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Las etapas del proceso sucesorio

(CPCCN y CPCCBA)
Por Dr. Jorge Germano / Sucesiones / 06/01/2020

Sucesión ab Intestato
Los procesos sucesorios de carácter ab intestato poseen tres
etapas que pueden definirse para su correcta tramitación tanto en el
ordenamiento procesal de la Provincia de Buenos Aires como en el
ordenamiento procesal de la Nación.

Dichas etapas están constituidas por:

1) los trámites previos al dictado de la declaratoria de herederos;

2) una segunda etapa que abarca el dictado de la declaratoria de


herederos y hasta la declaración de bienes;

3) una última etapa destinada a la partición de los bienes de la masa


indivisa.

Cabe aclarar que todas estas etapas, a su vez, poseen otras etapas
internas que forman el trámite en su totalidad.

En la primera etapa, además de los trámites dispuestos por los


ordenamientos procesales (oficios a librarse) existe la posibilidad de
peticionar la designación de administrador provisional, medidas
urgentes, cautelares y toda otra precautoria, ello sin perjuicio de
plantearse en otra etapa.

A su vez, en la segunda etapa (que está constituida por la


declaración de bienes, el pago de los tributos que corresponden, el
inventario y el avalúo de los mismos) también se encuentra la
posibilidad de realizar la petición de medidas precautorias y la
división de los bienes mediante declaración jurada y partición
provisional de los bienes.
Finalmente, la tercera etapa, que está constituida por la partición, a
su vez está conformada por los trámites destinados a la distribución
de los bienes entre los herederos previo pago de las deudas, cargas y
legados si los hubiere (se suma en esta etapa la figura de la licitación
de bienes, la división en especie y otras formas de partición).

Sucesiones testamentarias
En el caso de las sucesiones testamentarias, la primera etapa resulta
coincidente con la de los trámites previos al dictado de
la declaratoria de herederos en las sucesiones ab intestato, pero
adicionándole los trámites necesarios para la aprobación formal del
testamento (prueba caligráfica y testigos en aquellas jurisdicciones
que aún se admiten en forma conjunta con la prueba caligráfica).

La segunda etapa es idéntica a la prevista para las declaratorias de


herederos, pero con la diferencia de que aquí se dicta un auto donde
se aprueba formalmente el testamento (no en relación a su contenido
sino en cuanto a sus formalidades para ser considerado tal).

La tercera etapa es la partición de los bienes, que es idéntica a la


prevista para las sucesiones ab intestato o intestadas.

Declaratoria de herederos y
aprobación del testamento
Introducción
La legislación de fondo vigente dispone la metodología mediante la
cual las personas que poseen vocación hereditaria conforme a la ley
o un acto de última voluntad, verán reconocida tal investidura ante
los estrados judiciales.

Este breve artículo tiene por finalidad mostrar los extremos jurídicos
mediante los cuales se adquiere el carácter de heredero, su finalidad
y los efectos que posee.
Existen dos actos judiciales mediante los cuales el carácter de
heredero se le reconoce a los presentantes que acreditan vocación
hereditaria ante los organismos jurisdiccionales competentes:
la declaratoria de herederos y la aprobación judicial del
testamento en cuanto a sus formas.

Podría mencionarse una tercera figura que es la declaración de


vacancia, aunque en este último supuesto este acto no constituye
investir a heredero alguno sino simplemente declarar derechos en
favor de estado justamente ante la ausencia de continuadores del
causante.

Clases de herederos
El dictado de la declaratoria de herederos posee un efecto diferente
según del tipo o clase de herederos de los cuales se trate.

La ley instituye dos clases de herederos:


los legitimarios (llamados forzosos en la legislación anterior) y
aquellos que no son legitimarios pero que se les reconoce el
carácter de continuadores no forzosos del causante ante la
ausencia de testamento.

Los legitimarios en resumidas cuentas son: los ascendientes, los


descendientes y el cónyuge supérstite del causante, es decir
aquellos a los cuales la ley les otorga una porción garantizada en el
caudal relicto, si lo hubiere.

