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Propuesta de modificación de la Ley no. 1674, para disminuir los índices de violencia
intrafamiliar
La Paz – Bolivia
2013
Cesión de derechos de autor
Al presentar esta Tesis como uno de los requisitos previos para la obtención del Grado Académico
de Magíster en Administración de Justicia de la Universidad Mayor, Real y Pontificia de San
Francisco Xavier de Chuquisaca, autorizo al Centro de Estudios de Postgrado e Investigación, a la
Biblioteca de la Universidad y al Instituto de la Judicatura de Bolivia, para que haga de esta Tesis
un documento disponible para su lectura según las normas de la misma.
Asimismo, manifiesto mi acuerdo en que se utilice como material productivo, dentro del
Reglamento de Ciencia y Tecnología, siempre y cuando esta utilización no suponga ganancia
económica potencial.
Para el sustento de la tesis se han empleado métodos teóricos como la revisión documental
del Derecho Comparado y técnicas propias de las ciencias sociales.
Introducción
La violencia contra la mujer es una forma de discriminación y una violación de los derechos
humanos. Causa sufrimientos indecibles, cercena vidas y deja a incontables mujeres viviendo con
dolor y temor en todos los contextos del país y del mundo. Causa perjuicio a las familias durante
generaciones, empobrece a las comunidades y refuerza otras formas de violencia en las sociedades.
La violencia contra la mujer les impide alcanzar su plena realización personal, restringe el
crecimiento económico y obstaculiza el desarrollo de la nación. La generalización y el alcance de la
violencia contra la mujer ponen de manifiesto el grado y la persistencia de la discriminación e
injusticia con que siguen tropezando las mujeres. Por consiguiente, sólo se puede eliminar esta
violencia, tratando de eliminar la discriminación, promoviendo la igualdad de género, el
empoderamiento de la mujer y, velando por el pleno ejercicio de los derechos humanos de la mujer.
En el contexto nacional, todo el país saldría beneficiado si se pusiera fin a este tipo de
violencia, ya que se han logrado grandes progresos en la creación del marco legal para lograrlo. Sin
embargo, han surgido nuevas formas de violencia, lo que ha ocasionado un retroceso en los avances
hacia la igualdad y la ausencia de violencia que ya se había logrado con anterioridad. El
predominio constante de la violencia contra la mujer es una demostración palpable de que el Estado
Boliviano todavía no ha encarado el problema del compromiso político, la visibilidad y los recursos
necesarios para combatirla.
Las raíces de la violencia contra la mujer están en la desigualdad histórica de las relaciones de
poder entre el hombre y la mujer y la discriminación generalizada contra la mujer en los sectores
tanto público como privado. Las disparidades patriarcales de poder, las normas culturales
discriminatorias y las desigualdades económicas se han utilizado para negar los derechos humanos
de la mujer y perpetuar la violencia. La violencia contra la mujer es uno de los principales medios
que permiten al hombre mantener su control sobre la capacidad de acción y la sexualidad de la
mujer.
Bajo estas consideraciones y con el fin de hacer más didáctico el trabajo, se presentan a
continuación los contenidos estructurales de la Tesis, los mismos que se han encuadrado al
protocolo de investigación del Centro de Estudios de Postgrado e Investigación (CEPI), en actual
vigencia.
En el país, la violencia de género se vincula al desequilibrio actual en las relaciones de poder entre
ambos géneros en los ámbitos social, político, económico y religioso, a pesar de los esfuerzos por
parte de la sociedad en beneficio de la igualdad de género. La misma, se manifiesta como el
símbolo más brutal de la desigualdad existente en la sociedad boliviana. Se trata de una violencia
que se dirige sobre las mujeres por el hecho mismo de serlo, por ser las mismas consideradas, por
sus agresores; como carentes de los derechos mínimos de libertad, capacidad de decisión y respeto.
La violencia contra las mujeres está ocupando desde hace muchos años el centro de atención
de la opinión pública y de la acción política, y ya ha sido objeto de un significativo número de
estudios e investigaciones sociales en todos los niveles. Sin embargo su prevalencia no ha
disminuido y, al contrario sus manifestaciones se han hecho caca vez más violentas.
2. Situación problémica
El tema concreto de la violencia contra la mujer no es desde luego trivial o superficial y, antes de
abordar su tratamiento, es necesario entender, en qué consiste concretamente esta violencia, para
poder identificar luego cuáles son los aciertos, problemas y carencias de su representación
mediática.
Con la violencia contra la mujer ocurre lo mismo que con numerosos otros problemas
sociales, que no se advierten hasta que se nombran e identifican como un problema. Como ha
explicado Puleo, Alicia (2001: 117), “el primer paso para solucionar un problema es reconocerlo, y
para reconocerlo hay que identificarlo y definirlo; anteriormente no existe”. Lo primero entonces,
para comprender el problema de la agresión a la mujer, es reseñar cómo se lo ha identificado,
nombrado y definido.
Si bien la mayoría de los juristas que definen la agresión a la mujer hacen especial hincapié
en las relaciones de dominación que se estructuran en el interior de la familia, existen también
objeciones a utilizar términos como “violencia doméstica” o “violencia intrafamiliar”. Los
argumentos más esgrimidos en su contra es que sitúan la causa del problema en la familia y el
hogar, manteniendo así su tradicional relego al espacio privado, y que omiten a ambas partes,
víctima y verdugo. Sus detractores catalogan al término “violencia doméstica” como un eufemismo
que invisibiliza al responsable y a la víctima y obvia la base social-ideológica del problema.
Briceño, Roberto (2009: 65), aclara explícitamente que no utiliza los términos “violencia
doméstica” y “violencia familiar” (o intrafamiliar) porque al no identificar a los perpetradores y a
las víctimas oscurecen la relación entre género y poder que caracteriza a lo que denominan
“violencia contra las mujeres”. Y explica que en un 95% de los casos de violencia doméstica o
familiar, las victimas son mujeres y los agresores hombres.
Otro elemento de análisis importante, es que utiliza el término “mujeres” para incluir
mujeres y niñas, argumentando que obviamente existen diferencias significativas entre una niña y
una mujer adulta, pero hay muchas similitudes, enraizadas en la relación de subordinación de las
mujeres a los varones, que definen el rol de las mujeres en el mundo desde el momento del
nacimiento. El uso del término “mujeres” para incluir niñas así como adultas destaca esas
similitudes.
Por último, en la violencia contra la mujer existen otros términos que, aunque menos
utilizados, también aparecen en algunos textos, como por ejemplo violencia anti-mujeres (que según
Almeras, Diane (2002: 63), también ubica apropiadamente la violencia contra mujeres dentro del
contexto social del patriarcado y la supremacía masculina), violencia masculina, violencia machista,
violencia del compañero íntimo, terrorismo de género o terrorismo doméstico. Éstas últimas son
promovidas por algunos autores como una manera de llamar la atención sobre la gravedad del
problema.
3. Planteamiento del problema
Esa violencia señalada no consiste únicamente en abusos físicos, heridas y golpes, ya que es
aún más terrible la violencia sexual y psicológica que se deriva del trauma que ocasiona la violencia
física. La violencia de género lesiona a su vez la integridad tanto emocional como espiritual de una
mujer.
Estos postulados representan una perspectiva para explicar la violencia contra la mujer que
se encuentra muy extendida. Muchos expertos, psicólogos, sociólogos y educadores, sostienen que
los modelos se repiten, perpetuándose un ciclo de violencia por el que niñas y niños maltratados o
testigos del maltrato acaban convirtiéndose en maltratadores y víctimas. De esta manera, la clave
estaría en los modelos familiares y los roles sexuales transmitidos en la educación más primaria del
individuo, que tendrán mucha más influencia que la educación recibida posteriormente. Muchos
psicólogos, coinciden en afirmar, que el único factor que aparece como común a muchos
maltratadores, es haber sufrido o presenciado maltratos en la infancia, si bien matiza la
determinación de dicho factor al afirmar que no es un antecedente que aparezca en todos los casos.
Las enseñanzas del hogar se apoyan en elementos culturales y sociales que configuran un
escenario de desigualdad entre las personas, entre otras cosas en razón de su sexo.
¿Cuáles son las causas y razones que originan la violencia contra la mujer, generando
factores que reproducen el ciclo de violencia intrafamiliar?
4. Justificación
La lucha de las mujeres en el mundo por lograr el reconocimiento de sus derechos humanos,
sociales, políticos, y el respeto a su dignidad, ha sido un esfuerzo de siglos que tuvo una de sus
expresiones más elevadas en la Declaración de los Derechos Humanos de la Mujer y la Ciudadana
en 1971.
Este gravísimo problema, contra el cual han luchado históricamente las mujeres en el mundo
entero, es la violencia que se ejerce contra ellas por el solo hecho de serlo. La violencia contra la
mujer, encuentra sus raíces profundas en la característica patriarcal de las sociedades en donde
prevalecen estructuras de subordinación y discriminación hacia la mujer, que consolidan conceptos
y valores que descalifican sistemáticamente a la mujer.
Es así como cualquier negativa o rechazo al poder masculino es vivido por el hombre
agresor como una transgresión a un orden “natural” que “justifica” la violencia de su reacción en
contra de la mujer. Se trata, pues, de una violencia que se dirige hacia las mujeres al ser
consideradas por sus agresores, carentes de los derechos fundamentales de libertad, respeto,
capacidad de decisión y del derecho a la vida.
El ejercicio de los derechos humanos de las mujeres, en materia de violencia por razones de
sexo, se ha visto afectado significativamente también por las concepciones jurídicas tradicionales,
basadas en paradigmas positivistas y sexistas. Hasta hace unas décadas se creía, desde una
perspectiva general, que el maltrato a las mujeres era una forma más de violencia, con un añadido
de excepcionalidad y con una causa posible en una patología del agresor o de la víctima. Desde los
años 90’, es reconocida su especificidad y el hecho de que sus causas están en las características
estructurales de la sociedad boliviana. La comprensión del tema, entonces, reclama unas claves
explicativas que van desde la insistencia en su especificidad, comprensible sólo desde un análisis
que incluya la perspectiva del género, hasta la implicación en ella de distintos ámbitos e instancias
sociales, pasando por la denuncia de su frecuencia y su carácter no excepcional, sino común.
Todas las mujeres son víctimas potenciales del maltrato y la violencia por razones de sexo;
pues, en todas las sociedades, ha pervivido la desigualdad entre los sexos. Además, las distintas
formas de violencia contra las mujeres son tácticas de control con el objetivo de mantener y
reproducir el poder patriarcal sobre las mujeres, para subyugarlas y descalificarlas, y ante ese poder
que les niega el goce, disfrute y ejercicio de sus derechos, debe erigirse el Estado como garante de
los derechos humanos, en particular aprobando leyes que desarrollen las previsiones
constitucionales.
La violencia contra la mujer, en cualquier contexto, tiene consecuencias de largo alcance, tanto para
ella como para sus hijos y la sociedad en su conjunto. La mujer que es objeto de violencia padece
muy distintos problemas de salud y disminuye su capacidad para obtener ingresos y participar en la
vida pública. Sus hijos corren muchos más riesgos de tener problemas de salud, bajo rendimiento
escolar y trastornos de la conducta. La violencia contra la mujer empobrece a las mujeres y a sus
familias, comunidades y naciones. Reduce la producción económica, drena recursos de los servicios
públicos y los empleadores y disminuye la formación de capital humano. Pese a que hasta en los
estudios más exhaustivos realizados hasta la fecha se han subestimado los costos sociales, todos
indican que son graves las consecuencias de no abordar el problema con energía y decisión.
Es una necesidad imperiosa contar con información sobre la manera en que las distintas
formas de violencia afectan a los diferentes grupos de mujeres; esto requiere datos desglosados por
factores como la edad y el origen étnico. Hay poca información que permita evaluar las medidas
adoptadas para combatir la violencia contra la mujer y determinar sus consecuencias. Asegurar que
se recopilen datos suficientes es parte de la obligación de cada Estado de abordar la cuestión de la
violencia contra la mujer, pero la falta de datos no exime a los Estados de su responsabilidad de
prevenir y eliminar la violencia contra la mujer. Es necesario establecer un conjunto de indicadores
nacionales sobre la violencia contra la mujer, basado en datos fiables y accesibles recopilados a
nivel nacional, utilizando métodos comparables para definir y medir la violencia; en esta lógica el
presente estudio tiene una significación práctica importante.
Sin embargo, la violencia contra la mujer en nuestro contexto, no ocupa un lugar importante
en la actividad intelectual e investigativa tanto académica como institucional. Por ello, no es casual
que aparezcan y sigan apareciendo trabajos e informes referidos a la violencia contra la mujer en las
cuales, mujeres adultas, jóvenes, adolescentes y niñas se constituyen en una realidad abstracta,
ausente, estereotipada y distorsionada.
A ello se suma la indiferencia pública y la falta de voluntad política para incorporarlas como
“personas de derecho”, en políticas, planes, programas y proyectos destinados a la defensa y
promoción de los derechos en las mujeres, pues, al desconocerse objetivamente su realidad, se
tiende a estigmatizarlas y a pensar que, dadas sus actuales condiciones precarias de vida, es
innecesario y poco útil lo que se puede hacer por las mujeres que sufren de violencia, injusticia e
inequidad.
Puestas así las cosas, para la Investigadora, acercarse a la problemática de la violencia contra
la mujer, no solamente implica un desafío intelectual y/o académico para identificar situaciones
problemáticas y conflictivas, sino también supone cuestionar seriamente la falta de consideración en
el quehacer intelectual y en el accionar operativo de las políticas públicas destinadas a la protección
y atención de grupos poblacionales en situaciones de violencia.
5. Objeto de estudio
La construcción del objeto de estudio gira en torno a un eje temático fundamental: la mujer en
situación de violencia.
6. Campo de acción
7. Idea a defender
8 Objetivos
- Hacer un análisis sistemático y detallado de las causas y razones que originan la violencia
contra la mujer, reflexionando sobre las consecuencias que se producen en el ámbito
intrafamiliar.
9 Diseño metodológico
El Diseño de la Investigación, definido como el esbozo, esquema, prototipo o modelo que indica el
conjunto de decisiones, pasos y actividades a realizar para guiar metodológicamente el curso de una
Investigación, es en realidad un plan o estrategia concebida para obtener la información que se
desea (Sarmiento, Víctor H., 2006: 313).
En la presente Investigación, el Diseño es No Experimental y Transversal, por cuanto no se
manejaron ni manipularon variables. Transversal, pues se recolectaron los datos e informaciones en
un sólo momento y en un tiempo único; el propósito fue describir la información y, analizar su
incidencia e interrelación en un espacio y en un momento dado (Hernández Sampieri, 2005: 270).
La Metodología Descriptiva, según Rafael Bisquerra (2008: 76), tiene como tarea principal
la indagación, el examen intensivo y extensivo de un determinado problema, midiendo y evaluando
diversos aspectos, dimensiones o componentes del fenómeno a investigar, desde el punto de vista
científico, así como la construcción de teorías. La metodología descriptiva sólo es posible si se
aplica un procedimiento que integra, dos condiciones fundamentales: Primero. Cierto grado de
creatividad e imaginación en la identificación, análisis y desarrollo del problema, que permiten al
Investigador, situarse en el contexto y en la realidad a investigar y darse cuenta que lo
aparentemente obvio no lo es y le sugiere la necesidad de trascender la apariencia cotidiana de
juicios a priori y también de prejuicios a posteriori; de la misma manera ayuda a tener aperturas en
las soluciones de investigación. Segundo. Un conjunto de reglas, técnicas, instrumentos y
procedimientos que aplicados coherentemente permiten establecer una relación funcional,
controlada y sistémica entre el problema y la idea a defender, los objetivos y el campo de acción,
entre los datos y los conceptos. Esta labor supone una racionalización de las primeras conjeturas
sobre los hechos, realizados por el sentido común, utilizando técnicas de sistematización,
ordenación e incluso redacción.
En la presente Investigación se utilizaron dos tipos de métodos, uno de carácter empírico y otro de
carácter teórico. En el de carácter empírico está la Observación Científica, la misma conlleva toda
una serie de procedimientos prácticos con el objeto de revelar características fundamentales y
relaciones esenciales del objeto de estudio.
a) El objeto de la observación.
b) El sujeto de la observación.
c) Las condiciones de la observación.
d) Los medios de la observación y,
f) El sistema de conocimientos a partir del cual se formula la finalidad de la observación (Ibáñez
Juan, 2008: 64).
En la aplicación de este método están comprendidos toda una serie de procedimientos que
posibilitan, por una parte, la asimilación teórica de la realidad que se adecua a las condiciones en
que se va a desarrollar la investigación, por otra integra las partes del todo; pero esta operación
implica una superación de la operación analítica, pues no sólo representa la reconstrucción del todo,
sino que implica también llegar a comprender la esencia del mismo, conocer sus aspectos y sus
relaciones, básicas en una perspectiva de la totalidad. No hay método de síntesis sin análisis, ya que
el análisis proporciona la materia prima para realizar la síntesis (Castro Silva, Eduardo, 2009: 90).
