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REPÚBLICA BOLIVARIANA DE VENEZUELA

MINISTERIO DEL PODER POPULAR PARA LA EDUCACIÓN SUPERIOR

UNIVERSIDAD BOLIVARIANA DE VENEZUELA

SECCIÓN: 2201-NCM

COMO,CUALES Y DONDE LAS INDUSTRIAS CULTURALES Y LA


GOBALIZACION INCIDEN EN LOS PROCESOS DE DESARROLLO E
INTEGRACIOM EN AMERICA LATINA

INTEGRANTES:

DÍAZ. DENNY.

CARACAS 05 DE FEBRERO DEL 2024


INTRODUCCION

Antes de la comunicación y la creación del sector público, el espacio era la


industria cultural, que encontró un gran lugar en América Latina pero carecía de
edición y producción y transferencia cinematográfica. Crear. Trabajos recientes
muestran que la globalización y transnacionalización de entidades culturales y la
privación de responsabilidad estatal reducen el bienestar de las personas y la
representación de las organizaciones populares en el mundo de los medios. Se
propone repensar la política cultural y buscar formas de ir más allá de los
horizontes micro-públicos locales y nacionales y actuar en las esferas meso escala
y macro-pública (nacional y transnacional). También se propone una serie de
acciones que contribuyan a la creación cultural de un espacio público de
integración latinoamericana

La globalización no es un hecho aislado ni tampoco reciente; se relaciona con el


desarrollo del capitalismo internacional y con el sistema interestatal, constituye un
nuevo momento del proceso de internacionalización. De acuerdo a lo anterior, la
globalización hace hincapié en el proceso que elimina las fronteras entre lo interno
y lo externo, vinculando varias facetas, es decir que “el proceso de globalización
incide en el debilitamiento del Estado- Nación en una doble dirección: el carácter
mundial que adquieren las actividades económicas, políticas y sociales; la
intensificación de las interacciones dentro y entre los estados” Este fenómeno de
la globalización ha permitido que la economía mundial moderna, con los
mecanismos que la integran, es decir, el comercio, la producción y las finanzas,
entre otros, inicien espacios de integración cada vez más amplios en el ámbito
mundial. En ese sentido, surge como consecuencia de la internacionalización de
los procesos económicos, los conflictos sociales y los fenómenos político-
culturales.se han convertido en el medio por el cual se logra la interconexión de
Estados, regiones e individuos, considerando que la cultura se ha establecido
como el medio que permite llegar a esa globalización, ya que ofrece identidades
de todas partes del mundo, incluso las más apartadas, las cuales hace unos años
se desconocían por completo; ahora se sabe de sus valores, imágenes, sus
costumbres, creencias, lengua, idioma, es decir, los elementos que identifican a
las culturas unas de otras, construyendo una nueva visión del mundo.

La radio, la televisión, la telefonía, el Internet, los discos, los aparatos electrónicos


e incluso la música de todas las culturas del planeta, han traspasado fronteras. De
esta manera, la cultura se identifica como: “todo lo creado por los seres humanos,
la generalidad de la vida de una sociedad, el modo de vida específicamente
humano, la totalidad de la experiencia humana acumulada y transmitida
socialmente y que en cada grupo humano tiene una concreción y una
singularidad” Según lo anterior, la cultura y el proceso de la globalización permiten
la conexión de regiones, Estados y demás espacios geográficos.

¨La cultura tiende a estar ligada a lugares situados en otros países y en otros
continentes allí se observa cómo la cultura ha sido un elemento esencial y
partícipe en el fenómeno de la globalización, porque no sólo se adquiere
conocimiento de una cultura lejana y diferente a la nuestra, sino que sumando a
ello se incorporan patrones a la vida cotidiana de las personas y de sus habitad.
Un claro ejemplo son los productos que diariamente se encuentran en el mercado
de todas partes del mundo, ya no solamente el mercado nacional es el que prima
en las tiendas y supermercados, entre otros ejemplos. ¨Ahora todo lo que se
produce está aquí y es difícil saber que es lo propio”

Teniendo en cuenta lo anterior, la globalización cultural es entendida como “un


proceso de ensamblado multinacional, una articulación flexible de partes, un
montaje de rasgos que cualquier ciudadano de cualquier país, religión o ideología
puede leer y usar¨ Hoy por hoy, la cultura se ve estrechamente ligada con la
apertura de mercados y con la tecnología o los medios de comunicación, que a
través de la integración, no solamente de los Estados, también de los nuevos
actores internacionales (empresas transnacionales, organismos internacionales,
regiones, Sociedad civil, entre otros); facilita la interacción de regiones, de países,
formando bloques u organismos de gran envergadura para tratar los problemas
del nuevo orden de manera multilateral para adquirir un acercamiento al
comportamiento de la aldea global y la cultura dentro del fenómeno de la
globalización a partir de aspectos económicos y tecnológicos. Uno de esos temas
es el actuar de los Estados dentro de la comunidad global, teniendo en cuenta la
teoría transformacionalista de la globalización. Además, es preciso hablar de la
globalización tecnológica, resaltando la importancia de los medios de
comunicación o la llamada era de la información. Como tercer tema está el
mercado financiero global, y por último, el papel que juega el proceso de
integración y la necesidad de reestructurar las principales instituciones
internacionales.
Industrias culturales y globalización: Procesos de desarrollo e integración
en América Latina

Tres tendencias caracterizan la situación latinoamericana respecto de este tema.


En primer lugar industrias culturales han pasado a ser los actores predominantes
en la comunicación y en la formación de la esfera pública. También ocupan, dentro
de cada sociedad, un lugar más significativo que las manifestaciones artísticas y
culturales tradicionales en la actividad económica para las altas inversiones que
movilizan la generación de empleos y el intercambio económico y simbólico con
otras naciones. Sin embargo, el tercer rasgo es contradictorio con los dos
anteñores: en estos mismos años en que las industrias culturales ganan un lugar
central se reduce la producción editorial, y cinematográfica de los países
latinoamericanos y se transnacionaliza la propiedad de los medios de producción.
En la publicación de libros, Argentina y México han debilitado sus industrias
mientras empresas transnacionales con base en España se convierten en
protagonistas del mercado regional en cine, televisión y música, salvo Brasil y
México, las impoj-taciones prevalecen cadavezmás sobre la producción endógena
y sobre la capacidad exportadora de los países latinoamericanos.

Este trabajo interpreta que la privatización y transnacionalización de las industrias


culturales, y la desresponsabilización de los Estados respecto de ellas, ha
generado una declinación de la vida pública y de la representación de las
sociedades nacionales en los medios de comunicación. Propone replantear las
políticas culturales superando el horizonte de lo micropúblico local o nacional y
buscando modos de acción en las esferas meso y macropúblicas (nacional y
transnacional).

