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1111 sLa obra, Ricardo Manuel Rojas propone una líncn d

lnvt'fitigación del derecho que parta de las decisiones ind i, 1


d1111los hacia la solución de los conflictos, compatible con In
t•luboración teórica desarrollada por la Escuela Austriaco de
o M. Rojas
h ·onomía.

1ksde los fundamentos praxeológicos - que el propio Ludw1y


, mentos
von Mises propuso extender a otras ciencias sociales 1111\N
11 llá de la Economía- y la idea de Bruno Leoni de coni; idl
rur que el derecho nace con el primer reclamo, Rojas :-:oi-1l l'
ológicos
11c que es necesario elaborar teor ía respecto de vari os l'le
111cntos constitutivos del derecho a partir del individua lii;11111
recho
metodológico. Ello permitiría ofrecer una teoría jurld1n1
nucida de decisiones y acciones individuales, desligando ni
derecho de cualquier intervención de autoridad públi ca.

l~n ese sentido, el autor propone líneas de investigación en


úreas tales como la teoría de los contratos, de los daños, de
lns normas, de las instituciones, de la resolución de conllir
los y de la ejecución de decisiones arbitrales.

l'or este camino entiende que se podría encontrar un Clll'Nll


pora volver a unir varios aspectos de la teoría de los fcn ó
menos sociales, hoy desperdigados en varias cienciai; ,¡u
inc luso tienen fundamentos metodológicos opuestos, com1I
dcrando al derecho como un aspecto más en el estudio de loa
procesos de intercambio en la sociedad .
Ricardo Manuel Rojas

Fundamentos
praxeológicos
del derecho

Unión Editorial Argentina


2018
Índice

© 2018 Rica rdo l\,Januel Rojas


lntrod11cción ........................................... ,..... ........ .. .. .. .............. ... 11
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www.unioneclito rial.es 1. Los fenómenos sociales vistos desde el individualismo
metodológico........................................................................ 25
(,RUPO UNIÓN-UNIÓN EDITORIAL ARGENTINA
2. Los presupuestos de la acc ión humana............................... 37
Ca rlos Cal vo 675
3. La interacción humana y el o rden social.... ..... .................... 61
·¡008 Buenos Aires
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SEGUNDA l'AlffE
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LOS FUNDAMENTOS DEL DERECHO

ISBN: 978-84-7209-738-4 1. ¿Por qué el derecho no tuvo un desarrollo similar


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2. Bases para una teoría del derecho ...................................... 103
Compuesto por JPM GR-\1' HIC, S.L.
3. Teoría de los contratos ......................................................... 115
Impreso por LA ,~1 P !U':l'sll\ YA 4. Teoría de las normas ..................................................... ....... 135
5. Teoría de los reclamos por daños y crímenes .... ................ 177
Impreso en Argenti na • Printed i11 Arge11li 11a
6. Teoría ele las instituciones .... ................................................ 189
lh ,1·1\.tdos tocios los derechos. El contenido de esta obra está protegido por las 7. Teoría de la resolución ele confl ictos ... .... ......... ......... ........ .. 207
1, , , , que establecen penas de p risión y mulrns. además de lns con-espondientes 8. La solución de los reclamos y el problema del
1111h 111111zaciones por da1ios y perjuicios, para quienes reprodujeran total o
¡• 11, 1,ll111ente el contenido de este libro por cualquier procedimiento electrónico «enforcement» ...................................................................... 227
, , 11w, ,1nico. incluso fotocopia, grabac ión magnética. óptica o informática, o 9. El derecho y el rol del abogado .... .. .................................... 24 1
, , tlquil•r sistema de almacenamiento de info1rnación o sisrem:i de recuperación,
111 p,•1miso escrilO de UNIÓ.'1 E1rnOHIAI, S.A.
Conclusión .... .. ................................................................ ............. 257
1 11.tlquier forma de reprodu cc ión, d istribución, comunicac ión pública o
11.11islo1111ación de esta obra solo puede ser realizada con fa autorizació n de sus
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tl>11111 fragmento de esta obra.

9
Introducción

El derecho ha siclo visto tradicionalmente como un conjunto


e.le normas destinadas a organizar la coexistencia pacífica, a
las cuáles los individuos deben ajustar su conducta. Cómo se
establecen esas normas y cuáles deberían ser sus alcances y
límites, fueron temas centrales de discusión en la filosofía del
derecho en los últimos tres siglos.
En efecto, el estudio ele las normas jurídicas, y en especial
de la legislación, fue materia de especial tracamienlo a partir
del siglo XVlIL Cada vez con mayor intensidad se vinculó al
derecho con la fu nción legislativa del Estado, sobre la base
del principio e.le soberanía política y la supremacía de la vi-
sión racionalista que aporta la idea, a primera vista atractiva,
de que los procesos sociales han de ser planificados y regu-
lados por alguna autoridad.
Sin embargo, previo a esta avanzada del constructivismo,
los fenómenos sociales eran estudiados a partir de la acción
voluntaria de los individuos-, en la cual el derecho ha sido iden-
tificado con la resolución e.le reclamos o conflictos entre per-
sonas. Esta visión pa1te ele considerar al orden social tan solo
como el producto de acciones e intercambios individuales.
Ambas nociones de derecho, entonces, estuvieron asen-
tadas sobre dos concepciones distintas del orden social: una
pensada desde la autoridad hacia los individuos, y otra ba-
sada en la interacción de los individuos que decanta en un
orden espontáneo. Consecuentemente, en el primero de esos
modelos se terminó desarrollando un derecho escrito, codi-
ficado, legislado por el órgano político correspondiente, que

11
111111 ,11 111,1xlt11a expresión en la Europa continental; en el L'Sque se basa en conducta deliberada, cada individuo decide
, 11wh1, l'I de recho evolucionó como un conjunto de princi- voluntariamente el curso de su acción, y esas decisiones no
1''',, 1 111.111ados de normas abstractas deducidas por aquellos solo difieren ele un individuo a otro, sino también en las dis-
111, 1 ,· ~ qttL' debieron resolver conflictos concretos a partir de tintas ocasiones en que actúe e l mismo individuo.
1, 1·, 11 •¡ 1,11110s entre los individ uos. 1 Tal ha sido el caso del cle- Ello marca una diferencia esencial entre el estudio de un
11 1 lio anglosajón. conjunto ele humanos y el de un conjunto ele células que for-
Pero aun ponderando la distinta concepción de la socie- man un tejido, o de su stancias químicas que se combinan.
dad desde la cual se desarrollaron estos dos modelos, Jo cierto l.os resultados ele la física pueden ser repetidos y obtenerse
vs que en el final del camino ambos desembocaban en la in- de ellos conclusiones unifo rmes y valederas. Pero cuando se
tervención o convalidació n estatal: mucho más claramente e n trata de decisio nes de seres humanos, el método ele la física
el caso del derecho legislativo, pero también evidente en el es inútil para extraer conclusiones científicamente aceptables.
derecho judicial, en tanto las decisiones de los jueces avaladas La Economía ha sido considerada como la más joven de
por tribunales superiores, terminan teniendo fue rza o bligato- las ciencias sociales.3 Hasta ya entrado el siglo xx, su estudio
ria a partir ele su reconocim iento por las instituciones del pro- en la Europa continental se impartía en las facultades ele De-
pio Estado que les otorgan legitimiclacl y las hacen cumplir. recho, bajo la denominación de Economía Política. Era cata-
Un camino clife ren te transitó la Economía, que ubicada o ri- logada como una rama de la admin istración pública y, por
ginalmente de ntro del estudio del derecho , se sepa ró de él lo tanto, sujeta a ser evaluada en el amplio contexto de las
y desarro lló principios propios a partir del reconocimiento y regulaciones legales.4
estudio ele la acción humana incliviclual (praxeología). Ello sucedía en Viena, aun cuando la influencia de Menger,
En efecto, Ludwig von Mises s ituó los problemas econó- Bohm-Bawerk y Wieser logró emancipar esa asociación de la
micos dentro del amplio marco ele la teoría general de la acción economía y la administración pública, no obstante lo cual du-
humana. La praxeología es la base para abordar los fenómenos rante mucho tiempo conservó un lugar formal dentro ele las
del mercado, es decir, para inquirir sobre la naturaleza de los facultades ele Derecho. Así es como Friedrich A. von Hayek,
tipos de intercambio entre diversos bienes y servicios, su rela- quien centró sus estudios en cuestiones económicas, obtuvo
ció n ele dependencia con la acción humana y su importancia su prime r doctorado en Derecho en 1921, y otro en Ciencias
para las actuaciones futuras del hombre .2 Políticas dos años después en la Universidad de Viena.
Al basar el desarrollo científico en la acción humana indi- No obstante ello, una vez que la Economía adquirió su
vidual, la Economía debió desechar métodos propios ele las perfil propio, rápidamente se convütió en la ciencia social q ue
ciencias físicas y naturales. La sociedad es un conjunto ele in- experimentó un mayor desarrollo teórico. 5 Mises explicó q ue
dividuos, y la característica fundamental de la acción humana
Mises, Ludwig, la Acción Humana, op. cit., p. l.
·1
Shefield, A1thur, «Hayek y el derecho», Libertas n.0 7, Buenos Aires, Oc-
4
1
Sobre estas dos visiones, puede consultarse: Análisis Económico e Insti- tubre de 1987, p. 105
t11cional del Orden jurídico, Editorial Abaco, Buenos Aires, 2004. s Hayek, Friedrich A., Estudios de Filosojra, Política y Economía, Un ión
2
Mises, Ludwig, la Acción Humana, Unión Editorial, Madrid, 2008, p. 283. Editorial, Madrid, 2007, p. 74.

12 13
11 1111 ,h ,.11 1nllo se debió a la aplicación de la ciencia de la reglas que reconozcan un origen similar. El propósito ele este
11111 l111111.11u, praxeología, en la tarea ele buscar conoci- libro será, entonces, examinar de qué modo se puede elabo-
11111111, 111111, t•rs:dmente válido en el campo económico, lo que rar teoría del derecho desde los mismos postulados praxeo-
1111 ., 11 n ltn ron otras áreas ele las ciencias sociales.6 lógicos, y hacerlo compatible con los aspectos económicos,
.1•,1 romo la formulación de principios teóricos univer- institucionales y demás que se incluyen dentro el amplio es-
d, ·, 11,1-,,1dos en las características de la acción humana, per- pectro del estudio ele la sociedad.
11111 In ,1, ,tnzar científicamente en la teoría del valor, la determi-
11.1L 11Jn de los precios y e l estudio del proceso de intercambio
.11 1 111vrcado (Cataláctica). l. EL DERECHO COMO UN ORDEN SUPRA-INDIVIDUAl
<.11 riosamente, la praxeología es habitualmente vinculada al
, ...,111 lio de la economía, pero no al del resto ele las ciencias so- Como quedó dicho, la ciencia del derecho tomó un cami-
' 1ti,·-,, que en mayor o menor medida crecieron a partir de un no difere nte y en buena medida opuesto al que indicarían
11 1l1 ·1 1ivismo metodológico que ubicó al conjunto, o a la socie- los postulados praxeológicos aplicados a ese aspecto de los
d 1d rnmo objeto esencial ele estudio en lugar del individuo. estudios sociales. En tanto se identificó al derecho con un
S111 l'mbargo, siendo las ciencias sociales todas ellas parte conjunto ele normas generales y objetivas a las cuáles los in-
l, 1111 !ronco común, que es el estudio de la sociedad, debie- dividuos deben adecuar su conducta por imperio de algu-
11111 11•11er todas ellas un desarrollo metodológico similar. na autoridad o poder superior, se dio por sentado q ue esas
1>l'sdc la praxeología, en la Economía tuvo su lugar la teo- normas están por encima de los individuos y deben, o bien
11 1 .Id valor, la teoría ele precios, la teoría monetaria, etc. So- ser elaboradas por una autoridad política, o bien deducidas
l 111 .-~.1 base, la Cataláctica se desarrolló como el estudio de desde ciertos principios y luego convertirse e n obligatorias
h 1•, lnll'rcambios entre individuos, siguie ndo aquellas leyes y por dicha autoridad. Se asimiló entonces al derecho con la
1i 1,11.1s. Pero cuando en ese proceso de intercambio se pro- legislación, o en su defecto, con la jurisprudencia, ambas ben-
' lt 111·ron conflictos, daños, incumplimiento de promesas, crí- decidas desde el poder político.
1111·11 L·s, en lugar ele continuar buscando soluciones teóricas En la cristalización de esta idea ha tenido una impo1tante
.1 partir ele los mismos postulados praxeológicos, los econo- influencia la tendencia a pensar que ciertos aspectos vincu-
111istas hicieron un paquete y le enviaron el problema a los lados con la prevención y solución de conflictos requieren
,tl 1ogaclos, para que lo resuelvan utilizando una metodología la previa intervención de una autoridad, pues tocio conflicto
~ principios comple tamente diferentes y en buena medida necesita que un tercero imparcial lo resuelva e imponga aun
!)puestos a los ele la Economía. coactivamente la solución a las partes contendientes.
Pero el derecho, en definitiva, no es más que un aspecto Tanto la filosofía del derecho como la ciencia política han
ell' ese mismo proceso de intercambio y debería regirse por intentado alcanzar un conocimiento universalmente válido
de los fenómenos sociales, y han fracasado en este intento
" Mises, Ludwig, Problemas epistemológicos de la economía, Unión Eclito- pues en lugar ele buscar lo que hay ele universalmente válido
il,d, Madrid. 2013, p. 48 en los acontecimientos particulares, se dedicaron a buscar el

14 15
significado general y colectivo de las cosas. Para ello se sir- No obstante los distintos fundamentos que se han dado a
vieron ele un método científico incorrecto: en lugar de partir las normas jurídicas, en última instancia tocios ellos remiten a
del individuo, intentaron captar la totalidacl. 7 identificar al derecho, o bien con la creación ele normas, o al
La posición del liberalismo clásico pareció intentar otro menos con su reconocimiento por parte ele la autoridad po-
camino, al buscarle al derecho justificaciones en los requeri- lítica a través de las instituciones que constituyen el gobierno
mientos de la naturaleza humana, y reconocerle a las normas del Estado.
un contenido negativo, es decir, no como la imposición a los Por el contrario, la aplicación ele los postulados de la pra-
individuos de determinadas conductas, sino como la prohi- xeología permitió que la Economía se separara, no solo del
bición de realizar ci<.!rtos actos que en definitiva impliquen derecho, sino fundamentalmente ele la intervención de auto-
violar las esferas de protección ele la libertad indiviclua.1.8 ridades políticas en la producción, dirección y corrección ele
Es que el liberalismo no nació como una teoría política o los fenómenos económicos. Este tipo de inLervención conti-
social concreta, basada en postulados científicos, sino como nuó siendo objeto particular ele estudio dentro del derecho
un movimiento fundamentalmente político, tendiente a limi- y la ciencia política, que han invadido de manera incorrecta
tar el poder del Estado y proteger los de rechos individuales.9 el ámbito propio ele la teoría económica desde postulados ba-
En su desarrollo intelectua l, se ocupó de la relación entre la sados en el colectivismo metodológico.
política y el derecho al advertir la influencia directa ele la au-
toridad en la función ele elaborar y definir normas jurídicas.
Por ello, en su lucha por proteger los derechos individuales 11. EL OERECI 10 COMO r.-WKO QUE GAJlANTICE
frente al avance ele la autoridad estata l, el liberalismo bregó LOS INTERCAMBIOS Lt13RES
por limitar las atribuciones legislativas del Estado; pero no se
dedicó a cuestionar científicamente la existencia misma de El estudio ele la Cataláctica o el proceso de intercambio y toma
tales atribuciones, ni intentó el desarrollo ele teorías cientí- ele decisiones, en la visión ele las distintas escuelas económi-
ficas alternativas de organización que no se asentaran en la
existencia del Estado. 10 organizada desde las relaciones libres)' volunrnrias y no desde el Estado. Pero
estos autores han sido mayormente marginales en la h istoria de las ideas, y
sus e~critos tuvieron un carácter más bien panfletario, careme de rigor ciemí-
- Mises, Ludwig, Problemas epislemológicos de la economía, Unión Edito- f'ico. Sí creo que hubieron dos escueb s de pensamiento que han contribuido
rial, Madrid, 2013, p. 35. incluso sin buscarlo deliberadamente, a darle bases científicas a la idea de or-
8
Rojas, Rica rdo Manuel, «El orden jurídico espománeo», liberlas n.g 13, ganización social espontánea: la llamada Escuela Moral Escocesa, cuyos más
Octubre de 1990, pp. 194-196. conocidos exponentes han sido Aclam Smith, Adam Ferguson y David l lume,
9
Como ejemplo bien represemativo de ello puede señalarse los Tiro y la Escuela Austriaca de Economía, que en este tema ha tenido como hitos
7i·ealises o/ Civil Govern111e111 ele John Locke, en los que el liberalismo clásico fundamemales a Car! Menger, Eugen von Bóhm-Bawerk, Ludw ig von /llises,
ha asentado la visión teórica del gobierno conLracLUal y limitado. Ese lib ro clá- Frcdericb A. von Hayek y 1\ll urray N. Rothbard.
sico, en realidad, fue escrito con el objeto de justificar la Revolución ele 1688 Si bien casi ninguno de estos autores podría ser considerado anarquista (ni
que pretendía limitar el poder monárquico. estaría cómodo con ese rótulo), lo cierto es que muchos de sus apo1tes cientí-
10 o desconozco que a lo largo ele la hisLoria muchos pensadores cues- ficos han comribuido notablememe al desarrollo teórico de los estudios socia-
tionaron las bases mismas ele la idea de Estado. y bregaron por una sociedad les, y a entender la organización de la sociedad con prescindencia del Estado.

16 17
cas -aún las más liberales-, supeditó la operatividad de ese individuales. Así, una interpretación del llamado «Teorema
proceso a la existencia de ciertos presupuestos institucionales. dl: Coase», 11 entendió que en los casos en que exista una de-
En tal sentido, se ha dicho que para que el mercado funcione lkiente determinación de derechos de propiedad o elevados
debe garantizarse el ejercicio del derecho de propiedad, la rostes de transacción, es razonable la intervención legislativa
libertad ele asociación, la libre concurrencia, e l acceso a la para sustituir el proceso de intercambios voluntarios allí don-
información, evitar el uso ele la fu erza física o mo ral en las de las personas no podrían, por esos problemas, realizar las
transacciones, que exista n mecanismos institucionales de re- transacciones más eficientes.
solución ele conflictos, etc. Con precede ntes ya desarrollados por Paul Samuelson
La posición liberal clásica consideró que estos presupues- unos aüos antes, 12 y a pesar de que el propio Coase no pa-
ros se verifica n a través ele servicios indivisibles, indispensa- recía considerar a esa solución como la más adecuada, 13 la vi-
bles para garantizar el intercambio y la coexistencia pacífica, sión regu ladora ele la economía política encontró un campo
que no podrían ser brindados de mane ra efectiva si no fue- propicio para introducir regulaciones legislativas al proceso
se con aportes compulsivos hechos por los ciudadanos en de mercado: desde e liminar 111o nopolios, regular externali-
cumplim iento de sus deberes emanados del «pacto social». Se dades, proveer bienes y servicios «indispensables» o evitar
incluyó en esta categoría a servicios tales como seguridad y desa bastecimiento, se encontraron problemas a los q ue se
juslicia, justificándolos como monopolios estatales. consideró «fallas del mercado», que solo podrían ser solu-
Se sostuvo que estas condiciones básicas para el funciona- cionados a través ele la intervención legislativa. 14
miento del proceso de mercado deben ser garantizadas por
la legislación, y la legislación es una función indelegable del 11 Coase, Ronald, «The Problem of Social Cose», Jo11rnal of Law a11cl Eco-

Estado, de modo que es función estatal la creación del ámbi- nomics, 3 (1960), pp. 1-44.
12
Samuelson, Paul A., «The pure theo1y of public expencliture», Reuiew
to propicio para que las personas puedan actuar libremente
of Eco11omics eme/ Slatistics 36 (November, 1954), pp. 387-389, y «A cli:tgram-
y celebrar sus acuerdos garantizando el acceso a la informa- maric exposition of a theo1y of public expencliture», Reuiew ofEconomics and
ción y al inte rcambio. Statistics 37 (November 1955), pp. 350-356.
13 En su conocido artículo sobre el caso ele los faros (que Samuelson había
De este modo se aceptó que, para garantizar un proceso
utilizado como ejemplo clásico ele un bien público), Coase explicó de qué ma-
que surge ele la acción humana y no depende de autoridad
nera el proceso de mercado resuelve problemas tradicionalmente considerados
alguna, debía someterse el funcionamiento de ese proceso al ele imposible solución sin la intervención estatal, cuando se logran definir de-
producto artificial de un grupo, como es la legislación. Pero rechos ele propiedad privada (ver. Coase, Ronalcl, La empresa, el mercado y la
una vez admitida la necesidad de un Estado con poder de le- ley, Alianza Editorial, Madrid, 1994; Rojas, Ricardo Manuel, Schenone, Osvaldo,
Storcleur (h), Eduardo, Nocio11es ele Análisis &onómico del Derecho Privado,
gislar, la extensión ele ese poder a áreas vinculadas con asun-
UF/VI-Ediciones, Guatemala, 2012, pp. 39 y ss.).
tos de incumbencia exclusivamente individual fue solo cues- 14 A pesar ele ello, se desarrolló una profusa literatura para explicar que

tión ele tiempo. las supuestas «fallas del mercado» en realidad no son «fallas» sino parte de ese
Abierta la puerta para esa injerencia en el proceso de inter- proceso natural y espontáneo, y que no corresponde buscar rectificaciones a
través ele imposiciones legales (ver en este sentido, Rojas, Ricardo Manuel, Las
cambio, distintas visiones económicas encontraron nuevas ex- contradicciones del derecho penal, Ad-Hoc. Buenos Aires, 2000. pp. 59 y ss.;
cusas para justificar la regulación jurídica de los intercambios Benegas Lynch (h), Alberto, «Bienes públicos, externa liciades y los ji-ee-riders:

18 19
l 111 d111l·111c, quedó claro que mientras la ciencia econó- Por tal motivo, el propósito ele este trabajo será explorar
1111 1 , 1111tl11uaba siendo estudiada sobre bases sólidas desde (Uáles deberían ser las bases praxeológicas para elaborar una
1, "1 11111 humana como punto de partida de la determina- teoría del derecho a partir de la acción humana y no ele la
, 1, 111 dt'I valor y el proceso de intercambio, el derecho que- l'Xistencia ele reglas y normas superiores impuestas por una
l11, 11 lq,1.ido a ser el corrector ele imperfecciones a través de .1utoriclacl política.
1111¡11i~lciones legales. Derecho y legislación se convirtieron Dichas bases praxeológicas permitirán ubicar al derecho
, 1111 )l)t'l'S en sinónimos. junto a la economía y el resto de las ciencias sociales como
aspectos en el estudio teórico de un mismo fenómeno: el ele
los procesos ele interacción humana que fo rman la sociedad.
11 [. EL DERECHO COMO UN ASPECTO DEL PHOCESO SOCIAL No desconozco que muy probablemente al lector le sur-
jan de inmediato una gran c.anticlacl ele ejemp los de situacio-
1 11 contraposición con lo señalado en el punto anterior, si se nes que parecen no tener solución simplemente desde la in-
,·i.,tudia a la sociedad desde postulados p raxeológicos, el de- teracción voluntaria. Se puede pensar en varios sin esfuerzo.
1l'cho debería ser considerado ele un modo totalmente clife- Pero precisamente el desarrollo de la teoría , en ámbitos tales
11•11te. En realidad, es parte integrante del proceso de mer- como contratos, daños, reclamos, normas, instituciones, reso-
' ,ido, como uno de sus aspectos, no corno algo distinto; y lución ele conflictos, etc. , permitirá en el futuro hallar respues-
todas las razones expresadas para determinar que la injeren- tas a cuestiones jurídicas, del mismo modo que el desarrollo
cia estatal en la economía resultan perjudiciales, se pueden ele la teoría en ternas tales como valor, precios, mercado, mo-
replicar con referencia al derecho. neda, tasas ele interés, permite que hoy el economista pueda
Desde la praxeología, la ciencia económica estudió mani- explicar fácilmente cómo se determina el precio ele todas las
í'L:staciones de la acción humana vinculadas con la producción cosas, sin remitirse a la decisión de una autoridad superior.
y el comercio, y desarrolló la teoría del valor, ele los precios, También considero importante aclarar que este libro no
del proceso de intercambio en sus distintas áreas, de la mone- plantea la discusión sobre la existencia o inexistencia del Es-
e.la, etc. Pero un aspecto de dicho proceso no estudiado estric- tado. Pretende ser un aporte a la filosofía jurídica, no a la po-
tamente por la Economía, es el que se vincula con los posibles lítica, y en ese ámbito sí procura independizar completamen-
reclamos que se originan corno consecuencia ele la acción, sea te al derecho del Estado.
por incumplimiento ele promesas o producción ele daños. Pero aun cuando no pretendo ingresar en esa discusión,
Evitar tales reclamos o resolverlos cuando ya se han pro- el hecho de apartar al Estado de la elaboración del derecho
ducido, es una labor fundamental en el p roceso de intercam- es un paso muy importante hacia la eventual supresión del
bio. Ese debería ser el objeto ele estudio del derecho. monopolio de la fuerza que lo caracteriza. Muchos autores
han comenzado su crítica al Estado explicando los peligros de
su existencia e invocando al mercado como proceso para re-
l:I argumento reconsicleraelo», en Liberlc/S n.0 28, mayo ele 1998, pp. 199-214;
l loppe, Hans-Hermann, «Falacias ele la teoria ele los bienes públicos y la pro-
solver aquellos problemas para los cuáles, al menos en teoría,
ducción de seguridad», en libe1tas n.º 24, mayo de 1996). el liberalismo clásico admitió la existencia del gobierno. En

20 21
lt ,1·111 ldo, invocan el eventual surgimiento ele agencias para
I '', ,1 11 sl'rvicios, los mecanismos para resolver los conflictos
, 11111 ,1¡.wncias, las soluciones contractuales a cuestiones tales
, , ,1111, sq~uriclacl y justicia, etc.
1 1 problema que veo con estas posturas es que no dejan
d, 1 •studiar el asunto desde el conjunto, siguiendo un colec-
11, lsmo metodológico. Ven la sociedad, hoy regulada por el
Fsiado, ele repente liberada ele esa regulación y sustituida por
l.1 acción ele otros grupos (agencias privadas).
Sin embargo, a los efectos científicos, entiendo que el pro-
blema debería estudiarse desde las relaciones individuales
hacia el conjunto. Por eso la economía , y fundamentalmente
Primera parte
la praxeología, han hecho tanto por fundamentar mayores Las bases praxeológicas
,1111bitos ele libertad individual. En lugar de invoca r en abs-
tracto que el «mercado» se encargará de resolver los asun-
tos, la economía (y espero que también lo haga el derecho),
desarrolló la teoría del valor económico y sus implicancias;
cómo desde el valor individual es posible desarrollar una teo-
ría ele los precios, del intercambio, ele la moneda, y en de-
fin itiva, tocia una teoría de la Economía que no se asiente en
las decisiones ele n ingu na autoridad o grupo.
Un desarrollo similar en el derecho permitiría estudiar de
manera científica ·1os contratos, las normas, instituciones, so-
luciones contractuales, mecanismos de resolución de conflic-
tos, etc., a partir de la acción humana individual. Ese desa-
rrollo teórico permitirá sustituir aquellos postulados que hoy
justifican la intervención del Estado a través ele la legislación,
por soluciones basadas en la libre interacción cooperativa en-
tre individuos, en punto a facilitar la cooperación social, así
como evitar y resolver los reclamos.

22
l . Los fenómenos sociales vistos desde
el individualismo metodológico

El orden social fue entendido de maneras distintas a partir del


siglo xvH, tanto en el continente Europeo como en la tradición
anglosajona. En el continente, -a partir ele una visión racio-
nalista y constructivista- se impuso la idea del orden social
construido o dirigido por una autoridad, lo que tuvo una fuer-
te influencia en la evolución de las distintas ciencias sociales.
En el caso del derecho, esta idea llevó en los siglos xvrn y xrx al
desarrollo de la codificación y de la reglamentación legal de
hasta las más elementales decisiones humanas.
El orden ele la sociedad, en este sistema de ideas, era con-
cebido como el producto de un conjunto ele normas, elabora-
das sistemáticamente, fruto exclusivo de la razón concebida
de modo teórico y desvinculada de toda preocupación prác-
tica o finalista. Desde finales del siglo xvrn, fundamentalmen-
te a partir de la Revolución Francesa, esta concepción pasó
del campo de las ideas al de las realizaciones concretas. 15
En cambio, en el mundo anglosajón y en especial a par-
tir de los llamados autores morales escoceses (Adam Smith,
Aclam Ferguson y David Hume, entre otros), se sustentó la
idea de que la sociedad crece y se ordena ele un modo no
planificado, sino como consecuencia de una evolución es-
pontánea llevada a cabo a partir <le innumerables decisiones

15 Massini, Carlos I., La desintegración del pensarjurídico en la Edad Mo-

derna, Editorial Abeleclo-Perroc, Buenos Aires, 1980, p. 57.

25
111.!111d11.tlvl'i, to madas por cada uno siguiendo sus propias de un discípulo de Savigny, Henry Maine, hasta llegar al crea-
1111 1 1 1 l11IL• reses; y que de la conjunción de todas esas de- dor de la Escuela Austriaca de Economía, Car! Menger. 19
l 1, •IH'" "l' obtiene un orden que ninguna mente podría ser Un examen razonable ele los fenómenos sociales debería
1 q 1,1, dv p lanificar.
16 pa1tir entonces del reconoci.m.iento de que ellos son produc-
1 .,ln/'i autores precedieron s us estudios sociales con un to ele la interacción ele individuos, y que en consecuencia,
111.il,.,ls de la naturaleza humana. El reconocimiento ele que el estudio de la sociedad debe basarse necesariamente en el
, 1d,1 individuo posee valores, virtudes, sentimientos, pasio- estudio del ser humano. Tal presupuesto es conocido como
111·-, y defectos, que no siempre coinciden y frecue nteme n- individualismo metodológico.
lt· SL' contradicen, les permitió deducir ciertos presupuestos
El individualismo como principio del análisis filosófico, pra-
1t·spccto del comportamiento del hombre: 1) actúa siempre
xeológico e histórico de la acción humana, significa el esta-
1n1sc;tndo una satisfacción personal, un interés propio; 2) po-
blecimiento del hecho de que tocias las acciones tienen su
'•l't' limitaciones cognoscitivas; 3) enfrenta un mundo con re-
origen en individuos y que ningún método científico puede
' 11rsos escasos.17 tener éxito en determinar cómo ciertos eventos externos, pa-
l.a aceptación ele estas características humanas les permitió sibles de descripción por los métodos de las ciencias natu-
1 h lucir que el progreso no debía buscarse en un plan maes- rales, producen en la mente humana ideas determinadas, jui-
1n, diseñado por una persona o grupo de personas, y que la cios ele valor y voluntades. En este sentido, el individuo que
.1 pnrición y desarrollo ele las instituciones no es el producto no puede subdividirse en componentes: es tanto el punto
de algún contrato original, sino que por el contrario, el orden de partida como el elato último ele tocios los esfuerzos por
social progresa por la acción ele millones de personas, quie- abordar la acción humana. 20
nes al perseguir fines individuales logran como resultado el
orden y el bienestar de la sociedad toda. Estas ideas marcaron Desde esta perspectiva, con carácter previo al estudio de
la sociedad como proceso de interacción, es necesario explo-
Llíl giro abrupto en la noción ele orden que desde hacía dos
siglos se venía gestando en el continente europeo. 18 rar las características de la acción humana, ele los individuos
Este enfoque de la sociedad como producto ele un orden que actúan.
espontáneo y evolutivo pasó, de los primeros aportes reali-
zados p or los autores morales escoceses y Bemard ele Man-
c.leville en Holanda, luego a Alemania a través de la obra de l. fa ESTUDIO DE LA ACCIÓN HUMANA

Wilhelm von Humboldt y Savigny, y a Inglaterra ele la mano


Esta noción ele individualismo metodológico ha conducido
16 Rojas, Ricardo Manuel, A ná/isis Económico e J11stit11cional del orden ju-
embrionariamente a los autores mencionados y en especial
rídico, Editorial Abaco, Buenos Aires, 2004.
1' Gallo, Ezequiel. «La tradición del orden social espontáneo: Adam Fer- 19 Hayek , Friedrich A, Derecho, Legislación y Libe11ad, Unión Editorial ,
guson. David Hume y Adam Smith», en Libertas n.0 6, mayo de 1987, p. 134. Madrid, 201 4, p p. 42-44.
18 .m Mises, Ludwig, Los fundamentos últimos de la Ciencia Eco11ómica, Unión
Rojas, Ricardo Manuel, Análisis económico e i11stitucional del orden. ju-
rídico. op. cit., pp. 30 y ss. Editorial, Madrid, 2012, p. 131.

26 27
a los pensadores de la Escuela Austriaca de Economía, a po- La praxeología ofrece herramientas científicas para enca-
ner el acento en el estudio de la acción humana, a través de la rar el estudio de los fenómenos sociales a partir de la acción
ciencia a la que Ludwig von Mises popularizó como Praxeo- humana. Antes ele interactuar, los hombres actúan. La socie-
logía. dad no es un ente separado o distinto de los individuos que
La Praxeología parte del axioma fundamental ele que los actúan; por el contrario, la sociedad no es otra cosa más que
seres humanos conducen su vida por medio de acciones cons- seres humanos actuando. En ese sentido ha señalado Mises:
cientes y deliberadas. De dicho axioma fundamental se de-
ducen o derivan, como implicancias lógicas, varios axiomas La praxeología se interesa por la actuación del hombre inclivi-
subsidiarios. clua l. Solo más tarde, al progresar la investigación, se enfrenta
Esta ciencia no estudia el variable contenido ele la acción con la cooperación humana, siendo analizada la actuación so-
cial corno un caso especial ele la más universal categoría ele
que cada hombre lleva a cabo en cada momento, sino las for-
la acción humana como tal. 2;
mas puras ele la acción, sus categorías para el análisis cientffi- Ante tocio conviene advertir que la acción es siempre
co.21 Por ese motivo la praxeología no es ciencia histórica, sino obra ele seres individuales. Los entes colectivos operan in-
teórica y sistemática. Su objeto es la acción humana corno tal, eludiblemente por medio de uno o varios individuos, cuyas
con independencia de tocias las circunstancias ambientales, actuaciones se atribuyen a la colectividad ele modo inmedia-
accidentales e individuales de los actos concretos.22 to ... Si llegamos a conocer la esencia ele las múltiples accio-
La acción humana supone propósito, elección de medios, nes i11clivicluales, por fuerza habremos aprehendido tocio lo
valoraciones, se desarrolla en un contexto ele limitaciones de relativo a la actuación ele las colectiviclacles. Porque una co-
conocimiento, de recursos, de tiempo, etc. 23 De estas impli- lectividad carece de existencia y realidad propia, indepen-
cancias lógicas de la acción se deducen también los distintos diente de las acciones de sus miembros. La vida colectiva
elementos de la teoría económica. 24 se plasma en las actuaciones de quienes la integran. No es
ni siquiera concebible un ente social que pudiera operar sin
21 Mises, Ludwig. La Acción Humana, op. cit., p. 57. mediación incliviclual. La realidad ele tocia asociación estriba
22 Mises, Ludwig, la Acción Humana, op. cit., p. 39. Y continúa diciendo: en su capacidad para impulsar y orientar acciones inclivi-
«Sus ense11anzas son ele orden puramente formal y general, ajenas al contenido
mate1ül y a las condiciones peculiares del caso ele que se trate. Aspira a formu-
lar teorfas que resulten válidas en cualquier caso en el que efectivamente con- diferente, tal como caraláctica o simbiótica. Y ele poner a ambos en la balanza,
curran aquellas circunstancias implícitas en sus supuestos y construcciones». me inclinaría por el segundo. Se ha definido a la simbiótica como el estudio ele
13 Rothbard, Murray N., «Praxeology: The Methocl of Austrian Economics», la asociación entre organismos disímiles y la connotación del término es que la
en n1e Fo11 nda!ions ofModern A11strian Economics (Studies in Economic n1eo1y), asociación es recíprocamente beneficiosa para tocias las pa1tes. Con mayor o
Laurence S. Moss (ed.), New York Universiry, 1976, pp. 17-39. menor grado ele precisión esto trasunta la idea que debe ser fundamenta l para
2' No obstante la vinculación más directa de la Economía con la ciencia nuestra disciplina. Centraliza la atención en un único tipo ele relación, aque-
de la acción humana, también en ese ámbito se produjeron no pocas discusio- lla que involucra la asociación cooperativa recíproca de los individuos, aun
nes metodológicas y conceptuales. En su famosa ponencia sobre qué deberían cuando sus intereses individuales sean diferentes» (Buchanan, James, \Vhat
hacer los economistas, James I3uchanan nos dice: «La palabra economía en Should Economists Do?, Discurso presidencial en la reunión anual ele la Southern
sí es parcialmente responsable ele la confusión intelectual. .. Si fuera posible Economic Association, 1963, Liberty Press, Indiana polis, 1979).
2; Mises, Ludwig, La Acción Huma na, op. cil., p. 50.
comenzar ele nuevo yo recomendaría que adoptáramos un término totalmente

28 29
duales concretas. Por tanto, e l único camino que conduce Ji h ll1o s, p orque esto es lo único de lo que podemos tener
al conocimiento de los entes colectivos parte del análisis de 11 1 onocimiento directo. La idea ele una sociedad que p ue-
la actuación del individuo ... Solo gracias a las acciones de 1 l('tuar o manifestarse apa1te de los individuos es absurda.
cie rtos individuos resulta posible apreciar la existencia de 11 lo lo que es social debe referirse de a lguna manera a la
naciones, estados, iglesias y aun de la cooperación social 1 1011 individual de liberada.
29 Y esas acciones son decididas
bajo el signo ele la división del trabajo. No cabe percibir la 1, 11 c:.icla individuo con libertad. 30
existencia ele una nación sin advertir la ele sus miembros. En Sin embargo, y con esp ecial énfasis en e l último siglo, las
este sentido, puede decirse que la actuación individual en-
1, •11cias sociales han descartado al individuo como unidad de
gendra la colectividad. No supone ello afirmar que el indi-
,111dio y se concentraron e n e l grupo, sig uie ndo una meto-
viduo antecede temporalmente a la sociedad. Simplemente
supone proclama r que la colectividad la integran concretas ' 1, ilogía colectivista:
actuaciones individua les.26
Las «ciencias sociales» están comprometidas con la pror a-
gación ele la doctrina colectivista. No invierten una sola pa-
labra en la imposible tarea ele negar la existencia ele los indi-
II. LA PIWCEOlOG ÍA COMO RASE PARA EL ESTUDIO
viduos o probar su enemistad. Al describir que e l objetivo
DE LA SOCIEDAD
ele las ciencias sociales son «las actividades del individuo
como miembro ele un grupo» e implicar que las ciencias so-
Desde una visión praxeológica, sería un error estudiar los ciales así definidas abarcan todo lo que no pertenece a las
fenómenos sociales como fenómenos colectivos en lo s cuá- ciencias naturales, simp lemente ignoran la existencia del in-
les el individuo es un e lemento, un e ngra naje o pieza de un dividuo. Desde su perspectiva, la existencia ele grupos o co-
conjunto dado. Entre otras razones, porque en general, cada lectivos es un elato último. No intentan investigar los fac-
individuo forma parte simultáneamente de d iversas organi- tores que hacen que los individuos cooperen entre sí y a
zaciones sociales, en cada una ele las cuales se comporta ele partir de allí creen lo que llamamos grupos o colectivos. Para
man era diferente, e incluso e n algunos casos tiene intereses
antagónicos, cuya singularidad y e le mentos se explican a par- 29 Mises, Ludwig, Problemas epistemológicos ele la economía, op. cit., p. 87.
tir del individualismo metoclológico. 27 3o Dice Mises al respecto: «El término "libre albedrío" se refiere al he-
Los propósitos, fines y acciones consecuen tes, solo p ue- cho ele que las ideas que inducen al hombre a tomar una decisión (elegir)
den ser elaborados y producidos por individuos. Los grupos no están, como codas las demás ideas, "producidas" por .. hechos" externos,
no "reflejan" las condiciones ele la realidad, y no están 'únicamente determi-
como tales no actúan, ni tienen existencia independiente ele nadas' por ningún factor externo definido al cual podamos imputarle, en el
la ele sus miembros.28 Debemos partir ele la acción de los in- modo en que imputamos en el resto de los acontecimientos, un efecto a una
causa definida. Nada puede decirse acerca ele una instancia determinada del
accionar ele un hombre que no sea su adjudicación a la inclividualiclacl de ese
26 Mises, Ludwig, La Acción Humana, op. cil., pp. 51-52. hombre ... Es precisamente la falta de ese conocimiento lo que genera la di-
r Mises, Ludwig, La Acción Jfumana, op. cit., p. 53. ferencia fundamental entre las ciencias naturales y las ciencias ele la acción
28 Rancl, Ayn, La virtud del egoísmo, Ed. Plastygraf, Buenos Aires, 1985, humana» (Mises, Ludwig, Losjimdcm1entos últimos de la Ciencia Económica,
pp. 114 )' SS. op. cit., pp. 98-99)

30 31
ellos el colectivo, como la vida o la mente, es un fenóme- lk conocer que solo se trata de una metáfora y que los
no primario cuyo origen la ciencia no puede encontrar en 1111rns que producen acciones y persiguen fines son los indi-
la operación de algún otro fenómeno. En consecuencia las h h10s , es vital para encarar cualquier teoría sobre los fenó-
ciencias soc!ales fracasan en explicar cómo es posible ~ue 1111 ·nos sociales. Lo contrario significa caer en lo que Ayn Rancl
existan multitudes de colectivos y que los mismos individuos li ·norninaba «premisa tribal», esto es, partir de la base de con-
sean, al mismo tiempo, miembros de colectivos clistintos.3 1 11 IL'rar a la «sociedad» o la «comunidad» como un conjunto
111dependiente y superior a los individuos que lo integran.32
Por ello, es solo metafórico afirmar que el «gobierno» tomó Para exp licar un fenómeno social debemos retrotraernos
tal o cual decisión, o que «la policía» detuvo a un ladrón, 0 1 principios generales, a través ele los cuáles podemos com-
que la población ele «el país» creció un 15% en los últimos prt:ncler la naturaleza del comportamiento humano involucra-
diez aüos. do. Por ejemplo, los panaderos son personas que han clecidi-
Estas metáforas tienden a simplificar conceptos. En reali- 1 lo fabricar pan por diversos motivos, en buena medida como
dad se debería decir que una persona, qu e dentro de un es- 1111 medio ele subsistencia y progreso. Probablemente muchos
tatuto constitucional determinado está investida con la potes- de ellos dejarían ele producir pan si encontraran una actividad
tad de tomar ciertas decisiones políticas obligatorias para el más provechosa. El estudio ele la sociedad desde el colectivis-
resto, adoptó una resolución en el marco de sus atribuciones mo metodológico nos dirá que los panaderos son personas
reguladas. O que una persona , a quien se concedió institu- que proveen el pan a la sociedad ; y una disminución en la
cionalmente la autoridad para mantener el orden y proteger producción por parte de a lgunos panaderos, se vería como
los derechos de los ciudadanos frente a los criminales, en uso una reducción en la oferta global ele pan. Pero nada de eso
de esa autoridad detuvo a un sospechoso de haber cometido 1iene sentido, si no se comprende que son individuos que de-
un delito. O que en un territorio determinado, la cantidad total ciden voluntariamente producir o dejar ele producir.33
de personas que viven en é l actualmente, en comparación En la noción misma ele acción están implícitas las ele va-
con las que vivían hace diez aüos, experimentó un incremento lor, riqueza, intercambio, precio y coste. De allí se deducen
en la población general del 15%. Para evitar definir las cosas conce ptos tales como valoración, escala de valores, escasez
de ese modo tan engorroso, se recurre a la simplificación de
decir que las decisiones las toma el Estado, la policía o que 32 Rojas, Ricardo Manuel, Realidad, razón y egoísmo. El pensamiento de
ocurren en el país. Pero a la vez, esta simplificación acostum- Ayn Rand, Unión Editorial, Madrid, 2012, p. 248.
bra a las personas a pensar que el Estado, el Gobierno o la 33 Dice Ayn Rancl al respecto: «La humanidad no es una entidad, un orga-
Nación. pueden tener personalidad propia, fines propios, y nismo o un arrecife. La entidad involucrada en la producción y el comercio es
producir acoones propias independientes ele los individuos el hombre. Es con el estudio del hombre, no el agregado impreciso conocido
como "comuniclacl", donde tiene que comenzar cualquier ciencia lll!mana ... ». Se
que los integran; lo que es incorrecto. puede aprender mucho ele la sociedad estuclianclo al hombre, pero este proceso
no puede hacerse a la inversa: no se puede aprender nada acerca del hombre
estudiando la sociedad, estudiando las interrelaciones ele entidades que no se
·11 l'vlises, Ludwig, Losji111damentos últimos de fa Ciencia Económica op han iclentificaclo ni definido (Capitalismo. El ideal desconocido, Ecl i1orial Grito
cit., p. 164. • · Sagrado, Buenos Aires, 2008, pp. 19-20).

32 33
y abundancia, ventaja y desventaja, utilidad, beneficio y pér- Por otra pa1te, la mente humana actúa y procede recono-
dida. La principal tarea ele la praxeología es la articulación ' il'ndo la causalidad. Ninguna acción podría realizarse por
lógica de tocios estos conceptos y categorías, derivados sis- 111 unbres no guiados por ella. Tampoco podemos imaginar
temáticamente ele la categoría fundamental ele la acción, y la 1111:1 mente sin consciencia del nexo entre causa y efecto.36
demostración ele la relación necesaria entre ellos.34 Cualquier estudio científico debe comenzar con el reco-
Para Mises, la praxeología es a priori. Tocios sus teoremas 111icimiento de que la estructura lógica y praxeológica de la
son productos del razonamiento ded uctivo que comienza con 111t·nte humana es inmutable. El conocimiento parte de la níti-
la acción. Los teoremas de la praxeología se deducen median- il,1 distinción entre A y no-A.37 Reconoce la identidad, rechaza
te razonamiento lógico a partir ele las categorías de la acción. l I contradicción y excluye otras alternativas lógicas a ser o
Toda acción es un intento por cambiar un estado ele cosas por no ser.
otro, y de allí se pueden deducir los conceptos fundamentales Debe tenerse en cuenta, como seüaló Mises, que el avan-
de fines y medios, éxito o fracaso, ganancia o pérdida, coste, , l' en el estudio ele la economía -o en este caso del clere-

etc. 35 ' ho- requ iere el auxilio y conocimiento ele otras ciencias,
Para Mises, las categorías del pensamiento y la acción se 1.tles como matemática, física, biología, historia y jurispru-
derivan de la propia naturaleza humana, y a partir ele ellos dl'ncia, a unque sin confundir los cometidos y los métodos
podrá construirse conocimiento y teorías científicas. Una de propios ele tales ciencias. 38 Veremos que la psicología, la his-
esas categorías es la que permite considerar que el hombre se toria, la sociología y la antropología serán de gran utilidad al
enfrenta con un universo en el cual es posible detectar regula- , •studiar ciertas áreas de l derecho.
ridades. El mundo no es caótico, pues de lo contrario ningún La Escuela Austriaca desarrolló la Praxeología como base
razonamiento sería posible. Existe cierta regularidad en la su- < IC'l conocimie nto científico que permitió formar un cuerpo

cesión de los fenómenos que ocurren en el mundo exterior. ~ólido de teoría económica. Sin embargo, mi tesis en este tra-
1>ajo es que no existen motivos para restringir la aplicación de

vsa ciencia solo a la economía, desde que las distintas discipli-


.H Mises, Ludwig, Problemas epistemológicos de la economía, Unión Edi-
nas incluidas en lo que se conoce como «ciencias sociales»,
torial, Madrid, 2013, pp. 62-63. Agrega Mises que no h;1y eludas del carácter
apriorístico ele esta d isciplina. ~on expresiones de la interacción ele individuos, y el estudio
.i; Mises, Ludwig. Los fundamentos últimos de la Ciencia Económica, op. < le todas ellas deberían partir ele iguales bases praxeológicas .
cit., p. 81. Rothbarcl minimizó la imponancia ele determinar si esos axiomas son Por eso, es un importante ejercicio teórico avanzar en el
apriorísricos en el ~enrielo en que los entendía Mises (por in.fluencia kantiana),
L'Studio de cómo los p resupuestos de la acción humana per-
o están basados en deducciones que tienen en última imtancia su origen en la
experiencia más fue1te; y citaba aJean-Bapriste Say, a quien consideraba quizá el
primer praxeólogo, quien afirmaba: «La economía política (. ..) está compuesta ·16 Mises, Ludwig, Los Jimdamentos últimos de la Ciencia Económica, op.
por unos pocos principios fundamentales y un gran número ele corolarios o con- 1/1., pp. 48-49
clusiones, deducidos ele estos principios (. ..) que puede admitir tocia mente re- 7
; Mises, Ludwig, Losjimdamentos últimos de la Ciencia t'co11ómica, Unión
flexiva» (Rotbhard, Murray N., «Praxeology: The Methocl of Austrian Economics», l:ditorial, Madrid, 2012, p. 26.
en 71Je Foundations qfModernAustrian &onomics (Studies in Economic 7heo1y), 38 Mises, Ludwig, Losjimdamentos últimos de la Ciencia Económica, Unión
T..aurence S. Moss (ecl.), New York University, 1976. pp. 17-39). l:ditorial, Madrid, 2012, p. 28

34 35
111ttl't1 deducir otros presupuestos de la interacción humana,
,1¡,lkables no solo a la economía, sino también al derecho, la 2. Los presupuestos de la acción humana
,1ntropología , las instituciones, y cualquier otra área que es-
tudie la interacción de individuos.

",hre las bases antes mencio nadas corresponde determinar


11.1les ca racterísticas de la acción humana pueden tomarse
e uno fundamento de una teoría ele los procesos socia les, y

, 11 particular del derecho como uno ele sus aspectos.


Entiendo que es posible señalar las siguientes:

l. LAS PERSONAS ACTÚAN EN FORMA VOLU~TARIA,


CADA UNA DE ELLAS PERSIGUIENDO UN PROPÓSITO
Y SIGUIENDO UN CURSO DE ACCIÓN DELIBERA DO

l.os seres humanos, corno seres vivos, requieren actuar para


~obrevivir, por lo tanto su rasgo característico es la acción. Ac-
túan para cambiar algunas de las condiciones del medio en
que viven, con el fin ele sustituir una situación menos agra-
dable por otra más agradable. 39
El ser humano actúa conscientemente en procura de lograr
fi nes, esto es, escoger un objetivo y recurrir a ciertos medios
para alcanzarlo. 40 Solo los individuos pueden tener fines y
actuar para lograrlos, motivo p or el cual no existen los fines
o accio nes ele grupos, colectividades, asociaciones o estados,

39 Mises. Ludwig, Losfu11dame11tos últimos de la Ciencia Económica, op.


cit., p. 67. Y agrega: «El estudio del hombre, siempre que no se trate ele la
biología, comienza y termina en el estudio de la acción humana» .
.,o Mises, Ludw ig, Losfimdamentos últimos ele la Ciencia Eco11ómica, op.
cit., p. 29.

36 37
·,lno, en todo caso, existen solo los de sus miembros de ma- La acción no requiere en absoluto que el individuo dedique
1wra individual. mucho tiempo a pensar en la decisión que va a tomar; puede
Actuar o no actuar, y de qué modo hacerlo, depende de decidir con rapidez o después ele una prolongada reflexión,
:-.u propia decisión voluntaria . En este sentido, puede definirse según lo que desee. Puede decidir fríamente o al calor de la
excitación, sea como fuere, nada ele esto afecta el hecho de
;1 la acción humana como un comportamiento cleliberaclo. 41
que está realizando una acción:1•í
La acción es una conducta deliberada. No se trata simple-
mente del comportamiento sino del comportamiento provo- L:i propia categoría o concepto ele acción comprende los
cado por juicios de valor que aspira a alcanzar fines defini- , ,nceptos de medios y fines, ele preferir y renunciar, de valo-
dos y que está guiado por ideas concernientes a la idoneidad 111 , de éxito y fracaso, ele coste y beneficio. Es decir, supone
o fa lta de icloneiclacl de los medios escogidos. Es imposible l I noción de causalidad. No podríamos concebLr un ser que
abordarla sin las categorías de la causalidad y finalidad. Es 11 luara y no distinguiera in concreto qué es un fin y qué es un
comportamiento consciente. Es elegir. Es volición, es un des- ,111•dio, qué es éxito y qué es fracaso, qué prefiere más y qué
pliegue ele voluntad. 42 1ud 'iere menos, qué beneficios o pérdidas se derivan de su
11 ·dón y cuáles son sus costes. Por ello, un determinado modo
En efecto, no cualquier acción involuntaria, forzada, auto-
mática o desprovista ele propósito tiene relevancia a los efectos il1• conducta puede considerarse acción solo si estas distincio-
rn·s están presentes en la mente del hombre en cuestión.45
de estudiar su incidencia en la formación de los fenómenos
sociales, sino solo aquella que es producida deliberadamen- Por supuesto que la circunstancia ele que la acción sea cle-
te con la intención de alcanzar un fin previamente escogido.
l1heracla no supone necesariamente una coincidencia plena
1•nLre el propósito ele la acción y el resultado obtenido. Alguien
Solo cuando se tiene un propósito en mente, se puede razo-
nar un curso de acción, eligiendo aquellas acciones que, en
" Rothbard, Murray N., El Hombre, la Eco11omía y el Es!ado. Tratado so-
d contexto del conocimiento dado, mejor sirvan para alcan- hre principios de economía, op. cil., vol. 1, p. 6. J-le agregado en idéntico sen-
7.arlo a criterio del actor. 4-~ Una persona puede aprender el !Ido: «Por ejemplo, una persona puede decidir que cometerá un crimen por-
movimiento de las piezas de ajedrez, pero si no comprende que tras un análisis de coste-beneficio concluye que vale la pena enfrentar el
que el propósito del juego es eliminar al rey del contrincan- riesgo de ser detenido y la amenaza de la pena que se le puede imponer, en
1dación al botín que espera obtener (conforme la visión tradicional del /aw
te, solo estará llevando a cabo meros movimientos mecáni- 1111d economics). Pero también puede decidir cometer el delito por un impul-
cos que respetan las reglas pero carecen de objetivo. ~o momentáneo, porque se dejó lleva r por la insistencia ele un cómplice, por
Sin embargo, no es necesaria una evaluación exhaustiva los arrebatos de alguna pasión, etc. Finalmente, puede hacerlo porque ignora-
ba los riesgos de la acción, por ejemplo, porque no sabía que había guardias
de costes y beneficios para decir que la acción es deliberada:
,1rmaclos en el lugar o desconocía las consecuencias penales ele su acción. Sin
embargo, tocias esas son acciones humanas voluntarias, y como tales son base
H Rothbard, Murray N., El Hombre, la Economía JI el E1tado. Tratado so- de cualquier fu turo análisis económico» (Rojas, Ricardo Manuel, «La utilidad
bre principios de economía, Unión Editorial, Madrid, 2010, vol. 1, p. l. del análisis económico en la labor ele fiscales y defensores penales», en Uso
2
·• Mises. Ludwig, Los jimdamentos úlli111os de la Ciencia Económica, op. eslralégico del derecho, \'ELEA, Caracas, 2010, p. 246).
cit.. p. 67. 45 Mises, Ludwig, Los.fundamentos últimos de la Ciencia Económica, op.

,i Rojas, Ricardo Manuel, Realidad, razón y egoísmo... , op. cit., p. 168. cil , p. 34.

