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psicológica de la autoidentificación: también el niño logra au-
toidentificarse a este nivel. Pero, al parecer, diversos adultos no
saben ir más allá: su sentido de sí permanece limitado del todo
o en parte a los límites de su individualidad corporal, que natu-

-•- Los NIVELES


DE IDENTIDAD
ralmente está "cargada" de una excesiva importancia, siendo el
ámbito único o privilegiado que especifica la propia identidad.
Por lo tanto, se da una excesiva preocupación porque el propio
cuerpo sea sano-bello-juvenil, y un mayor sufrimiento por un

•• U na necesidad fundamental de la persona es la de tener un sen-


eventual defecto estético o por una posible enfermedad o por el
progresivo deterioro orgánico.

•• tido correcto del propio yo, en donde correcto significa realista


y permanentemente positivo. Mientras también es difícil y frus-
Dado que vivimos hoy en un mundo que acentúa, de cierta
manera, este tipo de identificación, no debería sorprender el he-

•• trante convivir con un sentido negativo de la propia identidad cho que encontremos en cada uno de nosotros rastros de esto.
o recurrir a compensaciones ilusorias para "recuperar" tal po- Digo "rastros", porque es impensable efectivamente que tal ni-
sitivismo. Sólo un sentido correcto del propio yo posibilita una vel sea la única posibilidad de autoidentificación para quien ha

•• serena aceptación de sí y de sus limitaciones; mientras esto falta,


el individuo está continuamente afligido por un profundo sen-
encontrado determinados valores. Pero rasgos sí y casi siempre
evidentes, como ese cierto exceso de atención a la propia "apa-

•• timiento de insatisfacción personal. Es, pues, obligatorio tener


una autoidentidad sólida y sustancialmente positiva, en especial
riencia" exterior, en el vestido (se llega a ser "maniquíes") o
cualidades más o menos estéticas (y se corre el riesgo de termi-

••.. para quien desea llevar al hombre un mensaje de fe, en Dios y en


el hombre mismo .
nar siendo como Narciso, que, por contemplar lo bello que era,
murió ahogado ... dentro de su imagen), la preocupación más o

....... Veamos ahora qué significa de forma concreta autoidentidad,


es decir, en qué nive'les y de acuerdo con cuáles contenidos es
posible autoidentificarse.
menos ingenua y en ocasiones ridícula de impedir la aparición
de los signos del propio envejecimiento o el cuidado excesivo por
la salud (se llega a ser "salutistas", una enfermedad muy desa-

..-,.
gradable ... ). Y, al contrario, el rechazo o no aceptación de cuanto
;.A pueda ofuscar salud-belleza-juventud del propio cuerpo. Pues
Nivel corporal no es tan común encontrar personas e incluso religiosos que no
La primera posibilidad teórica de autoidentidad es la de re- aceptan la enfermedad o que son muy exigentes cuando están en-
ferirse al propio cuerpo, es decir a un hecho que es de inmediato fermos o que no saben envejecer ... Puede también depender de
perceptible, caracterizado por una determinada expresión somá- una fijación en esta fase de autoidentificación.
lit tica, precisas habilidades físicas y cualidades estéticas. Decimos
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,
que es el momento más obvio o más elemental en la secuencia