Por una parte, es necesario reequilibrar la enorme asimetría entre el alto consumo
de medios audiovisuales e informativos en América Latina y la baja producción
propia. Al mismo tiempo, es preciso reconsiderar lo que se concibe coma cultura
propia (nacional o latinoamericana) teniendo en cuenta su recomposición en
tiempos globalizados y lo que hoy entienden los consumidores por interés público
y calidad de vida.

La revalorización de la vida pública asociada a un resurgimiento de las industrias


culturales latinoamericanas no ocurrirá sin una revitalización del papel de Estado,
no tanto como propietario de los medios sino como coparticipante y regulador junio
con la sociedad civil. Dado que la esfera pública y la ciudadana se desarrollan
ahora con un horizonte transnacional, los organismos supranacionales (UNESCO,
BID, OEA, Convenio Andrés Bello, SELA, Mercosur) pueden cumplir un papel
decisivo para que las interacciones comerciales se relacionen con otras
interacciones sociales y culturales donde se gestiona la calidad de vida y que no
son reductibles al mercado, como los derechos humanos, la innovación científica y
estética, la participación social, la presentación de patrimonios naturales y
sociales, las reivindicaciones de mayorías y minorías. se propone un conjunto de
acciones para contribuir a crear culturaímente el espacio público de la integración
latinoamericana; crear un Sistema Latinoamericano de Información Cultural que
produzca y reúna estadísticas confiables; promover dispositivos que articulen a los
sectores estatal, privado y asociativo para generar diagnósticos de las
necesidades socio-culturales de la población y estudios que valoren el papel
económico de las industrias culturales en relación con las necesidades del
consumo y de la ciudadanía; realizar estudios comparativos de los mecanismos
públicos y mixtos definanciamiento de la cultura; propiciar la creación de Consejos
Nacionales de Industrias Culturales.

El dilema decisivo hoy en las culturas latinoamericanas no es definir las


identidades o globalizamos, sino integrar sólo capitales y dispositivos de seguridad
o construir la unidad solidaria de ciudadanos y sociedades que reconocen sus
diferencias.
Este texto trata de caracterizar el papel de las industrias culturales en la
globalización, con especial referencia al desarrollo sociocultural de América Latina
en las dos últimas décadas. Voy a describir algunas tendencias generales, luego
presentaré breves análisis diferenciados en cada industria cultural. Por último,
quiero sugerir cómo sería necesario repensar la esfera pública y la ciudadana en
relación con la integración latinoamericana.

a) La primera tendencia global es que las industrias culturales han pasado a serlos
actores predominantes en la comunicación social y en la constitución de la esfera
pública. En la formación de las naciones latinoamericanas la literatura, las artes
visuales y la música proporcionaron los recursos culturales para las reflexiones
fundacionales, la elaboración discursiva sobre lo que se llamaba «el ser nacional»
y las imágenes que emblematizaban la identidad de cada nación: desde el
muralismo mexicano y boliviano hasta el tango y el folclore andino. Sólo comenzó
a desempeñar este papel unificador de las sociedades nacionales antes de la
mitad de siglo, y el cine en los países que lo tenían (Argentina y México). Pero la
estructura del desarrollo cultural cambia a partir de los años cincuenta con el
surgimiento de la televisión, la expansión masiva de la radio en los mismos años y
luego el vídeo y la informática desde mediados de los 80. Un sector creciente de la
producción cultural se realiza en forma industrializada, circula en redes
transnacionales de comunicación y es recibida por consumidores masivos que
aprenden a ser públicos de mensajes desterritorializados: lo que un antropólogo
brasileño, Renato Ortiz, denomina «un folclore internacional-popular». Las
comunidades internacionales de espectadores reducen la importancia de las
diferencias nacionales. Sobre todo las generaciones jóvenes guían sus prácticas
culturales de acuerdo con información y estilos homogeneizados, captables por los
receptores de diversas sociedades con independencia de sus concepciones
políticas, religiosas o nacionales. Los consumidores de diferentes clases sociales
son capaces de leer las citas de un imaginario multilocalizado que la televisión y la
publicidad agrupan: los ídolos del cine hollywoodeme y del músico, pop, los
diseños de pintores famosos, los héroes deportivos y los políticos de varios países
componen un repertorio de signos en constante disponibilidad. Los cambios que
están ocurriendo en la cultura desde mediados de este siglo, especialmente desde
los años sesenta a la actualidad, pueden condensarse en la diferencia entre
internacionalización y globalización. La internacionalización de las economías y las
culturas, desarrollada a lo largo de la modernidad, consistió en abrir las fronteras
geográficas de cada sociedad para incorporar bienes y mensajes de otras. En un
período de globalización, en cambio, se produce une interacción funcional de
actividades económicas y culturales dispersas, generadas por un sistema con
muchos centros, en el que son más decisivas la velocidad para recorrer el mundo
y las estrategias Sin duda, este proceso es más claramente perceptible en los
circuitos de comunicación electrónica. Pero abarca, en cierta medida, casi todas
las áreas de desarrollo cultural, incluso las artes y artesanos tradicionales. Como
consecuencia, recoloca el sentido de los actores mencionados: los Estados
nacionales, las iniciativas privadas y los organismos independientes.

b) Una segunda tendencia, derivada de la anterior, fue que la cultura pasó a tener
un lugar prominente y estratégico en el desarrollo socioeconómico. Cuando se
pensaba que la cultura consistía en libros y cuadros se los podía concebir como
aspectos suntuarios de la vida social, ocupaciones de fin de semana,
insignificantes en las cuentas económicas de la nación.

c) Una tercera característica de este proceso es que, en los mismos años en que
las industrias culturales pasaron a ocupar este lugar central en el mundo, se fue
perdiendo en los países latinoamericanos capacidad de producción endógena. En
parte, esto se debe a la estructura oligopolista y al alto nivel de concentración de
la producción industrial de cultura, que da al mundo anglosajón, y sobre todo a
Estados Unidos, los mayores beneficios. La asimetría también se acentúa por la
reducción de las inversiones estatales en América Latina, la transnacionalización
de la propiedad de los medios y la expansión de consumo en una franja muy
estrecha de la población. Tres advertencias:

a) esto no ocurrió sólo por la transnacionalización de la cultura y la economía.

b) no sucedió del mismo modo en todas las industrias culturales.

c) no ocurrió de igual manera en todos los países. Para comprender estas


diferencias voy a describir la situación en cada una de las principales áreas
culturales.

LA GLOBALIZACIÓN DE LAS INDUSTRIAS CULTURALES

• La desterritorialización se demuestra en los productos de las industrias


culturales, que no beben exclusivamente de la cultura nacional sino de diversas
culturas y de culturas transnacionales, muy claras en el caso de la industria
discográfica y el desarrollo en las últimas décadas de géneros transnacionales
como el techno.