En concordancia al tipo y métodos de Investigación, se hicieron uso de tres técnicas básicas propias
de la Metodología Descriptiva:
- El Cuestionario. Que fue la Técnica principal para acopiar datos e informaciones de los directos
involucrados en la problemática como son las mujeres en situación de violencia que acuden a la
Brigada de Protección a la Familia y los/as Funcionarios/as encargados de administrar justicia.
El Cuestionario, cuyo instrumento es la Encuesta, fue preparado mediante un conjunto de
preguntas cerradas, elaboradas cuidadosamente para que las unidades de análisis respondan por
sí mismos y, con la mayor objetividad a las cuestionantes planteadas en referencia a la
problemática analizada.
Guía de Observación. Instrumento preparado para observar en forma directa, según la propia
percepción de la Investigadora, los pormenores presentados en la Brigada de Protección a la
Familia, sirvió para complementar la técnica de observación participante.
Guía de Entrevistas, dirigido a los sujetos de la investigación que han sido tomados como
unidades de análisis (mujeres en situación de violencia y funcionarios de la Brigada de Protección a
la Familia), para obtener información complementaria acerca de las causales por la que se produjo
la agresión física y/o verbal. La Guía de Entrevistas, permitió contrastar las preguntas planteadas en
el cuestionario con las respuestas obtenidas en el mismo instrumento para determinar si la
información facilitada por los/as sujetos de la Investigación, en el cuestionario, fue fidedigna,
auténtica y verídica.
En el caso concreto de la presente investigación, el universo poblacional está representado por dos
estratos o estamentos: por una parte las mujeres en situación de violencia y por otra los/as
funcionarios/as de la Brigada de Protección a la Familia.
Según Mateo, Juan (2008: 103), la muestra se la puede definir como una parte de la población que
contiene teóricamente las mismas características que se desean estudiar de aquélla. El muestreo es
simplemente el proceso de seleccionar los elementos de una población a la que se desea medir
ciertos factores. A diferencia del muestreo determinístico, el muestreo probabilístico, tiene dos
características distintivas:
(1)
Donde:
n = Tamaño de la muestra= X
Z = Nivel de confianza = 90% = 1,645 (D.S.)
N = Población de estudio = 1006
e = Error de estimación = 0.10
p = Probabilidad de éxito = 0.5
q = Probabilidad de fracaso = 0.5
Reemplazando valores en la fórmula, el tamaño de la muestra será la siguiente:
681,565
n= ----------------------
10,06 + (0,6775)
681,565
n= ----------------
10,737
n = 63,478
n = 63
En este caso, el tamaño de la muestra que se determinó mediante el cálculo de la fórmula es de: 63
mujeres en situación de violencia.
Dado que el universo de funcionarios que trabajan en la Brigada de Protección a la Familia, es de
50 elementos, se aplica la siguiente fórmula estadística:
(2)
Donde:
n = Tamaño de la muestra= X
Z = Nivel de confianza = 95% = 1,96 (D.S.)
N = Población de estudio = 50
e = Error de estimación = 0.10
p = Probabilidad de éxito = 0.5
q = Probabilidad de fracaso = 0.5
Reemplazando valores en la fórmula, el tamaño de la muestra será la siguiente:
33,875
n= ---------------------
(0,5) + (0,6775)
33,875
n= ------------
1,1775
n = 8,79
n = 9
Durante un periodo aproximado de dos meses se procedió con la aplicación del Cuestionario,
dirigido a las mujeres en situación de violencia que sentaron denuncia en la Brigada de Protección a
la Familia (Anexo Nº 1), así como a los funcionarios de la citada Institución (Anexo Nº 2), para
conocer sus criterios y opiniones con relación a las causas, motivos y consecuencias que produce la
violencia contra las mujeres.
Luego se continuó con las Entrevistas Semiestructuradas a ambas unidades de análisis, para
conocer información sobre distintos aspectos, sociales, económicos, culturales, de relaciones
humanas y otros, relacionados con la problemática de referencia, para este efecto se utilizó como
instrumento complementario la Guía de Entrevistas (Anexo Nº 3). Las preguntas fueron elaboradas
de manera abierta, con el propósito y fin de obtener respuestas libres (de los/as entrevistados/as) con
el objetivo de apoyar la información recogida en el Cuestionario.
El plan de análisis de resultados básicamente contempló dos momentos: uno de presentación de los
hallazgos de la investigación y otro momento de interpretación de los datos obtenidos con relación a
los hallazgos y a los referentes teóricos, argumentando además la postura de la Investigadora.
Esta fase del trabajo (planificación de datos e información) consistió, primero, en resumir las
observaciones hechas, segundo, separar los datos en información numérica y verbal con el
propósito fundamental de:
a) Distribuir la información numérica en cuadros estadísticos, que incluyen los porcentajes válidos
y acumulados, que se complementan con gráficos ilustrativos como los gráficos de torta.
Durante siglos, el concepto de "violencia contra la mujer" no tuvo existencia social en la mayoría de
las culturas. Los enfoques tradicionales, psicologistas o economicistas, no alcanzan a explicar por
qué la violencia hacia la mujer ha permanecido durante tanto tiempo en la invisibilidad. Analizar el
tema, en cambio, en términos de ciudadanía permite encontrar el fundamento mismo de la
violencia, que reside en la exclusión de las mujeres y en la fragmentación de sus derechos
ciudadanos, así como en la manera en que las mujeres se incorporan al orden político. La
invisibilidad de la violencia sólo se explica como el correlato de una ciudadanía reducida que niega
a las mujeres su carácter de sujeto de derecho. Las relaciones jerárquicas entre los géneros sostienen
la violencia contra la mujer, que también se manifiesta en la desvalorización del trabajo femenino y
en la escasa participación de las mujeres en lugares de decisión (Naciones Unidas, 1995: 68).
Escapa al alcance de este trabajo hacer una revisión histórica pormenorizada de dónde, cómo
y cuándo se dio el primer indicio de violencia y discriminación contra la mujer. Sin embargo, dos
ejemplos que ilustran cómo se han ido formando espacios de la política y la ciudadanía limitados
(Birgin, Haydeé, 1995: 32).
En Grecia, primera sociedad en la cual se configuró una democracia como lugar formalizado
de los ciudadanos iguales ante la ley, era sólo el varón el perfecto ciudadano. Los griegos
distinguían entre la polis (espacio de la política y la actividad pública) y el oikos (ámbito de lo
doméstico). En la polis se expresaban los ciudadanos libres, mientras que en los oikos permanecían
las mujeres y los esclavos. Sin embargo, el mundo público de la política y la ciudadanía libre es
estructuralmente dependiente del mundo de la necesidad.
El movimiento de la Ilustración, por su parte, logró excluir a las mujeres sólo mediante el
artificio de construir un espacio diferenciado: el espacio de lo privado, que creó las condiciones
para que únicamente el varón fuera el sujeto del contrato social.
Amorós, Celia (2008: 81), muestra cómo el uso doble del concepto de la naturaleza
propuesto por la Ilustración permitió a sus ideólogos excluir a las mujeres como sujetos del contrato
social. En el sentido clásico y tradicional del término, "naturaleza" se utiliza para conceptualizar
aquello que dentro de la cultura se quiere oprimir, controlar, domesticar. En cambio, el concepto
ilustrado de "naturaleza" la presenta como paradigma legitimador del orden deseado de las cosas.
Temas como la violencia doméstica irrumpieron entonces en la escena pública. Como bien
lo enuncia Carrió, Genaro (1990: 111), el desarrollo integral del ser humano reclama que la
comunidad organizada actúe positivamente. A fin de crear las condiciones necesarias para el goce
eficaz de ciertos derechos, no basta con consagrarlos legislativamente. Una vez que la violencia
doméstica se incorporó al debate social y se legitimó como tema, era necesario crear los
instrumentos que garantizaran a las mujeres el ejercicio de su derecho.
La palabra violencia, proviene del latín violentia, significa: "calidad de violento”. Acción y efecto
de violentar o violentarse. Acción violenta o contra el natural modo de proceder...". Y violentar
significa: "aplicar medios violentos a cosas o personas para vencer su resistencia..." (Diccionario
Jurídico Omeba, 1999: 526).
Queda así establecido el margen conceptual de la violencia. La misma puede realizarse por medios
físicos o mediante conductos psicológicos, siendo su campo de acción sumamente extendido. En
ambos casos es una de las acciones más despreciables.
Según Sanmartín, José (2006: 9), por violencia, también se entiende cualquier acción u
omisión intencional que dañe o pueda dañar a una persona.
La violencia física, tradicionalmente, se viene afirmando que esta violencia supone, más que
un vicio de la voluntad, es la ausencia de ésta. Mas, a esta conclusión se opone De Castro, el que la
violencia es … no con el efecto de privarse del consentimiento, sino con el propio de un vicio de la
voluntad; por lo que es necesario concluir, afirma, que vicia, pero no excluye la voluntad (voluntad
coacta, sed tamen voluntas) (citado por el Diccionario Jurídico Espasa, 2001: 99).
Como afirma De Castro (Ibídem), existe interés práctico en distinguir la violencia física,
como vicio de la voluntad, de la intimidación, no cuando aquélla se origine en una intimidación
jurídicamente apreciable, sino en los supuestos de falta de libertad en que no se aprecien o prueben
los requisitos de la intimidación.
Según el Diccionario Jurídico Omeba (1999: 527), El ejercicio de la violencia, dentro el ámbito
jurídico, puede analizarse fundamentalmente en dos órbitas importantes:
a) Como vicio de la "voluntad jurídica", afectando el elemento "libertad" que, justamente con
los elementos "discernimiento", "intención" (elementos internos) y el ''hecho exterior" (elemento
externo), constituye la voluntad en él sentido jurídico de la expresión.
Salvat, Raymundo (1944: 934), distingue entre la violencia física, en la cual se emplean
medios materiales de coerción, por ejemplo, malos tratamientos, golpes, privación de la libertad,
entendiendo que debe tratarse de una fuerza irresistible, y que es una cuestión de hecho, en cuya
resolución debe tenerse en cuenta la condición de la persona, su carácter, sus hábitos y sexo; y la
violencia moral, que consiste en la coerción ejercida por medio de amenazas, a la que se alude
designándola como intimidación.
Por su parte, De Castro (citado por el Diccionario Jurídico Espasa, 2001: 101), sostiene que
lo irresistible de la fuerza no se refiere a que quien declaró se haya visto forzado a emitir o hacer los
signos propios de la declaración (vis ablativa), sino al encontrarse en una situación de fuerza, frente
a la que no cabía resistencia; en la que, dadas las circunstancias, no se ha dado la posibilidad de una
oposición eficaz.
“Se entenderá que violencia contra la mujer incluye la violencia física, sexual y psicológica:
- Que tenga lugar dentro de la familia o unidad doméstica o en cualquier otra relación interpersonal,
ya sea que el agresor comparta o haya compartido el mismo domicilio que la mujer, y que,
comprende, entre otros, violación, maltrato y abuso sexual.
- Que tenga lugar en la comunidad y sea perpetrada por cualquier persona y que comprende, entre
otros, violación, abuso sexual, tortura, trata de personas, prostitución forzada, secuestro y acoso
sexual en el lugar de trabajo, así como en instituciones educativas, establecimientos de salud o
cualquier otro lugar, y - Que sea perpetrada o tolerada por el Estado o sus agentes, donde quiera
que ocurra” (Artículo 2)”.
Por violencia de género, se entiende entonces, cualquier acción u omisión intencional que
dañe o pueda dañar a una persona porque se desvía de los estereotipos socialmente construidos.
Como la violencia de género contra el hombre no es numéricamente significativa, habitualmente la
expresión “violencia de género” se refiere sólo a la violencia contra la mujer. Así lo consideraremos
también en esta investigación.
Sin embargo, existen diferentes tipos de violencia de género. La violencia contra la mujer en
las relaciones de pareja, el tráfico sexual de mujeres o la mutilación genital femenina son algunas de
sus formas.
La violencia de género no se limita exclusivamente al ámbito familiar, debido a que es una
violencia estructural, que se basa en un sistema de creencias sexistas o sea de superioridad de un
sexo sobre otro, el cual se dirige y encamina por lo general a las mujeres con el objetivo
fundamental del mantenimiento o el incremento de su subordinación y dependencia al género
masculino en Bolivia.
La misma adopta variadas formas, como cualquier tipo de discriminación dirigida hacia la
mujer en los ámbitos político, laboral e institucional. Las actitudes mediante las cuales se manifiesta
la violencia de género, buscan perpetuar el sistema de jerarquías impuesto a través de la cultura
patriarcal y acentuar las diferencias existentes apoyadas en los estereotipos de género, manteniendo
las estructuras de dominio.
Basta señalar como elemento central que se trata de un fenómeno social originado por el
desequilibrio de poderes entre géneros, siendo la mujer el sujeto más afectado, y manifestándose de
disímiles formas que van desde la agresión física hasta la gestual, verbal o psicológica.
La Declaración sobre la eliminación de la violencia contra la mujer, adoptada por la Asamblea
General de las Naciones Unidas en 1993, define la violencia contra la mujer como "todo acto de
violencia basado en el género que tiene como resultado posible o real un daño físico, sexual o
psicológico, incluidas las amenazas, la coerción o la privación arbitraria de la libertad, ya sea que
ocurra en la vida pública o en la privada" (World Health Organization. Violence and Injury
Prevention. 2003).
Abarca, sin carácter limitativo, la violencia física, sexual y psicológica en la familia, incluidos
los golpes, el abuso sexual de las niñas en el hogar, la violencia relacionada con la dote, la violación
por el marido, la mutilación genital y otras prácticas tradicionales que atentan contra la mujer, la
violencia ejercida por personas distintas del marido y la violencia relacionada con la explotación; la
violencia física, sexual y psicológica al nivel de la comunidad en general, incluidas las violaciones,
los abusos sexuales, el hostigamiento y la intimidación sexual en el trabajo, en instituciones
educacionales y en otros ámbitos, el tráfico de mujeres y la prostitución forzada; y la violencia
física, sexual y psicológica perpetrada o tolerada por el Estado, dondequiera que ocurra (Ibídem).
En el mismo documento de las Naciones Unidas, en su artículo 2, define que, “Se entenderá que la
violencia contra la mujer abarca los siguientes actos, aunque sin limitarse a ellos:
a) La violencia física, sexual y psicológica que se produzca en la familia, incluidos los malos
tratos, el abuso sexual de las niñas en el hogar, la violencia relacionada con la dote, la
violación por el marido, la mutilación genital femenina y otras prácticas tradicionales
nocivas para la mujer, los actos de violencia perpetrados por otros miembros de la familia y
la violencia relacionada con la explotación.
b) La violencia física, sexual y psicológica perpetrada dentro de la comunidad en general,
inclusive la violación, el abuso sexual, el acoso y la intimidación sexuales en el trabajo, en
instituciones educacionales y en otros lugares, la trata de mujeres y la prostitución forzada.
c) La violencia física, sexual y psicológica perpetrada o tolerada por el Estado, dondequiera
que ocurra.
Debido a que dentro del marco de una cultura patriarcal, las distintas variables determinantes
para el establecimiento de la distribución son el género y la edad, quien es víctima por lo general de
los abusos de la violencia intrafamiliar son las mujeres; debido a que las mismas quienes cuentan
con un elevado grado de vulnerabilidad.
La violencia que existe en las parejas, por lo general se ejerce en contra de las mujeres, realidad
que es constatable, la cual en la mayoría de ocasiones se presenta como una acción unidireccional
del hombre hacia la mujer. Las mujeres son las principales víctimas de la violencia intrafamiliar de
género, debido a que el espacio de mayor riesgo de una mujer para sufrir violencia consiste en su
propio hogar, lo cual es contrario para los hombres para quienes el espacio de mayor riesgo es la
calle.
La violencia sobre la mujer puede tomar diversas formas, siendo las mismas desde las más
débiles hasta las más sutiles y difíciles de diferenciar. La violencia intrafamiliar de género puede
ocurrir en cualquier etapa de la vida de las mujeres, incluyendo el embarazo y afectando tanto su
nivel de vida mental como físico. Además, es constitutiva de un problema social grave a
consecuencia de la dominación ancestral que ejerce el hombre sobre la mujer, el cual presenta raíces
sociales profundas y culturales.
Violencia intrafamiliar es toda acción u omisión cometida en el seno de la familia por uno o varios
de sus miembros que de forma permanente ocasione daño físico, psicológico o sexual a otros de sus
miembros, que menoscabe su integridad y cause un serio daño a su personalidad y/o a la estabilidad
familiar (Almenares y otros, 1999: 255).
En las familias se han reconocido diversas formas de vivir violencia. La violencia física es
considerada como toda lesión física o corporal que deja huellas o marcas visibles; ésta incluye
golpes, bofetadas, empujones, entre otras.
Todas estas formas de violencia pueden ser ejercidas por cualquier miembro de la familia
independientemente de su edad, raza o sexo, pudiendo ser a la vez agente o víctima de la violencia.