38 39
p11L·de tener el propósito de dispararle a una liebre y al efec- 1 h•dr, que no basta con tener fi_nes, sino también q~e
1u:tr el disparo herir a una persona. Su acción fue deliberada, 111¡,ortamiento subsecuente esté vmculado con el propo-
rnnsciente y enfocada a un fin determinado, aunque el re- d, ,tlcanzar esos fines. La acción consiste entonces en el
su ltado de su acción no ha siclo el buscado. q11111:uniento dirigido hacia el logro de fines en la forma
Pero sin realizar este tipo ele acciones voluntarias tenclien- ¡1H los individuos crean que podrán alcanzarlos. Ello su-
l~s a lograr un fin, los seres humanos no podrían sobrevivir. ' ,·valuar el entorno y la manera en que puede reordenar
49
Nada en su naturaleza los impulsa a actuar de tal o cual mane- 1 11 tnentos en forma adecuada para obtenerlas.
m, si no lo deciden y ejecutan en forma voluntaria.46
1•:n rigor, el hombre solo apu nta hacia un fin último, al logro
de una situación que le satisface más que otras situaciones
posibles. Filósofos y economistas describen este hecho in-
II. LAS PERSONAS ACTÚAN, GUIADAS PO R SU PROPIO fNTERÉS,
negable diciendo que el hombre prefiere lo que le ha~e. más
PERSIGUIENDO AQUELLOS flNES QUE CONSIDERAN feliz o lo que lo hace menos infeliz, que busca la fel1c1dacl.
MÁS VALIOSOS PARA MEJORAR SU COND ICIÓN DE VIDA La felicidad, en el sentido puramente formal en que se usa
d término en teoría ética, es el único fin último, y tocias las
La acción humana supone la pretensión ele sustituir un esta- demás cosas y situaciones que se persiguen son meros me-
do ele cosas poco satisfactorio por otro más satisfactorio.47 Es dios para la realización del fin supremo.50
decir, actuamos para estar mejor que antes. Nuestra acción El fin es siempre la eliminación de una insatisfacción.
implica un coste que pagamos voluntariamente porque pen- Sin embargo, podemos designar como fin también la conse-
samos que lo que reci biremos a cambio es más valioso para
nosotros.48 1, 11 s11perior en beneficio ele uno inferior» (La Virtud del Egoísmo, Editorial
11 1rwaf, 1985, p. 50). - . .
,, Rorhbarcl, Murrny N., El Hombre, la Econonuayel Estado. Tratado sob1e
16
Sostiene Ayn Rand al respecto: «En un sentido fundamental, la inacción 1111 //)los de economía, op. cit., p. 3. En este sentido, tanto Rotbh_ard como
l'S la antítesis ele la vicia. La vicli1 solamente puede mantenerse en existencia 11 l!ancl señalan la distinción entre aquellos elementos que no esra en el ser
,1 1ravés ele un constante proceso ele acción ele au10-sustentación. La meta ele ,¡111.1110 controlar y por lo ranto se deben comprender y respeta r, ele aqu:llos
1•s;1 acción, el valor supremo que, para ser consicleraclo, debe ser ganado en ¡111 s1se pueden alterar, o él cree que puede alterar para alcanzar sus hnes
, .ida momento, es la vicia del organismo» (Ayn Hancl, La Virtud del Egoísmo, 1, 11hhard, pp. 3-4); o en términos ele Rancl, lo metafísicamente dacio, que debe
fal. Pbstygraf. Buenos Aires, 1985, p. 24). , piarse porque no se puede cambiar, y lo hecho por el l10mbre, que nunca
,- Mises, Ludwig, La Acción Humana, op. cit., p. 117. Ya había sostenido t, l11· aceptarse en forma acrítica, sino que debe ser juzgado ~-luego acep'.aclo
1i1·111po antes Mises que: «el prerrequ isito más general ele la acción es un es- ll'rliazaclo, y modificada cuando es necesario (Rancl, Ayn, Ftlosofia: q111en la
1.1do ele insatisfacción, por un lacio, y por otro, la posibil idad de eliminarlo o ,,, , c•síla, Ecl. Grito Sagrado, Buenos Aires, 2008, p. 48). «Vivir para el propio
.dlviarlo mediante la acción» (Problemas epistemológicos de ta economía, op. ¡iinwcho significa que el propósiro moral más elevado del ser humano es la
, 11., p. 63); ver también: Rothbard, Murray N., El Hombre, la Economía y el , ,l 11 1•nción ele su propia felicidad» (Filoso}Ta: quién la necesita, op. cit., p. 32).
//1/ado, op. cit., vol. 1, p. 19. 10 Mises, Ludwig, Teoría e Historia, Unión Editorial, Madrid, 2003, pp. 66-
iR Como sostenía Ayn Rancl, esre intercambio ele valor por va lor requiere " En similar sentido, Ayn Rancl sostiene: «Sin una meta final tampoco puede
'lllt' cada persona defina una jerarquía ele valores, sin la cual es imposible li d>.:r metas o medios menores: una serie de medios que avanzan en progre-
1·111i1ir ju[cios ni elecciones morales, y proponía, en el terreno ele la ét[ca: «Ac- .1(1n indefinida hacia un fin no existente son una imposibilidad metafísica Y
1111• siempre de acuerdo con la jera rquía ele sus valores y jamás sacriflque un 1 plstemológica» (La virtud del egoísmo, op. cit., pp. 33-34).

40 41
cución de aquella condición del mundo externo que produ- Tocia conducta consciente ele los hombres implica preferir A a
ce directa o indirectamente nuestro estado de satisfacción o 13. es un acto de elección entre dos posibilidades alternativas
que nos permite realizar, sin ulteriores dificultades, el acto que se ofrecen. Solo estos actos ele elección, estas decisiones
por el que se obtendrá la satisfacción. 51 interiores que actúan sobre el mundo exterior, constituyen
nuestros elatos. Comprendemos su significado construyendo
Tanto esos fines últimos como los medios que se utiliza- el concepto ele importancia. Si un individuo prefiere A a B
rán para alcanzarlos dependen de la valoración personal de decimos que, en el momento del acto de elegir, A es para él
cada individuo. Aquello que consideremos más o menos pro- más importante (más valorado, más deseable) que B. \l
picio para lograr el propio fin último, dependerá de los va-
lores, nivel ele conocimiento e información, así como de las La vida humana es una ininterrumpida secuencia ele ac-
circunstancias particulares de cada persona en un contexto 1, ,nvs individualizadas, pero que no se producen ele manera
ciado. Podemos tomar decisiones ele las cuáles nos arrepen- 1 1.tda e independiente. Cada acción es un eslabón más de

tiremos luego, o defender valores que más tarde considera- 111.1 cadena ele actuaciones, que ensambladas integran una

remos equivocados. Sin embargo, al momento ele tomar la ,, , ion de orden superior tendiente a un fin más remoto.54
decisión, pensarnos que esta remos mejor luego ele realizar la
acción. Incluso el suicida, en el instante en que decide dispa-
rar a su cabeza, esti ma que estará mejor luego ele hacerlo.52 JII.LAS PERSONAS ACTÚAN SO BRE LA BASE DE ESCALAS
DE VALORES PREVlAMENTE ELABORADAS E TNDTVTDUAlES
51
Mises, Ludwig, Problemas epistemológicos de la economía, op. cit., p. 73
52
Se11ala Mises en este sentido: «Existe un solo motivo que determina 11 hombre actúa optando entre varias alternativas que se le
tocias las acciones ele todos los hombres, a saber: remover, directa o indirecta- ptl'Sentan, y la acción precisamente supone preferir una de-
mente, tanto como sea posible, tocia sensación ele malestar. AJ perseguir este t,-1 minada decisión a las demás. Las acciones inmediatas se
fin los hombres se ven afectados por 1oclas las fragilidades y clebiliclacles de la
11. 1~:111 en la preferencia de lo que considera más deseable, lo
existencia humana. Lo que determina el curso real de los acontecimientos, la
formación ele los p recios y tocios los demás fenómenos comúnmente llama- 1 ,, tt' por su parte remite a cierta escala de valores previamente

dos económicos, así como el resto ele los fenómenos ele la historia humana, , ·,l,tblecicla.
son las actitudes ele estos hombres falibles y los efectos producidos por sus Pero al tomar su decisión, no opta entre la viitud y el vicio,
acciones pasibles de error. La eminencia del enfoque ele la moderna economía
ele la u tiliclacl marginal consiste en prestar lota! atención a esta situación. No
1110 que elige entre dos modos de actuar, uno ele los cuales,
esnidia las acciones ele un hombre ideal, esencialmente distinto del hombre 1 il • acuerdo con criterios axiológicos preestablecidos, califica-
real, sino las elecciones ele tocios los que panicipan en la cooperación social 1.1 de vittuoso y otro de vicioso. 55
bajo la división del trabajo» (Mists, luclwig, Los fundamentos úllirnos de la
Ciencia Económica. op. cit., p. 123).
Es bueno no olvidar que la praxeología tiene por objeto de estudio exclu- •')<llll entiendo, la praxeología tambi én puede servir corno herramiema útil
sivamente las caracterís1icas ele la acción humana voluntaria. No se interesa p,1ra su estudio.
por la corrección o incorrección, bondad o maldad, ele los actos humanos 13 Mises, Ludwig, Problemas epL~temológicos de la economía, op. cit., p 220.
conforme a algún código ele valores determinado. El estudio ele los valores 11
iVl ises, Ludwig, la Acción Humaua, op. cit., p. 55.
excede a la praxeología y es objeto ele ponderación por la Moral, a la cual. 11
Mises, Ludwig, La Acción Humana, op. cit., p. 54.

42 43
11 11,1 Mises, la escala de valores se corporiza en el mo- IV. LAS PERSONAS TIENEN UN CONOCIMIENTO
1111 111<> vn que se produce la acción humana, toda vez que LIMITADO Y DISPERSO
1.d 1•-,c;1la carece de existencia autónoma. Por ello sostiene
1 JI ll' l.1 moral no tiene relación alguna con la praxeología y la , ll111iración del conocimiento humano es un hecho notorio.
1 l ( lllOlllÍa: , , ,omos omniscientes ni nos movemos guiados por impul-
,, ,1utornáticos como otros organismos vivos. Si así fuera,
La praxeología y la economía se interesan por los medios > lt·nclría sentido ni siquiera escribir este trabajo o cualquier

idóneos para alcanzar las metas que los hombres eligen en 11, i, no habría opciones a nuestra conducta futura: sea por
cada circunstancia. Jamás se pronuncian acerca de proble- 1 11 municlos ele conocimiento absoluto o guiados por im-
mas morales; no participan en el debate entre sibaritismo y 1,111~0 automático, nuestras decisiones serían incuestionables
ascetismo. Solo les preocupa determinar si los medios adop- , 111evitables. Pero la realidad es muy distinta .
tados resultan o no apropiados para conqu istar los objetivos Los seres humanos actuamos libre y voluntariamente toman-
que el hombre efectivamente desea alcanzar.56
1, > decisiones necesarias para superar el malestar en procura ele
1111,1 situación más satisfactoria. Ello lo hacemos orientados por
1\s razonable la afirmación de que la praxeología aplicada
1111 estándar binario de placer-dolor o satisfacción-insatisfac-
,1 la economía no se interese por problemas morales. Sin em-
' tt m, pasado por el tamiz ele nuestro conocimiento procesado
h,1rgo, eso no permitiría descartar que, en algunos aspectos
¡inr el razonamiento crítico, que es una herramienta esencial
<¡lll' la relacionan con las ciencias sociales, la moral también
p.1ra la acción deliberada.
pt1l'cla ser abordada des(ie el individualismo metodológico.
El conocimiento humano tiene las siguientes características:
/\l.1.-. adelante, al examinar las bases de una teoría ele las nor-
111 ,1s, veremos que una visión de la moral desde el incliviclua-
a) Es conocimiento limitado . Por supuesto que la capa-
11.,1110 metodológico permitiría entender mejor el fundamen-
' ldad humana de adquirir conocimiento ele la realidad es li-
10 de ciertas normas consuetuclinarias.57
En definitiva, las personas elaboran sus códigos de valor 111itacla.
Una paradoja ele los límites al conocimiento está ciada por
de manera individual y se rigen por ellos; y a su vez, son esos
l'I hecho ele que en la medida en que incrementamos nues-
rndigos de valor los que le permiten efectuar las elecciones
1ro conocimiento, advertirnos cuánto nos falta por conocer, es
l'Spccíficas, siguendo las cuales se produce la acción.
decir, el conocimie nto de nuestra ignorancia.j8 Estas limita-
ciones, según Ferguson, no solo impiden un conocimiento ca-
"' Op. cit., p . 115.
,. No es este el ámbito para un desarrollo de este tema, pero entiendo
bal y detallado de las circunstancias actuales de nuestra con-
q11t• en el aspecto en el que se vincula con la 11cción humana, la moral debería ducta y relación con los demás, sino que dificultan nuestra
1i•m·1 un desarrollo desde el individualismo metodológico. Algo así, sin clecir- comprensión sobre los orígenes ele la sociedad y su evolución
111 ,·,¡irc_samente, subyace en la visión de la moral desarrollada por Ayn Rancl,
1,.11,1 quien la moral remite al estudio del código ele valores elaborado libre
1 1 oluntariamente por cada ser humano para gu iar las elecciones y acciones 58 Hayek, Frieclrich A., Estudios de Filoso}Ta, Política y &onomía, Unión
, ¡11, d~•1em1inen el curso ele su vicia. Editorial, Madrid, 2007, p. 81.

44 45
posterior. 59 Tal incertidumbre respecto del futuro es uno de J,, interesa cuánto haya avanzado la ciencia en algún aspec-
los rasgos distintivos de la condición humana, y tiüe todas las .1, ·ll'l'lninado, ese avance no se transmite automáticamente a
manifestaciones de la vida y de la acción.60 1, ,., los integrantes de la comunidad. Solo estará disponible
En este orden de ideas, resulta fundamental distinguir el 11 1,1quellos que lo formaron originalmente, y su transmisión
conocimiento de la información. Los datos puros resultan in- 1•1 ,1 K: un esfuerzo consciente del transmisor y receptor:
suficientes para poder interpretar las situaciones que esos da-
tos expresan. Acceder a la información, por ejemplo, ele que El conocimiento existe únicamente como conocimiento indi-
existen dos grupos de personas que están enfre ntadas en al- vidual. Hablar ele conocimiento ele la sociedad como un tocio
gún tipo de acción coordinada y siguiendo ciertas reglas, no no es otra cosa que una metáfora. Jamás existe como total ge-
me permite saber si esas personas están danzando, jugando neral la suma ele conocimientos de tocios los individuos. El
gran problema estriba en la manera ele aprovecharse ele este
algún deporte, realizando un rito religioso o peleando entre
conocimiento, que existe solamente disperso como partes di-
sí. Solo la comprensión del contexto en el cual se produce
ferentes y separadas y a veces como creencias en conflicto ele
el intercambio, me permitirá utilizar esos datos y darles un tocios los hombres. Esto significa que hay que encontrar el há-
sentido.61 bitat que nos permita maximizar el «uso del conocimiento».62
Por lo tanto, es esencial no descuidar el hecho de que
no se adquiere más conocimiento acumulando más informa- Por ese motivo, la supe1vivencia humana requiere en bue-
ción. Podemos tener la más grande base ele elatos en el disco 1, medida de la habilidad para encontrar y aprovechar tocio
con mayor capacidad en el mundo. Pero no podernos hacer 1' conocimiento disperso, para enfocarlo en un fin individual.
nada con esa información sin la capacidad de procesarla. I' 11,1 ello, como veremos, no será indiferente el contexto ele
l1, relaciones personales en el que se encuentre inmerso.63
b) Es conocimiento personal. El conocimiento no se ad-
quiere ni se comparte de manera automática por el hecho de e) Es conocimiento contextual. Corno no somos infali-
vivir en sociedad, sino que es individual. Requiere del esfuer- 1111•-;, el conocimiento actual puede variar. Aquello que hoy
zo deliberado de cada individuo por adquirirlo y conservarlo. , insicleramos «conocimiento cierto» podrá ser descartado o
llll'jorado rnaüana, precisamente a partir de la adquisición de
59 Ferguson, Adam, Principies o/Moral and Polilica/ Science, Strahal, Ca-
11111,·vo conocimiento. 64
clell& Creech, Eclimburg, 1792, p. 183.
60
Mises, Ludwig, Los fundamentos úllimos de la Ciencia &onómica, op.
cil., p . 109. Veremos más adelante que, precisamerne esa ince1ticlumbre sobre r, 2 Jnfamino, Lorenzo, Ignorancia y Libertad, Unión Edito rial, Madrid, 2004,
el fuLuro es el fundamento ele los contratos, normas consuetudinarias, institu- l'I' 215-216.
ciones y mecanismos ele solución ele conflicms que forman el derecho. 1,; Rojas, Ricardo Manuel , Realidad, razón y egoísmo... , op. cil., p. 2 1. Ve-
61 Ni siquiera el más amplio conocimiento ele los elatos nos permite pre- " '11\0S en la segunda parte de este trabajo que la asimetría del conocimiento
determinar ele forma cuantitativa cuáles serán los cambios que se seguirán, , , un elemento fundamental para la forma en que se elaboran los contratos,
pues para influir en la acción, los hechos deben traducirse en volurnacl que 11\~tiLuciones y mecanismos ele solución ele conflictos.
mueve a los hombres desde dentro. Nada conocemos acerca ele este proceso 1"' Rojas, Ricardo Manuel, «Ayn Rancl y Karl Popper sobre el conoci miento:

(Mises, Ludwig. Problemas epistemológicos de la economía, op. cit., p. 235). h posible encontrar un punto ele conexión?», en Liber/as o.º 40 Mayo ele 2004.

46 47
De allí que Popper proponía sustituir la pregunta respecto 1, , 11, que no solo la capacidad ele adquirir conocimiento y
de cuáles son las fu entes más confiables de nuestro conoci- 1111pre nsión humana sobre el desarrollo de los procesos
miento, por «¿cómo podemos detectar y eliminar el error?».65 1d, •s L!S limitada, sino que además está repartida de modo
La evolución del conocimiento (o de la detección de erro- I' 11vjo entre las personas. Por eso habla Hayek del pro-
res) permite también que las decisiones individuales varíen de 111.1 de la «división del conocimiento», como igualmente
acuerdo con los distintos estándares ele conocimiento. Eso hace 111,11ante al de la «división del trabajo», aunque menos es-
que las costumbres y las formas de relación entre las personas l11do.66 En tal sentido concluye:
cambien con los tiempos.
El conocimiento específico que guía la acción de cualquier
grupo ele personas nunca se da como un cuerpo coherente
d) Es conocimiento disperso. Tocia vez que el conoci- y consistente. Solo existe en la forma dispersa, incompleta
miento solo puede ser adquirido por e l esfuerzo individual, e inconsistente que aparece en muchas mentes individuales
cada persona tiene un conocimiento que es distinto del que y la dispersión e imperfección ele todo el conocimiento son
poseen otros. Alguien pue de conocer mucho sobre su casa, dos ele los factores hásicos desde donde las ciencias sociales
su familia, la ciudad en la que vive, su actividad profesional, han ele partir. 67
pero en la medida en que se va apartando de su círculo ele ac-
tuación, su conocimie nto disminuye. A cada persona le ocurre La limitación y dispersión del conocimiento es lo que toma
, 1ucial la división del trabajo, la cooperación y el intercambio
lo mismo, de modo que el conocimiento se encuentra disper-
so y distribuido entre todos ele manera asimétrica. , p1~ constituyen la base de la sociedad.
Ello no depende ele cuán inte ligente, preparado o estudio-
so sea cada uno. Juan, un pescador pobre y analfabeta que V. LAS PERSONAS ACTÚAN EN PROCURA DE SUS FlNES
vive y trabaja e n el puerto de Guayaquil, seguramente sabe EN UN MU DO CON RECURSOS LIMITADOS
mucho más sobre qué pescado y a qué precio comprar en
ese puerto que e l Premio Nobel ele Economía Paul Krugman. l.a escasez de los recursos es una característica básica del mun-
Si Krugman quisiera comprar pescado en Guayaquil, debería do donde los individuos deben interactuar. Si no hubiese es-
buscar a Juan para que lo asesore al respecto. casez, no tendrían sentido buena parte de las discusiones de
Por este motivo Hayek sei'íaló que el principal proble ma las que se ocupan las ciencias sociales.
con el que se enfrenta el hombre ante los procesos sociales Por su pa,te, el grueso de los bienes y servicios que per-
complejos, es el de la escasez y dispersión del conocimiento. siguen las personas no están dados en la naturaleza para su

6' Popper, Karl, Co11¡e111rasy rejit1aciones, Editorial Paidos, Barcelona. 1991, 66 Hayek, Friedrich A., «Econornics ancl Knowleclge», en !11dividualism
p. 49. De allí concluye Mises que no existen en el campo de las ciencias ele la aud Economic Order, The Universiry of Chicago Press, 1948, p. 50. Ver también:
acción humana hechos establecidos exclusivamente por la experiencia. Tocia Rojas Ricardo Manuel Elementos de Teoría Constitucional. Una prop11es1a para
la experiencia en este ámbito es histórica, esto es, experiencia ele fe nómenos Cubd, Fundación Ilay~k, Cada!, Unión Editorial, Buenos Aires, 2008, p. 20.
complejos que no necesariamente se repetirán (Mises, Ludwig, Losjimdamen- 6• Hayek, Friedrich A., La ContraiTeuolución de la Ciencia. Estudios sobre
tos 1íliimos de fa Ciencia Económica, op. cit., p. 115). el abuso de la razón, Unión Editorial, Madrid, 2003, p. 56.

48 49
disposición libre por tocios, sino que deben ser producido 1 1 principio ele escasez hace que constantemente los incli-
mediante el esfuerzo individual, la cooperación y el intercam 1• , , negocien por la obtención o producción ele bienes y

bio. Por lo tanto, las reglas de convivencia que rijan sus rela 1, los, en un proceso ele interacción gobernado por la ex-
ciones, tendrán una importancia esencial para favorecer o en ,, 11.ación de las valoraciones individuales (precios), que se
torpecer la producción y distribució n ele bienes. 68 111 1i na mercado.
La escasez hace que las personas evalúen el conflicto qu t 11 4,;se proceso, los costes no solo están dacios por el es-
enfrentan para la obtención y conseivación e.le recursos. La 1 1, que debo realizar para obtener el bien que busco, sino

alternativas fundamentales ante la escasez son: la cooperación il >ll'll por la renuncia a obtener otros bienes que podría al-
voluntaria para hacer más eficiente la producción e incremen 1111iva mente buscar, y de los que deberé privarme una vez
tar la cantidad ele bienes, o el uso ele la fuerza para apoderarse lome mi decisión (coste de oportunidad).
y conservar el bien escaso. En el primer caso, la cantielacl ele 1 ,da persona guiará su acción en procura ele obtener va-
riqueza se incrementa; en el segundo, solo cambia de manos. 1 partir de relaciones de coste y beneficio, e valuando sus

La escasez genera competencia, pero los costes ele transac- 1nativas, sobre la base de señales enviadas por el sistema

ción y la incertidumbre pueden hacer que esa competencia p1ccios (monetarios y no monetarios). Pero es importante
se transforme en violencia.69 Las normas sociales y las institu- ,, ·1 en cuenta que las características propias de la acción hu-

ciones desarrol ladas ele manera espontánea, pueden contribuir 111,1 llevan a que los fines buscados por las p ersonas pue-
a la disminución ele los costes ele transacción o ele la incerti- 111 cambiar, y que puedan surgir nuevos fines que a su vez
dumbre, y a una mejor definición ele derechos ele propiedad. 1111iven cambios en su conclucta.71
Ello permitiría que las relaciones se mantengan dentro ele la l.1s ciencias sociales se encargan ele mostrar, en definitiva,
cooperación y se descarte la violencia, que corno forma ele dis- I' 11' la organización social basada en los intercambios libres y
tribución acaba siendo muy ineficie nte. 70 ,lt mtarios y el respeto ele la propiedad, al fomentar la coope-
" ion, incrementa la cantidad ele riqueza y ayuda a disminuir
68 Son generalizadas las discusiones cOliclianas respecto ele cuáles son las , 1·scasez. Del mismo modo, contribuye para que cada perso-
causas ele la pobreza en cierras regiones del mundo, y hasta los gobiernos lle- 1 pueda perseguir las metas propias.
van estadísticas e índices ele la pobreza en cada país. Sin embargo. lo cierto es
que la pobreza es el estado n:1tural del ser humano. Hemos nacido pobres, y a
lo largo ele nuestra vicia luchamos por salir ele la pobreza. Para lograrlo, necesi-
tamos actuar productiva mente, y ello se facilitará gracias a la cooperación y el
intercambio. Las normas sociales que faciliten esa cooperación e intercambio ,. ;1boga por una más equitativa distribución ele los bienes. Estas afirmacio~
serán cruciales para ayudar a la gente a produci r riqueza, que es la forma ele , ~u ponen el desconocimiento, autémico o malicioso, ele que la riqueza no es
salir ele la pobreza (este punto ha siclo muy bien explicado por Herny 1-Iazlitt, 111.1 10na ciada para ser repanicla, siJ1O que debe ser previamente producida, y
La conquista de la pobreza, Unión Eclirorial, Madrid ). ¡11,· cuando se respetan los derechos y la libertad, la creación ele riqueza por
69 Benson, Bruce L. «Las instituciones y la evolución espontánea ele la 1l¡¡unos no supone disminuir la riqueza ele otros, ni las chances ele los demás
moralidad», libe1tas n. 0 24, Mayo ele 1996, p. 11. I' 11,1 producir su propia camiclad de bienes. Muy por el conu·ario, genernlmen-
-o Frecuentemente se señala la desigual distribución ele la riqueza en el mun- 1, quienes más se benefician con la producción ajena son los más pobres.

do como un hecho negativo, se invoca la «injusticia» ele que existan algunas 7 1 Hayek, Frieclrich A. , Los Fundamentos de la Libertad. Unión Editorial,

personas muy ricas mientras que cienros ele millones viven en la marginaliclacl, l.1dricl, 2006, p. 62.

50 51
VI. PARA LA TOMA DE DECISIONES SE TIENEN 1"1 l k recursos propios para lograr que lo que busca le

EN CONSIDERACIÓN PREFERENCIAS TEMPORALES 1111 ¡.pelo en el menor tiempo.


111 parte de los intercambios voluntarios que se rea-
Otro punto sustancial de las decisiones humanas es que 111 n.: las personas, tienen que ver con las preferencias
resulta indiferente e l momento en que las cosas suceden. ,, des: alguien prefiere tener hoy un automóvil nuevo,
vida humana es en buena medida tiempo, o al menos ticr 1, 1 tanto está dispuesto a e ntregar a cambio una mayor
lugar en el tiempo. Desde el momento en que alguien decid 11d de dinero, que pagará en cuotas porque no cuenta
actuar con un cleterminaclo propósito, su meta o fin solo pu 1, 11 l.1 la suma en el momento; el dueño de la agencia ele
ele ser alcanzado completamente en algún momento futur l ' l1 cambio, prefiere tener mayor cantidad dinero reci-
Precisamente el estudio de la acción tiene sentido desde qu 1•11 pagos diferidos, en lugar de mantener el automóvil
no es posible lograr de manera instantánea en el presente t ,1 depósito.
dos los fines buscados. 72 1 1 ltl'cho de que el hombre envejece y muere, sumado a la
En un mundo de recursos escasos, el tiempo es el ma ,111stancia psicológica de sus preferencias temporales, ha-
importante y necesariamente escaso de los recursos. El hom 1 1¡ue el tiempo sea una variable de mucha importancia al
bre nace con una cantidad limitada de d icho recurso que s 111l'nto de decidir la acción. 74 Así, por ejemplo, el derecho
va consumiendo de manera inexorable, y que debe utiliza h1s contratos existe, en buena medida, como consecuencia
siguiendo sus preferencias. El ejercicio de dichas preferencia , ¡11e las contraprestaciones no coinciden temporalmente. 75
produce ganancias y pérdidas, desde que dacio un set de al
ternativas para el empleo de ese tiempo, la elección de una
de ellas supone el abandono de las demás. El coste de oportu VII. LA COOPERACIÓN SOCIAL ES ÚTIL A LOS HOMBRES
nidad es precisamente el coste ele desechar las alternativas a PARA ALCANZAR SUS FINES
escoger un curso de acción. Es consecuencia de la escasez de
tiempo, que impide seguir todos esos cursos de acción simul 1 , 1.,mbién un hecho notorio que la interacción voluntaria en-
táneamente. El reconocimiento ele este límite hace que cada ,,· las personas contribuye fuertemente a incrementar la crea-
individuo ordene sus preferencias para intentar conseguir, al 1, ,n de riqueza y por lo tanto el bienestar ele las personas. La
menos, sus objetivos más valorados. l ,,,st; de esta cooperación, como ya sostuviera Adam Smith, es
Un primer principio que puede enunciarse en este sentido, l I división del trabajo, que es producto del intercambio libre
es que el hombre prefiere alcanzar sus fines en el menor tiem 1 voluntario que se genera cuando cada persona busca su pro-
po posible,73 y por lo tanto, estará dispuesto a resignar mayor 1110 bienestar. La división del trabajo, además, por obra del

72
Rothbard, Murray N, El Hombre, la Economía y el listado, op. cit., vol. -, Mises, Ludwig, Problemas epistemológicos de la economía, op. cit., p. 63.
l. p. 4. -; Rojas, Ricardo Manuel; Schenone, Osvalclo; Storcleur (h), Ecluarclo, No-
73 Rothbarcl, Murray N, El Hombre, la Economía y el Estado, op. cit., vol.
' /o/les de Análisis Económico del De1·ecbo Privado, Universidad Francisco Ma-
1, p. 15. 11 oquín, Guatemala, 2012, p. 89.

52 53
sistema de precios, se produce espontáneamente a partir el , 1 lorma natural de comportamiento del hombre fue se-

las ventajas competitivas de las distintas personas (cada quie l I l laramente por Adam Smith. Sostenía en uno de los
se dedicará a aquello que considere que esté en condicione. 11, ,~ más conocidos de The Wealth of Nations:
de hacer mejor, más rápido o más barato que los demás); tod
1 11 casi todas las otras especies zoológicas el individuo, cuan-
lo cual, como se dijo, tiene su fuente en la limitación y disper
do ha alcanzado la madurez, conquista la independencia y
sión del conocimiento. 110 necesita el concurso de otro ser viviente. Pero el hombre
La cooperación social se asienta en la circunstancia de que 11.•clama en la mayor parte de las circunstancias la ayuda de
la inteligencia humana es capaz de reconocer que la labor .~us semejantes y en vano puede esperarla solo de su bene-
realizada bajo el signo de la división del trabajo resulta más ,olencia. La conseguirá con mayor seguridad interesando en
fecunda que la practicada bajo un régimen de aislamiento.7b ~u favor el egoísmo de los otros y haciéndoles ver que es
La riqueza no es una torta estable, sino que su tamaño varía ventajoso para ellos hacer lo que les pide. Quien propone
de acuerdo con las acciones e interacciones de las personas. ., otro un trato le está haciendo una ele esas proposiciones.
Cuando las personas advierten las ventajas ele la cooperación Dame lo que necesito y tendrás lo que deseas, es el sentido
para incrementar la cantidad de riqueza para tocios, en lugar de cualquier clase de oferta, y así obtenemos de los demás la
mayor parte ele los servicios que necesitamos. No es la bene-
del uso de la fuerza que beneficia solo a quien la puede ejer- volencia del carnicero, del cervecero o del panadero la que
cer exitosamente, surgen espontáneamente mecanismos de nos procura el alimento, sino la consideración de su propio
relación voluntaria basada en el mutuo beneficio. Ese com- interés. No involucramos sus sentimientos humanitarios sino
portamiento, a la vez, es el resultado y también el generador su egoísmo; ni les hablamos de nuestras necesidades, sino de
de valores individuales, que posteriormente se convierten en sus ventajas.78
la base de normas e instituciones. Tales instituciones se irán
formando a partir de las soluciones e interacciones más efi- '1< >bre la base de estas características distintivas del ser hu-
cientes para incrementar la cooperación en procura de obte- 11110, es que cada persona interactúa con otros, tomando sus
ner mayor prosperidad individual. ",pias decisiones, en busca de Jo que considera mejor para
El aumento en la productividad basado en la cooperación 1 vn el contexto de sus valores y conocimiento limitado. Al
es lo que da impulso a la formación de la sociedad, entendi- 1'L1r por sus acciones, tiene muy en cuenta los beneficios
da como una sucesión de interacciones individuales y a la in- , ostes de la interacción con los demás. En definitiva, cada
tensificación progresiva de la cooperación social.77 ¡u·rsona es el mejor juez de sus propias preferencias, y pro-
111 ,, adoptarlas mediante tratos libres y voluntarios con otras
76 Mises, Ludwig, La Acción H11mc111a... , op. cit., p. 174. ¡,t•rsonas.
r Mises. Ludwig, Problemas epistemológicos de la economía, op. cit., p. En general existe una mayor propensión a una conducta
176. No obstante ello, Mises aclara que la ley ele la división del trabajo no 1 1 >operativa cuando los individuos interactúan repetidamente,
pertenece al sistema universa lmente válido de las leyes a priori ele la acción
humana. Es un claro, no una ley económica. Por ello, parece imposible for-
mular, basándose en ella, una ley exacta sobre el progreso, es decir, una ley "~ Smith, Aclam, Investigación sobre la naturaleza y causas de la riqueza
libre de las construcciones de los tipos ideales (p. 181). ,t.•las Ilaciones, Fondo de Cultura Económica, México, 1958, p. 17.

54 55
cuando tienen mucha información recíproca y cuando el gru- \'I 11. LA LIBERTAD Y LA PROPIEDAD COMO PRESUPUESTOS
po tiene pocos integrantes.79 DE LA COOPERACIÓN VOLUNTARIA
Ello es así debido a que en esos casos generalmente exis-
ten mayores incentivos para conservar buenas relaciones con , 1 ,operación social voluntaria solo es posible si se recono-

personas con las que en el futuro se volverá a encontrar y ten- 1, potestad ele cada persona para actuar y decidir de acuer-
drá tratos. No obstante ello, el desarrollo ele formas conb·actua- , 1 >11 sus preferencias, libre de coacción por otras personas,

les, normas abstractas consuetudinarias e instituciones, contri- I' 11 ,1 ejecutar sus decisiones, Jo que incluye usar y disponer
buirá de manera decisiva para lograr que esa misma conducta 1,, logrado a través ele sus acciones e intercambios. Esa es
cooperativa se continúe verificando a medida que la sociedad l 1.1 ~t' del reconocimiento de la libertad y la propiedad en
crece en tamaño y las relaciones se tornan más complejas e 1 rn tcxto social.
impersona les. 1 1 cooperación se facilita cuando personas capaces de ac-
El estudio de los incentivos para cooperar es muy valioso, " pvrsiguienclo sus fines, y que advierten las asimetrías en
tanto para ente nder el s urgimiento ele las instituciones que fo. 011ocimiento, talento, o posibil idades para alcanzar las dis-
mentan tal cooperación, como para mejorar el desempeño de 1h metas, comprenden el valor ele asociarse con otros para
los abogados que intentan evitar reclamos o solucionar con- 1, 1\L'char sus ventajas comparativas; y esa comprensión a
flictos. , ,·z facilita el desarrollo y afianzamiento de las normas con-
La interacción forzada como consecuencia ele la decisión t11<linarias de convivencia.
de una p ersona o un gru po, solo podría responder a los fi. l .1s personas no solo advierten la conve niencia ele la co-
nes e incentivos ele esa persona o grupo, y no a los muchos l" 1,1ción en un caso o situación concreta , sino que además
fines individuales ele quienes se ven forzados a aceptar una ,, , llClen que dicha relación se repetirá en el tiempo hacia
conducta no deseada. Por eso, si se q uiere garantizar la libre 1,11uro, sea con la misma persona o con otras, sea respec-
búsqueda de la felicidad por cada persona, la única forma de ol1•I mismo tipo de intercambio o de otros dife rentes. De
relación apta para ello es la que se da a través de la coopera- 111oclo advierten que para lograr la cooperación de los
ción libre y voluntaria, intercambiando valor por valor. Como 111.1s se deben respetar y satisfacer determinadas expecta-
decía Ayn Rancl, tratar con los hombres por la fuerza es tan ,~ de los otros; y que en buena medida la predisposición
impráctico como tratar con la naturaleza por la persuasión.80 1, >~ demás para cooperar se vinculará con nuestro res pe-
, determinadas reglas, que emanan de normas consuetu-
11.1iias.
1 .• ida individuo vive a partir ele su propia acción, que refleja
, , 11 lCión entre alternativas que decide siguiendo valores ela-
79
11 tl los por él mismo para alcanzar sus propios fines. De allí
North, Douglass C., lnstituciones, cambio instilucionaly desempe,lo eco-
ll ·, k deducirse sin esfue rzo que no deberían existir conclicio-
nómico, Fondo ele Cu ltura Económica, México, 1993, p. 24.
00
Rancl, Ayn, Filosq/'ía: ¿"quién la necesita?, Editorial Grito Sagrado, Bue- 1111iL·ntos externos a sus propias decisiones. Eso nos permite
nos Aires, 2008, p. 39. 1ti 11 ,rar un concepto ele libe1tad definida en el contexto de las

56 57
características propias de la acción humana y sus postulados 1 ,u1endo el colectivismo metodológico. Su estudio bajo una
praxeológicos. 1 hin del orden social elaborada desde la praxeología, haría
La libertad individual supone, desde e l punto ele vista del 11H•cesaria tal autoridad superior, y por lo tanto, ambos con-
sujeto que la invoca, que no se verá compelido por otros a ac- plos necesitan ser redefinidos.
tuar ele un modo contrario a su voluntad, no se le impondrán i\ la libertad se la debería enfocar a partir ele acuerdos con-
reglas o normas que no hayan siclo aceptadas voluntariamente 11 l u~tles, normas consuetudinarias e instituciones que ex-
y, como deducción, que tendrá la aptitud para reclamar la re- l11yan la coacción. Entonces su desarrollo conceptual se da-
paración de los perjuicios o actos ele fuerza cometidos en su 11 desde el individuo hacia el grupo y no a la inversa, como
contra. Consecuentemente, la libertad implica también que esa 111 •le estudiarse en los tratados de filosofía política o filosofía
persona no deberá intentar imponer ninguna decisión a otros, 1, 1derecho . A la libertad no se llega declamando alguna esfe-
sea por medio de la fuerza, el fraude u otra forma ele coacción. 1 e ll' potestades que deba ser sancionada por una autoridad,

Por e l contrario, tocios sus acuerdos deberán ser llevados a 111n buscando los medios cooperativos que evitan que se
cabo por medios voluntarios. ¡111vda ejercer coacción sobre el individuo que actúa.
De allí surge un principio social básico ele coexistencia, el lin este sentido, siguiendo a Kirzner, es posible afirmar que
ele no-agresión, vinculado con la necesidad ele evitar el uso l I rnmprensión ele la libertad individual reside en la libertad
de la fuerza física o el fraude en las relaciones entre las p er- 11 cada individuo para identificar por sí mismo cuáles son las
sonas, que con distintas variantes, han sosten ido a lo largo de ,¡iortunidades que puede intentar aprovechar; la libertad de
la historia los defensores del liberalismo. 11 wer sus propios clescubrimientos.81 Tocio lo que contribuye
Por su parte, para que el proceso ele cooperación volun- , que la persona pueda actuar en esas condiciones, contribu-
taria se produzca, resu lta igualmente necesario que las perso- ' · a la libertad.
nas puedan tomar decisiones sobre la base del reconocimiento Respecto ele la propiedad, más adelante me ocuparé tan-
ele los derechos ele propiedad involucrados en sus acciones e 1•11cialmente de ese tema, pero creo que una teoría de la pro-
intercambios. La hipótesis de una persona libre para decidir 1,11·dad sobre bases praxeológicas debería rescatar una buena
su curso ele acción, que desarrolla los valores que considera 1,,11te del desarrollo que los economistas han hecho del tema.
aptos para alcanzar sus metas, que se aplica me ntalmente a l 11 efecto, ellos no ven a la propiedad como un «princip io su-
elaborar su estrategia de acción con ese fin, que finalmente 1'' ·rior» o un «derecho fundamental» definido y defendido en
actúa , interactúa y o btiene resultados materiales de su acción; 11 ,stracto. Ni siquiera lo ven como la relación de las personas
pero que no puede aprovechar o decidir respecto de dichos , 1 in las cosas.

resultados, implica una seria contradicción. El economista estudia las aptitudes prácticas que las per-
El problema al abordar conceptos tales como «libertad» 1mas tienen para poder tomar decisiones que reconozcan
o «propiedad», es que generalmente su estudio y definicio- ,1 1 preferencia respecto ele otras personas o les impongan lí-
nes se efectúan en un contexto político que supone alguna
autoridad sup erior que los reconozca o proteja. Son concep-
HI Kirzner, Israel M., «El significado del proceso de mercado», Libertas n. 0
tos que aún entre las corrientes liberales han sido definidos '', Octubre de 1997, p. 138.

58 59
mites, con relación al uso, goce o disposición de determina
dos b ienes. La visión del economista parte ele las conducta ~. La interacción humana y el orden social
que efectivamente las personas llevan a cabo, y no de teoría
abstractas, y eso pe rmite darle al derecho ele propiedad u
contenido diferente del tradicionalmente desarrollado por l<
juristas y políticos.
El derecho de propiedad se convierte entonces en una ca
tegoría conceptual de reconocimiento del producto ele la ac
ción e interacción humana, la expresión ele los logros obteni ¡, trtimos de las características ele la acción humana clescrip-
dos a través de la acción y los acuerdos voluntarios con otra 1 'll el capítulo ante rior, podemos extraer varias conclusio-
personas. Básicame nte, los contratos y otras manifestacione de importancia para abordar el siguiente te ma, que es el
ele disposición sobre bienes y relaciones, son expresión de , 0 1110 se genera y funciona el orden de la sociedad.
ejercicio de la propiedad. l .1 praxeología nos permite entender las categoiias ele la ac-
Desde esta perspectiva, los derechos ele propiedad son he 111 humana. Pero los individuos actúan en relación con otros

chas ele la realidad. Tienen virtualidad propia emparentad 111 iduos al advertir las ventajas ele la cooperación. Puede cle-
con las personas que actúan, no de penden ele su reconoci 111 ,e a la sociedad como esa interacción entre individuos que
miento o sanción por autoridad algu na, y son la base ele lo 11•lacionan buscando cada uno su propio bienestar. Entien-
reclamos a cuya resolución está llamado el orden jurídico. ' , ¡ue un estudio científico ele la sociedad, debería asociarse a
También estas fa cultades englobadas dentro del concept 1 11oción de Sociología, concepto al cual debería rescatarse

de «derechos de propiedad» deberán ser objeto ele un desa 1 1 lugar al cual se lo condujo desde el colectivismo metodo-
82
rrollo teórico novedoso, que nazca ele la acción individual '.lt'O y el positivismo.
no ele postulados colectivos. La sociología, en este sentido, debería ser la ciencia abar-
Al tratar la teorfa ele los contratos volveré sobre este punto 1dma ele tocios los aspectos ele la interacción humana que
,, ,, son estudiados como ciencias independientes, y que han

' Weber, Max, Economía y Sociedad, Fondo de Culrura Económica, Méxi-


, !005, p. 5. Es bueno recordar que el término «sociología» fue acuñado por
,.,11,lo Comte, quien simplemente agregó nuevas construcciones artificiales a
lilosofía ele la historia y, como señala Mises, no aportó contribución alguna
l I dt:ncia social, que ya había sido clesarrollacla durante el siglo xv111, entre
1111,, por los llamados autores morales escoceses (Mises, Ludwig, Problemas
•11/!'1110/ógicos de la economía, op. cit., pp. 37 y 119).
l•:Itérmino «Sociología» debería volver a vincularse con el estudio de las re-
,, h111t:s ele los individuos entre sí, incluyendo dentro de los aspectos de estudio,
l I vconomía, el derecho, la antJopología, las instituciones, y otras manifestacio-
, dl! la interacción humana.

60 61
desarrollado incluso principios contradictorios a pesar de t l 1·, por ellos, pero que influyen en buena medida en la
ner tocias un tronco común. , 11 que se comportarán los demás. De hecho, perma-
Al examinar esas características puede concluirse que, e 11w1lle aprovechamos el producto ele acciones ajenas cu-
contradicción con lo que ha siclo una creencia muy difund ,, ,11vaciones no solo no conocemos, sino que tampoco
da, el orden no es producto de la autoridad o el diseño g 11i. ll'San. La gente puede actuar persiguiendo el lucro, con

nerado por una mente específica, sino la espontánea intera 11 por razones de egocentrismo, por benevolencia, por
ción ele millones de personas, que actúan cada una buscand 1 1110, por maldad, por generosidad. Los motivos por los
su propio bienestar. 1rtúan generalmente no son conocidos por aquellos
En este sentido es posible dedu cir también algunos po. ti• nen tratos con ellos, y mucho menos por otras perso-
rulados ele la interacción humana, corno base para el estucli 1 l.1s que jamás conocerán, pero que de alguna forma se

del orden social, lo que podría permitir el abordaje del clerc l II nl'Íiciado o perjudicado por sus acciones.
cho con mejo res herramientas. En ta l sentido, se pueden men 111•na pa1te de las normas sociales, reglas de convivencia,
cionar los siguientes: 1111 iones o mecanismos que han contribuido al desarrollo
¡i1usperidad, fueron el producto no buscado de la acción
1'ionas que, al perseguir sus propias metas siguiendo sus
!.LA ACCIÓN HUMANA PRODUCE MUCT-lAS VECES CONSECUENCIAS
l'lc ,s valores, enco ntraron beneficiosas esas formas de re-
QUE NO SON BUSCADAS NI TENIDAS EN CUENTA POR EL ACTOR,
,, 1, que terminaron convirtiéndose en reglas espontáneas
PERO QUE SÍ INl'LLJYEN EN OTRAS PERSONAS
, 111peración.
Los filósofos morales escoceses, junto con Bernarcl de Man \d,1111 Ferguson acuñó la famosa frase según la cual «las
cleville, desarrollaron en el siglo }..'VTll una visión de la socie 1i 111<.'s tropiezan con instituciones que ciertamente son el
ciad concebida como un orden producido por muchas perso ,d1.1do de la acción humana, pero no la ejecución del cle-
nas que interactúan buscando su beneficio propio, para lo 1111, humano».84 Esta afirmación ele Ferguson contiene dos
cual adecuan su conducta a lo necesario para lograr la coope ,11pL1estos que resultan básicos para el pensamiento de los
ración de los demás. 1, 11vs morales escoceses: 1) que los hombres no «inventan»
Mandeville sostenía que «los servicios recíprocos que to- , lv cero, sino que innovan a partir de condiciones o insti-
dos los hombres se prestan unos a otros constituyen el funda- 1, 1nes que fueron el fruto ele acciones humanas anteriores,
mento de la sociedad». Esto es, veía a la división del trabajo '1 , ¡ue la yuxtaposición de multitud ele planes individuales
como modo de paliar las necesidades humanas.83 11 lu<:e, al entrecruzarse, resultados que no necesariamente
85
Una característica común del orden de la sociedad es que 111 los buscados por sus autores.
esa acción individual de los hombres buscando sus propias
metas, genera muchas veces consecuencias que no fueron
1 Ferguson , Aclam. An Essay on the His/01y of Civil Society, Caclell, Kin-
1,I c:reech & I3ell, 1767, pp. 187-188.
8·1 lnfantino, Lorenzo, El orden sin plan. Las razo11es del individualismo Gallo, Ezequiel, «La tradición del orden social esponráneo: Acbm fer-
metodológico, Unión Editorial, Madrid, 2000, p. 42. ' , 111 , David Hume y Adam Smi1h», op. cit., p. 140.

62 63
La moneda, la moral, el derecho, el mercado, el lengua 11l1., en un orden entendible para la mente humana y
son algunos ejemplos brindados por Ferguson de estos ÓH I' lll'l'e como si fuese el producto ele algún planificador
ncs surgidos a panir ele ciertas conductas humanas, pero ~ 11lt'. El tercer paso y final es el juicio ele que este orden
constituir el diseño ele persona alguna. Por supuesto que si ,, l1doso para los pa1ticipantes, ele una manera que ellos
87
hubiese personas actuando, no existiría lenguaje, no existi 1 , 111 pero que de todos modos les resulta deseable.

moneda, ni derecho, ni mercado; pero ninguna persona o g t•" efectos no buscados, a su vez, generan acomocla-
po en particular diseñaron estas instituciones. Son el produc 1• ,., vn el comportamiento de los demás, que tienden a
no buscado de ese intercambio sostenido en el tiempo. , , liar las consecuencias positivas y evitar las negativas.
Adam Smith se refirió a este fenómeno al explicar el or , 1111omistas se refieren a estas consecuencias como «ex-
gen ele la prosperidad en Europa. Señalaba el autor escocé 1l II l.1des», y constituyen un área vital en el estudio de los

, de la interacción humana.
Una ele las revoluciones más importantes hacia la prospcrl 11 , .ida interacción pueden distinguirse los efectos inme-
dad económica de los pueblos se llevó a cabo por dos clase
de gentes, a quienes jamás se les ocurrió la idea ni el medl )' explícitos, aquellos que se tuvieron en miras clirecta-
tado fin de prestar semejante servicio a sus coterráneos. l, ,il momento de actuar; y también las consecuencias in-
satisfacción de la vanidad más pueril fue el único motivo qu 1ts, no buscadas, eventuales o frituras, que en la mayoría
guió la conducta ele los grandes propietarios, en tanto qu , • casos las personas no tienen en cuenta especialmente.
los mercaderes y artistas obraron con miras a su propio inlc ,1110 explicaba con tanta claridad Friedrich Bastiat: «lo que
rés, consecuencia ele aquella máxima y de aquel mezquin , y lo que no se ve».
principio ele sacar un penique ele donde se puede. Ninguno 1 h personas al actuar solo se interesan por el objetivo con-
de ellos fue capaz de prever la gran revolución que fueron ,,, de su acción, pero no tienen interés ni probabilidad cier-
obrando insensiblemente la estulticia de los unos y la labo 1, m nocer los alcances y consecuencias mediatas que esa
riosidad de los otros.H6
11 lt lt'la tendrá para la formación ele un orden social. Como

En general, el concepto que la expresión «mano invisible» dn Lfayek:


capturó tan gráficamente -un concepto que Carl Menger res La razón ele que seamos reacios a describir estas acciones
cató como un «entendimiento orgánico del fenómeno social» como si tuvieran un objetivo es que el orden que se consti-
y Friedrich Hayek, en el siglo xx, definió como un «orden es- tuirá como resultado ele tales acciones, no es en ningún sen-
pontáneo»- se compone de tres pasos lógicos. El primero es tido «parte del objetivo» o del motivo que impulsó a los in-
la observación de que la acción humana frecuentemente tiene dividuos a actuar. La causa inmediata, el impulso que los
consecuencias que no son entendidas ni buscadas por los ac- lleva a actuar, es algo que solo les interesa a ellos.88
tores. El segundo paso es el argumento según el cual la suma
de estas consecuencias impensadas de una gran cantidad de
Vaughn, Karen l. , «Invisible Hancl», en The Invisible Hand, Macmillan
personas en un largo período, dadas las condiciones corree-
, New York, 1989, p. 170.
Hayek , Frieclrich, Estudios de Filosofía, Política y Economía, op. cit.,
86 Smith, Aclam, La riqueza de las naciones, oJJ. cit., p. 372. 1 ").

64 65
Precisamente estas consecuen cias no bu scadas, con e 11, acciones de las personas. No tiene «intereses» y no desea
tiempo tienden a ser identificadas y tenidas en cuenta po ilr.inzar ningún objetivo.w
las personas. que adecúan sus conductas a ellas. En relacio
nes repetidas se generan hábitos nacidos en las expectativa , 1.¡.1rle existencia per sé a los colectivos, no implica ne-
producidas con la «internalización de estas externalidades» 1, .diclad o efectos a estos procesos de cooperació n que
Veremos más adelante que estas consecuencias no buscada 11111an la sociedad. Lo que se quiere significar es que estos
son esenciales para la producción de costumbres, y conse 11\ os son posibles por las accio nes y pensamientos de
cuenteme nte, ele normas e instituc iones. 11 11 lividuos y desaparecen cuando estos individuos adop-
1111 modo distinto de pe nsar y actuar.9 1
11 vx.iste un plus o agregado a las decisiones individuales,
Il. Los FENÓMENOS SOCIALF~'i SON LA SUMA 11·nga entidad o vida propia más allá o distinta de ac¡ue-
DE DECISIONES PARTICULARES ' nnceptos abstractos que utilizamos para defi nirlos. Esta
1111s1ancia produce dos consecuencias fundamentales: 1) el
La sociedad no es un ente distin to ele los individuos q ue 1 ,¡, mto no es algo diferente de la suma de sus pa1tes; 2) no
integran, ni se mantiene unida e n virtud ele una «direcció 1111 producto definitivo que se pueda configu rar ele ante-
unitaria» que armonice las acciones de los individuos, sin 111 ,. La sociedad es lo que es, podría ser otra cosa, proba-
q ue la cooperación deriva , sin programación alguna , del in llll'nte lo será en el futuro, no tiene un propósito ni un fin .
rento por cada uno de realizar fines inclivicluales. 89 111olc.lea día a día a través de volubles decisio nes tomadas
Como señala Mises, existe una propensión a hipostasia , 111uchas personas que actúan guiadas por propósitos incli-
o adjudicar susta ncia o existencia real a las construcciones 111 des y cambiantes. Es en definitiva el conjunto de múltiples
conceptos mentales. En ciencias sociales esto es muy comú h 1t,1mbios libres y voluntarios.
respecto del concepto ele «sociedad». La sociedad no es má l'l·ro la circunstancia ele que el orden resultante no sea el
que la coope ració n d e individuos unidos en esfuerzos par ,dueto ele la decisión deliberada ele ninguna persona en
alcanzar determinados objetivos p articulares; pero no es n 1111rnJar, no significa que sea otra cosa distinta o superior a
una sustancia, ni un poder, ni un actor. Solo son individuo conjunto ele decisiones indivicluales.92
que actúan.
1
Mises, Ludwig, Losjillldame1ttos /Í/timos de !et Ciencia Económic{I, op.
Algunas ele las acciones individuales son dirigidas por la in p. 126.
tención de cooperar con otros. La cooperación entre los in ~lises, Ludwig, op. cil., p. 127. Y agrega: «De ahí que, por ejemplo, las
dividuos da o rigen a la situación que el concepto de socieda 1, 1,·n1cs actitudes ele un mismo individuo puedan servir para conslitL1ir los
1, 1 livos nación, comunidad religiosa, partido político, y así sucesivamente».
describe. La sociedad no existe aparte de los pensamientos
n Eso mismo puede decirse ele la noción ele «mercado». Se suele hablar
l.1, reacciones de los mercados, ele cómo se comportarán los mercados ante
1 11 cual acontecimiento, como si fueran seres vivos, guiados por una cons-
89 lnfantino, Lorenzo. El orden sin plan. las razones del indivicl11alis111
nria enderezada al logro de metas determinadas guiadas por una mente (mi-
111e1odológico, op. cil., p. 66. ' niando en realidad, el mercado no es más que un proceso de interacción

66 67
III. Los FENÓMENOS SOCIALES SON FENÓMENOS COMPLEJOS , 11¡ios de modelos que se presentarán si se cumplen cier-
11, lldones no obstante lo cual es casi imposible derivar
94
Esta idea de que las acciones personales pueden tener con. I , , 111ocimi~nto la predicción de fenómenos específicos.
cuencias que no fueron buscadas y trascienden el interés, <.: 1111n explica Mises, en el ámbito ele la acción humana no

nacimiento y previsión ele los actores, hace que los fenóm 11 1l'laciones constantes entre ninguna de las variables.

nos sociales deban ser considerados fenó menos complejos , tll'nternente, no hay medición ni cuantificación posi-
Tales fenómenos están formados por la interacción de p Pnr ello, no resulta razonable recurrir a experimentos
sonas cuya conducta no es predecible, producida en circur ti 111rnLorio para extraer conclusiones científicamente vá-
rancias siempre cambiantes. Por ello, un fenómeno determin < ,hre los fenómenos sociales, desde que es imposible

do tampoco se repetirá necesariamente . De ello se sigue q 1, , ,, r aisladamente los cambios ele uno solo de los ele-
la predicción ele acontecimientos sociales futuros se torna il ' ,,, concurrentes, presumie ndo que permanezcan inmu-
soria: tlldas las demás circunstancias del caso.96
1,, vsLe modo, los fenómenos sociales son complejos por-
Uno de los resultados principales alcanzados hasta aho ' h penden ele muchas decisio nes cambiantes de personas
por la labor teórica en estos campos creo que es la deme 1h ·nen objetivos diferentes y variables, y que contribu-
tración de que los acontecimientos singulares, por lo gen , lormarlos muchas veces sin proponérselo cleliberacla-
ral, dependen de tantas circunstancias concretas que jarn 11,· Esto hace que cualquier pretensión ele regular o im-
podremos realmente estar en condiciones ele averiguad· 11 1 determinados res ultados en el área esté destinada al
tocias; y que, por consiguiente, no solo los ideales ele pr '1().
dicción y ele control están mucho más allá ele nuestro al I' 11,1 tomar un ejemplo básico, los precios que están a dis-
canee, sino que también es ilusoria la esperanza ele pode
1, 11 >n ele las personas, sobre los cuáles pueden tomar sus
descubrir, a través ele la observación, conexiones regulare
1•,1c mes futuras vinculadas con gastos e inversiones, no son
entre los distintos acontecimientos.93
111 (lducto ele una auto ridad o persona que decidió fijarlos,
, 1 ll' una cantidad incalculable de decisiones individuales,
Hayek entendía que dentro de las ciencias sociales, la teorí
econó mica ha avanzado más que otras en construir un cuerp 11111,tntes, adoptadas sobre la base ele distintos objetivos y
teórico coherente. Pero aún la economía está destinada a eles
op. cit., p. 75.
de miles o millones de individuos que toman decisiones personales siguiend Mises, Ludwig, Losjimdamentos últimos de la Ciencia Económica, op.
sus valores y propósitos propios y clistimos. Se intenta predecir el efecto qu 1' 105
el acontecimiento podrá rener en las decisiones ele esas personas, y luego se Mises, Ludwig, La Acción Humana, op. cit., p. 38. No obsta nte ello,
lo identifica como una única decisión del conjunto, lo que considero un error .. ,tlrían descartarse ele plano cieno tipo ele experimentación que, respe-
1
conceptual generalizado. En un sentido estricto, «sociedad» y «mercado» son 1<1 l.,s características ele la acción humana. estudiaran ciertas pautas de
sinónimos. 1111,·~la o comportamiento, a partir de acciones individuales y respetando
93 Hayek, Friedrich A., Estudios de Filosofía. Política y Economía, op. cit., 1111111<.:s de sus conclusiones, tales como las que ofrece la economía expe-
pp. 73-74.