• En cuanto a su cultura corporativa de base nacional, que con la expansión a


países y continentes diferentes puede atravesar sus fronteras originales, tal como
demostraron Gershon y Kanayama (2002) en su estudio de caso de la gestión
empresarial de Sony. Este proceso, además, se acentúa por los sistemas de
dirección y gestión empresarial que se enseñan en las grandes escuelas de
negocios internacionales, un espacio transnacionalizado donde cada vez más
comúnmente se forman los directivos de los grandes conglomerados de la
comunicación, y que no siempre están relacionados con el lugar de origen de la
empresa.

La idea de desterritorialización resulta resbaladiza al hablar de las industrias


culturales si se reduce a despojar a los sujetos de sus raíces físicas o geográficas
para definir una identidad a partir de parámetros basados exclusivamente en la
afinidad de caracteres o gustos. Esta idea parte de la incorporación de las redes
de información y comunicación a la vida cotidiana, que cuestiona la proximidad
geográfica como factor preeminente en la creación de las relaciones sociales. Así,
se desarrollan nuevas prácticas comunitarias desterritorializadas, eso sí,
compatibles con las prácticas previas regidas por afinidades con un fuerte anclaje
territorial Hay que reseñar, no obstante, que la globalización y el consumo de
medios internacionales a través de redes electrónicas, aun hallándose en una fase
inicial, puede conducir a una nueva tipología de audiencia, sin una base territorial
concreta sino extendida a lo largo de toda la geografía de la red, produciendo una
divergencia entre la proximidad geográfica y la proximidad cultural. Las
experiencias previas de las industrias culturales en este sentido no dieron, sin
embargo, los resultados previstos. Ésos fueron, en la década de los años 80, los
casos de los proyectos públicos de televisión paneuropea Eurikon y Europa TV y
de las iniciativas privadas Sky Channel y Super Channel, entre otras. Hoy en día,
los proyectos de televisión paneuropea vigentes, como Euronews o Eurosport,
sobreviven con una ambición mucho menor de la que tuvieron las experiencias
precedentes (Richeri, 1996). En el caso de la prensa, el proyecto más ambicioso
en este sentido, The European, también acabó en fracaso. Además, también
resulta cuestionable su acepción de universal en un mundo de profundas brechas
digitales entre regiones y ciudadanos del planeta, que acaba determinando una
desigualdad en las posibilidades de acceso a esta red. Las industrias culturales
con voluntad global articulan métodos para reducir el cultural, una defenicion que
se refiere a la distancia existente entre diferentes culturas y que, tomado como
antónimo de afinidad cultural, aquí proponemos traducir como “distancia cultural”.
Estos métodos se pueden reducir básicamente a dos tipos:

• Para crear un producto cultural global puede resultar necesaria la utilización de


técnicas que hagan entendible el lenguaje, como traducciones, doblajes o
versiones, aunque en este factor también influya el dominio de los lenguajes del
público consumidor, lo que permite al inglés, el primer segundo idioma del mundo,
afrontar una menor distancia cultural. En este sentido, resulta estimulante la idea
de regiones geolingüísticas aplicada a espacios geográficos que comparten
lenguas propias y culturas similares, como en el caso del español en
Latinoamérica, dentro de las cuales se le supone una mayor facilidad de
circulación a los productos allí producidos por su proximidad en valores y cultura.

• También resulta necesario deslocalizar los contenidos. A pesar de que la


mayoría de los argumentos de las historias que vehiculan las industrias culturales
pueden ser reducidas a las treinta y una funciones de Propp (1971), los contenidos
suelen utilizar numerosas referencias y guiños a los espacios locales desde los
que se produce o a los que, en primera instancia, van dirigidos, lo que después les
convierte en un producto con dificultades de exportación a los mercados
internacionales. La disminución de este tipo de apelaciones localistas o su
substitución por otras que pueden ser compartidas por diferentes culturas son
también una técnica habitual para situar en buena posición a un producto en el
mercado internacional. En el caso estadounidense, sin embargo, su industria ha
conseguido crear un estándar de facto de producto cultural con amplia circulación
en gran parte del mundo. Las razones por las que, mediante éstas y otras
técnicas, las industrias culturales se han convertido en participantes activos en el
proceso de globalización, son variadas (Richeri, 1994a):

• Obtienen ventajas competitivas alcanzando una dimensión tal como para


reforzarse respecto de los propios competidores.

• Encuentran nuevas oportunidades de crecimiento fuera del mercado de origen en


vías de saturación.

• Aprovechan la propia experiencia en mercados vírgenes.


• Aprovechan una coyuntura que favorece el poder adquisitivo de una divisa
respecto de otra.

• Obtienen economías de escala que no pueden conseguirse en el mercado


nacional de origen.

• Escapan de las normas anti-trust nacionales.

El proceso de globalización, no obstante, no se traslada automáticamente a las


industrias culturales, cuyas particularidades lo condicionan. De entrada, si la
internacionalización de la industria de materiales resulta relativamente fácil por su
mayor facilidad para la creación de economías de escala, no lo es tanto la de
programas, ya que éstos tratan con contenidos simbólicos que contienen una
función de reproducción ideológica y social.

RETOS Y PERSPECTIVAS DE LOS PROCESOS DE INTEGRACIÓN EN


AMÉRICA LATINA Y EL CARIBE.

La integración requiere de real voluntad política de los gobiernos de América


Latina y el Caribe para acordar una agenda integral que abarque los temas del
desarrollo humano sostenible con enfoque de derechos humanos: la economía, el
comercio, problemas sociales, ambientales, energéticos, de comunicaciones,
seguridad, migratorios, la institucionalidad, su estructura, mecanismos de
coordinación, recursos para su funcionamiento, entre otros.

Hace falta mirar hacia adentro de los Estados y responder a las necesidades de la
población; hacer un alto para buscar una estrategia que permita sacar ventaja de
la diversidad del sistema; aunque con distintos procesos, todos tienen a su haber
la concreción de acuerdos, marcos normativos, estructuras de coordinación
gubernamental, convenios con Estados y organismos de otras regiones del
mundo. Mientras se mantenga la fragmentación y la multiplicidad de órganos de
integración, muchos de los cuales tienen a los mismos actores, será difícil tener
una agenda común.

Otro reto de gran prioridad para los pueblos, es la desigualdad social, de género,
clase, condición y territorio, esto pasa por compartir un marco normativo común en
materia de derechos humanos; sin dejar de mencionar el tema de corrupción a
nivel nacional e internacional. Sin duda, se podría hacer distintos
cuestionamientos a la integración en la región, pero en la evolución de cada uno,
hay que reconocer que todos tienen un acumulado de experiencias que aportan
luces en un nuevo modelo de integración.

