ocro lugar (XIX-332).
requiere la verdad, y eslo nos ha detenido en hablar con qué se logró la conversión
de los jndios en la época que tratamos [esto es. en el siglo XVJI]. Aunque hemos
rechazado las relaciones de los Padres [jesuicas]. nada se rebaja de su gran mérito;
ya dije son dignos de admirarse y en efecte sufrir la carencia de todo, la gran pobreza
y exponerse a la muerte por enseñar y civilizar (obra de mucho tiempo), haciéndosr.
uno de ellos, son acciones muy singulares, en que ·verdaderamente fueron ejemplo los
expatriados por su gran amor a los indios. A la verdad los hicieron felices." Es cierta·
740 M/SIONt·:S Y S(!S PUIWLOS DE GUA flAN/ES

mente lamentable que un c~pfritu tan recto como el de Aguirre desconociera la realidao
de los hechos. y por uno o dos caso~. que los hubo, y más también, generalizara en
forma tan lastimosa, hasta llegar a decir, contra toda verdad, que porque "amo la
verdad , quitaré a los jesuitas, en gran parte, una de sus mejores glorias. La publicaban
los apóstoles de las Misiones, c uando la verdad es que la espada levantó el cimiento,
la industria el cuerpo de la ohra y la perfeccionó la doctrina " (XVII, 317). 11 Molina,
Hernntularitu, 254, 10. Cf. Pastells. Hi.doria ... , 2, 314-316, y Hernández, O.S. 2. 393.
JO En los mismos orígenes de las Reducciones escribía Lorenzana que "a donde no se
atrevía a ir un ejé1·cito de es¡)aiiolcs, va un homlne solo con mucha seguridad y "el
Se1ior nos ha puesto en las manos las dos provincias del Uruguay e Jgua7.Ú .. . ", p. 117.
11 F./ lmpedo jesuítico. 1907. l!í7. Para probar un hecho acaecido en 1610, aduce un
documento de li46, correspondiente a circunstancias enteramente diferentes. 1 :! J. Car·
diel, llrn•e relación lle Ji7-l, en Hernández, O .S. 2, 518.

CAP. VI.- 1 Cf. Recopilación de Indias : Repartidos y reduridos los l11dios, se los persuada
que an1dan al Rey con algún moderado tributo, ley 1, tit. 5, lib. 6, y etc. Véase sub voce
"TI'ibutos y tasas", ed . 1945, 243-245. 2 RalH A. Malina . Hemandarias. . 245. ' id ih.,
246-247. 4 itJ. ib .. 247-248. 5 Carla y relación, en /l e11ista Eclesicistica de la Diócesis de
lluenos Aires, VI , 1906, 4!í-!í7, 108-121. & Cf. nota 3 del cap. V. 7 Malina , Hemanda·
· . , 2:)0-2:, l. 11 id. ib .. 256. r. Sohrc este punto véase nuestro estudio En defensa del
P(l(lrt: Ruh de Mor~to)'n. Revista J~studios, LXV, 1941, 225-234, 431·442. JO Cf. G.
Jo"urlong, lJt1 jn·ecunor de la cultura rioplaten.te, Revista Estudios, LVI , 1937, 139-152,
23i-243. 31:)·334, 403-412. 11 Su biografía, a base de Lozano, ha sido escrita por San-
tiago Torres. Cf. bibliografía. 12 S. Leite, jesuitas do Rrasil .. Archivum, VI , 1937,
14 y s.o;,, ha consignado nuevos d;uos sobre O rtega. l:l Techo, Historia, 11, 44. 14 Leon·
hanh . Cllrlm Anuas, 1, LXXI. 133. 154.

CAr. VII.- 1 Astrain, HislOJio , IV, 666. t id. ib. V, 502 .

CAP. VIII. - 1 Lozano, Historit1 tle la Compatiia de j esús, 11, Ji9, 2 Lconhardt, Cartas At~ua.t,
1, 44. 3 Pastells, Historia , I. 178. ·1 Astrain, Historia. V, 506. 5 id. ib. V, 506. 8 id. ib.
V, 505. 1 Pastells, ib., 163-164 y Astrain, ib. 506. 8 Astrain, ib. 506·507. fl .J. M. Blanco,
Historia documentada ... , 107. 10 id . ih., 107. ll id. ib. t:! Pastells, Historia , 1, 166-167.

CAP. JX.-t Pastells, Historia, I. 153-l!í!í. 2 id. ib., 159-160. 3 id . ib. , 163. 4 Astrain, V,
510-511. 5 Pastells, l. 162-163. G id . ib., 162. 8 id . ib. , 164. D id . ib., 160-161. to Leonhardt,
Carlos Amta.s, 11, 205. 11 Así en Astrain como en Leonhardt , Cartas Anuas, JI, pueden
verse abundantes hechos: pp . 436-441, 525-000, 603-633, 766-i71.

CAP. X.- 1 J. M. Blanco, Histmia documentada, 90. 2 id. ib., 97 . 3 id. ib., 92. • Leonhanlt,
Cortas Anuas, l. 5 id. ib. G Pastells, HistOYia, I. 164. 7 id. ib., líO.

CAP. XI. - 1 Leonhudt, Carla.f Anuas, l. 29; 11, 36. 2 Así se lee en la Carta Anua de 1627,
como anota Aurelio Porto, Historia da.f Mis.toes, l. 51, a base de documento 1-29, 33,
Biblioteca Nacional de Rio de Janeiro. :J Paraglllly Natural, 11.

CAP. XII.- 1 Cunninghame Graham. A 11tmished Arcadia, 55. 2 CC. Luis G. Jaeger, As invasoeJ
Ba11deiranles 110 Rio Gl"at~de-do-Su l, Porto Alegre, 1939; Porto, Bandeiras Paulistas no Sul,
en Historia , J, i9-134 ; J. Cortesao, jesuitas en Bandeirantes no ltatin, Rio Janeiro, 1951·
1952, 2 vols. 3 Astrain, Historia , V, !í45. 4 Porto , o. c. 79. 5 Astrain , Historia , V, 548.
8 Relación breve, 1, 520. 1 Pastells, Histo,·ia, 1, 457. 8 Ruiz de Montoya, Conquista Espi-
ritual , cd. 1892. !íO. 0 id . ib. w id . ib. 11 Astrain, Historia, V, 558. u En Leonhardl,
Cartas Anttas, 11 . 612. l!i A.P.A. Cartas de los Generales. 14 Porto. Historia dos Missoe.f,
1, 118-121. 216, 288, 318, nos ofrece valiosas noticias sobre este Hermano. 16 f';leenguirú.
Hubo \•arios t:aciques de este nombre, pero lo.o; más importantes son 1';1'eenguirú 1 y 1\leen-
guirú JI, y a ambos se refiere Porto, o. c., 46-48, 117-119 y 431-451. La batalla naval de
Mhororé fue la primera en los fastos navales argentinos. G racias a los espías, llamado,-
entonces bomberos, Jos jesuitas de las reducciones supieron a principios de 1641 que.
Uruguay arriba, Jos handeirantes Jerónimo Pedroso de Barros y Manuel Pirts, preparaban
innumerables barcazas, para invadir los pueblos misionerO!.. Como ha expuesto .Jaeger,
querían borrar la ignominia de las derrotas de 1639 y e<:har más al occidente al
odiado español; querían además aprovisionarse de indios para su pin~iie comercio hu·
mano. Los jesuitas contaban a la sazón con 4.000 combatientes. 300 de los cuales
tenlan armas de fuego . pero incrementaron cuanto les fue posible, ese ejército, e hicie-
ron construir barcos y canoas. de variada fndole; fortificaron además un punto adecuado
sobre la m¡¡rg;eo derecha del rio Urufituay. un poco al norte de San Javier. junto al
pequeño rio Mbororé, acwalmente llamado Acaraguá. Tenfan noticias de que 1015 ene·
mi~os se acercaban y e n los primeros días de marzo de ese año de 1641 estaban los
soldados de infamería dentro de la empalizada o fortaleza , y los marinos en sus barcos
NO-¡· A S 741

y botes. El viernes 8 de marzo se acercaron den barcos paulistas y les salieron al


encut:ntro l:JO barcos misioneros con :!50 indios, con el objeto de hacer que viraran
cerca de la costa occidental, para ser alli acribillados por los soldados de tierra. La
lucha duró dos horas, con gramks bajas enemigas. Estos, muy a pesar suyo, tuvieron
que reconocer que aquellos indios no eran los indefensos de años atr:\s. El lunes 11,
a las 2 de la tarde, recobradas las fuerzas , volvieron los paulistas al ataque. Pero el
Padre Romero, alma de aquella resistencia, había tripulado iO barcos con abundantes
soldados, de los que 50 eran arcabuceros. El jefe de todos ellos era el cacique Abiarú.
El Hermano Domingo de Torres comandaba la tropa terrestre, y Al>iarlt, que il>a en
un barco con parapeto y con un cañón, abrió el fuego disparando esta pieza de
artillería. Tres naves paulistas se fueron a pique y la batalla se inició con furor.
Los tiros eran abundantes de una y otra parte, con evidente superioridad misionera.
Trató entonces Pedroso de Barros de envolver a la escuadra guarani y con sus hom-
bres Jo obtuvo por unos minutos, pero fueron arrojados bien pronto de sus posiciones
y obligados a aproximarse a la estacada, desde donde los indios misioneros los ba-
rrieron con sus armas. Alejados de la costa los bandeirames. las 130 barcas y canoas
de los mismos, tripulados por 300 blancos y 600 indios tupíes entraron en lucha
contra Jos 70 barcos misioneros, tripulados por 300 indígenas. Habiendo perdido 14
barcos y con no pocos muertos y heridos se retiraron los bandeirantes a la costa
oriental. Pretendieron alH fortificarse, pero acosados por los indios, escribieron a Jos
jesuitas una carta llena de sentimentalismos, reconociendo su error y pidiendo que
no los acosaran ya más. El Padre Ruyer, buen testigo de los suceso~ . asegura que
sólo pretendían ganar tiempo para caer mejor equipados sobre Jos misioneros. Al reci-
bir esa misiva, el Padre Romero manifestó a los indios su contenido, y la rompió
en pedazos, a la vista de todos. Volvióse a la lucha el dia 13 de marzo, y los reveses
de los Bandeirantes fueron terribles, y aun en la noche de aquel día Jos indios mi·
sioneros fueron continua y ferozmente acosados. Quisieron entonces Jos enemigos par·
lamentar, pero viendo que ni esa gracia se les otorgaba, se desbandaron por aquellos
campos. perseguidos tenazmente por Jos indios de las Misiones. Tal fue la gran victoria
de Mbororé, cuyas consecuencias fueron muy grandes y cuya repercusión llegó hasta
la Corte, donde el Rey dispuso un acto de cuho en el que se dieran gracias a Dios
por tan insigne victoria. te Rodero, Memorial, en Hernández, O.S., l. 45i·462.

CAr. XIII.-1 Jarque, en Ruiz de Montoyn, 3, 224·22!í. 2 Ruiz de Montoya , Couquisla Espi-
Tilual, ed. Bilbao, 156·158. 3 id. ib. 160-161. "' id. ib. 162. ~. id. ib. 163. o id. ib. 164·165.
7 Techo. Historia, I. 62. e id. ib. 63·65. !1 Arcadia, 85.

CAr. XIV.- 1 Leonhardt, Caras Anuas, 1, 114. 1 Geografía fisica y esfáiw de las Provincias
del Paraguay y Mision es Guarnnles, ed. de RodoHo R. Schuller, Montevideo 1904, :,¡ id.
ib. " Pastells, Historia, 2, 313. !i Como los escritos de Azara son compilaciones de los de
otros, son infinitos sus errores y contradicciones. Así en sus Viajes Inéditos, Bs. As. 1873,
pp. 127·154 nos dice que las Reducciones de . Ignacio Cuazlt y Loreto fueron fundadas
por los Padres Lorenzana y Maseta en 1610, y después nos da una lista de Reducciones
fundadas por los Gobernadores del Paraguay , y entre ellas pone a Loreto, fundada en
1555 y San Ignacio, de ese mismo año, y créase o no ,en ese mismo año los Goherna·
dores fundaron las Reducciones de San Javier, San José, Anunciación, S. Miguel, Santo
Tomé, Jesús María y casi todas las dem:\s, y para enmarañar más este tejido de errores,
escribe que "de los treinta y tres citados pueblos , solo fundaron los Padres los veinte y
y ocho de la citada tabla [¿en 15:)5, cuando no había un Jesuita en América?], porque los
cinco restantes (Lorcto, San Ignacio Mini. Santa María de J-"e y San Ignacio Guazú) son
los que hoy existen de los que les encarg¡¡ron a su arribo, ya formalizados mucho antes
y aun repartidos en encomiendas··. Desrripción e histOI'ifl fiel Paraguay, Madrid 1847,
], 277·278. u A.G.N . C. de J. 1715. 7 Geografía físira y e.~f(;rira, ed. Schulh:r.

c,,r. XVI.- t Porto. Historia, 1, 298·309. :! Hernández, O.S., 11, 539. !1 l''.J. Rraho, lnueutal'ios,
24-38.

CAP. XVII.-' F.J. Rrabo, /nve11tarios, 311·322.:! Blanco, Historia docume/lf(l(/a, 180. 3 Ra rí -
simo por demás es el libro de 1\raho a que nos referimos en la nota 1, cuyo tíwlo es
Inventarios de los /Jie11es hallados a In expu!sióu de /o.f )e.witas )' ocupacióll de Sus
temfJoralida(/es por decreto de C11rlos 111, Madrid 1872. 672 pp. de las que las 430 pri·
meras se refieren a las Reducciones de Guaraníes, y las restantes a las de Mojos y Chi·
quitos, y a las del Chaco.

CAr. XVIII.- t A.P.A. Cartas Amuu; en fotocopia, 2 id. ib. 3 id . ih. ~ A.G .:'\.C. de J. J714.
~ A.G.N.C. de J. 1714. Los hornos de teja en Buenos Aires no fueron establecidos por
los Jesuitas. como se suele afirmar. ya que. antes que ellos llegaran a esa ciudad, se
hadan tejas y de buena calidad, como también en la Asunción. 6 A.G.:"\.C . de J. 1714.
1 A través de lt1s Müio11e.f Guarm1íticas. Buenos Aires, 1904, 61·62. 11 A.G.:\'.C. de J.
712 MISIONES J' SUS PUE/JLOS DE GUARANIES

li49. 9 .'\.C . ~ .C. de J. ¡¡:,6. 1" Todas estas esta(]istkas y las que damos a continuación
est:in tomadas de las Numen1cio11es Armas que, en los legajos Compañía de Jesús, abun·
dan y se encuentran al final de los documentos concernientes a cada afio. 11 A.G.N .
t'ondo Rihl. ~ac. n. !í641. 1:! Gaspar Rodríguez de 1-'rancia, cuya larfi;a y discutida dic-
tadu ra se inició en 1Kl4 y perduró hasta 1840. A.C.N. t'ondo Bibl. Nac. 129. l3 Brabo,
/m1enl111'ios. IR0-191. H Citado pur Herm\n Bmaniche, La Arquitectura e11 hu Misiones
jesuitinu Cwmmies, Sama ~-e , 1955, 173. 1 ~· id. ib.

C.-\1', XIX . - M. Doherty . The ]esuit Reductio11s, Pft,lo's Republic, en A Spiritual Conquest ,
.Marygro\'e College. Detroit. 1942. 9-10: H. Carey, The ]esuit Refluctio11s, Utopia?, ib.
11-12; J. Camphell. Th e jesuit Redurtious, Arcadinl, ib. 13-14; A. T. Diehl, The ]esuit
Reductiom, Cit)' of the Sun? , ib. 15-17. :! Emecé Editores, Buenos Aires, 1946. 3 id.
ib. 20. " El mismo Pe ram;is, a lo menos implicitamente as( lo reconoce , o .c. 20-21. :i Sobre
este egregio \'aron. ,-éasc Mariano Cuevas, Historia de la Iglesia en MtJxico , Texas 1928,
11 , 62-63, 68, 80 y ss. e Esc.-ibe J. Campbcll: cBasilius the king of Arcadia, while very
diffc•·ent from the Jesuit Leaders in many rcspccts, possesed sorne of the virtues so
commended in the misssiona ries~ y lranscrihe párrafos de la obra de Sidney a ese
efecto. ' Scrafim I.cite, jesuita.~ do nr·Mil r1a fundarao da Missao do Paraguay, en Ar·
cllh•IWt Historirum Socictntis ]esu, VI . Roma 1937, 1-24. 8 Fray Luis de Bolaños, /629·
1929, Buenos .<\ires 1929. 10. 9 Era algo que caia de su peso el que todas las oficinas, y
en especial la iglesia. casa de los P;ulres y Cabildo estuvieran en la plaza o centro de
la ciudad. Jo que acaecía entonces en la Europa toda. JO Hernández, O.S., 1, 432-436.
n Reise rrarh Peru, en Cristobal Murr, ]oumal :.lir Kunstgeschicte, 111, 280 ss. 1 2 Her·
nández. O.S. , l. 437.

CAP. XX.- 1 Hernotntlez. O .S., I. :·,t-~o . 2 id. ib . :,86. :1 Peramás, La República , 23. • id. ib. 23.
5 id . ih. 2H. •; Canlicl. Carta-relaciOu, 1:,3. ' Ue11ista J-:clesidstica de Buer1os Aires, VI,
1906, 46. :~ Erwin \\'. Palm, Teuochtillá11 y la ciudad ideal de Düre1·, ]oumal de la
Socieli: des Ameriamis/es, XL. Hl!íl, 60·66. Este insigne investigador ha vuelto sobre e1
tema. /,os Motltlllletltos Auluiteclót~icos fle /11 EsJHuiola , l. 19:H, 45-9'2. ' Relación geo-
gráfica e histórica de la Provincia de Misiones, 85. 1° Co.flumbn~s de los indios, -468.
u Httnnotlioso 1-:n taMe, mss. en pode r del Ur. Alheno Oode ro. l :! Queirel, Misior~es,
1897. 1:1 O.C. 326. u ~1. de Moussy. Vesaiptiou, 111, 713-714.

CAP. XXI.- t Cardiel, CMta-•·elaciún, 154. :! Cardiel, R elació11 breue, 11, 555. 3 Juan Giuria,
La arquiteclllm eu el Paraguay, Buenos Aires 1950. 38. 4 Giuria. o. c. 50. 5 Sánchez
Labrador. HurmonioJo Fntable, lllS.'>. en poder de l Dr. Albeno ))(}(tero. 6 A.P.A.: Con-
gregaciones Pro11inciales. ' A.P.A.: CMlas de los Gener-ales. s id. ib. Oliver. Relación,
Archivo de Loyola , Espa1ia. 9 id. ib. 1' 1 id. ib. 11 A.G.N.C. de J. 1715. 12 Oliver. o. c.
I:J id. ib. H Cardiel, Costumbres de los Guanmies, 469; ca,·ta-relación, 155·157. Cf. Her-
n:indez. O .S. l. 294-296. te Rrabo. /lweuiMio.f, 416. l i A.G.N.C. de J. 1756. J8 A.C.N.C.
de J . li52. 19 A.P.A .: CartM A111Jas. 20 Arch ivo de Loyola, Gripuzcoa, España. 2t A.G.
~-C. de J. l i 4i . :!:! ;\.F.:\ .: Ctll'lfiS Anuas, 1645. :!:1 Archivo de Loyola , G ripuzcoa, España.
:!~ id. ib. 2.·. A.GS.C. de .J. 1724. w .-\si Viceme :'\adal Mora como Carlos L. Onetto han
tomado las medidas en la form a m:ís cabal, y son las que damos. :!'l El Imperio jesui-
tko, ed. 1907. Es posible, y hasta probable que la expresión se refiera no a las ruinas
de Séln Ignacio. donde no hay ni lejana reminiscencia gótica, sino a las de Trinidad y
.Jesl!s, donde el gótico asoma, aunque tímidamente. 211 A tJ·avtJs de las Misiones Guara·
niticas. Buenos Aires 1904, 61-62. :w A.G.;..1.C. de J. 1749. :lt l A.G .N.C. de J. 1756. 31 A.G.
X.C. de J. 1763. 3~ S:ínchez Labrador, Harmouioso EntaMe, lllS.'>. en poder del Dr. Al-
heno Dodero. :n Carta-reiació11, 155·156. 3·1 :\rchh·o de Loyola , Guipuzcoa, España. 35 id .
ib. 36 Hanno11ioso Eulable; cf. nota 32.

C\1'. XXII.- 1 La cita ele Charle\'Oix corresponde a su Hi.~ lfnia, ed. 1912, 11, 62 y la de Sán-
chcz Labrador corresponde al Hamw11ioso Entable, manuscrito e n poder del Dr. Alberto
Dodero. :! Canliel. Relación breve, 11, 521. 3 Sánchez Labrador o. c. ~ Peramás, /.a Re·
pública, 31. 5 Capdevielle, Misior~es, (1921). 10-12. e Asl se expresó una scriura, que
habita desde hace treinta arios. una de las viejas casas en San Ignacio Guaz ú, con quien
conversamos al visitar esa localidad. 1 Harmor~ioso Entable, mss. 8 Relación breve, ] ,
521. 9 Rlas Garay. Prólogo, XLVI. Para respaldar esta tan sectaria como infamante
frase , cita Garay \'arias cartas de los Provinciales, las cuales lejos de apoyar su aserto,
prueban el empeiio con que lo.<; jesuitas procuraban acostumbrar a los indios a vivir
una vida familiar adecuada a la dignidad humana. Quien con tan malas erltrañas
es1ampó esa exp resión, nada raro es que se hiciera eco de una de las patrañas más
idio1as, además de obcenas, que llega ron a su noticia. cual es que, repitiendo una
especie referida por Doblas, p . 50, escribió que "movidos a curiosidad, refiere un anti·
guo gobernador de las misiones haber observado que en varias horas de la noche,
y particularmente hacia la madrugada, tocaban las cajas, inquirí el motivo y se me
contestó que esa era una antigua costumbre. Apurando 1odavía m;ís la materia llegué
NOTAS 143

a saber que celosos los jesui(as del incremento de la población de sus reducciones y
poco confiados en la solicitud de Jos indios, que rendidos por las faenas del día .así
que lleg<tban a sus casas y cenaban , se echaban a dormir, hasta que al alba se levan-
taban para ir a la iglesia, y de la iglesia a los trabajos, sin curarse entre tanto, de
cumplir sus deberes de esposos, escogitaron recordúrselos, de cuando en cuando, du-
rante la noche, despertándolos con el ruido de los t<tmbores" (pp. XXXIX·XL). tlgnorar,
como refiere Cardiel y Sánchez Labrador que, a la manera de lo que pasaba en los
pueblos españoles y nosotros agregamos, también en Jos a lemanes e ingleses, solían
recorrer las calles grupos de serenos, con tamboriles, anunciando el estado atmosférico
y la hora, y confumlir tan maliciosa como impúdicamente esa realidad con ficción tan
estt'•pida como alocada, no es ciertamente de historiadores sino de coprómos sin pudor!
JO Historia (le la Cmu¡uista, l. 3í8·405. Aunque Lozano se refiere en forma conjunta a
lo que era común a los indios del Plata , Tucum;ln y Paraguay .cuadran ciertamente
sus expresiones a lo que positivamente fue el habitat de los Guaraníes, antes oe reunirse
en pue blo. u Lconh<tnh, Cnrtas A11uas, 1, 198·200. •~ A.G.N.C. de J. 1667. n A.G .N.C.
de J. 1714. H A.C.KC. de J. 1722. u A.P.A. Cartas de los Generales. lO A.G.N.C. de J.
1714. 17 Pastells, Historia, VI , 48. 18 Sánchez Labrador, Pal'(lguay Natu1·al, mss. A. P.A.
lO BaU7.á , Historia, 11, 13.:í. :!o A.G.I. : Buenos Aires W6. :!1 La RefJií/Jiica de Platón, 27-28 .
2':1 Dos veces se ocupó e l Padre Domingo Muriel de Jos indios guaraníes: en e l tomo
complementario a la Historia de Charlevoix, tomo V, según la edición castellana de
1910·1918. y en la relación suya que publicamos con el tilulo de Domingo Muriel )' su
Relt~ción de los Misiones, Uue nos Aires 1955·220 pp. ~:m Harmo11ioso Entables mss. :!.f id . ib.