68 69
circunstancias externas, por personas que no tenían la 111 , motivo Hayek sostuvo que el concepto de «ley»,
idea de que su decisión contribuía a fijar un precio. Cuando 1 , 1 1HllO una regla que vincula un fenómeno con otro
autoridad pretende sustituir este proceso complejo por la 1 1,1 incipio de causalidad, tiene escasa aplicación en
posición ele un precio fijado por motivos políticos, deseo , li• los fenómenos sociales: «aunque poseamos teo-
la esencia básica ele los fenómenos complejos, y su cled ¡, 1-, a estructuras sociales, duelo que conozcamos "le-
8
solo podrá ser mantenida por la fuerza, pero no supondr c 1uc los fenómenos sociales obedezcan».9

cambio en el precio. Es más, ese número arbitrario impu ,11.1 pane, la complejidad ele los fenómenos sociales
no podrá ser llamado «precio» en términos económicos. 11 mblemas al historiador al momento de intentar ex-
Comprender esto es muy importante, pues permite al 11, lt 1siones ele episodios pasados. El historiador no pue-
clonar rápidamente la idea tan extendida en nuestro tie1 1 11 teoremas ele causa y efecto del análisis del mate-
y aceptada generalmente como una racionalización, ele ' 11 11'ido a partir ele un fenómeno social complejo. La
la complejidad de los fe nóme nos sociales es precisament 111 1.1 histórica no es un experimento de laboratorio,

que justifica que sea una autoridad su pe rior la que los or 1 , ,periencia de fenómenos complejos, del resultado

ne y regule de manera coactiva. 1w1 :ición conjunta de diversas fuerzas que difícilmente
99
Este error pude verse en cualquiera ele los eje mplos t 11 .1 ordenarse del mismo modo .
dos por Ferguson en su conocida frase citada más arriba.
intento constructivista por crear un idioma que sea acepta
y empleado por tocios solo acabó desarrollando el Esperan TV. LA SOCJEDAD ES UN PROCESO DINÁMICO
que se enseña en un puñado de academias a pocas pers
nas con mucho tiempo libre . Incluso las organizaciones e¡ ;o social es complejo porque está formado por gran
11 , ..

pretenden ser las autoridades finales de un idioma, como 11d de decisiones individuales que no pueden ser pre-
Real Academia Española, lo que hacen en definitiva es «I 111 reglamentadas . Pero al mismo tiempo, es un proce-

gitimar» vocablos que el uso extendido ele las personas , t I instante variación , toda vez que esas personas mutan

ha incorporado al lenguaje sin necesidad de su inte1venció 1111 lucta en virtud de gran cantidad ele factores que inci-

Todos los intentos que diariamente ensayan los gobiernos pa 1 ,1,re sus decisiones. Esta característica de los procesos

conducir, modificar o controlar al mercado fallan irremedi


blemente. El derecho, producto de reglas espontáneas y d
11.1yi.:k, Friedrich A., Estudios de Filosq(ía, Política y Economía, op. cit.,
cisiones libres, degeneró en legislación escrita, cada vez m
extensa y minuciosa, y consecuentemente, cada vez más e ~l,~ts, Ludwig, Losji,mdamentos últimos de la Ciencia .Económica, op.
mera, ineficiente y menos respetada. 97 1 1!O. Y agrega: «Lo que la historia económica, la observación o la expe-
11p111.·den decirnos son cosas como esia: por un determinado período ele
11 11dd pasado el minero John, en las minas ele carbón de la compañía X
9- Rojas, Ricardo Manuel, Análisis económico e institucional del orden j1 1 pm-blo Y, ganó p dólares trabajando n horas al día. De ninguna manera

rídico. op. cit., p. 162; Leoni, Bruno, La Libertctd y la Ley, Centro de Esmdi< 111, ,11 de es!Os elatos con otros similares podría llevarnos a teoría alguna
sobre la Libertad, Buenos Aires, 1960, p. 122. 11 1 ,1 los factores que deierminan el nivel de los salarios».

70 71
sociales es esencial para comprender por qué fallan ll •l' envían señales que inmediatamente influyen
tentos de regular la sociedad a través de legislación o 1,1, •1 los y tienden a moclificarlos. 101 ·
datos impuestos por autoridades políticas. 11101 ivo, no es posible sacar una fotografía de la

Las personas toman decisiones sobre la base del co 11 1tn momento determinado y pensar que esa so-
miento disponible, y guían sus acciones hacia los fines 11111 necerá así inmutable en el futuro. Sin embargo,
viamente escogidos. Pero estas decisiones se modifican 1111·nte esto lo que buscan diariamente legisladores y
medida en que las preferencias y conductas personales t: 1 ,·11 1oclo el mundo, cuando quieren establecer «mar-
bian, la tecnología evoluciona, existen variables que esca l 11, 11 ios» a determinadas actividades sobre la base de
a la previsión como el clima e n el largo plazo, cambia el d1•,:1rrolla dicha actividad en el momento en que se
nacimiento d isponible, las modas y costumbres, etc. 11 1t'gularla Incluso la propia sanción de la ley pro-
De este modo existe una relación ele dos vías: en la 1111hios en la conducta ele las personas afectadas, que
elida e n que las demás pe rsonas cambian su conducta, n 111 .1rnmoclarse de tal modo que puedan aprovechar
tros cambiamos la nuestra para acomodar la nueva situac lli 10s y eludir sus costes, tornando así ilusoria la pre-
a nuestros fines personales; y consecuentemente, en la h· los legislado res ele que la fotografía e n la cual se
elida en que nosotros modificamos nuestra conducta, pro I' 11.1 decidir la regulación, se mantenga inalterable.
cimas cambios en la ajena. 11 t.,tl que los cambios en las preferencias individuales
De hecho, las explicaciones que clan los economistas cu 11 -,vr constantes, abruptos ni irrazonables. Las perso-

do tratan de efectuar predicciones, frecue ntemente están p 11, li ·11 a determinar sus preferencias siguiendo ciertos
cedidas ele la expresión latina ceteris paribus, es decir, en 111 ,~ racionales, valores y costumbres, lo que hace que
medida en que tocias las demás condiciones permanezcan 1111 modificarlos sin motivos plausibles. Por e llo la es-
mutables. Pero lo cierto es que dichas condiciones dificilm
te se mantengan sin cambio, en tanto dependen de decision I ,, 11111:11111, Ludwig, The Markel as a11 Economic Process, New York,
volubles de seres humanos que modifican sus preferencias. ¡> 1 "l'il !ne., 1986. Resulta muy ilustrativa esta explicación ele Ivo Sar-
ello los economistas se refieren a estas condiciones como « \l i¡¡ual que von Mises, Hayek y Kirzner, Lachmann entiende que
, ., de mercado son aquellos que deben requerir la mayor atención
riables», que por definición «varían» .100 ,, l.1 ,·conómica; pero en contra ele los tres autores antes mencionados,
Ello ha llevado incluso a descartar la posibilidad ele q 1 , ¡11v la concepción del equilibrio debe ser rechazada y abanclona-

existan precios ele «equilibrio» en el mercado ele bienes y s 11 l1111i1a las posibilidades de comprender al mercado en profuncliclacl.
11,, 1lene sentido su poner que las actividades económicas tiendan a
vicios. Cada vez que se produce una compra o una venta
11 ,. sistemáticamente, ya que el curso de la misma trayectoria hacia el
, ~••1K'1~1fuerzas cliscordinantes que tornan inalcanzable aquel estado.
100 Al respecto dice Mises: «El supuesto citado ele que tocias las cien ¡i11 n•so de cambio la indeterminación de las expectativas desempeña
condiciones permanecen entera mente inalteradas es una ficción indispen. 1t1111 l,11nental. Así es como lachmann no solo presenta una aguda crítica
ble para el razonamiento y para la ciencia. En la vicia, todo fluye sin ces 1, ¡, 1 de equilibrio general neoclásico sino también de los procesos ele
pero para el pensamiento debemos construir un imaginario estado ele qui 1 , , ·1tll'I1cliclos como tendencia, al estilo de von Mises, Hayek y Kirzner»
tucl» (Problemas epistemológicos de la economía, op. cit., p. 174; con cita , 1, , Jvo, «El mercado como proceso: dos visiones alternativas», en Li-
.).D. Clark, Essenliafs ~( Economics 77Jeo1y, New York, 1907, pp. 130 y ss.). 11 11 , Octubre de 1989).

72 73
,11 1,1 organización deliberada. No hay duda de que para
tabilidad en las preferencias es uno de los elementos qu
, 11.,~ ta reas limitadas, la organización es el método más
han tomado en consideración en el análisis económico. 1<
11, 1do para una coordinación eficaz, pues permite_ adap-
Es precisamente esta tendencia a la estabilidad en las p 1 11 llmente el orden resultante a nuestros deseos, mientras
rencias lo que permite que cie1tos valores esenciales no t , 1 11 ando, debido a la complejidad ele las circunsta,:cias
bien de manera abrupta y frecue nte, y eso contribuye a " h;iy que tener en cuenta, debemos contar con las fuer-
se desarrollen, corno veremos más adelante, cie1tas norma ' w·ncradoras ele un orden espontáneo, nuestro .poder so-
origen consuetudinario que faci litan los intercambios, al pe l ,. lns contenidos pa,ticulares de este orden se lunitan ne-
tir presuponer reacciones positivas o negativas en los den 11iamente_w3
frente a determinadas acciones.
No obstante ello, es indudable que las modificacione:,; 1
11 1sonas interactúan buscando cooperación para. rne-
las preferencias se producen en mayor o menor medida, 1 condiciones de vida y alcanzar sus metas. Esa mte-
que debe ser tomado en cuenta al momento de examinar ~l' produce fundamentalmente a través ele tocio t~~o

evolución de los fenómenos sociales. Por ello, las predict 111 1., contractuales, que expresan la voluntad de acc1on
nes que los economistas realizan a partir de cie rtos pre!I l 1 11110 , en el desarrollo de un negocio o emprenclimie n-
puestos de hecho, más puntuales y coyunturales, tie nen 11, 11\ar.
valor bastante escaso. , , relaciones particulares, a su vez, producen efectos
, I<, del resto de las personas, e n un proceso que se va
11do más difuso y abstracto a medida que uno se va
V. LA SOCIEDAD ES UNA COMBINAClÓN DE UN ORDEN 1 11 ,do del negocio particular en sí. Así, un contrato cle-
ESPONTÁNEO Y DECISIONES DELIBERADAS u ,1tlo producirá obligaciones y facultad~:' cl_e re~l~mo
, ti ,ras entre los contratantes, pero tamb1e n mflu1ra en
El proceso de interacción humana se produce de ntro de u , ,11,is no involucradas directamente, como proveedores,
orden que se forma espontáneamente, que como se vio r 1, , parientes, empleados, clientes, vecinos, etc. A mecli-
cién no es el resultado de una decisión humana deliberad l''l' la relación de las personas con los c~ntratantes Y el_
ni sigue las directivas de ninguna autoridad. Pero en su int , 11 1n particular se aleja, e l contrato en s1 de¡a de tener

rior, se producen innumerables interacciones puntuales qu 11>s marcados en las personas, pero surge como rema-
sí están basadas en decisiones y propósitos individuales, qu 11,· de importancia para tocios el principio abstracto que
son el producto de la deliberada intención de quienes actúan 1111,1 de él.
1 •,los principios abstractos que nacen ele los acuercl_os par-
En tocio grupo humano mínimamente numeroso, la colabo 1d.m.:s celebrados a pa1tir de códigos de valor determmaclos,
ración se basara siempre tanto en el orden espontáneo com
11 lormanclo costumbres, que como veremos en la segunda

102 ,, 1 1layek, Frieclrich A., Derecho, Legislación y Libe11acl, Unión Editorial,


Rojas, Ricardo Manuel, Schenone, Osvaldo, Storcleur (h), Eduardo, No
ciones de Análisis Económico del Derecho Privado, op. cit., pp. 10-11. ,. lold, 2014, p. 69.

74 75
parte, finalmente se convierten en normas, y pueden st 1, 11 >S cuales se puede evitar la producción ele daños
fuente de instituciones y mecanismos de resolución de rt: 111 ll' l1reclamos, o darles solución a los ya producidos.
mos y ejecución de tales soluciones. tl' costado, el derecho está estrechamente relaciona-
Pero al mismo tiempo, estas normas, instituciones y 1 , l I L'<:Onomía, las instituciones, y las demás manifesta-
canismos ele resolución ele reclamos -de modo similar a d, , vse proceso ele intercambio que es la sociedad.
que ocurre con el sistema ele precios en el mercado- gl'
ran una serie ele señales que orientan las decisiones y an1
dos individuales.
Lo propio puede decirse respecto ele los reclamos por
ños y crímenes que una persona puede cometer o sufri
partir de sus actos voluntarios y deliberados. Ellos darán
gar a reclamos concretos, que se discutirán e ntre los invol
erados, pero el desarrollo de mecanismos de solución a e.
reclamos también permitirá establecer una serie de principl
abstractos que influirán de manera muy fuerte sobre la rn
ducta posterior de las personas, y sobre la producción de n
mas de origen consuetudinario, instituciones y proceclimic
tos para solucionarlos.
La combinación espontánea de estos dos tipos ele órden
(el ele las acciones y acue rdos particulares decididos delih
radamente, y el espo ntáneo gene rado por las consecuend
no buscadas de dichos acuerdos y acciones), permite gene
un ámbito de interacción a partir de la cooperación y coex
tencia pacífica.
Para el funcionamiento de este orden complejo resulta
esencial comprender la naturaleza y mecánica de los derech
ele propiedad, que como dijimos, son expresión ele las acci
nes individuales y los acuerdos que permiten la cooperad
pacífica destinada a la búsqueda de los fines propios ele ca
persona.
Como veremos en la segunda pa1te de este trabajo, se pu
de entender al derecho como aquel aspecto del estudio d
fenómeno social, que permitirá abordar teóricamente tocio
los mecanismos de relación deliberada y orden espontáneo

76
Segunda parte
Los fundamentos del derecho
l 'ur qué el derecho no tuvo un desarrollo
similar a la econoniía?

1. LA VlSJÓN RACIONALISTA DF.l. ORDEN SOCIAL


EN LA EUROPA CONTINENTAL

111 lt•ncia racionalista coostructivista que adoptó el peo-


1110 científico en Eu ropa conLinental a pa1tir del siglo XVII,
, , que los distintos aspectos de la interacción humana to-
11 caminos metodológicos diferentes, de modo tal que se
11,1ll~tran ciencias cuyos principios en algunos casos resul-
11 , onrradictorios.
l 11 1'Íecto, durante los siglos XVI y XVI I, el auge del razona-
11111 matemático en Europa generó los grandes sistemas ra-
1 distas en física y filosofía, por pensadores entre los cuales

1, ,1.tcaron Galileo, Newton, Oesca1tes, Spinoza y Leibnitz.


,1, 11 el orden social y moral no era su tema principal, es-
h 1,·as inevitablemente tuvieron influencia sobre él. Así, por
111¡,lo, refiriéndose a la ética, sostuvo Spinoza: «Consideraré
" riones y los apetitos humanos como si se tratare de li-
4
t, ele superficies y de cuerpos sólidos». w
1 h·scartes fue quizá el pensador ele quien recibieron su
1111 •sión filosófica inicial en esta época las ideas básicas de
, ¡1 IL' Hayek denominó racionalismo constructivista. En El
, 11rso del Método explicaba de este modo su visión de un
d,·n social basado en un único planificador:

' Spinoza, Baruch, Ética, Ed. Aguilar, Buenos Aires, 1973. p. 161.

81
«Rara vez hay tanta perfección en trabajos compuestos 11111lrn y uniforme, brindando solución a todas las clispu-
muchas partes separadas, sobre las cuales distintos ope 11 tlquier cuestión jurídica debía tener su lugar en el sis-
rios han sido empleados, como aquellos completados , 111stificarse racionalmente a partir de él. 107 El orden ele
uno solo. Aquellas naciones que, partiendo de un esta 1i ·, l,tc.1 era concebido entonces como el producto de un
semi-bárbaro y avanzando hacia la civilización por gra 111111 de normas, elaboradas sistemáticamente, fruto ex-
lentos han tenido leyes dictadas sucesivamente y, por
' 1 1 ll' la razón de un legislador en el que se juntaban dos
cirio así, impuestas por la experiencia de la naturaleza ¡ 108
1 tdl'S: su sabiduría y la univocidad ele sus objetivos.
niciosa de determinados crímenes y controversias, vendrl
• , 1 un binación de racionalismo y voluntarismo en el con-
a tener por este proceso instituciones menos perfectas q
aquellas que, desde el comienzo de su asociación como 1, ,·uropeo llevaron a concebir al derecho como un or-
munidades, han seguido el mandato ele algún sabio legis 11¡11·rior, compuesto por normas escritas ele signo positivo,
dor. ( ... )La grandeza ele Esparta no fue debida a la pre<.' 111 l.1s de una autoridad política, que establecen respues-
nencia de cada una de sus leyes en particular( .. .) sino a ,·-.1ableciclas a las consecuencias de la acción individual.
circunstancia ele que, nacidas ele un solo individuo, tend h pensamiento, que hizo eclosión en los siglos xvn y
todas a un mismo fin».105 11111•ntalmente }.'VIIJ y se afianzó en el xrx, tuvo un prece-
Las ideas racionalistas llevadas al ámbito de las cienc ,1, · inusual importancia en el C01pus Juris Ciuilis elabo-
sociales -que incluyeron la noción de Razón de Estado ¡1111 orden del Emperador Justiniano en 533. 109
creciente «personalización» de ese Estado, y la consecue
justificación de poderes cada vez más amplios para alean u, ,¡,1~, Ricardo Manuel, Análisis Económico e Institucional del orden
11/J cit., p. 41.
sus objetivos-, concluyeron imponiendo el paradigma
1 11 l'jemplo práctico ele es1a menraliclacl en el siglo xv111 fue Federico JI
gún el cual las ciencias sociales y políticas se desarrollan d , 1, quien se empeñó en elaborar un código civil tan completo que ni
de la sociedad concebida como un todo homogéneo, den lilt it·ran falta abogados para interpretarlo; bastaría con que la gente co-
del cual los individuos deben adecuar su conducta a los ' 1, 1sus cláusulas para encontrar la solución a sus disputas. El monarca
, ,¡llL', al igual que Newton no hubiese podido concebir su sistema ele
querirnientos ele ese todo.106 1,111 universal si hubiese tenido que colaborar con Leibniz y Descartes,
El espíritu de «sistema» imperante a partir del racion· , podría un sistema político nacer y mantenerse, si no fuese por el pro-
mo en el siglo xvm requería la unidad y encadenamiento 1 1111;¡ mente única (esta referencia es recordada por Hayek en Derecho,
11111 11 libertad, op. cit., p. 28).
saber científico, lo que en el ámbito del derecho llevó
1n,11niano tenía dos motivos principales para ordenar la preparación
construcción de códigos normativos rígidos. Estos códigos 111 111(:go se conocería como Cmpus htris Civili°5; bajo la guía del jurista
nían la pretensión de concentrar el saber jurídico de un m 111111. En primer lugar era un reaccionario: consideraba que el derecho
, , , 111((:mporáneo era decadente y quería rescatar el sistema legal roma-
IO\ Descartes, René, A Discourse on Metbod (Eve1yman's ed.), pp. 1 111ns siglos de deterioro, restaurándolo en su grandeza y pureza. En
citado por Hayek, Friederich, Individualismo: el verdadero y e/falso, t 1,, lugar era un codificador: tenía la intención ele incluir en un cuerpo
Editorial, Madrid, 2009, pp. 58-59. 1,1d;1s las normas necesarias, e liminando las repeticiones, oscuridades,
Io6 Sobre el desarrollo del constructivismo y su influencia en el el(; , ,111flictos y duelas, organizándolo en forma sistemática.
ver: Rojas, Ricardo Manuel, Análisis F.conómico e i11sti111cional del orde11 1 • 1• motivo eliminó a partir de entonces tocia referencia a los juriscon-

dico, op. cit., pp. 37 y ss. . 111 l'Xcepción ele aquellas que estuviesen expresamente incluidas en

82 83
Los juristas modernos encontraron en el Código de ,1 111 principios y reglas comerciales, elaboradas durante
niano una expresión ele la razón escrita, que fijaba el I" 11 la praxis de los comerciantes, y utilizadas para re-
dueto ele siglos de labor ele pretores y jurisconsultos, esta 11.., disputas de manera práctica, respetando los usos y
ciencia los conceptos jurídicos desde la razón natural. ,1 111 ·s mercantiles.
esa labor, debieron quitar al derecho romano tocios lo/! 1'!-.las recopilaciones, aparecieron los verdaderos có-
sabios del empirismo y flexibilidad que lo caracterizaron , li · mayor extensión y más cuidadosa técnica jurídica.
sus orígenes, lo que se vio favorecido por la incipiente ll, 1.., sí se pretendió cristalizar un derecho eterno e in-
tematización que ya habían llevado a cabo en su tiempo !, perfecto emanado de la razón, y otorgar estabilidad
juristas del Mos Italicus. Pero los filósofos y codificadores 1 1 ·, las insti¡uciones que debían regir para siempre. Es-

ciemos fueron más allá, y adecuaron este antiguo derech l1111 ·1lle en Francia, los pensadores del Iluminismo bus-

su visión de un «derecho racional». 110 111oc.lelos sociales que permitieran sustituir al caduco sis-
Durante finales del siglo xv1 I y principios del XVIIl se p t. L'Status heredado, con privilegios y tradiciones que
<lujeron los primeros avances en el proceso que se inició 11 lll'vaclo al atraso, y pensaron que ello podría lograrse

la recopilación y ordenamiento de las reglas que se hah , de.: déspotas ilustrados que impusieran aquellas nor-
formado durante siglos a partir de las costumbres comer 111.tnadas ele la razón a partir de las cuáles se pudiera
les. Aquellas iniciales recopilaciones no suponían estrictam 11 L'l1 la modernidad.
1 natural entonces que Voltaire y sus contemporáneos
te una novedosa creación o «deducción racional» de ele
cho, sino más bien un intento por ordenar la evolución ele 1 1 1.111 a Luis XV ele Francia, Federico el Grande ele Prusia,
decisiones judiciales y principios nacidos ele las costumh 11 1 le Austria y Catalina la Grande de Rusia, para proclu-

a lo largo de los siglos, como había sido el caso de las re<.: d1 • el poder político tales cambios. 112 Resulta ilustrativo
pilación de las costumbres francesas. 111 Fundarnentalmen
, 11k: 1734 (conf. Solá Cafüzares, Felipe, Tratado de derecho comercial
el Corpus. Pensaba que el Corpus debía ser suficiente para resolver cualqu 1.i,/i1, Barcelona, 1963, pp. 27-36).
problema legal sin necesiclacl de la ayuda de otras interpretaciones o com 1 J ¡wecursor en la elaboración ele un proyecto ele código siste1~ático
tarios ele cxpenos. Esrn prohibición de cita de trabajos no incluidos en el ( 11d1 •nsara tocio el saber jurídico racional fue Leibniz, quien reciaero pro-
pus destruyó buena parte del material juridico que se había acumulado, p 1, Lodigos para el emperador Leopolclo Jy el elector d_e Maguncia, que
disminuyó el interés por conservarlo (Rojas, Ricardo Manuel, Análisis Eco 111 ,11 :1 tener sanción en la práctica. Esta idea ele Le1bmz ele codificar el
mico e Jnstilllcional del Orden jurídico, op. cit., pp. 84-85} .. ¡111vaclo sobre el modelo de derecho romano volvió a imentarse .e?
iw Koschaker, Pau l, «Europa y el derecho romano», en Revista de Dt ,1 l·l•derico Guillermo I de Prusia, y luego por Fedenco II, que culmino
cho Privado, Maclricl, 1955. p. 358. 1 ¡1111yecto definitivo en 1794. En Austria, el proceso coclificatorio tuvo
111 Pueden mencionarse en este sentido: la Ordenanza francesa ele 16 11 1111pulso bajo el reinado ele José JI, que logró la promulgación de los
la Ordenanza ele la Marina ele Cercleña de 1717, las letras y constituciones JJJm:csal civil (1781), penal (1787) y procesal penal (1788} .
Víctor Amacleo ll ele 1723, las Ordenanzas ele Bilbao de 1737, el Código 11 1inda, tras el triunfo ele la Revolución se tornó imperauvo convertir
Francisco lII ele Móclena ele 1771, el Reglamento sobre letras ele cambio cll· dldad positiva aquellos códigos ele «derecho natural», elabora~os cle-
República de Venecia y el Código de la Marina Mercante ele 1786; el Edicto 11m·me por la razón matemática en las obras ele Pufenclorf, Wollf Ysus
Navegación comercial de las provincias austriacas ele 1774. En los países e ¡111,. Se trataba de estatizar el derecho natural, ele fijar en normas preo-
candinavos existía el Código danés ele Cristian V de 1638. el noruego ele 16 111, ionaclas por la autoridad, los principios eternos e inmutables que la

84 85
rl'rnrtlar las palabras de Napoleón Bonaparte en el ocaso \ ISIÓN EVOLUTIVA DEL DERECHO A PARTIR DE ACUERDOS
su vida: PARTICULARES Y RESOLUCIÓN DE RECLAMOS

Mi gloria no es haber ganado cuarenta batallas. Waterloo ,·1 va, con lo dicho en el punto anterior, que los proce-
rrará el recuerdo ele tantas victorias. Lo que nada clestru " 11 1icatorios fueron precedidos por compendios o siste-
lo que vivirá eternamente, es mi código civil. 113 1, iones de normas consuetudinarias, decisiones judicia-
l,,, 1rinas de jurisconsultos que se desarrollaron de modo
Este proceso codificador originó una mutación trascend 111\ o y espontáneo en un lento proceso de discusión y
tal en la concepción del derecho. Este dejó ele ser el produ 1, ,11 de criterios que se fueron produciendo en los deba-
ele discusiones ele casos y reclamos concretos en los tribu 11111 uales ele casos concretos ventilados ante los jueces.
les, recogiendo opiniones de jurisconsultos y jurispruden , ,., primeros compendios tenían más bien un objetivo de
que recogía las costumbres sociales del lugar. Por ese ca1 1111ización y orden, así corno también didáctico, y no de
no se habían sintetizado normas abstractas de carácter ge 11 1ón normativa. Pretendían ordenar normas cuya mayor
ral sobre asuntos muy específicos, que evolucionaron y l, •1,1 , paradójicamente, la ausencia de un orden impuesto
perfeccionaron con el tiempo. En cambio, el derecho pasó 1.dmente.
ser el producto de la decisión ele una autoridad política -. 1111Ínaremos más adelante tres ejemplos históricos co-
el monarca o una asamblea legislativa- que de un pluma l, i-. e.le este proceso ele elaboración espontánea ele clere-
pudo modificar extensas áreas jurídicas. 11 4 1 ¡11t • llegaron a ser muy sofisticados y complejos: la lex

1 ,1/uria, el antiguo derecho romano y el common law

1, r,,ljón. Pero además de estos casos muy conocidos, en


razón humana había descubierto. Así, en palabras del Emperador Napold>
ese código, por ser la «razón escrita», estaba llamado a ser el instrumento
, l.,s comunidades ele Europa, con anterioridad a la ten-
unificación del territorio que se pretendía anexar al Imperio (Rojas, Ricar
Manuel, Análisis Económico e !11stit11cional del Orden Jurídico, op. cit., Jl
97-98). 1 que no formaban parte de la ley propiamente dicha, pero eran su
11 ~ Citado por Alterini, Atilio A., La i11seg11ridadjurídica, Abeleclo-Perr 11, ti l11cnte de interpretación. .
Buenos Aires, 1993, p. 62. 11 1111;1 parte, la ley que sancionó el Código, en sus artículos 2 y 3 d1s-
11'1 Un buen ejemplo ele esto último es el Código Civil argentino q 111,• ,1nualmente, la Cone Suprema de Justicia y los tribunales federales
entró en vigencia en 187l , reclacraclo por el llustraclo jurista Oalrnacio Vél 11 1•l.1borar un informe sobre las eludas o dificultades que ofrecía en la
Sarsfielcl, que se integraba con 4055 artículos que incluían tocios los aspect 1 J;¡ aplicación del Código, así como ele los vacíos que encontraren en
del derecho civil. El proyecto ele Código fue aprobado por el Congreso a lib h 111 ,skiones, para presentarlos oportunamente al Congreso. El Poder E¡e-
cerrado, es decir, no hubo discusión parlamentaria alguna, tratándose de u ', h•ilía, a través de los gobernadores ele cada provincia, solicitar la misma
obra jurídica monumental que excedía el conocirnienro ele cualqu iera de 1 111.11 i(in de los tribunales provinciales.
legisladores. Esto produjo una curiosa situación, pues en un alarde ele sabl 111,, marcaba la idea ele un Código concebido como el artífice de un or-
duría, el codificador colocó a cada artículo una nota al pie con comentarios i " lft•CJo deducido racionalmente por un sabio codificador, y que e_n caso
explicaciones, la cita ele sus fuentes, etc. Al ser aprobado a libro cerrado, du , , ,ldacl, debía ser aclaprnclo o perfeccionado por el mismo legislador
rante las décadas posteriores se discutió, inclusive judicialmente, si esas nota d 1t•spccto, Rojas, Ricardo Manuel, «La definición del orden jurídico ar-
eran parte ele la ley o no. Esa discusión fue zanjada por la Corte Suprema al 111,," partir ele la Constitución ele 1853», Libertas n. 0 15, Octubre ele 1991).

86 87
ciencia racionalista ele elaborar leyes escritas, el derecho f 11111 ese motivo, el derecho ha sido estudiado como un
e l producto ele costumbres discutidas y sancionadas leg 11 objetivo que está necesariamente por encima de las
mente en tribunales, consolidándose en la medida en que , 111as que actúan y establece las condiciones de los inter-
eran rebatidas por nuevos criterios interpretativos o nuev 111ios. A partir de esa premisa, tocias las variantes ofreci-
costumbres. Era el derecho foral o consuetudinario forma pnr la filosofía jurídica, incluyendo las que intentaron re-
en todas partes de Europa, a partir de personas que cont 11 1 su mínima expresión la intervención de esa autoridad
taban, reclamaban y litigaban ante árbitros o jueces que lll .1 , han elaborado sus postulados desde el colectivismo
solvían las disputas aplicando las costumbres. La autorid 11.lológico. Los grandes debates de la filosofía jurídica de
política no estaba involucrada en este proceso, ni impon ,li 1s últimos siglos giraron en torno a distintas variantes
soluciones predigericlas. , ilvctivismo.
Parece claro que el Estado no tenía ninguna intervenci l11duso las escuelas fil osóficas que han intentado justifi-
en la determinación ele las soluciones legales aplicables, h· l I preexistencia de ciertos ámbitos de libertad de acción
ta que esa combinación de racionalismo - tendencia a b 111~ individuos, en realidad lo han hecho sobre la base de
car soluciones perfectas deducidas desde la razón y aplicad 11u1cer la existencia de esta autoridad superior, a cuyos
ele manera universal- y el voluntarismo - la idea de que 11, vs sobre las personas pretenden imponer límites en la
orden debe ser el producto de una autoridad y voluntad ú 11 de derechos individuales. 115
ca-, produjeron ese desembarco del estatismo en el derec
y el inicio ele su estudio científico desde el colectivismo mct
dológico. fII. ¿Q UÉ HJZO DJFERENTE LA TEORÍA ECONÓMICA
Por el contrario, la visión ele la sociedad a partir del in QUE LE FALTÓ A LA JUHÍDíCA?
viduo, permite llegar sin demasiada dificultad a la conclusi
de que la interacción humana es un fenómeno único que ti , , ¡ué el economista (al menos el austriaco), da por sobre-
ne aspectos económicos, aspectos jurídicos, y otros vinculad 11dkla la libertad para actuar en el proceso ele me rcado,
con la creación ele instituciones que faciliten la convivencia d1ogaclo no, sino que necesita resaltar en todo momento
la cooperación. nlsten la libertad individual y los derechos reconocidos
La cataláctica se ha servicio de los principios de la praxc ilguna autoridad física o moral? Propongo la siguiente
logía, lo que le permitió elaborar un marco teórico univ
sal para su estudio. Esos mismos postulados praxeológk 1~ bueno recordar que en sus varios siglos de evolución, el pensamien-
debieron seguirse como base para el estudio del derecho 1 11 1uvo su origen y buena pane de su desarrollo como un medio de lu-
' 11111.1 el avance del poder sobre los individuos, no se propuso desarrollar
las instituciones. Pero ello no ocurrió, pues se entendió q 1 , ll'lltífica para pensar formas de organización social q ue prescindieran
tanto el derecho como las instituciones involucran nece. 11• 111r de dicho poder. En ese camino, las constituciones fueron preferibles

riamente procesos políticos que suponen la intervención 1, indos reales, los parlamentos fueron mejores que las coites imperiales,
autoridades, que con sus decisiones sustituyen, conclicion 1111 modo se prefirió a los jueces frente a los legisladores. Pero la premisa
111 1~1a ele la existencia de una autoridad política con poder para regular
o legitiman la voluntad de los individuos actuantes. 11 , ,111 limitaciones- las acciones humanas, jamás dejó ele estar presente.

88 89
respuesta: porque los abogados han aceptado como prl' , 111do el jurista invoca la libertad individual y los cle-
fundacional del derecho, que existe tal autoridad por en lnd ivicluales, incluso para reforzar la aptitud humana
ele la aptitud humana para actuar y decidir, que es la qul' 1o ,ma r decisiones personales, ya está incorporando la
ciona la ley y establece lo que es correcto y lo que no 1 1 .1 colectivista en su discurso: lo que está postulando
Mientras que los economistas jamás han reconocido d t, 111ente es que se pongan límites a ese poder superior
autoridad, y desarrollaron sus teorías tomando como axi 1dt•nar la sociedad, y que sea esa misma «sociedad» la
esa aptitud humana para actuar y decidir. 1,•t·onozca una mayor extensión a la libertad individual.
Por eso, si alguien afirmara que no es posible cleterm d, •d araciones ele de rechos contenidas en las constitucio-
el precio del pan si una autoridad superior no lo decid<.', lil>crales no han siclo otra cosa que el Estado poniendo
economistas reirán y enseüarán la teoría del valor, ele los 11,•~ a su propio poder. 117
cios, del intercambio comercial. Pero si alguien afirma qu
posible resolver sin necesidad ele una autoridad superior
reclamo por daüos, el abogado dirá que ello es imposibl Un ejemplo muy claro ele es10 fue la discusión producida al redactar-
' 1.onstilución ele los Estados Unidos ent.re fecleralis1as y antifederalistas,
no existie ran criterios objetivos establecidos por una ley y , , 10 de si debía o no incluirse una declaración de derechos. Los federa-
cididos por un juez estatal. 'l' oponían a ello, argumcncanclo que su sanción podría interpretarse
Es que el economista ha elaborado su teoría sobre el "h•lame como una limitación a los derechos naturales que el commo11 law
lor, los precios, la moneda, basado en la interacción de indl ,,·rnnocía o que pudiese reconocer en el fu1uro. Sostenían además que
• ,,nstitución tenía por objeto organizar las instituciones del gobierno. cs-
duos que actúan libremente tomando decisiones ele acue h :iendo límites que no podían traspasar. En este sentido, se preguntaba
con sus propios valores e intereses; mientras que los juris 1111ilton: «¿Pa ra qué se necesita una declaración que establezca que el go-
entienden que ese intercambio entre individuos está regí 1110 no podrá, por ejemplo, limitar la libertad ele expresión, si la propia

por criterios ele justicia, equidad, legalidad, que están por ,,1~titución no le otorga facultad alguna para limitarla 7 Enumerar una serie
derechos en una Constitución podría entenderse como un reconocimiento
cima de ellos y limitan su poder de decisión. que los derechos solo existen por delegación constitucional» (El Federa-
Como se sefialó al comienzo, ele las llamadas ciencias 1,1. n.0 LXXXIV).
ciales, la Economía es la que mayor desarrollo ha tenido, pe Esta explicación resulta muy clara en el comexto de entender que la Cons-
también es la única en la cual la praxeología fue utilizada cot 1111dón y las leyes solo tienen por objeto organizar instituciones destinadas a
11mplir cienas funciones especificas del gobierno, tales como seguridad, ad-
herramienta para la construcción ele su fundamento científic 111lnistración de juslicia o defensa. Mientras que el derecho propiamente dicho
y por lo tanto considera a los colectivos como el producto las reglas vinculadas con la negociación, y con la prevención y reparación ele
la acción cooperativa de los inclivicluos. 116 El resto ele las áre ,mílictos entre particulares- no debería ser objeto de decisión por pa1te ele
del estudio ele la sociedad han carecido ele tal desarrollo, l.1 autoridad política. Los colonos no11eamericanos tenían claro que el derecho
,·1:1 independiente ele la legislación.
en buena medida crecieron sobre la base epistemológica d No obstante ello, pocos at'los después de sancionada la Constitución, la
colectivismo metodológico. declaración ele derechos fue introducida en forma ele Enmiendas, aunque esta-
ban dirigidas más a establecer la protección o garantía de los derechos frente al
poder del Estado, que a la elaboración del derecho común (ver en este sentido,
116 Mises, Ludwig, l osjimdamentos últimos de la Ciencia &onómica, o
Rojas. Ricardo Manuel, Anáh.is Económico e lnstitucional del Orden jurídico,
cit .. pp. 79 y 164. op. cit., pp. 76-77).

90 91
Sin embargo, las mismas bases praxeológicas en las que 1, , ¡ul! ambas partes ganan, es probable que los individuos
sustenta la economía podrían ser aplicadas para desarrollar 111 ,1.c:an la validez de normas de conducta comunes, por-
derecho, que entonces debe ría ser considerado como aqu ' ida uno espera que los beneficios a largo plazo deriva-
aspecto de la interacción humana que estudia los reclamos h· su acatamiento (que le permite mantenerse en buenos
tenciales y efectivos que surgen de los tratos individuales en 1111t>S con la otra parte) serán mayores que las ventajas in-
las personas, y los mecanismos para encontrarles solución. 11 ti.is de la falta de cooperación. 119
El derecho moderno gira alrededor de la idea del imperiLI 1 1 interacción voluntaria permite a un individuo potenciar
para imponer las decisiones legislativas por parte ele las aut 1, 1ividades productivas, a través ele la acción cooperativa

ridades destinadas a ese fin. Sin embargo, en una visión , , 1111ercio. La producción conjunta ele manera cooperativa
derecho desde el estudio ele la acción humana voluntaria, 1 llllt'racción voluntaria a través del comercio se facilitan en
soluciones deberían ser distintas, y apuntar a la cooperación , ,e desarrollen ciertas normas e instituciones que permi-
no a la violencia, e incluso el p roblema del enforcement ele 1 trcer derechos ele propiedad. A medida que los indivi-
decisiones que resuelven los conflictos debería ser enfoca ' il'scubren los modos de interactuar más eficientemente,
desde las acciones voluntarias y no desde la coacción exter 111sLituciones y reglas se van generando y afianzando ele
Ese proceso de buscar soluciones cooperativas tiendl! 120
1, 1,1 espontánea. Una de las cosas que descubre al co-
generar un fenómeno de reciprocidad , en el sentido de q 111 ele manera productiva es que la riqueza no es una can-
las personas estarán mejor predispuestos para disminuir , 11 ija, sino que depende de cómo se haga las cosas, lo que
inversiones en mecanismos de violencia hacia los demás , 111ará la realización de acuerdos cooperativos.
tanto que los demás h agan lo propio a su respecto . En la 111 1 1\ personas que evalúan su relación con otras, pueden
elida en que la inte racción se torna repetitiva, los incentiv 11 1>Or la cooperación total, el conflicto, o alguna forma in-
para la cooperació n se incrementan. Ello no es otra cosa q ,, ·ti ia de cooperación parcial. En principio optarán por la
el reconocimiento del hecho notorio de que las personas, ¡ti •ración total (es decir, que nadie inve1tirá en la produc-
definitiva, estarán dispuestas a tratar a los demás del mo 1 , k violencia sobre los otros para obtener lo que quiere),
en que quieren ser tratadas por ellos. 11dn las probabilidades de ganar en caso de conflicto vio-
Estas reglas basadas en la cooperación, en general s 1• 1 son muy escasas para ambas partes, y así lo entienden.
aceptadas en tanto sean el resultado ele acuerdos voluntari ,11.1s palabras, cuando el producto marginal de la inversión
en los cuales los contratantes advierten los beneficios ele , ,nllicto es muy bajo, ele modo que un gran incremento en
tuar de esa manera. Por supuesto que tales beneficios del 111111entos de violencia solo produce un pequeño cambio
rán ser mutuos, lo que además generará una tendencia a q l I probabilidad de ganar, surgen incentivos para cooperar
la conducta o el acu erdo se repitan en situaciones simila
futuras.' 18 Es decir que, dada una situación de juego repeti
llenson, Bruce L., «Las instituciones y la evolución espontánea de la
d1, l;1d», en Libeltas n. 2 24, Mayo de 1996, p. 13.
118 Fuller, Lon, TbeMora/ityof Law, Yate University Press, Ncw Have, 1' llenson , Bruce L., «Las instituci ones y la evolución espontánea ele la
pp. 23-24. ,l1d.1d», op. cil., p. 5.

92 93
tácitamente. De este modo se produce un convenio de /1,•1•-riders y criminales tenderán a desaparecer o per-
piedad privada, pues ninguna ele las partes intentaría red ' 111 acotados.
recursos o productos reivindicados por la otra. 121 En lo:-. 11• rnntexto, el derecho debería ser considerado como
de relaciones más estables o juegos repetidos, la conveni ¡il'cto del estudio de la sociedad, que se encarga ele
de la cooperación surge por el gran ahorro en esfuerzo ¡. is mecanismos de fortalecimiento ele la acción coo-
nado a mantene r la violencia por un período largo y frL· 1 y en especial de prevenir y resolver los reclamos que

actores indeterminados. 11 1 >1'iginarse a partir de dicha acción.


El conflicto se producirá cuando ambas partes entkn ,·ií~1muy difícil llegar a esta conclusión desde un de-
que e l incremento en los instrumentos p ara ejercer viok l,, tL'Órico del tema basado en los mismos postulados
les permitirá obtener una ventaja que exceda a los coste •lllgicos a partir ele los cuáles creció la Economía . Sin
Pero ello se modificará cuando el transcurso del tiempo 1 1 {1 >, el auge del racionalismo y el voluntarismo, como

que mantener la violencia eleve los costes ele manera inefü: ,·vitó que se produjera esa evolución en el campo del
te, con lo cual surgirá nuevamente la alte rnativa ele un acuc 111,. Es más, en el contexto actual de ambas ciencias,
cooperativo. 11 ,puesta en tal sentido chocaría con la objeción expre-
Por ello, tocia vez que la vicia en sociedad supone 11 innumerables ejemp los ele situaciones cotidianas en
serie ele juegos re petidos, es muy probable que las perso 1 dt's se consideraría imposible resolver conflictos con-
busquen formas ele relacionarse que produzcan normas e ., no ser que inte rvenga una autoridad supe rior que
tiluciones que fomenten la cooperación que les permita ga 1'11' de mane ra coactiva normas o soluciones preestable-
a tocios, y al mismo tiempo disminuyan las situaciones q
fomenten la alternativa violenta. 1 1 solución jurídica impuesta por la legislació n, reconoce
Por supuesto que esto no excluye la posible existencia 111.1s complicaciones que normalmente no son tenidas en
bien ele free-riders que intenten aprovecharse de lo produci nt.1 por los propios legisladores. Las leyes establecen so-
por otros, o bien ele aquellos que pretendan que el resto ele 111vs unívocas para situaciones normalmente diferentes,
sociedad permanezca creciendo en un contexto cooperati l 1~ cuáles las personas se guían por valoraciones propias
mientras eJlos utilizan la violencia para generar provecho p , ~iguen objetivos individuales. La solución legislativa no
pio . Pero en la medida en que se adviertan las ventajas ele "· L'n cuenta la diversidad ele individuos actuantes, sino
cooperación social y se clesarroJlen soluciones contractual 1lll'rio de «individuo estándar» obligado a cumplir con lo
normativas e institucionales para facilitar los acuerdos coo l.1 norma dispone.
1n ese contexto, la solución legal probablemente sea útil
111
Rider, Roben, <<War, Pillage and Marke1s», P11blic Choice 75 (Febr~ ti 1osa para algunas personas y particularmente clisvaliosa
de 1993), p. 152 u I vi resto. De este modo, la propia legislación, aplicada por
122
Skaperdas, Stergios, «Cooperation, Conflict and Poweer in the Absen
1111oridad política utilizando el monopolio de la fuerza, será
of Property Rights» , American Economic Reuiew 82 (septiembre de 1992), p
720-739; Bcnson, Bruce L., «Las instilucioncs y la evolución espontánea de 1 , , herramienta altamente eficiente para que un grupo ele per-
moraliclacl», op. cit., p. 6). •11.1s imponga soluciones no deseadas a otro grupo de perso-

94 95
nas; y al mismo tiempo para que determinado grupo oh 1, 1-.,y cómo se establecen estos últimos. También expli-
ventajas no merecidas a expensas del resto. Frecuenten 111 las consecue ncias nocivas de intentar impone r pre-
con la excusa de luchar contra los privilegios y monop di' manera artificial por una autoridad. Este conocimien-
la legislación se convierte en la principal fuente producto ,arrollaclo por la teoría económica, a su vez, encontraría
privilegios y monopolios en la sociedad. 1110 en siglos ele praxis, ele personas negociando precios
Frente a esta situación, un cambio ele paradigma qul' llll'nte y guiando sus decisiones por ellos. 123 Es muy pro-
dujera a un estudio teórico en las áreas respectivas des 1, que si la economía no hubiese tenido dicho clesarro-
praxeología, au mentaría notoriamente las posibilidades d 1, orico y se hubiese seguido estudiando en las facultades
contrar alternativas a esos temas para los cuales la única ll'recho ele Europa en la forma de Economía Política y
ción por el momento es la imposición legal. Pero lo pri1 h·nda, hoy mucha gente proclamaría que no es posible
que debería e ntenderse en tal camino, es que sería un 1lunar los «factores ele p roducción» para fabricar un pan,
conceptual evaluar la aptitud para encontrar solución a los 1, 1 hubiese una autoridad central que estableciera cómo
hlemas jurídicos desde una visión individualista, siguiend , rlo.
mismas categorías jurídicas e laboradas desde el colectivi , on respecto al derecho, la fa lta de ese sustento teórico
metodológico actualmente vigentes. 1 a la conclusión directa ele que es necesaria una autori-
lmagínese preguntas tales como: ¿quién decidiría cuál 1 que establezca soluciones preacorclaclas a través ele un
edad a partir ele la cual se pueden celebrar contratos váli 1 l'dimiento legislativo; y las consecuencias negativas que
¿pueden los fa miliares directos de una persona reclamar 111• la legislación son explicadas como el producto de una
los casos ele homicidio, y cuál sería la sanción adecuada e
les casos? ¿quién velaría por los derechos ele los niños ante
1
abuso por sus propios padres? ¿Qué criterios deberían us Un ejemplo de cómo el desarrollo ele la ciencia económica permite
¡•mder de manera sencilla el cuestionamiento de cómo se dc1crminan los
para discutir un reclamo por cla11os? La reacción intuitiva p los y se producen los imercambios de manera espontánea, a partir de la
ciera ser que a estas preguntas solo puede responderse 1.1ción y la acción individual, es el famoso cuento de Lconard lk:ad, / Pencil,
diante legislación que establezca criterios claros, objetiv 1tl1c:1do originalmente en The Freema11 en 1958, que pretende ser la autobio•
obligato rios, conocidos ele antemano por tocia la comuni 11.1 de un lápiz que proclama a la gente «Ninguna persona sobre la faz ele la
, 1 sabe cómo fabricarme».
y aplicados en forma coactiva por los jueces. ~files de personas habían contribuido a la fabricación del lápiz, pero no
Al no tener la ciencia jurídica un desarrollo teórico de , onocían entre sí más que levemente, participaron en una parte infinite•
la praxeoJogía, parece imposible alcanzar aquellas respu , 11 ele lo requerido, y en la mayoría ele los casos ni siquiera sabían que
tas a no ser por remisión a decisiones impuestas. , ontribución estaba enclerczacla a producir un lápiz. Sin embargo, el l:ípiz
dmente era fabricado y colocado en un negocio donde alguien podía com-
Imaginemos, por otra parte, que a lguien afirmara que ,do, imputando valor a la comribución ele tocios los que intervinieron en
imposible conocer cuál debería ser el precio del pan si , producción.
hubiese una autoridad que lo establezca. Dicha afirmad La explicación científica ele este «milagro», fue dacia por la ceo,ía económi-
sería rechazada de inmediato por los estudiosos ele la teo paitienclo ele los estudios sobre la división del trabajo, la cooperación vo·
u11:1ria y el orden esponláneo en Aclam Srnith y el desarrollo de la ¡eoría del
económica, quie nes explicarían conceptos tales como valo 1lr ,r y los precios, hasra nuestros días.

96 97
«mala» legislación y no de la existencia misma de tal k~ IV. B UENA ECONOMÍA, MAL DERECHO
ción. Siguiendo tal paradigma, estarían tentados a afirmar
«los males que produce la legislación se curan con más 1 , , d título ele un breve pero muy sustancioso escrito de
ladón», haciendo una pésima analogía de la famosa fras lluchanan. 124 Ubicado en los mediados de la década de
Tocqueville. En este caso, el incremento de la legislación 11, Huchanan examinaba algunas implicancias de los tra-
incrementaría los males. dl' Richard Posner vinculados con el entonces incipiente
Pero en la medida en que ese desarrollo teórico teng 1 h L'conómico del derecho.
gar, y se inicie la andadura de una nueva forma ele enfrc 1 l'conomía brinda una serie de herramientas ele análisis
los reclamos presentes y futuros, efectivos o eventuales, 11111 permitido una visión ele las relaciones humanas ba-
bablemente se podrían alcanzar respuestas que no fue/ic 1•n decisiones individuales, donde se evalúan los incen-
producto de decisiones políticas impuestas, sino de la ev 1,., preferencias, las opciones, utilidad, costes, etc. En
ción, desde la acción humana, ele los principios jurídicos 111,.1, la economía constituye centralmente una «mirada»
ciclos de contratos, costumbres e instituciones. 1.tl de la conducta, basada en la idea ele que las personas
Del mismo modo en que ocurre con los precios del 111 lt'n a los precios, tanto monetarios como no moneta-
cado frente a los precios «políticos» impuestos, o cualq h· una manera especial.1 25
otra imposición en materia económica que altere el pro 11 lorma de análisis, aplicada a las controversias jurídicas,
de intercambios libres y voluntarios, rápidamente se vería tltn a los economistas, por una parte, brindar explicacio-
el derecho producido a partir de tal tipo de acuerdos e i 11~ acabadas sobre los fenómenos jurídicos y sus conse-
cambios sería mucho más sólido, estable y confiable qu 1.1~; por otra, se propuso ayudar a quienes se aventuran
que emana de la arbitraria decisión de un puñado de pe 1ltl'U ele producir una legislación mejor y más eficiente.
nas que tienen el poder de legislar, y que las institucion 11 1 1 le las tendencias del Análisis Económico del Dere-
normas surgidas del intercambio voluntario podrían funda li ~de los trabajos ele Posner en aquellos tiempos hasta
bases para solucionar buena parte de las controversias lt I sic.lo el intento por llevar el aspecto normativo del
hoy n o se concibe que puedan resolverse si no es a travc 1. l'ronómico a un punto central en el que se convierta
una legislación previa impuesta por la autoridad. 111\~iliar del legislador eficiente.
En las páginas siguientes, intentaré un acercamiento a 1·\lt' sentido se ha dicho que la economía puede emplear-
les deberían ser las bases de esa teoría del derecho fun • 1lotar al sistema legal ele una racionalidad y coherencia
en la acción humana voluntaria; y especialmente, cuáles , 1•< 'L'S el método tradicional ele interpretación no ofrece.
las áreas en las que la teoría del derecho debería intensi 1 , •., que las instituciones legales tienen «funciones eco-
su producción científica.

1 ,nod Economics-Bad Law», Vi1ginia Law Reuiew, vol. 60, n. 2 3, mar-


1 pp. 483-492.
J/. ,,.,~. Ricardo Manuel, Schenonc, Osvaldo, Stordeur (h), Eduardo, No-
111dlísis Económico del Derecho Privado, op. cit., p. 4.

98 99
nómicas» y proporcionan un mecanismo de sistematizat: l 11 ..,cartar la aplicación del análisis económico significa-
del orden legal. La coherencia del sistema es importante !' 11a algunos autores, descartar la buena economía y en
la implementación, especialmente en casos fronterizos e , , 11encia aplicar un «mal» derecho. Pero Buchanan se
distintas instituciones legales. Contar con un sistema puede 1h ,na si realmente es un «mal derecho» aquel que las ins-
cilitar la aplicación ele las reglas a casos particulares, en ta 1111ll'S jurídicas ofrecen: contratos, precedentes, costum-

constituye una forma ele comprender mejor el orden legal 11.tdición, las formas esperadas ele hacer las cosas y los
El empleo ele esta visión económica al derecho es útil, 111t•s de conducta pronosticados, son todos ellos criterios
tanto no se intente traspasa r la línea del análisis positivo, p 11, ni; que proveen un amplio terreno ele búsqueda para el
resulta peligroso cuando ele allí se infiere que el conocimie 11 imaginativo, aún en casos difíciles.
ele las implicancias económicas de las relaciones sociales p 1,, imprescindible en este punto es no confundir el ámbito
ele permitir una regulación más eficiente de las conductas ,1,, e.le las decisiones individuales (donde las herramientas
clivicluales. 111.tlisis económico son esenciales), con la pretensión ele
El problema ele esta visión -que fue puesto en evide 11 esos mismos criterios para forzar decisiones grupales,
por Buchanan-, es que supone abandonar las bases metod , ·1 argumento ele que ele ese modo se obtienen solucio-
gicas ele la econonúa -el individualismo metodológico-, ,ocialmente eficientes» o con menor «coste social».
utilizarla como herramienta del regulador. Con mención de 1 t·Gciencia, el coste o el beneficio son parámetros que
no Leoni, Buchanan recuerda que el funcionamiento del «d li 11 evaluarse respecto de cae.la individuo y ele cada deci-
cho» como actividad social no se guía, ni debe guiarse, 'Jlle toma con relación a los fines que persigue. Pero no
criterios explk itos para el «mejoramiento social», sino que 111 ·neficios sociales ni costes sociales en estos términos.
una institución estabilizadora que provee un marco necesa l 11~laclar los criterios de eficiencia, incentivos y utilidad
donde los individuos pueden planear sus propias relacio J>llls de cada persona, a la comunidad, significaría en cle-
en forma predecible y con una interferencia externa mínim 111 ,1 una «mala economía» , una pretensión de elaborar
La economía ofrece herramientas ele enorme valor 110s económicos a partir del colectivismo metodológico.
examinar más acabaclamente cómo se producen las rela 1lnrLunaclamente, esa tendencia sobre la cual advirtió Bu-
nes personales. Pero en el momento de resolver un confl 11.111 y otros autores desde hace tiempo, se ha ido solidi-
entre pa1tes, se preguntaba Buchanan, ¿debería el juez inv 11.Jo en la teoría económica actual.
el criterio ele eficiencia de los economistas, ya sea dire I', 11 ese motivo es bueno hacer esta salvedad. La econo-
mente o en un sentido instrumental?. 'JllC como ciencia social es tan útil para la comprensión
l 1·, demás gracias al desarrollo teórico experimentado, tam-
11<> Ogus, Anthony, «\\Vhat Legal Scholars Can Learn from Law and 1 puede usarse como herramienta al se1 vicio del colecti-
nomics» , Chicago Kellt law Reuiew, 79 n.u 2 (2004); Rojas, Schenone, Stor 1111 metodológico si no se termina de comprender que los
op. cit., p. 21. 1111enos sociales no son otra cosa que el producto ele la
11' Buchanan, James, «Buena Economía-Mal Derecho», en Roemer A

(compilador), Derecho y Economía: una revisión de la /iteratllra, Fond 1.l('Ción entre individuos.
Cultura Económica, Mexico. 2000, pp. 128-129.

100 101
2. Bases para una teoría del derecho

, disciplina científica, el derecho integra el estudio del or-


' 1t ial. Dentro ele ese orden se incluyen los mecanismos
1 ¡11vvenir, evitar o solucionar conflictos nacidos en los re-
,, que se produzcan a pa11ir de las decisiones y acciones
11 luales.
11110 consecuencia ele las acciones voluntarias se pueden
111 .,r incumplimientos de promesas o la producción de
, Estas manifestaciones del ejercicio directo o indirecto
l 1, iolencia y los procedimientos consensuados para evi-
, , > solucionarlas, es el ámbito ele estudio del derecho.
l 11 rigor, el derecho estudia no solo los reclamos en sí, sino
, 111cerniente a evitarlos, lo que incluye desarrollar formas
111.1rtuales más claras y específicas, instituciones eficientes
, lograr acuerdos cooperativos, minimizar las consecuen-
dt• los conflictos o resolverlos del modo menos onero-
, 1identificar de manera más clara aquellas normas de raíz
1,lll'tudinaria que permitan encontrar soluciones adecuadas
11 ido las pa1tes de un conflicto no las han previsto.
l11do ello se incluye dentro del ámbito de estudio del cle-
ltCl, que como señalaba Bruno Leoni, es un mundo de re-
111.1riones.128
l1.1rece razonable entonces examinar cuáles son las áreas
,, 11ladas con lo atinente a las reclamaciones, que debe-
11 desarrollarse científicamente, para elaborar una teoría del

J.eoni , Bruno, Lecciones de Filosojia del Derecho, Unión Editorial , Ma-


l 1008, p. 67.

