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Resumen. El artículo presenta una revisión teórica de las dificultades y beneficios del uso
de los instrumentos de evaluación psicológica que se aplican a los adultos en las evaluacio-
nes periciales de guarda y custodia de los niños. Se comentan los datos disponibles sobre el
uso de los tests psicológicos en estas evaluaciones a nivel internacional, pero con especial
incidencia en la realidad española y una síntesis de las condiciones jurídicas para la admi-
sibilidad de estas pruebas tanto en el entorno norteamericano como en España. Se realiza un
análisis crítico de los instrumentos más utilizados en nuestro contexto en la exploración de
los adultos ofreciendo consideraciones de utilidad para los técnicos que realizan estas inter-
venciones en relación al uso de los instrumentos de evaluación.
Palabras clave: evaluación pericial, guarda y custodia, instrumentos de evaluación, admi-
sibilidad.
Abstract. The article presents a theoretical review of the difficulties and benefits of using
psychological assessment tools directed toward adults in forensic evaluations of child cus-
tody. We discussed: (1) the international information available about the use of psycholog-
ical tests in these assessments, with a special focus on Spanish reality and (2) a summary of
the legal conditions for the admissibility of these tests in the North-American and Spanish
contexts. A critical analysis of the more used tools is performed in our context of the assess-
ment in adults, providing useful considerations for technicians in relation to the application
of such tools in child custody evaluations.
Keywords: forensic evaluation, child custody, psychological tests, admissibility.
La consolidación de las funciones del psicó- luaciones de salud mental en el ámbito de los
logo forense en el ámbito de familia y más con- tribunales de familia (e.g.: Tippins y Wittmann,
cretamente, en la evaluación pericial de la guar- 2005), la valoración general de estas interven-
da y custodia de los niños, es un hecho consta- ciones es positiva tal como demuestra la fre-
tado, tanto en el contexto norteamericano cuencia de su solicitud o admisión por los tribu-
(Erickson, Lilienfield y Vitacco, 2007) como en nales.
España (Arch, 2008). A pesar de que se han rea- Son diversas las cuestiones sobre las que se
lizado críticas sobre la poca utilidad de las eva- consulta a los psicólogos que actúan en este
ámbito (adopciones, filiación...), sin embargo,
La correspondencia sobre este artículo deberá enviarse a la primera el principal requerimiento de los jueces y
autora al Departament de Personalitat, Avaluació i Tractament Psicològic. magistrados suele dirigirse fundamentalmente a
encomendarle que dictamine sobre la idoneidad
Facultat de Psicologia. Universitat de Barcelona. Passeig de la Vall
d’Hebrón, 171. 08035 Barcelona (España). E-mail: march@ub.edu
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de que la guarda y custodia de los hijos del a las recomendaciones genéricas de las guías
matrimonio – o pareja de hecho - en litigio le especializadas en la materia (AACAP, 1997;
sea concedido a uno u otro de los cónyuges o a AFCC, 2006; APA, 1994) y, aunque con mati-
ambos de forma compartida. Las estimaciones ces, a las apreciadas en sus investigaciones por
en este sentido indican que, en España, al los autores norteamericanos (Ackerman y
menos el 80 por 100 de demandas de periciales Ackerman, 1997; Bow y Quinnell, 2001, 2002;
psicológicas en los juzgados de familia corres- Lafortune y Carpenter, 1998; Keilin y Bloom,
ponde a asuntos matrimoniales y de ellos una 1986). En este diseño metodológico seguido por
proporción variable pero no inferior a la mitad, los profesionales, destaca la frecuencia de uso
son dictámenes de custodia (Ramírez, 2003). de test psicológicos en la exploración de los
La evaluación pericial en estos casos entraña adultos como parte de la evaluación; posible-
una enorme dificultad (Otto, Edens y Barcus, mente potenciado en este entorno profesional,
2000) ya que el psicólogo forense se enfrenta a tal como indica Brodzinsky (1993), porque su
una intervención que requiere la exploración de uso por parte de los peritos resulta muy atrayen-
