Está en la página 1de 37

Deontología y Ética Profesional

Segundo parcial
UNIDAD 3: DEONTOLOGÍA Y ÉTICA PROFESIONAL.

López Guzmán, J.

Aproximación al concepto de Deontología

OM
La deontología debe plantearse como un instrumento, un medio más que puede ayudar
a encauzar, humanizar las labores, no solo científicas que desempeña el ser humano,
contribuyendo así a crear un mundo realmente a servicio del hombre.
1. Moral, Ética y Deontología

.C
Etimológicamente el término deontología equivale a “tratado” o “ciencia del deber”, ya
que está constituido por dos palabras:
- “deontos”: genitivo de “deón”, que significa deber
DD
- “logos”: discurso o tratado.
Para Battaglia se trata de: “aquella parte de la filosofía que trata del origen, la naturaleza
y el fin del deber.
En definitiva, por deontología entendemos, en una primera aproximación, la Teoría de
LA

los deberes. También se suele sostener que la deontología es la encargada de velar para
que la ética y el humanismo avancen al unísono con el progreso científico y técnico.
Para evitar confusiones nos parece convincente:
a) Plantearnos si los términos moral y ética significan lo mismo, si son
FI

complementarios o si por el contrario cada uno de ellos posee una entidad propia
y delimitada.
b) Intentar delimitar las relaciones entre moral, ética y deontología.


La ética sería una ciencia práctica de carácter filosófico que hallaría su objeto en el
estudio de la moral. Es ciencia en cuanto puede llegar a fundamentar científicamente
principios generales sobre la moralidad del actuar humano. Es práctica porque no se
detiene en el campo de lo especulativo, sino que persigue influir en la conducta humana.
Es filosófica ya que estudia, a la luz de la razón, las exigencias morales que se derivan de
la naturaleza humana.
La moral, por su parte, se ocupa de adecuar los actos humanos (actos libres) con algunos
criterios, normas o leyes que derivan de la misma naturaleza del hombre, de su verdadero
ser. La moral es la norma o criterio que señala la bondad o maldad de los actos según
estos se hallen o no en concordancia con los principios que rigen la naturaleza humana.
El hombre es un ser moral en cuanto es racional, dotado de inteligencia y libertad. La

Este archivo fue descargado de https://filadd.com


moralidad no es por ello una inclinación inevitable, sino que se halla estrechamente
ligada a la autodeterminación del ser humano. Este conoce de modo inmediato la norma
moral como una obligación de conciencia que reviste una cierta necesidad. La necesidad
deriva del hecho de que el deber moral preexiste con independencia de las
consideraciones del propio sujeto. Es la razón la que reconoce la ley moral. El hombre
sabe que puede contrariar el deber moral pero también reconoce que éste es
incondicionado, ya que la plena realización de la naturaleza humana exige que la
conducta esté en consonancia con la ley moral.
Debemos dejar constancia de que en el ámbito de la deontología profesional la mayoría

OM
de los autores no suelen hacer ninguna diferenciación entre los términos moral y ética,
usándolos indistintamente.
❖ Origen del término Deontología: se debe al filósofo ingles Jeremías Bentham.
Bentham introdujo dicha palabra con el fin de sustituir la de moral. Fue
Maximiliano Simón quien aplico por primera vez la palabra deontología a la
medicina. En esta línea y de manera progresiva, el concepto de deontología se ha

.C
limitado fundamentalmente al ámbito de las profesiones intelectuales que se
desenvuelven autónomamente. Así, surgen la deontología jurídica, médica,
farmacéutica, etc. Entendida como los tratados encaminados a dar normas
DD
precisas, desde un punto de vista moral, para el comportamiento de un
determinado profesional, en relación con la sociedad en la que desempeña su
actividad.
Debemos aceptar que las normas deontológicas poseen un carácter eminentemente
LA

ético. Porque aparecen “prima facie” como un deber de conciencia. Así, a diferencia de
la norma jurídica que existe desde su positivación, la norma deontológica, como la moral,
preexiste a ésta y ata al hombre con la obligatoriedad que reviste la ley moral. El
fundamento de la deontología se halla en la propia naturaleza humana, ya que ésta se
encuentra necesariamente sujeta a la ley moral.
FI

Sin embargo, un análisis de la norma deontológica revela que no es correcto mantener


que la misma posee siempre un carácter estricta y exclusivamente moral. Es cierto que la
norma deontológica deriva de la moral general, pero en su desarrollo y concretización en


una determinada sociedad puede adoptar rasgos y caracteres que la asemejan a otros
órdenes normativos e incluso la asimilen perfectamente a éstos. C. Lega sostiene que “el
contenido de las normas deontológicas no se agota en el ámbito de la ética, ni puede
decirse que todas estas normas tengan carácter exclusivamente moral”. Las normas
deontológicas, en algunos casos, presentan puntos de contacto con los usos sociales, ya
que surgen como prácticas, pautas o reglas de comportamiento. El profesional, al adoptar
estas, conseguirá mantener el prestigio y consideración social de una profesión mientras
que su rechazo operará en sentido contrario.
El estudio de la Deontología pone de relieve hasta qué punto el orden jurídico se halla en
conexión con el orden moral. La norma deontológica en muchas ocasiones vincula al
hombre jurídicamente mediante la amenaza de sanciones disciplinarias. Lo cierto es que

Este archivo fue descargado de https://filadd.com


un gran número de normas originariamente deontológicas poseen todos los caracteres
que tradicionalmente se han atribuido a las normas jurídicas, e incluso, existen multitud
de normas deontológicas integradas en los ordenamientos jurídicos positivos de los
diversos países de nuestro ámbito cultural.
Parece oportuno además referirnos a un problema con el que se ha tenido que enfrentar
la deontología. Ésta tradicionalmente se ha presentado como un sistema normativo que
hunde sus raíces en una dimensión religiosa y que ofrece posibilidades para plantear y
resolver determinados problemas de conciencia. Este punto de vista conduce a graves
errores:

OM
a) La identificación de la norma deontológica y ética con la norma religiosa
b) El rechazo por parte del profesional no creyente, de la obligatoriedad de la norma
deontológica.
No debe confundirse el plano natural con el sobrenatural. Las normas deontológicas se
hallan enraizadas en la naturaleza humana. Son por lo tanto, patrimonio común de todos

.C
los hombres. Generan así responsabilidades morales universales mientras que los
preceptos espirituales crean responsabilidades particulares.
Por otro lado, tampoco hay que caer en el error de considerar que tanto la norma ética
DD
como la deontológica poseen exclusivamente una naturaleza pactada, consensuada. Es
cierto que los preceptos deontológicos son muy sensibles a los usos sociales y a las
costumbres vigentes. Sin embargo, en ocasiones su fundamento será radicalmente
objetivo y por ello, en muchos casos, su contenido material diferirá del común sentir de
la mayoría de la sociedad. La reducción de la ley moral a la moral social o positiva no
LA

parece aceptable. Cierra la vía de toda posibilidad de crítica racional de las estructuras
sociales. Los principios morales no pueden ser sólo el resultado de un consenso histórico
o social. Ciertamente hubo una evolución, una especificación de principios morales y
deontológicos gracias al esfuerzo de la razón humana, pero ello no impide fundarlos
FI

objetivamente en la naturaleza del hombre y de su profesión. Por ello, suele ocurrir que
el respeto a los principios deontológicos de una profesión implique necesariamente
renuncias a intereses personales, aceptados e inclusos alentados por la sociedad.
2. El problema de la codificación de las normas deontológicas


La historia de la deontología ha estado tan estrechamente vinculada a la existencia y


trayectoria de los códigos deontológicos que incluso ha llegado a identificarse con ella.
Muchas veces se ha considerado norma deontológica exclusivamente a aquella que se
halla integrada en un “Código deontológico”. Nosotros rechazamos la comparación entre
norma deontológica y deontología codificada pero admitimos que estos cuerpos son en
la actualidad valiosos instrumentos que favorecen la publicidad, certeza y eficacia de las
normas deontológicas.
Se suele denominar Código deontológico a una guía de normas precisas para el
profesional que persigue facilitar y orientar el buen cumplimiento de las normas morales
que impone determinada profesión.

Este archivo fue descargado de https://filadd.com


❖ Para Haring es un esfuerzo premeditado para fortalecer y garantizar la moral
profesional asegurando además al paciente y al público un modelo profesional de
relaciones humanas.
❖ Para el Código Internacional de Deontología Farmacéutica es “el enunciado de las
prescripciones particulares deducidas de la moral natural aplicando los principios
de ésta al ejercicio mismo de la profesión”.
Pero estos mismos códigos han recibido duras críticas. Por ejemplo, Marañón, los
comparó con los reglamentos de urbanidad y afirmo que la “ciencia es la que da la
conciencia y no los reglamentos”. También se ha negado la oportunidad de proceder a la

OM
codificación de las normas deontológicas, presentando estos cuerpos como sistemas
rígidos e inflexibles que carecen de la capacidad de abrirse a los nuevos avances que se
producen en todos los campos del saber.
La mayor parte de las críticas han venido de un desconocimiento de la verdadera
naturaleza de los códigos.

.C
Hablemos de la función de los códigos. Se ha sostenido que los códigos poseen un
carácter fundamentalmente promocional, no represivo. El código, más que mandar,
deberá recomendar, promocionar ciertas pautas de comportamiento, e intentar
DD
DISUADIR de la realización de otras. De esta manera, el cumplimiento del código se
hallaría en manos de la decisión de los profesionales y por ello su existencia estaría poco
justificada. Sin embargo, no parece correcto mantener esta postura.
El código posee una función primaria en la que coincide con el Derecho y la moral,
condicionar el comportamiento de los miembros de un colectivo profesional en un
LA

sentido concreto, inclinar a los profesionales a actuar siguiendo un determinado modelo.


Para ello dispone de medios profesionales, estímulos, y de medios represivos, sanciones
disciplinarias.
Un código deontológico es más una guía de comportamiento que un mecanismo de
FI

coacción. Sin embargo, existen preceptos que poseen un carácter vinculante y cuya
infracción conllevará al empleo de sanciones disciplinarias.
¿De dónde surge el deber de acatar un código deontológico? ¿Por qué debe valer para


mí lo que otros han acordado?


Hemos visto hasta ahora que un código deontológico extrae su fuerza de la moral, de tal
modo que la norma deontológica ata al hombre con la obligatoriedad de la ley moral.
Pero ese orden normativo no posee carácter coactivo, su cumplimiento no se impone
mediante el empleo de la fuerza, cosa contraria a lo que ocurre con un código
deontológico. El carácter coactivo se encuentra en que la codificación deontológica es el
resultado de un pacto social. La sociedad ha depositado en determinadas corporaciones
profesionales (ej. Colegio de abogados) la facultad de otorgar licencias para el ejercicio
de determinada profesión. Los colegios profesionales se hacen depositarios de “la
defensa, para la sociedad, de los valores-guía determinantes de la opción vital que implica
la profesión”. Los colegios pretenden la mejora de la profesión misma en cuanto tal, lo

Este archivo fue descargado de https://filadd.com


cual implica necesariamente un compromiso con la sociedad. Para mantener este
compromiso los colegios disponen de diversos medios. De este pacto entre la sociedad y
las corporaciones deriva, por un lado, el carácter público del código. Por otro, la
obligación de los profesionales de acatar estas directrices.
La obligatoriedad de un código deontológico descansa en su legitimidad formal y su
legitimación material. Adquiere legitimidad formal cuando surge de un colectivo al que la
sociedad ha reconocido la capacidad de dictar disposiciones a las que se debe obedecer.
Asimismo, es depositario de una legitimación material, ya que sus preceptos poseen
validez moral, son la plasmación positiva de ciertos valores y fines inherentes a la

OM
naturaleza de una profesión.
Con respecto a la frecuente acusación que se hace a estos códigos de penetrar en campos
en los que sólo debe regir la conciencia individual.
Es cierto que la moral es incoercible mediante sanciones externas. Como ya se señaló
anteriormente, el ser humano posee plena capacidad de autodeterminarse. Pero en el

.C
momento en el que una acción humana sale del ámbito de la conciencia para afectar
derechos de otros individuos, ya no nos hallamos estrictamente en el campo de la moral
personal.
DD
En este sentido, por ejemplo, el deber de secreto profesional se impone en tanto que
existe una expectativa de respeto al derecho a la intimidad de los pacientes o clientes.
Las normas deontológicas establecen así obligaciones no exigibles en las relaciones
ordinarias de la comunidad, pero si a los profesionales que se han comprometido con la
sociedad a desempeñar una determinada labor.
LA

Por último, con frecuencia también se ha atacado la deontología codificada presentando


estos cuerpos como sistemas rígidos e inflexibles. En ese sentido, debemos señalar que,
efectivamente, los códigos deontológicos hunden sus raíces en sólidos principios,
encierran aspectos y valores permanentes.
FI

Pero esta rigidez en cuanto a las líneas generales que lo informan, no excluye que en su
aplicación se tomen en cuenta las muy diversas variantes que conlleva la realidad. Por
ello, no es extraño que con frecuencia los códigos deontológicos recurran a fórmulas


generales con el objeto de introducir una cierta flexibilidad.


