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La expresión cultural de una cosa:

el juguete popular

Gabriel Medrano de Luna*

Resumen: Las diversas expresiones del arte popular mexicano son una clara muestra del papel y
relevancia de la cultura en la vida material de los pueblos, tal es el caso del juguete popular por
medio del cual podemos apreciar su presencia al constituir parte de la tradición familiar de quie-
nes lo manufacturan. Se emprende la artesanía en México dentro de un contexto histórico para
continuar con el arte popular de Guanajuato y particularmente del juguete popular, retomando
opiniones de autores clásicos como el Dr. Atl y Daniel Rubín de la Borbolla, y sobre todo a los arte-
sanos consultados para esta investigación
Palabras clave: cultura, juguete popular, arte popular, folclore.

Abstract: The various means of expression of Mexican popular art are a clear demonstration of
the role and relevance of culture in people’s material life. Such is the case of the popular toy,
through which we can appreciate its presence as part of the family traditions of those who manu-
facture them. We approach the topic of crafts in Mexico within a historical context, and then move
on to the study of popular art in Guanajuato state and particularly of the local popular toy, using
the opinions of classical authors on folk art such as Dr. Atl and Daniel Rubín de la Borbolla, and
above all, of the artisans consulted for this research.
Key words: culture, popular toy, popular art, folklore.

L
as diversas expresiones del arte lidad radica precisamente en su aspec-
popular mexicano son una clara to lúdico; en la actualidad el juguete es
muestra del papel y relevancia también objeto de valor para coleccio-
de la cultura en la vida material de los nistas de arte popular, o para exhibirse
pueblos; en el caso del juguete, su exis­ en museos y colecciones particulares.
ten­cia nos permite apreciar la importan­ En este texto hablaremos del jugue-
cia de ese objeto como símbolo, al ser te popular, particularmente del creado
parte de la tradición cultural de quie- en Guanajuato, y en principio lo identi-
nes lo manufacturan. ficaremos como un elemento del arte
Es sabido que en todos los países y po­pular. En segundo lugar nos aboca-
todas las culturas han existido los ju- remos a entender al juguete como arte­
guetes y los juegos, cuyo sentido y fina- sa­nía, pero nos concentraremos en el
análisis de los procesos a través de los
cuales los artesanos dotan de sentido a
* Universidad de Guanajuato. sus creaciones en función de los diver-

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sos contextos sociales y culturales en aportación al conocimiento científico


que se mueven; en el caso concreto del de las ciencias sociales, sino también
estado de Guanajuato, no existen estu- como una aproximación al estudio del
dios que describan e interpreten los arte popular, lo cual nos ayuda a com­
ele­mentos que aporta el arte popular a pren­der el papel que ha jugado la cultu­
su configuración cultural. ra en la vida material de ciertos grupos
A pesar de que el significado que sociales y los estados nacionales.
actualmente tiene la palabra ‘artesa­ Iniciemos entonces con la precisión
nía’ nos remite a una noción meramen- de algunos conceptos. El término popu-
te indígena (Murillo, 1980), en el caso lar es un adjetivo que proviene de la pa­
de Guanajuato presenta diferencias labra pueblo y depende de éste direc­
porque gran número de artesanos no tamente: lo popular califica una gran
forma parte de núcleos de población ét­ cantidad de cosas pertenecientes al
nic­a donde se preserve la lengua, in­du­ pueblo o lo que le concierne (Bollème,
mentaria y rituales indígenas. 1990: 27-28). Lo popular ha sido motivo
Los resultados de quienes se han de­ de múltiples interpretaciones a lo largo
dicado a estudiar la producción arte­ de la historia, como bien señala Jac-
sanal manifiestan ciertas constantes, ques Le Goff, existen enormes diferen-
entre las que destacan lo manual, la cias entre lo popular rural de la Anti-
ori­ginalidad, el colorido, la simplicidad güedad y de la Edad Media, lo popular
y su exótica belleza; sobresale también obrero del siglo xix y lo popular masivo
la oposición entre los conceptos de arte de nuestra época; sin embargo, la es-
y artesanía, y la asociación de artesano y tructura de subordinación es la misma.
artesanía con lo tradicional, con lo no Para Peter Burke también pasó por
mo­­­derno. Asimismo, afirman que la ar­ una transformación histórica: desde lo
te­­sanía forma parte del arte popular, popular como pertenencia del pueblo, a
no del arte culto, y que la artesanía lo hecho para el pueblo y consumido por
impli­ca especificidad, lo contrario a la el pueblo (Zubieta, 2000: 19); en ambos
producción en serie o industrial (Mejía, casos podemos observar cómo lo popu­
2004: 126). Estos aspectos reúnen, de lar se contrapone a lo erudito, lo culto, lo
al­guna manera, los significados que se científico, etcétera. Creo que determi-
le han atribuido en México al concepto nar si un objeto forma parte de la cul­tu­
ar­tesanía, lo cual no quiere decir que ra popular depende en gran medida tan­
sean afirmaciones absolutas, más bien to de la postura crítica o mental de la
son juicios que muestran cómo se fue persona que accede al mismo co­mo del
cargando de significados para describir in­terés concedido a lo popular. Hasta
una realidad. donde mi conocimiento alcanza, no hay
La importancia de contribuir a es- un criterio único establecido pa­ra desig­
tos estudios radica en mostrar las pro- nar o excluir férreamente lo popular.
ducciones de arte popular de los artesa­ Los juguetes tradicionales forman
nos y grupos sociales de las diversas parte de la cultura popular guanajua-
re­giones de México, no sólo como una tense por ser producidos por artesanos

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del pueblo, muchos de los cuales no Lameiras, 1995; Giménez, 2005: 17).
asis­­tieron a instituciones académicas A través del juguete popular podemos
pa­ra aprender técnicas y diseños con la evidenciar cómo los artesanos constru-
finalidad de elaborar sus juguetes –ca­­­ yen una tradición cultural que conlleva
be precisar que se dan casos en que sus una identidad local; es decir, el conjun-
diseños son copias de juguetes que han to de elementos comunes que diferen-
sacado de libros o revistas–. No es el cia e identifica tanto al artesano como
objetivo de este estudio realizar un al grupo social. Al hablar dentro de un
análisis basado en la técnica y el dise- plano de los grupos y las colectividades,
ño de los juguetes. Su riqueza radica este mismo autor señala que la identi-
en el lenguaje transmitido, en tanto dad es “la (auto y hetero) percepción co­
refleja el escenario sociocultural como lectiva de un ‘nosotros’ relativamente
una tradición e identidad del grupo al homogéneo y estabilizado en el tiempo
que pertenece el artesano. (in-group), por oposición a ‘los otros’
La tradición es la vivencia en el pre- (out-group), en función del (auto y hete­
sente de ciertos elementos culturales ro) reconocimiento de caracteres, mar-
que se han transmitido de una genera- cas y rasgos compartidos (que funcio-
ción a otra, a partir de la reiteración de nan también como signos o emblemas),
aquello que se transmite en el tiempo así como de una memoria colectiva co-
por el grupo social. La tradición sirve mún” (Giménez, 2005: 90).
para dar identidad, cohesión y unidad Si la identidad social se afirma en
al grupo social al que pertenece y por la diferencia, algo significativo es que
ello no puede ser un proceso aislado, tan­to en la elaboración como en los dise­
sino forma parte de un contexto que so- ños, colores y formas del arte popular
brepasa la existencia finita del hombre. mexicano aún perviven ciertas tradi­cio­
Etimológicamente, tradición pro- nes prehispánicas que siguen laten­tes
viene de traditio y significa la acción y hasta nuestros días, por ejemplo en
el efecto de entregar o transmitir (He- los textiles. En otros objetos artesana-
rrejón Peredo, 1994: 135); asimismo, la les también se advierten raíces cultu-
tradición se entiende “... como lo que rales me­xicanas y españolas, sin dejar
per­siste de un pasado en el presente, de lado la influencia africana y asiáti-
donde ella es transmitida y permanece ca: la mayólica, las máscaras hechas en
operante y aceptada por quienes la reci­ Purísima de Bustos o las danzas de con­
ben y a su vez la transmiten al correr de quista realizadas en distintas regiones
las generaciones” (Bonte, Izard, 1991); de Guanajuato. No se trata de un tras­
(véase también Pérez Martínez, 1997; la­pe de aquello que existía desde el siglo
Zavala y Ochoa, 1995). xvi tanto en el mundo indígena co­mo en
Para Gilberto Giménez la identidad europeo, sino de objetos resul­ta­do del
es la “internalización de la cultura por sincretismo de ambas culturas, mani-
los actores sociales [como los artesa- festaciones que a través del tiempo se
nos] como matriz de unidad (ad intra) han ido ajustando a procesos sociocul-
y de diferenciación (ad extra)” (Seneff y turales de cambio.