Hay que fortalecer la presencia favorable de México y otros países de la Unión


Europea como observadores o miembros de los espacio de integración. Las
asimetrías entre los Estados y a lo interno de sus territorios, es un desafio para la
integración; es una tarea titánica que requiere de liderazgo político y trabajo
permanente.

Se tiene que ser capaz de atender los temas de conflicto, centrado en los factores
que unen, desde la solidaridad y hermandad de los pueblos, con agendas de
concertación propias, con mecanismos eficientes y eficaces para la resolución
pacífica de conflictos y consolidar las instancias diplomáticas para evitar que se
profundicen reclamaciones entre los Estados latinoamericanos y caribeños,
superando disputas como las de Bolivia con Perú y Chile; Costa Rica y Nicaragua,
y este último con Colombia.

Fortalecer los Estados Nacionales con participación ciudadana, requiere lograr


una estructura que facilite la representatividad de todos los actores sociales,
incluyendo la sociedad civil y movimientos sociales, que aporten sus visiones,
debatan sobre la integración, tengan el respaldo y legitimidad para avanzar como
expresión de un ejercicio democratizador y no como un espacio político ajeno a la
población.
Los sistemas de integración tienen el reto de propiciar agendas y adoptar políticas
públicas regionales que impacten las políticas nacionales en temas sociales como:
pobreza, salud, educación, vivienda, agua, respeto a los pueblos indígenas,
afrodescendientes y minorías étnicas, los migrantes, refugiados, víctimas de
violencia en todas sus formas y la especial atención a problemas estructurales
como la desigualdad y la exclusión social.

Con un clima de respeto a las diferencias, se está en la capacidad de hacer un


alto y analizar todos los órganos, procurando evitar la duplicidad de esfuerzos y la
burocracia; esto sería el inicio de otra etapa en la integración, para construir desde
la unidad una agenda transformadora capaz de mostrar la unidad de la región.

Otro de los principales retos de los procesos de integración de América Latina y el


Caribe, es superar la crisis política y de gobernanza que existe en la mayoría de
los países, que lesiona la credibilidad de la población de los verdaderas
intenciones de sus principales líderes, especialmente en Centro y Suramérica,
donde los casos de corrupción han llevado al juzgamiento de Jefes de Estado,
Ministros, Magistrados y funcionarios de distintos niveles que han utilizado el
poder para su enriquecimiento con recursos del Estado.

Los escándalos de corrupción en los países de la región afectan la integración, no


solo porque se somete a cuestionamientos la necesidad de mantener estos
organismos; sino porque se ven como espacios para hacer relaciones
diplomáticas y concretar intereses que nada tienen que ver con resolver los
problemas de la población, agravando la fragilidad que arrastran.

La corrupción además de atentar contra los intereses de las grandes mayorías, de


forma indirecta y directa debilita la credibilidad de los sistemas de integración, en
la medida que se vuelven un espacio que genera algún tipo de obstáculos en los
procesos locales de persecución del delito. Tal es el caso emblemático de
Panamá, cuyo expresidente Ricardo Martinelli tiene varios procesos, pero se ha
tratado de amparar en la inmunidad que le otorga el ser diputado del Parlamento
Centroamericano, hecho público y notorio.

De igual forma, la salida por casos de corrupción y el juzgamiento del que falleció
antes de ser procesado, por lo cual no se puede concluir sobre su responsabilidad
penal de los cargos imputados. Todos estos mandatarios tuvieron un papel
importante en el fortalecimiento del sistema de integración centroamericana.
También se observa como un reto, el actual escenario político con la llegada de
nuevos mandatarios, por lo cual se espera ver como se consolidan estos espacios.

La situación política en los países suramericanos pone a prueba las democracias.


El caso de las presidentas, ambas con un fuerte rechazo popular; y en el caso de,
que ha sido destituida de su cargo como mandataria por las decisiones en el uso
de fondos públicos y la adopción de otras medidas; sin duda, son situaciones que
inciden el quehacer de los sistemas de integración en el Sur; quedan pendiente
concretar temas importantes, ya que se trata de países con las economías más
fuertes que lideran el mercosur, unasur y el alca.

Lo anterior no significa que los nuevos mandatarios de la región sur, no estén


dispuestos a retomar las propuestas sobre temas sociales, ambientales, de
derechos humanos; sino el tener claro que históricamente han impulsado como
prioridad los temas económicos, ligados al comercio, mercado, aduaneros,
migratorios, energía, entre otros.

Se debe valorar el trabajo integracionista con sus aciertos y desaciertos; hay


buenas prácticas y lecciones aprendidas que mostrar, aunque hay un largo camino
para alcanzar normativas, instrumentos y mecanismos que permitan la
complementariedad y el fortalecimiento de las instancias económicas,
comerciales, sociales, culturales, ambientales y del mercado, que fueron iniciados.
Los Estados de América Latina y el Caribe tienen en sus manos decidir el futuro
del espacio común de integración de toda la región y consolidar los esfuerzos. El
continuar destinando recursos humanos y económicos para mantener órganos con
funciones similares son ineficientes y burocráticos. Los sistemas de integración de
nuestra región, conservan un poder político; sin embargo, cada iniciativa de los
subsistemas, donde coinciden la mayoría de los países miembros, aleja la
posibilidad de concretar esa visión y agenda común que den respuestas a los
problemas más persistentes de la población.

La integración requiere de líderes con capacidad de ver estos espacios como


oportunidades de desarrollo para los pueblos, la defensa de sus culturas y
recursos; con objetivos comunes, entendiendo que son procesos complejos y
requieren de una vocación de trabajar en alianzas, con respeto y solidaridad. La
dinámica de las sociedades requiere crear estrategias novedosas, dejando de lado
las especificidades para reconocer sus fortalezas y debilidades.

Los problemas comunes deben guiar a los tomadores de decisiones, de manera


que la integración se convierta en el mecanismo idóneo para buscar respuestas
concertadas, solidarias y equitativas, superando las burocracias y los tecnicismos,
que en muchos casos son impedimentos en la búsqueda de una identidad entre
los países que garanticen el bienestar y los derechos humanos.

El futuro de los pueblos aunado a la integración, debe llevar a fortalecer alianzas


con otros Estados, como México y Canadá, los cuales apoyan el desarrollo
comercial, económico y social de la región. Asimismo, con Cuba, que tras el
acuerdo con Estados Unidos de Norteamérica para el restablecimiento de las
relaciones, es un importante actor en los temas sociales. De igual forma, se debe
seguir consolidando las relaciones con otros países iberoamericanos, de la Unión
Europea y Asia, donde algunos ya participan en calidad de observadores.
LA ALDEA GLOBAL Y LA CULTURA DENTRO DEL FENÓMENO DE LA
GLOBALIZACIÓN

La Comunidad global se ha regido bajo las siguientes tres tendencias claves para
el desarrollo de la globalización:

1) el cambio tecnológico.

