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“EL SOL Y LA LUNA” el zorro les contaba historias de animales fabulosos y las grandes hazañas de su padre

Pachacámac, y de su madre Pachamama.


En tiempos muy antiguos, Pachacámac, el dios Sol, y Pachamama, la diosa Luna, Cierta noche, la niña tuvo un sueño extraño y se lo contó a su hermano a la mañana
tuvieron dos hijos mellizos, a los que llamaron Willcas. Los Willcas eran un varón y una siguiente. – Soñé – le dijo – que tiraba mi sombrero al cielo y no regresaba, que tiraba al
mujer, pero se parecían como dos gotas de agua. cielo y no regresaba, que tiraba al cielo y no regresaba. ¿Qué querrá decir mi sueño?
Un día, Pachacámac desapareció misteriosamente. Preocupada, Pachamama les dijo a Mientras los niños pensaban en el significado del sueño, una larguísima soga bajó del
sus hijos que había partido en un largo viaje. Pero cierta noche, los niños vieron una luz cielo.
en la cima de un monte y le dijeron a su madre: Entonces, el pequeño zorro se acercó y les dijo: - suban por esa soga. Ha llegado el
- Allí debe estar nuestro padre Pachacámac. Vamos a buscarlo. tiempo en que ustedes deben regresar, Los Willcas les hicieron caso, se despidieron con
Pachamama los llevó hasta allí y llegaron a una cueva donde vivía el pérfido Wacón, dios lágrimas en los ojos de su bondadoso protector y comenzaron el largo ascenso hacia las
de las tinieblas. Este fingió amabilidad y los invitó a comer. alturas.
- Niños, vayan a buscar agua – les dijo a los Willcas -. Aquí tienen este cántaro. Cuando llegaron al final de la soga, encontraron a su padre Pachacámac convertido en el
Pero el cántaro del dios de las tinieblas estaba rajado para que los niños demorarán en majestuoso dios del cielo y envuelto en una inmensa manta azul resplandeciente.
regresar. Durante su ausencia, el pérfido Wacón intentó enamorar a Pachamama para Éste los abrazó contra su corazón y para que no corrieran más peligros, tocó primero al
hacerla su esposa. Y, como ella se negara, la convirtió en montaña. varón en la cabeza, transformándolo en el Sol. Después tocó a la niña, transformándola
Cuando los Willcas volvieron, preguntaron por su madre. en la Luna. Desde entonces, los Willcas viven en el cielo y su luz alumbra los días y las
- Su madre tuvo que partir pero regresará en unos días – mintió Wacón -. noches de los seres humanos.
Mientras tanto, se quedarán conmigo. Pero Pachacámac no olvidó a su amada esposa Pachamama y siempre le envía la lluvia
Como el tiempo pasaba y Pachamama no regresaba, los niños comenzaron a llorar como regalo. Y Pachamama no olvida a los animales que cuidaron a sus hijos ni a todos
amargamente. Una madrugada pasó cerca de la cueva una lechuza, que al verlos los que viven sobre la tierra. Por eso los cuida de mil maneras y les brinda alimento,
tristes les dijo: abrigo y protección.
- Wacón es un dios malvado. Ahora que duerme, átenle la cabellera a un árbol y Mito Inca.-
huyan de aquí.
Los Willcas le hicieron caso amarraron los cabellos del dios y escaparon mientras el Sol
arrojaba sus primeros rayos sobre la montaña.
Cuando Wacón despertó, tuvo que hacer un enorme esfuerzo para desatarse.
Luego, buscó a los niños hasta que comprendió que se habían ido. Entonces comenzó a
recorrer los alrededores y preguntando a todos los animales si los habían visto. Pero los
animales desconfiaban del dios por su enorme crueldad y no le dijeron nada.
Mientras tanto, los Willcas continuaban huyendo hasta que un pequeño zorro,
viéndolos tan asustados, les preguntó:
• ¿Qué les sucede? ¿Quién los persigue?
Los niños le contaron toda la historia y el zorro, compadecido les dijo:
• Ya no tendrán que escapar más. Yo los adoptaré y podrán vivir conmigo. Dicho esto, los
llevó a su madriguera y les dio agua y comida en abundancia.
Al rato, llegó el pérfido dios y le preguntó al zorro si había visto a los Willcas.
• Para encontrarlos – respondió el astuto animal – lo mejor que puedes hacer es subir a la
cima de esa montaña y cantar como si fueras su madre que los llama.
Wacón que además de malvado era bastante crédulo, subió a la montaña y comenzó a
cantar imitando a Pachamama. Pero como la misma montaña era Pachamama, comenzó
a temblar, lo hizo caer y lo mató.
Los niños continuaron viviendo con el pequeño zorro, que se encariñó muchísimo con
ellos. Cada día salían al campo para recoger papas y frutos de los árboles. Por la tarde,

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