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Aprueban píldora de toma única contra

el sida
Se autorizó en los EEUU la venta de una pastilla que agrupa cuatro fármacos. Los
estudios muestran que reduce el virus a niveles indetectables en nueve de diez
pacientes

Este medicamento, el Stribild, proporciona un tratamiento completo para la infección


del virus de inmunodeficiencia humana, y es parte de las opciones de medicación cada
vez más simplificadas, explicó la Administración de Drogas y Alimentos (FDA, por sus
siglas en inglés), en un comunicado.

"A través de la investigación continuada y del desarrollo de fármacos el tratamiento


para aquellos infectados con VIH ha evolucionado de regímenes de multi-píldoras a
tratamientos de una sola pastilla", afirmó Edward Cox, director de la Oficina de
Productos Antimicrobiales del Centro de la FDA para evaluación e investigación de
fármacos. "Nuevas combinaciones de fármacos para VIH, como Stribild, ayudarán a
simplificar los tratamientos", añadió.

El nuevo fármaco, fabricado por Gilead Sciences en California, los Estados Unidos,
fue probado en más de 1.400 pacientes en dos ensayos clínicos a doble ciego. Los
resultados mostraron que era tan eficaz o mejor que otras dos combinaciones de
tratamientos y reducía el virus a niveles indetectables en nueve de diez pacientes luego
de 48 semanas de ingestión.

"Las terapias que se dirigen a las necesidades individuales de los pacientes son clave
para mejorar la adherencia (seguimiento del tratamiento) y mejorar el potencial de
éxito", afirmó el presidente de Gilead, John Martin, en un comunicado.
Combina terapias

Esta es la tercera píldora única que combina terapias antisida, afirmó la compañía,
añadiendo que todavía busca su aprobación en Australia, Canadá y la Unión Europea.

Para que el fármaco llegue a los pacientes con VIH de los países en vías de desarrollo,
donde millones de personas todavía no reciben opciones efectivas de tratamiento, se
están desarrollando versiones genéricas, con permisos y ayuda de Gilead, por parte de
varias compañías indias así como de Medicines Patent Pool, una organización sin
ánimo de lucro que ayuda a facilitar la fabricación de medicamentos genéricos.

El fármaco combina Truvada -otra píldora que tiene emtricitabina y tenofovir para
luchar contra una enzima que el VIH necesita para reproducirse- con elvitegravir,
sustancia que lucha contra otra enzima, y cobicistat, como potenciador de los efectos
del elvitegravir.
El medicamento fue probado en pacientes adultos que no habían sido previamente
tratados de VIH. La FDA afirma que se requieren más estudios para determinar la
seguridad del fármaco en niños y mujeres, cómo éste puede desarrollar resistencia y si
interactúa con otras medicaciones.

Efectos adversos

Stribil necesitará mostrar una advertencia a los pacientes de sus posibles efectos
secundarios, que incluyen problemas graves de hígado y una acumulación de ácido
láctico en la sangre. La FDA dice que esta advertencia también se incluye para otros
fármacos antisida.

Gilead afirmó que durante los estudios "la mayoría de los efectos adversos fueron leves
o moderados". La FDA aclaró que los pacientes experimentaron de forma común naúsea
y diárrea. También debilita los huesos y empeora problemas de riñón, algo que también
será mencionado en la etiqueta de advertencia.

Truvada fue aprobada previamente como tratamiento para las personas infectadas con
VIH, el que podía ser usado en combinación con otros antirretrovirales. En julio fue
aprobada además como la primera píldora preventiva para adultos sanos pero en
riesgo de contraer la enfermedad. Este año la FDA también aprobó la primera pureba de
VIH que puede ser realizada sin prescripción médica en casa.

¿CIENCIA,
FILOSOFÍA O
FILOSOFÍA DE LA
CIENCIA?
EL PRESENTE ARTÍCULO ES UNA REFLEXION A LA LUZ DEL TRABAJO DE ARIADNE GALLARDO
FIGUEROA "TEORÍA DE CUERDAS, BIG-BANG Y AGUJEROS NEGROS. EN BUSCA DE LAS RESPUESTAS"
QUE APARECIÓ EN EL PASADO MES DE AGOSTO DE 2004 EN ESTA MISMA WEB.
"La teoría de cuerdas da a entender que la gran explosión no fue el origen del
universo, sino sólo la evolución de algo preexistente..."

Gabriele Veneziano
por Rafael APARICIO SÁNCHEZ

(Rafael APARICIO SÁNCHEZ, de Bocairent -Valencia, es Ingeniero Técnico Industrial


por la Universidad Politécnica de Valencia)

Maxwell y Einstein (Mecanicistas y Deterministas) estuvieron muy cerca de la


unificación, pero sus seguidores se confundieron. Y desde 1905, la filosofía ha
pretendido dejar la supremacía del conocimiento a la ciencia, cuando la ciencia es
una parte de la filosofía (y evidentemente, la parte no puede ser mayor que el
todo). La ciencia busca la Verdad con el método hipotético deductivo, y la filosofía
es un saber reflexivo, no limitado por el método.

En la 'historia de la filosofía Griega' de Gurthrie, en su primera página, de su primer


capítulo, de su primer volúmen, se puede leer una TRISTE RENUNCIA de la filosofía
como ciencia especulativa y reflexiva para saber "la Verdad" ante aquello que
vemos atemorizante como "velocidad de la luz" o "tiempo elástico" y "mecánica
cuántica", cuando en el fondo solo refleja LA INCOMPETENCIA desde hace un siglo,
para conseguir avances como los de los bellos años 1800 (donde se realiza el
tremendo cambio tecnológico, electricidad, ondas, radio, televisión, etc.).

Einstein dijo al lector en "Sobre la Teoría de la Relatividad Especial y General" que


olvidara lo aprendido, El filósofo suele señalar aquellas montañas, aquellos puntos
estables hacia los cuales tendrá que mirar el científico; de hecho, Einstein era más
un filósofo que un científico. Cuando Einstein y su esposa fueron a ver a Hubble,
este último le indicó al matrimonio que con el telescopio podían averiguar cosas
sobre el inicio del universo. Elsa, la esposa de Einstein indicó "¡oh!, mi marido lo
hace escribiendo en la parte de atrás de un sobre viejo". Esa es la supremacía de la
mente sobre la de la técnica.

Me mueve Stephen W. Hawking quien escribió en "La historia del tiempo", casi al
final, lo siguiente: "En el siglo XVIII, los filósofos consideraban todo el conocimiento
humano, incluida la ciencia, como su campo, y discutían cuestiones como, ¿tuvo el
universo un principio? Sin embargo, en los siglos XIX y XX, la ciencia se hizo
demasiado técnica y matemática para ellos, y para cualquiera, excepto para unos
pocos especialistas. Los filósofos redujeron tanto el ámbito de sus indagaciones que
Wittgenstein, el filósofo más famoso de este siglo, dijo: "la única tarea que le
queda a la filosofía es el análisis del lenguaje". ¡Que distancia desde la gran
tradición filosófica de Aristóteles a Kant!".

¡¡¡que prepotencia de la ciencia frente a la filosofía!!!

Poco sabía Stephen W. Hawking que Wittgenstein iba a crear nuevas ramas en su
Filosofía del Sentimiento, y que el propio Hawking iba a "modificar" su teoría sobre
los agujeros negros en el año 2004. Esa tremenda montaña se movía, en muy poco
tiempo.

"Tales son, en suma, los modos que tenemos de concebir la filosofía y los filósofos.
Ahora bien; el filósofo, que posee perfectamente la ciencia de lo general, tiene por
necesidad la ciencia de todas las cosas, porque un hombre de tales circunstancias
sabe en cierta manera todo lo que se encuentra comprendido bajo lo general. Pero
puede decirse también que es muy difícil al hombre llegar a los conocimientos más
generales; como que las cosas que son objeto de ellos están mucho más lejos del
alcance de los sentidos."
Aristóteles, Metafísica.

La filosofía ha sido siempre una de las características principales del Ser Humano,
tanto como la Tecnología. El año 1905 fue a la vez un año glorioso y terrible para
esta, puesto que un filósofo se aventuró al mundo de la ciencia, o un científico al
mundo de la filosofía (Einstein) creando un nuevo centro del universo, la constancia
de la luz, para que todo gravitara a su alrededor. Ya se ha comentado
anteriormente que el ser humano huye despavorido ante la impermanencia, la
inconstancia y la irregularidad, e intenta dominar, controlar y domeñar la
naturaleza a través de su razonamiento y su conocimiento.

