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Rito de Las Promesas Temporales
Rito de Las Promesas Temporales
LA MISA
I. LLAMADA O PETICIÓN
Responde:
Aquí estoy.
El Presidente pregunta:
Querida hermana,
¿Qué pedís ahora, delante del pueblo de Dios?
Responde:
Yo N.N.,
después de haber procurado vivir con dedicación
la vocación en la orden tercera de los Heraldos del Evangelio,
quiero responder al llamado de Dios.
Por esto, te pido, Padre, Juan Francisco Ovalle Pinzón,
que admitas mi promesa privada de castidad
para que, entregada a Dios, sea consagrada por Él,
siga a Cristo en comunión de vida
y me entregue en especial servicio
al Corazón Inmaculado de María.
Quiero ser verdaderamente hija y esclava de la Santísima Virgen
para dar a conocer su nombre
y propagar el Reino de María por toda la tierra.
Te pido que roguéis al Señor,
para que sea fiel a lo que hoy prometo.
II. INTERROGATORIO
Querida hermana:
consagrada ya a Dios por el agua y el Espíritu Santo,
¿Quieres unirte más estrechamente a Él
por la promesa privada de castidad?
Responde:
Sí, quiero.
Después de haber sido consagrada a Dios por el bautismo,
quiero entregarme a Él
por la promesa privada de castidad
para buscar siempre su mayor gloria, mi santificación
y la salvación de los hombres de todo el mundo.
El Presidente:
Responde:
Sí, quiero.
Con la gracia de Dios,
quiero consagrarme de todo corazón a las cosas del Padre
y que mi castidad, como signo de amor perfecto,
sea fuente de fecundidad espiritual en el mundo.
El Presidente:
Así mismo,
¿Quieres, bajo la fuerza del Espíritu Santo,
entregarte al servicio del Inmaculado Corazón de María
para el ministerio de la salvación
según el espíritu de San Luis María Grignion de Montfort
para progresar en el camino del Señor?
Responde:
Sí, quiero.
Quiero entregarme a la Santísima Virgen
para configurarme con el misterio de Cristo
y cooperar con su oficio maternal en la misión apostólica.
O bien:
El Dios de la misericordia,
que te ha llamado a esta vocación,
te ayude con su gracia,
te ilumine con la luz de su Palabra,
te guíe por el camino de la caridad perfecta
y robustezca tu voluntad
para que permanezcas siempre fiel a lo que hoy prometes.
Todos:
Amén.
Oremos.
Y todos oran en silencio durante unos momentos. Luego añade:
Mira, Señor, con bondad
a esta hija tuya
que quiere consagrarte hoy su vida
prometiendo guardar la castidad de forma privada;
que su modo de vivir te glorifique
y contribuya a la salvación de los hombres.
Por Jesucristo, nuestro Señor.
O bien:
Todos:
Amén.
IV. PROMESA