Está en la página 1de 3

Claves prácticas para superarlo

1. Vayamos por partes: Natalia Arango aporta como primer consejo no agobiarse con todo lo que
hay que hacer y centrarse en una sola tarea, vamos, lo que se dice ir por partes. Para ello
recomienda la técnica Pomodoro “fija un tiempo para dedicar a una tarea, por ejemplo, 15 ó 25
minutos, y no te distraigas ni plantees nada en ese tiempo, solo céntrate en esa tarea. Cuando
veas todo lo que avanzas en ese rato, te ayudará a deshacer el agobio y desbloquearte para
avanzar hacia la siguiente tarea”.

2. Visualízate en positivo: Esa técnica que hemos escuchado de muchos libros de “imagínate que
pasa y pasará” es aplicable en las dos direcciones, en la de imaginarnos catástrofes que nos lleven
irremediablemente a ellos, o en la de imaginarnos consiguiendo eso que ansiamos, y que nos haga
llegar a cumplir objetivos. Así, Mónica Albuja incide en que “es necesario hacer hincapié en la
importancia de enriquecer nuestra confianza en nosotros mismos. Cuando uno mismo se siente
capaz y cree que es posible que algo suceda, es probable que lo pueda conseguir, porque cuando
uno cree en una posibilidad, desprende algo que el otro percibe sin ser consciente de ello”. Y es
que como la experta recuerda, “muchas veces no se sabe por qué, pero algo nos convence, nos
atrae, y puede ser esa creencia interior que mueve montañas.”.

3. Cualquier comienzo es bueno: Si estás desbordado, la motivación para empezar estará en


afrontar esa tarea que nos parece más sencilla, o quizás, más entretenida, lo que Arango
denomina como “tarea desatascador”, es decir, “aquellas que no te cuesta empezar, que te
animan, y que hacen que, cuando te quieras dar cuenta, ya estás sentado en el ordenador
empezando ese informe que tanto te asustaba”. Para darnos un margen, la experta en coaching
aporta un guiño, y es que revisar tu correo personal o Facebook, o tu web favorita como gancho
para sentarte delante del ordenador, también puede valer para empezar.

Pastora Soler sufrió un bloqueo en los escenarios.Pastora Soler sufrió un bloqueo profesional.

4. Vigila lo que te dices a ti mismo: Cuando entramos en un momento de bloqueo, ¿reflexionas


sobre los mensajes que tu mente te dice sobre ti mismo? Mónica Albuja, insiste en que nos
preguntemos cómo nos hablamos a nosotros mismos y qué nos decimos en el momento en el que
se produce el bloqueo. “Obsérvalo y escucha cuáles son tus respuestas ¿te ayudan a cambiar la
situación o justamente a todo lo contrario, amplificándola? Por ejemplo, si quieres saltar una valla
y ya te estás diciendo “No soy capaz” “No puedo” Lo siguiente es “me da miedo”, “me da
vergüenza”, ¡menuda te estás montando! Probablemente tu capacidad física es la adecuada para
saltar esa valla así que ¿Qué te parece cambiar aquello que te dices sobre ti y esa valla?”. Así el
resumen es que muchas veces somos nosotros mismos los que predisponemos ese bloqueo, y por
eso mismo, tenemos la capacidad de derribarlo.
5. Acéptalo y no lo confrontes. Si cuando tenemos un bloqueo intentamos negarlo, nos enfadamos
o nos ponemos nerviosos por el hecho de habernos bloqueado, estamos alimentado ese estado
incómodo que genera el bloqueo. En este sentido Arango explica que “como indican las corrientes
terapéuticas actuales, inspiradas en la meditación, lo suyo es aceptar los pensamientos y las
emociones como llegan, como son. Asumir que nos hemos bloqueado y dar el paso para hacer
evolucionar ese estado y volver a estar tranquilo e inspirado es el principio para salir del bloqueo”.

