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EXPOSICION
DE LA
DOCTRINA MÉDICA
HOMEOPÁTICA ,
POR S. HAHNEMANN,
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Traducido de la 5. Edicion Alemana y de la 2. Francesa
Madrid,
1835 .
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Se consideraran como furtivos todos los ejemplares que no lleven en este sitio la
firma del traductor.
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BIBLIOTECA U.C.M.
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Prefacio .
DE LA
DOCTRINA MEDICA
HOMEOPATICA ,
ORGANON
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INTRODUCCION .
[.
-
este escándalo á la plebe médica, y me ocupo tan solo de la me
dicina reinante, que se persuade de que su antigüedad la dá
realmente el carácter de una ciencia.
ficado por las consideraciones terapeúticas relativas á cada caso individual , que le
permitiese curarlas todas. Entonces se ballarian en derecho de decir que tenian
á su vista la sola causa de las enfermedades crónicas no venereas , à la cual se de
beria tener en consideracion para tratarlas con buen éxito. Mas durante tantos
siglos no han podido curar las innumerables afecciones crónicas, porque ignoraban
que el miasma psórico fuese su manantial ; descubrimiento que pertenece á la Ho
meopatía y que la ba puesto en posesion de un método curativo eficaz. Sin em
bargo se lisongeaban de ser los solos cuyo tratamiento fuese racional y dirigido
contra la causa primera de estas enfermedades, aunque no tuviesen la mas leve
sospecha de esta verdad tan útil , que todas provienen de un orígen psórico, y
que en consecuencia no las pudiesen jamas curar realmente .
(1) Todo Médico que trata las enfermedades en consecuencia á caractéres
tan generales, aunque se arrogase el título mismo de homeopatista no seria menos
por eso en realidad un alopatista generalizador; porque no se puede concebir la
homeopatia sin la individualizacion la mas absoluta.
13
( 1) Rau (loc . cit. p.176) , en tiempo en que no se hallaba aun perfectamente ini
ciado en la Homeopatía, mas en el cual tenia sin embargo un íntimo convenci
miento del carácter dinámico de la causa de estas fiebres, las curaba ya con una
ó dos pequeñas dosis de un medicamento homeopático , sin administrar ningun
evacuante, de lo que refiere dos casos notables .
(2) En una afeccion gástrica que sobreviene de una manera pronta, con erup
tos continuos y repugnantes de alimentos corrompidos, y en general con abati
15
miento del moral , frio en los pies y las manos , & c , la medicina ordinaria solo se
ha ocupado hasta ahora del contenido alterado del estómago. Un buen vomitivo
debe , segun ella , ser administrado para procurar la espulsion de las materias.
El mayor número de veces , se llena esta indicacion por medio del tártaro estibia
do, mezclado ó no con la ipecacuanha. Mas recobra el enfermo la salud tan lue
go como ha vomitado ? Oh ! no. Estas afecciones gástricas de orígen dinámico son
ordinariamente producidas por alguna revolucion moral (contrariedad , pesar, susto),
por un enfriamiento, por un trabajo de espíritu ó de cuerpo que se ha hecho inme
diatamente despues de haber comido . El emético y la ipecacuanha no son nada
apropósito para hacer cesar esta desharmonía dinámica, y el vómito revolucionario
que determinan no lo es tampoco mucho mas : por otra parte, los síntomas morbo -
sos particulares, cuya manifestacion ellos mismos provocan , han dirigido un nuevo
ataque á la salud, introduciendo el desórden en la secrecion biliaria , de manera
que si el enfermo no goza de una constitucion muy robusta, debe resentirse aun
durante muchos dias de este supuesto tratamiento dirigido contra la causa, aunque
la totalidad del contenido del estómago haya sido espulsada de un modo violento .
Mas si en lugar de estos evacuantes, que siempre le perjudican , se hace respirar
una sola vez al enfermo un glóbulo de azúcar, del grandor de un grano de mosta
za, y que haya sido embebido de jugo de pulsatila muy dilatado , lo que infalible.
mente restablece el orden y la armonía en la economía entera y en el estómago
en particular, se encuentra curado en el corto espacio de dos horas. Si se notan
todavia algunos eruptos , son mas bien debidos á gases destituidos de sabor y de
olor ; el contenido del estómago no se halla ya alterado, y para la próxima comis
da el sujeto ha recobrado su apetito habitual ; se halla perfectamente sano y dis
puesto . He aquí lo que se debe llamar una verdadera curacion que ha destruido la
causa. La otra solo lleva este título por usurpacion ; no hace mas que fatigar al
enfermo y dañarle.
Los medicamentos vomitivos jamas convienen á un estómago lleno de alimentos,
aunque sean difíciles de digerir. En semejante caso , la naturaleza sabe desemba
razarse del demasiado- lleno por los vómitos espontáneos que excita, y que es todo
lo mas permitido activar por medio de titilaciones mecánicas hechas sobre el velo
del paladar y la cámara posterior de la boca. Se evita de este modo los efectos ac
cesorios que resultarian de la accion de los medicamentos vomitivos, y un poco de
cafe hecho con agua basta despues para hacer pasar á los intestinos las materias que
pudieran quedar aun en el estómago.
Mas si, despues de haber sido llenado en demasia, el estómago no poseyese ó
hubiera perdido la irritabilidad necesaria á la manifestacion espontánea del vó
mito, y que el enfermo, atormentado por vivos dolores al epigastrio, no esperi
mentase la menor tendencia á vomitar, en semejante paralisis de la viscera gástrica,
un vomitivo no tendria mas efecto que el de determinar una inflamacion peligrosa
ó mortal de las vias digestivas, en tanto que pequeñas dosis frecuentemente reite
16
que salga todo lo posible por sangrías reiteradas, aunque no sea raro ver á esta
costra hacerse mas gruesa y mas densa á cada nueva emision sanguinea . De esta
manera es como, cuando la fiebre inflamatoria no quiere ceder, vierte muchas
veces la sangre á punto de matar al enfermo, á fin de hacer desaparecer la costra
ó la supuesta plétora, sin sospechar que la sangre inflamada no es mas que un pro
ducto de la fiebre aguda, de la irritacion inflamatoria morbosa, inmaterial ó
dinámica, que esta última es la única causa de la grande borrasca que tiene lugar
en el sistema vascular, y que se la puede destruir con una dosis mínima de un
remedio homeopático , por ejemplo, con un globulo de azúcar embebido de jugo
de acónito al decillonésimo grado de dilucion , evitando los ácidos vegetales ; de
tal suerte que la mas violenta fiebre pleurítica, con todos los síntomas alarmantes
que la acompañan, se halla completamente curada en el espacio de veinte y cua
tro horas á lo mas, sin ningana emision sanguínea , sin el menor antiflogístico, y
que un poco de sangre sacada entonces de la vena, por via de esperimento,
no se halla ya cubierta de costra inflamatoria, mientras que en otro enfermo, bajo
todos conceptos semejante , que haya sido tratado segun el método supuesto racio
nat, si es que escapa de la muerte, despues de numerosas sangrías y de crueles pa-.
decimientos, enlanguece frecuentemente todavia meses enteros antes de poder,
flaco y estenuado, tenerse sobre sus piernas, y que, en muchos casos, sucumbe
á una fiebre tifosa, á una leucoflegmacia, ó á una tisis ulcerosa , consecuencia
frecuente de un tal tratamiento.
Aquel que toma el pulso tranquilo del sujeto una hora antes del frio que precede
siempre á la pleuresia aguda no es dueño de su sorpresa cuando , dos horas des
pues, luego que se ha declarado el calor , trata de persuadirle que una enorme
pletora entonces existente hace necesarias las reiteradas sangrias, y se pregunta
que milagro ha podido infundir las libras de sangre cuya emision se exige , en los
vasos del enfermo, que dos horas antes ha visto pulsar con un movimiento tan so
segado . No puede sin embargo tener en sus venas una onza de sangre mas de
aquella que se hallaba en ellas dos horas antes cuando el sujeto se encontraba bien!
Así, cuando el partidario de la medicina alopática practica sus emisiones san
guíneas, no es seguramente un superfluo de sangre el que quita al enfermo ataca
do de fiebre aguda, pues que este líquido no puede jamas hallarse en exceso ; le
priva sí , de la cantidad de sangre normal é indispensable á la vida, al restableci
miento de la salud, pérdida enorme que no le es ya posible reparar. Sin embargo
se imagina haber obrado segun el axioma Causam tolle, al cual dá tan falsa inter
pretacion ; en tanto qua la sola y verdadera causa de la enfermedad era , no una
superabundancia de sangre que realmente no existe, mas una irritacion inflamato
ria dinámica del sistema sanguíneo, como lo prueba la curacion que se obtiene en
3
18
(1 ) Cesó de pronto la vida por la injeccion de un poco de agua pura en una vena
(Véase Mullen, en Birch, History of royal society, vol . IV ) . El aire asmosférico
introducido en las venas ha causado la muerte ( Véase J-H. Voigt, Magazin fuer
den neuesten Zustand der Naturkunde, tom. III , p . 25) . Aun los líquidos mas dulces
introducidos en las venas, ban puesto la vida en peligro (Véase Autenrieth ,
Pysiologie, 11, § 784). 41 201
1
21
(1) A una niña de ocho años que habia sido mordida por un perro rabioso , en
Glasglow, un cirujano la cortó sobre la marcha toda la parte en que habian
obrado los dientes , lo que no impidió á la muchacha tener, treinta y seis dias
despues , la rabia, de que murió al cabo de dos dias. ( Med. comment . of Edimb. ,
dec. II, vol. II, 1793).
(2) Para esplicar la produccion de la cantidad frecuentemente tan considerable
de materias fecales pútridas y de ichor ulceroso que se observa en las enfermedades,
y poder representar estas sustancias como la causa que determina y entretiene el
estado morboso, aunque no se haya visto penetrar en el cuerpo nada de material
en el momento de la invasion; se ha imaginado otra hipótesis que consiste en ad
mitir que ciertos principios contagiosos muy sùtiles obran en el cuerpo á modo de
22
nar una fiebre biliosa que ponia la vida en peligro, una indiscreta
profecía causar la muerte en la época anunciada, y una sorpresa
agradable ó desagradable suspender súbitamente el curso de la
vida ? ¿ Dónde se halla entonces el principio morbífico material
que se ha insinuado en sustancia dentro del cuerpo, que ha produ
cido la enfermedad, que la entretiene, y sin cuya material expul
sion por los medicamentos, se haria imposible toda curacion
radical ? f.
Los partidarios de la hipótesis tan grosera como la de los
principios morbificos deberian avergonzarse de desconocer á
este punto***
la 1 naturaleza espiritual de nuestra vida y el poder
dinámico 01
de las causas que dan origen á las enfermedades , y de
deprimirse así hasta el innoble papel de las gentes que, en sus
1:9 1988
vanos ?esfuerzos para barrer las materias pecantes, cuya existencia
es una quimera, matan los enfermos, en vez de curarlos .
Los esputos,
MI = con frecuencia tan desagradables , que se ob
51 105 TENT sita ng catwit calz-í
levaduras, conducen los humores al mismo grado de corrupción que ellos , y los.
convierten de este modo en un fermento semejante á ellos mismos, que entretiene
y alimenta la enfermedad. Mas por qué tisanas depurativas se podia esperar
conseguir desembarazar al cuerpo de un fermento que se reproduce incesantemente,,
v espelerle de la masa de los humores de un modo tan completo que no quedase la
menor:partícula de él , pues que en la hipótesis admitida , una sola habria bastado
1
á corromper de nuevo los humores , y á reproducir , como anteriormente , nuevos
principios morbíficos ? ¡ Seria pues imposible curar jamas estas enfermedades al
modo de la escuela! Sé vé à que groseras inconsecuencias conducen las hipótesis,
aun las mas sútiles, cuando reposan sobre el error. La sifilis mejor constituida,
despues de haber separado la psóra que muchas veces la complica, cura bajo la
influencia de una é des pequeñísimas dosis de la treintésima dilucion del mercurio
metálico;) -jdaniteracion sifilítica general de los humores se encuentra así destruida
para siempre, de. un modo dinámico.
23
(1) Si fuese así , bastaria sonarse bien para curar infalible y rápidamente de
un coriza cualquiera, aun del mas inveterado.
(2) La espulsion de las lombrices tiene alguna apariencia de necesidad en las
enfermedades dichas verminosas . Se halla lombrices en algunos niños y ascarides
en un gran número de ellos. Mas estos parásitos dependen de una afeccion gene
24
( 1 ) En vez de estinguir el mal prontamente, sin dilacion y sin agotar las fuerzas,
como lo hace la Homeopatía con el auxilio de potencias medicinales dinámicas
dirigidas contra los puntos enfermos del organismo .
D
26
No pudiendo ver lo que pasa en la economia del hombre sano, tampoco nos es
permitido descubrir lo que sucede en ella cuando está alterada la vida. Las
operaciones que tienen lugar en las enfermedades no se anuncian mas que por los
cambios perceptibles , por los síntomas , por cuyo solo medio puede espresar nues
tro organismo los desórdenes ocurridos en su interior , de modo que , en cada caso
dado , ni aun sabemos distinguir entre los síntomas , aquellos que son debidos á
la accion primitiva de la enfermedad de aquellos que tienen por origen las reaccio
nes por medio de las cuales trata la fuerza vital de salir del peligro. Unos y
otros se confunden juntamente á nuestra vista , y no nos ofrezcon mas que una ima
gen reflejada al esterior de todo el conjunto del mal interior, pues que los infruc
tuosos esfuerzos con que la vida , abandonada á sí misma, trata de hacer cesar la
enfermedad, son tambien padecimientos del organismo entero . He aquí porque
las evacuaciones que escita ordinariamente la naturaleza ál fin de las enfermedades,
cuya invasion ha sido brusca , y que se llaman crisis, hacen con frecuencia mas
mal que bien.