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Tratar de comprender los “por qué” por autores como Guillermo Bonfil Ba-
de la cultura ha sido una constante en talla o Victoria Novelo; tiempo des­pués,
los estudios antropológicos desde que en la mitad de 1990 la pers­pectiva fue
esta disciplina surge en el horizonte de duramente criticada, principalmente
la cientificidad; las más de las veces la por sus lineamientos de base marxista
respuesta llegaba en medio de un mar y una tajante división entre cultura po­
de perspectivas prejuiciadas que difi- pu­lar/alta cultura, que los llevaba a ig­
cultaban una mirada abierta a otras no­rar el sinfín de particularidades de
rea­lidades. Sin embargo no todos los eso que ellos englobaban bajo la catego­
ejer­cicios fueron estériles: hubo algu- ría de “pueblo”.
nos estudiosos que con el paso del tiem­ Antonio Gramsci fue una de las prin­
po lograron acercarse a la comprensión cipales influencias de la antropología
de diferentes formas de expresión cul­ italiana; a pesar de no ser un estudioso
tu­ral, aunque siempre partiendo del “científico” del folclore, señaló que éste
con­­texto de su propio sistema de signi- había sido considerado como un elemen­
ficados. to pintoresco que formaba parte de una
Así sucedió, por ejemplo, con la an­ “ciencia del folclore”, y consistía esen-
tro­pología cultural italiana. Investiga- cialmente en los estudios de método
dores como L. M. Lombardi Satriani, pa­ra recoger, seleccionar y clasificar
Ama­lia Signorelli y Alberto Cirese dieron ma­teriales provenientes del pueblo; se
un fuerte impulso a este esquema, el tra­taba de estudiar –siguiendo princi-
cual es importante para entender mu- pios empíricos– un aspecto particular
cho de lo que en la actualidad se escribe de la historia. Gramsci propuso estu-
en torno a la cultura popular, así como diar tales elementos considerándolos
para construir propuestas vinculadas como una concepción del mundo y de la
a la producción de elementos folclóri- vida implícita en gran parte de ciertos
cos en un grupo sociocultural. Por lo estratos de la sociedad, que se delimi-
anterior, en el siguiente apartado ha- taban según el tiempo y el espacio y se
blaremos de los lineamientos básicos oponían a las concepciones “oficiales”
de la perspectiva de la antropología del mundo, es decir, a la concepción del
italiana, lo cual nos llevará a hurgar en mundo surgida de los sectores cultos
las raíces del concepto de “pueblo” en el de la sociedad, los cuales estaban his-
marco del romanticismo alemán. tóricamente determinados (Gramsci,
1976: 239).
Conceptos y propuestas Gramsci analizó las diferencias en-
teóricas sobre el folclore tre grupos sociales basándose no sólo
y la cultura popular en cuestiones materiales, consideró
también el aspecto inmaterial cuando
La propuesta de la antropología italia- estableció que en la sociedad existen
na fue elaborada a principios de la déca­ clases hegemónicas y clases subalter-
da 1970, pero continuó en boga hasta nas que mantienen una constante opo-
bien entrados los años 1980 impulsada sición. Además, introduce el concepto

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de dominación para hablar de la forma Sin embargo, el estudio de la pro-


en que se relacionan las clases sociales; ducción cultural de las clases some­
en su esquema, un sector de la socie- tidas a la hegemonía de otros sectores
dad mantiene hegemonía sobre los de la sociedad encuentra antecedentes
otros, mismos que, en consecuencia, desde los siglos xvii y xviii cuando el in-
pertenecen a las clases subalternas. El terés por “buscar y describir los restos
concepto de “folclore” es la expresión de la antigüedad que se conservaban
cultural de las clases populares, de los en las tradiciones de los pueblos” (Gon-
subalternos, y alude a la capacidad de zález, 1986: 10) fue el motor de las ­co­­­­-
los dominados para reelaborar la cul- ­lecciones de “anticuarios”; sin embargo,
tura hegemónica. la recolección de testimonios y objetos
La reivindicación del folclore se ad- relacionados con las costumbres popu­
vierte desde los primeros acercamien- lares no fue más allá del interés colec-
tos de Antonio Gramsci hasta los tra- cionista.
bajos más profundos de Lombardi El descubrimiento de la cultura po­
Satriani; ambas tareas de investiga- pu­lar se dio por parte de un grupo de
ción trazaron las directrices para ex- intelectuales alemanes, los más conoci-
plicar la relación de dominación de los dos de ellos son J. G. Herder y los her­
grupos hegemónicos hacia los subal- ma­nos Grimm, para quienes las cancio­
ternos a partir de la producción cultu- nes, cuentos, obras de teatro, costumbres
ral. El concepto de “desniveles cultura- y ceremonias formaban parte de un
les” completaba el esquema de esta con­junto que mostraba el espíritu de
propuesta en el cual se consideraba un determinado pueblo. A los campesi-
que los desniveles culturales consis- nos se les veía como el auténtico pueblo
tían en aquellas distancias que sepa- porque no estaban maleados por las
ran a una cultura de otra. costumbres nuevas o extranjeras y por­
La escuela italiana aborda el pro- que vivían cerca de la naturaleza. El
blema de la producción cultural –y con­cepto de pueblo tenía matices nacio-
también de su consumo– en tanto pro- nalistas y a veces hasta racistas; cabe
pone que la clase hegemónica es quien mencionar que no podemos excluir a las
produce los elementos culturales, tanto personas de las ciudades del término
los propios como los destinados al con- pueblo sólo por el hecho de que su cultu-
sumo de los sectores subalternos. Su ra sea menos tradicional; de hecho, en
propuesta de análisis se refiere a los las ciudades las personas también tie-
“niveles de impugnación del folclore”, nen sus costumbres y tradiciones.
específicamente tratados por Lombar-
di Satriani, quien concibe la impugna- 
Peter Burke señala que las canciones tradi-
ción como la “...forma cualquiera de cionales se consideraban como obras de la natu-
contraposición de documentos, de tex- raleza en lugar de obras de arte, del mismo modo
que a los campesinos se les veía como partes pin-
tos, de testimonios, con una intención torescas del paisaje. Se creó una imagen ‘román-
antagónica, tanto implícita como explí- tica’ de ellos, en todos los sentidos de la palabra
cita” (Lombardi, 1975: 129). ‘romántica’, (Burke, 1984: 71-77; 1984: 78-92).

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El estudio de la cultura popular emer­ sobre las antigüedades populares; de


­ ió propiamente con el romanticismo,
g hecho, William John Thoms, el creador
debido al interés por conocer a los secto­ de la palabra folklore (Mendieta y Núñez
res subalternos de la sociedad y así po- 1949: 7-8; Díaz Castillo, 1968: 17; Dan-
der integrarlos a los estados na­cionales neman, 1975: 23; Cortázar, 1975: 52;
que trataban de unificar a todos los gru­ Cor­tázar, 1959: 7; Guevara, 1975: 89; Al­
pos sociales de cada país; es­te hecho meida, 1975: 113; De Zárate, 1975: 135;
coincidió con el impulso a los es­tudios Pereda Valdés, 1975: 153), fue miembro
del folclore que exaltaban los sentimien­ de la Sociedad de Anticuarios de Ingla-
tos y las maneras populares de expre- terra y fundador de un departamento
sarlos, así como el valor de la vida local dedicado al folclore en la revista Athe­
y las diferencias con las ca­rac­terísticas nauem (Ortiz, 1985: 3-5), donde se acuña
de las sociedades urbanas expresadas por primera vez la palabra folklore el 22
en el cosmopolitismo de la literatura de agosto de 1846. William John Thoms
clásica; en ese sentido, la corriente ro­ propuso tal término en una carta al edi­
mán­tica fue también una toma de pos­ tor para describir lo que se llamaba en
tu­ra frente al intelectualismo de la Ilus­ aquella época “antigüedades popula-
tración y las situaciones particulares y res” o “literatura popular”, es decir todo
propias de un cierto sector de la socie- aquello, por poco que fuera, que se con­
dad (VV.AA., 1991: 161). ser­vara de las costumbres, creencias,
El estudio serio de la cultura popular romances o refranes de tiempos anterio­
se inicia en Alemania, Italia, España y res y que aún podían encontrarse en la
Portugal, debido principalmente a los memoria del pueblo (Mendoza citado
procesos de formación de los estados na- en Steele, 1957: 1).
cionales que atravesaban esos países; el El término folclore adquirió desde
estudio del pueblo era una for­­ma de entonces el sentido del “saber popular”,
construir la nacionalidad, de iden­ del saber que sirve a un pueblo para
tificarse con la nación a la que se per­­ llevar a cabo su vida cotidiana. El voca­
tenece. La cultura popular fue un ele­­ blo se compone de los elementos folk
mento simbólico que permitió a los (pueblo) y lore (conocimiento o ciencia).
in­telectuales tomar conciencia y mostrar (Ochoa y Pérez 2000: 141; Blache, 1995:
aquellos elementos hechos por el pueblo, 42; Cortázar, 1975: 6; Cortázar, 1959: 8;
y que en su mayoría surgían distan­tes Mendieta y Núñez, 1949: 8; Guevara,
de los grandes centros urbanos. (Ortiz, 1975: 89; Pereda Valdés, 1975: 153).
1985) El estudio del folclore y la cultura El romanticismo cobra importancia
popular se consideraban semejantes: el en el desarrollo de las ciencias sociales,
folclore era una manifestación popular o pues “tanto la sociología en Francia co­
una condición inseparable del pueblo. mo la antropología en Alemania e Ingla­
Fue a principios del siglo xix cuando terra aparecieron como elementos de
surgen en Inglaterra los clubes de an- un movimiento de revitalización cul­
ticuarios, donde se reunían personas tural de tintes románticos y amplitud
para discutir y publicar libros y revistas europea” (Gouldner, 1979: 313). Las cien­

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Camión de volteo de lámina. Juguete elaborado por Maximino Rivera.


