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Actividad II

A partir del texto «La construcción social del cuerpo» de Lola Salinas de
la Universidad Complutense (que puede encontrar aquí), haga una
entrevista a su propio cuerpo donde este le cuente sobre su origen y
sobre la imagen que tiene de sí mismo y cómo las circunstancias
biológicas y sociales lo han conformado, cite el texto y haga referencia a
los videos que se le han propuesto en esta burbuja.

Transitando el cuerpo
Entrevistador:
Jessica Montilla
Entrevistado:
Cuerpo habitado por Jessica

Entrevistador: Buenas noches, cuerpo habitado por Jessica, en esta oportunidad


quisimos invitarle a esta entrevista de carácter exclusivo, con el fin de escucharle y
saber un poco más de esos silencios en el devenir de su existencia, de su origen,
del ruido que le causa su imagen. Esos ruidos que de manera muy probable son
ignorados. Especialmente en tiempos convulsivos como estos que vivimos
actualmente.

Entrevistado: ¡gracias! Pensar en las posibles preguntas que de aquí surgirán me


hizo pensar días enteros. Le he dado vueltas a las respuestas. He invertido
bastantes horas en un proceso de reflexión y observación. ¡Así que empecemos!

Entrevistador: podría decirme su nombre completo, edad, fecha de


nacimiento y lugar de nacimiento y algunos detalles de los mismos si los
conoce.

Entrevistado: Este cuerpo nació el 5 de diciembre de 1989, (hace ya 33 años) en


la ciudad de Bogotá, más exactamente en el hospital Materno Infantil. Un martes a
las 11y 35 am. Mi madre llegaba a los cuarenta cuando se enteró de su embarazo.
Para que este cuerpo abandonara el cuerpo de mi madre tuvieron que realizar una
cesárea de urgencia.

Entrevistador: ¿cree que la manera en que se dio su nacimiento ha tenido


influencia en algún momento de su vida?

Entrevistado: Si, ya que requirió de cuidados en uci neonatal por problemas


respiratorios, así que estuve algunos lejos del cuidado continúo de mi madre. Esto
trajo como consecuencia un exceso de preocupación de mis padres frente a la mi
salud. Mis padres durante toda la infancia extremaron los cuidados hacia mí. Lo
que muchas veces impidió un desarrollo un poco más libre y sin temores de
ambas partes.

Entrevistador: hábleme de sus padres, su origen, la construcción simbólica


y cultural que se da gracias a ello.

Entrevistado: mis padres son originarios de Cundinamarca, más exactamente del


Viotá. Allí ambos nacieron y se conocieron, ya que sus familias son cercanas. Mis
padres nacen ambos en 1948. Un año marcado por la el asesinato de Jorge
Eliecer Gaitán. Y la violencia que se desata a partir de este hecho. Siendo bebes
de pocos meses, su vida empieza a desarrollarse en medio de la violencia que se
extiende hasta las montañas de Viotá. Mis abuelos con sus niños en brazos se
ven hostigados, deben dejar varias veces sus casas y esconderse para
salvaguardar sus vidas. Este suceso marca en mis familias el inicio de una
apuesta política que construye sus relaciones desde ese entonces, con su
contexto, su historia, sus proyectos de vida. Todos estos secesos les llevan a un
acercamiento con el PCC. El trabajo de fortalecimiento agrario del PCC llega a
Viotá con el fin de fortalecer el movimiento en el país y de intentar alejar grupos
conservadores que perseguían y asesinaba a los campesinos de la región por sus
preferencia políticas. Mis padres crecen en medio de todos estos hechos, ninguno
logra terminar su primaria. Mi padre sale de la casa a los 12 años para San José
Del Guaviare a trabajar junto con su hermano de 13. Mi madre la mayor de 12
atiende junto a mi abuela a sus hermanos y se dedican a cosechar café.

