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La grabación analógica (del griego, ana "de acuerdo a" y logos "relación") es una técnica usada
para el registro de señales mediante la creación de un tipo de marcas capaces de generar un
patrón continuo (como las ondulaciones del surco de un disco fonográfico o las variaciones de
intensidad magnética de una cinta de casete) que sigue las oscilaciones de la señal original.[1]
A su vez, estos soportes (tanto de audio como de vídeo) pueden ser reproducidos utilizando
dispositivos diseñados para leerlos también de forma analógica.
Los métodos de grabación analógica graban las señales originales como registros continuos en
o sobre un soporte ideado al efecto. La señal debe de ser guardada como una textura física en
una grabación de fonógrafo, o como una fluctuación en el campo de una grabación magnética.
Esta característica hace que los sistemas de grabación analógicos sean diferentes de los de
grabación digital, en los que las señales son representadas mediante números discretos.
Fonoautógrafo
Históricamente, el primer dispositivo capaz de registrar ondas sonaras de forma analógica fue
el fonoautógrafo, patentado por el inventor francés Édouard-Léon Scott de Martinville en 1857.
Se trataba de un sencillo dispositivo que grababa las oscilaciones de una aguja unida a un
diafragma sobre la superficie de un cilindro de vidrio ennegrecido por el hollín de una
lámpara.[2] Utilizado como un método para visualizar las características de las ondas sonoras,
carecía de la posibilidad de reproducir los sonidos registrados.
Fonógrafo
Edison y su fonógrafo
Dibujo incluido en la patente
del fonógrafo de Edison
(1869)
El fonógrafo, inventado por el conocido inventor Thomas Edison en 1877, fue la primera
máquina usada para capturar y reproducir sonido analógicamente. Edison incorporó varios
elementos dentro de su fonógrafo que llegarían a ser imprescindibles y que pueden encontrarse
en dispositivos de grabación de hoy en día.[3]
Grabación
Para que un sonido sea grabado por un fonógrafo, tiene que pasar por tres etapas. Primero, el
sonido debe de entrar a un componente del dispositivo con forma de cono, llamado diafragma
del micrófono. Después, ese sonido causa que el diafragma, que está conectado a una pequeña
aguja de metal, vibre. Por último, la aguja vibrará en la misma dirección, causando que la punta
grabe patrones distintos en un cilindro, hecho de una capa de metal especial.
Reproducción
Para poder reproducir el sonido grabado en uno de los cilindros metálicos, se revierte el proceso
de grabación. Mientras el cilindro gira, la aguja sigue el patrón creado por la sesión previa de
grabación. Esto causa que la aguja vibre, y después el diafragma. Esta vibración sale del
diafragma, que funciona ahora como un dispositivo de amplificación de sonido, así como la
campana en los instrumentos de viento. El resultado es una reproducción audible del sonido
grabado originalmente.
Los fanáticos de los reproductores modernos están ya familiarizados con una de las mejoras
del fonógrafo, conocido como el gramófono. El inventor Emile Berliner creó este dispositivo en
1887, diez años después del dispositivo original de Edison.[5]
Ventajas
La principal mejora de Berliner con respecto al fonógrafo estaba relacionada con el componente
del dispositivo que retenía la información grabada. Los cilindros metálicos usados previamente
eran relativamente voluminosos y esto los hacía ser difíciles de guardar.[4] Tampoco podían ser
reproducidos económicamente, lo que hacía que no se tomara en cuenta como una opción
viable para la música grabada.[4]
Berliner se dio cuenta de estas desventajas y se dispuso a crear una versión mejor del cilindro
revestido con una lámina metálica. Su resultado no fue un cilindro en absoluto, era un disco
plano circular muy parecido a los vinilos modernos. Estos discos no solamente podían
guardarse de forma segura, sino que también eran fáciles de reproducir. Esta característica iba a
permitir la producción masiva de discos, lo que fue el primer paso hacia la comercialización de
la música grabada.[4]
Problemas
Desafortunadamente, aunque el gramófono fue una gran mejora respecto al fonógrafo
comercial, todavía seguía presentando algunas deficiencias parecidas.[4] La posibilidad de
