Etapas en el diseño de un plan de monitoreo

ambiental

Observación de anuros en un ambiente ripario.

Foto: Ing. Agr. Pablo Oliveri

La información obtenida a través del monitoreo forma parte de un proceso que

permite realizar los cambios en el manejo para que se ajuste a las necesidades.
El monitoreo se transforma así, en una herramienta de ayuda para la toma de
decisiones, pudiendo evaluar si el plan de manejo que se lleva a la práctica
cumple o no con los objetivos de producción y/o conservación propuestos.

1) Identificar el problema/oportunidad: Identificar los recursos de su

establecimiento y el de sus vecinos, tanto las condiciones económicas
como el estado de los recursos naturales. Puede salir y dar un largo paseo
por el campo con una hoja en donde tomar nota de las cosas que ve y de
las cosas que se le ocurren en ese momento, y si invita a otras personas
aumentará su capacidad de observación. Es muy importante tener en
cuenta que su campo no se encuentra aislado del mundo, sino que está
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 influenciado por otros campos lindantes y estos a su vez forman parte de
un paisaje. Las decisiones de unos afectan las acciones de los otros, por lo
que es importante en ciertos casos trabajar en forma integrada y
cooperativa.
2) Plantear el objetivo: Para definir los objetivos es importante tener en
cuenta no solo la rentabilidad del campo sino también aquellos atributos
del mismo que contribuyen a la salud ambiental. Plantear una o varias
preguntas que den cuenta de una situación actual que queremos resolver
o bien de un estado deseado al que queremos llegar. A partir de ello se
plantean los objetivos de manera que expresen claramente lo que
queremos lograr. Algunos objetivos podrían ser: mejorar la calidad del
suelo y agua, conservar la diversidad biológica, minimizar el impacto del
uso de fitosanitarios, etc..
3) Definir acciones de manejo: Para poder alcanzar los objetivos planteados
es necesario evaluar todas las posibles estrategias de manejo que se
podrían realizar. Luego es preciso definir cuales se realizarán
considerando todas las opciones, herramientas y recursos disponibles.
Las acciones de manejo podrían ser: implementar prácticas
conservacionistas, restaurar la flora de un borde de cultivo, incorporar
cultivos de servicios en las rotaciones, reducir el uso de fitosanitarios, etc.
4) Identificar los indicadores: Para medir el éxito del plan de manejo deberá
identificar los indicadores que mejor interpreten los cambios que va a
realizar. Un indicador debe ser práctico de medir, objetivo, relevante,
sensible a la información que brinde y la interpretación del mismo. Por
ejemplo, se puede medir: el porcentaje de materia orgánica del suelo, el
mantenimiento en el número de especies de invertebrados benéficos,
etc.

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5) Primer monitoreo: Realizar un primer monitoreo de los indicadores
definidos anteriormente permitirá establecer una línea de base, es decir
definir la situación actual del campo.

6) Realizar las acciones de manejo: Realizar las acciones de manejo definidas

anteriormente pueden requerir de un tiempo determinado. Es
importante considerar que los beneficios de adoptar un nuevo manejo
podrían expresarse con un retraso en el tiempo. Los cambios en el paisaje
ocurren lentamente, por lo tanto, requieren un planeamiento a largo
plazo, constancia y determinación.

7) Segundo monitoreo: El segundo monitoreo debería realizarse

considerando que los procesos biológicos se toman un tiempo para
expresarse en el ambiente. No hay que desanimarse si los resultados no
expresan claramente lo que uno quiso observar, quizás se requiera de un
tercer monitoreo.

8) Analizar los resultados y reevaluar el proceso: Comparar los resultados de

ambos monitoreos ayudará a analizar si algunas de las prácticas de
manejo conducen o no a los objetivos buscados. La revisión del proceso
realizado permitirá definir si se va a seguir con las acciones de manejo, si
se van a incorporar nuevas decisiones de manejo o si se va a replantear
nuevamente el objetivo del plan de monitoreo ambiental.