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Al salir del imponente edificio de dieciséis plantas del Grupo Aguirre, Victoria se paró

sobre la acera respirando el aire medianamente fresco que la ciudad de Mistwood podía
ofrecer.

Frente a ella, en el edificio contrario se encontraba un espectacular del Grupo Aguirre con
el rostro del propio Oliver. Daban a conocer como él y su agencia podían llevar tu
publicidad y márketing a niveles insuperables.

Era bien sabido que la empresa más importante de Mistwood le pertenecía a los Aguirre.
Nadie podía usar sus espectaculares sin pagar una cuantiosa suma de dinero y los que
pagaban por ello encontraban el éxito de inmediato.

Pero no siempre fue así. Hace algunos años el Grupo Aguirre tenía su propia competencia.
El Grupo Durán, ellos conformaban la elite de las familias en Mistwood, sin embargo, con
la muerte del señor y señora Durán, la mayoría de sus accionistas no estaban de acuerdo
que el único hijo de la familia los liderara.

Aunque las acciones del Grupo Durán se han mantenido casi a la par de los Aguirre,
muchos creen que es cuestión de tiempo para que la empresa se desplome y pierda por
completo su poder absoluto.

Victoria sabía lo mucho que el Grupo Aguirre estaba ayudando a su familia, y gracias al
poder que tenían ellos podían seguir siendo parte de esa elite de familias nobles de
Mistwood, como quería su mamá y papá.

Tomó un taxi para dirigirse directamente a la Mansión Aguirre. Su semblante era decaído
mientras miraba por la ventana del auto. En ese momento su celular empezó a sonar
dentro de su bolso y lo sacó para ver el identificador de llamadas.

Victoria trató de cambiar su voz haciéndola más neutra antes de contestarle a la persona
que la llamaba.

—Señor Aguirre.

—Victoria, ¿cuántas veces te he dicho que me llames abuelo? Eres mi nieta política, la
esposa de mi nieto…

Victoria no respondió nada. Arturo volvió a hablar ante su silencio.

—¿Oh, acaso hay algo que no sepa? —dijo Arturo de manera más sugerente.

Victoria se mordió el labio, tratando de que las lágrimas no siguieras surgiendo en ese
momento.
—Creo que usted sabe lo que pasa. Por eso está llamándome ahora. ¿No es verdad?

—Le he llamado a Oliver hace un minuto, él alega que todo sigue normal entre ustedes.
Victoria, soy viejo mas no tonto. Se que Zoé está viva y que ha regresado.

Arturo tenía su propia forma de investigar las cosas a pesar de que tanto Victoria como su
nieto, siempre habían proclamado amor entre ambos, él sabía que no era verdad.

Esperaba que Oliver pudiera sentir amor por Victoria algún día, pero eso nunca pasó.

—Señor… Abuelo, todo estará bien. ¿Qué hay de diferencia entre mi hermana y yo? Ambas
somos de la misma familia, el acuerdo no se romperá.

Victoria no entendía por qué el señor Arturo parecía tan afectado con el divorcio con
Oliver. No quería creer que él tuviera cierto favoritismo hacia ella.

Eso solo complicaría las cosas. Victoria no quería que Oliver pensara que había acudido a
su abuelo para que lo convenciera de que no se divorciaran. Oliver la odiaría más si creía
que todo lo estaba manipulando a su conveniencia.

Por eso, Victoria tenía que dejarle bien claro al señor Arturo que ella no estaba buscando
reconciliación. No quería que interviniera a su favor. Victoria ya había tomado la decisión
de dejarlo ir, aunque con ello, ella muriera en el proceso.

—Tú no eres como la arpía de tu hermana y madre. Si tan solo no les debiera ese favor a
tus padres… —Arturo calló. Victoria trató de preguntar a qué favor se refería, pero Arturo
siguió hablando—. Dime la verdad ¿Te acosó? ¿Oliver te lastimó?

—No —respondió de inmediato—. Abuelo, por favor. Fui yo quien aceptó darle el divorcio.
No puedo estar con un hombre que no me ama, no es bueno para mí.

—¡Ese mocoso sin vergüenza! ¿En qué está pensando al dejarte ir? Si mi otro nieto
estuviera aquí… —Arturo se escuchaba furioso—. Prométeme una cosa Victoria,
prométeme que siempre seré tu Abuelo a pesar de que no estes casada con mi tonto
nieto.

—Lo prometo.

Victoria no sabía si había escuchado bien, pero ¿el señor Arturo acababa de mencionar a
otro nieto? Ella creía que su único hijo era el señor Leonardo, quien solo tuvo a Oliver.

No quería parecer entrometida, y más que nada era porque su cabeza no le daba para
pensar en ese momento, que prefirió no preguntar.
—Buscaré un buen hombre para ti. No uno tan poderoso como Oliver, pero si uno que te
ame y te quiera, Victoria.

Victoria asintió, ella estaba segura que jamás iba a poder amar a nadie que no fuera a
Oliver. Desde ese instante su corazón estaría cerrado para siempre.

—Gracias Abuelo. Por favor cuida ese corazón tuyo. —No quiso contradecirlo.

—Ven a verme pronto. Quisiera que juguemos de nuevo ajedrez.

—Lo haré, te lo prometo. —Victoria colgó.