“La indeterminación de las normas deontológicas ha de interpretarse como algo
conveniente y necesario porque hace posible la aplicación de nociones que son
indeterminadas, pero susceptibles de concreción en cada caso singular”.
Precisamente, un buen código deontológico debe caracterizarse por su capacidad para
admitir nuevas decisiones creadores como respuesta a las progresivas necesidades y
avances, que profusamente se producen en todos los ámbitos del saber.
La necesidad de estos códigos viene determinada, hoy más que nunca, por el gran avance
que han experimentado todos los campos del saber humano. Sus aportaciones pueden
ceñirse a dos ámbitos:

Este archivo fue descargado de https://filadd.com


1. Suplir las lagunas de Derecho positivo
2. Revestir de certeza y publicidad los principios y las reglas de la deontología
profesional de modo que puedan informar la actividad humana
La deontología ha puesto de manifiesto su eficacia para suplir las lagunas que, entre
práctica científica y legislación positiva, se producen constantemente. Un código
proporciona orientaciones y pautas de comportamiento que la propia sociedad no es
capaz de aportar.
Con respecto al progreso de la ciencia, no se trata de encorselar la creatividad del hombre

OM
en rígidos moldes, sino de exigir que toda actividad humana tenga como marco de
referencia al mismo hombre, impidiendo su instrumentalización en una sociedad en la
que el beneficio económico parece haberse convertido en el único fin absoluto. En
definitiva, evitar una ciencia sin conciencia, sin valores, un “progreso” que degrade al
hombre.

.C
DD
LA
FI


Este archivo fue descargado de https://filadd.com


Franca Tarragó, Omar
I. El profesional de la psicología y su “ethos”

El término “profesional” proviene del latín “professio” que tiene raíces comunes con
“confessus” y “professus”. Confessus significa confesar en alto, proclamar o prometer
públicamente. Professio indica confesión pública, promesa o consagración.
Posteriormente, pasó a ser usado también en las lenguas romances donde la palabra
“profesión” empezó a usarse para definir a las personas que ejercen determinada
actividad humana con dedicación y consagración total.

OM
Modernamente los sociólogos coinciden en definir como “profesión” a aquel grupo
humano que se caracteriza por tener un cuerpo coherente de conocimientos específicos
con una teoría unificadora, aceptaba por sus miembros, que les permite poseer
capacidades y técnicas particulares basadas en esos conocimientos, haciéndolos
acreedores de un prestigio social reconocido, generando así, expectativas explicitas de
confiabilidad mora, que se expresan en un Código de Ética.

.C
Puede decirse que el “ethos” de una profesión es el conjunto de aquellas actitudes,
normas éticas específicas y maneras de juzgar las conductas morales que la caracterizan
como grupo sociológico. El “ethos” de la profesión fomenta tanto la adhesión de sus
DD
miembros a determinados valores éticos como la conformación de una “tradición
valorativa” de las conductas profesionalmente correctas. En otras palabras, el “ethos”
es el conjunto de las actitudes vividas por los profesionales y la “tradición propia de
interpretación” de cuál es la forma “correcta” de comportarse en la relación profesional
con las personas. El ethos se traduce en una especie de estímulo mutuo entre los
LA

colegas. Al conjunto de todos estos aspectos los llamaremos Ética Profesional que es
una rama especializada de la Ética.
Podemos entender que “Ética” o “Filosofía Moral” (con mayúscula) es la disciplina
filosófica que reflexiona de forma sistemática y metódica sobre el sentido, validez y
FI

licitud (bondad o corrección) de los actos humanos individuales y sociales en la


convivencia social.
Escrita con minúscula, como adjetivo de “ética” o “moral”, hace referencia al modo


subjetivo que tiene una persona o un grupo humano determinado de encarnar los
valores morales- Es pues la ética, pero en tanto vivida y experimentada. En este sentido,
se refiere a que una persona “no tiene ética” o que “la ética o la moral de fulano” es
intachable.
Podemos decir pues, que la Ética o Filosofía Moral no tienen como objetivo evaluar la
subjetividad de las personas, sino valorar la objetividad de las acciones humanas en la
convivencia a la luz de los valores morales. De esa manera, la Ética no busca describir si
para un sujeto está bien matar y para otro sujeto está bien dejar vivir, sino que trata de
justificar racionalmente si puede considerarse bueno para todo ser humano el deber de
dejar vivir o de matar.

Este archivo fue descargado de https://filadd.com


A. Psicoética o ética de la relación psicólogo-persona

Dentro del conjunto de las “Éticas profesionales”, la Bioética ocupa un lugar muy
destacado. Tiene como objeto el estudio sistemático de todos los problemas éticos de
las ciencias de la vida (incluyendo la vida en su aspecto psíquico).
Pero en la medida que la Psicoética toma como objeto de su estudio especializado los
dilemas éticos de la relación que se establece entre los pacientes y los profesionales de
la salud mental, adquiere una identidad propia en relación a la Bioética.
En el pasado se incluía a este campo de la reflexión moral dentro de la “Deontología

OM
profesional”. Pero esta forma de plantear las cosas nos parece inapropiada por dos
motivos principales:
1. La “Deontología” se ocupa fundamentalmente de los deberes profesionales. Si
llamáramos así a la Psicoética la restringiríamos a aquellos asuntos o intereses
que sólo competen a los profesionales. Por el contrario, la relación entre un

.C
psicólogo o un psiquiatra y una persona que solicita su capacitación profesional,
implica una relación dual, es decir, entre dos sujetos activos. Es dicha relación la
que es objeto de estudio por parte de la Psicoética y no, aquello que compete al
DD
deber del profesional.
2. La deontología, implica que la perspectiva que se adopta para la reflexión es la
que surge de un polo de la relación: el profesional. Sin embargo, también el
paciente tiene sus respectivos deberes y derechos en dicha relación. Y ambos
aspectos son objeto de reflexión por parte de la Psicoética.
LA

Hablar de Psicoética y no de Deontología Psicológica significa adoptar un cambio


de perspectiva en el análisis y considerar relevante que la práctica de los
profesionales de la salud mental es un asunto que pertenece al conjunto de la
sociedad y no a un organismo corporativo, llámese Colegio, Asociación o como
FI

sea.
Esto no significa que creamos que la labor de decantación ética realizada por los
organismos profesionales no tenga un papel fundamental en el proceso de concreción
de los lineamientos éticos. Todo lo contrario, consideramos que una de las expresiones


más eminentes de la Psicoética aplicada son los “códigos éticos” del Psicólogo y del
Psiquiatra.
Un código de ética profesional es una organización sistemática del “ethos profesional”.
Representa un esfuerzo por garantizar y fomentar el ethos de la profesión frente a la
sociedad. Es una base mínima de consenso a partir de la cual se clarifican los valores
éticos que deben respetarse en los acuerdos que se hagan con las personas durante la
relación psicológica. Resulta ser un valioso instrumento en la medida que expresa, de
forma exhaustiva y explicita, los principios y normas que emergen del rol social del
psicólogo y psiquiatra. En ese sentido es un medio muy útil para promover la confianza
mutua entre un profesional y una persona o institución. Entre sus funciones principales
de los Códigos de Ética podemos señalar:

Este archivo fue descargado de https://filadd.com


1. Declarativa: Formula cuales son los valores fundamentales sobre los que está
basada una determinada ética profesional.
2. Identificativa: Permite dar identidad y ro l social a la profesión.
3. Informativa: Comunica a la sociedad cuáles son los fundamentos y criterios
éticos específicos sobre los que se va a basar la relación profesional-persona.
4. Discriminativa: Diferencia los actos lícitos de los ilícitos.
5. Metodológica y valorativa: Da cauces para las decisiones éticas concretas y
permite valorar determinadas circunstancias específicamente previstas por los
códigos.

OM
6. Coercitiva: Establece cauces para el control social de las conductas negativas.
7. Protectiva: Protege a la profesión de las amenazas que la sociedad puede ejercer.

Sin embargo, los Códigos de Ética adolecen, con frecuencia, de importantes limitaciones.
Por un lado, pueden inducir a pensar que la responsabilidad moral del profesional se
reduce a cumplir sólo lo que explícitamente está prescrito o prohibido en esos códigos.

.C
Por otro lado, pueden ser disarmónicos, es decir, dar importancia a ciertos principios
morales (como el de Beneficencia) pero dejar de lado otros como el de Autonomía o de
Justicia. Asimismo, pueden incurrir en el error de privilegiar la relación psicólogo-
persona individual por encima de la relación psicólogo-grupos, psicólogo-instituciones o
DD
psicólogo-sociedad. Pese a estas limitaciones son un instrumento educativo para formar
la conciencia ética.
B. Los puntos de referencia básicos de la Psicoética
LA

1. Los valores éticos son aquellas formas de ser o de comportarse, que por
configurar lo que el hombre aspira para su propia plenitud y/o la del género
humano, se vuelven objetos irrenunciables de su deseo. El hombre los busca en
toda circunstancia porque considera que sin ellos, se frustraría como tal. Tiende
FI

hacia ellos sin que nadie se los imponga, no todos tienen la misma jerarquía y
con frecuencia entran en conflicto entre sí, de ahí que haya que buscar formas
eficaces para resolver tales dilemas. Para esto es imprescindible saber cuál es el
Valor ético “último” o “máximo”, aquel valor innegociable y siempre


merecedor de ser alcanzado. Toda teoría ética tiene un valor ético supremo o
último.
Existen muy diversas teorías éticas y no podemos señalar cual es el “valor ético
máximo” para cada una de ellas. Basta con decir que entre las teorías éticas
están en las que globalmente pueden ser llamadas personalistas porque
consideran que el valor último o supremo es tomar a la persona humana
siempre como fin y nunca como medio para otra cosa que no sea su propio
perfeccionamiento como persona. Dicho rápidamente “persona” es, para
nosotros, todo individuo que pertenezca a la especie humana.

Este archivo fue descargado de https://filadd.com


2. Los principios morales. Un principio ético es un imperativo categórico
justificable por la razón humana como válido para todo tiempo y espacio. Son
orientaciones o guías para que la razón humana pueda saber cómo se puede
concretar el valor ético último: la dignidad de la persona humana.
Cuando se asienta el principio de que “toda persona es digna de respeto en su
autonomía” se está diciendo que ése es un imperativo ético para todo hombre
en cualquier circunstancia; no porque lo imponga la autoridad sino porque la
razón humana lo percibe como evidentemente válido en sí mismo.
Podríamos enunciar tres principios morales fundamentales que son: el de
Autonomía, el de Beneficencia y el de Justicia, sobre los que luego

OM
abundaremos.

3. Las normas morales son aquellas prescripciones que establecen qué acciones
de una cierta clase deben o no deben hacerse para concretar los Principios
Éticos básicos en la realidad práctica. Creemos que en la práctica profesional

.C
hay tres normas éticas básicas en toda relación con los clientes: la de veracidad,
de fidelidad a los acuerdos o promesas y de confidencialidad. También las
normas son, en cierta manera, formales, pero su contenido es mucho mayor
DD
que el de los principios.