Los cambios que se avecinaban, de tipo tecnológico, hacían que fuera preciso un
replanteamiento de la filosofía de la ciencia. La tierra había dejado de ser el centro
del universo hacía muchísimos años, el hombre había dejado de ser el centro de la
creación, y la Gran Ciencia se elevaba potente por sobre todas las cosas, incluso
por sobre Dios. Heráclito indicó muchísimos años antes que es "imposible bañarse
dos veces en el mismo río", lo cual produce ansiedad. Pero el filósofo no es una
persona especialmente cobarde al pensamiento, ni tiene una vida especialmente
fácil. Excepto estos, el resto de los humanos se sienten indefensos si no tienen a
qué aferrarse, y creamos centros, anclajes y constantes. En los últimos 100 años o
más, ese centro, anclaje o constante ha sido la velocidad de la luz, añadido con el
Principio de Incertidumbre y la dualidad onda-corpúsculo. Más que centros han sido
Dogmas de Fe a falta de algo, que han dado a una clase científica (que no al resto
de los mortales) unos puntos de referencia. Para bien del hombre de la vida, la
Mecánica Cuantica no es comprendida siquiera por aquellos que más la defienden.

La forma de razonamiento lógico más potente de todas, la Deductiva, utilizada


hasta los albores de la ciencia, había dejado paso al más sutil pensamiento
inductivo recapitulando hechos de la observación de la naturaleza, y finalmente al
más efímero y sutil de todos, como un "eter", el del pensamiento abductivo o de
hipótesis. Casi toda la ciencia de finales del Siglo XX se ha fundamentado en
hipótesis explicativas, y este tipo de pensamiento obliga a mantener estas hasta
que no existe una hipótesis explicativa mejor. Es la cadena hipótesis - inducción -
deducción, en la cual si la hipótesis de partida no es lo suficientemente general,
puede llevar a deducciones muy extrañas. Una vez obtenida una hipótesis mejor, el
siguiente paso consiste en hacer pruebas sobre la experiencia, sobre el mundo,
para inductivamente ir acumulando hechos, que nos den generalizaciones,
obteniendo de nuevo deducciones más efectivas. Cuando el marco de referencia, el
paradigma o la hipótesis no es explicativa, es precisa una hipótesis más general.
Pero son muchos años de hipótesis, sin prácticamente pruebas inductivas. Sobre la
reducción del tiempo hay alguna que otra prueba, sobre los efectos de la Mecánica
Cuantica también, pero no hay Leyes o Normas concluyentes obtenidas en base a
estas.

Hubble era representante del razonamiento experimental inductivo, Einstein del


deductivo, y finalmente Hawking del pensamiento Abductivo o hipotético. Su libro
(de Hawking) es totalmente abductivo. Tanto que ha tardado muy poco, poquísimo
tiempo, en revisar sus teorías que hiciera accesibles a todo el mundo en la "historia
del tiempo".

Las teorías científicas se vieron desde 1905 y 1916 abocadas a ser dominadas por
grandes matemáticos, grandes físicos, y grandes tecnólogos. La Mecánica Cuántica
es por ejemplo una Gran Teoría basada en la indeterminación, que viene a ser de
un rango similar al de la renuncia. Einstein replicó varias frases magníficas (que
dan pié a intuir su pensamiento abductivo) como "Dios no juega a los dados" en
contra de la indeterminación, su cálculo de la constante cosmológica -en contra de
la expansión- y su insistencia en que hace falta una constante más que se escapa.
Yo estoy con él. Me niego, como filósofo, y por puro placer contemplativo, a
resignarme a no encontrar La Verdad. Me niego a que no exista en mundo una
realidad Extramental. Me niego a que no exista una Realidad independiente de mi
observación, y me niego a que en los libros de Mecánica Cuántica estos temas sean
referidos simplemente en unas páginas. Porque la base de todo está en la renuncia
intelectual de los ideólogos de estas teorías. No se puede renunciar a La Verdad. El
principio de Indeterminación es la ausencia más absoluta de Libertad Intelectual, en
el sentido de que deja un margen al azar, un margen tan grande que miles de años
de tradición filosófica pretenden ser descarnados en unos simples años de filosofía
especulativa.

Durante 100 años, ese ha sido el grave error, pensar que la filosofía
(metapensamiento) puede ser algún día desplazada por el rigor de la Ciencia.
Porque tal y como indicaba Aristóteles en el párrafo anterior, la Ciencia precisa de
la filosofía y la filosofía precisa de la ciencia, pero la primera es de rango superior a
la segunda, puesto que la ciencia es una parte de aquella, y la parte no puede ser
mayor que el todo.

Quede pues simplemente el mensaje de que la reflexión filosófica (principalmente


deductiva, inductiva y abductiva) es, con la mano, la postura erecta y la palabra,
algo intrínseco y potente en el ser humano. Pero tambien que el uso del
pensamiento y la palabra son superiores al uso de la mano y la tecnología.

Creo que la palabra verdad en la ciencia no debería ser utilizada, ya que que en
estas(excepto en matemáticas que hay verdades por convenio que no varían)y
especialmente en las empíricas(química,biología...) no existen verdades absolutas, sino
que lo que conocemos acerca de un tema evoluciona con el paso del tiempo debido a
nuevos datos y experiencias. Lo que si me atrevo a afirmar es que la ciencia intenta
explicar aquellos aspectos de nuestra realidad y dar solución a los problemas que se
presentan en la vida diaria.

¿ÉTICA CIENTÍFICA?
AVEDIS AZNAVURIAN
Para responder a la pregunta de la relación entre moralidad y conocimiento
científico, es necesario repasar una serie de conceptos y nociones
importantes en la elaboración de un marco de discusión de los problemas
generados por las nuevas tecnologías, basadas en los avances de las
ciencias biológicas.
El primer punto para la reflexión tiene que ver con la ética de los
científicos, más que con una ética de la ciencia; esta ética es un cuerpo de
normas y restricciones, pero quienes la ejercen son los científicos. De esta
forma, la ética de la ciencia se relaciona con la acción concreta de las
comunidades científicas y sus formas de control, con ello se tiene una
manera de constatación del cumplimiento de las normas aceptadas por
ellos mismos.
No puede haber reglas especiales: la ética común y las reglas de aplicación
son las mismas, con mayor obligación para los que conocen las
consecuencias éticas y morales de su saber sobre la sociedad.
Antes de abordar las preguntas específicas es necesario volver a algunas
ideas que cuestionan seriamente la honorabilidad de los científicos. Es
conocido el efecto deformante que tuvo el descubrimiento de “Hombre de
Piltdown”, un fraude referente a unos restos fósiles en una población
inglesa, hallazgo que cuestionaba algunas de las ideas sobre el origen del
hombre en Europa; con el tiempo se descubrió el engaño y a la fecha hay
quien piensa que esos restos son de un hombre primitivo.
En tiempo más reciente, la historia de Woo Suk Hwang resultó el
escándalo más notable de estos últimos años. Este investigador falseó los
resultados de investigaciones sobre células troncales supuestamente producidas
en su laboratorio; de once líneas de células, al menos nueve de
ellas habían sido falsificadas y se estaban investigando aún las dos restantes.
En estos días pidió perdón y renunció a la Universidad de Seúl. Hay
cualquier cantidad de ejemplos que señalan las prisas y los compromisos
mercantiles de los investigadores como elementos que los pueden inducir
a falsear los resultados de su trabajo; cada comunidad de especialistas tiene
Departamento de Atención a la Salud, Universidad Autónoma Metropolitana-Xochimilco,
México. / azaa6141@cueyatl.uam.mx
Última colaboración en Ludus Vitalis: “Darwin y Lorenz: la conexión humana“, vol. XI, num.
20, 2003, pp. 5-16.
Ludus Vitalis, vol. XIV, num. 25, 2006, pp. 221-222.
su forma de control, pero se ha demostrado que con cierto nivel de
prestigio y relaciones no es difícil evadirlos.
El mundo está en el umbral de cambios en las concepciones de la ciencia.
Los avances espectaculares y esperanzadores de las ciencias biológicas
actuales pueden derivar hacia soluciones para enfermedades hasta hace
un tiempo irremediables, pero también en una apertura al fraude o a la
seudociencia disfrazada de ciencia. La clonación, los organismos transgénicos,
la reproducción asistida, el estudio del genoma humano, la instrumentación
en las neurociencias y las alteraciones del medio ambiente
constituyen una bioética, no una ética aplicada derivada de la ética general,
un cuestionamiento y una reflexión de los temas mencionados que
interesan la esencia misma de la vida. La factibilidad de inducir cambios
en el genoma de los seres vivos cambia en forma radical las posibilidades
de desarrollo y cambio en la naturaleza.
¿Es necesaria una nueva ética? ¿Es la bioética suficiente para responder
a las preguntas? La bioética sería la respuesta, siempre y cuando se deje
separada de la ética médica y aplicada; se puede hablar de bioética cuando
la esencia mencionada de la vida va a ser alterada sin que en algunos de
los casos se calculen las consecuencias. Los métodos de control de la
producción científica en este caso necesitarían de un mayor refinamiento
considerando el impacto futuro, es decir, las consecuencias del acto y el
producto científico, como riesgo o beneficio para la sociedad.
Es imprescindible recuperar los elementos éticos de las ciencias, sin
dejar de pensar que la mayoría de los científicos tienen una actitud ética.
Ante un hecho sin precedente, como el que se vive hoy, es imprescindible
recuperar o bien reiniciar un diálogo constante entre las diversas profesiones
y disciplinas científicas.
Al modificarse los conceptos de la ciencia, las prácticas docentes tienen
que actualizarse; esto significa revisar los programas universitarios para,
al menos, adecuarlos a este tiempo.