Mis padres crecen con fuertes exigencias frente a la idea del trabajo desde
temprana edad. En un ambiente marcado por la violencia pero también construido
desde las ideas católicas, especialmente mi familia materna. Donde la idea del
cuerpo de la mujer se coincide para la maternidad de manera exclusiva, la
virginidad como valor y el matrimonio como un fin. Mis padres muy a pesar de toda
esta presión, en cierto modo transgreden algunos de estas costumbres. Mi padre
decide no casarse y trabajar en lugares diferentes del país. Mi madre sale Viotá
para Bogotá a trabajar en casas de familia. Lleva a su casa materna por primera
vez un televisor y una nevera. Mis padres viven su infancia sin luz eléctrica, mucho
menos algún tipo de electrodoméstico. El alimento se preparaba en la estufa de
leña, que se prendía cada día a las 4 de la mañana.

Mi madre se convierte en madre por primera vez a los 26 años. Ella se convierte
en madre soltera. Lo que le acarrea ser juzgada y señalada, Sé que vive sus
embarazo con dolor y miedo. Para la década de los 70 sin duda un escándalo. Mi
padre se convierte en padre a los 25, y termina criando solo a su hijo. Más
adelante ellos dos se encuentran de nuevo y pues aquí el resultado del encuentro
redacta estas respuestas.

Entrevistador: hábleme de sus abuelos, ya que entendemos que las cargas


simbólicas y la construcción cultural de su historia familiar nacen allí.

Entrevistado: Mis abuelos paternos son originarios de Viotá, igual que mi abuela
materna, mi abuelo materno llega desde Huila para trabajar recolectando café.
Son familias humildes, que no fueron a la escuela. Mis abuelos aprendieron a
sumar, restar, y pesar el café, a firma su nombre. Que era el más importante. Mi
abuela paterna me relata que uno de sus más grandes sueños era precisamente
leer y escribir, ella, impulsada por esto consigue hacerlo llegando a los 20. La
bonaza cafetera de inicios de los 60 en el municipio a pesar de la violencia
beneficia a mis abuelos. Logran conseguir un sustento más estable a punta de
trabajo duro.
Los cuerpos de mis abuelos, sus manos, su mirada, su postura, etc. denotaban
haber sido receptores de todos los sucesos sociales por los que atravesaron. Es
claro que como mujeres mis abuelas asumieron el rol de la maternidad, del
cuidado de la familia y la atención de sus esposos. Hombres marcados por un
notable “machismo” y conductas patriarcales violentas

Entrevistador: cuénteme cuerpo de Jessica, ¿Cómo fue su infancia?

Entrevistado: mi infancia estuvo marcada por el amor de mis padres, que deciden
cambiar la manera en que ellos fueron criados. Lo que sin duda genero un poco
de sobreprotección. Crecí en un barrio en la periferia de Bogotá, un barrio que
empieza crecer desde el 94, todo lo que rodeaba mi casa eran otras pocas casas
y muchos lotes vacíos, esperando ser vendidos. Así que no tuve amigos del barrio
ni de cuadra.

Mi cuerpo de infancia era falco, delgado, un poco débil, se enfermaba demasiado.


Era tímido, de poco contacto con otros, ese cuerpo delgado de niña no le
gustaban los juegos de contacto. Y se asustaba mucho con la oscuridad, también
le producía miedo hablar en medio de mucha gente. Lo que a este cuerpo de la
infancia le gustaba era la bicicleta y jugar a las muñecas. También ojear libros si
tenía la posibilidad de hacerlo.

Este cuerpo de niña un mañana se enamoro de Miguel Hernández y de Juan


Ramón Jiménez. Entonces este cuerpo flacuchento y tímido releyó Platero y yo sin
parar, lo mismo que los poemas de Miguel Hernández, era inevitable imaginarme
al hombre triste, solo y preso pensando en su hijo y me daba miedo la guerra que
solo exista en los poemas de Hernández. Pero después recordaba que; “Platero
es pequeño, peludo, suave; tan blando por fuera, que se diría todo de algodón,
que no lleva huesos” y de nuevo sonreía.

Entrevistador: ¿frente a los cambios físicos, producidos por la biología en la


adolescencia como era su sentir?