103
derecho a partir de la acción humana voluntaria. Ello pod ,d,1s que ordenan las relaciones en la sociedad. De este
servir como punto ele partida para un programa ele inw 1111,do, será más útil a sus propósitos relacionarse con otras
gación en la materia, similar al que hace dos siglos comen 111 •rsonas respetando esas reglas abstractas que surgen de
a experimentar la economía. 11, normas consuetudinarias generalmente aceptadas.
Las bases de ese desarrollo teórico deberían deducirse \I decidir sus acciones, cada persona pondera su mayor o
principio de la acción humana deliberada. En tal sentido, o 111t·nor aversión al riesgo. Aún ante valores y metas simi-
servo dos postulados iniciales: l1res, las decisiones estratégicas de cada individuo pue-
iil'n variar como consecuencia ele los riesgos esperados.

l. CADA Pl~RSONA ES EL MEJOR JUEZ DF SUS PROPIAS l'stos postulados, junto con otros que pueden deducirse
PREFERENCIAS Y DECISIONES 1mismo principio, deberían servir ele guía para el <lesarro-
' dl' una teoría del derecho que incluya un desarrollo cien-
Desde que las escalas ele valor son inclivicluales y las accion " 1> sobre contratos, normas e instituciones.
voluntarias, cada persona establece sobre esa base axioló
ca el modo en que ordenará sus preferencias. Esta activid·
no puede ser sustituida por la decisión de ninguna autorid II. LAS RELACIONES DE INTERCAM1310 DEBEN BASARSE
externa y superior a cada uno, pues ele lo contrario, se oblig EN ACUERDOS LIBRES Y VOLUNTAfüOS, EXCLUYENDO
ría a todos a actuar sobre la base ele preferencias ajenas y n LA FUERZA, LA INTIMIDACIÓN Y EL ENGAÑO
propias.
De este principio pueden deducirse algunos corolarios: l.a autonomía ele la voluntad ele cada individuo para ac-
111 , y el rechazo a la imposición forzada por otros, clebe-
l. Las preferencias se expresan a través de acciones concr 111 ser presupuestos indiscutibles en el desarrollo ele dicha
tas, promesas a futuro o acuerdos de prestaciones recípr
cas entre las personas. El ejercicio potencial de la violencia es un hecho de la
2. En caso de conflicto como consecuencia de estos acuerdo .didad que no puede ser soslayado. No obstante, como vi-
cada persona decidirá, a pa11i.r del orden de sus preferencia " >S, el proceso ele persecución ele las propias metas y la bús-
el modo en que efectuará sus eventuales reclamaciones. 1' lt ·da de estados más satisfactorios, se nutre y beneficia con
3. Los acuerdos y reclamos se producen en un ámbito de in 1 .1cción voluntaria, la cooperación y la aptitud para aprove-

tercambio social, en el cual se desarrollan espontáneamen l1.1r los logros de la acción individual y el intercambio.
te acuerdos, normas generales abstractas ele origen consuc Aceptar que el ejercicio de la violencia es una forma ele
tudinario e instituciones, a través de las cuales se decide 1111scar las propias metas, implicaría aceptar que las personas
las interacciones y se encauzan los reclamos. pi 1L:clen ser instrumentos para el logro de los fines ajenos, lo
4. Al escoger sus preferencias, resulta conveniente para la p1e invalidaría al reconocimiento de la acción humana vo-
personas evaluar el impacto de sus decisiones sobre las re l1111taria como principio básico general.

104 105
Precisamente por ello, entiendo al derecho como aquel , uyas condiciones son modificadas cada tanto por fundo-
parte del estudio de la sociedad que se v incula con la impl , 1iios políticos sin nuestra intervención. 129
mentación de acuerdos voluntarios y la solución de las co Por ello, debería ser un objetivo esencial de la teoría del
troversias y reclamaciones. Esta idea está en consonancia co 1, 1l'cho la elaboración ele mecanismos de solución de con-
el postulado liberal ele no agresión que ha sido la base de bu 11, 10s que dependan en su gestación ele acuerdos voluntarios.
na parte ele la teoría libertaria. 11 este sentido, debería hacerse una distinción entre el ini-

El liberalismo, en nombre del principio ele no agresió 1, 1 del uso ele la fuerza, por principio excluido ele todo tra-
intentó desde el siglo xvrn limitar e l poder del Estado sob ' vntre seres humanos, de la eventual ejecución forzada de
los individuos . Su inicial lucha contra monarquías e imperic 1, 1·isiones adoptadas p ara resolver conflictos, que emanan de
absolutistas, se trasladó luego contra e l autoritarismo de 1 ,, 11erdos aceptados previamente en forma voluntaria y libre,
parlamentos democráticos. Sin embargo, uno de los postul , ll' soluciones institucionales adheridas o normas consuetu-
dos del liberalismo político que ha producido no pocos pr l111;1rias ele aceptación generalizada .
blemas a las ciencias sociales, es precisamente el que inten En este sentido, se podría partir ele los siguientes postula-
justificar la existencia ele un mo nopolio del uso de la fuerz !, ,s emanados de l principio ele no agresión:
cuya tarea sería, paradójicamente, evitar el uso ele la fuerz
en las relaciones entre particulares. Para cada persona, actuar e n procura de sus propios fines,
Esta idea es contraria a una visión ele las relaciones s requiere no ser obstaculizada por otros, y consecuente-
ciales con base en la praxeología; y si bien no es el objet
ele este trabajo el análisis de las teorías políticas, si es buen w Más modernamente, James Buchanan intentó darle un sentido al con-
remarcar que la idea de un Estado con el monopolio de 1 1111 constitucional desde una visión económica. Admitió que no puede ha-
fuerza ha ten ido éxito entre los defensores ele la liberta , lllra fueme de un gobierno que defina derechos que el acuerdo unánime
en buena medida por la falta ele desarrollo científico de lo 11,tilliyeme, e intentó justifica r ese acuerdo unánime, al menos en su origen
, 11 l'I terreno teórico, sosteniendo que luego del pacto constitucional que sus-
mecanismos para la resolución pacífica ele los reclamos qu
111.1 a la jungla hobbesiana del estado ele naturaleza, todos estarían mejor que
excluya la necesidad ele una autoridad superior preconc 1111•,, o al menos nadie estaría peor, en términos paretianos.
biela. El problema es que luego de este esfuerzo discutible por justificar la una-
La tesis contractualista fue un intento por solucionar es ilnlclad de origen, la conclusión fue que una vez establecido este monopol io
contradicción ele justificar un monopolio sobre el individu l.1fuerza, las decisiones de la sociedad deberían adoptarse por mayorías,
,, .dldando ele ese modo el inicial empeño por rescatar la libenacl individual
en nombre de la libertad del individuo. Se asienta en la fi I'º M: intentó (ver al respecto, Buchanan, James, Tbe Limils ofLiberty: Between
ción de que ese gobierno es producto ele un acuerdo volu 1,1,ircby and Leuiatban, The University of Chicago Press, Cambridge, 1975;
tario o pacto social p lasmado en una constitución. Pero 1 ,¡.,,, Ricardo Manuel, Análisis Económico e Institucional del Ordenju rídico,
cierto es que nadie firmó ningún pacto, no lo hicieron !· /' di., pp. 227 y ss.).
Más adelante veremos que, si bien es cuestionable el argt11nento para jus-
personas q ue vivían en la época en que se creó el Estado, llh .,r al Estado y su monopolio de las reglas obligatorias, puede ser útil para
mucho menos las siguientes generaciones que nacieron e 1111 •1Kler por qué las personas pueden aceptar la fuerza ejecutiva ele las deci-
ese lugar. Se trata ele un pacto al cual no se puede renuncia ,, 11tl'S ele los árbitros.

106 107
mente no obstaculizar la acción ele otros. Ello supom· h11 garantizar esa libertad ele acción y sus logros, en caso
las transacciones cooperativas se lleven a cabo mecli 111,1l·sión e incumplimiento de promesas.
acuerdos voluntarios, y que desde ellos emanen regla
instituciones que permitan reclamar y resarcir los pe
cios emergentes ele la acción. III. ELEMENTOS CONSTITUTlVOS DEL ORDEN JURÍDICO
2. Tocia vez que las personas buscan alcanzar sus objetive
través de acciones que generan efectos tales como aclq ,, la base de lo dicho hasta aquí es posible concluir que
rir, entregar, producir, consumir bienes y servicios, ta 11,·rsonas pueden prever reclamos futuros y resolver los
en el presente o mediante promesas a futuro, es parte 1 ilvs, recurriendo a una serie ele herramientas que consoli-

tegrante de su acción la ele ver asegurados los resulta ' li ,~ modos coope rativos de relación: celebrarán contratos,
de esos actos, aprovechar sus beneficios, no ser entorpt 11:111 mecanismos de resolución ele conflictos, adherirán a
do en su ejercicio por otros, y que se cumpla con lo p " iones institucionales basadas en reglas preestablecidas y
tado. Estas facultades ele acción y restricción son los ele 1,1.1das voluntariamente, y recurrirán a normas consuetudi-

chos ele propiedad, a través ele cuyo ejercicio las perso 1, de aceptación generalizada.

dirigen sus actos en su relación con los demás. l h• ~ste modo, el o rden jurídico estaría integrado por un
3. De los contratos, instituciones formadas ele manera espo 11111\0 interrelacionado de:
tánea y las normas consuetudinarias, surgen compromis
y reglas ele convivencia cuyo acatamiento se asienta en 1 1111tratos.
responsabilidad por los propios actos que se deduce <l I< >1rnas y
reglas elaboradas a pa1tir ele costumbres de acep-
principio su perior de no agresión. 1 11 ión generalizada, sostenidas e n el tiempo.
4. Toda vez que cada persona decide y actúa sobre la base 1<1•glas consuetudinarias e institucionales para resolver los
su mayor o menor aversión al riesgo, debe reconocerse 1, ·, lamos por daños y crímenes.
potestad de cada uno ele actuar según sus valores y conv 111-,1 ituciones.
niencias, e n la medida en que no altere igual potestad l '1, 1l'edimientos de solución de conflictos.
otros. La libertad ele acción ele una persona solo recono
obstáculo en la misma libertad ele otras. El objetivo primo 1<,dos estos elementos se presentan combinados y relacio-
dial del derecho es permitir que el ejercicio de todas las 1, ,~ mutuamente en el orde n social. Como veremos en los
bertades pueda coexistir con la menor cantidad posible 1111·ntes capítulos, los contratos son fundamentales para ex-
conflictos; y facil itar los mecanismos para resolver aquell .11 valoraciones y esos valores a su vez contribuyen a de-
que no pudieron ser evitados. 11 instituciones y normas consuetudinarias. Por otra parte,
11rnmas y las instituciones influyen sobre las personas a
Estos y otros postulados deducidos del principio gener 1,, >1 a de redactar sus contratos, y todos ellos se vinculan
ele no agresión, facilitan la coexistencia pacífica y la búsque , 1 momento de establecer procedimientos ele solución de

da de prosperidad individual, al sentar las bases de cómo s l.1tllos, especialmente respecto de aquellos conflictos que

108 109
no fueron previstos por las pa1tes, como es el caso de los 1 1 reclamación implica un acto de voluntad; de ahí que no
1
1 1 solo una actitud teórica. 3°
derivan de daños o crímenes.
Del mismo modo en que lo explicaron los autores esl l I vicia cotidiana se producen gran cantidad de situa-
ses, Mancleville, Leoni y Hayek, tanto la teoría ele los contr ' ¡i1e podrían generar «obligaciones», pero que no tie-
como los principios jurídicos aplicables a la solución ele •111ficación jurídica por falta ele reclamo. Por poner un
ílictos y las instituciones resp ectivas, son el producto dl· 1,, pedestre: alguie n sube a un tren repleto ele gente, y
larga evolución en la cual los actos particulares contribuy , ,1,1 parado junto a él le pisa el pie. Normalmente pue-
mvoluntanamente a fortalecer el cuerpo normativo final. 111 ·1 dos consecuencias: que el «damnificado» mire mal
,, ,or» e incluso le baga algún comentario (reclamo) y
1, lin reclamo sea satisfecho por un pedido ele disculpas,
IV. EL RECLAMO COMO BASE DEL ESTUorO DEL DERECHO
, 1 «agredido» simplemente no le cié entidad al asunto
11111e su viaje (con espontáneo y no reclamado pedido
Como, su~ería Bruno Leoni, entiendo que el eje sobre el ttlpas o no por parte del «agresor»). En el primer caso
de ben a girar una teoría del derecho con base en la ac 11111 to jurídico se inició con el reclamo y se solucionó
humana es el reclamo, y no la obligación. 11 ·1 liato a través del resarcimiento instrumentado en e l
El der~cho romano desarrolló la teoría ele las «obliga , , ll' disculpas. En el segundo caso, ni siquie ra hubo un
nes», pon1enclo el acento en cuándo el orden jurídico entie
qt~e _una persona debería hacerse responsable por un inc
"1. pues rio hubo reclamo.
li 11 .tr el estudio de los contratos y los daños en las obli-
plurnento contractual o un daño producido con su acción. p 11 , abstractas en lugar de los reclamos concretos, ha
desde .l a praxeología, la cuestión no debería girar en torn ,, ido a la justificación de que una autoridad externa y
las «obligaciones» abstractas, sino a los «reclamos» concre 1 1mente objetiva (el legislador), establezca los criterios
Es que para que alguien pueda ser considerado «obliga , >bligaciones aun con antelación a que se produzcan
a res~onder por su conducta con relevancia jurídica, es 1, ,., y sin conocer la opinión ele los involucrados.
cesano que previamente exista un conflicto originado en , 111etoclología de definición previa y abstracta originó
recl_~mo puntual por quien se considere perjudicado po 1 1•1 derecho ele las obligaciones haya debido recono-
acc1o n, y que en el marco de la resolución ele ese reclam 1111.1 categoría que no tiene raíz específicamente nor-
determine la existencia ele dicha o bligación. 1110 que se basa en ciertos criterios extra-normativos
. El concepto de «obligación» presupone reglas previas 1111 l. 1d o justicia, como son las obligaciones naturales.
cl1s~onga~, en abstracto, e n cuáles supuestos las persona ,1 ,J 1gaciones no son jurídicamente exigibles, pero si se
veran obligadas. Pero desde una visión originada en la acc
1 11 vn forma voluntaria, no ciarán lugar a reclamo pos-
humana libre y voluntaria, los conflictos nacen recién cua
1" 11 quien las cumplió.
las acciones producen reclamos concretos, y es en el conte
de cli~hos reclamos en donde debe decidirse con posteri •111I, 13runo, Lecciones de Filoso}Ta del Derecho, Unión Editorial, Ma-
dad s1 existe o no obligación ele reparar. l'· 67.

110 111
El problema ele hacer descansar el derecho en las o 1 1 diferencia no es menor, pues un derecho legislativo su-
gaciones y no en los reclamos, se intensificó ele manera 1111a autoridad dictando normas generales y obligato-
adve1tida suficientemente en su momento, con el proceso ' 1· onte; mientras que un derecho judicial implica que la
codificación del antiguo derecho romano, que pasó de ser , , 1 ·nción de la autoridad siempre se p roducirá luego de

conjunto e.le normas surgidas en forma espontánea al resol , ión, para resolver un recamo determinado. 131 Si bien
conflictos basados en reclamos específicos, a convertirse 1,, ,~ han siclo sistemas estatales ele justicia, el segundo es
un producto estatizaclo e impuesto por la fuerza ele una aut 1111 más compatible y fácil de tra nsformar en un sistema
ciad monopólica, con independencia ele la voluntad y decís! 111o basado en decisiones individuales voluntarias.
de las personas involucradas en los conflictos concretos. I , , ,nsecuentemente, en los siguientes capítulos intentaré
cambio no parece casual: se pasó ele un derecho basado d.1r las áreas en las cuáles se debería trabaja r, desde una
los crite rios surgidos con la solución de reclamos por preto ,11 basada en la acción humana, para la formación ele una
o jueces, a un derecho donde la codificación escrita y obli 11 del derecho consecuente con la praxeología. El desa-
toria dispuesta por el poder político preestablece en qué ca llt, teórico ele tales úreas podrá en el futuro brindar res-
y ele qué manera existirá la obligación de responder. ,1.1s a muchos interrogantes que hoy no tienen otra so-
Con esto no quiero decir que una teoría de las obligado 1111 que no sea la intervención forzada ele una autoridad.
no puede ser compatible con una teoría de los reclamos, s
simplemente que esta última visión es más compatible con
desarrollo del derecho desde la praxeología. Es que, como
elijo, en la tradición romana post-codificación, el derecho
encarga de definir en cada caso si existe o no una obligad
exigible, y luego se discutirá si en el caso concreto se invoc
o no esa obligación en un p leito. Ello supone la existencia
un orden legislado, p revio y superior a la conducta ele los 1
dividuos, al que ellos ajustan sus acciones, cuando en realid
debería ocurrir lo inverso: son las acciones ele los indiviclu
las que estimulan la solución jurídica, producida en el cont
to de un reclamo específico; lo que, eventualmente, gener-
obligaciones.
De alguna manera, el paradigma ele la obligación gen
ró derecho escrito y codificado, y el paradigma del redan
se canalizó a través de derecho judicial, pues recién con
formalización ele ese reclamo, fundamentalmente a través
los procedimientos judiciales, el pleito asume significación j 1 Rojas, Ricardo Manuel, Análisis Económico e Institucio11al del Orden

ríclica. 11, ri, op. cit., pp. 188 y ss.

112 113
3. Teoría de los contratos

\ 1mos q ue la cooperación social contribuye de manera cleci-


1va a la generación ele Ja riqueza necesaria para que las per-
1 >nas puedan buscar sus objetivos y progresar. En tanto cada

pnsona posee un conjunto limitado de ap titudes y conoci-


111 iento, pero al mismo tie mpo diverso del resto, para alean-
ir sus metas aprovechará los conocimientos y a ptitudes aje-
11os ofreciendo a cambio los suyos, a través del intercambio
1 oluntario.
Esta es la base de la cooperación, la asociación y el co-
111ercio, que florece gracias a Ja división del trabajo . De este
modo se facilita el intercam bio, primordialmente, ele valores
y conocimiento, lo que ayudará a cada uno a buscar las con-
diciones más satisfactorias para st1 vicia.
En este sentido, la teoría económica mostró que cuando
1111a persona, aprovechando sus mejores capacidades y ven-
lajas comparativas, posee una gran cantidad ele bienes de un
mismo tipo, la utilidad marginal de cada unidad adicional de
ese bien disminuye con relación a la utilidad marginal ele otros
bienes que poseen los demás. Estas valoraciones individuales
son la base ele la determinación de los precios, que permiten
.1 las personas hacer los cálculos necesarios para ordenar sus
preferencias y decidir sus acciones.
Esta interacción en procura ele satisfacer los fines particu-
lares se manifiesta en buena medida, a través de acuerdos con
otras personas, por medio de los cuáles se conduce ese pro-
ceso.

115
Estos acuerdos contienen promesas que pueden tener ma- 1L•chos de propiedad; 3) produce compromisos mutuos que
yores o menores formalidades, suponer contraprestaciones si- pueden ciar lugar a reclamos en caso ele incumplimiento.
multáneas o diferidas, prever mecanismos para resolver dife-
rencias, condiciones, penalidades, etc.; tocio lo cual puede ser
fuente ele reclamaciones futuras. Su expresión jurídica son los l. CONTRATOS Y DERECHOS DE PROPIEDAD
contratos, que constituyen un elemento central para el estudio
de una teoría del derecho. 1,: 1 contrato es la base del aspecto jurídico ele la interacción
Los modelos contractuales han s urgido y se populariza- ~ocia) voluntaria. La socieclacl es un proceso ele intercambio;
ron en la medida en que fueron útiles para permitir la bús- y cada intercambio supone un contrato . En él se reconocen
queda ele soluciones eficientes a los problemas del intercam- l'i ejercicio ele la acción y el compromiso ele acciones futuras,
bio, ya sea disminuyendo costes de tra nsacción, definiendo c¡ue a su vez determinan el fundamento de los potenciales re-
mejor los derechos ele propiedad, facilitando la producción ele damos q ue los contratantes puedan formu larse.
riqueza y su distribución. El aborcl:ije ele una teoría ele los contratos remite a la elis-
Intercambios y contratos son dos caras ele una misma mo- cusión previa sobre la existencia y fundamentos ele los dere-
neda: los contratos formalizan la decisión ele actuar; los inter- chos ele propiedad, toda vez que a través ele los contratos se
cambios consecuentes materializan esa decisión. La posibili- negocian , adquieren , delimitan y traspasan tales potestades.
dad ele cumplir y reclamar el cumplimiento de estas promesas Tanto en la teoría política como en la jurídica, se discutió
es esencial para el orden social. la noción de derecho de propiedad desde el poder, esto es,
la necesidad ele establecer cie1ta esfera ele libertad de acción
Los contratos son inst111mentos mediante los cuales opera ese de las personas en su relación con las cosas, que debía ser
proceso de intercambio y producción, y resulta posible obte- resguardada por el ordenamiento legal de la interferencia por
ner las enormes ventajas ele la especialización y la división del otras personas y por el propio Estado.
trabajo. A través ele ellos las personas ejercen sus derechos de Desde una perspectiva jurídica, la propiedad ha sido clási-
propiedad en relación con los demás, y especialmente pue- ¡I
camente entendida como un «señorío» sobre un objeto, cuyo
den hacerlo en transacciones que incluyen prestaciones a lar-
ejercicio está protegido legalmente. La propiedad implica una
go plazo. 132
w na ele privaciclacl, en la que los titulares pueden ejercer su
voluntad sobre las cosas sin tener que responder ante otros.133
Por lo tanto, el contrato contiene tres elementos funda-
Esta noción ele propiedad se desarrolló a partir de la idea
mentales: 1) es la forma de expresar la decisión voluntaria
ele derecho como un ámbito de libertad individual, que fue
ele los contratantes, ele actuar o no actuar ele un modo deter-
popularizada por Savigny, heredero de la visión evolutiva y
minado en el futuro; 2) supone el ejercicio voluntario de de-
espontánea ele la sociedad que iniciaron los autores morales

132 Rojas, Ricardo Manuel; Schenone, Osvaldo; Storcleur (h), Eduardo, No- 133 Rojas, Ricardo Manuel; Schenone, Osva ldo; Stordeur (h). Eduardo, No-

ciones de Análisis Ecouómico del Derecho Privado. op. cit., p. 89. ciones de Anáfüis Hconómico del Derecho Privado, op. cit., p. 59.

116 117
escoceses, especialmente Adam Smith, David Hume y Adam piedad, qué pueden hacer los dueños con esas cosas, cuáles
Ferguson. 134 Al respecto, sostenía Savigny: M>n las restricciones a tales derechos y cuáles remedios exis-
lt'n para el caso en que sean vulnerados por otros. 136
Para que los hombres libres ... puedan ayudarse mutuamen- Bue na parte de la discusión teórica que se produjo, pri-
te y no estorbarse nunca en el desarrollo ele su actividad, es mero en el seno de la ciencia política y luego se trasladó a la
necesario que una línea invisible ele separación determine ¡urídica , f·ue precisamente si esos derechos en abstracto , lue-
los límites dentro de los cuales el desenvolvimiento parale- go concretados en el ejercicio propio ele la acción humana,
lo de los individuos encuentre seguridad e inclepenclencia; pe rtenecían a los seres humanos por su condición de tales y
ahora bien, la regla que fija estos límites y garantiza esta li- por lo tanto e ran simplemente reconocidos por la autoridad,
bertad se llama derecho ... 135
o si por el contrario, la sanción misma de esos derechos es
l'i producto de esa auto ridad, que los otorga s iguie ndo deter-
En este contexto, la propiedad es la potestad ejercida por
minados procedimientos políticos y jurídicos, y en la medida
cada persona dentro d el ámbito ele protección jurídica de su
de esa sanción.
libertad, con relació n a determinados bienes.
Poco a poco, la idea iusnaturalista de los derechos preexis-
La noción jurídica de propiedad se vincu ló o riginalmente
lentes y meramente reconocidos por los jueces al resolver las
con la relación directa entre un suje to -una persona física o
disputas, acabó cediendo ante los avances de la legislación
jurídica- y un objeto, concretamente con las facultades que
reglamentaria, y por lo tanto la discusión se planteó en térmi-
la persona pueda ejercen sobre el objeto y su poder ele exclu-
nos de hasta dónde deben ser reconocidos por la autoridad,
sión ele otras personas.
rnn qué limitaciones y alcances, y sobre qué tipo de bienes.
En este sentido, la propiedad puede ser definida legalmen-
Como en otras áreas vinculadas al derecho, se entendió
te como un conjunto de derechos o potestades, que describen
que la regulación legal de la propiedad contribuye notoria-
lo que los individuos pueden o no hacer con los recursos a su
mente a robustecer la seguridad jurídica, en la medida en que
disposición: la medida en que puede n poseer, usar, transfor-
sus alcances y límites estarán minuciosamente fijados por la
mar, transferir o excluir a otros.
ky. Pero como veremos más adelante, hacer descansar la se-
La teoría jurídica se dedicó fundamentalmente al estudio
guridad jurídica en legislación impuesta por una autoridad po-
ele cuestiones tales como el modo en que se establecen los
1ítica, constituye un error muy extendido, y lleva a resultados
derechos de propiedad , qué cosas pueden ser objeto de pro-
opuestos a los buscados.
Es fundamental notar en este punto que las ciencias so-
i,i., Rojas, Ricardo Manuel, Elementos ele Teoría Co11s/ilucional. Una pro-

puesta para C11ba, op. cit., p. 82.


dales desarrollaron otra forma ele estudiar los de rechos de
1·1; M.F.C. de Savigny, Sistema de Derecbo Romano Actual Madrid Gón- propiedad, ya no en el ámbito del derecho, sino en el de la
gora y Compañía, 1878, tomo 1, p. 223. Ver en el mismo senti~lo Fried;·ich A. vconomía. Al economista, que ha elaborado su ciencia desde
Hayek, Los Fu11da111e11tos de la Libertad, Madrid, Unión Editorial, 1978, p. 197.
Allí, Hayek completa la cita ele Savigny: «[El derecho] es la regla en cuya virtud
se fija la frontera invisible dentro de la cual el ser y la acriviclacl ele cada indi- 136 Coorer, Roben y Ulen, Thornas, Derecho y Economía, Fondo ele Cu l-
viduo tiene una segura y libre esfera». 111ra Económica, México, 1998, p. 103.

118 119
l 1 111 individual y voluntaria, lo que le interesa
1!111 1111111:111:1 ha encontrado en la existencia de normas coactivas, uniformes
,,ti w1 1•~ qt1(;' cosas hace y puede efectivamente hacer y no y escritas con claridad, la base ele la certidumbre jurídica.
h,11 v i dl'l~rminada persona, en ciertas circunstancias, en su Por el contrario, dicho debate podría mostrar que un orden
1 vl¡¡don con otras personas, respecto ele determinados bienes. jurídico que se forma a partir ele intercambios voluntarios, po-
l)ara el economista, la discusión ele los derechos de propie- dría gozar de mayor estabilidad y certidumbre que el estable-
dad ya no remite a la relación entre una pe rsona y un bien, cido por legislación coactiva. Es que a diferencia de un orden
sino a la re lación entre dos o más p ersonas respecto de las impuesto desde una autoridad monopólica, las distintas aptitu-
potestades de acción o restricción sobre él. des humanas para actuar con relación a determinados bienes
En el proceso ele mercado no se intercambian cosas sino se irían sancionado a través ele la interrelación espontánea de
derechos sobre cosas. El propietario no detenta un bien en sí, contratos celebrados en forma libre, avalados por normas con-
sino un haz o bloque ele «facultades de actuación» con re- suetudinarias de genera lizada aceptación y garantizados por
lación a ese bien. 137 soluciones institucionales surgidas de acuerdos voluntarios. Un
Desde este punto de vista, la noció n ele propiedad o de- desarrollo de este tipo terminaría decantando en la formación
rechos de propiedad se transforma en un concepto dinámi- t.le soluciones institucionales ele origen consensual, que susti-
co, vinculado con la efectiva facu ltad de actuar o restringir la tuirían a las actuales imposiciones legales.
actuación ele los demás, con relación a determinados bienes. La legislación escrita ofrece una ilusión ele certidumbre,
Es el reconocimienro de situaciones ele hecho, cuya subsis- que no e mana ele la aceptación generalizada ele la gente sino
tencia en el tiempo dependerá de l modo e n que las personas de su imposición por la fuerza. Pero esa certidumbre desapa-
actúen, a través ele una serie ele acuerdos previos que esta- rece en el preciso momento en que una mayoría calificada
blezcan sus alcances y limitaciones. de la asamblea legislativa decide cambiar las reglas de juego
Entiendo que esta visión ele los derechos de propiedad es y quitarle validez a normas que se presumían inmutables. 138
la que mejor se adapta a la idea de sociedad como un proceso En cambio, las normas consuetudinarias, las so luciones ins-
de intercambios libres y voluntarios entre individuos. Pone el titucionales surgidas de acuerdos individuales y las cláusulas
foco de la d iscusión en las consecuencias ele la acción huma- contractuales, suelen ser mucho más estables e n el tiempo
na y no en la sanción de potestades y privilegios concedidos y su modificación se produce en forma gradual y previsible,
o reconocidos por una autoridad. en tanto no son el producto ele un acto ele autoridad, sino de
Tal noció n debería provocar un necesario debate filosófico múltiples negociaciones entre los involucrados.
vinculado con el concepto de ce1teza jurídica o estabilidad de En este contexto, probablemente la noción de derechos ele
las relaciones. Como se elijo, buena parte de la literatura legal propiedad dejará de remitir a un concepto abstracto, superior,

ir El a1tículo clásico que explicó, apelando a las ideas de Coase, la diná- 138
Sobre la ilusión ele certidumbre jurídica lograda a partir ele legislación
mica y evolución ele los derechos ele propiedad en una visión económica, es el 1::scrita y compulsiva, puede consultarse la magnífica obra de Bruno Leoni: La
ele Harolel Demsetz, «Toward a 111eo1y of Propeny Rights,» American Economic Libertad y la Ley (Unión Eeliwrial, Madrid, 1995, pp. 95 y ss.). Puede consuJ-
N.eview 57, n. 0 2 0967), pp, 347-359. Véase también: Armen A. Alchian. «Sorne larse también: Rojas, Ricardo Manuel, Análisis Económico e Instit11cional del
Economics of Property Righ1s», 1/ Politico 30 (1965). Orden jurídico, op. cit., pp. 188 y ss.

120 121
universal e inmutable, santificado por una decisión legislativa, individual, las decisiones estratégicas de las personas serán cle-
y en cambio describirá una situación ele hecho producida den- 1erminantes.
tro del propio proceso ele intercambio en la sociedad. Es el
ejercicio ele aquellas facultades -nacidas de acciones y acuer-
dos- que una persona podrá invocar para efectuar reclamos, II. LA MIRADA ECONÓMICA DE LOS CONTRATOS
para defenderse de reclamos ajenos, para exigir determinadas
exclusividades en las condiciones ele uso y posesión de cier- lJn aporte importante al desarrollo ele la teoría ele los contra-
tos bienes con respecto a otras pe rsonas y restringir iguales 1os proviene del análisis económico. La mirada del economis-
facu ltades en los demás. Todo lo cual deberá ser examinado la sobre los derechos de propiedad, contratos y las distintas va-
en un contexto específico ele tiempo, lugar, modo, personas riantes ele sanción por incumplimiento, han permitido aportar
y bienes. una óptica ele esta área del derecho que reconoce un papel
En este sentido, existe una relación ele dos vías entre de- preponderante a Ja valoración y decisión individual. Al eco-
rechos ele propiedad y contratos. Los contratos son los inst:ru- nomista no le interesa lo que se supone que la gente debería
mentos a través de los cuáles se formalizan y especifican los hacer, po r ser lo correcto, sino lo que la gente efectivamente
acuerdos e intercambios con otras personas. Esos acuerdos hace. Al derecho también debería interesarle lo que la gente
expresan derechos ele ¡,ropieclacl. A su vez, esos derechos ele hace, y en especial, que se haga cargo de las consecuencias
propiedad reforzarán la validez y darán contenido a los con- de lo que hace.
tratos. Cuando los juristas abordan la teoría ele los contratos, nor-
Un instrumento analítico de suma importancia para el es- malmente comienzan con una d iscusió n respecto ele los alcan-
tudio del ejercicio ele los derechos ele propiedad y los contra- 1·es de la autonomía ele la voluntad, es decir, hasta dónde a las

tos, es la teoría d e la negociación. 139 En una visión dinámica ¡>ersonas les es permitido contratar con libertad , y a pa1tir de
de los derechos de propiedad, cuya existencia y alcances de- dónde se justifica la intervención ele la legislación para limitar
penderá de múltiples circunstancias originadas en la acción r) reglamentar tal libertad. Los economistas, en cambio, paiten

1 le la premisa ele que cada persona es el mejor juez de sus pro-

139 Cooter, Robert y Ulen, Thomas, Derecho y Economía, op. cit., p. 105.
pias preferencias, y examinan las consecuencias de la acción
A través ele la teoría ele juegos, y en especial ele la negociación, las personas 1 ontenida en cada contrato, en su cumplimiento, en su incum-

desarrollan estrategias de acción en distintos escenarios. Para ello, deberán eva- plimiento, en su renegociación. En definitiva, los economistas
luar costes y beneficios, asi como el comportamiento esperado en los demás 1•),tudian la acción, los juristas, la regulación previa a la acción.
jugadores y las consecuencias futu ras ele sus actos en los casos ele juegos repe-
tidos. Una gran bibliografía sobre teoría ele juegos y teoría ele la negociación
Sin embargo, no parece razonable pensar que las reglas
se ha desarrol lado desde la economía. Es remarcable la utiliclacl que este de- .1 las que las personas someten voluntariamente sus prome-
sarrollo instrumental tiene para la elaboración de una teoría ele la propiedad ,,1s, su conducta y sus potenciales reclamos, deban estar su-
y los contratos. El ejercicio de derechos ele propiedad y su instrumento, que liordinadas o ser limitadas por alguna autoridad superior a
son los contratos, se basan en buena medida en las decisiones estratégicas d1:
las personas, que deben evaluar una camiclacl de consecuencias eventuales ,u propia voluntad. Ello es más bien contradictorio con la
antes ele tomar cada decisión. 11,lluraleza de la acción humana. Una visión compatible con

122 123
ella en cambio debería enfocarse en las consecuencias ele to, y recíprocamente los límites de futuros reclamos en su
la a~ción, en lo; alcances ele aquello a lo que cada uno se ha contra.
comprometido, la responsabilidad por el incumplimiento de 'i) Permite establecer procedimientos y criterios sobre los cuá-
las promesas y la solución ele las diferencias vinculadas con les se podrán implementar y resolver los reclamos.
la interpretación o ejecución de lo pactado.
Por ese motivo, como señala Alfredo Bullare!, qu izá la me- De este modo, la interacción cooperativa tendrá bases más
jor forma ele entender prácticamente la función ele la autono- sólidas, y mayor confiabilidad en especial para encarar pro-
mía privada sea recurriendo, antes que a juristas, a economis- yectos cooperativos complejos o a largo plazo, con indepen-
tas.140 Las ideas desarrolladas por la economía respecto de los dencia ele legislación coactiva. 141
contratos nos permiten entende r mejor por qué existen y cuá-
les son sus alcances. Por otra parte, el estudio ele las formas
contractuales con una visión económica ayudará a desarrollar III. Los PELIGROS DE ALTERAR LA LJBER1AD CONTRACTUAL
tipos ele contratos y cláusulas más eficientes en punto a lograr
la cooperación con miras a alcanzar los fines individuales ele En los sistemas jurídicos desarrollados a partir ele normas ele
los contratantes. origen consuetudinario aplicada por jueces o árbitros, la de-
Esta óptica económica nos muestra que los contratos cum- cisión de los contratantes es respetada, en tanto no hu biesen
plen una serie de funciones impottantes en el proceso de in- vicios de la voluntad o engaños, y lo que los jueces resue lven
tercambio: vn definitiva es el modo en que se hace cumplir lo pactado,
o se indemniza el incumplimiento. En este sentido, un prin-
1) Permiten planificar relaciones a futuro, determinando con- cipio clásico del derecho romano elaborado por los pretores
diciones, prestaciones y contraprestaciones que los contra- ~ luego adoptado por los jueces ingleses y de otras partes,
tantes se comprometen a cumplir. lue el principio de que «los acuerdos deben ser cumplidos»
2) Permiten establecer prioridades en los distintos acuerdos ! pacta sunt seruanda).
que es posible suscribir con distintas personas referidos Cuando el derecho comenzó a hacerse escrito y coclifi-
al mismo negocio. 1 acto en extensas normas de origen p olítico, se dio un lugar

3) Permiten prever las modificaciones al contenido del con- 1 ·sencial a la libertad contractual o «autonomía de la volun-

trato que se podrán implementar en el caso en que las con- 1.1cl contractual». Ejemplo de ello fue el Código Francés, mo-
diciones originales se vuelvan de imposible cumplinliento 1 ll'lo ele muchos otros. De este modo, se mantuvo el respeto

o sumamente gravosas.
4) Permiten, consecuentemente, sentar las bases para futuros
reclamos hacia sus co-contratantes en caso de incumplimien- 11
" Es convenieme aclarar que, a diferencia ele lo que suele pensarse, el
11,0 del análisis económico a la acción humana no se limita a cuestiones mer-
, ,11lliles o con significación monetaria. Todas las relaciones entre individuos pue-
140 I3ullard González. Alfredo, Derecho y Economía, Ecl. Palestra. Lima, -lt •n ser estudiadas bajo las mismas reglas, pues tocias suponen un intercambio
2009 p. 269 1t valores, que es a lo que en definitiva se dedica la Economía.

124 125
dv l.t..., tl1:cisiones personales al discutir los contratos, y l' , 1111lrato de compra del aceite, y decidió que el capitán con-
pt 111t·ipio e.le responsabilidad por su incumplimiento. 1•1vara la carga y abonara a los otros barcos una indemniza-
Sin embargo, no pasó mucho tiempo antes de que los jul' ' lnn «razonable» por el rescate.143
cvs t:n los sistemas de derecho judicial o los legisladores en lo. Fsta solución es coincidente con la desarrollada en años
sistemas de derecho legislativo, comenzaran a imponer límite!t 111 >steriores por aplicación de determinados criterios jurídicos
a la voluntad ele los contratantes, por muy diversas razones, l1, ,sacios en consideraciones morales, vinculadas con la injus-
generalmente englobadas dentro de las cuestiones de «orden 11da ele aprovechar situaciones de emergencia o necesidad
público», y que remitían a intereses superiores, principios 1110 p.,ra celebrar acuerdos que en definitiva se ace ptan «forza-
rales, o regulaciones económicas. dos» por las circunstancias. Pero estas soluciones, que a ve-
Un ejemplo histórico ele un caso real, puede servir corno • L'S los tribunales adoptan sin vincularlas al contexto en el que
punto de partida para explicar las consecuencias ele alterar ,1· desarrollan, generan incentivos perversos o malas señales
la libe1tad contractual a través ele legislación o jurisprudencia p.1ra quienes deban encarar negocios en el futuro .
que contengan crite rios obligatorios y genera les. El ejemplo Lo primero que hay que decir es que las personas actúan
que quiero traer en este sentido es el del naufragio de la ba- 1i.tra ganar, para pasar a una situación mejor, y por lo tanto los
llenera Richmond, ocurrido a mediados del siglo XIX frente a incentivos de ganancia son fundamentales. Los capitanes que
las costas de los Estados Unidos, y que ha sido muy estudia- .tcudieron en auxilio de la Richmond, lo hicieron respetando
do, especialmente en su vinculación con el análisis económi- 11na ley consuetudinaria del mar que dispone que debe auxiliar-
co ele los contratos. 1-í2 •L' a un buque en peligro, para salvar a la tripulación. Esa norma

El buque se estaba hundiendo, con su carga de aceite. Tres rnnsuetudinaria es aceptada voluntariamente por ser un princi-
ba rcos que se hallaban en las cercanías, respondiendo a las 11io que en definitiva es útil para todos los que surcan los mares,
leyes del mar, acudieron a rescatar a los marinos, y una vez , k.:sde que nadie sabe en qué momento enfrentará un naufragio.
que la tripulación completa estuvo a salvo, los capitanes de Pero una vez salvadas las personas, la cuestión de salvar la
esos buques le ofrecieron al capitán de la Richmond salvar la t ,1rga se miele por otros parámetros, y solo estarán dispuestos

carga de aceite, a cambio de que se la vendiera a aquel de ,1 encarar dicha tarea quienes tengan incentivos a un benefi-
los tres que ofreciese el mejor precio. cio económico por su acción. Como señalan Cooter y Ulen ,
El acuerdo fue aceptado, la carga fue salvada , y uno de una recompensa apropiada provee incentivos eficientes para
los cap itanes la compró, por un precio bastante inferior al l'i rescate, que a su vez inducen a una inversión suficiente en
de mercado. Una vez que arribaron al puerto, el capitán de <licho rescate y a correr los riesgos de la operación, de modo
la Richmond impugnó judicialmente la validez del contrato, que el beneficio esperado supere al coste más el riesgo. Ese
sosteniendo que fue celebrado en condiciones ele necesidad lle neficio es igual a la probabilidad de un rescate multiplicado
extrema. La Coite acogió este argumento, dejó sin efecto e l por su valor. 144

i ➔i Rojas, Ricardo Manuel; Schenone, Osvaldo; Stordeur (h), Eduardo, No- 11


•3 «Post v. Janes», 60 U.S. 150 (1857).
ciones de Análisis Econó111iw del Derecho Pn·vado. op. cit., pp. 124 y ss. M Cooter, Robert, Ulen Thomas, Derecho y Economía, op. cit., p. 338.

126 127

· ~· . .. .
:.. ·. :~:.. ···.=. ~-.: ~, ';... - ~ . ~~
1)icho de otro modo, los eventuales rescatistas evaluarán pagar todo el p recio si la carga se pierde. En fin , existen mu-
rnstl'S, riesgos y beneficios esperados, para tomar la decisión d1as soluciones posibles.
tll' intcnLar el rescate de la mercadería o no. Un criterio legis- Como bien saben los economistas, el sistema ele precios
lativo o judicial que impida un acuerdo como el que habían l.' incentivos permitirá encontrar la solución más eficiente en
celebrado originalmente, podría hacer desistir del intento ele rada caso, y la aplicación ele criterios legales rígidos que al-
rescatar el aceite, insumiendo gastos, riesgos y la posibilidad lcren la posibilidad de negociar la mejor solución, terminará
ele que finalmente el intento resultara infructuoso, e l aceite 110 solo alterando la libertad ele las personas para contratar,
se perdiera y ellos incurrieran en gastos que no serían reem- sino que las forzará a una decisión ine ficiente.
bolsados. A su vez, se estaría e nviando una señal hacia el fu- Por otra parte, est::i libertad para buscar soluciones eficien-
turo, desalentadora hacia otros potenciales rescatistas que pen- tes probablemente fomente el desarrollo ele ciertas institucio-
saran en negociar el sa lvataje de me rcaderías en naufragio. nes, tanto las vinculadas con los contratos ele seguros, como
La negociación en este caso pod ría estar condicio nada con la navegación o servicios de sa]vataje, que ofrezcan clis-
por muchas circu nstancias que varían de situación en situa- 1incas variantes contractuales. Todo Jo cual contribuiría a salvar
ción, y que son consecuencia del principio según el cual cada más cargas del modo más eficiente, lo que supone disminuir
persona es el mejor juez ele sus pro pias prefere ncias. Por las pérdidas para todos.
ejemplo, si la mercadería estaba asegurada o no, si el capitán Por ello, la pretensión ele legisladores y cortes supremas ele
ele la Richmond tenía potestad para d isponer de esa carga establecer criterios rígidos para solucionar este tipo ele cues-
como propietario o era un simple transportador sin poderes Liones sobre la base ele consideraciones morales o de justicia,
autónomos de disposición, el valor ele mercado actual y futu- han provocado muchos problemas y pérdidas, al no respetar
ro ele la mercadería , los riesgos involu crados e n la operación las soluciones acordadas en cada caso siguiendo las preferen-
ele salvataje, el coste de oportunidad del rescatista, etc. cias de los involucrados.
Las alternativas ele negociación podrían tener un piso, que Puede deducirse sin dificultad que un orden jurídico con-
es la decisión del capitán de no pagar nada, que la carga no cebido a partir ele la acción humana y los acuerdos coopera-
sea rescatada y cobrar el seguro; hasta un techo que podría tivos voluntarios, no admitiría soluciones como la de ese fallo
vincularse con el gran interés por los potenciales rescatistas ele la Coite Suprema y la doctrina jurídica desarrollada en el
en esos bienes, que los impulsara a ofrecer un buen precio por mundo en idéntico sentido.
ellos.
Se podría negociar un precio por el servicio ele rescatar
la carga, o un precio por la compra ele la carga. Ya en es- IV. LA.s BASES PARA UNA TEORÍA DE LOS CONTRATOS
tas épocas en que la tecnología permite las comunicaciones
instantáneas en tocio el mundo se podría incorporar a esta Probablemente el derecho ele los contratos, junto con el de-
discusión al eventual destinatario ele la carga y a la compaf1ía recho de daños, sean las instituciones con mayor desarrollo
de seguros, que quizá estuviera dispuesta a pagar una patte teórico entre las áreas de estudio que he mencionado en el
del precio de la carga al rescatista, a cambio de no tener que capítulo anterior. Ello se debe, en parte, al surgimiento espon-

128 129
1 11 \L'Oe individual de las formas contractuales, que creció y lar a la injerencia en materia ele derechos ele propiedad-, ha
1· desarrolló sin necesidad de impulso por parte de ningún detenido la evolución de esa teoría. No obstante ello, existe
lq.\islador o autoridad. abundante material a partir del cual puede retomarse su es-
Los contratos nacieron con la sociedad, es imposible con- tudio y desarrollo.
t cbir lógicamente ninguna forma de organización social en- En este sentido, la teoría de los contratos debería encar-
tre seres humanos, aún las más primitivas, en la que no se garse ele profundizar, desde las decisiones individuales, una
llevasen a cabo intercambios formalizados a través de contra- serie ele aspectos de esa negociación, entre las cuales se pue-
tos, aunque más no fueran verbales y muy rudimenta rios. den identificar los siguientes:
También influyó en el desarrollo de una teotia de los con-
tratos el hecho ele que, aún en aquellos sistemas jurídicos ba- l. Reglas sobre capacidad para contratar.
sados en derecho legislado y codificado, existió una tradición 2. Interpretación y validez ele cláusulas contractuales.
ele respetar la autono mía ele la voluntad contractual iniciada 3. Redacción de los contratos, que incluye la evaluación so-
con el Código Francés ele 1804. bre la mayor o menor especificidad en las cláusulas y la
Por su parte, en los sistemas de derecho jud icial, como claridad.
aquel que se originó en los países de tradición anglosajona í. Sanciones por incumplimiento de los contratos.
seguidores del com111on law, la solución de las discusiones ju- 5. Criterios para resolver las situaciones no previstas en el
diciales producidas como consecuen cia de la interpretación contrato.
de ciertas cláusulas o la solución de conflictos no previstos 6. Procedimientos a segu ir para solucionar los conflictos ori-
ror las partes, fomentó un desarrollo jurisprudencia! sistemáti- ginados en el incumplimiento, la imposibilidad de cumpli-
co ele soluciones teóricas en materia de contratos. En la solu- miento sobreviniente o la interpretación de sus cláusulas.
l'ión de esas discusiones sobre la interpretación de cláusulas
contractuales, los jueces ingleses se basaron también en un Si se repara en su importancia para el proceso de coope-
desarrollo similar que se produjo en el derecho romano en la ración social y generación de riqueza, una robusta teoría de
época de su elaboración pretoriana. 145 los contratos elaborada a partir ele los casos particulares será
Es cierto que al menos en el último medio siglo, la injeren- de inestimable ayuda para la formación del orden jurídico.
cia estatal en la autonomía de la voluntad contractual -simi- En ese contexto, la negociación del contrato y la elabora-
ción de sus cláusulas es una de las cuestiones más delicadas
i, ; A título ele ejemplo, si uno consu lta en el diccionario jurídico Black la 1¡ue deberá discutirse a nivel jurídico. El rol de los abogados
voz «nemo» - alocución lari na que significa «ningún hombre»- se pueden
pasa a estar vinculado entonces mucho más con la negocia-
obse1var una serie ele princip ios del derecho romano que son la base ele los
derechos y libe1tacles individuales y se utilizan para la interpretación del alcan- 1 ión que con la argumentación, con la estrategia y la teoría ele

ce de la voluntad ele bs partes en los contratos cuando ella no es clara. Esos 111egos que con el derecho procesal, con la econonúa que con
principios han siclo pa11e también del derecho inglés, e invocados por los jueces 1•1 conocimiento de la legislación y la jurisprudencia.
,il'I co111mon /aw desd e sus más antiguas sentencias (Black's Law Dictionary, 6.1
vdición. 1990. pp. 1037-1039; ver: Rojas, Ricardo Manuel, Análisis Eco1tómico e
Por ejemplo, existen ventajas y desventajas a ser evalua-
//11///11cio11al del Ordenjul'ídico, Editorial Abaco, l3uenos Aires. 2004, pp. 6:1-62). 1 las, respecto ele la especificidad de los acuerdos a futuro.

13 0 13 1
, , ¡1l'dficidad y minuciosidad contengan, me- do resolver cuestiones que parecían insolubles (en la mayoría
1, dt1tla dejarán sobre la voluntad e intenciones de los casos creando soluciones institucionales o tecnológicas
11 11 111 t1..·s. Pero a su vez, cuanto más minuciosas son para disminuir costes de transacción o definir derechos de pro-
1 111, ,, ,nucho más rápidamente resultarán obsoletas piedad), en materia jurídica debería suceder lo mismo, en la
,, l I por nuevas circunstancias que las convie1tan en medida en que no se intente sustituir la voluntad ele los contra-
1 11 il ,1, •-., y con ello, proclucirfa eludas respecto de la ver- tantes por la imposición legislativa.
l I li 1 , , , iluntad de los contratantes, y e n ciertos casos la ne- El argumento mayormente utilizado para regular las for-
, ,, 1 ,d tll.' renegociar las condiciones.
mas y contenidos de los contratos, es el que señala los pro-
1 1111 > punto a desarrollar al discutirse las cláusulas del con- blemas que ocasionaría en el futuro la discusión respecto ele
11.11< >, l.'S la búsqueda ele alternativas para los casos en que si la persona que contrató en el pasado tenía o no capacidad
1111nplir con lo pactado se vuelva altamente oneroso por cir- para hacerlo, y si por lo tanto la promesa resulta exigible. En
cu nstancias sobrevinientes al acuerdo. En determinadas cir- una sociedad que no estuviera regulada por normas coacti-
rnnstancias, insistir con el cumplimiento de pro mesas que se vas, las cuestiones vinculadas con la capacidad contractual,
han vuelto ineficientes o sumamente costosas, o el cobro de las nulidades ele los contratos, los criterios de cumplimiento
indemnizaciones por la imposibilidad ele cumplirlas, es algo de los contratos, etc., serían resueltas por normas ele origen
que resulta inconvenie nte incluso pa ra el propio acreedor. cons uetudinario, corno se verá en el capítulo siguiente.
Desde que los códigos ele valor son individuales, cada per- En este sentido, no debe olvidarse además que muchas ele
sona elige el orde n de sus preferencias y actúa en consecuen- las normas jurídicas consagradas hoy en día por la legislación
cia. Para cada persona, en cada momento y circunstancia, no escrita, comenzaron siendo reglas basadas en costumbres.
146 Ello se advierte incluso en el derecho penal, en el que po r
hay sustituto eficiente a su propia decisión.
Ese camino debería profundizarse hasta alcanzar un punto exigencia del principio de legalidad, la determinación ele los
en el cual aquellos temas que hoy se someten a la decisión tlelitos y de las penas debe estar previamente definido con
del legislador por la dificultad que entrafian, alcancen una res- dariclacl por la legislación , lo que no siempre ha siclo así. 147
puesta desde la interacción voluntaria. Así como en materia Por lo tanto, puede esperarse que un nuevo y remozado
económica el ingenio y la capacidad empresarial han logra- , lcsarrollo ele normas ele origen consuetudinario, alimentadas

10
116 En el siglo xv111 TurgoLya veía este hecho como incontrastable: «No · En el derecho anglosajón, así como en el derecho fora l y el antiguo
hay necesidad alguna ele probar que cada individuo es el único juez compe- ,il·recho romano, no existía el principio ele legalidad tal como hoy se lo con-
tente sobre el uso más ventajoso ele sus tierras y ele su trabajo. Solo él tiene el , lbe, sino que los cielitos y las penas remitían a costumbres que se afianzaban
conocimiento particular sin el cual el hombre más ilustrado solo podría argu- , on los precedemes judiciales. Tampoco existió en el derecho internacional,
mentar ciegamente. Él aprende a Lravés de pruebas repetidas, por sus éxitos, 1•11 el cual se entendió que las conductas contrarias al «derecho ele gentes» de-

por sus pérdidas y adquiere una sensibilidad para ello mucho más ingeniosa l11an ser castigadas en tocios los países civilizados y justificaba la extradición
que el conocimiento teórico del observador indiferente, porque es estimulada , lt• criminales aun sin la existencia ele tratados internacionales, cuando eran
por la necesidad» (Anne Robert Jacques TurgoL, «Elegía a Gournay», 1759; ci- 1,·quericlos por haber cometido hechos que en cualquier sociedad civilizada sc-
tado por Murray N. Rothbard, Historia del Pensamiento Económico, Unión Ecli- 11.111 considerados como crímenes (ver en este sentido: Rojas, Ricardo Manuel,

Lorial. Madrid, 1999, Tomo 1, p. 427). los contradicciones del derecho penal, op. cit., p. 73).

132 133
por contratos e instituciones, pudiera resolver e~t~: cuestio-
nes ele un modo más eficiente que la voluble dec1s1on ele una 4. Teoría de las normas
asamblea legislativa. .,
Desde el p unto ele vista cie ntífico, alcanzar esta soluc1on
requiere de un desarrollo teórico importante, que debería re-
troalimentarse con la praxis de la negociación contractual y las
costumbres consecuentes.
1. LAS NORMAS COl\10 PRODUGrO DEL INTERCAMBIO
INDI VI DUAL Y EL ORDEN ESPONTÁNEO

El derecho ha siclo visto generalmente como un conjunto de


normas que regulan las relaciones entre las personas, orien-
tan su conducta futura y establecen e l meca nismo por el cual
cada uno deberá hacerse responsable por las consecuencias
ele sus actos.
La teoría ele las normas es una ele las áreas con mayor de-
bate en filosofía de l derecho, tanto respecto del estudio ele las
normas en sí mismas, como ele su relación con otros aspectos
de la discusión filosófica, tales como las nociones de derechos
individuales, obligaciones y justicia.
El desarrollo más moderno del estudio de las normas que
operó a partir del siglo xv111, y el auxilio de la historia del de-
recho, nos permite su agrupación en dos graneles sistemas:
,1) uno surgido a partir ele la solución ele conflictos concretos,
con remisión inicial a las costumbres, en el cual los jueces
l'iaboraron normas abstractas aplicables posteriormente a ca-
sos similares, formando así un cuerpo legal conocido como
1urispruclencia. b) El otro, basado en legislación escrita, de
carácter general, impersonal , abstracta, aplicable hacia el fu-
luro, sancionada por los órganos políticos, sean reyes, em-
peradores o parlamentos constitucionales. 148

18
' Sobre el desarrollo y evolución ele estos dos sistemas, puede consultar-
•<': Rojas, Ricardo Manuel, Análisis Económico e Institucional del Orden Jurí-
rl1w, op. cil.

