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Los pasteles en hoja dominicanos son una modificación del tamal, un alimento hecho con masa de maíz envuelto en hojas y cocido al vapor, que se originó en las culturas indígenas maya y azteca. Aunque los tamales se transmitieron a muchos países americanos, la tradición específica de los pasteles en hoja en República Dominicana se inició en San Cristóbal a principios del siglo XX. Hoy en día, tanto San Cristóbal como San Pedro de Macorís son conocidos por sus pasteles sabrosos, que representan
Los pasteles en hoja dominicanos son una modificación del tamal, un alimento hecho con masa de maíz envuelto en hojas y cocido al vapor, que se originó en las culturas indígenas maya y azteca. Aunque los tamales se transmitieron a muchos países americanos, la tradición específica de los pasteles en hoja en República Dominicana se inició en San Cristóbal a principios del siglo XX. Hoy en día, tanto San Cristóbal como San Pedro de Macorís son conocidos por sus pasteles sabrosos, que representan
Los pasteles en hoja dominicanos son una modificación del tamal, un alimento hecho con masa de maíz envuelto en hojas y cocido al vapor, que se originó en las culturas indígenas maya y azteca. Aunque los tamales se transmitieron a muchos países americanos, la tradición específica de los pasteles en hoja en República Dominicana se inició en San Cristóbal a principios del siglo XX. Hoy en día, tanto San Cristóbal como San Pedro de Macorís son conocidos por sus pasteles sabrosos, que representan
La gastronomía criolla se caracteriza por tener una gran mezcla de
sabores y texturas que hacen de ella una cocina variada, exquisita y representativa de nuestra cultura. Los pasteles en hoja dominicanos no son más que una modificación del tamal, un alimento hecho con masa de maíz, relleno de diversos ingredientes, envuelto a manera de paquete en hojas de mazorca o plátano, que posteriormente es cocido, al vapor o hervido. De origen indígena, específicamente maya y azteca, los tamales se utilizaban en rituales religiosos y ofrendas para los dioses. En la mayoría de estos países la tradición se transmitió desde los indígenas. Algunos datos indican que en República Dominicana inició en San Cristóbal, introducidos por Isabel Coiscou a principios del siglo XX. Este pueblo se caracteriza por sus sabrosos pasteles, al igual que San Pedro de Macorís.