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t:
Nivel psíquico muchas cosas. Su dignidad y su amabilidad no son, pues, un dato
de hecho objetivo, seguro y estable: dependen de la presencia o
Este nivel nos interesa mucho más. Es una ulterior posibilidad no de estas cualidades. Con base en ellas, se sentirá que no vale o
de autodefinirse: la ofrecida por la referencia a las mismas dotes que es un superhombre. En perspectiva vocacional, su identidad
y talentos, a las llamadas "riquezas del ser", como, por ejemplo, asumirá la forma de sus capacidades: ellas serán, y sólo ellas, las
su cociente intelectual o la capacidad para desempeñarse en un que sugieran y programen la elección del estado de vida, profe-
determinado rol, la afirmación en el trabajo y también en lo con- sión, incluso también, al menos indirectamente, de los valores
creto del comportamiento o perfección moral. Aquí la persona y criterios sobre los cuales construir la existencia. Y entonces el
enfatiza lo que tiene y cuanto espera conquistar con "sus" medios talento, fuente de identidad, constituirá también un ffmite natu-
y gracias a "sus" esfuerzos. Es un nivel indudablemente superior ral e infranqueable para la propia realización: actuar y elegir sólo
al primero y menos superficial que él mismo: en efecto, desde ese con base en el criterio "seré capaz-no seré capaz" es, de hecho,
punto de vista la persona se capta en eso que lo diferencia no sólo mortificar las propias aspiraciones y las mismas cualidades del
de los otros seres inferiores, sino también de sus semejantes y que individuo. Será muy difícil que quien viva así pueda exigirse más
da originalidad y sentido positivo a su persona. Pero presenta, no de cuanto está seguro de ser capaz de hacer, no podrá permitirse
obstante, notables riesgos: el de una visión parcial de la persona, el lujo de arriesgar la propia imagen, de intentar realizar cosas
que es fundamental, restringida a aspectos particulares de la mis- nuevas y difíciles. Ser sí mismo significa nada más que expresar y
ma, que no son ni siquiera los más importantes. Por consiguien- repetir, con frecuencia, sus talentos.
te, cuando el individuo se identifica sólo o prevalentemen te a este
nivel, será así consciente de sus posibilidades y sus diferentes po-
b. Dependencia del rol
tencialidades para buscar su autorrealización sólo en ese sentido,
sintiéndose plena y únicamente el artífice, como si lo que posee De esta sobrevaloración del talento personal deriva una si-
fuera todo mérito suyo, sintiéndose creador y dueño de sí y de su tuación peligrosa de desequilibrio hacia el exterior. El individuo
suerte. corre el riesgo de hacerse más o me11os deg~ndiente, aunque no
Pero miremos más analíticamente lo que sucede en este tipo lo advierta, de una serie de realidad~~. Ant~- t'()do, del rol y del am-
de identificación. biente que le garantizan la posibilidad de expresarse de un cierto
modo: allí se lo apoya incondicionalmente, allí se "identifica"
a. El talento como fuente de identidad precisamente. Es como si su personalidad se abismara en el rol,
con el peligro, a largo plazo, de perder su originalidad, que per-
La riqueza de talentos y cualidades personales asumen, ante manecerá sofocada. Es el caso, paradójico, del "alistamiento", es
todo, una importancia fundamental: son la fuente de la identidad. decir, de quien se engaña pensando que encuentra en el rol no
A ellas, el hombre "psíquico" les confía las propias esperanzas sólo la oportunidad para manifestar sus capacidades, sino ade-
de positividad. Siente que es alguien y se autoacepta solamente si más la posibilidad de ser y de autoafirmación. Y se lo pone como
verifica que tiene ciertos talentos o si está seguro de tener éxito en un vestido que ya no se quita. Llega a ser entonces inamovible en

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......
..•.. aquella actividad determinada o en aquel puesto; o bien por nada
del mundo está dispuesto a "sacrificar" sus talentos, es decir, a
de sí. Además un individuo de este género, tendrá necesidad no
sólo de saber que tiene tantos talentos, sino de ... hacerlo saber, si

....• renunciar así sea parcial o momentánearnente a manifestación es posible. De manera que venga también de demás una va-
de algunas de ellas. Sin embargo, y lo sabemos bien, las circuns- loración positiva, que lo tranquilice sobre su valer. Es otro com-
tancias normales de la vida de todos o el nivel de valores elegido ponente de la tristemente célebre ética del rol: por fuerza de ésta,
libremente por quien se consagra, pueden requerir en ocasiones los demás llegan a ser los jueces naturales de sus prestaciones,
este tipo de disponibilidad y de renuncia, con miras, naturalmen- y como su juicio es importante, no es improbable que busque
adecuarse, más o menos conscientemente, a sus expectativas. Es

••.. te, a un bien mayor o a los intereses del Reino. Será muy difícil
que tales individuos tengan esta libertad interior ... Aun si preci-
samente gracias a este sacrificio es como una persona se descubre
como si su vida, de acuerdo con la feliz expresión de N ouwen, se
pareciera a una gran pizarra sobre la cual alguien anota, de vez en

-•..
cuando, los puntos obtenidos en las diversas ... exhibiciones: aun
capaz y dotada también en otros sectores y se le abren nuevas e
antes de darse cuenta de todo esto, él ha vendido ya su alma (y
impensadas perspectivas. En cambio, cuando el rol o la actividad su paz) a estos jueces. Incluso podrá pasar toda la vida "mendi-
profesional son las que dan la identidad, se llega, tarde o tempra- gando" aprecio. Tal dependencia de los demás y de los resultados
no, a estar muy interesados por el dinero, poco creativos y aún concretos de sus prestaciones, podrá llegar al punto de contami-

•• • menos libres para ser sí mismos.

c. Extrema necesidad de resultado positivo


nar la pureza del anuncio, si se trata de un apostolado, debilitan-
do fuertemente su incidencia. En efecto, él no actuará más o no
exclusivamente, en función del Reino, sino del consenso social del
cual tiene una necesidad vital. Un poco cada vez, la imagen social

•• Si el rol es el que le da al individuo su identidad, éste se sen-


tirá "condenado" a tener éxito en todo caso o, al menos, algún
se convierte en fuente de identidad y regla de vida. Con el consi-
guiente empobrecimiento del individuo, como fruto ulterior de