Lo que la fuerza vital hace en estas supuestas crisis, y el modo con que lo ve
rifica, son otros tantos misterios para nosotros, tanto como todos los actos interio
res que tienen lugar en la economía orgánica de la vida. Lo que existe de cierto
sin embargo, es que , en el curso de estos esfuerzos , hay mas o menos partes pa
cientes que se hallan sacrificadas por salvar las demas. Estas operaciones de la
fuerza vital que tienden á combatir una enfermedad aguda, únicamente segun las
leyes de la constitucion orgánica del cuerpo, y no segun las inspiraciones de un
pensamiento meditado , no son , el mayor número de veces , mas que una especie
de Alopatía. A fin de desembarazar por una crísis los órganos primitivamente
afectados, aumenta la actividad de los órganos secretorios, hácia los cuales se de
riva así la afeccion de los primeros ; sobrevienen vomitos, diarreas , flujos de ori
na, sudores, abscesos , & c , y la fuerza nerviosa, atacada dinámicamente, trata
de descargarse en cierto modo por productos materiales.
La naturaleza del hombre , abandonada á sí misma, no puede salvarse de las
enfermedades agudas mas que por la destruccion y el sacrificio de una parte del
mismo organismo, y si no se sigue de ello la muerte, á lo menos la armonía de la
vida y de la salud no puede restablecerse mas que de un modo lento é incom
pleto.
La grande debilidad á que quedan espuestos los órganos atacados del mal, y aun
el cuerpo entero despues de esta curacion espontánea, el enflaquecimiento, & c ,
prueban bastante cuanto acaba de decirse .
En una palabra, toda la marcha que sigue el organismo al tratar de desembara.
zarse por sí solo de las enfermedades que le agovian, no hace ver al observador
inas que un tejido de padecimientos, y no le manifiesta nada que pueda ó que de ".
ba imitar, si realmente quiere ejercer el arte de curar.
29
muerte viene á cerrar los ojos del enfermo, muchas veces despues
de largos y tristes años de padecimientos.
¿ Cómo la antigua escuela, que se dice racional, ha podido,
en una cosa tan importante como la curacion, en una obra que
exige tantas meditaciones y discernimiento , tomar á esta ciega
fuerza vital por su institutora, por su única guia, imitar sin re
flexion los actos indirectos y revolucionarios que verifica en las
enfermedades, seguirla , en fin, como el mejor y el mas perfecto
30
(1) La esperiencia diaria muestra cuan poco buen efecto produce esta maniobra
en las enfermedades crónicas. Es tan solo en el más corto número de casos , don
de se verifica la curacion. ¿ Mas se atreveria nadie á lisongearse de haber conse
guido una victoria, si en lugar de atacar á su enemigo. de frente y con armas igua
les, y terminar la contienda con su muerte , se limitase à incendiar el pais que está
á su espalda, á cortarle toda retirada, y á destruir cuanto se halla á su al
rededor? Se consigue bien , por semejantes medios, debilitar el valor de su ad
versario ; mas no se llena enteramente el fin : el enemigo no está anonadado , se
halla todavia allí, y cuando haya repuesto sus almacenes , volverá á levantar la
cabeza, mas feroz que en un principio. Sin embargo el pobre pais, enteramente
estraño á la pendencia, se / halla talmente arruinado, que no podra rehacerse en
mucho tiempo . He aquí lo que sucede á la Alopatía en las enfermedades crónicas,
cuando, sin curar la enfermedad , arruina y destruye al organismo por medio de
ataques indirectos contra inocentes órganos distantes del asiento de esta última.
Tales son los resultados, en que no deberia hallar seguramente un motivo de enva
necerse.
31
(1) ¿ Qué resultado favorable tienen jamas estas fuentes empleadas con tanta
frecuencia, que , estienden á lo lejos su olor fétido ? Si en los primeros quince
dias, mientras no causan todavia muchos dolores, parecen, por antagonismo, dis
minuir ligeramente una enfermedad crónica, mas tarde , cuando el cuerpo se ha
habituado al dolor , no tienen otro efecto que debilitar al enfermo y abrir así un
campo mas vasto á la afeccion crónica. ¿ Se hallaria pues ahora, en el siglo diez
y nueve, médicos que considerasen estos exutorios como arbañales por donde sale
la materia pecante ? Hay casi motivos de creerlo.
32
ruite 10 1
(1) Las evacuaciones promovidas por el arte nunca han podido tampoco con .
seguirlo.
33
tales, & c. ( 1) .
La misma pretension de ayudar á la energía vital en sus esfuer
zos curativos , conducia al Ministro de la naturaleza, cuando la
enfermedad hacia afluir la sangre en las venas del intestino recto
ó del ano (hemorroides ciegas) , á recurrir á las aplicaciones de
sanguijuelas , muchas veces en gran número , á fin de facilitar
una salida á la sangre por este lado. La emision sanguínea
proporcionaba un corto alivio, muchas veces demasiado ligero
para merecer que se hablase de él ; pero debilitaba el cuerpo y
daba lugar á una congestion mucho mayor todavia en la estremi
dad del canal intestinal, sin contraer la menor disminucion al
mal primitivo .
En la generalidad de casos en que la fuerza vital enferma, tra
taba de evacuar un poco de sangre por el vómito, la espectora
cion, & c , á fin de dismuinir la gravedad de una afeccion interna
peligrosa , se apresuraba á prestar favor á estos supuestos esfuer
zos salutarios de la naturaleza y sacaba sangre de las venas en
abundancia ; lo que no dejaba jamas de ofrecer inconvenientes
para lo sucesivo, y debilitaba manifiestamente al cuerpo .
Cuando un enfermo estaba sugeto á frecuentes nauseas, bajo
pretesto de entrar en las miras de la naturaleza, se le prodigaban
vomitivos, que jamas hacian bien, pero que muchas veces
arrastraban consecuencias desagradables, accidentes graves, y
aun la muerte misma .
Algunas veces la fuerza vital, para calmar un poco el mal
interno, promueve infartos frios en las glándulas esteriores . EI
Ministro de la naturaleza cree servir bien á su divinidad 1con
duciendo estos tumores á supuracion por medio de todas las
fricciones y aplicaciones enardecientes, para sumergir despues
(1) Estas son las consecuencias naturales de la supresion de los sintomas locales
de que se trata, consecuencias que el médico alopatista mira frecuentemente
como enfermedades en un todo diferentes y nuevas.
35
mucho menor del que habia existido en otro tiempo en que por
su propio impulso, la fuerza vital habia hecho fluir tan solo
algunas gotas de sangre.
Uno de estos sudores ó diarreas llamadas críticas, 2 que la
fuerza vital, siempre diligente, excita á consecuencia de una
incomodidad repentina motivada por el pesar, el susto, un en.
friamiento, & c ; y aun un simple borborismo tiene mas eficacia
para disipar, momentáneamente al menos, los padecimientos
agudos del enfermo, que todos los sudoríficos ó purgantes de una
botica, que solo consiguen ponerle peor. La esperiencia diaria
no permite dudar de ello .
Sin embargo la fuerza vital, que no puede obrar por sí misma
mas que de un modo conforme á la disposicion orgánica de
nuestro cuerpo, sin inteligencia, sin reflexion, sin dicernimiento,
no nos ha sido dada para que la mirásemos como la mejor guia
digna de seguirse en la curacion de las enfermedades; ni menos
todavia para que imitásemos servilmente los esfuerzos incomple
tos y valetudinarios que hace para volver la salud, añadiendo
aun á ello actos mas contrarios que los suyos al fin que se propo .
ne alcanzar ; para que economizásemos los trabajos de inteligen
cia y de reflexion necesarios al descubrimiento del verdadero
arte de curar; en fin, para que pusiésemos en lugar del mas
noble de todos los artes humanos una mala copia de los ausilios
poco eficaces que la grosera naturaleza se halla en estado de dar,
cuando se la abandona á sus propios recursos.
ૐ Qué hombre de bien de sano juicio querria imitarla en sus
esfuerzos conservadores ?
Estos esfuerzos son precisamente la
enfermedad misma, y la fuerza vital morbosamente afectada es la
que produce la enfermedad que se descubre ! El arte debe pues
de toda necesidad aumentar el mal cuando la imita en sus pro
cedimientos, ó suscitar peligros cuando suprime sus esfuerzos.
La Alopatía hace uno y otro : ¡ y es esto á lo que llama una
medicina racional !
¡ No ! Esta fuerza innata en el hombre, que dirige la vida del
modo mas perfecto durante la salud, y cuya presencia se hace
}
38
}
40
(1) Un boticario tenia una pila voltáica cuyas descargas moderadas mejoraban
por algunas horas el estado de las personas atacadas de dureza de oido. Bien
luego estos sacudimientos quedaban sin efecto , y era necesario, para obtener el
mismo resultado, hacerlos mas fuertes, hasta que á su vez llegasen estos tambien
á ser ineficaces . Despues de lo cual los mas violentos, tenian todavia, en los
principios, la facultad de devolver el oido por algunas horas á los enfermos, pero
concluian por dejarles despues entregados á una absoluta sordera.
7
41
(1) Y sin embargo uno de los corifeos de la antigua escuela , Hufeland, alaba
todavia la digital para llenar esta indicacion . " Nadie negará, dice , que la de
" masiada energía de la circulacion no pueda ser calmada por la digital." La
esperiencia diaria niega este efecto de parte de un remedio enantiopático heróico.
(2) Es en vano que Hufeland quiera hacer honor á su vieja escuela de entregarse
á esta indagacion ; porque se sabe que antes de la publicacion de mi Tratado de
las enfermedades crónicas, la Alopatía habia ignorado durante veinte y cinco siglos
el verdadero orígen de estas afecciones. ¿ No habia pues debido asignarlas otro
que era de consiguiente falso ?
44.
(1) Porque la verdad es éterna como la Divinidad misma. Los hombres pué
den descuidarla durante largo tiempo, pero al fin llega el momento, en que para
cumplirse los decretos de la Providencia , sus rayos atraviesan las nubes de las
preocupaciones, y estienden sobre el género humano una claridad benéfica que
nada es capaz de estinguirla en adelante.
49.
(1 ) Si en los casos de que se va á hablar, han escedido las dosis de los medica
mentos á las que prescribe la medicina homeopática , ha debido seguirse natural
mente el daño que en general acarrean las altas dosis de agentes homeopáticos.
7
50
(1) Versuche und Bemerk , der Edinb . Gesellschaft. Altemburgo , 1762, VII , p .
95, 98
(2) Consult. medichi , T. III , Napoles, 1738 , en 4 °
(3) Historia plantarum, P. I, p . 207 .
(4) Opera, p. 496.
(5) En HALLER, Arzneimittellehere , p . 349 .
(6) En VICAT, Plantes vénéneuses, p . 125.
(7) Ratio medendi, P. I , p . 13.
(8) Geschichte der Krankh. in Neapel. t. I, § 175. 1
(9) Obs. on the diseases of the army, ed. 7 , § 143.
(10) Observationes clinicæ, Lubeck, 1737.
( 11 ) C. Cruger, en Misc. nat. cur. , dec. III , ann . 2, obs . 88. - Kaau-Boer
haave , Impetum faciens. Leyden , 1745 , p. 282. - Kellner, en Brest . Samml. 172.
(12) Veckoskrift for Lækare, VI, p. 40..
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57
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lo han hecho Sidren ( 1 ) y Wedenberg (2) . Si entre las manos
de Sidren (3), ha curado dos coreas, que habian sido determina
das, la una por el susto, la otra por el vapor del mercurio, es
porque tiene en sí misma la propiedad de escitar movimientos
involuntarios en los miembros, como lo han observado Kaau
Boerhaave y Lobstein. Varias observaciones, entre otras las de
Schenck, establecen que puede borrar la memoria en muy poco
tiempo ; no es pues de admirar que segun dice Sauvages y
Schinz, posea la virtud de curar la amnésia. • En fin Schmalz (4)
ha conseguido curar por medio de esta planta una melancolía
que alternaba con la manía, porque segun dice Da Costa (5 ) tiene
el poder de provocar un estado de cosas análogo en el hombre
sano á quien se administra.
Muchos médicos, como Percival, Stahl y Quarin, han obser
vado que el uso de la quina ocasionaba pesadeces de estómago.
Otros han visto á esta sustancia producir el vómito y la diarrea
(Morton, Friborg, Bauer y Quarin) ; el síncope ( D. Cruger y
Morton) ; una gran debilidad , una especie de ictericia (Thomson,
Richard, Stahl y C - E . Fischer) ; el amargor de boca (Quarin y
Fischer); en fin la tension del bajo vientre. Pues es precisamente
cuando estas incomodidades y estos estados morbosos se hallan1
reunidos en las fiebres intermitentes, que Torti y Cleghorn re
comiendan no echar mano mas que de la sola quina. Del mismo
modo, el ventajoso empleo que se hace de esta corteza en el
estado de estenuacion ; en las digestiones laboriosas y falta de
apetito que quedan á consecuencia de las fiebres agudas, sobre
todo cuando se las ha tratado por medio de la sangría, los eva
cuantes y los debilitantes, se funda en la propiedad que tiene de
1
(1) Diss. de stramonii usu in malis convulsivis. Upsal, 1773.
(2) Ibid.
(3) Dissert. morborum casus, spec. I. Ups. , 1785.
(4) Chir. und medizin . Vorfaelle. Leipsic , 1781 , p . 178.
(5) En SCHENCK I , obs . 139.
58
(1) Trattato dell'uso e modo di dare il vino nelle febbri acute. Roma, 1600 .
(2) Epist. T. II , lib. 2, ep. 8.
-(3)-Epist. 14. Bâle , 1538 .
(4) Eph. nat. cur. , dec. II , ann. 2, obs. 53- Gazette de santé, 1788.
(5) Cœl, Aurel. Acut. lib. I, c. 16
(6) En HUFELAND's Journal, XVI , 1 , p. 92.
(7) Ueber den Werth des homœopathischen Heilf. Heidelberg, 5 1824, p.75.
(8) En HUFELAND,S Journal, X , IV.
" 64
)
** (D
(1) Von Scharbock, Lustseuche , u . s . w . Munster, 1787, p. 295. (5)
(2) Opii vires fibræ cordis debilitare, etc. Munster, 1775. (5)
(3) Opera, p. 654.
(4) Magazin fuer Therapie, I, I , p. 7.
(5) Act . reg soc. med. Hafn. III , p. 202. Got allei
(6) En STRUVE's Triumph. der Heilk. III. 429 (8)
(7) En HUFELAND's Journal, XII, 1, Cenife
؟
66
sabido que las aguas de Toeplitz, como todas las demas aguas
sulfurosas tibias y calientes, provocan la aparicion de un exan.
téma que semeja mucho á la sarna de los que trabajan en lana..