134 135
En un sistema las normas son creadas a partir de conflic- eran efectivamente transmitidas y sancionadas, aunque mm-
tos particulares, de los que se deducen principios abstractos; ca hubieran siclo «inventadas», o expresadas en palabras o
en el otro, las normas son creadas ex ante y con carácter ge- tuvieran algún «objetivo» que alguien conociera. 150 '
neral. Pero en ambos casos, son legilimadas por la interven-
ción de una autoridad política superior. La ~ntropología mostró que la preferencia por comportar-
Sin embargo, frente a esta visión e.le las normas, no es po- ~t· segun las reglas establecidas y el miedo a la retribución
sible soslaya r el hecho de que durante la mayor pane de la por_~u violación son probablemente más antiguas que la atri-
historia ele la Humanidad, las personas se han relacionado l,uc1on consciente ele esas reglas a la voluntad ele un agente
respetando y aplica ndo normas que no han siclo impuestas pL'rsonal, humano o sobrenatural, o el miedo al castigo que
por autoridad polítirn alguna. pueda imponer dicho agenre. 1"
En tal senlido, la antropología ha sido ele gran utilidad Esto permitió un desarrollo institucional que se replicó en
como ciencia auxiliar para enlencler la evolución de las nor- li_ue~a parte ele las sociedades primitivas, que permitió el sur-
mas. Corno bien señalaba Ilayek, anles de que los individuos ¡.¡im1ento ele normas ele carácter consuetudinario que eran res-
comprendieran su conceplo abstracto, ya farmaban parte de J)L'tadas para poder seguir formando parte ele la comunidad.
sociedades para ser incluidos en las cuáles era necesario res- 1 1evolución posterior de las coslumbres, el crecimiento de las
petar cierto sel de reglas preestablecido: poblaciones urbanas y la mayor complejidad ele las relaciones
permitió el desarrollo sostenido de estas normas de carácte1'.
Mucho antes de que el hombre desarrollara el lenguaje has mnsuetudinario que dieron paso al derecho foral surgido en
ta el punto ele poder formular mandatos generales, podía un buena parte de Europa.
individuo ser aceptado como miembro ele un grupo solo si Es qu~ las personas aprenden a detectar cierras regulari-
se adaptaba a las reglas del mismo. En cierto sentido, estas
' l,1des regidas por reglas cuya observación resulta convenien-
reglas podrían no ser conocidas ni aún descubiertas, pues
ll'. Recién más adelante esas reglas son comprendidas y apli-
existe un largo camino entre el mero «saber cómo» compor
1 .idas, Y entonces se intentará asociarlas con la voluntad de un
tarsc o ser capaz ele reconocer que los actos ele los demás
se ajustan o no a una práctica aceptada, y poder formular rt•gulador, y al castigo por su inobservancia, con la sanción
verbalmente esas reglas. Pero mientras en general es posibl por una autoridad.
reconocer que d descubrimiento y la formulación de regla Hayek hizo notar que la idea de que la sociedad es el pro-
(o la articulación de reglas que habrían sido aceptadas si s 1 lucto_ ele una construcción deliberada y dirigida surge en los

hubieran puesto en práctica) era una tarea que requería es •·~tu diosos de las sociedades occidentales modernas. Cuando
pecial sabiduría, nadie podía concebir que la ley fuera alg 1111 antropólogo estudia una sociedad primitiva, probablemen-
que el hombre pudiera establecer a discreción. 149 11 • no duda en considerar que sus miembros frecuentemente
A este punto basta saber que había reglas, que estas cum
plían una Función esencial para la prese1vación del grupo,
110
Op. cit., p. 102.
111
119 Tlayek, Friedrich A. , Estudios de Filosofía, Pofílica ¡, Economía op cil
Hayek, Fried rich A., Derecho. l.egisfación y Libe1tad. op. cit., p. 98. ¡, 1:H. · ' . .,

136 137
no tenían idea de por qué observaban determinadas reglas, o 1·ión humana pero no son fruto del designio humano, tales
sus consecuencias. Sin embargo, los teóricos modernos de rnmo el mercado, el lenguaje, etc. , hemos perdido la capaci-
ciencias sociales raramente estén dispuestos a admitir que lo dad ele ver esa creación libre de los hombres en la práctica, des-
mismo se aplica a nuestra civilización. 152 Esta contradicción de hace al menos tres siglos, cuando se produjo la irrupción
parece además no concordar con el hecho de que el orden 1 le las recopilaciones y la codificación, y las personas se vie-

en las sociedades modernas, que poseen un mayor grado de ron impedidas de participar en el proceso de libre creación
complejidad que las primitivas, jamás podría ser el fruto ele una de normas. Ello lleva a pensar que la ley es lo que el legis-
decisión deliberada . lador dice que es, y genera serias dificultades para entender
Dada esa complejidad, una teoría social consistente debe- cómo ese proceso podría producirse en libertad.
rá limitarse a vincular las consecuencias de las acciones indi- Si en los últimos trescientos años los precios de las cosas
viduales con ciertas reglas seguidas por las personas al actuar. hubieran sido decididos en tocias partes por una autoridad,
Esto permitirá explicar algunas pocas características generales .1 las personas se les complicaría comprender el proceso libre
y altamente abstractas de distintos tipos de estructuras, que es de determinación ele precios. La praxis, el hecho de que los
lo único que pueden tener en común a partir ele su formación individuos hayan podido valorar, ofrecer, demandar, fue de-
por decisiones individuales.153 1crminante para que se desarrollara un concepto teórico ele
Esta moderna idea de que las normas jurídicas son el pro- precio a partir de la libertad ele acción. Pero no ocurrió lo
ducto ele la decisión de una autoridad, aunque reciente, está mismo con el derecho. Como observó Bruno Leoni:
definitivamente asentada y es difícilmente discutida en la ac-
tualidad. Como también ind icaba Hayek con lucidez: Cada vez menos gente parece comprender que, lo mismo
que el lenguaje y la moda son el producto ele la convergen-
La creencia ele que tocias las leyes que gobiernan la acción cia ele acciones y decisiones espontáneas de un vasto núme-
humana son el fru to ele una actividad legislativa le resulta tan ro ele individuos, también el derecho puede, teóricamente,
obvia al hombre moderno, que afirmar que la ley es anterior ser un producto similar ele convergencia en otros campos. 155
a la actividad ele dictar leyes ofrece casi el carácter de una
paradoja. Sin embargo, no cabe la menor duela ele que la ley Por el contrario, lo que ha mostrado el estudio ele tales
ba existido durante muchas épocas antes ele que al hombre normas artificiales, es que precisamente por no ser la expre-
se le ocurra poder crearla o mocliflcarla. 154 ~ión ele decisiones individuales, suelen ser bastante inciertas
,il momento de expresar las verdaderas intenciones, propósi-
Es que con relación a los principios del derecho, a dife-
1os y deseos de quienes actúan.
rencia ele otros ejemplos de instituciones que suponen la ac-
La multiplicidad de relaciones ele intercambio en sociedad
m Hayek , Friedricl1, N11evos Estudios de FilosoJTa, Política. Hconomía e
se efectúan respetando determinadas reglas que son el pro-
Historia de las Ideas, op. cit., p. 18. ducto de una evolución que no depende ele autoridad exter-
1>3 Hayek, Frieclrich, Estudios de Filosqffa, Polüica y Economía, op. cit.,

p. 122.
155 Leoni, Bruno1 La Libertad y la Ley, op. cit., pp. 25-26.
11• Hayek , Frieclrich, Derecho, Legislación y Libertad, op. cit., p. 99.

138 139
11,1 ,tlguna. Los individuos van aprendiendo de forma incons- que si quieren lograr la cooperación ele otros deberán también
1 ivnte que las relaciones basadas en el mutuo acuerdo y en
l:Vitar ejercer la fuerza contra ellos. De este principio básico
l.1 rnlaboración dentro del grupo al que pertenecen, resultan se deducirán otros.
111ucho más beneficiosas para tocios los integrantes del colec- En este sentido, David Hume señalaba que es imposible
tivo que el empleo ele la fuerza.156 mantener cualquier tipo de sociedad sin la observancia de las
La causa fundamental de los conflictos es la escasez, y de- tres leyes fundamentales: la estabilidad de la propiedad, la
terminados modos de intercambio reiterado contribuyen a in- transferencia por convenio y el cumplimiento ele las prome-
crementar la cantidad de riqueza esperada, permitiendo que las sas, principios a los que consideraba anteriores al gobierno
personas, al mismo tiempo, incrementen su bienestar y dismi- y suponían el respeto del derecho ele propieclacl. 158
nuyan sus conflictos. Determinadas normas consuetudinarias Estas tres reglas eran la base ele la interacción no violenta a
o espontáneas que contribuyen definitivamente a lograr tales pattir de las cuales se podían construir los mecanismos de co-
acuerdos coor eralivos, terminan siendo aceptadas y se vuel- operación social voluntaria. De hecho, la aceptación ele estas
ven habituales en los acuerdos ele las partes.1'i7 leyes como pilares de la costumbre, permitió el crecimiento
El reconocimiento ele estas normas suele comenzar sien- del sistema legal británico, que se asentó en la adaptación ele
do como un espejo: se tiende a respetar todo aquello que estos y otros principios de origen consuetudinario corno fun-
se pretende le sea respetado a uno. Si alguien advierte que damento para resolver disputas, elaborando a partir de ellos
es bueno actuar en libertad, y disponer del producto ele sus reglas jurídicas abstractas más específicas, aplicables a casos
acuerdos libres y voluntarios, no será difícil deducir ele allí futuros.
que muy posiblemente el resto de las personas buscará lo Estas reglas nacidas de la costumbre han existido en la so-
mismo, y que para obtener su atención en miras a un acuer- ciedad mucho antes ele que se elaboraran los conceptos mo-
do cooperativo, deberá respetar ese principio. De este pos- dernos de Estado, gobierno, soberanía y legislación. Como hizo
tulado surgirá una costumbre, que tendrá como fundamento notar Aclam Ferguson, las personas no celebran pactos para
central para su acatamiento la voluntaria aceptación y la re- crear una sociedad, sino para perfeccionar aquella sociedad en
ciprocidad. la que están sicuadas.159 Es imposible siquiera representarse se-
De este modo puede sostenerse que el principio de no riamente la idea ele pacto social, aun ele manera teórica, antes
agresión es el punto de partida de la coexistencia pacífica. Las de que la comunidad haya alcanzado un alto grado ele cohe-
personas no quieren ser sometidas por la f·uerza, y aprenden a sión, cooperación pacífica y reglas ele convivencia garantizados
en un sistema ele normas ele naturaleza consuetudinaria.
i\6 Manínez Meseguer, César, La teoría evolutiva de las i11stit11ciones. La
perspectitJCI austriaca, Unión Editorial, Madrid, 2006, p. 227.
i;, Sugden, Roberr, nie Eco11omics o/ Rigbts. Co-operation and Wle(fare,
Blackwe/1, Oxforcl , 1986, p. 55. Taylor, Michael, Community, Anarcby ancl i ;H Rojas, Ricardo Manuel, Análisis económico e institucional del orden
Liberty. Cambridge University Press, 1982, p. 28; Ellickson, Robert C., «Property j1trídico, op. cit., p. 36.
159 Ferguson, Adam, Principies o.( Moral and Political Science, op. cit., p.
in Land», YaleLaw jo11rnall02 (abril de 1993), 1315-1400; Benson, Bruce L,
«Las instituciones y la evolución espontánea de la moralidad», op. cit., p. 16. 262.

140 14 1
ll. LA FORMULACIÓN DE UNA TEORÍA DE LAS NORMAS se podría establecer un orden para la formación de las nor-
A PARTIR DE LA ACCIÓN 1-lüMAl'\JA mas de origen consuetudinario desarrolladas de manera es-
pontánea:
Las normas que facilitan la coexistencia pacífica se han estable-
cido generalmente en forma de costumbres seguidas por lama- Valores - Acciones - Contratos - Costumbres - Reglas - Normas
yoría de las personas al advertir que su respeto es conveniente,
tanto porque contribuyen a la cooperación social, como por- Como dijimos e n la primera parte, la acción humana que
que su violación normalmente produce efectos desagradables. estudia la praxeología no es cualquier acción , no es la acción
Se respetan, no porque las impongan instituciones armadas o inconsciente o producto de una coacción irresistible, sino la
individuos poderosos, sino porque cada sujeto advierte los be- acción deliberada, decidida por el agente ele manera volun-
ne ficios ele comportarse ele acuerdo con lo que otros esperan taria.
ele él, siempre que estos respondan con reciprocidad. Y esto Esa decisión de actuar es adoptada por cada persona si-
explica por qué este tipo ele normas consuetudinarias requie- guiente su p ropio código ele valores, elegidos y sostenidos
ren mucho menos coacción para su mantenimiento que las por él mismo. Precisamente la persecución de esos valores y
normas a1tificialmente impuestas por una autoridad. 160 sus consecue ntes proyectos de vicia se materializan a partir
Por el contrario, a pesar de parecer intuitivamente más de acciones. Si bien a la praxeología no le interesan los moti-
aptas para generar conductas concordantes en las personas vos concretos por los que un hombre actúa, lo cierto es que la
-debido a la carga ele amenaza ele fuerza que rodea a su :1cción ele cada individuo está originada en una motivación
acatam iento--, las normas de origen legislativo suelen tener personal. Al relacionarse con otras personas en p rocura ele
mucho menor poder ele adhesión que aquellas que son el alcanzar esos objetivos, las acciones se traducen en acuerdos
producto espontáneo ele la interacción e intercambio de va- plasmados en contratos.
lores entre individuos. Por tal motivo, los sistemas jurídicos Esos contratos no solo expresan lo que las personas bus-
basados en costumbres o en decisiones judiciales que a su can, aquello a lo que se comprometen, lo que esperan reci-
vez se basaban en costumbres (como e l common law, el de- hir a cambio, sino que son una exteriorización ele las propias
recho romano clásico o la !ex inercatoria), tuvieron mayor valoraciones. Cada acción que una persona emprende en cle-
estabilidad y éxito como formas ele solucionar conflictos que Jcrminaclo sentido, supone descartar muchas otras acciones
los posteriores sistemas de derecho escrito y codificado. 161 c¡ue podrían haberse realizado en su lugar --coste ele opor-
Si se elimina cualquier autoridad condicionante o que es- 1unidacl- , y ese coste expresa la valoración de quien actúa.

tablezca imposiciones a la acción humana libre y voluntaria, De esta manera la persona ordena sus preferencias; cae.la vez
que emprende una acción en desmedro ele otras alternativas,
estará haciendo ostensible su valoración.
160 Benson, Bruce L., Justicia sin Estado, Unión Editorial, Madrid, 2000, Cuando alguien decide estudiar en lugar ele ir al cine, o
p. 22.
161 Ver en este sentido: Leoni, Bruno, La Libertad y la ley, Unión Edito- intenta conquistar a la mujer ele la que se siente enamorado
rial, Madrid, 2008 vn lugar de ir a jugar al fútbol con amigos, o trabajar como

142 143
empleado en una empresa en lugar de poner su propio ne- En la medida en que los valores no se modifiquen en for-
gocio, está expresando las preferencias de un código de va- 111~ abrupta, este mecanismo de interrelación basado en reolas
e,
162 .1ceptadas de modo voluntario permite formar costumbres, que
lores elegido por él en forma voluntaria.
De un modo similar a como actúan los precios en el mer- !'lerán la fuente de conductas personales y respuestas espera-
cado, los contratos operan como una sue1te de tablero de se- bles por los demás, y por lo tanto serán la base de cie1tas nor-
ñales de las valoraciones de la gente. 163 No solo nos indican mas que las personas aprenderán a respetar por conveniencia.
de qué modo se llevará a cabo un negocio específico que in- Consecuentemente, las reglas constituyen el enlace entre
volucra a los firmantes del contralo, sino que nos ofrecen, en los valores individuales expresados en actos y contratos, que
términos genéricos, bastante información sobre los valores de 'L' comparten y generan conductas socialmente reconocidas,

quienes han contratado. que sirven a su vez como guía al momento ele elegir el curso
La reiteración de ciertas formas contractuales, de determi- de acción en relación con los demás.
nadas cláusulas o mecanismos de solucionar disputas o dis Por otra parte, estas reglas podrán ser más o menos efi-
cutir situaciones sobrevinientes no tenidas en cuenta , termi l ientes para resolver conflictos y fomentar la cooperación so-

nan estableciendo pautas de comportamiemo habitual, no solo l'ial. Podrá ocurrir incluso que las reglas eficientes persistan
para los contratantes sino para todos en general. l'l1 su aplicación aun cuando las valoraciones individuales en
l.1s que se asentaron originalmente hayan cambiado. Y vice-
\'ersa.
H,i Exi~te una di~cu~ión teórica muy profunda en el 1erreno metodológic<
sobre la ubicación de la Morn l como ciencia . Frecuentemente es ubic¡1cla cien
tro de las ciencias que eMudi11n la imeracción humana, )' por ello se considera
que los principios mornles son la expresión ele los valores en una «sociedad• ITI. LAINTERRELACIÓN DE LOS DISTINTOS ELEMENTOS
Es1a concepción, bastante generalizada, choca con el mismo problema ele utl DE UN SISTEMA DE NORMAS CO.NSUETUDTNARIAS
lizar el colectivismo metodológico para concebir maniíe.~taciones individual
de la :1cción hum:1na, tal como fue mencionado en la primera parte. No deh
olvidarse que en la famosa frase de Adam Ferguson sobre aquellas instituci < ada uno de esos elementos, cuya integración contribuye a
nes que son el producto de la acción humana pero no del designio humano l.t formación ele un sistema de normas consuetudinarias, tie-
el au1or escocés ubicaba entre ellas, junto con el mercado, el lenguaje, el d lll'n una fue1t e influencia y relación entre sí, que permite ro-
recho y la moneda, a la moral.
Ayn Hand ha contribuido not0riamente a tratar ele devolver la discusió 1,ustecer la validez y aceptación de esas normas. Me referiré
sobre la moral al terreno individual, al señalar que los códigos morJles son i l11evemente a cada elemento y ele qué modo se integra con
clivicluales. Ello sin perjuicio de que al momento ele elaborar las propias e l, ,s demás.
calas ele valores, una persona pueda, o bien ser influida por su entorno,
bien allanarse a los valores ajenos para evitar conflictos en sus relaciones co
ellos, etc. Pero eso no invalida el hecho de que los valores son decididos p
cada persona. Valores
163 Uso el término «precio» en un sentido amplio, es decir, no solo incl
ye a los precios monetarios sino también a los no monetarios; ele tal modo es
< orno se explicó en la primera pane ele este trabajo, las perso-
idea puede aplicase a todo tipo ele decisión, sin limitarse a las que incluy
11, 1s actúan sobre la base de valores preestablecidos por ellas
solamente negociaciones sobre bienes materiales.

144 145
mismas. Estos códigos de valores, que ordenan las prioridacll 1)e tal modo, pueden distinguirse ciertos valores que son
y los caminos para alcanzar sus metas, son previos a la acción ¡11,1ducto del aprendizaje y la imitación , surgidos de la ense-
son precisamente los que guían la acción. 11 111za en el seno familiar y en la comunidad donde uno ere-

Mises sostenía que la p raxeología, por estudiar la acciú , y vive; y también valo res individualmente desarrollados
humana, no se vinculaba con los asuntos o decisiones mora 1 , >I' cada pe rsona con indep endencia y aún en contradicción
les que puedan darle fundamento a dicha acción. No obstan , 1n los valores apre ndidos. También hay valores que se sos-
te ello, no es p osible desconocer que cada persona basa su "' ·11en por convicción personal, y otros que se aceptan por
acciones e n un set ele valores que debe elaborar siguiend , 111veniencia en su relación con los demás.
algún proceso. Desde esta perspectiva, se puede afirmar qu Pero tocios son elegidos y seguidos en forma voluntaria.
existe una visió n individualista ele la moral, y que si ese co \ 11 , se ha de finid o a la moral como «un código ele valores
digo moral es e l que a la postre determinará los cursos d 1• 11~1 guiar las elecciones y acciones del ser hu mano, que ele-

acción concretos que siga cada pe rsona, no puede clescon< ' 11ninarán el propósito y el curso ele su vida».164 Esta tarea
cerse la re lació n estrecha que existe e ntre la p raxeología individual, es cleciclicla por cada persona, y por lo tanto
la moral, aun cua ndo los campos de estudio ele ambas sea 1111 existen códigos ele valor colectivos, sin perjuicio ele que

diferentes. 1111chas personas, individualmente, p uedan sostener valores


En la inicial elección ele esos valores pueden notarse in , 11ncidentes y se re lacion en a partir e.le ellos.
fluencias exte rnas tales como e l entorno familiar y social e Como se elijo, los valores determinarán las acciones ele una
el que la pe rsona haya crecido, valores adquiridos por educa I" rsona, y el intercambio ele valores será esencial p ara delinear
ción o imitación , tocio lo cual, a su vez, es parte ele una seri 1, ,, :1cuerdos cooperativos que puede n llevar a cabo. A partir
de costumbres respetadas en e l ambie nte en el que se clesa 1, la coincidencia de valores entre las personas, dichos acuer-
rrolla su vicia, cuyo origen es precisamente la coincidencia d 1, is segurame nte darán lugar a costumbres, ele las cuáles se
valores e inte reses. A medida que se va formando como aclul 1, ·~prendan reglas ele convivencia y normas consuetudinarias.
to, se van crista lizando esos valores a partir de la introspe
ción y el análisis crítico, lo que provocará en algunos cas
cambios en la escala ele valores, y en otros el fortalecimient , lccíones
de los aceptados hasta entonces.
Las personas guían sus acciones, eligen sus metas y dec ,, ..,de que las personas desarrollan sus acciones deliberadas
den sus relaciones con otros a partir de estos valores, y tam 1 p,1rtir ele sus valores individuales, y de los objetivos traza-
bién están dispuestas a adecuarlos cuando les resulta conv ¡, ,s siguiendo tales valores, se puede deducir que la acción
n iente para logra r sus fines ind ividuales. Así, podrán respeta . d modo en que queda evidenciado el valor. Las acciones
ciertas formas ele acción particularme nte valoradas en su en 1, ,~ permiten conocer cuáles son las decisiones concretas que
torno, como una manera ele obtene r la aceptación y mejora
las chances de alcanzar sus objetivos en su negociación coop 1 1
" Rand, Ayn, La virtud del egoísmo, Editorial Plasrygraf, Buenos Aires,
rativa con los demás. ,, p. 17.

146 147
las personas toman -el orden de sus preferencias-, y po que también en sentido inverso, las costumbres establecidas
clremos estudiar e intentar deducir sus escalas de valor y d }' aceptadas generalizadamente en una comunidad, podrán in-
modo en que estarán dispuestas a relacionarse cooperativa 11 uir sobre la elección individual de valores que determinen
mente con los de más. l,ts acciones consecuentes.
Esto es imp ortante para el estudio de las normas, desck
que no hay forma de establecer o deducir las costumbres qlll
no sea a partir ele acciones concretas de las personas. i. Contratos
Para decir que en una comunidad determinada, por ejem
plo, el pago ele las deudas es una costumbre respetada y va Las personas buscan sus metas a través ele acciones indivi-
loracla, necesita ríamos observar e n los hechos si quienes no duales que no las vinculan con otras personas (por ejemplo,
pagan sus de udas son repud iados e incluso son pasib les ele: ,embranclo papas en su propia huerta para alimentarse con
algún tipo de sanción espontánea. Esto no significa, por su dlas), o a través ele acciones que suponen interactuar con los
puesto, que las costumbres son el producto ele acciones sin dt:más (por ejemp lo, vendiendo sus papas a los vecinos o in-
evaluar principios o valores, sino q ue solo será posible ex ll'rcambiándolas por otros bienes deseados).
traer conclusio nes sobre las valo raciones individuales y las Vimos que los seres humanos no prosperan mayormente
consecuentes coslwnbres, e n un contexto de libre actuación, 111ientras permanezcan encerrados, sino que casi todo lo que
de toma de decisiones individuales, que es la única manera ele ll ·s permite progresar se vincula con la cooperación con otros,
saber qué es lo q ue los individuos quieren y deciden. ,1 partir de la división del trabajo, la asociación y e l comercio.
En este p unto, entie ndo que no existe contradicción entrl' El instrumento de esa relación con otros es el contrato, y
el aná lisis lógico y la experiencia. El conocimiento humano precisamente el contrato es una forma ele hacer explícitas las
no se adquiere p or la lógica fuera ele la experiencia, ni por v.1loraciones, no solo e ntre quienes contratan, sino respecto
la expe rie ncia fuera ele la lógica, sino po r la aplicación ele la , k los demás. La circunstancia ele que los contratos tengan
lógica a la experiencia. 165 , t msecuencias en caso ele incumplimiento, refuerza el com-

La acción , entonces, facilita la conexión entre los valores promiso con los valo res involucrados en dicho acuerdo.
que internamente sostiene una persona, y el proceso por el Las formas contractuales pueden transmitir ciertas ideas
cual esos valores serán combinados con los de otras perso .thstractas que luego se conviertan en reglas. Por ejemplo,
nas, buscando ciertos puntos ele concordancia que faciliten pueden transmitir la idea de que los bienes no se obtienen
la cooperación social. por la f1.1erza sino a través ele intercambios consentidos; que
Pero no solo las acciones contribuyen a establecer esos ti lc>s compromisos de ben ser honrados; que el incumplimien-
pos de relación que luego se convertirán en costumbres, sino 10 de las promesas produce consecuencias desagradables,
1 'IC.
Así, las personas expresan su voluntad en contratos, que
tM Peikoff, Leonarcl, «The Analytic-Synthetic Dichotomy». en Ayn Rand
Jntroduction to O~jeclivist Epistemology, Seconcl Expancled Eclition, NAL Books
, ontienen cláusulas que, al advertirse como eficientes, se rei-
1990, p. 112.
1nan en el tiempo. De este modo, las distintas cláusulas con-

148 149
tractuales acaban siendo el producto ele la evolución de un guson en su famosa frase, son producto de la acción humana
largo período negociando contratos similares, testeando su pero no del designio de persona alguna.166
eficiencia, hasta lograr el mejor modelo. A su vez, esos con-
tratos permiten evidenciar valores, y a partir de los principios
abstractos que surgen de ellos, se van delineando costumbres 'i. Reglas
que terminan siendo aceptadas por grupos más numerosos.
Al actuar, tenemos expectativas ele que los demás respon-
derán de determinada manera beneficiosa a nuestros intere-
4. Cos/11111/m.>s ses, y somos capaces de idenlificar ciertas regularidades en el
comportamiento ajeno. Los valores compartidos, plasmados
Los valores expresados en relaciones interpersonales que ge- L'n acuerdos voluntarios y reiterados generalizadamente como
nern n lazos de reciprocidad y se reiteran en el licmpo, consti- costumbres, generan cie1tas reglas específicas de comporta-
tuyen la base ele las costumbres, que se manifiestan en forma miento que tienden a ser aceptadas por las personas, en la
ele prácticas y usos reiterados. medida en que descubren su conveniencia como principios
Es así como en este proceso de desarrollo individual ele .,bstractos de formulación ele los valores aceptados. Señalaba
valores, inLCrcarnbio y adecuación, en una comunidad se van l layek en este sentido:
delineando ciertas costumbres que crecen a pa1t ir ele compor-
Regla, en este contexto, denota simplememe una propen-
tamientos que se vuelven reiterados y aceptados por la mayo-
sión o disposición a obrar o no obrar ele una cierta manera
ría de las personas, y que por lo tanto, establecen criterios so- que se manifiesta en lo que podríamos llamar una práctic¡
bre comportamiento esperado, que favorecen el intercambio Y o costumbre. Como tal, es uno ele los determinantes de la
la búsqueda individual de los propios fines. En este contexto, acción, si bien solo puede ser un elemento predominante en
existe una influencia entre valores y costumbres que va en dos la mayor pa11c ele los casos. Toda regla de este tipo actúa
vías: los valores contribuyen a la formación de costumbres Y siempre en combinación y a menudo en competencia con
las costumbres influyen sobre la aceptación de ciertos valores otras reglas y disposiciones y con especiales impulsos, y si
y el cultivo de determinadas vi1t udes. , una determinada regla prevalece en un caso pa,ticular, de-
En los valores y las costumbres puede encontrarse adema penderá de la fuerza de la propensión a actuar que la misma
un mecanismo evolutivo, competitivo y superador. Las pers denote, y de la fuerza de las demás disposiciones o impulsos
nas en principio intentan adecuar su conducta a las costumbre que inte1vienen en el mismo contexto.167
vigentes, pero las mismas personas pueden con el tiempo me
c.lificar sus valores y finalmente modificar las costumbres, cuan 1
<'6 Ferguson, Adam, An Bssay 011 tbe Histo1y of Civil Society, Cadell, Kin-

do su empleo no redunda en los resultados buscados. o bie 11tl, Creech & Dell, 1767, pp. 187-188. Resul1a iJustrativo recordar que la
, 11nral -a la que Ferguson incluía entre las instituciones esponcáneas- y la
mantenerlos cuando son eficientes. Por este camino, cuancl • lira, remiten etimológicameme a las costumbres ( mor, mores en latín, etbos
las costumbres solidifican y se vuelven estables, se convierte 11 griego).
en la base ele normas sociales que, como señalaba Adam Fer H," Hayek, Friedrich A., Derecho, Legislación y Libertad, op. cit., p. 102.

150 151
Sin el propósito ele enunciarlo de manera explícita, apren- las cuales se deducen reglas. Por otra parte, otras personas
dernos a distinguir qué conductas generan respuestas positi- aprenden que les resulta conveniente respetar dichas reglas
vas en los demás y cuáles serán rechazadas; y en consecuen- porque ello facilita su integración cooperativa provechosa, y
cia, cuáles nos convendrá respetar para lograr nuestros fines lo seguirá haciendo mientras no advierta que, dacio su propio
sin provocar reacciones negativas. código ele valores, los beneficios de respetar la regla sean me-
Las reglas son enunciados capaces de describir una regu- nores a los costes de no respetarla.
laridad en la conducta ele los individuos. Esta regularidad es Por ejemplo, las personas recurren al intercambio, sobre la
producto de decisiones personales de comportarse respetan- base del propio provecho, y reconocen que dicho intercam-
do ciertos princi pios y persiguiendo determinados valores. De bio es beneficioso para tocios. Luego, entienden también que
modo que esa regularidad traduce una costumbre de la cual en las vinculaciones contractuales es bueno que los pactos se
se desprende la regla como expresión abstracta . cumplan. Cada persona que efectúe un contrato con presta-
Las acciones desarrolladas en consonancia con dichas re- ciones diferidas esperará que el otro cumpla su compromiso, y
glas son independientes de ellas, es decir, que la regla puede reconocerá como esperable por aquél, que él haga lo mismo.
no ser explícitamente conocida o enunciada por quien actúa De estas reglas consuetudinarias surgirán modos de com-
de acuerdo con ella, que lo hace porque considera que le re- portamiento, tanto propio como esperado en los demás, aun
porta un beneficio. 168 Su poder ele acatamiento se basa en el cuando no se hubiesen sancionado explícitamente disposicio-
hecho ele que, al ser eficientes para las personas, hace que los nes obligatorias en tal sentido por ninguna autoridad.
intc.:rcambios que se realicen respetándolas refuercen su propia Es importante tener en cuenta que estas reglas son consus-
autoridad. tanciales con la coexistencia pacífica. Sería imposible conce-
De este modo, existen personas cuyos códigos ele valor de- bir la cooperación social sin ellas. 169
terminan acciones e intercambios que generan costumbres de Probablemente en el futuro, nuevas formas contractuales o
nuevas cláusulas incluidas en contratos tradicionales, se harán
11
'" l layek, friedrich A., Estudios de Filosofía, Política y Economía, op. cit .. cargo ele estas reglas, estableciendo condiciones, penalidades,
p. 116. l layek diMingue bs reglas ele conclucia ele los individuos actuantes, del plazos, etc., que las tengan en cuenta. Tocio ello ocurrirá de
orch.:n resultante. Hace algunas aclaraciones al respecto: l) El orden puede ser
observado y descripto, aún cuando no se conozcan las reglas ele conducta de manera no planificada, siguiendo ese orden espontáneo que
los individuos que lo producen; 2) Las reglas podrán producir un orden bene- comenzó con valores individuales hasta que se plasmó en las
ficioso o pernicioso según las circunstancias externas; 3) Determinadas reglas costumbres que originaron las reglas abstractas. Este proceso
de conclucrn individual pueden ser beneficiosas en ciertas circunstancias einer-
es originariamente intelectual, requiere de un proceso ele abs-
nas, y perjudiciales en otras circunstancias; 4) Parn la preservación del grupo.
lo impon:mte es el orden global resultante y no la regulariclacl ele las acciones tracción elaborado por la propia mente, lo que ocurre mucho
individuales; 5) La producción del orden no es objetivo consciente ele la acción antes ele que se piense en cómo formalizar dichas reglas ele
individual; 6) las reglas no son causa eficiente ele acción, sino que operan como manera explícita:
restricciones a acciones provocadas por otras circunsrancias; 7) Las acciones
de los distintos individuos estarán de tal modo coordinadas o recíprocamentc
ajustadas unas a otras, que su resultado removerá el estímulo inicial o har{1 169
Hayek, Frieclrich A. , Derecho, legislación y Libe11ad. op. cil., pp. 108-
inoperante el impulso que füe la causa ele la actividad (op. cit., pp. 117-118). 109.

152 153
Para comprender el proceso de gradual articulación verli,11 1 i(mentre personas, continúe siendo respetada aun cuando
ele reglas que han siclo obedecidas durante mucho tiempo l.ts bases consuetudinarias que le dieron origen hayan sido
conviene recordar que la facultad ele abstracción, lejos d ,tllandonadas o modificadas.
ser producto del lenguaje, fue adquirida por la mente mucl1c En este sentido, la autoridad ele las reglas está sometida a
antes del desarrollo del propio lenguaje. El problema cid 1111 mismo proceso de validación que el que se produce a tra-
origen y de la función ele estas reglas, que gobiernan tanto 1, \~S del razonamiento crítico con cualquier otra teoría o postu-
acción como el pensamiento, es pues totalmente distinto cid l,1do. El permanente testeo de la regla a pa1tir ele su aplicación
1
problema relativo a cómo fueron articuladas verbalrnente.
práctica, mostrará su eficiencia o ineficiencia, y la convenien-
1 ia de mantenerla, modificarla o eliminarla.
De este modo, es preciso reconocer que los seres huma
nos hemos esLado interactuando y generando prosperidad y
progreso a lo largo de muchísimo tiempo, sobre la base de
reglas que no fueron formalizadas ni vcrbalizadas por las per 1,. Normas
sanas, pero que se respetaron porque se reconoció su utilidad
para mejorar la relación con los demás y obtener el mayor pro 1>e este proceso evolutivo surgen las normas, que suponen

vecho personal posible ele la cooperación con otros.


17 1 l,1 formulación explícita ele esos principios abstractos, y acl-
En este senliclo, la relación entre las coswmbres y las re c¡uieren fu erza decisoria para la resolución e.le determinadas
glas es particularmente estrecha. Puede decirse que la regla e disputas nacidas en reclamos.
la formulación abstracta ele la costumbre (aun cuando tal far Como señalé más arriba, la característica tradicional que
rnulación no se haga por escrito o ele manera explícita) y que ~L' confiere a las normas es su obligatoriedad. En el derecho

la costumbre es la expresión animada, la praxis, de la regla. de creación legislativa, la autoridad emana ele su sanción por
Es importante tener en cuenta que estas reglas que ema l,1 legislatura. En el derecho ele creación juóicial, la autoridad
nan de las valoraciones plasmadas en coslllmbres, finalmen ~11rge ele su sanción por los jueces, y su posterior integración
te se independizan y adquieren fuerza ele convicción propia ,1 la jurisprudencia.
En consecuencia , puede suceder que una regla que se ha En una visión del derecho que no se asienta en la impo-
mostrado efi ciente para resolver ciertos aspectos de la rela ~ición coactiva, la característica principal de la norma debería
~er la fu erza convictiva de la regla abstracta que expresa, y que
1'º J layek, Fricdrich A. , Derecho, Legislación y Libertad, op. cit., pp. 102 indica una solución ele aceptación generalizada para resolver
J03. Ver asimismo: «l..a primacía de lo absLracto», en Nuevos Est11dios de Fi/n ,,¡ conflicto. En este contexto, la norma se vuelve coactiva al
soj,a, Política, Economía e Historia de las Ideas, Unión EcliLorial, Madrid, 2007 i...:r aplicada en la solución ele un caso concreto, siguiendo un
pp. 55-71. procedimiento aceptado por los litigantes o establecida por
171 Señala Hayek que si lo que se denomina Spracbgej,'ihl (sentido del len

guaje), consiste en nuestra capaciclacl para seguir reglas aún no formuladas, n 11ormas consuetudinarias previas cuando dicho acuerdo no es
hay razón alguna para que, por ejemplo, el sentido ele justicia (Rechtsg4üb/l posible.
no deba consistir también en la capaciclacl de seguir reglas que no conocemos Desde esta perspectiva, se puede concluir que norma es
en el sen1 ido al menos de conseguir formularlas (Est11dios de Filosq(ia. Polític
y Eco110111ía, Unión Editorial, Madrid, 2007, p. 87).
toda regla abstracta aplicada para la solución de un conflicto,

154 155
que se elabora sobre la base de estos presupuestos: 1) o bk· Por ejemplo, los comerciantes que arbitraban en los con-
nace de una decisión y aceptación deliberada ele los involu 1 lictos comerciales producidos en el Mediterráneo, aplicando
erados en un conflicto, lo que incluye cláusulas contractualt• la /ex mercatoria, decidfan las disputas basados en los há-
y previsiones institucionales; 2) o bien se deduce ele ciertas rt' bitos comerciales, los usos y costumbres mercantiles que se
glas de base consuetudinaria, clescubie1tas por las propias par respetaban en los acuerdos llevados a cabo en sus puertos.
tes, mediadores o árbitros que busquen resolverlo siguiend< l:s interesante advertir que esos puertos eran puntos ele con-
el procedimiento acordado. lluencia de mercaderes que procedían de los lugares más
En el primer supuesto adquirirá el carácter ele norma cuan recónditos ele China o India, del norte de Europa o ele Áfri-
do la cláusula contractual o previsión institucional sea aplicada ca, hablando idiomas distintos, con costumbres, religiones
expresamente. En el segundo, cua ndo la regla sea descubie1ta, y legislaciones muy diversas, y sin embargo, se allanaban a
seleccionada y aplicada siguiendo un procedimiento directa o las decisiones ele árbitros que aplicaban las reglas comercia-
indirectamente aceptado por las partes para la solución de un les surgidas a partir ele las costu mbres desarrolladas en esos
determinado conflicto. puertos.
Por lo tanto, una particularidad de las normas consuetu Los pretores romanos también habitualmente invocaban
dinarias surgidas a partir de la acción individual, es que no las antiguas costumbres como fuente de decisiones que lue-
podrán ser sancionadas o reconocidas en forma general, abs go se convertían en normas. De alli surgieron algunas frases
tracta y a futuro por ninguna autoridad. Deberán ser clescu comúnmente agregadas a la legislación posterior como guías
biertas y aplicadas en cada caso concreto. para la decisión de los jueces, tales como las que hacían refe-
Los mecanismos de solución de conflictos a los que las rencia a la conducta esperada ele un «buen padre ele familia»,
partes adhieran podrán disponer que los árbitros sigan deter- o aquellas conductas que respetaban la «moral y las buenas
minadas reglas emanadas de costumbres reconocidas como costumbres», y otras sim ilares, que en definitiva remitían a las
fuente de su decisión. También lo harán los mediadores, cuan- costumbres aceptadas.
do intenten acercar a las panes a una solución del conflicto. En el common /awanglosajón, igualmente las costumbres
Cuando finalmente la costumbre, convertida en norma, fueron consideradas fu ente principal del derecho, y debían
es fuente de la resolución ele un reclamo concreto, la regla ser descubiertas por los jueces al resolver los casos someti-
abstracta que emana de ella, en la forma en que haya sido dos a ellos. El criterio tradicional desarrollado por William
aplicada para decidir el caso, será un precedente que podrá Blackstone en el siglo xvu y seguido por juristas británicos
ser invocado y utilizado como fuente en futuros conflictos, y noneamericanos durante mucho tiempo, sostenía que las
cuando se opte por procedimientos que permitan esa alter- sentencias judiciales no crean derecho, sino que declaran un
nativa. derecho preexistente que se encuentra en las costumbres pro-
La relación que existe entre las costumbres y las normas longadas e inmemoriales ele los habitantes.172
que se deducen de ellas puede aclve1tirse en los grandes sis-
temas jurídicos que se han basado en el derecho consuetudi- 172 l31ackstone, William, Commentaries on the Laws ojE11g/and, Bancroft-
nario. Whitney Co., San Francisco, 1925, t. 1, p. 63.

156 157
Esas costumbres ya venían siendo mencionadas por los De tal moclo·se advierte que las normas aplicables al caso
jueces ingleses desde mucho antes, y se pueden encontrar eran deducidas por quien debía resolverlo, recurriendo a la
referencias a ellas en la Carta Magna (1215). Tales costumbres búsqueda de la solución que mejor se adecuara a las costum-
forman la «ley ele la tierra>> (the !aw of the Lcmd). Los jueces hres más arraigadas, en las cuáles se fundaban las condu c-
eran considerados deposit.arios ele esa ley, y su tarea consistía tas esperadas por las personas. La norma consuetudinaria, en
en descubrirla en cada caso y mantenerla incólume en sus de- consecuencia, no era establecida con carácter previo a su in-
cisiones subsiguientes. 17; vocación, sino que era buscada y deducida en el momento en
En esta visión de Blackstone, los jueces debían respetar que se requería su aplicación.
los precedentes, no estaban autorizados a crear nuevo dere- Es bueno recordar que, incluso luego del inicio ele la co-
cho sino a mantener y exponer el viejo, descubierto previa- dificación, especialmente en cuestiones vinculadas con el de-
mente por otros jueces. Ello era así porque una vez descu- 1t·cho comercial, se aceptó la costumbre contra !egem, esto
bierta la regla surgida de la costumbre, debía ser mantenid:.t l'S, que la existencia ele ciertas costumbres fuertemente arra i-
a menos que algún motivo grave justificara apartarse ele ella. 4adas en las relaciones personales, pudieran evitar la apli-
Precisamente se entendía que el juez se podía apartar del pre l ,tCión ele una ley que las contradijera. Ese principio se fu e
cedente, al descubrir que era claramente contrario a la ley di ,llenuando con el tiempo, hasta haber prácticamente clesapa-
vina o a la razón. En tales casos, e l juez resolvía sancionand ll'ciclo.
la «verdadera» costumbre, que había sido ignorada por lo
jueces anterio res.
La tesis ele Blackstone fue sostenida en Norteamérica e IV.
ESTABIUDAD Y EVOLUCIÓN DE LAS NORMAS
los in icios del siglo x:x por James Cooliclge Carter, pero co CONSUETUDINARIAS DEDUCIDAS POR LOS ÁRBITROS Y JUECES
un agregado q ue la nutría ele dinamismo. En efecto, sostení
una perspectiva evolutiva y dinámica, que permitía clecluc 1 on el desarrollo ele las normas consuetudinarias se da un
nuevas costumbres corno fuente de criterios jurispruclenci p,oceso similar que el que ocurre con el desarrollo del co-
les que evolucio nan. llllcimiento científico, la jurisprudencia ele los tribunales, las
1, 1rmas contractuales, el lenguaje y tocio proceso de interac-
El progreso de la sociedad desarrolló constantemente nu 1011 humana que evoluciona. Es la relación entre lo ciado
vas íormas de conducta, fundadas en nuevas conviccion 11 l'ptaclo y estable, frente a Jo innovador, superador o pre~
sobre lo que es recto, y esto creó la demanda de nue < ,ido.
acciones de los tribunales mediante la concesión ele rern
dios. 174 1:1 requerimiento humano ele un criterio de certeza, y Ja
11pcración ele sus limitaciones de conocimiento, se manifies-
P3 Rojas, Ricardo Manuel, Anál isis económico e inslitucio11a/ del orden
111 de maneras distintas según el problema con el cual se
rídico, op. cit. , p. 135. 11lrente cada uno. Para los estándares ele conocimiento re-
FICarter, James C., I.aw, l!'s Origin, Crou;lb a11d hmclion, Putnam's S< 1111•rido para la vicia diaria del hombre común, la certidumbre
New York ancl London, 1907, p. 63. 1¡uizá más importante que el cuestionamiento e.le! conoci-

158 159
miento que se presume cieito. Para el científico probablemen- con nuevas teorías o criterios, consiguiendo de tal confron-
te ocurra lo contrario. 175 t:1ción, o bien la refutación y consecuente abandono ele la
El científico avanza sometiendo las teorías a refutación. teoría o criterio anterior, o bien su fortalecimie nto.
El criterio para establecer el estatus científico ele una teoría La noción ele «seguridad jurídica» ha transitado alrededor
es su refutabiliclacl o testeabiliclad . Una teoría que no sea re- de la tensión que produce ese enfrentamiento entre la bús-
176 queda de la solución eficiente y razonable en e l caso y el
futable por n ingún suceso concebible no es científica . La
teoría del científico es la constante detección y e liminación respeto a los precedentes sólidamente establecidos, que per-
del e rror, a través de la crítica ele las teorías y presunciones, miten poner en claro las reglas ele juego sobre las cuáles gi-
tanro las ajenas como las p ropias. 177 ran las expectativas y decisiones ele las personas. 179
Esa tensión fue solucio nada por los jueces a tra vés de
El desarrollo continuo es esencial para el ca rácter racional doctrinas jurisprudenciales que lograron establecer un equi-
y empírico del conocimiento científico: si la ciencia cesa de librio entre el respeto ele las normas abstractas seleccionadas
desarrolla rse pierde ese carácter. Es la forma de su desarro- .11resolver casos concretos (para afianzar la certeza jurídica)
llo lo que hace a la ciencia racional y empírica, esto es, la }' la posibilidad de discutirlas mediante un procedimiento se-
forma en que el científico discrimina entre las teorías d ispo- 1io y complejo (para permitir la evolución y mayor eficien-
nibles y elige la mejor o (en ausencia de teoría satisfactoria) l'ia ele las soluciones jurídicas) .180 Del modo mismo en que
la manera en que sugiere algunas ele las condicio nes que
debe cumplir una teoría satisfacLoria.17~
179 Rojas, Ricardo Manuel, «Los alcances de la decisión judicial», en 15

,11tos del Cenlro de For111ación.f11clicial, Poder Judicia l ele la Ciucl:icl ele Buenos
El modo en que para Popper evoluciona n las teorías cien \11 l.:S, 2014, p. 338.
180
tíficas, a partir de la confro ntación y refutación ele sus con La Cone Suprema argentina -ele un modo similar a la de Es1ados Uni-
clusiones siguiendo un méLodo ele razonamiento crítico , e . los- ha sostenido en primer lugar, que un criterio jurisprudencia] solo puede
,,•Iterarse en la medida en que se presenten cuestiones fác1icas equ ivalentes
asimilable al utilizado por los tribtma les para la elaboració
, 1111 análogo marco juríd ico (Fallos: 323:1669) y que la autoridad de los pre-
de criterios legales, especialmente para aq uellos que tiene , ,•di.:nres debe ceder ame la comprobación del error o de la inconveniencia
la función ele resolver conflictos aplicando normas q ue d<! 1,, las decisiones anteriores (Fallos: 293:50). Pero deben existir causas sufi-
ben ded ucir ele la razón y las costumbres. En ambos casos s h•n1emente graves como para hacer ineludible tal cambio ele criterio (Fallos:
1~-1:/409), pues de lo contrario debe primar la estabilidad ele la jurisprudencia
busca afianzar el conocimiento adqu irido hasta el moment
11 ,1llos: 209:431). En definitiva, los tribunales inferiores pueden apartarse de
(o el criterio jurídico aplicable) a partir ele su confrontació l I doctrina de la Corte aun al decidir casos análogos sin que se produzca
, 1vamen constitucional, en virtud de su independencia ele criterios (Fallos:
m Rojas, Ricardo Manuel, «Ayn Rand y Karl Popper sobre el conocimienl 11K: 1575, 2561); principio al que cabe hacer excepción en los casos en que
¿Es posible encontrar un punto ele conexión1», Revista Libe11as n.0 40, ESEAD • 1>rocluce un desconocimiento ele lo resuelto en el mismo caso, en violación

Buenos Aires, mayo de 2004. ,1 principio ele obligatoriedad ele las decisiones judiciales (Fallos: 307:1948).
ne, Popper, Karl, Co1~jeturasy refutaciones, Ed. Paidós, Buenos Aires, 19'-J 111 embargo, ese apartamiento no puede ser arbitrario e infundado, pues no
p.61. h,1ante que los jueces solo deciden en los procesos concretos que les son
i 7; Popper, Karl , Conjeturas y refutaciones, op. cil., p. 50. ,1111:tidos, y que los fallos ele la Corte Suprema no resultan obligatorios para
1- 8 Popper. Karl , Conje/uras y reft1taciones, op. cit., p. 264. , 11s análogos, los jueces inferiores tienen el deber moral de conformar sus

160 161
Popper concebía el avance del conocimiento científico, los l•:sta circunstancia, a su vez, contribuye al proceso dv lt "•", 1
criterios jurisprudenciales también evolucionan al ser some- rnmpetencia ele criterios y reglas.
tidos a un testeo serio y profundo, mediante un proceso de Tal proceso ele lenta evolución a pa1tir del análisis cnliui d,
razonamiento crítico, que eventualmente permita refutarlos los postulados actuales, es común a todas las instituciones c¡t 1v
y modificarlos. son el producto ele la acción humana pero no del designio dv
Lo propio puede decirse sobre la evolución ele las reglas persona alguna. Es aplicable al lenguaje, al mercado, la juris-
que sustentan a las normas jurídicas ele origen consuetudina- prndencia ele los tribunales cuando no existen fallos plenarios
rio. Su valor está supeditado a que otras costumbres que po- obligatorios de tribunales superiores, y a las normas consuetu-
tencialmente compiten con ellas adquieran mayor fuerza y dinarias. No se aplica, en cambio, para las decisiones impuestas
las sustituyan. Normalmente ese proceso no se produce ele por una autoridad, como es el caso de la legislación.
manera abrupta, sino por una lenta evolución que solo con- Las normas ele origen consuetudinario así entendidas, pue-
sagra la sustitución de una costumbre por otra una vez que la den cumplir el papel que Popper adjudicaba a las tradiciones,
nueva cuenta con fue rte aceptación. De todos modos, como t·ntendiclas como regularidades que permiten tener ce1tezas al
ya se dijo, los cambios en las costumbres tampoco suponen momento de actuar:
una automática modificación de las reglas de convivencia que
estaban basadas en ellas. Muchas veces, ciertas reglas que han Estaríamos ansiosos, atemorizados y frustrados, y no podría-
mostrado ser eficientes para lograr la cooperación social, se mos vivir en el mundo social, si este no contuviera en grado
considerable orden, un gran número ele regularidades ,i las
mantienen vigentes aun cuando las costumbres que les dieron cuales ajustarnos. La mera existencia ele estas regularidades
sustento hayan siclo abandonadas. es, quizás, más importante que sus méritos o deméritos pe-
Las normas deducidas y aplicadas en conflictos concretos culiares. Estas regularidades son necesarias y, por ende, se
constituyen -como la jurisprudencia o los precios- un sis- las transmite como tradición, sean o no -en otros aspec-
tema de señales que guiarán las conductas de los individuos. tos- racionales, necesarias, buenas, hermosas o lo que se
Estos aceptarán las reglas aplicadas, en parte por compa1tir- quiera. La tradición es una necesidad ele la vicia social. 181
las, en parte porque no hacerlo podría acarrear consecuen-
cias desagradables ele algún tipo. No obstante ello, en la toma Esta tradición se integra con un conjunto ele reglas sociales
de decisiones estrictamente personales o en su discusión con lorn1adas del modo antes señalado, y que compiten entre sí,
otras personas, esos criterios y reglas podrán ser dejados de t ·n constante progreso.

lacio expresamente y sustituidos por otros acordados por la11 Esta visión ele la tradición puede ser vinculada también
partes, desde que las normas no tienen autoridad obligato t ·on la de Oakeshott en punto a la preservación ele las cos-

ria salvo cuando resultan aplicables en un conflicto concreto


18 1
Popper, Karl, Co11jelurasy refltlaciones, Ed. Pa idós, Buenos Aires. 1991,
pp. 167-168. Y continúa dicie ndo: «De este modo, la creación de tradiciones
decisiones a aquellos (Fallos: 311:2004; 312:2007). Sobre este punto ver: Ro oll'sempeña un papel semejante a la de teorías. Nuestras teorías científicas son
jas, Ricardo Manuel, La decisiónjudicia/ y la certid11 mbre )11 rídica, Unión Edi lm1ru mentos mediante los cuales tratamos ele poner cierto orden en el caos en
rorial. Buenos Ai res, 2018, pp. 176-182. 1•1 cual vivimos para hacerlo racionalmente predecible».

162 163
tumbres. El autor inglés sostenía su posición conservadora en Sin embargo, incluso entre quienes reconocen la su1w111 1
el entendimiento ele que es bueno mantener aquellas costum l'idad del derecho judicial sobre el legislativo, se ha prodtH 1
bres que generan reglas y soluciones eficientes a las que nos do un debate acerca de la verdadera función de los jueces.
hallamos habituados, y que es útil para las personas el respeto En efecto, se puede entender el trabajo ele los jueces si
ele ciertas normas consuetudinarias que forman el rute of tau•, guiendo la tradición ele Hayek y Leoni, en el sentido ele que
182 más allá de resolver una disputa concreta del modo más ra-
las que no deberían ser modificadas ele manera abrupta.
En los sistemas jurídicos basados en derecho judicial, como 1.onable posible, los jueces elaboran normas abstractas que
el common /aw, se ha considerado que la jurisprudencia ele los garantizan la certeza jurídica y operan como una suerte de
tribunales tiende a legitimar las reglas ele origen consuetudina- sistema de «precios» que contribuye a solucionar conflictos
rio más eficientes.183 La tarea ele los jueces, en estos casos, es sin recurrir a los tribunales. En esta visión, es importante man-
determinar el modo en que se descubren y hacen evidentes tmer la autoridad de los precedentes y solo modificarlos en
aquellas normas emanadas de las costumbres. En su aplicación l.1 medida en que eso se vuelve necesario debido al cambio
reiterada, las reglas ele origen consuetudinario se irán adecuan de los postulados de hecho o un deliberado cambio de cri-
do en tanto se advierta la eficiencia ele unas y la ineficiencia tt'rio muy meditado.185 De este modo, los jueces no solo re-
de otras en el contexto del orden jurídico. Esta tarea requerir:1 suelven causas concretas, sino que contribuyen a brindar se-
una especial atención del juez, aunque como señala Priest, las 1¡uridad jurídica al establecer criterios jurispruc.lenciales para
normas eficientes serán más adecuadas para resisllr como pre 1•1 futuro.
ceclentes ele control sin importar la actitud ele cada juez a la efi Para otros autores que enfoca n su mirada prioritariamente
ciencia, su habilidad para distinguir entre resultados eficientes 1•11 la solución del caso concreto, la fuerza del precedente debe

e ineficientes, o el interés o desinterés de los litigantes acerca l'eder cuando el juez cuenta con información suficiente como
de los efectos distributivos de dichas normas.
184 para tomar la decisión más eficiente para resolver el caso con-
, reto, o cuando sea importante introducir criterios que fomen-
lt'n incentivos ele conducta eficiente hacia el futuro.
182 Oakeshott, !Vlichael, «On being conservative», en NctliOlltilism in Poli En una sociedad con justicia estatal monopólica, es indis-
tics aud other E~says, Libeny Funcl, lnclianapolis, 199 l, pp. 407-4:$7. Sostení pensable balancear las funciones ele otorgar seguridad jurídi-
Oakeshon: «Ser conservador es preferir lo familiar a lo clesconociclo, preferl
1 a a través de precedentes claros, con la de buscar la solución
lo qL1e se ha intentado a lo que no se ha intentado, los hechos al misterio, 1
cieno a lo posible, lo limitado a lo ilimitado, lo cercano a lo distante, lo sufi más eficiente para resolver el conflicto concreto.
ciente a lo superabundante, lo conveniente a lo perfecto, la sonrisa present
a la feliciclacl utópica» (p. 408).
18.l Conf. Priest, George L., «The Com111on Law Process ancl the Selectio I' Fconomía: 11nt1 revisión de /et litera11m 1, Fondo de Cultura Económica, Méxi-
of Efficient Rules», 6 Jo11rna/ o/Legal S111dies 65 ( 1977); Rubin, Paul 11., «Wh ' 11, 2000, p. 346.
185 Sobre el punto ver: Rojas, Ricardo Manuel: «Los Alcances ele la decisión
is Co111111on Law Efficient?», 6 Jo11metl o/ Legal Studies, 51 (1977); Storcleur (hl
Ecluarclo, «Economía ele los Contratos y Escuela Austriaca de Economía: con ¡uclicial», en 15 aiios del Centro de Formetciónjudicit1l, Edición del Consejo ele
sicleraciones preliminaries», Libertas n.0 54, p. 99). l I Magistratura del Poder Judicial ele la Ciudad ele Buenos Aires, Buenos Aires,
l!k Priest, George L. , «El proceso en el derecho consuetudinario y la elec W11( , pp. 333-347. Ver también: La decisión judicial y ta certidumbre j urídica,
ción ele normas jurídicas eficientes», en Andrés Roemer (compilador), Derecb , >{! Cit., pp. 171 y SS.

