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20° Maria Brandan Aréoz bre? —ri6é Fer, mientras atacaba un pedazo de pizza. —Yo no me confiaria tanto —los previno Santiago, con voz gangosa—. Esos Vega son muy vengativos. No habfa terminado de decir esto, cuando Juancho dio la sefial convenida y cuatro energimenos de tur- bante y cara embadurnada cayeron en avalancha sobre ellos. —jRapido, a las motos! — grité Fer, atragantandose con su porcion de pizza. Pero era tarde: Juancho, Manu y Quito les cortaban la retirada. La deportiva pelea era desigual. Mas hambrientos y entrenados en lucha libre, los Vega no demoraron mucho en dejar fuera de combate al bando contrario. Al ver que los Fleming se rendian, Juancho dio ahora la sefial de retirada. Pato enarbolé la bandera recupera- da, y los cuatro primos, arrastrando sus turbantes deshe- chos, desaparecieron entre los médanos cantando a voz en cuello. Fue un verdadero espectaculo observar desde lo alto la desesperacion de sus rivales, que se disponian a una retirada digna y motorizada, al comprobar, incrédulos y rabiosos, que todos los neumaticos estaban desinflados. —jQué tarde espectacular! —celebr6 Quito, cuando volvian a “Los abuelos”. —Esto no es nada —alardeé Juancho—. Hay que pensar algo mas divertido para hacer manana.

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