Celaya, Gto. Fotografía: Gabriel Medrano de Luna.

cias sociales alemanas se desarrollaron gran cantidad de investigadores reco-


a partir de una dialéctica entre el ro- rrieron el campo, registrando dialectos
manticismo y la ciencia, hay una bús- y cuentos de hadas, así como observan-
queda de interpretaciones a través de do la vestimenta, costumbres inscripcio-
la hermenéutica para ahondar en la com­ nes de las casas e iglesias, lo que permi-
prensión de mundos sociales en lugar tiría conocer más el papel de la cultura
de construir leyes que expliquen los fe­ en la vida material de los pueblos.
nómenos. El estudio de las costumbres, creen-
La metodología empleada en el con- cias y conocimientos del pueblo fue el
texto del romanticismo fue la investiga- an­tecedente para el folclore y los estu-
ción directa y de primera mano, hacien- dios de la cultura popular, marcando
do uso del “trabajo de campo” como un hecho importante al darle su justo
método de estudio de las culturas cam- va­lor a las cosas hechas por el pueblo, y
pesinas y otras culturas preindustria- dentro de ese contexto ubicamos al arte
les. El incentivo para ese trabajo de po­pular como una manifestación que
campo se originó en el descubrimiento for­ma parte de la cultura popular.
de la noción de Volk (pueblo), lo cual oca- El arte popular como parte de la cul­
sionó una evaluación positiva de las tura popular, y a su vez del folclore, for­
creencias y costumbres del campesina- ma parte de una tradición mexicana
do alemán; desde los hermanos Grimm, que ha sido depositaria de elementos

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culturales muy diversos. Considero que cuatro raíces formativas: la prehispáni-


mostrar un límite entre el folclore y la ca, la española, la africana y la asiática.
cultura popular sería un error, no hay De alguna u otra manera estas culturas
un punto que pueda manifestar si el ju- han enriquecido las manifestaciones
guete popular forma parte del folclore o culturales de México. No es nuestro ob-
de la cultura popular; es preciso señalar jetivo mostrar el desarrollo puntual por
que para muchos autores ambos térmi- el que ha pasado tanto el arte popular
nos son como sinónimos, por ello se re- mexicano como el juguete popular; sa-
fieren al arte popular ya sea como parte bemos que el juguete no es propio de
del folclore o como parte de la cultura una cultura ni de un país, tam­poco se
popular. puede hablar de un origen en específico;
Para nuestro estudio no resulta esen­ considero más importante la función
cial ubicar al juguete popular como par- lúdica que ha desempeñado el juguete.
te del folclore o de la cultura popular, lo
fundamental radica en su riqueza so- La artesanía en México:
ciohistórica al formar parte de una cul- un repaso histórico
tura específica, además de ser porta­
dora de una tradición artesanal que Dentro de las expresiones del arte po-
conlleva elementos identitarios. pular están las artesanías, rubro en el
La tradición y riqueza cultural que que se ubica el juguete. Es necesario
posee el arte popular, en particular el precisar que la noción que actualmente
juguete tradicional, viene desde la época conocemos como “artesanía” no fue la
prehispánica, pero sobre todo de la cul­ misma que se tenía durante el siglo xvi,
tura europea representada por los es­ pues el concepto fue pasando por un
pañoles. En el encuentro de dos cultu­ras proceso de resignificación a través del
no todas las experiencias fueron trá­gi­ tiempo.
cas, como algunos suelen manifestar; en Luz María Mohar señala que para
ciertos casos lo autóctono acabó fusio- “los mexicas, el origen de las artesanías
nándose con lo que trajeron los europeos, estaba asociado con la tradición tolte-
tal fue el caso de misioneros, soldados, ca. Toltecatl o tlatoltecaui era el térmi-
funcionarios de gobierno, comerciantes no en náhuatl para designar a un ‘ofi-
y con ellos también llegó otra religión, cial de arte mecánica’ o maestro. [...]
otro lenguaje, otra educación, otra orga- Su maestría en el trabajo los hacía go-
nización política y social. Este encuentro zar del respeto y admiración tanto del
dio lugar a un producto mestizo en cuya pueblo común como de los altos funcio-
diversidad radicó su riqueza; sin embar- narios, quienes los reconocían como
go, sí implicó el predominio de la cultura poseedores de dones especiales otorga-
española sobre la indígena. dos por la sabiduría de los dioses” (Mo-
El arte popular fue resultado de ese har, 1997: 65-66). María Teresa Pomar
mestizaje al ser portador de diversas dice que el trabajo de los toltecas como
influencias culturales, no sólo la euro- artesanos fue muy reconocido, inclusi-
pea, porque la cultura mexicana tiene ve hubo un lugar especial para ellos

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llamado Toltecayotl, que significa “lu- desempeñaban sus habitantes. Ade-


gar de artes y artistas”, al que sólo po- más, los españoles supieron aprovechar
dían acceder los toltecas de reconocida la habilidad y experiencia que ya po-
valía en sus variadas especialidades seían los indígenas mexicanos, de ahí
(Iturriaga, 2005: 55). que existiera gran cantidad de gremios
Durante el siglo xvi, las autoridades como el de los herreros, escultores, pin-
civiles y religiosas enseñaron a los me­ tores, plateros, carpinteros, canteros,
xi­canos a trabajar diversos oficios “por albañiles, amantecas –quienes hacían
caso tenemos la introducción de la téc- objetos con plumas-, etcétera.
nica de cerámica de Talavera de la Rei- En el siglo xvi los españoles trajeron
na, en Puebla de los Ángeles, enseñada materias primas desconocidas en Mé­
por los dominicos; también los agusti- xico como el hierro; ciertas técnicas co­
nos enseñaron a los indios de Michoa­ mo el vidriado cerámico y herramientas
cán, invitando maestros o mandando a de hierro y acero; el torno del alfa­rero y
los mismos indígenas a México para el telar de pedales. Durante esa época
que se capacitaran. Además de los reli­ también hubo influencias de países del
gio­sos, las autoridades civiles estuvie- Medio Oriente, e incluso de China y Fi­
ron preocupadas por la educación de li­pinas. Con estas aportaciones la arte-
los naturales; por ejemplo los esfuerzos sanía fue aceptando y asimilando otros
de Zumárraga y del virrey don Antonio elementos, como en el caso típico de la
de Mendoza por traer de España oficia- mayólica, llamada por nosotros “tala-
les con sus mujeres e hijos para vivir vera de Puebla” (Martínez Peñaloza,
entre los indios y los españoles de la co­ 1981: 12). Este autor señala que el arte
lonia” (Kobayashi citado en Mejía, 2004: popular se empieza a originar precisa-
56-57). mente en ese encuentro ocurrido du-
En la Nueva España el trabajo arte­ rante el siglo xvi:
sanal tuvo por marco los gremios (Ca-
rrera Stampa, 1951), asociaciones de En este proceso dinámico se pueden
mercaderes o artesanos de un mismo mencionar algunas fechas y lugares-
oficio fundadas para protegerse mu- clave: en 1529, fray Pedro de Gante
tuamente e impulsar la calidad de los estableció la primera Escuela de Ar-
productos que elaboraban. Dentro de tes y Oficios en la capilla de San José
un gremio había jerarquías que com- de los Naturales, dentro del convento
prendían maestros, oficiales y aprendi- de San Francisco; entre 1550 y 1585
ces; los gremios tuvieron un gran desa- se establecieron en Puebla los prime-
rrollo, en tanto eran además centros de ros alfareros españoles; en 1583 se
aprendizaje para los que se iniciaban. otorgó permiso al Alcalde Mayor de
El desarrollo de los gremios en la Michoacán para elaborar en Pátzcua-
Nue­va España fue fructífero porque en ro loza vidriada; en 1542, también en
la sociedad mesoamericana ya existía Puebla, se estableció el primer horno
una asociación similar; es decir, había para vidrio, y en el mismo año se pro-
barrios en función de los oficios que mulgaron las primera ordenanzas

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Muñeca de cartón. Juguete elaborado por Martín Lemus.


Celaya, Gto. Fotografía: Gabriel Medrano de Luna.