CAP. XXIII.- Hernández, O.S. l. :182. z A.G.~.C. de J. 1763. fl Cardiel, Carta·relación, 154.
" id. ib.:; Sánchez Labrador, 49í. 6 A través de lns Mision es Guaranltico.s, 58. ' B. Garay,
Prólogo, LVII·LXI. 11 A.G.KC. de J. 1670. !• M. de Mous.~y. Descriplion , 111. 150. lO Quei-
rcl, 412. lt Antonio Sepp, Viagem as Mis.Wt'S. 1:: A.P.A.: Cartas de los Cenera/es. 13 id.
ib. H id. ib . 1::. id. ib. to B. Garay. Prólo!{o LVI·LVII. li Cunningham Graham, C. VII.
Como hacemos historia y no apologética , condenamos los excesos de Garay, pero deci-
mos también que los jesuitas en materia de pureza o castidad tuvieron algunas fallas,
aunque pas;1jeras ~· radicalmcllle corregidas por las superiores. Véase l.ibro de Consul-
tas. A.G.N. Fondo Bihl. Xac. n, 62.

CAP. XXIV.-t CMitt·relnci6n, 1:>4. 2 Harmonioso E111aMe: manuscrito en poder del Dr.
Alberto Dodero. fl id. ib. " id. ib. G Cm·ta-relnci6n , 138. 8 id. ib. 156. ; id. ib. 156·157.
8 Muriel, Historia, V, 468. !.1 Harmoniow entaMe. 10 A.G.N.C. rlc J. 1714. ll Cardiel,
Carta·relación, 1:)5. 1:! Las ruina.{ de Mi{iones, 412 . u Hannonioso entable. H Carta·
relación, 1:16. l!i Harmonioso en taMe. 16 id . ib. l i El url1anismo en l11s Reducciones Je-
suíticas, en F.slutlios, LXIV, 238·241. 18 Gambón , A través de las Müione.{, 69. Hl Primi-
tivamente, o sea, en el C.uayr;i. Parece evidente que esos restos no se traje ron separada-
mente. sino en confuso momón. y as( fueron inhumados, por segunda \ 'el. en San lg·
nacio Mini. En la p;ígina 269 reproducimos algunas de las lápidas de Jos jesuitas falle·
ci<los en este pueblo, con posterioridad al traslado de este pueblo. 20 :'\'ada en ahsoluto
sallCmos respecto ele este misionero , y su ex istencia nos intriga no poco. pues no halla-
mos de él noticia alguna fuera de la que aquí damos.

CAl'. XXV.-1 Hamronioso Entable; manuscrito en poder del Dr. Alberto Dodcro. ::! Esta
distinción de Bias Caray no est;\ respaldada por documento alguno v de continuo ma-
nifiestan los Pro\'incialcs que el Cura y su Ayudame debían estar al tanto de todo el
pueblo, a (in de poderse ayudar mutuamente y recmpla1.ar el uno al otro. en o1so de
ausemarsc uno de ellos. 3 Hernández. O .S.. II. ;)52. ~ :\ .C.S. Fondo Bihl. ~ac. n. G2.
ll Cardiel, Carla·,·efacián, l3í . 6 id. ih. 138·1!19. ; l.cg. 10. tit. 5. libro 6. 8 :\'os abstenemos
de citar la publicación en que tales esperpentos aparecieron, para no ofender a nues·
tros lectores. No nos hemos tomado el trabajo de comprobar si es, o no exacto, Jo 'lue
Gandía atrihuye a Uayle, pero en caso de ser exacto, hay que reconocer que el ~scritor
andalm.. a la par del argentino. rleliraron lamentablemente. n Bias C:arav, Pnilol[o ,
LXXVII. toLas de los arlos 1609·1614 fueron publicados por Carlos Leonhardt en 1927.
11 Conquista Espiritual, ouhlicada primeramente en Madrid en 1600, fue reeditada en
Rilhao. en 1892. 12 Los Misio11eros T1ui~11es rle Jarque o Xarque constituyen un argu·
mento tanto m;ís elocuente por cuanto su autor fue Jesuita y, después de desperlido de
la Orden. escribió esa ohra. como también el intitulado Montoya en lmlias. u 8. Caray,
Pl'ólof!.O, XXVIII . H A.C..~. Fondo Bibl. ~ac . n. 62. n id. ib. 111 ¡.·rases selectas con que
el seriar Candía resoalda sus <>rrorcs. como si tuviera la certeza metafísica de estar en
la verdad. 11 A.C . N. Fondo Bibl. Xac. n. 62.
CAP. XXVI.- t Citado por Peramás, La Repríbli<n .. . , 35 . 2 id . ib. 38. 3 id. ib. 35·36. " id . ib.
38·39. 5 Bias Caray, p,·6logo CXVII. Huelga decir que el aserto no tiene sustentación
documental alguna, producto como es de la ¡)asión sectaria. 11 Re/aci6u breve, 562. '1' Bias
Caray, Prólogo, CXVJI. s Pcramás, La ReJniillim, 38. 9 id. ib . 36·39. 1 ° Cardiel, Rtlación
744 Al/S/01\'J~S Y SVS PL'EIILOS DE CUARANIES

brtt,e, 553. H id. ib. 513. n id. ib. 363. Al lado de lo que aquí consigna Cardiel, y es
lo que hallamos también, en Muricl, Pcramás y S;htchez Labr:..dor ¡cómo discrepan Jos
apasionados ascnos de Bias Garay! Para Cl "cuantos habían cumplido la edad regla·
memaria, eran convocados un domingo a las puertas de la iglesia; preguntaban los
religiosos si alguno tenia casamientO concertado, y a los que c.Jabcm comesutción ncga·
ti va, que eran generalmente los mo\s, Jos obligaiJan a elegi r mujer allí mismo, si ya
no es que se la designasen los Padres a su albcdrio, y poco después estaban enlaza(]os"
(LXIV). ¡Cuánta falsía hay en estas pal<thns! Ja A.P.A. Ctlrlas Amws, 1635·1637; cita
de Lconhartlt, Bosquejo histórico de las Congregaciones MMitmas eu la autigutl pro-
vincia del ParagiW)', ns. As. 1931. H id. ib. ¡;, A.P.A. Ctll"lliS AIIU(IS 1647·1600. Hl Cartas
Anuas. 17 A.G.~. Fondo Bibl . Nac. n. 62. Hl Lolano, /leJJolucicmes del Paraguay, 1, 102.
Ju A.G.N. 1-'ondo Bibl. Nac. n. 62 . ~u A.G.N.C. de J. 1742. ~~ A.G.N., C. de J , 1687,
::!2 A.G.~. Libro rle Consultas, 1-'ondo Bibl. :\:ac. n . 62. :::1 Asunción 1936, 19. ::~ Bias
Caray, Prólogo LXIV-LXV.

CAP. XXVJI . -1 S:\nchez Labrador, Harmonioso Entable. 2 id . ib. 80. 3 id. ib. 4 Peram:~s.
La Repdblira, 65. ~. id . ib . u Pcram:\s, La RepúbliCa, 63. ; id. ib . 65. s id. ib. 66. o Cardiel,
Relación breve, 513. to id. ib. 574. ll A.G.N. C. de J. 1715-1730. n Peramás, La Repú·
blica, R9. u Ruyer apud Leonhanh. Cartas Anuos, JI, 287-292. 1-1 Peramás, La República,
68.1~ id. ib. 77. te id. ib. 70. n id. ib . 72. 18 id. ib. 70·72 . lfl Cardiel, Relación breve 525.
20 A.G.N.C. de J. 1678. 21 A.P.A. Cartas de los Generales.

CAP. XXVIII.- 1 .. Incomunicación de los pueblos de indios según las leyes .. , en O .S., 1,
244·253, se consigna la legislación abundante a este efecto. 2 Recopilación leg 1 tit. 4,
lib. 7 y leg 21, tit . 3, lib. 6. 3 A.P.A.: Cartas de los Generales. 4 A.G.I. 76·1·30. Cf. Lozano,
Revoluciones, l. 102 y Herm\ndez. O.S., J. 244. '' Cardiel. Declaración, 215. e B. Caray,
Pr61ogo, CXXX-IV-VJ. 1 A. Rojas, Los j esuitas en el Paraguay, pp. 15·20, "El aisla·
miento de las Misiones". Todos los hechos están sacados de quicio por el autor y la·
mentablememe desfigurados por su pasión sectaria . 8 Hernández, O.S., J, 253. 0 En
noviembre y diciembre de 1648 visitó personalmente los catorce pueblos, que corres-
pondían a la Diócesis de Buenos Aires y los erigió en Parroquias. Fueron e llos: San
Jgnacio Mini, San Carlos. San José , Corpus, Candelaria, Concepción, Mártires, Após-
toles, San Miguel. San Nicolás, l"\uestra Señora de la Asunción, Santa María, Yapeyú
y Santo Tomé (A.G.I.: 76·4·48; Pastells, 6·265). En 1699 hablan los jesuitas establecido
el "Ceremonial para el recibimiento de un Gobernador en las Misiones del Paraguay"
(Bib. Nac. Buenos Aires, ns. 5141). Como en 1735 se dijera que el Gobernador pensaba.
en ese año, visitar las Reducciones, se trató en la Consulta de Provincia si seria
oportuno hacerle" en nombre de los indios agasajo de mil arrobas de yerba". Alberto
Lamego ha publicado un documento de 1760 en e l que se describen las grandes fiestas
celebradas en San Borja. en ese año, en honor de Carlos 111 y de su esposa. Se hallaba,
a la sazón e n dicha Reducción el General D. Pedro de Cevallos con su ejérci to, dis·
puesto a ocupar la Colonia del Sacramento y demás posesiones españolas entonces en
poder de los lusitanos. Se designaron once días de fie'lta a partir del 4 de noviembre
de ese año, y convidados por Cevallos, vinieron indios de las Reducciones de Trinidad,
M:irtires y Santo Tomé para ayudar a Jos militares en las celebraciones. Fueron en
total 170 músicos y cantores, de Jos que 69 eran niños de 5 a 16 años. Todos vinieron
con sus harpas, violines, violones, clarines, chirimías, etc. Todos en formación y al son
de sus músicas entraron el día 3 en San Borja. Lo primero fue una visita de la Iglesia,
después al General CevaiiO!i. Cerca de 3.000 personas asistieron al día siguiente a la
misa cantada, después de la cual hubo un regio banquete, alegrado por ml'lsicos y can·
tos. El estribillo de uno de los cánticos era .. Viva el Rey, Viva el Rey , que triunfe,
impere e cubra de favores a España". Dos eran las bandas de ml1sica, la de Santo Tomé
y la de Mártires. La primera .. constaba de voces tan de sopranos y contraltos tan afi·
nados que todos decían que podía competir con las de fama de varias catedrales de
España". Aquella tarde hubo damas , en las que Jos danzantes representaban los diver-
sos países de Europa y vestían a la manera del país que representaba, y esas damas
causaron tal impresión que todos pedían que se repitieran. Por la noche hubo fuegos
artificiales, qucm:indose un vistoso castillo compuesto de \'arios cuerpos. Duraron cerca
de una hora y H.Hios Jos españoles quedaron maravillados y admirados al ver que en
regiones tan remotas de Europa se hubiesen podido hacer fuegos artificiales tan atra-
yen tes, comparables con los mejores que se hacían en España. En los tres días siguientes,
mañana y tarde, hubo toros. Estos lleva ban las puntas de los cuernos chifrados y
aunque Jos indios toreros actuaron con habilidad , les cayó muy en gracia a Jos espa-
ñoles que montaran en hurrO!i y no en caballos. En los seis días siguientes se repre-
sentaron seis dramas, unos por los indios, otros por Jos soldados españoles. Estos rcprc·
sentaron Del desdén por el desdén, Del Amo criado y Los Cabellos de Absolón, y )os
indios El Rey Orontes de Egipto, Felipe Quinto y Los Paswres del Nacimiento. Los
españoles que no eran proresionales en lo teatral. supieron hacer bien su respectivo
papel. pero la actuación de los indios dejó a todos admirados. En esos dlas bailaron
NOTA S í45

íO danzas diversas, en algunas hasta 30 danzantes, y unas danzas eran españolas, otras
italianas, otras francesas e inglesas. Hubo danzas valencianas con castañuelas y danzas
gitanas y danzas de negros. En una comedia participó un indio de Santo Tomé, quien
hizo el papel de Gracioso, soprano de genio alegre y burlesco. Supo hacer su papel
con tanta grada que, desde que aparecía hasta que se iba, hada reir en gran escala a
todos los concurrentes. Eran los indios tan maestros en la música y dam.a que Jos
espaiioles decía n no cansarse de verlos cantando y danzando. El último día se cerró
con una ópera ejecutada por los indios, que hadan de Angeles, y era en torno de estos
versos: ·
Y pues que ha dado a la España
tan grandes Reyes el Ciclo
todos digan, todos griten
con voces y con esfuerzo:
Viva el Rey, viva la Reina ,
Viva España con sus Reinos,
Viva la Rein a María
Viva el Rey; Carlos Tercero.

Un soldado español que refirió en verso estas Fiestas, escribió que


Fue tanto el regocijo y alegría,
que en estos días wdos ex halaron,
que admirados de lo que se veía
todos unos a otros preguntaban
de tales fiestas, qué les parecía:
y todos llanamente declaraban
nunca haber visto cOsa tan estraña
en todo lo recorrido de la España.
10 Hernátulez, O.S., 11, 20i-208. n Brabo, Coludóu, 320-321. tz id. ib. 320.

CAr. XXIX.- 1 A.P.A.: Co11gtegacioues Ptouiuciales. z A.C.:"\.C . de J. li24. 3 A.P.A. : Cartt1s


de los Generales. 4 A.G.N.C. de J. 1i62. 5 Bias Caray, Prólogo, LI-LII. o A.CX ..C. de
J. 1670. 1 id. ib. 16i2 8 Bias Caray, o.c. LVI. o Como exponemos en el texto, empeiio
constante fue de los misioneros el que sus indios estuvieran ocupados, lo que les llevaba
a trabajar mil curiosidades, y. aunque por otra parte, se empeñaban igualmente en
impedir todo lo que fuera lujo. no fue siempre fácil equilibrar ambos ideales. 1° Bias
Caray, o.c. LVII-LVIII. ll id. ib. 12 Citado por Bias Caray. o.c. LIX. 13 Relación breve,
JI, 595. H Hernándcz, O.S., I, 350. l:i Carta relación, 134-136, 16 id. ib, 17 Por otra parte,
si los Provinciales se expresaban en términos generales para corregir una falla que era
de muy pocos, o tal \'el de un solo sujeto, es del historiador sensato el distinguir entre
lo general y particular, y no atribuir a todos, y a todos los tiempos, lo que fue oca-
sional. Eso constiwye el abe de la buena heurística. 18 Bias Caray, o. c. LXI. l!l id.
ib. LXI .
CAr. XXXI.-' }'ue el Padre Lconhardt quien en rorma moís ca bal expuso todos los ante-
cedentes de las expediciones de misioneros, \'enidos al Río de la Plata , entre 1607 y
1755, Cartas Amws, l. L-LXVIII, pero después de publicarse su estudio en 192i. Pastells
primero, y Pastells-Mateos después. publicaron los tomos V·IX, de la magna colección
de documentos, entre los que hay no pocos que aquel incansable in\'estigador no conoció,
ni pudo por ende apro\'echar. 2 B. Caray , Prólogo, CIX. 3 l.ilno de Coruulttu, A.C.;\~.
donación Biblioteca ~acional, n , 62. 4 Catalogus Uni11ersae Societatis mmi ¡¡.¡,r:t,

CAl'. XXXII.-' S, Leite, Historia (/ e Rra.fil, l. 3!10. 2 Leonhar<h . Cartas Auuas, 1, Ll. 3 A.C.
1.: 14·4-12. 4 Hernández. O.S. , II , 619. Sobre las peripecias en torno a la ida de jesuitas
extranjeros a América ha escrito Viceme n. Sierra, Los ]e.w ilta GeniUmo.f ett la con-
qui.ffa esfJiritual de Hisjmno-Amérirfl, Buenos Aires 1944, pp . 96·114, y Picrre Dclattre
et Edmond Lcmalle, ]e.w iiM Wal/otts, Flamnnds, Froncais missionnnires nrt Pamguay
(16UR-I i6i), en A1·chh111m Hislorium .9ocielatis juu, XVI. 194i, 103·106. !5 Archivo
Histórico, Sgo. de Chile, t. 2i5. 6 A.P.A.: Cnrlns de Genera/eJ. ' Pastells, Historia , V,
!k). s A.G .J. i6-!t·30. !l /.es anciens mi.Hiottnnires helges rle la ComJ,ng,lie rle je.ws dn11s
les deu .>.: Amériques, Precis HiJtoriques 28, Bruxelles 1Ri9, 146-l!t2.

C.>\r. XXXIV . - Sobre el Beato Roque Conz:ílez de Santa Cruz no se ha escrito alm biografía
alguna satisfacwria, aunque a ella se acerca nu poco Os Rem-m,enturndos Roque Gon-
:rilr.t, Alfomo Rod1·íguez. e joao del Ca.flillo, Porto Alegre 19!t2, de que es autor d
l'oalre Luis Conzaga Jaegcr. La tendencia apologi·lica y ascCtica en es1a obra perjudica
no poco el fondo crítico, propio d~ una obra histórica. Ai'ios an1es, en 1928 había Carlos
Teschauer publicado J'irla e ohraJ do Padre Roque Gormílez. de Santa Ctut S.}. pri-
meiro apostolo e ciuilizndor do Rio Grande clo Su/, y al año, aunque con solo el nombre
746 M/S/0.\' I~S }'SUS Pl/E/l/.OS DI-: GI.:AIVI.NIES

Uc uno de los autores, José María Blanco publicó la Historia documeutnda de la vida
y gloriosa muerte de los PP. /loque Gonzóle::. de St1t1lt1 Cruz, Alo11so Rodrigue: y Juan
del Caste/Jn, de la Comf)(ujif, de jesth, rllfir·tire.,· del Cmwó e Iju.l1i , con un prólogo del
Dr. Rómulo 1>. Carhia. nucnos Aires 1929. Los prim:i palcs auwrcs de esta obra. su-
m¡¡mcntc endeble en la parte expnsitiva, dchi<.la al auwr mencionado, son justo Begui-
riztain, Carlos Lconhcmlt y Guillermo }.'urlong. Años antes, en 19'27 y 1928, había el
l'adrc Lconhardt publicado en las Ct~rtas Auuas todos los Uocumcntos de mayor pres-
tancia, reproducidos e n esta Historia documentada. En 19MJ, en A1io Cristimw, dirigido
por los catednlticos de l:.t l'ni versidad P0111ificia tic Salamanca. IV, Madrid 1959, 402·
406. publicamos una muy suci nta biograría de Roque Conz;ilez.

CAl'. XXXV . - 1 En la segunda edición, Uuenos Aires 1907, se lec que " la bue na acogida
que tU\'O e l presente libro en su primera edición, comple tamente agotada, ha dado
;inimo a mis etlilOres para lanzar esta segunda, cuyo éxitu esperan con mayor confianza
que yo, y con mejor cálcu lo sin duda". Ha sido así. por desgraci;t, y esta novela de
Lugoncs es una de las obras que m:ís han comrihuido a la pen·ersión de la hiswria
nacional en lo tocante a la obrll misionera entre los indios guaranies . :: Cf. Lesmes
Frias. Las misio11es espa1iolas de la América Meridio11al ¿eran estudos independiet~tes?
en Ra:ó11 )' Fe, CXVII , 1939, 165-17:j, Se refiere principalmente al trabajo de O. Quclle,
Das Pro!Jie m des ]esuitenstates Paraguay, aparecido en el /b ero-Amerik(wislles ArCIIiv,
Berlín 1934-1935, 260-282. :1 ¿Vale la pena ocuparse un historiador de lales aberrado·
nes? ~ Hern:indcz, O.S., l. 130-141; L . ··rías o.c .. 167. ~id . ib. 137-139. IJ id. ib. I. 137-139.
1 id. ib. 133-1 34. 11 id. ih. o L. hías, o.c. 170-171. 10 id. ib. 172. u id . ih. 173-174. 1~ M.
MOrner. Thc political, 103. 1a Hernández. 05., 1, 324. H :\strain, Historia, V, :j21. u id.
ib. 522. 141 id. ih. :"•22-:,23. li Hernámlel. O.S., l. 332. 111 Cf. Paste lls. Historia, VIl, 219-
228. ID id . ih, :!O A.C .:\', C. de J. 1737.
Cw. XXXVI.- 1 Peram:is. l .a ReJnib/i("(f. 1:,3_ :: id. ih. I:H-151. a .-\.P.A. Me morinles, 1690.

-t.'\.C.P., C. de J. 1737. ;, id . ih. 11 id . ih. ' Hern;hulez. O.S., l. 118. 11 id . ib. 118. !1 id.
ih. 119. JO id . ib. 119. 11 :\.G.:\'. 1-"<uulo Bihl. :'\ac. n. 62. 1:: Per:un;is. o.c. 154. 13 id.
ib. 157.
CAr. XXXVII.- 1 Hernánc.Jcz. o.s., -l. 582-583 !! Carlas A1was /626-1627, 45 . 3 Me morial para

San Igt~acio C11azú, A.G .:'\ .. C. de J. 1747. 4 A.P.A.: Cartas de Jos Generales, -t b B. Caray,
Prólogo, CXX-VII. 5 A..C.N. Fondo Bibl. ~ac. n. 62. 6b "Asesorados por sus misione·
ros" escri be el autor, para e\·itar Jos excesos a que la pasión podría llevar a los indi-
gcnas. Por éso, en 1699, disponía el Padre Frías que "no se permita que los Corregi-
dores, Alcaldes, etc. castiguen persona alguna sin avisar primero al Padre Cura". 1 D.
Garay , Prólogo CXX IX-CXXTI. .<t CMtas Amuu I626-1627, 43. rt :\ .P.A. C(lrf(l\ de los
Gi·uemle.f. 10 Hcrn;índcl. o.s., l. 123. 11 id . ib. 121-125. 1:: A.C.:"., C. de J. 1747.

