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puramente t écnico y con t al pensamient o muest ra que para él
el hombre enfermo es meramente un «hombre máquina».
No sól o la enfermedad afecta únicamente al organismo psicof
ísico pero no a la persona espirit ual, sino t ambién el t rat
amiento. Sea dicho est o respect o al problema de la
leucotomía. Tampoco el bist urí del neurociruj ano, o como se le
dice hoy, psicociruj ano, logra t ocar la persona espirit ual. Lo
que la leucotomía puede lograr (o causar) es inf luir sobre las
condiciones psicof ísicas baj o las que permanece la persona
espirit ual, y, siempre que sea indicada la operación en cuest
ión, las condiciones a la larga mej orarán. Así la indicación de
est a int ervención depende del cálculo que se haga ent re el mal
mayor y el mal menor; hay que considerar si el handicap que
provocaría la operación es menor que el causado por la
enfermedad. Sol amente entonces se j ust if ica la int ervención.
Final mente incumbe a t oda act ividad médica la necesidad
inevitable de sacrif icar, es decir, pagar con un mal menor, para
«comprar» las condiciones baj o las cuales la persona pueda
realizarse y lograr plenitud sin est ar l imitada y encerrada por la
psicosis.
Uno de nuest ros propios enfermos había suf rido de una grave
enfermedad compul siva y había sido t ratado durante muchos
años, no sól o con psicoanál isis y con psicol ogía individual sino t
ambién con shocks insul ínicos, de cardiazol y con elect
roshocks sin resul do¹. Ent onces, después de mis propios
ensayos inút iles en psicot erapia, indicamos la leucotomía que
resul t ó un éxit o sorprendent e. Pero dej emos que hable la
enferma: «Me va mucho mej or, puedo volver a t rabaj ar como en
el t iempo cuando est aba sana : las ideas obj et ivas est án, pero
me puedo defender de ellas. Antes, por ej emplo, no podía leer
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de t anta compulsión; tenía que leer todo como diez veces;
ahora ya no necesito repetir nada.»
¿Qué pasaba con sus intereses estéticos? –acerca de los cuales
varios autores afirman que desaparecen -: «Para la música
vuelvo a tener, por f in, un gran interés.» ¿Qué sucedía con su
interését ico? La enferma mostró gran compasión e inspirada por
ese sent imiento expresó el deseo de que se ayude a otros
enfermos de la misma manera que a ella. Y luego le preguntamos
si se sent ía dist int a de alguna manera: «Yo vivo ahora en ot ro
mundo, no puede expresarse con palabras; antes el mundo para
mí, era sól o un vegetar, pero no una vida, est aba demasiado
atormentada; t odo eso se ha ido; lo poco que surge t odavía, lo
puedo superar rápidamente.» (¿Ust ed considera que sigue
siendo ust ed misma?)
«Yo soy dist int a ahora.» (¿Cómo?, ¿en qué sent ido?) «Ahora
vale la pena vivir.» (¿Cuándo volvió a ser ust ed misma?) «Ahora,
después de la operación; t odo es mucho más natural que
entonces; antes t odo era compul sión; t odo lo que exist ía para
mí era obsesión; ahora t odo es más bien como debe ser;
encuentro el camino de vuelta; antes de la operación no era un
ser humano, sino una calamidad y para mí misma; ahora ya me
lo dicen los demás, que est oy completamente dist int a.» A la
pregunta directa sobre si había perdido su yo contest a lo siguient
e: «El yo lo había perdido; debido a la operación volví a mí
misma, a mi persona.» (Est a expresión había sido
cuidadosament e evit ada durante el int errogatorio.) Por lo
t anto, est a persona había alcanzado el est ado humano,
había logrado ser «ella misma»².
No es sol amente la f isiol ogía la que no l lega hast a la persona, sino
que t ampoco la psicol ogía lo logra –por lo menos cuando ha
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caído en el psicol ogismo. Para lograr divisar a la persona o por lo
menos ubicarla en su categoría, se necesit ará más bien una
noología.