4. Juicios (éticos) particulares. Aquellas valoraciones concretas que hace un


individuo, grupo o sociedad cuando compara lo que sucede en la realidad con
los deberes éticos que está llamado a cumplir. En otras palabras, cuando juzga
LA

sí, en una circunstancia concreta, puede o no aplicar las normas o principios


éticos antes mencionados. Se trata de un juicio valorativo particular aquél que
emite el entendimiento de un hombre cuando –teniendo en cuenta los datos
que le proporcionan las ciencias y su experiencia espontánea confrontada
FI

intersubjetivamente- juzga, por ejemplo, que “esta afirmación es mentira” o


que “este consentimiento es inválido”, que “este salario es indigno”, etc.

C. Principios psicoéticos básicos




1. El principio de Beneficencia

El deber de hacer el bien, de no perjudicar, no es más que una cara del mismo
imperativo moral: el de hacer el bien. Puede decirse que el Principio de Beneficencia
tiene tres niveles diferentes de obligatoriedad, en lo que tiene que ver con la práctica
profesional:
1.1 Debo hacer el bien al menos no causando el mal o provocando un daño. Es el
nivel más imprescindible y básico. Todo ser humano tiene el imperativo ético
de no perjudicar a otros intencionalmente. De esa forma, cuando una persona
recurre a un abogado, a un médico, a un ingeniero, a un psicólogo, tiene

10

Este archivo fue descargado de https://filadd.com


derecho a exigir –por lo menos- no ser perjudicado con la acción de estos
profesionales.
1.2 Debo hacer el bien ayudando a solucionar determinadas necesidades humanas.
Este nivel es el que corresponde a la mayoría de las prestaciones de los
profesionales, cuando respondan a las demandas de ayuda de sus clientes.

1.3 Debo hacer el bien a la totalidad de la persona. Este nivel tiene un contenido
más inespecífico, porque va mucho más allá. Trata de satisfacer la necesidad
que tiene todo individuo de ser beneficiado en la totalidad de su ser. Su

OM
necesidad fundamental es la de incrementar su conciencia, su autonomía y su
capacidad de convivir con los demás. De ahí que el deber de beneficiar a la
totalidad de una persona consiste en hacer todo aquello que aumente en ella
su vida de relación con los demás y su capacidad de vivir consciente y
libremente de acuerdo a sus valores y deseos.
El imperativo de hacer el bien se mezcla muchas veces con el paternalismo, que

.C
sería como su contracara negativa. Se llama paternalismo a la actitud ética que
considera que es justificado obrar contra o sin el consentimiento del paciente
para maximizar el bien y evitar el prejuicio de la propia persona o de terceros.
DD
La dificultad que surge con el paternalismo ético es saber cuándo una acción
paternalista está justificada moralmente o no. Es evidente que asumir una
actitud paternalista en contra la voluntad de otra persona para evitar daños
graves a terceros puede estar justificada moralmente en ciertas circunstancias.
Una posición contraria a la anterior, sería la de los “autonomistas” que afirman
LA

que el paternalismo viola los derechos individuales y permite demasiada


injerencia en el derecho a la libre elección de las personas. Piensan que una
persona autónoma es la más idónea para saber qué es lo que en realidad la
beneficia, o cuál es su mejor interés.
FI

Algunos distinguen entre paternalismo débil y fuerte. El primero se justificaría


para impedir la conducta referente a uno mismo o a terceros; siempre que
dicha conducta sea notoriamente involuntaria o irracional: o cuando la
intervención de un profesional sea necesaria para comprobar si la conducta es


consciente y voluntaria. El fuerte, en cambio, sería aquella actitud ética que


justifica la manipulación forzosa de las decisiones de una persona consciente y
libre cuyas conductas no están perjudicando a otros pero que, a juicio del
profesional implicado, son irracionales o perjudiciales para el propio paciente.
Consideramos que desde el punto de vista de una ética personalista estaría
justificado el paternalismo débil, pero nunca el paternalismo fuerte.
Por ejemplo: Para ejemplificar ambos tipos de paternalismo, pongamos el caso de un
paciente que ha dicho que, de saber que tiene cáncer, se mataría. Se trataría de un
paternalismo débil si el médico o el psicólogo le ocultan la información porque tienen
serias evidencias de que éste va a reaccionar de forma irracional y no autónomamente,
frente a la noticia. Se trataría, en cambio, de un paternalismo fuerte si el médico o el
psicólogo consideran que no hay que informar al paciente canceroso de su situación
11

Este archivo fue descargado de https://filadd.com


real, porque eso provocaría problemas emocionales innecesarios, según sus puntos de
vista. Este es un paternalismo fuerte, por cuanto le impide decidir a la persona sobre
qué tipo de tratamientos de salud quiere recibir o rechazar. Otro caso de conducta
paternalista fuerte, que con frecuencia se menciona entre los autores, es el de un
médico que hace una transfusión de sangre, en contra de la decisión explícita de un
Testigo de Jehová.
Parecería que, en los casos de paternalismo “débil” en que se duda que el paciente
esté actuando autónomamente, estaría justificada moralmente la actitud destinada a
impedir que la persona se dañe a si misma de forma severa, penosa o irreversible. Los

OM
casos de paternalismo débil son fáciles de justificar, puesto que la decisión de
beneficiar a la persona no atenta contra su autonomía, sino que busca protegerla de la
irracionalidad no autónoma.
Si se tiene en cuenta lo dicho antes, se puede ver que todo el razonamiento que
hemos seguido hasta ahora va encaminado a mostrar que el deber de hacer el bien por
parte del psicólogo puede entrar en conflicto, en algunas ocasiones, con el concepto

.C
de bien que tiene la persona. Pero debe recordarse siempre que: “La obligación moral
del psicólogo es poner el sujeto en lugar de decidir por sí mismo”.
DD
El problema surge cuando el psicólogo tiene que juzgar en las situaciones límites, es
decir, en aquellas en las que no es claro si el sujeto está decidiendo por sí mismo si se
va a suicidar, si va a matar o si va a seguir abusando sexualmente de su hijo. Debemos
señalar que el deber de hacer el bien que hemos formulado por medio del Principio de
Beneficencia, es algo que involucra al psicólogo también en aquellas situaciones en
LA

que su puesta en práctica, puede violentar la voluntad de una persona.


En condiciones normales, el deber de beneficencia del psicólogo, consiste en ayudar
con humildad y con los medios técnicos a su disposición, a que la persona recupere o
mantenga su autonomía, su conciencia y su capacidad de vivir armónicamente con los
FI

demás. Pero hay circunstancias en que no hay más remedio que violentar la “expresión
de la decisión” de otra persona. No decimos que se violenta la autonomía de otra
persona, sino la “expresión de decisión”, que no siempre corresponde a una decisión
autónoma y libre. Es tarea del psicólogo distinguir una situación de la otra.


2. El principio de autonomía

La capacidad de todo individuo humano de gobernarse por una norma que él mismo
acepta como tal, sin coerción externa. Por el hecho de poder gobernarse a sí mismo, el
ser humano posee un valor que es el de ser siempre fin y nunca medio para otro
objetivo que no sea él mismo.
Esta capacidad de optar por aquellas normas y valores que el ser humano estima como
racional y universalmente válidas, es formulada a partir de Kant, como autonomía. Esta
aptitud esencial del ser humano es la raíz del derecho a ser respetado en las decisiones
que una persona toma sobre si misma sin perjudicar a otros.

12

Este archivo fue descargado de https://filadd.com


Stuart Mill, como representante de la otra gran corriente ética, el utilitarismo
considera a la autonomía como ausencia de coerción sobre la capacidad de acción y
pensamiento del individuo. A Mill lo que le interesa es que el sujeto pueda hacer lo
que desea, sin impedimentos.
Ambos autores coinciden, en cambio, en pensar que la autonomía tiene que ver con la
capacidad del individuo de auto determinarse, ya sea porque por propia voluntad cae
en la cuenta de la ley universal (Kant), ya sea porque nada interfiere con su decisión
(Mill).
Por lo tanto, es fácil concluir que para ambos autores, la autonomía de los sujetos es

OM
un derecho que debe ser respetado. Para Kant, no respetar la autonomía sería
utilizarlos como medio para otros fines, sería imponerles un curso de acción o una
norma exterior que va contra la esencia más íntima del ser humano.
Stuart Mill, por su parte, también reivindica la importancia de la autonomía porque
considera que la ausencia de coerción es la condición imprescindible para que el

.C
hombre pueda buscar su valor máximo, que sería la utilidad para el mayor número.
“Todo hombre merece ser respetado en las decisiones no perjudiciales a otros”
DD
Tal como lo formula ENGELHARDT, el principio de autonomía considera que el peso de
autoridad que tiene una determinada decisión, se deriva del mutuo consentimiento
que entablan los individuos.
Del principio antes formulado, se deriva una obligación social: la de garantizar a todos
los individuos el derecho a consentir antes de que se tome cualquier tipo de acción con
LA

respecto a ellos; protegiendo de manera espacial a los débiles que no pueden decidir
por sí mismos y necesitan un consentimiento sustituto.
3. Principio de justicia
FI

Según Rawls, en una sociedad supuestamente no “corrompida” todavía compuesta por


seres iguales, maduros y autónomos; es esperable que sus ciudadanos estructuren
dicha sociedad sobre bases racionales y establezcan que los criterios o bienes sociales
primarios accesibles para todos, estén compuestos de:


En primer lugar, libertades básicas (de pensamiento y conciencia); Segundo, libertad


de movimiento y de elegir ocupación, teniendo como base la igualdad de diversas
oportunidades; Tercero, la posibilidad de ejercer cargos y tareas de responsabilidad de
acuerdo a la capacidad de gobierno y autogobierno de los sujetos; Cuatro, la
posibilidad de tener renta y riqueza; Quinto, el respeto a sí mismo como personas.
En esa sociedad pura, sus ciudadanos estimarían razonable que todos los bienes se
distribuyeran igualitariamente, a menos que una desigual distribución beneficiara a
todos.
Este principio se descompondría, a su vez, en otros dos:

13

Este archivo fue descargado de https://filadd.com


⎯ Toda persona tiene el mismo derecho a un esquema plenamente válido de
iguales libertades básicas que sea compatible con un esquema similar de
libertades para todos.
⎯ Las desigualdades sociales y económicas deben satisfacer dos condiciones.
En primer lugar, deben estar asociadas a cargos y posiciones abiertos a todos
en igualdad de oportunidades; en segundo lugar, deben suponer el mayor
beneficio para los miembros menos aventajados de la sociedad. O dicho en
otras palabras, las libertades civiles se rigen por el principio de igual libertad de
ciudadanía.

OM
Siguiendo a Rawls, podríamos decir que el Principio de Justicia es aquel imperativo
moral que nos obliga, en primer lugar, a la igual consideración y respeto por todos los
seres humanos. Esto supone evitar todo tipo de discriminación. Implica el deber moral
positivo de brindar eficazmente a todos los ciudadanos, la igualdad de oportunidades
para acceder al común sistema de libertades abiertas para todos. En otras palabras, se
debe garantizar el derecho de todo ciudadano a la igual oportunidad de buscar la

.C
satisfacción de las necesidades básicas, como son: la vida, la salud, la libertad, la
educación y el trabajo; o escoger sacrificar cualquiera de estas, para alcanzar otras
consideradas prioritarias.
DD
En segundo lugar, el Principio de Justicia implica que sólo es éticamente justificable
aceptar diferencias de algún tipo entre los seres humanos, si esas diferencias son las
menores humanamente posibles y las que más favorecen al grupo menos favorecido.
4. La inseparabilidad de los principios
LA

Estos principios no involucran sólo a la relación individual, sino a la de cualquier grupo


humano y aún, a la relación entre los estados. De ahí que se apliquen también a
cualquier ética profesional o especial. Es la trinidad de los tres principios
simultáneamente tenidos en cuenta, los que deben articularse para que se pueda
FI

entablar una adecuada relación ética entre el profesional, la persona y la sociedad y


para que pueda vehicularse la protección y el acrecentamiento del valor ético
supremo, que es la dignidad de la persona humana en sus tres dinamismos esenciales;
incremento de la conciencia, la autonomía y el comunitarismo.