2) el número cada vez mayor de gobiernos que han aplicado políticas de


liberación, apertura de mercados, supresión de obstáculos reglamentarios.

3) combinación de nuevas tecnologías y mercados más libres. Estas tres


tendencias reflejan el rápido proceso que tiene el mundo para poseer un espacio
común en el cual se compartan fuerzas económicas, tecnológicas y sobre todo
socio-culturales.

Una de las teorías que permite definir claramente el proceso que la comunidad
global está vivenciando, es la teoría transformacionalista4; la cual concibe a la
globalización como “algo históricamente sin precedentes, de manera que los
Estados y las sociedades en todo el planeta experimentan actualmente un proceso
de cambio profundo, a medida que tratan de adaptarse a un mundo más
interconectado, pero sumamente incierto”

Los transformacionalitas rechazan la posición de los hiperglobalistas, en cuanto


que manifiestan el fin de la soberanía Estado - Nación. Para la teoría
transformacionalista la soberanía, el poder del Estado y la territorialidad, se
encuentran hoy en una relación más compleja que en la época durante la cual se
forjaba el moderno Estado - Nación, pero eso no quiere decir que haya
desaparecido completamente, por el contrario el aparato estatal ha dado cambio a
su estructura y a sus funciones debido al modo como los gobiernos buscan
estrategias coherentes para insertarse dentro del mundo globalizado
LA NECESIDAD DE REESTRUCTURAR LAS PRINCIPALES INSTITUCIONES
INTERNACIONALES E INTEGRACIÓN DE NUEVOS ACTORES

Para los temas de gran envergadura de tipo social, político y económico se han
llevado a cabo integraciones regionales bajo los criterios de vecindad, afinidad
tanto cultural, como económica. De ésta manera, el regionalismo estaría ligado a
iniciativas políticas y económicas entre Estados que hacen parte de una misma
región. Dentro de las formas de integración de tipo económico se destacan los
acuerdos preferenciales, la zona de libre comercio, la unión aduanera, mercado
común o mercado único, unión económica y unión monetaria.

Para muchos países resulta difícil llevar a cabo el proceso de integración con sus
vecinos o con países industrializados. Según los transformacionalitas “la
globalización está asociada con nuevas pautas de estratificación en las que
algunos Estados, sociedades y comunidades, se interconectan cada vez más en el
orden global, mientras que otros se vuelven cada vez más marginados.

Entonces, la liberación del comercio y la globalización traen consigo varios


desafíos de los que se encuentran:

1) consecuencias en la distribución de las rentas; pues hay quienes ganan y


quienes pierden y no todos participan plenamente en los beneficios de la
globalización.

2) fomentar el crecimiento, el desarrollo en el proceso de globalización, pueden


causarse daños al medio ambiente.

3) las fuerzas del mercado en cierta manera obligan a adoptar a los países
normas más bajas para competir, llegando a debilitar a los gobiernos nacionales,
siendo estos menos eficaces para cumplir sus deberes económicos y sociales.
Para resolver los problemas que traen el comercio y la liberación se necesita de
organismos internacionales financieros que permitan la regularización de estos
procesos. Dentro de las instituciones se reconocen el FMI, BM.

Estas instituciones financieras u organismo internacionales financieros deberán


reformar sus estructuras acorde con la agenda internacional actual. “La economía
mundial y el sistema financiero internacional son muy diferentes ahora de lo que,
cuando fueron establecidos el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial

propone algunos cambios estructurales necesarios dentro de los cuales se


mencionan los siguientes: a) La función apropiada del FMI debe ser la de prevenir
las crisis financieras y prevenir la propagación de aquellas crisis que ocurren, b) El
FMI debe asesorar, pero no debe condicionar el asesoramiento a la ayuda. c) El
FMI necesita concentrarse en cuatro tareas principales: la prevención de crisis, el
manejo de las crisis, mejorar la calidad y aumentar la cantidad de la información
pública, y proveer asesoramiento macroeconómico a los países en desarrollo.

No todas las crisis pueden prevenirse. Sin embargo, se puede reducir la


frecuencia y gravedad de las crisis reformando las prácticas del país y del FMI con
el fin de aumentar los incentivos para adoptar políticas y conductas que
acrecienten la estabilidad

En cuanto a la misión de los bancos de desarrollo, el Banco Mundial y los bancos


regionales de desarrollo deberían:

a) mejorar la calidad de vida, reducir la pobreza, y proveer bienes públicos


globales y regionales; es decir, promover el desarrollo, no los préstamos.

b) seguir proveyendo asistencia técnica y fomentar la transferencia de


conocimientos en todas las regiones.
c) deben trabajar para mejorar la calidad de la vida, aún en los países donde la
corrupción y los arreglos institucionales obstaculicen o impidan el desarrollo
económico

d) encontrar soluciones para los problemas comunes, entre los que figuran
asuntos de salud, pobreza, cambio climático y muchas otras áreas.

En un mundo cada vez más globalizado se necesita reformar las instituciones


financieras internacionales para aumentar la estabilidad económica, mejorar el
movimiento de información, estimular el desarrollo económico, reducir la pobreza,
apoyar la provisión de bienes públicos regionales y globales e incrementar la
participación de la microempresas, sin caer en la distribución cada vez más
desigual en el mundo. Abriendo espacio a una integración diversificada o de un
interregionalismo contemporáneo, el cual responde a tres topologías:

1) Relaciones grupo a grupo.

2) acuerdos transregionales

3) relaciones entre grupos y potencias regionales.

Son elementos de análisis que podrían trabajarse en primera instancia desde el


análisis del neoinstitucionalismo y lo que se enmarca en relación al concepto de
multilateralismo; por mencionar otros enfoques se incluye regionalismo abierto o
nuevo regionalismo. El neoinstitucionalismo se presenta en respuesta al estudio
de la complejidad en las instituciones ante el papel que éstas desempeñan en la
vida política, social y económica dentro del nuevo orden mundial, donde las
instituciones no son estáticas, estas deben “hallar la manera de adaptarse a los
cambios de sus entornos, lo que significaría que las instituciones se deben
adecuar mediante el fortalecimiento de sus áreas de acción a través de su cambio
institucional” por lo que no son muchas las Instituciones que permanecen
actualmente, o por lo menos van en detrimento de sus políticas, siendo rígidas e
inertes antes los cambios generados por las aperturas a los mercados,
trasferencia de tecnología, por las TIC, aspectos de multiculturalidad y demás
consecuencias derivadas de la globalización.