Mientras que los herederos legítimos pero no legitimarios son los


restantes parientes del causante hasta el 4to grado de
consanguinidad (incluyendo el derecho de representación si lo
hubiere). Es decir los colaterales.

La sutil pero no menor diferencia es que el dictado de la declaratoria


de herederos produce el efecto “erga omnes” de establecer quiénes
son los continuadores del causante a los fines registrales y/o de
reclamos que deban llevarse adelante en el caso de los legitimarios.

Es decir que la ley dispone que no resulta necesario el dictado de la


declaratoria para otros actos que no sean registrales, puesto que la
sola acreditación del carácter descendiente, ascendiente o cónyuge
acredita la continuidad en la figura del causante, sea tanto en sus
bienes como en los demás derechos que el mismo poseía.

Distinto es el caso de los herederos legítimos no legitimarios, los


cuales requieren necesariamente el dictado de la declaratoria de
herederos para poder ser reconocido su derecho a continuar al
causante y estar en posesión de la herencia.

Es decir que no son herederos de pleno derecho sino que requieren el


dictado de la pertinente declaratoria de herederos o en su caso
aprobación judicial el testamento siendo que estos (los colaterales)
no poseen porción legítima, y por ende pueden ser excluidos
mediante el pertinente acto de última voluntad.

Concepto de Declaratoria de herederos


La declaratoria de herederos, en tanto acto judicial, es una sentencia
de carácter declarativo mediante la cual el Juez reconoce el carácter
de heredero de un sujeto siempre en relación a las constancias de
autos, sin perjuicio de los derechos de terceros que pudieren
presentarse a efectuar reclamos ante el citado Juez.

La declaratoria, como dije precedentemente, es un acto judicial de


carácter de sentencia, puesto que a través de ello el Juez dicta un
auto definitivo declarativo que tiende al establecimiento de los
sujetos que revisten el carácter de herederos del causante.

Es decir, establece el derecho a continuar a una persona


reconociéndolo mediante el pertinente dictado del auto que
corresponde, el cual está constituido por la sentencia.

A su vez, este auto judicial es de carácter declarativo, es decir tiende


únicamente a declarar los continuadores del causante de acuerdo a
las constancias de autos puesto que no constituye sentencia
definitiva y puede ser modificado o ampliado por autos posteriores
que vengan a complementarla o modificarla según se trate de
exclusiones de herederos o incorporaciones en los supuestos de
vocación hereditaria conjunta.
La declaratoria de herederos otorga con su mero dictado la posesión
judicial de la herencia y permite llevar adelante todas las acciones
judiciales que resulten necesarias, ante otros organismos o
entidades donde se requiere comprobar el carácter de continuadores
del causante por parte de los peticionantes respectivos.

La declaratoria de herederos como tal es uno de los actos de mayor


importancia, el primero ciertamente, dentro del proceso sucesorio, en
miras de permitir la distribución de bienes posterior y/o efectuar los
reclamos que se requieran, puesto que más allá de la posibilidad de
disponerse como medida urgente un administrador para efectuar las
acciones que se requieran perentoriamente, el primer paso para que
todo proceso sucesorio avance y cumpla sus fines es el de
determinar judicialmente quiénes son los continuadores del
causante, y esta acción únicamente se cumple con el dictado de la
declaratoria de herederos.

Aprobación judicial del testamento


La aprobación judicial del testamento cumple los mismos fines y
efectos que la declaratoria de herederos pero a diferencia de aquella
solamente se presenta para distribuir la porción disponible de la
herencia, mejorar la porción hereditaria de alguno de los herederos
legitimarios o legítimos o en su defecto para instituir herederos
cuando no existieren herederos legitimarios del causante.

En el caso de la existencia de un acto de última voluntad de carácter


ológrafo o público, el mismo deberá ser presentando ante el
respectivo Juez, y este procederá a aprobar en cuanto a sus formas
el acto testamentario respectivo. En el caso de los testamentos
ológrafos deberá previamente cumplirse con la realización de la
pericia caligráfica respectiva para acreditar que la firma y la
escritura se corresponden con el puño y letra del causante.

