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DISFUNCIONES DEL CUERPO CALLOSO

El Cuerpo Calloso es la estructura que une los dos hemisferios y que hace
posible la función integrada de ambos.

Al nacer, estamos formados por muchos sistemas dobles: Tenemos dos


manos, dos piernas, dos ojos, dos vías auditivas, dos riñones, dos pulmones y
dos hemisferios cerebrales. Incluso, el corazón, que se estudia como un órgano
único, puede considerarse un órgano doble, porque el derecho y el izquierdo
están completamente separados por un tabique central y son complementarios.

A partir del nacimiento, los dos hemisferios y todas las estructuras dobles que
utilizan éstos para nutrirse y para relacionarse con el mundo exterior tienen que
activarse para alcanzar el máximo grado de función y, después, aprender a
trabajar juntos.

Después de un período de activación alternante, característica de los primeros


dos años de vida, en los que el desarrollo psicomotor bien ordenado juega un
papel crucial, alrededor de los tres años, asistimos a la gran eclosión de la
función de esta estructura.

La relación interhemisférica que se establece a través del Cuerpo Calloso


interviene en el desarrollo del lenguaje, de la conciencia diferenciada del YO y
en el aumento de la capacidad de aprendizaje codificado que experimenta el
niño a partir de esta edad.

A pesar de que somos grandes defensores del desarrollo de una lateralidad


completa y regular, sin cruces laterales de tipo funcional, no hemos de perder
de vista que defendemos la importancia de la organización lateral considerando
que la dominancia no es más que un punto de referencia para la activación
interhemisférica.

La función de los dos hemisferios, desde el punto de vista del lenguaje y el


desarrollo de la capacidad de lectura alfanumérica, necesita ubicarse en uno de
los dos hemisferios y en unas coordenadas a nivel gráfico que definen la
dirección correcta en la que tenemos que ordenar la información gráfica. Pero
la dominancia lateral no debe confundirse con la activación exclusiva de un
lado del cuerpo y de un hemisferio.
Pertenecemos a las generaciones de profesionales que han estudiado que un
hemisferio es importante y el otro no, uno es dominante y el otro subdominante,
uno es el encargado de las funciones que nuestro ámbito cultural considera
más importantes y el otro se dedica a funciones menos valoradas.

No es así. La simple percepción de un suceso necesita un entorno o unas


referencias globales que le den sentido. La percepción de un número cobra
auténtico significado dentro de su contexto y el significado de una palabra
depende del contexto en el que se utilice. Los valores, incluso de elementos
que parecen tan concretos como el número dos o el tres, son siempre valores
relativos.

No hay un hemisferio para las matemáticas y otro para la creatividad, porque


las matemáticas bien entendidas son muy creativas y cualquiera de las facetas
de la creación y la expresión afectiva y emocional humanas como la música, la
poesía o la pintura tienen un soporte matemático o técnico.

Por eso es tan importante diagnosticar y tratar a tiempo las alteraciones de la


función de esta estructura.

Estamos formados por dos hemisferios complementarios y eso es lo que hace


que caminemos hacia la integración y la activación del Cerebro Total por un
camino que no tiene fin. Iniciamos la maravillosa aventura de la vida
desarrollando los aspectos neurofuncionales más relacionados con nuestro
origen animal y nuestro soporte físico y avanzamos sin fin hacia la integración
de todas nuestras estructuras dobles para acercarnos al equilibrio entre las
emociones y el pensamiento, la unificación del YO y la ampliación progresiva
de los campos de conciencia.

Cada vez está más claro que muchos de los problemas que presentan los
niños en su proceso de desarrollo y que dificultan su adaptación social o
escolar implican, de una u otra forma, la función del Cuerpo Calloso.

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