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Serie del libro “Lo Humano del Audio”

sound:check
Artículos
diciembre 1, 2023
Por Darío Peñaloza*

Comodidad

Este aspecto es indispensable para trabajar. En el estudio de


grabación, hay que sentarse cómodamente, pues si se está en
una posición que genera malestar, eso incidirá directamente
en cómo hagamos nuestra labor. Digamos que el mouse es el
receptor de todas nuestras sensaciones y las transmite al arte
que tenemos enfrente. No es justo que este dispositivo reciba
malas vibraciones, pues es nuestro vehículo. Por ejemplo, si
estamos grabando y por no bajar un punto más al
preamplificador en la entrada, luego nos distorsiona en la
grabación, ese error sería incorregible, ya que podríamos
estropear una toma maravillosa. Asimismo, en el caso que
estemos mezclando, pudiéramos dejar de hacer un pequeño
movimiento de automatización por la incomodidad y justo esa
pequeña frase, que no subimos o bajamos, hace que se pierda
la armonía del relato musical.

Hay que tener una buena silla, pues allí vamos a pasar horas y
horas y horas sentados, haciendo algo muy delicado, muy
serio. Ciertamente, tenemos que hacer interrupciones y
levantarnos, aproximadamente, cada 45 minutos, pero
mientras estemos sentados hay que mantener una comodidad
mínima indispensable. Hace algunos años comenzaron a
aparecer en los estudios sillas costosas, puesto que no se
justificaba que la persona que manejaba una consola de
cientos de miles de dólares estuviera sentada en una silla de
50 dólares, no tanto en términos del precio del equipo que se
maneja, sino por lo que representa eso que se está trabajando.
Son horas de composición, grabación, edición, mezcla o
masterización, las cuales merecen ser tratadas con dignidad y
sobre esa consideración es que una buena silla entra en el
juego.

Son horas de composición, grabación, edición, mezcla o


masterización, las cuales merecen ser tratadas con
dignidad y sobre esa consideración es que una buena
silla entra en el juego.

Otro aspecto importante es la posición que adoptemos. En el


caso del estudio, uno tiende a inclinarse hacia adelante, en
dirección al monitor, y pocas veces recostamos la espalda a la
silla. Además, debemos cuidar el ángulo y posición de la
pantalla para que el cuello sufra lo menos posible. La idea es
adoptar una posición natural. Yo uso dos: una erguida, que me
sirve para tener el torso levantado, y otra recostado a la silla,
cuando estoy reclinado completamente. Ambas son las
posiciones que empleo para escuchar.
Por otra parte, cuando trabajamos en vivo, siempre estamos
moviéndonos; por lo tanto, hay que tener en cuenta el calzado
que usamos. Éste debe ser muy cómodo, pues son muchas
horas las que pasaremos de pie. Tener buenos zapatos para
trabajar en conciertos es una excelente inversión. A nuestra
edad, mi añorado colega y amigo Rafael Rondón (QEPD) y yo
solicitamos un banco cuando vamos a hacer obras largas, para
descansar de a ratos.

Una vez que arranca el show, nuestra posición es casi fija,


mirando al escenario y la consola, pues el artista tiene que
saber dónde estamos ubicados, si estamos en monitores, para
poder interactuar con él o hacerle alguna seña en caso de que
algo cambie. Yo particularmente, cuando estoy en vivo, me
bailo el show, lo gozo. No importa si es Guillermo Carrasco o
Los Amigos Invisibles. Es una de las formas en que logro sentir
la adrenalina y conectarme con el músico. Además, le
contagias esa energía al operador de luces que casi siempre
está cerca y también forma parte de ese concierto.
El ensayo

En el ámbito musical es muy común menospreciar el ensayo,


pero para mí tiene un valor incalculable. En ese momento
suceden cosas primordiales que nos ayudarán a cuidar y
conectarnos con la música de la mejor manera posible.

De las primeras cosas que pasan cuando vamos a un ensayo


de un proyecto nuevo, con el que no estamos familiarizados,
es que “rompemos el hielo” con los artistas, los conocemos en
persona y se quiebra esa tensión que puede existir de si nos
vamos a llevar bien con ellos o si tendremos química, por
ejemplo. Esta actitud ayuda a eliminar el estrés dentro del
estudio de grabación o del escenario en el caso de un
concierto.

Los ensayos también son importantes, porque nos permiten


compartir con los miembros de la banda e identificar quién es
el líder musical, quién el líder natural y las personalidades de
cada uno, así como sus instrumentos. Además, dan la
posibilidad de percibir la calidad de sus instrumentos, cómo
suenan y resolver dudas. Por ejemplo, es un momento que
permite preguntarle al baterista o percusionista qué van a
llevar para la grabación o concierto, puesto que en el ensayo
usan lo básico. En el caso de los teclados, vemos la cantidad de
salidas que tienen y cuántos van a llevar. Cuando hay metales,
podemos identificar cuál es su distribución para tocar o cómo
prefieren colocarse. Para los guitarristas podemos saber si van
con su pedalera sola o con amplificador, así como las guitarras
que usarán para la ocasión.

Además, el momento del ensayo nos permite conocer la


música que vamos a trabajar, conectarnos con ella, saber con
antelación cuándo hay un solo y qué instrumento lo toca, para
que no nos tome por sorpresa en la grabación o en el
concierto. Por lo general, para las presentaciones en vivo se
hacen modificaciones a los arreglos originales o a la manera
como pegan una canción de otra, y es fundamental estar al
tanto de estos aspectos y anotarlos.
Respecto al oído, es importante siempre protegerlos, pues
normalmente en estos sitios el volumen es muy elevado y no
es recomendable estar expuestos sin protección. Ser
precavidos, además, sirve para que los músicos vean que
somos personas serias, que se cuidan, se involucran y se
comprometen desde el comienzo a hacer lo que está a su
alcance para que la música funcione.

Por último, sugiero aprovechar los descansos en el ensayo


para hablar sobre los detalles que el artista o músicos
requieran, con la finalidad de que estén lo más cómodos
posible a la hora de la grabación o el concierto. Es deseable
incluso si en el mismo ensayo hace falta ayudar en algo técnico
y la persona encargada no está cerca, demostrar humildad y
colaborar con lo que sea necesario; por ejemplo, acomodar
algún monitor mal puesto o buscar un atril. Ser atento es parte
de ser un buen profesional.

Ingeniero de sonido venezolano con 40 años de experiencia con


estudios en Estados Unidos y Canadá. Ha dedicado su carrera
principalmente a la música, tanto en estudio como en vivo,
además de trabajar para el doblaje. Su trabajo como ingeniero de
mezcla lo ha llevado a ser ganador de dos Latin Grammy
(Ingeniería 2014, Instrumental 2018). Es docente en varias
Academias de Audio en Latinoamérica y miembro activo de AES en
la región.

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