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resultado. Es una de las peores condenas que un hombre puede
autoinfligirse. Pero es la consecuencia natural del punto anterior:
esta absurda ética del rol: la dependencia de la valoración de los
demás lo llevará, en efecto, a manifestar y promover sólo aquellos

• la dependencia del rol hace entrar de forma inevitable en la lógica talentos personales que son los más apreciados socialmente o que

••. de la ética del ro~. Efresta éti~a, se es juzgado por lo que se hace o tienen una comprobación inmediata en el ambiente, arriesgando
así subvalorar y no realizar aquellas cualidades personales me-
se da, por la cualidad. de la función desempeñada y de la presta-
nos aparentes o menos apreciadas o no tanto ... por la moda. Si
ción social, por los resultados visibles. Y entonces este individuo
se desea a toda costa agradar a los demás, es necesario fatalmente
buscará, con todas las fuerzas, el resultado excelente, cargando

••
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de excesiva importancia cada situación en la que "se exhibe". Al
punto de que se identifica con sus éxitos eventuales: él no sólo
tiene éxitos, sino que se identifica con sus éxitos. El fenómeno es
renunciar a algo de sí, incluso justamente a la mejor parte.

d. Terror alfracaso
comprensible: es cuestión de "supervivencia" del yo como enti-
Tales individuos temerán fracasar en lo que hacen como una

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dad positiva, se trata entonces de salvar su integridad, de verifi-
derrota de su personalidad, como la desmentida de la posibili-
car a toda costa una imagen que haga luego posible la aceptación
dad del yo. Bastará que esta imagen social sufra un fracaso para

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que se tenga la impresión de no valer nada y se sienta sobre sí escrúpulos y rigideces de comportamiento, ilusiones y depresio-
una cuasi-sentencia de negatividad; o también bastará que no se nes; o, al contrario, la presunción de estar sin culpa o de haber sólo
responda a las expectativas determinantes del último éxito para alguna ligera imperfección, tan leve que no perturba demasiado
que se vuelva de improviso a sentirse ... una piltrafa. Y entonces y que permite continuar sintiéndose mejor que los otros, que los
hay dos posibilidades: o la depresión-abatimiento con retirada de (pobres) "pecadores". Esta concepción simple y errónea de con-
la situación, acompañada con frases conmovedoras de autocom- cebir la santidad y a sí mismo, puede llevar, a largo plazo, a una
pasión (es el caso del "tímido") o, al contrario, rabia-enfado con pérdida o a una deformación de la misma conciencia de pecado;
agresión a la situación, acompañada por orgullosas expresiones en vez de considerarlo radicado profundamente en el corazón,
de autoafirmación o de descarga de culpa sobre los demás (es el lo identificará sólo con las transgresiones comportamentales de
caso del "fanfarrón"). En síntesis, está prohibido equivocarse en un cierto código de conducta moral, en vez de sufrirlo como in-
este nivel de autoidentificación. gratitud del hijo para con el Padre, se sentirá con la conciencia
tranquila sólo porque no ha cometido nada grave ... ,Pero en todo
e. No aceptación del pecado caso, y ésta es la consecuencia más grave, tal incapacidad para
reconocer y aceptar la propia culpa, impide al "justo" sentir que
Sin embargo, hay otra consecuencia que se refiere más explí- también él tiene necesidad de misericordia, de parte de los hom-
citamente a la vida espiritual: es la incapacidad para reconocer y bres y más aún de parte de Dios, y así lo priva de la experiencia

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aceptar serenamente el propio pecado. También esto se sentiría típicamente cristiana, del perdón divino.
como un ulterior fracaso o como una negación a la positividad
del yo. En efecto, la santidad, en este nivel de identificación, se
f Complejo de inferioridad
concibe prevalentemente como una conquista personal, fruto de
costosos actos de virtud y de "meritorios" esfuerzos de voluntad, Entre tanto, dentro del individuo, nace y vegeta una peligro-
casi como si fuera posible hacerse santos con las solas fuerzas, o sa sensación de negatividad personal, que puede llegar a ser un
como si la santidad fuera un bien exclusivamente personal, un verdadero y propio complejo de inferioridad. Éste es otro peli-
embellecimiento de la propia cara, nada más que una autorreali- gro posible por identificarse de este modo: ¡Nadie posee todas
zación ético-moral que permite sentirse mejores que los demás, y las cualidades, expresivas y operativas, intelectuales y morales!
no un don de Dios para el bien de todos. Y entonces la experien- ¡Ninguna vida es una cadena de sólo éxitos! Pero luego, aunque
cia cotidiana del pecado, en cuanto destruye la pretensión y el así pudiera serlo, la persona todavía no resolvería el problema
equívoco, llega a ser frustrante y crea en el individuo un extraño de su estimación: su existencia se volvería un impulso, cada vez
sentimiento de culpa, pero no unido al desagrado sincero de ha- más agitada, del éxito y de resultados, sin tener nunca la sensa-
ber ofendido al amor de Dios, sino a la desilusión-rabia de descu- ción de ... por fin haber llegado y de haber logrado finalmente
brirse imperfecto. También aquí se dan dos alternativas posibles, la certeza de su ser positivo. Tendrá la impresión de recomenzar
tan solo aparentemente contrapuestas entre sí: o la tensión perfec- cada vez desde el principio y no satisfacer nunca definitivamente
cionista hacia ideales inalcanzables, que termina por hacer surgir la necesidad de sentirse digna de estimación. Como alguien que