El acto de aprobación del testamento se realiza “en cuanto a sus


formas” puesto que el Juez solo verifica que se cumplan los extremos
legales extrínsecos del instrumento sin evaluar su contenido
intrínseco (las disposiciones), el cual puede ser objeto de
disquisiciones posteriores mediante diversas acciones (nulidad de
disposiciones testamentarias, nulidad del acto testamentario por
vicios de actos jurídicos, etc.).
La aprobación judicial del testamento permite, al igual que la
declaratoria de herederos, que el peticionante respectivo adquiera el
reconocimiento de su calidad de continuador del testador fallecido.
Este acto es indispensable ya que el carácter de heredero en estos
casos no se adquiere de pleno derecho sino que requiere el
obligatorio reconocimiento judicial mediante el acto pertinente que lo
constituye la aprobación judicial del testamento.

Exclusión de la vocación
hereditaria del cónyuge
supérstite por cese de vida en
común o pedido de divorcio
anterior al fallecimiento del otro
cónyuge
Por Dr. Jorge Germano / Sucesiones / 14/12/2017

Introducción
Distintas situaciones fácticas se presentan cotidianamente, pero
pese a la reforma de las normas civilistas, no siempre se encuentran
soluciones legales. Esto obliga al juzgador a encontrarlas mediante la
interrelación de las mismas y su interpretación armónica con los
principios de cada institución jurídica.

En el análisis de referencia se plantea un supuesto de amplia


presentación en la práctica como es el fallecimiento de una persona
durante el transcurso de una acción de divorcio.
Queda aquí entonces planteado el supuesto, ¿la vocación del
cónyuge sobreviviente permanece o la existencia de los autos de
divorcio, aún sin sentencia firme, hacen que la vocación
desaparezca?

A continuación, el análisis del fallo y luego el fallo a texto completo.

Análisis del fallo y del derecho


aplicado sobre la exclusión de la
vocación hereditaria del cónyuge
En principio debe destacarse que el fallo se introduce en una materia
que no es nueva y que oportunamente se presenta durante la
vigencia del código velezano referente a la separación personal –o de
hecho- y el divorcio con las matices de las causales de culpabilidad
que hoy no existen en el nuevo ordenamiento.

Hoy el paradigma es similar pero con normas totalmente distintas a


las de aquel código derogado. En síntesis hoy el divorcio es dictado
con efecto retroactivo a la fecha de notificación de la demanda de
divorcio, puede ser promovido por una parte o por ambos
contrayentes y la cuestión patrimonial está excluida de la voluntad
de mantener el proyecto de vida en común. Tampoco existe más la
figura de la separación personal como instituto jurídico, excepto para
concluir la sociedad conyugal (bienes) o por los derechos
hereditarios.

Así es que el fallo logra concordar los distintos institutos para brindar
una solución armónica y justa para componer los intereses de las
partes.

Es sabido que el cónyuge sobreviviente posee vocación hereditaria la


cual se ve actualizada ante el fallecimiento de su cónyuge, el
causante.

Sin embargo, puede ocurrir que una o ambas partes hubieren


solicitado el divorcio en vida de ambos contrayentes y que la
sentencia de divorcio se dicte posteriormente al fallecimiento de uno
de los cónyuges o bien no se dicte la misma pero exista el trámite
judicial de divorcio.

Si fuéramos a la norma literalmente y como letra fría de la ley, se


podría sostener que no estando legalmente dictado el divorcio, o
dictado con posterioridad al fallecimiento, el cónyuge sobreviviente
tendría vocación para heredar. Sin embargo, del juego armónico de
las normas civiles podemos obtener una respuesta contraria.

Primeramente debo decir que la existencia de la sentencia dictada


con posterioridad al fallecimiento del causante tiene incidencia
directa en la marcha del sucesorio, primeramente porque la
sentencia de divorcio excluye la vocación hereditaria desde el día a
la cual se retrotrae, es decir desde la fecha de notificación de la
demanda –si es unilateral- y desde la presentación de las actuaciones
–si es en forma conjunta-. Lógicamente impacta en la composición
del acervo hereditario.

