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Proyecto ayudantía

Datos personales

● Nombres y apellido: Fiorella Yazmín Biondo


● DNI: 42093937
● Espacio curricular en el que desarrollará la ayudantía: “TAFO: Seminario de
alfabetización inicial” en 3ºD T.M.
● Condición: cursada en 2022 y acreditada en febrero del 2023
Propósitos

● Acompañar la cursada creando espacios de consulta y seguimiento de la


bibliografía obligatoria
● Acompañar las trayectorias vulnerables ofreciendo apoyos específicos
● Favorecer la formación de lectores/as y escritores/as académicos
● Favorecer la formación de lectores/as de literatura
● Asistir a la docente a cargo en el desarrollo de las clases y el seguimiento de
las trayectorias de los/las estudiantes
Objetivos

● Que los/las estudiantes logren cursar y acreditar el espacio curricular


satisfactoriamente
● Que los/las estudiantes logren transitar la cursada garantizando la calidad en
los aprendizajes

Fundamentación

Mi principal motivación para postularme como ayudante de cátedra se basa en la


convicción de que vale la pena transitar la materia. En este sentido, creo que en
base a mi experiencia cursando y en las categorías conceptuales adquiridas puedo
colaborar con las trayectorias de mis compañeras. Y simultáneamente, aprender de
mis compañeras. Porque apuesto a una educación democrática y emancipadora.
Que se vincule con la esperanza, pero no como espera contemplativa sino desde
acciones y búsqueda constante de formas alternativas, de concreción de un
proyecto liberador. Por esto, brindaré especial atención a acompañar las trayectorias
vulnerables, ofreciendo apoyos específicos.