diversas personas y, por tanto, de un gran núme- te para los juristas que consideran que la evalua-
ro de variables. Asimismo, se ha resaltado la ción cobra objetividad científica si se encuentra
dificultad añadida que entraña esta labor por apoyada por los resultados de estos instrumen-
cuanto supone una de las más estresantes para tos. Sin embargo, como destacaron Bow y
los profesionales a causa de los altos niveles de Quinell (2001) y Lafortune y Carpenter (1998),
emotividad y acritud que acostumbran a encon- a pesar de la evidencia de frecuencia de uso de
trarse asociados a los procesos de ruptura fami- los test psicológicos en las periciales de custo-
liar (Kirkland y Kirkland, 2001). La compleji- dia, los profesionales les otorgan un valor
dad de la intervención se evidencia también en moderado de importancia para su valoración
los resultados ofrecidos por los autores que han frente a otras técnicas como las entrevistas indi-
explorado la frecuencia de quejas recibidas en viduales con cada progenitor y con el menor o
las Comisiones Deontológicas de las asociacio- la observación de la interacción parento-filial.
nes y colegios profesionales y que muestran que A pesar de la evidencia de frecuencia de la
un alto número de las mismas corresponden a intervención del psicólogo forense en las eva-
intervenciones periciales y, concretamente, en luaciones de custodia, la utilidad de estas peri-
su mayoría referidas a evaluaciones realizadas ciales ha sido criticada tanto por juristas como
en el ámbito de familia (Cayuela, Jarne y por profesionales de salud mental (Bow, Gould,
Molina, 2004; Montgomery, Cupit y Wimberly, Flens y Greenhut, 2006). En relación con ello,
1999). la bibliografía científica muestra un gran debate
Aunque desde nuestra disciplina se han pro- sobre la adecuación del uso de tests psicológi-
puesto diferentes modelos para la evaluación de cos en la evaluación de custodia (Bricklin 1992,
la guarda y custodia (e.g.: Brickiln, 1995; 1999; Brodzinsky, 1993, Grisso, 1986, 1990;
Collier, 1996; Fariña y Arce, 2006; Ramírez, Quinell y Bow, 2001; Ramírez, 2006). En este
1997), los datos empíricos que muestran las contexto, el objetivo del presente trabajo fue
prácticas reales de los profesionales son aun realizar una revisión crítica de los instrumentos
limitados (Ackerman y Ackerman, 1997; Arch, de evaluación psicológica aplicados a los adul-
2008; Bow y Quinell, 2001; Keilin y Bloom, tos en valoraciones periciales de custodia y de
1986; Lafortune y Carpenter, 1998). las normas jurídicas que guían la admisibilidad
Los resultados provenientes de nuestro país de los mismos por parte de los tribunales; ofre-
(para una revisión ver: Arch, 2008), nos indican ciendo pautas concretas derivadas de ambos
que la metodología de evaluación (procedi- aspectos que pueden contribuir a facilitar la
mientos y técnicas) de los psicólogos forenses labor de los psicólogos que intervienen en pro-
españoles ofrece un perfil básico que se adecua cedimientos de familia.
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Tabla 1: Distribución por autores de los porcentajes observados de uso de diversos instrumentos psicológicos en evaluaciones de guarda y custodia
Tests Arch (2008) Quinell y Bow (2001) Ackerman y Ackerman (1997) Keilin y Bloom(1986)
16PF-5 69 9 8 6
MMPI2 60 94 92 71
MCMI-II/III 60 52 34 –
HTP 19 10 6 4
STAI 12 - - -
EPQ-R 10 - - -
ROSCHACH 10 44 48 42
SCL-90 10 - - –
WAIS 8 47 43 29
Frases incompletas - 26 22 12
TAT - 24 29 38
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una valoración de custodia es frecuente. Sin 1990; Lilienfield, Wood, y Garb, 2000; Medoff,
embargo, resulta evidente que la estimación de 2003); aunque se haya reconocido cierta utilidad
la capacidad intelectual no informará al evalua- por su calidad de “test enmascarados”, difíciles
dor sobre el conocimiento que un progenitor de falsear, ya que el sujeto no presentaría con-
tiene sobre su hijo, la relación que mantienen o ciencia de la relación entre sus respuestas y su
el conocimiento y comprensión sobre el ajuste mundo interno (Anastasi, 1998; Marquez,
emocional del hijo (Otto, Edens y Barcus, Vizcarro y Fernández-Ballesteros, 2004).