Por lo contrario, si se diera prioridad o sólo se tuviera en cuenta al Principio de


Autonomía terminaríamos obrando con una ética individualista, libertarista o
solipsista. Si sólo tuviéramos en cuenta el Principio de Justicia, podríamos caer en una
ética colectivista, totalitarista o gregarista. Si sólo aplicáramos el deber de hacer el
bien podríamos caer en una sociedad paternalista o verticalista. Falta tratar las normas
éticas y las virtudes.
En la práctica concreta, las dificultades provienen –en la mayoría de las ocasiones-
porque entran en conflicto entre si diversos valores, principios o normas. Cuando ese
conflicto es entre un principio y una norma, parece relativamente sencilla la decisión
de darle prioridad al principio, sobre la norma. Pero cuando existen conflictos entre

14

Este archivo fue descargado de https://filadd.com


dos principios, la resolución es más compleja. Para eso sería necesario remitirnos al
tema de los Métodos de toma o de decisión.
D. Las normas psicoéticas básicas

En estrecha relación con los principios, las reglas morales básicas, son como las
condiciones imprescindibles para que aquéllos puedan ponerse en práctica. De ahí que
sean prescriptivas en toda relación interhumana y, también en la relación psicólogo-
persona. Las tres reglas éticas fundamentales tienen que ver con la confidencialidad, la
veracidad y la fidelidad.

OM
1. La regla de la confidencialidad

El psicólogo debe guardar secreto de todas las confidencias que le haga una persona
durante la relación psicológica. La noción de “confidencialidad” se relaciona con
conceptos tales como: confidencia, confesión, confianza, respeto, seguridad, intimidad
y privacidad. En un sentido amplio, la norma implica la protección de toda información

.C
considerada secreta. En un sentido estricto, sería el derecho que tiene cada persona, de
controlar la información referente a sí misma, cuando la comunica bajo la promesa de
que será mantenida en secreto.
DD
¿Es la confidencialidad un deber absoluto? Si no lo fuera ¿en qué caso se puede romper
y en favor de quién?
Los códigos de ética más modernos son explícitos en afirmar que este deber no es
absoluto. No se afirma el deber del secreto en cualquier circunstancia y con cualquier
LA

motivo.
Hay múltiples ocasiones que podrían llevar al profesional a preguntarse si no está ante
una de esas excepciones. Por ejemplo: ¿Qué pasaría si un paciente revela durante las
sesiones, que tiene intenciones de asesinar otra persona? ¿O que ha planeado
FI

suicidarse? ¿Qué hacer ante un paciente que ha decidido casarse, pero se niega a
informar a su novia que tiene una tendencia homosexual? ¿Qué debe hacer si uno de
los miembros de la pareja tiene sida, pero se niega a revelar ese dato a su pareja que
está sana?


Podríamos decir que hay dos situaciones principales en que entran en oposición los
derechos de las personas y los deberes de los psicólogos o psiquiatras a propósito del
secreto. En la primera, el psicólogo puede verse obligado a divulgar una confidencia, en
contra de la voluntad de la persona. En la segunda, sería la misma persona la que solicita
al psicólogo o psiquiatra que divulgue una información que está en la historia clínica.
❖ En contra de la voluntad del interesado. Las circunstancias que merecerían evaluarse
son las siguientes:
- Cuando el psicólogo sabe la posibilidad de enfermedades genéticas graves que
la persona se niega terminantemente a decir a su mujer o futura esposa.

15

Este archivo fue descargado de https://filadd.com


- Cuando las empresas de trabajo quieren que el psicólogo revele ciertas
características psicológicas de los empleados con el fin de ubicarlos en el lugar
apropiado; o para decidir si los ascienden o no.
- Cuando los agentes del gobierno, la policía, los abogados quieren obtener ciertos
datos que consideran esenciales para sus cometidos legales o de seguridad
pública.
- Cuando hay peligro para la vida de la misma persona (posible intento de suicidio).
- Cuando hay seria amenaza para la vida de otros (amenaza de homicidio, etc.)
- Cuando hay grave amenaza para la dignidad de los terceros indefensos inocentes

OM
(maltrato de niños, violaciones sexuales, explotación económica, etc.)
- Cuando hay amenaza de gravísimos daños o perjuicios materiales contra la
sociedad entera o contra individuos particulares (la destrucción de una obra de
arte, de una biblioteca, etc.)
❖ De acuerdo con la voluntad del paciente. El secreto podría romperse cada vez
que el paciente solicita al psicólogo que, algunos de los datos que éste dispone

.C
en la historia clínica, sean revelados. Esto podría exigirse por ejemplo, por
motivos económicos. La decisión, en general, debe respetarse.
DD
La regla de confidencialidad puede tener una doble justificación:

• En un sentido utilitario podría afirmarse que esta regla provee los medios para
facilitar el control y proteger las comunicaciones de cualquier información
sensible de las personas. Su valor sería instrumental en la medida que contribuye
LA

a lograr las metas deseadas, tanto por el psicólogo como por el paciente, y en la
medida que es el mejor medio para lograr esos propósitos. El razonamiento
considera que esta norma podría ser utilizada para buenos o malos propósitos.
Si es usada con un buen fin, merecería ser mantenida, si es al contrario, habría
que quebrantarla.
FI

Así, mantener la confianza es un buen resultado que merece buscarse porque es


un medio imprescindible para llegar a la curación.
• Por otra parte, la argumentación de tipo deontológica sostiene que, aunque la


confidencialidad favorece la intimidad interpersonal, el respeto, la confianza, su


valor proviene de ser considerada como una condición derivada directamente
del derecho de las personas a tomar las decisiones que les competen. De ahí que
se funde sobre el mismo estatuto de ser personas conscientes y autónomas y sea
un derecho humano básico. Si se rompe, es inmoral. En ese sentido, la
confidencialidad se derivaría del principio de respeto a la autonomía personal
afirmado en el acuerdo implícito que se establece al iniciar la relación
psicológica.

Pero, sea desde una perspectiva utilitarista, o deontológica, ambas posturas coinciden
que la confidencialidad debe ser defendida como imperativo ético ineludible, en toda
relación persona-profesional. Por nuestra parte, consideramos que el deber de guardar

16

Este archivo fue descargado de https://filadd.com


los secretos no es una obligación absoluta. Al contrario, pensamos que es un deber
“prima fascie”, es decir, “en principio”. Por consiguiente, es obligatorio cumplirlo hasta
tanto no atente contra bienes mayores. Consideramos que hay situaciones en que el
psicólogo o psiquiatra tiene, no solo el derecho, sino el deber de romper el secreto. Esas
excepciones, serían:

• Si la información confidencial permite prever fehacientemente que el paciente


llevará a cabo una conducta que entra en conflicto con sus mismos derechos de
ser persona humana (ej. el intento irracional de suicidio).
• Si el dato que se quiere ocultar atenta contra los derechos de una tercera

OM
persona inocente. Por ejemplo: un individuo que se quiere casar pero es
impotente, decididamente homosexual, castrado, o tiene una enfermedad y se
niega a informar estos hechos. También sería el caso de una persona que intenta
continuar con sus conductas de maltrato, abuso sexual o tortura a detenidos.
• En el caso de que se atente contra los derechos o intereses de la sociedad en
general: Así, por ejemplo, cuando hayan enfermedades transmisibles, o que

.C
ponen en riesgo la vida de terceros (un piloto psicótico, esquizofrénico o
epiléptico, un conductor de ómnibus con antecedentes de infarto, un paciente
que se propone llevar a cabo un acto terrorista, etc.
DD
En suma, cuando está en juego la vida del mismo paciente o la de otras personas, o
existe riesgo de que se provoquen gravísimos daños a la sociedad o a otros individuos
concretos, esta norma queda subordinada al principio de Beneficencia que incluye
velar, no solo por la integridad de la vida de cada persona, sino también por el bien
LA

común.

2. La regla de veracidad
FI

Históricamente, acerca del deber de no mentir, es una experiencia ética universal la


afirmación de que este deber no es absoluto, sino que, determinadas circunstancias
justifican su subordinación a otros principios más importantes.


Noción y justificación de la veracidad


Según Ross, cuando se entabla la relación profesional-persona se establece un acuerdo
implícito de que la comunicación se basará sobre la verdad y no sobre la mentira. De
hecho, la actuación del hombre en la sociedad está basada en esa implícita aceptación
de la verdad como punto de partida a cualquier tipo de interrelación. Siguiendo en la
misma línea de pensamiento.
Veatch considera que la regla de veracidad o de honestidad está en estrecha vinculación
con el hecho de que dos seres iguales y, por tanto, fines en sí mismos y autónomos, se
encuentran en una relación contractual. Para este autor si hubiera un acuerdo entre
ambas partes, en el cual es estableciera que una de ellas pudiera engañar a la otra,
entonces, tal acuerdo no sería entre iguales y no se estaría considerando a la persona

17

Este archivo fue descargado de https://filadd.com


como un fin en sí misma. Más aún, para Veatch, justificar que una persona mienta a la
otra, es indicio de que se aprueba moralmente que las personas sean tratadas como
objetos, pasibles de ser manipuladas.
Creemos que la fundamentación ética de la norma de veracidad, está en el Principio de
Respeto por la Autonomía de las personas. No defender el derecho de las personas a
tomar decisiones sobre sus vidas, sería violar su derecho a la autonomía. Y las personas
no pueden tomar decisiones sobre si mismas si no reciben la información veraz para
hacerlo.
Todos los argumentos anteriores están fundamentados en argumentos de tipo

OM
deontológico. Sin embargo, basándose en una argumentación consecuencialista,
también los utilitaristas defienden la regla de veracidad. Ellos postulan que, de aceptarse
la mentira, se resquebrajaría la relación de confianza que debe existir entre el
profesional y la persona. De ahí se considera que la veracidad de una norma más útil
para la convivencia social que lo contraria.

.C
Desde nuestro punto de vista, en aquellas situaciones en que el engaño es
imprescindible para lograr beneficiar o no perjudicar a la persona, la calificación de
inmoral se hace más difícil. En esas circunstancias parece justificable decir que la regla
DD
de veracidad debe quedar subordinada al principio de no perjudicar a los demás.
Podemos decir que el deber de decir la verdad es una obligación “prima fascie”, al igual
que en el caso de la norma de confidencialidad. Es decir, debe cumplirse siempre que
no entre en conflicto con el deber profesional de respetar un principio de superior
entidad que, en este caso, es el de Autonomía y el de Beneficencia.
LA

El psicólogo o psiquiatra no sólo está vinculado por la regla de veracidad en el primer


sentido (no decir lo falso), sino en el segundo: el deber de decir lo que la persona tiene
derecho a saber.
FI

Evidentemente, el psicólogo en toda circunstancia, debe integrar la veracidad en su


práctica. Es decir, no puede actuar de tal manera que, por causa de la ambigüedad o de
la falta de información, la persona adquiera de él expectativas que no corresponden con
la realidad o con la verdad; ya sea de los procedimientos, o aún, de su propia


capacitación profesional para resolver ciertos problemas. Por otro lado, debe evitar la
ocultación de la debida información, necesaria para preservar la legitima autonomía de
las personas consultantes.
La meta de la veracidad: el consentimiento válido
El respeto de la autonomía de las personas se posibilita por el cumplimiento de la regla
de veracidad y se instrumenta por el consentimiento. Es posible que se dé un auténtico
acuerdo entre iguales que debe ponerse en práctica por el consentimiento válido. Este
puede definirse como el acto por el cual una persona decide que acontezca algo que le
compete a sí misma pero causado por otros.