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..-r: y que en cambio malgasta, así sea sin su culpa y sin que se dé

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constantemente está tomando y tiene la sensación de morirse de
sed. ¿·Por qué? Simplemente: porque la persona está hecha. de una cuenta, haciendo difícil la vida tanto para él como para los demás.
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determinada manera, de acuerdo con ciertas leyes y ex1genc1as La verdadera razón del derroche, es decir, la verdadera identi-
que no pueden desatenderse, sobre todo si se desea responder a dad de la crisis es precisamente esta falta de autoidentidad. Es la

--"'"" necesidades inscritas en su naturaleza. De manera fundamental,


nos dice la psicología, la persona nunca se encontrará buscándose
demasiado, así como no satisfará nunca su necesidad de estima ha-
de haber restringido el sentimiento del propio yo a aspectos que,
por relevantes y característicos que sean de una persona, no cons-
tituyen su estructura esencial: es haber entregado el valor de sí en

••-
ciendo de ella la finalidad inmediata de su actuar, y mucho menos herencia a la suerte incierta de cualidades personales, que luego
engañándose con que serán los demás, desde afuera, quienes re,sol- son desmentidas por los hechos o que exigen un precio dema-
verán su problema interno, el cual debe ella misma enfrentar. Esta siado alto para su realización. Sin embargo, debemos admitirlos:
es la razón por la cual ¡ni los aplausos ni los consentimientos, ni cada uno de nosotros está tentado de autoidentificarse, y de he·-

•• los triunfos, ni las alabanzas podrán nunca ser agua que calme la cho se identifica, aunque sea en una mínima parte, a nivel psíqui-
sed! Por más que reciba de éstos, siempre podrá quedarle en el co. Y entonces es inevitable: en la medida en que somos personas
corazón la duda de no merecerlos o el temor de no ser lo que apa- "psíquicas", la pasión por el Reino se hace tensión-preocupación

•• rece externamente, o la angustia de no ser capaz de proporcionar


un mayor rendimiento en ese nivel, o la necesidad creciente de la
por nosotros mismos, el entusiasmo dinámico por el anuncio se
corrompe con un replegamiento pasivo sobre nosotros mismos .

•• ración cotidiana de elogios y ánimos ... Y así el individuo no goza


ni siquiera por aquellos éxitos o por sus promociones, o goza por
Quizá sea el pecado de siempre de la persona: quiere llegar a
ser como Dios (Adán) y quiere alcanzar el cielo con sus construc-

•• un instante para reencontrarse de nuevo 1uchando y soñando con


vencer. En síntesis, vive en una tensión continua, complica su
ciones (Babel); y hace daño al alma porque ve que no lo logra. No
se da cuenta de aquello que ya es, de aquella "esperanza" que se

•.-.
vida y la de quienes lo rodean, pretende lo máximo de sí mismo, lleva dentro. Sin duda, es un pecado de distracción y no de so-
mientras tiene la manía de la confrontación competitiva con los berbia: un pecado de no conciencia de sí. Entonces es importante
demás y si pierde la.~~onfrontación, experimenta celos y envidia descubrir las "razones de esta esperanza ... ".

•..
hacia aquellos "afortunados" que son más dotados que él, y ex-
perimenta depresión y rabia para consigo mismo .
Nivel ontológico

-ft g. Error de distracción


Es bueno recordar que todo esto (tensión perfeccionista, riva-
lidad, envidia, etc.) es energía psíquica que podría encontrar un
mejor empleo dentro del cuadro de los intereses y valores de un
Por lo tanto, el nivel corporal y psíquico no son por sí mis-
mos suficientes para darle a la persona un sentido adecuado de su
propio yo. Aunque son importantes, no podrán nunca ellos solos
satisfacer la exigencia fundamental de tener un sentido sustancial
y establemente positivo de la propia identidad. Para garantizar
individuo. Es una energía muy valiosa que el apóstol, por ejem- esto, se necesita descender a un nivel más profundo y constitu-
plo, podría usar para el anuncio apasionado y vibrante del Reino,

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