2000). Tal y como señalan Baerger, Galatzer- Asimismo, Rodríguez Sutil (1999, 2007) ha
Levy, Gould y Nye (2002) salvando la excep- señalado la bondad de los sistemas de correc-
ción de la presunción de existencia de un grave ción y puntuación que se han desarrollado
deterioro cognitivo que imposibilitase el cuida- entorno a algunas pruebas proyectivas y concre-
do adecuado de los niños, no se encuentra empí- tamente al propuesto por Exner (1974, 1978,
ricamente establecida la relación entre el fun- 1986) en relación al test de Rorschach.
cionamiento intelectual y la capacidad de crian- Sin embargo, y respecto al uso concreto en
za de los hijos. Por tanto, es poco probable que evaluaciones de custodia de pruebas proyecti-
la información sobre la capacidad cognitiva vas basadas en el dibujo, la literatura científica
contribuya a la valoración de habilidades paren- señala con claridad que su fiabilidad y validez
tales. De hecho, los citados autores concluyen puede ser débil o inexistente (Baerger, Galatzer-
que estas pruebas no son pertinentes para la Levy, Gould y Nye, 2002; Erickson y cols.,
evaluación de la idoneidad para la ostentación 2007; Hynan, 2003; Lally, 2001). Como hemos
de la guarda y custodia, porque la información visto, el uso del Rorscharch se encuentra noto-
que aportan es irrelevante. Asimismo, señalan el riamente extendido en las evaluaciones de cus-
riesgo y posible perjuicio derivado de que los todia en el contexto norteamericano (no así en
tribunales puedan malinterpretar los datos pro- el español). De hecho, su uso sistemático apare-
venientes de valoraciones cognitivas de los pro- ce recogido en el protocolo de una de las prue-
genitores estimando que el progenitor que bas diseñadas específicamente para la evalua-
obtenga una mejor puntuación (“más inteligen- ción de custodia en el contexto norteamericano
te”) pueda constituir un “mejor padre” y, conse- creada por Ackerman y Schoendorf (1992), el
cuentemente un mejor cuidador del hijo. ASPECT.
Esta situación nos sugiere que las pruebas
proyectivas y, en particular, el uso del test de
Técnicas proyectivas y evaluaciones Rorscharch, cuentan con un buen nivel de con-
de custodia fianza de los técnicos norteamericanos especia-
listas en estas evaluaciones a pesar de las criti-
Aunque las técnicas proyectivas gozaron de cas que se han vertido sobre dichos instrumen-
un gran reconocimiento durante más de cuatro tos en el entorno forense.