18

Este archivo fue descargado de https://filadd.com


Se ha fundamentado la obligación de requerir al paciente el consentimiento, con tres
tipos fundamentales de argumentaciones:
1. La justificación jurídica seria la que ve en el consentimiento un instrumento
para preservar a los ciudadanos de todo posible abuso. Se basa
fundamentalmente en la responsabilidad de los gobernantes, de dar protección
al débil y cuidar del bien común.
2. La justificación ética-deontológica sería la que cree que el consentimiento es
condición para el ejercicio de la autonomía personal; y por lo tanto que,
independiente de que exista o no una ley que lo reconozca, es deber de todo

OM
profesional el facilitar que la persona dé su consentimiento explícito a cada uno
de los servicios que se le ofrecen.
3. Una tercera justificación, de tipo utilitaria, es la que ve en el consentimiento
una ventaja para la convivencia social, ya que aumentaría la confianza mutua,
incentivaría la autoconciencia y la responsabilidad por el bien común.

.C
Las condiciones básicas que debe tener todo consentimiento para ser considerado
válido son:
DD
1. La primera condición para que un consentimiento sea válido es que emane de
una persona competente.
En general, se ha definido la competencia, como la capacidad de un paciente de
entender una conducta que se le presente, sus causas y sus consecuencias; y
LA

poder decidir según ese conocimiento.


Una persona sería plenamente competente cuando es capaz de ejercitar tres
potencialidades psíquicas propias del ser humano “normal”: la racionalidad, la
intencionalidad y la voluntariedad.
FI

La competencia progresivamente mayor de un individuo para el consentimiento válido


puede evaluarse de acuerdo con las siguientes capacidades o niveles cognitivos:
a) Capacidad de integración mínima del psiquismo. La forma que se suele
comprobar es planteándole dificultades al paciente para que éste las resuelva:


que se oriente en tiempo y espacio; que interprete algunos proverbios o dichos


populares; que cuente de 100 hasta 0, etc. Lo que se trata de observar es si la
persona se muestra capaz de incorporar psíquicamente los elementos
informativos necesarios para todo Consentimiento Válido.
b) Capacidad para razonar correctamente a partir de premisas dadas. Se trata de
ver si tiene capacidad de manipular de forma coherente los datos informativos
que se le proporcionan, desencadenando un proceso de razonamiento correcto
para la decisión.
c) Capacidad de elegir resultados, valores u objetivos razonables. Para valorar si el
discernimiento es racional se compara aquello que la persona eligió con lo que
cualquier persona razonable –en la misma situación- habría escogido.
19

Este archivo fue descargado de https://filadd.com


d) Capacidad de aplicar su aptitud racional a una situación real y de comunicar su
decisión. Según este criterio, la competencia está basada en la capacidad de
comprensión de su situación real. Se intenta ver si el sujeto hace uso correcto de
su capacidad de decisión en su situación vital concreta.

2. La segunda condición para que un consentimiento sea válido es que la persona


haya recibido la suficiente y adecuada información. Una información suficiente
es aquel conjunto de datos que se refieren –al menos- a:
A)

OM
• La capacitación y formación del psicoterapeuta, sus estudios previos, etc.
• El tipo de psicoterapia que puede recibir de él: sus metas y objetivos.
• Los asuntos relacionados con la confidencialidad y sus excepciones.
• La forma en que serán registrados sus datos y si podrá o no tener acceso a ellos.

Ventajas del consentimiento escrito

.C
Nos parece que no es moralmente justificable que una persona inicie su proceso
terapéutico sin que pueda decidir con una razonable información, cuales son los riesgos
y los beneficios a los que se expone (incluido el costo económico y temporal). Si bien no
DD
todas las personas y los momentos admitirían un consentimiento válido escrito, sería
muy recomendable que se hiciera de esa manera. Las ventajas no son únicamente de
tipo ético. Si se lo sabe utilizar puede ser un excelente instrumento para que, al cabo de
un periodo prudente de tiempo, tanto el terapeuta como el paciente puedan tener un
material como para evaluar el camino recorrido, los avances o estancamientos, los
LA

éxitos y retrocesos.
B)

• No basta con una suficiente información. Es necesario saber además, si es


FI

"adecuada", es decir, apta para ser comprendida en "esta" ocasión. Podría ser que
una persona tuviera la competencia general de tomar decisiones pero que, en "este
caso", sufriera múltiples alteraciones que le imposibilitaran recibir la información
proporcionada. Pese a tener la competencia general neurológica-psíquica para
comprender de forma permanente o transitoria las informaciones recibidas en un


caso dado, aspectos del lenguaje, de categorías simbólicas, de connotaciones


sociales, opciones morales, políticas o religiosas, etc. podrían estar condicionando
su subjetividad, y causando que su competencia esté temporalmente "bloqueada".

3. La tercera condición para que un consentimiento sea válido es la voluntariedad o


no coerción. Esto es que una persona puede ser competente en general, puede
comprender la suficiente y adecuada información que se le proporciona, pero no
se encuentra libre para tomar la decisión específica que se le pide. También
problemas de inmadurez afectiva, miedos, angustias, experiencias de engaño
previo, debilitamiento de la confianza, etc. Son algunas de las tantas causas para

20

Este archivo fue descargado de https://filadd.com


que una decisión concreta, no pueda hacerse voluntariamente y se vea
seriamente afectada la validez de un acuerdo.

3. La regla de fidelidad a las promesas hechas


De nuevo es la profesión médica la que nos permite rastrear los antecedentes históricos
más antiguos sobre este tema. Desde muy pronto la medicina ha formulado el deber de
guardar la fidelidad a las promesas y ha considerado como alto "honor" de sus miembros,
el conservarla incólume. La fórmula del Juramento Hipocrático incluye los tres elementos
que componen una verdadera promesa. En primer lugar formula el objetivo del

OM
juramento que es hacer todo lo posible por el bien de los enfermos. En segundo lugar, el
juramento hipocrático está hecho delante de testigos: "juro por Apolo...y todos los dioses
y diosas". En tercer lugar establece que el médico está dispuesto a reparar los posibles
daños que se deriven de no cumplir la promesa que se jura solemnemente:
"Juro...cumplir fielmente según mi leal saber y entender, este juramento y compromiso".

.C
No podemos aludir aquí a cómo esta tradición de fidelidad a las promesas o a los acuerdos
ha ido cobrando diferentes expresiones a lo largo de la historia y se ha ido integrando
también a los códigos de Ética profesional. Baste afirmar que, dichos textos dan por
DD
supuesto que cuando se entabla una relación profesional, tanto el psicólogo como el
cliente aceptan iniciar un acuerdo en base a dos condiciones mínimas: el profesional
promete brindar determinados servicios y el cliente recibirlos, con tal de que el cliente
cumpla con determinadas instrucciones y el profesional con determinadas conductas
técnicas y éticas.
LA

Es normal que acepten que es un derecho del cliente elegir al profesional; y que es
derecho de éste, no aceptar la relación. Pero cuando ambos deciden iniciarla, se entabla
un acuerdo sobre la base de las expectativas previamente conocidas o formuladas en el
momento. Por lo tanto, los códigos conceden que hay una promesa implícita de cumplir
FI

ese acuerdo, y ningún texto deontológico profesional admitiría que se lo quebrantara de


forma arbitraria, sin motivos éticamente lícitos.
Por Promesa puede entenderse el compromiso que uno asume de realizar u omitir algún
acto en relación con otra persona. Por fidelidad (o lealtad) se puede entender, al mismo


tiempo, una virtud y una norma. Aquí nos referiremos a la fidelidad como la obligación
que genera en una persona, el haber hecho una promesa o haber aceptado un acuerdo.
Autores que se ubican en posturas éticas muy antagónicas, como el utilitarismo y el
deontologismo, coinciden en afirmar que la norma de fidelidad a las promesas es básica
en la relación profesional-persona.

• Los utilitaristas la defienden, porque estiman que la fidelidad a las promesas es lo


que garantiza el mayor bien para el mayor número.
• Desde una perspectiva deontológica, mientras algunos ven en la fidelidad a las
promesas el principio ético básico y fundamental a partir del cual todos los demás

21

Este archivo fue descargado de https://filadd.com


principios morales se derivarían, otros piensan que la obligación de fidelidad es una
forma de expresar el imperativo de respetar el Principio de autonomía.
Hay dos tipos de promesas que, por su misma característica, generan obligatoriedades
distintas: la solemne y la ordinaria.
❖ Promesa solemne sería la que cumple estas condiciones:
1. En el momento de proclamarla el que la hace declara contraer el deber de
reparación en caso de no cumplirla.
2. que haya "solemnidad", es decir que se haga en presencia de testigos o con la
firma de un documento escrito.

OM
3. que se haga un juramento ratificador de la promesa.
El ejemplo típico de esta promesa solemne, es el Juramento Hipocrático; o el que
suele hacer un testigo, antes de dar su testimonio ante el Juez o un tribunal de
Justicia.
❖ La promesa ordinaria en cambio, no tiene solemnidad ante testigos, ni juramento

.C
ratificador. Y tampoco explícita cuál es la pena específica de reparación en caso
de no incumplimiento. Este sería el caso de la mayoría de los acuerdos que se
entablan entre los profesionales y sus clientes.
DD
Aunque la mayoría de las profesiones no poseen algo que se pueda llamar "Juramento",
algunas sí lo tienen. No obstante, podría afirmarse que, cuando un profesional acepta el
código de ética de sus colegas, de alguna manera está haciendo una especie de
juramento o, por lo menos, una promesa implícita - de que va a brindar sus servicios con
LA

competencia y responsabilidad, de acuerdo al compromiso formulado en dicho código


ético.
Recientemente, el hecho de que algunos códigos de Ética profesional prescriban la
conveniencia de hacer el consentimiento informado escrito, implica darle carta de
FI

ciudadanía a esta promesa -ahora sí explícita- que la tradición hipocrática sólo


propugnaba para la profesión médica.
Cada vez que, a la promesa de una de las partes corresponde la promesa de la otra, se
está ante lo que puede llamarse correctamente, un acuerdo. Creemos que así hay que


considerar la convención inicial que se entabla entre un profesional y la persona que


recurre a sus servicios. En ese caso, la promesa legítima - implícita- por parte del
profesional consiste en afirmar que:
"yo me comprometo a hacer todo lo posible de mi parte para que usted pueda satisfacer
la necesidad que lo trae a la consulta, siempre que Ud. confíe en mi ciencia y mi arte y eso
no implique perjudicar a terceros. Si eso así, lo mantendré informado de todo lo que le
competa con el fin de que Ud. ejerza su derecho a decidir."
Por su parte, la persona que solicita los servicios profesionales afirma implícita o
explícitamente algo así como lo siguiente:

22

Este archivo fue descargado de https://filadd.com


"yo me comprometo a confiar en usted y a seguir sus sugerencias para obtener lo que
necesito, si esto está dentro de las posibilidades de su ciencia y de su arte, si garantiza
que ejerza mis derechos como persona y ciudadano y no atenta contra mis valores éticos".
Habrían tres modelos diferentes de enfocar el acuerdo persona- profesional:

• El profesional como "mago" paternal, agente de "servicios" específicos, que está


"por encima" del cliente y decide los medios, condiciones y límites del servicio
que presta; que admite que la persona intervenga en la decisión, solamente en lo
que se refiere a aceptar o no, el resultado final que él quiere lograr con la
intervención profesional.

OM
• El profesional como agente del cliente. Este último es el que "contrata" y el que
decide todo en la relación. Según este esquema -completamente opuesto al
anterior- el profesional es un "empleado" del cliente, y éste es el que manda lo
que aquél debe hacer, modulando su influencia de acuerdo al dinero que paga al
profesional.

.C
El profesional como asesor calificado y comprometido con la persona. En este
esquema el acuerdo ético entre el psicólogo y la persona es la relación entre dos
sujetos libres, autónomos y éticamente rectos, que se benefician mutuamente de
la relación para buscar que uno y otro pueda ejercer sus legítimos derechos o
DD
deberes para consigo mismos y para con la sociedad. La relación se basa en la
libertad y en el necesario flujo de información para que cada uno tome las
decisiones que le corresponden en derecho.
No consideramos adecuado pensar que la "fidelidad a las promesas" sea el principio
LA

básico de toda ética, puesto que pueden hacerse promesas cuyo cumplimiento implique
dañar a otros; o que impidan evitar graves perjuicios en terceros. Por esta misma razón
no puede decirse que la fidelidad a las promesas se justifique éticamente por el sólo
hecho de haberse entablado entre dos personas autónomas. Es evidente que la norma
de fidelidad siempre tiene que considerarse subordinada al principio de no perjudicar; y
FI

como una "canalización" del principio de autonomía.