Este dato interpretado en el fallo de una forma contraria no es menor,


puesto que no solamente declara la exclusión de la vocación
hereditaria del cónyuge supérstite sino que además altera el régimen
patrimonial desde que la comunidad indivisa de gananciales quedara
igualmente disuelta desde esa fecha y modificara indefectiblemente
el acervo hereditario del causante (arts. 435, 475, 480 y ccdts del
CCyCN. Ello es sin perjuicio de los demás derechos que se excluyen y
de las normas procesales que se verían alteradas de no continuarse
los trámites ordinarios de una actuación de divorcio.

Debe dejarse en claro que para que estas normas puedan aplicarse,
las actuaciones debieron haber sido iniciadas conjuntamente o por
uno de los integrantes de la comunidad matrimonial y estando la
demanda notificada antes del fallecimiento del otro cónyuge ya que
en este último caso los efectos de la sentencia de divorcio se
retrotraen al día de tal notificación.

Finalmente es que comparto la visión del fallo sobre este punto ya


que la sentencia de divorcio declara la exclusión de la vocación
hereditaria del cónyuge desde la notificación de la demanda de
divorcio –unilateral- o desde la presentación conjunta de los
cónyuges pidiendo el divorcio, por lo cual el fallecimiento posterior
de uno de ellos no altera el juego armónico de estos artículos puesto
que al retrotraerse los efectos de la sentencia de divorcio el cónyuge
supérstite ya no era tal al momento de fallecimiento del causante. Si
bien es una conclusión idéntica al fallo se llega a través de la
aplicación de las normas del derecho de familia.

Por lo cual concluyo que una sentencia de divorcio dictada con


posterioridad al fallecimiento tiene todos sus efectos legales
comunes dado lo antes descripto y debe resolverse por dichas
normas, estando excluido el cónyuge desde la presentación conjunta
o desde la notificación de la demanda si el inicio fue unilateral.

Distinto ocurre con aquellas actuaciones que fueron iniciadas con


anterioridad al fallecimiento y en carácter unilateral pero en las
cuales no obra notificación de la demanda al momento de fallecer el
cónyuge demandado.

En este último caso no posee ningún sentido proseguir las


actuaciones de divorcio para quien los promovió ya que el vínculo
queda concluido al momento de fallecimiento del causante.

Sin embargo, si puede ser importante para otros posibles herederos


con vocación hereditaria latente ya que de excluirse al cónyuge
podría heredar –colaterales- o bien heredar en mayor proporción –
ascendientes y descendientes-.

Siguiendo el lineamiento anterior resulta imposible para los demás


parientes en grado sucesible proseguir las actuaciones ya que se
encontrarían en una situación menos ventajosa que la causada por el
fallecimiento. No podría haber concluido el régimen matrimonial por
fallecimiento y luego dictarse una sentencia de divorcio que
retrotrajera sus efectos al momento de notificación de la demanda, la
cual fuera posterior al fallecimiento puesto que producto de este
último acto la comunidad se extinguió antes.

Ahora bien, del juego armónico de las normas, en el derecho


sucesorio el art. 2437 dispone que la exclusión de la vocación
hereditaria del cónyuge supérstite sucede ante tres supuestos:
divorcio decretado judicialmente (lo que en el caso en análisis en
inviable por las razones antes expuestas), separación de hecho sin
voluntad de unirse y cualquier decisión judicial que implique cese de
la convivencia. En estas dos últimas debe centrarse el análisis y aquí
adelanto coincidir con la postura del fallo antes transcripto.

Para que exista un régimen matrimonial es necesaria la presencia del


requisito insoslayable de un proyecto de vida en común entre los
contrayentes (art. 431 CCyCN), cuando este requisito no se encuentra
o deja de aparecer por cualquier causa, el matrimonio termina su
vigencia.

Es claro que cuando uno de los cónyuges decide divorciarse e


interpone la correspondiente demanda está acreditado judicialmente,
equiparable a una confesión judicial, que el vínculo matrimonial está
concluido por lo cual mal que le pese al mismo, este no puede
conservar su vocación ya que incluso implicaría ir en contra de sus
propios actos (solicitar el divorcio unilateralmente sin notificar
demanda y posteriormente ante el fallecimiento de su cónyuge exigir
en tal carácter derechos hereditarios).