164 165
La inexistencia de tal monopolio estatal, permitiría que to ron los sistemas de normas consuetudinarias en las socieclacles
dos los criterios posibles para solucionar los conflictos puedan primitivas. Con la evolución de las sociedades, esas normas
ser evaluados y decididos libre y voluntariamente por las per consuetudinarias se mantuvieron y también evolucionaron en
sonas en sus discusiones sobre reclamos, y entonces es pro- forma de derecho foral en buena parte ele Europa. Hasta la
bable que lo prioritario para ellas sea la búsqueda de la mejor l'uerte irrupción ele la legislación codificada a partir del siglo
solución del caso concreto; lo que podría buscar sin el temor xvrn, como expresión final del constructivismo racionalista que
de interferir en la formación jurisprudencia!. se había impuesto desde un siglo antes, las normas jurídicas
Esa visión debería ser retomada para permilir la elabora- estuvieron conformadas por la sanción jurisprudencia! ele las
ción ele una Teoría de las Normas, nutrida en su formación por costumbres.
ciencias auxiliares como la psicología, la moral, la economía, Entre los muchos ejemplos históricos que se pueden men-
la antropología, la sociología y la historia. cionar ele estos sistemas jurídicos basados en costumbres, me
Por ese carnino se comenzaría a resolver el principal pro- parece conveniente rescatar tres, tanto por la importancia que
blema que se le plantea a la visión praxeológica del derecho, han tenido, su extendida duración y su éxito: la fe.x mercatoria,
que consiste en cuáles deberían ser las bases normativas para L!I antiguo derecho romano y el co1nmon law anglosajón.
la resolución ele un conflicto, cuando las partes no se han La llamada !ex mercatoria se desarrolló fundamenta lmente
puesto previameme de acuerdo en el contexto. Las normas l'n los pue11os del Mediterráneo entre los siglos XII y A'Vl. Consis-
emanadas de costumbres solidificadas por su aceptación ge tió en un cuerpo ele principios prácticos ele resolución de con-
neral sostenida en el tiempo, pueden ser una fuente aún más llictos elaborado por comerciantes, siguiendo las costumbres
segura que la legislación, para abordar dicho problema. En comerciales de esos puertos, y sirvió durante tocio ese tiempo
especial porque estas normas suelen ser p roducto de deduc como una base normativa para la resolución de conflictos, en
dones racionales válidas más allá de tiempo y lugar. la cual no estuvo involucrada ninguna autoridad estatal. Fueron
Por otra parte, esas normas consuetudinarias no serán la rnmerciantes resolviendo disputas entre comerciantes, aplican-
imposición política ele ciertos valores morales -como ocurre (lo costumbres comerciales desarrolladas en esos puertos.
actualmente con la legislación, que por vía de normas escri Con el tiempo esas normas que emanaban de costumbres
tas obliga a las personas a regirse por determinados valores se fueron integrando en textos escritos para su mejor aplica-
preestablecidos por el legislador-, sino la consecuencia del ción práctica. En tal sentido se pueden mencionar la Charte
intercambio libre y voluntario ele valores entre los individuos, cl'Oléron (s. XII), las Capitulare Nauticum (Venecia 1255),
de los que se deducirán normas aplicables supletoriamente. la Tabula Amalfitana (Amalfi, x. XIV), los Ordinamenta et
Consuetudo Maris Edita per Consules Civitatis Trani (s. XIV)
y el Consulado del Mar (Barcelona, 1370). En un sentido si-
V. SlSTEMAS .J UHÍDJCOS NACIDOS EN LAS COSTUMBRES: milar, aunque en otro contexto geográfico, se desarrolló el
LEX ,WERCATORIA, ANTIGUO DERECHO ROMANO, COA1.MON LAW
Proyecto de Amsterda1n, elaborado por iniciativa de la Hansa
Como se vio, la antropología nos brinda un auxilio muy im de Drujas en 1407 y luego adoptado en puertos escandina-
po11ante para obtener información respecto de cómo se forma 1 os con el nombre de Leyes de Wisby. También a partir del

166 167
siglo XIl se elaboraron recopilaciones de costumbres, escritas siglo XVI, perfeccionados un siglo después por Jean B:1 p1,~11
y ordenadas para algunas ciudades del mediodía francés, que Colbe11, se combinó con el despotismo absolutista del rey Lui~
186 XIV para generar, al decir de Rothbard, una orgía ele comT
competían en precisión con las italianas y españolas.
Estos complejos cuerpos normativos surgieron espontánea- siones ele monopolios, subsidios a artículos de lujo y ele privi
mente ele la aplicación de las costumbres, discusiones, con- legios que construyeron un descomunal sistema de burocra-
tratos y sentido común, a la resolución de conflictos de natu- cia centralizada ele oficiales conocidos como intendants para
raleza comercial. aplicar el entramado ele controles y regulaciones. 189
No se los entendió principalmente como una forma jurí- En ese momento, la formación normativa espontánea ba-
dica e.le derecho comercial, sino más bien como la aplicación sada en costumbres elaboradas a partir ele la interacción indi-
de reglas prácticas y de vigencia universal, surgidas en las vidual voluntaria, se convirtió en la creación normativa escrita
costumbres comerciales comunes en todos los puertos, y que e impuesta por la autoridad política. Paralelamente a las regu-
eran aplicadas por árbitros particulares legos en derecho, nor- laciones al comercio, se desarrollaron en Francia fue1tes regu-
malmente comerciantes, para resolver disputas de esa inc.lole. laciones a la industria, que tenían como objeto garantizar la
Eso r ermitió que a pesar del surgimiento de los Estados Na- calidad e.le los productos locales, algo que el mercantilismo se
ciona les y e.le b s consecuentes legislaciones nacionales, esos encargó ele emparentar con el propio concepto de solx:ranía.190
principios pudieron conservar su vigencia. Por este motivo, puede decirse que en Francia la codifica-
De este modo, comerciantes de toe.lo tipo ele productos, ción en materia comercial, a diferencia del posterior Código
provenientes e.le los rincones más alejados de Asia, África y
Europa, convergían en esos puertos trayendo culturas muy de unos es el perjuicio de 0Iros, fue 13 base filosófica sobre la cual algunos
,Inos después se desarrolló el mercantilismo, que con mayor fuerza que ninguna
diversas, sin siquiera compartir moneda ni idioma, y podían
otra Ieoría económica expuesta hasia ese momento jus1if1có la inIe1vención del
exitosamente llevar a cabo sus tratos comerciales. E~taclo en el proceso económico. La tesis ccmrn l era 13 búsqueda del atesora-
Años después, el auge del mercantilismo y la incursión del miento de metales preciosos, sobre la base de una accividad comercia l tendiente
Estado en la regulación de la actividad económica, modific 1exportar mucho e importar poco, para lograr una balanza comercial siempre
J,1vorablc (Rojas, Ricardo Manuel, A11álisis Económico e J11stitucia11al del orden
sustancialmente la fisonomía del derecho mercanril, que clej
¡111'idico, op. cit., pp. 38-39; sobre el mercamilbmo y sus distintas expresiones
de ser simplemente una cuestión de negocios entre particu lt·r: Benega~ Lynch (h), Alberto y Jackisch, Carlota, Libre cambio y división de
lares que resolvían sus disputas recurriendo a árbitros qu /1<1deres, Lumiere, Buenos Aires, 2002, pp. 22 y ss.).
189 Ro1hbarcl, Murrny N., 1-listoria del pensamiento económico, Unión Ecli-
aplicaban reglas prácticas, para convertirse en una verclade
1orial. Madrid, 1999, vol. 1, pp. 247 y ss.
cuestión ele Estaclo. 187 El desarrollo de los postulados mercan 190 «Colben buscaba la uniformidad nacional de los anículos elaborados
tilistas a partir del llamado Dogma Montaigne 188 durante e 1 •), sus reglamemaciones eran meticulosas y minuciosas. Los decretos para
,,¡ período 1666-1730 ocuparon cuacro volúmenes, totalizando dos mil cien
181• Rojas, Ricardo Manuel, Análisis Económico e /11stit11cio11al del Ord< p.1ginas. Le dieron aún mayor vigor tres suplementos aparecidos poscerior-
jurídico, Buenos Aires, Editorial Abaco, 2004, p. 87. 11wn1e. casi 1an sus1anciales como los anteriores» (Lekachman, R., flistoria de
IH- lbid, pp. 87-88. /11s doctrinas económicas, Len'.!, Buenos Aires, 1955, pp. 54 y 55; citado por
1811 El llamado «Dogma Montaigne», enunciado en sus Ensayos por Mich llt-negas Lynch (h). Alberto y Jackisch, Carlola, Librecambio y dioisió11 de po-
de Montaigne en la segunda mitad del siglo xvI, y según el cual el provech ,/,•res. Lumiere, Buenos Aires, 2000, p. 28).

168 169
Civil, no fue un producto de la Revolución, sino un anhelo de 110 había precedentes, o para elegir el precedente aplicable a
Antiguo Régimen por afian zar su control sobre el comercio.1'1 1.1da caso.
La !ex mercatoria resulta un excelente ejemplo histórirn Ambos sistemas han sido la base de la cultura jurídica oc-
ele cómo una visión praxeológica de los valores y las costum 1 idental, y de alguna manera se los ba presentado como mo-

bres permitió llegar a un sistema ele normas que no se baso delos antagónicos: el civil law y el cornmon law. No obstan-
en la intervención ele ninguna autoridad superior a Jos incli ll' ello, es muy importante no olvidar que lo que se conoce
vicluos; y es ele notar que dichos cuerpos normativos espon 1 omo civil law es el derecho romano elaborado a partir del

Láneos permitieron realizar complejas transacciones comer Código ele Justiniano, en 533, que puede considerarse el pun-
ciales ofreciendo soluciones prácticas a los conflictos, que no 10 de partida de la visión ele derecho legislativo, codificado Y
estaba n basadas en criterios jurídicos abstractos sino en usos rnn pretensiones de constituir un sistema racional y completo
y costumbres comerciales. de derecho.
De hecho, como un resabio de aquellos principios, los pro Si bien dicho Código pretendió incluir en sus disposiciones
pios códigos escritos remiten al respeto de los usos y costurn ,1 todo el cuerpo de reglas elaboradas hasta entonces por los
bres mercantiles ¡,ara la solución de cuestiones no previstas pretores y los jurisconsultos en un proceso ele varios siglos, lo
¡,or la legislación. cierto es que a pattir ele ese momento, el derecho pasó a ser
A diferencia ele la /ex mercclloria, circunscripta a conflic- lo que el Corpus establece, y nada que no estuviese conteni-
tos merca ntiles y aplicada por comerciantes, el antiguo dere- do en él pudo ser invocado como derecho vigente.
cho romano y el common law anglosajón brindaron ejemplos El llamado civil taw, en consecuencia, fue uno de los pilares
muy sofisticados de sistemas jurídicos basados esencialmente del proceso de codificación basado en el racionalismo cons-
en las costumbres descubiertas y deducidas por los pretores y 1ructivista a pattir del siglo xvm. Algo muy distinto de lo que

jurisconsultos en Roma y por los jueces en Inglaterra. había sido el derecho romano en los siglos previos, durante los
A partir ele las normas abstractas expuestas al resolver cada cuáles, tanto los pretores como los jurisconsultos, opinando o
caso, basadas en costumbres o elaboradas a partir ele las reglas decidiendo en controversias concretas, fueron elaborando teo-
ele la lógica, se fue formando un cuerpo ele precedentes que ría jurídica deducida ele costumbres, razonamiento lógico y sus
con el tiempo sustituyeron a esas costumbres corno fuente de propios precedentes.
futuras decisiones. Sin embargo, la costumbre y la lógica con- Así se llegó a forma r un sofisticado y muy completo cuer-
tinuaron teniendo un papel fundamental a la hora de rectificar po de normas que han sido la base del derecho privado ele
ciertos criterios, elaborar nuevas reglas en cuestiones donde buena parte de los países occidentales.
Algo similar ocurrió en las islas británicas. Si se rastrean las
191
Ese paso de las normas consuetudinarias a una codificación estatal raíces del common law inglés, se advierte que su base norma-
impuesta, marcó la transición ele un derecho comercial que se basaba en l:1 tiva estuvo centrada en las costumbres desde tiempos a los que
acción libre y voluntaria del comerciante, a un derecho basado en la figura
del acto ele comercio, a la activiclacl comercial considerada ele manera objetiva
es difícil rastrear.
(Etcheveny. Raúl, Derecho comercia/y económico. Parle general, Eclirorial As-
Así, por ejemplo, tanto el artículo 39 de la Carta Magna
trea, Buenos Aires, p. 34). corno el artículo 31 ele los Artículos de los I3arones (ambas fir-

1 70 171
macias en 1215), consagraban el derecho de los comerciantes En su Segunda Instituta, Edward Coke expl icó que la i:X
a comprar y vender, trasladarse, entrar y salir de Inglaterra presión «legem terrae» significa «el derecho consuetudinario
sin verse sometidos a ninguna injusta exacción, «de acuerdo o la costumbre de Jnglaterra»; 196 un derecho independiente
con las antiguas y justa!; costumbres» (Artículo de los Baro- de la voluntad del Rey y del Parlamento, con autonomía res-
nes) o «según las costumbres antiguas y permitidas» (Carta pecto de cualquier disposición escrita. A partir ele dichas cos-
Magna). tumbres, discutidas y desentrafiadas en los pleitos judicia les,
Estas antiguas costumbres, a las que también se denomi- se formó el conjunto ele precedentes que le dio al common
nó «la ley de la tierra» (tau• of the La nd ), fueron el origen del law el ca rácter de derecho judicial que tuvo con posteriori-
derecho anglosajón y evolucionaron en el tiempo hasta con- dad. Pero su base, recordada permanentemente por los jue-
verti rse en distintos principios juríd icos y garantías constitu- ces, fue ron las costumbres.
cionales. 192 Para 1300 ya existían en lnglaterra escuelas de derecho
De este modo, el debido proceso en materia penal tienl' Unns qf Courl) que no estaban destinadas a formar acac.lémi-
un antecedente en el artículo 29 e.le la Carta Magna: «Ningún rns teóricos, como ocurría en Europa Continental, sino ex-
hombre libre será arrestado o detenido en prisión, o clespo pertos prácticos en el commo11 law. 197 Esto es, en la discusión
seíc.lo de sus bienes, proscrito o desterrado, o molestado cll' judicial ele las costumbres y los precedentes.
alguna manera, y no dispondremos e.le él, ni lo pondremos Esta tradición se trasladó a las colonias norteamericanas
en prisión , sino por el juicio legal de sus pares o por la ley )' a los primeros años de la organización ele los Estados Uni-
del país» (per legem terrae). 193 dos. El derecho transitaba por carriles independientes e.le la
El parlamento de 1350 parafraseó «per legem tei'rae» en d política, a tal punto que uno de los debates más profundos
sentido de «par uoi de la lei»; 191 el parlamento de 1354 la con que se protagonizaron al discutirse la Constitución fue la re-
virtió en «par due process de /ei», de donde probablemente ,1 krida a la inclusión en ella ele una declaración ele derechos.
través de las Institutas ele Coke fue tomado por las Enmienda Los federalistas se oponían a ello, entendiendo que consti-
V y xrv a la Constitución de los Estados Unidos. '
19 111iría una limitación a los derechos naturales que el common
/mu ya reconocía o que pudiese reconocer en el futuro.
1'12 Rojas, Ricardo Manuel. A11álisis Eco11ómico e !11stit11cio11al del orch
En ese contexto se preguntaba Hamilton en El Federa-
jurídico, op. cit., p. 62.
lista:
· 19; Pouncl, Roscoe, /;/ desarrollo de las gara11tír1s co11slit11cio11a/es de i

lihertc1d, Ed. Agora 13uenos Aires, 1960, pp. 106 y ss.


19 1 Luego de la conquista normanda por Guillermo el Conquistador, set 1 111al superior de ese estado estableció que las palabras «Law of tbe ú111d»,
1a1Jleció al J'rancés como el idioma oficial de la case real y ele las co11es real ¡11,· contenía dicha declaración, tomadas ele la Cana Magna, abarcan tocio lo
Ello hizo que lus abogados ingleses debieran aprender el idioma francés con • 1111prendiclo en las palabras «D11e Process ofLa11'» de la Enmienda XIV. Algo
su segunda lengua (conf. Hogue, A11hur R. , Origins oftbe Co111111011 Lt1w, Libl.' 1111ilar resolvió la Corte Suprema de los Estados Unidos en «Kennedy vs. Men-
1 11:I-Manínez», 372 1..,.5. 144 (1963).
Press, 1966, p. 7).
i9, Mdlwain, C.! l., «Oue Process of Law in Magna Cha1ta», 14 Co/11111/1 i,x, Cirnclo por Roscoe Pound, /::L clesarrollo de las garantías co11stitucio-
Legal Reuie11•27, 1924. En «Puglicse vs. Commont·,ealth», 355 Mass. 471 (19'\ . /lc•.1· de la libe11acl, op. cit., p. 126.
citando el artículo 12 de la Declaración de Derechos de l\'lassachusetts, el 1 i•r Pipes, Richard, Propetty a11d freedom, Knopf. New York, 1999, p. 130.

1 72 173
¿Para qué se necesita una declaración que establezca que el Por otra pa1te, existen varios puntos de conexión entre la
gobierno no podrá, por ejemplo, limitar la libertad de expre- !ex mercatoria y el common !aw. Entre ellos se puede men-
sión, si la propia Constitución no le otorga facultad alguna cionar el denominado Little Red Book of Bristol, consistente
para limitarla? En1,1merar una serie de derechos en una Cons- en una colección miscelánea de textos medievales manuscri-
titución podría entenderse como un rcconoc11111ento de que tos, copiados en un libro para su conservación como fu entes
los derechos solo existen por delegación conslitucional. 198 locales ele la ciudad de Bristol. Esos textos, que en su mayo-
ría e.latan e.le entre 1344 y 1410, se inician con un pequeño
Sin embargo, esta visión completamente coherente con la texto que ha sido considerado como el más antiguo tratado
idea ele orden jurídico que provenía ele Inglaterra, cedió poco e.le recopilación ele leyes mercantiles inglesas surgidas de los
después, y la c.leclaración de derechos fue introducida en modo usos y costumbres comerciales: Incipit Lex Mercatoria, Que,
e.le enmiendas. Aunque el temor por las consecuencias e.le ese Quando, Ubi, lnter Quos Et De Quibus Sit.200
salto hizo que se incluyera la Enmienda JX, que preveía que la En definitiva, las distintas formas de elaboración espon-
enumeración e.le ciertos derechos en la Constitución no podrá tánea ele derecho, ya sea a partir de costumbres o reglas co-
alegarse para negar o desvirtuar otros, retenidos por el pue- merciales decididas por comercia ntes, o de reglas juríd icas
blo.199 deducidas por jueces o pretores, pueden encontrar punros
Es importante tener presente que estas tres perdurables Y de integración dese.le que los modos de cooperación social
exitosas formas e.le elaboración consuetudinaria ele derecho, tienden a desarrollarse ele manera similar en rodas partes.
tuvieron también vinculación entre ,c:;í. Es indiscutible la influen- En definitiva, no debe olvidarse que más allá ele los tres
cia del antiguo derecho pretoriano romano en las decisiones dl' ejemplos mencionados debido a su éxito y perdurabilidad,
los jueces ingleses. Las máximas romanas eran frecuentemen- en tocia Europa el derecho comenzó desarrollándose alrede-
te citadas por ellos. dor ele la aplicación e.le usos y costumbres, y puede observar-
se en tocias las regiones del continente en forma de derecho
1•m Alexancler llamilton en li/ Federalista, n.0 LXXXJV. roral o comunal.
1w Ver en este semiclo Roj,1s, Ricardo Manuel, Análisis Económico e Instl
/11cio11al del orde11 j11rídico, op. cit., pp. 73 y SS. Es importante tener en cuellla
que, ele 10clos modos, las gar:1ntías y derechos incluidos en las pnn'.eras en
mienclas constitucionales en Estados Unidos. difieren ele las cleclarac1ones ele
derechos que se sucedieron en las ConsliLuciones con posterioridad. En genc
rn l, se limitaro n a ser defensas para oponer frenLe al ava nce del poder estatal
es decir, limitaciones al gobierno para avanzar sobre la vicia ele las 1:ersonas
sea restringiendo su derecho a opinar. su libertad personal, someuenclolo a
registros o cateos irrazonables, allanando arbitrariam:nte su clom'.c,li~, apo•
cleránclose ele su correspondencia, etc. Pero esa noc1on ele garanua h eme a
200
poder estatal se conv irtió en una regulación de derechos i~cliv iduales, com Coquillette, Daniel R. , «Jncipt LexMercatoria, Que, Quando, Ubi, Inter
ocurrió por ejemplo en la Constitución argentma, en su aruculo 14.' <>110s Et De Qu ibus Sil. El tratado ele Lex Mercaloria en el Little Red 13ook ele
Lo que nació como un límite al poder del estado, en las postenores cons llristol (CA. 1280 AD)», en Carlos Petit (Ecl.) Del tus Merrntorum a/ Derecho
titucio nes se convirtió en una autorización al Estado para regular derechos. llerca111il, Marcia l Po ns, Maclricl, 1997. pp. 143-228.

174 175
5. Teoría de los reclamos
por daños y crímenes

l.:t acción humana deliberada produce consecuencias, a ve-


n's deseadas y a veces no, que pueden originar perjuicios a
1,1ras personas. Estos perjuicios producen tensiones, tocia vez
que, en principio, deberán ser soportados por quien no los
produjo, quien a su vez se considera autorizado a reclamar
11na reparación. Pero la pérdida producida por esa conduc-
11 -sea dolosa, culposa o fo rtuita- , deberá ser soportada
por quien la sufrió, a menos que el reclamo resulte exitoso.
1,10 ha originado un área ele estudio y litigación, que es la
, mculada con los reclamos por daños y crímenes.
El derecho de daños se ha enfocado alrededor ele la res-
p, msabilidad, esto es, que no cualquier externalidad que ge-
lll'l'C perjuicio debería ser indemnizada, sino solo aquella que
1,·una determinados requisitos que se le puedan imputar a al-
11no de los involucrados.20 1 Los alcances de esta responsabi-
111 l.1d variarán ele acuerdo con el grado de reprochabiliclad de
1 l'Onducta ele quien produjo el daño: será más gravoso para
p11en obró intencional y deliberadamente (dolo) que para
1111t·n obró con imprudencia, negligencia o impericia (culpa).
,11nismo, la responsabilidad será inferior si el propio dam-
1f1cado ha concurrido en alguna medida a la producción del
11110.

11 Bullarcl González, Alfredo, Derecbo y Economía. El análisis económico


l,1, 1//stiluciones legales, Ecl. Palestra, Lima, 2009, p. 702.

177
La acción produce externalidacles, tanto pos itivas como Richard Epstein recuerda, entre las reglas simples c¡uv 11
negativas. La gente trata ele internalizar estas exte rnaliclades gulan un mundo complejo, una que ha surgido de l c.kn •t l111
a pa1tir ele soluciones contractuales o institucionales, pero lo consuetudinario, y que supone que la fuerza física debe.: SL't
cierto es que no todas las externaliclacles clan lugar a recla- excluida en el trato entre individuos, ya sea respecto ele l.t
mos. Una ele las primeras discusiones que debe producirse persona en sí como en sus propiedades. Esta regla es la ele
e n esta materia es cuál es e l límile ele una externaliclacl sopor- «no molestar» o «no me toques» (keep off), entendida como:
table, que no da luga r a reclamo, ele aquella que sí lo produ- «si me tocas y me dañas, deberás pagar», y que puede con-
ce. Y en este punto difícilmente se puedan establecer criterios siderarse como la base de la responsabilidad por danos. 202
tajantes a p riori, deberá apelarse a la casuística que, con el Las normas consuetudinarias y los mecanismos contrac-
tiempo, vaya estableciendo criterios generales que se volve- Luales e institucionales de solución de reclamos por danos de-
rán aplicables al converlirse en normas consuetudinarias. berían ciar lugar a otras formas voluntarias <le sujeción a las
En este senlido, existen ciertos principios que pueden con- decisiones ele los árbitros, fundamentalmente institucionales.
s iderarse intuitivamente aceptados por tocios y que pueden Muy probablemente las empresas de seguro, las compa-
ser la hase de criterios normativos espontáneos y consuetudi- ñías de arbitraje o asesoría legal, ofrezcan servicios para la
narios: solución ele este tipo ele conflictos, y las distintas compañías
establezcan a su vez mecanismos de compensación y resolu-
.l) que quien es lesionado o dañado tiene derecho a recla- ción de conflictos entre asociados a empresas distintas .
mar una reparación , De este modo, una combinación ele contratos, normas con-
2) que e l recla mo debe ser proporcional al dai'i.o. suetudinarias, instituciones y mecanismos ele resolución ele
3) que el reclamo podrá ser superior o inferior en atención conflictos, podrían concretar de una manera mucho más só-
al grado ele cu lpabilidad ele quien lo produjo, o la propia lida y eficie nte el sistema legal para la solución de reclamos
participación del demandante en su producción. por daños.

A partir de esta base, es posible elaborar una teoría de la


responsabilidad por claüos con independencia a los manda I. Los ELEMENTOS CONSTITUTIVOS DE UNA TEORÍA
tos impuestos por alguna autoridad. DE RECLAMOS POR DMOS
Es bueno recodar que las tradiciones jurídicas basadas en
decisiones ele árbitros o jueces, alcanzaron un alto clesarro Los elementos tradicionales del derecho ele dai'i.os son: 1) La
llo ele principios ele interpretación para la solución de esto. verificación del daño, entendido como la disminución del bien-
casos. Su base fueron antiguas costumbres, de las cuales s t•star o capacidad productiva de un individuo, de su nivel de
dedujeron reglas posteriormente recogidas por los jueces a
árbitros en su s decisiones, y que con el tiempo formaron un 202 Epstein, Riclwrcl A., Reglas simples para un mundo complejo, Pontifi-
cuerpo legal, incluso en e l caso de la !ex mercatoria, cuyo 1ia Universidad Católica del Perú, 2005, p. 113. Citado por Alfredo Bullard, De-
árbitros no eran siquiera abogados. rc•cbo y Economía, op. cit., p. 7 15.

178 179
utilidad o producción, como consecuencia de la actividad de El análisis económico del derecho ha facilitado herramk11
otra persona; 2º3 2) la relación causal entre la acción de una tas ele análisis muy valiosas para encarar estos y otros temas
persona y la producción del da110, es decir, que el daño pueda vincu lados con los problemas de los daños.
serle atribuido a una persona o personas determinadas; 3) la En tal sentido, un elemento importante para el análisis es
culpabilidad, es decir, la circunstancia de que el resultado da- el vinculado con el concepto ele riesgo, que adquiere mayor
ñoso sea consecuencia de una conducta deliberada del actor, relevancia cuando se lo relaciona con la actuación ele ciertas
o al menos ce 1 un actuar negl1.gente, 1mpru
. dente o temerano.
. 204 instituciones como las compafüas de seguros.
De este modo, el tratamiento juríd ico del derecho de da-
11os ha pasado por la creación de reglas que atribuyan res-
ponsabilidad a las personas por determinadas conductas que II. Los HECl-1OS RlESGOSOS QUE PRODUCEN DAÑOS
puedan producir perjuicios a otras. El centro de la elaboración Y LAS SOLUCIONES lNSTJTUCIONAl.ES
jurídica pasa por determinar los lineamientos de la conducta
exigible a las personas para evitar que se los pueda reclamar Las personas saben que en algún momento, corno consecuen-
por ciertas consecuencias de sus actos. cia de sus acciones, podrán provocar daños a otros, o sufrir
Si se examina el problema de los cla11os en el contexto de daños de otros. Nadie quiere eso, no es algo que se prevea
una sociedad que evoluciona a partir de acuerdos libres y vo- como un suceso cierto, pero no obstante tocios saben que en
luntarios, hay varios aspectos que requieren atención: algún momento puede ocurrir.
Frente a ello, responderán de distintas maneras según su
a) cuáles externaliclades podrán producir una expectativa le mayor o menor aversión al riesgo. Algunos confiarán en que
gítima de reclamo. esos daños no se produzcan, y entonces no tomarán recaudos
b) Cuáles serán los crite rios para cuantificar los recla mos re- para minimizar los riesgos. Otros, por el contrario, adoptarán
sarcibles. quizá medidas exageradas o innecesarias para prevenir el ries-
c) Qué mecanismos podrán generarse para minimizar la pro go, incrementando sus propios costes de manera ineficiente.205
clucción ele daños, a través de soluciones institucionales
o contractuales. 205
Imaginen que alguien riene un depósito, donde exisre el peligro ele
d) Cuáles serán los procedimientos para llevar a cabo los re que. en algún momento, se pueda producir un incendio. Una persona podría
damos po r daños. pensar que ese peligro jamás se materializará, y en consecuencia. no adopta
e) Cómo se harán efectivas las indemnizaciones consecuen medida alguna. Otro considera que es mejor prevenir de algún modo ese ries-
go, y colocará un matafuegos. Un tercero verá como insuficiente el matafuegos,
tes a esos reclamos. y seguirá colocando varios m:ís, hasta llegar a apilar cincuenta marafuegos en
1111 rincón del depósito. ¿Es razonable no tomar ninguna medida ele prevención
d<:I riesgo? ¿Es suficiente un matafuegos? ¿Se justifican las unidades adicionales
20.1 Rojas. Schenone, Storcleur (h), Nociones de Análisis Económico del 1 dl' marafuegos, y hasta qué número a pa11ir del cual las incorporaciones suce-
recho Privado, op. cit., p. 136. ivas ya no tendrán efecto alguno para disminuir el riesgo? Esas son pregunras
201 Rojas. Schenone, Storcleur (h), Nociones de Análisis Económico del I que en un análisis económico debería hacerse quien se enfrenta con la even-
recbo Privado, ojJ. cit., pp. 139-140. 111:ilidacl ele un dai'lo que quiere evirar.

180 181
Institucionalmente, las compañías de seguro cumplen una nos de escritos previamente con precisión, su estabilidad <h
función muy importante para minimizar los riesgos de daños, pende del criterio voluble ele asambleas legislativas.
estableciendo ciertas reglas objetivas frenle a la producción
de siniestros, que son aceptadas por sus asociados en reem-
plazo del voluble criterio basado en la distinta aversión al ries- III. LA PRODCCCIÓN DE DAÑOS Y LA DEFINICIÓN
go individual. DE DERECI 10S DE l'l<OPIE DAO
En efecto, las empresas de seguros se hacen cargo de res-
ponder por los daños producidos por hechos fo1tuitos o acci- Existe una relación muy estrecha entre la producción de dai'ios y
dentes, a cambio del pago de una prima. El cálculo económico los cuidados que las personas Lengan en su custodia e.le los bie-
es que la suma de lo que los clientes pagan por concepto de nes para evitar que tales daños se produzcan. Cuando mayores
rrima, reducida la responsabilidad económica a la que la com- sean los cuidados, menores serán las chances de que se originen
pa11fa deberá hacer rrente efectivamenle como consecuencia de daños. Por supuesto que no existe una relación aritmética entre
los daños, dará de todos modos un saldo favorable a la empresa, estas dos variables, pero sí es posible hablar ele una tendencia.
y al mismo Liemr o Lranquilidad a quien contrata sus servicios. Una vez entendido esLo, se podrá observar que también
Para que la ecuación económica sea conveniente para to- existe una estrecha relación entre la aplicación ele cuidados
dos, la compañía de seguros elaborará una serie de requisitos para la conservación ele bienes, y la definición ele derechos
y exigencias para sus clientes, que permita minimizar los ries de propiedad. Una persona Liende a ser más cuidadosa con lo
gos de un siniestro resarcible. Le pedirá que adopte ciertas suyo, con lo que riene bajo su custodia, con aquello de lo que
previsiones, que evite determinadas conductas, todo lo cual puede disponer, que con lo ajeno o lo que ha sido dejado a la
disminuirá las chances de que el hecho dañoso se produzca libre disponibilidad ele un grupo.
De este modo las compañías de seguros desarrollan una Si un recurso ha ele ser mantenido en común-esto es, si to-
Larea de gran utilidad para hacer más eficiente el sistema de das las personas han de tener derecho igual para explotar el uso
prevención y solución de los conflictos originados en daños <le esa propiedad- entonces a ninguna persona se la podría

La empresa sabe que determinadas preca uciones que adopt l'Xduir del uso del recurso. Pero sin ese derecho de exclusión
su clienle podrán evitar daños. También sabe que exigir otra que es característico ele la propiedad privada, es imposible que
medidas que impliquen costes pero no sean tan importante los beneficios para el inversor en mantener el recurso superen
al momento ele disminuir riesgos, le quirará potenciales die .1 los esfuerzos. Ello provocará dos consecuencias contraprodu-
tes. Por lo tanto, las empresas de seguros tienen incentiv 1 t'ntes: 1) nadie querrá invertir dinero en mantener la seguridad

para buscar criterios de eficiencia en la prevención de daño 1 > evitar daños allí donde no tiene derecho de exclusión; 2) cada

que impondrá a sus clientes como condición para aceptar ¡>L"rsona tratará ele maximizar su propio consumo de ese bien,
acuerdo. 1ntes de que otros lo aprovechen primero y se temune. 206
Tal corno se elijo respecto de las normas, este tipo de sol
ciones serían más aptas para la ce1teza jurídica que aquell 106
Rojas, Ricardo Manuel, Las co11tradiccio11es del derecho penal, op. cit.,
mandaLos legislativos, que aun cuando sean ciertos en térn 11 (15.

182 183
Por lo tanto, cuanto mejor definidos estén los derechos del Estado contra una persona que ha realizado una contlt111.1
de propiedad y la facultad de actuar de cada persona, me- prohibida por la ley.
jor custodiados estarán los bienes y menores probabilidades
existirán para que se produzcan daños. Eso explica por qué En el proceso penal no hay dos pa,tes y un juez imparcial
se producen más crímenes en los parques públicos que en entre ellas. fü1 y una sola, que es el procesado, enfrentado al
los centros comerciales (a pesar de que en los centros co- sistema estatal ele punición. El juez no actúa como un árbitro
merciales hay mucho más dinero disponible para robar), o indcpendieme y soberano que pretende administra r justicia,
sino que se ha convertido en empleado cuya función es ve-
por qué hay más accidentes de tránsito en las calles de una
rificar formalmente que una persona ha realizado una con-
ciudad que en las de un barrio cerrado. ducta reprimida por la decisión de otro órgano del mismo
sistema, el Congreso, y en tal caso le impone una pena a
solicitud de otro funcionario del Estado, como es el fiscal. .!08
IV. CRÍMENES Y DAÑOS
La presunción general ele que el derecho penal exbte para
Un desarrollo de l derecho basado en reclamaciones indivi- proteger a las personas de los criminales, en realiclacl es equi-
duales llevaría a el iminar la distinción creada hace tiempo en- vocada, pues su verdadera fi nalidad es la ele cumplir con aque-
tre el derecho penal y la responsabilidad por daños. Su base llos objetivos fijados por el Estado como «política criminal».
es la misma: la realización de una conducta que produce un Muchas veces, las conductas consideradas delitos no implican
daño determinado a otras personas.107 provocar daños a ninguna persona (como ocurre, por ejem-
El derecho penal nació como una derivación del derecho de plo, con los llamados delitos de peligro abstracto o «crímenes
daños, donde el Estado expropió el conflicto ele patticulares, sin víctimas»). En ocasiones, se criminalizan conductas simple-
para conve11irlo en un conflicto entre el Estado y una persona mente como forma de reforzar reglamentaciones económicas
que realiza una conducta conve,tida en cielito por decisión le- del Estado (delitos económicos), o para imponer ciertas reglas
gislativa. Un desarrollo del derecho basado en reclamaciones morales consideradas impo,tantes por el legislador. En este úl-
individuales llevaría a eliminar la distinción creada hace tiempo timo sentido se ha hablado también de «crímenes consensua-
entre el derecho penal y la responsabilidad por daños. les», a los que se def'me como toda actividad - actualmente
Pero a partir de que se produjo esta distorsión, la natura ilegal- en la cual personas adultas eligen pa1ticipar, y que no
leza de la acción contra el agresor, los criterios sobre respon lesionan físicamente la persona o derechos de otro. 20'J
sabilidacl, las sanciones, el rol del damnificado, etc., cambia Del sistema ele sanciones penales he tenido ocasión ele
ron diametralmente, desde que ya no es el reclamo ele un decir en otro trabajo:
persona por un perjuicio que se le ocasionó, sino la acció
z,J8 Rojas, H.icarclo Manuel, Las co11tmdiccio11es del derecho penal, op. cit.,
1> ) ),
207 Epstein, Richard, «Crime ancl ron: Olcl wine in olcl bo11les», en Assessi1 209
McWilliams, Pcter, Ai11 't Nobody's b11si11ess ifyou do, Prelucle Press,
tbe Criminal: Resti/11/ion. Retrib11tio11. tmd tbe Legal Process. Rancly Barneu a 1')91 pp 3-4; Rojas. Ricardo Manuel, Las co111mdiccio11es del derecho penal,
,lohn Hagel (ecl.), Ballinger Publishing Company, 1977, pp. 231-257. 1ditorial Acl-Hoc, Buenos Aires, 2000, pp. 87 y ss.

184 185
a. No tiene por función proteger el derecho de las víctimas gislación, desvinculada de la protección de derechos COI\( 1,
de hechos criminales concretos, sino satisfacer supuestos tos y destinada a garantizar fines pú blicos.
intereses del Estado o la sociedad, que pueden estar fun- Por lo tanto, una teoría de los reclamos por daños debe, .1
dados en el deseo de mantener la paz, evitar conductas volver a unificar los daños y los crímenes, buscando solu-
similares, castigar o «resocializar» al criminal, etc. ciones más eficientes para los casos de daños producidos de
b. Como el Estado y la sociedad son entes ideales inexisten- manera dolosa y de cierta gravedad.
tes en los hechos, corresponderá a los legisladores e.le un Al centrarse el desarrollo del derecho en los reclamos se
gobierno determinado establecer cuáles serán los fines del podrán buscar mejores soluciones contractuales, institucio,na-
derecho penal y cómo se llevará a cabo su realización prác- les y normativas para resolverlos, que no se limiten a indem-
tica -esto es, definir el catálogo de delitos y e.le penas-. nizaciones monetarias.
c. Esos c.lelitos y esas penas, en consecuencia, no son estable-
cidos rara proteger los derechos e.le las víctimas y satisfacer
sus reclamos de reparación, sino para cumplir con lo que
los legisladores consideran fines del Estado. Las víctimas, a
lo sumo, son datos que contribuyen a poner en marcha la
maquinaria penal estatal.
c.l. Por este motivo, a pesar de que los tipos penales se vin-
culan teóricamente con la protección ele bienes jurídicos
que, a su vez, en buena medida son derechos individua-
les tales como la vida, la integridad física, la libertad o la
propiedad, las penas son impuestas con inclepenc.lencia y
en algunos casos con la expresa oposición de los titulares
de esos derechos supuestamente vulnerados.
e. Las penas rara vez satisfacen los intereses de las víctimas
algunas ele ellas, como la prisión, se han mostrado inefi
cientes y hasta contraproducentes en la mayoría de los ca
sos, para lograr los propios fines que persigue el derech
penal, ya sea como retribución, como advertencia o com
forma ele reeclucación. 210
En definitiva , el derecho penal es derecho público, es e
ejercicio de 1.a potestad punitiva canalizada a través de la le

110 Rojas, Ricardo Manuel. Las contradicciones del derecho penal, op. el
2000, p. 17.

186 187
6. Teoría de las instituciones

Si el derecho es la rama ele la ciencia social que estudia el


modo ele facilitar acuerdos y evitar o resolver reclamos, una
parte importante ele esa ciencia deberá estar orientada a tra-
tar los mecanismos a través de los cuales se busca alcanzar
tales objetivos.
Especialmente porque los contraLos suronen en buena me-
dida promesas ele cumpJimiento futuro, y los redamos tienen
su base muchas veces en conduelas que no fueron acordadas
por los involucrados, es que la búsqueda ele medios de lograr
que los contratos se cumplan y los daños se reparen, es esen-
cial para la ciencia del derecho.
Los problemas que originan la búsqueda ele procedimien-
tos para resolver conflictos y el enforcement posterior de las
decisiones, han conducido a identificar al derecho con la ne-
cesidad ele que un funcionario estatal imponga las soluciones.
Sin embargo, las instituciones son producto ele intercambios
libres y voluntarios de personas, antes que imposiciones de
alguna autoridad.
Como explica Hayek, existe una diferencia funclameNal
entre las ideas que, al ser adoptadas por la gente, se convier-
ten en las causas ele los fenómenos sociales (tal como vimos
en las páginas anteriores), y las ideas que la gente se forma
acerca ele esos fenómenos.211 Confundir ambos procesos lleva
muchas veces a pensar que ciertas cosas han siclo «ciadas» o
«provistas» u «organizadas» por alguien, cuando en realidad

211
J layek, Friedrich A., La Collfrarrel'Olución de fa Cicmcia. op. cit., p. 66.

189
son la consecuencia de acciones que estaban orientadas hacia El llamado Teorema ele Coase ha contribuido a comprender
fines diversos. Esto es lo que ocurre con buena parte de la la naturaleza e importancia de las instituciones a pa11ir de la
instituciones de las que nos servimos habitualmente, pensan acción humana individual y voluntaria. En efecto, la acción ele
do que han siclo inventadas e impuestas por una autoridad, las personas en procura de alcanzar sus propias metas por los
cuando en realidad fueron el producto ele una evolución a medios más eficientes choca frecuentemente con dos proble-
partir ele conductas voluntarias, posteriormente formalizadas mas: los derechos ele propiedad (la aptitud ele establecer reglas
como consecuencia de su eficiencia. ele uso y exclusión sobre bienes respecto ele otras personas)
En este sentido, se suele identificar la noción ele «institu muchas veces no están adecuadamente definidos, de modo
ción» con algún tipo ele organización, más o menos compleja, que las personas no pueden llevar a cabo plenamente las ac-
deliberadamente construida para cumplir determinada función ciones más eficientes; y por otra parte, los costes de transac-
en la sociedad. Normalmente se la asocia con las organizado ción pueden ser tan altos que impiden optar por las decisiones
nes políticas, lo que introduce ciertas características particula- más adecuadas.215
res: las instituciones políticas, en un sistema democrático, se Entre los costes de transacción que toda interacción supo-
rigen por la regla ele la mayoría, y por lo tanto, por una pa1te ne, se pueden incluir los resulta ntes de:
son establecidas artificialmente siguiendo algún procedimien-
to preestablecido, y por otro, suponen su imposición compul- a) la iniciación (costes de búsqueda e información);
siva sobre los que no están ele acuerdo con eJlas.2 12 b) la negociación (costes de alcanzar un acuerdo sobre el ne-
Sin embargo, un::i visión económica muestra que en defini- gocio y todas sus implicancias previsibles);
tiva son instituciones todos los procedimientos, reglas ele con- c) la celebración ele] contrato (costes de formalizar la deci-
ducta, acuerdos contractuales, y también organizaciones, que sión); y
aparecen, crecen y se modifican a través de acuerdos volunta- el) costes de controlar el cumplimiento del contrato y la even-
rios entre las personas, con el propósito de definir del mejor tual sanción de la conducta transgresora (costes de control
modo posible los derechos de propiedad y reducir los costes y sanción). 216
de transacción. En este sentido, se ha dicho que las institucio-
nes son las reglas de juego de la sociedad, que facilitan la in- Precisamente las instituciones se presentan como los me-
teracción humana.213 Son costumbres y reglas que proveen un canismos que facilitan que los acuerdos cooperativos se lle-
conjunto ele incentivos o desincentivas para los individuos, e ven a cabo del modo más eficiente para todos, y así dis-
implica n un mecanismo para hacer cumplir los contratos.214 minuir costes e incentivar el intercambio y la cooperación
voluntaria.
111 Rojas, Ricardo Manuel, Análisis económico e i11stitucional del orden
115 Coase, Ronalcl, «The Problem of Social Cost>,, Joum al of Law anc/
jurídico, op. cit., p. 237.
m North, Douglass C., lllstituciones, cambio imtitucional y desemper7o Economics, 3, 1960, pp. 1-44.
216 Pritzl, Rupert F.J., Comtpción y ren/ismo e11 América Latina, CIEDlA,
ecollómico, Fondo ele Cul1ura Económica, México, 1993, p. 16.
11·1 North, Douglass, «La nueva economía institucional», Libertas n. 0 12, Buenos Aires, 2000, p . 39; Rojas, Ricardo Manuel , Análisis Económico e J11sti-
mayo ele 1990, pp. 94-95. tuci011al del Orde11Jurídico, op. cit., p. 242.

19 0 19 1
t•:I propio Coase dejó abiertas las dos posibles soluciones Sin embargo, en tanto se pueda fomentar un desarrollo
l u.tndo los costes ele transacción son excesivamente altos o teórico tanto ele los contratos, los daños, las instituciones y
los derechos de propiedad no pueden ser plenamente ejerci- los métodos ele solución ele conflictos, lo que hace cincuenta
dos: o bien se desarrollan mecanismos privados por los cuá- años podía parecer utópico se vuelve hoy una proposición
les las personas encuentren la solución para reducir esos cos- perfecta mente viable.218
tes o definir los derechos, o bien se sustituyen las soluciones Los costes de transacción varían ele acuerdo con los tipos
individuales por reglas impuestas por el legislaclor. 217 de relación que entablen las ¡,ersonas, y para cada una ele
Desde una visión del derecho basada en la praxeología, esas situaciones probablemente surjan soluciones institucio-
la formación espontánea de instituciones es fundamental para na les diferentes. Por ejemplo, supongamos que existe una
que las personas puedan encontrar mecanismos encientes para fábrica junto a un se mbradío. La fábrica produce contami-
relacionarse y solucionar sus disputas. Cuando en los años 60' nación que afecta a las cosechas vecinas. Para solucionar el
y 70' varios economistas y pensadores invocaron las solucio- conflicto deberán determinarse ciertas reglas y seguir cier-
nes ele mercado como alternaliva válida para la existencia del tos p rocedimientos. Probablemente mediante esos procedi-
propio gobierno y las funciones que tradicionalmente se con- mientos, el dueño de la fábrica y el de la granja vecina po-
sideraban inclelegahles, lo hacían en general con argumentos drán alcanzar un acuerdo satisfactorio para ambos.
rudimentarios, sosteniendo que ciertas «agencias» ofrecerían Ahora supongamos que la fftbrica está rocleacla por cientos
esos servicios y las personas se suscribirían voluntariamente de pequeñas granjas que cosechan distintos tipos ele vegetales
a ellas, y cuando hubiese conflicto entre las «agencias», ellas que se ven afectados de forma diversa por la contaminación
mismas encontrarían los mecanismos para soluciona r sus con- que produce. La determinación ele los perjuicios y el alcance ele
flictos. En su momento, estas afirmaciones no fueron tomadas los redamos en cada caso se vuelven más complejos, y la po-
con mucha seriedad por la cornunic.lacl científica precisamente sibilidad ele llegar a un acuerdo que permita zanjar el conDicto
porque no estaban precedidas de un estudio teórico formal se hace más remota. En este caso serán necesarias soluciones
que les diera sustento. institucionales diferentes.
Es decir que en la evolución de las relaciones humanas
nuevos tipos ele relaciones y potenciales conflictos darán lu~
! i- La lectura detallada del ese trabajo fundamenial de Coa,e, permite ad
ven ir que le dedicó casi tocio su anfllisis a los mecanismos y soluciones indivi gar a nuevas instituciones que podrán ir desde formas con-
duales. alcanzadas a través de contratos y discutidos en los tribunales británicos tractuales, Ja aplicación de usos y costumbres, hasta empre-
y no11eamericanos. y solo una o dos páginas a la alternativa de una sustitución sas ele servicios para la búsqueda de acuerdos. Todo aquello
de las soluciones individuales por la legislación. Lo mismo se desprende cid
artículo ya mencionado al inicio sobre el caso del faro. Puede deducirse de
ello que Coase veía en la~ soluciones consensuadas un G111lino más fructífero
218 Por ejemplo, los argumentos sobre las agencias de protección y justicia
para resolver el problema del intercambio. Sin embargo, buena pai1e de la li
1eratura posterior sobre Lcrw crnd Hco11omics se ha aplicado a estudiar cómo la invocadas por Rothbard fueron criticadas por parecer infantiles e impractica-
legislación puede resolver eficientemente problemas sustituyendo por 11orrnas bles. Sin embargo. esos mismos argumentos presentados de manera más elabo-
obligatorias las decisiones ele las personas. No se puede culpar a Coase ele que rada luego de estudios teóricos que les cien sustento, resu ltaron mejor recibidos
el colectivismo metodológico gobierne las ciencias sociales. un par ele décadas más tarde.

192 193
que permita disminuir costes de transacción o definir un de· truiclo. Sería preferible reservar dicha palabra para contriliu
rccho ele propiedad, será aceptado como institución. ciones concretas, como las leyes o las organizaciones que han
El concepto de institución, entonces, incluye un amplio sido creadas con un propósito específico, y utilizar en su lugar
espectro de soluciones clecicliclas por las personas en sus in- un término más neutral, como «formaciones» para aplicarlo
tercambios, y de alguna manera, en el conte>..i o ele lo que se a fenómenos que, corno el dinero o el lenguaje, no han sido
quiere mostrar en este trabajo, constituyen un medio para co- así creados. 221
necta r todos los demás elementos del derecho, sean contra-
tos, normas, reglas, mecanismos de generación de acuerdos,
solución ele conflictos, cumplimiento de promesas, etc. l. LA PRODUCCIÓN PHJVAOA DE 11 STITUCIOI\ES
La noción ele instituciones corno íorrnaciones espontáneas Y su VlNCULACIÓN CON EL orn,~cr10
producidas a partir de intercambios individuales, fu e clesarro-
llacla por los autores morales escoceses, en especial por Adam Todas las soluciones que la economía y el derecho han de-
Smith, y como señala lfayek, íue Carl Menger el pri mer pen- sarrollado para resolver las trabas al interca mbio y buscar
sador ele la época moderna en restaurar el individualismo me- eficiencia, han siclo alcanzadas por medio ele instituciones
todológico ele aquellos pensadores.219 Pero como explica Lo- surgidas espontáneamente gracias a la cooperación libre y
renzo Iníantino, Menger no tomó estas ideas directamente voluntaria ele las personas. Aun aquellas que se han impues-
de Adam Smith, sino que lo hizo a través de Edmund Burke, to a través de legislación obligatoria, en su mayoría íueron
quien sí las había recibido del maestro escocés.l2° originalmente formadas ele manera espontánea y luego ele
Por ello !Iayek entiende que el propio término «institu- demostrar su eficie ncia fueron objeto de regubción legisla-
ción» induce a error, pues sugiere algo deliberadamente cons- tiva.
Se pueden agru par estas instituciones según su estructura
ii 9 l layek, Friedricb A. Jndi//id11alismo: el l'erdaderoyelfalso, Unión Edi- y finalidad en:
lOrial, Madrid, 2009, p. 52, nota 3. Y agrega: «Fue probablemente también el
primero en destacar el vínculo entre las teorías que conciben la sociedad y las
instituciones como una creación tk:liberada y el socialismo».
w i lnfontino, Lorenzo. El orde11 sin plan. ltts razo11es del individualismo
l. Instituciones 11acidas en contra/os bilaterales
111etodológico, Unión Editorial, Madrid, 2000, p. 66. lnfantino cita a Menger,
quien sostiene: «Burke ruc el primero en subrayar conscientemente, inducido Los contratos están entre las primeras y más útiles de las ins-
a ello por la jurisprudencia inglesa, el valor ele las formaciones orgánicas de la
tituciones. A lo largo de una lenta evolución, la teoría de los
vicia social y el origen en parte no programado ele las mismas... Mostró de la
manera más convincenl(; que muchas insti1uciones ele su patria, realmente úti- contratos permitió anticipar conflictos y encontrarles solución,
les a la comunidad y mo1ivo ele orgullo para tocio inglés. no son producto ele que permitieran alcanzar con los menores costes posibles la
la legislación positi\·a o de la voluntad común de la sociedad conscientemente finalidad que las pa1tes tuvieron en miras durante su negocia-
orientada a su creación, sino resultado no programado del desarrollo histórico.
ción.
Fue el primero que atribuyó valor a lo que se ha formado históricamente y
abría así la primera brecha en el unilateral nacionalismo y pragmatismo del
211
iluminismo anglo-francés». Hayek, Friedrich A., La Co11trarrel'Olución de la Ciencia. op. cit.. p. 13 1.

194 195
En el caso ele contratos bilaterales, la experiencia fue anti- También la contratación multilateral ha dado lugar al sur
cipando problemas ele negociación, cumplimiento, pago, san- gimiento ele una gran gama de instituciones fundamenta les
ciones, etc., que los nutrieron con cláusulas que ayudan a dis- para el intercambio y la producción, como son las formas so-
minuir esos costes. cietarias que permiten coordinar las tareas, atribuciones y res-
También los contratos han evolucionado pa rale lamente ponsabilidades de muchas personas que encaran un negocio
con el avance ele los tipos ele relación humana, la tecnología, común, y su responsabilidad frente a quienes contratan con
las modas, etc. Cada dificultad , variación tecnológica o cam- e11os.
bio en las preferencias ha encontrado en los contratos el ins- Muchos negocios que incluyen a mú ltiples partes, se faci-
trumento adecuado para buscar nuevas formas e.le relación litan a través de instituciones formadas por medio ele contra-
cooperativa e ficie nte. La inseguridad ele los caminos duran- tos ele adhesión, cuyas cláusulas se establecen por el oferente
te la Edad Me dia originó la letra de cambio; modificaciones de determinado servicio y se aceptan libre y voluntariamente
e n las costumbres hicie ron aparecer nuevas cláusulas en los por sus clientes. Si bien existen ciertos reparos vinculados con
contratos matrimo niales; el origen de un nuevo mercado vir- este tipo de contratos, lo cierto es que en la medida en que
tual a pa1tir de l crecimie nto e.le internet generó ele inmediato las reglas sean claras y la posibilidad ele salirse del contrato
e l surgimiento de nuevas formas contractuales. La lista es tan no resulte onerosa, son formas eficientes ele encarar negocios
larga como la historia de b humanidad. complejos o prestar servicios generalizados de manera regular.
Esas formas contractuales complejas con cláusulas adhesi-
vas disminuyen sensiblemente los costes de transacción que
2. J11stit11cio11es 11acidas en co111ratos mu//i/aterales significaría tener que negociar las cláusulas de cada contrato
ele manera individual. De ese modo se pueden establecer for-
Los contratos, corno medios de disminuir costes ele tra nsac- mas ele solucionar conflictos entre los adherentes y también
ción, son particularmente útiles en los casos en que el nego-
cio invo lucra a múltiples partes con posiciones, intereses y
usar y disponer ele sus frutos, y a ninguno se lo puede excluir de dicho disfru-
funciones diversas. te. Supongamos el caso ele un terreno sometido a propiedad comunal. Tocios
Un ejemplo de ello es el contrato ele condominio. El con- los comuneros podrán , por ejemplo, hacer pastar en él a su ganado, cazar los
do minio, como institución germinal ele varias formas de titula- animales que pasen por él y clisfrurar ele todas las vernajas que la propiedad
ridad múltiple de derechos sobre una misma cosa, ha resuelto del bien les pueda brindar, e intentarán hacerlo ele modo intensivo, antes ele
que otros comuneros lo hagan y el bien se agote. Los incentivos estarán enfo-
muchos problemas vinculados con el ejercicio de derechos de
cados en la sobreexplotación del bien, y por otro lacio, en no contribuir con
propiedad. En primer lugar, el ele la propiedad comunal, cu- el mantenimiento del bien, a la espera ele que los demás comuneros lo hagan
yos problemas originaron gran cantidad de bibliografía eco- (esto es, se fomentará la situación ele jree-1ide1). La conclusión ele ello es la
nómica. 222 destrucción del bien o su consumo inmediato.
Un trabajo fundacional en este tema fue el ele Garree 1-Iarclin, «The Tragecly
of che Commons», Science 162 (1968), p. 1243. Al respecto, véase, Rojas, Ri-
m La propiedad comunal supone que varios propietarios comparten igua- cardo Manuel; Schenone, Osvalclo; Storcleur (h) . Eduardo, Nociones de Análisis
les derechos ele propiedad sobre un bien, lo que implica que todos pueden Económico del Derecho Privado, op. cit., pp. 67 y ss.