Según la literatura, los grupos más vulnerables son los niños, mujeres, ancianos y discapacitados
(Almenares y otros, 1999: 286).
En la Ley Nº 1674 de Bolivia, en su articulo 4 manifiesta que “Se entiende por violencia en la
familia o doméstica la agresión física, psicológica o sexual, cometida por:
1) El cónyuge o conviviente;
2) Los ascendientes, descendientes, hermanos, parientes civiles o afines en línea directa y
colateral;
3) Los tutores, curadores o encargados de la custodia.La violencia intrafamiliar es aquella que
tiene lugar dentro de la familia, ya sea que el agresor comparta o haya compartido el mismo
domicilio, y que comprende, entre otros, maltrato físico y abuso sexual.
La violencia física en contra del género femenino en Bolivia consiste en todos los actos que atentan
o agreden el cuerpo de la persona, como lo son los golpes, bofetadas y empujones.
Es aquella consistente en actitudes cuyo objetivo es la intimidación, causar a su vez temor, así como
también controlar los sentimientos, pensamientos y conductas del sujeto a quién se agrede. Este tipo
de violencia implica coerción, frecuentemente anuncia violencia corporal y muchas veces es peor
que la violencia física. La violencia psicológica se acentúa con el tiempo y cuanto más persiste,
mayor es el perjuicio. Este tipo de maltrato produce un desgaste en la víctima que la incapacita para
defenderse.
La violencia sexual es la imposición de actos con carácter sexual que van en contra de la voluntad
de la otra persona, como lo son la manipulación mediante la sexualidad o la exposición de
actividades de orden sexual no deseadas. La violencia sexual es considerada como atentatoria y
denigrante a la dignidad de la persona.
La violencia económica del género femenino consiste cuando no se cubren las necesidades
fundamentales de la mujer y se ejerce control sobre las acciones y decisiones de la misma, mediante
los recursos económicos.
1.1.2.5 El ciclo de la violencia doméstica, causas y consecuencias
Existen muchas formas diferentes de violencia contra la mujer, tal como se vio en líneas
precedentes; algunas cobran más importancia, mientras que otras se van atenuando a medida que las
sociedades experimentan cambios demográficos, reestructuración económica y transformaciones
sociales y culturales. Las mujeres son blanco de la violencia en muy diversos contextos, incluida la
familia, la comunidad, las organizaciones sociales y, las mismas instituciones del Estado. La
violencia, en todas sus formas, es una constante en la vida de las mujeres, desde antes de nacer
hasta la vejez y afecta a todos los sectores tanto público como privado. La forma más común de
violencia experimentada por la mujer en todo el mundo es la violencia doméstica, que
frecuentemente culmina en lesiones graves.
1.1.2.6 Situación de la violencia en razón de género en Bolivia
Del total de 542 decesos de mujeres en cuatro años, de 2009 a 2012, 345 fueron registrados
como casos de feminicidio, según el informe del Observatorio “Manuela” del Centro de
Información y Desarrollo de la Mujer (CIDEM). Según el monitoreo del Observatorio “Manuela”,
en 2009 se registraron 143 muertes de mujeres, en 2010, 145, en 2011, 157 y en lo que va el 2012
simplemente registraron 97 decesos; que en total llegan a 542 las muertes de mujeres. Siete de cada
10 mujeres sufren algún tipo de violencia en sus hogares. El 75 por ciento de mujeres en situación
de violencia reincidente no denuncian. Del total de mujeres que declararon haber sufrido violencia
en sus hogares, el 53 por ciento no tomó ninguna acción y sólo más del 17 por ciento efectuó una
denuncia, según datos oficiales. El Instituto Nacional de Estadística (INE) indicó que 5.610 casos
de violencia física y sexual fueron atendidos en el sistema de salud público en 2007, de ellas 4.582
correspondía a mujeres y 1.028 a hombres. El CIDEM registró un total de 442.056 denuncias de
violencia en el país, entre los años 2007 a 2011 (datos proporcionados por el CIDEM, 2012).
En Bolivia, más de 284 mil casos de violencia intrafamiliar han sido registrados por la
Policía en un periodo de cinco años. Un equivalente a 56.800 casos por año, entre violencia física,
psicológica y sexual, según informe del Observatorio Nacional dependiente del Viceministerio de
Seguridad Ciudadana.
De acuerdo con los datos a mayo de 2011, entre 2005 y 2010, el 55 por ciento de la
violencia registrada por la Policía fue de tipo psicológico, el 44 por ciento física y el 0,4 por ciento
fue por violencia. El informe señala que Cochabamba registra el mayor índice de violencia
intrafamiliar, con 69.856 casos del total nacional, seguido de Santa Cruz, con 64. 629; La Paz
45.522 casos; Oruro 33.944; Tarija con 22.87 y finalmente Potosí con 20.980 casos de violencia.
Por otro lado, y en menor escala, están los departamentos de Chuquisaca, con 13.724; Beni 8.362 y
Pando con 4.142. Sin embargo, estos tres departamentos, junto a Potosí, representan más del 50 por
ciento del total de casos registrados sólo de violencia intrafamiliar de tipo física. Por su parte, en los
departamentos de Cochabamba y Oruro, las proporciones de este modo de violencia se encuentran
entre el 46 al 47 por ciento. En cambio, en La Paz y Santa Cruz se han presentado los menores
niveles de violencia física y los mayores de violencia psicológica. Pero en Tarija la distribución de
violencia de tipo físico y psicológico es prácticamente igual.
Por otro lado, Pando es donde se encuentra el mayor porcentaje de violencia intrafamiliar de
tipo sexual, luego está Cochabamba y en tercer lugar Beni. La Paz y Tarija tienen igual proporción
en este tipo de violencia. En Oruro, Potosí y Chuquisaca se presentan las menores prevalencias de
estos comportamientos.
De acuerdo con un dato específico, la violencia física en 2010 respecto a 2005 se incrementó
en un 111 por ciento. En cuanto a la violencia psicológica, la variación de incidencia entre 2005 y
2009 fue sólo de 20 por ciento. Sin embargo, el comportamiento de las violencias sexuales —si bien
su participación nacional en conjunto de los tres delitos es muy baja— muestra un incremento en
2010 respecto de 2005 en 3,5 veces. En términos relativos, se sitúa por encima del 250 por ciento.
El 2005 se registraron, por cada 100 mil habitantes, 95 casos o hechos más de violencia
intrafamiliar que de denuncias de delito; 92 casos más en 2006 y 20 casos más en 2007. Es decir,
“la violencia intrafamiliar en estos años fue más intensa que la propia actividad delictiva”, remarca
el informe. A partir de 2008 y hasta 2010 la relación se invierte, es decir, la tasa de violencia
intrafamiliar es menor a la de denuncia de delitos, pero en proporciones menos importantes.
En este tema, se han logrado importantes avances; uno de ellos, la creación del cargo de
Responsable de Género al interior del Instituto Nacional de Estadísticas (INE). Asimismo, este ente
ha suscrito un convenio con el INE para que en el marco del Sistema de Estadística Nacional se
integre la perspectiva de género en la producción y divulgación de estadísticas y se promueva la
actualización y creación de nuevos indicadores de género que muestren la situación de las mujeres y
den cuenta de las brechas existentes entre hombres y mujeres en ámbitos claves para su integración
y desarrollo. Con el apoyo de este sistema y de otras valiosas fuentes de información periódicas que
tiene el país como las Encuestas de Hogares, se podrá determinar avances, retos y desafíos para el
cumplimiento efectivo y el monitoreo periódico de la situación de las mujeres
El año 2007 se establece una alianza estratégica entre el ente rector, el Instituto Nacional de
Estadísticas y el Centro de Información y Desarrollo de la Mujer, conformándose el Comité
Técnico Estadístico de Violencia en Razón de Género a objeto de fortalecer los registros de las
entidades prestadoras de servicios públicos y privados de atención a la violencia intrafamiliar.
Sobre esta base, en el marco del Programa Nacional de Lucha contra la Violencia en Razón
de Género y el Programa de Fortalecimiento de Registros Administrativos del INE, se ha
implementado un Sistema Único de registros de violencia y protocolo de atención que mejora las
diferentes fuentes de información a través de la reformulación de los procesos de producción de la
información, unifica los registros administrativos y cualifica la atención. De esta manera se espera
superar los sub registros y la falta de estandarización de criterios a fin de obtener información
confiable de las entidades prestadoras de servicios públicos y privados.
De acuerdo al Reporte Estadístico Violencia contra las Mujeres 2007-2011 elaborado por el
Centro de Información y Desarrollo de la Mujer (CIDEM) en la gestión 2008 las instituciones han
registrado un total de 80.942 casos, significando respecto al año 2007 un incremento de 12.165
casos más. El 60,38% han sido atendidos por las instancias que aplican la Ley 1674, un 11,87% por
instituciones que reciben denuncias de delitos contra la libertad sexual y un 27,74% por entidades
que aplican la Ley 2026.
En el año 2010 se ha registrado un total de 102.267 casos por violencia, De los cuales el
51,96% han sido atendidos a través de las instituciones que trabajan en la implementación de la Ley
No. 1674, un 23,66% han sido atendidos por instancias penales y un 24,39% por maltrato, definidos
en la Ley No. 2026.
Número de denuncias registradas desagregado por sexo en las 9 capitales de los Departamentos
Registro
desagregado por 2007 2008 2009 2010 2011
sexo
Hombres 13,47 11,61 11,28 19,21 23,19
Mujeres 50,84 35,30 38,79 52,15 70,29
s/e 4,46 34,03 30,94 30,91 15,59
Total 68,78 80,94 81,01 102,27 109.06
Fuente. Sistema de Información para la vigilancia ciudadana desde una perspectiva de Género. SIVICIGE 2012 y
Centro de desarrollo de la mujer. CIDEM. La Paz. 2012.
En el cuadro de registro, se muestra que los casos de violencia se han incrementado de manera
considerable, cabe señalar que se refiere a ciudades de los departamentos a nivel de país, sin
embargo no se tiene registro sobre violencia en el área rural, esto, porque los casos son tratados por
las autoridades originarias y no existe el funcionamiento de los SLIM en regiones alejadas del país.
De un total de 337 municipios existentes en Bolivia, 150 cuentan con SLIM, es decir un 45% del
total; de estos 150 municipios, 80 implementan el RUVI o el SIVIF. La apertura y consolidación de
los SLIM supone un proceso de alta incidencia desde el ente rector de género hacia los gobiernos
municipales. Uno de los aspectos que limita el funcionamiento de los SLIM -bajo el objetivo central
con el que fueron creados- es la tendencia a compartir ambientes y personal con las Defensorías de
la Niñez y la Adolescencia, ocasionando una falta de atención integral hacia la mujer en situación
de violencia, ya que los esfuerzos se centran en la atención a la familia.
A partir del año 2008, a iniciativa tanto de los SLIMs y la Policía, se han fortalecido las
capacidades del personal de las Brigadas a través de procesos de capacitación a los efectivos
policiales incorporando en la currícula de formación, temáticas referidas a Derechos Humanos y
equidad/igualdad de género, así también se han fortalecido capacidades en la parte técnica de
atención a la violencia implementando la utilización de un cuaderno de centralización y
sistematización de información sobre los distintos tipos de violencia que sufren las mujeres. De esta
manera se pretende, a futuro, incorporar sus registros en un Sistema Único de registros de
violencia.
Desde 2006, el Ministerio de Justicia realizó gestiones institucionales para que el sistema procesal
penal proteja a las víctimas de delito, logrando que el 2007 el Ministerio Público cree las Unidades
de Atención y Protección a Víctimas y Testigos. Por otra parte, el año 2009 se creó el Servicio
Estatal de Atención y Protección Integral a Víctimas, SEDAVI, para brindar, de manera gratuita, la
defensa legal que evite la re-victimización. Esta entidad, que en la actualidad cuenta con nueve
oficinas a nivel nacional, atendió durante la gestión 2010 a 808 personas víctimas de delitos de
violencia y brindó a otras 1.686 orientaciones sobre violencia y derechos de las personas.
Total
Gestión CI SLIM BPF ONG CIJ MP JIF JMP FEL DNN por % por
por C A año gestió
institució n
n
2007 364 7.057 34.690 7.058 4.871 462 2.454 61 2.186 9.674 68.777 15,56
%
2008 15.234 20.030 7.959 118 1.592 2.800 4.613 6.140 22.456 80.942 18,31
%
2009 13.317 16.304 6.209 3.058 1.469 3.717 4.922 6.527 25.485 81.008 18,33
%
2010 20.656 21.058 6.271 1.601 11.67 3.539 5.460 7.064 24.946 102.26 23,13
2 7 %
2011 19.840 52.835 2.923 1.470 793 4.317 198 8.331 18.301 109.06 24,67
2 %
Total en
5 años 364 76.104 144.91 30.42 11.11 15.98 16.78 15.25 30.24 100.86 442.05 100.00
7 0 8 8 1 4 8 2 6 %
Promedi
o 72,8 15.220 28.983 6.084 2.223 3.197 3.356 3.050 6.049 20.172 88.411
Quinque ,8 ,4 ,4 ,6 ,6 ,2 ,8 ,6 ,4 ,2
nal
% por
institució 0,08 17,22 32,78 6,88 2.52 3,62 3,80 3,45 6.84 22,82 100%
n % % % % % % % % % %
FUENTE. Sistema de Información para la Vigilancia Ciudadana, desde una Perspectiva de Género. SIVICIGE. Centro
de Información y Desarrollo de la Mujer. CIDEM. 2012.
Puede notarse que existe un incremento por año, en el registro de denuncias, en las diferentes
instancias, los Servicios Legales Integrales Municipales y Defensorías de la Niñez y Adolescencia,
así como las Brigadas de Protección a la Familia han atendido el 32,78% de los casos, las
Defensorías de la Niñez y Adolescencia han atendido el 22,82% en el quinquenio con un número
aproximado de 55 personas por día.
Tabla 4. Tipo de Violencia desagregado por sexo, en el marco de La Ley 1674, años 2007 – 2011
Tipo de Promedio en 5
Violencia 2007 2008 2009 2010 2011 años
Hombres 170 830 162 471 6.014 1.529,40
Violencia Mujeres 1.676 5.108 2.065 5.497 20.162 6.901,60
Física s/e 2.809 6.717 5.663 3.199 4.655 4.608,60
Estos cursos son requisito indispensable para el ejercicio de sus funciones y de manera
obligatoria por mandato del Art. 33 de la Ley 1817. Cada proceso de capacitación se diseña con un
sistema de evaluación que requiere una aprobación de las y los participantes. El Instituto de la
Judicatura remite esta información al Escalafón judicial, siendo positivas se inscriben como méritos
de funcionarias y funcionarios y siendo negativas se escribe como deméritos los cuales sirven para
los procesos de permanencia y selección para ascensos en la carrera judicial.
La Ley Nº 045 Contra el racismo y todas las formas de discriminación incluye las siguientes
disposiciones:
a) Promover el diseño e implementación de políticas institucionales de prevención y lucha contra el
racismo y la discriminación en las Universidades, Institutos Normales Superiores Nacionales
públicos y privados, Sistema Educativo Nacional en los niveles preescolar, primario y
secundario.
En el caso de las denuncias se señala que son en mayor proporción en relación a organizaciones
e instituciones, señalando que son en instancias del área de salud, educación, gobiernos
municipales, donde señalan que dan mal trato discriminatorio.
Figura 1. Instancias denunciadas por discriminación
Fuente: Elaborado por el OPC con datos del Comité Nacional contra el Racismo y toda forma de Discriminación.
2012.
Para la teoría de género existen tres ámbitos que subordinan y oprimen a las mujeres: el ámbito
intimo – familiar, donde está el orden del cuerpo, de la sexualidad humana y de la reproducción. El
ámbito público – político donde se encuentra el ejercicio de la representación política, la
deliberación, la propuesta política, el ejercicio del poder en la cuestión común (definición de
política). Finalmente se encuentra la división sexual del trabajo, donde la designación de tareas
productivas para hombres y mujeres determina el funcionamiento del mercado y sus características.
Ahora bien, ¿Qué sucede cuando dentro de la definición anterior de trabajo se producen
especializaciones? Se produce la separación en diferentes fases de un proceso productivo, de tal
manera que algunas personas realizan unas operaciones y otros operarios realizan las demás fases.
La división del trabajo es un método de producción que permite descomponer un proceso complejo
en diversas tareas, al mismo tiempo que aumenta la producción y la productividad debido al
desarrollo de la especialización del trabajo.
Para Zorrilla y Silvestre (1988:52) la división “natural” del trabajo es un proceso histórico
de producción que se desarrolla en la comunidad primitiva cuando los hombres empiezan a dominar
la naturaleza; consiste en que los grupos sociales desempeñan diversos trabajos según su edad y su
sexo, es decir, según sus características biológicas. La división natural del trabajo sienta las bases
para que se desarrolle la división social del trabajo.