Pues es precisamente esta virtud homeopática la que las hace
aptas á curar diversas erupciones psóricas. ૐ¿ Qué puede ha
ber de mas sofocante que el vapor del azufre ? Sin embargo
Bucquet cita ( 1 ) el vapor del azufre en combustion como el me
dio que mejor prueba para reanimar las personas asfixiadas por
cualquier otra causa .
Leemos, en los escritos de Beddoes y otros, que los médicos
ingleses han hallado al ácido nítrico de grande ausilio en la
salivacion y las ulceraciones de la boca ocasionadas por el uso
del mercurio. Este ácido no habria podido ser útil en semejante
caso, si no poseyese por sí mismo la facultad de provocar la
salivacion y ulceras en la boca, bastando, para que se manifiesten
dichos efectos, aplicarle en baño á la superficie del cuerpo, como
lo testifican Scott (2) y Blair (3) , y como se ve sobrevenir igual
mente despues de administrarle el interior, cual lo aseguran
Alyon (4) , Luke (5 ), J. Ferriar ( 6) , y G. Kellie ( 7) .
Fritze (8 ) ha visto un baño cargado de potasa caústica produ
cir una especie de tétano, y A. de Humboldt ( 9 ) ha conseguido,
por medio de la sal de tártaro fundida, especie de potasa semi
caústica, llevar la irritabilidad de los músculos hasta el punto de
producir la rigidez tetánica. La virtud curativa que egerce
la potasa caústica en todas las especies de tétanos,
y otros la han hallado tan ventajosa ¿ podria ser esplicada de un
f
mada hace ya muchos siglos por Nicolas Myrepsus, ha sido
despues puesta fuera de duda por Slevogt, Molitor, Jacobi, J.-C.
Bernhardt, Jungken, Fauve, Brera, Darwin, May, Jackson y
Fowler, sino estuviera fundada en la facultad de provocar la
fiebre que han señalado casi todos los observadores de los incon
venientes de esta sustancia, en particular Amatus Lusitanus,
Degner, Buchholz, Heun y Knape ? Podemos creer á E. Ale
xander ( 1 ) cuando dice que el arsénico es un remedio soberano
contra la angina de pecho, pues que Tachenius, Guilbert, Preu
ssius, Thilenius y Pyl le han visto determinar una viva opresion
de pecho ; Griselius (2) una disnea que llegaba casi hasta la
sofocacion; en fin Majault sobre todo (3) accesos de asma escita
dos subitamente al andar y acompañados de una grande postra
cion de fuerzas.l
G Las convulsiones que determinan el cobre, y segun Tondi,
Ramsay, Fabas, Pyl y Cosmier, el uso de los alimentos carga
dos de partículas cobrosas ; los reiterados ataques de epilepsia
que han producido, á presencia de J. Lazerme ( 4 ) la intro
# :
ducción de una moneda de cobre en el estómago, y á la dè
Pfundel (5) la ingestion de la sal amoniaco cobrosa en las vias
digestivas, . esplican sin dificultad á los médicos que se to
man la molestia de reflexionar, como ha podido el cobre curar la
corea, segun refiere R. Willan (6) , Walcker (7), Thuessink (8)
y Delarive (9) ; como las preparaciones cobrosas han propor
cionado con tanta frecuencia la curacion de la epilepsia, cual
ton (1), Hoffmann (2), Marcus (3) , Rush (4), Colden (5 ), Bai-
ley y Michaëlis (6) en otras esquinancias de mal carácter. Es
evidentemente porque este metal suscita por sí mismo una espe
cie de engina, de las mas desagradables (7) . No es homeopá
ticamente como ha curado Sauter (8) una inflamacion ulcerosa
de la boca, acompañada de aftas y de una fetidez de aliento se
mejante á la que aparece en el ptyalismo, prescribiendo gárga
ras con la disolucion de sublimado ; y como Bloch (9) ha hecho
desaparecer aftas en la boca con el empleo de las preparaciones
mercuriales, pues que entre otras ulceraciones bucales produce
esta sustancia especialmente una especie de aftas, como nos lo
aseguran Schlegel ( 10) y Th. Acrey ( 11 ) ?
Hecker ( 12) ha empleado con buen éxito muchas mezclas de
medicamentos en una caries sobrevenida á consecuencia de las
viruelas. 1 Afortunadamente, entraba en todas estas mezclas el
mercurio, al cual se concibe debia ceder la enfermedad, pues
que es del corto número de los agentes medicinales que tienen la
facultad de provocar por sí mismos la caries, como lo prueban
Wilkinson ( 1), Syme (2) y Wesley (3), para curar una terciana ,
y aun Zetzel (4) y Willermoz (5) para hacer desaparecer cuarta
nas. Se sabe que la electricidad determina ademas en . los mus
culos, contracciones que semejan á los movimientos convulsivos.
De Sans: (6) podia aup; 7con su influencia, provocar tan frecuen
temente como le agradaba, convulsiones duraderas en el brazo
de una niña. Es en razon de esta facultad concedida á la
1
electricidad que de Sans ( 7) y Franklin (8 ) la han aplicado
con éxito en el tratamiento de las convulsiones, y que Theden (9)
ha conseguido con su ausilio) curar á una niña de diez años á
quien un rayo habia hecho perder la palabra y el uso del brazo
izquierdo, determinando al mismo tiempo un movimiento invo.
luntario continuo de los brazos y de las piernas, *x acompaña
do de una contraccion espasmódica de los dedos de la mano
izquierda. La electricidad 彩 determina igualmente una especie
de esciática, que Jallabert ( 10) y otro ( 11 ) han * observado : asi
tambien ha podido curar homeopáticamente esta afeccion, como
lo han comprobado Hiortberg, Lovet , Arrigoni, Dabouix , Mau
duyt, Syme y Wesley. Muchos Médicos han curado un especie
de oftalmia con la electricidad, es decir á beneficio del poder que
tiene esta última de provocar por sí misma las inflamaciones de
los ojos como resulta de las observaciones de P. Dickson ( 12) y
Bertholon ( 13) . Ultimamente en manos de Fushel ha curado
avak slanihan , nfveg ós 799
(1) Bertholon de St- Lazare, t. 1, p. 5a) penzio
、› ¦ (2) Ib. , p. 250.5ingga ir col 100 210
(3) Ib., p. 249. TOTECA
DEDEL COL
(4) Ib. , p. 251 . VETERINARIA
(5) Ib. , p. 250.
(6) Ib., p. 274.
(7) Ib., p. 274,
(8) Recueil sur l'électr . médic. II, p. 386.
(9) Neue Bemerkungen und. Erfahrungen, III .
(10) Expériences et observations sur l'électricité.
(11) Philos. Trans. , vol . 63 .
•
(12) Bertholon, loc. cit. , p. 466 .
Hi S 4...
(13) Loc. cit., II, p. 296.
78
medio del frio de la fiebre dan á beber una infusion de flores de sauco, planta
ue tiene la facultad homeopática de hacer cesar una fiebre semejante y de res
tablecer al enfermo , cuya curacion es tanto más pronta y más segura , sin sudor,
cuanto menos bebe de esta infusion, ni toma ninguna otra cosa. Cubien de
cataplasmas calientes y renovadas con frecuencia los tumores agudos y duros cuya
escesiva inflamacion, acompañada de dolores f insoportables, no da entrada á la
supuracion: bajo la influencia de este tópico, no tarda la inflamacion en ceder,
los dolores se mitigan, y se pronuncia el absceso , como puede reconocerse por el
aspecto lustroso de la elevacion, por su color amarillento y su blandura.:: Creen
entonces haber reblandecido el tumor con la humedad, mientras no han hecho mas
que destruir homeopáticamente el esceso de inflamacion con el calor mas fuerte de
la cataplasma, y facilitar por este medio la pronta manifestacion de la supuracion .
¿ Por qué emplean con buen éxito, en algunas oftalmias, el óxido rojo de mercu
rio, que hace la base de la pomada Saint- Yves, y que, si se dispensa á alguna 1
sustancia el poder de inflamar el ojo , debe necesariamente poseerle ? ¿ Es acaso
difícil conocer que obran en esto de un modo homeopático ? ¿ Cómo un poco de 蓄
jugo de peregil proporcionaria un alivio instantáneo en la disuria tan frecuente en
los niños, y en la gonorrea ordinaria, distinguida principalmente por los dolorosos
y vanos conatos de orinar que la acompañan, si no gozase este jugo por sí mismo
de la propiedad de escitar, en las personas sanas, deseos de orinar dolorosos, y á
que es imposible satisfacer ; si , de consiguiente, no curase homeopáticamente ?
La raiz de saxifraga mayor que provoca una abundante secrecion de mucosidades
en los bronquios y en la garganta, sirve para combatir con buen éxito la angina
llamada mucosa; y se detienen algunas metrorragias con una pequeña dosis de hojas
de sabina, que poseen la facultad de determinar por sí mismas hemorragias uteri
nas : en una y otra circunstancia , se obra sin conocer la ley de la Homeopatía ,
El opio en pequeñas dosis , que estriñe el vientre, ha sido reconocido como uno
de los principales y mas seguros medios contra la constipacion que acompaña á
las hernias estranguladas y al ileo, sin que este descubrimiento haya conducido al
de la ley homeopática, cuya influencia era sin embargo tan sensible en semejante
caso. Se han curado ulceras no venereas de la garganta con pequeñas dosis de
mercurio, que obra entonces homeopáticamente . Muchas veces se ha detenido la
diarrea por el empleo del ruibarbo , que determina evacuaciones alvinas. Se ha
curado la rabia con la belladona, que produce una especie de hidrofobią. Se ha
becho cesar, como por encanto , el coma, tan peligroso en las fiebres agudas, con
una pequeña dosis de opio, sustancia dotada de virtudes enardecientes y estupe
facientes. Y despues de tantos ejemplos , que tan alto hablan , todavia se vé
algunos médicos perseguir la Homeopatia con un encarnizamiento que solo puede
anunciar el alarma de una conciencia atormentada en un corazon incapaz de
corregirse ! ... ༣! ་ 15 COR 4% ( ,,
80.
obran como médios curativos en las enfermedades del cuerpo, no lo hacen en virtud
de su esencia, ó á título de sustancias nocivas por sí mismas, como lo son los me
dicamentos aun á las dosis mas exiguas, sino únicamente en razón de su cantidad
mas o menos considerable, es decir del grado de temperatura , lo mismo que, para
tomar otro ejemplo de las fuerzas puramente físicas, una masa de plomo estropea
dolorosamente una mano, no porque sea de plomo , pues que una oja delgada no
produciria este efecto, sino porque contiene mucho metal y es muy pesada .
1 Así pues , si el frio y el calor son útiles en ciertas afecciones del cuerpo tales
como las congelaciones y las quemaduras , solo lo son en virtud de su grado , del
mismo modo tambien que es solamente llegando á un grado estremado , como pueden
atacar la salud and del
del cuerpo.
"
Establecido bien esto, hallamos189 que, en los ejemplos deducidos de la práctica
doméstica, no es la aplicación prolongada del grado de frio á que se ha elevado el
miembro, lo que le restablece isopáticamente , pues , lejos de esto , estinguiria en él
la vida sin recurso ; sino mas bien , la de un frio solamente análogo á aquel (homeo
páticamente) , y disminuido despues 63 poco a poco hasta una temperatura tolerable.
Asi , la colicostra helada que se 1aplica r en una habitacion, sobre un miembro conge
lado , no 19 tarda
5. en deshelarse
wa . , en tomar por grados la temperatura de la habitacion,
y en curar asi 13 al miembro de una manera físicamente homeopática. Del mismo
modo, una 1. quemadura hecha en la mano con agua hirviendo no cura por la reapli
cacion de esta agua hirviendo, sino solamente por la accion de un calor un poco
menos vivo, por la inmersion del miembro en un líquido calentado á sesenta gra
dos, cuya temperatura disminuye á cada instante hasta igualarse con la del apo
دار
sento,
} Asi tambien, para dar otro ejemplo de acción física, el dolor y la hincha -
zón causados
ethi por un golpe recibido en la frente disminuyen homeopáticamente
cuando se apoya el pulgar sobre la parte, primero con vigor y despues con una
fuerza siempre decrescente, mientras que un golpe semejante al que los ha determi
nado, lejos de calmarles, no haria mas que aumentar isopáticamente el mal ."
Respecto á» los hechos que refiere M. Lux como curaciones isopáticas, algunas
contracturas enE hombres, y una paralisis de los riñones en un perro, ocasionadas
unas y otra por 5un enfriamiento, y que cedieron en poco tiempo al baño frio, no
1990 razon
60 650,00pretenderSEK 100 esplicarlas
Tax r0D por
3d la isopatía.
5 Los accidentes que se desig
nan bajo el nombre de enfriamientos, son impropiamente atribuidos al frio , pues
que con la mayor .1frecuencia se les ve sobrevenir, en los sujetos predispuestos ,
á la accion de una rápida corriente de aire , qué ni aun podia decirse fresco.
Los efectos
ON 0907 diversificados de un baño frio sobre el organismo viviente, en el esta- ´
-do de salud y de enfermedad, tra tampoco pueden ser de tal modo considerados bajo
un punto de vista úni único
co, que haya derecho para establecer sobre ellos un sistema
tan atrevido . Que el medió mas seguro de curar la mordedura de las serpientes "
11
82
que obrando así puede en muy poco tiempo, y aun muclias veces
en algunos minutos, curar perfectamente la quemadura, y hacer
) eo cb sl'uzor omp
desaparecer hasta el menor vestigio de dolor (b
Otras personas inteligentes, igualmente estrañas á la medicina,
por, egemplo los barnizadores, aplican sobre las } quemaduras
42
una sustancia que por sí misma escita un sentimiento análogo de
árdor, es á saber, el espíritu de vino caliente ( 2) ó la esencia de
trementina
1. 14 (3), y se curan asi en pocas horas, sabiendo muy
dal 91 astics
" venenosas sea el de aplicar sobre la herida porciones de estos animales, como lo
dice M. Lux, es una asercion digna de archivarse entre las fábulas que nos han
transmitido nuestros padres , hasta que se haya confirmado por esperiencias que no
permitan la menor duda . En fin , que un hombre ya hidrófobo haya sido , se dice ,
curado en Rusia , con la saliva de un perro rabioso
"} que se le hizo tomar, este se
dice no es suficiente para inducir ú un médico conciencioso á repetir semejante
prueba , ni para justificar la adopcion de un sistema tan poco verosimil como el
de la isopatía.