196 197
1q1111111-, q111• putl1t•r.1n prrnlu1,, .,1· 111111111 ,1111,,., .1dhl'rid,1:-. ,1 capítulo anterior, Jas compañías de seguros establecen condi-
0 11.,., ,l¡.tL'lldas, mee.liante acul'rdo:-. 1·11t11· 1•111p1l's,11,. ciones para responder ante sus asegurados, en especial, que
Con el tiempo, muy probablemente l.1:-. d:íusulas más d 1 estos desarrollen ciertas conductas tendientes a minimizar la
cientes de este tipo de acuerdos múltiples por adhesión, .,t posibilidad de que se produzcan los daños. De hecho, a tra-
estandarizarán y se volverán comunes para su aplicación L'll vés ele esta labor preventiva, las compañías ele seguros contri-
tre las distintas empresas. buyen notablemente a disminuir la producción ele sin iestros y
a bajar los costes del sistema legal.
En tanto los seguros constituyen también un coste del sis-
3. T11stit11ciones nacidas en a,qencias que proveen servicios tema ele prevención y reparación ele daños por accidentes,
una ele las tareas ele las compañías de seguro, para lograr su
Con una hase también contractual pero estructuras más com competitividad, será la de disminuir sus propios costes ope-
plc.::jas y autónomas se rormaron una serie de insliluciones des rativos. En la medida en que se establezcan reglas eficientes,
tinadas a ofrecer servicios que disminuyen costes de transac el sistema ele seguros fu ncionará mejor y podrá fijar primas
ción. Ejemplos claros y difundidos de ello son los bancos y las más baratas.
agencias de seguros. Tendrá también mucha importancia cuáles sean las reglas
Los bancos resuelven un problema rundamenLal que aque de responsabilidad negociadas por las partes. De esLc modo,
ja a quienes encaran negocios: la financiación. Prácticamente el derecho de seguros promueve contratos que hacen más
no hay negocio que funcione sin inversión de ca pital, y los eficiente el sistema <le responsabi lidad por claños. 225
bancos han contribuido muy eficientemente tanto a la provi Asimismo, deben incluirse en este grupo a tocias las agen-
sión cid ca pital como al control ele las inversiones y negocios, cias que ofrezcan mecanismos de resolución ele conflictos, sea
con el objeto de garantizar el recupero del dinero prestado. por vía ele mediación, conciliación o arbitraje, en sus distintas
Los bancos toman dinero de personas que los depositan variantes y con sus características propias como veremos en el
por dos motivos: seguridad y obtención de una renta por él; capítulo siguiente. No debemos olvidar que es un fundamen-
y se lo prestan a una tasa superior a quien lo necesita para to esencial del orden jurídico la detección, prevención y solu-
financiar un negocio. La tasa ele interés (el precio del dine- ción de reclamos y conflictos, ele modo que buscar soluciones
ro), variará ele acuerdo con la oferta y demanda de dinero y eficientes en ese sentido es de fundamental importancia.22-1
el riesgo del negocio. Pero ese interés seguramente será un
precio bastante inferior a los costes de transacción que gene-
m Rojas, Ricardo M,111uel; Schenone, Osvalclo; Stordeur (h), Eduardo, 1\'o-
raría para quien proyecta el negocio, tener que buscar perso- cio11es ele Análisis Económico del Derecbo Privado, op. cit., p. 157.
nas dispuestas a financiarlo y negociar con cada una ele ellas. u, Es bueno recordar aquí, como y,1 se dijo, que la /ex mercatoria, que creó
Las compañías ele seguro ofrecen un servicio para hacer un sistema legal espontáneo en los puertos comerciales del Meditemíneo y otras
frente a las contingencias producidas por eventos que no han panes de Europa clurarne los finales de la Edad Media. nació como un mecanis-
mo de resolución ele conflictos entre comerciarnes que venían de dis1incas regio-
sido previstos o programados por los involucrados: acciden- nes y culturas. aplicando procedimientos y sol1•ciones emanadas ele las prácticas
tes, crímenes, catástrofes naturales, etc. Tal como vimos en el y costumbres comerciales. Esos tribunales estaban integrados por comerciante:,;,

198 199
Cierto tipo ele negocios que impliquen conocimiento o ex- Estos registros voluntarios y privados podrían ahorrar cos-
periencia específica, podrán justificar que determinadas aso- tes ele transacción a las panes en caso de producirse disputas
ciaciones vinculadas con ese tipo ele negocio ofrezcan media- que se vinculen con la prueba ele la titularidad, de la celebra-
dores y árbitros, así como formas especiales ele procedimiento ción del contrato, ele la fecha en que fue celebrado, etc. Por
y criterios de solución del conflicto, a los que las pa1tes pue- otra parte, en varios portales ele venta o prestación de servi-
dan recurrir, ya sea a través de contratos previos donde se cios entre particulares a través de internet, se ofrece la alter-
comprometan a resolver sus eventuales conílictos por esa vía, nativa ele puntuar y efectuar observaciones tanto respecto ele
o mediante acuerdos posteriores, una vez que el conflicto se los compradores como ele los vendedores, lo que establece
produjo. un record vinculado con la fama o confia bilidad de esa perso-
No debe olvidarse que incluso en un mundo regido por na, que será ele gran utilidad para fu turos contratantes.
legislaciones coactivas y estados monopólicos, determinados Un elemento esencial en la contratación es la confianza
negocios y contratos complejos nunca son discutidos en los sobre quien se contrata, y a nivel comercial esta se exterio-
tribuna les estatales, sino que las partes acuerdan llevarlos a riza en la fa ma o reputación del comerciante. En un pueblo
árbitros especializados que conocen las particularidades ele di- pequeño donde todos se conocen, esa reputación es fácil de
chos negocios mejor que los jueces comunes, y pueden darle averiguar. En una comunidad grande, ello se dificulta, aunque
más rápida y adecuada solución. sigue siendo importante como elemento de la contratación.
Todo nuevo coste ele transacción que aparezca podrá ser Por tal motivo, ciertas empresas proveen el servicio ele
minimizado a partir ele nuevas soluciones institucionales de- registrar aquellos elementos de dominio público que pueden
sarrolladas por empresas. Por ejemplo, hoy se considera una brindar información sobre la reputación de un comerciante
función del Estado dar certeza y legalidad a determinados do- o empresa: deudas impagas, condenas judiciales, embargos,
cumentos, por ejemplo las escrituras de transmisión ele propie- valoración en compañías ele seguro, etc.
dad inmueble que se inscriban en registro públicos. Si estos
registros públicos no existieran, nada impediría que aparezcan
instituciones privadas que certifiquen varios elementos de un 4. Justituciones nacidas en reglas que evitan
negocio particular (por ejemplo la fecha, la firma ele las partes, o resuelven reclamos
el contenido del acuerdo al ser incluido en un registro espe-
cial, etc.). Muchas instituciones no son más que reglas para resolver
conflictos o evitarlos. Por ejemplo, unas reglas claras sobre
no eran el proclucLo ele la imposición ele ninguna auloridad pública, y su imple- el procedimiento de disolución de una empresa que quie-
mentación fue ele enorme utiliclacl parn disminuir cosles de lrnnsacción, definir bra, la forma de distribuir sus activos entre los acreedores,
derechos de propicclacl, y permitir un fluido imercambio comercial entre perso- la preservación del valor de los bienes hasta el momento de
nas que provenían ele tocios los confines ele la tierra conocida.
Puede considerarse a estos tribunales y sus reglas como un ejemplo muy
su liquidación, o las alternativas de venta o salvataje de la
valioso ele instituciones surgidas de modo espománeo para disminuir costes ele empresa. Todo ello supone disminuir costes ele transacción,
transacción y definir derechos de propiedad. tanto para el dueño como para los acreedores y empleados.

200 201
1)el mismo modo, buenas reglas sobre liquidación de em- II. IMPORTANCIA DE LAS INSTITUCIONES
presas permiten liberar capital inhibido por la quiebra y volverlo EN El DESARROLLO SOClAL
a invertir lo más rápidamente posible en actividad productiva.
Ello tiene un alto valor económico no solo para los involucra- El estudio de las instituciones resulta esencial, toda vez que
dos que reciben más rápidamente su parte, sino también para las decisiones, acciones y acuerdos que realizan las personas,
la comunidad en general, en tanto ese capital remanente será no se producen en un «vacío institucional», sino que el en-
más rápidamente invertido en otros negocios productivos. torno ele reglas y mecanismos de intercambio vigente crea in-
También la fija ción de reglas previamente publicitadas por centivos para que se adopten determinados cursos de acción.
los dueños de lugares dejados al uso público (como centros Cuando las instituciones son impuestas por una autoridad
comerci:iles, parques privados, teatros, restaurantes, etc.), re- ele manera general y uniforme, tal vez sean eficientes para
sultan de importancia rara disminuir costes de transacción en ciertas personas en determinadas drcunstancias, y seguramen-
el caso en que se produzcan daños u oLro tipo e.le conflictos Le serán ineficientes y costosas para el resto. Por ello, «malas»
en su interior. instituciones pueden promover malas decisiones y una inefi-
Resulta de particular importancia estudiar la evolución de ciente inversión de los recursos escasos de cada persona.22~
sistemas complejos que se producen a partir ele la generalizada De este modo, como explica North, edificar una teoría de
aceptación ele ciertos procesos. Ello es bastante ostensible en las instituciones sobre el fundamento de las elecciones indi-
el desarrollo de la tecnología informática. Por ejemplo, la ubi- viduales, es un paso hacia la reconciliación de diferencias en-
cación ele las letras en un teclado de computadora -o máqui- Lre la ciencia económica y las otras ciencias sociales, en espe-
na de escribir- no ha siclo impuesta ele manera obligatoria por cial el derecho.
ninguna autoridad; ha sic.lo una propuesta que intentó agrupar
las letras del modo más razonable pa ra la escritura, y ello fue Las instituciones son una creación humana. Evolucionan y
finalmente aceptado y adoptado por todos. Sería muy costoso son alteradas por humanos; por consiguiente, nuestra teoría
para cualquiera que intente reemplaza r esa disposición, pues debe empezar con el individuo. 226
las personas en general ya la han adoptado y no la abando-
na rían ele no existir motivos muy atendibles. Existe una relación muy estrecha entre el desarrollo indi-
El ejemplo ele las letras del teclado puede extenderse a vidual de la moralidad, productora de normas consuetudina-
numerosas formas estandarizadas de orden, procedimientos rias, y las instituciones que se forman en consecuencia. Cuando
o métodos que no han siclo impuestos por nadie, sino que un conjunto de individuos adoptan simultáneamente ciertas re-
fueron aceptados voluntariamente, por el uso generalizado. glas, se produce una influencia ele dos vías entre las reglas con-
Un caso por demás significativo de este proceso es el propio sensuadas y las normas consuetudinarias que se crean. Ambas
lenguaje. 225 Rojas, Ricardo Manuel, Schcnone, Osvalclo, SLOrcleur (h), Ecluarclo, !Vo-
ciones de Allálisis Económico del Derecho Privado, op. cit., p. 57.
226 North, Douglass C., Jnstitucio11es, cambio institucional y dese111pe1lo

eccmómico, op. cit., p. 16.

202 203
se determinan recíprocamente. 227 En tal sentido se ha dicho, sociales inesperadas (y a menudo no deseadas), tanto como
por ejemplo, que las instituciones son una configuración de ele las intencionales.229
reglas interconectadas.228
Vistas de tal manera, las instituciones serán - recordando Si se considerase al derecho como el estudio ele los recla-
la famosa frase ele Aclam Ferguson- producto ele la acción mos, veremos fácilmente que las insrit:uciones serán mecanis-
humana, pero no del designio de persona alguna. Esto es, mos a través ele los cuales se intentará evitar situaciones que
en buena medida tales instituciones no serán desde el inicio generen reclamos, minimizar las consecuencias de dichos re-
el fruto de un acuerdo deliberado con ese propósito, sino el clamos u ofrecer procedimientos para solucionarlos. En cada
proclucro de acciones que, con objetivos distintos, contribu- una ele estas etapas, las instituciones permitirán disminuir los
yeron a su formación. costes en tiempo, dinero y certidumbre que produce la inte-
Karl Popper explicó con claridad la importancia del es- racción humana. Ello deberá ser objeto ele atento estudio por
tudio de las rel~1ciones sociales vinculadas al surgimiento de su contribución esencial para una teoría del derecho basada
las instituciones, especialmente a través de las consecuencias en reclamos.
no deseadas o previstas de las acciones deliberadas: .En general, estas reglas comienzan siendo espontáneas e in-
formales, y en la medida en que resultan eficientes para lograr
Es misión de la teoría social explicar cómo surgen las con- su fin de disminuir costes de transacción entre las personas,
secuencias inesperadas de nuestras intenciones y acciones, se generalizan. En los sistemas ju rídicos basados en normas
y qué tipo de consecuencias producen si la gente actúa de coactivas impuestas por la autoridad, esta formalización ele ins-
tal o cual manera en determinada situación social. Y es, en tituciones se produce cuando son reguladas legislativamente.
especial, tarea ele las ciencias sociales analizar de esta mane- En un sistema ele derecho basado en el reconocimiento ele la
ra la existencia y el funcionamiento ele las instituciones ... El
acción humana, la formalización se logrará, entre las partes, al
teórico ele la conspiración creerá que es posible comprender
LotalmenLe las instituciones como el resultado ele designios suscribir contratos, y en la sociedad en general, cuando adquie-
conscientes, y en cuanto a los colectivos, habitualmente les re la calidad ele costumbre creadora ele reglas.
asignará un tipo ele personalidad ele grupo y los considera Buena parte de los modelos de contratos, de los esque-
como agentes conspirativos, como si fueran personas. En ma: ele responsabilidad por daños, de los procedimientos ju-
contraste con esta concepción, el teórico social debe reco diciales, formas societarias, moneda etc. , han sido producto
nocer que la persistencia ele instituciones y entes colectivos ele prácticas privadas libres y voluntarias que, al demostrar
crea un problema que debe ser resuelto mediante un análi su eficiencia, perduraron y se convirtieron en instituciones
sis ele las acciones sociales individuales y sus consecuencias formales.
Las instituciones ofrecen soluciones eficientes para hacer
m Benson, 13ruce L. , «Las instituciones y la evolución espontánea de l,1 efectivas las decisiones plasmadas en contratos, y para imple-
mora liclacl», en Libertas n.0 24, Mayo de 1996, p. 4.
22ll Vanberg, Viktor J. y Kerber, Wol fang, «Comperition among institutions
Evolution within Constraims», Constitutional Political Economy 5 (Primavera 129
Popper, Karl, Conj elurasy rejilfaciones, Ed. Paiclós, Buenos Aires 1991
verano ele 1994), pp. 193-219. pp. 161-162. ' '

2 04 205
mentar las conductas esperadas según las reglas que emanan
de las costumbres. Del mismo modo, la manera en_ que las 7. Teoría de la resolución de con:fliclo.,
personas ordenan sus preferencias en los contratos, _c1e~e u?a
influencia muy marcada sobre el desarrollo de tales mst1tuc10-
nes. . ¡
Por ¡0 tanto, un desarrollo teórico de las instituciones e e~-
de la acción individual, será esencial para elaborar una teona
del derecho, toda vez que las instituciones, junto con los con- Un reclamo exterioriza un conflicto. Por eso, considerado l'I
tratos y las normas, son tres elementos básic~)S alrededor de derecho como el estudio de los reclamos, un aspecto esenl'i;11
los cuales giran las conductas humanas t~ncl1enLes ~1 fortale- de la teoría del derecho debería centrarse en los mecanismos dv
cer acuerdos cooperativos y evita r y solucionar conflictos. Los resolución de los conílicros originados en tales reclamos.
tres elementos interactúan estrechamente y se inlluyen unos a Los conílictos, así como los medios empleados para resol
otros, para orientar la conducta individual. verlos, producen costes tanto para los involucrados directa
mente como para el resto. Mecanismos eficientes y confiables
para resolverlos pueden disminuir notablemente los costes dv
transacción y fomentar acuerdos eficientes que ele otro modo
no se celebrarían.2.3°
Si se excluyen los mandatos compulsivos que establezG111
los criterios y procedimientos par:1 canalizar los reclamos, la
les procedimientos deberán ser consensuados a partir de con
tratos, instituciones y normas consuetudinarias.
En los sistemas jurídicos vigentes, la tarea ele resolver lm
conflictos se encuentra virtualmente monopolizada por l'I ¡.,
cado a través de los organismos judiciales estatales, los t¡lll'

230 La relación que existe entre el cosre de n o tener un meca 11b1111, 111
ciente para resolver conflictos y la posibilidad de llc1·ar a cabo acuerd1 , 111
cientes, ~e puede graficar con un sencilto ejemplo : imagine que se l'lll'l11·1111 1
en una comunidad donde no existen mecanbmos ele solución de rn11ll11 ,,,
y quiere cont r:1Iar un constructor para que edii'ique su ca~a. En esa, co111 li1 ",
nes, los peligros en términos de costes ele transacción que implica l.'I 111, 11111
plimienro por alguna ele las panes. hará que usted le diga al construnrn q111
una 1·ez que construya su casa, le pagará el precio acordado; y el co11s111111, ,,
le dirá que primero le pague el precio total, y luego él construirá la r.1.,.1 l 11
estas condiciones, el acuerdo sería imposible (ver Rojas, Ricardo l\l,1nul'i /,1
decisión judicial y la certidumbre Jurídica, op. cit., p. 42).

206 207
se guían por procedimientos establecidos legislativamente, y No obstante este virtual monopolio estatal de la judicatura ,
donde se llega a soluciones impuestas por la autoridad judicial. desde siempre, y en especial en las áreas del derecho privado,
En buena medida, la base filosófica ele los sistemas judicia- la teoría jurídica ha estudiado los métodos alternativos a la in-
les estatales consiste en considerar al orden jurídico como un te1vención estatal para solucionar conflictos. Desde soluciones
conjunto ele normas que regulan la coexistencia de las personas contractuales para p roceder en cie1tos conflictos, hasta institu-
e imponen conductas. Dichas normas son producidas por el ciones tales como la conciliación, la mediación o el arbitraje,
mismo órgano político, de modo que el objetivo principal que existe abundante desarrollo teórico y experie ncia práctica al
persigue la aplicación de esas normas a los casos concretos no respecto.
es tanto la ele servir a las personas para resolver sus conflictos o Sin e mbargo, buena parte ele dicho desarrollo se ba ge-
23 1
proteger sus derechos, sino el de hacer cumplir la ley. nerado a la sombra de mandatos legislativos obligatorios. En
Incluso cuando resuelve conflictos particulares en aquellos efecto, en qué casos, según cuáles procedimientos y con qué
ámbitos que son considerados como de «derecho privado», alcances se podrá recurrir a la mediación o el arbitraje, son
la tarea primordial del órgano judicial es velar por el manteni- asuntos meticulosamente regulados en m uchas legislaciones
miento del «orden público». Esta invocación ha sido el ariete del mundo. También se incluyen habitualmente los procedi-
que permitió el avance cada vez más ma rcado ele la legislación rnjentos a través de los cuales dichas decisiones privadas po-
en estas áreas reservadas históricamente a la autonooúa de la drán ser revisadas o impugnadas ante la justicia estatal. La idea
voluntad. Fue la fuente principal del activis1T\o judicial, que le es que esas decisiones nunca son totalmente privadas, pues
reconoció a los jueces facu ltades que jamás debieron tener. siempre existirá una chance de que los jueces del Estado las
puedan revisar.
De este modo, el Estado ha expropiado uno de los aspec-
rn Incl uso en un área jurídica sensible como es el derecho penal, en el
tos más importantes de la interacción humana, como es la de
que el común ele las personas piensa que el sistema legal e.,1á organizado para
proteger a los ciudadanos de los criminales, resulta claro que no es es: la fun- resolver los conflictos que e lla origina; y las soluciones esta-
ción del orden jurídico. La Corte Suprema de Es1ados Umdos ya resolv10, desde tales responden a objetivos estatales, no necesariamente a lo
el siglo x1x, que los oficiales públicos tienen un deber general de hacer cumpli1 qu e cada person a desea lograr con sus reclamos.
las leyes, no de proteger a personas particulares («South v Maryland», 1856). Y
Los costes de transacción que genera el monopolio judicial
mucho más recientemente, en un caso en el que tres mujeres fueron asaltadas
en su casa y violadas salvajemente por los ladrones sin que la policía hiciera se incrementan en la medida en que este impone criterios ju-
caso a su pedido ele auxilio, se señaló: « ... No hay un derecho constitucional rídicos con carácter general, normas procesales que impiden
a ser protegido por el Estado contra ser asesinado por criminales o malhecho- agilizar los procesos o que generan incentivos para entorpe-
res. Es monstruoso si el Estado falb en proteger a sus residentes contra tales
preciadores, pero no viola la dáusula del debido proceso ele la Enmienda XI\"
cerlos. A ello se suma la falca de conocimientos específicos
o ninguna otra provisión de la Constitución. La Constitución es un catálogo d(' sobre determinadas áreas complejas.
libertades negativas: le dice al Estado que deje a la gente sola, no requiere al Frente a ello, las partes buscan el modo de sustraerse de
gobierno federal o estadual que provea se1vicios, aun tan elementales se1vicio~ este coste ele transacción elevado. En algunos casos pueden
como mantener la ley y el orden» («Bowers vs De Vito», U.S. Coun of Appeals,
Seventh Circuit, 686 F. 2d 616, 1982: Rojas, Ricardo Manuel, Las co111radicciom•1
pactar la jurisdicción, ya sea en determinados tribunales o
del derecbo penal, op. cit.. p. 55). en la jurisdicción ele determinados países. También tratan de

208 209
evitar que el pleito llegue a los tribunales, pactando solucio- actividad esencial ele los abogados la de asistir a sus clientes
nes arbitrales a través de organizaciones especializadas en el en la búsqueda de soluciones negociadas, que minimicen cos-
tipo de relación jurídica involucrada para que sean ellos los tes ele transacción. El derecho como producto ele la acción
que resuelvan las discrepancias, por fuera de la interve nción humana individual permite pensar en un amplio abanico de
estatal. opciones al momento ele establecer los mecanismos de solu-
Tocio ello lo hacen siguiendo uno ele los principios bási- ción ele los reclamos.
cos del análisis económico del derecho vinculado con estas Ello llevaría a que instituciones tales como la mediación, la
cuestiones, que es precisamente que cada persona es el me- conciliación y el arbitraje, adquieran mayor flexibilidad de for-
jorjuez de sus propias preferencias. mas y objetivos, ele acuerdo con los requerimientos ele cada
Esto significa que jamás habrá dos conílictos exactamente conflicto y la voluntad ele las partes.
iguales, por mayores similitudes objetivas que tengan, en tan- En consecuencia, una teoría de l::i resolución ele reclamos
to invo lucren personas distintas, con valores distintos, y en debería abordar varias cuestiones:
situaciones ele preferencias temporales cliferentes. Por ello,
cuando se piensa que el monopolio estatal ele la solución a
los conflictos es útil y beneficioso para las personas, se está 1. Las formas contract11ales e inslítucionales que permitan
cometie ndo un grave error, al evitar que el rxopio mercado establecer los mecanismos de diswsión para evitar
ele contratos, instituciones y costumbres gene re mejores solu- que Los conjlictos se produzcan
ciones para cada conflicto .
En este punto es importante no confl111dir: una cosa es la Existen varios momentos e n los cuáles la teoría ele la reso-
existencia de cláusulas contractuales, soluciones institucionales lución ele los conflictos debe estar presenre. Ello se advierte
o normas consuetudinarias que determinen las condiciones de con mayor claridad en las relaciones que nacen ele contratos,
lo exigible a cada persona, y otra es el criterio ele solución de donde se pueden prever más fácilmente eventuales compli-
un conflicto a partir del incumplimiento del contrato o la pro- cacio nes que cien lugar a reclamos.
ducción ele un daño. No siempre la solución jurídica del caso Lo más claro se advierte en las relaciones que nacen ele
es la más convenie nte o eficiente para solucionar el conflicto, contratos, donde se pueden prever con mayor facilidad las
y por ello, con independencia ele la respuesta legal formal , las alternativas futuras que los contratantes pudieran enfrentar, y
personas siempre podrán negociar soluciones diferentes. que dieran lugar a litigios. En este sentido, una ele las tareas
más importantes de los asesores jurídicos deberá enfocarse en
cómo evitar, minimizar o resolver los conflictos que pudieran
I. Los ASPECTOS CENTRALES DE UNA TEORÍA DE LA RESOLUCIÓN generar el cumplimiento de las promesas recíprocas:
DE CONFLICTOS BASADA EN ACUERDOS
a. En el mismo momento inicial ele la discusión de acuerdos
En una sociedad sin normas coactivas impuestas, en la cual y formulación ele los contratos, una tarea esencial es la de
el derecho tenga por finalidad resolver reclamos, resurgirá como prever posibles puntos de conflicto futuros y solucionarlos

210 211
e.le manera clara y simple, de modo tal de evitar una dis- su propia disolución en caso de quiebra, y los c1itv1H,~, 1• 111
cusión y eventual reclamo. hacerse cargo ele las deudas y repartir activos remanvnlt•~
Tal sería el caso de cláusulas que prevean formas al- De tal modo, como se vio en el capítulo respectivo, l'\1~11·
ternativas de cumplimiento del contrato cuando la presta- una estrecha relación entre la teoría de los contratos y la p,v
ción original se vuelve imposible por motivos específicos, visión de potenciales conflictos que pueden evitarse a tr;.iw~
por ejemplo, porque el bien que se debería entregar dejó de ellos.
de fabricarse. Con respecto a los conflictos que no se originan en contra-
b. Los contratos también pueden disponer que se recurra al tos, sino que se producen corno consecuencia de daños o crí-
asesoramiento o información que puedan brindar, para re- menes, probablemente a paiti.r de normas consuetudinarias se
solver la discrepancia, determinadas instituciones o asocia- desarrollarán instituciones que tengan por objeto resolverlos.
ciones especializadas en el tipo ele transacción ele que se Desde los mecanismos ofrecidos por las empresas ele seguro,
trate. tanto en sus acuerdos con sus cl ientes como en sus relaciones
Por ejemplo, para establecer d precio ele un producto entre ellas para resolver los conflictos entre clientes de empre-
o servicio, o sobre su calidad, en una íecha especíJica, se sas distintas; pasando por servicios de protección jurídica que
podrá remitir a la información brindada por una asocia- pueden incluir el servicio de negociación ele acuerdos sobre
ción proíesional, instituto especializado o consultores del el método de solucionar conflictos, las personas encontrarán
área con buena reputación. formas para ponerse de acuerdo por medios no violemos.
c. Asimismo, los contratos pueden especificar los mecanis- Cámaras arbitrales de ciert::is actividades, asociaciones de
mos a través de los cuales se busque solución a los con- árbitros o mediadores, profesores expettos ele universiclacles
fl ictos que surjan de su interpretación o cumplimiento. prestigiosas y muchas otras orga nizaciones que seguramen-
Las pa1tes pueden pactar la intervención de determina- te el proceso de mercado desarrollaría, podrían ser los cana-
do mecliaclor, o el sometimiento del litigio a cierto árbitro les institucionales cuya intervención acuerden las partes, me-
individualizado en el contrato. diante pactos previos o posteriores al conflicto.
d. También el contrato podrá establecer el procedimiento que También en estos casos se irán solidificando los criterios
el mediador o el árbitro deban seguir, lo que puede incluir para establecer las condiciones bajo las cuales la compañía
los temas a discutir, los criterios para el análisis del caso y de seguro responderá, para determinar los montos de las re-
los alcances de la decisión. paraciones, etc. Esas cláusulas libremente aceptadas por sus
e. Finalmente, también se podrá estipular el mecanismo para clientes serían aplicadas directamente por la propia compañía
hacer efectiva la decisión del litigio, sea a través de la en- en los casos de reclamos entre sus asociados, y serían objeto
trega de bienes del derrotado, el depósito de un fondo ele de discusión con otras compañías de seguro, estableciendo
garantía, etc. una suerte de reaseguro consensuado entre las distintas em-
presas.
También, en el caso de sociedades o empresas, sus esta-
tutos podrán contener los procedimientos para llevar a cabo

212 213
2. Procesos ele solución ele conjlictos ya producidos incentivos para encontrar mecanismos consensuados para l>u,
cuando 110 existen awerdos previos car la solución. El principio de reciprocidad que se admite p.t1,1
el acatamiento ele normas consuetudinarias, probablemente
Uno de los cuestionamientos más frecuentes que se formulan sea aplicable a la idea ele buscar y aceptar formas de resolver
cuando se habla de un orden jurídico sin normas coactivas incluso aquellos conflictos nacidos en daños o crímenes.
estatales, es el de cómo se resolverían los casos de reclamos
por daños o crímenes, si no existieran criterios objetivos pre-
viamente establecidos de manera obligatoria por la legislación 3. .El mecclllismo para la btísqueda de !et solució11
y tribunales con jurisdicción e imperiu111 para aplicarlas.
Lo primero que hay que advertir, como se elijo antes, es De acuerdo con la naturaleza del conflicto, la relación cmre
que la circunstancia de que no existan normas coactivas es- las pattes y la intensidad o grado de la discrepancia, habrá
tablecidas por una legislatura, no obst<l a que dichas normas distintas alternativas que las partes puedan escoger. Ellas van
ele todos modos se formen sobre la base del intercambio de desde l.1 intervención de abogados corno componedores o
valoraciones individuales aceptadas o al menos respetadas facilitadores de una conciliación; o b elección de med iado-
por las personas. Los conflictos producen malestar, no solo res que con procedimientos especiales intenten acercar a las
para los involucrados sino también para muchas otras per- partes hacia un acuerdo o al menos minimizar la entidad del
sonas ele manera directa o indirecta. Ese rechazo genera la conflicto; o la elección ele árbitros, que tendrán como objeti-
búsqueda de soluciones en la medida en que las personas vo resolver el conflicto o alguna de sus partes, según lo que
actúan para mejorar su situación. Mantener abierto un recla- se haya acordado previamente.
mo puede ser mis gravoso que buscarle una solución, aun- Dentro ele cada una ele estas alternativas, además, existen
que esa solución signifique tener que resarcir a la otra parte. variantes según las circunstancias objetivas y subjetivas de cada
Sobre la base de reglas consuetudinarias, se buscará resol- caso. Posiblemente un cambio ele paradigma que conduzca ha-
ver los conflictos pendientes siguiendo principios que se acep- cia la solución privada del conflicto, producirá un desarrollo
tan generalmente como razonables. Esta es la forma en que institucional importante en lo que hace a las empresas que
se hizo en el mundo antes ele la irrupción del racionalismo podrían brindar el servicio, lo que incluiría la oferta de espe-
constructivista en el siglo xv111. cialistas en negociación de cada área del conflicto.
La existencia ele reclamos no resueltos no es un buen pre-
cedente para alguien que necesita mantener intercambios co-
operativos. La reputación de aquel con quien se negocia ha 4. Los alcances de lo que deberá resolverse
siclo a lo largo ele la historia un punto muy importante a ser
tenido en cuenta al momento ele contratar. Por ello, mantener Las partes deberán decidir no solo cuál será el mecanismo
conflictos abie1tos resulta inconveniente por muchas razones. para encaminarse hacia la solución del conflicto, sino tam-
De este modo, aun cuando no existiesen procedimientos bién podrán establecer los límites de lo que debe ser resuel-
obligatorios, los involucrados en un conflicto tendrán fuertes to por ese procedimiento.

214 215
En el caso de la intervención ele componedores o media- En esta área se ha desarrollado mucha teoría, tanto en la
dores , las partes podrán solicitar a los profesionales que con- doctrina como en la jurisprudencia de los tribunales, en ma-
tribuyan a delimitar los puntos en disputa, con el propósito terias jurídicas tales como el derecho procesal, constitucional
ele disminuir la entidad del conflicto . También podrán solici- procesal, el estudio de los métodos alternativos de solución de
ta rles a d ichos mediadores que pongan a disposición ele las conflictos, y en áreas extra-judicia les ta les como la negocia-
partes algunas soluciones alternativas para su evaluación. ción, argumentación, teoría de juegos y economía.
En el caso ele los árbitros, se les podrá indicar expresa- Todo este conocimiento contribuirá al desarrollo de un am-
mente que de berá n circunscribir su decisión a alguno o al- plío abanico ele alternativas a disposición ele las partes y de
gunos aspectos del conflicto exclusivamente, o que deberán los gerenciadores ele una solución al conílicto .
resolverlo e n su totalidad , incluyendo puntos que no hayan
siclo advertidos por las partes pero que deriven directamente
ele él. 6. Los criterios ele sol11ció11 del cor{/liclo

Parte ele las cuestiones a consensuar, serán los criterios a se-


5. Los procedimíe1ttos a seguir gu ir por los árbitros al momento ele decidir el conflicto. Di-
chos criterios podrán quedar librados a la cliscrecionaliclad del
Tambié n podrán las partes ciar instrucciones al árbitro sobre árbitro, o bien podrán las partes disponer pautas específicas o
el procedimiento a seguir en la solució n del conflicto, las po- principios generales.
sibiliclacles de inte rvención de las partes, de aportar pruebas, Es importante tener en cuenta que, a d iferencia ele lo que
la posibilidad ele proponer expertos a modo ele peritos, los ocurre con las decisiones judiciales ele los tribunales estata-
criterios ele valoración ele la prueba e interpretación ele cues- les, los árbitros no necesariamente e laboran jurisprudencia
tiones jurídicas, etc. que deba aplicarse como la base de futuras decisiones, sino
Podrán dejar esos puntos a la discreción ele los árbitros, que su tarea principal es la ele solucionar un caso específico
podrán da rle opciones e ntre varias alternativas o instruccio- en las condiciones preferidas y acordadas por las partes. Esas
nes d irectas. También podrán consensuar reuniones prelimi- condiciones podrán variar de caso en caso, de modo que la
nares para la discusión ele esos puntos. Probablemente será primera obligación del árbitro es resolver de acuerdo con las
tarea ele los abogados consejeros ele cada parte la de instruir instrucciones particulares que reciba y no según sus propios
a sus clientes sobre las mejores alte rnativas en la materia. precedentes.
Asimismo podrá preverse la alternativa de empresas de ar- En tal contexto, las personas podrán escoger alguna de es-
b itraje, especialmente en temas específicos, que ofrezcan un tas alte rnativas, una combinación de ellas, u otras que se les
p rocedimiento estándar al cual las partes deberán allanarse, ocurran discutir:
con escasas alternativas ele modificación. Tocia opción será
posible, y estará disponible para que las personas decidan el l. Podrían establecer contractual o institucionalmente cierto
modo en que prefieren resolver sus conflictos. estándar objetivo de reglas de interpretación y solución :i

216 21 7
ser aplicadas en eventuales conflictos futuros, e incluso En este caso, el reclamo y la respuesta fijarán los 111111
los principios que usará el árbitro para escoger esos cri- tes del conflicto, )' a partir de allí, el árbitro deberá busca,
terios en situaciones no previstas. Por ejemplo, se podría una solución eficiente a pa1tir ele los criterios que consi
disponer que como complemento a las reglas generales se clere más razonables ele acuerdo con la naturaleza del li-
utilice ciertas prácticas o precedentes desarrollados por la tigio y su propia experiencia y conocimientos.
misma institución arbitral que esté actuando, o alguna for- fa decir, tocia combinación entre reglas preestablecidas
mación externa que sirva como estándar ele juric;pruclencia. elegidas por las partes, normas ele origen consuetudina-
En este sentido, es probable que todo el desarrollo rio ya aplicadas por distintas instituciones dedicadas a re-
teórico sobre el derecho vinculado con las obligaciones solver conflictos, criterios puntuales ele eficiencia, ámbitos
civiles y comerciales, sea ele utilidad al momento de es previos de mediación, etc. Todo ello podría estar incluido
tablecer estos criterios que se ofrezcan a los clientes para dentro ele las alternativas a disposición de las panes. Cada
resolver sus conflictos. una de ellas, además ele contar con la preferencia e.le las
Se podrá indicar al árbitro que lo que las partes pre partes, probablemente tenga mayores ventajas en cuanto
fieren es una solución que minimice el coste para ambos a la eficiente resolución del conflicto.
(es decir la decisión económica mente más eficiente en tér
minos ele coste social); o que prefieren que se prioricen
ciertos estándares valorativos al momento de determinar 7. Los mecm1is111os para bacer cumplir lu clecisió11
quién tiene razón y quién está equivocado; podrán decidir por la cual se resolvió el recia mo
que al momento de establecer el monto de la sanción t
resarcimiento se tengan en cuenta fundamentalmente as Entre lo que las partes pueden acordar, estará disponer que
pectos objetivos vinculados con el perjuicio concreto y su la decisión del árbitro sea meramente declarativa, sin que
derivados, o que por el contrario se puedan evaluar pa ello suponga un título para ejecutarla en contra e.le la volun-
modificar esa cifra aspectos subjetivos vinculados con tad ele quien resulte obligado a través de un mecanismo que
mayor o menor grado de culpabilidad del clemanclaclo, et involucre la fuerza. También pueden disponer que, por el
2. Para establecer esos criterios, las partes también pod contrario, esa decisión pueda hacerse operativa aún ante la
recurrir a un procedimiento ele entendimiento y me<l oposición de quien haya perdido, a través de algún mecanis-
ción previa, donde un mediador o el propio árbitro les mo que también será consensuado y aceptado previamente
ponga determinadas opciones pa ra su elección. De t' por las partes.
modo, las partes podrán acotar el asunto vinculado t Es posible que se pacte efectuar depósitos en garantía ele
el modo de resolver el conflicto, a la discusión sobn: futura responsabilidad, sea en bienes específicos o sumas de
puñado ele opciones ofrecidas a su consideración. dinero, de las cuáles el árbitro pueda disponer luego de su
3. También podrán ciar completa libertad al árbitro para q decisión, entregando lo que corresponda a cad,1 parte.
decida sobre la base ele lo que considere más adecua En su relación con sus clientes, cada compañía establece-
en el litigio concreto. ría su propia ofena de criterios de solución, que los potencia-

218 219
gociar una solución alternativa. Pero en el caso de los árbitros
les clientes ponderarían antes de decidir la suscripción del
elegidos expresamente por las pa1tes de manera consensuad~
contra LO. o contractual, antes o después de la producción de un con-
Es impottante tener en cuenta que la vida de relación en la
flicto, esa f·unción de otorgar previa ce,teza jurídica ya deja
comunidad es un juego repetido. Las personas no viven en el
ele rencr aquella relevancia, y sí adquieren gran importancia
vacío, están permanentemente interactuando unas con otras
las instrucciones que los propios contendientes puedan darle
en procura de alcanzar sus metas, y el no pago de las deudas
a quien debe resolverlo. Ello es así, tanto en lo relativo a los
puede acarrear muchos más perjuicios que beneficios. Pr~-
bahlcmentc en la medie.la en que desaparezcan los mecams- criterios e.le decisión como al procedimiento mismo.
En un sistema de derecho estatal monopólico, la jurispru-
mos compulsivos estatales para asegurar el cumplimiento de
las decisiones judiciales, surgirán instituciones que desarrolla- dencia opera de un modo similar a los precios en el mercado,
como un tablero de señales que les permite a las personas ade-
rán novedosas fo rmas <le lograr que las decisiones arbit rales
se cumplan, o que los morosos sufran consecuencias econó- cuar su conducta y resolver sus conflictos sin necesidad ele re-
currir a los tribunales, y en ese sentido constituyen un elemen-
micas y sociales graves por su fa lta <le cumplimiento. Este
es un tema respecto del cual es crucial desarrollar criterios y to esencial en la formación y estabilidad del orden jurídíco. 232
Para las partes del juicio, la sentencia define derechos has-
evaluaciones teóricas. ta ese momento inciertos o pé1ralizaclos como consecuencia
del pleito. La claridad, fundamento y rapidez con que se lle-
II. LA Dl'.CtSIÓN DE LOS ÁRUl'l'ROS Y LA ,IUIUSl'RUDENCIA
gue a esa decisión incide sobre la eficiencia económica en
tanto permitirá establecer quiénes y con qué alcances podrán
En los sistemas jurídicos de derecho estatal, la jurispruden- ejercer esos derechos. Pero esta definición ele derechos a su
cia de los tribunales tiene gran importancia para la formación vez, tendrá consecuencias para otras personas no vinCL;ladas
de criterios jurídicos y la interpretación de los hechos. Ello con el litigio. 233
se advierte especialmente en aquellos de creación judicial de
derecho, como el antiguo derecho romano o el common /aw, m Rojas, Ricardo Manuel, «Los alcances ele la decisión judicial». en 15 A1ios
tal como vimos. del Ceillro de Formaci611}11dicial, op. cil., p. 336.
En los países de derecho judicial, la jurisprudencia se con- rn Rojas, Ricardo Manuel; Schenone, Osvaldo; Storcleur (h), Eduardo; .Vo-
cio11es de Análisis Económico del Derecho Privado, op. cil.. pp. 185-186. «Es
vierte en un cuerpo normativo que crece a partir de la reite- posible enunciar un,1 cantidad ele destinatarios de las resoluciones del juez,
ración y generalización e.le reglas abstractas emanadas e.le de- algunos que reciben el impacto en forma directa, otros en forma indirecta, al-
cisiones de casos particulares. Por su parte, en los países de gunos en forma inmediata, otros a mediano o largo pl:izo. Hay quienes están
derecho legislativo, la jurisprudencia clererminará el modo a b cxpectatil'a ele esa decisión y sus consecuencias, mientras que otros ni si-
quiera la esperan. Pero para todos ellos, que el juez decida, cuándo y en qué
en que, la norma general y previa, se aplicMá en cada caso términos lo haga, tendrá consecuencias de algún tipo» (Rojas, Ricardo Manuel,
concreto. «¿Para quién escriben los jueces? Algunas reflexiones sobre el lenguaje judicial
Conocer cuáles serán los criterios ele decisión ele los jue- y sus consecuencias», Revisla de 1lnálisis l11stít11cio11al, Fundación Fricclrich A.
ces es muy útil al momento de discutir un contrato, o ele ne- von Hayek, n.0 2, marzo ele 2008, p. 190).

220 221
Como forma de resolver un conflicto concreto, la mayor pu11ado, utilizando para ello criterios que tienen qut..· ~ 1·1 1 , 111
virtud de una sentencia consiste en ser clara, sin ambigüe- la importancia de establecer una doctrina que sea seg uid.i 1·11
dades, suficientemente fundada, que se haga cargo ele todos el futuro y fomente acuerdos extrajudiciales. También csrngi·
los agravios llevados ante el juez y sin dejar puntos oscuros casos de trascendencia pública e importancia institucional.
ni vacíos. Si logra ese objetivo luego de un proceso sustan- Frente a estas características que pueden advertirse en los
ciado en un plazo razonable, esta tarea judicial habrá brin- sistemas judiciales estatales, las ventajas de las alternativas pri-
dado un servicio fundamental para definir concretamente los vadas como la mediación o el arbitraje no se vinculan con su
derechos y generar una situación ele certeza jurídica con un contribución a la certeza jurídica, sino que su mayor valor está
coste ele transacción bajo. ciado, precisamente, por la posibilidad ele eludir precedentes
Pero al mismo tiempo que resuelve el conílicto puntual, la forma les y utilizar otros criterios para la búsqueda ele mejores
sentencia elabora una norma abstracta que en su relación con soluciones.
el resto ele las normas emanadas ele otras sentencias confor- Es que a diferencia del juez estatal, el árbitro o mediador
man la jurisprudencia, que como señalé antes, constituye una no son impuestos por leyes de jurisdicción, sino elegidos por
fuente inestimable ele derecho para solucionar futuros conflic- los propios contendientes, muchas veces con posterioridad
tos y orientar los acuerdos privaclos.2:11 al conflicto. No rigen su actuación por criterios legales vin-
La ventaja ele este derecho ele elaboración judicial radica en culados con la igualdad ante la ley o las gara ntías del debido
que al permitir un testeo directo con el caso concreto, le per- proceso. En cambio, su rarea radica en buscar la solución más
mite a los jueces establecer y modificar doctrinas judiciales res- adecuada ele un caso, respetando las expectativas e instruccio-
petando dos valores esenciales: 1) la necesidad ele brindar se- nes ele las partes; y así como cada persona es el mejor juez
guridad jurídica, al mantener la estabilidad ele los precedentes; de sus propias preferencias, lo que cada uno busque en un
2) la necesidad ele permitir la evolución del orden jurídico, en conflicto diferirá aun en litigios que objetivamente parezcan
busca ele soluciones mejores y m{ts eficientes, lo que autoriza a similares.
dejar ele lado criterios anteriores y establecer otros nuevos, en Puede verse incluso en sistemas ele derecho monopólico
situaciones excepcionales y mediante decisiones fundadas.235 estatal, que en ciertas áreas ele actividades comerciales com-
Se puede advertir esta preocupación por brindar seguri- plejas y que involucran inversiones muy altas, las partes pre-
dad jurídica y enviar señales que contribuyan a la resolución fieren someter sus conflictos de manera voluntaria a árbitros
de casos, en el criterio ele selección de decisiones de la Corte especializados, que siguen reglas propias y deciden sobre la
Suprema de Estados Unidos. De los miles ele recursos presen- base de su experiencia en esa área contractual. Para ello, mu-
tados anualmente para su decisión, la Corte solo escoge un chas veces sustraen sus conflictos de los tribunales del país y
aceptan soluciones arbitrales que no tienen la misma fuerza
ejecutoria que una sentencia estatal.
H 1 Rojas, Ricardo Manuel; Schenone, Osvaldo; Swrdeur (h), Eduardo; No-
Sin embargo, ello no impide que, entre las distintas altvr
ciones de Análisis Eco11ómico del Derecho Privado, op. cil., p. 186.
m Rojas, Ricardo Manuel, Análisis Eco11ómico e f nstiluciona/ del orden nativas posibles de arbitraje, exista una en la cual los árbitro.,
jurídico, op. cit., pp. 188 y ss. respeten sus propios precedentes o los de su emprcsn d1• ,11

222 223
bitraje, al momento de resolver las disputas. Ello permitiría solución de los conflictos, que se convertirá en el punto tt d
que, aún en un sistema sin monopolio de las decisiones, se minante del desarrollo ele la teoría del derecho. Dentro dv
pueda desarrollar una jurisprudencia que ofrezca las ventajas cada una ele esas áreas, habrá espacio para Ja ponderación c.lt:
ya señaladas vinculadas con su predictibiliclacl que contribu- las cláusulas contractuales, las soluciones institucionales y las
yan a una rna yor certeza jurídica en las personas vinculadas normas consuetudinarias que tiendan a evitar la producción
al conflicto. de conflictos o buscar su solución.
Por otra parte, es posible vislumbrar un proceso ele retro- Corno vimos en el punto anterior, el orden jurídico estará
alimentación entre estos criterios jurispruclenciales desarrolla- integrado por una interrelacionada amalgama ele formas con-
dos por los árbitros, y Jas normas consueluclinarias. Así como tractuales, principios ele resolución de reclamos por daños y
las normas consuetudinarias han sido fuente de la jurispruden- crímenes, normas consuetudinarias e instituciones. Todas se
cia en sistemas como el common law inglés, también puede influyen recíprocamente y así fortalecen el orden resultante.
decirse que ese cuerpo ele decisiones de casos concretos repe- Pero el punto culminante donde tocio ello confluye en for-
tidas en el tiempo, contribuyen a formar costumbres de con- ma ostensible, es cuando se producen redamos concretos que
tenido jurídico. deban ser solucionados recurriendo a dicho orden jurídico.
Ambos se potencian; y probablemente en la medida en Entonces, la teoría sobre los métodos de resolución de conflic-
que las costumbres puedan mutar lentamente como conse- tos deberá estar en consonancia con el resto de los elementos
cuencia ele nuevas preferencias en las relaciones humanas, ele la teoría del derecho.
ello llevaría a que la jurisprudencia ele los árbitros también Por eso, existe una relación de dos vías en estos aspectos
se adapte a esos cambios; y viceversa, los cambios en los cri- ele! orden jurídico: el desarrollo ele la teoría de los contratos
terios ele interpretación y aplicación de las costumbres al re- b s normas, los daños y las instituciones debe ponderar espe~
solver las clis¡,utas, podrán producir con el tiempo cambios cialmente el momento en que todo ello pueda desembocar
en las propias costumbres jurídicas. en un conflicto a ser resuelto; y la teoría de los medios ele
solución de conflictos deberá tener en cuenta que tal es pro-
ducto de acciones e interacciones que se traducen en contra-
III. LA IMPOR1ANCIA DEL ESTUDIO DE LOS MECANISMOS tos, instituciones y normas consuetudinarias.
DE SO LUCIÓN DE CONFLICTOS PARA LA TEORÍA GENERAL
DEL DERECHO BASADO EN RECLAMOS

El estudio ele los mecanismos y procedimientos para canalizar


reclamos y resolver conflictos resulta de particular importan-
cia, porque está directamente relacionado con otros aspectos
del derecho.
En efecto los avances teóricos en materia de normas, con-
tratos e insti~uciones se verán influidos por el estudio ele la

224 225
8. La solución de los reclamos
y el problema del «enforcement»

Tradicionalmente se ha entendido que uno de los elementos


fundamenta les del orden jurídico es su poder para hacer cum-
plir las normas, contratos y decisiones judiciales que determi-
nan responsabilidades y derechos. Por ese motivo se identifi-
ca al derecho como una elaboración necesariamente estatal, al
menos en alguno de sus aspectos más relevantes.
Pero entendido en sentido estricto, el derecho remite al
estudio ele la prevención y solución de conflictos, y no al me-
canismo por el cual esas soluciones se hacen efectivas. La
circunstancia de que el derecho baya siclo mayormente vin-
culado con la potestad estatal ele imponer reglas ele compor-
tamiento, ha hecho pensar que esta activiclael incluye lo re-
lativo a los medios para tal imposición. Incluso una rápida
mirada a las leyes que se sancionan habitualmente, permitirá
comprobar que la mayoría ele ellas disponen sanciones para
su incumplimiento y crean organismos de aplicación con fa-
cultades para ejercer la coacción.
Sin embargo, el derecho se encarga de estudiar los mo-
dos de relación contractual y de responsabilidad extracon-
tractua l, las instituciones a las cuáles los interesados recurren
para hacer valer sus reclamaciones y defensas, y las solucio-
nes (judiciales o extrajudiciales) que se den a los conflictos.
El uso del poder coercitivo del Estado para hacer cumplir
la decisión que pone fin al conflicto, en principio no pare-
ce vincularse con un tema estrictamente jurídico, sino más

227
bien político, con el poder coactivo del Estado para ejecutar ele limitar el uso de la fuerza en la sociedad a la función dl•
sus decisiones. Esto adquiere mayor relevancia en la medi- evitar y resolver conflictos entre particulares, no solo no b.i
da en que se recuerde aquella jurisprudencia mencionada siclo alcanzado con éxito, sino que por el contrario, el poder
antes en la cual se deja claro que las instituciones judiciales estatal y la intromisión legislativa en Ja vida de las personas,
y policiales estatales no tienen por finalidad primordial pro- así como la sustitución ele la voluntad de un funcionario por
teger a las personas, sino hacer cumplir la ley. Tal intromi- sobre la ele quienes en teoría son sus mandantes, es algo que
sión legislativa no solo incluye la imposición de soluciones viene creciendo sin pausa en todas partes. Lo único que ha
a conílictos individuales, sino la ejecución coactiva ele tales cambiado es la fuente del poder: en lugar de ser la arbitraria
decisiones. decisión de un príncipe o dictador, es la arbitraria decisión
Hay quienes sostienen que la única función que cabría de una asamblea legislativa, elegida democráticamente. 236
al gobierno en su vinculación con el derecho es la de hacer Un cambio de paradigma en los fundamentos del derecho
cumplir, aún por la fuerza, las decisiones que solucionen los permitiría sustituir los vanos esfu erzos por limitar el poder
confli ctos, del mismo modo que la única función que corres- eslaLal, por la elaboración de teoría jurídica que sustente un
ponde al gobierno en su vinculación con el proceso econó- orden espontáneo de normas consuetudinarias, instituciones
mico es la de evitar el uso ele la coacción para forzar con- y acuerdos voluntarios en la cual se alcance esa última ratio
ductas no deseadas o impedir las escogidas por los actores de manera mucho más eficiente y menos peligrosa. En con-
en el mercado. Sin embargo, en ninguno de ambos casos la secuencia, ese poder político de imperium, debería sustituir-
intervención estatal se vincula esLrictamence ni con la ciencia se por soluciones institucionales privadas que establezcan los
jurícliGl ni con la ciencia económica. mecanismos para la ejecución ele las decisiones que resuel-
La idea ele que las normas deben imponer conductas y ven los conflictos.
garantiza r su cumplimiento aún por la fuerza tiene una acep
tación intuitiva, en tanto la gente tiende a pensar que sin esa
imposición por un gobierno que ejerza el monopolio de la l. ¿POR QUÉ LA GENTE ACATARÍA LA DECISJÓN DE LOS ÁRBITROS
legalidad, sería imposible que los acuerdos se cumplan o evi SI NO EXISTIERA EL MONOPOLIO F.STATAl DE LA FUERZA?
tar los dafi.os y crímenes. Por ello es que uno de los punto/4
más complicados en el desarroJlo del derecho, es el ele cómo Esta pregunta es uno ele los nudos centrales de quienes sos-
ejecutar las decisiones que resuelven los reclamos. Con muy tienen que Ja existencia ele un Estado con el monopolio ele Ja
poca oposición se ha aceptado entonces que las decisiom• fuerza es inevitable. Más aJlá del hecho ya sefi.alaclo de que
finales de los jueces deben ejecutarse mediante el uso de la la noción ele Estado surgió en el mundo cuando las sociedades
fuerza, y que para evitar abusos en tal sentido, el e11f orceme11t
136
debe ser aplicado por una autoridad objetiva e imparcial. Es Esra cuesrión está más vinculada con la política que con el derecho, y
autoridad es el Estado. por lo tanto no me voy a extender aquí. Respecto ele los peligros de la mala
interpretación de la democracia y los gobiernos democráticos, remiw a otro
Sin embargo, ese ideal de crear un poder monopólico so11 trabajo: Resistencia no violenta a regíme11es autoritarios de base democ1ittica,
tenido con recursos quitados por la fuerza, con la finaliclau Unión Editorial, Madrid, 201 5.

2 28 2 29
ya eran complejas y estaban bien organizadas -demostran- mina «distribución natural», 237 que es un equilibrio concep-
do que el Estado no fue necesario para su formación-, es tual alcanzado el cual ni a unos les interesa matar o robar
impo1tante detenerse un poco en este punto, que me parece una unidad añadida del bien que se disputa, ni a los demás
central para develar la cuestión de cómo enecutar las decisio- les interesa defender una unidad más ele dicho bien. En este
nes de los árbitros. punto deja de ser rentable una guerra ele todos contra todos,
Supongamos por un momento que no existe Estado ni )' se puede lograr una asignación de derechos que c.leje a to-
autoridad alguna con el poder ele usar la fuerza para obli- dos satisfechos. Alcanzado este punto, a todos les interesará
gar a realizar cierLas conductas. Para sobrevivir, las personas la paz, es decir, salir ele] estado ele naturaleza. 2.:38
tendrían dos alternativas: 1) realizar acuerdos cooperativos, Sobre esta base, construía Buchanan su teoría sobre la
respeta ndo contratos, normas consuetudinarias, instituciones, unanimidad original del contrato constitucional, aunque en
árbitros, lo que incluiría el respeto por las decisiones ele los la medida en que fuera un contrato voluntario, una vez acep-
árbitros aunque sea n adversas; o 2) volver al estado de na- tado existirían incentivos para intentar salirse ele él mientras
turaleza, a la jungla hobbesiana, sustituir la cooperación vo- los demás lo respetaran, para obtener ventajas adicionales.
luntaria y la resolución pacífica ele las disputas por violencia. Esta circunstancia , y el hecho de que a partir del contrato
De ir1oclo que, sin Estado, siempre la alternativa a las con- constitucional, las decisiones del gobierno en una sociedad
ductas cooperativas será la violencia. Este es un primer punto democrática se adoptan por mayoría, debilitan el punto de
a ser tenido en cuenta al evaluar cómo se harán cumplir las Buchanan respecto ele la legitimidad del gobierno. A partir
decisiones ele los árbitros: la alternativa de no cumplirlas, es ele entonces, solo podrá mantenerse en la medida en que las
volver a la violencia, y ello no solo influye sobre quien debL' personas renuncien en su favor a rarte ele sus derechos y
cumpl.ir una resolución arbitral, sino sobre tocia la comuni- estén dispuestas a tolerar que use la fuerza para sostener sus
dad. De allí el surgimiento del principio consuetudinario clL' decisiones.
que los contratos y las decisiones de los árbitros deben s<.:1 El problema con el argumento ele Buchanan, según en-
cumplidas. tiendo, es que intenta aplicar el criterio por el cual es posi-
En este punto, entiendo que el desarrollo argumental por <.:I ble pensar -aun teóricamente- en un punto de equilibrio
cual Buchanan intentó demostrar teóricamente la unanimicla<l donde la violencia ya no sea una herramienta eficiente para
de origen del contrato constitucional, si bien según pienso no nadie, a la justificación de un gobierno que, a partir de di-
resulta suficiente para justificar la existencia del gobierno, si cho equilibrio, adoptará decisiones basadas en la regla de la
es muy interesante como argumento para evaluar la decisión mayoría, y se las impondrá a personas que no tuvieron eso
individual ele respetar las decisiones arbitrales. en miras al aceptar su existencia.
A diferencia ele Locke, Buchanan partía ele la idea de que
en el estado ele naturaleza la situación es tan mala, que un
27
acuerdo es la mejor solución para todos, aun para aquello :1 Buchanan, James, The Limils o/ Líber/y; Between Anarcby eme/ Levia-
thmt, The Un iversily of Ch icago Press, 1975, p . 24.
que queden en peores condiciones individuales. Pero el pun 238
Rojas, Ricardo Manuel, Análisis Económico e i11stituciona! del orden
to de partida no es un acuerdo, sino lo que Buchanan cieno )1tríc/ico, op. cit., pp. 227-231.

