La extraña pintura del museo Isaac Fernández Blanco

En 1943 las obras de Isaac Fernández Blanco fueron entregadas a un museo de colección a
su nombre.
Años después, los trabajadores del mismo comenzaron a decir que, por las noches, se
percataban de una extraña forma que aparecía en distintas esquinas del museo.
La policía decidió tomar el caso; de día había un agente especial, el cual observo que un
hombre estuvo en este gran museo desde que salió el sol hasta que la noche estrellada cayó.
A pesar de esto nunca se lo vio salir del edificio, y extrañamente apareció en una de las
grandes paredes, un cuadro en el cual se reflejaba a una trabajadora, y debajo de ella se podía
ver un extraño numero, el cual al ser analizado se dieron cuenta que era el numero de la
tarjeta de acceso de la señora del cuadro. Esta, al siguiente día, se ausentó y así iba a suceder
por el resto de los días. Con el transcurso del tiempo se siguieron repitiendo casos iguales a
este.
Un día un guardia de seguridad decidió quedarse a vigilar él mismo. A media noche logro
divisar que la sobra que los trabajadores veían, se trataba del mismísimo Isaac Fernández
Blanco. Al tratar de hablar con él, el fantasma lo golpeo y mientras el indefenso guardia
estaba en el piso, este le dijo: “si quieres que los deje en paz a todos, deberán dejar frente a
mi obra, un maletín con el quíntuple de dinero que vale mi cuadro”. El guardia se echo a
correr saliendo del museo completamente aterrorizado. Él le conto todo lo sucedido a su jefe,
el cual decidió no cumplir con el trato, por lo que el museo quedo abandonado y quien se
atreviera a poner un pie dentro de este, su alma seria devorada por el artista.
Así concurre esta trágica historia de la obra poseída del museo Isaac Fernández Blanco,
pero en realidad este fantasma solo buscaba justicia, ya que en realidad su obra había sido
falsificada por el jefe de todos los trabajadores, quien en realidad tenia la verdadera obra
guardada en su casa gozando de dinero y libertad absoluta.