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CARTA 15

Los que no son necios. Los necios, sin pensarlo desean lo que no está, desprecian lo presente. La
vida del necio es desagradable, toda ella se encamina al porvenir (al azar, a la suerte, algo
incontrolable).

Quienes un culto deseo lanza hacia bienes que nos harán daño y desde luego nunca nos hartarán,
a quienes si algo pudieran saciar ya los habría saciado, que no pensamos lo agradable que es no
pedir nada, lo noble que es estar lleno y no depender de la suerte (azar). (Él no pedía nunca nada,
no quería regalos)

Cuando consideres cuántos van por delante, piensa en cuántos van por detrás de ti. Si quieres ser
agradecido con tu propia vida, piensa en cuántos vas por delante. ¿Qué tienes que ver con los
demás? Vas por delante de ti mismo.

Establece un límite que no puedas cruzar aunque quieras. Con los bienes, si hubiera alguna solidez
en ellos, alguna vez llegarían a llenarte; ahora excitan la sed del que los consume.

¿Amontonaré bienes con olvido de la fragilidad humana? Mira, este día es el último; aunque no lo
sea, está cerca del último.

CARTA 16

CARTA 17

Si eres virtuoso, o para que lo seas, y a grandes pasos y con todas tus fuerzas ve en busca de la
buena actitud espiritual.

A muchos para filosofar les estorban las riquezas: la pobreza vive despreocupada. Al pobre cuando
le gritan que viene riada, busca cómo escapar, no qué llevarse; no le rodean una masa de criados
para cuyo sustento habrá que desear que haya habido buena cosecha en las tierras de ultramar.

El hambre es barata, sale caro el empacho. A la pobreza le basta con satisfacer las ganas cuando
aprietan. Si quieres tener tiempo libre para el espíritu, es menester o que seas pobre o que te
parezcas al pobre. La frugalidad es una pobreza voluntaria.

Si algo te impide vivir bien, no te impide morir bien. La pobreza no tiene por qué alejarnos de la
filosofía, ni siquiera la necesidad. Te promete, una libertad ininterrumpida, no temer ningún
hombre ni dios.

¿Alguien dudará en sufrir pobreza para librar su alma de delirios? No hay que adquirir nada
previamente: se puede llegar a la filosofía incluso sin medios para el camino. Si algo tienes,
entrégate ya a la filosofía; si nada tienes, busca filosofar antes que ninguna otra cosa.
La naturaleza exige muy poco y el sabio se adapta a la naturaleza. Si se presenta la muerte, dejará
la vida y dejará de ser un fastidio para sí mismo. Si es poco y escaso lo que para ir llevando su vida
le queda, se lo tomará a bien sin preocuparse o angustiarse más allá de esas necesidades dará lo
que se le debe al sustento del vientre y al abrigo de las espaldas, y despreocupado y alegre se reirá
de las ocupaciones de los ricos y de las vueltas y revueltas de los que andan tras las riquezas y dirá:
¿Para qué dar largos plazos a tu vida? ¿Vas a esperar el cobro de intereses o al testamento de algún
viejo acaudalado, cuando te puedes volver rico inmediatamente?

La sabiduría equivale a las riquezas: al volverlas inútiles ante cualquiera, se las está regalando.

Epicuro: ‘Para muchos el rodearse de riquezas no fue acabar con sus desdichas sino cambiarlas’

El error no está en su situación sino más bien en su alma. Lo que nos había hecho pesada la
pobreza nos hará también pesadas las riquezas. No importa que coloques a un enfermo en una
cama de madera o en una de oro (adondequiera que lo lleves llevará su enfermedad consigo),
tampoco importa que coloques a un alma enferma en medio de riquezas o en pobreza: su propio
mal la persigue.

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