230 231
Si las partes individuales de un contrato inicial reconocen sobre la distribución inicial a partir ele la cual cada perst i11,1
muLuamente la presencia ele incentivos para que cada uno busca progresar a través ele acuerdos voluntarios, esa com
no cumpla, y por tanto reconocen la falta de_ viabilidad de paración entre el estado ele naturaleza y la asociación coopc
cualquier esquema que dependa del cumplumcnto ;olun:a- rativa es testeada permanentemente por cada individuo con
rio, cnLo nccs, en el momento del contrato, adoptaran algun respecto a su propia situación.
tipo de acuerdo cocrcitivo. 2:19 Entonces, será posible advenir que -con la violencia siem-
pre como alternativa potencial-, resulte para una persona
A partir de allí, el Estado se ve legitimado a usar la fuerza más beneficioso y cficienLe admitir las reglas contractuales y
otorgada por las personas, y como el propio Buchanan re- normas consuetudinarias, así como las decisiones arbitrales
conoce, no hay ningú n medio obvio y efectivo por el que (aun las que le sean adversas), porque la alternativa es una
la institución o agente coercitivo pueda ser refrenada en su vuelta a la jungla hobbesicma individual, compuesta por una
propia conducta; los individuos que contrat~n los servicios serie ele acciones en su conlra que podrán ir, desde las vías
de instiLuciones coercitivas necesa riamente tienen que ren- de hecho hasLa la condena social y el ostracismo.
dir su propia independencia.240 Esa pérdida de libertad no se La diferencia entre el argumento vinculado con la justifi-
atempera por el hecho de que las decisiones se~n Lom~das cación del Estado y el mismo argumenLo utilizado respecto
por la mayorfa: «En conju nto, 51% de la poblac16n vota nte del acatamiento individual ele decisiones arbitrales o cumpli-
1
no parece ser muy preferible al 49%». 2~ • miento ele contratos, radica en la distinta naturaleza del Esta-
El problema entonces es que aquel supuesto consenti- do y un orden espontáneo basado en acuerdos voluntarios.
miento inicial unánime para constitu ir un Estado, desaparece En efecto, como señalaba Hume, cuando se establece un
inmediatamente después de que ese Estado comienza a to- nuevo gobierno, por cualquier medio que sea, la gente está
mar decisiones que alteran la situación de los habitantes, si- generalmente insatisfecha con é] y obedece más por miedo y
guiendo ya no la regla de la unanimidad sino ele la may~ría. necesidad que por una idea ele lealtad u obligación moral. 242
Ello genera incentivos para sa lirse del sistema y convertlfse En estas condiciones, cada uno verá al Estado como algo ex-
en free rider, y cuanto menos, debilita sensiblemente d argu- traño a sí mismo, como alguien a quien se puede obedecer o
mento de Buchanan. engañar, a quien se paga tribuLo no por obligación sino por
Sin embargo, este argumento resulta más interesant~ ~n su temor, y cuyas leyes uno estará dispuesto a obedecer en tan-
vincu lación con la decisión individual ele acatar las clec1s1ones to la desobediencia no involucre un riesgo alto de perjuicio.
de tos árbitros. Si partimos de la misma premisa de Buchanan Por el contrario, en los sistemas basados en la asociación
cooperativa, en acuerdos voluntarios y normas consuetudi-
zw Buchanan, James, Tbe Umits of libar/y; Be/i('(Je/1 A1wrcby a11d Leuia- narias, ya no es la regla impuesta por una autoridad exLrnria
tban, op. cit., p. 66. . sino el producto ele sus propios actos voluntarios lo que estara
2,0 Buchanan, James, 11Je limits of liberty; Bet111ee11 Anarcby and Levia-

tban, oj). cit., p. 67. . . . .


rn Buchanan, James. The Calw/11s of Conse11t. Un1versuy of M1ch1gan, m Hume, David, «On the Original Contract», en Essc~ys: Jllor{I/, l'o/lt/(li/
mu/ Literary, E.F. Miller, Ecl. (1742); Libe1ty Classic, lnclianapolb, 1Wl7, JI 1"1
1965, p. 81.

232 233
en juego, y ese orden jurídico espontáneo no será visto por (unida a otras consecuencias de carácter social o econó111ic:0J,
las personas como algo extraño y apartado de uno mismo, podrán tener mayor poder preventivo general que la amenaza
sino como parte de su propio entorno. Violar ese orden sig- del uso estatal de la fuerza.
nificaría violar contratos suscriptos voluntariamente, reglas es-
tablecidas en instituciones a las que ha adherido, o normas
consuetudinarias a las cuales consideraría plenamente aplica- II. ¿CUÁL ES LA FUENTE DE AUTORIDAD DE LAS DECISIONES
bles si no fuera que en este caso concreto lo perjudican. QUE l{ESUELVEN CONFLJCTOS?
Una solución alternativa a la propuesta por Buchanan a
partir e.le la concepción teórica del estado de equilibrio o «dis- De lo dicho e n el punto anterior se deduce que la mayor
tribución natural», es que el orden ele la sociedad, la solución autoriclacl e.le las normas consuetudinarias sobre aquellas que
ele los conflictos e incluso los hechos de violencia producidos se imponen coactivamence por un grupo, se basa en que cada
por qu ienes no quieren respetar ese equilibrio, deberían bus- sujeto advierte los beneficios de comportarse ele acuerdo con
carse a través ele contratos, instituciones y normas consuetudi- lo que los demás esperan ele él, siempre que exista reciproci-
narias, y no de un monopolio estatal de la fuerza. Puede decir- dad en dicho comportamiento. Estas normas, además, están
se que, en ese caso, las consecuencias en condena social por permanentemente condicionadas por otras soluciones que los
violar dicho orden espontáneo y consensuado, generalmente negociantes puedan acordar, o aquellas que estén decididas
serán superiores a las de no acatar la legislación establecida por instituciones a las que esas partes se han adherido volun-
por un puñado de políticos y aplicada obligatoriarnente de tariamente.
manera inconsulta. La internalización ele estas soluciones nacidas del consen-
Las instituciones y normas consuetudinarias seguramente so, disminuyen notoriamente los niveles ele agresión, si se la
irán formando varias ele estas soluciones para quien se aparta compara con lo que sucede cuando esa agresión está perma-
del respeto de las reglas de cooperación voluntaria e intente nentemente presente en forma ele amenaza de aplicación de
no hacerse cargo ele sus propios actos; y este conjunto de la f-t.1erza por agencias del Estado. Cua ndo una minoría im-
soluciones espontáneas y consensuadas podrá tener incluso pone coactivamente normas y soluciones a conflictos, dicha
mayor poder preventivo general que un Estado con mono- imposición requerirá mucha más coacción de la que se nece-
polio ele la fuerza. sita cuando las normas y soluciones se elaboran desde el con-
Esto se advierte con facilidad en comunidades pequeñas, senso, por medio ele mutua aceptación y respeto. 2➔ 3
donde 1a violación o alteración a las promesas o evasión de La idea ele «reciprocidad en el trato», que subyace en bue-
la responsabilidad por los propios actos, es conocida ele in- na pa1te ele las normas voluntariamente aceptada, operará tam-
mediato por los vecinos y sancionada moralmente. En las co- bién corno fundamento ele la aceptación del principio ele que
munidades más complejas y grandes, este aspecto del conoci- el incumplimiento de la conducta esperada acarreará algún tipo
miento y la reputación puede ser sustituido por algunas formas
institucionales que permitan acceder a dicha información. Las 13 Benson, Bruce
i- L., Juslicia sin r:,·tado, Unión Eclito1·ial , Madrid. 2000,
consecuencias ele esa pérdida de reputación y condena moral p. 22.

234 235
de consecuencia o sanción. La antropología nos ha ayudado .1 Uno de los ejemplos más claros del valor de estas n~>rn1;1,
obse1var que aún en las sociedades primitivas donde no exis morales consuetudimrias en sociedades más rud imentarias es
1fan códigos ni leyes escritas, ni autoridades formales, al me la institución del ostracismo. En tales comunidades, la violación
nos con la complejidad de las actuales, lodos sabían que las a las reglas de conducta esperadas ele acuerdo a las costumbres,
acciones generan consecuencias, y que las conductas violentas generaba el rechazo del infractor por parte de la comunidad,
que producían perjuicios a otros, probablemente lendrían con que se exteriorizaba en la decisión ele expulsarlo del grupo.
secuencias graves para el infractor. El aislamiento como sanción moral, consistente en no te-
Las coslumbres establecen reglas inforinales aceptadas y res- ner tratos o intercambios con la persona que ha violado una
petadas con mayor fuerza que el miedo o respeto a una autori importante norma consuetudinaria, y el ostracismo o extra-
dad que impone reglas desde el poder.2 11 Como sefiab Benson: ñamiento, que supone que esa persona deba alejarse ele la
comun idad en la que cometió su fa lta, han siclo formas de
Las costumbres y prácticas dan origen a expectativas, que a sanción repetidamente apl icadas desde las socicclacles primi-
su vez guían las acciones de la gente, por lo que esas prác- tivas.2·1<> Era una solución eficiente, no insumía costes espe-
ticas que la gente espera observar es lo que, a menudo, se ciales de implementación, era menos drástica que la mue1te y
reconoce como ley. La autoridad de (o el apoyo a) un siste- cumplía con d objetivo de quitar de circulación a una perso-
ma legal, deriva en última instancia de un sentimiento de que na indeseable en la comunidad. Nortb explica que los modos
es «correcto>> debido a que verifica las expectativas. Desdc de cu mplimiento de contraLos surgidos de manera informal en
esta perspectiva de la autoridad resulta claro que los acuerdos los códigos de conducta comercial , incluían el ostracismo de
recíprocos son la fuente básiG1de reconocimiento dd deber
quienes violaban dichos acuerdos. Más tarde esas costumbres
de obedecer la ley .. .2'1~
comerciales se convirtieron en derecho formal. 2·17
El análisis económico del derecho, y en especial la teoría
11 ' Un buen ejemplo de ello lo trae Douglass North, que en realidad lo de juegos y de negociación, han explicado con basta nte cla-
tomó de una cita de Axelrod: «La noche previa al día en que iba a sostener un riclacl las consecuencias de no cumplir los compromisos.
duelo con Aaron llurr, Ai<.:xander l lamilton se sentó a escribir todas las razones Como se explicó en el capítulo anterior, las personas no
de por qué no debía accpiar ese reto; umI rundamcntal, por supuesto, era que
celebran acuerdos aislados, sino que permanentemente están
corría el riesgo de morir. Sin embargo, pese a las abrumadoras bases racio-
nales para no ir al dudo, consideró que su influencia )' eficacia en el terreno interactuando a veces con los mismos negociantes y a veces
público se verían severamente disminuidas por tal decisión, porque el duelo
era el modo socialmente acepiado ele arreglar disputas entre caballeros. Las
2•6 la r1cepción original de Ja palabra «ostracismo» se refería a una sanción
normas sociales dictaban la elección, no las reglas formales» (North, Douglass
C., !11stit11cio11es. cambio i11stit11cio11aly dese11,pe1io económico, op. cit., p. 59: ele cle~tierro por diez años que los griegos aplicaban a los potenciales dktaclo-
con cita ele Axelrod, Roben, «An Evolu1ionary Approach 10 orms», J1111erica11 res, y que debe su nombre a la circunstancia de que dicha sanción se aplicaba
Political Science Neuie11 1, 80:1095-11 11 U986). según el resultado ele una votación en b que cada ciuclaclano emitía su opinión
rn l3enson, Bruce L., «The Spontaneous Evolution of Commercíal Law», dentro ele la caparazón ele una ostra (conf. Escriche, Joaquín, Diccionario Ra-
Soutbem Eco110111ic Joumal (january 1989). pp. 446-461; citado por Krause, zonado de Legislación yJurispmdencia, P:1rís, 1891, p. 1363).
247
Manín , «La teoría ele juegos y el origen ele las instituciones», libe,tas n.0 31, oc- North, Douglass C., Instituciones, cambio il1stitucio11c1/ y clese111pe1io
tubre de L999, p. 258. eco11ó111ico, op. cit., p. 63.

236 237
con otros, pero sus decisiones actuales no son indiferentes La tecnología y el mercado encuentran soluciom·s ,1 Ji 1
respecto de acuerdos futuros. No cumplir un contrato, produ- problemas cuando estos tienen significación económic: 1, ,
cir un daño y no resarcirlo, no aceptar una decisión arbitral a por ello hoy existen empresas que brindan información p u
la que se ha allanado para resolver e l conflicto, son decisio- blica sobre el estado de cumplimiento ele los contratos y pro
nes que p ueden te ner consecuencias mucho más graves que clucción de daños de las personas, así como cada vez mayor
el monto ele la deuda impaga. tecnología para detectar y hacer conocidos los hechos que
Y es bueno no olvidar, como se elijo, que se puede adver- puedan ciar lugar a reclamo. Este tipo ele registros y mecanis-
tir más claramente la presión ele la sanción moral en comuni- mos ele obtener información p ueden reforzar la impottancia
dades más pequeñas, donde todos se conocen y los actos in- de la «fama», que en comu nidades más pequeñas acompaña
justos son aclvcrliclos ele inmediato. El coste ele no cumplir con a las personas permanentemente y las disuade ele compotta-
las normas consuetudinarias en esas comunidades es mucho mientos reprochables.
más a lto que el ele no hacerlo en grandes ciudades, cloncle las
posibiliclacles ele anonimato son mayores, :.iunque también en
ellas se pueden desarrollar meca nismos institucionales para III. MECANISMOS PARA llACER CUMPLIR LAS DECISJONES
establecer dicha presión.248
Existe una estrecha vinculación entre los meca nismos nece-
1 18 Un buen ejemplo de ebto es muy interesa me relato que trne Posner sobre sarios para evitar y resolver conflictos, y aquellos que tienen
el desa rrollo en Atenas, en el siglo v a.c., del mito ele la polución (« 111ias111a»), por objeto ejecutar las decisiones que los resuelven.
como un modo de reforzar la prevención general de las normas. Tr:idicional- Si la teoría del derecho pudiese desarrollarse en tocios los
mente, la responsahiliclacl en la Grecia primitiva ern colectiva, en el sentido de
aspectos que han sido mencionados en los puntos anterio-
que respondían los clanes o fom ilias: cualqu ier integra nte del cbn podía ser
responsable por el crimen cometido por otro miembro, y cualquier integrante res, probableme nte los mecanismos para la ejecución ele las
clel clan. a su vez, podía recbmar por los daños provocados a otro miembro decisiones en materia ele reclamos también encontraría solu-
del dan del agresor. Eso funcionó bastante bien en comunidades rurales, con ción en las cláusulas contractuales e instituciones formadas al
grandes familias, muy bien identificadas y poblaciones poco numerosas. De efecto.
este modo, los miembros del clan se cuidaban de que los demás miembros
no cometieran crímenes, y a su vez se enca rgaban ele reclamar los perjuicios Es probable que dicho proceso ele ejecución se encuentre
sufridos por los individuos ele su clan, garantinndo la eficiencia del sistema. previsto e),._presamenre en contratos. También puede ser esta-
Pero en la medida en que la población creció, y especialmente en la Ate- blecido por las empresas ele seguro e instituciones similares
nas cosmopolila, l a vida ciudadana permitió que las personas gozaran de un
;111onimato que antes no tenían, ele modo que ese mecanismo ele control fa-
a las que las personas adhieran voluntariamente. Las mismas
miliar ya no era efectivo. Fue entonces que apareció este mito, que señalaba empresas de mediación o arbitraje pueden disponer entre las
que si una persona ele la ciudad cometía un crimen, cualquier vecino ele la condiciones ele su intervención, el modo en que se ejecutará
misnn ciudad, o la ciudad entera podían recibir severos castigos ele los dio- la decisión final, a la que las partes :iclherirán al contratarla.
ses, a menos que el crimen fuera impedido o el criminal detenido, desterrado
o muerto por sus afines. Este mito revitalizó la idea ele que los mi embros ele la
comunidad debían controlarse mutuamente, y deshacerse ele los criminales y Press, 1981, pp. 217 y ss.; Rojas, Ricardo Manuel, las contradicciones del de-
deshonestos (Posner, Richard A., 77.1e Economics ofj11stice, Harvard University recho penal, op. cit., pp. 38 y ss.).

238 239

- - - --

• • ~ • • • • ~ • • • v _ • ~ • ~ • : ~ - ~:-:-'-- - - • - .~--; ~ -
Este punto será el que más complicaciones traerá para su
implementación, desde que el imperium propio del derecho 9. El derecho y el rol del abogado
estatal coactivo no ha permitido el surgimiento ele formas de
ejecución privada de las decisiones arbitrales. Pero de todos
modos, indudablemente estas instituciones podrán desarro-
llarse, al igual que han surgido en otras áreas en la medida en
que se garantizó la libre decisión ele las personas.
Probablemente irán aparecie ndo también ciertas normas La tradición ele derecho legislado y codificado moldeó de
consuetudinarias que establezcan los casos y requisitos exigi- un modo muy concreto la actuación de los abogados. Nor-
dos para admitir tal cumplimiento forzado. Ello surgirá espon- malmente son vistos como expertos en el conocimiento de
táneamente a partir de la praxis. Quienes opten por no acatar dicha legislación, ele las instituciones jurídicas, ele la jurispru-
las decisiones en su contra, se enfrentarán, por una parte, con dencia de los tribunales, de los procedimientos judiciales. Su
la posibilidad de represalias violentas a su inicio de la fuerza, formación consiste en gran medida en el estudio teórico de
tanto por el danmific:iclo por su acción, como por quienes con- aq uellas áreas del derecho que se encuentran codificadas, re-
tractualmente se hayan comprometido a defenderlo. glamentadas por la ley y discutidas en los tribunales.
Resulta importante no pe rder ele vista que la idea cen- Por ese motivo, suele decirse que la principal virtud ele
tral es que las personas requieren un estándar de certidum- un buen abogado es su memoria, para recordar cie ntos o mi-
bre que le permita lleva r a cabo ele modo más eficie nte sus les ele normas escritas y doctrinas judiciales, así como su ha-
acuerdos cooperativos o tomar decisiones. Esta necesidad de bilidad argumental para tratar ele convencer a un juez ele que
certeza llevará, seguramente, a q ue por vía ele contratos, ins- esa montaña de legislación y jurisprudencia están de su lado
tituciones o normas se logre una aceptación muy alta de los en un pleito concreto.
mecanismos para la ejecución forzada ele las decisiones de Los problemas jurídicos son vistos como conflictos entre
los reclamos. En especial, porque una vez desarrolladas esas partes que confrontan ante un juez para que este les cié la
soluciones, el no acatamiento de lo decidido por los árbitros razón. Los abogados suelen buscar sus argumentos dentro
tendrá una sanción social y consecuencias económicas con- ele la gran bolsa de leyes, decretos y fallos judiciales, para
tra producentes posiblemente superiores de las que hoy en enfrentar con ellas a la otra parte. Se invoca frecuentemente
día tiene e l incumplimiento ele una sentencia judicial. la búsqueda de la Justicia en este proceso, aunque lo que
realmente ocurre es que se busca la solución más beneficio-
sa para su pa1te que la legislación coactiva vigente p uede per-
mitir. Eso es lo máximo que el abogado puede prometer a su
cliente.
Tradicionalmente suele considerarse a los procesos judi-
ciales como ámbitos de contienda, que no dejan casi ningún
ámbito posible a la n egociación o especulación ele las partes

240 241
(sobre tocio en algunas áreas, corno el derecho penal). Incluso culares de solución ele conflictos, tanto el rol como las apti-
suelen emplearse términos o frases tomados del ámbito bé- tudes requeridas para ser un buen abogado, variarán sustan-
lico: las partes esgrimen «defensas», elaboran «estrategias» cialmente.
para enfrentar al contrario, luchan en «igualdad ele armas», y
deducen recursos o nulidades para «atacar» a las decisiones
ele los jueces inferiores.2/49 Ello es consecuente con esta idea l. LA PAJff!CIPACJÓN DEL ABOGADO EN LA SOLUCIÓN
ele que la labor ele los abogados es contender con los aboga- DE CONFLICTOS
dos ele la parte contraria para intentar que el juez les dé la
razón y ele ese modo «ganar» el pleito. La visión estática del abogado, como aquel experto en dere-
Si bien existen ámbitos ele negociación dentro del proce- cho que argumenta teóricamente en beneficio de su cliente
so judicial estatal (más amplios en materia ele derecho pri- en una contienda judicial, mutará hacia la del asesor que, ob-
vado), lo cierto es que dichas negociaciones en definitiva se servando las cuestiones relacionadas directa e indirectamen-
realizan bajo la amenaza latente e.le ir a la justicia en busca te con el caso, y todo aquello que pueda influir, busca una
ele la solución «legal». Cuando esa solución legal beneficia solución al conflicto que proreja del mejor modo posible los
ampliamente a una ele las partes, resultará sumamente difícil intereses ele su cliente (para lo cual, frecuenterneme, deberá
que se llegue a un acuerdo. hacerse cargo de satisfacer también los intereses ele la contra-
Si se aba ndona la idea de la búsqueda e.le la Justicia como parte).
norte del derecho (concepto que ha originado ríos de tinta y Se pueden encontrar varias similitudes entre el proceso ele
bastante poca claridad), y se acepta el principio ele que cada mercado en el que se intercambian bienes y servicios, y el
persona es el mejor juez de sus propias preferenci::is, enton- proceso ele solución de controversias. En ambos casos, cada
ces la naturaleza del derecho y la discusión entre las partes parte sabe qué es lo que prefiere, tiene un conocimiento limi-
adquiere formas completamente diferentes. Pasa ele ser una tado que a su vez es disperso, sabe que si bien están dentro
lucha por adecuar ciertas normas coactivas a lo que un árbi- de una competición existen chances para que la cooperación
tro pueda decidir, a ser una discusión entre personas que tie- sea beneficiosa para ambos. Se hallan frente a las distintas al-
nen un conflicto al que quieren soluciomr de la manera más ternativas, y reconocen que tomar decisiones produce costes
eficiente posible para tocios. de oportunidad.
Cuando ese esquema ele normas cod ificadas y obligato- En el mercado, el empresario es el actor fundamental que
rias es sustituido por el desarrollo espontáneo producido por se sumerge en ese océano de valoraciones, recursos, ofertas,
la acción individual voluntaria ejercida a través ele contratos, demandas, precios, conocimiento disperso, avances tecnológi-
normas consuetudinarias, instituciones y mecanismos partí- cos, y busca descubrir la oportunidad de hacer un buen nego-
cio. Requiere de habilidad para examinar la realidad y perspi-
219 Rojas, Ricardo Manuel, «La uliliclacl del análisis económico en la labor cacia para descubrir opo1tunidades.
ele fiscales y defensores penales», en El 11s0 estratégico del derecho, VELEA, Como sei'talé en la primera parte ele este trabajo, si bien
Caracas, 2010, p. 239. generalmente se asocia a la idea de proceso de mercado con

242 243

:~t;~·-.;.i·. ·:,: . . .· .. ---~ ·... _.· ·. . ·. _-~:-~~~ :_; - - " i ! "- ~ ~ ·;·~~-~t'· >-::-
la e.le competencia -entendid:1 n>llH >rnnl ronlal'ión de itHl' anticipado a los demás. 252 En definitiva, por lo qui· M ' 111111
reses-, lo cierto es que el punto de partida e.le la interaccio11 pite no es por vencer a otra persona que ofrece lo 111 i.., 11111
económica no es la competencia, sino la asociación y la cu que yo, sino por llegar a tener una posición más vent:qu-..1
operación. 250 respecto del uso o disposición ele determinado conocimientu
Las personas tienden a obtener beneficios sin buscar con o recursos.
frontación, a través ele la asociación basada en las ventajas El empresario está en condiciones teóricas de descubrir
comparativas y la división del trabajo. No es habitual que al ele manera gradual buena parte ele ese conocimiento. Su pro-
guicn encare un negocio respecto del cual ya hay muchos blema es que al competir con otras personas que padecen
oferentes, él menos que tenga alguna ventaja que lo haga pen- las mismas limitaciones, el tiempo adquiere un valor funda-
sar que ruede compelir con éxito. De lo contrario, proba- mental. Esto es, el primero que descubre la solución al pro-
blemente tratará ele llegar a algún acuerdo con los actuales blema planteado, es el que triunfa. Por eso es esencial enten-
oíerentes, ta l como proveerles servicios o accesorios. Intenta- der que la competencia no opera funcia mentalmente sobre
rá aprovechar un negocio ya exislente en marcha y exitoso, productos sino sobre información y conocimiento. De allí el
para sumarse a él ele tal modo que tocios ganen. En defini- desa rrollo ele la empresarialiclad basado en el descubrimiento
tiva, la persona que actúe intentando descubrir un buen ne- que han desarrollado autores como Israel Kirzner, y la enun-
gocio (empresario), lo hará en lo posible evitando una con- ciación del principio moral según el cual: «quien lo descubre
frontación, a menos que la expectativa ele triunfo sea grande, se lo quecla>>.2~)
porque las confron1:1ciones son onerosas e ineficientes.2' 1 Estos conceptos y herramientas pueden ser aplicables en
Dacio que los recursos son escasos y las necesidades tien- parte a la tarea del abogado quien, al igual que el empresa rio,
den a ser ilim itadas, tocios los bienes compiten entre sí, y los es visto desde la óptica que aquí se plantea, más como un
constantes cambios ele expectativas y preferencias ele las per- inquieto «buscador de oportunidades» que como un estáti-
sonas producen una tendencia al desequilibrio; y es por ello co cumplidor de reglas formales. 25~ No debe olvidarse que en
que se habla ele competencia, no ya como una forma ele con- un sentido amplio, ejerce una función empresaria l cualquier
frontación directa, sino corno un proceso de descubrimiento persona que actúa para modificar el presente y conseguir sus
objeLivos en el fu turo.255
!>o Mises, Ludwig, La Accirín /Í/1111m1a, op. cit., pp. 173 y ss.
2' 1 Sin embargo, hay una 1endencia a ver en el proceso de mercado u na
fü Hayek, Frieclrich, 1YueJJos lislltdios... op. cit., pp. 227-240.
lucha mortal en1re empresarios inescrupulosos que pugnan por destruirse mu- 25·1 Kirzner, lsracl M. Creatividad, cupitaiis111oyj11sticia distrib11tim, Unión
tuamente. Ex isten incluso ,·arios intentos por llevar los principios de la guerra Editorial, fl ladrid , 1995, pp. J53 y ss.
a los negocios, como por ejemplo en: S1111Tz 11 :~ Ar/ of \'(la rfor 1rc1ders and fü Rojas, Ricardo ,\'lanuel, «La utilidad del análisis económico en la lahrn
i11rnstor,, de Oean Lundell (The ,\lcGr:1w-l lill Companies, 1997). En este libro, de flsca les y defensores penales», en Uso estratégico del derecbo, VELE/\, C11.1
al igual q ue en muchos otros similares. se intentan trasvasar las ensei'lanzas del cas, 2010, pp. 253-254.
maestro chino de la guerra al ámbito ele los negocios, haciendo ver a los em- z,; Buena ele Soto, Jesús, Socialismo, cálculo ecunómico y (!111rni11 c·111
prcsarios o inversores como guerreros q ue deben confrontar constan1ememe presaria/, Unión Edi1ori:tl, Madrid, 2005, p. 41. Agrega el prof1:so1 1h il'l l,1 h
en1re sí (Rojas, Ricardo Manuel, «La utilidad del análisis económico en la labor Soto: «Tanto la expresión castellana empresa como las expresi01w , 11.1111 , .... 1 ,
de fiscales y defensores penales», op. cit.. p. 24:\). inglesa e11trepre11e11rproceden etimológicamente del verbo l.nino ill ¡,11'1,, 11,/11

244 245
El reclamo supone muchas veces un conflicto ele intere- oportunidades que le permiten lograr acuerdo~ l'fk il llll'. t 11
ses y competencias por la obtención ele una solución favora- abogado, dentro del ámbito de su labor, tiene un dvs,11 111 1
ble. Pero ello no descarta la existencia ele ámbitos donde la mibr. Su marco ele acción no se limita a los prinl'ipius d1 1
cooperación o el acuerdo sea más favorable a los intereses derecho que están en discusión, sino que puede expandir ~11·,
ele tocios los involucrados por dicho reclamo. Busca r estas conocimientos y su imaginación para buscar la mejor solu
soluciones efi cientes requiere cooperación, persuasión, dis- ción, que permita resolver el conflicto en el menor tiempo
cusión, evaluación ele incentivos y convencimiento, mucho posible, con los menores costes ele transacción y el mejor re
más que la íuerza ele la argumentación jurídica y el conoci- sultaclo esperable p:u a su cliente.
mienLo ele la legislación y la jurisprudencia.
Visto el abogado como empresario enfocado en un pro-
ceso ele descubrimiento, es posible advertir que la limitación Il. ¿QUÉ ES UNA SOLUCIÓN EFICJENTE DEI. CONFLICTO?
en el conocimiento o información se verifica en dos aspec-
tos: la ignorancia acerca ele los sucesos presentes y la incerti- La tarea del abogado es especialmente importante en dos mo-
dumbre sobre lo que ocurrirá en el íuluro. En esLe contexto, mentos ele la acción e.le su cliente: cuando discute un contrato
no solo es importante aclvcrLir que el hombre acLCia en un o su asociación con alguna institución que resuelva cuestio-
entorno de ignorancia que le impide conocer ciertas cosas, nes legales, y cuando se produce un conflicto, sea por incum-
sino que especialmente desconoce lo que no sabe.2'i6 plimiento contractual o b producción de un daño o crimen.
En el proceso ele mercado, una ele las princi pales tareas En estos casos, el asesora miento del abogado debería en-
ele los empresarios es encontrar oportunidades ele comprar focarse en brindar a su cliente una serie ele alternativas entre
barato y vender más caro, acercando de ese modo el precio las cuales pueda sugerirle cuál es a st1 criterio la más eficien-
ele mercado al punto óptimo y adecuándolo constanlemente te, ya sea durante la redacción ele las cláusulas contractuales,
a las variaciones y cambios.2'i7 Su tarea es descubrir aquellas la adhesión a algún mecanismo institucional, o para negociar
el mecanismo ele resolución ele un conflicto.
El análisis económico se ha encargado de estudiar la no-
e11di-e11s11m, que significa desc11hril; 11e1: percihi1; darse cuenta de, atrapc11; y la
expresión latina in prebe11sa daramcntc conlleva la idea de acción, signiflc,mdo ción ele eficiencia. La idea tradicional ele eficiencia distributi-
to111c11; agarrar asir. En suma, em presa es sinónimo de acción .. . Ahora bien, va ele Pareto indica que una decisión e~ eficiente cuando al
el sentido de empresa como acción está necesaria e inexorablemente unido a menos una persona estará mejor luego de la decisión, y nin-
una actitud emprendedora, que consiste en imentar continuamente buscar, des-
guna estará peor. Como consecuencia ele ello, un determi-
cubrir, crear o ciarse cucma ele nuevos fines y medios. (En sentido similar, ver:
Ravier, Leonardo, Historia Eco11ómica de la e111presaria!ic!ad. Hacia 1111a teoría nado estado ele cosas será eficiente, cuando no sea posible
praxeo!ógica de !ajimw, Unión Editorial, 2016, pp. 583 y ss.). mejorar a ninguna persona sin perjudicar a otra.
256 Sarjanovic, Jvo, «El merc,iclo como proceso: dos visiones alternati vas»,
Estas alternativas eficientes suponen siempre que no exis-
Libertas n.ª 11, Octubre ele 1989; Kirzner, Israel M. , f'erception, Opo1·111nit¡1a11d
Proj)t, The University of Chicago Press, 1979.
ten perdedores, que al menos hay un ganador y el resto pue-
m Kirzner, Israel M., Compete11cia yj i11ició11 empresarial, Unión Editorial, de estar en igualdad ele condiciones. Pero esta situación es
Maclricl, 1975, pp. 23 y 55. muy infrecuente, especialmente en negociaciones complejas,

246 247
en las que probablemente la solución a los conflictos produz- Para alcanzar un acuerdo eficiente, los abogados v, 11.11 lit
ca perdedores. mano a una serie ele indicad.ores que les se1virán de hase.' p,11.t
Por tal motivo se desarrolló lo que se conoce como el su evaluación: el grado ele aversión al riesgo ele las parles, I<>~
criterio de eficiencia de Kaldor-Hicks, también denominado incentivos, las valoraciones subjetivas, los costes ele opo11uni
«criterio potencial de Pareto», que sostiene que una decisión ciad ele cada posible solución, Ja valoración del tiempo, si se
es eficiente cuando, existiendo ganadores y perdedores, las trata ele un negocio circunstancial y aislado o ele un negocio
ganancias de los ganadores permitieran hipotéticamente com- ha bitual, etc.
pe nsar a las pérdidas ele los pe rdedo res, y todavía continuar El abogado buscará resolver el reclamo cierto o eventual,
siendo ganadores.Z'íH con el menor coste posible para todos, ele manera que el p ro-
En la búsqueda ele soluciones de este tipo, muchas veces ceso ele intercambio económico260 se produzca del modo más
los principios jurídicos tradicionales son dejados ele lado por las apreciado por las partes y conveniente para su diente.
partes. Incluso a veces a una persona le conviene indemnizar a De este modo, la perspicacia («alertness») a la que se re-
otra aunque la ley no lo exija, o no se conside re con e l deber ferfa Kirzner, sustituye a la memoria como la mejor cualidad
de hacerlo, porque ele ese modo facilita la solución de un con- del abogado, la comprensió n de la teoría de juegos y la ha-
flicto que le genera beneficios su periores a tal indemnización. biliclacl como negociador reemplaza al estudio teórico de la
Esta es la tesis principal del famoso tra bajo ele Ronakl Coase legislación y la jurisprudencia, y la cie ncia del conocimiento
mencionado antes, en el cual eJ economista inglés concluyó sistem{1tico ele ese derecho normativo se ve sustituido por el
que en definitiva Ja legalidad tiene un precio, y que no siempre arte ele encontrar soluciones e ficientes.
las soluciones legislativas o jurispruclenciales impuestas son las El sentido común y la experiencia serán probablemente
más eficientes para la mejor solución del litigio concreto. 2'í9 más útiles en esta tarea que los estudios teóricos en derecho.
Estos últimos, le servirán para comprender la naturaleza del
llll Ver Rojas, Ricardo Manuel; Schenone, Osvaldo; Storcleur (h), Eduardo, problema que enfrenta, y las alternativas ele solución. Pero
Nocio1ws ele A11á/isis Hco11ómico del Derecho Privado, op. cil., pp. 27 y ss.
"19 Jmagine la siLu ación en la que en dos viviendas contiguas, en una de
ellas una banda de rock está ensayando para su próximo concierto, mientras lmagine, en otra hipótesis, que se trata ele um banda formada por cuatro
que en i;i otra un profesor de matemáticas da clases a cinco alu mnos, lo que amigos no profesion,lies, que tocan muy mal y han encontrado, a modo ele di-
evidentemente se ve impedido por el ru ido producido por los músicos. Una venimento, un bar cloncle podrán acruar gratis el siguiente fin ele semana, mien-
aplicación ele principios jurídicos superiores impuestos legalmente, llevaría a la tras que el profesor ele matemáticas es un Premio Nobel de física que está dán-
conclusión ele que debe aplicarse 111regla según la cual el profesor ele matemá- dole clases a cinco cancliclatos a doctores en matem:ítica a ,azón ele mil dólares
ticas tiene el derecho ele impedir que la banda ele rock interfiera con su clase. la hora cada uno. En estos supuestos es bastante fácil encontrar el modo en que
Sin embargo, esa puede no ser la solución más eficiente del caso, en tér- se podría solucionar el conflicto, muy clisrinto en cada caso, con independen-
mlnos ele la mejor satisfacción ele los intereses ele ambas partes: ello depen- cia ele normas legislativas dispuestas de antemano para resolverlo. Esta misma
derá ele las circunstancias, intereses en juego e incentivos ele los actores, y sit11ación podría tener gran canriclacl ele variantes, cuya solución dependerá ele
ele las alternativas que pueda n encontrar las partes. Imagine que la banda ele la habiliclacl ele los negociadores para encontrar un acuerdo satisfactorio (Rojas,
rock son los Rolling Stones, preparando su última gira mundial, y el profesor Ricardo Manuel, La decisión judicial y la ce1tidumbre jurídica, op. cit., p. 47).
es un estudiante ele ingeniería que intenta que cinco mediocres estudiantes se- l{j(J Uso aquí la palabra «económico» en un sentido genérico, no circuns-
cundarios aprendan ecuaciones a 10 dólares la hora. cripto a intercambios que sean meclibles exclusivamente en términos monetarios.

248 249
ante un reclamo al que no se le ha dado un canal institucio- contactos entre las partes, será visto como una forma ele lt ,1
nal o contractual para su solución, la negociación , la lógica y caso inicial para el abogado .
la economía serán auxiliares indispensables para el abogado. El acuerdo es el destino final que se pretende con la ne-
Las habilidades del abogado en este contexto pasarán me- gociación, pero el no-acuerdo es otra de las opciones, que en
nos por su cap acidad ele argumentación (que supone tratar caso ele producirse es bueno que ocurra lo más rápido posible
ele convencer a un tercero imparcial que tiene el poder de para permitir la búsqueda de otras alternativas de solución. En
decidir) y más por su capacidad ele negociación (que implica ocasiones, la alternativa del no-acuerdo permite trasladar el
encontrar una solución que satisfaga ele alguna manera las conflicto a otro nivel ele discusión, con al me nos algún set de
expecLaLivas de tocios, en especial ele su cliente). cuestiones ya resueltas o consensuadas entre las partes.
En este sentido, el abogado deberá saber identifica r los La negociación es un proceso ele descubrimiento, similar
intereses e incentivos, tanlo los d e su cliente como los ele al proceso de interca mbio en el mercado, donde nuevamen-
aquella persona con la cual mantiene e l conflicto, lo que en te la raíz empresarial es esencial en la labor ele! abogado. Al
teoría de la negociación su¡,one «ponerse en los zapatos del actuar guiados por ciertas técnicas o arles, con mayor objeti-
otro». Eso implica identificar tanto los intereses objetivos (que vidad y capacidad operativa, los abogados brindan un servi-
son medibles, tangibles, observables y reconocibles), corno cio esencial para superar aquella indecisión, desorganización
los subjelivos (que son inta ngibles, personales y basados en y obcecación que pueden mostrar las partes en conflicto.262
la percepción). 26 1 Lo primero que el abogado deberá reconocer es si existe
Muchas veces, la solución óptima no será aquella que sa- verdaderamente un conflicto, o simplemente hay una situa-
tisfaga totalmente las pretensiones de su cliente, sino aq uella ción ele insatisfacción, a veces provocada por información de-
en la que tocias las partes alcancen una misma proporción fectuosa o errónea, que puede ser resuelta rápidamente por
de satisfacción, o que satisfaga alguno de los criterios que la otros medios. Deberá evaluar la relación existente entre el
teoría econó mica ha desarrollado para determinar el nivel ele conflicto y el reclamo que lo origina.
eficiencia ele una decisión. De las o pciones que se presenten En el desarrollo de la estrategia para establecer cláusulas
para resolver el conflicto, el mejor resultado será aquel que eficientes en los contratos o para buscar una solución satis-
con el menor coste y en e l menor tiempo permita conseguir factoria a un conflicto, el abogado deberá tener en cuenta la
el objetivo común. distinción que ha hecho la teoría económica entre valor, coste
Normalmente ante la aparición ele un conflicto, los abo- y precio . Trasladados esos conceptos al análisis ele los conflic-
gados serán la primera línea ele contención para tratar ele re- tos y búsqueda ele solución, no es lo mismo el valor que su
solverlo. No necesariamente será la última, pero hay un gran cliente da al objeto del conflicto, el coste real que podría tener
be neficio común e n la solución rápida y menos costosa . De superarlo y lo que su cliente está dispuesto a ofrecer o recibir
hecho, no alcanzar un acuerdo satisfactorio en los primeros
262
Ello ha siclo puesto ele relieve desde el siglo .K11, cuando Sir Francis Bacon
261Sierralta Ríos, Aníbal, Negocietcionesy Teoría de los fuegos, Ed. Abele- escribió su ensayo O/Negotiating 03acon, Francis, «On Negotiating», en Essc1ys
do Perrot, Buenos Aires, 2011. pp. 11-12. on Counse/s, Civil and kloral, 3. ª edición, 1625, Oxforcl University Press, l 985).

250 251
para lograrlo. Solo cuando esta última variable se yuxtapone re ejercer su actividad profesional y cobrar un hono ra riu 11111
con la de su oponente, se alcanzará un acuerdo (precio). ello. El cliente se ve teñido por la subjetividad de consilk-1,11
En general existe una mayor propensión a una conducta se injustame nte pe rjudicado; el abogado obse1va el co nílicto
cooperativa cuando los individuos interactúan repetidamen- ele manera más desapasionada y objetiva.
te, cuando tienen mucha información recíproca y cuando el Incluso existen visiones distintas ele lo que para el cliente
grupo tiene pocos integrantes.263 Ello se debe a que en esos es «resolver el pleito». Puede simplemente querer que deter-
casos existen mayores incentivos individuales en obtener be- minada situación de hecho cese y la otra parte le reconozca
neficios a futuro en esos inte rcambios, lo que justifica aceptar que tiene razón, o puede querer una reparación económica de
condiciones me nos atractivas para superar el conflicto actual. determinada e ntidad. Puede mantener un ensañamiento per-
Cuando alguien negocia po r única vez con un descono- sonal con la contraparte, o encarar la disputa con la int<:'nción
cido, trata ele sacarle a esa negociación el mayor provecho de superar el conflicto ele manera calmada. Finalmente, puede
posible. Pero cuando negocia repetic.1::tmente con la misma tener mayor o menor aversión al riesgo.
persona a lo largo del tiempo, Lie ne informació n que puede El abogado, por su parte, ele acuerdo con su formación , su
ser impo rtante para generar futuros negocios, y su negocia- experiencia, y su análisis objetivo ele los hechos, podrá eva-
ción repe rcute en un grupo pequeño de personas muy rela- luar las alternativas razonables a la solución del caso. Cuando
cionadas e ntre sí, es más probable que esté dispuesto a ce- las partes realizan un diagnóstico sin1ilar respecto de quién
de r en sus pretens io nes de máxima, a cambio de mantener ganará el pleito y en qué términos, ambas partes tendrán ma-
buenas re laciones a futuro con la contraparte. yores incentivos para llegar a un acuerdo que para litigar, lo
que redundará en ahorro de recursos y tiempo para todos.264
Las valoraciones subjetivas de las p artes y la cantidad ele
[Il, N EGOCJACIÓN Y DISPERS! ÓN DEL CONOCIMl ENTO información disponible juegan aquí un rol muy importante.
Un demandante ad verso al riesgo o pesimista respecto de su
El abogado y su clie nte comparten niveles de conocimiento e derecho será más proclive a aceptar un acuerdo por un mon-
información distintos. Probablemente el cliente conoce mejor to menor. Si ambas pa1tes se guían por un optimismo exacer-
las circunstancias q ue rodea n al pleito que necesita resolver, bado, las probabilidades ele encontrar un punto ele contacto
pero desconoce cuál es la mejor manera ele hacerlo . El abo- entre las p retensiones ele ambas para llegar a un acuerdo ten-
gado, es un especialista en resolver pleitos, aunque sabe muy derán a decrecer. 265
poco sobre este en particular. Por lo tanto, una ele las tareas esenciales ele! abogado es
A pesar de que están «del mismo lacio», sus incentivos, despejar la información objetiva de la nacida en meras expec-
ó pticas y prefe rencias particulares no necesariamente coinci-
den. El cliente quiere solucionar su pleito, el abogado quie-
26
\IJilchell A. , An b1troductio11 to Law ancl Economics, Little
' Pol insk y, 1
Brown , 8oston, 1989, p. 109.
263 North, Dougb ss C., Jnslil11ciones, cambio inslil11ciona! y desempe1io .!6\ Rojas, Ricardo Manuel; Schcnone, Osvaldo ; Stordeur (h), Eduardo, No-
económico, op. cil ., p. 24. ciones de Análisis Eco11ón/.ico del Der echo Priuctclo, op. cit., p. J 79

252 253
tativas, identificar el orden de las preferencias de su cliente, Sin embargo, el reconocimiento ele este nuevo rol e.Id aho
y brindarle un panorama realista de la situación. Solo a partir gado como el facilitador de acuerdos y soluciones eficien
de entonces ambos estarán e n condicio nes óptimas de apro- tes, debería llevar a replantear el valor de su trabajo. Su valor
vechar e l conocimiento que cada uno posee para emplearlo depende fundamentalmente del resultado obtenido y cómo
en la búsqueda de la solución eficie nte. contribuyó a é l, y no tanto e n el trabajo necesa rio para alcan-
zarlo.267

IV. EL VA LOR DEL TlW3AJO DEL ABOGADO


ele Irfo1 ite, ele muchísimo dinero con gran ca ntidad de herederos y mu chos
Y SU RECONOCIMIENTO ECONÓMICO
bienes. El hijo muy entusiasmado torna el caso y se pone a trabajar. Dos meses
cbpués habla con su padre y orgulloso ele sí mismo le dice: «Mirn papá, he es-
Para la gente común, la necesidad ele contratar un abogado 1ucliaclo cleteniclamente los biene; que constituyen la herencia, hice cálculos y
para que lo represente en un pleito es un coste adicional que divisiones, y junIé a tocios los herederos ofreciéndoles una forma de partición
que tocios aceptaron. La presenté al juez y la aprobó, así que se ha acabado
generalme nte no paga ele buena gan a; y al momento ele ha-
el expeclieme y todos recibieron su parte». El padre lo miró azorado y le elijo:
cerlo, casi nadie puede evitar el ejercicio mental ele calcular «~Qu~ hiciste, hijo' Durante diez a1i.os cobramos muchísimo dinero mensual-
cuánto tiempo de trabajo le demandó al abogado defende r su mente por llevar adelante ese proceso, y tú lo terminas en dos meses».
caso y d ivid irlo por el dinero que habrá ele cobrar. Puede parecer algo exagerado, pero no se aparta mucho ele la realidad
ele lo que se evalúa y discute al momemo ele ca lcular los honorarios ele los
La visión de valor-trabajo (ya fu ertemente cuestionada por
abogados.
la teoría económica a partir de los marginalistas en la segunda 267
Recuerdo cierto proceso penal que debí juzgar hace tiempo. Era una
mitad del siglo XIX y rebatida definitivamente por la Escuela gran maniobra que involucraba ciemos ele estafas, más ele :30 imputados en
Austriaca), de todos modos continúa siendo la base p ara valo- clistimos niveles, algunos funcionarios ele alto rango ele la ciudad, otros empre-
sa rios, muchísimos querellantes agrupados en varias querellas, alrededor ele
rar el clesempeí'ío del abogado, incluso es uno ele los paráme-
1.300 testigos pedidos para el juicio. Parecía un el<'bace imposible ele realizar,
tros más impo rtantes contemplados e n las legislaciones sobre ya desde el espacio físico para albergar a tantas partes y abogados. Finalmente
regulación ele honorarios. el juicio se llevó a cabo ele manera rápida )' eficiente porque el Tribunal ad-
Los propios abogados muchas veces contribuyen a ello, mitió la posibiliclacl ele celebrar acuerdos parciales con la fiscalía ele reconoci-
miento ele responsabilidad y fijación de pena, lo que achicó considerablemen-
sabiendo que ya sea sus clientes al negociar sus ho norarios te la canlielacl ele personas que fueron a juicio. El debate duró unos seis 111eses,
o los tribuna les al momento de regularlos en sus sentencias, al que asistieron solo las parres que no acordaron con los acusadores. Luego
tendrán e n cue nta la cantidad de tiempo clemanclaclo y el tra- se dictó una única sentencia que incluyó ianto a los que acordaron antes como
bajo efectivo desarrollado por el profes ional, con la misma o a los que fueron a debate. Por supuesto, los primeros estuvieron durante seis
meses asistiendo a las audiencias, interrogando a los testigos, alegando, su tra-
mayor importancia que el resultado al que se llegó gracias o
bajo y la inversión ele tiempo, en ese sentido, fue considerablemente mayor a
a pesar ele sus gestiones. 266 la ele los ahogados que propiciaron acuerdos con la fiscalía.
Pero al momento ele regular los honorarios profesionales ele unos y otros
abogados, el Tribun:i l sostuvo: «La circunstancia de haber intervenido duran-
iM Existe un viejo y muy conocido chiste ele abogados que ilustra el pun- te el extenso debate ha sido una pauta de especial atención a la hora de fijar
to: el hijo ele un famoso abogado se gradúa , y su padre, para iniciarlo en la pro- los honorarios, y ha determinado mayor valuación de la tarea de quienes ac-
fesión, le entrega el caso ele una importante sucesión, que ya lleva diez años luaron en las jonzadas que insumió el juicio, por sobre fa de q11ie11es optaron

254 255
Es más, debería ser evaluado de manera negativa la pro-
ducción de gastos o gestiones innecesarias que incrementan
Conclusión
los costes para los clientes en forma ele peritajes, asesoramien-
tos, gastos administrativos, y fundamentalmente tiempo , que
generalmente es el activo más valioso vinculado con las tran-
sacciones. 268

La teoría económica, especialmente desde su asociación con


la Praxeología e n los trabajos de Ludw ig von Mises, mostró
el camino para e l desarrollo científico del estud io ele las cien-
cias sociales a partir ele la acción humana.
Sin embargo, el desarrollo que en este sentido tuvo la Eco-
nomía no fue seguido por otras ele las llamadas «ciencias so-
ciales», en especial por el Derecho. Las distinras visiones del
derecho, a lo largo ele la historia, partieron en mayor o menor
medida ele criterios epistemológicos basados en el colectivis-
mo metodológico. Especialmente a partir del siglo xvnr, el or-
den jurídico fue concebido como un conjunto de normas que
por la alter11r1tíua del j 11ício abreviado. listo /Í/ti1110 110 implica e/emérito alg11 no han sido creadas, o al menos reconocidas y aplicadas, por una
pare, ese P,mpo de profesio11ales, p11C1s CJI Trib1111al ha po11derado j)ositiucl//1e11/e
el ejercicio de 1111a opció11 q11CJ contrib1tyó a simplificar la plcm[/1wció11 y de-
autoridad superior a los individuos involucrados.
sarrollo del debate, y al 111is1110 tiempo.f7¡ar 1111a limitación a la pe11a aplicable En atención a ello, el propósito de este trabajo ha siclo
r¡11e.fi1e 11e11tc1¡osa pare, s11s asistidos» (causa 842-858-903: «Pico, José Manuel mostrar un camino para comenzar el desarrollo ele teoría ju-
y otros», del Tribunal Oral en lo Criminal n.0 24, senrencia del 5 ele diciembre rídica elaborada a partir ele la acción humana individual, con
de 2002).
Sohrc esta base, se tuvo en cuenta el resultado y cómo la gestión ele los
independencia de cualqu ier acto ele coacción sobre los indi-
abogados contribuyó a que se hiciera un proceso rápido y eficiente, motivo por viduos, y que al mismo tiempo permita cumplir con dos obje-
el cual la difert:ncia en la regulación de los honorarios de unos y otros no fue tivos que suelen exigirse al orden jurídico: certidumbre sobre
tan amplia como hubiese siclo si se siguieran los criterios objetivos habituales. las reglas ele coexistencia pacífica, y mecanismos para hacer
ic,s 0e los muchos ejemplos ele esto que se pueden encontrar, se me ocu-
rre que uno 111uy significativo fue el acuerdo entre los Estados norteamerica- cumplir las decisiones que resuelven controversias.
nos y las empresas tabacaleras, al que se arribó en 1998 y evitó posiblemente Con ese propósito, de lo dicho en las páginas anteriores
décadas de procesos que insu111irían enormes cantidades ele dinero, y resolvió pueden extraerse algunas conclusiones:
rápiclameme un pleito mu y co111plejo.
Los :1bogaclos que gestionaron ese acuerdo cobraron una fortuna en ho-
norarios, por unos pocos meses ele trabajo, y sin pisar los tribunales. Proba- l. El derecho y la economía son aspectos del estudio de los
blemente fueron honornrios mucho más merecidos que si hubiesen debido fe nómenos vinculados con la acción humana y e l inter-
liLigar durame décadas a un enorme coste para tocias las partes. cambio. Concretamente el derecho se vincula con el modo

256 257
en que se formalizan las transacciones y se canalizan los la interacción humana con total prescindencia de dicha auto-
reclamos. Por lo tanto, los principios de la praxeología apli- ridad. Consecuentemente, no pudieron su rgir en el derecho
cados a la economía, son igualmente aplicables al derecho. -salvo en áreas muy acotadas- instituciones espontáneas al
2. En ese contexto, el estudio de l derecho debería centrar- modo en que se manifestaron en el campo de la economía.
se fundamentalmente en la teoría de los contratos, ele las Así corno al economista no Je resultaría muy complicado
normas consuetudinarias nacidas de la convivencia y la explicar la formación ele precios o el funcionamiento de la
cooperación, y ele las instituciones formadas con el pro- moneda y la tasa de interés, gracias a que este tipo de inte-
pósito de disminuir costes ele transacción y definir dere- racciones llevan detrás ele sí siglos ele praxis producida con
chos ele pro piedad. Todo e llo supo ne un desarro llo es- independencia del Estado, no le ocurre lo propio al jurista,
pontáneo, evolutivo e individual, que se produce dentro quien al menos durante los últimos tres siglos ha visto que
del propio proceso de mercado. todas las instituciones del derecho se han desarrollado desde
3. El derecho no tiene vinculación alguna con el poder esta- la legislación o la jurisprudencia estatales.
tal. Tanto las normas ele convivencia y cooperación, como Se invoca en tal sentido que si no existieran estas solucio-
los procedimientos para canalizar los reclamos, son pro- nes escritas, seguras y previas a la acción, establecidas a través
ducto de decisiones individuales y normas surgidas a partir de legislación compuLsiva suficientemente conocida, la falta de
ele una evolució n espontánea. La legislación que normal- certidumbre y la imprevisión elevarbn los costes ele transac-
mente sustituye a este proceso, resulta un elemento perni- ción de un modo insostenible. Entiendo que a esta objeción la
cioso y extrati.o al derecho. economía ha dacio respuestas que el derecho deberá replicar.
4. El mismo mecanismo que permite establecer reglas y efec- En este sentido, segu ramente se habrá advertido que me
tuar reclamos, alienta el desarrollo de instituciones que ten- referí recurrentemente a lo largo de este libro a ]a estrecha vin-
gan por objeto hacer cump lir las decisiones que resuelven culación ele tres elementos, en la tarea ele elaborar una teoría
los reclamos. La intervención estatal para imponer ese cum- de l derecho cuyo punto ele partida sea la praxeología: con-
plimiento es también ajena al derecho en su concepción es- tratos, instituciones y normas consuetudinarias; y cómo ellos
tricta, y en todo caso, una manifestación ele poder político. contribuyen a establecer criterios certeros vinculados con la
responsabilidad por daños y crímenes, y para organizar meca-
Así como la praxeoJogía permitió elaborar teoría econó- n ismos para evitar o resolver los reclamos.
mica que permitió fundamentar la separación de la economía La reiteración ele esta afirmación tuvo por objeto remarcar
y el Estado, del mismo modo deberá contribuir a elaborar teo- la relación estrecha entre tocios ellos. Una teoría del derecho
ría jurídica que permita separar el de recho del Estado. debería nacer a partir del desarrollo teórico de cada uno de
Reconozco la dificultad para admitir la posibilidad de una estos elementos, y esencialmente del modo en que se vincu-
teoría de l derecho que prescinda completamente ele imposi- lan y fortalecen entre sí. Solo un abordaje integral de estos
ciones normativas por la autoridad política. A diferencia de elementos combinados permitirá sustituir al actual derecho
lo sucedido con la economía, en el campo del derecho prác- estatal por mecanismos coordinados y consensuados de in-
ticamente no ha podido desarrollarse un ejercicio práctico de teracción y solución de conflictos.

258 259
Seguramente la propuesta de eliminar toda imposición esta-
tal a la forma de relacionamiento y solución ele conflictos entre
las personas, disparará múltiples objeciones o preguntas res-
pecto de cómo .se solucionarían entonces tales o cuales proble-
mas. En este punto, me parece impo1tante no perder ele vista
que una concepción jurídica desde la praxeología constituye un
cambio completo ele paradigma respecto de la ciencia jurídica
admitida. Por ello, no resulra válido discutir problemas quepo-
drían producirse en un contexto teórico completamente nove-
doso, a pa1tir del empleo ele las categorías científicas actuales.
Esos cuestionamientos y plantees son válidos y enorme-
mente útiles, pero deberán ser abordados dentro del desarro-
llo ele una nueva visión del derecho. Como en todo desarrollo
teórico, en especial vinculado con las ciencias sociales, segu-
ramente los problemas o cuestionamientos podrán plantearse
siguiendo un orden lógico: algunos ele ellos deberán ser re-
sueltos primero, para poder encarar los más complejos.
Por ello, una ele las conclusiones más importantes ele este
libro, es que para alcanzar algún día un contexto en el cual, al
igual que la economía, el derecho sea desarrollado con inde-
pendencia del Estado, hará falta mucho estudio y desarrollo
científico teórico a partir de los postulados ele la praxeología.
Este libro simplemente tiene por objeto señalar la posibili-
dad ele ese camino, que hoy se encuentra muy poco explorado.

260
RICARDO M.ANuEL ROJAS (Buenos Aires,
1958) en abogado, Doctor en Historia Eco-
nómica en ESEADE, Juez del Tribunal en
lo Criminal n. 0 18 de Buenos Aires. Profe-
sor de Análisis Económico del Derecho
Penal en la Maestría en Derecho y Econo-
mía de la Universidad de Buenos Aires.
Profesor visitante en varias Universidades,
así como autor de libros y ensayos acadé-
micos, además de tres novelas (El
Amanece,; El señor Robinson y El Consor-
cio). Entre sus libros se destacan: Las con-
tradicciones del derecho penal (Ad-Hoc,
2000), Análisis Económico e Institucional
del Orden Jurídico (Ábaco, 2004), Ele-
mentos de teoría constitucional. Una pro-
puesta para Cuba (Fundac ión Hayek,
2008), Realidad, Razón y Egoísmo: el pen-
samiento de Ayn Rand (Unión Editorial,
2011 ), Nociones de Análisis Económico del
Derecho Privado (UFM, 2012), Resistencia
Para más informaci6n, no violenta a regímenes autoritarios de
base democrática (Unión Editorial, 2015),
véase nuestra página web
y La decisión judicial y la certidumbre jurí-
www.unionedirorial.es dica (Unión Editorial, 2018).

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