Es por eso que la incluimos, junto con la regla de veracidad y de confidencialidad, entre
las normas morales que deben cumplirse "prima fascie", es decir, siempre que no entren


en conflicto con los principios éticos fundamentales.


Cualquiera de estas reglas éticas posibilita que los principios de Autonomía, Beneficencia
y Justicia se pongan en práctica. Son como canales o vías para que se cumplan los
principios; y en caso de conflicto entre unos y otras, quedan subordinadas a aquellos.

23

Este archivo fue descargado de https://filadd.com


Calo, Orlando

La interacción del profesional con los códigos


Se propone la necesidad de una relación interactiva entre el psicólogo y el cuerpo
deontológico que regula su práctica, destacándose que para que tal relación sea
fructífera la posición del psicólogo no podrá ser ni de sumisión ni de indiferencia, sino
una capaz de interrogar críticamente la letra de los códigos.

OM
En la actualidad se usa el termino Deontología, que significa etimológicamente “tratado
de los deberes”, para nombrar al conjunto “de los deberes que impone a los profesionales
el ejercicio de su actividad peculiar”. Tal conjunto de deberes está normalmente
constituido por leyes del ejercicio profesional –subordinadas a su vez a leyes superiores
que las enmarcan, sus reglamentaciones, los estatutos y reglamentos de los Colegios

.C
profesionales- y fundamentalmente, los códigos de ética o deontológicos. Este corpus
deontológico refleja el punto de vista moral vigente en la sociedad de la que emerge y
desde allí prescribe, de un modo preciso, las formas en las que se espera que cada
DD
profesional actúe.
La relación que el profesional ha de tener con este corpus no ha de ser heterónoma
(sometida a un poder externo), de sólo obediencia, sino que reclama un posicionamiento
crítico, ético, en relación a la norma.
LA

Ha de considerarse además la imposibilidad para la existencia de un código completo,


capaz de prescribir la conducta a seguir en todas las circunstancias posibles; primero, por
una mera cuestión fáctica, porque las situaciones posibles son innumerables y segundo,
porque los valores son regionales y epocales, y esto hace necesario que periódicamente
los códigos sean reconsiderados.
FI

Esta imposibilidad funda la libertad y la potencia del profesional como sujeto ético.
La dos dimensiones que se aúnan en una consideración ético-deontológica son, por una
parte, el aspecto social, resumido en el conjunto de obligaciones que al profesional se le


imponen y por otra, el aspecto ético, que convoca al profesional a anteponer a la norma
su compromiso personal y responsable. Todo acto profesional incluye estos dos aspectos.
A continuación, se someterán los alcances y límites de dos normativas comunes a la
mayoría de los códigos de ética de los psicólogos:
- La obligación de guardar secreto profesional.
- La obligación de obtener consentimiento por parte de las personas asistidas.
La posición del psicólogo frente a la normativa del secreto profesional suele implicar
situaciones de tensión a partir de los siguientes puntos:

24

Este archivo fue descargado de https://filadd.com


a) El hecho de que el respeto por la intimidad de las personas asistidas constituye
un principio, que deriva en la normativa de la confidencialidad.
b) Que en algunos casos, generalmente descriptos de manera general en las leyes o
códigos, la situación profesional enfrenta posibles excepciones a la obligatoriedad
de la confidencial, porque un principio superior a la intimidad se encuentra en
riesgo.
c) La valoración de principio o utilitaria de la confidencialidad.
d) Que es el mismo profesional el que debe resolver, en el caso particular, si es o no
es caso de excepción (con la posibilidad de tener que dar cuenta de las razones
de su decisión).

OM
Habrá de sostenerse que la obligación de guardar secreto profesional no es absoluta ni
puede ser considerada como absoluta.
Continuando, se exponen críticamente excepciones posibles para el secreto profesional:
1) El evitar un daño serio para la persona asistida o para terceros.

.C
2) La consideración de la propia defensa del profesional como motivo valido de
suspender la obligación de guardar secreto. La Fe. P.R.A sintetiza:
“Cuando el psicólogo deba defenderse de denuncias efectuadas por el
DD
consultante en ámbitos policiales, judiciales o profesionales”
En casos como estos, deben extremarse los cuidados para no equiparar razones
jurídicamente validad con razones éticamente válidas.
3) Pueden considerarse también las situaciones en que mantener el secreto pudiera
facilitar la comisión de actos que vulneres los derechos humanos fundamentales.
LA

La defensa de los DDHH es principio básico. El Código Deontológico del Psicólogo


Español sostiene que:
“Todo psicólogo debe informar, al menos a organismos colegiales, acerca de
violaciones de los DDHH, malos tratos o condiciones de reclusión crueles,
inhumanas o degradantes de que sea víctima cualquier persona y de los que
FI

tuviere conocimiento en el ejercicio de su profesión”.


4) Los casos en que se propone considerar como excepción a la obligación de
guardar secreto el consentimiento de la persona asistida. Esta posibilidad debe
ser puesta en cuestión a partir de la fuerte influenciabilidad que los pacientes


suelen tener en relación con sus terapeutas.


“El psicólogo no debe admitir que se le exima la obligación de guardar secreto por
ninguna autoridad o persona, ni por los mismos confidentes”.
El mismo tratamiento puede aplicarse entre la obligación que el profesional tiene de
obtener consentimiento valido y la de respetar la autonomía de su consultante. La
normativa del consentimiento es un medio, un instrumento, mientras que la autonomía
es un fin en sí mismo.
Tal como se sostuvo con el secreto, varias son las situaciones excepcionales en las que la
exigencia de obtener consentimiento pudiera ser dejada en suspenso.

25

Este archivo fue descargado de https://filadd.com


1) Excepciones como aquellas en las que el cumplimiento de la normativa de un
modo considerado como obsesivo podría volver inoperante la práctica. Ejemplos
como en el caso de la investigación científica, las experiencias en las que se hace
necesario recurrir a engaño y en el caso de la clínica, situaciones como las que
pueden darse en el psicodiagnóstico, en las que la información detallada sobre
por ejemplo, los parámetros de una prueba puedan modificar las respuestas del
sujeto, reduciendo su confiabilidad.
2) En relación al psicodiagnóstico, muchas pruebas son instrumentos eficaces si el
testado las desconoce. Lo novedoso del estímulo que se ofrece al consultante es
condición importante para la validez de la prueba.

OM
En relación con el psicodiagnóstico, muchas de las pruebas son instrumentos
eficaces si el testado las desconoce; mientras que se tornan inoperantes si se da
una extensa información sobre la estructura de la prueba, pautas de evaluación e
interpretación, etc. En muchos casos, lo novedoso del estímulo que se ofrece al
consultante es condición importante para la validez de la prueba.
Como se ve, la información previa puede resultar contraproducente, lo que hace

.C
inapropiado mantener una exigencia de consentimiento informado. Los derechos
del consultante serán igualmente preservados si el profesional limita su intrusión
en la intimidad del consultante a la medida necesaria para el tipo de evaluación
DD
que se solicitara y efectúa una devolución, lo más amplia posible, como cierre del
trabajo.
Un tercer punto de difícil cumplimiento se encuentra en la exigencia de que, para
que el consentimiento sea válido, el profesional deberá informar al paciente sobre
tratamientos alternativos posibles, esperándose además que lo haga de un modo
LA

no tendencioso. Esto es de cumplimiento problemático, sino imposible, porque la


manera en que cada profesional concibe el tratamiento está siempre
determinada por su formación dentro de un sistema teorico-clinico, de un
paradigma, y es desde ese mismo lugar desde donde valora las posibilidades
FI

alternativas. Es apenas imaginable un psicoanalista explicando al paciente que


puede recurrir a opciones sistémicas, o un conductista describiendo las bondades
de las experiencias gestálticas como alternativas a su propuesta.
El tema de los formularios de consentimiento, así como los seguros contra juicios


por mala praxis, ha arribado a nuestro país en los últimos años proveniente de
Estados Unidos. Inicialmente afectó a los médicos, pero ha ido extendiéndose a
las demás profesiones.
Estos formularios, por lo general, responden más a la necesidad de los
profesionales y los funcionarios de cuidar sus espaldas frente a posibles
consecuencias legales que al respeto por la autonomía del paciente. Ha de
considerarse que el consentimiento no es una decisión que se da en una ocasión
y para siempre, sino que se renueva en cierta forma en cada nuevo encuentro.
Las condiciones subjetivas en que alguien brinda su consentimiento van variando
y, con ellas, puede retirar el consentimiento o renovarlo cada vez, de modo tácito,
por la sola continuidad de su concurrencia a tratamiento.

26

Este archivo fue descargado de https://filadd.com


Es necesario considerar también los efectos que la firma del formulario puede
tener en la relación entre el psicólogo y su paciente. Decir el formulario y no el
consentimiento en sí, es porque el consentimiento, más o menos explícito o más
o menos tácito, el paciente lo está brindando a la persona del profesional,
mientras que el problema con el formulario es que es claro para el paciente que
su consentimiento ya no le es dado solo a la persona con que se trata, sino que
está referido a una instancia tercera que, entonces, jugará en la relación.
No es claro que por la vía del formulario de consentimiento se contribuya al
respeto por la autonomía del paciente; es más, se corre el riesgo de, por temor a
la industria del juicio, subvertir el espíritu de la normativa y alentar así relaciones

OM
en las que la desconfianza no provenga de fantasmas de los pacientes, sino que
la instale la institución o el mismo profesional.

.C
DD
LA
FI


27

Este archivo fue descargado de https://filadd.com


UNIDAD 4: APORTES DEL MARCO LEGAL VIGENTE A LA PRÁCTICA
PSICOLÓGICA.
Murhell, Anabel Nayle
El consentimiento informado en la práctica profesional del psicólogo
El ejercicio de la psicología como profesión supone un control que el Estado delega en
el Colegio de Psicólogos, con el fin de garantizar a la sociedad la idoneidad de los
colegiados, las sanciones respectivas si incurrieran en falta y el marco protector tanto al
profesional como al paciente. Por ello, las regulaciones deontológicas son necesarias.

OM
Es indiscutible la importancia que adquiere el conocimiento de lo deontológico en la
formación del estudiante de psicología para su formación; sin embargo, resulta limitado
para remitirnos a la formación ética que se exige de éste en su práctica profesional. Y es
en este campo donde en la actualidad se incluye el consentimiento informado como
una de las normas deontológicas fundamentales de la psicología.

.C
La Real Academia Española nos dice que la palabra consentimiento alude a la “acción y
efecto de consentir” (permitir algo o condescender en que se haga). Y cuando se remite
a informado, refiere al consentimiento que ha de prestar el enfermo o, de resultarle
DD
imposible, sus allegados, antes de iniciarse un tratamiento médico o quirúrgico, tras la
información que debe transmitirle el médico de las razones y riesgos de dicho
tratamiento.
Los orígenes del consentimiento informado lo encontramos en la práctica médica.
LA

Podríamos situarlo incluso desde base del Juramento Hipocrático, donde el compromiso
y principio ético era Primun non nocere (primero no hacer daño). En tal sentido, el
médico hipocrático actuaba con respecto por la vida humana y con un exagerado
instinto paternalista.
FI

El enfermo era sometido al criterio del médico, quien poseía la autoridad y


conocimientos suficientes para ordenarle lo que debía hacer con su salud: La obligación
del médico era tratar de restablecer en el enfermo el orden natural perdido, la salud; y
la del paciente, colaborar con el medico en ello.


Era impensable que el enfermo tuviera algo que decir al respecto. Éste sólo podía y
debía obedecer a todo lo que el médico prescribirse.
Afortunadamente para la humanidad, las sociedades fueron desarrollándose.
Hacia mediados del siglo XX, surgen en Estados Unidos una serie de fallos judiciales con
relación a la información vertida al paciente por parte de los médicos en intervenciones
de distintos tipos. Estos fallos se basaban en la noción de daño por parte del profesional
al no informar al paciente de los efectos adversos previsibles de las intervenciones,
constituyéndose en una agresión al paciente.