Al llegar a la Mansión Aguirre, Victoria se encontró con la visita de sus padres y la


presencia de Zoé.

Los tres voltearon a verla con sus ojos llenos de desprecio. No era como si Victoria
esperara una bienvenida calurosa. Sus padres siempre fueron muy abiertos al denostarle
quien había sido su hija deseada.

Sin embargo, esa hostilidad podía sentirla incluso más allá que solo desprecio.

—Hermana, al fin llegas. —Zoé se dirigió a Victoria dándole un abrazo.

Victoria no se molestó en regresarle el gesto o incluso fingir como ella lo hacía. Era más
que claro que actuaba así por la reciente llegada del señor Leonel y su esposa Victoria.

Ambos odiaban a Victoria como lo hacían sus propios padres. Le dedicaron un gesto
indiferente y se dirigieron a lado de los señores Solís.

—Que grosera eres, Victoria. Tu hermana te recibe con abrazos y tú no eres capaz de
regresarle el gesto.

—Cariño, no la culpes. Está claramente afectada por la relación entre Zoé y Oliver. Camila
me ha dicho que Victoria siempre le ha tenido envidia a su hermana.

»Esta más que comprobado que las hijas no siempre heredan la belleza de sus madres.

Sofía se burló de Victoria sonriéndole sínicamente. Victoria la miró directamente. Las


palabras de Sofía no afectaban a Victoria, las había escuchado tantas veces que parecía
que en esta ocasión estaba siendo menos dura con ella.

¿A qué se debía? Tal vez hoy se sentía de buen humor.


Una maleta al principio de la escalera llamó la atención de Victoria. Zoé siguió la mirada de
su hermana notando lo que estaba observando.

Su sonrisa se hizo más amplia y caminó hacia la maleta señalándola.

—¡Sorpresa! Ahora yo también viviré a qui —dijo Zoé.

Los ojos de Victoria se agrandaron ante la sorpresa. ¿Cuándo Oliver planeaba decirle que
Zoé viviría en la Mansión? A caso, ¿Planeaba que ambas vivieran en el mismo techo si ella
se negaba a darle el divorcio?

¿Era una clase de plan para que Victoria aceptara el divorcio con el hostigamiento de su
hermana viviendo en la misma casa que su esposo y ella?

No lograba creer hasta que grado alcanzaba actuar Oliver.

—Es mejor que aceptes que tu hermana pronto se casará con Oliver. —Camila dijo
apoyando en todo momento a su hija.

—Victoria, acepta firmar el divorcio. —Esteban, el padre de Victoria habló también.

Victoria se vio atrapada por muchos sentimientos. Incluso le causaba asco que Oliver haya
tomado una decisión como la de traer a vivir a su hermana a la misma casa que ella.
Victoria se sentía como la amante en ese momento, como si ella hubiera sido la que se
interpuso en su relación.

¿Fue exactamente así como pasaron las cosas?

—Señora Aguirre. —Marla, la ama de llaves interrumpió el ajetreo de la escena desde


arriba de las escaleras—. A llegado. Lo que me pidió está listo aquí.

Marla se hizo a un lado mostrando una maleta de tamaño mediana con todas las
pertenencias de Victoria. Antes de llegar a casa, Victoria le había mandado un mensaje a la
ama de llaves para que guardara todas sus pertenencias. Lo cual no ocupaba mucho
espacio.

—¿Te irás? —Zoé preguntó emocionada. Su plan dio frutos al fin.

Victoria no respondió.

—Claro, ahora que ya has sido descubierta y que tus fechorías han salido a la luz, huyes
como la despreciable alimaña que eres —dijo Sofía con veneno en la boca.
—¿Fechorías? —Victoria preguntó pero no se quedó esperando la respuesta de Sofía.
Caminó escaleras arriba donde Marla le entregaría su maleta para poder irse.

Zoé entró en pánico. La historia que había inventado junto con sus padres era creíble
siempre y cuando Victoria no fuera confrontada directamente. Si fuera así entonces
Victoria podría decir lo que pasó en realidad, y cuál fue la razón de por qué Zoé se quedó
tanto tiempo en el extranjero.

Zoé corrió hacia Victoria y tomó la mano que sostenía la maleta.

—¡No te puedes ir, Victoria! No quiero que pienses que estoy aquí para robarte algo… por
favor dame tu maleta.

Zoé forcejeó con Victoria por la maleta. Victoria no entendió nada. No quería estar más
tiempo ahí, quería tomar sus cosas e irse de esa casa, pero Zoé se lo estaba impidiendo.

—¿Qué te pasa Zoé? Solo dame mi maleta.

—¿A dónde irás? No tienes casa, nuestros padres no te quieren en su casa.

A Victoria solo le bastó unos mili segundos ver a sus padres quien la miraron con
desaprobación y negaron, luego regresó la mirada hacia Zoé.

«¿En verdad me están dando la espalda?» Pensó Victoria.

Zoé miró a Victoria burlonamente con una chispa de maldad en la pupila de sus ojos
cuando soltó la maleta, y Victoria la jaló con más fuerza haciendo que Zoé se
desequilibrara y callera por las escaleras rodando.

Todos soltaron una exclamación de sorpresa y preocupación. Victoria sabía muy bien cómo
todo estaba en su contra, como si ella hubiera empujado a Zoé

Entonces Victoria entendió que Zoé había planeado todo esto.

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