C.-'11'. XXXVJII.-!! Lozano, Historia de la Compatil'a, 2, 301. 3 Mi la se llamaba en el Perú


el tributo que pagaban Jos indios, y se cfecluaba por medio del repartimiento que de
ellos se hacía por sorteo. para que se em plearan en trabajos públicos. 3 .. Astrain. His·
toria. IV . 663-664. " :"o totlos los historiadores rioplatenses, Astrain, Sierra, Molina,
opinan igualmente sohrc lo beneficioso o perjudicial de las Orclcnanals de Alfaro.
F.scribe Sierra (11, f!3) que Alfaro " legisló sin considerar las idiosincrasias locales, y
los hechos se encargaron de demostrar el error cometido. El trabajo forzado, como el
scn icio personal, no podía ser considerado malo en sí mismo" y las intenciones huma-
nísticas perjudicaron los intereses materiales de los coloni1adorcs. á Jcal.halccta, Nuevos
dorumeuto-~ /Him la Hütol'ia (/e México, 1Rf!6, 11, 128. o Hern;índez, O.S .• 11 , 156-157.
~ id. ib., JI. 163. " id. ib .. 1 6~.o Astrain, \'1, 6i3. 1o Hcrnándcz , O.S., 1, 161. 11 Publi·
cado por Trcllcs. A11exo.f, n. 12 y por Hern:indc1. l. 158. 12 A.P ..~. C(/)'11/.f de los Gene·
mle.r. A.C . ~.C. de J.. 1707. PI Astrain, VI. <195 -497 . 1:'1b A.C..:\'. Fondo Bibl. Xac. n. 62.

Cu. XXXIX.- 1 .·\lgo impredsa es la expresión de Hcrn:indez, O.S., l. 17:), quien d ice
que se llamaba ese Mar "por dilatarse hacia la costa ele la actual ReptH>Iica del
l'ruguay" (1. 204). eslo cs. hasta la costa del :\tl:íntico. :1 Cardicl. Reladó11 ln·eve , 581.
-t Es curioso advertir que este religioso era IUU)' aficionado a los portugueses y lie
holgaba con ellos, como escribe un contempor;\neo, y ello explicaría su afán de secun-
dar los intereses lusitanos. Cuales fueran esos illlerescs. por Jo que respeta a la exten-
sión portuguesa sobre tierras españolas, los ha expuesto el Padre Francisco Mateos,
A1mnces Jlortuguese.f )' misiones espt:Hiolas en la Amüica del Sur, en Mi.u. His .• V. 1948.
H9-504. á A.C.N.C . de J., 1698. o Carta-relaciót~, 157- 158. ~ Esta nómina no existe en
documento alguno, pero ha sido hecha a base de los Cat:ílogos de la Provincia y
Memoriales de las Provinciales. correspondientes a esos años. s Pastells, Historia, 11,
110. D A.G.N.C. de J., 173, 2. to El Pueblo, Buenos Aires, 19-Vll-1953. n A.C .N. Fondo
Hibl. Nac .. n. 62. 1 2 Hernández. O.S., l , 184-187. 13 No conocemos el texto de esta
representación. pero a ella se Tcfería complacido el Padre Barnardo Nusdorffcr. H A.G.
N'.C. de J., 1746. J::i id. ib. 1e Hernándcz, O.S., l. 187. n id. ib., 1, 188. 111 id. ib., 189.
NOTA!:; 747

CAl'. XL.- 1 Musco Histórico :'\acional, Montevideo, Docull/elllos J'ermhlde:. Medir~a.


:= Relaciót~ breve, 582. a En e l Archivo General de la ~ación, Rs. As. , descubrió el
Padre Carlos Leonhanh el borrador de un extenso manuscrito de 1\'usdorHer, en el
que se consignan los servicios prestados por los indios Guaraníes al Rey, y largamente
nos basamos en este documento y en lo publicado por Hermindez . O.S., 11, :·,4-72 .
.. Pastells. Historia, V, 143. :. Pastells, Historia, IV, :)2:-J. ' ."..G.:"\.C. de J., 1735. 8 A.G.:'\.
1-'ondo Bibl: Xac., HS-1 . 10 Rroista de la Bibliotem Nucional, XVIII, 272.

C-\1'. XLI.- 1 Car<licl. Declaraciótl. ., 11 J. := Orestes Popcscu. 1·:1 sistema económico de


las Rerlurciolles .. . , 34, id . ib., 55. " id. ih., 68169. :. id. ib. , 71. u Cardiel, Declaración ,
119. ' Canlicl, Dedaracióu , 113. ~ Cardiel, Carta-relaciOu. 116. u Canliel, Declamción,
°
130. 1 Cardiel, Ca•·ta-relacióu , 116. 11 Popescu, El si.stemtl . •. , 72. 1:= CanJiel, Carta·
,-elaciáu , 9, l.o que aqui transcribimos es de Popescu, 94-99, y contamos para ello
con su generosa aprobación . t:1 Cardicl, Carta-relacióu, 26. H "Con capacidad de 200.000
vacas cada una", escribe Popescu. y confirman su aserto así Cardiel como Sánchez
Labrador. 1 ••• Cardiel, Carla·relacióu, 2:) ss. 11.1 Popescu, 1·:1 sistema, 98. 14 id. ib. , 99.

CAP. XLII.- 1 Se le conoció con este nombre por estar más al Oriente. esto es, hacia
el Atlámico. La de los Pinares tomó el nombre de los bosques de pinos que allí hay.
Aún hoy día esa región en tierras brasileñas es conocida como Campos de Vaccaria.
Hernándel, O.S., 1, 204-20:); Cardiel, Carta-relaciOtl de Ji-lí, 143-IH. El mismo Can.licl,
en Costumbres de los Guarauíes, 486-487, describe la forma cómo recogían el ganado
salvaje: "Salen a vaquear cincuenta o sesenta indios, llet·antlo cada uno sus cinco
caballos de repuesto. Lleva n un rebaño pequeño de vacas mansas. y lo colocan en
un collado, donde las pueden ver las silvestres . .-\ conveniente distancia, cercan este
rcbai'io treinta o cuarenta de los indios, y los demás se dh>iden para recoger las t·acas
más cercanas, Jas;cuales, viendo el rebaño, se le acercan, ensanchándose para abrirles
el paso los guardas. De igual modo pi"Oceden a recoger otras, hasta que ya no que<lan
más en las cercanías. Entonces se juntan los vaqueros, y poniéndose delante uno que
otro. las demás corriendo a caballo alrededor , empujan el rebaño hacia el paraje donde
se han de recoger otros del mismo modo y con el mismo orden. Si estrechan dema-
siado su cerco, y las molestan, aquel ganado hostigado fácilmente se desparrama de
nuevo. Por la noche lo contienen incendiando por todos lados hogueras, pero, si se
apagan huyen los animales por e ntre los mismos \'aqueros. De esl<t manera en espacio
de <los o tres meses cincuenta indios recogen para su pueblo cinco o seis mil vacas
en un territorio de cien leguas". := A.C.:'II.C. de J., 1709-1722. 3 Como se colige de Jo
dicho. los Jesuitas y sus indios no se aprovechaban de vacas ajenas. sino de las que
tuviernn origen de las que ellos habían llevado a sus pueblos de Tapes y que tu'"·ieron
que abandonar, a causa de los Paulistas. 4 A.G.:"\.C:. de J.. 1704. 5 Sobre la Vaquería
de Pinares d. A Porto. Mis.wes. lRR. 212-214. 221, 410-411. Una tercera vaquería señala
este historiador, la de ~uestra Scfiora de Ofi,·cra. 93-99. 214-216. 409-410. ll :"\i Canliel.
tan lleno de valiosos ponnenores. nos dice cómo se hacía para que las vacas cruzaran
sin mayor tlifkultad ríos tan anchos como el t:ruguay. pero al referirse a Jos Abipones
nos refiere llobri1.hoffer que en el agua y e n el punto donde las empujaban a entrar
al agua. había unas tabl as sobre las cuales las ,-acas apoyaban el mentón , varias en
una misma tabla y nadando llegaban a la otra orilla. El Padre Raucke nos ofrece
un dibujo de las ''acas cnnando e l Paran<\ con este procedimiento. Cf. G. FurlonJ{,
f:tltre lo:f AMfmtles. Buenos Aires. 193A. pp. 16-17. l:imina l. ' A.G.:"\.C. de J .. 1737.
11 A.C..":\ .. 17-37. !• l.if1m de Cot~sultns, A.C.S. Fonclo Uibl. :-\ac .. n . 62. 10 La F..~ltmria
de Yape)'IÍ, en 1-:.{turlios. LXXXIII. HI:)O. 224-23:) . 11 :\ .P ..·\. , Corla.f Alllta.\" 1739, f. 310.

C($. -XLIJJ.-1 Chorogmfia del Gratl Chaco, e<l. 1941. 19. 43. :! G. Furlong, F.tllre los
Moro/Jie.f. 1938. 109. :1 Ruiz \foreno. /.11 lurlw at~lilllco/u;ticn tle los ]esuiltH en la
t'f'ora colot1inl. 1939. 9-10. A.P..-\.: Carla.f Ati/W .~, 1617-39. f. 14 "· y ,._ 5 Lconhardt ,
Cnrlt'l.f Ati/1(/S, l. AS. o Gue,·ar;t. Hütoria (Id f'fll"tl({/1(1)'· l. 41 . ' Ruiz Moreno . o.c. lA.
11 Ruil Moreno. o.c. H). t1 Canliel. Cnrla-relarión, 33-34. 10 Algo muy curioso escribe
Charlc,·oix (1. 139): " El día que dcstC'tan un niño. el nií'io. el día que cmpie1.a a
correr con Jos otros. el de la \"liCita de las Cabrillas al horizonte, son días de fiesta
en sus toldos: y éste último es general de wda la nación. Prepáranse sacudiendo las
esteras y embarrando Jos tabiques. En seguida los hombres por un lado y las mujeres
por otro. forman como dos escuadras que se acometen bastante de ,·eras de mO<Io
que rcsuha un jue~o. pero juego de bárbaros. Los niños de uno y ono sexo se dan
también algunas puñaclas. pero sólo por ceremonia. A los combates suce<len las carre-
ras. Luego expresan unos a otros que les desea n el cumplimiemo de cuan to apetecen,
,. principalmente la victoria sobre sus enemi~o!i . La fiesta conclu,·e siempre con una
borrachera''. H Leonharclt. Cttrlm Arwa.f, l. 42. l:! ib .. l. 5:). 13 Conquista F.sfúritulll,
S5. 14 Carta )' relación, en Re11ista Eclesiástica rle Ruenos Aires, VI, IOR-121. l:"i Como
si se tralara de algo C'l"iminal. antes de referir esta onlen de Rada. escribe Rlas Caray:
"Vt~ase lo que refieren quienes no tenían interés alguno en mentir, sobre las condi ·
748 ,\-1/S/O.VE.\' Y .\'l./S PUEIJLOS DE GL'AUANIES

dones en que los misionistas trabajaban la yerba" y por otra parte deja de anotar
que éso fue sólo cuando no co1Haban los indios con yerba les propios. •u Libt·o de Ordenes:
Archivo His1órico, Madrid; cita de nlas Garay, LXXXIX. 17 Aunque Bias Caray no
lo diga, aqui hay alguna extremosid.ad en las expresiones, ya que era necesario pre-
sionar a las autoridades en lo tocanlc al tribmo. Hl A.G.l. 74-6-47. 1 11 Hernández, O.S.,
JI, 201-202. :w A.G .:"\., C. de J., 1701. :!1 Bias Garay. XCII. :.!:! Canliel, ReltlciÓtl breve,
11, 539-540. 2 ~ id. ib. :~ .. Revista "Esto es", n, UW. 21-27 mayo 1957. 2 '• AG.N., C. de J.
1747. 2t1 A.G.N., C. de J. 1747. :!i Cardicl, II. 539. 2" Cal'tn-relariúll, 147-149. :!11 A.C.~ .•
C. de J. 1747. 30 Astrain , VIl, 643. 3 t A.G.~ .. C. de J. Ji45.

C;.r. XLIV.- t Popescu, m sistenw uomjmico en las Misiones jesuíticas, 83. :! Hernin·
dez, O.S., 1, 214. 3 Popescu, 84; ampliamente nos aprovechamos de este autor, ya
que nadie como él, con tanta hondura y tanta lucidez, ha expuesto la faz económica
de las Reducciones. <t Zavala, Informe del Gobernarlo,·, en IU.I.H., XXV, 1941. 171.
5 Popescu , 182. 6 Hernández, O. S., 1, 243; Popescu, 85. 1 Cardiel, Carta-relación, 49.
1!1 Cardiel, Relación breue, l. 269; Popescu, 85. o Pope~u. 87. IO Bias Caray, CIJ.
11 id. CVJ. 12 id . CVI. J:1 A.G .N. t'ondo Bibl. 1'\ac. n. 62. H id. ib. u id. ib. 16 Popescu,
73·74 . 17 Cardiel , Carta·relaci6n, 5i·58. 11!1 Bias Caray llega a aseverar que los jesuitas
trampeaban en Jo tocame a pesos y medidas, como si fuera algo habitual, y cita
una disposición por la que se ordena que las telas trabajadas en las Reducciones
tengan las medidas establecidas. Cuán cierto es que cuando se usan anteojos ahumados
por la pasión, todo aparece negro. 1" Escribe el panfletista paraguayo "Gracias a la
amistad con los Jesuitas, los gobernadores de Buenos Aires y del Paraguay contaban
con crecido sobresueldo: dedicábanse al comercio, y como lo hacían por las impecables
manos <!e los discípulos de Loyola, beneficiando todos los privilegios a estos come·
didos, las ganancias eran fáciles y considerables" (CXII). Ex ungue leonem, por la
uña se conoce al león, deda el adagio latino, y por ésta y tantas expresiones análogas
se conoce con qué espiritu escribió Bias Caray su de1estable prólogo". 20 Canliel,
Carta·relación, 145.
CAJ>. XLV. - 1 Azara, Jliajes, eil. IS50, 251·261. Moussy. Descripción , 111, 666. :! A.P.A. ,
Cartas de los Genernles. a Popcscu, Sistema económico en las misiones jesuiticas, 56·57.
4 id. ib. 5 A.C.N .. C. de J . Ji37. o Los jesuitas e11 el Paraguay. Asunción, 1936, 24.
; id. ib., 25. 8 A.P.A., Cartas de los Generales. o id. ib. JO id. ib. 11 id . ib. l:l Libro
de Consultas, A.C.N. Fondo Ribl. Nac., n. 66. 1:1 id. ib. H Cardiel, Relación breve, l. 942.

CAJ>. XLVI.- t El lmf)erio jesuítico, cd. 190i, 165·166. :! Bias Caray, Prólogo, CVJII .
3 id. ib . CJX. " Pero se oh·ida de decir que todos consumían, y todos trabajaban tran·
quila y sosegadamente, ya que la finalidad principal, después de (ener para el con·
sumo, era el tener a Jos indios alejados del ocio. 5 A.P.A. Cal'ltlS rle los Generafe.f.
& A.P.A. Cnrtas de los Generales. 1 Bias Caray. Prólogo, XXXIII. 8 id. ib., XXXV.
e Descripción del Paraguay, 133. 1° Magnus Mórner, The polilical and economic acti·
vities ... (Cf. Bibliografía) 204. 11 Revista de la Ftlcultad de Derecho, n. 39, 1954, 903.
1:! Los Inventarios hechos a raíz de la expulsión y publicados por Brabo. demuestran
esta misma realidad , de lo adeudado que se hallaban no pocos pueblos. 13 A.P.A.
Cartas de los Genemles. u A.P.A . Carlas de Jos Generales. t:> A.G.~ .. C. de J . li37.
16 A.P.A. CMtas de los Generales. n ib. 111 Cardiel, "De dónde toman motivo para
exagemr tanto las ritllll!UJS de aquellos pueblos", en Rel11ción breve, 5S6·594. lfl A.G.:'\1.
Fondo Bibl. :\ac. n. 62. :!O A.P.A. C(lrtas de los Generales. 21 .id. ib. :!:! A.C.:'\., C.
de J. 1735.
CAP. XLVII.- 1 La fábula de las riquezas jesuiticas no se ha disipado aún y es neen·
cia general en las regiones misioneras que existen soterrados grandes caudales de oro
y plala. 2 Memorial de 1643, n. 6. Cf. Hernández, O.S .. 1, 226 y Montoya. Co11quista
Espiritual, ecl. 1892, n. LXXX. :J Rel11dót1 breve, 11. 584. " Carla al Cmw~jo rle ludias,
en Trelles, Rn,i.flll del Arrl,¡t,o, I. 3:',9·360. !i Colección rle los artírulo.f de "/.a Espe·
rama" sollre la HiJioria del U.eh11111o de Cm·(os /1/, Madrid. JS!)9, 435. 6 :\u10 de Ca·
ra\·ito sobre el oro fingido, a 10 de enero de 1651. en Trelles, Anexos 54·94; la cita
corrcspnnde a 64. 7 Herm\ndez, O .S., l. 22S·229. 8 Charlcvoix. Historia, 3. 350·3:13.
D Hernán<lez. O.S., I. 229·230. •u id. ih., 230. 11 En forma conveniente responde Car·
dic l. Uelación l1retJe, 586·:19<1, a esta pregunta: "De rlml(/e toman motil•o jJal'll e:wgemr
tanto l11.f riquezas de uquello.f pueiJioJ, )' llfirmar que lo.f /e.w itas )' no lo.f indios
las logmn". 12 Hernández, O.S., I. 231. 13 ]arque, r,uigues Müiouero.f, 303·304. H /le·
vista de la Bibliotem 1'\'ncionul, XIX, 400.
Clll'. XLVIJI. -1 Harmm1iuso t'lllnMe: manuscrilo en poder del Dr. Alberto DQ(Icro, Bs.
As. 2 Hernindez, O.S., 11, 235. 3 Cm·tas edificante.f )' cudosas. Ed. Davin. Madrid, li54,
X. 134. • C. Furlong, joJtf M. Peramris y Ju Diario del destierro, Buenos Aires, 1!152,
139. 5 A.G.N., C. de J. 1737. 6 A.G.N . t'ondo Hihl. ~ac., n . 62. 7 iiJ . 111 Brabo, /nuen-
tarios, 189. !1 id. ib .. 189. 1° A.C .~ .. X. 2·4·15.
NOTAS 74!J

CAl'. XLIX.- 1 Seguttdll imtrucción, 1610. Cr. Hern:índez, Orga11iz.acióu Social, 1, :)86. 2 l.eon·
hardt, Cartt~s Anuas , 1, 31. 3 id . ib., 32. "' ih. 33. '' id. ib. o id . ib., 11, 113. ; id. ib.
114. 3 id. ib. !.1 id. ib ..35. w id. ih. 36. 11 Cardiel, llelacirir~ /neve, 11, 557. 1:: Leonhardt,
Cart11s Auuas, 11, 37. Ja Cardiel, id. ib. H Hern;índez. O.S., 11, 3!JI. 1::. filas Garay,
CXXIV. 10 Bias Garay , CXXVI. H Los jesuitas, 11. ~~id., 12. n id. 13. 2o id. 13.
21 Antonio Monzon, en Estudio.~, LX, 1948, 350. :::: A.C .:\. Temporandades de Buenos

Aires: 24·10-4. :::1 A.(;.:\ ,, Hacit:Pida , 37. 2~ Buenos Aires 1950, 1, 182-183. :!5 id. ib.
::o Hernándel, O .S .. l. 2:18·262. 2i A.P.A ., Ctll'ltiS de los Get~erales. ::~ Canliel. Declara·
ción de la l'erdtld, 226. ~'11 A.G .:\., C. de J. 1737. :ro Pastells, VII, 569. 31 A.G.:'\. t'ondo
llibl. ISac., n. 62. :it Revista de la Riblioreca :\acional, XVIII, 443 . 33 id . ih., 395.
3 "' Bias Caray. CXVIII.

C.\ P. L.- 1 Historia , JI, 86. 2 A. Sepp. 1'il1gem as Missoes, 1943, 235. 3 Leonhardt, Cartas
AtiiUIS, l. 160. ·l id. ib., 165. ::. id. ib., l. 308. 6 Enrique Peña, El Gobe,.,aclor Céspedes,
Buenos Aires, 1916, 173. ' Leonhardt, Cartus Anum, 11. 241. 8 id. ib., 11. 231. !.1 Jarque,
Insignes misi01teros, Pamplona 1687, 334. w Techo, Historia, ed. 1897, 111, 147. n id.
ib. 111. 148. 12 A.P.A., Curta.\· de los Genenlles. El primero en publicar estos datos
fue el Padre Juan Pedro Grcnon: Una vida de A1·tista: H. J.uis Rerger (1588·1641),
Córdoba 19'29, 10·11. 1:1 Lettres EdificarJtes, XI. 424. H !'o es exat:to que lo digan "al-
gunos autores", sino que es Lozano, el más grande de los historiadores coloniales, quien
afirma que Sepp "había sido excogiclo para tomar parte del coro de cantores de la Corte
Imperial de Viena, en la cual akanzó una verdadera celebrillad. " Revista E.ftudios,
XXVI, 133. Edmundo Wernicke, el Padre 'rirolCs Antonio Sepp en La Prensa, Bs. As.
24 ele marzo de 1940. 16 Carlos Leonhardt, l .tl ¡\!Jilsica )' el Tealt'o en tiempo de los
tmtiguos jesuitas del Pamgua)'· Revista Estudio.~, XXVI. 1924, 132. n id. ih. 132·133.
J8 Rueuo.~ Aires y Córdoha en 1729, segrín ca rtas de los Padres Cattaneo y GenJttSoni,
Ds. As. 1941, 138-140. l 1' A.P.A. CarlfLf A11uas JiJ5-J7.1J. 2o A.G.N. C. de J. 1747. HJb
Nuestra música primitiva, lis. As. :!O Cf. G. Furlong. Músicos Argentinos durante la
domi11adón hispfl11ica, Bs. As. 1945. :n id. ib. 94. :!:! Cf. Antonio Monzon. Un profesor
indige11a de Música e11 el Buenos Ah·es del siglo XJII/l, en Revista Estudios, LXXVIII,
Buenos Aires 1947, 142-146. :::t La música instnw1e11lale in Italia nei secoli XVI, XJI/l
e XJII/l, en Reuista musicale italiana, 2, 1898. 48R. ::~ Gf'schirhte tler Kltwiermusill , con
Apéndice de M. Seiffert y O . Fleischer. Leipzig 1899, 410-412.

CAJ>. Ll . - 1 Jarque o Xarque, Insignes misio11eros, 341·342. 2: Cardiel. Carta-relación, 16.5-166.


3 Carlos l.eonhardt, El Padre Antonio Sepp, Estudios, XXVII, 1924, 214-219, 286-295,
~70-376, 451·453; XXVIII, 1925, 54-58, 127-131. 327-328, 387·388. 4 Techo , Historia, V,
197. " A.P.A. Carta.f Anuas, 1640. 8 Brabo, bmentMios, 28. H id. ib. 223·224. 9 id. ib.
410. JO id. ib. 145.