(Estatuto Legal del Gremio) entre los París en 1889 el gobierno de Porfirio
artesanos de la seda (ibidem). Díaz deseaba exponer objetos que mos-
traran la riqueza de las tradiciones na-
Sabemos que en el México prehispá­ cionales y al mismo tiempo fueran de
nico los indígenas se distinguieron por interés para los europeos (Mejía, 2004:
tener gran habilidad manual y apren- 103). Estas exposiciones fueron espa-
der rápidamente los oficios enseñados cios importantes para mostrar parte de
por los españoles; también se mencionó la riqueza cultural de Mé­xi­co, tanto en
que los talleres artesanales se consti- el ámbito nacional como internacional.
tuyeron en gremios que sólo fueron Esa valoración se incrementó al final
abolidos a principios del siglo xix; cabe de la Revolución mexica­na, y sobre todo
mencionar que después de la guerra de en la etapa posrevolucionaria, como
Independencia hubo interés por revalo­ menciona Mercedes Iturbe:
rar “lo mexicano” y la artesanía jugó un
papel importante en ese contexto, ya En el último periodo revolucionario,
que a través de la misma se podría mos­ de 1915 a 1917, se despertó en toda la
trar la riqueza del pasado indígena. República y particularmente en la ca­
Mauricio Tenorio Trillo expone que pi­tal, una tendencia a valorizar las
las manifestaciones tradicionales tam- ma­nifestaciones de las artes popula-
bién tuvieron un reconocimiento duran- res. Ésta se intensificó en 1921, fecha
te el porfiriato, pues en la Exposición de del Centenario de la consumación de

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la Independencia. Los artistas Jorge bierno mexicano promovió programas


Enciso y Roberto Montenegro conci- tanto para fomentar y rescatar las ar-
bieron en aquel año la idea de hacer tesanías como para la creación de diver­
una exposición de arte popular. Se sas instituciones: “se fundó el Instituto
trató del más sobresaliente de los fes- Nacional de Antropología e Historia
tejos del Centenario y sirvió para que (...) Se fundaron también por ese tiem-
a partir de aquel momento el gobierno po el Ins­tituto Nacional de Bellas Artes,
reconociera oficialmente el ingenio y el Ins­tituto Indigenista Interamericano
la habilidad de los artesanos, hasta y su filial mexicana, el Instituto Nacio-
entonces relegados �����������������
(citada en Monsi- nal Indigenista. La Secretaría de Comu­
váis et al., 1996: 10). ni­caciones y Obras Públicas abrió una
Escuela de Diseño y Artesanías con el fin
Esta exposición fue presentada en las de estimular la creatividad en el campo
ciudades de México y Los Ángeles, Cali­ del diseño industrial y arquitectónico,
fornia, y estuvieron a cargo de Roberto que más tarde pasó a depender del Ins­
Montenegro, Jorge Enciso, Javier Gue­rre­ ti­tuto Nacional de Bellas Artes”. (Rubín,
ro, Adolfo Best Maugard y Gerardo Mu- 1974:19-20).
rillo, conocido como el Dr. Atl. La inaugu- Además de lo anterior, en 1940 se
ración, por parte del presidente de la realizó en la ciudad de Pátzcuaro, Mi-
República, general Álvaro Obregón, se choacán, el Primer Congreso Indigenis­
efectuó en el mes de septiembre de 1921. ta Interamericano, en el cual México
Un aspecto trascendental de dichas propuso la protección, fomento y conser­
exposiciones fue la publicación del libro vación del arte interamericano, moción
Las artes populares en México reali­zado que fue aprobada. Otra institución im-
por el Dr. Atl en 1922 (Murillo, 1980). portante creada por el gobierno mexi-
Con el trabajo del Dr. Atl se logró un re­ cano fue el Museo Nacional de Artes e
co­nocimiento mundial para el arte po- Industrias Populares, para el cual se
pular mexicano, no sólo por apre­ciarse con­formó un patronato integrado por
como “artesanía” y lograr ser mo­ti­vo de “Alfonso Caso como presidente, Daniel
muestras tanto en México como el ex­ F. Rubín de la Borbolla como vocal eje-
tran­jero, sino también por un auge en cutivo y director del Museo, Ignacio Mar­
la investigación y estudio en torno a las quina como vicepresidente, y como voca­
artes populares mexicanas; una prue­ba les técnicos especializados los señores
de ello puede apreciarse en el hecho de Miguel Covarrubias, Xavier Gue­rrero,
que algunos artistas e intelectuales co- Roberto Montenegro, Jorge Enci­so, Fre­
mienzan a estudiarlas e in­cluirlas en su derick Davis y Adolfo Best Maugard”
trabajo, como en el caso de Diego Rivera, (ibidem: 278).
Gabriel Fernández Ledesma, Alfonso Algunos de estos autores jugaron
Caso y Manuel Toussaint, entre otros. un pa­pel destacado en la investigación
Dentro de ese contexto hubo un gran y difusión del arte popular mexicano, y
desarrollo en el estudio del arte po­pular los textos de Porfirio Martínez Peñalo-
mexicano, debido en parte a que el go- za, Isabel Marín de Paalen, Ruth D. Le­

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126 Gabriel Medrano de Luna

chuga, Daniel F. Rubín de la Borbolla, España, durante la dominación, impor-


María Teresa Pomar, Carlos Espejel, ta nuevos temas y modos de realizarlos
Francisco Javier Hernández, Marta con materiales desconocidos de los na-
Turok y Victoria Novelo son un claro tivos; cuéntase entre éstos: el hie­rro
ejemplo del interés que suscitaron las forjado, los adornos en chaquira y [otro
artes populares. tipo de] pedrerías, el vidrio prensado o
Isabel Marín de Paalen menciona soplado; las mayólicas y el engretado de
que el arte popular tiene su origen en cerámica; los bordados en los textiles;
la necesidad creadora del hombre, en la filigrana en la platería; las maderas
la necesidad de producir objetos útiles chapedas con incrustaciones de diver-
y bellos; y considera como expresiones sos materiales, así como los estofados.
del arte popular todo lo que representa Mientras, China coin­cide en periodos
su canto y sus sueños, sus anhelos y paralelos, e introduce elementos pro-
sus realizaciones y como parte de esas ductores de mayor variedad en la deco-
manifestaciones ubica a las artesanías ración de los maques, por ejemplo la
(Marín, 1976: 9). aplicación del oro, la plata y la pintura
Las artesanías sirven a mujeres y al óleo, la técnica del rayado a la mane-
hombres como complemento a sus ta- ra del coromandel; el papel picado; los
reas cotidianas para obtener la ayuda tibores de tala­vera con cambios en di-
ne­cesaria que ha de incrementar el pre­ seño decorativo y con la añadidura de
su­puesto familiar. La autora citada se- las tapas de metal (ibidem: 25).
ñala que en las comunidades indígenas
rurales, o en las mestizas campesinas, La producción artesanal está muy
el orden de clasificación de la pro­duc­ rela­cionada con el contexto geográfico
ción artesanal, por su significado et­­no­ co­mo portador de materias primas na­
ló­gico, ubicaría en primer lugar la in­ tu­rales; por ejemplo, es muy común ver
dumentaria textil, debido a la misma grupos de alfareros en las inmediacio-
ne­ce­sidad de protegerse contra las in­ nes de los bancos de buenas arcillas;
cle­mencias del tiempo, y por poseer producción de textiles en los lugares
otras particularidades dadas en la co­ don­de se cultiva algodón o se dedican a
mu­nidad, como un significado social, la cría de carnero, y la creación de mue-
eco­nómico, religioso o político. Otra ne- bles, máscaras e instrumentos musica-
cesidad son los utensilios de uso domés­ les en lugares donde la variedad y cali-
tico hechos de arcilla, piedra, madera, dad de la madera abastece de materia
vara o palma. Marín de Paalen dice prima a los artesanos. Para el decora-
que el hombre aculturado a la vida na- do, Marín de Paalen indica que las for-
cional produce otras muchas manifes- mas se caracterizan por su armonía y
taciones artesanales que abarcarán confortable funcionalismo, además de
básicamente todos los renglones sus- que sobresalen elementos como
ceptibles de destreza manual, además
de señalar la variedad de elementos [...] líneas rectas y curvas, grecas en
aportados desde el exterior: gran variedad de combinaciones; re-

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La expresión cultural de una cosa: el juguete popular 127

produce cuerpos celestes como el Sol, anónimo que tiene interés en guardar
la Luna y las estrellas; las aves, como un recuerdo de cosas típicas o curiosas”
el águila bicéfala, el gallo y el guajolo- (Turok, 1988: 28-29). Hay otros facto-
te o pavo mexicano; los peces, las es- res que también repercuten en la pro-
trellas de mar, el coyote, las mariposas, ducción artesanal, como los culturales,
la serpiente, el conejo, el león, el perro, económicos o históricos. Por ejemplo,
el caballo, las flores y plantas que le muchos artesanos dejan de elaborar
rodean y varios otros motivos produc- artesanías para buscar nuevas oportu-
to de su invención, casi siempre oníri- nidades de trabajo más redituables
ca. [...] Por lo que respecta al color, económicamente, otros emigran de sus
aplican una serie de conocimientos comunidades a las ciudades y muchos
empíricos. Cuentan con los mismos prefieren emigrar a Estados Unidos.
materiales, técnicas y procedimientos Asimismo, es conveniente señalar
empleados por los mexicanos aboríge- el proceso de resignificaciones por el
nes. Usan la cochinilla, el caracol, la que ha pasado el arte popular, y que la
raíz de peña, las charandas y distintas riqueza artesanal está precisamente
tierras colorantes, el añil ve­getal y en esa fusión de culturas en la que se
otras plantas cuyas cualidades de tono dieron aportaciones en diseño, color,
y permanencia son insustituibles y materiales, técnicas y formas, aspectos
superiores a las técnicas más avanza- que gracias a la tradición podemos ob-
das de la industria alemana, pues se servar actualmente en las artesanías
garantizan contra cualquier fenóme­- mexicanas. Hasta aquí hemos brinda-
no físico, ya sea de tiempo, de luz o de do un panorama general del arte popu-
agua. Aplican, además, colo­ran­tes quí- lar, pasemos ahora a ver el caso concre-
micos, productos de la in­dus­tria, y en to de Guanajuato, que también forma
estos procedimientos se refleja igual- parte de ese gran mosaico de diversi-
mente su sensibilidad artística innata, dades culturales y cuenta, como los
en combinaciones de to­nos y diseño demás estados de la República mexica-
que nada tiene que envidiar de las al- na, con una gran riqueza artesanal.
tas escuelas de pintura (ibidem: 29).
El arte popular de Guanajuato
Otra forma de entender la artesa­
nía es en el sentido de Marta Turok pa­ El caso de Guanajuato en torno al arte
ra quien más allá de la desaparición de popular es muy peculiar por la geogra-
la activi­dad artesanal, “se adapta a las fía misma del estado, representada en
condiciones que le impone el mercado sus cuatro zonas: el Bajío, la Sierra Cen­
actual y a las necesidades que el arte- tral, los Altos y la Sierra Gorda. José N.
sano tiene y que pretende satisfacer Iturriaga señala que “en las artesanías
con la co­mer­cialización de sus produc- guanajuatenses inciden las culturas in­
tos. En es­te sentido, las artesanías son dígenas otomí, purépecha o tarasca y chi­
producidas, en su mayoría, para la sa- chimeca jonáz, amén de las de los pue-
tisfacción de los gustos de un público blos mestizos” (Iturriaga, 2005: 580).

