Está en la página 1de 5

1

Estudio de la Carta a los Romanos


Estudio 21
Romanos 6.8-11
MUERTOS AL PECADO.PARTE 2

INTRODUCCIÓN.
En medio de la paranoia de este mundo, de los temores de muchos, de las
estrategias de algunos para conservar su vida, o de la estrategia de otros para quitar
la vida a sus semejantes, nosotros debemos considerar que la verdadera vida solo
puede estar en una relación estrecha con Cristo. Esta es una verdad que todo
creyente debe saber, está crucificado con Cristo, el poder del pecado fue destruido
en la cruz, y por esa justicia de Cristo, el creyente ha quedado libre del pecado.
Recordemos hermanos que nuestra vida está unida con Cristo en Dios, que hemos
muerto al pecado para vivir con Cristo, y para Cristo. Sigamos meditando en los
efectos de esta unión en este pasaje de la carta a los Romanos. (oración)

I. ESTO ES LO QUE CREEMOS


En primer lugar, debemos decir, Muertos al Pecado, esto es lo que creemos. El
verso 8 de Romanos 6 nos dice: “Y si morimos con Cristo, creemos que también
viviremos con él”. Esto es lo que creemos, estamos muertos al pecado, gracias a
nuestra unión con Cristo, como ya ha dicho el apóstol Pablo, tanto en la muerte
como en la resurrección de nuestro Señor.
Ahora el apóstol nos dice, si esto es una realidad en nuestra vida, tenemos entonces
una gran esperanza. Si creemos en la obra que Cristo ha hecho por nosotros, somos
verdaderamente bienaventurados, supremamente dichosos, supremamente felices.
Nuestra dicha no puede estar en las cosas materiales que podamos tener, aunque
sean incluso provisión de Dios para nuestro bienestar.
No podemos olvidar quién es el que nos asegura bienestar eterno, quién es el que
sacia de bien nuestra boca, el que nos corona de favores y misericordias.
Es la bondad infinita, la gracia inconmensurable de Dios la fuente de nuestro
verdadero bienestar y nuestro gozo. Por esa gracia, ahora debemos considerar la
realidad que estamos muertos al pecado,
A. Por la unión con Cristo
2

No estamos muertos al pecado porque nosotros tomamos una decisión muy


importante en nuestra vida de matar el pecado y dedicarnos para Dios. Pero no es
nuestra decisión la que define nuestra unión con Cristo, sino al contrario, nuestra
unión con Cristo nos lleva a seguirle decididamente en novedad de vida como
aquellos que están muertos al pecado. Por eso este verso dice en primer lugar: “si
hemos muerto con Cristo”, habiendo dicho antes que fuimos plantados en una
muerte como la de Cristo, esto es, habiendo sido unidos estrechamente a nuestro
Señor Jesucristo en una muerte como la suya, habiendo sido crucificados con
Cristo, al haber sido él nuestro representante, y nuestro sustituto.
¿Crees esto?, ¿Crees de verdad que has sido unido a Cristo por la fe en su Sangre?,
¿por la fe en la obra del cordero de Dios inmolado desde antes de la fundación del
mundo?, ¿crees que Dios te trajo esta unidad con él y con su pueblo que es la
iglesia, la cual Cristo compró con su Sangre?, ¿crees que eres parte de ese pueblo
que debe expresar la unidad verdadera gracias a su unión con Cristo?.
Hermanos, aquí tenemos grandes aplicaciones para nuestra vida como comunidad
local, como miembros del cuerpo de Cristo. Si estamos unidos a Cristo cada uno
por la fe, estamos unidos también todos como cuerpo. Cristo no mutila su cuerpo y
cada miembro tiene una función en particular.
Cada hogar representado en los que me escuchan y ven hoy, tiene igualmente un
llamado a la unidad, en base a la unión con Cristo, por pertenecer a un mismo
cuerpo. ¿Cómo vivimos esto?, ¿Niños, ustedes entienden que son parte de la
familia, y que son parte de la iglesia que es la familia de Dios?, ustedes también
están unidos a Cristo. Hermanos, nuestros hijos también están unidos a Cristo (Mt.
19:14), nuestro cónyuge también pertenece a Cristo (Mt. 19:5), si hemos entrado a
esa relación de pacto por la fe en nuestro Señor Jesucristo.

B. Viviremos con él
“Y si morimos con Cristo, creemos que también viviremos con él”. Si hemos sido
unidos a Cristo en su muerte, y por lo tanto hemos muerto al pecado, entonces
tenemos la gran esperanza de vivir con Cristo para siempre. No solo el día que
Cristo venga y seamos transformados o el día que nos llame a su presencia, sino
desde ahora mismo, aquí y ahora. Como lo dijo el salmista: Salmo 25:14 “La
comunión íntima de Jehová es con los que le temen, Y a ellos hará conocer su
pacto”. Ahora podemos vivir en comunión con Dios, ahora podemos acercarnos a
3

Dios, con corazón sincero, “en plena certidumbre de fe, purificados los
corazones de mala conciencia, y lavados los cuerpos con agua pura” (Heb.
10:22), “por el camino nuevo y vivo que él nos abrió a través del velo, esto es,
de su carne” (Heb. 10:20).
Gracias a esa estrecha unión con Cristo, ahora tenemos acceso a la misma presencia
del Padre celestial, ahora gozamos del sumo bien y un día despertaremos a su
semejanza. Esta es la verdadera vida, la vida eterna de la que Cristo nos habló,
conocer a Dios por medio de Cristo, y gozar de comunión con él, este es el
propósito de nuestra existencia, aquí y ahora, y por toda la eternidad. Viviremos con
Cristo, gracias a que estamos muertos con Cristo. Si hemos muerto al pecado,
entonces viviremos con Cristo.