Esta solución armónica surge del juego de las normas del derecho
matrimonial y del propio art. 2437 cuando dice “….cualquier decisión
judicial que implique cese de la convivencia.”.No es necesaria una
sentencia ya que el acto judicial que ordena el traslado de la
demanda de divorcio es hoy un mero acto formal que solo tiende a
hacer valer otros derechos mas no tiene efectos respecto al decreto
de divorcio, el cual por la sola petición y su traslado de demanda
serán decretados. No existe voluntad de continuar en la vida
matrimonial por parte del cónyuge que lo peticionó unilateralmente
por lo cual no puede a posteriori exigir derechos hereditarios.

Sin perjuicio de lo antes expuesto y en aquellos casos en lo que


además exista una separación de hecho entre los contrayentes –aún
cuando no exista divorcio decretado ni causa judicial iniciada al
respecto- podrá ser decretada la exclusión de la vocación hereditaria
del cónyuge supérstite. En este último caso el régimen de
gananciales (de existir el régimen de comunidad) estará disuelto al
momento de fallecimiento del causante, no teniendo derechos
hereditario alguno el otro cónyuge.

No existe un plazo mínimo de separación de hecho para la exclusión


de la vocación hereditaria del cónyugesino que deberá acreditarse
judicialmente la voluntad del causante o del otro cónyuge o de ambos
de mantenerse separados de hecho, es decir no interesa el plazo de
separación sino la voluntad de separarse.

Texto del fallo sobre la exclusión de la


vocación hereditaria
 Caratula: M. S. J. S/SUCESION AB-INTESTATO
 Órgano de origen: Juzgado en lo Civil y Comercial n° 15 del
departamento Judicial de San Isidro.
 Alzada interviniente: Cámara de Apelaciones en lo Civil y
Comercial del Departamento Judicial de San Isidro, Sala I.
 Tipo de resolución: Sentencia interlocutoria
 Fecha del resolutorio: 13/09/2016.
“En la Ciudad de San Isidro, Provincia de Buenos Aires, a los 13 días
del mes de Septiembre de 2016, se reúnen en Acuerdo los señores
Jueces de la Sala Primera de la Cámara Primera de Apelación en lo
Civil y Comercial del Departamento Judicial de San Isidro, Dres. Hugo
O.H. Llobera y Carlos Enrique Ribera (artículos 36 y 48 de la ley
5.827), para dictar sentencia interlocutoria en el juicio: “M. S. J
S/SUCESION AB-INTESTATO” y habiéndose oportunamente
practicado el sorteo pertinente (arts. 168 de la Constitución de la
Provincia de Buenos Aires y 263 del Código Procesal Civil y
Comercial), resulta que debe observarse el siguiente orden: Dres.
Ribera y Llobera, resolviéndose plantear y votar la siguiente:

CUESTIÓN ¿Es justa la resolución de fs.52?

VOTACIÓN A LA CUESTION PLANTEADA EL DR. RIBERA DIJO: Los


hechos S. I. P en su calidad de cónyuge de S. J. M inicia la sucesión
de su marido ante el Juzgado Civil y Comercial N° 15 Departamental,
cuyo fallecimiento data del 14/9/2015. Atento no existir
descendencia, peticiona que se cite a los progenitores del causante
(fs. 15).

Por otra parte, Jorge D. M y A. S. G , en su calidad de progenitores del


causante iniciaron su sucesión, la que quedó radicada en el mismo
Juzgado. Denuncian la existencia de un juicio de divorcio que tramita
ante el Juzgado Nacional en lo Civil n° 86, entre su hijo y la señora S.
I.P , con sentencia dictada el 14/10/2015; entienden, que allí
manifestaron su voluntad inequívoca de dar por concluida su relación
conyugal, por lo que sostienen, no opera el llamado hereditario en
favor de su esposa. Peticionan que sean declarados únicos herederos
(fs. 35/37).

A fs. 40 se acumulan ambos procesos.

Lo decidido

El señor Juez analizó el planteo de los progenitores; entendió que


atento que el causante falleció con anterioridad al dictado de la
sentencia de divorcio, no corresponde hacer lugar a la pretensión de
los progenitores (fs. 52).