Ahora bien, el trabajo como la transformación de la materia pasó por diferentes etapas. Se
pensó el trabajo como la especialización y la división del trabajo por especializaciones como una
forma de mejorar la productividad y la riqueza de las naciones en particular (Adam Smith). De lo
que se trata es que al especializarse en la transformación de la materia se puede producir mayores
productos en el menor tiempo posible. Entonces hablamos de ganancias en la producción. Marx
denunciaba este hecho como explotación y creación de plusvalía para el empresario, para el
explotador. Y avizoraba que serian los trabajadores quienes “ante su desengaño se alzarían ante los
empleadores que les habrían impuesto semejantes condiciones” haciendo referencia a la
especialización técnica “mutilando mentalmente” al trabajador (Smith).
Hasta aquí “los trabajadores” están en una misma bolsa, son hombres y mujeres. Pero que
sucede cuando las sociedades se organizan alrededor del trabajo. La distribución de tareas manuales
e intelectuales no es neutra. Se distribuyen tareas (productivas y reproductivas) desde una forma de
pensar jerárquica e inequitativa por hombres y mujeres. Esta distribución responde a ideologías (la
mayoría de ellas de dominación). Por un lado la corriente biologicista y no social donde el trabajo
se lo divide por sexos dependiendo la edad, masa corporal y fuerza de hombres y mujeres. De ahí
que lo reproductivo recae en las mujeres, entiéndase esa asociación entre microeconomía,
reproducción, domestico = mujer.
Otra corriente es aquella sustentada en principios o leyes divinas. Donde por mandatos
superiores a las sociedades las tareas productivas o el trabajo en general se divide de acuerdo a
creencias más o menos similares. Se complejiza cuando se agrupan a mujeres y hombres de las
sociedades (de entre estos más a las mujeres) por clase, etnia, sexualidad y genero. De aquí que las
mujeres indígenas, pobres reproducen una serie de trabajos particulares que las mujeres blancas,
profesionales e incluso con la posibilidad de elegir una orientación sexual diferente a la
heterosexual no lo hace.
Entonces en esta designación forzada de la sociedad ante sus hombres y mujeres. ¿Cuál es la
realidad del país? Antes de responder a esta pregunta, se hará una reflexión sobre la importancia del
empleo digno en el país.
No se puede negar que un componente importante para el logro de la autodeterminación y
emancipación de las mujeres lo constituye el empleo digno. Mientras más mujeres tengan la
posibilidad de generar sus ingresos, abastecer sus necesidades e invertir en ellas mismas, mayor
igualdad de género se tendrá, por lógica consecuencia, mejores procesos de inclusión y renuncia al
tutelaje impuesto por los hombres habrá.
Las mujeres en Bolivia se han integrado de forma efectiva al mercado de trabajo. Hoy es casi
una excepción que una mujer no tenga actividad asalariada o por cuenta propia, además de las
actividades de “cuidado de la familia” dentro del hogar. Como lo indica Jiménez, Elizabeth
(2009:7) “un resultado inmediato de la incorporación de las mujeres al mercado es que, sin lugar a
dudas, las mujeres hoy tienen más control sobre los ingresos monetarios del hogar del que tenían
hace 25 años”. Para la autora, esto se puede considerar “buenas noticias”, sin embargo, no las son
cuando se analiza el contexto en el que las mujeres se han integrado al mercado de trabajo. En
Bolivia este contexto se caracteriza por cuatro aspectos:
1. Las mujeres tienden a concentrarse en empleos por cuenta propia y en el sector de servicios.
2. No hubo cambios en la división de género en el trabajo dentro del hogar, las tareas de
“quien” hace “que” dentro del hogar se han mantenido sin cambios substanciales.
3. Se puede acceder a una oferta relativamente barata de mano de obra que, en ausencia de la
madre y/o esposa, asume las labores de reproducción del hogar. Esto se refleja en la
presencia de trabajadoras del hogar, en la mayoría de los hogares donde la esposa / madre
trabaja fuera del hogar, esto en el ámbito urbano. En el ámbito rural, las mujeres no pueden
tener esta opción y deben no solo cuidar de la familia, sino también deben compartir las
tareas productivas y económicas.
4. Hay un conjunto de labores específicas “de cuidado” de la familia que son difíciles de
delegar y siguen siendo de casi exclusiva responsabilidad de las mujeres madres y/o esposas,
trabajen o no trabajen fuera del hogar.
Ahora bien, la pregunta es: ¿Dónde están las mujeres en el mercado de trabajo?. La
participación de las mujeres en el mercado de trabajo se ha incrementado substancialmente en los
últimos 15 años. Esta mayor participación no es descrita como resultado de un proceso de
liberalización y mayor independencia de las mujeres, sino más bien como resultado de la caída de
los ingresos reales y la necesidad de mayores fuentes de trabajo. Las mujeres entran a participar
masivamente de un mercado de trabajo que tiende a segregarlas en ocupaciones de baja
productividad y bajos ingresos. Se asume que la parcial flexibilización del mercado, de trabajo de
1985 ha generado mayor incertidumbre en el empleo y por lo tanto, ha dado lugar a la
disponibilidad y sometimiento de los trabajadores, en general, y de las mujeres en particular. Esto
ha dado lugar a lo que se conoce como “la feminización de la pobreza”.
Otra cualidad de este proceso es que el desempleo y la precariedad del empleo afectan más a
mujeres e indígenas. En efecto en los Encuentros Departamentales de Mujeres Productoras Rurales
de Bolivia (2007: 57) se indica que en el año 2006 la tasa de desempleo abierto para mujeres
llegaba al 19% con relación a una tasa de desempleo para hombres del 5%”.
Junto a esto tenemos la precariedad del empleo, es decir, las condiciones laborales en términos
de ingresos, de horas de trabajo y de estabilidad.
Con relación a los ingresos, la mayoría de los estudios en el país confirma la presencia de
profundas brechas entre los ingresos percibidos por hombres y mujeres, así como por indígenas y no
indígenas. En un estudio citado por (Jiménez y Landa, 2006:28), las mujeres, en promedio, tenían la
mitad de ingresos de los hombres al año 2005. Las diferencias sin embargo, son aun más profundas
cuando se comparan además las diferencias étnicas, como lo indica el siguiente cuadro:
Fuente: Jiménez, Ezequiel y Landa, Maria Luisa. Ingresos de la población boliviana por género y etnicidad.
Primera Edición. Editorial Mecovi, Santa Cruz – Bolivia, 2002.
Las poblaciones indígenas tienen ingresos substancialmente más bajos que las poblaciones no
indígenas. El grupo poblacional que tiene los menores ingresos es el de las mujeres indígenas. En
promedio, un hombre no indígena en Bolivia tiene un ingreso que es cuatro veces más alto que el
promedio de ingresos de una mujer indígena.
Como Jiménez y Landa lo han indicado, el trabajo por el que la mujer recibe una
remuneración comparte horas del día y esfuerzo con el trabajo no remunerado del hogar. Por una
distribución basada en los roles de género, las mujeres – indígenas y no indígenas – trabajan más
horas, después del trabajo asalariado o productivo, al llegar al hogar, ellas tienen que continuar con
la limpieza del hogar, el arreglo o lavado de la ropa, la atención a los animales o a personas de
mayor edad o personas con discapacidad en el hogar o bien apoyar en las tareas del colegio a los
hijos/as. Esta carga laboral incluye la atención al esposo, y es lo que se conoce como el trabajo no
remunerado del hogar. ¿Por qué es importante reconocerlo? ¿Es suficiente reconocerlo? ¿Es
posible seguir pensando que este trabajo es de exclusividad de las mujeres? ¿Para qué se debería
promover la corresponsabilidad en las tareas del hogar? ¿Qué harían las mujeres con su tiempo
libre? ¿Qué relación existe entre la productividad y el uso del tiempo entre hombres y mujeres? Son
varias las preguntas que se han hecho en este sentido, sobre el uso del tiempo y el impacto del
mismo en la vida de las mujeres. En las siguientes líneas se tratarás de hacer una aproximarnos a las
respuestas.
Y ¿cómo viven las mujeres indígenas la realidad de su jornada laboral? Aquí rescatamos dos
testimonios. Uno de una mujer indígena del altiplano y la otra de una mujer de tierras bajas,
aprovecharemos aquí para la caracterización de las mujeres del oriente.
Por lo expuesto un día típico de las mujeres migrantes consiste en levantarse muy temprano,
preparar desayuno, ordenar las habitaciones, hacer la limpieza de la casa, salir a las ferias a vender,
ir al mercado a comprar provisiones, cocinar almuerzo, lavar ropa, llevar a la escuela a sus hijos,
alistar mercadería para la venta, preparar cena y cuidar la casa, como promedio trabajan 18 horas
diarias, desde las 5 a.m. hasta las 11 p.m. Y ninguna de ellas expresa que descansa durante el día o
por lo menos nadie indica que estudia o va a participar a alguna actividad femenina que tiene que
ver con formación educativa.
De manera que realizan doble o triple trabajo, con actividades que absorben mucho tiempo y
mucha energía y por lo general ni así sus maridos o los miembros de su familia las valoran como es
debido. Por ejemplo, “cuando se les pregunta si trabajan o no, muchas mujeres responden que no
trabajan, sino que sus maridos son los que trabajan y llevan el dinero a la casa”. En este sentido,
valoran más el trabajo de los hombres que el de ellas mismas.
A esta faena se les agrega el cuidado de los niños y esto demanda tiempo y paciencia.
Además deben salir a vender a las calles y a las ferias para generar algún ingreso económico,
llevando a sus niños (as) pequeños (as) sobre la espalda. La mujer ayeara migrante así vive su
jornada laboral.
¿Cómo viven la jornada laboral las mujeres del Oriente?. Antes de responder a esta pregunta
se intentará caracterizar brevemente a estas mujeres. De igual manera que en el país las mujeres del
oriente (compuestas por mujeres de Santa Cruz, Beni y Pando) son una mayoría, la diferencia es
mínima pero son mayoría que los hombres (INE. 2009). Muchas de ellas son descendientes de
migrantes. Santa cruz es uno de los departamentos con mayor recepción de migrantes a nivel
nacional. La tasa global de fecundidad según el ENDSA en Santa Cruz fue de 4.2 hijos/as por cada
mujer en edad fértil (entre 15 a 49 años). Sin embargo, no es extraño reconocer mujeres en
dirigencias con 10 a 11 hijos. Mujeres Jóvenes de 32 a 35 años. Una mayoría de las mujeres son
casadas o viven en concubinato desde muy tempranas edades. En Urubichá y Guarayos existen
niñas – madres (13 a 15 años) que luego de tener 3 hijos con un hombre son abandonadas por éste
para luego alimentar el ejército de madres solas trabajadoras del hogar y/o desempleadas o en la
venta precaria de productos.
Muchas de las mujeres son jefas de hogar. La pobreza esta medida en base al acceso a los
servicios básicos o la vida en viviendas que no reúnen condiciones apropiadas con bajos niveles de
educación e inadecuada atención de salud. Del trabajo con mujeres del oriente se ha comprobado
que los niveles de abstracción son insuficientes y muy básicos lo que dificulta el avance de
contenidos de mayor complejidad. Existen más mujeres analfabetas que hombres analfabetos. Es
importante mencionar que estas mujeres interactúan básicamente en zonas que fueron anteriormente
misiones, por lo tanto la tradición judeo cristiana es fuerte.
Entre los testimonios sobre el trabajo de las mujeres, tenemos uno de las mujeres ancianas
de Guarayos levantado por Nostas y Sanabria (2010:111) “Las mujeres salen mucho, las jóvenes se
van a veces con sus maridos. De los 18 a los 20 salen a trabajar como empleadas, a lavar ropa, hay
personas mayores que tienen que salir, preocupadas por la educación de sus hijos. En Santa Cruz,
tenemos que buscarles colegio para que mejoren su vida. En la casa nosotras las mujeres vemos las
necesidades, por ejemplo de los hijos, tenemos demandas de las escuelas y nos preguntamos de
dónde vamos a sacar la plata para comprar útiles, tenemos que priorizar o ver cómo hacemos (…)
Algunas los llevamos a estudiar a las ciudades, para que mejoren sus condiciones”.
De igual manera que las mujeres del occidente, las mujeres del oriente se levantan a las 5:00
a.m. y en su jornada tienen diferentes actividades como dar de comer a los animales domésticos, se
asean, barren la cocina, traen leña, sirven el desayuno a niños y esposo y preparan a hijos para el
colegio, van al chaco traen yuca, maíz y leña, cocinan, lavan enseres del hogar, tejen sus hamacas,
bañan a los niños, van a misa al atardecer, acomodan sus ropas, planchan y algunas hacen chicha.
Su jornada finaliza como a las 22 horas.
Como se puede observar el mayor efecto de la división sexual del trabajo en las mujeres es
la reclusión al ámbito domestico, al ámbito privado, al ámbito del hogar. Ahora bien ¿Por qué se
constituye en uno de los peores efectos? ¿Cuáles son las consecuencias para las mujeres? A
continuación se profundizará este tema.
El trabajo no remunerado de las mujeres o el trabajo no pagado de las mujeres bajo efectos
de la división sexual del trabajo ha sido un tema de debate que fue rescatado por el movimiento de
mujeres que promueven políticas públicas y transformaciones estatales. El trabajo en el hogar no es
medido, no es cuantificado y su aporte no ingresa en las cuentas nacionales de ningún Estado.
A raíz de esta evidencia, la nueva constitución política del estado, incluye dos artículos que
tienen relación con las tareas del hogar y la vida pública y con la medición del uso del tiempo para
su cuantificación. El Artículo 64 dice “los conyugues o convivientes tienen el deber de atender, en
igualdad de condiciones y mediante el esfuerzo común, el mantenimiento y responsabilidad del
hogar, la educación y la formación integral de los hijos e hijas mientras sean menores o tengan
alguna discapacidad”…. Por lo que queda claro que ambos padres deben cuidar, atender, proteger,
orientar, supervisar y guiar a los hijos e hijas en igualdad de condiciones.
El artículo 338 da un paso más allá y dice “El estado reconoce el valor económico del
trabajo del hogar como fuente de riqueza y deberá cuantificarse en las cuentas públicas”. Para tal
efecto y con el apoyo de ONU Mujeres el INE (Instituto Nacional de Estadísticas) ha realizado dos
pilotajes sobre la encuesta uso del tiempo, encuesta que permitirá cuantificar el número de horas de
trabajo en el ámbito del hogar, para hombres y mujeres. De lo que se trata es de reflejar el valor del
aporte de hombres y mujeres a la riqueza del país, a través de su cuantificación y valoración en las
cuentas públicas.
Todas estas siguen siendo iniciativas para mejorar la condición productiva de las mujeres.
Sin embargo, hoy en día las mujeres se incorporan al mercado de trabajo sin que hayan resuelto el
problema de cuidado de niños, niñas, ancianos y otras personas que necesitan cuidados como
personas con discapacidad. La mayoría de los hombres no asumen responsabilidades de cuidado de
sus familiares en situación de dependencia. No existe un sistema público para el cuidado de niños,
ancianos y enfermos, o éste no abastece porque es muy pequeño y precario. Otro problema con el
que se enfrentan las mujeres es su bajo nivel de instrucción, problema que afecta sobre todo a las
más pobres.
Esta es la respuesta al título del presente documento ¿Cuál es el mayor efecto de la división
sexual del trabajo? El trabajo no remunerado de las mujeres, su abundante carga domestica y por lo
tanto la consiguiente imposibilidad de formación sostenida y mejoramiento de las condiciones de
empleabilidad.
En realidad existen dos problemas por el trabajo no remunerado: las mujeres se insertan
menos que los hombres al mercado de trabajo y cuando lo hacen, tienen que enfrentar las
desventajas de sus niveles educativos que son menores respecto a los hombres, especialmente las
más pobres. Pero también, al ser las mujeres responsables del cuidado y del trabajo domestico no
pueden cumplir con las exigencias de las empresas, a no ser a costa de un gran sacrificio. Por eso
los empresarios no las emplean, cuando las emplean no cumplen con la normativa sobre cuidado
que rige en la Ley del Trabajo. Así las mujeres parecen predestinadas a trabajos de menor calidad,
con menos remuneración y poco reconocimiento social. Por eso se insertan sobre todo a la
economía informal, a los servicios o al trabajo del hogar asalariado.
Ahora bien pareciera que luchar contra los impactos de la división sexual del trabajo es una tarea
titánica, pero hay cosas que podemos hacer para ir transformando y minando los efectos de esta
nefasta división sexual del trabajo. Entre ellos están:
- Modificar sustancialmente la crianza de los hijos, descargar más en los hijos varones el
trabajo en el hogar combinando esas responsabilidades con las hijas mujeres, de lo que se
trata es que ambos sexos puedan ayudar en las tareas del hogar liberando a la madre mayor
tiempo.
- Negociar con la pareja tiempos para la formación de las mujeres, promoviendo escuelas de
liderazgo en horarios y condiciones posibles. Articulo 64.
- Cuestionar el rol supuestamente biologicista y natural de las mujeres para el cuidado del
hogar.
- Crear los medios para que una gran proporción de la fuerza laboral esté disponible para
trabajar y generar riqueza.