Entrevistado: Cuando mi cuerpo empezó a cambiar la relación con este fue


conflictiva. Poco sabia de los cambios que me estaban atravesando. La
menstruación en casa fue un especia de tabú, así que no sabía que pasaba. Solo
pasó. Sentía que las otras niñas tenían cuerpos que gustaban más. Era bastante
dura con las comparaciones. Pero inevitable por que la cultura pop era el mensaje
que primaba, junto con la narco estética de la época, visible en la televisión. Para
los 12 o 13 años empieza sonar el reguetón y lo odie por qué no lo entendía, no
deseaba ir con mi cuerpo delgado y sin curvas a intentar bailar. Prefería alejarme.
En ese momento empiezo a reconciliarme con mi cuerpo. Entendí que no podía
compararme y que frente al social que ocurría a mí alrededor había otras
apuestas.
Este cuerpo delgado, se encontró con otras estéticas, más amables para mí. Mis
oídos adolecentes se encontraron con el metal, el rock, el ska, el reggae. Este
cuerpo fue libre, comprendió que no había una única manera de ser adolecente.

Entrevistador: ¿escuela y cuerpo como es su experiencia?

Entrevistado: No es positiva, para mí la escuela hasta grado 10 fue un territorio


hostil, que podía atentar contra este cuerpo. Este cuerpo no tuvo mucho espacio
para correr o jugar de manera libre. Algunos dientes usaban ciertas violencias para
controlar el grupo. El matoneo fue constante por parte de algunos más grandes
que comparten mi salón de clases la escuela no me ayudo a configurar de manera
positiva la imagen sobre este cuerpo.

Entrevistador: hablemos de sexualidad y su cuerpo.


Entrevistado: la construcción de mi sexualidad se da sin una guía adulta, la
información llega por amigos y amigas. La orientación escolar es básica, más
biológica. Lejos de una concepción que me permitiera descubrir la cantidad de
símbolos que giran en torno a ella y mi cuerpo

Entrevistador: ¿dónde ubica dentro en su cuerpo hoy el tema de la


sexualidad?

Entrevistado: sin dudarlo mi cuerpo ubica la sexualidad y todas las interacciones


sociales que se dan más allá del “mero contacto” sino como una construcción
compleja en la que intervienen numerosos factores sociales y lo que ello implica
cerebro, es el lugar donde ubico la sexualidad.

Entrevistador: hábleme de la maternidad y como esta transforma este


cuerpo.

Entrevistado: me convierto en madre a los 18 años. Muy joven sí, mi cuerpo al ir


creciendo con mi hijo dentro se llenó de una energía singular. Dejo de enfermarse
como en la niñez y la adolescencia. Este cuerpo me permitió alimentar a otro
cuerpo y eso me parecía fascinante. Seis años después nace mi hija, y la
sensación es la misma. Era sorprendente que esos cuerpos pequeñitos, perfectos
fueran huéspedes del mío.

Aquí cambia de nuevo la manera de verme, en función de mis hijos este cuerpo
pasa a ser un cuerpo que alimenta, cuida y ama desde diferentes posturas. Aquí
se que ya no tengo dos manos y dos pies, todo se multiplica. En favor del bien de
otros seres. Maternar ha sido un reto vivido desde mi cuerpo con las sensaciones
de amor, cansancio, satisfacción, trabajo y dulcera.
Mis manos acarician pensando en las caricias que mis abuelos y mis padres no
recibieron. Mis brazos abrazan a mi hija abrazando a las mujeres de mi familia. Es
una manera de sanar las soledades y tristezas de ellas.

Mis piernas corren para jugar con mis hijos y sé que son fuertes, me reconcilio con
las piernas de mi cuerpo de niña. Eran muy flacas y nos las quería.

Entonces maternar desde el amor y la libertad ha abrazado mi cuerpo desde el


amor y el perdón.

Entrevistador: ¿Cuál es la imagen hoy de su cuerpo?

Entrevistado: hoy la imagen de mi cuerpo es positiva, celebro que me permita


moverme en la vida para alcanzar las metas que se propone. Entiendo su valor
desde lo biológico, y le escucho con más atención para cuidarle. Comprendo que
cuando lo ignoro se enferma. Toda la historia familiar, o del barrio dónde este
cuerpo creció se ven reflejadas aquí mismo. Esto no le hace ruido a mi cuerpo,
honrro la historia que le construyo y edifico.

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