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128 Gabriel Medrano de Luna

Daniel F. Rubín de la Borbolla ma- Dolores Hidalgo, alfarería mayólica y


nifiesta que Guanajuato presenta un loseta; en Comonfort, piedra volcánica;
caso particular, ya que algunas de sus en San Miguel de Allende, orfebrería,
artesanías mantienen mayor influen- lámina, latón y cobre; y en Guanajuato
cia europea, como la cerámica de tipo alfarería, alfarería mayólica, juguete
mayólica, el sarape, el rebozo, la hojala­ de arroz, cartonería, cantería, forja, or-
ta, la herrería y la platería, entre otras; febrería, juguetes de barro, madera, al­
sin embargo, su riqueza está precisa- feñique, etcétera.
mente en la mezcla artesanal “indoes- Se trata de una aproximación a cier­
pañola”, que se fraguó a finales del si- tas manifestaciones artesanales que
glo xvi y comienzos del xvii. Rubín de la sobresalen en los municipios mencio-
Borbolla señala también que: “la ju- nados, no es una lista completa porque
guetería, la dulcería y otras labores en la mayoría de regiones se elaboran
manuales fueron llegando con el tiem- distintos tipos de artesanías (Marín,
po y el movimiento demográfico de la 1976; Rubín, 1961; Villegas, 1964). Po-
población atraída por las bonanzas mi- demos constatar la riqueza artesanal
neras o por las excelentes tierras de que posee Guanajuato si visitamos sus
cultivo de algunos lugares del Bajío. La municipios, pues en cada comunidad
artesanía guanajuatense ha conserva- es posible encontrar artesanos que en
do cierta austeridad en colorido y for- sus obras “imprimen los rasgos de su
ma que contrasta con los fuertes colo- temperamento y los matices de su sen-
res y formas indígenas de otras partes sibilidad en sus diversas artesanías:
de México. No es espectacular pero tie- alfarería, textiles, talabartería, talla de
ne dignidad artística y alta calidad ar- madera cestería, máscaras, juguetes y
tesanal (Rubín, 1974: 19). platería, sin ignorar lo relativo al car-
Este autor señala que en Guanajua- tón, la cera, el aluminio, el latón, la can­
to la mayoría de artesanos se dedican tera, el papel y el azúcar. Oficios y pro-
casi únicamente a la artesanía, y pocos ductos respaldados por una robusta
alternan su actividad creativa con el tradición que sirve de sostén a otras
tra­bajo agrícola. En el estado se elabo- ma­­­nifestaciones contemporáneas” (Go-
ra una gran diversidad de artesanías; bierno del Estado, 1995: 12). Ese mismo
así, por citar algunos municipios, en Co­ contexto facilita introducirnos al fasci­
roneo se elaboran cestos; en Apaseo el nan­te mundo del juguete popular mexi­
Grande, artículos de madera; en Acám­ ca­no, y en concreto del que se ela­bo­ra
baro, loza; en Celaya, cartonería y lá- en Guanajuato.
mina; en Juventino Rosas, juguetes, El juguete popular está muy ligado
muñecas y cartonería; en Salamanca, a otro elemento esencial que es el jue-
cere­ría y forja; en Manuel Doblado, cin- go: habitualmente, para el ser humano
to pitiado; en Penjamo, ixtle; en San juego y juguete tienen la finalidad de
Francisco del Rincón, sombreros; en divertir, y para el niño esta dualidad
León, talabartería; en Silao, máscaras entre juego y juguete abre la posibili-
de la Danza del Torito y juguetes; en dad de la imaginación, formando así

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La expresión cultural de una cosa: el juguete popular 129

distingue dos grandes grupos de jugue-


tes: los rígidos y los articulados o de mo­
vimiento, además de considerar a las
mi­niaturas como un grupo cercano al
juguete donde algunas se usan para ju-
gar y otras se adquieren para coleccio-
nes particulares, lo que también ocu­rre
actualmente con el juguete tradicional.
Hay periodos en que ciertos jugue-
tes tienen una mayor demanda, por
ejem­plo, en Semana Santa se venden
so­bre todo los Judas de cartón para ser
quemados el Sábado de Gloria, mien-
tras el 2 de noviembre se elaboran ju-
guetes con motivo del Día de Muertos;
con ello puede verse que los juguetes
van acordes a ciertas épocas del año.
En el diseño y elaboración del ju-
guete mexicano no sólo hay influencia
de la cultura española; conforme tras-
currían los años y sucedían diversos
acontecimientos de trascendencia in-
Judas de cartón. Juguete elaborado por ternacional, entre ellos la Revolución
Mauricio Hernández Colmenero. Guanajuato,
Gto. Fotografía: Gabriel Medrano de Luna.
industrial y la Revolución francesa,
que contribuyeron a la transformación
social, política y cultural de la entonces
una tríada que permite crear objetos y Nueva España.
formas convertidos en juguetes, los Jorge F. Hernández explica que des-
cuales adoptan múltiples manifesta- pués de la guerra de Independencia
ciones y modalidades. germinaron nuevos legados y postula-
Los artesanos, artífices de la elabo- dos de lo acontecido en Francia e In­
ración del juguete popular, aprenden el glaterra con las revoluciones mencio-
oficio desde la niñez y su enseñanza nadas; lo valioso fue que además de la
continúa casi toda la vida, y con el pa- influencia en lo político nos llegaron
sar de los años van explorando nuevas nuevas diversiones y nuevos juguetes:
ideas, diseños y técnicas. De ahí que tal es el caso de los juegos de mesa de
resulte casi imposible hacer una cata- ori­gen francés, o los soldados que usa-
logación completa del juguete; sin em- ban los niños para recrear las batallas
bargo, varios autores han mostrado de la guerra de Independencia (Gonzá-
ciertas codificaciones de acuerdo con el lez, 1993: 102). En ese contexto, la revo-
material, la técnica o zona geográfica. lución industrial también provocó que
Porfirio Martínez Peñaloza (1981: 25) el juguete mexicano pasara por un nue-

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130 Gabriel Medrano de Luna

vo proceso de resignificación, pues si to los trenecitos de lámina, madera o


bien llegaban nuevos juguetes del ex- cartón fueron los juguetes preferidos
tranjero, en México se adaptaban a las por los niños. A principios del siglo xx
for­mas de diversión de los niños: “los ju­ se mantenía el uso de juguetes tanto
guetes locales se combinaron con los me­xicanos como importados; a pesar
im­portados a través del juego y las cir- de lo innovador del juguete extranjero,
cunstancias del juego. Es decir, los ju­ los niños continuaban aceptando el ju-
guetes extranjeros cobran influencia, e guete mexicano porque mantenía cier-
incluso auge, pero su asimilación es tas peculiaridades heredadas desde
una adaptación a las formas de recreo y muchos años atrás, como indica Carlos
diversión locales. No olvidemos que los Espejel: “desde hace tiempo son famo-
juegos y los juguetes de tiempos pasa- sos los juguetes populares por su varie-
dos tenían una relación estrecha no só­ dad, por su fuerte colorido, por la inge­
lo con las festividades autóctonas, si­no nui­dad y la belleza de sus formas y por
con las expresiones de lo auténticamen- el notable ingenio que denotan sus sen­
te popular” (ibidem: 102-103). cillos pero eficaces mecanismos que les
Los juguetes han sido un fiel reflejo permiten sonar de distintos modos o
de la época, y muchas veces recreaban mo­verse, brincar y girar mediante un
los sucesos sociohistóricos del periodo sim­ple movimiento de la mano” (Espe-
en que se producían; como señala Jorge jel, 1977: 198).
F. Hernández al mencionar que “du- Algo importante en la elaboración
rante casi todo el siglo xix fueron muy del juguete mexicano es la enseñan­-
populares los juguetes de inspiración za de padres a hijos, y representa una
bélica, no por una invasión mercantil tradición que ha pervivido durante mu­
de los productores sino por ser fiel re- chos años, como dice Gabriel Fernán-
flejo de la época (...) Aunque prolifera- dez: “la fabricación de juguetes se hace
ron los soldados fundidos en moldes en el seno del hogar, con la participa-
alemanes o franceses, el carácter de ción de todos los miembros de la fami-
sus batallas imaginarias reflejaba la lia, desde el viejo abuelo hasta la nie-
realidad mexicana. Aquí también, los tecita de seis años (...) Cada familia
juguetes extranjeros no sólo se adapta- alfarera produce, dentro del tipo indus-
ban a la ‘pólvora mexicana’, sino que se trial ya consagrado, caracterizaciones
combinaban con espadas de cartón o bien definidas dentro de un sentimien-
cas­cos de pasta y caballitos de madera to de unidad en la obra, que es el propio
hechos con moldes mexicanos y pinta- resultado de la misma integridad fami-
dos de colores que no se acostumbra- liar” (Fernández Ledesma, 2006: 35-36).
ban en Europa (ibidem: 103-104) Añade que “a la satisfacción de escasas
Como sabemos, a finales del siglo necesidades se une el goce desintere-
xix llega el ferrocarril a México, cuya sado de producir belleza; la satisfac-
pre­sencia impactó no sólo en el ámbito ción más grata, que habla directamen-
político o económico, sino también en te a las fuerzas desatadas del espíritu”
la fabricación de juguetes, y muy pron- (ibidem: 67). Considero que mientras