Se ha definido el concepto de creencia como una convicción u opinión aceptada como verdadera sin
necesidad de pruebas o confirmación lógica, subrayándose su rol en el traspaso del bagaje cultural
intergeneracional, como sostenedoras de algunas dimensiones de la cultura (Castorina, J., & Lenzi,
A., 2009: 73).
En este escenario, se han observado creencias que expresan formas particulares de:
obediencia, estructuración de la familia, respeto, disciplina, grado de autonomía de los miembros de
la familia y género, entre otras. Estas creencias son consideradas mitos culturales y cumplirían tres
funciones principales en la legitimación de la violencia: culpabilizar a la víctima, haciendo creer
que la misma, es la causante directa de la violencia ejercida, naturalizar la violencia, violando la
integridad física, psicológica y social de la mujer, e impedir que la víctima salga de la situación,
denunciando las agresiones (Corsi, J., 2003: 77).
Por otra parte, pese a trascender el ámbito relacional interpersonal, se observan estudios desde la
psicología social en torno al manejo de comunicaciones de masas que muestran coincidencias en la
forma en que ocurre la legitimación de los actos violentos, perpetrados básicamente en contra de la
mujer (diarios, noticieros, discursos políticos).
Estos estudios, muestran que, mediante una serie de argumentos ofrecidos a la audiencia, se enfatiza
el grado de responsabilidad de la víctima en la situación de violencia, se desvía la atención dejando
a un lado el sufrimiento de las víctimas o se impide el reconocimiento de estas como personas
inocentes (Blanco, A. & De la Corte, L., Ibídem).
1.1.2.12 Factores de la violencia intrafamiliar
Desde diversas perspectivas puede estudiarse la violencia intrafamiliar de la cual sufre el género
femenino en la sociedad boliviana, siendo dichas perspectivas o factores los que a continuación se
enumeran y explican brevemente (López, Joachín y Lidia, Rosario, 2008: 50).
Debido a que los padres que tratan mal a sus hijos son aquellos que no cuentan con una autoestima
elevada, tienen antecedentes de maltrato, se encuentran en estado de depresión, baja tolerancia a la
frustración y por lo general son dependientes de bebidas alcohólicas.
Las víctimas y los testigos de violencia intrafamiliar en la sociedad boliviana muestran tasas
elevadas de estrés post-traumático y depresión. El abuso indebido del alcohol y de sustancias, así
como también los trastornos de personalidad, aumentan la forma considerable del riesgo de
violencia. Tanto el suicidio como la violencia se encuentran relacionados.
1.1.2.12.4 Factor social
Los aspectos sociales juegan un papel bien importante en la sociedad boliviana en la expresión
relativa a la existencia de conductas violentas y agresivas existentes generadoras de violencia
intrafamiliar, siendo uno de dichos aspectos la transmisión intergeneracional (transmitida de padres
a hijos), que surge de la violencia que no permite la convivencia pacífica del género femenino.
Entre los efectos de la violencia intrafamiliar se encuentran: la disfunción familiar, las actitudes
mentales, el distanciamiento de sus miembros, la agresión verbal, el hostigamiento y acoso sexual.
La clasificación de la violencia intrafamiliar puede ser: psicofísica, psíquica, física y psico-social.
Los efectos psicofísicos que sufre la mujer derivados de la violencia intrafamiliar de la cual es
objeto son aquellos que se producen y se llevan a cabo dentro de un mismo acto.
Son aquellos efectos que hacen referencia a la baja autoestima, desvaloración y estrés emocional
que se produce derivado de las tensiones de los malos tratos y de la baja autoestima, lo cual genera
un bajo rendimiento y tensiones emocionales que no permiten la concentración.
1.1.2.13.3 Efectos físicos
Los efectos físicos que padece la mujer son aquellos que se manifiestan debido a heridas abiertas,
hematomas, fracturas, luxaciones y quemaduras de las cuales puede la misma ser víctima en un
momento determinado. Que en muchos casos, pueden provocar la invalidez parcial o total.
Los mismos se dividen en internos y externos. Los primeros generan la marginación del género
femenino y los segundos la violación y exclusión de los derechos fundamentales de la misma. Si se
presenta un maltrato a la mujer la misma se encuentra obligada a tener que aislarse de determinadas
actividades de la sociedad, y de las relaciones interfamiliares e inclusive de su mismo hogar.
Dentro de la misma exclusión, se encuentran lesionadas las mujeres y los niños, ya que los
mismos en lo relativo al afecto, puesto que una madre que se encuentra marginada de manera
forzosa por violencia intrafamiliar no le puede brindar a sus hijos el afecto necesario, lo cual lleva a
los niños y niñas a la prostitución, delincuencia y drogadicción.
La violencia de género, sucede en un ciclo, por el cual por lo general se pasa por tres fases,
las cuales difieren en su duración según sea el caso. Es de importancia aclarar, que el agresor se
detiene por si solo ya que si la pareja permanece al lado del mismo, el ciclo comienza una y otra
vez, cada vez con mayor violencia. Dichos ciclos en mención, son los siguientes (López, Joachín y
Lidia, Rosario, 2008: 56):
Con el tiempo de llevar una relación, se va aumentando el stress, lo que genera una acumulación de
tensión y por ende los factores que a continuación se indican, los cuales ocurren con frecuencia:
En la fase o ciclo agudo de violencia surge la necesidad de descargar las tensiones que han sido
acumuladas, pudiendo encontrar en el presente ciclo las siguientes características propias del
mismo:
El agresor lleva a cabo una elección consciente relativa a la violencia. El mismo se encarga
de decidir el lugar y el tiempo de la violencia, llevando a cabo una elección relativa y consciente en
lo relativo a que parte del cuerpo va a maltratar y como lo va a realizar.
El agresor no muestra tensión mientras que la mujer víctima se encuentra confundida debido a la
violencia padecida.
1.1.2.13.7 Etapa de calma
Las víctimas y muy especialmente al género femenino en Bolivia cuentan con una serie de
ciertas características, las cuales se muestran a continuación (Rodríguez, Edna, 2004: 58):
En la mayoría de las ocasiones las mujeres no se separan o divorcian debido al temor de perder su
propia seguridad económica y la de sus hijos. En otras ocasiones las mismas no se separan debido a
las amenazas de muerte o de violencia, si llegan a separarse las cuales son proferidas por el agresor.
En una situación y ambiente violento los hijos también sufren y el crecimiento de los
mismos en una atmósfera donde existe temor, se genera un ambiente completamente negativo en su
desarrollo emocional y después el mismo se va a manifestar en al abandono escolar, en desórdenes
psicológicos, en la utilización de drogas y en delincuencia.
Las mujeres que soportan vivir dentro de una relación abusiva y donde violencia
indefinidamente terminan perdiendo su salud tanto mental como física, además se enferman al igual
que su misma familia. Las mujeres que viven en un ambiente abusivo pierden totalmente su
autoestima y no saben cuidarse y tampoco se dan cuenta del peligro que corren.
En diversas ocasiones las mujeres permanecen con su pareja violenta debido a que piensan que
las alternativas que tienen son peores a su misma situación. Las mismas se convencen de que las
cosas no se encuentran tan mal y piensan que son ellas quienes incitan a la violencia debido a no
haberse quedado calladas, y se culpan y censuran. Las mismas al ver que no existe forma de evitar
los malos tratos se quedan en un estado de parálisis, y se inmovilizan.
“El abuso crea y mantiene en la pareja una dinámica de dependencia debido a su efecto
asimétrico sobre el equilibrio de poder, siendo el vínculo traumático producido por la alteración de
refuerzos y castigos. Sin embargo esta teoría descansa aparentemente sobre la base del
condicionamiento instrumental que, es válido para dar cuenta de algunos aspectos del repertorio de
victimización, pero falla en cubrir el complejo aparato psicológico asociado con este tipo de
vínculos paradójicos” (Rodríguez, Edna, 2004: 65).
A las víctimas de violencia les es bien difícil relatar lo que les pasa debido a vergüenza,
miedo y también a que tienden a culparse por la situación ocurrida.
Los indicadores de conducta y emocionales de las mujeres que han sido víctimas de violencia
intrafamiliar se presentan a través de sentimientos de culpa, temor, angustia vergüenza, depresión.
Tristeza, ansiedad, insomnio, cambios de humor, olvidos, confusión, baja autoestima, falta de
concentración, aislamiento, desorientación y conductas suicidas. Las víctimas de violencia
emocional o física, que se encuentran bajo el convencimiento de que su caso no tiene solución
alguna, por lo general desarrollan mecanismos de defensa, mecánicos e inconscientes para su
posterior adaptación a la situación de lograr su supervivencia.
Generalmente, las víctimas anotadas mantienen una relación con el agresor en la cual le
agradecen al mismo de manera intensa sus pequeñas amabilidades o cualquier mínima atención que
pudieran tener, soliendo negar que exista violación intrafamiliar en contra de las mismas y si en
algún momento llegaran a aceptarla nunca admitirían su justificación, siempre se encuentran
dispuestas a mantenerlo contento, intentando a su vez averiguar lo que desea o piensa; llegando
inclusive a identificarse con el mismo. Llega a creer que las personas que quieren ayudarla están
equivocadas y que su agresor cuenta con la razón y además que el mismo le brinda la protección.
La violencia dirigida a la mujer, como cualquier otro tipo de manifestación agresiva, genera efectos
nefastos múltiples. El Banco Mundial (Foro Internacional, 2000: 9), señaló que en el año 2000 en el
mundo, la violencia contra las mujeres provocó diversas incapacidades y defunciones, sobre todo en
mujeres en la edad reproductiva, razón esta por la cual debe prestarse especial atención a la
violencia de género, no sólo para combatirla penalizándola, sino para prevenirla y evitar así sus
desfavorables consecuencias, sean estas físicas o sicológicas.
Páez Cuba, Lizett, (2007: 90), señala que entre las secuelas físicas de la violencia de género se
encuentran:
La violencia de género puede producir efectos en todas las facetas de la salud, los cuales pueden no
ser mortales y adoptar la forma de lesiones físicas, desde cortes menores y equimosis (golpes,
moretones) a discapacidad crónica o problemas de salud mental. También pueden ser mortales; ya
sea por homicidio intencional, por muerte, como resultado de lesiones permanentes o SIDA, o
debido a suicidio, usado como último recurso para escapar a la violencia. Entre las principales
consecuencias sobre la salud física encontramos las lesiones (que pueden revestir diversos grados
de gravedad), las enfermedades de transmisión sexual, los embarazos no deseados, los problemas
ginecológicos, las cefaleas, los malestares físicos, y otros. Si la agresión se produce en una mujer
embarazada, puede existir consecuencias para el feto: aborto, parto prematuro, muerte fetal, lesiones
en el feto o en el recién nacido. Incluso puede llegar a producirse el homicidio.
1.1.2.15.2 El homicidio
Numerosos estudios informan que la mayoría de las mujeres que mueren de homicidio son
asesinadas por su compañero actual o anterior. Primero sucede la violencia psicológica, después la
violencia física con lesiones leves y graves, y finalmente el homicidio.
Las lesiones sufridas por las mujeres debido al maltrato físico y sexual pueden ser sumamente
graves. Muchos incidentes de agresión dan lugar a lesiones que pueden variar desde equimosis
(golpes y moretones) a fracturas hasta discapacidades crónicas. Un alto porcentaje de las lesiones
requiere tratamiento médico.
Las investigaciones recientes han identificado a la violencia durante el embarazo como un riesgo a
la salud tanto de la madre como del feto no nacido. Las investigaciones sobre este rubro han
indicado niveles elevados de hipersensibilidades, proclives incluso a la pérdida de la criatura.
Los/as niños/as en las familias violentas pueden también ser víctimas de maltrato. Con frecuencia,
los niños se lastiman mientras tratan de defender a sus madres. Y con esta manifestación de
violencia doméstica, tenemos el preámbulo de la violencia de género presenciada desde la minoría
de edad y por tanto involucra a los menores dentro de la victimidad.
La violencia contra la mujer puede producir un embarazo no deseado, ya sea por abuso deshonesto
(violación) o al afectar la capacidad de la mujer de negociar el uso de métodos anticonceptivos. Por
ejemplo, algunas mujeres pueden tener miedo de plantear el uso de métodos anticonceptivos con
sus parejas por temor de ser golpeadas, abandonadas o sufrir lesiones.
Las adolescentes que son maltratadas o que han sido maltratadas como niñas, tienen menos
probabilidades de desarrollar un sentido de autoestima y pertenencia que los que no han
experimentado maltrato. Tienen mayor probabilidad de descuidarse e incurrir en comportamientos
arriesgados como tener relaciones sexuales en forma temprana o sin protección.
Un número creciente de estudios indica que las niñas que son maltratadas sexualmente
durante la niñez tienen un riesgo mucho mayor de embarazo no deseado durante la adolescencia.
Si se comparan con las mujeres no maltratadas, las mujeres que han sufrido cualquier tipo de
violencia y/o agresión, tienen mayor probabilidad de experimentar una serie de problemas de salud
graves.
Se ha sugerido que la mayor vulnerabilidad de las mujeres maltratadas se puede deber en
parte a la inmunidad reducida debido al estrés que provoca el maltrato. Por otra parte, también se ha
responsabilizado al auto descuido y a una mayor proclividad a tomar riesgos. Se ha determinado,
por ejemplo, que las mujeres maltratadas tienen mayor probabilidad de fumar que aquellas sin
antecedentes de violencia.
1.1.2.16.1 El Suicidio
Las consecuencias para la salud mental se producen tanto por la violencia psíquica como por el
impacto emocional que genera la violencia física, sobre todo si existe sensación de peligro.
Comprende cuadros de depresión/ansiedad, trastornos por estrés postraumático, trastornos de la
conducta alimentaria (anorexia, bulimia), diversas manifestaciones psicosomáticas. Las
investigaciones indican que las mujeres maltratadas experimentan enorme sufrimiento psicológico
debido a la violencia. Muchas están gravemente deprimidas o ansiosas, mientras otras muestran
síntomas del trastorno de estrés postraumático. Es posible que estén fatigadas en forma crónica,
pero no pueden conciliar el sueño; pueden tener pesadillas o trastornos de los hábitos alimentarios;
recurrir al alcohol y las drogas para disfrazar su dolor; o aislarse y retraerse, sin darse cuenta,
parece, que están surgiendo otros problemas, aunque menos graves, pero dañinos igualmente.
La violencia de género puede originar sobre la mujer aislamiento, desconfianza, desvalorización y/o
dificultad para entablar relaciones sociales y futuras. Las consecuencias de la violencia son muy
graves para las víctimas, pues denotan confusión, temor, anulación de su autoestima, dependencia,
distorsión de sus capacidades cognitiva y emocional; comportan en definitiva la destrucción de su
integridad como ser humano.
Las mujeres que han sufrido de violencia intrafamiliar, padecen en primer lugar de un estado
emocional de crisis, el cual se debe tratar psicológicamente por personas especializadas que
permitan que las mismas recuperen su propia estabilidad emocional, realizando también de igual
manera la atención de seguimiento psicológico a los eventos de crisis, mediante los cuales se logra
una comprensión bien amplia de la problemática de las mujeres afectadas.
Las que han sufrido de una o más experiencias de violencia intrafamiliar, así como también
aquellas que generan dicha violencia, necesitan dentro de su tratamiento emocional, llevar a cabo
una incorporación a grupos terapéuticos, en los cuales son desarrolladas diversas técnicas conjuntas
entre personas que han experimentado la misma problemática, logrando con ello conocer la
experiencia de otras y aprender aún más acerca de la situación. Es en estos grupos terapéuticos en
los cuales se desarrollan los espacios necesarios para acabar con las huellas emocionales de la
violencia intrafamiliar, para así poder recuperar la autoestima de cada persona, lo cual es
completamente indispensable para seguir con proyectos de vida nuevos para la mujer.
En lo relacionado a la rehabilitación de los agresores, debe determinarse que la misma es muy
importante para acabar con la violencia intrafamiliar de la mujer y así evitar por completo su
reincidencia, debido a que en muchos casos la víctima es separada del agresor, también en un
elevado porcentaje continúa viviendo con el mismo. También en los casos de separación, el agresor
forma nuevamente una nueva pareja o bien vuelve a tener otros hijos, existiendo por lo general una
probabilidad bien elevada de que la situación anterior vuelva a repetirse (Rodríguez, Edna, 2004:
74).
La primera y mejor medida que debe adoptar cualquier mujer víctima de la violencia intrafamiliar
para encontrarse protegida y evitar nuevamente dicha situación es denunciar el hecho. La norma se
encuentra para brindarle ayuda, el juez puede ordenarle al agresor que abandone la casa, que pague
los alimentos que debe y también otras medidas que evitan que se le acerque el agresor a la mujer.
Pero, cuando existen motivos que le impiden a la mujer víctima abandonar al agresor, o bien
cuando no se siente preparada para ello, existen acciones factibles para poner a la mujer y a su
familiar seguras. Para minimizar las consecuencias se deben preparar determinadas condiciones de
seguridad y de actuar de conformidad a planes de acción ante incidentes violentos.