Es sabido que hubo una vez una «psicol ogía sin alma». Ya est á
superada hace t iempo; pero a la psicol ogía de hoy no
puede evit ársel e reproche de que la mayoría de las veces
es una psicol ogía sin espírit u. Est a psicol ogía sin espírit u es,
como t al, no sól o ciega para la dignidad de la persona, como lo
es para la persona misma, sino t ambién ciega para los valores,
ciega para aquellos valores que son el correlato mundano del
ser personal : para el mundo de los sent idos y los valores como
cosmos; ciega para el logos.
El psicol ogismo proyect a los valores del ámbito espirit ual hacia
el plano del alma, donde se vuelve plurivalentes; sobre est e plano,
ya sea el de la psicol ogía, ya el de patología, no se pueden dist
inguir ent re las visiones de una Bernandet t e y las alucinaciones
de cualquier hist érica. Suel o hacérsel o comprender a los est
udiantes de la facultad cuando les señal o el hecho de que la
proyección bidimensional circular de una esf era, un cil indro y un
cono no permite dist inguir de qué se t rata. En la proyección
psicol ógica, la conciencia se t ransf orma en un super yo o en la
«int royección» de la imagen paterna, y Dios se t ransf orma en la
«proyección» de est a imagen, cuando, en realidad, est a int
erpretación psicoanal ít ica es, en sí misma, una proyección,
a saber: una proyección psicol ogíst ica”
Lo facultativo, en sit uación se sínt oma no se ve pero est á. Est o implica, para
el terapeuta, creer 100 % en el hombre, allí est á la persona. Facult at ivo:
Capacit ado para. Llegar allí implica para el terapeuta un lugar de mayor t
ranquilidad, de menor ansiedad, más humanismo, menos intelectualist a, se
reflexiona desde la exist encia y no sobre la exist encia.
Aunque nadie elige un valor por sí mismo. El hombre siempre est á buscando un
bien, aún en el suicidio, ya que no elige obj et ivamente por la muerte, elige
porque considera que es lo mej or para él.
Aclaración en Psicoanál isis y Exist encialismo entender dest ino por fáctico.
Para mi universal
Valor vivencial
El valor no es una impronta moral, es un bien que busca ser actualizado en una
escala j erárquica natural. Luego, lo más valiosos para mi es aquello que me
ayuda a encontrar sent ido. Pero la voluntad de sent ido esf uerzo para
encontrar sent ido de la exist encia.
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más primigenio: el del amor. El amor es siempre la relación entre un yo
y un t ú, de cuya relación, desde el punto de vista psicoanalítico, no
queda más que el «ello» de la sexualidad, mientras que en la visión de la
psicol ogía individual queda una socialidad ubicada, yo diría, en el «se».
Si el psicoanálisis ve a la existencia humana como dominada por
una voluntad de placer, y la psicología individual la ve como
determinada por la voluntad de poder, el análisis exist encial,
cambio, la ve como gobernada por una voluntad de sent ido. El la
conoce no sól o la «lucha por la vida» y, t rascendiéndol a, la
«ayuda mutua» (Pet er Kropokin), sino el esfuerzo por encontrar
el sent ido de la existencia – y ayuda mutua en esta lucha -.
Concretamente, la ayuda en esta lucha es aquello que l lamamos
psicoterapia: es esencial mente una medicina de la persona (Paul
Tournier). De allí que en la psicoterapia no se trata, finalmente,
de un cambio en la dinámica efectiva o en la energía inst int iva,
sino de un cambio de actitud existencial”
6. La persona es yoica .
Tiene sus raíces en lo espirit ual y est o es en lo más profundo del Inconscient e.