C.~ l'. LIJ. _ t M. de Moussy. De.~criJJiion , 111. 713-714. 2: Santa María o Nuestra Señora de Fe;
antiguamente prevaleció este nombre, pero actualmente, aquel . 3 Leonhardt, Cartas
Anuas, I. 462. 4 id. ib. 11. 37. :; Ruhen Vargas t 'garte, Ensayo de un diccionario de
artificeJ coloniales, Buenos Aires 1942, 342-343. 6 Sohre Luis Berger escribió Juan Pedro
Grenón, lhw r1ida de artista: H . Luis llerger, Córdoba 1927. y el autor de estas líneas
en 1\'~t es lra Se~iora de los Milagros, Buenos Aires 1936. 38-43. ' Leonhardt, Carlas Anuas,
2. 347. 11 Cf. Lelattre et Lamalle , j esuitas Wallons , Flamands . . . , p . 152·153. 0 A.P.A .
Cm'la.~ Anuns inédiras. 11 Reproducimos este lienzo en el texto. 12 El gml>ado en la
A•·gentilla, Buenos Aires 1949. 13 id. ih. H Cf. n. l. ,~. A.C .N. e .de J. 1737.

C"P. LIII.- lLeonhardt, Cartas Auuas, 1, 52·53. 2: id. ih. 11 , 335. 3 id. ib. 11, 304. Estas y
otl'as noticias pueden verse en G. Furlong, Arquitecto.~ Arl{entinos durante la domi·
t~ació11 hi.fpana , 1946, 52 ss. ~ Leonhanlt , Cartas Anuas, l. 467. ~ id. ib. l. 180. 6 A.
Porto, Hi.~toria , I. 53. ' A.P.A. Ca•·tfL~ ele los Genemle.t, 8 id. ib. , id. ib. 10 Brabo,
Inventarios, 30. o id. ib. to Bl'abo. Inventarios 323. t3 Archh·o de Loyola, España. 14 Bra·
ho. bwe,Jf(/rio.f, 346. 1:; Como anotaremos más adelante , en el texto, se está por hacer
limpiela en el solar de Loreto. y sus ruinas, una vel "·isibles, orrecer:ln sin duda al
historiador sugcsrivas re\'elaciones. como ha acaecido con las de San Ignacio Mini. 18 A.
C.!'. C. de .J. 1714. 1< A.G.!\'. C. de J. 112:1. t8 Leonhardt , El Padre Sepp, Estudios,
XXVII, 294 . J!l Gay. ReJniblica. 368. :!O Fiaje a las Misiones del Alto Uruguay, 52. 21 Ar·
chivo de l.oyola , España. 2:! Giuria. Arquitectura Colonial, 35-40, 2:J id. ib. 24 id. ib.
41-45. :!!"• Sobre Forcada. cf. G. Furlong. Arquitectos, 226-227. ~~ Giuria, Arquitectura
Coltminl, 47. 2:1 id. ib. 47-48. 2:11 id. ib. 48. La actual iglesia ele Itapt'la no es la de los
Jesuitas. Construyóse en 1854 ..1 Revina Ars, XXVI. 5. :n A.C.N.: 9·:.-4-2. ~ 2 Cardiel,
Carta·reladón.

CAP. UV.- t Aunque hace poco menos de un siglo que Zinny propuso se l~''a ntal'a un
monumento a tos introductores de la imprenra en el Río de la Plata, el proyecto no
contó con ambiente, ya que así en las Reducciones como en las ciudades españolas, en
750 .\1/SIOXF.S l' Sl'S PUf:IJJ.OS DE GUARA.\' lE~

liOO en aquellas, en li65, en éstas, los tales introductores habían sido jesuitas. 2 Cf.
G. t'urlong, Historia, )' bibliogmfia de laf primeras imprentas ,·ioplatenses, l, 62 ss.
3 id. ib. 64. " A.P.A. Cartas de los Generales. :. A.P.A. Cartas de los Generales. & A
pedido de los .IJ!ismos, hemos escrito una introducción a la fmura reimpresión facsi·
milar. 7 Sobre la índole de ·los tipos utilizados, d. G. Furlong, Histol'ia Y bibliognlfia, ],
68-iO. s La lámina- impresa que representa a San Juan ::--lepomuccno, y que fue obra
del indio Tomás Tilcara, no fue impresa en las Reducciones de Guaraníes, como otrora
crcimos, sino en las de Chiquitos. El referirse en ella al pueblo de San Ignacio, sin
('Spccificar si c;uau't o Mini, c:omo siempre distinguían Jos de Guaraníes, y el mismo
nombre de Tilcara, de neta filiación quichua, nos indujo a cambiar de opinión. íl G.
Furlong. Historia y bibliogm/Ítl, 1, RO. 1o :\.G.X C. de J. 1727.

CAP. LV.- 1 Vl·asc Jo dicho en el e<lpíwlo que dc(licamos a La lmprenla en las Reduccio-
nes. z G. hnlong. Histol"ia )' !Jib/iogmfin, 1, 100. :1 id. ib . ~ Daim:in, Daimar y Daimor
son las tres formas en que hallamos escrilo el topónimo citado en el texto, pero ha
prevalecido la primera de ellas. Precisamente mientras tU\"o lugar aquella acción. es·
cribiemn misivas algunos de los indígenas, dadas a conocer por Pastells; - Historia,
VIII 1 , 182-183. Entre esos indígenas se destaca uno de los 1\ecnguin."1, dinastía de
escritores, y un Paracatú, también de f:l.cil pluma. ümninghame Graham ha publicado
(:Z04-20:l) una larga cana de un ~icol:ís 1\eenguirt"l, cuyo original guaraní fue traducido
al castellano por orden de J. J. de Viana , Gobernador de Montevideo. Se encuentra
en el Archim General de Simancas, Estado leg. 7.4.:-,o. b . 21 y 22. :; Cartas (/e Indios
Cristianos ele/ Pamgw1y, Miss. Hü .. VI. 1949, .=.47-572. Las transcripciones , que hacemos
esuin tomadas de esta Jucuhración.

CAl'. l. VI.- 1 G. 1-'urlong, Gloria.~ Sttltlafe.~ilws, Buenos Aires 1929, i9-140. :! A .GS. :Fondo
Bibl. ~ac . Cana Anua de li:)O, n. Hl36. 3 O.ssen•rnioni Fittologiclle, I. 3i. " Carta Anua
cit . n. 2. ;-, Pn)logo al l.wwrio ele un Siglo. (1 ,\.1, ..-\_ en fotocopia: S;inchez Labrador,
El Paraguay Natural, I. li4, de cuentas. C. de J. li-14. g Re11ista del Río de la Plata,
IX, 311. Es1a es una de las cien prue bas que tenemos para patent izar la obra de mis-
tificación histórica realizada por J. M . Gutiérrez, en alas de su incomenil>le odio a
todo lo español y católico. !.1 A.P.:\. Fl Pamgua)' .\'alum/, 1, 454. 10 Historia de la
Comf)(uiítt, l. l:i:¡. 11 ll.ltdimeulll .furú Naturae ct Gemium , Venecia , 312-313. 1 2 A.G.N.
J.c. 13 F.l Imperio jesuítico, 170 nota. H Historia de la Litemtttm Argentina, JI , 243.

CAP. I.VJI . -ILconhanlt . Cttrtas Anuas l, 457. 2 id. ib. 1, XXH . 3 G. Furlong, Médicos ar-
gentinos dul'(mte la dominació11 hispánica, 60. • Carlas Auuas JI , 88. :; Médicos argen-
ti1JO.i, 61. 6 A .G.~. C. de J. 1716. 7 Hernández, O .S., l, 355. a Furlong. Médicos Ar-
genthJos, 63. u h~lix Garzón Mace<la, La medicina en Córdol1a, I, 61. lO Furlong, Médicos
Argentinos, 67. ll A.P.A. Pamguay Natural, 1, 526. 1: Como advertimos en 1947, Mé·
dicos Argenti1ws, 285, no fue Trelles sino Barreda Laos quien observó primero que
esta parte del códice no podía ser de Momenegro. l:t Anua de las Reducciones del
Uruguay, en 1637. Trclles, Revista del Archivo, IV, 73. H Cardiel, Carla·relllción, 187·
188. 15 Peramás. La ReptíMica , 157. 16 A.G .N. Temporalidades de Buenos Aires , 17.
n History of Brasil, JI, 766. 18 Hernándcz, O.S., l, 102.

CAl', LVIII.- 1 Provisión de'J J4 de Febrero de 1649; Hern:índez, OS., trae el texto íntegro,
1, 515-516. 2 Hernández. O.S., l, 516-518. 3 El (mico estudio amplio y serio que cono-
cemos referente a este hombre atrabiliario es el escrito por el Padre Antonio Astrain,
Historia, V, 568·624. • Del 6 de julio de 1642 es una carta de Cárdenas al P. Adriano
Crespo. en la que le pide le remita pequeñas cruces de madera "y yo las consagraré
y haré verdaderos lignum crucis, de suerte que pueda yo jurar que ha estado el mismo
cuerpo de Nuestro Señor jesucristo en ellas verdadera y realmente . . porque diré misa
sobre ellas, poniéndolas debajo del corporal, y la hostia consagrada sobre ellas". En el
legajo Paraguay-Cárdenas, citado por ..o\strain, V, 582-583. 5 id . ib. 583. e Hemos utiliudo
el ejemplar que posee el Dr. Adolfo M. Díaz, Bs. As.

CAl'. I.IX. -• A.C .:'\ . 1737. 2 .'\strain, Historia, IV, f>09-610. :1 A.P.A. Cllrtas de los Generales.
" A .G.~. C. de J. 1697. !i Pastells, Historia, VI, 172-178. 193-194. 6 Pastells, J.c. 359-360.
' Cf. G. •·urlong, Pedro Juan Andreu, Estudios, L. 1934, 374-381, 448-455, Ll, 1934,
213-221. 11 Pastells. VI , 169. íl Lozano, Revolucio11e.~ . 11. 107. •0 id. ib. 118. 11 Astrain,
VJI, 581 SS. 11 b id . ib. 543 SS. 12 id. ib. 546-547. 1:1 id. ib. H id. ib. 567·568. t:i id. ib,
J 6 Astrain dedicó todo un capítulo, VII, 543-571 a desbaratar las imposturas de Barúa.
17 Astrain , VIl, 614. 111 Todo esto es de Astrain , VII. 614-618. 20 B. Caray, Prólogo,

CXVIJJ. ::a Astrain VIl. 617 . 2 2 id. ih. 617. 23 id . ib. 618. Zi 1-'urlong, De la Asunción
a los Chh¡uitos, Archivum Hütol'icum S.J. VII. 1938, 54-i9.

CAl'. LX . _ t J. J. Biedma, Atlns histórico dt': la República Arge111hw , nuenos Aires 1909,
23·24: "ofrecemos a la apreciación del estudioso el plan enviado por Cevallos, en 2 de
NOTAS 751

enero de 1759, al ministro Wall, que re\·ela gráficamente que en América los iruiio5
defendlan mejor los intereses de la Metrópoli que sus diplouuilicos eu Europa". :: Como
advierte Mateos, Mi.u iorwfit, Hisptmica, V, 1948, 473, el móvil principal de los paulistas
era escoger escla\'os. pero C<~mhién extender Jos dominios lusitanos, por más que Lcite,
Hütoria da Comptmllia de )CSIÍ.f, VI , 1945, 246 piensa lo contrario. a Contribución a
la historia de la Colmlin tlel Sacmm enfo, La epopeya tle Mmwel Lo/m, seguida ele una
.crór~ica de los .Htre5os de.wle \ ' FRJ luuta /828, y de 111111 recof)ilt~rión de documentos .
Madrid 1931. Véase también Antonio Bermejo de la Rica , /.tt Colonia del Sncmmeuto,
.m origen, clesenvolvimie11to )' vicisitudes de su llistori11 , Toledo 1!)20. Como síntesis,
nada mejor que el capitulo de José Torre Revello. Historia tle fa Xació11 Argentina,
111, 1937. 541·556. " jorge Soares de Maccdo , uno de los hombres de confianza de Jos
monarcas lusitanos. fue el enca~ado de preparar la in vasión de Lobo, fortificando al
efecto a San Gabriel. Era el teniente general de Lobo, pero preso por Jos indios de las
Reducciones, fue conducido por ellos a Buenos Aires. Después del fracaso de Loho,
gracias a las milicias misioneras, Soares o Suárez \.facedo entró en la CompaiHa de
Jesús y durante muchos años fue procurador en el Colegio de Santa t·e. :. Lcite, Historia
V, 536. 6 Decimos "constituirían", por cuanto la tropa que decían enviar algunas ciu-
dades, nunca llegó. o solo en número retlucido. i Azarola Gil. o.c. IRG. Carro, por su
parte. en 22 de agosto de 1680, agradecía al Pad re Superior de las Reducciones el gwn
auxilio ofrecido, y manifiesta cómo. por obra de los indios de las Reducciones, se
habia conquist;~do la Colonia. Digamos aqui <¡ue el Padre Pedro de Ordui'ia, uno de
los Capellanes de la tropa misionera, escribió una larga Reladó11, existente en la ni·
blioteca 7\'acional , Santiago de Chile. Jesuitas 290, n . 35. 8 Hernánde1.. O.S., 11 , 5.:-i.
0 Bas:itulose en documentos. publi<::ulos por Pastl'lls. 11 . :·~s y VI. 1;")2. anota \Jateos ,
Miss. His., V. 482 , que "tanto en este cerco de la Colonia como en el precedente. l'e-
tHIHd:mm los indios, inducidos por los misioneros, a su paga , en beneficio de la n ·otl
hadenda , quitando así a las cajas reales una carga de centenares de miles de pesos".
10 "Por tCMlos estos servicios. y otros rn;'ts.. Jos reyes ele Esl)atia, en repetidas ocasiones,
les mandaron alabar y dar las gracias (a los indios y a sus misioneros) , por reales cédulas
exped idas en su favor. La última fue la célebre de Felipe 11. de 28 de diciembre ole
li43, que los jesuitas llamaron Céd11l11 Grande , ,. resolvía en favor de los indios t()(l os
Jos puntos relativos a su organización social y régimen de las doctrinas , que había sido
puesto en litigio por quie nes querían someterlos al sistema de encomienda y servicio
personal. y les prometía su protección y que miraria por su alido y conservación , como
de tan buenos vasallos. para cuantas ocasiones se presentasen en lo porvenir. ¿Cuül HO
seria. pues. el asombro de los indios cuando, pocos años m:ís tarde, en el Tratado de
Limites de 17!",0, contra\•inieron promesas reales tan solemnes , les echaban de sus pue·
blos y los dejaban desamparados a sus aventuras, obligándolos a dejar sus casas. sus
iglesias, que eran m;t:;tníficas, y sus tierras cultivadas. pobladas de chacras , Jos alg()(lo-
nales y los hierbales de su bebida predilecta, la hierba mate del Paraguay. y las ricas
estancias de ganados, a sus seculares enemigos los portugueses? Tal monstruosidad no
podía caber en las cortas emendederas rle los indios. que adem:\s es'taban muy enseñados
de sus misioneros a \'Cr en el Rey de España un amoroso padre, que no miraría ~n
todo sino a su bien", Mateas, Miss. His., V, 484.

CAP. LXJ. -1 Entre 1930 v 1940 Jos Gobiernos de la Argentina, Brasil y ()el Uruguay han
publicado fuentes doCumemales referentes al Tratado de "Límites: Documentos solne
0 Tratado de Ji50, Ministerio de F.flucaaw e Saude, Anais da Biblioteca Nacional do
Rio de ]aneiro, ts. LII y 1.111 , Rio de Janeiro 1938, 544 y 440 pp. ; Archivo Geneml de
la Nación. Cam¡uuia fiel Brasil. Antecedenle.f coloniales. T.l. 1535 -1749, Rs. :\s, 1931.
572 pp.; T. 2. 1750-li62, 8s. As. 1939, 498 pp.; Instituto Geográfico Militm·. Docu·
metJtos relativos a la ejecución del Tratado de Límites de 1750, Montevideo 1938, 314
pp. Toda esta documentación es netamente favorable al proceder de los jesuitas. 2 As·
train , Hütoria, VIl, 644. Excelente era el estudio que este historiador J.c. pp. 536· :~89
dedicó al tema, pero ha sido superado por Guillermo Kratz . F.l Tratado llispa,lo·portu-
gués de limites de 1750 )' sus consecuencias, Roma 1954, 312 pp. y en algunos aspectos
por Francisco Mateas, El tratado de limites entre t:spmia )' Portugal de li50 ,. las
Mision u del Pamgua,., 175/·líH, Miss. His., VI. 1949, ~19-3i8. 3 A.P.A . Cartas de los
General eJ. " Pastells, Historia , VIII •, 9. 5 A.P.A. Ct~rlM Anuas y Astrain. VII. 643.
o A.P.A . Cartll.f de los Generale.f. ; Síntesis en Pastells, VIII 1 , 9·18. Quien escribió este
documento fue el Padre Pedro Lozano , ya que el borrador, todo de su letra, se conserva
en Montevideo. Cf. G. Furlong, Pedto Lozano )' sus "Obse,lmciones a Vargas", Bs. As.
1959. H0·84. 8 Astrain, VII. 650. o Madrid , Archivo Histórico Nacional, 120, Jesuitas,
Cf. Astrain. VII. 651. to F. Mareos. Miss. His ., VI, 327. 11 id . ib. 32i·328. 1 ~ Citado por
-~strain, VIII, 662·663. u Cf. Annaü da Bi/Jliotecn. Nacional , LII, Docume11tos sobre o
Tratado tle Ji50, 1, Rfo de janeiro 1938, 138. En el texto. por error, hemos escrito
Mayo en vez de Marzo. El apellido de este jesuita ha sido consignado en las formas
m;is variadas. hasta llamársele Rosdno. Cf. Pastells, Histol'ill, VIII 1 , 628.
752 MISIONES Y SUS PUERI.OS DE G('ARANIES

CAP. LXII . -1 Sobre Altamirano y el espíritu con que ejecutó su misión, véase Astrain,
Histo1·ia, VII, 654-658. 2 A.P.A. Escandón, Sucesos, f. 29. 3 Astrain, VII , 657 . • Acnde-
mia de In Historia, ]e.mitas, !1Jdi/t!H!1IIe, leg. 1J -J J-2 / 223, citado por Mateos, Miss. Hü.,
VI, 337.::; Mateos , l.c. 339. 8 id. ib. 342-M4. 7 A.P.A . Escandón, Sucesos, f. 39 v. fl Mateos,
Le. 349-350. 9 Archi\'O Histórico. leg. JJ-10 - ~ / 23. 161. Citado por Matcos, 3:J2. JO Matcos,
l.c. 353-354. 11 id . ib. ~59. 12 id . ib. 361-364. 13 id. ib. 366-367. H Simaucas. lcg. 7447,
citado por Mateos.

CAr. LXIJI . - t F. Mateos, l\lüs. His., VI, 367-3fl8, 371-372; Kratz 95-103, 112-113 , 273-274.
lb. Matcos. l.c. 373. 2 Pastells, Historia, VJJII, 472 ss. y Mateos VI. 375. 3 if.1. ib. 375.
4 id. ih. 3ii. 5 id. ib. 377. 6 F. Matcos. Cartas de Indios Cristianos del Pnraguay, Miss.
His., VI. 1949. 547-572. 286. 7 id. ih. 286-287. 8 id. ib. 299-301. 1> id. ih. 302. JO id . ib.
Mi. 11 Sépé. Cepé o Zepcé fue el más distinguido de los capitanes indios. Cf. Pastells,
VIII 2_ 150-lr)3. :t27-:J28. 5·40-542. Su conducta heroica merece ser recontada en los anales
rioplatenses. 12 Mateos, IX, 94 . 13 id . ib. 100. H id . ih. 100-101. 1:1 id . ih. 101. 10 J.n
Guam G~tnrnn;ticn )' ln.s Misiones del Parnguny. Segundn CnmiJmÜl (1755-1756), Miss.
Hü., IX, 1952, 75 -121. Kratl. cuya versión castellana es de 19:H. complementa algunas
lae:unas y esclarece al~unos hechos con nue\'OS aportes documentales. 11 Mateos. J.c. 106-
IOft lA Pastclls. VIII. 2il. Mateos. J.c. 110. 10 Astrain. VII. f,SI -6R2. :o Simancas, Estado
7.387, citado por Astrain. VII. 682. :H id . ib. 685. 22 id. ih . f.S6. 23 id. ib. 687. 2 ~ id. ib. 688.

CAP. I.XIV. - t Así ha dicho tle él Ramón Pérel de Aya la en un artrculo period(stico, pero
con sobrado fundamento. Hoy nadie duda de que una manifiesta idiotez y una piedad
morbosa eran características de este monarca. El Nuncio en Madrif.1 no titubeaba decir
ele Carlos 111 que era "piadosísimo y religiosisimo", pero pudiera haber agregado tam-
bién que era en grado sumo lo que hoy se llama un "idiota t'ltil''. Cf. Enrique Rosa,
/ .os jesuitas, Madrid 1924. 265. !! Creemos que en la primera parte de nuestro estudio
sobre Los Jesuitas y la excisión del reino de lndia.s, Buenos Aires 1960. hemos puesto
fuera de toda duda que la causa primordial 1.1e la expulsión y supresión de la Com·
pañía de Jesús fue por enseñar los Jesuitas las doctrinas populistas del Padre Suárez.
3 Citado por Cretinea u Joly, Clemente XIJI )' los jesuitas. ~ F. J. Braho, Colección de

documentos, Madrid 1872, 187. !1 Archivo de Loyola . España . o Rraho, o.c. 187. 1 De
todos ellos se pudo decir lo que se dijo de Maciel: "no fue afecto a los Jesuitas, pero
muy afecto a los bienes de los jesuitas". 8 Brabo. o.c. 176. s Brabo, o.c. 177. 10 Julio
César González. Notas pnrn unn lli.storin de los trej,lln pueblos de Misiones , Buenos
Aires 1944, 25. 11 id . ih. 28. 21 El C.ohernador del Paraguay. Carlos Murphy, que era
un gran admirador de los jesuitas. y que miraba con desprecio a Bucareli. nada di.io
<1l respecto, y así esos pueblos cayeron silenciosamente en su poder. como ad\'irtió
l.astarria, Colonias Orientales del Río Pnl'(lgun)', o de In Plaln , Buenos Aires 1914. 40.
u Brabo, o.c. 5il. 1 :-; Los hechos probaron todo lo contrario. 111 Peramás. De Jliln et
morilnu sex socerdotttm , Faenza 1791. l i Rrabo. Inventarios , 219-235. " 1 El exlratiamiento
rlf' los jesuitas rlel Rio rle In Pinta, Madrid 1008, 209. 111 Carta del P. Lorenzo Balda.
!!U Brabo, Colección, 189. 21 Braho, llmentarios, 85-86. 22 id. ih. 86. 2:1 id. ih. 79-80. 2~ id.
ih. 216. 2á id. ib. 211. 26 il.1 . ib. 161. !!l id. ih. 161. 28 id. ib. 162. !!!l id . ih. 172.
:lo id. ib. 178. :1:? J. C. González , o.c . 37. 33 Hrabo, l11veTJinrios, 189. :u id. ib. 120. 3~ .J.
C. Gonz;ílez, o.c. 38-39. 3t1 id. ib. 39. 37 id . ih. 311 id. ib. 40. :19 Braho. luveutarios, 74.
~o id. ib. 62. ,., if.1 . ib . iO. 42 id. ih. 98. <~:1 id. ih . 241. .. ~. id. ih. 246. •o id. ib. 280,
47 id . ih. 2i9. 4fl id. ib. l. 4 0 if.1. ib. 22. 5() id. ib. 23. áJ id. ib. 58. 53 i«J. ib.