El Artículo 251 de la Nueva Constitución Política del Estado establece: "La Policía Boliviana, como
fuerza pública tiene la misión específica de la defensa de la sociedad y la conservación del orden
público y el cumplimiento de las leyes en todo el territorio boliviano. Ejercerá la función policial de
manera integral, indivisible y bajo mando único, en conformidad con la Ley Orgánica de la Policía
Boliviana y las demás leyes del Estado".
Esa es, en síntesis, la misión que el Estado le otorga a la Policía Boliviana. La parte
complementaria de la base legal que ampara las acciones de la Policía Boliviana está establecida
por:
- Normativa Nacional
- Normativa Internacional
- Dirección
- Secretaría
- Auxiliar de Dirección
- Sección Personal
- Unidades Desconcentradas en Módulos Policiales
- Sección Planeamiento y Operaciones
- Archivo y Estadística
- Sección Administrativa
- Economato
- Sección Capacitación y Desarrollo
- Sección de Prevención
- Equipo de Apoyo Multidisciplinario
- Asesoría Psicológica
- Asesoría Jurídica
- Asesoría de Trabajo Social
Nivel Operativo
Esta función está a cargo de dos funcionarias en cada grupo, asignadas por turno en la Orden del
Día de la B.P.F. Ambas se encargan de cumplir las siguientes tareas:
Las denuncias recibidas son pasadas a la Sala de Asignación y Atención de Casos para que
éstas sean, a su vez, asignadas en orden correlativo.
Una vez que el caso ha sido recibido y asignado por orden correlativo, la funcionaria a cargo deberá
dar cumplimiento con lo dispuesto en el Art. 28 de la Ley 1674 y el Art. 8 del Decreto Supremo
25087, Reglamentación de la Ley 1674, debiendo clasificarlo en una de las siguientes categorías:
Cuando la asignada tenga que salir al lugar de los hechos, deberá registrar su salida en el
Libro de la Sala de Denuncias e Informaciones, anotando el motivo, el lugar, la hora y la fecha. La
asignada al caso es la responsable del llenado de los demás formularios, toma de declaraciones,
actuaciones de la investigación realizada y otros, sobre los cuales realizará un informe preliminar.
Todos los casos denunciados, que por su gravedad constituyen delito o se encuentran
tipificados en el Código Penal, Ley de Tráfico y Trata de Personas, Código Niño/a, Adolescente,
Código de Familia, etc.; deberán ser remitidos con todos los antecedentes y el Informe en
Conclusiones (ver Formulario en Anexos), más el o los autores, a la instancia correspondiente en el
término que establece la Ley. En caso de aprehensión del agresor o agresores, estos deberán ser
remitidos a las instancias correspondientes en el término que establece la Ley.
Con el fin de cumplir las funciones asignadas a la B.P.F., y evitar mayor violencia y daños mayores
en contra de las víctimas; la B.P.F. -de acuerdo al espacio disponible- podrán brindar facilidades
inmediatas a las víctimas de violencia familiar. Estas facilidades constituyen un dormitorio de
emergencia para mujeres y menores, y un comedor donde se les puede brindar un refrigerio.
El Dormitorio y Comedor estarán a cargo de una funcionaria permanente nombrada por la
Directora de la B.P.F., que cumplirá las siguientes obligaciones:
- Deberá mantener contacto y coordinación con las entidades públicas y privadas que se ocupen de
esta problemática.
- Será responsable del cuidado de los muebles y enseres asignados al dormitorio y comedor de
emergencia.
- Siendo esta utilidad de emergencia, el personal asignado a los casos deberá -antes de su relevo-
remitir a los alojados eventuales ante las instancias correspondientes para evitar hacinamiento,
incomodidad y permanencia larga e innecesaria que quitaría la opción a otras víctimas.
Son Unidades de la Brigada de Protección a la Familia que son organizadas en provincias, zonas y
barrios de las ciudades, con el fin de desconcentrar los servicios y acercarse más a la comunidad
ofreciéndole mejor y mayor servicio.
El personal asignado a las Unidades Desconcentradas deberá --por turno de servicio-- cumplir con
todas las funciones y atribuciones establecidas en el Reglamento de Organización y Funciones y
Manual de Procedimientos Policiales de la Brigada de Protección a la Familia, numerales 1.6.1 y
1.6.2 del inciso d) nivel operativo.
Para obtener información respecto a los datos referenciales sobre la edad de las mujeres en situación
de violencia, encuestadas en la Brigada de Protección a la Familia, la Investigadora preparó,
organizó e implementó el instrumento principal de acopio de información consistente en un
Cuestionario con 12 preguntas (Anexo Nº 1).
Tabla 6. Edad de las mujeres en situación de violencia, encuestadas en la brigada de protección a la.
familia
2.2. Información acerca del Estado Civil de las mujeres en situación de violencia
En referencia al estado civil de las mujeres encuestadas, se planteó la segunda pregunta del
Cuestionario de encuesta. La información acopiada se resume en el siguiente cuadro:
Divorciada
100
ESTADO CIVIL MUJERES EN SITUACIÓN DE
90 Viuda
80
55,9%
70 Separada
VIOLENCIA
60
50 Vivió en unión
40 libre
18,2%
30 11,9%
Unión libre
6,8% 5,5%
20 1,7%
10 Casada
0
Casada Unión libre Vivió en unión Separada Viuda Divorciada
libre
UNIDADES DE ANALISIS
(Sujetos de la Investigación)
La información contenida en el cuadro anterior, muestra los datos cuantitativos de las unidades de
análisis. 35 mujeres, señalaron que están casadas; 11 están en unión libre; 8 vivieron en unión libre;
4 están separadas; 3 son viudas y, 2 están en calidad de divorciadas.
En los datos expuestos e interpretados, se puede apreciar que entre las casadas y las que
viven en unión libre están el 74% de las mujeres en situación de violencia que interpusieron
denuncia por maltrato físico y/o verbal y, el 26% que ya no están unidas físicamente con sus
cónyuges, pero que sin embargo continúan con algún grado de relación por diferentes motivos,
fundamentalmente económicos.
Según la observación presencial, en este grupo, es donde se presentan los mayores actos de
violencia contra la mujer, pues los agresores violan flagrantemente y, en muchos casos,
impunemente, los diferentes bienes jurídicos protegidos en el marco de los derechos humanos, entre
ellos: la integridad física y emocional, la seguridad, la dignidad, la vida, la salud, además de la
libertad sexual, entendida como la facultad de toda mujer a la autodeterminación sexual, como libre
desarrollo de la sexualidad de las personas.
En el segundo grupo, el tipo de violencia ejercido contra la mujer, es más de tipo económico. Las
mujeres que presentaron denuncia en la Brigada de Protección a la Familia, señalaron que la forma
de violencia que ejercen los varones, es no cubrir los deberes y obligaciones económicas que tienen
sus ex-parejas, dejando en una situación muy difícil a las mujeres, especialmente las que tienen
hijos, quienes deben encarar una serie de trámites legales para exigir que los demandados asignen
86
los gastos de subsistencia de sus hijos. En este caso aunque la violencia física, es menor, no quiere
decir que ésta no exista; el reclamo que hacen las mujeres a sus ex-parejas, ocasiona que hayan
agresiones físicas y verbales bastante fuertes, incluso con impedimento médico.
2.3. Datos del Nivel de Instrucción de las mujeres en situación de violencia
Para recabar información respecto al nivel de instrucción de las mujeres en situación de violencia,
se tabularon e interpretaron los datos contenidos en el Cuestionario 1, pregunta Nº 3; cuya
información se sintetizada en el siguiente cuadro:
Sin Instrucción
100
90
NIVEL DE INSTRUCCIÓN, MUJERES EN
Licenciatura
80
SITUACIÓN DE VIOLENCIA
70
Técnica
60
50 Secundaria
30%
40 27%
23%
30 Primaria (6º a
11% 8% 8º)
20 0,63%
10 Primaria Inicial
(1º a 5º)
0
Primaria Inicial Primaria (6º a Secundaria Técnica Licenciatura Sin
(1º a 5º) 8º) Instrucción
UNIDADES DE ANALISIS
(Sujetos de la Investigación)
La información procesada en el cuadro 2-3, muestra los datos cuantitativos, respecto al nivel de
instrucción de las mujeres en situación de violencia encuestadas. De un total de 63 mujeres, 14 han
cursado la Primaria Inicial (1ero., a 5to., Básico), (23%), 17, la Primaria Superior (6to., a 8vo.,)
(27%), 19 mujeres, han cursado el Nivel Secundario (30%), 7, tienen formación Técnica (Media)
(11%), 1, ha alcanzado la Licenciatura (0.63%) y, 5 mujeres, no tienen ninguna instrucción (8%).
Los datos expuestos, muestran que de las 63 mujeres que se presentaron al Brigada de
Protección a la Familia, el 50%, sólo tienen estudios en el Nivel Primario, siendo su situación a
nivel de conocimientos muy precaria, el 40%, han cursado estudios secundarios, hasta el
bachillerato y, en un porcentaje menor, tienen estudios técnicos de nivel medio; el 8%, no tiene
ningún tipo de estudios, es decir son analfabetas y, menos del 1% (0.63%), tiene el nivel de
Licenciatura.
En las razones justificativas, las mujeres que sólo estudiaron el Nivel Primario Inicial o
Básico, señalaron que esta situación les perjudica bastante, pues sus parejas aprovechan esta
situación para adoptar una actitud de menosprecio y poca valoración, especialmente cuando se
encuentran en trámites legales, en los cuales exponen razones falsas y erróneas, a fin de no
responsabilizarse sobre las asignaciones familiares y deberes paternales en relación a sus hijos/as;
mucho peor sucede con las mujeres que no tienen ningún nivel de instrucción, las cuales son
engañadas en forma vil y canallesca por sus parejas en los trámites y diligencias jurídicas,
particularmente cuando no son asistidas por un/a profesional Abogado/a.
En cuanto a la situación laboral de las mujeres en situación de violencia, que fueron encuestadas, se
planteó la cuarta pregunta del Cuestionario de encuesta, cuya información se detalla en el siguiente
cuadro:
Tabla 9
En la interpretación de los datos, se encuentra que sólo el 29%, no trabaja en una fuente
laboral remunerada (aunque el trabajo que ejercen dentro de sus hogares, es muchísimo más
agotador que en una fuente laboral remunerada), más del 70%, sí trabaja fuera de su hogar,
ayudando de una u otra manera a sostener económicamente a la familia. Pese a ello, no hay
consideración de parte de sus cónyuges, adoptando conductas violentas y desaprensivas.
Para recabar información respecto a la experiencia de violencia vivida por las mujeres que
presentaron denuncia en la Brigada de Protección a la Familia, se planteó la pregunta Nº 5, en el
Cuestionario de encuesta; cuya información se sintetizada en el siguiente cuadro:
63 63 0
total 63 0
porcentaje 100% 0%
Fuente: elaboración propia
Figura 10 experiencias de violencia vivida en la relación de pareja
100%
0%
En los datos expuestos, producto de las justificaciones vertidas por las mujeres en situación
de violencia, se encuentra que, las que más sufrieron agresiones físicas, están las casadas, las que
viven en unión libre y, las que vivieron en unión libre. En un porcentaje menor están las separadas,
viudas y divorciadas. Las mujeres del primer grupo, a la hora de emitir su opinión, señalaron que
en su experiencia cotidiana, sufrieron agresiones violentas que dieron como resultado, un daño
físico, sexual y psíquico, incluyendo las amenazas, la coerción y la privación arbitraria de libertad,
en estas agresiones siempre hubo, humillaciones, golpes, contusiones, bofetadas, patadas y lesiones
de consideración, con y sin ingreso clínico. Los certificados forenses que cursan en la Brigada de
Protección a la Familia, dan cuenta de la gravedad del maltrato físico ejercido por los maltratadores,
cuyos efectos fueron profundos, perturbadores y traumatizantes, no sólo en el cuerpo de las
víctimas, sino fundamentalmente en su psicología y afectividad. En el segundo grupo (separadas,
viudas y divorciadas), el nivel de violencia es menor, ya que las mujeres están físicamente
separadas de sus cónyuges, en este sentido existe un maltrato económico o financiero, que consiste
en impedir que sus parejas o ex parejas, tengan acceso a la información o manejo económico para la
respectiva asignación de recursos económicos destinados a la manutención, vestimenta y educación
de sus hijos/as.
En criterio de los funcionarios de la Brigada de Protección a la Familia, las personas más
afectadas por la violencia doméstica y familiar, llamada generalmente violencia intrafamiliar son las
parejas jóvenes, y de ellas son las mujeres, con un porcentaje del 97% de las denuncias registradas;
en relación a los casos presentados por hombres con un 3%, mostrando que también son sujetos de
alguna forma de violencia. Al igual que en otras regiones del país, las mujeres son sujetas de
diversos actos de agresiones, a consecuencia de las desigualdades y las relaciones de poder que
ejercen los hombres sobre las mujeres, denominándose a este hecho como violencia contra la mujer,
no siendo un hecho casual o fortuito el que una gran mayoría de las denuncias registradas en los
servicios que presta la B.P.F., sea de mujeres. A ello hay que sumarle –según los funcionarios de la
B.P.F.– un número considerable de mujeres que, aunque no se consideran maltratadas, admiten
haber sufrido frecuentemente agresiones físicas o psíquicas por parte de sus parejas. Este es un
problema social relevante y extendido en la ciudad de El Alto, que no tiende a disminuir pese a las
campañas e informaciones de organizaciones gubernamentales y no gubernamentales.
2.6. Información acerca del tipo de violencia ejercido por los agresores
Para obtener información inherente al tipo de violencia ejercido por los agresores, se planteó la
pregunta Nº 6, en el Cuestionario de encuesta; cuya información se presenta en el siguiente cuadro:
63 63 40 45 10
total 63 40 45 10
porcentaje 100% 63% 71% 16%
fuente: elaboración propia
De todas las formas de violencia y agresión, la violencia física –según las encuestadas–
fue la que más daño y sufrimiento físico ocasionó a las mujeres, pues éstas se reflejaron
en lesiones internas y externas, hematomas, golpes, contusiones, hasta el impedimento
físico con internación clínica. Estas conductas despiadadas, antisociales y destructivas,
llegaron a convertirse en agresiones sádicas, injustificables desde todo punto de vista.
2.7. Datos acerca de las razones por las cuales hubo agresión de parte de los cónyuges
Para recabar datos e informaciones relacionadas con las razones por las cuales hubo agresión, se
planteó la pregunta Nº 7, en el Cuestionario de encuesta; cuyos datos procesados se presenta en el
siguiente cuadro:
Tabla 12. Rrazones por las cuales hubo agresión de parte de los cónyuges
63 40 35 45 20
total 40 35 45 20
porcentaje 63% 55% 71% 32%
fuente: elaboración propia
Figura 11. Razones por las cuales hubo agresión de parte de los cónyuges
El cuadro anterior, muestra la información sobre las razones por las cuales hubo
agresión de parte de los cónyuges. 40 mujeres (63%), señalaron que la agresión fue
por motivos económicos, 35 mujeres (55%), sostuvo que hubo agresión por motivos de
trabajo, 45 mujeres (71%), señaló que hubo agresión por celos y, 20 mujeres (32%),
afirmó que hubo agresión, por motivos familiares.
2.8. Información acerca del tipo de lesiones que dejó la agresión recibida por su pareja
Para acopiar datos e informaciones referentes al tipo de lesiones que dejó la agresión recibida por
los cónyuges, se planteó la pregunta Nº 8, en el Cuestionario; cuya información se presenta en el
siguiente cuadro:
45 42 30
63
total 45 42 30
porcentaje 71% 66% 48%
Fuente: elaboración propia
Figura 12. Tipos de lesiones, producto de la agresión de los cónyuges
Otro grupo de mujeres en situación de violencia, señaló que como producto de las
agresiones tuvieron que guardar reposo en casa por 5 días, 10 días, 15 días y hasta 20
días, en los cuales tuvieron que solventar el gasto de los medicamentos y la atención en
centros de salud, situación que les dejó marcas y cicatrices en el cuerpo.
Un porcentaje menor, señaló que las agresiones fueron tan violentas, que tuvieron 99 que
recurrir a la internacion clínica, pues los agresores utilizaron objetos contundentes que
causaron lesiones físicas de consideración, los mismos que fueron atendidos en clínicas,
con el consiguiente perjuicio laboral y gastos económicos, emergentes de dicha
internación. En la Brigada de Protección a la Familia, cursan certificados médicos y
forenses que dan testimonio del nivel de violencia física ejercida por los cónyuges.
En criterio de la psicóloga de la Brigada de Protección a la Familia, se presentaron
casos de violencia extrema contra las mujeres, producto de la violación de sus
derechos humanos, y que culminaron en el feminicidio u homicidio culposo, en cuyo
caso se tuvo que lamentar el deceso o fallecimiento de la mujer, dejando en la orfandad
a varios niños. La violencia extrema contra la mujer –acotó– es la causa y, a la vez, la
consecuencia de la discriminación y el maltrato contra la mujer. Las Instituciones
Sociales deberían tener la obligación de promover campañas para que se respeten,
protejan, promuevan y faciliten el ejercicio de los derechos humanos, incluido el
derecho de la mujer a no ser discriminada, ni maltratada.