Ciencia y Ética: La Ética de los


Científicos y la Ética de la Ciencia
Publicado por Juan José Ibáñez el 27 junio, 2009
Comentarios (9)
Cuando hablamos acerca de la Ética de la Ciencia y la Ética de los Científicos suelen
incluirse cuestiones muy dispares en el mismo saco. Más aun, en cada uno de ambos
términos ocurre lo mismo. Por tanto no pretendo en este post aclarar todos los temas
implicados, sino poner un poco de orden, al menos a la hora de plantearse tales
cuestiones.
Ética Científica y maletines. Fuente: Ética Profesional

Veamos que nos dice primero Wikipedia sobre la Ética:

La palabra ética proviene del griego ethos cuyo significado es “costumbre“. Tiene como
objeto de estudio la moral y la acción humana. Su estudio se remonta a los orígenes de la
filosofía moral en Grecia y su desarrollo histórico ha sido diverso. Una doctrina ética elabora y
verifica afirmaciones o juicios determinados. Esta sentencia ética, juicio moral o
declaración normativa es una afirmación que contendrá términos tales como ‘malo’,
‘bueno’, ‘correcto’, ‘incorrecto’, ‘obligatorio’, ‘permitido’, etc, referido a una acción o
decisión. Cuando se emplean sentencias éticas se está valorando moralmente a personas,
situaciones, cosas o acciones. De este modo, se están estableciendo juicios morales
cuando, por ejemplo, se dice: “Ese político es corrupto”, “Ese hombre es impresentable”,
“Su presencia es loable”, etc. En estas declaraciones aparecen los términos ‘corrupto’,
‘impresentable’ y ‘loable’ que implican valoraciones de tipo moral.

La ética estudia la moral y determina qué es lo bueno y, desde este punto de vista, cómo
se debe actuar. Es decir, es la teoría o la ciencia del comportamiento moral. (….). La ética es
una de las principales ramas de la Filosofía, en este campo ésta es el conjunto de
valoraciones generales de los seres humanos que viven en sociedad

La Ética de la Ciencia
Si nos atenemos a los valores éticos de la ciencia, personalmente ya comienzo a
entristecerme. Y no se trata de aquellos valores que afectan a la indagación científica
contemporánea, sino que si uno se remonta muchos siglos atrás, como es el caso de las
relaciones e investigaciones armamentísticas que conciernen a Maquiavelo y Leonardo Da
Vinci)…………. Por mucho que se insista en mentar que la ciencia se concentra en el
progreso de las sociedades humanas nadie puede soslayar, por ejemplo, el imponente
papel que desempeña la investigación destinada a generar la maquinaria armamentística
(como en el caso aludido de Maquiavelo y Da Vinci). Como muchos de vosotros sabéis los
principales consumidores de los fondos destinados a I + D + i, al menos en el caso de los
países más poderosos, son sus ejércitos, la cual debería ser una materia de profunda
reflexión. En estos casos, nos viene a la memoria el manido tema de la bomba atómica
con la que termino la segunda guerra mundial. Sin embargo, nada ha cambiado desde
entonces. Ya hablemos de biotecnología, nanotecnología, física experimental o inteligencia
artificial, entre otras ramas del conocimiento científico, aterra la influencia de los
denominados eufemísticamente gastos de defensa.
Ética científica. Fuente: Flickr

La también manida replica a este posicionamiento suele consistir en alegar que gracias
a los gestos de I +`D +i en materia de defensa, la humanidad puede ahora disponer
de un bienestar y desarrollos tecnológicos que, de otro modo estarían fuera de nuestro
alcance. Pero mi respuesta es ¿Por qué? Todos y cada uno de tales avances podría haberse
realizado sin tener que recurrir a los dudosos objetivos iniciales que los ciudadanos
subvencionaron con parte de sus impuestos. Sinceramente no me vale, por cuanto se
aceptaría tácitamente que la investigación militar es un mal necesario. Puede ser pero,
¿no existen modelos de negocio alternativos?. Por supuesto que sí. Al margen de la
guerra biológica, la idea de la bomba de neutrones, los escudos antimisiles etc., uno
atiende horripilado como se intentan emular los soldados-robot basados en la inteligencia
artificial. Más aun, he llegado a leer que en esta disciplina tales iniciativas, junto a los
videojuegos, desempeñan un rol fundamental en la actualidad. Y mientras tanto, ya vimos
en otro post como parece interesar mucho menos la mortalidad y morbilidad de millones
de personas por infecciones derivadas del consumo de agua potabilizada en grandes
extensiones del planeta. Hablamos del misterio de la “Caja Negra”. Se trata de un mero
ejemplo del abandono de los ciudadanos de mundo por la ciencia.

Pero salgámonos de tales objetivos y asistamos ahora a los deseos de nuestros políticos
para apostar por la inversión en I + D + i. Bajo los vocablos “desarrollo sostenible”,
“sociedad de la información” y lo que es peor “sociedad del conocimiento” se esconde,
esta vez sí, alcanzar “nuevos modelos de negocio” que empujen a posicionarnos en una
“economía global”. Lógicamente, el ciudadano suele salir beneficiado, pero también
bobalizado. La economía es ese ente casi autómata que busca sin cesar como acumular
ingentes cantidades de dinero en unas pocas manos. Si el ciudadano sale beneficiado
mejor, pero sino también. Nos venden la macroeconomía, de la que la microeconomía
deviene sierva. La actual crisis económica ha despertado recelos en muchos, empero
siempre ha sido así. Lo que ocurre es que la desregularización del mercado ha propiciado
que algunos amasadores de dinero perdieran el rumbo y los escasos escrúpulos que les
quedaban. Los resultados aquí están. Y mientras tanto, millones de personas más han
sobrepasado el umbral de la pobreza. Son mucho más los necesitados que los que
disfrutan de tales beneficios. Se dice que la “ciencia es universal” ¿Si?.
Probablemente, pero para bien y especialmente para mal. Pongamos dos ejemplos.

La Farmaindustria (casi toda) y la agroindustria (la conocida Montsanto y otras muchas


multinacionales con el mismo pelaje) jamás salen bien paradas de cualquier análisis que
no proceda de sus procelosas mentes. Corrupción, falsificación de resultados y todo
tipo de malas prácticas parecen ser sus señas de identidad. Recordemos que la primera
debería preocuparse por nuestra salud, mientras la segunda del abastecimiento de
alimentos “sanos”. Sin embargo, las primeras deniegan medicamentos a donde más se
necesitan, a la par que soslayan investigar otros sumamente necesarios debido a que
no son rentables. Y aquí el fraude y la mala praxis de los científicos afloran a la luz una y
otra vez. Lo mismo ocurre con la agroindustria que secuestra la soberanía alimentaria
de los países con menos recursos. Ya nos vendieron en la década de los años 60 del siglo
pasado la “Revolución verde” que terminaría con el hambre en el mundo. Cincuenta años
después ya vemos los resultados. Por un lado, cada día que pasa hay más hambre en el
planeta, por otro, la degradación ambiental generada (como la pavorosa contaminación de
suelos y aguas, deforestación, perdida de biodiversidad, etc.) por ella enferma y mata a
millones y millones de personas.