El recurso y sus argumentos

1. M y A. S. G, cuestionaron dicha decisión e interpusieron recurso


de revocatoria con apelación en subsidio. Dicen que el
10/8/2015, su hijo y la señora S. I. P presentaron el divorcio en
forma conjunta, manifestando ambos su voluntad efectiva e
inequívoca de concluir la relación conyugal. Que si bien el
fallecimiento de S. J. M se produjo antes de la fecha del dictado
de la sentencia, argumentan que tiene efecto retroactivo a la
fecha de la presentación conjunta. Interpretan que de
conformidad con lo dispuesto por el art. 2437 del Cód. Civil y
Comercial de la Nación, la señora P. perdió su vocación
hereditaria (fs. 54/55).
El Juez desestimó el recurso de revocatoria y concedió en relación el
recurso de apelación interpuesto en subsidio (fs. 56), cuyo traslado
fue evacuado por S.I.P, mediante la presentación de fs. 64.

Los antecedentes y la norma aplicable

El causante falleció el 14/9/2015 (fs. 4); había contraído matrimonio


con S. I.P el 30/1/2015 (fs. 7). Conforme se desprende del informe del
Actuario que luce a fs. 73, la demanda de divorcio fue iniciada el 9 de
septiembre de 2015 y se dictó sentencia el 14 de octubre de 2015, es
decir, con posterioridad al fallecimiento de J. S. M.

La sucesión fue iniciada por S. I. P con fecha 3/12/2015 (fs. 1) y por su


progenitores el 29/12/2015 (fs. 20).
Conforme la reciente entrada en vigencia del nuevo Código Civil y
Comercial de la Nación producida el 1º de agosto de 2015 (Ley
26.994) entiendo que corresponde dejar desde ya asentado que el
conflicto planteado en autos, y en consecuencia la apelación
deducida, habrán de ser resueltos a la luz de las disposiciones que
emergen del vigente Código.

El dictado de la sentencia de divorcio y sus efectos

Dispone el art. 435 del CCCN que el matrimonio se disuelve, entre


otros, supuestos por la muerte de uno de los cónyuges. En el caso de
autos, al dictarse la sentencia de divorcio, el matrimonio ya se
encontraba disuelto por el fallecimiento del causante, por lo que en
mi parecer, no puede hablarse de los efectos retroactivos de la
sentencia de divorcio. Ello sin perjuicio de dirimir en el proceso
sucesorio la cuestión relativa a la exclusión hereditaria de la
cónyuge.

Con el fallecimiento de uno de los cónyuges debe entenderse


extinguida la acción de divorcio por sustracción de la materia
litigiosa, sin que se justifique la prosecución del proceso con fines
exclusivamente patrimoniales, puesto que nada impide que en su
oportunidad el juez del sucesorio decida, en el pertinente incidente
de exclusión, respecto de los derechos hereditarios derivados del
vínculo disuelto por la muerte, aun valorando las pruebas existentes
en el juicio extinguido (CACCC Bahía Blanca, sala II, “A. de A., E. c. A.
F., C. C.”, 25/03/1986; public. en LA LEY 1987-E , 478;
AR/JUR/666/1986).

Las causales de divorcio y la exclusión de la vocación hereditaria del


cónyuge

Las modificaciones del Código Civil y Comercial de la Nación, en


materia de relaciones familiares eliminan la separación personal y lo
referente al análisis de la culpa en la ruptura de la relación
matrimonial, como causal para el divorcio vincular (art. 435 del
ordenamiento legal citado); ello repercute notablemente en el ámbito
del derecho sucesorio y más específicamente en la sucesión del
cónyuge, simplificando el régimen y evitando las discusiones
doctrinarias que se habían suscitado en relación a la interpretación
al art. 3575 del Código Civil derogado (texto según ley 23.264).
En el nuevo ordenamiento legal, no puede invocarse ni analizarse la
culpabilidad, sea cual fuere la causa de la separación.