2.9. Información acerca de las agresiones sufridas por los familiares de la pareja
Para recabar informaciones referentes a las agresiones sufridas por los familiares de la pareja, se
planteó la pregunta Nº 9, cuya información se presenta en el siguiente cuadro:
La información contenida en el cuadro 2-9, muestra los datos de las unidades de análisis
encuestadas, respecto a las agresiones sufridas por los familiares de la pareja. 45 mujeres (71%),
señalaron haber sufrido agresión verbal; 42 mujeres (66%), indicaron haber sufrido agresión física;
30 mujeres (48%), indicaron haber sufrido agresión psicológica.
En la opinión vertida por las mujeres en situación de violencia, éstas indicaron, en un porcentaje
considerable, haber sufrido agresiones verbales de los familiares de su pareja, con palabras soeces e
irreproducibles, muy subidas de tono, las mismas que afectaron y mellaron la dignidad y reputación
de las mismas, causando profundo daño psicológico y emocional; estas agresiones se dieron en
forma de ataques verbales violentos y, tuvieron, según las encuestadas, mayor efecto que un golpe
de puño, un jalón de cabellos o una patada en el cuerpo. Las agresiones verbales, según su nivel de
intensidad fueron intensificándose, hasta llegar a convertirse en una forma de desacreditación y
discriminación, pues en la mayoría de los casos se dio frente a los mismos cónyuges, familiares,
vecinos e hijos/as, situación que lastimó la autoestima y la salud mental de las afectadas.
El segundo grupo (60%), indicaron que era la primera vez que interponían denuncia contra
sus cónyuges, pues la situación se tornó insostenible por el nivel de agresiones físicas que tuvieron
que soportar. Argumentaron que callaron por mucho tiempo los abusos y vejámenes de sus parejas,
salvaguardando el interés y bienestar de sus hijos/as, pero que sin embargo, la agresión había
llegado a su límite y, no tuvieron otra alternativa que denunciarlos ante la Brigada de Protección a
la Familia, pues temían por sus vidas y la de su familia.
Para obtener información referente a si en los conflictos de pareja hubo amenazas, amedrentamiento
e intimidación, se planteó la pregunta Nº 11, cuya información se detalla en el siguiente cuadro:
Tabla 14. En el conflicto de pareja hubo amenazas, amedrentamiento e intimidación
En las razones expuestas, el primer grupo de mujeres que tuvieron conflictos (87%),
señalaron que frecuentemente fueron intimidadas por su cónyuges para que no
interpusieran ningún tipo de denuncia en su contra, es decir constituir una causa de
anulabilidad de los actos jurídicos que potencialmente podrían realizar las mujeres
maltratadas, en legítima defensa de sus derechos civiles; esta acción, además tuvo
como fin el realizar un control social, familiar, psicológico y emocional de las mujeres,
lo que supuso un grave riesgo para su integridad física y psicológica.
El segundo grupo (79%), aseveró que en los conflictos de pareja, hubo amenazas
verbales repetidas de divorcio, abandono del hogar, prohibición de hablar con otras
personas, daño de los enseres personales de su cónyuge e incluso de tener una aventura
con otras mujeres; estas amenazas, fueron creciendo en intensidad, hasta que de la
amenaza verbal se llegó a la agresión con uso de la fuerza física. Las mujeres
denunciantes, expresaron su malestar, pues estas amenazas tuvieron el propósito de
atentar con la dignidad y honorabilidad de sus personas, creando un entorno
intimidatorio, hostil, humillante y ofensivo del que frecuentemente eran testigos los
hijos/as y familiares más cercanos.
Para obtener información inherente a la búsqueda de ayuda legal, frente a la agresión de los
cónyuges, se planteó la pregunta Nº 12, en el Cuestionario de encuesta; cuyos datos procesados se
presentan en el siguiente cuadro:
Las profesionales agregaron que cuando las mujeres llegan la Brigada, a pesar de
señales evidentes, se niegan a aceptar que han sufrido violencia o agresión física, se
muestran evasivas y finalmente se niegan a dar detalles sobre la gravedad de su
problema. Nuestra metodología, es no presionar e insistir para que ella declare en
contra de su voluntad, las agresiones sufridas, pero sí se transmite en forma implícita
el que pueden encontrar ayuda, orientación y asesoramiento para enfrentar sus
problemas; por ejemplo les decimos: “estamos muy preocupadas porque pensamos que
sus síntomas pueden deberse a alguien que le lastimó o que le está causando lesiones”;
la reacción frecuentemente es espontánea, se atreven a contar el problema en forma
total, o a veces sólo lo hacen en forma parcial. De cualquier manera, apelando a
estrategias psicológicas y educativas, les manifestamos que es importante buscar apoyo
y orientación en instituciones legales e incluso en organizaciones sociales como las
juntas vecinales, lo sindicatos y otros sectores locales, a fin de enfrentar y no ocultar los
actos de agresión y violencia.
La presente Propuesta está destinada a ofrecer una alternativa de solución a la grave problemática
de la violencia contra la mujer, la misma fue diseñada a raíz de los resultados que se obtuvieron del
trabajo de campo. Durante esta etapa se obtuvo información y datos, tanto de las mujeres en
situación de violencia, como de los (as) funcionarios (as) que trabajan en la Brigada de Protección a
la Familia, lo que permitió conocer que era necesario modificar la normatividad que sanciona los
delitos de agresión contra las mujeres.
La Ley Nº 1674, fue el primer instrumento jurídico con el objetivo de luchar frontalmente
contra la violencia familiar o domestica, donde se plantea determinar los sujetos de protección y
bienes protegidos como la integridad física, psicológica, moral y sexual y fijar los órganos
encargados de su aplicación. Así mismo la Ley determinaba las medidas cautelares de prevención y
de protección a favor de las victimas y definir las sanciones y medidas. Sin embargo esta Ley, a la
fecha, no cumplió con sus objetivos y propósitos para la cual fue creada, pues los agresores, se han
dado modos para burlar sus efectos o atenuar su fuerza sancionadora, lo que a hecho que la
violencia crezca significativamente en el país, afectando a 7 de cada 10 mujeres, quienes sufren
alguno de los tipos de violencia, física, psicológica, sexual y económica.
1. Alevosía. Que en Derecho, consiste en la cautela con que el delincuente asegura la comisión de
un delito contra personas, evitando el riesgo procedente de la defensa del ofendido. Es
circunstancia que agrava la pena. Ante una mujer el agresor tiene mínimas de tener una defensa
personal por la diferencia de fuerzas entre ambos sexos.
3. Ventaja. Lo que da superioridad en cualquier cosa. Ante las 2 agravantes anteriores, el agresor,
tiene ventaja ante el sexo débil, posibilitando su accionar sin casi ningún riesgo.
Dadas estas agravantes en una conducta de violencia de género, es posible considerar su tipificación
dentro el Código Penal Boliviano, posibilitando el incremento de penas cuando se trate de lesiones
graves y leves causadas a una mujer, sea por su edad o estado civil.
La prevención terciaria, tiene por objetivo reducir los efectos o las secuelas de un
determinado problema, tratando de evitar la reincidencia. Los esfuerzos se dirigen así a proveer
programas de recuperación y rehabilitación. Se lleva a cabo sobre problemas que ya han sido
objeto de tratamiento y tiene por objetivo evitar posteriores complicaciones y recaídas (José R.
Agustina, 2010: 120).
Finalmente, la prevención consiste en asegurar las recursos asistenciales para una adecuada
respuesta médica, psicológica, social y legal a la población afectada por el problema. Incluye
medidas de protección a las víctimas y programas especializados en la atención de víctimas y
agresores. Las acciones deben emprenderse simultáneamente en varios niveles y se hallan
mutuamenteinterrelacionadas, lo cual implica un compromiso multidisciplinario e interinstitucional.
Una de las dificultades comúnmente señaladas en las comunidades en las que se desarrollan
programas de prevención de la violencia doméstica es la desconexión entre los distintos recursos
comunitarios, ya sea por razones conceptuales, operativas, ideológicas o simplemente personalistas.
Esta falta de integración de los recursos redunda siempre en perjuicio de las personas afectadas por
el problema, generándose el fenómeno de la victimización (José R. Agustina, 2010: 121).
3.3.1 Prevención de la Violencia de Género
Para reducir la violencia contra las mujeres sería necesario cambiar las normas y valores que la
toleran y fomentan, así como todo aquello que refuerza actitudes sexistas, es decir, la superioridad
de un sexo sobre otro.
Durante la infancia conviene que tanto las niñas como los niños ensayen distintos roles y
situaciones, y que expresen sentimientos como llorar, reír, mostrar cariño, ser dulces, rebelarse, así
como enseñarles las habilidades domésticas necesarias para la autonomía y el desarrollo personal.
Las personas adultas se pueden reeducar. Cuestionar la educación que se ha recibido es una
forma de comenzar el proceso de cambio. Tanto los grupos de mujeres como los de hombres son un
espacio de reflexión y análisis para lograrlo. Nadie está fuera de estas situaciones. Todos y todas
deben contribuir a erradicar este tipo de violencia. Cuando se vive en pareja también hay que
valorar y defender el derecho a una relación de igualdad, así como compartir decisiones y
responsabilidades ya que es otro medio más para conseguir una vida sin violencia. Repartir entre
hombres y mujeres el trabajo doméstico y el cuidado de las personas de la familia podría servir para
lograr unas relaciones interpersonales más placenteras e incluso, una nueva concepción del mundo.
Los medios de comunicación deben ofrecer modelos positivos y evitar imágenes violentas,
ya que, hoy día, se presentan continuamente personajes que consiguen sus objetivos utilizando la
fuerza y la opresión. Se enseñan formas cada vez más sofisticadas de agredir que utilizan la
violencia para resolver las dificultades de la vida. Es significativo el tratamiento que estos medios
dan sobre las noticias de agresiones contra las mujeres (morboso, sensacionalista, sin análisis)
reforzando mitos que perpetúan la violencia contra ellas.
Según el Derecho Internacional de los Derechos Humanos, hombres y mujeres por igual, tienen
libertades fundamentales y derechos humanos, sin diferenciación de sexo y raza. Por eso
independientemente de cualquier particularidad cultural, dogma religioso y nivel de desarrollo, las
mujeres de todo el país, tienen derecho a gozar de los derechos humanos.
Se entiende por metodología un conjunto de criterios que sirven para organizar y ordenar una
serie de acciones para la consecución de un fin, en esta lógica se proponen los siguientes criterios
metodológicos para poner en práctica la Propuesta:
- Informar a las mujeres que tienen derechos y que son titulares de ellos; las
mujeres no pueden ejercer sus derechos sino los conocen; es a través del ejercicio de los
derechos en los sistemas nacionales, regionales y locales que hace que los derechos se cumplan
y respeten. La información es útil para que las mujeres reconozcan prácticas culturales que
puedan violar sus derechos.
- Dar a conocer y combatir los abusos contra los derechos humanos por
razón de sexo o género. Muchas violaciones de derechos se han justificado por razones
biológicas. En muchos casos la violación de los derechos humanos de las mujeres ha ocurrido
por interpretaciones simplistas del hecho de ser mujer, por reducciones de la capacidad de las
mujeres. Por ello combatir esa creencia de que la mujer debe ser tutelada y considerada menor
de edad se convierte en una obligación de todas las leyes construidas a la fecha en materia de
los derechos humanos de las mujeres.
- Para dar forma a una nueva práctica de los derechos humanos que aborde
de forma completa los derechos de las mujeres. Aunque el objetivo de los derechos humanos es
proteger a todo ser humanos, sea hombre o mujer, el ejercicio de los mismos no ha sido
igualitario. La comprensión de cómo se ejercen los derechos de las mujeres sigue siendo
insuficiente, de forma que las activistas de los derechos humanos se enfrentan aún a violaciones
basada en el sexo y el género. Por eso el ejercicio de los derechos nutrirá la práctica jurídica y
por lo tanto la modificación de la norma.
La Ley Contra la Violencia en la Familia o Doméstica Nº 1674, establece básicamente que la lucha
contra la violencia constituye una Política de Estado, determina medidas de prevención y protección
a la víctima, procedimientos de denuncia, mecanismos de sanción para agresores; y reconoce la
multisectorialidad y la participación de otros actores institucionales en el abordaje de este problema.
Su Reglamentación, constituye un mecanismo jurídico que garantiza la aplicación de la Ley. En ella
se hace explícito los principios de equidad, oralidad, celeridad y gratuidad y se delimita
competencias al identificar como organismo rector al Ministerio de Desarrollo Sostenible, a través
del Viceministerio de Asuntos de Género, Generacionales y Familia para la implementación de
programas así como para la difusión de la normativa legal en vigencia. En consideración a este
antecedente y en virtud a que la Ley 1674 se constituye en un instrumento legal para la prevención
y sanción de la Violencia Intrafamiliar y Doméstica, vienen a continuación las modificaciones y
ampliaciones a dicha Ley.
Capítulo I
Disposiciones generales
Artículo 1. (alcances). La presente ley establece la política del estado contra la violencia en
la familia o doméstica, los hechos que constituyen violencia en la familia, las sanciones que
corresponden al autor y las medidas de prevención y protección inmediata a la víctima.
Artículo 2. (bienes protegidos). Los bienes jurídicamente protegidos por la presente Ley son
la integridad física, psicológica, moral y sexual de cada uno de los integrantes del núcleo
familiar.
Capítulo II
Violencia en la familia o doméstica
Artículo 8. (multa). La pena de multa en favor del estado, será fijada por el juez hasta un
máximo del 20% del salario mínimo nacional y hasta diez veces más de la suma, de acuerdo
con la gravedad de los hechos y la capacidad económica del autor.
La multa será cancelada en el plazo de tres días.
El incumplimiento dará lugar a la conversión de la multa en arresto, que no podrá exceder el tiempo
máximo de duración fijado por el artículo siguiente.
Artículo 9. (arresto). La pena de arresto consiste en la privación de libertad por un plazo que será
fijado por el juez y que no podrá exceder de cuatro días, pudiendo diferirse su cumplimiento a los
fines de semana. El arresto se cumplirá en recintos o dependencias policiales.
Artículo 10. (agravantes). Las sanciones serán agravadas hasta el doble de los máximos
previstos, en los siguientes casos:
Modificación ampliatoria: las sanciones serán agravadas hasta el triple de los máximos
previstos, en los casos precedentemente establecidos.
Modificación del artículo: el juez no podrá suspender la ejecución de la sanción, por ninguna
causa, circunstancia o motivo, disponiendo de acuerdo a la naturaleza del hecho y la
personalidad del autor, medidas alternativas como terapia psicológica y asistencia a cursos de
reflexión y toma de conciencia sobre los efectos perniciosos de la violencia.
Estas medidas sólo podrán hacerse efectivas si mediare el consentimiento del responsable.
De no prestar su consentimiento, se ejecutará la sanción impuesta.
Acreditado el cumplimiento de la medida, el juez declarará extinguida la sanción impuesta.
En caso contrario, se ejecutará la sanción cuyo cumplimiento quedó en suspenso.
Competencia
Artículo 15. (Actos delictivos). Los hechos de violencia que constituyan delitos tipificados
en el código penal son de competencia exclusiva de los jueces penales.
Capítulo IV
Artículo 17. (Medidas cautelares). El juez de oficio, a petición de parte o del ministerio
público, podrá disponer las medidas cautelares que correspondan, destinadas a garantizar la
seguridad e integridad física o psicológica de la víctima. También podrá ordenar la ayuda de
la fuerza pública para su cumplimiento.
En cualquier momento del procedimiento el juez, de oficio o a petición de parte, por
resolución, podrá ampliar, modificar, sustituir o dejar sin efecto las medidas cautelares.
Artículo 20. (Medidas provisionales). El juez que conozca la causa podrá dictar las medidas
provisionales de asistencia familiar y tenencia de hijos, que correspondan. Estas medidas
tendrán vigencia sólo hasta la conclusión del proceso.
Capítulo V
Procedimiento
Artículo 21. (Denuncia). La denuncia podrá ser presentada en forma oral o escrita, con la
asistencia de abogado patrocinante o sin ella, ante el juez competente, el ministerio público
o la policía nacional.
Artículo 22. (Legitimación para denunciar). Están legitimados para solicitar protección a
favor de la víctima, denunciando hechos de violencia física o psicológica, sus parientes
consanguíneos, afines o civiles, o cualquier persona que conozca estos hechos.
Los hechos de violencia sexual solamente podrán ser denunciados por la víctima, salvo que
fuere menor de dieciocho años o mayor incapaz, en cuyo caso están legitimados para
denunciar los sujetos señalados en el párrafo anterior.