El desarrollo industrial y nuestro modo de ver la “prosperidad” nos ha sumergido en un


problema tan terrible como el cambio climático, aumentando y diversificando otros tipos
de degradación de la biosfera. La ONU. UNESCO, FAO, etc., nos alertan que los
efectos del calentamiento de la atmósfera afectarán más a los países pobres que a los
ricos. ¡Lógico!. No entraremos aquí a describir lo obvio. Resumiendo, hoy en día, el
desarrollo tecnológico ha generado un mayor porcentaje de pobres, desnutridos y
enfermos que cualquier periodo precedente de la historia humana. Debe ser por eso que
hablamos de la “sociedad del conocimiento”. Obviamente, poco se conoce de los
trasfondos, logros, despilfarros y fraudes de las instituciones militares, por cuanto
son materia reservada para el reto de los mortales. Sin embargo cuando algo surge a la luz
es para echarse a temblar.
Fraude Científico. Fuente: Scientific Misconduct Blog

Resumiendo, uno debe salir del seno maternal de los “Estados del Bienestar” para
entender que la magnitud de los problemas que padecemos y que desafortunadamente
afectan, negativamente a una buena parte de la población mundial, mientras que solo
salen beneficiados una minoría, e inmensamente ricos unos pocos (insignificantes desde un
punto de vista estadístico). ¿Ciencia Universal? ¿Progreso Social? Duele por tanto que
políticos y prensa confundan al ciudadano haciéndole creer que el mayor reto de la ética
científica es lo que se denomina “bioética”. No veo a ningún movimiento social bramando
contra tal visión depredadora de la “sociedad de la información y del conocimiento”. ¿Pero
y nosotros, los Científicos?

La Ética de los Científicos


En este ambiente, los investigadores se enfrentan al menos a tres tipos de cuestiones
éticas, aunque posiblemente sean muchos más.

Por un lado, nos encontramos con la ética del trabajo, entendiéndose como tal sus
relaciones con otros colegas, y excluyendo los temas relacionados con el fraude y mala
praxis científica. Mobbing (acosos laborales de todo tipo), difamaciones, etc., vienen
siendo denunciadas y afectan a muchos de los considerados “científicos de excelencia,
incluidos Premios Nobeles”. Os recomiendo una vez más la lectura del interesante libro “La
Anatomía del Fraude Científico”, escrito por H. Freeland (Editorial Crítica), por cuanto
sobre este tema y el ya comentado del fraude y la mala praxis ofrece numerosísimos
y recientes ejemplos que suelen ocultarse, tanto por la prensa general, como por la
especializada. Por otro lado, están los consabidos temas que mentamos en el último lugar y
que son conocidos como “conductas inapropiadas”. De ellos hablaremos en último lugar. Por
último, habría que mencionar otra cuestión cuya preocupación parece no afectar a nadie.
Como profesionales y como ciudadanos, deberíamos sopesar los posibles usos de
nuestros estudios y como estos afectan a los ciudadanos. Cuando uno trabaja para la
empresa privada los salarios se los proporcionan las compañías (que a menudo también son
financiadas con fondos públicos). Los Estados fomentan su ingreso apelando al
“desarrollo y sociedad del conocimiento”. No cuestionaré este tema ya que en parte lo he
hecho en el apartado anterior. Allí podrán comportarse honestamente o delinquir,
falsificando resultados e informes, alabando las bondades de productos que, de hecho
dañan la salud humana, o son una mera estafa, etc. Eso sí, a quien antepone su ética
ciudadana todos mis respetos. Ahora bien, los que se “alían” con sus jefes, son tan
responsables como los ejeutivos, por cuanto, no son autómatas, sino que generan saberes
que serán empleados contra inocentes congéneres. No es lo mismo, en mi modesta opinión,
un soldado que fusila a un inocente por mandato de un superior, que otro que investiga le
ofrece ideas. ¿O no? Sin embargo, más cuestionable e irritante resulta el caso de los
investigadores que trabajan para el Estado, ya que viven, desde todos los puntos de
vista, de los ciudadanos.

Son muchos los colegas que colaboran acríticamente con las instituciones a las que se
encuentran sujetos. En condiciones normales, nada que objetar, faltaría más. Sin
embargo, cuando nuestras autoridades se descarrían o tomas decisiones afortunadas
que afectan a los ciudadanos el tema cambia diametralmente. Quien paga realmente a
los que trabajamos para las “Instituciones Gubernamentales”, son la personas de a pié
mediante sus impuestos. Por tanto, es a ellos a los que deberíamos servir en primer
lugar. Un colega no puede escudarse en que ha hecho esto o aquello porque lo manda quien
manda. Y si este argumento debería ser valido para todos los humanos, más lo es aún para
quienes cobramos del pueblo. No se trata de fomentar la insumisión ni la subversión,
sino de denunciar lo éticamente incorrecto, cuando no deplorable. De nuevo os muestro mi
opinión sobre un tema que no requiere mucha erudición, aunque hay casos más sangrantes,
si bien es cierto que afectan a un menor número de individuos. Dicho de otro modo se trata
de un ejemplo ilustrativo que suele pasarse por alto.
¿Hay mucho Lobo con piel de Cordero?: Fuente: Wunder Blog

Si la Docencia en la Universidad Española dista mucho de ofrecer los frutos de otros


países de nuestro entorno, se debe tanto a las decisiones políticas como a la pasividad
de los profesionales que la imparten. Por tanto, si los gobiernos toman decisiones que los
docentes consideran perjudiciales para la formación de nuestros jóvenes ciudadanos,
es su responsabilidad con “quienes les pagan el sueldo” protestar, denunciar y
hacerse escuchar hasta que el poder reconozca su error. En caso contrario (muy
acomodaticio) se convierte en cómplice, por que “quien calla otorga”. Considero que esta
misma argumentación es válida para cualquier colectivo de científicos (universitarios o
no) que reconociendo que ciertas decisiones no son apropiadas, no exige su rechazo. Y es
aquí en donde los practicantes de la ciencia actual fracasamos estrepitosamente. Se nos
socava la libertad de cátedra y expresión, sin que nos alcemos en armas. De este
modo, la ciudadanía pierde un pilar y los poderes un enemigo equilibrante. ¿Es eso la
sociedad de la información y el conocimiento? ¿Quién sufre las consecuencias? ¿dónde está
la búsqueda del talento? ¿A que talento nos referimos? Necesitamos tanto talante como
talento. No lo duden. Pero nadie se preocupa por este último. La ética siempre pasa a la
cola del tren.

Sobre el tema de la corrupción y mala praxis científica ya hemos hablado en varias


ocasiones y ayer justamente os alertamos sobre la magnitud del problema, que deviene ya
en escandaloso. Me decía hace unas horas un lector que pocos comentarán el post, por las
mismas razones que he aludido en el párrafo anterior. Soy de la misma opinión. Más aun en
el artículo original, que dio pie a esa entrega, tras varias semanas de ser publicado “nadie
ha dejado ningún comentario ya fuera de desaprobación a los colegas o a las propias
conclusiones de los autores. Frente a un tema tan preocupante, la postura del avestruz
resulta más que decepcionante. De nuevo quien calla otorga, Una vez más quien calla es
cómplice. Somos los propios científicos los que deberíamos reclamar urgentemente
comisiones de ética científica, códigos deontológicos, etc. Pero, al parecer, en lugar de
ser parte de la solución nos conformamos con ser parte del problema . ¡Lamentable!.
Luego lloramos como plañideras al observar el creciente desinterés de la ciudadanía y
muchos otros estamentos por la actividad científica. Comenzamos pues a comportarnos
como algunos a los que intentamos suplantar en su rol social. Hablo de las religiones. No se
puede proclamar el perdón, la compasión, la justicia, etc., y luego ocultarse o hacerse el
sordo ante los propios abusos. Los sacerdotes de la ciencia no desmerecen en nada a
aquellos a los que denostan, con independencia de su histeria anticreacionista (razones
hay pero también…..). Como decía el afamado filósofo de la ciencia, Paul Feyerabend, este
edificio es una casa de putas.

Cuando buscaba por ofreceros material adicional sobre ciencia, ética y ética científica, he
topado con un artículo de uno de los investigadores españoles que más respeto me
merecen. Se trata de Jordi Wagensberg. Este lleva el título de ética científica y podéis
bajárnoslo de Internet pinchando aquí. En este post he mezclado intencionalmente tres
temas, aunque creo que el contexto disipa cualquier confusión. Una cuestión es la ética
científica y otra bien distinta las relaciones entre la ética y la actividad investigadora.
Él tampoco lo hace. Sin embargo, para mi pesar, vuelve a caer en la trampa de pensar
en el asunto teniendo in mente la bioética y el problema del uso de los embriones con
fines terapéuticos. Los temas aquí tratados transcienden a un conflicto concreto entre
ciertos científicos y las autoridades religiosas. Pero parece que todo se contagia menos
la belleza. Eso si os dejo algunas de sus frases como materia de reflexión, ya que siempre
ofrece algo de interés.

