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El ministerio de la sanidad divina

El dinámico ministerio de Jesús no sólo refleja el corazón y el amor de Dios por la humanidad,
sino su compasiva misericordia ante la necesidad que ésta tiene de sanidad. La voluntad de Dios
fue perfectamente revelada a su Hijo: la nuestra debe ser cómo ponernos en armonía con esa
perfecta y completa revelación. Al igual que la caída de la criatura humana introdujo la
enfermedad como parte de la maldición, la cruz de Cristo ha abierto la puerta de la sanidad como
parte de la obra de salvación. La sanidad está unida al poder con que Dios restaura los
corazones, las vidas y los hogares rotos, así como los cuerpos enfermos. El sufrimiento asume
una multiplicidad de formas, pero la sangre de Cristo no solamente cubre nuestro pecado con su
amor redentor; sino que también ofrece sanidad a todas nuestras necesidades. El autor de este
estudio es un misionero, pastor, maestro y teólogo, que ha guiado con sencillez a multitudes a la
fe.

1. El pacto de sanidad del Antiguo Testamento (Éx 15.26) Dios promete mantener a su pueblo
libre de enfermedades si le obedece.
2. Sanidad, arrepentimiento y humildad (Nm 12.1-16) La sanidad de María pone de manifiesto la
importancia del arrepentimiento y la humildad en la sanidad.
3. La clave de la sanidad divina (Nm 21.5-9) Nuestra sanidad, tanto espiritual como física, viene
de poner nuestros ojos e identificarnos con el Cristo crucificado, por cuyas llagas somos
sanados.
4. Lecciones sobre hablar de la esperanza sanadora (2 R 5.1-15) En algunos casos, la sanidad
puede requerir obediencia y persistencia.
5. ¿Sanidad mediante la medicina o los milagros? (2 R 20.1-11) Dios es el autor de todos los
beneficios de sanidad; al tomar medicamentos obedecemos a Dios.
6. La aflicción de Job y su completa recuperación (Job 42.10-13) El arrepentimiento y el perdón a
otros tienen que ver con la recepción de sanidad.
7. Una promesa de protección divina para la salud (Sal 91.9, 10) La protección contra la
enfermedad y las plagas está íntimamente condicionada por nuestras relaciones de
compañerismo con Dios.
8. Beneficios sanadores y salvadores (Sal 103.3) El Señor no solamente perdona la iniquidad sino
que también sana físicamente.
9. Liberación de nuestra «ruina» (Sal 107.20) Algunas enfermedades constituyen un castigo por
las transgresiones; el arrepentimiento puede traer sanidad en estos casos.
10. La sanidad mediante la expiación de Cristo (Is 53.4, 5) La sanidad del cuerpo está incluida en
la expiación de Cristo.
11. Extensión del ministerio de sanidad de Jesús y la Gran Comisión (Mt 4.23-25) Jesús sanó
extensamente, e hizo de la sanidad parte de la misión cristiana de liberación.
12. Bases bíblicas de la sanidad divina (Mt 8.16, 17) Jesús llevó sobre sí todas nuestras
enfermedades, así como nuestros pecados.
13. La voluntad del Señor para sanar (Mc 1.40-45) Los santos deben estar seguros de la
disposición del Señor a sanar.
14. El lugar de la fe persistente (Mc 5.24-34) La Biblia habla de muchos que tuvieron fe y
perseverancia, y por eso fueron sanados.
15. Cultivemos un clima de fe para la sanidad (Mc 9.22, 23) Perseverar en la oración y la alabanza
hace nacer la fe que trae sanidad.
16. ¿Qué es más fácil, perdonar o sanar? (Lc 5.16-26) El que relacionara la sanidad y el perdón
evidencia el interés de Jesús por todo tipo de necesidades humanas.
17. La sanidad de espíritu, alma y cuerpo (Lc 8.36) Dios se interesa en restaurar todos los
aspectos del ser humano (su personalidad, su salud, sus relaciones con Dios) y quiere salvarlo de
la muerte final.
18. Los discípulos son instruidos para sanar (Lc 10.8, 9) La autoridad para sanar ha sido dada a
los discípulos de Jesús en tanto se muestren dispuestos a ejercer el privilegio de ser mensajeros
y participantes del Reino de Dios.
19. Sanidad a su paso (Lc 17.12-19) La naturaleza de algunas sanidades es «progresiva», de
manera que su confirmación por un médico no equivale a falta de fe.
20. La sanidad divina nunca está fuera de moda (Jn 8.58) Cristo une todas las facetas de su
persona y ministerio a su eterna e invariable naturaleza.
21. Sanidad en el incomparable nombre de Jesús (Hch 3.16) El carácter y el oficio de Jesús
constituyen la base de su autoridad para extender su gracia sanadora.
22. El ministerio de sanidad de Pablo en Malta (Hch 28.8, 9) Dios sana de muchas maneras: la
oración de fe, los poderes recuperativos de la naturaleza, la ayuda médica y los milagros.
23. El don de sanidad (1 Co 12.9, 28) El Espíritu Santo energiza el don de sanidad, que debe
ocupar un lugar en la Iglesia.
24. El pacto neotestamentario de sanidad divina (Stg 5.13-18) Las personas enfermas, a quienes
los ancianos de la iglesia ungen con aceite en oración, pueden sanar.

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