Teniendo en cuenta que la alfabetización es un proceso continuo que involucra la


enseñanza y el aprendizaje del código escrito resulta central la propuesta de
Montes1 en relación a la necesidad de que la escuela se asuma como la gran
ocasión para que todos los que vivimos en este país lleguemos a ser lectores
1
Montes, Graciela “La gran ocasión: La escuela como sociedad de lectura”, Plan Nacional de Lectura
(2006)
plenos, poderosos. Antes de aproximarnos a una definición de lectores plenos, es
necesario indagar sobre la actitud de lectura. Montes afirma que la actitud de lectura
no es un don mágico y eterno sino una historia, una historia hecha de prácticas y
episodios de la que no se conoce el desenlace. La actitud de la lectura incluye un
tomarse el tiempo para mirar el mundo, una aceptación de lo que no se entiende y
sobre todo un ánimo constructor hecho de confianza y arrojó, para buscar indicios y
construir sentidos. Y en este sentido, a medida que los lectores se vayan
entrenando y convirtiendo en expertos se van volviendo más astutos en la búsqueda
de indicios, más libre en pensamiento, más ágil en puntos de vista, más ancho en
horizontes, dueño de un universo de significaciones más rico, más resistente y de
tramas más sutiles. Allí recae la importancia de la alfabetización en un sentido
individual, pero para aproximarnos a un sentido colectivo debemos referirnos a los
aportes de Ferreiro2. La autora afirma que la democracia, como la forma de
gobierno en la cual todos apostamos, demanda, requiere y exige individuos
alfabetizados. El ejercicio pleno de la democracia es incompatible con el
analfabetismo de los ciudadanos. La democracia plena es imposible sin niveles de
alfabetización por encima del mínimo del deletreo y la firma. En contraposición y
para aproximarnos al concepto de lector pleno, precisamos retomar lo propuesto
por Yaniselli, sobre los perfiles lectores. Es decir, comprender las mutaciones que
fue experimentando la lectura como práctica humana fundamental. Esto implica
pensar a la lectura como una producción social y cultural dinámica y cambiante que
revela las relaciones de poder y la jerarquía imperante en cada uno de los periodos
humanos e históricos en los que se cristaliza. A su vez, los lectores y lectoras de
cada época reflejan de forma inexorable los contextos históricos sociales y
culturales que los contienen y los atraviesan. El concepto de lector pleno se
relaciona con el desafío de vincular el placer, la disposición anímica y los intereses
de los lectores con la lectura misma. Gracias a las descripciones del autor sobre la
inconclusa historia de lectura, podríamos afirmar que lo verdaderamente importante
para su existencia y perduración, no son los soportes en qué acontece, si no en
mantener entre los lectores muy viva la llama del deseo de acceder a ella y de
poseer las capacidades demandadas para afrontar lúcida y críticamente esa
experiencia personal, estética, intelectual, única e intransferible qué llamamos
lectura.3 En este punto, es necesario retomar los aportes de Braslavsky sobre el
concepto de alfabetización. La autora propone pensar la alfabetización como un
largo proceso que comprende todo el desarrollo humano, que cambia en las culturas
y en la historia. Como proceso cambiante en la evolución cultural e histórica que se
co-construye socialmente en el continuo de la evolución individual del ser humano.
Además, los aportes de la autora nos permiten pensar por la negativa, el concepto
de lector pleno. Nos referimos a la alfabetización funcional, como el dominio de la
lectura y la escritura que solo le permite a los sujetos cumplir con las exigencias de
la comunidad. Es decir, que sean capaces de intervenir en la comunidad, en
2
Ferreiro, Emilia “Leer y escribir en mundo cambiante”
3
Yaniselli, Oscar “Historia de la lectura”, Clase 2 del postítulo en pedagogía de la lectura literaria de
la Fundación Mempo Giardinelli
actividades que se relacionen con la vida pública en la adultez. Este concepto de
funcionalidad cambia según la evolución de la cultura del trabajo. En este sentido es
válido preguntarse sobre cuál es la alfabetización requerida para vivir una sociedad
post industrial compleja. Es aquí donde debemos pensar en el rol de los estados
nacionales, ya que el nivel de alfabetización determina el nivel de involucramiento y
en consecuencia el nivel de financiamiento de la educación básica. El modelo
ideológico de la naturaleza de la alfabetización reconoce explícitamente que la
práctica de alfabetización no es neutral, sino que en todos los casos es un producto
de una cultura y las estructuras de poder de una sociedad y las instituciones en que
se adquieren. Además, debemos reconocer la importancia de la alfabetización que
también se adquiere fuera de la institución escolar, como un hecho de la realidad
sociocultural. Sin que se debilite la defensa de la escuela y de la educación formal y
sistemática como una necesaria de la cultura organizada y sin eludir la
responsabilidad del Estado tras la instrucción pública en la alfabetización de las
grandes mayorías.4 En este sentido, la problematización que plantea Ferreiro
resulta significativa, ya que propone que la democratización de la lectura se vio
acompañada de una incapacidad radical para hacerla efectiva. Además, utiliza el
concepto de iletrismo para explicar cómo la escolaridad básica universal no asegura
la práctica cotidiana de la lectura, ni el gusto por leer, ni mucho menos el placer por
la lectura. Es decir, en los países de primer mundo en que detectan iletrados, se da
porque a pesar de haber asegurado el mínimo de escolaridad básica, no han
producido lectores en sentido pleno. En otras palabras, estar alfabetizado para
seguir el circuito escolar, no garantiza el estar alfabetizado para la vida ciudadana.
En este sentido es importante recordar que la alfabetización no es un lujo ni una
obligación, es un derecho. Un derecho de las niñas y niños, ciudadanos y
ciudadanos de un mundo donde las diferencias lingüísticas y culturales sean
consideradas como una riqueza y no como un defecto. Nos comprometemos con
los futuros lectores para que la utopía democrática parezca menos inalcanzable.5
A modo de conclusión y retomando lo antes expuesto, podemos definir al lector
pleno como aquel que está alfabetizado para la vida ciudadana pero no limitado a lo
requerido por el mundo del trabajo. Es decir, que logre conectar con la lectura desde
el placer y el deseo mismo de acceder a ella. Además, que posea las capacidades
demandadas para afrontar lúcida y críticamente la experiencia personal, estética,
intelectual, única e intransferible qué representa la lectura.

Propuesta de actividades
En consonancia con todo lo antes expuesto, propongo acompañar a las estudiantes
mediante el grupo de Whatsapp (ya que garantiza una comunicación inmediata).
Además, en base a la observación de la dificultad de mantener la lectura de la
bibliografía al día, propongo realizar un seguimiento de las lecturas. El mismo
consta de un archivo compartido en Google Drive (ya que garantiza que todas

4
Braslavsky, Berta: ¿Qué se entiende por alfabetización?
5
Ferreiro , Emilia: “Leer y escribir en un mundo cambiante”
puedan acceder y participar) donde volcaremos la siguiente información: número de
clase, texto leído e ideas principales/guía de preguntas/conceptos claves del mismo.
De considerar necesario, me encargaré yo de cargar la información pero se
fomentará a las estudiantes a que ellas mismas lo realicen. La parte práctica que
constituye este espacio curricular es central para impactar en las prácticas
pedagógicas, por lo que propongo acompañar a las estudiantes en el proceso de
planificación. Para esto, estaré disponible para brindar ejemplos de buenas
propuestas y promoveré la creación de un espacio de co -evaluación/ auto
evaluación a la luz del material teórico disponible. Es decir, antes de las entregas de
los trabajos crearemos un espacio para reflexionar acerca de sus propuestas e
inquietudes.

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