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Querida Maria,

Hoy me enfrento a mis propias palabras con el corazón lleno de sinceridad y remordimiento. En
primer lugar, quiero disculparme de todo corazón por el modo en que me alejé de ti en el
pasado. No puedo expresar lo suficiente cuánto lamento haber permitido que el miedo y la
incertidumbre nublaran mis pensamientos y decisiones. Fui egoísta al no corresponder
completamente tus sentimientos y al alejarme sin razón aparente.

Tú, con tu bondad y forma tan genuina de tratarme, merecías mucho más de lo que te ofrecí. Me
has demostrado lo especial que eres, y no puedo evitar sentirme arrepentido por no haber
valorado cada uno de esos momentos que compartimos. Entiendo cuánto te confundí con mis
acciones y emociones cambiantes, y eso es algo que realmente lamento profundamente.

He pasado tiempo reflexionando sobre mis propios defectos y miedos, y te prometo que estoy
trabajando en cambiar. Quiero ser una mejor versión de mí mismo, alguien capaz de
corresponder a los sentimientos sinceros que compartiste conmigo. Quiero superar mis propias
inseguridades para poder merecer la oportunidad de estar a tu lado.

Sé que las palabras pueden sonar vacías, pero créeme cuando te digo que estoy comprometido
con este proceso de cambio. Si algún día llega el momento en que sientas que he evolucionado
lo suficiente, espero que me des la oportunidad de demostrarlo. No espero que me esperes
indefinidamente, pero quiero que sepas que si el destino nos cruza nuevamente y las
circunstancias son diferentes, estaré aquí, dispuesto a enfrentar mis propios errores ya luchar por
lo que podría haber sido entre nosotros.

Nuevamente, te pido disculpas por el dolor que te causé y por no haberte brindado lo que
merecías. Tienes un lugar especial en mi corazón y siempre recordaré los momentos
compartidos. Te deseo todo lo mejor en tu camino y espero sinceramente que encuentres la
felicidad que mereces.

Con respeto y esperanza,

-Mike.

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