6. El cerebro no distingue realidades: “Biológicamente para nuestro cerebro todo está sucediendo,
tanto si lo imaginas, lo piensas o lo ves. Por ello, usa tu cerebro útilmente”, recomienda Albuja.
Así, también recuerda que cuerpo y mente forman parte de un mismo sistema, y por ello, un
elemento influye en el otro. Es decir, “que cualquier cambio que sucede en alguno de los dos
elementos, influye en el otro”. Por ello, para calmar la velocidad de nuestros pensamientos, ayuda
vigilar, por ejemplo, la velocidad de nuestra respiración. En este sentido la coach recomienda la
técnica de respiración del 4×4, que establece un ciclo continuo de energía para reconectar contigo
mismo y desbloquearte, simplemente respirando y expirando, contando hasta cuatro cada vez.

7. Personas tóxicas: Igual que identificamos aquellos que nos ayuda a desbloquearnos, también
debemos hacer un análisis de aquello o aquellos que nos bloquean. Porque muchas veces el
momento de ansiedad no lo genera una tarea, sino una persona. “Si sabes que determinado
compañero te pone nervioso, porque siempre está hablando de lo mal que van las cosas en la
empresa, de las malas prácticas de fulanito o menganito,… y sin embargo otra persona te hace
sentir tranquila, porque hace bromas, comenta cosas neutras de la empresa, enfoca los problemas
con menos dramatismo, elige a quién quieres dedicarle más atención y con quién quieres pasar
más tiempo. Verás qué diferencia”, recomienda la coach.

8. Comparte el estrés: Muchas veces el problema respecto al estrés es que nos lo guardamos para
nosotros solos. No hace falta comentarlo precisamente en el trabajo, pero aprovechar el tiempo
libre a la salida para quedar con alguien con quién desahogarnos nos puede ayudar, y mucho, para
afrontar de forma diferente la jornada siguiente. “Hablar, compartir, escuchar opiniones, nos
puede ayudar a relativizar eso que tanto nos angustia, poner las cosas en su sitio, sentirnos mejor
y encontrar soluciones viables a lo que nos parecía un imposible que no sabíamos cómo resolver”,
concluye Natalia Arango.
BULLING

) Habla con tu hijo. Esta es la única forma en la cual podrás averiguar lo que realmente sucede.
Escucha sus historias y sentimientos sin juzgarlo o alterarte. Sólo así tendrá la confianza para
contarte lo que sucede. Ayúdalo a encontrar palabras para la situación, haciéndole preguntas
como: “¿Alguien te hizo daño?” y “Me puedes decir exactamente lo que hizo?”.

2) No minimices. Muchos papás cometen el error de pensar que “son cosas de niños”, y esperar
hasta el punto crítico para hacer algo. Si tu hijo cuenta constantemente que hay un chico o chica
que lo molesta, es hora de que prestes atención.

3) Enséñale. La mayoría de las veces el bullying sucede sin que los adultos se enteren, y es clave
que los niños sepan actuar por si mismos. Actúa las situaciones con tu hijito, mostrándole distintas
formas en las cuales puede actuar: ser fuerte y decirle que se detenga (como si no le afectara el
comportamiento), ignorar al bully, o contarle a un adulto.

4) Ayúdalo a hacer amigos. Será más difícil que tu hijo sea molestado si tiene amiguitos que lo
acompañen. Invita a otros niños o niñas a compartir con él. Además de servirle de “protección”,
estos niños le permitirán desarrollar habilidades relacionales que podrá aplicar al bully.

5) Actúa. Si la situación continúa, quizá sea hora de que te involucres. Habla con la profesora. Si no
ha visto nada, no necesariamente significa que sea mala profesora, sino que el niño bully es muy
bueno en lo que hace. Coméntale el problema. Si no recibes ayuda, sigue presionando hasta que la
situación cambie. También puedes conversar con los papás del niño bully (“¿Te has dado cuenta
que nuestros hijos no se llevan muy bien?”), pero no te sorprendas si ellos ignoran el problema
totalmente. Lo importante es que tú te mantengas firme en lo que consideras correcto.

También podría gustarte