(1) Fernel (Therap. , lib. VI, cap. 20) consideraba ya la esposicion al fuego
de la parte quemada como el medio mas apropiado para Al hacer cesar el dolor. J.``
Hunter ( On the blood, p . 218) recuerda los graves inconvenientes que resultan del
tratamiento de las quemaduras por el agua fria, y prefiere mucho mas el método
de aproximar las partes al fuego. Se separa en esto de las doctrinas tradicciona
les, que prescriben los refrigerantes contra la inflamacion (contraria contrariis):
mas la esperiencia le habia enseñado que una calefaccion homeopática (similia
similibus) era lo que habia de mas salutario,
(2) Sydenham ( Opera, p . 271 ) dice que las reiteradas aplicaciones de alcool son
preferibles á cualquiera otro medio ܬܐcontra las quemaduras . B. Bell (System. of
surgery, 1789) rinde igualmente tributo
་་ Já la esperiencia, que indica los medios
homeopáticos como los solos eficaces . He aqui el modo con que se espresa : El
" alcool es uno de los mejores medios contra las quemaduras de toda especie .
" Cuando se } aplica, P parece primeramente aumentar el dolor (
,7 lugar un ag
hacer
Véase mas abajo
á un agradable
! senti
" 164); pero no tarda este en mitigarse, para 1
" miento de sosiego. Nunca es tan poderoso Neste método como cuando se sumerge
" la parte en alcohol ; pas si no puede practicarse
CON CUTE la immersion , es menester te
" ner la quemadura continuamente cubierta con una compresa $empapada en este¹¹
liquido." Yo añado que el alcool caliente, y aun 1 12muy caliente , alivia de un“
modo todavia mas pronto y mas seguro , porque es mucho mas S homeopático que
el alcool frio. 3 Tal es lo que confirma la esperiencia
qu " adosis
. em
(3) E. Kentish, 3 que tenia que tratar á obreros muchas y
obveces de una
manera horrible, en las minas de ulla, porDIED la esplosion de los
Chi gases 7.eb org.TE,X
inflamables
es hacia aplicar esencia de trementina caliente ó alcool,SINODI
por ser
1980el mejor remedio
V016
83
A
Un viejo segador, por poco habituado que esté á los licores
fuertes, no bebe sin embargo jamas agua fria cuando el ardor del
sol y la fatiga del trabajo le han puesto en un estado de tabardi❤
llo el peligro de obrar asi le es bien conocido ; toma un poco
de licor escitante ; traga una pequeña bocada de aguardiente.
La esperiencia, manantial de toda verdad,
་་ le ha convencido de
las ventajas y de la eficacia de este procedimiento homeopático.
El calor y el cansancio que esperimentaba no tardan en dis
minuirse ( 1 ) . 123
P
Han existido tambien de1 tstiempo en
, རྩྭ 1. tiempo médicos que han
sospechado que si los medicamentos curan las enfermedadesFII
es por
la virtud de que estan dotados de producir síntomas morbosos,
1266 51
análogos (2) .
Asi el autor del libro Περὶ τόπων τῶν κατ᾽ ἄνθρωπον (3 ) que hace
parte de la coleccion de las obras comprendidas bajo 90 el nombre
1
de Hipocrates, dice estas palabras notables Aidrà poiα YOUGOS
γίνεται, καὶ διὰ τὰ ὅμοια προσφερόμενα ἐκ νοσούντων ὑγιαίνονται... διὰ τὸ
ἐμέειν ἐπετος παύεται.
Médicos menos antiguos han sentido y proclamado igualmente
la verdad del método homeopático. Asi Boulduc (4) se ha
convencido
157 de que "la propiedad purgante del ruibarbosėra sla
causa de la facultad que tiene esta raiz de suspender la diarrea . #GUST
10 10
de las quemaduras con el agua fria. Fabricio de Hilden ( De combustionibus libe
llus, Bâle, 1607, cap. V , p. 11 ) asegura igualmente que las fomentaciones frias
son muy perjudiciales en esta clase de accidentes , que producen los efectos mas
desagradables , y que la inflamacion , la supuracion y á veces la gangrena son sus
resultados. Seat **
(1) Zimmerman ( De l'Expérience, t. II) nos dice que los habitantes de los pai
ses cálidos hacen lo mismo con el mejor suceso, y que acostumbran beber una
corta cantidad de líquido espirituoso cuando se hallan muy acalorados. 316 ) Bud
(2) Mi intencion, al citar los siguientes pasages de escritores que han presen→→
tido la homeopatía , no es tampoco la de probar la escelencia de este metodo, que
se establece por sí mismo , sino de evitar se me vitupere haber pasado en silencio
estas especies de presentimientos, por abrogarme la prioridad de la idea.
(3) Bâle, 1538, p.72
(4) Mém. de l'Acad. 1roy., 1710. 15... *** ( * )
085
.11.
*་ཏརྙ་སུམ
$ 15 12 65
AL
£Cbon {tb ¥pr EPTE y dor¶ 02 to 15
001
(1) Su mision no es, como han creido tantos médicos que han perdido su tiem
po y sus esfuerzos en alcanzar celebridad, la de forjar sistemas combinando tva→
ciedades é hipótesis, sobre la esencia íntima dé la vida y la produccion de las en
fermedades en el interior.i
plicar los fenómenos more del cuerpos ó la de tratar incesantemente de es
y su causa próxima, que se nos ocultará siempre,
}
anegando el todo en un fárrago de abstracciones ininteligibles, cuya pompa dog
mática engañá á los ignorantes, mientras que los enfermos suspiran én vano por
socorros. Bastante cantidad tenemos de estos desvarios científicos, á que se da el
nombre de Medicina teórica, y para quienes se han instituido hasta cátedras espe
ciales. Ya es tiempo de que todos los que se llaman médicos cesen al fin de enga
ñar á los pobres humanos con palabras vacias de sentido, y de que empiecen á
obrar, és decir á favorecer y curar realmente á los enfermos. f
0001 G ქge op
prender.
3. Cuando el médico percibe distintamente lo que hay que
curar en las enfermedades, es decir, en cada caso morboso indi
vidual (conocimiento de la enfermedad, indicacion) ; cuando
tiene una nocion
ción precisa
precisa de
de lo que hay de curativo en los medi
lo que
camentos, esto es, en cada medicamento en particular (conoci
miento de las virtudes medicinales) ; cuando, guiado por razo
nes evidentes, sabe escoger la sustancia cuya accion hace mas
apropiada á cada caso (eleccion del medicamento) , adoptar para
ella el modo de preparacion que mas conviene, estimar la cantidad
á que debe administrarse, y juzgar del momento en que esta
dosis pide ser repetida, en una palabra , hacer de lo que hay de
curativo en los medicamentos á lo que hay de indudablemente en⚫
fermo en el sujeto una aplicacion tal que deba seguirse la cura
cion; cuando en fin, en cada caso especial conoce los obstáculos al
restablecimiento de la salud, y sabe alejarlos para que este último
sea duradero, entonces solamente es cuando obra de un modo
racional y conforme al fin que se propone, entonces solamente
merece el título de verdadero médico. soin mok 10 Ml I
4. El médico es al mismo tiempo conservador de la salud,
cuando conoce las cosas que la desarreglan, que producen y
entretienen las enfermedades, y sabe alejarlas del hombre sano.
5. Cuando , se trata de efectuarouna curacion, el médico sc
ausilia de cuanto puede averiguar ya sea respecto de la causa
ocasional mas verosimil de la enfermedad aguda, ya de las
principales fases 1 de la enfermedad crónica, que le permitan
hallar la causa fundamental de esta, debida el mayor número de
veces
"ES iá unpiuna
miasma91crónico . IZOL
92 Sup‚LET En las investigaciones
2965000951
de este género
debe prestarse 2 consideracion á la constitucion física del enfermo,
sobre todo si se trata de una afeccion crónica, al giro de su espí
ritu y de su carácter, á sus ocupaciones, á su género de 57 vida, á
9109611
sus costumbres , á sus relaciones sociales y domésticas , á su edad,
59 ha B 1.9.4 ..
á su sexo, &c. obitasa ob eniony cardul ; rod FonBull aondoq col ǹ wî
6. Cualquiera perspicacia de qué pueda estar dotado el obser
89
no quede la menor señal , el mas ligero síntoma de enfermedad , y que todos los
signos de la salud hayan vuelto á presentarse de un modo duradero , ¿ puede supo
nerse sin ofender el entendimiento humano que la enfermedad entera existe todavia
en el interior ? Tal es sin embargo lo que pretende uno de los corifeos de la an .
tigua escuela , Hufeland, cuando dice: " La homeopatía puede muy bien quitar
los síntomas pero la enfermedad permanece . " ¿Obra de este modo en despecho de
los progresos que hace la homeopatía para la felicidad del género humano,
ó porque aun tiene formada una idea grosera de la enfermedad, porque la conside
ra, no como una modificacion dinámica del organismo, sino mas bien como una co
sa material, capaz de permanecer escondida , despues de la curacion, en algun rin
con del interior del cuerpo, y de tener cualquier dia el capricho de manifestar su
presencia aun en medio de la salud mas floreciente ? He aqui hasta donde llega
la ceguedad de la antigua patologia ! No debe pues estrañarse , segun esto, que
solo haya podido producir una terapéutica cuyo único objeto es el de barrer el
cuerpo del pobre enfermo. 1
(1) Se halla muerto , y por lo mismo sometido únicamente á la potencia del mun
do físico esterior , entra en putrefaccion , y se resuelve en sus elementos químicos. '>
92
(1) De ninguna utilidad podria ser al médico saber como la fuerza vital determi
na al organismo á producir los fenómenos morbosos , es decir como crea la enfer
medad; asi tambien lo ignorará eternamente. El dueño de la vida no ha hecho
accesible á los sentidos mas que lo necesario y suficiente á conocer, en la enfer
medad, para proporcionar la curacion.
93
que se manifiesta ( 1 ) .
27. La potencia curativa de los medicamentos está pues fun
dada ( V. 12-26) en la propiedad que tienen de dar lugar á
síntomas semejantes á los de la enfermedad y que esceden en
fuerza á estos últimos . De donde se sigue que la enfemerdad
no puede ser extinguida de un modo seguro, radical , rápido y
duradero , mas que á beneficio de un medicamento capaz de
provocar el conjunto de síntomas mas semejante á tla totalidad
de los suyos, y dotado al mismo tiempo de una energía, superior
á la que ella posee.
(1 ) De esta manera tambien es como se tratan los males físicos y morales. ¿ Por
qué el brillante planeta Júpiter desaparece en el crepúsculo de la mañana á los
›nervios ópticos de aquel que le contempla ? porque una potencia semejante, pero
mas fuerte, la claridad del dia naciente, obra entonces sobre estos órganos. ¿ Con
qué se acostumbra calmar los nervios alfatorios ofendidos de olores desagradables?
con tabaco que afecta á la nariz de un modo semejante , pero mas fuerte . No es
-seguramente-ni-e icon música , ni -con -dulces como se podria curar el disgusto
del olfato, porque estos objetos son relativos á otros nervios. Por qué medio se
sofoca en el oido compasivo de los concurrentes los lamentos del infeliz condenaSet do
á baquetas ? por el agudo sonido del pito, asociado al ruido del tambor. ¿ Cómo
se encubre el estruendo distante del cañon enemigo, que llenaria de terror el alma
del soldado ? con el bronco eco del bombo. Ni esta compasion ni este terror ha
B brian podido ser reprimidos, ya sea por amonestaciones, ya por la distribu 49 cion
la tristeza y los pesares se estinguen en
de brillantes uniformes. Del mismo modo MIDORG
o
- el alma con la noticia , aunque fuera falsa , de un disgustoV mayor sucedid á otra
o persona. Los inconvenientes de una alegría demasiado % viva 6 son precavidos por
6 el café, que por sí mismo dispone el alma á las impresiones agradables. Ha3154sido
necesario que los alemanes, sumidos por espacio de muchos siglos en la apatía y
la esclavitud, fuesen abrumados bajo el tiránico yugo del extranjero , para que se
despertase en ellos el sentimiento de la dignidad del hombre, y levantasen /4 la91 ca
beza por la primera vez.
99
( 1) He aqui ur hecho notable de esté género: cuando antes del año de 1801
reinaba todavia de tiempo en tiempo , entre los niños, de un modo epidémico la fie
bre escarlatina lisa de Sydenham , atacaba sin escepcion á los que no la habian
padecido en la epidemia precedente ; mas en la epidemia de que yo mismo fuí
testigo en Konigslutter, todos los niños que tomaron bien á tiempo una ligerísima
dosis de belladona, estuvieron esentos de esta enfermedad sumamenté contagiosa.
Para que puedan los medicamentos preservar de una enfermedad epidémica, es
necesario que su potencia de modificar la fuerza vital sea superior á ella.
3244
+102
ob edras omg of
enfermedades naturales desemejantes que se hallan á la vez’èn
un mismo sugeto, y el resultado del tratamiento médico ordinario
Jresla ck
de las enfermedades con medicamentos alopaticos, incapaces de
escitar un estado morboso artificial semejante á aquel cuya cura
cion se trata de producir. Este exámen demostrara, por Wha
Une 021
parte, que no está en la potencia de2'1la naturaleza misma el curar
una enfermedad ya existente
}: 11 enfermedad desemejante,
O 1.otra
con
aunque sea mas fuerte ; y por otra, que los medicamentos , aun
los mas enérgicos, jamas podrian determinar la curacion de una
enfermedad cualquiera, no siendo homeopáticos .
11 36.