Por otra parte, el multilateralismo permite generar relaciones de tipo económico,


social, político y medioambiental, con actores diversos “El objetivo del
multilateralismo es integrar a todos los Estados en una misma comunidad de
reglas. ha sido abordado desde la disciplina de las Relaciones Internacionales, a
diferencia de procesos de integración bilateral, que sin escatimar su importancia,
por ejemplo, para el escenario de los acuerdos comerciales, se han promovido con
mayor esfuerzo desde un enfoque de integración regional, donde no sólo se invita
a participar a los Estados, también se involucra a otros actores, que antes no eran
contemplados dentro de las estructuras institucionales, adquiriendo relevancia en
la toma de decisiones, en la puesta en marcha de políticas y acciones que
permitan cumplir con los retos previamente establecidos en escenarios
multilaterales de una agenda común.

Para los globalizadores, el sistema internacional va incorporado nuevos actores


que desafían en menor o mayor grado, la supremacía del Estado como actor; tal
es el caso de las organizaciones internacionales, las ONG, las empresas
transnacionales, que han originado que el Estado se convierta en un campo de
batalla fragmentado de ejecución de políticas, penetrado por redes
transaccionales (gubernamentales y no gubernamentales) así como por
instituciones de fuerzas nacionales. Del mismo modo, la amplia penetración de la
sociedad civil de fuerzas transnacionales ha alterado su forma y dinámica.
Televisión, cine y vídeo: hacia una cultura multimedia

Partamos de lo que ha ocurrido con el medio audiovisual que recorrió todo el siglo
veinte: el cine. Sus transformaciones en los modos de producir y en el acceso de
los públicos revelan el tipo de recomposición multimedia que ha ocurrido en el
campo audiovisual. Se ha hablado y publicado mucho sobre «la muerte del cine».
Pero las cifras revelan que actualmente se ven más películas que en cualquier
época anterior. Lo que ocurre es que se ven en la casa: en televisión o en vídeo.
De los 16 millones de hogares mexicanos, más de 13 millones cuentan con
televisor y más de 6 millones con videocasetera. Existen 9,500 videoclubes
distribuidos en todo el país, incluso en zonas populares y en pequeños pueblos
campesinos que amplían el acceso a la oferta cinematográfica. Una expansión
semejante de los entretenimientos audiovisuales a domicilio se observa en los
demás países de América Latina, aunque en algunos casos -el más notorio es
Argentina- la televisión por cable se convierte en el negocio más próspero:
actualmente, más del 60 por ciento de los hogares de este país cuenta con dicho
servicio.

En conjunto, América Latina está mal colocada en el aprovechamiento productivo


de estos nuevos circuitos comunicacionales. La producción de películas ha caído
durante la década del noventa en Argentina, Brasil y México; y es poco
significativa en otros países. Aún peor es lo que sucede en la exportación. Los
países latinoamericanos transmiten en promedio más de 600 mil horas anuales de
televisión: en Colombia, Panamá, Perú y Venezuela hay más de una
videocasetera por cada tres hogares con televisión, proporción más alta que en
Bélgica (26.3%) o Italia (16.9%) (Roncagliolo). Pero una pequeñísima parte de la
producción latinoamericana de cine se halla en vídeo. Somos subdesarrollados en
la producción endógena para los medios electrónicos, pero no en el consumo
audiovisual.
Esta asimetría entre una producción propia débil y un consumo elevado, se
manifiesta como una baja representación en las pantallas de las culturas
nacionales o latinoamericanas y una enorme presencia de entretenimientos e
información originados en EU. Pero este desnivel no es igual en todas las
sociedades.

Deben distinguirse, como lo hace Rafael Roncagliolo, los países exportadores e


importadores. En verdad, sólo dos, Brasil y México, están «incorporados a la
economía global de bienes culturales, y son sedes de gigantes del audiovisual,
Red Globo y Televisa respectivamente». «Globo es básicamente un exportador de
audiovisuales, que condujo a Brasil al cuarto lugar como productor y tercero como
exportador audiovisual, pero no ha transnacionalizado su producción; Televisa, en
cambio, actúa en la región como una genuina corporación transnacional, que
compra canales e internacionaliza sus actividades productivas» (Roncagliolo).
Luego, hay unos pocos países «incipientemente exportadores»; Argentina,
Venezuela, y en menor medida Colombia, Chile y Perú. Como afirma el mismo
autor, estos países tienen una situación ambigua, «pues por un lado están
buscando mercados para su producción cultural y, por el otro, tienen que
defenderse frente a la penetración, ya no sólo de las empresas extra-regionales,
sino de las propias transnacionales latinoamericanas, como Televisa». En tercer
lugar, se encuentra el resto de los países, «netamente importadores », donde la
casi totalidad de los mensajes proceden de Estados Unidos.

Aunque aún donde se cuenta con mayor producción propia, como en la televisión
brasileña, mexicana y argentina, más del 70% de las películas y series son
importadas de EU, y los programas de este país ocupan más del 50% de prime
tune. La producción nacional se dedica sobre todo a noticiarios, que por lo tanto es
la franja más cercana a los intereses cotidianos de la audiencia, en tanto los
programas de entretenimiento tienen una composición importada mayor.
La cultura latinoamericana en la recomposición de los mercados
transnacionales

1.- La industria editorial

Qué queda de la vasta producción de libros y revistas que hubo en Argentina,


México y algunos otros países latinoamericanos entre los años 1940 y 1970.

En parte por su propio liderazgo económico y cultural, en parte con el impulso de


exiliados españoles, estos países publicaron lo que escribían los principales
autores de toda América Latina y muchos de España. Además, tradujeron un alto
número de libros europeos, norteamericanos y algunos asiáticos. Fue en este
campo donde nuestro continente logró en términos económicos, literarios y
periodísticos, una participación más intensa en la circulación internacional de
bienes culturales. Además, ese desarrollo editorial fue importante en la formación
de una ciudadanía ilustrada.