décadas, considerándose durante ese tiempo
como las más importantes, a partir de los años
sesenta han suscitado numerosas críticas entre Recomendaciones y consideraciones sobre
los expertos en evaluación psicológica, deriva- el uso de instrumentos en la evaluación
das, entre otros factores, del escaso soporte forense
empírico constatado a través de la investigación
(Marquez, Vizcarro y Fernández-Ballesteros, El dictamen emitido por el perito en relación
2004). a la materia sobre la que se le ha interrogado es
Cabe recordar, asimismo, que el uso de prue- un medio de prueba dentro de un proceso judi-
bas proyectivas en entorno forense ha recibido cial, que será ponderada y valorada por el juez
duras criticas por parte de los expertos (Grisso, en su propia toma de decisión para dictar la sen-
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todia de los hijos no es una excepción y, por vinculado a o determinado por los peritos para
tanto, deben cumplir las normas de admisibili- adoptar su propia decisión. La dificultad de este
dad (Baerger, Galatzer-Levy, Gould y Nye, criterio establecido en nuestro país, estriba en la
2002). consideración objetiva de que elementos con-
Con anterioridad a la norma Daubert, algunos forman “la sana critica” habiéndose asemejado
autores (e.g. Hailbrun, 1992) ya habían sugeri- desde el entorno jurídico, entre otros, a concep-
do la conveniencia de usar criterios más estric- tos como “el razonar humano”, “las más ele-
tos en la elección de las pruebas psicológicas a mentales directrices de la lógica humana”, “nor-
aplicar en las peritaciones, facilitando una serie mas racionales “ o “sentido común” (Zubiri,
de puntos básicos a considerar por el psicólogo 2006). Este autor, en función de lo establecido
(ver tabla 2); el seguimiento de estas directrices por la regulación jurídica (Articulo 478 de la
ayuda al profesional a mantener un sistema afín LECrim), sugiere los puntos fundamentales que
a los criterios explicitados en la norma Daubert. deben reflejarse en los informes periciales para
Los instrumentos utilizados deben estar comercializados y por tanto haber pasado un proceso de revisión sólido, acompañados de un manual que des-
criba su desarrollo, las propiedades psicométricas (fiabilidad y validez), normas de aplicación, etc.
Constatar que están disponibles los datos de normalización del instrumento.
Asegurarse que el nivel de fiabilidad de la prueba esta adecuadamente demostrado. Extremar la prudencia en el uso de instrumentos con estimaciones
de fiabilidad inferiores a 0.80.
Además de la fiabilidad, cabe constatar la validez de la prueba, consultando a tal efecto los datos que deben constar en el manual.
Asegurarse que la prueba utilizada es pertinente para la cuestión que se formula desde los juristas. Ello debería estar establecido, siempre que sea posi-
ble, por la validación de investigaciones publicadas en revistas con proceso de revisión anónima por pares.
El examinador deberá considerar las diferencias existentes entre los fines para los que se desarrollo la prueba originalmente y los correspondientes a
lo que se está evaluando en entorno forense.
Seguir de forma estricta los requisitos para la aplicación de la prueba, incluyendo la adecuada formación y experiencia de quien la administra.
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Tabla 3. Puntos fundamentales que debe incorporar el informe pericial. (Adaptado. Zubiri,2006)
Hacer constar los elementos efectivos de los que parte para la realiza- En caso de discrepancia el juez podrá determinar si ésta proviene del
ción de la pericial. Reflejando los hechos y fuentes de conocimiento método de valoración utilizado, de las apreciaciones que el perito rea-
en que se basa a fin de facilitar su contrastación. liza como experto o de que parte de unos hechos diferentes a los valo-
rados por otro técnico o de los contrastables por otros medios.
Informar de las operaciones (reglas de la ciencia) que el técnico ha El juzgador puede constatar que el perito haya actuado conforme al
llevado a cabo para la elaboración de su dictamen. Teniendo en cuen- método científico y valorar la fiabilidad de su dictamen.
ta que:
– El status científico de una teoría viene determinado por su someti-
miento a procesos de refutabilidad y control.
– Las afirmaciones que constituyen una explicación científica deben
ser susceptibles de una verificación empírica.
Tabla 4. Directrices para valoraciones con menor carga de evidencia directa. (Zuribi, 2006 en referencia a Cobo, 2000)
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Artículo recibido: 14/11/2009
Revisión recibida: 01/12/2009
Artículo aceptado: 13/12/2009
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Vol. 20, 2010 - Págs. 59-70 ISSN: 1133-0740 - DOI: 10.5093/jr2010v20a6
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