C I. Si las dos enfermedades desemejantes que se hallan á
la vez en el hombre tienen una fuerza igual, ó si la mas antigua
es mas fuerte que la otra, la nueva enfermedad será rechazada 126
ܪ، ܐ
del cuerpo por la que ya existia antes de ella, y no podrá
establecerse alli ,Asi un hombre,7.11atormentado ya de una afec
15 +
cion crónica grave, no esperimentará
04 los ataques de una disen
1 0° 15 I.
tería autumnal, ó de cualquier otra C epidemia moderada .} Segun. ;
Larrey (1), la peste del Levante
"') no estalla en los sitios en que
39 B bi
reina el escorbuto, ni se infestan de ella tampoco las personas que
Sure
padecen de dartros. El raquitismo impide 164á la vacuna desarro
llarse, á lo que dice Jenner, Hildenbrand
121322 asegura que
i3 los011
tísicos
no se resienten de las fiebres epidémicas, á menos que estas no
• sean muy violentas. r Fi on olmaba
37. Del mismo modo, una enfermedad
194 crónica
7: antigua no
cede al método ordinario JICL
de curacion con medicamentos alopáti
3
cos, es decir incapaces de producir**en el hombre sano un estado
análogo al que la caracteriza.Resiste á los tratamientos de este
J634 " G 60 5.
género, aun prolongados durante años enteros, con tal que no
i sean demasiado violentos. Esta asercion se verifica cada dia en
là práctica, y no tiene necesidad de ser apoyada con egemplos.
31.1la enfermedad nueva, que no semeja á 9:
,,, 38. II . Si la antigua es
1 mas,fuerte que# 6510A esta última, la suspende hasta que ܚ ܩ ܝ ܐella
ܐ misma
haya acabado su curso, ó sea curada ; pero entonces reaparece la
ཨབྲསཝེནཉྩན an མ་ བ
199, 28 092 Ar batba si moh Jom ob mit
(I) Mémoires et observations, en la Description de l'Egypte, tom. I.
103
31A
(1) Porque independientemente de los síntomas análogos á los de 9.5 la enfermedad
venérea, que le permiten curar homeopáticamente esta última , el mercurio pro
duce todavia otros muchos que no semejan á los de la șifilis , y que , cuando se le
administra á altas dosis, sobre todo en la complicacion tan comun de la psora, de
terminan nuevos males, y hacen grandes estragos en el cuerpo.
109
܂.
(1 ) Del mismo modo que la imágen de la llama de una lámpara es rápidamente
eclipsada en el nervio óptico por un rayo de sol , que hiere nuestra vista con
mas fuerza. J
(2) Traité de l'inoculation , p . 189.
(3) Heilkunde für Mutter, p. 384.
(4) Interpres clinicus, p. 293.
(5) Neue Heilart der Kinderpocken. Ulma, 1769 , p. 68; y Specim . , obs., n. 18 ,
111
r
(1) Interpres clínicus.
(2) Nov. act. nat. cur. , vol. I, obs. 22.
(3) Nachricht. von dem Krankeninstitut zu Erlangen , 1783.
(4) En Roberto Willan, sobre la Vacuna.
112
( 1) V. anteriormente en la Introduccion .
116
(1) V. la Introduccion ..
(2) Podria quererse admitir un cuarto modo de emplear los medicamentos
contra las enfermedades; á saber , el método isopático, el de tratar una enfermedad
por el mismo miasma que la ha producido . Mas, aun suponiendo que esto fuese
posible, lo que ciertamente seria un precioso descubrimiento , como no se adminis
tra el miasma á los enfermos sino despues de haberle modificado hasta cierto punto
por las preparaciones que se le hacen esperimentar, la curacion tampoco podria
verificarse en este caso sinò oponiendo simillimum simillimo. S
118
(1) Solo en los casos muy urgentes, en que el peligro que corre la vida, y la
inminencia de la muerte no diesen tiempo para obrar á un medicamento homeopá
tico, y no admitiesen una espera de algunas horas, ó á veces tampoco de algunos
minutos, en las enfermedades sobrevenidas de repente en sugetos que poco antes
se hallaban buenos, como las asfixias, la fulguracion, la sufocacion, la congela
cion, la submersion , & c. , solo en estos casos es permitido y conveniente empezar
al menos por reanimar la irritabilidad y la sensibilidad por medio de los paliativos,
tales como las ligeras conmociones eléctricas, las lavativas de café fuerte, los olo
res escitantes, la accion progresiva del calor, & c . Desde el momento en que la
$126
vida fisica se halla reanimada, el juego de los órganos que la entretienen vuelve á
tomar su curso regular, porque no existia aqui enfermedad (a) , sino solamente
suspension ú opresion de la fuerza vital, que sin embargo se encontraba en estado
de salud. A dichos casos se refieren además los diversos antidotos contra los
envenenamientos repentinos ; los alcalis contra los ácidos minerales, el bigado
de azufre contra los venenos metálicos, el café, el alcanfor y la ipecacuana
contra los envenenamientos por el opio , & c.
J No se debe creer que un remedio homeopático ha sido mal elegido contra un
caso dado de enfermedad, porque algunos de sus síntomas no correspondan mas
que antipáticamente á ciertos caractéres morbosos de mediana ó débil importancia.
Con tal que los demas síntomas de la enfermedad, sobre todo los mas fuertes y mas
pronunciados, en fin aquellos que la caracterizan, hallen en el temedió síntomas que
les cubran, les eclipsen, les estingan y les anonaden, el corto número de síntomas
antipáticos que hayan podido manifestarse , desaparecen por sí mismos cuando deja
de obrar el remedio, sin que retarden de modo alguno la curacion .
(a) La nueva secta ecléctica (lá de los insuficientistas) se apoya, aunque en vano
sobre esta observacion, para admitir por todas partes escépciones de la regla en las
enfermedades, y poder aplicar á su gusto los palíutivos alopáticos; se podría creer que
solo obra asi por économizarse el trabajo de buscar el remedio homeopático que exacta
mente conviene á cada caso morboso, ó mas bien para no tomarse el de ser verdadero
médico homeopatista, al mismo tiempo que se da el aire de tal; mãs todos estos hechos
se reducen á poca cosa.
127
傅
nismo cada una á su modo, le desarmonizan dinámicamente, y
le alejan poco a poco talmente del estado de salud, que la
energia vital automática destinada al mantenimiento de este, no.
puede oponerlas mas que una resistencia incompleta, ' mal diri.
gida é inútil, y que, en la impotencia en què se encuentra de
estinguirlas por sí misma, se ve obligada á dejarlas progresar
hasta que al fin acarrean la destruccion del organismo. Estas
son conocidas bajo el nombre de enfermedades crónicas ; y prod
vienen de la infeccion por un miasma crónico.
73. Respecto á las enfermedades agudas, pueden distribuirse
en dos categorías . Unas que atacan a hombres aislados , con
motivo de las causas dañosas cuya influencia han esperimentado.
Los excesos en el beber y en el comer, la privacion de los ali
mentos necesarios , las violentas impresiones físicas, el enfria
miento, el acaloramiento, las fatigas, los esfuerzos , &c , ó las
escitaciones, las afecciones morales, son frecuentemente su cau
sa. Mas suelen tambien depender el mayor número de veces
de recrudescencias fugitivas de una psora latente, que vuelve á
su• estado de adormecimiento, cuando la enfermedad crónica no
es demasiado violenta, ó cuando ha sido curada con prontitud.
Otras atacan muchos individuos á la vez y se desarrollan aqui y
allí (esporádicamente), bajo el imperio de influencias meteó
ricas ó telúricas de quienes solo se halla, por el momento, un
corto número de hombres dispuestos á sentir la acción . A esta
clase pertenecen aquellas que atacan muchos hombres á la vez,
que dependen por entonces de una misma causa, 蒙 se manifiestan
con síntomas muy análogos (epidemias) , y suelen hacerse con
tagiosas cuando obran sobre masas unidas y apiñadas de in
dividuos. Estas enfermedades ó fiebres (1) son cada una de
}" * . ،1 . ܠ ܂
( 1) El médico homeopatista, que no participa de las preocupaciones de la ves
cuela ordinaria, es decir, que no asigna como ella á estas fiebres un número deter.
minado de donde no pueda pasar la naturaleza, ni las impone nombres que obli
guen á seguir tak ỏ tal marcha prefijada de tratamiento, tampoco reconoce las de
nominaciones de fiebre de las cárceles, fiebre biliosa, tifo, fiebre pútrida, fiebre
nerviosa, fiebre mucosa; cura todas las enfermedades, tratando á cada una en ra
zon de lo que ofrece de particular.
132
1
lar, } acompañada de un prurito voluptuoso insoportable y de
un olor especial. Esta psora es la sola verdadera causa funda
mental y productora de las innumerables formas morbosas (1)
4
que bajo los nombres de debilidad nerviosa, histérico, hipocon $
dria, manía, melancolía, demencia, furor, epilepsia y espasmos
de toda especie, reblandecimiento de los huesos ó raquitismo,
escoliosis y cyfosis, caries, cancer, fungus hematoides, tejidos
accidentales, gota, hemorroides, ictericia y cyanosis, ' hidropesía,
amenorrea, gastrorrágia, epistasis, hemoptisis, hematuria, me
trorragia, asma y supuracion de los pulmones, impotencia y
esterilidad, jaqueca, sordera , catarata y amaurosis , mal de piedra,
parálisis, abolicion de un sentido, dolores de toda especie, & c. ,
figuran en las patologias como otras tantas enfermedades propias,
distintas é independientes las unas de las otras .
81. El tránsito de este miasma por medio de millones de organis
mos humanos, en el transcurso de algunos centenares de generacio
**
nes, y el estraordinario desarrollo que ha debido adquirir con es.
te motivo, esplican hasta cierto punto como puede actualmente
desplegarse bajo formas tan diferentes, sobre todo si 3 se pone en
51924-4
( 1). Me han sido necesarios doce años de investigaciones para hallar el máṇan
tial de este increible número de afecciones crónicas, descubrir esta grande ver
dad que se habia ocultado á todos mis predecesares y contemporáneos, establecer
las bases de su demostracion, y conocer al mismo tiempo los principales, medios
curativos capaces de combatir las formas de este monstruo de mil cabezas. Mis
observaciones relativas á esto se hallan consignadas en el Tratado de las enferme→
dades crónicas que publiqué en 1828. Antes de haber profundizado esta impor
tapte materią, solo podia enseñar á combatir todas las enfermedades crónicas co
mo individuos aislados, con las sustancias medicinales hasta entonces conocidas
por sus efectos sobre el hombre sano, de manera que mis discípulos trataban cada
caso de afeccion crónica como una enfermedad á parte, como un grupo distinto
de síntomas, lo que no se oponia á aliviarlas con frecuencia lo bastante para que
la humanidad doliente tuviera que felicitarse de los beneficios de la nueva doctri
na, Cuánto mas satisfecha no debe estar la escuela moderna, ahora qué se ha
aproximado mayormente á la perfeccion, y que ha encontrado para la curacion de
los males crónicos debidos á la psora, remedios todavia mas homeopáticos (los an
tipsoricos) , entre quienes puede el verdadero médico elegir aquellos cuyos sín→
tomas medicinales correspondan mejor á la enfermedad crónica que desea curar !
136.1
(1) Por ejemplo, el médico no debe decir: Ha sucedido tal cosa de este modo
ó del otro ? Dar semejante giro á las preguntas es sugerir al enfermo respuestas
falsas é indicaciones engañosas .
140
(1) Por ejemplo: Hace el enfermo del cuerpo? Cómo orina ? Cómo es el sueño
durante el dia, durante la noche? Cuál es la disposicion de su espíritu , de su hu
mor? Hasta qué punto es dueño de sus sentidos? Dónde nota la sed? Qué sabor
tiene de boca? Cuáles son los alimentos y bebidas que mas apetece? Cuáles los
que mas le repugnan? Halla en cada alimento y en cada bebida el sabor que de
be tener, ó encuentra en ellos un gusto estraño? Cómo se halla despues de ha
ber comido ó bebido? Tiene algo que decir respecto á su cabeza, á sus miembros,
ó á su vientre?
(2) Por ejemplo; cuantas veces ha hecho el enfermo del cuerpo? De qué na
turaleza eran las deposiciones? Las dejecciones blanquecinas eran mucosas ó fe
cales? Se hallaba ó no acompañada de dolores la espulsion de los escrementos ?
Cómo eran exactamente estos dolores, y en qué sitio se esperimentaban? Qué es
lo que ha devuelto el enfermo por arriba? El mal sabor de boca que tiene es pú
trido, amargo, ácido , ó de qué especie ? Se advierte antes, durante , ó depues de
haber comido y bebido ? A qué época del dia le nota mas particularmente ? Qué
gusto tienen los eruptos? Sale turbia la orina, ó no se enturbia hasta pasado algun
tiempo? De qué color es al salir? Qué aspecto presenta el sedimento? Qué se no
ta en el enfermo cuando duerme? Se queja? Gime? Habla? Grits? Despierta des
pavorido? Ronca al inspirar , ó al despedir el aire? Se mantiene siempre de espal
das, ó de qué lado se echa? Se tapa bien por sí mismo , ó no puede aguantar la ro
pa? Se despierta facilmente, ó tiene un sueño profundo? Cómo se encuentra al
despertar? Se manifiesta con frecuencia tal ó tal incomocidad? Con qué motivo? Es
cuando el enfermo está sentado , echado , de pie , ó andando? Es solamente en ayu
nas, por la mañana temprano, ó mas bien por la tarde despues de la comida?
3
141
(1) Los médicos de la antigua escuela se hallan muy á gusto en esta parte. No so
lamente nose entregan á una investigacion escrupulosa de todas las circunstancias de
la enfermedad, sino que tambien interrumpen a menudo al enfermo en la relacion
detallada que desea hacer de sus padecimientos, para apresurarse á escribir una
receta compuesta de ingredientes cuyo verdadero efecto les es desconocido. Nin
gun médico alopatista se informa con precision de todas las particularidades de la
enfermedad que tiene á la vista, y ninguno de ellos piensa todavia mucho menos
en ponerlas por escrito. Cuando vuelve á ver al enfermo al cabo de algunos dias,
ha olvidado en gran parte ó totalmente las débiles noticias que se la habian sumi
nistrado, y que sus multiplicadas visitas2 á otras muchas personas han borrado
completamente de su memoria . Todo há entrado por un oido y salido por otro.
