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Planeamiento FACULTAD DE
Académico MEDICINA

Artículo periodístico seleccionado. Fuente INFOBAE

“Medicina: hacia un paradigma humano y tecnológico de calidad”

La enseñanza virtual quedará instalada en el futuro post pandemia. Pero también es


hora de incorporar las llamadas “habilidades blandas” en los planes de estudio de los
profesionales de la salud.

Por Mariano Giménez


7 de Febrero de 2021

Profesor titular de Cirugía de la Facultad de Medicina (UBA). Director de la Cátedra de


Excelencia en Cirugía Percutánea de la Universidad de Estrasburgo, Francia

Pandemia mediante, un interrogante que ya venía asomando con fuerza, hoy se


volvió crucial: ¿cómo se están formando los profesionales de la salud a la luz de los
cambios sociales, tecnológicos y culturales tan profundos a los que estamos
asistiendo?

En un ámbito como el de las Ciencias Médicas, en el que la formación continua


es fundamental, la transformación digital ya no puede demorarse. La enseñanza online
quedará, sin dudas, instalada en el futuro post-COVID-19 y debe seguir
desarrollándose.

Los beneficios que presentan son enormes: los límites geográficos se disipan y
cada espacio se convierte en un aula potencial; una gran cantidad de contenidos
disponibles son gratuitos o de fácil accesibilidad, y se puede aprender de acuerdo con
los tiempos y los ritmos de cada estudiante.

Investigaciones realizadas recientemente concluyeron que, en nuestra


profesión, se debe ir hacia un empleo permanente de la enseñanza mixta, en un
adecuado equilibrio entre las dinámicas presenciales y las virtuales, ya que se observó
una mejora significativa en el rendimiento académico cuando los alumnos estudiaron
con un estilo de aprendizaje combinado en comparación con un método de enseñanza
tradicional.

Al igual que sucede con el avance de la telemedicina, el nuevo paradigma de


formación nos presenta grandes retos y desafíos. Para los docentes: aprender,
adaptarse y desarrollar nuevas formas pedagógicas que garanticen la transmisión del
conocimiento científico. Para los alumnos: entre muchas otras, el desarrollar el hábito
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de la disciplina para dar continuidad a una forma de estudiar más autónoma y


descentralizada.

Incorporar tempranamente las herramientas informáticas utilizadas para


ejercer la Medicina virtual es hoy un punto que no puede soslayarse. La revolución
digital va hacia un modelo en que las técnicas de análisis conocidas como “big data”
serán moneda corriente, al igual que el uso de la historia clínica digital del paciente,
algoritmos de inteligencia artificial, la impresión 3D y los biosensores.

Gracias a la tecnología disponible, tendremos como nunca antes un altísimo


nivel de información de cada paciente, hecho que además de promover el avance de la
medicina de precisión, con tratamientos más personalizados, convoca a todos a tener
muy presente la dimensión ética y un tema que muchas veces fue menospreciado: las
habilidades de comunicación de los profesionales de la salud.

La innovación y la digitalización deben tener hoy todo el protagonismo, pero sin


obviar la importancia de los saberes no técnicos -empatía, contención, manejo de las
emociones- que nos ayudarán a encausar, con mejores herramientas, la relación
médico-paciente ante el nuevo escenario que está emergiendo.

Ya es hora de incorporar las llamadas “habilidades blandas” en los planes de


estudio. Los médicos no trabajamos solos. Trabajamos en equipo, lideramos grupos
interdisciplinarios, enfrentamos a diario buenos y malos diagnósticos. Y desde un
criterio ético, además de ejercer la Medicina con idoneidad, también debemos
comunicar con profesionalismo y entender los cambios sociales que se producen.

Se necesita una formación integral para vincularnos con los pacientes que hoy
llegan a las consultas -presenciales o remotas- con información médica que
previamente buscaron en Internet o con aplicaciones sobre salud y bienestar que
consultan a diario en sus teléfonos celulares. La tecnología está cambiando sin dudas
este vínculo que requiere siempre de confianza, confidencialidad profesional, respeto
mutuo y la independencia de opinión de los médicos.

En el avance de la tecnología tanto en la formación como en la práctica, el rol


que representan las políticas públicas no es menor. Los gobiernos tienen frente a sí
grandes desafíos para garantizar la inclusión digital y la conectividad de todos los
segmentos de la población. La revolución digital en salud debe estar al alcance de
todos.

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