La responsabilidad civil se puede definir como la obligación que tiene toda
persona de resarcir los daños que ha causado a otra. En nuestro ordenamiento
jurídico existe un régimen dualista de la responsabilidad civil, en el que es posible distinguir la responsabilidad civil contractual y extracontractual.
Cuando hablamos de responsabilidad civil contractual hacemos referencia a
aquella obligación que surge como consecuencia del incumplimiento de un contrato. En contraposición, la responsabilidad civil extracontractual, no tiene su origen en un incumplimiento contractual, sino en un hecho jurídico que puede provenir de un delito o de un ilícito de carácter civil.
Se debe anotar que, para que se estructure la responsabilidad civil extracontractual
se requiere de la concurrencia de los siguientes elementos: i) una conducta humana positiva o negativa, por regla general antijurídica; ii) un daño o perjuicio, esto es, un detrimento, menoscabo o deterioro, que afecte bienes o intereses lícitos de la víctima, vinculados con su patrimonio, con los bienes de su personalidad, o con su esfera espiritual afectiva; iii) una relación de causalidad entre el daño sufrido por la víctima y la conducta de aquel a quien se imputa su producción o generación y iv) un factor o criterio de atribución de la responsabilidad, por regla general de carácter subjetivo (dolo o culpa) y excepcionalmente de naturaleza objetiva (v.gr. riesgo).