Documentos de Académico
Documentos de Profesional
Documentos de Cultura
INTRODUCCIÓN.
En medio de la paranoia de este mundo, de los temores de muchos, de las
estrategias de algunos para conservar su vida, o de la estrategia de otros para quitar
la vida a sus semejantes, nosotros debemos considerar que la verdadera vida solo
puede estar en una relación estrecha con Cristo. Esta es una verdad que todo
creyente debe saber, está crucificado con Cristo, el poder del pecado fue destruido
en la cruz, y por esa justicia de Cristo, el creyente ha quedado libre del pecado.
Recordemos hermanos que nuestra vida está unida con Cristo en Dios, que hemos
muerto al pecado para vivir con Cristo, y para Cristo. Sigamos meditando en los
efectos de esta unión en este pasaje de la carta a los Romanos. (oración)
B. Viviremos con él
“Y si morimos con Cristo, creemos que también viviremos con él”. Si hemos sido
unidos a Cristo en su muerte, y por lo tanto hemos muerto al pecado, entonces
tenemos la gran esperanza de vivir con Cristo para siempre. No solo el día que
Cristo venga y seamos transformados o el día que nos llame a su presencia, sino
desde ahora mismo, aquí y ahora. Como lo dijo el salmista: Salmo 25:14 “La
comunión íntima de Jehová es con los que le temen, Y a ellos hará conocer su
pacto”. Ahora podemos vivir en comunión con Dios, ahora podemos acercarnos a
3
Dios, con corazón sincero, “en plena certidumbre de fe, purificados los
corazones de mala conciencia, y lavados los cuerpos con agua pura” (Heb.
10:22), “por el camino nuevo y vivo que él nos abrió a través del velo, esto es,
de su carne” (Heb. 10:20).
Gracias a esa estrecha unión con Cristo, ahora tenemos acceso a la misma presencia
del Padre celestial, ahora gozamos del sumo bien y un día despertaremos a su
semejanza. Esta es la verdadera vida, la vida eterna de la que Cristo nos habló,
conocer a Dios por medio de Cristo, y gozar de comunión con él, este es el
propósito de nuestra existencia, aquí y ahora, y por toda la eternidad. Viviremos con
Cristo, gracias a que estamos muertos con Cristo. Si hemos muerto al pecado,
entonces viviremos con Cristo.
Cuando celebramos la muerte de Cristo en nuestro favor durante la Cena del Señor,
no estamos ofreciendo a Cristo nuevamente, sino recordando el único sacrificio ya
efectuado en nuestro favor, estamos significando esa realidad, y se nos está
confirmando los beneficios de Cristo a favor de los suyos. Por esa muerte de Cristo,
una sola vez por todas, nosotros como su pueblo unido a él, también estamos
4
Está establecido para los hombres que mueran una sola vez y después vendrá el
juicio (Heb. 9:27, cuando se habla de la muerte segunda se refiere a la condenación
eterna, no a una reencarnación y muerte posterior). Los muertos que Cristo resucitó
en su ministerio terrenal milagrosamente para mostrar que solo él da vida a los
muertos, volvieron a morir. Solo Cristo murió y resucitó para nunca más morir. La
muerte no pudo retenerlo, y por este hecho podemos nosotros creer que un día
también seremos resucitados en un cuerpo glorificado sin relación alguna con el
pecado, 1a. Cor. 15:54 Y cuando esto corruptible se haya vestido de
incorrupción, y esto mortal se haya vestido de inmortalidad, entonces se
cumplirá la palabra que está escrita: Sorbida es la muerte en victoria. Gracias a
Cristo, quien venció la muerte habiendo resucitado de entre los muertos, aspiramos
a una nueva vida, entendiendo que estamos muertos al pecado.
Si estás unido a Cristo, ya estás muerto al pecado, y ya la muerte no gobierna sobre
ti, ahora gobierna Cristo. Aunque llegue el COVID o cualquier otra enfermedad,
aunque físicamente llegue la muerte un día, no temeremos, Cristo seguirá siendo
nuestro pastor Salmos 48:14 Porque este Dios es Dios nuestro eternamente y
para siempre; Él nos guiará aún más allá de la muerte. Y por estar unidos al que
vive para siempre, también viviremos con él.
Cristo, desde la eternidad ha vivido para Dios, para dar gloria al Padre, para hacer la
voluntad del Padre, y esto no dejó de ser así con su muerte, puesto que su alma no
fue dejada en la muerte, ni su cuerpo vio corrupción; El Señor resucitó, y vive para
Dios.
Hebreos 7:25 por lo cual puede también salvar perpetuamente a los que por él
se acercan a Dios, viviendo siempre para interceder por ellos. Hermanos, esta es
una muy buena noticia, Cristo Vive para Dios, a favor de su pueblo, para que su
pueblo, liberado del pecado, también pueda vivir para Dios.
CONCLUSIÓN
-nuestra estrecha unión con Cristo en su muerte y en su resurrección, nos permite
entender que estamos muertos al pecado.
5
-La unión con Cristo nos enseña que estamos muertos al pecado, y que de ninguna
manera podremos perseverar en el pecado, sino por el contrario, por esa unión con
Cristo podemos hacer morir el pecado en nosotros luchar contra él, porque ahora le
pertenecemos a Cristo.
-Podemos vivir una vida nueva, podemos estar seguros que viviremos con Cristo,
porque estamos unidos a él, y hemos muerto al pecado. Oremos.