113. ~ id. ib. 268. :;;, id. ib. 326. 50 id. ib. 336. áT itJ. ib. 421. ~·8 id. ib. 426. GD id.
ib . 429. 60 id. ib. 34:). fll id. ib. 345. O:? id . ib. 419. oa id . ib. 303. 04 Colecció'' de docu-
mentos, 188. G4 b J. C. González, Notas, 54-55.

CAP. LXV. - 1 Gutiérrez, obedeciendo sin duda a órdenes supe riores. inició en la historio-
grafía nacional la fals(a y la mistificación y con todas las apariencias de imparcialif.1ad
y de objetividad, sacó de quicio aun Jos hechos más comprobados o echó sobre ellos
el manto de la calumnia v hasta se valió de la falsificación documental. Sobre sus
asertos respecto a los Jesuit~s y a la labor misionera de los mismos. cf. Hern:\ndcz, OS.,
11, 413-420. 2 Antonio Monzón, Estudios, LXXX. 1948. 350. 3 Mariluz Urquijo, o.c.
323-324. " A.G.N. Tribunales 162-12. á Carlos Calvo, Colección de Tratados, X, 60.
:-; Citado por Mariluz Urquijo. 1 A. Porto, I. 462. e L. C. 326-327. o A.G.N . Tribunales,
95-20; IX-86-7-4. 10 A.G.N. Interior li98, cxp. 13: IX-38-6-5. 11 Gandia, Prólogo a El
Padre Anchieta, de que es autor Celso Vieira, publicado en Buenos Aires 1945; trátase
de una impúdica y apasionada diatriba contra las Reducciones de Guaraníes. de las
que el prologuista no tiene ni remota idea. Sólo un insano afán de seasadonalismo
morbosp ha podido llevarle a estampn tales aberraciones. 12 E. Cardoso, o.c. d. JJiblio-
grafia. 13 A.G .N. Misiones. Jlarios. H Miss. His. XI. 1954, 172. Já id . ib. 174-175. 18 Re-
XO TAS 751

vislll de la Riblioteca Nacional, XVIII, 480. ¡; id. ih. XVII, 313. 18 id. ib. 314. Hl id. ib.
316. :!u id. ib. XIX, 351. :!t id. ib. XVII, 314. :.!:.! id. ib. XVIII, 478. ~a id. ib. XVIII, 478.
:!"'id. ib. XVII, 315. :.¡;; A.G.I. Buenos Aires 142. ~:-. A.G.N. Hacienda 37·942. :!o A.G.N.
Misiones .Varios. ~; Hern:índez, O.S., 11, 214. :!s Revista de la Biblioteca Naciolltll, XVII,
316. :m Archivo de Loyola, España: Diario 1775. :¡u A.G.I. Buenos Aires 123·2·14. :11 Her·
n:índez, O.S., 11 . 222. a:: id. ib. 225. 3.¡ id. ib. 236. :r. id . ib. 237-238. :to M. de Moussy,
Memoria, VIl. :li Registro Oficial, n. 254. :111 Hern:íntlez, 0.5., Il, 251·253. "' C. Sallusti,
Sturia dell e Missioni llpostulice dello State del Chile, IV, Roma 1829, J:-,2, y Juan
María Mastai, Cm"lll del 5 de marzo de /825, publicada por Pedro Leturia, Gian María
Mastai ert Mo11let•illeo, Rtuót~ y Fe, Cl, Madrid 1933, 320·321, donde Icemos: "Las
famosa s misiones de los jesuitas en e l Paraguay no di~n an mucho de la provincia de
Misiones. Cuando los portugU(.'SCS se apoderaron de la provincia de Cisplatina, se apo·
deraron también de la de las misiones, que se componía de cerca de treinta pueblos.
En 1817 pas;,aron al Janeiro los ornamentos y otros utensilios que se conservaban allí
desde e l tiempo de los jesuitas. Los indios se dispersaron por varias parroquias Jim(·
trufes a su provincia, y una parte de ellos ha fabricado [en Durazno] una iglesia y
sei'ialado un capell:ín. l"n sacerdote que en enero pasado se detuvo algunos días en
aquel pueblecito [de llurawo , llamado Pablo Antonio Sala] me comó cómo había
observado e l empeño que_ tenían por conservar las prácticas que Jos Padres J esu itas les
habían enseñado tantos afios hacia, a sus padres; tiene cada familia en su casa un
lugar para oratorio, donde cada tarde reza e l rosario, el catecismo y otras oraciones;
todas las mañanas se juntan d e madrugada en la iglesia, separados los hombres de las
mujeres, y en los dfas de fi esta los indios cantores y rntísicos acomp:ulan el Santo Sa-
crificio. Díjome que CJ mismo había cantado una Misa de rCquiem acompañ;índola
en ca.~te llano los indios. Quedan todavía algunos pocos pueblos de estas misiones al
norte del Paraná". iQuC cosa curiosa! Los indios de las Reducciones que, en 1768
habían fugado a los bosques, como escribió Ju an María GutiCrrez. Hlas Caray, Arísti·
des Rojas, Justo Prieto y demás mistificadores de la verdad histórica. no solamente
vivía n vida de comunidad en 1818, sino hasta conservaban las cost umbres que habían
p racticado sus antepasados en la Cpoca de los Jesuitlls.

C..\1'. LXVI.- 1 Existía aún cuando vio la iglesia el Jl. Hern:índez y escrihiú que "por la
parte exterior presenta un aspecto pobre y nada correspondiente a la idea que gene·
ralmente tiene uno formada de una iglesia". Ra:ó11 )' Fe, VI. 1903, 492. ~ Capdevielle,
Misiones. 66. :lid. ib. ,. Hern :lndez. Una t•isita 11 las n11ligun.f tloctrituu, Razón y ··c.
VIl,
238. '' id . ih. 24;,, 11 Vicente :\adal Mora. tan modesto como sagaz im•estigador de las
ruinas misioneras, planeó y propuso a las autoridades competemes la restauración de
Yapeyt't, pero sus propósitos no prosperaron. 7 Queirel, ,\lisiones, Bs. As. IR97, 386.
8 Queircl. o.c. -106.

Cw. LXVII. - t .-\.GS. X-2·4-Eí. ~ J.A.C. Papeles de runes 1813. a n Territorio, Posatlas.
,. Citado por :\lomón, J. c. :i.

Cw. LXVIII . - ' Lamas, Historia del P. Gtter<nm. 1. Prólogo. : Herm\ndez. O.S., 11. 430.
:1 id. ih. 431. " Ma11ual de Historia. ed. 1896, It16 . " \'. f.. López, Mm1ual tle fa Historia
Arge11tilw. Buenos Aires, 1896, 156. 6 L. Dominguez, Hi,\ loria Argeutina, ed. 1861.
' Hernández comenta estos asertos tle Domínguez , O.S., 412-413. s Domíngue1. que fue,
sin lugar a duda , el m:ís egregio historiador argemino del pasado siglo. consignó
tales juicios sohre la obra misionera que Hern:indez, después de citarlos y comentarlos,
agrega que en ellos "no hay que reparar nüs que en la eq uivocación con que supone
que el régimen de las Doctrinas fue el comunismo o exclusión de la propiedad".
l1 Mitre. que estu\·o en e l polo opuesto a Domínguez , no l)or su ciencia si no por sus
principios sectarios. es el :tutor de este párrafo . que es uno de los más -~ rrados gue
jmn:ís se han escrito. con relación a las Rc~tcciones. Es nidente que no tení¡¡ de las
mismas noticia alguna serena ~· ohjeti\·a. Cf. Hütoria tk lld¡t.muo. ed. IR87. l. 20.
Historia (/e Srm Martíu, 1, 38. 11 Citado po r He rn:í ndez. O .S., 11. 424 . 1:.! id. ih., 424.
13 id. ih .. 424. H Vinjt•s /uétlito.~. 127 y Ei-1 . D nlas Car:1y. Pró/of!o. XXXV. 16 Rlas
C.ar:t\·. l'rólo!!;o. XLVI. 1i id. ih .. LVII . l!t id. ih .. LXV. 111 id. ih. LXXIII. ~~~ id. ih. LVI.
~~ id: ih., !."XXV III. ~~ id . ih. LXXXVI. ~=• id. ih. XCIV. :.!-• id. ih. XCIX. ~~. id . ib.
LXXVII. ~~~ id. ih. (:JJI. ~; id. ib. CVI. :!S CVIII. ~'!l Entre 193:1 v 1938 nuestras e ntre·
\'istas fueron frecuentes. v cada vez más íutimas. Su tr:igico fin no nos sorprend ió
mavormente . a causa de l:ts confidencias que nos hahía hecho, pero creemos inexacto
qu~ dijer:t, en los postreros a1los de su existencia,. que "d_ue¡~o ele su ,-ida el hombre,
lo es también de su muerte", va que su fe en lltos hah1a mcrementado grandemente
en los postreros arlos de su \'ida . "He escrito mi vida sobre el a~ua". aludi_endo a la
falta de cohesión de que ella adolecía. fue una frase que le _ounos repetttlas .veces.
F.n un pindpio pensamos detlicar esta ohm s~bre las. Retluccu_mes de Guarames al
amigo de otrora, y hasta habíamos redactado ast la páguna pertmentc:
754 MISIONES l' SVS Pl 'UJI.OS DE GUIIRANIES

A
LEOPOLDO LUGO~ES
el amigo de otrora,
quien
nos estimuló a escribir
este libro,
en oposición al que
"en la época más frívola de mi vida,
"instigado por pasiones propias y ajenas
"escribí sin ciencia y sin conciencia":
El Imperio jesuítico.

"0 No son despreciables algunas de las notas que sobre San Carlos consigna Lugones,
242-246, si es que proceden de fuente legitima, pero resulta hasta hilarante el que
nos diga que habria en esa Reducción 3.420 indígenas, "los cuales, junto con los de
la servidumbre del convento" (246), serian mucho m;\s, siendo asf que no habla tal
servidumbre, ni hubo jamás tal convento. Llamar convento a una casa de Jesuitas
es poco acertado lingiiftsicamente. 31 11 Vanished Arcadia being an account of the
}esuits in Paraguay , 1607 10 1767, London 1901, 28~-284. 3 Z id. ib. 284. 33 Podría haber
agregado que en cuanto a Jos historiadores rioplatenses, los más encarnizados deuac-
tores de la obra misionera han sido paraguayos y argentinos, y los más entusiastas
apologistas Jos brasileros y uruguayos (Lamas. Bauzá , Abel Vadell, Pivel Devoto).
H A Vanished /Irradia, 201. S5 ib . 202. 36 ib. 280-288. 38 Traducción de Hernández.
o.s.. 11, 477.
BIIILIOGRAFIA

Casi toda la bibliografía, que consignamos a continuación, ha sido utilizada o,


a Jo menos, era conocida del autor de esta obra. Fuera de algunos manuscritos de
primordial interés, como los que consigna el autor al referirse al Padre José Sánchez
Labrador, se prescinde de los demás, ya que su sola enumeración llenaría fácil-
mente un volumen tan abultado como el de esta publicación. De solo los documentos
fichados en el Archivo General de la Nación, en Buenos Aires, posee el autor un
elenco de tres mil piezas, todas ellas atingentcs a las Reducciones. Casi toda esa
inmensa documentación está ordenada cronológicamente y forma un gran lote de
legajos bajo la denominación: Compañía de Jejús.

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ADDI:NDA

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el siglo XVIII. Buenos Aires 1865. 366 pp. Barcelona 1942. 846 pp.
Lamentable ensayo sobre un tema que el joVen SERVICE, Elrnan R., Spanish-Guarani relotiorrs in
aute:r solo ccnoda superficialmcnle. Años des- Early colonial Para gu ay. An·n Harbor 1954.
pués lamentó haber hecho esa publicación. 108 pp.
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of South American lndians, Bullctin n. 143, en las regiones del Plata. Tucumán 1940.
111, 69-94. Si alguna idea , bastante precisa, tiene el autor
sobre lo que es ~:1 comunismo, no puede de-
MoLJI'>ARI, Diego Luis, Administración de Tempc-
cirse lo propio con n•lación a lo que eran
rolidades. En: Revista de la Universidad de
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PRIETO, Justo, Parogua)', la Provincia gigmlfe, tions dt jésuiles a u Paraguay (1609·1767 ).
Asunción 1953. París 1928.
INDICE DE PERSONAS Y MATERIAS

Abadi4t, Adriano 313 A11gunano, lltlcfonso .Jil


A lutm!Jaé 399 A11temural de las jHHl'.\ftnWl hÜJHI I W .~ lli
Abcrmciü11 imjltíclica 74:! Antcquc:ra. J>isturbios tic G3H. 6·1 2
Adami, Enrique 61l Alllrujwft~J!.ia gJUmmi 75
Agrícola, CC. t'cldman. Ailascu, Pedro de 119, 3 10
Agwt jJotable 2:'i9 AjJamto.~ ti.I(I"OIIÓIIIit'ol
Aguila . Juan del Ro Aparicio , Antonio
Aguili1r, Jaime .. 3 13, 343, 344. 408, 622. 6-11 Apcrgcr. St:gismurulo 136, 143, J:""¡J , 1:"•3, 314
Aguilar. José 311, 62!'¡ 3:!0, 34::i, 346 , 6lt,, 675
Aguirrc, juiln t' ........ 8, 314, 698, 702, 739, 756 AJ)(Ü/ole.~ . lleflrtccióll tle 114 , 132. 134, 1.:.3. 327
Agulló, Cosmc 337, 338 249, 2:,o. 282, 472, 611, 612, 617. 688, 6!12,
Aülamieuto Misio11ao 292, 2~6 7ü:í, 707, 708, 7Hi
A jwn doméstico tle los i11dios 249 Aquilino, Ignacio 149, l t1ú
Al"reuas irulígemu ~-J!-( :\racta. Gabriel 1:,;;, 2GI
Al;m:ón , A.ntonio )gg
Alazo, José ........... ......... .. . 135
Al;~~~~~ 4 tg;~~ín·<·l~:.~::::·. ~W7. 310. )26, 329,
621
Alctlffles de los pue:bloJ 26d Ar:ioz. Diego !:,.J
Alcar<tz, José X. iti4 :\r<ioz, Ju<t n i'\. . . j'l7, 3:lB
Aldetts del /lnui/, Las Reducciones y lt1.1. 18:í Arhd. l)cdro
Aldunatc, Uartolomé ~~. 643 Arce: José 1-·. del 141. l71i, 41:;, ·116, (;.¡ ;;
Alegrete, Marques de 709. 7 tO Arcomllo , (;arios l!'í ,;
Alfaro, mego de, 124, HU, 151 , 153, 312. 327. ,. ;.reguatí , Hlix ~69
32R, 333, 33·4 •li8 Armas de fUt'J!.O, { : .\ OS de las . 125, 383. 3R!t, 629
Alraro, hancisco de 3H, 377, 7·16 Arenas, Crisról-tal de 115. 132, 137. 148 332
Alfh-eces . . .. 367, 371 Ari<ts, Alonso J.t9
Alguacil :!68 Arias,,,feliPc .136. 138. 141, 337
33B
Alttwcenes )' almttceneros 2Gg Arminio, Leonardo . 2!1.
3 16
Almaral, Juan A .
Alonso de San Buenaventura
Alonso, Francisco
145, 263

31-1
.., Arnal, Manuel
Arquitectura y aH¡IIitutm
Arregui , Gabriel de
315 148,
210. 21:), 526.
;,,30
631
Alsina, Vicente 313 A rregui, Juan de 631
Ahamirano, Cristóbal, 127. 153, 154, 310, 313, Arroyo, Pedro J. ... cll, 314, 341,342, ·17U
318, 333, 334, 369, 668 :\nc arquirectónico 526
Altamirano, Diego... 151. 263 , 310, 313, 314. 62-t Arte escultOrico tfmmtitico 489
Altamirano, Lope Luis 622, 661 Arte piclóriro 433
Altures de las iglesias 221 Arteaga, Ignacio 311 , 314, 625
Alumni, joS<: 756 Arteaga. José de . 152, I !H
Alvarez de Paz. Diego 31 Artesnuos europeos en ltu RetlucciotJes 452
Alvarel, Gregorio 135, 145 Artigas, Pedro 175. 315. 327, 708 i09
Alvarez, Manuel 313 Artigas. José G. 705, 706
Alvarez, Pedro 115. 154, 335, 336 Asumblt>a dt>l Atio .XIII y lns Misior1 es 724
Alvear , lliego de 196 Aswrga , José 142, 153 314
Ahear, Pedro 141, 150, 152 Astrain, Antonio . 11. 15. 16, 362. 380, 738, i5-t
Alzola, Juan de 314 Aslrmwmia müionem 601
Ambrosctti, Juan 713, 756 Astudilln. l~nacio 136, 15;), 263. 533
Amengual, Miguel M. , . , , .. , 140, 157, 337, 338 Astudillo, Miguel 13R
Ampuero. Miguel de .................. 333, 334 Asm1cióu, Reducción d e la 11~
Anaya, Juan de, .. 136, 139, 142, 143, 145. 263. 2&< Audiencias, l.a.f rt'llucciones )' las ~5~
Anchieta, José de 25, 117 Avendaño, Fernando de 1-42
Andrada, Juan 314 A\•ila, Dionisio de . 3U
Andrada, justo de 317 .~yrault. Cé!i<jr N. 5, 11, !4. llg
Andresito 175, 705, 706, 708, 709 Azara, 1-' élix de, 135. 136. 137, 138, 197. 47:. .
Andrcu , Pedro .Juan .. 309, 312. 315, 345, 346, 626 !í46. :,!í2. 714, 731, 734 740
Angelita, Hipólito 324 A:ott's, Cmtij!,u de los 270
Angu1o, t'rancisco 29 .>\ztin<~. Andrés de ............. . . . . 137, 338
Angulo, PaM~ ual 475. 729 Azuri<::i, lgnt~do .JS5
776 MISIONES Y SUS PU/i8LO.'i DE GUARANIE!i

Bachmann, Jodoco 31 3 Rorrego, Tomás .... 315, 339, 3-:tO


Báez, Cecilio . . . .. ... .... . ... . 428 Bórquez, Pedro 138
Báez Escobar, Luc<.~!i 471 Boschere, Pedro .... .. .. 287, 303, 3 19
Baeza, Andrés de 256, !U3, 314 Botánicos, jesuitas 615
Bacza, Tomás de 9, 11, 313 , !132, 620 Uottelre, Andrés 152, 315
llailina, Simón . . . . . . 311 . 341, 342 Uoxcr, Manuel 138, 149, 151 , 157
/Jajorelievts misio11enu 275 Brabo, t'rancisco Javier, . . ..... 7. 224, 741. 758
Balaguer, Alejandro 149, 313, 622 /Jrasil, L os jesuitas venidos del 24
Ualcan:e, Diego . . . 139, 115, 149, 153, 261 Brassanelli, Jo~. 150, 167, 211 , 543 , 546, 547,
Balda, Lorenzo, 147, 149, 152, 170. 313, 345, 532, 533 609
346, 624, 666, 668, 680, 699 Drena , Tomás 140
Rctlrlosas existentes en las rui11as misioneras Urignicl , José 151 , 314, 339, 340
-159 . . . •. ...... • ... • ...• 464 Bruno, Tomás 153, 313, 314, 622
Balto<lano, Eugenio 136 Bruys, ·Andrés de 322
llamlei rat~tes, CC. Malat:as. Uruxcl, Arnoldo 11, 738, 758
Bande ira, Domingo 324 Bucarelli. t'rancisco ... . 580, 681, 705, 706
Randini , Simón 142, 1!'12, li6, !'189, MIO Buenos Aires, Mil familias a .... 382
Rauquetes de /Jodas 289 Rurgés, •·rancisco 311,314, 360
Uarba. Enrique 676 Husaniche, Hernán 177, 530
Bárbara de Hraganza 652 Buschiazzo, Mario J. 726
Barreda.• José 312. 622. 656, 675
lla rrcncchea. Francisco 135
Barrios, J osé A . . ...... . . . .. . . . . .. .... 688, 689 Caailurté, Batalla de 673
Barrios, Los pueblos se dividían en 268 Caballero, Dionisia . . 314
/lanía, Imposturas de 9, 295, 642, 643 Caballero, Francisco 314
Rarzana, A.lonso 29, 333, 334, 318 Caba llero. Raracl 30, 143, 299, 622
Basualtlo, Lorenzo 144, 155, 684 Caba llero. Roque 140
Basseo, cr. Vasseau . Cal1euzs de Angeles, Esculturas de .... . 284, 285
Basurto. Pedro .. .. . 313, 317 Cabmins, F.l indio 707
Batalla de Chumiebí 673 Callildo 199, 267, 366, 367, 368
Bauck.e, Florián 143, 315 , 345 Cabildo Mini ...... .. .. .. 271 , 272
Baucr, Segismundo 143, 147, 170, 31 5, 6B8 Cahral , Grcgorio !11
Bautista. t'rancisco 142 Cahral, Manuel 131
Ba yea·, Wolrango 183 Cabrera , Miguel 153
Ba•t'lc. Constantino 270. 757 Cacicazgos 78 , 268, 366
naián , Diego Miguel 14~. 314 C11ciques . . . .. ... 78, 267, 268, 287 , 366, 367
Bece rra . Antonio 153, 1!'•7 Calatayud, Cipriano . . . 311, 314
Bccio, Santi a~o 139, 299 . 323. 333, 336 Calderón, Amonio 149, 315, 337, 338, 690
Beguiriztain, juMo .. í46, 758 Calidad canónica de las Reducciones . .. 632. 633
Bclgrano, Manuel i22. 726, 727 Calvo. Diego . .. .. .. .. .. .. .. 143, 155, 161 , 314
llcna \'cnte, Juan de 314 Calwdo, /.os indios ent'migos del 292
Bcnavídcz, Pablo 115, 141, 176, 333. 334 Camaño. Joaquín ....... .. .. . . .... .... 339, 340
Bened icto, Jacinto 149, 297 Cambas, Aníbal 759
Benigno, Eugenio 314 Cam ilo, Angel .. .. . . . 314, 324
Rcnitcz. Pablo 155, 148, 154, J5r,, 263. 313, 622 Cami1w 11 Chiquitos, Hallazgo del 644
Rcnzonio. Francisco , . 152. 157, 3 14 Campmias contm los indios 667
Ucrger, Luis, 322, 348, 479, 481, 489, 494, Campmi11s müioneros 236
496 Campb('ll, J. 742
Bcrnal, Diego Campomar, Rarae1 138, 1;;2, I !H . 683
Bcrthot, Manue l, 114, 135, 149, 152, 155, 260, Ca11delaria, Ueducción de, 132, 134, 149, 187,
321 , 322, 348 481 197, 214, 264, 470, 611, 689, 702 , 710, 715,
n cnodano. Manuel 137 718 759
Bctschon, Antonio 152, 263, 314 Candelabritos misioneros 230
,Biancandi, José 32t C11 ndelero.i mi.1ioneros .... . 220, 221, 222
Bianchi, Andrés 558 Canelas, Manuel .. .... .. 343, 344
Dietlma, José Juan 15, 7."i0 Canivat , Pedro 148, 31!
Uietlma, Pedro 115, 152 Cano. Mateo .. .. . .. .. . . . .. . . . . 138, 142, 1:)4
Bienes comune.f 600 Cano, Pablo 143, 157
Rlanich, Fe lipe 155, 324. 337, 338, 682 Canto, Popularid11d del 486
Blende, Bartolomé 153. 314, 323. 645 (;autores misioneros . . .. .. . .. . • .. . . 486
BOhm , Antonio 154, 314, 320 Cantos sagrados . . . . ...... .. . . . .. . 278
Bolaños, Luis de .. 88, 89, 93, 94, 305, 473. 6.J2 Capdevietle, Uernarclo .. ....... • ... . . .. 239, 742
Bolo, Luis 152 Cnflitanes laicos o seglares 126
Uompland , Aimée IRH, 417 , 693 Carabiyú 771
Bonilla, Bartolomé 319, 347 Carara, Viceme 623
Boroa (o Beroa), Diego de. 124, 133, 141 , 143, Carbia, Rómulo 746
148, 196, 288, 291, !10, 312, 326, !29, 335, Cárdenas, Bernardino . . .. 442, 628, 629, 6!0 7i.O
336. 348, 530, 611, 618, 622 758 Cárdenas, .Juan .. .. .. .. .. .. .. . 151
Borrachera , Eliminacidn de la .. .... 76, 412 Cardenosa, Rartolomé 530
INDICE DE PEWiONAS Y MATERIAS 777