La declinación de las economías de esta región en las últimas dos décadas y el


avance español en el mismo período modificaron esa situación. Argentina y
México producen menos de 10.000 títulos por año, en tanto España supera los
50,000. Se han cerrado editoriales y librerías, muchos diarios y revistas quebraron
o redujeron sus páginas. Unas 400 empresas editoriales mexicanos cerraron a
partir de 1989, y entre las sobrevivientes no llegan a diez las de capital nacional
que publican más de 50 títulos por año (Citesa, Era, Esfinge Fernández, Fondo de
Cultura Económica, Limusa, Porrúa, Siglo XXI y Trillas). El aumento internacional
del precio del papel, agravado por la devaluación de peso mexicano, es una de las
causas de este retroceso. Otros motivos son la reducción general de consumo por
la pauperización de las clases medias y populares, y la conversión de los libros en
simples mercancías, sin los beneficios arancelarios ni la exención de impuestos
que tuvieron en otro tiempo Las ventas se han visto reducidas por las dificultades
económicas y políticas de toda la región. El único país donde el gobierno impulsa
con decisión la industria editorial es Colombia: la Ley de libro promulgada en 1993,
que libera de impuestos por veinte años a los editores residentes en ese país y les
garantiza la compra del 20 por ciento de todas sus ediciones para bibliotecas está
fomentando el desarrollo de una sólida industria editorial con capitales
transnacionales y creciente capacidad de exportación. En los demás países la
legislación es anacrónica, y son más las trabas para la circulación de libros y
revistas que los programas de promoción de la producción, la difusión y la lectura.
En tales condiciones, siguen vigentes las propuestas de Cerlalc, organismo de la
UNESCO para el libro latinoamericano, acerca de las medidas necesarias para
fortalecer el intercambio regional, algo así como un «mercado común
latinoamericano del libro»: desgravación de insumos para el sector editorial (y en
particular libre tránsito de negativos con contenido editorial); facilitar la importación
de equipos para la industria gráfica; abatir costos con tirajes amplios y reforzar las
coediciones intrarregionales; suprimir toda clase de aranceles y otras trabas no
arancelarias para la circulación de libros; mejorar y abaratar los medios de
transporte (aéreo marítimo y postal); dar incentivos a la exportación y créditos a la
importación de libros; adherir plenamente a los convenios internacionales de
protección a la propiedad intelectual; definir políticas nacionales del libro, unificar
la legislación correspondiente y crear organismos rectores, en donde están bien
representados los intereses sociales y privados del sector editorial.

Reencontrar al público en la cultura globalizada

A medida que las industrias culturales se apropiaron de la mayor parte de la vida


pública, han experimentado un proceso de privatización, transnacionalización y
desresponzabilización respecto de los intereses públicos en la vida social. ¿Cómo
elaborar políticas culturales que vinculen creativamente a las industrias culturales
con la esfera pública de acuerdo con la lógica de la actual etapa de globalización e
integraciones regionales? No nos sirven los esquemas conceptuales empleados
en la época en que las relaciones internacionales se entendían en términos de
imperialismo, dependencia y culturas nacionales con relativa autonomía. Tenemos
que preguntarnos cómo se reformulan la esfera pública y la ciudadanía a escala
transnacional. Un primer cambio es, justamente, que lo público se está rehaciendo
en relación con las industrias culturales. Los análisis históricos demuestran que
esta noción atravesó la modernidad con diversos significados. En los siglos XVm y
XLX europeos, en América Latina durante el siglo pasado y buena parte del actual,
la esfera pública fue concebida como un espacio desde el cual luchar contra los
Estados despóticos, contra los abusos y arbitrariedades de los monarcas y
dictadores que sometían la vida social y económica a sus intereses privados.
Luego, se erigió lo público como defensa de la social trente a la voracidad
monopólica de las empresas capitalistas, las amenazas que esto representaba
para la libre comunicación entre ciudadanos y los riesgos de reducir la
participación social a prácticas de consumo (Arendt, Habermas). En un tercer
momento, desde mediados de este siglo, la importancia adquirida por la
radiodifusión como servicio público llevó a pensar este tipo de comunicación como
modelo de una esfera pública de ciudadanos que deliberan con independencia de
poder estatal y del lucro de las empresas (Garnham). Es innegable que estas
maneras de defender lo público generaron espacios emancípatenos, donde
crecieron la información independiente y la conciencia ciudadana, se legitimaron
las demandas de la gente común y se limitó el poder de los grupos hegemónicos
en la política y los negocios. Sin embargo, estas concepciones y sus aportes al
proceso emancipatorio están siendo problematizados por varias razones:

a) la recomposición de la esfera pública dentro de cada país y el cuestionamiento


de las formas clásicas derepresentatividad (partidos, sindicatos, movimientos
sociales, iglesias), tema sobre el cual no puedo extenderme aquí pero que
sabemos afecta también la capacidad representativa de los medios
comunicacionales públicos.
b) la reducción del papel de los Estados como proveedores de servicios públicos
y el estrechamiento de sus recursos financieros en un período en que las
innovaciones tecnológicas y el encarecimiento de la producción comunicacional
exigen altas inversiones, que son más accesibles al sector privado: las iniciativas
de renovación y expansión dejan de estar en manos de la British Broadcasting
Company (BBC), de la RAÍ Italiana, y délos medios estatales o paraestatales
semejantes en Europa y América Latina, que ceden ese papel a Murdoch,
Berlusconi, CNN, Globo y Televisa.

c) aumento de la competencia transnacional por los mercados y la innovación


tecnológica, que subordina a la rápida acumulación mercantil, las tareas culturales
y la responsabilidad informativa, llevando incluso a la «autocomercialización» a las
radios y los canales de televisión públicos.

d) el reordenamiento de la esfera pública a escala multinacional gracias a las


redes tecnológicas (televisión por cable y vía satélite, circuitos computacionales),
cuya «geografía» trasciende los territorios nacionales y la vigilancia de los
Estados.

e) la transferencia de funciones clásicas de los aparatos comunicacionales y de


política cultural de los Estados nacionales a radios comunitarias y televisores
regionales.

Medios, cultura y calidad de vida

Para desarrollar un pensamiento crítico sobre las transformaciones de lo público


suscitadas por las nuevas tecnologías es necesario situarlas en sus condiciones
sociales de producción, circulación y recepción. O sea que debemos replantear
ciertos modos maniqueos de pensar lo social en los que lo público se oponía
tajantemente a lo privado, y se acompañaba con disyuntivas igualmente
esquemáticas entre Estado e iniciativa privada, entre lo nacional y lo foráneo.
Como un ejemplo de lo que es necesario reformular, voy a ocuparme de dos
nociones básicas del pensamiento moderno: el interés público y la calidad de vida.
Ambas son redefinidas bajo la globalización, y como consecuencia los Estados
encuentran dificultades para ocuparse de ellas. Una dificultad para encarar la
nueva situación reside en que el interés público y la calidad de vida suelen
definirse por los contenidos. No quiero repetir la inconsistente división entre
contenido y forma, pero debo hablar de contenidos porque gran parte de las
apologías de la cultura nacional se asientan en una sobrevaloración aislada de
ese aspecto. Escuchamos todavía que las principales razones para proteger el
cine y la televisión nacionales serian que hablan de temas «propios» y narran
historias «nuestras». La convicción de que los pueblos necesitan afirmar su
identidad se vuelve el núcleo argumental en las defensas de la producción
audiovisual de cada país, y se supone que los medios masivos «nacionales»
serían los más capacitados para representar la propia cultura y las necesidades de
los ciudadanos de cada nación