Aprueban primera droga para prevenir


el VIH
Publicado 16/07/12 16:00 - Por HolaDoctor

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La Administración de Drogas y Alimentos (FDA) aprobó la droga Truvada, que redujo
hasta un 78 por ciento la infección en parejas en donde uno de los miembros era
portador del VIH, en estudios clínicos. Activistas aseguran que aprobar esta profilaxis
es bajar la guardia con métodos preventivos comprobados como el uso del condón.

Crédito: Thinkstock

Es la primera vez que se aprueba una droga con fines preventivos y no terapéuticos.
Desde que se dieron a conocer los primeros medicamentos contra el Virus de
Inmunodeficiencia Humana (VIH) a fines de los 80, hasta hoy, toda la batería
farmacológica contra el sida estaba enfocada en combatir el virus una vez que éste ya
estaba dentro del organismo.

La nueva droga se llama Truvada y se usará para evitar la infección.

Hasta hace poco, nadie habría pensado que una de las claves para prevenir el contagio
del VIH, que causa el Sida, estaría en las mismas medicaciones combinadas que
combaten la infección: los antirretrovirales.

 Las 10 mentiras más grandes sobre el Sida

Truvada, un cóctel de medicamentos para controlar el VIH formado por el tenofovir y la


entricitabina, fue desarrollada originalmente para tratar a personas seropositivas, es
decir, a portadores del virus.

Pero luego de tres estudios realizados en Africa, y publicados el miércoles 11 de julio en


la revista científica New England Journal of Medicine, se alimentó la esperanza para
millones ya que se comprobó que el medicamento funcionaba para prevenir el contagio
entre parejas.

Las pruebas clínicas realizadas con más de 5,000 parejas, en las que uno de los
miembros portaba el virus, arrojó una baja del riesgo de infectarse del 78%.

 Prueba del VIH: mitos y verdades

La exitosa investigación, que abrió las puertas a una nueva terapéutica contra el VIH,
fue llevada a cabo por investigadores de los Centros para el Control y la Prevención de
Enfermedades (CDC, por sus siglas en inglés), el Ministerio de Salud de Botswana, de
Uganda y Kenia.
Sin embargo, para activistas contra el Sida, aprobar una droga profiláctica es hacer que
se baje peligrosamente la guardia con métodos comprobados que detienen el paso del
virus, como el uso del condón.

Michael Weinstein, presidente de la Aids Healthcare Foundation, con sede en


California, asegura que la píldora Truvada es costosa, es peligrosa "y causará el mismo
efecto que causó la aparición de las drogas terapeúticas: las personas dejaron de
cuidarse porque ya había un tratamiento".

 Condón químico mata al virus del Sida

A raíz de los resultados logrados en Africa, los CDC comenzaron a desarrollar una guía
sobre el uso de este tipo de prevención, que se denomina profilaxis, entre personas
heterosexuales en Estados Unidos que estén en alto riesgo de contagio del VIH.

Es decir, personas que tienen parejas sexuales múltiples, usan drogas intravenosas o
sufren de varias enfermedades de transmisión sexual, explicó la doctora Margaret
Fischl, directora de la Unidad de Investigación Clínica sobre el Sida de la Universidad
de Miami.

Además de las voces de los activistas, científicos también se hicieron escuchar, ya que
muchos consideran que antes de aprobar Truvada —producida por el laboratorio Gilead
Sciences Inc.— para uso profiláctico masivo hacía falta solucionar algunos de sus
efectos secundarios como mareos y pérdida de masa ósea.

Los expertos aclaran que Truvada no reemplazará a la protección que ha demostrado ser
más eficaz para prevenir el contagio del VIH y de otras enfermedades de transmisión
sexual: el correcto uso del condón.

Truvada había recibido en mayo el visto bueno de un panel de expertos de la FDA que
había sugerido su rápida aprobación, lo que vaticinó que pronto estaría disponible.

La aprobación de Truvada para prevenir el VIH marca un antes y un después en la


historia de la lucha contra el virus. Según Debra Birnkrant, de la División de Productos
Antivirales de la FDA "la meta es que este tipo de medicamentos logren finalmente
reducir la tasa de infección".

La polémica aprobación ocurre a días de que comience la Conferencia Internacional de


Sida en DC, que se llevará a cabo del 22 al 27 de ju

Ciencia y capitalismo "posmoderno".


Autor(es): Rush, Alan

Rush, Alan. Docente e investigador de la Universidad Nacional de Tucumán.


Colaborador de Herramienta. Miembro del colectivo anti-imperialista y anticapitalista
Cimientos.

Sin duda, la ciencia moderna está entre los logros de la civilización burguesa que
pueden considerarse conquistaron una significación histórica universal. La ciencia
moderna constituyó una revolución epistemológica sólo porque encarnó al mismo
tiempo una revolución social en el saber No sólo cambió su forma de metafísico-
religiosa a racional y empírica sino que expropió al clero y la nobleza el monopolio de
la teoría. Unió la teoría, formalizada matemáticamente, a la práctica de los artesanos y
técnicos creando una nueva ciencia a la vez teórica y experimental, activa y no
contemplativa, que socialmente incorpora a nuevos sectores profesionales y burgueses
antes excluídos del saber. En términos de Ilya Prigogine, la ciencia moderna estableció
una nueva alianza cognoscitiva entre el hombre y la naturaleza, sólo sobre la base de
una nueva alianza entre teoría y práctica, entre saber y sociedad.
Pero el capitalismo que dió a luz la nueva ciencia y le imprimió un ritmo más y más
acelerado de desarrollo y especialización, no podía dejar de transformarla en sus
principios mismos a medida que mutaba las propias estructuras socioeconómicas,
políticas y culturales. Esta ponencia se refiere a algunas transformaciones muy
generales de la naturaleza social y epistemológica de la ciencia en este siglo que
termina, especialmente desde la segunda posguerra hasta nuestros días, vinculadas al
cambio sociocultural que pensadores recientes llaman “sociedad post-industrial”,
“cultura post-moderna”, etc.. Aunque rechazo las teorías posindustrialistas y
posmodernas, creo que merecen nuestra atención como síntomas que a la vez expresan y
distorsionan -y legitiman ideológicamente- cambios históricos reales. Ilusiones
ideológicas como estas sólo adquirieron arraigo masivo porque en alguna medida
traducen las condiciones de vida de millones de seres humanos. Una ideología
dominante digna de ese nombre tiene una carga de verdad que haríamos mal en ignorar.

El prodigioso desarrollo de las ciencias naturales, y el nacimiento de las modernas


ciencias sociales, especialmente en los siglos XIX y XX, suponen como su condición de
posibilidad el cada vez más estrecho entrelazamiento entre las empresas y los estados
capitalistas, por un lado, y la investigación y la enseñanza universitaria de la ciencia,
por otro. La primera guerra mundial ata con más fuerza este nudo, pero el gran salto en
esta tendencia se da durante la segunda carnicería mundial y en la posterior guerra fría.
A su vez, como se mostrará enseguida, la década del 70 marcaría una nueva mutación
del saber, que unos celebran como la emergencia de la ciencia posmoderna, y otros
condenan como un posible comienzo de una decadencia alarmante del conocimiento, de
consecuencias quizá irreversibles.