Cardiel, José, ~6, 65, 66, 67, 68, 75, 1~8 . 139, Cibantos, Nicol:is .. .. .. .. .. .. .. .. . . .. .. . 148
140, 190, 197, 204, 214 , 221, 240, 241, 252, <..:ierheim, Ignadn, 141, 152, 153, 155, 176, 315,
253. 258, 259, 274, 288, 291, 294, 300, 339, 675 .. . . .. . .. . . . .. 684
~40, 37fl, 400, 424. 438, 474, 485, 487, 491, Clarizo, Jirandsw 139, 148, 14~1. J76
551, 616, 659, 690, 691, 738, 754 759 Clarlet, Diego . .. .... 141, 142, 176, 269, 314, 3'/3
Cardoso, Efrafn .. 737, 752, 7i4 Claustro del patio de las o(icinll .~ 265
~arena, Pedro .... 314, 324 Clima, El de Mision es . . 188
Carlos ~uarto ................... , 20 Climent, Clemente 500
~arios Quinto 19 Colegio o patio de las oficinas 252
Carlos Tercero .... ... 22, 617, 618, 675, 679, 752 Colombo, Luis 311:
Carpini, Onofre ............... , . . 138, 148, 152 Colón. Salvador . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 323
Carpintería 257 Colo11ia del Sacramento y las Reducciones . . 645
Carranza, Juscpc 324 Columnas misioneras, 218, 219, 248, 249, 250, 251
Carranza, Petlro 631 Comemale, Pedro.. 135, 148, 149, 152, 15[, ,
Carrasco, Gonzalo 476 313, 324 478
<:arreras, Jaime o Santiago 136. 138 Comercio misionero 419
Carreras, Manuel 471 Comuneros, Las Reducciones )' lol 638, 642
~arrió, Francisco 136. 155, 315 Comuni.w w . -128, 644
Carrió, Sebastián ...... . ... , . . . 314 Concepción, lletlucción de la 134, J3H. 151,
Carrión, José .... .... ... . . . 314 200. 215 , 249, 470, 533, 551, 690, 721 727
Carta de Antequera 591 Conde, Alonso 613
Cartografía misionera .... 56, 64. 70 Conde, Salvador 150. 151 , 11·1
Carvajal. Antonio ...... , .. 1-19 Confesores de los Padre,\' ~63
Carvajal y Lancaster, José de (ijj Congregaciones marianas 281
<:asado, Lorenzo 315 Cot1gregaciones Provincia/e.{ 311
Casambra, Petlro 155 Contarlore.f 268
Casamientos de los indios . 279, 289 Conti, Juan 323
Casas de Jos indios, 237, 239, 240, 241, 242, Ccmquisla espiritual de Amiriw 305
243, 247 251 Con1¡uistadores y Misioneros R4
Casas de los Padres .. 241 , 251. 266 Consultores de los Superiores . 263
Cascada de Nacundai 39 Contreras, Agustín 116, 133
Casero, Bernardo . . . ........ . . 141 , 149 Contreras, Juan A. 137, 335, 336
Castañares, Agustin 645 Contreras, Sebastián 313
Casta rieda, José Pablo 311, 313, 314 Contucci, Nicolás 312
Castaricda. Ignacio 314 Copro(ilismo 738
Castañeda, Ignacio Corbet, Luis 324
CasteJlarw, En.{eñam.a del ·165. Córdoba, Diego de 314, 324
Castigos 271, Córdoba, Juan de 313
Castillo, Alonso del 13~. Cordule, Enrique, 147, 149, 164, 170, 260, 314, 320
Castillo, Alonso del 138, Corpus, Reducción de , 134, 148, 149, 211, 2R3 ,
Castillo, Juan 112, 115, 151 , 3:?9, 692, 702, 706, 722 .. 725
Castro, José 112, !76 Córrigan, Raymorul 780
Castro, Jóan 135 Cortada, Antonio 140
Castro, Luis de . .. ...... . .. . . ... . . 313 Cortesao, Jaime . 740
Castro, Manuel 313 Costa, T omás 324
Castellano, Clemente ................ .. . 155 Cotiguazú 199. 255, 259
Casullas misioneras 229 Cauto, t'rancis<:o 609
Cataldino, José, 102, 103, 104, 11 5, 147, 155, Crespo. Adrián 114, 115. 136. 140, 313, 330
158, 164. 260, 312, 319, 324, 326, 330, 335, Crespo. Manuel 136
336 ... 476 Crímenes y sus castigos .. . . 373, 376
~atani ~ Cayetano 135. 266 Crisis espiritual entre 1730 y 1750 . 635
Catara'ttrs del lguazri . . . . 41, 43 Cruces misioneras 233. 237
Catecismo Guaraní ... 86, 630 Crucifijos misionero., 282
Catecismo, Enserinnw del .. 274 Cueva, Francisco de la 313
Cattánco, Carlos 484 Cunninghame Graham. R .. 9. 134, 296, 554,
CaustL{ de ltt decadencia de las Reducciones . 699 612. 736, 737 743
Cea, Juan n. de .. 311, 313, 314, 345, 346, 625 , 645 C~tra y Compañeros, llida del . . . 263, 266
Cea, Miguel de 154 Curas (/.os) eran verdaderos pti rrocos .. 264, 269
Ceballos, Pedro de ... 653. 675 Curas, Mudanza de los ... 266
......... . . 643, 751 Curundí, Estanislao 456
Cédula Grande
Celsius elogia a Surirez 601 Cunauyás 61:>. 617, 618
Cementerios 258, 259, 619, 620
Censos de las pablaciones, 622, 626, 627, 629,
634, 674 694 Chacón. Petlro 314
Centeno, Diego 314 Chagas . .. .. . .. .. ... . i09, 710
Centurione, Luis 622 CharleYOiz, Pedro F. J .. 23-7. 2M. 417. i43. 7!t2
Céspedes, Francisco 120. 136 Charlot, Luis . 14!1. 155 . 323
Céspedes. Faustino 175 Chimer1eas en Candelaria 329
Cetvantes. Nicolás 138 Chiqllilo.f, Comunicación con lm· 645
778 MISIONES Y SUS PUf:IJI.OS DE CUARAN/F.S

Chomé, Ignacio 314, 323, 645 nurán Masnilli, Nicolás. 156, 242, 296, 309,
Christmann, \Venccslao 139, 149, 320 313 622
Clwmiebi, llatalla de 673 l>umwo, Población de 707
nurero. Alberto ............ . , . . 194, 196
Uu Toict, Cf. Techo
Darr~. Loremo .. 136. 142, 153, :.!99, 314, 323, 434 Durst, Miguel 320
Dalhamcr, Ruperto 149, 611, 612
])anessi, Pedro Pablo. . 139, 149, 149, 150, 325
Dflm.a , f:.'iet1ela de . 489 F.couomia misionera 397
Darío, ju:..n 348 Echagíie, Javier 144
Dávila, Juan F. 58, 61 Echagiie, Francisco 130
Dávila . Miguel r:,o Edtwrció11 misionent 415, 149, 456
De A"gelü, Colección 7 Ejército misionero ................ , 383, 391
De la Cerda.lhuno A. 4i1 Elecciones de Capitulares 267
De la Cueva, Cosme . . . l..f3 Elogios de la obra misionera 730
De la di{ereuciu entre lo Temporal y Etemo, Elordi. Juan A. 142, 157
569. 586 588 Emplm.tmtitmlo de los pueblos misionems.. 186
De la Mata, Anselmo .. 140, 149, 157, 313 /:'llmntacióu, cr. Jtapoo.
De la Rtía, Alonso 313 f:ucirlopedia Geogrdfica de Stinchet f.-obrador, 33
De la Torre, Cristóbal 529 l~ttcomettderos, Derechos y deberes de los .. 87
De la Torre, Manuel 6111 l·:ncomie11das, /Jienes y males de las 86
De la Torre, Mateo 314 f:nis, Tadco .. l35, 137, 140, 142, 315, 339, 340, 670
De la Vega. Rcrnanlo 143, 313 bt.ttttiama primaria en Misiones.. 465, 469
De León. •·rancisco 314 Emetinnw del castellano 465
De los Rios, Andrés 175 Emeliam.a del catecismo 274
llc Sirnoni. Santos 153 Erdcr, Inocencio ............. 337, 338, 675
Dec(/dencia de las Reducciones 693 Ernote, Luis, 56, 114, 122, 128, 133, 141, 155,
Defensa de las ciudades, /.as Reduccio11es 260 . 333, 334 ... 348
enm 392, 391 Escandón, Juan de. 7-t, 312. 339, 340, 375
Del Canto, Javier 137, 153, 314 /ücribn11os de Cabildo 367
Del Castillo, Alonso 622 Escritores indígenas 597
Del Castillo, •.élix 70.f l·:swelas primarias 291, 465
))el Castillo, Francisco 314 F.scuelfls de niñas 258
Del Corte, Feliciano 472 Escultura indígena . . . . . . . . . . . . . . . 493
Del Valle, Francisco 150, 313, 354 E.fpmia, Los jesuitas en. 17, 23
Delattre. Pedro 745 Español. Juan 136, 324
Delfin. jerónimo 260 Espcrnati. Tom;ís . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 471
J)clgado ,:\Ion so Hl Espinosa. Pedro de .... . . 128, 148, 313. 32J'( 527
Delgado, haucisco 472 EJiarlislica de los jesuitas rioplatenses .. , .·.. 315
Delgado. Juan. I!Ut 139, H9. 154, 333, 334, !H3, 344 EJtado Político, Ltts Reduccio,1es no eran un,
Delgado, Pedro 314 ~tn 746
Deh·aillc, Luis 323 Esttrucias 136, 401 , 4fl3. 405 , 611, 612
Demena~ lOO, 118, 144, 417, :165 l·:.~ttmqr~es 610, 612
Dependencia edesicisticn 357 Estellez. Antonio ............ . . 139. 150, 157
Def)eudenciu política 3;';7 Eslrada, Andrés de 471
Desc~tbrimie11lo del crwli1w a ClliquitoJ, 313, F.xetcr. Abraham 313
3 17. 326. 33:), 336. 337 6H F.xpediciOIItfS de mi.~ÍOIIeWS 313
Deslrucciúu de lru Reducrioutt.'i en / ,fUi .. 709 l·:xjtliraci6'• dd catecismo 590
J>c)Ót<jrO ..-\monio 324 F.xpulsiOr~ (/e lo.f ) esuilaJ 622, 679
Día7. Taño. fr¡¡ndscu. 12.;, 1:')1. 2R8, 350, 618, f:.'l;tmujn·o.~ e11 ltu Ueduccion.es. 316, 319
622 . i60
Dichl. A. T. 742
Dirección esftiritual 361 1-'abré~. Juan ............ . 142, 148
Distribución diaria 458 ··ajardo, Monseñor 135, 636
Doblas. Gomalo .. 470 , 472 . 70'2, 706. 707, 738 Falkncr, Tomás ... ... . 339, 340
llobrilhoffcr, Martín 66, 315 Familia, Los Guaranies y la 286
Oodero. Alberto 738, 754. 762 •·anlo, Lorenzo ......... . ........ ..... . . 155
J)oheny. M. 742 Fuuua müionera 49
Oomhitlas. Tomás ... .... . .. ... 28:1, 310. 314, 620 Fecundidad, Escasa 289
llomencch, Jo~ 149 t'cldmann, Andrés 313. 317. 320
Domingo. El indio 438, 439 Felicianos, /.os 7
Uomíngucl , Luis L. 72'8, i53 Felipe Tercero 20
Dominico.~, Pll(tres . 305 , 313. i04 Felipe Quimo 21, 613, 644
D'Orbigny. Alcitles 202, 697 J-'eJipe - Segundo 20
Dorado, Talleres de 2!í7 ,..crder. Felipe 148, 149, 155. 315
llordini. Pablo 321 Feria. Ignacio ... . ..... ... 153. 313
Drama, / .os indioJ )' el 489 •·ernández, Agustín ................ . ... . 155
nucos, Alej<lndro 314 Femández. 'Alonso . . 310, 626
Dufo, Policarpo .. 137. 153. l!í4, l!í7, 263, 314 Femández, André~ 140, 145, 147. 219
INDICF. DI~ PJ~'Il.SO,\'A.'i Y MATERIAS 779

Fcrn;inclcz, Bias 136, 3 14 Gucía Serrano, Diego 314


Jo'crn;indcz, Juan Patricio 314 Carda, Totn<I.S 142, l <t>, 176. 297, 299, 3 15
1-'crnández, Miguel. 141, 143, l:i5, l:i7, 263, 264 García Valdés. Justo 6U
Jo'c rná ndcz, Pedro 149 Carriga, Antonio . 311, 446. :i88, 621
1:crnando VI 21, 22 Carvia, Diego 311, 315
Ferragut, José 345, 346 Garzón Macecla , l'élix '1. 615
1-'crratHiiz, Aguuín 313, 314 {;ay, Canónigo 198, 357
Jo'crrer, Diego . 114, 138, 313. 317, 347 Cet~erales de ¡, í.omJHuila de j esiÍ.i . 622
Fcncr Domingo .. 136 Geniz, José 141
Fern~ino, Juan D .. . .. 310, 313, 3 17, 347, 356 Gcoghegan, Ahcl R. 763
1-'idcli, Antonio 324 Gcr\'asoni, Carlos 314
l'iclds, Tom;h. 29, 90, 182, 316, 348 Gil , José 315
}'ina, Estchan 136. ~38. 148, 313 Gilge, Juan H :i. 152, 155, 31 5, 337, 338
Fi.fct~les e11 los fme111u.~ 268 Gillis, Andrés 323
lleishaucr, José 139, 152, 153 Giméne1.. Cf. Jiménez.
Flom müümna 50, 55 Cincstar. Rafael 141. l:i2, 299
FIOI'cs. C laudio 321 Ciuria. Juan 558
f'lores, Juan 314 Gof,crnfldor, / .as ./~educcio11es d efJeudieures
F/os SfiiiCt orum Z'i68 drl 3!)8, 359
Flota d e fmlstl.f 129 Gobenwdores que vüiiltl'oll los fmeMos, 295,
t'orcada , Antonio 219, 260, 558 296. 3:i8, 364, 36:i. 744
Fonnoso, Adricmo 136. 139, 153, 154, 330 Gobiemo Civil 267, 269, 366
t'orti, Antonio 141 Gobiemo fMlenwl tle los Padre.!i 3t)], ~02
Frtmria, F.l dictador paraguayo.. 175, 710 Gobiemo político e11 las R ed uccio11es . . 35í
Fra11ci~ctmos, Padres .. . 88, 89, 305, 313. 352, 704 Gobiemo eclesitistico e11 las Reducciones . . 357
Franck, Carlos 145, 321 Gómez, Antonio Pedro 154
Frt~sco en Sauta Ro.m 498 Gómez, Cristóbal 255, 310. 322
lrias. Alonso de 339, 340 Gómez. Francisco 661' 668
Frí<ts, Ignacio 28;',, 3 11. 3 14, 324, 624 C;ómez. J osé LíO. l:i4, 299, 688
Jo'rías, Lesmes
1''ri1hna••n. Lihcr
Friso rle fmju·refieves
luenahrada, Manuel
360, 620, 746
478. 483, 618
178
149
Cómez. Luis
Gómcz, Miguel
(;ómez Rocafort. Juan l .
Gomález. Bartol.o mé
.
147.
313
l!i!i
614
613
l"ucnsalida , Matías 313 (;onálcl.. Diego 2&1. ~12
Funcs, Crcgorio 726 Gomález, Gil 313
Y:ur1ong, Guillcrmu. :í, 13, 321. 746, 747, 748, Gonz:ilel, .Julio César 689, 696
H9. 7:)0, 762 763 Gom:íle1.. Manuel 139
Gom.á lcz Santa Crm.. l;rant:iscu l:iO
Gmmílcz Santa Cru1., Roque. 107. 110, 131i,
Gaete, Josi· 151 1411, 11!1, l:iO, Lil, 1!)2, 156, 312, !H9. 326,
Galau:a. Pedro 1 471 33?'1, 336, 348, 349, 356 r,29
(;u/nírH o fmrrlle.~ en ltu casas de los i11dios, ( ;om:álcz. Sih·ano 149
~38 2tl3 Gom:ilcl , Tirso 2-tí, .622, 624
Gallanlo, Jost: 149. 263. 3 1·1 Gothcin. Ebcrhanl 3r.1
L'H, ( ;o u ifrcdi. Alejandro 62~
Callc¡;os, Andrés, 12ft 136. 141. Li2, Li3,
176 313 Coyhura . .Juan 4ts5
G rao, Esteban :.!!1. ~16
Camhón . Vkcn1c. 167. 2 18, 2:i3. 294, 611, 717.
719 i41 ( ; ravclinga. Jodoco l :i l. :i23
Gt~n(lde rifl, Jo:..,¡fJiotar.iim (/e ffl 400. 40'2 G renón , Juan Pedro 749. 7H4
447, 456, 477 Griffi. Vice nte. 107. 110. 324
Cancedo. Aleja ndro
270. 271. 697. 739, 76:t Grijalha , Cristohal 310. 314
Candía, E nrique d e.
Crimau. José 1·1!1, ;¡;,9
Candon, Pedro 343, 344
704 Guainí , Catt~mlt~J ({e/ . 42. 129. 131, 132
C.aona, José
(;ar:H e, Agustín 47 1 Guai rlÍ, Misiáu del 102
Gara\', Hlas, 9. 96, 240, 2.H. 236. 2(){), 170, 286, Guarani, Jdio11w 71. 79, 80
~J!H . 3J:i, 3H. 383, 417, 424. 42:i, 431" 439, Guarmli, Religiosit/(ld 78
467, 731. 732. 738 7!i4 Guaranl, Mm·alidad 79
315 Gtwrmlíes, Divorcio e11lre lo.~ 79
Caran, Schastiá••
141 Guonmíe.f, Edu f'aci6n de los hijos de los. 79
Cat·da. Diego
143, 164 . .l:i:i. 314 G uunwíes, Halu'tat de los 7B
(~;~reía. t' rancisco
149 Guanmies, ldofatria e11tre los 7B
(; ;~reía . Ignacio
Guam11íe.f, Su odia n lo.f espa1iole.t 77
Garcia: José L;\J:aro. 137. 147, 150, 152, 170,
506 Gu(/raníes, Canírter de lo.f .. 7~. 76
339
141, l!í-t, 176 Guam níe.t , /.a a11tmpojagia e11tre /oJ . . 75
Carda, Juan
506 Guardia. Luis de la 313
Carda Lawson , Luis.
315 Guasp, Antonio 315
Carda . Manue l
337. 338 G uaycunies, M isiá11 e11t re los 107
(;arda. Marcos
153 G uerra, José 139, 147, 151. 315
C arda, Pascual 389
314 Guerra, SujJe,·intendenle.~ de 263 , 264,
García, P edro
780 MISIONE~ Y SC:S Pl 1F.Ili.OS DE CUARANIES

(;uerru Guaranilira 66i lt~dio Guaraní, ldiosincra.~ia del, 70, 74, 83,
Gttevara. Carlos 313 287 726
G ucva ra, J ~é 260, 315, 339. 340 lnS<Ju rralde, José .. 149, 151' 313
Guiñct, J osé l·t5, 144 , 145, 154. l:t5 l11tenwcionalismo misione,.o 316
(;utiérret. Alonso 151 Instrucción pública 588
(;ut iérrcz, Antonio J:,o. 214, 312. 313 lpiré. Francisco 469
Gutiérrez del Castillo. Antctnio. . 613 llaptitl o 11ttput1, Uetlurció" tle, 99, 100, 134,
Cutiérrez, Juan María. 136, 140. 678, 6!14, 136. ISi, 150, 215, 283. 491, .493. 533, 564,
697. 101. 102. 1:.o . ¡;,z 70:! 711
Guzmán. Luis 313 llfdines 110, 113, 132
lturri, •·r<tncisco Javier 315, 346

Habitaciones de los Mi.sio11am 2;)7


Habslmrgos, J.os reyn. 20 Jacger. Lu il G. 745, 765
Harre, Gregorio 149, 151. 314 }tmtyes 645
Haffner. Miguel 14:.. 152, 264, 3 14 Jarque (o Xarque). hancis('O, 270, 313, 446,
Hafk<"mcycr, Juan H. 764 478, 489, 738 750
Hamaca, Su uso entJ·e los Guaraníes . . .. 241 Javier, Bernardo ......... , .... . , ......... . 314
Hardcr, Conrado, 137, 141. 142, 151 , 152, 15<1. Javier, Manuel. 17. 23. 32. 308, 309, 315, 472 473
155 . . . . . .. . .. . . . . . . •.. . •. 314 jesús, Reducción de, 134, 138, 139, 217, 232,
Hatc. l>ic~o dt· 148, 150, 263, 314 264, 528, 532, MIS. 558. iOS . .. ..... . ..... . 711
le~·ús Maria, Redurdón de, 115, 121. 123, 124, 134
Henard Nicolás.. 57, 114, 132, 347, 529
Herbcr, lnocendo 150. 314 Jiméncz , Antonio 143, 147, 170
Herle, Tomás 135. 140, 615 Jiménez, Bartolomé .......... , ... 311, 313, 314
Hernandarias R4. R5, 91. 350, 358 Jiménez. Fran cisco, 114 , 139. 149, 154, 299,
Hernándcz, Pablo. 183. IR5 . 360, 470, 680, 310, 313, 33~. 336 622
734, 738, 754 764 Jiménez, Ignacio ............... ... . , . 143, 152
Hernánt.lez, Pascual 704 Jiménez, Miguel 143, l!íO
Hernández, Vicenle 137 Jiménez, Nicolá:'\ 314
Hern\n, Jerónimo .. 311. ~14
)iménez, Pedro 14R. l!'íU, 153, 157, 260, 3 14
He rrán . Miguel 143 Joque:'\, Isaac 306
Herrera. •·rancisco 314 Jordán, Andrés 31~