El art. 2437 del CCCN establece que el divorcio, la separación de


hecho sin voluntad de unirse y la decisión judicial de cualquier tipo
que implica cese de la convivencia, excluyen el derecho hereditario
entre cónyuges. El artículo concuerda con el último párrafo del
derogado art. 3574 del Cód. Civil, en cuanto a que el divorcio
“vincular” decretado por sentencia judicial hace cesar la vocación
hereditaria de los cónyuges y con el primer párrafo del art. 3575 del
citado Código, que se refiere al cese de la vocación hereditaria de los
cónyuges separados de hecho.

El fundamento de dicha exclusión radica en la idea que el matrimonio


se encuentra en forma inescindible ligado al compromiso de
desarrollar un proyecto de vida en común (art. 431 CCCN); ante el
quiebre de este proyecto el matrimonio podrá disolverse a pedido del
cónyuge que así lo requiera, aún a petición de uno solo de ellos (art
437 citado). Es suficiente que la voluntad de uno de los cónyuges
falte para que el proyecto de vida en común no pueda llevarse
adelante y como consecuencia de ello se produzca la exclusión de la
vocación hereditaria de los cónyuges; la pérdida de vocación es de
ambos, porque resulta absolutamente irrelevante las causas que
llevaron a esa separación, así cómo cuál de ellos tenía voluntad de
unirse y cuál no la poseía.

El eje para la interpretación acertada es evaluar si en el caso


concreto existe o no un proyecto de vida en común.

La voluntad unilateral de uno de los cónyuges, es suficiente para


obtener una sentencia de divorcio. Del mismo modo una única
voluntad de no reanudar la convivencia para que se produzca la
exclusión de la herencia también es suficiente (conf. Lia Castells,
Lucrecia Fabrizi, “La separación de hecho y la Exclusión de la
vocación hereditaria entre cónyuges”).

En el caso la presentación efectuada por ambos cónyuges solicitando


su divorcio vincular, más allá del dictado de la sentencia refleja su
clara voluntad de no continuar con una vida en común .
La separación de hecho indica la falta de afecto presunto entre los
cónyuges, el que configura un presupuesto del derecho hereditario
conyugal que explica claramente que, ante tal hipótesis de quiebre
de la unión matrimonial, no opere el llamamiento hereditario (CNCiv.,
sala A, 6/5/2009, LL del 31/3/2010, p. 5, con nota de Néstor E. Solari;
DFyP 2010 (mayo), p. 128, con nota de Alejandra Massano, Eduardo G.
Roveda; DFyP 2010 (abril), p. 126, con nota de Graciela Ignacio,
AR/JUR/15209/2009; CNCiv., 2/10/1990, LL 1991-D-418, citado en
dictamen 50.170 del fiscal de Cámara, Dr. Carlos R. Sanz, del
28/5/2001; CNCiv., sala E, 22/8/2007, DJ Online, AR/JUR/4876/2007;
CCCom. Minas Paz y Trib. Mendoza, 9/11/2010, DFyP 2011 (mayo), p.
164, con nota de Graciela Medina, AR/JUR/76675/2010; CNCiv., sala
M, 14/6/2012, el-Dial.com AA 7824, del 30/7/2012.)

La propuesta

De conformidad con lo analizado y normas legales citadas, entiendo


que corresponde revocar lo decidido a fs. 52 y en consecuencia
declarar excluida la vocación hereditaria de S. I. P en la sucesión de
S. J. M.

Las costas de la Alzada

Atento la solución esbozada, propongo que las costas de Alzada, se


impongan a S. I. P, atento a su calidad de vencida (art. 68 del CPCC).

Por todo lo expuesto, voto por la NEGATIVA.

Por los mismos fundamentos, el Dr. LLOBERA votó también por la


NEGATIVA.

Con lo que terminó el Acuerdo dictándose la siguiente

SENTENCIA:

Por lo expuesto en el Acuerdo que antecede, se revoca lo decidido a


fs. 52 y en consecuencia se declara excluida la vocación hereditaria
de S. I. P en la sucesión de S. J. M.

Las costas de esta Alzada se imponen a Silvina Inés Pino.


Regístrese, y devuélvase. Carlos Enrique Ribera Hugo O. H. Llobera.
Juez. Mariano A. Bonanni. Secretario”

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