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La expresión cultural de una cosa: el juguete popular 131

existan estas motivaciones en los artesa- parar comida de alguna manera ense-
nos, seguirá perviviendo el arte popular, ñaban un “deber ser”: desde temprana
y por consiguiente el juguete popular. edad aprendían las labores femeninas,
Hoy en día, además de ser objeto de e independientemente de las críticas “fe­
diversión para los niños, el juguete po- ministas” considero que estos juegos
pular ha recibido una función adicio- fomentaban la imaginación, la creati-
nal: formar parte de algún museo o de vidad y los vínculos sociales.
co­lecciones particulares; también se ha Hasta ahora se ha expuesto un re-
en­frentado a una industria juguetera corrido general por el juguete popular
de mayor volumen a la que señalaba mexicano, mismo que, como bien seña-
Ga­briel Fernández, industria enmar- la la maestra Teresa Pomar, tiene cier-
cada por el mundo de la electrónica y tas características generales, entre
los juegos individualizados. ellas como “su honradez intrínseca, su
Si algo hay que valorar del juguete gran sentido imaginativo en formas y
y los juegos tradicionales, es precisa- colores alegres comprensibles para el
mente que fomentan la colectividad, la niño, que contribuirán indiscutible-
no violencia, los valores y la tradición. mente a desarrollar su imaginación, su
Para jugar se necesitaban mínimo dos habilidad manual y su destreza en la
personas, además de que debían respe- vida” (Pomar, 1992: 21).
tarse ciertas reglas, de lo contrario ha- El contexto anterior permite aden-
bría algún castigo. Muchos juegos no trarse en el tema del juguete popular de
necesitaban inversión económica, como Guanajuato, ya que si bien muchas afir­
el caso del juego conocido como “chan- maciones de este apartado conciernen
gay” (Aguascaliente) “capirucho” (Gua- a dicho estado, creo pertinente señalar
najuato), para el cual bastaba extraer algunas particularidades del juguete
de la escoba dos palos de distinto tama­ guanajuatense.
ño para poder jugarlo; para jugar a la
“matatena” las niñas sólo necesitaban El juguete popular de
recoger algunos huesos de durazno, o Guanajuato
sim­ples piedras, para ponerse a jugar.
Otros juegos como los encantados, las Si el juguete es un objeto hecho princi-
escondidas, el bebeleche –que en mu- palmente para jugar y sus destinatarios
chas parte se le llama “el avión”–, las son esencialmente los niños (Álvarez,
choyas –en otras regiones conocido 1996: 4554), lo mismo sucede con los
como los “quemados”–, las “cebollitas”, juguetes populares de diversos munici-
el brinquete burro, brincar la cuerda, el pios de Guanajuato. Es importante se-
yoyo, las canicas, las comiditas, el trom- ñalar que muchos de estos juguetes no
po, rondas infantiles, el balero, el ta­cón, tienen su origen en el estado, sino que
la rayuela, etcétera, fomentaban el vín- resultan de una serie de influencias me­
culo entre niños y niñas. xicanas y extranjeras en las que tam­
Los juegos de las niñas como las mu­ bién prevalece la herencia prehispá­nica,
ñecas o los juegos de té para jugar a pre­ como puede apreciarse en el arte popu-

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132 Gabriel Medrano de Luna

Payaso de madera. Juguete elaborado por Sshinda. Juventino Rosas, Gto.


Fotografía: Gabriel Medrano de Luna.

lar mexicano de hoy en día. Lo valioso tal del estado residen Guillermo Chá­
del juguete popular es que posee cier- vez –quien manufactura el “juguete de
tas particularidades que lo vinculan arroz”, llamado así porque son piezas
directamente con el contexto sociocul- de barro que miden menos de 20 mm–
tural al que pertenece, forma parte de y Ramón Suárez, ya fallecido y quien
la identidad local y, por ende, es como tra­bajó la hojalata, mientras Mauricio
un espejo en el que se refleja la tradi­ Her­nández Colmenero se dedica a la car­
ción familiar de una comunidad espe- tonería. En Silao se entrevistó a Martín
cífica. Medina Gasca, que hace juguete en
En este apartado se mostrará sólo made­­ra; en Juventino Rosas vive Gu­
una parte de los muchos artesanos que mer­sin­­­­do España, mejor conocido como
se dedican a la fabricación del juguete ­Sshin­­­da y quien manufactura juguete
popular; dado que la división geográfi- en madera; de Celaya se incluyó al car-
ca del estado presenta cuatro zonas: el tonero Martín Lemus y a Maximino Ri-
Bajío, la Sierra Central, los Altos y la vera, quien elabora juguete de lámina.
Sierra Gorda, sería casi imposible in- La función de los juguetes se ha
cluir a todos los artesanos en el texto, man­tenido hasta nuestros días, pero la
por lo que se decidió tomar sólo algu- percepción que las distintas sociedades
nos del Bajío porque ahí se encuentran han tenido sobre los juegos y los jugue-
los más destacados artesanos del ju- tes ha cambiado a través del tiempo.
guete popular, sin con ello demeritar el También ha influido el hecho de si dichas
trabajo de otros creadores. En la capi- sociedades son industrializadas o no,

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La expresión cultural de una cosa: el juguete popular 133

pues en las comunidades donde ca­si no Los trastecitos llamados “arrocitos”,


hay fábricas la vida se vincula más a la no mayores de 5 milímetros, son típi-
agricultura y hay una relación más es­ cos de Dolores Hidalgo, San Luis de la
trecha con la vida familiar, lo cual se Paz, Celaya y San Miguel de Allende;
refleja en una elaboración de juguetes de Silao, Celaya y Santa Cruz de Ju-
con mayor participación familiar, y cu- ventino Rosas, juguetes de barro, alam­
yas formas reflejan motivos bucólicos. bre enrollado y pelo de conejo, como
Tal es el caso de Sshinda, que en mu- tarántulas, calaveras, diablos o brujas,
chos de sus juguetes recrea las histo- llamados “tem­blorosos”, que se mue-
rias y la vida cotidiana de la comuni- ven pendientes de un hilo; en Santa
dad Juventino Rosas, además de hacer Cruz se fabrican también animalitos
su trabajo básicamente a mano, “compi­ que mueven la ca­beza y cola mediante
tiendo” contra grandes empresas tras- un gozne de alambre.
nacionales que distribuyen los jugue- [...] En Silao se hacen juguetes con
tes masivamente. movimiento, como luchadores, serpien-
El juguete guanajuatense ha sobre- tes que pican, tigres que saltan y caba-
salido en todo el país y, se dice que el llitos que galopan provistos de sencillos
estado es uno de los principales pro- mecanismos, en madera de copalillo;
ductores de esta rama artesanal, con mientras Salamanca es conocida por
distribución en casi todos los estados sus títeres con cabeza y ex­tre­midades
de la República mexicana. Víctor Ma- de barro y cuerpo de tela.
nuel Villegas señala que “el juguete po­ Con respecto a las miniaturas, las
pular guanajuatense es el juguete me­ ciudades de Guanajuato y Salamanca
xi­cano por excelencia, el más barato y se destacan como productoras, desde
el que más se vende en todos los mer- la época colonial, de tipos populares
cados del país (...) Silao, Irapuato, Ce- de cera, y los que se usan en los naci­
laya, León, Juventino Rosas y Guana­ mien­tos (Iturriaga, 2005: 508-510).
juato son los centros productores más
importantes, pero los juguetes se fabri- En los trastecitos llamados “juguete
can en todas las poblaciones, y aun en de arroz”, de los que se puede encontrar
ran­cherías y poblados pequeños” (Ville­ una gran variedad –platitos, ollitas, ta­
gas, 1964: 28-29). Electra López Mom- citas, jarritos, bandejitas, teteritas, etcé­
pradé se ocupa también de la riqueza y tera–, predominan los colores café, rojo,
diversidad del juguete popular guana­ azul, verde y amarillo. En la elaboración
juatense: del juguete de arroz en la ciudad de Gua­
najuato ha sobresalido Guillermo Chá­
Es Guanajuato otro de los grandes pro­­ vez Noriega, quien ha dedicado más de
ductores de juguetes populares. En la 70 años a la elaboración de estas minia­
capital del estado se producen todos turas que se identificaban me­diante nú­
los trastes en pequeño de una co­­cina, lo meros: la más pequeña se co­no­cía como
mismo que en Dolores Hidalgo, Acám- del cero, le seguía la del uno, la del dos y
baro, Celaya, Salamanca e Irapuato. finalmente la del tres. Hacer miniatu-