Propuestas políticas para la ciudadanía cultural y la participación social

Cuando nos preguntamos qué cine y qué televisión queremos, estamos


decidiendo qué clase de espacio audiovisual y de integración latinoamericana
elegimos, y con qué otras regiones priorizamos la relación. Si estamos
convencidos de que las industrias culturales son un instrumento clave para
fomentar el conocimiento recíproco y masivo entre los países latinoamericanos, y
con otras áreas, la renovación de la legislación, la profesionalización de la gestión
cultural de creadores y receptores en estas decisiones deben ser partes
prioritarias de las políticas culturales. Esta participación social, a través de
organizaciones de artistas y consumidores culturales, y con el apoyo de esa figura
aún escasa en América Latina que es el ombiídsman, puede lograr que las
diferencias culturales sean reconocidas, que aún los sectores históricamente
menos equipados para intervenir en la industrialización de la cultura, como los
países periféricos, los indígenas y los pobres urbanos, comuniquen sus voces y
sus imágenes. Que no haya lugar en las políticas culturales sólo para lo que al
mercado le conviene sino también para la diferencia)

Crear un Sistema Latinoamericano de Información Cultural. Su principal función


sería reunir estadísticas confiables de todos los países de la región, que registren
el desarrollo y las tendencias de las inversiones culturales (estatales y privadas)
de los consumos (especialmente de industrias culturales) y de las percepciones
interculturales (imágenes de los otros países de la región y del espacio
euroamericano y norteamericano).

b) Promover la creación de dispositivos que articulen a los sectores estatales,


privados y asociativos. Uno de sus objetivos será facilitar la coordinación de las
inversiones de cada sector sobre las bases de diagnósticos de las necesidades
socioculturales de la población. Estos diagnósticos correlacionarán la información
sobre los consumos, los equipamientos culturales y las inversiones disponibles o
potenciales para expandir la producción cultura endógena.

c) Promover estudios que permitan valorar el papel de las industrias culturales en


el desarrollo a partir de una estimación cuantitativa de su contribución al empleo, a
las exportaciones y a otras áreas del desarrollo socioeconómico, así como una
valoración cualitativa de su aporte a la formación de una ciudadanía nacional y
latinoamericana.

d) Realizar estudios comparativos de los mecanismos de financiamiento de la


cultura en los países latinoamericanos, en Estados Unidos, Canadá y Europa con
el fin de dar a conocer las modalidades más idóneas para fomentar la
complementación de recursos públicos y privados. Este análisis buscará tanto
difundir e intercambiar experiencias entre naciones como explorar posibilidades de
cooperación y financiamientos internacionales de programas culturales: no sólo
comparar experiencias como las leyes mexicanas de pago con especie y la ley
Rouanet y otras brasileñas, sino expandirlas, para la cooperación internacional

e) Promover la creación de Consejos Nacionales de Industrias Culturales, en los


que participen especialistas de cada sector, de las empresas, de las
universidades, del sector público y de movimientos sociales, con la finalidad de
regular el funcionamiento de tales industrias. Esta representación diversificada es
la única que puede propiciar una consideración adecuada del interés público y el
reconocimiento de las formas particulares de expresión de la ciudadanía (nacional,
étnica, regional) contenidas en cada nación.

Los pocos avances logrados en este conocimiento se deben a que el sistema de


investigación científica mejor en algunos países de la región durante los años
ochenta y noventa, y, dentro de las ciencias sociales, hay un particular crecimiento
de los estudios culturales. Pero esto no ha modificado las agendas públicas de las
políticas culturales, salvo excepciones, y parece no ser información atractiva en la
gestión de los acuerdos de libre comercio o integración regional.

El dilema decisivo hoy en las culturas latinoamericanas no es defender las


identidades o globalizamos, sino integrar sólo capitales y dispositivos de seguridad
o construir la unidad solidaria de ciudadanos y sociedades que reconocen sus
diferencias
CONCLUSIONES

El proceso de integración latinoamericana y caribeña ha tomado décadas; ha sido


un largo proceso cuya evolución tiene avances y retrocesos, sin que se pueda aún
concretar el sueño de lograr la unidad de América. La integración ha tenido que
superar situaciones difíciles, como la desigualdad, la pobreza, el cambio climático,
la seguridad alimentaria, la justicia, la democracia, la participación ciudadana, la
corrupción, entre otras; pero sus logros se pueden constatar en la constitución de
órganos de coordinación, mecanismos, normas jurídicas, instancias para la
solución de los conflictos y alianzas, con la finalidad de alcanzar consensos en
temas económicos, comerciales, de mercado, aduaneros, arancelarios,
migratorios, ambientales, culturales y más recientemente abarcando distintos
problemas comunes.

El fenómeno de la globalización trae consigo le necesidad de cambio en las


dinámicas de interrelación entre actores, donde no sólo son los Estados, actores
por excelencia, también hay participación de otros en distintos niveles de poder o
inherencia, los cuales son estimados por sus propuestas y experiencias, cuyas
acciones se hacen evidentes en escenarios donde se discuten temas de agenda
común a nivel local, regional y del globo, teniendo realmente una cohesión social
ante la diversidad. El cambio propuesto no sólo está enmarcado a nivel de
stakeholders, también a nivel de estructuras organizacionales. Las instituciones ya
no deben ser las mismas de hace algunos años, éstas deben generar cambios
que les permitan permanecer en el tiempo; transformaciones a nivel tanto de
políticas, como de acciones, así como explorar nuevas dinámicas de integración, a
nivel regional, interregional y mundial.

Las interrelaciones entre actores a distintos niveles, permite abrir el debate de lo


que se conoce como gobernanza global y gobernanza multinivel, en el marco de la
mundialización, producto de la globalización como detonante de cambios y nuevas
dinámicas culturales que permean varios escenarios y sectores. La gobernanza
busca generar bases que contribuyen a acciones colectivas a partir de los
problemas catalogados como comunes - globales, o incluso de carácter regional,
que necesitan ser resueltos o atendidos y que los Estados, instituciones y demás
grupos de actores por sí solos les resulta difícil resolver, dada la poca interacción
entre actores desde el actor local hasta llegar a la red mundial. Este es el gran reto
del Sistema Internacional, y con ello nuevas dinámicas de participación de los
stakeholders; temas que esperan ser analizados en siguientes escritos
CIBERGRAFIA

https://www.redalyc.org/journal/153/15354921010/html/

https://publicacionesfac.com/index.php/cienciaypoderaereo/article/view/143/281

https://www.tdx.cat/bitstream/handle/10803/4143/dfq1de1.pdf

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