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En lugar de esto, nos muestra que nuestro corazón está compuesto de los tres componentes

de nuestra alma —nuestra mente, parte emotiva y voluntad— más la parte más importante de
nuestro espíritu: nuestra conciencia. Echemos un vistazo a algunos versículos claves que
revelan esto.

1. Mateo 9:4

“Y conociendo Jesús los pensamientos de ellos, dijo: ¿Por qué pensáis mal en vuestros
corazones?”.

Pensar es una actividad de la mente, pero el Señor Jesús preguntó a los escribas por qué
pensaban mal en sus corazones. Esto muestra que nuestra mente es parte de nuestro corazón.

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2. Hechos 11:23

“Éste, cuando llegó, y vio la gracia de Dios, se regocijó, y exhortó a todos a que con propósito
de corazón permaneciesen unidos al Señor”.

La frase con propósito indica decidir con firmeza hacer algo, lo cual es un ejercicio de nuestra
voluntad. Así que este versículo muestra que nuestra voluntad es parte de nuestro corazón.

3. Juan 16:22

“Así que, también vosotros ahora tenéis tristeza; pero os volveré a ver, y se gozará vuestro
corazón, y nadie os quitará vuestro gozo”.

Gozarse está relacionado con nuestra parte emotiva, pero aquí vemos que nuestro corazón se
goza. Esto nos muestra que nuestra parte emotiva también es parte de nuestro corazón.

4. Hebreos 10:22

“Acerquémonos al Lugar Santísimo con corazón sincero, en plena certidumbre de fe,


purificados los corazones de mala conciencia con la aspersión de la sangre, y lavados los
cuerpos con agua pura”.
Tener nuestros corazones purificados de mala conciencia indica que nuestra conciencia
también es parte de nuestro corazón.

Esto se confirma aún más por la frase “si nuestro corazón nos reprende” en 1 Juan 3:20. Dado
que nuestra conciencia es la que nos reprende, o nos condena, cuando hemos hecho algo
malo, este versículo también deja muy claro que nuestra conciencia es parte de nuestro
corazón.

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