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134 Gabriel Medrano de Luna

ras, señala don Guillermo, servían pa­ primeramente a trabajar lo que era
ra que las niñas comenzaran desde juguete de día [de] muertos, que es el
temprana edad a enseñarse a los que­ ju­guete con elaboración de cajitas de
ha­ceres del hogar: “con esos juguetes cartón, con una banda donde caminan
ju­gaban las niñas a las comiditas y ya la procesión de los difuntos sobre una
desde ahí empezaba el gusto por la co- banda, [...] Empezamos con el juguete
cina y las actividades domésticas”. de día de muertos porque era el que
Daniel Rubín de la Borbolla señala estaba ya totalmente desaparecido,
que “el centro comercial del juguete es posteriormente fuimos incursionándo-
la ciudad de Celaya, a donde llegan a nos a esa área de la artesanía, estuvi-
vender su producto los jugueteros de mos visitando algunas partes de donde
mu­chas poblaciones. Además del consu­ había talleres que elaboraban piezas
mo local, durante el año se hacen fuer- similares de otro tipo de artesanías,
tes ventas para la fiesta de Corpus, pa­ pero ya tratamos de rescatar de las
ra la Navidad, pero muy especialmente que nos acordábamos que había en
para el Día de Reyes” (Rubín, 1961: 59). nuestra infancia, no nada más fue la
En Celaya sobresalen los juguetes de cartonería, estuvimos incursionando
lámi­na, pero sobre todo los de cartón, en la piñatería, en el papel picado, en
des­tacando los “Judas” creados para la el modelado de barro que era la minia-
épo­­ca de Cuaresma; otros municipios tura, estuvimos viendo también el al-
en los que se trabaja la cartonería son feñique, un poquito de lo de plomo, que
San Miguel de Allende, Cortázar, Ju­ son las artesanías que más o menos
ven­tino Rosas, Irapuato y Guanajuato. estamos incursionando un poquito.
En la capital del estado hay varios
ar­tesanos dedicados a la cartonería, En Celaya también sobresale la car­
pero uno de los más sobresalientes es to­nería, pues muchos autores dan cuen­
Mauricio Hernández Colmenero, y aun ta de la importancia de esta ciudad co­
cuando no proviene de padres y abue- mo productor de juguetes de cartón,
los artesanos, su interés por rescatar y entre ellos Pedro Martínez Massa, quien
preservar las tradiciones guanajuaten- afir­ma que “en México gozan de gran
ses lo motivaron al oficio de la cartone- predi­camento las muñecas de cartón
ría, como él mismo señala: de Gua­na­juato. Estas muñecas son de
cartón, realizándose con molde y pin­
[...] surgió la inquietud de tratar de tán­dose con anilina. También con car-
rescatar piezas que ya no se hacían tón se realizan máscaras y alebrijes, que
aquí en Guanajuato, entonces empeza- son figu­ras fantásticas. Las máscaras
mos a hacer una pequeña investiga- se regalan a los niños en carnaval (Mar­
ción muy personal, muy empírica, tí­nez Massa, 1992: 21). Francisco Ja-
nada más únicamente, y empezamos

Entrevista a Mauricio Hernández Colmene-
Entrevista a Guillermo Chávez Noriega,

ro, 7 de julio de 2005. La obra de este artesano está
de 10 de agosto de 2005. incluida en el libro de VV.AA. (2001: 474-477).

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La expresión cultural de una cosa: el juguete popular 135

vier Her­nández también se refiere al


juguete de cartón cuando señala que
“... posible­mente es en Celaya, Gua-
najuato, donde tiene más arraigo la
producción de esta clase de juguetes de
cartón; los que trabajan este ramo es-
tán organizados por barrios, entre los
que pueden mencionarse los de Tierras
Negras, El Zapote, San Juan, etcétera”
(Hernández, 1950: 93).
Otro tipo de juguetes realizados en
Celaya son los de lámina que se vincu-
lan con el hogar: comedores, estufas, re-
frigeradores, alacenas, gabinetes; de
este material también se elaboran ju-
guetes como trenecitos, trocas, camio-
nes de volteo, carros, etcétera; lo mismo
que cornetitas, reguiletes, globos, mari-
posas y muchos más que se han ido per-
diendo a través del tiempo. Uno de los
artesanos más conocidos en la fabrica-
ción del juguete de lámina es Maximino
Rivera. Jinete de madera. Juguete elaborado por
Sshinda. Juventino Rosas, Gto. Fotografía:
Los juguetes de madera sobresalen
Gabriel Medrano de Luna.
en Santa Cruz de Juventino Rosas y
Silao; anteriormente se usaba casi pura
madera de copalillo para elaborar una En una plática informal, este artesano
variedad de juguetes conocidos como decía que “para hacer juguetes hay que
“figuras de movimiento embisagradas estar contentos”, porque si uno está
hechas con hoja delgada de madera de eno­jado no sale; es decir, el juguete sale
copalillo: maromeros, brujas, charros y feo; asegura que los juguetes cobran vi­
vaqueros en caballos trotadores; tigres, da y al elaborarlos lo hacen reír; él mis-
lagartos y otros animales de madera mo se ríe de los juguetes que hace no
pintada de colores fuertes; boxeadores, por­que salgan “chistosos”, sino porque
galleros, toro y torero que luchan entre efectivamente cumplen la función de
sí al apretarse un botoncito; ingeniosos “ha­cer reír”. Tal vez pueda tildarse de ex­
trasteritos y muebles de madera blanca céntrico a Sshinda, pero es de los pocos
calada” (Rubín, 1974: 56). ar­tesanos que manifiesta que cuando es­
Todo este tipo de juguetes y muchos tá enojado prefiere no hacer juguetes,
más son los que elabora Gumersindo de­­ja pasar un momento para tranquili-
España Olivares –parte de cuya obra zarse y posteriormente se pone a tra-
puede verse en VV.AA. (2001: 218-221). bajar.

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136 Gabriel Medrano de Luna

En Juventino Rosas hay muchas taban su molde del juguete, obviamen-


historias o leyendas de tradición oral, y te yo también tomaba las tijeras y ayu-
el abuelo de Sshinda se dio a la tarea daba a cortarlos, después a armarlos,
de aprenderlas y transmitirlas para su fue como aprendí, viéndolos nada más
familia, de ahí que Sshinda conozca ahí y fue como aprendí ayudándolos.
mu­chas de ellas y las haya transmitido Y de ahí fui tomando yo también un
a su familia. Además de divulgarlas poco de la imaginación para ir tratan-
ver­balmente, se ha preocupado por re- do de hacer otras cosas, no nada más la
presentarlas con los juguetes, de ahí troca, el carrito y el trenecito y toda la va­
que en su obra de pronto encontremos a riedad que había que hacer porque era
La Llorona, chaneques, aparecidos, áni- bastante cantidad” (ibidem).
mas y un sinfín de temas creados acor- Actualmente ya casi no se ve a los
de a la imaginación de este artesano. ni­ños jugar con este tipo de juguetes,
Otro heredero de una tradición en ahora se consumen mayormente ju-
la elaboración de juguetes desde hace guetes electrónicos y de plástico. Otra
muchos años es Ramón Suárez Agua- modalidad que no hemos mencionado
yo, quien se dedicó a crear lámparas, dentro del juguete popular son las mi-
can­diles, faroles, espejos y una gran va­ niaturas, y Porfirio Martínez Peñaloza
riedad de objetos hechos con latón y señala que “las miniaturas, como dice
lámina. Comenzó elaborando juguetes Rubín de la Borbolla, se elaboran para
de hoja de lata con su tío abuelo, Alfon- el adorno y la formación de colecciones,
so Suárez Hernández, de quien señaló: lo que las distingue de la juguetería.
“bueno, él ya traía la herencia, también Tam­bién se hacen con todas las mate-
de sus padres, creo que él era origina- rias imaginables: barro, vidrio, madera,
rio de Querétaro, pero se trasladaron a cortezas vegetales, metales, etcétera.
Guanajuato y aquí siguieron con esto Ca­si po­demos afirmar que todo centro
de la tradición del juguete de hojalata productor de objetos de arte popular,
y hacer trabajo de hojalata como era cualquiera que sea su rama, fabrica
an­tiguamente, entonces estamos ha- miniaturas” (Martínez Peñaloza, 1981:
blando de lo que yo recuerdo, como del 28-30). En Guanajuato también se pro-
55 en adelante que yo recuerde bien, ducen mi­niaturas y sobresalen los lla-
por ejemplo yo soy de 1946 entonces yo mados “ju­guetes de arroz”, así como una
a esa edad ya les ayudaba a ellos a ha- gran variedad de trastecitos de barro,
cer todo esto”. Entrevista hecha en no­ muñecas y cartonería, entre otros.
viem­bre de 2005 por Gabriel Medrano Si tratáramos de indagar sobre los
de Luna y Rolando Briseño León. elementos del contexto sociocultural
Así fue como don Ramón aprendió a retomados por el artesano guanajua-
fabricar juguetes desde que tenía diez tense, y que de alguna manera confie-
años; sus primeros juguetes fueron tre- ren identidad tanto al artesano como
necitos, “troquitas” y carritos; sobre la al grupo social durante el proceso de
manera en que aprendió a hacerlos, ela­boración de la artesanía –y con ello
nos dijo: “Bueno, yo al verlos cómo cor- el juguete popular se transforma en