Herrera, Miguel 141, 157, 176 J u á rez, Caspa r .. . . 339, 340


H errerías de las /leduccio11e.\ :!:Ji jueces de pleitos 263
Herrero. Francisco de 314 juti, Reducción de 183
Hcrvás. Francisco ............ 314, 64:; justicia, Atlministmrióu misiot~era tle lll 372
Hervás y Panduro, Lorenzo 764
Hierba Mau 410
HigieTi e misioner11 .. 608. 61R, 619 1\.abiyl•, J. M. 493. 506. 538
Hijar, Gaspar de ..... ... .... . 317. 3:.!4 Kiekcns. Fra ncisco 322
Hijos, La familia guaraní )' lo.\ ........ 26H, 290 1\.lausner, José 314
Hitantkrias misioneras 4t•O Kldn , José .. .. .. .. .. .. . . . 315, 341, 342
Horbei{ozo. Diego de 153, 341. 342 Knog1er. juli;~n .... ........... 315, 320
Ho rnos (u Ornos), Juan de. 135. 148, 1:"14 Kormacr, Ped ro 13;;, 138, 147, 170
Horski . Wcnceslao 141 Krau, Guillermo 11, 15, 751, 765
Hospederías gratuilfiS 293 Kraus, Juan 314, 320
HospitaleJ . 2:-IR , 6l:i
HuüfmwJ, Casa tlt• 2;)R
Huerta de los Ptl(it'f'.{ • • • • • • • . . • • • • • 258 f .tt Cnn, /leducdóu tll', 681, 707, 713 , 716, 723
Huondcr. Antonio 764 l.umalle, Edmundo 745
Hurtado, Diego 1:"·3 l .amas, Andrc.'-s 84
Hurtado, Tom:ís I:"10 l.timiPws de ttrtifire.~ müimteros ... 573, 587
l .ti fJidlls sepulcrales 260. 269
l.uscamburu. Pedro 645
l.asu. Juan José 324
Jbáñe1., Alonso 314 l.assay. Marqués de 77
IOOi1ez de Echavrani. ll<·rnardu, 297, 357, I.CJslarri a José V. . .. .. .. .. . .. • .. 469
736 765 "/.utigmo.~ sistet~uilicnmeule aplicadvl" 270
lbáñez de f.aría, Diego 164 l.ollorre , Manuel .'\ntonio 705
lbarguren, José 137, IH l.tll'tftnrim ..... 223, 225
lberaguer (o Jberacker) , Juan José, 143, 145, Lá t.aro, José 150
149, 3 13 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 314 l.azcano, Juan .'\. 701
Idioma Guanmi 79, R2 Lehmann, José 3 15, 313, 344
Idolatría eTitre lm Guaraníes 78 Lei rc. Serafim 738
Iglesias de to.1 pu.eMos, 167, 203, 210, 220. 29'1, l.e/iófJOii.f . . . . . . . . . . . . . .. . 7
529. 5 15 .. .. ........ . ~ . .'.... .. . 637 Lcmairc , Felipe 322
lguazú, Cataratas del
Imperio je.m ítiro, Nunm h11ho
Imprenta
, 41,

... 360,
43
357
566
..1
::;~:~r ~:!;.c i~~a:r;· '313, 620
León s;món de .............. 245, 303, 311, 624
....
TNDJCE DE P!~RSONAS Y MATt·:RJAS 781

Leonhardt, Cario" 11. 260, 739, 754, 766 Martinez, Francisco 314
Leoni, Francisco 149, 170, 324 Martinez, Ignacio 115, 149
Lerbeil Francisco 324 Martincz. José 155, 170
l.etrüws o escusadm 614 Martíncz, Mateo .. 138
Leturia, Pedro de 753 Mrírlin•.1', Ueducciim de, 114, 134, 153, 154. 282.
Lezama. Diego de 152, 153, 154 6RR 727
Llegada de los primeros jesuitas 23 Mrirlirr..~ del Caaró 113
J.ibrerias o Bibliotecas en las Reducciones 467 Martirologio llomano 567
I.ibro de cirugin .. 610, 611 Mas, José 138, 139, 140, 315
Ligoti. Antonio 151. 152, 154, 314, 324 Mascaró, Jaime 135, 14:1, 151, 157, 684
LímileJ, Tratado de 650 Masscta, Simón, IO'l, 103, 104, 120, 121, 122.
Limp, Javier 144, 145, 154. 157, 314, 679 147. 158, 164, 260, 313. 319. 322, 324, 326,
Liniers, Santiago 708 330, 333, 334 348 476
Lizanli, Julián 325 Mastai, Juan Maria ........ 708, 753
Lizárraga, Rcp,;inaldo 91 Maslrílli Durán , Nicolás ... 347, 372, 478
Lizoain, Pedro 215 Mateos, Francisco. 15, 27. 599, 6:"18. 662. 674, 767
Logu. Pedro . 341, 342, 675 {',Jatnirt mr:dictJ 610
Lolieu , Samiagn ... 260, 322 Matheis, Enrique 136, 141, 149, 150, 263, 323
López, José 311, 314 Mathis, Leonie 328, 368, 572
I.ópez, Juan 175 Malilla, José Martín 135, 142. 343, 344
López, Miguel 135, 139, 145. 314 Matrimrmio rrütiano, /.os Guaraníes y el. 279,
López. Vicente F. 728 2HH 289
Lorenzana, Marcial, 30, 88, 89, 93, 94, 134. Maycrhoffer. Lucas 177, 196, 205, Q68
148, 150 312. 319. 326. 327. 335. 336. 348, Mfwroré, Batalla naval de . ... . 39, 126, 127, 740
377. 413, 622 740 Medicina r mt;tliros en las Reducciones, 608,
Loreto, Reducción de, 106, 127 . 133, 134. 147, 612 613
148, 215, 216. 223. 268, 543. 572, 588, 706, Mcdina, l'rancisco 139, 155
710 725 Medrana. 1-'rancisco 142, 149, 314
Losa, Antonio 157, 299 Melrl10r, El indio 598
Loyola, Amonio de 314 Melgarejo, Fl Presbítero 104
Loyola, Martín de 86, 306. 413 Mejia. Diego 314
Lozano, Pedro. 241. 339, 340, 409, 604, 738, 754 Mejia, Juan H. 157
Lucetl , Claudio 260 Mejia, Manuel 141
Luengo, Manuel . 677, 697, 701, 705 Mellado, Bartolomé 136
Lugones, Leopoldo, 8, 167, 196, 197. 218, 279. Memliola, Cristóbal 313
357, 383. "417. 425, 431, 732, 737. 740, 7-18. Mcntloza , Cristóbal de, 115, 128, 141 , 149, 176,
753 i54 313, 333 334
l.ujtill, J\.hueo tlr .. . 520, 523 Meradal"ios, Los Padre!> 305, 313, 70'1
Lujo, Se procuró de.fterrar el ... 292, 745 Mcrleheck. Matías
J.unt~ rio de Wl Siglo . 602, 605. (.07 Mesner. Juan
Lupcrio de Zurbano, 1-"rancisco . 310, 337. .~38 Metraux, AICredo í(i7
629 767 Milicias müionertH 383, 391
Millás, Joaquín 339, 3·\!1
Milleret, Juan d e . 734. 7!\i
Maciel. Domingo 175 Minas de fJlala )' oro . 438, 448
Machoni. Anronio. 60, 62. 285, 311, 314. 324, Miranda Antonio ... 341. 342
Madaillon, A . L. 7 Miranda, hancisco J. 339, 340
Maestre, Juan M. 135. 138 Misa, ¡:,·eruencia en asistir a 277
Magütrados en las RedurcioneJ 367 Misión del Guairá 102
Magg. Francisco 1!"1!"1. l!íi. 314 Müión d~ lo.~ GutJyrunles !Oi
Malocas de los Pauli.1tm· 117. 127 Misió11 dd Pnrmuí 92
Mallié, Augusto S. 15 Misioneros, Vanmes selertu.~ 296
Mallié, Augusto (h.) 13 MisionenH. su vitln f'n las Rt'ducdmlf'S, 266,
Mantegazza, Pablo 674 2% 299
Manuale ad usum Patrum 588, 589 ¡\fisimlt'TOS fmca.lado.~ 297
Maf'fl serreta de los Lusitano.~ 567 Misionems, Faltas entre lo,f 297
Mafms jesulliros de Müiotlf'-~ 56, 81 Mi.ücmeros, Cómo emn rnjJt'lado.1· lo.~. 301, 302
Maracnyú, }'erlmles dr. .. 413, 414 MiJioneros, Expediciones de 313
Maranges. Juan 157 Mi.üoneros, Lo.~ grandes 32!i
Marcó <le! Pont, Jos(~ 51 Mi.üonerOs santos 299
Mariluz Urquijo, J. M., 361 , 432. 695. 696, Misione.~, La Provincia 32. Rl
wLa.r•m w Misiones franciscana .~
729,
88
i53
Marimón. Miguel. 138. 139. 143, 14!J. L"ll. Mitre. Banolom(·
153, 288 315 Mola, Pedro 336
Márques, JaciniO 157 Malina, Francisw 313
Márques, Pedro 155 MQI:ina, José 313
Marqueseti. Juan B.. 145, 149, 153, 299, 314. 315 Molina, Juan dt• 139. l:í5. 157
Martln, José 140. 143. 260 Molina. Pedro 115
Martinez. Diego 136 Malina, Raúl 82. 86. 739. 740, 746. 767
782 MISIONE'i Y SVS Pl!F/l/.0.\" DE GUAUAN!f:S

Monncr Sam, Ricartlo 730 Ojeda. Simón ... . 310. 313, 318, 678
Monroy, Caspar . . . . .... 30, :HR Olnarrfa, Pedro 136
Montea legrc. Juan de la Cruz 1m. 609 Oliva. Juan Pablo 136, 622, 624
Monteuegro, Pedro tic, 50, 51. 52. I!H. 33"7, Olh·enda. José . .. 472
338. 009. 611. 61! 614 Oli\·el'. Jaime, 137. 177, 213, 222, 224, 229, 341,
~fmucs. Juan de (){;~) 342 . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 533
,,~,
i\ (outet•t"t·de, Claudio Olmedo, Manuel 135, 138, 151 , 155
Monner Sans. Ricardo 73·1 Olmos, Francisco de 153, 154, 299
Montijo, Juan :;14 Oneuo, Carlos Luis. 167, 217, 253, 254, 547,
Monzón. Antonio . 469, 694, 724, 726. 727, 728, 612 . 726 768
729, 730 . 749 7G!t Oiiate, Pedro 303, 321. 476, 496 , 618
Morales, Bruno ................ . .. 311. 343. 34-1 Orantia. Miguel 314
~forales . Miguel 138, 154, 34!'1, 346 Ordenes, El liiJro de 266
,\-lcnalidfld, Ftlilas contra la 285 Onlóñez, José 152
Moranges , Juan 153. 31j Orduña, Pedro 152
:\taranta, Antonio 109 Oregio. José 114, 152, 335, 336
Moreno, Tomás 152 Orga . Hernando de 137
MOrner, Magnus, 32, 361. 377. 432, 746. 74g, Org1111hnción jesuilica 305
752 iliH Orgaui:ncióu externa de los pueblos 181
\foussy, Martín de, 425 , 493, 524, 525, 5-13, ~~s :: Orgrmi:nción iutema de los pueblos 263
Mujeres, Coslumbres de /a.¡ 287 Orgauo.f, Construrció11 tle ... .......... 257, 4~3
)fuñoz. Domingo 137 o,·;ge11eS de lm Rt"ducciolleS ~))
)fuiloz. José 314 Oro, Milfas de fJiata y de .... ....... . . 438. 4 ·1~
Murallas)' umjas, (!so de . 294 Orosz. Ladislao ....... ... . 311. 314, 315, 39, 340
~-furiel . [)omingo. 196. 199. 2;i0, 310. 312. 315. Orozco, Crego rio 311, 314, 624
375, 604 626 Orquesta de iudios guara11ie.~ 482
.\1Usicn, / .os iudio.f gw•rnnies y la 47.') Oncga, Francisco 136
Muzi. Juan .. ....... ........ . 707 Ortega . José 314
Ortega. Manuel 29. 89, 316, 348
Ortil. Ronifacio 173, 175
.\"tu"fi)'CU)'Ú 673 Ortiz de Ocampo, Juan •.. . ... 339. 340
~adal Mora. Vicente . 188, 195, 240, 4:19, 464. Onil, hancisco 149
:'H4. :HG. 549. 550. 555, 558, 559. 560. 563, Oniz. Marcos 471
612. 614. 719. i26. 742, 753 7()8 Olamenf1i. Belisario 509
:'\a muí. Francisco •156 <h"ando. Lorenzo 142. l!l3, 154, 1!'15
\"ntit,idad, Ueducciñn de la !l!'1 Oyanide, Audrés de 695
:'\avalan. Francisco ....... 315. 337, 338
:'\a\'arro, Rartolomé 13!1
:"\a\·arro . José Ignacio 314 Palacios, Diego 13R, 141, 176. f.&l
;\a\·as. AtHonio 147. 148, 1!',-1, 157, 170 l'alauos, Manuel 136
:'\embuí, hancisco 4.'16 Palacios. Miguel 675
:"\eumann, Juan n. 314. 320, 567 l'alcrmo . .<\ntonio 136. 149, 313, 33'·· :l36
:\'ew Atlautü de Bacon 181 Palós, Monseñor ... 637, 6il
:"\id:.cl. (;usdno ... 6:!2. 623 Palm, Erwin \\' . 742
:"icto. Francisco Palolli. Esteban 324
.\"hitu, Fscue/as tlf: Panis. Benito 322
.\'ohlt':.a i11dia 268 PamJ{IIflital'fl 267
:"\óhrcga. Manuel de . 24. 117 Parmuí, Müió11 del 92
:"\ogué, Bernardo . 6!19 Parula , Luis .... . . ..... . . . . i69
:'\ogués, Juan ................. . .......... . 471 Parra. Antonio . . 310. 321
.\'otre Dame de Foy 137 Parras. Juan de 136. 149
:'1\oycllc, Carlos 2.?5, 2;i6. 62~. 624 Ptírrocos, /.os misio,erQs eratl 363
:"\ovat, Gabriel 311 l 1 as.~inu, Jaime 142. l!'1-l. 313. 659
Xllt-.{ tm Se1iom de Fe, Cf. .Santa María . l'astells, Pablo ....... . ..... . 11. 15, 16, 738, 754
:"\tírlcl, Ign<~cio 3 11 Pastor. Juan 139, 3 10. 313. 321. 33!',, 3:l(i, 622
:'\lukl, Lauro .......... . .... 292, 29H. 311. 624 Jlaswr. Sil\"ano. 149. 150, 155. 176, 313. 317,
:"\us.'idorfer, Bernardo, 141, 154. 155, 213, 299, 335 529
311, 313, 314. 320, 343, 344, 369. 373. 417 . 11atiño, Gabriel, 148, 156, 157. 263. 264, 62'l. 645
418. 435. 474 . 625 , 633. 635, 656, 6!'18, 661. 675 P11tim. del Colegio 252. 253. 254, 257. 258
Pnt1'itl Arge·ntina, /.os Cuaraníe.f y la 726
Panicio. Pedro ............ 313. 317, 324
Ohcrli. FCf lerico 76H Patro11ato, /.as Redllcciones )' el 362
OMsJm.~. 1•Üiltm las Reducciones Paulistas, Cf. Malocas.
Obrtl.~ de tute, ,\fercado para la.f 455 Pefta, Enrique y Elisa, 493 , 497 . 505. 506, 509. 572
Observatorio Ast ronómico 001 Peña. José de la 314
Ocio.fitltld eliminada 4',1 Peñaflor, Pedro N. 471
Ofici11as y talleres ......... . ... . , . . , 2f,'; Per....-. Jooé M .. 186, 187. 23R, 272. 273. 276,
Oficios o empleos, "•riedod de ... 452. 4 .;~: !88. 211(1, 291 , 339. 340. 599, 674. 763, 742. 750
Ojeda, •·eruando 157 Pérez ·"costa, •·ernando 768
INDICI~ DI·: PFRSONA.'i }' .\IATI~RIAS 783

Pércz, Carlos 143, J57 Que !le, Otto 3:i7, 360, 746
Pércz, Ignacio 148 Qucsa. Lucas 314, 324
Pércz, Mateo 157 Quesada, .Juan 138, 297. 315
Pércz, Miguel 450 Querini, Manuel 149, 314. 389, 485, 625
Pcschkc, Enrique 311, 320 Qucve1lo, Francisco 218, 313, 324, 34:"1, 346
Pesles eu /tu Uedu.cciones 149, 616 Quintana, Salvador, 147, 148, 154. 170, 333,
Pétola, Tobías, 139, 140, 145, 147, 151, 170, 334 689
263,. 299, 314 434 Quiroga, José 64, 315, 339
Pctragrassa, Antonio. 155, 263, 319, 533, 546, Quirós, Antonio de 685
!í47 622
Pfitze r, Gaspar .. 31:), 337. 338
Piedad e11 las Red~tcciones 284 Rada, Andrés de, 242, 310, 333, 334, 363, 618, 624
Piedra, Juan de la 141, 176 Ramila, Pedro 137, 138, 155
Piedrahucna, Alonso de 314 Ramircs, Sebastián 138
Pifereui, fiernardo 137, Li2, l:l:í Ramires, Juan 609
Pilas bautismales 223, ~21 Ramiro , Pe<.lro ele 143, 150
Pifelfu o estrmque.f 610, 611' 612 Ramoncita, El indio 707
Pimenrel, Schastián 139, :1J.t Ramos, Juan 140, 151, 263
Pinedo , Ferdinando 323 H.r11ulle, Dibujos de Guillermo :!41
Pinto, Luis 704 Ramunnicr, Jacobo . . . . 62, 132, 317, 347
• Pi1tlura, Lo.~ indios )' In ... 257, 4;)3 Raposo, Tavarcs 119
e, Piñateli. Agustín · . · · .. · · 314 Rasponi, 1-'rancisco Maria, 135, 141. 149, 153, 176
Pío 1X y las Reduccione.f 712 Ravignani, Emilio 32
Pirapó, Catarata riel ·lO Raynal, JO
Piriohí , Cristóbal 487 Rcchbcrg. Carlos 314, 341, 342
Pivcl Oevoto, Juan . 676, 692, 710, 7:i4 Recogidas, Cas<J de las 258
Piza , Bartolomé 140, 145, E"d, Li4, 696 U.rcojJilación de lnditu 263
Plana, Agustin 31:) Uedurriones, Comienzos d e fas 91
Planes, Antonio 140, 141, 143, 145, Eí2 , l:i4 Rer/ucrim1e.~ co11sideradas Doctrint1s 363
Planes. Lorenzo 315 Ueducriot/eJ, Modelo de las 181
Plantich, Nicolás 315 Retfucrio11t:.{, /.as Aldeas del !Jrasil )' fas 182
Pltlltl, Mii/(IS de oro )' •138, 445 Red1trrio11es, }ufi y las JR3
Plnteda misionera 257 Uerlucrim1es, Iglesias de fas 203
1 Pla!ón i42, 743 Uetfucriotles de ltrlli11es 110
Plattncr , Félix, 117, 216. 227. 499, :íOI, :i03, Regidores, Número de los . 2GR, 367 ,371
510, 512, 515, 521. 6i4 769 Rcinmann. J.'crnamlo 320
Plaza. Juan 314 Relajflririll refip:iosa y apostólica 298
Plaz.(ls en los jmeb/oJ rle Guanmíe.~ 197, 1!)8 Ut•ligimirlud rle los inrlio.f 272
Pleilos, Jueces de .. 263, 376 /lf'h;jes de sol . 25:i. 604. 605
Población misionem 366, 622. 678, 694 Reos di' trairió11, AfgutiO.{ jesuitas 675
Poliria misionera 372 RepúfJ!ica jesuítim, ]anuís /¡u{JO wm 357
Poligami(/ entre los Guaraníes 79. 287 Reshinger, Ulas . . . . . . . . . ........ 148. 150
Polo, l'cdro ..... 3H, 346 Restim. Pahlo. Tt9, 152. 299, 313, 314, 324.
Pomlmf, l .aJ Retlucci(JIIt!.f seglin 3:"17 369. 434 , 474. 59R, :i89 590
l'ompcyo, Juan :'\L 142, 152. 314. 324 Uetrelt's ,. l'.~cti .mdos G\5
Pons, Jos<" 153 Rctz, r·randsco ... 622, 625
l'o~~~..:u, Orestc, 399. 400, 402. 419, 422. 423, Rey, Trifmlo dehido al 377
748
Rihera, Adolfo 508
Porras. Juan de 136, 148, 149 Ribera. lrancisco 706
Portal. Bias del 314 Ribera. Juan A. 691
Pone!. Cristóbal 139. l:i:> Rkardo. rrancisco l!í2. l:i3. 154. l:i 7. 323, 324
Porto Alegre 277. 285. 455, 501, .102, 504 Ricci. Lorenzo 625
Porto, Aurclio :i33, 699, 69.1, 969 Rko, Juan José 311 314, 315, 323, 34 1. 342
PueMos )' los
Porll.li!llt'.H!.\, Los Side iOi Rilln, Lorenzo 311
Prím<~li . .Juan. 149. 177, 189,314,551,552. :i.H. Nío l'!llatiÍ 40
554, :i:i8 714 Uío Urug~tay 36
Procuradores de los pueblos 2~. 268 Uío Pammí 39
Propietarim, /,oJ indios eran . '. 425. 426 Ripari. Antonio .. 308. 324. 326, 348
Prouincin tle Mísio11es, La 32 Riqtu•:a~ de fns Retlucciotle.{ ... 341. 433. 748
Provincia tlef PnmgtUJ)' e11 li67 67i Rivarola. José 135, 13R, 141, 1!í3, 157
Provincinles jesuitas del Paragua)', 309, 310, 622 Rivas. Roque 313. 622
hnW IW Ri\·cra. :\ntonio 138. l:i!'i
Puestos en la.{ Estancias 680 Ri\'era, Francisco 141. 142. 153, 176. 177
Pujo!, Manuel 314 Rh·cra. Juan de 315
Púlpitos misioneroJ . . . . .. 3:W, 231 "R:ohertson. Rrothers.. 472. 693, 697, 702
Puri(icaciótl, Cf. Candelaria. Robles. Francisco de, J39, 150, 263, 314, 315.
34:) 346
Queirel, Juan, 2:H, 260, 615, 716, 717, 720, Roca, Ignacio N. 314
721 724 Roca . Juan de la ..... 245, 296. 311
784 Ml.\/OXES r SCS Pl'f:JJI.OS DE GUARAl\'IES