producir en masa los discos planos ideados por Berliner, hizo que varias compañías se
plantearan la idea de una industria de grabación musical, pero dado que el problema de la
fidelidad seguía sin abordarse, la idea tuvo que ser olvidada. Los problemas sonoros del
gramófono seguían siendo similares a los del fonógrafo.[4]
Telegráfono
La siguiente gran mejora en la grabación del audio analógico vino con la aparición del
telegráfono, creado por el inventor danés Valdemar Poulsen entre 1898 y 1900. Esta máquina
era muy diferente del gramófono y del fonógrafo, ya que en lugar de grabar el sonido
mecánicamente, utilizaba un proceso basado en un dispositivo electromagnético.[4] [6]
[7]
Poulsen fue capaz de transmitir una señal eléctrica, parecida a la emitida en un teléfono o en
una radio, y después capturarla en un elemento magnetizable, en este caso un cable de acero,
que era enrollado alrededor de un tambor.[4]
Problemas
El telegráfono de Poulsen también tenía problemas. Primero, los carretes del cable de acero
eran muy pesados, pesando alrededor de 18 kg cada uno. Segundo, la escasez de acero hizo
que aumentara el precio de la grabación; un minuto de grabación costaba un dólar, y el precio
aumentaba porque se necesitaban muchas grabaciones para poder capturar la mejor
interpretación. Además, el cable de acero podía ser peligroso, un riesgo comparable al de la hoja
de una sierra de cinta.[4]
Al igual que pasaba con los dispositivos de registro anteriores, las grabaciones del telegráfono
eran casi imposibles de editar. En lugar de cortar y empalmar múltiples tomas juntas, tal como
podría hacerse posteriormente con unas tijeras o con una computadora en futuros dispositivos
de grabación, esta máquina requería de un soplete y de un soldador para poder editar el soporte
grabado.[4]
Magnetófono
Un magnetófono
Ventajas
La cinta de grabación tenía varias ventajas, pero la más importante era que permitía el
desarrollo de la multipista, permitiendo que múltiples tomas de una ejecución, que podían haber
sido grabadas en momentos distintos, se pudieran unir para formar una sola. Este método se
usa actualmente en todos los estudios, con el fin de poder grabar todos los instrumentos de una
canción por separado y tener las mejores tomas posibles de todos los músicos.[4]
Un carrete de cinta podía contener mucha más información de grabación que los medios
anteriores. Los carretes de cinta de Pfleumer podían almacenar hasta treinta minutos de sonido.
En cambio, los discos de Emil Berliner tenían capacidad tan solo para unos pocos minutos de
grabación, de forma que cada disco usualmente contenía una sola canción o partes sucesivas
de obras musicales de mayor duración. Esta característica es la llevó al concepto de un "álbum"
de música o colección de múltiples canciones en sucesivos discos.[4]
Problemas
El magnetófono original también tuvo sus problemas. Específicamente, el problema de la baja
fidelidad presente en los dispositivos anteriores aún tenía que resolverse. Aunque los inventores
y los oyentes todavía no demandaban grabaciones de mayor calidad (el concepto que pasaría a
ser conocido como alta fidelidad), eran conscientes de que el sonido grabado magnéticamente
que estaban escuchando tenía que mejorar considerablemente antes de que cualquier industria
musical realmente de masas fuera posible utilizando este soporte.[4]
A.C. Bias
El recurrente problema de la baja fidelidad tenía su origen en el simple hecho de que los
inventores no estaban utilizando las posibilidades de la corriente eléctrica adecuadamente.[4]
Mientras que todas las formas de grabación musical electromagnética estaban usando
corriente continua, se comenzó a experimentar con la corriente alterna.[4] Dado que la corriente
alterna contiene frecuencias mucho más elevadas que las manejables con corriente continua,
siendo esas frecuencias más altas las que le estaban faltando a la grabación electromagnética
hasta entonces. Estas frecuencias altas "sacudían" las partículas magnéticas en la cinta de la
forma necesaria, creando la primera grabación de sonido de alta fidelidad.[4] Curiosamente, este
proceso denominado "AC Bias" fue descubierto en 1940 por dos inventores de diferentes partes
del mundo, que desconocían mutuamente el hallazgo del otro.[4]
Véase también
Referencias
Datos: Q3931994
Obtenido de
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