En la nueva visita, se concreta igualmente á algunas preguntas generales , hace
como que toma el pulso, mira la lengua, é inmediatamente, sin motivo racional,
escribe otra receta, ó hace continuar con la antigua. Despues, despidiéndose
cortesmente, recorre los otros cincuenta o sesenta desgraciados entre quienes debe
dividirse su mañana , sin que se fatigue de modo alguno su entendimiento. He
aqui como lo mas serio del mundo, el exámen conciencioso de cada enfermo, y el
tratamiento fundado en esta esploracion, se trata por los sugetos que se llaman
médicos, y que pretenden ejercer una medicina racional. El resultado es casi
generalmente malo, como se debia esperar, y sin embargo los infelices enfermos
se ven obligados á dirigirse a tales gentes, ya sea porque no tienen otra cosa en
que escoger, ya por seguir la costumbre recibida.
148
(1) Ningun médico que yo sepa, sino es el grande é inmortal Haller, ha sospe
chado en el discurso de veinte y circo siglos este método tan natural, tan absolu
tamente necesario y tan únicamente verdadero , de observar los efectos puros y
peculiares de cada medicamento, para concluir de ello cuales son las enfermeda
149
des que pueda ser apto á curar. Haller solo, antes que yo, ha reconocido la ne
cesidad de seguir esta marcha (véase el prefacio de su Pharmacopœa Helvets Bâlə
1771 , en fol, p. 12): Nempè primum in corpore sano medela tentanda est, sine-per
grina ulla miscella; odoreque et sapore ejus exploratis, exigua illius dosis ingerenda est
ad omnes, quæ indè contingunt, affectiones, quis pulsus, quis calor, quæ respiratio,
quænam excretiones, attendendum. Inde ad ductum phænomenorum, in sano obviorum
transeas ad experimenta in corpore ægroto, &c. Mas ningun médico se ha aprove
chado de este precioso aviso; nadie ha fijado siquiera en él la atencion .
(1) He consignado los primeros frutos de mis trabajos , tales como se hallaban,
en un opúsculo intitulado: Fragmenta de viribus medicamentorum positivis, sive în
•
sano corpore humano observatis, p. I , II , Leipsic , 1805 , en 8. Otros mas maduros
lo han sido en las diversas ediciones de mi Materia médica pura, y en mi Tratado
de las enfermedades crónicas. 15 4
+ (2) No puede haber otro verdadero método de curar las enfermedades dinámi
cas, (es decir, no quirúrgicas) mas que la homeopatía, del mismo modo que no
150
es posible tirar mas que una sola línea recta entre dos puntos dados. Es necesa
rio, pues, haber profundizado muy poco el estudio de la homeopatía, no haber vis.
to jamas ningun tratamiento homeopático bien motivado, ni haber sabido juzgar
hasta qué punto se hallan privades de fundamento los métodos alepáticos, para
pretender hacer marchar estas detestables prácticas al lado de la verdadera medi
cina, y presentarlas como hermanas, de que no tiene la mener necesidad. La ho
meopatía pura, que casi jamas falla en sus curaciones, que casi siempre obra con
el mas seguro y ventajoso éxito, la homeopatía, repito, rehusa toda asociacion de
este género. J
(1) Véase lo que respecto á esto he dicho en mi Memoria sobre los manantiales
impuros de la Materia médica ordinaria (Prolegómenos de la Materia médică´ pura,
telep
toTop of esf vi Dat ( ro gian
161 3
(1) Pueden permitirse los guisantes, las alubias verdes, y aun las zanahorias,
por ser las legumbres verdes que tienen menos virtudes medicinales.
(2) La persona que se somete á las esperiencias no debe estar acostumbrada al
uso del vino puro , del aguardiente, del café ó del thé , por lo menos haberse
deshabituado de bastante fecha de estas bebidas perjudiciales, entre quienes las
unas son escitantes y las otras medicamentosas.
157
(1) Las esperiencias hechas sobre sí mismo tienen ademas una ventaja que seria
imposible obtener de otro modo . En primer lugar proporcionan el convencimiento
de esta grande verdad , que la virtud curativa de los medicamentos se funda única
mente en la facultad de que gozan de producir cambios en el estado físico y moral
del hombre . En segundo enseñan á comprender sus propias sensaciones, sus
"
pensamientos , su moral , origen de toda verdadera sabiduría ( väl σEAUTÒV)
y hacen adquirir el talento de observacion , de que no puede dispensarse ningun
médico . Las observaciones hechas sobre otro no ofrecen el mismo interes que las
practicadas sobre uno propio. El que observa á los demas debe siempre temer que
no esperimenten exactamente lo que dicen , ó que no espliquen de un modo conve
niente lo que sientan . Jamas hay una seguridad de no haber sido engañado , al
menos en parte . Este obstáculo en el conocimiento de la verdad , que jamas pue
de evitarse enteramente examinando los síntomas morbosos escitados en otro por
la accion de los medicamentos , no existe en los ensayos hechos sobre sí mismo . El
que se pone en esperiencia sabe con exactitud lo que siente, y cada nuevo ensayo
que hace sobre su propia persona es para él un motivo de aumentar mas sus inves
tigaciones, haciéndolas estensivas á otros medicamentos. Seguro , como está , de
no poder engañarse , se hace mucho mas hábil en el arte tan importante de obser
var, y redobla su celo al mismo tiempo , porque aquel le enseña á conocer los verda
deros recursos de la medicina, que en tanta escasez se hallan todavia. No se crea tam
poco que las pequeñas incomodidades que se contraen ensayando los medicamentos
son perjudiciales á la salud. La esperiencia prueba por el contrario, que bacen al
organismo mas apto á rechazar todas las causas morbíficas, naturales ó artificiales,
y le endurecen contra su influencia . La salud llega á hacerse mas sólida y el cuerpo
mas robusto.
(2) Los síntomas que no se han notado en el curso de toda la enfermedad , ó que
solo se han observado mucho tiempo antes de ella, en una palabra, que son nue
vos y pertenecen al remedio .
163
mente me han ayudado en este trabajo varios médicos jóvenes, cuyas observacio
nes he examinado yo mismo escrupulosamente, Mas¡ qué no se conseguirá hacer
en materia de curaciones , cuando numerosos observadores, sobre cuya esactitud se
pueda contar, hayan contribuido con investigaciones hechas sobre sí mismos á en
riquecer esta Materia médica, la sola verdadera que puede existir ! El arte de
curar se aproximará entonces á las ciencias matemáticas , respecto á su certeza.
( 1) Véase anteriormente 109 , la nota,
dengan
1
165
las primeras horas, presagio feliz que anuncia las mas veces que
la enfermedad aguda cederá á la primera dosis, nada ofrece que
no sea regular : porque la enfermedad medicinal debe natural
mente ser un poco mas fuerte que el mal á cuya estincion se la
destina, si se desea que le sobrepuge y le cure, del mismo modo
tambien que una enfermedad natural solo puede destruir y ha
cer cesar á otra que se la parece , cuando tiene mas fuerza y mas
intensidad que ella ( V. 43-48 ) .
159, Cuanto mas débil es la dosis del remedio homeopático,
tanto mas ligero y de corta duracion es tambien el aumento apa
rente de la enfermedad en las primeras horas.
160. Sin embargo, como es casi imposible atenuar bastante la
dosis del remedio homeopático para que no sea esta susceptible
de corregir, esceder y curar perfectamente la enfermedad que
se le semeja ( véase la nota del 249 ) , se concibe sin dificultad
que toda dosis de este medicamento que no sea la mas pequeña
posible, puede aun ocasionar una agravacion homeopática du
rante la primera hora que transcurre despues de haberla tomado
el enfermo ( I).
(1) Esta preponderancia de los síntomas medicamentosos sobre los sintomas mor
bíficos naturales, que semeja á una exasperacion de la enfermedad, ha sido tam
bien notada por otros médicos, todas las veces que ponia la casualidad entre sus
manos algun remedio homeopático . Cuando despues de haber tomado el azufre, se
queja el sarnoso de que aumenta su erupcion , el médico que no conoce la causa,
le consuela diciéndole que es necesario salga toda la sarna para poder curar ; mas
ignora que es un exantema provocado por el azufre , que toma la apariencia de
una exasperacion psórica. Leroy nos asegura que el pensamiento ( Viola tricolor)
empezó por empeorar una erupcion de la cara, que hizo despues desaparecer ;
pero no sabia que esta exageracion aparente del mal provenia tan solo de haber
administrado una dosis escesiva del medicamento que era , en dicho caso, homeo
pático. Lysons (Med . trans . , vol . I , Londres, 1772 ) dice, que las enfermeda
des de la piel que con mayor seguridad ceden á la corteza del olmo, son tambien
aquellas que esta sustancia hace aumentar en un principio. Si no hubiera admi
nistrado, segun costumbre de la medicina alopática, la corteza del olmo á dosis
enormes, sino mas bien, como lo exijia el carácter homeopático , la hubiese hecho
tomar á dosis estremadamente pequeñas, los exantemas contra quienes la prescri
bia, habrian podido ceder sin esperimentar este aumento de intensidad, ó dando
solamente lugar á uno muy ligero.
22
170
ro, que apesar de todo el cuidado con que se las pueda examinar
en un principio ( V. 84-98), no manifiestan mas que uno ó dos
síntomas fuertes y violentos; todos los otros solo existen á un
grado poco pronunciado .
177. Para tratar con buen éxito este caso, no obstante que se
presenta rara vez, se empieza por elegir, segun la indicacion de
los síntomas poco numerosos que se perciben, el medicamento
que parece ser el mas homeopático.
178. Podrá muy bien suceder que este remedio, elegido segun
todas las exigencias de la ley homeopática, ofrezca la enferme→
dad artificial que su analogía con la enfermedadad natural, hace
apropiada para operar la destruccion de esta última, y esto será
tanto mas posible, cuanto que los síntomas del mal natural scan
mas notables, mas pronunciados y mas característicos .
179. Pero lo que mas frecuentemente sucede, es que solo com
venga en parte á la enfermedad y que no se adapte á ella de un
modo exacto, por no haberse podido hacer la eleccion á conse
cuencia de un número suficiente de síntomas.
180. Así, obrando entonces sobre una enfermedad á la cual no
corresponde mas que en parte, el medicamento escitará males
accesorios, como en el caso ( V. 162 y siguientes ) en que ha sido
imperfecta la eleccion por la penuria de remedios homeopáticos.
Dará, pues, lugar á muchos de los accidentes que pertenecen á
la serie de sus propios síntomas. Mas estos accidentes son igual
mente síntomas propios de la enfermedad misma, los cuales
no habia notado el enfermo hasta este momento, ó que solo
habia esperimentado rara vez, y que no hacen entonces mas que
desarrollarse á un grado superior. Se manifestarán ó se exaspe
rarán accidentes, que poco tiempo antes no percibia el enfermo,
ó que solo scntia de un modo muy indeterminado .
181. Se objetará acaso que los males accesorios y los nuevos
sintomas de enfermedad que entonces aparecen, deben atribuirse
al remedio que acaba de ser administrado. Tal es su origen en
efecto (1 ) . Sin duda que provienen de este remedio ( V. 105) , Mas
(1) Los cauterios (fuentes) de los médicos de la antigua Escuela producen algo
parecido á esto. Las úlceras que el arte determina al esterior mitigan, es verdad,
muchas enfermedades crónicas internas, pero solo las acallan por un corto espacio
de tiempo, sin poderlas curar ; por otra parte debilitan el organismo, y le atacan
de un modo mas profundo que podrian hacerlo la mayor parte de las metástasis
provocadas instintivamente por la fuerza vital.
182
(1) El acónito produce rara vez, ó acaso nunca , una curacion rápida y dura
dera, cuando el humor del enfermo es igual y apacible; nila nuez vómica, cuando
el carácter es suave y flegmático; ni la pulsátila , cuando es alegre, sereno y obs
tinado ; ni el haba de San Ignacio , cuando el humor es invariable y poco sugeto å
sentir pena ni susto .
188
(1) Sucede muy rara vez que una afeccion del espíritu ó del moral que tenga
ya cierto tiempo de fecha, cese por sí misma (transportándose la enfermedad in
terna á los órganos mas groseros del cuerpo) . A esta especie pertenecen aquellos
casos poco comunes en que se ven salir algunos hombres de las casas de orates,
curados en apariencia. Fuera de estos, dichos establecimientos continuan siem
pre llenos , y para entrar nuevos locos necesita haber proporcionado la muerte al
gunas plazas vacantes. Ninguno sale curado de un modo verdadero y permanen
te! Prueba evidente , entre otras muchas, de la nulidad de la medicina á que ri
dículamente se ha dado el epiteto de racional. Cuántas veces, por el contrario,
no ha conseguido la pura y verdadera medicina, la homeopatía, devolver la salud
190
del cuerpo y del espíritu á los infelices que padecian de enagenaciones mentales,
restituyéndoles al mundo para quien se hallaban perdidos ?
(1) Parece que el espíritu siente conocer la verdad de estas representaciones, y
que obra sobre el cuerpo cual si quisiera restablecer la armonía perdida: mas la
reaccion de este último, por medio de su enfermedad, sobre los órganos del espíritu
y del alma, aumenta el desórden que ya reina en ellos, y se descarga asi de sus
propios padecimientos.