II
En su libro sobre la sociedad postindustrial (1973), Daniel Bell reúne valiosos
materiales históricos y sociológicos relativos al desplazamiento de la ciencia al centro
del orden capitalista a partir de los requerimientos productivos y -especialmente- bélicos
de las naciones burguesas durante y después de la segunda guerra mundial[2]. El
tratamiento que Bell da a la ciencia y su transformación postindustrial participa del
mismo progresismo optimista que impregna aún a su pensamiento sociopolítico en esta
etapa de su evolución, y que hoy -a un cuarto de siglo de la publicación de su influyente
escrito- se nos aparece como ingenuo.
Según Bell si la ciencia de la era industrial era ante todo experimental o empírica, la
ciencia postindustrial es marcadamente teórica y abstracta, y ello como resultado tanto
del propio progreso científico como de las necesidades de la nueva tecnología que la
ciencia ha dado a luz. Hasta Bessemer, Graham Bell y Edison en la segunda mitad del
siglo XIX, los inventores solían ser relativamente desinformados teóricamente. Esto ya
no vale para las aplicaciones industriales de la química a comienzos del siglo XX, ni
para el nuevo matrimonio de ciencia y armamento que inaugura la Primera Guerra
Mundial. Pero el salto en la mutua fecundación de ciencia, industria y gobierno
capitalista, acontece con la electrónica, la informática -que a su vez posibilitaron la
gestión gubernamental científico-social, estadística y computarizada-, y con el hijo más
monstruoso de las bodas de ciencia y capitalismo al fin de la Segunda Guerra: la bomba
atómica.
El esencial optimismo epistemológico de Bell tiene sus raíces en la convicción de que el
capitalismo industrial se transforma en dirección a una “sociedad del conocimiento”,
postindustrial y en algunos aspectos postcapitalista. Las necesidades socioeconómicas y
políticas del orden postindustrial naciente y su comunidad científica, confía Bell,
intensificarán su entrelazamiento, lo que haría florecer una ciencia sana, centrada en la
libre investigación teórica y la transferencia del saber a ámbitos sociales cada vez más
participativos e igualitarios: producción, educación, gobierno. Pero el mismo Bell alerta
sobre contra-tendencias que brotan de la propia sociedad contemporánea:

“(No debemos) subestimar la transformación de la ciencia misma cuando deviene ‘Big


Science’ (la expresión es de Derek Price) y se entrelaza con (las grandes corporaciones
privadas y) el gobierno para afrontar los problemas sociales y políticos del momento.
Esta transformación es ... lo que vuelve problemático el componente utópico de la
sociedad post-industrial” (p. 379, nota 11, mis paréntesis)

El sociólogo de la ciencia Robert Merton propuso codificar el ethos de la comunidad


científica en cuatro principios que califican sus procedimientos y resultados:
universalismo, comunalismo, desinterés (neutralidad) y escepticismo organizado (anti-
dogmatismo). Bell muestra cómo los requerimientos empresarios y gubernamentales
reconfiguran a la comunidad científica y su ethos, de modo que

“Con el crecimiento de la Big Science, especialmente a partir de la Segunda Guerra


Mundial, el rasgo distintivo ... es que pocas personas ‘hacen’ ciencia y muchas hacen
investigación ... (en) instituciones burocratizadas que no sólo lidian con los hechos más
mundanos de carreras, promociones y la consecución de dinero, sino con la
inevitabilidad de la planificación de la ciencia, que deriva del hecho de que la relación
laissez faire entre ciencia y gobierno ha desaparecido.” (p. 385)

Ya en este período anterior a 1970, Bell señala que alrededor del 70% del gasto
estadounidense en “Investigación y Desarrollo” se destinaba a las industrias bélica y
aeroespacial, y a las ciencias naturales (especialmente física y matemáticas) que las
sustentan. Bell alerta sobre el escaso apoyo que en EEUU reciben los estudios y
aplicaciones relativas a la salud, la vivienda, la educación, etc., en una sociedad cruzada
por importantes desigualdades y tensiones sociales (pp. 260-2). Sin embargo, aún
considerando este excesivo y malsano predominio de las ciencias físico-naturales sobre
las ciencias biológicas, de la salud, y las ciencias sociales, y las peligrosas
consecuencias de la Big Science burocratizada, Bell sigue pensando este período como
de relativa salud epistémica de las ciencias -naturales, principalmente-.
Bell reproduce la definición que de desarrollo, investigación aplicada y básica hace la
National Science Foundation de EEUU:

“Por desarrollo se entiende el diseño y puesta a prueba de prototipos y procesos para


satisfacer específicos requerimientos funcionales (en defensa, por ej.) o económicos.
Por investigación aplicada se entiende los primeros pasos en traducir el conocimiento
existente en aplicaciones. Y la investigación básica se define como ‘motivada prima-
riamente por el deseo de buscar el conocimiento por el conocimiento mismo
(knowledge for its own sake) ... sin necesidad de satisfacer objetivos inmediatos y ... de
intentar aumentar la comprensión de las leyes naturales” (254-6; adviértase la llamativa
ausencia de referencia a “leyes científico-sociales” en esta cita)

Aunque Bell admite la importancia de reexaminar estas distinciones oficiales, las


emplea no sólo como instrumento eficaz para rastrear la distribución gubernamental y
privada de fondos, sino porque en lo esencial permanece fiel a esta conceptualización
moderna (burguesa) clásica. Me interesa destacar además que Bell consigna que, en este
período de aún relativa salud epistémica de la ciencia (natural) “gran parte de la
investigación básica se hace en las universidades, por supuesto” (257). La universidad,
recordemos, es elevada por Bell a la cumbre del orden postindustrial, de la “sociedad
del conocimiento”, precisamente como productora del saber que está en la base de las
nuevas tecnologías, que por primera vez es un saber altamente teórico y abstracto.
La epistemología de Bell no es enteramente clásica y modernista, pero sí lo es en tanto
conserva la clásica distinción entre ciencia básica y aplicada, reivindica la codificación
del ethos científico por Merton, y alerta preocupado contra la posibilidad de que tal
ethos devenga la mera máscara ideológica de la investigación subordinada al poder
político y económico (p.386). En su libro de 1973, Bell sostiene aún que la comunidad
científica podría y debería reaccionar de modo de resguardar al menos parcialmente su
valioso ethos frente a las consecuencias de la irreversible burocratización del saber (p.
408).

Como se sabe, más de un epistemólogo importante de este siglo ha advertido con


preocupación el peligro de degradación que acecha a la ciencia. Por poner sólo dos
ejemplos, Poppercomparó el efecto oscurantista del instrumentalismo de Bohr en la
física cuántica de las primeras décadas de este siglo, con el que produjo el
instrumentalismo y convencionalismo de la Iglesia católica -en las figuras del cardenal
Bellarmino y Osiander- en su rechazo de una interpretación realista de la teoría
heliocéntrica de Copérnico[3]. Por su parte la “tolerancia epistemológica” de
“programas de investigación” alternativos, incluso polémicamente enfrentados, que
Lakatos propone como una política metodológica sana, conducente al progreso y la
integración dialéctica del conocimiento, supondría una ciencia a la vez rica en recursos
económicos y democrática en su organización institucional. Lakatos es conciente de que
el capitalismo avanzado socava ambas condiciones[4].
III