Roca , Luis de la 3H, ~24, 343, 344. 625 San Ignacio Mi,;, Redttrcióll dt' , 105, 134,
Rocamora. Antonio ............ .... 313, 722 141, 147, 157. 160, 167 . 169. 170, In, 1~5.
Rocamora. Tomás 708, 726 212, 216, 234 , 235, 236. 2-t8, 260. 264 . 471,
RO<Ieles, Domingo )55 524, 534 , :H3, 547, 702. 710, 722, i23 72.>
R()(lrígucz, Alonso 113, 151. 313, 394 Son lgt~acio de J.oyola, Redttccióll de, 19. 23
ROOriguez. Ambrosio 24 B ~
Rodríguez, Antonio 609 Sm1 Javier, Reducción 1le, 122, 134, 153, 211,
Rodríguez, Bernardo 4~16 242, 252, 306, 472, 546. 590. 691, 7()(J, 721, 727
Rodríguez, Lucas 138, 139, 148,
299. 645 San }ose, /letlucción de, 132, 133, 134, 155,
Rojas, Alberto 286, 428, 469. 622, i44, iiO 189. 199, 470. 71 l. 720, i2i 771
Rojas, Francisco 314 Stm Juan, Reducción de, 144. 145, 146, 190,
Rojas, Jsidoro 136, 141 199, 200. 204, 232. 2:.5. 2!'18, 449, 475, 484,
Roj as, Pedro ....... .. . • .. . . 138, 150 653, 699, 716 717
Rojas. Ricardo 607 S1111 J.orenzo, R educáón de, 143, 144, 200, 233,
Rojas, Salvador .......... ... ....... 31. 148. 313 271. 286, 471. 674, 675, 689 719
Romero, Fernando 314 Stm l.uis, Reducción de, 142. 2(KI, 250, 252,
Romero. Juan 313, 348
30, 148, 309, 283. 488, 689 719
Romero, Pedro, 114, 133, 148, 149, 151 , 154, San Manln, Jo'rancisco de .............. . 33, 313
157, 312 348 S<tn Martín, General José de 728
Rosa, Tom:is 141. 14R, 313,
314, 324 San Martfn, Sebaslián de ... 311, 314, 3-13. 344, 625
Rosdno, Juan 675 Sm1 Miguel, Reducción de, 114, 133, 134, 141,
Rua, Andr(•s de 157 142. 1:.7. 174, 176, 177, 196, 205, 206, 207,
Rucs, Gaspar 320 208, 214, 233, 236, 257, 279, 456, !il6, 518,
Ruiloba, Manuel de 699 :) 19, 522, 5!'11, 552. 620. 653. 666. 6K9, 690,
Ruinas actuales de las Reduccio11n 712 720 725
Ruiz de los Llanos, Diego 150 .-.1/11 Nicoltis, Ueducdón de, 110. 141, 200. 242 ,
Ruiz de Momoya, Antonio, 76, JO:), 122, 123. 471. 532, 619, 653 719
124. 126, 128, 129, 130, 134, 148, 270, 297, Sándtez. Rernahé 314
312, 328, 329, 333. 334, 380, 473. 480, 527. S;ínchez. Cris1óhal 13r,, nHI, 149, 265
567, 589 . n:; S;inchez . Eugenio 313
Ruiz, Diego .. 311, 314 Sánchez, t' rancisco 155
Ruiz, Matías 313 S;\nchez, Isidro 143. 149
Ruiz, Santiago l:)i. 354 S;\nchez Labrador. José. 33. 44 , 45. 46 , 47 , 4R.
Ruiz Moreno, Anibal . 24i. 260 59. 52. 53. 54. 55. 69, iO. 75, 113, lr12. 153 .
Ruta del Guairti a Misiones . 12S 204, 225. 239, 240, 250. 251. 253, 25i, 259,
Ruyer (o Royer). Claudio, 143, 147. I!H, 164 . 286. 298, 315, 339, 340, 409. 449. 450. 474,
312. 317. 319, 322, 3286, 337, 338, 348 479 603 645
Sánchez. Man ue l 313. 314
Sanna, Petlro 130, 147, 134 , 170
Stmla Antl , Retlucción tle, ll!'1, 132. 149, 150,
S<tbas. !\kol.ts de ~1 235, 248. 2A3. !'143. 546. 604 , 611. 691, 702,
~acra mento.s, Frecuencia de 217 710, 713. i14 723
Saint Hilaire, Auguslo ' .... 693, 6!li Santa Cruz. Hernando de 154, 313
Sala, Pedro .J . A. 7Ui Stmllf Maria de Fe, Reducció11 dr, 132, 1, 1,
Salas, llicgu de 677 137. 138 702
Salas, Ju<tu de 1:33, 154 Sau/11 Maria la Mayor, Reducción de, 151, 152,
Salas, Nicolás .... . .... . . .............. 314, 324 214. 222, 223. 228, 236, 239. 261, 470. 4!>4.
Salazar. Diego de 128. 151 , 1!)3, 164. 260 , 332 499, 589, 590. 687 . 709, 711. 720 i27
Salinas, Juan :\. 138, 314, 324 S1mta Teresa, RedttrciOn dt' 115
Salinas, Leandro 13R. 147, 149, 313. 622 Santa Rosa, Reducción de, 102, 134, 139. 199,
Sallusti, José . 707 200, 201, 232. 239, 276. 283, 293. 493. 494,
Saloni, Juan ..... 29. 89. 316. 348 49K, 515, 563, 702 . . . 711
~altos del Guairti 42 Stmla Tecla, lt~cidente de 667
Saltos del Uruguay 39 Stmtiago, Reducción dt', 134, 138, 230. 293,
San Alonso, Capilla de 706 492, 695, 702 711
Sar~ /forja. Cf. Francisco de Borja. Stmto Angel, Reducción lle, 135, 145, 200. 203,
San Carlos , Reducción de, l 14, 117, 134, 154. 280, 471, 49'.!, 517, 653 fl66
155, 197, 283, 470, 487, 689, 709, 710 . ... i23 Stmlo Domingo, /leligio.ws de 175
San Cosme y Damián, R educción de, 101, 104. Stmlo Tomé, Reducción de, 133. 155, 156, 188,
114, 132, 134, 139, 140, 208, 211, 225, 226. 190, 217, 284, 293. 32!'1, 407. 471. 666. 681,
230, 231 , 471, 554, 564, 565, 601, 604. 610 . 702 . 705, i23 ;~¡
San Cristóbal, R educddn de 116. 123. 13t Sanz, Vicente 312. 315. 34!i, 346
S1m Francisco Borja, Reducción de, 26, 27, 28, Sarad~ll. Juan 136. 149. 314
140, 142, 143, 144, 198, 223. 225, 226. 281' Saravia. José 1r12. 313. 622
533, 683, 706 ... 797 Sardahcli, t'rancisco 14!'1 . ws. 157. 31!'1, tJRa
San Ignacio Guazú, Reducción de, 93, 97, 116, Sastatella, Juan u::
134, 136, 204, 214, 217. 225, 239, 259, 273. S11télite.~. Oluenmción de lo.\ 61>!1
278, 293, 478, 493, 494. 499, 500, 326. 684, .\1/)'t'S, F./ espoño/ito í7
702, 711 ;13 ScalpJno, Rodolfo 505
/,\'DICE DI-: PI~/VW!\'AS Y .\IATEIUAS

Schenone, HéclOr 311 Tcrrén, Domingo .. . . . . . , , . . . . . 154


Schmitlt, José ,_14 Terrero , Domingo .... . . . .. . . . . 145
Schmidt, Martín . .. ~IL ;,tH Tcschauer, Carlos ..... . .. .. . . . 330
Schuller, ROOolro 741 Tirayú, José 672
SefJtf, m Cacit¡ue 7tt0 Toledano, Ignacio 314
Scpp. Antonio, 144, 145, 152, 1:):), 157. ;¿:);, Tolcd;mo, Juan 40
2()3, 288, 314 , 320, 331 ' 450, 475, 482, 483, Toledano , Sebastián 136, 139, 141, 176, 314
484, 488, 525 ,. 548, 551. 567, 618 738, 753. 771 Toledo, Ramón de 141 , 151. 152, 153
Sermot/eJ y Exemplo.s :,9u Tolo. Hemardino 313
Serna. l.orcnto 139, :!6U Tmm\s, Juan 138, 141. 1!'12, 157. 176
Scrra. MiKucl A. . ..... . ........ 308, 314, 324 Tonhé. Venancio 169
Serrano, José, 148, 311, 313,567.568, 592, 620, 622 Torra lcs, Bartolomé 119
Seroicios preJtttdos po,· los Ü1dios ... .. 391, !)IJ(j Torre Revcllo, José 698, 70'-l, 772, 751
Sierra. Vicente )). 715, 746, 771 Torn:s, Diego de, 28, 30, 31, 56, 91, 104, 153,
Siete Pueblos, El tratado de 17'0 y los, 650, 1 ~4. 185, 194, 309, 320, 326, 327, 334, 348,
660 674 4i6, 608, 609, 622 710
Silva, Rlas de .... . .. . . . .... . . 298, 311. 620, 621 Torres, Domingo 126. 176, 532
Sih·a, 1-'rancisco 471 Torres, Martín 15 1. 314
Silva , Pedro . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 3 14 Trabajo , /.a educación por el 449
Silva, Ponciano 471 Tmlmjo agrarltdJfe y provechoso 465
Simoni. Santos 1:)2, 687 Tnmsmig ració11 de los pueblos 127, 134
Sistema económico de las Reducciones . . . . 397 Trata(lo de Cin1.gia ... . 608, 609
Situació11 eclesitística de las Reducciones 361 Tmtmlo de Limites de 1750 650
Situación politica de las Reducciones . . . . 337 Tmtmlo de /.im ites de 1n0. Anulación del
Skal. Adolfo 139, 140, 152. 153, 314 Tml1tdo de 1750 674
Sobrino, (;aspar ....... . ..... . 310, 313, 317, 618 Trcjo, Hcrnanlo 350
Sobrino, Lorenzo 310 Tril1uto deb ido al Rey 377
Solalinde, Antonio 26(; Tri11idll(f , /leducción de, '97, 98, 134, 139, 209,
Solalinde, Juan A. I IJ 214 , 21:) , 225, 236. 530, 53 1. 551. 553, 694,
Solano, San hancisco 361) 7UJ, 711, 713, 720 722
Soler, Tom:\s 175 Trostiné, Rodo lío . 5 12
Solórzano, Juan 317 Tuclla, Pedro . .... 470, 471
Soto, José de 141. 176 Tupichapotá, handsco J . 469
Sot01nayo r, Diego .. . .......... 314 , 618 Tufmmba ti 400
Southe y, Roberto, 132, 6 16, 731; TufJiciró o Cotigum.ü 258
Spcldcr, Juan . . . 3~2 Tux. Carlos, 136, 141, 147. 153 , 15.'í, 170, 314,
Staes, Gil (o Egidio). H~. 3:!3 34 1, 342. 663 675
Swrni, Julio G. . . . 12:)
St rcichcr, Miguel :ll 1, .íti7
Strohel, Matías, 138, 148, 313, 314, 320, 325, f11S Reducciot~es, 134, 140
U l>icacióu rlefitt itú't' de
341. 342, 484 . 491 , 622, 687 .. .. 7:' 1 l'cetlo, Fra ncisco J .. 145, 153, 170, 260, 299, 315
Su;\rez, Buenaventura, 136, 139, 152. 153, 29~ , l ' mcres, Jo~ 141, 147, 170, 263
601, 606 (ill t 1nger, J osé 139, 14R, 335 , 337 , 338
Smlrez, Diego 151. 152, 313, 61.~1, f)~~ U rba nismo gunm11ítico 194
Su;írez, 1-'elipe . . . . . j~ 1, frJ l.:rhi na, Hlix de 136, 15~
Smírez, hancisco (J7:i Ureña. Tom;ís 136, 335. 336
Su;\rez. Juan 115. 1:)2 Urihuru. hancisco J. 511
Su¡\rcz d e Toledo 128, 313, 332, 335, 336, 622 Urtasun, Manin J. IU4, 105, 14i. 148
Subterráneos . .. 441 , 442, 614
.''ilu:eJos de repercusión ex tema .. . .. .. 625, 704
Superintendentes de Guerra .. 263, 364 , 389, 622 Vadell. Abe l 754
SufJaiore.f de las Reducciones, 263, 312 , 313, 626 Vaisseau. Juan 148, 348, 479. 480
Valdelirios. Marqués de 661
Valdh•ia, Pedro 157
Tal11amer. Cf. Dalhamer. Valdivieso, Francisco d e 139
Talleres de estatuas 257 Valenchana. Teodoro 139, 149, 313
Talleres de dorado 257 Vallés. José 314
Talleres de tejidos 257 Vallés, Juan 260
Talleres tipográficos 572 Va ncuwm, Jaco bo . 142, 145, 153, 155 , 314, 323
Tambos o posadas 189, 624 Vansu rck, Justo, 120, 122, 124, 132, -'13 , 317,
347
i:~:~~.n:~~l~:~: ~~. ' ... '. '. '.' ..'... ' 322. 323. 332. 333
·1·1·0.' !~~ Jlttquei'Ía .~
Vareta , Jua n
. 264, 400. 402 . 410, 746
472
Techo, Nicol:\s del. 132, 133, 153, 321 , 322, 337.
338. 348, 353. 570 57 1 Vargas, José de 141 , 147, 155, 170
Vargas y Pérez, 1-'ra ncisco 317
Tcje<la. Rartolomé 140
Tejeda, Jo~ 135, 149, 153, 157 J'Mget~tiu elogio a Sudrez. 601
Tt•jcda, Juan . . 314 Varnllagett, Errores de .... 70. 77
V;izquez de Agüero. Juan 642
'l t" ierlnr. Jaime 314
Teniente tic (;!)!,e~t~ador . . . 268 V;izquez. 1-' rancisco .. . . 309. 3 10, 313, 317
786 MISIONES Y SUS PUIWLOS DI-: GUARANIES

Vázquez Trujillo, Francisco, 122, 127, 128, 13G, Wells, H . G ............ .. • . 13


310, 311, 320, 333, 334 622 Wcrle, Tom:\s 314, 320, 395
Vega. Bernardo de la 143, 314 Wcrnickc, Edmundo 483
Vciga Cahral 649 Wolff. Juan ........ 314, 321
Vela, Juan 152, 314
\'t'lasc.:o, Antonio 314
Vera, Francisco 175 Vabacú, Domingo
Vera y Mugica 6·17 Vaparí, Juan ...... 507, 577,
Vergara, · ·rancisco 314 Yapeyú, Reducción de, 156, 157, 188, 213, 251,
Vcrgara. Manuel 312, 315. 343, 3H, 62U 283, 293, 403, 471. 484, 48:), 492. :i99, 666.
Vcritas, Gcorge . 444, 446 671, 682, 719 727
l'estir ele los indios misioneros, El, 73, H. 291, 29'.! Vapuguay . Nicolás 59(1, :)93
Vialc J)az. Manuel ;,s:¿ Yaba Ma!e . Cf. Hierba mt~le.
Viana. Juan de 30, 309, 313, 317, 321, 3·1B l't·riNJ.Ies de las lkdttccioues, 38,410, 411, 415,
\'ictoria. Monseñor ........... ... 28, 306, 307 417 418
l'idtl esphitual etl !tu Reducciones, l.tl 27:! Vcgros, Joaquín d e 157, 341. 342
Vida!. :\llloniu 3;,3 Vcgros, Juan de l39, 148, 1!'19
Vidal, Diego 136 Vcgros. Martín de 143, 148, 153, 299
\'idcla, Jo.o;é 149 Vcgros, Schasti:ín de 13R, 139, 152, 1'>3, 261
~~~~~ ~ Vcyt'l. Juli:ín 456
Vila . juotn 1-12 Vo n. Juan n. 1'18, 320
Vilcrt , Agustin 149, ¡;,u
Villagarcia, Hlix de, 137, 140, 15-l, 261, 299,
314. 343 3H Zabala. Bruno ~f. de . 637, 689
Villanuc,·a. Miguel 147 Zabala. Lucas 311. 314
Za~;,;,í.a~ ....~~r-~•~i.. ~~: ..~~~: ..~~~:. -~~~~... -~~~·
Villagdn. Anwnio de 314
Villa deja. Alejandro . . .. .. 147, J.1R. 1:''13, 170 154. 271
Vill()(las, ·Marcos 149 Zalazar, Diego de 147, 158
Jl;,ielas tipográficas . :lW2. ;)93 Zapata. Alonso 137, 14j, 314
Visconti, Ignacio .... 622. 625 Zapata. Bias 637
Vitelleschi , Mudo 623 Znil:1k . :'\orhcrto 612
Vi\'erós, Felipe 136, 140. 153. 322 Zípoli. Domingo .. 324, 488
Vocabulal'io de la lengua guarani :)89 Z0tfmo.~ diversos .............. , ...... 441, 442
Vogr , Federico 7i3 Zubcldía, Joaquín 143, 611
JNDICE GENERAL

l. Autccelh·nks dl· 1(/s Rl·tltuáones


1. Los Jesuitas y la Esparia de los siglos xv1, X\'11 y X\'111 lí
2. Llegada de los Jesuitas al Río de la Plata .... .. . . 2'S
3. La J>rovinda de Misiones . . ... ...... . . 32
'1. Los Indios Guaraníes v su idioma íO
5. Los nmquistadorcs y l<;s misioneros . . .. . ... . . . . Hl
ti. .1-Icrn:tndarias, las Enc:omicndas y las misiones franciscan<• s }15

11. f:stabl eciminllu de las R educcionl'S


7. Inidadún de las Rcdun::oncs .. .. ... . .. ... ... .. .. . .. ... 91
8, La misi<'m del Paran<i ............. 92
9. La misi()n del Guainí ............. 102
lO. La misif)n de los Guaicurúcs 107
11 . Reducciones de Tapes e lsistines . . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 11 O
12. L<~s invasiones de los Paulistas entre 1612 y 165fi 117
13. Tr"nsmigración de pueblos: 1631-1638 127
11. UbiGtcibn definitiva de pueblos en el Pa ragua y 134
Jfi. Ubie<1ciún definitiva de pueblos e n el Brasil . . . . . . . . . . . . . . . . . . . 140
17. Ubicación definitiva de pueblos en tierr;.¡s a rgeminas . . . . . . . . . . . 146
18. Los pueblos de San Ignacio i'vliní y de S<m Miguel 157

111. /)isposin"ÚII t~ xlnna de los purblus


19. Cuál fue el modelo de las R edut:dones 181
20. Emplazamiento e índole edilicia de los pueblos misioneros 186
21. Las iglesias en las Reducciones . . . . .. . . .. . . 203
22. L<ts casas de los Indios 237
23. La casa de los M isioncros 251
24. Ofidn<ts, talleres, tambos 257

1V. Organización interna de los pueblos


25. Organización interna de los pueblos misioneros 263
26. La vida espiritual, alma de las Reducciones 272
27. La familia y los hijos 286
28. El relativo aislamiento de las Reducciones 292
29. El misionero y su acción comunicariva 296

JI. Los misitmeros de Gutaanies


30. La _organización jesuftica y los pueblos Guaranfes 305
31. Las expediciones de Misioneros, venidos de Europa 315
32. El internacionalismo misionero 316
33. Los grandes misioneros 325
34. Roque González de Santa Cru< S50
788 MISiONES Y SUS PUf:JJLOS DE GUARANIES

VI . Situación jurídica de las Reducciones


35. Dependencia política y eclesiástica de las Reducciones 357
36. Gobierno civil de las Reducciones 366
37. La policía y la justicia en las Reducciones 372
38. Cómo se pagaba el tributo al Rey . . 377
39. Las milici ;:~s misioneras 383
10. Servicios prestatlos al Rey por los indios 391

V11. La economía misionera


41. El sistema económico misionero 397
42. Las vaquerías de las Recluccioncs 402
43. Los yerbales de las Reducciones . ... . . . ... . . . ... . . . . . .. . . . ... . . 410
44. El comercio de los pueblos de M isioncs 419
45. La propiedad privada y colectiva 425
46. Las riquezas de las Misiones .. . ........ . 431
47. Las minas de oro y plata en las Misiones . . .. . . ....... . 438

VIII. l.a educación misionera: artes, ciencias


48. La educacicln popular, mediante el trah••jo . .. .. ... .. . . . 449
19. La enseñanza primaria y la del castellano .. 465
:;o. La música y el ca n to en la vida misionera 475
51. La danza y el drama .. . .. .. .. .. .. . .... . .. 489
52. La pintura y la escuhura en las Reducciones .. o • o • • o • ••• • • • 493
53. La arquitectura misionera .... . . .. ............... o •••• o •••••• 52(;
54. La imprenta en las Reducciones 566
55. Escritores im.lígenas misioner<)s 597
56. Un Observatorio Astronómico en las Reducciones 601
57 . La medicina e higiene en las Reducciones 608

IX. Sucesos de n~pet·cusión externa


58. H echos diversos atingentes a las Reducciones acaecidos desde 1616
hasta 1700 ...... .. ...... .... .. .. .... .. .. .. .. 621
59. Hechos diversos acaecidos entre 1700 y 1767 .. ~61· 1.
60. Los indios misioneros y la Colonia del Sacramento .. . . 646
o •• • •••

fil. El Tratado de Límites de 1750 y los Siete Pueblos ,!í96'6 V16 -


fi2. La sublevación de ]os Siete Pueblos ... . ............. . . . . . . . . .. . 660
63. Las campañas contra los indios misioneros ... 667
64. La expulsión <.le los Jesuitas de las Misiones 679
65. Causas de la decadencia de las Reducciones (1768·1818) 697
66. Los pueblos de Guaraníes y sus ruinas ............ . .... . . . . . . . . 712
67. Los indios de las Reducciones y la Patria Argentina .. 726
68. Elogios, vituperios y un juicio ecuánime . . 730
Notas 737
Bibliografía 755
Indice de personas y materias 775
Este libro sobre Misiones y sus pueblos de Guaranies. que su
autor comenzó a componer en 1915, terminóse de imprimir en Jos
talleres de la Imprenta Balmes, sita en la calle Rauch , en la ciudad
de Buenos Aires, al número 1847, y sus postreros pliegos fueron
retirados en los últimos días del año mil novecientos sesenta y uno
y primeros de mil novecientos sesenta y dos. Hizo posible su im·
presión la generosidad del actual Gobernador de la provincia de
Misiones, doctor César Napoleón Ayrault . y otorgó su vistobueno
para la impresión el Padre Cándit.lo Gaviña, Provincial de la Pro-
vincia Argentina de la Compañia de JesUs. t.lado a los seis días del
mes de no\·iemhre, y monseñor Antonio Rocca, vicario general de
la Arquidiócesis de Buenos Aires. quien otorgó su permiso a los
diez y ocho días del mismo mes y año. En los mencionados tallens
gráficos corrió con la tipograría el señor Alfonso Lladó, quien me·
rece justo reconocimiento por su noble labor. Sea todo a mayor
gloria de Dios.

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