191
(1) Es imposible que dos ó tres estados diferentes alternen juntos. Puede suce
der, por ejemplo, por lo que respecta á la alternacion de dos estados diversos , que
se manifiesten ciertos dolores en las estremidades inferiores tan luego como des
aparece una oftalmia, y que vuelva despues esta apenas hayan cesado los dolores;
ó que alternen de cerca espasmos y convulsiones con otra afeccion cualquiera ,
ya sea de todo el cuerpo , ya de una de sus partes. Mas es posible tambien, en
caso de una triple alianza de estados alternativos de una enfermedad continua ,
que á una superabundancia aparente de salud, á una exaltacion de las facultades
del cuerpo y del espíritu (alegría insólita , vivacidad escesiva , sentimiento exage
25
194
fria. Tampoco admite otra diferencia mas que la del tiempo en que vuelven á
reproducirse los accesos, y funda sobre esto las denominaciones de fiebre cotidiana ,
terciana, cuartana, &c. Pero, aun prescindiendo de la diversidad que ofrecen re
lativamente á las épocas de sus paroxismos, las fiebres intermitentes presentan to
davia otras diferencias mas importantes. Hay una multitud de estas fiebres á que
no se puede dar el nombre de frias , porque sus accesos consisten únicamente en
calor; otras que no estan caracterizadas mas que por el frio seguido ó no de su -
dor; otras ademas hielan todo el cuerpo del enfermo , y le hacen sin embargo es
perimentar una sensacion de calor, ó sino escitan en él una sensacion de frio, aun
que su cuerpo parezca muy caliente al tacto ; en muchas, uno de sus paroxismos
se limita á horripilaciones ó solo frio , mientras el siguiente no consiste mas que en
calor remplazado ó no por el sudor; alli, el calor se pronuncia primero , y el frio
se declara despues; aqui, el frio y el calor hacen lugar á una completa apiréxia ,
mientras el paroxismo siguiente , que no se verifica hasta pasadas muchas horas, se
halla representado únicamente por sudores; en ciertos casos no se observa la menor
señal de sudor; en ciertos otros el acceso se compone esclusivamente de él, sin
frio y sin calor, ó corre el sudor tan solo durante este último. Del mismo modo
existe una infinidad de diferencias relativas sobre todo á los síntomas accesorios,
al carácter particular del dolor de cabeza , al mal sabor de boca , al dolor de estó
mago, al vómito , á la diarrea, á la falta ó al grado de la sed , al género de los do
lores que se sienten en el cuerpo y los miembros , al sueño , al delirio , á las altera
ciones del humor, á los espasmos, &c. , que se manifiestan antes ó despues del frio,
antes ó despues del calor, antes ó despues del sudor, sin contar todavia multitud
de otras variedades. Todos estos caractéres constituyen seguramente fiebres inter
mitentes muy diversas, cada una de las cuales reclama como es natural un trata
miento homeopático que la sea propio. Verdad es, debe confesarse, que casi to
das pueden ser suprimidas (como frecuentemente sucede) por grandes, por enormes
dosis de quina ó de sulfato de quinina, es decir, que estas sustancias impiden su
reaparicion periódica y destruyen su tipo; mas cuando el medicamento ha sido
empleado contra fiebres intermitentes á que no convenia, tampoco se halla curado
el paciente por mas que se haya estinguido el tipo de su afeccion , está enfermo
de otro modo , y veces mucho mas de lo que estaba anteriormente; es el blanco
de una enfermedad quínica especial y crónica, que no siempre es dado á la ver
dadera medicina hacerla desaparecer en poco tiempo . ¡ Y es esto lo que se llama
curar !
196
(1) El autor coloca aqui una larga nota que suprimimos en razon de hallarse
reproducida por entero en el primer volúmen del Tratado de Materia médica pura,
cuya traduccion debe seguir á la de esta obra ( Prolegómenos .- Sobre la repeticion
de un medicamento homeopático).
201
TECA
BIBLIO
B
202
(1) Sin embargo, este caso sucede rara vez. Asi, por ejemplo, el enfermo
casi nunca tiene sed mas que de agua pura en las enfermedades francamente infla
matorias, que reclaman de un modo tan imperioso el açónite, cuya accion queda
ria destruida penetrando en el organismo bebidas saturadas con ácidos vegetales.
207
(1) Todas las sustancias animales y végétales crodas tienen mas ở medos virtu
des médicinales, y pueden modificar el estado del hombre, cada una á sú módo•
Las plantas y los animales de que se alimentan los pueblos civilizados tienen so
bre las demas la ventaja de contener mayor cantidad de partes nutritivas, y de
poseer virtudes medicinales menos enérgicas, que disminuyen todavía mucho por
medio de las preparaciones que se las hace esperimentar, comó la espresión def
jugo nocivo (el cazabe en América;) la fermentación (de la pasta cơn que se hace
el pan, de la colieostra, &c.) las fumigaciones, la ebullición, la torrefaccion, &c. ,
que destruyen ó disipan las partes á que adhieren estas virtudes. La adicion de la
sal (salazon) y de la vinagre (ensaladas) produce tambien este efecto, pero resul
tan de ello otros inconvénientes.
Las plantas dotadas de las virtudes medicinales más enérgicas, se despojat
igualmente de ellas en todo ó en parte, cuando se las trata de esta misma mañera.
Las raices de iris, de rábano silvestre, de peonía, &c., se vuelven casi inertes por
la desecacion. El jugo de los vegetales mas violentos se reduce muchas veces á
una masa totalmente inerte por la acción del calor que sirve para préparar los es
tractes ordinarios. Basta dejar algun tiempo quieto el jugo de la planta más da~
ñosa, para que pierda todas sus propiedades; paša rápidamente por sí mismó á la
fermentacion vinosa, cuando la temperatura és moderada, se agria al instantë, y
se putreface despues, lo que acaba de destruir en él toda sú virtud medicinal; el
sedimento que entonces se precipita al fondo no es ya mas que una fécula inerte.
Las yerbas verdes que se amontonan en un punto pierden igualmente la mayor
parte de cuanto contienen de medicamentoso, por la especie de exudación que es
perimentan.
208
siste, pues, en que estas materias, aunque se hallen perfectamente secas, retienen
todavia cierta humedad, condicion indispensable á la coherencia de su tejido , que
no impide á la droga permanecer incorruptible mientras se conserva entera, pero
que llega á ser superfiua desde el momento en que se la • pulveriza . Se sigue de
aqui , que una sustancia animal ó vegetal que estaba bien seca cuando entera , da
unos polvos ligeramente húmedos , que no tardan en alterarse y enmohecerse en los,
frascos, aunque esten bien tapados, si antes no se ha tenido cuidado de privarles de
toda su humedad . El mejor modo de conseguirlo consiste en estenderlos sobre un
plato hondo de hoja de lata, que se calienta en un baño- maría , y dejarlos asi, revol
viéndolos á menudo , hasta que no se reunan ya en burujones, y se deslicen fácil
mente todas sus partículas unas sobre otras como la arena fina . Secos de este mo
do, y conservados en frascos bien enlacrados, quedan para siempre inalterables ,
y conservan sus virtudes primitivas, sin enmohecerse jamas ni criar mitas ( pe
queños insectos) . Debe cuidarse particularmente de poner los frascos al abri
go de la luz , en cajas ó gavetas. Cuando puede penetrar el aire en estos frascos,
cuando estan espuestos á la acción de los rayos del sol ó de la claridad difusa , las
sustancias animales y vegetales pierden de mas en mas sus virtudes, lo que ya las
sucede cuando se hallan en grandes pedazos , y con mayor razon cuando estan re
ducidas á polvos.
(1) Fundándome sobre multiplicadas esperiencias y observaciones exactas, y
deseando establecer un término preciso y medio en el desarrollo de la virtud de
los medicamentos líquidos, he juzgado á propósito recomendar no se den mas que
dos vigorosas oscilaciones á cada frasco; en otro tiempo solia darles algunas mas,
10 que desarrollaba demasiado la potencia de los remedios. Hay algunos homeo
patistas que llevan consigo los medicamentos homeopáticos bajo la forma líquida
27
210
en el curso de sus visitas, y que suponen no se exageran por este medio sus virtu
des con el tiempo. Sostener una thesis semejante es probar que no se posee un es
píritu de observacion bastante exacto. He disuelto un grano de anatron (sal ál
kali natural ) en media onza de agua mezclada con un poco de alcohol , y le he os
cilado durante media hora , sin interrupcion , en el frasco que contenia el líquido ,
y que solo estaba lleno de este último hasta las dos terceras partes de su capaci
dad; he encontrado despues que esta disolucion igualaba en energía á la trein
tésima potencia .
(1) Como se halla mas estensamente espuesto en los discursos que preceden á la
enumeracion de los síntomas de los medicamentos comprendidos en el primer volú
men del Tratado de materia médica pura.
(2) A la verdad, algunos homeopatistas han ensayado en los casos en que un
remedio convenia á una sola parte de los síntomas, y otro á los restantes , adminis
trar los dos medicamentos á la vez ; mas prevengo seriamente desconfiar de esta
maniobra, que jamas podrá ser necesaria , aun en los casos mismos en que pudiera
parecer útil .
211
(1) Los elogios que algunos homeopatistas poco numerosos han dado en estos
últimos tiempos á las fuertes dosis, dependen, por una parte, de que habian ele
gido las primeras diluciones del medicamento , con corta diferencia como yo mismo
lo hacia hace veinte años, cuando aun no habia sido ilustrado por la esperiencia;
por otra , de que los medicamentos elegidos por ellos no eran perfectamente bo
meópáticos.
(2) Véase la nota del 246,
213
(1) Sepan de los matemáticos que cualquiera que sea el número de partes en
que se divida una sustancia , cada porcion contiene sin embargo todavia una corta
cantidad de ella , y que de consiguiente la mas pequeña partícula que se pueda
imaginar nunca deja de ser algo , jamas se convierte en nada ! Sepan de los fisi
cos que existen inmensas potencias que no tienen peso , como el calórico , la luz,
& c ,, y que, por este mismo hecho , son infinitamente mas sutiles que el contenido
medicinal de las mas pequeñas dosis de la homeopatía! Pesen , si pueden, las pa
labras ofensivas que determinan una fiebre biliosa, ó la dolorosa noticia de la
muerte de un hijo único, que hace perecer á una madre tierna ! Toquen , aunque
sola sea durante un cuarto de hora, un iman capaz de sostener cien libras, y los
dolores que esperimentarán podrán enseñarles que las influencias imponderables
son capaces tambien de producir sobre el hombre los efectos medicinales mas vio
lentos ! Háganse aplicar suavemente los que tengan una débil complexion , há.
ganse aplicar, repito, sobre la boca del estómago , durante algunos minutos , la es
tremidad del pulgar de un magnetizador que haya fijado decididamente su volun
tad, y las desagradables sensaciones que esperimentarán podrán hacerles arrepen
tir bien pronto de haber querido asignar límites á la actividad de la naturaleza!
El alopatista que, ensayando el método homeopático , no se atreve á adminis
trar unas dosis tan débiles y tan atenuadas, no tiene mas que preguntarse á sí mís
mo qué peligro corre prescribiéndolas. Si nada hubiese de real fuera de lo que
tiene peso, si todo lo que no le tiene debiera equivaler á cero, una dosis que le pa
rece nada, tampoco podria ocasionar otro resultado desagradable mas que el de
no producir efecto alguno,. lo que por lo menos es una cosa mucho mas inocente
que los resultados á que conducen las fuertes dosis de los medicamentos alopáticos.
¿ Porqué quiere mas bien dar crédito á su inesperiencia rodeada de preocupacio
nes, y juzgarla mas competente en la materia que una esperiencia de muchos
años que se apoya en los hechos ? Por otra parte , el medicamento homeopático,
á cada division ó dilucion , adquiere un nuevo grado de potencia por el sacudi
miento que se le comunica, medio ignorado antes de mí de desarrollar las virtudes
inherentes á las sustancias medicinales , y que es de tal modo enérgico , que en es
tos últimos tiempos la esperiencia me ha obligado á reducir á dos el número de los
sacudimientos , de que anteriormente prescribia diez para cada dilucion.
115
(1) Supongamos que la gota de una mezcla que contenga un décimo de grano de sus
tancia medicinal produzca un fecto = a; una gota de otra mezcla que solo encier
re un centécimo de grano de esta misma sustancia, no determinará mas que un
efecto =2; si contiene un diezmi- lésimo de grano del medicamento, elefecto será =2:
si un millonésimo , será = 2 , y asi por lo que respecta á todas las demas; por mane
ra que, en igualdad de dosis, el efecto del remedio sobre el cuerpo solo se debilita
cerca de una mitad cada vez que disminuye su cantidad nueve décimas partes delo
que anteriomente era. He visto con mucha frecuencia á una gota de la tintura de
nuez vómica al decillonécimo grado de dilucion , producir exactamnete la mitad del
efecto que otra al cuatrillonésimo grado, administrándolas una y otra á la misma
persona y en las mismas circunstancias.
(2) Lo mejor que cabe hacer al efecto es emplear pequeños globulitos de azú
car del grandor de un grano de adormidera. Uno de estos glóbulos, im.
pregnado del medicamento y puesto en el vehículo, constituye una dosis que con
tiene cerca de la trecentésima parte de una gota, porque trescientos globulitos de
esta epecie se hallan bastantemente empapados con una sola gota de alcohol. Co
locando este granito sobre la lengua , sin beber despues cosa alguna , se disminuye
considerablemente la dosis. Mas si , por ser muy sensible el enfermo, hubiera ne
cesidad de emplear la dosis mas pequeña posible, obteniendo sin embargo el re
sultado mas pronto, puede limitarse á una simple y única inspiracion.
217
( 1) El vino y el alcohol , los mas simples de todos los escitantes , son tambien los
solos cuyo efecto enardeciente y embriagante disminuye cuando se les dilata en
mucha agua .
(2) Cuando empleo la palabra íntimo quiero decir, que sacudiendo una vez la
gota de líquido medicinal con cien gotas de álcohol , esto es, que tomando en la
mano el frasco que contiene todo, y moviendo con rapidez y fuerza el brazo de
arriba á bajo, obtendré ya por este medio una exacta mezcla; pero que dos, tres ó
diez movimientos semejantes harán esta misma mezcla mucho mas íntima todavia,
es decir, desarrollarán en cierto modo la potencia del medicamento , y harán su ac
cion sobre los nervios mucho mas penetrante . Cuando se ejecuta la dilucion de las
sustancias medicinales, se hace bien en no dar mas que dos sacudimientos á cada
uno de los veinte ó treinta frascos sucesivos, si solo se desea desarrollar modera
damente su potencia activa. Tambien será ventajoso, al atenuar los polvos , no
insistir demasiado moliéndolos en el mortero: asi , cuando se necesite mezclar un
grano entero del medicamento con los primeros cien granos de azúcar de leche , no
se molerá con fuerza mas que durante una hora, espacio de tiempo que tampoco se
" deberá esceder respecto á las atenuaciones subsecuentes, á fin de que el desarrollo
de la fuerza del remedio no salga de sus límites,
28
218
291. Aun los órganos que han perdido el sentido á que estaban
especialmente destinados, por egemplo, la lengua y el paladar
privados del gusto, la nariz despojada del olfato, comunican á
todas las demas partes del cuerpo el efecto de los remedios
que solo obran inmediatamente sobre ellos, de un modo tan per
fecto como si estuvieran en posesion de su facultad propia .