Parece que puede afirmarse que antes de la década del 70 el estrecho entrelazamiento
entre ciencia, empresas y estados capitalistas, aunque generaba más y más las
tendencias preocupantes de decadencia epistémica señaladas, aún contrarrestaba estas
tendencias con muy vigorosos avances del conocimiento especializado, disciplinario, así
como de la fecundación interdisciplinaria. Hay razones para pensar que en la década del
70 la relación entre estas dos tendencias opuestas comenzaría a invertirse determinando
un cuadro de enfermedad epistémica generalizada de la ciencia. Ya en su libro de 1973
Bell consigna un viraje adverso a su optimista “sociedad del conocimiento” iniciado
precisamente en 1970: la caída en el financiamiento, la baja en la anterior expansión
democrática de la matrícula y la menor productividad de las universidades de EEUU
bajo la administración de Nixon (ob. cit., pp. 235, 403). El fin del boom económico de
la posguerra -antecedido por las rebeliones estudiantiles y obreras del 68-, y la derrota
de EEUU en Vietnam inician décadas de recesión del capitalismo central y salto en el
endeudamiento periférico, y una crisis de legitimación del capitalismo que coinciden
con un salto en la crisis económica y política de la URSS y sus satélites. El escepticismo
cultural de este período que aún parece envolvernos, se expresó filosóficamente ante
todo en el posmodernismo, con su tesis de la muerte de los “grandes relatos” modernos
tanto socialistas como burgueses.
A partir de 1970 comienzan a operar tendencias que hoy se aprecian claramente en todo
el orden capitalista, especialmente en su centro pero también en la periferia:
1.1) Disminución del presupuesto estatal para educación, ciencia y técnica (C&T), y
aumento relativo del financiamiento privado. 1.2) Creciente ingerencia del gran capital
en la fijación de las políticas C&T y educativas, especialmente en la prioridad creciente
que se da a la investigación aplicada y tecnológica, en desmedro de la investigación
básica en ciencias naturales, y con mayor razón en ciencias sociales, humanidades y
artes. 1.3) Si hasta 1970 la gestión capitalista de la ciencia no alcanzaba a alterar la
división de roles según la cual la universidad clásica era la encargada principal de la
investigación básica y las empresas y el gobierno las responsables principales de la
ciencia aplicada y la tecnología, desde 1970 aparece una fuerte tendencia a abolir esta
frontera, a mutar la esencia de la universidad: a transformar las academias en empresas
en que la ciencia básica quede atada casi sin mediaciones a la ciencia aplicada y la
tecnología, a la productividad económica o política capitalista.
2.1) Fomento por parte del capital de las tendencias sociales, económicas y
epistemológicas diferenciadoras o disgregadoras dentro de la comunidad científica, en
desmedro de las tendencias integradoras. La universidad como lugar del desarrollo de
saberes diferenciados, pero reunidos en el intercambio crítico e interdisciplinario tras el
fin común del conocimiento objetivo, tiende a transformarse en una dispersión de
proyectos o empresas de investigación que persiguen eficacia y rentabilidad. 2.2)
Creciente privatización e incluso carácter secreto de los resultados de la investigación,
en desmedro de su carácter público y planetario (el "comunismo epistémico" de la
ciencia moderna clásica, según Merton). Esto es, tendencia a la incomunicación de los
investigadores, la disgregación y desaparición de la "comunidad" científica
internacional como tal. 2.3) Competencia individualista exacerbada para procurarse
empleo y financiamiento, en un contexto de creciente desempleo también en los
sistemas C&T y educativo. 2.4) Diferenciación vertical, jerárquica entre
administradores científicos ligados al capital y científicos rasos, y dentro del sector de
estos, entre los científicos más productivos y rentables en cada caso para la empresa que
financia, y un "proletariado científico" y docente mal pagado. Obviamente todo ello
ataca la unidad sindical en el sistema C&T, como acaba de ocurrir en nuestro país tras la
implantación de los "incentivos" por investigación. 2.5) Disgregación horizontal entre
especialistas de diferentes disciplinas. El capital fomenta la eficiencia en cada
especialidad, ligada si es posible a la rentabilidad inmediata o futura, y censura la
vinculación interdisciplinaria en sentido teórico, impulsando en cambio la
Multidisciplinariedad aplicada a problemas tecnológicos y de control social, y en menor
medida a problemas ecológicos, de desarrollo, urbanización, etc.. 2.6) El sistema C&T
propagandiza nuevas filosofías y epistemologías que combaten las tendencias realistas,
materialistas y dialécticas que venían floreciendo antes de 1970 aún bajo la
administración burguesa de la ciencia. El poder científico y académico difunde
filosofías o ideologías idealistas convencionalistas, pragmatistas, relativistas,
deconstruccio-nistas, posmodernistas, etc.. Así por ejemplo, Lyotard celebra la
tecnociencia pragmática al servicio del capital como un nuevo tipo histórico de “ciencia
posmoderna” orientada por el anarquismo metodológico de Feyerabend y su slogan
“todo vale”[5]
3.1) Como sabemos, todas estas formas de gestión y control capitalista tardío de la
ciencia llevan a algunos sociólogos de la ciencia como Bell a alertar sobre la posible
degradación epistémica de la ciencia, y a otros como Ravetz a señalarla como un hecho,
cuanto menos en el sentido de que la buena ciencia está cada vez más rodeada por y
mezclada con producciones de menor calidad para cumplir con quien financia la
investigación. Se multiplican los fraudes, los plagios, las repeticiones, etc., además de
las ya conocidas aplicaciones destructivas, inhumanas de la ciencia por el capital[6];
3.2) Más aún, epistemólogos como Bunge y otros advierten con preocupación que por la
combinación de todos los factores anteriores, la ciencia básica toda, como conocimiento
relativamente objetivo y progresivo del mundo está en peligro de desaparecer: en su
subordinación a la ciencia aplicada (al servicio del capital), tiende a ser o ha sido ya,
degradada en un conjunto inconexo, disperso de tecno-ciencias sin pretensión de
objetividad, sólo eficaces técnicamente y persuasivas comercial o políticamente. (Una
aclaración obvia pero importante es que cualquier generalización sociológica y
epistemológica sobre tendencias regresivas en la ciencia como la presente no niega
avances importantes, incluso revoluciones del conocimiento en esta o aquella disciplina
o interdisciplina, por parte de este aquel equipo o individuo talentoso o genial que
escape a la tendencia social general, estadísticamente formulada. Más aún, puede
argumentarse que esta creatividad sigue siendo una necesidad funcional para el
capitalismo en cualquiera de sus fases históricas)

Mario Bunge -quien no puede ser sospechado de marxista- expresa elocuentemente lo


que en su opinión es la naturaleza de la degradación epistémica de la ciencia, y sus
causas económicas, políticas y culturales:

"Se puede vaticinar a grandes rasgos ... el futuro a corto plazo de ciertos campos de
investigación científica ... No es éste el tema del presente capítulo: no pregunto cómo
será el futuro de la ciencia sino si tiene porvenir. ... Desde el comienzo de la edad
moderna hemos dado por descontado que, si hay algo que avanza incesantemente, es el
conocimiento científico.
"Nuestra fe ciega en el progreso automático de la ciencia sufrió un duro golpe en
Occidente, particularmente en Norteamérica, como consecuencia de dos
acontecimientos. Uno fue la adopción de una nueva política científica que desplazó el
grueso del apoyo público, de la ciencia básica a la aplicada y a la técnica ...
El segundo acontecimiento que sacudió nuestra fe en el futuro de la ciencia fue la
rebelión contra la razón que se propagó en la juventud norteamericana, y en parte
también en la europea, como parte del movimiento ... generado por la intervención de
los EE.UU. en Vietnam. La desconfianza e incluso el odio por la ciencia, y la
popularidad concomitante de la pseudociencia y del ocultismo, no tienen paralelo en la
historia cultural moderna de Occidente.
Paradójicamente, pues, tanto el establishment como sus críticos rechazaban la ciencia
básica, el primero por considerarla inútil y los segundos por creer que se había hecho
cómplice del primero." [7]

"Temas de primera importancia (que una sociología de la ciencia liberada del actual
subjetivismo debería estudiar, son) ... 1) La deliberada escasez de los fondos dedicados
a las investigaciones en materia de ciencias sociales por los gobiernos conservadores de
Estados Unidos, y a la investigación científica en general por el gobierno conservador
de Gran Bretaña; 2) La actual decadencia del comunismo epistémico, que se concreta en
la aversión cada vez mayor, por parte de los hombres de ciencia experimentales, a
intercambiar datos, ideas y materiales, a causa de la competencia exacerbada y de las
presiones comerciales ... ; 3) La creciente frecuencia de reivindicaciones exageradas y el
descaro de la publicidad, así como el número cada vez mayorde casos de fraude y
plagio, particularmente en las ciencias biomédicas, como resultado de la implacable
competencia para conseguir subsidios y empleos; 4) La declinación del número de
hombres de ciencia y de estudiantes de ciencias nativos en Estados Unidos y en Gran
Bretaña, a raíz del filisteísmo fomentado por la suma de todos los factores antedichos,
más el predominio de un ambiente antiintelectual; y 5) La prosperidad de las doctrinas y
movimientos anti- y seudocientíficos y el concomitante resurgimiento de filosofías
irracionalistas en todos los países industrializados, tanto del Oeste como del Este." [8]

"El adherente del ... partido (que rechaza la ciencia) sostiene que la verdad es una
ilusión o convención social ... El interés del asunto que nos ocupa va más allá de la
sociología y la filosofía de la ciencia. También atañe al estudio de los profundos
cambios culturales que vienen ocurriendo en el curso de las tres últimas décadas.
Algunos acogen estos cambios con entusiasmo, porque juzgan que nos libran de las
cadenas de la razón y de la contrastación empírica. (Este es el 'pensamiento débil'
elogiado por los apóstoles del llamado posmodernismo). Otros deploramos estos
cambios porque creemos que sólo la racionalidad y la contrastación empírica pueden
ayudarnos a comprender mejor el mundo y a diseñar un mundo vivible. Como se ve, la
elección entre ambos partidos no es un problema técnico sino parte de la elección entre
dos concepciones del mundo." [9]