28

Este archivo fue descargado de https://filadd.com


El consentimiento informado tiene sus raíces legales en 1947 con el Código de
Nüremberg, cuya primera regla se refiere al consentimiento voluntario; base
fundamental de la Declaración Universal de los Derechos Humanos.
A partir del Código de Nüremberg, los jueces juzgaron a un grupo de médicos acusados
de realizar experimentos caracterizados como crímenes en contra de la humanidad,
cometidos a prisioneros de guerra en campos de concentración nazis. Estos
experimentos se realizaban sin información previa o consentimiento acerca de los
riesgos a que se sometían las víctimas. En este Código se contempla la necesidad de
contar con un consentimiento para la realización de experimentación con personas, en

OM
el que deberían darse tres condiciones ineludibles: información suficiente, voluntad, y
capacidad para consentir.
Con especial fuerza a partir de la década de 1970, tanto los medios de comunicación
como los distintos campos científicos, comenzaron a familiarizarse con la consideración
de un sujeto de derecho en la toma de decisiones médicas. Esto significaba que el
cuerpo médico, antes de ensayar procedimientos invasivos o riesgosos, debía revelar a

.C
su paciente cuál era la naturaleza y el propósito que dicho procedimiento perseguía y
asimismo sus riesgos y beneficios además de las alternativas de tratamiento disponibles
al tratamiento recomendado.
DD
La consideración del enfermo como persona plena, titular de obligaciones y derechos,
pero también dueño de una autodeterminación que le permitía, ejercer su dominio
sobre sí y participar en las decisiones terapéuticas, diagnósticas o de investigación que
le incumbían directamente.
LA

Así, el informe Belmont identifica los principios éticos básicos durante una investigación
biomédica, a saber: beneficencia y no maleficencia, respeto por la dignidad y autonomía
y el principio de Justicia; asimismo, precisa que el consentimiento debe poseer tres
elementos: información, comprensión y voluntariedad.
FI

Cabe recalcar que en el ámbito de nuestra profesión, el consentimiento informado es


de muy reciente incorporación; en Argentina, es incluido por primera vez en el Código
de Ética de FePRA, en 1999.


El modelo paternalista de la relación profesional (clásico; vigente desde la Antigüedad),


sostenido en el principio filosófico de la beneficencia –y no maleficencia- (hacer el bien
por el otro, aun sin su consentimiento), deja lugar a un nuevo modelo basado en el
principio de la autonomía, expresado en una relación contractual, donde el semejante
aparece como el titular de sus derechos. Esto trajo un cambio de paradigma donde
antes se consideraba al enfermo como objeto de cuidado, hoy se lo considera ante todo
sujeto de derecho.
De este modo, vislumbramos el pasaje de una actitud paternalista hacia una autonomía
del consultante, entendida como la posibilidad de tomar sus propias decisiones en el
proceso terapéutico; es decir, la consideración del consultante, como agente racional y
libre.

29

Este archivo fue descargado de https://filadd.com


Comienzan a involucrarse y a resituarse los derechos de los sujetos que participan en
prácticas científicas o profesionales.
Andrea Ferrero expresa que se estableció una conexión entre la perspectiva jurídica,
médica y ética, en tanto es menester apuntar hacia la preservación de la integridad y
autonomía de los sujetos.
Por su parte, Mainetti va a decir que el aporte sustancial de la Bioética remite a la
noción de sujeto moral, bajo la fundamentación de los principios de autonomía,
beneficencia y justicia.

OM
Puede afirmarse que el consentimiento informado deriva del deber profesional de decir
“la verdad”; Pero… ¿es malo mentir?, ¿hasta dónde el profesional está obligado a decir
la verdad?, ¿hasta qué punto el ocultamiento de la verdad empieza a ser manipulación
o no respeto por la autonomía de la persona?
Sergio Ceccetto afirmaba que no decir toda la verdad a un enfermo resulta
incompatible con esta regla de la veracidad. Pero la situación se complica cuando

.C
consideramos que tal ocultamiento es para evitar males mayores.
La obligación de decir “la verdad” aparece a prima fascie, es decir, siempre que no
DD
entre en conflicto con el deber del profesional de respetar un principio superior
(autonomía-beneficencia).
Tarragos va a decir que el supuesto de que el psicólogo, en toda circunstancia, debe
integrar la veracidad en su práctica con la finalidad de que su consultante no genere
expectativas que no se corresponden con la práctica o intervención a realizar. De allí la
LA

necesidad de proporcionar toda la información necesaria para preservar la legítima


autonomía de los consultantes.
El respeto de la autonomía de las personas se posibilita por el cumplimiento de la regla
de veracidad y se instrumenta por el consentimiento. El consentimiento informado se
FI

asienta fundamentalmente en el principio de autonomía y vela por el derecho de las


personas de someterse a un tratamiento solo bajo su aceptación libre y voluntaria.
Tal derecho de autonomía no solo se aplica en relación a la decisión de iniciar o no un


tratamiento, sino también a aceptar las condiciones de su desarrollo y finalización.


Las tendencias actuales en materia de consentimiento informado incluyen entre sus
requerimientos la conformidad respecto de diversos elementos que configuran las
pautas contractuales del establecimiento, honorarios, los límites de la confidencialidad,
la involucración eventual de terceras partes, la naturaleza, duración, objetivos,
métodos, alternativas y riesgos potenciales de tratamiento.
La enunciación de tales condiciones de encuadre al inicio de la relación no solo
resguarda al profesional en cuanto a posibles afrentas legales sino que, resguarda al
consultante de arbitrariedades sobre su persona que puedan producirse propiciadas
por la asimetría natural del vínculo.

30

Este archivo fue descargado de https://filadd.com


La Federación de Psicólogos de la República Argentina presente esta normativa en los
siguientes términos:
1.1 Los psicólogos deben obtener consentimiento valido tanto de las personas que
participan como sujetos voluntarios en proyectos de investigación como de
aquellas con las que trabajan en su práctica profesional. La obligación de
obtener el consentimiento da sustento al respeto por la autonomía,
entendiendo que dicho consentimiento es válido cuando la persona que lo
brinda lo hace voluntariamente y con capacidad para comprender los alcances
de su acto. Se entiende que dicho consentimiento podrá ser retirado si

OM
considera que median razones para hacerlo.

1.2 La obligación y la responsabilidad de evaluar las condiciones en las cuales el


sujeto de su consentimiento, incumben al psicólogo responsable de la práctica y
no son delegables.

.C
Las condiciones básicas que debe tener todo consentimiento para ser
considerado válido son:
1. Que emane de una persona competente; que sea capaz de entender las
DD
pautas y premisas dadas y decidir a partir de allí.
2. Que la persona haya recibido la suficiente y adecuada informacion, por
ejemplo, la referida a la capacitación y formación del psicoterapeuta, el tipo
de intervención y procedimientos previstos, las metas y objetivos. Al decir
adecuada se refiere a que sea apta para ser comprendida, en un lenguaje
LA

claro y preciso.
3. La voluntariedad o no coerción: Ser libre para tomar una decisión.
Se puede apreciar como esta norma deviene de los principios antes
mencionados: el respeto con los derechos y dignidad de las personas e
integridad. En tanto explicitan por un lado el respeto por el derecho de la
FI

privacidad, confidencialidad, autodeterminación y autonomía, así como


promover la integridad en el quehacer científico y académico implicaría
informar acerca de los antecedentes profesionales y curriculares, servicios,
honorarios, no hacer declaraciones falsas o engañosas, clarificar los roles de


cada una de las partes de la relación funcional y actuar conforme a estos.


El profesional de la salud quedará eximido de requerir el consentimiento informado en
los siguientes casos:
a) Cuando mediare grave peligro para la salud pública
b) Cuando mediare una situación de emergencia, con grave peligro para la salud o
vida del paciente, y no pudiera dar el consentimiento por si o a través de sus
representantes legales.

31

Este archivo fue descargado de https://filadd.com


Para toda práctica profesional, el consentimiento informado es una pauta ética
ineludible, aun en aquellas situaciones en las cuales las condiciones para otorgarlo se
vean limitadas. Por ejemplo, en niños, niñas o enfermos mentales crónicos se solicitara
a sus responsables legales.
Los códigos deontológicos y el marco legal vigente, establecen una normativa que hace
posible juzgar la acción del profesional psicólogo. Pero a la vez, no todo está resuelto ni
dicho en la letra de los códigos deontológicos; queda entre las normas prescriptas y la
acción del profesional un espacio a partir del cual, y desde el cual, se pone en juego y se
presenta el ethos profesional, que puede entendérselo como la manera singular de

OM
interpretar la letra del código conforme a sus propias creencias, actitudes, tradiciones,
normas éticas específicas y maneras de juzgar las conductas morales que caracterizan a
un grupo profesional en particular. Es decir, entre el profesional y los códigos existe una
relación de interacción, un espacio de reflexión donde se pone en juego el ser del sujeto
moral, la singularidad ética del profesional en situación inmerso en un contexto social y
legal determinado. Es allí donde se asienta la Ética Profesional en sí misma, en la

.C
singularidad del profesional que se pone en acto en relación a otro (persona/sociedad).
Se anudan aquí dos aspectos esenciales. Por un lado un modo de subjetivación y por
otro los códigos normativos.
DD
A su vez las representaciones sociales existentes en relación a las prácticas de salud se
sostienen en un paradigma de cuidado en detrimento a concebir al sujeto que padece
un malestar psíquico como sujeto de derecho. A modo de ejemplo, el marco legal
vigente en Argentina plantea el cierre paulatino de hospitales psiquiátricos y considera
a la internación como último recurso, en tanto implica una limitación de la autonomía
LA

de las personas; al mismo tiempo, paradójicamente entre las demandas sociales más
sentidas, está la creación de centros de atención para adictos donde hay un otro que
pide la internación del sujeto que padece (padres, sociedad, profesor) puesto que la
mayoría de los casos el sujeto no realiza demanda de tratamiento alguna ni consiente al
FI

mismo. Entonces, cabría preguntarse como resuelve el profesional psicólogo en su


práctica este tipo de situaciones que sin lugar a dudas encierran diferentes niveles de
complejidad.
En tal sentido, la formación de psicólogos en esta área, implica no sólo la transmisión de


códigos deontológicos sino facilitar el camino para que pueda explayarse la dimensión
singular de este profesional, enfatizando el valor de su autonomía, responsabilidad y
compromiso profesional para consigo mismo, para con su consultante y para con la
comunidad.
El psicólogo capaz de posicionarse de este modo siempre sabrá que los códigos
constituyen guías para la práctica, pero que nunca podrán sustituir el discernimiento del
profesional que se encuentra en la situación y, por lo mismo, nunca reemplazaran su
responsabilidad en la toma de decisión.
La ética profesional excede lo estrictamente normativo; apunta además a un
posicionamiento ético del profesional psicólogo; cuestiona e interpreta, requiere un

32

Este archivo fue descargado de https://filadd.com


campo particular de acción del profesional para analizar las situaciones dilemáticas,
interpela al profesional/sujeto con su propio acto.
Analizar una situación a la luz de cuestionamientos éticos, implica buscar los
fundamentos éticos de la práctica profesional, los deberes y obligaciones pautados por
un grupo de profesionales y el posicionamiento ético de este profesional que se pone
en acto.