2. GRACIAS A LA MUERTE DE JESÚS


Ya lo hemos dicho, ya Pablo lo ha recalcado, pero insiste en mostrarlo cada vez.
Nuestra unión estrecha en su muerte nos comunica los beneficios de tal obra de
Jesús que le llevó a la muerte de la Cruz. Dice nuestro texto: Romanos 6:9-10
“sabiendo que Cristo, habiendo resucitado de los muertos, ya no muere; la
muerte no se enseñorea más de él. Porque en cuanto murió, al pecado murió
una vez por todas; mas en cuanto vive, para Dios vive”. Hoy podemos entender
que estamos muertos al pecado, gracias a la muerte de Jesús,
El sacrificio de Cristo fue perfecto, su muerte fue recibida por el Padre como la
paga justa por los pecados de todos los suyos, evidencia de ello fue su resurrección.
Cristo murió al pecado, no al suyo propio porque nunca pecó (Heb. 4:15, Is. 53:9),
sino al pecado de su pueblo (Is. 53:8, Rom. 5:6-8).
¿Crees realmente que estás unido a Cristo en su muerte?, al morir Cristo al pecado,
tú también lo has hecho, porque estás unido a él. Cristo llevo tu culpa, para que
ahora no la lleves tú. No importa si eres niño, joven, adulto o anciano, estás unido a
Cristo, y gracias a su muerte en la cruz, tú estás muerto al pecado, si es que en
verdad estás unido a Cristo.

Cuando celebramos la muerte de Cristo en nuestro favor durante la Cena del Señor,
no estamos ofreciendo a Cristo nuevamente, sino recordando el único sacrificio ya
efectuado en nuestro favor, estamos significando esa realidad, y se nos está
confirmando los beneficios de Cristo a favor de los suyos. Por esa muerte de Cristo,
una sola vez por todas, nosotros como su pueblo unido a él, también estamos
4

muertos al pecado de una vez por todas. Definitivamente el creyente no puede


perseverar en el pecado, porque ha muerto al pecado, gracias a la muerte de Jesús
realizada una sola vez y para siempre.

Está establecido para los hombres que mueran una sola vez y después vendrá el
juicio (Heb. 9:27, cuando se habla de la muerte segunda se refiere a la condenación
eterna, no a una reencarnación y muerte posterior). Los muertos que Cristo resucitó
en su ministerio terrenal milagrosamente para mostrar que solo él da vida a los
muertos, volvieron a morir. Solo Cristo murió y resucitó para nunca más morir. La
muerte no pudo retenerlo, y por este hecho podemos nosotros creer que un día
también seremos resucitados en un cuerpo glorificado sin relación alguna con el
pecado, 1a. Cor. 15:54  Y cuando esto corruptible se haya vestido de
incorrupción, y esto mortal se haya vestido de inmortalidad, entonces se
cumplirá la palabra que está escrita: Sorbida es la muerte en victoria. Gracias a
Cristo, quien venció la muerte habiendo resucitado de entre los muertos, aspiramos
a una nueva vida, entendiendo que estamos muertos al pecado.
Si estás unido a Cristo, ya estás muerto al pecado, y ya la muerte no gobierna sobre
ti, ahora gobierna Cristo. Aunque llegue el COVID o cualquier otra enfermedad,
aunque físicamente llegue la muerte un día, no temeremos, Cristo seguirá siendo
nuestro pastor Salmos 48:14 Porque este Dios es Dios nuestro eternamente y
para siempre; Él nos guiará aún más allá de la muerte. Y por estar unidos al que
vive para siempre, también viviremos con él.
Cristo, desde la eternidad ha vivido para Dios, para dar gloria al Padre, para hacer la
voluntad del Padre, y esto no dejó de ser así con su muerte, puesto que su alma no
fue dejada en la muerte, ni su cuerpo vio corrupción; El Señor resucitó, y vive para
Dios.
Hebreos 7:25 por lo cual puede también salvar perpetuamente a los que por él
se acercan a Dios, viviendo siempre para interceder por ellos. Hermanos, esta es
una muy buena noticia, Cristo Vive para Dios, a favor de su pueblo, para que su
pueblo, liberado del pecado, también pueda vivir para Dios.
CONCLUSIÓN
-nuestra estrecha unión con Cristo en su muerte y en su resurrección, nos permite
entender que estamos muertos al pecado.
5

-La unión con Cristo nos enseña que estamos muertos al pecado, y que de ninguna
manera podremos perseverar en el pecado, sino por el contrario, por esa unión con
Cristo podemos hacer morir el pecado en nosotros luchar contra él, porque ahora le
pertenecemos a Cristo.

-Estamos muertos al pecado gracias a la muerte y resurrección de nuestro Salvador,


esto es lo que creemos, esto es lo que debemos vivir.

-Podemos vivir una vida nueva, podemos estar seguros que viviremos con Cristo,
porque estamos unidos a él, y hemos muerto al pecado. Oremos.

También podría gustarte