Artículo 23. (Legitimación para intervenir en el proceso). En los casos de violencia física o
cuando la víctima de violencia sexual o psicológica sea un menor de dieciocho años o mayor
incapaz, están legitimados para ejercer la acción la víctima y el ministerio público.
En los demás casos de violencia sexual sólo la víctima está legitimada y autorizada para
ejercer la acción.
Artículo 25. (Denuncia ante la policía). Cuando la denuncia sea presentada ante la policía,
ésta remitirá los antecedentes a conocimiento del juez competente, dentro de las 24 horas de
recibida la denuncia, sin costo alguno.
Artículo 27. (Flagrancia). En caso de flagrancia el autor podrá ser aprehendido aún sin
mandamiento por cualquier persona, con el único objeto de ser conducido inmediatamente
ante la autoridad competente.
Artículo 28. (Denuncia ante el ministerio público). Cuando la denuncia sea presentada ante
el ministerio público, el fiscal de familia o agente fiscal convocará inmediatamente al
denunciado y la víctima a una audiencia de conciliación, que se realizará dentro de las 24
horas de recibida la denuncia.
En caso que las partes citadas no se presenten o no se produzca la conciliación, el fiscal
remitirá la causa al juez competente.
A tiempo de remitir la causa, el fiscal podrá solicitar al juez las medidas cautelares que
correspondan.
Artículo 29. (Admisión de la denuncia). Recibida la denuncia, el juez al admitirla, señalará
día y hora para la audiencia que tendrá lugar dentro de un plazo no mayor de 48 horas,
resolverá sobre la procedencia de las medidas cautelares y dispondrá la citación del
denunciado y de quien esté legitimado para ejercer la acción.
Artículo 30. (Citación). La citación al denunciado podrá efectuarse, cualquier día u hora y en
el lugar donde pueda ser habido.
La citación contendrá el motivo de la denuncia y las medidas cautelares que haya dispuesto
el juez para su cumplimiento inmediato.
Artículo 31. (Incomparecencia del denunciado). Cuando sin causa justificada no comparezca
el denunciado, habiendo sido citado legalmente, el juez dispondrá su comparecencia con la
ayuda de la fuerza pública.
Artículo 32. (Desistimiento). Si quien está legitimado para ejercer la acción no comparece,
la acción se tendrá por desistida, salvo que se acredite legal impedimento; en cuyo caso se
señalará nuevo día y hora de audiencia en el mismo plazo establecido en el artículo 29 de la
presente ley.
Artículo 34. (Prueba). Se admitirán como medios de prueba todos los elementos de
convicción, legalmente obtenidos, que puedan conducir al conocimiento de los hechos
denunciados.
La prueba será apreciada por el juez, exponiendo los razonamientos en que se funda su
valoración jurídica.
Artículo 35. (Testigos). Podrán también ser testigos los parientes o dependientes del
denunciante o del denunciado, siempre y cuando su declaración sea voluntaria.
Artículo 39. (Apelación). Las partes podrán interponer recurso de apelación en forma verbal
en la misma audiencia o escrita en el plazo de 24 horas, ante el mismo juez que pronunció la
resolución.
Presentado el recurso, el juez emplazará a la otra parte para que en el mismo plazo conteste
el recurso. Luego, sin más trámite, dentro de las siguientes 24 horas deberán remitirse las
actuaciones al juez de segunda instancia, bajo responsabilidad del actuario.
El recurso será concedido en efecto suspensivo ante el juez de partido de familia de turno o
ante el juez de partido en las provincias.
Capítulo VI
Disposiciones finales
Artículo 43. (Delitos de orden público a instancia de parte). Modificase el art. 7 del código
de procedimiento penal, excluyendo del mismo los delitos de estupro, violación de personas
mayores de la edad de la pubertad, abuso deshonesto, ultraje al pudor y corrupción de
mayores; los que serán considerados delitos de acción pública a instancia de partes.
En los casos de este artículo, no se procederá a formar causa sino por acusación o denuncia
de la víctima, de su tutor o de sus representantes legales. Sin embargo, no se requerirá la
instancia de parte cuando el delito fuere cometido contra un menor que no tenga padres,
tutor ni representantes legales, o que fuere cometido por uno de los padres, tutor,
representante legal o encargado de su custodia.
En todos los casos se mantendrá en estricta reserva el nombre de la víctima.
Promovida la acción de parte, el ministerio público proseguirá el trámite de oficio.
3.8.1. Conclusiones
Una vez que se ha concluido con el desarrollo del trabajo, se emiten a continuación opiniones
fundamentadas a manera de conclusiones, sobre la totalidad de los contenidos del presente trabajo
de investigación. Cave señalar, antes de ingresar a este último acápite, que los objetivos de la
investigación se cumplieron tal y como fueron planteados, pues a través del desarrollo de las
acciones investigativas, se hizo un análisis sistemático y detallado de las causas y razones que
originan la violencia contra la mujer, expresado en voz propia de las mujeres en situación de
violencia y, de las funcionarias que trabajan en la Brigada de Protección a la Familia.
Por otra parte, el trabajo ha reflejado un alto nivel de consistencia teórica que se evidencia
en el respaldo empírico de las informaciones obtenidas mediante un cuidadoso proceso de
ordenamiento y sistematización de la experiencia investigativa expuesta. La fuente primaria de
información han sido, evidentemente, las mujeres en situación de violencia y, las funcionarias de la
Brigada de Protección a la Familia que día a día atienden los casos de violencia intrafamiliar. Los
resultados obtenidos, analizados, interpretados y presentados en el proceso de investigación,
permiten llegar a las siguientes conclusiones:
Como resultado de los hechos observados en la investigación de campo con la aplicación de las
técnicas e instrumentos, se puede concluir de forma general que, la violencia contra la mujer no
reconoce edad, clase social, nivel de instrucción, ni estado civil, al igual que en los agresores no
existe parámetro de edad o nivel socioeconómico para tipificarlos. Como producto de las encuestas
y entrevistas semiestructuradas en la Brigada de Protección a la Familia, se evidenció que la
situación de violencia no tiene una etiología única sino multifactorial, pudiendo ser cualquier
situación o conducta por parte de la mujer el detonante que provoque la agresión de su pareja o
cónyuge. Por ser tan complejas las causas de violencia contra la mujer, uno de los factores
desencadenantes de la violencia intrafamiliar, está relacionado con las estructuras sociales y
costumbres culturales de carácter patriarcal, es decir, las ideologías y costumbres tradicionales que
refuerzan la identidad de género sexista y androcéntrica de los varones, lo que genera una
resolución violenta de los conflictos interpersonales y conyugales, particularmente en la ciudad de
El Alto.
La violencia y agresión es un problema que está presente en la vida cotidiana de una gran
mayoría de mujeres que residen en la ciudad de El Alto; ya sea la violencia física, psicológica,
económica, sexual, violencia doméstica o intrafamiliar, siempre esta situación denota una posición
de poder y superioridad de los varones y, otra de vulnerabilidad e inferioridad de las mujeres. Las
mujeres en situación de violencia, están sometidas a una especie de confinamiento familiar,
escenario donde aprenden a ser sumisas y obedientes, lo que contribuye a que no cambie el estado
de sometimiento frente a la pareja violenta. No obstante, cabe señalar que esta situación,
igualmente, es controlada por el entorno social que enseña a las mujeres a vivirlo como algo natural
en medio de la discriminación, el sometimiento a la violencia y a estar relegadas al ámbito de la
casa. Según la observación participante, un alto porcentaje de las mujeres en situación de violencia,
perdonan al agresor reiteradas veces, lo que muestra que creen en el arrepentimiento de sus
cónyuges, constituyéndose éste en un poderoso factor de mantenimiento de dicha situación. Muchas
de ellas, al verse expuestas peligrosamente, a la violencia reiterada y, al ver que corre peligro su
integridad física, se animan a interponer una denuncia. No obstante, en algunos casos esto no llega a
pasar y se quedan en la relación violenta exponiendo su vida y la de sus hijos.
Es innegable que han existido reformas legales, conformación de nuevas instituciones y
campañas de sensibilización, pero aún falta mucho por hacer. A pesar de los resultados obtenidos,
es innegable que resulta muy dificultoso aproximarse a la verdadera dimensión y magnitud de la
violencia intrafamiliar. En la Brigada de Protección a la Familia (sensiblemente), no hay registros
rigurosos, diagnósticos veraces y la suficiente información cuantitativa y cualitativa. Esta realidad
ratifica la necesidad de encarar nuevas investigaciones sociales que permitan confirmar la alta
frecuencia con que se presentan las agresiones hacia las mujeres de parte de sus parejas o cónyuges;
la asociación entre violencia y pobreza, la prevalencia de una cultura machista, la desconfianza en
las instituciones y la importancia de dirigir la atención a estas formas de agresión, no están
permitiendo una vida digna a las mujeres, particularmente de la ciudad de El Alto.
- En cuanto al Estado Civil, se concluye que, entre las casadas y las que viven en
unión libre están el 74% y, el 26% que ya no están unidas físicamente con sus cónyuges, pero
que sin embargo continúan con algún grado de relación por diferentes motivos,
fundamentalmente económicos. En el primer grupo los agresores violan flagrantemente y, en
muchos casos, impunemente, los diferentes bienes jurídicos protegidos por derechos humanos.
En el segundo grupo, el tipo de violencia ejercido contra la mujer, sigue siendo de nivel
económico.
- En referencia a las razones por las cuales hubo agresión de parte de los cónyuges,
se concluye que el 63%, señaló que la agresión fue por motivos económicos, el 55%, sostuvo
que hubo agresión por motivos de trabajo, el 71%, señaló que hubo agresión por celos y, el
32%, afirmó que hubo agresión, por motivos familiares. De estos porcentajes, la falta de
asistencia económica, afectó la economía de las mujeres, cuyos cónyuges controlaron el ingreso
de sus esposas, restringiéndoles al mínimo, los gastos domésticos destinados a la manutención
del hogar.
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la violencia de género en América Latina, en Contribuciones a las Ciencias Sociales, marzo 2010.
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España.
Preguntas
R. Ama de casa
Trabajadora del hogar Comerciante
Jornalera o peón Servidora Pública
Empleada de oficina
5. ¿En algún momento de su relación de pareja, Ud., tuvo una experiencia de violencia?.
R. SI NO
7. ¿Según su criterio, las razones por las cuales Ud., fue agredida, fue por motivos económicos, de
trabajo, por celos o por motivos familiares?. Puede marcar más de una opción.
8. ¿La agresión recibida por su pareja le dejó lesiones físicas, reposo o internación clínica?.
R. SI NO
11. ¿En los conflictos que tuvo con su pareja, sufrió Ud., amenazas, amedrentamiento e
intimidación de su pareja, después de interponer una denuncia?.
12. ¿Frente a la agresión, que recibió de su pareja, Ud. buscó ayuda legal en alguna oportunidad?.
R. SI NO
Preguntas
1. En la presentación de denuncias sobre maltrato familiar, ¿cuál es la edad de las mujeres que
recurren con más frecuencia a la Brigada de Protección a la Familia?.
R. Ama de casa
Trabajadora del hogar Comerciante
Jornalera o peón Servidora Pública
Empleada de oficina
5. ¿Según la declaración de las mujeres que presentaron denuncia en la Brigada, hubo alguna
experiencia de violencia?.
R. SI NO
6. ¿La violencia ejercida contra las mujeres, fue verbal, psicológica, física, o sexual?. (puede
marcar más de una opción).
7. ¿Según la información que cursa en la Brigada, las razones por las cuales las mujeres fueron
agredidas por sus cónyuges, fue por motivos económicos, de trabajo, por celos o por motivos
familiares? (puede marcar más de una opción).
8. ¿Las agresiones recibidas por los cónyuges, dejó en sus parejas, lesiones físicas, reposo o
internación clínica?.
10. ¿En la convivencia que tuvo con su pareja, interpuso alguna denuncia con anterioridad, por
maltratos y agresiones?.
R. SI NO
11. ¿En los conflictos que tuvo con su pareja, sufrió Ud., amenazas, amedrentamiento e
intimidación de su pareja, después de interponer una denuncia?.
12. ¿Frente a la agresión, que recibió de su pareja, Ud. buscó ayuda legal en alguna oportunidad?.
R. SI NO
1. ¿En que rango de edad está el mayor porcentaje de mujeres en situación de violencia que
interpusieron denuncia en la Brigada de Protección a la Familia?.
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2. ¿El estado civil de las mujeres en situación de violencia, tiene alguna incidencia para que los
agresores infrinjan los bienes jurídicos protegidos en el marco de los derechos humanos?.
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3. ¿El nivel de instrucción de las mujeres influye para que sus cónyuges, no se responsabilicen de
las asignaciones familiares y deberes paternales en relación a sus hijos/as?.
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4. ¿La situación laboral de las mujeres que sufren violencia en el ámbito intrafamiliar, incrementa
los motivos para que los hombres ejerzan violencia física y verbal contra sus esposas?.
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5. ¿Las experiencias de violencia intrafamiliar se presentaron con mayor frecuencia en las mujeres
que viven con sus cónyuges o las que por diversas razones están separadas?.
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6. ¿El tipo de violencia más recurrente, ejercido por los agresores, se manifiesta en violencia
física, verbal, psicológica o económica?.
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7. ¿Las razones por las cuales, las mujeres en situación de violencia, fueron agredidas por sus
cónyuges, fueron frecuentemente por motivos económicos, de trabajo, por celos o familiares?.
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8. ¿Cómo producto de la agresión de sus cónyuges, las lesiones provocadas en las mujeres en
situación de violencia, fueron lesiones físicas, lesiones con reposo o lesiones con internación
clínica?.
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9. ¿Las agresiones sufridas por los familiares de las mujeres en situación de violencia,
prevalentemente fueron, agresiones físicas, verbales o psicológicas?.
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10. ¿La frecuencia de denuncias por maltrato, de mujeres en situación de violencia, se debió más al
peligro de salvaguardar su integridad física, emocional y psicológica, o a la orientación legal de
alguna institución, defensora de los derechos de la mujer?.
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11. ¿En los conflictos intrafamiliares, los cónyuges, utilizaron formas de amenaza,
amedrentamiento e intimidación para no ser denunciados ante instancias de protección a los
derechos de las mujeres?.
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12. ¿La búsqueda de asesoramiento legal, de parte de las mujeres en situación de violencia, se debió
más, al acoso, hostigamiento, violencia y agresión que sufrieron o, a las campañas de
concientización que realizaron los medios de comunicación?.
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Anexo 4
Guía de observación a las mujeres en situación de violencia, así como a los/as funcionarios/as
que trabajan en la brigada de protección a la familia de la ciudad de el alto
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3. ¿Cuándo los agresores violan flagrantemente, los diferentes bienes jurídicos protegidos en el
marco de los derechos humanos, entre ellos: la integridad física y emocional, la seguridad, la
dignidad, la vida, la salud, además de la libertad sexual de sus parejas, la Brigada de Protección
a la Familia presta la atención jurídica y policial en forma eficiente y efectiva para proteger los
bienes jurídicos de las mujeres que interponen denuncia?.
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4. ¿De acuerdo a la observación presencial, es evidente que las mujeres en situación de violencia
que menos grado de instrucción tienen, son las que más sufren en los trámites jurídicos y legales
a los que se tienen que enfrentar, buscando justicia y defensa de sus derechos?.
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5. ¿Las mujeres que asumen la responsabilidad económica en el mantenimiento de sus hogares,
mediante un trabajo remunerado, son las más propensas a sufrir agresiones verbales y físicas de
parte de sus cónyuges?.
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7. ¿Los servicios que presta la Brigada de Protección a la Familia, incluyen el tratamiento psíquico,
psico-emocional y psicológico a las mujeres en situación de violencia que sufren agresiones
verbales, físicas y sexuales de parte de sus parejas?.
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9. ¿La agresión física, ejercida por los cónyuges y/o parejas, dejó lesiones graves y gravísimas,
incluyendo la internación reposo e internación clínica de las mujeres en situación de violencia?.
¿Se observaron casos de feminicidio u homicidio culposo?.
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10. ¿Se observó agresión verbal, física y psicológica de parte de los familiares de los que ejercieron
violencia contra sus parejas?. ¿Cuál fue la actitud de los funcionarios que trabajan en la Brigada
de Protección a la Familia?.
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11. ¿Según las estadísticas que manejan los personeros de la Brigada de Protección a la Familia, las
denuncias interpuestas por maltratos físicos, psicológicos, sexuales y económicos, se han
incrementado en la gestión 2012?. ¿En qué proporción?.
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12. ¿Según la observación realizada en la Brigada de Protección a la Familia, cuáles son las
mayores razones que precipitan a los cónyuges a agredir a sus parejas?.
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13. ¿Cuál es el porcentaje de las mujeres en situación de violencia que interpusieron denuncia en la
Brigada de Protección a la Familia, que fueron asistidas por Profesionales Abogados/as?.
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14. ¿Qué otros aspectos, relevantes y significativos, se pudieron observar de las mujeres en
situación de violencia en las instalaciones de la Brigada de Protección a la Familia, útiles al
proceso de investigación?.
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