La esencia es = al yo, est á en lo más profundo del Inconscient e Espirit ual. A
est e le concierne la Fe inconscient e y lo religioso inconscient e, como innata
relación inconscient e y a menudo reprimida del hombre con la t rascendencia.
Trascender es salir de uno mismo para encontrarse con otro y también incluye
a Dios (TÚ).
En el A. E. Dios est á obrando en cada persona pero cada uno es libre para
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abrirlo o no. Psicot erapia al alcance de t odos.
Alfried Längle comienza desde el valor vivencial y luego al valor t rascendent al.
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funda y garant iza sol amente por la persona.Nosot ros, los
hombres, conocemos a las personas espirit ual sol o en coexist
encia con su organismo psicof isico. El hombre, entonces,
represent a, un punto de int eracción un punto de t res niveles
de exist encia [*]; lo f ísico, lo psíquico y lo espirit ual pues es
unidad o t otalidad pero dentro de esa unidad y t otalidad, lo
espirit ual del hombre se cont rapone a lo f ísico y lo psíquico.
Precisament e en est o consist e lo que una vez l lamé
antagonismo noo-psiquico. Mientras que el paralelismo psicol
ógico es obligado, el antagonismo no psíquico es facult at ivo: es
siempre sol o u8na posibil idad simpl e poder; por supuest o un
poder al que siempre hay que volver apelar; y es el medico
quien debe apelar: siempre de nuevo se t rat a de apelar al poder
de resist encia del espírit u, como lo he designado cont ra la – sol
o aparentemente- poderosa psicof isis. Just amente, la
psicot erapia no debe desoír est a l lamada, lo he denominado
el segundo credo, el credo psicot erapeutico: la fe en est a
capacidad del espírit u del hombre, baj o
cualquier circunst ancia y condiciones, de
desapegarse de lo psicof isico y ubicarse a una dist ancia
fecunda. Si no valiera la pena – de acuerdo con el primer credo,
el psiquiát rico- ´ reparar´ el organismo psicof ico, por
no ser una persona ínt egramente espirit ual la que, a pesar
de su enfermedad, espera recuperarse, entonces nosot ros – de
acuerdo con el segundo credo- no est aríamos en condiciones de
apelar a lo espirit ual en el hombre para que of rezca su poder
de resist encia a lo psicof isico, pues no se daría el antagonismo
noo-psiquico
8. La persona es dinámica
Hipost asear es dar sut ancia pasarse a otro nivel de la sust ancia. Lo fáctico
cuando lo espirit ual t iene otro nivel , implica cambiarla de dimensión. Se
puede salir de lo espirit ual sin hipost asear.
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con la sit uación, con uno y con el otro. En El hombre doliente dice Frankl "el
Espírit u se define como pura dinamis"
Cada uno puede sabe el sent ido de la sit uación. Ot ras veces se necesit a el
proceso que equivale a un t iempo interno para poder descubrir el sent ido. Hay
un momento exist encial en la sit uación límite paciente no ve el ¿para qué? y
se quedan en el
¿por qué a mi?
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“ La persona es dinámica: j ust amente por su capacidad
de dist anciarse y apartarse de lo psicof isco es que se manifiest a
lo espirit ual. Per ser dinámica no debemos hipost asiar a la
persona espirit ual, y por eso no podemos calif icarla de subst
ancia, por lo menos no en el sent ido corriente. Ex- sist ir signif
ica sal irse de sí mismo y enfrentarse de sí mismo, y eso lo
hace la persona espirit ual en cuanto se enfrente como
persona espirit ual, así misma como organismo psicof isico. Sól o
est e autodist anciamiento de sí mismo como organismo psicof
isico, const it uye a la persona espirit ual como t al, como espírit
u. Únicamente cuando el hombre entabla un diálogo con sigo
mismo se desglosa lo espirit ual de lo psicof isico.”
