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Los niños necesitan atención, respeto y amor incondicional. Hacen cosas propias de su edad como no obedecer rápido o querer jugar todo el tiempo. Los padres deben ser pacientes y flexibles, entender que los niños tienen necesidades diferentes y no están apurados por hacer las cosas bien o rápido. La paternidad requiere dedicar tiempo a los hijos sin perder la calma.
Los niños necesitan atención, respeto y amor incondicional. Hacen cosas propias de su edad como no obedecer rápido o querer jugar todo el tiempo. Los padres deben ser pacientes y flexibles, entender que los niños tienen necesidades diferentes y no están apurados por hacer las cosas bien o rápido. La paternidad requiere dedicar tiempo a los hijos sin perder la calma.
Los niños necesitan atención, respeto y amor incondicional. Hacen cosas propias de su edad como no obedecer rápido o querer jugar todo el tiempo. Los padres deben ser pacientes y flexibles, entender que los niños tienen necesidades diferentes y no están apurados por hacer las cosas bien o rápido. La paternidad requiere dedicar tiempo a los hijos sin perder la calma.
1. Hacen cosas de niños. No son personas adultas y, por tanto, hacen cosas de niños como no obedecer a la primera, querer tocar lo todo, cuestionar la autoridad de los padres, querer jugar sin parar para comer o dormir, decidir qué abrigo ponerse aunque sea verano, etc. 2.Necesitan nuestra atención. A cualquier hora del día (si es de noche se pierde más la paciencia) y en cualquier lugar: en la calle, en casa, en la bañera, mientras yo hablo por teléfono o cocino, etc. 3. Sus necesidades son diferentes a las nuestras. Mientras yo necesito descansar de un día agotador, mi hijo necesita la atención de su madre y padre: ya sea jugando o preguntando, con mimos o con regañinas, si todo lo demás falla. 4.Merecen respeto. Tratarles mediante ejercicios de sumisión (cachetes, humillaciones, castigos y gritos) hace que se sientan inferiores ahora y en el futuro. 5. No tienen prisa. Ni en comer, ni en vestirse, ni en caminar, ni para llegar a ningún sitio, ni en crecer. La prisa es de los adultos. ¡Prisa para todo; hasta para amar! Cuánta más prisa, menos paciencia. 6. No necesitan hacer muchas cosas. Ellos simplemente necesitan hacerlas y a su ritmo. En cambio los adultos, sí. Cuánto más cosas por hacer, más estrés y menos paciencia. 7. ¿Necesitan hacerlas bien? No es cosas de niños hacer las cosas bien. Sí es cosa de padres exigir o esperar que las hagan bien: obedezcan a la primera, ordenen, jueguen sin alboroto, comprendan a los hermanos, se lo coman todo, se duchen sin protestar, hagan bien sus deberes, etc. 8.Solicitan nuestro tiempo. Los hijos necesitan de nuestro tiempo y dedicación, pero cuando no lo tenemos en cuenta, nos hace perder la paciencia. 9. Requieren amor incondicional. La paternidad es amor incondicional, que seguro practicas cuando tu hijo te sonríe con esa carita tan linda. También es la misma carita linda de quien te hace perder la paciencia y gritarle o exigirle. 10. Les necesitamos. Nosotros necesitamos también a nuestros hijos. Abrir nuestro corazón, jugar, cantar, danzar sin por ello perder nuestra parte de adulto responsable que se vuelve más flexible, amoroso y sin exigencias.
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