Silvia Gabriela Blasco

OM
Carlos Javier Pimentel
El secreto profesional en la praxis psicológica:
El resguardo de la intimidad como deber y como derecho
Partimos de considerar al Secreto Profesional como una norma fundamental dirigida a

.C
rescatar y resaltar el respeto hacia la intimidad, dignidad y autonomía del hombre.
Los orígenes y evolución histórica de la Confidencialidad remiten a la historia de la
relación médico-paciente con el Juramento de Hipócrates, que establece: “todo lo que
DD
viere u oyere en mi presión o fuera de ella, lo guardare en reservado sigilo”. Por otra
parte tiene su origen en la relación confesor-penitente, al defender el valor absoluto del
sacerdote de guardar el secreto revelado en confesión, aun ante riesgo de muerte, fue
concebido entonces como un deber absoluto.
LA

En 1977, cuando la Asociación Americana de Psicólogos formula en su Código de ética el


principio ético en los siguientes términos: “es una obligación primaria del psicólogo el
salvaguardar la información sobre un individuo obtenida por el psicólogo en el curso de
su enseñanza, ejercicio profesional o investigación. Esta información no se comunica a
otros a menos que se cumplan ciertas condiciones importantes”.
FI

¿Es la confidencialidad un deber absoluto? Si lo fueran, ¿Existen situaciones


excepcionales que implican levantar la confidencialidad?, ¿Quién puede utilizarla? Y ¿Qué
sucede con la información en caso de fallecimiento o inhabilitación del profesional?


A partir de estos cuestionamientos, los códigos de ética más modernos son explícitos en
afirmar que este deber no es absoluto. Por su condición de deber “prima fascie”, es decir,
“en principio”, es obligatorio cumplirlo hasta tanto no atente contra bienes mayores,
respondiendo a la trilogía de principios éticos inseparables: beneficencia, autonomía y
justicia. La obligación de guardar secreto profesional no puede ser considerada absoluta,
ya que no constituye un principio, sino un medio, un instrumento, para la defensa de la
intimidad.
Así, la práctica del psicólogo y su relación con quien consulta, está sustentada por la
confianza, es un lugar simbólico donde el paciente o el consultante se amparan. Es en
este escenario en donde la confidencialidad es imprescindible en la dimensión de
responsabilidad profesional del psicólogo. La norma de Secreto Profesional se encuentra

33

Este archivo fue descargado de https://filadd.com


subordinada a dos principios éticos, el Imperativo de hacer el bien o al menos no causar
un daño y el respeto por la autonomía y libertad.
Busca Resguardar la integridad del Paciente, es decir, no vulnerar los derechos físicos,
psíquicos, ni moralmente.
Tres motivos hacen fundamental el respeto de la norma, aquellos basados en valores
humanos, como la confianza y el respeto; los propiamente terapéuticos ya que se
requiere cierto nivel de confianza, de seguridad para la apertura del paciente; y motivos
profesionales por la cualidad de la confidencialidad de “validar” el ejercicio de la
profesión del psicólogo.

OM
La norma de Secreto profesional constituye así la piedra angular donde se apoya la
relación profesional.
El Código de Ética de la FePRA, en su apartado 2, refiere acerca del mismo, especificando
que:

.C
2.1.- Los psicólogos tienen el deber de guardar secreto de todo conocimiento obtenido
en el ejercicio de su profesión. Este deber hace a la esencia de la profesión, responde al
bien común, protege la seguridad y honra de los consultantes y sus familias y es garantía
DD
de la respetabilidad del profesional.

2.4.- La obligación de guardar secreto subsiste aun después de concluida la relación


profesional. La muerte de los consultantes no exime a los psicólogos de su obligación
LA

frente a la confidencialidad.
El Código de Ética del Colegio de Psicólogos de Tucumán en su punto 2 y la Ley N° 7512
de a la provincia de Tucumán sobre el ejercicio profesional del psicólogo, reflejan
asimismo esta obligación fundamental.
FI

En la profesión se presentan situaciones en las que el profesional debe optar por levantar
o por resguardar la información obtenida.
La opción se condiciona a la existencia de una “justa causa”, es decir, remite a una


necesidad que legitima la revelación de un secreto para evitar un mal mayor; la revelación
es lícita en tanto se fundamenta en la necesidad de mantener un bien superior, lo que
requerirá un análisis exhaustivo del profesional, para evitar, en pos de hacer un bien,
provocar un daño. El Código de Ética de la FePRA refiere que:
2.8.- Los psicólogos podrán comunicar información obtenida en las siguientes
situaciones:

⎯ Cuando así lo exija el bien del propio consultante, debido a que este
pudiera causarse un daño o causarlo a otros.

⎯ Cuando se trate de evitar la comisión de un delito o prevenir los daños del


mismo.

34

Este archivo fue descargado de https://filadd.com


⎯ Cuando el psicólogo deba defenderse de denuncias efectuadas por el
consultante en ámbitos policiales, judiciales o profesionales.

⎯ Cuando el propio consultante lo autorice o solicite por escrito.


En todos los incisos mencionados, la información que se comunique debe ser la
necesaria, procurando que sea recibida por personas competentes y capaces de
preservar la confidencialidad dentro de límites deseables.
El código contempla la posibilidad de levantamiento de secreto en contra de la voluntad
del paciente (cuando mediara un riesgo o daño) o con el consentimiento del mismo

OM
(evaluando en este caso la validez debido a la influenciabilidad que pueden tener los
pacientes respecto de su terapeuta).
A su vez, la problemática de la confidencialidad no se agota en un análisis deontológico.
Pensar en la norma del secreto profesional, es pensar que tiene una condición moral y
otra jurídica. Desde el punto de vista deontológico, los profesionales psicólogos cuentan
con un cuerpo colegiado que vela por el cumplimiento de esta disposición deontológica;

.C
rescatando que la práctica profesional se encuentra reglamentada – legislada, para evitar
que se susciten abusos.
DD
En el ámbito legal, la obligación del profesional a guardar secreto está recogida por
normas de orden jurisdiccional tanto civil como penal y permite la utilización de la acción
penal ante el incumplimiento de esta norma, cuando se dé “sin justa causa”. El artículo
52 del Código Civil de la Nación Argentina determina que la confidencialidad se de en un
marco de confianza con el profesional, y esto implica un compromiso tácito de una
LA

relación contractual o extracontractual.


Por su parte, en el artículo 156 del Código Penal Argentino se sanciona con prisión o multa
e inhabilitación al que por motivo de su profesión tenga noticia de un secreto cuya
divulgación pueda causar daño y lo revele sin justa causa.
FI

Además otras leyes como la Ley Nacional de Salud Mental N° 26.657 establece “el
derecho a recibir un tratamiento personalizado en un ambiente apto con resguardo de
su intimidad, siendo reconocido siempre como sujeto de derecho, con el pleno respeto
de su vida privada y libertad de comunicación”; y la Ley de protección integral de los


derechos de las niñas, niños y adolescentes N° 26.061 establece en el artículo 22 “las


niñas, niños y adolescentes tienen derecho a ser respetados en su dignidad, reputación y
propia imagen, se prohíbe exponer, difundir o divulgar datos, informaciones o imágenes
que permiten identificar, directa o indirectamente a los sujetos de esta ley en contra de
su voluntad y la de sus padres, representantes legales o responsables.
En el ámbito jurídico o forense surge la distinción de Privilegio Terapéutico. El privilegio
es un concepto legal que se aplica en algunos países y que refiere al derecho que tiene
todo psicólogo o psiquiatra a que nunca se le sancione si se niega a revelar a la Justicia
las confidencias que un paciente le haya hecho en el transcurso de la relación psicológica.

35

Este archivo fue descargado de https://filadd.com


Vemos como se entrecruzan dimensiones discursivas y ámbitos diferentes (deontológica
– clínico - jurídico). A través del privilegio terapéutico se garantiza la protección de la
relación de confianza y verdad y el estímulo a la apertura por parte del paciente a decir
todo lo que le pasa.
“Para que pueda reivindicarse el derecho a ejercer el “Privilegio” del secreto ante
requerimiento del juez deberían darse las siguientes condiciones”:

⎯ La comunicación del sujeto debe haberse hecho con la convicción de que no sería
revelada a terceros.

OM
⎯ La inviolabilidad de esa confidencia es considerada esencial a los propósitos y a la
continuidad de la relación psicológica; y su ruptura, un grave perjuicio para el
individuo afectado.

⎯ El acusado no está poniendo en riesgo la vida de terceros, ni está practicando


abuso sexual o maltrato físico o psíquico.

.C
Estas condiciones justificarían abstenerse de brindar al juez la información requerida que
se ha obtenido en la relación terapéutica. Todo paciente tiene el derecho a que se
requiera el previo consentimiento para la recogida y uso de los datos personales, el
DD
derecho a saber y ser informado sobre que se hará y quién accederá a sus datos, y el
derecho a acceder, rectificar y cancelar dichos datos. El Código de Ética de la FePRA
prescribe al respecto: “2.6.- Los psicólogos garantizarán una apropiada confidencialidad
al crear, almacenar, acceder, transferir y eliminar registros bajo su control, con los
recaudos apropiados si son impresos, digitalizados, video grabados, etc. Los psicólogos
LA

mantendrán y eliminaran los registros de acuerdo con las reglamentaciones vigentes y en


un modo que permita cumplir con los requisitos de este Código de Ética.
Cuando la disposición normativa refiere al resguardo de la intimidad en la elaboración de
un informe Psicológico, implica facilitar solo los datos que sean necesarios, no
FI

estigmatizantes ni perjudiciales para el paciente ya que resulta imposible garantizar la


confidencialidad del informe una vez entregado y el uso que se puede hacer de los
mismos. El marco legal expresa que:
2.2.- Los informes escritos o verbales sobre personas, instituciones o grupos deberán


excluir aquellos antecedentes entregados al amparo del secreto profesional y ellos se


proporcionaran solo en los casos necesarios cuando constituyan elementos ineludibles
para configurar el informe. En el caso de que puedan trascender a organismos donde no
sea posible cautelar la privacidad, deberán adoptarse las precauciones necesarias para
no generar prejuicios a las personas involucradas (FePRA, 2013).
Se adopta como criterio para registrar y resguardar los datos la “mínima información
necesaria” para el receptor del mismo o su codificación. Cuando la información se
encuentra incluida en Historias Clínicas los profesionales de las instituciones públicas y
privadas están regidos por lo que establece el código de la FePRA en el apartado 2.5:
“Cuando los psicólogos comparten información confidencial como resultado del trabajo

36

Este archivo fue descargado de https://filadd.com


en equipo, la obligación de guardar secreto se extiende a todos los profesionales
participantes”.

En el ámbito de la investigación en psicología, durante la realización y desarrollo de la


misma el registro de los datos debe realizarse de modo que asegure la privacidad de los
sujetos. Finalizada la investigación deberán tomarse adecuadas medidas para preservar
la confidencialidad de los datos obtenidos; y que la develación post-experimental no

OM
genere en los sujetos de investigación consecuencias perjudiciales, siguiendo el criterio
de no brindar información sobre resultados a cada sujeto de investigación en particular,
sino de manera general.
Los menores son también sujetos de derecho, y pueden solicitar que no se revele cierta
información, como del mismo modo los padres pueden solicitar el acceso a toda
información sobre sus hijos, lo que hace necesaria la posición crítica y reflexiva del

.C
profesional en cada situación.
El colectivo profesional toma como criterio general el respeto por la confidencialidad a
DD
excepción de que hubiera un peligro evidente para la salud del menor o de terceros.

COMENTARIOS FINALES
La protección de la intimidad es condición para el trabajo subjetivo, es un valor e implica
LA

un derecho individual básico. La norma de secreto profesional se presente como un


medio para lograr tal fin, su valor es instrumental y de carácter no absoluto, dando
apertura al espacio que posibilita el actuar singular del profesional como sujeto ético. El
profesional efectiviza la defensa del respeto por la intimidad por medio de la protección
FI

de la confidencialidad. Sin garantía del secreto profesional se vulneraria el derecho de


otro ser humano y se debilitaría la eficacia de la práctica misma.
En algunas ocasiones, cuando un principio superior al de la intimidad se encuentre en
riesgo, el profesional se enfrentará con posibles excepciones a esta obligación, deberá


resolver desde su singularidad si es o no ocasión de excepción a la norma, evaluando la


obligación de mantener el secreto o levantarlo.
Finalmente, se concluye que la práctica del psicólogo se encuentra enmarcada social,
legal y éticamente, procurando así el bien mayor de los sujetos.

37

Este archivo fue descargado de https://filadd.com

También podría gustarte