9. El animal no es persona.
Sección aúrea también en el cilindro donde cada parte contiene y da unidad a las
otras. el paso previo ( La Presencia ignorada de Dios)
Sentido-------Suprasentido
t rasciende
el hombre en acto de
Fe t rasciende en Dios
pero el hombre t iene que
dar el paso previo.
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“ El animal no es persona, puest o que no es capas
de t ranscenderse y enfrentarse a si mismo. Por ello el animal
no posee el correlato para ser persona, no t iene un mundo sino
un medio ambiente. Si t rat amos de ext rapolar la relación
animal- hombre, respect ivamente medio ambiente-mundo l
legamos al mundo superior. Si queremos determinar la relación
del medio ambiente (est recho) del animal al mundo (más
amplio) del hombre y de ést e, ot ra vez a un mundo superior
(omniabaracante) se nos ofrece como una comparación la
sección áurea. De acuerdo a ella la parte menos es la parte
mayor, como la parte mayor al t odo. Tomemos el ej emplo de un
mono a quien se le aplican inyecciones dolorosas para obtener un
suero. ¿Podría comprender el mono por qué debe suf rir? Dent ro
de su medio ambiente no es capaz de seguir las ref lexiones del
hombre que lo incluye en sus experimentos. Pues no es admitido
al mundo humano, un mundo de sent idos y valores. No puede l
legar a el, no alcanza su dimensión: pero, ¿no debemos
considerar que el mundo humano es t ranscendido por un mundo
cuyo sent ido, un sent ido superior, le puede ser dado sol amente
por el dolor? Del mismo modo que un animal desde su entorno no
puede entender el mundo humano, el hombre t ampoco puede
aprehender el mundo superior, excepto por un int ento de
alcanzarlo, de present irlo por la fe. Un animal domest icado no
sabe las razones por la que el hombre lo usa ¿cómo puede saber
el hombre qué sent ido t rascendent e como t otalidad?
Inconscient e Espirit ual: símbolo del oj o en el punto ciego, punto donde el hombre
puede ver y descubrir el sent ido pero siempre guiado por la conciencia. El punto
ciego del oj o es la unión del derecho con izquierdo con el nervio óptico para
interiorizar la imagen implica "poder ver" poder ver un valor. (Ante el vacío
exist encial)
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mundo de t eist a y ateist a. Si de est e modo no int erpreta el
fenómeno de la fe, no como una fe en Dios, sino en el sent ido más
amplio de una fe en el sent ido, entonces es absol utamente legit imo
que se ocupe del fenómeno de la fe. Se at iene al parecer de Alber
Einst ein que dice que “ preguntar por el sent ido de la vida signif ica
ser religioso” .
El sent ido es una pared det rás de la cuál no podemos ret roceder y
que , simpl emente, t enemos que aceptar, est e sent ido últ imo
debemos aceptarlo, por que ya no podemos averiguar nada más allá
de el dado que al int entar responder al int errogante por el sent ido
de la exist encia, la exist encia del sent ido ya se presupone. En
resumen, la fe de hombre en un sent ido, es a la manera kant iana
una categoría t rascendent al. del mismo modo que sabemos desde
Kant que de alguna manera no t iene sent ido int errogarse sobre
categorías del espacio y t iempo, simpl emente por que no podemos
pensar, y por eso, t ampoco podemos preguntar sin presuponer el
espacio y el t iempo del mismo modo, la exist encia del hombre es
desde siempre un exist ir de acuerdo a un sent ido aunque sea
desconocido. Exist e algo como una premonición del sent ido, una
premonición y un present imiento del sent ido, t ambién subyace en la
base de la l lamada “ voluntad de sent ido” de la logoterapia. Si lo
quiere o no, si lo sabe o no, el hombre cree en un sent ido mientras
respira. Hast a el suicida cree en un sent ido, aunque no sea en el de
la vida del seguir viviendo, es al menos en el del morir. Si no
creyera en ningún sent ido, no podría mover ningún dedo y por eso
no podría proceder al suicidio” .
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