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Rafael Carrera permaneció alejado de la escena política hasta 1837, año en el que
participó, al mando de un ejército popular, en la revuelta que acabó con el
gobierno de Mariano Gálvez y motivó, a instancias del propio Carrera, su
sustitución por Pedro Valenzuela como presidente de Guatemala. En marzo de
1839, Rafael Carrera y Francisco Morazán volvieron a enfrentarse militarmente,
con victoria del primero, lo cual significó la desaparición de la República Federal
de Centro América, en manos de Morazán, y la consolidación en Guatemala del
poder militar de Rafael Carrera, que a partir de aquel momento y hasta su muerte
fue la máxima figura del ejército guatemalteco.
Síntesis biográfica
Era hijo de Miguel Ydígoras Herreros y Atala Fuentes Ugarte. Fue
inscrito en el Registro Civil con los nombres propios José Miguel
Ramón. Estudió su primaria en la Escuela Práctica de Guatemala y, a
los 17 años, ingresó a la Academia Militar, en donde, en 1915, se
graduó de oficial de Infantería y de Ingeniero Tipógrafo. Se casó con
María Teresa Laparra con la cual procreó un hijo.
Carrera política
Desempeñó diversos cargos en la administración pública: Subdirector
de la Academia Militar (1920), Jefe Político en los departamentos
de Petén (1927), Jalapa (1929), Retalhuleu (1931) y San
Marcos (1935) y Director General de Caminos (1939 a 1944).
Durante el Gobierno de Juan José Arévalo fue Embajador
de Guatemala en Inglaterra (1945 a 1950).
Gobierno
Durante su mandato malversó las tierras fiscales en favor de
la United Fruit Co., rompió relaciones con Cuba, facilitando el
entrenamiento en Guatemala de tropas anticastristas, y reprimió
violentamente a sus opositores.
Tras trece días de suspenso por una supuesta manipulación del escrutinio,
la Asamblea Legislativa declaró vencedor a Fernando Romeo Lucas García
sobre el coronel y ex-dictador Enrique Peralta Azurdia, propuesto por el
Movimiento de Liberación Nacional (MLN, de extrema derecha), y el general
Ricardo Peralta, en representación de la democracia cristiana. El 1 de julio
de 1978 Lucas García recibió de Laugerud la presidencia de la nación.
Lucas García llegó al poder con una reputación de general liberal,
aparentemente financiado por el entorno del ex-presidente militar Carlos
Arana Osorio (1970-1974), y la promesa de poner fin a la endémica violencia
política, que se prolongaba con creciente intensidad desde hacía
veinticuatro años. No obstante, prosiguieron las exacciones del Ejército, los
escuadrones de la muerte y el frente de las guerrillas indigenistas. Episodio
dramático de esta realidad cotidiana fue la ocupación de la embajada
española por un grupo de campesinos en mayo de 1980, que concluyó con
un mortífero asalto de las fuerzas de seguridad saldado con treinta y ocho
víctimas, entre ellas el padre de Rigoberta Menchú.
El 7 de marzo de 1982 tuvieron lugar unas nuevas elecciones que
otorgaron la victoria al candidato del oficialista Frente Democrático Popular
(FDP), el general Aníbal Guevara, en un clima enrarecido por las
acusaciones de fraude del derrotado MLN. No pudo Lucas transferir el poder
a Guevara, ya que el 23 de marzo le derrocó un golpe de estado militar que
aupó al poder al general Efraín Ríos Montt. Lucas García residió
posteriormente en Venezuela, retirado de la política y del ejército.