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La expresión cultural de una cosa: el juguete popular 137

una manifestación cultural de la vida paña y con muchos años viviendo en


material guanajuatense–, la respuesta Guanajuato, asegura:
estaría ligada al proceso mismo de ela-
boración de los juguetes. Es decir, en Mucho de lo que vemos, el papalote
Juventino Rosas existen cerros donde chi­quito, o la flor, o el carrusel o todo
el color de la tierra es de diversos colo- esto, yo lo conocí en España hace 70
res: café, rojo, azul, verde y amarillo, lo años, como los juguetes que hoy se ha-
cual se debe a la riqueza del mineral; cen en madera, que tiene al saltim-
de esas tierras Sshinda aprendió de su banqui, que tiene al boxeador, todo
abuelo a extraer los tintes naturales esto se hacía ya hace setenta años, los
para pintar los juguetes, y a eso debe frailes que vinieron de España ense-
aña­dirse que muchos de esos juguetes ñaron al artesano mexicano muchos
estaban vinculados a las historias del de esos juguetes, porque aquí segura-
lu­gar. Mediante el juguete se represen- mente tenían otros, los pitos esos que
tan personajes “típicos” como el agua- ponen agua y todo esto eran cosas que
dor o los arrieros, la Llorona, los chane­ se hacían ya aquí. La pepona (Virgilio
ques o nahuales; héroes o bandoleros de Fernández señala que el nombre de
la región como Andrés Delgado, o acon­ “Pepona” se dio por ser éste muy co-
tecimientos históricos que los arte­sa­ mún en España por aquellos años) de
nos recrean a través de sus juguetes. papel maché que se hace en Celaya
En Guanajuato, Mauricio Hernán- también se hacía en España, el papel
dez Colmenero incursionó en la cartone­ maché no se usaba aquí, pero lo traje-
ría para rescatar piezas que ya no se ha­ ron los frailes.
cían, como algunos juguetes de Día de
Muertos, además de elaborar piezas Es preciso señalar que si bien está
para representar escenas de la vida co­ muñeca tiene su origen en Europa, no
tidiana, por ejemplo los mineros, las es igual a la que se fabrica en Guana­
fies­tas patronales o personajes guana­ jua­to, ya que ésta tiene características
juatenses. propias que la hacen mexicana no sólo
Otro elemento característico que da en su proceso de elaboración, sino en
identidad al juguete de Guanajuato son sus colores, acabados y nombres, entre
las técnicas y acabados de los juguetes ellos Rosa, María, Guadalupe, etcétera.
de Celaya, principalmente los de cartón Es importante señalar que anterior-
y de hojalata. La muñeca es una cla­ra mente no solía especificarse si el jugue-
muestra de la influencia del extranje- te procedía de tal o cual lugar, y úni­
ro, y aunque para muchas personas es camente los conocedores sabían acerca
“guanajuatense” desde su origen, pare- de su origen, como afirma Teresa Po-
ce que no es así, puesto que desde hace mar: “nadie tenía esta idea de que era
muchos años en España ya se jugaba
con muñecas y con otros juguetes cono- 
Entrevista a Virgilio Fernández del Real
cidos en la actualidad en México. Virgi- en enero de 2006 por Gabriel Medrano de Luna
lio Fernández del Real oriundo de Es- y Rolando Briseño León.

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138 Gabriel Medrano de Luna

guanajuatense, no se definía; simple- dó como una concepción del mundo y


mente era juguete que usted compra- de la vida; las aportaciones de este au-
ba, si estaba medianamente informado tor fueron significativas para clarificar
pos usted sabía que era de Guanajuato, la distinción entre clases hegemónicas
es más yo creo que el gran público con- y clases subalternas, ubicando al folclo­
sumidor de otros lugares no sabe en la re como una manifestación de las cla-
actualidad que están hechos en Gua- ses populares.
najuato”. Abordar el estudio del arte “culto” y
Creo que es muy complejo dar algu- del arte “popular” es un tema complejo,
na denominación de origen al juguete, muchas veces depende de la óptica con
digamos que son del pueblo y consumi- que lo miremos; por ello, después de es­
dos por el pueblo, e inclusive podría- te recorrido a través de diversos temas
mos decir que son exclusivos de la cul- vinculados con la cultura popular, y
tura mexicana, pero si consultamos el más particularmente con el arte popu-
juguete de otros países volveremos a lar; quedan muchas inquietudes y pre-
encontrar muchas semejanzas; lo que guntas por plantear que motivarían la
difícilmente cambia es la función del continuación del trabajo en otras vetas
juguete y el juego que lo acompaña, au- de investigación.
nado a la imaginación y creatividad de Llegar a una conclusión nos presen-
quienes lo usan. ta ciertas dificultades, ya que para em-
pezar no es un tema agotado o del cual
Observaciones finales se pueda hacer una catalogación pun-
tual de lo que es o no es arte popular, del
Estudiar las tradiciones como manifes- origen de las mismas piezas y de lo que
taciones del papel que desempeña la es y no es juguete “tradicional”.
cultura en la vida material de los gru- Sin embargo, de lo que hoy son las
pos sociales pareciera una propuesta artesanías –y en función de cómo pue-
desatinada, pero a lo largo del texto dan definirse– ha nacido una larga se-
pudo mostrarse como factible; para ello rie, a menudo repetitiva, de conceptos
existen diversas maneras de acercarse que en­fatizan lo manual, lo tradicional,
al objeto de estudio, la aquí presentada la transmisión del oficio en el marco del
no es la única ni la mejor. en­torno geográfico y el parentesco, la in­
Muchos siguen viendo al folclore co­ serción en una economía de autoabas-
mo un elemento pintoresco y creen que tecimiento o la creatividad individual
su estudio consiste en recoger, selec­ fren­te a la serie programada (Martínez
cionar y clasificar materiales prove- Massa, 1992: 10-11).
nientes del pueblo, de ahí lo valioso de Es preciso señalar que también exis­
la pro­puesta de Gramsci, quien lo abor- ten artesanos que han logrado fama
gracias a su actividad, pero han man-
tenido la sencillez como en el caso de
Entrevista a Teresa Pomar, 20 de enero de
 ­Sshinda quien –a pesar de haber sido
2006. incluido en el libro Grandes maestros

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La expresión cultural de una cosa: el juguete popular 139

del Arte Popular, y ganar importantes de significados que orientan el rumbo


premios–, sigue poseyendo una gran que ha de seguir la tradición.
hu­mildad y los precios de sus juguetes Los artesanos son parte de un con-
siguen siendo casi los mismos. He cono­ texto sociohistórico donde se reflejan de
cido artesanos de otros estados de la alguna manera los aspectos económico,
Re­pública que aparecen en el mismo religioso, político y cultural; hechos que
libro y “cotizan” más cara su artesanía: lejos de “destruir” a la tradición del ju-
a pesar de seguir utilizando los mismos guete artesanal, la mantiene viva y, por
materiales, justifican un mayor precio tanto, puede afirmarse que el juguete
por ser de “los grandes maestros”. Tam- popular guanajuatense es una tradi-
bién existen artesanos que no aparecen ción que año con año se matiza para
en el libro señalado, nunca han ga­na­do mantenerse como una tradición que
premios y no gozan de fama, pero sus aglutina a la comunidad al otorgarles
artesanías son verdaderas obras de ar­ una identidad propia, a la vez que brin-
te, mejores que las de muchos “artis- da la oportunidad de sentirse parte del
tas” que exhiben sus piezas en galerías grupo social al que pertenece.
y tiendas de exportación. En este texto se pretendió mostrar
Independientemente de ser famo- unas de las tradiciones más importan-
sos o no, los artesanos juegan un papel tes de Guanajuato, como es el arte po-
muy importante por ser receptores y pular y en particular el juguete popular,
transmisores de una tradición artesa- manifestaciones que revelan el papel
nal, cuya esencia no es un traslape de que ha desempeñado la cultura en la
lo hecho por los antiguos mexicanos o vida material de los artesanos locales,
los artesanos españoles; su obra se in­ quienes han continuado una importan-
ser­ta en un proceso de resignificación te tradición y forman parte de un con-
de elementos vinculados al contexto texto sociocultural específico, reflejado
sociocultural al que pertenecen, y que muchas veces en sus creaciones.
a su vez muestran los aspectos que ha Este texto no es un estudio acabado,
desempeñado la cultura en la vida ma- pues considero difícil agotar el horizon-
terial del artesano guanajuatense. te de posibilidades para abordar un te­
Esta resignificación se advierte en ma tan vasto como la cultura y el arte
la construcción de una tradición artesa­ po­pular; sin embargo, es importante
nal que ha necesitado ajustarse a diver­ resaltar que este trabajo tuvo entre sus
sos procesos socioculturales a través propósitos contribuir al estudio tanto
del tiempo para mantenerse como tal; del arte popular como de la cultura gua­
es decir, para que la tradición se preser­ najuatense. Para finalizar, deseo mani-
ve debe ajustarse a las necesidades so- festar que si el texto atrae el interés de
ciohistóricas, y éstas responden a un otras personas por el estudio o rescate de
pa­­trón de expectativas determinadas las tradiciones, la cultura o el arte po­
por la propia comunidad a partir de su pular mexicano, habré cumplido uno
po­co o mucho contacto con otros grupos de mis propósitos: emprender un cami-
sociales; es decir la red de relaciones y no para que otros lo continúen.

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