292. La superficie del cuerpo, aunque cubierta de piel y de
epidermis, no es por eso menos apta á recibir la accion de los
medicamentos, sobre todo de los que estan líquidos. Sin em
bargo las porciones mas sensibles de esta cubierta son tambien
las que tienen mas facilidad en esperimentarla ( 1 ).
293. Creo necesario hablar tambien aqui del magnetismo
animal, cuya naturaleza difiere tanto de la de los demas reme
dios. Esta fuerza curativa, que se deberia llamar mesmerismo del
nombre de su inventor, sobre la realidad de la cual solo los in
sensatos pueden suscitar dudas, y que la voluntad firme de un
hombre benevolo hace afluir en el cuerpo de un enfermo, por
medio de tactos, obra de un modo homeopático escitando sínto
mas semejantes á los de la enfermedad, objeto que se consigue á
beneficio de una sola pasada hecha, estando la voluntad medio
cremente tensa, deslizando lentamente la palma de las manos
sobre el cuerpo desde el vértice de la cabeza hasta la estremidad
de los pies (2) . Bajo esta forma el mesmerismo conviene, por
(1) De consiguiente, una pasada negativa, sobre todo muy rápida, seria estre
madamente perjudicial á una persona atacada de debilidad crónica y en quien la
vida tuviera poca energía.
(2) Un joven y robusto aldeano, de 18 años de edad, fué magnetizado , á causa
de una ligera incomodidad, por una muger que practicó sobre él repetidas y vigo
rosas pasadas con la estremidad de los dos pulgares, en la region precordial , por
bajo de las costillas; inmediatamente cayó, pálido como la muerte, en un estado de
insensibilidad y de inmovilidad tal, que fueron inútiles todos los medios empleados
para volverle en sí, y que se le creyó realmente muerto . Mandé á su hermano ma
yor que practicase en él una pasada negativa con toda la rapidez posible desde el
colodrillo hasta la estremidad de los pies; al momento recobró sus sentidos , y se
encontró tan lleno de salud y bien dispuesto, como si no le hubiera sucedido cosa
alguna.
00
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DEVOELEN
341*
A A
$253000
TABLA ANALITICA
DE
MATERIAS .
PREFACIO. 3
INTRODUCCION . 9
Golpe de vista sobre los métodos alopático y paliativo de las Escuelas que
han dominado hasta este dia en medicina. Ibid.
Ejemplos de curaciones homeopáticas hechas involuntariamente por médicos
de la antigua Escuela. 48
Entre las personas estrañas al arte de curar , se han encontrado tambien mu
chas que habian ya observado que los tratamientos homeopáticos eran los
solos eficaces. 80
Se han visto ademas en todos tiempos algunos médicos que consideraban este
modo de tratar las enfermedades como el mejor de todos. 82
ORGANON DE LA MEDICINA. 87
1-2. La sola mision del médico es la de curar las enfermedades de una ma
nera pronta, suave y duradera . Ibid.
No consiste pues en forjar teorías, sistemas y esplicaciones. Ibid.
3.4. El médico debe examinar en las enfermedades, cuanto hay que curar, y
en los diversos medicamentos, cuanto egerce el poder curativo , á fin de
hallarse en estado de apropiar esto á aquello. Debe saber conservar tam
bien la salud de los hombres. 88
5. Para curar se pone en contribución todo cuanto pueda averiguarse res
pecto á la causa ocasional , la causa fundamental y demas circunstancias . Ibid.
6. La4 enfermedad no consiste, para el médico mas que en la totalidad de
los síntomas. Ibid·
Impotencia de los esfuerzos de la antigua Escuela para descubrir la esencia ó
-la causa primera de las enfermedades . 89
7. Considerando las circunstancias (5) , el médico no necesita , para cura▾ una
enfermedad, mas que hacer desaparecer la totalidad de los síntoma” . Ibid.
Se debe separar la causa que evidentemente ocasiona y entretien la enfer
medad. Ibid.
224
No dirigiéndose el método paliativo mas que contra un solo síntoma , debe
90
o.
8. ser ruidchad
Destdese os todo s los síntomas , la enfermedad se halla curada . Ibid.
Ibid.
No tiene razon la antigua Escuela en negar esta proposicion .
9. Durante la salud , una fuerza espiritual , (autocracia , fuerza vital ) rige el
91
organismo , y mantiene en él la armonía .
10. Sin esta fuerza espiritual , que le vivifica , el organismo se halla muerto. Ibid.
11. En la enfermedad , no hay primitivamente mas que la fuerza vital que esté
desarmonizada de una manera morbosa ; y espresa su padecimiento (el cambio
interno ) por medio de anomalías en el modo de obrar y de sentir del orga
Ibid.
nism o . l za
12. Es inúti , para curar , saber como la fuer vital produce los síntomas. 92
La desaparicion de la totalidad de los síntomas pone tambien un término al
padecimiento de la fuerza vital, es decir , á todo el estado morboso , interno
Ibid.
estern
13.y Admi o . que las enfermedades no- quirúrgicas son cosas especiales y sepa
tir
radas del cuerpo del hombre , que se establecen ó se alojan en él , es una
idea absurda , á la cual debe la alopatía todo el mal que ha podido pro
Ibid.
14.duciTodr .o cuanto existe en la enfermedad susceptible de ser curado , se ma
Ibid.
nifiesta al médico por medio de los síntomas.
15. El padecimiento de la fuerza vital y los síntomas morbosos que de él resul
93
tan, constituyen un todo indivisible , una sola y misma cosa.
16. Nuestra fuerza vital espiritual solo puede desarmonizarse por la influencia
virtual de las causas morbíficas , y no puede tampoco ser rearmonizada mas
Ibid.
que por la accion dinámica de los medicamentos .
17. Disipando la totalidad de los síntomas , destruye el médico la totalidad de
Ibid.
la enfermedad. 91
Egemplos en apo yo de esta proposicion.
d
18. La totalida de los síntomas es la sola indicacion que debe guiar en la elec
Ibid.
19.cion
El del
cambi o dio
reme que. producen las enfermedades en el modo de sentir y de
obrar ( el conjunto de los síntomas ) no puede ser curado por los medicamen
tos, sino en cuanto tengan estos la facultad de determinar igualmente un cam.
Ibid.
bio en el modo de sentir y de obrar del hombre .
20. Esta facultad que tienen los medicamentos de escitar cambios en el modo
de sentir y de obrar , solo puede conocerse exactamente por medio de su ac
95
21.cion sínteomas
Lossobr personas sanasque
morbosos . producen los medicamentos en el hombre sano
constituyen el solo medio que permita conocer la virtud curativa que
Ibid.
en esto bas. la esperiencia que los medicamentos que determinan sínto
22.poɛe
Si prue
mas semejantes á los de la enfermedad , son los agentes terapéuticos que
curan esta última del modo mas seguro y mas duradero , á estos medica
225
40.- III. Puede suceder tambien que despues de haber obrado durante
largo tiempo sobre el cuerpo , la nueva enfermedad se asocie à la que ya
existia antes de ella, y que no se la parecia ; de aqui resulta una compli
cacion de dos enfermedades desemejantes, que no se destruyen una á
otra. 106
41. Mas á menudo que en el curso de la naturaleza , sucede, en el de los trata
mientos dirigidos segun el método ordinario, que una enfermedad artificial
producida por el uso prolongado de un medicamento alopático violento, se
asocie á la antigua enfermedad que no se la parece , y que de consiguiente
no podria ser curada por ella ; de manera que el hombre atacado de la afec
cion crónica se halla entonces doblemente enfermo. 108
42. Las enfermedades que se complican de este modo ocupan en razon de
su desemejanza , el sitio que mas conviene á cada una de ellas en el orga
nísmo. Ibid.
43-44. Mas no sucede lo mismo cuando á una enfermedad ya existente viene
á reunirse otra semejante , y algun tanto mas fuerte, porque entonces esta
última estingue y cura á la otra. 109
45. Esplicacion de este fenómeno. Ibid.
46. Egemplos de enfermedades crónicas que han sido curadas por la aparicion
accidental de otra enfermedad semejante , pero mas intensa. 110
47-49. Aun entre las enfermedades que se asocian entre sí por el solo impulso
de la naturaleza, no pueden estinguirse y curarse recíprocamente mas que
aquellas cuyos síntomas se semejan. Jamas pertenece esta facultad á una
enfermedad desemejante. De aqui debe el médico inferir cuales son los
medicamentos que pueden curar de un modo cierto, es decir, los remedios
homeopáticos. 113
1
50. La naturaleza solo posee un cortísimo número de enfermedades que poder
emplear homeopáticamente contra otras, y aun todavia en este caso encuen
tra una multitud de inconvenientes . 114
51. Por el contrario , el médico posee innumerables agentes de curacion que
tienen notables ventajas sobre aquellos de que puede disponer la natura
leza. 115
52. Cuanto se verifica en la naturaleza le enseña que solo debe tratar las en
fermedades con remedios homeopaticos, y no con agentes alopáticos , que
lejos de curar al enfermo, empeoran constantemente su situacion. Ibid.
53-54. No hay mas que tres modos posibles de emplear los medicamentos con
tra las enfermedades. 116
1. El homeopático, único eficaz y salutario. 117
55. 2. El alopático ó heteropático . Ibid.
56. 3. El antipático ó enantiopático , que solo es paliativo. Ibid.
Ensayos aventurados con la isopatía. Ibid
57. Esposicion del método en virtud del cual se prescribe, contra un síntoma
aislado de enfermedad, un remedio que produce un efecto opuesto (contraria
contrariis) . Ibid.
227
Egemplos. 118
58. Este método antipático no solamente es vicioso porque conformándose
con sus preceptos, no se combate mas que un solo síntoma, sino tambien
porque, en las enfermedades crónicas, spues de haber disminuido el mal
en apariencia durante algun tiempo, le deja en seguida reproducirse mas
grave que en un principio. Ibid.
Testimonio de los autores . 119
59. Efectos perjudiciales de algunos tratamientos antipáticos . Ibid.
60. El aumento gradual de las dosis, cuando se insiste en el empleo de un
paliativo, lejos de curar las enfermedades crónicas, no hace mas que exaspe
rar el estado del enfermo. 122
61. Los médicos habrian debido conocer en consecuencia, que la única direc
cion ventajosa que podia seguirse era la de adoptar el método directamente
opuesto á este, ó sea el homeopático . 1bid.
62. Razon en que depende que el método paliativo es perjudicial , y el homeo
pático es únicamente el salutario . 123
63. Se funda principalmente en la diferencia que existe entre el efecto primiti
vo producido por la accion de un medicamento cualquiera sobre el cuerpo ,
y el efecto consecutivo determinado despues por la reaccion del organismo,
ó de la fuerza vital . Ibid.
64. Esplicacion del efecto primitivo y del efecto secundario . 124
65. Ejemplos de uno y otro. Ibid.
66. Las menores dosis posibles de medicamentos homeopáticos son las únicas
que determinan la reaccion de la fuerza vital á manifestarse esclusivamente
por el restablecimiento del equilibrio de la salud. 125
67. Se sigue de todas estas verdades , que el método homeopático es el única
mente salutario, y que al antipático ó paliativo obra en sentido inverso
del fin que se propone . Ibid.
Casos escepcionales en que puede ser útil recurrir á la administracion antipȧ
tica de los medicamentos. Ibid.
68. Cómo emana de estas verdades la escelencia del método homeopático . 126
69. Cómo se sigue de ellas el cáracter nocivo del método antipático. Ibid.
Las sensaciones opuestas no se neutralizan en el sensorio del hombre , ni obran
unas sobre otras como lo hacen, en química, las sustancias dotadas de pro
piedades opuestas. 127
Egemplos en apoyo de esta asercion. 128
70. Idea sumaria del método hemeopático . 129
71. Se necesitan tres cosas para curar : 1. conocer la enfermedad ; 2. conocer
el efecto de los medicamentos ; 3. saber emplear estos con oportunidad . 130
72. Consideraciones generales sobre las enfermedades agudas y crónicas. Ibid.
73. Enfermedades agudas esporádicas, epidémicas; miasmas agudos. 131
74. De todas las enfermedades crónicas las mas desagradables son las que
produce el falso arte de los alopatistas . 132
228
207. Informaciones relativas á los tratamientos que han sido puestos anterior
mente en uso. 185
208-209. Otros informes preliminares que deben tomarse antes de trazar el
cuadro de la enfermedad crónica. Ibid.
210-230. Tratamiento de las enfermedades llamadas mentales. Ibid.
231-232. Enfermedades alternantes. 193
233-234. Enfermedades que adoptan un tipo. 194
235-244. Fiebres intermitentes. Ibid.
245-251 . Modo de emplear los remedios. 199
252-256. Signos del alivio incipiente. 202
257-258 Ciega predileccion por ciertos remedios favoritos, é injusta aversion
por otros. 204
259-261 . Régimen alimenticio de las enfermedades crónicas. Ibid.
Cosas perjudiciales en el modo de vivir. 205
262-263 . Régimen alimenticio de las enfermedades agudas. 206
264-266. Eleccion de los remedios mas enérgicos y más puros. Ibid.
Cambios determinados en algunas sustancias por las préparaciones que las
hacen aptas á servir de alimentos. 207
267. Preparacion de los remedios mas enérgicos y mas duraderos con las plan
tas que pueden proporcionarse frescas. lbid.
168. Sustancias vegetales secas. 208
Preparacion de los polvos que se desean conservar. Ibid.
169-271. Modo de preparar los remedios homeopáticos con las drogas simples,
para desarrollar en lo posible sus virtudes medicinales. 209
272-274. No se debe administrar al enfermo mas que un solo medicamento sim
ple á la vez . 210
275-287. Cantidad de las dosis en los tratamientos homeopáticos. Manera de
aumentarlas ó de disminuirlas, Modo de acrecentar su energía. 211
288-292. Que partes del cuerpo son mas o menos accesibles á la accion de los
medicamentos. 218
293-294 Magnetismo animal. 219
Su empleo positivo y su empleo negativos. 221
jt nda Feat
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