"Es verdad que, poco después de terminada la (2ª) guerra mundial, comenzó la Guerra
Fría, y ... lo urgente desplazó a lo importante. Pero al mismo tiempo las fuerzas
creadoras que habían sido maniatadas durante la guerra ... fueron puestas en libertad,
gracias a lo cual pudimos presenciar avances espectaculares en materia de
descolonización, libertades cívicas, ciencia y tecnología. ... No fue sino hacia 1970 que
el paso del progreso científico y tecnológico empezó a aflojar.
Hay varios indicadores alarmantes de decadencia científica y tecnológica. ... Uno es la
disminución relativa de los subsidios a la investigación básica, especialmente en
ciencias sociales; ella se debe en algunos casos al aumento en gastos de armamento, y
en otros a la crisis económica. Otro indicador es la pérdida de fe, por parte de la
juventud, en la ciencia básica; ella se debe en algunos casos a que se responsabiliza a la
ciencia de la crisis nuclear y ecológica, y en otros casos a que se la considera como 'la
ideología del capitalismo'.
No sabemos si esta crisis es coyuntural y por tanto temporaria, o estructural y por
consiguiente duradera. Sólo sabemos que, de continuar, será irreversible. Si siguen
disminuyendo las oportunidades de empleo en la investigación básica, o si ésta sigue
siendo vista como maléfica, nuestros descendientes perderán interés por ella. El día que
esto ocurra comenzará una Nueva Edad Media. ...
La decadencia científico-tecnológica, si en efecto ha comenzado, puede ser temporaria o
terminal. Depende de nosotros que sea la una o la otra." [10]

IV

En el posfacio a la segunda edición alemana de El Capital, Marx trazó la parábola del


progreso, el apogeo y la decadencia de la ciencia social burguesa. Nacida como
expresión del desarrollo histórico de la burguesía desde el estadio de clase inmadura y
crítico-utópica, al de clase madura, con un proyecto científico y revolucionario
alternativo al del antiguo orden feudal, la teoría social y política burguesa demostró la
potencia de la racionalidad del mercado y la democracia burguesa contra los privilegios
feudales, y llegó hasta a develar algunos secretos de la producción capitalista misma en
la economía política clásica, especialmente con David Ricardo. Pero a medida que la
burguesía se consolidaba como clase dominante, desarrollaba la producción capitalista y
con ella a su antagonista, la clase obrera crecientemente sindicalizada y crítica del orden
burgués, los "representantes teóricos" del capital empiezan a perder terreno epistémico
frente a la nueva crítica científica anticapitalista de los representantes teóricos del
proletariado en ascenso.

"La burguesía había conquistado el poder político en Francia y en Inglaterra. A partir


de este momento, la lucha de clases comienza a revestir, práctica y teóricamente, formas
cada vez más acusadas y más amenazadoras. Había sonado la campana funeral de la
ciencia económica burguesa. Ya no se trataba de si tal o cual teorema era o no
verdadero, sino de si resultaba beneficioso o perjudicial, cómodo o molesto, de si
infringía o no las ordenanzas de la policía. Los investigadores desinteresados fueron
sustituidos por espadachines a sueldo y los estudios científicos imparciales dejaron el
puesto a la conciencia turbia y a las perversas intenciones de la apologética." [11]

En la segunda mitad del siglo XIX, la ciencia social burguesa comenzó su decadencia
epistémica e ideologización, y es el pensamiento socialista el que pasa ahora de su
inmadurez utópica al comienzo de su maduración científica. En cambio, en tiempos de
Marx la ciencia natural burguesa demostraba enorme vitalidad. Tal era la admiración
que a Marx le despertaba, que deseaba dedicar su Capital a Darwin (quien amablemente
rechazó el ofrecimiento). Pues bien, parece que un siglo más tarde, en la década de
1970, el avance colonizador de la forma mercancía ha alcanzado en gran medida incluso
a la ciencia natural burguesa. El capitalismo que originó la ciencia moderna
estableciendo una nueva alianza entre hombre y naturaleza, integrando dialécticamente
la manipulación técnica a la interrogación teórica del mundo, estaría degradando a la
ciencia natural teórica no sólo al debilitarla económicamente frente a la ciencia
aplicada, sino al subordinarla metodológicamente a ella mutando su calidad epistémica,
es decir rebajando el conocimiento objetivo a un agregado de tecnociencias o técnicas
inconexas. A aquellos administradores de la ciencia y las universidades argentinas y
latinoamericanas que imitan el pragmatismo neoliberal y posmoderno desde
condiciones de miseria tercermundista les digo en consecuencia: ¡Vuestro modelo no
goza de buena salud ni siquiera en sus centros de origen, en el Primer Mundo!

A quien objete que este cambio no necesita caracterizarse trágicamente como la muerte
de la ciencia sino que admite ser pensado en tono neutral y "light" como el surgimiento
de un nuevo, diferente tipo histórico de cientificidad, puede respondérsele que con la
misma legitimidad podría decirse que la muerte de alguien por efecto de un cáncer
puede describirse de modo alternativo y neutro como su transformación en un sistema
material regido por leyes simplemente diferentes, no inferiores en algún sentido.
Pero esta afirmación sólo lograría sostenerse si fuéramos capaces de rechazar tanto a la
ciencia burguesa en crisis y sus portavoces posmodernos, etc., como a la ciencia
burguesa clásica, desde una perspectiva alternativa de la ciencia que muestre que la
decadencia y eventual muerte de la ciencia moderna en su forma burguesa no implican
el fin de la ciencia moderna misma. En mi caso, esta tesis presupone como su condición
de posibilidad, la posibilidad y deseabilidad de un socialismo planetario que renueve y
actualice el proyecto de Marx. Obviamente no puedo desarrollar este argumento acá.
Sólo diré que no presupongo la inevitabilidad del socialismo: sólo supongo su necesidad
para escapar a lo que parece ser la creciente barbarie que envuelve y amenaza devorar
lo que de civilización aún produce el capitalismo. En esta ponencia sólo he intentado
mostrar que hay razones para pensar que lo bárbaro de la colonización de la vida social
por la forma mercancía parece haberse apoderado ya bastante plenamente de la ciencia,
degradándola y amenazándola incluso de muerte.
En otra parte[12] he argumentado que la reconstrucción del movimiento político-
cultural hacia el socialismo planetario incluiría el desarrollo de un nuevo tipo histórico
de cientificidad, algunos de cuyos rasgos muy generales pueden conjeturarse. Desde
luego, una nueva ciencia de un socialismo auténtico y renovado, sería tan opuesta a su
degradación estalinista, la “ciencia proletaria”, como opuestas son sus respectivas
concepciones de la sociedad. El estalinismo se ilusionó con construir el “socialismo en
un solo país” -para colmo en una región atrasada- para lo cual no sólo aplastó
totalitariamente a sus pueblos y ciudadanos sino que explotó económicamente a sus
trabajadores asalariados, al mismo tiempo que esclavizaba al arte y la ciencia a los
decretos del partido único. Esto es todo lo opuesto al proyecto auténticamente marxista
de una sociedad planetaria de “individuos libremente asociados” que han alcanzado un
altísimo nivel de desarrollo tecnológico y cultural, reduciendo a un mínimo la jornada
laboral para desarrollar una vida superlativamente humana. Así como hizo una
caricatura siniestra de la teoría y el proyecto socialista, el estalinismo degradó
grotescamente la ciencia moderna, decretando como biología oficial, proletaria, la
charlatanería de Lysenko, censurando y demorando la recepción en la URSS de la nueva
física, de la informática y la cibernética, etc..
Una nueva ciencia de individuos libremente asociados no subordinaría el conocimiento
del mundo ni a las ganancias del capital ni a los dictados de una burocracia totalitaria e
ignorante. Continuaría la ciencia moderna pero evitaría sus tendencias degenerativas
capitalistas, superando la forma histórica burguesa de cientificidad. No reproduciría la
separación burguesa clásica de ciencia básica y aplicada, pero aún menos el extremo
opuesto al que esta separación condujo: el colapsamiento pragmático posmoderno de la
primera a la segunda. No sería una ciencia angélica ni desinteresada: por el contrario
una “nueva alianza” más ecológicamente orientada de los hombres con la naturaleza y
una nueva alianza no-explotadora de los individuos entre sí, produciría un nuevo
entrelazamiento entre una más extensa variedad de prácticas sociales y una más amplia
y flexible racionalidad científica. Los individuos libremente asociados, modelarían
democráticamente una nueva constelación de conocimiento e interés, nuevos intereses
cuya universalidad históricamente situada podría expandirse sin impedimentos externos
violentos de naturaleza clasista[13].

http://crotti.com.ar/Relatividad

http://www.madrimasd.org/blogs/universo

www.herramienta.com.a

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